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Polticas de comunicacin en el capitalismo contemporneo

Susana Sel[coordinadora]

Polticas de comunicacin en el capitalismo contemporaneo / compilado por Susana Sel. - 1a ed. - Buenos Aires : Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales - CLACSO, 2010. 336 p. ; 23x16 cm. - (Grupos de trabajo de CLACSO) ISBN 978-987-1543-40-3 1. Comunicacin. 2. Polticas Pblicas. I. Sel, Susana, comp. CDD 302.2

Otros descriptores asignados por la Biblioteca virtual de CLACSO: Comunicacin / Medios de comunicacin de masas / Polticas pblicas / Capitalismo / TIC- Tecnologias de la informacin y comunicacin / Poltica de comunicacin / Legislacin / Amrica Latina

Coleccin Grupos de Trabajo

Polticas de comunicacin en el capitalismo contemporneoAmrica Latina y sus encrucijadasSusana Sel[coordinadora] Daniel Hernndez y Oliver Reina Marcos Dantas Martha Roldn Marco A. Gandsegui (hijo) Diego Segovia Glenn Postolsky Hernn Reyes Aguinaga Susana Sel Hlio Lemos Slha Francisco Sierra Caballero Daniela Monje Lzaro I. Rodrguez Oliva

Editor Responsable Emir Sader - Secretario Ejecutivo Coordinador Acadmico Pablo Gentili - Secretario Ejecutivo Adjunto Coleccin Grupos de Trabajo Director de la Coleccin Marcelo Langieri - Coordinador del Programa Grupos de Trabajo Asistentes del Programa Rodolfo Gmez, Pablo Vommaro y Mara Chaves rea de Produccin Editorial y Contenidos Web de CLACSO Responsable editorial Lucas Sablich Director de Arte Marcelo Giardino Resposanble de Contenidos Web Juan Acerbi Webmaster Sebastin Higa Logstica Silvio Nioi Varg Produccin Fluxus Estudio Arte de tapa Ignacio Solveyra Impresin CaRol-Go S.A. Primera edicin Polticas de comunicacin en el capitalismo contemporaneo. Amrica Latina y sus encrucijadas (Buenos Aires: CLACSO, junio de 2010) ISBN 978-987-1543-40-3 Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales Queda hecho el depsito que establece la Ley 11.723. CLACSO Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales - Conselho Latino-americano de Cincias Sociais Av. Callao 875 | Piso 4 G | C1023AAB Ciudad de Buenos Aires | Argentina Tel [54 11] 4811 6588 | Fax [54 11] 4812 8459 | |

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Este libro est disponible en texto completo en la Red de Bibliotecas Virtuales de CLACSO www.biblioteca.clacso.edu.ar No se permite la reproduccin total o parcial de este libro, ni su almacenamiento en un sistema informtico, ni su transmisin en cualquier forma o por cualquier medio electrnico, mecnico, fotocopia u otros mtodos, sin el permiso previo del editor.La responsabilidad por las opiniones expresadas en los libros, artculos, estudios y otras colaboraciones incumbe exclusivamente a los autores firmantes, y su publicacin no necesariamente refleja los puntos de vista de la Secretara Ejecutiva de CLACSO.

ndice

Presentacin

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Primera Parte Impacto de las polticas pblicas de comunicacin en VenezuelaElementos para la definicin de una Poltica de Informacin y Comunicacin de Estado. Daniel Hernndez y Oliver Reina

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Segunda Parte Capitalismo informacional y polticas mediticasConvergncia digital: entre os jardins murados e as praas pblicas Marcos Dantas Trabajo creativo y produccin de contenidos televisivos en el marco del capitalismo informacional contemporneo. Reflexiones sobre el caso argentino en los dos mil Martha Roldn Capitalismo y medios de comunicacin en Panam Marco A. Gandsegui (hijo) El oligopolio meditico y las polticas pblicas en Paraguay Diego Segovia

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Continuidades, desplazamientos y transformaciones en las Polticas de Comunicacin en Argentina Glenn Postolsky

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Tercera Parte Las confrontaciones por nuevas regulacionesPos-neoliberalismo y luchas por la hegemona en Ecuador: los entrecruces entre la poltica y la comunicacin Hernn Reyes Aguinaga Actores sociales y espacio pblico. Disputas por la Ley de Servicios de Comunicacin Audiovisual en Argentina Susana Sel A Conferncia Nacional de Comunicao: da liberdade de expresso censura meditica Hlio Lemos Slha

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Cuarta Parte Bloques regionalesCapitalismo Cognitivo y Sociedad de la Informacin. La deriva privatista de la UE Francisco Sierra Caballero La poltica ausente. El controversial diseo de polticas de radiodifusin en la unin regional MERCOSUR Daniela Monje Comunicacin mediatizada anticapitalista y polticas pblicas de cultura para la integracin: retos para un ALBA posible Lzaro I. Rodrguez Oliva

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AnexosI Declaracin de Caracas, GT. Junio de 2007 II Declaracin Carta de Quito. Amrica Latina en Movimiento, GT. Noviembre de 2008 III - Declaracin de Paraguay, GT. Abril de 2009 IV Declaracin del Frente Nacional de Resistencia Popular contra el golpe de estado en Honduras. Septiembre de 2009 323 325 331 333

PresentacinSusana Sel

EstE libro tiEnE lugar en medio de luchas por cambiar el modelo concentrado de la comunicacin en varios pases de amrica latina. la confrontacin poltica en tanto expresin de la lucha de clases marca esta etapa en la regin. En un contexto de crisis econmica, los procesos sociales muestran distintas alianzas de fracciones que se expresan en gobiernos que, aun en sus matices, se diferencian del proyecto neoliberal de los noventa. un proceso amenazado, entre otros, por el plan Colombia, las bases estadounidenses en Cuba y el golpe de estado en Honduras (2009). Desde el campo popular, la comunicacin comunitaria y alternativa que desde hace dcadas viene consolidndose, intenta extender no solo la palabra sino los lmites institucionalizados que se mantienen an en las democracias representativas de la regin y las leyes que los facilitan. los grupos concentrados, amparados en estas normativas, enarbolan las virtudes democrticas de la tecnologa y enmascaran sus intereses en las luchas por el control de los contenidos globales. El desplazamiento de la libertad de expresin ciudadana a la libertad de expresin comercial, puede leerse tambin como el desplazamiento de la esfera pblica puesta al servicio del mercado. una geopoltica, en

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Polticas de comunicacin en el capitalismo contemporneo

trminos de Mattelart (1998) hacia el Mercado global Democrtico1, que legitima la dependencia econmica, social y cultural. Polticas que en amrica latina se impusieron con estados cmplices, tanto a travs de las dictaduras militares de los aos setenta y ochenta como con las sucesivas democracias representativas de los noventa. los medios de comunicacin masivos juegan un rol determinante en la produccin de contenidos simblicos, pero tambin ocupan un lugar central en la estructura socioeconmica mundial, tanto por el volumen de capital movilizado por el sistema, como por ser el principal vector de articulacin del consumo en un volumen y ritmo de crecimiento indispensables para el funcionamiento del capitalismo informacional contemporneo. Es por esa complejidad de la temtica comunicacional que los abordajes tericos integran aspectos epistemolgicos y metodolgicos crticos de ciertos economicismos y consideran cuestiones ticas, morales y estticas del quehacer de los medios masivos. aspectos que se integran con enfoques de economa poltica de la informacin, de la comunicacin y la cultura en amrica latina, a fin de articular los grados de concentracin de los medios, los impactos tecnolgicos en la produccin de mensajes y las prcticas sociales. si el poder econmico construye un discurso meditico de ciudadana y democracia, las resistencias le dan un sentido comunitario y social al reutilizar las nuevas tecnologas de la informacin y la Comunicacin (tiC). Por ello, el espacio de la comunicacin mediatizada contempla buena parte de los campos de la poltica, de la cultura y de la economa hegemnicas, pero tambin el de las resistencias y de los movimientos sociales. En su llamamiento hacia otro modelo poltico y social, el Viii Encuentro Mundial de intelectuales y artistas en Defensa de la Humanidad expresa:Es urgente fortalecer espacios existentes y crear nuevos espacios de decisin con la participacin y movilizacin de los gobiernos, las instituciones intergubernamentales, los movimientos sociales y los intelectuales para impulsar salidas alternativas orientadas a un nuevo orden financiero y a una nueva economa. la crisis abre oportunidades para la construccin de alternativas. (Caracas, 2008)

De all la importancia de los avances en este nuevo siglo en la regin, los que desde las polticas pblicas de comunicacin, intentan retomar, en distintos matices, las Polticas nacionales de Comunicacin de los aos setenta, y establecen lmites a los grupos concentrados, incluyendo al campo comunitario y alternativo.1 Mattelart, armand 1998 La mundializacin de la comunicacin (barcelona: Paids).

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Presentacin

El libro contiene cuatro partes diferenciadas por los grados de avance de la problemtica en la regin. En la primera, se aborda el impacto de la aplicacin de polticas estatales en el proceso venezolano. En ese sentido, Daniel Hernndez y oliver reina analizan el impacto de la aplicacin de la ley de responsabilidad social en radio y televisin (ley rEsortE) aprobada por la asamblea nacional de la repblica bolivariana de Venezuela en 2004. los autores analizan crticamente la visin sesgada y fragmentada de la comunicacin asociada a la mediacin meditica, y esta a su vez como mercanca, no como una mediacin constitutiva de la condicin humana. En un profundo anlisis, incluyen los impactos de la produccin nacional independiente que habilit la nueva ley as como las dificultades de seguir profundizando formas comunicacionales propias que permitan construir nuevas polticas, a partir del declarado carcter socialista y marxista del proceso venezolano. En la segunda parte se incluyen cinco artculos, de los cuales dos plantean las reestructuraciones de los patrones de acumulacin en el capitalismo actual. El artculo de Marcos Dantas opone al simplismo de las explicaciones tecnolgicas, el avance de un nuevo modelo en el campo de las comunicaciones, que como resultado de la convergencia digital supera la antigua dicotoma entre telecomunicaciones y radiodifusin. El autor articula la convergencia tecnolgica con la concentracin meditica monoplica, a partir de las formas de integracin que garantizan el dominio del mercado. analiza tambin la nueva agenda de debate abierta en brasil con la Confecom, as como las limitaciones que le impone el mercado. Martha roldn coincide con el enfoque anterior respecto a la existencia de un nuevo patrn de acumulacin, si bien su desarrollo se centra en el modo en que la empresa meditica capitalista organiza el potencial creativo del trabajo humano con fines de valorizacin y acumulacin. aborda los mecanismos de apropiacin en pautas especficas de organizacin productiva y del trabajo, sus divisiones y economas de tiempo asociadas, en la rama televisiva de la industria cultural en argentina. al mismo tiempo revisa crticamente las concepciones de creatividad y desarrollo presentes en las legislaciones actuales a fin de aportar a una nueva agenda. los tres artculos restantes de esta segunda parte plantean las modalidades del capital contemporneo en el mapa meditico. Marco gandsegui reconoce dos vertientes en el anlisis de los medios de comunicacin en el capitalismo. una, ideolgica, que focaliza en los efectos de los medios para la hegemona (identidad, consumo), y la otra, que se centra en el anlisis del proceso de produccin,

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Polticas de comunicacin en el capitalismo contemporneo

situando a los medios de comunicacin en una posicin estratgica para acelerar la realizacin de la masa de mercancas mediante el acortamiento del periodo de su circulacin. En su artculo recorre las formas de articulacin de ambas vertientes en los medios de Panam, as como las dificultades de continuidad de medios alternativos. El artculo de Diego segovia aborda la estructura de propiedad de las empresas multinacionales de medios y su articulacin con el poder econmico. as, recorre los datos del mercado meditico de fusiones que crece dando lugar a su monopolizacin, y la forma en que esto se expresa en Paraguay. al mismo tiempo, analiza las polticas pblicas implementadas sobre todo a partir del cambio de gobierno de 2008, trazando un mapa tanto de la comunicacin hegemnica como de la comunitaria y alternativa, as como de la necesidad de aportes acadmicos a la problemtica. El trabajo de glenn Postolsky plantea un recorrido de las polticas pblicas en argentina, con eje en la estructura de propiedad de los medios. En ese sentido analiza la composicin y el origen del capital que marcaran a partir de 1995 un proceso de concentracin econmica acentuado por el ingreso de entidades financieras y operadores internacionales en el sector de las comunicaciones y las telecomunicaciones. analiza tambin el rol de los distintos gobiernos, as como los grados de conflictividad que llevaron a la sancin de una nueva ley en 2009. En la tercera parte se incluyen tres artculos que abordan los agentes de las confrontaciones por las nuevas regulaciones en la regin. El artculo de Hernn reyes plantea la conflictividad entre sectores mediticos concentrados y el actual gobierno en Ecuador, sobre todo desde el ao 2007, analizando la composicin y articulacin de intereses de los grupos mediticos y las formas de lucha por la hegemona con el oficialismo. El autor expone tambin las contradicciones centrales en el presente proceso de discusin pblica en la asamblea legislativa por la nueva ley de Comunicacin, en cuanto al control y la regulacin de la informacin, la democratizacin de la propiedad de los medios y el peso del estado en el escenario comunicacional. susana sel analiza la confrontacin en el debate de la sancionada ley 26.522 de servicios de Comunicacin audiovisual en argentina (2009), norma con un claro objetivo desmonopolizador. la confrontacin se da entre fuerzas sociales que expresan diversas relaciones de propiedad y fracciones de distintas clases sociales que se alan construyendo poder. Es el caso de la Coalicin por una radiodifusin Democrtica, integrada por ms de 300 organizaciones sociales, una experiencia que integra fracciones de clases con distintos intereses, pero enfrentados a los intereses monoplicos dominantes. El artculo de Hlio slha enfoca en el anlisis de los actores sociales y los medios de brasil, en la discusin de la regulacin del cam-

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Presentacin

po de la comunicacin de masas. ante la realizacin de la Conferencia nacional de Comunicacin (Confecom), que permiti visibilizar a otros actores y proyectos de la comunicacin, la ofensiva de los grupos propietarios se ha unificado en el rechazo a cualquier posibilidad de regulacin en el sector. las modalidades de confrontacin son analizadas teniendo en cuenta la estructura de propiedad de los medios y su relacin con el gobierno y los comunitarios. En la cuarta parte se incluyen tres artculos sobre las polticas pblicas de comunicacin en los bloques regionales. El artculo de Francisco sierra aborda el discurso de la unin Europea respecto de las posibilidades de las tecnologas de la informacin y la Comunicacin (tiC), que facilitaran el derecho al acceso y la representacin plural de identidades diversas. El autor demuestra las limitaciones de ese discurso comparado con las acciones concretas del bloque, que establecen su grado de dependencia de los intereses de las grandes redes corporativas de la industria cultural. a la vez analiza las posibilidades de las iniciativas comunitarias y nacionales, que reclaman una construccin comunicacional distinta. Daniela Monje analiza el tratamiento perifrico de la comunicacin audiovisual en los acuerdos de comercio e integracin del Mercosur, ya sean anexos, convenios paralelos o excepciones. Polticas que siguen favoreciendo al sector privado comercial, sin impacto de los cambios suscitados a partir del ao 2007 en las polticas nacionales de comunicacin de los cuatro pases miembros: brasil, argentina, uruguay y Paraguay. a travs de un anlisis comparativo de las legislaciones nacionales, y de la incidencia de la comunicacin comunitaria, la autora concluye que el Mercosur no integra sino por medio del mercado. El artculo de lzaro rodrguez se enfoca en las polticas del alba y en la preocupacin de este bloque de resignificacin crtica del sistema de dominacin mltiple que opera, entre otros modos, a travs de la exclusin social y la enajenacin meditico-cultural que paraliza el pensamiento crtico. El autor propone una sistematizacin de las prcticas comunicativas de los movimientos sociales y sus medios para socializar las alternativas a una opresin sostenida, y tambin una revisin del discurso sobre las alternativas, producido y canalizado, a veces, por los sectores progresistas en la geopoltica liberal. Por ltimo se incluyen como anexos cuatro declaraciones sobre comunicacin, de las cuales tres corresponden a este grupo de trabajo producidas durante sus encuentros en Caracas (2007), Quito (2008) y asuncin (2009), y la cuarta del Frente nacional de resistencia Popular contra el golpe de estado en Honduras (2009).

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Primera ParteImpacto de las polticas pblicas de comunicacin en Venezuela

Daniel Hernndez* Oliver Reina**

Elementos para la definicin de una poltica de informacin y comunicacin de Estado

Resumen

Este trabajo est presentado en dos partes. la primera ofrece una semblanza sobre algunos de los principales momentos polticos de la ltima dcada en Venezuela y sus implicaciones en materia de la comunicacin meditica, realizando un recorrido por los instrumentos legales previos y su comparacin con los aprobados en este periodo. En la segunda parte, se analizan los elementos que pueden conducir a un cambio sustantivo en la comunicacin, comprendida como la dimensin que permite el desarrollo social y la propia vida. al sumar la declaratoria sobre el carcter socialista y marxista del proceso venezolano, la comunicacin aumenta su importancia, en cuanto soporte de la articulacin social. Finalmente, se plantean espacios que requieren transformarse radicalmente para hacer posible un cambio en el sentido de la comunicacin humana y por tanto en las bases que permitan la real construccin de una Poltica de Comunicacin de Estado.* Filsofo. Economista. Doctor en Ciencia Poltica. Docente investigador de la universidad Central de Venezuela y de la universidad simn bolvar. investigador del Centro de investigaciones sociales Carlos Enrique Marx, CisCEM. socilogo. Magistrando de la universidad Central de Venezuela. investigador del Centro de investigaciones sociales Carlos Enrique Marx, CisCEM. Docente de la universidad Catlica santa rosa.

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En diciembre de 1998 Hugo Chvez result electo presidente de Venezuela con la oferta de convocar una asamblea nacional Constituyente (anC). al tomar posesin de su cargo, su primer decreto fue la convocatoria de dicha asamblea, la cual produjo una Constitucin nacional que fue aprobada mediante consulta popular por primera vez en la historia venezolana en diciembre de 1999. En el 2000 una ley Habilitante facult al presidente para emitir decretos con rango y valor de ley de las cuales dos, una referida a rescatar la industria petrolera prcticamente entregada a las grandes transnacionales petroleras como paso previo a su privatizacin, y otra referida a atacar el latifundio como forma de propiedad de la tierra, desataron abiertamente una confrontacin entre los sectores de poder tradicionales y las nuevas fuerzas sociales emergentes. Esta confrontacin tuvo su punto culminante durante abril de 2002 cuando un golpe de Estado derroc al presidente Chvez, reinstalado en su cargo 48 horas ms tarde por un poderoso movimiento cvico-militar. a esta intentona sigui un paro-sabotaje a la industria petrolera entre diciembre de 2002 y febrero de 2003, tambin con carcter insurreccional, finalmente derrotado por la movilizacin y organizacin popular. Desde entonces la confrontacin poltica como expresin de la lucha de clases ha marcado el devenir de la sociedad venezolana. El proyecto poltico de Chvez, que inicialmente tena una orientacin nacionalista y progresista dirigida a adecentar una democracia liberal representativa descompuesta, y que incluso estuvo coqueteando con una tercera va que diera un rostro humano al capitalismo, fue progresivamente radicalizndose en la medida en que la ofensiva oligrquica imperialista fue derrotada. El proyecto tom un carcter antiimperialista en febrero de 2004 y finalmente desemboc en un proyecto anticapitalista y socialista. Chvez, quien ha asumido la tarea de rescatar el pensamiento de bolvar como inspiracin poltica de las transformaciones sociales adelantadas, finalmente se ha declarado marxista, lo que da una perspectiva mucho ms profunda al planteamiento de construccin del socialismo. uno de los principales escenarios de la confrontacin ha sido el de los medios de comunicacin. De hecho, el golpe de Estado del 2002 tuvo un formato fundamentalmente meditico, con los medios actuando como comando operativo, tal como lo reconoci el principal cabecilla de los golpistas. Durante el paro-sabotaje, los principales canales de televisin privados suspendieron su programacin habitual y durante 63 das continuos transmitieron ms de 16.000 cuas polticas contra el gobierno, la mayora de las cuales, adems de su contenido abiertamente insurreccional hubieran hecho palidecer de

Introduccin

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Daniel Hernndez y Oliver Reina

envidia a goebbels, el tristemente celebre Ministro de Educacin y Propaganda de adolf Hitler. En diciembre de 2004 la asamblea nacional aprob la ley de responsabilidad social en radio y televisin (ley rEsortE), que vino a regular a este sector de una manera integral por primera vez desde que radio y televisin existen en Venezuela, es decir, despus de cerca de 80 aos de la primera y de 60 aos de la segunda, lo que dice a las claras muchas cosas, entre ellas el dominio de los propietarios de los medios en Venezuela, la impunidad con la que el sector ejerca su papel social y la pasividad cmplice del Estado ante estas situaciones. Pese a que dicha ley presenta mltiples limitaciones, derivadas de limitarse bsicamente a recoger la legislacin internacional sobre la libertad de expresin y a promover la democratizacin del espacio radioelctrico, ha sido duramente atacada por los propietarios de los medios y ha servido de base para el desarrollo de campaas mediticas a nivel internacional contra el gobierno venezolano, adems de numerosas denuncias acogidas con inusitada rapidez por la Comisin interamericana de Derechos Humanos sobre supuestas violaciones a la libertad de expresin. En este contexto histrico, esta presentacin hace referencia a los fundamentos constitucionales y la legislacin internacional sobre los cuales descansan los cambios que se han introducido en materia de comunicacin e informacin en Venezuela, sintetizados especialmente en la ley rEsortE, principal instrumento que regula la radio y la televisin en el pas y resea el conjunto de polticas pblicas que el Estado ha implementado para impulsar una genuina tarea de democratizacin de la informacin y la comunicacin. Este objetivo solo se ha logrado a medias pues la comunicacin y la informacin no son fenmenos que puedan aislarse del conjunto de las prcticas sociales y los valores que las sustentan. la sociedad venezolana libra una enconada lucha de clases que asume diversas formas en las que la vieja cultura sigue teniendo un peso determinante, pero a la vez los nuevos valores se abren paso paulatina aunque no armoniosamente. Por ello, se contina en una crisis histrica: ni lo viejo termina de morirse ni lo nuevo termina de consolidarse y esta situacin se expresa obviamente en el mbito de la comunicacin, donde existen importantes avances pero perduran tambin viejas prcticas liberal-burguesas. En una segunda parte, exploramos las estrategias que sera necesario seguir para profundizar los cambios en materia comunicacional. los problemas resultantes son de una extraordinaria complejidad y requieren asumirse de manera no solo integral sino colectiva. una nueva comunicacin solo ser posible si existen unas nuevas prcticas sociales y como consecuencia, unas nuevas prcticas lingsticas y una

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nueva escala de valores. requieren adems, un proceso de integracin de nuestros pueblos y gobiernos en el mbito cultural y comunicacional, lo cual tiende a ser relegado a un segundo plano dado el peso que sigue teniendo la problemtica econmica, o economicista para ser ms exactos. Finalmente sugerimos a manera de conclusiones un conjunto de medidas que permitiran profundizar los cambios que en materia comunicacional reclaman nuestros pueblos y sociedades.

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Entendemos por comunicacin, en su sentido ms amplio, el entretejido que surge de las relaciones entre comunicacin-informacin-educacin-cultura y sus recprocas relaciones, las cuales expresan a su vez el conjunto de prcticas, representaciones e imaginarios sociales. Por ello, una poltica de Estado, y ms de un Estado que se oriente hacia la construccin del socialismo, debe verlas de manera integral, sobre todo considerando que son aquellas las dimensiones que tienen una incidencia ms directa sobre la formacin de la conciencia y que los cambios en esta son el pivote sobre el que se gestan los cambios revolucionarios. Es obvio que las prcticas comunicacionales son incomprensibles si se desligan de las prcticas sociales, las representaciones y los imaginarios sociales, todos los cuales solo pueden descodificarse desde la comprensin de la escala de valores que las motivan. aqu nos tropezamos con una enorme dificultad: el discurso del poder constituido nos ha convencido que al hablar de comunicacin e informacin nos referimos necesariamente a medios, a la comunicacin como mediacin meditica, como mercanca, como negocio o como un asunto que se mide en su rentabilidad, y no como una mediacin constitutiva de la condicin humana. De igual manera, dentro de la fragmentacin propia del enfoque funcional-positivista, nos hemos acostumbrado a ver la informacin, la comunicacin, la educacin y la cultura como entidades separadas entre s y no como aspectos de una misma unidad y proceso. Este enfoque contribuye a ocultar que la comunicacin meditica subsume a la comunicacin humana y social, proceso de alienacin que nubla la conciencia social, expresada desde entre otras fuentes, la racionalidad mercantil, que se erige en la base de la racionalidad humana misma. Ya sobre ello nos adverta tempranamente Karl Marx:los hombres son los productores de sus representaciones, de sus ideas, etc., pero los hombres reales y actuantes, tal y como se hayan condicionados por un determinado desarrollo de sus fuerzas productivas y por el intercambio que a l corresponde, hasta llegar a sus formaciones ms amplias. La conciencia no puede ser nunca otra cosa que el ser

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Daniel Hernndez y Oliver Reinaconsciente, y el ser de los hombres es su proceso de vida. (Marx, 1979: 26) (nfasis propio).

En el campo de la comunicacin, esta es la consecuencia de que el proceso de valorizacin como condicin de acumulacin del capital subsuma el proceso de trabajo como condicin de vida del sujeto social, y as como este proceso se legitima mediante el salario y el carcter social del trabajo humano, en el mbito comunicacional se legitima tambin por el carcter social de la comunicacin bajo la argucia de que los medios facilitan el proceso de informacin, comunicacin y entretenimiento social cuando en verdad solo sirve a los procesos de acumulacin de capital de los propietarios mediticos y a su dominio poltico. Este proceso de alienacin, que constituye la cruzada ms intensa del envilecimiento de la conciencia social que conozca la historia, se hace de manera absolutamente impune y en nombre de las libertades civiles y polticas de los ciudadanos, especialmente en nombre de la libertad de expresin. Durante el dominio del neoliberalismo, esta situacin ha llegado a grados extremos dando lugar a una verdadera dictadura de los propietarios de los medios conocida como mediocracia. En la prctica, la mediocracia ha eliminado cualquier vestigio de legalidad y de tica, ha avasallado todo valor bajo la lgica mercantil de las ganancias, ha impuesto un poder omnmodo que adems de excluir cualquier grado de participacin del pueblo y aun de la sociedad, ha promovido patrones culturales degradantes y diversas formas abyectas de manipulacin poltica. Esta situacin es el resultado de que un monstruoso aparato meditico que tiene en su base a grandes monopolios globales que integran horizontal y verticalmente todo el mbito comunicacional (radio, televisin, video, cine, prensa, videojuegos, revistas, industria editorial, parques recreacionales, internet), movido en buena parte por la publicidad, se haya impuesto como un poder emergente al servicio del poder poltico tradicional. Por paradjico que parezca los grandes monopolios mediticos, asociados ntimamente al poder poltico constituido de las grandes potencias imperialistas, hacen valer su poder asumindose defensores de la libertad de expresin, cuando en verdad imponen a la sociedad nica y exclusivamente sus intereses. Prevalidos justamente de los medios para incidir en la llamada opinin pblica y de sus nexos con el poder poltico, tienen la capacidad de generar matrices culturales y de opinin en base a la manipulacin de la realidad social y a una legislacin internacional sobre derechos comunicacionales que data de la poca de la guerra fra, hecha a la medida de los intereses de las elites de los EEuu y de los propietarios

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de los grandes monopolios mediticos, quienes constantemente sacan provecho de esta situacin. Este ordenamiento jurdico es el que est en la base de la legislacin nacional sobre derechos comunicacionales aun en nuestro pas, que se plantea avanzar en la construccin del socialismo, con todas las limitaciones presentes. En efecto, la Constitucin de la repblica bolivariana de Venezuela establece una doctrina relativa a informacin, comunicacin, educacin y cultura, sistematizada en los artculos 57, 58, 60, 61, 78, 101, 108, 110 y 113, donde se establece claramente la libertad de expresin; el carcter libre y plural de la comunicacin; el derecho a la libertad de informacin sin censura previa y el derecho a rplica; el derecho preferente de los nios, nias y adolescentes a recibir una comunicacin e informacin adecuada a su formacin integral como sujetos plenos de derecho; la defensa de la honra y vida privada de todos los ciudadanos; el derecho a la libertad de conciencia, la libertad de emisin, circulacin y recepcin de la informacin cultural; el deber de los medios de comunicacin pblicos y privados de promover la formacin ciudadana; la circulacin de informacin y conocimiento de los valores culturales de la identidad nacional; el carcter de inters pblico de los servicios de informacin; y la prohibicin de monopolios, los cuales son considerados contrarios a los principios fundamentales de la Constitucin. Especial importancia tiene el mandato constitucional que ordena al Estado asumir la responsabilidad de garantizar servicios pblicos de cobertura universal en materia de radio, televisin y redes de informacin. El ordenamiento jurdico a nivel nacional est basado directamente en el ordenamiento jurdico internacional en materia de informacin y comunicacin, especialmente leyes y tratados que abordan la libertad de expresin y los derechos de la comunicacin que hayan sido suscritos por la repblica y que, por tanto, tienen carcter de leyes nacionales. Especialmente los artculos 12, 19 y 28 de la Declaracin universal de los Derechos Humanos, adoptada y proclamada por la resolucin de la asamblea general de las naciones unidas del 10 de diciembre de 1948; los principios generales de la Declaracin de los Derechos del nio, proclamada por la asamblea general de las naciones unidas en su resolucin 1386 del 20 de noviembre de 1959; los artculos 18 y 19 del Pacto internacional de Derechos Civiles y Polticos adoptado y abierto a la firma, ratificacin y adhesin por la asamblea general de las naciones unidas en su resolucin 2200a de 16 de diciembre de 1966; y los artculos 11, 13 y 18 de la Convencin americana sobre Derechos Humanos, suscrita en la Conferencia Especializada interamericana sobre Derechos Humanos realizada en

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san Jos, Costa rica en 1969, mejor conocida como Pacto de san Jos, entre otros convenios asumidos por la repblica, constituyen la base el ordenamiento jurdico interno. la ley rEsortE, base jurdica para el establecimiento de polticas pblicas en la materia, establece la prohibicin de cualquier tipo de censura previa y la asuncin de responsabilidades posteriores como formas de garantizar la libertad de expresin, aspectos que represent para el momento de su aprobacin una considerable evolucin legislativa, pues uno de los instrumentos del ordenamiento anterior, el reglamento de radiocomunicaciones del 1 de febrero de 1984, estableca lo siguiente: artculo 54: Deber obtenerse autorizacin previa del Ministerio del ramo o de la oficina o funcionario que este seale para efectuar las siguientes trasmisiones de carcter poltico: a) lecturas de resoluciones o programas emanados de organismos partidarios y plataformas electorales. b) anuncios de actos de carcter partidario o proselitista a realizarse por determinado partido, con indicaciones de fecha y hora, lugar y oradores que intervendrn. c) las conferencias, discursos, prdicas, escritos periodsticos y mensajes para pronunciarse ante el micrfono por su autor o por terceros y que tiendan a la exposicin doctrinal de ideas; y los textos de propaganda. Cuando tales trasmisiones no sean de las absolutamente prohibidas por el artculo anterior. artculo 55: a los efectos del permiso a que se refiere el artculo anterior, debern observarse los requisitos siguientes: a) El texto de lo que se va trasmitir debe ser presentado con 48 horas de anticipacin por persona autorizada y responsable. artculo 57: El Ejecutivo Federal se reserva la facultad de impedir o prohibir las polmicas por radio, de cualquier naturaleza que sean as como cualesquiera otras trasmisiones contrarias a los fines de la radiodifusin. la crudeza del planteamiento, que viola claramente la legislacin internacional en materia de libertad de expresin, hace innecesario cualquier comentario adicional. la ley rEsortE prev formas de organizacin de los usuarios con el objeto de promover y defender sus intereses y derechos comunicacionales en cuanto al uso de los contenidos de la radio y la televisin. Entre ellas, se han consolidado los Comits de usuarios, agrupaciones ciudadanas que tienen la potestad legal de: 1. 2. obtener de los prestadores de servicios de radio y televisin, previa a su difusin, informacin acerca de los programas e infocomerciales, en los trminos que establezca la ley. Dirigir solicitudes, quejas o reclamos vinculados con los objetivos generales de esta ley, a los prestadores de servicios de radio y te-

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levisin, y que los mismos sean recibidos y respondidos dentro de los quince das hbiles siguientes a su presentacin. Promover y defender los derechos e intereses comunicacionales, de forma individual, colectiva o difusa ante las instancias administrativas correspondientes. acceder a los registros de los mensajes difundidos a travs de los servicios de radio y televisin, que lleva la Comisin nacional de telecomunicaciones, de acuerdo con la ley. Participar en el proceso de formulacin, ejecucin y evaluacin de polticas pblicas destinadas a la educacin para la percepcin crtica de los mensajes difundidos por los servicios de radio y televisin. Participar en las consultas pblicas para la elaboracin de los instrumentos normativos sobre las materias previstas en esta ley. Presentar proyectos sobre la educacin para la percepcin crtica de los mensajes o de investigacin relacionada con la comunicacin y difusin de mensajes a travs de los servicios de radio y televisin, y obtener financiamiento de acuerdo con la ley. acceder a espacios gratuitos en los servicios de radio, televisin y difusin por suscripcin, de conformidad con la ley. Promover espacios de dilogo e intercambio entre los prestadores de servicios de radio y televisin, el Estado y los usuarios y usuarias.

la ley rEsortE establece la figura de los productores nacionales independientes (Pni), quienes tienen la potestad de realizar producciones de radio y televisin que ocuparn un lugar preferencial en los contenidos transmitidos, a los fines de fortalecer la produccin nacional en general, democratizar la produccin de mensajes y abrir espacios a nuevos productores que diversifiquen el uso del espectro radioelctrico, evitando adems la creacin de monopolios de Pni, ya que cada uno podr ocupar un mximo de espacio al aire y no tener vinculacin con las personas jurdicas o naturales que integren el medio radioelctrico donde dicho mensaje se presente. la organizacin del tiempo al aire y el espacio es regulada por una Comisin de Programacin de televisin, que est conformada por cuatro representantes: uno del organismo rector de las comunicaciones por el Poder Ejecutivo (que lo presidir), uno de los prestadores de servicios, uno de los Productores nacionales independientes y finalmente uno de los Comits de usuarios. a la luz de la ley rEsortE, el Estado ha promovido el desarrollo de un importante sector de Pni, tal como se detalla en el siguiente cuadro:

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Daniel Hernndez y Oliver ReinaCuadro 1 Productores Nacionales Independientes por tipo de medio a noviembre de 2009Totales por tipo de medio Radio y televisin Radio Televisin Totales Cantidad 9.956 7.240 1.431 18.627 Porcentaje 53.45% 38.87% 7.68% 100%

Fuente: Ministerio del Poder Popular de la Comunicacin y la Informacin (noviembre de 2009).

Estos Pni se encuentran nacionalmente distribuidos de la siguiente forma:Grfico 1 Distribucin Nacional de los Productores Nacionales Independientes (personas naturales) por estado.

PNI naturales por Estado

Amazonas Anzotegui Apure Aragua Barinas Bolivar Carabobo Cojedes D Amacuro Falcn Gurico Lara Mrida Miranda Monagas Nva Esparta Portuguesa Sucre Tchira Trujillo Vargas Yaracuy Zulia

Total PNI naturales 17.322

Fuente: Ministerio del Poder Popular de la Comunicacin y la Informacin (noviembre de 2009).

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Polticas de comunicacin en el capitalismo contemporneoGrfico 2 Distribucin Nacional de los Productores Nacionales Independientes (personas jurdicas) por estado.

PNI jurdicos por Estado

Amazonas Anzotegui Apure Aragua Barinas Bolivar Carabobo Cojedes D Amacuro Falcn Gurico Lara Mrida Miranda Monagas Nva Esparta Portuguesa Sucre Tchira Trujillo Vargas Yaracuy Zulia

PNI sin Estado 93

Total PNI Jurdicos 1.305

Fuente: Ministerio del Poder Popular de la Comunicacin y la Informacin (noviembre de 2009).

Conjuntamente con la ley rEsortE existen otros instrumentos legales que complementan la legislacin sobre comunicacin, tales como la ley orgnica de telecomunicaciones (2000), la ley orgnica para la Proteccin de nios, nias y adolescentes (2000), el reglamento de radiodifusin sonora y televisin abierta Comunitarias de servicio Pblico, sin fines de lucro (2002), la ley de Proteccin de nios, nias y adolescentes en salas de uso de internet, Vdeo Juegos y otros Multimedia (2006), la ley orgnica de Educacin (2009) y la ley para la Prohibicin de Videojuegos y Juguetes blicos (2009)1.1 Para un examen detallado de las leyes recomendamos consultar el buscador de la asamblea nacional de Venezuela, en el enlace .

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Daniel Hernndez y Oliver Reina

Cada una de estas iniciativas legales ha representado avances en la promocin de una comunicacin en la que el inters central est ubicado en los sujetos que usan las herramientas tecnolgicas, en la promocin de su desarrollo integral y en la incorporacin de estas a procesos sociales articuladas a las actividades de desarrollo contemplados en el Plan nacional de Desarrollo simn bolvar, tambin denominado Primer Plan socialista de la nacin. no debemos detenernos en la consideracin de que la existencia de estos instrumentos legales genere por s misma un cambio en la conciencia social y particular, as como en las prcticas de los distintos sujetos. Creer ello conduce a una peligrosa trampa que fetichiza las leyes y puede desmovilizar las voluntades. sin embargo, el proceso que se construye en Venezuela tiene entre sus principales atributos la prctica de la democracia directa y protagnica, consagrada como un derecho en la Constitucin bolivariana de 1999 y que se ejerce a travs de una participacin directa de los ciudadanos en las discusiones, implementacin y seguimiento de las leyes. la democratizacin del espectro radioelctrico plasmado en la ampliacin de los espacios ocupados por los medios de comunicacin comunitarios, tiene alta importancia en este proceso. Ejemplos de la diversificacin de estos espacios a travs de la apertura al sector de las radios y televisoras comunitarias, sin menoscabo de un crecimiento del sector privado de las comunicaciones, se muestran a continuacin:Cuadro 2 Concesiones de radiodifusin sonora en Frecuencia Modulada a noviembre de 2009Concesiones otorgadas Concesiones FM Comerciales Concesiones FM Pblicas Concesiones FM Comunitarias TOTAL Hasta 1998 291 9 0 300 Entre 1999 y 2008 181 70 243 394 TOTAL 472 79 243 794

Fuente: Ministerio del Poder Popular de la Comunicacin y la Informacin (Noviembre 2009)

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Polticas de comunicacin en el capitalismo contemporneoGrfico 3 Concesiones de radiodifusin sonora en Frecuencia Modulada a noviembre de 2009900 80030,6%

700 600 500 400 300 200 100 0 Hasta 1998 243 93% 97% 49,2%

243 7910%

Concesiones FM comunitarias Concesiones FM Pblicas Concesiones FM Comerciales

70 181

14,2%

472

59,4%

291

36,6%

Entre 1999 y 2008

Total

Fuente: Ministerio del Poder Popular de la Comunicacin y la Informacin (noviembre de 2009).

Cuadro 3 Concesiones de televisin abierta a noviembre de 2009Concesiones otorgadas Concesiones TV Comerciales Concesiones TV del Estado Concesiones TV Comunitarias TOTAL Hasta 1998 29 2 0 31 Entre 1999 y 2008 38 4 37 79 TOTAL 65* 6 37 108

* CMT fue adquirida por TELESUR. La concesin a RCTV no fue renovada Fuentes: Comisin Nacional de Telecomunicaciones, noviembre 2009 y Ministerio del Poder Popular de la Comunicacin y la Informacin (Noviembre 2009).

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Daniel Hernndez y Oliver ReinaGrfico 4 Concesiones de televisin abierta a noviembre de 2009120 100 243 8046,9% 34,3%

Concesiones TV comunitarias5,5%

79

60 40 20 0 Hasta 1998

243 706,5% 5%

Concesiones TV Pblicas 472 60,2% Concesiones TV Comerciales

9

291

93,5%

18148,1%

Entre 1999 y 2008

Total

Fuente: Ministerio del Poder Popular de la Comunicacin y la Informacin (noviembre de 2009)

Para fortalecer esta poltica de ampliacin de la participacin en el espectro radioelctrico, desde el Estado se ha propuesto la construccin de un sistema nacional de Medios Pblicos Venezolana de Televisin (VTV), Fundacin Televisora de la Asamblea Nacional (ANTV), ViVe TV, Televisora Venezolana Social (TVES), TeleSUR, VILA TV, Radio Nacional de Venezuela (RNV), Circuito Radial YVKE Mundial, Radio del Sur, canales todos que buscan ampliar la presencia del Estado y su voz en todo el pas. Pero la ampliacin de espacios para la participacin no es por s sola condicin suficiente para garantizar un cambio en las prcticas mediticas. Ello debe ir acompaado de polticas implementadas en el espacio prctico. En la construccin de estos espacios y superando el estancamiento en lo meramente legal, el Estado debe facilitar las condiciones no solo para permitir sino para optimizar el funcionamiento de estos medios, a travs de capacitacin, dotacin de equipos y mejoramiento de infraestructura, como contribuciones a la verdadera posibilidad de diversificar los discursos mediticos. no debemos correr el riesgo de cometer otra equivocacin al creer que contar con herramientas, canales y espacios se cambia la conciencia. se debe trabajar para que da a da se construyan nuevas prcticas comunicativas y se profundice en el desarrollo de una conciencia

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Polticas de comunicacin en el capitalismo contemporneo

autnoma y crtica, consustanciada con el desarrollo integral de los sujetos sociales y su vinculacin con el desarrollo desde la dimensin nacional, pasando por las instancias regionales y municipales, hasta los niveles comunales, a los fines de consolidar la construccin del poder popular. al mismo nivel opera la lgica para la que las leyes por s solas bastan para generar cambios sociales. sin duda tras estas ideas se oculta un pensamiento en el mejor de los casos reformista y en peor de ellos retrgrado, que lejos de promover cambios sociales y contribuir a la construccin de una nueva democracia verdaderamente protagnica, hecha accin y no solo palabra, que inclusive trascienda los espacios de la institucionalidad, hasta llegar incluso a plantearse la construccin de nuevas dinmicas y hasta una nueva institucionalidad, orientada por el carcter republicano de la democracia. a la luz de la experiencia anterior es necesario sealar que hasta ahora los cambios en materia comunicacional, pese a ser un escenario principal de la lucha de clases, se han realizado fundamentalmente dentro de una concepcin liberal burguesa. Esto no constituye necesariamente un error sino ms bien una condicin histrica. sucede como en muchas otras materias, que la burguesa traicion muchos de sus postulados y obliga a que la revolucin los asuma como parte del programa revolucionario. En este sentido, para el momento de la aprobacin de la ley rEsortE, ella signific un importante paso adelante en la democratizacin de la comunicacin y del espacio radioelctrico. Pero el giro hacia el socialismo de la revolucin bolivariana reclama que el problema de la libertad de expresin y los derechos comunicacionales asuman otra perspectiva. la experiencia est demostrando que son importantes los esfuerzos por democratizar la comunicacin y el espacio radioelctrico, el impulso de nuevos productores, la constitucin de un sistema de medios de carcter pblico, la organizacin de los usuarios, la mejora en la calidad de la produccin, entre otros elementos. Pero avanzar en direccin a construir el socialismo implica necesariamente superar los lmites que impone el credo liberal a los derechos comunicacionales. Medidas como la democratizacin del espectro radioelctrico en beneficio de emisoras de carcter comunitario, han cumplido el objetivo de abrir espacios a nuevos actores y reducido la hegemona de quienes por ms de medio siglo dispusieron del espacio radioelctrico como patrimonio privado. as mismo, el impulso de nuevos productores independientes, ms all de la capacidad de los viejos actores de camuflarse para seguir ejerciendo su hegemona a la vez de reci-

II

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Daniel Hernndez y Oliver Reina

bir beneficios de las polticas estatales, ha permitido la formacin de nuevas generaciones de creadores. De igual manera la creacin de un sistema nacional de medios pblicos he permitido avanzar en la tarea de crear una visin distinta de la sociedad venezolana y un enfoque ms crtico y alternativo de lo que sucede en el mundo, develando la manipulacin meditica de las grandes corporaciones al servicio de la dominacin global, que funcionan fundamentalmente sobre una base pulsional y bajo la premisa de la manipulacin de los deseos:[] un dispositivo seductor destinado, obviamente a seducir y, por ello, situado al margen de todo mecanismo cognitivo, como la conviccin, por ejemplo [] sus herramientas bsicas son las imgenes en su componente delirante, y su trabajo consiste en la puesta en escena del objeto del deseo es preciso no olvidar que este objeto es puramente imaginario, su puesta en escena debe ser pues, alucinatoria, delirante. (gonzlez y ortiz, 1999: 18-19)

as, debe fortalecerse la conciencia sobre estos mecanismos manipuladores a fin que se correspondan con las necesidades y la dinmica de los cambios sociales. recordemos que plantearse la construccin del socialismo crea retos trascendentales, uno de los cuales es superar el carcter meditico de la sociedad actual. En efecto, es un hecho aceptado por todos que en la configuracin de la realidad social juega un papel fundamental en la dimensin meditica. El desarrollo de las tecnologas de informacin y Comunicacin y sus usos en funcin de la acumulacin del capital, la manipulacin cultural y la opresin poltica por grandes corporaciones mediticas, ha venido a agravar la disociacin entre una realidad social cada vez ms degradante y un imaginario social que crea la ficcin de la posibilidad de trascender dicha condicin social mediante las prcticas sociales propias del capital como la lucha individual egosta y posesiva, la competencia, golpes de suerte, la subordinacin al poder constituido, la corrupcin y la violencia pero nunca plantendose una crtica radical de la sociedad del capital y menos aun, construyendo una sociedad socialista. la ideologa burguesa, operando sobre una realidad social y una conciencia macerada por centurias, ha llegado a producir una sociedad delirante en la que el dominado ha interiorizado su condicin de dominado, asumiendo como propios los tabes y horrores de la ideologa burguesa, y ms preocupante aun, sus cdigos y lenguaje. Como sabemos:las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada poca; o, dicho en otros trminos, la clase que ejerce el poder material

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Polticas de comunicacin en el capitalismo contemporneodominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante. la clase que tiene a su disposicin los medios para la produccin material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la produccin espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por trmino medio, las ideas de quienes carecen de medios necesarios para producir espiritualmente. las ideas dominantes no son otra cosa que la expresin ideal de las relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones materiales dominantes concebidas como ideas; por tanto, las relaciones que nacen de una determinada clase, la clase dominante son tambin las que confieren el papel dominante a sus ideas. (Marx, 1979: 50-51) (nfasis propio).

Esta imposicin de las ideas trae como consecuencia que la barbarie que advirti con lucidez rosa luxemburgo a comienzos del siglo pasado, haya terminado por imponerse en los tiempos actuales. Este, que es un problema cardinal, no se puede superar solo anteponiendo discursivamente el socialismo al capitalismo. El problema es mucho ms complejo. si bien es cierto que el socialismo ha de construirse desde la decadencia del capitalismo, no menos cierto es que no se trata de modificar el capitalismo. no se trata de transferir el poder sino de crear un nuevo poder; no se trata de tomar control del viejo aparato del Estado sino de destruirlo para construir uno nuevo, el Estado comunal y socialista; no se trata de modificar la sociedad del capital en tal o cual aspecto sino de crear otra radicalmente nueva; no se trata de cambios efectistas en la produccin de nuevos programas sino del cambio radical de la lgica de la comunicacin que requiere un nuevo lenguaje, y nuevas narrativas, poesas, estticas y ldicas. En otras palabras, para cambiar la comunicacin es necesario cambiar simultneamente las prcticas sociales y los valores que sustentan la sociedad. En este sentido, es necesario crear otras relaciones sociales, otra comunicacin (otros lenguajes) y otros valores interrelacionados armoniosa y coherentemente. no debemos olvidar lo que en tal sentido nos advierte el propio Marx:El lenguaje es tan viejo como la conciencia: el lenguaje es la conciencia prctica, la conciencia real que existe tambin para los otros hombres y que, por tanto, comienza a existir tambin para m mismo; y el lenguaje nace, como la conciencia, de la necesidad, de los apremios del intercambio con los dems hombres [] La conciencia, por tanto, es ya de antemano un producto social, y lo seguir siendo mientras existan seres humanos. la conciencia es, ante todo, naturalmente, conciencia del mundo inmediato y sensible que nos rodea y conciencia de los nexos limitados con otras personas y cosas, fuera del individuo conciente de s mismo; y es, al mismo tiempo, conciencia de la naturaleza. (Marx, 1979: 31) (nfasis propio).

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Daniel Hernndez y Oliver Reina

Justamente este es uno de los grandes problemas de la sociedad burguesa: la comunicacin, es decir, las prcticas lingsticas y discursivas tienden a ser independientes de la vida cotidiana como consecuencia de los procesos de alienacin propios del capitalismo, plasmados entre otras dimensiones, en el lenguaje. la comunicacin y la informacin dentro del capitalismo son potentes flujos ideolgicos en el mejor sentido denunciado por Marx: flujos de falsa conciencia. una falsa conciencia necesaria para ocultar la creciente degradacin no solo de la vida humana sino de toda forma de vida en el planeta y para crear la ficcin de que es posible socialmente salir de este estado de cosas mediante el esfuerzo individual o, lo que es peor, reafirmando los valores del capital. Este es uno de los problemas centrales que enfrenta la construccin del socialismo en el mbito de la construccin de la conciencia social: creer que se puede, a la usanza del discurso burgus, cambiar discursivamente la realidad social sin cambiar las prcticas sociales y los valores que las sustentan. Es verdad que existe una relacin dialctica entre prcticas sociales, prcticas comunicacionales y valores, y que las prcticas discursivas pueden incidir en las prcticas sociales y los valores. Pero el factor determinante son las prcticas sociales, que en ltima instancia, validan los discursos. Marx sigue teniendo razn:El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema terico, sino un problema prctico. Es en la prctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el podero, la terrenalidad de su pensamiento.

se trata ni ms ni menos de reintegrar en una unidad armoniosa el hacer, el decir, el sentir y el pensar. un problema colosal considerando la fragmentacin y escisin del sujeto social que ha producido el capitalismo, que requiere nuevas epistemologas, ticas y estticas. Por debajo de este problema aparentemente personal del sujeto social, por el cual dice una cosa, se siente otra, se hace una tercera y se piensa aun otra distinta, se oculta un problema central en el funcionamiento del capitalismo: la disociacin entre el pensamiento y el lenguaje y entre estos y las prcticas sociales. De all justamente la falsa conciencia. los lenguajes y discursos dominantes, entre otros el lenguaje y el discurso poltico burgus, el discurso informativo, publicitario e incluso cientificista, son discursos auto-referentes que encierran en s mismos un contenido propio desligado de la vida social real. En la sociedad del capital el aparato meditico tiene por objetivo crear un imaginario donde el sentido de la vida no es la realizacin plena de los valores ms nobles del sujeto social en comunidad, sino

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Polticas de comunicacin en el capitalismo contemporneo

el placer posible mediante el consumismo que est al alcance de la mano, generalmente mediante la violencia, y que oculta la degradacin de la realidad social de la miseria. los lenguajes y discursos dominantes han terminado por crear un mundo apartado de la vida real, un mundo imaginario que forman por s mismos un reino aparte, un mundo de ficcin en el que estos diversos lenguajes han creado un pensamiento que no expresan la vida real, ni la explotacin ni la dominacin y por supuesto tampoco los intereses del sujeto social dominado. El lenguaje y el pensamiento del oprimido, que determina tambin de manera determinante sus prcticas sociales, lo lleva a asumir como propias las lgicas de sus verdugos de clase, impidindole tomar conciencia del origen verdadero de su condicin real de miseria. si el sujeto social reproduce su vida mediante el trabajo que produce objetos (mercancas dentro del capital) y tambin mediante el trabajo lingstico que produce el lenguaje y con l, el pensamiento, y si el producto de su trabajo es expropiado, es apenas lgico que sus lenguajes y los sentidos de los mismos tambin le sean expropiados. nos encontramos as, no solo frente a la enajenacin del trabajo sino tambin frente a la enajenacin y alienacin de la conciencia social, pues a pesar de que esta es construida por el sujeto social, lo es a travs de cdigos lingsticos prefabricados que, obedeciendo generalmente a los intereses mercantiles y polticos del poder burgus, resultan extraos a su propio inters y le impiden apropiarse crticamente de su propia subjetividad. En efecto:Dado el control que las clases dominantes ejercen sobre los cdigos, sobre los canales de comunicacin y sobre las modalidades de descodificacin e interpretacin del mensaje, el sujeto hablante sigue lenguajes prefabricados, logotcnicas; se encuentra en la situacin de ser hablado por sus propias palabras, de ser portavoz de una totalizacin de la realidad que l no ha realizado, cuyo fin y cuya funcin no comprende. (Ponzio, 1973: 240) (nfasis propio).

En trminos generales, esta situacin es producto de la enajenacin del trabajo, de la enajenacin del lenguaje, de la escisin del hombre de su condicin social y colectiva convertido en un hombre egosta, aislado y contrapuesto a su comunidad y de la ficcin del despliegue poltico y ciudadano de tal hombre egosta, en el sentido del ejercicio de sus derechos y responsabilidades pblicas. Esta situacin, que ha macerado por largo tiempo el carcter del sujeto social del capitalismo, incide negativamente en el proceso de transformacin de la actual sociedad y los cambios en la comunicacin. Por ejemplo, sigue existiendo la tendencia a la ruptura entre el discurso y las prcticas

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Daniel Hernndez y Oliver Reina

sociales, con lo que el discurso poltico aun aquel que se dice revolucionario sigue siendo auto-referente, lo que da paso a la tendencia de creer que efectivamente se forja la conciencia revolucionaria mediante una utilizacin intensiva del aparato meditico al cual se le exige ms de lo que pueda dar, incluso en detrimento del trabajo de organizacin y de la construccin de nuevas relaciones sociales y de genuinos espacios de comunicacin, y no pocos creen que la formacin de la conciencia es una funcin de la radicalidad del discurso o la novedad del mensaje. Por otra parte se contina haciendo radio y televisin con la misma racionalidad del aparato meditico incluso con la fragmentacin propia del discurso televisivo burgus, y no pocas emisoras comunitarias tienden a copiar en el espacio local el mismo modelo de los grandes circuitos de radio y televisin comercial. as mismo, y esto es crucial, tiende a seguir valorndose como principal la comunicacin meditica antes que la comunicacin humana, pues en definitiva, se sigue creyendo que es posible avanzar en la construccin del socialismo sin avanzar en la recomposicin armoniosa de la subjetividad del sujeto social y en la recomposicin de su carcter social y comunitario, as como tambin se tiende a creer que esta recomposicin es posible al margen de cambios sustantivos en las prcticas sociales y la escala de valores de la sociedad, como consecuencia de cambios en las relaciones sociales de produccin y las formas de propiedad, conducente a transformaciones sustantivas en la concienciacin de la soberana e independencia de la nacin o la solidaridad, integracin y unidad de nuestros pueblos. El desarrollo de nuevas polticas pblicas de comunicacin en una fase de transicin al socialismo como la que vive la sociedad venezolana, est muy vinculada al hecho poltico y especialmente a la comprensin del carcter de la Democracia republicana bolivariana como germen de la democracia socialista, pues en ella est la clave para refundar el espacio pblico como un espacio comunitario, incluyente, plural y al servicio del bienestar colectivo. solo en un espacio pblico de esta naturaleza, complementario y no antagnico del espacio privado, es posible la recuperacin de la comunicacin humana, entendiendo que es ella y su soporte en la palabra articulada la base para la construccin de la realidad. al respecto nos dice Voloshinov:toda la realidad de la palabra se disuelve por completo en su funcin de ser signo [] la palabra es el medio ms puro y genuino de la comunicacin social [] porque penetra prcticamente en cuanta interaccin e interrelacin se lleve a cabo entre los hombres: en la cooperacin en el trabajo, en los eventuales roces cotidianos, en las relaciones polticas, etc. En la palabra se ponen en funcionamiento los innumerables

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Polticas de comunicacin en el capitalismo contemporneohilos ideolgicos que traspasan todas las zonas de la comunicacin social. (Voloshinov, 1992: 37 y 43)

a su vez, esta palabra humana al proyectarse permite la recuperacin de espacios comunitarios de encuentros para recuperar la comunicacin a travs del reconocimiento solidario de las vivencias humanas y la transformacin de la vida desde la resolucin colectiva y solidaria de las necesidades, amn de la construccin de un sentido trascendente de la vida y la sociedad. solo en una sociedad con objetivos y valores trascendentes, donde prevalezca el inters colectivo sin desconocimiento de los espacios e intereses individuales no egostas ni contrapuestos al bien comn como es la sociedad socialista, es posible lograr que la comunicacin meditica est al servicio de la comunicacin humana y sea compatible con esta. En otras palabras, solo una sociedad que asume la poltica y la democracia como cultura, como sentido de la vida en comunidad, como participacin en el debate y la toma de decisiones para la organizacin de la vida cotidiana a travs de la solidaridad, puede crear el marco para recuperar el carcter humano de la comunicacin. un claro Pasquali nos sealaba ello:Desde el primer episodio mtico de convivencia a hoy, la actualizacin del potencial social del hombre ha dependido siempre de su propia capacidad de comunicarse y de los concretos poderes humanos que controlaban los medios; nunca de los medios en s. lo que en realidad sucede es otra cosa: la racionalidad propia de los medios es instrumentada por el poder como racionalidad del dominio [] del sector de comunicaciones, que hoy ejerce su poder global sobre el conjunto de la difusin, divulgacin y diseminacin de mensajes, modelos, conocimientos y valores [] [como] la nueva encarnacin de la autoridad, del poder poltico, cientfico y tecnolgico. (Pasquali, 1970: 12-24) (nfasis propio).

no se puede seguir entendiendo la comunicacin como un problema solamente meditico ni la poltica como un hecho episdico, como un hecho electoral o como el objeto de un abstracto espacio pblico. Menos aun, como un asunto de especialistas que se maneja instrumentalmente, es decir, como una razn vaciada de sentido humanista. Estas son algunas de las formas en que se reproduce el poder constituido, mediante creencias ideolgicas y valores deshumanizados. Muy contrariamente al sentido comn, la ideologa, el sentido de la vida, no se forma precisamente en el espacio pblico ni a travs de la actividad poltica propiamente dicha. se forma en el espacio ms profundo de la vida cotidiana, a travs de las creencias y sobre todo a travs de los valores que se fomentan en el supuestamente autnomo

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Daniel Hernndez y Oliver Reina

espacio privado el de la familia, del amor, del juego, del tiempo libre, del descanso. Este espacio privado est invadido por los medios de comunicacin que, aunque operan aparentemente de manera inocua, actan de manera desptica imponiendo una escala de valores mercantiles que deshumanizan al sujeto social, promueven el individualismo y siembran valores que contravienen el fortalecimiento de la condicin humana y solidaria. la directriz de avanzar en la construccin de las comunas socialistas, de la formacin de los frentes sociales (Frente socialista de trabajadores, Frente bicentenario de la Juventud, Frente de Comunicadores socialistas, Frente de Mujeres socialistas y otros ms), el fortalecimiento de las Misiones nacionales, del Poder Popular y las medidas que ha venido tomando el Estado en direccin a la construccin del socialismo (nacionalizacin de sectores de la banca comercial, expropiacin de cadenas monoplicas de comercializacin a favor de un uso social, negativa a aceptar las violaciones a la ley rEsortE, entre otras), crea los espacios necesarios para la construccin de nuevas relaciones sociales, nuevas formas de produccin, nuevos valores y nuevas formas de confrontacin y lucha poltica y terica en las que puede verse con claridad que los cambios realizados hasta ahora en materia comunicacional, educativa y cultural son insuficientes frente a las exigencias del momento actual y dice a las claras de la necesidad de profundizar las transformaciones institucionales, legales pero principalmente de la conciencia particular y social para poder avanzar hacia el socialismo. la agudizacin de la lucha poltica y el proceso de decantacin de las corrientes ponen sobre el tapete nuevos requerimientos y crean un marco favorable para nuevas definiciones en materia comunicacional. En esta direccin, el balance de las polticas de informacin y comunicacin desarrolladas durante los gobiernos de la democracia representativa y especialmente durante el gobierno de democracia participativa; el estudio comparado del carcter de la legislacin vigente sobre radio y televisin a nivel mundial, de amrica latina y muy particularmente de los pases de la alba; la evaluacin constante de la naturaleza de la radio y la televisin producida desde los medios gubernamentales durante el gobierno de Chvez, as como la experiencia de los medios de comunicacin alternativos y comunitarios y el grado de participacin ciudadana en el mbito de la informacin y la comunicacin, son elementos de fundamental anlisis, que aportan nuevas enseanzas para la definicin y el diseo de una poltica de informacin y comunicacin del Estado en esta fase de transicin. tratndose de un proceso indito, el anlisis de la experiencia puede ser la clave para encontrar la solucin a muchos de los problemas planteados.

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Polticas de comunicacin en el capitalismo contemporneo

En todo caso, las polticas pblicas de comunicacin en este periodo pasan entre otros requerimientos por la elaboracin de una teora crtica de la comunicacin dirigida a dilucidar los procesos de formacin de la conciencia en la sociedad actual y a confrontar los procesos su alienacin; por una nueva fundamentacin jurdica de los derechos de la comunicacin que supere el paradigma liberal y neoliberal; por la formulacin de una nueva doctrina de la libertad de expresin; por un cambio radical en los programas de enseanza e investigacin de la comunicacin, entre otros factores. Pero esto ser motivo de otra presentacin.

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Segunda ParteCapitalismo informacional y polticas mediticas

Marcos Dantas*

Convergncia digital: entre os jardins murados e as praas pblicas

crescente, no brasil, e vai se ampliando para alm dos crculos corporativos especializados e interessados, o debate entre o segmento empresarial da radiodifuso e novos interesses econmicos e polticos que nascem e se expandem por fora da chamada convergncia digital. Detendo, depois de muitas dcadas e at agora, uma espcie de exclusividade na produo, programao e distribuio do entretenimento e da informao pelos meios eletrnicos de comunicao, a radiodifuso est vendo este mercado que julgava seu, ser crescentemente invadido e tomado por novos meios, a exemplo da televiso paga via cabo ou satlite, da internet ou do terminal mvel celular. Com a realizao em dezembro de 2009, da i Conferncia nacional de Comunicao (i Confecom), o debate, tudo indica, foi atravessado por outra discusso, mais ampla, sobre a democratizao dos meios, conforme percebida por amplos segmentos da sociedade, todos usurios dos meios, no raro tambm produtores ou distribuido* Doctor en ingeniera de la Produccin por la CoPPE-uFrJ. Docente de la universidade Federal do rio de Janeiro (uFrJ). Ex-secretario de Planeamiento del Ministerio de Comunicaciones y de Educacin a Distancia del Ministerio de Educacin; miembro del Conselho Consultivo da agncia nacional de telecomunicaes y del Comit gestor da internet-brasil.

Resumo

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res, mas raramente motivados, em suas prticas comunicativas, por estritos interesses econmicos ou profissionais. a chamada sociedade civil no-empresarial colocou na mesa de discusso a sua agenda prpria e, dificilmente, a partir de agora, as decises poltico-normativas sobre as comunicaes brasileiras deixaro de contemplar tambm essa agenda, atravessando aquela outra de interesse exclusivo dos negcios. o objetivo desse texto , principalmente, discutir a dinmica capitalista que d base a essas disputas poltico-sociais. Para alm do simplismo das explicaes tecnolgicas, uma ampla reestruturao do padro capitalista de acumulao, determina o avano de uma nova modelagem do campo das comunicaes, superando a antiga dicotomia telecomunicaes/radiodifuso na sua sntese convergente. um processo impulsionado pelas foras do mercado e, at agora, regulamentado, nos pases onde j o est sendo, apenas conforme os interesses do mercado. nisto, vem sendo completamente esquecido e, mesmo, deixado no passado, outro princpio que orientava os debates sobre comunicaes at recentemente, aquele que as entende como um direito humano fundamental. no cenrio da convergncia, a aplicao prtica deste princpio tambm parece carecer de novas formulaes adequadas emergncia de suas especficas contradies e possveis oportunidades. as lutas pelo direito comunicao esto mobilizando um amplo conjunto de foras sociais, no brasil e na amrica latina. Essas foras incluem uma pluralidade de atores, a exemplo de sindicatos, partidos polticos de esquerda, associaes de moradores ou de comunidades pobres, entidades ligadas a grupos minoritrios ou socialmente excludos, etc. Esses atores precisaro melhor entender terica e politicamente o processo em curso para nele intervir e, no que for possvel, mold-lo favoravelmente aos pressupostos da democracia, nem sempre convergentes com os do mercado (apesar das aparncias e dos discursos interessados).

Introduo

a realizao da i Conferncia nacional de Comunicao (i Confecom) em dezembro de 2009, parece ter introduzido a chamada sociedade civil no-empresarial, de modo definitivo, nas decises polticas e normativas sobre os meios de comunicao (Dantas, 2010). at ento, como registrou De lima (2010), esses eram no-atores e suas opinies pouco contavam nos debates e decises sobre as leis e normas que regulam o setor. a discusso quase restringia-se ao empresariado do ramo e autoridades de governo, estas, at por isso mesmo, tendo que assumir decises que acabavam privilegiando os interesses

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econmicos e polticos do empresariado, em detrimento daqueles outros de interesse mais amplo da cidadania (souza, 2009). Esse debate, ao mesmo tempo, est se dando em um momento quando, no campo empresarial, os interesses econmicos e polticos se mostram claramente divididos entre dois grandes e poderosos grupos: o do empresariado da radiodifuso e o que se formou e se expande em torno de novas prticas de negcios baseadas na chamada convergncia tecnolgica. Detendo at muito recentemente e, ao longo de muitas dcadas, durante a maior parte do sculo XX, uma espcie de exclusividade na produo, programao e distribuio do entretenimento e da informao pelos meios eletrnicos de comunicao, a radiodifuso est vendo este mercado que julgava seu, ser crescentemente invadido e tomado por novos meios, a exemplo da televiso paga via cabo ou satlite, da internet ou do terminal mvel celular. Quando da discusso, na sua Comisso organizadora, da agenda Confecom, os porta-vozes dos radiodifusores se manifestavam contrrios a discutir temas que pudessem permitir mudanas legais que favorecessem a convergncia (PayTV, 3/07/2009). Emblemtico desse sentimento e at de uma certa estupefao que o processo vem causando, foi o apelo do atual ministro das Comunicaes e exreprter de tV Hlio Costa, para a juventude ver mais televiso e ficar menos tempo na internet (lauterjung e Mazza, 2009). o processo, nos pases capitalistas centrais, j podia ser detectado, pelos estudiosos, desde os primeiros anos da dcada de noventa (richeri, 1993; oCDE, 1992). Mas no brasil, somente agora, por fora (e, talvez, no afogadilho) dos fatos, comeou a ser mais debatido pelos empresrios, formuladores polticos, legisladores. o debate ampliouse em nosso pas a partir da apresentao, na Cmara dos Deputados, de um projeto de lei que tomou o nmero 29 (Pl-29), visando abrir o mercado de tV a cabo para operadoras de telefonia. J aprovado na Cmara, o projeto seguiu para o senado, onde dever ser discutido ao longo do primeiro semestre de 2010. Paralelamente, crescem os esforos e no somente no brasil para impor-se controles tambm aos contedos que circulam na internet. o senado brasileiro chegou a aprovar um projeto de lei, agora em discusso na Cmara (Pl-89/2003), que, sob pretexto de combater cibercrimes poderia, segundo os seus crticos, instituir a censura sobre o trfego, at agora considerado livre, na internet. Em conseqncia da dura oposio que suscitou, o governo lula, atravs do Ministrio da Justia, resolveu se mobilizar para, em seu lugar, construir um novo marco civil para a internet brasileira (Dias, 2009). Em sntese, h um debate que se pode considerar antigo, tratando da relao entre meios de comunicao e a democracia, atravessado

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por outro, mais recente, envolvendo as mutaes econmicas e polticas que se do no interior do campo empresarial, vale dizer, na lgica capitalista de acumulao e apropriao, conforme essa lgica se revela na indstria cultural. Compreender essa inter-relao talvez nos conduza a rever algumas questes, ou sugerir novas abordagens, s propostas que insistem em entender as comunicaes como um direito humano fundamental (Fischer, 1984). Por um lado, tratar-se- de examinar as contradies inter-capitalistas, conforme esto sendo explicitadas pelo debate em curso no brasil. Por outro, de compreender como essas contradies afetam e so afetadas pelas demandas dos grupos geralmente identificados aos movimentos sociais. Estes incluem uma pluralidade de atores, a exemplo de sindicatos, partidos polticos de esquerda, associaes de moradores ou de comunidades pobres, entidades ligadas a grupos minoritrios ou socialmente excludos, etc. Foram eles que, em vrios estados brasileiros, organizaram, nos dois ou trs ltimos anos, comisses pr-conferncia, inclusive uma Comisso nacional, e tiveram importante papel nas presses sobre o governo para convocar a Confecom, na qual, como seria de se esperar, viriam a ter participao decisiva na formulao e aprovao da maioria de suas teses.

O contexto poltico-econmicoDas cadeias verticais horizontal Definimos esse fenmeno que costuma ser denominado convergncia tecnolgica como um processo econmico, poltico e cultural que est fazendo convergir para um novo regime de informao e comunicao, enquanto modelo de negcios, regras legais e prticas sociais, o conjunto da cadeia produtiva da indstria cultural suportada em meios eletro-eletrnicos de comunicao. Por regime de informao e comunicao, vamos entender, adaptando o conceito de gonzles de gmez (2002: 34), um modo de produo dominante de informao e comunicao numa dada formao social,[] conforme o qual so definidos sujeitos, instituies, regras e autoridades informacionais [e comunicacionais], os meios e os recursos preferenciais de informao [e comunicao], os padres de excelncia e os arranjos organizacionais de seus processos seletivos, seus dispositivos de preservao e distribuio. [trata-se de um conjunto] mais ou menos estvel de redes scio-comunicacionais formais e informais nas quais informaes podem ser geradas, organizadas e transferidas de diferentes produtores, atravs de muitos e diversos meios, canais e organizaes, a diferentes destinatrios ou receptores, sejam estes usurios especficos ou pblicos amplos (gonzles de gmez, 2002: 34).

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onde, at algumas poucas dcadas atrs, tnhamos um regime caracterizado por cadeias produtivas claramente diferenciadas e verticalizadas em funo de seus negcios, prticas sociais e tecnologias apropriadas, tendemos a ter, de uns anos para c e cada vez mais daqui para a frente, uma nica cadeia horizontalizada, indiferente s distintas plataformas de comunicao ou transporte, mas segmentada conforme a diviso de trabalho, ou de valor, ao longo de todo o processo de produo, distribuio ou recepo de bens e servios culturais mediatizados. implica reconhecer que o processo no determinado pela tecnologia conforme a expresso que se vai consagrando tende a induzir, mas resulta das contradies scio-econmicas que determinam a modelagem e evoluo das tecnologias mesmas. na base do processo, em ltima instncia, encontra-se a incessante busca do capital por anular o espao por meio do tempo, conforme j entendera Marx 150 anos atrs (Marx, 1973: V. 2, 13). Essa busca estimula, desde os tempos da ferrovia e da telegrafia, os investimentos cientficos, tecnolgicos e industriais em transportes e comunicaes gerando o desenvolvimento de produtos e servios que, embora inicialmente propostos para resolver situaes de negcios e mercados, acabam, no raro, induzindo ou permitindo amplas e diversificadas prticas sociais no-mercants, da levando a profundas transformaes culturais e polticas nas sociedades capitalistas modernas que, por sua vez, afetam retroativamente, mas no raro de modo to quo decisivo, aqueles investimentos e desenvolvimentos (Flichy, 1991; briggs e burke, 2006; Dantas, 2002a). no sculo passado, a radiodifuso foi um dos meios desenvolvidos para lograr reduzir os tempos de rotao do capital, da qual resultou, no entanto, enormes e bem conhecidos impactos nas relaes e prticas sociais. Desde o final do sculo XX, a incorporao das tecnologias digitais aos meios de comunicao, da evoluindo a internet e a tV digital, introduziu nesses sistemas novas caractersticas econmicas e culturais; abriu seus mercados, at ento razoavelmente monopolizados, para novos empreendimentos; acabou por provocar essas importantes mudanas, ainda em curso, s quais denomina-se convergncia tecnolgica. Em 1992, a oCDE j definia a convergncia como o esfumaamento [lestompage] das delimitaes tcnicas e regulamentadoras entre diferentes setores da economia (oCDE, 1992: 13). nas comunicaes, implica eliminar, no plano tcnico e no normativo, algumas das caractersticas distintivas que bem diferenciavam telecomunicaes e radiodifuso. aquelas eram definidas como sistemas de comunicao bi-direcional ponto-a-ponto, neutras ante o contedo da mensagem comunicada. Esta era definida como unidirecional ponto-a-massa, essencialmente

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determinada pelo contedo comunicado (richeri, 1993). De um lado, tipicamente, o telgrafo e o telefone, com suas empresas comerciais ou entidades estatais organizadas tcnica, econmica, profissional e culturalmente para explora-los de modo especializado. Do outro lado, o rdio e, desde os anos cinqenta, a televiso, com suas empresas comerciais ou entidades estatais tambm organizadas tcnica, econmica, profissional e culturalmente para explor-los especializadamente. naquelas, o negcio se baseava na qualidade do sinal usado por seus clientes, ou assinantes, no transporte de mensagens significativas. nestas, o negcio se baseava na qualidade, bem mais subjetiva e discutvel, dos programas transmitidos para os seus ouvintes ou espectadores. nas telecomunicaes, o servio era pago pelo quantum usado (nmero de letras, pulso, minuto). na radiodifuso, se pblica, o servio era sustentado pela sociedade, na forma de taxas vinculadas. se comercial, era sustentado pelo aluguel, por anunciantes, de algum tempo de transmisso (30 segundos, 1 minuto, 1 hora). logo, indiretamente, tambm a sociedade como um todo pagava pelo servio, pois sobre ela acabavam recaindo os custos embutidos nos preos finais dos produtos anunciados. De um modo ou de outro, no entanto, essa remunerao difusa acabava dando radiodifuso sua aparncia livre ou gratuita. tais caractersticas vo implicar marcantes diferenas na organizao de ambos os mercados e de toda a sua cadeia produtiva, logo tambm nas suas respectivas relaes com consumidores e cidados, bem como com as autoridades pblicas. a telefonia se apoiava, tecnologicamente, num sistema cabeado que, nas condies tcnicas possveis at a emergncia das tecnologias digitais, tendia a favorecer monoplios naturais. tambm a radiodifuso, apoiada tecnologicamente quase exclusivamente nas freqncias hertzianas, tendia, dada a escassez de freqncias, a erigir barreiras entrada, organizando-se em torno de poucas e poderosas redes comerciais, quando no monoplios estatais. nessas condies, todo o restante da cadeia de trabalho e valorizao acabou submetido tambm a condies monopsnicas ou monoplicas de mercado, no raro levando-a a clara e socialmente aceita verticalizao, a partir da firma dominante. nos Estados unidos, por exemplo, a at&t, detentora, desde os anos dez at 1984, do monoplio das telecomunicaes, controlava a sua principal indstria fornecedora, a Western, assim vendendo aos seus assinantes o aparelho telefnico terminal, alm do prprio servio de comunicao. na radiodifuso, consolidou-se um modelo de negcios no qual a firma detentora do canal hertziano de transmisso, controlava tambm a organizao da grade de programao a ser veiculada nesse canal, bem como produzia diretamente boa parte, s vezes a quase totalidade, dos programas a serem includos nessa grade.

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Esse regime nas comunicaes comeou a ser edificado por volta da dcada de dez, quando nasciam as tecnologias correspondentes, e consolidou-se ainda antes de concludo os anos vinte. iria durar cerca de 60 a 70 anos, comeando a ser corrodo nos anos oitenta. ao contrrio do que podem pretender anlises condicionadas pelo determinismo tecnolgico, seria possvel demonstrar que as mudanas recentes esto relacionadas a uma crise econmica e social generalizada de todo o regime capitalista de acumulao conhecido por fordismo, dando lugar emergncia de um novo regime, por Harvey (1996) identificado acumulao flexvel, mas por Dantas (1999) ao capitalismo informacional. as fronteiras de investimento e acumulao comeam a migrar das indstria que poderamos denominar duras (metal-mecnicas, qumicas, etc.) para as indstrias soft, entre elas a de software propriamente dito e todas as destinadas produo industrial de bens culturais, entretenimento, informao, inclusive modas, marcas ou grifes. ainda a corrida contra o tempo que comandaria essa evoluo:Pode ser que a necessidade de acelerar o tempo de giro de consumo tenha provocado uma mudana de nfase da produo de bens (muitos dos quais, como facas e garfos, tm um tempo de vida substancial) para a produo de eventos (como espetculos, que tm um tempo de giro quase instantneo) (Harvey, 1996: 149).

J nos fins dos anos sessenta, Debord (2000) apontava para a centralidade do espetculo na fetichizao da mercadoria. tal permitiria descolar o valor de uso instrumental de qualquer produto material, da sua imagem na forma de marcas e prticas sociais, da emergindo um valor de uso associado, por assim dizer simblico, valor de uso este que se mostraria determinante, no capitalismo avanado, para o consumo do objeto material mesmo. numa frase, o que se consome um estilo de vida (Fontenelle, 2002: 290). Essa dimenso cultural que penetra no mago do processo de produo e acumulao, far dos meios de comunicao, entendidos como sistemas de produo e distribuio de bens culturais, vetores centrais do desenvolvimento capitalista, nesta sua atual etapa. os meios, ento, precisaro a ser transformados para melhor atender a essas novas condies, abrindo-se o espao para a emergncia de novos modelos de negcios, como a tV por assinatura e, adiante, a internet. Desde os anos oitenta, a televiso por assinatura via cabo ou satlite e, nos anos noventa, a internet, vieram-se expandindo j no movimento de edificao do novo regime de informao e comunicao. num processo em que a reestruturao produtiva tende a fragmentar e especializar as cadeias de trabalho da acumulao flexvel, tambm a produo e distribuio do entretenimento e informao numa palavra, contedo

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tende a se segmentar conforme distintos interesses dos consumidores, impondo-se, at um tanto rapidamente nos pases capitalistas centrais, velha comunicao ponto-massa. surgem e se tornam novos grandes produtores e programadores mundiais, conglomerados de comunicao que, ainda voltados para o contedo, no detm necessariamente o controle do meio de transmisso. Por seu turno, para atender a esses produtores, tambm se expandem infra-estruturas de operao de redes, cujas empresas operadoras no so, necessariamente, produtoras e programadoras de contedos. as cadeias verticais comeam a dar lugar a uma grande, entrelaada e diversificada cadeia produtiva horizontal, envolvendo produtores, programadores, transportadores e, claro, os fabricantes de equipamentos. Dela trataremos a seguir.

A cadeia produtiva convergente Do ponto de vista das prticas de seus usurios, at passado recente, o tradicional aparelho terminal telefnico permitia apenas o trfego bidirecional de sinal eletromagntico de voz, alm de, desde os anos setenta, umas poucas prticas a mais, tais como enviar ou receber fax ou transmitir dados de computador a baixa velocidade (at 64 kbps). o tradicional aparelho receptor de televiso permitia apenas a recepo de sinais eletromagnticos abertos (no criptografados) transportando sons e imagens, em bandas de freqncia de 6 ou 8 MHz, nas faixas VHF e uHF. J um terminal de computador, hoje em dia, permite ao seu usurio praticar conversao simples de voz (voz sobre iP), assistir, se quiser, a um canal tpico de televiso que lhe chega por cabo ou por altas freqncias atmosfricas, alm de navegar na internet e enviar ou receber mensagens de texto, som, imagem em altssimas velocidades (por exemplo, 8 Mbps). Esta ltima prtica seria impossvel no somente nos antigos terminais, mas em toda a infra-estrutura que, at poucos anos atrs, permitia o trfego de sinais eletromagnticos at o terminal do usurio. assim como o computador, tambm o aparelho porttil celular tornou-se, nos ltimos anos, um terminal multiuso e, logo, o receptor de tV, uma vez digitalizado, seguir o mesmo caminho1. Com o tempo um tempo, talvez, que no demore muito ser, do ponto de vista estritamente tecnolgico, absolutamente indiferente para as prticas sociais, logo para os negcios que nelas se articulam, o tipo de terminal usado na conexo s redes. as diferenas devero se situar em outras condies de espao e tempo, tais como mobilidade, horrios de trabalho ou de lazer, hbitos domsticos, etc.1 o recm-lanado equipamento de reproduo com tecnologia blu-ray j vem com recursos que permitem conexo direta internet para baixar filmes. Em princpio, porm, os recursos s permitem baixar, de stios especializados, filmes que sejam adquiridos via pagamento.

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a cadeia produtiva, nos ltimos anos, veio no somente se adaptando a essa convergncia como, mais importante, nesta adaptao mesma, a fomentava. os produtores e programadores de contedo, os operadores de rede e os fabricantes de equipamentos agiram de modo concertado para, no somente, evolurem em paralelo as suas respectivas capacidades tecnolgicas e industria