Historia de La Planificación Urbana

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    La propia definicin de lo que constituye exactamente la historia de la planificacin urbana noes tan clara como podra parecer. Comencemos por el trmino historia. Originariamente fue lanarracin de un suceso momentneo o de un incidente casual, pero ha acabado abarcando el pro-ceso y el contexto de todos los acontecimientos definibles en trminos de tiempo y lugar.

    Cicern describi la historia como el "testigo del tiempo, luz de la verdad, luz de la memoria,maestro de la vida, heraldo de la antigedad". El historiador prusiano Johann Gustav Droysenla describi como el "conocimiento de uno mismo". Y Theodor Lessing entenda que consistasimplemente en "conferir significado a lo que carece de sentido".

    Existe conciencia histrica cuando se plantea una pregunta sobre el pasado desde la perspectivadel presente y se contesta cientficamente, es decir, con precisin metdica. Para ello, la pre-gunta debe plantearse ante todo de manera precisa y en base a una teora que pueda confirmar-se o refutarse. Despus se cotejan las fuentes esto es, los restos que permiten conocer losacontecimientos pasados se examinan concienzudamente y, finalmente, el anlisis y la crticade estas fuentes debe conducir a la conciencia histrica.

    Intentemos definir nuestros trminos con ms precisin. La historia, como sealbamos antes,es la narracin explicativa y evaluatoria de cuanto aconteci en el pasado. La teora, etimolgi-camente "contemplacin", es el sistema de declaraciones sobre la estructura hipottica de undeterminado campo epistemolgico u objetivo. Finalmente, la crtica engloba cualquier tipo deaccin de abordamiento y examen, sus normas y finalidades, ya sea objetivando, evaluando, juz-gando, cuestionando e incluso negando.

    Dentro de esta trada acadmica hay varios factores interdependientes. La historia est ntima-mente ligada a la teora, porque no es posible abordar la cuestin de la planificacin urbana sinincluir los principios segn los cuales se construye una ciudad.

    Por otra parte, la teora est ntimamente ligada a la historia, porque los principios que determi-nan la planificacin urbana se derivan en su mayor parte del desarrollo histrico de la ciudad.Finalmente, la crtica depende tanto de la historia como de la teora, dado que la evaluacin y eljuicio de la planificacin urbana dependen de los parmetros establecidos por su historia de laciudad y por las leyes que ella misma selecciona o desarrolla.

    Esto es todo acerca del trmino "historia"; un examen superficial basta para ver que es muy com-plejo y verstil. Esto sin duda parece sugerir que los trminos "ciudad" y "planificacin urbana"

    no son diferentes.

    LA HISTORIA DE LA PLANIFICACIN URBANA COMO PROYECTO

    HISTRICO*

    En el esfuerzo por superar la crisis del planeamiento urbano contemporneo, su historia cumplir un papel principal: poniendoel conocimiento del pasado a disposicin del presente de una manera sistemtica. Para poder hacerlo, sin embargo, la disci-plina del planeamiento urbano tiene que ser redefinida en su laberntica y fascinante complejidad. Una redefinicin de este tiporequiere un acercamiento sistemtico y una clara consciencia del hecho de que la forma de la ciudad est influenciada por ele-mentos duros como la economa, as como por otros inaprensibles como la literatura o la pintura.

    Vit tor io Magnago Lampugnani

    * Nota: El texto original (en ingls) se publica ntegramente

    en las pginas finales de esta revista.

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    LA CIUDAD Y LA PLANIFICACIN URBANA: UN INTENTO DE DEFINICIN

    El trmino del alto alemn medio "stat", que significa ciudad o asentamiento, se encuentra endocumentos medievales y se utilizaba en un principio para designar un lugar o espacio delmismo modo que la lengua inglesa emplea el trmino "stead" (como en "homestead" o "farms-tead", casa o granja). Desde principios del siglo XII, esta palabra sustituy poco a poco al tr-mino para castillo o fortaleza, que antes se haba utilizado para designar un asentamiento. Lanocin de derechos civiles naci aproximadamente en esta misma poca, lo que sugerira queexiste cierta relacin entre el concepto de ciudad y el concepto de derechos civiles (fig. 1).

    Sin embargo, incluso en la Edad Media, no todos los lugares designados como ciudades mere-ceran esta denominacin en el sentido actual de la palabra. A menudo eran lugares muy pocohabitados y eminentemente rurales. No obstante, convertir la existencia de los derechos civilesen el paso previo para reconocer la condicin de ciudad negara dicha condicin en el caso detodas las formas urbanas anteriores, con la nica salvedad de la polis griega (o ms precisa-mente, asti) y de la civitas romana.

    La definicin de ciudad de Max Weber como un lugar que ana las funciones econmicas y pol-ticas parecera ms apropiada. En opinin de este socilogo alemn, la ciudad es un lugar donde"la poblacin local satisface una parte econmicamente esencial de sus necesidades cotidianasen los mercados locales, sobre todo mediante bienes producidos por la poblacin local y vecinapara su venta en el mercado y bienes obtenidos de otro modo". Weber distingue aqu entre ciu-dad consumidora y ciudad productora. En la ciudad productora, los comerciantes fabrican y ven-den los productos. En la ciudad consumidora, por otro lado, el gobierno, la administracin y losterratenientes generan la demanda de productos que pueden fabricarse en la propia ciudad o enlos alrededores.

    Hay veces en que esta definicin tampoco sirve, porque no todos los mercados importantes eranciudades. Los intentos de elaborar el concepto de ciudad a partir de sus funciones religiosas omilitares tampoco dieron fruto, puesto que en realidad muy pocos lugares sagrados o fortalezasprimitivas derivaron despus en ciudades.

    Una definicin aceptable de ciudad es necesariamente tan compleja como el tema al que hacereferencia, debe tener numerosos factores en cuenta. As pues, es posible definir la ciudad comouna concentracin de poblacin a gran escala, formada por un territorio topogrficamente cohe-rente con una administracin uniforme y centralizada. Es el punto focal de la zona circundantey mantiene relaciones comerciales con lugares alejados. Su tejido social es complejo y vienedeterminado por la divisin del trabajo. Posee un entorno arquitectnico permanente con fun-ciones reconocibles.

    SOBRE LA ARQUITECTURA Y LA ARQUITECTURA PAISAJISTA

    Distinguir entre planificacin urbana y arquitectura no es tarea sencilla. Es probable que cual-quier edificio ubicado en una ciudad tome el aspecto de planificacin urbana simplemente porel hecho de que responde de un modo u otro al entorno en el que existe. Tambin es probableque influya y d forma al espacio pblico, a la calle o a la plaza donde est situado. En ocasio-nes, un determinado tipo de edificio se convierte en parte integral de un plan urbano, desarro-

    llado especficamente teniendo en cuenta los respectivos requisitos de desarrollo un buenejemplo de ello son los edificios de apartamentos burgueses construidos durante la reurbaniza-cin de Pars llevada a cabo durante la poca de Napolen III (figs. 2 y 3). En ocasiones, unsolo edificio constituye un elemento de planificacin urbana. Es el caso, por ejemplo, de los tresedificios monumentales de Ferdinando Fuga en Mjico el Albergo de Poveri, el Granili y elCimitero delle 366 fosse y lo mismo puede decirse de los objects trouvs arquitectnicamenteesculpidos del Palacio del Gobernador, el Parlamento, el Secretariado y el Tribunal Supremo,diseados por Le Corbusier para el Capitolio de Chandigarh. A veces se disean edificios indi-viduales como pequeas ciudades independientes, como el Albergo dei Poveri, un barrio resi-dencial absolutamente racional para ocho mil personas, o la Unit d'habitation de Le Corbusier, que l mismo describi como una "ville verte verticale". En unos pocos casos curiosos encon-tramos incluso un edificio nico convertido en un distrito urbano con el paso del tiempo, comoel Palacio de Diocleciano (figs. 4 y 5) en Italia, dentro del que se construy un barrio comple-to con viviendas, talleres, almacenes y tiendas en la poca medieval, o el anfiteatro romano de

    Lucca, que se convirti en parte integral del tejido urbano medieval y cuyo coso fue recons-

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    Fig. 1. Vista de Roma. Hermanos Limburg. 1415-1416.

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    truido por Lorenzo Nottolini en el siglo XIX para crear un espacio urbano nico y distintivo(figs. 6 y 7).

    Si hay una cosa incluso ms difcil que distinguir la planificacin urbana de la arquitectura, esdistinguir la planificacin urbana de la arquitectura paisajista. Las ciudades y los jardines siem-pre han estado ntimamente ligados como dos formas complementarias de expresin de unentorno humano creado de manera artificial. Sus medios materiales son distintos e incluso con-tradictorios, pero sus objetivos y, a menudo sus mtodos, son los mismos.

    Las ideas de la Ilustracin declaraban que la Naturaleza era el modelo de la Razn, convirtin-dola en instrumento de legitimacin del dominio emergente de la burguesa. Antes de aplicarsea la ciudad, esta misma analoga se materializ en la invencin del jardn-paisaje, cuyos prime-ros ejemplos se encuentran en la Inglaterra de comienzos del siglo XVIII. En su "Essai sur l'ar-chitecture" de 1753, Marc-Antoine Laugier requera explcitamente que los espacios verdes dela ciudad se planificaran segn el modelo del parque (barroco). Desde entonces, se ha converti-do en la norma y no en la excepcin mediante la cual el parque refleja la ciudad y la ciudad refle-ja el parque.

    QU CONFIGURA UNA CIUDAD: DESDE EL MARCO AL SENTIDO DEL ESPACIO

    Con todo, aunque logrramos clarificar la distincin extremadamente difcil entre planificacinurbana, arquitectura y arquitectura paisajista (que nunca debera implicar un rechazo de la arqui-

    tectura o incluso de la arquitectura paisajista), la planificacin urbana contina siendo un temaextraordinariamente complejo. El desarrollo de una ciudad depende de tantos factores determi-nantes: depende de la topografa, del suelo, del material disponible en los alrededores, del clima y,por ltimo, pero no por ello menos importante, de la cultura del lugar con todas las tradiciones, suhistoria y sus costumbres que constituyen una parte ms o menos explcita de la constitucin decada una de las ciudades.

    Para entender por qu una ciudad toma una forma especfica y no otra, hay que examinar estosfactores. En definitiva, una ciudad no crece simplemente, sino que es moldeada por la manohumana. Y lo que la gente hace con una ciudad no es algo arbitrario, siempre existen razones,por muy extraas o irracionales que parezcan a veces.

    Comencemos por la cuestin de la topografa. El lugar donde se establece una ciudad nunca esarbitrario y nunca es indiferente. Las ciudades se fundaban a menudo sobre los ros, all prote-gan un vado y lo utilizaban para fines econmicos o militares. O se construan en una eleva-

    cin, que dominaba los campos de alrededor y garantizaba una defensa ms fcil. Esto gener

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    Fig. 2. Vista de Quartier du Faubourg St. Denis en Pars,alrededor de 1860.

    Fig. 3. Tpicas plantas de apartamentos del Inmueble Bd.

    Sbastopol de Pierre Mesnard, Pars, alrededor de 1860.

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    formas urbanas especficas adaptadas a la respectiva situacin geogrfica. Incluso los principa-les elementos de la infraestructura pueden generar desarrollo urbano, con ciudades enteras yno solamente pueblos que evolucionan junto a las carreteras o cruces de vas ferroviarias. LasVegas es un ejemplo de ciudad moderna de carretera, Euralille es un ejemplo de ciudad ferro-viaria.

    El tipo de suelo tambin tiene que ver con la forma que toma una ciudad. Venecia, por ejemplo,construida sobre las islas pantanosas de una laguna, se desarrolla de modo extremadamentedenso para explotar al mximo el terreno disponible, con casas construidas especficamentepara adaptarse a la bajada de las aguas y a los efectos del agua salada. Berln, construida sobresuelo arenoso, es una ciudad con edificios bajos casi en su totalidad, que cubren una zona muyextensa.

    En Manhattan se construyen edificios altos donde hay granito justo debajo de la superficie delsuelo arenoso en el centro y la zona media (Downtown y Midtown) y su perfil se ha hechomuy famoso (figs. 8 y 9). Entre estas dos zonas, en Greenwich Village y en el Soho por ejem-plo, pero tambin en particular en la periferia o Uptown, la estructura de cuadrcula geomtricase rellena casi por completo con edificios bajos, que no precisan cimientos complejos.

    Las ciudades construidas en zonas de intensa actividad ssmica son una excepcin espectacular.El centro urbano de Lisboa, por ejemplo, fue reconstruido tras el terremoto de 1755 con un planoortogonal nuevo, cuyos emplazamientos rectangulares permitiran construir casas muy resisten-tes, con una estructura de madera especialmente construida para protegerlas si se produca unanueva catstrofe. Toda la ciudad de Tokyo se distingue por su estructura de edificaciones indi-viduales que, pese a estar juntas, no se llegan a tocar y mantienen un margen de seguridad espe-cficamente regulado.

    Los materiales disponibles en la zona circundante a la ciudad tambin influyen en el desarro-

    llo arquitectnico. La ciudad de Bath est casi por completo construida sobre piedra arenisca

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    Fig. 4. Split. Palacio de Diocleciano. Dibujo de reconstruc-cin, 1910.

    Fig. 5. Split. Plano de la ciudad, siglo XVIII.

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    extrada slo a unas millas de la localidad. Santiago de Compostela est constituida de grani-to, disponible en grandes cantidades en las montaas de Galicia. Ferrara es una ciudad cons-truida en ladrillo porque no hay piedra adecuada en la regin circundante, aunque hay muchaarcilla que sirve para fabricar los ladrillos.

    El clima tambin desempea una funcin importante. Las ciudades sureas suelen ser ms den-sas y los edificios estn ms prximos, con callejuelas estrechas frescas y umbrosas, y casasintrovertidas que protegen del calor. En el norte, por otro lado, las calles, plazas y viviendas seabren para capturar hasta el ltimo rayo de sol incluso en invierno. Se desarrollan adems estra-tegias especficamente relacionadas con el clima.

    En Bolonia, por ejemplo, como hace mucho calor en verano y llueve mucho en invierno, haycasi 38 kilmetros de soportales para que la gente pasee plcidamente por la ciudad indepen-dientemente de las condiciones climatolgicas (fig. 10). Y en Houston, Texas, donde las tempe-raturas suben mucho en verano y la humedad relativa es elevada, en 1947 se comenz a construir(con financiacin privada) un sistema subterrneo de pasadizos con una funcin similar a la de

    los soportales de Bolonia, pues permite que la gente llegue a diversas partes de la ciudad a piea travs de vas de enlace refrigeradas (o calefactores en invierno). Montreal dispone de una redsemejante que cubre ms de 10 kilmetros, y Calgary, Alberta, posee un pasadizo elevado conaire acondicionado an ms largo en dos niveles (fig. 11).

    Finalmente, las ciudades se perfilan por la cultura local, las costumbres y las tradiciones quedeterminan las vidas de sus habitantes. Aunque stas dependen en primera instancia de otros fac-tores determinantes tales como el clima, a lo largo de la historia han adoptado un significadoindependiente. Esto genera elementos urbanos que no son una prerrogativa absoluta de una ciu-dad especfica pero que, sin duda, son caractersticos de ella. Me vienen a la mente las plazas deLondres o las arcadas con techos acristalados de Pars (figs. 12 y 13).

    INFLUENCIAS URBANAS: DE LA FILOSOFA A LA PINTURA

    Existen ms factores determinantes. Existen influencias filosficas: Politeia, el gran tratado de

    Platn sobre el estado, en cuya estructura el hombre se reconoce a s mismo, fue el modelo de

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    Fig. 6. Lucca, plano de la ciudad.

    Fig. 7. Lucca, vista area.

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    innumerables visiones utpicas posteriores sobre el estado, pero tambin de modelos urbanosideales como Thurioi cerca de Sybaris (del 444 a.C.).

    Existen influencias religiosas: la reurbanizacin de Roma emprendida por Domenico Fontana(desde 1585) a peticin del Papa Sixto V tuvo como principal finalidad "preparar el camino paraquienes movidos por la fe o por un juramento visitan de forma repetida los lugares ms sagra-

    dos de la ciudad de Roma, en particular sus siete iglesias, tan famosas por sus dispensas y susreliquias" y el resultado fue de hecho, en palabras de Fontana, "calles enormemente espaciosasy rectas" (fig. 14).

    Existen influencias ideolgicas: los siete magnficos rascacielos diseados y construidos en pun-tos focales de Mosc durante la era estalinista tenan como objetivo no slo crear un perfil nuevoy profundamente "ruso", sino tambin y sobre todo proclamar el triunfo del socialismo con ungesto arquitectnico mordaz y ampliamente visible (fig. 15).

    Existen influencias polticas: los Grands Travaux ordenados por el prefecto Georges-EugeneHaussmann en Pars de 1853 a 1868 tenan como finalidad apoyar el rgimen del SegundoImperio. A decir verdad, la imponente reurbanizacin de Pars gener la especulacin inmobi-liaria a gran escala, mimando as a la burguesa terrateniente, pero al mismo tiempo fue unamedida para generar empleo y apaciguar al menos a parte del proletariado. Finalmente, tambintuvo una funcin militar urbana importante, pues permiti el rpido despliegue de las tropasimperiales de un distrito a otro gracias a las calles amplias y rectas y permita, si resultaba nece-sario, el uso de artillera en las luchas de barricadas.

    Existen influencias sociales: Ildefonso Cerd y Suner (1859), un ingeniero progresista, presen-t un concepto de cuadrcula uniforme y diferenciado para la ampliacin de Barcelona en 1859(frente al plan radial diseado por su homlogo Antonio Rovira y Tras) cuyo objetivo era trans-formar la ciudad gradualmente hasta convertirse en una estructura igualitaria para una sociedadigualitaria (fig. 18).

    Existen influencias econmicas: el modelo invisible de los lmites de las propiedades privadasen las afueras de Londres se hizo visible al construirse plazas a finales del siglo XVIII y princi-pios del XIX e incluso el plan desarrollado por John Nash entre 1812 y 1814 para Regents Parksigue exactamente los lmites de las propiedades reales cedidas por el Prncipe Regente princi-palmente con fines especulativos.

    Existen influencias tcnicas: la reconstruccin del centro de Catania tras el desastroso terremo-

    to de 1693 presentaba una trama geomtrica de cuadrcula relativamente elemental con cons-

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    Fig. 8. Nueva York, perfil de Central Park.

    Fig. 9. Berln, Lietzenseepark, fotografa por Heinrich Zille,alrededor de 1900.

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    trucciones ms o menos uniformes para permitir el uso de la mayor cantidad de componentesedificatorios estndar que fuera posible, que pudieran producirse de manera racional. De nohaber sido por Elisha Graves Otis, que invent el primer ascensor de seguridad y que lo presenten 1853 en un acontecimiento pblico espectacular en el Crystal Palace de Nueva York, Chicagoy Nueva York nunca se hubieran convertido en las ciudades de rascacielos que inspiraran laimaginacin colectiva de Europa y llegaran a ser el ideal de la planificacin urbana moderna.

    Finalmente, existen influencias culturales: el Sacro Bosco creado por Vicino Orsini en Bomarzo,cerca de Roma a partir de 1552, es una reiteracin leal y detallada del viaje onrico descrito porFrancesco Colonna ms de 25 aos antes en su aclamado libro "Hypnerotomachia Polyphili"(1499) (figs. 16 y 17). Los jardines-paisaje ingleses dieciochescos incluyen motivos de pinturasde Nicolas Poussin o de Claude Lorrain: Cit industrielle (1899-1917) de Tony Garnier poseeinfluencias directas de La Crecherie, la ciudad ideal de los trabajadores liberados conjurada porel escritor favorito de Garnier, Emile Zola, en su novela "Travail" (1901); y numerosos proyec-tos arquitectnicos y urbansticos del Novecento Italiano (y de la arquitectura fascista italiana)obedecan en gran medida a la Pittura metafsica de Giorgio de Chirico y Carlo Carr (figs. 19y 20).

    Si queremos entender la historia urbana, debemos incorporar otras disciplinas: geografa, geo-loga, meteorologa, sociologa e historia cultural. La historia de la filosofa, de la ideologa, dela poltica, de la religin, de la sociedad, de la economa, del derecho, de la tecnologa, de la lite-

    ratura, de la pintura, de la escultura, del teatro, del cine y de la fotografa. En pocas palabras, lahistoria de la arquitectura urbana est entrelazada de modo inextricable con la historia de lasociedad en su conjunto, su superestructura ideolgica, sus relaciones de poder, sus leyes eco-nmicas, sus estructuras funcionales, sus tcnicas de produccin y su cultura.

    Es cierto que estas disciplinas deben examinarse slo si ayudan a explicar la forma de la ciudad.No deberan funcionar como instrumentos explicativos unilaterales o exclusivos, sino que debenaplicarse junto con otros determinantes para lograr un modelo de interpretacin rico. La ciudades una estructura compleja que no puede reducirse al mnimo comn denominador.

    ENTRE LA DEPENDENCIA Y LA AUTONOMA: UN ESPEJO METAFSICO DE LA REALIDAD

    En consecuencia, sera falso caer en la trampa del determinismo poco imaginativo, insistiendoen que determinadas formas proceden necesariamente de ciertas condiciones previas. No esposible aplicar este enfoque tan simple a un campo tan complejo como la planificacin urbana.

    Por ejemplo, resultara incorrecto creer que la forma de una ciudad y su estructura social pue-

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    Fig. 10. Bolonia, arqueras de Via Manzoni.

    Fig. 11. Calgary, planta de los sistemas areos de aire acon-dicionado.

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    den poseer una estructura comparable. Los hechos histricos desmienten esta afirmacin sim-

    plista. Las primeras comunidades democrticas de la poca de Pericles, la ocupacin militar dela Roma Clsica, las comunicaciones corporativas medievales y las sociedades burguesas delsiglo XIX, independientemente de sus diferencias sociales, se asentaron una y otra vez en ciu-dades basadas en estructuras de cuadrcula de una semejanza notable.

    En este sentido, la planificacin urbana podra no ser un arte soberano (o, segn se afirma desdemediados del siglo XIX, no una ciencia soberana). Tampoco es el producto directo y lineal desituaciones y evoluciones sociales, perfilado por ellas como un sello o una matriz. Se trata deuna disciplina totalmente independiente y claramente delimitada que puede describirse con lasmismas palabras que utiliz Primo Levi para describir la literatura: un espejo metafsico de larealidad. La planificacin urbana es una forma autnoma de expresin no ligada a la esclavitudde los hechos, sino que es, al mismo tiempo, una reserva de conocimientos y de vida humana;sigue sus propias leyes, aunque est constantemente influida por lo que ocurre a su alrededor.Es esta relacin dialctica, o para ser precisos, este equilibrio, lo que nos proponemos examinar.

    No es una tarea fcil. Despus de todo, las condiciones que han configurado la ciudad a lo largode la historia son distintivas y volubles. En ocasiones es un principio filosfico o religioso el queengendra una determinada forma urbana, otras veces es una situacin social la que conduce auna renovacin fundamental del tejido urbano. A veces la propiedad, los mecanismos de la eco-noma inmobiliaria y los instrumentos legales que rigen los bienes races provocan una formaurbis, y en otras ocasiones las condiciones de produccin tcnica configuran el perfil de la ciu-dad. Algunas veces la ciudad es la materializacin de una visin intelectual, literaria o artstica.Y, sin embargo, casi invariablemente todas estas condiciones actan simultneamente, aunquevare su efecto y su transparencia.

    NARRATIVAS Y DISCURSOS

    Hay que contar estas historias. Hay que narrarlas del mismo modo en que se han contado siem-pre las buenas historias, con un principio y un final, lo ms densas y claras, concentradas y exac-tas posibles, sin dejar de ser vibrantes, con un argumento bien definido, pero que permitan rodeos

    cuando resulten necesarios y relevantes rodeos hacia el mundo de la filosofa, la poltica, lahistoria de la religin, la sociologa, la economa y la historia de la tecnologa, pero tambin haciael mundo de la literatura, la pintura, el teatro, el cine y la fotografa (fig. 21) No captur Pierodella Francesca o el artista desconocido las tres tavolette supuestamente creadas como un telnde fondo la esencia de la ciudad renacentista italiana con una precisin sorprendente? No esbo-z Honore de Balzac un retrato incomparable, exacto y variado del Pars de mediados del sigloXIX en su "La Comedie humaine"? No present Jean Luc Godard una leccin cariosamentecrtica sobre las Villes Nouvelles en su maravillosa pelcula "Deux ou trois choses que je sais d'e-lle"?

    Estos rodeos, si pueden describirse como tal, son necesarios. Sin ellos no es posible una com-prensin profunda y genuina de la planificacin urbana. No obstante, estos rodeos no deben dis-torsionar nuestra visin del verdadero asunto que nos ocupa, que es la ciudad en su formatridimensional especfica: un artefacto humano de piedra, mortero, madera, ladrillo, hierro,vidrio y asfalto. Y, sobre todo, las personas que habitan ese artefacto.

    EDIFICIOS E IMGENES

    Es ste realmente el nico objeto de nuestras reflexiones? Por regla general, la ciudad se mate-rializa como un producto artificial. La historia de la planificacin urbana se ocupa ante todo deesta materializacin. Pero detrs de ella hay innumerables proyectos, proyectos que constituye-ron la base de la realizacin de la ciudad en su conjunto o en parte, proyectos que presentanvariaciones y alternativas nunca llevadas a la prctica por razones frecuentemente triviales.Estas variaciones y alternativas merecen a menudo tanta atencin como lo que podemos obser-var in natura. Consideremos, por ejemplo, el bloque de viviendas con su gran patio ajardinadoabierto por dos lados, diseado por Cerd para su extensin de Barcelona, y apisonado por lafuerza de la especulacin inmobiliaria.

    A veces se han proyectado ciudades enteras en el tablero de dibujo que nunca se han construido.Desecharlas de la historia de la planificacin urbana sera renunciar a algunos de los momentos cul-

    minantes de la historia de las ideas, subyugndolas con pragmatismo mal interpretado a la fuerza de

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    Fig. 12. Londres, vista area de Eccleston & WarmickSquare en Londres, Belgravia.

    Fig. 13. Pars, Passage des Panoramas, impresin alrede-dor de 1810.

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    las circunstancias, con sus constelaciones fortuitas de poder y economa. La Cit industrielle deTony Garnier, esa gran ciudad imaginaria que formul los principios ms importantes de la planifi-cacin urbana del movimiento moderno de nuestro siglo de una forma arcdico-mediterrnea justoantes del cambio de siglo, no tendra un lugar en esa historia. Existe solamente en una serie de pla-

    nos y visiones en perspectiva magnficamente coloreadas, y lo que Garnier logr realizar en Lyonslo tena que ver vagamente con ello, nada ms (fig. 22). La ciudad futurista se omitira tambin,puesto que Antonio Sant'Elia slo esboz y dibuj su Citt Nuova.

    Por lo tanto, la historia de la planificacin urbana tambin debe ser la historia de los bocetos dela planificacin urbana. Estos bocetos no representan la realidad, pero crean una arquitecturaurbana. A menudo son proyectos valientes de visin utpica, sin las trabas que suponen las res-tricciones propias de la realizacin. Las visiones no adulteradas por el compromiso evolucionancon libertad. Aparentemente emancipadas de la realidad, su vitalidad inspirativa puede contri-buir de forma decisiva a cambiarla (fig. 23).

    EL HISTORIADOR COMO SHERLOCK HOLMES

    Recordemos la definicin que ya propusimos anteriormente: existe conciencia histrica cuandose plantea una pregunta sobre el pasado desde la perspectiva del presente y se contesta de forma

    cientfica. Comienza con la pregunta, desde una perspectiva metafrica y literal. La formulacin

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    Fig. 14. Roma, ejes de las calles, bajo Sixto V, 1588.

    Fig. 15. Mosc, diseo para el Nuevo Palacio Sowjet deBoris Iofan, Wladimir Stschuko y Wladimir Helfreich, ver-sin de 1942.

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    de la pregunta ya conlleva la concisin (o la insustancialidad) de la respuesta.

    En cualquier historia de detectives que se precie, sobre todo si es de Edgar Allan Poe, el detec-tive propone inicialmente una hiptesis que luego verifica por medio de las pruebas disponibles.Mientras que la polica corre sin cesar como pollos sin cabeza, buscando conexiones casualesentre los pedazos de pruebas que han encontrado, el detective construye una hiptesis lgica

    basada en su conocimiento terico de los grandes paradigmas criminalistas y coteja esta hipte-sis con las pruebas slo cuando ha conseguido un grado de probabilidad adecuado. En otraspalabras, el sabueso persigue la idea, mientras que los policas persiguen los hechos. Es la idealo que le permite resolver el caso, porque evala y estructura una confusin de datos inadecua-dos y poco fiables.

    Para tener xito, el historiador debe adoptar el mismo enfoque que Auguste Dupin, SherlockHolmes, Arsne Lupin, Hercule Poirot, Nero Wolfe o Lord Peter Wimsey. Antes de adentrarseen el laberinto de los hechos, deber tejer el hilo de Ariadna de su hiptesis. El historiador debeplantear una pregunta precisa basndose en una teora universal. Pero, qu teora?

    Ante todo, la suya propia. Al igual que el buen detective, el buen historiador debe construir unahiptesis que le permita estructurar sus fuentes sin perderse en ellas. Y al igual que el detective,el historiador necesita una teora basada en el conocimiento de los grandes paradigmas de la his-toria en nuestro caso eso significa, desde luego, la historia de la planificacin urbana. Estateora, permite al historiador comprender otra teora con la que no tiene que estar necesariamentede acuerdo, pero que debe examinar sta es la teora defendida por el autor responsable de losproyectos que se analizan histricamente.

    Si queremos entender bien una ciudad, no podemos ignorar las ideas, conceptos, esperanzas,sueos e ilusiones en los que se basa. Debemos hacer el esfuerzo por comprender a sus autores.Tenemos que evaluar el proyecto desde dentro, como debe ser, para poder hacerle justicia. Noentenderemos bien si enfocamos una estructura urbana con un sentido equivocado de la inocen-cia y la imparcialidad cientfica. Ni tampoco alcanzaremos una comprensin adecuada si hace-mos el esfuerzo intil de tomar una postura, imponiendo con ello visiones y valores personalessobre todo lo que va a analizarse. Todava menos constructiva es la aplicacin de parmetros te-ricos que no guardan ninguna relacin con el proyecto. Qu sentido tendra, por ejemplo, ana-lizar la ciudad jardn ntimamente a pequea escala de Ebenezer Howard desde el punto de vistade, por ejemplo, la teora urbana defendida por Georg Simmel, que proclamaba el anonimato, lafrialdad y "la extrema inhospitalidad" de la metrpoli como el pre-requisito para conseguir la

    libertad individual? Qu posible ventaja epistemolgica obtendramos de aplicar el concepto de

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    Fig. 16. Claude Lorrain, Aenas en la Isla de Delos, 1672.

    Fig. 17. Stourhead, Puente y Panten, alrededor de 1750.

    Fig. 18. Barcelona, Plan de expansin de la ciudad de

    Ildefonso Cerd, 1859.

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    ciudad abiertamente estructurada (que obedece al influyente libro de Johannes Goderitz, Roland

    Rainer y Hubert Hoffman publicado en 1957) en el anlisis del desarrollo denso e inteligente delCentro Rockerfeller de Nueva York por un grupo de arquitectos en torno a Harvey WileyCorbett, Raymond Mathewson Hood y Wallace Kirkman Harrison? Este enfoque sera comojuntar peras con manzanas. En el mejor de los casos, el resultado sera superficial. En el peor,conllevara un juicio y un rechazo aparentemente incuestionable.

    En primer lugar, las reglas del juego inherentes al proyecto deben descubrirse, analizarse y luegoaplicarse al propio proyecto. Poseen una lgica interna? Corresponden a las circunstancias desu tiempo? Resultan convincentes una vez aplicadas? Slo entonces podrn ser juzgadas desdela perspectiva actual. Aunque el historiador tenga cuidado de no pronunciar una sentencia dema-siado apresurada, no puede ni debera ignorar su propia historicidad.

    HECHOS Y FICCIN

    Con todo, esto no le exime de su obligacin de ser cauto y preciso. Recordemos que la con-ciencia histrica requiere cotejar y examinar las fuentes una vez se ha planteado la pregunta. Lahistoria de la planificacin urbana tiene acceso a muchas fuentes diversas. La ms importante yla ms fiable de esas fuentes es la propia ciudad en su forma construida, habitada y vital. stedebe ser el objeto de estudio primordial. No los planos, dibujos y fotografas de segunda mano,sino la ciudad de primera mano, del original. En otras palabras, hay que observar, analizar y eva-luar crticamente la ciudad real, espacial y viva.

    Esto no siempre es posible. Resulta muy difcil llegar a muchas ciudades y otras han cambiadotanto que el estado a examinar apenas se reconoce, mientras que otras fueron destruidas porcompleto y ya no existen. En esos casos, hay que recurrir a fotografas, maquetas, planos, dibu-jos y textos. Las referencias flmicas, pictricas y literarias son tambin tiles. Su importanciapara la investigacin urbana ya se haba sealado. Aunque la ciudad exista todava fsicamente,estos documentos resultan indispensables, incluso aunque, como suele ocurrir, sean incorrectos,hayan sido alterados o incluso falsificados. Ningn documento puede sustituir a la experienciasensual de ver, escuchar, oler y sentir una ciudad. Con todo, los conocimientos que aporta un

    documento pueden facilitar ese tipo de exploracin sensual, pues subrayan lo que vemos y sen-

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    Fig. 19. Aprilio, Plaza Mayor con Palazzo Comunale, 1937.

    Fig. 20. Giorgio De Chirico, La Ricompensa dell Indovino,1913.

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    el maestro no debe adoptar una interpretacin sin una reflexin, no debe seguirse como un este-reotipo. Debe inspirar otras interpretaciones divergentes e incluso contradictorias. Slo de estaforma ser posible avanzar en la investigacin y disponer de teoras vitales.

    En este sentido, la historia de la planificacin urbana tambin debe defenderse del dogmatismo.Conviene fomentar la eliminacin de los mitos y la anulacin de los hechizos, quizs el legadoms noble y duradero de la Ilustracin. Sobre todo, tiene que rebelarse sobre todo contra el peordogmatismo de nuestro tiempo, el dogmatismo del relativismo, pues declara que todo es relati-vo excepto la relatividad y todo es reemplazable excepto el mito prfido de la reemplazabilidad,

    negando con pocas miras toda la permanencia y los valores.

    ARTE SOCIAL Y EMANCIPACIN

    Finalmente, ni siquiera la historia ms imparcial, independiente y libre de prejuicios de la pla-nificacin urbana puede evitar las preguntas que nos debemos plantear acerca de todo asenta-miento urbano: se adapta a las necesidades de sus habitantes? La planificacin urbana es elintento persistente y eterno de aunar aquello que no se puede aunar: artificialidad y naturaleza,concentracin y diseminacin, lo privado y lo pblico, la ley y la libertad. Su historia no aportauna solucin definitiva, ninguna verdad nica, pero se descubren episodios importantes y menosimportantes, los buenos, brillantes y ejemplares, pero tambin los oscuros, montonos y des-preciables. Existe una escala que permite estas distinciones y evaluaciones; esa escala es lahumanidad. La escala se aplica al preguntarse si el modelo urbano en cuestin constituye unamejora para los habitantes, si contribuye como arte social a la mejora de la sociedad y de la vidadel individuo, si fomenta la emancipacin del individuo.

    No hay una respuesta nica, universal y definitiva a estas preguntas. Por ello, hay que plantear-las de nuevo una y otra vez, revelando las certezas baratas de los tecncratas, los burcratas yel mundo empresarial. Revelando a los especialistas con estilo propio, a los funcionalistas sinimaginacin, a los idelogos fanticos, a los dogmticos de estrechas miras; revelando a losmoralistas filisteos satisfechos de s mismos. Tambin hay que ensear y aprender esto: el rece-lo ante todo lo que se pueda conseguir de forma demasiado sencilla y ante las "verdades" uni-dimensionales, la confianza en los valores humanistas que neutralizan la indiferencia inhumana,la paciencia para buscarlos en los laberintos de la historia y la capacidad intelectual para pro-barlos una y otra vez a riesgo de refutarnos a nosotros mismos.

    El proyecto de historia de la planificacin urbana que he intentado esbozar aqu tiene como fina-lidad contribuir a todo esto. Su objetivo es transmitir conocimientos, pues ste ha sido siempreel instrumento ms eficaz contra los errores de la ignorancia. Su objetivo es proponer un enfo-que autocrtico, independiente y discriminador del conocimiento. Su objetivo es tambin apro-

    vechar ese conocimiento para abrir los ojos de la gente a los problemas y a las ventajas de

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    Fig. 22. Vista area de la Cit industrielle, diseada porTony Garnier, 1917.

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    nuestras ciudades, para concienciarles de la pobreza pero tambin de las oportunidades que tene-mos para combatir esa pobreza, y para mostrarles la fealdad de nuestras ciudades, as como subelleza sensual, reconfortante, alentadora y verdaderamente increble.

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    Fig. 23. Plano de Chicago por Daniel H. Burnham y EdwardH. Bennett, 1909.