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UNIDAD 3 *HEALEY - “EL INTERIOR EN DISPUTA” Entre 1955 y 1976, el centro de gravedad de la política argentina se desplazo hacia el interior. Fue a parir de la crisis azucarera tucumana y fundamentalmente de Cordobazo que las problemáticas de interior, pasaron a ocupar un lugar central en la vida política de la nación. Es decir, pasaron a ser escenarios fundamentales del cambio político y social. Este desplazamiento resultó ser fugaz y el poder decisorio estaba radicado en Buenos Aires. Si las rebeliones reconocían raíces locales en sus causas, tiempos y objetivos casi siempre estuvieron marcados por la política nacional. Córdoba fue el epicentro de los proyectos de desarrollo y de inédito movimiento de protesta protagonizada por obreros y estudiantes que motivaron temores a la derecha y produjeron esperanzas en la izquierda. Este capítulo se propone examinar las ramificaciones en este proceso en el Noroeste, en la Patagonia y en el Nordeste. Veremos cómo las políticas de reestructuración económica fueron un éxito inicial, pero después un fracaso. Aunque muchas de esas protestas tuvieron detonantes menores, se dirigieron contra esquemas de poder mayores y llegaron a impactarlos de manera profunda. Estas rebeliones dieron al interior un protagonismo político poco usual y ponían en cuestión la relación entre lo regional y lo nacional. Se busca mostrar cómo se fue tejiendo un frente amplio de cuestionamientos al poder, especialmente entre 1969 y 1973 y como esa frágil unidad de protesta se fue fragmentando y perdiendo para terminar siendo olvidada después. Las dos argentinas El derrocamiento de Perón evidencio las fracturas políticas, económicas y sociales que atravesaban no solo a la sociedad argentina, sino también a la propia alianza anti-peronista. Más allá de las divisiones entre peronistas y antiperonistas, había una división geográfica, entre la prospera región pampeana y las empobrecidas provincias extra pampeanas. Esta es la noción de las “dos argentinas”. Para los modernizadores el interior era un espacio por conquistar y redimir. Los nacionalistas, por su parte, pensaban que el interior debía valorarse antes que transformarse. El esquema de las “dos argentinas” invitaba a ambas lecturas, proclamando la importancia del interior pero desconociendo su complejidad y diferenciación. Influencia del Desarrollismo El autor, toma al desarrollismo para explicar las disputas en el interior. Este modelo, fue impulsado por Frondizi, como un proyecto que apostaba al crecimiento económico para superar las fracturas sociales y políticas. Para el desarrollismo, uno de los problemas era que Argentina era “macrocefalica”, estaba todo concentrado en Buenos Aires. Es por eso, que plantean la creación de polos de desarrollo en el interior del país.

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UNIDAD 3

*HEALEY - EL INTERIOR EN DISPUTA

Entre 1955 y 1976, el centro de gravedad de la poltica argentina se desplazo hacia el interior. Fue a parir de la crisis azucarera tucumana y fundamentalmente de Cordobazo que las problemticas de interior, pasaron a ocupar un lugar central en la vida poltica de la nacin. Es decir, pasaron a ser escenarios fundamentales del cambio poltico y social.Este desplazamiento result ser fugaz y el poder decisorio estaba radicado en Buenos Aires. Si las rebeliones reconocan races locales en sus causas, tiempos y objetivos casi siempre estuvieron marcados por la poltica nacional.

Crdoba fue el epicentro de los proyectos de desarrollo y de indito movimiento de protesta protagonizada por obreros y estudiantes que motivaron temores a la derecha y produjeron esperanzas en la izquierda. Este captulo se propone examinar las ramificaciones en este proceso en el Noroeste, en la Patagonia y en el Nordeste. Veremos cmo las polticas de reestructuracin econmica fueron un xito inicial, pero despus un fracaso. Aunque muchas de esas protestas tuvieron detonantes menores, se dirigieron contra esquemas de poder mayores y llegaron a impactarlos de manera profunda.

Estas rebeliones dieron al interior un protagonismo poltico poco usual y ponan en cuestin la relacin entre lo regional y lo nacional. Se busca mostrar cmo se fue tejiendo un frente amplio de cuestionamientos al poder, especialmente entre 1969 y 1973 y como esa frgil unidad de protesta se fue fragmentando y perdiendo para terminar siendo olvidada despus.Las dos argentinas

El derrocamiento de Pern evidencio las fracturas polticas, econmicas y sociales que atravesaban no solo a la sociedad argentina, sino tambin a la propia alianza anti-peronista.

Ms all de las divisiones entre peronistas y antiperonistas, haba una divisin geogrfica, entre la prospera regin pampeana y las empobrecidas provincias extra pampeanas. Esta es la nocin de las dos argentinas. Para los modernizadores el interior era un espacio por conquistar y redimir. Los nacionalistas, por su parte, pensaban que el interior deba valorarse antes que transformarse.

El esquema de las dos argentinas invitaba a ambas lecturas, proclamando la importancia del interior pero desconociendo su complejidad y diferenciacin.

Influencia del Desarrollismo

El autor, toma al desarrollismo para explicar las disputas en el interior. Este modelo, fue impulsado por Frondizi, como un proyecto que apostaba al crecimiento econmico para superar las fracturas sociales y polticas. Para el desarrollismo, uno de los problemas era que Argentina era macrocefalica, estaba todo concentrado en Buenos Aires. Es por eso, que plantean la creacin de polos de desarrollo en el interior del pas.

Sin embargo, plantea que este modelo no logro sus objetivos, ya que no pudo resolver el desequilibrio de las regiones. Es decir, no se produjo la consolidacin de nuevos polos de produccin de mayor autonoma e igualdad.

Sin embargo, cabe destacar, que el desarrollismo dio un marco general para un debate cada vez ms amplio sobre el desarrollo regional.

Por su parte, Ilia cuando llego al poder, sigui con la estrategia de Frondizi, aunque con un viraje ms nacionalista en materia petrolera y una poltica monetaria y creditaria, bastante abierta-

El interior en la Revolucin Argentina

Ongana, asume una estrategia de concentracin econmica y poltica que privilegio a las grandes industrias y a las fuertes inversiones. Adems, promovi la eficiencia administrativa y la racionalizacin econmica. Esto se traduca en la eliminacin de subsidios y economas regionales. Es decir, atento con el amplio conjunto de actores econmicos, sobre todo del interior del pas, reunidos en la confederacin General Econmica. Tambin les quito poder y recursos a los trabajadores.

Otro aspecto fundamental en estos aos, fue la activacin poltica del catolicismo. El esfuerzo secular por ganar a los hombres de clase alta para la iglesia, vera sus frutos en esta poca gracias en gran medida, a los cursillos de cristiandad.

La iglesia, se vera fuertemente tensionada por dos movimientos: la consolidacin de un catolicismo de elite y la expansin de un catolicismo cada vez ms popular y contestatario. Tres casos: El autor, pone en evidencia el panorama de tres regiones importantes. TUCUMAN- NORDESTE- PATAGONIA.Tucumn: durante el gobierno peronista, en Tucumn naci un sindicato poderoso: FEDERACION OBRERA DE TRABAJADORES DE LA INDUSTRIA AZUCARERA (FOTIA)-. Esta surgi en un momento de crecimiento ocupacional de la industria azucarera y logro mejoras salariales y en las condiciones de trabajo.

Se produjo una abierta puja por obtener subsidios para mantener en funcionamiento los ingenios, mientras tanto, el estado enfrentaba huelgas de empleados pblicos y trabajadores azucareros.

Al asumir el general Ongana viajo a Tucumn, y difundi un proyecto amplio prometiendo mejoras.

Dos meses despus, el gobierno militar lanzo un proyecto denominado plan de transformacin de la provincia. El gobierno, apuntaba a racionalizar tanto a los caeros como a los ingenios, eliminando los subsidios y fortaleciendo a los productores ms eficientes y concentrados. En vez de, inyectar dinero para subvencionar el monocultivo azucarero, el ministro de economa del gobierno militar, propona cerrar los ingenios en banca rota.

La tasa de desempleo subi a niveles inditos. Esta destruccin de la economa provincial y sobretodo de la industria azucarera, provoco una resistencia. La FOTIA, realizo una huelga contra la resolucin salarial del gobierno y el cierre de los ingenios. Sin embargo, a pesar del xito relativo, termino perdiendo personera gremial del sindicato.

Los sectores ms combativos se acercaron a otros sindicatos excluidos y reprimidos por la dirigencia sindical nacional, confluyendo todos en la CGT de los argentinos. El acercamiento de la CGTA a ciertos sectores intelectuales que se radicalizaban produjo como resultado TUCUMAN ARDE: una obra colectiva de denuncia hecha por una franja importante de la vanguardia artstica portea y rosarina. Esta obra fue expuesta en la sede rosarina de la CGTA un par de semanas y despus pas a la sede portea, donde duro un da antes de ser clausurada por el gobierno. Patagonia: la Patagonia, era un escenario de privilegio para los intentos estatales de planificacin regional, debido a los recursos y potencialidades con las que contaba. En esta regin, se construy, una de las obras ms emblemticas de la poca: la represa el chocn- cerros colorados de la provincia de Neuqun.

Esta obra, avanzara de manera irregular pero sostenida en estos aos. El objetivo fundamental era proveer mayor cantidad de electricidad para los consumidores y la industria del litoral. Sin embargo, el rpido avance de la obra, todo un smbolo de la supuesta eficacia militar, estuvo fundado en un autoritarismo cotidiano que provocara un conflicto obrero de grandes resonancias nacionales. Por un lado, se pago menos de lo acordado y por el otro, se obligo a los trabajadores a comprar sus propias herramientas. El nivel de exigencia de los capataces fue muy alto, y el cumplimiento de normas de seguridad laboral, casi inexistentes. En el primer ao de la obra, ocho trabajadores murieron en accidentes laborales. As, las condiciones de trabajo eran sumamente duras tanto como las condiciones de vida.

Los reclamos laborales, llevaran a los obreros a un enfrentamiento con el gobierno, con las empresas contratistas y con la burocracia sindical.

Un apoyo fundamental a los huelguistas provino del obispo de Neuqun, Jaime de Nevares, cercano al MSTM.

Al margen de la represin, el gobierno nacional, reconoci su incapacidad para imponer orden y nombro gobernador a Felipe Sapag. La resolucin del conflicto, se debe en alguna medida a su capacidad para cumplir la funcin mediadora que no haban podido desarrollar ni el gobierno nacional ni los sindicatos. Nordeste: a diferencia de Tucumn y la Patagonia, las provincias del Nordeste no fueron una prioridad del gobierno nacional.

La crisis general del agro afecto a las distintas regiones. En el caso del algodn, la reduccin de subsidios, la saturacin del mercado y la cada de precios sumieron a extensas zonas de Formosa y chaco en crisis desde principios de los sesenta.

En misiones, el eje de la lucha, fu el proceso de desregularizacin de los mercados de yerba mate y te, que tambin produjo diferenciacin entre los productores. En corrientes, mediante la reestructuracin de la industria tabacalera, casi todos los productores nacionales fueron desplazados por empresas extranjeras.

Frente a esto, la poltica de concentracin del gobierno, la cada de los precios agrcolas y la eliminacin de subsidios tuvieron un fuerte impacto negativo en la regin. Estas medidas, afectaron principalmente a los pequeos y medianos productores, quienes se organizaron en LIGAS AGRARIAS.

Los agentes claves del proceso de politizacin en esta zona, fueron los laicos ms que los curas. De hecho, las ligas agrarias surgieron de uno de los procesos ms interesantes de educacin popular en la Argentina y son un ejemplo de los cambios sociales producidos no solo en las ciudades sino tambin en el campo entre los jvenes de los sesenta. Los protagonistas clases de las ligas fueron los hijos de los colonos o pequeos agricultores locales, un grupo social relativamente definidos.

Aunque hubo protestas anteriores, las ligas emergieron en un momento de repliegue y rearticulacin del gobierno nacional. Precisamente, su rpido crecimiento se explica en gran medida por el retroceso del gobierno.

*BRENNAN Y GORDILLO - PROTESTA OBRERA, REBELION POPULAR E INSURRECCION URBANA EN LA ARGENTINA

Entre el 29 y 30 de mayo se llev a cabo el Cordobazo, el cual desafiaba las interpretaciones imperantes en ese momento sobre la actividad poltica de la clase trabajadora en Amrica Latina.

Para algunos el Cordobazo fue la consecuencia de un particular modelo de desarrollo econmico y de un singular contexto urbano, una muestra de la anomia social provocada por la industrializacin acelerada y por una igualmente repentina declinacin de la actividad industrial. Para otros fue una manifestacin de la profundizacin de la conciencia de clase, resultante de la experiencia de estar ocupados en empresas transnacionales, un acto revolucionario en el cual los obreros de la industria automotriz haban desempeado el papel de vanguardia.

El rgimen

El golpe del 28 de junio de 1966 impuso un rgimen autoritario, encabezado por el general Ongana, denominado Revolucin Argentina. El nuevo gobierno proclamo su intencin de terminar con la venalidad de los polticos y de llevar adelante un proceso de profundos cambios estructurales en la sociedad argentina. Las autoridades suprimieron prcticamente toda forma de participacin poltica.

Uno de los objetivos principales del rgimen era la modernizacin econmica. El gobierno congelo los salarios y estableci la conciliacin obligatoria en los conflictos industriales con lo cual prohibi el derecho de huelga, elimin miles de puestos de trabajo en las empresas pblicas. La CGT estableci su primer paro general el 1 de marzo de 1967. Ongana respondi privando de su personera gremial a seis de los principales sindicatos del pas hasta fines de 1968. En el congreso nacional de la CGT, llevado a cabo en 1968, se conform la CGT de los Argentinos.

La poltica econmica y laboral de Ongana, afect a todo el pas, especialmente a Crdoba.

Los sindicatos

La radicacin de fbricas automotrices extranjeras haba transformado la economa cordobesa y al movimiento obrero local y convertido a Crdoba en un campo propicio para una gran protesta de la clase trabajadora. El rasgo ms caracterstico del Sindicato de Mecnicos y Agines del Transporte Automotor (SMATA) era su autonoma e independencia del control de Buenos Aires. Las prcticas internas ms democrticas del SMATA lo convirtieron en uno de los sindicatos ms combativos del pas durante los 70.

Otros sindicatos de Crdoba conservaban una alta cuota de autonoma frente a las sanciones que las organizaciones centrales imponan con frecuencia a las seccionales y estaban ms atentos a los reclamos de los trabajadores. Este era el caso de Luz y Fuerza, dirigida por Agustn Tosco. Los sindicatos cordobeses estaban mejor posicionados que el resto de sindicatos argentinos para hacer frente al rgimen.

En el SMATA y en Luz y Fuerza, la constitucin de una profunda conciencia sindical y la identificacin personal entre los trabajadores y el sindicato, fortalecieron la resistencia frente a las agresiones del rgimen contra los privilegios y autonoma de la provincia. El liderazgo de ambos sindicatos en el Cordobazo, se debi a sus estructuras ms democrticas y a la constante necesidad y voluntad de sus dirigentes de responder a las demandas de sus bases, as como al descontento que generaban los cambios realizados por la dictadura de Ongana.

La clase obrera de Crdoba tena una tradicin de militancia que preceda a las embestidas de la dictadura de Ongana y que influy decisivamente en la participacin de los sindicatos en el levantamiento. Las bases de esta militancia eran industriales, polticas y culturales.

Los estudiantes

Los estudiantes universitarios fueron reprimidos por el rgimen. La universidad fue puesta bajo el control del gobierno, las clases fueron suspendidas por un ao, las facultades fueron intervenidas y el debate y el disenso fueron recortados con una atmosfera de persecucin, sumisin y mediocridad. Tambin se prohibi toda organizacin poltica estudiantil.

La resistencia estudiantil se concentro principalmente en las dos organizaciones universitarias que surgieron de la proscripta FUC: el peronista Frente Estudiantil Nacional y la Coordinadora Estudiantil en Lucha, de orientacin marxista. La radicalizacin de la vida poltica cordobesa profundizo el descontento hacia el rgimen, alent una mayor militancia estudiantil y proporcion una justificacin ideolgica para las protestas y el enfrentamiento con el gobierno.

Los acontecimientos

Se llev a cabo una alianza entre trabajadores y estudiantes.

A principios de mayo, la UOM de Cba convoc a un paro de 24 horas para protestar contra el irresuelto problema de las quintas zonales.

La protesta de los obreros y el enfrentamiento violento con la polica que tuvo lugar durante ese acto sirvieron como ensayo general para el Cordobazo.

Los representantes de SMATA, UOM, UTA y Luz y Fuerza, y varias organizaciones estudiantiles, convinieron organizar un paro activo, que consistira en el abandono masivo de tareas y la consiguiente manifestacin callejera. La columna de trabajadores, se reunieron en la Av. Vlez Sarsfield, atacaron al cordn policial, desbandndolo y dejando el centro de la ciudad desprovisto de fuerzas de seguridad.

Miles de trabajadores permanecieron en el centro de la ciudad y la clase obrera continuo siendo la protagonista principal de las manifestaciones callejeras y de la resistencia. Los barrios de estudiantes, Alberdi y Clnicas, eran en ese momento los epicentros de la rebelin. Tosco y los lderes estudiantiles trataron de organizar all la resistencia de trabajadores y estudiantes, organizacin que fue facilitada por la familiaridad de estos ltimos en esos barrios.

El componente unificador del Cordobazo fue la oposicin del rgimen fue que casi todos los grupos y clases haban sido afectados por la represin que sobre la actividad poltica instituyo el gobierno de Ongana.

Las organizaciones polticas de la ciudad se sumaron al levantamiento de un modo improvisado y no deliberado, aprovechando la naturaleza espontanea de la revuelta.

UNIDAD 4LILIANA DE RIZ: LA POLITICA EN SUSPENSO 1966/1976II: LA REVOLUCION A LA DERIVA

Este capitulo muestra precisamente cmo suprimidos los canales legales de expresin, la protesta tomara un carcter ms radical y espontneo que pondra en jaque al gobierno durante las jornadas conocidas como el Cordobazo. Paralelo a sto, De Riz subraya la aparicin de movimientos juveniles radicalizados que, portadores de una heterognea y explosiva ideologa, se proclamaron defensores del socialismo nacional invocando a Pern como su mtico lder y utilizando la violencia como medio privilegiado para lograr sus objetivos. Aqu aparece remarcada la responsabilidad de Pern en el afianzamiento de alguno de los sectores ms violentos del peronismo, que luego confluiran en Montoneros. Estos grupos ofrecieron a Pern el elemento clave a partir del cual negociar su retorno al pas como la nica figura capaz de controlar a estas fuerzas. Esta parte culmina con el anlisis del derrumbamiento del gobierno de Ongana y los intentos por restablecer la concordia democrtica. El recorrido por este proceso nos muestra las complejas tcticas desarrolladas por los dos actores excluyentes del proceso: Lanusse y Pern. La disputa entre ellos se cerrara con el triunfo del lder exiliado en base a una arriesgada estrategia, que consista en un ambiguo acercamiento tctico a cada una de las fracciones irreconciliables del movimiento. Es en la caracterizacin de esta estrategia donde se encuentran los aportes ms importantes del capitulo, remarcando en un principio el acercamiento entre Pern y la izquierda ms radical del peronismo y luego cmo se reestructura la estrategia una vez retornado al pas.

III: Retorno y derrumbe.

Instalado el gobierno de Campora, el clima inquietante de la campaa electoral no habra de cesar. En el conglomerado peronista, los conflictos tenan como protagonista a la derecha y la izquierda, a los leales y los traidores, a los infiltrados y a la burocracia sindical dentro del conglomerado peronista. El movimiento peronista no era un partido. Organizado sobre la base del principio de la verticalidad haba logrado sobrevivir a todas las tentativas de hacerlo desaparecer de la escena poltica gracias a la habilidad con que Pern manej su concepcin militar de la poltica. El destierro de Pern y su negativa a institucionalizar la fuerza poltica de la que era creador, fueron factores decisivos en el xito de la operacin poltica que lo devolvi al gobierno. Gracias a su habilidad, el viejo caudillo haba logrado convertirse en la encarnacin de la patria socialista y patria peronista trminos que designaban la transferencia del poder poltico a quienes se reclamaban sus herederos. De este modo, lo que estuvo en juego en las luchas que atravesaron al peronismo desde su regreso al gobierno fue el control del movimiento y del gobierno mismo, en nombre del verdadero peronismo. Los jefes sindicales no recibieron con entusiasmo al nuevo presidente. Haban sido postergados por Pern, el lder prefiri apoyarse en sus viejos cuadros polticos y en la generacin de jvenes combativos. Esta juventud se senta la protagonista decisiva de la victoria. La centralidad que adquiri la violencia eclips la operacin poltica que tuvo como protagonistas valse a Pern y Lanusse. La tolerancia de la sociedad hacia la violencia que acompao la breve gestin de Cmpora fue el resultado de la idea predominante entonces de que se trataba de una reaccin pasajera. Cmpora era un presidente por delegacin, no tena la autoridad necesaria para hacer frente a la tarea encomendada por Pern y pronto se hizo visible que tampoco las habilidades que la envergadura de esa empresa requera. La Juventud Peronista con una orientacin crecientemente montonera, haba sido la protagonista indiscutible de la campaa electoral. El gabinete que acompa a Cmpora era un buen reflejo del intento de lograr un equilibrio entre las distintas corrientes internas del peronismo. Esta distribucin del poder no alcanz para neutralizar los conflictos surgidos de los contradictorios intereses que reuna la coalicin peronista, por el contrario, contribuy a que esos conflictos penetraran en el gobierno. Los Montoneros haban concedido una tregua tras la asuncin del nuevo presidente, pero la movilizacin de la juventud, su poder de convocatoria y el recurso a la accin directa crearon un clima de crisis de autoridad. Jos Gelbard congruente con su creencia de que la poltica econmica debe basarse en las iniciativas de los capitales nacionales privados, Pern, le confi la conduccin dela econmica. El programa de la CGE, dado a conocer antes de las elecciones de marzo de 1973 denominado Sugerencias del empresariado nacional para un programa de gobierno tena un moderado tono reformista, nacionalista y distribucionista. A comienzos de junio, el gobierno anunci la firma del compromiso para la reconstruccin nacional, la liberacin nacional y la justicia social conocido como el Pacto Social y basado en el compromiso previamente asumido por la CGE, CGT Y el Ministro de Economa. La nueva poltica otorg un aumento del 20 %, suspendi las negociaciones colectivas por dos aos y congel los precios de todos los bienes por un perodo similar. La firma del pacto Social no encontr demasiada resistencia en el empresariado. A cambio del congelamiento de los precios reciban el compromiso de limitacin salarial. Adems confiaron en que el gobierno doblegara la inflacin. Obtenerle apoyo de los sindicatos, fue una tarea ms difcil. Pern necesit de la colaboracin del secretario general de la CGT, Rucci, para imponer su autoridad. Los sindicalistas debieron aceptar una poltica que los privaba de la libertad de negociacin. Pero. Mientras los sindicalistas perdieron su poder de influir sobre los salarios, los empresarios conservaron el control sobre una serie de variables econmicas cruciales para el plan econmico. Pedan decidir si invertir o no, aumentar o disminuir la produccin, por lo que su margen de maniobra era mucho mayor al que tenan los sindicatos. La concentracin de la poltica de ingresos era un componente clave de un programa de reformas entre cuyas medidas figuraban la nacionalizacin de los depsitos bancarios, la nueva ley de inversiones extranjeras, el control del comercio exterior, una reforma impositiva y una ley agraria. Sin embargo, las medidas reformistas fueron eclipsadas por la poltica de precios y salarios. La alta tasa de inflacin y los efectos dela crisis econmica internacional de 1973-74 contribuyeron a colocar a la poltica de corto plazo en el centro del debate pblico. El boom de los precios de exportacin de1973 sin embargo, habra de dar un amplio margen de maniobra al gobierno para prolongar el crecimiento de la dcada anterior. Los sectores revolucionarios del peronismo enfatizaron el carcter nacionalista delas reformas. El ERP que no haba aceptado la tregua y continuaba las acciones

armadas, afirm que el gobierno no podr dar ningn paso efectivo hacia la liberacin nacional y social.

La cuenta regresiva que habra de terminar en la renuncia de Cmpora haba comenzado. El retorno de Pern, casi 2.000.000 de personas esperaron al general en el aeropuerto, pronto se desato un tumulto, sonaron disparos, el desconcierto era generalizado. Nadie, a excepcin de los testigos, poda saber que haba sido el combate con el que se inauguraba la fractura sangrienta del peronismo. En el discurso que pronuncio Pern al da siguiente de la masacre de Ezeiza, el caudillo dijo a los argentinos: somos justicialistas. Los que ingenuamente piensan que pueden copar nuestro movimiento o tomar el poder que el pueblo ha reconstruido, se equivocan. Con Pern en el pas, toda oposicin a sus directivas ya no podra invocar su nombre. La unin Cvica Radical celebr las palabras del general. El lder de los peronistas propona volver al orden legal y constitucional y propiciaba un amplio acuerdo entre los partidos polticos, ahora reivindicados en lo que habra de denominarse una democracia integrada. El experimento Cmpora haba llegado a su fin. Pern decidi remplazarlo y comenz a moverse en varias direcciones. Su acercamiento a las FFAA dej en claro que Pern volva con nimos de conciliacin. La reivindicacin histrica de los sindicalistas fue la otra tarea emprendida por Pern. La firma del pacto Social haba devuelto a los jefes sindicales a la ortodoxia peronista. El discurso pronunciado por Pern en el local de la CGT dej en claro que la hora de su reivindicacin haba llegado. Por primera vez, pern se pronuncio sobre los acontecimientos de Ezeiza: lo que ocurri en Ezeiza es como para cuestionar ya a la juventud que actu en ese momento. Esa juventud est cuestionada. A partir de entonces, los jefes sindicales encabezaron la ofensiva contra la juventud combativa y pronunciaron con xito la sancin de una nueva Ley de Asociacin profesionales que fortaleca sus posiciones. La ley que extenda los mandatos de dos a cuatro aos, otorgaba a la CGT poderes de intervencin a sus seccionales regionales, a las federaciones y a los sindicatos miembros. Sancionada en el mes de noviembre, la ley permita neutralizar las rebeliones anti-burocraticas que desde el Cordobazo venan desafiando la autoridad de la dirigencia sindical. El 13 de julio Cmpora y Lima presentaron sus renuncias al Congreso. Lastiri fue nombrado presidente provisional. La juventud Peronista Revolucionaria lanz la candidatura de Cmpora a la vicepresidencia en un vano intento por conservar un espacio en el diseo de poder del lder. La nominacin por Pern de su tercera esposa, Maria Estela Martnez como candidata a la vicepresidencia, sorprendi a muchos. El 4 de julio, la frmula Pern-Pern fue proclamada por el Congreso Nacional del justicialismo.

La tercera presidencia de Pern.

El 12/10/73 Pern asumi su 3 presidencia decidido a poner freno a la radicalizacin poltica del Peronismo, el asesinato de Rucci demostraba que el camino ala reconciliacin no iba a ser fcil. El Pacto Social establecido por Pern vino a reconstituir un sistema poltico en el que los partidos y las organizaciones de inters tendran cabida en la medida de que estas se colocaran dentro de la ley sin importar su ideologa. Esa era la ideologa de la democracia integrada que trajo Pern a su gobierno. Sostena que la guerrilla no puede ser combatida con la guerrilla y que era preciso vencerla polticamente. No se equivocaba slo que no logr persuadir a sus seguidores del camino pacfico por l elegido. El antiguo lema para un Peronista no hay nada mejor que otro Peronista, fuere formulado por el de para un argentino no hay nada mejor que otro argentino lo que demuestra que la tarea esencial era la de recrear el orden, del cual Pern era el conductor, negando a las masas la posibilidad de conducirse a s mismas. Esa ideologa requera de un puente entre las masas y Pern, el mismo era el pueblo entendido como masa encuadrada en grandes organizaciones en la que participaban cuadros intermedios. Pero ensanchada esta visin del pueblo por la inclusin de los Partidos Polticos (PP), la suerte de la democracia integrada segua atada a la suerte del lder, ala vez que ste no alcanz a medir la radical intransigencia y el rechazo de toda conciliacin que albergaban las formaciones especiales que el mismo contribuy a crear. Del gabinete que haba acompaado a Cmpora quedaron los ortodoxos, se renovaron las autoridades de las Universidades y se purg el Consejo Superior del Movimiento de sus elementos izquierdistas y la calle dej de ser el mbito natural delas manifestaciones de la juventud, slo podan reunirse en locales cerrados. El ataque del ERP al cuartel de Azul fue un desafo al gobierno, se planteo la necesidad de aniquilar cuanto antes a este terrorismo criminal, una tarea que compete a todos los que anhelan una patria justa, libre y soberana, reformndose el Cdigo penal que introdujeron penas severas para las actividades guerrilleras y reprimiendo las huelgas consideradas ilegales. Sin embargo Montoneros no fue proscripto. Pern exhort a la juventud a reconsiderar la capacidad de sus dirigentes y a reconocer que las luchas han terminado en sus formas ms cruentas. Han elegido un gobierno y espero que haya sido para obedecerlo y cumplir sus designios doctrinarios e ideolgicos. Para los que puedan pensar que su lealtad a la repblica puede ser aleatoria, bajo mi responsabilidad puedo afirmarles lo contrario, las FFAA son y sern un puntal de la institucionalizacin nacional. Sus palabras finales fueron una invitacin a abandonar el justicialismo a todos aquellos que no estuvieron dispuestos a obedecer al gobierno y se colocaran fuera de la ley. Pern dedico sus ltimas fuerzas al adoctrinamiento de la juventud. Por otra parte varios gobernadores haban prestado su apoyo a la izquierda peronista, los mismos fueron depuestos de sus cargos (B As, Cba, Mza, salta, etc.). El 1 de Mayo fue el escenario de enfrentamiento entre Pern y Montoneros, los cuales silbaron a Isabel y cuando Pern se acerco al micrfono lo increparon con la pregunta Qu pasa qu pasa general, que est lleno de gorilas el gobierno popular? Pern perdi su calma y troc el discurso de unidad nacional por una declaracin de guerra. Los acuso de imberbes e idiotas tiles al servicio de los extranjeros, Montoneros se retir de la plaza. El 24 de mayo, la rama juvenil del Movimiento Peronista fue excluida del Consejo Superior del Justicialismo. El general Anata haciendose eco del discurso de Pern, declar que las FFAA, subordinadas al poder poltico estaban dispuestas a librar la batalla contra la subversin. Mientras Pern intentaba recrear el orden perdido, los hilos comenzaban a escapar de sus manos. Ya en marzo del 74 el deterioro del Pacto Social era evidente. La unanimidad de los argentinos que pern declaraba no poda ocultar el hecho de que sta no exista. Fue en el sector externo donde surgieron los signos negativos como consecuencia del aumento del petrleo que deriv en aumento de costos e insumos importados por las empresas, quienes reclamaron libertad para trasladar esos incrementos a los precios. La negativa de los sindicalistas a convalidar un aumento de precios sin un simultneo aumento salarial, llev a Pern a la importacin a precios subsidiados por el Estado delos insumos crticos. Por otra parte la Comunidad Econmica Europea cerr el comercio de carnes con Argentina.

El descontento sindicalista se agrav alimentado por el estado de movilizacin delos trabajadores, aumentaron los conflictos y el recurso a la accin directa reflejaba un verdadero estado de rebelin de las bases obreras, en un contexto decada del salario real, desabastecimiento de ciertos productos, creciente mercado negro, etc. Ante lo cual el gobierno convoc a una Gran Paritaria, como no se pudo llegar a un acuerdo entre las partes, Pern fue el mediador. Se estableci un aumento salarial y se autoriz el aumento de precios controlados por el Ministerio de Economa, sin embargo los empresarios continuaron aumentando los precios, lo que agudiz la inflacin. Pern muri el 1/7/74, sin l la lucha entre las 2 vertientes ocupara el centro de la escena. Con la desaparicin del lder, surgieron dudas de que sus sucesores lograran llevar a cabo los objetivos de reconciliacin poltica y cooperacin social que defenda Pern. A la par que la creciente militarizacin de Montoneros y la instrumentalizacin poltica a la violencia abra una enorme brecha entre stos y las luchas de los obreros industriales.

Tiempos de violencia.

Isabelita asumi la presidencia y se acentu la violencia de derecha e izquierda para imponer el rumbo de un proceso que marchaba a la deriva. La CGT trat de renegociar su cuota de poder dentro del gobierno. En lo inmediato, la estrategia de los jefes sindicales convergi con los afanes de Isabel y sus asesores por peronizar al gabinete. El ministro Gelbard se vio obligado a renunciar ante el retiro del aval de la CGT a la ley agraria que pretenda alentar el desarrollo de formas de explotacin intensivas. Con el alejamiento de Gelbard los vnculos del gobierno con la CGE se debilitaron. La decisin de Isabel de armar un gabinete con los miembros del crculo de hombres que la rodeaba, clausur toda esperanza de retomar a los acuerdos partidarios que Pern haba propiciado en su modelo de la democracia integrada.

Los jefes sindicales fueron los principales aliados del gobierno en la destitucin delos gobernadores infiltrados mediante la intervencin federal, mientras que la AAA haca lo suyo asesinando a algunos como Atilio Lpez. Por otro lado se intervinieron los sindicatos en manos de la izquierda, se sancion la ley de Seguridad Nacional para combatir a la guerrilla que sirvi a la vez para debilitar la protesta obrera por los alcances de la misma. Lpez Rega se convirti en la cara visible del poder.

Tras la salida de Gelbard, Montoneros decidi reanudar la guerrilla contra un gobierno que no era popular ni peronista ingresando a la clandestinidad por la ofensiva de la AAA y de la polica, a partir de all los asesinatos se hicieron corrientes contra los traidores Peronistas. El Gobierno decret el estado de sitio y las acciones guerrilleras se multiplicaron. En este contexto comenz el enfrentamiento entre los jefes sindicales con el gobierno por posiciones de poder y por cuestiones econmicas como la flexibilizacin a las inversiones extranjeras en el marco de una creciente balanza de pagos negativa. El gobierno por su parte busc apoyo en las FFAA otorgndole el papel de aniquilador de las acciones subversivas. Y en lo econmico se decidi por la apertura econmica, la reduccin salarial y desplazamiento de la CGT dela estructura del poder.

Cuando se aproximaba la fecha para declarar finalizadas las negociaciones de las comisiones paritarias, se lleg a un acuerdo. Se otorgo un aumento salarial del 38 % pero antes de que empresarios y sindicatos llegaran a firmar los acuerdos, Gmez Morales, Ministro de Economa, renunci y fue reemplazado por Celestino Rodrigo, quien anunci un aumento superior al 100 % en el precio de los servicios pblicos y combustibles y de la devaluacin del peso en un 100 %,. La magnitud del reajuste, conocido como Rodrigazo y el momento elegido no dejaban dudas de que la presidente buscaba recortar el poder de los jefes sindicales. Estos se encontraban luchando no slo por un aumento salarial sino por su propia sobrevivencia poltica. La reaccin al reajuste fue una movilizacin masiva, todo el pas se paralizo la CGT convoco a un paro general de 48 horas, lo que provoco las renuncias de Rodrigo y Lpez Rega

La descomposicin.

Isabel se qued sola y las presiones para que dimitiera crecieron y la perspectiva de un golpe militar amplificaba los efectos de la crisis poltica. La designacin de un coronel en el ministerio del Interior desat la interna en el ejrcito en cuanto a la participacin o no de los asuntos polticos, Videla defensor de la participacin en el poder poltico, se convirti en Comandante en Jefe del ejrcito, a la par que los distintos sectores del movimiento se abocaron a la lucha para ocupar el cargo del Senado en la lnea sucesora. Italo Luder fue designado como presidente del Senado con buenas relaciones con los Partidos de la oposicin, sindicalistas y FFAA. Para mediados del 75 la economa estaba en recesin, se increment la desocupacin y Cafiero asumi en Economa, junto a l en la cartera de Trabajo se encontraba Ruckauf. Isabel tom licencia y deleg el mando en Luder, mientras se incrementaban las huelgas obreras, la especulacin financiera, el desabastecimiento de productos y cada de la produccin industrial. Ante el accionar de la guerrilla el gobierno conform el Consejo de Defensa y el de Seguridad Nacional que depositaba en manos de las FFAA la lucha contra la subversin. El retorno de Isabel al gobierno increment su desprestigio y se vio forzada a adelantar las elecciones para el 17/10/76, sin embargo se sucedi un motn de las Fuerzas Area que a pesar de ser sofocado redobl los rumores del golpe, a la par que la represin a la guerrilla converta a los militares en guardianes de un orden que los civiles no podan garantizar. La UCR trat en vano de recobrar el centro de la escena, a lo largo del gobierno el Partido haba hecho el papel de oficialista y oposicin relegando a la UCR a un papel de espectador de la puja interna y su convocatoria de armar un gobierno de coalicin para desplazar a Isabel no tuvo eco. El golpe de Estado no sorprendi a nadie, la mayora de los argentinos lo imaginaban como una solucin. Los militares haban esperado que se profundizara la crisis para legitimar su intervencin, considerndose como los ms capacitadas para hacerse cargo de un sociedad enferma y para imponer la disciplina por medio del terror.

Resea: Soldados de Pern. Historia crtica sobre Los Montoneros

Autor: Richard Gillespie, Sudamericana 3ra. Edicin 2011.La tesis doctoral del historiador ingls Richard Gillespie, publicada en la Argentina en 1987, se ha transformado para los historiadores, en un texto clsico sobre la violencia poltica que padeciera el pas desde mediados de la dcada de 1960 en adelante. Centra su anlisis en el nacimiento, desarrollo y desaparicin del Movimiento Montonero, partiendo desde el surgimiento de la llamada izquierda nacional y su fusin con el nacionalismo catlico para culminar con el fracaso de la contraofensiva de 1979, y la desarticulacin total del aparato militar de la organizacin. El autor comienza su trabajo analizando al peronismo, desde el nacimiento del movimiento hasta su consolidacin ya en pleno gobierno, buceando sus rasgos distintivos, su concepcin movimientista, su organizacin vertical, su carcter poli clasista, y desestimando la existencia de inclinaciones de tipo fascista como muchos de los miembros de la oposicin le adjudicaban. Estudia adems, la cambiante relacin de los industriales y la denominada burguesa nacional con el peronismo, como as tambin el papel jugado por la clase obrera en la creacin y posterior desarrollo del mismo. Segn Gillespie el peronismo nunca fue un partido revolucionario sino, ms bien, un movimiento que intent establecer una sociedad en donde el estado mediara en los conflictos garantizando, de esta forma, el desenvolvimiento armnico de los distintos intereses que formaban parte de la misma. Montoneros en su afn de revolucionar al peronismo va a reinterpretar, siempre segn el autor, estos conceptos para ajustarlos a sus propias necesidades, conveniencias y convicciones. El periodo de dieciocho aos que transcurri desde el derrocamiento de Pern en 1955 y las elecciones de 1973, con el fracaso de las experiencias civiles encaradas por el Desarrollismo de Arturo Frondizi, y los tres aos de gobierno del Dr. Illia, sumado al intento de perpetuarse en el poder sine die de la Revolucin Argentina que hiciera crisis con el Cordobazo en 1969, produjeron segn Gillespie una creciente radicalizacin de las formas de hacer poltica en la sociedad que devino en un uso cada vez mayor de la violencia que lleg a lmites incontrolables. El acercamiento de la izquierda al peronismo, a partir de figuras como John William Cooke y Gustavo Reartes, creadores del Movimiento Revolucionario Peronista, la radicalizacin de parte de algunos dirigentes sindicales como Raimundo Ongaro, fundador de la CGT de los Argentinos son, segn Gillespie, los mojones sobre los que se va construyendo una izquierda incipiente dentro del movimiento peronista. La aparicin hacia finales de la dcada del sesenta y en pleno onganiato, de los primeros intentos fallidos de focos insurreccinales, y la creacin de las Fuerzas Armadas Peronista (FAP), ponan de manifiesto el descreimiento que un importante sector de la juventud tena acerca de la posibilidad de lograr un cambio sustancial de

las condiciones sociales existentes por la va pacfica. Es dentro de este estado de cosas en que irrumpen en la vida nacional los Montoneros a partir del secuestro, el 29 de Mayo de 1970, del ex presidente Gral. Pedro Eugenio Aramburu, presentndose como un aparato militar dentro del movimiento peronista al cual definan como una alianza de clases revolucionaria cuyo objetivo era la revolucin social. Gillespie esboza una hiptesis sobre la gnesis de los Montoneros como organizacin armada, basada en la adaptacin de la teora del foco de Ernesto Guevara, fusionada con las luchas populares peronistas, esto es, la unificacin de las actividades de la vanguardia y de las masas, aunque el autor deja perfectamente en claro lo poco revolucionarios que fueron la mayora de sus miembros fundadores en inicio. El trabajo, hace hincapi en la irona escondida en el origen de la organizacin cuyos fundadores, en su mayora jvenes de clase media criados dentro de familias antiperonistas, militantes de la Accin Catlica, que abrazaban la Doctrina Social de la Iglesia, y se proponan la lucha junto al pueblo y no para el pueblo, en los trminos expuestos por San Agustn, terminaron optando por la lucha armada mediante una decisin de cpula y no como respuesta a una amplia exigencia popular. Este pecado original fue lo que nunca les permiti, an cuando fueron elogiados por Pern y gozaron durante los primeros aos setenta de una considerable simpata popular, eliminar las huellas de su origen elitista.

Este pecado original de Montoneros le permite al historiador ingls arriesgar: Decir que el desenlace fue una guerra civil entre dos facciones de la clase media, con la clase obrera meramente a la expectativa, sera exagerado, sin embargo tal caricatura sociolgica esta ms cerca de la realidad que el argumento de guerra popular ideado por los Montoneros. El imperfecto anlisis que, segn Gillespie, los Montoneros hicieron del peronismo los llev a definir de forma maniquea el movimiento en dos tendencias, una revolucionaria integrada por los que haban luchado desde la guerrilla, la movilizacin o la huelga, y una burocrtica formada por aquellos que se abstenan de las citadas practicas a favor del pactismo y el electoralismo. Este enfoque, sobre el alineamiento de fuerzas, se sustentaba en la experiencia poltica posterior a 1955, que demostr la ineficacia de los mtodos legales, lo que deriv en el convencimiento que la accin directa era el nico medio para superar el estancamiento peronista-antiperonista de los aos sesenta. No obstante, esta dicotoma ideolgica, no iba a ser en principio un factor de divisin ya que los Montoneros consideraban que el proceso revolucionario, tendra una primera etapa de liberacin nacional, en que todos los sectores peronistas tenan un papel que jugar. Resulta interesante como el autor analiza y describe la relacin de los Montoneros con el lder del movimiento, tanto el perodo de la resistencia como durante el ejercicio del gobierno, y los esfuerzos interpretativos que stos realizaron a los efectos de adecuar las declaraciones y justificar las medidas gubernamentales que se fueron tomando al ideario de la organizacin preservando lo ms posible el supuesto carcter revolucionario de Pern. En el sentido de lo arriba expuesto les result, a los Montoneros, ms sencillo el Pern previo a 1973, que desde el exilio manifestaba Ha terminado en el mundo el reinado de la burguesa. Comienza el gobierno de los pueblos, que expresaba sin sonrojarse que si yo hubiera sido chino sera maosta o afirmaba que la nica solucin es la de liberar el pas tal como Fidel Castro libert el suyo, que aquel que promovi el Pacto Social o la Ley de Prescindibilidad, medidas estas, sobre las cuales los Montoneros intentaron diferenciar, con esfuerzo, el espritu de las mismas, de la posibilidad de ser subvertidas en sus intenciones por la aparicin de infiltrados en su puesta en prctica. Este dilema de seguir o no a Pern iba a acompaar a los Montoneros durante todo el gobierno del lder, y la actitud de interpretacin forzada que sigui la organizacin, no les trajo, segn Gillespie ningn beneficio, ya que eran demasiado crticos para la ortodoxia del movimiento e insuficientemente firmes como para establecer una poltica alternativa a la que se planteaba. No obstante la confianza y la tremenda f en que Pern no iba a permitir la aplicacin de la legislacin en contra de los militantes populares y a favor de la reaccin, llev a los Montoneros a pasar por alto las desviaciones en el camino a la liberacin nacional.

La obra realiza un pormenorizado anlisis de las discusiones internas dentro de la organizacin Montoneros, ante el camino seguido por el gobierno especialmente despus de la renuncia de Cmpora y a partir de la asuncin de Pern como presidente, poniendo en evidencia el desconcierto existente en la organizacin, ante las medidas de gobierno que favorecan a la derecha peronista o a los lideres sindicales. No obstante lo cual, la firme creencia en el lder, en el Peronismo como instrumento revolucionario, y en la verticalidad como mtodo de conduccin, hicieron que Dardo Cabo (uno de los histricos dentro de la organizacin) escribiera en El Descamisado: Quien conduce es Pern, o se acepta esa conduccin o se esta afuera del Movimiento Porque esto es un proceso revolucionario, es una guerra y aunque uno piense distinto, cuando el general de una orden para el conjunto, hay que obedecer. El pedido de Pern a los ocho diputados de la tendencia para que apoyaran la reforma del Cdigo Penal, fue para Gillespie, como el corrimiento del velo ideolgico entre Montoneros y el lder del movimiento, que se manifiesta claramente en la frase de Mario Firmenich, cuando reconoce que Montoneros haba construido su propio Pern, mas all de lo que es realmente. Hoy esta Pern aqu, Pern es Pern y no lo que nosotros queremos. Sin embargo este descubrimiento de la brecha ideolgica no rompi la unin estratgica entre la organizacin y Pern, ya que Montoneros an se senta estratgicamente unido a su lder. Las discusiones internas dentro de la dirigencia guerrillera se zanjaron hacia afuera con una posicin oficial que sustentaba la idea que Pern era todava un revolucionario y un anti imperialista, an cuando hubiera optado por un proceso de liberacin a muy largo plazo, como estrategia para engaar al imperialismo. A partir del acto del 1ro. de Mayo de 1974, y el discurso de Pern, en el cual hace referencia a esos entupidos que gritan , se rompen para Montoneros las mgicas relaciones revolucionarias que ellos crean prevalentes entre Pern y las masas poniendo en evidencia el desprecio y la aversin que Pern senta por la izquierda. El recibimiento, por parte de Pern, del dictador chileno Augusto Pinochet, la detencin temporal de Quieto, Caride y Firmenich, el cierre por decreto de los semanarios Montoneros: El descamisado y el Peronista, y la inaccin oficial ante el recrudecimiento de la violencia derechista de la Triple A contra los militantes de la tendencia no deja, para el autor, demasiadas opciones a la organizacin. Con la muerte de Pern y la asuncin de Estela Martnez como presidenta al frente de un gobierno al que no consideraban ni popular ni peronista, los Montoneros, que quedan excluidos del sistema poltico oficial, se vuelven violentamente en contra del rgimen ordenando a sus militantes el pase a la clandestinidad. A partir de ese momento, y en el trmino de doce meses segn el historiador ingls, Montoneros se transforma en la ms potente fuerza de guerrilla urbana de cuantas se han conocido en Amrica Latina. La escalada de violencia, iniciada a partir del 6 de Setiembre de 1974, financiada con los fondos provenientes de secuestros extorsivos, el ms importante el de los hermanos Born, son relatados por Gillespie con puntillosa meticulosidad, como as tambin el afianzamiento interno dentro de Montoneros de lo que se denomin el ala militar de la organizacin, y que el autor adjudica a la poca penetracin de las ideas evolucionarias dentro del movimiento obrero, y el escaso apoyo popular que tuvieron los intentos de insercin en el sistema poltico por intermedio del Partido Autntico. En lo que creo es una sntesis bastante acertada del aislamiento en que se encontraba la organizacin, Gillespie expresa que el problema de los montoneros como militantes polticos es que sus acciones no pedan de las masas otra cosa que aplausos. El golpe militar de 1976, y la censura de prensa establecida para la difusin de actos terroristas, por parte de la Junta, provoc que el accionar violento de Montoneros tuviera escasa repercusin meditica, impidiendo la difusin del mensaje poltico que encerraban los actos de violencia. Este escaso xito del accionar violento como transmisor de un mensaje poltico, exacerb para el autor, el carcter militar de la organizacin, an reconociendo su cpula, que se careca de la capacidad militar suficiente para combatir directamente con las Fuerzas Armadas, y mucho menos con el tipo de represin que se estaba llevando a cabo desde que los militares llegaron al poder. Los Montoneros que creyeron ser el brazo armado del Movimiento Peronista cuyo jefe indiscutido y mentor estratgico era Pern, se reservaron el papel de combatientes dentro del movimiento, y se alejaron de la prctica poltica abandonando por ende a aquella poblacin que inicialmente los haba apoyado, o de alguna manera tolerado. Esta exaltacin de lo militar condicionada de alguna forma por la estructura vertical de las formaciones catlicas de las cuales provenan, es segn Gillespie lo que llevo a la organizacin a su trgico y previsible final. El repliegue Montonero hacia el exilio, y la desastrosa contraofensiva lanzada en 1979, que oblig a un importante numero de militantes, que haban logrado escapar de la represin, a retornar al pas sin la estructura suficiente para garantizar mnimamente su seguridad es considerada por el autor, como la detonante de divisiones internas en las filas de la organizacin que aislaron cada vez mas a su cpula militar. Seguir creyendo, como crean los comandantes Montoneros, que Argentina poda replicar el triunfo sandinista en Nicaragua sin tener en cuenta la diferente estructura social de la Argentina, su poblacin altamente urbanizada, y principalmente la inexistencia de combatividad en sus movimientos de masas, solo redund en el sacrificio de su tropa como desesperado intento por conseguir la aclamacin y el reconocimiento popular, que en la tesis de Gillespie haban perdido haca mucho tiempo si es que alguna vez lo tuvieron.*ALICIA SERVETTO DE LA CORDOBA COMBATIVA A LA MILITARIZADA

La ofensiva de la derecha peronista contra el gobierno provincial: el navarrazo A fines del 73 Pern lanz la ofensiva contra la izquierda peronista para depurar el gobierno y el Partido Justicialista. Las autoridades de la provincia fueron cuestionadas en su accionar gubernamental desde las rbitas nacionales en un contexto de crecientes conflictos internos. En febrero del 74, el Presidente de la Nacin calificara a Crdova como un brote enfermo que vena a perturbar al cuerpo sano del verdadero justicialismo.

En Crdoba la oposicin a Obregn Cano se haba incrementado y las noticias de la conspiracin llevada adelante por el Jefe de Polica Navarro de mantener reuniones clandestinas para conspirar contra la continuidad institucional de la provincia, al mismo tiempo que lo hacan responsable de una serie de escndalos de corrupcin determinaron que fuera cesanteado.

La respuesta de Navarro fue el acuartelamiento de las Fuerzas policiales. Mientras tomaba conocimiento pblico la rebelin policial, las calles cntricas de la ciudad quedaron custodiadas por grupos armados civiles, identificados con brazaletes celestes y blancos y comandados por la Juventud Sindical Peronista inicindose la persecucin de los dirigentes de la izquierda peronista. En una lnea ms ofensiva Navarro decidi arrestar al gobernador, vice gobernador, el ministro de gobierno, de bienestar social y a 86 funcionarios ms. Segn sus argumentos, su actitud obedeca al deseo de controlar las fuerzas enroladas en la extrema izquierda quienes iban a provocar un desorden total.

La madrugada del 28 de febrero, Crdoba amaneci vivenciando escenas de difcil discernimiento: las autoridades gubernamentales detenidas por el ex jefe de polica, varios dirigentes polticos y sindicales amenazados y ocultos en algn sitio, las radios copadas con la incansable marcha peronista, prohibida la circulacin de los peridicos y las calles de la ciudad vigiladas por comandando civiles, sumado a que nadie fue a trabajar, las 62 organizaciones ortodoxas declararon un paro en un gesto de evidente apoyo al levantamiento policial.

Depuestas las autoridades asumi como gobernador el Presidente de la Cmara de Diputados Agodino quien convoc a elecciones para normalizar la provincia. Obregn Cano y los detenidos fueron liberados por la justicia Federal y comunicaron su reasuncin el poder, la Provincia tena 2 gobernadores. Consciente de que la posibilidad de continuar en su cargo dependa de la voluntad del gobierno nacional, Obregn Cano realiz un viaje a Buenos Aires y obtuvo por respuesta formal la intervencin en la Provincia, justificada en la permisividad del Gobernador frente al accionar subversivo. Los objetivos eran claros: no restituir a las autoridades legtimas. El mensaje que acompao al proyecto, argumentaba que las autoridades elegidas no supieron colocarse a la altura de los deberes de su funcin y sin percatarse se fueron alejando de la revolucin autntica. En consecuencia, el proyecto de intervencin oper como un mecanismo de legitimacin al golpe policial.

Durante los acontecimientos hubo un explcito apoyo a Navarro por parte de la ortodoxia peronista adheridos a las 62 Organizaciones lideradas por Antn. Existi un aval implcito de las autoridades nacionales demostrado en la negativa del Ministerio del Interior de enviar refuerzos para detener la asonada de Navarro y en la intervencin federal que termin por legitimar al golpe.

La totalidad de las fuerzas peronistas excepto la ortodoxia peronista, exigi al gobierno a restitucin de poderes a Obregn Cano, repudiando el accionar de Navarro y la intervencin federal. Pero el control de los medios de comunicacin les permiti a los sublevados contar con un recurso fundamental para conseguir el consenso de la opinin pblica y justificar su accionar en nombre de Pern. El accionar de los mismos se encuentra relacionado con los conflictos internos del Peronismo entre izquierda y derecha. El gobierno de Obregn Cano termin enfrentado con la izquierda por su falta de radicalizacin y con la derecha por qu sta fue relegada de la administracin, por lo que fue perdiendo espacio poltico para moverse. La ofensiva de la derecha fue articulada en 2 frentes el sindical y el poltico que irrumpi con el levantamiento de Navarro.UNIDAD 5*HUGO QUIROGA - EL TIEMPO DEL PROCESO (Unidad 5)

El auspicio inicial al golpe:El golpe militar que derroc al gobierno constitucional de Isabel Pern tuvo lugar el 24 de marzo de 1976.En este ao las fuerzas armadas desplazaron del poder al partido mayoritario de ese momento elegido democrticamente en 1973 con el apoyo masivo, no obstante la mayora de los argentinos no ofreci resistencia. Los militares saban que la descomposicin del rgimen peronista (por la severa crisis econmica, la represin oficial, la violencia generalizada, la incapacidad de la presidenta) era el camino ms corto para llegar al poder. Los partidos polticos no supieron encontrar una salida institucional a la crisis y la dirigencia sindical no poda movilizar ala retrada clase obrera detrs de la defensa de Isabel Pern.

El golpe de 1976 buscaba su legitimacin mediante la conocida teora del vaco poltico el argumento del caos econmico y social y el peligro de la subversin terrorista que conducan a la disolucin de la Nacin y a la anarqua tal como lo estableci la junta de comandantes. Cuando el orden constitucional pierde legitimidad, la solucin de fuerza adquiere una vitalidad progresiva y se asienta en la crisis de confianza en el Estado democrtico sin apoyo civil los golpes militares no hubieran tenido lugar. Los objetivos de un nuevo orden: La misin originaria era fundar un sistema poltico estable, fiscalizado por el poder militar, capaz de liquidar el ciclo indefinido de gobiernos civiles y militares sobre el cual se haba asentado la alternancia en el poder desde 1930.En lo inmediato el autoritarismo militar pretenda poner en marcha un plan de reforma econmica y de disciplinamiento social; los dos principios bsicos del programa anunciado por el ministro de econmica Jos Alfredo Martnez de Hoz el 2 de abril del 76 fueron la funcin subsidiaria del Estado y la apertura de la economa. Al mismo tiempo se organiz un plan altamente represivo para eliminar las organizaciones guerrilleras y las voces de protesta y modificar el comportamiento de los actores polticos y gremiales.

El rgimen militar pretenda fundar una nueva etapa en la vida Arg sobre la base de afianzar otra hegemona en la Soc. La junta militar se arrog el poder constituyente porque sus actos y normas tienen prioridad y estn por encima de la Constitucin Nacional. La organizacin jurdica del rgimen militar puso fin al estado de derecho. En el acto para el proceso de reorganizacin nacional del 24 de marzo la junta militar (Videla, Massera, Agosti) resolvi declarar caducos los mandatos constitucionales del presidente y de los gobernadores, disolver el congreso constitucional, las legislaturas provinciales, remover a los miembros de la corte suprema, suspender la actividad poltica de los partidos y la actividad gremial de los trabajadores, empresarios y profesionales.

El formato de una dictadura institucional implicaba la coparticipacin delas tres fuerzas en las responsabilidades directas de gobierno. El propsito y los objetivos bsicos para el proceso de reorganizacin nacional; 1restitucin de los valores esenciales del Estado, 2 erradicacin de la subversin, 3promocin del desarrollo econmico, 4 posterior instauracin de una democracia republicana. A pesar de la figura de dictadura institucional con la que se ha caracterizado al golpe de 1976 se puede hablar de 4 etapas: Videla (1976-1), Viola (1981), Galtieri (1981-82), Bignone (1982-83); fueron etapas de un mismo proceso que guardaba cierta unidad y organicidad, aunque expresaban realineamientos diversos en las relaciones de fuerza que operaban en el seno del Estado autoritario. El gob de Videla: ejerci durante 5 aos

Los planes polticos:Las fuerzas armadas permanecieron unidas sin fisuras, durante todo el tiempo, por el nico objetivo de la lucha contra la subversin. En cambio, en la discusin de las metas vieron agravados sus antagonismos; en el periodo de Videla encontramos 3 propuestas polticas dos de ellas pertenecen al campo estrictamente militar y la tercera proceda de un sector de las fuerzas civiles que acompaaba el proceso militar. Tres condiciones necesarias para el retorno de la democracia fueron resumidas por Viola; la conclusin de la lucha antisubversiva, la consolidacin de un orden econmico adecuado y la renovacin de los partidos para que pudieran retomar el papel rector que les corresponde.1976 Golpe militar- Desplazamiento del justicialismo.- Los argentinos no ofrecieron resistencia los ciudadanos parecan no sentir al gobierno y la democracia como propias.- Tctica militar: Descomposicin del rgimen, camino ms corto al poder. Los partidos polticos no supieron encontrar una salida institucional a la crisis. La dirigencia sindical no poda movilizar a la clase obrera en la defensa de Isabel Pern.- Opinin pblica: una parte espero deseosa la intervencin, y la otra, mayoritariamente resignada.- Golpe 76 Buscaba su legitimacin: mediante la conocida teoria del vacio de poderCaos econmico y social.Peligro de la subversin terrorista.- Ciclo militar: 1930- 1976 G. Golpes

- Pretrorianismo: Aceptacin de participacin de militares en la esfera poltica.- Historia poltica entrecortada- Proscripcin del Radicalismo- Proscripcin del Peronismo- Actos electorales fraudulentos- Sin apoyo civil los golpes no hubieran tenido lugar.

76 Proceso de Reorganizacin Nacional: Objetivo a largo plazo.- Producir un nuevo orden (aspiracin): las FF.AA tuvieran una participacin orgnica y estable: un sistema poltico estable fiscalizado por los militares.- Reforma econmica, disciplinamiento social. Plan a Corto plazo, inmediato.- Martnez de Hoz fue el Ministro de economa. Funcin subsidiaria del estado. Apertura econmica.- Plan represivo. Eliminar organizaciones guerrilleras y voces de protesta.- 1976 Pas importador de manufacturas. Endeudamiento externo y aumento de la especulacin financiera.-La organizacin jurdica del rgimen militar puso fin al estado de derecho.- Junta militar: General Jorge Videla, Almirante Eduardo Massera, Brigadier Orlando Agosti.- Resolvi declarar nulos los mandatos constitucionales del presidente y gobernadores.- Disolver el congreso nacional, las legislaturas provinciales.- Remover a los miembros de la corte suprema.- Suspender la actividad poltica de los partidos y la actividad gremial de T, E y P.

- Dictadura: Coparticipacin de las 3 Fuerzas. Proceso de Reorganizacin Nacional1-Restitucin de los valores esenciales del estado.2- Erradicacin de la subversin.3- Promocin del desarrollo econmico.4-Pos- instauracin de una democracia.

Gobierno de Videla- Asumi el 29 de Marzo 1976) y ejerci durante 5 aos.- Martnez de Hoz: apertura de la economa, paridad cambiaria y la poltica arancelaria produjeron un dao irreparable en la industria nacional. Estuve respaldada por el Presidente Videla y los crculos financieros del exterior.- Violacin a los derechos humanos (intimacin, tortura, muerte y desaparicin de personas)- Sistema: detencin desaparicin.- 1978- 1981 incidentes civiles se estructuraron.

Crisis del rgimen autoritario- ltimo ao de Videla: fin. 2 fueron los proyectos definidos e implementados en la realidad:

1) Aniquilamiento de la subversin.

2) El Programa de reestructuracin en la economa Martnez de Hoz.

- 29 Marzo 1981 Asumi el general Roberto Viola mandato de 8 meses.- Apertura de viola: distanciamiento del plan de M. de Hoz.- Entendimiento con los partidos tradicionales.- Argentina 1981: Haba empezado a movilizarse.- Clase dirigente pens: proceso de discusin sobre la transicin democrtica.- Multipartidaria (Naci del Radicalismo)- Objetivo: Bases de la transicin democrtica- FF.AA: temor de una Alianza Antidictatorial. Se desencadeno la lucha por el poder dentro de la FF.AA

Gobierno de Galtieri- Golpe a Viola (22 Diciembre de 1981 - 29 Marzo de 1984)- Se propona retomar a las fuentes del proceso. Recuperar la autoridad.

Malvinas- Hecho militar que desempeo apoyo masivo en la sociedad. Resulto un medio para conferir legitimidad al rgimen.- Estrategias: Roberto Alemn (Ministerio de economa)- Plan de ajuste estructural- Plan de acercamiento a EEUU Nicanor Costa Mndez (Canciller)- Formacin de un nuevo partido poltico oficial (FFAA)- Ocupacin de Malvinas- 15/06 Anuncio la rendicin de Malvinas por la superioridad material de Gran Bretaa y el apoyo de logstica de EEUU. 2 das ms tarde, en desalojo del poder. Pas se encontraba aislado internacionalmente.

Designacin de Bignone

- Apoyado por la totalidad de los cuarteles. Pretenda imponer ciertas condiciones a la tradicin democrtica.

Ley de Autoamnista: proclamada por el gobierno militar.- Marzo de 1983 cronograma electoral: Ral Alfonsn (UCR) triunfo.AGUILA GABRIELA. DICTADURA, REPRESION Y SOCIEDAD EN ROSARIO- 1976-1983La RepresinEl 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas inauguraron lo que seria la ltima de las dictaduras militares en la Argentina del Siglo XX.

Se llamo Proceso de Reorganizacin Nacional.

Pronto se hizo evidente que las FA se haban fijado objetivos ms ambiciosos, asumiendo integralmente el control del Estado con el propsito de reestructurar el ordenamiento econmico, social y poltico vigente en las ultimas dcadas.

La intensa movilizacin social que haba caracterizado el periodo previo, la crisis de las instituciones liberal democrticas y su incapacidad para encauzarla y el agotamiento del modelo econmico de matriz populista sustentaron la pretensin de refundar el orden existente expresndose en un proyecto que implicaba la aplicacin de un nuevo modelo econmico que garantizara la recomposicin del capital y su reinsercin en las nuevas condiciones de funcionamiento del capitalismo a nivel mundial, la reorganizacin del funcionamiento del estado, limitando sus aristas interventoras y reguladoras en el plano econmico y en particular una drstica reduccin del fuerte peso que haban adquirido los trabajadores dentro y fuera del mbito laboral. Los militares buscaron asimismo transformar el sistema poltico imperante, eliminando los mecanismos representativos y restringiendo la centralidad de las organizaciones partidarias y sobre todo, desactivar y erradicar la intensan movilizacin social y poltica, de carcter insurreccional o no que haba denotado el ciclo abierto hacia 1969.

Objetivos de las FA: restablecimiento del orden

reformulacin del proyecto de acumulacin y desarrollo

resolucin de la crisis de dominacin burguesa

establecimiento de un orden poltico autoritario y estable

diseo de una sociedad disciplinada, desmovilizada y fragmentadaLa movilizacin social que se haba incrementado notablemente en los primeros aos de la dcada del 70 deba ser clausurada.

Se esgrimi como objetivo central la lucha contra la subversin, enemigos del sistema y curar una sociedad en peligro de disgregacin

La intervencin militar en la guerra contra la subversin se erigi en objetivo y a la vez en un o de los principales argumentos de legitimacin del rgimen.

El accionar represivo fue diseado, coordinado y ejecutado por las FA y conto con la participacin activa de otras fuerzas represivas.

Fue fundamentalmente clandestino o paralegal, caracterizado por el accionar de grupos de tareas y la existencia de centros clandestinos de detencin.

Estuvo guiado por una lgica implacable que delimito como objetivo aniquilar a los militantes de las organizaciones polticos militares y sus estructuras de superficie, pero a la vez incluyo una cuota de azar en tanto persigui y eventualmente elimino personas sin significacin poltica alguna.

Aunque se ha insistido en su carcter secreto tuvo una dimensin pblica y visible que no debe ser minimizada.

Las fuerzas represivas comunicaron a la poblacin al menos una parte de que se estaba realizando, sobre todo a travs de los medios de prensa, esforzndose por presentar todas sus acciones en un marco de legalidad y en una dimensin mas incomoda y acicateadas por las denuncias publicas y el repudio internacional que arreciaron hacia 1978, se vieron c9mnpleidas a dar explicaciones de los hechos aberrantes que se les imputaban.

Este rostro bifronte del accionar represivo no puede ser separado de la estrategia de disciplinamiento y terror social implementada por la dictadura: a la vez clandestino y publico, ilegal y al mismo tiempo inscripto en un marco legal provisto por el estado militar y sus instituciones, deliberadamente secreto pero no por ello completamente invisible.

La idea de un actuar ejemplificador para el resto de la sociedad.

El perfil del enemigo que disearon las FA inclua a militantes de organizaciones polticas no armadas, delegados SINDICALES Y ACTIVISTAS ESTUFDIANTILES, FAMILIARES O AMIGOS DE LAS VICTIMAS, INTELECTUALES SINDICADOS COMO IDEOLOGOS DE LA SUBERCION.

Con todo y en trminos estrictos, el uso directo de la violencia fue selectivo mas all de los objetivos y alcances del proyecto militar, no todos los habitantes, ni la sociedad como un todo compartan aquel carcter ni fueron afectados directamente por el accionar de las fuerzas de seguridad.LAS MODALIDADES Y EL DISEO DE LA REPRESIONA partir de 1975 el PEN puso en marcha una serie de disposiciones y decretos que configuraron el marco legal para la implementacin de la estrategia represiva que se ampliara luego del golpe de Estado. En febrero el gobierno de Isabel firmo el decreto N 256 por el que se dio inicio al operativo Independencia, en septiembre se creo el Consejo de Defesa Nacional y en octubre fue promulgado el decreto 2722 donde se dispona ejecutar las operaciones militares y de seguridad que sean necesarias a efectos de aniquilar el accionar de los elementos subversivos en todo el territorio del pasEl 28/10/75 fue distribuida la Directiva del Comandante General del Ejercito N 404/75 (LUCHA contra la subversin) La actitud ofensiva a asumir por la Fuerza deben materializarse a travs de la ejecucin de operaciones que permitan ejercer una presin constante, en tiempo y espacio, sobre las organizaciones subversivas.La ofensiva debe permitir: disminuir significativamente el accionar subversivo para fines de 1975; transformar la subversin en un problema policial para fines del 76 y aniquilar los elementos residuales a partir de 1977.El lenguaje pretendidamente asptico de estas declaraciones no ocultaba que el objetivo implcito era el aniquilamiento del accionar subversivo, no se detallan all las modalidades y prcticas que asumira la estrategia represiva implementada por las llanadas fuerzas legales ya desde 1975 y con particular intensidad a partir del golpe de estado del 76.

La ofensiva militar y policial sobre estos objetivos se conjugo con el aumento de los asesinatos de militantes polticos y sindicales, atribuidos en muchos casos a comandos anti extremistas o a la Triple A

Pero si bien el accionar represivo se haba iniciado bastante antes fue con el golpe del 76 cuando alcanzo cotas mayores. Las FA asumieron el comando de las fuerzas represivas.

Modalidades: Toda actividad y mas all de los grados de autonoma, se realizaban bajo el mando operativo del Ejercito

Las tareas de inteligencia representaban un papel clave en la ejecucin de las operaciones represivas, los servicios de inteligencia militares y policiales se abocaron al trabajo conjunto

Desde el primer momento se abocaron a la tarea de ubicacin de aquellos individuos o grupos que deban ser erradicados muchos de los cuales haban sido detectados y seguidos desde comienzo de los 70

La modalidad de la represin respeto un doble sistema respaldado por el poder estatal en donde una fachada de legalidad se combinaba con la actuacin clandestina de los grupos de tareas.

Estaban compuestos por militares, policas y algunos civiles

operaban de civil por lo general y a veces de encubierto

Irrupcin violenta de los domicilios, brutalidad del accionar y robo de los domicilios

Uso de apodos de nombres falsos

Los grupos operativos fueron relacionados con delitos comunes como robos.

Es importante destacar que para muchos de los que participaron esto se hacia dentro de un marco de absoluta legalidad.

Tambin se hace referencia en mas de un testimonio a la presencia de un juez

Los centros de detencin a partir del 76 se encuentran en dependencias policiales o militares o en casas o fincas que fueron destinadas a tal uso

Su funcin principal era la obtencin de informacin y el alojamiento transitorio.

Algunos fueron utilizados por varios aos y otros solo algunos meses

Unos eran centros clandestinos especficamente y otros mbitos de detencin de detenidos reconocidos o legalizados

EL PERFIL DEL ENEMIGO. LAS VICTIMAS DEL ACCIONAR REPRESIVO

El carcter de potencial victima de la represin remitia fundamentalmente la actuacin militante o a la vinculacin en algn grado lo que en la jerga policial y de inteligencia denominaba bandas de delincuentes subversivos o bandas de delincuentes terroristas constituidas en primer lugar por las organizaciones poltico militares que actuaban en el mbito regional e incluyendo a sus frentes legales o estructuras de superficie barriales, sindicales o estudiantiles.

La clasificacin incluia alcances amplios y en ella fueron incluidos tanto los militantes de las organizaciones guerrilleras como los integrantes de otras corrientes, en general de izquierda, que desarrollaban su accin en la ciudad o en localidades vecinas, los activistas sindicales y estudiantiles o los militantes sociales, cualquiera fuese el grado de vinculacin con algunas de estas organizaciones.

La incorporacin de una persona en la categora de delincuente subversivo o delincuente terrorista es clara en aquellos casos en que se detalla una cierta historia personal o militante. En todos los casos se incluye el nombre de guerra lo que acentuaba su carcter sedicioso, aunque muchas veces se trata simplemente el nombre de pila o de un apodo familiar.

En estos informes suele establecerse una determinada actividad en la que los detenidos habran participado en hechos considerados subversivos.

En sntesis, para las fuerzas represivas se era un delincuente subversivo en una gradacin que poda incluir el haberse detectado su participacin en la estructura de cualquiera de las organizaciones armadas, tanto como activar en los centros de estudiantes, los barrios o las comisiones internas de los sindicatos o por haber sido reconocida su participacin en lo que los servicios de inteligencia denominaban actos insurgentes. Son numerosos los casos en donde se detiene a una o mas personas, sin especificar motivo.

Las pruebas eran ofrecidas por distintas vas. En algunos casos se especificaba que el nombrado reconoce los cargos que se le imputan o su pertenencia militante o alternativamente es sealado por algn otro miembro de la organizacin a la que pertenece.

Es frecuente en los casos de allanamiento de domicilios se localice material subversivo o que en los enfrentamientos se secuestren armas o explosivos los que habitualmente eran colocados por las fuerzas represivas actuantes, pero que en todos los casos fueron exhibidos como una de las pruebas mas fehacientes de los delitos cometidos.

La deteccin de las victimas realizada por los servicios de inteligencia militares y policiales se nutrio, adems de los seguimientos, de las informaciones o datos obtenidos por medio de la tortura o como sucedi en varios centros de detencin, por la lisa y llana colaboracin de algunos detenidos.

Una vez detectado el blanco se ponan en accin los grupos de tareas quienes, en general en conjuncin con efectivos de diversas fuerzas policiales o militares, procedan al allanamiento de domicilios y/o al apresamiento habitualmente brutal de individuos o grupos que eran conducidos a dependencias policiales o militares o a los centros de detencin que funcionaban en el rea. Asimismo en muchos casos se procedi al fusilamiento en al va publica.

LAS REDES

Los cientos de detenidos que pasaron por los centros clandestinos o las crceles del II Cuerpo conformaban un conjunto heterogneo que se nutri no solo de militantes, al mayora de ellos jvenes de ambos sexos sino de un porcentaje de personas que haban sido detenidos por ser vecinos, familiares o amigos de aquellos perseguidos por las fuerzas policiales y militares, muchas veces acusados de no denunciar u ocultar a delincuentes subversivos.

Si bien haba planificacin en la ejecucin de las acciones represivas, muchas de las detenciones parecen no estar exentas de una cuota de azar.

Mencionamos la importancia ya que juegan un rol muy significativo las redes familiares y sociales: el estar casado con una/o delincuente subversivo o tener un familiar asi tipificado solia ser motivo de detencin o eventualmente desaparecer. Los derroteros de la represin remitieron muchas veces a un entramado social constituido por redes familiares o por vnculos de amistad o de compaeros de colegio o trabajo.

Asi como las estructuras militantes tuvieron una importancia no menor las articulaciones entre grupos generacionales y las relaciones de parentesco, amistad, profesionales, laborales, la estrategia represiva incluyo tal ingrediente como central.

En los casos en los que no mediaba la detencin de los familiares, lo usual fue la implementacin de mtodos que se proponan aterrorizarlos y evitar que continuaran averiguando.VIVIR Y MORIR EN LOS CENTROS CLANDESTINOS DE DETENCIONLos centros clandestinos de detencin constituyeron el ncleo del accionar represivo. Desde las localizacin de las potenciales vctimas hasta el traslado la desaparicin o el asesinato, hubo una lgica constitutiva de ese accionar que vinculo el circuito represivo iniciado con el secuestro a los centros de detencin. Si bien algunas de las vctimas fueron asesinadas antes de ingresar a aquellos centros, en otros casos, legalizadas rpidamente y trasladadas a crceles comunes, la mayora fueron alojadas en estos lugares con un propsito definido: obtener informacin til para desarticular las organizaciones y sus redes, tanto como producir el quiebre de los prisioneros quienes fueron sometidos a un rgimen de terror cuyas reglas estaban definidas de antemano por los perpetradores. La deshumanizacin, el borramiento de las identidades, la crueldad extrema, la exhibicin de un poder omnmodo constante amenaza de muerte definieron esas relaciones y actitudes, colocando a las vctimas en situaciones de indefensin y terror, portadoras de un sentido y ejemplificador y siniestro.

Los centros clandestinos de detencin constituan un microcosmos social, cuyas reglas y pautas se ubicaban en las antpodas que rigen en otros mbitos sociales y por este mismo carcter, su estudio comporta la necesidad de analizarlos como situaciones extremas, anormales o excepcionales.

La identificacin de los lugares de detencin sigue siendo una tarea difcil. Sobre todo por la cantidad de estrategias que se usaban para despistar a los detenidos.

A esto se suma la reticencia de muchos sobrevivientes de recordar esas experiencias tan traumticas. La fragmentariedad y a veces la escasez de detalles precisos en los testimonios y los problemas en el reconocimiento o la identificacin de algunos de esos lugares, han dificultado asimismo la reconstruccin de los momentos en los cuales estos centros de detencin funcionaron.

COMO EL TEXTO SE CONCENTRA EN ROSARIO ME PARECE QUE LOS DATOS MAS RELEVANTES SON ESTOS QUE TIENEN CONTENIDO GENERAL. LUEGO HAY UNA SINTESIS DE TORTURAS QUE ME PARECE QUE NO HACE FALTA.

Unidad 4* AZPIAZU, Daniel y SCHORR, Martn, Hecho en Argentina. Industria y economa,La dictadura militar: desindustrializacin y reconfiguracin de las relaciones econmicas y sociales.El golpe de estado del 24 de marzo de 1976 disparo una de las reestructuraciones econmico-sociales ms significativas y traumticas de la historia argentina; algunos de sus xitos han sido consolidados y/o profundizados en los sucesivos gobiernos democrticos. (Menem lo hizo )

Las polticas implementadas a sangre y fuego por la ltima dictadura militar determinaron el trnsito de una sociedad articulada en torno al crecimiento industrial a otra basada en el ajuste estructural regresivo con una clara hegemona financiera Se produjo un desplazamiento de un esquema asentado sobre el modo de sustitucin de importaciones (vigente desde los 30) y que haba consolidado al sector fabril como el eje articulador y ordenador de las relaciones socioeconmicas y polticas, hacia un modelo financiero y de ajuste estructural.

Posibilitado gracias a transformaciones radicales producidas en la relacin de fuerzas entre capital y trabajo + cambios profundos en el interior de la propia esfera del capital.

Consecuencia: un cuadro social caracterizado por una marcada desigualdad.

En un extremo los trabajadores y sectores populares.

En el otro, un reducido nmero de grupos econmicos nacionales y extranjeros que, en el marco de un intenso proceso de concentracin econmica y centralizacin del capital*, pasaron a ocupar una posicin de privilegio (disciplinado a otras fracciones del capital), tanto en trminos de su participacin en el ingreso y la riqueza como por su capacidad de subordinar el aparato estatal.

*Explicacin de Carlitos Marx:

- Concentracin econmica Incidencia que tienen las mayores firmas o conglomerados empresarios de una actividad en la produccin total de esta.

- Centralizacin del capital Procesos en los cuales unos pocos capitalistas acrecientan el control sobre la propiedad de los medios de produccin con que cuenta una sociedad, mediante la expansin de su presencia en uno o mltiples sectores econmicos a partir de una reasignacin del stock de capital existente. [Basualdo se explaya ms en esto].

El quiebre definitivo del ISI no sobrevino en la Argentina en razn de su irresoluble agotamiento. (Lo quebraron) Se busco transformar de cuajo la compleja estructura socioeconmica que haba ido conformndose tras largas dcadas de desarrollo industrial.

Dos objetivos principales de los militares:

1. Redefinir el papel del Estado en la captacin y orientacin de los recursos.

2. Restringir drsticamente el poder de negociacin que posean los trabajadores en el marco de un rgimen de acumulacin como el sustitutivo (en el que el control de cambios impeda la fuga de capitales, el nivel de los salarios no estaba limitado por la competencia externa y exista una reducida desocupacin):

Se oriento a modificar de modo radical las bases econmico-estructurales que haban hecho posible la irrupcin de fenmenos polticos como el peronismo, procesos sociales como el Cordobazo, as como la emergencia del sindicalismo clasista y combativo.

Revancha clasista: La creciente participacin econmica y poltica de los trabajadores fue percibida como una amenaza por los sectores dominantes, lo cual colaboro para que las principales fracciones del capital aceptaran, y en muchos casos intervinieran activamente, en la formulacin del drstico programa de cambio estructural propugnado por el tradicional sector exportador, aliado al gran comercio de exportacin e importancia, y el sector financiero. A ello se le agregan los capitales con un importante peso industrial en ramas procesadoras de materias primas, es decir, los capitales provenientes en su mayora de las fracciones empresariales oligrquicas, que en el marco del agotamiento del modelo agroexportador y su reemplazo por el esquema sustitutivo, haban destinado parte de la renta agraria obtenida a insertarse en la produccin manufacturera y en algunas actividades vinculadas a ella (servicios, finanzas, comercio, etc.) Fue impuesto mediante el disciplinamiento represivo de los sectores populares.

Tal revancha clasista se vio reflejada en la orientacin de las tres primeras medidas de poltica econmica implementadas por la dictadura, bajo el ministerio del oligarca hijo de puta de Martnez de Hoz y la colaboracin de otros cuadros orgnicos de los sectores dominantes (grupos econmicos):

Congelamiento salarial por tres meses.

Supresin del control de precios.

Devaluacin cambiaria.

Esto permiti establecer desde ese momento un nuevo y mucho ms bajo punto de partida para la discusin respecto del nivel del salario real de los trabajadores y de la consiguiente distribucin funcional del ingreso. [En palabras de Martnez de Hoz: Los salarios haban alcanzado un nivel demasiado alto en relacin con la produccin global de nuestra economa y, por lo tanto, deban sufrir una contencin relativa. Al mismo tiempo, esto era absolutamente necesario para quebrar la espiral precios-salarios, y revertir esta tendencia inflacionaria a que me he referido].

Sumada a estas, otras medidas importantes de reestructuracin que se conjugaron fueron:

Apertura asimtrica de la economa.

Reforma financiera de 1977

Adopcin del denominado enfoque monetario de la balanza de pagos,

La tablita hacia fines de 1978

La profundizacin de la apertura con creciente retraso cambiario desde 1976.

Esto tuvo un indudable impacto sobre los sectores productivos, que haban venido sosteniendo el funcionamiento de la sustitucin de importaciones Nuevo ncleo central del proceso econmico y social era ahora la especulacin financiera y la salida de capitales al exterior.

Semejante alteracin en el patrn de acumulacin del capital en la Argentina implicaba:

1. Agredir una estructura socioeconmica constituida a lo largo de varios decenios durante los que el modelo de industrializacin por sustitucin de importaciones atraves diferentes etapas.

2. Por la propia solidez de la estructura socioeconmica, esta reconversin tena que producirse necesariamente a travs de una crisis, y no mediante una fase de expansin econmica.

3. Los cambios a producir en los pilares bsicos de la industrializacin sustitutica, as como los rasgos del nuevo patrn de acumulacin, deban tornarse irreversibles.Este intento de refundar estructuralmente el capitalismo argentino deba basarse en un estricto control sobre el aparato del Estado, que posibilitara un avance simultneo en mltiples direcciones:

La recomposicin de la dominacin social mediante el disciplinamiento fundamentalmente de la clase trabajadora y los estamentos empresarios de menores dimensiones (o los menos eficientes en trminos internacionales y de la ortodoxia monetarista):

La redistribucin regresiva del ingreso.

La redefinicin del accionar estatal.

La modificacin de la estructura productiva.

En suma, la reversin de la dinmica sustitutiva en el plano socioeconmico y poltico.

Estrategia de agresin al sector manufactureroVariada gama de situaciones que iran convergiendo en dos dimensiones relacionadas:

a) El quiebre definitivo del esquema sustitutivo.

b) Un pronunciado proceso de desindustrializacin y reconfiguracin regresiva del tejido manufacturero.

En materia de poltica cambiaria Se produjo una recomposicin de la estructura de precios relativos de la encomia a favor de los sectores directamente asociados con la dotacin de recursos naturales (sector agropecuario y tambin de hidrocarburos), en detrimento de los industriales.

Se alteraron radicalmente los tipos de cambio mltiples que en el marco del modelo sustitutivo tendan a favorecer a los bienes industriales, en aras de una reasignacin de recursos favorable a los sectores que contaban con ventajas comparativas, en particular, el agropecuario.

Apertura de la economa comercial (importadora) Hacia fines de 1978 se adopto el enfoque monetario de la balanza de pagos: se redujeron mrgenes de proteccin arancelaria.

Se agudizaron las asimetras entre empresas oligoplicas, con capacidad de determinacin de los precios domsticos, respecto de las pequeas y medianas industrias, que resultaron desfavorecidas.

La confluencia de esta poltica cambiaria y la reforma financiera de 1977 conformo una triloga estratgica de mecanismos de agresin al sector manufacturero.

Algunas de las leyes sancionadas por la Comisin de Asesoramiento Legislativo de las FFAA:

1976 Nuevo rgimen de inversiones extranjeras que implico una desregulacin generalizada del accionar de las empresas de capital extranjero, a las que se otorgo igualdad de derechos respecto de las nacionales.

1977 Leyes de promocin industrial a inversiones extranjeras, que hacan posible que las empresas de capital forneo se acogieran a sus beneficios.

Ley de reforma financiera (Una de las que tuvo mayor impacto negativo), implicaba que desde ese momento el sector financiero (y su propia actividad especulativo) comenz a desempear un papel hegemnico en la absorcin y reasignacin de recursos: Liberalizacin de las tasas de inters, de asignacin del crdito por parte de entidades financieras y de los requisitos para su expansin, la instalacin de nuevas entidades de capital nacional o extranjero y sucursales, la garanta estatal de los depsitos y la eliminacin de restricciones cambiarias al movimiento de capitales con el exterior.

Todas esas medidas produjeron una transferencia intersectorial de ingresos.

Dos efectos hacia finales de 1978 en lo que concierne al sector industrial:

1. Notable encarecimiento del crdito para el conjunto de las actividades manufactureras, situacin particularmente acuciante para las firmas que se vean imposibilitadas de fondearse en los mercados externos (PyMEs en su mayora)

2. El creciente desplazamiento de la inversin (fundamentalmente por parte de las grandes firmas) hacia la valorizacin financiera de los recursos, es decir, la inversin en activos financieros mucho ms rentables que aquellos que poda ofrecer un ya alicado sector fabril. [ATENCION QUE ESTO ES EL CORAZON DEL NUEVO REGIMEN DE ACUMULACION BASADO EN LA VALORIZACION FINANCIERA].

Sumado a esto, lo que lo propiciaba, eran las tasas locales en dlares muy superiores a las vigentes en el mercado internacional, lo que es un elemento esencial para interpretar el crecimiento acelerado del endeudamiento externo en un contexto de valorizacin financiera transnacional de los capitales, con una activa presencia de los locales.

De todas formas, no se trato de una apertura indiscriminada y generalizada: Se mantuvieron algunas protecciones arancelarias como por ejemplo en la industria automotriz y para algunos bienes de consumo electrnico, mediante el incentivo al ensamblaje de stos ltimos en tierra del fuego Esto produjo un implcitamente un enclave de ensamblaje y la discontinuidad de la produccin industrial de bienes electrnicos de consumo emplazada en el territorio continental.

A fines de 1978 se anuncio un cronograma de reducciones arancelarias, que conjuntamente con la llamada tablita que planificaba devaluaciones futuras a ritmo decreciente, pretenda controlar la inflacin de tal forma que los precios relativos internos tendieran a converger con los internacionales.

En 1979 se adelanto la reforma arancelaria como mecanismo de control de precios lo que llevo a dinamizar el proceso de apertura econmica sin que por ello se produjera la convergencia de precios y la desaceleracin significativa del ritmo inflacionario. La importacin de bienes sustitutivos de la produccin local afecto