Imen, Pablo - La Escuela Pública Sitiada. Cap.1 y Cap 2

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    La Escuela Pblica SitiadaCrtica de la Transformacin Educativa

    Pablo Imen

    Captulo ICosmovisin neoliberal. Categoras bsicas

    La crisis orgnica del orden capitalista en las primeras dos dcadas del siglo XX tuvocomo alternativas la emergencia de los fascismos, las revoluciones socialistas y,finalmente, la recomposicin del bloque histrico a travs de los denominados capitalismosde bienestar o Estados de Bienestar que a partir de un optimismo histrico desbordante-anunciaba la posibilidad de un horizonte de paz y desarrollo.

    El sueo de un capitalismo humanizado en la posguerra de los 40, fundado en la economa

    keynesiana y en una perspectiva antes discursiva que efectiva- sobre la ciudadana y losderechos sociales de todos, se hizo aicos a mediados de los setenta, cuando la amenaza deuna nueva crisis orgnica del orden burgus pareca configurar el ltimo acto de unacatstrofe anunciada.

    La crisis del capitalismo democrtico no condujo sin embargo al temido o esperadoreemplazo por el modelo de los socialismos reales.

    Por el contrario, la clase dominante, sus intelectuales, sus voceros elevaron al rango depoltica de Estado un nuevo proyecto que trascenda largamente un mero plan degobierno- involucrando valores, discursos y prcticas que legitimaron hasta hoy lacentralidad del mercado, la inevitabilidad del egosmo y la desigualdad, la invalidez del

    Estado como promotor de la distribucin ms equitativa de la riqueza y el conocimiento.En trminos de Sante Di Pol:

    Lo que caracteriza a la postura neoliberal es la conviccin de que esta poltica econmica esslo la parte inicial de un plan ms vasto y orgnico dirigido a limitar a los sectores deintervencin del gobierno y a desarrollar la libertad de mercado1.

    El uso capitalista de la crisis que se indujo en este perodo histrico tuvo tiene- efectosduraderos en la reconfiguracin de las sociedades nacionales y del propio orden mundial.Lejos de constituirse como una novedad de la ltima hora, el armazn ideolgico delneoliberalismo se construy desde fines de la dcada del treinta. Sus creadores, audaces ytozudos, lograron imponer una visin del mundo que se tradujo, dcadas ms tarde, en

    polticas de Estado promovidas en todas las latitudes, aunque no del mismo modo ni porlos mismos medios.

    Nos interesar a continuacin desarrollar algunos elementos centrales de los valores,supuestos, principios que sustentan los principales intelectuales de esta corriente.

    1.1. Notas ideolgicas

    No esperamos nuestro sustento de la generosidad del carnicero, del cervecero o delpanadero; lo esperamos del cuidado que ellos tienen en su propio inters. No nos dirigimosa su sentimiento humanitario, sino a su egosmo, y jams les hablamos de nuestrasnecesidades, sino de las ventajas que ellos lograrn. Si exceptuamos a los mendigos, nadiequiere depender fundamentalmente de la generosidad de sus conciudadanos.

    1 Sante Di Pol, Red: Educacin, libertad y eficiencia en el pensamiento y en los programas del neoliberalismo. Materialbibliogrfico de la ctedra de Poltica Educacional, Facultad de Filosofa y Letras, UBA.

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    Esta cita cristalina tomada por Milton y Rose Friedman de Adam Smith y transcripta en sulibro Libertad de elegirconstituye una muestra palmaria, en primer trmino, de los nexosentre liberalismo viejo y nuevo. Vale sealar que, sin embargo, el liberalismo y elneoliberalismo difieren no slo porque fueron elaborados en contextos histricos muydistintos, sino porque hay tpicos en los que registran notables diferencias. Este trabajo fue

    publicado a fines de los 50 y expresa los lineamientos centrales del programa neoliberal.El individuo es resaltado como juez supremo de sus fines y el lugar de la libertad libertaddefinida desde el punto de vista del consumidor- es puesta en el punto culminante de laescala de valores neoliberales.

    En este sentido, para los neoliberales cada quien es lo que es por el azar, la herencia y lasdecisiones de cada uno. Estos factores constituiran la triloga del destino individual: "Lacantidad de uno y otro recurso que posee cada uno de nosotros es en parte resultado delazar, y en parte de nuestra propia eleccin o de la ajena. El azar determina nuestros genes y,a travs de ellos, afecta nuestras capacidades fsicas y mentales. El azar seala la clase defamilia y el contexto cultural en el que nacemos y, consecuentemente, nuestras

    oportunidades para desarrollar nuestra capacidad fsica y mental. ( . . .) Pero tambin ladecisin personal desempea un importante papel"2.

    Desde aqu, los Friedman advierten sobre el potencial conflicto entre libertad e igualdad:"Igualdad y libertad eran dos aspectos de un mismo valor bsico: que cada individuo debeser considerado como un fin en s mismo. En los Estados Unidos ha surgido un sentido deigualdad muy diferente en las ltimas dcadas: igualdad de resultados. Todos deben tenerel mismo nivel de vida o de ingresos, todos deben terminar la carrera a la vez. La igualdad deresultados est en clara contradiccin con la libertad"3.

    A partir de la defensa cerrada del egosmo, la competencia y la idea de que cada quien esartfice de su destino, la desigualdad aparece corno un fenmeno inexorable de la condicinhumana, de sus sociedades.

    El camino emprendido por la humanidad es caracterizado como la sumatoria del esfuerzo delos exitosos, siempre pocos pero capaces de marcar el camino. La equidad es, por tanto,fuertemente criticada por Milln y Rose Friedman al desnaturalizar los procesos deconstruccin de futuro: (...) si lo que las personas tienen est determinado por la 'equidad' yno por lo que producen, de dnde provendrn las recompensas?, qu incentivos hay paratrabajar y producir? (.. .) La vida no es equitativa. La creencia de que el estado puederectificar lo que la naturaleza ha producido resulta tentadora. (...) El sistema en que las

    personas toman sus propias decisiones y sufren la mayor parte de las consecuencias deestas- es el que ha prevalecido mayoritariamente en nuestra historia. Es el procedimientoque estimul a los Henry Ford, a los Thomas Alva Edison, a los George Eastman, a los John

    D. Rockefeller (...) para que transformaran nuestra sociedad en los dos ltimos siglos. (...)Desde luego, a lo largo del camino hubo muchos perdedores; probablemente ms perdedoresque ganadores. No recordamos sus nombres. Pero en la mayora de los casos saban muy

    bien lo que hacan. Saban que aceptaban riesgos. Y, ganadores o perdedores, la sociedaden su conjunto se benefici de la voluntad de correr esos riesgos"4.

    Una nota relevante de la corriente neoliberal es su ataque a las perspectivas historicistas, y suimplcita idea de la posibilidad de las grandes causas. Expresamente Popper se declaraenemigo del historicismo y las causas que llaman a redimir a la humanidad a travs decambios revolucionarios. Seala que El esteticismo y el radicalismo deben conducirnos,forzosamente, a rechazar la razn y a reemplazarla por una desenfrenada esperanza demilagros polticos. (.. .) Aun inspirados por las mejores intenciones de traer el cielo a la

    2 Friedman, M. y R.Libertad de elegir. Editorial Planeta-Agostini, Buenos Aires. 1993, pg. 41 .3 Friedman, M. y R., op. cit., pg. 186.4 Friedman, M. y R., op. cit., pgs. 193-197-198.

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    tierra, slo conseguiremos convertirla en un infierno, ese infierno que slo el hombre escapaz de preparar para sus semejantes"5.

    En un mismo sentido, propone derogar la idea de felicidad y sugerir en su lugar la idea dereducir el sufrimiento: "En lugar de pedir la mayor felicidad para el mayor nmero,deberemos conformarnos, ms modestamente, con la menor cantidad de sufrimiento para

    todos, exigiendo, adems, que ese sufrimiento inevitable como, por ejemplo, el hambreen pocas de escasez de alimentos- se distribuya en la forma ms equitativa posible"6.

    Opone la ingeniera social utpica a la ingeniera social gradual. Mientras la primeraremite a imposibles sueos de grandes transformaciones que conducen al infierno; lasegunda, en cambio, opera en el nivel de las instituciones y favorece los cambios pequeos y

    posibles que harn la vida ms habitable.

    Este llamado a una dinmica social individualista reaccionaria y a la expansin de lasrelaciones de competencia es concomitante con la maximizacin de la economa demercado y la reduccin de la poltica en el mejor de los casos- a un mecanismo

    procedimental para elegir a quienes asegurarn la acumulacin capitalista y la legitimidad

    del orden. En muchas de sus obras, la democracia es severamente cuestionada por estosautores como un mbito autoritario e ineficiente.

    El neoliberalismo, definido como proyecto integral y orgnico de la clase dominante fuereconvertido como poltica de Estado desde mediados de los setenta. Ana Mara Ezcurraanaliza los contenidos centrales del neoliberalismo desde una perspectiva crtica del mismo:

    [La] bsica, de raigambre neoclsica, es que el mercado constituye el mejor instrumento, elms eficaz para la asignacin de recursos y la satisfaccin de necesidades. Un mecanismode autorregulacin que conducira al ptimo social y que, por ello, resultara intrnsecamentesuperior. Por eso, dicha ortodoxia exalt las virtudes de un Estado mnimo e impugnvivamente al Estado de Bienestar y, en general, al Estado como dispositivo de redistribucinen beneficio de las clases desfavorecidas. Aquella tesis oper como principio rector,

    organizador del conjunto doctrinario. (. .. ) Sobre esa base, el neoliberalismo originarioplante una agenda de polticas con cuatro ideas-fuerza clave:

    La promocin de un mximum de crecimiento econmico (de libre mercado) comoobjetivo prioritario;

    A su turno, tal propsito demandara un aumento de la tasa de ganancia del capitalprivado y, para ello,

    Se requerira una reduccin de los costos salariales, una merma en el costo de lafuerza de trabajo, una bandera neoliberal decisiva y distintiva que, adems,

    Condujo al auspicio de una firme contencin del gasto pblico social.7

    En rigor, estas ideas y estas polticas conspiraban contra la expansin del gasto social, y

    como es de suponer, la educacin no fue inmune a los nuevos vientos derechistas en elmundo.

    1 .2. La cuestin educativa

    Para este perodo histrico neoliberal, la interpelacin a cada individuo como responsableexclusivo de su destino, aplicable para cada prctica social, encuentra tambin ecos en lasconcepciones educativas elaboradas por la Nueva Derecha.

    En educacin se presupone la bsqueda de variantes que confluyan en un mismo sentido: lasalvaguarda de la libertad individualpara que el consumidor pueda elegir libremente su

    5 Popper, K.La sociedad abierta y sus enemigos. Ediciones Orbis, Hyspamrica, Buenos Aires, 1985.6 Popper, K., op. cit., pg. 290.7 Ezcurra, Ana Mara. Que es el neo liberalismo? Evolucin y lmites de un modelo excluyente. Lugar Editorial-Ideas,Buenos Aires, 1998, pgs. 14-15.

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    opcin. Muchos de los intelectuales ms representativos de esta corriente advierten contralos modos de adoctrinamiento posibles en sistemas educativos estatales como un riesgo aaventar. Tal es el planteo de Von Mises, que en los treinta ya haba denunciado el papelconservador de la escuela en la transmisin de valores y doctrinas.

    La acusacin principal recae en el Estado, por su carcter de interventor que amenaza tanto

    la libertad como el pluralismo cultural. S se admite, a modo de concesin, que el Estadoasegure algn modo de participacin para el logro de una convivencia pacfica.

    Tambin se acepta que la enseanza obligatoria debe tener un carcter gratuito o, para serms exacto, no arancelado.

    Hayek, referente de la perspectiva neoliberal, es escptico sobre cierta igualdad deoportunidades, pues cree que la masificacin de los niveles no obligatorios puede generaruna nivelacin a la baja de las capacidades y potencialidades individuales. Dichascapacidades individuales trascienden, para Hayek, la presunta capacidad medida de acuerdoa un test objetivo. La suerte, acicateada por el sentido de oportunidad, sera un elementovalioso para el logro de los propios fines:

    Segn los neoliberales, hay que multiplicar las ocasiones para todos. Hay que tener encuenta que esto favorecer no slo a los mejores sino sobre todo al que sepa aprovechartales ocasiones. (...) Segn Hayek, dado que la aportacin principal de un individuo es la deaprovechar lo mejor posible los casos fortuitos que se le presentan, el xito es, en buenaparte, una cuestin de suerte'8.

    Para tutelar la libertad de eleccin de los padres y enmendar los presuntos fallos delintervencionismo estatal, los Friedman proponen una serie de medidas correctivas. Paraambos, como ya vimos, la principal causa del deterioro es la centralizacin y la

    burocratizacin que restaron a los padres buena parte de su derecho a eleccin.De ese modo, Friedman introduce tambin en el campo de la enseanza el mismo criterio bsicode la libre competencia como mtodo para garantizar la eficiencia y el progreso, y tutelar al

    mismo tiempo la libertad de eleccin de los usuarios, que en ese caso seran los padres. Elproblema de la enseanza en general se convierte as en un problema econmico, laeficiencia, y viene a perder gran parte de las connotaciones y valores ticos, sociales ypolticos. Valores que sirven a menudo para enmascarar intereses de individuos y grupos, enparticular los sindicatos de enseanza y de la burocracia ministerial, que temen unatransformacin radical de la organizacin escolar actual.9

    La reivindicacin de la educacin como una mercanca viene acompaada de undiagnstico de la crisis de la educacin. El expediente utilizado recurre a acusacionessobre actores concretos: al propio Estado, a sus funcionarios y a los sindicatos docentes.

    Otra acusacin, un tanto menos explcita pero que aparece en diversos escritos, refiere alpapel que la sociedad juega en el apaamiento de un orden conservador, actitud que

    termina contribuyendo a consolidar los intereses particulares de los burcratas y losgremios docentes. Estos intereses obstaculizan un cambio en la "ampliacin de lalibertad de eleccin", nica alternativa posible para remontar la crisis y acceder al logrode la excelencia educativa, tpicos desarrollados por los Friedman en sus textos.

    El diagnstico de una crisis educativa generalizada se basa, en principio, tanto en laprdida de poder de los padres como en el exceso de poder de burcratas y docentes:"En el caso de la enseanza, esta enfermedad ha adoptado la forma de una privacin amuchos padres del control sobre el tipo de educacin que reciben sus hijos, tanto directo,

    por medio de la eleccin y el pago de las escuelas a que acuden stos, como indirecto,por medio de las actividades polticas locales. El poder se cierne tambin sobre los

    educadores profesionales. El mal se ha agravado debido a la creciente centralizacin y8 Sante Di Pol, Red, op. cit.9 Sante Di Pol, Red, op. cit.

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    burocratizacin de las escuelas, en especial en las grandes ciudades. (. . . ) El papel delEstado, cada vez mayor, ha tenido muchos de esos efectos adversos tanto en laenseanza superior como en la primaria y la secundaria"10.

    La idea de que la educacin es una mercanca se fundamenta en la comparacin con laactividad industrial. En este esquema, los padres y los hijos son los consumidores, los

    docentes y administradores los productores. Como se sabe, en el mbito del mercado elcliente siempre tiene la razn: "Despus de todo, en la industria las grandesdimensiones han demostrado frecuentemente ser fuente de mayor eficacia, costos ms

    bajos y calidad superior () Por qu haba de ser diferente en lo relativo a laeducacin? No lo es. No se trata de una diferencia entre la educacin y otrasactividades, sino entre unas disposiciones bajo las cuales el consumidor tiene libertad

    para elegir unas medidas con arreglo a las cuales el productor est en el poder, por loque el consumidor tiene por qu decidir. Si el consumidor tiene libertad para elegir, unaempresa puede crecer solamente si produce algo que ste prefiere debido a su calidad y

    precio. (.. .) Cuando el consumidor tiene libertad para elegir, el volumen slo sobrevivesi es eficaz. (...) En la educacin, los padres y los hijos son los consumidores, y el

    profesor y el administrador de la escuela, los productores. La centralizacin educativaha supuesto unidades de mayor tamao, una reduccin de las posibilidades de eleccindel consumidor y un incremento del poder de los productores"11.

    Como se desprende de toda la argumentacin hasta aqu volcada, la libertad de eleccines desplegada libremente en el marco de unas relaciones mercantiles, donde la voluntadde las partes conducira a una armnica integracin de oferentes y demandantes.

    Un sistema de este tipo podra ajustarse a travs del sistema de vales o chequesescolares, sugieren los Friedman, de modo que permita tanto la libertad de eleccin, elfinanciamiento genuino en base al mrito de cada institucin y la competencia que

    permitir discriminar las escuelas buenas de las malas: "Un modo sencillo y eficaz de

    garantizar a los padres una mayor libertad de eleccin, conservando a la vez las actualesfuentes de financiacin, es un proyecto a base de vales. (. .. ) stos disponen de un valeque slo sirve para gastos realizados en educacin y tienen completa libertad paraescoger la escuela en que presentarlo, siempre que cumpla ciertas normas. A los padresse les puede y se les tiene que autorizar el uso de los vales no slo en la escuela

    privada, sino tambin en otros centros pblicos; y no slo en las de su propio distrito,ciudad o estado, sino en cualquiera que est dispuesto a aceptar a su hijo. Esto dar acada padre una oportunidad mayor para elegir, y al mismo tiempo exigir a las escuelas

    pblicas que se autofinancien cobrando la enseanza (totalmente si el vale correspondeal coste total; sino, al menos en parte). Las escuelas pblicas tendrn que competirentonces tanto con las dems escuelas pblicas como con las privadas" 12. Una ventaja

    adicional, apenas mencionada arriba, es la imposicin de una nueva lgica definanciamiento: Una de las ventajas del proyecto de vales es que estimulara unatendencia gradual hacia una mayor financiacin directa de los padres13.

    Promovera tambin la competencia: "La posibilidad de eleccin entre las mismasescuelas pblicas se acrecentara notablemente. Las dimensiones de una escuela

    pblica estaran determinadas por el nmero de clientes que atraera, no por fronterasgeogrficas polticamente trazadas o por una asignacin por alumno. (. .. ) Y, lo msimportante, apareceran nuevos tipos de escuelas privadas para cubrir este enorme mercado.(...) Muchas de las nuevas escuelas seran iniciativa de grupos no lucrativos. Otras seranmontadas para conseguir beneficios. No hay modo de predecir la composicin definitiva de

    10 Friedman, M. y R., op. cit., pg. 213-214.11 Friedman, M. y R., op. cit., pgs. 219-220.12 Friedman, M. y R., op. cit., pgs. 224-225.13 Friedman, M. y R., op. cit., pgs. 226.

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    la industria educativa: la determinara la competencia. La nica prediccin que puedehacerse es que slo sobreviviran las escuelas que satisficieran a sus clientes14.

    La sntesis del diagnstico de los Friedman se condensa en estas afirmaciones, "Pocasinstituciones de nuestra sociedad estn en una situacin ms insatisfactoria que las escuelas.Pocas son las que propician ms descontento o que pueden hacer ms por socavar nuestra

    libertad. El sistema educativo esta dedicado a defender la existencia de sus poderes yprivilegios. Es apoyado por muchos ciudadanos de declarado inters colectivista. Perotambin ste est siendo atacado. Se observan pruebas de decadencia por todo el pas;crecen los problemas del crimen, la violencia y el desorden en las escuelas urbanas; lainmensa mayora tanto de blancos como de negros se oponen a la integracin forzosa;muchos profesores y administradores de escuelas superiores y universidades estninquietos bajo la pesada mano de los burcratas (...); todo lo cual provoca una reaccincontra la tendencia a la centralizacin, la burocratizacin y la socializacin de laenseanza"15.

    1.3. Posibles efectos del neoliberalismo en educacinLo sealado hasta aqu tiene posibles consecuencias de amplio alcance, algunas mediatas,otras inmediatas, sobre la educacin, sus dichos y sus actos.

    De los postulados neoliberales me centrar en tres aspectos cuya incidencia en el campo dela educacin tendran relevancia.

    Primero, en el nivel axiolgico, al inducir unos ciertos valores que no son en absolutoneutrales. Segundo, en el plano epistemolgico, en relacin a la actitud y la actividad sobreel conocimiento. Y, finalmente, en el plano de las dinmicas concretas de la relacin

    pedaggica, de la dinmica escolar y del sistema educativo.

    Toda prctica humana es una prctica social que incorpora valores, valores que estn

    presentes de modo consciente o inconsciente- en los sujetos que construyen con susintervenciones la historia humana. Este rasgo particular expresa la naturaleza poltica y

    portadora de valores de las prcticas pedaggicas al distribuir en su interior poder y saber.

    Los valores promovidos por el (neo)liberalismo, a saber: egosmo, competencia,desigualdad, reduccin del ser humano a un homo oeconomicus, etc., no son, de ningnmodo, inocuos a la hora de establecer los fines de la educacin y los medios para llevarlosa cabo.

    La preparacin de las jvenes generaciones para un mundo canbal dista de las promesas deconstruir un ser humano comprometido con un destino comn. Antes bien, lo contrario.

    Queda como interrogante cuyo tratamiento excede los lmites de este trabajo- pensar qu

    continuidades expresan estos valores con el modelo tradicional de instruccin pblica.La promocin de la competencia, las evaluaciones que asignaban su lugar a cada quien, laviolencia autoritaria de la institucin educativa y, a veces, de la propia figura docente en larelacin con nios y jvenes por slo mencionar algunas cuestiones irritantes- noconstituyen novedades neoliberales, sino que son constantes que operaron a travs de larotulacin, los logros diferenciados, el fracaso escolar, as como la justificacin de ladesigualdad educativa desde la propia configuracin de los Sistemas Educativos

    Nacionales. Esta afirmacin vale para todos los sistemas educativos creados como respuestaa la demanda del propio orden capitalista, si bien se registran diferencias nacionales.

    Mirar dialcticamente los modos de dominacin que asumieron efectivamente las

    dinmicas educativas nos exigir complementariamente ver la emergencia de acciones14 Friedman, M. y R., op. cit.,pgs. 227-228-235-236.15 Friedman, M. y R., op. cit.,pgs. 258-259.

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    contestatarias, de resistencia o de contra hegemona. En conjunto, ver las continuidades yrupturas del orden educativo, analizar las nuevas formas de sometimiento, observar lascontestaciones emergentes constituyen tareas para la teora crtica, tanto ms imperiosas

    para quienes aspiran a democratizar sustantivamente la educacin.

    Un aspecto de esta lgica sistmica y aqu hay una continuidad muy fuerte con las formas

    educativas tradicionales- es la reduccin de la calidad al aprendizaje de contenidos definidospor especialistas externos y jerarquizados16 que reelaboran y traducen como discursopedaggico los saberes de las disciplinas, legitimados a travs del poder del Estado. Sidefinimos como calidad, aqu, a la comprensin de los procesos cientficos de produccindel conocimiento, podremos ver en qu medida la escuela se convierte en una institucincuyo fin central es la produccin de hegemona burguesa en redes diferenciadas: unamisma ideologa procesada, distribuida y apropiada de modo clasista.

    Vale la pena retomar el anlisis desmitificador de Baudelot y Establet, en cuanto no sonconocimientos cientficos (aunque haya algunos elementos) lo que se inculca en la escuela,sino ideologa.

    El elemento de clase se expresa en la estructuracin del sistema educativo capitalista a partirde dos redes: una primaria profesional, a donde van a parar los hijos de las mayoraspopulares; y una secundaria superior destinada a los exitosos (e hijos de exitosos) que lapropia dinmica institucional empuja y logra:

    La segregacin de los materiales ideolgicos, las dos formas incompatibles e inculcacin dela ideologa dominante en una y otra red producen efectos opuestos: por una parte, a losfuturos proletarios se les asestaun cuerpo compacto de ideas burguesas simples; por la otra,los futuros burgueses aprenden, a travs de toda una serie de aprendizajes apropiados, aconvertirse (...) en intrpretes, actores e improvisadores de la ideologa burguesa. Desdeluego, se trata de la misma ideologa pero, entre el proceso de inculcacin en la primaria-profesional y el proceso de inculcacin en la ideologa secundaria superior existe la misma

    diferencia que entre el catecismo y la teologa (...)

    17

    Lejos de los conflictos que configuran la dinmica de la disciplina cientfica dado quebuena parte de la construccin terica surge del dilogo y confrontacin de puntos de vistaal interior de cada campo de conocimiento-, la idea de paquetes envasados de conocimientoviene a construir un sentido comn de autoridad incuestionada del saber experto, y,

    bsicamente, un sentido comn acorde a la cultura dominante.

    Constituye, por un lado, una marca de aquello que los alumnos deben aprender, y sobre loscuales se les va a evaluar.

    Lo dicho presupone, primero, la imposicin de un arbitrario cultural (ese conocimiento) yla exclusin de otros conocimientos que provienen de mbitos silenciados por la culturaescolar.

    Es, a la vez que parmetro de los saberes vlidos, canal de seleccin, jerarquizacin,clasificacin de alumnos ganadores y perdedores en relacin con el rendimiento requerido

    para expresar la calidad educativa. Contribuye, puesto en el marco de un sistema decomparaciones de rendimientos de pruebas estandarizadas, a la conformacin de unmercado competitivo entre docentes y escuelas.

    Por otro lado, esta prctica escolar centrada en el curriculum, el libro de texto y lasevaluaciones clasificatorias enajena al trabajador de la educacin acerca de los fines y losmedios puestos en juego en la relacin pedaggica. En efecto, si elpara qu de la relacin

    pedaggica se resuelve en el logro de la calidad educativa18, y el cmo est predefinido en el16 El caso de la elaboracin de los contenidos bsicos comunes implementados por la Reforma Educativa enArgentina constituye un ejemplo concreto de este dispositivo.17 Baudelot, C. & Establet, R.: La escuela capitalista. Editorial Siglo XXI, 1999, 13 edicin, pg. 139. Destacadooriginal.18 Calidad que, a su vez, se expresa en trminos de cantidad de conocimientos acumulados por los alumnos.

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    libro de texto parece claro que el docente ve severamente obturada su posibilidad de opinary decidir sobre los fines y medios de la educacin que l lleva adelante. Si a esto leagregamos slo como factor del contexto- los procesos de intensificacin del trabajodocente, la exigencia de pluriempleo para resolver un ingreso mnimo, las obligaciones decapacitacin atada a la reforma y el notable deterioro de las condiciones de vida de los

    estudiantes, podremos comenzar a vislumbrar en qu medida la tarea de ensear se convierteen trabajo alienado

    Como seala Apple en relacin a la realidad de EE.UU. en los ochenta, describiendo unatendencia generalizada y creciente bajo el predominio de los gobiernos neoliberales:

    Poco es lo que queda a la eleccin del maestro a medida que el Estado invade cada vez mslos tipos de conocimiento que se deben ensear, los productos y las metas finales de laenseanza y los modos de lograrlo19.

    El saber y el poder se entrelazan aqu de modo muy concreto, y su: efectos posiblementesean relevantes en trminos de un aprendizaje que revierte como dogma indiscutible, uninstrumento de regulacin de las prcticas pedaggicas en el aula sobre los alumnos y los

    docentes, un acto de des politizacin de la praxis educativa y una imposicin cultural queahoga toda actividad no orientada al logro de resultados esperables en los operativo:evaluadores.

    Desde el punto de vista epistemolgico, se apunta a la naturalizacin y aceptacin de unmodo de ver la realidad, de conceptualizarla, de adoptar los puntos de vista de lasautoridades del conocimiento que a la vez que implica la adopcin del punto de vista oficialy expresa el rechazo a visione: alternativas.

    Desde estas primeras definiciones, avanzaremos ahora hacia un abordaje de propuestasconcretas de polticas educativas elaboradas por Organismos Internacionales, en un planomucho ms concreto.

    La relacin entre estos supuestos neoliberales es evidente, como se ver en los respectivosdiscursos.

    1.4. Interrogantes abiertos

    Algunas preguntas de Marx en relacin a la riqueza (y la pobreza), tal vez sean tiles paradescubrir lo que se oculta detrs de la apariencia livianamente mercantilizadora del

    proyecto educativo neoliberal.

    Si hablamos de los conocimientos en la sociedad y su distribucin, caben entonces laspreguntas: quin produce conocimientos y quin los distribuye?, cmo lo hace?, quin selos aduea?, qu conocimientos son instalados como valiosos y cules no?

    Quin define la legitimidad de estos conocimientos? Cules son los mecanismos delegitimacin del conocimiento validado socialmente por la clase dominante? Quluchas se dan por el reconocimiento de otros conocimientos?

    Cmo se reparte el conocimiento? A quin le toca qu cosa? Quin es responsable de ladistribucin?

    Cmo se relacionan los mecanismos de distribucin con las posibilidades de apropiacindel conocimiento?

    Qu luchas se registran alrededor del conocimiento y su campo especfico en lamodernidad capitalista, el sistema educativo formal?

    19 Apple, M.: Maestros y Textos. Una economa poltica de las relaciones de clase y de sexo en educacin. Paids,Barcelona, 1989, pg. 88, 1 edicin.

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    Algunas de estas preguntas sern contestadas en este trabajo, cuyo aporte es analtico,exploratorio y centrado en un anlisis de concepciones y herramientas de laTransformacin Educativa.

    En principio, el esquema que propone la perspectiva neoliberal es relativamente simple.

    Las preocupaciones de las tracciones dominantes y sus representantes orgnicos fueronevolucionando en un sentido dual. El ejemplo del Banco Mundial es paradigmtico. La

    preocupacin de sus primeros escritos se centra en la demanda por ms mercado, mscompetencia, ms liberalizacin de la actividad educativa.

    Se le otorga la centralidad en la elaboracin del conocimiento al saber experto. Esteconocimiento ser evaluado al final del proceso y establecer estndares de calidad sinnimo de estndares de rendimiento-.

    La educacin es concebida como una mercanca pasible de adquirir en el mercado. Habrauna identidad entre educacin y conocimiento elaborado, asimilado y evaluado. Dichoconocimiento tendra una trayectoria de clase como sealamos antes-, y modos dediversificacin varios.

    Para los pobres, entonces, habra un circuito devaluado, centrado en la provisin deherramientas para la empleabilidad. El carcter dual del sistema educativo no hace sinoreforzarse: no debe contabilizarse este discurso como novedad neoliberal sino que respondea la estructuracin clasista de los sistemas educativos formales en el capitalismo. Unasociedad que divide social, sexual y racialmente el trabajo, exige que su educacin estatalcapitalista provea para cada fragmento productivo la mano de obra adecuada ycorrespondiente. Lo que s vari fuertemente en relacin al perodo previo, es el contextocaracterizado por ciertos niveles de modernizacin tecnolgica y por la creciente expulsinde mano de obra.

    Por otra parte, para los no pobres se abriran circuitos de mercado. En todos los casos, se

    prev una lgica centrada en la competencia y la meritocrcia. Aunque en trminos deimplementacin en Argentina no se termin de montar esa dinmica de mercado, se produjoun avance significativo en los noventa en el plano del sentido comn. Es claro que para quese puedan operar modificaciones institucionales, debe primero asegurarse un consenso quehabilite las reformas de mercado.

    Queda as claro que se estimulara la creacin de un conocimiento oficial a distribuirdesigualmente a travs de la superposicin de viejos y nuevos dispositivos. En algunoscasos, ser el mercado el ocupado de esta distribucin. En otros, el Estado podra serconvocado a garantizar una educacin bsica para los ms desposedos.

    La apropiacin es una dimensin que es atribuida enteramente a la capacidad individual.Aqu tambin hay una larga tradicin en el capitalismo de teoras individualistas que

    justifican perspectivas racistas y discriminatorias. En cada periodo aparecen intelectualesque difunden bajo nuevos formatos "teoras de los dones", "teoras de los talentos" u otrasvariantes que apuntan a convertir a las vctimas en sus propios victimarios: las

    posibilidades de xito de cada quien dependen de uno mismo.

    En sntesis, la mirada neoliberal profundiza, en el terreno educativo, el mismo rasgoindividualista, competitivo y egosta que reclama para todas las actividades de losindividuos que integran la totalidad social.

    A continuacin, sobre estos supuestos, veremos los cambios operados en el Estado, y susmodos de condicionamiento sobre el funcionamiento de los Sistemas de Educacin Formal.

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    Capitulo IIEl orden capitalista y el estado

    2,1. Relaciones de sociedad, estado y economaHablar de poltica educativa nos remite a las polticas pblicas, y estas a su vez, no puedenentenderse fuera de la escurridiza nocin de Estado (y su: relaciones con la sociedad y laeconoma).

    En este sentido, comprender, por ejemplo, el proceso de sancin e implementacin de laLey Federal requiere unas primeras conceptualizaciones que ayuden a la interpretacin

    posterior.

    En el caso del concepto de Estado la empresa no es sencilla. Una primera dificultad que senos aparece es que el significado del trmino Estado encierra una complejidad y diversidadde planos, que suelen existir y desenvolverse imbricada y contradictoriamente.

    En una primera aproximacin, sealemos que el Estado constituye una red institucional yuna relacin Social que debe entenderse como parle de un bloque histrico integral, cuyasprcticas y agentes estn imbricados con otras esferas o momentos de la vida social: laeconoma, la sociedad, la cultura, etc.

    La idea de tomarlo como una entidad separada del resto obedece a una decisinmetodolgica, pero es imposible pensar la configuracin y la dinmica del Estado, susinstituciones y sus agentes al margen del proceso histrico que va moldeando el ordensocial.

    De hecho, muchas de sus transformaciones constituyen una respuesta a cambios que seproducen en el nivel estructural del capitalismo.

    La reestructuracin del capital ocurrida en los ochenta fue el marco y motor de los cambiosoperados en los Estados nacionales y en la relacin entre Estados.

    Este concepto, pues, debe comprenderse como parte del todo social y, en s mismo,involucra dimensiones o niveles distintos, que expresan distintas lecturas y diversasherramientas de abordaje.

    Aqu slo enunciaremos ya que su tratamiento en profundidad excede los lmites de estetrabajo- la existencia de un primer nivel de anlisis que remite a la idea de Estado comoEstado de clase y como relacin de dominacin.

    El Estado es un espacio social (que involucra unas prcticas, unas estructuras, unasregulaciones, unas instituciones, unos actores) que produce y reproduce desde una lgicaespecfica el orden social capitalista. Y su lgica especfica tiene que ver con sus metasconsistentes en, antes que nada, asegurar la acumulacin de capital; y, en segundo trmino,legitimar el orden capitalista. Estas dos tareas asegurar la acumulacin de capital y lalegitimidad del orden- ponen en tensin la direccionalidad de las prcticas y los discursosque confluyen en su interior y en su relacin con el todo social. En esta perspectiva, parececlaro que, mientras estemos hablando del orden capitalista y ms all de las tensiones ycontradicciones operantes-, la direccionalidad ms fuerte remite a garantizar elfuncionamiento de dicho orden con el menor grado de conflictividad posible. Tambin esclaro que el capitalismo, como orden estructural, reconoce distintas modalidades dedesenvolvimiento, diferencias que, en ocasiones, estn lejos de ser meros formalismos20.

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    La diferencia entre vivir en Hait o en Suecia, en trminos de condiciones de vida de las mayoras, configura sin dudauna realidad emprica evidente. Con la misma certeza afirmamos que el orden capitalista debe entenderse como sistemamundial, sistema que reproduce entre las sociedades nacionales relaciones de desigualdad, de jerarqua y dedominacin/sometimiento. Y de all, por tanto, es posible afirmar que en el capitalismo se puede vivir como en Sueciaporque se debe viviras en Hait. Los datos referidos a las desigualdades en el plano mundial permiten ver cmo la

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    El Estado capitalista es portador de una autonoma relativa que parece sobrevolar, y a vecescontradecir, los intereses de los capitalistas individuales. Esta autonoma relativa permitearticular acumulacin y legitimacin del orden en el largo plazo histrico. Las quejassectoriales o de empresarios individuales contra las medidas tomadas por el Estado reflejanesta situacin: el Estado capitalista debe administrar el conflicto no slo entre las clases

    antagnicas sino al interior de la propia clase dominante, saldando a favor de ciertasfracciones y en detrimento de otras las regulaciones y fuerzas que definen la distribucinde la riqueza, el poder y el conocimiento.

    Deber analizarse cmo ocurren estos procesos a la luz de las mutaciones ordenadas bajo lahegemona neoliberal en que se privilegi el desmantelamiento de los Estados capitalistas

    benefactores (con diverso grado de xito segn las latitudes), y su reconversin comoEstados penales a la vez que gerenciadores del bloque dominante21.

    Unsegundo nivel de anlisis remite a la idea de Estado como red institucional mediadoradel conflicto entre las fracciones de la clase dominante y entre las clases sociales en unasociedad determinada. Es un nivel ms concreto y presupone la constitucin de un

    verdadero comando de operaciones del funcionamiento del orden, a la vez que caja deresonancia del conflicto social.

    Se trata de una institucionalidad que funciona bajo formas particulares de regulacin, queinstala ciertos dispositivos, discursos y prcticas, y que plasman en lo cotidiano lasfunciones asignadas al aparato burocrtico estatal, atravesada por una multiplicidad de

    pugnas.

    Un tercer nivel, complementario del segundo, es el lugar y la perspectiva de los sujetos queparticipan del proceso de toma de decisiones, o que son destinatarios de dichas decisiones,as como las dinmicas que se generan en el seno del escenario econmico, poltico ysocial articulando complejamente a gobernantes y gobernados, a gestores y beneficiarios, afuncionarios y usuarios, a gerentes y clientes.

    Esto nos parece importante de resaltar ya que ubicamos a la poltica educativa en los tresplanos complementarios, y trabajaremos intentando explicar el modo por el cual, a travs demedidas, discursos, dispositivos, prcticas y estructuras se van modificando dinmicas enel sistema educativo, en las instituciones y, presumiblemente, en las propias prcticas

    pedaggicas (si bien dichas cuestiones no sern materia de anlisis en este trabajo) acorde ala reestructuracin del capitalismo en todos sus niveles.

    Comprender las polticas educativas implica, pues, comprender al Estado, y al conjunto delas polticas pblicas de las cuales dicha poltica educativa es una parte. Poder ver lastensiones y disputas, as como su direccionalidad central nos permitir ver los viejos ynuevos modos de dominacin como tambin las continuidades y rupturas ensayadas desde

    el amplio campo de la contestacin.Tener presente el primer nivel de anlisis de lo estatal como parte d una organizacinsocial clasista nos previene de la ingenuidad de distintas perspectivas educacionistas, paralas cuales la clave para superar todos los problemas es la educacin (como si los educadores,los programas, los conocimientos, el saber, el poder, las instituciones estuviesen por encimade las construcciones hegemnicas de la clase dominante). Los otros dos niveles nos

    permiten comprender al Estado como relacin social y terreno de lucha, abriendo una vaque a la vez disputa la direccionalidad dominante que en este caminar va construyendotrabajosamente marcas para otro futuro posible.

    especie-pero con grados de responsabilidad muy diversos- pone en riesgo social y ecolgico la continuidad del planetapor la accin depredatoria del capitalismo globalizado.21 Ver los textos de Wacquant, Loc: Las crceles de la miseria. Ediciones Manantial, Buenos Aires, 2000, 1reimpresin; Paras urbanos, marginalidad en la ciudad a comienzos del milenio. Ediciones Manantial, Buenos Aires,2001, 1 impresin.

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    Desde esta perspectiva dialctica, nos parece posible ahora volver a analizar el predominiode las propuestas de la Nueva Derecha en las novedades introducidas por el gobierno, ydesde la gestin del Estado, bajo el perodo que estamos revisando.

    A lo largo de los noventa como parte de un proceso que se inicia en los setenta- seprocesaron en Argentina y en el mundo capitalista profundas mutaciones en las relaciones

    entre Estado, economa y sociedad que deben verse como parte de la instalacin yconsolidacin del orden neoliberal.

    En el siglo XX se produjeron dos cambios trascendentes en los modos de articulacin deestas tres esferas, como respuestas a sendas crisis del orden capitalista. Frente a lainviabilidad del capitalismo de libre concurrencia en las primeras dcadas del siglo, laalternativa que construy la clase capitalista22 fue el capitalismo democrtico o de

    bienestar. En los aos setenta, el orden previo se transfigur como capitalismo neoliberal.

    Estos fenmenos tuvieron y no podra ser de otro modo- impacto en la esfera de laeducacin formal. Frente a las tradiciones en Argentina de una educacin pblica estatalistaaparece la alternativa neoliberal que combina asistencialismo y mercado en el marco de una

    dinmica estructural, cultural, social y poltica en que el Estado desarrolla nuevas estrategiaspara orientar su doble funcin de garante de la acumulacin de capital y red institucionallegitimadora del orden23.

    Frente a las nuevas realidades, los relatos nostlgicos que reclaman la idea sarmientina deuna identidad entre educacin pblica, popular y estatal suenan como discursos de difcilconcrecin.

    Cmo pedirle a un Estado que implemento un verdadero genocidio poltico y social,contemplaciones con la niez y la juventud (sin contar aqu a la amplia franja de la adultezvulnerable) que sostenga un proyecto educativo al servicio de las mayoras sociales?

    Estos sectores fueron, de modo sistemtico y masivo, privados de los derechos materiales y

    simblicos ms elementales que hacen a una democracia sustantiva (y, por tanto, nocapitalista; ms an, resueltamente anticapitalista).

    Por otro lado, cmo no hacerlo cuando fue el Estado la va histrica para ampliar lademocracia educativa, o, para ser ms exactos, para reducir las desigualdades educativas eincrementar las oportunidades de acceso, permanencia y egreso de crecientes sectores

    populares?

    La reivindicacin nostlgica del pasado es un recurso legtimo, pero, a la larga,inconducente para resolver la construccin de una educacin democratizada. Las nuevasrealidades en un mundo en trnsito nos hacen actuar defensivamente, inclusive en el planode las categoras, y reivindicar a menudo pasados que fueron menos infelices que este

    presente.

    Lejos de entender el escenario actual como una invitacin a la parlisis, pretendemos eneste apartado reflexionar sobre alguna de las mutaciones del Estado capitalista, explicarlos nuevos dispositivos y modos de dominacin; y descubrir las novedades de lacontestacin que resiste y se anima a construir contra-hegemona. En el plano de la polticay tambin de la propia poltica educativa.

    2.1.1. Mutaciones a lo largo del siglo XX

    Sealamos con Pablo Pozzi24 que, frente a las teoras del derrumbe inexorable del sistema, elcapitalismo viene demostrando una notable capacidad de reacomodamiento: sus sectores22 Va de suyo que la modelacin del orden social no es una creacin pacfica de una clase social, sino un procesodinmico y atravesado por antagonismos y luchas. Queremos sealar que el saldo de estas luchas se resolvi a favor de laclase dominante que condujo dicho proceso y arrib a resultados funcionales a sus intereses.23 Los aos noventa constituyeron la plataforma temporal de esta transicin, aun en curso y con final imprevisibleluego de la rebelin de diciembre de 2001.

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    ms lcidos operaron transformaciones de fondo dentro del mismo sistema para mantenerloy hacerlo sobrevivir.

    En consecuencia resulta til tratar de pensar nuevas herramientas conceptuales para empezara trabajar la idea de que el capitalismo no morir tal vez por sus propias contradicciones,como hasta el agotamiento se ha proclamado, sino que contiene en su esencia una enorme

    capacidad de reconversin a fin de garantizar sistemticamente el beneficio, por lo que sehace necesario comprender la capacidad de transformacin que le es propia25.

    Se trae aqu el concepto de "estructura social de acumulacin", acuado por Gordon,Edwards y Reich, que, centrado en el anlisis de la ganancia (como categora central de laeconoma capitalista), intenta ocuparse de fenmenos ms abarcativos en una perspectivamultidimensional de la realidad total del orden burgus.

    Frente a las lecturas unidimensionales, recuperamos la idea de que el problema en lo sustancial es social. Esto es, el capitalismo no es una frmula mgicaaparecida como consecuencia de una abstraccin lejana e intocable llamada contradiccionesdel modo de produccin, sino un paso ms en la frmula generada por los que 'tienen' paragarantizar que los que 'no tienen' sigan no teniendo a fin de que los que 'tienen' sigan

    teniendo, conforme el desarrollo de las condiciones reales de existencia26Va de suyo que, si estas afirmaciones se refieren a la riqueza, tanto el saber como el poderconfluyen en una misma lgica de privar a los ms para que los menos sepan, tengan y

    gobiernen.

    Las readecuaciones del Estado se operaron tanto en las reorientaciones del discurso como enlas polticas pblicas y en su dinmica interna de funcionamiento.

    Las tensiones de todo Estado capitalista, entre el aseguramiento de la acumulacin de capitaly la legitimacin del orden vigente, adquirieron en es te periodo dinmicas particulares.

    La constitucin del Estado en una verdadera junta de negocios de la burguesa" asdefinido por Marx para el siglo XIX y en lneas generales vlido para la direccionalidad del

    neoliberalismo a fines del siglo XX e inicios de XXI- lo constituye en un actor central parael logro de ganancias ordinarias y extraordinarias a favor de minsculos gruposempresariales. Este fenmeno tuvo como contrapartida de un indito nivel de exclusinsocial, un incremento notable en la brecha entre ricos y pobres, la extensin masiva deldesempleo y, con ello, la emergencia de nuevos conflictos sociales.

    Bajo la retrica programtica del Consenso de Washington27, se sealaba la necesidad de laapertura econmica, la flexibilizacin, el equilibrio fiscal, las privatizaciones, etc. Detodos estos mandatos, asistimos a cumplimientos parciales, cumplimientos que ocurren enfavor del capital y en detrimento de los sectores mayoritarios. Este recetario, cabeagregar, fue diseado y propuesto para los pases subordinados, no para los pases

    capitalistas desarrollados.Por mencionar un ejemplo, la apertura econmica no fue una frmula adoptada por lospases ms poderosos de la tierra, quienes, en aquellos rubros en los que podan ser emuladospor los pases subordinados, desarrollaron estrategias de subsidios: el caso paradigmtico esel de la produccin agrcola28.

    24 Pozzi, P.; Nigra, F.: Huellas imperiales. Historia de los Estados Unidos de Amrica 1929-2000, Imago Mundi,Buenos Aires, 2003, 1 edicin.25 Pozzi, P.; Nigra, F., op. cit.,pg. 9.26 Pozzi, P.; Nigra, F., op. cit.,pgs. 17-18.27 El trmino "Consenso de Washington" remite a una serie de propuestas elaboradas en EE.UU. como propuestas depolticas pblicas para los pases subordinados y perifricos. Entre las ms relevantes se destacan las de privatizacin deempresas pblicas, flexibilizacin laboral, apertura econmica, equilibrio fiscal. Constituyen la base de poltica pblicade los gobiernos neoliberales en los ochenta y noventa en todas las latitudes del mundo, aunque con diversos grados deprofundidad y alcance.28 Este fenmeno es recurrente en EE.UU. como en otros pases del capitalismo avanzado.

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    Otras ideas tuvieron un avance ms significativo en todas las latitudes, si bien los gradosheterogneos de resistencia de la clase subalterna cristalizaron distintos grados deimplementacin de estas reformas. En los pases cuya clase subalterna era portadora de unmayor grado de organizacin, tradicin y disposicin a la lucha, las medidas neoliberaleslograron menos extensin y profundidad. Veamos algunas de ellas, y su articulacin con la

    educacin.La flexibilizacin29, entendida como precarizacin del trabajo, se aplic de modocoherente y sistemtico. Esta medida estuvo orientada a disciplinar la mano de obra a lavez que profundizar la extraccin de plusvala para los empresarios individuales. De mododirecto e indirecto, estas mutaciones tuvieron incidencia en los sistemas educativos. Lasrelaciones entre el mundo de la produccin y el sistema educativo se configuraron en losnoventa de un modo profundamente regresivo. Frente a las demandas de articulareducacin y empleo, el neoliberalismo desarroll una dinmica original. Por un lado, elsistema educativo colabor en este punto adecundose a los requerimientos de lasempresas (al menos el reconocimiento de que la educacin deba formar seres humanosempleables), y los dispositivos de formacin para el empleo, va pasantas educativas,configuraron un notable recurso para avanzar en la precarizacin de las condicioneslaborales. Simultneamente, varias de las vctimas del desempleo beneficiadas con los

    planes asistenciales cumplan tareas en las escuelas. La curiosa por renovada- sociedadentre la educacin sistemtica y la acumulacin de capital se daba as en una dobledireccin: de las escuelas proveyendo mano de obra cuasi esclava (y facilitndole a lasempresas la expulsin de trabajadores con contratos por tiempo indeterminado, que fueronreemplazados por pasantes) y, de los segmentos ms bajos del mercado laboral desempleados con planes sociales-, se provea a las escuelas de personal auxiliarfacilitando la reduccin presupuestaria (ya que, como todos se imaginan, el subsidio de un

    plan social es significativamente ms barato que el pago que corresponde a un

    nombramiento efectivo como empleado del Estado). La frrea dictadura del capital y elobjetivo supremo de maximizar la ganancia tuvo expresin en las reformas laborales legales y de facto- que dieron legitimidad al deterioro de las condiciones de trabajo de lamayor parte de los asalariados.

    El equilibrio fiscal y su correlativo llamamiento a la reduccin presupuestaria fue entrenuestros pases, a lo sumo, una expresin hipcrita de la retrica oficial. Eldesmantelamiento de las instituciones del capitalismo de bienestar, lejos de significar unrecorte del gasto a tono con las exigencias de los Organismos FinancierosInternacionales- fue complementada con la creacin de nuevas instituciones funcionales ala implantacin del neoliberalismo vernculo y el refuerzo de las redes institucionalesrepresivas y asistenciales. La contracara de la destruccin de una sociedad menos desigual

    fue el abordaje de las nuevas fracturas sociales a travs de la caridad y la represin. En elplano educativo se dio un fenmeno paradojal: hubo incrementos en el financiamiento, sibien estos fueron afectados a la implementacin de la Transformacin Educativaneoliberal. En un sentido, se oper a contramano de las recomendaciones orientadas alajuste estructural (va achicamiento presupuestario) aumentndose los montos

    presupuestarios. Por otro lado, se oper un deterioro sistemtico de las condicioneslaborales de los trabajadores docentes, una de cuyas expresiones fue el congelamientosalarial y el cercenamiento de los derechos contenidos en los Estatutos docentes. As seoper una curiosa dinmica de expansin relativa del gasto pblico educativo, peroorientado a la implementacin de la reforma (y sus expertos, costos editoriales,

    29 En general la flexibilizacin remiti a un concepto ambiguo: se refera a la elasticidad de la organizacin de la tarea(flexibilizacin interna) y al tipo particular de contrato laboral (flexibilidad externa). Los objetivos de la polticaeconmica centrada en la flexibilizacin apunt a la precarizacin de las condiciones laborales de los trabajadores.

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    consultoras, compras de equipamiento, negocios inmobiliarios para infraestructura) endetrimento de los educadores.

    Finalmente, las privatizaciones se cumplieron en toda la regin. Este proceso gener unindito y espectacular mecanismo de transferencia de ingresos hacia el sector privado atravs de la cuestionada venta de activos nacionales, producto del esfuerzo de generaciones

    precedentes en nuestros pases.Veremos a continuacin algunas de las mutaciones en el Estado (neoliberal), que nos

    permitir visualizar en qu medida la Transformacin Educativa fue coherente con elmodelo y con el resto de las polticas pblicas, sealaremos algunas especificidades de la

    poltica educativa del perodo.

    DEL ESTADODE BIENESTARAL ESTADOPENAL/ASISTENCIAL

    Como se seal previamente, el neoliberalismo se configur como ideologa, proyecto ypoltica de relevo del capitalismo democrtico que haba organizado las relaciones inter eintra-capitalistas entre mediados del treinta y mediados del setenta.

    La disolucin entre fines del ochenta e inicios del noventa del bloque del socialismo realyla Unin Sovitica aceler la difusin de un nuevo sentido comn que se legitimabareivindicando el fin de la historia, y el triunfo final de la frmula de mercado ydemocracia, visin promovida por EE.UU., el contendiente victorioso de la guerra fra30.

    Como cualquier prctica histrica y social, en el desarrollo de imposiciones y resistenciasse fue avanzando, as, hacia un predominio indiscutido de las perspectivas culturales,

    polticas y econmicas de la Nueva Derecha, una alianza remozada de fundamentalistas demercado con nuevos y viejos conservadores que generaron e instalaron formas violentas dedisciplinamiento social.

    El arsenal ideolgico de los intelectuales orgnicos neoliberales es construido como nuevo

    sentido comn, justificador de presuntas prcticas individualistas y competitivas, lareestructuracin de la vida social hacia la lgica mercantil, la privatizacin de los espacios

    pblicos y un juego de desvalorizacin de lo estatal en la voz de los propios funcionariosestatales.

    En este contexto, el Estado fue redefiniendo sus funciones, sus polticas, sus prioridades,los fines, criterios y destinatarios de los recursos disponibles, as como su propiacomposicin interna, alineado en propuestas de ajuste y descentralizacin de funcionessociales (hacia instancias estatales menores o hacia la privatizacin directa o indirecta defunciones y estructuras), complementado con estrategias de recentralizacin del poder yfortalecimiento de diversas funciones.

    Los idelogos neoliberales convergieron con un movimiento global de cuestionamiento delos Estados benefactores, instalando la categora de ingobernabilidad elaborado por laComisin Trilateral al inicio de los setenta como un axioma indiscutible.

    La idea de que el Estado no poda seguir asumiendo prcticas redistributivas hacia abajoporque incentivaba la irresponsabilidad individual, la idea de que cada quien construa supropio destino y por lo cual cada uno tena lo que se mereca-, la idea de que el Estadodeba dedicarse a administrar el adecuado funcionamiento del Mercado, propiciando el

    programa de privatizaciones, ajuste fiscal, flexibilizacin laboral, apertura econmica,constituy el caballo de Troya filosfico y poltico sobre el que avanz el neoliberalismodejando su estela de reproduccin ampliada de la desigualdad cultural, poltica yeconmica.

    30 La obra de F. Fukuyama, El fin de la Historia y el ltimo hombre, es un poderoso ejemplo de estas ideas. Publicado enel ao 1989 curiosamente coincidente con la cada del Muro de Berln-, constituy un valioso recurso propagandsticopara el orden del post "socialismo realmente existente".

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    Las ideas dominantes, justificatorias del egosmo y el fundamentalismo de mercado, fueronel sustento de polticas econmicas y sociales que instalaron un escenario socialsustancialmente divergente del perodo previo de Estado benefactor.

    El capitalismo democrtico, sustentado en la legitimidad que promet una igualdad31, erareemplazado desde los setenta por una nueva propuesta gubernamental cuya retrica, en

    esencia, promulgaba los principales enunciado del neoliberalismo.La presunta competencia entre agentes libres que compraban y vendan de modo voluntariomltiples bienes y servicios en un mercado idealizado internacional y nacional se organizcomo una gigantesca red de negocios entre un polo privilegiado y los representantes

    polticos que organizabanpolticas de seduccin del capital, atrayendo inversiones a travsde medidas atractiva para las ganancias fciles y, en algunos resonados casos, ilegales. Lalibertad de mercado se estructur como una dictadura del capital financiero, y al cabo decasi treinta aos el mundo y nuestros pases revelan una y otra vez los resultados de este

    pacto de impunidad y negocios.

    El desprecio por la vida, la libertad y los ms elementales derechos ciudadanos de las

    mayoras sociales en nombre de la libertad de comercio, la imposicin de una dinmica decompetencia sustentada en un poder poltico dcil a los mandatos del capital financiero, ladevastacin de la naturaleza por las formas de explotacin indiscriminada de las riquezasque a todos nos pertenecen y la estructuracin de un orden imperialista agresivo

    protagonizado por Estados Unidos estn siendo causa de un profundo deterioro social yecolgico, y ponen en riesgo como nunca antes la continuidad de la especie humana en el

    planeta.

    Curiosamente los neo-derechistas se configuraron como agentes del cambio y lasorganizaciones populares que pudieron resistir lo hicieron desde la reivindicacin ms biennostlgica del pretrito y fenecido- capitalismo de bienestar que rememoraba unasociedad ms integrada y menos desigual en la orquesta de las naciones latinoamericanas.

    Dos estrategias de resistencia frente a las novedades de la dominacin constituyeron elarsenal defensivo de los sectores populares: la negacin sin fundamento del nuevo orden y,en el mejor de los casos, la reivindicacin nostlgica de ese pasado bueno 32. El cambioneoliberal, justificado por los intelectuales orgnicos de la Nueva Derecha como parte detendencias globalizadoras inevitables, era el prolegmeno de nuevas y viejas pobrezas.

    La ampliacin en la brecha de la riqueza es reflejada en los cuadros estadsticos oficialesde, prcticamente, todos los pases de la regin. El potencial explosivo de la nuevaconfiguracin neoliberal fue abordada desde una estrategia muy distinta a la operadadurante el capitalismo de bienestar. Si antes se apuntaba a la distribucin progresiva delingreso, la salida actual se enfocaba hacia la criminalizacin de la pobreza y el conflicto

    social.A tono con otras geografas, el lugar de la igualdad que prometan las instituciones delcapitalismo democrtico era ocupado ahora por el lugar de la naturalizacin de la miseria yla exponencial multiplicacin de las instituciones represivas.

    El Estado Benefactor fue sucedido, as, por un Estado neoliberal que ensay dos estrategiassimultneas. Por un lado, la lgica de la represin creciente del conflicto socialreconfigurando un verdadero Estado Penal. Por otro, la contencin hasta donde fuera

    31 Igualdad, por otra parte, imposible de efectivizar segn lo demuestra ampliamente la propia historia del orden burgusy an reconociendo matices- en el contexto de relaciones sociales dominante capitalistas.32 Cabe aclarar, frente a las crticas concomitantes sobre la dificultad de generar alternativas ofensivas y de cara al futuro,

    que decir "no" constituye un vlido primer paso para obturar las novedades que anunciaron calamidades para lasmayoras. El fracaso ostensible de los modelos alternativos y sus promesas (tanto del "socialismo realmente existente"como del "capitalismo de rostro humano" encarnado por el listado de Bienestar) dejaron a las mayoras hurfanas dealternativas en el corto plazo, pero con capacidad intacta de decir No aceptamos esto!". En cualquier caso, emergenhoy aqu y all nuevos caminos posibles, tema que veremos en otro acpite.

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    posible de los efectos sociales de descomposicin y fragmentacin de las mayoras socialesa travs de polticas focalizadas para la contencin de la pobreza.

    Este proceso se mont sobre un gigantesco operativo cultural de dimensiones planetariasorientado a la individualizacin reaccionaria de la sociedad. La idea enunciada por PeterDruker la sociedad ya no salva"- o, de modo ms brutal, por Margaret Tatcher la

    sociedad no existe"-33 configuran un llamamiento a la responsabilidad individual por losxitos y los fracasos de cada quien. La adopcin de estos valores fue el trasfondo culturaly poltico sobre el cual se operaron cambios sustantivos que hicieron de nuestrassociedades lugares de crceles y palacios.

    EL ESTADOPENAL.

    Las visitas a Buenos Aires de William Bratton en los noventa, se enmarcaron en lacampaa verncula (en convergencia con intereses de los Estados Unidos), para reafirmar a

    Nueva York y su "tolerancia cero" como Meca de la Seguridad y expresin de unapropuesta basada en medidas policiales ultra-represivas34.

    Bratton brind un inestimable apoyo a las tesis neoliberales que intentaban separar el delitode condiciones sociales de desigualdad y pobreza. Este duro funcionario policial, habaafirmado:

    con magnfico aplomo (...) que la desocupacin no est relacionada con el delito. En elnuevo milenio va an ms lejos y, con la experiencia que le dan tres aos escasos pasados ala cabeza de la polica de Nueva York, barre con una frase los resultados de dcadas deinvestigacin: La causa del delito es el mal comportamiento de los individuos y no laconsecuencia de condiciones sociales. Amrica Latina es hoy la tierra de evangelizacin delos apstoles de ms Estado policial y penal, como en las dcadas de setenta y del ochenta,bajo las dictaduras de la derecha, haba sido el terreno predilecto de los partidarios yconstructores del menos Estado social dirigidos por los economistas monetaristas de

    Amrica del norte.35

    La Tolerancia Cero" fue el nombre que se le dio a una concepcin de seguridadestructurada bajo estos cnones de culpabilizacin de excluidos por la va de laresponsabilidad individual.

    Su eficacia, por un lado, fue cuestionada al sostener un informe de la Oficina de DerechosCvicos del Ministerio de Justicia de Nueva York que la poltica policial slo pudosostenerse al precio de escarnecer los derechos civiles ms elementales de losneoyorkinos, negros y pobres, en primer lugar el de circular libremente sin ser detenidos,cacheados y humillados en pblico de manera arbitraria"36. Los datos expresados en dichoinforme son concluyentes: los seres humanos de tez oscura representan el cincuenta por

    ciento de las personas demoradas en 1998, cuando constituyen el 25% de la poblacin deesa ciudad norteamericana. Cuatro de cada diez arrestos, se afirma all, carecen dejustificacin clara.

    Una segunda cuestin es el alcance de la Tolerancia Cero. Como seala el criminlogoAdain Crawford:

    El concepto de 'tolerancia cero' es una designacin errnea. No implica la rigurosa aplicacinde todas las leyes, que seria imposible por no decir intolerable- sino ms bien unaimposicin extremadamente discriminatoria contra determinados grupos de personas enciertas zonas simblicas. Dnde est la 'tolerancia cero' de los delitos administrativos, elfraude comercial, la contaminacin ilegal y las infracciones contra la salud y la seguridad?

    33 Citado en Bauman, Zygmunt: En busca de la poltica, Fondo de Cultura Econmica, Buenos Aires, 2003, 1

    reimpresin.34 Ver Wacquant, Loc:Las crceles de la miseria, Ed. Manantial, Buenos Aires, 2000, 1 Edicin.35 Wacquant, Loc: op. cit., pgs. 11-12.36 Wacquant, Loc: op. cit., pg. 15.

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    En realidad, sera ms exacto describir las formas de actividad policial realizadas en nombrede la 'tolerancia cero' como estrategias de 'intolerancia selectiva'.37

    Va de suyo que esta afirmacin de la tolerancia cero selectiva", vlida para EE.UU. pasautoproclamado gendarme de los derechos civiles y "faro mundial de la democracia demercado"-, se registra con un nivel mucho ms arbitrario en nuestros pases, en donde una

    justicia de amigos" asegur la impunidad de delitos de toda laya entre los funcionariospblicos y los empresarios asociados.

    Los ghettos de la miseria, encerrados entre los fuegos oficiales y privados, fueronsacrificados en el altar del delito y condenados al miedo y la violencia.

    Estos procesos, registrados de la dictadura para aqu, implican un modo particular deactuacin del Estado.

    Una tarea pendiente es la reconstruccin, eslabn por eslabn, (de) la larga cadena de las instituciones, agentes y soportes discursivos(...) por la cual el nuevo sentido comn penal que apunta a criminalizar la miseria y porest va, a normalizar el trabajo asalariado precario- concebido en los Estados Unidos, se

    internacionaliza en formas ms o menos modificadas e irreconocibles (...) a semejanza de laideologa econmica y social basada en el individualismo y la mercantilizacin, de la que es,en materia de 'justicia', la traduccin y el complemento.38

    La articulacin que el autor establece entre la criminalizacin de la pobreza y lanaturalizacin del empleo precarizado ambos movimientos acordes a los intereses delcapital y fuertemente desarticuladores del bloque subalterno- permiten comprender la lgicade la mano dura como el complemento en el plano de la administracin de justicia" de unmodelo que reformul las relaciones sociales en un sentido plenamente funcional a los interesesde las oligarquas financieras. Wacquant entiende que este proceso de difusin universalde la "tolerancia cero" corresponde, primero, a una imbricacin de fondo entre dualizacinsocial, represin y responsabilizacin individual como relaciones estructurales y sustantivas

    de un capitalismo depredatorio. Pero, en segundo trmino, a lo que l denomina unaoperacin planetaria de marketing ideolgico.

    Wacquant ubica el origen de esta construccin de un sentido comn entre las dcadas delsetenta y del ochenta, que a la vez que reclamaba un verdadero Estado Mnimo39

    popularizaba discursos y dispositivos para reprimir desrdenes ocurridos en los mrgenessociales. Con los aportes pioneros de Popper, Hayek y Friedman, los setenta son testigos defuertes cuestionamientos al gasto social para pobres e indigentes, opinin centrada en quedichas erogaciones fomentaban la degeneracin moral de las clases populares. Se destacacomo un personaje relevante de este proceso la intervencin del politlogo Charles Murrayy ms tarde el psiclogo Richar Herrnstein, creadores del libro The belle Curve:

    Intelligence and Class Structure in American Life, un autntico tratado de racismo acadmico (...) que sostiene que las desigualdades raciales yde clase en Estados Unidos reflejan las diferencias individuales de 'capacidad cognitiva'.Segn The Bell Curve, el coeficiente intelectual determina no slo quien ingresa en launiversidad y tiene xito en ella, sino adems quin queda desocupado o se hace millonario,quin vive en los sacramentos del matrimonio y no en una unin libre (...), si una madre cracomo es debido a sus hijos o los descuida, y quin cumple a conciencia sus deberes cvicos.(...) Como caba esperar, el Cociente Intelectual rige igualmente la propensin al crimen y ala crcel: uno se convierte en criminal no porque padezca privaciones materiales (deprived)en una sociedad no igualitaria, sino porque sufre carencias mentales y morales (depraved).

    37 Wacquant, Loc: op. cit., pg. 1738 Wacquant, Loc: op. cit., pg. 23.39 Los dichos ocurrieron a la inversa de los hechos bajo el gobierno de Reagan: durante sus mandatos, el presupuestoestatal se increment notablemente, pero para usos militares y de "seguridad hemisfrica".

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    De este modo la nueva derecha norteamericana crea una santsima trinidad a medida: libremercado, responsabilidad individual y valores patriarcales.

    La "teora de la ventana rota" es la coartada para legitimar procesos crecientementerepresivos, haciendo de los pequeos delitos la antesala de los delitos ms grandes. Segnesta perspectiva ultra conservadora era preciso reprimir cualquiera de estas transgresiones

    duramente desde el inicio, pues quien hoy rompe una ventana, es sin duda un asesino enpotencia. En rigor, lo cierto es que esta teora que no fue comprobada empricamenteaunque, propagandizada y convertida en sentido comn, justific medidas de aumento de ladureza de las penalizaciones (eufemsticamente legitimada dada la inseguridadreinante).

    El endurecimiento de las sanciones estuvo dirigida bsicamente contra los sin techo yaplicada sobre infracciones menores como ebriedad, ruido, mendicidad, atentados a lascostumbres, a los fines de calmar la creciente ansiedad de las capas medias y altas.

    El crculo que aqu oper en un sentido anlogo- era inexorable: del incremento de lapobreza como consecuencia de las polticas econmicas, se incrementaba tanto el conflictosocial como la delincuencia que por su parte era crecientemente reprimida por instituciones

    estatales.La derecha estadounidense, nos dice Wacquant, propicia y exporta la idea de que

    el Estado debe volver a tomar en sus manos (de hierro) a los 'malos pobres' y corregir suscomportamientos mediante la reprobacin pblica y el agravamiento de las coaccionesadministrativas y las sanciones penales.40

    Esta concepcin encuentra en el politlogo Murray un inestimable agente de transmisin.En Europa se admiten incluso de parte de los partidos polticos histricamentecomprometidos con los sectores populares- las visiones norteamericanas de estigmatizacinde la pobreza. La periodista de The Guardian, Madeleine Bunling, describe en un articulotitulado Impedir que los pobres vivan a nuestras costillas" los aportes invalorables deMurray. La nocin de underclass se instala como parte del lenguaje poltico y del propiosentido comn, con su estela de amenaza sobre la existencia de la propia culturaoccidental41.

    Lawrence Mead, politlogo neoconservador de la Universidad de Nueva York, viene acompletar una lnea de razonamiento que se extiende del peligro social de los pobres a las

    justificaciones del trabajo precario. En su perspectiva, los programas de bienestar nolograron reducir la pobreza ms bien lo contrario- no (slo) porque fueran demasiadosgenerosos, segn argumenta Murray, sino porque eran demasiado permisivos y no imponanobligacin alguna a sus beneficiarios:

    Puesto en claro, el trabajo asalariado de miseria tiene que elevarse al rango de un deber cvico(en especial, disminuyendo la posibilidad de subsistir al margen del mercado de empleo no

    calificado), sin lo cual no encontrar quien lo acepte. Justo diagnstico, Mead tiene el mritode ver y hacer ver que la generalizacin del trabajo precario, que algunos presentan como una'necesidad econmica', lamentable, en verdad, en ciertos aspectos, pero ideolgicamenteneutral y en todo caso materialmente ineluctable, se apoya en realidad en el uso directo dela coaccin poltica y participa de un proyecto de clase. Ese proyecto exige no la destruccindel Estado como tal para sustituirlo por una especie de Edn liberal del mercado universal,sino el reemplazo del Estado providencia 'maternalista' por un Estado punitivo 'paternalista',nico capaz de imponer el trabajo asalariado desocializado como norma societal y base delnuevo orden de clases polarizado.42

    40 Wacquant, Loc: op. cit., pg. 41.41 Vernos en estas reflexiones que estas nuevas realidades nos tucn de crea. Nuestros piqueteros son parte de eseejrcito universal de excluidos sealados como una insoportable molestia visual a los ojos de los bienpensantessobrevivientes del naufragio.42 Wacquant, Loc: op. cit., pg. 45.

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    Estos programas paternalistas proporcionaran a los pobres un marco directivo que debepermitirles vivir de manera constructiva. Las dos poblaciones objetos de estas polticasson los receptores de ayuda sociales los indigentes- y los usuarios del sistema de justicia

    penal. Hay aqu, para Mead, una necesidad de ms Estado" en un doble plano penal ysocial, pero con la condicin de que los programas sociales funcionen como elemento penal

    disfrazado, instrumentos de vigilancia y disciplinamiento de las masas empobrecidas, quelos remita de la asistencia al penal en caso de flaqueza moral".

    La poltica social que apuntaba a la meta de reformar la sociedad en el capitalismodemocrtico, ahora viene a cumplir un rol bien distinto: vigilar la vida de los pobres.

    La concepcin neoliberal contribuye a este replanteo, ya que si los mviles de la pobreza noobedecen ya a causas histricas y estructurales, sino a la competencia e incompetencia decada individuo, lo que debe hacerse es cambiar el comportamiento individual y no lasociedad.

    La sntesis de la reconfiguracin del Estado capitalista es bien resumida por Wacquantcuando afirma en una entrevista de enero del 2000 que:

    La mutacin poltica en que se inscribe esta transicin podra resumirse en la siguientefrmula: borramiento del Estado econmico, achicamiento del Estado social, fortalecimientodel Estado penal, pues estas tres transformaciones estn ligadas entre s y son, en lo esencial,la resultante de la conversin de las clases dirigentes a la ideologa neoliberal. (...) Manoinvisible del mercado y puo de hierro del Estado se conjugan y se completan para lograruna mejor aceptacin del trabajo asalariado desocializado y la inseguridad social que implica.La prisin vuelve al primer plano43.

    As puede verse la distancia entre el Estado keynesiano y el Estado neo-liberal: un Estado keynesiano vector de la solidaridad, cuya misin era contrarrestar los ciclos ylos perjuicios del mercado, asegurar el 'bienestar' colectivo y reducir las desigualdades, essucedido por un Estado darwinista, que eleva la competencia al carcter de fetiche y celebra

    la responsabilidad individual, cuya contrapartida es la irresponsabilidad colectiva, y que serepliega en sus funciones residuales de mantenimiento del orden, en s mismas hipertrofiadas.As, pues, la utilidad del aparato penal en la era poskeynesiana del empleo inseguro es triple:sirve para disciplinar a los sectores de la clase media reacios al nuevo trabajo asalariadoprecario en los servicios; neutraliza y excluye a sus elementos ms disociadores o a los quese consideran superfinos con respecto a las mutaciones de la oferta de empleo, y reafirma laautoridad del Estado en el dominio restringido que en lo sucesivo le corresponde.44

    EL ESTADOASISTENCIAL

    El neoliberalismo no slo instal una cultura individualista y de la responsabilidadindividual (en paralelo con las estrategias de mercantilizacin de la vida social): las

    polticas pblicas tuvieron como resultado el aumento de la desigualdad y de la miseriamaterial y simblica de los sectores sociales mayoritarios.

    El cuadro se convirti en aterrador. Mientras la mayora de los habitantes caa con ms omenos velocidad por el tobogn de la pobreza, perdiendo todo o casi todo lo que habanlogrado en dcadas de esfuerzos y luchas, portadores de una subcultura del xito, laostentacin y el consumo se difunda por los ms diversos canales de la comunicacinoficial.

    El contraste brutal entre los llamamientos comerciales en trminos de hace la tuya ycompra, compra... y las realidades de mltiples carencias fue sin duda un motor potente

    para el incremento de la conflictividad social y de la delincuencia, especialmente juvenil.

    43 Wacquant, Loc: op. cit., pgs. 165-166.44 Wacquant, Loc: op. cit., pg. 166.

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    Los primeros sujetos de la educacin la niez, la adolescencia y la juventud- fueronperversamente convidados a una mesa a la que tenan prohibido el acceso. Y la violenciaestructural del desempleo y la pobreza que sufran sus mayores constituan el crculoespiralado de la descomposicin social y la falta de futuro. La consigna "no hay futuro"fue, en los noventa, coreada con la conviccin de la certeza en los recitales juveniles por

    las algunas de las vctimas ms vulnerables: los adolescentes. Y hasta ahora, debemosdecir, presente y futuro han sido sistemticamente negados a las mayoras populares, yespecialmente a sus nios y jvenes.

    Las luchas de los desocupados45 inauguradas en los noventa- instalaron en la agenda degobierno la problemtica de la exclusin. El movimiento puesto en marcha, la emergenciade los desaparecidos sociales, condenados por las polticas neo-derechistas iniciadas,fueron cooptados por los gobiernos latinoamericanos a travs de redes clientelares de planessociales, siempre insuficientes para paliar las necesidades siempre urgentes de ampliossectores de la poblacin. Estas concesiones arrancadas con movilizacin fueronacompaadas por la demonizacin de los que se negaban a seguir resignados frente algenocidio neoliberal.

    Pero adems, sazonado con la ideologa de la responsabilidad individual, los noventafueron caja de resonancia ce las ms notables teoras que justificaban lo existente ydevolvan a cada quien la suerte de su destino.

    Toda esta retrica promotora de la individualizacin de lo social tuvo su contrapartida enmateria de polticas sociales. Contra la tradicin del capitalismo democrtico msdiscursiva que real- de unos derechos sociales susceptibles de ser universalizados, ahora seatenda de modo focalizado a quienes caan por debajo de la red, quienes eran incapaces

    por su propia impericia- de sostener su propio destino. Las polticas focalizadas tienen,as, un sesgo estigmatizante que culpabiliza a la vctima, la convierte en nica causante desus males.

    Judicializacin de la pobreza, criminalizacin de la protesta, tolerancia cero para losmseros, focalizacin de la atencin a los nuevos tutelados fueron la gua de accin de losgobiernos neoliberales en materia social para dar una respuesta enteramente reaccionaria-a los males que las polticas econmicas neoliberales haban amplificado.

    La educacin tuvo en este esquema un lugar preponderante. Pese al discurso de la calidadeducativa para todos, la realidad de las escuelas transitaba por otras urgencias, a las que elEstado y su Transformacin Educativa dedicaron importantes recursos.

    Veremos a continuacin los cambios en los modos de gestin del Estado segn laperspectiva de la Nueva Derecha.

    La reconversin del Estado de Bienestar al Estado Penal, y su contracara de Estado

    Asistencial requiri, por su parte, una serie de reestructuraciones en la propia organizacinde la administracin.

    Bajo el pomposo nombre de reformas de modernizacin del Estado"46 tuvieron lugar unaserie de modificaciones que en casi ninguna ocasin llego a trascender el fiscalismo(entendido como ampliacin de recursos o, ms exactamente, reduccin de gastos va

    privatizaciones, reduccin de personal y supresin de organismos).

    En el caso argentino,El problema fundamental es que las reformas estatales fueron efectuadas en el sentido de laacentuacin do las tendencias do cambio de la estructura social y no de su atencin ocompensacin: la concentracin y centralizacin del capital, la redistribucin regresiva del

    45 Ver Pacheco, Mariano. Del piquete al movimiento". Cuadernos de la FISyP, Buenos Aires, enero de 2004, N 11, 1edicin.46 Ver Gambina, J.; Campione, D.: Los aos de Menem. Ciruga Mayor. Centro Cultural de la Cooperacin, BuenosAires, 2003, 1 edicin.

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    ingreso, la destruccin masiva de puestos de trabajo, prdida de poder e influencia de lossectores asalariados y populares en general respondieron en buena medida a procesos dealcance mundial (...), pero fueron una 'obra' completada y acelerada desde el Estado, por unadecisin conciente de los hombres que tuvieron responsabilidades de gobierno47.

    Segn Gambina y Campione, las orientaciones de las reformas del Estado estuvieron

    guiadas por criterios de caja, destinadas en principio a la reduccin del gasto pblico. Elachique sistemtico se combin con oportunidades de negocios para capitales amigos(locales o extranjeros) de aquellos terrenos en los que el aparato estatal emprenda suretirada. En este contexto, las polticas sociales pierden relieve entre las prioridades delEstado. Mediante estrategias tampoco novedosas- se operan mecanismos dedesresponsabilizacin por la garanta de los antiguos derechos a travs de dos mecanismoscomplementarios.

    En primer lugar, la descentralizacin a niveles inferiores de jurisdicciones estatales (en estaetapa, claramente se traspasan actividades de nacin a las provincias, y aparecen yareferencias a propuestas de municipalizacin y autonoma).

    En segundo lugar, la transferencia de actividades al sector privado.

    Mientras la inaccin se justifica por la "teora del derrame" segn la cual el crecimientoeconmico resolver tarde o temprano el problema de la distribucin de la riqueza- seatiende a una fraccin de los sectores ms postergados, va polticas focalizadas. Estasmedidas asistencialistas, cabe acotar, se implementaron como oportunidades de negocios yde negociados. La corrupcin fue parte inescindible de este modo de gobierno.

    La desigualdad obstculo a remover o cuanto menos a paliar segn el programa delcapitalismo democrtico- ahora desaparece de la agenda pblica. La nueva agenda se

    piensa, se disea y se ejecuta para el tercio ms alto de la poblacin.

    Entre las novedades tecno-burocrticas, el saber experto se combina con los negociospropiciados desde consultoras u Organizaciones No Gubernamentales que se convierten enpieza fundamental de las nuevas polticas pblicas.

    2.2. El proceso en Argentina

    Nos interesar ahora analizar cmo el proceso que describimos hasta aqu se desenvolvien Argentina.

    Nuestro pas y sus representantes fueron un ejemplar modelo de imposicin neoliberal, unverdadero caso de manual. Cabe indicar que este programa no se introdujo de modo

    pacfico: mecanismos de disciplinamiento social y poltico inditos se conjugaron para darlugar a la metamorfosis.

    Este proceso se inicia en los setenta con el recurso del Terrorismo de Estado y se prolongade modo complejo en los gobiernos constitucionales que sucedieron a la dictadura militar.Sustentadas en la cosmovisin neoliberal, el Estado en Argentina asumi desde los setentael programa de los grupos econmicos locales vinculados al capital extranjero, quebrandolas resistencias sociales por medio de eficaces mecanismos de disciplinamiento social,

    basados en una represin inaudita cuyo corolario inmediato fue la consumacin de ungenocidio.

    Las polticas pblicas instaladas a partir de 1976 reordenaron de modo dramtico el sentidolas prioridades y los recursos que desde el Estado se implantaron para la reproduccin delrenovado orden social capitalista y subordinado.

    El esquema se fund en la desarticulacin del modelo productivo preexistente. En sulugar, una poltica econmica centrada en las actividades especulativas y agro-

    47 Gambina, J.; Campione, D.: op. cit., pg. 80-81.

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    exportadoras fue funcional al nuevo bloque dominante, conformado por la oligarqua localen alianza con las empresas transnacionales.

    El genocidio perpetrado en los setenta continu por otros medios una vez recuperada lavigencia de la Constitucin: la hiper-inflacin en los ochenta, la hiper-pobreza y el hiper-desempleo en los noventa y dos mil fueron la piedra de toque para ahogar modos

    espontneos u organizados de resistencia popular48 frente a un modelo que consagr alprivilegio y la impunidad como poltica de Estado.

    Las polticas impuestas mediante el terrorismo de Estado fueron luego sistematizadas en elConsenso de Washington.

    La apertura y liberalizacin que puso a la actividad financiera en el centro de la economadurante la dictadura militar, la profundizacin de un rgimen tributario regresivo y ladesestructuracin del modelo productivo preexistente tuvieron efectos inmediatos como delargo plazo en un escenario social de creciente desigualdad y exclusin. Con el terror comofondo de las polticas econmicas dictatoriales, se procedi con entusiasmo a la creacin deuna nueva clase dominante a la par que se avanz en el disciplinamiento, cuando no en la

    destruccin, de las organizaciones populares que fueron protagonistas del perodo previo:sindicatos, partidos polticos, el movimiento cooperativo, organizaciones empresarialespequeas y medianas, etc.

    Otras novedades introducidas por el gobierno genocida tuvieron una fuerte incidencia decorto y largo plazo en la reproduccin del orden social, condicionando severamente a lasfuturas generaciones. Una de ellas fue la estatizacin de la deuda externa privada (junto alincremento del endeudamiento estatal para fines nunca explicitados), decisin que vienecondicionando la produccin de la riqueza, y limitando los usos que de los fondos pblicos

    puede llevar a cabo el propio Estado. Su carcter fraudulento, ilegal, ilegtimo e inmoral fuedenunciado en el mbito judicial y reiteradamente cuestionado en distintos espacios

    pblicos49. La carga de esta deuda se expresa con todo dramatismo en los presupuestos

    anuales de la Nacin, en la salida neta de riqueza nacional, as como en loscondicionamientos de poltica econmica que profundizaron la desarticulacin productiva yla catstrofe social en el curso de casi treinta aos de polticas neoliberales. La polticaeducativa tampoco fue ajena a estas realidades, y la reforma debe inscribirse en este marcode relaciones.

    Otro elemento confluyentc fue la creacin de un grupo de empresas privadas contratistas,asociadas al poder dictatorial, que dio lugar a una red oscura de subordinacin de intereses

    pblicos a ganancias privadas. Estas empresas luego fueron protagonistas de los posterioresprocesos de remate, a precio vil, de activos pblicos en el rol de compradores.

    48 Lo afirmado no implica el xito del empeo por congelar las fuerzas en lucha (y particularmente por anular la accinresistente y transformadora de la clase subalterna). Contra los pronsticos del fin de l