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IntendenciaDepartamentalde Paysandú

Estrategias Locales de Seguridad Ciudadana 1

Hugo AceroPaula Miraglia

Eduardo Pazinato

Organización:

Júlia Loonis OliveiraMariângela Ribeiro

Edna Jatobá

1ª EdiciónRecife-PE

Editora: Provisual2012

Esta publicación fue elaborada con el apoyo financiero de la Unión Europea. El contenido de esta publicación es responsabilidad exclusiva de los autores y entrevistados, y de ningún modo se debe considerar que refleje la posición de la Unión Europea o de las instituciones asociadas al Proyecto URBAL – Políticas Locales de Prevención de la Violencia.

Distribución gratuita. La reproducción de todo o parte de este documento es permitida solamente para fines no lucrativos desde que sea citada la fuente.

A173e Acero, Hugo Estratégias locais de segurança cidadã / Hugo Acero, Paula Mi-raglia, Eduar do Pazinato ; organização: Júlia Loonis Oliveira, Paula Miraglia, Edna Jatobá. – Recife: Editora Provisual, 2012. 74p. : il.

1. SEGURANÇA PÚBLICA – BRASIL. 2. VIOLÊNCIA – BRASIL – PREVENÇÃO. 3. CRIMINALIDADE – BRASIL - PREVENÇÃO. 4. ADMI-NISTRA ÇÃO MUNICIPAL – BRASIL – RESPONSABILI DADE SOCIAL. 5. PREFEITOS – BRASIL – ATRIBUIÇÕES. 6. COMUNIDADE – SEGURAN-ÇA E PROTEÇÃO. 7. CIDADANIA – BRASIL. 8. POLÍTICAS PÚBLICAS. I. Miraglia, Paula. II. Pazinato, Eduardo. III. Oliveira, Júlia Loonis. IV. Jatobá, Edna. V. Títuto.

CDU 351.78 CDD 351.75

PeR – BPE 12-0370ISBN 978-85-65783-01-9

ÍNDICE

Presentación

IntroducciónPor: Júlia Loonis Oliveira

Cómo el alcalde puede gestionar la seguridad de los ciudadanosPor: Hugo Acero Velásquez

ENTREVISTA – PAULA MIRAGLIA

ENTREVISTA – EDUARDO PAZINATO

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FOTOS Fulvio Zubiani

PROYECTO GRÁFICO Y DIAGRAMACIÓNVia Design Criação Estratégica

EDITORAProvisual Gráfica e Editora

Proyecto URBAL – Políticas Locales de Prevención de la Violencia

COORDINACIÓN GENERAL

Mariângela Ribeiro

ADMINISTRACIÓN GENERAL

Aurora Oggioni

Oficina Brasil

ASESORÍA TÉCNICA

Edna Jatobá

Giulia Donnici

Júlia Loonis Oliveira

ASISTENCIA DE PROYECTO

Marta Pontoglio

APOYO LOGÍSTICO

Osvaldo Romão Batista

Oficina Uruguay

COORDINACIÓN LOCAL

Fernanda Martinez

ASESORÍA DE CAMPO

Judith Algalarrondo

Oficina Perú

COORDINACIÓN LOCAL

Victor-Hugo Ruiz Tapayuri

ASESORÍA DE CAMPO

Jeniffer Karina Polanco Diaz

Oficina Bérgamo

COORDINACIÓN LOCAL

Sara Colombo

Secretaria de Defensa Social – Gobierno de Pernambuco/ Brasil

SECRETARÍA ESTADUAL

Wilson Salles Damázio

GERENCIA GENERAL DE ARTICULACIÓN, INTEGRACIÓN INSTITUCIONAL Y COMUNITARIA

Manoel Caetano Cysneiros de Albuquerque Neto

REFERENCIA INSTITUCIONAL DEL PROYECTO URBAL

Vladimir Sales Brasiliano

Gobierno Regional de Loreto/ Peru

PRESIDENCIA REGIONAL Y REFERENCIA INSTITUCIONAL DEL PROYECTO URBAL

Yván Enrique Vásquez Valera

Intendencia de Paysandú/ Uruguay

INTENDENCIA

Bertil Randolf Bentos Scagnegatti

REFERENCIA INSTITUCIONAL DEL PROYECTO URBAL

Mauro Soto

Comune de Bérgamo

DIRECCIÓN DE POLÍTICAS SOCIALES

Leonio Callioni

REFERENCIA INSTITUCIONAL DEL PROYECTO URBAL

Massimo Chizzolini

Cesvi Fundação

RESPONSABLE PARA LA AMÉRICA LATINA Y REFERENCIA DEL PROYECTO URBAL

Stefania Cannavó

TRADUCCIÓN DEL PORTUGUÉS (EXCEPTO TEXTO DE HUGO ACERO VÉLASQUEZ)Poliglota Brasil Traduções

REVISIÓN Proyecto Urbal-Politicas Locales de Prevención de la Violencia

“Deve ter alamedas verdesA cidade dos meus amoresE, quem dera, os moradoresE o prefeito e os varredoresE os pintores e os vendedoresAs senhoras e os senhoresE os guardas e os inspetoresFossem somente crianças”

“A Cidade Ideal”, de la obra “Os Saltimbancos”Traducción y adaptación Chico Buarque

El surgimiento del Proyecto URBAL – Políticas Locales de Prevención de la Violencia se enraíza, en primera instancia, en el momento vivido por América Latina. Altos índices de criminalidad y varias manifestaciones de violencia demandan cada vez más una respues-ta pública y la búsqueda por soluciones innovadoras.

En segunda instancia, la decisión de crear este proyecto de cooperación descentralizada se basa en el entendimiento cada vez más consensual de que la Seguridad es un tema de la sociedad, en el cual actores tan diversos como gobiernos nacionales, gobiernos locales, academia, sociedad civil, policías y el sector privado tienen un papel que desempeñar.

El objetivo general del proyecto fue contribuir a la promoción y a la consolidación de los procesos y de las políticas de prevención de la violencia, como base para fortalecer la cohesión social en los territorios donde se ejecuta. De hecho, a pesar de que se traten de dos conceptos que continúan siendo abordados de forma desvinculada, el alcance de la seguridad ciudadana es uno de los componentes claves de una sociedad cohesio-nada.

En sus cuatro años de actividad, el Proyecto URBAL actuó en la discusión sobre políticas de seguridad y de prevención de la violencia junto a tres gobiernos locales de América Latina. Desde este lugar privilegiado, fue posible observar los avances y trabas existentes en el campo de las políticas públicas, además de enterarse del vasto conocimiento, de los

Presentación

debates estimulantes y de las experiencias innovadoras y exitosas que se han producido en las últimas dos décadas.

La propuesta de lanzar la serie “Cuadernos sobre Seguridad y Prevención de la Violencia en América Latina” surge en el exacto momento en que el Proyecto se prepara para la despedida y evalúa el camino recorrido. ¿Cómo compartir y no perder el conocimiento adquirido? ¿Cómo ampliar nuestra contribución, aunque de forma modesta, a los debates actuales?

Elegimos este formato, que une a pequeños textos y entrevistas a los actores estratégi-cos esperando que estos puedan contribuir para difundir de forma simple y accesible las ideas, conceptos y experiencias que nos animan.

Aprovechamos la oportunidad y el espacio para agradecer a aquellos que diversas veces contribuyeron en los trabajos del Proyecto en sus diferentes territorios. Y para la compo-sición de esta serie, agradecemos en particular al Prof. José Luiz Ratton, del Núcleo de Estudos e Pesquisas em Criminalidade, Violência e Políticas Públicas de Segurança (NEPS) de la Universidad Federal de Pernambuco, Brasil, por la fructífera interlocución, por el apoyo en articular a los colaboradores y, sobre todo, por sus consejos juiciosos.

¡Buena lectura!

Seguridad y Territorios: una visión sobre el papel de los municipios

El número 1 de la serie “Cuadernos sobre Seguridad y Prevención de la Violencia en América Latina” enfrenta el desafío de abordar de forma sencilla y original un tema ya recurrente en la discusión sobre Seguridad y Prevención de la Violencia. El papel de los municipios ha sido ajetreado en el ámbito político, valorizado por los estudiosos del tema, y objeto de reconocimiento en el caso de experiencias exitosas. Es asunto de dife-rentes guías y manuales de organismos internacionales y órganos gubernamentales. De hecho, los municipios son señalados, como poder local, como los más propicios para actuaren en la prevención. Cabe aquí una breve contextualización de la discusión sobre seguridad ciudadana, políticas de prevención y municipios.

En el contexto brasileño, el tema de la seguridad fue tradicionalmente tratado como competencia de los Estados Federados. En la mayoría de los otros países de América La-tina, de estructura centralizada, el tema es administrado en el ámbito nacional. ¿Dónde y cómo, en este contexto, se inserta el rol del municipio? La respuesta se encuentra en el propio desafío que es “hacer seguridad” y en el surgimiento del concepto de Seguridad Ciudadana, como respuesta a este desafío.

Podemos destacar dos características que son fundamentales para nuestro abordaje de la Seguridad Ciudadana. Por un lado, este nuevo concepto de seguridad ya no se centra

introducciónPor: Júlia Loonis Oliveira1

1 Master en Relaciones Internacionales - Universidad de Paris 1 Panthéon-Sorbonne, y Asesora Técnica del Proyecto URBAL – Políticas Locales de Prevención de la Violencia.

en el desempeño policial, sino que al contrario, sólo puede ser entendido y operado en un contexto de gobernanza multinivel y de políticas sistémicas e integradas. El rol del municipio o de otros actores locales, por lo tanto, debe ser entendido de forma com-plementar al de los gobiernos nacionales (y estaduales en el caso brasileño). Por otro lado, en el concepto de Seguridad Ciudadana, la discusión sobre políticas públicas de prevención de la violencia y de la criminalidad surge con fuerza y gana terreno frente al fracaso evidente de las tradicionales formas de actuación enfocadas exclusivamente en el control.

Estudiosos identifican varios niveles de intervención preventiva, estableciendo una dife-renciación a partir de los objetivos de la intervención y en función de sus beneficiarios. La clasificación en términos de beneficiarios se basa en la tipología empleada por el área de la salud, que divide los tipos de prevención entre “primaria”, “secundaria” y “terciaria”. Ajustada a la cuestión de la Seguridad, la prevención “primaria” se refiere a las medidas y políticas que se destinan a toda la sociedad, que buscan impedir el ingreso a la delin-cuencia o al mundo del crimen. La “secundaria” se orienta a la protección de los grupos que tienen mayor riesgo de delinquir; la “terciaria” tiene como objetivo impedir la reinci-dencia de aquellas personas que ya cometieron algún acto criminoso, rehabilitándolas a la vida social. En términos de enfoque y forma de intervención, se distinguen la “preven-ción social”, “prevención situacional” y “prevención comunitaria”. La prevención social tiene enfoque en las causas de la criminalidad, entendidas como factores estructurales que pueden llevar a la pérdida de los mecanismos de socialización. La prevención si-tuacional se refiere a las políticas que buscan reducir las oportunidades, actuando, por ejemplo, sobre el ambiente físico, tales como la falta de iluminación pública, terrenos baldíos y ambientes degradados, y por el aumento de los riesgos y de las dificultades para la acción de delito. La prevención comunitaria incluye como elemento central a la propia comunidad, entendida como objeto y sujeto de las políticas preventivas.

Analicemos los enfoques de estos diferentes tipos de prevención en la perspectiva de la actuación de un municipio. Por definición, esta se restringe a un territorio de menores dimensiones, y se apoya en un conjunto de equipos que le garantizan tanto una mayor inserción como una mayor comprensión y conocimiento de las dinámicas locales. En términos técnicos, la proximidad con el territorio garantiza a los municipios una posibili-dad de diagnósticos territorializados más detallados. Siendo así, además de las particula-ridades institucionales que varían de país a país – en términos de competencias especí-ficas – el municipio tendría, por ejemplo, siguiendo esta línea de análisis, una capacidad privilegiada de actuar en la dimensión primaria de la prevención, entendida tanto como situacional – a través de intervenciones urbanas; comunitaria – promoviendo la arti-culación y participación de los ciudadanos; o social – impulsando políticas, programas, acciones que favorezcan la convivencia y el bienestar de las comunidades.

Algunos ejemplos particularmente emblemáticos, caracterizados como buenas prác-ticas en el ámbito de América Latina demuestran que, cuando las políticas de seguri-dad ciudadana y de la prevención de la violencia son tratadas como prioridad en los municipios, muestran resultados positivos. Podemos citar a Bogotá, Medellín, Diadema, Canoas... Sin embargo, el protagonismo de los municipios en el área de la Seguridad no es una realidad consolidada en la región.

Sin buscar analizar a los motivos de los avances y barreras de la participación de los municipios en la agenda de la seguridad y de la prevención de la violencia, los textos y entrevistas que componen este número buscan brindar algunas claves de entendi-miento práctico. La principal pregunta a la cual buscamos responder es: ¿cuáles son los

elementos que caracterizan el papel de un municipio en la seguridad ciudadana y en la prevención de la violencia?

Construido en el formato del “paso a paso”, el texto “Cómo el alcalde puede gestionar la seguridad de los ciudadanos” de Hugo Acero se direcciona directamente a los ges-tores. El autor, experto en seguridad ciudadana y consultor del Programa de las Nacio-nes Unidas para el Desarrollo (PNUD), comparte su extensa experiencia de gestión, y nos brinda herramientas de intervención junto a los diversos actores de las políticas de seguridad ciudadana: órganos municipales, policías, ciudadanía, órganos de justicia criminal, etc.

En las dos entrevistas, invitamos a actores involucrados con el tema de las Políticas de Seguridad Ciudadana y Prevención de la Violencia, pero que intervienen a partir de lu-gares y posiciones distintos. Paula Miraglia, Directora General del Centro Internacional para la Prevención de la Criminalidad aborda el tema de la actuación municipal en el campo de la formulación de políticas, con el fin de evaluar los avances actuales en el ámbito regional, tratándolos en la perspectiva de la cooperación internacional. Eduardo Pazinato, Secretario de Seguridad Pública y Ciudadanía del Municipio de Canoas, Rio Grande do Sul, Brasil, nos comenta el potencial de actuación de un municipio en el campo de la Seguridad Ciudadana, a partir del caso específico de su municipio, toma-do hoy como referencia en Brasil. Ambos también analizan la relación existente entre actuación municipal y participación ciudadana con realismo y seriedad, tratando de los desafíos que este tema representa para las políticas de Seguridad Ciudadana y Preven-ción de la Violencia.

Presentación del autor

Hugo Acero Velasquez es sociólogo de la Universidad Nacional de Colombia; Ex académico de las universidades de los Andes y Externado de Colombia. Asesor Presidencial de las Consejerías de Paz y de Seguridad Nacional (1993-1995), Subse-cretario de Asuntos para la Convivencia y Seguridad de la Alcaldía Mayor de Bogotá (1997-2003), periodo durante el cual la ciudad paso de 72 a 23 homicidios por cada 100.000 habitantes. Entre el año 2004 y el 2007 fue asesor del Director de la Policía Nacional de Colombia y Director del Programa Nacional Departamentos y Municipios Seguros. Como consultor del PNUD, del BID, del Banco Mundial y Corpovisionarios, ha elaborado Planes de Convivencia y de Seguridad Ciudadana y Planes Maestros de Equipamientos de Seguridad y Justicia en Colombia en las ciudades de Medellín, Pereira, Barranquilla, Cartagena y Manizales; en Ecuador, Quito y Guayaquil; en México, Cuautitlan Izcalli; Honduras; Guatemala y El Salvador. También trabajó en la Compañía Colombiana de Petróleos ECOPETROL en el diseño del sistema Institucio-nal de Manejo de Crisis.

En la actualidad trabaja como asesor de la Alcaldía de Barranquilla, con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar en el fortalecimiento de los programas de atención de niños y niñas desvinculados del conflicto y del Sistema de Responsabilidad Penal de Adolescentes, además como consultor del PNUD está asesorando al Gobierno Honduras en la elaboración de su Plan de Convivencia y Seguridad Ciudadana y con el Centro de Investigaciones Económicas CIEN de Guatemala está elaborando una propuesta de Plan de Seguridad Ciudadana para ese país.

Cómo el alcalde puede gestionar la seguridad* de los ciudadanos

Por: Hugo Acero Velásquez

* Seguridad ciudadana es la condición de libertad en que los ciudadanos disfrutan de

sus derechos y cumplen con sus deberes.

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Presentación

Dada la importancia que ha adquirido la seguridad de los ciudadanos por los crecientes pro-blemas de violencia y delincuencia que se presentan, particularmente en las ciudades, este tema hoy hace parte de la agenda de los gobiernos y no existe ninguna campaña política en América Latina donde los aspirantes a alcaldes no lo traten como un tema importante de su plan de gobierno y prometan solucionar la inseguridad si llegan a ser elegidos.

Sin embargo, una vez elegidos, algunos alcaldes se dan cuenta que ni constitucional ni le-galmente, son responsables del tema y los que son responsables no cuentan con recursos, especialmente económicos, para asumir la gestión de la seguridad ciudadana a nivel mu-nicipal. En la mayoría de los casos dejan este tema en manos de las policías y organismos de justicia.

Esta situación, que se podría dividir entre los alcaldes que tienen la responsabilidad de ga-rantizar la seguridad de los ciudadanos y los que no la tienen, a nivel de los ciudadanos no es tan clara ya que eligieron el alcalde para que solucionara los problemas apremiantes del municipio, incluida la inseguridad. Los ciudadanos en general no saben si el alcalde tiene o no tiene la responsabilidad constitucional y legal de garantizar la seguridad, solo sienten que es el funcionario de gobierno más cercano, junto con la policía, a quien le pueden exigir que solucione los problemas de inseguridad.

Si se tiene en cuenta que el derecho a la seguridad es tan importante como los demás de-rechos e inclusive la seguridad se puede considerar un derecho fundamental en la medida en que garantiza otros derechos como el derecho a la vida e integridad, a los bienes, al libre desarrollo de la personalidad, entre otros, los alcaldes no pueden obviar la demanda a este derecho legítimo porque no cuentan con los recursos o porque no son responsables.

Es de anotar que los alcaldes que tienen la responsabilidad, como los que no la tienen, pueden realizar algunas acciones de gobierno para mejorar las condiciones de seguridad de sus ciudadanos y comunidades.

El presente documento pretende, de manera sencilla, ayudarles a los alcaldes en general a asumir la gestión de la seguridad de los ciudadanos. Un paso a paso que le ayudará al man-datario local y a los funcionarios municipales a trabajar coordinadamente con las autorida-des de policía y de justicia para solucionar los distintos problemas que afectan la seguridad y el bienestar de los ciudadanos, como son:

Los hurtos (a personas, residencias, comercio, de vehículos motos, etc). Los secuestros express, Las lesiones personales. Los homicidios. Las violencias de género, interpersonales y comunitarias. Las faltas a la convivencia.

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Así mismo, para desarrollar acciones orientadas a prevenir muchos de los hechos y problemas que afectan la seguridad de los ciudadanos, reduciendo riesgos con pro-gramas orientados a controlar el consumo de licor y otras drogas, el porte de armas, la atención de jóvenes involucrados en asuntos de violencia, la recuperación de entornos urbanos deteriorados, etc.

En este tema hay que reconocer que la seguridad es más que la presencia de los poli-cías en las calles, la aplicación de justicia y la reclusión de los delincuentes en las cárce-les. Recuperar la seguridad supone el esfuerzo de varias instituciones en la medida en que no basta con perseguir a los delincuentes y meterlos a las cárceles si no cambia-mos las condiciones en que se mantiene y reproduce la violencia y la delincuencia. Por ejemplo, intervenir en un sitio donde se concentran hechos de violencia y delincuencia supone, además de perseguir y detener a los violentos y a los delincuentes, atender a los niños y niñas que están por fuera del sistema escolar, atender indigentes, iluminar las calles, recoger basuras, mejorar la infraestructura urbana, parques, calles, espacios públicos etc. Una serie de acciones donde los municipios, con el liderazgo de los al-caldes y la participación de las instituciones de seguridad, justicia y desarrollo social, pueden intervenir en equipo para mejorar la seguridad de los ciudadanos.

Manejo municipal para mejorar la seguridad de los ciudadanos

Para comenzar, los alcaldes que están interesados en mejorar la seguridad ciudadana en sus municipios deben:

Tratar de conocer los problemas que afectan la seguridad de los ciudadanos en su municipio, en términos de hurtos, robos, lesiones personales, homicidios y demás problemas que afecten la convivencia ciudadana (consumo de drogas, consumo de alcohol, indigencia, pandillas, prostitución, etc)

Saber cuáles son las instituciones municipales y nacionales que tienen respon-sabilidades para atender los problemas detectados, así como qué es lo que están haciendo para solucionarlos.

Con base en la información recogida, analizar la capacidad instalada del municipio, lo que pueden hacer las instituciones que están bajo su dirección para contribuir a mejorar la convivencia y la seguridad de los ciudadanos e invitar a las instituciones de seguridad y justicia a trabajar en equipo.

Manifestar públicamente su interés de contribuir con acciones interinstitucionales para mejorar la seguridad de los ciudadanos. Esta manifestación pública debe ir acompañada del compromiso de trabajar en equipo y de manera permanente con las instituciones responsables del tema. Esto contribuye a mejorar la imagen ciu-dadana del alcalde.

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A continuación se expone:

Cómo los alcaldes, en general, pueden realizar los diagnósticos de problemas de convivencia y seguridad,

Cómo elaborar un plan integral de convivencia y seguridad y Qué pueden hacer para reducir algunos delitos y comportamientos que afectan la

seguridad ciudadana.

1. Diagnósticos de seguridad y convivencia.

Este aparte contempla varias tareas las cuales deben ser lideradas por el alcalde, con la participación de las autoridades de seguridad y justicia, así como de las demás institu-ciones que tengan información y que con sus acciones puedan contribuir a mejorar las condiciones de seguridad.

Las tareas que debe liderar el alcalde para elaborar los diagnósticos se pueden dividir en dos acciones mutuamente complementarias orientadas a:

Recoger información de las instituciones de seguridad y justicia que atienden directa-mente los problemas de violencia y delincuencia y de otras instituciones que trabajan con indigentes, prostitución, jóvenes involucrados en consumo de violencia y consu-mo de drogas, violencia de género, recuperación de entornos urbanos, etc.

Recoger información en las zonas más afectadas por la inseguridad, con la partici-pación de los ciudadanos, elaborando mapas de inseguridad que detectan los dis-tintos problemas y junto con ellos (las comunidades) y con las autoridades definir líneas de acción para la solución de los mismos.

Estos diagnósticos deben permitir, en el inmediato plazo, realizar acciones para abordar los distintos problemas detectados, igualmente deben servir para la formulación del plan municipal de convivencia y seguridad ciudadana, cuya ejecución se realizará durante el periodo de gobierno.

1.1. Recoger información de las instituciones de seguridad y justicia que atienden directamente los problemas de violencia y delincuencia y de otras instituciones

Con el objetivo de elaborar un diagnóstico detallado de violencia, delincuencia y he-chos que afecten la convivencia de los ciudadanos el alcalde debe:

a. Solicitar, de la manera más amable, a la unidad de policía y demás organismos de seguridad y justicia, un diagnóstico de la situación de seguridad y los planes de acción previstos por cada institución para solucionar los problemas de inseguridad, de acuerdo a sus competencias.

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b. Solicitar a las instituciones municipales que atienden algunos problemas que afectan la seguridad de los ciudadanos, como el caso de la violencia intrafamiliar y el maltrato infantil, la atención a indigentes, prostitución, jóvenes vinculados en asuntos de violencia y consumo de drogas, entre otros, sus diagnósticos y planes de acción respectivos.

c. Convocar una reunión (en algunos municipios existe un consejo o comité de seguridad) en la cual participen las entidades a las que se les solicitaron los diag-nósticos, con el fin de escuchar la exposición de los diagnósticos y planes de ac-ción previstos por cada entidad y discutir cómo se pueden abordar los distintos problemas de manera conjunta y coordinada. A cada institución se le puede dar media hora para su respectiva exposición. Oír entre todos los diagnósticos, las intervenciones institucionales y las posibles soluciones da una visión integral de la problemática de seguridad.

d. Recopilar los estudios, diagnósticos y trabajos que existan sobre la seguridad del municipio

e. Adicional a esta actividad, es recomendable que el alcalde convoque, en varias reuniones, a sectores sociales estratégicos para tener la visión que ellos tienen sobre la problemática de inseguridad, las posibles soluciones y quiénes deben asumirla.

f. Con la información recogida de las instituciones, de las organizaciones sociales y de otras fuentes, el alcalde debe nombrar un profesional del municipio o secreta-rio, director o coordinador de seguridad para que elabore un solo documento de diagnóstico de la situación de seguridad, el cual debe ser presentado, discutido y convalidado en la siguiente reunión del Comité o del Consejo de Seguridad don-de asistirían nuevamente las instituciones que presentaron sus diagnósticos y sus planes de trabajo. Además se pueden invitar otras instituciones que se considere que por sus funciones y acciones, pueden contribuir a mejorar la seguridad de los ciudadanos.

g. Con base en ese diagnóstico consensuado se pueden definir unas posibles áreas de intervención institucional e interinstitucional de aplicación inmediata, en el mediano plazo y en el largo plazo, lo que se constituiría en la base para la formu-lación del Plan Integral de Seguridad Ciudadana del municipio.

h. De acuerdo con las áreas de intervención cada institución se compromete a desarrollar su trabajo en equipo con las demás, con base en los siguientes prin-cipios:

Cada institución hace lo que le corresponde. Lo hace de la mejor manera. Entrega resultados y responde públicamente por los mismos.

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Problema

detectado

Robos a personas

Robo de residencias

Robo de motos y de autos

Solución

Trabajo en equipo policía justicia para enfrentar, detener y juzgar a los delincuentes.

Campañas para prevenir este delito (información en volantes a los ciudadanos en los sectores más afectados)

Trabajo en equipo policía justicia para enfrentar, detener y juzgar a los delincuentes.

Campañas para prevenir este delito (información en volantes y reuniones en los barrios más afectados)

Organización de la comunidad

Trabajo en equipo policía justicia para enfrentar, detener y juzgar a los delincuentes.

Campañas para prevenir este delito (información en volantes a los ciudadanos en los sectores más afectados

Quien o quienes lo deben solucionar

Policía, Fiscalía, Ministerio Público

Policía, Fiscalía, Ministerio Público y Alcaldía

Policía, Fiscalía, Ministerio Público

Policía, Fiscalía, Ministerio Público y Alcaldía

Policía, Fiscalía, Ministerio Público

Policía, Fiscalía, Ministerio Público y Alcaldía

Tiempo y metas

Todos meses con resultados parciales cada mes

Durante todos los meses

Todo el año meses, con entrega parciales todos los meses

Reuniones semanales en barrios más afectados.

# de comunidades organizadas

Todos meses con resultados parciales cada mes

Durante todos los meses

Resultados

Una vez identificados los problemas, se puede diligenciar una matriz de trabajo como la siguiente:

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Indigentes

Consumo de drogas

Falta de iluminación

Basuras

Campañas para prevenir este delito (información en volantes a los ciudadanos en los sectores más afectados)

Atención social de la población adicta

Campañas de prevención de la drogadicción

Iluminar los sectores que se detectaron con falta de este servicio por falta de mantenimiento

Recoger la basura

Campañas de aseo

Bienestar social, con el apoyo de la Policía.

ONGs que atienden esta población

Bienestar social.

ONGs que atienden población con adicciones

Empresa de Energía

Empresa de aseo

Empresa de aseo y Alcaldía

Todo el año y entrega de resultados parciales cada mes

De acuerdo con el problema

Cada vez que se requiera.

Número de calles iluminadas

Todos los días

Todos los meses

ResultadosTiempo y metasQuien o quienes lo deben solucionarSolución

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1.2. Recoger información en las zonas más afectadas por la inseguridad, con la participación de los ciudadanos

De acuerdo con el diagnóstico de violencia, delincuencia y hechos que afectan la con-vivencia, elaborado con los datos entregados por las instituciones y organizaciones representativas de la sociedad civil y con el objetivo de contar con información más detallada, se puede trabajar con las comunidades de los sectores del municipio más inseguros para que sobre mapas plasmen los distintos problemas de inseguridad que los afectan.

Una cartografía social que comienza por identificar y representar los elementos, impor-tantes en cada barrio o sector continúa con la puesta en común, sobre el mapa de los distintos problemas o riesgos, para luego identificar las instituciones o personas respon-sables de su solución.

1.2.1. Elaboración de mapas de inseguridad

Una vez se tiene los sectores de mayor concentración de problemas de violencia y de-lincuencia, se procede a realizar reuniones en cada uno de ellos con las comunidades y sus representantes, bajo el liderazgo del alcalde o del funcionario que él designe para cumplir esta labor.

1.2.2. Etapas para el desarrollo del ejercicio

a. Se dará una introducción acerca del objetivo de la actividad, que en líneas gene-rales es:

Realizar un diagnóstico de violencia, delincuencia y de hechos que afectan la convivencia en el barrio o sector. Sobre mapas, suministrados por los organi-zadores (si no existen mapas, en conjunto con las comunidades hay que dibu-jarlos en hojas de medio pliego) los ciudadanos deben ubicar los lugares más importantes del barrio (escuelas, centro de salud, iglesias, unidades deportivas parques, etc) y aquellos donde se presentan los delitos.

Identificar instituciones públicas, privadas o esfuerzos de la comunidad que pueden solucionar los problemas.

Lograr compromisos entre alcaldía, comunidad y demás autoridades para la solución de los problemas en un tiempo determinado.

Comprometerse a realizar seguimiento a la solución de los problemas y al cumplimiento de los compromisos.

b. Se procede a la conformación de grupos de trabajo (10 personas) para trabajar sobre los mapas.

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c. Se desarrolla el ejercicio de construcción del mapa (40 min) destacando:

Lugares más importantes de la comunidad Sitios de recreación y esparcimiento de la comunidad (parques, canchas, zonas

verdes, estaderos) Sitios religiosos (iglesias o templos de cualquier creencia) Sitios de formación (colegios, guarderías, hogares comunitarios) Zonas de peligro

Zonas de poca iluminación Zonas de mayor contaminación auditiva, visual, ambiental Zonas donde se presentan hechos de violencia y delincuencia Espacios con presencia de pandillas Zonas de expendio de alcohol y consumo de drogas

d. Una vez terminan los grupos de elaborar los mapas, un representante de cada grupo lo expone y con la ayuda de un facilitador se va elaborando un solo mapa. Al final de las exposiciones se tiene un mapa que condensa las distintas representaciones del entor-no en términos de violencia, delincuencia y hechos que afectan la convivencia.

e. Una vez se tiene un solo mapa, en conjunto con los ciudadanos, se llena la matriz que anteriormente se presentó como ejemplo en el caso de los problemas identificados por las autoridades:

Problema detectado

Robos a personas

Solución

Trabajo en equipo policía justicia para enfrentar, detener y juzgar a los delincuentes.

Campañas para prevenir este delito (información en volantes a los ciudadanos en los sectores más afectados)

Quién o quiénes lo

deben solucionar

Policía, Fiscalía, Ministerio Público

Policía, Fiscalía, Ministerio Público y Alcaldía

Tiempo y metas

Todos meses con resultados parciales cada mes

Durante todos los meses

Resultados

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Focalización de violencia:A: Presencia de pandillas, asaltos

B: Escuela violenta y casa abandonada, asaltos, hurtos y homicidios

drogas, alcohol y asaltos

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f. Antes de finalizar la reunión se acuerda con las comunidades realizar reuniones pos-teriores para el seguimiento y control de los compromisos adquiridos. Esto permite que del diagnóstico se pase a la acción, a los resultados, a la evaluación, al ajuste de las acciones y nuevamente a la evaluación y seguimiento.

2. Plan integral de convivencia y seguridad ciudadana

Con base en los diagnósticos y los resultados de las acciones preliminares adelantadas, el alcalde, junto con las demás autoridades, deben elaborar el plan municipal de convi-vencia y seguridad ciudadana. A continuación se exponen las posibles líneas de trabajo que el plan puede tener.

2.1. Fortalecimiento institucional para el manejo de la convivencia y seguridad ciudadana

Para gestionar la seguridad ciudadana, se requiere fortalecer la institucionalidad municipal para que, bajo la dirección del alcalde, se pueda trabajar en equipo con las instituciones de seguridad, justicia y las demás que con su trabajo pueden mejorar la convivencia y la segu-ridad. Un municipio, con un liderazgo importante del alcalde y con funcionarios dedicados a este tema, ayuda a consolidar una política pública con las mismas características. Teniendo en cuenta lo anterior, es fundamental llevar a cabo las siguientes acciones:

a. Crear o fortalecer la dirección, secretaría o la unidad de seguridad, como instituci-ón en cabeza de la cual se encuentra la coordinación de los temas de seguridad y convivencia. De acuerdo con las capacidades municipales, esta dirección puede ser manejada por un solo profesional o por un equipo de profesionales que se dedican a coordinar las distintas instituciones y a complementar el trabajo que desarrollan para mejorar la seguridad de los ciudadanos.

b. Reunir regularmente el Comité o el Consejo de Seguridad, por lo menos una vez al mes, de tal forma que este se constituya en una instancia analítica, de coordi-nación y de decisión, capaz de realizar seguimiento a las acciones que se conven-gan.

c. Fortalecer o crear un sistema de información de violencia y delincuencia2 con el fin de realizar un seguimiento riguroso a las acciones realizadas y sus resultados. En este campo, se puede aprovechar la experiencia de las instituciones de seguridad y justicia que tengan y manejen sistemas de información.

d. Establecer una relación permanente y fluida con los gobiernos nacional e intermedios, con el fin de formular proyectos de inversión y desarrollar programas conjuntos ten-dientes a resolver las problemáticas que afectan la seguridad de los ciudadanos.

2 El objetivo de los Sistemas de Información es que las cifras de violencia y delincuencia y las investigaciones que existan o se realicen sobre los distintos problemas que afectan la seguridad y la convivencia, se constituyan en herramientas importantes para el diagnóstico y la formu-lación, aplicación y evaluación de las políticas que se ejecuten en la materia. El Sistema de Información se debe fortalecer con la participación de instituciones de seguridad y justicia que tengan información de violencia y delincuencia.

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e. Como se planteó anteriormente, es necesario vincular a la sociedad civil organi-zada en el diseño, implementación y seguimiento de las políticas de convivencia y seguridad ciudadana. De esta manera se busca consolidar una relación estre-cha y solidaria entre las autoridades y la ciudadanía, con el fin de que cumplan labores preventivas, de denuncia y de desarrollo comunitario necesarias para alcanzar altos índices de seguridad ciudadana. En esta materia el sector privado puede desarrollar encuestas de victimización y percepción de seguridad y ejer-cer una labor importante de veeduría ciudadana frente a la política que ejecutan el gobierno municipal y las instituciones de seguridad y justicia en materia de seguridad ciudadana.

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2.2. Prevenir reduciendo los factores de riesgo

Teniendo en cuenta que las problemáticas de inseguridad son causadas en gran parte por la existencia de factores generadores de riesgo, los cuales aumentan la posibilidad real de que los ciudadanos sean víctimas de hechos violentos, es necesario que los alcaldes implementen medidas tales como:

a. Desarrollar programas orientados a desestimular el consumo de alcohol y otras drogas.

b. Promover el desarme ciudadano. c. Restringir el uso de artículos pirotécnicos.d. Reducir los factores de riesgo asociados a la accidentalidad vial (promover el uso

del cinturón de seguridad y del casco en motociclistas, el uso de los puentes pea-tonales, señalizar las vías, entre otras).

2.3. Acercar la justicia restaurativa a los ciudadanos

Gran parte de las problemáticas de seguridad ciudadana y convivencia que se pre-sentan en los municipios tienen sus orígenes en conflictos menores (problemas entre vecinos, familiares, entre otros) que no fueron atendidos a tiempo. Con el fin de evitar que estos conflictos desencadenen actos violentos y que se puedan resolver de man-era pacífica, es esencial que se propenda por el desarrollo de las siguientes acciones:

a. Promover, a nivel institucional y ciudadano, la capacitación y utilización de los Mecanismos Alternativos de Solución de Conflictos (MASC).

b. Con el concurso de los ministerios de justicia, los municipios pueden promover los mecanismos alternativos de solución de conflictos y construir y poner en fun-cionamiento unidades donde funcionarios y comunidades resuelvan conflictos de manera pacífica.

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c. Crear y/o fortalecer las unidades de atención a la problemática de violencia intrafa-miliar y de maltrato infantil

d. Crear y/o fortalecer las unidades de mediación y conciliación para atender y resolver de manera pacífica los problemas entre particulares y entre comunidades.

2.4. Atención a grupos vulnerables y minorías

En todos los municipios existen grupos de población a los cuales se les vulnera sus derechos humanos, así mismo, en muchas ocasiones los ciudadanos que hacen partes de estos grupos (los jóvenes involucrados en asuntos de violencia, los indigentes y los hombres y mujeres que se dedican a la prostitución, las personas con problemas men-tales que deambulan por las calles, entre otros) con sus acciones vulneran los derechos de los demás ciudadanos.

Con el fin de dar un adecuado manejo a estas problemáticas, el alcalde debe coordinar con las instituciones responsables de atender estos temas, programas o estrategias para incidir sobre el mejoramiento de las condiciones de vida de estos ciudadanos, de tal forma que se constituyan en ciudadanos productivos.

Así mismo, se deben diseñar programas que en su ejecución cuenten con la participaci-ón de estas poblaciones, ya sea como beneficiarios de los proyectos o como principales actores para la adecuación de los mismos, de manera que las acciones y programas sean acogidos por los beneficiarios. Los programas y las estrategias que se desarrollen se pueden orientar a:

a. Apoyar el aumento de ofertas de formación para el trabajo y la vinculación de estas poblaciones a programas que fortalezcan sus posibilidades de empleo calificado, de adaptación a procesos tecnológicos y productivos y de promoción del desarrollo personal integral.

b. Brindar oportunidades de revinculación a la educación formal a los ciudadanos desescolarizados, mediante el desarrollo de programas educativos que tengan una propuesta pedagógica aplicada a estas poblaciones y que contengan acciones complementarias de promoción comunitaria.

c. Promover la organización y la participación de estas poblaciones mediante el apoyo y promoción de actividades de beneficio comunitario, propuestas por ellos.

d. Impulsar y apoyar el desarrollo de acciones dirigidas a la ocupación del tiempo libre, mediante el aumento de ofertas lúdicas, deportivas, culturales o formativas.

e. Apoyar la participación de estos ciudadanos en espacios de gestión y coordinación interinstitucional, para la elaboración de propuestas y formulación de políticas.

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2.5. Recuperación y mejoramiento de entornos urbanos deteriorados que facilitan los actos delictivos

Es imprescindible que los municipios inicien procesos de recuperación de los espacios ur-banos, públicos y privados, que por su condición de deterioro facilitan la acción de los de-lincuentes. De este programa pueden hacer parte las instituciones que tienen que ver con la prestación de distintos servicios, como son las empresas de energía, aseo, teléfonos, obras públicas, parques, etc, así como los ciudadanos, quienes pueden participar en jornadas de limpieza y cerramiento de lotes baldíos, embellecimiento de fachadas, mantenimiento de andenes y separadores de la vía, etc.

Un espacio es fértil para la criminalidad cuando es desordenado, invadido, mal iluminado, des-aseado, con ciudadanos que incumplen todas las normas de convivencia, donde el peatón pasa por donde no le corresponde y el conductor viola todas las normas de tránsito, el comerciante formal incumple las normas de publicidad visual exterior e invade el espacio público.

Frente a este problema, los esfuerzos de la administración municipal se deben orientar a de-volverle a los ciudadanos el espacio público invadido y deteriorado a través de la generación de espacios de orden, lo cual reduce inmediatamente las cifras de criminalidad, como ha sucedido en algunas ciudades de América Latina como Quito, Bogotá, Guayaquil y actual-mente está sucediendo en Ciudad de México.

El énfasis de este programa debe estar puesto en aquellas acciones que permitan a las autorida-des y a los ciudadanos participar de manera activa y conjunta en la recuperación de los lugares deteriorados, de tal forma que vuelvan a identificarse con su entorno y con su municipio. Para ello, se tendrá como fundamento la transformación de los entornos que no agradan perma-nentemente a los habitantes, por unos dignos, amables y enriquecedores.

Todo esto bajo unos principios básicos de estética urbana y con óptimas condiciones de seguridad y comodidad, que demuestren el respeto por la dignidad del ser humano. Estos procesos de recuperación permiten que los ciudadanos se identifiquen con su entorno y lo asuman como propio.

Con base en estas experiencias exitosas, se pueden proponer acciones para fortalecer el trabajo para recuperar el espacio público invadido y deteriorado, la reubicación de los ven-dedores ambulantes, la conservación de los espacios recuperados, el cumplimiento de las normas de convivencia en el espacio público y demás acciones que mejoren el bienestar de los ciudadanos y reduzcan la acción de los delincuentes.

2.6. Mejorar la percepción de seguridad promoviendo el uso adecuado del tiempo libre y del espacio público

En la búsqueda de este objetivo pueden converger acciones de distintas instituciones para promover el uso adecuado del espacio público y su apropiación por parte de los ciudadanos,

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de tal forma que los espacios se ganen para el encuentro y para interrelación y se le qui-ten a la acción de la delincuencia. Para tal efecto es necesario fomentar actividades que comprometan la capacidad de los ciudadanos para disfrutar y compartir socialmente la ciudad.

En este orden de ideas, se puede promover la realización de actividades culturales, re-creativas y deportivas en el espacio público, en múltiples escenarios que tienen los mu-nicipios, tales como: parques, polideportivos, plazas, salones de espectáculos, etc. Estas actividades pueden estar dirigidas a todos los ciudadanos, pero en especial a los niños y jóvenes, la tercera edad y los discapacitados.

2.7. Fortalecer la acción de las autoridades de seguridad y de justicia

Para dar un manejo adecuado a las problemáticas de seguridad y convivencia que se presentan en los municipios es fundamental fortalecer las entidades responsables de la seguridad y la justicia. Para esto se requiere que las autoridades administrativas propen-dan por el desarrollo de las siguientes acciones:

a A través de proyectos de inversión se deben asignar los recursos necesarios para fortalecer las acciones de las instituciones responsables de garantizar la seguridad, la justicia en el municipio.

b Para que la policía pueda prestar un servicio de seguridad preventivo y de con-trol más eficiente y eficaz, se le deben asignar recursos para su fortalecimiento en términos de instalaciones, movilidad (carros, motos, bicicletas, caballos), comuni-caciones (radios portátiles, base y móviles) y capacitación de los policías para que el servicio que prestan se realice más cerca de los ciudadanos y en el marco del respeto de los derechos humanos.

c En coordinación con las instituciones responsables del tema carcelario, se puede promover la reubicación, construcción y modernización de los centros de “rehabi-litación social” con la finalidad de reinsertar a la población carcelaria.

d Fortalecer a las instituciones que cumplen labores de investigación criminal y de inteligencia con capacitación, equipos y material logístico.

e. Con base en la constitución y las leyes y con el apoyo y trabajo coordinado con el poder legislativo (congreso, asambleas y concejos) y las organizaciones de la socie-dad civil organizada interesadas en reducir la impunidad y mejorar la convivencia y seguridad ciudadana, es necesario elaborar y presentar propuestas de reforma de normas de carácter policivo y legal que hagan más eficiente y eficaz la labor de los organismos de seguridad y justicia. Así mismo, conseguir recursos para fortalecer a los organismos de seguridad ciudadana y justicia del municipio.

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2.8. Metas del Plan Integral de Seguridad Ciudadana municipal

Finalmente, es necesario que el Plan Integral de Seguridad Ciudadana municipal incluya un conjunto de metas a las cuales están dirigidas todas las acciones, tales como:

a. Reducir en un X porcentaje anual los delitos de mayor impacto. Esta meta siempre debe ser acordada con las autoridades de seguridad y justicia y todas aquellas que participan de la ejecución del Plan Integral de Seguridad Ciudadana

b. Capacitar y dotar de elementos y equipos a la fuerza pública para fortalecer su ope-ratividad.

c. Desarrollar campañas para la reducción de los riesgos (desarme, accidentalidad vial, consumo de alcohol y otras drogas y reducción del uso de la pólvora)

d. Crear o fortalecer, según sea el caso, el trabajo desarrollado con las redes de vecinos del municipio para mejorar la convivencia y la seguridad ciudadana.

e. Crear o fortalecer, según sea el caso, un Sistema de Información de Violencia y De-lincuencia.

f. Construir, mantener y remodelar, según sea el caso, instalaciones de seguridad y justicia.

g. Extender y fortalecer la cobertura de mecanismos de mediación y conciliación para resolver los conflictos familiares y comunitarios, a través de Comisarías de Familia, Casas de Justicia y Unidades de Mediación y Conciliación.

3. Recomendaciones para enfrentar y reducir algunos delitos y comportamientos que afectan la seguridad ciudadana3

Con base en la experiencia adquirida por el PNUD y sus consultores en distintos pro-cesos de formulación y ejecución de planes integrales de seguridad ciudadana y con información recogida a distintas policías, especialmente la colombiana y ecuatoriana, este aparte recopila una serie de recomendaciones para enfrentar y reducir algunos delitos que afectan la seguridad de los ciudadanos.

3.1. Recomendaciones para el control delictivo del homicidio

La Policía debe realizar estudios criminológicos y victimológicos en coordinación con la Fiscalía o Ministerio Público, con el fin de precisar las causas y factores que inciden sobre la comisión de los homicidios y definir líneas de acción.

3 Las recomendaciones presentadas en este aparte se recogieron de trabajos elaborados por distintas policías de América Latina, en espe-cial de la Policía Nacional de Colombia y de la Policía Nacional de El Ecuador.

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Con base en la información de violencia y delincuencia, establecer los sitios, días y horas de mayor afectación, con el propósito de direccionar los planes operativos de la policía.

Orientar los esfuerzos de la policía y de la administración municipal donde más ho-micidios se han concentrado, sin descuidar el resto de los territorios. Hay que exigir resultados de reducción del homicidio y compromiso de trabajo por parte de las uni-dades de policía responsables de los territorios donde se concentra este delito.

Fortalecer la investigación criminal y la inteligencia, de tal manera que se pueda redu-cir la impunidad y se pueda detectar y detener a los homicidas. Solicitar a la Fiscalía o el Ministerio Público la conformación de estructuras de investigación del homici-dio.

Identificar los factores de conflictividad que pueden provocar lesionados o muertos por riñas, conflictos entre particulares y violencia intrafamiliar y en asocio con las instituciones que atienden los problemas de violencia intrafamiliar y que promueven la resolución pacífica de conflictos, trabajar estrategias, propender por la implementa-ción de soluciones integrales y concertadas de los conflictos identificados.

Identificar, individualizar y judicializar a los homicidas o grupos de delincuentes que se dedican a esta actividad.

Las autoridades locales y las demás autoridades de seguridad y justicia, deben estu-diar medidas administrativas y de policía para reducir los riesgos de violencia, como por ejemplo:

Limitar el horario de funcionamiento de los establecimientos públicos en donde se expendan bebidas alcohólicas.

Realizar redadas y batidas en sitios de alta conflictividad. Restringir el porte de armas de fuego. En coordinación, la policía y la Fiscalía o el Ministerio Público deben intensificar el

control de armas en manos de los particulares.

Se debe dinamizar la aplicación de los siguientes planes operativos y de control de:

Establecimientos públicos. Si en el municipio los homicidios y lesiones están re-lacionados con el funcionamiento de determinados establecimientos, hay que controlarlos hasta cerrarlos. Y, si hay establecimientos que expenden licor en sectores más amplios, hay que controlar los horarios de funcionamiento de los mismos.

En las zonas más conflictivas, la policía debe realizar redadas y batidas e instalar puestos de control fijos y móviles.

Trabajar con las organizaciones comunitarias y con los ciudadanos en general de las zonas más afectadas por esta modalidad delictiva.

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Elaborar planes de búsqueda de información sobre individuos y grupos de delin-cuentes responsables de los homicidios.

En coordinación con los programas que atienden jóvenes involucrados en asuntos de violencia y consumo de droga, implementar y desarrollar planes y programas, orientados a:

Atender y resocializar a los integrantes de pandillas juveniles. Aprovechar el tiempo libre. Sensibilizar y concientizar a la ciudadanía. Reducir los hechos de violencia intrafamiliar.

3.2. Recomendaciones para el control de las lesiones personales

Dado que las lesiones personales en la mayoría de los casos tienen que ver con conflic-tos no relacionados con la delincuencia sino con conflictos entre particulares, familiares y en general conocidos, las acciones en este campo, de manera particular, se deben re-alizar entre distintas instituciones, en donde la policía juega un papel importante. En este sentido se recomienda que:

La Policía y las instituciones involucradas con el análisis y atención de los conflictos entre particulares, familiares y comunitarios deben realizar estudios criminológicos y victimológicos en coordinación con la Fiscalía o el Ministerio Público, con el fin de precisar las causas y factores que inciden sobre la comisión de las lesiones y definir líneas de acción.

Identificar los factores de conflictividad que pueden provocar lesionados por riñas, conflictos entre particulares y violencia intrafamiliar. En asocio con las instituciones que atienden los problemas de violencia intrafamiliar y que promueven la resolución pacífica de conflictos, trabajar estrategias, propender por la implementación de solu-ciones integrales y concertadas de los conflictos identificados.

Con base en la información de violencia y delincuencia, establecer los sitios, días y horas de mayor afectación de lesiones personales, con el propósito de direccionar los planes interinstitucionales.

Concentrar los esfuerzos de los comandantes de policía y de las demás instituciones relacionadas con las lesiones personales en los territorios del municipio donde se pre-sentan con mayor intensidad, sin descuidar el resto del municipio. Hay que exigir resul-tados de reducción de las lesiones y compromiso de trabajo por parte de las unidades de policía responsables de las zonas donde se concentra este delito.

Fortalecer la investigación criminal y la inteligencia, de tal manera que se pueda reducir la impunidad y se pueda detectar y detener a las personas que cometen las lesiones.

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Identificar, individualizar y judicializar a las personas o grupos de personas que come-ten lesiones personales.

La administración local y las demás autoridades de seguridad y justicia, deben estudiar medidas administrativas y de policía para reducir los riesgos de violencia, como por ejemplo:

Limitar el horario de funcionamiento de los establecimientos públicos en donde se expendan bebidas alcohólicas.

Realizar redadas y batidas en sitios de alta conflictividad. Controlar el porte y tenencia de armas. Realizar campañas de resolución pacífica de conflictos.

Se deben dinamizar la aplicación de los siguiente planes operativos:

Control de establecimientos públicos. Si en algunas zonas las lesiones están re-lacionados con el funcionamiento de determinados establecimientos, hay que controlarlos hasta cerrarlos. Si es en sectores más amplios donde hay estableci-mientos que expenden licor, hay que controlar los horarios de funcionamiento de los mismos.

En las zonas más conflictivas, la policía debe realizar redadas y batidas e instalar puestos de control fijos y móviles.

Trabajar con las organizaciones comunitarias y con los ciudadanos de las zonas más afec-tadas por esta modalidad delictiva.

3.3. Recomendaciones para el control del hurto y robo de domicilios

Establecer la caracterización geográfica de las zonas donde se concentra este delito, en aspectos como: desorden, existencia de medidas de seguridad en las casas y conjuntos residenciales, organización de la comunidad, vulnerabilidades, etc.

En investigación criminal es necesario que la policía, en conjunto con la Fiscalía o el Ministerio Público, afine la inteligencia y la investigación criminal para desvertebrar las bandas delincuenciales dedicadas a esta actividad.

Con base en la información de violencia y delincuencia, determinar la caracterización delictiva de la modalidad en cuanto a sectores críticos, horas y modalidades, para rea-lizar campañas preventivas y educativas orientadas hacia la ciudadanía.

La policía debe visitar conjuntos residenciales y edificios dando a conocer normas básicas sobre seguridad residencial.

Desarrollar encuentros con la comunidad en las zonas más afectadas, con la parti-cipación de la policía comunitaria.

Distribuir volantes y colocar afiches en zonas residenciales y conjuntos cerrados.

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Difundir medidas de seguridad a través de los medios de comunicación.

Socializar las normas de seguridad a tener en cuenta al momento de contratar empleadas para el servicio doméstico.

Desarrollar jornadas de marcación de objetos

Involucrar otras instancias responsables de la seguridad residencial (vigilancia priva-da y administradores).

Buscar alianzas entre vigilantes de seguridad privada y la policía.

Reunirse y comprometer administradores de edificios y conjuntos cerrados.

Organizar a la comunidad y a sus líderes para la prevención de este delito. Ge-nerar conocimiento y lazos de solidaridad entre los vecinos, para que cualquier ciudadano que observe algún movimiento sospechoso o poco usual, pueda avi-sar a sus vecinos y a las autoridades.

Realizar planes masivos y tomas a puntos críticos donde se ha aumentado este delito.

3.4. Recomendaciones para reducir el robo de establecimientos de comercio

De acuerdo con la concentración de este delito por zonas, la policía debe realizar presencia abierta y encubierta para garantizar la seguridad de los establecimientos comerciales.

Con base en la información de inteligencia y de investigación criminal, la policía, con el apoyo de la Fiscalía o el Ministerio Público, debe realizar labores de seguimiento, detención y judicialización de los grupos delincuenciales que se dedican a esta mo-dalidad delictiva en los sectores de alta incidencia.

Organizar a los comerciantes de los sectores más afectados para que, a través de medios convencionales o electrónicos procedan a dar alarmas tempranas y apoyen a las autoridades. Una comunidad organizada es menos vulnerable al delito.

Instalar cámaras de video en los sectores más vulnerables.

Realizar campañas con los comerciantes para que conozcan y apliquen algunas medidas de seguridad en sus establecimientos, como alarmas y cámaras de video.

3.5. Recomendaciones para el control del robo a personas

En las zonas de mayor incidencia de este delito hay que fortalecer la presencia de la policía.

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Estrategias Locales de Seguridad Ciudadana

La policía en conjunto con la Fiscalía o el Ministerio Público deben realizar trabajos conjuntos que mejoren la investigación criminal de este delito, de tal manera que a los delincuentes se les pueda detectar, detener y judicializar.

Ubicar cámaras en sitios estratégicos de la ciudad para disuadir la acción de los delin-cuentes y para detectarlos, detenerlos y ponerlos a disposición de la justicia.

En algunos sectores hay que mantener en adecuado funcionamiento el alumbrado público, en otras hay que potenciar la iluminación.

Realizar campañas de medidas de seguridad orientadas hacia los ciudadanos, con el fin de que asuman comportamientos seguros en el espacio público, cuando lle-van consigo dinero o cuando disfrutan de la ciudad. Las campañas pueden tener recomendaciones como las siguientes:

En el transporte masivo, si va de pie o sentado junto al pasillo, controle sus bol-sillos, bolsos y carteras.

Para las mujeres, es importante no dejar la cartera apoyada a los costados del cuerpo, es preferible llevarla en bandolera y aferrada sobre el pecho. Elija carte-ras con hebillas o tapas difíciles de abrir; los cierres son de fácil acceso.

Los adolescentes que usan mochilas sobre sus espaldas no deben guardar di-nero. Tal vez el uso más correcto para viajar sería ubicarla hacia adelante del cuerpo.

Evite viajar cerca de las puertas, es el lugar elegido por el carterista para realizar su tarea y bajarse del vehículo sin dar tiempo a reaccionar.

Cuando se trata de hacer operaciones en las que interviene mucho dinero (ope-raciones inmobiliarias, por ejemplo), se aconseja no llevar el dinero en maletines o portafolios que son fácilmente arrebatables.

En bares o restaurantes nunca se debe dejar la cartera en una silla o en una mesa cercana. No la coloque en el suelo, ya que con un alambre de atrás se la pueden quitar.

Prefiera los bancos cercanos a su domicilio antes que los ubicados en la zona céntrica. En ellos hay mayor concentración de delincuentes.

Trate de no contar a nadie los movimientos de fondos que usted va a realizar. Tenga en cuenta que en la misma institución donde va a realizar la operación puede haber un “marcador”.

Evite realizar todos los meses, el mismo día, la misma operación. Los delincuen-tes pueden observar la rutina.

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Observe si existen motociclistas con casco -con el casco puesto ocultan su identidad- detenidos en las cercanías. Pueden seguir a la víctima, les pegan el arrebato, aceleran y huyen.

Si utiliza el cajero automático, esté atento a que no haya personas sospecho-sas merodeando en el lugar.

3.6. Recomendaciones para el control de los hurtos y robos de vehículos y motos

Realizar campañas educativas (policía y policía de tránsito) para que los ciudada-nos desarrollen ciertas medidas de seguridad cuando van en los vehículos y mo-tos o a la hora de dejarlos en la calle. Divulgación en los medios de información de medidas para prevenir el robo de matos y automóviles (volantes, emisoras, televisión, prensa).

Implantar puestos de control por parte de la policía en sitios específicos en cada uno de los sectores más afectados, sin descuidar las otras zonas de la ciudad.

Realizar retenes compartidos entre policía y tránsito para la revisión técnica de vehículos y motos y detectar posibles vehículos y motos robadas.

Capacitar el personal uniformado para realizar control de vehículos y motos e identificación minuciosa de los mismos.

Efectuar informes oportunos sobre los casos presentados para los registros en la base de datos.

Efectuar planes masivos en talleres, parqueaderos, conjuntos residenciales, verifi-cando los sistemas de identificación de automotores ubicados en esos sitios.

Dinamizar el flujo de información de los casos reportados para efectivizar el plan cierre de la ciudad.

Conjuntamente con tránsito, detectar vehículos rematriculados.

Promover la concentración de patrullas uniformadas en las zonas más afectadas, días y horas.

Desarrollar operativos masivos de control de parqueaderos públicos y privados.

Ubicar personal policial bajo cubierta en los puntos de mayor incidencia.

Reportar y divulgar inmediatamente el hurto de vehículos a nivel nacional.

Coordinar con los fiscales para conseguir capturas y realizar allanamientos a los integrantes de las bandas delincuenciales.

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Estrategias Locales de Seguridad Ciudadana

Iniciar procesos de judicialización desde el mismo momento en que se recepciona la denuncia, para lo cual se sugiere la creación dentro de la policía de la unidad es-pecializada de automotores para darle continuidad a los casos una vez se presenten las capturas.

Criar un grupo de analistas dentro de la misma unidad especializada de automo-tores.

Penalizar la venta de autopartes robadas.

Realizar trabajo mancomunado con la policía de tránsito para recoger los vehículos en riesgo, abandonados o parqueados en vía pública.

Trabajar con la policía de tránsito para la realización de planes masivos tendientes al traslado por medio de grúas de vehículos parqueados en vía pública. (divulgación a través de medios de comunicación)

Realizar campañas puerta a puerta en zonas de riesgo.

Promover la instalación de mecanismos de seguridad en los vehículos que dificulten el actuar del delincuente.

3.7. Recomendaciones para reducir el robo a bancos

Acción preventiva:

Efectuar reunión con los gerentes de las entidades bancarias con el propósito de dar a conocer el análisis criminológico de esta modalidad delictiva y abordar temas alusivos a los procedimientos y recomendaciones sobre seguridad bancaria.

Verificar los requerimientos mínimos que en materia de seguridad física deben cumplir las oficinas de las entidades financieras.

Suscribir actas de compromiso con el sector financiero para mejorar los esque-mas de seguridad, a través de la implementación de medios electrónicos, tales como: detector de metales, circuitos cerrados de televisión, sistemas antiatraco, controles de acceso y salida, sensores, sistemas de alarma, extinción de incen-dios, puertas giratorias o inteligentes, áreas aisladas, etc.

Coordinar con las instancias judiciales la difusión de los retratos hablados de los delincuentes identificados

Acción legal:

Judicializar, previo acopio de pruebas, a aquellos empleados bancarios o vigilan-tes que por acción u omisión se vean comprometidos en el hecho ilícito.

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Reportar mensualmente a las instituciones financieras la relación de asaltos por omisión o inactividad de los vigilantes al momento del asalto.

Hacer seguimiento al trámite administrativo y a las medidas correctivas dis-puestas por la policía.

Planes masivos y acción operativa:

Adelantar labores de inteligencia e investigación para identificar, individualizar y judicializar las bandas de atracadores de bancos.

Realizar labores de seguimiento a la población carcelaria que cumplen conde-nas por este delito.

Identificar sospechosos que merodeen cerca de las entidades financieras.

Retirar los vendedores ambulantes no autorizados que se encuentren cerca de las corporaciones.

Realizar planes masivos para el control de motos y taxis.

Retirar vehículos que se encuentren frente a instalaciones de entidades credi-ticias.

Control de parqueaderos que funcionen en el sector aledaño a las sucursales bancarias.

3.8. Recomendaciones para enfrentar el robo en el transporte público

Trabajar con las empresas de transporte público para definir acciones conjuntas para enfrentar y reducir este delito.

De acuerdo con la información y las características de este delito, la policía tiene que definir acciones en las zonas de mayor concentración.

La policía puede realizar requisas y control en el transporte público, para detectar personas armadas que posiblemente están involucradas con este delito.

Las empresas de transporte público, en conjunto con la policía, deben diseñar me-canismos de seguridad de los recursos que se recogen por su actividad.

La policía, la Fiscalía y/o el Ministerio Público deben realizar trabajos conjuntos que mejoren la investigación criminal de este delito, de tal manera que a los delincuen-tes se les pueda detectar, detener y judicializar.

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Entregar información a los usuarios del transporte público para que cuiden sus per-tenencias y para que en caso de que detecten algo raro se lo comuniquen a las autoridades.

3.9. Recomendaciones para reducir el robo a turistas

Diseñar planes especiales de seguridad en los sitios turísticos.

Coordinar acciones de seguridad con hoteles y empresas dedicadas al turismo.

Entregar a los turistas amables recomendaciones de seguridad.

La policía, la Fiscalía y/o el Ministerio Público deben realizar trabajos conjuntos que mejoren la investigación criminal de este delito, de tal manera que a los delincuentes se les pueda detectar, detener y judicializar.

Focalizar las acciones en las zonas de mayor incidencia delincuencial.

Trabajar con taxistas y empresas que prestan servicios de transporte a turistas para mejorar el servicio y hacerlo más seguro. Los transportadores pueden ayudar a tras-mitir recomendaciones de seguridad.

3.10. Recomendaciones para enfrentar y reducir la violencia intrafamiliar y maltrato infantil

En la violencia intrafamiliar se conjugan, la historia personal de los protagonistas y deter-minadas condiciones sociales que propician la impotencia y la frustración. El hecho que el proceso de socialización de los individuos se realice en un medio familiar violento es determinante en la reproducción de la cultura de la violencia.

Se puede asegurar que la violencia intrafamiliar y el maltrato infantil son las causas más importantes de la violencia en todos sus órdenes. Mientras en los procesos de sociali-zación que se llevan a cabo en el interior de los hogares el valor de la no violencia se quebrante con prácticas violentas, se seguirá estableciendo por norma que este medio es un mecanismo de interrelación entre las personas, y que generalmente se ejerce sobre los más débiles. Esta observación se puede corroborar cuando se analizan las historias de vida de muchos actores que ejercen en la actualidad la violencia y que tienen ante-cedentes de violencia intrafamiliar y maltrato infantil.

Las cifras que manejan las instituciones responsables de este tema, son apenas una pe-queña parte de lo que realmente sucede en la intimidad de los hogares y de lo privado. Se refieren a casos denunciados y por si solas muestran un panorama crítico en cuanto al nú-mero de familias disfuncionales generadoras de maltrato y violencia, lo que indica que es un problema que requiere ser intervenido, no sólo desde la óptica de la atención de caso, sino que amerita la incursión en nuevas estrategias para el abordaje de los conflictos familiares.

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En esta línea, se recomienda:

Fortalecer las instituciones que tienen que atender este tipo de problemática so-cial.

Fortalecer el trabajo insterinstitucional entre las instituciones del sector público y privado que trabajan en el tema, para diseñar políticas integrales de atención de la violencia intrafamiliar y el maltrato infantil.

Capacitar a los funcionarios para que el servicio sea cada vez de mayor calidad y acorde con la problemática que se trata.

Realizar campañas de prevención y atención de la violencia intrafamiliar y del maltrato infantil.

Generar cultura social para conversar, concertar, proteger y guiar a la familia en todo lo relacionado con su problemática. Es decir, abordar estos temas desde una óptica mediadora y orientadora, buscando siempre las soluciones más adecuadas a cada situación.

Capacitar a líderes sociales que pueden contribuir a generar y reconocer espacios sociales que promuevan la prevención, la detección, el tratamiento y solución de los problemas de violencia intrafamiliar y el maltrato infantil, como es el caso de los líderes de las organizaciones sociales y comunitarias y de la escuela. Este úl-timo escenario, por ejemplo, es considerado como un espacio fundamental para la prevención, de ahí que se considere al maestro como un aliado importante. En este sentindo, es necesario dotarlo de herramientas para la detección, valoración de la problemática, y en cuanto actor importante en la solución de la misma. Estos líderes capacitados podrán:

Detectar y atender conflictos familiares e interpersonales con mecanismos al-ternativos de resolución de conflictos.

Brindar atención y asesoría individual y grupal en resolución pacífica de con-flictos.

Divulgar y promover la cultura de la convivencia pacífica en los hogares y en las comunidades.

Generar espacios de participación comunitaria y de programas y procesos de convivencia.

Conformar y apoyar redes comunitarias de convivencia que cuenten con her-ramientas concretas de comunicación e intervención.

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Establecer una gestión interinstitucional con las entidades que promueven la convivencia y la resolución pacífica de conflictos, en especial al interior de la familia.

3.11. Recomendaciones para enfrentar los delitos sexuales

Trabajar con las comunidades de los sectores más afectados, con los familiares de las víctimas y con las víctimas para conseguir información respecto a los victimarios.

Realizar trabajos conjuntos de investigación criminal y de inteligencia para detec-tar a los violadores, capturarlos y judicializarlos.

Capacitar a los funcionarios que atienden este tipo de problemáticas para que las atiendan de manera profesional y de acuerdo con las características del delito, sin revictimizar a las víctimas.

Promover formas de atención especial para los menores víctimas de este delito.

Realizar campañas para que se denuncie este delito.

Realizar campañas entre los ciudadanos en general para prevenir este delito y so-bre todo para detectar a los abusadores y violadores. A manera de ejemplo se pueden realizar campañas con las siguientes recomendaciones:

No use los mismos recorridos al regresar a su casa o al frecuentar diversos lugares.

No transite por lugares poco iluminados o descuidados.

No deje a sus hijos en lugares desconocidos, esté atento de cualquier cambio de comportamiento que presenten los menores de edad.

Creerle a los menores de edad cuando denuncian posibles abusos.

Prestar atención a los acompañantes de los menores en el hogar, en muchos casos el abusador puede ser un propio familiar o una persona allegada a la familia.

Denuncie cualquier hecho que cumpla con las características de este delito.

3.12. Recomendaciones para enfrentar el secuestro

Fortalecer las labores de inteligencia y de investigación criminal coordinados entre la Policía, la Fiscalía o el Ministerio Público, para desarticular los grupos delincuen-ciales dedicados a esta actividad.

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Profesionalizar y dotar de los equipos necesarios a los grupos policiales y de investi-gación criminal que se dedican a combatir esta modalidad delictiva.

Capacitar a los grupos especiales con países que tienen experiencia y buenos resul-tados en esta materia, como es el caso de Colombia.

Trabajar con los sectores económicos más vulnerables para que en conjunto con ellos se diseñen planes preventivos y de seguridad.

Realizar campañas de prevención hacia los grupos sociales más débiles frente a este delito.

A manera de ejemplo, se pueden realizar campañas con las siguientes recomenda-ciones orientadas hacia los ciudadanos más vulnerables frente a este delito4 :

Mantenga informada a su familia sobre lugares habituales de permanencia y cam-bios; utilice claves previamente definidas para sus conversaciones.

Preste especial cuidado en la selección de las personas que por razones de su trabajo, se enteran de sus asuntos contables o personales.

Evite tener grandes sumas de dinero en una sola cuenta bancaria.

No acuda a citas sospechosas.

Programe su itinerario en forma reservada.

Evite frecuentar establecimientos dudosos en horas de la noche y cuando deba hacerlo en lo posible hágalo acompañado asumiendo precauciones.

Mantenga una comunicación constante con las autoridades, con relación a situ-aciones anómalas que puedan afectar su seguridad.

Evite dar información telefónica sobre actividades personales; hable únicamente lo necesario.

No divulgue nunca a los demás sus medidas personales de seguridad.

No comente amenazas recibidas, la imprudencia de los demás acarrea problemas para su seguridad.

Prohíba y evite al máximo dar sus números telefónicos y/o correo electrónico, a personas extrañas o a aquellas que no tengan nada que ver con su labor.

Verifique los niveles de seguridad o cámbielos con respecto a la protección de la

4 Grupo GAULA. Policía Nacional de Colombia. 2006.

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información que usted pueda almacenar en base de datos, agendas, discos u otros.

Conozca muy bien la procedencia de sus empleados y más de aquellos que se dedican a las actividades domésticas en su hogar.

Identifique al personal de vigilancia privada de su conjunto residencial.

Cuando presienta que un miembro de su familia pretende ser objeto de secues-tro y/o extorsión, comuníquese de inmediato con las autoridades.

Concientice a su familia de la importancia de hacer uso de las medidas que contribuyan a su seguridad personal disminuyendo así los niveles de riesgo, evitando ser víctimas del accionar delincuencial.

3.13. Recomendaciones para reducir los lesionados y muertos en accidentes de tránsito

La institución encargada de tránsito debe realizar los estudios y análisis pertinentes para detectar los sitios de más alta siniestralidad y con base en esta información aplicar las soluciones del caso, que en muchos casos son pequeñas obras, como reductores de velocidad y señalización.

Controlar de manera fuerte y decidida a los conductores que manejan bajo efectos del licor. Un solo fin de semana se le podría salvar la vida a muchas personas apli-cándoles la ley y sancionando de manera ejemplar a los conductores. Igual para los conductores que exceden la velocidad.

Para reducir la posible corrupción de los agentes de tránsito, se podrían realizar controles conjuntos con la policía y con el servicio de salud, quienes realizarían las pruebas de alcoholemia. Estos controles, además de garantizar la aplicación de las normas de tránsito, permitirían realizar controles de seguridad ciudadana.

Realizar campañas para mejorar la cultura ciudadana en la vía pública y para que los ciudadanos, peatones y conductores respeten las normas de tránsito. A manera de ejemplo, se podría comenzar una campaña para que los conductores utilicen menos la bocina de sus autos. Además de reducir la contaminación auditiva, esto reduce los niveles de violencia en el tránsito.

Señalar los sitios de mayor accidentalidad para que los ciudadanos los identifiquen y tomen las medidas de seguridad pertinentes.

Mejorar la iluminación de todos los corredores viales.

Mejorar los pasos peatonales y habilitar otros para que los ciudadanos puedan dis-frutar y movilizarse en las ciudades caminando.

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3.14. Recomendaciones generales

De acuerdo con los análisis de los delitos, se hace necesario focalizar las acciones en los territorios donde se concentran los delitos, en los campos del control y de la prevenci-ón. Para esto se requiere que:

La información analítica de la violencia y de la delincuencia se constituya en la herramienta fundamental para la gestión de la seguridad en cada uno de los muni-cipios. Con base en ella, se deben definir responsabilidades claras y metas definidas de reducción de cada uno de los delitos para cada una de las instituciones de segu-ridad y justicia.

Con base en la información, los gobiernos municipales trabajen de manera periódi-ca y coordinada para definir políticas públicas en materia de seguridad, aplicarlas y hacerles seguimiento.

Se concentren los esfuerzos institucionales en los sectores de mayor incidencia de la delincuencia en cada uno de los municipios, departamentos y prefecturas.

En los sectores donde se concentran los delitos en los municipios, además de la labor que realizan los policías asignados a ellas, se concentren los esfuerzos de distintas unidades policiales, de acuerdo con las características del delito. Es decir, hay que concentrar esfuerzos disuasivos de mayor patrullaje en determinadas horas del día así como incrementar las labores de inteligencia y represión directa del delito. Para esto se requieren estudios criminológicos detallados que permitan establecer las dinámicas y actores de los diferentes delitos contra el patrimonio económico y contra la vida e integridad de las personas. Aquí, se requiere un trabajo coordinado y permanente con la Fiscalía o el Ministerio Público para en-frentar y judicializar las distintas organizaciones criminales que se dedican a este tipo de delitos.

En los sectores afectados, se desarrollen planes operativos focalizados, tomas po-liciales de determinados territorios, visitas intermitentes y patrullajes selectivos por parte de la policía en zonas barriales.

En los sectores que han sido mayormente afectados, se establezca la permanente presencia de personal uniformado y efectúense vigilancias en patrullas, especial-mente en horas donde tienden a ocurrir con mayor frecuencia los delitos.

Cada mes, bajo el liderazgo del alcalde, las instituciones responsables de seguri-dad y justicia evaluen los logros y los aumentos presentados en los indicadores de violencia y delincuencia. Así mismo, se deben analizar las acciones realizadas, con el fin de establecer las debilidades y fortalecer y replicar las acciones que generan resultados.

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Se aprenda de las buenas experiencias que obtienen resultados para replicarlas en aquellos lugares donde no se logran resultados (de acuerdo con las características locales). También se trata de aprender de los errores.

Se exijan resultados no solo a la institución policial. Es necesario que la Fiscalía o el Ministerio Público y los jueces rindan cuentas sobre los procesos por homicidios, lesiones y demás delitos y sobre el número de detenidos, juzgados y condenados en general. Hay que exigir resultados, desde su campo de acción y responsabilidad constitucional y legal a cada una de las instituciones responsables.

Se comprenda el comportamiento de cada delito, en su temporalidad como en el ámbito geográfico, para, con base en esto, poder concentrar los esfuerzos y las acciones. Esto si se tiene en cuenta que los recursos son limitados. No basta con saber si aumentan o disminuyen los homicidios, las lesiones o cualquier otro delito. Para un mayor conocimiento de los delitos, es importante elaborar monografías analíticas de cada delito, así como de los sectores donde se concentran. Con base en ellas, se deben definir acciones interinstitucionales.

Se creen archivos de bandas delincuenciales dedicadas a cometer las distintas modalidades delictivas, lugares de operación criminal y características específicas, donde se incluya el modo de operar de los delincuentes con el fin de cruzar infor-mación con las operaciones de la policía, los análisis criminológicos etc. Frente al accionar de la delincuencia organizada, es importante que las unidades de inteli-gencia de los organismos de seguridad y justicia trabajen de manera coordinada.

Se establezcan contactos con personas de los sectores afectados, con el fin de ob-tener información sobre los delincuentes, hacer coordinaciones con la comunidad y en especial con quienes hayan sido víctimas del delito.

Se establezcan buenas relaciones entre las policías y las empresas de vigilancia pri-vada para efectos de identificación de las problemáticas de violencia y delincuencia y apoyo en el momento específico cuando ocurren los ilícitos.

Se analicen los datos de criminalidad para detectar los sectores más vulnerables y las horas de mayor ocurrencia de hechos y se elaboren planes que los contrarres-ten. Se realice el seguimiento a los planes desarrollados para detectar fortalezas y debilidades y se revise periódicamente el comportamiento del delito en cada zona en que se divide el departamento, el municipio o la prefectura.

De acuerdo con las características de los territorios donde ocurren este tipo de delitos, se podrán involucrar otras instituciones que ayuden a mejorar los entornos urbanos (iluminación, basuras, arreglo de vías, mejoramiento de parques, etc) y or-ganizaciones que atienden poblaciones especiales como indigentes, vendedores ambulantes, jóvenes, menores, etc.

Presentación de la entrevistada

Paula Miraglia es directora general del ICPC desde 2010. Es doctora en Antropología Social por la USP (Universidade de São Paulo), y en los últimos diez años ha centrado sus actividades académicas y profesionales sobre los temas de violencia urbana, prevención de la criminalidad, jóvenes y seguridad, desarrollo de planes locales de prevención, formación de la policía, y otras investigaciones para influenciar políticas públicas en diferentes niveles.

Paula fue directora general del Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Preven-ción del Delito y el Tratamiento del Delincuente (ILANUD) en Brasil, y también consultora para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Es miembro del Fórum Brasileño de Seguridad Pública (FBSP) e investigadora regular del Centro Internacional de Criminología Comparada de la Universidad de Montreal.

Paula colabora regularmente con la prensa y publica una columna semanal donde escribe sobre la prevención de la criminalidad, seguridad ciudadana y justicia.

ENTREVISTA – PAULA MIRAGLIAPor: Júlia Loonis Oliveira

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Paula, ¿Podría, en primer lugar, presentar el Centro Internacional para la Preven-ción de la Criminalidad, en el cual está trabajando ahora?

El “International Centre for the Prevention of Crime”, el ICPC, es una organización creada hace 17 años, por tres gobiernos: Francia, Canadá y Quebec. Hoy, el ICPC tiene más de 50 miembros, entre países, ciudades, provincias, estados y organizaciones de la socie-dad civil en todo el mundo, como Argentina, Chile, El Salvador, Noruega, África del Sur, Guinea, las ciudades de Dakar, Lille y Paris. Además de organizaciones en el mundo entero. El perfil de los miembros del ICPC es bastante variado.

Trabajamos en tres ejes: primero, el eje de producción de conocimiento. Producimos una serie de publicaciones, informes y estudios. Uno de ellos es nuestro informe bianu-al, el “Informe Internacional sobre la Prevención de la Criminalidad. Tendencias y Pers-pectivas”. Vamos a lanzar una nueva edición ahora en 2012 que trae un panorama global sobre temas vinculados a la prevención. Ese año vamos a hablar acerca de la trata de personas, de prevención del crimen y urbanización, prevención del crimen en situacio-nes de pos-conflicto y pos-desastres naturales, producción de drogas en países desar-rollados, además de los resultados de la primera “Investigación Global sobre Seguridad en las Ciudades”. Esa es una publicación lanzada cada dos años. En abril fue presentado en la Comisión de Justicia Criminal en Viena, en las Naciones Unidas, y todo el informe estará disponible a partir de junio5. Ese año hicimos un resumen ejecutivo con las princi-pales recomendaciones del informe traducido en ocho lenguas. Eso es sólo un ejemplo. Recientemente lanzamos un estudio comparativo sobre Proyectos de Prevención de la Violencia Juvenil en tres países y una guía sobre las asociaciones público-privadas y seguridad ciudadana, publicada en conjunto con la Cámara de Comercio de Bogotá y el Banco Mundial.

Otro eje que trabajamos es la promoción de intercambios. Es parte de la misión del Centro promover el intercambio de experiencias, el intercambio entre países, entre or-ganizaciones, entre ciudades. Tenemos algunos instrumentos para eso, siendo el mayor de ellos nuestro Coloquio, también bianual. Acabamos de organizar un Coloquio en África del Sur, con participantes de más de 30 países. Fue muy interesante porque se compartió experiencias de todo el mundo. Jamaica presentó su estrategia nacional de prevención del crimen. La policía de Noruega presentó sus estrategias policiales pre-ventivas, así como la policía de África del Sur. Los países tienen un interés muy grande por el tópico de la prevención, por supuesto que con modelos diferentes, enfrentando desafíos diferentes por cuenta de escenarios distintos de criminalidad urbana. Pero lo que existe es un espacio enorme para la cooperación y, en mi opinión, cada vez más para la cooperación sur/sur. Vamos a organizar ahora otra conferencia tradicional que es nuestra Conferencia Sobre Observatorios de la Criminalidad. Pero hablaré sobre la conferencia más adelante.

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El tercer eje de trabajo es el de la asistencia técnica. Es el ICPC trabajando en el ter-reno, suministrando asistencia técnica a los gobiernos, organizaciones, y una serie de socios. Sólo para dar algunos ejemplos, estamos actualmente observando el proceso de creación de un Observatorio de Criminalidad en Haití. También en curso, tenemos un proyecto de prevención de la violencia entre jóvenes y mujeres en dos municipios peruanos. Entonces esos son ejemplos de proyectos de intervención concreta, en los cuales estamos comprometidos. Yo diría que son esos tres ejes de actuación del Centro.

Sobre esa asistencia técnica, por ejemplo, un gobierno local que le gustaría te-ner acceso a la asistencia técnica del ICPC, ¿cuál sería el camino que debería seguir?

Hay diversas posibilidades en relación al proceso de adhesión. En cuanto la ciudad ma-nifieste su interés, ella recibe todo el material referente a la participación, a la adhesión. En seguida, es necesario someter una carta de interés, que será evaluada por el Consejo del Centro, presentando cuáles son sus motivaciones, actividades en relación a la pre-vención e intereses en el campo de la seguridad. Una vez aprobada la participación de la ciudad en el ICPC por su Consejo, la segunda etapa es desarrollar un plan de trabajo en conjunto. Este tiene que corresponder a los intereses de la ciudad y a la misión del Centro. Eso varía y depende mucho del interés, del aguante, del momento que esté pa-sando aquél municipio. Y eso determinará un poco nuestra forma de actuación.

Podemos desde responder una demanda específica de la ciudad – la ciudad quiere di-señar un proyecto o quiere organizar una conferencia o quiere trabajar con socios espe-cíficos; o podemos, también, crear un proyecto en asociación con esa ciudad y buscar fondos para ejecutarlo. Para darte un ejemplo, estamos ahora trabajando con algunos socios, la Declaración de Ginebra y el Small Arms Survey, en un proyecto de cooperaci-ón con ciudades para trabajar el tema de reducción de la violencia armada, pensando, particularmente, en estrategias locales para reducir la violencia armada. Hoy, estamos empezando a trabajar con una ciudad en África del Sur. En Brasil ya trabajamos con la ciudad de Canoas, en Rio Grande do Sul6, que participó de algunos de nuestros eventos y es una ciudad que tiene interés de trabajar en ese proyecto. Estamos mapeando, junto con esos socios, ciudades que tienen interés en tratar del tema de la prevención de la violencia armada a partir de una perspectiva local. Ese proyecto tiene, también, un com-ponente que se refiere al monitoreo de esa violencia. La ciudad tiene que tener, o tiene que disponerse a desarrollar la capacidad de monitorear esos datos.

En el caso de nuestro proyecto con los municipios peruanos, es un formato totalmente diferente. Es un proyecto presentado por el ICPC y financiado por la Agencia de Coope-ración Internacional Canadiense (CIDA). Entonces hay varios formatos posibles.

6 En referencia a este tema, ver la entrevista con Eduardo Pazinato, Secretario de Seguridad Pública y Ciudadanía de Canoas en este mismo volumen.

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Siguiendo con el tema de la cooperación, lo que observamos en América Lati-na es que varias agencias internacionales y financiadoras están involucradas en políticas de seguridad: el BID, el Banco Mundial... Lo que quería preguntar es ¿cómo evalúa la actuación de esas agencias? Inclusive ¿si esa actuación ha de hecho contribuido a un cambio de concepto o de realidad?

Creo que hay dos cuestiones importantes en esa pregunta. Una es la cuestión referen-te al contenido de esa cooperación. ¿Cuál es la agenda de cooperación involucrada en ese proceso de fomento a las políticas de prevención y de seguridad que viene siendo promovida por esas agencias? América Latina es una región que enfrentó y enfrenta incluso hoy desafíos importantes en cuanto a la criminalidad urbana, sea por los índi-ces de criminalidad urbana propiamente dicha, o sea por lo de su capacidad institu-cional y de la propia formulación política de los conceptos que forman las políticas de seguridad pública. Justamente por el tamaño de esos desafíos, creo que hoy la región ha conseguido construir una agenda de intervención, una agenda propositiva con un contenido que está repleto de saber local. Creo que Brasil es un excelente ejemplo en ese sentido. Existen hoy experiencias brasileñas exitosas, que son experiencias pauta-das por los principios de la prevención, por los principios de la racionalidad, del buen uso del recurso, que son bien informadas. Creo que estamos viviendo un momento de construcción progresiva de una agenda local, nacional y regional de prevención. Y, en ese sentido, me parece que la consolidación de esa agenda pasa, también, por una interlocución con esas agencias de cooperación, apuntando lo que queremos, efectivamente, implementar en nuestro país, y en nuestras ciudades. Ya no se trata

¿Qué es el Internacional Center for the Prevention of Crime - ICPC?

El ICPC (Centro Internacional para la Prevención de la Criminalidad, en español) es una orga-nización no-gubernamental internacional que actúa como facilitadora del intercambio y de la cooperación entre países, municipios, comunidades, organizaciones no-gubernamentales, organi-zaciones del sector privado e investigadores que trabajan con temas de prevención del crimen y de la seguridad ciudadana. La misión del ICPC es promover sociedades más seguras y saludables, a partir de la implementación de programas estratégicos y basados en evidencias e iniciativas que tienen como objetivo reducir y prevenir el crimen y la victimización, siempre apoyados en normas y padrones internacionales. El ICPC es miembro de la Red de Institutos del Programa de Prevención del Delito y Justicia Penal de las Naciones Unidas (PNI).

El ICPC es la única organización que trabaja exclusivamente en la prevención de la criminalidad a nivel internacional y está en el centro de una red mundial de conocimiento y prácticas en ese campo.

La oficina central del ICPC funciona en Montreal, en Canadá.

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apenas de financiar determinados programas, sino de construir en conjunto esa agen-da de financiamiento. Entonces compete a las ciudades, a los gobiernos intermedios, al propio país apuntar donde están sus intereses. O sea, tener un lugar más proactivo en la formulación de esa agenda de cooperación. Hay también otra cuestión: ¿cuáles son los modelos que estamos mirando? Estamos en el momento, también, de diversi-ficación de nuestras fuentes de inspiración. Cuando hablé, al principio, de una coope-ración mayor, más intensa, entre los países del Sur, es porque, desde el punto de vista del contenido, en muchos casos, las realidades de esas regiones dialogan de manera mucho más clara. Ya existe una experiencia acumulada para que se pueda, también, hacer un intercambio entre esos países.

Desde el punto de vista del formato, tenemos otro desafío: esas agencias, sobre todo los bancos, están más acostum-bradas a dialogar con los países o con los gobiernos inter-medios. Faltan, justamente, canales de diálogo formales en-tre las ciudades y las agencias de cooperación internacional y modelos de financiamiento que se hagan cargo de las estructuras de los municipios. Veo que se hacen cada vez más esas demandas. ¿Cómo una ciudad puede establecer un diálogo, por ejemplo, con el Banco Mundial? Los mode-los de financiamiento hoy, como el de préstamo, tal vez no se hagan cargo de eso. Lo que estamos poniendo en dis-cusión es: ¿es por medio del consorcio entre las ciudades? ¿Es vía el gobierno intermedio movilizando a las ciudades? O sea, ¿cuáles son los modelos disponibles? Si queremos, efectivamente, fomentar políticas locales, tendremos que pensar en cuáles serán los canales de cooperación entre las ciudades y esas agencias.

O también que las agencias repiensen sus modelos de actuación junto a esos socios con quienes trabajan.

Claro. Cuando digo “tendremos”, estoy incluyendo a las agencias.

Cierto. En esa cuestión del involucramiento de los gobiernos locales en la agenda de la seguridad que ha sido tema de debates, de políticas etc., como en el caso de Canoas en Brasil, que Usted citó, me gustaría saber cuál es su evaluación. En la práctica, ¿cómo está ese proceso en América Latina? Lo que se observa en Brasil es que algunos municipios están avanzando en esta cuestión, pero muchos otros aún no se involucraron en este campo.

Tenemos que ser coherentes al evaluar las potencialidades y limitaciones del desem-peño municipal, tratándose de seguridad pública. Sabemos que, hoy, hay un histórico

Faltan, justamente, canales de diálogo formales entre las ciudades y las agencias de cooperación internacional y modelos de financiamiento que se hagan cargo de las estructuras de los municipios.

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de ciudades que fueron y son exitosas en sus políticas de prevención. Al mismo tempo, en un país como Brasil, con más de 05 (cinco) mil municipios, debemos considerar que hay municipios que, de hecho, no disponen de la capacidad institucional para desar-rollar una política compleja como la de Canoas o la de Diadema que, en función de su tamaño, capacidad institucional, presupuesto, compromiso del alcalde, entre otras cosas, pudieron invertir en políticas de prevención. Esa es una primera dimensión a ser relativizada.

Aún así, existen elementos comunes en el campo de los desafíos y en la definición de cuáles son los elementos importantes para el éxito de una política municipal. En este caso, no hablaría sólo de América Latina, porque lo vemos en todo el mundo. Por ejemplo, el Foro Europeo para la Seguridad Urbana (EFUS) es un Foro que reúne alcaldes de diversas ciudades en Europa. Son alcaldes que están absolutamente con-vencidos del papel de las ciudades en las políticas de prevención. Aunque se trate de contextos muy diferentes, encontramos elementos que son comunes a los desafíos compartidos por los alcaldes en América Latina y en Brasil. Uno de los cuales son las limitaciones presupuestarias. Las ciudades no tienen presupuesto que les permita desarrollar por sí solas un paquete complejo y completo de políticas de seguridad. Entonces, la articulación de la política municipal con otros niveles gubernamenta-les es fundamental si se quiere garantizar la sustentabilidad, la secuencia de esas in-tervenciones. En Brasil tuvimos varios modelos: algunos casos de una articulación entre municipios y gobiernos estaduales7, programas que fueron financiados por el gobierno federal. Creo que eso apunta a la necesidad de una política municipal que se reconozca como capaz de ser relevante en cuanto a la prevención. Pero eso no significa que sea absolutamente autónoma, independiente. La política municipal tiene que conseguir articularse con los otros niveles gubernamentales, porque las policías en Brasil son de responsabilidad del Estado. Si no queremos, por un lado, una concep-ción de seguridad pública que sea exclusivamente pautada por la actividad policial, ella tampoco será exitosa si no contempla lo que hay de importante y relevante en la actuación de la policía.

Por otro lado, creo que la Unión en un país como Brasil tiene un papel importante a cumplir, sea el de fomentador e inductor de políticas, sea como un actor que irá financiar y participar, formular programas en los cuales los municipios puedan inspi-rarse. Puedo darte un ejemplo concreto: nuestra 4ª Conferencia Internacional sobre Observatorios de Criminalidad será realizada este año en Argentina, en asociación con la Federación de Municipios Argentinos (entre otros socios). Eso, para mí, es una señal bastante clara que existe un interés, en América Latina, de las ciudades, de los municipios y de las asociaciones, de involucrarse en el tema. En esa conferencia que-remos dar un énfasis a la participación de las ciudades. La Federación de Municipios Argentinos está dispuesta a movilizar a su red en América Latina y, en este sentido, esperamos tener una gran presencia de alcaldes de ciudades latinoamericanas.

7 En la estructura federativa brasileña, el Estado es el gobierno intermedio. En todos los textos a seguir, cuando se hace referencia a Brasil, se utilizarán los termos “Estado” y “estadual” para designar el nivel intermedio de gobierno.

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¿Esa conferencia está prevista para cuándo?

Está prevista para septiembre en Mar Del Plata. Tendremos dos días de pre-conferencia, dedicados a la formación sobre el tema, y los otros dos días de Conferencia. El ICPC organizó tres Conferencias anteriores, en Santiago, París, y en Montreal. Tenemos socios franceses y socios argentinos. El éxito de la Conferencia, el hecho de que estemos lle-gando a la cuarta edición, es también una expresión del interés por el tema de los Obser-vatorios, por fomentar la capacidad de producir, monitorear y, sobre todo, trabajar con información y estadísticas criminales como parte de las políticas de prevención.

Justamente, era una de mis preguntas: ¿los municipios están, de hecho, prepa-rados para asumir esa agenda? Usted dijo que presupuestariamente, por ejem-plo, existen muchas limitaciones. ¿Estructuralmente también? Existe la cuestión de la capacidad de producir y analizar datos. Pero, pensando en el lector que es un gestor de un municipio, ¿cuáles serían las medidas, los pasos, las etapas que el municipio debería cumplir para formar una política de prevención de la violencia?

Creo que de entrada, considerando los elementos comunes, y eso lo encontramos en ciudades del mundo entero, es necesario el alcalde estar convencido de que ese es un tema a tratar en su ciudad.

¿Es el tema del liderazgo político?

Siempre hablamos sobre el tema, pero es fundamental. Cuando el alcalde está conven-cido, el escenario cambia completamente. Porque es alguien que consigue ver no sólo la relevancia, sino que también los beneficios políticos, los beneficios concretos para la sociedad y para las otras políticas. Los alcaldes consiguen articular de qué forma la seguridad está asociada a los beneficios cuanto a la educación, a la salud, a las políticas de asistencia social en su ciudad. Eso es lo ideal cuando pensamos en una política de seguridad ciudadana... que ella consiga efectivamente articularse con otras políticas. Para darte un ejemplo, organizamos el año pasado, en asociación con la Declaración de Ginebra, una sesión de alcaldes, en Ginebra, de la cual participaron el alcalde de Ginebra; la alcaldesa de Aguas Calientes, en México; el alcalde de Nairobi, en Kenia; y el de Canoas. La sesión fue increíble. Era una sesión sobre prevención de la violencia a partir de una perspectiva local y de la violencia armada. Todos esos alcaldes están abso-lutamente convencidos de que el municipio tiene un papel importante en las políticas de prevención de la violencia. Y la sesión fue fantástica justamente por eso, por haber esa comprensión no sólo de la relevancia, sino de cómo el tema de la seguridad puede beneficiarse de otras áreas y tener un impacto positivo en otras áreas. Por lo tanto, yo diría que eso es fundamental.

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Otro desafío, también de orden institucional, es crear un espacio formal para esa política en el interior del munici-pio. Para allá de la formalidad, hace mucha diferencia si se tiene un Departamento de Seguridad Ciudadana, o si se tiene una Secretaría de Seguridad o de Defensa Social. Demuestra la relevancia que el tema tiene para el propio municipio. Crear o formalizar ese espacio, institucional-mente, es otro elemento importante.

Yo diría que la formación de las personas también es im-portante. No sólo la formación de las personas que es-tén ejecutando, formulando la política, sino que también conseguir formar a las personas que estén en otras áre-as. Porque uno de los mayores desafíos que enfrentamos cuando empezamos a desarrollar un plan municipal de seguridad es convencer a las otras áreas dentro del mu-nicipio que ellas tienen algún papel que cumplir. Es im-portante que las personas que trabajan en la Secretaría de Educación, por ejemplo, entiendan cuál es la interfaz entre la educación y las políticas de seguridad. La misma cosa pasa con el área de salud, y lo mismo con el tránsito. Si consigues formar a personas que trabajan en esas áreas, las políticas de seguridad ciertamente se beneficiarán.

Otra dimensión relevante es considerar el municipio apostando que también puede ser una instancia de formulación, y no sólo de reproducción, de programas. Ahora, para que el municipio pueda ser una instancia de formulación, es necesario crear ese espacio, es necesario tener personas capacitadas para hacerlo, lo que demanda inversión. No sucede de un día para el otro. Pero colocar al municipio en ese lugar también de formu-lador, y no simplemente en el lugar de ejecutor o reproductor de programas, es la única manera de tener a personas convencidas de lo que están haciendo.

Entiendo. Yo quería abordar otro tema que es el de la participación ciudadana. Muchos especialistas dicen que el punto fuerte del municipio para actuar en la prevención de la violencia es justamente la proximidad con la población, o sea, el poder municipal tiene una capacidad mayor de dialogar directamente con los involucrados. Sin embargo, los gobiernos que realmente promueven esa parti-cipación son minoritarios. Porque por otro lado, algunos otros estudiosos dicen que el campo de la seguridad no es un campo tan simples de promover partici-pación comunitaria. Me gustaría saber cuál es su posición sobre esa cuestión de la participación ciudadana?

De hecho, la participación es un elemento muy importante no sólo para la seguridad, sino que también para todas las políticas. Brasil viene consolidando una tradición que

colocar al municipio en ese lugar también de formulador, y no

simplemente en el lugar de ejecutor o reproductor de programas, es la única manera de tener a personas

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empieza con el Presupuesto Participativo, pero que está transbordando esa agenda. Tu-vimos un gran ejemplo que fue la Conferencia Nacional de Seguridad Pública que probó que el debate y la participación no están restrictos a ningún tema, a ninguna política. La Conferencia tuvo etapas municipales, estaduales y nacional, reuniendo actores comple-tamente diferentes, como policías, sociedad civil, gestores. Por lo tanto, tratándose de la viabilidad del debate y de la participación, no lo veo como una cuestión. Si se crean las condiciones, el diálogo sucederá.

Lo que tenemos que reflexionar es cuáles son los formatos de participación, qué espe-ramos de esa participación y cómo transformar eso en una contribución efectiva para la ejecución de políticas. Creo que ese es el desafío. Que la participación pueda ser muy positiva, no tengo dudas. Es absolutamente imprescindible que seamos capaces de escuchar y de mapear localmente cuáles son las demandas, cuáles son las solucio-nes. ¿Cómo formalizar esos canales y cómo no hacer de las consultas un momento puntual? Eso sigue siendo un gran desafío. Asimismo, hacer con que esos espacios de participación sean efectivamente representativos, capaces de dar voz a diferentes gru-pos, como, por ejemplo, a mujeres y a jóvenes. Con todo, que quede claro que nada de eso exime a un gobierno de sus responsabilidades. Los canales tienen que estar abiertos, pero hay una parcela de responsabilidad de ejecución de política que cabe a los gobernantes.

Pero pensando, por ejemplo, en los Consejos Comunitarios de Seguridad, de los cuales se habla mucho en Brasil por la política de implementación de la policía comunitaria que ocurre en varios estados. Se observa que existe una dificultad de creación de esos Consejos, que serían apenas una de las modalidades de par-ticipación. Mi pregunta es: ¿qué es lo que existe? ¿Cuáles son las modalidades que ustedes observan que funcionan? ¿Cuál es la situación de los otros países latinoamericanos o en el mundo?

Existe una gran variedad de versiones posibles, dependiendo del tipo de contrato local que fue establecido. De hecho, hay actuaciones y perfiles diferentes de Consejos, lo que también es resultado de la madurez de la cuestión en el campo de las políticas y del interés que es capaz de suscitar. Vemos, por ejemplo, que hay una diversidad enorme de Consejos de Seguridad en Brasil. Algunos Consejos son compuestos, primordial-mente, por comerciantes, otros por organizaciones comunitarias, y ese perfil termina por influenciar la pauta y actuación de tales consejos. En otras palabras, varía mucho de estado a estado, de ciudad a ciudad, a tal punto de que no es posible hablar en un único formato. Así, lo que me parece ser un elemento de éxito en instancias de participación como esas, es la capacidad de garantizar la diversidad de composición de esos Con-sejos. Eso es lo que se ve internacionalmente. O sea, garantizar una representatividad que sea efectivamente diversificada y garantizar que quien participe de esos Consejos vea que su participación tiene, de hecho, consecuencias concretas. Creo que ahí tienes una motivación clara, no solamente para establecer esos Consejos, sino para promover

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la “responsabilidad” de esos procesos de participación, demostrando cuáles fueron las consecuencias concretas de aquello que fue discutido y decidido por el Consejo. Se trata de garantizar que el Consejo sea un espacio transparente, representativo y que consiga intervenir de hecho en la formulación e implementación de la política. Pero eso varía mucho de acuerdo con los contratos locales que son establecidos. Varía mucho alrededor del mundo.

Recordando lo que se puede observar, me parece que pesa mucho el temor de los gestores en crear instancias difíciles de administrar, justamente por cuen-ta de esa búsqueda de representatividad. Existe siempre una dificultad de saber cuántas personas podrían participar de una instancia como esa.

Sabemos que muchas veces en el ámbito del poder público, enfrentamos una serie de limitaciones impuestas por la burocracia que es absolutamente inherente a la naturaleza del Estado. Ahora, los Consejos no pueden asumir esa misma lógica. Creo tienen que verse como una cosa distinta, no son el poder público. Los Consejos tienen que ser un espacio de formulación, de debate, un espacio de animación. Al intentar reproducir la lógica del poder público, corren el riesgo de perder su sentido. Porque justamente, acaban convirtiéndose en una cosa encorsetada, jerarquizada, y poco representativa. Entonces, creo que se debe encontrar un formato alternativo que no sea el espejo de las estructuras públicas, de la gestión pública.

Para terminar, me gustaría saber ¿cómo ve a esas cuestiones en América Latina en general? ¿Hemos avanzado? Tenemos países con estructuras legislativas y organizacionales diferentes, entonces probablemente ni siempre se puede com-parar el desempeño de la política, por ejemplo, en Brasil donde la seguridad es atribución de los estados y en otros países donde es una cuestión más centrali-zada. Pero, digamos, ¿cuál sería su evaluación sobre la región, sobre los avances, los obstáculos que aún existen?

Como ya decía antes, creo que estamos poco a poco consolidando una agenda de seguridad que corresponde a los desafíos y a las necesidades de América Latina como región. Veo que los países están desarrollando iniciativas construidas a partir del saber local. Medellín es una ciudad que invirtió mucho en políticas de seguridad, y fueron exi-tosos en incorporar elementos importantes de las políticas de urbanismo, por ejemplo. Creo que eso es extremamente interesante. Como ya dije también, en Bogotá, donde el ICPC está trabajando, el sector privado está cumpliendo un papel importante e in-novador en lo que se refiere a las políticas de prevención. Chile desarrolló un material extremamente interesante, incluyendo un componente de prevención de violencia y criminalidad en situaciones de desastres naturales como los terremotos que afectaron al país. Estamos ahora – como ya mencioné – en esa asociación con la Federación de los Municipios Argentinos que tiene, hoy, una agenda clara de compromiso de las ciu-

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dades con el tema de la prevención. Entonces, no hay dudas de que la región está muy animada, que hay una serie de iniciativas en curso que merecen nuestra atención.

Si miramos a las publicaciones internacionales sobre el tema, América Latina ha sido siempre presentada como una de las regiones más violentas del mundo. Esa es, constantemente, la introducción para Améri-ca Latina y la temática de la violencia y criminalidad. Pero yo creo que ya tenemos casos y experiencias suficientes para lograr debatir el contexto latinoame-ricano de otra manera. No digo que no sea necesario reconocer a los desafíos y que las tasas de criminali-dad siguen siendo altas, pero creo que tenemos que empezar a invertir en producir indicadores capaces de mostrar también los avances en la región. ¿De qué manera los gobiernos pueden describir los esfuerzos y los resultados que vienen siendo alcanzados en esos países? Nadie lo hará por América Latina. Eso tiene que partir justamente de la región. Si América Latina quiere ser representada de otra manera cuanto a la seguridad pública y prevención de la violencia, necesita encontrar maneras de garantizar la sustenta-bilidad de sus experiencias exitosas y, al mismo tem-po, empezar a formular esos resultados de manera que se muestre también los avances.

No digo que no sea necesario reconocer a los desafíos y que las tasas de criminalidad siguen siendo altas, pero creo que tenemos que empezar a invertir en producir indicadores capaces de mostrar también los avances en la región. ¿De qué manera los gobiernos pueden describir los esfuerzos y los resultados que vienen siendo alcanzados en esos países? Nadie lo hará por América Latina.

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Presentación del entrevistado

Eduardo Pazinato tiene una maestría en Derecho por la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC), y es licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales. Tiene experiencia en las áreas de De-recho y Sociología, con énfasis en Sociología Jurídica y Criminología. En 2008, fue Coordinador Ejecutivo del Memorial de la Amnistía Política del Ministerio de la Justicia. Actualmente es el Secretario Municipal de Seguridad Pública y Ciudadanía de Canoas/RS (2011-2012), habiendo actuado en 2009 y 2010 como Secretario Adjunto de la misma Secretaría, y Coordinador Acadé-mico del Núcleo de Seguridad Ciudadana de la Facultad de Derecho de Santa Maria (FADISMA). Fue el responsable por la elaboración y ejecución de los siguientes proyectos premiados: Regis-tro Electrónico de la Guardia Municipal de Canoas (REG-M) - en el Premio Ciudad Digital Rio Grande do Sul 2012, en la categoría Visión Estratégica del Gestor; Territorio de Paz Guajuviras: la experiencia de seguridad ciudadana de Canoas con el Premio del BID referente al 2º concurso de Buenas Prácticas en Prevención del Delito en América Latina y el Caribe en la categoría Calidad de la Gestión. Además, es también Presidente de la Asociación Estadual de Secretarios y Gestores Públicos Municipales de Seguridad Pública de Rio Grande do Sul (ASGMUSP) y Asociado al Foro Brasileño de Seguridad Pública (FBSP).

Eduardo es autor del libro: “Do Direito à Segurança à Segurança dos Direitos – Uma análise so-ciopolítica e criminológica acerca dos sentidos da participação na gestão de políticas municipais de segurança na contemporaneidade”, publicado por la editora Lumen Juris.

ENTREVISTA – EDUARDO PAZINATOPor: Júlia Loonis Oliveira

Abril de 2012

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Eduardo, según el pacto federativo brasileño, la seguridad pública es deber del estado [gobierno intermedio]. Sin embargo, se viene dando importancia al papel de los municipios en las cuestiones de seguridad, ámbito en el cual la experien-cia de Canoas es vista como ejemplar. Como Secretario de Seguridad Ciudada-na de la ciudad ¿Podría explicarnos por qué y cómo el municipio entró en ese campo?

En realidad, podemos identificar diversos factores que explican la centralidad que el tema de la seguridad adquirió en la agenda social y política nacional e internacional. Y más nítidamente, cuáles son los factores que le dieron esta visibilidad a Canoas. Yo diría que en función de una visión estratégica del alcalde de Canoas, desde el período de la construcción del programa de gobierno, el tema de la seguridad fue puesto como eje estructural de las políticas públicas del municipio. Eso por una comprensión de que, al tratar el tema de la seguridad, tratamos de un tema mucho más complejo que simple-mente el desempeño de la policía. Tratamos un conjunto de inversiones necesarias de los tres entes federados, con la participación popular, en el sentido de garantizar la pro-moción de los derechos, la prevención de las violencias y de la criminalidad, y también un rescate de la actuación del Estado en ese proceso de intervención en el campo de la gestión de políticas públicas de seguridad.

En realidad, en el caso de Canoas, lo atribuyo primero a una comprensión ampliada del concepto de seguridad pública que pueda ser inferida considerando una nueva lectura constitucional de la extensión de la seguridad como un derecho social. Esa perspecti-va, también compelería a los Municipios a actuar en el campo de la prevención de las violencias y de la criminalidad. Segundo, a la asunción de esa responsabilidad por nues-tro alcalde, Jairo Jorge (PT), en sintonía con el proceso de inducción que la Secretaría Nacional de Seguridad Pública (SENASP), y más específicamente el Programa Nacional de Seguridad Pública con Ciudadanía (PRONASCI) fomentaron en ámbito nacional, no-toriamente a partir de 2008. Tercero, este concepto ampliado de seguridad y esa visión estratégica del alcalde y de nuestra gestión en esta área se materializaron en un diseño institucional innovador de la organización de la política municipal de seguridad pública, que estructura esta nueva concepción a partir de tres ejes principales:

Lo primero, una comprensión de la necesidad de trabajar con la directriz de la integración entre varios sectores (perspectiva intersectorial), entre varias instituciones (perspectiva in-terinstitucional), entre varias agencias de seguridad (perspectiva interagencias). Y trabajar con esa centralidad a partir del Gabinete de Gestión Integrado Municipal (GGI-M), a través del cual se desarrolla una política de policía comunitaria en la y para la ciudad.

Segundo, una comprensión de que necesitamos agregar inteligencia e invertir también en nuevas tecnologías para que colaboren con ese trabajo de prevención y también de “represión calificada” [o control], apoyando otros órganos de seguridad pública. En el trabajo de inteligencia, tiene importancia, en el campo de la gestión del conocimiento en el área de la seguridad, el papel del Observatorio de Seguridad Pública, que provee

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los agentes que componen el GGI-M con informaciones, con datos y con indicadores que nos permiten evaluar procesualmente las políticas públicas de seguridad y las po-líticas de seguridad pública stricto sensu, aquellas adjuntas al desempeño de la policía.

Y tercero, inversiones en el área de inclusión y cohesión social con proyectos sociales que puedan también garantizar otras posibilidades, otros caminos para que sobre todo las juventudes puedan tener alternativas simbólicas y materiales a lo que representan las violencias y el “mercado del crimen y de las actividades ilegales”.

En el caso de Canoas, esa sería la tercera dimensión que está conectada a ese concepto ampliado, el compromiso político-institucional, la visión estratégica del alcalde, y como esos elementos conceptuales se materializan en la actuación del municipio, en la gesti-ón de la política de seguridad a nivel local, con la construcción de nuevas metodologías, de nuevos abordajes, con la participación popular.

Cierto. Usted nos habla sobre los conceptos, pero en la práctica, ¿cómo presen-taría la política de seguridad ciudadana de la ciudad? ¿Qué fue lo que se hizo para que Canoas fuera realmente una referencia?Resalta varios elementos que constituyen esa política, pero ¿hay algo más que identificaría?

Creo que el gran diferencial y la gran innovación en la política de seguridad de Canoas es justamente esta convergencia, esa integración de varias perspectivas en programas estratégicos que son monitoreados por la Secretaría, junto al alcalde, y que ha posibili-tado, en conjunto con las inversiones del estado y de la Unión, una retomada del papel protagónico que el Estado tiene en la gestión del espacio urbano, en la regulación ur-bana y en la gestión de las políticas públicas de seguridad. Nuestra política de seguridad es basada en un trípode, articulado a partir de dos directrices fundamentales: la integra-ción interinstitucional, interagencias e intersectorial, y la participación popular. En ese contexto se insertan nuestros tres programas estratégicos: Guardia Comunitaria, Canoas Más Segura y Territorio de Paz.

El programa “Guardia Comunitaria” une la gestión compartida de la política de acción comunitaria de la policía con el proceso y la cultura de la integración emulada junto al GGI-M, así como con el papel de inducción de la integración interagencias de la Guar-dia Municipal con la policía y con los demás equipos de fiscalización que actúan en el municipio y componen el Gabinete.

Tenemos un programa estratégico que articula la dimensión de las nuevas tecnologías aplicadas a la seguridad pública, que es el programa estratégico “Canoas Más Segura”. Invertimos en lo que hay de más moderno en nuevas tecnologías de control social, de alarmas a GPS en vehículos, pasando por sistemas de vídeo y audio-monitoreo, actuando en los procesos que contribuyen a la práctica de las violencias y de los críme-nes al buscar reducir, por ejemplo, la circulación ilegal de armas de fuego, agregando

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informaciones y datos que puedan calificar y perfeccionar las intervenciones táctico--operacionales del sistema de seguridad pública y justicia criminal, inclusive las que se refieren al control y represión calificada por parte de la policía y del propio sistema de justicia criminal.

Y, en tercer lugar, tenemos un programa estratégico llamado “Territorio de Paz”, que se focaliza en dos grandes territorios de la ciudad y que, gracias a un análisis técnico--científico que el Observatorio nos permitió realizar, identificó un conjunto de interven-ciones (proyectos y acciones) necesarias, tanto de orden policial cuanto de orden social, que vienen siendo gestadas a partir de ese concepto más amplio de acción territorial integrada. No es una idea exactamente nueva en el campo de las políticas sociales, pero en el área de la seguridad incorpora el monitoreo, la evaluación permanente (accoun-tability) con la noción de “territorio” y como esos elementos se articulan en el conjunto más amplio de inversiones públicas municipales, estaduales y federales.

Entonces, la gran innovación es una gestión pública protagonizada por un ente munici-pal que hace ese trabajo de inducción, de coordinación, de articulación de una política municipal de seguridad, que hoy camina en sintonía con la política estadual y con la política nacional de seguridad pública con ciudadanía.

Canoas – Algunos elementos de contexto

El Municipio de Canoas compone la región metropolitana de Porto Alegre, Rio Grande do Sul, Brasil. Con 323.827 habitantes (censo IBGE 2010), de los cuales 40% son jóvenes, es el cuarto municipio más populoso y el segundo mayor PIB del Estado.

A partir del 2007, el municipio observó un aumento rápido de sus tasas de criminalidad, alcan-zando el nivel de 31 homicidios por 100.000 habitantes en 2009. En respuesta a esta realidad de violencia, el municipio invirtió en una política pública municipal de seguridad, resultando en la disminución de 27% del número de homicidios entre 2009 y 2011. Otras tasas como robos y hurtos de vehículos también registraron una disminución en los últimos años.

Los esfuerzos hechos por Canoas (RS) en la gestión del campo de la Seguridad, a ejemplo de la integración de las políticas o de la creación del Observatorio de Seguridad Pública en el ámbito del Gabinete de Gestión Integrada Municipal (GGIM), han sido destacados como “buenas prác-ticas”, conquistando premios y siendo objeto de estudios académicos y materias de revistas de gran difusión.

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Esa cuestión de la gestión integrada parece ser justamente una de las principales dificultades, aunque sea consensuada. Estoy pensando jus-tamente en la cuestión de los diferentes entes federativos, las diferentes policías, las diferentes políticas: la salud, la educación, la seguridad pú-blica. ¿Cómo usted diría que Canoas consiguió crear un ámbito de trabajo realmente integrado?

Creo que el primer movimiento fue más simbólico, a nivel político institucional, que fue colocar el tema de la seguridad como un tema fundamental en la agenda municipal. La agenda municipal, que no es sólo gubernamental, es una agenda que involucra a la ciudad. El tema de la seguridad es un tema fun-damental para la promoción, para el respeto, para la garantía de los derechos en el ámbito municipal. Acostumbro decir, inclusive elaborando un poco te-óricamente esa reflexión, que conseguimos tratar del tema de la seguridad no sólo a partir del derecho a la seguridad, sino que también como un derecho que es un derecho articulador, acrecentador, garantiza-dor de otros derechos (fundamentales y sociales). El desplazamiento del “derecho a la seguridad” a “la se-guridad de otros derechos”, fundamentales también de ser garantizados y promovidos para que podamos

construir un ambiente de respeto a las diferencias, de promoción de los derechos, de pre-vención de las violencias y de la regulación del espacio urbano.

Entonces el primer movimiento fue un movimiento político-institucional a nivel simbó-lico de tratar el tema, que involucra y afecta al ciudadano y a las ciudadanas que viven en las ciudades, aunque constitucionalmente no sea un tema “municipalizado”, siendo, por lo tanto, una prerrogativa del gobierno del estado y de la Unión, y adicionalmente de los municipios, al nivel del poder local. El alcalde (la Administración Pública Municipal) no puede simplemente excusarse de sus responsabilidades, de una contribución para esa gestión más amplia del tema de la seguridad, porque conceptualmente muchos de los problemas de seguridad no son solamente policiales, son mucho más complejos. Y esas otras dimensiones afectan directamente la gestión de las políticas municipales de seguridad y de las políticas públicas de forma más amplia. Por lo tanto, el primer acierto de la política fue traer este tema a la agenda, una agenda política que involucra los actores del municipio, pero también al estado y a la Unión como entes federados y a la sociedad civil organizada. Consecuentemente, exige una movilización bastante amplia de la ciudad como un todo en el enfrentamiento de ese problema. Ese problema que, cuando asumimos la gestión, junto al área de la salud y de la movilidad urbana,

El desplazamiento del “derecho a la seguridad” a “la seguridad de otros derechos”, fundamentales también de ser garantizados y promovidos para que podamos construir un ambiente de respeto a las diferencias, de promoción de los derechos, de prevención de las violencias y de la regulación del espacio urbano.

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posiblemente, era uno de los tres temas centrales de la ciudad, al lado de cuestiones educacionales, por supuesto.

El segundo momento fue transformar ese deseo por cambios en el cuadro de aumento de las violencias, de la criminalidad, como una potencia para producir políticas públicas que estuvieran trabajando para la prevención y también para el control y la represión ca-lificada de esas violencias. En ese sentido, el compromiso del gestor, la visión estratégica del alcalde, con el diseño institucional de las políticas públicas, teniendo inclusive una instancia de gestión compartida (GGI) presidida por el alcalde y en su ausencia por el Secretario de Seguridad Pública y Ciudadanía, fueron fundamentales.

¿El GGI se reúne con que periodicidad?

El GGI realiza reuniones ordinarias a cada 15 días y realiza reuniones semanales con varios grupos de trabajo que preparan los temas del debate colegiado, deliberativo, del pleno del Gabinete de Gestión Integrada en sus reuniones quincenales. Por ejemplo, tenemos un grupo de trabajo que se reúne todos los lunes, a las 16 horas, que involucra a poli-cías y órganos con poder de policía administrativa del municipio (Grupo de Trabajo de Fiscalización). Allí, tratamos los temas más diversos, desde fiscalizaciones en puntos en que hay denuncias de ausencia de licencias, denuncias a los órganos de la Vigilancia Sanitaria, contaminación sonora y etc. Construimos acciones integradas para enfrentar esas demandas que son sistematizadas a partir del sistema de participación popular del municipio por el Observatorio. Organizamos itinerarios de intervención de las acciones integradas, de los Turnos Integrados de Fiscalización. Ese GT también es responsable por el tema del tránsito porque, aunque en el caso de Canoas la fiscalización del tránsito sea separada de la actuación de la Guardia Municipal, hay una integración con la Secretaría Municipal de Transporte y Movilidad. Construimos una acción en conjunto con el Detran (departamento de tránsito) estadual, y con la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Rio Grande do Sul, es el “Balada segura” que trabaja con el tema de la violencia en el trán-sito, alcoholemia en la dirección, que es también gestionado por ese GT de Fiscalización.

Otros GTs debaten temas relacionados con los ejes estructurales de la política de seguridad. Existe el GT que discute las tecnologías aplicadas a la seguridad. Otro que organiza los eventos en que la municipalidad está participando o es la promotora, otro reúne las policías para tratar de temas eminentemente criminales que involucran las acciones de control (GT Policial). Y, coyunturalmente, trabajamos con GTs que discu-ten el período de Verano, el impacto de la dinámica de la ciudad en el Verano y como eso influencia la circulación de personas en las plazas, en los parques y otras cues-tiones que eventualmente se vuelven temas importantes en la gestión de la política de seguridad. Esos grupos de trabajo son formados por policías, por las agencias de fiscalización administrativa con poder de la policía administrativa de la municipalidad, por la Guardia Municipal y por las secretarías invitadas, como las Secretarías de Edu-cación y Salud. Esos actores trabajan la dinámica de regulación del espacio urbano, de

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como esa intervención más amplia en el área de la seguridad puede, desde que sea coordinada y articulada con otros actores a nivel estadual, federal, contribuir para la prevención de las violencias, para un aumento del sentimiento de seguridad pública y para la cohesión social. Una derivación de eso es la co-responsabilidad entre todos los actores involucrados, de tal forma que el protagonismo de los resultados posi-tivos y también de las cargas es compartido entre todos los actores, entre todas las agencias que participan de esa gestión integrada. Por lo tanto, el éxito de la política municipal de seguridad ciudadana de Canoas no es sólo del municipio, es también del estado y de la Unión y de la sociedad civil organizada, que viene colaborando en diversas instancias de participación en ese trabajo conjunto y compartido.

Sobre la cuestión de las policías y de las guardias municipales, lo que aparece en Brasil es un debate sobre el papel de los guardias, que aún no está bien defi-nido. Inclusive sobre la cuestión del porte de armas por los guardias municipa-les aún no hay consenso. ¿Cuál es el papel de la Guardia Municipal en Canoas? Y, además, lo que me interesó es que habló en “Guardia Comunitaria”. Enton-ces, se juntó el concepto de policía comunitaria con el de la guardia. ¿Podría hablarme un poco más sobre eso?

Participamos de instancias a nivel estadual y federal que debaten esos temas. Y sabe-mos que hay hoy, por lo menos, dos polos antagónicos en el debate sobre la actuación de las guardias municipales de Brasil.

Existe una corriente que está mucho más localizada en el eje Rio/São Paulo que defiende que las guardias municipales tengan condiciones de ejercer un papel de policía municipal, mismo que sea con el actual contexto jurídico-constitucional. Y otra corriente, en la cual Canoas se afilia, cree que el papel que los guardias deben ejercer está en el campo de la prevención de las violencias, de la promoción de los derechos, de la mediación de conflictos. Siendo la guardia una conexión, una agencia, en esta perspectiva nueva, que conecta esas diversas otras agencias que, por el propio formato de la policía en Brasil, son fragmentadas. Consecuentemente, el desempeño de las agencias de seguridad, inclusive del propio sistema de seguri-dad pública, es bastante descoordinado y fragmentado. Entonces, nos afiliamos en esta otra corriente que cree que el papel del guardia, hasta que haya por lo menos un cambio constitucional, no es de actuar de forma concurrente con el papel que ejerce la Policía Militar en la acción ostensiva, sino de contribuir para que haya una mayor regulación en el espacio urbano, interviniendo en situaciones problemáticas relacionadas a escuelas y a otros equipos y servicios públicos municipales que exi-gen un trabajo de mediación de conflictos, de nuevas técnicas, incluso de abordaje, de integración con otros órganos del municipio, incluso la policía, para que se pueda garantizar una mayor eficiencia, una mayor integración del “sistema”, que, como se sabe, es frágilmente articulado. Creemos que el papel de la guardia es de trabajar

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juntamente con los proyectos sociales en la promoción de derechos, en la promo-ción de los derechos humanos con intervenciones por ejemplo musicales, artísticas, culturales, que puedan competir con aquellos factores que construyen socialmente las violencias, los signos, los códigos que impactan la propia práctica de violencias. Esto en el espacio del ambiente escolar, en su entorno, en los equipamientos públi-cos del municipio, por ejemplo, en las plazas y parques, o en otras intervenciones que el municipio realice y que exigen un agente que pueda actuar en el nivel comu-nitario, en esa perspectiva, en fin, no de la policía, sino de la acción comunitaria de la policía - de mayor aproximación de la comunidad con el Estado, del Estado con la comunidad.

En nuestra opinión, la guardia puede actuar como un vínculo, una conectora, una agen-cia de agregación, de coordinación estratégica de esa política municipal de seguridad que es mucho más grande que el papel de la guardia. Vemos a la guardia como un actor fundamental en el fomento, en el fortalecimiento de esa integración interinstitucional, inclusive con el Poder Judiciario, con el Ministerio Público, con la Defensoría Pública, como también con todo el sistema de protección social municipal y estadual. Y ahí entra la prestación del servicio público de desarrollo social, de salud, de la propia educación y del Consejo Tutelar. Además, hay una integración entre las varias agencias que com-ponen el área de la seguridad y hay una integración intersectorial, porque sabidamente hay problemas en el campo de la seguridad que involucran violencias practicadas en el ambiente familiar o que aparecen, emergen, en otros espacios de socialización que son mucho más complejos y demandan abordajes no policiales, tal vez no pasibles de ser realizadas por la policía por cuenta de otras atribuciones, inclusive constitucionales, pero pueden ser hechas por la guardia al nivel de la prevención, no sólo social, sino también situacional, en la medida de la identificación de obstáculos físicos para mejoras del espa-cio urbano que pueden contribuir a ese trabajo.

Ganamos el premio Ciudades Digitales en la última semana – que es promovido por la empresa pública del estado en el área de Tecnología de la Información y de la Comunica-ción (Procergs) por el concepto y desarrollo del inédito Registro Electrónico de la Guardia Municipal (REG-M). Con el uso de tablets, los guardias han trabajado con el registro de los atendimientos que realizan, incluyendo las remisiones a otros órganos del municipio, prestación de servicios en general, informaciones y remisiones a la red de protección social y policial. También tenemos los llamados Registros de Ocurrencias Administrativas (ROCA’s), a través de los cuales son identificados problemas vinculados, a las cuestiones ambientales que pueden competir por un ambiente con mayor (in)seguridad, por ejem-plo, en el entorno de las escuelas: iluminación pública, señalización viaria, poda de árbol. El ROCA juntamente con el Boletín de Atendimiento (BA), constituyen el REG-M. Se trata, en fin, de un registro online, con el uso de tablets, que es analizado posteriormente por el Observatorio, permitiendo una calificación, una mejora de la gestión de la política de seguridad a nivel municipal, y de la propia guardia, desde la fase de planificación hasta la evaluación de las actividades ejecutadas por ella en su día a día.

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Y esa cuestión de la relación de la Guardia Municipal con los otros órganos de seguridad como Policía Civil/Policía Militar, ¿es pacífica? ¿O es algo que generó algunas dificultades, algunas necesidades de adaptación?

En realidad, conseguimos construir como un tema central de la Política Municipal de Seguridad, el tema de la integración. Hoy, todos los actores que participan de esas ins-tancias de gestión compartida tienen en su propia organización el tema de la integraci-ón como un tema central.

¿Es algo que fue asumido?

Viene siendo construido social y institucionalmente. Ocurre que, como varias otras pa-labras, tiene varios significados. Lo que hicimos fue un esfuerzo para profundizar cua-litativamente esa integración, sea en la relación de la Guardia con la Fiscalización de tránsito, sea de la Guardia con la Brigada Militar. Incluso porque en el área de tecnología, existe una integración operacional cotidiana del guardia junto con el personal de la reserva de la Brigada que participa de la gestión de la Sala Integrada de Monitoreo. Ese trabajo, no diría que es un trabajo libre de tensiones, por la propia estructura del sistema de seguridad pública y de justicia criminal brasileña. A pesar de eso, aunque cuando hay (y hubo ya en esos tres años y medio de gestión aquí en Canoas), alteraciones de la estructura de mando de la policía, del propio gobierno municipal, no hay (no hubo), digamos así, una discontinuidad de esa directriz estructural del sistema de gestión mu-nicipal de las políticas públicas de seguridad. Entonces, siempre que hay alguna voz que eventualmente no esté de acuerdo con esa directriz, alguna práctica profesional que sea contradictoria, hay un esfuerzo de cogestión y co-participación para que podamos frenar las asperezas y retomar ese desarrollo integrado.

Esta es una directriz, así como es una directriz la participación popular. Re-significada, es verdad, porque sabemos que necesitamos de un trabajo más atento, más técnico, de una instancia de gestión del conocimiento como el Observatorio de Seguridad Pública, por-que, en el área de seguridad, sabemos que la participación popular, a diferencia de otras áreas, puede conducir inclusive a violaciones de los derechos. Entonces buscamos hacer con que haya una integración sistémica entre las instituciones del estado con las propias instancias de participación popular que el gobierno municipal y otros entes estaduales vienen fomentando en la ciudad de Canoas, desde el inicio de la gestión del alcalde Jairo Jorge y, más recientemente, en la gestión del gobernador del Estado, Tarso Genro.

Una última pregunta sobre la Guardia Municipal. ¿Sabría decirme qué es lo efec-tivo en relación con la población?

Claro, son 136 guardias. Tenemos guardias municipales que no usan armas en Canoas, por lo menos no usan arma letal. Utilizamos armas de baja letalidad. En ese universo, son 84 guardias municipales capacitados para utilizar Taser.

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La Guardia Municipal fue rescatada en la actual gestión. Teníamos una Guardia que cuidaba básicamente del patrimonio municipal. Y lo que hicimos fue un rescate del papel de estado que la guarda municipal tiene en esta nueva concepción de seguri-dad pública, evidentemente atentos a las disputas que se dan inclusive en el escenario nacional de “policialización” de la actuación de la guardia municipal. No tenemos dis-cordancias en un eventual debate sobre el uso de arma de fuego. Creemos, sin em-bargo, que, para nuestra realidad en Canoas – puede no ser la de otra ciudad – hay un conjunto de otras medidas, inclusive normativas – como la creación de una unidad de Asuntos Internos, el debate que estamos haciendo ahora sobre la constitución de un plan de carrera propia, con estatuto, con regimiento interno – para que se pueda llegar al uso de una herramienta que, eventualmente, implicará un cambio también táctico-operacional en el hacer y en la regulación del hacer, en el control social del hacer de las guardias. Aquí en Canoas, esta es la orientación y la dinámica. Evidente-mente que, coyunturalmente, ese debate surge, por ejemplo ahora, en la discusión del plan de carrera. Lo que yo he dicho, también junto a la Academia – tenemos aquí una Academia Estadual de Guardias que es administrada por la Asociación Estadual de Secretarios y Gestores Municipales, de la cual yo soy el presidente – es que, antes de discutir la herramienta, necesitamos saber cuál es la identidad profesional de los guardias. ¿Cuáles son los sentidos de esa legitimación que las guardias, cada vez más, tienen en Brasil? ¿Es para que actúen como una mini-policía municipal sin regulaci-ón, sin la base jurídico-constitucional adecuada? ¿O para que ocupen un nicho en el campo de la prevención de las violencias, de la criminalidad, que no es ocupado por la Policía Militar por la propia conformación del modelo reactivo y represivo de la po-licía ostensiva en el país? Entonces, trabajamos con esas directrices para profundizar el debate con la propia categoría de los guardias municipales de Canoas.

Sobre la cuestión de la participación comunitaria de la cual habló, en Canoas ¿cómo fue ese proceso? Porque como ya mencionó, la seguridad pública no es un área donde la participación ciudadana sea una cosa pacífica. Es más complicado que en los sectores de salud y educación. Entonces, ¿cómo es la situación en Canoas? ¿Existen Consejos Comunitarios? En la práctica, ¿cómo se da esa participación?

En realidad, el tema de la participación popular es uno de los temas estructurales del gobierno municipal, de la actual gestión. Fue construido un sistema de participación ciudadana municipal. Ese sistema es compuesto por varias instancias de participación presencial y virtual. Tenemos una instancia llamada “Municipalidad en la Calle”. Todos los sábados por la mañana, toda la municipalidad, los secretarios, el alcalde, atienden a la población en las plazas de la ciudad, en los cuatro cuadrantes en que la ciudad está organizada. Tenemos las Audiencias Públicas con el alcalde todos los lunes por la tarde. Tenemos el Presupuesto Participativo que elige las prioridades en el campo de la gestión municipal, inclusive del área de la seguridad. Tenemos los Plenarios de Servicio que ocu-rren semestralmente. En ellos, los secretarios rinden cuentas a la población de las priori-

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dades definidas regionalmente. Tenemos también el “Ágora Virtual”, que es una especie de “chat”, un sistema de participación electrónica en que los secretarios y el alcalde atienden a la población con base en cuestionamientos – incluso por esa dificultad de la vida moderna de participar presencialmente de los plenarios. Y tenemos Foros Comunitarios, en especial en los dos “Territorios de Paz”, que cubren, digamos así, en términos poblacionales, 2/3 de la ciudad, que organizan ese debate en ámbito municipal. Son foros donde estamos pre-parando la constitución de los Foros Regionales de Seguridad, del Consejo Municipal y de la realización de la 1ª Conferencia Municipal de Seguridad Pública. Tuvimos un proceso de participación con enfoque en la seguridad a partir de la Conferencia Nacional de Seguridad Pública y tenemos todas esas instancias de participación municipal formalizadas en ley, aunque aún carecen de una dinamización mayor del punto de vista fáctico y práctico.

¿Cómo organizamos esas entradas, esos “inputs” de demandas, de reivindicaciones, de críticas, de elogios, de sugerencias para la gestión municipal de la seguridad? El Obser-vatorio de Seguridad Pública sistematiza las demandas de y por seguridad de esas varias instancias de participación. Tenemos un banco de datos en la orden de 1.800 demandas desde 2010 que son monitoreadas, acompañadas por el municipio, y que inclusive subsi-dian la planificación de las acciones integradas, de los Turnos Integrados de Fiscalización y de las intervenciones, cuando sea el caso, de la propia policía en el ámbito de la inteligen-cia. En nuestro caso, ese sistema de participación ciudadana municipal, que está en per-manente perfeccionamiento y mejora, es re-significado por el trabajo de sistematización del Observatorio, que arma a las agencias de seguridad y otras áreas del municipio, con las demandas relacionadas a la seguridad para que podamos planificar nuestras acciones, calificando la propia regulación, la propia intervención en el espacio urbano.

¿Entonces existe una planificación a partir de lo que señala la población?

Sin dudas. La planificación es construida también a partir de ese eje de las demandas populares, que va calificando la propia intervención de nuestra política de seguridad. Por ejemplo, tenemos áreas del municipio que son áreas densamente pobladas en que hay sistemáticamente demandas relacionadas a la contaminación sonora, al barullo, sobre todo en el período en que la mayoría de los órganos de la municipalidad, en tesis, no funciona, que es el período de la noche o de la madrugada. Esas demandas alimentan la base de datos del Observatorio y sirven como subsidio de los itinerarios que serán realizados por los Turnos Integrados de Fiscalización. Estas son una especie de acción integrada que reúne la Brigada Militar, la Guardia Municipal, el Tránsito y los órganos de fiscalización administrativa de la municipalidad, como por ejemplo, el medio ambien-te, a quien cabe aplicar multas, si es el caso, a aquellos actores que están con alguna dificultad de observar las reglas básicas de convivencia y de vecindad en la ciudad. En-tonces, el sistema de participación termina subsidiando una intervención más técnica del municipio, basada en la demanda popular, junto y con el apoyo de la policía, que es mucho más en el ámbito del establecimiento de reglas básicas de convivencia ciudada-na, de mediación de conflictos para que no evolucionen eventualmente a una violencia

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física o psicológica criminalizada, un crimen, para que podamos intervenir al nivel de la prevención. Eso se hace también con el aporte de las demandas que vienen a través del sistema local de participación popular.

Usted habló de los “Territorios de Paz”, inclusive señaló un dato que me pareció interesante, que los dos Territorios de Paz de Canoas reúnen prácticamente dos tercios de la población. Es así, ¿no?

No exactamente los “Territorios”, pero el “Territorio” y su entorno, los dos cuadrantes. El im-pacto que el territorio tiene no es sólo mensurado para aquél barrio. Tiene impacto en toda la región donde actúa. Tenemos alrededor de 329 mil habitantes en la ciudad de Canoas según el último Censo de 2010. Son casi 40 mil personas en el “Territorio de Paz de Guajuviras” y 87 mil personas en el “Territorio de Paz Mathias Velho – Harmonia”, que son dos grandes barrios que componen esos “Territorios” lanzados el año pasado. Entonces, sin hablar de las áreas del entorno, tenemos ahí, por así decir, más de un tercio de la población y con las áreas del entorno llegamos, seguramente, a los dos tercios, afectada por esos Territorios.

En realidad, los dos “Territorios de Paz” actuaron en problemas que, a partir de esos lugares, repercutían en toda la ciudad. Al final, el mayor de ellos, que son los homicidios, influenció de manera general la política municipal de seguridad. Fue inclusive una dificultad que en-contramos cuando llegamos aquí: fundamentar, a los otros barrios no agraciados en aquél momento con el programa estratégico “Territorio de Paz”, cuál era el motivo de seleccionar ciertos barrios en detrimento de otros, focalizando territorialmente una intervención inte-grada, en vez de identificar todos los barrios como “Territorio de Paz”. Hoy, pasado dos años del lanzamiento, en octubre de 2009, del primer “Territorio de Paz de Guajuviras”, ya hay una comprensión más clara de los habitantes sobre el impacto que esa política municipal de seguridad tiene, como nosotros ya sosteníamos en la época, sin la cual no seria posible desarrollar esos programas. O sea, el PRONASCI, que es un programa de financiamiento definidor de la macro-directriz, del macro-objetivo de nuestra política de seguridad sólo se consolidó, en nuestra opinión, porque vino a insertarse en una política municipal de seguri-dad ciudadana más amplia. No fue, como acostumbro a decir, una “gestión por espasmos”. Ese programa, así como otros programas desarrollados posteriormente – el RS (Rio Grande do Sul) de la Paz y otras inversiones, incluso del gobierno federal, como por ejemplo las obras del PAC – se insertaron en una política municipal más amplia de seguridad.

Es que a pesar de estar inserto en una política más amplia, se observa que el con-cepto del Territorio de Paz es muy enfocado territorialmente, ¿no? Como dijo antes, la acción puede tener influencias sobre el resto de la ciudad, pero la actuación es muy focalizada. ¿Cómo ampliar esas experiencias exitosas? ¿Pueden ser ampliadas? Usted ya dijo que en términos de inversión no se podría reproducir exactamente en la ciudad como un todo, todo lo que se está haciendo, por ejemplo, en Guajuviras. Pero, además de esas externalidades positivas, ¿cómo los gestores pueden conse-

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guir salir de una intervención focalizada y tal vez ampliarla? No sé si eso sería lo necesario, pero es un cuestionamiento que existe.

No, yo creo que esa es una cuestión fundamental. Nosotros nos preocupamos con esa cuestión desde el principio. Dos grandes criterios para la formulación de cualquier política pública es tener escala y ser sostenible. En realidad, es en ese sentido que sitúo ese progra-ma estratégico “Territorio de Paz”, en los marcos de una política más amplia. Porque aunque sea focalizado territorialmente, tiene un impacto en la ciudad como un todo. Eso porque la propia focalización territorial está basada en estudios, en diagnósticos del Observatorio de Seguridad Pública que apuntan a una dinámica de violencias y de crímenes en aquellas localidades en que el elemento territorial es el elemento constitutivo y necesita, por lo tanto, ser enfrentado a partir de su forma de organización en el determinado territorio, en el determinado espacio geográfico que tiene signos, códigos y una dinámica propia. La construcción de ese “Territorio de Paz” fue precedida de un estudio técnico, de un estudio

científico producido por el Observatorio de Seguridad Pública, especialmente el segundo Territorio, en un momento en que el Observatorio estaba más bien estructurado y con una base de datos que nos permitía otro nivel de cruce, de análisis de esta-dística, también de análisis al nivel cualitativo, de algunos indica-dores que subsidiaron esta política como una política estratégica para la ciudad. En realidad, necesitamos tener eso bien en claro: el concepto de “Territorio de Paz” exige un desempeño focali-zado, pero para garantizar el acceso, el derecho a la ciudad para aquellas comunidades, así como también para las demás que eventualmente no fueran contempladas en el primer momento

con esta intervención, porque la propia dinámica de las violencias y de la criminalidad de aquella región no lo exige.

Los dos otros barrios que están relacionados al tráfico, donde existe una dinámica vio-lenta puntual, con un número menor de homicidios, pero con grandes problemas que se relacionan con las cuestiones de convivencia, de gestión del espacio urbano – y ahí entran las acciones integradas – y sobre todo con crímenes con enfoque en la propie-dad, con enfoque patrimonial, incluso por la conformación demográfica y económica de esos otros grandes barrios son las regiones de Niterói y de Rio Branco. Debido a esto, optamos por una actuación más focalizada, comprendiendo la dinámica social e his-tórica de constitución de la ciudad en esos barrios, comprendiendo la dinámica de las violencias y de la criminalidad, y nos basamos en experiencias con efecto de ejemplo, de demostración, inclusive experiencias internacionales, que mostraban resultados no so-lamente en los territorios específicamente, sino que también en un área más ampliada, con posibilidad de generar un resultado positivo en la ciudad. Ejemplificando: reducimos cerca de 70% los homicidios en el “Territorio de Paz Guajuviras” y en aproximadamente 30% en la ciudad como un todo, comparando el primer trimestre de 2012 con el mismo período de 2009, cuando esa política aún no había sido implementada.

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Esta es una cuestión sobre la cual necesitamos estar muy vigilantes, que nos preocupa efectivamente. Incluso porque las inversiones que fueron hechas en el municipio por el Gobierno Federal en el “Territorio de la Paz de Guajuviras” fueron alrededor de R$10 millo-nes, siendo alrededor de R$1 millón invertidos por el Gobierno del Estado. Y el municipio, en ese período (2009, 2010 y 2011) invirtió casi R$24 millones en políticas de seguridad de la ciudad. Esto parece ser un dato relevante, pero representa algo entre 1.2% y 1.5% del presu-puesto municipal. Entonces, realmente, para que podamos tener un resultado ampliado, una repercusión de esta política en la ciudad como un todo, tanto el diagnóstico y la estrategia de intervención deben ser contemplados, como también hay que haber mecanismos de sostenibilidad de esa política que pueda tener escala en la ciudad como un todo. Es un tema complejo, una cuestión que siempre nos preocupó, porque no nos interesaba construir más una “experiencia” localizada en el área de la seguridad, sino que con eso la ciudad como un todo fuera beneficiaria de los resultados positivos, que ya salvó 69 vidas, solamente conside-rando los primeros tres años.

Entonces, ¿la inversión del municipio fue mayor que la del PRONASCI?

Sin dudas. La inversión que el municipio aportó en el área de la seguridad fue mayor que las inversiones realizadas tanto por la Unión como por el estado. La ciudad en tres años colocó algo de R$24 millones y la Unión colocó algo de R$10 millones. Y el estado – por supuesto que no estoy mensurando la inversión del estado en horas extras o compra de vehículo para la policía, sino que en aportes al municipio con inversiones en cámaras de vídeo-monitoreo, en estrategias de esta naturaleza – alrededor de R$1 millón.

Estamos hablando de una política que fue gestada y construida con aporte en tres años, en la orden de R$35 millones. Para una ciudad que tiene demográficamente el tamaño de Canoas, y para lo que representa económicamente, como la segunda ciudad del estado, rivalizando con Caxias do Sul, como la 2ª o 3ª después de la Capital, el monto es, digamos así, razonable. No es algo que esté fuera de un padrón de inversiones de otros municipios con el mismo porte o incluso menor. Estamos hablando de algo como 1.2% a 1.5%. En otras áreas, otras políticas sociales que están en el centro de las preocupaciones y de las representaciones sociales de la población, y que son prioridad de la agenda municipal, se invierte algo como 15% a 20% (del presupuesto municipal), en términos de educación y salud. Entonces, [para la seguridad] es un monto bastante diminuto, algo como 5 a 10% del que se invierte en salud y educación en ámbito municipal.

Para terminar, evocó algunas experiencias internacionales. Me gustaría saber si hubo intercambios, en el momento de la construcción de esa política pública mu-nicipal, entre Canoas y esas otras experiencias exitosas de América Latina – como Bogotá, Medellín.

Sin dudas. Hubo intercambios inclusive para la construcción del programa de gobierno. El

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alcalde visitó la experiencia de Diadema [SP, Brasil] y contó con la participación de nuestra actual Secretaria Nacional de Seguridad Pública, ex-Secretaria de Defensa Social de Diade-ma, Regina Miki. Ella estuvo participando de conferencias en la ciudad, contribuyendo con su experiencia para la construcción de esta política de seguridad en el ámbito municipal. De la misma forma, nos inspiramos de la experiencia de seguridad ciudadana en Colom-bia, en Bogotá. Antanas Mockus y Hugo Acero, ya en el curso de nuestra gestión, estuvie-ron realizando conferencias en el municipio, dialogando con la sociedad civil organizada, también con sectores empresariales, sobre el impacto de esa política en Colombia.

Y otras experiencias con las cuales no hubo exactamente un intercambio presencial, pero que la literatura internacional nos señala como referencia importante. Y tenemos más recientemente la experiencia de las UPPs, sobre todo la UPP Social. Incluso años antes de las UPPs, en Rio de Janeiro, en 1999-2000, surge el concepto de Área Integrada de Segu-ridad Pública (AISP) sobre el cual estamos avanzando, para que nuestra política municipal de vigilancia comunitaria esté en sintonía con la compatibilización de circunscripciones de actuaciones territoriales en toda la ciudad y con el concepto de AISP. La experiencia del Pacto por la Vida en Pernambuco nos ha inspirado en el trabajo de gerenciamiento de los datos y de las informaciones. Hemos trabajado en la construcción del Observatorio de Seguridad Pública a partir de esa visión. Las experiencias de los Turnos Integrados de Fiscalización, que yo prefiero llamar de “regulación del espacio urbano” en vez de orden público, fueron inspirados también en las políticas de Chicago y Nueva York.

En América Latina hemos mantenido un diálogo muy directo en el Eje del Cono Sur, por-que ya coordinamos la Unidad Temática de Seguridad Ciudadana de la Red de Mercociu-dades. Recientemente, también hemos mantenido un diálogo muy fructífero con Ginebra, en función de la Declaración de Ginebra, trabajando en estrategias para potencializar el control y la reducción de armas de fuego. En este tema, tenemos inversiones en tecnolo-gías como el audio-monitoreo, que detecta disparos de arma de fuego, que es también un trabajo de prevención de las violencias. Hemos dialogado con el Centro Internacional de Prevención a la Criminalidad, de Canadá, buscando participar de esos Foros Internacionales que debaten el tema. Estuvimos en Ginebra, África del Sur y estamos trabajando para tam-bién realizar nuestras conferencias, nuestros seminarios aquí, socializando y compartiendo buenas prácticas con otras experiencias locales y regionales. Sistemáticamente buscamos referencias en otras ciudades. Son ejemplos de eso: el Teatro de Fantoches de la Guardia Municipal “importado” de las buenas prácticas de la Guardia de Curitiba. “Importamos” de la Guardia de São Paulo el Registro de Ocurrencias Administrativas (ROCA). De Caxias del Sul, “importamos” la experiencia de las Comisiones Internas de Prevención a la Violencia en las Escuelas Municipales (CIPAVE’s). En realidad, hay un esfuerzo de sistematización, adapta-ción y síntesis de esas experiencias exitosas nacionales e internacionales, con los debidos ajustes a nuestra realidad local de Canoas (a nuestra cultura organizacional e institucional).

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