INTERPRETACIÓN DE LOS ACTOS JURÍDICOS

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INTERPRETACIÓN DE LOS ACTOS JURÍDICOS NOCION: Interpretar un Acto Jurídico es establecer su verdadero sentido y alcance. La teoría de la interpretación repara el defecto o duda de manifestación de la voluntad efectiva del agente (en el acto unilateral), o voluntad común de las partes (actos bilaterales). REGLA DE INTERPRETACION: Este principio tiene también autoridad legal dentro del ámbito mercantil, puesto que el Código de Comercio en su art. 218 establece: "Siendo necesario interpretar las cláusulas de contrato, servirán para la interpretación de las siguientes bases: Habiendo ambigüedad en las palabras, debe buscarse la intención común de las partes, antes que el sentido literal de los términos. Nuestro codificador Civil, se abstiene, salvo contadas excepciones, de dictar normas de interpretación, por entender que ellas deben ser por su propia índole, más que por la obra del legislador. PRINCIPIOS APLICABLES: BUENA FE: Ha dicho Demolombe que "la buena fe es el alma de las relaciones sociales", lo cual explica que la regla mas importante indique que las convenciones deben entenderse de buena fe, lo que significa lealtad en la concertación del acto, confianza en la palabra empeñada. Al art. 1198 del C. Civil dispone: "los contratos obligan no sólo a los que esté formalmente expresados en ellos, sino a todas las consecuencias que puedan considerarse que hubiesen sido virtualmente comprendidas en ellos". Este art. ha sido reformado por la ley 17.711 que ha sustituido el art. 1.198 por un nuevo precepto que en su primera parte dice: " Los

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INTERPRETACIÓN DE LOS ACTOS JURÍDICOS

NOCION:

Interpretar un Acto Jurídico es establecer su verdadero sentido y alcance. La teoría de la interpretación repara el defecto o duda de manifestación de la voluntad efectiva del agente (en el acto unilateral), o voluntad común de las partes (actos bilaterales).

REGLA DE INTERPRETACION:

Este principio tiene también autoridad legal dentro del ámbito mercantil, puesto que el Código de Comercio en su art. 218 establece: "Siendo necesario interpretar las cláusulas de contrato, servirán para la interpretación de las siguientes bases:

Habiendo ambigüedad en las palabras, debe buscarse la intención común de las partes, antes que el sentido literal de los términos.

Nuestro codificador Civil, se abstiene, salvo contadas excepciones, de dictar normas de interpretación, por entender que ellas deben ser por su propia índole, más que por la obra del legislador.

PRINCIPIOS APLICABLES:

BUENA FE: Ha dicho Demolombe que "la buena fe es el alma de las relaciones sociales", lo cual explica que la regla mas importante indique que las convenciones deben entenderse de buena fe, lo que significa lealtad en la concertación del acto, confianza en la palabra empeñada.

Al art. 1198 del C. Civil dispone: "los contratos obligan no sólo a los que esté formalmente expresados en ellos, sino a todas las consecuencias que puedan considerarse que hubiesen sido virtualmente comprendidas en ellos". Este art. ha sido reformado por la ley 17.711 que ha sustituido el art. 1.198 por un nuevo precepto que en su primera parte dice: " Los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe y de acuerdo con lo que verosímilmente las partes entendieron o pudieron entender, obrando con cuidado y previsión". Se trata de una clave esencial para la apropiada interpretación de cualquier acto jurídico.

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b) USOS SOCIALES: contribuyen notablemente en la aclaración del alcance del acto. El art. 218 del C. de Comercio establece: " los usos a tomarse en cuenta, son los de lugar y ejecución del contrato, es decir donde éste se celebró."

Borda afirma que corresponde atender a los usos del lugar, donde la voluntad se manifieste, porque cada cual reacciona conforme al ambiente que vive.

FACTOR CIRCUNSTANCIAL: las circunstancias del tiempo, del lugar, etc., encuadran la actividad de las partes, siendo lógico que para apreciar adecuadamente el alcance de esta actividad debe consultarse a circunstancias en que actuaron los interesados.

d) CONDUCTA SOBREVIVIENTES DE LAS PARTES: es un factor de apreciación el sentido de un acto jurídico, es la conducta a que las partes se han ajustado después de la celebración del acto.

e) PRINCIPIO DEL FAVOR DEBITORIS: el C. de Comercio en su (art. 218, inc. 7º) finaliza su enunciación de reglas interpretativas con lo siguiente: " En los casos dudosos, que no puedan resolverse las bases establecidas, las cláusulas ambiguas deben interpretarse siempre en favor del deudor, o sea, en el sentido de su liberación.

Borda sostiene que la aplicación de esta regla solo es justa, en casos de contratos gratuitos, pero no en los onerosos, ya que en éstos cada obligación responde a una contraprestación, pidiendo que el criterio de interpretación se sujete a la equidad y equivalencia de las obligaciones recíprocas.

f) NATURALEZA DEL ACTO: Si en un contrato los términos son susceptibles de dos significados, debe considerarse el mas adecuado a la naturaleza del acto.

DISCUSION ACERCA SI LA INTERPRETACION ES CUESTION DE HECHO O DE DERECHO

Esta distinción es importante para considerar la procedencia de un recurso de inaplicabilidad de la ley, o de un recurso de casación que puede instaurarse en el futuro, en el orden nacional.

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Se trata de saber, si una sentencia que se interpreta, como inadecuada con relación a ciertos actos jurídicos, es o no susceptible de recurso de casación.

A primera vista, siendo el contrato, la ley de las partes, la interpretación de ésta, da lugar a una cuestión de derecho y el recurso de casación se admite. Pero en realidad, el contrato es sustancialmente distinto a la ley y considerarlo fuente de derecho, es confundirlo todo, decía Savigny.

Con relación a los actos jurídicos y su interpretación se plantean diversos problemas que pueden dividirse en dos categorías:

1º) La primera relacionada a la intensión, que origina el acto jurídico; ahí se presentan múltiples cuestiones de hecho, que no dan materia de casación, ya que depende libremente de la apreciación de los tribunales de instancia.

2º) Si establecida y admitida la intensión efectiva de las partes, la sentencia se aparta de ella en razón de equidad u otra razón jurídica, el recurso de casación se admite, para establecer si en función de ciertos hechos admitidos, ha prevalecido la adecuada comprensión del ordenamiento jurídico. Es una cuestión de derecho, porque se refiere a la apreciación de hechos realizados por el magistrado de acuerdo al ordenamiento jurídico.

Elementos de los actos jurídicos:

Son elementos esenciales de los, es decir, aquellos factores de cuya concurrencia resulta la misma existencia del acto:

El objeto, el sujeto, y la forma.

El objeto es la materia sobre la cual recae la voluntad del acto.

El sujeto es el autor o de quien emana el acto

La forma es la manera como se relaciona el sujeto con el objeto.

La ausencia de alguno de estos elementos implica la inexistencia del acto.

Sujeto del acto jurídico: capacidad. Para que el objeto jurídico deseado se obtenga, la voluntad del sujeto debe estar calificada por la capacidad jurídica de este. La ley impide que el sujeto

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pueda realizar actos jurídicos por si mismo antes de la edad de 21 años para protejerlo de las repercusiones desfavorables que estos actos pueden acarrearle, que por razón de no poseer un discernimiento afinado no pueda prever.

Objeto del acto jurídico: Disposición legal. La ley señala en el art. 953, requisitos negativos con respecto a las cosas y hechos que no pueden ser objeto de actos jurídicos

Las cosas que estén en el comercio o que por algún motivo especial no se hubiesen prohibido que sean objeto de actos jurídicos serán considerados como tales..

En tal sentido la doctrina critica al codificador señalando que esta es una afirmación vacía de contenido, pues la prohibición debe derivar de otra norma particular que así lo disponga, como es el caso del art. 1044, que declara nulo al acto jurídico cuando fuese nulo el objeto principal de este.

Con respecto a los hechos, la parte del art. 953 que se refiere a ellos es la principal. ".. el objeto de los actos jurídicos deben ser.. hechos que no sean imposibles, ilícitos, contrarios a las buenas costumbres o prohibidos por las leyes, o que se opongan a la libertad de las acciones o de la conciencia, o que perjudiquen a los derechos d los terceros..".

Los hechos no deben se jurídicamente imposibles, es decir que no puedan tener lugar en el ordenamiento jurídico; aquí también el codificador incluye a los hechos naturalmente imposibles.

No pueden ser hechos ilícitos es decir prohibidos por la ley. Ni pueden ser hechos contrarios a la buena costumbre, refiriéndose Velez Sarfield a la moral , al apreciar el contenido moral que deben tener los actos y hechos jurídicos nos referimos a las directivas que emana de la Constitución.

Forma de los Actos jurídicos:

La Forma es el tercero y último de los elementos esenciales de los actos jurídicos. La Forma le da una manera de ser a las cosas. Consiste en la manera de cómo se exterioriza la voluntad del sujeto respecto del objeto. Recordemos que según el art. 913 sin exteriorización de voluntad no hay acto voluntario sino un propósito mental.

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Este concepto que hemos dado de forma es la que se llama la "Forma esencial" (debido que no es concebible un acto sin la exteriorización del mismo), que es diferente a la "Forma legal".

En el art. 973 del Cód. Civil el codificador se refiere a la "Forma legal" diciendo: "La forma es el conjunto de prescripciones de la ley, respecto de las solemnidades que deben observarse al tiempo de la formación del acto jurídico; tale son: la escritura del acto, la presencia de testigos, que el acto sea hecho por escribano público, o por un oficial público, o con el concurso del juez del lugar".

Históricamente las formas eran muy importantes y se utilizaban para impresionar los sentidos, así de esta manera quedaba un recuerdo duradero en ellos y no era fácil olvidar la realización de dicho acto, el objetivo era dejar una impresión profunda. Debida a la escasa difusión de la escritura se utilizaban diferentes ritos como ser por ejemplo para el caso de reconocer a un hijo, levantarlo por encima de la cabeza frente a todos los presentes y pronunciar unas palabras sacramentales.

Desde entonces las civilizaciones jurídicamente adelantadas adoptaron el sistema de la libertad de las formas para todos los actos, salvo para algunos expresamente establecidos por ley. Esa libertad de las formas se traduce en la posibilidad que tienen los contratantes de elegir las formas que estimes más convenientes.

La aparición en escena nuevamente de las formas en estos casos expresamente establecidos por ley se debe a diversos motivos:

Seguridad jurídica: seguridad en los derechos adquiridos. Por ejemplo se exige la escritura pública para la adquisición de un bien, de esta manera la adquisición de dicho bien queda resguardada en una forma instrumental y exenta de extravíos ya que a las partes se les otorgan testimonios. La escritura matriz queda en el protocolo del escribano interviniente.

Interés de los terceros: generalmente a tal efecto se realizan inscripciones en Registros Públicos, de esta manera los terceros toman conocimiento de actos trascendentes en la vida del derecho. Ej: la venta de un inmueble.

Ventajas de las formas:

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Permite conocer con más exactitud la naturaleza del acto.

Protege a los interesados de su propia ligereza o falta de meditación respecto al acto que están otorgando.

Facilita y asegura la prueba del acto

Como medio de publicidad: protegen los derechos de los terceros.

Facilita el cobro de los impuestos para los agentes de retención ej.: escribano.

Inconvenientes:

Pone a las partes en una incomodidad para el cumplimiento de las formas.

Son generalmente onerosas por la necesidad de recurrir a especialistas; ejemplo escribanos.

Produce una lentitud en las operaciones cotidianas.

Acarrea el peligro que se pueda pedir la invalides del acto por incumplimiento de las mismas.

Principio de la libertad de formas. Excepciones.

Art. 974: "Cuando por este código o por la leyes especiales no se designe forma para algún acto jurídico, los interesados pueden usar de las formas que juzgaren convenientes".

Este artículo asienta el principio de la libertad de las formas, que no es absoluto porque en algunos casos se podrá exigir: Instrumentación Pública, Forma Escrita etc.

Instrumento autónomo:

El instrumento no se confunde con el acto jurídico instrumentado en él. Puede ser nulo el instrumento pero válido el acto jurídico en el instrumentado, o al revés, puede ser válido el instrumento por no tener vicio alguno pero inválido el acto instrumentado. Pero si el acto depende para su validez de la forma instrumental, siendo nulo el instrumento donde consta el acto, por consiguiente es nulo el acto instrumentado (nos encontramos ante un caso de nulidad refleja).

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Forma y Prueba.

La Forma es el elemento externo del acto jurídico. La Prueba es el medio por el cual se demuestra la verdad de un hecho. (no necesariamente es instrumental ej. testigos, confesional).

Las formas legales, las exigencias de la ley sobre el modo de cómo deben celebrarse los actos jurídicos, se distinguen en formas ad probationem y ad solemnitatem.

Las formas legales ad probationem son para facilitar la prueba del acto, por ej. la forma escrita para los contratos que tengan un valor superior a los $ 10.000 ( $ cien actualizados), o el otorgamiento del acto en doble ejemplar.

Las formas legales ad solemnitatem son establecidas de una manera de que si no se cumplen, la ley considera que el acto no ha quedado formado ejemplo el caso de la donación de un inmueble donde ha sido omitida la escritura pública, en tal caso la donación no existe. La formalidad es requerida como un elemento constitutivo o esencial del acto.

Clasificación de los actos jurídicos:

Los actos son formales o No formales. Son formales los actos jurídicos cuya validez depende de su celebración bajo la forma exclusiva determinada por ley. Los actos no formales son aquellos para los cuales la ley no señala forma determinada, cayendo dentro del principio de libertad de formas.

Los actos formales se subdividen en actos solemnes y no solemnes.

Los actos solemnes son aquellos en los cuales la omisión de la forma legal establecida no solo provoca la nulidad del acto como tal sino que lo destituye de cualquier otro efecto civil. Ejemplo el matrimonio, si se omite la forma legal establecida la unión de los contrayentes es concubinato.

Los actos formales no solemnes son aquellos donde la omisión de la forma legal establecida determina la nulidad del acto como tal, pero no le impide producir otros efectos jurídicos diferentes. Ejemplo: ocurre frecuentemente en la transmisión de derechos reales sobre bienes inmuebles, los cuales deben ser hechos en escritura pública; si se omite la escritura pública los actos son nulos, pero valen como contratos donde las partes quedan

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obligadas a hacer la escritura pública. Las partes al otorgar luego la escritura pública realizan lo que se llama la conversión del acto jurídico.

Instrumentos privados:

La forma más empleada para la celebración de los actos jurídicos es la escrita o instrumental, a la que puede recurrirse mediante dos clases de documentos: Instrumentos Privados y Públicos (978 CC).

Los Instrumentos Privados son documentos firmados por las partes sin intervención de oficial público alguno. Su característica es que es realizado por los particulares sin la presencia de otras personas que no sean los interesados. No están sometidos a formalidades especiales, rige el principio de libertad de formas. Las partes pueden elegir expresar su voluntad por escrito o verbalmente, o por otros signos inequívocos; pueden redactar los instrumentos privados de la manera que estimen más convenientes. (974 CC).

Art 1020: "Para los actos bajo firma privada no hay forma alguna especial. Las partes pueden formarlos en el idioma y con las solemnidades que juzguen más convenientes".

Consecuencias:

Pueden ser firmados en cualquier día, aunque sea feriados, domingos o fiestas religiosas. (1015)

No es indispensable poner en el documento el lugar de celebración, ni el nombre y el domicilio de los firmantes.

Las cantidades pueden ser escritas indistintamente en letras o en números.

La escritura puede ser impresa, mecanografiada o manuscrita, salvo la firma que tendrá que ser manuscrita.

Las enmiendas, raspaduras y agregados no salvados, en partes no esenciales del documento, no atentan contra su validez, si bien pueden alterar la fuerza probatoria conforme al criterio judicial.

No hay necesidad de transcribir los poderes habilitantes de quienes obren en carácter de Mandatarios de otros.

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Será muy conveniente indicar fecha, lugar, domicilio de las partes, salvar las entrelíneas, raspaduras y hacer referencia a la escribanía donde se otorgó los poderes, para prevenir ulteriores discusiones.

Firma.

El principio de libertad de formas no es absoluto, presenta dos excepciones:

La firma.

El doble ejemplar.

Art 1012: "la firma de las partes es una condición esencial para la existencia de todo acto bajo forma privada".

La Firma es el único requisito de forma común a todos los instrumentos privados, que no debe confundirse con la indicación de los nombres de las partes que suscriben los documentos.

La Firma es el grafismo por el cual una persona hace suya una declaración de voluntad. Es el trazo peculiar mediante el cual el sujeto consigna habitualmente su nombre y apellido o solo su apellido, a fin de hacer constar las manifestaciones de su voluntad. No hay exigencia alguna de rúbrica, ni obligación de reproducir todas la letras del nombre y apellido.

Si los caracteres consignados son iniciales o signos no se le puede imputar como manifestación de la voluntad.

Art 1014: " Ninguna persona puede ser obligada a reconocer un instrumento que este solo firmado por iniciales o por signos; pero si el que así lo hubiese firmado lo reconociera voluntariamente, las iniciales o signos valen como la verdadera firma". Si la firma habitualmente consiste en iniciales o signos, será posible exigir el reconocimiento de esos caracteres.

Documentos firmados a Ruego:

Son los que aparecen suscriptos por un estraño a pedido del interesado. La opinión prevaleciente niega a los documentos firmados a ruego todo valor legal, por carecer de la firma de la parte interesada, requisito esencial. En otro sentido la doctrina establece que estos documentos valen como instrumentos

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privados siempre que se pruebe la existencia del mandato verbal para firmar, si bien para esto no basta la sola declaración del Mandatario firmante; de lo contrario el documento ni siquiera vale como principio de prueba por escrito.

A estos documentos se los suele utilizar general mente cuando el firmante posee incapacidades físicas para firmar.

Documentos signados con la impresión digital:

Acerca del valor jurídico de esta clase de documento han disentido la doctrina y la jurisprudencia.

Por una parte han negado el carácter privado a los documentos en los que obra la impresión digital del otorgante, se apoyan en la clara disposición del art. 1012 que establece la firma como condición de existencia del instrumento privado e impide que ella pueda ser reemplazada por signos.

Por otra parte se estima que mal puede aceptarse como manifestación válida de la voluntad de una persona la que aparece identificada por la impresión digital de ella, si se trata de un analfabeto que no ha podido enterarse por sí mismo del contenido del documento.

Otros autores afirman que esos documentos no son Instrumentos privados, pero son escritos no firmados mencionados entre los medios de prueba por el art 1190.

Doble ejemplar.

Es la segunda excepción al principio de libertad de formas.

Consiste en la exigencia de extender tantos ejemplares del documento como partes haya en el acto con un interés distinto, pero este principio es relativo a cierta clase de documentos, Contratos Bilaterales.

Art 1021: "Los actos que contengan convenciones perfectamente bilaterales deben ser redactadas en tantos originales como partes haya con un interés distinto".

El doble ejemplar contribuye a dar seriedad y corrección en los negocios.

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La exigencia del doble ejemplar es necesaria para dar seguridad a las partes y para mantener la igualdad entre ellas respecto a la prueba. De lo contrario la parte poseedora del instrumento único quedaría como dueño de la vida del contrato y podría exibirlo u ocultarlo conforme conviniese a sus intereses. Otros autores creen que dicha exigencia es necesaria para tener por demostrada la conclusión definitiva del acto; en cambio el otorgamiento de un solo ejemplar hace pensar que solo se trata de un acto no concluido.

La exigencia del doble ejemplar son solamente para los actos que contengan convenciones perfectamente bilaterales. Es decir a los que obligan a ambas partes. Recordemos que no se exige la existencia del doble ejemplar si al tiempo de redacción del acto las obligaciones de cada una de las partes han sido cumplidas.

Debemos tener presente que este requisito del doble ejemplar se aplica también al Derecho Comercial.

El Cód. Civil alude a la palabra DOBLE EJEMPLAR esto es así porque generalmente son dos las partes contratantes, pero nada obsta que se otorguen tanta cantidad como partes intervinientes con interés distinto haya en el asunto.

No es necesario que la firma de todas las partes se encuentre en cada uno de los ejemplares, basta que cada una de las partes tenga en su ejemplar la firma de la contraria. Tampoco es necesario hacer constar la cantidad de ejemplares que se emiten.

Los ejemplares poseen todos el mismo tenor.

La sanción que corresponde por la omisión del doble ejemplar es la nulidad del instrumento existente. Esta nulidad se sanea por la ejecución posterior de lo acordado (total o parcial). Si hubo ejecución de una sola de las partes, el vicio subsistirá sobre la otra. También se subsana el vicio poniendo el Instrumento único en manos de un tercero, acordado por las partes.

La subsanación del vicio, en todos sus supuestos, restituye al instrumento todo su valor.

Fuerza Probatoria de los Instrumentos Privados.

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A diferencia de los instrumentos públicos que gozan de la presunción de autenticidad, los privados no la tienen, por lo tanto carecen de todo valor probatorio mientras las firmas de las partes que los suscribieron no hayan sido reconocidas por ellas o por juez competente.

Efectos del reconocimiento de la firma entre las partes: el reconocimiento de la firma lleva como consecuencia que todo el documento quede reconocido, y es a partir de ese momento cuando el instrumento privado tiene valor probatorio respeto de las partes y sucesores universales.

El reconocimiento de la firma puede ser expreso o tácito. Es expreso cuando la persona manifiesta que la firma es suya y es tácito cuando intimado el firmante para que reconozca la firma responde con el silencio (obligación legal de explicarse).

Recordemos que la persona para reconocer una firma debe ser capaz, al tiempo del reconocimiento de la firma. El reconocimiento de la firma puede provenir de un juez, esto es así cuando el firmante la niega y se realiza los cotejos y pericias; resultando evidente que es suya.

Efectos del reconocimiento respecto de Terceros: La Fecha Cierta.

Recordemos que son terceros las personas ajenas a la confección de dicho instrumento.

Los Instrumentos Privados tienen fuerza probatoria respecto de Terceros y Sucesores a Título Singular solamente después de haber adquirido fecha cierta. El propósito de esto es para evitar que las partes se pongan de acuerdo para fraguar un documento antidatándolo, con el objeto de burlar los derechos de terceros.

Modos de Adquirir la Fecha Cierta:

El art 1035 establece los modos de adquirir la fecha cierta. De este modo la fecha cierta resultara de:

La exhibición en juicio o en cualquier repartición pública, para cualquier fin, si allí quedase archivado, no basta la mera exhibición sino que es preciso su archivo, no siendo necesario que quede allí definitivamente, ya que podría ser devuelto a los interesados pasado un tiempo siempre que quede una copia.

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El reconocimiento ante un escribano y dos testigos que lo firmaren; se requiere aquí la redacción de una escritura, no basta la firma de los testigos y del escribano al pie del instrumento.

La transcripción en cualquier Registro Público.

El fallecimiento de la parte que lo firmó, o del de la que lo escribió o del que firmó como testigo; en todos estos casos hay una certeza absoluta de que el documento no ha podido firmarse después de esa fecha.

Se considera que esta enumeración de los modos de adquirir la fecha cierta, no es Taxativa, y por lo tanto, siempre que tengamos constancia suficiente para tener por acreditado que el documento ha estado firmado antes de una fecha dada, esta debe tenerse por cierta.

Enmiendas o raspaduras.

Debemos distinguir si ellas inciden en partes esenciales, como ser la fecha, el nombre, las cosas sobre la cual versa el instrumento etc.. En este caso el documento es anulable (debe iniciarse una causa apara que se declare su nulidad). En caso de que exista enmiendas o raspaduras, se aconseja que deben ser salvadas al final, de lo contrario quedará a criterio del juez su validez o invalidez.

Documentos firmados en Blanco.

En la práctica de los negocios es bastante frecuente el otorgamiento de documentos firmados en Blanco. Estas operaciones implican riesgos para el firmante, quien debe tener el cuidado de hacerlo con personas que merezcan la mayor confianza.

La firma dada en blanco es perfectamente lícita, pero la ley reconoce al que firma la posibilidad de poder impugnar el contenido del documento cuando este no se ajustare a lo estipulado, puesto que el tenedor está obligado a llenarlo de acuerdo a lo pactado y a las instrucciones recibidas por el firmante.

Ventaja:

Evita la dificultad de otorgación de mandatos.

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Desventaja:

Riesgo de tener que asumir los compromisos que se realicen con ese instrumento.

Si al documento firmado en blanco lo quiere hacer valer el que lo llenó, el firmante puede demostrar que el instrumento ha sido llenado en contra de lo acordado. Se admiten toda clase de pruebas, salvo testigos.

Si el que lo quiere hacer valer es un tercero de buena fe que contrató con la persona encargada de llenarlo, el firmante no puede oponer excepción alguna contra el tercero, pero sí puede reclamar daños y perjuicios contra la persona que lo llenó si demostrare que lo hizo fuera de lo estipulado.

Si el documento fue sustraído fraudulentamente a la persona que lo firmó o a la que lo iba a llenar y fuera llenado contra la voluntad de ellas, la demostración de la sustracción y del abuso de la firma en Blanco puede hacerse por toda clase de pruebas, incluso testigos. Por sustracción fraudulenta se entiende el hurto o robo.

Si se produce la muerte del firmante o guardador antes de que el documento sea llenado, se extingue el mandato, y no se podrá consumar el acto. Se puede admitir que ante la muerte del firmante el instrumento sea llenado y llevado a cabo el acto que en él consta siempre que se sigan las instrucciones del firmante.

Cartas Misivas:

Las cartas son unos de los medios más comunes de comunicación entre los hombres. Son comunicaciones escritas entre personas. Quedan comprendidas en ellas: las cartas comerciales, familiares, postales y telegramas.

Propiedad de ellas: la propiedad de las cartas le corresponde al destinatario que la hace suya desde su recibimiento. Pertenece al remitente hasta que llega en poder del destinatario, durante el viaje puede impedir que llegue a manos del destinatario. Pero el Derecho de Autor pertenece siempre al remitente.

El destinatario debe respetar el secreto confidencial, si la carta posee ese carácter, y respetar el derecho de autor absteniéndose de publicarla sin la debida autorización del autor

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No siempre las cartas pueden ser exhibidas como prueba de algo; se opone a ello el principio de inviolabilidad de la correspondencia (art. 18 C.N.). Para que una carta pueda hacerse valer como medio de prueba, es indispensable que quien la invoca haya entrado en posesión de ella por medios lícitos y regulares. Lo contrario importaría vulnerar claramente el principio establecido en el art 18 de la Constitución Nacional, además es una regla de Derecho y de Moral que las fuentes de donde la Justicia saca sus decisiones, deben ser puras. Sin embargo se le ha reconocido al esposo o esposa el derecho de interceptar la correspondencia del otro cónyuge y valerse de ella como prueba; igual derecho tiene el padre, el tutor y el curador respecto de las personas que representan legalmente.

El destinatario, parte de un juicio contra el remitente, puede hacer valer las cartas emanadas de la contraparte, sean o no confidenciales. En este caso no esta en juego el principio de la inviolabilidad de la correspondencia, puesto que entre los corresponsales no hay secretos.

Art 1036: "Las cartas misivas dirigidas a terceros, aunque en ellas se mencione una obligación, no serán admitidas a su reconocimiento". La jurisprudencia ha limitado la esfera de aplicación de este artículo:

se ha dicho que el art 1036 se refiere a las cartas confidenciales, por lo tanto las que no poseen ese carácter pueden ser presentadas en juicio aunque sean dirigidas a terceros. El carácter de confidencial no depende de la calificación que haga el que la escribe, menos aún si pone "confidencial" o "reservado" en ella; sino que, dicho carácter quedará librado a apreciación judicial.

Aún cuando la carta sea confidencial, puede ser presentada en juicio, si se dirigió a un representante de quien la exhibe, puesto que en este caso no estaríamos frente a un tercero.

Aunque tenga carácter confidencial, la carta puede ser presentada en juicio por el cónyuge para probar las relaciones entre el esposo o esposa con un tercero.

Si el destinatario quiere hacer valer una carta confidencial en un juicio, contra un tercero, puede requerir la autorización del remitente y en caso de lograrla la podrá hacer valer.

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No es necesario que las cartas estén firmadas, en caso de que así sea serán instrumentos privados

Valor probatorio de las mismas:

Si la carta es dirigida por una de las partes en el juicio a la contraparte, la eficacia probatoria es amplia. Si se dirige a una de las partes por un tercero, la prueba es similar a la testimonial. Si la carta es dirigida por una de las partes a un tercero, la misma no servirá para mejorar la situación del remitente pero podrá ser admitida para complicar su situación.

Instrumentos públicos:Ubicación metodológica: sección II: "de los hechos y actos jurídicos que producen la adquisición, modificación, transformación o extensión de los derechos y obligaciones".

Titulo III "de los instrumentos públicos". Libro II " De los derechos Personales en relaciones civiles".

Art. 979. Enumeración de los instrumentos públicos:

Las escrituras publicas hechas por escribanos públicos en sus libros de protocolo, o por otros funcionarios con las mismas, y las copias de esos libros sacados en la forma que la ley prescribe.Cualquier otro instrumento que extendieren los escribanos o funcionarios públicos en la forma que las leyes lo hubieren determinado.Los asientos en los libros de los corredores, en los casos y en la forma que determine el Código de Comercio.Las actas judiciales, hechas en los expedientes por los respectivos escribanos, y firmados por las partes, en los casos y en las formas que determinen las leyes de procedimientos; y las copias que de estas actas se sacasen por orden del juez ante quien pasaron.Las letras aceptadas por el gobierno o sus delegados, los billetes o cualquier titulo de crédito emitido por el Tesoro Publico, las cuentas sacadas de los libros fiscales, autorizadas por el encargado en llevarlas.Las letras de particulares, dadas en pago de derechos de aduana con expresión o con la anotación correspondiente de que pertenecen al Tesoro Publico.Las inscripciones de la deuda publica, tanto nacionales como

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provinciales.Las acciones de las compañías autorizadas especialmente, emitidas en conformidad a sus estatutos.Los billetes, libretas y toda cédula emitida por los bancos, autorizados para tales emisiones.Los asientos de los matrimonios en los libros parroquiales, o en los registros municipales y las copias sacadas de esos libros o registros.

En la jurisprudencia además se ha considerado que son instrumentos públicos las actuaciones administrativas; las actas policiales; las cédulas de identidad, patentes de automóvil, certificados de transferencia de automotores, telegramas colacionados; etc.

El codificador no consignó en el Código una definición legal de Instrumento Público, solo los enumeró en él articulo citado ut supra. La doctrina elaboró un concepto abstrayendo las notas comunes de todos los instrumentos referidos en dicho articulo; y este cuenta con la adhesión de la mayoría de los autores.

Concepto: " aquellos instrumentos otorgados con las formalidades que la ley establece, en presencia de un oficial publico a quien la ley confiere la facultad de autorizarlo, se denomina Instrumento Público".

Elementos dominantes:

El oficial público: pues la intervención de este agrega autoridad al documento y determina su carácter de tal, es decir de instrumento publico.

Pero este no es el único requisito, para que el Instrumento Publico sea valido, es decir legalmente eficaz deberá cubrir los siguientes requisitos de validez:

El oficial público autorizante deberá ser capaz.

También debe ser competente, (ratione materiae y ratione loci)

El instrumento debe otorgarse con las formalidades presupuestas por la ley, bajo pena de nulidad ( art. 986 Cod. Civ)

La capacidad del oficial público, es decir, su aptitud o facultad para otorgar instrumentos públicos, que proviene por la

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investidura de su cargo, deriva del nombramiento hecho por la autoridad publica competente ( art. 982 Cod. Civ).

Cesación de la capacidad:

La capacidad del oficial puede surgir por dos supuestos:

a) A partir de la notificación de la suspensión, destitución o reemplazo del oficial publico por lo cual serán de ningún valor los actos que él realice.

b) También cesa la capacidad con relación a los actos en que el o sus parientes dentro del cuarto grado fuesen parte personalmente interesados.

Pero en este caso el interés sobre el acto debe ser directo; pues " si los interesados lo fuesen por tener parte en sociedades anónimas, o por ser gerentes o directores de ellas, el acto será valido" dice el código; ya que en este caso el interés es indirecto y por lo tanto no cesa la capacidad del funcionario publico.

La competencia del oficial: se refiere a un doble aspecto: (art. 980 Cod. Civ)

En cuanto a la materia (ratione materiae) sobre la que versa el Instrumento Publico.

En cuanto al territorio o lugar (ratione loci)en donde ha sido otorgado.

Puede ocurrir que se crea erróneamente que el lugar en que se celebró el acto corresponde al distrito asignado al oficial publico; en este caso el codificador declaró "valido los instrumentos hechos por funcionarios fuera del distrito señalado para sus funciones, si el lugar fuese generalmente tenido como comprendido en el distrito. (Art. 981 Cod. Civ).

Las formalidades legales: El art. 986 determina que para la validez del instrumento es necesario que se cumplan con las prescripciones legales bajo pena de nulidad. La doctrina considera que son los requisitos legales, — pues son notas características de los instrumentos públicos, — la firma de las partes ( art. 988 Cod. Civ) y la presencia de los testigos instrumentales; en aquellos instrumentos mencionados en el art. 979 que requieran de tales.

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El requisito para ser testigo es la capacidad jurídica. Según el art. 990 no podrán ser testigos: los menores no emancipados, los dementes, los ciegos, los que no tengan domicilio o residencia en el lugar, las mujeres (abrogado por la ley 11.357, art. 1 inc 1), los que no sepan firmar su nombre, los dependientes de los oficiales públicos, los dependientes de otras oficinas publicas que estén autorizados para firmar escrituras publicas, los parientes del oficial publico dentro de cuarto grado, los comerciantes fallidos no rehabilitados, los religiosos( eliminada por los proyectos de reforma), los que por sentencia estén privados de ser testigos en los Instrumentos Públicos.

El Art. 991 establece que "el error común sobre la capacidad de los testigos incapaces" acarrea la nulidad del acto.

Sanción por inobservancia de los requisitos de validez.

Instrumentos nulos y anulables:

El incumplimiento de los requisitos de validez de los instrumentos públicos da lugar a la nulidad o a la anulación del instrumento, según el modo de actuación de la causa de invalidez.

Los instrumentos públicos son nulos si carecen de algunos de los requisitos de validez, también lo son cuando no han llenado las formas legales exigidas, de manera que la inobservancia del requisito surja patentemente del mismo instrumento, por ejemplo la falta de firma de las partes o los testigos.

Los instrumentos públicos son anulables si el examen del documento permite descubrir en él alguna irregularidad tan importante como para persuadir al juez de su invalidez. Además serían anulables los instrumentos en donde actuasen testigos incapaces y el reconocimiento de la incapacidad dependiese de una investigación de hecho.

Entre ambos tipos de instrumentos, los nulos y los anulables, existe una diferencia sustancial mientras que los primeros están destituidos de su eficacia por la ley, los instrumentos públicos anulables se encuentran en una situación indefinida, pues su validez o invalidez depende del pronunciamiento judicial que sobre ellos se dicte.

Conversión del instrumento público invalido:

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El instrumento público invalido se asimila al instrumento privado, el art. 987 dice que "si está firmado por las partes, aunque no tenga las condiciones y formalidades requeridas por los actos extendidos bajo formas privadas, vale como instrumento privado". Esta conversión tiene lugar en todos los supuestos de nulidad, sea por competencia territorial o material del oficial público, sea por falta de capacidad suya como si actuase después de haberse observado la cesantía o suspensión.

Fuerza probatoria de los Instrumentos Públicos entre las partes y respecto de los terceros:

El Instrumento en si mismo goza de la presunción de autenticidad que merece la actuación del oficial público interviniente, abonada por su firma y sellos, es decir, el Instrumento se prueba por si mismo.

Estos son por lo tanto un medio de prueba de los hechos y de las declaraciones sumamente significativo y necesario en la sociedad, para evitar que los actos o negocios cada vez que se tengan que hacer valer, haya que someterlos a reconocimiento o pruebas de su existencia y veracidad. Dicha fuerza probatoria no solo se extiende a las partes sino que es oponibles a terceros y este es el elemento caracterizante de los Instrumentos públicos que los diferencia de los Instrumentos privados. (art. 994 y 995 Cod. Civ. ).

Señala Demolombe que, "la seguridad social y la tranquilidad de las familias reposan el la fe que merecen los Instrumentos Públicos, como medios de comprobar los derechos, definitivamente, sin que haya necesidad de producir a su respecto la prueba de la prueba".

En cuanto al valor probatorio de los instrumentos deben distinguirse:

Los hechos pasados en presencia del oficial público. ( Art. 993 Cod. Civ.)

Las cláusulas dispositivas.

Las cláusulas enunciativas.

1. Los hechos pasados por el oficial público como ser la fecha del acto, la autenticidad de las firmas consignadas, y aquellos

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actos realizados por él comprometen directamente la fe del funcionario y tiene una fuerza de convicción casi irrefutable, que solo se puede desvirtuar por la llamada querella de falsedad, que puede iniciarse por acción civil o criminal.(art. 993 Cod. Civ.). La fe del instrumento solo se refiere a la actuación del oficial en ejercicio de sus funciones.

Otra garantía de la fe que se le asignó a los instrumentos públicos es que ni los testigos ni el oficial público pueden contradecir las constancias de los documentos (art. 992 Cod. Civ.). Por lo tanto esta prohibida la declaración contra el instrumento, pero no lo esta la declaración a favor de éste, para explicar alguna cláusula dudosa.

La fe del documento subsiste hasta la declaración judicial de falsedad.

2. Cláusulas dispositivas: Contempladas en el Art. 994.

Los instrumentos son entregados para dar forma a un acto jurídico, o para dejar constancia de convenciones efectuadas, pagos, etc. Y esto constituye el objeto del acto, o sea, por lo cual se otorga el instrumento, éste hace plena fe, es decir tiene el valor de una prueba completa.

Prueba completa se refiere a que ella sola basta, sin necesitar que se la refuerce con otras comprobaciones.

Pero no prueba indiscutible , porque la fe del instrumento público, en lo que concierne a la realidad y sinceridad de los hechos jurídicos que constan, subsiste prueba en contrario, no requiriéndose querella de falsedad para producir esta prueba.

Para apreciar la fuerza probatoria de estas cláusulas hay que distinguir entre la verdad material de las manifestaciones de la voluntad y lo relativo a la sinceridad de ella. Para probar que no ha ocurrido el acto relatado por el instrumento, es necesario tachar de falso a dicho documento, porque aquí esta comprometida la fe pública del funcionario interviniente. Pero en cambio, para probar la sinceridad, hay que probar la falsedad de los comparecientes y del acto jurídico obrado por ellos, independientemente de la regularidad y corrección del instrumento público del que se han servido.

3. Las cláusulas enunciativas: se refieren a manifestaciones incidentales de las partes, accesorias o superfluas, que podrían

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omitirse o suprimirse sin que alterase el objeto principal del acto. Estas son manifestaciones unilaterales, sin mayor trascendencia, y que servirían como principio de prueba por escrito.

Compras en Internet

El usuario todavía no le da la confianza necesaria a Internet para hacer sus compras, el 67% piensa que no es un medio seguro, el 37% no se fía, el 27% piensa que no ofrece garantías, un 24% prefiere conocer a su vendedor.

Las razones que aducen los que si compran para hacerlo son las siguientes: el 71% piensa que es más rápido comprar por Internet, el 49% que es más barato, el 35% que tiene más información, un 20% piensa que compra mejor sin la presión él

Vendedor, y un 15 % de compra por Internet porque ya se conoce el producto que

se compra.

El medio de pago más utilizado es la tarjeta de crédito.

Validez de los contratos celebrados a través de Internet

La primera decisión judicial relativa a la validez de los contratos celebrados a través ha sido dictada por un Juzgado de California en el caso Hotmail c/ Van$ Money Pie Inc.

Hotmail había demandado a una empresa que utilizaba su servicio de correo electrónico para enviar publicidad no solicitada (spam) y basaba su reclamo en un incumplimiento de las condiciones generales de contratación que había aceptado on line, al contratar su cuenta de correo electrónico en Hotmail. Se trata de los contratos utilizados habitualmente en el comercio electrónico a través de Internet, basados en la presentación de un texto que incluye las condiciones en las que se va a prestar el servicio o se va a suministrar el producto, con un botón en el que aparece el texto "Aceptar", "OK" o "Estoy de acuerdo". Son los llamados "click-wrap agreements" o "point-and-click agreements", ya que basan su validez en el acto de pulsar el botón de aceptación por parte del usuario y tienen gran similitud con las licencias "shrink-wrap" utilizadas en la comercialización de software empaquetado, que se aceptan mediante la rotura del precinto y la apertura del sobre o

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envoltorio que contiene los soportes físicos donde va el programa.

La dificultad de este tipo de acuerdos estriba en que no existe una firma o una muestra de consentimiento que se conserve como prueba de la aceptación del usuario. No obstante, la mayoría de las transacciones electrónicas que se realizan en la actualidad se basan en acuerdos que se aceptan pulsando un botón de una página web, por lo que, con el tiempo, deberá aceptarse esta forma de aceptación, cuando se cumplan los requisitos necesarios para ello.

En este caso, el tribunal californiano ha entendido que había suficiente base documental para apreciar la validez del contrato y ha basado su decisión en el texto de unas condiciones de contratación aceptadas al pulsar un botón de un formulario electrónico.

Otras referencias:

Firmas electrónicas y firmas en papel.- La actual doctrina del Tribunal Supremo español sostiene que la firma autógrafa no es la única manera de signar, pues hay otros mecanismos que, sin ser firma autógrafa, constituyen trazados gráficos, que asimismo conceden autoría y obligan. Así, las claves, los códigos, los signos y, en casos, los sellos con firmas en el sentido indicado. Y, por otra parte, la firma es un elemento muy importante del documento, pero, a veces, no esencial, en cuanto existen documentos sin firma que tienen valor probatorio (como son los asientos, registros, papeles domésticos y libros de los comerciantes). En consecuencia, aunque, al igual que en el caso de los documentos comunes, puede haber documentos electrónicos sin firma, el documento electrónico (y, en especial, el documento electrónico con función de giro mercantil) es firmable, en el sentido de que el requisito de la firma autógrafa o equivalente puede ser sustituido, por el lado de la criptografía, por medio de cifras, signos, códigos, barras, claves u otros atributos alfanuméricos que permitan asegurar la procedencia y veracidad de su autoría y la autenticidad de su contenido. Por lo tanto, si se dan todas las circunstancias necesarias para acreditar la autenticidad de los ficheros electrónicos o del contenido de los discos de los ordenadores o procesadores y se garantiza, con las pruebas periciales en su caso necesarias, la veracidad de lo documentado y la autoría de la firma electrónica utilizada, el documento mercantil en soporte

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informático, con función de giro, debe gozar de plena virtualidad jurídica operativa.

La aplicación de la contratación electrónica en los contratos:

Es evidente que las consideraciones que a continuación se formulan se dirigen a la identificación de acciones relativas a la contratación electrónica en el marco de la Administración Pública, de ámbito singularmente distinto a la aplicación del concepto en el sector empresarial privado dentro del marco de las transacciones comerciales.

Ante todo debe considerarse que la aparición de nuevas tecnologías de la información y de las posibilidades de intercomunicación permite aumentar la eficacia de las prácticas aplicadas en la contratación, diseñando nuevos

Sistemas de adquisición que agilicen los actuales procedimientos y reduzcan los costes y aportaciones de personal actualmente necesarios.

La expresión contratación electrónica puede dar lugar a diversas interpretaciones de su contenido. Desde una perspectiva de contenidos máximos su acción comprendería la totalidad de las actividades y acciones que en un contrato confluyen, es decir, preparación del proyecto de contratación, licitación, procedimiento y trámite de selección de proveedores y prestadores de servicios,

Adjudicación, trámite documental de contratación, aspectos relativos a la ejecución y cumplimiento de las prestaciones contratadas, recepción del objeto del contrato, pago y liquidación, confluyendo, por tanto, en la expresión contratación electrónica la ejecución e interrelación de complejos aspectos de gestión administrativa, económica y técnica regulados por normas distintas. Desde una perspectiva de contenidos mínimos, comprendería las actividades preparatorias del proyecto de contrato y la ejecución parcial de procedimiento de adjudicación del contrato, al concluir con la mera ejecución externa del principio de publicidad, es decir, el órgano de contratación emite la publicidad de la pretendida adjudicación de un contrato mediante el uso de medios electrónicos. Entre ambos contenidos podemos deducir la existencia de múltiples opciones que abarquen unos u otros aspectos, si bien la pretendida acción de modernización de las Administraciones Públicas debe tender como objetivo a la consecución de la

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opción máxima siempre que sea posible, en la comprensión de que sí bien es plenamente aplicable a la compra de productos menores (compras por catálogo), hoy perfectamente aplicable en la operatividad de los contratos menores, resulta inviable en la contratación de la ejecución de obras donde la tecnicidad propia de su singularidad no permite que todas las comunicaciones e intercambios documentales se produzca mediante el empleo de estas herramientas, por lo que es necesario concluir que, si bien se plantea como meta a alcanzar, deben conocerse los límites naturales derivados de su aplicación práctica.

La acción, sin embargo, debe obligar a superar cierta inmovilidad aún latente en algunas Administraciones Públicas o, mejor dicho, en algunos órganos de las Administraciones Públicas, transitando de una burocracia basada en el documento papel que debe tener un contenido formal estricto, verificable por el órgano competente que, a criterio de algunos, resulta insustituible, y que, incluso cuando en su apertura ha llegado al uso medios informáticos, operan con los denominados sistemas cerrados que impiden no solo el intercambio de información sino el acceso a la propia información por quien es titular de los datos

Aportados, a una Administración gestora de los servicios públicos mediante el uso de herramientas y procedimientos abiertos que, con las imprescindibles cautelas, permitan solucionar un sin número de trámites innecesarios.

Es evidente que la acción de máximos contenidos obligará a la Administración a superar las actuales trabas que generan sus propios sistemas normativos, abandonando conceptos de preeminencia de lo que cada cual considera desde su opinión como más importante en el procedimiento o si se quiere de inexcusable aplicación práctica, por un sistema donde la interrelación de preceptos se interprete y aplique en busca de una mejor prestación de servicios a las personas.

En tal sentido, no es posible olvidar que las normas que regulan la contratación en el ámbito de las Administraciones Públicas, contenidas en la Ley 13/1995, de 18 de mayo, de Contratos de las Administraciones Públicas, y en las disposiciones que la complementan como normas reglamentarias, no regulan aspectos relativos a la gestión del gasto, ni establecen, salvo supuestos concretos vinculados a sus propias características, reglas determinantes del régimen jurídico y la organización de

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las Administraciones o del sistema relativo a la ordenación del procedimiento de gestión de los expedientes administrativos, a la adopción de actos y a su impugnación, por lo que la evolución normativa precisa para hacer efectiva en el futuro la plena aplicación de la contratación administrativa mediante el uso de equipos y tecnologías de la información requiere la adaptación De todas las normas que a la misma afectan de forma que se superen determinadas inconvenientes derivados de la aplicación de normas promulgadas para su aplicación en un contexto burocrático diferente.

En la evolución de la contratación electrónica se denota una sensible influencia sobre la evolución de los denominados conceptos jurídicos y su aplicación práctica, evolución que sin duda continuará fluyendo en un avance permanente, mediante la confluencia de criterios hoy distantes que tienen un papel transcendente en la contratación. Sirva, a título de ejemplo, una breve referencia a los trabajos de debate en el seno del Consejo de la Comunidad Europea para la elaboración de las actuales Directivas 97/52/CE, que modifica las Directivas 92/50/CEE, 93/36/CEE y 93/37/CEE, sobre coordinación de los procedimientos de adjudicación de los contratos de servicios, de suministros y de obras, respectivamente, en el sector público, 98/4/CE, que modifica la Directiva 93/38/CEE, sobre coordinación de los procedimientos de adjudicación de los contratos en los denominados sectores excluidos, con ocasión de la aportación a las mismas de los contenidos del Acuerdo sobre Contratación Pública de la Organización Mundial del Comercio. Inicialmente el texto del proyecto de Directiva que se estudiaba consideraba plenamente aplicable la contratación electrónica con los efectos jurídicos dimanantes de tal acción, excluyendo todo trámite singular aplicable cuando las ofertas no se presentaban directamente ante el órgano de contratación. Unos Estados miembros admitían la figura y la apoyaban decididamente, de manera que en todos los órganos de contratación de cualquier Estado miembro fuera perfectamente aplicable y, por tanto, las empresas podrían presentar las ofertas basadas en tal principio. Otros Estados miembros, con serias reservas sobre garantías de las transacciones electrónicas que permitieran mantener el secreto de las ofertas, la identificación absoluta del emisor de la oferta y garantía de su presentación, el envío de documentos imprescindibles en formatos y contenidos concretos, se oponían a que el texto de la Directiva determinara que debían someterse sin más a tal procedimiento de contratación. La solución adoptada que figura el actual texto de la Directiva refiere que se podrán emplear medios que garanticen el secreto de las ofertas

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y su apertura igualitaria, debiendo presentar, si las normas jurídicas lo exigieran, copia certificadas de los documentos requeridos, opción que desde tal texto permite a cualquier Estado miembro establecer la plena operatividad de la llamada contratación electrónica, si bien el ámbito normativo, como luego comentaremos, resta por definir la aplicación derogaciones singulares de las Directivas cuando se empleen tales medios, como plazos distintos de vencimiento de la presentación de proposiciones, nomenclaturas de identificación del objeto del contrato, etc.

Los primeros intentos de apertura de la contratación mediante el uso de sistemas informáticos y de telecomunicaciones.

La efectividad de una buena política referida a la publicidad de los contratos genera, sin ningún genero de dudas, una importante aportación a la plena aplicación de la apertura del mercado permitiendo una mejor y mayor difusión de los contratos. En la medida que tal publicidad venga condicionada por la superación de obstáculos por el órgano de contratación o por las empresas, supondrá una disminución clara de la aplicación del principio de publicidad y por tal implicará directamente una acción de cierre localista de los Contratos.

Para hacer plenamente efectivo el cumplimiento del principio de publicidad y no discriminación mediante la apertura de los mercados relativos a la contratación del sector público, el sistema SIMAP (Sistema de Información de los Contratos Públicos), desarrollado por la Comisión Europea en colaboración con los Estados miembros, constituye una posición de partida en la futura aplicación de la contratación electrónica.

El primer intento introductor de los sistemas telemáticos en la contratación publica lo constituye el desarrollo del proyecto piloto SIMAP, proyecto completado en su fase de desarrollo y hoy ya en explotación que, no obstante las ventajas que ofrece, no cumplimenta las necesidades o perspectivas planteados por los Estados miembros. Mediante el sistema SIMAP un órgano de contratación transmite, mediante el uso de medios informáticos, a la Oficina de Publicaciones Oficiales de las Comunidades Europeas (OPOCE), y, por tanto, a la Comisión Europea, el contenido del anuncio del contrato que pretende adjudicar y que debe ser publicado en el Diario Oficial de las Comunidades Europeas (DOCE), y posteriormente, mediante el mismo sistema envía el contenido del anuncio de la adjudicación del contrato realizada, que también debe ser publicado en el Diario Oficial.

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La acción de SIMAP pretende la simplificación de los procedimientos de elaboración de anuncios, suprimiendo posibles errores en la confección y posterior traducción del anuncio cursado. SIMAP implica el uso de formulario estándar de los anuncios de los contratos, identificando el objeto del contrato mediante el uso de una nueva nomenclatura CPV (Vocabulario Común de Contratos) que permite, al introducir el código correspondiente, la traducción del objeto del contrato a las distintas lenguas oficiales, nomenclatura elaborada a partir de la Nomenclatura de Actividades Económicas (NACE), que en el futuro pretende sustituir a tanto a ésta que encuentra su referencia en la Directiva 93/37/CEE, respecto de los contratos de obras, como a la nomenclatura CPC, aplicable en los contratos de suministros y en los contratos de servicios, según las referencias de las Directivas 93/36/CEE y 92/50/CEE, respectivamente, y a la nomenclatura CPA aplicables en los contratos de servicios, según la referencia de la esta última Directiva. Por tanto, SIMAP constituye una potente herramienta de cara a la apertura de la contratación pública y un singular avance en el proceso de la contratación electrónica.

Pero SIMAP no constituye en sí mismo la panacea de la contratación mediante el uso de medios electrónicos. Debe valorarse al propio tiempo como la Comisión Europea traslada a los Estados miembros los trabajos de elaboración del anuncio que debe ser publicado en el DOCE y como introduce una potente herramienta de control y de seguimiento económico de las conductas de los Estados miembros identificándolas con los distintos órganos de contratación o áreas geográficas o de acción económica. Mediante SIMAP la Comisión Europea conoce, por la aportación a bases de datos auxiliares generadas desde el propio sistema, que órganos de contratación efectúan la publicación de sus contratos y cuales no cumplen tal obligación, conoce que tipo de obras, que servicios o que productos se demandan desde los distintos poderes adjudicadores, estableciendo al propio tiempo una potente herramienta de proyección futura de expectativas económicas, elaborada por agentes externos a la Comisión Europea como son los órganos de contratación, datos que no se consolidan como de acceso exclusivo de la Comisión o de los Estados miembros, y, por último, significa una potente aportación de datos a la función estadística que la Comisión Europea debe desarrollar a efectos de su contraste con la aportada por los Estados miembros.

Desde la posición de los órganos de contratación la información de SIMAP aporta un considerable valor añadido al poder acceder

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estos a la información de conductas procedimientos, condiciones o precios operativos en otros órganos de contratación del ámbito comunitario respecto de una acción proyectada ya sea referida a obras, a suministros o a servicios que se pretendan contratar. Sin embargo, desde la posición de las PYMES representa un serio peligro que obligará a su tecnificación para permitir el mantenimiento de su ámbito empresarial frente a las grandes empresas que verán sensiblemente reducidos los medios de conocimiento de los contratos que se licitan mediante el simple acceso a la información contenida en SIMAP.

La ejecución de la fase de explotación de SIMAP requiere la aplicación de nuevas normas que regulen las ventajas de su uso, respetando la opción de aquellos órganos de contratación que no deseen emplearla, reduciendo los plazos durante los cuales el contrato no puede ser adjudicado por estar abierto el plazo mínimo de recepción de proposiciones o solicitudes de participación. Recuérdese en este sentido que el plazo de 52 días desde el envío del anuncio a la OPOCE aplicable en el procedimiento abierto para recibir proposiciones en el órgano de contrato, se justifica en que antes de la operatividad de SIMAP el órgano de contratación enviaba el anuncio siguiendo los contenidos establecidos en los anexos de las Directivas, debiendo la OPOCE efectuar la confección del anuncio del contrato que se publica en el DOCE para lo cual disponía de un plazo de 12 días, es decir, el anuncio cursado se publicaba a los 12 días del envío del anuncio, con lo que los licitadores posibles disponían de un plazo de 40 días para presentar sus proposiciones. Con SIMAP tal trámite desaparece al enviarse el anuncio mediante el uso de formulario estándar y de una nomenclatura identificativa del objeto, con lo que los elementos de carácter técnico de confección del anuncio por la OPOCE se suprimen, por lo que el plazo de presentación de proposiciones puede reducirse a 40 días, plazo que coincide y respeta el establecido en el Acuerdo sobre Contratación Pública, y que respeta también la posición de las empresas interesadas en la adjudicación del contrato. Evidentemente las mismas consideraciones que se refieren al procedimiento abierto pueden hacer respecto del procedimiento restringido o del procedimiento negociado con publicidad en el DOCE.

La contratación pública por medios electrónicos en Europa a partir de SIMAP La aplicación de SIMAP supone, como brevemente hemos comentado, la apertura de nuevos sistemas y el uso de nuevas tecnologías aplicadas a la contratación

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pública. Pero SIMAP solo es la punta emergente del nacimiento de la contratación electrónica en el sector público de los distintos Estados miembros de la Comunidad Europea, sin negar o pretender desconocer que ya existen Administraciones Públicas, como Finlandia, donde la contratación electrónica ya es plenamente en operativa, habiendo superado los obstáculos de Carácter jurídico que su aplicación práctica impone.

En la acción SIMAP la Comisión Europea ha presentado su objetivo de lograr que en al concluir el año 2003 el 25 por 100 de los contratos que se liciten en la Comunidad Europea se efectúe mediante la aplicación de la contratación electrónica, cuota que ya se apunta como realizable por algunos Estados miembros, como el Reino Unido. Por tanto, será el tiempo y la adaptación de las nuevas tecnologías a la simplificación de métodos y la mejora de las prestaciones de servicios y a la modernización de las Administraciones Públicas, en la relación entre Administración y administrado, la que por si misma imponga la consecución de tales objetivos.

Sin embargo, debemos citar, en el curso del actual debate en seno del Comité Consultivo para los Contratos Públicos, los principales inconvenientes que se atribuyen a la aplicación de la contratación electrónica en la actualidad. Diversos países, cinco del ámbito de la Comunidad Europea y uno del ámbito del Espacio Económico Europeo, señalan dificultades referidas a la falta de reconocimiento jurídico de la firma electrónica, problema que, no obstante, no se plantea como dificultad en otros Estados. En otros supuestos se plantea el rigor jurídico que impone que toda la documentación conste en el expediente como tal, o dicho de otra forma la necesidad de que el expediente conste en formato papel, si bien otro grupo de países plantea la posibilidad de aplicar sistemas duales que habiliten ambas formas de soporte documental, ficheros informáticos y documentos formales. En otros casos se plantea la necesidad de separar en la contratación electrónica los aspectos que se refieren a lo que se denomina como procedimiento de adjudicación de los contratos, comprensivo de las actuaciones preparatorias del contrato, publicidad, procedimiento de licitación, adjudicación y contratación, de los aspectos que se refieren a la ejecución del contrato y a los procedimientos de pago, aspectos que en el contexto de las Directivas quedan plenamente separados, al referirse éstas exclusivamente al procedimiento de adjudicación del contrato y no al cumplimiento de los mismos. Finalmente, y esta es la acción promocionada por la Comisión Europea, puede citar el

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desarrollo de proyectos piloto que identifiquen aspectos comunes de aplicación.

Es evidente que el inicio de SIMAP supondrá en el futuro su expansión a los sistemas internos de publicidad, en los que el órgano de contratación, lejos de la complicada trama burocrática actual, podrá cumplimentar el contenido del anuncio reflejado en un formulario tipo, que contendrá toda la información necesaria para que las empresas puedan deducir su interés de participación en el procedimiento de adjudicación, acción que necesariamente conllevará la mejor preparación de las empresas para competir en un mercado de relevante importancia, la mejor calidad de las proposiciones, el incremento de la competitividad de las empresas y la recepción de un mayor abanico de ofertas en los órganos de contratación.

Modificaciones del régimen jurídico de la contratación en la Comunidad Europea

Las Directivas 92/50/CEE, 93/36/CEE, 93/37/CEE y 93/38/CEE precisan de adaptaciones singulares para permitir la operatividad de la contratación electrónica de forma que desde la perspectiva comunitaria con decisiva influencia en las normas nacionales derivadas de su transposición sé factible su aplicación práctica sin que se produzca causa de infracción como sucedería en la actualidad respecto de su contenido normativo. Consciente de ello la Comisión Europea ya ha planteado la cuestión ante el Comité Consultivo para los Contratos Públicos, estableciendo paralelamente una necesaria modificación de las normas del Acuerdo sobre Contratación Pública, modificaciones que estarían dirigidas, en principio, a resolver los problemas que se refieren a su aplicación concreta, pero que sin duda por las necesidades de preparación de los textos que deben ser sometidos al procedimiento de adopción de la Directiva entre el Consejo y el Parlamento, se deduce fácilmente que en ningún caso estarán aprobados en la premura necesaria para su más rápida aplicación. Para solucionar tal problema la Comisión plantea con la anuencia de los Estados miembros, la introducción de proyectos piloto de contratación electrónica en los que se produzcan la exclusión de aplicación de normas concretas de las Directivas que resultan incompatibles con su desarrollo, que en términos técnicos de la Comisión se viene a denominar la derogación singular de las Directivas para tales supuestos, manteniéndose en todo caso una rigurosa exigencia de las garantías de confidencialidad de las ofertas.

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Entre las medidas que deben adoptarse podemos citar como las más importantes las siguientes: el establecimiento de formulario estándar que conteniendo los elementos del anuncio permitan su aplicación en los procedimientos de contratación electrónica, sin que por ello puedan sustituir a los anuncios que deben permanecer para su aplicación en la contratación actual; la unificación de las nomenclaturas diversas en la nomenclatura CPV, que se crea con un sentido de permanente evolución; la autorización de los procedimientos de contratación electrónica regulando sus propias especialidades derivadas como plazos, aportación de documentos, constitución de garantías, etc.; reducción de los plazos de presentación de proposiciones y su aplicación alternativa con proposiciones presentadas en forma escrita en soporte papel; presentación de proposiciones por medios electrónicos y transmisión de documentos anexos; verificación y acreditación de la firma electrónica y de la transmisión de documentos en base a soporte original, con vinculación inexcusable de la transmitente.

La introducción de normas adecuadas que permitan su adecuación a los cambios constantes de las nuevas tecnologías.

La contratación electrónica en España. Proyección de futuro La introducción de la contratación electrónica en España nace como una necesidad unida a la modernización de las Administraciones Públicas y de la mejora en los servicios prestados por éstas. En tal sentido, para el estudio de su implantación se ha constituido en el Ministerio de Administraciones Públicas un grupo de trabajo que determina su viabilidad mediante el diseño y aplicación de un proyecto piloto que permita deducir las experiencias necesarias.

Pero no sólo el desarrollo de proyectos pilotos permitirá la implantación futura de la contratación por procedimientos electrónicos. La aplicación de la contratación electrónica futura solo puede plantearse en el marco de la capacidad de Auto organización de las Administraciones Públicas y por tanto aplicable desde el convencimiento de que las ventajas que ofrece han de superar las iniciales resistencias a las innovaciones. Por tanto, todas las medidas desde la perspectiva de promulgación de normas deben estar presidida de la opción a la aplicación de sistemas duales, es decir, en soporte papel, en soporte electrónico o en ambos

Coincidentes. La adaptación de la normativa actual y la incorporación de las futuras normas que se adopten por la

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Comunidad Europea permitirá, mediante su aplicación, resolver obstáculos que hoy se presentan de difícil solución. Así, deben resolverse problemas normativos relacionados con la aportación documental a los expedientes y la acreditación de la firma electrónica, la constatación de que aquellos datos que ya dispone la Administración no deben serle exigidos a las empresas licitadoras sino que deben incorporarse por la propia Administración, la búsqueda de sistemas operativos de datos acreditados ante otras Administraciones o ante otros órganos de contratación (escrituras, poderes, etc.).

Pero tal acción debe necesariamente estar acompañada de otras. Así, podemos citar: El desarrollo de actividades formativas del personal, acción en la que la Administración debe decididamente vincularse buscando la calidad de la formación y el cumplimiento de los objetivos formativos, sin lo cual es infructuosa toda acción, creando auténticos cuadros de profesores que avalen tal acción.

La coordinación normativa necesaria que evite la aprobación de normas que si bien pueden tener efecto en el sentido en que se promulgan no distorsionen sistemas confluyentes.

Concienciar a los órganos de contratación de las ventajas de la aplicación de técnicas informáticas. Aplicación paulatina de la contratación electrónica en cuanto se refiere a la preparación del contrato y el procedimiento de adjudicación, coexistiendo temporalmente con el soporte papel del expediente.

Vigilancia en la coparticipación de diferentes medios de presentación de ofertas que no suponga la exclusión de aquellos licitadores que no dispongan de medios informáticos o no opten por su uso en la presentación requerida.

Análisis de la aportación de la contratación electrónica para la vinculación de la misma en las acciones relativas a la ejecución del contrato, su pago y comunicaciones derivadas entre distintas órganos de las Administraciones Públicas.

Respecto del ámbito normativo las modificaciones precisas de las normas actuales no han de requerir alteraciones de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas, que en su actual contenido permiten perfectamente la aplicación de la contratación electrónica, sino que deben incorporarse a la legislación de contratos en la precisión reglamentaria necesaria de desarrollo de la Ley, permitiendo la adopción de normas de

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adecuación más flexibles frente al complicado sistema de modificación de normas de rango de ley, excepción hecha, por supuesto, de las llamadas leyes de acompañamiento.

La implantación de la contratación electrónica en el sector público permitirá a los órganos de contratación la búsqueda de empresas contratistas en función de perfiles determinados identificados en sus distintos centros proveedores de información y al propio tiempo la difusión hacia las empresas de informaciones complementarias necesarias y útiles para los potenciales contratistas, con especial

Relevancia respecto de la simplificación de trámites y acciones como sucederá con la descentralización de acciones de publicidad y de comunicación de oportunidades. Por último, la posibilidad de difusión de los pliegos en páginas de Internet del órgano de contratación, de forma que no puedan existir barreras geográficas o administrativas en el acceso de las empresas a los mismos.

Desde la aportación de ideas que entendemos favorables a la pretendida acción debemos citar la creación de registros de licitadores y la plena operatividad ante cualquier órgano de contratación de los ya existentes. Evidentemente, frente a la reiterada aportación documental de escrituras, poderes de representación, certificaciones de cumplimiento de obligaciones tributarias y con la Seguridad Social, certificaciones de clasificación, etc., los registros de licitadores constituyen una ayuda inestimable para la gestión de las Mesas de contratación que pueden ver reducido sensiblemente el tiempo destinado a la verificación de los documentos aportados por cada empresa licitadora. La aportación del certificado de inscripción en el registro de licitadores del órgano de contratación o de otros registros constituidos con el mismo fin y alcance, incluso accesibles por conexión informática, deben eximir a las empresas de un considerable trabajo burocrático no exento de defectos ocasionales y aportar los consecuentes beneficios a la Administración. Así, por ejemplo, próximamente, en el mes de diciembre, está prevista la puesta a disposición de órganos de las Administraciones Públicas, de empresas y de particulares el acceso al Registro Oficial de Contratistas dependiente de la Junta Consultiva de Contratación Administrativa, que podrán conocer las empresas clasificadas o localizar la posible clasificación de una empresa, además de poder obtener las empresas clasificadas en un subgrupo.

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Determinado, mediante la simple conexión al Registro por medio de Internet. El servicio que ahora se inicia, pretende en el futuro sustituir la presentación de los certificados de clasificación por las empresas pasando a ser verificado tal dato por la Mesa de contratación en la acción de calificación documental.

Finalmente, indicar que la contratación electrónica no puede sustituir completamente a la acreditación en soporte papel del expediente, que sin duda deberá verificarse por el órgano de contratación, mediante la correspondiente impresión de los ficheros informáticos recibidos al efecto de instruir el correspondiente expediente que, en su caso, deba aportarse ante órganos de la propia Administración (Intervención), o de otras Instituciones (Tribunal de Cuentas) o, en su caso, de los tribunales de justicia, además de otros posibles incidentes como la ejecución de una garantía, sin olvidar las dificultades que la contratación electrónica presenta en la aplicación de tal sistema en la licitación de los contratos de obras.

EFECTOS DEL ACTO JURÍDICO

En este punto se analizará el principio de los efectos del Acto Jurídico con relación a los conceptos de:

Partes,

Representantes,

Sucesores,

Terceros,

Así también, los art. 1195 y 1196 del Código Civil.

Principio:

Los actos jurídicos no obligan sino a las partes y no producen efectos respecto de los terceros ajenos al acto.

Ahora bien, este principio tiene excepciones que se ven en la practica, pero antes de analizarlos se verán los conceptos pertinentes.

Partes: Las partes de un acto jurídico son aquellas personas que se han obligado a cumplir determinadas prestaciones y que han adquiridos determinados derechos, es decir, aquellas que por

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medio del acto ejercen una prerrogativa jurídica propia. También se los denomina ¨Otorgantes¨.

Ej.: en un contrato de Compraventa, las partes son El Comprador que hace ejercicio de su capacidad para contratar y adquirir la cosa y El Vendedor que hace uso de disponer de la cosa.

Representante: es aquella persona que suscribe el acto sin ser tocado por los efectos jurídicos del mismo. También la persona que en virtud legal o voluntaria, o convencional, actúa en nombre de otro ejerciendo prerrogativas jurídicas de esta.

Ej.: En un contrato de Compraventa, tanto El Comprador como El Vendedor pueden celebrar el mismo por medio de representantes o signatarios, pero los efectos recaen sobre las partes y no los representantes que obran por cuenta de los representados (Otorgantes).

Respecto de los Escribanos y Testigos, estos no hacen mas que a la instrumentación de los actos sin intervenir en el mismo, ya que solo le otorgan la solemnidad legal que requiere.

Clasificación : según el origen de la autorización:

Legales: aquellos designados por Ley. Tutores, padres o curadores.

Voluntarios: son los designados por los representados. Mandatarios.

El Art. 1889 establece cuales son los actos que pueden representar los signatarios:

¨ Pueden ser celebrados mediante representación todos los actos lícitos susceptibles de producir alguna adquisición, modificación o extinción de derechos. ¨

Excepciones a esto son:

El Art. 1880 el cual aclara que la representación no se extiende a las disposiciones de ultima voluntad : Testamentos ya que son actos personalismos que emanan de la voluntad del testador y por tales no puede ser encomendado su otorgamiento.

En Dominio de Derecho de Familia, las funciones previstas confieren atribuciones sobre la persona y bienes de otro, pero

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no en beneficio del titular sino en amparo de los incapaces o en interés del núcleo familiar. Por esto no se consiente la delegación a favor de un extraño, las facultades que corresponden al contralor conyugal – tutela, curatela, patria potestad – al menos que sea por mandato especial para un acto jurídico aislado; por ej. mandato para inscribir a un hijo al colegio.

Sucesores: según el art. 3262 C.C. estos son aquellas personas a las cuales se

transmiten los derechos de otras personas, de tal manera que en adelante pueden ejercerlos en su propio nombre.

Clasificación: según

Origen de la transmisión: T. Legal: deriva de la Ley que se opera a favor de

los herederos legítimos del difunto.

T. Voluntaria: proviene de la voluntad del individuo en cuyo derecho se sucede. Art. 3262, 2° parte.

Extensión del titulo de la

transmisión art. 3263: Sucesión Universal: es la totalidad o fracción del

patrimonio. Se pasa todo o parte al sucesor universal.

Sucesión Particular: se pasan bienes individuales.

Sucesor singular.

Causa: Mortis Causa: sucesión tiene lugar por muerte de su autor, legado.

Acto entre vivos: sucesión es independiente de la

muerte del autor; se opera en razón de

un acto traslativo del derecho.

Terceros: son aquellas personas consideradas ajenas a algo, sea una obligación, convención, relación jurídica; ya que se supone

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que tales casos se forman entre dos (o un numero x) de personas respecto de cuales cualquier otra es tercera persona y, a su vez, tercera en la relación jurídica celebrada; o sea, no lo celebraron, no son sucesores universales de las personas parte.

Según el principio que se estudia, son terceros: los sucesores singulares, terceros propiamente dichos, acreedores quirografarios.

Retomando el comienzo, el principio que se comentaba tiene excepciones en la practica; se puede decir que tiene un alcance que repercute en los terceros, esto se puede verificar en los siguientes casos:

Los actos jurídicos unilaterales, normalmente producen efectos directos sobre terceros. Ej.: el testamento hace nacer a favor de los herederos y legatarios un derecho a los bienes del causante. Se puede decir entonces, que el principio rige solo respecto de los actos bilaterales. Contratos arts. 1195, in fine, 1199.

Cuando el objetivo del acto es producir efectos respecto de un tercero. Seguro de vida.

Efectos indirectos, cuando, por ejemplo, se vende una propiedad alquilada el inquilino esta obligado a pagar el importe de la locación, desde ese momento, al nuevo propietario. A la vez, el nuevo propietario, esta obligado respecto del inquilino como si él hubiera celebrado el contrato de locación.

Los casos en que los contratos tienen repercusión económica sobre los terceros. Tal es el caso de los acreedores quirografarios, quienes se ven afectados por todos los actos de sus deudores que signifiquen un ingreso o egreso de bienes, ya que esto aumenta su garantía de crédito o la disminuye.

Esto demuestra que el principio no es de carácter absoluto. ( Borda).

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Modalidades del acto jurídico

Derecho civil. Perú. Acto jurídico. La condición. El plazo. El cargo

Derecho

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Modalidades del acto jurídicoVersión para descargar

UNIVERSIDAD PARTICULAR DE

SAN MARTIN DE PORRES

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA

CURSO : DERECHO CIVIL

TEMA : MODALIDAES DEL ACTO JURIDICO

CICLO : V

AULA : 104

TURNO : MAÑANA

2003

MODALIDADES DEL ACTO JURÍDICO

INDICE

INTRODUCCIÓN

LA CONDICIÓN

1.- ACEPCIONES

2.- DEFINICIÓN DE LA CONDICIÓN

3.- REQUISITOS DE LA CONDICION

A.- LA INCERTIDUMBRE

Page 42: INTERPRETACIÓN DE LOS ACTOS JURÍDICOS

B.- LA FUTURIDAD

4.- FUNCION NDE LA CONDICION

5.- MOMENTOS QUE PUEDE SER ESTABLECIDO

6.- PONIBILIDAD DE LA CONDICION

7.- EXTENSIÓN

8.- CLASES DE CONDICIONES

A.- CONDICION LEGAL Y CONDICION VOLUNTARIA

B.- CONDICION SUSPENSIVA Y CONDICION RESOLUTORIA

C.- CONDICIONES PROPIAS Y CONDICIONES IMPROPIAS

D.- POTESTATIVA, CASUAL Y MIXTA.

E.- CONDICION POSITIVA Y CONDICION NEGATIVA

F.- EXPRESAS Y TÁCITAS

9.- PENDENCIA Y CUMPLIMIENTO O INCUMPLIMIENTO DE LA CONDICION

10.- INDIVISIBILIDAD DEL CUMPLIMIENTO DE LA CONDICION

11.- IRRECTROACTIVIDAD DE LA CONDICION

EL PLAZO

1.- CONCEPTO

2.- REQUISTOS

A.- LA FUTURIDAD

B.- LA CERTIDUMBRE

C.- EL ESTABLECIMIENTO ARBITRARIO POR LAS PARTES

3.- DIFERENCIA ENTRE CONDICIÓN Y PLAZO

4.- ACTOS QUE NO ADMITEN PLAZO

5.- CLASES

Page 43: INTERPRETACIÓN DE LOS ACTOS JURÍDICOS

A.- PLAZOS SUSPENSIVO Y PLAZO RESOLUTORIO

B.- PLAZOS DSE EFICACIA Y PLAZOS DE EJERCICIO

C.- PLAZO ACCIDENTAL Y PLAZO ESENCIAL

D.- PLAZO VOLUNTARIOS, LEGALES Y JUDICIALES

E.- PLAZOS EXPRESOS Y TÁCITOS

F.- DETERMINADO O INDETERMINADO

G.- PLAZO POTESTATIVO

6.- FUNCION DEL PLAZO

7.- EL PLAZO EN EL CODIGO CIVIL

A.- EFECTOS DEL PLAZO

B.- BENEFICIOS DEL PLAZO

C.- CADUCIDAD DEL PLAZO

EL CARGO

1.- CONCEPTO

2.- FUNCION

3.- CUMPLIMIENTO DEL CARGO

4.- PLAZO PARA EL CUMPLIMIENTO DEL CARGO

5.- INTENSIDAD DE LA LIMITACIÓN MODAL

6.- TRASMISIBILIDAD DEL CARGO

7.- CARGO ILICITO O IMPOSIBLE

MODALIDADES DEL ACTO JURÍDICO

INTRODUCCIÓN

Tradicionalmente se afirma la existencia de tres tipos diversos de elementos en los actos jurídicos.

Page 44: INTERPRETACIÓN DE LOS ACTOS JURÍDICOS

Elementos esenciales. Como su propia denominación lo sugiere, son aquellos datos necesarios que tienen la función constitutiva del acto jurídico, como la manifestación de voluntad, la capacidad, el objeto, la causa fin, la forma solemne. A estos cuatro últimos, el art. 140 los denomina requisitos de validez; son los requisitos generales del acto jurídico. Además de estos elementos comunes a todo acto jurídico, hay los elementos esenciales específicos de cada acto jurídico en particular, por ejemplo, son elementos esenciales específicos de la compraventa el bien que se transfiere en propiedad y el precio en dinero; de la donación son elementos esenciales específicos el animo de liberalidad y el bien que se transfiere en propiedad; son elementos esenciales específicos del arrendamiento el bien que se cede en uso y la merced conductiva o renta. Son los elementos de identificación de cada acto jurídico singular. Siendo elementos que están en la esencia misma del acto jurídico, no pueden faltar para que el acto exista válida y eficazmente.

Elementos naturales (naturalia negotii). Son los datos que el ordenamiento jurídico los considera integrando el contenido del acto jurídico. Estos elementos están en la naturaleza del acto, pero no son de su esencia, por lo que las partes los pueden ampliar, reducir o excluir del acto. Por ejemplo, son elementos naturales del contrato la obligación de saneamiento por evicción y por vicios ocultos; esto quiere decir que en los contratos de transferencia de la propiedad, posesión o uso de un bien, aun cuando los contratantes nada hayan dicho sobre la obligación de saneamiento por evicción o por viejos ocultos del bien, el transferente siempre está obligado a ello, salvo que se haya liberado de tal obligación (art. 1484 y s.). Los elementos naturales identifican el contenido legal del acto jurídico; contenido que se introduce mediante normas dispositivas supletorias.

Elementos accidentales. Denominados así porque no están en la esencia ni en la naturaleza del acto Jurídico, sino que son elementos meramente eventuales que se incluyen en un determinado acto jurídico por voluntad de las partes, como la condición, el plazo y el modo. No son necesarios para que el acto jurídico cumpla su función social y económica; no afectan la validez, sino la eficacia del acto. No obstante, el plazo y la condición pueden estar impuestos por el ordenamiento jurídico en cuyo caso ya no son elementos accidentales sino esenciales.

Estructuralmente y de forma necesaria no tiene por que ser sometido a modalidades ningún acto jurídico, pero las partes en ejercicio de su autonomía privada pueden incorporar en el acto estos elementos complementarios.

Las modalidades tradicionales (la condición, el plazo y el modo o cargo) no son los únicos elementos (accidentales negotii) del acto jurídico, pues hay otros como las arras, la cláusula penal, la cláusula de exclusividad, etc. Sin embargo, por tradición, la doctrina y la legislación, con la expresión “modalidades del acto o negocio jurídico”, se refieren solamente a la condición, al plazo y al modo.

Del estudio de estos tres elementos accidentales nos ocuparemos a continuación.

MODALIDADES DEL ACTO JURÍDICO

Page 45: INTERPRETACIÓN DE LOS ACTOS JURÍDICOS

Como acabamos de enunciar las modalidades del acto jurídico son ciertos elementos accidentales que modifican los efectos normales del acto ya tomando incierta la existencia de dichos efectos (condición), ya limitando en el tiempo esos efectos (plazo), ya limitando la ventaja económica del beneficiario de un acto de liberalidad (cargo).

Se les denomina accidentales porque pueden existir o no; su existencia depende de que las partes, sin estar obligadas, los hayan añadido el acto jurídico. Se les denomina también “autolimitaciones de la voluntad” por cuanto las partes al adicionar estos elementos al acto que celebran, restringen los efectos que en otro caso tendría su voluntad. También se les conoce como “elementos accesorios”. La condición y el plazo son accidentales o accesorios en cuanto son extraños a la estructura del acto, pero una vez que las partes, en ejercicio de su autonomía privada, lo añaden al acto que celebran, dejan de ser extraños, para devenir en elementos que tienen una importancia análoga a la de los elementos esenciales (requisitos de validez), puesto que de ellos se hace depender la eficacia del acto, es decir, son requisitos de eficacia del acto. Por ejemplo, compro un automóvil usado a condición

Los requisitos de eficacia o modalidades del acto jurídico pueden ser legales o voluntarios. Las modalidades legales no son elementos accesorios o accidentales, sino que tienen que concurrir necesariamente para que el acto sea eficaz. El plazo puede ser impuestos por la Ley, por ejemplo, el art. 1432 prescribe que el contrato puede estar impuesta por la ley (condición legal o conditio iuris), cuando la misma ley subordina la eficacia del acto a la verificación de un evento incierto y futuro por ejemplo, el art. 1564 establece que el contrato de compra venta de bien futuro está sujeto a la condición suspensiva de que el bien legue a tener existencia; el art.1572 dispone que la compraventa a prueba se considera hecha bajo la condición suspensiva de que el bien tenga las cualidades pactadas o sea idóneo para la finalidad a que está destinado. La condición y el plazo legales son elementos esenciales del acto jurídico, uno elementos accidentales.

Las modalidades voluntarias son elementos accesorios o accidentales, no se precisa de su concurrencia para que el acto produzca sus efectos, salvo que las partes lo hayan dispuesto así para un acto concreto.

Al acto jurídico al cual se le ha añadido una modalidad se le denomina “acto modal”, que se contrapone al “acto jurídico puro”(purum), libre de modalidades

Veamos algunos ejemplos. A transferirse gratuitamente a B la propiedad de un bien, éste es un contrato de donación pura. A se obliga a donar un bien a B si es que éste opta su título profesional el próximo mes de diciembre; éste es un contrato de donación bajo condición. A donde a B cincuenta cabezas de ganado, obligándose a entregar diez cabezas de ganado por mes; éste es un contrato de donación sujeto a plazo. A donde a B una casa, con la obligación del donatario B de pagar una pensión mensual a C por un año; ésta es una donación con cargo.

La declaración de voluntad modal es menos amplia que ala declaración de voluntad pura. Es que con las modalidades del acto jurídico una de las partes pone límites a los

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efectos de su declaración de voluntad, haciendo que dichos efectos dependan de un evento incierto y futuro (condición), o que esos efectos se produzcan desde o hasta un momento determinado (plazo), o se limita el valor de una atribución patrimonial gratuita (cargo).

Las modalidades no se pueden añadir a todo tipo de actos jurídicos, pues hay actos que por razones de intereses superiores, de estabilidad, seguridad, o morales son esencialmente, puros, y de eficacia inmediata y definitiva. Son actos que se quieren puramente o no se quieren, como, por ejemplo, el matrimonio, el reconocimiento de hijo, la adopción; otros son puros por mandato expreso de la ley, como la aceptación y renuncia de la herencia que no pueden estar sujeta a condición, ni a término (art. 677).

LA CONDICIÓN

ACEPCIONES,

La palabra condición tiene varias acepciones:

Designa a las cláusulas o estipulaciones de un acto jurídico (ejemplo, se habla de las condiciones de un contrato);

Indica a los requisitos o circunstancias que debe reunir un acto (ejemplo, el precio es condición para que exista compraventa);

Se usa para indicar la situación jurídica de una persona (ejemplo, se dice que tiene la condición de padre, de acreedor, de accionista);

Se emplea también la palabra condición para referirse a las “cláusulas generales de contratación” redactadas previa y unilateralmente por una persona o entidad en forma general y abstracta, con el fin de fijar el contenido normativo de una serie indefinida de futuros contratos particulares (art. 1.392). En este sentido de habla de “condiciones generales del contrato”

Como modalidad del acto jurídico de la cual se hace depender el nacimiento o la casación de los efectos del acto. Jurídicamente este es el concepto propio de condición; en los cuatro primeros casos se habla de condición en sentido impropio. Es a la condición voluntaria como modalidad del acto jurídico a la que nos referimos en adelante.

DEFINICIÓN

La condición es el evento futuro e incierto (natural o humano), establecido ar-bitrariamente por la voluntad del agente (conditio facti), de cuya verificación se hace depender el surgimiento (condición suspensiva) o la cesación (condición resolutoria) de la eficacia de un acto jurídico, o de una o algunas de sus cláusulas o estipulaciones.

Page 47: INTERPRETACIÓN DE LOS ACTOS JURÍDICOS

Cuando el propio acto jurídico dispone que sus efectos (o alguno de ellos) se produzcan o extingan con la verificación de un evento futuro e incierto, se dice que es “condicional” o “sub condicjo”, o “bajo condición”, o “condicionado”, o “subordinado”.

Al evento en que consiste la condición, se le llama hecho “condicionante”. Puede consistir en un suceso natural (Si no hay sequía te presto mil para que coseches tu fundo) o humano (Te arriendo mi casa por el plazo de un año, pero si antes del año viajas a Europa me la devuelves). Que la condición es “establecida arbitrariamente por el agente” quiere decir que el agente, en ejercicio de su autonomía privada (libertad), sin estar obligado y sin que este evento sea necesario para que el acto cumpla con su función económica y social, lo incluye como parte integrante del contenido del acto De la “verificación” (“cumplimiento” o “realización”) del acon-tecimiento puesto como condición se hace depender la eficacia o ineficacia del acto. .

LA INCERTIDUMBRE

La incertidumbre es la que determina el estado dependencia, pues no se sabe si la condición se cumplirá o no se cumplirá de tal modo que es incierta la existencia o la extinción de las consecuencias del acto.

No es revelante que sea cierto o incierto el momento en el cual debe verificarse el evento puesto como condición; pero si la verificación del evento futuro puesto como modalidad fuese seguro, habrá plazo y no condición. Cuatro son los casos clásicos.

Dies incertus an, incertus quando (ejemplo, el día del matrimonio)

Dies incertus an, certus quando (ejemplo, cuando adquiera su mayoría de edad; esto es, cuando cumpla dieciocho años)

dies certur an, incertur quando (ejemplo, cuando muera);

dies certur an, certur quando (ejemplo, el 28 de Julio del año dos mil)

De estos cuatros casos, los dos primeros son hipótesis de condición, y los dos últimos establecen un plazo.

La incertidumbre puede ser objetiva o subjetiva. En su aceptación objetiva, la incertidumbre no depende del conocimiento del agente, sino, de la misma naturaleza del evento puesto como condición; el evento es de realización insegura para todos. En su noción subjetiva el cumplimiento de la condición es inseguro solamente para los otorgantes del acto; se admite el hecho pasado cuya existencia ignoren las partes, puede ser condición.

La doctrina y la legislación predominante adoptan la aceptación objetiva, la incertidumbre no depende del conocimiento o desconocimiento del agente, sino de la misma naturaleza del evento puesto como condición; el evento es de realización insegura para todos. En su noción subjetiva el cumplimiento de la condición es

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inseguro solamente para los otorgantes del acta; admite que el hecho pasado, cuya existencia ignoren las partes, pueden ser condición.

Alvadalejo criticando el art. 1113 del Código español dice: “El código -art. 1113- desafortunadamente, exige “suceso futuro o incierto o suceso pasado que los interesados ignoren”, “Sin embargo, es evidente que ni aún un precepto legal puede cambiar la naturaleza de las cosas. Huelga hablar de acontecimiento futuro, basta exigir que sea incierto, “puesto que si el acontecimiento es pasado o presente, podrá ser desconocido por el sujeto, pero no incierto: luego la incertidumbre ya implica la futuridad”.

Sostiene Barbero con referencia a la legislación italiana, “nuestro conocimiento puede encontrarse en incertidumbre también respecto del pasado y respecto del presente mismo: incertidumbre meramente subjetiva. Pero que no impide que un determinado efecto esté negocialmente subordinado a la existencia o no de determinadas circunstancias presentes o pasadas. Ejemplo: te dono estos bienes si es verdad que tu padre ha muerto en la guerra: aquí, en rigor, no se puede hablar de “condición”, ya que el evento condicionante, si puede ser subjetivamente incierto, no es, por lo demás, futuro, y nuestra ley no admite la condición ni praesens vel in praeteritum collata”.

El código peruano nos dice expresamente si opta por la acepción objetiva o subjetiva de condición, pero no es por eso, sin interpretación alguna, podemos aplicar a raja tabla el principio: ubi lex non distinguit, nec nos distinguere debemus para sostener que el código acoge ambas teorías sobre la incertidumbre: la objetiva y subjetiva, lo cual, a nuestro entender no estaría mal. Pero, el código al establecer por principio que la condición es irretyroactiva (art. 177) -son irretroactivos los hechos futuros, no los pasados- y al hablar de plazo para la condición negativa (art. 175, implícitamente esta exigiendo que la condición debe consistir en un hecho venidero incierto para todos y no solamente para los otorgantes del acto.

Si el conocimiento futuro de un hecho que ya puede haber sucedido ha sido incluido por las partes en el acto jurídico como reserva, sus efectos son retroactiva (art. 1360). En cambio, si ha sido incluido como condición, sus efectos son irretroactivos (art. 177). Es válido el acto jurídico por el cual las partes han reservado alguna estipulación hasta la verificación futura de un hecho que ya puede haber sucedido, pero que ignoran o no tienen certidumbre, siempre que con posterioridad la reserva quede satisfecha. Es de aplicación al caso, el art. 1360 que establece: “es válido el contrato cuando las partes han resuelto reservar alguna estipulación, siempre que con posterioridad la reserva quede satisfecha, en cuyo caso opera retroactivamente.

La incertidumbre puede ser en el “si” o en el “cuando”. Puede ser incierto el “si” y cierto el “cuando”.

LA FUTURIDAD

Page 49: INTERPRETACIÓN DE LOS ACTOS JURÍDICOS

La futuridad es una característica de la condición que está en estrecha vinculación con la incertidumbre. El hecho puesto como condición para que sea incierto debe ser futuro.

El hecho presente o pasado puede ser desconocido, pero no es incierto. Aunque las partes ignoren que el hecho ya ocurrió (incertidumbre subjetiva) el acto produce sus efectos desde su celebración. Hay incertidumbre objetiva de la condición solamente cuando se trate de un evento futuro. Si el evento ya se ha realizado o está ocurriendo en el presente, aún cuando las partes lo ignoren el acto jurídico se constituye válidamente como un acto puro porque no existe incertidumbre sobre su eficacia ab initio.

El código peruano no contiene un art. Como el 1353 del Código italiano que dispone: “las partes pueden subordinar la eficacia o la resolución del contrato o de un pacto singular a un acontecimiento futuro e incierto”. Sin embargo, como hemos dicho, el carácter futuro del hecho puesto como condición aparece implícitamente del art. 177 que dispone que la condición es irretroactiva, salvo pacto en contrario. Materialmente es imposible que un hecho pasado sea irretroactiva o retroactiva al momento en que se celebra el acto jurídico; de retroactividad o irretroactividad solamente se puede hablar de los hechos futuros.

ES ESTABLECIDA ARBITRARIAMENTE

La condición voluntaria (conditio facti) es pactada arbitrariamente por las partes, para limitar los efectos normales de su declaración de voluntad, haciéndolos depender de la realización de un evento incierto y futuro.

Siendo la condición un elemento voluntario del acto, “se distingue que todos los elementos requeridos por la ley, así para la existencia como para la eficacia de ciertos negocios jurídicos, y por eso se llaman en contraposición condiciones legales”. La condicio iuris, impuesta por la ley y no por voluntad de las partes, no es propiamente una condición, sino un requisito o elemento esencial para que el acto tenga eficacia (ejemplo, la muerte del testador es condicio iuris para que el testamento produzca sus efectos.

FUNCIÓN DE LA CONDICIÓN

Por la condición, no es el acto (que existe ya desde su celebración), sino la eficacia del acto la que está subordinada a la verificación de un evento futuro e incierto. Entendida esta eficacia sub condicio desde una doble perspectiva, o sea, en el sentido de que al verificarse la condición el acto jurídico adquiere eficacia (condición suspensiva), o bien que el acto extingue su eficacia (condición resolutoria).

En efecto la verificación o no de la condición no incide en el perfeccionamiento del acto jurídico condicional, porque éste es completo en todos sus elementos desde el momento en que se es celebrado.

Page 50: INTERPRETACIÓN DE LOS ACTOS JURÍDICOS

La verificación o no de la condición no afecta al proceso de formación del acto jurídico, sino que decide la suerte de sus efectos, puesto que determina un estado de pendencia, o sea, de incerteza sobre la eficacia del acto, que perdura hasta cuando el evento previsto es posible que se verifique y se extingue cuando es cierto que tal evento ya no puede verificarse.

El efecto de la condición se produce automáticamente, por impulso de la voluntad declarada con la cual se ha incorporado en el acto dicha condición; por tanto, no es necesaria ninguna ulterior actividad del sujeto, para que la verificación del evento puesto como condición produzca el efecto que, según los casos, le es propio.

MOMENTO EN QUE PUEDE SER ESTABLECIDA

La condición forma parte del contenido de la declaración voluntad con la cual se otorga un acto jurídico, por eso, la condición se establece en el momento de celebrar el acto jurídico, pero también puede ser incorporada mediante una determinación posterior para modificar el contenido del acto limitándolo, siempre que se observe la forma solemne cuando es exigida por la ley para el acto en sí.

Alvadalejo dice que la condición no puede establecerse después de emitida la declaración de voluntad, y que “cuando de celebrar un negocio puramente, se dice que se le somete a condición, realmente se celebra un nuevo negocio con contenido igual al primero, pero sometido a condición”.

Desde una perspectiva teórica se duda de la opinión del jurista español, porque el hecho de que la condición se establezca en el momento de celebrarse el acto jurídico, si bien constituye la hipótesis más frecuente la más común, no es la única, porque nada impide que las partes que han celebrado un acto incondicionado, en ejercicio de la autonomía de su voluntad privada, posteriormente lo que conviertan en un acto condicionado, y esto es correcto puesto que el acto jurídico es también modificación de una relación jurídica ya existente. En la práctica se han dado casos como el siguiente: A vende a B un terreno de mil metros cuadrados, la venta es ad corpus (por el todo), habiéndose diferido la entrega del bien; ulteriormente se ha convenido que A transfiere la propiedad a condición de que B done la cantidad de cien metros cuadrados a C, quien se encuentra viviendo allí por varios años, quedando inalteradas a C, quien se encuentra viviendo allí por varios años, quedando, inalteradas las otras estipulaciones de la compraventa. La compraventa pura se han modificado por una compraventa condicional. Pero en fin, se acepte el criterio que considera que la condición solamente se puede establecer en el momento de celebrarse el negocio, o se admita que es posible que la condición se establezca con posterioridad a la celebración del acto, modificándolo, siempre que exista el asentamiento de todos los que son parte en él y no se perjudique los derechos de terceros, lo que en la práctica se debe buscar es que se realice la voluntad de las partes sin dificultades.

PONIBILIDAD DE LA CONDICIÓN

La autonomía de voluntad privada permite, por regla, someter a condición cualquier acto jurídico. Pero jurídicos que son incompatibles con la condición, porque por su

Page 51: INTERPRETACIÓN DE LOS ACTOS JURÍDICOS

naturaleza o por disposición de la ley, son actos puros, o simples, o actus legitimi, con el efecto de que si se les ha impuestos una condición, se la tiene por no puesta (pro non scripta habetur). La ponibilidad es la regla y la no ponibilidad, la excepción.

El derecho estableció que la condición no es ponible a una serie de negocios del ius civile comprendidos dentro de los actus legitimi, o sea, aquellos negocios referidos en la ley de las XII Tablas o que han sido configurados por la jurisprudencia pontificia o laica.

En el derecho moderno no son susceptibles de condición el matrimonio, la adopción (art. 381), el reconocimiento de hijo (art. 395), la aceptación y la renuncia de la herencia (art. 677); si a estos se ha agregado una condición, debe tenerse por no puesta. Igualmente, el endoso de un título valor a la orden debe ser puro y simple, toda condición se considera no puesta (art. 34 de la ley 16587), la aceptación de una letra de cambio es pura y simple (art. 73 de la ley 16587), etc.

EXTENSIÓN

La condición puede afectar a todo el contenido del acto jurídico o solamente a alguna o algunas de sus estipulaciones y no otras, en cuyo caso, el acto jurídico en parte es puro y en parte es condicional. El art. 1353 del código italiano dispone: “las partes pueden subodinar la eficacia o la resolución del contrato o de un pacto singular a un acontecimiento futuro e incierto”

CLASES DE CONDICIONES

Condición Legal (“condicio iuris”) y Condición Voluntaria (“condicio facti”)

La “condición legal”, o “condición de Derecho”, está preestablecida por el ordenamiento jurídico, independientemente de la voluntad de las partes, como dato necesario para la eficacia del acto, “sea por juzgarla necesaria por la naturaleza de las cosas, o por presumirla en la intención de partes. Integra el presupuesto normativo complejo para que se produzca el efecto jurídico. Aquí se habla de condición en sentido impropio, pues no tienen la calidad de modalidad del acto jurídico en sentido técnico jurídico, porque no es establecida arbitrariamente por el sujeto sino que es impuesta por la ley, no como un elemento accesorio sino como un dato inseparable del acto para que produzca sus efectos. Constituye una condición objetiva de eficacia del acto jurídico, y es casi siempre suspensiva. Por ejemplo, la muerte del testador es el dato necesario para que el testamento produzca sus efectos (art. 686); el tercero beneficiario de un contrato en el cual no es parte, para poder exigir el derecho estipulado en su favor, debe hacer conocer a las partes contratantes su voluntad de hacer uso de ese derecho (art. 1458); la donación hecha por razón de matrimonio está sujeta a que el casamiento se realice (art. 1646); la compraventa a prueba se considera hecha bajo la condición suspensiva de que el bien tenga las cualidades pactadas o sea idóneo para la finalidad a que está destinado (art. 1572); la compraventa de bien futuro está sujeta a condición suspensiva de que el bien llegue a existir (art. 1534).

Page 52: INTERPRETACIÓN DE LOS ACTOS JURÍDICOS

Las “condición voluntaria” (denominada también condicio facti”, “condición de hecho” o “condición propia”) es la expresión de la autonomía privada de los particulares que lo establecen arbitrariamente. Esta es la condición propia en sentido técnico jurídico. Son los sujetos (agentes o partes), y no es la ley, los que supeditan los efectos del acto al cumplimiento de un evento incierto y futuro.

Tanto la condición legal como la voluntaria son requisitos de eficacia del acto, ambas dan lugar a la pendencia de los efectos del acto. Pero la condicio iuris proviene de la ley, es un elemento extrínseco (ab extra), lógico, objetivo del acto; y la condicio facti es establecida por la voluntad del sujeto, está contenida en la declaración de voluntad, por eso, es un elemento intrínseco (ab intus), voluntario, accidental. La condición legal puede consistir en un evento cierto o incierto, y la voluntaria consiste en un evento necesariamente incierto. La legal es expresa y la voluntaria puede ser expresa o tácita.

CONDICIÓN SUSPENSIVA Y CONDICIÓN RESOLUTORIA

La condición suspensiva o inicial es aquella de la cual depende la eficacia del acto; en otras palabras, los efectos del acto quedan supeditados a la realización del hecho previsto como condición. Ejemplo, te dono mi automóvil si te recibes de abogado.

Se habla de condición resolutoria cuando el acto produce normalmente los efectos que le son propios, pero cesa de producirlos si se verifica la condición. Ejemplo, te concedo el uso de mi departamento mientras no tenga otro hijo.

La distinción entre condición suspensiva y resolutoria es clara. La condición es suspensiva cuando la eficacia del acto queda supeditada a la realización del evento previsto, y es resolutoria si al verificarse el evento, al acto pierde eficacia. En la suspensiva está pendiente la eficacia y la resolutoria está pendiente la ineficacia del acto. No se puede confundir la situación del acreedor bajo condición suspensiva con la del deudor bajo condición resolutoria.

CONDICIONES PROPIAS Y CONDICIONES IMPROPIAS

Las condiciones propias consisten en eventos inciertos, futuros, posibles y lícitos. En cambio, las condiciones impropias son eventos o sucesos necesarios, imposibles, ilícitos, presentes o pasados. También son impropias las condiciones legales.

La denominada condición necesaria no es condición sino plazo, por cuanto se establece una limitación en el tiempo en cuanto al momento en que comienzan o terminan los efectos del acto (ejemplo, te doy cien si después del día viene la noche). No hay condición porque falta la incertidumbre.

La condición es imposible cuando el evento puesto como condición no se puede verificar por motivos de índole natural (ej: si mi caballo canta; si construyes un edificio de 10 pisos en 3 días; si retorna la nave que se sabe naufragada). En este caso, como en la condición necesaria, falta la incertidumbre sobre el inicio o cese de los efectos del acto.

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La condición es lícita o ilícita según sea conforme o contraria a normas imperativas, al orden público o las buenas costumbres.

La condición ilícita consiste en cierta conducta que no puede llevarse a cabo por estar prohibida por el ordenamiento jurídico. Por ejemplo, si compras la Plaza de Armas de Lima, si contraes matrimonio con tu hermana, son ilícitas por contravenir normas imperativas; la condición consistente en que se abrace una determinada fe religiosa, que se cambie o no de residencia, que se contraiga o no matrimonio con determinada persona y semejantes, son ilícitas por atentar contra orden público, puesto que lesionan libertades irrenunciables de la persona. No es ilícita la condición, cuando el suceso ilícito se contempla con el fin de evitarlo (ejemplo, se dona algo bajo la condición resolutoria de que el donatario no robe).

Las condiciones consistentes en eventos presentes o pasados que el sujeto no sabe aún que están acaeciendo o que han acaecido, no son verdaderas condiciones porque no hay pendencia sino ignorancia de la realidad, por lo que el acto es eficaz sin ellas. El suceso presente o pasado no es incierto, lo que es incierto es si llega o no a ser conocido. Si se pone como condición este segundo supuesto si estamos frente a una condición propia, por ejemplo, se pone como condición la verificación futura de la suerte que ha corrido un bien dado por perdido. Aquí se trata de la verificación futura de un evento que ya puede haber sucedido en el momento del lacto, pero del cual todavía no se tiene noticia o no se tiene certidumbre si se ha verificado o no.

En las condiciones legales falta la arbitrariedad, y en las necesarias, imposibles, de presente o de pasado, falta la incertidumbre.

POTESTATIVA, CASUAL Y MIXTA

Esta clasificación se hace en base al tipo de evento que sirve como causa eficiente de la condición.

La condición potestativa (condición facultativa) depende de la voluntad de una de las partes de la relación jurídica (te presto mil si quiero; te doy cien si haces testamento a favor de nombre; vendo mi casa si decido trasladarme a otra ciudad).

Hay que distinguir la condición potestativa propia, o condición potestativa ordinaria o condición potestativa simple, de la condición meramente potestativa (o arbitraria, o puramente potestativa). La primera hace referencia un “hecho" voluntario, cuyo cumplimiento, sin poder considerarse como una condición casual presente algún interés apreciable para el agente que incline su voluntad en un temido o en otro; hay una voluntad actual, aunque condicionada, de adquirir el derecho o de asumir la obligación (ejemplo, te compro el vino si me gusta; te vendo el bien si asumes el préstamo con hipoteca sobre el mismo bien, te vendo mi casa bajo la condición suspensiva de que decida trasladarme a otra ciudad; tomo en arrendamiento tu negocio bajo la condición de que decida dedicarme al comercio). La condición meramente potestativa consiste en la pura voluntad del sujeto, en su mero arbitrio, más allá de cualquier juego de intereses y de conveniencia; no hay una voluntad actual de adquirir el derecho o de asumir la obligación (ejemplo, ame animo a vender

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mi casa; si considero que es justo o razonable) o de un evento voluntario del todo irrelevante que pueda ejecutar u omitir sin ninguna consecuencia para él, por ejemplo, si doy un paseo por el parque; te vendo mi casa a condición que decida venderla. Aquí declaro que “quiero si querré”, que equivale a decir que “por ahora no quiero”. El deudor no está obligado sino cuando lo quiera, quedando el acreedor a merced del arbitrio de aquél, razón por la que el acto jurídico sujeto a condición meramente potestativa es nulo.

En ejercicio de la autonomía de la voluntad, a un mismo evento se le puede atribuir la calidad de condición y de objeto de la relación jurídica. Por ejemplo, se puede pactar que el precio (objeto de la relación compraventa) es condición suspensiva de eficacia del contrato, con la consecuencia de que, derogando el principio consensual, la propiedad del inmueble vendido no pasa al comprador hasta que no haya pagado el precio. Galgano refiere que frente a esta hipótesis se puede estar inducido a juzgar nulo el contrato, por cuanto sujeto a condición meramente potestativamente. Pero a bien observar, se trata de la condición potestativa simple, y no meramente potestativa, ya que hay en juego, como ha revelado la casación italiana “una valoración de conveniencia” del comprador, al cual se le concede contractualmente la elección de pagar el precio, dando eficacia al contrato, o no pagarlo, haciendo al contrato 1 ineficaz. De otra parte, estando sujeto el contrato a condición suspensiva, el vendedor no transfiere la propiedad y no está constreñido, en caso de falta de pago de precio, a ejercitar la acción de resolución del contrato.

La condición casual es cuando la verificación del evento depende de la pura casualidad o de la voluntad de un tercero (si no hay sequía; si tu abuelo vive hasta cien años; si tu hijo llega a ser abogado).

La condición mixta es cuando su cumplimiento depende en parte de la voluntad de uno de los interesados y en parle de factores extraños (Te dono cien si viajas a Roma, cosa que no depende solamente de tu deseo de viajar; si obtengo ganancias de tal negocio, lo que no depende solamente de mi deseo de realizar el negocio).

CONDICIÓN POSITIVA Y CONDICIÓN NEGATIVA

La condición puede ser positiva o negativa según que el evento puesto como condición comporte o no una modificación de la realidad existente.

La condición positiva consiste en que se verifique un hecho que modifique el estado actual de la realidad, sin importar la forma gramatical en que es expresada (ejemplos: te doy cien si apruebas todos los cursos, o te doy cien si no te desaprueban en ningún curso; te doy cien si contraes matrimonio). La condición negativa consiste en que no se verifique un hecho, de tal modo que no cambie el estado actual de la realidad (ejemplos: te dono este bien si Juan no contrae matrimonio; te doy cien si permaneces soltero; te doy cien si te quedas con el único hijo que tienes).

Para la condición negativa se puede establecer un limite dentro del cual debe. producirse su cumplimiento, pero si tal limite no se ha previsto, se considera cumplida

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cuando ya no es posible que se produzca la modificación del estado de tacto contemplado (D. 45,1,115).

CONDICIÓN SIMPLE Y CONDICIÓN COMPLEJA

La condición simple consiste en un suceso único (ejemplo, si te dan la beca). La condición compleja está integrada por varios sucesos (ejemplo, te doy el préstamo si te quedas a vivir en Lima, reconoces a tu hijo y aceptas el trabajo que te ofrezco).

Cuando la condición es compleja, los efectos del acto jurídico se producirán condición suspensiva) o cesarán (condición resolutoria) cuando se han realizado todos los sucesos puestos como condición.

Si varios sucesos se ponen alternativamente como condición, no hay condición compuesta sino simple, basta que se verifique uno de ellos (te vendo el fundo si optas el título de ingeniero agrónomo o de veterinario). .

CONDICIÓN PERPLEJA

La condición perpleja es la que tiene una contradicción interna que no permite establecer lo que quiere el declarante. Hace ininteligible y contradictoria consigo misma la declaración de voluntad al extremo de privar al acto de un apreciable contenido volitivo. Si no se puede establecer, con una interpretación razonable, cuál fue la voluntad del sujeto se invalida el acto. Por ejemplo, te instituyo mi heredero si mueres antes que yo; “si Titius heres erit, Seius heres esto” o bin “si Seius heres erit, Titius heres estío”. (Si Ticio es heredero, sea heredero Seyo; si Seyo es heredero, sea heredero Ticio); Instituyo heredero universal a Ticio, si instituyo como mi heredero a Cayo.

EXPRESAS Y TÁCITAS

La incorporación de la condición en el acto jurídico puede ser expresa o tácita. No es necesario que la condición se declare expresamente, siempre que se infiera indubitablemente de la actitud o circunstancias de comportamiento de los agentes que se quiso el acto sub condicio (art. 141). De allí que la existencia de la condición no se presume sino que debe ser probada por quien la invoca.

PENDENCIAR Y CUMPLIMIENTO O INCUMPLIMIENTO DE LA CONDICIÓN

La condición pasa por dos períodos de tiempo: el primero es el que sigue inme-diatamente a la celebración del acto y se extiende por el tiempo que sea incierta la verificación del evento (candido pendet: condición pendiente); mientras perdure la incertidumbre sobre la verificación o no de la condición se dice que estupendo. encontrándose las partes en una situación de expectativa. El segundo es el momento en que se produce una situación de certeza, o porque el evento se ha verificado (candido exist: condición cumplida) o porque el evento no se ha verificado, falta la condición, (candido deest: condición fallida).

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En la fase de la pendencia de la condición, el derecho del acreedor queda en Suspenso, su nacimiento está supeditado a que se verifique la condición,

Si la condición es suspensiva, el adquirente bajo condición no es titular de un derecho que no sabe si llegará o no a existir, sino que se encuentra en un estado de expectativa; es titular de una expectativa o esperanza. La expectativa es un derecho preliminar, o prodrómico, o instrumental, que está tutelado por la ley. Esta expectativa se convertirá en-derecho si se verifica el evento puesto como condición. La tutela de la expectativa consiste en que se faculta al sujeto a realizar actos conservatorios en vista a que no se vea disminuido el derecho que se le ha atribuido en caso de que se verifique la condición.

Si la condición es resolutoria, pendiente la condición el acto es eficaz, el titular del derecho puede ejercitarlo, el derecho le pertenece, pero el transferente bajo condición se encuentra en una situación expectante de poder readquirir ese derecho si es que se verifica el evento; tiene la expectativa o esperanza de poder readquirir ese derecho (ejemplo, te cedo mi oficina, pero si no obtienes tu título profesional el próximo diciembre me la devuelves), por lo que también puede realizar actos conservatorios en vista a la realización del evento puesto como condición.

Durante la pendencia, el derecho puesto bajo condición puede ser transferido ínter vivos o mortis causa, pero sin que se modifique el estado de pendencia originaria, puesto que nadie puede transferir un derecho que no tiene o un mejor derecho que el que tiene.

Siempre durante la pendencia, cada parte o sus herederos deben comportarse de buena fe, de tal modo que no causen daño a la otra parte por la desaparición o disminución del derecho que adquiriría si la condición se verifica.

Las partes deben abstenerse de cualquier acto u omisión destinados maliciosamente a impedir o precipitar la verificación del evento. Si la parte a quien afecta el cumplimiento de la condición impide de mala fe que se verifique el evento, se tiene por cumplida la condición; y si la parte interesada en el cumplimiento de la condición, provoca su realización de mala fe, se considera a la condición como no cumplida.

De la fase de la pendencia de la condición se pasa a la fase de cumplimiento o incumplimiento de la condición.

Cumplida la condición, si es suspensiva, el acto deviene en eficaz, subsistiendo como un acto puro, y si la condición es resolutoria, el acto deja de ser eficaz.

Si el evento no se verifica en el plazo convenido, o falta de plazo, deviene en cierto que ya no se verificará, falta la condición (no se cumple la condición. La falta de cumplimiento de la condición, si es suspensiva, determina la ineficiencia definitiva del acto, y si es resolutoria, el acto se purifica, subsistiendo como un acto puro que nunca ha estado sujeto a condición.

INDIVISIBILIDAD DEL CUMPLIMIENTO DE LA CONDICIÓN

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Artículo 174º.- El Cumplimiento de la condición es indivisible, aunque consista en una prestación divisible.

Cumplida en parte la condición no es exigible la obligación, salvo pacto en contrario.

Cuando se ha puesto por condición dos o más eventos futuros e inciertos, hay que determinar si se trata de varias condiciones alternativas o disyuntivas (cada evento constituye una condición), o de una condición conjuntiva (todos los eventos integran el presupuesto normativo condicional —condición compleja)

Si se trata de varias condiciones alternativas, basta que una de ellas se verifique totalmente (indistintamente cualquiera de ellas) para que la condición quede cumplida, y el acto devenga en un acto puro. Pero si los eventos han sido puestos para que operen conjuntamente, todos deben realizarse totalmente para que la condición se considere cumplida, basta que uno de ellos no se verifique para que falte la condición.

El art. 628 del Proyecto de Freitas establece: “Si fueren impuestas dos o más condiciones en un solo acto o disposición, la necesidad del cumplimiento de todas o de una de ellas, se resolverá por la intención que las partes o disponentes ma-nifestaren y no por la partícula conjuntiva o disyuntiva que hayan empleado”. En efecto, las condiciones disyuntivas llevan la partícula “o” y las conjuntivas, la partícula “y”, pero puede suceder que se use una partícula con el significado de la otra, como el ejemplo de Pothier: “Si él muere sin hijos, o sin testamento”. Es evidente que la disyunción o ha sido usada en su sentido copulativo, en el sentido de que se deben cumplir las dos condiciones.

IRRETROACTIVIDD DE LA CONDICIÓN

Articulo 177.- La condición no opera retroactivamente, salvo pacto en contrario.

Si la condición es irretroactiva, los actos realizados durante el período de la pendencia, en principio, son válidos; en cambio, si la condición es retroactiva, esos actos son inválidos.

La irretroactividad de la condición tiene su origen en el Derecho romano clásico. Los efectos de la condición se producen a partir del momento en que se cumple la condición. Por ejemplo, el legado per vindicationem, con el cual se atribuía al legatario la propiedad de la cosa, bajo condición suspensiva, produce tal efecto sólo a partir del momento en que se realiza la condición; en la compraventa con condición suspensiva, la eficacia de la posesión que el comprador ha obtenido durante la pendencia no se retrotrae al tiempo del contrato, sino que discurre desde el cumplimiento de la condición. En los negocios traslativos de la propiedad sujetos a condición, el alienante conserva la propiedad (D. 24,1,11); en la manumisión testamentaria el “slatuliber”, esto es el esclavo manumitido con condición, permanece en estado servil, en el contrato condicional, si el deudor paga por error puede )obtener la restitución de la suma pagada (D. 12,6,16).

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La condición opera retroactivamente cuando se ha pactado que los efectos del acto, si la condición es suspensiva, se consideran producidos ex tunc, desde el momento en que se celebró el acto; si es resolutoria, cuando se ha convenido que los efectos caen ex tunc, como si jamás se hubiesen producido, siempre que la naturaleza de la obligación lo permita. Hay casos en los cuales la retroactividad de la condición resolutoria no es posible porque la naturaleza de la obligación no lo permite, por ejemplo, en un contrato de arrendamiento bajo condición resolutoria, no será posible que una vez verificada la condición, las partes se puedan restituir las prestaciones ya ejecutadas (no es posible que el arrendatario devuelva el uso del bien por el tiempo que lo poseyó, por lo que el arrendador tampoco está obligado a devolver la renta que se le pagó por ese tiempo).

Por su naturaleza, en las obligaciones de hacer la condición es irretroactiva, por lo que no se puede pactar la retroactividad, porque si la condición es suspensiva, no se está obligado a hacer sino cuando la condición se verifica, y si la condición es resolutoria, lo que se ha hecho durante la pendencia es aquello a que se estaba «Aligado. Ya advirtió Zachariac que el electo retroactivo de la condición opera en el caso de las obligaciones de dar y no en las obligaciones de hacer. «Esto es verdad, dice, en las obligaciones de dar la condición cumplida tiene entonces un efecto retroactivo al día en que ha sido contraída, porque la cosa que hace el objeto

de la obligación de-dar, es necesariamente el objeto de los derechos recíprocos en el tiempo intermedio a la obligación, y al cumplimiento de la condición.

La retroactividad de la condición tiene su origen en el Derecho justiniano que otorgó a la legítima expectativa de la parte interesada un mayor reconocimiento, en cuanto la misma deviene en objeto de una verdadera obligación sujeta a termino suspensivo (en el Derecho moderno esto no es condición sino plazo o término), de la cual sólo se difiere la ejecución. Además se admitió la trasmisibilidad de la expectativa y del vinculo condicionado a los herederos. Esta era una disciplina que el Derecho clásico no podía reconocer en base al presupuesto que la regulación de intereses negociales deviene eficaz sólo con el cumplimiento de la condición y sin efecto retroactivo.

El principio la retroactividad de la condición fue consagrado en el Código francés, art. 1179, y en los códigos que en él se inspiran para legislar sobre esta materia, como, por el ejemplo, el art. 1120 del Código español que, dispone que “los efectos de la obligación condicional de dar, una vez cumplida la condición, se retrotraen al día de la constitución de aquélla”; el Código argentino en su art. 543 establece: “Cumplida la condición, los efectos de la obligación se retrotraen al día en que se contrajo”; el italiano, art. 1360; el uruguayo, art. 1282; el boliviano, art. 497; el portugués, art. 276. El principio de la irretroactividad está contenido en el Código alemán, art. 158, y en los que en él se inspiran para legislar sobre los efectos de la condición, como, por ejemplo, el suizo de las Obligaciones art. 151: el japonés, art. 127; y, como hemos visto, el peruano.

EL PLAZO

CONCEPTO

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El plazo o termino indica el momento desde el cual se inicia o finaliza la eficacia del acto jurídico.

El plazo como modalidad es el evento futuro y cierto de cuyo acaecimiento se hace depender el nacimiento, la exigibilidad o la finalización de los efectos del acto jurídico.

Cuando las partes tienen interés, no en suspender originando una incerteza sobre el nacimiento de la relación negocial, sino en diferir el surgimiento de las consecuencias jurídicas o la exigibilidad de las mismas, o en limitar la vigencia de esas consecuencias, recurren al plazo.

El acto jurídico a plazo es aquel en que la voluntad de las partes quiere que los efectos no se produzcan o no sean exigibles sino desde o hasta que llegue un acon-tecimiento futuro y cierto por ellas fijado.

Veamos algunos ejemplos:

A vende a B un inmueble pactándose que el contrato quedará perfeccionado el día 30 de diciembre próximo, fecha en que el vendedor A entregará el bien al comprador B. Aquí se difiere el nacimiento de la relación jurídica obligacional que se producirá solamente a partir del vencimiento del plazo.

A arrienda a B un bien hasta el día 6 de agosto próximo. Aquí, vencido el plazo, el contrato de arrendamiento cesa de producir sus efectos, debiendo el arrendatario devolver el bien.

Se aprecia de estos ejemplos que el plazo influye o bien en el nacimiento de la eficacia del acto (o sea en la producción de los efectos que le son propios), o bien en el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones, ya producidos, o bien en la duración de la eficacia.

El acto jurídico es eficaz cuando produce los efectos que son propios consistentes en crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas. Por ejemplo, el contrato es fuente de obligaciones y de los correlativos derechos de las partes; el conjunto de derechos y de obligaciones que nacen del contrato constituyen, precisamente, la relación jurídica contractual. Cuando el acto es eficaz, las partes estan facultadas para el ejercido de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones de él derivados. Una cosa es la eficacia y otra el ejercicio de los derechos derivados del acto.

Algunos autores relacionan al plazo solamente con la eficacia del acto y no con el ejercicio de los derechos que de él surgen. Por ejemplo, Trabucchi: “El término es un momento del tiempo, desde el cual comienza verificarse, o hasta el cual duran, los efectos jurídicos del negocio”; Albaladejo, “el negocio jurídico a término o plazo es aquel negocio en el que las partes (o la parte) no quieren que los efectos se produzcan sino desde o hasta un momento futuro, pero cierto”; para Scognamiglio, el término difiere o limita en el tiempo la eficacia del contrato, según Galgano, el término suspende o pone fin a la eficacia del contrato.

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El plazo puede concebirse como el plazo del acto jurídico que es un elemento accidental que indica el momento temporal en que comienzan o terminan los efectos de un acto, y como el plazo de la obligación para referirse al momento en que ha de llevarse a cabo el cumplimiento de una obligación determinada. El plazo del acto jurídico opera como un elemento accidental afectando la eficacia del acto; el plazo o término, que puede ser inicial o final, es un elemento integrante del acto del que, por voluntad de las partes, puede depender la eficacia de aquél. En el plazo de la obligación, presupuesta la eficacia del acto, el plazo o término está referido sólo a su ejecución o al cumplimiento de las obligaciones de las partes; se habla aquí de obligaciones a plazo.

El plazo es el lapso desde el cual comienza la existencia o el ejercicio de las consecuencias del acto y hasta el cual duran esas consecuencias. Al día en que comienza el plazo se le denomina dies a quo, y al día en que termina se le llana dies ad quem. El plazo transcurre entre un término inicial y un término final.

Se denomina término a los extremos (inicial o final) del plazo. El término es el momento (o fecha) en que comienzan o concluyen los efectos del acto. El plazo es el lapso, y el término el momento inicial y el momento final de ese espacio de tiempo. Sin embargo, en la doctrina predominante, las palabras plazo y término se usan como sinónimas.

Como por el plazo se subordina al transcurso de un lapso el nacimiento o la exigibilidad (si es suspensivo), o la vigencia (si es resolutorio) de los efectos del acto, una vez cumplido el plazo comienza o culmina la eficacia del acto. Vencido el plazo de la obligación, el momento de pagar ha llegado ipso iure. Por ejemplo, hoy día A y B celebran un contrato de arrendamiento de una casa por el plazo de dos años contados a partir de la entrega del bien al arrendatario, obligándose el arrendador A a entregar el inmueble al arrendatario B dentro del plazo de 15 días. Vencidos los 15 días A, sin requerimiento alguno, debe entregar la casa (este acto constituye un pago) a B, y vencidos los 2 años B, también sin requerimiento alguno, debe devolver la casa (este acto también es un pago).

REQUISITOS

Son requisitos del plazo: la futuridad, la incertidumbre y el establecimiento arbitrario por las partes.

LA FUTURIDAD

El plazo se refiere siempre a un hecho futuro que necesaria y fatalmente debe ocurrir, por oposición a la condición en la que el hecho futuro es esencialmente contingente.

LA CERTIDUMBRE

El plazo se caracteriza porque existe la total y absoluta certeza de que el evento futuro acaecerá, aun cuando en algunos casos se ignore el momento preciso en que tendrá lugar.

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EL ESTABLECIMIENTO ARBITRARIO POR LAS PARTES

Las partes libremente, en ejercicio de la autonomía de su voluntad privada, pueden incorporar el plazo en el acto jurídico que celebren con el fin de diferir o limitar en el tiempo sus efectos o el ejercicio de los mismos.

DIFERENCIAS ENTRE CONDICIÓN Y PLAZO

Los efectos del acto jurídico condicional solamente nacen o se extinguen si es que se verifica el evento incierto y futuro puesto como condición. La existencia o el cese de la eficacia del acto está subordinada al cumplimiento de la condición.

Con la celebración del acto jurídico aplazo se difiere el nacimiento de la relación jurídica, o ésta surge inmediatamente con la concertación del acto, pero se suspende o difiere su ejecución hasta el vencimiento del plazo preestablecido, o deja el acto de tener eficacia al vencimiento del plazo. El deudor está obligado a pagar en el momento en que se verifique el evento futuro y cierto puesto como plazo y el acreedor no puede exigir el cumplimiento antes de esa fecha.

La condición y el plazo presentan analogías por cuanto ambos son elementos accidentales, consisten en eventos futuros, y permiten que el acreedor condicional o a plazo pueda realizar actos conservatorios. Pero entre la condición y el plazo hay sustanciales diferencias.

Mientras la condición hace incierto el inicio o el fin de la eficacia del acto, por el plazo es cierto el nacimiento o la extinción de la eficacia del acto.

En la condición hay incertidumbre sobre la verificación del evento futuro (dies incertus an), pero el cuándo tendrá lugar si es que se verifica puede ser cierto (dies certus quando), por ejemplo, te pago cuando Juan cumpla 18 años (Juan puede vivir hasta los 18 años o morir antes de esa edad, pero si vive se sabe con todo certeza el día en que cumple 18 años), o incierto (dies incertus quando), por ejemplo, te pago el día en que Juan contraiga matrimonio (Juan puede o no casarse y si se casa no se sabe cuándo será el casamiento).

En conclusión, la condición se caracteriza por la incertidumbre y el plazo por la certidumbre, por la seguridad absoluta, de que el evento futuro llegará necesa-riamente. La condición denota un evento futuro e incierto y el plazo un momento futuro, pero cierto. Hay plazo si el momento está indicado dies cernís an et quando, esto es, mediante la designación directa o indirecta de un día en el calendario (ejemplo, el 6 de junio; la próxima navidad; el día del aniversario nacional) o dies certus an el incertus quando (ejemplo, a la muerte de Pedro); en cambio, hay condición cuando el momento está indicado dies incertus an el certus quando ejemplo, el 15 de enero del 2010 en que María cumple 30 años) o dies incertus an et quando (te dono este bien si tienes descendencia antes de que tu padre cumpla ochenta años).

ACTOS QUE NO ADMITEN PLAZO

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En el Derecho romano, análogamente a lo establecido para la condición, el término no podía ser puesto en los “actus legitimi”. La presencia del plazo en los actus legitimi anulaba el negocio; sólo en la institución de heredero, el término, sea inicial o final, no tenía efecto invalidante, sino se consideraba no puesto. El término final era incompatible con el principio “semel heres semper heres”. El término resolutorio, como término de decadencia, era compatible solamente con las relaciones temporales y transitorias, como las relaciones obligatorias, y operaba en la forma de pacto de remisión a término suspensivo, en cambio no era concebible en las relaciones duraderas y permanentes, como la propiedad, la servidumbre y la cualidad de heredero.

También en el Derecho moderno, al igual de lo que sucede con la condición, por razones de orden moral, público o de interés general, algunos actos no toleran ser supeditados en cuanto a su plena eficacia a plazo alguno. Por ejemplo, no pueden estar sujetos a plazo el matrimonio, la adopción (art. 381), el reconocimiento de hijo (art. 395), la aceptación y renuncia de la herencia (art. 677), el giro de cheques (art. 136, inc. 2 de la Ley 16587), etc.

CLASES

PLAZO SUSPENSIVO Y PLAZO RESOLUTORIO

El plazo suspensivo o inicial o dies a quo es cuando se suspende el nacimiento o la exigencia de todos o de algunos de los efectos del acto jurídico hasta la llegada de un determinado momento o fecha. Por ejemplo, se celebra un contrato de arrendamiento el seis de junio, precisando que el contrato tendrá efecto a partir del veintiocho de julio. En este caso el contrato se perfecciona el seis de junio, pero su eficacia se retarda hasta el veintiocho de julio.

Si se suspende el nacimiento de la eficacia, el acto carece de efectos hasta que el término inicial llega. Si se retarda el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones correlativas, el acto produce normalmente sus efectos, pero estos permanecen inertes, no pueden ser ejercitados hasta que se cumpla el plazo inicial. Por ello se puede decir que el plazo inicial es, según la estipulación de las partes, o el momento a partir del cual se producen los efectos del acto jurídico o el momento a partir del cual se ejercen los derechos y se cumplen las obligaciones en que consisten los efectos ya existentes.

El plazo resolutorio o final o extintivo o dies ad quem consiste en una fecha a partir de la cual los efectos del acto cesan de producirse. Limita en el tiempo la eficacia del acto; el transcurso del tiempo indicado hace cesar la eficacia del acto. El acto es eficaz desde que es perfeccionado, pero cesa de tener efectos una vez llega el término final, razón por la que se le denomina también resolutorio. Por ejemplo, un contrato de arrendamiento celebrado por el plazo de dos años, dejará de tener eficacia al vencimiento del segundo año desde su perfeccionamiento.

El término inicial suspende la eficacia del acto y el término final pone fin a tal eficacia.

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PLAZO DE EFICACIA Y PLAZO DE EJERCICIO

El plazo inicial o suspensivo se subdivide en plazo de eficacia y plazo de ejercicio.

El plazo es de eficacia cuando se refiere al momento en que comienza la producción de los efectos del acto jurídico (ejemplo, te cedo el uso de mi departamento por dos años, sin que me pagues renta por los seis primeros meses, pero a partir del séptimo mes pagará S/. 500.00 mensuales). Se difiere en nacimiento de los efectos del acto (de todos o de algunos de esos efectos).

El plazo es de ejercicio cuando atañe al ejercicio de los derechos y al cumplimiento de las obligaciones que constituyen efectos del acto, por ejemplo, la compraventa de un bien en la que se acuerda que el precio se pague después de seis meses de celebrado el contrato; el comprador es deudor del precio desde que se celebra la compraventa, pero el pago del precio no es exigible hasta que llegue el vencimiento del plazo. Por el plazo del precio no es exigible hasta que llegue el vencimiento del plazo. Por el plazo de ejecución se difiere de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones ya existentes.

PLAZO ACCIDENTAL Y PLAZO ESENCIAL

El plazo accidental es el estipulado por las partes en un acto que por sí no requiere estar sometido a término alguno. Así, por ejemplo, es accidental el término puesto para el pago del precio en una compraventa, porque la compraventa puede celebrarse sin otorgarse plazo alguno para el precio, por tratarse de un acto de ejecución instantánea.

El plazo es esencial cuando el acto por su propia naturaleza requiere de un tiempo limitado en que falten o durante el que se produzcan sus efectos. El plazo es necesario en todos los actos en los cuales las partes deben desplegar una actividad para poder cumplir con la obligación contraída. (ejemplo, el contrato de obra, el de mandato). El plazo es también necesario en los actos en los cuales el cumplimiento de la obligación se prolonga temporalmente mediante la ejecución de prestaciones periódicas o continuas (ejemplo, el contrato de trabajo, el de arrendamiento, el de suministro, el de seguro, el de transporte). El plazo está en la esencia misma de estos actos para que puedan cumplir con su función económica; ellos sin plazo no pueden existir; el plazo es la única como se puede satisfacer las necesidades de la otra parte. No se puede concebir, por ejemplo, un contrato de obra o de arrendamiento sin plazo.

Pero aún siendo el plazo esencial, las partes a su libre arbitrio pueden diferir el nacimiento, la exigibilidad o la extinción de los efectos del acto jurídico. Por ejemplo, el contrato de arrendamiento es un acto necesariamente a plazo, pero las partes libremente pueden establecer a partir de que momentos se inicia los efectos del contrato, o a partir de cuando son exigibles esos efectos, o hasta cuándo durará la eficacia del contrato.

PLAZOS VOLUNTARIOS. LEGALES Y JUDICIALES

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El plazo puede ser voluntario, legal o judicial, según que se establezca por voluntad del agente, por disposición de la ley o por resolución judicial.

PLAZOS EXPRESOS Y TÁCITOS

El plazo es expreso cuando las partes mediante una estipulación señalan un plazo difiriendo o limitando los efectos del acto.

Es tácito cuando en el acto no se ha señalado un plazo, pero de su naturaleza y circunstancias se dedujera con toda certidumbre que las partes no quieren que los efectos se produzcan o se ejerzan sino desde o hasta un determinado momento.

DETERMINADO O INDETERMINADO

El plazo es determinado cuando se ha previsto el evento futuro y cierto que indicará la llegada del momento en que el acto cesará de producir efectos; se conoce la fecha de vencimiento del plazo por haberse establecido con toda precisión cuándo se inicia y cuándo termina la eficacia del acto (ejemplo, el deudor debe pagar 15 días después de celebrado el contrato). En cambio, el plazo es indeterminado cuando no se ha estipulado la fecha de su vencimiento (ejemplo, se arrienda un bien sin indicarse por cuanto tiempo).

En los acto de tracto sucesivo a plazo indeterminado sea por convenio expreso o porque las partes no han establecido nada en cuanto a su duración, cada una de ellas puede separarse del acto dando aviso previo a la otra en el plazo pactado, o, en su defecto, dentro del plazo legal. El art. 1365 dispone: “En los contratos de ejecución continuada que no tengan plazo convencional o legal determinado, cualquiera de las partes puede ponerle fin mediante aviso previo remitido por la vía notarial con una anticipación no menor de treinta días. Transcurrido el plazo correspondiente el contrato queda resuelto de pleno derecho”. En este caso el contrato queda disuelto por decisión unilateral de la parte que cursa el aviso en la forma y con la anticipación señalada en el art. 1365.

PLAZO CIERTO Y PLAZO INCIERTO

El plazo determinado se subdivide, a su vez, en cierto e incierto.

Es cierto cuando se sabe con precisión la fecha en que debe ocurrir el vencimiento del plazo, dies certus an et quando (día cierto que ocurrirá y cuándo ocurrirá), por ejemplo, la obligación de pagar una cantidad de dinero el día 28 de julio próximo.

El plazo es incierto cuando no se sabe en qué momento ocurrirá el acontecimiento previsto como límite final. Aquí se habla de dies certus an incertus quando. Es cierto que el evento puesto como plazo ocurrirá, pero es incierto el momento en que tendrá lugar, por ejemplo, el día en que muera Ticio.

En cuanto a la incerteza del momento en que ocurrirá el evento futuro surgen problemas de interpretación. En efecto, cuando se señala como modalidad un hecho

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que ocurrirá necesariamente, pero no se sabe cuándo ocurrirá, como cuando se dice el día en que muera Ticio, no hay duda que se trata de un plazo. Pero cuando se señala como modalidad sucesos como, por ejemplo, “cuando Pedro cumpla su mayoría de edad”, “cuando mejore de fortuna”, “cuando mejore la tasa de cambio del dólar”, “cuando baje la inflación”, surge la necesidad de interpretar si la modalidad es plazo o condición. Los romanos resolvieron este problema estableciendo que la fecha incierta se denomina condición (“dies incertus appelatur condicio”): Análoga solución fue establecida para la hipótesis por la que el testador establece la muerte del heredero como término inicial del legado, porque, la incerteza que el legatario viva a la muerte del heredero, induce a interpretar a tal término como condición. Este es el significado del principio referido en el: dies incertus condicionem in testamento facit (la fecha incierta puesta en el testamento equivale a una condición). A primera vista, en casos como los mencionados estamos ante hechos contingentes que pueden o no ocurrir, por lo que tales estipulaciones implicarían una condición y no un plazo incierto; sin embargo, habrá que estar a lo que resulte de cada caso concreto, a la voluntad de las partes, a la naturaleza del acto y sus circunstancias para determinar si lo que se ha querido es afectar Ia existencia misma de los efectos o solamente se ha querido otorgar al deudor aamplias facilidades, concediéndole un plazo incierto para que pague, caso en el que si las partes no se ponen de acuerdo sobre la duración del plazo, lo fijará el juez.

PLAZO POTESTATIVO

El plazo es potestativo cuando su determinación ha quedado a la sola voluntad del deudor (plazo meramente potestativo) o a un comportamiento voluntario en el cual el sujeto tenga un cierto interés (plazo potestativo propio). Si el deudor no fija plazo, lo determinará el juez.

FUNCIÓN DEL PLAZO

El plazo tiene por función, no de suspender haciendo incierta la eficacia del acto, sino de diferir o limitar en el tiempo los efectos del acto jurídico.

El término final o resolutorio, con excepción de algunas relaciones personales típicas como el matrimonio, la adopción, el reconocimiento de hijo, es un elemento que acompaña a casi todas las otras relaciones jurídicas, las mismas que no pueden ser asumidas como obligaciones perpetuas sin la posibilidad de liberarse, al extremo que si falta el término final se autoriza a una de las partes para que ponga fin mediante el aviso previo (ejemplo, art. 1365).

El advenimiento del término inicial origina la eficacia del acto o el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones correlativas derivadas de un acto eficaz ab initio. El término inicial es un requisito de eficacia del acto. Por el contrario, con la llegada del plazo final el acto cesa de producir sus efectos.

Los actos jurídicos a plazo crean entre las partes vínculos destinados a prolongarse en el tiempo, pero no hasta el punto que induzca a excluir la voluntad de las partes (ejemplo, un plazo suspensivo establecido para el año tres mil) o a establecer

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relaciones perpetuas transmisibles a los herederos de las partes, porque se estaría atentando contra la libertad de las partes. Se puede argumentar en el sentido de que si las partes han aceptado vínculos perpetuos, tal aceptación es la expresión de su libertad, es decir, esos vínculos perpetuos serian el resultado del ejercicio de la autonomía de voluntad privada de los particulares. Pero, como dice Galgano, “la aceptación de semejante vínculo equivaldría a una renuncia de la libertad contractual: el sujeto dispondría, mediante un acto de libertad único (y extremo), de toda su libertad futura, lo cual, además, atenta contra el interés general que exige el empleo más provechoso de los recursos materiales y humanos, y al impedir, mediante vínculos contractuales perpetuos, el cambio de destino de los recursos, se obstaculiza su utilización más provechosa. Para proteger la libertad de las personas y el interés general, la ley establece plazos resolutorios máximos (ejemplo, el contrato de arrendamiento de plazo determinado no puede durar más de diez años —art. 1688—) o dispone que a los contratos de duración indeterminada se le pone I fin mediante el pre aviso. Sólo el acto jurídico fundacional puede crear sobre los bienes vínculos perpetuos (art. 99 y ss.).

EL PLAZO EN EL CÓDIGO CIVIL

Efectos del Plazo

Artículo 178. - Cuando el plazo es suspensivo, el acto no surte efecto mientras se encuentre pendiente. Cuando el plazo es resolutorio, los efectos del acto cesan a su vencimiento.

Antes del vencimiento del plazo, quien tenga derecho a recibir alguna prestación puede ejercitar las acciones conducentes a cautela de su derecho.

En el acto condicional hay la incertidumbre del evento futuro a que se encuentran supeditados sus efectos, en cambio, en el acto jurídico a plazo hay la seguridad absoluta de que ese evento futuro llegará necesariamente. Puede ser que se tenga la seguridad que el acontecimiento ocurrirá, pero sin saberse en qué momento tendrá lugar el mismo, es cierto el sí, pero es incierto el cuando (ejemplo, la muerte de una persona), en este caso el acto no es condicional sino a plazo. La condición denota un evento futuro e incierto y el plazo un momento futuro, pero cierto.

Hay plazo si el momento está indicado dies certus an et quando, esto es, se sabe de antemano el momento mismo del cumplimiento por haberse señalado el plazo mediante la designación directa o indirecta de un día en el calendario, por ejemplo, el 6 de junio, la próxima navidad (plazo cierto) o dies certus an et incertus quando, se sabe de antemano que el plazo de todas maneras se cumplirá, aunque no se sabe el momento preciso, v. gr., a la muerte de Pedro (plazo incierto)

En cambio, hay condición cuando el momento está indicado dies incertus an et certus quando (el 15 de enero del 2010 en que María cumple 30 años) o dies incertus an et quando (el día en que Pedro se case).

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El plazo como modalidad es el evento futuro y cierto de cuyo acaecimiento se hace depender el nacimiento, la exigibilidad o la finalización de los efectos del acto jurídico. En otros términos, el plazo, como modalidad del acto jurídico, es el lapso desde el cual comienza o hasta el cual dura la eficacia del acto: en el primer caso se le denomina suspensivo o inicial (dies a quo); en el segundo, resolutorio, extintivo o final (dies ad quem). Se denomina término a los extremos (inicial o final) del plazo.

BENEFICIO DEL PLAZO

Artículo 179º.- El plazo suspensivo se presume establecido en beneficio del deudor, a no se que el tenor del instrumento o de otras circunstancias, resultase haberse puesto a favor del acreedor o de ambos.

En cuanto al beneficio del plazo suspensivo, el Código Civil conserva el sistema del Derecho romano, que consagra en este punto el favor debitoris, presumiendo que el plazo se ha concedido en beneficio de éste, salvo que se pruebe haber sido establecido del acreedor o de ambos. Si el plazo es en beneficio del deudor, éste puede pagar antes del cumplimiento del plazo, pero el acreedor no puede exigirlo sino al vencimiento. Si el plazo se ha estipulado en beneficio del acreedor, éste puede exigir el cumplimiento de la obligación antes del vencimiento

Sin que el deudor pueda rehusar el pago, pero el deudor no podrá pretender pagar antes si el acreedor no lo acepta. Si el plazo está establecido en beneficio de ambos, ni el deudor salvo que ambos acuerden modificar el plazo, lo cual también sucederá si el acreedor no se opone al cumplimiento antes del plazo fijado, o sui el deudor atiende la reclamación anticipada del acreedor.

En las obligaciones con intereses, si las partes convienen el pago anticipado, el deudor debe tener derecho a los descuentos de los intereses proporcionales en relación con el tiempo anticipado, porque en caso contrario el acreedor recibe un interés compensatorio (interés que se paga como retribución por el uso del capital al que no tiene derecho, lo que sucede con mucha frecuencia en la práctica contraviniendo lo dispuesto en el art. 1954.

CADUCIDAD DEL PLAZO

Artículo 181.- El deudor pierde el derecho a utilizar el plazo:

Cuando resulta insolvente después de contraída la obligación, salvo que garantice la deuda. Se presume la insolvencia del deudor si dentro de los quince días de su emplazamiento judicial, no garantiza la deuda o no señala bienes libres de gravamen por valor suficiente para el cumplimiento de su prestación.

Cuando no otorgue al acreedor las garantías a que se hubiese comprometido.

Cuando las garantías disminuyeren por acto propio del deudor, o desaparecieren por causa no imputable a éste, a menos que sean inmediatamente sustituidas por otras equivalentes, a satisfacción del acreedor.

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La pérdida del derecho al plazo por las causales indicadas en los incisos precedentes, se declara a petición del interesado y se tramita como proceso sumarísimo. Son especialmente procedentes las medidas cautelares destinadas a asegurar la sa-tisfacción del crédito.

El acreedor no puede pedir el cumplimiento de la obligación antes de que expire el plazo, salvo que éste se haya establecido en su favor, o salvo que hayan sucedido hechos que determinan la caducidad del plazo. Esto último ocurre cuando el deudor pierde o disminuye considerablemente su patrimonio, que es el que respalda el crédito, de tal modo que ya no hay la seguridad que cumplirá con su prestación, razón por la que el art. 181 sale en defensa del derecho del acreedor, declarando la caducidad del plazo a fin de que pueda exigir la efectividad de su crédito, sin esperar que el plazo esté vencido.

La caducidad del plazo por pérdida o deterioro de garantías está regulada en el Código en forma contradictoria en dos dispositivos. Por un lado el art. 181.3 dispone que el deudor pierde el derecho a utilizar el plazo si la garantía disminuye por causa que le es imputable o desaparece por causa que no le es imputable; y, por otro, el art. 1110 establece que el deudor pierde el derecho a utilizar el plazo cuando la garantía se pierde o deteriora, sin distinguir entre que si estos hechos son o no imputables al deudor.

Para una eventual modificación proponemos el siguiente texto. “Art. 181 El deudor pierde el derecho a utilizar el plazo... 3. Cuando las garantías se pierden o deterioran de modo que resulten insuficientes, a menos que sean sustituidas por otras equivalentes a satisfacción del acreedor”.

La pérdida del plazo por las indicadas causales no es automática, sino que se declara a petición de parte interesada y se tramita como proceso sumarísimo. Son procedentes las medidas cautelares destinadas a asegurar la satisfacción del crédito.

Otros casos de caducidad del plazo están contemplados en los arts. 1110,1323, 1427, 1561, 1897.2.

El CARGO

CONCEPTO

El modo (del latín modus = medida), cargo, carga o encargo, consiste en una obligación accesoria que, sólo en los actos gratuitos de liberalidad Ínter vivos o mortis causa, puede ser impuesta por el disponente a cargo del destinatario de la liberalidad, consistente en dar hacer o no hacer algo en favor del disponente o de un tercero o del beneficiario mismo, o de emplear de una determinada manera el bien objeto de la disposición.

La palabra “carga” es utilizada aquí en su sentido vulgar. En su sentido técnico jurídico, la carga consiste en una obligación vinculada a la titularidad de determinados bienes (ejemplo la servidumbre).

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El cargo tiene un carácter doble, por su naturaleza constituye una obligación y, como tal, su cumplimiento puede ser exigido, incluso coercitivamente, y al mismo tiempo es una obligación accesoria al derecho que adquiere el destinatario de una liberalidad; éste no puede adquirir la liberalidad sin asumir la obligación en que consiste el cargo.

Los actos gratuitos pueden o no ser de liberalidad. En los actos gratuitos de liberalidad hay una atribución patrimonial (como la donación, la renta vitalicia gratuita, el testamento, la renuncia, la cesión gratuita del rango hipotecario, etc.), en cambio, en los actos gratuitos que no son de liberalidad falta la atribución patrimonial (ejemplo el mandato, el depósito gratuito). Todo acto de liberalidad es gratuito, pero no todo acto gratuito es una liberalidad; hay aquí una relación de género a especie, el género lo constituyen los actos gratuitos y la especie, los actos de liberalidad. El modo solamente puede ser impuesto en los actos gratuitos de liberalidad, no así en los actos gratuitos que no impliquen una atribución patrimonial.

Los sujetos vinculados al acto modal son:

El autor de la liberalidad (o disponente), o sea, el que realiza el acto de disposición a título gratuito (donante, testador);

El beneficiario de la liberalidad (donatario, heredero, legatario), obligado a cumplir el cargo; y

El beneficiario del cargo.

A su vez, el beneficiario del cargo puede ser:

o El propio disponente (ejemplo, A dona una casa a B con el cargo de que éste construya un monumento que recuerde al donante).

o Un tercero determinado o determinable (ejemplo, A instituye como su heredero a B, con el cargo de B de pasar una pensión alimenticia a C por un año; A dona un lote de terreno a la Municipalidad de Lima para que la destine a un parque público).

o El propio beneficiario de la liberalidad (ejemplo la donación hecha con el fin de que el donatario se costee sus estudios profesionales; se dona un capital a un instituto científico, con el cargo de destinarlo a una particular investigación).

Es esencial que el modo sea impuesto por el disponente y que grave al beneficiario de la liberalidad, sea en favor de aquél, del propio beneficiario o de un tercero, o en general, que el beneficiario emplee de una determinada manera el objeto de la disposición. Como dice Barbero, constituye “para el beneficiario, ya un límite a su libertad de iniciativa en la disposición del objeto de la liberalidad recibida, ya una obligación de hacer o de dar, y en general, siempre, un gravamen que reduce el beneficio de la atribución patrimonial, por lo cual se le denomina también “carga” (que no hay que confundir con la “carga” como relación jurídica distinta del “deber”)”.

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La relación entre la liberalidad y el modo es de subordinación: el modo es accesorio respecto de la liberalidad, por lo que el incumplimiento del modo no impide la adquisición del derecho ni determina su extinción. Como sostiene Albaladejo, el cargo es algo accidental en el negocio, en cuanto que el tipo abstracto de éste no lo requiere para existir; pero también en el negocio particular en el que se inserta, es una parte accesoria que depende de la parte principal. La parte principal puede ser válida y eficaz, aun en defecto del modo, mientras que éste no puede subsistir sin aquella. Así, cuando el modo es inválido el negocio deviene puro, o el incumplimiento del modo no deja necesariamente sin efecto el negocio modal.

El modo solamente deriva de la voluntad del disponente no puede derivar de la voluntad de otras personas ni de la ley. Siempre es expreso, no puede ser tático.

La condición y el plazo pueden ser puesto a los actos jurídicos onerosos o gratuitos; por el contrario, el modo solamente puede ser puesto en los actos jurídicos gratuitos que impliquen una liberalidad. El modo tiene un campo de aplicación mucho más restringido que la condición y el plazo.

El acto sub modus no es de prestaciones recíprocas, porque la obligación que tiene que cumplir el beneficiario no tiene la calidad de contraprestación de la prestación objeto de la obligación del disponente. En los actos con prestaciones recíprocas (ejemplo, una compraventa), la una se hace en la vista de la otra, la prestación se realiza pensando en el beneficiario que se va a recibir con la contraprestación, la prestación es causa de la contraprestación y el contrario, ninguna es accesoria de la otra sino que todas están en un mismo plano, ambas son interdependientes mientras que la obligación asumida como modo es una obligación accesoria respecto a la liberalidad de la cual constituye un límite, no hay una relación de interdependencia entre la obligación del disponente de entregar el bien objeto de la liberalidad y la obligación del beneficiario de ejecutar el modo, sino una relación de accesoriedad de ésta frente a aquélla. El derecho del beneficiario a la liberalidad que le ha sido concedida no depende del cumplimiento del cargo o modo. La prestación del disponente a título de liberalidad y la prestación del beneficiario título de modo no son interdependientes; la prestación del disponente no se subordina a la prestación del beneficiario, sino sólo ésta a aquella. El modo tiene su causa en la liberalidad pero no al contrario.

En los actos onerosos no cabe el modo, porque las obligaciones impuestas a una de las partes no son cargos sino contra prestaciones.

El modo no cambia la naturaleza del acto al cual se añade. Por ejemplo, una donación modal sigue siendo donación, no se convierte en un acto jurídico oneroso a causa del cargo impuesto al donatario, aunque el cargo sea igual o superior al valor de bien donado, no estando el obligado con el cargo a cumplirlo en la medida en que exceda a la liberalidad.

FUNCIÓN

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El modo o cargo se distingue de la condición por la función que cumple en el acto jurídico,

La condición suspende la eficacia del acto y el modo obliga. La condición pone en contingencia los efectos del acto jurídico, mientras que el modo limita la ventaja económica del beneficio de una atribución patrimonial gratuita. La condición no comporta obligación alguna (“condicio non est in obligatione”); el modo es fuente de obligaciones que pueden tener por objeto prestaciones de dar, hacer o no hacer algo (modus est in obligatione).

La condición, el plazo y el modo son elementos accidentales del acto jurídico, pero mientras los dos primeros una vez añadidos al acto dejan de ser accesorios para devenir en requisitos de eficacia del acto (así, convirtiendo a esa eficacia en precaria al suspender su existencia o ejercicio, o limitándola en el tiempo), el modo no afecta la eficacia del acto, no pierde su carácter de accesorio para convertirse en requisito de eficacia, sino que se resuelve en una obligación a cargo del beneficiario de la liberalidad, quien debe efectuar una cierta prestación. Dentro de las estipulaciones que integran el contenido del acto jurídico, el cargo es una estipulación (accesoria y como tal no impide la adquisición del derecho ni su ejercicio por parte del beneficiario de la liberalidad.

Si se pacta que el cargo impuesto debe ser cumplido antes como un requisito para que el destinatario de la disposición a título gratuito adquiera el derecho, no estamos frente a un acto sub modo, sino sub condicione.

En caso de duda, se juzgará que existe cargo y no condición, en vista a que cuando se celebra un acto jurídico es para que produzca efectos y no para que no los produzca (cuando el acto es condicionado, no se sabe si el derecho va a nacer o no).

CUMPLIMIENTO DEL CARGO

Artículo 185.- El cumplimiento del cargo puede ser exigido por el imponente o por el beneficiario. Cuando el cumplimiento del cargo sea de interés social, su ejecución puede ser exigida por la entidad a la que concierna.

El modo, llamado también cargo, carga o encargo, consiste en una obligación accesoria impuesta al beneficiario de una liberalidad por el disponente de ésta (ejemplo se dona un predio, imponiendo al donatario la carga de pagar una pequeña pensión a favor de una persona del afecto del donante). La palabra “carga” es utilizada aquí en su sentido vulgar. En su sentido técnico jurídico, la carga consiste en una obligación vinculada a la titularidad de determinados bienes (ejemplo, la ) servidumbre).

La imposición del modo no afecta ni suspende la atribución patrimonial realizada con carácter gratuito, ni la convierte en onerosa. La relación entre la liberalidad y el modo es de subordinación: el modo es accesorio respecto de la liberalidad, por lo que el incumplimiento del modo no impide la adquisición del derecho ni determina su extinción. El modo no es una contraprestación a cargo del beneficiario de la

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liberalidad, de la cual es accesorio; en el acto sub modus no es de prestaciones reciprocas, porque la obligación que tiene que cumplir el beneficiario no tiene la calidad de contraprestación de la prestación objeto de la obligación del disponente, en los actos con prestaciones reciprocas la prestación es causa de la contraprestación y al contrario; en el acto modal no hay una relación de interdependencia entre la obligación del disponente y la del beneficiario, sino una relación de accesoriedad de ésta frente a aquélla.

Si el modo es obligatorio para el beneficiario de la liberalidad, quien habrá de cumplirlo, surge la pregunta acerca de ¿quién puede exigir el cumplimiento de Ia obligación en que consiste el cargo?. Al respecto, el art. 185 es terminante, la legitimación activa para exigir el cumplimiento del modo corresponde al imponente o al beneficiario. Si el modo es de interés social puede exigirlo también la autoridad competente.

Tanto el beneficiario como el imponente del cargo tienen la calidad de acreedores y, por tanto, pueden exigir su cumplimiento. El deudor del cargo es el beneficiario de la liberalidad. La obligación en que consiste el cargo, si bien accesoria, autoriza al acreedor para: a) emplear las medidas legales a fin de que el deudor le procure aquello a que está obligado; b) procurarse la prestación o hacérsela procurar por otro, a costa del deudor; c) obtener del deudor la indemnización de los daños causados con el incumplimiento; d) hacer uso de la acción oblicua (art. 1219.4); e) hacer uso de la acción pauliana (art. 195).

El modo es obligatorio para el beneficiario de la liberalidad, quien habrá de cumplirlo. La legitimación activa para exigir el cumplimiento del modo corresponde al imponerse del cargo o al beneficiario. Si el modo es de interés social puede exigirlo también la autoridad competente.

PLAZO PARA EL CUMPLIMIENTO DEL CARGO.

Art. 186.- si no hubiese plazo para la ejecución del cargo, éste debe cumplirse en el que el juez señale.

La demanda se tramita como proceso sumarísimo.

El cargo será ejecutado en el plazo por el imponente; a falta de este plazo, si acreedor y deudor no se ponen de acuerdo, el cargo se cumplirá en el plazo que señale el juez en un proceso sumarísimo, atendiendo a las circunstancias del caso (ejemplo, la facilidad o dificultad para realizarlo)

INTENSIDAD DE LA LIMITACIÓN MODAL.

Art. 187.- el gravado con el cargo no esta obligado a cumplirlo en la medida en que exceda el valor de la liberalidad

Puede suceder que la limitación modal impuesta sea excesiva al extremo que reabsorba enteramente el beneficio patrimonial atribuido, o incluso superarlo, de

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manera que el destinatario de la liberalidad para poder ejecutar el modo tuviera que utilizar no solamente lo recibido sino también lo suyo propio pero esto no implica que el beneficiario de la liberalidad esté obligado a ejecutar el cargo en lo que excede al valor de la liberalidad; en la parte que el cargo excede a la liberalidad deja de ser una obligación jurídica, para devenir en una obligación puramente moral (obligación natural) que si el deudor quiere la cumple sino no.

Como la finalidad del acto de liberalidad es enriquecer al beneficiario, el cargo debe ser de una entidad inferior o, a lo más, igual a la liberalidad. Por esta razón, el art. 187 dispone que el beneficiario de la liberalidad no está obligado a cumplir el cargo que exceda a la liberalidad.

El destinatario de la liberalidad no está obligado a ejecutar el cargo más que dentro de los limites del valor de los bienes recibidos, aunque haya aceptado la liberalidad con cargo sin reservas.

TRANSMISIBILIDAD DEL CARGO

Artículo 188.- La obligación de cumplir los cargos impuestos para la adquisición de un derecho pasa a los herederos del que fue gravado con ellos, a no ser que sólo pudiesen ser cumplidos por él, como inherentes a su persona.

En este caso, si el gravado muere sin cumplir los cargos, la adquisición del derecho queda sin efecto, volviendo los bienes al imponente de los cargos o a sus herederos.

La obligación de cumplir el cargo, como toda obligación, se trasmite a los herederos, excepto cuando se trata de una obligación inherente a la persona del deudor (intuito personae), lo prohibe la ley, o se ha pactado lo contrario (art. 188,660 y 218).

Conforme al art. 188, si el beneficiario de la liberalidad fallece antes de haber cumplido el cargo, sus herederos deben satisfacer la obligación si ella no es inherente a la persona. Si el cargo consiste en una obligación intuito personae y el beneficiario muere sin cumplirla, los bienes objeto de la liberalidad revierten al imponente del cargo o sus herederos. Por ejemplo, se dona un bien a un abogado con el cargo de que él personalmente defienda al donante en un proceso judicial; el abogado muere sin haber cumplido el encargo; sus herederos deben devolver al donante o a sus herederos el bien materia de la donación.

CARGO ILÍCITO O IMPOSIBLE

Artículo 189.- Si el hecho que constituye el cargo es ilícito o imposible, o llega a serlo, el acto jurídico subsiste sin cargo alguno.

Como sabemos, la relación entre la liberalidad y el modo es de subordinación: el modo es accesorio respecto de la liberalidad. Aquí es de aplicación el principio que dice que lo accesorio sigue la suerte de lo principal, pero no al contrario, por lo que si la estipulación que contiene el cargo o modo se invalida, esto no afecta para nada al acto jurídico que permanece como un acto puro. La imposibilidad o ilicitud del cargo

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puede ser inicial o sobrevenida, pero en ambos supuestos la nulidad del cargo no afecta la validez del acto. Por ello, el art. 189 establece que en caso de que el modo impuesto sea ilícito o imposible, o llegara a serlo, el acto jurídico subsite sin cargo alguno.

No se pueden poner cargos ilícitos o imposibles, pero su presencia no invalida el acto, sino que se los tiene por no puestos (yitiatur sed non vitiat), subsistiendo el acto jurídico sin cargo alguno.

Tribunal constitucionalFunción

Al Tribunal Constitucional se le ha confiado la defensa del principio de supremacía constitucional, contra las leyes o actos de los órganos del Estado que pretendiesen socavarlo; interviene para restablecer el respeto a la Constitución en general y de los derechos constitucionales en particular[cita requerida]. El Tribunal o Corte Constitucional es aquel órgano especializado que tiene a su cargo, principalmente, hacer efectiva la primacía de la Constitución. Tiene la atribución de revisar la adecuación de las leyes, y eventualmente de los proyectos de ley y los decretos del poder ejecutivo, a la Constitución, realizando un examen de constitucionalidad de tales actos.

De acuerdo al modelo kelseniano, el Tribunal Constitucional actúa como un legislador negativo, pues carece de la facultad de crear leyes pero, pero en el caso de que entienda que una de las promulgadas vulnera lo dispuesto en la Constitución, tiene poder para expulsarla del ordenamiento jurídico, derogándola total o parcialmente.

Teorías más recientes, sostienen que la tarea del Tribunal Constitucional es ejercer una función jurisdiccional, resolviendo conflictos de carácter constitucional, que puede incluye la revisión de la actuación del poder legislativo, la protección de los derechos fundamentales y la distribución de competencias entre los poderes constituidos

Organización

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Presidente del TC : Carlos Mesía Ramirez vice-presidente del TC :Ernesto Sotero Alvarez Miranda Magistrado del TC : Juan Francisco Vergara Gotelli Magistrado del TC : César Rodrigo Landa Arroyo Magistrado del TC : Ricardo Beaumont Callirgos Magistrado del TC : Fernando Alberto Calle Hayen Magistrado del TC : Gerardo Eto Cruz

[] Lo que le compete al Tribunal Constitucional

Las acciones de inconstitucionalidad. Los recursos extraordinarios en última instancia, en los procesos de hábeas corpus,

amparo, hábeas data y de cumplimiento. Los conflictos constitucionales de competencia, o de atribuciones