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MORA MORA: Jueces y reforma judicial en Costa Rica JUECES Y REFORMA JUDICIAL EN COSTA RICA Dr.Luis Paulino Mora Mora Presidente de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica (Recibido 30/04/06; aceptado 28/06/06) —————— Tel. 295-3000 e-mail: relac_publicas@poder_judicial.co.cr

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  • MORA MORA: Jueces y reforma judicial en Costa Rica

    JUECES Y REFORMA JUDICIALEN COSTA RICA

    Dr. Luis Paulino Mora MoraPresidente de la

    Corte Suprema de Justiciade Costa Rica

    (Recibido 30/04/06; aceptado 28/06/06)

    Tel. 295-3000e-mail: relac_publicas@poder_judicial.co.cr

  • RESUMEN

    La reforma Judicial busca un cambio en la forma en que seadministra justicia en Costa Rica. Ese cambio incluye, pasar de un sis-tema de administracin de justicia con estructura y conceptos autorita-rios a otro democrtico y abierto, lo cual conlleva a su vez la variacinsustancial en el perfil del abogado-juez que lo convierta en un agenteactivo del sistema democrtico.

    Palabras clave: Abogado, juez, derecho, justicia, oralidad,democracia.

    ABSTRACT

    The reformation judicial search a change in the form in thatadministers himself justice in Costa Rica. That change includes, to passof a system of administration of justice with structure and authoritarianconcepts to other democratic and open, that which bears the substantialvariation in turn in the lawyer - judge profile that transforms in into anactive agent of the democratic system.

    Key words: Lawyer, judge, law, justice, oral argument,democracy.

    _____________El director-editor efectu la labor sobre las palabras clave key words y elresumen-abstract.

    Revista de Ciencias Jurdicas N 109 (15-32) enero-abril 2006 - ISSN 00347787

  • MORA MORA: Jueces y reforma judicial en Costa Rica

    SUMARIO

    Introduccin

    1. La labor del sistema formal de administracin de justicia

    2. La Reforma Judicial: un cambio exigido

    3. El papel del juez en la solucin del conflicto

    4. El juez como pieza clave de un sistema de administracinde justicia democrtico

    5. El nuevo concepto de juez y la independencia judicial

    Conclusin

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    MORA MORA: Jueces y reforma judicial en Costa Rica

    INTRODUCCIN

    Agradezco la oportunidad que me brinda la Junta Directiva delColegio de Abogados para participar en esta edicin especial de laRevista de Ciencias Jurdicas, ello con ocasin del ciento veinticincoaniversario de nuestro siempre querido Colegio. Muy grato es para mla participacin en estas actividades, en las que procuro involucrarmea pesar del escaso tiempo que deja la Presidencia de un rgano comoel Poder Judicial, que ha entrado en una interesantsima dinmica detransformacin y modernizacin que obliga a un estado de constantevigilia intelectual muy saludable, tanto para los involucrados en esecambio como para el pas. Estamos en la organizacin que presidosumergidos de lleno en un amplio esfuerzo de reforma y moderni-zacin, labor sta dentro de la que el papel de los jueces es clave enms de un aspecto.

    No pretendo en este artculo ms que hacer un breve repaso poralgunos temas que me pareces claves respecto del binomio conceptualreforma judicial-jueces, con el fin identificar algunos puntos alrededor delos que pueda promoverse un intercambio de ideas serias al respecto.

    1. LA LABOR DEL SISTEMA FORMAL DE ADMINISTRACIN DEJUSTICIA

    Empecemos por reconocer que una vida en sociedad es fuentepermanente de conflictos que deben ser solucionados de alguna forma;precisamente una de las tareas del Estado Moderno es la puesta enfuncionamiento de medios y mtodos para su resolucin, dado que,por un lado, tenemos necesidad de respetar el obligado monopolioestatal para el uso de la fuerza y por otra parte, no parece convenientepara el desarrollo social, dejar que las desavenencias transcurranlibremente y terminen de cualquier manera. Esta regulacin esprecisamente lo que se busca con el establecimiento de reglas deconvivencia social. Tenemos que administrar la libertad de cadamiembro de la comunidad por medio de la fijacin de normas deactuacin y la resolucin de las fricciones que se generen cuando cadapersona ejerce su libertad y sus derechos.

    Uno de los muchos mecanismos concebidos por la sociedad parala administracin y resolucin de cierta clase de conflictos es el sistemaformal de administracin de justicia, pero no debemos perder de vista

  • que este sistema es nicamente un estadio dentro de una evolucin, yaque la resolucin de las diferencias ha sufrido una gran evolucin desdelos tiempos antiguos en los que el conflicto era concluido segn elarbitrio de quien tuviera mayor fuerza para hacer valer sus decisiones.Posteriormente, con el transcurso del tiempo y conforme las sociedadesse hicieron mucho ms complejas, se concibieron y pusieron en prcticamedios cada vez ms elaborados para resolver diferencias, hasta llegara una clara definicin del llamado poder de jurisdiccin, es decir, lacapacidad de dictar el derecho con la que el Estado inviste algunos desus oficiales para que auxiliados de diversos mecanismos como porejemplo, reglas de derecho de fondo, reglas procesales, reglas con-suetudinarias, etc conozcan de las diferencias entre las partes y deci-dan sobre tales cuestiones, con poder de coercin puesto a su dispo-sicin por el Estado, para el cumplimiento de las decisiones que tomen.

    En un segundo estadio histrico se comienza a delinear la laborde administrar la justicia como elemento integrante de lo que se vienea concebir como el poder de imperio de los Estados, histricamente,reconocido primero como una unidad concentrada junto con lasdems funciones estatales en el soberano (prncipe, rey o emperador),para luego derivar, a finales del siglo XVIII hacia un sistema dereparticin de las labores estatales en distintos rganos diferentes einterrelacionados.(1)

    No obstante, cabe sin embargo prestar atencin a una en aquelentonces leve diferenciacin que, tal y como han resultado las cosas,adquiere ahora la mayor importancia. Me refiero a la diferencia en laconcepcin del funcionario que administra justicia que se da en losestados europeos continentales frente a la concepcin inglesa. En esteltimo pas, la relevancia del derecho consuetudinario, de las normasinveteradas, del apego por el derecho vinculado a la tradicin, al cualcomo ustedes saben se le denomina Derecho Comn o Derecho dela tierra, produce que los jueces, encargados de la aplicacin de talderecho, sean vistos como valedores o defensores de dichas normas,an en ocasiones frente a la autoridad constituida, la cual obviamenteno puede renegar de ellas. Esto produce sin duda, que en trminosgenerales los jueces del sistema de Derecho Comn, sean vistos por losciudadanos como los encargados de brindar proteccin y garanta que

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    (1) V. MATTEUCCI Nicola. Organizacin del Poder y Libertad. Historia del

    Constitucionalismo Moderno. Editorial Trotta. 1998.

  • el derecho de la tierra regir no solamente frente a sus iguales, sinotambin frente a quienes ejercen el poder, y todos por tanto han deatenerse a las decisiones de tales funcionarios, justamente por ser losintrpretes autorizados de esa tradicin convertida en derecho.

    En la Europa continental en cambio, el fenmeno se plantea demanera distinta. Los soberanos absolutistas de esa regin, menos atadosque sus colegas de las islas britnicas, no tienen problema en sustituirel derecho consuetudinario o comn por un derecho promulgado, cuyovalor est no en que haya superado la prueba del tiempo y de su acata-miento inveterado y tradicional, sino que su respeto se hace necesariopor cuanto lo ha emitido quien tiene el poder para ello, incluso otor-gado por Dios, segn lleg a afirmarse en ciertos casos.

    De esa forma, los jueces continentales europeos tambin a dife-rencia de sus colegas ingleses no podan acudir a ninguna autoridadsuperior que les permitiera cuestionar los deseos y decisiones que elmonarca, haba positivizado en normas jurdicas. Por ello mismo, laautoridad monrquica tena derechos pero no deberes que pudieranserle exigidos. Como pueden comprender, esto produce en los inte-grantes de tales sociedades una natural desconfianza muchas vecesjustificada agrego yo hacia la funcin de juzgar y hacia las personasque realizaban esa labor que adems eran formalmente nombrados ymantenidos por el soberano, segn su placer.

    Para que esta situacin cambiara en la Europa continental, hizofalta un resurgimiento o renacimiento de las ideas que hablaban de unconjunto de normas de valor superior: se comenz, al principio tmi-damente a esbozar una teora de la existencia de una inherentedignidad humana, que da base a la nocin de ciertos derechos naturalesque le pertenecan al ser humano por el hecho de ser tal, avanzandoluego para reconocer un derecho de resistencia para su defensa, perosolamente frente a los reyes verdaderamente malos, hasta llegar a lasteoras de los derechos inalienables, que estn en la raz del constitu-cionalismo moderno, con su establecimiento de normas de obligadoacatamiento para todos, inclusive para los gobernantes.

    En cuanto a la situacin en Amrica Latina, recordemos que sibien aparentemente se impone la idea de una Constitucin Poltica queincluye una declaracin de los derechos y un diseo orgnico para elEstado, lo cierto es que, tanto a nivel administrativo general como, porsupuesto en la forma en que se administra la justicia, nuestra influencia

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  • viene de Europa continental, que incluso, en ese momento estabaencandilada por el proceso napolenico de sistematizacin del derechoy la consiguiente concepcin de la forma de administrar justicia. Estohace que al momento de concretarse un esquema de administracin dejusticia en los pases latinoamericanos, se acojan todas esas ideas con loque se da en principio una desnaturalizacin de los conceptos quepodran haber servido para desarrollar en los hechos la teora de losfrenos y contrapesos y la divisin de los distintos poderes. Esa distor-sin, se origina como dije en la influencia napolenica que recibimos atravs de Espaa, bajo la cual disea el sistema de administracin dejusticia con el fin de que sirva como medio para legitimar el ejerciciodel poder y no como fundamental funcin de mecanismo de solucinde conflictos; de igual forma, se le elimina o disminuye sustancialmentesu funcin de control del poderes.

    Estas son las ideas que figuran en la base de nuestros orde-namientos jurdicos y han sido tenidas como correctas, de manera quepor muchas dcadas quienes hemos integrado el Poder Judicial hemosactuado con gran celo, reserva y autocontrol muchas veces desape-gndose de la realidad precisamente para no exceder las funcionesasignadas y cumplir a cabalidad su funcin no de contrapeso y balancedel quehacer del Estado, sino de rgano legitimador del Poder evi-tando la interferencia con los otros poderes. Me atrevo a definir esapoca como una etapa pasiva donde el Poder Judicial como organi-zacin se aisl para esperar los acontecimientos sin involucrarse en lasuerte de las sociedades.

    Un honrado examen de conciencia me hace concluir que no soloese ha sido nuestra forma de pensar en la labor del judicial, sino queigualmente hemos aprendido a que ello debera continuar siendo as.Los jueces latinoamericanos llevamos ya tantsimo tiempo cumpliendo yexigiendo el cumplimiento de formalidades que ya perdimos de vista surazn de ser y objetivo. Las formalidades han cobrado vida propia, sehan erigido frente a nosotros en entidades que son fines en si mismasy pretenden sobrevivir a toda costa en los procesos de modo que se nosimponen an cuando no cumplan ninguna finalidad vlida para lo quees, a mi juicio, el nico objetivo para su establecimiento, es decir, servirde gua para la solucin del conflicto planteado con imparcialidad y deforma justa.

    Como lo indiqu, lamentablemente en este tema, son muchos ymuy pesados los lastres con los que nuestra tradicin legal nos ha

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  • cargado. Un sistema escrito y codificado del derecho sustantivo ha dadolugar, de forma natural, a un sistema procesal tambin predominanteescrito que como dije en otra ocasin signific en la prctica dejar deimpartir justicia frente a personas de carne y hueso para hacerlo enreserva, dentro expedientes de papel, que son inertes y psimos emisa-rios de las angustias y problemas humanos, con las cuales el juzgadoren muchos casos no toma contacto nunca. An hoy estamos lejos depodernos deshacer del paradigma de la justicia de estirpe napolenicaen el que la solucin al caso concreto es un producto y una emanacinnatural de la codificacin, como los frutos lo son del rbol y el juezcomo boca de la ley se limita a anunciar a las partes lo que la leytiene dispuesto para ellas.

    Al sistema actual, no le interesa la calidad personal del juez, o siconoce a las partes o si tiene vocacin de servicio y ms bien, hacemosgala del alejamiento y aislamiento del juez, de la urgencia del menorcontacto posible con las partes, porque ello deber redundar en unsistema de justicia ms respetable por objetivo y alejado de las pre-siones. Pero una revisin de los estudios de la opinin ciudadana alalcance de cualquiera nos seala que a pesar de semejante esfuerzo deobjetivacin de las actuaciones judiciales y en favor de la seguridadjurdica y de tranquilidad y la confianza ciudadana nuestras socie-dades no confan en nosotros, consideran que somos poco seguros yestiman que el sistema comprende amplias posibilidades de corrupcin.Ms an, ni siquiera hemos podido salvar siquiera lo que hemos tratadode privilegiar ms por tanto tiempo, a saber la imagen de indepen-dencia, objetividad y honestidad del juez.

    2. LA REFORMA JUDICIAL: UN CAMBIO EXIGIDO

    Frente a este panorama, las agendas de muchos de los PoderesJudiciales de nuestra regin, y los organismos internacionales de ayuday crdito se ha orientado hacia la bsqueda de diversas soluciones parael mejoramiento de la labor de administrar justicia y para atacar losaspectos considerados deficientes del funcionamiento de las organiza-ciones de administracin de justicia. La gama de causas de esa proble-mtica es amplsima, pero, es nuestro criterio que no podemos avanzaren cambios meramente cosmticos si no llegamos a replantearnos afondo y desde una perspectiva integral las funciones del Poder Judicialen la sociedad actual. De importancia para el impulso hacia este cambionecesario es el importante cambio ideolgico producto de la evolucin

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  • democrtica de nuestras sociedades, a partir del cual se admite a lajusticia como un servicio pblico, con la persona el ser humano queacude al juez y no el juez en si mismo, como eje central de su actuacin.Ahora menos que nunca el rgano judicial puede aislarse de su mediosocial; estamos en una poca en que las sociedades han llegado aconvertirse en complicadas telaraas donde todos las factores puedenllegar a desempear un papel relevante en el desarrollo, de modo queuna justicia que tome en cuenta y procure adaptarse a las necesidadessociales es un imperativo para los administradores de justicia.

    Esta nueva concepcin sobre la que pienso debera erigirse cual-quier intento de reforma judicial, sostiene que el ejercicio de la funcinjudicial no se diferencia de las dems en cuanto a que se deriva de laConstitucin Poltica. El juez, en tanto funcionario, es un simple depo-sitario de la ley, no est por encima de ella y adems existe un claromandato constitucional para cumplir con su cometido de una maneramuy concreta: debe hacer justicia de forma pronta y cumplida, sin dene-gacin y en estricta conformidad con las leyes. El principio es bastantesimple: en una democracia, no debe existir ningn funcionario pblico,ni Poder que est exento de control. En conclusin, el servicio de lajusticia no est exento del deber de rendir cuentas, sino todo lo contrario.

    El cumplimiento cabal del concepto de servicio pblico de justi-cia, nos lleva a estimular una concepcin de la judicatura y en generaldel profesional en Derecho que se oriente siempre bajo los principiosrelacionados con un amplio acceso a un bajo costo, dentro del marcoconstitucional de respeto a los principios de acceso a la justicia, jueznatural y debido proceso, lo cual requiere en primer trmino:

    a) Convertir a nuestros jueces, de burcratas formalistas, en juecesde garantas con iniciativa especialmente en materia de dere-chos fundamentales o de temas con relevancia social;

    b) Asimismo que nuestros cdigos procesales dejen de ser unacarrera de obstculos que mitifica la escritura y la forma ydesconoce el fondo. Deben constituirse en verdaderos mediospara lograr acercar al juez a la verdad real sobre lo acontecido,pera que pueda resolver de la mejor manera el conflicto socialque le es planteado;

    c) Una desjudicializacin de materias y servicios para que la admi-nistracin de justicia pueda dedicarse con mayores recursos a los

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  • temas de mayor importancia social en los que median conflictos,sin que ello conlleve el desprendimiento de la justicia de loscasos de bagatela o de poco valor, propios de los sujetos debajo inters social por carecer de valor econmico. La justiciadebe constituir un medio eficaz de solucin de conflicto social,an de ese, pues slo de esa forma podr hacer el aporte que lecorresponde a la vida en sociedad. El principio al que me refiereconlleva a que siempre que se encuentre otro medio eficaz, mseconmico y respetuoso de los derechos del individuo pararesolver el conflicto, a l debe recurrirse, para encargar al sistemade administracin de justicia la solucin de los conflictos queslo l puede resolver;

    d) La indexacin o actualizacin de las deudas para desincentivar ellitigio de mala fe, a efecto de evitar que el transcurso del tiempose constituya en fin rentable para el que pone obstculos paraque la justicia sea eficiente y oportuna;

    e) El patrocinio letrado gratuito dentro o fuera del Poder Judicial,para aquellas materias esenciales desde el punto de vista social,en los casos en donde no se opte por el acceso directo e informaldel ciudadano, y por ltimo

    f) La promocin de la resolucin alternativa de conflictos.

    Estas ideas, ya se han ido perfilando en requerimientos para laexistencia de poderes judiciales eficientes y confiables y existe en ellosun claro consenso: la independencia econmica y funcional; laaccesibilidad; la necesidad de actualizacin de los cdigos procesales,fundamentados en la oralidad como medio de realizacin del proceso;carrera judicial; capacitacin judicial; un rgimen disciplinario eficiente;fijacin de parmetros de rendimiento de los jueces; separacin de lamayor cantidad de funciones administrativas para que los jueces puedandedicar todo el tiempo posible a la administracin de justicia que resultaser su tarea principal. Debemos tener claro que las deficiencias sedeben en mucho a diseos que responden a ideologas procesales quehan reinado en nuestro pas durante mucho tiempo, caracterizadas, ensu arraigo a la escritura y a los formalismos innecesarios, en la nece-sidad de apegarse al expediente como si este fuera un fin en s mismo,por encima de la persona o la verdadera solucin del conflicto. Estosmismos principios han ensombrecido la materia laboral, de familia,contenciosa administrativa y agraria con algunos grados de matiz y

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  • actualmente slo el proceso penal tiene la oralidad en una forma msdesarrollada, aunque, debamos reconocer la insatisfaccin que producever la interpretacin, cargada de contenido inquisitivo o escrito, quemuchos le dan a un Cdigo de corte acusatorio y oral.

    La reforma judicial busca cambiar eso radicalmente, planteandoun sistema de administracin de justicia eficaz y a la vez confiable. Paraello es indiscutiblemente necesario, simplificar y humanizar la relacinentre el juez y las partes. En particular, la oralidad permite el contactodirecto con las partes y la prueba, y le permite al juez intentar frmulasde conciliacin para encontrar una adecuada, justa y concertadasolucin a la contienda judicial. En sntesis, le da mayores posibilidadesde acercarse a la vida real y de dictar sentencias en forma ms ajustadaa la equidad y el derecho.

    3. EL PAPEL DEL JUEZ EN LA SOLUCIN DEL CONFLICTO

    Como posiblemente pueda adivinarse, este empeo por la implan-tacin de la oralidad conlleva la necesidad de abordar y plantearse eltema de la manera en que realizan sus funciones nuestros jueces.Indudablemente, que el sistema escrito, favorece, la exacerbacin delformalismo, lentitud, el juez autista y los dems defectos que hemossealado, pero, el problema es ms un problema de mentalidad, unproblema ideolgico, que un problema de escritura, ello me lleva asealar que una reforma judicial incluye necesariamente, un cambio dementalidad del juez.

    Lo que el sistema necesita promover es un nuevo tipo de juez,uno con una mentalidad abierta, consciente de su funcin en lasociedad y con espritu de servicio. El perfil de un juez en un sistemajudicial que busque calidad en su justicia y se constituya en defensordel sistema democrtico, que exige que los jueces sean personas ho-nestas, independientes, pero a la vez con la apertura mental necesariapara discernir en armona y con respeto sobre los derechos de susconciudadanos. No tiene ningn sentido promover una reforma pro-cesal y judicial para dejarla en manos de jueces autoritarios, prepotentescon las partes y hasta con sus mismos compaeros, individualistas yprejuiciados, cuando pretendemos lograr una sociedad fundada en losprincipios de tolerancia y respeto. Esto debemos tenerlo claro, porquede lo contrario los cambios estn destinados a fracasar. Queremosentronizar la idea de que el tipo de juez que la administracin de justicia

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  • demanda es aquel que siente que su deber es estar ms cerca del casoy las partes, especialmente cuando de la recepcin de la prueba se trata.Necesitamos culturizarnos a que el respeto al principio de inmediacines necesario para remozar nuestro sistema de justicia.

    Este cambio de actitud y mentalidad en el juez resulta ademsindispensable si como lo hemos sealado, se opta por la oralidadcomo instrumento apropiado para la administracin de justicia, elloporque los sistemas orales hacen prcticamente imposible cualquierintento de control institucional sobre la actividad que realiza el juez.Con esto quiero decir que con los sistemas escritos, toda o casi todaslas actuaciones (y si se quiere tambin las omisiones) del juez dejan unrastro en el expediente y adems ste deba responder en formaapegada a la regla procesal que lo regulaba, todo bajo la mirada delsuperior que vigila por la propiedad de las actuaciones. Pero aldejarse de lado este tipo de control, en favor de la oralidad, ello implicaconceder mayor poder de decisin al juez. Lo anterior resulta ms ciertoan, cuando sumamos adems el hecho de que dentro del cambio deconducta que se propugna est la promocin de una actitud crticahacia las formalidades para que se apliquen a reserva y con concienciade su necesidad.

    4. EL JUEZ COMO PIEZA CLAVE DE UN SISTEMA DEADMINISTRACIN DE JUSTICIA DEMOCRTICO

    Indudablemente, como dije, la parte central de nuestro servicio, esla respuesta del juez, frente al ciudadano y por eso es indispensableorientar la cultura organizacional hacia un concepto del juez como aliadode la sociedad, como garante de los derechos ciudadanos, que busque lasolucin del conflicto por encima de excusas burocrticas, consciente deque su rol en la sociedad es determinante para las relaciones familiares,econmicas, sociales, comerciales, con el Estado, en fin, para la convi-vencia pacfica en general. Me parece que para estar a la altura de lascircunstancias, la administracin de justicia debe mostrar un dinamismoespecial en este sentido y a quien corresponde la mayor carga en esatarea es a los propios jueces y jerarcas de los Poderes Judiciales.

    Resulta evidente que no podemos simplemente entregar unnuevo sistema procesal o nuevos sistemas de administracin de des-pachos y sentarnos a esperar el cumplimiento de esa responsabilidadpor parte de jueces permeados por la forma actual de pensar, sino que

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  • bien puede apreciarse es necesario un cambio de mentalidad en losadministradores de justicia, pero no solo o no tanto en la manera dehacer las cosas, sino en la concepcin misma de la labor de administrarjusticia. Este nuevo rumbo, producto de la evolucin democrtica quevengo describiendo, define la justicia como un servicio pblico, con lapersona, no el juez, como eje central de su actuacin. El principio esbastante simple: debemos esforzarnos al mximo para el logro de unmejor servicio a la sociedad que requiere nuestro aporte y lo paga consus impuestos. No podemos seguir siendo un sistema donde los papelesvan y vienen y la gente no se siente amparada, estamos en deuda conla sociedad costarricense, que ha invertido enormes recursos en lajusticia, y merece un mejor servicio. En el sistema escrito el expedientees el fin de la actuacin de la judicatura, lo que en l existe es la verdad,aunque en la realidad slo sea una mala fotografa de lo acontecido, enel que la fuente de la prueba pasa por mltiples filtros antes de estar adisposicin del juez que resolver el caso, sin que pueda or a las partesen la propuesta de sus intereses, a los testigos en su dicho sobre suversin de lo ocurrido, a los peritos sobre su criterio respecto decriterios tcnicos no conocidos por el juzgador, a los abogados en susalegatos. Todo ello consta en papeles que desempean el mismosentido de las cartas, comunicar un determinado tema, pero como laescritura no siempre es fiel expresin de lo que se piensa, el contenidodel expediente no siempre es fiel representacin del conflicto y laspretensiones de los interesados.

    An a riesgo de equivocarme en algunos rasgos, me atrevo asealar incluso algunas caractersticas del nuevo tipo de administradorde justicia que buscamos:

    1.- Valiente2.- Estudioso3.- Dedicado4.- Recatado5.- Probo

    Naturalmente que este nuevo juez, con vocacin de servicio,atento a los requerimientos de su comunidad y ansioso de retro-alimentarse para mejorar su trabajo, no lo puede construir el PoderJudicial por s mismo, con los escasos recursos que se le autorizan paracursos formacin en la Escuela Judicial. Requiere, como todo cambioeducativo, del apoyo de la comunidad acadmica, de las universidades,que deben matricularse en el proceso para que este cambio sea posible.

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  • Parece lgico y necesario que la sociedad concentre su atencin en lascondiciones personales y profesionales para el acceso a la funcin dejuez, con el fin de asegurarse de la mejor forma la idoneidad de aquellosque van a resolver los conflictos, y esto incluye definir quien ha derealizar la labor de producir ese juez con esa nueva mentalidad. Noscorresponde a nosotros, concomitantemente orientar el sistema de carrerajudicial para que pueda evaluar las exigencias no acadmicas que debereunir un juez de la Repblica, dentro de este nuevo esquema.

    5. EL NUEVO CONCEPTO DE JUEZ Y LA INDEPENDENCIAJUDICIAL

    Finalmente, existe un tema que espero no haya pasado desa-percibido para los interesados en la reforma y es lo que he llamadocontrol de la labor de los jueces dentro de los sistemas de adminis-tracin de justicia. Este se relaciona con el tema de la independencia deljuez, de modo que creo til dedicar algn espacio para ocuparme deese tema y como la concibo interactuando con la rendicin de cuentasdentro del marco de una justicia democrtica.

    Durante aos, como ya lo he sealado con reiteracin, el eje dela justicia ha girado alrededor del juez y no del ciudadano. Hasta hacepocos aos, no se poda ni preguntar por un expediente porque si eljuez lo tena, no haba ni derecho a verlo, mucho menos pedir una citao reclamar un mal trato o servicio. Es decir, no estabamos acostumbra-dos a rendir cuentas de nuestra actuacin, escudados en lo queconsidero un falso concepto de independencia judicial, que se estirpara cubrir luchas gremiales y justificar la ausencia de transparencia enel servicio.

    Ahora estamos claros en que la independencia del juez no es underecho que le pertenezca a l, sino que se trata de un derecho humanoreconocido a los ciudadanos, pues son ellos los que tienen derecho aque sus diferencias sean resueltas por jueces independientes, jueces queslo tengan en la Constitucin y la ley el norte de su actuacin; as porejemplo lo seala la Convencin Americana sobre Derechos Humanosal referirse a la independencia del juez como un derecho humano, aldisponer en el artculo 8.1 que:

    1.- Toda persona tiene derecho a ser oda, con las debidasgarantas y dentro de un plazo razonable, por un juez o

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  • tribunal competente, independiente e imparcial, estable-cido con anterioridad por la ley, en la sustanciacin decualquier acusacin penal formulada contra ella, o parala determinacin de sus derechos y obligaciones deorden civil, laboral o de cualquier otro carcter.

    2.- ...

    Nos hemos acostumbrado a visualizar esa independencia comouna condicin establecida en favor del juez, cuando en realidad se tratade un derecho de las partes para separar al juez natural del caso cuandono constituya garanta suficiente de trato igual, sea cuando no tengaindependencia para conocer del caso.

    Tambin he sostenido en diferentes ocasiones que en miconcepto esta independencia en cuanto derecho, no es un fin en smismo, sino que existe con el slo objetivo de proveer las condicionesnecesarias para que el Juez sea imparcial y acte en un ambiente de esacondicin en el caso concreto sometido a su conocimiento; se trataentonces de una garanta ciudadana, y por ende de una herramientademocrtica.

    El tema de la independencia judicial, es instrumental e interesaen la medida en que permite una buena justicia; de modo que hayque tener cuidado en pretender que solo ste principio sea vital para lacalidad de la justicia y la democracia.

    Errneamente la judicatura, especialmente en Amrica Latina, seha escudado en un falso concepto de independencia. con fines gre-miales, como consecuencia de ello, poco piensan los jueces en elciudadano de a pie, comn y corriente que acude a ellos clamando porjusticia, con frecuencia nos hemos encontrado con una hipersensi-bilidad o alergia a medidas de transparencia, control, disciplina, quebuscan lograr un mejor servicio, y no una influencia en el casoconcreto. Asimismo es notoria la ausencia de ideas y participacin quecon muy pocas excepciones, ha tenido la judicatura en el proceso dereforma judicial. Las discusiones sobre ms o menos poder de este oaqul, ms salario, y reformas acadmicas son lo que ha prevalecido enlas iniciativas en los ltimos tiempos.

    Estimo como un error anteponer la independencia para en-sombrecer la transparencia, pues sta debe ser siempre instrumental

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  • para posibilitar una buena justicia. No debe quedar ninguna duda deque con el trnsito hacia la oralidad buscamos, una buena justicia, unaque sea ms accesible, eficiente y rpida en la resolucin de los pro-cesos, con un juez que se reencuentre con su verdadero rol en unasociedad democrtica. Son estos los temas que hemos percibido comorelevantes para los ciudadanos, por encima incluso muchas veces de lacuestin de la independencia. La independencia por si sola no ofreceninguna garanta para una justicia concebida como servicio pblico,adecuada y satisfactoria para todos.

    CONCLUSIN

    Podemos intentar entonces una conclusin en cuanto a lanecesidad de comprender claramente lo que est en juego cuandohablamos de Reforma Judicial. Debemos entender que no estamoshablando simplemente de cambios instrumentales como los que puedenhacerse en el sistema procesal o en la administracin del rgano judicialo bien en lo que se ha dado en apoyo administrativo para la decisin.Ms bien, la reforma judicial tiene un sustrato ideolgico que precisa-mente transita por la necesidad de un cambio en la concepcin delprofesional en derecho en general y de aquel que, en particular, sededica a administrar justicia.

    En ese sentido, el cambio aparece tan difcil como necesario envista de la amplia tradicin autoritaria que ostentan los sistemas Judi-ciales latinoamericanos, fruto de su impronta napolenica. Sin embargo,el esfuerzo debe hacerse, de tal manera que la llamada reforma judicialemprendida busque implantar mecanismos, como la oralidad, que dealguna manera sirvan de catalizadores de ese cambio necesario en lamentalidad de los jueces. Est claro entonces que buscamos realmenteuna redefinicin del juez, ya no como representante del Estado sinocomo actor y protagonista del sistema democrtico; ello le exige uncambio de concepcin de lo que significa su labor y su papel en lasociedad, meta ambiciosa sin duda y que no podremos cumplir sin laaquiescencia y colaboracin de Universidades y corporacionesprofesionales.

    La reforma conlleva un compromiso de los otros Poderes del Es-tado, el judicial es poco lo que slo puede hacer, pues se necesitacambiar el molde autoritario que aparece en nuestro marco constitucio-nal, para distribuir en otros centros de responsabilidad la administracin

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    MORA MORA: Jueces y reforma judicial en Costa Rica

  • del Poder Judicial. Es necesario modificar la legislacin orgnica delsistema, la Ley Orgnica del Poder Judicial, la del Ministerio Pblico, laDefensa y el Organismo de Investigacin Judicial deben ser actua-lizadas. La carrera judicial, es sistema de acceso, ascenso y finalizacinde la funcin judicial, debe ser revisada. Es conveniente fijar losderechos del ciudadano frente a la justicia y los deberes de sta enrelacin con aqullos. En toda esa labor es conveniente lograr sintonaen las miras, para acertar en el fin deseado.

    Por ltimo, las universidades y el Colegio de Abogados debendesempear un papel protagnico en el proceso, pues a ellos corres-ponde preparar al abogado del futuro, quin tambin debe tener clarocul es su funcin en una democracia y al Colegio velar porque el idealde dar a cada uno lo suyo, se cumpla por los colegas que lo conformany nuestro Poder Judicial.

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    Revista de Ciencias Jurdicas N 109 (15-32) enero-abril 2006 - ISSN 00347787