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La arqueología de Esmeraldas (Ecuador)= Estado de la cuestión y perspectivas José Alcina Franch El objeto del presente informe es proporcionar un documento de tra- bajo en el que de man era sintética se exponga el estado de la cues tión sobre la arqueología de la provincia de Esmeraldas (Ecuador), sin descuidar su rela- ción espacial con la zona sur de Colombia y con la Sierra ec uatoriana y el necesario apoyo de otras disciplinas: etnohistoria , e tnología , lingüística , an- tropolo gía física , etc. Aunque recie nt e mente me he ocupado del tema (Alci- na 1982 ms. y 1985 ms.), no parece impertinente repetir y ampliar algunas de las cosas que dije en esas ponencias , con el fin de proporcionar la mayor difusión a los logros obtenidos en esa región por un grupo de especialist as es- pafioles agrupados en la Misión Arqueológica Espai'iola en el Ecuador. que trabajó e n la zona e ntr e 1970 y 1975 y viene ela borando los materiales resca- tados en aquella époc a desde esas fechas hasta el presente. en qu e la s Memo- rias ele la citada misión se hallan en proc eso de publicación (Alcina 1979 ; Guinea 1983 ; Rivera et al. 1984: Sánchez Mont a fi és 1981 ). El marco de referencia de carácter geográfico y cronológico que va- mo s a utilizar en la s páginas siguientes es el re fl ejado en la figura 1 y en la Tabla 1. En la figura I se represe nta el área costera de la ll amada "A rea Sep- tentrional Andina norte" según la s ínt es is general del área de Luis G. Lum- breras (1981) y el plant ea miento hec ho en el Coloquio Carlos Zevallos Me- nénd ez sobre Arqueología del Area Se ptentrional Andina (Area 1982). Te- No. 1,julio 1985 213

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La arqueología de Esmeraldas (Ecuador)= Estado de la cuestión y perspectivas

José Alcina Franch

El objeto del presente informe es proporcionar un documento de tra­bajo en el que de man era sintética se exponga el estado de la cuestión sobre la arqueología de la provincia de Esmeraldas (Ecuador), sin descuidar su rela­ción espacial con la zona sur de Colombia y con la Sierra ecuatoriana y el necesario apoyo de otras disciplinas: etnohistoria , etnología , lingüística , an­tropología física , etc. Aunque recientemente me he ocupado del tema (Alci­na 1982 ms. y 1985 ms.) , no parece impertinente repetir y ampliar algunas de las cosas que dije en esas ponencias, con el fin de proporcionar la mayor difusión a los logros obtenidos en esa región por un grupo de especialistas es­pafioles agrupados en la Misión Arqueológica Espai'iola en el Ecuador. que trabajó en la zona entre 1970 y 1975 y viene elaborando los materiales resca­tados en aquella época desde esas fechas has ta el presente. en qu e las Memo­rias ele la cit ada misión se hallan en proceso de publicación (Alcina 1979 ; Guinea 1983 ; Rivera et al. 1984: Sánchez Montafi és 1981 ).

El marco de referencia de carácter geográfico y cronológico que va­mos a utilizar en las páginas siguientes es el reflejado en la figura 1 y en la Tabla 1. En la figura I se representa el área costera de la ll amada "Area Sep­tentrional Andina norte" según la síntes is general del área de Luis G. Lum­breras (1981) y el plantea miento hecho en el Coloquio Carlos Zevallos Me­nénd ez sobre Arqueología del Area Septentrional Andina (Area 1982). Te-

No. 1,julio 1985 213

Crónicas Bibliográficas ___________________________ _

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Figura No. l

Mapa de la provincia de Esmeraldas (Ecuador) y áreas colindantes , con indicación de localización de grupos étnicos en la época del contacto hispano-indígena

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Mapa de la desembocadura del río Esmeraldas y sitios arqueológicos de la wna

MAPA DE LA DESEMBOCADURA DEL RIO ESMERALDAS

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Desarrollo Tolita6 Tiaone8 100 Regional Mataje mS

Balsal/Nerete4 - 200 lnguapi 2 4 Mataje ns - 500 lnguapi 14 Mataje 15

Tachina9

Formativo 800 Tardío

1100 1400 1700 Formativo

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< 2000 ¡¡; · ... "' )> (1) Altschuler 1970; Barret 1925; Maestro 1979; Moreno 1979 y Murra 1948. ::, (2) Lehmann 1949. c. (3) Alcina-Pefta 1980.

::, (4) Bouchard 1977, 1978, 1979 y 1984.

-"' (5) Reichel-Dolmatoff 1965 y 1984. (6) Holm-Crespo 1981; Meggers 1966, etc.

"' (7) Alcino-Ramos 1972; Usera 1979. ::,, (8) Alcina 1975 y 1979; Ciudad 1981; Rivera 1979; Rivera y otros 1984. o (9) López-Caillavet 1979. w (10) Alcina 1975, 1979; Guinea 1977, 1983; Barriuso 1979, 1980; Mingarro ot 111981 .

____________________ Alcina: Arqueología de Esmeraldas

niendo en cuenta los datos arqueológicos. juntamente con los de tipo etno­histórico y etnográfico , se puede obtener un cuadro secuencial. que queda representado en la Tabla 1. Esa tabla se ha podido organizar sobre la base proporcionada por las 19 fechas radiocarbónicas (Alcina 1981) de Balao. Atacamcs. La Propicia y La Tolita. que se han enlistado en la Tabla 2. las cuales se complementan con las fechas. radiocarbónicas o no. proporcionadas por otros autores. mencionados en las notas de la Tabla 1.

Tabla 2

Años Años Muestra Sitio A.P d.C.

CSIC: 116 E-1: Bala o 580 ± 100 1370 CSIC: 243 E-1 : Balao 850 ± 100 1100 CSIC: 112 E-1 : Balao 970 ± 70 980 CSIC: 117 E-1: Balao 1010 ± 70 940 CSIC: 280 E-69: Atacames 980 ± so 970 CSIC: 285 E-69: Atacames 1070 ± 60 880 CSIC : 286 E-69: Atacames 1080 ± so 870 CSIC: 287 E-69 : Atacames 1100 ± 50 850 CSIC: 289 E-69: Atacames 11 so ± 60 800 CSIC : 290 E-69 : Ata carnes 1180 ± so 770 CSIC: 291 E-69: Atacames 1640 ± 50 310(?) CSIC: 241 E-13: La Propicia 1690 ± 60 260 CSIC: 294 E-13: La Propicia 1720 ± 170 230 CSIC: 293 E-13: La Propicia 1740 ± 120 210 CSIC: 239 E-13 : La Propicia 1760 ± 60 190 CSIC: 240 E-13: La Propicia 1900 ± 60 50

CSIC : Laboratorio de Geocronología del Consejo Superior de lnve~tigaciones Científicas, Madrid .

El marco ambiental

La región a la que estamos aludiendo en este informe. ofrece . como front eras o límites que quieren ser geográficos y culturales al mismo tiempo . los siguientes: por el Oeste. la línea costera; por el Sur, una línea ideal que uni ese Punta Galera con el punto en el que confluye el río Guayllabamba en el Esmeraldas , siguiendo luego hasta la Sierra por el curso del propio río Guayllabamba; por el Este. la zona comprendida entre las curvas de nivel de los 500 y 2000 m. sobre el nivel del mar y, fin almente , por el Norte. la línea del río Rosario ( figura 1 ) .

Todo este territorio , que. obviamente, no es una llanura en términos absolutos, sino que presenta ondulaciones. colinas y cerros que en algún caso pueden ser considerados como las últimas estribaciones de los Andes. se ofre-

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Crónicas Bibliográficas ______________________ _

ce como una enorme extensión casi horizontal. cubierta por un denso ma11co vegetal sólo interrumpido por los frecuentes cursos fluviales que constituyen verdaderos caminos naturales para los habitantes de la zona. Tales cursos flu­viales se agrupan en cuencas de drenaje , de las que las principales son las si­guientes , de Norte a Sur: (a) Cuenca de los ríos Mira y Mataje ; (b) cuenca del río Santiago (con el río Cayapas): y (c) cuenca del río Esmeraldas (con el río Guayllabamba como principal afluente). Entre esas cuencas de drenaje hay , a lo largo de la costa , numerosos ríos menores e innumerables esteros.

Toda la costa que nos ocupa está influida directamente por la llama­da "corriente del Niño", masa de agua cálida que , procediendo de las costas de México y Centroamérica. alcanza, en ocasiones, hasta la costa norte del Perú .

Desde el punto de vista de la climatología , la región que estudiamos es notablemente heterogénea. Para comprender esa heterogeneidad podemos comparar los datos de temperatura y pluviosidad que nos proporcionan cua­tro localidades, dos situadas en la costa - Tu maco y Esmeraldas- a 6 m. so­bre el nivel del mar y dos en el interior -Lita y Santo Domingo de los Colo­rados- a 571 y 660 m. sobre el nivel del mar. Los dos lugares costeros ofre­cen una temperatura media mensual superior a los 250C, mientras las dos del interior se hallan entre los 20 y los 250, lo que hace que toda la zona. encon­trándose por encima de los 21 o C de temperatura media. deba ser calificada de "tropical" (Figura 3).

En cuanto a la pluviosidad de las cuatro localidades , se aprecia una notable diversidad: el lugar con menos lluvia anual -Esmeraldas : 742.3 mm.­se halla en la costa y al Sur, mientras el lugar con mayor pluviosidad -Lita: 4813 .3 mm. - se encuentra en el interior y al Norte; en otras palabras , la llu­via aumenta conforme nos desplazamos más al interior y más al Norte.

Desde otro punto de vista, podemos agrupar las cuatro localidades que tomamos como ejemplo en dos unidades distintas: (a) Tumaco y Lita muestran una gráfica de pluviosidad muy homogénea a lo largo del año, no presentando ningún mes menos de 100 mm. de lluvia ; y (b) Esmeraldas y San­to Domingo de los Colorados presentan un período de relativa sequedad , más o menos prolongado, con menos de 50 mm. de lluvia en esos meses .

Según la clasificación de climas de Koeppen ( 1948), habría que dis­tinguir dos áreas climáticas : Am. o Tropical monzón (desde el río Esmeraldas hacia el Sur). en la que se aprecia un período seco y otro de lluvias; y Af o Tropical húmedo (al Norte y Este del río Esmeraldas) , en la que no hay nin­gún período seco. Teniendo en cuenta la cantidad de lluvia anual , se pueden distinguir varias subzonas: {a) clima tropical húmedo , con precipitaciones equivalentes al tipo Amw. tropical húmedo de Koeppen; (b) clima tropical muy húmedo, con precipitaciones de 2000 a 3000 mm. y dos estaciones, con 120-150 días de lluvia, equivalente al tipo Afw' tropical lluvioso de Koeppen ; (c) clima tropical superhúmedo , con precipitaciones de 3000 a 4000 mm. y más, con 250-300 días de lluvia, que no tiene equivalente en el sistema de

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_______________________ Alcina: A rqueo logía de Esmeraldas

Figura No . 3

Cuadro comparativo de pluviosidad-temperatura en cuatro localidades de Esmeraldas

12S0 ----------- 3S 0

1000 +-----------+ 30°

7S0 ~ 25°

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EFMAMJJAS O ND

TUMACO

Temperatura media 28,5

Prec ipitación anual 3210 mm . Altura S.N .M .: 6 m .

1250 35°

1000 30°

750 ----· 25°

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EFMAMJJASOND

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500 20º

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EFMAMJJASOND

LITA

Temperatu ra media 22,5

Precipitación anua l 4813,3 mm. Altura S.N .M .: 571 m.

12S0 3S 0

1000 30°

750 25º

sao 20°

2 s~ 10º

EFMAMJJASOND

ESMERALDAS STO. DOMINGO DE LOS COLORADOS

Temperatura media 25,2

Precipitación anua l 742 ,3 mm . Altura S.N .M .: 6 m .

No . 1, julio 1985

Temperatura media 21,6

Precipitación anual 2912,6 mm. Altu ra S.N .M .: 660 m .

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Kocppen y que es preciso utilizar en la región que estudiamos (Naranjo 1981: 52-54 ).

Pese a las variaciones climáticas apuntadas. dentro del área se puede hablar de un tipo de vegetación dominante. que corresponde a la Hygrophi­tia, cuyas características serían las siguientes:

"lluvias abundantes con precipitaciones anuales superiores a los tres o cuatro mil milímetros distribuidos casi uniformemente en todo el tiempo y sin períodos alternantes y pronunciados de sequía; hume­dad atmosférica siempre saturada durante la noche y en todo el afio y sólo con un descenso menor en el mediodía (65-750/0); temperatura alta y con oscilaciones no muy fuertes en los extremos del máximo y mínimo (32-22ºC)" (Acosta 1959: 44) .

Las materias primas proporcionadas por la vegetación de la zona son enormemente variadas (Alcina-García Palacios 1979). Mencionaremos algu­nas maderas particulannente interesantes para la fabricación de balsas (varias especies de Ochroma), de canoas (el beldaco, el calade. el guachapelí , etc.). de casas (el guachapelí. la cafía brava. etc.), de techumbres (la rampida ), de sogns y • .:ordeles (la majagua. el sapán . etc .) o como cortezas para vestir o para usar como esteras (la damajagua) .

Mencionaremos. finalmente, algunos de los animales más característi­cos o destacables en la zona por alguna razón especial ( Alcina-García Palacios 1979: 314-316): el opossum (marsupial). el murciélago (quiróptero); el mono de noche (primate) ; el jaguar. ocelote y puma (carnívoros) ; ciervo y pecarí (artiodáctilos) ; perezoso y armadillo (xenartros) ; loro , garza , tucán , búho. etc. (aves) ; tortuga, caimán , iguana (reptiles); tiburón, lisa , sábalo, etc. (peces) (Acosta. 1944: 363-380); osiras. strombus. spondylus.anadara. etc. ( Colón-Meco 1979; Guinea 1981: 43 5-461 ).

Antecedentes

Antes del comienzo de los trabajos de la Misión Arqueológica Espa-110 la en el Ecuador el año 1970, en Esmeraldas se daba la desgraciada circuns­tancia de que. siendo una de las regiones que había proporcionado durante afios. o quizás siglos, una mayor cantidad de piezas arqueológicas -tanto metalúrgicas como cerámicas, especialmente "figurillas- , no había logrado un estudio sistemático y serio de ninguno de sus yacimientos conocidos. Es por eso que , como ha sefíalado Betty J. Meggers ( 1966: 103 ),

"a pesar de su renombre, la costa de Esmeraldas es una de las áreas más pobremente conocidas en lo que se refiere a cronología. Ninguna excavación estratigráfica ha sido publicada y pocos ejemplares tienen identificación específica de su origen".

De toda la costa en general. pero muy en especial del yacimiento de La Tolita, en la desembocadura del río Santiago, procede la mayor cantidad

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___________________ Alcina : Arqueología de Esmeraldas

de colecciones cerámicas y metalúrgicas que pueden admirarse en casi todos los museos importantes de Europa y América, pero también en muchas co­leccio nes privadas . tanto en el Ecuador corno en el ex tranjero . Todo ello es el resultado de un continuado. intenso y extenso comercio de piezas arqueo­lógicas que inunda el mercado de antigüedades con una abundantísima serie de piezas de calidad e importancia diversa , pero que pueden llegar hasta el grado de lo excepcional.

De es te saqueo sistemático del territorio es un buen ejemplo el yaci­miento de La Tolita , que si bien se ha hecho famoso por la riqueza ele sus materiales. lo es también por el sistemático expolio a que ha sido sometido. especialmente en época reciente (Ferdon-Corbett 1941 y Ribacleneira 1941 ). A este respecto cabe señalar que el saqueo sistemático de La Tolita debe ha­berse iniciado mucho antes de lo que se podría sospechar. Eso. al menos. es lo que se puede deducir de la narración que tenemos ele la expedición de Pedro ele Arévalo, en 1600, quien nos dice lo siguiente:

"Llegamos a este dicho río sanctiago, en las balsas que llebaban su­bieron por él arriba más de seis leguas y vieron que de una parte y otra del rrio era toda tierra de manglares anegadiza y visto esto die­ron la bue/ta a la mar de donde otro dia siguiente pasaron el dicho rrio y caminando una legua poco más o menos en circuito de quatro cuadras de frente orilla de el dicho rrio estaua una manera de ysla donde vieron muchas tinajas y ollas y preguntando al dicho capitán don francisco de arobe qué era aquello dixo que antiguamente auia sido población y de donde los yndios de toda aquella tierra subjectos a los dichos mulatos y los de la provincia de cayapa y conbocanos y otros de la dicha costa sacaban e iban a sacar mucho oro y no porque la tierra lo cria ni el rrio estrae más que al dicho capitan pedro de areualo le pareció que era oro labrado y que lo auia por auer sido antiguamente como dicho tiene, poblacion y oratorio y habitádola muchos yndios oficiales plateros, donde hallaron muchos ydolillos de barro con figuras malas y de leones aunque hechas con artificio " (Arévalo 1949 : 32).

Esta es, sin duda, una de las primeras referencias a La Tolita y en ella se alude muy claramente al saqueo a que era sometido , ya entonces , el lugar por parte de los habitantes de la región. Ello prueba también hasta qué punto son importantes los depósitos arqueológicos de este yacimiento, cuando ha podido soportar un saqueo continuo durante casi cuatro siglos.

Como señalábamos antes, pocos han sido los trabajos de carácter cien­tíficos y las excavaciones realizadas en esta región publicadas posteriormente. De los trabajos más antiguos sobre esta provincia , hay que mencionar los de Marshall H. Saville , quien proyectaba, al parecer, publicar dos grandes volú­menes . continuación de sus "Antigüedades de Manabi" . El proyecto fracasó y solamente tenemos dos breves estudios sobre la región (Saville 191 O y 1925 ).

Por aquella época, Carlos Manuel Larrea y Jacinto Jijón y Caamaño

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Crónicas Bibliográficas ______________________ _

estuvieron interesados, igualmente , por la arqueología de la región de Esme­rald as ; es así que Jijón y Caamaño envió a Jacinto Pankeri "para que hiciera unas cuantas excavaciones en varios lugares de la provincia" (Larrea 1971: 16); éste no alcanzó a hacerlas porque " unas fiebres malignas" se lo im pidie­ron , obligándole a comisionar a otra persona , J .M. Paz , quien "practicó cua­tro pequeñas excavaciones, sin mayor resultado, en la orilla izquierda del río Atacames y tres en La Tolita" . Pero el resultado fue que "las excavaciones , que debían conducirse con un método científico , no se hicieron pues"; y ni siquiera llegaron "a poder de Larrea y Jijón los objetos encontrados". Un aparente maleficio parecía adueñarse de la arqueología de Esmeraldas .

No mucho después sería Max Uhle , el "pionero" en tantas áreas y cuestiones de la Arqueología de Sudamérica, quien también en este caso abriese nuevos cauces a un quehacer que sólo culminaría muchos años des­pués ( Uhle 1927a. 1927b ).

En la década de los años cuarenta parece que ·va , finalmente , a atacar­se a fondo el problema general de la arqueología esmeraldeña desde distintas perspectivas : los norteamericanos Edwin N. Ferdon y John M. Corbett publi­carán entre 1940 y 1953 varios estudios parciales como resultado de su expe­riencia en la región (Ferdon 1940-41 , 1945 ; Ferdon-Corbett 1941 y Corbett 1953). El mexicano Carlos Margain, colaborando con el ecuatoriano Carlos Zevallos, excavaría algunos pozos estratigráficos en Esmeraldas, cuyos resul­tados apenas se publicaron en forma esquemática y superficial algunos años más tarde (Margain 1946a, 1946b y 1960). Finalmente, Raoul d 'Harcourt , trabajando sobre varias colecciones de "figurillas" y vasijas de Esmeraldas en París. nos daría el primer estudio sistemático, riguroso y amplio sobre ese conjunto de materiales (Harcourt 1942, 1948); ello , sin embargo , no podía sustituir a un adecuado trabajo de campo.

Otros estudios de esa misma época, como el de Dorsinfang-Smets ( 1949) o el de Jobo M. Corbett (] 953), no pasan de ser meras "notas". La publicación del estudio de Julio César Cubillos sobre Tumaco, en la vecina costa colombiana, pero dentro del área cultural que nos interesa, es, quizás, el primer intento serio de abordar los múltiples problemas planteados por la arqueología de esa región (Cubillos 1955). De otros estudios y excavaciones, como los de Clifford Evans y Betty J. Meggers o de Gerardo Reichel-Dolma­toff ( 1965 : 114 ). aún no conocemos los resultados definitivos.

La mayor parte de los autores mencionados se ocupan preferente­mente del estudio de las "figurillas", siendo muy pocos los que se refieren a las formas o decoración de las vasijas (Harcourt 1942) o a otros aspectos de la investigación arqueológica.

Un tema que ha arraído la atención de algunos investigadores, ha sido el de la metalurgia, especialmente por el hecho de que en esa región, y más específicamente en La Tolita , se encuentra la mayor cantidad y la mejor cali­dad en el trabajo orfebre de la costa y porque la metalurgia del platino se da en cierta proporción entre las obras indígenas de esa zona. Las obras de Paul

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____________________ Alcína: Arqueología de Esmeraldas

Bergs~e ( 1982) y de Henry Reichlen (1941 y 1942) pueden mencionarse co­mo ejemplo entre otras.

Antropología física

A lo largo de las excavaciones realizadas en la región, son muy pocos los restos humanos rescatados. Entre éstos, hay que mencionar seis, hallados en Atacames , de los cuales solamente cinco han proporcionado datos relati­vamente válidos (Vareb 1980).

De esos cinco esqueletos, tres eran femeninos y dos masculinos. D,~ las mujeres, dos eran adultas y una de edad madura; mientras que de los dos hombres. uno era de edad senil y la de! otro no podía precisarse.

La muestra es. naturalmente, muy escasa para que puedan tener vali­dez estadística los datos que maneja Varela . Este autor , al hacer la compara­ción con la serie de lngapirca (Cafíar) , destaca el hecho de la aparente hetero­geneidad de ambos grupos. En efecto, si comparamos el índice cefálico feme­nino de la serie de Atacames (Varela 1980: 700) con el mismo de la serie de lngapirca (Varela 1980: 699) y con las series igualmente femeninas de Coto­callao (Ubelaker 1981) (véase Tabla 3) y de Buena Vista y San Pablo (Muní­zaga 1965: 225-226 ), apreciaremos una mayor tendencia al tipo braquicrá­neo en las series de la costa, mientras las de la sierra se mantienen en el lími­te más bajo del tipo mesocráneo.

Atacameal Buena Vutal Q 6 9

E-1 ; 89.67 BV- 1: 81.30 BV- 2: 81.7 E-101: 81.3 BV-3: 82.20 BV-5: 89.1 E-103: 92.3 BV-4: 81.30 BV-6 83.6

BV,-9: 78.10 BV-8: 81.I BV-11 : 88.6

x: 87.7 80.7

NOTAS : (1) Varela 1980: 700 . (2) Munízaga 1965: 225 (3) Munízaga 1965: 226 (4) Varela 1980: 698-99 (5) Ubelaker 1980: 70.

No . 1, julio 1985

84.8

Tabla 3

6 San Pablo 3 9 Inppirca 4 6 9

{otocolJaoS 9

SP-1: 70.5 SP-4: 71.9 PL-1: 80.0 PL-1 : 74.8 SP-2: 74.7 SP-6 : 78.5 QC-1 : 71.8 PL-1: 78.9 SP-3: 70.2 SP-7: 84.6 LC-1 : 76.2 PL-1: 75.7

LC-17 :71.0 PL-2: 76.7 LC-18 :75.2 LC-2: 70.0 LC-21 :74.7 LC-4: 75.4 LC-24 :78.2 LC-5: 77.5

LC--6 : 71.4 LC-8: 75.4 LC-9: 74.4 LC-13: 76.7

71.8 78.3 75.3 75 .0 87.0 75.0

223

Crónicas Bibliográficas ______________________ _

Manejando las series masculina y femenina de todos los sitios estu­diados (Tabla 4) y matizando más el índice craneano. observarnos una ma-

Tabla 4

Indice Atacames Buena Vista San Pablo Inga pirca Totales 9 6 9 o 9 o 9

65-69.9 o 70-74.9 3 1 3 5 12 75-79.9 1 1 3 6 11 80-84.9 1 3 3 1 1 9 85-89.9 1 2 3 90-94.9 1 1

Totales 3 4 5 3 3 7 11 36

yor dispersión , aunque la tendencia a la braquicrania en toda la costa del Perú . ya observada por Hrdlicka y confirmada por Newman y Stewart (Mu­nízaga 1965: 227), queda muy gráficamente expresada en la Tabla 5 de Mu­nízaga ( 1965: 227) , donde se recogen series de Mochica, Chicama , Cupisni­que y Costa Central del Perú.

Etnología y lingüística .

Etnología y lingüística son , en este caso , dos campos auxiliares para la arqueología: de la lingüística esperaremos una sustancial ayuda en lo refe­rente a los posibles orígenes de los grupos étnicos de la zona; la etnología nos deberá ofrecer el marco comparativo para establecer analogías explicativas relativamente suficientes, especialmente en lo que se refiere a asentamientos, estructura social , tecnología y ceremonialismo.

El panorama etnolingüístico de la región hasta hace relativamente poco tiempo hacía a todos los grupos indígenas de la zona como pertenecien­tes al stock lingüístico Chibcha. Desde ese punto de vista. coaiquer, cayapa y colorado. serían formas del Chibcha. en su extremo más sureño (Ferdon 1947). El replanteamiento que ha hecho recientemente Enrique Bernardez es radicalmente distinto ( Bernard ez 1979 ). En efecto , según Bcrnardez, hay que considerar "el cayapa como una lengua no-chibcha, sometida a conside­rable influencia por parte de lenguas chibchas como el colorado" (Bernardez 1979: 344) .

Las similitudes entre el cayapa y el colorado observadas por otros autores e incluso su posible separación hace 700 u 800 años, hay que reinter­pretarlas. En efecto , si hay una gran similitud en el léxico , las diferencias en el sistema fonológico. en la estructura gramatical y en la sintaxis especial-

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___________________ Alcina: Arqueología de Esmeraldas

mente , son tan grandes que permiten afirmar que ambas son lenguas diferen­tes, aunque haya abundantes préstamos del colorado al cayapa.

"Debemos suponer. por tanto, que el cayapa no es una lengua chib­cha, sino ele una familia todavía sin determinar que se vio sometida a enorme influencia por parte ele alguna lengua chibcha muy próxima al colorado" (Bernarclez 1979 :348).

Por otra parte. si comparamos el colorado con las restantes lenguas chibchas, podemos afirmar que las relaciones se establecen especialmente con los grupos septentrionales del Chibcha - de Costa Rica - y con lenguas no chibchas del grupo miskito-xinka. aunque no dejan de manifestarse présta­mos de las lenguas chibchas del sur. La explicación de una situación tan ex­trai1a como la descrita es que

"el colorado. lengua que formaría parte de las lenguas chibchas sep­tentrionales -de Costa Rica-, llegó a Ecuador por vía directa. en época antigua, pero probablemente posterior a la expansión conti­nental de las lenguas chibchas. Esto explica las coincidencias con las septentrionales, así como con el grupo miskito-xinca, por contacto territorial. así como el descenso de la frecuencia de correspondencias . según descendemos hacia el Sur" ( Bemardez 1979 : 349 ).

Para el estudio etnográfico de los cayapas disponemos de varios infor­mes del siglo XIX y del XX: Stevenson (1829) hizo una breve estancia en 1809; Teodoro Wolf (1879) y Santiago Basurco (1894) hicieron descripcio­nes en el último tercio del XIX ; fue Barret (1925) quien en 1908-1909 hace , en re;1lidad, el primer estudio etnográfico moderno , tras lo cual los trabajos de Altschuler (1970) y de Moreno (1979) y Maestro (1979) constituyen las investigaciones más recientes. Los trabajos de estos últimos, que fueron mo­tivados por la investigación arqueológica en la costa de Esmeraldas. se orien­taron a responder cuestiones planteadas por los arqueólogos. Es así como en estos momentos, aunque de manera tentativa o provisional, podemos cono­cer el patrón de asentamiento de los grupos actualmente localizados en los ríos y esteros de la cuenca del Santiago-Cayapas. La población dispersa a lo largo de los cursos fluviales se organiza en tomo a cuatro "pueblos" o cen­tros ceremoniales, utilizados únicamente en días de fiestas; sus grandes casas palaf íticas, con techumbre a cuatro vertientes y con capacidad de albergar un promedio ele nueve personas , concentran una población de entre 2,500 y 3,000 personas en unas 300 viviendas.

Los estudios recientes, tomando como términos de comparación da­tos que se remontan a más de un siglo, han permitido precisar el progresivo retroceso de los cayapas frente a la creciente ocupación del territorio por parte de los negros. Eso implica, por lo tanto, una posición costera de los ca­yapas y, por consiguiente, una concordancia con la tesis apuntada por Ber­nardez acerca del origen de su lengua, frente a las leyendas que señalan como lugar de origen de los cayapas la región serrana.

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Crónicas Bibliográficas ______________________ _

Etnohistoria

Los antecedentes étnicos de los actuales cayapas y colorados a lo lar­go del período colonial y de los que tenemos información documental, son algo más complejos de lo que se suponía no hace mucho tiempo (Jijón 1941; Murra 1946 y León 1964 ). Un primer análisis de las fuentes antiguas nos ha permitido trazar un mapa provisional de la distribución de los grupos étnicos en el ámbito dentro del que nos estamos moviendo en estas páginas (Alcina­Pei'ía 1980) (Figura 1 ).

El grupo de los Campaces se situaba , al parecer, en la sierra costera , al sur del cabo de San Francisco, y fueron los principales oponentes del primiti­vo poblamiento de negros en la región de Atacames. Es probable que los Campaces representen la etnia hered era de la cultura Jama-Coaque , en tiem­pos de la Colonia.

Por su parte , los llamados Niguas constituirían un grupo étnico relati­vamente extenso - quizás los llamados "esmeraldeños" - que ocuparía la cos­ta desde el cabo San Francisco hasta la bahía de San Mateo y remontaría el curso del río Esmeraldas hasta la región de los Yumbos, ya en la cuenca del Guayllabamba.

En la cuenca alta de los ríos Daule y Babahoyo hay que situar a los Sugchos y/o Colorados. Para Jijón y Caamaño se trata de dos grupos indíge­nas diferentes , mientras que en nuestra opinión esos dos nombres designan a una misma etnia que se localizaba aproximadamente donde hoy viven los Colorados.

Los Yumbos. de los que se ha ocupado ampliamente Frank Salomon (1980 : 110 y sigs.), es un grupo que se extiende desde el Pichincha hasta la zona de los Niguas y desde el área de los Colorados hasta la región de los Ca­yapas y Lachas (Alcina-Peña 1980: 336).

Hacia el norte y el oeste de los Yumbos hay una serie de pueblos, en­tre los que se cuenta a los Cayapas y los Lachas. los cuales serían motivo de una importante acción misionera por parte del P. Salas y de fray Gaspar de Torres entre 1596 y 1598 , quienes bautizaron a cientos de indígenas, fundan­do varios,.pueblos. La relación de fray Gaspar de Torres cubriría la sierra de Lita , Quilca y Caguasqui , llegando hasta el río Mira y las cabeceras del Santia­go y sus afluentes ( Archivo General de Indias D. E. leg. 1027 y Monroy 1938: 334-363 ).

Entre los Cayapas y la costa , en la zona de los ríos Mira y Mataje , se hallaban los Molaba. grupo al que sistemáticamente se le califica de muy agre­sivo y belicoso y enemigo tradicional de los Cayapas. Más al norte , en el actual territorio colombiano , se situaban los Sindaguas-kwaiker (Lehmann 1949).

Arqueología del área Tumaco-Tolita

La arqueología del área Tumaco-Tolita; es decir , de las cuencas de los

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___________________ Alcina: Arqueología de Esmeraldas

ríos Rosario. Mira. Mataje y Santiago. del Suroeste de Colombia y Noroeste de Ec uador. ha sido motivo de un saqueo sistemático desde hace cuatrocien­tos ai'ios. a pesar de lo cual son muy escasos los estudios producidos en ese lapso de tiempo y mucho más escasos aún los que se han desarrollado a partir de excavaciones sistemáticas.

Del constante saqueo a que ha sido sometido el sitio de La Tolita te­nemos testimonios que van desde la expedición de Pedro de Arévalo en 1600 (Alcina-Pei'ia 1979 : 289) hasta la actualidad (Alcina 1979 : 14 ), pasando por el escandaloso montaje industrial de Yannuzzelli en los años cuarenta (Fer­don-Corbett 1941; Ribadeneira 1941 ). La consecuencia inmediata del saqueo de ese sitio arqueológico y de otros muchos de la región ha sido la dispersión de los bienes culturales de la zona en miles de colecciones privadas y en algu­nas situadas en muscos de Europa y América . A partir de esas colecciones y de algunos sondeos en el terreno en ocasiones, se ha producido una bibliogra­fía que a veces es de interés por la publicación de datos concretos y, en otras ocasiones, por las sugestivas teorías de contactos culturales, especialmente con Mesoamérica. Entre los principales trabajos que se refieren a la zona ha­bría que mencionar especialmente los de Saville (1910 y 1925), Uhle (1927a , 1927b), Ferdon (1940-41. 1945), Ferdon-Corbett (1941) , Corbett (1953). Margain (1946a , 1946b, 1960), Harcourt (1942 y 1948) y Dorsinfang-Smets ( 1949).

Las únicas excavaciones realizadas en las zonas mencionadas, han sido las de Cubillos (1955) en Monte Alto (Tumaco) , las aún inéditas de Gerardo Reichel-Dolmatoff ( 1965 : 114 ), junto al río Mataje , y las más recientes de Bouchard (l 977, 1978, 1979a, 1979b, 1984 y Bouchard-Cadena 1981) en el área de Tumaco y ríos Chilvi y Caunapi, además de las igualmente inéditas de Juan Cueva en La Tolita.

Todo ese conjunto de sitios representa, en mi opinión, un área cultu­ral bastante homogénea, al menos desde el punto de vista estilístico , aunque no se haya definido hasta ahora de manera concreta. Como un denominador común de la región se halla la presencia casi continua de "figurillas", dentro de un estilo característico que se ha querido ver estrecha o lejanamente em­parentado con ciertos estilos mesoamericanos.

Teniendo en cuenta los antiguos hallazgos y los más recientes de Bou­chard , así como la secuencia del río Mataje , se puede hablar de dos o tres eta­pas que, a su vez, podrían correlacionarse con las dos o tres etapas que seña­lamos en la cuenca del río Esmeraldas y en la bahía de Atacames.

De las excavaciones de Cubillos en Monte Alto, en Tumaco, se puede deducir la existencia de dos períodos de ocupación , de los cuales el segundo sería el de más amplio y extenso desarrollo socio-cultural , con abundantes "figurillas", etc . (Cubillos 1955 J. De esas excavaciones no tenemos ninguna fecha radiocarbónica. Las " figurillas" presentan características idénticas a las del estilo Tolita , incluyendo una enorme variedad de representaciones antro­pomorfas, junto a otras de carácter animalístico y la combinación de ambas

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Crónicas Bibliográficas ______________________ _

en figuras de carácter mítico. Entre las formas cerámicas más frecuentes ha­bría que mencionar la de doble pico y puente y las vasijas globulares con base anular y cuello corto. En cuanto a la decoración, lo mismo se usa el modela­do. la incisión , etc. como la pintura, a veces negativa y en ocasiones postcoc­ción. Tanto Cubillos como Reichel-Dolmatoff ( 1965: 113) señalan un origen mesoamericano para esta cultura.

La excavación, aún inédita , del propio Reichel-Dolmatoff en un basu­rero de más de tres metros de espesor, en un lugar inmediato al río Mataje , en la frontera ecuatoriano-colombiana, puso de manifiesto tres ocupaciones o ni­veles : Mataje l se sitúa hacia el año 400 antes de Cristo ; Mataje II correspon­de al período que va de 300 a. de Cristo hasta el año 10 de nuestra era; final­mente , Mataje III no tiene fecha radiocarbónica alguna. A esas fechas hay que añadir una del año 1000 d. de C., correspondiente a Imbelí , en el río Mira , pero que carece de contexto cultural. Al igual que en el caso de la cultura Tu­maco , según Reichel-Dolmatoff (1965: 114-115 ), Mataje y sus posibles in­fluencias en el altiplano derivan de culturas mesoamericanas, especialmente del Occidente.

Las excavaciones de Bouchard (1984) en la región de Tumaco -ln­guapí, El Balsa! , Pampa de Nerete, el Morro y Caunapi - han proporcionado una secuencia en la que cabe distinguir varias ocupaciones: Inguapí, Balsal­Nerete, Morro y Bucheli, con una buena serie de fechas radiocarbónicas.

La primera ocupación de la región , denominada lnguapí, viene a ser, por el momento, la forma más septentrional del horizonte Chorrera o chorre­roide , que enlaza directamente con las formas y decoraciones cerámicas cho­rreroides de la cultura Tachina, de la cuenca del río Esmeraldas, y que puede fijarse cronológicamente en torno al 300 antes de Cristo. Bouchard divide esta ocupación en dos fases , de modo que lnguapí 2 vendría a corresponder a una etapa de transición -con ciertos aspectos degenerativos o empobrecedo­res- hacia el período de Desarrollo Regional (Bouchard 1984 : 139-141 ).

La fase Balsa/ viene inmediatamente a continuación de lnguapí. Aun­que está representada por materiales escasos numéricamente y muy deteriora­dos. corresponde al período de Desarrollo Regional. La fase Nerete represen­ta una facies local de la cultura Balsa] a la que su descubridor prefiere seguir considerando de manera aislada e independiente (Bouchard 1984: 142).

La fase Morro, que da a conocer Bouchard , es una etapa en el desa­rrollo local que se sitúa en torno al 400 d . de C. y, por lo tanto , corresponde al final del período de Desarrollo Regional , según la cronología y periodiza­ción propuesta por Meggers (1966), distinguiéndose muy claramente de la etapa anterior y de los hallazgos de Tumaco tanto por lo que se refiere a las formas y decoraciones cerámicas como por la tipología de las "figurillas".

Finalmente. la fase Bucheli, que se sitúa en torno al 1100 d . de C. . se ha localizado en los niveles superiores de los montículos de lnguapí y de El Balsa] , así como en el sitio de Caunapi, y corresponde sin duda al período de integración , con una cerámica más simple y más deteriorada que la de las

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___________________ Alcina: Arqueología de Esmeraldas

fases anteriores, junto a la que aparece una metalurgia relativamente desarro­llada (Bouchard 1984 : 143).

Por lo que se refiere a La Tolita, las excavaciones de Juan Cueva en el afio 1971 , que no se publicaron, proporcionaron dos fechas radiocarbónicas correspondientes a 90 y 150 d. de C., las mismas que por carecer de contexto cultural tienen un mero valor indicativo CAicina 1981 : 96 y 98) . Otra fecha - 270 d. de C.-, conocida desde hace veinte afios (Estrada 1962 y Stirling­Stirling 1963: 7-8), carece de contexto.

En la actualidad, una Misión franco-ecuatoriana, integrada por J ea n­Frarn;:ois Bouchard y Francisco Valdez , está desarrollando un .proyecto de in­vestigación en el sitio clásico de La Tolita , del que esperamos la solución de muchos problemas planteados y aún no resueltos que afectan a la arqueolo­gía de la costa ecuatoriana de más al Sur.

Arqueología del área del Esmeraldas

La cuenca del río Esmeraldas, en su fracción más próxima a la desem­bocadura, junto con la cuenca de su último afluente por la izquierda, el río Tiaone, y la inmediata costa de Balao , constituye una región con una cierta unidad que ha sido motivo de estudio por parte de la Misión Arqueológica Española en el Ecuador desde 1970 a 197 5. En ella se puede describir una secuencia muy completa que comprende tres fases, etapas o culturas: Tachi­na, Tiaone y Balao.

Cultura Tachina.- Aunque se menciona la posibilidad de que en la zona aparezcan en el futuro evidencias de cultura Valdivia, ya que algunas piezas o fragmentos de este estilo se han detectado en ciertos sitios localiza­dos por la Misión Arqueológica Espafiola en el Ecuador y se han adquirido a huaqueros de la región o figuran en colecciones privadas, lo cierto es que la cultura o fase más antigua identificada es la que denominamos Tachina, según la llamó por primera vez Stirling ( 1963 y 1972).

La cultura Tachina se ha situado en la margen derecha del Esmeral­das, cerca ya de su desembocadura , donde se localizó el sitio de La Cantera y el montículo donde aparecieran las vasijas que adquirió Stirling a un huaque­ro en 1957 . Poco es lo que se puede decir del patrón de asentamiento para esta cultura, si se tienen en cuenta las precarias condiciones del sitio de La Cantera y Jo vago de la determinación de Stirling. El primero se refiere a una ocupación poco prolongada, mientras el yacimiento de Stirling comprendía cuatro montículos o tolas, junto a un estero, a unos 200 m. de la orilla del Esmeraldas. La extensión de este sitio no debía diferir demasiado de los po­blados de la costa de Balao o de la cuenca del río Tiaone.

La cerámica recuperada en La Cantera es extraordinariamente fina y de regular cocción, pero no falta la de tipo ordinario más gruesa y de peor cocción. Abundan las formas "globulares carenadas, planas, los platos con

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Crónicas Bibliográficas ___________________________ _

Figura No . 4

Cultura Tachina: figurillas del sitio La Cantera

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base anular o troncocónica" y los posibles cuellos o golletes largos y de poco diámetro. Los bordes suelen ser "evertidos, rectos y acampanados . con la cara ex terior plana y la interior abombada, con el ex tremo aplanado o ex­pandido". Las patas suelen ser "cónicas, más o menos estilizadas, macizas y huecas, generalmente de mediano y pequei'ío tamai'ío (hasta l ó 2 cms)". En cuanto a la decoración. suele ser grabada, siendo la más frecuente la de líneas paralelas al borde , pero no es infrecuente la cerámica pintada o la del tipo rocker-stamping (López-Caillavet 1979 : 206) .

Se rescataron en el mismo yacimiento catorce fragmentos de figuri­llas, generalmente antropomorfas, aunque hay una que puede identificarse como cabeza de felino. Entre estas cabezas de figurilla hay una que corres­ponde claramente al tipo Mate hueco , tan característico de la cultura Chorre­ra (Sánchez Montai'íés 1981 : 1am. 1-a).

Por último , hay que mencionar un total de 222 lascas e instrumentos de obsidiana aparecidos en todos los niveles del yacimiento. "La existencia de útiles en obsidiana es uno de los rasgos más característicos de la cultura Chorrera" (López-Caillavet 1979 : 209). Este y los restantes rasgos menciona­dos caracterizan muy específicamente a la cultura Chorrera de la costa meri­dional del Guayas y de la cuenca del Daule y Babahoyo. Los hallazgos de Stirling también podrían pertenecer a esta cultura o a la fase de transición Chorrera-Bahía, que en este caso debería ser Chorrera-Tiaone. La cronología sei'íalada para el período Chorrera típico es de 1800/1500 a 500 a. de C. o bien 1000 a 300 a. de C., si seguimos la corrección de Lathrap-Collier-Chan­dra (l 975 : 16). En el caso de Esmeraldas, como en el de la costa de Tumaco , esta cronología podría ser algo más tardía.

Cultura Tiaone.- La cultura Tiaone , que debe ser contemporánea de la fase Tolita, Mataje y Balsal/Nerete y Morro, se extiende por la cuenca del río Tiaone y orillas del bajo Esmeraldas. La Misión Arqueológica Espai'íola excavó el sitio de La Propicia, localizado junto a la desembocadura del Tiao­ne en el Esmeraldas, y recogió información de superficie de otros varios yaci­mientos de la zona mencionada.

El cálculo de población realizado por Mercedes Guinea (1983: 151) permite totalizar para los yacimientos de esta fase cultural una población de 1500 a 3000 habitantes, lo que representa una densidad de 8 a 17 habitantes por km 2. Nada se puede decir de la organización y estructura de los pobla­dos, pero sí se puede sefialar la existencia de concentraciones semiurbanas en las proximidades de La Propicia y en la zona de Vuelta Larga.

En lo que se refiere a la economía de subsistencia, podemos afirmar que en este período, además de las actividades de caza, pesca y recolección, se practicó de manera intensiva la agricultura . En este sentido tenemos evi­dencias que se refieren al uso de una variedad de plantas, entre las cuales de­ben figurar la yuca, el maíz y el algodón, si tenemos en cuenta la presencia, en ocasiones abundante , de restos de ralladores (Rivera et al, 1984: 9 5-13 2)

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Crónicas Bibliográficas ___________________________ _

Figura No . 5

Cultura Tiaone: máscaras (a-e) y figurillas (f-i) de La Propicia

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y de metates, o de manos y machacadores, así como las representaciones de vestidos en las abundantes "figurillas" encontradas en la zona.

Teniendo en cuenta la cantidad de artefactos cuya función puede ser interpretada como agrícola , de caza o pesca, y los restos óseos de animales y sus equivalencias en carne y calorías . se ha podido calcular la población del yacimiento de La Propicia desde un mínimo de 15 ó 20 habitantes hasta un máximo de 60 a 75. en el momento de mayor población (Colón-Rodríguez 1979).

Por otra parte, hay numerosas evidencias acerca de la pesca no sola­mente por los restos de pescado hallados en la excavación, sino por el hecho de que, procedentes de La Tolita, hay algunas representaciones de las embar-

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Figura No. 6

Cultura Tiaone : cabezas de figurilla (a, d, e, f) y golletes decorados (b, c) de La Propicia

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Crónicas Bibliográficas-----------------------

caciones, probablemente canoas monoxilas, con las cuales pescarían en el mar y comerciarían con otros lugares de la costa y a lo largo del río Esmeral­das.

En cuanto a las materias primas de origen mineral, utilizadas durante el período de Desarrollo Regional, hay que mencionar en primer lugar la pie­dra pómez, tan frecuente en La Propicia , perteneciente al complejo de da citas anfibólicas aflorantes entre el Pambamarca y el Antisana en la Cordillera Real; la obsidiana, tan abundante en la fase Tachina. sigue utilizándose durante este período y su procedencia es , obviamente , serrana; el oro es también materia muy frecuentemente utilizada en objetos de carácter suntuario , siendo su ori­gen local , ya que las gravas auríferas son frecuentes en los ríos de toda la pro­vincia de Esmeraldas. El cobre debía de ser importado de la región serrana. mientras los ocres frecuentemente hallados en los sitios arqueológicos de este período deben de proceder de un yacimiento de lutitas y lutitas margosas, próximo a la ciudad de Esmeraldas. Finalmente , una de las materias primas minerales más ampliamente usadas para la fabricación de artefactos fueron las rocas básicas, de color oscuro , origen volcánico y textura porfídica. Las utili­zadas en la región de la desembocadura del río Esmeraldas es muy posible que procedan de una cantera situada en la carretera de Tachina a Río Verde . en las proximidades de San Roque. en la que existe un considerable nivel de conglomerados. Este conglomerado está constituido por cantos de rocas vol­cánicas básicas, de naturaleza idéntica a la de las piezas líticas. El tamaño de los clastos es variado. pero , en general , considerable y bien redondeado: la talla de los instrumentos encontrados concuerda con estas dimensiones, por lo que se puede decir que este nivel conglomerático de rocas básicas ígneas y volcánicas, de matriz arenosa gruesa, puede haber sido fuente de material primario (Alcina-García Palacios 1979: 309-311 ).

Las industrias desarrolladas en la fase Tiaone eran muy variadas. Inde­pendientemente de las que debieron tener como materias primas la madera, la caña u otras de carácter perecedero , tenemos evidencias de las siguientes: (a) cerámica ; (b) lítica. (c) textil; (d) ósea; y (e) metalúrgica.

La mayor cantidad de evidencias se refiere a la industria cerámica, en cuyo material se fabricaron vasijas, figurillas, silbatos, máscaras, ralladores, fichas, chaquiras. pintaderas. torteros, etc. La cerámica de La Propicia es. en general , de buena elaboración, de paredes relativamente finas , buenas arcillas y regular cocción; de formas variadas, en las que la decoración es generalmen­te pintada, predominando el rojo y presentando algunos casos de modelado; son frecuentes las vasijas engobadas, siendo variadas las formas, entre las que hay una cierta proporción de polípodos (Rivera 1979 y Rivera et al. 1984: 31-57).

Emma Sánchez Montañés (1981: 53-63 , Rivera et al. 1984: 59-94) ha replanteado el estilo Tiaone sobre la base de las piezas recuperadas en La Propicia, distinguiendo dos tipos: La Propicia sólido y la Propicia hueco , que derivan del estilo Tumaco-Tolita. Se señala también un estilo transicional

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____________________ Alcina: Arqueología de Esmeraldas

Tolita-Tiaone. Los tipos La Propicia sólido y hueco representan escenas eró­ticas. tipos felínicos o figuras humanas en pie, sentadas o en actitud de co­mer. etc. Las represe ntaciones faunísticas constituyen uno de los grupos más abundantes: figurillas que representan el opossum, así como monos , cánidos y felinos o diversas clases de aves. corno el tucán y otros animales más o me­nos fantásticos , son algunos de los tipos más comunes (Sánchez Montaii és 1972).

Entre las restantes piezas cerámicas hay que mencionar las fusayolas, de diseño semejante a las del período de Integración ; discos perforados que han podido funcionar como fusayolas; fichas o fragmentos discoidales de ties tos recortados después de la cocción ; diferentes tipos de ralladores, entre los que hay que citar los ictiomorfos con incrustaciones de pedrezuelas. los de impresión de concha y los incisos (Sánchez Montañés l 980); las cubiertas de incensarios (Ciudad l 98 l ), de evidente origen mesoamericano ; los silbatos, que representan generalmente aves, pero en ocasiones peces y otras figuras ; manos de machacador o mortero, en forma de falo , de indudable valor o sig­nificado ritual. Además de los utensilios y objetos de cerámica mencionados. hay que señalar también la existencia de algunas vasijas de muy peque110 ta­maño , pero bien terminadas, con engobe rojo, cuya función pudo haber sido la de guardar pigmentos o servir como juguetes.

La industria litica está muy abundantemente representada mediante instrumentos tales como: manos de metates, de las que se pueden distinguir hasta seis diferentes; al menos dos tipos de metates; manos de mortero; un mortero; alisadores de arenisca, pumita y cinesita volcánica; pulidores de rocas basálticas y gabroides; afiladores; cinceles; azuelas; punzones o grabado­res; perforadores; raspadores; cuchillos; discos perforados;pesas de red; mar­tillos; placas; cuentas de collar; un bezote; esferas; etc. Uno de los artefactos más frecuentes en La Propicia son las hachas, de las que se recuperaron 71 piezas completas o fragmentos de ellas. Se pueden señalar varios tipos : de orejeras. co n garganta o mariposoide, ceremoniales, etc . Entre los objetos de hueso encontramos punzones. colgantes, agujas , cinceles, paletas y chaquiras. de las que hay un abundante muestrario . Al igual que los de hueso , los arte­factos de concha son muy escasos; entre ellos hay que citar: plaquitas. col­ga ntes. chaquiras . anzuelos. pulidores. cuchillos y cinceles (Rivera et al. 1984: 133-230 ).

Si por el momento es muy poco lo que podemos decir respecto de la estructura social y política de esta sociedad, las evidencias en relación con el mundo de las creencias y el arte son bastante numerosas. Cerca de 300 figuri­llas o fragmentos de ellas sirven para hacer inferencias y deducciones en lo que se refiere a creencias y sistema religioso , medio ambiente, adorno, vesti­do , tipo físico , etc. Solamente en lo que se refiere a adorno y vestido hay multitud de datos, como son: orejeras, narigueras, tatuaje , pintura corporal, collares, pectorales, tocado , peinado, ajorcas , brazaletes, faldellines, etc. (Sánchez Montañés 1981: 71-87).

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Crónicas Bibl.iográficas ______________________ _

Cultura Balao.- La última etapa en el desarrollo socio-cultural de la reg1011 del río Esmeraldas que estamos estudiando, es la denominada fase Balao , cuya definición se basa en la excavación de varios pozos , junto al este­ro Balao. en la costa del Pacífico de esta zona. Las fechas radiocarbónicas del sitio - entre 940 y 1370 d . de C. - permiten situar esta fase cultural dentro del período de Integración. siendo contemporánea de la cultura Atacames o Atacamcs Tardío , con la que presenta numerosos rasgos que la identifican , así como con la fase Bucheli y con la cultura Mantefia.

El patrón de asentamiento de Balao es de tipo disperso . En la cuenca del estero Balao se localizaron siete yacimientos. con una extensión superfi­cial media entre 2000 y 3000 m2. a los que habría que afiadir los numerosos sitios localizados por Presley Norton en los cortafuegos del área del oleoduc­to. De lo dicho se infiere que el grupo social allí localizado no excedería de las 50 a 70 personas. Jo que puede representar, desde un punto de vista so­cial. una familia extendida.

Teniendo en cuenta las condiciones geográficas de la zona , la econo­mía de los habitantes de Balao debió tener dos fuentes principales de abaste­cimiento: el mar y el bosque. Podemos avanzar que se ha encontrado una gran cantidad de valvas de moluscos , así como restos de peces. No obstante, hay que sefialar el hecho de que no se hallaron anzuelos, aunque sí pesas de red y un instrumento parecido al pico , cuya función podría estar relacionada con la apertura de las valvas de los moluscos.

Pese a ser la pesca , la recolección de moluscos y la caza la base de su economía de subsistencia , los habitantes de Balao conocían y practicaban la agricultura , lo que queda ampliamente confirmado por la abundante presen­cia de torteros, los que implican el cultivo de plantas textiles , entre las cuales estaría quizás el algodón. Por otra parte, se han encontrado numerosos frag­mentos de metates, machacadores y sus respectivas manos, lo que confirma el cultivo de gramíneas , quizás el maíz. Por último, llama la atención la total ausencia de ralladores, tan frecuentes en la etapa anterior, lo que excluye la utilización de la yuca u otras plantas para las que se requiera el uso de ese instrumento.

La aparición de algunas evidencias de gruesos postes de madera con­firma la idea de que las viviendas en esta época eran sobreelevadas , como en la actualidad ; por otra parte , una serie de hogares hallados en el borde de una colina , junto a la playa, permite afirmar que la cocina se hacía al aire libre. sustituyendo con cierta frecuencia los hornillos. Los hogares se realizan en la actualidad extrayendo tierra en forma longitudinal, para así crear un hueco mucho más largo que ancho. Este hueco será el lugar donde se coloque el combustible para calentar las vasijas, las cuales se pondrán apoyadas sobre las paredes laterales, teniendo gran parte de la base y los costados directamente sobre el fuego. Este tipo de hogares está situado o bien en las inmediaciones de la vivienda o bien en su interior; en este caso se rellena un cajón de made­ra con tierra , realizándose en ésta la operación antes citada.

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Figura No . 7

Culturas Balao (a-d) y Atacames (e.f)

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Crónicas Bibliográficas ______________________ _

En una zona del yacimiento de Balao se localizaron hasta un total Je catorce de estos hogares (Alcina-Ramos 1972). situados a diferentes profun­didades y. en dos casos. superpuestos. Aparentemente estaban adosados a una pared en talud. por lo que serían externos a la vivienda. Las superposi­ciones y la proximidad ele estos hogares implican un abandono de éstos. lo que no significa necesariamente un abandono total del asentamiento. ya que tenemos que considerar la posibiliclacl de hogares estacionales.

Arqueología de la bahía de Atacames

La cultura de Atacames puede definirse ahora gracias a las excavacio­nes realizadas intensiva y extensivamente en la hacienda Castelnuevo. en Ata­cames y en Tonsupa. La excavación del montículo E-69, con cuatro metros de profundidad y una serie de cinco fechas radiocarbónicas, constituye la columna básica de referencia de tocio el sitio arqueológico.

El sitio de Atacames tiene una superficie de 1.920 Km2 y está limita­do por el mar, la margen derecha del río Atacames en su tramo final y el es­tero Taseche. quedando sin fijar con precisión el límite Noreste . En esa zona se han localizado 74 montículos y varios sectores ele terreno en los que se aprecian huellas de un número indeterminado de otras tolas, que han debido ser arrasadas con maquinaria agrícola para preparar el terreno con fines de siembra.

Tomando como base de su análisis los volúmenes y pesos respectivos de las tolas y de sus materiales residuales: cerámica , lítica, concha y hueso; Mercedes Guinea ha podido deducir la población total del yacimiento. Dice al respecto lo siguiente:

"Si asumimos que cada uno de ellos [de los montículos no destrui­dos] es el resultado de los desechos de habitación de 30 ó 40 perso­nas durante un número de años variable, tendremos una población entre 2,220 y 2,960 personas, lo que significa para el total de Ataca­mes prehistórico entre 5,640 y 7,520 habitantes. Estas cifras corres­ponderían al último · período de ocupación del poblado'' (Guinea 1983: 147). Sobre la base de los datos rescatados en la excavación de Atacarnes ,

he propuesto en otro lugar (Alcina-Peña 1979) un patrón de asentamiento concentrado. basado en la reproducción indefinida de un modelo consistente en una plaza circular en la que una choza representa el posible templo, mien­tras las restantes son viviendas y dejan en el centro de la plaza una zona de enterramiento que , en ocasiones. es un montículo de gran extensión y poca altura. Muchas de esas plazas tienen una "aguada" que puede recoger agua pluvial o está conectada con el estero Taseche subterráneamente.

Desde hace algún tiempo he planteado la posibilidad de que la cultu­ra Atacames pudiese subdividirse en dos etapas. a las que he llamado Ataca­mes Temprano y Atacames Tardío . Si analizamos por el método de presen-

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cía/ausencia una serie de 27 rasgos. en la secuencia del montículo E-69 (Ta­bla 5) podremos apreciar cómo en torno a los niveles 12/13 . que correspon­den a los aiios 850-870 d. de C.. se observa un cambio que resulta significa­tivo. ya que muchos de los rasgos ausentes para el período Tardío correspon­den o coinciden o están presentes en la cultura Tiaone.

Los rasgos ausentes de Atacames Tardío y que coinciden con los de la cultura Tiaone son los siguientes: pulidores, ralladores, polípodos. lascas de obsidiana, colgantes de hueso y agujas de hueso; pero a esos rasgos se de­ben aiiadir los siguientes: colgantes de concha, fichas. hachas líticas y punzo­nes de hueso , ya que estos rasgos se hallan presentes en el período Tardío. pero en escasa cantidad . A esos rasgos hay que aiiadir algunos otros , ausentes en la cultura Tiaone y en el período Atacames Tardío. como son: pintaderas, placas de hueso , flautas de hueso, colgantes de nácar y. quizás. separadores de hueso y fragmentos de hueso trabajado. en la medida en que su presencia en el período Tardío es escasa.

De acuerdo con esta somera comparación, que debemos considerar corno meramente indicativa, se observa una marcada separación entre las ca­racterísticas que definen Atacames Tardío y la cultura Tiaone. mientras las coincidencias entre esta última fase y Atacames Temprano son muy abundan­tes y significativas.

El problema cronológico que significa aceptar esta adscripción de la fase Atacames Temprano (750-850) al período de Desarrollo Regional, pue­de resolverse admitiendo que éste queda modernizado , pasando de compren­der desde el 500 a. de C. hasta el 500 d. de C .. según la cronología propuesta por Betty J. Meggers, a la del comienzo de la era cristiana hasta 850/900 el . ele C. De ese modo , el período de Integración se retrasaría igualmente en esta región , comprendiendo desde 850 hasta 1500 ó 1600 J . de C. e inclu­yendo así la fase Atacames Tardío y Balao . Otra posible solución a este pro­blema cronológico sería considerar Atacames Temprano como una fase de transición entre lo que conocemos como Desarrollo Regional y el período de Integració n típico .

Atacarnes , tal como puede apreciarse actualmente desde un punto de vista arqueológico. como un asentamiento semiurbano se orienta sobre la base el e dos áreas fundamentales ele actividad: Jo que podríamos llamar área sagrada . en contraste con un área profana. El área profana debe cubrir un mayor número y variedad de actividades. entre las cuales hay que contar con las ele carácter habitacionaL agrícola. pesquero , marisquero y artesanal.

El área de actividad agrícola se ex tendería en torno al poblado. espe­cialmente por el lado NE del mismo. Maíz , algodón y mandioca han podido ser algunas de las plantas cultivadas. Las áreas de caza y recolección queda­rían mucho más apartadas del poblado que los campos de cultivo. Las áreas de actividad pesquera y marisquera se extenderían por los cursos del Taseche y Atacames y la playa, alcanzando un límite de "alta mar" , como prueba la existencia de determinados restos óseos de peces y moluscos cuyo hábitat se

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halla en esa zona del mar. Una última área de actividad. la artesanal. es de indudable importan­

cia en una población en la que el grado de especialización es ya muy alto . Los productos artesanos -cerámica, chaquiras , objetos de hueso y de con­cha. de metal. etc.- y las materias primas de carácter local , como el mullu, el algodón o el oro, tendrían su salida natural a través del "puerto de intercam­bio" o mercado internacional, cuya localización concreta hay que situar muy

Rasgos

Pesas de red Figurillas Silbatos Máscaras Manos de mortero Pulidores Perforadores Alisadores Afiladores Ralladores Polípodos Obsidiana Colgantes de hueso Colgantes de concha Agujas de hueso Fichas Hachas líticas Metal Chaquiras Punzón de hueso Torteros Vasijas pequeñas Pintaderas Instrumentos de piedra Placas de hueso Separadores Flautas de hueso Fragmentos de hueso Colgantes de nácar Objetos de concha Objetos no identificados Metales

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Tabla 6

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probablemente en el curso del río Atacames. en las inmediaciones de su de­sembocadura en el océano (Alcina-Pe11a 1979).

Mercedes Guinea, en colaboración con Jesús Galván. ha desarrollado un programa de análisis cerámico por difracción de Rayos X y microscopía electrónica, comparando los patrones regionales de composición química de las cerámicas y demostrando claramente una serie de nexos comerciales o de int ercambio en la región. Según los autores citados. se han encontrado

"dos tipos de redes comerciales , una interior. representada por los ya­cimientos con fragmentos del tipo Vuelta Larga Tricolor, y otra cos­tera , en la que participan los yacimientos con tipos Atacamcs Trián­gulos Rojos y Atacames Blanco, y que cada una de ellas sería típica de una fase cultural. Los yacimientos del interior relacionados comer­cialmente pueden datarse en el período de Desarrollo Regional. que vendría representado en esta zona por la fase Tiaone. y los de comer­cio costero estarían dentro del período de Integración, fase Ataca­mes" (Guinea-Galván 1979: 269).

En contraste con la cultura Tiaone , en Atacames se han encontrado suficientes datos en relación con enterramientos como para poder apuntar al­gunas conclusiones al respecto . Así. parece que coexisten las inhumaciones primarias y las incineraciones; las primeras se hicieron en la tierra, con las ofrendas alrededor y, en ocasiones, en una excavación circular o semicircu­lar , mientras las incineraciones se hacían en grandes cilindros de cerámica y ocasionalmente en ollas. En lo que se refiere a las ofrendas, hay que mencio­nar la casi constante presencia de peque11as ollitas (Barriuso 1979 y 1980).

Fronteras y relaciones

Para concluir este estudio de conjunto sobre la arqueología de Esme­raldas (Ecuador) , conviene hacer una referencia , por breve y somera que sea. a algunos problemas relativos a los límites o fronteras de la región y a las re­laciones a media y larga distancia de las culturas de este territorio.

Para la cultura Mataje, Reichel-Dolmatoff señala una relación directa entre la fase Mataje I y el valle de Cauca, donde muchos tipos cerámicos ten­drían , por Jo tanto , su origen en la costa; igualmente , Mataje II se relaciona, según este mismo autor, con Catanguero , el sitio arqueológico del bajo río Calima , con una fecha de 250 a. de C. ( Reichel-Dolmatoff 1965 : 114 ). Más all:í de Tumaco , parece que el estilo Tumaco-Tolita se extiende al menos has­ta Guapi.

En lo que se refiere a la región del bajo Esmeraldas, su relación con el altiplano, al menos durante el Formativo Tardío y el período de Desarrollo Regional , es constante, a través de la vía natural que constituyen el propio río Esmeraldas y su afluente principal , el río Guayllabamba. Del extraordina­rio uso de instrumentos de obsidiana durante la fase Tachina, se puede inferir que estas poblaciones mantenían un comercio importante con la Sierra. Aun-

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que para la fase Pozo de lmbabura , equivalente a la fase Tiaone o To/ita de Esmeraldas, se ha señalado una ruta comercial entre esas dos regiones. la mis­ma que incluiría como materia prima de importancia la obsidiana , nada se puede decir, sin embargo, para la fase Espejo Reciente, en la que cabría espe­rar ese tipo de comercio con las poblaciones chorrerianas de Tachina (Myers­Brouillard s/f. ).

La aplicación del médoto analítico de difracción de Rayos X y mi­croscopía electrónica a una amplia muestra cerámica de la región comprendi­da entre Tachina y Tonchigüe , en la costa, y la cuenca del Tiaone , por el inte­rior. permitió a Mercedes Guinea señalar dos tipos de redes comerciales o de intercambio de productos cerámicos suntuarios:

"una interior, representada por los yacimientos con fragmentos del tipo Vuelta Larga Tricolor, y otra costera, en la que participan los yacimientos con tipos Atacames Triángulos Rojos y Atacames Blan­co, y que cada una de ellas sería típica de una fase cultural. Los yaci­mientos del interior relacionados comercialmente pueden datarse en el período de Desarrollo Regional, que vendría representado en esta zona por la fase Tiaone, y los de comercio costero estarían dentro del período de Integración , fase Atacames ( . . . ). Finalmente, sólo que­daría destacar cómo para la fase Atacames las relaciones comerciales y, consiguientemente , muchos otros tipos de influencias, le vendrían a esta zona del sur del país y, por el contrario, para la fase Tiaone ( . . . ) vendrían de localidades más al norte" (Guinea-Galván 1979 : 269) . Todo parece indicar que las relaciones en la etapa más tardía de la

región de Esmeraldas y Atacames proceden del Sur, muy probablemente de la llamada cultura Jame-Coaque , todavía mal conocida en términos de crono­logía y territorio .

En lo que se refiere a las relaciones a larga distancia de las culturas de la región de Esmeraldas, hay que mencionar que desde fechas muy antiguas se ha postulado la existencia de nexos entre Mesoamérica y los Andes, preci­samente a partir de evidencias recogidas en esta región. En relación con este tema - uno de los que más amplia bibliografía ha producido-, cabría definir una serie de etapas en su estudio.

Uno de los estudios más antiguos que abordan esta cuestión , es el de Phillip Ainsworth Means ( 1917), pero sin duda los que representan un esfuer­zo más continuado y amplio son los trabajos de Max Uhle ( 1922, 1923a, 1923b y 193 l ), que atribuyen a toltecas y mayas la paternidad de muchas culturas ecuatorianas tanto en la región de Esmeraldas como en la región se­rrana del Cañar y el valle de Cuenca. En esa línea hay que inscribir también el estudio de Jacinto Jijón y Caamaño (l 930) "Una gran marea cultural en el NO de Suramérica". El mismo título de este artículo muestra claramente cuál era el espíritu en el que se movían los autores citados, uno y otro funda­dores de los estudios arqueológicos en Perú y Ecuador, respectivamente , pero moviéndose en el ámbito del más exagerado "difusionismo". Los plantea-

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mientos más moderados de A.L. Kroeber ( 1928) o de Robert H. Lowie (1938) no impiden considerar a éstos. lo mismo que a W. Lehmann (1938) y Dieseldorff (1934 ). en la misma línea que siguieran J ijón y Uhle aiios antes.

Los a11os de la II Guerra Mundial y los inmediatamente siguientes de­ben ser considerados como una prolongación tardía de la etapa anterior. En esa línea hay que considerar las aportaciones de Means ( 1940) , Lothrop ( 1940). Kidder ( 1940), Strong ( 1949) y Harcourt ( 1949).

Los a11os 50 representan una inflexión significativa en la orientación de los estudios de relaciones o correlaciones entre Mesoamérica y el Area Andina. Independientemente de los estudios de carácter más general. como los de Beals (1955) y Willey (1955). o de los que se refieren a migraciones. como el de Newman (1959). se inicia una serie de estudios que cabría titular como de items de especial relevancia,como el de Lehmann ( 1951) sobre el tipo del "personaje acostado" o los que abordan el problema de los contac­tos como relaciones de carácter comercial (Chard 1950).

En los años 60. los es tudios sobre este tipo de contactos a larga dis­tancia se intensifican considerablemente. Entre los trabajos de carácter más amplio, aunque no sobrepasan el nivel de las listas de rasgos, hay que mencio­nar los de Borhegyi (l 959-60), Evans-Meggers (1966). Lathrap ( 1966) y Me­ggers ( 1964 ). Michael D. Coe ( 1960) plantea ese tipo de contactos en una época temprana y sobre la base de relaciones de carácter marítimo. Otros autores aluden al problema de la metalurgia. tan tardíamente introducida en Mesoamérica (Monuntjoy 1969 ), pero la mayor parte se refieren a casos con­cretos de similitud de rasgos estilísticos o a otros aspectos y entre ellos hay que mencionar a Lothrop ( 1961 ), Nogu era (l 961 ). !barra Grasso ( 1963 ). Meggers-Evans (1964 ), Becker-Konner (l 966). Capua (l 966 ), Porras ( 1966 ). Solar ( 1966), Furst ( 1967), Meighan ( 1969) y Noguera ( 1969).

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A finales de esa década, Betty J . Meggers decía:

"Hasta tiempos relativamente recientes se pensaba que los núcleos de civilización en el Nuevo Mundo, Mesoamérica y los Andes Centrales, habían llevado a cabo sus desarrollos independientemente. o al menos con un mínimo de intercomunicación. Sin embargo, un mejor conoci­miento de las secuencias culturales en ambas áreas ha venido a hacer cada vez más evidente no sólo que tuvo Jugar un fuerte intercambio, sino que éste comenzó en un momento relativamente antiguo . Duran­te el período Formativo Temprano, rasgos de significación básica pa­saron de una región a otra. incluyendo fabricación de cerámica y cier­tas especies de plantas domesticadas. Empezando poco antes de la era cristiana y continuando hasta la conquista espaiiola. la evidencia del contacto es más abundante y quizás el resultado de expediciones co­merciales planeadas. Sellos planos y cilíndricos hechos de cerámica. pequeñas máscaras de barro , numerosos detalles de vestido y tocado. son algunos de los elementos introducidos en el Ecuador costero des­de México, mientras que el molde para figuritas, junto a las tumbas de pozo y cámara y la metalurgia, se difundieron de Sur a Norte.

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Objetos que sobreviven en el registro físico debieron ser acompar1a­dos por elementos de naturaleza intangible . tales como creencias y prácticas religiosas. Los principales focos del contacto parecen haber sido la costa del Ecuador y Sur de México y muchos de los rasgos intercambiados fueron esporádicamente adaptados o no fuera de estas regiones. Hasta qué punto fue significativo este intercambio para estimular el proceso de desarrollo cultural. es una cuestión q uc todavía no ha sido contestada" (Meggers 1970 : 31-32). En el marco de las investigaciones planeadas a desarrollar por parte

de los miembros de la Misión Arqueológica Espaf'iola en el Ecuador, se inclu­yó el tema de las relaciones entre Mesoamérica y el Area Andina Septentrio­nal. investigación que fue desarrollada como tesis doctoral por Miguel Rivera ( 1972. 1973 ). El planteamiento de Rivera venía a responder a la última cues­tión planteada por Betty J . Meggers. en el párrafo transcrito más arriba. y su resultado más significativo fue la elaboración de un "modelo" teórico de difusión-aculturación que requería de una "verificación" que no fue posible desarrollar en los af'ios en que la Misión Espaf'iola trabajó en Esmeraldas.

El tema sigue abierto y en esa línea habría que inscribir los trabajos más recientes de Sánchez Montañés (1979 ), de Andrés Ciudad (1981) y de Jorge Marcos ( 1982), que inciden en problemas de mayor entidad y signifi­cación socio-cultural que muchos de sus precedentes ya citados.

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José Alcina Franch Dpto. de Antropología Americana

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