LA CONTRATACIÓN CONTEMPORÁNEA
-
Upload
renato-ampuero -
Category
Documents
-
view
71 -
download
0
Transcript of LA CONTRATACIÓN CONTEMPORÁNEA
LA CONTRATACIÓN CONTEMPORÁNEA
Autor:
Abogado: Didi Hugo Gomez Villar
Docente Universitario
Desarrollo temático:
1. Generalidades.- 2. Presupuestos: 2.1. Sociedad de masas.- 2.2. Producción en masa.- 3. Definición.- 4. Elementos: 4.1. El
consentimiento (satisfacción de necesidades).- 4.2. La obligación.- 4.3. La causa.- 5. Características: 5.1. Rapidez.- 5.2. Economía.- 5.3. Uso de la tecnología.- 5.4. Estandarización.- 6. Principios: 6.1. Libertad de
contratar.- 6.2. Buena fe.- 6.3. Predisposición.- 6.4. De adhesión.- 6.5. De eficiencia.- 6.6. Primacía de la realidad.- 6.7. De transparencia.-
6.8. Pro- adherente.- 7. Teorías o doctrinas que sustentan la contratación contemporánea: 7.1. Ontología globalista.- 7.2. Análisis
económico del derecho- AED.- 7.3. Teoría de la declaración de voluntad.- 8. Función social del contrato.- 9. Etapas de la contratación contemporánea: 9.1. Contractual (formación).- 9.2.
Post- contractual (ejecución).- 10. Contratación en masa. 10.1. Definición.- 10.2. Elementos.- 10.3. Características.- 10.4. Formas de
contratación masiva: 10.4.1. Contratación predispuesta o por adhesión: 10.4.1.1. Antecedentes.- 10.4.1.2. Definición.- 10.4.1.3.
Elementos.- 10.4.1.4. Características.- 10.4.1.3.4. Naturaleza jurídica- teorías.- 10.4.2. Cláusulas generales de contratación: 10.4.2.1. Definición.- 10.4.2.2. Elementos.- 10.4.2.3. Características.- 10.4.2.4.
Naturaleza jurídica.- 10.4.3. Contratación electrónica o telemática.- 10.4.3.1. Definición.- 10.4.3.2. Elementos.- 10.4.3.3. Características.-
10.4.3.4. Naturaleza jurídica.- 10.4.4. Relaciones contractuales de hecho. 10.4.4.1. Antecedentes.- 10.4.4.2. Definición.- 10.4.4.3.
Elementos.- 10.4.4.4. Características.- 10.4.4.5. Naturaleza jurídica- teorías.- 10.4.5. El contrato de consumo.- 10.4.5.1. Definición.- 10.4.5.2. Elementos.- 10.4.5.3. Características.
1. Generalidades.- Llamamos contratación contemporánea a la actividad
contractual que se desarrolla en la actualidad, esto es, la edad
contemporánea. La edad contemporánea es el nombre con el que se
designa el periodo histórico comprendido entre la Revolución francesa y la
actualidad. Comprende un total de 224 años, entre 1789 y el presente
(2013). La humanidad experimentó una transición demográfica, concluida
para las sociedades más avanzadas (el llamado primer mundo) y aún en
curso para la mayor parte (los países subdesarrollados y los países
recientemente industrializados), que ha llevado su crecimiento más allá de
los límites que le imponía históricamente la naturaleza, consiguiendo la
generalización del consumo de todo tipo de productos, servicios y recursos
naturales que han elevado para una gran parte de los seres humanos su
nivel de vida de una forma antes insospechada, pero que han agudizado
las desigualdades sociales y espaciales y dejan planteadas para el futuro
próximo graves incertidumbres medioambientales.
Los acontecimientos de esta época se han visto marcados por
transformaciones aceleradas en la economía, la sociedad y la tecnología
que han merecido el nombre de Revolución industrial, al tiempo que se
destruía la sociedad preindustrial y se construía una sociedad de clases
presidida por una burguesía que contempló el declive de sus antagonistas
tradicionales (los privilegiados) y el nacimiento y desarrollo de uno nuevo
(el movimiento obrero), en nombre del cual se plantearon distintas
alternativas al capitalismo. Más espectaculares fueron incluso las
transformaciones políticas e ideológicas (Revolución liberal, nacionalismo,
totalitarismos); así como las mutaciones del mapa político mundial y las
mayores guerras conocidas por la humanidad.
La edad contemporánea está comprendida entre el siglo XIX, XX y XXI.
Las características fundamentales del siglo XIX (1801–1900) son sus
fuertes cambios. Cambios anunciados y gestados en el pasado pero que se
efectuarían. Cambios en todos los ámbitos de la vida y el conocimiento.
Revoluciones de todas las índoles tendrían su lugar. La ciencia y la
economía se retroalimentarían, el término "científico", acuñado en 1833
por William Whewell, sería parte fundamental del lenguaje de la época; la
economía sufriría dos fuertes revoluciones industriales, la primera
acaecida entre 1750 y 1840, y la segunda entre 1880 y 1914. En política,
las nuevas ideas del anterior siglo sentarían las bases para las
revoluciones burguesas, revoluciones que se explayarían por el mundo
mediante el imperialismo y buscaría alianza con el movimiento obrero al
que, para evitar su triunfo, le cederían el sufragio universal; en filosofía,
surgirían los principios de la mayor parte de las corrientes de pensamiento
contemporáneas, corrientes como el idealismo absoluto, el materialismo
dialéctico, el nihilismo y el nacionalismo; el arte demoraría en iniciar el
proceso de vanguardización pero quedaría cimentado en movimientos
como el impresionismo.
Por su parte, el siglo XX se inició en el año 1901 y terminó en el año
2000. Fue el último siglo del II milenio. Se caracterizó por los avances de la
tecnología; medicina y ciencia en general; fin de la esclavitud en los
llamados países desarrollados; liberación de la mujer en la mayor parte de
los países; pero también por crisis y despotismos humanos en forma de
regímenes totalitarios, que causaron efectos tales como las Guerras
Mundiales; el genocidio y el etnocidio, las políticas de exclusión social y la
generalización del desempleo y de la pobreza. Como consecuencia, se
profundizaron las desigualdades en cuanto al desarrollo social, económico
y tecnológico y en cuanto a la distribución de la riqueza entre los países, y
las grandes diferencias en la calidad de vida de los habitantes de las
distintas regiones del mundo. En los últimos años del siglo, especialmente
a partir de 1989-1991 con el derrumbe de los regímenes colectivistas de
Europa, comenzó el fenómeno llamado globalización o mundialización.
Por otro lado, el siglo XXI es nuestro presente, de acuerdo con el
calendario gregoriano. Oficialmente comprende los años entre 2001 y
2100. Es el primer siglo del III milenio. El siglo XXI se caracteriza por el
avance y expansión de la digitalización y el control de la información a
nivel global. También a esta época se le conoce como la era de la
información, (quien la controla y quien accede a ella tendrá las mejores
oportunidades). La era industrial y espacial se caracterizaba por modelos
lineales poco cambiantes. Las llamadas redes sociales reflejan el
intercambiante mundo de información, conectividad a bajo coste. Este
progreso ya se había iniciado a partir de la década de 1970 con la tercera
revolución industrial. Sin embargo, a comienzos del siglo XXI, la
digitalización experimentó un enorme cambio que dio lugar a nuevos
dispositivos de almacenamiento de datos (memorias flash) y una mayor
intensidad en la expansión de la telefonía móvil (iniciada en los años 1980
en Europa y Estados Unidos). En el campo de la tecnología, también
destacó el conocido como apagón analógico, dada la aparición en 2005 de
la televisión digital terrestre, la masificación de dispositivos móviles y el
bajo coste de acceder a internet; así como el postdesarrollo del Proyecto
Genoma Humano.
Conforme a lo señalado en los párrafos precedentes, uno de los
acontecimientos de trascendental importancia en la edad contemporánea
es la Tercera Revolución Industrial. La tercera revolución industrial,
tercera revolución científico-técnica o revolución de la inteligencia (RCT),
comienza al acabar la II Guerra Mundial, mitad del siglo XX, hasta la
actualidad, es un concepto y una visión esbozada por Jeremy Rifkin y
avalada por el Parlamento Europeo, en una declaración formal aprobada
en junio de 2007. La tercera revolución industrial otorga una gran
importancia a la tecnología. Las áreas más representativas de ésta son
la I+D (investigación y desarrollo) de la energía nuclear, las
telecomunicaciones y el espacio y Universo, así como las ciencias de
la informática, la robótica y la biotecnología.
Para Jeremy Rifkin, en su libro ―La Tercera Revolución Industrial”, son
cinco los pilares básicos sobre el que se asienta la Tercera Revolución
Industrial:
Cambio del régimen energético actual basado en los combustibles
fósiles por uno basado en las energías sostenibles, para ello el peso de
las energías renovables en el mix energético debe ir aumentando.
Los edificios, especialmente las viviendas y los edificios públicos
deberían ser transformados en mini centrales productoras de energía
renovable, mediante paneles solares, pilas de hidrógeno, pequeños
aerogeneradores, etc.
La instalación de pilas de hidrógeno y otras sistemas de almacenamiento
de energía en cada vivienda y edificio público permitiría el
almacenamiento de la energía renovable generada y no consumida en el
instante, asegurando así un suministro seguro y continuo de energía
verde que cubriera la demanda.
Utilizar la avanzada tecnología de comunicación de Internet para
convertir la red eléctrica en una red inteligente utilizada por millones de
personas para enviar y recibir la electricidad generada en sus edificios.
La renovación de la flota de transporte por carretera por vehículos
propulsados por pilas de combustible de hidrógeno que sería generado en
las viviendas y edificios. Sería necesario también crear una red de
estaciones de recarga donde los ciudadanos pudieran comprar y vender la
electricidad necesaria.
En el ámbito contractual, en la edad contemporánea se presentan dos
formas de contratación: la contratación paritaria, negociada o clásica y la
contratación masiva o en masa1. La primera forma de contratar
corresponde a la contratación moderna que ya hemos explicado en un
trabajo anterior, por lo que en esta parte concentraremos nuestra atención
en la contratación masiva o en masa. Al respecto: TORRES VASQUEZ
1 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, pgas. 29- 30. El autor sostiene que ―…En el mundo actual
coexisten los contratos de libre negociación, basados en la igualdad de ambas partes
para, en libre discusión, establecer el contenido del contrato (concepto clásico de
contrato) y los contratos en los cuales no hay libre negociación porque una de las partes
ve restringido al máximo su poder de negociar el contenido del contrato, sin tener otra
alternativa que aceptar o rechazar la oferta. Sin embargo, en ambas situaciones, la
voluntad de ambas partes es necesaria para dar nacimiento a la relación. En tal virtud,
no asistimos a una crisis del contrato como algunos creen, sino a una revisión del
concepto de contrato...‖
sostiene que ―…Pero no debemos perder de vista que en la sociedad
contemporánea, el contrato paritario, en el que ambas partes contratantes
discuten, caso por caso, todas y cada una de las cláusulas o
estipulaciones que forman el contenido del contrato, coexisten con el
contrato masivo, cuyo contenido es predispuesto por la parte fuerte de la
relación. Uno y otro tipo de negociación se presenta en los contratos
tradicionales (compraventa, arrendamiento, cuenta corriente, etc.) como en
los denominados contratos modernos (joint venture, franchising, etc.). En
nuestro medio, la predisposición contractual prevalece en las grandes
ciudades, mientras que en las pequeñas y en el ámbito rural predomina el
contrato paritario. En ciertas actividades, por ejemplo, las de transportes,
bancarias, seguros, la negociación por adhesión al esquema uniforme que
suministra el empresario es casi exclusiva, en cambio, en otras como en la
construcción de inmuebles, la constitución de joint venture, prima el
contrato paritario o negociación, la adhesión está prácticamente ausente.
En las ciudades más desarrolladas del mundo se impone la adhesión del
consumidor o usuario al esquema de contrato uniforme que presta el
empresario, pero el contrato paritario no ha desaparecido, ni hay visos de
que pueda desaparecer…‖2
De lo que caracteriza a la edad contemporánea (siglo XIX, XX, XXI)
podemos sistematizar los presupuestos de la contratación contemporánea.
2. Presupuestos.- Los presupuestos son aquellos aspectos que pre-
existen a la contratación contemporánea, es decir, aquellas condiciones o
situaciones sociales que denotan una alteración en la forma clásica o
moderna de contratar. Al respecto: FARIMA sostiene que ―El pensamiento
jurídico del siglo XIX concibió al contrato como expresión de la voluntad
2 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, p. 349
individual plasmada en el acuerdo de voluntades; pero llegó un momento
en que ya no hubo más continentes que descubrir; los recursos naturales
se hallaban en progresiva explotación, y ya, a principios del siglo xx, había
que conservar lo quedaba de aprovechable. Las fuerzas de la naturaleza
estaban controladas y el desarrollo industrial había adquirido
proporciones insospechadas, lo que fue creando un sistema económico
donde, por un lado, las empresas adquirían cada vez mayor poder frente a
la masa proletaria y, por el otro, hizo su aparición la masa inerme de los
consumidores, que empezó a ser considerada. Por todas estas razones, se
advirtió que ya no sería posible continuar permitiendo a los individuos
hacer lo que su imaginación inquieta o su audaz ambición les sugiriera
como un medio de conseguir beneficios. Expresa POUND que si bien los
abogados continuaron repitiendo la antigua fórmula, inspirada en el
principio del libre albedrío individual, en el siglo xx, y sobre todo después
de la Segunda Guerra Mundial, el derecho comenzó a orientarse en otra
dirección. Se empezó a restringir la libertad de que gozaba el propietario
para hacer con lo suyo lo que quisiera, a fin de que no traspusiese sus
límites, poniendo en peligro la seguridad pública. En el ámbito de los
contratos se consideró la necesidad de acortar -especialmente en
materia comercial- la plena libertad pregonada, al advertirse que las
nuevas condiciones económicas, industriales, comerciales,
tecnológicas y sociales hacían que la abstracta libertad contractual y
el acuerdo de voluntades como base de los contratos resultaran
ilusorios y menoscabaran -en vez de promover- el pleno desarrollo de
los individuos que, en su casi totalidad, se hallaban (y se hallan)
sometidos a la voluntad de las grandes empresas que imponían (e
imponen aún) sus condiciones a la masa indefensa de adquirentes.”3.
Por su parte, ROPPO sostiene que ―La economía y la sociedad de masa
3 FARIMA, Juan M. Contratos Comerciales Modernos. 2da, edición, Editorial Astrea,
1999, Buenos Aires, Pgas. 176- 177
inducen necesidades estandarizadas. Esto implica la estandarización de
los bienes y de los servicios ofrecidos por las empresas en el mercado, la
cual a su vez determina la estandarización de los correspondientes
contratos: para la venta de sus bienes y la erogación de sus servicios, cada
empresa utiliza un contrato estándar que es uniformemente aplicado en
las relaciones con todos sus clientes. (…) El fenómeno de la
estandarización implica los ulteriores fenómenos de la predisposición
unilateralmente y de adhesión. Los contratos de la moderna economía de
masa están unilateralmente predispuestos: ello significa que el texto
contractual no surge de una tratativa entre la empresa y el cliente, en la
cual este pueda hacer valer sus razones e intereses, y en relación a estos
conformar el contrato; sino más bien viene elaborado por la misma
empresa interesada, que presenta al cliente un contrato completamente
pre- confeccionado y no modificable. Por esto los contratos de la economía
moderna de masa son contratos ―por adhesión‖; el cliente se ―adhiere‖ al
contrato estándar, vale decir, lo acepta sin discusión o sin llegar a gravitar,
con su voluntad, sobre su contenido. (…) El fenómeno plantea una cuestión
teórica: si el contrato, en el cual la voluntad de una parte no llega a influir
de manera significativa, pueda decirse que está fundado sobre el acuerdo
de esta; y por consiguiente si sea un verdadero contrato. La respuesta es
sí. (…) Una corriente de pensamiento responde negativamente, sosteniendo
que en estas condiciones el ―contrato‖ tiene más bien el valor de ―norma‖
que una parte, dotada de poder, impone a la otra, que por su ausencia de
poder debe sufrirla. Además, al igual que la norma, el contrato estándar
presenta los caracteres de la generalidad y de la abstracción.‖4
4 ROPPO, Vincenzo. EL CONTRATO. Título Original en Italiano IL CONTRATTO.
Traducción a cura de Eugenia Ariana Deho. 1era. Edición, Gaceta Jurídica, 2009, Lima-
Perú, p. 63
De lo afirmado por los distinguidos doctrinarios y las condiciones o
situaciones sociales señaladas, podemos sistematizar los siguientes
presupuestos: la sociedad de masas y la producción en masas.
2.1. Sociedad de masas.- El siglo XIX, como producto de la
industrialización, vio el surgimiento de la moderna sociedad de masas,
como oposición a la vieja división entre una reducida élite aristocrática y la
gran masa del bajo pueblo. Esto ocurrió porque los costos de producción
de las mercancías bajaron, quedando la producción a disposición de
nuevos actores sociales, la clase media, con nuevos medios económicos
provenientes de las profesiones liberales, y que por ende pudieron
ascender socialmente. Nuevos inventos, como el envasado de comida en
latas (desarrollado inicialmente para el ejército napoleónico), permitieron
que las nuevas clases sociales accedieran a nuevas fuentes de
alimentación.
La industrialización trajo consigo un fenómeno trascendente y alarmante
de las últimas décadas, que se incrementa año tras año, esto es, la
explosión demográfica. Desde fines del siglo XIX hasta la fecha se ha
producido una progresiva aceleración y un incontrolable aumento de la
población. Este incremento demográfico ha ocasionado profundas
transformaciones en las estructuras sociales, económicas, culturales,
políticas y también jurídicas, dando lugar a nuevas necesidades y varios
problemas. Los usos y costumbres, las prácticas y modelos, así como los
patrones o reglas de la sociedad han sufrido enormes cambios. Un nuevo
paradigma se presenta: la masificación de la sociedad. El incremento de
seres humanos en el mundo ha generado las llamadas ―masas humanas‖.
La masa es pura cantidad, una acumulación o conglomerado sin trabazón
interna y sin forma externa; implica la homogeneidad de sus partes
componentes o, cuando menos, la insignificancia de las diferencias que
pudieran existir. Completando este concepto, Emil Brunner señala que la
masa es una estructura amorfa, conformada por una mera reunión de
partículas.5 Por consiguiente, la masa humana es un conjunto amorfo de
personas, donde cada ser humano se integra como un ente armónico, pero
despersonalizado. En este sentido, la sociedad de hoy se encuentra
conformada por masas humanas, que en palabras del filósofo español
ORTEGA Y GASSET, son un conjunto de personas no cualificadas.6 Para
SOTO COAGUILA la sociedad de masas “es un conjunto de inorgánico de
individuos despersonalizados, la agregación física y compacta de seres
humanos orientados hacia un contenido directo, temporal y organizado y
que en su mayoría reacciona ante los mismos estímulos y de una manera
semejante‖7.
No debemos confundir la sociedad de masas con el concepto de pueblo. Al
respecto, el Papa Pio XII ha expresado que ―Pueblo y multitud amorfa o,
como suele decirse, masa, son dos conceptos diferentes. El pueblo vive y
se mueve por su vida propia; la masa es de por sí inerte y sólo puede ser
movida desde afuera. El pueblo vive de la plenitud de la vida de los
hombres que lo componen, cada uno de los cuales – en su propio puesto y
según su manera propia- es una persona consciente de su propia
responsabilidad y de sus propias acciones. La masa, por el contrario, es
para el impulso del exterior fácil fuguete en manos de cualquiera que
explote sus instintos o sus pasiones, presta a seguir sucesivamente hoy
esta bandera, mañana otra distinta‖.8
5 Emil BRUNNER, La Justicia, Traducción al castellano de Luis Recasens Siches, México,
1961, p. 229, citado por Juan VALLET DE GOYTISOLA, Ob. Cit, p. 115.
6 José ORTEGA Y GASSET, La rebelión de las masas. Barcelona, editorial Planeta- De
Agostini, 1984, p. 247.
7 SOTO COAGUILA, Carlos Alberto. Transformación del Derecho de Contratos. Editora
Jurídica Grijley E.I.R.L., 2005. Lima-Perú, p. 3.
8 Papa Pío XII, Benignitas et humanitas, Radiomensaje de Navidad de 1994, I, 17, Citado
pór Id., pp. 122- 123
De acuerdo a lo expresado por el Papa Pío XII, el pueblo posee una
identidad propia, a diferencia de la masa que carece de una conciencia
colectiva
2.2. Producción en masa.- Además de la sociedad en masas, otro
presupuesto importante para la contratación contemporánea es la
producción en masa, entendido como la elaboración de productos,
materiales o inmateriales, en serie, a consecuencia de la revolución
industrial9. Al respecto LORENZETTI sostiene que ―La producción se
identifica con la elaboración de productos. Estos pueden pertenecer a
cualquier área de la economía: agrícolo-ganadera, industrial o terciaria,
como los productos informáticos. También incluye el concepto a los bienes
materiales o inmateriales, como la obra intelectual. Todo ello, siempre que
sean susceptibles de una relación de consumo, que es un concepto que en
el caso de la ley argentina excluye algunos bienes, como veremos más
adelante. La ley argentina sólo habla de producción, pero no hay duda de
que dentro de este concepto amplio también están incluidas otras
actividades analógicamente asimilables: El montaje, en el que la tarea del
"fabricante" es la de mero armador de partes que otros elaboran. La
"creación", que alude a la tarea de producción referida a la obra
intelectual. La construcción se refiere fundamentalmente a los inmuebles.
La transformación se aplica a los productos agrícolas. Todos estos actos
9 GHERSI, Carlos Alberto. Contratos Civiles y Comerciales. Tomo I, 4ta. Edición, Editorial
Astrea, 1998, Buenos Aires- Argentina, pgas. 13- 14. El autor sostiene que ―…La
Revolución Industrial produjo un aumento en la cantidad física de bienes y servicios, lo
que luego dará origen al sistema de economía capitalista. Para la comprensión de la
estructura jurídico-filosófica de la contratación por adhesión es necesario ensamblar el
conocimiento de dos factores coadyuvantes: la automatización industrial y la función del
capital a través de la empresa, que se insertan, con disímil modalidad, en las distintas
fases del desarrollo del sistema de economía capitalista. Las fases del desarrollo
capitalista se pueden ubicar temporalmente en coordinación con la evolución de la
empresa y la normativización científica de los procesos productivos, lo cual nos será de
suma utilidad para apreciar la evolución de las metodologías o formas de contratación…‖
son equiparados a la producción que es el hacer calificante de la actividad
del fabricante‖10.
Producción que puede ser de dos formas: personalizada o en serie. Formas
de producción que dependen del tipo de consumidor: un individuo o un
grupo11. Respecto de las formas de producción GHERSI sostiene que ―La
Comunidad hoy presenta dos formas o estructuras de producción, la
representada por el ser humano en forma personalizada, reflejo de la idea
artesanal -existen ejemplos a nivel de oficios y profesiones: sastre,
modista, abogado, médico, etc.-, que engendra bienes y servicios, los
cuales se caracterizan por la individualidad y particularidad. La otra forma
o estructura nace con la empresa, y su característica fundamental es que
posee un modo de producción seriado y una metodología de
comercialización por consumo masivo, por ejemplo, automotores, servicios
médicos prepagos, etcétera‖12.
10 LORENZETTI, Luis Ricardo. Tratado de los Contratos. Tomo I, RUBINZAL - CULZONI
EDITORES, 1999, Argentina, pgas. 157- 158.
11 LORENZETTI, Luis Ricardo. Tratado de los Contratos. Tomo I, RUBINZAL - CULZONI
EDITORES, 1999, Argentina, p. 153. El autor sostiene que ―El consumidor puede ser un
individuo o un grupo. La ley brasileña establece expresamente en el parágrafo único que
"se equipara al consumidor a la colectividad de personas que aunque indeterminable
haya intervenido en las relaciones de consumo". Esta inclusión permite luego un
tratamiento adecuado de los intereses difusos, colectivos e individuales homogéneos'. La
ley argentina no contiene una regulación expresa, no obstante lo cual contempla que el
consumidor puede contratar en "beneficio propio o de su grupo familiar o social",
incluyendo entonces una vía indirecta de presencia de intereses colectivos a través de la
actuación individual del consumidor en beneficio de un grupo. Asimismo, la presencia de
grupos como legitimados activos en pretensiones específicas no contractuales surge de
normas constitucionales y legislaciones provinciales.
12 GHERSI, Carlos Alberto. Contratos Civiles y Comerciales. Tomo I, 4ta. Edición,
Editorial Astrea, 1998, Buenos Aires- Argentina, p. 12
La producción personalizada se caracteriza por la capacidad de trabajo,
que corresponde a una persona determinada, que no es reemplazada por
la "máquina", aun cuando pueda servirse de ciertas herramientas o
determinada tecnología. Al respecto GHERSI sostiene lo siguiente ―Los
hombres disponen de su "capacidad de trabajo", para la producción, sobre
insumos o con ciertos productos o insumos, de bienes y servicios, que se
distinguen de otros elaborados por ellos mismos o por otros hombres. Esto
no quita que pueda efectivizarse por medio de otras personas, llamadas
común y genéricamente "dependientes" (el art. 521, Proyecto de
Unificación Legislativa Civil y Comercial, las denomina "terceros"), o que
pueda producir un cierto número idéntico de bienes o servicios, y tampoco
atañe a la "calificación" o no de su tarea. La característica más importante
aparece por la "omisión" y es que su "capacidad de trabajo" no sea
reemplazada por la "máquina", aun cuando pueda servirse de ciertas
herramientas o determinado conocimiento tecnológico, que perfeccione su
servicio o el bien, como producto final. Éste es el "modelo económico" que
Vélez Sársfield tenía - en principio- ante sí, cuando diagramó la
estructura contractual; de ahí que el hacedor del bien o servicio estaba
personalizado en un ser humano y ofrecía su "producto final" a otro ser
también individualizado, con quien discutía sobre los términos negocíales
en que finalmente operaría -en las diversas formas jurídicas- el acceso al
bien o servicio. Ello no quita que hoy pueda este productor utilizar la
"estructura contractual por adhesión"; por ejemplo, un trabajador sin
especialización -un oficio- que ofrece el servicio de desratización de locales
o el productor de pequeñas macetas decorativas de adorno. Esto sucede,
porque ha desarrollado una sistemática de elaboración similar –en menor
escala- a la metodología de la fabricación seriada, igualación del bien, sea
producto o servicio. Una situación similar sucede en los contratos por
prestación de servicios profesionales de ejercicio individual (vulgarmente
denominados liberales), pues el contenido de las obligaciones asumidas
por el profesional frente al usuario del servicio son devenidos de la ciencia
y poseen una codificación que los legos desconocen; por ejemplo, el
abogado que asume la defensa de un demandado no discute con éste el
contenido de sus escritos, ni el médico lo hace respecto de la estrategia de
abordaje de una situación quirúrgica. Es decir que los profesionales
presentan a sus clientes o beneficiarios una estrategia y éstos sólo pueden
asentir, ya que el desconocimiento científico de la incumbencia no le
permite ni discutir, ni otorgar un consentimiento‖13.
Por su parte, la producción en serie o seriada se caracteriza por
automatización industrial y la función del capital a través de la empresa.
Al respecto GHERSI sostiene que ―La Revolución Industrial produjo un
aumento en la cantidad física de bienes y servicios, lo que luego dará
origen al sistema de economía capitalista. Para la comprensión de la
estructura jurídico-filosófica de la contratación por adhesión es necesario
ensamblar el conocimiento de dos factores coadyuvantes: la
automatización industrial y la función del capital a través de la empresa,
que se insertan, con disímil modalidad, en las distintas fases del desarrollo
del sistema de economía capitalista. Las fases del desarrollo capitalista se
pueden ubicar temporalmente en coordinación con la evolución de la
empresa y la normativización científica de los procesos productivos, lo cual
nos será de suma utilidad para apreciar la evolución de las metodologías o
formas de contratación14.‖
Producción en serie que tuvo sus inicios en la revolución industrial, hasta
llegar a la producción telemática de los tiempos actuales. Al respecto,
GHERSI, sostiene ―Como dijimos al comienzo, es ésta la idea-base de la
forma de producción seriada. 1) LA PRIMERA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL.
13 GHERSI, Carlos Alberto. Contratos Civiles y Comerciales. Tomo I, 4ta. Edición,
Editorial Astrea, 1998, Buenos Aires- Argentina, pgas. 12- 13
14 GHERSI, Carlos Alberto. Contratos Civiles y Comerciales. Tomo I, 4ta. Edición,
Editorial Astrea, 1998, Buenos Aires- Argentina, pgas. 13- 14
El concepto de eficiencia en el proceso productivo se logró mediante la
incorporación de la "máquina" a la organización, obteniendo una
aceleración y mejor utilización de la fuerza de trabajo. De esta forma, los
movimientos de los trabajadores se sistematizaron, convirtiéndose el ser
humano en auxiliar de la máquina, con ahorro de costos e incremento en
el beneficio. Este es el primer paso hacia la fabricación en serie. 2) LA
SEGUNDA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL. Su comienzo lo podemos ubicar a
mediados del siglo xix y llega hasta hoy, aunque para una mejor
evaluación y análisis la debemos subdividir en cuatro partes consecutivas:
el taylorismo, el fordismo, el neofordismo y la robótica. (…) d) La robótica.
La última fase, que llega hasta nuestros días, implica el "mecanismo robot"
como producto-control en la cadena automática de producción, con lo cual
se disminuye el margen de riesgo, no sólo de velocidad, sino también en el
mantenimiento de la calidad. Sin embargo, trae un nuevo problema. La
celeridad de producción y la superación de modelos implican también una
necesaria adecuación de los mercados consumidores, de lo contrario se
formarían stocks de productos que perderían vigencia y, por ende, valor de
comercialización. 3) LA REVOLUCIÓN TELEMÁTICA. Tal vez los creadores
del ENIAC (Electric Nummerical Integrator and Calculator), primer
ordenador de casi treinta toneladas, jamás imaginaron, como se lo imaginó
el cineasta soviético Andrei Tarkovsky en su obra Solaris, el triunfo de la
fuerzas inmateriales -fuerzas de comunicación e informática- al final de
nuestro siglo. La imagen de una sociedad futura se basa, sin duda, en la
producción, circulación y comercialización de la información, que
demandará el cambio a la sociedad mundial del conocimiento, como lo
remarca Drucker en Las nuevas realidades. Uno de los campos de mayor
proyección (Albert Bressand y Catherine Distler, El mundo del mañana)
será la telemática, punto de encuentro entre las telecomunicaciones y la
informática (imaginemos simplemente la concreción de contratos por
computadoras entre Japón y Estados Unidos o por medio de fax, etcétera).
Esto, sin duda, revolucionaría el concepto tradicional de contrato (sin
firmas) y todo lo atinente a la forma (fax) y prueba (sistemas de seguridad),
y en busca de ellas trataremos, en el capítulo pertinente, de adelantar
algunos esbozos e ideas15.‖
3. Definición.- En base a los presupuestos antes señalados, el contrato,
en la contratación contemporánea, se puede definir como un acto jurídico
bilateral o plurilateral, con declaración de voluntad expresa o tácita, por
medio del cual, una parte, el oferente o predisponente, hace una oferta,
por medios tecnológicos o no, y la otra parte, el destinatario o adherente,
acepta o se adhiere a la oferta propuesta, creando, regulando, modificando
o extinguiendo una relación jurídica patrimonial o pecuniaria. Al respecto,
FARIMA sostiene que ―Proponemos un concepto de contrato -tomando sus
raíces en el derecho romano clásico, tal como se señala en los § 108 a 110-
que sea lo suficientemente amplio para permitir ubicar dentro de él a los
contratos por adhesión, de ventanilla, las denominadas relaciones
contractuales de hecho y demás modalidades del tráfico mercantil actual.
Conforme a lo anteriormente expuesto, proponemos la siguiente
enunciación: contrato es el acto jurídico entre vivos, bilateral o plurilateral,
mediante el cual las partes regulan sus derechos susceptibles de
apreciación pecuniaria, en virtud de la aceptación que una de ellas hace de
la oferta que la otra formula. Consideramos que si en el art. 1144 del Cód.
Civil sustituimos consentimiento por contrato tendremos un texto más
correcto que el del art. 1137, pues quedaría redactado así: "El contrato
debe manifestarse por ofertas o propuestas de una de las partes, y
aceptarse por la otra". Como dijimos (ver ap. d), nuestros tratadistas, aun
dentro de la orientación clásica, dan un concepto de contrato que excede
al del art. 1137 del Cód. Civil, a fin de poder calificar como tal a las
relaciones jurídicas que nacen, no de una declaración de voluntad común,
15 GHERSI, Carlos Alberto. Contratos Civiles y Comerciales. Tomo I, 4ta. Edición,
Editorial Astrea, 1998, Buenos Aires- Argentina, pgas. 22- 25
sino de comportamientos que permiten inferir la existencia de una
voluntad negocial (manifestación tácita)‖16.
Definición propuesta que tiene en cuenta las características de la
contratación contemporánea, esto es: rapidez, economía, estandarización y
uso de la tecnología. Características que se representan en la contratación
en masa, ausencia de negociación, autonomía privada limitada a la
libertad de contratar, desigualdad de las partes contratantes, asimetría
informativa, no obligatoriedad de las cláusulas contractuales, prestaciones
no equivalentes, declaración de voluntad tácita, imposición de las
cláusulas contractuales, despersonalización (impersonalidad),
destemporalización (intemporalidad), desgeografización y ausencia del
lenguaje.
Definición que se acomoda a la contratación contemporánea en razón de
que la declaración de voluntad común -característica de los contratos
negociados o paritarios- es la excepción, siendo la regla la contratación
predispuesta o adhesión, contratación electrónica, contratación bajo
cláusulas generales de contratación, contrato de consumo y las relaciones
contractuales de hecho. Al respecto FARIMA sostiene que ―Pero la realidad
del mundo comercial demuestra que hoy tal declaración de voluntad
común -característica de los contratos negociados- es la excepción, pues la
regla son los contratos con cláusulas predispuestas, los celebrados sobre
la base de condiciones generales, los contratos de adhesión, los de
ventanilla, el contrato normado, el de las máquinas automáticas; y hasta
nos hallamos frente al hecho no infrecuente del contrato obligatorio. Ante
esta realidad que caracteriza a las contrataciones comerciales de nuestros
días, relativas a las adquisiciones de bienes o servicios por medio de
máquinas automáticas y situaciones similares, se ha acuñado la expresión
"relaciones contractuales de hecho". No está mal; pero en nuestra opinión
16 FARIMA, Juan M. Contratos Comerciales Modernos. 2da, edición, Editorial Astrea,
1999, Buenos Aires, Pgas. 181- 191.
no debe pretenderse que estas "relaciones contractuales de hecho" -
denominación que aceptamos sólo por ser gráfica- constituyan una figura
jurídica distinta al contrato, sino que queden incluidas dentro de su
concepto general. Para encarar el adecuado análisis de este tema
conviene recordar lo expresado por GORLA, quien recomienda recurrir al
estudio histórico-comparativo, pues suscita ideas y enciende luces
inesperadas; es así como ciertos puntos oscuros de nuestra teoría del
contrato se iluminan gracias a este método. En la comparación saltan a la
vista y se desechan los conceptos basados en definiciones que sin otro
análisis se adoptan como irrevisables, así como se desvanecen ciertas
creencias que, por haber sido observadas durante años, se presentan
como "lógicas". Aplicados estos principios a la necesidad de determinar un
concepto de contrato válido para las contrataciones comerciales en masa,
recurriendo a la comparación, se advierte que son posibles otros
planteamientos, otras soluciones y que aquel concepto o definición que
siempre nos ha parecido inmutable e irrevisable es, solamente, una
particularidad histórica, debida, tal vez, a razones políticas, filosóficas, o a
ciertas técnicas especiales. No obstante -advierte GORLA- esto no implica
echar por la borda el denominado "método lógico" al cual podría acudirse
aunque sólo como uno de los sistemas para aproximarse al fenómeno
jurídico, para hacerlo más aprehensible. Pero, cuando al salir del campo
de la satisfacción de las mencionadas necesidades del pensamiento, se
hace de éste el único método (el método, por excelencia o la ciencia del
derecho), como desgraciadamente ha ocurrido a menudo entre nosotros,
entonces tal método degenera y no tardan en manifestarse y hacerse
fácilmente advertibles sus perniciosos efectos‖17.
17 FARIMA, Juan M. Contratos Comerciales Modernos. 2da, edición, Editorial Astrea,
1999, Buenos Aires, Pgas. 167- 168
4. Elementos.- De la definición propuesta de contrato en la contratación
contemporánea, podemos establecer los siguientes elementos:
4.1. El consentimiento (satisfacción de necesidades).- En la
contratación moderna el consentimiento se define como la concurrencia
concordada de declaraciones de voluntad, esto es, la oferta y la aceptación,
sin embargo, producto de la sociedad de masas y la producción en masa,
en la contratación contemporánea, es decir, la contratación de hoy, el
consentimiento ya no se entiende como la concurrencia concordada de
declaraciones de voluntad sino sólo como la concurrencia de voluntades
sin necesidad que sean concordadas, es decir, sin necesidad que sean
comunes. Al respecto: FARIMA sostiene que ―…Opinamos que para que
haya consentimiento no es necesario que exista una declaración de
voluntad común, sino que basta con la concurrencia de manifestaciones
(exteriorización) de voluntades recíprocas y correlativas de dos o más
partes que coinciden en la obtención de un resultado jurídico común,
aunque cada parte persiga fines propios (motivo individual de cada
contratante).Este concepto de consentimiento nos viene desde el derecho
romano, conforme explica VALLESPINOS. Roma era una ciudad netamente
agrícola, con una economía sencilla y basada exclusivamente en pequeñas
necesidades de trueque; conformas jurídicas solemnes, rudimentarias, que
se exteriorizaban por medio del nexum y la sponsio. Posteriormente se
admitió una forma contractual más flexible y amplia como la stipulatio,
que constituyó el instrumento contractual por excelencia. En la primera
época de la historia de Roma existió un derecho acorde a las necesidades
de esa etapa; de allí que se haya expresado que el sistema del contrato era
el de un derecho familiar y campesino. Por otra parte, advierte
VALLESPINOS, las convenciones jurídicas eran escasas y no se conocían
principios tales como el de la buena fe, el error, el dolo. No estaba
permitido el contrato entre ausentes, en consecuencia, era muy limitado el
ámbito de aplicación de los contratos verbis y litteris. En el derecho
romano el consentimiento como base del contrato no era, precisamente, la
declaración de voluntad común del art.1137 del Cód. Civil. Véase si no, el
nexum, quizá la forma de contratación más antigua del pueblo romano.
Como explica VALLESPINOS, Roma era una sociedad agrícola donde los
plebeyos tenían permanente necesidad de pedir préstamos a los patricios,
pues éstos eran los titulares de las riquezas. Esta práctica se realizaba
mediante el nexum, por el cual el deudor quedaba simbólicamente
encadenado y a disposición del acreedor. En un primer momento, el
nexum estaba rodeado de un formalismo absoluto y en cierta medida
hasta religioso. La sponsio fue otra forma de contratación empleada en
Roma, que tenía estrecha vinculación con lo religioso, pues consistía en
"un juramento ante la divinidad", y su inobservancia acarreaba una severa
sanción. A su vez, la otra modalidad de contratación, la stipulatio consistía
en el pronunciamiento de ciertas palabras sacramentales, y de esto
dependía su fuerza vinculante, más que de la existencia de una voluntad
común…‖18
De esta forma el consentimiento ha dejado de ser el elemento determinante
de la contratación para ceder su lugar a otro elemento más funcional y
práctico, esto es, la satisfacción de necesidades. A la contratación
contemporánea, caracterizada por la rapidez y economía, ya no le interesa
la concurrencia concordada de declaraciones de voluntad, producto de la
negociación y el dialogo, por dos razones: el primero, porque en la realidad
actual la voluntad común o concordancia de voluntades ya no existe, a las
personas sólo le interesa satisfacer sus necesidades, y segundo, porque la
voluntad común o concordancia de voluntades encarecen los costos de
transacción y se entorpece la fluidez del tráfico contractual. Al respecto:
TORRES VASQUEZ sostiene que ―…De acuerdo a la nueva realidad,
durante el s. XX y en lo que va de la nueva centuria, la finalidad del
18 FARIMA, Juan M. Contratos Comerciales Modernos. 2da, edición, Editorial Astrea,
1999, Buenos Aires, Pgas. 178- 181
Derecho consiste en equilibrar y conciliar las necesidades, deseos y
expectativas de los contratantes, antes que concebir al contrato desde la
óptica del consentimiento como expresión de un acuerdo de voluntades
coincidentes que no existe; se pasa de la conciliación o armonización de
voluntades a la conciliación o armonización de necesidades (Pound)…‖19
4.2. La obligación.- En la contratación contemporánea la obligación sigue
siendo el objeto del contrato20 y se define como el vínculo jurídico por
medio del cual una persona llamada deudor o sujeto pasivo, se obliga
frente otra, llamada acreedor o sujeto activo, a cumplir una prestación de
dar, hacer o no hacer, simple o compleja, a cambio o no de una
contraprestación.
4.3. La causa21, es la razón justificante del carácter contractual de dos o
más declaraciones de voluntad, que comúnmente se relacionan con los
motivos, pero no cualquiera sino aquel inmediato o próximo, genérico o
abstracto, siempre idéntico en todos los contratos de la misma naturaleza
o tipo, para distinguirlos de los mediatos o remotos, concretos o
individuales, que cambian de persona en persona, que por tal efecto no
tienen la connotación de causa.
19 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, p. 30
20 DE RUGGIERO, Roberto. Instituciones de Derecho Civil. Traducción de la cuarta
edición italiana por Ramón Serrano Suñer y Jose Santa – Cruz Teijeiro. Volumen primero.
Editorial REUS. Madrid 1929. Pág 291. El autor sostiene que ―todo contrato debe tener
un objeto, y si éste falta, aquél carece de valor; es objeto toda prestación consistente en
dar, hacer o no hacer, ya sea simple o compleja, ya se realice por una sola de las partes
(contratos unilaterales), ya por ambas (bilaterales)‖
21 ROPPO, Vincenzo. El contrato. Gaceta jurídica s.a. 1era edición. Lima- Perú. 2009. Pag 341. El
autor sostiene que ―la causa es la razón que justifica el contrato; es su ratio, es decir el elemento
que lo explica racionalmente, que le da un sentido racional‖
5. Características.- La contratación contemporánea se caracteriza por la
rapidez, economía, estandarización y uso de la tecnología.
5.1. Rapidez.- Esta característica de la contratación contemporánea tiene
una íntima relación con la sociedad de masas y la producción en masa.
Con el primero porque la explosión demográfica no sólo ha originado el
incremento de la población sino también el incremento de las necesidades
humanas a satisfacer. Y con el segundo porque debido al incremento de
las necesidades humanas se da la urgencia de producir más bienes y
servicios. Esto último a su vez origina la necesidad de utilizar medios o
mecanismos mucho más rápidos y eficaces para contratar. Los
mecanismos de la contratación paritaria o negociada ya no son suficientes.
Al respecto: TORRES VASQUEZ sostiene que ―…Como respuesta jurídica a
las exigencias de la producción masiva y estandarizada de bienes y
servicios, acorde con el ritmo veloz de la vida moderna en la que
proveedores y consumidores no están dispuestos a perder tiempo, surge la
contratación masiva mediante la predisposición de cláusulas contractuales
uniformes (contrato por adhesión y contratos concluidos mediante
cláusulas generales de contratación) para todos los negocios del mismo
tipo, lo que favorece la celeridad en el comercio y permite a los proveedores
la racionalización de su actividad empresarial industrial o comercial…‖22
5.2. Economía.- Esta característica de la contratación contemporánea
denota el ahorro de dinero en la contratación. Las transacciones
contractuales no deben ser demasiado onerosas o costosas. La economía
en la contratación se logra utilizando medios o mecanismos
estandarizados o uniformizados, en tanto que ya no se requiere gastar en
información, asesoría legal profesional y negociación, para contratar. Al
respecto: TORRES VASQUEZ sostiene que ―…La estandarización de los
bienes y servicios reduce los costos de los procesos productivos y de
22 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, p. 434.
distribución, y la estandarización de las estipulaciones o cláusulas
contractuales reduce los costos de transacción, costos de oportunidad y
los de ejecución. Sin contratación masiva no es posible la existencia de
bancos, compañías de seguros, empresas de transportes, supermercados,
universidades, colegios y escuelas, especialmente privadas, restaurantes,
hoteles, etc.; la existencia humana se volvería precaria…‖23
5.3. Uso de la tecnología.- La contratación contemporánea para ser
rápida y económica requiere de la tecnología. No es posible lograr rapidez y
economía bajo los medios o mecanismos de la contratación clásica,
paritaria o negociada, por ser personalísima, dialogada y negociada. La
contratación de hoy, representada en la contratación masiva se caracteriza
entre otros por la ausencia de negociación, autonomía privada limitada a
la libertad de contratar, declaración de voluntad tácita, despersonalización
(impersonalidad), destemporalización (intemporalidad), desgeografización y
ausencia del lenguaje.
5.4. Estandarización.- Esta característica de la contratación
contemporánea denota la uniformidad, generalidad y predisposición de los
contratos. Los contratos ya no requieren negociarse. Los contratos ya no
requieren estipularse. Los contratos ya están redactados o impuestos,
basta que se produzca la manifestación unilateral de voluntad de la
contraparte para que se perfeccione el contrato. Al respecto: ROPPO
sostiene que ―…La economía y la sociedad de masa inducen necesidades
estandarizadas. Esto implica la estandarización de los bienes y de los
servicios ofrecidos por las empresas en el mercado, la cual a su vez
determina la estandarización de los correspondientes contratos: para la
venta de sus bienes y la erogación de sus servicios, cada empresa utiliza
un contrato estándar que es uniformemente aplicado en las relaciones con
23 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, pgas. 353- 354
todos sus clientes. (…) El fenómeno de la estandarización implica los
ulteriores fenómenos de la predisposición unilateralmente y de adhesión.
Los contratos de la moderna economía de masa están unilateralmente
predispuestos: ello significa que el texto contractual no surge de una
tratativa entre la empresa y el cliente, en la cual este pueda hacer valer sus
razones e intereses, y en relación a estos conformar el contrato; sino más
bien viene elaborado por la misma empresa interesada, que presenta al
cliente un contrato completamente pre- confeccionado y no modificable.
Por esto los contratos de la economía moderna de masa son contratos ―por
adhesión‖; el cliente se ―adhiere‖ al contrato estándar, vale decir, lo acepta
sin discusión o sin llegar a gravitar, con su voluntad, sobre su contenido. (…)
El fenómeno plantea una cuestión teórica: si el contrato, en el cual la
voluntad de una parte no llega a influir de manera significativa, pueda
decirse que está fundado sobre el acuerdo de esta; y por consiguiente si
sea un verdadero contrato. La respuesta es sí. (…) Una corriente de
pensamiento responde negativamente, sosteniendo que en estas
condiciones el ―contrato‖ tiene más bien el valor de ―norma‖ que una parte,
dotada de poder, impone a la otra, que por su ausencia de poder debe
sufrirla. Además, al igual que la norma, el contrato estándar presenta los
caracteres de la generalidad y de la abstracción…‖24
6. Principios.- De lo antes expuesto podemos sistematizar los siguientes
principios:
6.1. Libertad de contratar.- Sabemos que en la contratación
contemporánea la autonomía de la voluntad o privada está en crisis, pero
no en lo que corresponde a la libertad de contratar sino en la libertad
contractual, en tanto que gran parte de la contratación se hace de manera
24 ROPPO, Vincenzo. EL CONTRATO. Título Original en Italiano IL CONTRATTO.
Traducción a cura de Eugenia Ariana Deho. 1era. Edición, Gaceta Jurídica, 2009, Lima-
Perú, p. 63
estandarizada, es decir, en base a formatos o con cláusulas pre-redactadas
o pre- establecidas. La libertad de contratar como tal se mantiene vigente
en la contratación contemporánea, aunque para algunos ésta libertad
tampoco existe en tanto que la mayoría de los servicios son prestados por
empresas poderosas de carácter monopólicas, por ejemplo, el servicio de
energía eléctrica, servicio de agua y alcantarillado, servicio de telefonía,
servicio de gas, etc., que nos impone u obliga a contratar con ellos si
queremos gozar de la modernidad y satisfacer nuestra necesidades, de lo
contrario quedamos excluidos. Sin embargo, consideramos que todavía no
ha sucedido esto en tanto que el monopolio como tal está proscrito en
nuestro ordenamiento jurídico. El día en que la libertad de contratar, es
decir, la libertad que tenemos para decidir contratar o no contratar, y con
quien contratar, ya no exista, ese día el contrato como tal se habrá
extinguido.
6.2. Buena fe.- Es uno de los principios fundamentales en la contratación
contemporánea, en tanto que es una de las partes que predispone el
contrato y la otra sólo tiene la alternativa de adherirse o no adherirse a
ella. Ésta predisposición debe ser de buena fe, sin intensión de
aprovecharse o adquirir ventaja desproporcionada, de la otra parte. Al
respecto: TORRES VASQUEZ sostiene que ―…Como todo contrato debe
negociarse (etapa eliminada de la contratación masiva), celebrarse y
ejecutarse de buena fe, es deber del predisponente usar su poder
regulatorio equilibrando equitativamente los intereses de las partes
contratantes según el mandato de la buena fe, evitando las estipulaciones
vejatorias (llamadas también leoninas) para el adherente. La buena fe le
impone la obligación de redactar el contrato en términos claros,
comprensibles y de fácil lectura para los consumidores que deseen
adherirse…‖25
25 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, p. 439
6.3. Predisposición.- Implica la facultad de una de las partes de redactar
previamente el íntegro del contrato, estableciendo el tipo, forma y las
cláusulas y condiciones del mismo.
6.4. De adhesión.- Implica la facultad de la parte no predisponente de
adherirse o no al contrato redactado previamente por la parte
predisponente.
6.5. De eficiencia.- Implica que la contratación debe ser rápida y
económica, maximizando los recursos y evitando las externalidades que
agraven o incrementen los costos de contratación.
6.6. Primacía de la realidad.- Si bien es cierto que las conductas
unilaterales o declaraciones de voluntad tácita no originan relaciones
contractuales, se debe tener en cuenta el propósito contractual y por ende,
considerar o tener en cuenta las situaciones y relaciones económicas que
efectivamente se realicen, persigan o establezcan.
6.7. De transparencia.- En la contratación, la parte predisponente debe
facilitar a la parte no predisponente, la información veraz y apropiada
sobre el bien o servicio objeto de contratación.
6.8. Pro- adherente.- En caso de duda sobre las clausulas y condiciones
del contrato, se debe interpretar a favor de la parte adherente a la relación
contractual.
7. Teorías o doctrinas que sustentan la contratación contemporánea.-
Tenemos los siguientes:
7.1. Ontología globalista.- ―Sostenida por Hegel y establece que: (…) – La
sociedad es una totalidad distinta de sus miembros, diferenciada y con
propiedades globales que no se reducen a las propiedades de los
individuos. (…) – La sociedad actúa sobre sus miembros y la interacción
entre dos sociedades es de totalidad a totalidad. (…) – El cambio social se
presenta de una manera supraindividual, donde lo colectivo, la masa
subordina al individuo.‖26
7.2. Análisis económico del derecho- AED.- Es una metodología de
análisis que apareció aproximadamente en los años 60 en los Estados
Unidos27, y que tiene como propósito aplicar los métodos de la ciencia
económica al Derecho. En ese sentido, el análisis económico del derecho
busca establecer los costos y beneficios de determinadas conductas. Al
respecto: ROPPO sostiene que ―…El análisis económico del Derecho es un
método de valoraciones e interpretación de las reglas jurídicas, fundando
el criterio de la eficiencia, entendida como la asignación óptima de los
recursos (es decir, la asignación que maximiza las utilidades en conjunto
que se pueden recabar de los recursos mismos). En base a ello, una regla
(o la posible interpretación de una regla) merece ser aprobada si orienta
las comportamientos de los destinatarios ineficientes o menos eficientes
de aquellos que serían inducidos por una regla (o una interpretación)
diversa.‖28
Desde el punto de vista contractual, para el Análisis Económico del
Derecho el contrato es un instrumento jurídico para el intercambio de
bienes y servicios. Como tal, el contrato implica una operación económica,
26 RAMIREZ ERAZO, Ramón. Proyecto de Investigación. Fondo Editorial AMADP- Primera
Edición, 2010, Lima- Perú, p. 414.
27 ROPPO, Vincenzo. EL CONTRATO. Título Original en Italiano IL CONTRATTO.
Traducción a cura de Eugenia Ariana Deho. 1era. Edición, Gaceta Jurídica, 2009, Lima-
Perú, p. 90. Al autor sostiene que ―El método emplea sofisticadas categorías del análisis
microeconómico. Nace y se desarrolla en los Estados Unidos, pero en las últimas décadas
del siglo XX ha encontrado cultores también en Europa. Comprensiblemente, sus
aplicaciones se refieren preferentemente a los sectores del Derecho Privado patrimonial:
propiedad, responsabilidad, contrato.‖
28 ROPPO, Vincenzo. EL CONTRATO. Título Original en Italiano IL CONTRATTO.
Traducción a cura de Eugenia Ariana Deho. 1era. Edición, Gaceta Jurídica, 2009, Lima-
Perú, p. 90
el mismo que debe entenderse en su integridad para establecer los
derechos y obligaciones que se generan de la aplicación de ciertas
conductas, que en muchos casos discrepan de las reglas establecidas por
el derecho común. Al respecto: ROPPO sostiene que ―…El análisis
económico del derecho presupone que el contrato sea el ropaje jurídico de
una operación económica, o económicamente estimable. De esta misma
premisa deriva otra consecuencia: para juzgar una litis sobre un particular
contrato, es necesario apreciar la operación económica que le subyace.
Solo representándose con claridad y precisión los términos de la operación
económica que las partes querían realizar (la que se suele llamar
―economía de contrato‖), pueden afrontarse conscientemente la gran parte
de las cuestiones relevantes para decidir- entre los contratantes en litis-
quién tiene razón y quién no…‖29
7.2.1. Costos de transacción.- Son los costos en el que se incurre para
realizar un transacción económica. Estos costos se representan en los
costos para la búsqueda de información, asesoría profesional, verificar los
antecedentes de la contraparte, negociación, celebración, ejecución, etc.
Los costos de transacción son importantes en tanto que de ella depende
muchas veces la decisión para contratar. No hay transacción económica
sin costo, sin embargo lo ideal es que estos no sean tan excesivos. Los
costos de transacción muy elevados desincentivan la contratación. Al
respecto: ROPPO sostiene que ―…Un concepto clave del análisis económico
del Derecho, relevante sobre todo en materia de contrato, es el de los
―costos de transacción‖ (transaction costs): los costos relativos a la
búsqueda de la contraparte, a las tratativas con ella, a la redacción del
contrato, a la gestión de la relación contractual. El cálculo de la eficiencia
implica no sólo el cálculo de los recursos directamente puestos en juego
29 ROPPO, Vincenzo. EL CONTRATO. Título Original en Italiano IL CONTRATTO.
Traducción a cura de Eugenia Ariana Deho. 1era. Edición, Gaceta Jurídica, 2009, Lima-
Perú, p. 90
como objeto del contrato, sino también el cálculo de los costos de
transacción referidos al mismo; para valorar la eficiencia de una regla o
solución interpretativa debe también considerarse si esta aumenta o
reduce los costos de transacción.‖30 Por su parte, TORRES VASQUEZ
sostiene que ―…Las tratativas contractuales generan costos de transacción
provenientes de los actos orientados a determinar la calidad de los bienes
y servicios, la obtención de información sobre el mercado, el estudio de
títulos, la contratación de abogados, las inscripciones registrales, etc.
Durante todo el tiempo que dure las tratativas para la celebración del
contrato, el consumidor no puede usar el bien o servicio que quiere
adquirir, lo que le genera un costo de oportunidad. Así el que tiene un
establecimiento comercial que presta el servicio de fotocopias de
documentos, con cuyo fin quiere adquirir una máquina fotocopiadora,
podría pasar días o semanas negociando con el vendedor los términos y
condiciones del contrato, demora que le hace perder la oportunidad de
obtener las utilidades que puede generar el uso de la máquina. En caso de
incumplimiento, como cada contrato tiene un contenido normativo
diferente, se producen dificultades para su interpretación y se
incrementan los costos de ejecución del contrato con los gastos que
conlleva la obtención de una solución al conflicto en el Poder Judicial, o
por medio de estos costos justifica la eliminación de la etapa de la
negociación en la contratación masiva…‖31
7.2.2. El criterio maximizador.- Este criterio busca afirmar que los
participantes dentro de un mercado actúan de forma que buscan
30 ROPPO, Vincenzo. EL CONTRATO. Título Original en Italiano IL CONTRATTO.
Traducción a cura de Eugenia Ariana Deho. 1era. Edición, Gaceta Jurídica, 2009, Lima-
Perú, p. 90
31 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, p. 353
maximizar su bienestar individual tomando la decisión que consideran
como la más provechosa para sus intereses. Está actitud que se encuentra
implícita en la conducta, no se debe relacionar con lo que colectivamente
se entiende como bueno o malo, útil o inútil, pues se parte de un criterio
netamente subjetivo (individual). Si nos apartamos de la afirmación que
considera que el individuo es un maximizador racional de utilidad,
podremos observar que el determinar la situación en la cual se pueda
afirmar que el individuo mejora implica el suponer de forma exógena y
aproximativa (inexacta) lo que un individuo considera efectivamente una
mejora. Por lo cual la complejidad para estimar lo que es mejor o peor pasa
más por observaciones normativas que positivas. La esencia del modelo de
comportamiento racional está contenida en solamente dos supuestos: que
cada consumidor tiene un conjunto ordenado de preferencias, y que escoge
la opción que satisface el máximo de sus preferencias, dada su capacidad.
Dentro del supuesto de ordenamiento se incluye el de transitividad, es
decir, que puede situar en orden de preferencia los bienes, A, B, C, de tal
modo que si prefiere A sobre B y B sobre C, entonces (por transitividad)
necesariamente prefiere A a C. Cuando el consumidor no tiene preferencia
entre A, B y C, se ice que es indiferente entre esos bienes; es decir, que
estuviera dispuesto a lanzar una moneda al aire para determinar, su
elección: la indiferencia también es transitiva.
7.2.3. La eficiencia económica.- Es una propiedad por la cual la
sociedad o cada individuo utilizan de la mejor manera posible sus recursos
escasos. Es un concepto cuyo significado e importancia varía en función a
la percepción o entendimiento del concepto de economía y de las funciones
que se considere que esta última debe realizar. Tradicionalmente la Teoría
Económica distingue entre: a. Eficiencia Técnica: cuando no se produce
desperdicio de recursos en la producción o consumo de un determinado
bien o servicio. b. Eficiencia Económica: cuando se producen
determinados bienes o servicios al menor coste posible o lo que es lo
mismo se produce el máximo en relación con los recursos disponibles. c.
Eficiencia Distributiva: concepto enfocado a la búsqueda por producir en
la cantidad adecuada aquellos bienes y servicios que el mercado demanda.
Lo equivale a decir que se esta produciendo una situación en la cual los
bienes y servicios se han trasladado de sus usos menos valiosos a aquellos
más valiosos. Los Estados de Eficiencia desde una perspectiva normativa
son: a. Óptimo de Pareto: situación en la cual se alcanzará el grado
máximo de eficiencia, donde el bienestar de un individuo no podrá
aumentar sin por consiguiente provocar una disminución del bienestar de
los otros miembros de la sociedad. b. Criterio de Pareto: situación en la
cual se produce la mejora de un individuo sin afectar el bienestar
individual de otros, que como efecto produce una mejora del bienestar
social. c. Criterio (distributivo) de Kaldor-Hicks: situación donde se
producirá la mejora de una de las partes en desmedro de la otra, pero de
forma que los beneficios (de la parte A) superen las pérdidas (de la parte
B). Lo que puede permitir además que estos beneficios (en A) compensen
las pérdidas producidas (en B) o inclusive permitan un desplazamiento
ascendente (de B). No obstante esta situación no implica una
materialización de la compensación en la realidad. Los estados de
eficiencia se contemplan sobre la transferencia de titularidades, vocablo
con el que se designa a lo que dentro de nuestro sistema conocemos como
los Derechos Subjetivos, el Acto Jurídico, los Contratos, las Obligaciones y
todas aquellas instituciones a las que se recurra jurídicamente para
concretizar un intercambio económico o cesión de Derechos de Propiedad
(entendido como Derecho de Dominio) total o parcial. La equidad se
concibe como una propiedad según la cual la prosperidad económica se
distribuye de forma igualitaria (equitativa) entre los miembros de la
sociedad. Al respecto: ROPPO sostiene que ―…El análisis económico del
Derecho es un método de valoraciones e interpretación de las reglas
jurídicas, fundando el criterio de la eficiencia, entendida como la
asignación óptima de los recursos (es decir, la asignación que maximiza las
utilidades en conjunto que se pueden recabar de los recursos mismos). En
base a ello, una regla (o la posible interpretación de una regla) merece ser
aprobada si orienta las comportamientos de los destinatarios ineficientes
o menos eficientes de aquellos que serían inducidos por una regla (o una
interpretación) diversa…‖32
7.2.4. Las externalidades.- Son divergencias entre los costos privados y
los costos sociales, o entre la ganancia privada y la ganancia social. En los
casos de fallas del mercado, la búsqueda de ganancias privadas no
contribuye al bienestar social máximo, incluso si existe competencia
perfecta en todos los mercados. También se la define como la consecuencia
que la acción no pactada o prevista de un agente, tiene sobre el bienestar
de otro (traslado no contratado de costos o beneficios a terceros). Pueden
ser de dos tipos: a. Negativas, cuando su aparición genera costos no
contratados a terceros. b. Positivas, si su aparición genera beneficios no
contratados a terceros.
7.3. Teoría de la declaración de voluntad.- Llamada también teoría
declaracionistas, es aquella que da pre-eminencia o supremacía a la
declaración o exteriorización de voluntad en la constitución o
configuración de actos jurídicos, es decir, sólo la voluntad comunicada o
exteriorizada tiene relevancia jurídica para producir actos jurídicos y por
ende, efectos jurídicos, la voluntad no comunicada o exteriorizada- aquella
que se mantiene en el fuero interno de la persona, no produce efecto
jurídico alguno, por ende, no constituye o configura acto jurídico.
En el ámbito de los contratos, sólo vincula o relaciona a las partes
contratantes, lo que ha sido declarado o exteriorizado33, de tal forma que
32 ROPPO, Vincenzo. EL CONTRATO. Título Original en Italiano IL CONTRATTO.
Traducción a cura de Eugenia Ariana Deho. 1era. Edición, Gaceta Jurídica, 2009, Lima-
Perú, p. 90
33 ROPPO, Vincenzo. EL CONTRATO. Título Original en Italiano IL CONTRATTO.
Traducción a cura de Eugenia Ariana Deho. 1era. Edición, Gaceta Jurídica, 2009, Lima-
las reservas que hayan hecho los contratantes o aquellos aspectos que
hayan omitido, no forman parte de la relación contractual, es decir, del
programa normativo. En este caso se deberá recurrir a la aplicación
supletoria de la norma legal o en su defecto, de mantenerse la
incertidumbre, al órgano jurisdiccional para que al amparo de un debido
proceso se determine la interpretación correspondiente. Al respecto:
TORRES VASQUEZ sostiene que ―…La teoría de la declaración (adoptada
por el BGB de 1900), predominante en el derecho moderno, no desdeña a
la voluntad, que sigue siendo esencial en el contrato. Pero la voluntad que
tiene significación social es la declarada y no la que permanece en las
profundidades de la conciencia del sujeto. Quien recibe la declaración
contractual y confía en ella por entender que el declarante no es incapaz,
no es víctima de un lapsus ni se encuentra bajo los efectos del error, debe
ser tutelado en sus derechos contractuales aun cuando la voluntad esté
viciada por incapacidad, lapsus o error (teoría de la confianza). Asimismo,
quien hace una declaración contractual asume el riesgo de la confianza
que tal declaración crea; si por su actuar irresponsable, negligente, hace
una declaración viciada, debe afrontar las consecuencias contractuales
(teoría de la responsabilidad). El derecho moderno adopta como principio
la teoría de la declaración, pero no en pocos casos establece el predominio
de la voluntad sobre la declaración, matizando estas dos teorías con los
principios de la responsabilidad y la confianza con el fin de hacer pacíficas
las relaciones contractuales, sin las cuales, en la actualidad, no puede
Perú, p. 195. El autor sostiene que ―El acuerdo, que constituye el contrato, es encuentro
de voluntades (acordes). Pero el contrato es un fenómeno social: por consiguiente la
voluntad no es idónea para formar el acuerdo contractual mientras quede encerrada en el
fuero interno de las partes; para producir el supuesto de hecho- contrato ella debe salir, y
tornarse socialmente conocible; en una palabra, debe ser manifestada. La premisa es la
base de la teoría de la declaración, contrapuesta a la teoría de la (pura) voluntad. (…) La
manifestación de voluntad contractual es el conjunto de signos que hacen socialmente
conocible la voluntad de celebrar el contrato.
vivir el ser humano…‖34 Por su parte, ROPPO sostiene que ―…El acuerdo,
que constituye el contrato, es encuentro de voluntades (acordes). Pero el
contrato es un fenómeno social: por consiguiente la voluntad no es idónea
para formar el acuerdo contractual mientras quede encerrada en el fuero
interno de las partes; para producir el supuesto de hecho- contrato ella
debe salir, y tornarse socialmente conocible; en una palabra, debe ser
manifestada. La premisa es la base de la teoría de la declaración,
contrapuesta a la teoría de la (pura) voluntad. (…) La manifestación de
voluntad contractual es el conjunto de signos que hacen socialmente
conocible la voluntad de celebrar el contrato…‖35
La teoría declaracionista origina en la contratación lo que se llama la
objetivización del contrato, lo que en otras palabras es la liberación de la
concepción voluntarista, es decir, del dogma de la voluntad, fundándose
en la voluntad declarada y en la confianza. De tal forma que si una
persona toma conocimiento de una voluntad exteriorizada de otra persona,
no habiendo señal de que sea en broma, error o con fines didácticos, ésta
tendrá efectos jurídicos, consecuentemente, originará un vínculo o relación
jurídica. Al respecto: ROPPO sostiene que ―…Paradigmática de las
concepciones objetivas del contrato es la ―teoría de la declaración‖, que se
difunde en el novecientos. Por esta, en el contrato es importante no solo la
efectiva voluntad individual, por cómo se forma en la esfera psíquica del
sujeto, sino también su proyección social externa, y en particular el modo
en el cual la voluntad de la parte es percibida por la contraparte. Esta
percepción está determinada esencialmente por el modo en el cual la
34TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, pgas. 27- 28
35 ROPPO, Vincenzo. EL CONTRATO. Título Original en Italiano IL CONTRATTO.
Traducción a cura de Eugenia Ariana Deho. 1era. Edición, Gaceta Jurídica, 2009, Lima-
Perú, p. 195
voluntad, objetivamente, es manifestada externamente; por consiguiente
del tenor objetivo de la declaración de voluntad. (…) La teoría de la
declaración se funda en el valor de la confianza. Quien recibe la
declaración contractual ajena la percibe en su significado socialmente
típico, y en base a este significado otorga su confianza: es decir, organiza
sus posiciones, iniciativas, expectativas en función de su contrato estable
entre él y el declarante, provisto de ese significado. Decirle luego que ese
contrato no vale, porque el significado objetivo de la declaración es
contradicho por el efectivo psiquismo del declarante, significa defraudar su
confianza. Y entonces: si quien recibe la declaración contractual confía en
esta, porque su autor no parece ni incapaz de entender y de querer, ni
caído en error, ni víctima de un lapsus, entonces el contrato rige incluso si
la voluntad del declarante está realmente viciado por la incapacidad o por
el error o por el lapsus.” 36
En realidad, para el capitalismo emergente, la teoría voluntarista, el mismo
que se sustenta en el dogma de voluntad, es riesgosa y origina
incertidumbre, en tanto que, al dar supremacía a la voluntad- incluso
aquella voluntad que no ha sido declarada y que se mantiene en el fuero
interno del sujeto, siendo imposible de ser conocido por la contraparte-, es
enemigo de la certeza de las relaciones jurídico- económicas. La
objetivización del contrato origina lo que se llama ―crisis del dogma de
voluntad”. Al respecto: ROPPO sostiene que ―…Hacia fines del ochocientos
el dogma de la voluntad entra en crisis y con esta teoría subjetiva del
contrato. Son decisivas, sobre todo, las exigencias de un mercado
capitalista ya más maduro. En fase de capitalismo emergente, era esencial
que los animal spirits de la iniciativa económica se desencadenarán en su
trascendente subjetividad. En la fase del capitalismo más evolucionado y
36 ROPPO, Vincenzo. EL CONTRATO. Título Original en Italiano IL CONTRATTO.
Traducción a cura de Eugenia Ariana Deho. 1era. Edición, Gaceta Jurídica, 2009, Lima-
Perú, pgas. 60- 61
asentado, deviene importante la certeza de las relaciones jurídico-
económicas, cuya ausencia puede desalentar o frenar las iniciativas. Pero
el dogma de la voluntad es enemigo de la certeza de las relaciones jurídico-
económicas: si el contrato puede ser cancelado por factores que pertenecen
a la esfera psíquica de las partes, cada parte en todo contrato corre el
riesgo de que sus derechos contractuales sean eliminados por factores
impalpables, incontrolables, no conocibles; cada parte vive su contrato en
la desagradable y desalentadora dimensión de la incertidumbre. Esto,
probablemente, deprime su deseo de emprender. Pero una depresión de la
iniciativa es intolerable para el desarrollo del capitalismo. (…) se explica
así la transición de la concepción subjetiva del contrato- fundada en el
dogma de la voluntad, y por esto generadora de incertidumbre- a
concepciones objetivas, idóneas para colocar la actividad y las posiciones
de los contratantes en una dimensión de mayor certeza.‖37
Por otro lado, debemos precisar que la declaración de voluntad implica un
proceso interno y externo. El primero llamada subjetiva e implica la
formación de la voluntad y el segundo llamada objetiva e implica la
exteriorización de la voluntad. Al respecto: VIDAL RAMIREZ precisa que
―…Como puede apreciarse, el artículo 141 del Código Civil se ocupa de la
manera de manifestarse la voluntad, la que constituye, como ya lo hemos
advertido, la esencia misma del acto jurídico. (…) La manifestación de
voluntad debe ser la exteriorización de la voluntad interna del sujeto. Por
ello, la Teoría del Acto Jurídico explica la manifestación de voluntad como
la conclusión de un proceso formativo de lo que viene a ser la voluntad
propiamente jurídica. Este proceso tiene dos etapas perfectamente
diferenciables y diferenciadas: una etapa subjetiva, en la que se forma la
voluntad al interior del sujeto, y una etapa objetiva, en la que la voluntad
37 ROPPO, Vincenzo. EL CONTRATO. Título Original en Italiano IL CONTRATTO.
Traducción a cura de Eugenia Ariana Deho. 1era. Edición, Gaceta Jurídica, 2009, Lima-
Perú, p. 60.
internamente formada se exterioriza. Esta última etapa es la que legisla el
artículo 141, no obstante lo cual es imprescindible considerar la formación
de la voluntad interna, pues es ésta la que se exterioriza mediante la mani-
festación. (…) La etapa subjetiva del proceso formativo de la voluntad
supone que ésta sea resultado del discernimiento del sujeto y por eso el
inc. 1) del artículo 140 exige la capacidad. Pero este proceso formativo no
sólo requiere que el sujeto tenga conciencia de los efectos que su
manifestación va a producir sino también que los acepte a priori, esto es,
que intencionalmente se los proponga y que con la misma intencionalidad
quiera alcanzarlos, para lo cual requiere, además, que se apreste a
exteriorizar su interno querer libre y espontáneamente. (…) La voluntad
interna debe formarse sin vicios o elementos distorsionadores, tales como
los llamados vicios de la voluntad como el error, el dolo y la intimidación,
sobre los que el Código Civil legisla tutelando la pureza de la formación de
la voluntad interna para que su exteriorización sea expresión de lo que el
sujeto quiere. (…) La etapa objetiva, como hemos advertido, está
determinada por la exteriorización de la voluntad interna, la que debe
reflejarse en la manifestación, que es la que genera el efecto vinculante y,
por ello, es propiamente la voluntad con eficacia jurídica y de ella se ocupa
el artículo 141.‖38.
Esta declaración de voluntad puede ser expresa o tácita. Es expresa
cuando la voluntad se exterioriza de manera verbal u escrita. Y, es tácita
cuando la voluntad se deduce de la conducta de la persona. Al respecto: El
mismo VIDAL RAMIREZ afirma que ―Según el acotado artículo 141, la
manifestación de voluntad o es expresa o es tácita, por lo que no admite
ninguna otra clase de manifestación y, para ello, traza la distinción. (…) La
manifestación de voluntad es expresa cuando se utiliza cualquier medio
38 VIDAL RAMIREZ, Fernando. CÓDIGO CIVIL COMENTADO. Título Preliminar- Derecho
de las Personas- Acto Jurídico, Tomo I, Gaceta Jurídica S.A, 2da. Edición, 2007, Lima-
Perú, pgas. 467-471.
directamente dirigido a quien debe receptarla. Este medio directo puede
ser utilizado mediante el lenguaje oral, escrito o mímica, pues de lo que se
trata es de dar a conocer la voluntad interna. Pueden también utilizarse
medios manuales, mecánicos, electrónicos, ópticos o cualquier otro
medio análogo, como lo ha precisado la Ley N° 27291 al introducir un
agregado al primer párrafo del artículo 141 que venimos comentando y
que, a nuestro entender, es superfluo pues la utilización de otros medios
directos, sean manuales, mecánicos, electrónicos u ópticos, estaban
implícitamente referidos. La manifestación expresa se vincula a la forma o
formalidad, por lo que nos ocuparemos nuevamente al hacerla de los
artículos 143 y 144 del Código. (…) La manifestación de voluntad es tácita
cuando no se utiliza un medio directo para dar a conocer la voluntad
interna a quien debe receptarla. Por eso, para mejor conceptuarlo, es
conveniente detenerse primero en las salvedades que formula el mismo
artículo 141, cuando precisa que no puede considerarse que existe
manifestación tácita cuando la ley exige declaración expresa o cuando el
sujeto que exterioriza su voluntad formula reserva o declaración en
contrario. Significa, entonces, que si la ley exige manifestación expresa
para la celebración de un acto jurídico y la voluntad no se exterioriza de
este modo, no puede considerarse que existe una manifestación tácita,
como tampoco puede considerarse que ha habido exteriorización de la
voluntad cuando el sujeto hace constar una reserva para que no la haya o
formula una declaración en contrario, oponiéndose a que se presuma la
existencia de una manifestación tácita. (…) La manifestación tácita no
debe entenderse como una voluntad cuya existencia se presume. El
artículo 141 se ha cuidado de preceptuar que la voluntad debe inferirse de
manera indubitable de una 'acta concludentia, esto es, de una actitud o de
circunstancias de comportamiento que pongan de manifiesto la existencia
de la voluntad interna. (…) Por lo que se deja expuesto, entonces, debe
diferenciarse la manifestación expresa de la manifestación tácita según se
dé a conocer la voluntad interna directamente a quien debe receptarla o
según se dé a conocer la voluntad interna no directamente, sino de
soslayo, a quien debe receptarla. (…) Por la Ley Nº 27291 se han
adicionado los párrafos que conforman el numeral 141-A, en nuestra
opinión erróneamente ubicado, pues más que a la manifestación de
voluntad en sí misma, que es la materia tratada en el artículo 141, la
adición está referida a la forma o la formalidad que debe revestir la
manifestación, por lo que lo comentaremos al hacerlo de los artículos 143
y 144 del Código Civil.‖39 Por su parte, ROPPO sostiene que ―…Una
consolidada tradición académica enseña que la manifestación de voluntad
contractual puede ser de dos tipos: expresa o tácita. (…) Es manifestación
expresa aquella realizada con el medio del lenguaje. Es manifestación
tácita (o comportamiento concluyente) aquella realizada con signos no
lingüísticos. (…) La manifestación expresa se define habitualmente:
declaración (en este sentido la fórmula ―declaración expresa‖, de uso muy
frecuente, está viciada de tautología). El lenguaje es el modo predominante
con el cual los hombres hacen socialmente conocible elementos de su
fuero interno: se trata de cogniciones, de sensaciones o – por lo que
mayormente interesa aquí- de voliciones. Por esto puede decirse que gran
parte de las manifestaciones de voluntad contractual son manifestaciones
expresas, por consiguiente son declaraciones; o, que las declaraciones
contractuales son las manifestaciones de voluntad contractual por
antonomasia: y, en efecto, cuando, en las páginas dedicadas a la
celebración del contrato, se hablaba de los actos que, manifestando la
voluntad de las partes, concurren a formar el acuerdo contractual- oferta y
39 VIDAL RAMIREZ, Fernando. CÓDIGO CIVIL COMENTADO. Título Preliminar- Derecho
de las Personas- Acto Jurídico, Tomo I, Gaceta Jurídica S.A, 2da. Edición, 2007, Lima-
Perú, pgas. 467-471.
aceptación-, ha parecido natural definirlas como ―declaraciones‖
contractuales; y llamar ―declarantes‖ a sus autores…‖40
8. Función social del contrato.- La revolución francesa de 1789 y con
ella el Código Napoleónico de 1804 consagraron el pleno respeto de lo
privado o particular. En adelante el interés particular primaba sobre
cualquier otro interés. Esta nueva concepción buscaba dejar en el pasado
la etapa oscura de la historia de la humanidad, representado en la edad
media, el mismo que se caracterizó por los gobiernos autoritarios y
despóticos, además de la inexistencia de las libertades individuales, todo el
poder se concentraba en manos de una sola persona (rey) o un grupo de
ellas (monarquías).
En temas contractuales, en esta etapa de la historia, la autonomía de la
voluntad, representada en la libertad de contratar y libertad contractual,
así como la teoría voluntarista del acto jurídico, adquieren un papel
fundamental en la constitución de relaciones contractuales. Las personas
podían celebrar todo tipo de contratos con la única condición que sean
lícitos. La voluntad individual o privada primaba sobre cualquier otra. En
razón de ello, el contrato ostentaba una función privada o particular, es
decir, no cautelaba intereses públicos o colectivos.
Sin embargo, debido a las las nuevas condiciones económicas,
industriales, comerciales, tecnológicas y sociales, del mundo
contemporáneo, la autonomía de la voluntad y la teoría voluntarista del
acto jurídico ya no son suficientes para sustentar la contratación y
cautelar los derechos de los contratantes, sobre todo del más débil de la
relación jurídica contractual, esto es, el consumidor o usuario, por ello,
surge la necesidad de concebir al contrato con una finalidad o función
40 ROPPO, Vincenzo. EL CONTRATO. Título Original en Italiano IL CONTRATTO.
Traducción a cura de Eugenia Ariana Deho. 1era. Edición, Gaceta Jurídica, 2009, Lima-
Perú, p. 196
social, es decir, en adelante el contrato no sólo debe cautelar intereses
privados o particulares sino también públicos o colectivos. La función
social del contrato busca evitar los abusos de la parte más fuerte de la
relación jurídica contractual, esto es, el productor o proveedor. Al
respecto: TORRES VASQUEZ sostiene que ―…No habiendo más continente
que descubrir, estando las fuerzas naturales controladas y los recursos
naturales en progresiva explotación, surge a principios del s. XX la
necesidad de conservar lo que queda de aprovechable de esos recursos.
Por otro lado, el desarrollo industrial adquirió proporciones insospechadas
hasta lograr la producción masiva y estandarizada de bienes y servicios,
ocasionando que las empresas adquieran un mayor poder frente a los
consumidores. En tales circunstancias, no se podía seguir permitiendo
que los individuos hicieran lo que su imaginación u ambición les sugiriera
como el medio para obtener utilidades; se percibe que no sólo existen
interese individuales que proteger, sino otros intereses superiores a estos
como son los sociales y colectivos. En materia de contratos es necesario
limitar la plena libertad individual, al advertir que las nuevas
condiciones económicas, industriales, comerciales, tecnológicas y
sociales hacían que la abstracta libertad contractual era ilusoria y
menoscababa el desarrollo individual sometiendo a la masa indefensa
de consumidores a la voluntad de los grandes empresarios.41
9. Etapas de la contratación contemporánea.- A diferencia de la
contratación moderna, la contratación contemporánea, como regla general,
reduce las etapas de la contratación en contractual y post-contractual.
Esto debido a que en la contratación contemporánea el intercambio de
bienes y servicios es sobre todo masificado y por ende, estandarizado, es
decir, todo se sustenta en formatos y conductas de facto o socialmente
41 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, pgas. 27- 28
típicas, no se requiere de la negociación. Para la contratación
contemporánea esto último encarece los costos de transacción, además de
hacer lenta, es decir, ineficiente. Al respecto: TORRES VASQAUEZ sostiene
que ―…Con el contrato clásico, individual, precedido de las tratativas y
discusiones entre ambas partes contratantes sobre todas y cada una de
las cláusulas o estipulaciones que forman su contenido sería imposible la
producción masiva de bienes y servicios, se paralizaría el tráfico productivo
y comercial y, con ello, la humanidad retrocedería a formas de vida ya
superadas. (…) En la contratación masiva es impensable que el expedidor
de bienes y servicios se ponga a discutir con cada uno de sus clientes, los
términos y condiciones del contrato que pretende celebrar, por ejemplo,
que el que consume un menú en un restaurante discuta con el propietario
sobre el precio y otras condiciones, que el que quiere realizar una
operación bancaria negocie con el banco sobre el monto de los intereses,
comisiones y gastos, que el que quiere trasladarse de un lugar a otro
discuta con la empresa de transportes terrestre, marítima y aérea sobre el
valor del pasaje, la ruta y otros términos del contrato…‖42
9.1. Contractual (formación).- Esta etapa de contratación representa el
momento en que las partes contratantes materializan el acuerdo de
voluntades, consecuencia del consentimiento, dando origen a la relación
jurídica contractual, esto es, el programa o reglamentación normativo. Sin
embargo, debemos aclarar que en la contratación contemporánea, el
consentimiento que origina el acuerdo de voluntades no debe entenderse
como la concurrencia concordada de declaraciones de voluntad, como
sucede en la contratación moderna, sino sólo como la concurrencia de
voluntades, en tanto que en la contratación de hoy no hay concordancia de
voluntades, es decir, voluntades comunes. A las personas no les interesa
42 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, p. 352
concordar voluntades, dialogar, mucho menos individualizar a su
contraparte, sino satisfacer necesidades. Esto último se logra con la simple
declaración unilateral de voluntad, es decir, se toma o se deja, se adhiere o
no se adhiere. En otras palabras, el consentimiento ha dejado de ser el
motor del contrato y ha cedido su lugar a la satisfacción de necesidades.
El contrato se ha objetivizado.
9.2. Post- contractual (ejecución).- Esta etapa de la contratación implica
la ejecución de la relación jurídica contractual, es decir, su eficacia, que
doctrinariamente se conoce como perfeccionamiento del contrato. Basta
que se produzca la concurrencia de voluntades, sea mediante la adhesión
o la declaración unilateral de voluntad, para que se origine la relación
jurídica contractual y con ello la obligación de cumplir la prestación
convenida.
La etapa post-contractual se mantiene vigente e incólume incluso en la
contratación contemporánea. Se puede discutir sobre la etapa pre-
contractual, en cuanto a su inexistencia se refiere, y la contractual, en lo
que al consentimiento se refiere, pero no sobre la etapa post-contractual,
en tanto que una obligación no sólo puede tener como fuente un contrato
sino también otras causas, pero al final, una vez originado igual se tiene
que cumplir o ejecutar.
10. Contratación en masa
10.1. Definición.- Se puede definir como la contratación realizada no de
manera particularizada o individualizada, como sucede en la contratación
paritaria43, sino en serie, homogénea o estandarizada, cuyo propósito o
43 LORENZETTI, Luis Ricardo. Tratado de los Contratos. Tomo I, RUBINZAL - CULZONI
EDITORES, 1999, Argentina, p. 141. El autor sostiene respecto de la contratación
paritaria lo siguiente ―En este caso, la característica definitoria no es la adhesión o el
consumo final, sino la posición material de las partes al momento de la celebración. Se
hace referencia con este término a los contratos en los que las partes están en igualdad
de negociación, o por lo menos no existe una desigualdad jurídicamente relevante. Es una
finalidad no es la protección del sujeto más débil de la relación jurídica,
sino la rapidez y economía en la contratación. En otras palabras podemos
decir que la contratación en masa busca proteger la eficiencia del capital.
Al respecto: SOTO COAGUILA sostiene que ―…La finalidad de la
contratación masiva no es la protección al consumidor o usuario, sino la
fluidez del intercambio masivo de bienes y servicios, reduciendo al máximo
los gastos de negociación de los contratos que se celebren con el objeto de
lograr un mejor trafico patrimonial en forma eficiente, todo esto permitirá a
su vez que un número cada vez mayor de personas puedan acceder al
consumo de o a la utilización de bienes y servicios.‖44.
La contratación masiva se sustenta en la sociedad de masas- producto de
la explosión demográfica, el aumento de las necesidades humanas y la
producción en masa - consecuencia de la industrialización u
automatización. El fenómeno de la contratación masiva o en serie surge en
la era industrial y postindustrial, a consecuencia de los nuevos procesos
de producción45 y de comercialización46. Los nuevos procesos de
categoría doctrinaria no receptada expresamente en el Derecho argentino, y cuyo efecto es
señalar que en ellos no se aplican los efectos de los contratos celebrados por adhesión, ni
los que se derivan de los vínculos de consumo.‖
44 SOTO COAGUILA, Carlos Alberto. Transformación del Derecho de Contratos. Editora
Jurídica Grijley E.I.R.L., 2005, Lima-Perú, p. 3.
45 LORENZETTI, Luis Ricardo. Tratado de los Contratos. Tomo I, RUBINZAL - CULZONI
EDITORES, 1999, Argentina, p. 157. El autor sostiene que ―La producción se identifica
con la elaboración de productos. Estos pueden pertenecer a cualquier área de la
economía: agrícolo-ganadera, industrial o terciaria, como los productos informáticos.
También incluye el concepto a los bienes materiales o inmateriales, como la obra
intelectual. Todo ello, siempre que sean susceptibles de una relación de consumo, que es
un concepto que en el caso de la ley argentina excluye algunos bienes, como veremos más
adelante. La ley argentina sólo habla de producción, pero no hay duda de que dentro de
este concepto amplio también están incluidas otras actividades analógicamente
asimilables: El montaje, en el que la tarea del "fabricante" es la de mero armador de
partes que otros elaboran. La "creación", que alude a la tarea de producción referida a la
obra intelectual. La construcción se refiere fundamentalmente a los inmuebles. La
comercialización se materializan mediantes diversas modalidades o formas
de contratación masiva tales como: los contratos de adhesión o
predispuestos, los contratos celebrados en base a cláusulas generales de
contratación, los contratos electrónicos, los contratos de consumo y las
relaciones contractuales de hecho. En estas modalidades contractuales no
existe la libertad contractual, es decir, la libertad de establecer el tipo,
forma y las cláusulas y condiciones del contrato, es más, los contratantes
ni siquiera se conocen, lo único que existe es la libertad de contratar, es
decir, la libertad de decidir contratar o no contratar y con quien contratar.
Sin embargo, estamos frente a comportamientos voluntarios lícitos por los
cuales dos o más partes adquieren derechos y contraen obligaciones,
aunque ciertamente no lo hacen a través del consentimiento, es decir, la
concurrencia concordada de declaraciones de voluntad, lo que líneas
arriba hemos señalado como ―voluntad común‖, sino por medio de
declaraciones unilaterales de voluntad, esto es, la adhesión o las
conductas socialmente típicas. Formas o modalidades de contratación
masiva que no pueden ser excluidos de la noción de contrato, en tanto que
gozan de la misma finalidad o propósito, esto es, ser un instrumento
jurídico para el intercambio de bienes y servicios; sólo los contratos tienen
está naturaleza jurídica. Al respecto: TORRES VASQUEZ sostiene que
transformación se aplica a los productos agrícolas. Todos estos actos son equiparados a
la producción que es el hacer calificante de la actividad del fabricante.‖
46 LORENZETTI, Luis Ricardo. Tratado de los Contratos. Tomo I, RUBINZAL - CULZONI
EDITORES, 1999, Argentina, p. 157- 158. El autor sostiene que ―El concepto alude tanto
a la comercialización como a la distribución. Se incluye, por tanto, a todos los contratos
que tienen una finalidad económica de distribución de bienes con fines de
comercializarlos: concesión, agencia, distribución, suministro, franquicia, consignación.
También quedan incluidas aquellas categorías de contratos que tienen por objeto la sola
distribución, sin un objeto de comercialización que integre la causa del negocio. Tal es el
caso del contrato de transporte en el que se acuerda la distribución pero no la
comercialización.‖
―…La producción y comercialización de bienes y servicios en masa origina
la contratación masiva llevada a cabo mediante contratos por adhesión y
los concluidos mediante cláusulas generales de contratación, en los que el
acuerdo de voluntades existe solo en apariencia. No hay negociación
contractual, sobre todo en los contratos por adhesión en los cuales el
estipulante fija todos los términos y condiciones y la otra parte no tiene
otra alternativa que someterse o no a contratar. Si necesita el bien o
servicio, y sus posibilidades económicas lo permiten, se adhiere lisa y
llanamente. Una voluntad es sometida por la otra. Aparecen las ―relaciones
contractuales de hecho‖, denominada también ―conductas sociales típicas‖
o ―contratos mecánicos‖, en los que basta, por ejemplo, apretar un botón,
oprimir una tecla, tirar una palanca, para obtener determinados bienes o
servicios; lo mismo ocurre con los contratos de ventanilla o mostrador. En
la contratación electrónica no hay un documento que contenga la firma
manuscrita de los contratantes, sino que se ha tenido que inventar la
firma digital. En estas modalidades contractuales no existe la libre
negociación contractual: las partes contratantes no establecen el
contenido del contrato en libre discusión, es más, ni siquiera se
conocen, pero si existe la libertad de contratar o no contratar. Sin
embargo, estamos frente a comportamientos voluntarios lícitos por
los cuales dos o más partes adquieren derechos y contraen
obligaciones, aunque ciertamente no lo hacen a través de una
voluntad común. Por tanto, estas situaciones no pueden ser excluidos
de la noción de contrato, entendido como la concurrencia de
voluntades- aunque no necesariamente coincidentes- de dos o más
partes que, a través de tales mecanismos, se someten a la regulación
de sus intereses patrimoniales…”47 Por su parte, ALTERINI afirma lo
47 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, pgas. 28- 29
siguiente ―…(1) En la era industrial y, sobre todo, en la postindustrial,
surgieron las necesidades propias del nuevo proceso económico de
producción y comercialización, que ha dado lugar al fenómeno de
contratación en masa. (2) Por lo común el fabricante, o el intermediario,
predisponen el contenido del contrato y suministran una plantilla tipo a
través de formularios que incluyen condiciones generales, o las implican;
de notas de pedido pre-impresas que el cliente se limita a llenar; etcétera.
Y esa forma de propuesta suele ser aceptada mediante la simple adhesión,
esto es, sin posibilidad efectiva de discutir las cláusulas, cuestión que
adquiere singular relevancia cuando se trata de monopolios u oligopolios.
(3) Los contratos con cláusulas predispuestas por el empresario, (…) las
consiguientes plantillas de condiciones generales, son "instrumentos
adecuados para la economía de masas" (VALLESPINOS). Mediante ellos se
producen significativos ahorros propios de la economía de escala: un
ahorro de tiempo, al ser evitada la discusión individual de las cláusulas;
un ahorro derivado de que la uniformidad de la contratación facilita la
homogeneidad de la gestión empresarial; un ahorro de litigiosidad, en
razón de que los contratos prevén de antemano soluciones puntuales para
las distintas alternativas posibles en el desarrollo de la relación entre
partes (AMARAL).(4) En los contratos de empresa, la exaltación de la regla
de buena fe exige su puntual respeto en la etapa previa a la conclusión del
contrato y en su celebración (art. 37. ley 24.240), e impone al empresario
importantes obligaciones secundarias (núm. 1674 ítem 3). Por ejemplo, en
la actualidad se considera que en la etapa pre-contractual tiene a su cargo
una obligación de información (WEÍLL-TERRÉ), que concierne a un deber
de veracidad, y consiste en hacer saber a la otra parte "ciertos hechos
susceptibles de influir sobre su decisión" (FARJAT).(5) Como reacción
frente a posibles desigualdades entre las partes, el sistema jurídico
desarrolla un régimen tuitivo —establecido preferentemente en favor de la
parte tenida por débil—, a cuyo fin fija un mínimo o un máximo de
protección, que puede ser dejado de lado siempre quesea a favor de la
parte protegida. Esta parte protegida pasa a ser "dueña del contrato", en
tanto la otra es forzada a cumplir aunque el contrato le resulte
desventajoso, y no puede exigir el cumplimiento a pesar de que tenga
interés en él (RIPERT)…‖48.
No obstante lo antes señalado, no debemos perder de vista que además de
la industrialización, el otro factor que determinó el auge de la contratación
masiva o en serie es el capitalismo. Al respecto: GHERSI, sostiene lo
siguiente ―…La Revolución Industrial produjo un aumento en la cantidad
física de bienes y servicios, lo que luego dará origen al sistema de
economía capitalista. Para la comprensión de la estructura jurídico-
filosófica de la contratación por adhesión es necesario ensamblar el
conocimiento de dos factores coadyuvantes: la automatización industrial y
la función del capital a través de la empresa, que se insertan, con disímil
modalidad, en las distintas fases del desarrollo del sistema de economía
capitalista. Las fases del desarrollo capitalista se pueden ubicar
temporalmente en coordinación con la evolución de la empresa y la
normativización científica de los procesos productivos, lo cual nos será de
suma utilidad para apreciar la evolución de las metodologías o formas de
contratación.‖49
10.2. Elementos.- Son elementos de la contratación masiva: los sujetos y
el objeto.
10.2.1. Los sujetos.- Son las personas individuales o colectivas que
intervienen en la contratación masiva de bienes y servicios. En una
relación contractual de esta naturaleza los sujetos adquieren la situación
jurídica de productores o proveedores y consumidores o usuarios. Los
48 ALTERINI, Atilio Anibal y otros. Derecho de Obligaciones. 1era Edición, Abeledo Perrot,
1996, Buenos Aires- Argentina, p. 671
49 GHERSI, Carlos Alberto. Contratos Civiles y Comerciales. Tomo I, 4ta. Edición,
Editorial Astrea, 1998, Buenos Aires- Argentina, pgas. 13- 14
primeros producen los bienes y servicios para destinarlos al mercado50 o
asumen una función intermediadora entre el productor y consumidor o
usuario. Todo esto implica la comercialización51. No siempre el productor
de bienes y servicios es el mismo proveedor de los mismos. Los segundos
requieren de los bienes y servicios para satisfacer sus necesidades, son los
destinatarios finales de los mismos. Existe una sociedad natural entre la
persona que produce o provee los bienes y servicios y aquella que consume
o usa de dichos bienes y servicios. Ninguno de los sujetos puede subsistir
al margen del otro, hay una relación inescindible entre ellos. Sin embargo,
50 LORENZETTI, Luis Ricardo. Tratado de los Contratos. Tomo I, RUBINZAL - CULZONI
EDITORES, 1999, Argentina, p. 157. El autor sostiene que ―…La producción se identifica
con la elaboración de productos. Estos pueden pertenecer a cualquier área de la
economía: agrícolo-ganadera, industrial o terciaria, como los productos informáticos.
También incluye el concepto a los bienes materiales o inmateriales, como la obra
intelectual. Todo ello, siempre que sean susceptibles de una relación de consumo, que es
un concepto que en el caso de la ley argentina excluye algunos bienes, como veremos más
adelante. La ley argentina sólo habla de producción, pero no hay duda de que dentro de
este concepto amplio también están incluidas otras actividades analógicamente
asimilables: El montaje, en el que la tarea del "fabricante" es la de mero armador de
partes que otros elaboran. La "creación", que alude a la tarea de producción referida a la
obra intelectual. La construcción se refiere fundamentalmente a los inmuebles. La
transformación se aplica a los productos agrícolas. Todos estos actos son equiparados a
la producción que es el hacer calificante de la actividad del fabricante…‖
51 LORENZETTI, Luis Ricardo. Tratado de los Contratos. Tomo I, RUBINZAL - CULZONI
EDITORES, 1999, Argentina, pgas. 157- 158. El autor sostiene que ―…El concepto alude
tanto a la comercialización como a la distribución. Se incluye, por tanto, a todos los
contratos que tienen una finalidad económica de distribución de bienes con fines de
comercializarlos: concesión, agencia, distribución, suministro, franquicia, consignación.
También quedan incluildas aquellas categorías de contratos que tienen por objeto la sola
distribución, sin un objeto de comercialización que integre la causa del negocio. Tal es el
caso del contrato de transporte en el que se acuerda la distribución pero no la
comercialización…‖
esta relación contractual o sociedad entre productor o proveedor y
consumidor o usuario no es simétrica sino asimétrica, es decir, una de las
partes, en este caso el productor o proveedor, que podemos llamar
empresario, ostenta una superioridad económica respecto del consumidor
o usuario. La superioridad económica del productor o proveedor, es decir,
del empresario, se representa en la imposición de cláusulas o conductas
socialmente típicas, abusivas o vejatorias, en desmedro del consumidor o
usuario, por eso a éste último se llama el sujeto débil de la relación
jurídica contractual. Esto último origina un desequilibrio en la relación
jurídica contractual, lo que justifica el intervencionismo estatal mediante
normas jurídicas o el órgano jurisdiccional
10.2.2. El objeto.- Tan igual como en la contratación moderna el objeto de
la contratación masiva viene a ser la prestación de bienes y servicios, sin
embargo, producto del avance de la ciencia y la tecnología, estos se han
masificado, ya no se fabrica o produce un bien o servicio por unidades sino
en serie. La producción en serie o seriada se caracteriza por
automatización industrial y la función del capital a través de la empresa.
Al respecto, GHERSI sostiene que ―La Revolución Industrial produjo un
aumento en la cantidad física de bienes y servicios, lo que luego dará
origen al sistema de economía capitalista. Para la comprensión de la
estructura jurídico-filosófica de la contratación por adhesión es necesario
ensamblar el conocimiento de dos factores coadyuvantes: la
automatización industrial y la función del capital a través de la empresa,
que se insertan, con disímil modalidad, en las distintas fases del desarrollo
del sistema de economía capitalista. Las fases del desarrollo capitalista se
pueden ubicar temporalmente en coordinación con la evolución de la
empresa y la normativización científica de los procesos productivos, lo cual
nos será de suma utilidad para apreciar la evolución de las metodologías o
formas de contratación52.‖
Producción en serie de bienes y servicios que tuvo sus inicios en la
revolución industrial, hasta llegar a la producción telemática de los
tiempos actuales. Al respecto, GHERSI, sostiene ―Como dijimos al
comienzo, es ésta la idea-base de la forma de producción seriada. 1) LA
PRIMERA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL. El concepto de eficiencia en el
proceso productivo se logró mediante la incorporación de la "máquina" a la
organización, obteniendo una aceleración y mejor utilización de la fuerza
de trabajo. De esta forma, los movimientos de los trabajadores se
sistematizaron, convirtiéndose el ser humano en auxiliar de la máquina,
con ahorro de costos e incremento en el beneficio. Este es el primer paso
hacia la fabricación en serie. 2) LA SEGUNDA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL.
Su comienzo lo podemos ubicar a mediados del siglo xix y llega hasta hoy,
aunque para una mejor evaluación y análisis la debemos subdividir en
cuatro partes consecutivas: el taylorismo, el fordismo, el neofordismo y la
robótica. (…) d) La robótica. La última fase, que llega hasta nuestros días,
implica el "mecanismo robot" como producto-control en la cadena
automática de producción, con lo cual se disminuye el margen de riesgo,
no sólo de velocidad, sino también en el mantenimiento de la calidad. Sin
embargo, trae un nuevo problema. La celeridad de producción y la
superación de modelos implican también una necesaria adecuación de los
mercados consumidores, de lo contrario se formarían stocks de productos
que perderían vigencia y, por ende, valor de comercialización. 3) LA
REVOLUCIÓN TELEMÁTICA. Tal vez los creadores del ENIAC (Electric
Nummerical Integrator and Calculator), primer ordenador de casi treinta
toneladas, jamás imaginaron, como se lo imaginó el cineasta soviético
52 GHERSI, Carlos Alberto. Contratos Civiles y Comerciales. Tomo I, 4ta. Edición,
Editorial Astrea, 1998, Buenos Aires- Argentina, pgas. 13- 14
Andrei Tarkovsky en su obra Solaris, el triunfo de la fuerzas inmateriales -
fuerzas de comunicación e informática- al final de nuestro siglo. La imagen
de una sociedad futura se basa, sin duda, en la producción, circulación y
comercialización de la información, que demandará el cambio a la sociedad
mundial del conocimiento, como lo remarca Drucker en Las nuevas
realidades. Uno de los campos de mayor proyección (Albert Bressand y
Catherine Distler, El mundo del mañana) será la telemática, punto de
encuentro entre las telecomunicaciones y la informática (imaginemos
simplemente la concreción de contratos por computadoras entre Japón y
Estados Unidos o por medio de fax, etcétera). Esto, sin duda,
revolucionaría el concepto tradicional de contrato (sin firmas) y todo lo
atinente a la forma (fax) y prueba (sistemas de seguridad), y en busca de
ellas trataremos, en el capítulo pertinente, de adelantar algunos esbozos e
ideas53.‖
10.3. Características.- La contratación masiva de bienes y servicios tiene
las siguientes características:
10.3.1. Ausencia de negociación.- La contratación moderna se
caracteriza entre otros por el diálogo y la negociación. Antes de contratar
las partes plantean sus intereses y sobre ellas llegan a un consenso, es
decir, al consentimiento, materializándose el contrato. Sin embargo, esto
no ocurre en el caso de la contratación contemporánea, esto es, la
contratación masiva, en tanto que en ella, como regla general, el contrato
se origina por la adhesión o la declaración unilateral de voluntades. El
diálogo y la negociación han pasado a un segundo plano, al consumidor o
usuario de un bien o servicio no le interesa saber de la persona del
productor o proveedor, dialogar y negociar con él, mucho menos que se
produzca una concurrencia concordada de declaraciones de voluntad, o
53 GHERSI, Carlos Alberto. Contratos Civiles y Comerciales. Tomo I, 4ta. Edición,
Editorial Astrea, 1998, Buenos Aires- Argentina, pgas. 22- 25
sea el consentimiento, lo que le interesa es la satisfacción de sus
necesidades, para ello le basta la simple adhesión o declaración unilateral
de voluntades. La contratación de hoy se hace sobre todo mirando,
tocando, escuchando y degustando, ello a reemplazado a la dialogo y
negociación. Esto último basta para que se forme la voluntad del
consumidor o usuario, decidiéndose por un bien o servicio, y por ende, se
determine a contratar mediante la acción de adherirse a lo predispuesto
por la contraparte o realizando una declaración unilateral de voluntad, por
ejemplo, coger el bien, consumir el producto, subir al transporte, presionar
un botón, etc. Al respecto: MESSINEO sostiene que ―…La falta de
negociaciones y de discusión, así como también de participación en la
determinación del contenido del contrato, que es propia de la adhesión,
implica una situación de disparidad económica y de inferioridad
psíquica para el contratante débil, por la que el contrato de adhesión llega
a contraponerse al contrato que puede llamarse paritario (paritético) (y
que constituye la regla) (véase retro, Cap. I, n. 8), en el que la posibilidad
otorgada a cada uno de los contratantes de concurrir o de influir sobre la
determinación o sobre la elección del contenido del contrato es un síntoma
de paridad económica y psíquica y traduce en términos jurídicos esta
paridad…‖54
10.3.2. Libertad de contratar.- En la contratación moderna, sustentada
en la teoría clásica de contratación y la teoría voluntarista del acto
jurídico, rige el principio de autonomía de la voluntad o privada con sus
dos aspectos, esto es, libertad de contratar y libertad contractual. La
libertad de contratar entendido como la libertad para decidir contratar o
no contratar y con quien contratar. La libertad contractual entendido como
la libertad para establecer las cláusulas y condiciones del contrato. Sin
54 MESSINEO, Franceso. Doctrina General del Contrato. Traducciòn de la obra Italiana
DOTTRINA GENERALE DEL CONTRATTO. Por R.O. FONTANARROSA y otros. 1era.
Edición, ARA editores E.I.R.L., 2007, Lima- Perù, p. 396.
embargo, en la contratación contemporánea, de las libertades antes
mencionadas sólo se mantiene vigente la libertad de contratar, pues la
libertad contractual por obvias razones ya no existe o casi no existe. Una
de estas razones es que la contratación actual se sustenta sobre todo en la
predisposición y la conducta socialmente típica, no se sustenta en el
consentimiento o la voluntad común.
10.3.3. Relación asimétrica.- Esta característica implica que la relación
jurídica contractual, producto de la contratación masiva, no se rige por la
igualdad de las partes contratantes, como se presume en la contratación
moderna o clásica, sino por la superioridad de una de ellas, esto es, el
productor o proveedor, en desmedro del consumidor o usuario. A este
último la doctrina llama ―sujeto débil de la relación jurídica‖. Situación que
se da porque el productor o proveedor es un profesional de la contratación,
es decir, se especializa en ella, mientras que el consumidor o usuario es
una amateur o aficionado de la misma. Al respecto: GUTIERREZ
CAMACHO sostiene que ―…Respecto a la debilidad del consumidor
debemos afirmar que ésta no tiene carácter contingente, sino estructural.
El consumidor es la parte débil, por definición, en las relaciones de
consumo. Como expresa Eric: Si bien en un modelo de competencia
perfecta ninguno de los agentes posee el poder suficiente para influir, con
su comportamiento en los resultados del mercado, especialmente en la
formación de los precios, decidiendo en última instancia el consumidor
sobre cada uno de aquellos resultados, no puede decirse lo mismo cuando
en el mercado existe una situación de poder, lo cual conduce a resultados
diametralmente opuestos. Así pues, la posición de ventaja en el mercado,
en la cual uno de los sujetos que participan en el proceso de intercambio
dispone de un margen de actuación más amplio que los demás, determina
un falseamiento de la inicial función desapoderadora de la competencia,
puesto que, para dicho operador, los resultados del mercado (precios, etc.)
no constituyen fenómeno externo alguno, sino parte integrante de su
estrategia empresarial. (…) De este modo, la situación de poder en el
mercado ha dejado de ser hace tiempo un simple "fallo" del sistema de
economía de mercado para pasar a ser un fenómeno permanente, en el
cual varían únicamente las formas de manifestarse y el grado de
intensidad y estadios del mismo, pero en el que éste y la concentración
como tal permanecen como constantes. (…) Lo expresado, el carácter de
parte débil que tiene el consumidor en la relación de consumo, es
importante para definir al consumidor, pues este hecho ha servido de base
para estructurar su concepto. Ahora bien, ¿por qué el consumidor es
intrínsecamente débil? En primer término digamos que el consumidor es
un amateur del mercado, es decir, no es un profesional; no recurre a él
empresarialmente sino para satisfacer una necesidad inmediata que se
agota en él o en su esfera más íntima. "El consumidor es un aficionado en
el mercado; no hay consumidores profesionales, frente al carácter
profesional que incumbe a la participación en el mercado del comerciante
o empresario" (…) Probablemente por esta razón en la doctrina francesa se
utiliza habitualmente la expresión profesional para contraponerla a la de
consumidor. Es decir, el hecho que éste no actúa profesionalmente, como
un especialista, sino como un profano del mercado. La profesionalidad del
empresario, como veremos más adelante, está dada por su conocimiento
del mercado y su manejo de información respecto del bien o servicio que
coloca en éste. Elementos indispensables para actuar con éxito en el
mercado y de los que se halla desprovisto el consumidor…‖55
10.3.4. Asimetría informativa.- Esta característica de la contratación en
masa tiene mucha relación con lo expuesto precedentemente sobre la
relación asimétrica en tanto que el más fuerte de la relación jurídica
contractual, esto es, el productor o proveedor, es decir, el empresario, es la
parte contratante que por su poder económico tiene mayor acceso a la
55 http://vlex.com/vid/consumo-crisis-contratacion-clasica-50065602
información, lo que le permite estar en una posición privilegiada para
contratar.
10.3.5. No obligatoriedad de las cláusulas contractuales.- Esta es una
característica de la contratación en masa que tiene una marcada
influencia del análisis económico del derecho (AED) en tanto que otorga al
obligado o deudor la posibilidad de incumplir una relación jurídica
contractual cuando ello sea más eficiente que cumplir. Esta decisión de no
cumplir surgirá de un análisis costo- beneficio que deberá realizar el
obligado o deudor. De esta manera la contratación de hoy se aparta de la
contratación moderna o clásica y con ella del principio de carácter
obligatorio de las cláusulas contractuales.
10.3.6. Prestaciones no equivalentes.- Esta también es una
característica de la contratación en masa que tiene una marcada
influencia del análisis económico del derecho (AED) en tanto que en base a
un análisis costo- beneficio se considera que las respectivas prestaciones
de las partes contratantes no son equivalente, pues de ser así no habría
necesidad de contratar. Las personas realizan intercambios porque
consideran que el bien o servicio ofrecido por su contraparte tiene más
valor económico que el bien o servicio que ofrecen. Ejemplo, cambiamos
nuestro gato por un perro porque le damos más valor al perro que al gato.
De esta manera la contratación de hoy se aparta de la contratación
moderna o clásica y con ella del principio de equivalencia de las
prestaciones.
10.3.7. Declaración de voluntad tácita.- En gran parte, la contratación
en masa se caracteriza por deducir la voluntad de los contratantes no de la
expresión verbal o del lenguaje sino de la conducta o comportamiento. Los
contratantes no requieren dialogar ni negociar sino actuar. Por ejemplo,
subir a un bus es manifestación de voluntad tácita de querer ser
transportado, comer el producto que está en exhibición es una
manifestación de voluntad tácita de querer comprar, entregar un bien a
una fundación sin fines de lucro es una manifestación de voluntad tácita
de querer donar, etc. La declaración de voluntad tácita tiene los mismos
efectos jurídicos que una declaración de voluntad expresa.
10.3.8. Imposición de las cláusulas contractuales.- Claro ejemplo de la
imposición de las cláusulas contractuales la tenemos en el contrato por
adhesión y las cláusulas generales de contratación, en el que las cláusulas
y condiciones del contrato ya están pre-redactados por una de las partes y
la otra sólo tiene la alternativa de adherirse o no a ella. Pero la imposición
de cláusulas contractuales no sólo se da en supuestos típicos sino también
atípicos, es decir, cuando no hay una forma legal específica de
contratación masiva, valiéndose para ello de las conductas socialmente
típicas, es decir, conductas que la sociedad a pre- establecido con un
contenido y efectos determinados, no habiendo posibilidad de cambiar o
alterar tan sólo el de cumplir.
10.3.9. Despersonalización (impersonalidad).- Implica que la
contratación masiva de bienes y servicios no se realiza con una persona
específica o determinada, sea esta individual o colectiva, de manera directa
o debidamente representado, como sucede con el paradigma de la
contratación moderna o clásica, sino que la contratación se lleva acabo
con medios o mecanismos colocados o puestos por un sujeto
indeterminado. No se sabe de la persona de la contraparte pero tampoco
interesa en tanto que se produzca la satisfacción de nuestras necesidades,
para ello basta con observar una marca, nombre comercial, imagen,
presionar un botón, etc. Esta idea de la despersonalización nos recuerda
la teoría clásica de los derechos reales, que define a los derechos reales
como una relación de persona a cosa. Teoría que fue cuestionado por la
teoría personalista o del sujeto pasivamente universal, en tanto que para
esta teoría es imposible forjar relaciones jurídicas con las cosas, las
relaciones jurídicas sólo se forman entre personas, en este caso sería entre
el titular del derecho real y todo los demás sujetos del mundo, pues todos
deben de respetar nuestro derecho real, adquiriendo de este modo la
calidad de sujetos pasivos. Teorías que no tienen aceptación a la fecha, sin
embargo nos sirve para hacer notar la peculiaridad de la contratación de
hoy, en el que mayormente tampoco nos relacionados con la persona
titular del bien o servicio sino con cosas u objetos, imágenes, marcas, etc.
Por ello, con toda razón, IRTI ha sostenido que en los tiempos actuales
contratamos mirando, escuchando, palpando o degustando, el diálogo
personalizado ha pasado a un segundo plano, por ende, los intercambio de
mercado ya no se realicen mediante el acuerdo de voluntades, es decir, con
el contrato, sino con la declaración unilateral de voluntad. Al respecto:
Reyler Yulfo Rodríguez Chávez en su trabajo titulado LA FUNCIÓN
ECONÓMICA DE LA CONTRATACIÓN MASIVA sostiene lo siguiente “…
Otra característica que encontramos en la contratación masiva es la
“despersonalización de las relaciones contractuales”, es decir el anonimato
que existe entre las partes que intervienen en la celebración de un contrato
con características masivas. (…) Para Soto Coaguila, lo más característico
de este tipo de contratación es que su celebración se realiza en forma
inconsciente, puesto que al consumidor o usuario simplemente le interesa
adquirir el bien o utilizar el servicio a un menor precio y en forma rápida; y
al proveedor, comercializar el mayor número de bienes o servicios. (…) De
modo, constituye una nota característica de estos contratos, que las
relaciones contractuales se establezcan con prescindencia de la
identificación e interés en conocer recíprocamente al otro contratante,
pues así lo exige la agilidad con que suceden las transacciones económicas
masivas…‖56 Por su parte, SOTO COAGUILA sostiene que ―…El fenómeno
del comercio electrónico genera complejidad cuando nos damos cuenta de
que en INTENET no existe un contratante determinado, es decir, existe
una despersonalización de los contratantes…‖57 A su vez, BULLARD
56 www.pj.gob.pe/.../9.+Jueces+-+Reyler+Yulfo+Rodríguez+Chávez.pdf?...
57 SOTO COAGUILA, Carlos Alberto. ―Transformación del Derecho de Contratos‖. Editora
Jurídica GRIJLEY, 2005, Lima- Perú, p. 186.
GONZALEZ sostiene que ―…En internet no se contrata con personas, sino
con signos. Uno no sabe quién está detrás de Amazon o Yahoo. Solo sabe
que esos signos tienen el prestigio suficiente para confiar en ellos. Y hay
otros signos que no tienen el mismo nivel de prestigio y como tales
plantean riesgos mayores cuando se contrata por su intermedio. Esto no
es nuevo y ya era una característica de los mercados modernos. Uno no
sabe quién embotella Coca Cola en cada país, sólo sabe que Coca Cola es
una marca confiable identifica qué viene detrás de dicha marca. Está
despersonalizado como ocurre con todas las marcas prestigiadas. (…) Es
además un hecho que el desarrollo de mercados modernos parte de la idea
de despersonalización de las relaciones contractuales. Antes uno
contrataba con personas y era la confianza en ellas la que reducía los
costos de transacción. Así el mercado, de manera artesanal, se basaba en
niveles de confianza en el artesano o en la casa comercial de turno. Pero la
competencia exige sistemas de identificación más baratos y con menores
costos de transacción y así aparecen las marcas, en las que los
consumidores depositan su confianza (…) La despersonalización es un
símbolo de mercado con bajos costos de transacción. Las marcas y los
signos distintivos, conforme se prestigian, se vuelven más estables y
mejores portadores de información que los prestigios personales. Y ello
explica que en los mercados masivos sean esos signos los que priman…‖58
Asimismo, IRTI sostiene que ―…El mapa global de los mercados sustituye
el mapa de los lugares. (…) Verdaderamente cruel el destino del
capitalismo, que, empujado por el ansia del racional cálculo, destruye sus
mismos orígenes: el sentimiento vigoroso del individuo, el orgullo de la
noble e irrepetible singularidad. El individualismo, que también promueve
el nacimiento y acompañó el desarrollo, no sirve ni llega a ser útil a la
economía de los aparatos tecnológicos: él suscita discrepancias y
58 BULLARD GONZALES, Alfredo. Derecho y Economía. El análisis económico de las
instituciones legales. 2da. Edición, Palestra editores, 2006, Lima- Perú, pgas. 679- 680
resquebrajaduras, determina derroches e ineficiencias. La ―inexorable
lógica de la entidad abstracta ‗capitalismo‘ ‖ – escribía Ernst Troeltsch al
abrirse nuestro siglo – ―extiende por todas partes su impersonalidad y
como personalidad deja sobrevivir solamente a los audaces conductores
del capitalismo‖. Y ese capitalismo despersonalizante no tiene necesidad de
las lenguas históricas, de los hombres que hablan, de los acuerdos que
nacen del diálogo: exige una abstracta pureza del intercambio, confiada a
signos de absoluta y unívoca objetividad. La oferta y la elección de la cosa,
o de la imagen de la cosa, constituyen, al menos hasta hoy, la técnica más
pura y funcional de los intercambios…‖59
10.3.10. Destemporalización (intemporalidad).- La contratación masiva
no es paritaria o negociada como la contratación moderna o clásica, por
ello es posible que en una sola operación se pueda celebrar no uno sino
muchos contratos a la vez.
10.3.11. Desgeografización.- Esta característica de la contratación
masiva de bienes y servicios corresponde en exclusiva a la contratación
electrónica o telemática. Para esta modalidad contractual las fronteras o
delimitaciones territoriales no existen o en todo caso no son impedimentos
para contratar, en tanto que todo se lleva acabo en el ciber- espacio. Este
espacio es virtual, es decir, no tiene existencia real. Esta particularidad de
la contratación electrónica o telemática origina serios problemas al
momento de determinar a la autoridad competente que deba resolver un
conflicto de intereses entre los contratantes. Situación que sería muy fácil
de dilucidar en la contratación moderna o clásica pues en ella no sólo es
importante la determinación de la contraparte sino también el lugar o
localización geográfica de celebración y ejecución del contrato, el mismo
que debe ser real y no virtual o ficticio como en la contratación electrónica
o telemática. Al respecto: BULLARD GONZALES sostiene que ―…El
segundo fenómeno es la desaparición o el relajamiento de los referentes
59 http://dike.pucp.edu.pe http://www.pucp.edu.pe
geográficos. Internet al crear una red virtual crea ―sitios‖ que no están en
ningún sitio. Y ello genera un problema serio para el derecho. La ejecución
de las normas jurídicas se sustenta en el principio de jurisdicción de las
autoridades encargadas de hacer cumplir las normas. Y esa jurisdicción
tiene un sustento geográfico que no se encuentra de manera clara en los
conflictos que surgen en Internet. El lugar donde está ubicado el servidor
que aloja una página no nos dice mucho donde están las personas que
respaldan dicha página. (…) En otras palabras el Derecho, cuando
sustenta su aplicación en la acción del Estado, requiere de una definición
geográfica del poder que utiliza, definición que requiere a su vez de
fronteras físicas. El campo de acción de un Estado se determina y limita
por el concepto de frontera, que define un área geográfica de acción. Pero
internet no respeta las fronteras. (…) La consecuencia de ello es que la
contratación en Internet no permite definir claramente qué autoridad es
competente para aplicar Derecho y no se puede determinar claramente
cuál es el Derecho aplicable. Las implicancias prácticas de ello es un
debilitamiento dramático de los mecanismos de ejecución por tercero
imparcial, con los costos que ello puede tener para la ejecución del sistema
en su conjunto. (…) Esto explica la preocupación de abogados, tratadistas,
y sobre todo autoridades estatales de diversos países sobre la posibilidad
de crear sistemas alternativos de ejecución para enfrentar el problema…‖60
Por su parte, SOTO COAGUILA sostiene que ―…Por otro lado, no existe
una ubicación espacial o territorial de los contratantes, como diría
ALFREDO BULLARD, se presenta una llamada desgeografización en la
ubicación de los contratantes…‖61 A su vez, IRTI sostiene que ―…La técnica
de la lengua, precisamente por la intrínseca historicidad, por su
comprender y custodiar las experiencias expresivas de innumerables
60 BULLARD GONZALES, Alfredo. Derecho y Economía. El análisis económico de las
instituciones legales. 2da. Edición, Palestra editores, 2006, Lima- Perú, p. 680
61 SOTO COAGUILA, Carlos Alberto. ―Transformación del Derecho de Contratos‖. Editora
Jurídica GRIJLEY, 2005, Lima- Perú, p. 186.
generaciones, hunde las raíces en los lugares y en los pueblos. Toda
lengua evoca un territorio y una comunidad de hablantes. Las tele-
tecnologías no tienen un territorio, sino un espacio; no una comunidad,
sino una anónima masa de usuarios. Las imágenes se ofrecen fuera de los
lugares, y representan las cosas – es decir, las mercaderías – en un
―donde‖ espacial, en una abstracta red de intercambios, que, liberándose
de las lenguas históricas y de las individualidades geográficas, se resuelve
en un puro cálculo de cantidad y de precios…‖62
10.3.12. Ausencia del lenguaje.- En la contratación en masa sobre todo
en las relaciones contractuales fácticas o de hecho y los contratos de
consumo el lenguaje ha pasado a un segundo plano, es decir, no tiene una
necesaria aplicación, cosa que no sucede en la contratación moderna o
clásica, en el que el leguaje tiene supremacía63. Las personas contratan
observando, es decir, en base a imágenes. Hemos pasado del homo
62 http://dike.pucp.edu.pe http://www.pucp.edu.pe
63 ROPPO, Vincenzo. EL CONTRATO. Título Original en Italiano IL CONTRATTO.
Traducción a cura de Eugenia Ariana Deho. 1era. Edición, Gaceta Jurídica, 2009, Lima-
Perú, pgas. 196- 197. El autor sostiene que ―…El lenguaje usado para la declaración
contractual es normalmente el lenguaje verbal: un sistema de palabras (expresadas en
fonemas o grafemas, según que el lenguaje sea verbal o escrito), coordinadas entre sí
según apropiadas conexiones sintácticas. Pero pueden existir otros lenguajes, también
caracterizados por un uso menos universal: como el lenguaje gestual (ese por el cual un
gesto con la cabeza puede equivaler a la palabra ―¡si¡‖, o un apretón de manos puede
equivaler a las palabras ―¡de acuerdo¡‖); o el lenguaje informático, que también basándose
en el uso de palabras las organiza en modo algo diverso respecto a las del tradicional
lenguaje verbal. Por consiguiente un gesto con la cabeza, un apretón de manos, el
impulso electrónico con el cual se formula una orden de adquisición a través de internet
pueden ser declaraciones contractuales, manifestaciones expresas de la voluntad de
celebrar un contrato: lo que cuenta, es que los signos (incluso no verbal) sean
intencionalmente usados para manifestar la voluntad, según la típica función de todo
lenguaje…‖
loquens al homo videns, es decir, del hombre que habla al hombre que
mira. Al respecto: IRTI sostiene que ―…Acompañando al hombre cualquiera
en las experiencias de las tardes – las adquisiciones en el gran centro
comercial o sobre las redes televisivas y telemáticas –, advertimos un
profundo cambio, casi una revolución de las relaciones de intercambio.
Tomemos las características comunes y fundamentales. (…) La decadencia
del diálogo, ya encaminado con el uso de módulos y formularios, se
consolida. Los sujetos del intercambio no hablan más: la circulación de los
bienes económicos se desliga sucesivamente de apoyos lingüísticos,
abandona los símbolos representativos de las cosas. ¿Qué nuevo y
diferente instrumento, colocándose entre las partes y subrogando el
diálogo lingüístico, puede reconstruir la relación y conducir al resultado
del intercambio? (…) Trascendida o negada la lengua – porque el
sistema de símbolos que, en su significado, hacen presentes las cosas
ausentes - permanece la materialidad misma de las cosas. Es una
extraordinaria diferenciación: ya no más el símbolo, que está en lugar de la
cosa, y la evoca y representa en el circuito del decir y del entender, en el
juego del preguntar y del responder; sino la cosa misma, la cual supera la
mediación de las palabras, se pone en el centro de la relación. La cosa –
como veremos en nuestro análisis - está presente o en la materialidad de
su ser o en su propia imagen. Situaciones bien diversas, pero que exigen,
ambas, la capacidad perceptiva de la observación: el homo videns toma el
lugar del homo loquens; la inmediatez sensorial de la figura entra en la
mediación de la palabra. (…) Las cosas no son más sabidas, esto es
depositadas y custodiadas en la común dotación lingüística, sino,
precisamente, son vistas en su singular y concreta materialidad. (…) Homo
loquens es el hombre, que, conociendo las cosas y haciéndolas presentes
en el diálogo, recurre al saber colectivo de la lengua; homo videns es el
hombre, que percibe, con la inmediatez del ojo, la figura misma de las
cosas. La palabra posee un contenido teorético, que el ojo no puede tener:
la palabra ofrece, la cosa se ofrece; la palabra evoca la ausencia, la
cosa está presente; la palabra pide ser entendida, la cosa ser recibida
en la percepción visual. He aquí por qué donde la cosa o la imagen de la
cosa toman el lugar de la palabra, se extingue el diálogo y reina el silencio.
(…) Un alto y grave silencio domina los intercambios de los grandes centros
comerciales y de las redes televisivas o telemáticas. Ya no – como también
observaremos - porque la palabra sea escrita y no dicha; gráficamente
fijada, y no labialmente pronunciada; sino porque aquellas relaciones o no
tienen necesidad de la palabra, o reducen la palabra del acto dialógico al
acto informativo. Aún una vez, la tecnología no se deja gobernar, pero
gobierna y configura la relación: si empujamos la cosa, o la imagen de la
cosa, al centro del intercambio, no podemos ciertamente pretender la
salvación del diálogo y del acuerdo lingüístico…‖64
10.3.13. Contratación forzosa (La manifestación de voluntad no es
expresión plena del querer).- La contratación debe ser una expresión de
voluntad libre y espontánea, es decir, no impuesta. La declaración de
voluntad debe concordar con la voluntad, es decir, con el querer o deseo.
Sin embargo, observamos que en la contratación contemporánea gran
parte de los bienes o servicios que se adquieren no son a consecuencia de
la voluntad sino de la necesidad. Las personas adquieren bienes o
servicios porque no tienen otra opción. El capitalismo crea una serie de
bienes y servicios y mediante el márquetin o publicidad, sea por medios
escritos o telemáticos, nos hace dependientes de ellas, entonces, no
tenemos otra alternativa que adquirirlas y cuando queremos prescindir de
ella no hay el sustituto correspondiente. En realidad, la modernidad tiene
una íntima relación con el capital y el fin lucrativo de éste. Somos la fuente
de subsistencia del capitalismo y a ello se debe la creación de necesidades
y la imposición de bienes y servicios. Por ejemplo, hace 10 o 20 años atrás
soliamos prender el televisor y podíamos observar varios canales sin pagar
64 http://dike.pucp.edu.pe http://www.pucp.edu.pe
nada, sin embargo, a la fecha si queremos hacer lo mismo tenemos que
contratar necesariamente a una empresa de cable, ya no es posible captar
la señal con una simple antena. Otro ejemplo seria el internet: hace 30
años atrás no se había generalizado en el Perú el Internet y por ende no
era una necesidad, sin embargo, a la fecha el internet es una necesidad del
que no podemos prescindir por más que queramos. Y digo esto último
porque hay personas que contratan este servicio no porque les agrade o le
sobre la plata sino porque lo necesitan y hacen un esfuerzo económico
para conservar el servicio.
10.4. Formas de contratación masiva.- Tenemos las siguientes formas
de contratación masiva: contratos predispuestos o por adhesión, contratos
con cláusulas generales de contratación, contratos electrónicos o
telemáticos, relaciones contractuales de hecho o fáctico y contratos de
consumo.
10.4.1. Contratación predispuesta o por adhesión:
10.4.1.1. Antecedentes.- Se atribuye al francés Raymond Saleilles en ser
el primero en utilizar la denominación de contrato de adhesión, en su
obra Declaración de voluntad. Sin embargo, coincidiendo con TORRES
VASQUEZ consideramos que dicho contrato debe llamarse contrato por
adhesión por ser la adhesión no el objeto del contrato sino una forma de
contratar. Al respecto: TORRES VASQUEZ sostiene que ―…El francés
Raymond Saleilles, en su obra Declaración de voluntad, en la que hace un
estudio del acto jurídico del Código civil alemán fue el que por primera vez
visualizó a esta nueva forma de vinculación jurídica sobre la base de la
superposición de una voluntad sobre la otra, la misma que no puede
ubicarse en el marco del contrato tradicional. Al analizar el art. 133 del
Código alemán sobre la interpretación de la declaración de la voluntad,
utilizó por primera vez la expresión ―contrato de adhesión‖ (contrat
d´adhésion). Nuestro Código civil, al igual que un sector de la doctrina, en
consideración a que la adhesión no es el objeto del contrato, sino una
forma de celebrarlo, utiliza la expresión ―contrato por adhesión‖…‖65
10.4.1.2. Definición.- Se define como aquella contratación que prescinde
de la libertad contractual, en tanto que una de las partes, predisponente o
oferente, redacta previamente el integro del contrato, es decir, predispone
el tipo, forma y las clausulas y condiciones del mismo, no hay tratativas ni
negociaciones previas66, quedando la otra parte, adherente o destinatario
de la oferta, en la libertad67 de adherirse o no a ella. El contrato por
65 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, pgas. 442- 443
66 GHERSI, Carlos Alberto. Contratos Civiles y Comerciales. Tomo I, 4ta. Edición,
Editorial Astrea, 1998, Buenos Aires- Argentina, p. 610. El autor sostiene que ―En estos
supuestos, no existirán tratativas ni negociaciones previas que permitan ir delineando
paulatinamente los términos del consentimiento (oferta y aceptación). Al contrario, una
parte predetermina las condiciones del acuerdo, del mismo modo que la forma en que se
llevará a cabo la obligación de resultado que asume y que tendrá como contrapartida el
pago del precio en dinero por el adherente, circunscribiéndose tan sólo a ello su
intervención y aceptación en el acuerdo (p.ej., contratos de espectáculos públicos,
deportivos, teatrales, cinematográficos, de servicios fúnebres, de expedición de bebidas y
alimentos, etcétera).
67 LOPEZ DE ZAVALIA, Fernando J. Teoría de los Contratos: Parte General. Tomo I, 4Ta.
Edición, Zavalia Editor, 1997, Argentina, Pgas . 147- 150. El autor sostiene que ―La
palabra "libertad" ha recibido diversas acepciones, y la vieja sentencia "¡Oh Libertad,
cuántos crímenes se han cometido en tu nombre!" se aplica también a la vida del
contrato. Llámase "libre" a quien tiene la posibilidad de elegir, pero dícese también que
sólo es libre quien elige rectamente, pues, en caso contrario, es esclavo de sus pasiones y
se vuelve preciso "obligarlo a ser libre". Constituye un serio problema de política
legislativa el tratar de armonizar ambas tendencias en la regulación del contrato. Aquí
intentaremos dar una descripción de la forma en que ha sido encarado por nuestro
legislador. (…) 1. La libertad de conclusión. Existe en primer lugar, la llamada libertad de
conclusión, o libertad de contratar. Consiste en la posibilidad ofrecida a cada persona de
contratar o no contratar y, en caso de contratar, de elegir con quien contrata. Como el
contrato supone el acuerdo de voluntades, es obvio que a él sólo puede llegarse por el
ejercicio que cada contratante hace de esta libertad.(…)2. Libertad de configuración.
adhesión se contrapone al contrato paritario, clásico o negociado.68
Constituyéndose en una forma particular de contratar69. Al respecto:
Distinta de la libertad de conclusión, es la libertad de configuración, o libertad
contractual. Consiste en la posibilidad de determinar el contenido contractual. Ella se
encuentra poderosamente asegurada por el art. 1197, reconociendo la limitación que
deriva del art. 21. En ciertos casos, la configuración de un contrato viene ya pre ordenada
por un acto jurídico anterior: aquí, como para la conclusión, debe entenderse que la
libertad ha sido ejercitada en el acto precedente. En ejercicio de la libertad de
configuración las partes eligen uno de los tipos contractuales, o entran en el terreno de la
más variada atipicidad, pues la ley protege, también, los contratos innominados (art.
1143). Lo que las partes estatuyen es ley. Pero el Derecho no permite que el contrato,
instituido para ser vehículo de comunicación jurídica entre los hombres, sea
instrumentado como medio de explotación. De allí el dispositivo del art. 954. (…) 3.
Libertad de elección de las formas. Y tenemos finalmente la libertad de elección de las
formas. La regla genérica está dada por el art. 974, pero las excepciones de forma
impuesta son numerosas.‖
68 MESSINEO, Franceso. Doctrina General del Contrato. Traducciòn de la obra Italiana
DOTTRINA GENERALE DEL CONTRATTO. Por R.O. FONTANARROSA y otros. 1era.
Edición, ARA editores E.I.R.L., 2007, Lima- Perù, p. 396. El autor sostiene que ―…La falta
de negociaciones y de discusión, así como también de participación en la determinación
del contenido del contrato, que es propia de la adhesión, implica una situación de
disparidad económica y de inferioridad psíquica para el contratante débil, por la que el
contrato de adhesión llega a contraponerse al contrato que puede llamarse paritario
(paritético) (y que constituye la regla) (véase retro, Cap. I, n. 8), en el que la posibilidad
otorgada a cada uno de los contratantes de concurrir o de influir sobre la determinación o
sobre la elección del contenido del contrato es un síntoma de paridad económica y
psíquica y traduce en términos jurídicos esta paridad…‖
69 SOTO COAGUILA, Carlos Alberto. Transformación del Derecho de Contratos. Editora
Jurídica Grijley E.I.R.L., 2005, Lima-Perú, p. 42. El autor afirma, citando a RAYMOND
SALEILLES, que ―Este jurista afirma; ―indudablemente hay contratos y contratos… hay
unos pretendidos contratos que no tienen de tales más que el nombre y cuya constitución
jurídica esta aun por hacer…se les podría llamar a falta de otra denominación más
adecuada, contratos de adhesión y en los cuales se da un predominio exclusivo de la
voluntad unilateral, la cual dicta su ley ya no solo a un individuo sino a una colectividad
indeterminada y se vincula por anticipado unilateralmente, salvo la adhesión de quienes
MESSINEO sostiene que ―…Se llama así (con una terminología tomada de
la doctrina y jurisprudencia francesas: contrat d´adhésion) el contrato en el
que las cláusulas son previamente determinadas y propuestas por uno
solo de los contratantes, de modo que el otro no tiene el poder de
introducirle modificaciones y si no quiere aceptarlas debe renunciar a
estipular el contrato: lo que introducen una limitación a la libertad
contractual (véase, introducción, ns. 7 y 8) y se resuelve en una imposición
del contenido contractual…‖70 Por su parte, TORRES VASQUEZ sostiene
que ―…La denominación de contrato de adhesión se debe a Raymond
Saleilles. El contrato es por adhesión cuando una de las partes, llamada
predisponente o estipulante, redacta todas las estipulaciones o cláusulas
contractuales en formularios dirigidos a adquirientes anónimos,
cualquiera del público, quienes si desean contratar y sus posibilidades
económicas lo permiten deben concretarse a adherirse, caso contrario se
apartan, porque nada hay que discutir ni modificar…‖71
10.4.1.3. Elementos.- La contratación predispuesta o por adhesión tiene
los siguientes elementos: subjetivos y objetivos.
10.4.1.3.1. Subjetivos.- Estos elementos están representados por las
personas que intervienen en la relación jurídica contractual y que asumen
la calidad o situación jurídica de predisponente y adherente. El primero es
la persona que redacta íntegramente el contrato y lo presenta al adherente.
El segundo es la persona que tiene la opción u alternativa de adherirse o no
deseen aceptar su lex contratos y entrar a formar parte de este acuerdo ya creado por sí
mismo.‖
70 MESSINEO, Franceso. Doctrina General del Contrato. Traducciòn de la obra Italiana
DOTTRINA GENERALE DEL CONTRATTO. Por R.O. FONTANARROSA y otros. 1era.
Edición, ARA editores E.I.R.L., 2007, Lima- Perù, p. 396.
71 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, p. 437
al contrato predispuesto por la contraparte. El adherente no participa en la
redacción del contrato.
10.4.1.3.2. Objetivos.- Este elemento de la contratación predispuesta
está constituida por la adhesión y la prestación a cumplir. El primero es el
acto por medio del cual una persona se adhiere al contrato pre-redactado
por el predisponente, asumiendo la situación jurídica de adherente y la
contraparte el de predisponente. Una vez consumado la adhesión se
produce la relación jurídica contractual y con ella una nueva situación
jurídica, que depende de la naturaleza y propósito del contrato. Así, en el
caso de ser el contrato por adhesión una por el cual se trasmite la
propiedad de un bien a título oneroso, entonces se asume la situación
jurídica de vendedor y comprador. Asimismo, en el caso de ser el contrato
por adhesión una por el cual se trasmite la propiedad de un bien a título
gratuito, entonces se asume la situación jurídica de donante y donatario.
En cualquiera de los casos estas situaciones jurídicas se producen
inmediatamente a la adhesión. Por otro lado, el segundo elemento es la
prestación que corresponde a los sujetos vinculados en la relación
contractual. Esta prestación debe cumplirse de acuerdo al objeto
estipulado en el contrato. El contenido de la prestación es un dar hacer o
no hacer. En otras palabras, una vez que se produce la adhesión el
contrato origina la relación jurídica contractual y con ello, deja la
naturaleza jurídica de contrato por adhesión para convertirse en un
contrato simple, común y corriente, típico o atípico.
10.4.1.4. Características.- Al respecto TORRES VASQUEZ sostiene que
―…El contrato por adhesión presenta las características siguientes: (…) El
contenido contractual es unilateralmente pre- redactado por el
predisponente en un modelo o formulario dirigido a un número
indeterminado de destinatarios. (…) El contenido contractual es impuesto
al consumidor que pretende adquirir bienes y servicios ofrecidos mediante
esta modalidad. No basta la falta de negociación del contenido contractual
para considerar que un contrato es por adhesión. Si uno de los
contratantes encarga al otro que redacte el contenido contractual o ―acepta
el clausulado elaborado por el otro, simplemente por comodidad, porque le
parece bueno, o por cualquier otra razón semejante, no nos encontramos
ante un contrato de adhesión, pues aunque el contenido del contrato no
ha sido elaborado de consuno, falta la nota de la imposición. En el
contrato de adhesión no existe la posibilidad de discutir el clausulado que
va a conformar el contenido del contrato. (…) Los destinatarios
(consumidores) a los que se le ofrece bienes o servicios bajo esta
modalidad, se encuentran en la alternativa de aceptar o rechazar el
contenido contractual tal como lo presenta la otra parte. (…) El acuerdo de
dos o más partes para crear obligaciones, o modificar o extinguirlas, que
caracteriza al contrato tradicional paritario, es sustituido por el acto de
aceptación o adhesión del consumidor al esquema predeterminado
unilateralmente. (…) En otros términos, los que se adhieren al contrato
pre redactado tienen libertad para contratar, pero carecen de libertad
contractual. Perfeccionan el contrato aceptando pura y simplemente todas
y cada una de las estipulaciones del contrato, tal y como son presentadas
por la otra parte, sin haber tomado parte alguna en la formación del
contenido contractual. Es decir, en esta forma de contratar se ha
eliminado la etapa de la negociación previa al perfeccionamiento del
contrato. (…) El destinatario de la propuesta no es una persona
determinada, sino el público en general…‖72
De lo señalado por el distinguido jurista podemos sistematizar las
siguientes características:
10.4.1.3.1. Unilateralidad.- El contrato predispuesto o por adhesión es
redactado íntegramente por una de las partes, la otra sólo tiene la opción
de adherirse o no a ella, no puede hacer o proponer modificación alguna.
72 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, p. 438
Al respecto: TORRES VASQUEZ sostiene que ―…El predisponente no
presenta al consumidor el formulario de contrato pre- redactado como una
oferta para ser discutida o negociada, sino como una oferta para ser
aceptada o rechazada. El contrato se forma por la manifestación de
voluntad de una de las partes (el predisponente o estipulante) a través del
contenido contractual predispuesto y la otra voluntad que se adhiere a ese
contenido (el adherente), como única forma indispensable e inevitable de
relacionarse las empresas y los consumidores…‖73
10.4.1.3.2. Adhesión en bloque.- El acto de adhesión debe ser sobre la
integridad de las cláusulas y condiciones contractuales, no puede
realizarse una adhesión parcial ni mucho menos hacer alguna reserva. La
situación de adherente es tomar o dejar no hay otra alternativa. Al
respecto: SOTO COAGUILA, sostiene que ―…En consecuencia, el contrato
por adhesión posee las siguientes características: (…) a) La unilateralidad;
pues solo una de las partes establece las estipulaciones del contrato. b) La
adhesión en bloque que coloca a la otra parte en alternativa inmodificable
de la aceptación o el rechazo del integro de la oferta…‖74
10.4.1.3.4. Naturaleza jurídica- teorías.- La naturaleza jurídica del
contrato por adhesión se explica en razón de las siguientes teorías: teoría
normativista, teoría contractualista, teoría intermedia y la adhesión como
acto unilateral. Al respecto: TORRES VASQUEZ sostiene que ―…El debate
se centra en establecer si el efecto vinculante del contrato por adhesión y
del concluido mediante cláusulas generales de contratación es de
naturaleza normativa o de naturaleza contractual, o sea si la eficacia
73 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, p. 442
74 SOTO COAGUILA, Carlos Alberto. Transformación del Derecho de Contratos. Editora
Jurídica Grijley E.I.R.L., 2005, Lima-Perú, p. 49.
desciende de un acto externo al contrato o del acuerdo de las partes…‖75
Por su parte, DE LA PUENTE Y LAVALLE sostiene que ―…Para este efecto
se van a revisar las tesis como acto unilateral, de la adhesión como
contrato y las intermedias. (…) La adhesión como acto unilateral. (…)
Los abanderados de esta posición siguen siendo SALEILLES, DUGUIT y
HAURIOU, a los que se ha sumado posteriormente BUEN LOZANO,
quienes consideran que el llamado contrato por adhesión es solamente un
acto unilateral, producto de la voluntad del estipulante, que si bien
requiere de la adhesión del destinatario para producir efectos, esta
adhesión no cambia su naturaleza unilateral, pues se trata simplemente
de un mecanismo para que entre en vigor, a semejanza, como dice
MOSSET, de la promulgación de una ley con respecto a su validez. (…) La
adhesión como contrato. (…) Cada vez se afianza más la doctrina la
opinión de que el contrato por adhesión, incluyéndose el contrato
necesario por adhesión, constituye una modalidad de contrato. (…)
Tampoco se han hecho en apoyo de esta tesis nuevos planteamientos. El
argumento principal sigue descansando en que no es connatural al
contrato el que sea precedido por tratativas, pues lo único importante
es que exista consentimiento (o sea acuerdo de declaraciones de
voluntad) y éste pueda formarse tanto a través de una discusión
previa como de una aceptación inmediata. Se admite que en el contrato
necesario por adhesión puede haber una menor libertad que en el contrato
paritario para llegar al consentimiento, pero se niega que esto determine la
inexistencia del contrato, sino únicamente que se debe velar más
cuidadosamente, mediante normas de protección y procedimientos de
interpretación, evitar el posible abuso del poder por una de las partes
contratantes. (…) Las tesis intermedias. (…) Son las de LUKAS, DEREUX
75 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, p. 444
y BOURCART, ya expuestas en otro trabajo. (…) Como se recordará,
DEREUX distingue dos clases de cláusulas, unas esenciales, que
generalmente son verbales o manuscritas, que suelen contener la
verdadera voluntad de ambos contratantes, y otras accesorias, que
usualmente figuran impresas, que son producto de la voluntad del pre-
redactante. Sólo cabe agregar a lo allí dicho, que la doctrina ha encontrado
dificultades en establecer cuáles cláusulas son principales y cuáles
accesorias. (…) HAURIOU manifiesta al respecto que ―es necesario
colocarse en el punto de vista del individuo débil y aislado que trata con
una potente organización; las cláusulas esenciales para este individuo
serán las más particulares, aquellas que reglan su caso en lo que él tiene
de particular si se trata de una póliza de seguros, serán las estipulaciones
relativas a la valuación de su riesgo y al monto de su prima; si se trata del
abono del teléfono, será la indicación del monto de su abono. Al contrario,
las cláusulas secundarias del punto de vista del abonado serán todas las
cláusulas impresas en la póliza del abonado o en la póliza del seguro; son
tan secundarias para él, que ni se da trabajo de leerlas. Seguramente estas
son las cláusulas más importantes para la compañía de seguro o para la
administración, y, si se considera objetivamente la operación, con las más
importantes para la operación. (…) Para MONTAGNE el sistema de
DEREUX, como teoría, es peligroso, pues plantea el problema de cuáles
son las cláusulas principales y las accesorias, sin que el que estén
impresas o manuscritas baste para diferenciarlas. Considera que hay que
hacer mérito del contenido de las cláusulas, no para caracterizar el
contrato, sino para su mejor interpretación, dejando al juez amplitud para
apreciar el carácter principal o accesorio…‖76
76 DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel. EL CONTRATO EN GENERAL. Tomo I, 3era.
Edición, Palestra editores, 2011, Lima- Perú, pgas. 664- 666
10.4.1.3.4.1. Teoría normativa.- Para esta teoría el contrato por
adhesión o predispuesto es de naturaleza normativa semejante a la norma
legal, no existe en ella el acuerdo de voluntad, son actos unilaterales que
dictan su ley a la cual se someten los adherentes. Al respecto: TORRES
VASQUEZ sostiene que ―…En los actos concluidos por adhesión o
mediante cláusulas generales de contratación no hay acuerdo de
voluntades, por tanto, no son contratos sino actos unilaterales que dictan
su ley a la cual se someten los adherentes. Para unos autores son de
naturaleza normativa semejante a la norma legal, y para otros son Derecho
consuetudinario que prevé un contenido uniforme para todos los actos que
celebre el predisponente con sus clientes. (…) Autores como Hauriou,
Duguit, Saleilles y Demongue sostienen que el contrato por adhesión no es
un verdadero contrato porque su contenido no proviene de la voluntad
común. Falta el acuerdo, pero el vínculo nace igualmente aun cuando el
contratante no conozca los términos contractuales. Son la expresión del
poder normativo que el contratante fuerte tiene, comparable con el de las
autoridades públicas, sobre la masa de los contratantes débiles. Solo
desde el punto de vista formal estaríamos en presencia de un contrato. (…)
Bianca sostiene que esta tesis ha permanecido aislada. Que es fácil
objetarla, porque el contrato no requiere necesariamente una tratativa
sobre cada uno de los puntos singulares. La posición económicamente
fuerte de una de las partes que logra imponer su voluntad en orden al
contenido del contrato, es una circunstancia de hecho que no
desnaturaliza el contrato y no invalida, salvo que la imposición sea
ejercitada con dolo o violencia viciando la voluntad del adherente. (…) La
teoría normativa fue abandonada completamente al inicio de los años
cincuenta, pero ha sido propuesta nuevamente en los últimos decenios por
la teoría civilista que ha evidenciado el fenómeno de la ―autonomía
privada‖ y del ―poder normativo de la empresa‖…‖77
77 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
10.4.1.3.4.2. Teoría contractualista.- Para esta teoría no es connatural
al contrato el que sea precedido por tratativas, pues lo único
importante es que exista consentimiento (o sea acuerdo de
declaraciones de voluntad) y éste pueda formarse tanto a través de
una discusión previa como de una aceptación inmediata. Se admite
que en el contrato necesario por adhesión puede haber una menor libertad
que en el contrato paritario para llegar al consentimiento, pero se niega
que esto determine la inexistencia del contrato, sino únicamente que se
debe velar más cuidadosamente, mediante normas de protección y
procedimientos de interpretación, evitar el posible abuso del poder por una
de las partes contratantes. Al respecto: TORRES VASQUEZ sostiene que
―…Ni las estipulaciones del formulario de contrato por adhesión, ni las
cláusulas generales de contratación, ni la aprobación administrativa de
éstas, les confiere el carácter de normas estatales, ni constituyen derecho
consuetudinario por carecer de la convicción general de su obligatoriedad.
(…) Antes de que alguien se adhiera al formulario de contrato por adhesión
o de la incorporación de las cláusulas generales de contratación a la oferta
de un contrato particular, tanto el formulario de contrato por adhesión
como las cláusulas generales son proyectos de contrato que carecen de
toda eficacia jurídica. Despliegan todo su valor vinculatorio solamente a
partir del momento en que se perfeccionan, caso por caso, los contratos
singulares, lo que se produce con la adhesión, voluntaria y libremente, por
los clientes del predisponente al formulario de contrato por adhesión o con
la celebración de los contratos singulares a cuyo contenido se incorporan
las cláusulas generales de contratación (…) La teoría normativa no es
idónea para resolver los problemas derivados del contrato por adhesión de
modo diverso a la teoría general del contrato. Por ejemplo, le son de
aplicación las normas sobre la interpretación del contrato y no las de la
editores, 2012, Lima- Perú, pgas. 444- 445
interpretación de la ley. En cuanto a la teoría según la cual no serían
aplicables las normas relativas al error, debe advertirse que tales normas
encuentran aplicación cuando el error es esencial y reconocible…‖78 Por su
parte, DE LA PUENTE Y LAVALLE sostiene que ―…Estas consideraciones
permiten llegar a la conclusión que el contrato necesario por adhesión,
pese a que el oferente abuse del estado de necesidad en que se encuentra
el destinatario de la oferta, tiene, a semejanza del contrato libre por
adhesión, naturaleza jurídica contractual, pues es el resultado de un
acuerdo de declaraciones de voluntad. Es más, tanto el oferente como el
destinatario de la oferta no sólo quieren que se efectúe la provisión del
bien o servicio, sino que ella se haga a través de un contrato y no de un
acto jurídico distinto…‖79
10.4.1.3.4.3. La adhesión como acto unilateral.- Para esta teoría el
contrato por adhesión es una declaración unilateral de voluntad del
predisponente, que si bien es cierto, requiere de la adhesión del adherente
para ser eficaz, es decir, producir efectos jurídicos, no cambia su
naturaleza unilateral, pues se trata simplemente de un mecanismo para
que entre en vigor. La declaración del predisponente y el adherente no
origina una voluntad común, esto es, el consentimiento. Al respecto: DE
LA PUENTE Y LAVALLE sostiene que ―…Los abanderados de esta posición
siguen siendo SALEILLES, DUGUIT y HAURIOU, a los que se ha sumado
posteriormente BUEN LOZANO, quienes consideran que el llamado
contrato por adhesión es solamente un acto unilateral, producto de la
voluntad del estipulante, que si bien requiere de la adhesión del
destinatario para producir efectos, esta adhesión no cambia su naturaleza
unilateral, pues se trata simplemente de un mecanismo para que entre en
78 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, p. 445- 447
79 DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel. EL CONTRATO EN GENERAL. Tomo I, 3era.
Edición, Palestra editores, 2011, Lima- Perú, p. 670
vigor, a semejanza, como dice MOSSET, de la promulgación de una ley con
respecto a su validez…‖80
10.4.1.3.4.4. Teoría intermedia.- Esta teoría es un intermedio entre la
teoría contractualista y la teoría normativista. El contrato por adhesión es
un acto de base contractual y contenido reglamentario. Esto último con el
propósito de proteger a la parte más débil de la relación jurídica
contractual. Al respecto: TORRES VASQUEZ sostiene que ―…La teoría
intermedia o ecléctica defendida, entre otros, por Dereux, sostiene que el
contrato por adhesión es un acto de base contractual y contenido
reglamentario. Contraponen el contrato, en el cual las partes fijan su
nueva situación jurídica, sus obligaciones, y la institución, en la cual es el
legislador el que fija las obligaciones, la nueva situación jurídica de las
personas. Entre estas dos instituciones ubican al contrato por adhesión,
en el cual uno de los contratantes impone su voluntad al otro, obligando la
intervención del legislador para proteger a la parte débil…‖81
10.4.2. Cláusulas generales de contratación:
10.4.2.1. Definición.- Los principios de UNIDROIT definen las cláusulas
―estándar‖ como aquellas preparadas con antelación por una de las partes
para su uso general, repetido y utilizadas, de hecho, sin ser negociadas por
la otra parte. Por su parte, La doctrina las define como las condiciones,
cláusulas o estipulaciones formadas preventivamente en forma unilateral
por una empresa o grupo de empresas, en forma general y abstracta,
publicadas o dadas a conocer con miras a que, en base a ellas, se celebren
una indefinida serie de contratos individuales, las cuales sólo tendrán
carácter vinculatorio cuando se celebren los respectivos contratos. Y el art.
80 DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel. EL CONTRATO EN GENERAL. Tomo I, 3era.
Edición, Palestra editores, 2011, Lima- Perú, p. 664
81 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, pgas. 447- 448
1392 de nuestro Código Civil establece que ―…Las cláusulas generales de
contratación son aquéllas redactadas previa y unilateralmente por una
persona o entidad, en forma general y abstracta, con el objeto de fijar el
contenido normativo de una serie indefinida de futuros contratos
particulares, con elementos propios de ellos. Al respecto: TORRES
VASQUEZ sostiene que ―…Se entiende por cláusulas generales de
contratación o condiciones generales de contratación a la estipulación,
cláusula o conjunto de ellas, redactadas previa y unilateralmente por el
predisponente o estipulante sin negociación particular, concebidas con el
carácter de generalidad y abstracción, con el fin de regular el contenido
contractual que servirá de marco normativo de futuros contratos
particulares, con elementos propios de ellos. Los contratos particulares
concluidos sobre la base de cláusulas generales de contratación pueden
ser paritarios (negociados) o por adhesión…‖82 Por su parte, SOTO
COAGUILA sostiene que ―…Las clausulas generales de contratación son un
conjunto de clausulas o condiciones redactadas en forma previa unilateral
por una persona, natural o jurídica, con la finalidad de dejar el contenido
normativo de una serie indefinida de futuros contratos particulares, con
elementos propios de ellos…‖83 A su vez, ALTERINI, sostiene lo siguiente
―…“(1) Las condiciones generales — conforme a la apropiada definición del
artículo 1,392 del Código Civil peruano de 1984 — "son aquéllas
redactadas previa y unilateralmente por una persona o entidad, en forma
general y abstracta, con el objeto de fijar el contenido normativo de una
serie indefinida de futuros contratos particulares, con elementos propios
de ellos. En la actualidad su validez no es dudosa, y se les asigna carácter
de "contenido contractual" (DIEZ PICAZO, ponencia general en el
encuentro sobre Derecho Iberoamericano, Toledo, España, diciembre de
82TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, p. 452
83 SOTO COAGUILA, Carlos Alberto. Transformación del Derecho de Contratos. Editora
Jurídica Grijley E.I.R.L., 2005, Lima-Perú, p. 49
1994), por lo cual están subordinadas a las leyes imperativas, inclusive las
posteriores a haber sido incorporadas al negocio (art. 3e, Cód. Civ.). (2).
Las condiciones generales pueden ser predispuestas para una serie de
contratos; para una única empresa; para un ramo de la actividad
empresaria; para operaciones de conclusión rápida; para operaciones de
duración prolongada (RODOTA). Pero también pueden ser suministradas
por el predisponente en un contrato singular. Se las emplea, por lo
general, en los contratos de empresa y, de ordinario, en los contratos de
consumo. Conciernen al sistema del Derecho común, porque "la invalidez
de una cláusula puede darse lo mismo en el caso de estar contenida en un
contrato individual que en el de encontrarse en unas condiciones
generales" (DE CASTRO). (3) Las conclusiones relativas a los contratos de
contenido predispuesto (núm, 1676 ter) son extensivas a los sujetos a
condiciones generales, puesto que el consentimiento supone una
"declaración de voluntad común" (art. 1137, Cód. Civ.) que está
ontológicamente descartada cuando ha versado sobre cláusulas imposibles
de conocer, o de descifrar. Por lo tanto, se requiere la asequibilidad de la
redacción de las cláusulas por parte del aceptante —las cuales deben ser
completas, claras y comprensibles —, y se descarta correlativamente a las
que resultan sorpresivas o insólitas (DIEZ PICAZO). (4) Es de señalar que
tanto en el Proyecto de Código Único de 1987 (art. 1197, inc. 2-Í), como en
el Proyecto de Reformas al Código Civil de la Cámara de Diputados de
1993 (art, 1198, inc. 2-g), las condiciones generales abusivas "no
constituyen usos y costumbres aunque sean de práctica". Lo cual tiende a
evitar que la reiteración de contratos-tipo con cláusulas abusivas en
alguna actividad o rama empresaria pueda tener la virtualidad jurígena de
los usos.‖84
84 ALTERINI, Atilio Anibal y otros. Derecho de Obligaciones. 1era Edición, Abeledo Perrot,
1996, Buenos Aires- Argentina, p. 673
Las clausulas generales de contratación no son tipos distintos de
contratos, sino procedimientos nuevos de llegar a la contratación. Al
respecto: LOPEZ DE ZAVALIA, sostiene que ―…El proceso de
standardización de la vida moderna ha dado lugar a ciertas figuras que se
estudian bajo los nombres de "condiciones generales de contratación" y
"contrato tipo". Apresurémonos a decirlo: no son éstos, tipos distintos de
contratos, sino procedimientos nuevos de llegar a la contratación.
Cualquier contrato nominado o innominado puede ajustarse a ellos. Así
como se distingue entre el traje "a medida" y el traje de confección, cabe
formar dos grupos análogos con los proyectos de contratos. La
masificación de las operaciones es la fuente económica común que ha
producido los trajes de confección y los contratos preordenados, es decir,
contratos que se concluyen según proyectos preordenados‖85
10.4.2.2. Elementos:
10.4.2.2.1. Subjetivos.- Estos elementos están representados por los
sujetos que intervienen en la celebración de contratos en base a cláusulas
generales de contratación y que asumen la calidad o situación jurídica de
predisponente y usuario o consumidor, respectivamente. El primero está
constituido por la persona, empresa o grupo de empresas, que de manera
unilateral y previa redactan íntegramente las condiciones, cláusulas o
estipulaciones, en forma general y abstracta, publicadas o dadas a conocer
con miras a que, en base a ellas, se celebren una indefinida serie de
contratos individuales, las cuales sólo tendrán carácter vinculatorio
cuando se celebren los respectivos contratos. Y el segundo está constituido
por las personas, individuales o colectivas, que requieren de los bienes y
servicios para satisfacer sus necesidades.
85 LOPEZ DE ZAVALIA, Fernando J. Teoría de los Contratos: Parte General. Tomo I, 4Ta.
Edición, Zavalia Editor, 1997, Argentina, Pgas 115- 118
10.4.2.2.2. Objetivos.- Este elemento de los contratos celebrados en base
a cláusulas general de contratación está constituida por las clausula
generales y la prestación a cumplir. El primero, esto es, las clausulas
generales, son aquellas elaboradas previa y unilateralmente por una
persona (predisponente) en forma general y abstracta, con el fin de servir
de marco normativo de una serie de contratos futuros con sus términos y
condiciones propios. Los contratos particulares que se celebran en el
futuro se ubican en el marco jurídico delimitado por las cláusulas
generales. Y el segundo elemento está constituido por la prestación que
corresponde a los sujetos vinculados en la relación contractual. Esta
prestación debe cumplirse de acuerdo al objeto estipulado en el contrato.
El contenido de la prestación es un dar hacer o no hacer. En otras
palabras, una vez que el contrato en base a cláusulas generales de
contratación ha sido celebrado se origina la relación jurídica contractual y
con ello, deja la naturaleza jurídica de contrato en base a cláusulas
generales de contratación para convertirse en un contrato simple, común y
corriente, típico o atípico.
10.4.2.3. Características.- Las cláusulas generales de contratación se
caracterizan por: la predisposición, la generalidad, la uniformidad, la
abstracción, la inmutabilidad y la imposición. Al respecto: TORRES
VASQUEZ sostiene que ―…Las cláusulas generales de contratación se
caracterizan: (…) Por ser predispuestas, es decir, son elaborados previa y
unilateralmente por una persona (predisponente) en forma general y
abstracta, con el fin de servir de marco normativo de una serie de
contratos futuros con sus términos y condiciones propios. Los contratos
particulares que se celebran en el futuro se ubican en el marco jurídico
delimitado por las cláusulas generales. (…) Son impuestas. Tan igual
como en el contrato por adhesión, en el concluido mediante cláusulas
generales de contratación, el predisponente (la parte fuerte) impone a la
contraparte (la parte débil) un clausulado previamente redactado, ante el
cual sólo tiene la posibilidad de aceptarlo o no celebrar el contrato. (…)
Constituyen el contenido parcial de los contratos a los cuales se
incorporen. No forman el contenido total del contrato como sucede con el
formulario de contrato por adhesión, sino que son elementos que se
incorporan a la oferta cada vez que las partes celebran un contrato
individual. Las reglas de comportamiento de las cláusulas generales van a
pasar a formar parte de los contratos futuros que se celebren, pero el
contenido propio de cada uno de estos contratos no forma parte de las
cláusulas generales. (…) Pueden ser incorporados a contratos paritarios
o a contratos por adhesión. El contrato individual al cual se incorporan
las cláusulas generales pueden ser por adhesión, en cuyo caso no hay
negociación de los términos y condiciones contractuales contenidos en el
formulario ni del contenido normativo de las cláusulas generales, o puede
ser paritario, caso en el que existe negociación del contenido contractual,
pero no la hay respecto del contenido normativo de las clausulas
generales. (…) Como en el contrato por adhesión, el concluido mediante
cláusula generales de contratación se caracteriza por la eliminación de la
etapa de las tratativas respecto del contenido normativo de las mismas,
el cual, a su vez, va a pasar a formar parte de la configuración interna de
los contratos particulares que se celebren, lo que puede generar un peligro
para la toma de una decisión adecuada en el mercado, razón por la que se
justifica la intervención del Estado mediante la ley o el juez para evitar
abusos, desequilibrios irrazonables, inequitativos. (…) Son generales por
cuanto no están diseñados para ser incorporados al contenido de un
contrato a celebrarse con determinada persona, sino de todas las personas
que en el futuro se decidan a contratar con el predisponente. Mejor dicho,
no están dirigidas a persona determinada, sino a todas las personas que
quieran contratar con el predisponente. Son impersonales. La generalidad
garantiza a los consumidores igualdad de trato sin discriminación alguna;
todos adquieren los bienes y servicios en los mismos términos y
condiciones. (…) Son abstractas por no estar referidas a un contenido
contractual específico, sino que pasarán a formar parte del contenido de
todos los contratos que el predisponente celebre en el futuro. En otros
términos, no se refieren al contenido de un contrato específico, sino al
contenido de una serie de contratos futuros. (…) Son uniformes por ser
comunes a una serie de contratos futuros. (…) Las cláusulas generales de
contratación solamente serán vinculatorias cuando se incorporen a los
contratos futuros que se celebren con arreglo a ellas…‖86 Por su parte,
SOTO COAGUILA, sostiene que las características de las cláusulas
generales de contratación son las siguientes ―a) La predisposición o pre
formulación: es el acto por el cual una persona, natural o jurídica, concibe
intelectualmente y redacta en forma previa y unilateral las clausulas
generales. b) La generalidad: está referida al hecho de que las clausulas
generales se formulan sin tener relación sin un contratante específico, por
lo tanto están dirigidas al público en general a la masa humana. c) La
uniformidad: se presenta las clausulas generales son comunes a una serie
indefinida de contratos particulares. d) La abstracción: las clausulas
generales son concebida independientemente de una concreta relación
jurídica, se elaboran en forma abstracta. e) La inmutabilidad: esta
característica esencial de las clausulas generales no ha sido incorporada
por el codificador peruano en el código civil, ya que de acuerdo a lo
establecido por los artículos 1395 1400 del código vigente, las partes
contratantes tienen la facultad para pactar que determinadas clausulas
generales no se apliquen a un contrato en particular, es decir, sobre la
base de su autonomía privada pueden excluir algunas condiciones del
bloque de las clausulas generales de contratación. f) La imposición: Está
referida a que una de las partes (usuario o consumidor) se somete a las
reglas determinadas por la otra (predisponente), es decir, se trata de la
86 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, pgas. 454- 455.
inevitable aceptación las condiciones o bien de una falta total de
posibilidades de renegociación o modificar las reglas fijadas.‖87
De lo antes precisado por los distinguidos juristas podemos sistematizar
las siguientes características de las cláusulas generales de contratación:
10.4.2.3.1. Predisposición.- Las cláusulas generales están previa y
unilateralmente redactados, para luego formar parte de los contratos.
10.4.2.3.2. Generalidad.- Las clausulas generales se formulan sin tener
relación alguna, sin un contratante específico, por lo tanto están dirigidas
al público en general a la masa humana.
10.4.2.3.3. Uniformidad.- Las clausulas generales son comunes a una
serie indefinida de contratos particulares.
10.4.2.3.4. Abstracción.- Las clausulas generales se originan
independientemente de una concreta relación jurídica, se elaboran en
forma abstracta.
10.4.2.3.5. Inmutabilidad.- Las cláusulas generales no se pueden
modificar, es decir, no pueden ser objeto de mutaciones. Se incorporan tal
cual a los futuros contratos. Sin embargo, esta característica de las
cláusulas generales no ha sido incorporada en el Código Civil peruano de
1984, dado que, ella permite que las partes contratantes, en base a su
autonomía privada, puedan pactar que determinadas clausulas generales
no se apliquen a un contrato en particular.
10.4.2.3.6. Imposición.- Las cláusulas generales se impone a la
contraparte, es decir, el consumidor o usuario se somete a las reglas
determinadas por el predisponente.
10.4.2.4. Naturaleza jurídica.- La naturaleza jurídica de las cláusulas
generales se explica en razón de las siguientes teorías: teoría normativista,
87 SOTO COAGUILA, Carlos Alberto. Transformación del Derecho de Contratos. Editora
Jurídica Grijley E.I.R.L., 2005, Lima-Perú, p. 99 - 101.
teoría contractualista, teoría mixta o intermedia y la clausula general como
declaración de voluntad unilateral. Al respecto: TORRES VASQUEZ
sostiene que ―…En cuanto a la naturaleza jurídica de las cláusulas
generales de contratación, diremos que se trata de una declaración de
voluntad unilateral, como su nombre lo indica, de carácter general por no
estar dirigida a un destinatario determinado, abstracto por no constituir el
contenido de un contrato específico, sino que va a formar parte de futuros
contratos particulares con elementos propios de ellos. Antes de la
celebración de los futuros contratos carecen de efectos vinculantes para
los clientes del predisponente, una vez celebrados forman parte de su
contenido y obligan a ambas partes, es decir, la eficacia de las cláusulas
generales de contratación tiene un fundamento contractual. (…) Las
cláusulas generales de contratación no constituyen un contrato ni una
oferta contractual, por tanto, no son obligatorias sino una vez que son
incorporadas a la oferta de un contrato particular (arts. 1382, 1393 y
1397), independientemente de si la oferta proviene del predisponente o del
consumidor…‖88 Por su parte, DE LA PUENTE Y LAVALLE sostiene que
―…Puede decirse que actualmente subsisten las dos posiciones
tradicionales, o sea la normativista y la contractualista, y que han surgido
algunos nuevos puntos de vista, que pueden englobar en el rubro de tesis
mixtas. (…) Tesis normativista. (…) Partiendo de la observación que la
voluntad del predisponente se impone a todos los otros contratantes con
su imperatividad de facto, mientras la adhesión de la otra parte aparece
como un acto de menor valor, la tesis normativa ha aproximado las
cláusulas generales de contratación a un comando jurídico. (…) Tesis
contractualista. (…) Al respecto, dice LARENZ que ― las condiciones
generales de contratación no contienen una regulación sólo para un caso
88 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, p. 453
concreto, sino para una generalidad de casos y para un número
indeterminado de negocios. Pero les falta la validez normativa, la
obligatoriedad del derecho objetivo, puesto que ni el empresario que las
establece está facultado para crear Derecho, ni se trata de un Derecho
consuetudinario por faltarles el requisito de la convicción jurídica
predominante en la comunidad. Las condiciones generales de contratación
sólo adquieren vigencia, caso por caso, cuando el cliente se somete a ellas.
Mediante esta sumisión llegan a ser formalmente Derecho contractual, que
en el supuesto concreto únicamente vincula a los contratantes, y ello en
base a su acuerdo‖. (…) Tesis mixta. (…) REZZONICO nos habla de la
teoría de la institución de HAURIOU, según la cual se parte de la base de
que existen casos en que el acto jurídico no crea derechos determinados,
sino que instaura una situación permanente que más adelante será fuente
de derechos y obligaciones: se dice que se ha creado una institución, que se
ha dado nacimiento a través del acto jurídico a una situación estable,
susceptible de engendrar en el futuro relaciones jurídicas que, empero,
pueden experimentar variaciones…‖89
De lo expuesto por los distinguidos juristas podemos sistematizar las
siguientes teorías que explican la naturaleza jurídica de las cláusulas
generales:
10.4.2.4.1. Tesis normativista o anticontractualista.- Si tenemos en
cuenta que la voluntad del predisponente se impone a todos los otros
contratantes y siendo considerado la adhesión de la otra parte como un
acto de menor valor, la tesis normativa aproxima las cláusulas generales
de contratación a un norma o regla jurídica.
89 DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel. EL CONTRATO EN GENERAL. Tomo I, 3era.
Edición, Palestra editores, 2011, Lima- Perú, pgas. 711- 713
10.4.2.4.2. Tesis contractualista.- Las condiciones generales de
contratación no contienen una regulación sólo para un caso concreto, sino
para una generalidad de casos y para un número indeterminado de
negocios. Pero les falta la validez normativa, la obligatoriedad del derecho
objetivo, puesto que ni el empresario que las establece está facultado para
crear Derecho, ni se trata de un Derecho consuetudinario por faltarles el
requisito de la convicción jurídica predominante en la comunidad. Las
condiciones generales de contratación sólo adquieren vigencia, caso por
caso, cuando el cliente se somete a ellas. Mediante esta sumisión llegan a
ser formalmente Derecho contractual, que en el supuesto concreto
únicamente vincula a los contratantes, y ello en base a su acuerdo.
10.4.2.4.3. Tesis de Manuel de la Puente y Lavalle.- Para este jurista
nacional las cláusulas generales de contratación tienen una naturaleza
jurídica contractual en tanto que los contratos celebrados a base de
cláusulas generales de contratación son el producto del acuerdo de
voluntades, es decir, de la concurrencia concordada de declaraciones de
voluntad- el consentimiento, por ende, están comprendidos en la
definición de contrato establecido en el artículo 1351 del Código Civil. Al
respecto: DE LA PUENTE Y LAVALLE sostiene que ―…Este es el aporte
valioso de las cláusulas generales, que permiten una contratación masiva
de bienes y servicios sin perderse el juego de la voluntad individual, que es
la que permite la celebración de la serie indefinida de contratos
particulares que integran esa contratación masiva. (…) No cabe duda,
pues, que los contratos celebrados a base de cláusulas generales de
contratación son el producto de un acuerdo de declaraciones de voluntad
y, por ello, están comprendidos en el artículo 1351 del Código Civil. (…) No
puede desconocerse, desde luego, el peligro que acecha este tipo de
contratación cuando, por razón de la posición de monopolio u oligopolio
que ocupe el predisponente, se vean los consumidores colocados en un
estado de necesidad que los lleve a aceptar ciegamente las cláusulas
generales, por vejatorias que sean…‖90
10.4.3. Contratación electrónica o telemática.- El homo videns tiene
delante de sí pantallas televisivas y telemáticas, las cuales se encuentran
en la propuesta de la imagen. Pero diferentes son las tecnologías de la
relación: mientras la imagen televisiva es percibida del exterior (de manera
que una parte – por ejemplo, el comprador – tiene necesidad de recurrir a
otro instrumento de comunicación), la imagen telemática exige el ingreso
en su propio universo. La ―navegación‖ no es por los mares abiertos de la
lengua, dirigidos por vientos y corrientes inesperadas, sino en un mar
cerrado, en una ―red‖ de ―sitios‖ ya predispuestas y definidas. En este
navegar, descubrimos imágenes y palabras, figuras de cosas y textos
gráficos. También la imagen televisiva es acompañada por comentarios o
explicaciones lingüísticas, pero ellos se colocan, por así decir, fuera de la
imagen, y apelan al oído, no a la vista. La tecnología televisiva es fundada
esencialmente sobre un audio-visión (oir-ver). El navegador telemático
encuentra, muy cerca a imágenes de cosas, imágenes de palabras, es decir
textos gráficos, los cuales requieren una lectura de signos. (…) Existe – se
diría – un retorno a la palabra, escrita más que dicha, vista más que oída,
la cual no presenta (como sigue sobre las pantallas televisivas) un auxilio
externo a la imagen, pero prevalece a veces sobre la imagen o se alza muy
cerca a ella con igual dignidad comunicativa. Es la palabra de quien emite
y recibe mensajes telemáticos, y por esto se hace ―activo‖ hacia los otros.
La interacción parece restaurar el diálogo; la suprema tecnología, señalar
un retorno al intercambio lingüístico. Por poco que se medite, la lengua
telemática nada tiene en común con la lengua del hablar cotidiano: es una
90 DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel. EL CONTRATO EN GENERAL. Tomo I, 3era.
Edición, Palestra editores, 2011, Lima- Perú, p. 717
lengua no teorética, no portadora de saber histórico, sino puramente
designativa e informativa. Lengua de carácter funcional, que no abre el
juego de preguntas y respuesta inadecuadas, que no afronta el riesgo de la
espontaneidad e individualidad expresiva, pero sirve solamente para pedir
y ofrecer informaciones. El interactuar telemático se delinea como un
procedimiento, que se sirve de la lengua por simples propósitos ostensivos,
y que bien podría sustituirla con íconos o signos del todo convencionales.
Esto que importa es de encontrarse en los mismos ―protocolos de
comunicación‖, ya no en una comunidad de hablantes determinada en un
lugar geográfico y en un tiempo histórico. (…) Así sucede, por los
intercambios de mercaderías que una parte describa bienes e indique
soluciones alternativas (respecto a la modalidad de pago del precio o de
consignación de la cosa), y que el usuario ―digite‖ la elección. También
aquí, ciertamente, hay decisiones unilaterales de exponer y de preferir;
pero no el acuerdo lingüístico, que pone, entre los hombres y las cosas, la
mediación del diálogo. La interacción telemática es precisamente un
―comportamiento‖ entre dos, y no un ―pensar‖: reciprocidad de un hacer, no
de un ―logos‖. Un hacer es describir mercaderías e indicar soluciones
alternativas; un hacer es ―digitar‖ sobre el teclado el número de cuenta
bancaria o de la carta de crédito. La tecnología telemática determina la
creación de un universo impalpable, de una abstracta hiper-realidad, que,
estando sobre las cosas, la vacía de historicidad y territorialidad. Basta
reflexionar que los ―sitios‖, aquellos depósitos telemáticos no designan en
verdad lugares de la tierra sino puros lugares de la memoria y que la
―navegación‖ se desarrolla en un espacio abstracto, fuera de la historia de
los hombres. (…) Desligándose de la misma imagen de las cosas, y
construyendo un estrato de relaciones sobre la realidad, la telemática
obliga a ambas partes a entrar en un circuito altamente calculable,
inmune a las discrepancias que aún acompañan las relaciones televisivas.
La inmensa cantidad de informaciones, adquiribles por los usuarios, no
restaura como es obvio, la inesperada espontaneidad del diálogo, sino más
bien orienta y ―estructura‖ el mismo conocimiento de la parte, que cree
pedir lo que desea saber, y que en realidad desea saber lo que otros ya han
decidido responderle. El ―programa‖ es precisamente, un ―escribir antes‖,
donde el autor define y encierra el hablar de los sujetos. El consentimiento
sobre la adopción del programa tiene el lugar del consentimiento, que
nacía del diálogo lingüístico.
10.4.3.1. Definición.- Para unos, el contrato electrónico o contrato
celebrado por vía electrónica se define como «todo contrato en el que la
oferta y la aceptación se transmiten por medio de equipos electrónicos de
tratamiento y almacenamiento de datos, conectados a una red de
telecomunicaciones». Para otros la contratación electrónica se define como
la contratación realizada mediante la utilización de elementos electrónicos
que tienen incidencia en la formación de la voluntad, el desarrollo y la
interpretación futura de algún acuerdo; es decir, la contratación
electrónica no sería otra cosa más que aquel contrato que se perfecciona
mediante el intercambio electrónico de datos de ordenador a ordenador. Al
respecto: TORRES VASQUEZ sostiene que ―…Se denomina contratos
electrónicos o por medios electrónicos a aquellos que, con independencia
de cuál sea su objeto, se negocian, celebran o ejecutan, total o
parcialmente, con la ayuda de medios electrónicos como el fax, télex,
computador, videos, etc. (…) No se trata de un específico tipo de contrato,
sino de un modo de contratar, sometido a las reglas generales de la teoría
general del contrato (art. 1353). Su particularidad distintiva se debe a que
es concluido por medios telemáticos a través del envío de mensajes
recíprocos entre las partes. Es el vehículo utilizado para la emisión de las
correspondientes declaraciones de voluntad la que determina las
peculiaridades de su régimen jurídico. (…) Se caracteriza el contrato
informático por la alta complejidad de su objeto, la inseguridad, el
desequilibrio de las partes en cuanto al conocimiento de la tecnología. (…)
Hay inseguridad en cuanto el receptor de un mensaje electrónico, sin un
acuerdo precedente, le otorga la calidad de manifestación de voluntad,
exponiéndose a la contingencia de encontrarse sin autor a quien imputar
tal manifestación o, aun identificando al declarante, a la eventualidad de
no resultar atribuible a la misma la cualidad de oferta o aceptación
contractual. (…) La contratación informática generalmente cruza fronteras
geográficas, lo que ha determinado la introducción del concepto de
cibermundo, sin gobierno, que altera el concepto tradicional de
jurisdicción. Las normas sobre nacionalidad, domicilio o residencia y
soberanía resultan de difícil aplicación…‖91
Está claro que en la contratación electrónica hay contrato, en tanto que
hay manifestación de voluntad, sólo que esta se realiza utilizando la
tecnología y de una manera distinta a lo imaginado en la contratación
moderna, es decir, mediante el impulso o tecleado de un ordenar o medio
electrónico92. Por esta razón, las reglas de la teoría general de contrato le
son plenamente aplicables, no habiendo necesidad de crear reglas
91 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, pgas. 332- 333
92 ROPPO, Vincenzo. EL CONTRATO. Título Original en Italiano IL CONTRATTO.
Traducción a cura de Eugenia Ariana Deho. 1era. Edición, Gaceta Jurídica, 2009, Lima-
Perú, pgas. 208- 209. El autor sostiene que ―…Entre los modos con los cuales se
manifiesta la voluntad contractual, tienen difusión e importancia crecientes los modos
habilitados por las tecnologías informáticas y telemáticas. Siempre más a menudo,
por ejemplo, las empresas manifiestan la voluntad de vender bienes o servicios abriendo
un ―sitio‖ en internet, comunicándose con el público a través de las palabras y las
imágenes, que los impulsos electrónicos difunden ―en red‖. A su vez, los clientes que se
vinculan al sitio manifiestan su voluntad de comprar, simplemente ―cliqueando‖, así
transmitiéndose el impulso electrónico que hace llegar al sitio la orden de compra. De este
modo se celebran contratos. (…) La celebración de contratos por vía informática o
telemática es la base jurídica de un fenómeno económico en velocísima expansión: el
denominado “comercio electrónico” (e- commerce), en la doble variante de comercio
entre operadores económicos (business- to- business) y de comercio entre operadores
económicos y consumidores (business- to- consumer).
especiales. Al respecto: SOTO COAGUILA sostiene que ―…En materia de
contratación por medios electrónicos el reto es inminente y los juristas
deben enfrentar con espíritu crítico esta nueva forma de contratación. En
consecuencia, debemos de aprehender la problemática y adecuarla al
derecho común vigente para contrastar si los presupuestos contemplados
por el derecho vigente le son aplicables o no, pero no debe de caerse, en lo
de común sucede cuando aparece un nuevo fenómeno social o tecnológico,
de crear reglas especiales cuando basta con las normas ya existes.‖ (…)
Rechazamos categóricamente las políticas de gobierno tendientes a regular
en forma reglamentaria el fenómeno de comercio electrónico, por lo menos
en materia de contratación, pues por más voluntad que exista lo único que
se lograra será un rechazo de los agentes económicos internacionales, si
tal regulación incrementa los costos de transacción dificultando el acceso
mediante requisitos innecesarios.93
Esta forma de contratar vía informática o telemática ha originado lo que
se llama el comercio electrónico (e- commecere). Al respecto: ROPPO afirma
que ―…Entre los modos con los cuales se manifiesta la voluntad
contractual, tienen difusión e importancia crecientes los modos
habilitados por las tecnologías informáticas y telemáticas. Siempre
más a menudo, por ejemplo, las empresas manifiestan la voluntad de
vender bienes o servicios abriendo un ―sitio‖ en internet, comunicándose
con el público a través de las palabras y las imágenes, que los impulsos
electrónicos difunden ―en red‖. A su vez, los clientes que se vinculan al
sitio manifiestan su voluntad de comprar, simplemente ―cliqueando‖, así
transmitiéndose el impulso electrónico que hace llegar al sitio la orden de
compra. De este modo se celebran contratos. (…) La celebración de
contratos por vía informática o telemática es la base jurídica de un
fenómeno económico en velocísima expansión: el denominado
93 SOTO COAGUILA, Carlos Alberto. Transformación del Derecho de Contratos. Editora
Jurídica Grijley E.I.R.L., 2005, Lima-Perú, p. 197.
“comercio electrónico” (e- commerce), en la doble variante de comercio
entre operadores económicos (business- to- business) y de comercio entre
operadores económicos y consumidores (business- to- consumer)”94.
No obstante que la contratación electrónica o telemática tiene muchos
problemas pendientes de resolver, sobre todo relacionado al tema del
consentimiento, el perfeccionamiento, la prueba de su celebración, el juez
competente, etc., aportó al tráfico contractual una serie de efectos y
beneficios, tales como: ―…a) Una enorme disminución de tiempo en las
comunicaciones, o más propiamente entre ofertas y aceptaciones. b) Una
notable reducción de los costos administrativos que tienen que asumir
los empresarios o proveedores, ello debido en gran parte a que no
requieren de establecimientos físicos, de personal, de pagar sueldos a los
vendedores, etc., ya que muchas veces es suficiente contar con un buen
programas (software) para que el comercio se realice. c) Un incremento
sustancial de los ingresos por venta de bienes o la prestación de servicios,
ya que no existen horarios ni atenciones personalizadas, pues la
informática permite programar las ventas en forma instantánea y
automática. d) Reducción de los costos de contratar, ya que para
contratar por medios electrónicos, generalmente se utiliza contratos
predispuestos, esquemas contractuales redactados por el empresario o el
proveedor. e) La imposibilidad – hasta ahora – de gravar tributariamente la
contratación de los bienes y servicios que se adquieren por internet.‖95
10.4.3.2. Elementos.- Tenemos los siguientes elementos:
94 ROPPO, Vincenzo. EL CONTRATO. Título Original en Italiano IL CONTRATTO.
Traducción a cura de Eugenia Ariana Deho. 1era. Edición, Gaceta Jurídica, 2009, Lima-
Perú, pgas. 208- 209
95 SOTO COAGUILA, Carlos Alberto. Transformación del Derecho de Contratos. Editora
Jurídica Grijley E.I.R.L., 2005, Lima-Perú, pgas. 169 – 170.
10.4.3.2.1. Subjetivos.- Estos elementos están representados por las
personas individuales o colectivas que intervienen en la celebración de un
contrato electrónico o telemático, donde, a diferencia de la contratación
moderna o clásica, la declaración de voluntad, esto es, la exteriorización de
la voluntad, requiere no sólo de la forma verbal o escrita, sino también de
un medio electrónico o telemático, es decir, oferta y la aceptación se
transmiten por medio de equipos electrónicos de tratamiento y
almacenamiento de datos, conectados a una red de telecomunicaciones.
En otras palabras, para que haya contratación electrónica o telemática se
requiere que la declaración o exteriorización de la voluntad, además de
oral o escrita, se haga por medios electrónicos o telemáticos, si esta se
hace sólo por medio de la oralidad o la escritura estamos ante un contrato
moderno o clásico y no ante un contrato electrónico o telemático.
Por otro lado debemos precisar que la contratación electrónica, además de
la problemática sobre su formación y el lugar de su formación, tiene otra
problemática que tiene íntima relación con su elemento subjetivo, esto es,
la impersonalidad o despersonalización, en tanto que, como ya lo hemos
señalado párrafos arriba, la contratación masiva de bienes y servicios no
se realiza con una persona específica o determinada, sea esta individual o
colectiva, de manera directa o debidamente representado, como sucede
con el paradigma de la contratación moderna o clásica, sino que la
contratación se lleva acabo con medios o mecanismos colocados o puestos
por un sujeto indeterminado. No se sabe de la persona de la contraparte
pero tampoco interesa en tanto que se produzca la satisfacción de
nuestras necesidades, para ello basta con observar una marca, nombre
comercial, imagen, presionar un botón, etc.
10.4.3.2.2. Objetivos.- Este elemento está representado por la
transmisión de datos de un punto a otro punto, de un ordenador a otro
ordenado. Esto es importante en tanto que, como hemos señalado al tratar
el elemento subjetivo, no habría contratación electrónica o telemática si la
declaración de voluntad oral o escrita no se hace conocida o transmite a la
contraparte por un medio electrónico o telemático. Esta transmisión de
datos mediante impulsos electrónicos hace que la contratación electrónica
sea rápida y hágil, pues no hay necesidad de negociar o en todo caso esta
es muy corta por diversos motivos, uno de ellos es que el servicio
telemático no es gratuito, tiene un costo, otro es que no hay emoción y por
ende podría ser aburrido la interacción, etc. Por otro lado, el elemento
objetivo también está representado por la prestación, esto es, conductas
positivas o negativas de carácter patrimonial que deben de cumplir los
contratantes. Prestación que puede tener como contenido u objeto un dar,
hacer o no hacer. Como podemos denotar, la prestación tanto en la
contratación moderna o clásica como en la contratación electrónica o
telemática es la misma, la única diferencia es que en la contratación
moderna o clásica ésta se origina por un medio expreso- oral o escrito- o
tácito y en la contratación electrónica o telemática esta se origina por un
medio electrónico o telemático.
10.4.3.3. Características.- La contratación electrónica o telemática tiene
las siguientes características:
10.4.3.3.1. Despersonalización.- Conforme ya lo hemos explicado líneas
arriba, la despersonalización o impersonalidad implica que la contratación
electrónica o telemática de bienes y servicios no se realiza con una persona
específica o determinada, sea esta individual o colectiva, de manera directa
o debidamente representado, como sucede con el paradigma de la
contratación moderna o clásica, sino que la contratación se lleva acabo
con medios o mecanismos colocados o puestos por un sujeto
indeterminado. No se sabe de la persona de la contraparte pero tampoco
interesa en tanto que se produzca la satisfacción de nuestras necesidades,
para ello basta con observar una marca, nombre comercial, imagen,
presionar un botón, etc. Esta idea de la despersonalización nos recuerda
la teoría clásica de los derechos reales, que define a los derechos reales
como una relación de persona a cosa. Teoría que fue cuestionado por la
teoría personalista o del sujeto pasivamente universal, en tanto que para
esta teoría es imposible forjar relaciones jurídicas con las cosas, las
relaciones jurídicas sólo se forman entre personas, en este caso sería entre
el titular del derecho real y todo los demás sujetos del mundo, pues todos
deben de respetar nuestro derecho real, adquiriendo de este modo la
calidad de sujetos pasivos. Teorías que no tienen aceptación a la fecha, sin
embargo nos sirve para hacer notar la peculiaridad de la contratación de
hoy, en el que mayormente tampoco nos relacionados con la persona
titular del bien o servicio sino con cosas u objetos, imágenes, marcas, etc.
Por ello, con toda razón, IRTI ha sostenido que en los tiempos actuales
contratamos mirando, escuchando, palpando o degustando, el diálogo
personalizado ha pasado a un segundo plano, por ende, los intercambio de
mercado ya no se realicen mediante el acuerdo de voluntades, es decir, con
el contrato, sino con la declaración unilateral de voluntad.
10.4.3.3.2. Destemporalización.- La contratación electrónica o telemática
se realiza mediante la transmisión de datos de un punto a otro punto, de
un ordenador a otro ordenado, por ello, no habría contratación electrónica
o telemática si la declaración de voluntad oral o escrita no se hace
conocida o transmite a la contraparte por un medio electrónico o
telemático. Esta transmisión de datos mediante impulsos electrónicos hace
que la contratación electrónica sea rápida y hágil, pues no hay necesidad
de negociar o en todo caso esta es muy corta por diversos motivos, uno de
ellos es que el servicio telemático no es gratuito, tiene un costo, otro es que
no hay emoción y por ende podría ser aburrido la interacción, etc. Esta
rapidez y agilidad de la contratación electrónica o telemática hace que se
pueda celebrar muchos contratos a la vez, con tan solo presionar un botón
o hacer clik, por ello, el tiempo no es un problema en esta forma de
contratación, lo que no sucede en el paradigma de la contratación
moderna o clásica en el que hay que invertir mucho tiempo para negociar,
contratar y ejecutar la prestación convenida.
10.4.3.3.3. Desgeografización.- Como ya lo hemos dicho, para la
contratación electrónica o telemática las fronteras o delimitaciones
territoriales no existen o en todo caso no son impedimentos para
contratar, en tanto que todo se lleva acabo en el ciber- espacio. Este
espacio es virtual, es decir, no tiene existencia real. Esta particularidad de
la contratación electrónica o telemática origina serios problemas al
momento de determinar a la autoridad competente que deba resolver un
conflicto de intereses entre los contratantes. Situación que sería muy fácil
de dilucidar en la contratación moderna o clásica pues en ella no sólo es
importante la determinación de la contraparte sino también el lugar o
localización geográfica de celebración y ejecución del contrato, el mismo
que debe ser real y no virtual o ficticio como en la contratación electrónica
o telemática.
10.4.3.4. Naturaleza jurídica.- Para algunos la contratación electrónica o
telemática es una forma de contratar como cualquier otra y por ende debe
regirse por la teoría general de contrato, no habiendo necesidad de crear
reglas especiales para ella. La contratación electrónica se produce a
consecuencia del acuerdo de voluntades, esto es, el consentimiento, sólo
que se vale de medios electrónicos o telemáticos para transmitir la
voluntad a la contraparte. Para otros, la contratación electrónica o
telemática es una nueva forma de contratar y por ende la teoría general de
contrato no le es aplicable o en todo caso tiene una aplicación parcial, por
ello es necesario crear reglas especiales o en todo caso ampliar el ámbito
de aplicación de la actual teoría general de contrato.
10.4.4. Relaciones contractuales de hecho.
10.4.4.1. Antecedentes.- Se atribuye al alemán Haupt la denominación
de relaciones contractuales fácticas, para resaltar las relaciones
obligatorias que no nacen del acuerdo de voluntades, esto es, la
concurrencia concordada de declaraciones de voluntad, sino de los hechos,
es decir, de las conductas. Esta teoría fue seguido por Larenz, pero
aclarando que dichas relaciones no son contractuales por su fuente, es
decir, por su causa, sino por sus efectos, es decir, por las obligaciones que
origina. Asimismo, sostiene Larenz que dichas relaciones no son
extrajurídicas sino jurídicas, por ello, no es prudente utilizar el término
fáctico, pues podría originar una confusión. Para Larenz, en vez de hablar
de relaciones contractuales fácticas, se debe hablar de relaciones
obligatorias por comportamiento social típico (Schuldverhältnisse aus
sozialtypischem verhalten), en razón del origen y utilidad social de la
institución. Al respecto: En Alemania, Haupt, en 1941, admitió por
primera vez lo que denominó relaciones contractuales fácticas (Fakctische
vertragsverhältnisse) para significar las relaciones que son fácticas en su
nacimiento, es decir, que no surgen por contrato sino mediante conductas
de hecho, de las cuales se derivan obligaciones para las partes como si
provinieran de un contrato. (…) Larenz sigue la teoría de Haupt, pero
considera confusa la expresión relaciones contractuales fácticas. Según
aquel autor, la introducción del término contrato en este tipo de vínculo
lleva a la necesidad de aclarar que las relaciones no son contractuales por
su fuente sino por sus efectos, a la vez que el vocablo fácticas crea la falsa
impresión de que se está ante algo extrajurídico. Por ello habla de
relaciones obligatorias por comportamiento social típico
(Schuldverhältnisse aus sozialtypischem verhalten) como una nueva fuente
de obligaciones, por comprender prestaciones para el desarrollo de la vida
diaria y de utilización vital, en las que se considera como decisivo, no el
hecho como tal, sino su sentido social típico. Por ejemplo, el caso de quien
asciende a un vehículo público de transporte. Según Larenz, no hay un
contrato de transporte sino una particular conducta, tanto del que presta
el servicio como del usuario, conducta que se explica cómo relación
contractual de hecho. Las partes proceden como todos, socialmente,
aceptamos; habría una conducta social media y típica, casi automática,
sin ser necesario que medie un consentimiento. Ni la oferta de hecho de la
empresa, ni la utilización, también de hecho, del servicio por el usuario,
configuran actos jurídicos, declaraciones de voluntad, porque la voluntad
de declarar resulta allí inexistente. Es pura ficción ver en el transporte una
oferta reiterada, permanentemente, por la empresa, así como pretender
que media una aceptación por parte del pasajero. Este último sólo desea
llegar a su destino y no celebrar un contrato, conviniendo un destino, la
trayectoria, el precio, etc.; se limita a subir y bajar. Ese hecho lo obliga,
según la opinión general, a pagar la tarifa y a ser transportado, sin
analizarse si ha querido o no emitir una declaración de voluntad en
tal sentido. En casos como este no se requiere de una declaración de
voluntad del consumidor dirigida a la conclusión del contrato; el efectivo
empleo de la prestación materializa el contrato…”96
10.4.4.2. Definición.- Las relaciones contractuales fácticas son relaciones
obligatorias entre dos o más personas que se originan no del acuerdo de
voluntades, esto es, la concurrencia concordada de declaraciones de
voluntad, como en la contratación moderna o clásica, sino de una
declaración unilateral de voluntad, reconocido socialmente como productor
de relaciones obligatorias en razón de su utilidad. Al respecto: SOTO
COAGUILA sostiene que ―…El código civil peruano de 1984, en el artículo
1396 regula lo que en la doctrina se conoce como contrato de hecho,
conducta social típica o relaciones jurídicas fácticas, prescribiendo que el
consumo del bien o la utilización del servicio generan de pleno derecho la
obligación de pago a cargo del cliente, aun cuando no se haya formalizado
el contrato o sea incapaz…‖97
La declaración unilateral de voluntad como generador de relaciones
contractuales fácticas se representa en conductas como por ejemplo el
consumo del bien o la utilización del servicio, sin la presencia de una
96 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, pgas. 471- 472
97 SOTO COAGUILA, Carlos Alberto. Transformación del Derecho de Contratos. Editora
Jurídica Grijley E.I.R.L., 2005, Lima-Perú, p. 50.
oferta y una aceptación expresas, y aun cuando el consumidor sea
incapaz. Lo que importa para la formación de la obligación no es la
voluntad interna de las partes, sino el significado social de su
comportamiento análogo a una oferta o a una aceptación. Al respecto:
TORRES VASQUEZ sostiene que ―…La relación contractual fáctica nace con
el consumo del bien o la utilización del servicio, sin la presencia de una
oferta y una aceptación expresas, y aun cuando el consumidor sea
incapaz. Responde esta figura a situaciones en las cuales es dudosa la
existencia del acuerdo de las partes con el cual se forma el contrato.
Externamente se advierte todo lo que significaría un contrato pero falta lo
esencial a éste, o sea el consentimiento; la relación obligatoria ―no proviene
de actos de autonomía privada, sino de hechos socialmente relevantes‖.
(…) Es usual en la contratación masiva el tráfico de ventanilla, de
mostrador, de distribuidor automático, el uso de medios de transportes,
suministro de agua, luz, teléfonos públicos, expendios de alimentos en un
restaurante por el sistema de autoservicio (buffet), etc., en los que
cualquier persona puede utilizar tales bienes o servicios sin requerirse de
una manifestación de voluntad dirigida a perfeccionar el contrato, ni que
cuente con capacidad; lo que importa para la formación de la obligación
no es la voluntad interna de las partes, sino el significado social de su
comportamiento análogo a una oferta o a una aceptación. (…) En casos
como los señalados no hay un contrato como acuerdo de partes, sino el
hecho objetivo del consumo del bien o la utilización del servicio que
originan relaciones obligatorias que, como dice Larenz ―sobre cuya
ejecución ha de aplicarse las normas sobre obligaciones contractuales
(contratos de suministro), mientras que por el contrario son inaplicables
los preceptos sobre conclusión de negocios jurídicos y contratos…‖98 Por
su parte, FARIMA sostiene que ―…Lo anteriormente expuesto sobre las
98 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, pgas. 470- 471
limitaciones del consentimiento en los contratos no negociados tiene su
manifestación más aguda en las llamadas relaciones contractuales de
hecho, así denominadas por algún sector de la doctrina, porque no es fácil
ubicar dentro del concepto clásico de consentimiento estas nuevas formas
de relaciones jurídicas, nacidas de la actividad mercantil de los últimos
decenios, en las que basta el simple hecho de apretar un botón, tirar de
una palanca, oprimir una tecla, etc., para obtener determinados bienes o
servicios. No hay tratativa posible; sólo una máquina, o un empleado que
actúa casi mecánicamente. Es una forma de contratación que cada día se
torna más altamente tecnificada y dinámica -como consecuencia forzosa
del incremento del comercio masivo-, que no se puede someter a los
clásicos y respetables principios del contrato civil, pues ello significaría
condenar a muerte al derecho comercial y desconocerle su función
tuteladora de este tráfico en masa, en salvaguardia -fundamentalmente-
de la parte económica y jurídicamente más débil. El comprador adquiere el
bien y paga su precio siguiendo las instrucciones impuestas por el
empresario para el uso de la máquina, pero sin diálogo posible. No es muy
diferente la situación en los almacenes y tiendas de autoservicio, en los
cuales el adquirente toma por sí mismo el producto y luego lo paga en la
caja‖99.
Sin embargo, debemos aclarar que las relaciones contractuales de hecho o
fáctica no surgen sólo de las conductas de las personas sino también de
los actos contractuales inválidos, esto es, nulo, pero que se ejecutan. De
esto podemos sintetizar dos clases de relaciones contractuales de hecho o
factico: aquellos que se originan de los denominados negocios de actuación
y aquellos que se originan de los contratos nulos ejecutados. Los primeros
son en puridad conductas sociales típicas y los segundos son
99 FARIMA, Juan M. Contratos Comerciales Modernos. 2da, edición, Editorial Astrea,
1999, Buenos Aires, p. 178
consecuencia de los contratos inválidos. Un contrato es inválido100 cuando
no cumple con sus elementos esenciales, como sostiene la doctrina
francesa o por no cumplir con sus presupuestos, requisitos y elementos
propiamente dichos, como prefiere llamarlos la doctrina italiana. En
cualquier caso un contrato inválido101, esto es, nulo, no produce efectos
jurídicos sino efectos de facto o de hecho. Estos últimos son aquellos que
se producen al margen del ordenamiento jurídico por ello no tienen
amparo jurisdiccional. Al respecto: ROPPO sostiene que ―…Otro producto
de la concepción objetiva del contrato es la teoría de las relaciones
contractuales de hecho: según ella, una relación contractual puede
constituirse entre dos partes incluso en ausencia de sus (válidas)
manifestaciones de voluntad contractual, simplemente en virtud del
contacto social establecido entre ellas. El contacto, generador de las
relaciones contractuales, puede establecerse fundamentalmente de dos
maneras, a las cuales corresponden los dos filones de supuestos de hecho
que habitualmente se vinculan a la figura (y sobre la que regresaremos): el
100 ESPINOZA ESPINOZA, Juan. ACTO JURÍDICO NEGOCIAL. 1era. Edición. Gaceta
jurídica s.a. Lima. 2008. Pga. 483. El autor sostiene que ―La validez es el momento
estático del negocio jurídico y se configura cuando el mismo cuenta con todos sus
elementos esenciales (agente, objeto, fin y formalidad, si se trata de un acto ad
solemnitatem)
101 MORALES HERVIAS, Romulo. ESTUDIOS SOBRE TEORIA GENERAL DEL CONTRATO, 1era
Edición. Editorial GRIJLEY. Lima. 2006. Pga. 530. El autor sostiene que ―La invalidez, es la
irregularidad jurídica del contrato que implica la ineficacia definitiva. (…) ―La invalidez es
en efecto una calificación de irregularidad del contrato mientras la ineficacia se refiere al
momento efectual, indicando en general la no productividad de los efectos jurídicos. En
sentido estricto la ineficacia se entiende como ineficacia provisoria, designando una
situación de incertidumbre que puede llegar a la plena eficacia del contrato. Por el
contrario la ineficacia definitiva indica una situación ya definitiva en el sentido de la
improductividad de los efectos‖. (…) Por eso, invalidez no implica necesariamente la
ineficacia del contrato. ―El contrato nulo es definitivamente ineficaz. El contrato anulable,
por el contrario, es eficaz, y esto es productivo de sus efectos, hasta que no intervenga
una eventual sentencia de anulación‖
filón de los denominados negocios de actuación y el filón del contrato nulo
ejecutado. (…) en los denominados negocios de actuación (que se refieren
además a la provisión de bienes o servicios de masa) el contacto social se
establece porque el sujeto interesado en la prestación se apropia
directamente de esta: el cliente del supermercado toma el producto que
quiere adquirir y lo lleva a la caja junto con el dinero; el pasajero sube al
autobús para utilizar el servicio de transporte; el automovilista entra en el
estacionamiento automatizado y allí deja el auto, etc. En todos estos caso
surge una relación contractual: pero no a través de la comunicación
lingüística (verbal o escrita) que es el vehículo normal de la declaración
contractual, sino a través de un comportamiento que se revela no tanto
como manifestación de la subjetiva voluntad de contratar, cuanto más
bien objetivo contacto entre la esfera del usuario y la esfera del proveedor.
(…) En el filón del contrato nulo (que se refiere a los contratos de trabajo y
de sociedad) el contacto social entre las partes se establece porque el
contrato entre sí, aun cuando nulo, ha sido efectivamente ejecutado: por
ejemplo, el trabajador ha trabajado efectivamente para el empleador.
Veremos que en tal caso las consecuencias jurídicas son sustancialmente
las mismas que se producirían en base al contrato, si este fuera
válido…‖102
La idea de las relaciones contractuales de hecho o relaciones de hecho,
inspiró a IRTI a presentar su tesis sobre los INTERCAMBIOS
ECONÓMICOS SIN ACUERDO CONTRACTUAL. “Para IRTI los
intercambios económicos actuales no se realizan mediante la coincidencia
de declaraciones de voluntad, sino mediante actos de exposición y de
elección. Es decir una cosa es el contractus (―negocio‖). El negocio en
sentido lato consiste en la exterioridad jurídica de un acto determinado.
102 ROPPO, Vincenzo. EL CONTRATO. Título Original en Italiano IL CONTRATTO.
Traducción a cura de Eugenia Ariana Deho. 1era. Edición, Gaceta Jurídica, 2009, Lima-
Perú, pgas. 61- 62
Entonces, el negocio se formaría por hechos objetivos al igual como se
formaban los contratos en el derecho romano.‖103 Al
respecto:MORALES HERVIAS sostiene que ―…Los intercambios
económicos sin acuerdo es una tesis planteada por IRTI quien sostiene que
en los intercambios económicos contemporáneos no hay acuerdo
contractual. No hay acuerdo de declaraciones en los contratos por
adhesión o en las condiciones generales, en los grandes centros
comerciales, en los intercambios televisivos, y en los intercambios
telemáticos. Por el contrario, el contrato es la combinación de dos
actos unilaterales: actos licitos, de exponer y de preferir, requiriendo
solo la referencia a un autor y la natural capacidad de entender y de
querer. Las partes del intercambio asumen decisiones de que nacen y
quedan separadas. El acto de exponer y el acto de preferir niegan la
mediación dialógica de la palabra, no salen de la originaria unilateralidad.
Pero permanecen precisamente mediante el hecho de exponer casos o
imágenes de cosas; y el hecho de elegir una o la otra, cosa o imagen de
cosa. Los dos actos unilaterales se hallan en la identidad de la mercancía;
es verdaderamente esta que combina los dos actos y que hace una
decisión de intercambio.‖104 ―La tesis irtiana no se adhiere a la teoría del
consentimiento, y por el contrario, tiene vinculación con la teoría de las
relaciones contractuales de hecho. (…) Esta teoría fue formulada por
GUNTER HAUPT en su lección inagural en Leipzing, en 1941, la cual
indicaba que las relaciones de servicios de tráfico de masas y de tracto
sucesivo en virtud de contratos (de seriedad y de trabajo) ineficaces, no
pueden ser abarcadas para la figura del negocio jurídico.‖105 Agrega
103 MORALES HEVIAS, Rómulo. Teoría General del Contrato. Editorial Jurídica Grijley,
2006, Lima- Perú, p. 92.
104 MORALES HEVIAS, Rómulo. Teoría General del Contrato. Editorial Jurídica Grijley,
2006, Lima- Perú, p. 88-89.
105 MORALES HEVIAS, Rómulo. Teoría General del Contrato. Editorial Jurídica Grijley,
2006, Lima- Perú, p. 92.
MORALES HERVIAS que ―Cuando Larenz hablo de ―relaciones jurídicas
obligatorios derivadas de conducta social típica‖ para referirse a las
prestaciones del tráfico en masa, solamente se trataba de otra formulación
de la doctrina de HAUPT. Esta doctrina se asemeja a la regulación de los
contratos innominados del derecho romano post – clásico.106
10.4.4.3. Elementos.- Las relaciones contractuales de hecho tiene los
siguientes elementos: subjetivos y objetivos:
10.4.4.3.1. Subjetivos.- Estos elementos están representados por las
personas individuales y colectivas, productores o proveedores y
consumidores o usuarios, que intervienen en una relación contractual de
hecho, donde, a diferencia de la contratación moderna o clásica, las
obligaciones o prestaciones no surgen del acuerdo de voluntades, esto es,
la concurrencia concordada de declaraciones de voluntad- el
consentimiento, sino de las conductas de las personas como por ejemplo el
consumo del bien o la utilización del servicio, sin la presencia de una
oferta y una aceptación expresas, y aun cuando el consumidor sea
incapaz.
10.4.4.3.2. Objetivos.- Este elemento está representado por la
declaración unilateral de voluntad y la prestación. La declaración
unilateral de voluntad tiene la forma de oferta y aceptación, pero que
interactúan independientemente, es decir, no originan una voluntad
común, no hay una concurrencia concordada de declaraciones de
voluntad. Las personas realizan la oferta de un bien o servicio sin saber ni
interesarle la identidad de la persona o personas que las aceptaran o
adquirirán. De igual modo las personas aceptan los bienes o servicios sin
saber ni interesarle la identidad de la persona o personas que las ofrecen.
No hay dialogo ni negociación, mucho menos consenso, lo único que
106 MORALES HEVIAS, Rómulo. Teoría General del Contrato. Editorial Jurídica Grijley,
2006, Lima- Perú, p. 93.
interesa es que haya ingresos o utilidades, por un lado, y satisfacción de
necesidades por el otro lado. Por otro parte, la prestación denota lo que
cada uno de los sujetos debe hacer una vez producida la relación
contractual de hecho. La prestación puede tener como contenido u objeto
un dar, hacer o no hacer. Como podemos denotar, la prestación tanto en la
contratación moderna o clásica como en la relación contractual de hecho
es la misma, la única diferencia es que en la contratación moderna o
clásica ésta se origina del acuerdo de voluntades y en la relación
contractual de hecho ésta se origina de una declaración unilateral de
voluntad.
10.4.4.4. Características.- La relación contractual de hecho tiene las
siguientes características: unilateralidad, declaración de voluntad tácita,
ausencia del lenguaje y ausencia de negociación.
10.4.4.4.1. Unilateralidad.- Esta característica implica que la relación
contractual de hecho se sustenta en un acto unilateral. Una persona hace
una oferta o una aceptación sin concordar con la otra parte. No existe el
consenso en una relación contractual de hecho. La obligación de los
sujetos surge de una tipicidad social o una tipicidad legal. Esto último en
el supuesto que haya una regulación jurídica. Al respecto: FARIMA
sostiene que ―…DUGUIT se ocupó del contrato de este siglo (en 1911
expuso su pensamiento en un ciclo de conferencias organizado por la
Universidad de Buenos Aires). Todas sus elaboraciones en torno del
contrato estuvieron basadas en la aparición de ciertos tipos negociales, los
cuales, según su óptica, no encajaban en la estructura clásica del
contrato. DUGUIT parece sugerir una nueva concepción negocial sobre
bases distintas a las del clásico consentimiento, pues el cliente que hace
uso del aparato distribuidor se adhiere a un cierto estado de hecho
predispuesto por el propietario; pero este autor se opone -con razón- a que
se afirme que las partes entran en contacto y se ponen de acuerdo. Dice:
"Acuerdo de voluntades no veo"; pero advierte un acuerdo sobre las
condiciones del pretendido contrato. Existe una voluntad -la del
propietario de la máquina- que mediante el aparato distribuidor ha
establecido un estado de hecho y no una situación jurídica individual; es
un estado de hecho de orden general y permanente; y existe también, la
voluntad de quien se aprovecha de ese estado de hecho creado por la
utilización de la máquina. Hay -expresa DUGUIT- una manifestación
unilateral de voluntad jurídica del adquirente. Siguiendo principios
similares, MORONI señala que, acudiendo a los antecedentes históricos, se
encuentra la promesa unilateral como única fuerza generadora de
obligaciones, la que es congruente, incluso desde el prisma del
fundamento racional, porque el deber de satisfacer una prestación nace
como consecuencia de la previa decisión de obligarse, antes que de
imponer el vínculo a otro. Es falso admitir -dice MORONI- que el
consentimiento sostiene al contrato, porque en la realidad surge por las
voluntades unilaterales de cada una de las partes contratantes…‖107
10.4.4.4.2. Declaración de voluntad tácita.- Las relaciones
contractuales de hecho se caracterizan por deducir la voluntad no de la
expresión verbal o del lenguaje sino de la conducta o comportamiento. Los
contratantes no requieren dialogar ni negociar sino actuar. Por ejemplo,
subir a un bus es manifestación de voluntad tácita de querer ser
transportado, comer el producto que está en exhibición es una
manifestación de voluntad tácita de querer comprar, entregar un bien a
una fundación sin fines de lucro es una manifestación de voluntad tácita
de querer donar, etc. La declaración de voluntad tácita tiene los mismos
efectos jurídicos que una declaración de voluntad expresa.
10.4.4.4.3. Ausencia del lenguaje.- En las relaciones contractuales
fácticas o de hecho el lenguaje ha pasado a un segundo plano, es decir, no
107 FARIMA, Juan M. Contratos Comerciales Modernos. 2da, edición, Editorial Astrea,
1999, Buenos Aires, Pgas. 178- 181
tiene una necesaria aplicación, cosa que no sucede en la contratación
moderna o clásica, en el que el leguaje tiene supremacía108. Las personas
contratan observando, es decir, en base a imágenes. Hemos pasado del
homo loquens al homo videns, es decir, del hombre que habla al hombre
que mira.
10.4.4.4.3. Ausencia de negociación.- La contratación moderna se
caracteriza entre otros por el diálogo y la negociación. Antes de contratar
las partes plantean sus intereses y sobre ellas llegan a un consenso, es
decir, al consentimiento, materializándose el contrato. Sin embargo, esto
no ocurre en las relaciones contractuales de hecho, en tanto que en ella,
la relación jurídica se origina por la declaración unilateral de voluntades.
El diálogo y la negociación han pasado a un segundo plano, al consumidor
o usuario de un bien o servicio no le interesa saber de la persona del
productor o proveedor, dialogar y negociar con él, mucho menos que se
produzca una concurrencia concordada de declaraciones de voluntad, o
108 ROPPO, Vincenzo. EL CONTRATO. Título Original en Italiano IL CONTRATTO.
Traducción a cura de Eugenia Ariana Deho. 1era. Edición, Gaceta Jurídica, 2009, Lima-
Perú, pgas. 196- 197. El autor sostiene que ―…El lenguaje usado para la declaración
contractual es normalmente el lenguaje verbal: un sistema de palabras (expresadas en
fonemas o grafemas, según que el lenguaje sea verbal o escrito), coordinadas entre sí
según apropiadas conexiones sintácticas. Pero pueden existir otros lenguajes, también
caracterizados por un uso menos universal: como el lenguaje gestual (ese por el cual un
gesto con la cabeza puede equivaler a la palabra ―¡si¡‖, o un apretón de manos puede
equivaler a las palabras ―¡de acuerdo¡‖); o el lenguaje informático, que también basándose
en el uso de palabras las organiza en modo algo diverso respecto a las del tradicional
lenguaje verbal. Por consiguiente un gesto con la cabeza, un apretón de manos, el
impulso electrónico con el cual se formula una orden de adquisición a través de internet
pueden ser declaraciones contractuales, manifestaciones expresas de la voluntad de
celebrar un contrato: lo que cuenta, es que los signos (incluso no verbal) sean
intencionalmente usados para manifestar la voluntad, según la típica función de todo
lenguaje…‖
sea el consentimiento, lo que le interesa es la satisfacción de sus
necesidades, para ello le basta la simple declaración unilateral de
voluntades. La contratación de hoy se hace sobre todo mirando,
tocando, escuchando y degustando, ello a reemplazado a la dialogo y
negociación. Esto último basta para que se forme la voluntad del
consumidor o usuario, decidiéndose por un bien o servicio, y por ende, se
determine a contratar mediante una declaración unilateral de voluntad,
por ejemplo, coger el bien, consumir el producto, subir al transporte,
presionar un botón, etc.
10.4.4.5. Naturaleza jurídica- teorías: Tenemos las siguientes teorías
que explican la naturaleza jurídica de las relaciones contractuales de
hecho: teoría del contrato ordinario, teoría del contrato sin
consentimiento y teoría del hecho jurídico. Al respecto: TORRES
VASQUEZ sostiene que ―…Para explicar la figura de las relaciones
contractuales fácticas existen tres teorías: Teoría del contrato ordinario,
teoría del contrato sin consentimiento, y teoría del hecho jurídico creador
de obligaciones…‖109
10.4.4.5.1. Teoría del contrato ordinario.- Al respecto: TORRES
VASQUEZ sostiene que ―…Para la teoría del contrato ordinario nos
encontramos ante un contrato verdadero y propio que se perfecciona por
un comportamiento concluyente; el comportamiento del aceptante está
implícito en el consumo del bien o la utilización del servicio, por ejemplo,
quien sube a un autobús y paga su pasaje, aun sin pronunciar palabra
alguna, con su comportamiento ha manifestado implícitamente su
asentimiento, en cuanto tal acto es considerado socialmente como una
aceptación. Como dice Santos Briz, el consentimiento contractual se
109 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, pgas. 472- 473.
manifiesta a través de la conducta social típica; el contrato se forma por el
contacto social…”110
10.4.4.5.2. Teoría del contrato sin consentimiento.- Al respecto:
TORRES VASQUEZ sostiene que ―…Para la teoría del contrato sin
consentimiento, el acuerdo de voluntades es solamente uno de los modos
por los cuales se crea la relación contractual, pues existen otros modos en
los que falta una verdadera y propia aceptación, como es el caso del art.
1381 que prevé los casos en los que no se acostumbra la aceptación
expresa, sino que el contrato se reputa perfeccionado si la oferta no fue
rehusado sin dilación. El contrato de facto no sería otro que uno de los
tantos modos mediante los cuales puede nacer una figura contractual más
allá del acuerdo de las partes, siendo suficiente el comportamiento típico,
socialmente valorado como aceptación. Que la voluntad efectiva del
sujeto sea diversa a su comportamiento no tiene importancia,
debiendo tomarse en cuenta solamente dicho comportamiento. No es
necesario el requisito de la capacidad del sujeto, siendo suficiente que este
se encuentre en grado de darse cuenta del acto que realiza…‖111
10.4.4.5.3. Teoría del hecho jurídico.- Al respecto: TORRES VASQUEZ
sostiene que ―…Según la teoría del hecho jurídico creador de obligaciones
hablar de contrato donde falta el consentimiento, como elemento esencial,
es una contradicción. El denominado contrato de hecho sale del ámbito
contractual y se ubica en la amplia categoría de actos o hechos idóneos
para producir obligaciones, razón por la que es preferible hablar de
relación contractual de facto. Esta no nace del acuerdo de voluntades, sino
de un hecho jurídico tipificado socialmente. En consecuencia, para la
creación de esta relación no cuenta la capacidad del sujeto. Las
110 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, pgas. 472- 473.
111 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, pgas. 472- 473.
obligaciones que de ella nacen se regulan exclusivamente por la normativa
general del Libro VI, sobre las obligaciones…‖112
10.4.4.5.4. La intentio juris.- Al respecto: LOPEZ DE ZAVALIA sostiene
que ―…El actuar de las partes debe tener un sentido normativo,
persiguiéndose a través del contrato una finalidad jurídica consistente en
crear, modificar, transferir o extinguir derechos y deberes. Esto surge de la
consideración de que el contrato es una especie de negocio jurídico. (…) 1.
Declaraciones de conocimiento, de sentimiento y de voluntad. (…) Según
una difundida concepción civilista cuyas bases psicológicas no
corresponde examinar aquí, en los actos voluntarios se expresa, ya un
conocimiento, ya un sentimiento, ya una voluntad. En los dos primeros
casos existe la simple exteriorización de un estado anímico interno, como
acontece con la deposición de un testigo (declaración de conocimiento), y
con el perdón del ofendido (declaración de sentimiento). En el tercer caso,
el sujeto actuante persigue algo más, pues busca una modificación del
mundo exterior apetecida por su psiquis. Saber, amar, querer, son tres
verbos que traducirían tales estados. Y según el sistema de nuestro
Derecho, los actos voluntarios lícitos se subdividen en simples actos y en
actos jurídicos (negocios jurídicos). Combinando ambas clasificaciones,
podemos incluir las manifestaciones de conocimiento y las de sentimiento
dentro del concepto de simple acto. Pero cuando se enfrenta el esquema de
las exteriorizaciones de voluntad, se advierte que unas engruesan el grupo
de los simples actos, mientras que otras constituyen, por sí solas, la
especie de los actos jurídicos. Es al encarar este último esquema que se
presenta con caracteres críticos el problema de la distinción entre los
simples actos y los negocios jurídicos. Partiendo de la base de que en
ambos casos se quiere algo, se advierte que la distinción, si existe, sólo
112 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, pgas. 472- 473.
puede ser establecida teniendo en cuenta el objeto del querer, es decir, la
clase de modificación apetecida por la voluntad. Nosotros participamos de
la corriente que afirma que en los simples actos el querer persigue una
finalidad práctica, económica social, una modificación en el mundo de la
naturaleza, mientras que en los actos jurídicos va en pos de una
modificación jurídica que se actúa en el mundo de los valores. En otros
términos, en los simples actos sólo hay una intención empírica,
mientras que en los actos jurídicos se presenta una intención jurídica.
Al sostener que el negocio jurídico (y el contrato como una especie de él)
supone una intentio juris, lo hacemos con dos importantes observaciones:
a) Además de la intentio juris, el sujeto del negocio tiene una intención
empírica. El comprador, v.g.: no sólo quiere obtener el crédito, y por su
realización posterior el derecho de dominio sobre la cosa (intentio juris
dirigida al fin jurídico inmediato y al mediato: infra, §22, III), sino que
fundamentalmente persigue la cosa misma, como un bien de la vida que
precisa. En otros términos: quiere la modificación jurídica como un medio
para obtener la modificación práctica. b) De la intentio juris puede
hablarse tanto en sentido subjetivo como objetivo. En la primera dirección
se hace referencia a la que reside en la psiquis del sujeto; en la segunda, a
la que revelan los medios exteriorizantes empleados. Lo preponderante es
el segundo aspecto, conforme a la teoría de la declaración que en su lugar
expondremos (infra, §17,VI)…‖113
10.4.4.5.4.1. Teoría de la intención empírica.- Al respecto: LOPEZ DE
ZAVALIA sostiene que ―…Un cierto sector de la doctrina sostiene que
carece de sentido exigir una intentio juris y, que hacerlo, implica caer en
una construcción artificiosa. Los antagonistas de la intentio juris ponen de
relieve que para querer algo (y por lo tanto para querer una modificación
113 LOPEZ DE ZAVALIA, Fernando J. Teoría de los Contratos: Parte General. Tomo I, 4Ta.
Edición, Zavalia Editor, 1997, Argentina, Pgas. 175- 176.
jurídica) es preciso conocerlo y habérselo representado. Con ese punto de
partida, aducen: a) No cabe hablar de intentio juris en los casos de
ignorancia del Derecho, por falta de conocimiento del efecto que se
produce. Si esa intención fuera esencial para la idea de contrato, habría
que concluir que el negocio es inválido cuando ella falta. Pero otra cosa
contesta la legislación, que generalmente se despreocupa de la ignorancia
del Derecho (arts. 20 y 923), poniéndose en tales disposiciones de
manifiesto que lo que en definitiva interesa es la intención que apunta a
los efectos prácticos, ya que los defectos en esta última sí son invocables a
título de error de hecho. b) La falta de intentio juris no sólo es observable
en el rústico ignorante del Derecho, sino que incluso ello acontece en el
hombre culto, cuando se trata de todas esas múltiples pequeñas
operaciones de la vida cotidiana que se cumplen sin meditar en las
consecuencias de orden jurídico, sin reflexionar que se está contratando
(comprar un diario, prestar un libro, subir a un ómnibus). En estos casos,
pudo haberse querido, pues hay el conocimiento genérico de lo que es la
venta, el comodato, el transporte, pero de hecho no se ha querido, por falta
de representación del resultado pues nadie se pone a pensar en ello,
reflexionando sobre los efectos jurídicos. Tan extraña actitud sólo la
tendría un jurista, e incluso de éste puede predicarse lo que del filósofo,
que nadie lo es las veinticuatro horas del día. Cuando alguien se sienta a
la mesa de un restaurante, no se pone a pensar en el haz de derechos y
deberes a los que se incorpora…‖114
10.4.4.5.4.2. Teoría de la intención jurídica.- LOPEZ DE ZAVALIA
sostiene que ―…Pese a las críticas, nosotros somos partidarios de la teoría
de la intentio juris: a) Desde el punto de vista de lo que la ley es, tal
pronunciamiento nos parece ineludible. El Código ha distinguido entre los
114 LOPEZ DE ZAVALIA, Fernando J. Teoría de los Contratos: Parte General. Tomo I, 4Ta.
Edición, Zavalia Editor, 1997, Argentina, Pgas. 176- 177
simples actos (art. 899) y los actos jurídicos (art. 944). En los primeros, los
efectos jurídicos son impuestos por la ley que toma en consideración los
efectos prácticos perseguidos; en los segundos los efectos jurídicos se
imputan a la voluntad del sujeto (o de los sujetos, si se trata de actos
bilaterales). Si se prescinde de esta distinción, y se afirma que en los
dos casos los efectos jurídicos se presentan por la sola voluntad de la
ley, se renuncia a toda distinción entre ambas categorías. En
particular, el contrato quedaría reducido a simple supuesto de hecho
(supra, §1, IV). b) Desde el punto de vista de lo que la ley debe ser, nos
parece que no hay razones de peso para rechazar la doctrina de la intentio
juris. En efecto, o la ley admite la alegabilidad del error de Derecho, o no la
admite. Si lo primero, es evidente que ya no se podrán esgrimir los
ejemplos de ignorancia para probar que no es precisa la intentio juris,
pues precisamente cuando ella falte, el negocio será anulable. Es verdad
que, todavía dentro de este sistema posible, podrían distinguirse casos en
que el error de Derecho sea excusable, y otros en que no lo sea. Pero ni
siquiera argumentando con las hipótesis en que no lo sea podría decirse
que no hace falta la intentio juris, pues con ese razonamiento habría que
afirmar que tampoco hace falta la intención empírica en la hipótesis en
que el error de hecho sea inexcusable. Lo que acontecería es que en tales
casos el Derecho se negaría a verla falta de intención interna, bastando
con todos los supuestos en que el error fuera excusable, para afirmar que
la existencia de la intentio constituye un requisito del acto. Si lo segundo
(hipótesis de un sistema que no admita nunca la alegabilidad del error del
Derecho), todo lo que podrá decirse es que se despreocupa de la existencia
de una intentio juris en sentido subjetivo. Pero de allí no debe concluirse
que prescinde de una en sentido objetivo. No interesará que
efectivamente haya sido querido, pero sí que haya sido declarado
como querido. Nosotros, que en su lugar nos manifestaremos a favor
de una preponderancia de la declaración de la voluntad (infra,§17, VI),
nos contentamos con que la intención de los efectos jurídicos
aparezca en el acto. El Derecho toma las palabras del lenguaje
cotidiano, y en él ellas tienen una cierta significación.
Razonablemente procede cuando sin admitir prueba en contrario
presume que han sido empleadas con dicha significación. Es verdad
que en la práctica pronunciamos innúmeras palabras sin verificar una
prolongada reflexión antes de hacerlo, del mismo modo que
caminamos sin reflexionar meditadamente sobre cada paso que
damos. Pero no por ello se dirá que no hemos tenido la "intención" de
pronunciar la palabra, o de dar el paso que dimos, que no hemos
tenido ni la intención de lo que el vocablo significa, ni la intención de
avanzar, y que todo se redujo a un inconsciente y automático ruido
vocal o movimiento muscular…”115
10.4.5. El contrato de consumo.- Al respecto: DURAND CARRIÓN
sostiene que “…El cambio de la dinámica económica y su masificación
tiene su respuesta jurídica en la estandarización de la contratación.
La contratación negociada es sustituida por la contratación en masa
que exige la pura adhesión. Todo esto es producto de las exigencias
del mercado, de la automatización y la racionalización de la
economía. La tecnificación también ha venido a cambiar el escenario:
los llamados contratos con máquinas automáticas, la facturación por
ordenadores, la contratación por Internet, tráfico de ventanillas, etc.,
exigen urgentes cambios en la doctrina de los contratos. (…) Como se
ha dicho, esta nueva realidad, la de la contratación en masa y de
consumo, produce una erosión en la teoría clásica de la contratación
y la consiguiente necesidad de elaborar una nueva teoría general que
involucre estas nuevas expresiones del mercado y sus correlatos
115 LOPEZ DE ZAVALIA, Fernando J. Teoría de los Contratos: Parte General. Tomo I, 4Ta.
Edición, Zavalia Editor, 1997, Argentina, Pgas. 177- 179
jurídicos; también queda en entredicho, la vigencia de los principios
generales que hasta ahora han gobernado la teoría tradicional de los
contratos: El pacta sunt servanda, la autonomía de la voluntad, la justicia
contractual, etc. En otros términos, la nueva problemática nos plantea
acaso, la creación de nuevos principios contractuales y como
consecuencia nuevas figuras normativas. Aun cuando el impacto de la
contratación en masa ha sido importante, creemos que el remozamiento de
la doctrina contractual viene a forjarse en el surgimiento del Derecho del
consumo. En efecto, el Derecho del consumo choca con la visión
tradicional de contrato, el contrato no es más un asunto sólo de los
particulares. El Estado no puede permanecer indiferente, ausente al
reglamento que crean las partes para regular sus relaciones jurídico-
patrimoniales. El contrato de consumo se distancia de la contratación
clásica, porque mientras que ésta se presume paritaria, aquél
presupone una relación asimétrica. En la contratación clásica las
partes son libres e iguales, en la contratación de consumo es
recurrente la falta de total libertad y la asimetría de las partes. Ambos
tipos de contratación son diferentes y como tal tienen disposiciones
normativas también diferentes, pero ambas buscan la eficiencia
contractual para que ambas partes satisfagan sus pretensiones y
tengan garantizado el cumplimiento de lo pactado…‖116
10.4.5.1. Definición.- El contrato de consumo es un acto jurídico bilateral
de prestaciones recíprocas y carácter asimétrico por medio del cual una
persona, llamada proveedor o productor, se obliga frente a otra persona,
llamada consumidor o usuario, en dar un bien o hacer un servicio, a
cambio de una contraprestación. Al respecto: TORRES VASQUEZ sostiene
que ―…Contrato de consumo es el celebrado entre un consumidor que
adquiere bienes y servicios de un empresario o proveedor, existiendo entre
116 www.usmp.edu.pe/.../El_derecho_del_consumidor_y_sus_efectos.pdf
proveedor y consumidor una asimetría de poder de negociación
contractual…‖117
10.4.5.2. Elementos.- El contrato de consumo tiene los siguientes
elementos:
10.4.5.2.1. Subjetivos.- Este elemento está constituido por el consumidor
o usuario y productor o proveedor.
10.4.5.2.1.1. Consumidor o usuario.- Al respecto: TORRES VASQUEZ
sostiene que ―…Para el Código de Protección y Defensa del Consumidor, en
principio, consumidor o usuario es la persona natural o jurídica que,
ubicada al concluir el circuito económico, adquiere, en propiedad, uso o
disfrute, productos (bienes) o servicios como destinatario final, es decir,
para su consumo personal, familiar o en su ámbito social, pero no para
destinarlos a su actividad empresarial o profesional…‖118 Por su parte,
GUTIERREZ CAMACHO sostiene que ―…Lo expresado, el carácter de parte
débil que tiene el consumidor en la relación de consumo, es importante
para definir al consumidor, pues este hecho ha servido de base para
estructurar su concepto. Ahora bien, ¿por qué el consumidor es
intrínsecamente débil? En primer término digamos que el consumidor es
un amateur del mercado, es decir, no es un profesional; no recurre a él
empresarialmente sino para satisfacer una necesidad inmediata que se
agota en él o en su esfera más íntima. "El consumidor es un aficionado en
el mercado; no hay consumidores profesionales, frente al carácter
profesional que incumbe a la participación en el mercado del comerciante
o empresario" (…) Probablemente por esta razón en la doctrina francesa se
utiliza habitualmente la expresión profesional para contraponerla a la de
consumidor. Es decir, el hecho que éste no actúa profesionalmente, como
117 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, p. 369
118 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, p. 365
un especialista, sino como un profano del mercado. La profesionalidad del
empresario, como veremos más adelante, está dada por su conocimiento
del mercado y su manejo de información respecto del bien o servicio que
coloca en éste. Elementos indispensables para actuar con éxito en el
mercado y de los que se halla desprovisto el consumidor…‖119
El consumidor o usuario puede ser una persona (individual o colectiva) o
un grupo o colectivo de personas. Este último tiene una íntima relación
con la sociedad de masas. Para SOTO COAGUILA la sociedad de masas
“es un conjunto de inorgánico de individuos despersonalizados, la
agregación física y compacta de seres humanos orientados hacia un
contenido directo, temporal y organizado y que en su mayoría reacciona
ante los mismos estímulos y de una manera semejante‖120. Al respecto:
LORENZETTI sostiene que ―…El consumidor puede ser un individuo o un
grupo. La ley brasileña establece expresamente en el parágrafo único que
"se equipara al consumidor a la colectividad de personas que aunque
indeterminable haya intervenido en las relaciones de consumo". Esta
inclusión permite luego un tratamiento adecuado de los intereses difusos,
colectivos e individuales homogéneos'. La ley argentina no contiene una
regulación expresa, no obstante lo cual contempla que el consumidor
puede contratar en "beneficio propio o de su grupo familiar o social",
incluyendo entonces una vía indirecta de presencia de intereses colectivos
a través de la actuación individual del consumidor en beneficio de un
grupo. Asimismo, la presencia de grupos como legitimados activos en
pretensiones específicas no contractuales surge de normas
constitucionales y legislaciones provinciales…‖121
119 http://vlex.com/vid/consumo-crisis-contratacion-clasica-50065602
120 SOTO COAGUILA, Carlos Alberto. Transformación del Derecho de Contratos. Editora
Jurídica Grijley E.I.R.L., 2005. Lima-Perú, p. 3.
121 LORENZETTI, Luis Ricardo. Tratado de los Contratos. Tomo I, RUBINZAL - CULZONI
EDITORES, 1999, Argentina, p. 153
10.4.5.2.1.2. Productor o proveedor.- Al respecto: TORRES VASQUEZ
sostiene que ―…En suma, el proveedor de bienes y servicios al mercado es
un empresario de cuya profesionalidad depende el éxito de su actividad.
En cambio no hay consumidores empresarios, profesionales, frente a los
proveedores. El proveedor, generalmente, produce o comercializa
masivamente bienes o servicios, pero el consumidor no adquiere
masivamente esos bienes y servicios, sino los necesarios para la
satisfacción de sus necesidades. En el mercado no hay consumidor
masivo, sino masa de consumidores…‖122 Por su parte, GUTIERREZ
CAMACHO sostiene que ―…La ley se ha detenido en delimitar los alcances
de este concepto (art. l). Se trata de quienes -personas jurídicas o
naturales- en establecimientos abiertos al público o en forma habitual se
dedican a la producción o comercialización de bienes y servicios. Puede
advertirse que la definición contiene varios elementos. En primer término
no hace distingos entre personas naturales o jurídicas; en segundo lugar,
es necesario que conduzca un establecimiento abierto al público, es decir
que esté en contacto con el mercado o que en forma habitual se dedique a
la producción o comercialización de bienes; en otras palabras, se trata de
un profesional de la actividad que realiza. Más adelante la ley describe lo
que entiende por proveedor y enunciativamente hace una lista de quienes
se puede considerar proveedores (art. 3)…‖123
10.4.5.2.2. Objetivos.- Este elemento está constituido por el producto y el
servicio.
10.4.5.2.2.1. Producto.- Al respecto: LORENZETTI sostiene que ―…La
producción se identifica con la elaboración de productos. Estos pueden
pertenecer a cualquier área de la economía: agrícola-ganadera, industrial o
terciaria, como los productos informáticos. También incluye el concepto a
122 TORRES VASQUEZ, Anibal. TEORIA GENERAL DEL CONTRATO. Tomo I, Pacífico
editores, 2012, Lima- Perú, p. 369
123 http://vlex.com/vid/consumo-crisis-contratacion-clasica-50065602
los bienes materiales o inmateriales, como la obra intelectual. Todo ello,
siempre que sean susceptibles de una relación de consumo, que es un
concepto que en el caso de la ley argentina excluye algunos bienes, como
veremos más adelante. La ley argentina sólo habla de producción, pero no
hay duda de que dentro de este concepto amplio también están incluidas
otras actividades analógicamente asimilables: El montaje, en el que la
tarea del "fabricante" es la de mero armador de partes que otros elaboran.
La "creación", que alude a la tarea de producción referida a la obra
intelectual. La construcción se refiere fundamentalmente a los inmuebles.
La transformación se aplica a los productos agrícolas. Todos estos actos
son equiparados a la producción que es el hacer calificante de la actividad
del fabricante…‖124
10.4.5.2.2.2 Servicio.- Este elemento objetivo implica una labor o
actividad. La labor o actividad es el objeto o contenido de una prestación
de hacer. La prestación de hacer es una conducta positiva de carácter
patrimonial. La prestación de servicios puede ser intelectual o material. Al
respecto: Una situación similar sucede en los contratos por prestación de
servicios profesionales de ejercicio individual (vulgarmente denominados
liberales), pues el contenido de las obligaciones asumidas por el
profesional frente al usuario del servicio son devenidos de la ciencia y
poseen una codificación que los legos desconocen; por ejemplo, el abogado
que asume la defensa de un demandado no discute con éste el contenido
de sus escritos, ni el médico lo hace respecto de la estrategia de abordaje
de una situación quirúrgica. Es decir que los profesionales presentan a
sus clientes o beneficiarios una estrategia y éstos sólo pueden asentir, ya
que el desconocimiento científico de la incumbencia no le permite ni
discutir, ni otorgar un consentimiento…‖125
124 LORENZETTI, Luis Ricardo. Tratado de los Contratos. Tomo I, RUBINZAL - CULZONI
EDITORES, 1999, Argentina, p. 157.
125 GHERSI, Carlos Alberto. Contratos Civiles y Comerciales. Tomo I, 4ta. Edición,
Editorial Astrea, 1998, Buenos Aires- Argentina, pgas. 12- 13
10.4.5.3. Características.- Tenemos las siguientes características:
10.4.5.3.1. Relación asimétrica.- Esta característica implica que la
relación jurídica contractual, producto del contrato de consumo, no se rige
por la igualdad de las partes contratantes, como se presume en la
contratación moderna o clásica, sino por la superioridad de una de ellas,
esto es, el productor o proveedor, en desmedro del consumidor o usuario.
A este último la doctrina llama ―sujeto débil de la relación jurídica‖.
Situación que se da porque el productor o proveedor es un profesional de
la contratación, es decir, se especializa en ella, mientras que el
consumidor o usuario es una amateur o aficionado de la misma.
10.4.5.3.2. Asimetría informativa.- Esta característica del contrato de
consumo tiene mucha relación con lo expuesto precedentemente sobre la
relación asimétrica en tanto que el más fuerte de la relación jurídica
contractual, esto es, el productor o proveedor, es decir, el empresario, es la
parte contratante que por su poder económico tiene mayor acceso a la
información, lo que le permite estar en una posición privilegiada para
contratar.
10.4.5.3.3. Ausencia de libertad contractual.- En la contratación
moderna, sustentada en la teoría clásica de contratación y la teoría
voluntarista del acto jurídico, rige el principio de autonomía de la
voluntad o privada con sus dos aspectos, esto es, libertad de contratar y
libertad contractual. La libertad de contratar entendido como la libertad
para decidir contratar o no contratar y con quien contratar. La libertad
contractual entendido como la libertad para establecer las cláusulas y
condiciones del contrato. Sin embargo, en la contratación contemporánea,
de las libertades antes mencionadas sólo se mantiene vigente la libertad de
contratar, pues la libertad contractual por obvias razones ya no existe o
casi no existe. Una de estas razones es que la contratación actual se
sustenta sobre todo en la predisposición y la conducta socialmente típica,
no se sustenta en el consentimiento o la voluntad común.
10.4.5.3.4. Contratación forzosa (La manifestación de voluntad no es
expresión plena del querer).- La contratación debe ser una expresión de
voluntad libre y espontánea, es decir, no impuesta. La declaración de
voluntad debe concordar con la voluntad, es decir, con el querer o deseo.
Sin embargo, observamos que en la contratación contemporánea gran
parte de los bienes o servicios que se adquieren no son a consecuencia de
la voluntad sino de la necesidad. Las personas adquieren bienes o
servicios porque no tienen otra opción. El capitalismo crea una serie de
bienes y servicios y mediante el márquetin o publicidad, sea por medios
escritos o telemáticos, nos hace dependientes de ellas, entonces, no
tenemos otra alternativa que adquirirlas y cuando queremos prescindir de
ella no hay el sustituto correspondiente. En realidad, la modernidad tiene
una íntima relación con el capital y el fin lucrativo de éste. Somos la fuente
de subsistencia del capitalismo y a ello se debe la creación de necesidades
y la imposición de bienes y servicios. Por ejemplo, hace 10 o 20 años atrás
solíamos prender el televisor y podíamos observar varios canales sin pagar
nada, sin embargo, a la fecha si queremos hacer lo mismo tenemos que
contratar necesariamente a una empresa de cable, ya no es posible captar
la señal con una simple antena. Otro ejemplo seria el internet: hace 30
años atrás no se había generalizado en el Perú el Internet y por ende no
era una necesidad, sin embargo, a la fecha el internet es una necesidad del
que no podemos prescindir por más que queramos. Y digo esto último
porque hay personas que contratan este servicio no porque les agrade o le
sobre la plata sino porque lo necesitan y hacen un esfuerzo económico
para conservar el servicio.