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EDUforics Anticipando la educación del futuro http://www.eduforics.com La disrupción: condiciones y pautas para una gestio?n eficaz del aula Belen Martínez es profesora del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universidad Complutense de Madrid, lleva más de 20 años desarrollando su trabajo en diversos proyectos sobre convivencia escolar, conductas de riesgo en la adolescencia y el desarrollo de programas de intervención educativa. Su tesis doctoral "La disrupción en las aula de educación secundaria: la percepción del profesorado" , aborda uno de los temas más relevantes para el profesorado en los centros educativos. En ella analiza la relación de la disrupción con diversas variables tanto a nivel de centro (como por ejemplo la capacidad organizativa del equipo directivo o la calidad de las relaciones del profesorado) como a nivel individual (como por ejemplo con el sindrome del burnout o con las variables sociodemográficas del docente). La disrupcio?n incluye un conglomerado de conductas inapropiadas en el aula, que se caracterizan por falta de cooperacio?n, mala educacio?n, insolencia, desobediencia, provocacio?n, hostilidad, impertinencia, amenazas, etc. (Tattum, 1986). Incluye tambie?n conductas verbales como retrasar la tarea pidiendo que se explique lo ya explicado al profesor, plantear preguntas absurdas, demostrar expresiones desmesuradas de aburrimiento, y otras como: vestir ropas y objetos grotescos, faltas de puntualidad, cuchicheos, risas, comentarios hirientes acerca del profesor, la tarea o los compan?eros, no traer los materiales a clase, no querer seguir con la tarea de clase, molestar a los compan?eros, levantarse del sitio sin permiso, insultos, pequen?as peleas y robos. La disrupcio?n ha aumentado en las escuelas en los u?ltimos an?os, y diversos informes y estudios realizados se han hecho eco de esa preocupacio?n (Badi?a, 2001; Defensor del Pueblo, 2000; Di?az-Aguado, Marti?nez y Marti?n, 2010). El profesorado tambie?n opina mayoritariamente que han aumentado los problemas de convivencia en los centros y, segu?n Calvo (2002, p. 2), “El docente con an?os de experiencia constata este cambio [...] antes daba clase sin necesidad de controlar el aula; ahora se esfuerza por controlar a los alumnos para dar clase”. Como indicador de la extensio?n del comportamiento disruptivo, estudios recientes realizados a nivel nacional nos ofrecen algunos datos: el informe publicado en Espan?a, en el an?o 2010, por el Ministerio de Educacio?n, sobre la convivencia escolar en la ESO (Di?az-Aguado, et al., 2010) revela que el 21% de profesores de educacio?n secundaria reconocen sufrir este problema de forma frecuente y muy frecuentemente en sus aulas. Paralelamente, otro estudio publicado en 2010 por la Federacio?n espan?ola de trabajadores de la ensen?anza (FETE-UGT, 2010), 1 / 13

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La disrupción: condiciones y pautas para una gestio?n eficazdel aula

Belen Martínez es profesora del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación en laUniversidad Complutense de Madrid, lleva más de 20 años desarrollando su trabajo en diversosproyectos sobre convivencia escolar, conductas de riesgo en la adolescencia y el desarrollo deprogramas de intervención educativa. Su tesis doctoral "La disrupción en las aula de educaciónsecundaria: la percepción del profesorado", aborda uno de los temas más relevantes para elprofesorado en los centros educativos. En ella analiza la relación de la disrupción con diversasvariables tanto a nivel de centro (como por ejemplo la capacidad organizativa del equipo directivoo la calidad de las relaciones del profesorado) como a nivel individual (como por ejemplo con elsindrome del burnout o con las variables sociodemográficas del docente).

La disrupcio?n incluye un conglomerado de conductas inapropiadas en el aula, que secaracterizan por falta de cooperacio?n, mala educacio?n, insolencia, desobediencia, provocacio?n,hostilidad, impertinencia, amenazas, etc. (Tattum, 1986). Incluye tambie?n conductas verbalescomo retrasar la tarea pidiendo que se explique lo ya explicado al profesor, plantear preguntasabsurdas, demostrar expresiones desmesuradas de aburrimiento, y otras como: vestir ropas yobjetos grotescos, faltas de puntualidad, cuchicheos, risas, comentarios hirientes acerca delprofesor, la tarea o los compan?eros, no traer los materiales a clase, no querer seguir con la tareade clase, molestar a los compan?eros, levantarse del sitio sin permiso, insultos, pequen?as peleasy robos.

La disrupcio?n ha aumentado en las escuelas en los u?ltimos an?os, y diversos informes yestudios realizados se han hecho eco de esa preocupacio?n (Badi?a, 2001; Defensor del Pueblo,2000; Di?az-Aguado, Marti?nez y Marti?n, 2010). El profesorado tambie?n opina mayoritariamenteque han aumentado los problemas de convivencia en los centros y, segu?n Calvo (2002, p. 2), “Eldocente con an?os de experiencia constata este cambio [...] antes daba clase sin necesidad decontrolar el aula; ahora se esfuerza por controlar a los alumnos para dar clase”.

Como indicador de la extensio?n del comportamiento disruptivo, estudios recientes realizados anivel nacional nos ofrecen algunos datos: el informe publicado en Espan?a, en el an?o 2010, por elMinisterio de Educacio?n, sobre la convivencia escolar en la ESO (Di?az-Aguado, et al., 2010)revela que el 21% de profesores de educacio?n secundaria reconocen sufrir este problema deforma frecuente y muy frecuentemente en sus aulas. Paralelamente, otro estudio publicado en2010 por la Federacio?n espan?ola de trabajadores de la ensen?anza (FETE-UGT, 2010),

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realizado con profesores de centros pu?blicos, privados y concertados de 14 comunidadesauto?nomas de nuestro pai?s, revela tambie?n que este comportamiento se produce con muchafrecuencia para el 34,1% del profesorado, y ‘con cierta frecuencia’ (al menos una vez al mes),para el 56,5% de los docentes

Con resultados similares, otros trabajos realizados en Espan?a (Defensor del Pueblo, 2000; DelBarrio y Marti?n, 2003) situ?an tambie?n los problemas de disrupcio?n como los comportamientosconflictivos ma?s frecuentes en las aulas de secundaria. Tambie?n la u?ltima Encuestainternacional sobre la ensen?anza y aprendizaje, TALIS, (OCDE, 2014) nos proporcionainformacio?n en este sentido. En Espan?a, el 45% de los profesores afirman que pierden muchotiempo de clase hasta que los alumnos se sientan y se quedan en silencio o bien debido ainterrupciones de los alumnos, situacio?n algo ma?s elevada que en el resto de pai?ses OCDEcuya media se situ?a en el 30%. Parece pues que la disrupcio?n una realidad comu?n paramuchos profesores, principalmente en el nivel de secundaria.

Por u?ltimo en cuanto a la distribucio?n de las conductas disruptivas en los centros educativos,tanto en Espan?a como en otros pai?ses europeos, los estudios confirman que:

(a) son los profesores de educacio?n secundaria los que perciben mayor disrupcio?n ensus aulas ; en el contexto espan?ol especi?ficamente, los primeros cursos de la ESOacumulan de forma diferencial los comportamientos disruptivos

(b) hay una presencia sensiblemente mayor de varones disruptivos que de mujeres

(c) existe una acumulacio?n significativa de este tipo de conductas en los mismosalumnos de forma especial en alumnos repetidores

(Di?az-Aguado et al., 2010; Hardy, Hardy y Thorpe, 1994; Mun?oz de Bustillo et al., 2006; Mun?oz, Carreras y Braza, 2004; Urun?uela,2009; Tu?rnu?klu? y Galton, 2001).

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Condiciones y pautas para una gestio?n eficaz del aula que ayude a prevenir ya afrontar la disrupcio?n

El comportamiento disruptivo es un problema multicausal y compartido entre estudiantes,familia y escuela, y se revela como uno de los principales obsta?culos para el trabajo de losdocentes actuales ya que dicho problema es el que ma?s correlaciona con el desgaste delprofesorado, resta?ndole tiempo, energi?a e implicacio?n en su tarea educativa (Di?az-Aguado etal., 2010).

El ana?lisis realizado pone de manifiesto, asimismo, la existencia de numerosos factoresvinculados al proceso de ensen?anza aprendizaje que dependen del centro y de sus profesores, yque esta?n en el origen del problema de la disrupcio?n. Sin duda que, tal y como se hamencionado, otros muchos factores que proceden del entorno familiar del alumno y del escenariosocial y cultural actual en el que viven asi? como las mu?ltiples interacciones entre todos ellostienen un papel muy importante en el origen y mantenimiento de este problema, pero a diferenciade e?stos, los factores vinculados con la escuela, como los de organizacio?n del centro, el estilodocente predominante, la formacio?n del profesorado, las relaciones interpersonales que seproducen en el contexto escolar, asi? como los planes especi?ficos que se desarrollan en e?l, si?dependen del centro y de sus profesores y pueden ser cambiados o mejorados por ellos(Urun?uela, 2009).

Asi?, la perspectiva ecolo?gica destaca la necesidad de intervenir y de promover cambiosefectivos en cada contexto para prevenir o reducir el problema de la disrupcio?n. Acontinuacio?n se resumen en este apartado las condiciones principales necesarias para unagestio?n eficaz desde la escuela y desde el aula que ayuden a prevenir y a afrontar la disrupcio?nen las aulas.

1. Mejorar las relaciones entre profesores y alumnos

Conocer co?mo se producen las relaciones entre profesores y alumnos en el aula y co?mo puedenser modificadas puede ser de gran relevancia para proporcionar feedback y apoyo al profesoradofrente a la disrupcio?n. Hamre y Pianta (2001) proponen una serie de condiciones que puedenmejorar las relaciones entre profesor y alumnos y con ellas favorecer un comportamiento positivoen el aula, condiciones que se pueden resumir en: mostrar entusiasmo, cuidar y mantener la

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comunicacio?n no verbal con los alumnos, minimizar el uso de estrategias coercitivas eincrementar la frecuencia con la que los profesores reconocen el comportamiento correcto de susalumnos, que es incompatible con la disrupcio?n.

Otros autores han destacado que la expresio?n de las emociones del profesor probablementeinfluye en el comportamiento de los alumnos (Daley et al., 2005) e insisten en la importancia detener una reaccio?n positiva hacia los problemas de disciplina. Recomiendan evitar enfadarse(Lewis et al., 2005), asi? como establecer relaciones de calidad, tambie?n con los estudiantesdifi?ciles (O?zben, 2010). Es importante, ma?s en estos casos, darles la oportunidad de opinar yparticipar de forma que puedan comprender que su comportamiento es un problema para losdema?s y co?mo cambiarlo (Lewis et al., 2005), y evitar los efectos negativos de las expectativasdel profesor sobre el alumno o grupo de alumnos disruptivos. Las relaciones positivas entreprofesores y alumnos son tan importantes que son destacadas como la esencia misma de lagestio?n eficaz del aula.

El uso de te?cnicas que incluyen el uso consistente de premios y recompensas, y elestablecimiento en el aula de reglas y consecuencias claras, pueden reforzar elcomportamiento adecuado en clase y reducir la conducta disruptiva de los alumnos,mientras que el uso muy repetido de reprimendas y correcciones pueden elicitar ma?sdisrupcio?n (Nelson y Roberts, 2000).

2. Mejorar la eficacia del profesorado y su formacio?n

Una eficaz gestio?n del aula es necesaria tanto para el desarrollo de los estudiantes como de losobjetivos educativos (Saban, 2009). Pero no existe un estilo docente “ideal” ni un sistema perfectode gestio?n del aula, e incluso, como sen?ala (Slavin, 1997), el que no haya problemas decomportamiento en el aula no significa que e?sta este? bien gestionada. No obstante, existen unaserie de pra?cticas positivas que permiten crear un ambiente de clase que favorece la prevencio?nde los problemas de comportamiento en el aula, principalmente a trave?s de los me?todos y lasactividades de aprendizaje, como son:

Incorporando contenidos y metodologi?as ma?s variadas y atractivas (Di?az-Aguado,2015), con formas diferentes de organizacio?n en el aula (exposicio?n del profesor,trabajo en parejas, trabajo en pequen?o grupo, trabajo por proyectos, utilizacio?n demedios audiovisuales, debates entre alumnos), insistiendo en la importancia de que estasactividades propuestas este?n bien estructuradas, sean claras y con materialescomprensibles para los alumnos (Ferna?ndez, 1998), y con el objetivo de mantener activosa los alumnos sobre el aprendizaje (Silva y Torrego, 2013) favorecer su atencio?n y evitar

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el tiempo para la disrupcio?n.

Utilizando metodologi?as que se basan en cambiar la forma en la que el profesorcontrola la actividad de clase(Osher, Bear, Sprague y Doyle, 2010) destacando losprocedimientos que tratan de incrementar la participacio?n de los alumnos en el procesode ensen?anza-aprendizaje (aprendizaje cooperativo, aprendizaje colaborativo) y queproporcionan a los alumnos un papel ma?s activo en este proceso, permitie?ndoles unmayor protagonismo en las actividades de clase (Di?az-Aguado et al., 2004), yfavoreciendo la integracio?n de todos los alumnos en el aprendizaje (Silva y Torrego,2013).

Este tipo de metodologi?as basadas en la cooperacio?n en el aula permiten al profesor adaptar laensen?anza a las necesidades y ritmos de aprendizaje de los alumnos, e incrementan elconocimiento y las relaciones entre alumnos, ya que les permite interactuar directamente con suscompan?eros (Johnson y Johnson, 1999). De esta forma, crear un clima de aprendizajecooperativo que reduzca tanto la comparacio?n social como la competicio?n puede ser unmedio importante para mejorar la percepcio?n de su competencia cognitiva y laautoeficacia entre los alumnos pues reducen la tendencia a atribuir el fracaso a la falta de

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capacidad personal, reduciendo la motivacio?n para el trabajo escolar que se relaciona con ladisrupcio?n.

Respecto a la formacio?n del profesorado, es bueno saber que algunos de los comportamientosdisruptivos ma?s triviales (como hablar fuera de turno no atender al profesor, levantarse del sitiosin permiso, por ejemplo) se pueden evitar con te?cnicas simples de reforzamiento (Patterson etal., 1992), te?cnicas que se pueden entrenar con buenos resultados y que tienen un efectoinmediato en el comportamiento del alumno.

3. La autoridad del profesorado

Los profesores tienen un importante papel legitimando su autoridad a trave?s de sus interaccionescon los alumnos. Cuando los alumnos perciben a sus profesores competentes, atentos yrespetuosos, el comportamiento del aula mejora. Estos sentimientos positivos son asociados conuna percepcio?n general de justicia en la disciplina y de autoridad legi?tima del profesor (Way,2011).

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Los profesores que hacen un uso positivo del poder docente, (a) se interesan por saber si losalumnos esta?n aprendiendo, (b) se toman tiempo para responder a las preguntas de losestudiantes, (c) creen los estudiantes pueden lograr sus objetivos en clase, (d) se esfuerzan porconocer a sus alumnos, y (e) utilizan un estilo de ensen?anza interactiva (Woolfolk, 2010). Asi?,estos profesores tienen ma?s probabilidades de ser aceptados por los alumnos y ser percibidoscomo eficaces al mostrar su poder mientras que las reacciones de oposicio?n del alumno seminimizan debido a los sentimientos de confianza y respeto mutuo que se generan (Koutrouba etal., 2012).

Es especialmente importante evitar que los enfrentamientos con los alumnos deriven enescaladas coercitivas que pueden derivar en problemas de mayor gravedad tanto para losprofesores como para los alumnos. Como sen?alan Woolfolk, Hoy y Weinstein (2006), en unalucha pu?blica por el poder, todos pierden.

El comportamiento del profesor es igualmente importante, pues es un modelo de conductamuy presente para sus alumnos. En este sentido, para evitar los problemas de comportamientoen los alumnos es especialmente importante que el profesor cumpla, idealmente, un buennu?mero de requisitos (Woolfolk, 2010):

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no ser un modelo de comportamiento agresivo para sus alumnos,no utilizar amenazas ni la agresio?n para lograr obediencia,usar estrategias no violentas para la resolucio?n de conflictos en el aula,cuidar el espacio,evitar la masificacio?n de alumnos y garantizar que haya recursos adecuados en el aulapara cada alumnos, evitar actividades y evaluaciones que alienten la excesivacompetencia,verificar que los alumnos no se beneficien de las conductas agresivas,asi? como incluir la ensen?anza de los comportamientos sociales adecuados,y dar la oportunidad de aprender el valor de la tolerancia y la cooperacio?n en el aula.

De igual forma, en la disrupcio?n influye el tipo de sanciones aplicadas. Las ma?s frecuentementeusadas por el profesorado son las sanciones que implican exclusio?n o castigos poco eficacescomo obligar a copiar un texto o permanecer en un lugar (Di?az- Aguado et al., 2010), u otraste?cnicas que los profesores utilizan frente al comportamiento disruptivo (mirada del profesor,silencios,...), algunas de las cuales resultan ser “invisibles” a los ojos de los alumnos (Gotzens etal., 2010).

En este sentido, se insiste en la importancia de la repeticio?n de advertencias yconsecuencias (Slavin, 1997), la recomendacio?n de usar siempre consecuencias positivasjunto con las negativas (Woolfolk, 2010), asi? como de aplicar castigos o sanciones quetengan un objetivo educativo claro, especialmente en los alumnos disruptivos reincidentes.

4. La importancia de las normas y la participacio?n del alumnado en suelaboracio?n

Son muchos los autores (ve?ase, por ejemplo, Gotzens, 1997; Watkins y Wagner, 1991) que

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defienden que para reducir los problemas de comportamiento en las aulas es fundamental que lasnormas y las reglas de conducta que el profesorado va a aplicar se expresen de forma clara, quesean un nu?mero lo ma?s reducido posible, que sean percibidas como justas y que secomuniquen de forma eficaz al alumnado, intentando evitar que los alumnos justifiquen lastransgresiones a las normas ampara?ndose en la arbitrariedad de e?stas o en sudesconocimiento. Cuando los alumnos tiene claras las normas establecidas en el centroescolar y las consecuencias que se derivan de su incumplimiento saben a que? atenerse encada momento y les resulta ma?s fa?cil autorregular sus comportamientos. En resumen, laclaridad en las normas facilita su cumplimiento (De la Mora, 2003).

Conviene recordar tambie?n que la adolescencia incrementa especialmente el cuestionamientode las normas y reglas establecidas por los adultos, asi? como la necesidad de participar en lasdecisiones que les afectan. Los estudios realizados en este sentido confirman que el grado deimplicacio?n de los alumnos y el respeto a las normas mejora mucho cuando los alumnos hanparticipado en su elaboracio?n y las sienten como suyas (Casamayor, 1998; Di?az-Aguado,2002), lo que tiene efectos positivos sobre la actitud del alumno hacia la escuela y sobre susentimiento de identificacio?n con su ideario, sus valores y sus normas (Watkins y Wagner, 1991).Asi?, aunque el alumnado tiene derecho a intervenir tanto en la elaboracio?n como en laaplicacio?n de las normas de la escuela (Noto?, 1997), lo habitual es que los alumnos participen eintervengan muy poco en este tipo de decisiones. Si este derecho no se facilita o se promueve porel profesorado, en la pra?ctica, es un derecho que no se ejerce (Casamayor, 1998).

5. Gestio?n institucional y equipo directivo: los planes de convivencia

El equipo directivo tiene un papel fundamental en la prevencio?n y reduccio?n de los problemasrelacionados con la disrupcio?n en la escuela. El equipo directivo de cada centro puede serconsiderado como un catalizador de los procesos de mejora de la convivencia en el centroeducativo pues, ya sea de forma impli?cita o expli?cita, todos los equipos directivos tomandecisiones que afectan a la manera de detectar, intervenir y prevenir los conflictos derivados de laconvivencia diaria en los centros (Abad, 2010). Entre las funciones que desarrollan los equiposdirectivos de los centros y a trave?s de las cuales pueden favorecer de forma importante laprevencio?n y la reduccio?n de la disrupcio?n se encuentran las siguientes:

Orientar la disciplina frente a las conductas contrarias a la buena convivencia desde unaperspectiva de reparacio?n y reconciliacio?n, evitando una orientacio?n puramentesancionadora.Impulsar en la creacio?n de estructuras y o?rganos para la gestio?n de la convivencia y las

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condiciones organizativas para su funcionamiento.Favorecer la implicacio?n y la colaboracio?n del profesorado y el desarrollo de aquellascompetencias que pueden impactar en la mejora de la convivencia escolar.Dinamizar la relacio?n con las familias y su implicacio?n en la vida del centro y en laeducacio?n de sus hijos.

El equipo directivo tiene, adema?s, un papel primordial en la elaboracio?n y aplicacio?n del Plande Convivencia del centro. La elaboracio?n y la puesta en pra?ctica de los planes de convivenciaconstituyen una oportunidad extraordinaria para planificar la respuesta a las conductas disruptivas.Su elaboracio?n y su discusio?n pueden ser la ocasio?n para que el conjunto del profesoradoreflexione sobre estos problemas, y permita alcanzar acuerdos ba?sicos e importantes sobre lasactuaciones necesarias para una respuesta eficaz ante la disrupcio?n (Urun?uela, 2009a).

La cooperacio?n desde el centro educativo con el profesorado, entre el profesorado y el equipodirectivo y entre la escuela y las familias

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Por u?ltimo, un importante aspecto es prevenir los problemas de disciplina antes de que surjan yesto puede ser conseguido a trave?s de la colaboracio?n entre el equipo directivo, las familias ylos profesores (O?zben, 2010). Debe existir una organizacio?n flexible y participativa quepromueva y facilite una relacio?n y comunicacio?n continuadas entre los miembros de lacomunidad educativa, (Arribas y Torrego, 2008). En este sentido, como sen?alan Di?az-Aguado etal. (2010), la colaboracio?n y cooperacio?n entre el profesorado puede resultar de graneficacia en la reduccio?n del comportamiento disruptivo, ayudando a compartir ygeneralizar las mejores estrategias y pra?cticas docentes. La colaboracio?n con las familiasresulta, tambie?n aqui?, imprescindible ya que forma parte del proceso educativo y, por ende, dela disciplina del aula. Asi?, cuando padres y profesores comparten las mismas expectativas y seapoyan mutuamente, pueden crear un ambiente acade?mico ma?s positivo y tener ma?s tiempopara el aprendizaje (Woolfolk, 2010).

En resumen, aunque todas y cada una de estas condiciones resultan eficaces frente a ladisrupcio?n, es necesario reconocer, como sen?ala (Di?az-Aguado, 2015, p. 60), que “no hay unareceta simple que funcione automa?ticamente para prevenir la disrupcio?n porque los principiosma?s eficaces para afrontarlo exigen una adaptacio?n en funcio?n del contexto, lascaracteri?sticas del alumnado, la personalidad y estilo expresivo del profesor y la historiacompartida”.

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