La Pena de Muerte a Favor

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UNIVERSIDAD TECNOLOGICA DE LOS ANDES FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS CARRERA PROFESIONAL DE DERECHO ASIGNATURA: DERECHO PENAL II TEMA: PENA DE MUERTE RETENCIONISTA DOCENTE: Alumnos : Estela Cusihuallpa Molina Página 1

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UNIVERSIDAD TECNOLOGICA DE LOS ANDES

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS

CARRERA PROFESIONAL DE DERECHO

ASIGNATURA: DERECHO PENAL II

TEMA: PENA DE MUERTE

RETENCIONISTA

DOCENTE:

Alumnos : Estela Cusihuallpa Molina

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Dedicamos este trabajo al profesor, nuestras familias, por su colaboración, tiempo

y dedicación para la realización de este trabajo.

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INDICE

Pag.INTRODUCCION………………………………………………………………… …….. 3

1.ANTECEDENTES……………………………………………………………. …….. 4

1.1.LA PENA DE MUERTE EN EL DERECHO GERMÁNICO…………… ……..6

1.2 EL CATOLICISMO Y LA PENA DE MUERTE………………………………… 6

1.2.1 Requisitos católicos de la pena:………………………………………………. 7a)Utilidad de la pena b)Dignidad de la pena c)Necesidad de la pena

2.CONCEPTO……………………………………………………………………. ………82.1 La pena de muerte en el mundo……………………………………………. 9

2.1.1Pena de Muerte en los países latinoamericanos……………………………..10

3.FORMAS DE EJECUCION

Horca…………………………………………………………………………………16

Guillotina…………………………………………………………………………….16

Garrote………………………………………………………………………………17

Fusilamiento………………………………………………………………………..17

Silla eléctrica……………………………………………………………………….18

Cámara de gas…………………………………………………………………….18

Inyección letal……………………………………………………………………...19

4. LA PENA DE MUERTE EN LAS CONSTITUCIONES DEL PERÚ4.1 La Pena de Muerte en la Constitución de 1979……………………………….194.2 La Pena de Muerte en la Constitución de 1993……………………………….214.2.1 Argumentos Retencioncitas…………………………………………………...24

5. Argumentos a favor de la existencia de la pena de muerte………………….29

5.1 Otros criterios a favor de la pena de muerte…………………………………..32

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INTRODUCCION

En todas las sociedades que han existido y existen los crímenes o atentados

contra la persona humana es común, lógicamente se debe buscar la forma más

adecuada de revertir esta situación o al menos mitigarla. La forma de llegar a esta

solución genera debates, y aún más cuando para llegar a dicha solución está la

vida de las personas de por medio, nos referimos a la pena de muerte o pena ca-

pital.

El tema de la pena de muerte es muy controvertido. Los que están a favor de esta

pena argumentan que su aplicación reduce el delito, previene su repetición y es

una forma de castigo adecuada para el asesinato. Mientras detractores argumen-

tan que no reduce el crimen en mayor medida que la cadena perpetua, tampoco

previne los delitos, ni es una pena que este a la altura de la racionalidad humana,

ya que resulta una violación de los derechos humanos y conduce a ejecuciones de

algunos inocentes que supone una discriminación de hecho contra las minorías y

los pobres que puedan no tener recursos suficientes en el sistema legal

En el caso peruano la pena de muerte tiene restricciones y limitaciones con res-

pecto a su ampliación y ejecución, debido a los tratados de carácter internacional,

en los que el Perú se encuentra inscrito como son la Convención Americana sobre

Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Asi-

mismo, el Perú aplica en su legislación la Declaración Universal de los Derechos

Humanos. Los cuales llevan al Perú en una posición abolicionista, cuyo objetivo es

suprimirla.

En este trabajo, trataremos conceptos relacionados a la pena de muerte como

¿Qué es pena?, ¿Qué es muerte?, entre otros que ayuden a dar un panorama

general sobre el tema, así mismo la historia de la pena de muerte en Perú, posi-

ciones doctrinarias con respecto a la pena de muerte, argumentos a favor y en

contra de la pena de muerte, situación de la pena capital en otros países.

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1. ANTECEDENTES

La pena capital fue rechazada por la iglesia hasta el siglo XI. Es en el siglo XVIII

cuando la humanidad empieza a plantearse si dicha pena cumple una utilidad den-

tro de la sociedad. La pena de muerte empieza a imponerse con mayor frecuencia

y de forma más cruel y despiadada, llegando incluso a aplicarse en algunos luga-

res de Alemania, con el único fin de que no prescribiera.

A mediados del siglo XVIII se inicia una controversia sobre la pena capital que per-

durará hasta la actualidad. Abolicionistas y antiabolicionistas podemos encontrar

tanto entre positivistas, entre partidarios de una dirección intermedia y entre técni-

co-jurídicos.

Defensores de la pena capital han sido Rousseau, Balmes, Garofalo, Alfonso de

Castro, Lombroso, etc... Veamos lo que describía Rousseau en su obra el Contra-

to Social: "Todo malhechor, , atacando el derecho social, conviértase en rebelde y

traidor a la patria (...) La conservación del Estado es entonces incompatible con la

suya; es preciso que uno de los dos perezca".

Entre los partidarios de la abolición de la pena de muerte encontramos a Voltaire,

Unamuno y Pellegrino Rossi entre otros. Éste último distingue entre el presente y

futuro, afirmando que la pena capital cumplía una función positiva en una época

determinada, teniendo que ser abolida cuando dejase de cumplir dicha función.

Pero el más destacado fue Cesare de Beccaria, que en su obra De los Delitos y

las Penas profesa la inutilidad de la pena capital, y por tanto, al ser inútil, aboga

por su desaparición.

En mayo de 1974 los profesores numerarios españoles de Derecho Penal, solici-

tan la abolición de la pena de muerte, siendo en la actualidad la postura prevalente

entre los especialistas del tema.

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La pena de muerte fue aplicada en el mundo oriental, en el griego, en el romano y,

a pesar de los sentimentalismos del cristianismo primitivo, en las instituciones jurí-

dicas de la Iglesia imperial, de la bárbara, de la feudal y de la Inquisición, afianzán-

dose vigorosamente en los estatutos y en las leyes de la Edad Media y particular-

mente durante los siglos XVI, XVII y XVIII.

Cabe citar que algunos pueblos antiguos no conocieron la pena de muerte u otor-

garon a la misma un lugar extremadamente modesto en el catálogo punitivo

1.1 LA PENA DE MUERTE EN EL DERECHO GERMÁNICO

Lo injusto aparece como un ataque al ofendido y a sus familiares, que tienen el

derecho y el deber de vengarse mediante la vida y la propiedad del autor, o bien

de los miembros de su parentela. En este tipo de derecho, se consideran penas

capitales aquellas que producen por efecto, inmediato o mediato, ineludible o

eventual, la pérdida de la vida, y lo que le caracteriza es la previsión que tiene

para cada clase de delito de una modalidad determinada de ejecución capital, se-

gún el texto legal o costumbre que se aplique. Por ejemplo, el descuartizamiento

mediante el hacha era pena reservada, casi exclusivamente, para los delitos de

traición.

1.2 EL CATOLICISMO Y LA PENA DE MUERTE

Si bien muchos especialistas abogan por dejar a un lado la cuestión de la religión

a la hora de solucionar o debatir la cuestión de la pena de muerte, lo cierto, es que

en la realidad ha jugado un papel muy importante. Sin duda alguna, durante mu-

chos siglos, y todavía aún, las religiones y sus instituciones han tenido un poder

enorme en la mentalidad de los hombres. Como apunta J. K. Galbraith: "En los

primeros momentos del cristianismo, el poder se originó con la vigorosa personali-

dad del Salvador. Casi inmediatamente surgió una organización, los Apóstoles, y

con el tiempo la Iglesia, como organización se convirtió en la más influyente y du-

radera de todo el mundo". Es por ello, que creemos importante, dedicar un aparta-

do a las consideraciones dogmáticas religiosas.

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Cabe mencionar, que sólo hablaremos del catolicismo, pero la misma importancia

han tenido otras religiones en diferentes partes del mundo (por ejemplo el Islamis-

mo).

1.2.1 Requisitos católicos de la pena:

a)Utilidad de la pena

La pena para ser justa ha de ser útil a la comunidad en general y también a las

personas más directamente relacionadas con ella. Según el concepto bíblico de la

fraternidad universal, cada ciudadano debe ayudar a todos los demás. La autori-

dad, el derecho, debe servir a todos.

b)Dignidad de la pena

El catolicismo postula que la pena sirva a la prevención general y a la especial.

Pero exige, además, que la pena sea digna. En definitiva, que sea humana y, por

lo tanto, rechaza la venganza y la crueldad.

c)Necesidad de la pena

La pena ha de ser necesaria al bien común y a las personas directamente afecta-

das por ella. En este punto coinciden los tratadistas católicos.

A la luz de la teología católica, la retribución jurídica supone y exige represión, en

cuanto es necesaria para la prevención, general y especial, de futuros delitos. La

pena última religiosa mira, quizás, sólo al pasado del pecador, pero desde un plan-

teamiento radicalmente distinto al de la pena jurídica.

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2. CONCEPTO

La pena de muerte, pena capital o ejecución consiste en provocar la muerte o ase-

sinar a un condenado por parte del Estado, como castigo por un delito establecido

en la legislación; los delitos por los cuales se aplica esta sanción suelen denomi-

narse «delitos capitales».

La muerte de criminales y disidentes políticos ha sido empleada por algunas socie-

dades en un momento de su historia, tanto para castigar el crimen como para su-

primir la disensión política. Actualmente la pena de muerte ha sido abolida y pena-

lizada en casi todos los países europeos (excepto Bielorrusia), y la mayoría de los

correspondientes a Oceanía (como Australia, Nueva Zelanda y Timor Oriental). La

mayoría de países latinoamericanos han abolido la pena de muerte, mientras que

en países como los Estados Unidos de América, Guatemala y la mayoría de los

estados del Caribe aun siguen siendo aplicada. En Asia la pena de muerte está

permitida en democracias como Japón e India. En África, aún se usa en Botsuana

y Zambia.

En muchos países donde aún se aplica la pena de muerte, se usa como un casti-

go para crímenes de asesinato, espionaje, traición, o como parte del Derecho mili-

tar. En algunos países se aplica también para castigar delitos sexuales, siendo

considerados como tales el adulterio o la sodomía. También se castiga con pena

de muerte en otros países la apostasía, la renuncia formal a la propia religión. En

China, el tráfico de personas y los casos graves de corrupción política son castiga-

dos con la pena de muerte. En algunos países la pena de muerte se utiliza por

motivos políticos, con la máxima difusión posible, como «escarmiento» de masas:

en 2007 en Corea del Norte el director de una empresa fue ejecutado públicamen-

te en un estadio deportivo, ante 150.000 personas1 como castigo por haber reali-

zado llamadas telefónicas al extranjero.

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El tema de la pena de muerte es muy controvertido. Los simpatizantes de la mis-

ma opinan que su realización reduce el delito, previene su repetición y es una for-

ma de castigo para el asesinato. Los detractores argumentan que no reduce el

crimen en mayor medida que la cadena perpetua; son peores que el delito, son

holocausticas y es una discriminación de hecho contra las minorías y los pobres

que puedan no tener recursos suficientes en el sistema legal.

Según el informe anual de ejecuciones judiciales de Amnistía Internacional, en el

año 2003 fueron ejecutadas al menos 1.146 personas en 28 países. El 84% de las

muertes documentadas ocurrieron en cuatro países: la República Popular China

llevó a cabo 726 ejecuciones, Irán mató a 108 personas, Estados Unidos a 65 y

Vietnam a 64. La última nación en abolir la pena de muerte para todos los críme-

nes fue Uzbekistán, a principios del 2008.

2.1 La pena de muerte en el mundo

Por lo menos desde la Segunda Guerra Mundial existe una tendencia clara a nivel

mundial hacia la abolición de la pena de muerte. En 1977, 16 países eran abolicio-

nistas de facto, cantidad que asciende en el 2007 a 128: 89 países han abolido la

pena capital para todos los crímenes, 10 para todos excepto bajo circunstancias

especiales (generalmente en estado de guerra), y otros 29 hace más de 10 años

que no la aplican. 69 países aún contemplan la pena de muerte dentro de su legis-

lación; varios de ellos permiten su aplicación a menores de 18 años (en el 2006

Irán ejecutó a 4 menores, y Pakistán a uno).

La República Popular China realizó más de 3.400 ejecuciones en el 2004, más del

90% del total mundial. Aunque en algunos casos se emplea un pelotón de ejecu-

ción, China ha decidido recientemente que todas las ejecuciones se realicen me-

diante inyección letal, generalmente efectuadas empleando furgonetas de ejecu-

ción de la marca Iveco. Irán realizó 159 ejecuciones en el 2004. En los Estados

Unidos de América, Texas es el estado que más ejecuciones realiza, con 370 en-

tre 1976 y 2006.

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Singapur es el país con más ejecuciones per cápita del mundo, con 70 ahorca-

mientos para una población de cerca de 4 millones, y tiene, junto con Japón, la

menor tasa de asesinatos.

Las posturas frente a la pena de muerte han ido variando a lo largo del tiempo. Si

bien es cierto, como veremos en el último bloque, que la pena de muerte ha en-

contrado justificación en palabras del Antiguo Testamento, en la actualidad, la pos-

tura no es tan clara. Sin duda alguna, la Iglesia ha sido partidaria durante muchos

siglos de la sanción capital. Sólo baste recordar la Inquisición, en la que fue im-

puesta por la propia Iglesia: "Cuando el escándalo está en el pensamiento, esto es

, en la cabeza, , no hay otro remedio para el escándalo que la muerte ; tremenda

necesidad, pero necesidad". Estas son las palabras que pone Papini en boca de

Torquemada. Es bastante significativa la expresión de la necesidad, que anterior-

mente, comentábamos como uno de los requisitos de la pena.

En nuestros tiempos, sin embargo, a pesar de que la Iglesia siga teniendo una

importancia elevada en la vida de las personas, la secularización, que se ha ido

produciendo durante el s.XX, ha conllevado que las personas vivan ya una religión

más privada. Y por lo tanto, una relación directa con Dios. Ello conlleva, que el

juicio ético-moral, no lo pueden hacer (como en la Inquisición) las instituciones de

la Iglesia, sino que es el mismo Dios el que lo debe hacer.

En la actualidad, la posición de la Iglesia, no es del todo clara, si bien es cierto,

que muchas veces, en su historia, ha intercedido para salvar la vida a los reos. Sin

embargo, hay que apuntar, que hay una serie de valores cristianos que justifican la

abolición (perdón, amor, etc...).

2.1.1Pena de Muerte en los países latinoamericanos

A lo largo de su historia, la pena de muerte ha sido usada por prácticamente todas

las naciones del globo, pero a lo largo de las últimas décadas, muchos estados la

han prohibido.

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Amnistía Internacional clasifica los países en cuatro categorías. Sesenta aún man-

tienen y aplican la pena de muerte en su legislación. Noventa y uno la han abolido

completamente. Once la mantienen para crímenes cometidos en circunstancias

excepcionales como, por ejemplo, crímenes cometidos en tiempo de guerra. Trein-

ta y cinco mantienen leyes que permiten la aplicación de la pena de muerte para

crímenes ordinarios, pero han permitido que la pena no se use durante por lo me-

nos 10 años.

La pena de muerte ha sido aplicada por todos los países de América Latina en

algún momento histórico, aunque a inicios del siglo XXI está prohibida en la mayo-

ría. Solamente Bahamas, Cuba, Guatemala, Guyana, Jamaica, Trinidad y Tobago

y algunas de las Pequeñas Antillas continúan aplicándola. Además, en Bolivia y

Perú algunas comunidades indígenas continúan ejecutando a ladrones, secuestra-

dores y otros criminales, haciéndolo al margen de la ley. Cabe destacar que sí su-

cedieron ejecuciones de personas durante el siglo XX entre los años 60 y 90, épo-

ca en la cual varios países sudamericanos cayeron bajo regímenes dictatoriales

militares o cívico-militares. En general se ajustició a los opositores al régimen de

turno.

En Guatemala se debatió que la pena de muerte fuera eliminada, el 12 de febrero

de 2008 el congreso votó por su restitución. Apoyaron esta medida los dos parti-

dos mayoritarios, Unidad Nacional de la Esperanza y Partido Patriota, que consi-

deraban necesario mantener este "castigo ejemplar" ante la constante violencia.

La muerte de los ya condenados estaba en espera y con esta decisión podrán ser

ejecutados. Rápidamente Amnistía Internacional emitió un comunicado instando al

presidente a dar marcha atrás y acusando al gobierno de no haber hecho ninguna

medida positiva contra la violencia. El partido Encuentro por Guatemala votó en

contra. En Guatemala la pena de muerte esta establecida en su Constitución Polí-

tica, en la práctica no es aplicada, debido a los Pactos Internacionales sobre Dere-

chos Humanos aceptados y ratificados por Guatemala.

Respecto a Argentina, no se suele considerar a los desaparecidos entre 1976 y

1983 como ejecutados legalmente, puesto que se trataba de ejecuciones realiza-

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das subrepticiamente. El 6 de agosto de 2008 el Congreso de la Nación abolió el

Código de Justicia Militar, que era el último remanente de aplicación posible de la

pena de muerte en el país.

En Chile la pena de muerte fue derogada en 2001 por Ley Nº 19.734, que modificó

diversas leyes y normativas (entre ellas, el Código Penal, la Ley de Seguridad del

Estado y el Código de Justicia Militar), reemplazando la pena capital con la de pre-

sidio perpetuo calificado. El Código Penal establece, en su artículo 32 bis regla 1ª,

que aquel condenado por esta última pena no podrá optar a la libertad condicional

sino una vez transcurridos 40 años de privación de libertad efectiva.

En el caso de la Justicia Militar, la pena de muerte se mantiene para los tiempos

de guerra. También se contempla en la Constitución en su Artículo 19, número 1,

que indica que la pena de muerte sólo podrá establecerse por delito contemplado

en ley aprobada con quórum calificado. La Constitución Política de Chile, en su

articulado transitorio Primero, mantuvo vigente las disposiciones anteriores a ella

que se referían a la pena de muerte, hasta la dictación de las leyes de quórum

calificado que nunca hasta la derogación de la pena de muerte se dictaron.

La pena de muerte en España fue abolida, bajo cualquier circunstancia, por Ley

Orgánica en 1995. La actual Constitución de 1978 establece su abolición, excepto

en tiempos de guerra.

La pena de muerte fue utilizada en España sin interrupción hasta 1932, cuando

fue abolida a raíz de una reforma del Código Penal introducida durante la Segunda

República. Fue restablecida en octubre de 1934, para delitos de terrorismo y ban-

dolerismo. Francisco Franco la reincorporó plenamente al código penal en 1938,

argumentando que su abolición no era compatible con el buen funcionamiento de

un estado. Las últimas ejecuciones en España fueron las de dos miembros de

ETA y tres del FRAP, fusilados el 27 de septiembre de 1975.

En la República de Cuba, desde 1940 y hasta finales de 1958 estuvo vigente la

llamada Constitución de 1940 que, de acuerdo a su artículo 25 prohibía la pena de

muerte.

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A partir de enero de 1959, con el proceso de revolución, aquella constitución del

40 deja de tener vigencia y la pena de muerte es de aplicación en Cuba, al implan-

tarse los Tribunales Revolucionarios en virtud de la Ley del Ejército Mambí de

1896; aunque no se crea una nueva constitución hasta 1976, en pleno período de

institucionalización estatal, en esta carta magna no se hace pronunciamiento al-

guno sobre la pena de muerte, por tanto, constitucionalmente no esta prohibida, ni

aún en la actual constitución, de 1992, vigente en Cuba.

El Código Penal cubano, establece esta pena para determinados delitos, en espe-

cial los que atentan contra la seguridad del Estado y algunos delitos contra la vida,

como el asesinato, las violaciones de menores de edad y el tráfico de drogas entre

otros. En correspondencia con el ordenamiento sustantivo penal, la actual Ley de

Procedimiento Penal regula la forma en que se sigue el procedimiento para la apli-

cación de la pena de muerte, la apelación que se realiza de oficio, la intervención

del Consejo de Estado y la ejecución.

En la República de Cuba, desde 1940 y hasta finales de 1958 estuvo vigente la

llamada Constitución de 1940 que, de acuerdo a su artículo 25 prohibía la pena de

muerte. A partir de enero de 1959, con el proceso de revolución, aquella constitu-

ción del 40 deja de tener vigencia y la pena de muerte es de aplicación en Cuba,

al implantarse los Tribunales Revolucionarios en virtud de la Ley del Ejército Mam-

bí de 1896; aunque no se crea una nueva constitución hasta 1976, en pleno perío-

do de institucionalización estatal, en esta carta magna no se hace pronunciamien-

to alguno sobre la pena de muerte, por tanto, constitucionalmente no esta prohibi-

da, ni aún en la actual constitución, de 1992, vigente en Cuba .

El Código Penal cubano, establece esta pena para determinados delitos, en espe-

cial los que atentan contra la seguridad del Estado y algunos delitos contra la vida,

como el asesinato, las violaciones de menores de edad y el tráfico de drogas entre

otros. En correspondencia con el ordenamiento sustantivo penal, la actual Ley de

Procedimiento Penal regula la forma en que se sigue el procedimiento para la apli-

cación de la pena de muerte, la apelación que se realiza de oficio, la intervención

del Consejo de Estado y la ejecución.

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A la hora de hablar de la existencia y aplicación de la Pena de Muerte en los Esta-

dos Unidos es necesario referirse a la diferencia entre la Jurisdicción Federal y la

Jurisdicción Estatal, es decir, a Delitos Federales y a Delitos Estatales.

La mayoría de los delitos comunes pertenecen a la Jurisdicción Estatal, y por lo

tanto están tipificados en la legislación penal de cada Estado; pero existe un con-

junto de delitos (que representan una minoría del total de tipos penales que exis-

ten en el país) que pertenecen a la Jurisdicción Federal y por lo tanto están con-

templados en la legislación penal federal (nacional).

La Legislatura Estatal (Asamblea Legislativa estatal) de cada Estado tiene la auto-

ridad o competencia para debatir, aprobar y sancionar el Código Penal del Estado

respectivo, así como las reformas parciales del mismo; y el Gobernador del Estado

promulga esos cambios legislativos. Los delitos que pertenecen a la jurisdicción

estatal son incluidos en el Código Penal estatal de cada Estado.

Por esa razón los Estados son libres de incluir o no la Pena de Muerte en sus Có-

digos Penales respectivos. La mayoría de los Estados la incluyen, pero algunos

no; incluso algunos de los que no la incluyen han establecido en su Constitución

Estatal la prohibición de aplicarla (para delitos estatales). En los Estados donde sí

existe la Pena de Muerte en la ley penal estatal, los acusados son juzgados por

los Tribunales Estatales (porque cada Estado tiene su propio Poder Judicial) y en

caso de ser condenado a muerte un reo, el Gobernador del Estado tiene la última

palabra para confirmar la condena o para cambiarla por Cadena Perpetua (aunque

hay Estados donde el Gobernador no tiene esa autoridad).

Sin embargo, cuando se trata de Delitos Federales, la situación es muy distinta. El

Congreso de los Estados Unidos tiene la competencia para aprobar y sancionar el

Título 18 del Código de los Estados Unidos y sus reformas parciales, que son pro-

mulgadas por el Presidente de los Estados Unidos. En Estados Unidos todos los

códigos legales aprobados por el Congreso de los Estados Unidos están fundidos

en un solo gigantesco Código, por lo que cada título de ese cuerpo legal equivale

a un código completo de otros países; en el caso del Título 18, él mismo equivale

a un Código Penal y a un Código de Procedimiento Penal unidos en uno. Dicho

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Título 18 tiene vigencia sobre todo el territorio nacional de los Estados Unidos,

incluyendo todos y cada uno de los Estados y Territorios no incorporados, pero

solamente para aquellos delitos que entran dentro de la jurisdicción federal.

Por esa razón la Pena de Muerte existe en todo el territorio de los Estados Unidos,

porque aunque haya Estados que la hayan eliminado para los delitos estatales

incluso en esos Estados existe la Pena de Muerte para los delitos federales; por-

que constitucionalmente los Estados no tienen autoridad ócompetencias para

prohibirle a los Tribunales Federales y a el Presidente de los Estados Unidos que

apliquen la Pena de Muerte en casos federales ocurridos en su territorio. Los Esta-

dos no pueden invadir la jurisdicción federal de la misma manera que los Poderes

Federales (Presidente, Congreso y justicia federal) no pueden obligar a los Esta-

dos a aplicar la Pena de Muerte en el caso de delitos estatales.

Incluso la ley federal dice que en el caso de la ejecución de un reo condenado por

la justicia federal, se debe aplicar el método de ejecución usado por el Estado en

cuyo territorio se haya cometido el crimen. Pero sí en ese Estado no existe la

Pena de Muerte, entonces el Juez Federal puede seleccionar el método usado por

cualquiera de los otros Estados donde sí existe la Pena de Muerte. De lo que se

desprende claramente que la ley federal prevalece sobre la estatal en el caso de

los delitos que son de la exclusiva jurisdicción federal; ya que la inexistencia de la

Pena de Muerte en un Estado donde se cometió un delito federal castigado con la

misma sólo produce el efecto de obligar al Juez de la causa a escoger el método

de ejecución.

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Page 16: La Pena de Muerte a Favor

3. FORMAS DE EJECUCION

Examinemos brevemente cada una de las formas de la ejecución antes menciona-

das:

Horca

Esta forma de ejecución consiste en colgar al condenado con una soga o cuerda

atada en uno de sus extremos a una estructura fija, que recibe el nombre de ca-

dalso.

El otro extremo es colocado en el cuello del condenado con un nudo corredizo, el

cual al hacer ceder el piso de la estructura o retirar los instrumentos que sirvan de

soporte al condenado, se aprieta por efecto del peso del sentenciado al caer hasta

causarle la muerte por fractura de las vértebras del cuello.

Generalmente, se aplicaba únicamente a los hombres, ya que mientras las ejecu-

ciones fueron públicas se trató, en la generalidad de los casos, que no se emplea-

ra este procedimiento de ejecución con las mujeres, a fin de evitar la penosa con-

templación en lo alto de una mujer.

Esta forma de ejecución fue principalmente utilizada en Inglaterra, Escocia y los

países de la Commonwealth británica, y aunque ya no se utiliza con la misma asi-

duidad que en otras épocas de la historia, continúa teniendo un lugar importantísi-

mo en el arsenal de formas de ejecución por parte de los países que todavía con-

templan y aplican la pena de muerte.

Guillotina

Se trata de una forma de ejecución utilizada para la decapitación del condenado,

es decir, para producir la muerte a través de la separación de la cabeza del resto

del cuerpo.

Consistía en una cuchilla de metal suspendida en una estructura de madera u otro

material, colocada sobre un patíbulo, la cual al ser accionada cae sobre el cuello

del condenado, cortando en dos el cuerpo del mismo.

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Este procedimiento ejecutivo, considerado como uno de los más sangrientos, fue

utilizado por primera vez en Francia el 25 de abril de 1792, como producto de la

aceptación de la propuesta formulara el diputado Dr. Guillotin a la Asamblea Cons-

tituyente de 1789.

Garrote

En esta forma de ejecución, surgida en España en el siglo XVII, consistía inicial-

mente en estrangular a los condenados contra un poste de madera clavado en el

suelo y que tenía un orificio por el cual se hacía pasar una doble cuerda que for-

maba un nudo corredizo. Posteriormente, se modificaría el procedimiento median-

te la sustitución del nudo corredizo por una argolla de hierro que se accionaba me-

diante un torniquete.

Al apretar el torniquete, la argolla, una cuchilla en forma de estrella, penetraba en

la nuca del sentenciado cortando el nervio espinal, produciendo la muerte por frac-

tura de las vértebras cervicales.

Fusilamiento

Esta forma de aplicación de la pena de muerte, es utilizada generalmente en los

casos de infracciones de naturaleza militar, realizadas en tiempo de paz o de gue-

rra, aunque también se utiliza para sancionar infracciones comunes.

Se lleva a cabo colocando al sentenciado con los ojos vendados y las manos ata-

das de frente a un pelotón de fusilamiento que procederá a disparar al darse la

orden para ello.

Todas las armas se encuentran cargadas, con excepción de una que solamente

se carga con pólvora sin proyectil "para que todos puedan hacerse la ilusión de su

propia inocencia", y creer que no han actuado como verdugos.

En caso de no producirse la muerte como consecuencia de la descarga de proyec-

tiles, el oficial al mando del pelotón procede a dar el "tiro de gracia" al condenado,

para así dar término a la ejecución.

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Page 18: La Pena de Muerte a Favor

Silla eléctrica

Esta modalidad ejecutiva de la pena de muerte, fue utilizada por primera vez en el

Estado norteamericano de Nueva York el 24 de junio de 1889, y aún mantiene

cierta aceptación entre algunos de los estados de la unión americana que contem-

plan la pena capital entre su arsenal punitivo.

Consiste en propinar una descarga eléctrica de alto voltaje al condenado, a quien

se ha atado a una silla especialmente dotada de aparejos y equipos para la con-

ducción de energía eléctrica y se le ha preparado previamente mediante la coloca-

ción de electrodos, en diversas partes de su cuerpo, incluida la cabeza.

La muerte, se produce en muchas ocasiones, no solo a consecuencia de los efec-

tos de la altísima descarga eléctrica en el cerebro y otros órganos vitales del con-

denado, sino también por efecto de las graves quemaduras que se producen en el

cuerpo del mismo, razón por la cual puede considerarse una de las formas de eje-

cución más dolorosas que tenga lugar modernamente.

Cámara de gas

La ejecución mediante cámara de gas consiste en la causación de la muerte me-

diante sofocación por el efecto de gases tóxicos en el cuerpo del sujeto.

Es uno de los primeros procedimientos ejecutivos medicalizados, ya que se coloca

un estetoscopio al condenado para que un médico pueda controlar los latidos del

corazón y saber en qué momento se ha producido la muerte.

Se pueden presentar varias modalidades: una de ellas, consistente en cerrar her-

méticamente las puertas y mediante un panel eléctrico poner en funcionamiento el

mecanismo de emanación del gas o mediante la colocación de una cubeta con

ácido en la parte inferior de la silla a la que posteriormente se le agrega una cáp-

sula de cianuro.

La persona cae pronto en la inconsciencia, lo que facilita la acción de los gases en

su organismo en un corto espacio de tiempo.

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Page 19: La Pena de Muerte a Favor

Inyección letal

Es el más "moderno" método para la aplicación de la pena de muerte y posible-

mente el más indicativo de la medicalización de esta pena.Consiste en la introduc-

ción, por vía intravenosa, de una dosis altísima de una droga, llamada "pentotal

sódico", la cual paraliza las funciones vitales del condenado.

Se considera un método rápido e indoloro, que exige como única preparación la

colocación de un torniquete en el brazo y la observación de las venas del sujeto

con ánimo de detectar alguna anomalía que dificulte el procedimiento.

4. LA PENA DE MUERTE EN LAS CONSTITUCIONES DEL PERÚ

4.1 La Pena de Muerte en la Constitución de 1979

El Perú a lo largo de toda su accidentada vida republicana, ha sido una y otra |

vez golpeada su alicaída democracia por golpes de Estado de naturaleza mili-

tar, poder castrense que a través del denominado movimiento “Militarismo”

como señalaba BASADRE, conformó un poder político configurante a espaldas

del pacto social, por ende, ilegítimo al no ser reconocido por el pueblo, constitu-

yéndose en gobiernos de facto de naturaleza espúrea. En el año de 1968 se

produce el golpe de Estado comandado por el General Velasco Alvarado, quien

derrocó en el poder al Presidente democráticamente elegido -Don Femando

Belaúnde, luego de más de diez años de dictadura, en el año de 1979 se ingre-

só a una etapa de transición democrática, conformándose eleccionariamente la

Asamblea Constituyente presidida por Víctor Raúl Haya de la Torre, asamblea

que elaboró la Constitución Política de 1979. La Constitución Política de 1979,

consagraba en su artículo 235 lo siguiente: “No hay pena de muerte, sino por

traición a la Patria en caso de guerra exterior". Esta ten-

dencia constitucional reflejaba un avance de nuestro país que se dirigía a crista-

lizar positivamente la posición abolicionista.

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Page 20: La Pena de Muerte a Favor

Fue un avance muy Importante señalaPeña Cabrera, pues revirtió así la co-

rriente predominante en nuestra historia, osea el de las constituciones de 1920

y 1933, ante este estado de cosas, la pena capital quedaba reducida a un caso

extremo, en este caso, por traición a la Patria en tiempos de guerra exterior,

donde el bien jurídico tutelado es la integridad territorial y la soberanía de la

Nación que pueden ser objeto de vulneración cuando una potenciaextranjera

ingresa a nuestro territorio nacional. Es consenso en la teoría -comoseñala Ber-

nales Ballesteros- aceptar como válidos para la aplicación de la pena de muerte

los delitos propiamente militares; es el caso de traición a la Patria y espionaje

en tiempos de guerra, en nuestra consideración la pena de muerte no es legíti-

ma en cualquier caso, sea cual fuere la circunstancia precedente que genera la

reacción - subsiguiente, por más grave que sea el injusto cometido, la pena

capital es la destrucción humana incompatible con cualquier sistema democráti-

co que tiene como paradigma principal la protección de la persona humana y el

respeto hacia su dignidad. En el campo de las justificaciones, siempre se va a

pretender soslayar derechos fundamentales so pretexto de la protección de

bienes jurídicos institucionales, como la seguridad nacional y la protección fé-

rrea de la soberanía, fundamento incompatible con la prescripción establecida

en el artículo 234 de la abrogada Carta Política que consagraba el programa

resocializador, poniendo énfasis en las finalidades re- habilitadoras que debía

desplegar el régimen penitenciario.

Así, la Constitución Política se engarzaba con la tendencia abolicionista del Có-

digo Penal de 1924 -que en su exposición de motivos hacía mención a una ten-

dencia dominante en el mundo de carácter abolicionista- , codificación punitiva

que reemplazó la pena capital establecida en el Código Penal de 1863 por la

pena de internamiento de tiempo indeterminado, pero con mínimo de 15 años

para los casos de criminalidad singularmente peligrosa . Abrogado el texto puni-

tivo de 1924, se dio paso a una nueva codificación punitiva de remozados vien-

tos democráticos y de inspiración profesamente humanista, dando cabida a un

sistema de punición acorde con la realidad carcelaria e incorporando en su

seno todo un catálogo de mecanismos sustitutivos a la pena privativa de

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Page 21: La Pena de Muerte a Favor

libertad, esta tendencia discriminalizadoratuvo como lógico desenlace estable-

cer un tope de pena privativa de libertad de 25 años donde la pena capital -en

razón de su naturaleza infamante- no podía cobijarse en la nueva sistematiza-

ción del Código Penal que tenía por finalidad fundamentadora de la pena la pre-

vención especial positiva. Lamentablemente, las realidades sociales marcan a

veces el destino de la política criminal, más aún cuando organizaciones crimina-

les como el terrorismo ponen en jaque todo el sistema democrático de una Na-

ción, de este modo el legislador hace gala de su función criminalizadora y pre-

tende creer que marcos penales más severos y segregacionistas vía la pena de

cadena perpetua, son las armas más eficaces para combatir fenomenologías

criminales tan complejas como la subversión.

4.2 La Pena de Muerte en la Constitución de 1993

El quiebre del orden constitucional del 05 de abril de 1992 significó la instauración

de un Gobierno de facto que en virtud de una economía globalizada y de las nece-

sidades de insertación en la comunidad internacional buscó prósperamente " legiti-

marse -tanto interna como externamente-. Y esta tarea había de realizarla el Con-

greso Constituyente Democrático elegido democráticamente por el pueblo pe-

ruano, Congreso que se encargó de elaborar una nueva Carta Política, que si bien

continuó con el proyecto político de consagrar los postulados ideológicos y políti-

cos de un Estado Social y Democrático de Derecho -incorporándose mecanismos

constitucionales de participación democrática, se preocupó también de consagrar

un régimen presidencialista a la imagen y semejanza del gobernante de aquel en-

tonces.

En lo referente a la materia de análisis, la nueva Carta Política en vez de ratificar-

se en la tesis abolicionista, desde una posición antinómica a su visión humanista

extiende vertiginosamente la aplicabilidad de la pena de muerte al delito de terro-

rismo, tal como se establece en su artículo 140 .

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Page 22: La Pena de Muerte a Favor

La intención era clara, la necesidad de positivizar constitucionalmente la tendencia

paliativo-represiva que había inspirado la dación de la legislación antiterrorista de

1992, de continuar con la saga de una política criminal funcionalizada a partir de

fines utilitaristas, no podemos olvidar en tal sentido, que el éxito en la lucha contra

la subversión fue el sostén fundamental del régimen anterior. La politización es un

fenómeno que busca congraciarse con las mayorías en razón de efectos puramen-

te cognitivos, una población azotada por una inclemente violencia terrorista, en

definitiva iba a ser complaciente con una normatividad encaminada a una lucha sin

cuarteles. Los constituyentes de 1993 - afirma BERNALES BALLESTEROS- opta-

ron por una posición emotiva, que coyuntural- mente prefirió identificarse con un

estado de ánimo colectivo, que impactado por la violencia demencia! del terroris-

mo y sus crímenes, se inclinaba mayoritariamente por aplicar la pena de muerte a

los terroristas , una posición fundamentalista o dícese maximalista que no se con-

decía con la consagración que estos mismos constituyentes habían establecido en

el artículo 1 de la Constitución Política: “La defensa de la persona humana y el

respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado", la Consti-

tución es una simbolización de garantías y un crisol de libertades, que acoge en su

fundamento las demandas de un pueblo según la tradición democrática, una

Constitución de corte humanista no podía recoger aspiraciones vindicativas y anu-

latorias, como la pena de muerte que vulnera el ontologismo humano. Asimismo,

habrá que hacer hincapié que el artículo 140 ya no especifica como lo hacía la

Carta Política de 1979, que la pena de muerte se aplicaba en los casos de "gue-

rra exterior". En efecto, la aplicación de la pena de muerte delito de traición a la

Patria rige “en caso de guerra. Pero ahora se busca dilucidar el carácter de guerra

orientado no sólo al exterior sino al interior de la República consecuentemente la

pena de muerte es ahora aplicable tanto en caso de guerra con el exterior como el

caso de guerra interna.

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Page 23: La Pena de Muerte a Favor

Podemos en ese sentido equiparar situaciones en sumo diferenciadas con el úni-

co objetivo de encontrar un justificador común denominador, amenazándose con

la máxima sanción a los delincuentes terroristas y a los traidores a la Patria propia-

mente dichos, a pesar de que la confrontación bélica interna es distinta de la exte-

rior , más allá de las denuncias formula das por el denominado tipo legal delitos de

“traición a la Patria terrorista“ que ha* sido ya objeto de examen en apartados an-

teriores. El ánimo belicista cundió las mentes del legislador y lo llevó al terreno de

la confusión y de la ambigüedad al utilizar terminologías y conceptos de naturaleza

diferenciada.

Se proclama también una segunda objeción, el artículo cuarto de la Convención

Americana sobre Derechos Humanos de San José de Costa Rica establece que la

' pena de muerte no puede ser extendida a delitos en los que no se la aplicaba

cuando dicho tratado entró en vigor y que tampoco será ampliada a delitos que no

la con templaban . La incompatibilidad es contundente, el mismo artículo 140 esta-

blece 5 que la pena de muerte se aplicará conforme a las leyes y a los tratados de

los que el Perú es parte obligada, asi el artículo 55 infine prescribe que los trata-

dos celebrados por el Estado y en vigor forman parte del derecho nacional. De lo

expuesto se infiere que el artículo 140 de la actual Constitución vulnera el artículo

40 de la Convención Americana de Derechos Humanos, al disponer que la pena

de muerte se aplique a casos no contemplados cuando la convención entró en

plena vigencia constitucional, aún más la cuarta disposición final de la Carta Políti-

ca de 1993 señala lo siguiente: “Las normas relativas a los derechos y libertades

que la Constitución reconoce se interpretan de conformidad con la Declaración

Universal de Derechos Humanos y con los Tratados y acuerdos internacionales

sobre las mismas materias ratificadas por el Perú , la eliminación de la vida huma-

na constituye la afectación del primer derecho humano por antonomasia. En ese

sentido, vale la pena recordar que de acuerdo a los criterios básicos de la interpre-

tación constitucional validez de este ejercicio radica en razonar a partir de la jerar-

quía normativa, es decir, una norma de rango inferior se interpreta cotejándola con

una de rango inferior.

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Page 24: La Pena de Muerte a Favor

El proceso de intelección lleva a la conclusión de que los derechos de rango cons-

titucional y de reconocimiento internacional, asumen una posición primer orden en

la pirámide normativa interna, su desconocimiento significa apartarnos de la Juris-

dicción Internacional sobre Derechos Humanos, el abandonar la convención con-

llevaría la pérdida de la Corte Interamericana de Derechos Humanos como órgano

para apelar jurisdiccionalmente y, asimismo, la competencia de comisión Intera-

mericana de Derechos Humanos. La actual coyuntura demanda no retroceder a

tiempos pretéritos donde estuvimos a punto de sustraemos de la competencia

contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, democracias inci-

pientes como la nuestra exigen una mayor tutela de los derechos y libertades fun-

damentales, en este orden de ideas el sistema de protección internacional de de-

rechos humanos cumple una función de primer orden en el mundo globalizado|

con una reforma constitucional a cuestas, lo único que queda es invocar a los le-

gisladores y a iluminarlos a que repongan el estado de cosas anterior a la dación

de la Constitución de 1993, a fin de reivindicar nuestra cultura abolicionista.

4.2.1 Argumentos Retencioncitas

La pena de muerte sigue aún latente en los pensamientos de los pensadores pan-

dectistas y mantiene su vigencia normativa en algunas legislaciones comparadas

Los motivos que suelen manifestar quienes pretenden retener esta sanción "pue-

den reducir -como apunta BERISTAIN- a tres capítulos principales: la autoridad, la

teoría y la experiencia. Desde las épocas salvajistas de la humanidad y barbári-

cas. Los conflictos sociales eran solucionados vía la justicia compensatoria o justi-

cia del cadí en aquellas comunidades carentes de raciocinio, la valentía y supre-

macía del hombre se lograba mediante la imposición coactiva de la fuerza física, el

despliegue de las fibras musculares era el mecanismo para el sometimiento y

claudicación de los pueblos. La sangre derramada en los campos de batalla signi-

ficaba un trofeo de guerra de singular nominación y la obtención de la tierra como

el más fecundo sinónimo de poder. La vida del hombre no era un valor o un dere-

cho subjetivo merecedor de respeto y de reconocimiento, pues la victoria bélica

otorgaba la potestad al triunfador de decidir por la vida o muerte de los vencidos.

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Page 25: La Pena de Muerte a Favor

Luego, centurias posteriores la constitución del Imperio Romano significó el reco-

nocimiento del derecho de disponer de la vida humana, el esclavo y su familia

eran considerados como una especie de res nullius, como un objeto en las manos

de su amo o señor, el cual podía dar muerte a su libre arbitrio. Estas fueron las

primeras manifestaciones de la pena de muerte, que más tarde encontró eco en

teólogos como SANTO TOMAS, que señalaba: del mismo modo que el cirujano

debe amputar el brazo para impedir que la infección contagie al resto del organis-

mo, así también se debe eliminar al delincuente -miembro corrompido- para evitar

que se extienda a todo el organismo que es la sociedad, como si el ser humano

fuera un elemento orgánico que sin más puede ser eliminado para proteger a los

demás asociados. De esta forma, el individúo es utilizado para fines ajenos a su

propia existencia, para preservar la moral y la ética de una sociedad, como si el

penado fuese un elemento cancerígeno no susceptible de ser corregido, así la cu-

ración pareciese ser más grave que la enfermedad i pues, la eliminación del des-

viado lo único que va a propiciar son mayores focos de conflicto social en razón de

los márgenes de resentimiento y de vindicta que elloocasionaría .

A favor también se alega, la existencia inmemorial de la pena de muerte en la le-

gislación de todos los países y la baratura de tan expeditivo procedimiento es,

decir, la apoyatura se basa en los orígenes coincidentes de la humanidad con la

pena de muerte. Es lógico pues, el ser humano desde sus orígenes siempre mani-

festo conductualmente una faz gris y nefasta, la necesidad de eliminar al denomi-

nado- “enemigo" en aras de la supervivencia, y luego el mismo Estado que preten-

de justificar la muerte de un súbdito para preservar el orden social y más tarde la

estabilidad fáctica del ordenamiento jurídico. La historia no puede aquí ser argu-

mento para el presente, no se puede pretender sin más querer justificar la pena de

muer te por los manifiestos inhumanos que caracterizaron a las sociedades de

antaño, la sociedad desde hace ya más de dos siglos va en notable progreso hu-

manista de erradicar las penas infamantes y degradantes, que tienen como máxi-

ma expresión a la pena capital, malsanamente mantenida en algunos Estados

dícese democráticos, como algunos Estados de los Estados Unidos sustentada

fuertemente en una corriente adscrita al “crimen control”.

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Page 26: La Pena de Muerte a Favor

Es dable también suponer que la pena de muerte conduce a una tesis economicis-

ta, como si la vida humana consistiese en una mercadería que puede ser dese-

chada para no propiciar gastos innecesarios. Este argumento histórico no tiene

asidero en orden a evitar la reincidencia delictiva y su sobrevivencia histórica se

refuta -como señala GARCÍA VALDÉS- también lo es que la delincuencia no ha

podido ser erradicada del mundo en más de veinte siglos, y de ahí su palmaria

ineficacia.

Otro argumento, es que la pena de muerte es necesaria por su máxima fuerza pre-

ventiva e intimidatoria respecto a ciertos posibles delincuentes, es decir, por nece-

sidades de retribución, de prevención general o de prevención especial En suma,

los argumentos discurren en apoyaturas nítidamente neorretribucionistas, donde la

eficacia de la sanción capital penetra en el campo del afianzamiento del poder pu-

nitivo -de la simbolización ejemplificativa de extensión comunicativa hacia el colec-

tivo-, en la realización de la justicia como soporte necesario para restablecer el

orden social desestabilizado por los efectos perniciosos del hecho punible y como

una expresión máxima del principio de autoridad, pues la fuerza del derecho es la

fuerza del poder público, pues a un mal se le agrega otro mal que es la muerte,

desde la visión de una justicia compensatoria. Desde un punto de vista de la pre-

vención especial no hay duda alguna -como señala Gracia Martín- sobre la efica-

cia de la pena de muerte, pues evidentemente impide ya a ese sujeto la realiza-

ción de un nuevo delito, un efecto preventivo especial únicamente orientado a un

programa de evitabilidad con cargo a futuro, pero vulneratorio a una resocializa-

ción de carácter individual. Es decir, un programa de prevención especial sosteni-

da bajo el juramento de la protección de la sociedad, que va más allá de la inocui-

zación y que propugna la eliminación del condenado, en un Estado democrático la

función deprevención especial no sólo debe proseguir la protección del conjunto

de la sociedad, sino también facilitar la participación del delincuente en la vida so-

cial (resocialización, reinserción social).

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Page 27: La Pena de Muerte a Favor

Ambas pretensiones prevencioncitas responden a un afán manipulador del Esta-

do, es la expresión de un manifiesto de la autocomprobación ideológica del Estado

que necesita plasmarse por medio de mecanismos de control social de naturaleza

asegurativa, y estos mecanismos se hacen eficaces mediante la anulación com-

pleta del individuo, que neutraliza los motivos delictuales de los demás y que evita

en suma la receptibilidad delictiva. “Quien mediante su obrar antijurídico, desobe-

dece la vigencia fáctica de la norma, pierde el status de ciudadano y como tal se

convierte en un objeto para los fines político-criminales derivados del control de la

criminalidad”. Esta argumentación carece de fundamento racional, pues acude

también a la instrumentalización del hombre por el hombre, a su sometimiento a

fines ajenos a sí mismo, desde la perspectiva kantiana se alude que el individuo

no puede ser usado para finalidades ajenas a su propia naturalezaeliminar física-

mente al penado significa desarraigarlo definitoriamente de la humanidad. Si bien

es cierto que ante delincuentes que revelaron con su obrar antijurídico merecen el

mayor reproche jurídico, de la imposición de una sanción punitiva lo suficiente-

mente severa en proporción al injusto cometido, una pena privativa de libertad lo

suficientemente temporal que colme las exigencias de prevención gene- pero so-

metido también a los principios de humanidad de las penas y de dignidad humana;

la pena de muerte rebasa cualquier baremo proporcional entre relación delito-pe-

na, la eficacia de la pena no depende de su duración temporal sino de la forma de

su ejecución, en concreto de las condiciones sobre las que se desarrolla la vida

carcelaria. La ONU ha declarado desde hace más de una década y lo reafirma

ahora, que no está debidamente probado que la criminalidad grave está conectada

en el marco de influencia con la existencia legal de la pena de muerte . los miem-

bros pertenecientes a organizaciones delictivas que perpetran aquellos delitos

“graves” para nada le infunde temor la amenaza de una sanción tan drástica como

es la pena capital, estructuran aquellos aparatos y estructuras criminales que con-

formando un pacto con el poder político y económico, saben que muy difícilmente

van a ser atrapados por las redes de represión penal.

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Page 28: La Pena de Muerte a Favor

La corrupción que copa las instituciones estaduales, impregna como una vorágine

que arrastra las instituciones públicas, son estos agentes quienes ostentan los

cargos gubernamentales, quienes se sirven de ella para propósitos delictivos y

que fundan una red mafiosa con los intereses de poder, pues al manejar las agen-

cias criminalizadoras se aseguran que la justicia penal no podrá alcanzarlos, en el

marco de un proceso de criminalización selectiva; cit. Así pues, las marcas más

severas de represión penal se manifiestan únicamente en los “Delitos Convencio-

nales", v.gr. robo agravado, secuestro, violación sexual, etc., mas no en los delitos

de corrupción y otros pertenecientes a la criminalidad de alto status socio-econó-

mico, profesamente favorecido en respuestas punitivas benignas.

Aducen también la reducción de la criminalidad mediante los efectos intimida- to-

rios de la pena capital, es decir, el simbolismo normativo de la red de represión,

penal caracterizado por el “terror penal" -propugnado por Feuerbach-. De contra-

motivar mediante la amenaza penal los frenos delictivos, propiciando estímulos de

rechazo a las motivaciones delictivas concurrentes en toda una actividad delibera-

tiva de naturaleza psicologista. Argumento falaz, sociológicamente rebatible ante

una realidad social secuestrada por una emergente criminalidad que viene tenden-

cialmente motivada por circunstancias y motivaciones que no pueden ser combati-

das únicamente por amenazas simbólicas de carácter psicologizantes, más bien

la estrategia punitiva paliativo-represiva produce respuestas confrontativas del de-

lincuente, que muy lejos de disuadirlo lo activa con una mayor energía criminal,

pues se convierte en un reto al cual hay que salir victorioso. Al respecto se ha de-

mostrado estadísticamente que los países en que se ha abolido la pena de muer-

te no han aumentado la comisión de aquellos delitos que anteriormente eran san-

cionados conaquélla . La profusa neocriminalización que significó la dación de los

denominados "delitos agravados" en nada supuso una reducción sustancial de la

criminalidad común en nuestro país, fue la expresión de una funcionalización polí-

tico-criminal' en el combate contra la criminalidad convencional, que más que ren-

dir frutos utilitarios conllevó a posteriori a un cuestionamiento constitucional, que

desembocó en v; la obligación del Estado peruano de permitir que estos agentes

vuelvan a ser procesados bajo los principios informadores del

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Page 29: La Pena de Muerte a Favor

Debido Proceso, es decir, mayores fueron 3 los costes gravosos que sus fines uti-

litarios.

También se aduce que la pena capital es insustituible, porque resulta más efectiva

y economicista que la pena de prisión perpetua, pues extirpa de raíz el efecto cri-

minógeno. Es decir, al delincuente se le elimina físicamente y ya no hay necesidad

de preocuparse en posibles contagios con los demás reclusos y desde un funda-

mento pragmático le cuesta menos al Estado, que ahorra la manutención de un

reo más en la población carcelaria. La pena de muerte es la manifestación más

cruel, de cómo el poder penal estatal pretende encubrir de legitimidad una sanción

que ya de por si se encuentra deslegitimada, en el campo de las justificaciones,

siempre en coyunturas violentas la proclama de la sanción capital va a encontrar

eco y partidarios en una sociedad alterada psíquicamente con los efectos nocivos

del delito, de un ambiente de insostenible inseguridad. La pena de muerte es una

expresión más violenta en relación con la prisión perpetua, aunque ésta última

prolonga el sufrimiento del penado por un tiempo indefinido, pero que aún guarda

un destello de esperanza de que en el futuro pueda producirse una acción de gra-

cia de la justicia penal. En cambio, la pena capital no tiene posibilidad de regreso,

es una sanción definitoria que no puede repararse y devolver la vida a quien se le

privó de aquélla; Así GIMBERNAT Orderg E., Contra la Pena de Muerte, cit., p. 29,

consiste pues en un mal irreparable que ni siquiera podrá encontrar consuelo en

sus familiares con el desembolso que pueda efectuarse con motivo de una indem-

nización de cara a futuro

5. Argumentos a favor de la existencia de la pena de muerte.

A favor de la pena de muerte suele alegarse bien que es una pena justa y moral

(argumento ético), bien que es una pena eficaz para prevenir delitos (argumento

utilitarista), bien el argumento religioso o de autoridad:

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Page 30: La Pena de Muerte a Favor

- Argumentos éticos

La pena de muerte es justa y moral, por los siguientes motivos:

- Justicia

Es la única pena justa para determinados delitos atroces (asesinato, violación de

niños, traición a la patria...), sobre todo los que privan a otros de sus vidas, que

son bienes irreemplazables. Quien a hierro mata, a hierro debe morir.

- Pérdida del derecho a la vida

Quien comete ciertos delitos gravísimos ha roto el contrato social (Rosseau) y no

tiene ya derecho alguno frente a la sociedad que ha sufrido sus crímenes, ni tan

siquiera derecho a la vida ni a la protección de la sociedad, pues quien los comete

ha roto con ello sus lazos con la sociedad.

- Consuelo a las víctimas

Es la única pena que da cierto consuelo o satisfacción a los parientes de los asesi-

nados por el que va a ser ejecutado, que merecen un mejor trato que el que se

vaya a dar al criminal.

- Argumentos utilitaristas

La pena de muerte es la única pena posible o la más eficaz para impedir determi-

nados delitos.

- Prevención general

La pena de muerte previene nuevos delitos, sobre todo cuando es comúnmente

conocida su aplicabilidad y se publicita su aplicación efectiva (con noticias sobre

ejecuciones, ejecuciones públicas, o retransmisiones televisadas)

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Page 31: La Pena de Muerte a Favor

Asusta a los posibles futuros autores de los delitos castigados con ella más eficaz-

mente que otro tipo de penas, previniendo así mejor esos delitos que otros tipos

de pena que infunden menos miedo a los criminales.

- Prevención especial

Además, evita que los criminales ejecutados puedan estar nuevamente en situa-

ción de cometer más delitos, por ejemplo fugándose de la prisión. Determinados

delincuentes encerrados en prisión pueden continuar siendo peligrosos, ya sea

para los demás reclusos o funcionarios de prisiones, ya sea para la población en

general (jefes de bandas terroristas o mafiosas). Mantener a ciertos criminales en

prisión puede estimular a bandas criminales a liberarlos por la fuerza o por méto-

dos extorsivos.

- Menor costo que la prisión perpetua

La pena capital es más barata que mantener encerrado de por vida al criminal

condenado a costa de la sociedad víctima de sus crímenes.

- Estado de necesidad

En situaciones de guerra, en las que el Estado está en un estado de necesidad,

aunque la pena sea extremadamente dura para los delitos por los que se la aplica,

que normalmente no serían merecedores de ella es la única pena eficaz para im-

pedir deserciones, actos de cobardía, traiciones, derrotismo, o contrabando, pues

de otro modo, los autores de tales crímenes podrían preferir la cárcel a arriesgarse

a morir en el campo de batalla, o los traidores podrían esperar ser salvados por el

enemigo si saliera finalmente triunfante. (Este argumento no justifica directamente

la pena de muerte con carácter general, pero la admite o comprende basándose

en una situación de necesidad que hace variar las reglas provisionalmente).

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Page 32: La Pena de Muerte a Favor

- Argumento de autoridad.

Este argumento defiende que, si Dios instituye la pena de muerte, jamás puede

ser llamada injusta. La pena de muerte es aceptada o incluso ordenada por la ma-

yoría de las religiones y la mayoría de la población mundial la apoya. La Biblia, en

el Antiguo Testamento, considera varias ofensas eran merecedoras de la pena

capital: asesinato premeditado, homosexualidad masculina, adulterio, secuestro,

adivinación, idolatría, abusar, desobedecer y maldecir a los padres, incesto, viola-

ciones, etc

5.1 OTROS CRITERIOS A FAVOR DE LA PENA DE MUERTE

Para hacer más entendedor este apartado iremos enumerando las diferentes

ideas:

1) Razón de Justicia: esta idea se sustenta por un lado, por fundamentaciones

religiosas, cuya máxima expresión se encuentra en el Antiguo Testamento, como

puede ser la Ley de Talión: "Vida por vida, ojo por ojo, diente por diente"; También

cabe destacar desde fundamentaciones religiosas, que las penas deben tener

como base la necesidad de expiación. En definitiva, el castigo supremo siempre

ha estado presente en la sociedad.

Por otro lado, se fundamenta en las Teorías Absolutas de la pena, cuya máxima

era la pena justa (puniturquiapeccatumest). Estas teorías se basan en la libertad e

igualdad naturales de todos los hombres. Por lo tanto, cuando un hombre comete

un delito, se ha de retribuir al autor del delito con una pena equivalente al mal que

ha ocasionado.

2) Utilidad Social: A diferencia de las Teorías absolutas, que respondían al interro-

gante de porqué castigar, las Teorías Relativas, responden al de para qué casti-

gar. Precisamente, una de las respuestas a esta pregunta, da fundamentación a la

pena de muerte. Concretamente, dentro de las Teorías relativas, se encuentran

las Teorías de la Prevención General y en concreto de la Prevención General

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Page 33: La Pena de Muerte a Favor

Negativa. Éstas, se basan en la idea de crear ciertas contramotivaciones en los

transgresores potenciales. Es decir, dotan la pena de un carácter disuasorio e inti-

midatoria. Sin duda alguna, si el individuo es racional, y hace un balance sobre las

ventajas y desventajas de cometer un crimen, la pena de muerte, evitaría que el

crimen tuviera beneficio alguno. Sin embargo, como veremos más adelante en las

argumentaciones en contra, esto no ha sido aún demostrado.

3) Ejercicio de la legítima Defensa: esta argumentación se basa en la idea de que

el sujeto, víctima del delito, no ha podido ejercer su Derecho a la Legítima defen-

sa, y por lo tanto, es la sociedad quien debe llevarla a cabo. La pena de muerte,

sería pues, un asesinato en legítima defensa. Esta idea se resume bien con la

cuestión planteada por Jacques Légaré en un ejemplo de disertación filosófica so-

bre la pena de muerte: "En plus, si nousacceptons la légitimedéfensequinous ex-

cuse de tuernotreagresseur, pourquoirefuserions-nous le mêmedroitau tribunal

quireprésente la sociététoutentière?".

4) Miedo a la fuga o a la reincidencia: este sentimiento de pánico y temor, conlle-

va, apoyar la pena de muerte, puesto que si el sujeto delincuente consiguiera es-

capar del control penitenciario, podría cometer los mismos delitos. Este tipo de

argumentación fue utilizada por las teorías positivistas, especialmente por Lombro-

so. Cabe recordar que en la tipología de delincuentes de este autor, introdujo la

del delincuente nato, el cual padecía de algún tipo de patología. Ello suponía, que

no era posible la resocialización de dicho delincuente, y por lo tanto, la única políti-

ca criminal viable era la eliminación del sujeto.

5) No existe riesgo de sentenciar a un inocente: la existencia de garantías jurídi-

cas, tales como las apelaciones, la revisión obligatoria de la sentencia de muerte,

etc..., impide que sólo se condene a los culpables reales de los hechos delictivos.

No existe pues, riesgo de errores.

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