Las ferias de Cuaresma

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Comentario a las lecturas de las misas

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La Cuaresma

Las ferias de CuaresmaComentario a las lecturas de la misa

05/09/2011Ildefonso Fernndez Caballero

LA CUARESMA, DA A DA Lecturas de las feriasIldefonso Fernndez Caballero Prtico: del Mircoles de Ceniza al sbado siguiente. La estructura de las celebraciones diarias durante la Cuaresma se asemeja ms a la estructura de una sinfona que a la de una composicin literaria. Tiene una tonalidad fundamental que la determinan las celebraciones dominicales: bautismal en el ciclo A del Leccionario, cristolgico en ciclo B y penitencial en el ciclo C. Cada uno de estos matices de los domingos de cada ao alcanza tambin al leccionario fijo de las ferias. Como van surgiendo los motivos musicales en una sinfona, aparecen los temas en el leccionario, dan paso a otros, reaparecen con nuevos timbres y variaciones, no tanto en la lgica de un desarrollo literario como en el desenvolvimiento cclico de las composiciones musicales. Tres grandes temas se tratan a los largo de las semanas: la conversin y la oracin autntica, el perdn condicionado por nuestro perdn, la renovacin de la persona y el don de la vida nueva mediante la pasin y resurreccin de Cristo. En la semana del Mircoles de Ceniza se inician los temas que aparecern durante todo el tiempo de la Cuaresma. El Mircoles de Ceniza. A todos perdonas, porque son tuyos, Seor, amigo de la vida. El mircoles de la bendicin e imposicin de la ceniza es significativo que, ya desde la antfona de entrada, nos dirijamos al Seor como amigo de la vida. En el comienzo de la Cuaresma los cristianos somos interpelados, como creyentes en Dios Creador y Padre fuente y amante de la vida (Salmo11, 16), sobre nuestro compromiso tico en relacin con la vida humana, la nuestra y la de los dems. En un momento de amenaza proveniente de la cultura de la muerte, resuena enrgica la llamada de Juan Pablo II en la encclica Evangelium Vitae (n. 5): Respeta, defiende ama y sirve a la vida, a toda vida humana! Slo por este camino encontrars justicia, desarrollo, libertad verdadera, paz y felicidad. La imposicin de la ceniza y toda la cuaresma tienden hacia la Pascua y a la vida. Segn la primera lectura (Joel 2, 12-18), personal y comunitariamente hemos de recorrer el camino que se nos propone: convocad la reunin, convocad al pueblo, santificad la asamblea. Somos llamados hombres y mujeres, adultos jvenes y nios; la renovacin ha de alcanzar a personas y a estructuras familiares y eclesiales: esposos y esposas, con especial llamada a los sacerdotes por su responsabilidad en el pueblo de Dios. Desde la perspectiva de esta lectura, la Cuaresma es un retiro de toda la Iglesia. La convocatoria a participar en ella va dirigida a parroquias y comunidades eclesiales religiosas o laicales, movimientos de toda condicin, cofradas y cristianos de todas clases. La segunda lectura (Cor. 5, 20-62), en el contexto de la celebracin, acenta un aspecto importante de la Cuaresma como tiempo de gracia: nuestra renovacin no se consigue tanto a fuerza de puos en una especie de pelagianismo asctico, cuanto en someternos humildemente a la iniciativa divina. Dejaos reconciliar por Dios. Es l quien toma la iniciativa para renovarnos en las acciones litrgicas de estos sacramentos cuaresmales. La sagrada Liturgia, al mismo tiempo que glorifica a Dios santifica a quienes participan en ella. De aqu la preeminencia de las acciones sacramentales de la cuaresma sobre cualesquiera otras manifestaciones de religiosidad popular. Respuesta al Salmo: Misericordia, Seor: hemos pecado El Evangelio (Mt 6, 1-6. 16-18) centra la que podramos llamar revisin de vida en tres aspectos fundamentales. Autenticidad de la dimensin religiosa: el culto, la oracin no deben ponerse al servicio de intereses personales o sociales, ya sean econmicos o polticos. Reza a tu Padre que ve en lo escondido. Autenticidad de la dimensin fraterna: no domines a los dems, sino comparte con ellos y srvelos. Deja amplios espacios a la gratuidad, y tu Padre, que ve en lo secreto te lo pagar. Autenticidad en la relacin consigo mismo: no es posible ser cristiano sin la forma de ayuno que supone el dominio de s. Ayuno de egosmo, ayuno de imposiciones y opresiones, recortes al afn de disfrutar. En esta poca en que no acabamos de salir de la crisis econmica es una buena forma de ayuno contentarse con lo que se tiene y no caer en desequilibrios y desalientos cuando haya que renunciar a algo. Jueves despus de Ceniza: Encomienda a Dios tus afanes. Primera lectura: Deuteronomio 30, 15-20. Tambin a nosotros, como a Israel y a todo ser libre, nos corresponde elegir entre vida y bien o muerte y mal. La Cuaresma nos sita ante el Seor. La repeticin del hoy en este texto del Deuteronomio invita a pensar en una ceremonia litrgica en la que hay que adoptar decisiones. El ejercicio verdadero de la libertad consiste en elegir lo que es bueno para s y para los otros, lo justo, lo verdadero, lo que agrada a Dios (cf. Rom 12, 4; Flp 4, 8). En el contexto cultual, la vida se entiende como aproximacin a Dios; la muerte como alejamiento de l. Amar al Seor, guardar sus preceptos, estar en comunin con l es vida. Alejarse de l es perecer sin remedio. En nuestro tiempo de prdida del sentido religioso no suele aceptarse la conexin entre corrupcin moral y el aumento de la violencia y de deterioro de la convivencia. Pero basta la luz de la razn para descubrir que la falta de moral es caldo de cultivo para toda clase de violencia y de delito, y hasta los economistas reconocen que sin justicia y sin verdad no puede haber sociedad fiable y prspera. Respuesta al Salmo: Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Seor Evangelio Lc 9, 22-25. Desde el comienzo de la Cuaresma aparecen la pasin, la cruz y la resurreccin en la perspectiva de Jess, y una invitacin a todos a seguirle por ese camino. Con el ttulo de Hijo de hombre, Jess descarta una interpretacin inmediatamente gloriosa de su condicin mesinica. Con el anuncio de la pasin y la ejecucin, evoca una lectura de su mesianismo en el sentido del Siervo del Seor (Is 40-55), que sirve de norma para el seguimiento y el discipulado. La cruz es el camino del cristiano como lo fue el de Jess. No slo en las grandes ocasiones, como las de la persecucin y el martirio, sino cada da, es decir, como actitud permanente de la existencia cristiana. Y lo es de tal manera que de esa actitud depende ganar el futuro o perderlo, alcanzar la vida o no llegar a ella. Viernes despus de Ceniza: Escucha, Seor, ten piedad de m; socrreme. Primera lectura: Isaas 58, 1-9a. La liturgia retoma el motivo del ayuno, iniciado ayer. El ayuno era una prctica religiosa popular y tradicional en Israel. Pero eso no la sustrae de la revisin, no la hace intocable. El Seor ordena al profeta que denuncie esta prctica religiosa porque se ha vaciado de su sentido genuino y de sus exigencias ms profundas. Y, obedeciendo a Dios antes que a los hombres, asume la impopularidad que pueda reportarle proclamar ante el pueblo y contra la rutina comn una palabra crtica a propsito de costumbres que aparecan tan ligadas a la religin. Esto invita a preguntarnos: Son intocables nuestras prcticas religiosas, o tambin ellas deben ser sometidas a discernimiento en la Cuaresma? Si la Iglesia misma se pone durante el tiempo cuaresmal en estado de reforma cmo no han de enjuiciarse a la luz del Evangelio los comportamientos poco cristianos que se introducen en las prcticas religiosas? En contraposicin a una manera formalista y meramente ritual de la prctica del ayuno, el Seor manifiesta cual es su sentido verdadero: liberacin de la opresin y la tirana, dar de comer al hambriento, vestir al desnudo y evitar la violencia, la maledicencia y la calumnia. El ayuno verdadero, como todas las prcticas religiosas verdaderas, trasciende el mbito individual y alcanza el mbito social. La cuaresma descubre a los cristianos que la relacin de Dios con el hombre exige de ste comprometerse en la transformacin de la sociedad. Respuesta al Salmo: Un corazn quebrantado y humillado, t no lo desprecias. Evangelio: Mt 9, 14-15. Anteriormente, en Mt 6,1, se establece un principio general para el comportamiento del cristiano: los que han acogido el Reino deben hacer la voluntad del Padre sin alardes ni ostentaciones. Este principio mantiene su validez aqu, en el caso concreto del ayuno. La prctica del ayuno no es un absoluto: los discpulos ahora no ayunan porque la alegra de la presencia de Jess -el novio- lo impide. Despus, cuando el novio les sea arrebatado -la cruz del Viernes santo aparece en el horizonte- tendrn ocasin de ayunar privndose de muchas cosas. Pero lo harn en lo escondido con el estilo del nuevo Reino. Sbado despus de ceniza: Respndeme, Seor, con la bondad de tu gracia; por tu gran compasin vulvete hacia m. Primera lectura: Is 58, 9b-14. El sbado es el da del reposo, consagrado en Israel a la gloria de su Seor. Es el Seor el descanso y la delicia de su pueblo; el pueblo tiene en el sbado el signo de la presencia de su Seor. El sbado, sin embargo, como la oracin, el ayuno y la limosna, ha de ser sometido a revisin. Tambin el sbado, como las otras prcticas religiosas, es valioso a condicin de que se practique desterrando la violencia, compartiendo el pan con el indigente y saciando el estmago del hambriento. Jess, en la misma lnea del profeta, no rechaz la ley del sbado sino que la observ. Pero no dej de enfrentarse contra las absolutizaciones que se hacan de ella. Declar que el sbado est hecho para el hombre, y no el hombre para el sbado; y al decir que l es el Seor del sbado puso por encima de la ley del sbado la de la caridad. Culto a Dios, ejercicio de la caridad y promocin de la justicia son inseparables. Respuesta al Salmo: Ensame Seor tu camino, para que siga tu verdad. Evangelio: Lc 5, 27-32. En este primer sbado de cuaresma Jess nos invita a seguirle: el descanso del cristiano est en dejar todo lo que se opone a su condicin de bautizado, levantarse y seguir a Jess. La aparente contradiccin entre ponerse en camino y descanso religioso se resuelve en el acorde armnico de una alusin eucarstica. Lev ofreci en honor de Jess un gran banquete en su casa y estaban a la mesa con ellos un gran nmero de recaudadores y otros. El descanso dominical del cristiano est en funcin de la mesa donde participa de la comida con Jess, que no ha venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan. Conversin, comida eucarstica con Jess y ejercicio de la caridad dan sentido al domingo, da del descanso cristiano.

Ferias de la Primera Semana de Cuaresma.

Un denominador comn a las celebraciones cuaresmales de esta semana es la relacin entre el amor al prjimo y la conversin. Dos dimensiones inseparables de la vida cristiana cuya revisin se nos propone en estos das.

Lunes.

Primera lectura: Lev 19, 1-18. Justicia para con el prjimo.

El primer grado de amor al prjimo es practicar la justicia, dando a cada uno lo que le corresponde por ser suyo. En esto consiste primeramente el amor. La justicia procede de la firme voluntad de dar a Dios lo que es de Dios y al prjimo lo que le es debido. Y aun cuando de puro evidente parezca una simpleza, no hay ms que ver la acumulacin de bienes en unos y la miseria de otros, en todo el mundo, para advertir que este primer grado del amor no es tan fcil de llevar a la prctica.En el momento presente sigue habiendo hombres que mueren a causa de acciones violentas e injustas de otros y los hay que matan respondiendo a la violencia con otra violencia mayor y desproporcionada; hay quienes creen reparar injusticias pretritas mediante acciones de terrorismo o quienes mantienen situaciones de terror y causan la muerte en regmenes revolucionarios y dictatoriales.La justicia resulta particularmente importante en el contexto actual, en el que el valor de la persona, de su dignidad y de sus derechos, a pesar de las proclamaciones de buenos propsitos, est seriamente amenazado por la difundida tendencia a recurrir exclusivamente a los criterios de la utilidad y del tener (cf. Compendio de la Doc. Social de la Iglesia de la I. nn.201 y 202).

Respuesta al Salmo:Tus palabras, Seor, son espritu y son vida.

Evangelio: Mt 25, 31-46. Lo que hicisteis a uno de los mos...

En la visin de Mateo, la venida de Jess ser ante todo un acto de discernimiento, en el que aparecern las consecuencias de los distintos comportamientos. Se manifestar con claridad la distincin entre trigo y cizaa, entre los peces buenos y malos, entre el criado fiel y el negligente, entre las jvenes previsoras y las descuidadas y entre los criados leales y los desleales a su seor. Ahora se termina la seccin de parbolas del evangelio con la impresionante escena del juicio final. Se trata de una enseanza importante que el evangelista quiere transmitir a su comunidad porque la descripcin de juicio final cierra las parbolas precedentes y se sita en primer plano. Resulta sorprendente y llamativo el criterio que se utiliza en este juicio. En l lo decisivo es la actitud de amor o indiferencia hacia los hermanos ms pequeos de Jess que se encuentran en una situacin de extrema necesidad: hambrientos, sedientos, forasteros, desnudos, enfermos y encarcelados. Pero es ms sorprendente an, que la razn ltima del discernimiento se motive en la solidaridad que existe entre estos pequeos y Jess: lo que se hace con ellos, se hace con Jess.

Martes.

Primera lectura: Is 55, 10-11. La Palabra de Dios realiza lo que quiere: la conversin.

La Palabra de Dios es un medio de salvacin. Realiza lo que l quiere. Dios crea el mundo con la palabra, con ella establece la ley que rige a su pueblo, por medio de la palabra dirige la historia hacia los objetivos que se ha propuesto. El dinamismo de la Palabra se debe a la estrecha relacin que tiene con quien la pronuncia. La Palabra de Dios, tal como nos la presenta el Antiguo Testamento, es Dios mismo en cuanto que realiza algo fuera de s, en cuanto que crea y se dirige al hombre para comunicarle su voluntad. La Palabra de Dios realiza la conversin, tiende a provocar el encuentro entre quien habla y quien escucha.La Palabra de Dios, encarnada en Cristo, se hace verdad de manera privilegiada en la accin litrgica. En la Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo, la Palabra de Dios sigue estando presente entre nosotros y hablndonos actualmente. La relacin entre la Palabra de Dios y la liturgia seala el medio normal con que han sido producidos los textos sagrados y han llegado hasta nosotros como portadores de gracia y de salvacin. "En efecto, la Iglesia siempre ha sido consciente de que, en el acto litrgico, la Palabra de Dios va acompaada por la ntima accin del Espritu Santo, que la hace operante en el corazn de los fieles". (Verbum Domini n. 52)La Palabra de Dios tiene un puesto absolutamente central en la Iglesia y en la vida del cristiano. Ella, sobre todo en la accin litrgica, constituye el mtodo por excelencia para una espiritualidad que aspire a ser eclesial.

Respuesta al salmo:Cuando uno grita, el Seor lo escucha y lo libra de sus angustias.

Evangelio: Mt 6, 7-15. Que se haga la voluntad de Dios. Perdnanos, perdonamos.

A la palabra que Dios nos dirige respondemos con la oracin. Tenemos en el evangelio de hoy una catequesis sobre la oracin cristiana; est compuesta por una introduccin sobre la forma de orar, a continuacin el Padrenuestro, y una conclusin en la que se resalta la importancia del perdn.La instruccin previa al Padrenuestro subraya la peculiaridad de la oracin cristiana. En el contexto de la Cuaresma se nos invita a purificar todo aquello en lo que nuestra forma de orar se haya desviado de su fin: la oracin no puede derivar, como ocurra entre los fariseos, en ocasin de ostentacin y lucimiento, ni, como para los paganos, en un rito externo y repetitivo. La oracin del cristiano ha de establecer una relacin ntima con el Padre, en un clima de abandono y confianza.Los cristianos hemos de orar como Jess, cuyo estilo de oracin se halla condensado en el Padrenuestro. La oracin que Jess nos ense tiene dos partes. En la primera, el que ora dirige su mirada a Dios (tu nombre... tu reino... tu voluntad).En la segunda esa misma mirada se vuelve sobre nosotros mismos y sobre lo que necesitamos para vivir como discpulos de Jess (nuestro pan... nuestras ofensas... no nos dejes caer en la tentacin...lbranos del maligno).En el comentario final, el evangelio insiste en la necesidad del perdn mutuo, ya expresada en el mismo Padrenuestro. El perdn es fundamental para la vida comunitaria cristiana y para la convivencia social, en general. Nadie puede suplicar perdn a Dios si no est abierto a perdonar a los dems.

Mircoles: No poner lmites al amor misericordioso del Seor.

Primera lectura: Jon 3, 1-10. El signo de Jons y la conversin de los ninivitas.

En contraste con la reticencia de Jons, que predica en Nnive despus de haberse resistido, aparece un resultado extraordinario: la conversin en masa de la ciudad y las manifestaciones penitenciales de los ninivitas. La Nnive convertida del relato parablico del libro de Jons aporta elementos valiossimos: la posibilidad de conversin de los enemigos opresores y la aceptacin por parte de Israel de que Dios sea misericordioso con ellos. Tambin Nnive, la ciudad cruel y opresora. es objeto del amor y de la misericordia del Seor. Jons, an a su pesar, es signo del amor y de la misericordia de Dios para los ninivitas.Nuestra sociedad sufre una profunda crisis religiosa, una crisis de conciencia y de vida moral. Son muchas las voces que aseguran que est moralmente enferma. Casi todo se considera como indiferente, relativo, discutible y discutido. A pesar de la dificultad, no podemos sustraernos, como Jons, a ser un signo del amor y de la misericordia de Dios para los hombres de nuestro tiempo. No todo es negativo, porque Dios no abandona al hombre. Y porque tambin hay valores autnticos en los incrdulos. Todos en la Iglesia tenemos la misin, ms urgente cuanto ms necesaria, de evangelizar y de colaborar en la revitalizacin moral de la sociedad. Y lo ms importante es que llevemos en medio de este mundo una vida digna del Evangelio de Cristo.

Respuesta al salmo:Un corazn quebrantado y humillado, tu no lo desprecias.

Evangelio: Lc 11, 29-32. El signo del Hijo del hombre.

El gran signo del Reino es Jess y su predicacin. Jess no nos ensea una teora, sino que nos ofrece su propia vida como ejemplo, como experiencia que merece la pena vivir. En cuanto cristianos, es muy importante reconocer que, aunque avancen, como es de desear, las ciencias y la tcnica y aunque cambien las modas y los comportamientos, seguir siendo vlido el principio de que en Cristo, en su vida y en su mensaje, se encierra el secreto de la felicidad del hombre y del verdadero progreso de la sociedad. La intencin de Lucas en este pasaje, a diferencia del texto paralelo de Mateo, no apunta al hecho de la resurreccin de Jess, aludida en los tres das que permaneci Jons en el vientre del pez. Lucas se fija, ms bien, en la predicacin y la sabidura de Jess. se es el signo que Dios da a aquella generacin que busca en lo maravilloso la presencia de Dios. En Jess se nos revela alguien que es ms grande que Salomn o que Jons. No tenemos que preguntar por otro signo que su persona y su predicacin para convertirnos. La llamada a la conversin es ms apremiante para los que somos miembros de la Iglesia. Ella manifiesta a Cristo. Pero, como dice el Concilio Vaticano II, el remedio para el rechazo de Cristo y de Dios hay que buscarlo en la exposicin adecuada de la doctrina y en la integridad de vida de la Iglesia y de sus miembros. A la Iglesia toca hacer presentes y como visibles a Dios Padre y a su Hijo encarnado con la continua renovacin y purificacin propias bajo la gua del Espritu Santo. Esto se logra principalmente con el testimonio de una fe viva y adulta, educada para poder percibir con lucidez las dificultades y poderlas vencer. Numerosos mrtires dieron y dan preclaro testimonio de esta fe, la cual debe manifestar su fecundidad imbuyendo toda la vida, incluso la profana, de los creyentes, e impulsndolos a la justicia y al amor, sobre todo respecto al necesitado. Mucho contribuye, finalmente, a esta manifestacin de la presencia de Dios el amor fraterno de los fieles que, con espritu unnime, colaboran en la fe del Evangelio y se alzan como signo de unidad (GS 21).

Jueves. Renovar la fe en la oracin.

Primera Lectura: Est 14, 1...14. El nico apoyo es el Seor.

Ester es como un icono de toda persona que reza verdaderamente. En primer lugar, porque expresa su fe en un Dios personal, vivo. No habla a una cosa, a una idea o a una fuerza impersonal. Se dirige al Dios de Israel, habla a Dios, dndole un ttulo personal, Seor de la Alianza, que conoce, ama a su pueblo y escucha a quienes le suplican.Porque, adems, manifiesta su fe en que Dios est presente y acta en su pueblo. Escogi a Israel, lo hizo su heredad propia y perpetua, y mantiene su fidelidad en el cumplimiento de las promesas.Finalmente, porque pone su confianza en que Dios, que habl a su pueblo, lo escuch y actu en su favor, tambin escuchar ahora la oracin de quien se dirige a l suplicndole desde la debilidad.All donde se hace oracin con fe viva en Dios y en su presencia activa, con confianza en l, el Seor atiende, se muestra auxiliando en la tribulacin, e infunde valor para afrontar las situaciones difciles, como fueron las de Ester, ante las cuales nos sentimos dbiles.Hay en la oracin de Ester un aspecto especialmente digno de destacar en este tiempo de Cuaresma. Ella sabe ver la relacin de causa a efecto entre el pecado de su pueblo y la situacin de desgracia que le aflige: Hemos pecado contra ti, por eso nos entregaste a los enemigos. Hoy, como siempre, se intenta escapar de las leyes inscritas en el corazn del hombre, pero cuando el hombre intenta desvincularse de toda norma moral, termina volvindose prisionero de su propia arbitrariedad y esclavo de grandes servidumbres que llegan a destruirle. El reconocimiento del pecado como origen de otros males y la peticin de perdn preparan para recibir la liberacin.

Respuesta al salmo:Cuando te invoqu me escuchaste, Seor.

Evangelio: Mt 7, 7-12. Pedir para recibir.

Los tres imperativos con que se abre la instruccin de Jess a sus discpulos sobre la oracin: pedid, buscad, llamad, expresaban, ya en el judasmo, el anhelo de Dios y la confianza en su providencia. Jess utiliza estas expresiones para ensear a sus discpulos que la oracin hace posible un estilo de vida en absoluta dependencia de Dios. La oracin que Jess ensea va dirigida a vuestro Padre del cielo. La oracin sincera de los hombres de todos los tiempos, y la de los israelitas que, como Ester, se dirigen a Dios de todo corazn, alcanzan su culminacin en la oracin de Cristo, el cual llama Padre a Dios omnipotente de forma enteramente singular. Cuando Jess se dirige a Dios como Abba, Padre, lo hace como a su Padre. Pero nos invita a dirigirnos tambin a l, de manera similar, como Padre nuestro. Y nos atrevemos a hacerlo as, fieles a la recomendacin del Salvador y siguiendo su divina enseanza. No ignoramos ni olvidamos que el Padre est en los cielos, es decir, que tratamos con un Dios santo mientras que nosotros somos criaturas, lamentablemente pecadoras: Pues si vosotros, que sois malos.... Cuanto ms conscientes somos de nuestro pecado tanto mayor ser nuestro arrepentimiento, pero tambin han de acrecentarse nuestra gratitud, la alegra de sabernos perdonados, y la perseverancia y fidelidad en la oracin.Las palabras finales de la instruccin del evangelio de hoy: Tratad a los dems como queris que ellos os traten a vosotros, son una regla de oro para el comportamiento cristiano. En el contexto de la enseanza sobre la oracin, se nos recuerda que, aun cuando al orar cada uno de nosotros se sita ante Dios con un nombre nico e irrepetible, debemos sentirnos en solidaridad con todos los dems hijos de Dios. El himno de Laudes de los sbados de las segundas semanas del salterio expresa bellamente la solidaridad en nuestra oracin con Cristo y los hermanos.Padre nuestro, Padre de todos,lbrame del orgullo de estar solo.No vengo a la soledadcuando vengo a la oracin,pues s que estando contigocon mis hermanos estoy;y s que estando con ellos,tu ests en medio, Seor.

Viernes:Reconciliacin con Dios y con los hermanos.

Primera lectura: Ez 18, 21-28.

La afirmacin de que Dios quiere que el pecador se convierta y viva da sentido a toda le lectura proftica. Dios, inaccesible en s mismo, est presente en el mundo a travs de su gloria. Esta gloria aparece descrita en Ezequiel como una realidad luminosa que se manifiesta, sobre todo, cuando el hombre arrepentido acepta la liberacin ofrecida por Dios. Cada vez que un pecador se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, ciertamente vivir y no morir. Y el hombre vivo es manifestacin de la gloria de Dios. Ezequiel insiste en que la misericordia de Dios atraviesa la historia sin termino, por mil generaciones. Dios ofrece siempre un nuevo comienzo, una nueva llamada para reemprender la edificacin de la nueva comunidad de Israel. Por difciles que aparezcan las circunstancias, es posible, con la ayuda de Dios, romper la cadena que nos ata al pasado y comprometernos a rehacer el futuro.Sobre este trasfondo de confianza en Dios no nos sentimos abrumados bajo el peso de la responsabilidad personal e histrica de que tambin nos habla el profeta.Cuando una persona recibe un encargo, o una funcin o misin, se dice que es responsable del mismo. La responsabilidad se deriva pues, en ltimo trmino, de aquel que confiere el encargo. Y se orienta a la respuesta que aquel sobre quien recae la responsabilidad ha de dar, mediante la realizacin de la tarea encomendada.Somos responsables ante Dios en cuanto nos llama a colaborar con l en el cuidado de nosotros mismos como criaturas suyas y en la acogida a todos los seres creados que ha confiado tambin a nuestros cuidados. El respeto al hombre va unido al respeto a la naturaleza y el respeto a la naturaleza alcanza su culminacin en el respeto al hombre.Por otra parte, adems de la responsabilidad sobre la creacin, hemos recibido una llamada de Dios a colaborar con l en la Historia de la Salvacin y a renovar constantemente la Iglesia, comunidad de la nueva y definitiva Alianza.A pesar de la dificultades y de los inevitables condicionamientos, podemos y debemos confiar en que Dios nos asista en nuestras responsabilidades con respecto al mundo y a la Iglesia.

Respuesta al salmo: Si llevas cuenta de los delitos, Seor, quin podr resistir?

Evangelio: Mt 5, 20-26. Convertirse supone reconciliarse con los hermanos.

El nuevo estilo de vida al que hemos de convertirnos no se basa exclusivamente en el cumplimiento externo de la ley sino en renovar nuestras ms profundas actitudes. Lo que Jess propone es: sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto (Mt 5, 48). sta es la medida en la aplicacin de la ley y los profetas.En el evangelio de hoy se proponen algunas aplicaciones prcticas de la enseanza de Jess, referidas al mbito de las relaciones fraternas. El precepto no matars tiene mayor alcance que el de dar muerte fsica. La tensin de los enfrentamientos, los insultos, las descalificaciones, son otras tantas formas sutiles de matar. Cuando Jess acenta la gravedad de los castigos a estos comportamientos, trata de hacernos comprender que los gestos amenazadores y violentos son el comienzo de violencias mayores.Con otro ejemplo referido al culto, insiste en la necesidad y la urgencia del perdn mutuo. La reconciliacin es condicin necesaria para participar en la ofrenda cultual. Sin reconciliacin con los hermanos no es posible la reconciliacin con Dios. Para vivir unidos a Dios hay que vivir en unin con los hermanos.

Sbado: Corresponder a la eleccin.

Primera lectura:Dt 26, 16-19. Ser el pueblo santo del Seor..

Al trmino de la primera semana de Cuaresma cada generacin cristiana, como cada generacin de israelitas en la poca de la Antigua Alianza, est llamada a dar testimonio de las intervenciones que Dios, con gestos y palabras, realiza en ella. Hoy te manda el Seor. Hoy te has comprometido con el Seor. Hoy el Seor te compromete. La proclamacin de esta lectura interpela hoy a los que participan en la accin litrgica.La frmula de alianza que se contiene en el texto expresa el amor de Dios a Israel y el amor que ste, a su vez, debe a Dios. El amor mutuo se sella con un pacto recproco: Dios adquiere la obligacin de ser el Dios de Israel e Israel por su parte adquiere tres compromisos: seguir los caminos que Dios le marque, guardar las leyes y escuchar la voz del Seor. En un segundo momento, versculos 18 y siguientes, es Dios quien asume tres compromisos: hacer de Israel su posesin particular, colocarlo por encima de las naciones y constituirlo como su pueblo santo, mientras que Israel asume uno: obedecer los mandatos del Seor.En este pacto, no obstante la manifiesta desigualdad de los participantes, el amor de Dios y su libre eleccin eleva a Israel al rango de interlocutor, tambin libre y responsable , de su Seor.La Iglesia de la nueva alianza, como veremos a continuacin en el Evangelio, ha sido llamada y consagrada para dar testimonio del amor de Dios ante todos los pueblos de la tierra.

Respuesta al salmo:Dichoso el que camina en la voluntad del Seor.

Evangelio. Mt 5, 43- 48 La Iglesia nuevo pueblo de Dios.

La Iglesia, en el evangelio de San Mateo, es el pueblo congregado por Jess. Es la verdadera descendencia de Abrahn, heredera de la misin del antiguo Israel. Jess dirigi su buena noticia, en primer lugar, a Israel anuncindole que lleg el tiempo en que el pueblo de la Alianza haba de llevar la salvacin a todas las naciones. Israel rechaza a Jess y su mensaje. Como consecuencia de este rechazo Jess convoca un nuevo pueblo, el autntico Israel, cuya misin consistir en hacer llegar la buena noticia a todos lo hombres. Los que pertenecen a esta nueva comunidad deben poner en prctica la voluntad del Padre que est en el cielo.En el comentario al Evangelio de ayer, veamos cmo las aplicaciones concretas de la propuesta de Jess en el mbito de las relaciones fraternas se sustentaban en el principio que aparece en este sbado:Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto. Jess quiere que vivamos en todo segn el modelo que tenemos en Dios, el cual no pone topes ni barreras al amor.Es sta una de las enseanzas ms novedosas y revolucionarias del evangelio. La motivacin del amor cristiano es el mismo amor de Dios que no se circunscribe a los ms cercanos, sino que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. As, amar y hacer el bien a todos, incluso a los enemigos, ser el distintivo de los discpulos de Jess.El ideal de ser perfecto, como el Padre celestial es perfecto, no puede alcanzarse con el slo esfuerzo del creyente. El mismo Jess es el camino por el que progresivamente transita el discpulo, alentado y sostenido por la fuerza del Espritu.
Ferias de la Segunda Semana de Cuaresma.

En esta segunda semana aparecen nuevamente temas que corresponden a la dimensin penitencial de la Cuaresma: el pecado y su perdn (lunes, martes y sbado); la conversin como interiorizacin de los verdaderos valores (jueves); y se destaca la dimensin pascual introduciendo los anuncios de la Pasin.

Lunes: Perdonar como Dios perdona para ser perdonados.

Primera lectura: Dn 9, 4b-10. Hemos pecado, hemos cometido crmenes y delitos.

La oracin de Daniel pertenece al gnero de oraciones penitenciales frecuentes en ste y en otros libros del Antiguo Testamento. El texto litrgico recoge hoy la primera parte de la oracin de Daniel en la que alterna la confesin del pecado del pueblo con el reconocimiento de que Dios es inocente en relacin con los males que padece aqul. La causa del destierro, la dispersin de los judos y la ruina hay que buscarla en la transgresin de la ley de Moiss y en que los israelitas no han querido prestar atencin a lo que Dios hablaba a travs de los profetas.Nos cuesta reconocer el pecado en el origen de nuestros males. El pecado, afirma Pablo VI, (28 de marzo de 1973), es un tema se puede decir- antiptico, como son las enfermedades y las desgracias en la vida del hombre; pero tema inevitable, y muy importante, ya que de l depende nuestro ser cristiano y nuestro destino eterno. La observacin de la sociedad actual nos lleva a constatar que el pecado sufre una especie de destierro en la experiencia espiritual de un nmero considerable de personas, no slo de los que se declaran incrdulos sino tambin de los creyentes.La cultura dominante trata de legitimar todas las conductas. An ms, la misma idea del pecado y su correspondiente sentimiento de culpa son considerados como un obstculo al ejercicio de la autonoma y de la libertad.Sin embargo, el desmantelamiento moral repercute nocivamente no slo en el individuo sino tambin en la sociedad: la crisis del valor de la verdad en los medios de comunicacin social, la utilizacin del poder poltico en beneficio de quienes lo ejercen, la desmesurada exaltacin del dinero, la inseguridad jurdica, la injusticia en las relaciones econmicas, la violencia domstica en todas sus formas, aborto incluido, y las distintas formas de terrorismo son otros tantos sntomas de una sociedad enferma que padece la ausencia de valores morales.Aunque nos cueste reconocerlo, el pecado est en la raz de muchas calamidades que sobrevienen a los pueblos.Por eso, reconocer el pecado y volverse al Seor Dios nuestro es el punto de partida para la regeneracin individual y social.

Respuesta al salmo:Seor, no nos trates como merecen nuestros pecados.

Evangelio: Lc 6, 36-38. Perdonar para ser perdonados.

En el martes de la primera semana, el evangelio segn san Mateo ((6,7-15) insista en que nadie puede suplicar perdn a Dios si no est abierto a perdonar a los dems.Hoy, el evangelio segn san Lucas acenta los aspectos sociales del reino ya presente en la persona, la predicacin y la accin de Jess. Para recrear una sociedad nueva hay que adoptar el comportamiento misericordioso de Dios. La comunidad cristiana se encuentra en una especial relacin con Dios. Los pertenecientes al Reino son sus hijos. Dios es vuestro Padre (v 36). Esta especial relacin de hijos engendra una nueva forma de comportamiento con los dems, que tambin tienen vocacin de hijos de Dios. Los cristianos han sido transformados en la totalidad de la persona: pensamientos, sentimientos, palabras y acciones.El amor caracterstico de los discpulos de Jess se entiende, ms que como un sentimiento, como una accin a realizar, una tarea a cumplir. La accin de perdonar es un aspecto de esta tarea propia de quien es hijo de un Padre que perdona.Cuando Jess dice no juzguis y no seris juzgados rechaza que alguien pueda usurpar la autoridad que a Dios compete como nico juez y se atreva a condenar al prjimo. La abundante misericordia del hombre para con sus hermanos encontrar como recompensa la abundante misericordia de Dios.

Martes: Hacer el bien de palabra y obra.

Primera lectura: Is 1, 10. 16-20. Aprended a obrar el bien y a obedecer.

El pecado es oposicin a Dios y deformacin de su obra y, adems un mal del hombre en su realidad individual, social y csmica; una disminucin que impide la plenitud humana (cf GS 13).La lectura bblica de hoy acenta la dimensin social del pecado, porque el pecado se objetiviza de alguna manera en las estructuras sociales. La insolidaridad en el reparto de bienes, la aplicacin alternativa del derecho dependiendo de esquemas ideolgicos o de intereses de personas y grupos, la injusta desatencin a los extranjeros e inmigrantes, la aceptacin cmplice de la violencia se instalan en las estructuras sociales, en la mentalidad comn de los que forman parte de una determinada sociedad.Isaas comparaa sarcsticamente a la sociedad israelita con Sodoma y Gomorra, las dos ciudades prototipo de sociedad corrompida, y lanza una dura invectiva contra los jefes que tienen especial responsabilidad en el deterioro social. Denuncia el culto en esa situacin de pecado como algo aborrecible porque viene a ser una coartada de la injusticia y una tapadera de crmenes. El culto legtimo no puede coexistir con la injusticia. Es expresiva la alusin a la sangre abundante derramada en los sacrificios (v 11) unida a la sangre de injusticias que mancha las manos de los sacrificadores (v 15). La condena de la violencia, de la injusticia y del culto que coexiste con ellas es una vigorosa llamada al cambio de conductas, sin cerrar la puerta a la esperanza. Lo que el Seor espera de su pueblo es dejar de hacer el mal, aprender a hacer el bien, buscar el derecho, proteger al oprimido, socorrer al hurfano, defender a la viuda.La ley de la solidaridad rige en el pueblo de Dios para el mal y para el bien. Los que estn vinculados por la solidaridad en el mal deben cambiar para hacerse solidarios en el bien y la salvacin.El mundo, es decir toda la familia humana, se halla sometido a la esclavitud del pecado, pero Cristo ha logrado la victoria por el misterio de su muerte y resurreccin, que celebraremos en la Pascua. En solidaridad con Cristo vencedor, podemos construir una vida nueva y una nueva sociedad.

Respuesta al salmo:Al que sigue buen camino le har ver la salvacin de Dios.

Evangelio: Mt 23, 1-12. Decir y hacer.

Jess invita a hacer lo que ensean los fariseos, pero a continuacin les advierte del peligro de imitar el ejemplo de estos maestros porque no hacen lo que dicen. Acusa a los fariseos de no buscar la voluntad de Dios sino de buscarse a s mismos. No hay coherencia entre sus enseanzas y su conducta. Han multiplicado y pormenorizado de tal manera las exigencias legales que resulta prcticamente imposible cumplirlas. Jess critica sus aires de grandeza y superioridad que manifiestan en signos externos, afn de reconocimientos y exhibicin de ttulos honorficos.No hagis lo que ellos hacen, dice Jess a la gente y a sus discpulos oyentes, de entonces y de ahora. Vosotros, en cambio... En la comunidad cristiana la fraternidad es lo primero todos vosotros sois hermanos. La fraternidad se origina en el nico Padre de todos (uno slo es vuestro Padre), y en el hecho de ser todos seguidores de Jess (uno slo es vuestro gua).Jess ha convocado una nueva familia de hermanos que no deben competir por los puestos de honor, sino por servir mejor a los dems.La autoridad en el Nuevo Testamento se concibe de manera que su ejercicio se aproxima ms a las formas democrticas que a las autoritarias, y debe reflejar siempre el modo de actuar de Cristo. La nica ambicin permitida a los miembros de la familia cristiana es la de servir a todos en el amor, no la de alcanzar honores y dignidades.La Cuaresma es tiempo apto para que quienes ostentan alguna autoridad en la comunidad cristiana revisen la forma en que la ejercitan.

Mircoles: La Pasin anunciada.

A partir de esta segunda semana -los mircoles y viernes-, las lecturas nos introducen en el misterio de la muerte y la resurreccin que celebraremos en Pascua. De este misterio, hoy recordamos especialmente las contradicciones que el Seor soport para liberarnos.

Primera lectura: Jr 18, 18-20. Atentado contra el profeta.

Jeremas nos acerca a la autenticidad de la vocacin proftica, a sus abismos de soledad y abandono, a sus riesgos y desafos. El profeta se nos muestra con todos sus miedos, dudas y debilidades, pero tambin con la firme confianza de que slo Dios puede dar sentido a una existencia como la suya, aparentemente marcada por la incomprensin y el fracaso.La Iglesia encuentra en Jeremas una imagen anticipada del largo enfrentamiento de Cristo con los lderes religiosos de Israel y del insistente rechazo de su pueblo. Cuando Jess pregunt a sus discpulos: Quin dice la gente que soy yo?, sus discpulos contestaron: Unos dicen que Juan Bautista, otros que Elas, otros que Jeremas o algn otro profeta (Mt 16,14). Cmo recibira Jess la comparacin? Qu representaciones vendran a su memoria al or el nombre de Jeremas? Quiz se sentira identificado con el recuerdo del profeta que aparece en 2 Mac 15, 14: Este Jeremas, el profeta de Dios, que ama a sus hermanos e intercede continuamente por el pueblo.Jeremas es tambin imagen de la Iglesia en su fidelidad al mensaje que ha recibido de Jess para anunciarlo al mundo venciendo todas las decepciones y resistencias.Los adversarios de Jeremas persiguen a Jess basndose en la tradicin: sabios, sacerdotes y profetas les servirn de apoyo. Jeremas observa cmo el crculo de sus enemigos se va cerrando a su alrededor, y se acrecienta progresivamente su angustia, Sin embargo, no deja de interceder por ellos. Cuando presiente un final cercano, pone su defensa en manos de Dios.Jeremas no fue slo y ante todo el profeta del llanto y de las quejas sino que supo ser centinela de la vida, hombre que supo fecundar el seno de la historia con el anuncio de un futuro de gracia y novedad.

Respuesta al salmo:Slvame, Seor, por tu misericordia.

Evangelio: Mt 20, 17-28.Lo condenarn a muerte.

Este evangelio contiene el tercero y ltimo de los anuncios de la pasin con que Mateo introduce la enseanza de Jess acerca del servicio. Especifica, con ms detalles que los dos anuncios anteriores, los diferentes momentos de la pasin: el proceso de las autoridades judas y la entrega a los paganos (romanos) para que se burlen de l, lo azoten y lo crucifiquen. Es como un esquema muy detallado del relato de la Pasin narrado por el mismo evangelista (26,14-27,16), que se proclamar litrgicamente en el Domingo de Ramos. Contiene ya un anuncio de la Resurreccin del Seor. Nos encontramos, pues, con un anticipo de las celebraciones del Misterio Pascual.La actitud de generosidad de Jess, camino de Jerusaln para entregar su vida en favor nuestro, contrasta con el egosmo de los Zebedeos buscando puestos de honor. La indignacin de los dems discpulos contra los dos hermanos es la manifestacin de que tampoco ellos haban entendido lo que quera ensearles Jess.Nosotros necesitamos vivir esta Cuaresma de manera que profundicemos en las actitudes de servicio hasta la muerte que caracterizaron a Jess y deben caracterizar tambin a los que se acercan a beber del cliz que l bebi.

Jueves.Confiar en los verdaderos valores.

Primera Lectura: Jer 17, 5-10. Bendito quien confa en el Seor. Maldito quien confa en el hombre.

El primer orculo de Jeremas (vs 5-8), de estilo sapiencial, es una parfrasis del salmo 1, que se recitar despus de la lectura. El hombre mortal es mal fundamento para la confianza; el Seor hace fructificar a quien confa en l.Este da de Cuaresma se nos invita a examinar sobre qu base ponemos nuestra confianza; cul es la opcin ms profunda de nuestro corazn.Santo Toms de Aquino considera a la persona como una totalidad capaz de asumirse a s misma progresivamente, mediante la orientacin dinmica hacia un fin ltimo y feliz de la existencia. Podemos en una opcin fundamental, orientarnos hacia Dios o hacia fines ajenos u opuestos a l. As, una decisin bsica determina ya, en cierto modo, la globalidad de la persona en relacin con Dios. Esta eleccin fundamental configura, positiva o negativamente, el conjunto de la persona y de su vida y accin.Confiar en el hombre es edificar sobre arena. En la sociedad actual se dan sutiles formas de manipulacin del hombre por otros hombres: llamamiento al consumismo, imposicin de modelos de comportamientos sin valores morales desde los medios de comunicacin, distorsiones falaces de la verdad en los servicios de informacin, propagandas que configuran la opinin pblica segn patrones inmorales, pero polticamente correctos. El hombre que de este modo pone su confianza en otro hombre acaba siendo su esclavo. Terminar como un cardo en la estepa, no ver llegar el bien; habitar la aridez del desierto, tierra salobre e inhspita. La propaganda de los totalitarios busca hombres desarraigados y manipulables.La confiada relacin del hombre con Dios, la escucha de su palabra, la bsqueda sincera de su voluntad, la obediencia a sus mandatos desarrollan la unin vital con l. El hombre ser entonces como un rbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa races. Hombres con sentido crtico capaces de juzgar y actuar por s mismos.El segundo orculo de Jeremas refuerza y completa el mensaje anterior llamando la atencin sobre la capacidad del hombre para engaarse y engaar. El Seor con su luz penetra y deja ver hasta lo ms recndito del corazn.

Respuesta al salmo:Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Seor.

Evangelio: Lc 16, 19-31.Elegir la verdadera vida.

El tercer orculo de Jeremas ( versculo 11 que no se incluye en la primera lectura de hoy) considera a las riquezas como otro apoyo falaz.Es el tema desarrollado en la parbola evanglica. Debemos reflexionar en la Cuaresma sobre la desmesurada exaltacin que se hace del dinero en el campo de la vida econmico-social. Recientemente hemos percibido incitaciones al enriquecimiento rpido sin tener en cuenta las consecuencias que habran de seguirse de esos comportamientos: la crisis actual y sus secuelas de paro y de pobreza.La parbola del evangelio se desarrolla en dos tiempos: en el primero se nos describe a los dos principales personajes del relato: el primero vive derrochando en el lujo y buena vida; el pobre tiene hambre y est enfermo. Luego, la muerte de los dos da la vuelta a la anterior situacin. En el segundo tiempo se insiste en que la Escritura, en la que eran expertos los fariseos destinatarios de la parbola, es ciertamente camino de conversin y de vida. Pero el hombre rico no haba puesto en ella su confianza, sino en el dinero. Su situacin definitiva es la del hombre que no pone su confianza en el Seor.Hay un versculo final que pone de relieve el centro del mensaje de la parbola: incluso un milagro espectacular como la resurreccin de un muerto es intil cuando el corazn se ha cerrado a Dios y a su palabra.

Viernes: Acoger el Reino y no rechazar al enviado.

Primera lectura: Gn 37, 3-4.12-13a. 17b-28. Jos vendido por sus hermanos.

Jos ocupa el puesto principal en la primera lectura. Su figura refleja, en el conjunto del ciclo de Jacob en el libro del Gnesis, las caractersticas del hroe joven, sabio, prudente, temeroso de Dios, salvador de sus hermanos, a quien Dios no abandona. Jos se convierte en objeto de envidia y de odio a causa de la predileccin de su padre y de los sueos que tiene.Por ah viene el soador -dicen sus hermanos-, matemosle... veremos entonces en que paran sus sueos. Los sueos han marcado el destino de Jos: atizan el fuego de la envidia pero tambin predicen el xito futuro. La actitud de los hermanos para con Jos es criminal, aunque Rubn lo salva. Una vez vendido, los mercaderes se lo llevan a Egipto donde se desarrollar la trama en la que Jos se convierte en salvador de sus hermanos asesinos y de toda la familia israelita. El ciclo de Jos tiene en el Antiguo Testamento la funcin clave de establecer un puente que enlace las historias de los patriarcas con el ciclo del xodo de Egipto. Responde a la pregunta que se hara el pueblo de Israel sobre cmo y porqu sus antepasados estaban en Egipto, de donde fueron liberados y constituidos como comunidad de la Alianza. La entrada en Egipto es el precedente de la noche de Pascua, comienzo de la libertad de Israel de la esclavitud religiosa, social o de cualquier tipo. Esa Pascua de liberacin es el signo cumbre de una nueva forma de servicio a Dios, libre y alegre. En el texto litrgico que hoy se proclama, Jos viene a ser el precedente de Jess, el inocente que sufre porque su destino plantea conflicto a otros personajes de menor categora moral. Dentro de la Cuaresma, es una evocacin de nuestras esclavitudes y de nuestra liberacin por Cristo, un anuncio de la celebracin de la Vigilia Pascual. Y, en relacin con el evangelio de hoy, una ilustracin previa de la muerte del hijo a manos de los viadores.

Respuesta al salmo:Recordad las maravillas que hizo el Seor.

Evangelio: La escena descrita en la parbola de los viadores homicidas no era totalmente extraa para los oyentes de Jess. En aquella poca una forma frecuente de explotacin de los latifundios era arrendarlos en rgimen de aparcera a una familia o un grupo de agricultores que quedaban obligados a dar al dueo una parte de los frutos. Los colonos tenan que hacer frente a los gastos del cultivo, a los impuestos, y a la parte correspondiente al dueo; lo exiguo del resto que corresponda a los inquilinos provocaba inestabilidad social y movimientos de protesta de los campesinos rebeldes. El aspecto novedoso e inslito de la parbola es que los viadores se atrevan a matar al hijo del dueo.Aqu tiene la parbola una de las claves de interpretacin: Jess expresa su ntima certeza de ser el hijo del dueo de la via de Israel, juntamente con el presentimiento de un final trgico, semejante al de otros enviados por Dios.Pero hay tambin otra clave en la redaccin que presenta Mateo: el nacimiento de la comunidad cristiana como distinta del judasmo. La via representa a Israel. Los viadores son los jefes del pueblo de la Antigua Alianza. Primero rechazan a los enviados de Dios y luego se atreven a dar muerte al hijo del dueo de la via. Una y otra vez se obstinan en negar los frutos debidos, en los tiempos oportunos. La respuesta de Dios al rechazo de su Hijo ha sido resucitarle de entre los muertos, y convertir en piedra angular la piedra desechada por los arquitectos, segn la cita que el evangelio hace del salmo. Pero a continuacin, se quita el Reino al Israel rebelde y se entrega a quienes den fruto. El acento de la parbola en la redaccin de Mateo pasa de la muerte y resurreccin de Jess al nacimiento de la Iglesia como comunidad distinta del judasmo.Desde el punto de vista litrgico, se anticipan en las lecturas de este viernes todos los elementos de la celebracin de los Misterios Pascuales: cumplimiento de las promesas histrico- salvficas en la muerte y resurreccin de Cristo, plena liberacin de la esclavitud del pecado y de la muerte, constitucin de la Iglesia dispuesta, como nuevo Israel, a abrirse a toda la humanidad.En el tiempo de Cuaresma, hay tambin una admonicin a la comunidad cristiana: no debe, como hizo el antiguo Israel, encerrarse en s misma, en su autocomplacencia y comodidad, sino dar a su tiempo los frutos del Reino, es decir, poner en prctica la voluntad del Padre conforme a las enseanzas y al ejemplo de vida de su Hijo Jess.

Sbado:Preparar el banquete de Pascua.

Primera lectura:Mi 7, 14-15. 18-20. Arrojar a lo hondo del mar todos nuestro delitos.

El profeta Miqueas vivi en tiempos de crisis aguda, como las que en la antigedad y tambin en el presente afligen a los pueblos. Crisis econmicas, sociales y morales frecuentemente unidas.El profeta campesino visita Jerusaln cuando los asirios est dispuestos a cercarla. Observa en la ciudad injusticias de los poderosos que, valindose de su superioridad, despojan a los dbiles; demagogia de los profetas que se alan con los opresores contra los que carecen de trabajo y de recursos; sacerdotes que miran para otro lado ante unos ejercicios de falsa piedad encubridora de injusticias y falaz coartada ante el juicio de Dios.Miqueas no es profeta de calamidades pero denuncia lo que v, llama al cambio de conducta y abre as la puerta a la esperanza: vendr un humilde rey mesinico descendiente de David a inaugurar una era de justicia y de paz. Jerusaln se convertir en lugar de verdadero encuentro con Dios cuya palabra resonar para todos los pueblos.En una liturgia de esperanza, el resto de Israel se congrega para recordar las maravillas de Dios en el pasado e implorar su ayuda en el presente. La esperanza en el futuro se apoya en la fidelidad de Dios que es compasivo y misericordioso. Por medio del rey mesinico, Dios mismo pastorear a su pueblo y congregar a las ovejas dispersas. Volver a compadecerse como lo hizo en la noche de Pascua y arrojar al mar del nuevo xodo todos nuestros delitos.Una liturgia de esperanza, un pueblo pastoreado por el Seor, una lectura de las maravillas del Dios a lo largo de la Historia de la Salvacin, unas aguas donde quedan sepultadas todas nuestra culpas y renace un pueblo nuevo instrumento de purificacin y de paz, son otras tantas alusiones para la catequesis preparatoria de la Vigilia Pascual.

Respuesta al salmo:El Seor es compasivo y misericordioso.

Evangelio: Lc 15 1-3. 11-32. Una vez ms, Jess rompe normas sociales, costumbres religiosas y preceptos legales, desciende junto a los marginados y come con ellos. En medio de ellos Jess revela los rasgos ms genuinos del rostro de Dios. Los fariseos y los letrados murmuraban entre ellos: Ese acoge a los pecadores y come con ellos. Se alude a la comida como signo de acogida, de perdn y de comunin. En la parbola con que Jess responde a las habladuras de escribas y fariseos aparece un hijo menor que rompe con su padre pidiendo autonoma para decidir su destino. Emprende un comportamiento descabellado, depravado y culpable. Como consecuencia, termina cuidando cerdos -animales legalmente impuros- y disputndoles la comida. Ha cado en lo ms bajo de la pobreza y marginacin social. Por fin recapacita sobre su situacin y asume la responsabilidad de los actos cometidos. Quiere cambiar de vida, pero necesita ayuda y decide: Me pondr en camino adonde est mi padre.El padre, vindolo de lejos se llen de ternura, se le ech al cuello y lo cubri de besos. No se pueden expresar ms sucinta y de manera ms emotiva los sentimientos de Dios. Despus, introduce al hijo arrepentido dentro de su casa y le devuelve su antigua dignidad. E invita a todos: celebremos un banquete. As justifica Jess ante escribas y fariseos la acogida a los pecadores y la comida con ellos.El hijo mayor no acepta situarse en plano de igualdad con el advenedizo excluido social. Pide un estado especial en la comunidad familiar. Su orgullo, autosuficiencia y sentido de superioridad le impiden comprender los sentimientos de su padre y le llevan a negarse a participar en la fiesta de la conversin de su hermano.La conversin del hijo menor, la acogida del padre y el banquete de fiesta evocan la Eucarista de la Vigilia Pascual. El Padre invita a un banquete donde los convertidos y renovados por el bautismo o por la reiteracin de las promesas bautismales, son acogidos en la comunidad de Jess.La comunidad parroquial, reunida cada domingo, especialmente en la celebracin anual de la Resurreccin, es signo de la nica Iglesia que se renueva en la participacin de los misterios de la Pascua.


Ferias de la Tercera Semana de Cuaresma.

La Cuaresma es tiempo bautismal por excelencia (SC 9). A partir de esta semana, y en las dos siguientes, el acento de las celebraciones litrgicas recae en temas catequticos bautismales, teniendo en cuanta que los escrutinios de los catecmenos elegidos para recibir el bautismo en la Vigilia Pascual tienen lugar en los domingos tercero, cuarto y quinto. Durante esta etapa de la Cuaresma, los catecmenos se preparan inmediatamente para recibir el bautismo, y el conjunto de los fieles se dispone a la renovacin de las promesas bautismales.En las lecturas de esta tercera semana, Cristo aparece como salvador de todos los hombres(lunes), los catecmenos y todos los fieles le escuchan como a su nico salvador (mircoles, jueves y viernes), y, de acuerdo con su enseanza, procuran dar a Dios un culto como es debido (sbado).

Lunes: Desconfiar de los privilegios y abrirse a la universalidad de la salvacin.

Primera lectura: Curacin de Naamn, el sirio.

La intencin del relato de la curacin de Naamn, general del ejrcito sirio, es mostrar que el poder salvador de Dios alcanza a todos los hombres, sin excluir a los enemigos de Israel. En los libros primero y segundo de los Reyes consta que sirios e israelitas mantuvieron conflictos permanentes. Sin embargo, el texto que se proclama hoy llega a atribuir al Dios de Israel las victorias del general. Con lo cual el Seor aparece como el Dios nico que dirige la historia de todos los pueblos.Naamn contrajo una enfermedad parecida a la lepra. El primer paso que ha de dar para su curacin ser reconocer que hay un profeta en Israel, lo cual equivale a reconocer al Dios de Israel que se manifiesta y acta por medio del profeta Eliseo.Naamn esperaba que tendra que someterse a un ritual complicado acorde con su rango social. Cuando el profeta le ordena baarse siete veces en el Jordn se resiste. Pero termina por someterse a las sencillas indicaciones del profeta. El general buscaba la salud en trminos de sanar/curar pero desde el momento de la intervencin de Eliseo se habla tambin de limpiar palabra que acenta la dimensin cultual y sagrada de la sanacin.En orden a la finalidad de la Cuaresma este relato contiene una doble enseanza: la salvacin se ofrece a todos los que se vuelven a Dios con sincero corazn, sean de la nacin que sea; el bautismo es un sencillo ritual que expresa y requiere la fe y la conversin de quienes se acercan a l.Por el Bautismo, hombres de todos los pueblos son injertados en el Misterio Pascual de Jesucristo como adoradores en espritu y verdad tal como busca el Padre.

Respuesta al salmo:Mi alma tiene sed del Dios vivo. Cundo entrar a ver el rostro de Dios?

Evangelio: Lc 4, 24-30 Jess entre sus paisanos de Nazaret.

Lucas presenta dos elementos esenciales del ministerio de Jess: el anuncio de la buena noticia y el rechazo por parte de su pueblo.Jess anuncia que la salvacin no es privilegio de Israel sino que se ofrece a todos los hombres, incluidos los de los pueblos enemigos. La buena nueva se dirige incluso a enfermos como Naaman o pobres como la viuda de Sarepta, aunque no sean israelitas.Ante las palabras de Jess, los nazarenos pasan del asombro a la extraeza y de la extraeza a la hostilidad manifiesta y agresiva.A causa de la infidelidad de Israel, manifestada en el rechazo a los profetas enviados por Dios, los israelitas no pudieron gozar de los poderes de Elas y de su discpulo Eliseo, mientras que se beneficiaron personas que no pertenecan al pueblo de la alianza. Jess, como los profetas cuando fueron rechazados por los suyos, realizar su misin salvadora fuera de las fronteras de Israel. Y cuando Jess alude a la accin de Elas y de Eliseo enmarca su misin en la tarea proftica que lleva consigo rechazo y muerte.

Martes: La compasin de Dios invita a perdonar.

Primera lectura:Dn 3, 25.34-43. Por el honor de tu nombre, no nos desampares para siempre.

Aparece nuevamente el tema del perdn de Dios otorgado a los que estn dispuestos a perdonar al prjimo, ya tratado en el martes de la primera semana y en el lunes de la segunda semana. El matiz que hoy se subraya es el de la generosidad en el perdn. La misericordia del Seor es "sin medida". El perdn al hermano hay que otorgarlo hasta setenta veces siete.El libro de Daniel inserta varias plegarias de los jvenes que fueron arrojados al horno ardiente. En todas ellas se ensea el modo de orar en las pruebas: confesar humildemente los pecados propios, proclamar la bondad de Dios, poner la confianza en l y bendecirlo en toda circunstancia, sea prspera o adversa..El texto litrgico recoge hoy una de las splicas, la de Azaras. El joven no se limita a orar desde su situacin personal, sino que considera los sufrimientos de todo su pueblo en el exilio de Babilonia. Las faltas del pueblo y su alejamiento de Dios son la causa de la situacin que atraviesa, y de la ruina de Jerusaln. El estado de humillacin general en que se encuentra, el desgobierno poltico y religioso, tienen una raz de orden moral. Es necesario asumir y confesar que la prdida de la conciencia moral lleva a la actividad poltica a convertirse en un poder destructor. Hay que reconocer que hay exigencias ticas que son ms amplias que las simples exigencias estrictamente legales; y que las normas de moralidad son exigibles por igual a las personas investidas de autoridad y a todos los ciudadanos.

Respuesta al salmo:Seor, recuerda tu misericordia.

Evangelio: Mt 18, 21-35. Perdonar, porque nos has perdonado.

La magnitud del perdn que Dios da ha de ser correspondida con la magnitud del perdn que el perdonado otorga a otros.Pedro se considera generoso si perdona hasta siete veces, cifra de plenitud. Su pregunta a Jess se refiere especficamente a la bsqueda de un lmite a la generosidad en el perdn. Jess le responde que al perdn no se le ponen lmites. Multiplica por el infinito, setenta veces la cifra siete que ya significa plenitud. Cuando uno experimenta el perdn de la misericordia infinita de Dios, no puede menos de transmitir a los dems la misma misericordia sin fin.An en el caso de que que el hermano no mejore y recaiga en la ofensa, el ofendido nunca debe cerrarse al perdn solicitado. Y, en cualquier supuesto, nunca deben tolerarse los sentimientos interiores de endurecimiento en la enemistad.Lamec, descendiente de Can, en un canto salvaje (Gn 4, 23 y siguientes), pide siete veces venganza por la muerte de Can, y hasta setenta veces siete por su propia muerte violenta, en el caso de que llegara a producirse. La respuesta de Jess a Pedro da la vuelta al canto de Lamec al decirle que hay que perdonar hasta setenta veces siete.El odio llama al odio, y la venganza a la venganza, en una espiral sin fin. El mal se reproduce de mil formas, y la marea del pecado nunca alcanza su pleamar si no se le pone lmite de una vez. Puesto que el pecado se transmuta de mil formas diferentes, y crece sin cesar, hay que detenerlo con una medida igualmente multiforme y creciente de bien. No te dejes vencer por el mal, sino vence al mal con el bien, dice San Pablo (Rom 12, 21).La transparencia de la parbola de Jess deja ver la majestad de Dios y su misericordia infinita, y pone en guardia contra la dureza de nuestro corazn. Si los hombres, hijos de Dios y hermanos entre s, no se perdonan mutuamente, ponen en peligro su destino eterno.La medida de Dios regula la relacin entre los hermanos. Quien ha sido agraciado con el perdn de Dios sin medida, no puede andar buscando lmites a la acogida y al perdn al hermano.

Mircoles: Recordar y observar la ley de Dios.

Primera lectura: Dt 4, 1-9. Practicar los mandamientos.

Los catecmenos que se disponen a recibir el bautismo y los cristianos que renovarn sus compromisos bautismales en la Vigilia Pascual viven en una sociedad en proceso de cambio rpido y acelerado.Estos cambios repercuten en el hombre y provocan en l nuevas posiciones respecto a las cuestin del sentido de su vida, de su papel en la sociedad y de su relacin con Dios. Por eso el creyente de nuestro tiempo necesita estar dotado de dinamismo y creatividad que le permitan situarse en cada caso conforme a su fe, permaneciendo firmemente arraigado en sus convicciones y en la fidelidad a sus orgenes cristianos.La moral invariable para el cristiano es el cumplimiento de la ley inspirada en el amor: Amars al Seor tu Dios con todo tu corazn, con toda tu alma, con todas tus fuerzas. Con esta ley, Dios ensea a su pueblo y al hombre de todos los tiempos a andar por el camino de la verdadera libertad.La ley de Dios se concreta principalmente en los diez mandamientos del Declogo (diez palabras). En la conciencia de todo hombre est arraigada la conviccin de que hay que reconocer la soberana de Dios y respetar, al mismo tiempo, la dignidad de toda persona, la familia, la fama y los bienes del prjimo.La novedad del Declogo, contenido en la revelacin del Antiguo Testamento, consiste en que Dios se manifiesta personalmente como autor de la creacin y del hombre y que, mediante su ley, los dirige hacia un futuro de plenitud de vida. Dios, despus de salvar a su pueblo de la esclavitud de Egipto, le otorg en el Sina la ley que ratifica con l una Alianza eterna. La ley, que reclama una respuesta de fe activa, pone a Dios en relacin ntima y permanente con su pueblo.El cumplimiento de los preceptos de Dios son garanta de vida y de libertad. Y el pueblo que los posee y los observa es un pueblo sabio y prudente que vive en la proximidad y cercana amorosa de Dios y en solidaridad fraterna.

Respuesta al salmo:Glorifica al Seor, Jerusaln.

Evangelio: Mt 5, 17-19 El Reino para quienes observan y ensean los mandamientos.

En tiempos de Jess, los fariseos acentuaban lo que hoy llamamos la praxis: la prctica de las obras buenas es para ellos lo que hace al hombre justo ante Dios y le alcanza la salvacin definitiva. Esta concepcin de la justificacin mediante las obras de la ley les llevaba a buscar cmo haba que actuar en cada caso en los asuntos ms nimios y tambin a clarificar cuales eran los mnimos imprescindibles para ajustarse a lo legislado. Los escribas, en cambio, ponan el acento en la teora. Haba que escrutar la ley, conocindola en los mnimos detalles, y ensearla sin preterir ninguno.La justicia que Jess pide a sus discpulos es distinta de la de los escribas y fariseos. No se trata de escrutar la ley para llegar a determinar minuciosamente el nmero de los mandamientos, como hacan los escribas, ni de restregar vasos y ollas, como hacan los fariseos para no contraer impureza legal.Jess, ciertamente, ratifica la vigencia del Declogo, pero lo abre a la revelacin del Nuevo Testamento para llevarlo a plenitud. El mandamiento nuevo consiste en el mismo mandamiento de amor a Dios del Antiguo Testamento interpretado ahora, en la Nueva Alianza, por el Hijo de Dios con su enseanza, su conducta y su entrega hasta la muerte.Las enseanzas de la ley no son abolidas por Jess, pero su cumplimiento no se encierra en el crculo de una larga y minuciosa serie de interpretaciones casusticas. Tampoco el cumplimiento de la ley se reduce a observar el mnimo indispensable. Jess propone vivir la ley asumindola como expresin del espritu que la inspira: Sed perfectos como Dios es perfecto.De esta forma, los preceptos menos importantes no pierden inters sino que, por el contrario, la solicitud por tenerlos en cuenta determina el nivel de pertenencia al Reino de los cielos. Quien los cumpla y los ensee, ese ser grande en el Reino de los cielos.La referencia de Jess al cuidado en la enseanza de la ley de Dios es un estmulo para todos aquellos que, en estos momentos difciles, se esfuerzan en la catequesis de la fe y de la moral cristianas, especialmente padres y profesores, religiosos y religiosas, catequistas, telogos, diconos y sacerdotes. Jess promete ser grande en el Reino de los cielos a los que viven y ensean los mandamientos de Dios.

Jueves. No cerrarse a la salvacin.

Primera Lectura:Jer 7, 23-28. Ellos no escucharon.

En los ritos conclusivos del bautismo de los nios, despus de la uncin con el santo crisma, la imposicin de la vestidura blanca y la entrega del cirio, se puede aadir el rito del effeta. Con este rito (brete) se pide al Seor Jess que abra los odos y la boca del nefito para que, a su tiempo, escuche la palabra de Dios con los odos y proclame la fe con los labios. Este mismo rito se sita despus de la recitacin del Smbolo de la fe en el Ritual de la Iniciacin Cristiana de Adultos. Se expresa as que Cristo libera al hombre del endurecimiento de odo a que alude Jeremas en esta primera lectura: Pero no escucharon.Escucha, Israel es el comienzo del primer mandamiento de Dios. La ley y los mandatos del Seor son el signo de su presencia cercana en medio del pueblo. l sigue hablando hoy, como hizo en el desierto, en el tiempo de la Cuaresma y de la vida. Escuchndole, Israel pudo conocer a su Dios; cerrando los odos se extraviaba en el camino de la felicidad. Se trata, pues, de una cuestin decisiva. Jeremas lamenta que el pueblo no preste odos al mandato de su Dios: Escuchad mi voz. Lo mismo sucedi en la etapa posterior al xodo: envi Dios a sus siervos los profetas, un da y otro da, y el pueblo continu sin or. A pesar de esta obstinacin del pueblo en su sordera, Jeremas permanece fiel a su misin denunciando: Aqu est la gente que no escuch la voz del Seor su Dios.La aparente insensibilidad de los hombres de nuestro tiempo al mensaje cristiano no debe ser una excusa para dejar de anunciarlo.Como un nuevo Jeremas, Bonhoeffer, poco antes de ser ejecutado por el rgimen nazi, deca: Al igual que en el campo cientfico, tambin en el dominio humano Dios va siendo relegado cada vez ms lejos y ms fuera de la vida: en ella est perdiendo terreno. Hoy, como en los tiempos bblicos, cuando se deja de or la voz de Dios quien verdaderamente pierde terreno es el hombre.

Respuesta al salmo:Ojal escuchis hoy su voz: no endurezcis vuestro corazn!

Evangelio: Lc 11, 14-23 Estar conmigo o contra m.

El Reino de Dios ha llegado a vosotros Esta es la verdad. Pero Jess se encuentra con algunos que tergiversan la verdad atribuyendo el efecto de sus gestos de misericordia al poder de Satans; y con otros que, no bastndoles las acciones liberadoras de Jess para creer, le piden que se acredite ante ellos con prodigios espectaculares Unos y otros se cierran a la verdad de la llegada del Reino de Dios proclamada por Jess con hechos y palabras.San Juan, que en el prlogo de su Evangelio identifica a Jess con el Verbo encarnado, pone en labios del Seor esta afirmacin: Quien me desecha y no recibe mis palabras ya tiene quien le juzga. La palabra que habl esa le juzgar en el ltimo da (Jn 12,48). No creer a su palabra equivale a rechazar a Cristo. Por el contrario, el que acoge su palabra le acoge a l, acoge al Padre que le envi y tiene vida eterna (cf Jn 5,24).Frente a los que lo rechazan, Jess afirma que acta con el poder de Dios para implantar en nuestro mundo el reino de la verdad y de la vida. Todos sus gestos son signos de la cercana de Dios a los hombres. Slo el bien de stos cuenta para Jess, por eso se opone a satisfacer la pretensin de que se acredite con prodigios espectaculares.De la misma forma que el pueblo de Israel, obstinndose en su negativa a escuchar la palabra de Dios, se desviaba del camino del bien, cuando el Reino de los cielos se acerca, depende de la aceptacin o el rechazo a Jess, palabra de Dios encarnada, la salvacin o la condena definitiva de los hombres.El que est con l forma parte del Reino que viene. Situarse en contra es permanecer sometido a la esclavitud del mismo demonio que haba despojado al mudo de la palabra y de la libertad.Por eso, en este jueves de la Cuaresma pedimos al Seor, como hace la Iglesia en el rito bautismal del effeta, que abra nuestros odos para escuchar su palabra y nuestra boca para anunciarla.

Viernes: En camino hacia el Reino de Dios.

Primera lectura:Os 14, 2-10. Rectos son los caminos del Seor, los justos andan por ellos.

En todas las situaciones histricas tiene actualidad la palabra de Dios. El mensaje de Oseas resuena especialmente en nuestra poca porque fue formulado en tiempos de crisis semejantes a los nuestros; Y adems porque sostiene y alienta la esperanza fundada en Dios, de la que estamos tan necesitados.La actividad de Oseas se desarrolla en el reino del Norte, durante el reinado de Jerobon, cuya situacin social es de profunda fractura: ricos opresores y pobres explotados, injusticia y corrupcin generalizadas; la situacin poltica es convulsa e incierta en el interior del pas (se sucedieron siete reyes en treinta aos); y de inquietante inestabilidad en las relaciones con el exterior por las amenazas del imperio asirio. Las repercusiones de estos hechos en la vida religiosa eran: superficialidad o abandono del culto al Dios de la Alianza y bsqueda de connivencias con los poderes del mundo mediante la adoracin de los dioses fenicios y cananeos. Oseas proclama en nombre del Seor: Israel, convirtete a tu Dios.La lectura de hoy comienza con una llamada a reemprender el camino abandonado: has tropezado con tu pecado. El becerro de oro, al que tambin algunos israelitas ha empezado a rendir culto en aquella regin, es smbolo del afn de dinero, la ostentacin y el derroche en gastos suntuarios. Este culto tena un elevado coste social: los pobres eran cada vez ms pobres, los ricos cada vez ms ricos. Se tributa tambin adoracin a Baal, dios de la fertilidad y de la naturaleza, como expresin del abuso y la permanente trivializacin de la sexualidad que minan la base de la familia y predisponen a la violencia.Reconocer en esta Cuaresma que hemos tropezado con nuestros pecados es el primer paso para retornar al camino de la justicia. Experimentar nuestra orfandad es el comienzo de la vuelta al Padre que cuida de los dbiles. Volver, buscar, confesar, pedir perdn son los verbos que conjuga Oseas como acciones propias de quien retorna al buen camino.En la segunda parte de la lectura, Dios responde a quien vuelve a l con un amor gratuito e incondicionado. Es la actitud del Padre en la parbola evanglica, proclamada el sbado anterior, que restablece con el hijo arrepentido una nueva relacin de amor.Con trminos de la vida campestre, Oseas dice que el amor del Seor es como roco que da frescor y crecimiento a las plantas, como guardin que vela y vigila, como ciprs cuya robustez, firmeza y perennidad evoca la vida perdurable.

Respuesta al salmo:Yo soy el Seor Dios tuyo, escucha mi voz.

Evangelio: Amar al Seor y al prjimo.

En el comienzo del bautismo, los padres que lo piden para sus hijos se comprometen a educarlos en la fe para que amen al Seor y al prjimo como Cristo nos ensea en el evangelio. Tambin el catecmeno adulto, en el rito de admisin, profesa conocer a Cristo y guardar sus mandamientos.As pues, los que nos disponemos a celebrar, en la Vigilia Pascual, el bautismo o la renovacin de los compromisos bautismales reflexionamos durante la Cuaresma sobre el primero de los mandamientos del Seor que hemos de observar.En el evangelio de hoy, un escriba pregunta a Jess cmo cumplir la ley divina del mejor modo posible: qu mandamiento es el primero de todos.Segn las escuelas rabnicas de la poca, la ley contena 248 mandatos y 365 prohibiciones, agrupados en categoras de distinto rango. Interesaba mucho a los contemporneos de Jess saber cual es el mandamiento mximo y compendio de todos los dems. El escriba plante el asunto con toda seriedad.Jess le responde con dos textos bien conocidos del Pentateuco (Dt 6, 4-5; Lv 19, 18); lo original de su respuesta es la autoridad con que une el amor a Dios con el amor al prjimo. Califica el amor a Dios como el mandamiento primero; pero une el segundo, el amor al prjimo, al primero de manera indisoluble. Es sta conexin entre amor a Dios y amor al prjimo lo que da inters a la respuesta de Jess: No hay mandamiento mayor que estos. Slo el amor a Dios hace posible el verdadero amor al prjimo y slo en el amor al prjimo se manifiesta el verdadero amor a Dios. El mandamiento que hace de los dos uno slo es el mayor porque da sentido y orientacin a todos los dems.El escriba llega a la conclusin de que el mandamiento unificado est, adems, por encima de todos los actos de culto, an los ms solemnes como holocaustos y sacrificios.Jess alaba y ratifica la aplicacin prctica que el escriba ha sacado de su enseanza. Cualquier acto de culto, por solemne que parezca, carece de significado y valor si no se realiza en la perspectiva del mandamiento principal y primero.El escriba no est lejos del Reino de los cielos. Le quedaba an descubrir a Jess, muerto en la cruz y resucitado, como fuente de donde manan el amor a Dios y al prjimo.

Sbado: Interioridad y verdaderos valores.

Primera lectura:Os 6, 1b-6.

Se cierra hoy la primera de las dos partes en que se divide el leccionario ferial de la Cuaresma. Desde el Mircoles de Ceniza hasta ahora, las lecturas han presentado las actitudes fundamentales del vivir cristiano: examen de conciencia y revisin de vida, conversin constante, sentido pascual y bautismal, amor a Dios y al prjimo, comunicacin cristiana de bienes con los pobres, oracin, intercesin de la Iglesia por los pecadores, etc.; tambin, hacer penitencia por los defectos que oscurecen nuestro seguimiento de Jess.En este sbado recordamos las condiciones del culto tributado a Dios en espritu y en verdad.En el momento presente, el proceso secularizador hace que las realidades constitutivas de la vida humana terminen expresndose sin referencia a Dios. Es fcil comprender, pues, que el trmino culto, en el sentido de reconocimiento y adoracin de Dios, no suscite inters. Incluso en personas religiosas se observa una cierta desafeccin por todas las formas de culto y la tendencia a sustituirlas por diversas manifestaciones de filantropa.De ah la actualidad e importancia de clarificar lo que constituye la esencia del culto.Lo que el orculo del profeta Oseas critica no es el culto mismo, sino la superficialidad con que se realiza, la falta de interioridad y de vinculacin con el compromiso moral y social. El acto externo de culto, para que sea fructuoso, tiene que expresar simblicamente la actitud interior de arrepentimiento, de gratitud, de alabanza, de adoracin, de fidelidad a Dios . El culto que Dios espera de Israel es el que manifiesta ante Dios sincera voluntad de servirle a l y de servir tambin a los hermanos. El culto as entendido hace que toda la vida del hombre se eleve al rango de ofrenda litrgica.Oseas pone en guardia contra la permanente tentacin de apegarse al rito, olvidando la vinculacin necesaria entre culto y vida.

Respuesta al salmo:Quiero misericordia y no sacrificio.

Evangelio:Lc 18, 9-14. El culto interior.

La primera lectura termina con la siguiente frase del orculo proftico: quiero misericordia y no sacrificios, conocimiento de Dios ms que holocaustos. La lectura del evangelio nos recuerda que la relacin de misericordia de Dios con los hombres es norma de la relacin de los hombres entre s. La actitud del fariseo, ayuno de compasin y de misericordia hacia el publicano, es claro ejemplo de culto vaco .El relato de la parbola nos lleva a lugar sagrado, el templo, a donde suben a orar dos judos. Uno es fariseo, hombre poderoso, rico, pues paga diezmos sobre los bienes que posee, que goza de estima y respeto por parte de sus conciudadanos; el otro es un despreciado recaudador de impuestos, considerado como colaboracionista con los romanos invasores, y reputado como pecador.La oracin de cada uno es distinta. El fariseo, erguido, da gracias. Piensa que cumple con creces lo que exige la ley. Nada espera de Dios, nada tiene que pedirle, sino que ostenta ante l sus ttulos de crdito. Da gracias por una serie de cosas que son ciertas. Lo que de negativo hay en su oracin es que, con ella, el fariseo se justifica ante Dios por razn de sus obras; y que, sobre esta base se considera superior a los otros, incluido el publicano, permitindose despreciarlos. Su culto est vaco de amor, de comprensin y de respeto para los hermanos. De misericordia, en suma.El publicano se queda atrs en el templo, no se atreve a alzar los ojos, reconoce su condicin de pecador y recurre a Dios sin exhibir otro ttulo que su humilde splica de conversin y de misericordia.El publicano volvi a su casa reconciliado con Dios. El fariseo baj del templo cargado con su orgullo y su desprecio por los dems.Hay en la parbola una invitacin a la humildad, dirigida a aquellos que se sienten seguros de ser justos por razn de sus obras y que se jactan de su justicia despreciando a los que consideran fuera de la ley.Todo indica que culto verdadero es el que lleva a acercarnos, no a distanciarnos; a situarnos ante Dios los unos unos junto a los otros, los unos para los otros. As en el culto como despus en la vida.1/ 7
Ferias de la cuarta Semana de Cuaresma.

A partir de hoy, el leccionario ferial cambia de perspectiva: ofrece una lectura semicontinua del evangelio segn San Juan, escogiendo especialmente, a partir del captulo cuarto, los fragmentos en los que se describe la oposicin creciente de los judos a Jess que terminar llevndole a la muerte. En esta semana, la primera y segunda lecturas no estn temticamente tan ligadas entre s como en las anteriores. Las primeras lecturas presentan anticipos profticos del Salvador crucificado, tomados del Antiguo Testamento; los evangelios desarrollan la trama de oposicin a Cristo que le llevar a la muerte y a la victoria.Dentro del marco de las ferias que quedan hasta la Semana Santa, la cuarta semana destaca dos temas: la vida y la renovacin de la Alianza (lunes, martes y mircoles); incredulidad de los judos y tentativas de matar a Cristo (jueves, viernes y sbado).

Lunes: Acoger la vida.

Primera lectura: Is 65, 17-21. El Seor crear un cielo nuevo y una tierra nueva.En el captulo 65, el tercer Isaas establece una clara diferencia entre justos y pecadores en relacin con Dios. De una parte el pueblo rebelde que me provocaba sin cesar; y de otra los que buscan al Seor, mis fieles, mis elegidos, mi pueblo. La lectura de hoy centra la atencin en el destino de los elegidos. Es un orculo de salvacin augurando una situacin de vida nueva y definitiva que se proyecta hacia el futuro ltimo. Se prometen gozo y alegra, salud, plenitud y paz.La promesa de paz universal se manifiesta en la desaparicin de toda violencia y afn destructor incluso entre los animales. Slo la serpiente, smbolo del mal,cumple su condena de morder el polvo y no participa del mundo nuevo.Ayer, domingo IV de Cuaresma, los catecmenos adultos, que recibirn el bautismo en la noche de Pascua , han celebrado el segundo escrutinio; y, acompandoles, la comunidad cristiana avanza tambin en deseos de purificacin y renovacin. No se trata de realizar ninguna inquisicin sino de ritos que expresan la voluntad de alejamiento del mal y de acercamiento a Cristo, autor de toda renovacin del universo y de cada persona en particular.Todos esperamos de Dios, por Cristo, un mundo nuevo donde habita la justicia. Pero esa esperanza no debe amortiguar, sino ms bien avivar la preocupacin de perfeccionar esta tierra donde crece el cuerpo de la nueva familia humana, en el cual se puede de alguna manera anticipar un vislumbre del siglo nuevo. El bautismo libera los bautizados para que en las diversas vocaciones, con la abnegacin propia y el empleo de todas las energas terrenas en pro de la vida humana, se proyecten hacia las realidades futuras cuando la propia humanidad se convertir en oblacin acepta a Dios (cf GS 38-39).

Respuesta al salmo:Te ensalzar, Seor, porque me has librado.

Evangelio: Jn 4, 41-54. Vete, tu hijo vive.

El relato del evangelio describe un itinerario de fe: la palabra de Jess conduce a la fe y hace vivir.Un funcionario, al servicio de Herodes Antipas, tetrarca de Galilea, tena un hijo enfermo en Cafaram. El padre ama a su hijo. Amar es desear que viva aquel a quien se ama. Esta realidad innata necesita ser consolidada cuando la cultura de la muerte pone en marcha los abortos, la eutanasia, y otras formas de violencia, poniendo en cuestin el valor de la vida y el amor a la misma, no slo en la sociedad sino an en el seno del mbito ms clido del amor, como es la familia.El funcionario real manifiesta una visin religiosa de la realidad. Est persuadido de que la vida es un don de Dios, reconoce que, an siendo el padre del nio carece de capacidad para retenerlo en vida, as como est seguro de que Dios lo puede curar. Ha odo hablar de Jess y, este inicial conocimiento del taumaturgo le impulsa a buscar su presencia junto al nio enfermo para que acte el Dios dueo de la vida.La enfermedad grave tiene ya al hijo enfermo bajo el dominio de la muerte, que se prev inminente. Un inicio de fe pone al padre en camino hacia Jess. Recorre unos 30 kms. Hasta que le encuentra y le pide que se haga fsicamente presente junto al enfermo. La fe en el Dios de la vida comienza a depositarse tambin en Jess y a hacerse cristiana. sta fe se somete, cuando el padre se encuentra con Jess, a un proceso de prueba y maduracin. El padre renuncia a la presencia fsica de Jess, crey en su palabra y se puso en camino hacia casa. Su confianza qued confirmada cuando los criados le informaron de que la fiebre haba dejado al nio a la hora en que Jess le dijo: Anda, tu hijo est curado. Ahora ha experimentado que la palabra de Jess, viva y eficaz, es elemento integrante de la accin sacramental de Jess, es decir, signo e instrumento capaz de liberar de la muerte y dar una vida nueva. A esta accin de Jess el funcionario real aport su fe inicial. Ahora esta fe crece descubriendo a la persona misma de Jess como dueo, seor y dador de vida. La fe del padre manifiesta enseguida su dimensin misionera: Crey l con toda su familia. El itinerario de fe recorrido por el funcionario real se convierte as en el modelo de todos los que creemos en Jess que ama la vida y que, mediante gestos y palabras, da vida.Martes: El agua que cura y purifica

Los primeros datos de la actividad pastoral en la Iglesia recin nacida manifiestan la relacin indisoluble entre fe y bautismo. Los que acogen la palabra reciben el bautismo. Con palabra y agua se hace el sacramento. Ayer celebrbamos la eficacia de la palabra de Jess. Hoy celebramos esa misma eficacia cuando se confiere el sacramento del bautismo. Cuando alguien bautiza es Cristo quien bautiza.

Primera lectura: Ez 47, 1-9.12. El agua que sale del templo.

El mensaje de Ezequiel ilumina los dos acontecimientos decisivos de Israel en tiempos del profeta: destierro entre las naciones y regreso a la tierra prometida. Desde la cautividad, Ezequiel vislumbra ya la Palestina nueva y el nuevo Israel. La gloria de Dios retorna al templo de Jerusaln. Agrupado en torno a ste, Israel volver a vivir en libertad.Del templo mana agua. El profeta y los israelitas conocieron en el exilio que la base principal de la prosperidad econmica del imperio babilnico es la abundancia de aguas del ro Efrates. La imagen,pues, del agua abundante describe bien la fecundidad de la nueva Jerusaln. Ezequiel contempla a Sin enriquecida por las corrientes de un ro de caudal abundante. En el templo restaurado, est el generoso venero de aguas caudalosas. La presencia y la accin del Seor simbolizadas por la nube de su gloria son la verdadera fuente de vida nueva. Desde los cimientos del lugar donde Dios habita avanza la corriente fecundando la tierra reseca. Y no slo la tierra. El ro llega hasta el Mar Muerto, donde la vida era imposible, y sanea las aguas. Junto al torrente y hasta donde alcanza su influjo crecen y fructifican toda clase de rboles, peces, aves, animales terrestres y seres humanos como en el da de la creacin. El caudal y la eficacia del agua son como los de los ros del jardn del Edn y superan al que man de la roca en el desierto durante el xodo. Se asemejan al agua viva tantas veces cantada en los salmos.El Nuevo Testamento recoger este gran smbolo del agua, aplicndolo a Cristo: El ltimo da de la fiesta de las tiendas, Jess en Jerusaln, puesto en pie ante la muchedumbre afirm solemnemente: Si alguien tiene sed, que venga a m y beba. Como dice la Escritura, de lo ms profundo de todo aquel que cree en m brotarn ros de agua viva. (Jn 7, 37-38).La Iglesia ilustrada por imgenes que van de lo visible a lo invisible, contempla la riqueza sacramental de las aguas bautismales.

Respuesta al salmo:El Seor de los ejrcitos est con nosotros. Nuestro alczar es el Dios de Jacob.

Evangelio: Jn 5, 1-3a. 5-16.Despus de la curacin del hijo del funcionario real, que recordbamos ayer, hoy centramos la atencin en la curacin del paraltico junto a las aguas de Betesda. En los dos signos se pone de manifiesto la impotencia humana ante la enfermedad; en ambos se muestra el poder vivificante de Jess, que supera esa impotencia con la fuerza de su palabra. En los dos relatos subraya el evangelista la relacin que existe entre creer y vivir, es decir, entre fe y vida.La curacin del paraltico se sita en Jerusaln, en lugar prximo al templo, junto a un estanque con agua. Segn se deduce de recientes excavaciones, seran dos piscinas irregulares, separadas por un muro central. Estos depsitos de agua podran haber servido de balneario, lo cual confirmara la atribucin popular de eficacia curativa a aquellas aguas. El evangelio, juntamente con las indicaciones sobre el lugar, ofrece datos sobre el enfermo y la gravedad de su estado: la duracin de la parlisis no permita al postrado, que adems no tena quien le ayudara, alimentar esperanzas. Entre la multitud de enfermos, Jess toma la iniciativa en todo el proceso: se fija en l, se le acerca, le pregunta quieres quedar sano? Despus de or al paraltico pronuncia tres imperativos: Levntate, toma tu camilla y echa a andar. La fe en la palabra de Jess aparece como requisito para que el signo se realice; el paraltico colabora con la accin de levantarse, a pesar de su postracin de treinta y ocho aos. El relato de la sanacin termina levantando acta de la eficacia de la palabra de Jess: y al momento el hombre qued sano, tom su camilla y ech a andar.La curacin no se dirige solamente al cuerpo, sino a la intimidad de la persona: mira, has quedado sano; no peques ms, no sea que te ocurra algo peor.La palabra de Jess desvela el sentido de su gesto: junto con la curacin de la parlisis corporal, Dios ha otorgado al hombre paraltico el perdn de sus pecados. La obra de la curacin externa es signo de otro don mayor que es la vida interior eterna. El mal mayor del que Jess previene al paraltico se refiere a la prdida de la vida verdadera y permanente junto a Dios.Durante la Cuaresma renovamos la fe en Cristo que da vida. l sigue presente con su virtud en los sacramentos, de modo que, cuando alguien bautiza es Cristo quien bautiza. (cf SC 7)Mircoles: Escuchar al Hijo y creer en el Padre es obtener la luz y la vida.

Primera lectura:Is 49, 8-15. Te he constituido alianza del pueblo.

Este texto, tomado del segundo canto del