Leibniz

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Carlos Blanco introduce al lector de forma amena y rigurosa en el pensamiento y en la obra de este genio universal.

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LEIBNIZGuía para jóvenes

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los hechos… los conceptos… las ideas…

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LeibnizGUÍA PARA JÓVENES

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© 2010 Carlos Blanco© 2010 Lóguez EdicionesCtra. de Madrid, 128. 37900 Santa Marta de Tormes (Salamanca)www.loguezediciones.es

Edición de Maribel G. Martínez

ISBN: 978-84-96646-50-6D.L.: S. 407-2010

Polígono «El Montalvo», parcela 49, Salamanca

Fotografía de cubierta cedida por Getty Images (LAPI-Roger Viollet)Diseño de cubierta: Hodder & Stoughton Lmtd

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, niregistrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma, ni porningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, ocualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la Editorial.

Impreso en España, Gráficas Varona, S.A.

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CARLOS BLANCO

LeibnizGUÍA PARA JÓVENES

Lóguez

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CONTENIDO

PREFACIO 7

CAPÍTULO 1: EUROPA EN EL SIGLO XVII:EL RACIONALISMO Y LAS GUERRAS DE RELIGIÓN 9

CAPÍTULO 2: DE LEIPZIG A PARÍS:EL NACIMIENTO DE UN GENIO 18

CAPÍTULO 3: BIBLIOTECARIO EN HANNOVER 29

CAPÍTULO 4: LEIBNIZ, EL FILÓSOFO:LAS MÓNADAS Y EL MEJORDE LOS MUNDOS POSIBLES 38

CAPÍTULO 5: LEIBNIZ, EL MATEMÁTICOY EL CIENTÍFICO: EL CÁLCULO INFINITESIMALY LA DISPUTA CON NEWTON 48

CAPÍTULO 6: LA MENTE UNIVERSAL 61

CAPÍTULO 7: LA UNIÓN DE LAS CONCIENCIASY DE LOS CONOCIMIENTOS:EL LEGADO DE LEIBNIZ 67

CRONOLOGÍA 73

GLOSARIO 75

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BIBLIOGRAFÍA 79

LEIBNIZ EN LA RED 80

ÍNDICE 81

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Admirar a las mentes más sobresalientes de la historia es admirar elpoder de la humanidad para crear, descubrir y progresar. Y pocas men-tes han poseído una inteligencia tan fascinante como la de GottfriedWilhelm Leibniz.

Leibniz ocupa un lugar privilegiado en las matemáticas, en la filosofía,en la ciencia y en la historia de la cultura europea. Fue él quien, juntocon Isaac Newton, protagonizó el mayor hallazgo matemático desde losgriegos, el cálculo infinitesimal, que con el tiempo acabaría convirtién-dose en una herramienta básica de la ciencia y de la ingeniería. Tambiénefectuó contribuciones importantes a campos tan diversos como la físi-ca, la teoría de la información, la lingüística o la lógica. Destacó comofilósofo racionalista y como teólogo. Y, por si fuera poco, Leibniz fuetambién político y diplomático, dedicando grandes esfuerzos a causas,hoy tan vigentes, como la unión entre las iglesias cristianas o el diálogoentre religiones. Fundó academias científicas por toda Europa y siemprealbergó el sueño de que los sabios compartiesen sus conocimientos paraservir así a la mejora de la humanidad.

Estoy convencido de que Leibniz merece ser considerado una de las per-sonalidades más extraordinarias de todos los siglos. Su creatividad cien-tífica y filosófica incesante le permitió aventurar hipótesis e inaugurarramas del saber que se adelantaban, y con mucho, a su época. Su menteera un incesante fluir de ideas, proyectos y descubrimientos. Todohomenaje a su figura y a su legado no puede sino ser, al fin y al cabo, unaexpresión de agradecimiento a quien consagró su vida con inagotableentusiasmo al conocimiento.

Prefacio

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El siglo XVII fue testigo de dos grandes revoluciones. La revolución cien-tífica, que cambió nuestra imagen del mundo, y la revolución religiosa,que selló la separación entre católicos y pro-testantes que se había iniciado con la Reformade Martín Lutero a comienzos del siglo XVI.

El siglo XVII se presentaba, de esta manera,como un escenario de gran novedad en el planointelectual y político. La revolución científica,anticipada por la obra del astrónomo polacoNicolás Copérnico (1473-1543), para quien laTierra giraba en torno al Sol (la teoría helio-céntrica, frente al geocentrismo de ClaudioTolomeo que había prevalecido durante siglos)tuvo como protagonista destacado a GalileoGalilei (1564-1642), el físico italiano que con-tradijo muchas de las hipótesis de los griegos,y en particular de Aristóteles, al someter losjuicios de los antiguos no a la mera discusiónteórica sino a la experimentación. Galileo estambién el responsable de lo que se conocecomo “matematización” de la ciencia: si Aris-tóteles había descartado la validez de losnúmeros para ofrecer una descripción adecua-da de los fenómenos de la naturaleza, Galileoafirmará que la naturaleza es como un libro,cuyo lenguaje es el lenguaje de las matemáti-cas: las figuras geométricas y los números. Esdifícil hacerse, a día de hoy, una idea de laimportancia que tuvo el descubrimiento de

1Europa en el siglo XVII:el racionalismoy las guerrasde religión

PALABRASCLAVE

Reforma: Movimiento pro-tagonizado por, entre otros,Lutero, Calvino o Zuinglio enel siglo XVI, que se alzó contrala autoridad doctrinal y jurí-dica de la Iglesia de Romapara volver al Evangelio porencima de las tradiciones yprácticas católicas. La Refor-ma abrió la división religiosade Europa entre católicos yprotestantes.

Geocentrismo: Modelo cos-mológico en el que el Sol ylos demás astros giran entorno a la Tierra, que ocupael centro del Universo. Susprincipales defensores en laAntigüedad fueron Aristóte-les y Claudio Tolomeo, impo-niéndose a lo largo de laEdad Media hasta el adveni-miento del heliocentrismo enel siglo XVI.

Matematización: Proceso me-diante el cual la ciencia em-plea el lenguaje de las ma-temáticas para describir elfuncionamiento del mundofísico. Galileo (1564-1642)fue uno de sus principalesimpulsores, y está en la basede la ciencia moderna.

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Galileo. Estamos acostumbrados a manejar ecuaciones y gráficos en elestudio de las ciencias naturales, como la física o la química, y cada vezmás en el estudio de otras disciplinas científicas como las ciencias socia-les. Pero en su momento constituía una afirmación notablemente revo-lucionaria. Por primera vez la cultura europea podía presumir de haber-se adelantado a los griegos en el terreno de la ciencia y, poco a poco, enel terreno de las matemáticas.

Los griegos habían dejado un extraordinariolegado de ciencia y de sabiduría con el quese habían educado las generaciones jóvenesdurante siglos, pero con Galileo, un nuevométodo científico y una nueva comprensión delconocimiento como herramienta que hacía alser humano capaz de dominar la naturaleza(según las reflexiones del filósofo inglés SirFrancis Bacon) empezaba a establecerse. Eluso de las matemáticas permitiría, a la larga, ala ciencia efectuar progresos asombrosos y continuos, de manera que enpocas décadas se aprendió más sobre la naturaleza, sus leyes y sus meca-nismos que en todos los siglos anteriores. Galileo muere en 1642, y sólocuarenta y cinco años más tarde, en 1687, sale a la luz la que para muchoses la obra más importante en el campo de las ciencias naturales de todoslos tiempos, los Philosphiae Naturalis Principia Mathematica, de IsaacNewton (1642-1727), modelo de una explicación científica del mundo.

No es extrañar que el siglo XVII haya sido calificado como el “siglo de losgenios”. Cualquiera que se acerque a la historia de la cultura y del cono-cimiento en esta época se sorprenderá ante el asombroso número degrandes figuras intelectuales que se dio entonces: Descartes, Pascal, Spi-noza, Leibniz, Huygens, Desargues, Fermat, Boyle, Newton… Algunasde las mentes más brillantes de la humanidad desarrollaron su actividaden una época que, ciertamente, propiciaba la creatividad y el espíritu debúsqueda.

A la revolución científica de Galileo hay que añadir la no menos impor-tante “revolución filosófica”, que dio origen a la filosofía moderna. Las

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PALABRACLAVE

Método científico: Herra-mienta que utiliza la cienciapara explicar los fenómenosde la naturaleza, combinandola observación experimentalcon la elaboración de hipóte-sis teóricas que requieren deuna comprobación práctica.

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ideas no son ajenas a las circuns-tancias históricas, ni las circuns-tancias históricas a las ideas: unmomento como el tránsito delsiglo XVI al XVII que veía la pro-gresiva instauración de una nuevaconcepción de la naturaleza, de lasociedad y de la religión favorecíala innovación en el ámbito delpensamiento filosófico. Así, elfrancés René Descartes (1596-1650) protagonizó uno de losgiros más célebres en la historiade la filosofía occidental con lapublicación de su Discurso del método. En esta obra, sencilla y claracomo el pensamiento de Descartes, se proponía encontrar una certezafundamental que disipara todas las dudas que albergaba sobre la exis-tencia del mundo. ¿No podría ser que todo fuese un sueño, y que lo queimaginamos como real no fuese tan distinto de lo que imaginamos cuan-do soñamos? ¿Cómo puedo estar seguro de lo que me revelan los senti-dos? O, en otras palabras, ¿dónde puedo encontrar certeza plena paramis juicios? Y Descartes encontró esa certeza plena en su propia con-ciencia, en su propia razón, que establece que por mucho que dude, nopuede dudar de que piensa: “pienso, luego existo”, cogito, ergo sum enlatín. No puedo dudar de que esté dudando, que es una forma de pen-samiento. Soy, argumenta Descartes, una cosa que piensa, una res cogi-tans, asociada a un cuerpo, a una res extensa. Cómo se unan ambos ele-mentos será uno de los principales problemas filosóficos del siglo XVII,al que también se enfrentará Leibniz.

Lo cierto es que la filosofía de Descartes inauguraba toda una concep-ción del mundo. Lo central iba a ser, a partir de ahora, no el mundo y elDios creador del mundo, sino el ser humano que interpreta el mundo ya Dios. La certeza del mundo y de Dios no va a residir en el mundo o enDios, sino en la propia conciencia humana que es capaz de imaginarestas realidades. No es extrañar que Descartes trate de demostrar la exis-tencia de Dios no a partir del mundo, como habían hecho Santo Tomás

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Galileo Galilei.

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de Aquino y otros escolásticos de la Edad Media, buscando el primermotor inmóvil que había puesto todo el engranaje del mundo en movi-miento y que daba razón de todo cuanto era, sino a partir de mi idea deDios. Tengo la idea de un Dios perfecto pero este ser no sería perfectosi no existiese tanto en la realidad como en el pensamiento, argüirá Des-cartes, rescatando un argumento, el conocido como “argumento ontoló-gico”, que ya había empleado el monje San Anselmo de Canterbury enel siglo XI. Descartes, en definitiva, inaugurará la edad de la razón, unaedad que no se contentará con argumentos externos al hombre, comolos argumentos de autoridad o de tradición, sino que lo examinará todocríticamente para lograr certeza, y lo que no le convenza ya no se mos-trará como evidente. La razón será la garantede la evidencia. Pensadores como NicolásMalebranche (el padre del “ocasionalismo”,teoría filosófica que asegura que las criaturasno son causas, sino ocasiones de que Diosactúe causalmente), Baruch Spinoza o el mismoLeibniz serán continuadores de la tradiciónracionalista iniciada por Descartes, aunquecada uno configure su propio sistema filosófico.Y, a la inversa, en Inglaterra se irá formandouna tradición filosófica distinta del racionalis-mo, el empirismo, que hará de la experienciael origen de todo conocimiento y que descon-fiará de los juicios de la razón que no esténfundados en la experiencia. John Locke oDavid Hume serán dos ilustres representantesde este movimiento.

En suma, gracias a Galileo y a Descartes se produjo un cambio de para-digma intelectual. La autoridad de los antiguos no iba a ser suficiente, deahora en adelante, para garantizar la veracidad de las hipótesis científi-cas y filosóficas. Todo tenía que ser sometido al examen de la razón y, enel caso de las ciencias, del método experimental que contrastaba losenunciados teóricos con el comportamiento a nivel práctico de la natu-raleza. Las ideas de autonomía y de libertad se irán abriendo paso poco apoco y no sin situaciones traumáticas. Porque, en efecto, si la búsqueda

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Racionalismo: Movimientofilosófico, de gran impor-tancia en Europa continen-tal durante el siglo XVII, parael cual la razón es la fuenteprimordial de conocimiento.Destacados racionalistas fue-ron Descartes, Malebranche,Spinoza o Leibniz.

Empirismo: Movimiento filo-sófico, predominante en In-glaterra en los siglos XVII yXVIII, para el cual la expe-riencia es la fuente primor-dial de conocimiento. Des-tacados racionalistas fueronJohn Locke o David Hume.

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de la certeza es inseparable de la con-ciencia del sujeto que piensa, comohabía establecido Descartes, la razónhumana será la autoridad por exce-lencia en el conocimiento y tambiénen la organización de la sociedad. Novalen instancias externas, distintas a larazón. ¿Y qué ocurre con la religión?

La revolución religiosa tiene sus raí-ces en la Edad Media tardía. La Igle-sia católica, escindida desde el siglo XI

de la Iglesia Ortodoxa de Constanti-nopla, había atravesado una profundacrisis en los siglos XIV y XV que llevó al denominado “Cisma de Occi-dente”. Llegó a haber tres papas simultáneamente, y sólo la intervenciónde los poderes políticos civiles con la convocatoria del concilio de Cons-tanza en 1415 puso fin a semejante situación. Pero el daño era ya irre-mediable para la unidad medieval de la Iglesia con el Papa de Roma a lacabeza. Los propios poderes políticos recelaban ya abiertamente de laautoridad del Papa.

En este contexto, y con la filosofía nominalista de Guillermo de Ockham(1288-1348), que había denunciado el “principado tiránico del Papa” yque había sentado las bases del posterior método científico al establecerque “no hay que multiplicar los entes más allá de lo necesario” (o, enotras palabras, la ciencia tiene que buscar explicaciones suficientes queden cuenta de los fenómenos y no especulaciones que propongan con-ceptos innecesarios), se abonó el terreno para la Reforma de Lutero(1481-1546). Martín Lutero había nacido en Eisleben y, tras una prome-sa, se había hecho fraile agustino. Estudió en profundidad la SagradaEscritura y llegó a ocupar una cátedra en esta materia. Poco a poco sefue dando cuenta de que muchas de las afirmaciones de la Iglesia no secorrespondían con lo consignado por las Escrituras, y en particular por elEvangelio, sino que con frecuencia respondían a tradiciones acumuladasdurante siglos que no podían justificarse ni con la razón ni con la Biblia.Así, Lutero llegó a pensar que sólo la Escritura era fuente de revelación

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René Descartes.

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y de verdad para el cristiano, y no la Tradición o la autoridad de la Igle-sia, del Papa y de los obispos. Es el principio de la sola Scriptura. Porotra parte, también pensó que, si ya no era tan necesaria esa mediaciónde la autoridad de la Iglesia, había que confiar en Dios y en la gracia divi-na como garantes de la salvación del hombre. No son las obras humanas,el cumplimiento de los preceptos religiosos, sino la fe en el Dios salvador,lo que hace justo al hombre delante del Creador: es lo que llamó solafides. Y esa nueva centralidad de la relación directa entre el individuo yDios se convirtió también en un recelo hacia todo lo que significase cultoa los santos o a otra figura que no fuese Cristo, el Dios encarnado: solusChristus.

Lutero hizo públicas unas famosas 95 tesis que colgó en la puerta de laiglesia-catedral de Wittenberg, donde impartía clases, el 31 de octubre de1517. En ellas denunciaba el comercio de indulgencias, es decir, el pagoa cambio de conseguir el perdón de los pecados con tal de hacer unadeterminada penitencia. Le parecía anti-evangélico y contrario a la con-fianza en la gracia divina. Pero la reacción por parte de la Iglesia de Romano se hizo esperar. Lutero fue llamado a Roma (ciudad que había visita-do años antes y de la que había salido escandalizado por la superstición yla inflación del culto a las reliquias de los santos que allí presenció), peroquizás temiendo que le sucediese lo mismo que al teólogo Juan Hus cienaños antes, quien a pesar de contar con un salvoconducto del EmperadorSegismundo para asistir al concilio de Constanza fue quemado vivo en lahoguera, se negó a ir. Contó con la protección de príncipes alemanes,deseosos de romper sus lazos con Roma y de lograr mayor independen-cia política y económica. En 1521, en la Dieta de Worms, Lutero se entre-vistó con el joven Emperador Carlos V, quien le dijo que no podía tole-rar que rompiese con Roma y con la Tradición de la Iglesia. Lutero lecontestó que o se le convencía con la fuerza de la razón y con argumen-tos sacados de la Sagrada Escritura, o de lo contrario no podía ni queríaretractarse de sus afirmaciones. La ruptura estaba sellada.

La historia posterior del siglo XVI y del siglo XVII hasta la firma de la Pazde Westfalia es la historia de las guerras de religión y de la intoleranciaen Europa. Lutero murió en 1546, pero su Reforma fue seguida, entreotros, por Juan Calvino y se extendió por casi todo el norte de Europa,

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incluyendo Escandinavia. Paralelamente, enInglaterra se consumó el cisma con Roma bajoEnrique VIII en 1540, surgiendo una Iglesiaautónoma, la Iglesia de Inglaterra, cuya cabezaiba a ser el rey y que adoptaría muchos de lospostulados del protestantismo de Lutero.

Para entender el contexto histórico en quenació y vivió Leibniz es necesario comprenderel significado de la Reforma de Lutero. Leibnizpermaneció luterano durante toda su vida,aunque uno de sus grandes sueños fue, preci-samente, el de la unión de las Iglesias cristia-nas. Sin embargo, presenció la intoleranciareligiosa entre católicos y protestantes en susviajes por Europa. Y no era para menos: lasdisputas entre católicos y protestantes habíandejado un inmenso reguero de sangre. Con elconcilio de Trento (1545-1562), la Iglesia cató-lica, asistida por órdenes recién fundadas como los jesuitas de San Igna-cio de Loyola, volvió a afirmar su fe tradicional y sometió su disciplina auna intensa reforma, que contrastaba con la laxitud moral en la quehabían vivido instalados los papas del Renacimiento. Católicos y protes-tantes se negaron a dialogar, y lo único que quedó fue el enfrentamientoentre naciones católicas y naciones protestantes, según el principio cuiusregio, eius religio: el pueblo debía profesar la religión de su príncipe. LaPaz de Augsburgo de 1555, firmada por el Emperador Carlos V, habíareconocido el derecho de elegir religión a los príncipes alemanes.

Pero los conflictos no cesaron con la Paz de Augsburgo. Así, la católicaFrancia persiguió a los protestantes (los llamados “hugonotes”), comotambién hizo España en los territorios que poseía su rey en Flandes. Loscatólicos, por su parte, fueron perseguidos en Inglaterra. Las guerras dereligión se hicieron tan intensas que el gran jurista holandés Hugo Gro-cio (1583-1645) tuvo que proclamar el principio de legislar etsi Deus nondaretur, “como si Dios no existiera”, para organizar la sociedad al mar-gen de las disputas religiosas.

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Paz de Westfalia: Tratadofirmado en 1648 en las ciu-dades alemanas de Münstery Osnabrück, en la región deWestfalia, que puso fin a laGuerra de los Treinta Años yselló la división religiosa deEuropa.

Concilio de Trento: Conciliocelebrado en la ciudad deTrento, al norte de Italia,entre 1545 y 1563, por elcual la Iglesia católica hacíafrente al desafío de la Refor-ma de Lutero. El Concilio deTrento definió la identidadcatólica hasta bien entradoel siglo XX, con la celebra-ción del Concilio Vaticano II(1962-1965).

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En el caso de Alemania, patria de Leibniz, las guerras religiosas se inten-sificaron con la Guerra de los Treinta Años, que duró desde 1618 hasta1648, con la firma de la Paz de Westfalia en las ciudades de Münster(católica) y Osnabrück (protestante) y que sancionaba definitivamente ladivisión religiosa de Europa. Esa guerra asoló Europa central durantedécadas y también supuso la pérdida de valor político del Sacro ImperioRomano Germánico, que sería finalmente disuelto por Napoleón en1806. Alemania, devastada por una guerra de tres décadas y con supoblación mermada, estaba dividida en innumerables principados yelectorados, lo que dificultaba la emergencia de una conciencia nacionalfrente a las pretensiones de las grandes potencias europeas como Fran-cia o Inglaterra. Paulatinamente, la creatividad intelectual, que antesse había concentrado en la Europa meridional (fundamentalmente enItalia, con el Renacimiento y con Galileo, y en la España del siglo XVI,con la Escuela de Salamanca, cuyos miembros hicieron contribucionesimportantes a la filosofía, la teología, el derecho y la economía), se fuedesplazando hacia el norte, entre otras muchas razones por la influencianegativa de la Inquisición y de la intolerancia religiosa para el desarrollode la ciencia, que dejó a naciones como Italia y España prácticamente sincultivadores de las ciencias naturales. Galileo fue condenado a retrac-tarse de su defensa del heliocentrismo deCopérnico en 1633, permaneciendo el resto desu vida en arresto domiciliario. El propio Des-cartes se vio obligado a dejar Francia y a huira Holanda para continuar sus investigaciones,libre de la férula de la intolerancia. El epicen-tro de la innovación científica y religiosa iba aser, a partir de ahora, la Europa central, Fran-cia e Inglaterra.

El contexto histórico en que vivió Leibniz es, por tanto, un contextode radical transformación social, política y cultural. La emergencia de laciencia, los avances en la matemática y el progresivo desligamiento dela filosofía y la teología (la filosofía ya no sería, como en la Edad Media,la “esclava de la teología”, ancilla theologiae, sino que gozaría de granautonomía), constituían dos revoluciones intelectuales de gran calado: larevolución en la ciencia y en el pensamiento, que proporcionaron al ser

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Heliocentrismo: Modelo cos-mológico en el que el la Tie-rra gira en torno al Sol, queocupa el centro del Univer-so. Su principal defensor fueel astrónomo polaco NicolásCopérnico (1473-1543).

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humano una nueva visión del mundo y de sí mismo. Pero, al tiempo quela razón humana parecía integrar los conocimientos diversos dentro deuna comprensión científica y racional del mundo, también emergían lasdivisiones: divisiones entre religiones y entre naciones. La aparentearmonía del universo medieval se había roto ya desde el siglo XV y sehabía sellado con las guerras de religión. Sólo desde esta óptica puedencomprenderse los intentos que alumbró Leibniz durante toda su vidapor lograr la unidad en casi todo: en la ciencia, en la filosofía, en la socie-dad y en la religión. En un mundo nuevo pero también fragmentado,siempre tuvo la esperanza de que las conciencias pudiesen unirse y deque los sabios pudiesen compartir sus conocimientos entre sí.

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✸ ✸ ✸ ✸ RESUMEN ✸ ✸ ✸ ✸

• El siglo en que nació Leibniz, elXVII, experimentó novedades profun-das en la concepción del mundo y dela sociedad.

• Un cambio fundamental vino prota-gonizado por el nacimiento de la cien-cia moderna, incoado ya en el XVI conCopérnico, pero que gracias a Galileoy Newton alcanzaría un desarrollo for-midable en la explicación del funcio-namiento del universo físico.

• A nivel filosófico, el francés RenéDescartes inauguró el pensamiento

moderno al otorgar al sujeto humanouna centralidad hasta entonces desco-nocida, dando origen al racionalismo(la primacía de la razón, frente a todaautoridad externa, en la comprensióndel mundo). Ello supuso la progresi-va ruptura con la filosofía griega y conla filosofía medieval.

• En el terreno religioso, la Reformade Martín Lutero a comienzos delsiglo XVI se consolidaría definitiva-mente en Europa después de la Gue-rra de los Treinta Años, con la firmade la Paz de Westfalia en 1648. Euro-pa occidental quedaba así divididaentre católicos y protestantes.