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Organo de su Venerable Orden Tercera y Cofradías. Li erre Dirección y Administración: PP. MERCEDARIOS Silva, 39.—Madrid (12) ANo 24 JUNIO 1925 NÚM. 83 A- VI DA DE LA BEATA MARIANA DE JESÚS, por Fr. Juan G. Castro.- EL i 'l113 SA NTO, por Fr. Guillermo Vázquez.—LA VENERABLE MADRE MARÍA 82P A DEL RosArno, por Fr. Guillermo Vázquez. PÁGINA MIS I ONAL.— GIAS RELIGIOSAS, por Fr. Martín O. de Arriaga.--¡CREADo p t, por ' una G. Herreros. - VARIEDADES. RADIOGRAMAS, por Uján.—FAVORES b r 2 LA BEATA MARIANA DE JESÚS. EL M. B. P. FAUSTINO D. GAZULLA, 1,,, MS PONDIENTE DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA.—BIBLIOGRAKA. 'NOTI CIAS .—NECROLOGÍA. V ida de la Beata Mariana de Jesús (CONTINUACIÓN) XV Su devoción al Santísimo Sacramento. C onstituye su carácter distintivo; es la beata Mariana un 7 itna extraordinariamente eucarística; si hubiera de Pintar- lo haría en adoración extática del Santísimo Sacra- inento. Nifta, en brazos se revolvía al sonar la campanilla de hasta dar frente al altar en que se celebraba; al que- r i nhábil para los quehaceres domésticos y obtener de sils Padres amplia licencia para los ejercicios espirituales, . 11 oc upación continua fué estarse mañana y tarde en la lesia de la Merced, sita en la plaza del Progreso, en Ma- h ' rid , y después en Valladolid, en la de San Pablo, de los •clre s Dominicos, todo el tiempo que estaban abiertas; gi dejar la casa paterna, tomó un aposentillo frente a la l e , rillit a de Santa Bárbara, y «su vida—dice el cardenal Trejo ania gua—era estarse allí retirada, pasando todo el día, o' t odo, en la iglesia delante del Santísimo Sacramento;

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Organo de su Venerable

Orden Tercera y Cofradías.

Li erre Dirección y Administración:

PP. MERCEDARIOSSilva, 39.—Madrid (12)

ANo 24 JUNIO 1925 NÚM. 83

A- VI DA DE LA BEATA MARIANA DE JESÚS, por Fr. Juan G. Castro.- EL

i 'l113 SA NTO, por Fr. Guillermo Vázquez.—LA VENERABLE MADRE MARÍA82P A DEL RosArno, por Fr. Guillermo Vázquez. — PÁGINA MIS I ONAL.—

GIAS RELIGIOSAS, por Fr. Martín O. de Arriaga.--¡CREADo p t, por'una G. Herreros. - VARIEDADES. — RADIOGRAMAS, por Uján.—FAVORES

br2 LA BEATA MARIANA DE JESÚS. — EL M. B. P. FAUSTINO D. GAZULLA,

1,,, MSPONDIENTE DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA.—BIBLIOGRAKA.'NOTI CIAS .—NECROLOGÍA.

Vida de la Beata Mariana de Jesús(CONTINUACIÓN)

XV

Su devoción al Santísimo Sacramento.

Constituye su carácter distintivo; es la beata Mariana un

7itna extraordinariamente eucarística; si hubiera de Pintar-lo haría en adoración extática del Santísimo Sacra-

inento.Nifta, en brazos se revolvía al sonar la campanilla de

hasta dar frente al altar en que se celebraba; al que-r inhábil para los quehaceres domésticos y obtener de

sils Padres amplia licencia para los ejercicios espirituales,. 11 ocupación continua fué estarse mañana y tarde en la

lesia de la Merced, sita en la plaza del Progreso, en Ma-h'rid , y después en Valladolid, en la de San Pablo, de los

•clres Dominicos, todo el tiempo que estaban abiertas;gi dejar la casa paterna, tomó un aposentillo frente a lale,rillita de Santa Bárbara, y «su vida—dice el cardenal Trejo

aniagua—era estarse allí retirada, pasando todo el día, o'todo, en la iglesia delante del Santísimo Sacramento;

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era todo su ejercicio estar en presencia de Dios con vi va fede su asistencia en las especies sacramentales; y al hacermudanza a la casa de los patronos de Santa Bárbara, aco-modó su cama en un rincón de la tribuna para asistir, aunenferma, día y noche en presencia de Jesús sacrarnelytado.

Su actitud era estar de rodillas, inmóvil como Iluaestatua y fija de hito en hito su vista en la hostia o en el

sagrario. Regalábala mucho el Señor: una vez era el 1 ayo

vivísimo de luz que salía del sagrario y reverberaba en surostro, hermoseándolo; otras veces eran las palabras tiern as

con que correspondía a sus encendidos afectos. Insaciableera en la adoración del Santísimo Sacramento y ansiab a unafiesta eucarística que nunca se acabase.

A los ocho arios, temprana edad para lo que entonces seusaba, recibid la primera comunión y la frecuentó con su

011madre, y muerta ésta al ario siguiente, es de creer queinterrumpiría esta práctica. Vióse privada de esta freccia por la persecución doméstica, y amainada, comu lg abalos jueves y domingos, únicos días en que se lo permit ía supadre, hasta la edad de treinta y tres arios o cerca, en queempezó a comulgar diariamente; para esto principalmenteobtuvo privilegio de oratorio particular, en que le de f311misa y le daban la comunión nuestros religiosos, y a veces'cuando estos, por estar ocupados, no podían, la proveía niOS

inesperadamente de sacerdote. El teniente cura de Sanle llevó algún tiempo en secreto la comunión, 'lo que debióser antes de tomar el hábito de la Merced.

De cada comunión sacaba muchas medras y ganan( ias'según su confesor; y salíanle al rostro las mercede s queinteriormente Dios le hacía, pues entonces eran frecuenteslos éxtasis y tal la actuación en la presencia de Dios, quela perdía un punto, aun alternando en la conversación, Si I°pedía la necesidad o caridad; el padre fray Antonio Loaisadeclara que siempre que comulgaba a su misa la conoc a Y

ladistinguía después entre todas las personas que había eiglesia, porque su cara se hermoseaba con una belleza tau

ólocelestial y peregrina, que despedía rayos de luz; y con shablar de este Santísimo Sacramento, atestigua el drefray Tomás Martínez, era muy para alabar a Dios ver a esta

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`'rvames «porque del rostro le salían ciertas luces, tan gran-,que la hermoseaban maravillosamente».

«Una vez—escribe su confesor—estando acabada de co-g Ir en las gradas del altar, pidiendo a Dios afectuosísi

todo

-Inamente que, pues Su Majestad es fuego, consumiese en ella ,

lo que le desagradaba y la abrasase en su divino amor,sintióse luego tan fervorosa y recogida interiormente, queno sePodía apartar del altar, y juntamente el cuerpo todo

eer' que se pudo decir muy bien: Cor meum et caroInea exultaverunt in Deum vivum.»

«y en otra ocasión— dice ella—acabando yo de comulgar,lile (lió Nuestro Señor a entender con modo extraordinarioCuán

amigo es Su Majestad de darse y comunicarse a lasalmas ; y fué que ví una como impetuosa avenida de mar que

Ver,-.".1t con grande abundancia a comunicarse a nuestras

tra Y que volvía hacia atrás, porque, cuanto es de nues-, parte, le impedimos muchas veces, por no hallar en ellala

deb ida disposición y particularmente eché de ver esto ennn a Persona, que es bien no declare más.»

Hasta su cuerpo enfermo y decaído experimentaba losefectos de la comunión, por ser «este Divino Sacramentoree. clic° y medicina de las almas y de los cuerpos » ; y así «vi-

an etio a la iglesia harto necesitada, en acabando de comul-

au xperimentaba haberse sentido luego muy consolada yn

doeareparada en el cuet po de sus continuas enfermedades; yce __Juana de Córdoba declara que «en muchos años (pare-

mi-te fueron siete) no había comide cosa de importancia,PO n,rsi Lle Su principal alimento era el Santísimo Sacramento.»

M aría celosísima, que hoy diríamos de los Sagrarios,cuando joven, llevada del tierno afecto a Jesús Sacramenta-

c' utpaba los ratos de ocio en hacer ornamentos para laspobres, socorría a los ministros del altar y a los

ventos; impedida después para ocuparse en estas labores,etnP1 L aba en ellas a las que tenían habilidad y tiempo. Mel-ch°ra de los Reyes dice que «la tenía casi siempre ocupadaen

hacer cortinas, adornos y cubiertas de tela de oro y plataPana ,no os Sagrarios y copones en que se guarda el Santísimo,

Solo en el convento de Santa Bárbara, sino para otros deRel igión misma, guarneciéndolos de perlas y preciosas

Piedras, sin reparar en lo crecido de la costa, antes sí dicién-

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dola no se detuviese en pedir cuanto fuese necesari o , Paraque todo saliese con aquella preciosidad y perfección queindicase la soberanía y majestad excelsa del Señor, a quienhabía de servir».

Su fervorosa devoción ideó una fiesta eucarísti ca todoslos jueves del año, por lo que, con razón, puede llamarseprecursora de los Jueves Eucarísticos. Adornábase la iglesiacon sus mejores galas, vestían los ministros los ternos de lasgrandes solemnidades, prevenía ella gran cantidad de cera'flores, aguas destiladas y perfumes, y con este aparatosuntuosidad, que por los sentidos invitaba a las almas a laadoración, se exponía todo el día el Santísimo Sacramento'Inmóvil e infatigable asistía en vela ante el Santísimo Sac ra-mento la enamorada esposa, hasta que, no bastando las as,peras instancias de Catalina, la arrancaba de la igles ia elmandato del comendador o del confesor, para que se retirasea su casa a dar algún alimento y descanso a su cuerP°'Siempre se manifestaba agradable, pero dice su criada quieen los jueves eran muy especiales las muestras que daba oepaz, de amor y suavidad admirable y excelente.

Para el adorno de los altares cultivaba en su huerto floresy hierbas olorosas, que a veces en medio de las escarcllasdel invierno milagrosamente florecían. Parece que esto lleg°a ser frecuente, pues se dice que nunca faltaron flores Parala fiesta de los jueves. Isabel Delgado atestigua que quedan-dose a veces a dormir en casa de la madre Mariana, unavellsiendo invierno y la noche muy entrada, salió Marian a 3'huerto a buscar flores. Advirtió la salida la criada, que a 1°que parece debía estar distante y ocupada, y preguntó a laniña: «Isabel, hace mi ama en el jardín?; que el f ri° esmucho y la hará mal». Contestóle la niña que estaba bcando flores. Catalina, oyendo este despropósito, le replicuPor cierto, sí; adónde se encuentran ahora flores en elmundo?» Pero, esto no obstante, entró la Beata trayerld°flores.

Estos sucesos hicieron entrar en curiosidad a la nina,entrábase en el jardín y le registraba todo para ver (111,,,-rosal estaba florido, y hallaba 'que todo estaba abrasa do c°:la fuerza y rigor del hielo, y que sólo algunas veces Puu°coger algunas hojas de la hierba que llaman Santa María;

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Pero en trando la madre Mariana (siempre sacaba flores desn jardín o huerto, aunque no fuese tiempo de que las hubie-se ", y con ellas en la mano o en el escapulario, muy conten-ta Y gozosa, la decía: «Mira, mira lo que me ha dado mi8,211- 01- para que le ponga.» Y su misma criada atestiguó quealgunas veces, viendo la Sierva de Dios en el altar flores queque enviaban de fuera, cuando aún no las daban las plantasdel- jardín, se iba a ellas, y haciéndose la muy enojada «lasreflia y las reprendía de tan negligentes y desidiosas, comoella era, en dar a su Autor y Señor el fruto que debían » , ydesPués de la reprensión dábanse más prisa a florecer.

El Padre Presentación relata un caso, que bien pudo;pillo al mismo testigo o a persona inmediata. Era el padretraY Agustín de Jesús María, entonces aún corista, ayu-dante del sacristán; mandó un día una señora, para el altar,una hermosa mosqueta, por ser la primera se la había man-ado presentada su jardinero. Pusiéronla en la cerradura

gel sagrario, y reparando en ella la Madre Mariana, dijo al,e° rista: « Angel mío, pide licencia a mi Señor y dámela.»zntregósela y empezó ella a loar a Dios por haber criadoaquella flor, y devolviéndosela a fray Agustín, le dijo: Mu-e," se ha descuidado nuestra mosquilla (una mosqueta que:enla en su jardín); yo la reñiré para que se enmiende. » Al:°que del Avemaría se retiró la Madre Mariana a su casi-`a, Y la siguió el corista para que le diese la cera que al díasiguiente había de ardei . en la exposición del Santísimo;

; ierleaminöse a su jardín, y Mariana de Jesús, haciendo una'nelinación a la cruz que había en medio, fuése derecha a su

°sclueta (observándolo todo el corista) e hizole este capítu-'° de culpas: « e:No se afrenta hermana, de que otras la ga-nen Por la mano en servir a nuestro Señor y Criador? .Quérazón hay para que las extrañas y que están en el siglo lle-ven flores para el adorno de nuestro Dios, y que estandovOs en su casa habéis de ser la última en servirle? Mire quese h a de enmendar de hoy más, y no ha de ser negligentelleGrno yo.» A la mañana siguiente llevó gran cantidad de

res en el escapulario, y mostrándoselas al religioso, le« Ya, ángel mío, se ha enmendado nuestra mosquilla, yha dacio estas rosas para el adorno del altar.»

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XVI

Su devoción a la Santísima Virgen.

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Manrique de Lara, que estaba en la calle de Carretas, a sucelda de Santa Bárbara, y todo el camino fue hablando adon Francisco Roque Cavanes, que la acompañaba, de lasexcelencias de María y de la obligación que todo cristianotiene de amarla y reverenciarla con toda su almo., y confiesael buen hombre que se volvió admirado y asombrado delfervor de devoción con que le habló y de que el entendimien-to de una mujer llegase a discurrir tan altamente de lasgrandezas de María.

Hizo imprimir a su costa una traducción del «Te Ma-riam Laudamus» y la divulgó entre los fieles; tenía buenaP rovisión de rosarios, que repartía, principalmente, entrelos pobres que andaban de puerta en puerta, recomendán-doles muy encarecidamente que lo rezasen todos los días.Maravillosas son las conversiones y curaciones que hizo conel santo rosario.

Hizo voto de hacer una Imagen de la Inmaculada Con-cepción, y como atendía con las limosnas que le daban atantas necesidades, siempre se veía sin dinero para cum-Plirlo, por lo que estaba ya determinada a pedir al padreComendador que se lo dispensase. Entendiólo su buenaamiga doña Elvira, y poniendo su caudal, que no era peque -•I0 , a su disposición, dióse orden a Valladolid para que seencargase una bien primorosa, sin reparar en el coste. Estaes la imagen de que, y en la agonía, dijo a doña Elvira queYa se estaba haciendo y que había de salir muy linda. Nota-ble es lo que el padre Nicolás de Santa Bárbara dice que su-cedió en los dos últimos días del octavario con que en Juniode 1627 solemnizaron su inauguración, que el retrato de laestaba sobre su sepulcro en la capilla contigua, descoloridoBeata que porque el yeso había absorbido los colores, se ani-tlu5 y avivó y se mostró tan alegre y festivo que fue la ad-miración decuantos lo vieron, y pasada la fiesta volvió a suPalidez primera.

XVII

105La devoción a la Santísima Virgen, tan propia de

Mercedarios, que nos honramos de tenerla por madre y fun-ta

dadora, arraigó profundamente en el corazón de la 13(

Mariana, niña aún, y fué creciendo al paso que los airies.

Venerábala como a Madre dulcísima y experimentó tod a su

vida su patrocinio.liar'

Niña la honraba en las estampitas que tenía en ei n se ;cito del desván, y María la recreaba con sus apariciol

rezäbale todos los días «con grande consideración y jostción » el santo rosario, seguramente el de quince mistelpues tal es el que, como el de la Beata, guardan las Madres

Mercedarias descalzas de Göngora, y la Santísim a Virgenla regaló en esta ocasión con dos maravillosas apariciones

que cuenta su confesor, y se verán adelante. A1 levantarse1,itdoañadía a la alabanza de la Trinidad beatísima: «Sea a lai-

mi Señor el Santísimo Sacramento y la Purísima ,Coneel)-

ción de la Virgen Santísima, concebida sin mancha d e re'ca-)ve

do original, y yo soy su esclava indigna, ínútil y sin Pr'

cho » , fórmula que repetía entre día, y tal vez fuese la tisugiPa 3de su saludo. Siempre que en la conversación nomb ra - ,María, era con la añadidura de mi Señora la Madre de 1 , lose inclinando reverentemente la cabeza; consagräba'"sábados y ponía la cera y daba el estipendio de la misatada de estos días; hacía que se celebrasen con toda so

lar

nidad y con sermón las fiestas principales de María querren entre ario.

Fué camarera de Nuestra Señora del Templo, inla71antiquísima, que en su tiempo estaba sobre el sagrario e

lasaltar mayor, y de Nuestra Seriora de Belén, y cuandotenía en casa para vestirlas y aderezarlas, no se acostabu'queaun cuando la estancia se prolongase a ocho días, P° 1 p

decía que teniendo tan buena huéspeda, era descortesía irs-

a la cama y dejarla. e tSProcuraba encender en el corazón de sus prójim os '

devoción, y era tal el fervor con que hablaba de María' queCatalina «no encuentra palabras conque poder exp lica -

101'3Una víspera de la Asunción iba desde la casa de doria

Su admirable igualdad de animo y humildad.

Fué muy celebrada por su admirable igualdad de ánimo,que el obispo de Montelíbano, juez en el proceso apostólico,enumera entre sus principales virtudes y califica de eximia

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un capitulo general de la Recolección de la Merced. E ra uncomentario vivo de aquella su sentencia: No te turbe nadade lo que se acaba; y así, según fray Pedro de la Purifi ca-ción,.carmelita descalzo, nada había que en su pecho intr°dn-jese turbación o novedad; el padre fray Lorenzo de Sant°Domingo afirma que vivía en una tan quieta tranqu11idadque nada había que turbase su paz ni su quietud, y llena dedolores y de penosos accidentes, dice su íntima amiga don aElvira Manrique de Lara, ninguno de los muchos q ue vefían a visitarla se lo conocía en el semblante; «antes sí que

-

notó con particular advertencia la gran paciencia de estasierva de Dios, ejercitando esta virtud en grado tan e xce-lente, aunque la diesen causa de enojarse o alterars e , queentonces era cuando con más blandura y paz interior habla.ba , y puede afirmar y afirma que jamás en todo el tielnP,°que la trató la vió enojada o airada, que es cosa dig na uenuestra ponderación, pues en tanto tiempo y con tan fre-cuente comunicación y con tantas ocasiones para descon1P°nerse, y alguna dentrotde su misma celda, no vió en ella ac"ción ni la oyó palabra que fuese culpable».

Su criada Catalina atestigua que se le hicieron desestiMa-ciones con palabras de baldón e injuria, y la murmurabande beata muy regalada y que gastaba chinelas de cuer o GI,e

ámbar, con no comer otra cosa que lo que la misma Catalrna le daba, y «se le fruncía a la sierva de Dios la 13°C3

cuando comía en mesa ajena, sin poder comer un bocad°sino a fuerza de cumplimientos», y ser las chinela s queusaba tan ordinarias corno costar el par seis reales; y cuan,-do estas cosas llegaban a su noticia, sin perder aquella au-mirable paz, se sonreía y decía: (Tal soy yo » . Injuriáronleun día, y sin responder palabra ni alterarse, volvióse a sudiscípula Juana de S. Pablo, que quería salir a la defen sa, Yle dijo: «Hija, trátanme como merezco».

En sus conversaciones exhortaba a todos a esta igualdadde ánimo, y dice el mencionado fray Pedro de la Purit-ción que le hizo escribir en un papel, encargái.dole j unta-mente que le mandase a la memoria estas sentencias : «Nadate turbe, nada te espante; todo pasa, Dios no se muda; la Pa-ciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta. 4Deestos versos añade el padre Presentación- hacía sacar

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' Muchas copias, que -el hermano Pedro de la Purificación,donado del observantísimo Orden de los Descalzos de Nues-tra Señora del :Carmen, repartía entre personas devotas».

Procedía esta perpetua constancia e igualdad de ánimo,según el padre fray Marcos de San Lorenzo, de que «tandescarnada y desprendida su alma de sí misma y del amorPropio, vivía radicada y afirmada en sólo Dios».

« Su humildad—escribe el cardenal Trejo—fue grande yObservada en la casa, en los aderezos de ella y vestidos desu Persona, en sus palabras y obras, humillándose y reve-renciándolos a todos y teniéndose por una vil criatura, y suvida por muy diferente y peor que la de todos, y continua-Mente lo decía, y a mí me lo dijo y vi esto muchas veces: sila Pedían que hiciese oración por alguno, o encomendase a1)los algún negocio, siempre respondía que era una misera-ble pecadora y que no la mandasen a ella nada de eso, queotras almas había dignas de rogar a Dios y pedirle y queella no lo era; muchas veces me dijo esto. Era tan ajena decontar revelaciones, ni lo que le sucedía en la oración, quea causa de esto podrá ser que no se pueda saber de ella tantoComo de otras. Algunas veces le pregunté qué la pasaba en laOración el tan largos tiempos como estaba en ella, y nun-ca me quiso decir más de que para la merced que Dios lahacía en admitirla en su presencia, era poco el tiempo delInundo,.

EL AISTO SANTOEra al anochecer; el tren volaba por la /costa del Adriá-

tico hacia Ancona, era imposible apreciar ya el paisaje quese desarrollaba ante nosotros; cerré, pues, los ojos repa-sendo las impresiones de los últimos días: Viena, los Alpeslet)n sus bosques y las huellas de la gran guerra, después' a l lanura, Udine, Venecia, Padua, Ravena con sus mo-saicos...

Vino a sacarme de mi abstracción un carabiniere que'Ir sentado enfrente, diciéndome: ¡Perdone! Veo que mu-

lie gente va a Roma; mis hermanas dicen que han de ir1eMbién, porque es el albo santo; ¿no podría usted expli-carme lo cue es eso?

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—La Iglesia, Madre de todos los fieles (respon dí) Ilaseñalado este año particularmente para levantar el corazónal cielo y arrepentirnos de nuestros pecados, resolvié ndo-nos enérgicamente a vivir como verdaderos cristianos. Hlun año santo cada veinticinco y el último fué, por consrguiente, el 1.900.

—Pero y los viajes a Roma, ¡,para qué sirven?—Para,,ganar la indulgencia extraordinaria concedida a los cla'visitan los sepulcros de los Santos Apóstoles que fundar°la Iglesia y transformaron el mundo, y para ver al Pesucesor de San Pedro y Vicario de Cristo. Así nos sea":mos más unidos con él y con todos los demás crisfian°'de todas las naciones, dándonos cuenta de que todo s 50'mos hermanos y tenemos un mismo Padre en el cielo Y enla tierra. Si los hombres hubieran pensado más en eso n°3hubiéramos ahorrado la última guerra con todos su s 11°-rrores.

—Pero se gasta mucho dinero.—Nunca mejor empleado que en educar a los hombres'

elevando a la vez su inteligencia y su corazón. La s Pere;grinaciones, aunque molestas para el cuerpo, son undadero banquete para el espíritu, sobre todo donde abellezas de la naturaleza se añaden las del arte, com 0 ei"n

t'Italia. Los italianos son los que menos deben quejarse uese dispendio, pues para ellos es un verdadero negoci°'Todos los extranjeros dejamos aquí varios miles de liras'no sólo en los gastos forzosos del viaje, sino en recuerdos,libros y objetos piadosos que hemos de llevar a nuestrasfamilias.

— Pero usted no es italiano?—No, señor. Soy español, aunque aficionado a las

cosas de Italia.- desembarcado usted en Venecia?—No es puerto a propósito para venir de España cla„e

está al Poniente. Algo acobardado al ver que yo no era si'paisano y un poco avergonzado de su desconocimiento 0ela Geografía, mi buen interlocutor me dijo que él era de

Padua, oyendo complacido mis informes sobre la devoci%fique en todo el mundo se profesa a san Antonio y sobre ".-1felicidad que sería para muchos millones de cristianospostrarse ante su sepulcro, como yo había hecho aque5misma tarde. El, en cambio, me ponderó las grandes fiesiuteque allí se celebran en Junio, despidiéndose afectuosarnenjal llegar a la estación de su destino.

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• Yo quedé pensando en la necesidad que hay de explicary hacer ver las cosas, aun allí donde parece que ellas mis'mas se entran por los ojos. Llegué a Roma al otro día PO'la mañana que era domingo, y por la tarde me fui al Vall'cano para entrar por la Puerta santa y ganar el Jubileo. Laafluencia era grande y los empleados de la basílica reservaban la puerta santa para la entrada indicando las otra ,!5

epara la salida. Muchas personas se postraban antes d-

penetrar en el templo.Grupos numerosos de diversas parroquias de

entraban con sus estandartes, cantando su fe y pidien -do

perdón de sus pecados, yendo a arrodillarse ante la vedesde la cripta donde reposan las cenizas de los dos granue-íareformadores del muhdo. La gente del pueblo aPareLemezclada con las clases superiores; clérigos, frailes, cal)",-Ileros, soldados, niños, mujeres, ancianos, todos formaba'una sola familia unida por los mismos afectos y Pell"'mientos.

Un cardenal anciano, de elevada estatura, estaba senta-do hacia la derecha del crucero, sobre unas gradas, dest a

-cándose su traje encarnado sobre la cortina morada queservia de fondo a la silla. Tenía en la mano una vara larga,;con la que daba un golpecito en la cabeza a la gente que 5-arrodillaba humildemente ante él. ¡,Quién es este seric",,4i(pregunté a un sacerdote que estaba a mi lado). —Es „-cardenal Fruhwirt, ex general de los Dominicos y Penite"-ciario Mayor.—No se necesitaba más para comprender queestaba cumpliendo con su oficio y dando penitencia a tod(r)jlos fieles, cargo nada ligero este año para una person a u-su edad.

Esperé un buen rato y no pude menos de conmovernieal observar las muestras vehementes de contrición que dabaaquella gente de todas edades y condiciones, ante una cere;monia al parecer tan sencilla. Pasé cuando me llegó la v:y hube de confesar que el Vaticano, que en mi primeravls';ta había calificado de pesado y poco espiritual, era bell°,;rrebosante de vida, si no por su arquitectura, al menoslos extraordinarios actos que allí se realizan. Sus graP7aproporciones, sus altísimas bóvedas me parecían tooag,"„pequeñas para dar idea de la vida de la Iglesia, y los rellifjjos dorados de su artesonado una pálida imagen de la 'I'que el cielo derrama allí sobre las almas.

Pasé en San Pedro varias horas y después de la ob2:gada visita a la imagen de nuestro Padre San Pedro Nola'

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CO,, me fué imposible hacer en aquella tarde la de las otrasDasílicas, San Pablo, Santa María la Mayor y San Juan deLetrán, que deben practicarse en el mismo día para ganarel Jubileo. Tenía que hacer muchas cosas en pocos días, yLasi hube de pedir conmutación de dos visitas a las cuatroDasilicas citadas, para lo cual están facultados muchosconfesores de Roma, quedando sólo obligado a recorrerdos veces en dos días el largo itinerario.

Aprovechando el primer día libre volví de nuevo a SanPedro, en compañía del P. Ameno, procurando no detener-!n e demasiado, aunque la tentación era grave. Terminadaal lí la visita, nos dirigimos a San Pablo, tomando el tran-vía de las basílicas, servicio especial montado para esteT10 y para el cual hubieron de tenderse algunos kilómetros

Vías nuevas. Cuando llegamos a la grandiosa basílica,' a más lejana de las cuatro, descendía también del tranvíareservado una peregrinación, no muy numerosa al parecer,Pues ocupaba sólo dos coches, pero que luego resultó com-Puesta de unas 200 personas, que entraron en la basílica alcanto del Miserere. Las voces graves de los sacerdotes yde otros muchos hombres alternaban con las de las mujeresY los niños, produciendo un efecto bellísimo.

Al ver el fervor con que se acercaban al altar de laconfesión, cubierto por lindísimo baldaquino gótico delsiglo XIII, fueron muchas las personas que no pudieronco ntener sus lágrimas. Frágiles somos todos (decía yoPara mí) pero es imposible que los buenos propósitos queen estos momentos se forman, no den frutos saludables.llaga el Señor que nuestra vida y la de todo el pueblocris tiano sea cada día más conforme a sus enseñanzas, yque éstas penetren hasta la médula de nuestros huesos!

Antes de abandonar aquel santuario quise ver su célebrec.laustro.—¡,Estará abierto?—pregunté a un padre benedic-tino del monasterio anexo. --Podrá abrirse—me contestó?ondadosamente el interpelado, y nos condujo ante uno de28 monumentos románicos más espléndidos que he visto.Ln España tenemos muchos claustros de ese estilo, bajitos,sonrientes, de columnas pareadas delicadísimas, pero los210saicos de áureos reflejos que cubren las columnitas delme San Pablo sólo pueden verse en Italia.

Cuando abandonamos el monasterio salía también laregrinación que habíamos visto llegar; ahora cantaban el

! e Deum, y el efecto de doscientas voces tan variadas eratodavía más emocionante que a la entrada. El P. Ameno

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se acercó a una señora y le preguntó de dónde eran. PeGénova—contestó elia.—Paisanos de Benedicto XV!—clamamos a un tiempo nosotros, y tratamos de montar en elprimer tranvía libre, prescindiendo de la línea de las bastli-cas que era inconquistable.

Durante nuestra espera vimos llegar otra peregrinaciónnumerosa, que la prensa del día siguiente nos dijo se r deAsís, paisanos y devotos de San Francisco, en los cualeshabía algo y aun mucho de aquella grande alma del pobr e

-cito que es gloria de la Iglesia y de la humanidad..Llegamos a Santa María la Mayor a la caída de la tarde

y ante lodos los altares, en todas las capillas vimos gruP°sde fieles orando, cantando, gimiendo, dirigiendo al Se'"rfervorosas oraciones. Quise ver otra vez el sepulcr o deSan Pío V, erigido por Sixto V, que reposa en frente de él,pero aun abriendo mucho los ojos no logré que dejasenimpresión en mi retina las luengas barbas de aquel rostrodescarnado, detrás del cual se consumía en fuego lento ungran cerebro preocupado con lo a• turcos, la herejía Y elcristianismo superficial de muchos pueblos católico s, griesto último se parecía a Pío X, que ha encendido en el Inun-do el fuego del apostolado.

—No vamos a llegar a tiempo a San Juan de Letrán--dije al P. Amerio.--Podemos ganar la indulgencia e n elumbral—me contestó él, y nos dirigimos allá apresur ada-mente. Cuando llegamos a la basílica el sacristán forcel ea-ba ya con las hermosas puertas de bronce, que estuvieronun tiempo en nuestra iglesia de San Adrián. Al vernos titu-bear nos dijo que pasáramos y que podríamos salir P or l°--puerta lateral. Hicimos nuestra visita y mientras nos /4;1

gíamos al convento por delante del Coliseo, regado con lasangre de miles de mártires, ya a la luz de las estrellas'comentábamos las escenas que habíamos presenciad o Y sefortificaba nuestra confianza de que el año santo en Ron143y el que luego se concederá para toda la cristianda d (Y el

ri -jubileo compostelano en España) han de contribuir pouer o

samente a que las enseñanzas divinas de nuestro Redent( )rarraiguen cada día más en nuestros corazones y se hagancarne de nuestra carne y hueso de nuestros huesos . ¡Ven ,

t oSeñor, Jesús, y reina en nuestras almas y en nues.r - scuerpos!

FRAY GUILLERMO VÁZQUEZ

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Santoral Mercedario

La Venerable Madre María Josefa delRosario.

t 9 de julio de 1805.La Santa de las Madres, como llaman en Santiago a Sor

50sario, nació en 1766 en Ermúa, del Señorío de Vizcaya, auonde sus padres, que eran naturales de la Montarla de San-9.11cler, habían ido a buscar fortuna. Su padre, Manuel de-"ledo, falleció antes de conocer a esta hija, fruto único de surnatr imonio con Francisca González, que puso el mayor es-rnero en criarla y educarla cristianamente.

Era su madre muy devota del Santísimo Sacramento y estaIreuloieöinó .n echó tan profundas raíces en el corazón de la niña'12ria. Josefa, que a los cuatro arios daba ya pruebas mara-" liosas de fervor, demostrando una inteligencia superior aSt1 edad y deseando vivamente acercarse a la sagrada Co-

rn

Comenzó desde entonces a ejercitar un apostolado felizentre los niños, a los que enseriaba la doctrina y la devocióna las almas del Purgatorio, procurando atraerlos con lasgolosinas de que al efecto se privaba.

Siendo de catorce años se trasladó con su madre a La`-,oruria, de donde ésta era originaria, y allí, bajo la direc-ción de un prudente confesor, al que obedecía ciegamente,c,°n tinuó adelantando en la virtud, al mismo tiempo que per-teecionaba su instrucción. A medida que iba creciendo enedad, mostrábase más trabajadora, modesta y obediente,Sendo el encanto y la edificación de cuantos la observaban.

E1 Señor que la crió (dice uno de sus confesores), quisohser su director y maestro desde sus más tiernos arios, y so-dure un fonde de inocencia y sencillez natural poco común4, erramó sus divinas ilustraciones y luces, para atraerla a'1-1 Conocimiento, amor y trato interior. El director juzgacl!ie la oración de esta criatura fué infusa desde sus princi-rs Y que, a más de las finezas y regalos que en ella reci-ta del Señor, la dictaba también el celestial Esposo doctri-

2,as prácticas, acomodadas a su capacidad y la inspirabav.siuesrcpircoigosrepsroos.»pios de sus circunstancias y convenientes para

c, Una prueba inesperada vino a poner más de manifiesto'11 virtud; pagando tributo a la inconstancia humana, su111„ adre, al cabo de veinte arios de viuda, contrajo segundas'41Peias, que fueron para la joven María Josefa un semillero

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reiendo a sus confesores, hacía por ingerir otro alimento1. sus frecuentes enfermedades llegaba muchas veces al

último extremo, pero recobraba la salud tan pronto comorecibía el santo Viático, por lo cual, después de grandesdiscusiones, en que intervino el General de los descalzos

varios religiosos de otras Ordenes, acordaron conceder-le la Comunión diaria, que era su mejor alimento y medi-cina.

El Señor la favoreció con la impresión de su corona deespinas, que le producía terribles dolores con abundanteefusión de sangre y, aunque su humildad lo resistía contOdas sus fuerzas, le anunció que iba a separarla de las ocu-,Paciones exteriores, dándole el velo negro de las religiosas"e coro en vez del blanco de lega que hasta entonces habíatenido y con el que estaba contentísima., Y, en efecto, en la tarde del 23 de Septiembre, víspera de'a Merced de 1801, estando ella muy atareada en la cocina,sintióse impulsada por fuerza superior a ir a la iglesia. Qui-0 pasar antes por su celda para mudarse el hábito, pero no

ie fue- posible y, casi sin darse cuenta, se encontró en mediodel coro. Allí se le apareció la Santísima Virgen rodeada de

flgeles y quitándole el velo blanco le puso uno negro igualal q ue usaban las religiosas de coro, pero cuya procedenciar, 10 Pudo averiguarse, y dejando el blanco sobre la silla de

prelada, desapareció, quedando la nueva corista en pro -L' undo arrobamiento, arrodillada, señalando con una mano_, acia adelante y puesta la otra sobre el corazón, radiante'le alegría y transformada su tez morena en sonrosada.

Así permaneció durante cuatro horas sin que fueran par-a volverla en sí las vísperas solemnes que allí cantaron

'as religiosas. Y no fué esto solo, sino que al mismo tiempoaPreavreiacri:i. nstruída en la pronunciación del latín, sabiéndoseclLe Memoria los salmos, que rezaba admirablemente sin teneru

Este portento fué objeto de apasionadas controversiasentre las personas que no conocían la virtud de la sierva defl)i.°s > y el Vicario General de los descalzos mandó, que con-Trine a las Constituciones volviera a su profesión de lega.'„Isi se hizo con grandísimo contento suyo, pero las religio-'as , que conocían la sencillez de sor Rosario, .sintieron esteacuerdo, pues sabían que era incapaz de ficción alguna, por12 cual el General se resolvió a poner el caso en manos del

rzobispo don Rafael de Múzquiz, nada propenso a creer enlevelaciones, y que después de maduro examen, impusolo dn. ileve 80alme4.n ete el velo negro a la madre Rosario el 5 de Febr-

Queriendo darla una prueba de afecto y veneración lasMonjas, la nombraron Vicaria, y Dios Nuestro Señor conti-nuó acrisolándola con terribles dolores a la vez que la con-

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de disgustos y malos tratamientos, hasta verse arrojada decasa por su padrastro.

No sabiendo a dónde dirigirse entró de sirvienta enClarisas de Santa Bárbara de La Coruña en Julio de 1:7°'permaneciendo allí tres meses. Pronto se captó la simPat'ade las monjas que desearon tomara su hábito, pero el SefITtenía destinada esta joya a las mercedarias descalzas

der

Santiago, convento de muy estrecha observancia fundaido,en 1671 por el Arzobispo don Andrés Girón, y al q ue 1°'santiagueses han mostrado siempre extraordinario cariño,llamando a nuestras religiosas sin otro aditamen to lasmadres.

El demonio que observaba con rabia los admirabl es pr°-gresos de la joven en todas las virtudes, movió contra ellauna espantosa borrasca interior y exterior de la que saliotriunfante con la divina gracia. Admitida en las meredas tomó el hábito a los veintidós arios de edad, dejandoasombradas a sus maestras y connovicias con sus virtudessingulares. Profesó a 8 de Noviembre de 111-M siendo v ie-rio del convento el P. Lector fray Pedr4 .ret CorazónJesús, que la dirigió después mucho tiempo y nos dejó t'a'relación de su vida.

Comenzó el Señor a mostrar en ella seriales extraordina-rias que fueron para sor Rosario causa de muchas angustias'a las que contribuyeron a veces los confesores, ya para cel-ciorarse de su virtud, ya por no comprender el espírit u quela guiaba.

Una de las cosas más extrañas de su vida, es que despesde comulgar, se le quedaba en la boca la sagrada forma, saldeshacerse ni poderla deglutir, teniéndola por varias horasen arrobamiento con grandísima confusión suya. Esto n° leimpedía hacer admirablemente su oficio de cocinera; antestno sólo las monjas, sino también las criadas y los pob,restaban encantados cuando le tocaba de semana a la ma"'pequeña, como llamaban a sor Rosario por su baja estattl'ee'Era igualmente admirable la limpieza de su person a Y cuanto estaba a su cuidado.

Esmerábase sobremanera en complacer a todos, conl°fuera a Cristo Nuestro Señor y cuando le preguntab an cla,ihacía, respondía en el meloso dialecto de la tierra: Es„sirvindo a estes anxeliños. Muy conforme a su carida d e7,también su fervorosa oración por las necesidades de losjimos, singularmente espirituales, que la traían en fervie"s'tes ansias. Las mujeres y niños cautivos en tierra de rn-49%y las almas encerradas en el Purgatorio recibían el contin"auxilio de sus ardorosas plegarias.

Durante varias semanas y aun temporadas de cuarenta!más días, su único alimento y bebida fué la sagrad a Elthc,:-ristfa, resultando contraproducentes los esfuerzos que,

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fortaba con singularísimos dones, entre ellos el desposorio,espiritual.

Sabiendo que se acercaba su fin lo anunció a varias reli-giosas que, ilusionadas por los accidentes pasados, no creíanque hubiesen de perderla tan presto, y llena de mérito s en-tregó su alma al Señor al mediodía del 9 de Julio de 1805, alos treinta y ocho arios de su edad.

Su cadáver fué visitado por toda la población, comenzan"do por el Arzobispo que le había quedado muy aficionadodesde el examen de su vida. Hízole el oficio de sepultura,conforme a sus deseos el convento de Mercedarios calzadosde Conjo y en los días siguientes otras comunidades. En 19°5,con licencia del Sr. Arzobispo, Cardenal Martín de Herrera,y en presencia del Vicario General Sr. Solís (actual Obispode Mondoñedo), se levantaron sus restos, que conservan lasmonjas con gran veneración, lo mismo que el velo negro quele impuso la Santísima Virgen y el blanco donde se obser0la impresión de la corona de espinas.

En 1812 escribió su vida el presbítero don Marcos Parce-ro, cuya obrita fué reimpresa en 1842 y refundida y amPlia.da por los presbíteros don Estanislao J. Labairu, en 1881, ydon J. F., en 1909.

FR. GUILLERMO VÁZQUEZ

PAGINA MISIONALEl Prelado del Buen Jesús de Gurgueia.

Na llegado felizmente a Roma el Prelado de nuestra m i-sión del Piauhy Rvdmo. P. Pascual Miguel, preconiza'Obispo de Agatópolis. En la Ciudad Eterna con la SantaSede y con el Maestro General de la Merced, tratará a sun-tos importantísimos de 811 prelacía y recabará coopera cio-

n es necesarias para la difícil labor que le fue confiada.En los tres años largos de misión recorrió, nula°

veces acompañado solo del mozo de mulas, la vasta preln-cía, haciendo él solo tanto camino como el de sus misio ne-ros reunido.

Su entrada en el Piauhy fué una verdadera odisea. Lasfatigas del penoso viaje exacerbaron sus antiguas doleneias,„'y cayó en gravísima enfermedad que le dejó sin sentido ypuso a las puertas de la muerte. Su único compañero y 5e-cretario el P. Francisco Freiría lloraba ya muerto al jefe dela primera expedición misional después de la restauración

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de la Orden en España, y aislado del mundo en aquellassoledades veta malogrado el primer intento de instalaciónde l os Mercedarios en el Piauhy. No eran estos los pensa-mientos de Dios; en un baño caliente, preparado como sePudo, en que exánime fué metido, recobró el sentido y elP . Freiría la esperanza de salvarle la vida.

Llegados a 5. Ramón, el desaliento se apoderaba de sucorazón: dos solos —y tardaban tanto en llegar los prome-tidos misioneros—para obra tan ingente, una inmensa selvaIn culta. A la caída de la tarde, enervados por el calor delclia y cansados de largas caminatas por la selva, sentadosala puerta de la casa misión, añoraban la tranquilidad de lavida conventual de Europa o Méjico, la frescura y limpidezde nuestras aguas, la suerte de los que mueren entre los

uyos que piadosamente les cierran los ojos; porque una de

dotePreocupaciones del misionero es morir solo sin Saceru-ote que le administre los sacramentos, sin tener personaconocida en quien descansar en aquella hora suprema.

A pesar de los pesares no sucumbieron ni al desaliento,rn al mortífero clima, y aunque se hayan quedado en loshuesos, como suele decirse, continuaron el ejercicio de suinlisión, porque tienen como propio del misionero prodigar! a vida y perderla. No se acabó en España, gracias a Dios,l a cantera de los grandes misioneros; los nuestros y los delas otras Ordenes lo demuestran.

Su consagración episcopal.

Se celebrará, tal vez, en el próximo agosto o septiembre,en la capital de España (1). Sabemos que algunas ciudadesPretendieron este honor, alegando razones de peso; peroPesó más su condición de español y el afecto que a EspañaProfesa. Todos los misioneros abrigan en el fondo del almala esperanza de rendir su último aliento al Creador en elaqelo que los vió nacer, en los conventos testigos de losPrimeros pasos de su vida religiosa, y por lo mismo deseanque esos actos que determinan épocas notables en la vida,cporompoia l paaotrridae. nación y consagración, se verifiquen en la

Día de júbilo será para los mercedarios españoles, espe-

„ ( 1 ) Compuesto este articulo, antes de ajustarlo, sabemos que la“Msagración será el 25 de Julio, en 11 iglesia de D. Juan de Atarcón,9.ue será el obispo consagrante el excelentísimo señor obispo demadrid-Alció.

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cialmente para los de la provincia de Castilla, el día d e laconsagración episcopal del P. Pascual Miguel, porque c°11ella se reanuda la serie gloriosa de los Obispos Mercedariossantos y sabios, y sobre todo, misioneros que tanto la e nal-tecieron en el pasado.

¿Qué es un Obispo misionero?

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Mente en el P. Pascual el largo noviciado de tres años, quele caPacita para la futura labor de obispo y le dispone pararecibir abundantemente la gracia de la consagración.

Ningún estorbo humano impedirá o disminuirá los efec-tos maravillosos de la plenitud del sacerdocio. En contactoCO n dificultades insuperables para las fuerzas humanas, sinOtro auxilio humano que el pequeño y tardío de la coopera-

Obispo, palabra griega, viene a significar en nuestolengua el que está a la mira, el que está al cuidad o , elsuperintendente de los intereses espirituales de una diác esiso prelatura, que es una porción de la Iglesia; y verdaE era-mente, el obispo debe estar a la mira de cuál sea la vc lurytad de Dios, de lo que a sí y a su grey falta para cumpy estar al cuidado de sí para ser un modelo vivo en quepuedan mirarse los fíeles, y estar a la mira de los f elesapacentándolos con sanas doctrinas y con la recta adminis-tración de los sacramentos. Obra compleja y ardua E s elobispado, para la cual es necesaria mucha sabiduría Y f°1-taleza: sabiduría para enseñar y reclargüir, y fortaleza Puracorregir, sufrir y emprender.

Esto es un obispo, y más que esto tiene que ser un

obispo misionero; porque los otros obispos tienen dirE eto-res y profesores que formen en la virtud y en la cienci a '1

los jóvenes para el sacerdocio, tienen párrocos que le des-cargan en parte de sus obligaciones atendiendo a las parr°-quias, tienen predicadores que les ayuden y suplan e n la

re opredicación de la divina palabra; pero el obispo misiolntiene que ser párroco y predicador, profesor y director, ola-yordomo y sacristán, por la penuria de personal que se sufreen las misiones. Los otros obispos, por vivir en Paisescivilizados, tienen sólo que atender al cuido espiritual de su

diócesis; el obispo misionero debe acudir casi con tantafrecuencia también al cuidado temporal de sus súbdtt05;tiene que ser médico y practicante y hasta enfermero; ar qui-tecto y albañil, labrador y ganadero; financiero y Pres°-mista, juez y hombre bueno; porque en donde hay poco °nada de esto, el obispo lo tiene que ser todo; y así se lesve tan pronto enseñando el catecismo como explicand o unalección de latín o teología, buscando el emplazamien to deun futuro pueblo y trazando sus futuras calles, dirigien do laedificación de una iglesia o de una casa, en fin, tiene queevangelizar y civilizar.

A la consagración episcopal ha precedido afortune

Upo de niños del Buen Jesús de Gurgueia que hicieron su primera

Comunión el 17 de Abril de este año.

nción misional, tiene experiencias de lo mucho que hay que'te en Dios; ni el halago del aura popular por tan alta dig-nidad le desvanecerá, ni apenas rozará los pliegues de suvestido episcopal, ni la perspectiva de comodidades tempo-rales empañará la pureza de su intención.

Padrinos de la consagración.

Los padrinos de la consagración deben ser almas gene-' "as que con los medios espirituales y económicos cooperena la labor evangelizadora del nuevo obispo, su ahijado, yti ratändose de un obispo misionero, sus padrinos deben ser'Os verdaderos padres de la misión de su ahijado.de-

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LIS Juventudes Misioneras Mercedarias y todas blisotras entidades de cooperadores mercedarios, llärnensecomo quiera, son por derecho propio la madrina del futur°obispo P. Pascual Miguel. En la consagración, que eotil. °dijimos, tendrá lugar en Madrid, las entidades merced'de cooperación misional de esta ciudad, en representacionde todas las de España y del extranjero, deben apadrin ar alP. Pascual Miguel; y mejor sería, si es realizable, que cae,centro misional mandase uno o dos representantes a es'acto.

Con esto no deben contentarse los centros misionen"de la Merced, sino que, además, deben organizar una coma:nión general el mismo día de la consagración, ofrecer cadacual un ramillete de sacrificios y limosnas para que la gra-cia de la consagración se ostente abundante y esplendorosaen el nuevo obispo, solemnizar el acontecimiento con ve-ladas, excursiones y, por fin, hacer una colecta que u,e,hecho manifieste al obispo del Piauhy que estamos con e'para la cristianización rápida del extenso territorio confiad°a sus cuidados pastorales.

Manos a la obra, para que copiosa descienda la gracit3sobre el Piauhy y su obispo, la Merced y los cooperadoresde sus misiones.

Del P. Mariano Ferrer.

A causa del mal tiempo y de las lluvias continua s 11,°,,

pudo el Prelado emprender el viaje el día prefijado, 12 u'Abril. El 16, marchó acompañado hasta Remans o P°rnuestro Intendente y por el Juez Dr. Rangel, que, com o Yasaben, es el Maestro de novicios de nuestra O. T. Por !aincesante y copiosa lluvia se detuvieron todo el día 17 en ;„"Gruta, y menos mal que allí hay una casa de un tercian'en donde pudieron guarecerse, pues para los siguierli,esdías no les queda sino una gran llanura sin agua potable'ni viviendas, resignándose a aguantar en el escampado lAd:inclemencias del tiempo y a descansar en la red tendi da u`árbol a árbol, hasta que lleguen al Capín, que es la primeracasa que se encuentra, ya en el Municipio de Caracol, aunas cuarenta leguas de aquí.

Agradeceré a S. P. si aprovechando la visita del Prel;do, me manda por lo menos una estampa grande Paraiglesia de nuestro Padre S. Pedro Nolasco, de S. Serar'_,°'5. Pedro Armengol, S. Pedro Pascual, Santa María ue

Cervellón y de nuestra Beata Mariana de Jesús.

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, De esta santa hermana e ilustre madrileña celebré unIriduo los días 15, 16 y 17 del actual, y por no tener otra ima-Ven expuse a la veneración de los fieles el retrato aquel de' a mascarilla que 53. PR. nos mandaron con la reliquia, unPoquito de lana de la almohada que la Beata tuvo puesta.

Junto con las estampas mándeme un ejemplar de su vida,Pues quise a modo de meditación leer algo a los fieles y noILIV e otro libro que «El Mercedario instruido» y algunosPuntes que tengo recogidos desde que escribí con motivo

del centenario de la fundación de la Orden: «Dos hijosilustres de Aragón y Castilla».

Volvamos al día de la fiesta de nuestra Beata. Ese díaIlleieron la primera Comunión los niños de esta villa--BuenJ›,estis— y con este acto siempre enternecedor y simpáticotAealzamos los festejos dedicados a nuestra santa hermana.

l a tarde hicimos la renovación de las promesas del bau-tismo, les dí la bendición y saqué ese grupito que le envioPor si puede servir para la revista., Ayer tarde sufrí un nuevo ataque cerebral, que no meIM Pidió asistir a dos enfermos graves.

Ahora que no valgo para nada, ni para párroco siquiera,tue nombra Vicario General nuestro Prelado; obedecí sin

replica, porque en su lugar me afligiría muchísimo que unlibdito se resistiera a prestarme su ayuda; pero nunca peor

Pudo venir el encargo - la carga en circunstancias en quemejor que para trabajar debía salir para Europa a pasarunos meses en Sarriá o en el Olivar. Comprendo que deboNagradecer esta distinción que me hace con la persona del,i'relado y su cargo una misma cosa, pero enfermo desde el,41 de diciembre pasado, perdidas las esperanzas de reco -rar la salud en estas tierras, más estaba para probar for-

tuna yéndome con él a pasar unos meses de descanso deeste continuo traqueteo por estos montes.

Bom Jesús do Gurgueia 25-IV-925.* *

, ¿No habrá alguna jovencita o persona mayor, perita enel arte de Apeles, que durante los ocios de esta estaciónveraniega a la frescura de los aires perfumados de la mon-t,? fla , o de los yodados del mar, que se decida a pintarI'mos cuadritos de nuestro Padre, de los demás Santos de

Orden y de la Beata Mariana para mandar al P. Ferrer2et ilet ic ittglaabronde las estampas que me pide? Espero que no caerá

ne el vacío este ruego, y que más de una se prestarán a

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NOTAS RELIGIOSASLas conversaciones de Malinas.

Al subir al Pontificado Pío XI, el Cardenal Mercie r Pu-blicó una pastoral, vibrante y maciza como todas las suYas'sobre el Papado, una de cuyas conclusiones notables eranestas palabras: «Todos los esfuerzos hacia la unión de lasiglesias separadas han resultado estériles, porque aspiraa la paz sin reconocer la autoridad suprema del Cabez a quepuede crearla y mantenerla. Sólo puede restaurar el ordenaquel que ha recibido de Dios el encargo de confirmar en lafe a todos sus hermanos».

Lord Halifax acotó en un « memorandurn» lo que creíaconveniente para discusión y soltaba la prenda de q ue leparecía bien el primado de honor y jurisdicción del Rornan.°Pontífice. Así nacieron las famosas conversaciones denas. La primera reunión tuvo lugar en otoño de 1921, y /3

más notable fué la de Mayo último, máxime teniendo ?ricuenta la cualidad de las personas. Con decir conversanes, se dice ya que han sido privadas, sin mandato ni dele-gación, y de compromiso puramente personal, aunque siern-pre con las aprobaciones necesarias. Y por ese carácter Con-fidencial se ha podido saber muy poco de lo que han dich°'

Desde luego se ha ventilado el principio fundamentalsea la conexión orgánica puesta por Dios entre su palabr,arevelada y la cátedra de San Pedro, libre de todo error, segunla Promesa de Jesucristo, siempre y cuando define un a ver-dad como parte de esa misma revelación. Y en globo tarri-bien podemos decir que se discutió un cuestionario relatia liturgia, disciplina, etc.

No obstante las divergencias inevitables, todo lo anima-ba el espíritu de caridad. « Nuestras reuniones, decía Mer-cier en su pastoral de Enero de 1924, han sido instructiyasy edificantes. Ningún libro puede lo que un cambio de gypresiones. Los hombres han sido hechos para amarse, Y C°nfrecuencia hombres extraños que por la separación pudier°11concebir enemistad, gustan el encanto delicado de comPrenderse muy bien.

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Probablemente, decía uno de los interlocutores, es esta lavez Primera que hombres de competencia, católicos y pro-testantes, han podido conversar con entera libertad horas yhOras, sin que la cordialidad haya padecido el más ligeroInenoseabo. Claro que el calor mutuo de los corazones no esla unidad de la fe, pero ciertamente prepara el camino. Hom-bres , y más en especial grupos de hombres, que han sidoeXtrafíos por largos arios, y vivido en una atmósfera carga-da de recelos , sino de antagonismos, arraigados en lo másProfundo de la conciencia, están mal preparados para reci-bir los argumentos de sus contradictores. .?';o afirma el Con-cilio de Trento, antes de definir la justificación cristiana yeL lpti e l fin de prepararlos para ella, que los corazones de losnornbr es deben de estar dispuestos para oir la palabra de5i°s; « Praeparate corda vestra Domino . ?... Al término decad a reunión nos separamos con la promesa de orar y pedira todos que oren por la santa causa que nos había reunido».

Vamos a dar breve nota de los principales protagonistas:El Cardenal Mercier es filósofo de recia personalidad,

conocedor como pocos de las necesidades ihtelectuales de la?Poca e instaurador de métodos personales para satisfacer-las ; formidable debelador del ciempiés modernista; Obispode una sencillez y grandeza de alma que recuerda a los Gre-g°rios y Agustinos.

El canónigo Batifol, conocidísimo por sus investigacio-nes acerca de los orígenes de la Iglesia y cuyas conclusio-nes son definitivas contra los caprichos racionalistas.

Del campo protestante citaremos al Dr. Armitrage Ro-binson, el famoso Deán de Gales, universalmente conocidoPor su competencia en la literatura primitiva del cristia-nismo.

Respeto a la unión con la Iglesia Católica su consejo fa-lniliar ha solido ser: rogar y esperar. Su piedad edificante,SU amistad sincera con los católicos hacía pensar que estenombre debía de tener pronto su camino de Damasco.

El venerable Lord Halifax, anciano de ochenta y seises digno de simpatía por el ardor sincero con que ha

Consagrado buena parte de su vida a la unión corporativacon Roma, fracasada desde 1896, cuando la condenación delas órdenes anglicanas. Se le podría llamar catolizante en el

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sentido de que siempre ha defendido y apoyado el gruP°extremo o sea el más cercano a Roma; y, cosa sorprendente'que un hombre de esta condición tome por argumentos co"sas de tan poca base racional, como el vestido, incieus°'canto y otras cosas por el estilo. Claro está que el pi-Cestantismo está lleno de esta clase de aberraciones.

De todas maneras, en esta noble expedición a la verd ad,

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torDe temperamento y criterio muy distintos es el da,Carlos Gore, no curado aún del viejo fermento antirronv

sino que lo conserva entero, no obstante su presti gio dehombre de letras.

Mucho más sensible y mejor dispuesto es el Dr. Kid, figu-ra principal de Oxford y director del Colegio Keble. En 13

ntesreunión del otoño de 1923 decía al Cardenal Mercier: «Alde abandonar a Oxford, he orado con mis discípulos y Y°que están pidiendo ahora al Espíritu Santo por el feliz suce"so de nuestros trabajos.

Yesultados? Por el momento no se pueden concretar;a ¡-acaso se tarde poco en saberlos. Se ha dicho ya que la 1

ma reunión fué en Mayo, dentro de la novena del EspírituSanto, 18-21 inclusive. Pues bien, un periódico tan seri°como « The Universe » , de Londres, nos comunica esta nile-va: «El viernes (22) Su Eminencia el Cardenal Mercier saliópara Roma, y, según se afirma, lleva consigo un suma rio de

odprocedimientos para la sumisión al Santo Padre, habiesido preparado otro para el Arzobispo de CanterburY . P°r

u nosel momento nada se hará público sobre el asunto » . b--elentrado ya en la etapa de las negociaciones? Dios lo quiergy que sean fecundas.

Su buen término significaría nueva y enorme acotaciónde la Iglesia en la conciencia inglesa. La unión corporaiivncon que soñaba el idealista Halifax es imposible por ahorapor razones que saltan a la vista.

forma una enorme masa de espíritus que marchan con letud que a veces desconcierta, pero que marchan.

deLas conversaciones de Malinas no son más que un°tantos episodios de esa gran agitación que pide, con 11°

fuerza que los tractarianos del 39, más culto, más einación; trasdivina, más sacramentos, más doctrina católica, liben -

que ¡sincronismo notable!, la incredulidad por el lado ()P ues-

t° grita con nueva furia: menos catolicismo, menos Dios,'nas hombre, carne y sangre.cie 1F: S la agitación que somete a implacable revisión la obra

'os sofistas del siglo XVI y que es cada día más gigan-tesca.

Neuwman, cuyas predicciones respecto al catolicismo in-glés, solían dejar frío al hombre absorto por la acción y susresul tados inmediatos como era el Cardenal Manniug, deja-ba ; no Obstante, entrever la proximidad de un verano. Elg. ran oratoriano empleaba estas sencillas frases: «La Iglesia

s 'esa existió y la Iglesia inglesa dejó de existir y la Iglesiain,

g' ' esa existe de nuevo. Este es el portento digno de todoClarnor. Es la venida de una segunda primavera; es una res-ta,arillordeCnieleri sic

l físico».Para

>o:den moral COMO la que tiene lugar cada

l Para curar esta enorme oleada materialista es menestera repetición de los prodigios apostólicos, decía yo a la vista(le un a gran capital anglosajona, organizada sobre la ideade u na vida de setenta u ochenta arios y nada más, con todoel

Confort y placer extraídos de los productos de toda la tie-rra Y del ingenio de todos los hombres.ti( Y se me dijo: "es por qué no hacemos posible esa repe-

lón?ti Mucha verdad. El Espíritu de Cristo puede renovar laerra toda como educó las indómitas pasiones bárbaras.c,I.° el Espíritu de Cristo no viene, sino se ora.

de Hagamos de la tierra un inmenso Cenáculo y las lenguasfuego divino disolverán con facilidad el hielo de los

es' l

píritu para unirlos todos en un solo Credo. Tremenda res-P„ unsabilidad, que siendo omnipotentes no sepamos hacer uso

esa omnipotencia de la oración. Que como decía muy24 el Deán de Gales: «La línea más breve de espíritu a es-

niri–tu no es la recta, sino la curva que pasa por el cielo».nti -

FR. MARTIN O. DE ARRIAGA

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¡CREADOR...!Cuando Angelo Bianchi envió desde Roma sus primer°s

trabajos de pensionado, causaron . una verdadera revoluciónen las esferas del arte; se revelaba un nuevo genio Parahonra y gloria de España, porque a pesar de haber italiani-zado su apellido, Angelo era hijo de un honrado huertanode un pintoresco pueblo de la costa levantina.

«Pigmalión», «La sonrisa de Venus » , « Pillueli de plaYa",merecieron medalla de oro en tres exposiciones consecuti-vas, y el autoretrato del escultor en bronce, fue adquirid°por el Ayuntamiento de su pueblo, desfilando ante él,de orgullo, todos los conciudadanos.

Quince años transcurrieron desde su partida; el señor Vi-cente Blanco, autor de sus días, descansaba en el sepulcr°'cuando una mañana todos los habitantes del pintores co pue-blecillo se pusieron en conmoción al ver llegar una n ube d:obreros con el arquitecto, maestro de obras, etc., cluiene-después de medir un gran terreno a orillas del mar, en1Pre0rdieron el regreso.

Pocos días después el terreno fue cercado, y coill°encanto, comenzó a surgir un hermoso edificio, que fu';admiración de los sencillos vecinos del contorno, crecien''4-ssu admiración al saber que el dueño del palacio era, nini menos,menos, que Angel Blanco,

Tonet Ferrer, maestro de escuela del pueblo, fue con1P3-ñero de colegio de Angel Blanco.

Tonet, excelente muchacho, de corazón sano e inteligerircia algo soñadora, elevábala mas allá de las miseria s de 13

vida... Cuando supo la llegada de Angelo sintió una alegrrinmensa. ¡Habían jugado tanto de niños; se habían ani3u°0tan sinceramente! Venciendo temores, llegóse al sunttwspalacio.

Angelo corrió al encuentro de su amigo en cuant°lacayo le anunció la visita; le estrechó con efusión en su--brazos y le llevó sin soltarle hasta su estudio diciendo:

—1Ah, mi buen Tonet...! Tú eres el único que me rectler,,da... Qué de vueltas da el mundo, eh...? Estás hechoguapo mozo... ¡Qué alegría siento al volver a verte! No tar-

— 709 —

(1(5 en recaer la conversación sobre las obras del artista, elcual dijo a su antiguo amigo:

—Mira el boceto de mi «Pigmalión » . Con este me di a co-nocer.

Tonet miraba y admiraba en silencio.., Sus ojos vagabancle la s estatuas al autor de ellas, y veía el genio irradiandoen aquella alta frente coronada de ensortijados cabellos, enaquella mirada altiva y centelleante de tonos verdosos, comolas olas al ser heridas por el sol; y veía el genio palpitandoen aquellos bronces y en aquellos mármoles que parecían vi-/l'ir bajo un soplo poderoso que les animaba.

--He aquí el poder del hombre—dijo el artista golpeandocon su mano el dorso desnudo de una ninfa que parecía que-rer ocultarse en una concha—. -Ves estos mármoles...? Bajoel Poder del arte viven... Son verdaderas creaciones, a lasque se llega a amar como a hijas.

— Sin duda; el hombre ama siempre sus obras—dijo To -estas obras son maravillosas... Parecen tener vida...

rero es una ilusión... Les falta el alma, y ante esto se estre-na el poder humano. ¡Sólo Dios es Creador!

--Tú, que has permanecido en estas playas sin ver mun-(1°, sigues, ya lo veo, en tus viejas creencias. Yo he luchadotanto, que no he tenido tiempo de ocuparme de eso, pero yaque dices que sólo Dios es creador, voy a demostrarte locontrario.

Y tocando un timbre, dijo a un criado que apareció:—Que nos sirvan el almuerzo en la 'terraza y que suba

Angiolina cuando terminemos.

II

En la gran terraza, contiguo al estudio y que avanzabaatrevidamente sobre el mar, terminaban los dos amigos sualmuerzo, cuando una voz delicada y dulce gritó desde laPuerta:

--Papá... ¿entro?Y sin esperar respuesta, una niña de unos ocho años se

Precipitó corriendo en los brazos del artista.--He aquí mi creación. Como ves, tiene vida.Tonet miró a la niña con admiración.Era, en efecto, el más acabado tipo de belleza que se pu-

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a dediera soñar; su cuerpo, su rostro, tenía toda la purezlíneas de las bellas estatuas inanimadas.

—¿Negarás que el hombre es creador?—dijo Angel°tono de triunfo.

fus'—¡Pobre Angelo! —dijo tristemente Tonet—. Estás obre,cado con tu gloria y no ves más allá... ¡Creador el hon

cuando no es más que un instrumento del verda deCreador.. !

No tuvo tiempo de proseguir; un grito desgarradorvolver la cabeza' a los dos amigos.

Angiolina se había escapado de los brazos de su pi P'resbalóencaramándose sobre la balaustrada de la terraza, enresbaló sobre el mármol al que en vano quiso asirse,cuerpo describió una curva en el espacio y cayó de cabezasobre las olas que se estrellaban sobre los robustos m ur( s dela terraza; las olas se abrieron sobre el cuerpo de la P° reniña, que desapareció.

Angelo lanzó un rugido semejante al del león hericle'arrancándose la bata de seda japonesa que le cubría, se Ilzuen el mar en busca del tesoro que éste quería arrebatarle'

Tonet, horrorizado, contemplaba aquel cuadro terrible;ner-sus labios se movían; oraba tal vez... Vió a Angelo sul

girse entre las olas, con las que luchaba desesperadamente;l agri-por un momento creyó que éstas le habían vencido, Y

00mas de angustia le ahogaban; al fin le vió aparecer, per osolo... Llevaba un cuerpo inerte sobre sus hombros; algtnaslanchas que habían acudido en su auxilio le cercaron, eil ten una de ellas, y minutos después entraba en su casa C°I1

SU preciosa carga en sus brazos.Tonet se precipitó a su encuentro; quisieron tornarle 13,niña, pero el les rechazó con un gesto y la colocó sobre

dodiván arrancándole los broches de su rico vestido, buscanf0un latido, algo que denotara vida... Pero todo en vano.-

mar le había devuelto una estatua más de mármol.Angelo miró a su alrededor con extravío...—¡Muer''

sollozó de un modo desesperado—. ¡Está muerta...! noTonet se acercó lleno de consideración... Puso su ala

sobre el pecho de la niña, ni el menor movimiento; el In& icodel pueblo, que llegaba en aquel momento, la examin ó -vez, y sólo pudo decir:

— 711 —

— ¡Lástima de criatura!— ¡Está muerta!—dijo Angelo con voz de idiota—. ¿Oyes,

ronet? ¡Mi hija... está muerta...!Tonet le había detenido en un movimiento de desespera-

eitç--u , y le sacó a viva fuerza de aquel sitio, miró a su alrede-d- or buscando algo que le auxiliara, y su vista tropezó con-n boceto de María teniendo en sus brazos el cuerpo de Jesús—uerto.

Le arrastró hasta allí, y haciéndole caer de rodillas antee i sublime grupo... — Sólo Dios da y quita la vida—dijoa- su oído con voz penetrante—; sólo El tiene derecho sobre

n;-I-a... ¿Para qué quieres morir? ,Para quitarte tu esperanza

irle una gloria eterna al lado de esa niña que te ha arrebata-

-0 Aquel que te la diö?Una gloria eterna?—murmuró el artista...

Y en tropel acudieron a su memoria todas las antiguasreencias, ahogadas bajo el humo de las glorias mundanas.

Y abundantes lágrimas acudieron a sus ojos que buscaronei grupo, representando el grupo más sublime de los doloreshecho por él, cuando aún sabía rezar, y estas lágrimas co-rrieron, corrieron perdiéndose en el pecho leal de su antiguoamigo, que repetía en su oído esas frases de consuelo quesólo saben encontrarse en la religión.

JULIA G. HERREROS

VARIEDADESRedimir quiere decir «comprar de nuevo». Los miembros

fue l a antigua orden de Mercedarios eran llamados «reden-ores» , porque reunían dinero con el que rescataban eristia-'Os , que por vivir en la esclavitud no podían practicar sureligión (1).

Por eso, desde los orígenes de nuestro instituto, era par-Le de la acción de los modernos Redentores en Inglaterra elicol eetar para las iglesias necesitadas, como puede verse en'Os primeros números de « Second Spring›. Pero otras obras

t ( 1 ) ne captivitatis temporalis vincula fierent laquei captivi-atis aeternae. (Dist. VI, cap. II de las constituciones).

COn

hjz0

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R A DI- 0(3 RAMASŠIL B A IN A Si Nuestro Señor tiene preferencias en el

amor, o el amor que a sus criaturas tiene es elmismo para todas, siendo las manifestacionesdistintas.

r Es claro que Nuestro Señor ama a unas criaturas con prefe-penel a a otras. San Agustín dice: «Dios ama a todas sus criaturas,s ero entre todas ama mas a las racionales; de éstas más a las queapn miembros (por la gracia) de su Unigénito, y más que a todasPerrn a este su Unigénito». La razón es que unas criaturas son su-

a lores a otras, y las excelencias o ventajas que unas llevan›otr.as , no las tienen de sí mismas, sino recibidas de Dios, y Diosdiö esas excelencias o preferencias no por necesidad, ni por

r'ru ingtel_c_iEal, sino libremente porque quiso,' y como amar es que

d-

b ien, dándoles esas preferencias queriendo, se las dió aman-qn; las amó, pues, con amor de preferencia, pues las crió y enri

J-r i2ec.16 .a unas con preferencia a otras. Así Dios ama con prefe-

c ! ;. al que da su gloria que al que da su gracia, y al que da su'`-`ela y la luz de 11 fe que al que sólo da la luz de la razón.

g pe esto se sigue ia contestación a la segunda parte de la pre-s amor que Dios tiene a sus criaturas es el mismo,iz encl o las manifestaciones distintas,si se entiende por amor es

voluntad divina, que es el principio del amor, o tambiéno- s. acto del amor en cuanto es uno y el mismo con que se ama ah l mismo y a todas sus criaturas, es certísimo; porque en Dioss:Y una sola voluntad y un solo acto de esta voluntad con el que

3,,- ,,arP a a Sí mismo, a la grande y a la chica de sus criaturas, por-" lo contrario, a saber-, la existencia en Dios de actos distintos

voluntad sería, porque con un solo acto de amor no se podía)41 Prender a sí mismo y a las criaturas, lo cual sería imperfec-eönti „ , Porque si nosotros multiplicarnos actos de amor, es porque

tilestros actos no son permanentes, pues apenas se encienden en-,estti ra voluntad se apagan, como las burbujas que casi al mismo0 ec," rn Po que se forman desaparecen en las superficies de las aguas;Porque nuestros actos no son comprensivos que alcancen a to -

los objetos amables, y así tantos son los actos de amor cuan-es son las razones porque amamos, o porque no son intensivos,Y

Clec i r , no llegan a toda su perfección por parte de la voluntad,p aSi repetimos los actos de amor como repite el cantor las notaso!ra darlas con fijeza y limpieza y llegar al desarrollo completoa

suS facultades. Pero el acto de amor de Dios es permanente co-g_L ° hoguera siempre encendida, ,,es comprensivo porque es tan

', 1-1cl e como El mismo, que es todo lo que puede ser, y es, por finensivo, porque todo lo que El es, que es todo lo que puede ser,

e(; caridad. En este sentido, el amor de Dios no sólo es el mismon que se ama a Sí mismo y a sus criaturas, sino que es único.

111 , F-.1 amor que Dios tiene a las criaturas es el mismo, siendo lases estaciones distintas, si manifestaciones se toma por efectos,

pues se ha dicho que Dios ama con preferencia y por lo',.,410 da a unas criaturas más y mayores bienes que a otras.

ei ei e le ocurrirán a la Bilbaína preguntadora más de una obje-n Y más de cuatro preguntas que de estas se derivan, y yo

-- 712 —

de urgencia inmediata impusieron tregua de largos año s 3este pensamiento, hasta que hace seis años pudo ser orgy,alizado con el nombre de «Fondo para las parroquias pobresdel campo>. ;me

Su necesidad especial bien se comprende por la unär,

l—entusiasta aprobación y gratitud de los Obispos, nlanfes_—ntetada en cartas particulares y en pastorales y principalme-por el magnífico sermón titulado «La colosal obra de -dención», de su eminencia el cardenal Bourne (1).

Es menester que cada Redentor (2) tome su parte desin-teresada y ardiente en esta obra de redención real y ver-dadera.

Muchos dejan de contribuir al fondo de las redencion -o, inatajados con la idea de que su cooperación sería d e 11'71sevalor. Error grande, pues muchos pocos hacen mu cho -7trata de la más vital obra para la conversión del país.

El dinero es casi lo único que tenemos que sacrificar 119Ytia

por la Iglesia. La generosidad de nuestros padres nosconquistado la completa libertad en las cosas más estitna-bles por cuya causa sufrieron y murieron. r i

Re.- rt

(iePor eso necesitamos que cada Redentor sea colecto Jefondos con aquel mismo espíritu de la antigua Orden Y qsaquen partido de toda persona que traten, a fin de rea nuestros compatriotas de la esclavitud del error. g

—içt . a-

remos con gusto los nombres de los que quieran ser coleeres regulares.

Aspiramos a una renta anual de 30.000 libras esterlinas;este año pasaremos de L. 3.000, y para el año que viene eperamos andar entre L. 5.000 y 10.000...

Si queremos socorrer a nuestros obispos, si quernimás presbíteros, más iglesias, más católicos y nlei°

Lret li-110

truídos, un espíritu caVlico más influyente, una Inglea—dr j amás espléndida, mejor y más feliz, no debemos dejar P ie eipor revolver hasta convertir en gigantesca empresa.Fondo para las parroquias pobres del campo,.

(Trad. de . The Second Spring», órgano del Gui ld ° f °1117Lady of Ransom, de Southwark, Londres, Julio).

(1) Predicado en la Catedral de West minster, el día de TuestiMadre, del ario pasado, y divulgado en folleto después.

(2) Pasan hoy de quince mil adictos.

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quedo con la pluma en ristre por si acierto a resolverlas y a con-testadas.

MARIA ANTONIA. Puede durante la misa del domingo reoarse

la penitencia que puso el confesor? „ti-091-Si puede; como rezarse el rosario por devoción, o en es

miento de voto, hacerse la visita para ganar una indulgenctez.decir, se puede hacer todo lo que sea culto divino y se coniPaca con la atención general a la misa.

F8vores de la Beata Marianade Jesús.

je!Verín.-- Después de padecer durante trece mese s dej

hígado, sufriendo cólicos muy dolorosos, se fueron hac ien%

s.tan frecuentes que me obligaron a guardar cama dos mes

Me encontraba muy mal, sin ningún apetito, sólo torna'leche, y poca, con muchísima repugnancia. Me dier°ntonces una reliquia y estampa de la Beata Mariana deJes"e"la que puse inmediatamente; hiciéronle mis hijos u na n°,v ena, pidiéndole me sanase, si me convenía, y en espe cial "'

aliviase los dolores tan grandes que sufría. AnEstos me desaparecieron por completo, continuan do

ferma, mejorando con lentitud, hasta hace un mes en querecobré el apetito y me encuentro ahora muy bien, habie,n.doido ya el domingo pasado a misa, a la que no había P°'1asistir desde hace veinte meses.

Por todos estos favores doy muchas gracias a Di os YBeata Mariana de Jesús».

(Carta de la favorecida con fecha 26 Junio 1925).

Jerez de la Frontera.—He ofrecido para la causa de

i

la canonización de la Beata Mariana de Jesús 40 P eseta,s1;te-conseguía cobrar un crédito que consideraba perdi do. "–nido el favor, le mando la cantidad prometida.

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EI hl. R. P. Faustino D. Gazulla, ficadOmicoCorrespondiente de la Real keademia

la Historia.Nació en Muniesa (Teruel) el 15 de Febrero de 1879; ingresó y tomó

e2 hábito de la Merced en el convento de Nuestra Señora del Olivar el1 894 ; se ordenó de sacerdote en 1901; fué elegido Provincial de Arag,SnC n 1911 y nombrado Procurador de las provincias de España ante la

Curia Romana en 1912;obtuvo el grado de Licen-ciado en Filosofía y Le-tras, sección de Historia,el 1916; fue Diputado porla Provincia de Artigónen el Capítulo general de1919; fué nombrado Aca-démico de número de laReal Academia de BuenasLetras de Barcelona en1919, y por fin Correspon-diente de la Real Acade-mia de la Historia, el 14de Mayo de 1925.

Sus trabajos publicadose inéditos.

1. 0 Biografías de lospadres Fr. Pablo Cene-do y Fr. Magín Ferrer ydel Reverendísimo PadreFr. Gabriel Barbastro.—Revista Mercedaria dirigi-da por los padres Merce-darios de Córdoba. (Ar-gentina).

2.° Los Reyes de Ara-gón y la Purísima Con-cepción de María Santí-sima. — Barcelona, 1905.

14 3.° Historia de la fal-2 Bula a nombre del Papa Gregorio XI, inventada por el dominico1'. Nicolás Aymerich contra las Doctrinas Lulianas.—Premiada en

' certamen de Ciencias Eclesiásticas de Barcelona, 1907, y publicadaen Palma de Mallorca el 1910.

4» Jaime! de Aragón y la Orden de IR Merced. Presentado al pri-B e/lr Congreso de Historia de la Corona de Aragón y publicado enuarcelona, año 1908.

5. ° Los Mercedarios en Gerona durante la Guerra de la Indepen-wencia.—En la revista de Barcelona: El Apostolado Seglar, 1908.

J JAN

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6.° El M. R. P Fr. Manuel Mariano Ribera. Su vida Y susobras. Revista de Bibliotecas, Archivos y Museos, 1908.7° Vida de Santa María de Cerve116.--Barcelona, 1909. io ex8.° ¿La Orden de la Merced se fundó en 1218?-Com Ptles- n

presamente para fijar la verdadera fecha de la fundación de la nar/

Oruo'que comenzaba a discutirse al acercarse la celebración del GenteRoma, 1913.

9. 0 La Patrona de Barcelona y su Santuario.-Publicada Para

conmemorar el Centenario de la fundación. Barcelona, 1918. r o de10. Jaime I de Aragón y los estado,' musulmanes.- DiSCU S a,Recepción leído en la Real Academia de Buenas Letras de Barcelonioal ser nombrado Académico de Número de la misma, el 22 Jul.'de 1919.

11. Refutación de un libro titulado: SAN RAIMUNDO DE PENAFUNDADOR DE LA ORDEN DE LA MERCED. - Barcelona, 1920.

12. La Orden de/Santo Redentor.-Presentada al segun d ° cAonno,g reso de Historia de la Corona de Aragón, celebrado en Huesca,1YA`e»

13. Al margen de una Refutación.-Noticia leída en la Real Aeal:'e,mia de Buenas Letras de Barcelona, el 6 de Febrero de 1921. (C111/'del documento llamado de los sellos). Barcelona, 1921. do-14. El Beato Fr. Juan GilabertJofre.-Noticias y fotocopiascumentos originales publicados en El Diario de Valencia, extraLinario dedicado a la Virgen de los Desamparados con motivo ;(30Coronación, en Mayo de 1923; como resultado de la investigle:hoefectuada en el archivo del Hospital Genera!, para demostrar qu e Lucesilustre mercedario había sido el Fundador del Hospital para demenide(1410) y qu i en inició el culto de la Patrona de Valencia, con el Iftul°Santa María dels lnocents folls.

da15. El Puiv de Santa María (siglo XIII), Monografía presenta7-,"tercer Congreso de Historia de la Corona de Aragón, celebrad°Valencia, 1923. En prensa.

16. Los Mercedarios en priva (siglo X111).-En el Boletín de la 5°-ciedad Castellonense de Cultura, 1923. Albert17. Sarcófagos de Fr. Pedro de Amer y de Fr. Palmando -- n.en el Santuario de Nuestra Señora del Puig.-Archivo de Arte val'ciano, 1925.

18. Los Mercedarios en Valencia, Argufnes y Algar (siglo X111).--Boletín de la Sociedad Castellonense, 1925. , de

19. Las compañías de Zenetes en el reino de Aragón. -130."la Real Academia de la H . storia; en prensa.

20. Moros y cristianos. Algo sobre cautivos.-Boletín de la L)

dad Castellonense; en prensa.21. La Orden de la Merced. Estudios histórico críticos (1218" „;,/ s

22. La Orden de la Merced. Capítulos generales y provill '- e(1218 1318); inédito. la

23. Pedro ¡II de Aragón y los estados musulmanes.-LeídoReal Academia de Buenas Letras; inédito.

24. El cautiverio y la Orden de la Merced; en preparación.25. Alfonso III de Aragón y los estados musulmanes; en prePa"

ración.Además ha publicado diversos artículos en periódicos y revist,a:'iya

a ruego de la Excma. Diputación de Valencia, tiene casi termin a" noinvestigación para escribir la Historia del Hospital General de a cl uleA elciudad, en su primera época (1410-1510), o sea mientras eonserv-

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ar6e ter de manicomio que le imprimiS el Beato Gilabert; trabajo dee6ra. n in terés, por haber sido el primer establecimiento de esta clase queexIsti ö en Europa, y del cual tiene recogidas, en el poco tiempo que0°2. Y mil dificultades ha podido investigar, multitud de interesantese -11c. las referentes a su fundación, incremento, administración, culto,bervlei o facultativo, alimentación, vestido, tratamiento y estadística de'8 enfermos.

BIBLIOGRAFiATotai Pu l chra , a dos voces iguales y órgano, por el R. P. lose

eb: tiEusi ub:omposición hecha con mucho acierto y dentro de un am -

lente Pe rfectamente religioso.SU técnica es moderna y sólida, pero sin efectismos de relumbrón,

Y en tod a la obra resplandece un temperamento melódico fácil y bien

t E n iglesias, colegios y conventos que dispongan de pocos ciernen-c's Prestará un buen servicio esta pequeña composición.

Vay a para el inspirado maestro nuestra efusiva felicitación, quehqvr:enstoabdeemsoeasmeostsá brteriaterajdreiterarle, oel: nuevas e importantes obras musicales,

PATRICIO BENEYTOValencia, Junio 1925.

* * *

be müsica.-«Tota pulchra • .

liemos recibido este precioso motete a dos voces y órgano, publi-ejdo recientemente, del que es autor Fray José Miguélez, Religioso

ereedario y compositor distinguido.Au nque su producción no es ciertamente copiosa, sus obras le

e010ea0 entre los más aventajados maestros; de lo cual da buen testi-til°ni° la sencilla y bella composición que nos ocupa.

De forma dialogada en su exposición, teniendo como tema un peque-diseño de aspecto campestre, pero sin separarse del carácter clási-

e'e l'el igioso, basado sobre una armonización, el afortunado autor dete «Tota pulchra) ha conseguido un feliz hallazgo con su nueva

°bra.

GOMIS(De « El Siglo Futuro » , 2 de Julio 1925).

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FERRO'.

Exámenes de fin de curso.—Gracias a Dios, banfinalizado los exámenes que los alumnos de segu nda ense-ñanza de nuestro Colegio tuvieron que sufrir en el Instituto.

Side La Coruña. Su resultado fué por demás halagador, -uesbien es cierto que no podemos por menos de lamentar alga«nas malas notas, muy pocas relativamente, en cambio tene-mos que celebrar el triunfo de muchos de nuestros alutn"sque obtuvieron calificaciones supremas. En genera l abu.r1.:dan las notas superiores, cuyo mérito sólo saben aprecia'debidamente Jos que conocen la seriedad y justicia COn queprocede el competentísimo Claustro de nuestro Institut°General y Técnico, aparte la condición de no ser oficialesnuestros estudiantes. Los exámenes pasaron de trescientoscincuenta. Varios alumnos obtuvieron Matrícula de Honor,pero entre todos merece mención especial el jovenc ito decatorce años Santiago Montero, que a pesar de heber Pre-parado en este solo curso nueve asignaturas, correspondiien-te al tercer y cuarto año de Bachillerato, mereció en tociaslas más altas calificaciones y en cinco asignaturas Matric,;s-la de Honor. Al felicitarnos a nosotros mismos, envian1„-scariñosa enhorabuena a los aventajados discípulos y a s"respetables familias.

Las obras de nuestra Iglesia.—Continúan avanzarlzando con relativa rapidez, y únicamente pedimos a Nuestr;;Madre Santísima mueva los corazones de sis devotos te-que la falta de recursos materiales no nos obligue a inT1rrumpirlas. Lo recaudado entre los fieles de ésta con tai ojeto, es bastante, pero falta todavía mucho.

Cultos. -- Durante todo el mes de Junio se ha reza d ° ejejercicio propio del Sagrado Corazón de jesús en nuestr;capilla, terminando con la novena, cuyo último día coinci-dió con el primer jueves de este mes, especialmente solerrincfc,-zado por los «Jueves Eucaurísticos», que vienen celebranunas comuniones muy fervorosas y acudiendo solícitos stlo'socios a la Hora Santa, que hace siempre el P. Rector, 001,director de la Archicofradía. La nueva junta, que presi de 'aseñorita Carmen Maymó, y de la que forman parte las %e'floras de Aznar y Donate, trabaja con creciente celo, Pr°1), -gando esta obra de tanta gloria para Jesús Sacramenta'

La V. O. T. de la Merced.—Con asistencia de la intlita'sdirectiva y de la directoras de coro, se celebró a mediau2del mes pasado el capítulo anual, presidido por el P. 1VI°ue-

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raclor , Fr. Luis Barros. Se leyó una memoria de la señoraComendadora doña Dolores García, viuda de Plá, a quien

ct persistente dolencia impide asistir personalmente a es-dus actos. En ella hace historia de lo que fué la Tercera Or-t en desde la junta anterior, y recoge las notas más salien-ir del movimiento mercedario, como el centenario de la

ata Mariana, Misiones, Capítulo General de la Orden,etcé terateetera, dedicando un recuerdo especialísimo a las Herma-nr,,as fallecidas. El P. Moderador glosó algunos puntos de la'encionada Memoria, haciendo hincapié en tres esenciales,re fueron aceptados con entusiasmo, comprometiéndose..as directoras de coro a inculcarlos con empeño a todas laslerciarias. Fueron ellos el fiel cumplimiento de la obligaciónque el deber de caridad nos impone para con nuestros her-11;05 difuntos; la intensificación de la devoción a Nuestrae i ,a ,ure , manifestada en las comuniones de los coros, espe-

',`", itnente en la general de los días veinticuatro y en laasistencia a los cultos de la tarde, y, finalmente, la vigilan-

cine todas las terciarias han de tener sobre sí mismas, encaridad a la modestia cristiana, avisando con prudenc : a y,.: 1; idad las directoras de coro a las hermanas, que en estotn'JaSerl algo que desear. En esta junta fué nombrada direc-jja del coro de niñas del Santo Angel, la Hermana Paz Az-

O. Bárcena. Asimismo se acordó, por unanimidad, que la

c . * u . T. contribuya para las obras de la iglesia con sete-Nuestra pesetas, que poseía en títulos de la deuda. ¡-Bendiga

Madre amantísima a sus fieles hijos, para que si-ganIl

COn entusiasmo trabajando por la gloria de Dios y en suPropia santificación!z Predicación.—A predicar un triduo en honor al Cora-s Óiti Deifico, fue a Sarria el R. P. Ildefonso Sánchez, de cuyaSolem nidad se ocupó la prensa regional.d Narón y en Neda predicó el P. Barros, en la festivi-dad del Corpus y Sagrado Corazón de Jesús.G Mención especial merece esta última celebrada en labhra.11- a , cuyo Párroco, don Ramón Mayobre, puso a contri-e 'elön su celo y energías para que resultase espléndida yttll usiasmadora. Lo consiguió de veras auxiliado poderosa-'nte por la fet vorosa junta del Apostolado, dignamente

por la señorita Mercedes García del Rio. Los ein-T7

.dida días de la novena predicó el P. Barros, rector de

entleistro Colegio, v el último celebró la misa de Comunión,la que se acercaron a la Sagrada Mesa muchos fieles, y

id„r yez primera varios angelicales niños, a quienes dirigió"sivas frases el celebrante. La Misa Mayor, muy solemne,rantáronla los socios del Apostolado, dirigidas por el inspi-

Q4" maestro, nuestro querido amigo, don José María Alba-e) interpretando una misa de la que él es autor.

Hubo sermón, predicado por el mismo orador de la. nove-

Page 21: Li erre Orden Tercera y Cofradías. - odemih.com VIRTUAL/Publicaziones... · había de servir». ... viendo la Sierva de Dios en el altar flores que ... razón hay para que las extrañas

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• ot clana. Por la tarde salió la procesión con el Santísim o Porla villa, conduciendo el sagrado Viril el P. Barros. Presidíala procesión el capitán de navío don Francisco Nú ñez Q ui-xano; el segundo comandante de la Base Naval, don RafaelHeras, comisario, don Carlos Franco y Salgado Araujo Ydon Gonzalo Meiräs. Daban guardia al Santísimo solclabsde Infantería de Marina, de guarnición en la Base. Nuestra

ción.sincera enhorabuena al señor cura y Apostolado de la Ora-

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Alarcón—Novena al Sagrado Corazón de Jesús'— roSe celebró, como todos los arios, la novena que este celadel Apostolado dedica al Sagrado Corazón. Llamó Ja aten-ción la novedad, riqueza y gusto de la ornamenta ción delfuéaltar. La comunión general del día del Sagrado Corazón añofervorosa y numerosísima, aumentada sobre la de'pasado con la comunión de nuevos socios y socias . A la

deltarde tomaron el distintivo de celadoras cinco alumnas o decolegio de las Madres Mercedarias y renovaron el ac -rconsagración. Estas jovencitas ejercen el apostolad o' c°-roo,sus condiscípulas, y es de esperar que, andando el tielo hagan también en otros centros, como talleres, escuelas'

Toma de hábito. --Este mismo día, previa una Pláficatdió nuestro hábito de La Merced a la señorita Marta García,el M. R. P. Provincial Fr. Manuel Cereijo. Se cantó e'Veni Sponsa Christi, música del P. José Miguelez, coml)ta expresamente para este acto.

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N'En el Hospital de Valencia, el 4 de Junio, falleció el R. P . i°sé a

val, víctima de un accidente en el ferrocarril. Sufrió con mm itall- idad,ropie

asombrosa la intervención quirúrgica. Era religioso de gran A

moral, de rectas intenciones y de insuperable observancia y de Pieda'reconocida.

—En Guernica, falleció el 3 de Junio, a los setenta y un arios dey cuarenta y ocho de profesión religiosa, la religiosa sor Anasta5las Mercedes Larrinaga.

CON LAS DEBIDAS LICENCIAS

Editorial Católica Toledana, Juan Labrador, 6, teléfono 211.

Necrología.

edad

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