LIAHONA MAYO 2002

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LIAHONA LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS MAYO DE 2002

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LIAHONALA IGLES IA DE JESUCR ISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLT IMOS D ÍAS ■ MAYO DE 2002

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LIAHONALA IGLES IA DE JESUCR ISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLT IMOS D ÍAS ■ MAYO DE 2002

EN LA CUBIERTAIlustración fotográfica por Welden C.Andersen. Cubierta posterior: ilustra-ciones fotográficas por Steve Bunderson y Welden C. Andersen; El rey Benjamínpredica a los nefitas, por Gary L. Kapp.

CUBIERTA DE AMIGOSIlustración fotográfica por John Luke.

VÉASE LA PÁGINA 2 VÉASE LA PÁGINA 10

S E C C I Ó N G E N E R A L2 MENSAJE DE LA PRIMERA PRESIDENCIA: LOS PILARES DE LA VERDAD

PRESIDENTE GORDON B. HINCKLEY

10 APRENDAMOS A SERVIR ÉLDER L. TOM PERRY

25 MENSAJE DE LAS MAESTRAS VISITANTES: VIVAMOS COMO MUJERES VIRTUOSAS

32 VOCES DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS: “EL REINO DE DIOS ESTÁ AQUÍ”

UN REGALO MARAVILLOSO STEFANIA POSTIGLIONEME NEGUÉ A ESCUCHAR ISABEL BERRIOSA PARTIR DE UNA SOLA SEMILLA REX EUGENE COOPERMI AMIGO “LECHE MALTEADA” ROBERT LEE “ROCKY” CROCKRELL

40 GUATEMALA: EDIFICANDO DE CARA AL FUTURO DON L. SEARLE

48 CÓMO UTILIZAR LA REVISTA LIAHONA DE MAYO DE 2002

S E C C I Ó N P A R A L O S J Ó V E N E S9 OBTENGAMOS LAS BENDICIONES ÉLDER ANGEL ABREA

20 INTEGRIDAD EN DINAMARCA LAURY LIVSEY

26 EN MI CAMINO RAVENAL P. SOLOMON

28 CUANDO LA VIDA SE PONE DIFÍCIL ÉLDER JOHN B. DICKSON

38 CLÁSICOS DE LIAHONA: AMIGOS PARA SIEMPRE ÉLDER MARVIN J. ASHTON

47 ¿SABÍAS QUE…?

A M I G O S2 NOS HABLAN NUESTROS PROFETAS Y APÓSTOLES: PERMANECER EN

LA LANCHA ÉLDER RUSSELL M. NELSON

4 TIEMPO PARA COMPARTIR: “SOIS TEMPLO DE DIOS” VICKI F. MATSUMORI

6 SÓLO UNA MÁS TERESA WEAVER

9 RELATOS DEL NUEVO TESTAMENTO: EL BUEN SAMARITANO; LA TRANSFIGURACIÓN

14 ENTRE AMIGOS: ÉLDER ROBERT J. WHETTEN

16 PARA TU DIVERSIÓN: DADO DE ESCRITURAS SCOTT SUDBURY

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COMENTARIOS..

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LIAHONA, mayo de 2002Vol. 26, Número 5 22985-002Publicación oficial de La Iglesia de Jesucristo de losSantos de los Últimos Días, en el idioma español.

La Primera Presidencia: Gordon B. Hinckley, Thomas S. Monson, James E. Faust

El Quórum de los Doce Apóstoles:Boyd K. Packer, L. Tom Perry, David B. Haight, Neal A. Maxwell, Russell M. Nelson, Dallin H. Oaks, M. Russell Ballard, Joseph B. Wirthlin, Richard G. Scott,Robert D. Hales, Jeffrey R. Holland, Henry B. Eyring

Editor: Dennis B. NeuenschwanderAsesores: J. Kent Jolley, W. Rolfe Kerr, Stephen A. West

Administradores del Departamento de Cursos de Estudio:Director administrativo: Ronald L. KnightonDirector de redacción: Richard M. RomneyDirector de artes gráficas: Allan R. Loyborg

Personal de redacción:Editor administrativo: Marvin K. GardnerEditora administrativa ayudante: Jenifer L. GreenwoodEditor asociado: Roger TerryEditora ayudante: Lisa Ann JacksonRedactora adjunta: Susan BarrettAyudante de publicaciones: Collette Nebeker Aune

Personal de diseño:Gerente de artes gráficas: M. M. KawasakiDiseño artístico: Scott Van KampenDiseñadora principal: Sharri CookDiseñadores: Thomas S. Child, Randall J. PixtonGerente de producción: Jane Ann PetersProducción: Reginald J. Christensen, Denise Kirby, Kelli Pratt, Rolland F. Sparks, Kari A. Todd, Claudia E. WarnerPreimpresión digital: Jeff Martin

Personal de subscripción:Director de circulación: Kay W. BriggsGerente de distribución: Kris T. Christensen

Coordinación de Liahona: Enrique Resek

Para saber el costo de la revista y cómo suscribirse a ellafuera de Estados Unidos y Canadá, póngase en contactocon el Centro de Distribución local o con el líder del barrio o de la rama.

Las colaboraciones y los manuscritos deben enviarse aLiahona, Floor 24, 50 East North Temple, Salt Lake City,UT 84150-3223, USA; o por correo electrónico a: [email protected]

Liahona (un término del Libro de Mormón que significa“brújula” o “director”) se publica en albanés, alemán, armenio, búlgaro, camboyano, cebuano, coreano, croata, checo, chino, danés, esloveno, español, estonio,fidji, finlandés, francés, haitiano, hiligayanón, holandés,húngaro, iloko, indonesio, inglés, islandés, italiano, japonés, kiribati, letón, lituano, malgache, marshallés,mongol, noruego, polaco, portugués, rumano, ruso, samoano, sueco, tagalo, tailandés, tahitiano, tamil, telugu, tongano, ucraniano y vietnamita. (La frecuencia de las publicaciones varía de acuerdo con el idioma.)

© 2002 por Intellectual Reserve, Inc. Todos los dere-chos reservados. Impreso en los Estados Unidos deAmérica.

Para los lectores de México: Certificado de Licitud detítulo número 6988 y Licitud de contenido número5199, expedidos por la Comisión Calificadora dePublicaciones y revistas ilustradas el 15 de septiembrede 1993. “Liahona”© es nombre registrado en laDirección de Derechos de Autor con el número252093. Publicación registrada en la DirecciónGeneral de Correos número 100. Registro del S.P.M.0340294 características 218141210.

For readers in the United States and Canada:May 2002 Vol. 26 No. 5. LIAHONA (USPS 311-480)Spanish (ISSN 0885-3169) is published monthly by TheChurch of Jesus Christ of Latter-day Saints, 50 East NorthTemple, Salt Lake City, UT 84150. USA subscription priceis $10.00 per year; Canada, $15.50 plus applicable ta-xes. Periodicals Postage Paid at Salt Lake City, Utah, andat additional mailing offices. Sixty days’ notice required forchange of address. Include address label from a recent is-sue; old and new address must be included. Send USAand Canadian subscriptions to Salt Lake DistributionCenter at the address below. Subscription help line: 1-800-537-5971. Credit card orders (Visa, MasterCard,American Express) may be taken by phone. (Canada PosteInformation: Publication Agreement #40017431)

POSTMASTER: Send address changes to Salt LakeDistribution Center, Church Magazines, PO Box 26368,Salt Lake City, UT 84126-0368.

EL COMPARTIR EL EVANGELIO CON

LA FAMILIA

Me conmovió el relato “El compartir elEvangelio con papá” del ejemplar de febre-ro de 2001 de la revista Liahona. Los ojos seme llenaron de lágrimas al leerlo, probable-mente debido a que el padre del autor sebautizó y porque yo pensé en lo que suce-dería si mis padres aceptaran las cosas quenuestro Padre Celestial ha preparado paranosotros y se bautizaran. Mi esposa y yooramos para que los miembros de nuestrasrespectivas familias hallen el camino queconduce a la verdad.

Juan Carlos Ñaupari Aguirre, Rama Valencia 1, Distrito Valencia, España

UN TESTIMONIO CADA VEZ MAYOR

Cuando me bauticé, quería tener unfuerte testimonio al igual que otros miem-bros de la Iglesia. Ayuné y oré hasta queobtuve un pequeño testimonio; pero aúnasí me sentía un poco triste. Entonces leí“Un testimonio cada vez mayor”, del presi-dente James E. Faust, Segundo Consejerode la Primera Presidencia, en la revistaLiahona de enero de 2001. El presidenteFaust decía que nuestro testimonio seguirácreciendo, y yo sé que es verdad, pues mitestimonio se fortalece cada día que pasa yme siento feliz y agradecido por ser Santode los Últimos Días y por tener un testimo-nio cada vez mayor.

Gilberto Cordero Castro, Rama Coronado, Estaca Toyopán, San José, Costa Rica

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LECTURA PLACENTERA DE LA

REVISTA LIAHONA

Nací padeciendo dislexia, pero quierodecir que la lectura de la revista Liahoname resulta placentera y que soy capaz de le-er gran parte de la misma de una sentada.Cuando hoy leía la revista Liahona (en sue-co), recibí respuestas a muchas preguntasn las que había estado reflexionando.

rik Mattsson, ama Örebro, staca Estocolmo, Suecia

L CONSEJO DE UN PROFETA

Me alegró recibir el ejemplar de abril de001 de la revista Liahona. Me siento agra-ecido por el artículo “El consejo y la ora-ión de un profeta en beneficio de lauventud”, del presidente Gordon B.

inckley, pues algunos de mis amigos lle-an muchos pendientes (aretes) en las ore-as y en las cejas. “¿Puedo llevarlos yo?”,regunté a mi presidente de rama, a lo quel me respondió mostrándome 1 Corintios:16–17 y el artículo del presidenteinckley.

Verdaderamente, nuestros líderes nosman y sus palabras en las revistas de laglesia son de gran beneficio para los jóve-es. Sé que nuestro Padre Celestial envía personas para evitar que seamos enga-ados.

enny Jesús Doria Martínez, ama Lorica, istrito Montería, Colombia

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La imagen mental

funcionó. La oración de

aquel hermanito, de

aquella familia, propor-

cionó claridad mental y

valor a ese joven Santo

de los Últimos Días,

recordándole que Dios

vive y que las puertas de

los cielos están abiertas.

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por el presidente Gordon B. Hinckley

MENSAJE DE LA PRIMERA PRESIDENCIA

LOS PILARES DELA VERDAD

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En ocasiones ha sido sumamente inte-resante reflexionar en la enseñanza es-colar que recibíamos en mi época, puesla instrucción de entonces ha resultadomuy buena y me ha ayudado con el co-rrer de los años. De aquellas experien-

cias proceden los hábitos, las normas y muchas cosas másque han bendecido mi vida.

Aún así, a veces he sentido la necesidad de sopesar laenseñanza de esa época. Algunas cuestiones que se ense-ñaban, como si de dogmas se tratara, se han convertidocasi en ficción. Algunos criterios han cambiado en losámbitos de la medicina, la física y la química; las actitu-des también han variado en las ciencias políticas y en elderecho; la literatura y las artes han experimentado uncambio en las normas. En todo el ámbito educativo sehan producido cambios y modificaciones; en todo excep-to en las verdades eternas de Dios.

Hace muchos siglos, uno de los grandes profetas de loque llamamos el Antiguo Testamento, el volumen deEscrituras que estudiamos este año, dio un inspiradorconsejo que bien se puede aplicar a la escena que acabode describir: “Sécase la hierba, marchítase la flor; mas lapalabra del Dios nuestro permanece para siempre” (Isaías40:8).

Esta condición me ha llevado a pensar en los pilaresde la verdad eterna que nos sostendrán durante toda lavida si les prestamos atención y vivimos en conformi-dad con sus valores. Seré breve al abordarlos, pues

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ada uno de ellos bien podría ser el tema de un sermón.Dios vive y las puertas de los cielos están abiertas.

e todas las grandes, inspiradoras y magníficas promesasue he leído, la que más me reconforta contiene estas pa-abras del Salvador: “Pedid, y se os dará; buscad, y halla-éis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7).

Recuerdo la historia de un joven Santo de los Últi-os Días que se encontraba en el servicio militar y que

ra el único miembro de la Iglesia de su barraca, peroue al poco tiempo comenzó a perder su determinaciónebido a las provocaciones de sus compañeros. Un díaarticularmente difícil, accedió a ir a la ciudad con suompañía, pero al llegar a la localidad, una imagen apa-eció en su mente: vio la cocina de su casa. Era la horae la cena y su familia se hallaba arrodillada en la coci-a, cado uno delante de su respectiva silla: su padre, suadre, sus dos hermanas y un hermano pequeño. El pe-

ueño estaba orando y le estaba pidiendo a nuestroadre Celestial que cuidara de su hermano que estaban el servicio militar.

La imagen sirvió su propósito: el joven se alejó de lauchedumbre. La oración de aquel hermanito, de aque-

la familia, proporcionó claridad mental y valor a ese jo-en Santo de los Últimos Días.

Hermanos y hermanas, al seguir adelante en la vida,amás olvidemos orar. Dios vive; Él está cerca; Él es re-l; Él es nuestro Padre y todos podemos acudir a Él. Esl Autor de la verdad eterna; es el Maestro del univer-o. El picaporte está listo y la puerta que conduce a Su

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La familia es divina. Fue

instituida por nuestro

Padre Celestial y abarca

las más sagradas de todas

las relaciones; únicamente

mediante su organización

se pueden cumplir los pro-

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abundancia se puede abrir. “Y si alguno de vosotros tienefalta de sabiduría, pídala a Dios” (Santiago 1:5).

La vida es eterna. Hace casi setenta años, una nochede julio, mientras servía como misionero, contemplé ellago Windermere, en Inglaterra, el país de Wordsworth.Mientras mis ojos se dirigían del lago hacia el cielo enaquel lugar apacible y precioso, por mi mente pasaron laspalabras allí acuñadas tiempo atrás:

Un sueño y un olvido sólo es el nacimiento:El alma nuestra, la estrella de la vida,En otra esfera ha sido constituidaY procede de un lejano firmamento.No viene el alma en completo olvidoNi de todas las cosas despojada,Pues al salir de Dios, que fue nuestra morada,Con destellos celestiales se ha vestido.(William Wordsworth, “Ode on Intimations of

Mortality”.)

No somos creaciones casuales en un universo de de-sorden. Vivíamos antes de nacer y nos hallábamos en-tre los hijos y las hijas de Dios que se regocijaron (véaseJob 38:7). Conocíamos a nuestro Padre y Él planeónuestro futuro. Nos graduamos de aquella existencia ynos matriculamos en ésta. La frase es sencilla; las im-plicaciones son profundas; la vida es una misión y nosólo el parpadeo de una vela que se ha encendido por

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casualidad y que queda apagada para siempre por unaráfaga de viento.

Lean de nuevo los magníficos relatos de Génesis,Moisés y el libro de Abraham, y mediten en el gran ordeny planeamiento que precedieron a nuestra venida a la tie-rra para ser probados en esta existencia terrenal.

Mientras estamos aquí, tenemos conocimiento queobtener, trabajo que hacer, servicio que prestar. Estamosaquí con un legado maravilloso, una investidura divina.Cuán distinto sería este mundo si toda persona se dieracuenta de que todos sus actos tienen consecuencias eter-nas. Cuánto más satisfactoria sería nuestra existencia sial acumular conocimiento, al relacionarnos con los de-más, al hacer negocios, al cortejar y casarnos, y al criar anuestra familia, reconociéramos que nosotros somos elmaterial del que está hecha la eternidad. Hermanos yhermanas, la vida es eterna. Vivamos cada día como sifuéramos a vivir eternamente, pues así sucederá.

El reino de Dios está aquí. Somos ciudadanos del rei-no más grandioso de la tierra, un reino que no está diri-gido por la sabiduría de los hombres, sino por el SeñorJesucristo. La presencia de ese reino es real; su destino esseguro. Éste es el reino del que habló el profeta Daniel:una piedra que sería cortada de la montaña, no con ma-no, y que rodaría hasta llenar toda la tierra (véase Daniel2:34–35).

Ningún hombre mortal creó este reino, sino que pro-cedió de la revelación de su divina fuente, y desde sus

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ha dado una

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comienzos en el siglo XIX, ha sido como una bola de nie-ve que aumenta de volumen a medida que rueda.

Me encantan las palabras proféticas de la oración de-dicatoria del Templo de Kirtland, cuando el profeta JoséSmith (1805–1844) rogó al Señor “que tu iglesia salga deldesierto de las tinieblas, y resplandezca hermosa como laluna, esclarecida como el sol e imponente como un ejér-cito con sus pendones… a fin de que tu gloria llene la tie-rra” (D. y C. 109:73–74).

Hermanos, ustedes que poseen el sacerdocio en estegran reino, no conozco otro lugar mejor en el que po-damos hallar hermanamiento y buenos amigos que en-tre los quórumes de la Iglesia. ¿En qué otro lugar de latierra podrían relacionarse con la clase de personas quese encuentran en un quórum, cada uno de cuyos miem-bros es ordenado para actuar en el nombre del Señor,dedicados a ayudarse los unos a los otros, y cuyos ofi-ciales son apartados para este propósito por medio de laautoridad divina?

Hermanos, los quórumes de la Iglesia necesitan de sustalentos, su lealtad y su devoción; y cada hombre precisade la hermandad y de las bendi-ciones que emanan de la activi-dad de los quórumes en el reinode Dios.

Hermanas, ¿dónde encontra-rán mejores amistades que en laSociedad de Socorro, cuyo lemaes “La caridad nunca deja de ser”y cuya misión es bendecir a los po-bres y curar las heridas de los en-fermos y los afligidos, llevaralegría al corazón de las mujeresde la Iglesia e incrementar sus ap-titudes como amas de casa?

El ser miembro activo de la Iglesia es como un anclaen las tormentas de la vida a las que todos hacemos fren-te. El reino está aquí; aferrémonos a esta verdad.

La familia es divina. Recuerdo oír a un hombre rela-tar cómo volvió a la actividad en la Iglesia tras años de

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que racional

sacrificarse.

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ser uno de los menos activos. La semana anterior habíaido al templo y ahora expresaba su gratitud diciendo: “Lafrase ‘hasta que la muerte os separe’ forma parte de la ce-remonia del matrimonio, pero también equivale a unacarta de divorcio”. Él no era la primera persona en ex-presar aquel concepto, pero impresionó fuertemente a losque lo oyeron y que conocían los detalles de su relato. Esverdad, una ceremonia de boda según la ley del mundoune en matrimonio, pero al mismo tiempo decreta su se-paración.

No obstante, la familia es divina. Fue instituida pornuestro Padre Celestial y abarca las más sagradas de to-das las relaciones. Únicamente mediante su organizaciónse pueden cumplir los propósitos del Señor.

Afortunadamente, el Señor ha facilitado a Sus hijos laoportunidad de ser sellados en matrimonio eterno, en“un nuevo y sempiterno convenio… una bendición…[instituida] desde antes de la fundación del mundo” (D. y C. 132:4–5).

Una vez obtenida esa bendición, sigan adelante con lacerteza de que la muerte no podrá quebrarla, y que sólo

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dos fuerzas en el mundo pueden debilitarla y destruirla:el pecado y la negligencia.

La mayoría de los matrimonios tienen hijos y la mayo-ría de los padres desean criar una descendencia recta.Estoy convencido de que no hay nada que proporcionemayor éxito en la arriesgada tarea del ser padres que unprograma de vida familiar que provenga de la maravillo-sa enseñanza del Evangelio: que el padre de la familia es-té investido con el sacerdocio de Dios; que son suyos elprivilegio y la obligación, como mayordomo de los hijosde nuestro Padre Celestial, de proveer para sus necesida-des; que ha de gobernar su casa con el espíritu del sacer-docio “por persuasión, por longanimidad, benignidad,mansedumbre y por amor sincero” (D. y C. 121:41); quela madre en el hogar sea una hija de Dios, un alma de in-teligencia, devoción y amor, investida con el Espíritu deDios; que son suyos el privilegio y la obligación, comomayordoma de los hijos de nuestro Padre Celestial, de

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Piérdanse en la mejor

causa del mundo: la

causa del Señor, la labor

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organizaciones auxilia-

res, de la obra del

templo, del servicio

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cuidarlos y velar por sus necesidades cotidianas; que ella,con el compañerismo de su esposo, debe también enseñara sus hijos “a comprender la doctrina del arrepentimien-to, de la fe en Cristo, el Hijo del Dios viviente, del bau-tismo y del don del Espíritu Santo por la imposición demanos… [y] a orar y a andar rectamente delante delSeñor” (D. y C. 68:25, 28).

En un hogar así, se ama a los padres y no se les teme;se les aprecia y no se les tiene miedo. A los hijos se lesconsidera como dones del Señor para recibir cuidado,sustento, ánimo y dirección.

Puede que en ocasiones haya desacuerdos, pequeñasdisputas; mas si hay oración, amor y consideración en lafamilia, habrá también un cimiento de afecto que los uni-rá para siempre, así como lealtad que siempre servirá deguía.

La obediencia es mejor que el sacrificio. Tal vez re-conozcan el origen de esa frase. Procede del consejo queel profeta Samuel, del Antiguo Testamento, dio a Saúl:“…Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios,y el prestar atención que la grosura de los carneros” (1 Samuel 15:22). Voy a aplicar sólo un aspecto de estagran verdad y lo haré de acuerdo con el gran consejo ypromesa del Señor en cuestiones de salud: la Palabra deSabiduría (véase D. y C. 89).

Recuerdo el informe de la Asociación MédicaAmericana respecto a que los fumadores empedernidosfallecen siete años antes que si no fumaran. Siete años devida, casi el tiempo que mucha gente pasa en la escuelasecundaria o en la universidad. Siete años, el tiempo su-ficiente para ser médico, arquitecto, ingeniero o abogado.Siete años en los cuales disfrutar de la salida y la puestadel sol, de las colinas y los valles, de los lagos y los mares,del amor de los hijos, de la amistad de personas maravi-llosas a las que conocemos. Qué gran promesa estadísti-ca que confirma la palabra del Señor respecto a que elángel destructor pasará de aquellos que caminen en obe-diencia, y no los matará (véase el versículo 21).

Hay otra promesa: que tendrán “grandes tesoros deconocimiento, sí, tesoros escondidos” (versículo 19).

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Paguen sus diezmos para

que sean dignos de las

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Recuerdo una experiencia que una vez me contó uno denuestros maestros de la Escuela Dominical. Un domingo,mientras se hallaban analizando la Palabra de Sabiduría,alguien preguntó qué quería decir eso de tesoros escon-didos de conocimiento.

El maestro tuvo algunas dificultades para explicarsey le salvó el hecho de que terminó la clase, pero les di-jo a los presentes que tratarían el asunto al domingo siguiente.

Durante la semana meditó en la pregunta pero se cre-ía incapaz de encontrar una respuesta. Cerca ya del fin desemana, almorzó con un compañero, quien le dijo que enuna ocasión, mientras estaba de viaje, pasó por enfrentede un centro de reuniones de la Iglesia y decidió entrarpara ver cómo adoraban los Santos de los Últimos Días.

El hombre le dijo que se trataba de un servicio muypeculiar, que una persona tras otra de la congregación sepuso de pie, habló de sus experiencias, expresó su grati-tud y, casi sin excepción, testificó que sabía que Dios vi-ve, que Jesucristo es Su Hijo, nuestro Redentor viviente.Ese hombre siguió su camino esa tarde diciéndose:Ciertamente esa gente tiene un conocimiento escondido delmundo.

Reflexionen en esa idea por un instante.El Señor nos ha dado una clave para disfrutar de salud

y felicidad, y nos la ha dado con una promesa. Es un pi-lar de sabiduría eterna. Es mejor obedecer que racionali-zar y sacrificarse.

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El Señor está obligado. Según yo lo entiendo, hay tresdeseos que gobiernan el pensamiento de la mayoría de laspersonas: (1) amar y ser amados; (2) tener buenos ami-gos que lo aprecien a uno; (3) tener éxito, asegurarse ydisfrutar de cierta medida de prosperidad.

El presidente Stephen L Richards (1879–1959), de laPrimera Presidencia, me habló una vez de un discursoque pronunció el presidente Joseph F. Smith (1838–1918), quien había nacido en los lúgubres días de FarWest, que había perdido a su padre en los trágicos días deNauvoo y que conocía por experiencia propia el signifi-cado de la pobreza. El presidente Smith dijo, según lo en-tiendo, que el Señor no quería que Su pueblo viviera enla pobreza, la miseria y la inseguridad para siempre, sinoque quería que disfrutara apropiadamente de las buenascosas de la tierra.

Permítanme sugerir que, a mi juicio, ninguna personaque sea miembro de la Iglesia y que haya tomado sobre sílos convenios relativos a su condición de miembro, pue-de esperar razonablemente recibir las bendiciones delSeñor sobre sus esfuerzos a menos que esté dispuesta allevar su parte de la carga de Su reino.

Hermanos y hermanas, el Señor dijo por medio deMalaquías, un profeta del Antiguo Testamento:

“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en micasa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejérci-tos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramarésobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.

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“Reprenderé también por vosotros al devorador, y noos destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el cam-po será estéril, dice Jehová de los ejércitos” (Malaquías3:10–11).

Paguen sus diezmos para que sean dignos de las ben-diciones del Señor. No les prometeré que se vayan a ha-cer ricos, pero les testifico que el Señor recompensa congenerosidad, de una forma u otra, a los que guardan Susmandamientos, y les aseguro que ningún asesor financie-ro al que acudan podrá prometerles lo que el Señor haprometido: “Yo, el Señor, estoy obligado cuando hacéis loque os digo; mas cuando no hacéis lo que os digo, ningu-na promesa tenéis” (D. y C. 82:10). El Señor honra Susconvenios.

Aquel que pierda Su vida la hallará. Cuando en1933 partí para mi misión, viajé a través de Chicago. LaGran Depresión estaba en su apogeo. Al pasar por el edi-ficio de la Cámara de Comercio de Chicago, una mujerpreguntó al conductor del autobús: “¿Qué edificio esése?”. Y él contestó: “El edificio de la Cámara deComercio. Casi cada día algún hombre cuyas accioneshan bajado se arroja por una de esas ventanas”.

Puede que el conductor exagerara, pero en aquel en-tonces algunas personas sí llegaron a saltar desde aquellasventanas al ver cómo se esfumaban sus fortunas. Eranpersonas que no pensaban en otra cosa que no fuera ensí mismos y en el dinero, y creían que no merecía la penavivir una vez perdido éste.

Wendell Phillips dijo: “¡Con cuánta prudencia la ma-yoría de los hombres se arrastra hacia tumbas sin nombremientras que, de vez en cuando, uno o dos dejan de pen-sar en sí mismos y obtienen inmortalidad!” (citado porJohn Wesley Hill en Abraham Lincoln—Man of God,1927, pág. 146).

El Señor lo dijo de esta forma: “El que halla su vida, laperderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la halla-rá” (Mateo 10:39).

Mientras viajaba en avión, tomé una revista y leí unartículo que describía la bancarrota moral en la que estácayendo el mundo. El autor daba como razón principal

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para esta decadencia una actitud caracterizada por lapregunta: “¿Y yo qué gano?”.

Hermanos y hermanas, nunca serán felices si vivenpensando únicamente en ustedes mismos. Piérdanse en lamejor causa del mundo: la causa del Señor, la labor de losquórumes y de las organizaciones auxiliares, de la obra deltemplo, del servicio de bienestar, de la obra misional.Bendecirán su propia vida al bendecir la de otras personas.

Pongo ante ustedes los pilares de la verdad, cada unode los cuales es una verdad eterna, comprobado en lasexperiencias de generaciones y que cuenta con la apro-bación de la palabra del Señor:

1. Dios vive y las puertas de los cielos están abiertas.2. La vida es eterna.3. El reino de Dios está aquí.4. La familia es divina.5. La obediencia es mejor que el sacrificio.6. El Señor está obligado.7. El que pierda su vida, la hallará.Testifico que en estas verdades reside la paz que so-

brepasa todo entendimiento y gozo inefable. �

IDEAS PARA LOS MAESTROS ORIENTADORES

1. Dios vive, es nuestro Padre y podemos acudir a Élpor medio de la oración.

2. No somos creaciones casuales en un universo de de-sorden, sino hijos de Dios. Conocíamos a nuestro Padre yÉl planeó nuestro futuro.

3. Somos ciudadanos del reino más grandioso de la tie-rra: el reino de Dios. El ser miembro activo de la Iglesianos permite estar firmes ante las dificultades de la vida.

4. La familia fue instituida por nuestro Padre Celestial;los propósitos del Señor se cumplen únicamente a travésde ella.

5. Es mejor obedecer que racionalizar y sacrificarse.6. El Señor recompensa con generosidad, de una for-

ma u otra, a los que guardan Sus mandamientos.7. Al olvidar nuestros intereses egoístas cuando lleva-

mos a cabo la obra del Señor, veremos bendiciones ennuestra vida.

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OBTENGAMOS LAS BENDICIONESpor el élder Angel Abrea

de los Setenta

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Se cuenta que en cierta ocasión unviajero preguntó a un agricultor:“¿Cómo viene este año la cosecha delalgodón?”.

El agricultor contestó: “No vendránada; no quise plantarlo por miedo al

gorgojo”.Al oír eso, el viajero siguió preguntando: “Bueno, pe-

ro usted va a tener una gran cosecha de maíz, ¿no?”.“Es lo mismo”, fue la respuesta. “Temí que no lloviera

lo suficiente para que madurara el grano”.El viajero insistió: “Pero, ¡al menos tendrá una buena

cosecha de papas!”.“Tampoco. No me atreví a plantarlas por miedo a los

insectos”.Con cierta frustración, el viajero preguntó: “Entonces,

¿qué es lo que ha plantado?”.“Nada”, fue la respuesta. “He preferido ir a lo seguro

para no tener que lamentarme después”.

M A Y O

Hoy día hay muchas personas que se parecen al agricultor: oyen el Evangelio pero tienen miedo de ave-riguar su veracidad si lo plantan en el corazón y lo viven.

Podemos pasar por esta vida terrenal escuchando yobedeciendo las palabras de los profetas y las Escrituras,o podemos ser espectadores temerosos de aplicar esosprincipios a nuestra vida diaria.

El conocimiento de que el Evangelio es verdadero esel resultado del ser “hacedores de la palabra, y no tan so-lamente oidores” (Santiago 1:22); es el resultado del es-forzarse por vivir “de toda palabra que sale de la boca deDios” (D. y C. 84:44). No hay forma de que ninguno delos hijos de Dios pueda asegurarse las bendiciones delAltísimo, sin acciones dignas en la vida. Las bendicionesdel Señor son el fruto de la obediencia a las leyes sobrelas cuales éstas se basan. �

Adaptado de un discurso pronunciado en la conferencia general de

abril de 1988.

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por el élder L. Tom Perrydel Quórum de los Doce Apóstoles

A los miembros de la Iglesia no les sor-prende que las Autoridades Generalespasen mucho tiempo en aviones. LaIglesia es ahora una entidad mundial yhay centros de estaca en muchos países.

En una ocasión en que me hallaba viajando, inicié unaconversación con un piloto de avión en cuanto a qué po-dría pasar si se desviara de su plan de vuelo, y su res-puesta me dejó atónito.

Dijo que por cada grado de variación del plan, sedesviaría del destino trazado 1.6 kilómetros de cada 97

Aprendamos

de vuelo. Eso quiere decir que en un vuelo de Salt Lakea Denver, aterrizaríamos en el centro de Denver en vezde en el aeropuerto. En un vuelo de Salt Lake aChicago, nos pasaríamos el aeropuerto de largo y ate-rrizaríamos en el lago Michigan. Si fuéramos de SaltLake a Nueva York, nos pasaríamos de largo el aero-puerto Kennedy y aterrizaríamos en el río Hudson. Sinos dirigiéramos a Londres, ni siquiera llegaríamos aInglaterra, sino que aterrizaríamos en algún lugar deFrancia.

Una desviación de varios grados con respecto al plan devuelo nos alejaría por completo del curso. El piloto me ex-plicó que, obviamente, cuanto más rápido se descubra elerror, tanto más fácil es retomar el plan de vuelo. Si la co-rrección se retrasa mucho tiempo, resulta muy difícil en-contrar el camino debido al tráfico aéreo, a las malas

condiciones atmosféricas, a la disminución de la visibilidad

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y otros factores restrictivos. El curso establecido se halla-ría tan alejado que sería casi imposible llegar al destinodeseado. La conversación con el piloto no me tranquili-zó, pero sí me hizo pensar en la semejanza que existe en-tre un plan de vuelo y la dirección que trazamos paranuestra vida.

Nos hallamos aquí en la vida terrenal experimentandouna gran aventura; debemos trazar nuestro propio cursoy luego seguir el plan a fin de llegar a nuestro destino fi-nal. Gracias a nuestro conocimiento del Evangelio, resul-ta fácil determinar la meta final ya que es el Señor el quenos ha fijado el camino a seguir. En el Sermón del MonteÉl dijo:

“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es lapuerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, ymuchos son los que entran por ella;

“porque estrecha es la puerta, y angosto el camino quelleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo7:13–14).

En repetidas ocasiones las Escrituras nos dicen que só-lo hay un camino que conduce a la vida eterna. La nochede la Última Cena, el Salvador se estaba despidiendotiernamente de Sus apóstoles en el aposento alto cuandoles dijo:

“En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así nofuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugarpara vosotros.

“Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, yos tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros

también estéis” (Juan 14:2–3).

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Entonces, el apóstol Tomás dijo: “Señor, no sabemos adónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?” (ver-sículo 5).

La respuesta del Salvador fue clara y sencilla: “…Yosoy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre,sino por mí” (versículo 6).

Cuán afortunados somos por conocer el plan quenuestro Padre Celestial tiene para nosotros. Él nos haindicado el camino que nos conducirá de regreso a Supresencia. Si el camino es tan fácilmente reconocible,¿por qué tantos se desvían de él y no corrigen el curso,haciendo que resulte imposible alcanzar su tan ansiadodestino?

El conocimiento del Evangelnos guía a una felicidad qusólo se halla en el servir y ecompartir.

servi

El camino a la exaltación y a la vida con nuestro PadreCelestial está lleno de riesgos de diversas clases: hay tri-bulaciones —algunas breves y otras largas—; hay tenta-ciones que aguardan en las curvas, las bifurcaciones y lasintersecciones. El que sucumbamos o no a la tentación ynos alejemos de nuestro sendero queda determinado porla firmeza con la que nos propongamos alcanzar nuestrameta.

El Libro de Mormón nos habla de la visión que Lehituvo sobre el árbol de la vida. Al asirse a la barra de hie-rro, la gente pudo llegar al árbol y probar del fruto, queera el más dulce y deseable de todos los frutos. Lehi dijoentonces:

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“Y yo también dirigí la mirada alrededor, y vi del otrolado del río un edificio grande y espacioso que parecía er-guirse en el aire, a gran altura de la tierra.

“Y estaba lleno de personas, tanto ancianas como jó-venes, hombres así como mujeres; y la ropa que vestíanera excesivamente fina; y se hallaban en actitud de estarburlándose y señalando con el dedo a los que habían lle-gado hasta el fruto y estaban comiendo de él.

“Y después que hubieron probado del fruto, se aver-gonzaron a causa de los que se mofaban de ellos; y caye-ron en senderos prohibidos y se perdieron” (1 Nefi8:26–28).

Si durante nuestro trayecto por la vida tenemos la es-peranza de llegar a nuestro destino, debemos aprender ahacer caso omiso de las provocaciones y el ridículo de losque se hacen llamar nuestros amigos. Debemos hacer oí-dos sordos a las sugerencias que nos invitan a seguir la ru-ta más fácil y placentera que señalan los que profesansaber más que los profetas y los apóstoles del Señor.

Nefi aconsejó: “Por tanto, yo, Nefi, los exhorté a queescucharan la palabra del Señor; sí, les exhorté con todaslas energías de mi alma y con toda la facultad que pose-ía, a que obedecieran la palabra de Dios y se acordaransiempre de guardar sus mandamientos en todas las cosas”(1 Nefi 15:25).

Sólo hay un curso que conduce a la vidaeterna. El Salvador dijo a Sus apóstoles“…Yo soy el camino, y la verdad, y la vinadie viene al Padre, sino por mí”.

El cometido que aparece a la entrada de laUniversidad Brigham Young indica algo sobre el cursoque conduce a la vida eterna: “Entren para aprender; sal-gan para servir”. Para permanecer en el curso correcto,primero tenemos que aprender todo lo que podamos so-bre el sendero estrecho y angosto que debemos seguir. ElSeñor ha revelado el plan de la vida para Sus hijos a Susprofetas a lo largo de las épocas. El presidente Spencer W.Kimball (1895–1985), duodécimo Presidente de laIglesia, nos aconsejó:

“Me siento agradecido que ustedes y todos nosotrostengamos el Evangelio de Jesucristo a modo de guía, pa-ra así disponer de un marco de entendimiento en el quepodamos encajar los acontecimientos y las circunstanciasque llegaremos a ver. De las Escrituras se desprende conclaridad que en esta parte de nuestra dispensación, nues-tros líderes políticos no nos pueden prometer que vaya ahaber ‘paz en nuestros días’, pero como miembros de laIglesia se nos conceden los medios para que tengamos pazpersonal, para que lleguemos a conocer lo que es la sere-nidad en nuestra alma, ¡aun cuando no la haya a nuestroalrededor!

“Puede que ustedes ya se hayan acostumbrado a que al-gunos de nosotros, que estamos un poco más adelantadosen el camino de la vida, les describamos la importancia

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de permanecer en el sendero ‘estrecho y angosto’. Con

frecuencia les repetimos las mismas cosas una y otra vez,pero si reflexionan en por qué es así, pronto descubriránque los precipicios que se encuentran a ambos lados delsendero estrecho y angosto no cambian ni se vuelven me-nos peligrosos; lo escarpado del sendero no cambia”(President Kimball Speaks Out, 1981, pág. 89).

Sin aguardar a descubrir el verdadero significado dela vida, muchos jóvenes actúan impulsivamente y se em-barcan en su jornada de la vida sin estar preparados. Vanpor el sendero sin la ayuda de un mapa, y no es causa desorpresa que lo único que encuentran por el camino esla decepción. ¿Qué precisamos aprender antes de poderservir?

APRENDAMOS PRIMERO SOBRE SUS CAMINOS

En las Escrituras se nos dice que es imposible que elhombre se salve en la ignorancia (véase D. y C. 131:6), unprincipio ampliamente mal entendido. El élder John A.

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Widtsoe (1872–1952), del Quórum de los DoceApóstoles, escribió: “Existen, por supuesto, muchos gra-dos de conocimiento: unos de escaso valor y otros de va-lor muy elevado. Cuando José Smith dijo que el hombreno se puede salvar en la ignorancia, se refería, natural-mente, a la ignorancia de las leyes que, todas juntas, con-ducen a la salvación. Tal conocimiento es el de mayorvalor y es el que se debe buscar primero. Después se pue-den añadir otras clases de conocimiento para apoyar yampliar ese conocimiento más directo de la ley espiritual.Por ejemplo, la Iglesia tiene el deber de predicar elEvangelio en todo el mundo, lo cual requiere de la ayuda

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de ferrocarriles, barcos de vapor, imprentas y muchasotras cosas que forman parte de nuestra civilización. Eltener conocimiento del Evangelio es la primera necesi-dad del misionero, pero las demás, aunque menos impor-tantes, le ayudan a cumplir más plenamente con eldivino mandamiento de enseñar el Evangelio a toda lagente” (Evidences and Reconciliations, compilación de G. Homer Durham, 1987, pág. 224).

Por supuesto, hoy día algunas personas requieren co-nocimientos sobre computadoras, comunicaciones porsatélite, etc., pero el comentario del élder Widtsoe siguevigente. Él se refería a que debe existir un orden en la ad-quisición de conocimiento, el mismo orden que señala laenseñanza del Salvador: “Mas buscad primeramente elreino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os seránañadidas” (Mateo 6:33). El aprender acerca de las cosassagradas debiera estar en primer lugar, proporcionandoasí el contexto y la necesidad de adquirir conocimientosecular. Si deseamos regresar a la presencia de nuestroPadre Celestial, nuestra prioridad debe ser el aprendersobre Su camino y Su plan.

El mundo quiere engañarnos, haciéndonos creer queno disponemos de tiempo suficiente para enfrascarnostanto en el conocimiento espiritual como en el secular.Hago la advertencia para que no nos dejemos engañar

El aprender acerca de las cosas sagradestar en primer lugar, proporcionando contexto y la necesidad de adquirir condel mundo. Si deseamos permanecer encorrecto, nuestra prioridad debe ser el sobre Su camino y Su plan.

por esas filosofías de los hombres. Nuestro aprendizaje delas cosas sagradas facilitará —y hasta acelerará— la ad-quisición de conocimiento secular. El presidente JohnTaylor (1808–1887), tercer Presidente de la Iglesia, for-muló “Las limitaciones de las hipótesis seculares”, dondedeclara: “El hombre, mediante la filosofía y el ejercicio desu inteligencia natural, puede obtener una comprensión,hasta cierto punto, de las leyes de la Naturaleza; pero pa-ra comprender a Dios, son necesarias la sabiduría y la in-teligencia celestiales. La filosofía terrenal y la celestialson dos cosas diferentes y es una locura el que los hom-bres basen sus argumentos en la filosofía terrenal al tra-tar de comprender los misterios del reino de Dios” (TheGospel Kingdom, selecciones de G. Homer Durham, 1987,pág. 73).

Si proporcionamos un cimiento espiritual para nuestroconocimiento secular, no sólo entenderemos mejor las le-yes de la naturaleza, sino que obtendremos una profundi-dad de conocimiento que jamás imaginamos que fueseposible sobre el arte, las lenguas, la tecnología, la medici-na, el derecho y el comportamiento humano. Podremosver el mundo que nos rodea y entenderlo a través de losojos de Dios.

La historia del rey Salomón nos enseña que podemos pe-dir entendimiento a Dios. Cuando Salomón se encontraba

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en Gabaón, el Señor se le apareció en un sueño y le dijo:

“…Pide lo que quieras que yo te dé” (1 Reyes 3:5).Salomón, sintiéndose abrumado y falto de preparaciónante sus nuevas responsabilidades como rey, dijo alSeñor: “…yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir”(versículo 7). Así que pidió al Señor un “corazón enten-dido para juzgar” al pueblo (versículo 9). El Señor quedócomplacido con la petición de Salomón y le respondió:

“…Porque has demandado esto, y no pediste para timuchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vi-da de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteli-gencia para oír juicio,

“he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquíque te he dado corazón sabio y entendido, tanto que noha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se le-vantará otro como tú” (versículos 11–12).

No debemos subestimar el poder del Señor y la dispo-sición que tiene para bendecir nuestra vida si le pedimoscon un corazón sincero y con verdadera intención. Él

dispone de designios instructivos y teorías sobre el apren-dizaje que los psicólogos educativos del mundo ni siquie-ra han imaginado.

Aunque el don de la vida terrenal nos ofrece un perío-do de tiempo relativamente corto para aprender sobreDios y Sus vías, tenemos las eternidades para aprender so-bre el universo y las cosas que hay en él y para acumularconocimiento secular. El presidente Kimball nos enseñóque una de las bendiciones de la exaltación es el disponerde una cantidad infinita de tiempo para aprender de las

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cosas seculares. Él dijo: “Después de la muerte seguimosaprendiendo. La exaltación significa divinidad, el poder decrear. ‘Tal como el hombre es, Dios así fue; tal y comoDios es, el hombre puede llegar a ser’ (Eliza R. SnowSmith, Biography of Lorenzo Snow, Salt Lake City:Deseret News Co., 1884, pág. 46). Esto sucederá en el fu-turo. Resulta obvio que antes que una persona pueda to-mar materiales ya existentes y organizarlos para formarun mundo como el nuestro, debe dominar la geología, lazoología, la fisiología, la psicología y todos los otros sabe-res. También es obvio que nadie puede adquirir todo eseconocimiento y dominar todas esas ciencias en su brevevida terrenal, pero sí puede comenzar a hacerlo; y con elcimiento de una vida espiritual, con control y dominio,así como con la autoridad y los poderes recibidos me-diante el Evangelio de Cristo, se halla en posición de co-menzar su casi ilimitado estudio de lo secular” (TheTeachings of Spencer W. Kimball, editado por Edward L.Kimball, 1982, pág. 53).

De modo que no nos preocupemos jamás por el tiem-po que nos lleve aprender las cosas espirituales, pues setrata de un tiempo bien empleado y nos facilita el ci-miento para el aprendizaje secular. De hecho, el Señornos bendecirá si primero confiamos en Él y aprendemosSu plan eterno. Estamos hablando de un período que se

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El rey Benjamín aconsejó a su pueblo: “os halláis al servicio de vuestros semejasólo estáis al servicio de vuestro Dios”.

agranda —no que se estrecha— para aprender, si pone-mos en primer lugar lo que es más importante.

El presidente Kimball también dijo:“Esta vida mortal es cuando debemos prepararnos pa-

ra comparecer ante Dios, la cual es nuestra principal res-ponsabilidad. Después de obtener nuestros cuerpos, quese convierten en los tabernáculos permanentes de nues-tros espíritus durante las eternidades, ahora debemos go-bernar el cuerpo, la mente y el espíritu. Es de sumaimportancia, entonces, que empleemos esta vida paraperfeccionarnos, subyugar la carne, sujetar el cuerpo alespíritu, vencer todas las debilidades y gobernar el yo pa-ra poder dar dirección a otras personas y efectuar todaslas ordenanzas necesarias…

“…Una vez que nuestros pies estén firmemente asen-tados en el camino de la vida eterna, podremos acumularmás conocimiento de las cosas del mundo…

“…Un científico altamente experimentado que seatambién un hombre perfecto puede crear un mundo y po-blarlo; pero uno que sea inmoral, impenitente e incrédu-lo jamás será un creador, ni siquiera en las eternidades.

“El conocimiento secular, a pesar de lo importante quepueda ser, jamás podrá salvar alma alguna, abrir el reinocelestial, crear un mundo ni hacer de un hombre un dios;pero puede ser muy útil para el hombre que, al poner lo

…cuandontes,

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de más valor en primer lugar, ha descubierto el camino

hacia la vida eterna y por ende puede utilizar todo ese co-nocimiento para que sea su instrumento y siervo”(President Kimball Speaks Out, págs. 90–92).

LA IMPRESIÓN DE HABER CONTRAÍDO UNA DEUDA

CON DIOS

Después de aprender todo lo que podamos sobre elcurso que debemos seguir y haber proseguido por el ca-mino para obtener la vida eterna, tenemos una obliga-ción para con los demás hijos de nuestro Padre Celestialque precisen ayuda. El obtener conocimiento del plan deDios tiene diversas consecuencias, y una de las más pro-fundas es la de comprender el importantísimoconcepto de haber contraído una deuda conel Dios de este mundo: Jesucristo. Elplan de salvación se basa en la necesi-dad de un Redentor, papel que de-sempeñó Jesucristo. Él expiónuestros pecados y, en palabras deIsaías y de Pedro: “…por su llaga

fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5; véase 1 Pedro2:24).

Es evidente que el apóstol Pablo tenía una profundacomprensión de la importancia de esa deuda que hemoscontraído, cuando escribió en su epístola a los romanos:“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias deDios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”(Romanos 12:1). Pablo señaló un aspecto fundamentaldel servicio: lo prestamos al ser motivados por un senti-miento de gratitud al Señor por las bendiciones que nosha dado. Más aún, debemos recordar que la mayor ben-dición de todas es que Él sufrió, sangró y murió para cum-

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concebido y llevado a cabo para nosotros, para que pu-diésemos regresar con Él a la presencia del Padre. Fue lacomprensión de esta idea fundamental lo que llevó al reyBenjamín a decir: “…si lo sirvieseis con toda vuestra al-ma, todavía seríais servidores inútiles” (Mosíah 2:21).

¿Cómo podemos servir a Aquel que hizo posible queobtuviéramos la vida eterna? De nuevo, el rey Benjamínproporcionó la respuesta cuando aconsejó a su pueblo:“…cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes,sólo estáis al servicio de vuestro Dios” (Mosíah 2:17).

El Libro de Mormón nos proporciona varios ejemplosde hombres que entendían la ecuación fundamental queexplica mucho de nuestro propósito en la vida: El prestarservicio a los demás equivale a servir a Dios. El reyBenjamín, por supuesto, fue uno de los más grandes ejem-plos del servir a Dios y al hombre. Tal y como dijo a su pue-blo: “…aun yo mismo he trabajado con mis propias manosa fin de poder serviros” (Mosíah 2:14). El rey Benjamín es-cogió aprender el plan de salvación y después fue y sirvió.

Puede que un ejemplo aún más extraordinario de có-mo el espíritu de servicio consume a los que aprenden ycomprenden el plan de Dios sea el de Alma, hijo.Sabemos que en su juventud, Alma y los hijos de Mosíahintentaron destruir la Iglesia de Dios. Sus acciones esta-ban diametralmente opuestas al camino que debían haber

El de Alma es un ejemplo extraordinariespíritu de servicio consume a los que acomprenden el plan de Dios. Un ángel Señor ha dicho: Ésta es mi iglesia, y yo y nada la hará caer sino la transgresió

seguido, pero entonces ocurrió algo extraordinario: unángel se le apareció a Alma y logró que él y sus compañe-ros enderezaran su camino.

¿Pueden imaginarse la sorpresa de Alma? Había dedi-cado toda su vida a destruir la Iglesia de Dios y la fe delpueblo y entonces se le apareció un ángel para decirle:“…el Señor ha dicho: Ésta es mi iglesia, y yo la estable-ceré; y nada la hará caer sino la transgresión de mi pue-blo” (Mosíah 27:13).

El asombro de Alma fue tal que, literalmente, enmu-deció y no pudo mover las manos. Los que estaban con élse lo llevaron y lo pusieron ante su padre, Alma, el sumosacerdote principal. Los sacerdotes se reunieron, ayuna-ron y oraron por Alma durante dos días y noches paraque pudiera hablar y recuperar su fuerza. Al final, elSeñor contestó sus súplicas y Alma, hijo, ya cambiado, sepuso de pie ante ellos y les dijo:

“Mi alma ha sido redimida de la hiel de amargura, y delos lazos de iniquidad. Me hallaba en el más tenebroso abis-

mo; mas ahora veo la maravi-llosa luz de Dios. Atormentabami alma un suplicio eterno;mas he sido rescatado, y mi al-ma no siente más dolor.

“Rechacé a mi Redentor, y

o de cómo el prenden y

le dijo: “…el la estableceré; n de mi pueblo”.

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negué lo que nuestros padres habían declarado; mas aho-ra, para que prevean que él vendrá, y que se acuerda detoda criatura que ha creado, él se manifestará a todos”(Mosíah 27:29–30).

Para Alma había sido una dolorosa corrección de cur-so; había sufrido un dolor indecible y un tormento eterno,pero estaba de nuevo en el camino correcto. Lo que lasEscrituras registran a continuación es muy interesante.

“Y aconteció que de allí en adelante, Alma y los queestaban con él cuando el ángel se les apareció empezarona enseñar al pueblo, viajando por toda la tierra, procla-mando a todo el pueblo las cosas que habían oído y vis-to, y predicando la palabra de Dios con muchatribulación, perseguidos en gran manera por los que eranincrédulos, y golpeados por muchos de ellos…

“Y viajaron por toda la tierra de Zarahemla y entre to-do el pueblo que se hallaba bajo el reinado del reyMosíah, esforzándose celosamente por reparar todos losdaños que habían causado a la iglesia, confesando todossus pecados, proclamando todas las cosas que habían vis-to y explicando las profecías y las Escrituras a cuantos de-seaban oírlos.

“Y así fueron instrumentos en las manos de Dios parallevar a muchos al conocimiento de la verdad, sí, al co-nocimiento de su Redentor” (Mosíah 27:32, 35–36).

Después de la conversión viene la responsabilidad y laobligación de compartir el conocimiento recibido con losdemás hijos de nuestro Padre Celestial. La vida de Almacambió y él se convirtió en uno de los misioneros más gran-diosos que hayan existido. Enseñó con poder y con conoci-miento propio sobre el plan de redención, ya que lo habíaaprendido de boca de un ángel, y después fue y sirvió.

Nos percatamos del grado de la conversión de Alma ala verdad y de su consecuente deseo de servir a todos loshijos de Dios cuando leemos lo que escribió cerca del finde su ministerio:

“¡Oh, si fuera yo un ángel y se me concediera el deseode mi corazón, para salir y hablar con la trompeta deDios, con una voz que estremeciera la tierra, y proclamarel arrepentimiento a todo pueblo!

“Sí, declararía yo a toda alma, como con voz de true-no, el arrepentimiento y el plan de redención: Que debenarrepentirse y venir a nuestro Dios, para que no haya más

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dolor sobre toda la superficie de la tierra” (Alma 29:1–2).En virtud de su entendimiento del plan de salvación y

del servicio que se debe prestar al Señor, Alma había lle-gado al punto en el que se sentía restringido por las limi-taciones de su cuerpo físico. Aunque era consciente de loirrazonable de su petición, quería hacer más: quería pro-clamar el Evangelio con la voz del ángel que se lo habíaproclamado a él. Sintiéndose en gran deuda con el Señor,quería sacrificar incluso más de todo lo que tenía al ser-vicio del Señor.

Algunos predicamos la doctrina del “yo” y declaramosque debemos pensar, primero y por encima de todo, ennosotros mismos. Sin embargo, la historia nos ha enseña-do que el egoísmo jamás ha traído felicidad. El servir ycompartir es una parte importante de la vida.Ciertamente, el gozo más gratificante para el alma con-siste en dejar un legado de amor y servicio para que losdemás lo imiten y disfruten de él. Bryant S. Hinckley, pa-dre del presidente Gordon B. Hinckley, dijo lo siguientesobre el servicio:

“El servicio es la virtud que siempre ha distinguido alos grandes de todos los tiempos y por la que serán recor-dados. Pone un distintivo de nobleza sobre sus discípulosy es la divina línea divisoria que separa a los dos grandesgrupos del mundo: los que ayudan y los que obstaculizan,los que elevan y los que se doblegan, los que contribuyeny los que sólo consumen. Cuánto mejor es dar que recibir.El servicio, en cualquiera de sus formas, es atractivo y her-moso. Dar ánimos, tener compasión, mostrar interés, ale-jar el temor, edificar la autoconfianza y despertar laesperanza en el corazón de la gente —en pocas palabras,amarlos y demostrárselo— es rendir el más preciado de losservicios” (citado en Steven R. Covey, et al., First ThingsFirst, 1994, pág. 306; puntuación modificada).

Venir a esta vida para aprender y luego salir para servires el fin de nuestra existencia terrenal. Si nuestros hechosse desvían de ese propósito, corrijamos el curso con pron-titud y regresemos al camino correcto. Comprometámonosa dedicar más tiempo cada día, cada semana y cada año aasegurarnos que el curso en el que nos encontramos sea elque ha fijado el Señor, el sendero estrecho y angosto queconduce al único destino que nos dará una paz y una di-cha imperecederas: el de la vida eterna. �

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Integridad

Pia Hentzen

Rebecca Pedersen

Annelise Nielsen

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por Laury LivseyFOTOGRAFÍAS POR LA AUTORA.

en Dinamarca

Tres jovencitas de Copenhague, Dinamarca, nos cuen-tan tres historias muy diferentes. Pia nos habla de suconversión, Rebecca sobre un programa antiporno-

grafía en el que toma parte, y Annelise sobre el ayuno yla oración para que la ciudad permitiera a la Iglesia edifi-car una capilla nueva. Los tres relatos tienen, al menos,una cosa en común: tratan sobre miembros íntegros enDinamarca.

PIA HENTZEN

Pia es una Laurel de 16 años del Barrio Frederiksberg,Estaca Copenhague, Dinamarca. Su madre ha sido

miembro toda la vida y Pia recuerda haber ido ala Primaria cuando era pequeña, aunque sólo

hace un año que ella es miembro.“Papá y mamá son miembros de laIglesia, así que cuando era pequeña,

fui a la Primaria, pero nunca mebauticé”, dice Pia.

Después del divorcio de suspadres, Pia, sus dos herma-nos y su madre dejaron deir a la Iglesia. Pia cumplió8 años, pero no se bauti-

zó; cumplió 12 y no fue alas Mujeres Jóvenes.

Durante cerca de diez años, laIglesia no estuvo muy presente

M A Y O

en su vida; los maestros orienta-dores seguían yendo y las maes-tras visitantes visitaban a sumadre, pero los Hentzen se que-daban en casa los domingos.

Un día, una líder de lasMujeres Jóvenes llamó a Pia y lainvitó a comenzar a asistir a lasactividades. “Mi líder me escri-bía cartas para invitarme a ir a la Iglesia y fui una vez,pero pensé que era aburrido y no quise volver, aunquelos misioneros me hicieron cambiar de parecer”, diceriéndose.

Los misioneros sabían que Pia no se había bautizado,por lo que concertaron una cita para visitarla. En el pri-mer encuentro, llevaron un breve pensamiento espiri-tual, modelo que se siguió en las sucesivas semanashasta que un día probaron algo diferente al llevar con-sigo algo que todo misionero tiene que ofrecer: la pri-mera charla.

“Me preguntaron si podían enseñarme la primeracharla y les dije que estaba bien. No pasó mucho tiempo—puede que unas cinco semanas— hasta que termina-ron todas las charlas y accedí a bautizarme”. Por ese en-tonces, la madre de Pia comenzó a reactivarse, al igualque los dos hermanos de la joven.

Actualmente Pia se siente como en casa en el pe-queño grupo que constituye el programa de Hombres

ESTACIÓN CENTRAL DEL COPENHAGUE.

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A orillas del mar Báltico, Pia y

su madre sonríen agradecidas

por volver a ser activas en la

Iglesia.

Jóvenes y Mujeres Jóvenes del Barrio Frederiksberg. Elacostumbrarse a ser miembro activo de la Iglesia requi-rió algún tiempo, pero ahora ya es un estilo de vida.“Soy la única Laurel del barrio; tenemos además dosDamitas y dos Abejitas; ésas son todas nuestrasMujeres Jóvenes”, dice. Entonces se detiene y piensaseriamente en cómo la Iglesia ha cambiado su vida.“Creo que mi vida es mejor ahora”, concluye. “Tengoalgo que sé que es verdadero”.

REBECCA PEDERSEN

Los pliegos de sellos (estampillas) postales aguardanser pegados a una pila de sobres, pero allí no hay nadiemás que Rebecca. Es Laurel del Barrio Allerød, EstacaCopenhague, Dinamarca, y tiene cierta opinión sobre lapornografía y su dañina influencia, y está haciendo algoal respecto aunque el trabajo —meter contenidos anti-pornográficos dentro de unos sobres— es tedioso y re-quiere mucho tiempo.

Mientras pone las direcciones en los sobres, habla de

Rebecca decidió luchar contra la pornografía en

Dinamarca. “Creo que hay muchas personas que

odian la pornografía y sus efectos, pero no están

dispuestos a hacer o decir nada”.

L I A H O N A

22

su participación en un programa or-ganizado para protestar contra lapornografía en Dinamarca.

“La pornografía tiene un efectotremendo en nuestros valores, peroDinamarca es un país bastante

liberal y puedo ver cómo la gente casi se acostumbra aella. Pero en vez de acostumbrarnos, debiéramos asus-tarnos”, dice Rebecca.

En el colegio de Rebecca, un compañero de clase co-menzó una campaña de protesta contra la pornografíay pidió su ayuda. Esos estudiantes están recogiendo fir-mas para una petición que esperan influya en el go-bierno, en especial en el ministro de cultura deDinamarca, encargado de supervisar la televisión pú-blica del país.

Page 25: LIAHONA MAYO 2002

“No podemos impedir que la gente consuma porno-grafía”, explica Rebecca, “pero nos gustaría que la quita-ran de los lugares públicos donde los niños pueden tenerfácil acceso a ella. No puedes limitarte a acostar a los ni-ños temprano con la esperanza de que no vean ningunade esas cosas en el televisor”.

Mientras piensa en los valores de las MujeresJóvenes y reflexiona en lo que representa el sermiembro de la Iglesia, Rebecca es feliz por formarparte de algo que espera produzca algún cambio.

“Debemos tener una influencia positiva enla vida. Creo que es importante para noso-tros, especialmente como miembros de laIglesia, que hagamos algo para hacer delmundo un lugar mejor”, dice. “Para mí esaidea ha sido siempre importante, pero haceun par de meses, cuando recibí mi bendiciónpatriarcal, me di aún más cuenta de que te-nía que hacer algo”.

Cuando el grupo de Rebecca terminó elproyecto y envió la petición al gobierno,ella se dio el lujo de pensar en la pequeñaparte que había hecho para recoger lasmás de 22.000 firmas para la peticióny en cómo el proyecto fortaleció su de-terminación de hacer de Dinamarcaun lugar mejor. También sonríe, puessu grupo fácilmente superó la meta de15.000 firmas.

Rebecca es consciente de que lascosas no van a cambiar de la noche ala mañana, pero es un buen comien-zo, ¿no es así? “Creo que hay muchaspersonas que odian la pornografía ysus efectos”, dice, “pero no están dis-puestos a hacer o decir nada. A veces

Pia, Rebecca y

Annelise forma

parte de la larg

tradición del Ev

La estatua Kris

Dennis Smith, c

mora a los muc

conversos dane

del siglo XIX qu

sacrificaron pa

edificar el reino

creo que la gente simplementenecesita un pequeño recorda-torio de vez en cuando”.

ANNELISE NIELSEN

Annelise pertenece a latercera generación demiembros de la Iglesia. Susabuelos se bautizaron hace

muchos años; su padrecreció en la Iglesia y se ca-só con una mujer miem-bro, por lo que Annelisenació en la Iglesia. Ahoraes Abejita del BarrioFrederiksberg y, juntocon Pia, es una de las po-cas jovencitas del barrio.

El barrio se reúne enun edificio alquilado quetiene un ascensor que sube muy despacio, por loque ella toma las escaleras. Tres tramos de escaleras

la llevan al piso superior, desde donde se entra a lacapilla. El edificio es limpio y bonito, peroAnnelise dice que se siente como algo pro-visional respecto al centro de reunionesdel Barrio Frederiksberg. Mira por la ven-tana de la capilla y señala.

“Allí está la antigua capilla”, dice mien-tras mira un hermoso edificio de ladrillo auna manzana de distancia, una de las pri-meras que la Iglesia construyó en el país. Yestá vacío, por una buena razón.

“Allí es donde se va a construir el tem-plo”, explica Annelise.

El Templo de Copenhague prestará

CENTRO DE COPENHAGUE.

PREDIO DEL CASTILLO DE FREDERIKS-BORG EN HILLERØD, DINAMARCA.

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a

angelio.

tina, de

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Page 26: LIAHONA MAYO 2002

Los miembros del Barrio

Frederiksberg —entre ellos

Annelise; la hermana Christel

Petersen; y la hermana de

Annelise, Christel— ayunaron y

oraron para tener un nuevo sitio

en el que pudieran reunirse.

servicio a los miembros de Dinamarca y de otros paísesescandinavos; y el tener el templo a diez minutos de ca-sa en vez de a las doce horas, las que lleva llegar hastael de Estocolmo, Suecia, es una gran bendición.Annelise sabe que merece la pena el sacrificio.

Pero todavía hay la cuestión de un nuevo centro dereuniones. El contrato del nuevo local expirará pronto,así que este domingo el Barrio Frederiksberg va a ayunary orar para que la ciudad conceda aprobación a la Iglesiapara edificar en una propiedad que ha adquirido.Annelise se une a otros miembros del barrio para ayunary orar con este motivo especial.

Esta mañana Annelise admite que tiene hambre.“Pero al ayunar me siento cerca de Dios y mucho más hu-milde”, dice. “No creo que ayunar sea un gran sacrificio,y si todos los del barrio oramos por la misma cosa, nues-tro Padre Celestial nos ayudará”.

Luego de la reunión sacramental, con el ayuno casiterminado, Annelise no se va corriendo a casa para co-mer, sino que sale del edificio tomando del brazo aChristel Petersen, de 96 años, un miembro del barrio, quese unió a la Iglesia en 1958 y enseñó al padre de Anneliseen la Escuela Dominical. Cada mes Annelise la conoceun poco más al dedicar algún tiempo a visitarla.

“Es agradable hablar con la hermana Petersen. Creo

L I A

que es una mujer fuerte porque es la única persona de sufamilia que es miembro de la Iglesia. Su esposo no se bau-tizó y sus hijos ya eran mayores cuando ella lo hizo”, ex-plica Annelise. “Tiene 96 años y todavía va a lasreuniones cada domingo.

“Admiro a la gente como lahermana Petersen que estáncerca de nuestro PadreCelestial”, añade. “Y cuandohago cosas como ayunar, tam-bién yo me acerco más a Él”.

En Copenhague se encuen-tra la famosa estatua deJesucristo, el Christus, creadapor el escultor danés BertelThorvaldsen. En esa misma ciu-dad los Santos de los ÚltimosDías se mantienen íntegros,emulando al Salvador en todolo que hacen. �

Nota del editor: Pocos meses des-

pués del ayuno de Annelise y de los

demás miembros, la Iglesia recibió el

permiso de la ciudad para la edificación de un nuevo

centro de reuniones para el Barrio Frederiksberg.

CENTRO DE COPENHAGUE.

COSTA ESTE DE DINAMARCA.

H O N A

24 La página 25 de la revista Liahona sigue a las noticias locales y la sección Amigos.

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VIVAMOS COMO MUJERES VIRTUOSAS

MENSAJE DE LAS MAESTRAS VISITANTES

ILU

STRA

CIÓ

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OR

JULI

E AN

N A

LLE.

L ean lo siguiente con las herma-nas a las que visiten y comentenlas preguntas, los pasajes de las

Escrituras y las enseñanzas de los líde-res de la Iglesia. Compartan sus expe-riencias y testimonios, e inviten a lashermanas a hacer lo mismo.

Proverbios 31:10: “Mujer virtuo-sa, ¿quién la hallará? Porque su esti-ma sobrepasa largamente a la de laspiedras preciosas”.

Presidente James E. Faust,Segundo Consejero de la PrimeraPresidencia: “La virtud tiene muchasdefiniciones, como la excelencia mo-ral, el actuar y el pensar correctamen-te, la bondad del carácter o lacastidad” (“Cuán cerca de los ánge-les”, Liahona, julio de 1998, pág. 105).

¿QUÉ VIRTUDES ES IMPORTANTE QUE

CULTIVEMOS?

Filipenses 4:8: “Por lo demás,hermanos, todo lo que es verdadero,todo lo honesto, todo lo justo, todolo puro, todo lo amable, todo lo quees de buen nombre; si hay virtud al-guna, si algo digno de alabanza, enesto pensad”.

Presidente Gordon B. Hinckley:“Invito a toda mujer, dondequieraque se encuentre, a elevarse hasta al-canzar el gran potencial que hay enella. No les pido que vayan más alláde su capacidad, pero sí que no sedesesperen con pensamientos de fra-caso… Espero que simplemente ha-gan lo que puedan como mejor

sepan. Si lo hacen, verán milagros”(Teachings of Gordon B. Hinckley,1997, pág. 696).

Margaret D. Nadauld, presiden-ta general de las Mujeres Jóvenes:“El mundo tiene suficientes mujeresduras; necesitamos mujeres delica-das. Hay suficientes mujeres grose-ras; necesitamos mujeres amables.Hay suficientes mujeres rudas; nece-sitamos mujeres refinadas. Hay sufi-cientes mujeres que tienen fama ydinero; necesitamos más mujeres quetengan fe. Hay suficiente codicia;necesitamos más abnegación. Haysuficiente vanidad; necesitamos másvirtud. Hay suficiente popularidad;necesitamos más pureza” (“El regoci-jo de ser mujer”, Liahona, enero de2001, pág. 18).

¿CUÁL ES LA MEJOR MANERA DE

ENSEÑAR ESTAS VIRTUDES?

D. y C. 46:33: “…debéis practi-car la virtud y la santidad delante demí constantemente”.

Presidente Gordon B. Hinckley:“No podemos esperar influir en otraspersonas en dirección a la virtud amenos que vivamos vidas virtuosas.El ejemplo de nuestra existencia ten-drá una influencia mayor que toda lapredicación en la que nos embarque-mos. No podemos esperar elevar alos demás a menos que nosotros noshallemos en un terreno más eleva-do… El hogar es la cuna de la virtud,el lugar donde se forma el ca-rácter y se establecen

M A Y O D E 2 0 0 2

25

los hábitos” (“Opposing Evil”,Ensign, nov. de 1975, págs. 38–39).

¿QUÉ BENDICIONES SE NOS

PROMETEN AL LLEVAR UNA VIDA

VIRTUOSA?

D. y C. 121:45: “…deja que lavirtud engalane tus pensamientos in-cesantemente; entonces tu confianzase fortalecerá en la presencia deDios”.

D. y C. 25:2: “…si eres fiel y an-das por las sendas de la virtud delan-te de mí, te preservaré la vida yrecibirás una herencia en Sión”.

Presidente James E. Faust: “Elprofeta José dijo: ‘Si cumplen con susprivilegios, no se podrá impedir quese asocien con ángeles’… Apacigüensu alma y escuchen los susurros delSanto Espíritu. Sigan los sentimien-tos nobles e instintivos plantados enlo profundo de su alma por Dios en elmundo anterior” (“Cuáncerca de los ángeles”,Liahona, julio de1998, pág. 108). �

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por Ravenal P. Solomon

En micamino

ILU

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CIÓ

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OR

SAM

LAW

LOR.

En octubre de 1980 me ha-llaba paseando en bicicle-ta cuando de repente me

di cuenta de que uno de los fre-nos no funcionaba. Me asustéporque no sabía cuándo ni cómopodría detenerme. Cuando eldescontrolado viaje terminó y medeslicé a salvo hasta que me pudedetener, me encontré al lado deRodico Flores, un buen amigo ycompañero de secundaria. Le expliqué lo ocurrido ycharlamos un rato. Mientras conversábamos, me pre-guntó si disponía de tiempo para ir a su iglesia, y comoyo sabía que él era una buena persona y admiraba aotros Santos de los Últimos Días que conocía, decidí irel domingo siguiente.

El domingo me fijé en que el edificio donde se reuníala congregación estaba limpio y era hermoso, y percibíque allí había algo diferente. Alguien me estrechó la ma-no y hasta me puso el brazo por el hombro diciéndome lofeliz que estaba al verme. Me sentí bien aun cuando eraun poco tímido y estaba algo nervioso. Aquel hermanome llevó a una clase de investigadores.

Después de la clase, dos mujeres jóvenes se presenta-ron como misioneras regulares y me preguntaron si po-drían visitarme en casa. Rápidamente les dije que estabaatareado y comencé a darles excusas, pero insistieron enque les dijera cuándo podrían pasar, así que les dije queel lunes por la mañana bien temprano; añadí que podíanir sólo si querrían pasar a las cuatro de la mañana.

Para mi sorpresa, se miraron la una a la otra y dijeron:“Hermano Solomon, allí estaremos”. Insistí en que eradifícil llegar hasta la casa de mi familia, que se hallaba si-tuada en mitad de una laguna y que teníamos muchos pe-rros. Les dije que les iba a resultar difícil llegar hasta allí,pero ellas volvieron a decir: “Hermano Solomon, allí es-taremos”. Al irme, me olvidé por completo de la cita,pues no creía que fueran.

Creía que n

que un freno

en realida

comienzo de

gran feli

M A Y O

El lunes por la mañana tem-prano me sorprendió oír a los perros ladrando y una voz que decía: “¡Hermano Solomon!¡Hermano Solomon!”. Miré porla ventana y empecé a sentirmediferente respecto a las misione-ras. Recibí la confirmación deque eran verdaderas siervas deDios, así que las invité a pasar yescuché su mensaje. Pasados

unos momentos les dije que vinieran cada día con unacharla, lo cual hicieron, y me enseñaron hasta que es-tuve preparado para bautizarme.

Justo después de mi bautismo, celebrado el 31 de octubre de 1980, un amigo me invitó a una fiesta delbarrio; yo me dije: Esta Iglesia es genial; hasta me danuna fiesta, aunque luego me di cuenta de que yo no era el invitado de honor. Aun así, mi amigo me presen-tó a una jovencita, a quien le dijo que cuidara bien demí. Annie Ortiz se encargó muy bien de mi hermana-miento, y aún hoy cuida de mí, pues nos casamos en 1985 y nos sellamos en el Templo de Manila,Filipinas.

Desde mi bautismo he progresado en el Evangelio alhaber recibido oportunidades para servir. En 1983 se mellamó como misionero regular en la Misión FilipinasDavao, y cuatro meses después de mi matrimonio fuillamado como obispo. También he servido como presi-dente de estaca y en una presidencia de misión. Mi es-posa y yo estamos felizmente casados, tenemos doshijos, Ezra y Brigham, y esperamos tener una vida dedi-cada al servicio.

Estoy agradecido por la felicidad que he encontradoen la Iglesia, por las dedicadas misioneras que persevera-ron y por el freno roto de una bicicleta que, en realidad,sirvió para ponerme en el camino correcto. �

Ravenal P. Solomon es miembro del Barrio Dagupán 1, Estaca

Dagupán, Filipinas.

o era más

roto, pero

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un viaje de

cidad.

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Cuando la vida se poneCuando la vida se poneEra 1962 y yo tenía 19 años. Había sido llamado a servir en una misión

en México cuando descubrí que tenía cáncer.

por el élder John B. Dicksonde los Setenta

¿Cáncer? ¿Yo? Creíaque sólo la gente delas grandes ciuda-des tenía cáncer.Después de algunasbiopsias e intensosexámenes médicos

realizados por especialistas compe-tentes, supe que el problema que te-nía con la hinchazón del antebrazoderecho se debía a un sarcoma osteo-génico, que en palabras sencillas que-ría decir que tenía un tipo de cáncerde los huesos que en aquella épocaera casi mortal, aun con la amputa-ción del miembro afectado.

¡Mortal! Tenía 19 años y jamásme había cruzado por la mente laidea de tener algo mortal. Sentía en-tusiasmo por servir en una misión,casarme en el templo, tener una granfamilia y disfrutar de una vida mara-villosa. A pesar de ello amaba alSeñor y sabía que Él me amaba. Yafuese que me permitiera quedarmeaquí o irme de esta vida, me parecíabien.

La consecuencia inmediata fue lapérdida del brazo derecho; la conse-cuencia a largo plazo resultó ser unavida de aventura. Al mirar atrás,puedo decir con sinceridad que lapérdida del brazo, en vez de ser unaexperiencia trágica ha sido una de

mis mayores bendiciones, pues he

aprendido y me he beneficiado mu-cho debido a ella.

Los ajustes resultaron interesan-tes. Había estado trabajando comomaderero y en la construcción de ca-rreteras en los bosques del PacíficoNoroccidental, por lo que mi cuerpoera fuerte, pero estaba demasiadoacostumbrado a hacer todo con lamano derecha y realmente echabade menos ese brazo en el que tantodependía. Aunque antes podía lanzaruna pelota de béisbol más lejos queningún otro jugador del equipo, conel brazo izquierdo sólo podía lanzarlauna corta distancia. El poder escribirfue realmente un reto y hasta cual-quier niño preescolar habría podidohacerlo mejor que yo. Todo me eradifícil: atarme los zapatos, abrochar-me las camisas, llevar objetos gran-des, conducir, afeitarme, dibujar,comer, que se me quedaran viendo,soportar el dolor psicológico en elbrazo amputado, etc.

Pronto me di cuenta de que teníamucho a lo que debía acostumbrar-me, mucho que aprender y volver aaprender. También me di cuenta deque había muy poco que pudiera ha-cer para remediar la situación. Teníasólo un brazo y mi actitud al respecto—y sobre la vida en general— depen-día por completo de mí. Me hallaba

L I A H O N A

28

en una encrucijada. Era obvio que, si

quería, podía echarme a llorar, o po-día hacerme cargo de éste y de todoslos demás retos con fe y una actitudpositiva. Mi felicidad y bienestar eter-nos dependían de mi elección.

La decisión era sencilla: escogí serpositivo, creativo, muy activo y hacertodo lo posible por cumplir con midestino como un hijo de Dios enviadoa progresar gracias a una experienciaterrenal. Una vez tomada, la decisiónfue firme y jamás la cuestioné.

El profeta José Smith (1805–1844) tuvo muchos retos y padeci-mientos mientras languidecía en lacárcel de Liberty. Consternado por elbienestar de los santos y de su fami-lia en los páramos, mientras su pro-pia condición física era mala, suplicóal Señor saber por qué le ocurrían to-das esas cosas cuando creía habercomprendido tan bien el proceso dela Restauración y del establecimien-to de Sión. El Señor le dio una res-puesta de la que todos nos podemosbeneficiar durante esta vida repletade tantas dificultades: “…entiende,hijo mío, que todas estas cosas te ser-virán de experiencia, y serán para tubien” (D. y C. 122:7).

Mientras iba aprendiendo de laexperiencia de mi propia vida, mequedé a solas en mi cuarto pocos dí-as después de la operación, prepa-

rándome para ir a las reuniones de la
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difícildifícil

Iglesia. Sostenía una corbata en lamano y pensé: ¿Y ahora qué voy a ha-cer con esta corbata? Pensé en pedirayuda a mi madre, pero rechacé laidea, pues sabía que ella no podía irconmigo a la misión para atarme lacorbata y cuidar de mí. Simplementetenía que arreglármelas solo. Con pa-ciencia logré atarme la corbata yaunque tuve que valerme un poco delos dientes, supe que podía hacerlo yhacerlo bien. Ese día se abrió mi en-tendimiento y pude ver con claridadque, con fe, paciencia y determina-ción, podía ser capaz de resolver casicualquier reto al que tuviera que en-frentarme.

Con el tiempo me di cuenta deque esa misma fe, determinación yactitud positiva podrían ayudar acualquiera a enfrentar los diferentesdesafíos de la vida. Mi propia historiatiene que ver con un problema físico,

El Señor dijo al profeta José:

“…entiende, hijo mío, que todas

estas cosas te servirán de expe-

riencia, y serán para tu bien”.

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R M

ARTY

MAY

O.

pero nosotros, los seres humanos, ha-cemos también frente a todo tipo deproblemas; pueden ser problemas re-lacionados con las finanzas, proble-mas de relaciones familiares, deadquirir una educación académica,de sentirnos rechazados, de perder aun ser querido o el que no se noscomprenda. Con frecuencia, los re-tos de los jóvenes tienen que ver conlas tentaciones relacionadas con laPalabra de Sabiduría, un lenguajeinapropiado, la pureza moral, entre-tenimientos impropios o el navegarpor Internet.

Permítanme compartir cuatroprincipios que podrían resultarlesútiles.

1. CONOZCAN A SU PADRE CELESTIAL.

Asegúrense de conocer la relaciónque existe entre ustedes y su Padre

Celestial y el Salvador. Dichode otra forma, asegúrense

de saber quiénesson ustedes.

CIÓ

N F

OTO

GRÁ

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Su testimonio del plan de felicidadque su Padre Celestial ha preparadopara ustedes les ayudará a entendersu destino eterno y contribuirá en sudeterminación de tener éxito en lajornada de la vida. El motivo para te-ner y guardar los mandamientos setorna claro cuando entendemos loque el Señor quiere que lleguemos aser. Asegúrense de entender el plande salvación y que su testimonio delEvangelio sea sólido.

Un testimonio de esas cosas detanta importancia no es gratuito, pe-ro aumentará a medida que oren ca-da día con fe, lean las Escrituras yparticipen dignamente de la SantaCena cada domingo.

2. DECÍDANSE YA.

Decidan ahora cómo actuaráncuando surja la presión de las amista-des y la tentación. A los 12 años deedad tomé la decisión personal desiempre cumplir con la Palabra deSabiduría. Con el tiempo, cuando apa-recían las invitaciones a quebrantarese mandamiento, la respuesta “¡No!”siempre era amable, rápida y eficaz.

Dado que había determinado

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de antemano cómo reaccionaríacuando recibiera ese tipo de invita-ciones, nunca me sentí amenazadopor la posibilidad de tomar una maladecisión debido a la presión de misamigos.

Nada se pierde si se tiene buenjuicio. Recuerden que si con antela-ción no han tomado la determina-ción de lo que harán cuando sepresenten las invitaciones o las ten-taciones destructivas, la probabilidadde tomar una decisión equivocada esmucho mayor.

Soy sumamente consciente deque algunos de ustedes todavía nohan hecho lo que les estoy aconse-jando y ya han caído en errores gra-ves. Es probable que sólo ustedes yuna o dos personas más estén al tan-to de esos errores, pero aún así sonuna vergüenza para su alma.Aunque quieran arreglar las cosascon el Señor, quizás no sepan a dón-de acudir o cómo solucionar el pro-blema. Les sugiero que hablen conel Señor mediante la oración since-ra, que expliquen la situación a suobispo o presidente de rama y quehablen con sus padres. Tal vez pien-sen que recibirán crítica y sentiránvergüenza, pero yo creo que másbien hallarán amor, apoyo y unamagnífica oportunidad para enmen-dar sus errores.

3. NO DEMOREN EL

ARREPENTIMIENTO.

Asegúrense de no dejarse engañarpensando que el camino es fácil, quepueden vivir según los valores delmundo y que no importa lo que ha-gan, el Señor los librará, por lo quepueden demorar su arrepentimiento.

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Le importamos a nuestro Padre Celestial; Él nos ama y deseaque estemos a Su lado. Al mismo tiempo, quiere que seamoslimpios, que aprendamos y maduremos con las experiencias.

Les ruego que no caigan en la tram-pa de la que habla Nefi: “Y tambiénhabrá muchos que dirán: Comed, be-bed y divertíos; no obstante, temed aDios… él justificará la comisión deunos cuantos pecados; sí, mentid unpoco, aprovechaos de alguno porcausa de sus palabras, tended trampaa vuestro prójimo; en esto no haymal; y haced todas estas cosas, por-que mañana moriremos; y si es quesomos culpables, Dios nos dará algu-nos azotes, y al fin nos salvaremos enel reino de Dios” (2 Nefi 28:8).

El Señor desea que volvamos a Él,pero no podemos hacerlo y a la vezabrazar los pecados y las manchas delmundo. Él quiere que seamos discí-pulos verdaderos que tienen el co-metido de esforzarse por ser como Él,lo cual requiere de trabajo y discipli-na a fin de disfrutar de las bendicio-nes que Él desea compartir connosotros. Cuando nos arrepentimosy damos lo mejor de nosotros mis-mos, el Señor, en Su misericordia,puede ayudarnos a ser limpios.

4. GUARDEN LOS MANDAMIENTOS.

Asegúrense de tener el Espíritucon ustedes cada día de su vida. Lapróxima vez que participen de laSanta Cena, presten mucha atencióna las palabras de las oraciones y oiránun promesa muy especial para aque-llos que guarden los mandamientos:que “siempre puedan tener su Espírituconsigo” (Moroni 4:3). Qué granbendición son los mandamientos.

Algunos creen que los manda-mientos tienen como propósito im-ponernos restricciones, pero enrealidad se nos han dado para quelleguemos a ser más como nuestroamoroso Padre Celestial, el cual de-sea compartir increíbles bendicioneseternas con Sus fieles hijos e hijas. Élnos invita a evitar y desechar las co-sas que no pertenecen a un estilo devida que con tanta ansia desea com-partir con nosotros.

Hace un par de años, cuando lahermana Dickson y yo llegamos alCentro de Capacitación Misional deProvo para hablar ante los misione-ros, el presidente del CCM me pidióque me anudara la corbata ante losmisioneros para ayudarles a entenderque podían afrontar los desafíos rela-cionados con el servicio misional.Accedí a su petición y aproveché pa-ra ajustar mi discurso para abarcaralgunos aspectos ya tratados en esteartículo.

Cuando estaba a punto de con-cluir, invité a cuatro misioneros de laprimera fila a acercarse al púlpito pa-ra hacer una competición de anuda-do de corbatas. Uno me preguntó si debían utilizar sólo la mano iz-quierda, pero yo sugerí que iban anecesitar las dos. Como pueden ima-ginarse, los misioneros se quedaronmuy sorprendidos cuando les gané a todos.

Sin embargo, este artículo tienemuy poco que ver con ser el más rá-pido anudador de corbatas, el mejor

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guardameta, la mejor animadora o elcampeón de degustación de hambur-guesas. Simplemente, tiene que vercon saber quiénes somos, que cierta-mente le importamos a nuestroPadre Celestial y que Él nos ama ynos desea a Su lado. Al mismo tiem-po, quiere que seamos limpios, queaprendamos y maduremos con lasexperiencias.

Con el transcurso de los años, hehecho frente a muchas dificultadesen la vida, tal y como lo harán uste-des. Durante ese tiempo, en mediode tan interesantes aventuras, la vida ha sido apacible y fácil. Perocualquier verdadero crecimientopersonal siempre ha ocurrido mien-tras intentaba resolver cualquiera delos problemas que la vida nos presen-ta. A medida que éstos vayan llegan-do, debemos mirarlos como peldañoshacia nuestro desarrollo y no comobarreras que detienen nuestro pro-greso. Los problemas vendrán, y no-sotros simplemente tenemos quevencerlos y seguir adelante. �

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VOCES DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS

“EL REINO DE DIOS ESTÁ AQUÍ”

Somos ciudadanos del mayor reino de la tie-rra”, dice el presidente

Gordon B. Hinckley, “un reino que no está dirigido porla sabiduría de los hombres, si-no por el Señor Jesucristo. Lapresencia de ese reino es real; sudestino es seguro” (véase la página 4 deeste ejemplar). ❦ En el Mensaje de laPrimera Presidencia de este mes, el presi-dente Hinckley señala siete pilares de laverdad, verdades eternas que no cambian,

. . . . . . . . . . . . . . . .

L I A

Un regalo por Stefan

aunque el mundo cambie suscreencias y valores. Uno deestos pilares es: “el reino deDios está aquí”. Esta verdadsencilla pero fundamental la

enfrenta toda alma que entraen contacto con la Iglesia y que

desea sinceramente descubrir suverdad. Tal y como ilustran los siguien-

tes relatos, este pilar de verdad no cambia,pero a medida que los hombres y las muje-res obtienen un testimonio de él, sus cora-zones y sus vidas sí cambian.

. . . . . . . . . . . . . . . . . .

ILU

STRA

CIO

NES

PO

R BR

IAN

CAL

L.

maravillosoia Postiglione

Muchas veces me han pregun-tado por qué me uní a La

Iglesia de Jesucristo de los Santos delos Últimos Días, y siempre he con-tado el relato de cómo conocí a losmisioneros en la casa de una queridaamiga que se acababa de bautizar. Noobstante, con el paso del tiempo, mehe dado cuenta de muchas cosas queme habían preparado para aceptar elEvangelio antes de aquella ocasión.

Yo era una jovencita activa y

llena de energía que pasaba la vidaentre los amigos y el gimnasio. Nome interesaba nada más. Me apa-sionaban las artes marciales; vivíapara el deporte, y éste se había con-vertido en mi forma de vida. De he-cho, era mi religión. Era unadeportista muy buena y tenía mu-chas aptitudes. Mi orgullo se acre-centaba a medida que obtenía másy más reconocimiento de los demás,especialmente por tratarse de una

H O N A

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mujer en un deporte dominado porlos hombres.

Con el paso del tiempo, comencéa sentir una sensación de inquietuddespués de cada día de trabajo. Solíaquedarme sin aliento y las pulsacio-nes se aceleraban.

En breve descubrí que la presióncontinua de un deporte tan agotadorhabía agravado una predisposicióngenética a la arritmia. El dolor se in-tensificaba y en ocasiones no podía

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Me apasionaban las artes

marciales, pero los agotadores

entrenamientos agravaron una

predisposición a la arritmia.

El sufrimiento me condujo a

buscar algo más.

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ni ponerme de pie. Casi de la nochea la mañana perdí la autosuficiencia;una serie de decisiones médicas desafortunadas empeoraron mi con-dición, y en dos ocasiones estuve apunto de sufrir un paro cardiaco.

En un período de cinco años, mesometí a dos operaciones, realicémuchas visitas a médicos y hospita-les, y con el tiempo pasé a necesitarel cuidado constante de mis padres.

Mientras estuve internada, vimucho dolor y sufrimiento y descu-brí la necesidad de amar a los de-más; comencé a entender lo que eraverdaderamente importante en lavida.

Mi alma había cambiado y sentíaque alguien me estaba ofreciendouna segunda oportunidad en la vida.Empecé a preguntarme acerca deDios, a quien hasta ese entonces —creía yo— no había jugado papel al-guno en mi vida. Empecé a estudiardiversas religiones y quedé impresio-nada por el común denominador queen todas era el amor. Luego una ami-ga me habló de los misioneros y de lafelicidad que éstos habían llevado asu vida. Me reuní con ellos y me bau-tice un mes más tarde.

Ahora me siento agradecida portodo lo que padecí, pues el sufri-miento me abrió el camino para reci-bir el Evangelio. Verdaderamente,Dios tiene formas poco comunes depreparar a Sus hijos.

Desde que acepté el Evangelio,he tenido el privilegio de compartirla verdad con otras personas.También he ido al templo y he sido

S

enormemente bendecida. Me sientoagradecida a Dios por poder trabajarpara Él. Su Evangelio es un regalomaravilloso para mí.

Stefania Postiglione es miembro de la

Rama Flegreo, Distrito Nápoles, Italia.

Me negué a escucharpor Isabel Berrios

iempre he tenido fe en nuestroPadre Celestial y en Jesucristo,

pero la Iglesia era harina de otro cos-tal. Creía que era como cualquierotra iglesia, una entre muchas capa-ces de conducirme a la salvación.

Entonces, ¿por qué era miembro?Había estado buscando una iglesiaque encajara en mis principios reli-giosos; cuando encontré La Iglesiade Jesucristo de los Santos de losÚltimos Días, sabía que había encon-trado una “religión buena”, una quecoincidía con lo que ya creía de miestudio de la Biblia, y decidí que eseconocimiento me bastaba.

Pero al asistir a las reuniones y es-cuchar los discursos y los testimo-nios, comenzó a surgir en mí eldeseo de descubrir por mí misma sila Iglesia era en realidad la Iglesiarestaurada de Jesucristo, la únicaIglesia verdadera sobre la faz de latierra. Decidí leer el Libro deMormón, algo que no había hechohasta entonces. Me di cuenta, claroestá, de que al leer las revistas de laIglesia no iba a obtener un testimo-nio si no estudiaba con fe y con uncorazón receptivo para recibir la

L I A H O N A

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confirmación de nuestro PadreCelestial. Así que estudié y recibí untestimonio de que el Libro deMormón es verdadero.

Aún así, tenía dudas sobre laIglesia y deseaba recibir una afirma-ción clara y definitiva de Dios, algoextraordinario que me diera seguri-dad. Sabía que no debía pedir una se-ñal, pero la idea predominó en mimente y es muy probable que me ha-ya privado de obtener el testimonioque buscaba. Cuanto más buscabauna confirmación de esa forma, másrebelde me sentía, y empecé a perderla esperanza.

Un día, en una clase de instituto, elmaestro nos mostró un video sobreuna persona como yo: insegura de sutestimonio. La persona acudía a suobispo en busca de ayuda y éste le ex-plicaba que nuestro Padre Celestialbusca ocasiones en las que puede darrespuesta a nuestras oraciones, peroque debemos estar atentos y ser recep-tivos al Espíritu Santo. El obispo delvideo decía también que el aprender areconocer la voz del Espíritu Santo re-quiere tiempo y un corazón humilde.

Esas palabras me conmovieronprofundamente y reconocí que jamáshabía prestado atención a la voz delEspíritu respecto a la Iglesia porqueno había estado dispuesta a hacerlo.Desde el momento en que comencéa orar por un testimonio de la Iglesia,las respuestas habían llegado apaci-blemente, poco a poco, pero yo mehabía negado a escuchar.

Durante la lección de instituto,sentí un cambio en mi corazón que

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Al ver el video, reconocí que jamás

había prestado atención a la voz

del Espíritu respecto a la Iglesia.

Las respuestas habían llegado

apaciblemente, poco a poco, pero

yo me había negado a escuchar.

no podía entender y la pesada cargade la duda que había llevado duran-te nueve años me abandonó. Ahoraaceptaba lo que previamente habíadudado.

Pero incluso entonces me vi ten-tada a luchar contra el Espíritu; medije a mí misma que lo que estabasintiendo era simplemente una im-presión pasajera, una reacción emo-cional a la película. Esta guerraproseguía en mi interior al abando-nar el aula, por lo que busqué unlugar para estar a solas; allí recibícon mayor claridad la presencia delEspíritu Santo, quien finalmenteme liberó de mis dudas. Rebosabade una dicha incomparable. Se me había quitado un gran peso deencima.

Ahora puedo decir con una con-vicción plena que La Iglesia deJesucristo de los Santos de los Últi-mos Días es la única Iglesia verda-dera, restaurada en los últimos díaspor Jesucristo a través del profetaJosé Smith. Este testimonio me esmuy preciado y con él me sientopreparada espiritualmente para re-cibir la luz y el conocimiento adicio-nales que el Señor y Su Iglesiatienen que ofrecer.

Isabel Berrios es miembro del Barrio

Linde, Estaca Cobija, Cochabamba, Bolivia.

A partir de una sola semillapor Rex Eugene Cooper

Uno de los períodos más desa-lentadores de mi misión

fueron los cuatro meses que pasé enTulancingo, México. La obra era di-fícil y día tras día mi compañero yyo pasábamos largas horas repar-tiendo folletos sin que nadie mos-trara interés.

Finalmente hallamos a dos hom-bres que oyeron nuestro mensaje. Yoestaba animado porque sentía queellos serían dos instrumentos impor-tantes para la pequeña RamaTulancingo, pero cuando ambos de-cidieron no aceptar el bautismo, mesentí totalmente abatido.

Por esas fechas, una joven de 12años llegó a Tulancingo para visitara una familia de la rama. Se intere-só en la Iglesia y aceptó de inmedia-to el Evangelio. Poco tiempodespués su padre le dio permiso pa-ra bautizarse.

Sin embargo, ese bautismo no sirvió para aminorar el desánimo que sentía a causa de aquellos dos

M A Y O D E 2 0 0 2

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hombres. Yo había albergado espe-ranzas de que ellos colaboraran en laedificación de la Iglesia en esa zona.Como la chica era tan joven y la úni-ca miembro de su familia, me pre-guntaba si permanecería activa. Pocodespués de su bautismo, partió deTulancingo y perdí todo contactocon ella; de hecho, casi me olvidépor completo de ella.

Han pasado más de 35 años desdemi misión y no hace mucho tiemporecibí inesperadamente la siguientecarta:

Estimado hermano Cooper:Me llamo J. Jovita Pérez Acosta y

me bauticé el 1 de diciembre de 1965 enTulancingo. Siempre he querido darlelas gracias por traer el Evangelio a mivida.

Cuando me enseñó el Evangelio, yotenía 12 años y pasaba el verano enTulancingo. Recuerdo con claridad eldía en que oí el relato de José Smith.Sentí que era verdad y esa misma nocheme arrodillé por primera vez y oré tal ycomo usted me había enseñado. Enaquella ocasión aprendí a hablar con miPadre Celestial.

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Mi madre se enojó con mi padre acausa de mi bautismo y me enviaron aun internado católico. No había miem-bros de la Iglesia en toda la zona y ni si-quiera tenía un ejemplar del Libro deMormón, pero seguí orando y la semillaque usted plantó en mi corazón empezóa germinar.

Un día, mientras analizaba mi situa-ción religiosa, sentí que mi PadreCelestial no estaba complacido conmigo.Estaba confusa. Le dije que deseaba per-tenecer a Su iglesia y le pedí que me ayu-dara a ser una buena hija Suya. Pocodespués, tuve la impresión de escribir a laescuela de la Iglesia [SUD] en la Ciudadde México para pedir ser admitida allí.Fui aceptada y es a partir de entoncesque comenzó a formarse mi testimonio.

Siete años más tarde mis tres herma-nas menores se unieron a la Iglesia ytambién se fueron a vivir a la escuela dela Iglesia. Mi madre nos hacía asistir a suiglesia en el verano, pero aun así, leíamoslas Escrituras y comenzamos a efectuarla noche de hogar. A los diez años de mibautismo, se bautizaron mi madre y mihermano menor, y mi padre un año des-pués. Éramos la primera familia demiembros de nuestra ciudad y de todaslas ciudades de los alrededores. Como elcentro de reuniones más cercano se ha-llaba a cuatro horas de distancia, mis pa-dres se desplazaban hasta allí cada dossemanas para asistir a las reuniones.

Durante ese período enfermé y mefui a vivir algunos meses con mis pa-dres. Teníamos la noche de hogar cadasemana, actividad a la que mi madre in-vitaba a todo el mundo y solían ir unastreinta personas.

Un día llamé a la oficina de la mi-sión de la Ciudad de México para pedirque enviaran a los misioneros, y así fuecomo nació la primera rama de todaaquella región. Mi padre era el presi-dente de la rama y mi madre la presi-denta de la Sociedad de Socorro. Ahorahay muchas ramas en las demás ciuda-des, las cuales han sido organizadas endos distritos.

Mi hermana menor convirtió alhombre que es ahora su esposo y amboshan servido en una misión. Él es obispoen Ciudad Juárez y tienen cinco hijos.Dos de mis sobrinos y una sobrina tam-bién han servido como misioneros. Mihijo mayor volvió el año pasado de sumisión y mi hija se halla sirviendo ac-tualmente en Washington, D.C., mien-tras que mi hijo menor parte la semanaentrante para la misión en México.

En resumidas cuentas, mis padrestienen veintiséis nietos que son miem-bros de la Iglesia y, como puede ver, unade las pequeñas semillas que usted plan-tó hace muchos años se ha convertidoen un árbol y está dando fruto y produ-ciendo semillas para nuevos árboles.¿No es glorioso? Cuando mi hijo mayorsalió para su misión, le dije que todo loque tenía que hacer era plantar conamor en la viña del Señor. Puede quenunca viera crecer el árbol y dar fruto,pero el Señor sí lo haría.

El Evangelio me ha proporcionadomucha felicidad y no sé qué habría sidode mi vida sin él. Sé que Jesucristo es miRedentor y que Su obra avanzará, ben-diciendo a las familias de toda la tierra.

Su hermana en la fe,Jovita Pérez

L I A H O N A

36

Al leer esa carta, me llené de gozoy ahora me doy cuenta de que puedeque la cosa más importante que hayalogrado en la misión fuera algo queen aquel entonces me había parecidoinsignificante.

Rara vez los misioneros son cons-cientes de los resultados de sus labo-res, pero si hacemos todo lo buenoque podamos sin preguntarnos nipreocuparnos por las consecuencias,hallaremos el gozo verdadero al com-partir el Evangelio.

Rex Eugene Cooper es miembro del

Barrio Highland 4, Estaca Highland Este,

Utah.

Mi amigo “Lechemalteada”por Robert Lee “Rocky” Crockrell

En febrero de 1958, a los 17 añosde edad, me alisté en la Marina

de los Estados Unidos de América yse me asignó a servir en un portaa-viones, donde conocí a RaymondCovington, de Provo, Utah.

Pensé que Raymond era un pocoextraño: no fumaba, no consumía al-cohol, no decía palabrotas, nada denada. Le pregunté qué hacía para di-vertirse y me dijo que muchas cosas,pero que por encima de todo le gus-taba empezar y terminar el día conun par de leches malteadas, así quese ganó el apodo “Leche malteada”.

Por la noche solía hablarme de suiglesia, La Iglesia de Jesucristo de losSantos de los Últimos Días, y yomostraba mucho interés, hasta queme dijo que si me unía a su iglesia no

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podría tener el sacerdocio. Eso nome sentó bien y, viendo mi agitación,Raymond dijo que creía que quizásun día podría poseer el sacerdocio.

El tiempo pasaba y yo empecé aestar más con Raymond que con elresto de mis amigos debido a su esti-lo de vida. Luego me di cuenta deque yo había dejado de vivir comohasta entonces y que quería hacer locorrecto. Gracias a él, me di cuenta

de que no tenía que maldecir nitomar alcohol, que podía es-

coger vivir una vida recta.Un día sucedió

que varios de los

muchachos estaban sentados en lacubierta, entreteniéndose con jue-gos de azar; uno de ellos miró aRaymond y dijo: “¡Leche malteada!Di una palabrota y te daremos todoel dinero de la banca”. Conté rápi-damente el dinero y vi que la sumaascendía a la paga de dos meses.Pensé que como Raymond y yo éra-mos amigos, me daría la mitad, pe-ro para mi sorpresa no dijo nada. Lesupliqué que lo hiciera, pero él nocreía en esa forma de hablar. Fueentonces que supe que el ser Santode los Últimos Días es una respon-sabilidad sagrada.

Uno de los marinos miró a

Raymond y le dijo: “¡Leche

malteada! Di una palabro-

ta y te daremos todo

el dinero de la

banca”.

Raymond quedó libre del serviciomilitar en junio de 1961, y yo a fina-les de ese mismo año. A menudo mepreguntaba qué habría sido de miviejo amigo.

Un día, muchos años después, en1990, mientras miraba por la venta-na de mi casa en el estado deWashington, Estados Unidos, vi ados jóvenes bien vestidos que eranmisioneros de la Iglesia y les invité apasar. Después de charlar un ratocon ellos, descubrí que las esperanzasde Raymond se habían hecho reali-dad: el presidente Kimball había re-cibido una revelación en 1978 quedecía que todos los varones dignospodían recibir el sacerdocio. Estabaeufórico. Luego de recibir las charlasmisionales, accedí a bautizarme.

Por esas fechas, le hablé sobre miamistad con Raymond a un vecinoque también era miembro de laIglesia. Yo no tenía idea de que esevecino iba a viajar a Utah y encontrara Raymond. Dos semanas más tardemi amigo “Leche malteada” viajó másde 1.600 kilómetros para discursar enmi bautismo, y dijo que siempre supoque me uniría a la Iglesia.

En diciembre de 1997 recibí unacarta de la hija de Raymond en laque me comunicaba que él había fa-llecido. Las noticias me entristecie-ron, pero sonrío al pensar en lareunión que Rocky y su amigo Lechemalteada tendrán algún día al otrolado del velo. �

Robert Lee “Rocky” Crockrell es miembro

del Barrio Wollochet, Estaca Tacoma,

Washington.

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CLÁSICOS DE LIAHONA

Amigos para siemprepor el élder Marvin J. Ashton (1915–1994)

Adaptado de un discurso pronunciado en la conferencia general

de octubre de 1969.

ILU

STRA

CIÓ

N P

OR

PAU

L M

ANN

.

Mi esposa y yo nos encontrába-mos un día a la entrada denuestra casa, cuando el chi-

co que repartía los periódicos bajaba lacalle en su bicicleta cargada de diarios. Aunos 20 ó 25 metros detrás de él estabaotro chico que le seguía también en bici-cleta. Hasta entonces yo desconocía quérelación había entre ambos, pero me fijéen que los dos venían calle abajo a granvelocidad.

Cuando el repartidor llegó a la acera de-lante de nuestra casa, iba tan rápido queno pudo detenerse y, como resultado, saliódespedido hacia un lado, la bicicleta haciael otro y los periódicos quedaron esparci-dos por todas partes. Al fijarme en que eljoven había caído en nuestro césped y queno estaba herido, pero sabiendo que sin duda estaríaavergonzado por haberse caído delante de su amigo, fui-mos hacia él.

Ante la vista de ese perfecto aterrizaje triple —si esque se le puede llamar así— su amigo gritaba de placer yse reía a carcajadas con dicha plena y completa por ladesgracia de su compañero.

Intentando aliviar el sofoco del repartidor, y sabiendoque no precisaba ayuda sino recomponer un poquito suorgullo, me acerqué un poco más y le dije: “¡Qué injustoque tu amigo se ría porque te hayas caído!”.

El élder

Ashton

Quórum

Apóstoles

1994. Se

como Ayu

Doce el 3

de 1969,

en que pr

disc

L

El joven siguió recogiendo los diarios sinsiquiera levantar la vista. Por fin puso to-dos los periódicos en su sitio, tomó la bici-cleta y al alejarse de nuestra casa hizo elsiguiente comentario: “Él no es mi amigo;es mi hermano”.

Sus palabras han estado dándome vuel-tas en la cabeza desde entonces con graninsistencia. Creo sinceramente que uno delos grandes objetivos de las noches de ho-gar y de la orientación familiar es que losintegrantes de la familia se den cuenta deque un hermano puede ser un amigo, y queun padre o una madre pueden ser más quepadres: pueden ser amigos.

Tengo la esperanza y ruego que poda-mos captar la sabiduría y la inspiración deedificar un hogar de tal modo que los

miembros de esa unidad sagrada puedan mirar a un pa-dre y decir: “Él es mi mejor amigo”, o “Mi madre es mu-cho más que una madre; es mi amiga”. Cuando nospercatemos de que los padres y los miembros de una fa-milia pueden ser más que relaciones consanguíneas y queen realidad son amistades, entonces tendremos un pocode la visión de cómo nuestro Padre Celestial desea quevivamos: no sólo como hermanos y hermanas, sino comoamigos muy íntimos. �

Marvin J.

sirvió en el

de los Doce

de 1971 a

le sostuvo

dante de los

de octubre

el mismo día

onunció este

urso.

I A H O N A

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Page 42: LIAHONA MAYO 2002

Las raíces del Evangelio sehan arraigado firmementeen esta tierra con un patri-monio de la América anti-gua. En el florecimientodel presente reposa la pro-mesa de un mayor creci-miento en el futuro.

por Don L. Searle

GUAE D I F I C A N D

HONDURAS

MÉXICOBELIZE

EL SALVADOR

GU

AT

EM

AL

A

O

CÉ A N O

P A C Í F I C O

Ciudad de GuatemalaMazatenangoRetalhuleu

Quetzal tenango

Berta López señala a una hile-ra de jovencitas en una fotode una página amarillenta de

un ejemplar de la revista Liahona:“Ésa soy yo”. Entonces era una ado-lescente, una entre un puñado deasistentes a una actividad para jo-vencitas Santos de los Últimos Díascelebrada en la Ciudad deGuatemala aquel día de 1951. Eran

Izquierda: Un matrimonio guate-

malteco visita las ruinas mayas de

Tikal. Recuadro superior: Udine

Falabella, primer presidente de es-

taca de Guatemala. Recuadro me-

dio: Capilla de Montúfar, Ciudad de

Guatemala, el primer centro de

reuniones construido por la Iglesia

en América Central. Recuadro infe-

rior: La familia de Federico Castro,

presidente de la Estaca Atlántico,

Ciudad de Guatemala, Guatemala. FOTO

GRA

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.

Page 43: LIAHONA MAYO 2002

TEMALA:O D E C A R A A L F U T U R O

menos de una docena, pero eso ocu-rrió hace dos generaciones de laIglesia en Guatemala.

Ahora Berta puede ver por la ven-tana la casa de enseguida, donde suhija, Gina Ramírez, dirige una activi-dad de una clase de Valientes de laPrimaria. Gina es la presidenta de laPrimaria de una rama de la EstacaCiudad de Guatemala, Guatemala,una de las veinte estacas que hay enla ciudad. Lo que Berta ve represen-ta el tipo de crecimiento con el quelos miembros guatemaltecos sólo po-dían soñar hace 50 años.

En otra parte de la capital, el jo-ven Ricardo Ayala y su familia acu-den a su centro de estaca para veruna retransmisión vía satélite de unacharla fogonera desde Salt Lake City,con traducción simultánea en supropia lengua.

Ricardo, miembro de la EstacaPalmita, Ciudad de Guatemala,Guatemala, terminará la secundariaeste año y espera servir en una mi-sión cuando cumpla 19 años. Y aun-que tal vez no sea fácil encontrarempleo, tiene pensado trabajar yahorrar para poder costearse toda lamisión él mismo.

Debido a Santos de los ÚltimosDías como las familias López y Ayala,la percepción que se tenía de la Iglesia

en Guatemala ha cambiado. La malainformación sobre la Iglesia —tan fre-cuente en el pasado— tiene ahora poca credibilidad. Hoy día, muchosguatemaltecos conocen a los Santosde los Últimos Días y saben cuáles sonsus creencias. La proporción demiembros de la Iglesia entre los habi-tantes de este país (cerca de un 1,5%)es casi igual a la de los Estados Unidos(aproximadamente 1,8%). Del mismomodo que el templo se ha convertidoen un punto de prominencia en laCiudad de Guatemala, los Santos delos Últimos Días se están convirtien-do en características sobresalientes ensu sociedad.

EL SUPERAR LOS DESAFÍOS

Los primeros misioneros Santos delos Últimos Días llegaron a Guatemalaen 1947 después de que John F.O’Donnal, un norteamericano que vi-vía allí, visitó las Oficinas Generalesde la Iglesia en Salt Lake City e infor-mó que había gente en el país prepa-rada para recibir el Evangelio. Suesposa, Carmen, fue la primeraGuatemalteca en ser bautizada.Posteriormente el hermano O’Donnalsirvió como presidente de misión ypresidente de templo en Guatemala.

En 1952 se creó la MisiónCentroamericana y antes de ser

M A Y O D E 2 0 0 2

41

dividida en 1965, servía a seis países:Guatemala, Honduras, El Salvador,Costa Rica, Nicaragua y Panamá.Ahora hay cuatro misiones y 40 esta-cas sólo en Guatemala. El élderCarlos H. Amado, oriundo deGuatemala, fue llamado en 1989 co-mo miembro de los Setenta.

Sin embargo, la Iglesia enGuatemala ha tenido que hacer fren-te a diversos e importantes desafíos.Una de las dificultades más grandespara los miembros guatemaltecos esel luchar contra las tradiciones, diceel élder Lynn G. Robbins, de losSetenta, antiguo presidente del ÁreaAmérica Central. La religión predo-minante del país no da participacióna sus miembros en las reuniones, enla enseñanza ni en cuestiones de li-derazgo, por lo que algunos miem-bros nuevos tienen dificultades pararealizar la transición a la actividad dela Iglesia. Algunos miembros anti-guos han dejado simplemente de seractivos, de manera que hay muchotrabajo que hacer al respecto.

Siguiendo los consejos de la presi-dencia de área, los líderes locales delsacerdocio visitan a los miembrosmenos activos y emplean el mismomodelo que utilizan los misioneros alenseñar. Hacen preguntas directasdel tipo: ¿Se reunirá con su obispo o

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presidente de rama para solucionarlos problemas que le mantienen ale-jado de la plena actividad en laIglesia? ¿Hablará con él acerca deobtener una recomendación y de iral templo? Las preguntas se ajustan alas necesidades de los miembros.

Cuando Milton Leonel Lima,obispo del Barrio Minerva, EstacaJalapa, Guatemala, puso en prácticaeste método con catorce miembros,diez aceptaron su invitación y co-menzaron a realizar los cambios ne-cesarios en sus vidas, y el obispo y susconsejeros comenzaron de inmediatoa identificar a otros miembros a losque pudiesen visitar.

La presidencia de área también seestá “centrando enérgicamente enpreparar a un mayor número de jó-venes para ir a la misión”, dice el él-der Robbins. El porcentaje de los quevan a una misión aumentó en más deun 50% en el año 2000.

Los guatemaltecos también ha-cen frente a problemas económicos,con más de un 25% de desemplea-dos o subempleados. La oficina deservicios de empleo de área de laIglesia está facilitando capacita-ción, en especial a los ex misione-ros, para prepararlos a fin de queencuentren empleo o comiencensus propios negocios. La Iglesiatambién colabora con las organiza-ciones de micro crédito (las que ha-cen pequeños préstamos de dineroa un interés bajo) que ayudan en lacreación de negocios pequeños. Ydurante los períodos vacacionalesde las escuelas, algunas estacasofrecen clases a los jóvenes sobreaptitudes laborales.

L I A

UNA CULTURA CAMBIANTE

La vida ha cambiado significativa-mente para los guatemaltecos en losaños desde que el Evangelio entró enel país.

En particular, los pueblos indíge-nas de Guatemala —entre los que seincluyen los de descendencia ma-ya— están entrando en la corrientedominante de la Iglesia y de la socie-dad guatemalteca. En Polochic y enotros centros de población maya, losmiembros dirigen las reuniones de laIglesia en la lengua indígena del lu-gar, aunque en la actualidad la mayo-ría de la gente habla español. Haceuna generación, a mediados de la dé-cada de 1960, algunos misioneroshispanohablantes aprendieron len-guas mayas porque en muchas fami-lias sólo el marido hablaba español.Eso ya no es necesario.

El nivel de alfabetización enGuatemala ha aumentado, lo cualsignifica que muchos miembros mayas pueden leer las Escriturasque se han traducido en sus len-guas. El Libro de Mormón está disponible en kekchí, y hay seleccio-nes del mismo escritas en quiché,cachiquel y mam, las principaleslenguas mayas del país.

Timoteo y Eva Boj, de Quetzal-tenango, son de ascendencia maya;

Derecha: Ada y Nery Marroquín,

de Retalhuleu, con su hija, Blanca.

Fondo: Fuente en un patio de

Antigua. Recuadro: Rubén e Iris

Ayala, de la Estaca Palmita, Ciudad

de Guatemala, Guatemala, con

tres de sus hijos: Rubén, José y

Ricardo.

H O N A

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Page 46: LIAHONA MAYO 2002

La Iglesia en Guatemala

Población del país:

aproximadamente 11,5

millones.

Miembros de la Iglesia:

Más de 179.000.

Estacas: 40.

Misiones: 4.

Barrios y ramas: 453.

Centros de reuniones propiedad

Héctor González, superviviente

del cáncer; su esposa, María; y

sus hijas son miembros de la

Estaca Villa Nueva,

Guatemala. Fondo: Una

pequeña granja cerca

de Quetzaltenango.

se unieron a la Iglesia a mediados dela década de 1970, y actualmente losmiembros de la familia Boj son cono-cidos en la comunidad como empre-sarios de éxito. De esta familia —quecomprende ocho hijos con sus cónyu-ges y dieciocho nietos— han salidocuatro obispos, cuatro presidentas deSociedad de Socorro, seis presidentasde Primaria, cuatro presidentes deHombres Jóvenes, cinco presidentasde Mujeres Jóvenes y siete misione-ros. Se trata de una familia con unsentido del humor campechanoque suele deleitar a sus huéspe-des con una canción local:“Luna de Xelajú” [Xelajú es

el nombre tradicional de la ciudad deQuetzaltenango]. Su ejemplo y amorpor los demás han traído a muchagente a la Iglesia.

UNA FE VIVA Y VIBRANTE

La fe florece entre los santos deGuatemala y los siguientes son unospocos ejemplos:

de la Iglesia: 261.

Templo: Ciudad de Guatemala,

dedicado en 1984.

Centro de Capacitación

Misional: Ciudad de

Guatemala.

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■ Carlos Santíz, presidente de laEstaca Mazatenango, Guatemala,habla de unas anotaciones que habí-an hecho en la pizarra durante unareunión con los obispos y que se re-ferían a cómo habían seguido las ins-trucciones de los líderes de la Iglesiade reunirse en consejo y planear có-mo atender a las necesidades de losmiembros menos activos. “Me sientoagradecido al Señor por ponerme enesta presidencia de estaca porque esun desafío —un desafío que me ha-cía falta— y que me ha traído pro-greso”, dice.

■ Nery Eduardo Marroquín, con-sejero de un obispado de un barrio dela Estaca Retalhuleu, Guatemala, eracristiano evangélico antes de unirsea la Iglesia hace cinco años, gracias ala influencia de su esposa, Ada. Él secrió en un hogar donde aprendió laimportancia de la oración personal,de la Biblia y de adorar a Jesucristocomo el Salvador, pero sentía quehabía algo más, lo cual descubrió enlas ordenanzas del Evangelio que lepermitían a él y a su esposa tener unafamilia eterna. “Cristo dijo que nadieiría al padre ‘sino por mí’ [Juan14:6]”, explica. “Y las ordenanzasson por medio de Él; es por eso quees una bendición tan grande tenerun templo en Guatemala”.

■ Héctor González, de la EstacaVilla Nueva, Guatemala, dice que elEvangelio le ha dado la fortaleza pa-ra hacer frente al cáncer que le arre-bató una pierna y que casi le cobróla vida. Llegado a cierto punto, sepreguntaba por qué le tenía que pa-sar a él. Su esposa le llevó su bendi-ción patriarcal al hospital y él halló

esperanza en la promesa de una lar-ga vida de servicio. Cuando se hizoevidente que iba a perder la piernaderecha, recibió una confirmaciónespiritual de que todo iba a estarbien. Después de la operación, re-cuerda: “Fue increíble el apoyo queencontré en la lectura del Libro deMormón. Me dio fuerzas para seguiradelante”. Ahora que está de regre-so en el trabajo, dice: “Sé que elSeñor ha estado velando por mí yque me ha cuidado durante todo es-te proceso”.

■ Jorge Popá, miembro de laEstaca Quetzaltenango, Guatemala,en un principio invitó a las hermanasmisioneras para que ayudaran a suesposa a entender las instruccionesen inglés de la máquina panificadoraque le había comprado. Las herma-nas accedieron a condición de podercompartir el mensaje del Evangeliocon la familia. Después de recibir lascharlas, Jorge y su esposa, Mirna, lesdijeron a las misioneras que no esta-ban interesados en bautizarse, peroaquella noche ninguno de los dos pu-do dormir. Ambos al mismo tiempotuvieron la impresión de levantarse yorar sobre lo que se les había enseña-do, y cada uno recibió la misma manifestación de su veracidad.Buscaron a las misioneras durante lasreuniones dominicales y pidieron serbautizados. Luego de su bautismo, losPopá enfrentaron el problema quemuchos conversos enfrentan: cómodecirles a sus parientes que habíanroto los vínculos con la religión tradi-cional. Su hijo de cuatro años (queahora es diácono) solucionó el pro-blema durante una reunión familiar.

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45

Cuando se sirvió el té, el pequeño sepuso de pie y dijo: “¡No tomamos deeso! Somos mormones”.

EDIFICANDO PARA EL FUTURO

Udine Falabella fue presidente dela primera estaca que se organizó enGuatemala, en 1967. En 1965, sien-do presidente de distrito en laCiudad de Guatemala, organizó elprimer viaje al templo del área en au-tobús a través de México hastaMesa, Arizona, en los EstadosUnidos. Dice que la dedicación deltemplo en la Ciudad de Guatemalaen 1984 fue una gran bendición parael país; y para él lo fue el servir pos-teriormente como su presidente, car-go del que fue relevado en el año2000, después de más de cuatro añosde servir en ese llamamiento.

Recuerda que, al dedicar el tem-plo, el presidente Gordon B.Hinckley pronunció una bendiciónde paz para el país, y no mucho des-pués se puso fin al largo período deluchas civiles. Pero puede que mu-cho más importante sea el hecho deque los miembros guatemaltecos pu-dieran disfrutar de la paz del templosin tener que viajar tan lejos de casa.

La nieta del hermano Falabella,Evelyn, se casó en el templo en di-ciembre de 2000. Ella dice que mu-chos jóvenes guatemaltecos que vena tantas parejas infelices o fracasadashan perdido la fe en la institución delmatrimonio y deciden dedicar mástiempo a sus carreras profesionales ydejar el casamiento para más tarde, sies que deciden casarse. “Creo que sino tuviera el Evangelio en mi vida,no me habría atrevido a casarme en

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este momento”, dice. “Pero gracias alEvangelio”, prosigue, “se halla paz alenfrentar los retos, porque podemosconocer las razones eternas del ma-trimonio y las bendiciones eternasque nos proporciona”.

Y eso, dice el hermano Falabella,es indicativo del cambio que ha vis-to durante su vida en la Iglesia enGuatemala: miles de Santos de losÚltimos Días fuertes disponen aho-ra de los medios para poner enpráctica los programas completosdel Evangelio y disfrutar de sus ben-diciones.

José Sazo concuerda con que lasbendiciones del Evangelio disponi-bles en su país en esta generación

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son abundantes para los que se es-fuerzan por recibirlas. José, que aúnno había nacido cuando se creó laprimera estaca de Guatemala, esahora el presidente de la EstacaFlorida, Ciudad de Guatemala,Guatemala.

El presidente Sazo dice que se re-quiere de un esfuerzo constante y fir-me para tener familias y matrimoniosfuertes. Él y su esposa, Claudia, hanservido misiones en su país y recono-cen que gran parte del secreto paratener un matrimonio fuerte reside endos buenos hábitos que se adquierensiendo misioneros: frecuentes y amo-rosas evaluaciones de la relación conel compañero (conversaciones sobrela marcha del matrimonio) y el estu-dio habitual del Evangelio. “Si yo tu-viera una receta para la felicidad”,dice el presidente Sazo, “sería estu-diar siempre las Escrituras juntos”.

El presidente Sazo añade que él ysu esposa “están de acuerdo en lo si-guiente: queremos hacer todo lo quepodamos por nuestros hijos para que

lleguen a ser líderes fuertes y elSeñor pueda llamarlos a hacer lo queÉl desee, sin reserva alguna”.

Así aconteció con aquellos fuertesmiembros de la Iglesia de este país,hace más de medio siglo, que estu-vieron dispuestos a perseverar en elEvangelio sin importarles los retos alos que tuvieran que hacer frente. Yasí sucede en la actualidad con losherederos de este legado espiritual:el futuro de la Iglesia en Guatemalaestará en manos de aquellos que es-tén prestos para responder al llama-do del Señor sin reserva alguna. �

Izquierda: El patriarca de la Estaca

Montserrat, Ciudad de Guatemala,

Guatemala, Felipe Nicolás Juárez y

su esposa, Rosario. Arriba: Tres

generaciones de la familia de

Timoteo y Eva Boj han contri-

buido a fortalecer la Iglesia en

Quetzaltenango.

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¿SABÍAS QUE…?

POR TU HONOR

Karl G. Maeser nació en 1828 en Sajonia,Alemania, y se unió a la Iglesia en su país na-tal. En 1860, cuando el doctor Maeser y sufamilia se trasladaron a Utah, él llegó a ser el

tutor privado de la familia de Brigham Young. Dieciséisaños más tarde, el presidente Young lo llamó a ser el di-rector de la Academia Brigham Young, precursora de laUniversidad Brigham Young.

Antes de que el hermano Maeser partiera para su nue-va asignación, el presidente Young le dijo: “Quiero querecuerde que no debe usted enseñar siquiera el alfabetoni las tablas de multiplicar sin contar con el Espíritu deDios. Eso es todo. Que Dios le bendiga. Adiós”. Esa ad-monición guió los esfuerzos del hermano Maeser en losdifíciles años siguientes. (Véase Edwin Butterworth Jr.,“Eight Presidents: A Century at BYU”, Ensign, octubrede 1975, pág. 23.)

Karl G. Maeser era conocido no sólo por su inteli-gencia y sus aptitudes pedagógicas, sino también por suhumildad e integridad. Él dijo: “Si me ponen tras losmuros de una prisión —muros de piedra, altos, gruesosy profundamente afirmados en el suelo— existe la

posibilidad de que pueda escapar de una manera u otra;pero si me ponen en el suelo, dibujan con tiza un círcu-lo a mi alrededor y hacen que les dé mi palabra de ho-nor de que nunca lo cruzaré, ¿puedo salir del círculo?¡No, nunca!¡Antes la muerte!” (citado por Ernest L.Wilkinson en The President Speaks, Brigham YoungUniversity Speeches of the Year, 5 de octubre de 1960,pág. 15).

SUCEDIÓ EN MAYO

Los siguientes son algunos acontecimientos importan-tes acaecidos en la historia de la Iglesia durante el mes demayo.

15 de mayo de 1829. José Smith y Oliver Cowdery re-ciben el Sacerdocio Aarónico de Juan el Bautista a orillasdel río Susquehanna.

8 de mayo de 1834. El Campo de Sión comienza sumarcha de Ohio a Misuri para ayudar a los santos deMisuri.

1 de mayo de 1846. El élder Orson Hyde, del Quórumde los Doce Apóstoles, dedica el templo original deNauvoo.

CONSEJOS SOBRE EL LIDERAZGO

Jesucristo hizo hincapié en la necesidad de la unidad (véase Juan 17:6–11,20–23; 3 Nefi 11:28–30). Él dijo en una revelación de los últimos días: “…si nosois uno, no sois míos” (D. y C. 38:27). Siendo líderes, podrán edificar la unidadentre ustedes mismos y entre los miembros de su quórum o de su clase al:

■ Conocer a los miembros del quórum o de la clase, y orar por ellos.■ Dar participación a los miembros del quórum o de la clase en la planificación

de actividades; así se sentirán más dispuestos a asistir y se sabrán valoradossi saben que son esenciales para las cosas que hay en marcha.

■ Planear las actividades con una meta determinada en mente. Podrían preguntarse: ¿Hay alguien en la clase o en el grupo que tenga problemas?¿Cómo puede nuestra próxima actividad ayudar a esa persona a sentirse integrada en el grupo?

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TEMAS DE ESTE NÚMERO

Actitud ............................................28Adversidad ......................................28Amistad...........................................38Antiguo Testamento .....................A16Autodominio ..................................A6Ayuno .............................................20Bendiciones .......................................9Conocimiento..................................10Conversión..........................20, 26, 32Ejemplo ...............................20, 25, 32Enseñanza .................................25, 48Estudio de las Escrituras...............A16Historia de la Iglesia........................47Iglesia mundial ..........................20, 40Jesucristo ..................10, A2, A9, A12Liderazgo ...................................47, 48Maestras visitantes ..........................25Noche de hogar ...............48, A6, A16Normas ...........................................20Obediencia ....................................2, 9Obra misional .....................26, 32, 40Orientación familiar ..........................8Palabra de Sabiduría .......................A4Perdón ..........................................A14Perseverancia...................28, A2, A14Primaria..........................................A4Relaciones familiares..........2, 38, A14Relatos del Nuevo

Testamento..........................A9, A12Servicio ....................................10, A9Templos y la obra del templo..........A4Testimonio ..................................9, 32.

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Cómo utilizar la revista Liahona demayo de 2002

IDEAS PARA LAS LECCIONES

■ “Los pilares de la verdad”, página 2: El presidente Gordon B. Hinckleyseñala siete verdades eternas e inmutables. ¿Cómo puede cada uno de esospilares de la verdad sostenerle en este mundo tan cambiante?

■ “Aprendamos a servir”, página 10: El élder L. Tom Perry enseña quedebemos aprender antes de poder servir. ¿Cuál es el conocimiento másimportante que debemos adquirir? ¿Por qué el adquirir dicho conoci-miento nos ayuda a servir de forma más eficaz?

■ “Cuando la vida se pone difícil”, página 28: El élder John B.Dickson hace la sorprendente afirmación de que la pérdida de su brazoderecho a los 19 años de edad no fue algo trágico, sino que se convirtióen la mayor bendición de su vida. Comenten algo que ustedes hayan te-nido que dejar de lado para luego descubrir que el sacrificio los ha con-

vertido en personas más fuertes y capaces.■ “Permanecer en la lancha”, página A2:

Relate la historia del élder Russell M. Nelsonsobre cómo su hijita quería bajarse de la lan-cha en medio del lago. ¿Qué quiere decir“permanecer en la lancha” hasta llegar a laorilla?

Verdad ...............................................2Virtud.......................................25, A4

ILUSTRACIÓN FOTOGRÁFICA POR JOHN LUKE. ..

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PARA SER MÁS COMO CRISTO

A Liahona le gustaría saber en cuanto a experiencias que hayan tenido losniños al intentar ser más como el Salvador. Una personamayor puede ayudarles a escribir el artículo. Tenga a bienincluir al menos una fotografía junto con su nombre com-pleto, su edad, dirección, número telefónico y el nombredel barrio y la estaca (o bien, rama y distrito) al que perte-nece. Envíe su artículo a Trying to Be like Jesus, Liahona,Floor 24, 50 East North Temple Street, Salt Lake City, UT84150-3223, USA; o haga su envío por correo electróni-co escribiendo a [email protected].

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AmigosPARA LOS NIÑOS DE LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS ■ MAYO DE 2002

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Como hijos de nuestro Padre

Celestial, quizás nosotros

también queramos “salir de

la lancha” antes de llegar al

destino al que Él quiere que

lleguemos.

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PERMANECEREN LA LANCHA

NOS HABLAN NUESTROS PROFETAS Y APÓSTOLES

Cuando la hermana Nelson y yo teníamos pocos años de casa-dos y vivíamos en Minneapolis,Minnesota, en los Estados

Unidos, decidimos disfrutar de una tarde libre connuestra hijita de dos años de edad. Fuimos a uno delos muchos hermosos lagos de Minnesota y alquila-mos una pequeña lancha. Después de remar y ale-jarnos de la orilla, nos detuvimos a descansar y adisfrutar de la tranquilidad. De pronto, nuestra hiji-ta sacó una pierna por el costado de la lancha y sedispuso a tirarse por la borda, exclamando: “¡Ya eshora de irse, papi!”.

Rápidamente la detuvimos y le explicamos: “No,querida, no es hora de irse; debemos permanecer enla lancha hasta que nos lleve sanos y salvos de nue-vo a tierra”. Después de mucha persuasión logramosconvencerla de que el salir prematuramente de lalancha hubiera causado una desgracia.

Como hijos de nuestro Padre Celestial, quizás no-sotros también queramos “salir de la lancha” antesde llegar al destino al que Él quiere que lleguemos.El Señor nos enseña una y otra vez que debemosperseverar (permanecer fieles) hasta el fin.

¿Y si Jesús hubiese flaqueado en Su cometido de

por el élder Russell M. Nelsondel Quórum de los Doce Apóstoles

ILUSTRACIÓN PO

hacer la voluntad de Su Padre? Su expiación no sehabría llevado a cabo; los muertos no serían resuci-tados; las bendiciones de la inmortalidad y de la vi-da eterna no existirían. Pero Jesús sí perseveró.Durante la hora final, Jesús oró a Su Padre, dicien-do: “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado laobra que me diste que hiciese” (Juan 17:4).

Al comienzo de Su ministerio terrenal, Jesús seempezó a preocupar por la dedicación de Sus segui-dores. Él acababa de alimentar a los cinco mil, luegoles había enseñado las doctrinas del reino, pero al-gunos habían murmurado: “…Dura es esta palabra;¿quién la puede oir?” (Juan 6:60). Incluso despuésde haberles dado de comer, muchos carecían de la fepara perseverar con Él.

Volviéndose a los Doce, dijo: “…¿Queréis acasoiros también vosotros?

“Le respondió Simón Pedro: Señor,… Tú tienespalabras de vida eterna.

“Y nosotros hemos creído y conocemos que túeres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Juan6:67–69).

Cuando sepamos sin duda alguna, al igual quePedro, que Jesús es el Cristo, desearemos permane-cer con Él y tendremos el poder para perseverar.

Adaptado de un discurso pronunciado en la conferencia

general de abril de 1997.

R ROBERT A. MCKAY.

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“Sois templo de Dios”por Vicki F. Matsumori

TIEMPO PARA COMPARTIR

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“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que

el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno

destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él;

porque el templo de Dios, el cual sois vosotros,

santo es” (1 Corintios 3:16–17).

§Cierra los ojos e imagínate un templo. ¿Dequé color es? ¿Qué tamaño tiene? ¿Tienechapiteles (agujas)? ¿Cuántos?

Cada templo de La Iglesia de Jesucristo de losSantos de los Últimos Días es único. El Templo de SaltLake, en Utah, tiene paredes de granito gris y seis cha-piteles. El Templo de Cardston, en Canadá, tiene pare-des de piedra natural y carece de chapiteles. Aunqueun templo pueda parecer diferente de otro, todos sonhermosos y se construyen con el mismo objetivo: efec-tuar en ellos ordenanzas especiales que nos permitenregresar a nuestro Padre Celestial. Él y Jesucristo pue-den ir a los templos.

Tú eres como un templo. Eres diferente de las demáspersonas y albergas el Espíritu de Dios (el EspírituSanto). El apóstol Pablo dijo que nuestros cuerpos sontemplos (véase 1 Corintios 3:16–17).

De la misma forma que tratas el templo con respeto,debes tratar tu cuerpo con respeto, lo cual puedes haceral obedecer la Palabra de Sabiduría (véase D. y C. 89),al vestirte con modestia y al seguir el consejo del presi-dente Gordon B. Hinckley de “ser limpio” (véase “Elconsejo del Profeta: seis puntos importantes”, secciónAmigos, págs. 8–9, Liahona, junio de 2001).

Si eres limpio de cuerpo y mente, puedes recibirgrandes bendiciones porque “en los corazones de los jus-tos es donde mora [el Señor]” (Alma 34:36).

InstruccionesBusca el camino por el laberinto al escoger el sende-

ro marcado con un SÍ si el dibujo muestra algo que teayude a tratar tu mente y tu cuerpo como un templo de

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Dios. Escoge el sendero marcado con un NO sise trata de algo malo para la mente y el cuerpo.

Ideas para el Tiempo para compartir1. Invite a algunos miembros del barrio o de la rama a

participar en una discusión de mesa redonda sobre “Micuerpo es un templo”. Con una semana de antelación, facili-te a los miembros de la mesa redonda las preguntas que lesvayan a hacer. Ejemplos de preguntas: ¿Cuántas horas de-bemos dormir cada noche? ¿Qué pasa cuando no se duermelo suficiente?¿Qué importancia tiene la buena higiene (ba-ñarse, cuidado dental, cuidado del cabello, lavarse las ma-nos antes de las comidas)? ¿Por qué es importante vestirsecon modestia? ¿Qué se puede hacer para tomar decisionescorrectas? ¿Qué consejos nos ha dado el presidente GordonB. Hinckley acerca de cómo tratar nuestro cuerpo? (véase“El consejo del Profeta: seis puntos importantes”, secciónAmigos, págs. 8–9, Liahona, junio de 2001). Haga que losniños se turnen para leer las preguntas y que los asistentes ala mesa redonda se ofrezcan a contestarlas. Dé testimonio delas bendiciones que pueden recibir los niños ahora y másadelante como resultado de tratar el cuerpo con respeto.

2. Ayude a los niños a comprender la influencia que tie-nen los medios de comunicación audiovisuales mostrándoleslo mucho que una imagen puede permanecer en la menteaunque sólo la veamos por unos instantes. Muestre una lá-mina de un paisaje o de una persona únicamente durantecinco segundos. Pida a los niños que cierren los ojos y visua-licen la imagen. Hágales preguntas concretas sobre ella, co-mo por ejemplo: ¿De qué color iba vestida la niña? o¿Cuántos árboles hay en la lámina? Comenten la importan-cia que tienen las películas, los programas de televisión y losvideojuegos sanos. Pida a cada niño que haga un dibujo desu relato favorito de las Escrituras y que lo muestre única-mente durante cinco segundos. Cuando vuelva a ocultar eldibujo, pida a otros niños que lo describan y luego haga queel artista cuente el relato relacionado con el pasaje que hayadibujado y que muestre el dibujo otra vez. �

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Fruta y verduras

Alcohol y tabaco

Pan y cereales

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Vestido modesto

Imágenes violenta

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SÓLO UNA MÁS

por Teresa WeaverBasado en un hecho real.

La respuesta debe estar en ese cuarto. Quizás olvidé algún pasadizo secreto, pensó Jaime.

“Jaime, ¿cómo se deletrea quivi?”.“Ah, ¿qué, señorita Gómez?”.“Quivi. ¿Cómo lo deletreas? Llevamos diez minutos

hablando del examen de ortografía. ¿Dónde has estado?”.“Intentando rescatar a la princesa de Mendoza”, su-

surró Carlos desde el asiento detrás de Jaime.Jaime sentía cómo se le sonrojaba el rostro, pues no

tenía ni idea de cómo deletrear quivi.La señorita Gómez suspiró mientras le entregaba los

resultados del examen de ortografía. Jaime te-nía casi todas las palabras mal.

De regreso a casa, Jaime hizo una bo-la con el examen de ortografía y la

metió al fondo de la mochila.

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Carlos corrió y lo alcanzó. “¿Quieres ir a mi casa y jugaral fútbol?”.

“No”, contestó Jaime. “Creo que ya sé cómo rescatara la princesa. ¿Quieres venir conmigo y ver?”.

“¿Y quedarme sentado mientras te veo jugar?”, pre-guntó Carlos. “¡No, gracias! Parece que lo único en loque piensas últimamente es en jugar a los videojuegos”.Carlos dobló la esquina para ir a su casa.

Una vez en casa, Jaime encendió la computadora ycomenzó el juego. Jugaré una sola vez, pensó, y luego harélas tareas.

Dos horas más tarde su madre le dijo: “Jaime, es horade comer. Debemos darnos prisa o nos perderemos elcomienzo de la película”.

“Ya voy, Mendoz… digo, mamá”. Si tan sólo pudierapasar por estos guardas, pensó. Su mano dirigía el mandocon habilidad hacia delante y hacia atrás. Demasiadotarde. La figura de la pantalla perdió el equilibrio. ¡Novale! Jugaré una vez más; sé que puedo conseguirlo.

De repente la casa pareció terriblemente tranquila.Jaime tomó su abrigo y bajó hasta la puerta. Su familiase había ido y había una nota sobre la mesa: “Nos va-mos al cine. Te vamos a echar de menos. Volveremos alas 8.00. Llama al abuelo si necesitas algo”.

¡Todo es culpa del guarda!, pensó Jaime enfadadomientras entraba en su cuarto todo airado. Las tareasescolares estaban sin terminar sobre la cama. Al ladoestaban las Escrituras —no las había leído en una sema-na— y el manual de la noche de hogar. Se esperaba quediera la lección al lunes siguiente, pero esta noche no leapetecía hacer ninguna de esas cosas.

Menos mal que es viernes, pensó mientras se diri-gía otra vez a la computadora. Mañana me pondréal día.

Pero no lo hizo, ni tampoco al día siguiente. Nopasó mucho tiempo antes de que el sonido del pianointerrumpiera la concentración de Jaime durante suúltimo intento de rescatar a la princesa. Su herma-na estaba tocando el primer himno de la noche dehogar.

¡La noche de hogar! Había querido preparar la lecciónel domingo, pero había estado más cerca que nunca de

rescatar a la princesa. Ahora era demasiado tarde paraprepararla.

Tomó las Escrituras y se dirigió a la noche de hogar.Él inventaría algo; después de todo, solían leer un pasa-je de las Escrituras para luego comentarlo durante unbuen rato, por lo que nunca les daba tiempo de dar lalección. Él se aseguraría de que ocurriera así esa noche.

“…Ayúdanos a aplicar la lección a nuestra vida”, de-cía su hermano menor al terminar la primera oración.

Jaime abrió sus Escrituras en donde se había quedadola última vez. “Papá, ¿podrías leernos un versículo?”,preguntó. “¿Qué te parece Éter 12:27?”.

Su padre leyó: “y si los hombres vienen a mí, lesmostraré su debilidad. Doy a los hombres debilidad paraque sean humildes; y basta mi gracia a todos los hom-bres que se humillan ante mí; porque si se humillan an-te mí, y tienen fe en mí, entonces haré que las cosasdébiles sean fuertes para ellos”.

“¿Qué crees que quieredecir?”, preguntó Jaime.

“Bueno”, dijo su padrecon detenimiento, “creo

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que quiere decir que se nos dan debilidades para ayu-darnos a ser humildes, y si reconocemos nuestras de-bilidades y pedimos a nuestro Padre Celestial que nosayude a sobrellevarlas, se convertirán en una fortalezapara nosotros”.

La madre levantó la mano. “Las telenovelas eran midebilidad. Había días en los que no hacía nada exceptover los programas. La televisión era como un imán queme atraía, pero no fue sino hasta que admití que teníaun problema que pude hallar una solución”. Entonceshabló sobre cómo había orado y pedido ayuda a nues-tro Padre Celestial para ayudarla a dejar de ver esosprogramas.

A Jaime le corroía la vergüenza. Las cosas no ibancomo él deseaba y comenzó a pensar en el tiempo que élpasaba con los videojuegos.

“Cuando trabajaba en la dulcería”, dijo su hermanamayor, “casi me comía la paga de cada semana en cara-melos. Oré al respecto y luego decidí poner una cuotadiaria de dulces. Si respetaba la cuota, me premiabaponiendo el dinero que me habría gastado paracomprar un par de pantalones nuevos. Había díasen que no lo conseguía, pero gradualmente fui co-miendo menos caramelos”.

Jaime agradeció a cada uno su participación yexpresó su testimonio de que, aunque todos tene-mos debilidades, podemos vencerlas con laayuda de nuestro Padre Celestial. De hecho,esas mismas debilidades pueden llegar aconvertirse en nuestras fortalezas.

Después de la última oración,Jaime se fue a encender la com-putadora. Puede que un videojuegole ayudara a olvidar la creciente sensa-ción de malestar que sentía.

Pero no podía pasar por alto lo que

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estaba sintiendo. ¿Tenía realmente un problema conlos videojuegos? Ya no pasaba tiempo con Carlos nicon sus otros amigos. Era la primera vez que sacabauna mala nota en un examen de ortografía; no habíaleído las Escrituras en una semana y se había perdidoel ir al cine con su familia. Sabía que había llegado elmomento de aplicarse la lección de aquella noche.

Jaime se alejó de la computadora y se fue a su cuarto. Se dejó caer sobre la cama y abrió susEscrituras por el libro de Éter. La princesa tendría que esperar ya que ahora tenía algo que leer y en lo que debía pensar. �

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RELATOS DEL NUEVO TESTAMENTO

Jesús contó muchos relatos a la gente para ayudarles aaprender la verdad.

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Un día, un líder de los judíos intentó engañar a Jesúspreguntándole qué cosa se tenía que hacer para ir alcielo. El Salvador respondió preguntándole qué decíanlas Escrituras sobre eso. El líder contestó que el hombredebe amar a Dios y también a su prójimo. Jesús dijo queeso era correcto, y entonces el líder preguntó: “¿Y quiénes mi prójimo?”. Lucas 10:25–29

Jesús respondió contando el relato de un judío que ibaen dirección a Jericó. Los ladrones lo detuvieron, se llevaron sus ropas y lo golpearon, dejándolo mediomuerto en el camino.

Lucas 10:30

EL BUENSAMARITANO

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Un judío que trabajaba en el templo pasó por el lugar ydebía haber ayudado al herido, pero él también pasó delargo por el otro lado del camino.

Lucas 10:32

Poco después pasó un sacerdote judío que vio al hombre. Debía haberle ayudado, pero en vez de esosiguió adelante por el otro lado del camino.

Lucas 10:31

Entonces llegó un samaritano. Los judíos y los samaritanos no se llevaban bien, pero cuando el samaritano vio alhombre, sintió lástima de él y, aunque sabía que era judío, cuidó de sus heridas y lo vistió.

Lucas 10:33–34; Juan 4:9; véase también la Guía para el Estudio de las Escrituras, “Samaritanos”, pág. 185

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El líder dijo que el samaritano era el prójimo porque lehabía ayudado. Jesús dijo al líder judío que fuera comoel samaritano.

Lucas 10:37

Éste fue el relato que Jesús contó al líder de los judíosy luego le preguntó cuál de los tres hombres era elprójimo del hombre herido.

Lucas 10:36

El samaritano llevó al judío a un mesón y cuidó de él hasta el día siguiente. Cuando el samaritano tuvo que irse, diodinero al mesonero y le dijo que cuidara del hombre.

Lucas 10:34–35

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Al orar Jesús, la gloria de Dios descendió sobre Él y Su rostro brilló como el sol. Dos seres, Moisés y Elías,aparecieron con Él y hablaron con Él sobre Su cercana Crucifixión y Expiación.

Mateo 17:2–3; Marcos 9:3–4; Lucas 9:29–31

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LA TRANSFI-GURACIÓN

RELATOS DEL NUEVO TESTAMENTO

Jesús tomó a Pedro, a Jacobo (llamado tambiénSantiago) y a Juan a un monte alto para orar.

Mateo 17:1; Marcos 9:2; Lucas 9:28

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Los apóstoles tenían miedo y se postraron sobre sus rostros. Jesús los tocó y les dijo que no tuvieran miedo. Cuandolevantaron la vista, vieron que Jesús estaba solo. Les dijo que no hablaran con nadie de lo que habían visto sino hasta después de que Él hubiera muerto y resucitado.

Mateo 17:6–9; Marcos 9:8–9

Al despertar, pudieron ver la gloria de Jesucristo,Moisés y Elías. Oyeron la voz de nuestro PadreCelestial testificar: “…Este es mi Hijo amado, en quientengo complacencia; a él oíd”.

Mateo 17:5; Marcos 9:7; Lucas 9:32, 35

Mientras Jesús estaba orando a Su Padre, los apóstolesse quedaron dormidos.

Lucas 9:32

Page 64: LIAHONA MAYO 2002

ENTRE AMIGOS

Élder Robert J. Whettende los Setenta

de una entrevista realizada por Melvin Leavitt.

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Me crié en Colonia Juárez, México, ytuve una infancia feliz.

Mi hermano gemelo, Bert(Albert), y yo éramos los medianos delos diez hijos. Montábamos a caballo,pescábamos y nadábamos en el río,

pero también trabajábamos duro dando de comer a lasgallinas, ordeñando las vacas y cuidando de los huertosde mi padre.

Nuestros padres nos enseñaron sobre el propósito dela vida, de dónde vinimos, qué sucede al morir y lasconsecuencias de nuestras decisiones. Aprendí sobre elplan de salvación y que el arrepentimiento es un proce-so constante.

Mis padres solían decirme: “Recuerda quién eres enrealidad”. Al principio no lo entendía, pero aprendí quequerían que me acordara que era un hijo de Dios.

Me encantaba la Primaria y aún puedo recordaraquellas hermosas canciones que cantábamos. Cuandotenía yo más o menos 11 años de edad, mi amigo Billyse cayó de un caballo y murió a causa de las heridas.Nuestra clase de la Primaria cantó “Yo sé que vive miSeñor” (Himnos, núm. 73) en el funeral. La letra deaquel himno ardía dentro de mi alma. Sabía que Billy se

encontraba bien y que lo que estábamos cantando eraverdad.

Bert y yo crecimos con la esperanza de servir en unamisión y cuando tuvimos la edad para ello, lo hicimos.La misión tuvo un efecto enormemente positivo en mivida. Obtuve una mayor comprensión del Evangelio,desarrollé disciplina y aprendí a servir a los demás. Hasido la base de una vida feliz y llena de éxito.

Tres meses después de volver de nuestras misiones,un hombre mató a mi hermano gemelo. Mi padre y otrohermano resultaron gravemente heridos en el mismoataque. Sabíamos quién lo había hecho, pero jamás loarrestaron. Supe lo que era sentir odio y tener deseos devenganza. Hasta soñé con hacer daño al hombre que hi-zo esa cosa tan terrible, pero el Señor había dejado bienclaro lo que esperaba de mí:

“…debéis perdonaros los unos a los otros; pues elque no perdona las ofensas de su hermano, queda con-denado ante el Señor, porque en él permanece el mayorpecado.

“Yo, el Señor, perdonaré a quien sea mi voluntad per-donar, mas a vosotros os es requerido perdonar a todoslos hombres” (D. y C. 64:9–10).

Con el tiempo y la oración, logré perdonar a aquel

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hombre. Todos lo hicimos.De pequeño se me dijo: “Si permaneces verídico y

fiel, podrás estar con las grandes personas que hanmuerto antes que tú y que también fueron verídicas yfieles”. Esa enseñanza despertó en mí el deseo de estarcon nuestros seres queridos que han fallecido. El ser ve-rídico y fiel hasta el fin se convirtió en mi meta, inclusocuando era joven.

Recientemente, mi hijo Carlos me preguntó: “Papá,¿cuál es tu mayor temor?”.

Yo le dije: “Creo que mi mayor temor es el no ser ve-rídico y fiel hasta el fin. Ésa es la peor cosa que podríasuceder”. Y luego añadí: “Mi otro temor es que mis hi-jos y mi posteridad no sean verídicos y fieles”.

Nuestro Padre Celestial desea que las relaciones fa-miliares duren para siempre. Vuelvan el corazón a suspadres, pasen más tiempo con ellos, pídanles que les ha-blen sobre los abuelos y los bisabuelos de ustedes.Cuando leo los relatos de mis antepasados, recibo graninspiración y un nuevo deseo de vivir de manera digna.

Niños, por favor, presten atención a sus padres. Haytantas cosas a las que deben prestar atención —televi-sión, música, películas, Internet—, pero asegúrense deque escuchen a los que verdaderamente les aman: suspadres, su obispo, su maestra de la Primaria, el profetaviviente y, por encima de todo, nuestro Padre Celestialy Jesucristo.

Mis padres me enseñaron sobre la importancia de lasrelaciones familiares, y recuerdo cómo mi madre me

1. A los 10 años de edad (izquierda) con su hermano

gemelo, Albert. 2. En un bautismo en 1963. 3. Como

misionero a los 19 años de edad. 4. El día de su boda

con su esposa, Raquel. 5. Con su familia durante la

boda de una de sus hijas.

decía: “Bobby, tú y Bert deben de haber sido muy bue-nos amigos en la vida preterrenal para que nuestroPadre Celestial les permitiera venir a la misma familia yal mismo tiempo. ¿No podrían llevarse un poco mejor?”.

Mi esposa, Raquel, y yo tenemos ocho hijos y docenietos. Ellos son nuestra mayor alegría. Mi nieto mayor,Mario, vive en Guadalajara, México, y un día su maes-tra de la Primaria le preguntó: “Mario, ¿quién te ama?”.

Él respondió sin vacilar: “Jesús y mi abuelo”. Teníarazón. El amor es la esencia del Evangelio de Jesucristo.Amamos a los que servimos y servimos a los que ama-mos. Todo comienza en el hogar. Jesús nos dijo queamáramos a nuestro prójimo y ¿quién es nuestro próji-mo más cercano? Nuestra familia. Mis hermanos y her-manas son todavía mis mejores amigos. También amo atodos mis familiares, incluso a mis 130 primos. Digan asus padres y a sus abuelos que les aman, y luego mues-tren con sus hechos que realmente es así.

Mis padres me dijeron: “Recuerda que tu PadreCelestial desea que regreses a Él”. Niños, recuerden esoustedes también. Es algo parecido a cuando los padresenvían a su hijo a la escuela cada mañana: quieren queél esté en casa por la tarde y esperan que así sea.Nuestro Padre Celestial nos envió a la tierra para apren-der y desea que regresemos con Él cuando terminennuestras clases en la tierra. Quiero estar algún día don-de están mi madre, mi padre y mi hermano Bert. Quieroir a casa. �

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por Scott Sudbury

PARA TU DIVERSIÓN

Dado de EscriturasDDaaddoo ddee EEssccrriittuurraass

Instrucciones1. Pega el dado de Escrituras sobre una cartulina

fina, recorta por las líneas de puntos y dobla por laslíneas seguidas para formar un dado. Dobla las len-güetas y pégalas.

2. Durante la noche de hogar,lee sobre los cinco personajes delAntiguo Testamento que apare-cen en el dado. Véase Génesis 22(Abraham); Génesis 42–45(José); Éxodo 3 (Moisés); Ester4–5 (Ester); Daniel 6 (Daniel).

3. Túrnense para echar el da-do y decir algo sobre el persona-je cuyo dibujo esté en la carasuperior. Cada vez que apareceun dibujo en la cara superior,hablen de algo que no se hayadicho antes sobre ese personaje.

ESTER

ABRAHAM

Si aparece la cara en blanco, hablen de una perso-na del Antiguo Testamento que no aparezca en el dado.

4. Variación para jugadores mayores. Den un puntopor cada frase correcta.Cualquier jugador puede cuestio-nar una declaración y los demásjugadores pueden aportar eviden-cias de las Escrituras a favor o encontra. Si lo dicho es correcto, eljugador que haya dudado y el quehaya encontrado las evidenciasreciben un punto cada uno. Siencuentran que la declaración esinexacta o falsa, el que haya du-dado y el que haya encontradolas evidencias reciben un puntocada uno. �

MOISÉS

JOSÉ

ILUSTRACIONES POR DENISE KIRBY.

DANIEL

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La hija de Faraón halla a Moisés en el carrizal, por George Soper.CORTESÍA DEL MUSEO DE HISTORIA Y ARTE DE LA IGLESIA.

“Y la hija de Faraón descendió a lavarse al río y… vio ella la arquilla en el carrizal, y envió una criada suya a que la tomase. Y cuando la abrió, vio al niño; y he aquí que el niño lloraba.

Y [tuvo] compasión de él” (Éxodo 2:5–6).

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SPAN

ISH

“¿En qué forma servimos aAquel que hizo posible que

obtuviéramos la vida eterna?…El rey Benjamín nos dio la

respuesta cuando aconsejó a supueblo: ‘…cuando os halláis al

servicio de vuestros semejantes,sólo estáis al servicio de vuestro

Dios’ ”. Véase “Aprendamos aservir”, por el élder L. Tom

Perry, página 10.