LOS HAYEDOS DE CANTALOJAS (GUADALAJARA) OTOÑO DEL...

40 IES Cardenal Sandoval y Rojas 2006-07Léeme 4

Jesús Elena González, profesor delDepartamento de Geografía e Historia.

por Jesús Elena González

PASEOS POR CASTILLAPASEOS POR CASTILLA

LOS HAYEDOS DE CANTALOJAS (GUADALAJARA)

OTOÑO DEL 2006

*Político ilustrado español. SigloXVIII. Conocemos su rostro graciasal genial GOYA (pintor) cuandoambos se sentían derrumbadospor la trágica ignorancia en la quese relamían los españoles deentonces. JOVELLANOS creía firme-mente que conociendo las necesi-dades y tierras de un país, sus"conocedores" serían capaces deiniciar un camino hacia algunaesperanza. Ojalá, quieran los cie-los, que te apropies de tal atracti-vo pensamiento. Que no acabe tumundo en la calle Isilla.

NNOO EENNTTRRAARRÁÁSS EENN EELL AAUUTTOOBBÚÚSS SSII NNOO LLLLEEVVAASS EESSTTAASS HHOOJJAASS AA LLAA EEXXCCUURRSSIIÓÓNN

COMO SI FUESE UNA REFLEXION.

"Hay muchas gentes que se emperran en ser

siempre forasteros en su propio país

porque nunca se aplicaron en conocerlo".

Jovellanos*

Los PASEOS POR CASTILLAdesean ser ese mecanismomínimo para que dejes de serun extranjero, un ignorante,en tu propia casa.

41Léeme 4IES Cardenal Sandoval y Rojas 2006-07

AMBIENTACIÓN.

Cuando LUCRECIA, pizpireta yllena de luces e ilusiones, vio porprimera vez en su vida, deambu-lando por los pasillos del IES, uncartel atentando contra el mundode la ciencia de los ordenadoresen que se programaba una excur-sión bajo el paraguas de PASEOSPOR CASTILLA, miró a su amigaEDMUNDA que, acompañadas conesa sonrisa que dan los recreosefímeros, con cara de sorpresivaignorancia, le dijo: −¿Qué es estode los PASEOS POR CASTILLA? −¿Ya mí me preguntas? Tuvieron esaactitud que siempre se toman loschicos con todos los papeles quecuelgan de paredes, corcheras,puertas y ventanas. Esa feliz indife-rencia de la más despreocupadavida. Casi siempre incapaces deleer, ¡qué cansancio! Aunque seanuncie el fin de no sé qué mundopara todos aquellos que no llevenun collar de plástico que regala eldirector a la puerta del bar, leerán.¡Qué exagerado!, dijo la concienciacensora.

LUCRECIA, a pesar de aparentaresa jovialidad de comerse elmundo a las cinco de la mañana,lucía un carácter de distante respe-to que alguien entendido en lamateria de los caracteres hubieseafirmado que más que respeto erapavor a la saga de los maestros.

Mientras LUCRECIA "rumiaba" suaparente indiferencia, la lista delos"apuntados" engordaba tranqui-lamente en el Departamento deHistoria. Recorrí con una miradaimprecisa sus nombres. Allí, con

letra galopante aparecía una talLUCRECIA de un tercero de la ESOque me cuesta recordar. Comentésobre la belleza del nombre (a míme parecía que era muy bello,musical y que por poco comúnatentaba contra las costumbres dehoy donde los nombres que nosdamos son casi triviales y lugarescomunes por reiterativos).

Vino, no se qué día, a pagar conveinte euros. Llamó a la puerta y nose atrevió a abrirla. Me levanté.Abrí. Quise, más bien me imaginé,ver una mirada tímida y llena deesperanza. Como en su mano teníaun temblón billete supuse quevenía a pagar. Me dijo sin levantarla vista que venía a eso de "lospaseos por Castilla". −¿Cómo te lla-mas?, le dije, intentando suponerde qué color eran sus ojos y casiimaginando de qué color serían susmejillas atormentadas. −LUCRECIA,respondió. Le dije que tenía unnombre muy llamativo. Silencio.Paralelo al silencio emitió un sípoco pretencioso. Le devolví unoseuros. Y cuando esperaba que res-petuosamente diese la vuelta sobresu tímido eje y me dijera ese adiosdistante, frío y olvidadizo, con lamisma intensidad de voz que habíapuesto en la llamada de la puerta,


me dijo: −¿Qué se hace en estosPASEOS POR CASTILLA? Se meabrieron los cielos y la tierra sehizo agua. Le dije, −¿Tienes prisa?.Y me salió una sentida exposición.Una llamarada de fervor en uncampo abonado. Le repetí sobresus prisas. Sólo me indicó que suamiga EDMUNDA estaba en lapuerta. Suponía (suponía acertada-mente. Allí estaba). Salió y le dijo:−MUNDA, ¿quieres entrar? Entró yse dispusieron a escuchar.Escucharon. Allí oyeron que estasexcursiones se hacían para saciarel alma. MUNDA miró a LUCRECIA.Y que saciar el alma era sembrarla semilla de disfrutar de la vida deotra manera en los fines de sema-na. Le dije que los PASEOS PORCASTILLA intentaban plantar milinquietudes de respeto hacia lanaturaleza; fomentar el amor alpatrimonio artístico, dar a conocerel nombre de árboles y plantas.Saber el canto de las aves y el teji-do con el que están hechas lasnubes. Que para intentar alcanzarestos deseos y muchos otros reali-zábamos los PASEOS. Casi siemprepor tierras castellanas aunque nohacíamos ningún desdén hacianinguna otra Comunidad. Le citélos paseos del curso anterior y sequejó amargamente por no haber-se enterado de estas excursiones.

Y es que LUCRECIA tenía ese almaensoñadora que hacía tiempo noveía en el ambiente.

No me preguntó si teníamos quecaminar mucho. Le hubiese dichoque sí, que una larga vida nos per-mite conocer más, saborear mejory alcanzar mayores satisfacciones.Tampoco me preguntó qué haceren caso de lluvia o nieve. Nos cala-ríamos, le hubiese indicado. Deninguna manera se atrevió a esbo-zar la pregunta de casi todos: −¿Aqué hora volveremos? porquesabiendo que la escasez de tiempo

es un estorbo para conocer y amar,limitar el tiempo sería coartar elamor.

Tuvimos que dejar la charla por-que el DEPARTAMENTO se fue con-virtiendo en un zoco.

RECORRIDO DEL AUTOBÚS.

Me dijo LUCRECIA que sería muyadecuado que explicara el recorri-do del autobús: −esas cosas quese ven desde el cristal vaporoso,dijo. Y aunque sólo sea LUCRECIAla lectora empedernida, que haymás, aunque no muchos más,actúo como Yahvé con Lot ¿cono-ces la historieta bíblica? ¡Sea porla felicidad momentánea de unoscuantos!

Le dejé los apuntes, el esbozo quetenía casi definido y me corrigióalgunas cosas, me ponderó otras ydimitió de casi todas porque ella,me dijo que quería aprender y queno sabiendo era difícil rectificarcualquier texto sobre todo si se


hablaba de temas muy concretos.Aprecié su trabajo.

El HAYEDO DE CANTALOJAS seubica al norte de la provincia deGuadalajara. Al sur del cordal de laSIERRA DE AYLLÓN. La SIERRA DEAYLLÓN se encuentra al sur deAranda, en el SISTEMA CENTRAL.

Muy seco, frío −apuntó en el origi-nal con un lápiz que me imaginéflotando sobre el papel. Cuandovolvió por el Departamento le pre-gunté que cómo lo habría descritoella. −No sé, pero desde luego quecomo tú no lo haría.

Hemos ESCOGIDO este PASEOporque, como LUCRECIA, todostenemos en el alma un pequeñobuzón donde se cobijan los senti-mientos melancólicos, cierta nos-talgia, un romanticismo explosivo osilencioso. Y decimos esto porquepaseando entre hayas, fresnos,sauces, abedules, hoy, observarásesa sinfonía de colores que remue-ve recuerdos e introduce nuevaspasiones en nuestra vida. Noshemos dicho que sería atractivoque supiéramos qué era un OTOÑOclásico. Y creemos que acertamoseligiendo estos paisajes.

No me gusta que me cites− ,apuntó en el lateral de la hoja

Se llega al HAYEDO por la carrete-ra que desde FUENTESPINA se diri-ge, por el pantano de Linares haciaAyllón. Quizás, alguno de segundode bachillerato pregunte por la for-mación de páramos y vegas (si pre-guntan se lo explicamos) que seencuentran en nuestro camino. Otal vez dirijan su curiosidad haciaterrenos secundarios o primarios; oindaguen en las orogenias alpinaso hercínicas. Es tanta su curiosi-

dad que preguntar es un placer yahogar la ignorancia una necesi-dad.

−Este párrafo es mortal; no seentiende. Deberías rectificarlopor completo.

Le expresé mi opinión: Creo que siva gente de segundo de bachillera-to puede ser muy comprensible.Además, ellos mismos, los desegundo, me han indicado quedescriba un poco la geología dellugar. Mis rectificaciones a sus cri-terios no la perturbaban el ánimopero tampoco realizaba ningunamueca desagradable.

Forma el PANTANO DE LINARES elrío RIAZA, nombre que recibe, posi-blemente, de AZA, ese montón deruinas que solo los castellanossaben mantener con indiferencia.¡Qué orgullo! En ALCONADA, pue-blo, se unen el RIAZA y el AGUISE-JO. AYLLÓN, observando murallas,torreones, blasones y palacios,tuvo que ser una villa importanteen otros tiempos pero, (los agriosperos) hoy dormita esperando,¿con los brazos cruzados?, la resu-rrección de su economía. Más alláde AYLLON duermen la paz del


invierno y el jolgorio veraniego,pueblos como FRANCOS (¿vendráde repoblaciones de franceses oeran sus habitantes francos, esdecir, libres de impuestos?, ESTE-BANVELA (la torre de Esteban. Unavela, de vigilar, era una torre) ySANTIBÁÑEZ DE AYLLÓN, que, aun-que no te lo creas, procede de SANJUAN (sanctus iovannis). Con tiem-po, podrías aprender muchascosas de geología en este pueblo.Saca tiempo y vuelve.

−Demasiado moralista. No larepliqué. Es posible, dije.

Asciende la carretera hasta encon-trarnos con las primeras alturas dela SIERRA DE PELA. Nunca mejornombre se merecieron estas sole-dades. Hoy, las necesidades y losnegocios han plantado numerososmolinos de viento formando eseparque eólico que llega hasta laSIERRA DE MIEDES, sierra queatravesó don RODRIGO DÍAZ haciael destierro de la frontera con ALANDALUS. Si deseases realizarestudios sobre la fauna del cretáci-co, ese periodo que solo conoce-mos porque la vida estuvo a puntode desaparecer y no estaríamoscontando estas vaguedades, nivosotros estaríais en el autobúscon la nariz aplastada en la luneta,

esta zona es una universidadviviente. Los fósiles son numero-sos. Atrévete a comprobarlo. Tedarás un gustazo. Te podemos ayu-dar.

En las soledades de la sierra dePELA se anuncia LA RUTA DE LOSPUEBLOS NEGROS. Son negrosporque el material que predominaen la zona son pizarras y sus casascon sus tejados son de ese mate-rial. Nuestro viaje no pasa por lospueblos negros pero sí por VILLA-CADIMA y esa iglesia románicaexpoliada cuando el pueblo era

una tumba .

Saliendo de VILLACADIMA unamancha de pinos se adueña delpaisaje. Grandes praderas, quesiempre asocio con el romanceque dice alguna estrofa"−Vaquerito, vaquerito, yo te quieropreguntar, ¿de quién llevas tantasvacas, todas de un hierro y señal?".En este ambiente medieval, elseñor feudal vigilaba interesesdesde el poderoso castillo deGALVE DE SORBE que verás a tuizquierda si tienes la molestia degirarte...

Me sorprendió que en los últimospárrafos no puntualizara nada. Selo indiqué y me dijo que habíacomenzado la lectura con buenánimo pero que a medida que semetía en el bosque de las letrasobservaba que se perdía y temíaque cualquier lobo acabara conella.


DESCRIPCION DEL PASEO.

CANTALOJAS es un pueblo rojoaplastado por grandes tejados.Llegaron aires de renovación urba-na y los entendidos colocaron enese ambiente casas con airesmodernos que rompieron todo con-texto de belleza. ¡Una birria! Másallá de la birria, esos adosadosbostezantes, el paisaje se llena depinos salpicados mientras en elsuelo predominan las arenas. Sintransición, desaparecen las arenasy se perciben enormes masas depizarras muy negras cuando des-pués de pasar por el control admi-nistrativo descendemos por lapista forestal que atraviesa el ríoLILLAS y le seguiremos hasta lacima del cordal.

Observarás andando por la mar-gen derecha del río un árbol nuevoque se adorna con todas las plu-mas otoñales. Se pone ruboroso yse acicala muy a su pesar esperan-do la muerte pero con prometidaresurrección. Sus vistosos ocres yamarillos evocan todos los horizon-tes. El árbol puede ser un roble

rebollo (Quercus Pyrenaica) unfresno amarillo de intensidadenfermiza; un(a) haya menoscoqueta con tonos más apagados;un sauce.

Me dice Lucrecia que no entiendeel proceso de la muerte de losárboles. Le digo que más quemuerte es una "invernación"; unhasta luego, hasta la primavera sila motosierra tiene misericordia.−Sigo sin entender, me exclama .−Te lo explicarían en CienciasNaturales, ¿no?. −Posiblemente,pero me acuerdo de nada. ¡Nunca

la escuela fue más efímera que enlos tiempos que corren! recito ensilencio para no introducir la carco-ma del desánimo en la mente, qui-zás, quizás, inocente de Lucrecia.La caída de las hojas es una estra-tegia de las plantas porque con lallegada del otoño hay menos luz ymenos carga energética en laatmósfera. Con menos luz, lasplantas no pueden desarrollar sualimentación a través de la saviaque coloca glucosa en las hojas. Ysin alimentación morirían. ¿Cómoevitar la muerte? Con la caída delas hojas.

En ese proceso de supervivenciadesaparece el color verde (clorofi-la) que nos indica que las plantasse alimentan y aparecen los colo-res de otros pigmentos que contie-ne la glucosa (amarillos, anaranja-dos) que están en las hojas y queno se descomponen por ausenciade la luz; de energía. Los coloresde los árboles en otoño serán unosu otros dependiendo de los ele-mentos químicos que contenganlas hojas. Así, Lucrecia, le digo, loscolores más rojos y violetas se pro-ducen cuando las hojas contienenmucha azúcar.


A Lucrecia se le desbordan losojos y los párpados se precipitanpor sus mejillas porque cree enten-der ahora, y por fin, algo del miste-rio propuesto. Y exclama: −¿Serápor eso por lo que las viñas adop-tan esos colores tan vivamenterojos? −Eso dice la lógica y loslibros.

Cuando vuelvan las temperaturascálidas y los días se alarguen vol-verá el misterio de la vida vegetal.

−¿Has entendido algo? Lucreciaesboza un sí silbante y me dicecon esperanza: −Acabaré enten-diendo, aunque me resulta muycomplicado. −Lo es, lo es. Y no meextraña que los antiguos acudierana los dioses siempre que descono-cían algo. Y desconocían casi todoslos mecanismos con los que fun-ciona la naturaleza.

Seguimos caminando junto alcauce del río que habrá quevadear en numerosas ocasiones. Elagua es cristalina, desprende des-tellos brillantes cuando juega controncos, columpios de roca, mora-das de xianas (hada de las aguascoronadas de un halo de luz).¿Sabrías relacionar los destellosdel agua con ese halo de divinidadde las xianas? Lucrecia me dice

que sí. Ahora su sí no ha sido tansilbante.

Ensimismados, arropados con laviveza de colores tan cálidos, llega-mos hasta una valla de maderaque se suele convertir la zona enaparcamiento, que si me permites,Lucrecia, bien harían en colocar elaparcamiento en el mismo CANTA-LOJAS y, siempre, gozar de la natu-raleza, conocerla, amarla seríamás fructífero lejos de olores degasolinas, ruidos, voces insacia-bles, gritos dramáticos, caravanasde rutina.

Un pinar rabiosamente verde intro-duce una nota chirriante en elambiente. El camino prosigue dán-dole la espalda y nos introduce enun rincón alejado del parque natu-ral. El LILLAS ahora es un arroyotierno lleno de fresca ternura.Infantil, juguetea con el alma delas hojas de las hayas y de losrobles. Asciende por terrenos cuar-cíticos y nosotros tras él para cono-cer su cuna, su ojo, los hilos deagua que le dan vida y nombre.Nunca sabremos dónde nace. Notiene ese nombre clásico que dice:"Nacimiento del Tajo. FuenteGarcía". O aquel otro más clásico ymortecino que decía y dice: "Losojos del Guadiana". ¡Qué más qui-siera el Guadiana tener ojos y elTajo una fuente! El LILLAS nosincomoda con su humildad: es unnoble sin origen.

Sudando, bufando, maldiciendo elhaber venido (Lucrecia está espan-tada de tanto niño merengue yrelamido. De cuerpos incapaces degozar durante quince kilómetros)hemos coronado la SIERRA DEAYLLON por el collado de LASCABRAS (1800 metros). Estarásgozosamente cansado y en esegozo sorprenderte, si las nieblas lopermiten, de los paisajes tan


bellos que tienes a tus pies y entus ojos. Haz un hueco en tumente. Mete tantas imágenes her-mosas como observas y llegaráaquel día en el que recordando tesentirás satisfecho. Sólo tendrásmemoria si haces el esfuerzo nece-sario para alcanzarla.

Desde el collado de las CABRAShasta la VIRGEN DE HONTANARES(de las fuentes) es una hora másentre brezos y gayubas; arándanosy Juníperus nana (enebro rastrero).De la palabra Juníperus procede eltérmino ginebra porque para fabri-carla se necesitaban, además dealcohol, unas bayas que se obte-nían de estos enebros .A medidaque bajamos de las alturas des-aparecen los arbustos y un tupidobosque de robles impide la agili-dad del paso. Hay un camino quezigzaguea y que será necesarioencontrar. Termina o empieza enese bosque de pinos al que seaccede por un portón abierto enuna alambrada de espinos. Detrásdel pinar, la VIRGEN DE HONTANA-RES, ........ Y EL AUTOBÚS.

Para que el gozo y la satisfacciónsean completas las personasmayores que te acompañan de-sean que durante todo el PASEOseas un chico majo, educado,modélico, solidario, amable, bienhablado. Incapaz de tirar basuras ycapaz de recogerlas cuando otrocompañero un poco menos educa-do las arroje por cualquier sitio. Noserás guarro pero sí respetuosocon todo tipo de vida animal yvegetal.

LUCRECIA os desea unPASEO INOLVIDABLE.


Concursode fotografíasPaseos por

Castilla

Ruta de losHayedos deCantalojas21 de octubre

Las tres mejores

por Diego González Bocigas, S3B

por Antonio Linaje Niño, S3B

por Belén de las Heras Bernal, S3B

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