Luces y sombras de la historiografia brasileña

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Voces dormidas en los pliegues de la Historiografía Brasileña. Luces y Sombras en la escala cromática del Brasil. (1890-1960) Javier G. Bonafina 1 INTRODUCCION. Considerad lo oscuro y el gran frío De este valle que resuena de lamentos. Brecht, La ópera de tres centavos . Este trabajo se inicia con una pregunta sencilla ¿Cuáles son las tensiones que están presentes en la obra de los intelectuales brasileños que se han ocupado de los aspectos históricos? Una hipótesis tentativa sería la de sostener lo que parece una verdad de Perogrullo. Son hijos de la época que les toca vivir y al mismo tiempo son deudores de sus antecesores, esta representaría la primera tensión. Por un lado, representar los aspectos emblemáticos del objeto de estudio al cual quieren aproximarse, y por el otro sostener sus hipótesis dentro de un marco más general, el de los descubrimientos realizados por el conocimiento legitimado por el mundo intelectual instituido e institucionalizado. Propongo que las obras de los intelectuales brasileños que abarcan desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la primera mitad del siglo XX se encuentran imbuidas de las tensiones de la sociedad que les toca vivir. Sin embargo, es posible descubrir aquello que se trata de ocultar, a partir del momento en que esas tensiones se materializan en la obra de un intelectual. Esto representaría un momento de ruptura epistemológica en la construcción de un imaginario social, en un momento dado y en un espacio articulado por relaciones de dominación. Y en ese sentido seguimos las intuiciones de Adolfo Cavias de Sáez 2 , que propone la idea de que antropología, etnología e historia concurren en la construcción de una Nación para el Estado Brasileño, y cómo relato ficcional intentan resolver los antagonismos presentes en la coexistencia de diferentes etnias (indios, negros y portugueses) atravesadas por relaciones entre dominados y dominadores, oprimidos y opresores. 1 Magister en Historia por la Universidad Torcuato Di Tella. 2 Calavia Sáez, Oscar. La fábula de las tres ciencias. Antropología, Etnología e Historia en Brasil. En http://revistadeindias.revistas.csic.es/index.php/revistadeindias/article/viewFile/538/604. También puede hallarse aquí un recorrido sobre los problemas de las ciencias sociales para encontrar un espacio de legitimación por fuera de los espacios del poder legitimado. Creo que la mención en torno a la fabulación que contiene a las construcciones intelectuales, no deja de ser una interesante forma de reflexionar sobre las estructuras narrativas y de la complejidad de abandonar los lugares comunes de algunas hipótesis que dicen sostenerse desde la argumentación científica.

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Voces dormidas en los pliegues de la Historiografía Brasileña. Luces y Sombras en la escala

cromática del Brasil. (1890-1960)

Javier G. Bonafina1

INTRODUCCION.

Considerad lo oscuro y el gran frío

De este valle que resuena de lamentos.

Brecht, La ópera de tres centavos

.

Este trabajo se inicia con una pregunta sencilla ¿Cuáles son las tensiones que están

presentes en la obra de los intelectuales brasileños que se han ocupado de los aspectos históricos?

Una hipótesis tentativa sería la de sostener lo que parece una verdad de Perogrullo. Son hijos de la

época que les toca vivir y al mismo tiempo son deudores de sus antecesores, esta representaría la

primera tensión. Por un lado, representar los aspectos emblemáticos del objeto de estudio al cual

quieren aproximarse, y por el otro sostener sus hipótesis dentro de un marco más general, el de los

descubrimientos realizados por el conocimiento legitimado por el mundo intelectual instituido e

institucionalizado.

Propongo que las obras de los intelectuales brasileños que abarcan desde la segunda mitad

del siglo XIX hasta la primera mitad del siglo XX se encuentran imbuidas de las tensiones de la

sociedad que les toca vivir. Sin embargo, es posible descubrir aquello que se trata de ocultar, a

partir del momento en que esas tensiones se materializan en la obra de un intelectual. Esto

representaría un momento de ruptura epistemológica en la construcción de un imaginario social, en

un momento dado y en un espacio articulado por relaciones de dominación. Y en ese sentido

seguimos las intuiciones de Adolfo Cavias de Sáez2, que propone la idea de que antropología,

etnología e historia concurren en la construcción de una Nación para el Estado Brasileño, y cómo

relato ficcional intentan resolver los antagonismos presentes en la coexistencia de diferentes etnias

(indios, negros y portugueses) atravesadas por relaciones entre dominados y dominadores,

oprimidos y opresores.

1 Magister en Historia por la Universidad Torcuato Di Tella.

2 Calavia Sáez, Oscar. La fábula de las tres ciencias. Antropología, Etnología e Historia en Brasil. En

http://revistadeindias.revistas.csic.es/index.php/revistadeindias/article/viewFile/538/604. También puede hallarse aquí un recorrido sobre los problemas de las ciencias

sociales para encontrar un espacio de legitimación por fuera de los espacios del poder legitimado. Creo que la mención en torno a la fabulación que contiene a las

construcciones intelectuales, no deja de ser una interesante forma de reflexionar sobre las estructuras narrativas y de la complejidad de abandonar los lugares comunes de

algunas hipótesis que dicen sostenerse desde la argumentación científica.

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En ese sentido proponemos tres grandes fases en la construcción del gran relato en torno a

Brasil (lo que denomino fases también puede comprenderse en términos de tipos ideales, modelos

teóricos explicativos o formas de concebir el mundo).

Estos tres modelos ideales se encuentran atravesados por la obra de Silvio Romero3,

probablemente uno de los más interesantes ensayistas, aunque el término es sólo descriptivo, dado

que su obra resulta inabarcable: Poesía, Historia, Literatura, Etnografía, Política, etc. Estoy

convencido de que un estudio que contemple la incidencia de la obra de Silvio Romero4, en la

escala cromática intelectual brasileña, tendrá la capacidad de dar cuenta de las continuidades y

rupturas, de las pertenencias y de las originalidades, de los intereses y de los objetivos; y porque no

también, del tipo de ciencia que es posible, en esto que es el objeto de nuestro interés, y que al

mismo tiempo es sujeto de nuestra curiosidad: La Humanidad.

Por razones de espacio me limitaré a la obra de los autores más representativos en la

construcción Historiográfica de Brasil. Sin embargo, el lector podrá sentir la presencia de Silvio

Romero en las cuestiones que me interesa desarrollar. Es por ello que comienzo por explicitarlo,

simplemente para que se comprendan las limitaciones y alcances del trabajo que realizaré.

Una que estaría integrada por intelectuales como Varnhagen, Capistrano de Abreu, Paulo

Prado y Stefan Zweig en donde es posible encontrar un fuerte interés por la conformación de un

Brasil Homogéneo, en donde los conflictos son subsumidos a un destino manifiesto: La Gran

Nación Brasileña. Desde modelos de interpretación en donde el explicativo ¿porqué? Es

desplazado hacia el narrativo ¿cómo? Se intenta dar cuenta de los avatares que constituyeron la

fuente primegia de una nación para el Estado Brasileño.5

La segunda de las vertientes se encuentra conformada por: Gilberto Freyre, Caio Prado

Junior y Sergio Buarque de Holanda. El primero es el iniciador de los estudios sobre la vida

cotidiana, el segundo es el fundador de la historia económica y el tercero él introductor de los

estudios culturales en Brasil.6 Estos intelectuales construyen su objeto de estudio desde una

3 Souza Neves, M. Rolin Capelato. “Retratos del Brasil: ideas, sociedad y política”. (En: TERÁN, O (coord). Ideas en el siglo. Intelectuales y cultura en el siglo XX

latinoamericano. Buenos Aires Siglo Veintiuno Editores. 2004. pp. 97-208). Ver pp.102-107. Para una reflexión sobre el lugar de las producciones intelectuales en el

Brasil de la segunda mitad del siglo XIX, remito al lector al trabajo de Schwacz, Lilia Moritz, O espectáculo das racas, Cientistas, Instituicoes e questao racial no

Brasil, San Pablo, Companhia das Letras, 1993.

4 Hasta el momento uno de los mejores trabajos escritos, que pone en relación la obra de Silvio Romero con la de Nina Rodriguez, aunque sólo lo hace en función de

comparación genética es el de Alejandrá, Maihle, Miradas cruzadas sobre la marginalidad social en el Brasil de entresiglos (1889-1914). Nina Rodrigues - João do Rio

en http://www.orbistertius.unlp.edu.ar/numeros/numeros/numero-8/sumario

5 Varnhagen, Francisco A. História geral do Brasil: antes da sua separação e independência de Portugal. São Paulo, Melhoramentos / INL, 1939. Capistrano de Abreu,

J. “Capítulos de Historia Colonial” (1500-1800). Brasil, Livraría Briguiet, 1954. Rodriguez, R. N. (1977 [1890-1905]). Prado, Paulo. Retrato do Brasil- Ensaio sobre a

tristeza brasileira, São Paulo, Duprat- Mayença, 1928. ZWEIG, Stefan. Brasil. País del futuro. Buenos Aires, Espasa Calpe, Argentina, 1944.

6 Freyre, Gilberto. Casa-grande y Senzala. Caracas, Biblioteca Ayacucho. 1977. Freyre, Gilberto. Interpretación del Brasil. Mexico, FCE. 1945.Freyre, Gilberto.

Sobrados e Mucambos (Decadencia do patriarcado rural e desenvolvimento do urbano), 2 vols. Rio de Janeiro, José Olympio / INL, 1985. Buarque De Holanda, Sergio.

Raízes do Brasil, Río de Janeiro, L. José Olimpio, 1948. Caio Prado Junior. Formação do Brasil contemporáneo. São Paulo, Editorial Brasiliense, 1963.

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estructura metodológica robusta con un manejo de fuentes profundamente sólidas y representan en

la comunidad académica el ideal del trabajo científico.

Finalmente, la última fase se encontraría contenida por Raimundo Nina Rodríguez, Euclides

Da Cuhna y Darcy Ribeyro7, el primero Médico, el segundo periodista y el tercero antropólogo de

profesión. Los dos primeros son coetáneos, sin embargo entre la producción intelectual de estos y

Ribeiro median más de sesenta años, sin embargo a todos los unen el fuerte compromiso con su

objeto de estudio y la necesidad de transformarse en “una voz que clama en el desierto”. No

desarrollaré aquí una presentación en torno al rol de los intelectuales, demasiado se ha expresado y

escrito sobre el tema, sin embargo, creo que aún no se ha dicho la última palabra que tenga la

posibilidad de reconstruir el dilema que representa la relación entre intelectuales, sociedad y poder8.

Si me interesa sostener, que la obra de los intelectuales, que circunscribo por razones

metodológicas a una tercera fase dentro de la historiografía brasileña, se inscribe en el interior de

una ruptura epistemológica en la construcción de la narrativa historiográfica del Brasil. Es en estas

obras en donde las continuidades terminan por “disolverse en el aire” y argumentaré, en ese sentido,

que estos intelectuales no fueron curiosos espectadores indiferentes a los procesos que intentaban

comprender. Para ellos la búsqueda de la objetividad científica no consistía en anular la forma de

tomar partido, sino en explicitar el punto de partida desde donde esta se llevaba a cabo.

Representan, en ese sentido, las imágenes más nítidas de los conflictos que emergieron en

clave Benjamiana como un relámpago que ilumina un instante de peligro. Y permiten que la

empatía con el narrador historicista se rompa, que se genere una brecha interpretativa en donde no

es posible subsumir los conflictos o realizar una huida Hegeliana de ellos. Es a partir de esta

situación que no será posible la construcción de un imaginario social, dado que él mismo se hallará

en crisis constante al no poder lograr que los instrumentos de persuasión, de presión, de inculcación

de valores y creencias legitimen un esquema colectivo de interpretación de las experiencias

individuales y colectivas en torno a los recuerdos y representaciones del pasado lejano y cercano9.

CAPITULO 1.

“No deja de ser peligroso publicar en este país un libro de crítica”10

7 Os africanos no Brasil. Revisão e prefácio de Homero Pires. Notas biobibliográficas de Fernando Sales. São Paulo: Nacional Da Cunha, Euclides. Los Sertones,

Buenos Aires, Biblioteca de autores brasileños, 1938. Ribeiro, Darcy. Fronteras indígenas de la civilización. México, Siglo Veintiuno editores, 1971.

8 Una síntesis de la cuestión puede encontrarse en http://www.andercismo.com/2007/09/los-intelectuales-en-la-modernidad.html . También refiero al lector a Foucault,

M. Saber y Verdad, Colección "Genealogía del poder", Nº 10, Ediciones La Piqueta, Madrid, España, 1979. Foucault, M. Espacio de Poder, Colección "Genealogía del

poder", Nº 6, Ediciones La Piqueta, Madrid, España, 1979.

9 Baczko, Bronislaw. Los imaginarios sociales. Memorias y esperanzas colectivas.1ª ed. 3ª reimp.-Buenos Aires: Nueva Visión, 2005. pp. 11-52.

10 Romero, Silvio, A Literatura Brasileira e a Crítica Moderna (1880). Ver Bibliografía del autor en

http://www.academia.org.br/abl/cgi/cgilua.exe/sys/start.htm?sid=196.

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El texto inicial de lo que podríamos llamar la historia “oficial” brasileña la Historia Geral

do Brasil de Francisco Adolfo de Varnhagen, publicada entre 1854 y 1857, es esencialmente una

historia de cómo se construyo el Brasil blanco. El relato se encuentra articulado por el ingreso de un

factor exótico “el mundo portugués”. Si Maquiavelo escribió El Príncipe para Lorenzo II de Medici,

Varnhagen escribe la Historia de Brasil para Pedro II.

Es la experiencia del viaje atlántico el gran articulador de la Historia. Los funcionarios de la

corona, los jesuitas, y las disputas de hegemonía con los holandeses o los españoles representan los

únicos avatares de una narración épica. Los indios son el tema de un capítulo introductorio, en rigor

un prólogo a la colonización portuguesa, y en los capítulos siguientes actúan como acompañantes

eventuales y azarosos. En cuanto a los negros africanos se encuentran contenidos dentro de los

capítulos dedicados a los indios. Pueden entreverse aquí muchos de los temas que serán tan caros

para el desarrollo historiográfico en Brasil (La importancia del medio-ambiente en la conformación

de los grupos humanos, el mundo portugués cómo un facilitador de las mezclas de étnicas, la

imposibilidad de establecer una relación armónica con el mundo indígena, los negros africanos

cómo la gran novedad en la construcción del Brasil, la relativa permeabilidad y flexibilidad de los

portugueses para establecer relaciones con Un Otro Diferente).

La novedad es la construcción de una historia con múltiples perspectivas, y representa

mucho más de lo que la sociedad esperaba de un historiador de la época. Muestra en su trabajo una

marcada preferencia por el siglo XVI y los inicios del XVII, y por argumentos románticos que

culminan en la muerte de los personajes indígenas. Nobles y abnegados, a veces amando sin

esperanza a algún recién llegado de ultramar, morían sin dejar descendientes, y toda la celebración

de aquellos antepasados lejanos se compaginaba con una ignorancia considerable sobre la población

indígena que subsistía en el país real.

La História geral do Brasil corresponde a los intentos de escritura de una historia nacional

llevada adelante por el Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro, fundado en 1838. En ella, toda la

colonización portuguesa de América sería parte del largo camino rumbo al gran momento de su

cierre, resultado de una larga y necesaria evolución. Portugal habría “preparado” la creación y la

madurez de Brasil que, en el siglo XIX, surgiría legitimado, civilizado y promisorio porque estaba

estrechamente vinculado a una ascendencia europea. Siendo la Independencia un proceso

básicamente de continuación, dentro del proceso más amplio de construcción del “Gran Brasil”.

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Llama la atención que en un contexto de Revoluciones políticas, sociales, culturales y

económicas, Varnhagen, quien habiendo vivido las conmociones populares del Período Regencial

brasileño, no se interese en analizar la historia de Brasil dentro del contexto de las Revoluciones

pasadas y presentes, valorizando en contrapartida, ideas vinculadas a la tradición y al

perfeccionamiento de estructuras políticas y sociales que deberían mantenerse11

.

Puede decirse, que con algunas variaciones, la historiografía brasileña ha seguido vinculada

al relato de Varnhagen. En la historia predominantemente política de los inicios, o en la

historiografía más moderna centrada en la sucesión de ciclos económicos, el protagonismo

pertenece en exclusiva a las élites blancas, de raíz colonial o surgidas de la inmigración, piezas del

establishment o de la oposición a éste; a la población negra o mulata se reservaba un papel de

paciente observador, más que de agente de esa historia; y en cuanto a los indios, cuando no parecían

demasiado distantes en el tiempo o en el espacio eran al menos demográfica o económicamente

insignificantes12

.

En 1907, Capistrano de Abreu pública “Capítulos de Historia Colonial” 13

, su interés es

escribir una historia distinta y para ello instala el debate sobre cómo debe escribirse la Historia de

Brasil. Si bien intenta diferenciarse de A. Varnhagen, lo logra a medias. Dado que las preguntas a

las fuentes siguen realizándose desde el mismo lugar que se habían hecho con anterioridad. Los

indígenas y el espacio son los factores internos en donde se desarrolla el relato de la aventura

portuguesa. Los factores externos concuerdan con todo lo que el mundo Europeo suma a la

composición.

Lo nuevo en su forma de escribir la Historia resulta del análisis regional, que los

intelectuales anteriores apenas habían logrado esbozar con la mención de las expediciones de los

bandeirantes. La obra intelectual de Capistrano se ubica en unas coordenadas históricas

condensadas por el peso de la construcción de un Estado Liberal a la Hispanoamericana14

.

11 Pimenta, João Paulo G. La independencia de Brasil como revolución: historia y actualidad sobre un tema clásico. Nuevo Topo. Revista de historia y pensamiento

crítico, N° 5, Buenos Aires, 2008. También en http://historiapolitica.com/biblioteca/. Este artículo nos sumerge en los problemas en torno a las revoluciones

Hispanoamérica, y fundamentalmente en los preconcepto que están detrás de las postulaciones que hablan de una evolución sin conflicto hacia la independencia política

para el caso de Brasil.

12 Varnhagen, Op. Cit. pp.I-XXII y pp. 1-277.

13 Para un anásilis pormenorizado de la obra de Capistrano ver: Descobrimentos de Capistrano - A História do Brasil “a grandes traços e largas malhas”, Tese de

Doutoramento em História, apresentada por Daniel Mesquita Pereira ao Programa de Pós-Graduação em História Social da Cultura do Departamento de História da

PUC-Rio; en http://www.historiaecultura.pro.br/modernosdescobrimentos/desc/capistrano/frame.htm. Para una descripción general de la obra ver el articulo de Mayo,

Carlos A. “J. Capistrano de Abreu, “Capítulos de Historia Colonial”. La saga de la ocupación del Brasil”. (En: Anuario del CEH, Nro 2-3, Año 2 y 3, 2002-2003, pp.

255-261).

14 Murilo de Carvalho, José. “Brasil, Naciones marginadas”. (En: Annino, Leiva; Guerra. De los Imperios a las Naciones: Iberoamérica. Zaragoza, Iber Caja. 1994. pp.

401-423). Murillo de Carvalho, José. La formación de las almas. El imaginario de la República en Brasil. Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes, 1997.

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Es por ello que aún no logra interpelar a la sociedad, su objetivo es dar cuenta de los actores

que confluyen en la construcción de La República y para ello sus argumentos deben estructurarse en

torno a los valores de las Repúblicas que la modernidad ha instalado en las mentes de las

generaciones nacidas al fuego de las Revoluciones del Siglo XIX.

Si el mundo Indígena y el mundo Africano cobran significación, es porque su presencia en

el espacio de Brasil es una verdad que no se puede soslayar, pero nada hubiera sido de ellos sin el

“aporte” del mundo europeo. Europa sigue jugando el papel de civilizador de la barbarie, es en

síntesis la blanquedad que debe borrar todo rasgo de oscuridad.

A pesar de ser mestizo o incluso cómo condición de serlo y tratar de pertenecer al status

quo, Capistrano debe sacrificar su condición étnica. Se torna asimismo en la negación de la

negación de los mulatos y mestizos, pero no tiene otra posibilidad, dado que no deja de ser un

mulato que intenta hacerse un lugar en el mundo de la élite económica y cultural blanca. Es el

enorme talento con la pluma de Capistrano el que le permitirá dejar de ser un advenedizo sin

formación académica, para convertirse en miembro de la academia brasileña.

El próximo autor, Paulo Prado15

, desarrolla su obra en la década del ´20. En Brasil el clima

de época de este decenio se encontrará signado por dos grandes temas: Por un lado, la pérdida de

esperanza en torno a las características redentoras de La Republica, tema que necesita verse en la

escala más amplia de crisis del liberalismo y sus instituciones a nivel mundial; Por otro lado, dos

grande eventos que posicionan a Brasil a escala mundial: 1) la Exposición Internacional del

Centenario de la Independencia que tuvo lugar en Río de Janeiro, simboliza los contenidos

fundamentales de la ideología del progreso contenida en la construcción del Estado Moderno

Brasileño; y 2) La Semana del Arte Moderno en Sao Paulo, más conocida cómo la semana del ´22,

cuya intención era renovar el ambiente de las ideas de la época, y posicionarse cómo un modelo

alternativo al de las élites políticas, intelectuales, culturales y sociales de Río de Janeiro. Paulo

Prado y su esposa fueron algunos de los mecenas de esta exposición que logro reunir a los

intelectuales brasileños más brillantes de su época16

.

El antagonismo inherente a ambos eventos no escapa al observador avezado. La exposición

en Río celebra parecerse a las ciudades europeas más avanzadas, la meta del progreso es parecerse,

15Mailhe, Alejandra (2005).Fuegos cruzados. Estética vanguardista e ideología conservadora en Paulo Prado en Prismas. Programa de Historia Intelectual,

Universidad Nacional de Quilmes, n° 9. Este articulo nos permite trazar el perfil genérico de este intelectual a la vez que nos permite avizorar la posición absoluta y

relativa de este en el contexto de los movimientos de la época.

16 Sobre esta cuestión remito al lector a la obra de Mailhe Alejandra, Un viaje por los pliegues del sujeto Del consumo a la aprehensión del “otro” en O turista

aprendiz http://www.orbistertius.unlp.edu.ar/numeros/OrbisTertius/numeros/numero-10/sumario/.

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integrarse al ideario de la blanquedad. En cuanto la Semana del Arte moderno grita su obstinada

necesidad de rescatar a la cultura del Brasil Real; de anteponer al modelo europeo una forma de ser

diferente. Las tensiones de la identidad de Brasil en la construcción del Estado Nacional Brasileño

anidaban en Sao Paulo, tanto cómo eran resistidas en Río de Janeiro. Para unos Ser era Parecer, para

los otros Ser era Aceptar el rostro de Jano del Brasil17

.

Su lectura del pasado es una traducción literaria de los elementos más notables de la obra de

Capistrano, y son las mismas preocupaciones las que lo importunan: si el origen de una nación es el

mestizaje, cómo instalar la noción de cultura civilizada en un ámbito en donde esta sólo podía estar

dotada de la blanquedad.

Que el futuro no pudiera ser peor que el pasado; albergaba la esperanza de un intelectual

nacido en la era del Imperio, madurado en la etapa de una Republica, que para él no había sido más

que una simple revuelta de soldados, una envestida disfrazada para conquistar el poder. Y cuya

visión contenía las posibilidades inciertas, de que una revolución estableciera la concreción de un

sueño más anhelado que esperado18

.

Paulo Prado, clama por una revolución, no una que trastoque las trazas de la estructura

social, pero si por una que dote a la Nación Brasileña de un lugar de preeminencia en el contexto de

los Estados Nación más progresistas y desarrollados de Europa o de América. Y cómo un poeta, que

no se resigna a que almas bellas no habiten en cuerpos bellos, quiere realizar la alquimia, para que

esa ebullición formidable, que se preparaba a formar al hombre nuevo, surgido para el triunfo de

su destino, no se transforme en una desilusión; en un desastre para la realización de su finalidad

histórica y geográfica19

.

Finalmente, el último autor que abordare dentro de este modelo es Stefan Zweig20

. La

selección de este autor, reconocerá el lector, no es azarosa. En primer lugar, porque es la mirada del

mundo civilizado europeo de inicios de la década del ´40. En segundo, porque estamos en presencia

del escritor más talentoso de la primera mitad del siglo XX. La pluma de este novelista trasciende

las fronteras del idioma, la cultura y la geografía. No existe personaje histórico de importancia que

no haya sido retratado en las novelas históricas de Zweig y al mismo tiempo, pocos poetas han

tenido la virtud de penetrar en las mentes de sus lectores, de hacerles sentir que el personaje que

17 Souza Neves, M. Rolin Capelato. Op.Cit. pp.117-135

18 Prado, Paulo, Op. Cit. En Post-scriptum.

19 Ibidem, en La Tristeza.

20 Remito al lector al film que narra los últimos meses de su vida “lost Zweig (2002) ”, es posible ver un avance de la misma en

http://www.youtube.com/watch?v=aSFRSg7V3jw&feature=related.

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están narrando no tiene diferencias con el real. Es una operación compleja, leer a este novelista en

actitud de vigilancia epistemológica, porque en el fondo tiene la libertad de la literatura.

Es esta libertad la que le permite concluir la operación de cierre ficcional. A El Mundo del

Ayer, obra póstuma, se antepone Brasil, la tierra del futuro. Brasil reuniría en si misma todas las

complejidades del mundo moderno, y cómo en una suerte de nudo gordiano, también contenía las

soluciones al caos desatado por la apertura de esa caja de Pandora que resulto de la crisis del

capitalismo en 1929. El mundo que el novelista había conocido se hundía en la barbarie y la

solución se encontraba contenida en la múltiple etnicidad de Brasil.

Sin embargo, esta historia cómo todas las de sus novelas no termina bien. El mundo que

visualiza el novelista, también es una construcción. Y si se quiere, el gran triunfo, es que finalmente

Europa ha aceptado a través de su más querido hijo; que existe para Brasil un lugar en el podio de

las grandes naciones del mundo civilizado. Para que la operación hubiese resultado definitiva, su

autor debería haberse dormido tranquilamente en la vejez, al abrigo de un país cosmopolita, en

donde la libertad y la armonía social se cruzaban en las esquinas. Zweig, eligió un final más

dramático, y sin dudas este será el último gran sello de su obra. Prefirió morir en el país del futuro

que vivir en él. Al final de toda obra el telón cae y la magia hipnótica cesa. Se desvisten las

estructuras atávicas y la realidad en toda su crueldad vuelve a mostrar que todo registro de

civilización lo es también de barbarie.

CAPITULO II

Para nosotros que hemos vivido con falsificaciones inasimilables, para nosotros que no hemos

tenido vida propia, que somos uno de los pueblos más deteriorados de la tierra; para nosotros que,

como contrabandistas del pensamiento, no tenemos la fuerza de las grandes conquistas y de las

grandes verdades de la ciencia, sólo la crítica, la tan despreciada crítica, nos puede deparar un

futuro mejor.21

Carlos Piñeiro Iñiguez, se pregunta que fue Gilberto Freire para Brasil y Portugal y las

respuestas están contenidas en una unidad de sentido: para una fue un demiurgo que creo la cultura

brasileña con la que los brasileños ingresaron al siglo XX, para la otra un posibilitador del

reencuentro entre las mejores tradiciones de la dignidad nacional portuguesa y su relación con el

21 Romero, Silvio, Op.Cit. El subrayado me pertenece.

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resto del mundo. Y en un sentido más general, el pensamiento de Gilberto supone para el resto del

mundo una ventana excepcional para comprender Brasil.22

El libro de Piñeiro representa una prueba contundente del éxito de la ficcionalidad

Freyreana. Todos los conflictos quedan solapados dentro de un ideario más altruista, La Nación, La

Patria, la Comunidad Organizada, etc. El mismo titulo de su libro nos muestra los aspectos que le

interesan demostrar al autor: Una Identidad Común, Una Cultura y la política uniendo la argamasa

del demiurgo. En un sentido más amplio, la búsqueda es más ambiciosa, la latinoamericanidad

unidad por la fuerza homogeneizadora de un Estado Nacional capaz de representar a la totalidad

ante el concierto de las naciones del mundo.

Océanos de tinta ha generado la obra de Gilberto Freyre y no ha habido intelectual que no

deseara refutar o sostener hipótesis a partir de sus escritos23

. Casa Grande & Senzala ha puesto un

punto final en la interpretación de una Nación para el Brasil. A partir de allí, ya no será posible

escribir sobre la multiculturalidad de América sin hacer mención a esa obra. El mismo lo expreso

maravillosamente en un poema de 1926, al que llamo “o outro Brasil que vem así”:

“Eu ouço as vozes

eu vejo as cores

eu sinto os passos

de outro Brasil que vem aí

mais tropical

mais fraternal

mais brasileiro.

O mapa desse Brasil em vez das cores dos Estados

terá as cores das produções e dos trabalhos.

Os homens desse Brasil em vez das cores das três raças

terão as cores das profissões e regiões.

As mulheres do Brasil em vez das cores boreais

terão as cores variamente tropicais.

Todo brasileiro poderá dizer: é assim que eu quero o Brasil,

todo brasileiro e não apenas o bacharel ou o doutor

o preto, o pardo, o roxo e não apenas o branco e o semibranco.

Qualquer brasileiro poderá governar esse Brasil”.24

¿Porque resulta tan atrapante la obra de Gilberto? En mi opinión, porque ha tenido la

cualidad de reunir todos los estilos en uno solo. Contiene una prosa narrativa en donde abundan los

22 Piñeiro Iñiguez, Carlos, Sueños Paralelos. Gilberto Freyre y el lusotropicalismo. Identidad, cultura y política en Brasil y Portugal. Consejo Argentino para las

Relaciones Internacionales. Centro de Estudios de Politica Exterior. 1999 de la primera edición, by Grupo Editor Latinoamericano S.R.L., Hipolito Yrigoyen 1994, 2°.

“3”, (1089) Buenos Aires.

23 Ver el dossier “El ensayo de interpretación nacional en Brasil y Argentina”, Prismas. Revista de historia intelectual. Quilmes, Universidad Nacional de Quilmes,

Nro 5. 2001.

24 Freyre, Gilberto, "Poesia Reunida", Editora Pirata - Recife, 1980.

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silogismos y la ausencia de cierre de las cuestiones que plantea origina un sinnúmero de

proposiciones inherentes a su interpretación. Es una especie recurrente de Si pero No, constante,

que nos obliga a reflexionar cómo si estuviéramos en una cinta de Moebius. O cómo el mismo lo

explicaría en una entrevista de 1974:

“Gran parte de lo que vengo publicando desde Casa Grande & Senzala es el resultado de un

anhelo de autoanálisis, de autointerpretación y de autobiografía. Anhelo que remonta a mi

juventud, a la época de mis estudios universitarios en el extranjero, a días en que como ya he

dicho en el prefacio de uno de mis libros, ni incluso un estudiante ruso de novela rusa se

preocupó tanto por el destino de su país ni se inquietó tanto con los problemas de su patria,

como yo en esos mis días de estudiante universitario en el extranjero. Me confieso en cierto

modo un narcisista, con ese narcisismo tradicional entre los escritores ibéricos, y muy

particularmente entre los ensayistas. El escritor es siempre autobiográfico, directamente

autobiográfico, indirecta u oblicuamente autobiográfico. Procuré verme a mí mismo,

comprenderme, interpretarme. Y así me fui extendiendo a mi familia, a mis antepasados, a mi

casa, a mi región, a mi nación, al complejo cultural, al paniberismo de donde salieron estas

unidades, y a la economía física, telúrica y social donde esas unidades se situaban, e incluso

en relación al tiempo dentro del cual se vienen desarrollando, y en un sentido de expansión a

otros espacios, a otros tiempos, en el propio universo. Prácticamente todo lo que llevo escrito

se ha formado en esa estructura, para usar la palabra en moda. Una estructura asimétrica,

más sicológica que lógica, más curvilínea que linear, como un autor siempre presente en esta

escultura flexible y que se flexiona, por así decir, en su propia personalidad, siempre

dispuesta a intervenir en la estructura de forma aventurera, de forma siempre experimental,

siempre incompleta y, sin duda, dispuesta siempre a intentar completarse. De modo que la

continuidad cíclica que acaso en ella se encuentre es mucho menos calculada, dirigida,

localizada, que si fuera expresión de una experiencia humana de grupo y de cultura vinculada

a la propia experiencia personal de su creador, que para realizarse decidió interpretarse y

completarse tanto cuanto le fuera posible en sus creaciones. Y contando con lo que aún siendo

singularmente personal es también representativo, plural, de gran parte de la gente, como la

norteña de mi región; pero no solamente ésta, sino también la hispánica, la hispano-cultural,

particularmente la latina y en gran parte, la eurotropical”25

Seguramente, su obra seguirá dando más hilo para la trama de nuevas investigaciones, aquí

sólo me interesa exponer, cómo sus hipótesis apuntalaron la visión homogeneizadora del Estado

Centralizado moderno, con la capacidad de construir un relato científico de características

ficcionales. Lo que está diciendo Freyre en Casa Grande & Senzala es que “el Ser mulato” es una

categoría cultural que identifica a Brasil dentro del mundo occidental, lo que equivale a decir, que

es precisamente la complejidad étnica y cultural la que da la posibilidad de aventajar al mundo

occidental”. En este sentido la idea Freyreana es revolucionaria, y representa una huida hegeliana al

dilema del blanqueamiento.

25 Ver la entrevista realizada en Lourenco Marques, Mozambique. / Recife, Brasil (septiembre de 1974).

http://www.islaternura.com/APLAYA/NoEresElUnico/F/FR/Freyre%20Gilberto%20%20Noviembre%202005/Entrevista%20a%20Gilberto%20Freyre%201974.htm

Page 11: Luces y sombras de la historiografia brasileña

11

Sin embargo, para poder instalar esta noción de categoría cultural y nacional, deberá

subsumir todos los conflictos al fin último de las relaciones interétnicas. La construcción de una

Nación Culturalmente Homogénea.

En 1942, al mismo tiempo que se quitaba la vida Zweig, Caio Prado Junior publicaba

Formacao do Brasil Contemporáneo. En este trabajo el autor examina el país desde una perspectiva

económica. El foco de sus análisis corresponden a las condiciones específicas de la constitución de

la sociedad rural, fuertemente determinadas por el esclavismo, el monocultivo y la exportación.

Esto habría dado lugar a una serie casi interminable de categorías de productores-trabajadores,

aisladas por particularidades regionales y microrregionales, y por inserciones propias en el sistema

económico más general, y en la sociedad que de éste se derivaba.26

Una de las cuestiones que llama la atención en su obra es la postura "no-campesinista" de

Caio Prado. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en la época durante la cual desarrollo la

mayor parte de las investigaciones que produjeron sus libros principales: la Evolução política do

Brasil (1933), la Formação do Brasil contemporâneo (1942) y la História econômica do Brasil

(1945), esto es, el periodo entre-guerras. Se encuentra signada por poderosos movimientos sociales

que redujeron a cenizas la aparente apacibilidad de la historia de Brasil (sostenida por muchos de

los intelectuales que hemos venido analizando), acompañados de notables procesos de urbanización

y de formación de una clase obrera industrial - que transfirieron a las ciudades la historia que antes

se había desarrollado en el espacio agrario.27

La marcha de la Columna Prestes parecía haber sido el entierro del viejo Brasil arcaico y

agrario. Era el asfalto y no más la tierra lo que apuntaba al futuro del país. La tesis historiográfica

pradiana, específica de Brasil, y por lo tanto dotada de un halo de nacionalismo, o de una "cuestión

nacional", más o menos implícitos, es clara: la naturaleza de "negocio" agro-exportador de la

Colonia portuguesa en América impide o hace inútil el desarrollo de mercados internos que podrían

haber demandado la formación de un sector productor de alimentos. Por su parte, la demanda real

de las reducidas aglomeraciones urbanas que se constituyen como sectores de servicio de las

unidades agro-exportadoras se satisface con la importación de alimentos de la metrópoli o con los

excedentes de un pequeño conjunto de productores esclavistas de alimentos. Mientras tanto, los

libres y pobres, "sobrantes" humanos, desechos del sistema agro-exportador que para ellos no tiene

cupo, se acumulan en el interior de Brasil, en la periferia de los complejos agroexportadores (como

26 Caio Prado Junior, op.cit. pp. 5-26

27 Del Priore, M. “Uma República Velha?” (En: Del Priore, M. Pinto Venancio, R. O Livro de Ouro da História do Brasil. Río de Janeiro, Ediouro public. 2001. pp.

300-344).

Page 12: Luces y sombras de la historiografia brasileña

12

la moda estructuralista solía denominarlos entonces), desarticulados, primitivos, verdaderos

despojos del crecimiento del sistema colonial.28

Al interior de su lectura Marxista de las condiciones estructurales del Brasil, Caio Prado

seguía reiterando los cánones instaurados con relación a los conflictos interétnicos y a las

posibilidades de desarrollo del Brasil si encontraba una solución para el mestizaje. Y se puede decir,

que sigue a Gilberto Freyre en ese sentido, aunque el foco de su obra se encuentra en las relaciones

de producción esclavista y la difícil transición “per saltum” hacía el capitalismo. Los temas que le

preocupan son los de las fases que deben cumplirse para llegar al desarrollo del capitalismo. Por lo

tanto, que Brasil no hubiera realizado la transición clásica desde el modo de producción esclavista,

al feudal y de este al capitalismo, era la causa del atraso. Un legado de la colonia, que se interponía

en las posibilidades de progreso económico, social y político.29

Sin embargo, es importante aclarar, que lo que hoy vemos cómo un marxismo escolar tenía

que ver con mayores condicionamientos de carácter historiográfico, uno que se arraigan en la

percepción que se tenía en la época de las obras historiográficas de Caio Prado Júnior: la esclavitud

como un sistema que no permitía otras preguntas que no fueran las ligadas a la esfera de la

explotación del trabajo, a la circulación comercial y a la acumulación de capital. Y el otro, con la

necesidad de construir un relato que diera sentido al posicionamiento del Brasil en el contexto de

los Estados Nación Modernos.

Finalmente, el último representante de este modelo es Sergio Buarque de Holanda. Uno de

los intelectuales comprometidos con el movimiento modernista del ´22 y que en 1936 publicará una

de sus obras más conocidas “Raíces del Brasil”. Lo que le preocupa en este libro es definir una

especie de "cultura de la personalidad" para uno de sus personajes centrales: el hombre ibérico. Y

en ese sentido, podríamos decir que la atrofia de la esfera pública, que encuentra en Brasil, es el

resultado lógico de una personalidad inflada: en la tierra de barones sin fin, el pacto político se

consume en las relaciones de lealtad o de odio. Es la resistencia a la supresión, o a la contención de

las pasiones individuales, de este culto de la personalidad ibérica, lo que da el marco explicativo

para los orígenes del Brasil.30

La obra se revela con la formación de dos mundos imaginarios, o en términos de Sérgio

Buarque de Holanda, de dos éticas: el trabajo y la aventura. Desde el contraste entre ellas, podemos

formular la pregunta básica que acecha al lector de Raíces del Brasil: ¿Qué pacto se puede

establecer a partir de una ética de máxima explotación de la tierra, de la extrema movilidad de los

hombres, de la apreciación de la potencia instantánea del individuo? ¿Qué comunidad política

28 Caio Prado Junior, op.cit. pp. 113-233.

29 Ibidem, pp. 267-377.

30 Buarque de Holanda, Sergio, op.cit. pp. 9-19.

Page 13: Luces y sombras de la historiografia brasileña

13

puede construirse a partir de una experiencia como ésta? Estamos quizás en presencia del momento

en que el análisis de Sérgio Buarque roza la matriz de sus preocupaciones: El problema se trata de

cómo se acumula riqueza, de cómo se forma una comunidad nacional que pueda gestionar lo que

produce. Y por si fuera poco, de cuál es el principio organizador de la sociedad fuera de la

satisfacción de diseñar sus propias fuerzas de desarrollo, porque la realidad parece decir que se está

inmerso en un desorden preocupante.31

Resulta imposible leer el capitulo V y no pensar en los ecos de la obra de Max Weber en la

prosa de Buarque de Holanda. Los diálogos internos con los modelos de autoridad Weberianos y

con la estructuración del modelo burocrático, cómo construcción eficiente de la organización de las

sociedades modernas son insoslayable, cómo también lo es la importancia de los hábitos religiosos

en la consecución de un fin último, El Estado Brasileño. El hombre racional debe anteponerse a un

“hombre cordial”, que preso de sus emociones, no puede legar más que inconvenientes a la

sociedad brasileña.32

De hecho, Raíces del Brasil se interna en una discusión política más amplia, la del

momento en que se sentía un ruido silencioso ante los puntos muertos que había generado una

sociedad que experimentó el choque entre los valores liberales y las inspiraciones totalitarias. En

este aspecto, es un libro que se centra en el presente y el futuro incierto. Pero al mismo tiempo,

Raíces del Brasil se escribe mirando hacia atrás, levantando un puente que conecta a la juventud del

movimiento modernista, cuando fue abandonando algunas de sus ilusiones iniciales, y muchos de

los críticos iniciales a la construcción de un otro que mirara a Europa o América del Norte, ya no

estaban tan seguros de las posibilidades de un Brasil diferente al modelo clásico europeo.33

CAPITULO III

La crítica, entre nosotros, no debe limitarse al esfuerzo de señalar el largo camino que nos toca

surcar; debe, antes que nada, despejar el terreno, cubierto de prejuicios y de falsedades; debe

aplicar el castigo destructor y destruir las leyendas, para introducir la luz.

Si bien ya advertí al lector de que no desarrollare la obra de Sylvio Romero, citaré sus

palabras de sus Estudios sobre la Poesía Popular del Brasil. Podemos encontrar aquí la primera

piedra contra el edificio de la blanquedad de la Nación Brasileña cuando expresa: Es una vergüenza

para la ciencia de Brasil que nada tengamos consagrado de nuestros trabajos a los estudios de las

lenguas y las religiones africanas. Cuando vemos a hombres cómo Bleek refugiarse por decenas de

31 Ibídem, pp.20-52. y pp.77-124.

32 Ibidem, pp. 125-138.

33 Ibidem, pp. 139-174.

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14

años en el centro de África solamente para estudiar una lengua o recolectar unos mitos, cuando

tenemos todo ese material en casa, tenemos a África en nuestras cocinas, cómo a America en

nuestras selvas y a Europa en nuestros salones. Que nada hayamos producido en ese sentido, es

una verdadera desgracia (…) El negro no es sólo una maquina económica, es ante todo un objeto

de ciencia.34

Ante toda una historiografía, que negará subrepticiamente el papel de los dominados de la

conquista portuguesa, se levanta la voz estridente del poeta para clamar por un principio de justicia.

Lo peculiar, es que esa voz no está en el futuro de la historiografía brasileña y tampoco en los

albores del Estado Moderno Brasileño. Es una voz que representa el fantasma del padre de Hamlet.

Un retorno de lo reprimido. Fundamentalmente, para los intelectuales que desde cada tiempo

histórico niegan la condición de los oprimidos, de los dominados y resaltan la de los opresores, los

dominadores de una sociedad en un espacio-tiempo determinado.

Es esta misma voz la que encontramos en Raimundo Nina Rodríguez. La totalidad de los

críticos de Nina Rodríguez han argumentado que sus teorías estaban basadas en el positivismo

europeizante y en las teorías de Lombroso y Gobineau sobre los condicionamientos de “raza”. Y en

ese sentido, Homero Pires en su Prefacio a “Os Africanos…” nos advierte que la obra de Nina es

como el tesoro de los nibelungos, guardado por Fafnir: marca la desgracia de aquellos que

consiguen tenerlo.35

Lo que sostengo, en ese sentido, es que la preocupación por los negros de Nina Rodríguez

nos ubica en el centro de la tormenta de los oprimidos. En la introducción de esta obra nos hablará

de la injusticia que existe al considerar a los portugueses y a los negros el principio del mal del

Brasil y de cómo estos mismos prejuicios llegan a no tener presente la incidencia del indígena. Es

decir, aquí de lo que se trata es de sostener que existe un problema étnico y de no prestarle atención

incidirá en el futuro de la construcción de toda nacionalidad en vías de formación. O incluso ir más

allá y sostener que las clases sociales en lucha hegemónica entre si, se encuentran atravesadas por el

problema de los elementos étnicos en constante proceso de reacomodación.36

Es el destino de La Nación Brasileña la que está en juego, dado que los negros representan

un peligro por la supremacía inmediata que ejercen sobre la nacionalidad brasileña. La influencia de

la negritud se siente con tanta fuerza que se ve obligado a estilizar su argumento y sostener que la

cultura y el progreso de Brasil dependen de las posibilidades de blanquear a la población negra

existente.37

34 Romero Sylvio, Estudos sobre a Poesía Popular do Brasil, Río, 1888, pp.10-11. Citado en Rodriguez N, Raymundo. Op.Cit. pp.6-7.

35 Rodriguez N, Raimundo, op. Cit. Prefacio de Homero Pires.

36 Ibidem, pp. 7-17.

37 Ibidem, pp. 17-22

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15

El argumento llega al paroxismo cuando sostiene que la generación brasileña de la

República esta más interesada en apagar los vestigios de la esclavitud y con ella de la existencia de

los africanos en Brasil arrojando al fuego los archivos de la esclavitud, pero que sin embargo el

fuego que consumió aquella verdad histórica no fue suficiente para evaporar la sangre africana

que corre por las venas del pueblo del Brasil.38

Los capítulos II y III son un faro que nos permite avizorar los profundos problemas étnicos

y religiosos, así cómo la inexistencia de una sociedad de consenso entre amos y esclavos. Pero

sobre todo lo que revela es la admiración del intelectual por cualquier ser humano que se revele

contra la opresión, hay un pasaje en el que sostiene que la insurrección de 1835 más que una simple

insubordinación de los esclavos, representaba un levantamiento brutal de las senzalas en donde

hombres de cierto valor habían liderado una revuelta de esclavos simplemente por llevar adelante

sus convicciones con admirable coraje y noble lealtad. El marco explicativo de las revueltas de

esclavos, nos habla de la importancia de las concepciones religiosas de los negros y de cómo estos

se revelan cuando sus creencias son soslayadas o pueden verse en peligro de perderlas.39

Sobre el final del capitulo III, Nina Rodríguez no puede esconder su profunda repugnancia

ante la barbarie de la civilización de los blancos. Para él, que la represión de una de las revueltas

haya dejado cómo saldo y documento 3.900 pares de orejas de negros muertos representa un

documento de la deshumanidad y la crueldad del cautiverio colonial de los africanos en Brasil.40

En el capitulo IV se desarrolla la preocupación de Nina Rodríguez por la resistencia del

negro africano a la “nacionalidad brasileña”: Esta se encuentra dada por la celosa conservación de

sus tradiciones, su lengua, sus creencias y sobre todo sus costumbres alimenticias. Si bien analiza la

clara diferencia entre los negros “criollos” y los negro africanos que son el reservorio de la trata de

esclavos, llegando a la conclusión de que los primeros se integran al proceso de nacionalización

brasileña, y los segundos la resisten. Si bien entiende que la responsabilidad de este conflicto se

encuentra en la terrible experiencia de la esclavitud, que ha destrozado las raíces de los africanos,

sumiéndolos en la más absoluta miseria. Y dejándolos a la intemperie en un país que aún se resistía

a reconocerlos cómo propios. También desarrollará en este capitulo las diferentes etnias

procedentes de África que tendrán incidencia en el desarrollo del “tipo social mestizo” del Brasil.41

Del capitulo V hasta el VII se halla un profundo y detallado relato de las características

antropológicas de los africanos llevados por el tráfico de esclavos hasta Brasil (dialectos, cultura

38 Ibidem, pp. 37-49.

39 Ibidem, pp. 59-106.

40 Ibidem, pp. 138-146.

41 Ibidem, pp. 151-182

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material, fiestas populares, folkclore, religiones, mitología y culto). Una de sus aseveraciones de

mayor impacto es que las manifestaciones espirituales de los negros africanos sobreviven en toda la

cultura heterogénea del Brasil.42

Los dos últimos capítulos representan un gran cierre a la cuestión social de cómo negros,

indígenas y blancos deberán resolver la problemática de la etnicidad en el mestizaje. Esto representa

lo que Nina Rodríguez denomina “el blanqueamiento de la sociedad”. Y es, sin duda, el hecho de

que él mismo (cómo Capistrano de Abreu) sea un mulato que ha llegado al blanqueamiento a través

del acceso al capital de la alta cultura y del conocimiento lo que permite que todo su obra sea un

salvataje desesperado de lo que la cultura africana ha legado a la construcción del Brasil.43

En 1902 se pública la primera edición de “Los Sertones”, Euclides Da Cunha no necesita

subtitular su obra, todo el Brasil sabe que se ha librado una guerra en la zona sertajenesa. Han

pasado menos de cinco años y el recuerdo de lo que los diarios informaban aún se encuentra fresco.

Euclides escribió un libro de historia del tiempo presente y sólo necesita mencionar la zona en la

que la guerra se libro. El título lo dice todo y al mismo tiempo resuena cómo una bofetada ante la

opinión pública. Es una obra que se escribe con el objetivo de convertirse en fuente de los futuros

historiadores. Quiere representar la fuerza civilizatoria de la República, pero al mismo tiempo no

puede acallar la barbarie que la contiene:

“Por eso, la Campaña de Canudos tiene el significado, sin duda, de un primer ataque

en una lucha acaso larga. No debilita esta afirmación el hecho de haber sido

realizada por nosotros, hijos del mismo suelo, porque, etnológicamente indefinidos,

sin tradiciones nacionales uniformes (…) Viviendo parasitariamente a orillas del

Atlántico de los principios civilizadores elaborados en Europa, y armados por la

industria alemana, tuvimos en la acción el singular papel de mercenarios

inconscientes. Además, mal enlazados con esos patriotas extraordinarios por una

tierra en parte desconocida, nos separa de ellos una coordenada histórica: el tiempo.

Aquella campaña parece un reflejo del pasado(…) Y fue, en el verdadero significado

de la palabra, un crimen(…) Lo denunciamos(….) Y en tanto lo permita la firmeza

de nuestro espíritu, hagamos justicia al admirable concepto de Taine sobre el

narrador sincero que encara la historia como ella merece: “… Il s´irrite contre les

demi-vérités que sont des demi-faussetés contre les auteurs qui n, altérent ni une

genéalogie, mais dénaturent les sentiments et les moeurs, qui copient les faits et

42 Ibidem, pp185-186

43 Ibidem pp. 385-409

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défigurent l´áme; il veut sentir en barbare, parmi les barbares, et, parmi les anciens,

en ancien”44

Euclides ha sido formado al interior de la elite cultural, él mismo es un mestizo blanqueado

por la alta cultura, por lo tanto no puede dejar de mirar a los rebeldes desde el lente de la

civilización blanca. Sin embargo, hay algo en él que se retuerce y se quiebra. Una extraña

sensación, de que esas “gentes primitivas” a las que hay que controlar o exterminar para que el Gran

Brasil crezca, tienen algo que es parte de la heterogeneidad del Brasil, algo que de alguna extraña

manera es la fuerza de ese país que esta surgiendo. También hay poesía en los “seres primitivos y

fetichistas” que se enfrentan al espacio más duro del norte del Brasil.

“…Es desgarbado, desarticulado, torpe. Hércules-Quasimodo refleja en su aspecto la

fealdad típica de los flacos. Camina sin firmeza, sin aplomo, casi zigzagueante,

sinuoso, con un movimiento de miembros descoyunturados (...) Se transfigura. No es

más el indolente o el impulsivo violento. Trasciende su situación rudimentaria.

Resignado y tenaz, con la implacable señal de los fuertes, encara de frente a la

fatalidad, y reacciona. El heroísmo tiene en los sertones tragedias espantosas para

siempre perdidas. No hay quien las describa. Surgen de una lucha que significa la

insurrección de la tierra contra el hombre. Al principio este reza, con los ojos puestos

en la altura. Su primer amparo es la fe religiosa. Alzando santos milagrosos, cruces,

altares, banderas de los Divino. Van por los caminos familias enteras, no solo los

fuertes sino también los viejos, los enfermos, los lisiados, cargando sobre los hombros

y la cabeza las piedras de los caminos, llevando las imágenes de unos lugares a otros.

Las lentas procesiones propiciatorias, pasan lentas y resuenan en los largos días

monótonos las letanías tristes. Brillan en las noches las velas encendidas de los

penitentes…”45

Al ser humano que vive en el alma de Euclides, algo se le desgarra, su travesía hacía los

sertones lo transforma, al mismo tiempo que despierta en su corazón una profunda admiración y

respeto por ese grupo de seres humanos. A pesar de las condiciones del clima y el espacio en el que

44 Da Cunha, Euclides, Op.cit. p.3. El subrayado me pertenece. Cita de H. Taine, en francés en el original: “…se irrita contra las semi-verdades que son las semi-

falsedades, contra los autores que no alteran ni una fecha, ni una genealogía, pero desnaturalizan los sentimientos y las costumbres, que respetan los contornos de los

hechos pero le cambian el color, que copian los acontecimientos y desfiguran los hechos pero le cambian el color, que copian los acontecimientos y desfiguran el alma;

debe sentirse un bárbaro entre los bárbaros y entre los antiguos, un antiguo”.

45 Ibidem, pp.75-89.

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les toca vivir, sobreviven en ellos cualidades morales que el intelectual no puede dejar de respetar.

Descubre en ese viaje plagado de privaciones, que el alma de la nación brasileña se le manifiesta en

cada rincón miserable de ese mundo árido y duro que es el Certau:

“…Allí está, a su alrededor, la caatinga, su agreste proveedor de cereales (…).Pero

esos esfuerzos no bastan. La Naturaleza no lo combate sólo con el desierto. En

contraste con la fuga de las seriemas que emigran, y del los jandaias que huyen hacia

el remoto litoral, puebla ese desierto con una fauna cruel(…). Por las noches, la

sucuarana traicionera y ladrona que le roba los becerros y los novillos, se asoma a su

pobre rancho (…) Es un enemigo más (...) Recurre al combate(…) pero no siempre

puede aventurarse a la arriesgada hazaña (…) Con la vista renace su energía.

Todavía no se da por vencido. Le quedan para alimentar a sus hijos los tallos tiernos,

los mangarás de la bromelias salvajes. Los engaña con esos manjares bárbaros(…)

Marcha, ahora a pie, porque se le parte el corazón sólo de mirar a su caballo, hacia

los sitios donde se encuentra la hacienda(….)Aislado de esta manera en el país que

no lo conoce, en lucha abierta con el medio que parece haberle estampado en la

organización y en el temperamento su extraordinaria rudeza, nómada o mal fijado a

la tierra, el sertanejo no tiene, por así decirlo, capacidad orgánica para ambicionar

una situación mejor. El círculo estrecho de su actividad le demoró el desarrollo

psíquico. Está en la fase religiosa de un monoteísmo incomprensible, unido a un

misticismo extravagante, en el que se unen el fetichismo del indio y del africano. Es

el hombre primitivo, audaz y fuerte, pero al mismo tiempo, crédulo, que se deja

arrebatar fácilmente por las supersticiones más absurdas. Un análisis de estas

revelaría la fusión de estadios emocionales distintos. Su religión es cómo él: mestiza.

Resumen de caracteres físicos y fisiológicos de las razas de las que surge, lo es

también de las cualidades morales. Es un índice de la vida de tres pueblos. Y sus

singulares creencias traducen esa violenta aproximación de tendencias diferentes…”46

La rebelión del Certau contra la Republica solo podía explicarse cómo una anomia. Si La

republica representaba la fuerza de la razón, sólo la irracionalidad y el misticismo liderados por un

loco o un místico podía explicar una voz que se alzaba cómo un reclamo sordo. Ante lo que no se

comprendía desde la razón sólo podía aplicarse la fuerza desconocida del misticismo. El Estado

Moderno con toda su potencia debía aplastar toda huella de resistencia retrograda. Sin embargo el

46 Ibidem, pp.90-91. El subrayado me pertenece.

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19

intelectual se rebela contra esta explicación. No puede entenderse la revuelta, sin hacer inteligible el

medio social en la que se genera:

“…Es natural que estas capas profundas de nuestra estratificación étnica se

sublevaran en una anticlinal extraordinaria: Antonio Conselheiro. La imagen

correcta. Del mismo modo que el geólogo, interpretando la inclinación y la

orientalización de los estratos de antiguas formaciones, esboza el perfil de una

montaña desaparecida, el historiador puede apreciar la grandeza de ese hombre, que

por si mismo nada valía considerando la psicología de la sociedad que lo crío.

Aislado se pierde en la turba de los neuróticos vulgares. Se lo puede incluir en

cualquier modalidad de la psicosis progresiva. Pero situado en función del medio,

asombra, es una deslocación y es una síntesis. Las singulares fases de su existencia

no presentan quizá los periodos sucesivos de una grave enfermedad, peso si son, con

seguridad, el resumen de los aspectos predominantes de un mal social gravísimo(…)

Todas las creencias ingenuas, desde el fetichismo bárbaro hasta las aberraciones

católicas, todas tendencias impulsivas de las razas inferiores, libremente ejercitadas

en la indisciplina de la vida sertaneja, se condensaron en su misticismo feroz y

extravagante. Fue simultáneamente el elemento activo y pasivo del movimiento del

que surgió (…) Es difícil trazar la línea divisoria entre las tendencias personales y

las tendencias colectivas; la vida resumida del hombre es un capitulo instantáneo de

la vida de su sociedad (…) Acompañar la primera es seguir paralelamente y con

mayor rapidez, la segunda; seguirlas juntas, es observar la más completa mutualidad

de influjos…”47

Finalmente, todas las voces se rebelan en el grito de Euclides. Allí están condensadas las

tensiones de la difícil transición del Imperio a la República. Lo viejo que se resiste a morir y lo

nuevo que clama por nacer se encuentran en la encrucijada del relato Euclidiano. Hay una inversión

que causa el horror del intelectual, ese pueblo primitivo representa todo lo que no debe morir en el

Brasil, y la República no es sino la representación de los más terrible que anida en la Historia de la

nación brasileña, la barbarie no vive en el interior del país, sobrevive en el seno del Estado. Es allí

donde no irá la Historia en donde podría haberse recuperado todo lo que se perdió para la

posteridad:

47

Ibidem, p.98. El subrayado me pertenece.

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20

“…Comenzó con la espuela irritativa de los primeros reveses, terminó siendo una

práctica habitual, minúscula, equiparada con las últimas exigencias de la guerra.

Prisionero el jagunco sano y capaz de aguantar el peso de la espingarda, no se

gastaba un segundo en consultas inútiles. Se lo degollaba, se lo destripaba(…) y

cuando al fín, dominados, eran conducidos ante los jefes militares, ya estaban

conformes con su destino fatal. Adoptaban una serenidad extraña y uniformes,

inexplicable entre hombres tan diferentes, de caracteres tan discordes mestizos de

toda suerte, diferentes en la índole y en color(…)Era una inversión de papeles. Una

antinomia vergonzosa(…) Y estas cosas no impresionaban(…) Aquello no era una

campaña, era una carnicería. No era la acción severa de las leyes, era la venganza.

Diente por diente(…) se debía degollar. La represión tenía dos polos, el incendio y el

cuchillo(…) Además, no había por que temer el juicio terrible de la Historia. La

historia no iría hasta allí(…) Hasta allí no llegaría la corrección de los poderes

constituidos. El atentado era público. Lo conocía en Monte Santo el principal

representante del gobierno y guardaba silencio. Así, la conciencia de la impunidad,

fortalecida por el anonimato e la culpa y por la complicidad tácita de los únicos que

podrían reprimirla, se amalgamo con todos los rencores acumulados, y arrojó,

armada hasta los dientes, encima de la mísera sociedad sertaneja, una multitud

criminal y pagada para matar. Canudos tenía, muy justamente, a su alrededor, un

cerco de montañas. Era un paréntesis, era un hiato. Era un vacio. No existía.

Traspuesto ese cordón de sierras ninguno era pecador, se daba un salto prodigioso

en el tiempo se resbalaba por los siglos hacia abajo (…)Cerremos este libro. Canudos

no se rindió. Ejemplo único en toda la historia, resistió hasta el agotamiento completo.

Expugnada palmo a palmo, en la precisión íntegra del término, cayo el día 5, al

atardecer, cuando cayeron sus últimos defensores, cuando todos murieron. Eran

sólo cuatro: un viejo, dos hombres y un niño, al frente de los cuales rugían

rabiosamente cinco mil soldados…”

Cómo sostienen los psicólogos, lo reprimido tiende a retornar, y sin dudas este es el caso

del próximo autor que abordaremos. Cincuenta años después de que Nina Rodriguez y Euclides Da

Cunha escribieran su obra, el antropólogo Darcy Ribeiro retornará sobre lo trágico de la historia

contemporánea del Brasil. El mundo Indígena. De esta manera reinstalará el ritual de rescatar las

voces de los dominados y oprimidos por la cultura hegemónica. En ese sentido, Ernesto de Martino,

sostiene que los rituales no son, aunque en su forma exterior lo parezcan, meras repeticiones

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circulares de lo instituido; en verdad lo que hace el ritual es articular simbólicamente una nueva

búsqueda de fundamentos para una sociedad y una cultura en estado que él llama de crisis

ontológica, una sociedad y una cultura que de pronto descubre su falta de ser. Que descubre que no

tiene asegurado, ni siquiera, su derecho a la existencia. Y bien, ¿quién podría negar que esa quizás

sea la situación del Estado Nacional Brasileño, de los Estados Nacionales latinoamericanos, y en un

sentido más amplio de la sociedad mundial organizada en torno a la institución del Estado

Nacional? Todo ritual, suele incluir sus víctimas sacrificiales, sus chivos expiatorios, inmolados con

el objeto de mantener a raya a las fuerzas oscuras que amenazan a la sociedad. Esta nueva victima,

es el indígena, que se suma al negro africano. El objetivo no es sólo realizar una acción catártica

para la multiplicidad étnica del Brasil, sino que les sea devuelto todo su peso, su densidad, su

historia, su consistencia ontológica.48

Cabe realizar esta aclaración, Darcy Ribeiro no se encuentra reconocido al interior de la

academia antropológica de Brasil, las razones de dicha exclusión exceden el propósito de este

artículo. Pero es posible intuir que la participación política a lo largo de la vida de Ribeiro sea una

de las fuentes de esta exclusión.

Los indígenas y la civilización se público en 1970, y fue traducida al español en 1971 con el

titulo “Fronteras indígenas de la Civilización”, los trabajos allí recolectados datan de la década del

´50. Se puede decir que el libro es en si mismo una obra de divulgación. El autor en las primeras

páginas nos advierte que la obra es una denuncia, un desesperado intento de salvar a los pueblos

que no fueron salvados, de realizar un intento para redefinir los vínculos con la sociedad nativa, que

les posibilite a los pueblos originarios la supervivencia y un destino mejor que el que hasta ese

momento han tenido.49

La preocupación de Ribeiro es poner de manifiesto que hay un pasado que se arrastra y que

aún no ha podido ser integrado a la construcción del Brasil: Una etnia nacional en expansión

luchando antagónicamente con múltiples etnias tribales que se encuentran en su camino de

progreso. Y que consecuentemente, a contrario de lo que muchos investigadores sostenían y

sostienen:

“…La mayoría de ellas fue exterminada y los que sobrevivieron siguen siendo

indígenas: ya no en sus hábitos y costumbres, sino en la autoidentificación cómo

pueblos distintos del brasileño y victimas de su opresión. Así el estudio que

pretendíamos realizar para la UNESCO de un supuestos proceso ejemplar de

48

De Martino, Ernesto, Il Mondo Magico, Turín, Einaudi, 1967. citado en Gruner Eduardo, El fin de las

pequeñas historias. De los estudios culturales al retorno (imposible) de lo trágico. 1ª Ed. Buenos Aires,

Paidós. Pp. 25-32. 49

Ribeiro, darcy, Op.cit. p. 1.

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asimilación de poblaciones indígenas en el Brasil derivó hacia la conclusión de que

los efectos del impacto de la civilización sobre las poblaciones tribales da lugar a una

transfiguración étnica y no a la asimilación plena…”

El eje de la discusión sigue siendo el mismo que preocupo a la generación anterior:

comprender el proceso a través del cual las poblaciones tribales que se enfrentan con las

sociedades nacionales llenan los requisitos necesarios para su persistencia como entidades étnicas,

mediante constantes subprocesos de alteraciones sucesivas en su sustrato biológico, en su cultura y

en sus formas de relación con la sociedad envolvente.50

Uno de los inconvenientes del trabajo de Darcy Ribeiro tiene que ver con su marco

explicativo en torno a la nación, cómo un sujeto homogéneo y homogeneizador. Precisamente una

de las cuestiones que su obra viene a demostrar es el profundo sentido heterogéneo de la nación

brasileña y de cómo los esfuerzos del Estado por asimilarlos a una entidad homogénea y

disciplinada siempre estuvieron marcados por su fracaso.

El antropólogo, comprometido con la realidad indígena, sostiene que el proceso

civilizatorio y de integración del Brasil a las sociedades capitalistas avanzadas fue el mayor

destructor de las comunidades indígenas, y fecha la radicalización de dicho proceso en 1965 con la

construcción de Brasilia. El reconocimiento resulta atroz, cuando explica cómo diversas

comunidades tribales fueron alcanzadas por este impacto, y nuevamente las contaminaciones

epidémicas de las que fueron presa en la etapa de la colonización portuguesa tienen cómo resultado

la aniquilación endémica de los indios. Por supuesto, y cómo no pudiera ser de otra manera, este

proceso fue acompañado con la matanza de tribus enteras por bandas armadas de hacendados que

codiciaban las tierras indígenas para ponerlas en producción. El efecto de la devastación es de tal

magnitud que los pueblos indígenas ya no son capaces de compensar con la natalidad la alta

mortandad que vienen sufriendo, producto de los excesos de la civilización, traducida esta vez cómo

barbarie.51

Las conclusiones son terminantes. Las tribus indígenas son, en este presente, sojuzgadas,

desorganizadas a través de la imposición de la convivencia pacifica, de la restricción del territorio

tribal, de la subyugación étnica y de los efectos disociativos de la despoblación y del debilitamiento

físico causados por las enfermedades. Los indígenas, ya inermes, por las compulsiones sufridas,

50

Ibidem, pp. 10-12. 51

Ibidem, pp. 85-152.

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23

son integrados en los estilos de vida y en la estructura económica de la sociedad nacional, como

consumidores, productores o como reserva de mano de obra.52

A MANERA DE CONCLUSION:

"Hay un cuadro de Klee que se titula Angelus Novus. Se ve en él un ángel, al parecer

en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava la mirada. Tiene los ojos

desorbitados, la boca abierta y las alas tendidas. El ángel de la historia debe tener ese

aspecto. Su rostro está vuelto hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como

una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que arroja a sus pies ruina

sobre ruina, amontonándolas sin cesar. El ángel quisiera detenerse, despertar a los

muertos y recomponer lo destruido. Pero un huracán sopla desde el paraíso y se

arremolina en sus alas, y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Este

huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas,

mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Este huracán es lo que

nosotros llamamos progreso".53

Es altamente probable, que en mi intención de construir mi propio relato en torno a la

conceptualización de tres modelos teóricos o formas de ver el mundo, de parte de los intelectuales

más representativos de finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, haya caído en

simplificaciones. Pido disculpas por ello, sin embargo en la perspectiva comparada de una travesía

ya realizada me interesa sostener que los autores trabajados, en mayor o menor medida comparten

matices e intuiciones que están presentes en la propia historiografía brasileña.

Todos los autores, se encuentran atravesados por la preocupación sobre el lugar que deben

ocupar las etnias presentes en el Brasil, en el proceso más amplio de construcción de la

nacionalidad brasileña.

Esta preocupación no los exime de expresar sus hipótesis dentro de un marco en el que se

diluyen las conflictividades étnicas y sociales. A lo largo de mi exposición, el lector habrá

observado cómo, independientemente del momento histórico en el que se inscribía la obra de cada

uno de los intelectuales la idea de “Progreso, orden y Civilización” penetra en todos. Lo que aquí

me interesa destacar es que en tres de estos autores, es muy fuerte la presencia de la conflictividad

cómo eje constructor de la diversidad étnica. En ellos estaba claro que el progreso era una suerte de

52

Ibidem, pp. 186-211. 53

Benjamin, Walter, op.cit. Tesis IX.

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Razón de Estado, pero y muy a pesar de ello no podían dejar de cuestionarse sobre el camino

elegido para recorrer la distancia que mediaba al Estado Moderno de la construcción de la

nacionalidad.

La intuición que anida en este trabajo es que al solapar el problema de la conflictividad y la

diversidad étnica, la sociedad brasileña se condeno a la coexistencia de contenidos sordos en torno a

su propio proceso de construcción y reconstrucción. Y lo que resulta más grave, es que estos

procesos se encuentran en constante dialogo con los cambios que ha provocado la inserción del

espacio latinoamericano en la lógica cultural del capitalismo tardío.

Hasta aquí la cuestión está apenas esbozada. Un grito sordo se extiende sobre cuestiones

emergentes del siglo XIX que aún siguen estando presentes: Nacionalismo, República y

Democracia retornan con mayor fuerza de la que podríamos haber imaginado. No está todo dicho,

hay mucho por hacer. Sólo preguntas nos quedan, aunque el solo hecho de haberlas planteado habla

de una dificultad, que probablemente sea la misma que planteaba Michel Rolph-Truillot para la

historiografía de la Revolución Haitiana: la dificultad de los irrepresentable, de aquello para lo que

no existen códigos previos sobre los cuales recostarse, aunque fuera para transgredirlos.54

54

Rolph-Trouillot, Michel, Silencing The Past: Power And The Production Of History. Beacon Press, 1995.