MANIOBRAS DE LOS VELEROS

Orientación del aparejo según la dirección del viento. — Efectos de cazar, dar y cargar vela en

los distintos lugares de la eslora. — Bordada. — Largar el aparejo. — Levar estando fondeado

con un ancla y estándolo con dos, a o no al viento o marea. — Dejar el fondeadero con los

foques. — Dar el aparejo. — Izar, cazar y orientar el aparejo (J. S. de E.). Dar las velas con

viento duro. — Rizos. — Cargar el aparejo. — Virada por avante. — Modo de maniobrar

cuando falte la virada. — Virada por redondo. — Fachear y i pairear. — Capa. — Acortar vela

hasta quedar capeando (J. S. de E.). — Levantar la capa y diversas maneras de disponerse a

correr. — Modo de maniobrar a los contrastes en las corridas. — Temporales en buques

chicos. — Fondear con una o dos anclas. — Modo de amarrarse a un muelle.

(457) Orientación del aparejo según la dirección del viento.

El buque en su navegación a vela aprovecha todo cuanto le permite el rumbo, la acción del

viento sobre el velamen, pudiendo ocupar las posiciones siguientes:

De bolina. Viento abierto 6 cuartas. Las amuras de las velas deben llevarse a besar y cazarse en

forma tal que las relingas de pujamen queden tesas y tocando a los obenques proeles de sus

respectivas jarcias de sotavento; se halará de las bolinas para disminuir el ángulo de la proa

con el viento; se tesarán las burdas de barlovento y se dejan en banda las de sotavento; las

vergas aguantadas sobre las brazas y amantillos de sotavento; se llevará todo el aparejo largo

que permita el viento, pero prescindiendo de los estays porque hacen abatir mucho al buque;

se gobernará con pequeños ángulos de timón aprovechando todo lo posible el viento,

procurando que no flameen los paños de barlovento de las gavias.

A un desacuartelar. Viento abierto 7 cuartas. Todo igual que navegan do de bolina, menos las

bolinas que se largan. Las vergas se bracean en escalerilla para aprovechar la acción del viento.

De través. Viento abierto 8 cuartas. En este caso las condiciones del buque nos darán la

orientación del velamen. En la mayoría de los buques, las vergas mayores y de gavia se

bracean de manera que formen con la quilla un ángulo de 50º; las de juanete y sobre se

bracean algo más, es decir, la orientación en escalerilla; el puño de la amura del trinquete se

llevará entre la serviola y el pescante de amura, y el de escota se cazará un poco más a proa

del ojo de amura de la mayor; la botavara a sotavento; el timonel con el aparejo dispuesto así,

no se cuidará más que del rumbo.

A un largo. Viento abierto 10 cuartas. Las vergas se bracean en la dirección que da la bisectriz

del ángulo que forma la quilla en la dirección de la proa con el viento; se lleva todo el aparejo

redondo y el de cuchillos, siendo conveniente el cargar el puño de barlovento de la mayor.

Por la aleta. Viento abierto 12 cuartas. Las vergas se bracean como se dijo en el caso anterior;

en algunos buques es conveniente cerrar algo más los aparejos mayor y mesana; el trinquete

se cazará de modo que sus puños queden a pique de los penoles; de los puños de la mayor se

deja el de sotavento; se carga la cangreja; se arrían los foques dejando el petifoque; se

templarán bien los amantillos, las trozas y aparejos de balance.

En popa cerrada. Viento de la dirección de la popa. La dirección de las vergas y velas debe ser

perpendicular al viento; se arrían algo las brazas para evitar el que las vergas se puedan

romper por su cruz; se carga la mayor; el trinquete, se cazan por igual sus escotas y de modo

que la relinga de pujamen llegue a tocar a los obenques proeles; las burdas se tesan por igual;

los aparejos de balance y amantillos se tesarán unos con tra otros; las velas de cuchillo deben

arriarse por inútiles, pero como quiera que cuando se navega en popa son muy frecuentes las

guiñadas, para evitar ésta y aguantar mejor el rumbo se puede conservar izado un foque; se

debe gobernar con poca caña.

(458) Efectos de cazar, dar y cargar vela en los distintos lugares de la eslora.

Se puede suponer para los efectos de la maniobra práctica que todas las velas situadas desde

el centro de gravedad del buque hacia proa o hacia popa producen efecto de orzada o

arribada, según se den, cacen o carguen las velas que constituyen el aparejo.

Por ejemplo, el cazar, acuartelar los foques y trinquetilla o dar las velas situadas a proa del

centro de gravedad del buque, todas producen efecto de arribada.

El saltar las escotas de los foques, largar el cuartel de los mismos y esto mismo realizado con la

trinquetilla, así como el cargar velas situadas a proa del centro de gravedad del buque, todas

ellas producen efectos de orzada.

El cazar o acuartelar la cangreja o dar velas situadas a popa del centro de gravedad del buque

producen efectos de orzada.

El aventar la escota de la botavara, largar el cuartel de la cangreja o quitar velas a popa del

centro de gravedad del buque producen efectos de arribada. Para los efectos citados de

evolución del velamen, el centro de gravedad que sirve de punto de partida se encuentra

situado poco más a proa del palo mayor en los buques de tres palos.

(459) Bordada.

Cuando el viento no da para tomar un puerto o montar un cabo, se va navegando de bolina

aprovechando todo lo que se puede y al llegar al límite se vira por avante, para navegar en la

misma forma por la otra banda; pues bien, se llama bordada la extensión andada en el rumbo

de bolina de cualquiera de las dos bandas.

(460) Largar el aparejo.

Es la operación preparatoria, en la que se alista el velamen.

Dada la decadencia de la navegación a vela, solamente nos ocuparemos de las maniobras

desde pailebote para abajo. Sin embargo, por excepción, haremos también referencia a las del

Juan Sebastián de Elcano, incluyendo en cada lugar las que a este buque corresponden.

(461) Levar estando fondeado con un anda y estándolo con dos, aproado o no al viento o

marea.

Tratándose de un buque que cruce el trinquete, lo primero que haremos será, si el tiempo es

bueno, largar el aparejo e izar la mesana; si es malo, se quitarán los tomadores y se

culebrearán las velas; ya en estas

condiciones pueden ocurrir varios casos: en (a) (fig. 338), el buque está aproado al viento; si se

desea caer a babor, se irá levando hasta estar a pique o con la cadena suficiente para no

garrear, y al dar el buque una guiñada a babor acuartelaremos los foques, o izándolos con

cuartel si no lo estuviesen, se bracea el aparejo de proa por estribor, la botavara larga por

babor y la pala del timón a estribor; en estas condiciones se leva y el barco cae a babor y

dependiente de la velocidad de caída se larga antes o después el cuartel, se levanta la caña y

bracea el aparejo de proa por babor y se caza esta última vela un poco a barlovento para

aguantar la caída, y en cuanto el buque tome arrancada’ se’ cazan los foques y mesana y se

orienta el aparejo. En (b) existe una corriente, y la flecha que indica su dirección la señalamos

con la letra C; si queremos en este caso caer a estribor, no tendremos ninguna dificultad, pero

si deseamos efectuarlo a babor, si es mucho lo que nuestra proa abre de la dirección del

viento, será imposible efectuarlo en la forma antes dicha, teniendo entonces que recurrir a

otros medios; el mejor es dar un cabo por la aleta de babor que se pasará por la popa y

costado de estribor y se amarrará a la cadena, y una vez trincada filaremos cadena, y al

trabajar el buque sobre el cabo la popa irá a estribor, y por lo tanto, la proa caerá a babor; en

cuanto lo permita la caída, se acuartelan los foques y se bracea por estribor el aparejo de proa,

el buque queda ya aguantado, el aparejo contrarresta la fuerza de la corriente y se procede

después como ya hemos dicho. También se puede hacer dando un anclote por la popa,

haciendo cabeza con un bote o por medio de una espía dada a tierra o buque próximo,

maniobra que se efectuará según el caso en que nos encontremos.

Cuando se tenga (c) dos obstáculos, uno por cada banda, no podemos caer a ningún lado; en

este caso, daremos únicamente el aparejo de cruz y la caña la pondremos a la vía y el barco al

zarpar irá para atrás y mirando a la popa, si la popa cae a estribor se mandará braza a babor y

si cae en sentido contrario a estribor; de esta manera se gobierna con el aparejo hasta pasar

los obstáculos y luego se aprovecha una guiñada para caer a la banda que queramos.

En el caso de que exista mucho viento, como quiera que no podemos quedarnos en las

posiciones que anteriormente hemos dicho, tendremos listos los orinques para las anclas y

hachas para picar los calabrotes una vez conseguido lo que se desea.

El ancla que no se tiene fondeada, se tendrá lista para efectuarlo si fuere necesario.

Si estuviésemos fondeados con dos anclas, levaremos primero la que no trabaja, la dejaremos

a la pendura si no hay mar, por lo que pueda ocurrir, y luego procederemos en la forma que

hemos dicho.

(462) Dejar el fondeadero con los foques.

Cuando el viento da para navegar a un largo, y no exista ningún peligro que entorpezca la

salida del buque y el rumbo que luego se ha de seguir se obtiene navegando a un largo, se

maniobra en la forma siguiente: se levará, se zarpará el anda, y se dejará que el buque caiga a

la banda; una vez iniciada la caída se darán los foques y el timón se dejará a la vía.

El buque arribando mucho y abatiendo poco irá con muy poca arrancada hacia atrás, hasta que

pasada la posición de través al viento, adquirirá una arrancada avante. Se largará el aparejo y

se braceará convenientemente.

(463) Dar el aparejo.

Es cazar las diferentes velas que lo componen y orientarlo, o sea, disponerlo de modo

conveniente para que el viento incida en ellas por la cara de popa y en el ángulo más

ventajoso.

La regla general que debe seguirse para dar una vela redonda, es:

Cazar a sotavento provisionalmente. Amurar a besar y cazar definitiva mente a sotavento.

Dar una cangreja de cortina. Se arría de los aparejos de escota de ambas bandas y de la osta de

barlovento y en la mano para ir cobrando la osta de sotavento y aparejo de retenida. Se arría

de las candalizas y de la cargadera de puño para poder sacar éste, y de la cargadera; se entra

de la driza lo suficiente para poder llevar la escota a besar, hecho esto, se entra a besar de la

driza, y, finalmente, se rectifica el braceaje de la botavara y del pico por medio del aparejo de

retenida y que esta de sotavento, respectivamente.

Dar un foque. Después de bien cazado, se arrima a la driza toda cuanta gente se pueda, para

invertir en la faena el menor tiempo posible, pues si empieza a dar latigazos al gualdrapear,

antes de que el foque esté relingado se rifa la vela; una vez relingado, se da un lascón a la

escota para que quede la relinga de proa bien tesa.

Dar el triángulo de capa. Se enverga éste al palo mesana y se da tomando las precauciones que

hemos dicho son necesarias tomar al dar las velas de cuchillo en caso de mal tiempo. Esta vela

es a veces suprimida utilizándose la cangreja que se da entrando de la escota y arriando de la

cargadera de puño y candalizas lo que vaya pidiendo aquélla.

(464) Izar, cazar y orientar el aparejo (J. S. de E.).

Si a continuación de largado, ha de cazarse, izarse y orientarse todo el aparejo para dar vela, lo

primero que será preciso es poner la maniobra a son mar, zozobrando al efecto las adujas en

que aquélla se halle cogida en cabilleros y propaos.

En tal supuesto de que se va a dar las velas, gavieros y juaneteros, no habrán bajado de la

arboladura a pesar de hacerlo, cuando la voz correspondiente, la gente que largó el aparejo. La

sucesión de voces será la que sigue:

1ª. «Listos a cazar e izar los velachos», «prolonga drizas de velacho» y «penoles fuera». Se

prolongarán los cabos correspondientes, tiramollando y arriando los que deban hacerlo.

A la última parte de la voz o sea «penoles fuera», salen a los de la verga trinquete dos

individuos nombrados para desde allí y pisando los escotines, facilitar el que éstos corran por

la cajera de dichos penoles y vayan a besar. Se entra de ambos escotines del velacho bajo y de

la driza del alto, con las brazas de éste en la mano, las cargaderas resacadas, etc., hasta que los

escotines vayan a besar y el velacho alto quede relingado.

Con los velachos se izan foque de dentro y foque de fuera, sin necesidad de orden expresa

para ello, salvo que se especifique lo contrario.

Terminada la faena de ambos velachos debe mandarse:

2ª. «Penoles dentro». La voz responde a prever, evitándolo, que pudiera bracearse la verga sin

reparar que había hombres en los penoles y venirse aquéllos abajo.

3ª. «A estribor o a babor trinquete y velacho», según el caso. A la orden de esta voz se

prolongarán las brazas correspondientes.

4ª. «Braza». Es la ejecutiva de la anterior. Se braceará según la dirección del viento con la proa.

Al estar cada verga en la posición debida se dirá «amarra velacho», alto o bajo «amarra

trinquete» o «amarra todo».

5ª. «Listos a descargar el trinquete». Esta voz indica que ha de alistarse su maniobra

correspondiente.

6ª. «Amura y caza trinquete», se bracea a ceñir o «caza trinquete” si se está con el viento del

través para la popa. En el primer caso, pues el segundo no necesita explicación, al amurar

primero y cazar después, con viene orzar un poco para que resulte más fácil concluir de llevar

bien a proa ese puño de amura, haciendo que toque algo, al quedar un tanto al filo dicha parte

de barlovento de la vela. Se facilita así la ejecución material de la faena de cobrar la amura

hacia proa.

Con el trinquete se iza y caza, sin necesidad de orden expresa, la trinquetilla.

7ª «Listos a cazar e izar el juanete», «prolonga, driza de Juanete”. Se efectúa igual que hemos

dicho para los velachos. Pero simultáneamente con izarlo una vez cazado, debe írsele

braceando para que quede al mismo andar de los velachos.

Las brazas de barlovento deben afirmarse siempre al final de bracear.

Respecto de los cuchillos, foques y cangrejos, algo debe añadirse.

Los primeros se dan con las velas cuadradas respectivas.

Y los cangrejos, generalmente antes del aparejo de cruz. Con frecuencia y en esta clase de

buques, se izan simultáneamente foques y cangrejas.

Las voces en este caso real y que, repetimos, es el corriente, consistirán en «listos a izar y cazar

los cangrejos», «prolonga drizas de foques», «iza y caza». Cuando el viento no sea manejable y

sí fresco o duro, al izar, cazar y orientar el aparejo, se tendrá en cuenta todo lo que hemos

dicho al tratar de la forma de dar las diferentes velas con viento duro.

En lo que hace a las escandalosas y a los estays, nada decimos por ser realmente unos cuchillos

más. Con tiempos no manejables nunca habrá, por otra parte, de darse tales velas.

Pero sí advertimos, aparte de esto, y por lo que hace a las voces para largar y dar esas velas,

así como por ejemplo, el juanete, que nunca es costumbre ni hay necesidad de que suba arriba

ninguno de los gavieros del palo o palos respectivos.

Las voces son, pues, «listos a largar los estays, escandalosas o juanetes», en su caso, y

«juaneteros arriba» luego, sin incluir en ésta a los gavieros, según queda dicho. En la mar,

además, no se dan voces preventivas, cual en puerto, de «juaneteros al pie de la jarcia» sino

que a la voz de listos a largar la vela que sea, se agrupan ya a pie de la jarcia esos juaneteros

que suben a la voz correspondiente.

(465) Dar las velas con viento duro.

Dar el velacho bajo. Lo primero que se hace es bracear la verga por barlovento para disminuir

el ángulo que su dirección forma con la del viento, pero en forma tal que este ángulo no sea

disminuido tanto que al dar aquél en la vela pueda ésta flamear, pues en seguida empezará a

dar zarpazos poniendo en peligro la vela; se aguantan después bien las brazas una en contra de

la otra.

Se procede a desaferrar la vela quitando los tomadores, empezando por la banda de

sotavento, se arrima mientras tanto gente a los escotines y se tienen listos los chafaldetes,

brioles y apagapenoles. Se manda primero «caza a sotavento», a cuya voz se entra del escotín

de esta banda arriando el chafaldete de sotavento y se caza hasta que la relinga de pujamen

esté bien tesa, el escotín se puede dar para más seguridad al cabrestante, en cuanto sea

posible, se le da a la cadena del escotín un aparejo que se fija al pie del palo: se va arriando

sucesivamente del apagapenol, briol de fuera y briol de dentro, y cada vez que se van arriando

de cada uno de estos cabos se entra del escotín, lo que permite el arriado de los mismos.

Se pasa luego a la banda de sotavento, se arrima la gente en la misma forma que hemos dicho

y se tienen listos los chafaldetes, apagapenoles y brioles y a la voz de «caza a barlovento», se

arría el chafaldete y se entra de la amura hasta que la relinga de pujamen esté bien tesa; se da

un aparejo al escotín fijo aquél al pie del palo tomándole vuelta a la tira; se van arriando

sucesivamente el apagapenol, el briol de fuera y luego el de dentro, entrando siempre del

escotín conforme se van arriando esos cabos hasta llevarlo a besar.

Volvemos nuevamente a barlovento, se entra del escotín a besar; se aboza, y después se

asegura bien la yerga a barlovento por medio de la braza, dejándole un pequeño juego a la de

sotavento.

Si el viento fuese duro es necesario enjuncar el velacho o sea quitara los tomadores a la vela,

dejándola sujeta con juncos, para que no haya retardo al cazarla cuando convenga y estar

sometida desfaldada al menor posible a la acción del viento. En las embarcaciones mayores se

usa filástica en lugar de juncos. Se bracea la verga en unas siete cuartas, se aseguran bien las

brazas y se tesan los rolines; todo listo se pone toda la gente que se pueda al escotín de

sotavento y se entra de golpe y rápidamente para romper los enjunques y cazar, en el menor

tiempo posible, arriando de los chafaldetes, brioles y apagapenoles, se va a barlovento y se

amura en la misma forma. Si hay gente suficiente se puede hacer a la vez, con más razón que

antes se le darán los aparejos a los escotines y se abozará el es cotín de sotavento.

Todo lo que hemos dicho es tratándose de un velacho bajo, el alto con tiempo duro está

aferrado.

Si el velacho fuese enterizo, se le toman primero los rizos en que debe quedar, se hace la

maniobra en la misma forma que hemos dicho hasta besar los escotines, después se iza a

relingar y se termina aguantando la yerga por medio de las brazas.

Dar el trinquete. Se amura primero, arriando el puño sobre vuelta, aguantando abarbetada

arriba la otra mitad para que la vela no se desfalde mientras se amura; después de amurada se

caza. También en casos de mucho viento, puede darse enjucándola antes, pero siempre debe

amurarse primero y cazarse después, no sólo por tratarse de velas que tienen mucho paño,

sino porque esta es la única manera de efectuar la maniobra.

La forma de efectuar la maniobra es igual a como se efectúa en buenas circunstancias, pero las

precauciones que deben tenerse han de ser grandes por tratarse de una vela de mucha

superficie.

Dar un cangrejo. Se prolonga la escota y a la voz de «caza cangrejo» se cobra de ella, arriando

de las candalizas y cargadera de puño, lo que aquélla vaya pidiendo hasta tenerlo cazado

provisionalmente; después se entra de la driza y se arría de la cargadera de cortina y candalizas

hasta llevar la pena a su puesto, entrando durante esta última faena de la osta de barlovento

para que la vela no se atoche, contra la jarcia de sotavento. Después se vuelve a la escota y se

entra de ella dejando el cangrejo cazado.

Dar una cangreja. Se llevará la botavara a la banda de sotavento, y se entra de la escota y se va

arriando de la candaliza lo que vaya pidiendo aquélla.

Si el pico estuviese arriado, se caza primero y después se iza el pico, llevando siempre la pena

más baj a que la boca, para que la vela tome el menor viento posible.

(466) Rizos.

Tomar rizos al velacho. Mientras la gente necesaria sube arriba, se pone gente a la brasa de

barlovento, drizas, cargaderas y brioles. A la voz de «arria driza», se ejecuta así, se entra de las

cargaderas y brioles y la verga vendrá abajo, templando de la braza de barlovento para tener la

verga asegurada de brazas. Después dos hombres salen a los penoles y cogen las empuñiduras

de las fajas de rizos por medio de los amantes de rizo que están tomados vuelta en los penoles

de las vergas, entrando de aquéllos lo suficiente para que se pueda, sin gran esfuerzo, llevar a

mano a besar al penol el garrucho de la faja de rizos que se vaya a tomar y una vez conseguido

esto se manda «amarra amantes”; sale la gente fuera y se da la voz de «listos a tomar la 1ª . ó

2ª. Faja de rizos». Se reparte la gente por igual en la yerga, cogen la faja que se ha mandado

tomar y la ponen sobre el gratil, un hombre se monta en cada uno de los penoles y echa mano

a la empuñidura de la faja; el de barlovento lo pasa por el gancho de empuñidura que va

colocado en la cara de popa de la yerga y se le da dos vueltas, después la gente a la voz de

«zalla a barlovento» vuelven las caras a sotavento y entra de la faja hasta que el que está en el

centro de la yerga vuelve a mandar «cambia cuerpos, zalla a sotavento» la gente se vuelve y

entra del paño hacia la banda indicada, los juaneteros que se encuentran en los penoles

estarán siempre atentos a la voz del que manda, para entrar y arriar de las empuñiduras; al ver

que la vela está bien centrada dará la voz de «firmes», en cuyo momento los de los penoles

darán las vueltas de contra, que son de proa a popa por encima de la yerga y por dentro del

guardacabo de la faja de rizos. Después la gente soltará la faja y se pondrá a empañicar con

paños cortos y todos por igual a partir del gratil, teniendo el cuidado de tomar el último paño

un poco más largo, para que los arraigados de las badernas queden en una misma línea por el

canto bajo de la verga; se tendrán las dos badernas, una en cada mano, se entrará más de la

popa y se llevarán a montar la una sobre la otra en el canto alto de la verga, en donde se

amarran con un nudo llano.

Terminado esto se manda gente abajo, quedando uno arriba que recorrerá toda la yerga por si

ha quedado un rizo por dar o poco azocado, una vez dentro se da la voz «entra drizas» y se

cobrará de éstas, arriando en banda las cargaderas; de los brioles lo que pida y de la braza de

barlovento a medida que la yerga vaya subiendo, que se izará, hasta que las relingas de caída

estén suficientemente tesas.

Tomar rizos al trinquete. El trinquete se arriza lo mismo que el velacho.

Tomar antagallas a las velas de cuchillos. Los rizos que se toman a las velas de cuchillos por

parte baja o pujamen con el fin de disminuir su superficie, se llaman antagallas. Para tomar

una o varias antagallas a la cangreja, se arrían las drizas de boca y de pico de manera que éste

descienda paralelamente a sí mismo la cantidad necesaria, según la antagalla que se quiera

tomar entrando al mismo tiempo de las ostas, se entrará igualmente de las empuñiduras que

van fijas a los guardacabos de la faja; cuando se tenga a besar el guardacabo de la faja

correspondiente, se empañica la vela dejando la relinga por la cara baja de la antagalla y se

dan los rizos, con nudo llano; al llegar al puño de escota, se pasa la empuñidura que hay firme

en el garrucho de la faja por el guardacabo del puño, se dan dos vueltas de empuñidura, las de

contra, y se hace el chaleco; que consiste en forrar el nuevo puño de escota con tiras de lona,

trincando el conjunto.

Los foques se arrían también una cantidad igual a la altura de la faja y se antagallan en la

forma antedicha.

primeramente porque esta relinga es la que verdaderamente trabaja, tendiendo su esfuerzo a

rendir la yerga; además, conforme dijimos al hablar de las mayores, cargándola por

barlovento, los puños de esta banda que dan aguantados por el bolso que se forma a

sotavento, impidiendo que la vela zapatee.

b) Banda or la cual debe bracearse. Debe ser ésta la de barlovento, porque se bracea la yerga

con suma facilidad, pues su movimiento es ayudado por el bolso que se forma a sotavento.

El cargado se hace en la misma forma y orden que hemos dicho, pero efectuándolo con la

mayor rapidez posible y siempre aguantando de los cabos para que la vela no zapatee, que es

la sacudida y golpe fuerte que da una vela que flamea.

Cargar la cangreja. Cuando el viento es duro, se reparte la gente en las cargaderas de cortinas,

candalizas y osta de barlovento; listo todo, a la voz de «arría y carga cortina», se arría de la

driza y se entra de la cargadera y de la osta de barlovento, de ésta todo cuanto se pueda para

que el paño de la vela no se atoche contra la jarcia de sotavento; cerrada la cortina, se van

cerrando las candalizas, empezando por las altas, y, por último, se arría la escota sobre vuelta.

Debe tenerse cuidado de poner gente bastante a las candalizas de sotavento para que no se

recoja el viento dentro de la vela, pues si así fuese, sería muy difícil el apagarla.

Cuando el viento es muy grande, se arrían a la vez las drizas de pico y de boca, poniendo la

gente suficiente en la botavara para ir apagando los paños y evitar que se formen bolsos; el

arriado se facilita entrando de las ostas.

Cuando la cangreja lleva garruchos, estando envergada al pico, en buen tiempo, se arría por

igual; pero en cuanto exista algún viento, lo primero que se hace es arriar el pico para dejar la

mesana o cangreja con el menor viento posible y luego se arría la driza de boca.

Cargar la escandalosa. Se arría de la driza y se entra rápidamente de la cargadera y el puño de

pena descenderá hasta tocar el motón de re torno de las cargaderas hasta que el puño de

escota toque al motón de la cargadera; entonces se arría la amura y se entra de la cargadera

de puño.

(468) Virada por avante.

Se entiende por tal el cambiar de amura pasando la proa por la dirección del viento. Para ello

es de verdadera utilidad conocer el momento preciso de saltar las escotas de los foques; es

éste, aquél en el cual estas velas no producen arrancada al buque y, por lo tanto, no favorecen

la orzada y todo su efecto es de arribada; para conocerlo, con el buque a ceñir, el aparejo en

viento y la mar en calma se pone el timón a la vía, el barco parte de orza y continúa orzando

hasta llegar un momento en el cual el buque

Largar los rizos. A la voz de “listos a largar los rizos del velacho» la gente para la maniobra, va

subiendo al velacho, ya en él, los de los penoles entran del amante para que la vela quede

trabajando sobre él, la gente ha salido a la verga, los de los penoles han zafado las vueltas de

contra y las de empuñidura menos dos, quedándose con ellas en la mano y sobre vuelta, la

demás gente zafa el nudo de las badernas quedándose con éstas en la mano, aguantando así la

vela; cuando ya no quede ningún nudo o rizo dado, el que está en el centro da la voz de «listo»

y entonces se manda «larga, arría amante», «abajo».

Al trinquete se le largan sus rizos en la misma forma que al velacho, pero como el amante de

rizos laborea, a las voces antedichas hay que añadir «entra amante», entrando de éstos hasta

que la vela quede trabajando sobre ellos.

Para largar las antagallas de la cangreja, se zafan las trincas de meo llar y tiras de lona que

constituyen el chaleco, se despasa la empuñidura de la escota, o se desengrilleta ésta del

guardacabo y se engrilleta en el puño; de popa a proa se van zafando los nudos de las

badernas y al llegar al puño de amura se despasa ésta del garrucho de la faja y se da al guarda

cabo del puño, entrando finalmente de las drizas de boca y pico de las ostas hasta dejar este

último en su puesto.

Las antagallas en los foques se largan del mismo modo.

(467) Cargar el aparejo.

Cargar un foque. Se larga la driza en banda y se entra de la cargadera mano entre mano para

evitar que la vela gualdrapee; la escota no se arriará hasta que el puño de pena esté

próximamente en su dirección, pero si antes trabajase mucho se da un lascón; al llegar la pena

a la citada posición, se arría en banda, entrando a besar la cargadera.

Cargar el trinquete. Se tesa el amantillo de sotavento y la braza de barlovento para evitar él

que la yerga se embique y bracee, al estar trabajando sobre la escota al arriar de la amura. Se

arría de la amura y se entra fuerte de los chafaldetes y apagapenoles de barlovento y de los

brioles de ambas bandas; cuando la relinga de pujamen esté tesa, se arría un poco queda

como parado en su giro; un momento antes es en el que deben saltarse las escotas de los

foques.

Para efectuar la virada por avante se da andar al buque metiendo alguna caña de arribada y

cuando el aparejo va bien desahogado y el buque con bastante arrancada, se pone el timón a

la vía y al partir el buque al puño se orza, metiendo el timón poco a poco, para no quitar

arrancada al buque, y al llegar el momento, que hemos indicado antes, se saltan las es cotas de

los foques; poco después se caza botavara al medio o se le da ligero cuartel, y el buque seguirá

orzando; en el momento que la cangreja cae a telón, el viento está a fil de roda, sigue el buque

cayendo y según la velocidad de caída que tenga se manda antes o después, bracear a ceñir el

aparejo de proa; si el buque cae poco se acuartelan los foques, y si lo efectúa muy

rápidamente se lleva la botavara a barlovento y se aguanta la caída.

Si el buque se queda parado al tener el viento a fil de roda, se puede cambiar el timón para

aprovechar el preciso momento de iniciar el movimiento hacia atrás, pero una vez que el

buque arranca en esta dirección, si cae de arribada, todo cuanto se haga es perfectamente

inútil, la virada está perdida.

Cuando hay poco viento o el barco gobierna mal, se arrían los foques en vez de saltar sus

escotas.

Cuando se tenga que virar con viento racheado, se efectuará un poco después de terminar la

racha.

Virar por avante con el J. S. de E. Las voces de maniobra son las siguientes:

1ª. Aparejo a virar por avante. Se prolonga y alista toda la maniobra correspondiente. Si las

circunstancias de mar o viento o ambas reunidas lo exigen, para asegurar la evolución, se

mandará andar, o sea, meter unas cabillas de arribada para que el barco aumente su salida.

Una vez oída la pitada de listo.

2ª. De orza poco a poco o todo de orza, según los casos; caza cangrejos popeles a medio.

Anteponemos la primera voz a la segunda, dentro de su relativa simultaneidad, por entender

que el primer factor que hay que aprovechar en la evolución, es la velocidad con su efecto

sobre el timón. Si se cazan antes los cangrejos popeles, mayor popel y mesana, la orzada

aunque favorable para la evolución, lo es a expensas de una velocidad que conviene no anular

tan pronto para sus efectos en el timón.

El manejo del timón, metiéndolo poco a poco de orza, depende no sólo de las circunstancias

de mar y viento, sino de lo alejado o próximo que el buque se halle de su posición de

equilibrio, que en la evolución hay que rebasar y que romper.

3ª. Salta escotas de foques. Debe darse esta voz cuando todo el efecto de propulsión, de

velocidad aplicado al timón, que estas velas reportan, se haya anulado y no le resta otro que el

evolutivo y que, por ser de arribada, resulta contrario a la finalidad perseguida en la primera

fase de la virada por avante de que estamos tratando. Coincide ese momento, pues la práctica

lo sanciona, con el de comenzar a tocar los paños de barlovento del velacho alto.

Si el viento es muy flojo, la eliminación radical y práctica del efecto de arribada de los foques,

no se logrará más que arriándolos, con sus escotas saltadas; su paño caería a telón y esa

eliminación sería ilusoria. Así, pues, se mandará «arría foques» en vez de saltar sus escotas.

El cangrejo trinquete puede oponerse, izado, a la evolución en algunos casos de poco viento, o

de mar de amura más abierta que el viento. En tales casos, y a juicio del maniobrista, cabe

desde lascar bien su escota, que suele ser lo corriente y lo que basta en la mayoría de los

casos; hasta arriarlo. El cangrejo mayor proel no ejerce, generalmente, efecto perturbador

alguno sobre la evolución; sin embargo, en la práctica lo produce a veces.

Respecto de los estays, si van dados, lo mejor es cargar sus puños de escota por alto. Las

escotas resultan así saltadas como las de los foques y el cambio de ellas, que exige el de

amura, se facilita por adelantado.

4ª. Cambia escotas de cangrejos proeles. Se hará ello cuando el viento, pasada su posición de

fil de roda, comienza a abrir por la otra amura. El propio paño de esos cangrejos, portando ya

por esa otra banda, indicará llegada la oportunidad de hacerlo.

El manejo del timón se atemperará a las circunstancias de salida avante o atrás del barco.

Buena previsión es ponerlo a la vía anticipadamente al irse anulando la velocidad, cuyo

proceso y cambio inclusive hay que estar pendiente, fija la vista en los cabos salvavidas que

cuelgan de las cabezas de los botes próximos al puente.

5ª. Caza cangrejos popeles. Esta voz debe ser sucesiva de la anterior.

6ª. Descarga a proa. Se dará esta voz cuando el viento abra, francamente, unas tres cuartas

por la nueva amura.

7ª. Amura y caza trinquete. El timón, oportunamente manejado, contribuirá a que el buque

quizás con el viento más desahogado que a ceñir, debido ello a inevitables retrasos de

ejecución, quede en las seis y media cuartas que debe; pero al iniciarse la tendencia a orzar

para contrarrestarla, es cuando se cazarán los foques a la voz correspondiente de

8ª. Caza foques. El adelantar esta voz es mala práctica. Porque si al efecto de descarga a proa

con el retraso que usualmente supone el diferir la voz para asegurar la evolución y el ejecutarla

luego, se une esa acción de los foques cazados, el buque quedará en ocho, diez o más cuartas

cuando la evolución concluya. No se habrá, pues, virado por avante, con su característica

peculiar de ganar barlovento sino cambiado de amura, perdiéndolo.

9ª. Afirma a barlovento. La voz se refiere a las brazas.

10ª. Aclara maniobra.

Uno de los recursos que suele emplearse cuando hay poco viento para decidir la virada por

avante, es el de abroquelar el velacho. Consiste esto en meter en facha, anticipadamente, los

paños de barlovento del velach9. Y prácticamente, en bracear por barlovento todo ese palo de

proa; trayendo sus penoles un poco para popa, pero en modo alguno hasta la posición de en

cruz ni mucho menos en facha. Se hace esto cuando el viento abre todavía por la antigua

amura y a la voz de abro quela velacho, frase en la que por abreviar no se comprenden al

trinquete ni juanete, pero a cuyas velas se refiere también la voz. Porque, materialmente y por

la rigidez de escofines es imposible orientar vela alguna, abroquelar el velacho alto en este

caso, sin que trinquete, velacho bajo y juanete acompañen el movimiento acorde y simultáneo

de la braza del referido velacho alto.

Tan pronto el buque inicie la caída, debe reintegrarse el palo de proa a su posición primitiva y

mediante la voz de salta broquel.

(469) Modo de maniobrar cuando falte la virada.

Cuando por cualquier causa imprevista falta la virada, el buque se encuentra parado, el viento

de tres o cuatro cuartas y todas las velas al filo; si queremos poner el buque nuevamente en

condiciones de virar por avante por existir espacio para ello, no siendo forzoso el hacerlo por

redondo, entonces se cazan los foques y se carga la cangreja y mayor, la pala del timón se

mete a sotavento, bajo estos efectos el buque irá para atrás y arribará; así se continúa hasta

que el viento abra unas ocho cuartas, en cuyo momento se bracea el aparejo a ceñir y se caza

la cangreja, el buque adquirirá arrancada, y cuando tenga la suficiente velocidad, ya se podrá

intentar de nuevo el virar por avante.

(470) Se entiende por tal el cambiar de amura pasando la popa por la dirección del viento.

Se emplea esta clase de virada cuando hay mucha mar o viento, cuan do aparezca un

obstáculo por la proa, cuando al virar por avante nos falte la virada, o cuando la fuerza del

viento sea tan poca que no nos permita efectuar esta última.

Para esta virada, la mesana o cangreja, si el viento es mucho debe arriarse; si la fuerza del

viento no es grande se arría el pico, y en caso de muy poco viento se dej a arriba; esto último

sólo se efectúa en reducido número de buques, siendo necesario arriar el pico, pues si no se

hace así, el barco no arriba.

Cuando después de arriado el pico todavía el buque no arriba, entonces se emplea la

capuchina, si se lleva pasada y si no se improvisa; para ello se quitan dos o tres garruchos, seg

lo espeso que vayan; se amarra un cabo en la amura, cuyo chicote se pasa por un motón

cosido debajo de la driza de pico; al cobrar y llevar el puño arriba el buque obedece en

seguida, arribando; debe tenerse la boza pasada para aguantar la botavara al cambiar de

banda.

La escandalosa se cargará siempre antes de empezar la virada por redondo, así como las velas

de estays. Para virar por redondo se hará así:

una vez con el aparejo conveniente se da un salto a la escota de la mesana y se mete el timón

de arribada; mientras el buque va cayendo se van aventando las escotas de los foques hasta

estar el viento en unas nueve cuartas, que se bracea el aparejo de tal manera que al estar el

viento en unas catorce cuartas esté en la posición de en cruz, momento en que se saltan las

escotas de los foques; entonces el tiempo que tarda el buque en tener el viento abierto dos

cuartas por la otra banda se emplea en aclarar toda la maniobra; en este instante se iza la

mesana o caza la botavara, e iza el pico si está arriado y el barco cae rápidamente de orza, y

antes de que el aparejo de proa flamee se bracea a ceñir; después, dependiente del

movimiento de orzada, se manda más o menos pronto caza foques, timón a la vía, y si es

necesario, se aguanta en contra.

Durante esta maniobra, después de pasar el viento por la popa, cuan do reine mar gruesa,

debe permanecer el menor tiempo posible atravesado a la mar, pero debe tenerse gran

cuidado de que el momento de orzada no sea muy rápido y dé como resultado el que el

aparejo tome por avante; este es, por lo tanto, el momento más preciso y difícil de la

maniobra.

Virada por redondo con J. S. de E. Las voces son:

1ª. Aparejo a virar por redondo. Se prolonga y alista la maniobra correspondiente; las brazas

todas de barlovento entre ella.

2ª. De arribada.

3ª. Lasca escotas de cangrejos po peles. Durante toda la amollada, hasta estar en popa, estas

escotas siguen lascándose, a la voz desde luego, y en igual ritmo y proporción que se va

halando de las brazas del aparejo de cruz.

4ª Braza trinquete y velacho. Debe darse con la anticipación conveniente para que al estar el

viento en popa, se halle en cruz dicho aparejo.

5ª. Cambia escotas de cangrejos. 6. Salta y cambia escotas de foques. Esta voz y la anterior,

casi simultáneas, se dan al ir el viento a quedar en popa cerrada.

7ª. Caza cangrejos popeles. Como la segunda parte de la evolución, es de un movimiento de

orza, deberán quedar aquéllos orientados a ceñir por la nueva banda de barlovento.

8ª. Braza trinquete y velacho. Se dará al estar el viento en unas diez cuartas por esa nueva

banda de barlovento. Llevando desde luego, las vergas a la posición de ceñir.

9ª. Caza foques. Es casi simultánea de la anterior, aunque sucesiva e inmediata, tiende a

contrarrestar la orzada que el buque habrá emprendido.

10ª. Caza cangrejos roeles. Simultánea de la anterior.

11ª. Levantando. No debe demorarse el hacer lo que esta voz indica. Las circunstancias guiarán

al maniobrista, en relación con la velocidad con que el buque tarta al puño después de que el

viento se halle en diez cuartas, indicándole también si ha de hacerlo o no a poco a poco.

12ª. Amura y caza trinquete.

13ª. Afirma a barlovento.

14ª. Amarra maniobra.

(471) Fachear y pairear.

Fachear es la maniobra que tiene por objeto disponer el aparejo en forma tal que el efecto

producido por unas velas quede equilibrado por el producido por otras reduciendo algunas

velas y dejando otras en facha, disminuyendo totalmente o casi totalmente la velocidad del

buque.

Nos referimos a un bergantín goleta: lo primero que se hará será cargar el trinquete, pues es

una vela muy grande que, aunque aguantada por las escotas, dificulta la maniobra, aparte del

gran momento de abatimiento que produce; se exceptúa el caso en el cual sea necesario

fachear con urgencia; en caso de duda, de que por la fuerza del viento se pueda rendir un

mastelerillo, se aferran las velas altas, esto igualmente se hará si hemos de permanecer mucho

tiempo en facha. En caso contrario, no se tocarán estas velas.

Para fachear, supuesto el buque a ceñir, se mete el timón de orza, se bracea el velacho por lo

menos unas tres cuartas más a popa que la posición de en cruz, se saltan las escotas de los

foques y se caza la botavara un poco menos de al medio; la posición de la botavara será

distinta en cada buque, pues es necesario que bajo los efectos de las velas se consiga que el

buque vaya orzando y perdiendo, por lo tanto, poco a poco arrancada hasta llegar el momento

en que se queda parado; entonces el efecto de la marejadilla sobre el casco y el viento sobre el

aparejo le harán ir para atrás y abatir, y por lo tanto arribar; llegará un momento en la arribada

en que el efecto del viento sobre el velamen sea superior al que hace al buque ir hacia atrás,

entonces éste partirá avante y orzará y se volverán a repetir los mismos fenómenos.

Cuando el buque parte mucho al puño la facha se llama ardiente, y si arriba mucho, corrida;

aventando más o menos las escotas de los foques y haciendo igual con la de botavara, se

consigue la facha ardiente o corrida.

Los momentos precisos de cuándo deben efectuarse estas maniobras son difíciles de fijar, pues

dependen de las condiciones evolutivas del buque.

Cuando terminado el objeto de la facha se quiere poner el aparejo en viento, se pone el timón

a la vía y se aprovecha el momento en que el buque cae a sotavento y al estar próximamente a

la mitad de su caída se cazan las escotas de los foques y se bracea el aparejo de proa a ceñir,

en cuanto éste entra en viento se pone el timón a la vía y se caza la cangreja.

Cuando se fachea con urgencia por aparecer, por ejemplo, un obstáculo por la proa, entonces

la maniobra es parar el buque lo más rápidamente posible; para ello se mete el timón de orza,

se bracea el palo de proa a ceñir por la otra banda y se acuartela la cangreja llevando la

botavara a barlovento; una vez el buque parado se dispondrá el aparejo en la forma antedicha

si queremos continuar en facha.

Pairear. Disminuir la velocidad del buque conservando su rumbo para conseguir una detención

momentánea para comunicar una señal a un buque, semáforo, etc.; para ello basta saltar las

escotas de los foques, aventar las del trinquete y con el timón orzar un poco para que el buque

lleve la arrancada que se desea.

Fachear y 5ajrear; marear en viento (J. S. de E.) Para fachear las voces son: 1 a « Todo de orza».

Se supone el caso urgente y perentorio; de ahí el que se cierre el timón a barlovento de una

sola vez «Salta escotas de foques». «Caza cangrejos popeles al medio». Esta doble voz y la

anterior, pudieran ser casi simultáneas. 3. «A estribor o babor (barlovento) trinquete y

velacho» «braza». Se llevarán los penoles de barlovento de las vergas de ese palo de proa, dos

cuartas más a popa de la posición de en cruz.

Luego de detenida así la marcha del buque, de parar su arrancada, habrá que perfeccionar la

facha y darle estabilidad. Por su tendencia a partir al puño, orzará de hecho; pero tampoco

llegará a tomar por avante, porque el palo trinquete le hará arribar. Oscilará, pues, guiñando

alternativamente un par de cuartas o más hacia una u otra banda. De ahí la necesidad de darle

estabilidad. Un recurso para lograr ésta, es el bracear el palo de proa sin que las vergas

rebasen la posición de en cruz; su acción y esfuerzo para la arribada será menor, empleándose

casi todo aquél en comunicar marcha atrás al buque. Las guiñadas hacia sotavento disminuirán

y no variando los efectos para la orzada, se deduce que el barco no se sotaventeará tanto:

Resulta, pues, esta clase de facha con el velacho en cruz; que así se llama abreviadamente,

muy útil para cuando lo que se desea es no perder mucho barlovento.

Se ha supuesto que se fachea a ceñir; si se fuera en popa o a un largo, la maniobra no ofrece

mayores diferencias. Sin perder tiempo poniéndose previamente a ceñir, se utilizarán todos los

recursos que se reseñaron más arriba.

Pairear. Para conseguirlo, hay que ejecutar análogas operaciones que para fachear, pero

bastando bracear el palo de proa con sus velas al filo.

Se paireaba para esperar a un buque o para saludar al cañón una insignia.

Marear en viento. Lo mismo facheando que paireando, bastará levantar y cambiar el timón,

cazar los foques, saltar el cuartel de los cangrejos popeles y bracear por sotavento las vergas

del palo de proa, hasta dejar sus velas a ceñir y en viento. En determinadas ocasiones, incluso

resultará necesario acuartelar los foques y hasta cargar los cangrejos popeles, si el buque

hubiera pronunciado su caída a barlovento y se hallara poco propicio a romper la posición esa,

crítica de equilibrio que hubiera adoptado.

(472) Capa.

El objeto de la capa es crear un remanso con el buque a ceñir, que impide que la mar rompa

sobre el mismo; esto se consigue buscando una posición de equilibrio con las velas, teniendo el

timón a la vía, de tal forma, que caminando muy poco el buque, le produzca un gran

abatimiento; para buscar esta posición, una vez con las velas convenientes para capear,

pondremos el timón a la vía, si el buque parte rápidamente al puño, que notaremos por

encapillarse los golpes de mar por la proa al ir ésta rápida mente hacia las olas, nos indicará

que es necesario disminuir velas de popa aumentarlas a proa por tener el buque grandes

momentos de orzada; esto se consigue lascando un poco la escota del triángulo de capa, o

cazando la trinqueta; si, por el contrario, cuando el buque va de arribada, ésta es muy grande,

tomará gran arrancada, el remanso se irá rápidamente para popa, y entonces es necesario

quitar efecto a proa o aumentarlo a popa, lo cual se conseguirá efectuando lo contrario a lo

antedicho, y de esta manera a tanteos, conseguiremos encontrar una posición de equilibrio, en

la cual el buque siempre tendrá a barlovento suyo un remanso producido por el abatimiento,

que impedirá que la mar pueda romper contra el costado; una vez conocido el buque, ya se

sabe para las distintas condiciones de mar y viento el aparejo más conveniente para capear.

El remanso de que antes hemos hablado, en un buque de 70 mts. de eslora y de seis o siete

metros de calado se extiende entre 30 y 40 mts., a veces algo más hacia barlovento; las olas al

encontrarse con él dejan de ser olas rompientes para convertirse en olas de mar tendida.

Dicho esto, veamos lo que experimenta el buque durante la capa; una vez se queda con el

aparejo conveniente y el timón está a la vía, como el buque va avante y abate, orza; a medida

que va orzando, las velas cada vez reciben menos viento y el buque va perdiendo camino; esto,

unido al efecto de la mar sobre la amura de barlovento, dan como resultado que el buque se

queda parado, instantáneamente empieza a ir para atrás, y como abate, arribará; a medida

que lo efectúa, el aparejo va entrando en viento, llegará un momento en que el buque

quedará nuevamente parado y luego saldrá avante, volviéndose a repetir los mismos

fenómenos. Es preferible el que la capa sea un poco corrida que ardiente.

Con un pailebote. Se capea con el trinquete arrizado, si el palo no está muy a proa. Si el palo

está muy a proa, entonces se capea con la trinque tilla y la mayor arrizada.

Catear a talo seco o a la bretona. Esta capa se emplea cuando el viento es de tal intensidad que

el buque no puede aguantar ninguna vela; se pueden disponer las vergas, cuando cruce los

palos, en forma tal que el efecto del viento sobre las mismas coloque al buque en las mejores

condiciones, lo que es distinto según la clase de aparejo; puede también emplearse un anda

flotante dada por la amura o aleta de barlovento, según que se quiera orzar o arribar; también

se puede por los medios de a bordo, hocicar el buque si se quiere orzar y empoparlo, si arribar;

el timón, como antes dijimos, a la vía.

(473) Acortar vela hasta quedar capeando (J. S. de E.).

«Lista la maniobra del Juanete”. Esta voz de «alistar la maniobra” es la peculiar, la propia y la

que se reserva exclusivamente para el caso de meter vela y nunca darla, empleándose

igualmente cuando se trata de los cangrejos. Una vez alistada la maniobra de juanete, con los

juaneteros al pie de la jarcia, la voz siguiente es «juaneteros arriba». Cuando éstos, en su

ascensión por la jarcia de velacho, estén próximos a la encapilladura, se dará la de «braza a

barlovento, arría y carga». Se hala de la braza, manteniendo tocando los puños de barlovento

durante todo el arriado, haciéndose progresivamente y de tal manera, que al estar la yerga

totalmente arriada quede en la posición de cruz, los escotines se mantienen fijos y se entra de

los chafaldetes que hacen las veces de cargaderas. Una vez descendida totalmente la yerga, el

contramaestre manda arriar los escofines y se carga la vela con esos propios chafaldetes. Se

termina cerrando la maniobra toda, y sin necesidad de voz alguna más en absoluto, salen los

juaneteros y aferran la vela.

Con el juanete se mete el petifoque, que en tales circunstancias de viento duro se cargará con

las precauciones y forma que en otro lugar decimos. A continuación de cargar el petifoque se

antagallan los cangrejos, generalmente la cangreja, si como en el Elcano ocurre, la superficie

de ésta es mucho mayor que la de los restantes cangrejos, dándose la voz «listos a antagallar

en una, dos o las fajas que sean la cangreja o cangrejos». Se arriarán, como ya sabemos, las

drizas de boca y pico para tomar las antagallas; así que una vez listas éstas, se volverán a izar

esa cangreja o cangrejo hasta relingar y previa la oportuna voz.

Si el acortar de vela fuera por ser preciso cerrar necesariamente la capa, entonces los

cangrejos y la trinquetilla se reemplazarán, sustituyendo los unos y la otra, por los triángulos y

la trinquetilla de capa.

Para cargar un cangrejo con viento duro, se hace firme la escota, se llevará el pico al medio

cobrando de la osta de barlovento, y no habrá más que, cazada su botavara al medio, arriar

sobre vuelta la driza de boca lo que vaya pidiendo la cargadera. La driza de pico arriarla

también y apagar el bolso lo más rápidamente que se pueda.

En tal supuesto la vela trinquete se habría cargado antes de envergar esos triángulos y

trinquetilla de capa.

Lo corriente es, pues, que la cangreja y los cangrejos se antagallen antes de cargar el trinquete,

cuya maniobra sigue en orden sucesivo a esa del antagallado.

«Listos a cargar el trinquete”, «carga trinquete». A esta voz ejecutiva de la anterior se carga el

trinquete, como ya nos es conocido. La trinquetilla se cargará o no, según las circunstancias y

la finalidad con que se maniobre. Pero puede decirse que, de arriarla, será para reemplazarla

por la de capa.

((Listos a arriar el velacho alto». Se arría entrando de las cargaderas, después se carga el

pujamen y se termina arriándolo.

Con el velacho alto se arriará y cargará siempre el foque de fuera, pues el lugar del firme de su

maniobra, el número de su lona, etc., no es vela que sea prudente el llevarla mareada con

tiempos nada más que frescos.

A continuación se da la voz de «arria y carga», que es la ejecutiva de la anterior.

Prácticamente, quedará con lo que se ha dicho, cerrado el buque a la capa, que es desde

luego, y según se sabe, la posición de ceñir por una u otra banda.

Arrizar el velacho. Aunque con velas dobles no es usual ni necesario el arrizar el bajo, se

hablará de ceñir, pues aun yendo a un largo, y con viento fresco, sobre todo conviene

adoptarla antes de rizar el velacho o las gavias, en barcos que crucen más palos que el

trinquete.

Las voces que se darán serán las siguientes:

1ª. «Listos a tomar la que sea (1ª . 2ª) faja de rizos al velacho».

Repartida la gente a los cabos de labor necesarios, comienza por bracearse los velachos en

cruz, en unión del trinquete que ya estará desde luego aferrado y previa la voz de

2ª. “Braza en cruz trinquete y velacho». Se afirmarán, templando las, una braza en contra de la

otra, así como los amantillos.

3ª. «Juaneteros arriba», «fuera». Esta voz última debe darse, por excepción, en la faena de

mar de que se trata.

La gente sale, pues, y echa mano a la faja mandada y cuya designación deberá repetir el oficial

subalterno o contramaestre que mande la faena al pie del palo. Los juaneteros de los penoles

se montan sobre ellos, por fuera del arraigado de brazas y amantillos, y para dar de mano a los

amantes, que se habrán cargado desde abajo previamente y a fin de facilitar el que la gente

eche mano a la faja. Dichos juaneteros rompen la cadeneta en que suele ir la empuñidura

colgando y se presentan a hacerlo, tan pronto los amantes hayan dejado su banda las relingas

de caída.

Conseguido esto, la gente zalla la vela hacia el penol de barlovento hasta que el juanetero

correspondiente haya dado la empuñidura. Rota, como queda dicho, la cadeneta en que va la

empuñidura, conserva en la mano su rabiza, hecha firme por su extremo al garrucho de la faja,

pasan do su chicote por encima de la yerga, por detrás del tojino correspondiente, y por

dentro del guardacabo o garrucho de la faja, y de este modo dará dos vueltas, que se llaman

de empuñidura, y a continuación la de contra. Estas son alrededor de la yerga y siempre por

dentro del garrucho. Al tener dada la segunda vuelta de contra, avisa el juanetero con la voz de

firme a barlovento y el gaviero da entonces la de «cambia cuerpos zalla a sotavento»; se

ejecutan a esta voz iguales operaciones que a barlovento, dando el juanetero de sotavento las

vueltas de empuñidura y contra en ese penol. Cuando estas últimas se hallan listas, el

juanetero dice: «firme sotavento». Y el oficial subalterno o el contramaestre, que al pie del

palo manda la maniobra, ordena: «larga faja y en a cuya voz se procede, luego de empañicar, a

dar los nudos de rizo, halando bien para popa de la baderna correspondiente y que se amarra,

con esa clase de nudo, a la baderna de proa, abarcando ambas la yerga. Oída la voz de «listos»

que dará el gaviero que manda.

4ª. «Dentro y abajo», «listos a izar el velacho».

5ª. «Iza velacho». Al izarlo se le va braceando poco a poco, por sotavento para que al estar

relingado quede también en la orientación debida de a ceñir o de a un largo en su caso.

(474) Levantar la capa y diversas maneras de disponerse a correr.

Puede suceder que estando un buque capeando, la intensidad de la mar y del viento sea tal,

que aquélla rompa contra el costado, o que la violencia del segundo no permita utilizar las

velas de capa; si se puede continuar capeando, es necesario levantar la capa y ponernos a

correr; también puede efectuarse esta maniobra para separarnos de un obstáculo o cuando no

nos permita ir a rumbo.

Para romper la capa es necesario tener en cuenta que se debe arribar rápidamente para

permanecer el menor tiempo posible atravesado, y que el buque tiene que dar grandes

bandazos no olvidándonos de afirmar el trinquete; se trincará todo perfectamente y se tendrá

toda la maniobra lista; una vez así observaremos los golpes de mar y al disminuir éstos, se

cargará la mesana y en el momento en que ha pasado la ola se mete la caña de arribada e iza

el contrafoque, y cuando ha caído un par de cuartas se arría sobre vuelta la escota del

trinquete, pues si se lleva cazada el buque se azorra oponiéndose a la arribada; a medida que

el viento va abriendo se va braceando el trinquete y arriando la escota del contrafoque y

trinquetilla, y al quedar el primero al socaire del trinquete se arría; al llegar el viento a unas

trece cuartas se levanta la caña, debiendo quedar a la vía al estar en popa, estando listos para

aguantar en contra; una vez el buque en popa ya está en condiciones de correr; ahora es

necesario buscar una posición en que el buque no dé grandes guiñadas, lleve su proa

levantada y que los golpes de mar no rompan en la popa.

El peligro de que el buque dé grandes guiñadas es que, al darlas hacia barlovento, la mar

rompe en la aleta de la misma banda; bajo su efecto el buque acentúa la orzada, disminuye el

ángulo que forma la dirección del viento con la quilla, el buque se escora y todavía orza más, y

de esta manera el buque puede llegar a atravesarse, siendo muy posible su desarbolo; esto se

evita dando a proa la mayor vela posible.

Nos queda, por último, estudiar el caso en que la mar nos rompa por la popa: esto ocurre

cuando el momento en que el buque mete su popa coincide con aquél en que rompe la ola;

entonces, una vez encapillado el primer golpe de mar, se encapillan sucesivamente los otros.

Se puede evitar esto aumentando la velocidad, que se puede efectuar dando más velas o

cazando el trinquete; entonces se verá si el buque hocica mucho; si esto ocurre, existe el

peligro de pasarse por ojo y hay que desecharla, entonces se puede intentar disminuir la

velocidad aventando las escotas del trinquete o quitando velas, pero si el buque da grandes

guiñadas, es que ha perdido sus condiciones de gobierno, indicándonos que esta maniobra no

se puede realizar; cuando ya no se puede hacer nada de lo indicado, no queda otro recurso

que emplear el aceite, largando por la popa unos lampazos impregnados en dicha substancia.

Las corridas más generalmente empleadas con bergantín goleta y pailebote son:

Con un bergantín goleta. Se corre con los velachos y la trinquetilla, con el velacho bajo y la

trinquetilla, con el trinquete en calzquetilla. Cuando la intensidad del viento sea mucha, se

cargan los brioles del medio, se culebrea la vela por su cruz y se aventan las escotas,

diciéndose entonces que se lleva el trinquete en calzones; también si aumenta el viento se

puede cargar el puño de sotavento, el cual se aferra y aforra con lona, dándole unas buenas

trincas a la yerga llevándose la amura lo más a proa posible y la trinquetilla se caza al medio, y,

por último, cuando hay muchísimo viento se puede correr con el velacho y la trinquetilla al

medio.

Con un pailebote. Se debe siempre correr con el trinquete con el pico arriado; esta es la mejor

manera de correr, por encontrarse en magníficas condiciones para orzar, cosa que no le

ocurría con cualquier clase de vela con que se corriera, y además si se tiene que orzar

rápidamente por cualquier causa, tal como la de presentarse un obstáculo por la proa, está en

las mejores condiciones para efectuarlo.

Correr a palo seco. Se corre en esta forma cuando la intensidad del viento sea tal que no pueda

aguantarse ninguna vela; el buque queda así en muy malas condiciones, debe darse siempre la

trinquetilla cazada al medio para aguantar las guiñadas, o lanzar un anda flotante por la popa

para aguantar el buque.

Cuando se navegue en estas condiciones que sólo será en casos muy extremos, lo que hay que

tener más cuidado es que los golpes de mar no se encapillen por la popa.

(475) Modo de maniobrar a los contrastes en las corridas.

Se designa con el nombre de contraste, a un cambio repentino en el sentido del viento,

saltando éste en sentido contrario al que antes tenía. Ya hemos dicho que cuando un buque va

corriendo un temporal, lleva el viento en popa o muy poco abierto por una de las bandas, de

modo que, al presentarse el contraste, el viento soplará de la proa. Durante la corrida, el

buque va animado de gran velocidad, por lo tanto, al tomar por delante el aparejo, no tan sólo

tendrá que resistir el esfuerzo del viento, sino que a éste habrá que sumar el originado por la

velocidad del buque. Fácil es comprender el peligro en que se encontrará el buque que se halle

en dichas circunstancias, y, sobre todo, si lleva orientada alguna vela cuadra.

Los signos precursores de los contrastes son: la disminución en la intensidad del viento, la

presencia de fusilazos por la proa, detención de los celajes o cambio de dirección en su

movimiento, el que las rachas se hagan más cortas y los recalmones más largos, y la aparición

de mar en dirección opuesta a la que se experimente. Es, pues, necesario cuando se corre, no

dejar de estar siempre atento al cielo, mar y horizontes, para evitar en lo posible el que el

buque se pueda encontrar en la situación peligrosa antedicha.

(476) Temporales en buques chicos.

Las anclas flotantes son los verdaderos aparejos de capa y con su auxilio los buques pueden

aguantar temporales, que sin ellas les sería imposible aguantar.

En términos generales, podemos asegurar, que todos los buques chicos se encontrarán mejor

capeando que corriendo. Cuando corren con mares gruesas, como consecuencia de su

pequeña eslora, dan grandes guiñadas, y con relativa frecuencia se atraviesan a la mar; por su

reducido porte dan lugar a que la mar se les encapille por la popa. Aparejados, en su mayoría,

los buques chicos con velas de cuchillo, capearán mucho mejor los tiempos que los correrán.

Las atravesadas a la mar, de que antes hemos hablado, cuando se corre con velas de cuchillo,

colocan siempre al buque en muy malas condiciones.

(477) Fondear con una o dos anclas.

Fondear con un anda. Pueden ocurrir tres casos: navegar en popa, a un largo, o ciñendo; en

todos ellos a medida que se aproxima el buque al sitio donde se tiene que fondear, se va poco

a poco cargando las velas, hasta quedarse con el velacho, la cangreja y los foques; nos

referimos a un bergantín goleta.

Cuando se va navegando en popa, se va gobernando hasta quedar a unas dos o tres esloras a

sotavento del lugar a donde debemos fondear el anda; si se va navegando a un largo, se

gobierna a pasar a unas dos es loras a sotavento del lugar citado, y a una eslora, siempre

teniendo en cuenta el abatimiento.

En el primer caso al tener el lugar de fondeo entre el través y la amura, en el segundo al estar

dicho lugar cerca del través, y, en el tercero al estar a barlovento del lugar mencionado y

suponiendo que recibimos el viento por babor se dan las voces de «a babor todo», «arría

foques», «arría y carga velacho», «caza cangreja» y «lista el anda», la cangreja se cazará al

medio; bajo estos efectos el buque partirá rápidamente al puño y en el momento que empieza

a ir para atrás se dan las voces de «fondo», «a la vía» y al recibir el viento, «arría cangreja».

Cuando exista corriente, si ésta viene de barlovento y tiene precisa mente la misma dirección

que el viento, si se navega en popa, dado el aumento de velocidad que produce la citada

corriente, es necesario adelantar la orzada, adelanto que será función de la velocidad. Si se

navega a un largo, como el efecto de la corriente será entonces de aumento de velocidad y

abatir, se debe anticipar la orzada y pasar más cerca del punto elegido. Si el viento y la

corriente son de través, su efecto será únicamente de abatimiento; por lo tanto, no se

adelantará la orzada, pues es necesario llevar la proa muy próxima al lugar del fondeo.

Por último, yendo a ceñir, los efectos son: disminución de velocidad y abatimiento, por lo

tanto se retardará la orzada y se llevará la proa más a barlovento.

Cuando la corriente y el viento no tengan la misma dirección, se verá en cada caso el efecto

que dicho elemento puede producir sobre el abatimiento y velocidad, para maniobrar

convenientemente.

Fondear con dos anclas. Respecto a la forma de fondear con dos anclas, si se trata de viento

constante y se teme que sea duro, por la época del año en que nos encontremos, deben

fondearse las dos anclas, no muy abiertas para que trabajen mejor, y cuando el buque vaya

para atrás.

Si hay viento predominante, fondearemos en la dirección de los mismos, o de las corrientes, si

existen, y así, cualquiera que sea el que salte, o la que predomine, el buque se encontrará en

condiciones de seguridad.

(478) Modo de amarrarse a un muelle.

Para amarrar el buque o al muelle, la maniobra que se efectúa es distinta según el buque y

cómo se reciba el viento y dirección de la corriente.

Dependiendo de donde se reciba el viento se llevará más o menos vela, debiendo también

tenerse en cuenta el lugar donde se efectúa la maniobra; si el viento se recibe en popa o por la

aleta se cargará todo el aparejo y se llegará sin ninguna vela al lugar del fondeadero, se dejará

caer el anda en el lugar que indique el Práctico, y al llegar la proa a la enfilación donde debe

quedar la popa se aguanta de la cadena, el buque haciendo por ella revirará su popa; se tendrá

lista la estacha que daremos al muelle, y luego ya se atraca el buque, como en otro lugar ya

dijimos.

En el caso de recibir el viento de otra dirección, pero permitiéndonos la entrada a la vela,

conforme nos aproximamos al lugar del fondeadero, iremos cargando todo el aparejo,

quedándonos con uno o dos foques y la mesana, y en caso de necesidad, si quedase poco

espacio dejaremos el velacho para en la orzada ponerlo en facha y que favorezca el

movimiento de caída del buque.

Para amarrar el buque de costado. Se efectúa el fondeo como hemos dicho, y después de

fondeado, se dan las estachas a proa y popa, y según las circunstancias del viento y corriente,

amarraremos antes la proa o la popa, utilizando siempre esos elementos para que nos

favorezca la última parte de la maniobra teniéndose preparadas las defensas necesarias para

colocarlas al costado.