MARÍA DE LA PAZ JARAMILLO Y LOS COLORES DE LA VIDA

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177 NÓMADAS * Maestra en Artes plásticas de la Universidad Nacional. Actualmente se desempeña como Asistente de Curaduría en el Museo de Arte Moderno de Bogotá. MARÍA DE LA PAZ JARAMILLO Y LOS COLORES DE LA VIDA Lina María Botero* “No tengo nada en contra del hombre, por el contrario me encanta estar enamorada y los quiero mucho. Lo que quiero es que cambiemos juntos, que vayamos por la vida, que crezcamos y seamos compañeros”. Maripaz Jaramilllo

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* Maestra en Artes plásticas de la Universidad Nacional. Actualmente se desempeña comoAsistente de Curaduría en el Museo de Arte Moderno de Bogotá.

MARÍA DE LA PAZJARAMILLO Y LOS

COLORES DE LA VIDA

Lina María Botero*

“No tengo nada en contra del hombre, por el contrario me encantaestar enamorada y los quiero mucho. Lo que quiero es que cambiemosjuntos, que vayamos por la vida, que crezcamos y seamos compañeros”.Maripaz Jaramilllo

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“Bodegón andino”, plata latina, 1979

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Cuando la obra de arte desaparece como objetopara dar paso al arte conceptual, nace Maripaz con susmujeres no-objeto. Cuando el arte se vuelveautorreferencial, ella explora su entorno hasta agotarloy cuando la violencia se evidencia en representacionesde figuras sangrantes o cuchillos atravesados, ella haceflores o mariposas. No se trata de ir en contra de todo;por el contrario, se trata de ser auténtica, sincera con-sigo misma, para con lo que siente y ve sin importarqué tantos esquemas haya que romper o qué tantos lí-mites haya que empujar, porque además hay que versiempre el lado positivo de las cosas. Mujeres y hom-bres, normales y famosos, parejas de enamorados quebailan y se besan, flores mágicas, sol, música y coloresvibrantes que recuerdan el Caribe colombiano, hacenparte de la obra de Maripaz Jaramillo.

Creció entre pinceles, pinturas y paletas. Jugar consu padre era memorizar las grandes obras de arte, los gran-des artistas y los museos que las guardan; eran los librosde arte el único consue-lo a la hora de llorar.Expulsada de varioscolegios bogotanos,María de la Paz fue en-viada a estudiar en uninternado en Inglate-rra. Beatles, minifaldasy revolución pop todospropios de la época, lle-gan a la vida de Ma-ripaz para tocar el yasensible espíritu de esta–aún sin saberlo- artis-ta manizaleña. Apren-dió que a pesar de larigidez del internado,Inglaterra le ofrecía po-sibilidades mucho másabiertas y menos coar-tadoras que los aparen-temente muy liberalescolegios bogotanos.Las caminatas por bos-ques encantadores quele recordaban su viejoCaldas, las visitas amuseos -aquellos queconocía de memoria- y

los conciertos de rock, lograron que la adolescente en-contrara por fin el ambiente que su personalidad curio-sa y su mente inquieta, necesitaban con urgencia.

Algo le dice que lo suyo es el arte, muy joven y sinsaber por dónde agarrarlo, decide estudiar diseño de mo-das y modelaje en la escuela Lucy Clayton en Londres:Diseña y modela. No mucho después vuelve a Colom-bia, a Bogotá, y se inscribe en la escuela de Bellas Artesde la Universidad de los Andes; ingenua y curiosa siguesu búsqueda, busca arte pero también contenido, buscaconocimiento pero el de verdad: aquel que sólo la vidapuede dar.

Simultáneamente, trabaja en el taller de grabadode Umberto Giangrandi; estudia y trabaja pero no pornecesidad sino por gusto; porque su hiperactividad pornaturaleza la pone a producir hasta las tres de la maña-na y, cuando por fin sale, de repente se topa con lasprostitutas de la 19 con 13, y se estrella, porque como

ella hay otras mujerestrabajando y sin em-bargo ellas no traba-jan por gusto sino pornecesidad. Maripaz lasentrevista, las estudia,las desentraña hastaque en algún momen-to llega el camión depolicía que se las lle-va a “culatazos”.

Inglaterra era enese momento uno delos países donde másrompimiento existíacon los prototipos ycostumbres estableci-das. Por supuesto,encuentra grandesdiferencias; sintió ladesigualdad: Bogotáera una ciudad ancla-da en los esquemaspatriarcales, con elagravante, de que lamujer como objeto sevolvía algo cada vezmás cotidiano, más co-

Carátula del libro de Seguros Bolívar, Bogotá, 1987

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mún. Encuentra entonces el tema que le daría pie paraconvertirse en Maripaz, la que pinta mujeres pero recha-zando el sistema, la que ve en estos seres algo más queuna cara pintarrajeada o unas piernas que terminan entacón puntilla. Las pinta como simples seres que sufren,aman, lloran, se venden para darle pan a sus hijos y deresto viven: sólo viven.

Desarrolla entonces su serie de las prostitutas y de lamáquina de la vida, en donde la mujer y la condición dela mujer, es el tema central. Con la obra titulada La seño-ra Macbeth, gana el premio de grabado del Salón Nacio-nal de Artistas en 1974, siendo todavía estudiante; sulenguaje personal desde muy joven y su éxito irrevoca-ble, la convierten automáticamente en parte de un gru-po de artistas que hasta este momento estaba conformadopor sus profesores Luis Caballero, Santiago Cárdenas,Beatriz González y hasta por Enrique Grau. “Carlos Ro-jas siempre me decía que uno tie-ne que tener un “sello” y que hayque inventarse el suyo propio. Yome inventé el Maripaz.”

Kirchner, Heckel, Schmidt-Rottluff y Emil Nolde son tansólo una afinidad. La actitud ex-presionista de Maripaz ni se com-para ni se pretende, sólo seposee... libre y suelta como es, odebe ser. Los colores desbor-dantemente vibrantes, la líneamaravillosa que no sólo contie-ne sino que construye, inventa;las composiciones arriesgadas,frontales, planas pero llenas devida, son apenas el principio dealgo, una obra que va para largo.

Se casa muy joven con suamor de adolescencia, diez añosmayor que ella; en medio ade-más de su ruptura interna conlos esquemas establecidos, enuna época en la que el maridotenía derecho –o creía tenerlo-a tirar la camisa al suelo y piso-tearla si estaba mal planchada,y en la que el prototipo de mu-jer era ser abnegada, entregada

y dócil. Y es que Maripaz es de espíritu revolucionario.Ella sabe desde pequeña que su misión en la vida es lade tumbar los muros que dividen su alma de la explora-ción, de la expansión y la grandeza.

¿Mujer?, ¿profesional? Sí. Mujeres profesionales ha-bía, pocas. “El que hayamos decidido ser profesionalesha hecho que la mayoría de nosotras estemos separadas yno tengamos una pareja, porque tenemos que ser exce-lentes profesionales, excelentes amas de casa, excelentesesposas, tenemos que competir con las modelos más di-vinas del mundo. Tenemos que ser unas supermujeres yeso de ser supermujer es realmente muy duro.”

A generaciones más recientes todo les resulta másfácil. Los hombres jóvenes no tienen hoy por hoy esaansiedad de sentirse superiores, de sentirse amos y due-ños, proveedores irrevocables. Ya se están acostumbran-

do a tener compañeras deuniversidad, a saber que no sonlos únicos que pueden trabajarpara mantener un hogar, pormucho que les duela el ego.Ahora tienen jefas, y esposasque no están dispuestas a lle-var solas la vida cotidiana. Secocina en pareja y así mismo selava; se estudia, se goza el tiem-po libre y se vive en pareja.

Viaja con su marido caleñopara Cali, ese Cali pachan-guero que la arrebata y le pre-senta un lado -para e l ladesconocido- de la mujer: unacoqueta, feliz de ser mujer, quese muestra, baila. Se despiertaen Maripaz ese amor inagota-ble por la música, de todas lasclases. Salsa, bolero, tango,son. En sus pinturas vemos lasparejas de enamorados que seexhiben sensualmente al ritmode la música y la noche, feli-ces de amarse y ser amados,sintiéndose únicos en el esce-nario. La música invade elambiente y se siente en el co-lor porque vibra y cambia con

“Colombia y Venezuela”. Acrílico sobre lienzo.1992. Foto Julio César Flórez.

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cada tonada. “Es como si la música me masajeara elcerebro”, hay una relación muy grande entre forma,color, movimiento y la nota musical. Series como Lamúsica caribe de 1989, o De amores y amantes en 1990,nos muestran hombres y mujeres, parejas, en cabarets oen discotecas, que se aman o se usan, que se muestran yse miran. Viajes constantes se convierten en la musa desu inspiración, dándole cartageneros, decembrinos ycalurosos días de playa, o imponiendo el reggae comovibración en los días y noches de Providencia;las Galápagos redescubiertas ante los ojos deMaripaz y vueltas a colorear, reiteran conobstinación su relación con un entorno.“Los sitios conmemoran y recuerdan”.

Pero algo en su vida cambia, se separade su esposo y comienza la melancolía. Aho-ra la crisis y la pérdida se hacen presentes perono para detenerla en su búsqueda plástica. Porel contrario, la hacen más fuerte, la impulsan conmás ganas en su necesidad por un complemento.“Una vida en pareja no se trata de asumir cadacual ciertos roles, se trata de un trabajo en equi-po, que es lo que debe ser. Yo siempre he pensa-do que es importantísimo tener una pareja, nosoy de las mujeres que piensa que vivir sin unhombre es perfecto, pienso que lo ideal es estaren pareja.”

Si la mujer tiene una situa-ción difícil en esta sociedad, elhombre está condicionado: “Sipor allá llueve, por acá no es-campa”. Para nadie es fácil quede un momento a otro los es-quemas cambien, sobre todo siel cambio no le es favorable. Lamujer se vuelve profesional,autosuficiente; expresa su opinióny cuando la expresa, lo que quierees compañía, no dominio; igualdadno sumisión; redistribución de ro-les, no esclavitud. A un hombre no le está permitidollorar de tristeza o alegría; la inseguridad, el miedo a lamuerte, la pérdida de un ser querido o, por otra parte,el nacimiento de un hijo o los logros profesionales, nopueden ser motivos de llanto. Una reina de belleza llo-ra como una magdalena cuando la coronan, pero si aun hombre lo nombran director, ministro o general, se-

ría un acto poco masculino recibir tal honor con lágri-mas en los ojos. “El hombre también es un producto yun producto objeto. Por eso pongo a Michael Jackson,pongo a Julio Iglesias, a todos estos hombres que tam-bién se vuelven un producto como cantantes, como ac-tores. Los esquemas de masculinidad son muy duros, untorero como Pepe Cáceres o un militar como SimónBolívar son personajes que pasaron su vida enfrentán-dose a la muerte, y hay que ser muy macho para enfren-

tar a la muerte.”

La mujer, luego la pareja y al tiempola masculinidad. Siente la necesidad dedar el paso, dejar descansar el tema yque el tema la deje a ella. Pero hay

algo más que el sólo deseo decambiar: La violencia, las bom-bas en Medellín, la explosióndel avión que iba para Cali yatentados por el estilo sevuelven parte de la vida co-tidiana de la artista, que aúncon espíritu rebelde se nie-ga a quedarse con los bra-zos cruzados. Su protesta,sin embargo, es una protes-

ta silenciosa y sentida. Deci-de no pintar más sereshumanos, dando paso a lasbondades de la naturalezacomo en un afán por rescatar

aquello que aún nos queda. Susraíces campesinas brotan por pri-

mera vez en su serie Flora y Ma-gia; de personajes nocturnos pasaa la luz del día, una luz que inten-

sifica los colores, que envuelve conun manto de paz sus paisajes, sus bo-

degones, sus flores y su magia.

¿Qué está haciendo María de la PazJaramillo hoy en día? Mariposas. Si. Mari-

posas Maripaz por la paz. ¿Por qué? Porque ama a su país,a su Viejo Caldas inundado de la más amplia colecciónde mariposas del mundo. Porque de nuevo su país está encrisis, de nuevo hay que hacer un alto en el camino y vercon Maripaz que no todo lo que nos rodea es malo, queel color de la vida sigue ahí, muy cerca, aleteando unaexistencia corta, fugaz.

“La Rebeca”. Cerámica ypátina, 1994

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“María de los guardias”,grabado, 1979.Foto: G. Bartelsman

“El ama de casa”, grabado 1976“La voz dorada”, serigrafía, 1976

“La monja”, grabado, 1974

“La novia”, grabado, 1975

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Maripaz pasa de la figuración a la abstracción. Pro-cesos que ni ella misma controla y no es porque esté demoda, ni porque considere una cosa mejor que la otra,simplemente está allí, en su proceso de hormiguita pinteque pinte, indague aquí y allá, llevándose a sí misma to-dos los días, a terrenos desconocidos, expandiendo suspropios límites, desbordándose para sí. Si antes era el gra-bado en todas sus formas y luego la pintura, ahora es elcomputador. Siempre a la vanguardia pero la de verdad,la que explora y descubre, la que abre caminos y la quenos hereda conocimiento; como pincel el mouse y comolienzo una pantalla. Experimenta, se unta como siemprede colores –aunque sean virtuales- y de repente le davuelo a una serie de mariposas que salen comorecién nacidas de su capullo.

Identidad y kitsch

“Con tanto kitsch feminista que se estáhaciendo, es refrescante ver una imagineríaque no se basa en el panfleto agresivo, peroque logra transmitir los mismos men-sajes a través de un uso casi insidio-so de la atmósfera, sin tener quedepender de la literatura. En estecontexto, algo que en otros podríaparecer un uso “pop” de recursospublicitarios, en la obra de Ma-ría de la Paz Jaramillo se convier-te en nostalgia crítica.”1

Su Caribe, su Caldas, suMedellín, su Cali. Maripaz no dejani por un instante de ser colom-biana, y aunque su calidad al pintar o su técnica infa-lible a la hora del grabado la pongan, sin dudarlo nipor un instante, en un plano internacional, sigue sien-do la Maripaz de la brisa caribeña, del corazón quelate a ritmo de tambores y de los hombros como dosmaracas. La identidad latinoamericana le brota a florde piel. Y es que no se necesita ser nacionalista o tra-bajar con vírgenes, velas o tierra para querer a nuestropaís, se puede ser enteramente colombiano con unaidentidad muy determinada y a la vez ser universal,ser también ciudadano de mundo. Alejandro Obregón,Fernando Botero, Beatriz González, Débora Arango yCarlos Jacanamijoy entre otros, la acompañan en estaexitosa y universalista identidad colombiana. “Porque

lo importante es tener sello y honestidad, no importasi se está a la moda o no”.

Identidad latinoamericana si, pero no sólo como re-presentación de una situación social o unos esquemas, setrata también de una estética: la parafernalia y el colorno son sino colombianos; el trópico y el calor, pero tam-bién la moda. Maripaz diseña y confecciona delicada-mente cada joya, cada mirada, cada vestido, cada título;todo es parte de sentirse de aquí, de pertenecer.

Es además una identidad que se pregunta por laidentidad misma, se rehusa al estanca-miento y cuestiona una y otra vez todo

lo establecido. Una monja es tambiénuna mujer y tiene senos como cualquier otra,

pero aún bajo el manto de grandeza que co-bija a Maripaz, surgen rechazos, estallidos demoral, dogma y tontería: le prohiben expo-ner su pintura La monja en una exposiciónque realiza en México y en otra oportunidad

le descuelgan su Bolívar y Manuelita en la Bi-blioteca Luis Ángel Arango.

Un proceso artístico es como unareceta de cocina en la que uno poneun poquito de esto y otro poquito deaquello y de lo otro. Luego se mez-cla. Algo de kitsch, algunas lente-juelas, un cierto tinte irónico,mucho humor y un poco de acti-tud expresionista; se ponen en lalicuadora y resulta una marca, ese

sello que es el Maripaz.

Lo popular y lo burgués

Entre campesinos o cocteles de gala, prostitutas ocantantes de rock, Maripaz no hace diferencias; interactúay se desenvuelve como pez en el agua “Puedo estar conFidel Castro y puedo estar con Clinton”. Maripaz rom-pe, estira y empuja los límites de la moral. Pinta prosti-tutas; busca justicia, reconocimiento. Las eleva de estatusponiéndolas al mismo nivel de una modelo profesional ouna ejecutiva; las vuelve elegantes, sofisticadas y al mis-mo tiempo muestra el lado libertino y desparpajado de lamujer que se dice llamar de alta sociedad, a la que no leestá permitido besarse apasionadamente en la calle o dar

“Manuelita Sáenz”, serigrafía, 1976

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“Boda gay”, acrílico/tela, 1995

Foto: Olgalucía Jordán

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espectáculos. Las mujeres de María de la Paz son todasuna misma: una mujer latinoamericana que sufre, ama,goza con nuestra música y nuestro folclor pero, sobre todo,conoce y vive en carne propia las desventajas de ser mujeren un país como el nuestro.

Actitud expresionista y modelospop

“Yo he escogido el arte como oficio –anota Maripaz–,aunque respeto algunos artistas conceptuales. Lo queno me gusta nada es la idea de que los artistas que noson conceptuales, no están en la vanguardia ni son bue-nos. Eso es sencillamente absurdo. Creo que nadie pue-de desconocer el trabajo de los que toda la vida hemostrabajado con el pincel de pelo de marta en la mano,pues creo que estamos aportando grandes cosas al artenacional. Yo creo que lo importante es lograr calidad yque lo que se esté diciendo se diga bien”2.

Memorias de violencia, muchas. Desde chiquita,cuando veía cadáveres pasar por el río Cauca, y decía:“Mire, allá va un marrano con pantalones”, -porque

los muertos de río se hinchan- o cuando ella y sus her-manos tenían que esconderse y salir por el río cuandosu papá tocaba una sirena en señal de peligro; prime-ras experiencias en una lista ya gastada de situacionesviolentas. Una actitud expresionista solo puede surgiren contextos así, porque al igual que los alemanes dela preguerra, Colombia ha tenido una historia demasacres, bombas y atentados; a una artista que havisto de cerca esta realidad, no le está permitido des-conocerla, y no la desconoce: la trabaja, la reelabora,la digiere.

Sin embargo y a pesar de lo señalado, Maripaz estu-dia en una época y en un país con grandes modelos ymovimientos pop, “Porque estoy ahí, porque me gustatodo eso, me gusta la música, porque me gusta romperesquemas, esquemas de cómo vestirme, entonces existetoda esta cosa pop, popular, que yo integro a mi obra ya mi vida.” Por eso ella mezcla, licúa y revoluciona. Por-que una cosa es lo que se lleva en la sangre, pero otra loque se aprende, y en Maripaz hay de las dos un poco. Niexpresionismo alemán, ni pop de los setentas, pero síuna mezcla muy latinoamericana, muy expresionista ymuy pop.

“Elogio a la máquina de la vida”, litografía, 1973

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Beatriz González siempre fue la otra alternativa,la que ganaba el Salón Nacional de Artistas con suobra Suicidas del Sisga, “y no tenía que ser un Luis Ca-ballero, o un Juan Cárdenas -que era también un ex-celente dibujante- sino que había otra alternativa paratriunfar”. Beatriz se convierte entonces en modeloposible, y sin falsedad alguna se vuelven amigas. Bea-triz y Maripaz se llaman, se preguntan, se influencian,pero con gran libertad y sinceridad. “Cuando habla-mos ella me dice: “Oiga, estoy haciendo un María dela Paz”, y yo le digo: “Yo estoy haciendo un BeatrizGonzález”, o por ejemplo cuando hice el libro de amo-res y amantes, yo la llamé y le dije: “Oiga, voy a entraren su terreno”. Beatriz González y María de la PazJaramillo van por la vida pintando con una cierta ac-

titud expresionista que delata el país en el que vivi-mos y un mundo pop que las rodea y las envuelve sinquererlo, sin buscarlo.

La pintura en el nuevo milenio

Entre tantas instalaciones, performance, videoarte,multimedia, etc., surge la pregunta de si la pintura tienevigencia, de si será que estamos pasando a una época sinpintura. Así como el óleo en el Renacimiento fue el in-vento que cambió la historia del arte por ser una pinturaal fin estable y resistente a los cambios de temperatura yhumedad, o el acrílico fue en su momento la salvaciónpara artistas de mediados del siglo pasado que necesita-

“Las coristas”, serigrafía sobre tela, 1974

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ban tener aplicaciones y secados extrarrápidos, lamultimedia a principios del siglo XXI parece ser la puer-ta de entrada -y salida- para artistas que quieren desbor-dar las posibilidades del pincel y la paleta para entrar enun mundo sin límites en el que aplicar un color o unatextura es cuestión de segundos; lo que hay que tener esla maestría para componer, saber cómo se quieren las cosasy tener la capacidad de parar y saber cuándo la obra dearte está lista.

“Yo creo -así como me gusta internet y la multimedia-que lo uno no acaba lo otro. El carro no acaba el caballo,el avión no acaba el carro, el cohete no acaba el avión;cada cosa tiene una razón de ser y un porqué, una necesi-dad. Entonces yo no estoy en contra de la pintura, y creoque la pintura nunca se va a acabar así como los libros nose van a acabar, un libro nunca va a ser desplazado por lamultimedia.”

Educadora de nuevas generaciones

Tiene un gran conocimiento para aportar; con casitreinta años de trabajo artístico, y siendo una de las pri-meras artistas en Colombia que hace fotograbado,Maripaz enseña y hereda una vida de investigación yexperimentos. Le gusta enseñar teoría del color, gráfica ehistoria. Ha formado a grandes artistas como EnriqueJaramillo, Doris Salcedo, Andrea Echeverri y todos sonmuy buenos; “Me siento orgullosa de haber sido profeso-ra de ellos, de haberlos formado. Como decía Picasso: lobueno es la idea y que los demás la desarrollen. Enton-ces, yo creo que he dado muchas ideas y muchos handesarrollado mucho mejor que yo la técnica.” La línea lacomienza Débora Arango, la continúa Beatriz González,y pasa por Maripaz, siempre rompiendo esquemas yabriendo campos, pero sigue, sigue para adelante, sindetenerse o titubear. “Es como una autopista que esta-mos abriendo y de pronto hay unas montañas muy gran-des por atravesar, y ahí vamos, rompiendo ciertoslineamientos.”

Amante de la naturaleza, la música y nuestras cos-tumbres, Maripaz es una mujer netamente colombianaque desborda vitalidad y carisma. Su pasión por la vida ypor lo que considera propio -su feminidad, su sensuali-dad, su necesidad de sentirse creciendo en compañía deuna pareja-, le permiten re-elaborar y construir un temaque para todos nosotros se ha vuelto tal vez demasiado

trajinado, pero nos olvidamos que es –en todo caso- basede la vida: el amor.

Citas

1 Luis Cammnítzer. Carta a la artista

2 El Heraldo, revista dominical. Barranquilla, 15 de marzo de 1981