Marzal Cap. 3 Marzal Historia de la Antropología indígenista en México y Perú

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    viendo los espaiioles el gran consumo que habia de esta mercaderla,

    plantaron otras muchas m s chlicaras de las que antes babia, espe

    cialmente en la comarea de la ciudad del Cusco cuyos vecinos tuvie-

    ron en un tiempo su mayor rlqueza en estas

    hereclades;

    porque solia

    rentat' carla ano una buena chacra

    de

    coca mas de veinte mil

    pesos.

    Pero

    ya

    ha dado

    gran

    baja,

    y

    su contrataci6n

    va

    de carla

    dia

    adelga.

    zando; 10 uno, porque los indios

    han

    venido en gran disminuci6n, y

    10 otto, porque con el trato y comunicaci6n con los espaiioles, se

    van desengafiando y cayendo en la cuenta de que Ie

    es de

    mM pro

    vecho

    el

    pan,

    vino

    came que

    el

    zumo que chupaban desta yerba

    [1964, I, 214-225].

    Luego Coho describe minuciosamente el uso que

    los

    indios ha

    cen de la coca y los efeetos

    que

    les produce (aunque piensa

    que

    hay

    algo de imaginaci6n 0 superstici6n, reconoce

    que

    «los vemos

    trabajar doblado con ella»), la cantidad de producci6n, el modo

    como se

    transporta,

    el lugar donde

    se planta,

    el

    modo como

    se

    planta y bepeficia,

    la

    .manera

    como la curan una

    vez hecha

    la

    recolecci6n, y los mUltiples usos medicinales

    en

    que se emplea.

    Tambioo podfan tomarse como ejemplo las descripciones de otras

    plantas

    que eran

    esenciales para

    la

    dieta del hombre america

    no,

    como el

    mafz y

    la chicha

    del mafz (Lib. 4, caps. 3-4), la.yuca

    (cap. 7), la

    papa

    (cap. 13), el aji (cap. 25), etc. En todas las des

    cripciones

    se nota la misma minuciosidad  y el mismo rigor analf-

    tico,

    con un

    serie de referencias a la vida social y cultural del

    hombre americano.

    m

    FUNCIONARIOS

    DE LA ADMINISTRACI6N COLONIAL

    Ya se vio,

    en

    el capitulo priIJ

    lern,

    c6mo puede considerarse prime

    ra etapa de la historia de la antropologfa aquella en la que

    se

    describen

    ~ t e r n t i c m e n t e las sociedades diferentes

    0

    se estudian los

    meca.nis

    mos y resultados de la praxis sociil sobre dichas sociedades

    di:ferentes

    Luego

    en el capitulo

    segundo,

    se recogieron

    1 s

    principales

    estudios

    sobre

    las sociedades americanas. Ahora voy a presentar los estudios

    vincu-

    lados a la praxis colonial, que fueron realizados por funcionarios

    de

    la

    administraci6n y que,

    aun

    siendo ante todo informes administrativos,

    normas de gobiemo 0 tratadOs jurfdicos, merecen,

    por su

    enfoque

    an-

    tropol6gico, un lugar en la historia de la antropologia.

    Presentar

    en esta

    historia a funcionarios de

    la administraci6n

    colonial

    no

    significa, naturalmente, justificar la

    empresa

    a

    cuyo

    servicio estuvieron,

    sino

    recoger algunos

    de sus aportes

    a

    la

    inves

    tigaci6n 0 a la praxis social. Par 10 demas, no conviene olvidar

    que

    la antropologfa se

    ha

    desarrollado bastante con ocasi6n del colo

    nialismo occidental, porque este

    ha

    obligado al mundo occidental

    a estudiar

    la manera

    de conocer,

    manejar

    y

    dominar

    las socieda

    des que deseaba colonizar. Este pecado original de la antropologfa

    no invalida sus logros te6ricos y metodol6gicos, como el hecho

    de

    que ciertas ciencias naturales (ffsica, quimica, etc.)

    se

    hayan des

    arrollado sabre

    todo con

    ocasi6n de los grandes conflictos

    mun-

    diales,

    que han

    costado la vida a millones de personas; tampoco

    invalida

    sus

    logros cientificos. Ademas, el problema

    de

    la

    vincu-

    laci6n antropologfa/colonialismo

    no

    se

    linuta

    a los antrop6logos

    118

    119

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    amateurs

    espafioles

    en

    America en el siglo XVI 0 a los antrop610gos

    profesionales ingleses

    en

    America

    en

    el siglo xx, sino que

    es un

    problema edco

    pennanente de esta

    profesi6n, en

    10 que

    dene de

    ponerse al

    setvicio

    de

    un sistema,

    como se

    vera, en

    mas

    de

    una

    ocasi6n, a

    10

    Jargo

    de esta

    historia. Comienzo

    por

    Toledo, porque,

    como observa Angel Palerm, «ninguna

    otra

    experiencia colonial

    expres6

    mas claramente que la

    del virrey Toledo

    den

    Peru las rela

    clones existentes entre la investigaci6n etnografica y el estableci

    miento de

    un

    sistema de

    dominic

    sobre

    la

    poblaci6n

    nativa».l

    1. Francisco e Toledo 1515-1584)

    Nace en

    Oropesa (1'oledo)

    de una de las grandes

    familias nobles

    espafiolas. A los diecinueve aftos se pone

    al

    setvicio del emperador

    Carlos,

    como

    soldado

    en

    diferentes campafias y

    como

    diplomatico

    en

    una serie

    de

    diffciles

    misiones en Europa

    y Africa. Felipe II,

    que

    establece

    en

    Espafta y

    en las

    colonias

    amerlcanas

    uno

    de

    los siste

    mas de administraci6n burocratica

    mas avanzacios,

    como se

    vera

    enseguida al hablar de

    las

    R£Jaciones geogrtf{icas,

    Ie

    nombra

    virrey

    del

    Peru

    en

    1568.

    hf

    Toledo

    va

    a desarrollar

    su

    gran c p c ~ d d

    de

    administraci6n burocratica

    y

    va

    a

    ser el

    «supremo

    organizador

    del

    ViITeinato»

    seg(m

    la expresi6n de

    Roberto Levillier,

    su

    principal

    bi6grafo.2 Vargas Ugarte hace un

    retrato

    duro

    de

    su persona:

    Se Ie extendfan los despachos de virrey del Peru, cuando contaba

    unos 52 mos. Sin mujer y sin hijos, habiendo llevado basta entoru:es

    una vida casi austera, podia -

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    El per.(odo de

    gobierno de

    Toledo duro dice aiios y este muri6

    no

    mucho

    despues de

    regresar

    a Espana.'

    OBRAS

    1570-1572) Infonnaciones acerca del sefiorfo y gobierno de los In

    cas,

    en Roberto

    Levillier,

    Don Francisco de Toledo,

    supremo

    Dr

    ganizador

    del

    Peru,

    II,

    Buenos

    Aires, 1940,

    pp.

    1-204.

    (1572-1575) que el seiior Vrso-n JI

    don Francisco de

    Toledo

    hizo para el buen gobierno de estos reinos del pera,

    .en Roberto

    Levillier,

    Gobemantes del pera,

    VIII, Madrid, 1925, Colecci6n

    de

    publicadones

    hist6ricas

    de la

    Biblioteca del Congreso Argentino.

    6

    ;

    APORTES

    1.1. lAs

    «Informaciones»

    Se canoce con

    este

    nombre

    a la noticia

    que

    fue recogiendo el

    virrey Toledo

    sobre el

    senotio,

    modo

    de gobiemo

    y

    castumbres

    religiosas de los incas, durante

    la

    visita general al virrieinato, por

    5.

    GuamAn

    Poma, en su Cronica, recoge un dibujo sabre la muerte de Toledo, y

    en  el texto dice: «EI Virrey don Francisco de Toledo, una vez cumpJidas sus obliga·

    ciones en este reino, regres6 a Castilla, donde se present6 a su sedor

    el

    rey don Felipe

    n.

    Pero el montero de

    camara

    no

    Ie

    permiti6 entrar, ni Ie dio licencia para

    eIlo.

    Apesadumbrado por este desaire se fue a

    su

    casa, no quiso comer, se sent6 en su

    silla,

    desengafiado y muy triste muri6 despidiendose pronto de esta

    vida.

    Acab6 su

    existencia con el dolor ocasionado

    por

    no haber visto el rostro de su rey y senor y

    por el remordimiento de los males que caus6 en este reino, tanto al Inca como a

    los

    principales indios y conquistadores» (1966,

    n

    71).

    La

    versi6n

    de

    Garcilaso es muy

    similar,

    y Felipe

    n

    dijo a Toledo que «no

    Ie

    habra enviado a Peru para que mataS r

    reyes, sino para que siIviese a reyes- (1944,

    m

    252). . ,

    6.

    En

    1752 se reimprimi6 en Lima,

    en la

    imprenta de Francisco Sobrino y &des,

    el

    Tomo primero de

    las

    Ordenanzas del

    PerU

    dirigidas

    l rey

    [

    ...

    ] per mano

    del

    Duque

    10

    Palata [•••

    J

    recogidas y eoordinada.s per ellie D. TomdsBallesteros

    [

    ...Jy

    n u e v a m e n t

    afiadidas las

    Ordenanzas [per] el

    Conde de Superunda. Bsta recopilaci6n de las

    oro&;

    nanzas, cuya autorizaci6n para ser publicadas dio el virrey en 1683 y que es

    cas

    contemporanea de la

    RecopilaciOn

    de

    las

    Leyes

    de

    Indkls (1681). reline tod as las on:Ie-

    nanzas de Toledo, reproducidas en Levillier, y otras que fueron dandose posterior,

    mente. Es

    una

    prueba de c6mo casi dos siglos despues de su promulgacl6n s ~

    vi,gentes

    las

    ordenanzas toledanas.

    En

    1986 y 1989 se public6 en Sevilla, en la

    ~

    la de Estudios Hispanoamericanos, una nueva edici6n de las ordenanzas toleclaruls

    en dos tomos. El tftulo es Fmncisco Toledo: Disposiciones gubemativas para el

    yjmi.

    nato

    del

    PerU

    (1569-1574)

    y

    1575·1580).

    medio del interrogatorio de informantes cualificados

    con

    cuestio

    ,

    cuidadosamente

    preparados.

    Las

    informaciones,

    que

    reco-

    Toledo

    entre

    noviembre de 1570 y febrero

    de

    1972,

    son 11 en

    todas ellas

    entre

    los indios,

    con

    excepci6n

    de la Ultima, que

    entre los

    primeros

    conquistadores, y

    se

    hicieron

    tres

    en el eus-

    dos en

    Yucay

    y una en

    Jauja,

    Guamanga

    y

    en

    los

    tambos de

    Pina,

    Limatambo

    y Mayo.

    En una

    larga

    carta

    al

    rey de 1 de

    de

    1572, Toledo explica

    la

    metodologfa

    de

    trabajo, las prue-

    que

    obtuvo y

    las

    conclusiones personales

    que

    saca:

    Entendiendo

    10 que

    importa a serviclo de V.M., bien, asiento y

    conservaei6n

    de

    ( Stos reinos del

    Peru

    y

    para

    que con mas fuellidad

    se pueda planta r I.a doctrina cristiana y la luz evabg6lica

    en

    los natu

    rales de elios y para la buena ls0bemaci6n de sus republicas y mirar

    la orden que se podrfa dar, asf en esto corrlo para

    que

    fuesen manteo

    Didos en

    paz

    y justicia y se excusasen las vejaciones y molestias que

    se ha entendido que estos naturales han recibido y

    cada

    ilia van

    recibiendo de sus caciques y mayores. que son muc1laS y dignas de

    remedio, demas de

    ir

    proveyendo el que para esto ha sido necesario

    en esta visita general. que voy haciendo

    en

    todas

    las

    provincias

    de

    61

    basta liegar a la ciudad del Cusco, mand6 hacer y

    se

    ha hecho una

    infonnacion

    con

    numero de 100 testigos de estos naturales, de los

    mas viejos y ancianos y de mejor entendimiento que se

    han

    podido

    hallar, de los eua es muehos son caciques y principa es y otros de la

    descendencia de los Ingas que

    hubo en

    esta tierra y los demas indios

    viejos, de quien se entendi6 que con mas elaridad y raz6n la podian

    dar, para los efectos arriba diehos, la eua se envia a V.M. en su rea

    Consejo de Indias y para que

    V.M.,

    siendo servido, la pueda mandar

    ver,

    por ser

    cosa

    tan

    importante a vuestro real servicio, me pareci6

    enviar

    una

    relaci6n sumaria de 10 que en ella se prueba,

    que

    es 10

    siguiente [

    ..

    ] [1940, 3-4].

    Luego habla

    de

    «otra inforrnaci6n [

    ..

    ]

    con

    100 testigosdiferentes

    los primeros,

    para saber

    [

    ...

    ]

    la costumbre que

    los ingas y curacas

    otros indios ricos ternan,

    en

    tiempo de

    su

    gentilidad e idolatria,

    de

    Il nb,rrarse

    y

    que

    riquezas llevaban consigo a

    sus

    sepulturas» (1940,

    otros muchos aspectos

    de su

    sistema religioso y etico.

    Las «pruebas» que

    Toledo saca pueden resumirse en los si-

    t$Ulentes

    puntos:

    a)

    Antes del

    inca Tupac

    Yupanqui no ternan los naturales

    cad-

    en

    tiempos

    de

    paz,

    sino

    s6lo

    en

    caso

    de

    canflicto entre

    dos

    cuando cada grupo

    seguia a

    sus

    indios

    mas

    valiente:>,

    lla-

    cinches. AI

    extender Tupac

    Yupanqui los dominios

    de Qui

    a Chile.

    asohmdo

    a

    las comunidades que no querian

    someterse

    usurpO el

    gobiemo de toda

    la

    regi6n;

    122

    123

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    b

    el

    mismo

    Tupac Yupanqui fue

    quien

    instituy6 el regimen de

    curacas y principales que encontraron los espafioles, poniendo en

    estos cargos a

    quien

    querfa

    y

    quitandolos a

    su antojo,sin

    respetar

    la

    sucesi6n legftima; el

    inca

    Huayna

    capac

    y luego sus hijos Huas

    car y Atahualpa hicieron

    10

    mismo;

    c

    antes de

    la

    llegada

    de

    los espafioles se enterraba a los incas y

    curacas

    en

    luga:res escondidos, con

    p rte

    de sus riquezas, creyen

    do que iban

    a resucitar; los cuerpos de los incas muertos tenfan

    servicio

    de

    indios y chacras y

    en

    las

    fiestas importantes los saca

    bari

    a

    la

    plaza

    y

    les

    daban

    alimento;

    d)

    adoraban a diferentes dioses

    y, en particular, alhacedor

    de

    todo, VIracocha, al Sol, a Huanacauri, de quien decfan los indios

    que: descendian. a Pachacame y a los cuerpos de Huayna capac,

    Tupac Yupanqui

    Y

    otras criaturas, y les ofrecfan oro, plata, ropa,

    tierras, ganados y

    seIVicio de

    indios e indias; ademas, tenfan la cos

    tumbre

    de sacrificar ninos

    y

    niiias

    hennosos y s in defecto alguno;

    e como los indios eran natura1mente ociosos, los incas procura

    ban

    hacerlos trabajar, «en cosas inutiles, como era en echar

    nos

    por

    unas partes y

    por

    otras y

    hacer

    paredes muy largas

    de

    una parte y

    de

    otra por

    los

    caminos

    y escaleras de piedras de que

    no

    habra

    necesidad» (1940,

    8),

    para tenerlos siempre ocupados y evitar levan

    tamientos.

    y

    asf los incas les poruan, a cada diez hombres y

    aun

    a

    carla cinco,

    un

    mand6n; ademas, "pruebase que estos naturales

    es

    gente que ha menester curador para los negocios graves que se

    les

    ofrecen. as de sus

    almas

    como de

    sus haciendas, porque

    si no

    hu

    biese quien los guiase y gobernase en ellos, se perdenan» (1940, 9);

    f} en

    tiempo de Huayna

    capac

    habra muy poca coca, s610 se

    cultivaba

    en

    pequefias chacras y se consideraba

    un

    gran regalo del

    inca para

    curacas y principales;

    la

    gente comlin

    no la

    usaba;

    g)

    los incas

    hacian

    trabajar las minas

    de

    oro, plata y azogue,

    enviando indios a cualquier lugar del territorio donde eran descu

    biertas

    las

    minas;

    por

    su

    parte, los curacas y caciques debfan

    dar

    cada

    aDo

    al inca

    oro

    y plata;

    h

    los indios

    de

    los

    Andesy

    chunchos comfan carne humana, y

    en

    la

    provincia del Collao algunos indios c;ometian el pecado ne

    Cando la

    sodomia).

    Las conclusiones personales del virrey eran:

    Lo

    1.°, que

    V.M. es legitimo Senor

    de

    estos reinos y los ingas y

    curacas tiranos,

    como

    tales intrusos

    en

    el gobiemo de ellos.

    Lo 2.°, que

    V.M. puede proveer a

    su

    voluntad estos eacicazgos en

    los indios

    que

    mejor Ie pareciere, temporal

    0

    perpetuamente, con

    jurisdicci6n

    0

    sin

    ella,

    sin

    tener respeto a sucesiones y esto serfa una

    124

    de

    las rosas de

    mayor impol1aIlcia

    para eI

    gobiem o espUitual y tem

    poral

    de

    estos indios, porque siempre senin

    1

    que fueren sus caci

    ques y curaeas, as

    en

    virtudes

    como en

    vicios.

    1.0 3.°,

    que, presupuesto el verdadero dominio que

    V.M.

    tiene de

    estos reinos, pareciendo que conviene al buen gobiemo, puede V.M.

    dar y repartir

    en

    esta tierra, temporal

    0

    perpetuamente, a los espa

    noles. sin los escnlpulos que

    basta

    aquf se poruan, afinnando livia

    namente

    que

    estos ineas eran legftimos reyes y los caciques senores

    naturales. siendo falso.

    como por

    esta

    probanza

    consta.

    1.0

    4.°, que, teniendo V.M.

    eI

    verdadero sefiorlo de estos reinos,

    como 1 tiene. y

    no

    habiendo, como no hay. legftimos sucesores de

    los tiranos ingas, todas las minas y minerales y todos los bienes del

    sol e idolos y todos los tesoros de las sepulturas y tierras y ganados,

    que

    estan

    dedicados

    para

    servicio de los cuerpos de los ingas. en que

    no

    haya poseedores particulares

    con

    buen titulo. pertenecen a

    V.M.

    como a rey y senor,

    como

    bienes vacos, mostrenros y

    que

    estan

    proderelictos.

    1.0 5.°, que, siendo V.M.

    tal senor

    y legftimo rey, Ie toea la tutela

    y defensi6n de los indios naturales de este reino y, como

    su

    tutor,

    mediante

    su

    flaqueza

    de

    razOn y poco entendimiento,

    puede

    V.M.

    ordenarles Jeyes para

    su buena

    conservaci6n y hacerselas cumpUr,

    aunque las contradigan y parezcan contra

    su

    libertad,

    como

    selia

    quitarles

    que no

    esten ociosos y ocuparlos

    en

    cosas, que a ellos les

    estan bien y a la republica, y gobemarlos

    con

    alglin temor. porque

    de otra

    manera

    no

    haran nada,como

    se ve y ellos

    1

    confiesan

    en la

    probanza de estos hechos [1940. 12-13].

    Las Infonnacion es plantean dos problemas interesantes: uno,

    su valor etnognifico, y otro, su utilizaci6n politica.

    En

    cuanto al

    primero. es indudable que

    las Informacion es 

    tienen mas riqueza

    e datos que el apretado resumen de

    las

    mismas que hace el vi-

    frey

    en

    una

    diez paginas (contra las 200 que tienen las

    Infonnacio-

    nes en la edici6n de Levillier). Como ejemplo, recojo, un poco al

    azar.la

    respuesta de cuatro informantes

    de

    Yucay.

    el2

    de

    junio de

    1571. sobre dos de las 19 preguntas del cuestionario:

    A la

    8.

    pregunta dijeron

    cada

    uno de

    por

    sf y todos juntos,

    que

    los dichos Ingas adoraban al dicho Wiracocha

    por

    hacedor de todas

    las cosas. y al Sol y a Pachacamac y a otras guacas, las

    adoraban no

    por

    dioses,

    ni por

    el hacedor de todas las cosas, sino porque los

    teni an

    por hijos

    0 rosa muy

    allegada al dicho Wiracocha; y a otros

    adoraban tambien

    como

    cosas que entendi'an

    que pod.{a

    interceder

    por

    ellos con el dicho Wiracocha,

    porque

    entendian que estaban con

    eJ, y los adoraban a algunos en sus mismos cuerpos, y a otros por

    que entendian que estaban convertidos en fuentes

    0

    arboles

    0

    pie

    dras

    0

    en otros idolos que adoraban, como

    era

    la dicha

    piedra

    y

    125

    http:///reader/full/Informacion.eshttp:///reader/full/Infonnacion.eshttp:///reader/full/Informacion.es

  • 8/16/2019 Marzal Cap. 3 Marzal Historia de la Antropología indígenista en México y Perú

    5/27

    guaca de Guanacauri y otros cuerpos .de Ingas, y a estos

    01'reclan

    todo 10 sobredicho y los venera.ban, y que

    10

    susodicho se hacia por

    los dichos Ingas y caciques 0 indios en todos estos reinos, y ellos 10

    vieron y entendieron asf y, demas de

    10

    haber visto y entendido,

    oyeron decir

    a

    los dichos sus padres y pasados que ellos mismos

    10

    hacfan asf

    y tambi6n los

    demas

    Ingas e indios que hubo en sus

    tiempos [1940,129].

    A fa 13. pregunta dijeron

    cada

    uno de por sf y todos juntos, que

    en tiempo de dicho Guaina capac fa coca que habfa era s610 de

    ch4caras

    para

    el rucho Inga y. no habra otras chacaras ningunas de

    caciques, n otros indios, y que estas chacaras del dicho fuga las

    tenia en valles ca1ientes y que eran unas chacarillas pequenas, las

    cua1es el hacia cultivar y tenia regaladas y que

    fa

    dicha coca no

    f

    colilfa sino el y a quien el fa querla dar por regalo que era a los

    caciques que estaban con el y a otros privados suyos, Y que a los

    caciques «unos», que llaman entre elIos, de die:z mil indios, les en-

    viaba por

    gran

    regalo

    una

    bolsilla de fa dicha coca, y los dichos

    caciques

    10

    estimaban

    en

    mucho, como cosa que no se comunicaba

    fa

    dicha coca entre

    fa

    demas gente comun de los dichos indios no la

    tenfan, n la alcanzaban, y que el dicho fuga la estimaba y daba a

    los que dicho tienen como cosa de regalo, y que esto saben de esta

    pregunta [1940,

    131].

    Pero, mas iroportante que observar la riqueza de la informacion

    es discutir su objetividad. A

    priori

    puede decirse que

    la

    investiga-

    cion del equipo de Toledo

    tiene una

    serle de aspectos vaIidos y otra

    serie de ellos enonnemente discutibles. Entre los aspectos vaIidos

    estan

    el

    nfunero de infonnantes

    (mas de

    doscientos),

    la

    diversidad

    de

    regiones

    (Jauja, Guamanga, la region

    cuzqueiia

    y la ciudad del

    Cusco),la minuciosidad de las

    preguntas

    Y respuestas, la capacidad

    infonnativa de

    los

    infonnantes caciques, principaies y personas

    ancianas,

    que tienen un mayor

    conocimiento de

    la cultura), etc.;

    entre

    los aspectos discutibles

    estlln

    la forma

    casi jurfdica

    de la

    in-

    fonnacion

    que, si wi precision a la respuesta, puede quitarle objeti-

    vidad y, sobre t o d ~ la «hip6tesis

    de

    trabajo» subyacente, que podia

    facilmente inficionar

    la

    informaci6n recogida. El grupo de Toledo

    no

    era

    un

    equipo

    de antrop6logos

    que

    tratan de descubrir con sim-

    patfa

    y «desde

    dentro»

    los

    postulados

    y

    los mecanismos de

    funcio-

    namiento de

    la sociedad andina, sino

    un· equipo de politicos que

    quieren probar una serle

    de

    hip6tesis previas para

    justificar

    la con-

    quista y descubrir las costumbres y mecanismos sociales que per-

    mitan

    al

    gobiemo

    y

    dominacion

    de la poblaci6n conquistada. Aun-

    que

    muchos estudios

    antropologicos puedan tenninar en una ma-

    yor

    manipulacion

    de

    los

    grupos

    estudiados,

    los

    estudios

    de

    Toledo

    126

    tenian ese punto de

    partida.

    Asl, insensiblemente, estoy

    tocando

    el

    problema

    de

    la utilizacion

    de

    las

    Infomuu:iones.

    Pero antes, volviendo al problema del valor etnografico de las

    mismas, estas pueden valorarse tambien a posteriori com:pa:r;indo-

    las con los datos de otros cronistas. Es sabido que uno de los pro-

    cedimientos metodo16gicos

    para

    comprobar la veracidad de

    un

    es-

    iudio social es o m P a ~ l o con otros estudios similares. Levillier, en

    el

    2.° tome de su obra, despuesde publicar el texto de las lnforma-

    ciones

    hace una detallada confrontation de las mismas

    con

    «pasa_

    jes atinentes» de 49 cr6nicas, muchos de los cuales se exponen 0 al

    menos se dtan en esta historia,

    como

    los de Acosta, Cobo,

    Las

    Casas, el Inca Garcilaso, Guaman Poma, Calancha,

    Avila,

    Arriaga,

    Cieza de Le6n, Polo de Ondegardo, Sarmiento de Gamboa, Crist6-

    hal de

    Molina el cusquefio, Gregorio Garcia, Hernando

    de

    Avenda-

    no

    la «Cr6nica

    anonima»,

    etc. Para Levillier «es

    elocuente de

    por sf

    la concordancia de estos testigos que vienen, desde el siglo XVI y

    Xvn, a ofrecer ante la historia su ratificacion imparcial.> 1940,

    XXVI). PersonaImente

    pienso

    que

    si

    en detenninados

    puntos

    se da

    efectivamente esa ratificacion, en

    otros

    no ocurre eso,

    como

    es facil

    comprobar releyendo con detencion el minucioso trabajo compara-

    tivo

    de

    Levillier;

    ademas, prescindiendo

    ahora de la

    po emica entre

    l s dos lecturas de la historia incaica, la «idealizada», representada

    par el

    Inca

    Garcilaso, y la «dura»,

    representada

    por las Informacio-

    nes

    de

    Toledo y

    la

    Historia de los Incas de Sarmiento

    de Gamboa,

    el problema esti, mucho mas que en la

    veracidad de las

    Infonna-

      ionesde Toledo, en las conclusiones queel dedujo.

    Asf pasamos al problema de la utilizacion politica de las lnfor-

    maciones. Este

    esta estrechamente unido

    l

    polemica de losjus-

    los titulos para la

    conquista

    espaft.ola, como

    se manifiesta

    en el

    prefacio con

    que

    Sanniento de Gamboa ofrece a Felipe II

    su

    His-

    ttJria de los Incas que, como se

    vera

    mas adelante,

    es

    el

    comple-

    mento

    de

    las

    Informaciones

    toledanas:

    ...J los mismos predicadores, los cuales comenzaron a dificultar

    sobre

    el

    derecho y titulo que los reyes de Castilla tenfan a estas

    tierras. Y como vueslro invictisimo padre era tan celoso de su con-

    ciencia, mand6 examinar este punto, cuanto Ie fue pos,hle, por doc-

    tisimos letrados, los cuales, como la informaci6n que del hecho se

    les hizo fue indirecta y siniestra de

    fa

    verdad, dieron su parecer

    diciendo que ·estos Ingas, que en estos reinos del Peru fueron, eran

    legftimos y verdaderos senores naturales de esta tierra, 10 cual dio

    asa a los extrafios de vuestro reino, asl cat6licos como herejes y

    otros infieles para que ventilasen y pusiesen dolencia en el derecho

    que los reyes de Espaiia

    han

    pretendido y pretenden a las Indias;

    127

  • 8/16/2019 Marzal Cap. 3 Marzal Historia de la Antropología indígenista en México y Perú

    6/27

    par 10

    cual el emperador

    don Carlos. de gloriosa memoria. estuvo a

    punto

    de dejarlas

    [:..

    ]

    Y todo

    esto sucedi6

    por

    la

    incuriosidad

    de

    los

    gobemadores

    de

    aquellos tiempos de estas tierras. que

    no

    hicieron

    laS

    diligencias necesarias para

    inCormar de la

    verdad del hecho. y

    par

    ciertas informaciones del Obispo

    de

    Chiapa. que. movido de

    pasi6n

    contra

    algunos conquistadores de

    su

    obispado.

    con

    quienes

    tuvo pertinaclsimas diferenclas

    5egful yo

    supe

    en

    aquella provincia

    y

    en la de

    Guatemala.

    donde

    ello

    pasO.

    aunque

    su

    celo

    parece

    santo

    y estimab} -. dijo cosas

    de

    los dominios de

    esta

    tierra. a vueltas de

    los conquistadores

    de

    ella.

    que

    son

    fuera de

    10

    que

    en

    las averigua·

    ciones y probanzas jurldicas se ha visto y sacado

    en

    limpio y 10 que

    sabemos los que

    habemos

    peregrinado todas las Indias. despacio y

    sin

    guerra. inquiriendo

    todas

    estas cosas

    [1947.73].

    Esta era Ja

    situaci6n. A

    raiz

    del descubrimiento y

    conquista de

    America se habfa desatado una polemica sobre

    eI

    derecho y tftulq

    de los reyes de Castilla. promovida. sobre todo.

    por

    Bartolome de

    Las Casas. Los detalles de Ja famosa Jtmta de Valladolid se veran al

    habJar de Las Casas. Pero en Ja polemica

    misma

    conviene distinguir

    entre los hechos sociales americanos. aportados

    por

    misioneros

    y

    conquistadores. y

    su

    interpretaci6n etica y jurldica. aportada por;

    te6logos y juristas.

    Entre

    los te6logos. tmO

    de

    los

    que

    tuvo

    un pape) .

    mas

    decisivo fue el dominico Francisco

    de

    Vitoria (1'492-1546),

    quien.

    en dos famosas

    «relaciones»

    0

    conferencias publicas que

    Sl1

    teman

    en

    presencia de toda Ja Universidad de Sa1amanca. «De

    indios

    recientemente

    descubiertos» (1539) y

    «De

    los indios

    0

    del

    dc:>-,

    recho a la guerra de los espaD.oles sobre los barbaros»

    (1539).

    puso,

    las bases

    del derecho internacional. En Ja primera relecci6n Vitoria

    sostiene el principio de la igualdad jurfdica

    de

    los hombres y

    de 10

    pueblos; comienza por preguntarse «si esos barbaros'. antes de

    llegada de los espafioles. eran verdaderos duefios publica y prlvada·,

    .

    mente.

    esto es.

    si eran

    verdaderos duefios

    de

    las cosas y posesiones, .

    privadas y si habfa entre elIos algtmos hombres.

    que

    fueran verdadc:> ;

    IDS prlncipes y sefiores de los demas».

    para

    concluir:

    Queda,pues.

    firme de todo 10 clicho que los barbaros eran. sin

    dudaalguna.

    verdaderos duefios publica

    y

    privadamente.

    y de

    igual

    modo

    .que los cristianos.

    y

    que tampoco

    por

    este titulo pudieron ser

    despojados

    de sus

    posesiones como si no fueran verdaderos duenos,

    tanto

    sus pdncipes

    como

    las personas

    particulares.

    Y grave rosa

    serra

    negades a estos.

    que

    nunca nos hieieron la

    mas

    1eve injuria, 10

    que

    no

    negamos a los

    sanacenos

    y judios. perpetuos enemigos de

    la

    religi6n cristiana. a quienes concedemos el tener verdadero dominio

    de

    sus

    casas si.

    par otra parte. no han

    ocupado tierras de cristianos

    [1960,665].

    128

    Luego Vitoria examina

    detenidamente carla uno de

    los tftulos

    para la conquista espafioJa que consideraba ilegftimos (autoridad

    Universal del emperador como soberano del mundo. autoridad uni-

    versal del papa y su pretendido sefiono sobre el orbe. derecho de

    descubrimiento

    0

    invenci6n,

    de eCho de

    compulsi6n

    de

    los

    indios

    infieles que

    se

    resisten a recibir la fe cristiana, pecados contra

    naturaleza y autorldad de los prfncipes cristianos para reprimirlos.

    etc.) y luego

    los

    tftulos

    que consideraba

    legitimos (garantizar

    el

    legitimo derecho del libre transito. el libre comercio. y

    la

    libre

    predicaci6n del evangelio. derecho de intervenci6n humanitaria en

    defensa

    de

    los

    inocentes

    y para abolir sacrificios

    humanos.

    dere

    cho de intervenci6n por

    petici6n de

    aliados. etc.).

    Como se

    ha

    visto. el virrey Toledo queria probar precisamente que

    en el Tawantinsuyo

    no

    habfa incas,

    ni

    curacas leg(timos, Y que se

    hacfan sacrificios humanos. porque

    emn

    tftulos v.illdos

    para Ja

    con

    quista y ocupaci6n espafiola

    seg m la

    doctrina

    de

    Vitoria

    Ademas

    To

    ledo deduce de

    las

    informaciones otra serle

    de

    pruebas que justifica

    ban algunas instituciones coloniales, tales como la encomienda 0 -

    Partimiento, la mita

    0

    trabajo peIsonal, etc.

    En

    algtmos puntos las

    conclusiones de Toledo fueron mas aJJ.a de la misma praxis colonial.

    como

    par

    ejemplo

    en la

    libertad total

    para

    poner

    y remover curacas.

    punto en el cualla administraci6n del virreinato fue mucho mas mo

     

    como 10 prueban los abundant es juicios de los curacas.

    las OrdenanlJ1 S de Toledo son importantes como una fuente de

    't'onocirniento de la organizaci6n social de las comunidades

    andinas.

    En

    elIas se manifiesta la modelaci6n cultural del marco jurfdico hispa

    aunque tambien se descubran una serle de costumbres indfgenas.

    que las OrdenanlJ1 S

    hacen

    suyas. Lo

    mas

    significativo

    de

    algunas

    ordc:>-

    nanzas. como por ejemplo las de

    la

    organizaci6n de las reducciones.

    ho esta

    en

    el proyecto

    mismo 0 en

    la

    manera

    como asel:;UIan las

    me

    las que se habra propuesto Toledo (mantener a los indios como grupo

    8parte.

    asegurar la

    mano

    de ohra para actividades econ6micas vitales,

    tomo

    la mineria.

    0

    proteger a los indios de una serle de abusos. etc.).

    en

    que llegaron a modelar la realidad social. Para ciertos etnohis

    basta mediados del siglo xvn. debajo de la organizaci6n

    ~ ~ l e d n subsistieron los antiguos reinos prehispanicos. pero al £in

    ~ e n c i 6 a

    comunidad que. con una serle

    de

    modificaciones.

    ha

    llegado

    basta nuestros dfas.

    Por

    eso.

    las rdenanws no

    s6lo son interesantes

    en

    tm

    texto

    de

    pensamiento antropoiOgico

    como

    tmO

    de

    los

    marcos

    129

  • 8/16/2019 Marzal Cap. 3 Marzal Historia de la Antropología indígenista en México y Perú

    7/27

    jurfdicos que

    ha

    regulado ]a

    realidad

    indigena a

    1

    largo de nuestm

    historia

    como nos interesan los sucesivos estatutos de comunidades

    indigenas), sino como el marco juIfdico

    mas

    vivo, porque cre6

    la

    ma

    1rlz colonial y porque estuvo vigente como dos siglos y medio.

    Las Ordenanzas de Toledo

    son

    numerosas y prolijas y tienen un

    caracter particular, pues se iban ciando sobr e

    el

    camino, durante

    la

    visita genera l del viITeinato y

    para

    regular problemas concretos. El

    tomo vm de Gobemantes del PerU

    Madrid, 1925, Colecci6n Levi

    llier)

    reline

    ordenanzas

    de Toledo sobre los siguientes puntos:

    la

    . Caja Real , el cultivo de la coca, la ciuda d del Cusco y sus temrinos,

    el descubrimiento y explotaci6n de las minas, los indiosyanaconas

    de

    Charcas, el

    orden

    que se ha

    guardado

    en los pleitos

    de

    indios, el

    defensor general

    de

    los naturales, las £unci ones del in terprete gene

    ral de los indios

    en

    las lenguas quechua, aymara y puquina,

    la

    or

    ganizaci6n

    de las

    reducciones

    de

    indios

    en

    Charcas,

    la

    distribuci6n

    y conservaci6n de las aguas para huertas y casas de Lima, y la

    reglamentaci6n del trabajo

    de

    los indios

    en

    los obrajes del Cusco.

    Todas estas

    ordenanzas

    se dieron

    en

    diferentes lugares

    de la

    sierra

    sur

    0 del alto Peru; entre 1572 y 1575, con excepci6n de

    la

    Ultima,

    que se

    dio

    en Lima en 1577. Un comentario general

    de

    las Orde-

    nanzas

    10

    hace

    Levillier

    en

    la

    obra

    que acabo

    de

    citar:

    Sus sabias disposiciones no nacieron, con muchas otras del peru,

    en

    la calma de gabinetes de apacibles teorizantes, ni partieron todas

    de Espana, como las humani taria s leyes anteriores. dictadas por

    tOO-

    logos y juristas. muchos de los cuales jamas estuvieron en Indias;

    antes. bien. surgieron como m ed icina id6nea para el estado social

    enfermizo, que se inici6 con Pizarro, atenu6se bajo

    La

    Gasca. cun

    di6 nuevamente con Caftete y Nieva y recrudeci6 con Castro, porque

    faltaba,

    para

    contrarrestar los abusos de poderes y encomenderos

    ensobeIbecidos, quien uniera a un intelecto superior, autoridad mo

    ral y

    caracter ferreo. A

    la

    comprensi6n cabal de 10 que debfa hacerse

    ,

    para

    defensa del indio oprimido,

    la

    organizaci6n del trabajo, el esta

    blecimientodel orden y el juego vendico de las instituciones, com

    prensi6n alcanzada por su mente sagaz en afl.os de inspecci6n del

    inmenso distrito, aiiacJja Toledo arrestos para enfrentarse a los inte

    reses heridos y sujetarlos en el temtorio, mientras luchara contra las

    autoridades de

    la

    metr6poli, para que elias, tocadas por intereses

    quejosos, no revocasen su reforma:

    Hallabase ante estos problemas. E1 regimen

    de

    £ls encomiendas:

    retenerlas para el rey,

    0

    establecer la perpetuidad,

    0

    darlas por dos

    0

    tresvi das; las obligaciones de los encomenderos, obligaciones

    de

    or

    den militar y financiero para con el rey. de orden etico y religioso

    para con el indio. La situaciOn civil

    del

    indio su doctrina, la

    tasa

    para

    pagarIa,

    su

    trabajo,

    la

    remuneraci6n del mismo, el derecho de

    compelerle

    en

    ca;o de negarse, su reducci6n

    en

    pueblos para cMli

    zarle y catequizade; su moralizaci6n y su defensa contra los abusos

    de 6rdenes, sacerdotes, encomenderos, mineros y espaiioles en gene

    ral

    que usaban de ellos

    en

    las chacras,

    en

    repartimentos,

    en

    las

    minas, en los tambos y yerbales de coca, sin redituar su labor en

    forma alguna; la necesidad, en fin, de conciliar las exigencias del

    trabajo con los derechos naturales del indio a la libertad. Son estas

    ordenanzas las soluciones por el impuestas,7

    En

    esta valoraci6n global

    de

    las

    Ordenanzas

    no

    conviene olvi

    dar nunca

    el contexto politico. Toledo no

    era

    un fil6sofo

    0

    te6rico

    social,

    como

    Plat6n 0 Tomas Moro, que presenta un modelo ideal

    de sociedad sin mas limitaciones

    que

    la condici6n

    humana

    sino

    un politico

    que

    debe

    organizar

    la vida politica

    de una

    sociedad

    concreta

    en

    condiciones

    muy

    peculiares:

    eI era

    el representante

    supremo de

    la

    metr6poli

    cuando

    se

    estaba

    consolidando el

    poder

    colonial; los descendientes

    de

    los conquistadores y

    demas

    colonos

    espaiioles pugnaban por mantener los privilegios de la conquista,

    cuyo simbolo mas tipico era la encomienda; y los indios

    que

    ha

    bfan perdido

    en

    la conquista sus jefes,

    su

    organizaci6n social y

    sus

    dioses, estaban dispersos y disminuyendo por las pestes, las gue

    rras y

    la

    explotaci6n,

    poniendo

    en

    peligro

    la

    base

    laboral del vi

    rreinato. Habfa

    que encontrar una

    f6rmula

    de

    organizaci6n social.

    Asf nace, 0 mejor se consolida, la reducci6n.

    Como ejemplo de ordenanzas, presento la organizaci6n de las

    reducciones de la provincia

    de

    Charcas. que se dieron

    en

    Arequipa

    el 6

    de

    noviembre de 1575. Los nueve Htulos y 155

    ordenanzas

    pueden reducirse a tres puntos: los bienes de la

    comunidad.

    los

    deberes

    de

    los indios y el gobierno

    de

    la comunidad. Paso a pre

    sentar cada

    uno

    de ellos:

    1

    Los bienes de la comunidad. Este punto se

    desarrolla

    sobre todo

    en el titulo

    VII.

    La comunidad tiene un tenitorio. que pe:tenece a sus

    parcialidades

    y ayllus, cuyo tamaiio esta en funci6n del nfunero

    de

    indios. tamaiio que debe verificarse cada

    tres

    mos.

    para

    que todos los

    indios tengan tierra

    tit.

    IX,

    ord..

    25 .

    Para

    vender tierras sobrantes de

    las comunidades, hace fulta licencia del corregidor. y de los particula

    res,

    licencia de la Audiencia VII,S).

    n cada

    comunidad debe

    haber

    una

    chacra comiln para las personas necesitadas:

    Ordeno y mando que

    en

    cada pueblo se haga de hoy en ade1ante

    una chacra de comunidad, asf de maiz como de papas en tierras de

    7. Levillier, op

    cit.

    pp. V-VI.

    l31

    30

  • 8/16/2019 Marzal Cap. 3 Marzal Historia de la Antropología indígenista en México y Perú

    8/27

    comiin, del tamaiio que pareciere a corregidor,

    para

    los pobres. el

    from

    de

    los cuales

    en

    aDos pr6speros se encierre en piruas aparte de

    los

    que ha

    de haber

    en

    las

    casas

    de

    la

    comunidad, hasta ver si el

    siguiente

    es

    abWldante

    0

    no, y si

    10

    fueren vendan de las comidas

    del

    ai\o

    pasado alguna parte y guarden las demas, y las que hubie

    ren

    cogido

    de

    presente

    para

    el efecto que dicho

    es;

    y el precio de las

    que vendieron se meta

    en

    la caja

    de

    comWlidad y los aiios que fue

    ren esterlles

    provean

    de comida

    a los dichos pobres [VII, 1].

    Los alcaldes, con

    la

    asistencia de los caciques.

    deben

    vigilar

    para que

    las

    chacras

    libres

    se den

    a los indios

    que no

    tengan (II.

    36) Y

    deben inspeccionar

    las

    chacras que hay en

    los andenes y

    hacer

    reparar estos (IX,

    25).

    Ademas,

    deben

    cuidar

    de que en

    las

    partes acomodadas se planten

    sauces, alisos 0 frutales

    de

    Castilla.

    «pues es negocio del

    que se

    les sigue y recrece tanto provecho a

    los

    naturales de

    este reino» (IX, 14) Y que no corten los arboles

    por el pie, «so pena de que el indio que 10 cortare, Ie den cien

    azotes y trasquilado por

    ellol> (IX, 15).

    En cuanto al

    ganado, asf

    de la

    tierra

    como de

    Castilla, debe

    colocarse en

    buenos

    pastos y ser curado de las plagas (VII. 2),

    Cuando pase de 2.000

    ovejas,

    100 cameros

    300 vacas y 50 novi

    llos,

    deben

    venderse

    los sobrantes

    porque

    no

    es

    posible darle la

    debida

    atenci6n. y su

    importe debe r al

    fondo

    comun

    (VII, 3-4).

    Las Ordenanzas

    estipulan

    una

    vigilante fiscallzaci6n sobre los

    bienes

    comunes.

    Los alcaldes. con los. regidores. «hallfuldose pre

    sente el

    cacique

    principal y la segunda persona», da:ran cuenta de

    los bienes

    de la comunidad

    carla a fio (VII. 6).

    El

    dinero

    de

    la venta

    de

    los

    bienes comunes

    y los libros

    con

    las cuentas

    deben

    conser

    varse en

    una

    caja con

    tres

    llaves en

    poder

    del corregido r, del alcal

    de y del cacique VII. 7).

    En

    la misma casa del cabildo debe

    haber

    otra caja de

    llaves

    para guardar

    las

    ordenanzas

    y

    demas

    pape

    les y

    un libro en

    el

    que

    se anoten

    las ausencias de los doctrineros,

    «para que, cu,ando

    se

    les

    hubiere

    de pagar,

    sea

    liquidado primero

    las

    dichas ausencias con

    los

    dichos

    alcaldes y regidores» (Vll. 8).

    Todos los viernes por la mafiana deben juntarse en cabildo,

    durante ,una

    0 dos horas

    para

    tratar 10 tocante a los bienes de

    la

    comunidad

    y

    demas

    cosas

    de

    la

    republica (VII. 9).

    2

    Deberes y derechos de los indios Se recogen sobre todo en el

    titulo

    IX. Las Ordenanzas estan

    orientada ; a que entre los indios

    «cesen las costumbres antiguas,

    que

    han tenido, contrarias a nues

    tra

    religi6ncristiana

    [ .. ] y los agravios , que

    hasta aquf

    han recibi

    dOl> (IX,

    0,

    revocan

    las

    nonnas

    hechas

    por los visitadores (IX, 31)

    y

    deben

    leerse y publicarse en cada pueblodos veces al ano, por

    San

    Juany

    por Navidad (IX,

    32).

    Los indios

    deben

    reconocer el ayllu y parcialidad

    paterna

    y

    no

    materna (IX, 2) Y

    no deben poner

    a

    sus

    hijos sobrenombres

    de

    su

    gentilidad (de la luna, pajaros, animales, piedras 0 rios) (VIII, 13);

    no pueden llevar

    un

    traje diferente

    al

    propio,

    bajo pena de

    100

    azotes y ser trasquilados la

    primera

    vez,

    estar atado

    dos

    horas

    en

    Wl

    palo

    en

    la plaza,

    la

    segunda, y

    ser

    enviado

    al

    corregidor

    para

    que

    10 castigue,

    la

    tercera vez (II, 17).

    Tampoco pueden tener

    ar

    mas

    de

    espafioles, «como son arcabuces, pistoletes, coras, camhi

    nas, espadas, pufiales, dagas, ni ballestas, ni otras annas de espa

    fioles ofensivas, ni defensivas» (IX,4).

    Las

    obligaciones econ6micas

    mas

    importantes

    de

    los indios

    eran

    el

    tributo y el servicio personal. Los indios solteros

    de

    dieciocho

    ai ios pagan medio tributo, y en llegando a los veinte 10 pagan entero

    (IX.

    3), ala caja real y un tomfn

    para

    el hospital (IX, 18). El servicio

    personal

    para minas,

    plazas y otros debe hacerse confonne

    al

    nilme

    ro

    real de

    indios de las reducciones y

    no

    por el que

    habia en

    tiempo

    de

    los incas (lX, 29);

    s610

    los uros estan exceptuados, por ser balse

    ros,

    durante el tiempo dedicado a esa actividad (IX,

    30). Por otra

    , parte, los indios deben ayudarse unos a otros

    en

    sus sementeras (IX,

    7) Y deben usar libremente

    de

    sus «tratos y contratos», bajo pena,

    para quien

    10

    impida,

    de

    ser

    desterrado

    durante

    dos afios, si es caci

    que, y de recibir

    100

    azotes y serle cortado el cabello,

    si

    es indio

    particular (lX, 21). Pero esta libertad de comercio esta limitada,

    para

    evitar

    las ventas incontroladas

    de

    los espafioles, y asi los indios

    no pueden

    comprar

    cosas

    de

    castilla,

    como

    son vino,

    ropa

    y

    otras

    cosas superlluas que no

    han

    menester,

    en

    cantidad de ocho pesos

    para

    arriba, si

    no

    fuere con asistencia del corregidor

    y

    del sacerdote

    de

    la

    doctrina, y ning(rn espanol, ni

    Olla

    persona se

    10

    puede vender,

    so pena de que,

    por ]a

    primera vez, pierda el precio de

    10

    que

    as

    vendiere a los tales indios e incurra

    en pena

    de 100 pesos, apUcado

    para

    la

    camara de

    S.M.,

    juez y denunciador

    por

    tercias partes; y

    por

    la

    segunda

    pierda

    10 que contratare,

    y

    mas

    200 pesos seg(rn desuso,

    y

    que

    sea desterrado

    por

    diez aiios precisos de los pueblos donde se

    vendiere [IX, 5].

    ; Las

    Ordenanzas preven

    la erradicad6n

    de una serie de costum

    bres

    andinas, tales

    como apretar

    «las cabeus

    de

    las criaturas

    re

    ,cleo

    nacidas, como suelen hacer,

    para

    hacerlas m s largas» (IX, 8),

    celebrar taquies y borracheras, y «si algunos bailes quisieren ha cer,

    sea el dia y

    en

    lugares yfiestas publicas,

    con

    licencia del corregidor

    y

    del sacerdote» (IX, 9), 0 llevar a

    la

    «criatura por dentro del aeso a

    rafz

    de las eames,

    cosa de

    grande suciedad, sino

    que

    los traigan

    en

    los

    brazos 0 espaldas»

    (IX.

    13).

    En

    cambio se

    ordena

    «que los

    cad-

    132

    133

  • 8/16/2019 Marzal Cap. 3 Marzal Historia de la Antropología indígenista en México y Perú

    9/27

    .

    ques

    y prlncipales. alcaldes y regidores.

    coman

    en las plazas donde

    tienen

    costwnbre de juntarse en

    los pueblos. pOI"que es justo

    que

    en esto

    se guanle

    la costumbre antigua del Inca. atento a

    que

    ea-

    rnen

    con

    ellos los pobres. comiendo publicamente» (IX. 19).

    En cuanto

    a

    la

    moral

    publica.

    se prohibe

    el

    juego

    de

    naipes

    y

    dados bajo

    severas

    penas

    (IX. 6).

    se

    proh1be

    la

    prostituci6n en los

    tambos

    (IX. 11).

    se manda

    a los alcaldes

    que

    «tengan particular

    cuidado

    en

    no consentir que las

    indias mozas

    esten

    en las

    punas

    en las guardas de los ganadOS» (IX. 12) y se dan nonnas para que

    el

    ganado

    extraviado

    sea recuperado

    (IX. 22).

    Acerca de

    la

    ensefianza y

    doctrina de

    los indios.

    de que trata el

    titulo VllI, se determina:

    Primeramente. entiendan que han de creer en

    un

    solo Dios tOOo-

    poderoso,

    y

    dejar

    y

    olvidar los ritos e idolos que tenian por sus

    dioses

    y

    1as adoraciones

    que

    hacfan a piedras

    y

    al sol

    y

    a la luna, a

    1as

    guacas

    Y

    otra

    cualquier criatura, y que no

    han

    de hacer sacrifi·

    c i o ~

    ni

    ofrecimiento. como 10 haclan a 10 sUsoWcho en tiempo de su

    infidelidad,

    y

    han de creer

    y

    guardar 10 que

    en

    la doctrina se

    les

    ensei'ia y predica; y cuando oyeren tocar la campana de la oraci6n.

    se quiten los llautos

    y

    se hinquell de rodillas

    en

    el suelo

    y

    rezaren.el  .

    Ave Maria, como hacen los cristianos [VII, 1].

    Para eso.

    deben

    obedecer a los c ras • y para instruirse mejor,

    d e m ~

    de

    la lengua general. deben aprender la espanola (VIll, 2).

    En

    cada

    reducci6n debe

    haber

    «escuela,

    para que

    los muchachos.

    especialmente los hijos de los caciques y principales.

    se

    ensenen a

    leer y escribir

    y

    hablar la

    lengua castellana [ ..J

    para ·10

    cual

    se,

    procure un indio ladino y habil,

    de que hay

    bastante nfunero en

    todas

    partes.

    que silva

    de

    maestro»; al maestro 10

    nombra el

    sacer

    dote

    y

    Ie

    paga

    la comunidad; los alumnos deben asistir basta los

    trece 0 catorce anoS

    VIll.

    3).

    La

    catequesis se

    impartini

    a los niiios

    todos los dias y a los adultos tres veces a

    la semana

    antes

    de

    ir al

    tra1;>ajo (VITI, 4): En la

    catequesis habfa dos dificultades: una, la

    misma

    actividad agdcola. y por eso se ordena que, cuando se jun

    ten

    a beneficiar las chacras

    de

    la comunidad, el

    cura

    vaya a darles

    catequesis los dias seiialados (VIll. 12). y

    que

    los pastores no esterl

    mas

    de

    seis meses

    sin

    venir al pueblo

    VIll,

    8). sino

    que

    se arreglen

    las

    casas

    para

    que

    vayan a

    misa cada

    dos domingos. «porque. vi'P;

    niendo todos. el ganado

    no quede sin

    guardar. y ha ya alguacil

    te

    que

    tenga

    quipo de

    los dichos pastores y cuidado

    de

    recogerlO ,

    cada

    domingo en ruedas aparte y al tiempo que quieran entrar

    la iglesia a misa,

    de

    noticia a los dichos curas

    de

    los que faltan

    . que sean traidos y azotados»

    VIll.

    9); ademas no pUeden tenerse

    pastOres infieles (VIll.

    10);

    pero

    nunca

    pueden los curas

    poner pe

    nas pecuniarias a los que Caltan a

    la

    catequesis (VITI. 14).

    La otra

    dificultad para la

    catequesis

    era

    la acci6n de los especialistas reli

    giosos andinos (

  • 8/16/2019 Marzal Cap. 3 Marzal Historia de la Antropología indígenista en México y Perú

    10/27

    juzgadas en treinta elias y las otras remitidas al corregidor, a quien

    en todo caso se puede apelar (I, 14-15); fina1mente, los cargos de

    alcaldes, regidores y alguaciles deben ejereerse gratuitamente (I, 16).

    En

    cuanto

    a

    la

    jurisdicci6n de los alcaldes, estos ejercen Una

    funci6n judicial con los indios Unicamente,

    tanto

    en 10 civil como

    en

    10

    criminal, y una funci6n

    de

    vigilancia sobre los principales

    seIVicios comunales. Con

    relaci6n

    a

    las

    causas civiles:

    Primeramente, les

    doyen

    nombre de S.M. poder, para que pue

    dan conocer y conozcan de todos los pleitoS civiles que tuvieren

    unos indios con oOOs, como no suban de cantidad de 30

    pesos

    de

    plata corrient e,porque de los tales

    ha

    de conocer de elIos el corregi·

    dor. Y ordeno y

    mando

    que

    no

    conozcan los dichos alcaldes

    de

    pleitoS que tuvieren cacique con cacique, ni indios particu1ares

    cori

    los caciquesprincipales, ni del pleito sobre cacica.zgo, ni de tierras

    que litigue un pueblo con otro,

    ni

    sobre indios a quien deb an

    perte

    necer, porque de todo ello ha de conocer el corregidor. Y permito

    que los d ichos alcaldes conozcan de pleitoS de chacras que usurpaD

    unos indios con oOOs de

    los

    de l;U distrito; en tOOo

    10

    cual no han de

    escrlbir, porque 10 han

    de

    hacer sumariamente [ll, 1

    J.

    Con relaci6n a

    las

    causas principales, los alcaldes pueden corio

    cer y juzgar

    las

    que ocurran en su distrito, que estan sailcionadas

    con azotes 0 corte de pelo, pero «en las que haya de

    haber pena

    de

    muerte, 0 mutilaci6n de miembro 0 efusi6n de sangre», s610 pue

    den tomar preso al delincuente y

    hacer la

    informaci6n al corregi

    dor

    IT,

    5). Los alcaldes «oigan

    de

    justicia

    por 10

    menos dos 0

    reS

    veces en

    la

    semana, sentandose en

    un

    poyo de la plaza del pueblo»

    II.

    2) y no

    pongan

    penas pecuniarias superiores a un

    peso (II. 4);

    Las ordenanzas siguientes son un verdadero c6digo

    de

    los

    p r i n c i p a ~

    les delitos y de

    las

    correspondientes penas: idolatrla IT, 6),

    m a t r i ~

    manio

    andino

    previo 0 servin kuy IT, 8), amancebamiento (II,

    9)1

    uni6n

    marital

    con

    india infiel

    IT,

    10), in::esto

    IT,

    12-14), ceremo

    m s fUnebres de las viudas, tales como cortarse el cabello 0 salir

    It

    las

    punas con los parientes de su marido

    IT,

    15), venta

    de

    hijas

    0

    de

    otms indias

    para

    mancebas

    n,

    16), llevar traje diferente del

    propio de los indios

    II,

    17), maltrato a los propios

    padres IT,

    19)/

    homicidio, antropofagia y envenenamiento

    0

    hechizamiento ll1

    20), pintarse el cuerpo

    0 el rostra II,

    21) Y hurto

    IT,

    22-23).

    Finalmente, respecto a su funci6n

    de

    vigilancia, los alcaldes

    deben hacer 10 siguiente: visitar la caree cada sabado II, 24), cuiJ

    dar

    de

    que los enfermos hagan testamento, con f6rmulas ".".,.,.,nU,';

    das en las

    mismas rdenanzas IT,

    26), preocuparse

    de

    los

    nos

    IT,

    27), vigilar

    para que

    los hijos ilegftiroos

    no sean

    s e p a r a d o ~ l

    de

    sus madres sin compensarles par

    la crianza IT,

    28), supervigi

    Jar eI hospital empezando par tener «cuidado de visitar el pueblo

    muy de ordiruuio

    para saber

    los enfermos pobres que hubiere,

    para que se lleven al hospital y sean curados [ .. ] y hagan poner

    dos 0 cuatro muchachos con un barbero en

    la

    ciudad

    de

    su distri

    to; para que aprendan a

    sangrar

    y sirvan de este olicio

    en

    el pue

    b1o» IT,

    29),

    cuidar de que los artesanos ejerzan libremente sus

    bficios y reciban el pago justo, siendo «reselVados de servicios de

    tambos y cargos y reparos

    de

    puentes y caminos y

    tan

    solamente

    sirvan

    en

    los

    demas

    oficios leves,

    que

    siIVen los otros indios den

    tro

    de cada pueblo» IT, 31), llevar el control para que en cada

    pueblo haya mercado dos veces a

    la semana IT,

    32), vigilar

    para

    que

    las calles y casas esten limpias y

    para

    que los indios duerman

    en

    barbacoas

    IT,

    33), visitar los tambos y hacer

    reparar

    los puen

    tes y caminos (II, 34), entregar

    las

    chacras libres a los indios

    sin

    tierm IT, 36), nombrar indios mesejeros para que guarden las cha

    eras,

    a

    fin

    de

    que

    los duefios

    puedan

    asistir a la doctrina, pagan.

    doles

    «un

    c6modo salario a costa

    de

    los duefios de las dichas cha

    eras,

    de los frutos

    que de

    ellas se cogieren, por el tiempo que las

    dichas chacras tuvieren riesgo» (II, 38), vigilar para

    que

    Illidie

    eche ganados

    en

    las sementeras (II, 39), y, finalmente, organiza r el

    esquilmo del ganad o de Castilla y

    de la

    tierra y repartirlc. entre los

    ilidios

    m s

    pobres, llevando

    la

    correspondiente anotaci6n el qui-

    puc m yoq (II, 41). Los alcaldes

    de

    un pueblo no pueden entrar

    en los terminos de otro llevando su vam, «salvo si fueren yendo

    con

    algiin preso donde estuviere el corregidor,

    con

    alg(m recaudo

    el delito, 0 en seguimiento de algUn delincuente»

    (II,

    42).

    En

    el cumplimiento de su misi6n los alcaldes tienen

    la

    colabora

    del procurador, quien debe proponer en Cabildo todo 10 que

    conveniente y necesario al bien del pueblo (II, 43), Y

    de

    los

    mayores y menores, que llevan tarrbien varas de autori

     m,

    1);

    deben rondar de noche y

    dar

    el toque

    de

    queda

    (

  • 8/16/2019 Marzal Cap. 3 Marzal Historia de la Antropología indígenista en México y Perú

    11/27

    mano

    del dicho escribano» (IV, 2); por Ultimo,

    hay

    otro indio que

    debe desempefiar las £uD.ciones de carcelero, pregonero y verdugo, a

    quien

    «Ie ha

    de

    dar

    la

    comunidad un topo

    de chacra de

    sementera,

    como

    a

    cada uno

    de los

    demas,

    atento a que)

    sera

    indio

    pobre y ha

    de estar ocupado

    en eUo,

    y

    10 mismo

    a los alguaciles»

    (V,

    1-2).

    b) Autoridad polftica

    A

    pesar de

    las conclusiones que Toledo

    Saca de sus informaciones sobre

    los curacas, estos

    van

    a

    ser una

    de

    las columnas

    del

    gobiemo de

    los pueblos-reducciones.

    El

    rol del

    curaca

    esta

    definido

    no

    s6lo

    por

    10

    que este debe

    hacer,

    sino

    por

    1

    que se

    Ie prohlbe,

    y

    las

    prohibiciones

    refiejan,

    sin

    duda, los princi

    pales

    abusos

    que en

    este

    punto

    encontr6 Toledo

    en la

    visita. Los

    caciques «tienen

    la

    obligaci6n de dar un

    buen

    ejemplo [ .. J con

    su

    vida y costumbres, viviendo

    honesta

    y recogidamente

    como c r i s t i ~

    nos, porque [ .. J [los indiosJ

    imimmn 10

    que vieren haoer a sus

    ca·

    bezas» (VI, 18);deben

    juntar

    el tJ.ibuto y guardarlo

    en la

    caja de la

    comunidad (VI,

    1), del

    que

    estan

    exentos el hijo

    mayor

    del cacique

    (VI,

    7),

    la mujer casada con

    un indio tJ.ibutario

    (VI,

    13),

    la

    viuda

    0

    el

    indio

    exonerado por

    estar

    impedido (VI, 14), y la mujer que se

    case con el indio de otra

    parcialidad

    (VI,

    15),

    porque su

    esposo

    debe

    pagarlo en dicha parcialidad. Ademas, los caciques deben

    cui-

    dar de

    que

    los indios vivan en sus pueblos (VI, 87), y requcir a los ,

    ausentes

    y

    no

    admitir

    a los indios fomsteros (VI, 13);

    tambien

    de-

    ben

    cuidar de las acequias y fuentes (VI, 28), y de los

    tambos

    (VI,

    25-26). Los cac iques y

    segundas personas deben tener

    cabalgaduras

    pam

    andar,

    cosa

    que esta prohibida a los

    demas

    sin licencia del

    gobiemo, a

    no ser

    en caso de vejez 0 de enfermedad (VI, 21).

    Se prohlbe a los caciques

    haoer

    derramas,

    0

    repartimientos entre

    los indios «de plata, ni

    de

    ganados,

    ni

    de

    otra

    cosa alguna,

    so

    color

    de que

    es

    para pagar su

    tasa,

    ni

    gasto>

    de

    iglesia,

    ni para seguir

    pleitos, ni para camaricos a jueoes 0 clerigos» (VI, 2), a no

    ser

    en 10

    casos previstos

    de aderezar

    los caminos, puentes, tambos

    0 iglesias y

    para

    beneficiar las

    chacms

    0

    el

    ganado

    de

    la

    comunidad

    (VI,

    3).

    Se

    prohibe tambien

    que

    en

    los viajes Ueven

    m s

    indios

    de

    los necesa·

    rios 0 indias

    sospechosas

    (VI;

    4), que vayan personalmente a

    las

    audiencias a seguir los pleitos

    (VI,S), que

    utilioen mensajcros para

    asuntos Personales sin pagarles el trabajo (VI, 6), que anden a hom,

    bros

    de

    indios, a no ser por

    enfennedad

    grave (VI, 12),

    que impidan

    el

    matrimonio

    de

    los

    indios (VI,

    17)

    0

    encierren a las solteras

    con

    pretexto

    de ayudar

    a

    la comunidad

    (VI, 19),

    que «hagan

    compai'ifa

    con

    espafioles [

    ..

    J para

    ningUn trato ni

    granjeIia, si no fuera con

    asistencia del corregidor

    de la

    provincia, porque se Uevan los tales

    el

    provecho

    'y

    los indios el trabajo»

    (VI,

    20), que

    den

    banquetes

    0 pI &.

    sentes a los espafioles

    (VI,

    22) y

    que tengan

    esclavos

    (VI,

    24).

    No puedo

    terminar

    esta presentaci6n

    de la obm

    de Toledo sin

    hacer una breve referenda a Pedro Sarmiento

    de

    Gamboa (1532-?),

    uno de sus principales colaboradores

    en la

    visita general como cos

    , m6grafo

    y cronista.

    n la

    historia colonial

    tambien

    esta vinculado al

    descubrimiento de las

    Was

    Salom6n y a los viajes al estrecho

    de

    Magallanes, con una temprana tentativa de colonizarlo. Su obm mas

    importante es la

    Historia de los incas

    (1572) 0 segunda

    parte

    de

    la

    historia generalllamada indica

    Como dioe

    en

    el prefacio, «llamo a

    esta,

    segunda parte, porque Ie precedera

    la primera de la

    geografica

    descripci6n de todas estas tierras [ ..

    J

    Y t:ras esta segunda parte

    se

    enviara la

    teroem, de los tiempos del evangelio [se refiere a

    la

    con

    quista espafiola]. Todo

    10

    cual

    qued6

    acabando

    por mandato

    de

    vuestro visorrey

    don

    Francisco

    de

    Toledo» (1947, 80). Diehas

    partes

    nunca las acab6,

    0

    al menos no han Uegado

    hasta

    nosotros;

    la

    mis

    rna Historia de los incas a pesar

    de la

    recomendaci6n de Toledo, no

    se public6

    hasta

    1906

    por el

    erudito

    aleman

    Richard Pietschmann,

    el

    mismo

    que

    descubri6

    la

    cr6nica

    de Guaman

    Poma.

    La cr6nica de Sarmiento,

    por

    su metodologfa y por su finali.

    dad

    politiea,

    es un complemento

    a las

    lnformaciones

    toledanas. En

    el mismo prefacio a Felipe II

    se

    lee:

    En la visita general que [Toledo]

    por

    su persona viene haciendo

    por

    toda

    la tierra, ha sacado a luz y averiguado por

    mucha

    swna de

    testigos [ .

    ,]

    la terrible, envejecida y horrenda tiranfa de los indios

    [

    ..,]

    Para que

    V.M.

    fuese con

    poco

    cansancio y con

    mucho

    gusto

    informado, y los demas que

    son

    de contrario parecer desengafiados,

    me fue mandado

    por

    el

    virrey

    don

    Francisco de Toledo, a quien yo

    sigo y silVo

    en

    esta visita general, que tomase a mi cargo este nego·

    cio y hiciese la historia de los hechos de los doce

    ingas

    de esta tierra

    y del origen de los naturales de ella hasta

    su

    fin [

    ..

    ]

    e

    certificara

    del hecho de la verdad de la ¢Sima y

    mas que inhwnana

    tiranfa de

    estos ingas y de los curacas particulares, los cuales

    no

    son,

    ni nunca

    fueron, senores naturales [1947,77].

    La

    cr6nica

    de Sarmiento

    tuvo una

    «fe de probanza

    y verifica

    cl6n», que

    sena

    un ejemplo

    de

    tecnica de investigaci6n social si los

    condicionamientos politicos no

    Ie

    hubieran quitado credibilidad,

    hasta bacer

    pensar

    que quizas

    5610

    fue

    una

    farsa.

    El manuscrito

    se

    ley6,

    en

    quechua, a 42 informantes

    de

    diferentes ayUus, quienes

    < solamente

    enmendaron

    algunos

    nombres de

    algunas

    personas

    y

    lugares y otras cosas livianas [ ..J y con las dichas enmiendas todos

    los dichos indios

    de una

    conformidad dijeron

    que

    la dicha historia

    buena y verdadera [ ..Jy que

    cretan

    que ninguna

    otra

    histo

    ria

    que

    se haya hecho sera

    tan

    cierta y verdadera» (l947, 289),

    138

    139

  • 8/16/2019 Marzal Cap. 3 Marzal Historia de la Antropología indígenista en México y Perú

    12/27

    A pesar de su tesis juridica

    la

    cronica

    de

    Sanniento vale

    por

    toda

    la infonnaci6n que proporciona al recoger una de

    las

    tradi

     

    dones del Tawantinsuyo cuando

    quedaban

    todavfa muchos qui-

    pucamayos.

    Porras

    observa al

    respecto:

    La

    versi6n de Sarmiento parece, a todas luces, la traslaci6n di-

    recta, aunque algo sombreada de terror y despotismo

    de

    los anti-

    . guos cantares d e los Incas. Se siente

    en

    ella el halito multitudinario

    de los hayllis aclamando a los Incas vencedores, se escuchan las

    £rases patemales de e.tos a

    su

    pueblo,

    las

    oraciones y los himnos

    guerreros, la agorerla de las «calpas» para desentrafiar la sueIte de

    los ejercitos incaicos, y

    la

    pujanza

    del

    poderlo inca despue. del

    triunfo sobre los chancas

    .

    \lguna vez he dicho que

    la

    versi6n de

    Sarmiento de Gamboa, ruda,

    vital,

    plena de barbarie y de fuerza, en

    contraposici6n a la de Garcilaso, creador de un imperio manso e

    idilico,

    era

    la aut6ntica rapsodia de los tiempos heroicos. La de Gar-

    cilaso

    es

    la versi6n de las fiustas vencidas y de los par ientes seniles y

    plafiideros despues

    de

    la conquista; la de Sarmiento es la versi6n

    masculina del imperio incaico, con

    una

    moral de vencedores.

    8

    2.

    Las

    l aciones

    geogrlificas

    e

    elipe

    Junto

    a personas singulares, aunque

    hayan

    formado un grupo,

    como

    los colaboradores de Toledo, aparece ahora por

    primera

    vez, una

    obra

    colectiva.

    Se trata

    del conjunto

    de

    Relaciones

    geogrd-

    ficas -monografias antropol6gicas

    dbiamos

    actualmente- sobre

    todas las ciudades

    y provincias sometidas a los espanoles,

    que se

    realizaron

    por orden de Felipe il, para facilitar el gobierno de di-

    chas

    regiones. Sobre

    las

    Relaciones geogrdficas es interesante cono-

    cer

    su

    ~ g e n

    su metodologia y

    sus

    resultados:

    2.1. Origen

    de

    las

    «Relaciones»

    .

    No

    es completarnente claro, y as las Rek ciones parecen ser

    ]a c:ris-

    talizaci6n de varios intentos anteriores, cuando la inmensidad de teni-

    toricisbajo el gobiemo espanol exige ]a creaci6n de

    un

    sistema bum-

    crati.co  complejo y cuando ocupa el trono espanol

    un

    rey austero y

    trabajador

    como ue

    Felipe

    il,

    que tiene paciencia para estudiar

    los

    problemas de Un modo sistematico. El intento

    mas

    importante parece

    8.Ponas Fuentes hist6ricas peruanas.

    Uma, Universidad Nacional Mayor de

    San

    Marcos,

    1963,

    p.

    153.

    deberse a Juan de Ovando, sacerdote extremefio, quien fue

    una

    de las

    figures

    mas destacadas del

    gobiemo

    colonial,

    negando

    a

    ser

    presidente

    del Consejo

    de

    Indias. En 1569 se Ie

    encarga

    ]a visita del Consejo

    de

    Indias,

    al

    que acusa

    de

    desconocer las reyes

    por

    falta

    de una

    recopiJa-

    ci6n adecuada y de no conocer suficientemente 1a realidad americana.

    Las recomendaciones que haee, al acabar su visita, son: reoIganizar el

    Consejo,

    hacer

    una recopilaci6n de las reyes

    dadas

    y componer una

    descripci6n de todas las prOvincias americanas.

    El Consejo se reorganiz6 llegando a

    ser

    uno de

    los organismos

    burocraticos mas eficientes en recoger y procesar

    ]a

    informaci6n; sus

    integrantes se reunfan sistematicamente

    para

    revisar

    toda la

    documen

    taci6n que

    negaba

    de ultramar (cartas de virreyes, de

    las

    audiencias

    0

    de los obispos, documentos de denuncia, etc.), la resumfan y e presen-

    taban las alternativasal rey con sus pros Y contras para que este decl-

    diese; se conservan en el Archivo General de Indias

    de

    Sevilla muchos

    documentos con esta metodologfa de trabajo. De pai"1) conviene obser-

    val que esta meticulosidad que tiene

    1a

    infonnaci 6n colonial espaftola

    fucilita

    el estudio comparativo de las diferentes regiones americanas y

    de la evoluci6n de los problemas durante

    el

    periodo colonial.

    La

    segunda

    recomendaci6n

    de

    Ovando fue

    haeer

    una

    recopila-

    ci6n de las Ieyes de

    Indias.

    El COdigo

    Ovandino

    dividido en siete

    libros e inconcluso, sera uno de los primeros intentos

    de

    recopila-

    ci6n, obra que continuara Diego

    de

    Encinas en sus

    Provisiones

    (Ma-

    drid, 1596 4 vols. 9

    y

    Juan

    Sol6rzano Pereyra

    d e

    quien se

    hablara

    en este mismo capitulo- basta concluir con la Recopilaci n

    de

    las

    leyes

    de

    Indias que se public6 por fin en 1681.

    En

    cuanto a 1a

    tercera recomendaci6n, Ovando

    prepare

    las «Ordenanzas :reales al

    Consejo de Indias»

    (24

    de septiembre de 1571), en

    que

    se lee:

    Ordenamos y mandamos que los de nuestro Consejo de lndias

    con particular estudio y cuidado, procuren tener hecha siempre des-

    cripci6n y averiguaci6n cumplida y cierta

    de

    todas

    las

    cosas del esta-

    do de las Indias, asf en la tierra como en el mar, naturales y mora-

    les, perpetuas y temporaies, eciesiasticas y seglares, pasadas y pre-

    sentes [ ..

    J

    y tengan un libro

    en

    la dicha descripci6n en eI Consejo y

    gran cuidado en la correspondencia de virreyes, autoriclades· y mi-

    nistros para que informen cada uno de las novedades que hubiese y

    10

    que sucediere se vaya poniendo y afiadiendo a dicho libro.

    IO

    9. Hay una edici6n facsimilar moderna del Instltuto de Cullura Hispamca con el

    titulo de

    Cedulario Indiano

    (Madrid,

    1946).

    10. Citado por Marla del Cannen Gonzalez Munoz en «Estudio preliminar a

    Juan LOpez de Velasco., en Geografra y descripciDn univer.sal de las Indias Madrid,

    Biblioleca

    de

    Autores Espanoles, 1971, p. VIII.

    141

    140

    http:///reader/full/crati.cohttp:///reader/full/libro.IOhttp:///reader/full/libro.IOhttp:///reader/full/crati.cohttp:///reader/full/libro.IO

  • 8/16/2019 Marzal Cap. 3 Marzal Historia de la Antropología indígenista en México y Perú

    13/27

    Nombrado

    Ovando

    p ~ i d e n t e

    del

    Consejo de Indias, se crea el

    cargo de cosm6gra£o-cronista, que recae sabr e el secretario de Ovan-

    do,

    Juan

    L6pez

    de

    Velasco. Este va a concluir

    en

    1574 una

    Geograflay

    descripci n universal

    e

    las

    Indias, aunque no va a publicarse basta el

    siglo XIX. Esta

    obra

    comienza con una introducci6n general sobre la

    tierra y el mar americanos, en la que no faltan interesantes referencias

    a las

    culturas

    indfgenas y en la que, al abordar el tema politico, reapa-

    Ieee la

    postura toledana: «su gobiemo y

    manera de

    repUblica

    en

    la

    mayor parte de

    10

    descubierto no

    Ta [

    •••

    ]

    de manera que merezca

    nombre de

    gobiemo 0 republica, salvo

    en

    la Nueva Espana el imperio

    de Moctezuma y en el Peru el de los Ingas, que

    adn

    se tiene entendido

    que procedi6

    de

    tirania

    m s

    que

    de

    elecci6n ni buen gobiemo [ ..] El

    imperio

    de

    Moctezuma parece

    que

    tuvo mejo r principio y asf fue m s

    justificado, aunque

    todos gravados

    y oprimidos de sus senores.

    n

    las

    otras

    partes

    casi tOdos

    eran como behetrlas,

    solamente obedecfan a

    los

    que los acaudillaban

    en

    tiempo

    de

    guerra,

    por

    el tiempo

    que

    durabalO

    1971, 15). Tambien se refiere L6pez de Velasco

    al

    poblamiento ameri-

    cano y a la clasica· hip6tesis asiatica: «en efecto todas son conjeturas

    Hacas. Y as 0010 queda por creer, bast a que haya mayor averiguaci6n,

    que aquel Nuevo Mundo

    se

    junta con esotro por

    alguna

    parte, como

    de

    ello

    da

    indicio

    la

    costa

    de

    la

    China

    y de

    la

    Nueva

    Espaiia,

    .que

    v n

    corriendo

    en

    viaje

    de juntarse

    por

    la

    parte del septentri6n; y

    que

    sien

    do asE, se habran por aquella parte dilatad 0 en tantos siglos poco a

    poco las gentes basta llegar a donde ahora estan» 1971,2). Sabre la

    disminuci6n de la poblaci6n indigena afirma:

    En

    todo

    1

    descubierto, al principio los naturales fueron muchos

    m s en

    nllmero

    de

    los que

    e s p u ~ ha

    habido,

    pOI que en

    muchas

    provinclas,

    donde

    habfa

    gran

    multitud

    de

    elIos,

    han

    llegado casi a

    acabarse del todo. La

    causa de su

    disminuci6n fue, al principia, la

    guerra,

    por

    los muchos

    que

    murieron

    en

    ella

    en

    las batallas y reen

    cuentros, y desesperados

    par

    verse rendidos otros,

    no

    queriendo ve-

    nir de

    paz,

    por

    levantarse a los montes, dejaron

    de

    hacer sus semen

    teras

    y murieron de

    hambre; de 10 cual se sigui6, en los prlroeros

    anosmortandades

    generales, y enfermedades

    nunca vistas en

    aque

    Bas partes. como

    fueron

    las virueJas

    que les pegaron los espafi.oles; y

    despues

    aca

    fueron faltando mucho c on los malos tratamientos que

    los espafioles les hacfan

    y

    los excesivos trabajos que les dablin con

    cargas demasiadas, porque al principio

    no

    habfa entre elIas otro

    recuaje, y con

    la labor

    de

    minas

    de

    oro y plata, pesquerias

    de

    perlas,

    ~ j e r i s

    del campo y labores de edificios,

    con

    que han acabado

    gran multitud

    de

    elIos;

    aunque ya,

    despues de

    que

    aquelIo ces6, en

    partes hay

    donde han

    vuelto a acrecentarse

    y de haber ya maS

    de

    10

    que antiguamente habra [1971,14].

    Son tambien interesantes las observaciones sabre la poblaci6n

    no indigena, tanto sobre los espanoles que

    pasan

    a las Indias,

    como los nacidos

    en

    estas. Pero

    la obra

    de L6pez de Velasco es,

    ante todo, una descripci6n minuciosa de

    todos

    los territorios

    de

    America sometidos a Espana,

    con

    dos grandes «tablas», la de las

    Indias del Norte,

    con

    el virreinato de Nueva Espaiia, cuatro Audien

    cias Mexico, Nueva Galicia, Guatemala e isla Espanola) y 17 go

    bemaciones, y las

    de las

    Indias

    de

    Mediodia,

    con

    el virreinato del

    Peru, cinco Audiencias Panama, Nuevo Reino, Quito, Lima y

    Charcas) y nueve gobemaciones. En cada una de estas demarca

    ciones administrativas se describen

    las

    ciudades y pueblos con su

    ubicaci6n, clima, recursos, historia, poblaci6n y lista de reparti

    miento y pueblos de indios. Por ejemplo, en la Audiencia de Lima

    se describen

    18

    pueblos y ciudades de espanoles.

    Esta Geograffa de Indias parece que fue compuesta por L6pez

    de Velasco antes de que llegaran las respuest as a los celebres cues

    . tionarios de la Relaciones geogro;/icas, si es exaCta la afirmaci6n de

    uno de los consejeros: «todo esto que

    ha

    escrito [L6pez de Velas

    co] en este libra

    10 ha

    sacado de los derroteros y papeles que el

    Cansejo Ie habia

    dado de

    Santa

    Cruz»,11

    el cosm6grafo del Consejo

    de Indias.

    En

    todo

    caso,

    la

    geografia es

    la

    mejor

    preparaci6n

    para

    acometer una obra de la envergadura de las Relaciones geogrdficas.

    Aunque

    parece que

    L6pez

    de

    Velasco mUlca estuvo

    en

    America,

    sin duda ninguna

    conoda

    bien la realidad que iba a investigar.

    2.2. Metodologfa de

    las

    Relaciones»

    Las Relaciones geograficas, aunque se pensaron para America,

    pues sabre ella los miembros del Consejo real tenian

    mayor

    igno

    rancia, se hicieran tambien

    para

    algunas regiones

    de

    Espana, don

    de

    se

    publica

    ron

    con

    el titulo

    de

    Relaciones topograficas y

    son una

    excelente fuente de informaci6n

    sabre

    como

    era

    la cultura espano

    la en la metropoli, cuando comenzaba la colonizaci6n americana.

    El cuestionario

    para

    America, enviado

    en

    1577, tenia 50 pre

    guntas,

    que

    estaban precedidas por

    unas

    instrucciones:

    Primeramente, los gobernadores, corregidores 0 alcaldes mayo

    res, a quien los ViIreyes

    0

    Audiencias y otras personas de gobiemo

    enviaren estas inStrucciones y memorias impresas, ante todas cosas

    1L Citado por Gonzalez Munoz, art. cit.. p. XIX.

    142

    143

  • 8/16/2019 Marzal Cap. 3 Marzal Historia de la Antropología indígenista en México y Perú

    14/27

    ruiran llsta y memoria de los pueblos de espaiioles e indios que

    hubiere en su jurisdicci6n [ ..J

    Y

    distribuiJ:an las dichas instruccio

    nes [ ..J

    por

    los pueblos de los espaiioles, envil1ndolas a los Consejos,

    y doDde no, envil1ndolas a los curas si los hubiere y si no a los

    religiosos

    a cuyo cargo

    fuere

    la doctrina mandando a los Concejos y

    encargando de parte de

    S.M.

    a los

    curas

    y

    rellgiosos,

    que

    dentro de

    un

    breve tennino las respondan

    y

    satisfagan como en e1las se

    decla

    ra, y les envfen las relaciones que hicieren [ ..JY en los pueblos y

    dudades, donde los gobemadores corregidores y personas

    de

    go

    biemo

    residieren,

    haran

    las relaciones de elIos,

    0

    encargarlas

    han

    a

    personas

    inteligentes

    de

    las

    CQSa

    de

    la

    tierraP

    Las 50

    preguntas

    contenian todo 10 que hoy llarnarfamos un

    «estudio de comunidad» y constitufan una pequeiia

    gum,

    similar a

    la de George P. Murdock, que permitfa hacer un estudio compara

    do

    de

    comw1idades

    americanas aunque

    no con

    la

    precisi6n de la

    famosa

    muestra

    etnografica mundial del antrop610go norteameri

    cano citado. Los puntos investigados son nombre y sobrenombre

    del

    pueblo, fundador, clima, ubicaci6n, recursos naturales

    -plan

    tas,

    animales,

    minerales--

    viviendas, sistema econ6mico, sistema

    social, sistema religioso,

    vias

    de comunicad6 n causas de despobla

    miento

    etc.

    n

    fin,

    era

    una

    gufa

    que

    permltfa

    construir la

    «historia

    natural y moral» del pueblo en el senti do cIasico de la expresi6n.

    Hay un

    especial

    interes

    por los

    datos sobre

    culturas indigenas.

    Como

    ejemplo, transcribo algunos puntos del cuestionario:

    5.

    De muchos 0 pocos indios. Y si ha tenido mas 0 menos otto

    tiempo que ahora, y las causas que de elIos se supieren, y si los que

    hay estlin 0 no en pueblos furmados y permanentes. y el talle y

    suerte de sus entendimientos, inclinaciones y maneras de vivir, y

    si

    hay diferentes lenguas en

    toda

    la provincia 0 tienen alguna general

    en que todos hablen.

    13.

    Item

    10

    que

    quiere deck en lengua

    de

    Indios

    el

    nombre

    del

    dicho pueblo de Indios, y

    por

    que se

    llama

    asf,

    si

    hubiere

    que

    saber

    n elIo, y romo se llama la 1engua

    que

    los indios de los dichos pue

    blos hablan.

    14. Cuyos eran en tiempo de su gentilldad y el sefiorlo que sobre

    elIos teman sus senores, y 10 que trlbutaban y las adoraciones, ritos

    y costumbres buenas

    0

    malas que

    tenfan.

    15. C6mo se gobernahan y

    con

    quien trafan gueqa y

    romo

    pe-

    leahan, y el habito y traje que

    trafan,

    y

    el

    que ahora traen, y los

    12.

    Marco

    Jimenez de Ia Espada, «£studio pre1iminar_,

    en

    Reiaciones

    googrdficas

    de

    Indios:

    PerU 4 vols., Madrid. Ministerio

    de

    Fomento. 1881