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XIV. UNA TEORÍA DE LA MOTIVACIÓNHUMANA*

A.H.MASLOW

INTRODUCCIÓN

En un ensayo anterior! se presentaron varias proposiciones que se de­bían incluir en cualquier teoría de la motivación humana que tuvierapretensiones de ser definitiva. Estas conclusiones se pueden resumirbrevemente como sigue:

i) Toda la integridad de la organización debe ser una de las bases delas teorías de la motivación.

ii) El móvil del hambre (o cualquier otro móvil fisiológico), fue recha­zado como punto o modelo central para una teoría definitiva de la mo­tivación. Se demostró que cualquier impulso que sea de base somáticay 1ocal izable es atípico, y no característico de la motivación humana.

iii) Semejante teoría debe centrarse en objetivos últimos o básicosy subrayarlos, y no en parciales o superficiales, en fines y no en me­dios hacia estos fines. Semejante hincapié implicaría que estábamosdando un lugar más central a las motivaciones inconscientes que a lasconscientes.

iv) Por lo general existen varios caminos culturales hacia una mismameta. Por tanto, los deseos conscientes, específicos, local-culturales, noson tan fundamentales en la teoría de la motivación como los objetivosmás básicos e inconscientes.

v) Toda conducta motivada, sea preparatoria o de consumación, debeinterpretarse como un canal por el cual se pueden expresar o satisfacer

* Psychological Reoieto 50, julio de 1943, pp. 370-396.Se han combinado y renumeradolas notas de pie de página y las referencias pertinentes. Las referencias que no apareáanen el texto fueron omitidas.

1 A. H. Maslow, "A preface to motivation theory", en Psychosomatic Med. S, 1943,pp. 85-92.

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a la vez muchas necesidades básicas. Es habitual que un acto tenga másde una motivación.

vi) Prácticamente todos los estados orgánicos deben considerarse co­mo motivados y motivadores.

vii) Las necesidades humanas se disponen enjerarquías de fuerza. Esdecir, la aparición de una necesidad suele basarse en la satisfacciónprevia de otra necesidad más fuerte. El hombre es un animal con deseosperpetuos. Asimismo, no se puede tratar ninguna necesidad o impulsomotivador como si fuese aislado o discreto; todo impulso motivador serelaciona con el estado de satisfacción o de insatisfacción de otros afanes.

viii) Hacer listas de impulsos motivadores no nos lleva a ningunaparte, por diversas razones teóricas y prácticas. Además, toda clasifica­ción de las motivaciones debe enfrentarse al problema de los niveles deespecificidad o de generalización de los motivos que van a clasificarse.

ix) Las clasificaciones de motivaciones deben basarse en metas y noen impulsos instigadores o en una conducta motivada.

x) La teoría de la motivación debe centrarse en el ser humano y no enel animal.

xi) La situación o el campo en que reacciona el organismo se debetomar en cuenta, pero ese campo por sí solo rara vez puede servir comoexplicación exclusiva de la conducta. Además, este mismo campo debeinterpretarse en términos del organismo. La teoría de campo no puedeser sustituto de la teoría de la motivación.

xii) No sólo se debe tomar encuenta la integración del organismo, sinotambién la posibilidad de reacciones aisladas, específicas, parciales osegmentadas.

Desde entonces se ha vuelto necesario añadir a éstas, otra afirmación:xiii) La teoría de la motivación no es sinónimo de teoría conductista.

Las motivaciones sólo son una clase de determinantes de la conducta.Aunque la conducta casi siempre es motivada, también casi siempre estábiológica, cultural y situacionalmente determinada.

Este ensayo constituye un intento por formular una teoría positiva de lamotivación que satisfaga estas demandas teóricas, y que al mismo tiem­po se apegue a los hechos conocidos, tanto clínicos y observacionalescomo experimentales. Sin embargo, se deriva más directamente de laexperiencia clínica. Creo que esta teoría se encuentra dentro de la tradi­ción funcionalista de James y Dewey, y se funde con el holismo de

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Wertheimer.? Coldstein- y la psicología de laGestal t, y conel dinamismode Freuds y Adler.? Esta fusión o síntesis puede llamarse, arbitrariamen­te, teoría de la "dinámica general".

Es mucho más fácil percibir y criticar los aspectos de la teoría de lamotivación que remediarlos. Esto es causado, en gran parte, por la muygrave falta de datos sólidos en este ámbito. Creo que esta falta de hechoscomprobados se debe básicamente a la ausencia de una teoría válida dela motivación. Por consiguiente, se debe considerar que la actual teoríaes un programa o marco sugerido para futuras investigaciones, y quedeberá sostenerse o caer, no tanto conforme se presenten hechos o testi­monios, cuanto por las investigaciones que aún están por hacerse, inves­tigaciones tal vez sugeridas por las preguntas que hemos planteado eneste ensayo.

LAs NECESIDADES BÁSICAS

Las necesidades "fisiológicas"

Las necesidades que suelen tomarse como punto de partida de la teoríade la motivación son los llamados impulsos fisiológicos. Dos recientes.líneas de investigación nos han obligado a revisar nuestros conceptoshabituales acerca de estas necesidades: primero, el desarrollo del con­cepto de homeostasis, y segundo, el descubrimiento de que los apetitos(elecciones de preferencia entre alimentos) son una indicación bastanteeficiente de verdaderas necesidades o carencias en el organismo.

La homeostasis se refiere a los esfuerzos automáticos del cuerpo pormantener un estado constante y normal del torrente sanguíneo. Can­non" ha descrito es te proceso en relación con: 1) el contenido de agua quehay en la sangre; 2) el contenido de sal; 3) el contenido de azúcar; 4) elcontenido de proteínas; 5) el contenido de grasas; 6) el contenido decalcio; 7) el contenido de oxígeno; 8) un nivel constante de ion hidrógeno(equilibrio acidobásíco), y 9) la temperatura constante de la sangre. Ob­viamente, se puede extender esta lista para incluir otros minerales, lashormonas, vitaminas, etcétera.

2 M. Wertheimer, conferencias inéditas en la New School for Social Research.3 K Goldstein, TheOrganism, Nueva York, American Book Co., 1939.4 S. Freud, NeLV introductonj lectures on psychoanalysis, Nueva York, Norton, 1933.5 A. Adler, Social interest, Londres, Faber and Faber, 1938.6 W. B. Cannon, Wisdomof thebody, Nueva York, Norton, 1932.

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Young, en un artículo reciente," ha resumido su trabajo sobre el ape­tito en relación con las necesidades corporales. Si el organismo carece dealgún producto químico, la persona tenderá a desarrollar un apetitoespecífico o hambre parcial de ese elemento alimentario.

Por ello parece imposible, aparte de inútil, hacer una lista de las nece­sidades fisiológicas fundamentales, pues pueden ser casi cualquier nú­mero que deseemos, de acuerdo con el grado de especificidad de ladescripción. No podemos declarar homeostáticas todas las necesidadesfisiológicas. Aún no se ha demostrado que el deseo sexual, el sueño, lasimple actividad y la conducta materna en los animales sean homeostá­ticos. Además, esta lista no incluiría los diversos placeres sensorios (gus­tos, colores, cosquillas, golpes), que probablemente sean fisiológicos yque podrían llegar a ser las metas de una conducta motivada.

En un artículo anterior" se ha señalado que estos impulsos fisiológicoso necesidades deben considerarse insólitos y no típicos, pues to que sonaislables y localizables en el cuerpo. Es decir, son relativamente inde­pendientes entre sí, de otras motivaciones y del organismo en total y, ensegundo lugar, en muchos casos es posible demostrar una base somáticalocalizada y subyacente del impulso. Esto se puede decir menos gene­ralmente de lo que se había pensado (las excepciones son la fatiga, elsueño, las respuestas maternales) pero sigue siendo cierto en los ejem­plos clásicos de hambre, sexo y sed.

Debe señalarse, una vez más, que cualquiera de las necesidades fisio­lógicas y la conducta consumatoria que las acompaña servirán asimis­mo de canales para otras clases de necesidades. Es decir, quien cree quetiene hambre puede en realidad es tar buscando más comodidad o másdependencia, aparte de vitaminas o proteínas. A la inversa, es posiblesatisfacer la necesidad del hambre en parte con otras actividades comotomar agua o fumar cigarrillos. En otras palabras, aunque esas necesi­dades fisiológicas sean relativamente aislables, no lo son por completo.

No hay duda de que estas necesidades fisiológicas son las más domi­nantes de todas. Lo que esto significa específicamente es que en el serhumano al que algo le falta en la vida de manera extrema, lo más proba­ble es que su principal motivaciónsean las necesidades fisiológicas y no

1 P. T. Young, "The experimental analysis of appetite", en Psychol. Bull, 38, 1941,pp. 129-164.

8Maslow, "Apteface to motivation theory", op. cit.

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otras. Quien carece de alimentos, seguridad, amor y autoestima, quizátenga un hambre de alimentos más fuerte que de ninguna otra cosa.

Si todas las necesidades están insatisfechas, y el organismo está do­minado por las necesidades fisiológicas, todas las otras necesidadespueden tornarse inexistentes o quedar en el trasfondo. Entonces se jus­tifica caracterizar todo el organismo diciendo sencillamente que tie­ne hambre, pues su conciencia estará casi por completo dominada porel hambre. Todas las capacidades se ponen al servicio de la satisfaccióndel hambre, y la organización de esas capacidades queda determinadacasi del todo por el propósito único de saciarla. Los receptores yefecto­res,la inteligencia, la memoria, los hábitos, todo puede definirse enton­ces, simplemente, como instrumentos destinados a satisfacer el hambre.Las capacidades que no son útiles para este propósito se adormecen o sedesplazan a segundo plano. El afán de escribir poesía, el deseo de ad­quirir un automóvil, el interés en la historia de la nación, el deseo de unnuevo par de zapatos quedan, en caso extremo, olvidados o pasan a serde importancia secundaria. Para el hombre extrema y peligrosamentehambriento no hay otro interés que el del alimento. Sueña con alimentos,recuerda alimentos, piensa en alimentos, se emociona sólo con alimen­tos, nada más percibe alimentos y no desea nada más que alimentos. Losdeterminantes más sutiles que de ordinario se funden con los afanesfisiológicos, al organizar incluso la alimentación, la bebida o la conductasexual pueden quedar entonces tan abrumados que nos permiten hablaren este momento (pero sóloen este momento) de un puro afány conductade hambre, con el irrestricto afán de saciarla.

Otra característica peculiar del organismo humano cuando quedadominado por una cierta necesidad es que también tiende a cambiartoda su filosofía del futuro. Para nuestro hombre crónica y extremada­mente hambriento, se puede definir la Utopía, en términos llanos, comoel lugar en que abunda el alimento. Tiende a pensar que si sólo le garan­tizaran alimentos por el resto de su vida se sentiría perfectamente felizy nunca desearía otra cosa. Entonces, la vida misma tiende a quedardefinida en términos de alimento. Y todo lo demás le parecerá carentede importancia. La libertad, el amor, el sentimiento de la comunidad, elrespeto y la filosofía, todo será puesto de lado como trivialidades inúti­les, ya que no sirven para llenar el estómago. Se puede decir con justiciaque ese hombre vivirá en exclusiva de pan.

No es posible negar que tales cosas son ciertas, pero sí se puede negar

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UNA TEORÍA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA 253,su generalidad. Casi por definición, las condiciones de urgencia son rarasen una sociedad pacífica que funcione con normalidad. El hecho de queesta perogrullada se olvide se explica sobre todo por dos razones: pri­mera, las ratas tienen pocas motivaciones aparte de las fisiológicas, ydado que gran parte de las investigaciones de motivación se ha hechocon estos animales, resulta fácil extrapolar el cuadro de la rata al serhumano. Segundo, con demasiada frecuencia no se comprende que lacultura misma es un arma adaptativa, una de cuyas principales funcio­nes es hacer que las urgencias fisiológicas ocurran cada vez menos, amenudo. En casi todas las sociedades conocidas, es rara en lugar decomún el hambre crónica y extrema, del tipo urgente. En todo caso, estopuede decirse de los Estados Unidos. El ciudadano estadunidense pro­medio experimenta apetito, y no hambre, cuando dice" tengo hambre".Lo más probable es que sólo por accidente conozca el hambre de vida omuerte, y aun entonces, sólo unas cuantas veces durante toda su vida.

Obviamente, una buena manera de oscurecer las motivaciones "su­periores" y obtener una visión tendenciosa de las capacidades y de lanaturaleza humanas es mantener al organismo extrema y crónicamentehambriento y sediento. Todo el que trate de convertir un cuadro deurgencia en un cuadro típico y que mida todas las metas y deseos delhombre por su conducta durante una extrema privación fisiológica,estará por cierto mostrándose ciego ante muchas cosas. Es verdad queel hombre sólo vive de pan... cuando no hay pan. Pero, ¿qué ocurre conlos deseos del hombre cuando hay pan abundante, y cuando tiene labarriga crónicamente llena?

Al punto surgen otras necesidades ("superiores") y éstas, en lugar delhambre fisiológica, dominan el organismo: Cuando éstas a su vez que­dansatisfechas, vuelven a surgir necesidades nuevas (todavía más "su­periores"), y así sucesivamente. Esto es lo que queremos decir cuandoafirmamos que las necesidades humanas básicas están organizadas enuna jerarquía de prepotencia relativa.

Una de las principales consecuencias es que la satisfacción se vuelveun concepto tan importante como la privación en la teoría de las moti­vaciones, pues libera al organismo de la dominación de una necesidadrelativamente más fisiológica, lo que permite que surjan otras metas mássociales. Las necesidades fisiológicas junto con sus objetivos parciales,cuando están crónicamente satisfechas, dejan de existir como determi­nantes activos u organizadoras de la conducta. Ahora sólo existen de

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manera potencial, en el sentido de que podrían resurgir para dominaral organismo si no se vieran satisfechas. Pero una necesidad que sesatisface deja de ser una necesidad. El organismo queda dominado y suconducta organizada tan sólo por las necesidades insatisfechas. Si sesatisface el hambre, pierde im portancia en la dinámica común del indi­viduo.

Esta afirmación queda un tanto condicionada por una hipótesisque analizaremos por completo más adelante: que son justamente aque­llos individuos en quienes siempre se ha satisfecho una cierta necesi­dad, los mejor equipados para tolerar su privación en el futuro y que,además, quienes han sido privados en el pasado reaccionarán de maneradistinta a las satisfacciones actuales que quienes nunca han conocido esaprivación.

Lasnecesidades deseguridad

Si las necesidades fisiológicas quedan relativamente bien satisfechas,entonces surge un nuevo conjunto de necesidades a las que podremoscatalogar en forma aproximada como necesidades de seguridad. Todolo que se ha dicho de las necesidades fisiológicas es igualmente cierto,aunque en menor grado, en el caso de estos deseos. El organismo puedeestar igualmente dominado por ellos. Pueden servir como los organiza­dores casi exclusivos de la conducta, poniendo a su servicio todas lascapacidades del organismo, el que entonces podremos describir conbastante justeza como un mecanismo dedicado a la búsqueda de laseguridad. También podemos decir de los receptores, de los efectores,del intelecto y de otras capacidades que son, básicamente, instrumentosentregados a la búsqueda de la seguridad. Y una vez más, corno en elhombre hambriento, vernos que la meta dominante es un poderosodeterminante no sólo de su actual cosmovisión y su filosofía, sino tam­bién de su filosofía del futuro. Prácticamente todo parece menos im­portante que la seguridad (incluso, a veces, las necesidades fisiológicasque, después de haber sido satisfechas, ahora se subestiman). Podríadecirse que un hombre en este estado, si es lo bastante extremo y crónico,vive casi en exclusiva para la seguridad.

Aunque en este ensayo nos interesan ante todo las necesidades deladulto, tal vez podamos acercarnos mejor a un entendimiento de susnecesidades de seguridad mediante la observación de lactantes y de

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niños en quienes estas necesidades son mucho más sencillas y obvias.Una razón de la apariencia más clara de la reacción de amenaza o depeligro en los niños pequeños es que no inhiben esa reacción, mientrasque a los adultos de nuestra sociedad se les ha enseñado a inhibirla atoda costa. De este modo, auncuando los adultos sientan amenazada suseguridad no podremos verlo en la superficie. Los niños pequeños re­accionarán de manera total y como si se sintieran en peligro si se lesasusta o se les deja caer súbitamente, se les atemoriza con ruidos fuertes,con una luz deslumbrante o con algún otro estímulo sensorio pocousual, como mediante una ruda manipulación, falta de apoyo generalen los brazos de la madre o un apoyo inadecuado."

En los infantes también podemos ver una reacción mucho más directaa varios tipos de enfermedades corporales. A veces, estas enfermedadesparecen amenazas inmediatas perse, y al parecer hacen que el niño sesienta inseguro. Por ejemplo, el vómito, el cólico u otros dolores agudosparecen hacer que el niño contemple todo el mundo de manera distinta.En semejante momento de dolor puede plantearse que, para el niño, laapariencia de todo el mundo cambia súbitamente de lo soleado a lotenebroso, por decirlo así, y se vuelve un lugar en que puede ocurrircualquier cosa, en que lo antes estable de pronto se torna inestable. Deese modo, el niño que a causa de mala alimentación cae enfermo puededesarrollar durante un día o dos temor, pesadillas y una necesidad deprotección y tranquilidad que nunca se le habían notado antes de suenfermedad.

Otro indicador de la necesidad de seguridad del niño es su preferen­cia por algún tipo de ininterrumpida rutina o ritmo. Parece desear unmundo predecible y ordenado. Por ejemplo, la injusticia, la parcialidad ola incongruencia enla conducta de los padres parecen hacer que el niño sesienta angustiado e inseguro. Esta actitud acaso nose deba tanto a la injus­ticia perseo a algún dolor en particular sino, antes bien, a que este tratoamenaza con hacer que el mundo parezca indigno deconfianza, inseguroo impredecible. Los niños pequeños parecencrecer mejor con un sistemaque tiene al menos un cierto lineamiento de rigidez, en que hay algún

9 Al crecer el niño, el simple conocimiento y la familiaridad, así como un mejordesarrollo motor, hacen que estos 11 peligros" parezcan cada vez menos temibles y máscontrolables. Puede decirse que a lo largo de la vida una de las principales funciones dela educación es esta neutralización de aparentes peligros por medio del conocimiento,por ejemplo: No tengo miedo al rayo, porque sé algo respecto a él.

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tipo de programa, alguna clase de rutina, algo con lo que se pueda contarno sólo en el presente, sino también lejos en el futuro. Tal vez podríamosexpresar esto más precisamente diciendo que el niño necesita un mundoorganizado y no uno desorganizado o mal estructurado.

El papel central de los padres y la organización de la familia normalson indiscutibles. Las riñas, las agresiones físicas, la separación, el divor­cio o lamuerte en la familia pueden ser particularmente aterradores.También los estallidos de ira de los padres o las amenazas de castigodirigidas al niño, como insultarlo, hablarle con rudeza, sacudirlo, tratar­lo brutalmente o el castigo físico a veces producen un pánico y un terrortan totales en el niño, que debemos suponer que en ello hay más que elsimple dolor físico. Aunque es cierto que en algunos niños este terrortambién puede representar el temor de perder el amor de sus padres,asimismo puede surgir en niños totalmente rechazados, que parecenaferrarse a sus padres más por simple deseo de seguridad y protecciónque por una esperanza de amor.

Someter al niño común a estímulos o situaciones nuevas, poco familia­res, extrañas y desconcertantes, con frecuencia causa la reacción de pe­ligro o terror, como por ejemplo perderse o aun separarse de sus padresdurante breve tiempo, encontrarse ante rostros nuevos, situaciones otareas nuevas, la vista de objetos extraños, desconocidos o incontrolables,enfermedad o muerte. Sobre todo en esos momentos, el hecho de que elniño se aferre frenéticamente a sus padres es prueba elocuente de supapel como protectores (además de ser quienes le dan alimento y amor).

A partir de estas observaciones y de otras similares podemos genera­lizar diciendo que el niño común en nuestra sociedad prefiere en generalun mundo seguro, ordenado, predecible y organizado con el que puedacontar, en el cual no ocurran cosas inesperadas, incontrolables y peligro­sas y en el que, en todo caso, tiene padres todopoderosos que lo prote­gerán y le darán refugio contra todo peligro.

El hecho de que estas reacciones puedan observarse tan fácilmente enlos niños es, en cierto modo, prueba de que los niños de nuestra sociedadse sienten demasiado inseguros (o, en una palabra, que han sido mal­criados). Los niños criados en una familia amorosa, que nunca los ame­naza, ordinariamente no reaccionan como lo he descrito antes.'? En tales

10 M. Shirley, "Chíldren's adjustments to a strange situation", en J. Abnorm. (Soc.)

Psychol. 37, 1942, pp. 201-217.

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niños, las reacciones al peligro suelen surgir por lo común ante objetoso situaciones que también los adultos considerarían peligrosos.P

En nuestra cultura, el adulto saludable, normal y afortunado ha lo­grado satisfacer en gran medida sus necesidades de seguridad. La so­ciedad "buena", pacífica, donde todo transcurre normalmente, suelehacer que sus miembros se sientan bastante seguros ante animales fero­ces, temperaturas extremas, delincuentes, asaltos y asesinatos, tiranía,etc. Por tanto, ensentido muy real, ya no tiene necesidades de seguridadcomo motivadores activos; así como un hombre saciado ya no sientehambre, un hombre seguro ya no se siente en peligro. Si deseamos verestas necesidades directa y claramente, debemos observar individuosneuróticos o casi neuróticos, así como a los parias económicos y sociales.Entre estos dos extremos, sólo podemos percibir las expresiones denecesidades de seguridad en fenómenos como, porejemplo, la preferen­cia común por un empleo que ofrezca estabilidad y protección, el deseode contar con una cuenta de ahorros y seguros de varios tipos (médico,dental, de desempleo, de incapacidad o de vejez).

Otros aspectos generales de la búsqueda de seguridad y estabilidaden el mundo pueden verse en la muy común preferencia por las cosasfamiliares más que por las exóticas, o por lo conocido por encima de lodesconocido. La tendencia a profesar alguna religión o filosofía delmundo que organice el universo y los hombres en una especie de con­junto satisfactoriamente coherente y significativo, también es tá motiva­da en parte por la búsqueda de seguridad. También aquí podemos enu­merar a la ciencia y la filosofía en general como motivadas en parte porlas necesidades'de seguridad (más adelante veremos que también hayotras motivaciones de la labor científica, filosófica o religiosa).

De otro modo, las necesidades de seguridad aparecen como movili­zador activo y dominante de los recursos del organismo tansólo encasosde urgencia como guerra, enfermedad, catástrofes naturales, oleadas de

11 Una 11serie de pruebas" para la seguridad podría consistir en colocar al niño anteun pequeño coheteque explotara o presentarle un rostro con bigote, hacer que la madresaliera de la habitación. colocarlo en10alto de una escalera o junto a una jeringa hipo­dérmica, hé-.~ que un ratón se le acerque, etc. Desde luego, no puedo recomendarseriamenteel uso deliberado de tales11 pruebas", pues muy bien podrfancausar daño alniño. Peroestas situacionesYotrassimilares ocurren pordocenas en la vida cotidiana yse las puede observar. No hay razón para que estos estímulos no se empleen. porejemplo, conchimpancésjóvenes.

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crímenes, desorganización social, neurosis, lesiones cerebrales o situa­ciones crónicamente malas.

En nuestra sociedad, algunos adultos neuróticos son, en muchos as­pectos, cornoel niño que se siente inseguro en su afán de seguridad,aunque en los primeros adopta una apariencia un tanto especial. Reac­cionan a menudo a peligros desconocidos y psicológicos en un mundoque les parece hostil, abrumador y amenazante. Tales individuos siem­pre se comportancomo si fuese inminente una grancatástrofe, es decir,suelen responder como a una emergencia. Sus necesidades deseguridada menudo encuentran su expresión explícita en la búsqueda de un pro­tector o de una persona más fuerte de la que puedan depender o, tal vez,de un Führer.

Puede ser útil describir al individuo neurótico en forma ligeramentedistinta como una persona adulta que ha conservado sus actitudes in­fantiles hacia el mundo; de este modo, puede decirse que el adultoneurótico se comporta"como si" siempre tuviese miedo de recibir nal­gadas o la desaprobación de su madre, ser abandonado por sus padreso de que le quiten el alimento. Es como si sus actitudes pueriles dereacción de temor y amenaza ante un mundo peligroso se hubiesenocultado sinser afectadas por los procesos de crecimiento y aprendizaje,y hoy pudiesen ser despertadas por cualquier estímulo que hiciera queun niño se sintiera en peligro y amenazado.P

La neurosis en que la búsqueda de seguridad adopta su forma másclara se encuentra en la neurosis obsesivo-eompulsiva. Los obsesivos­compulsivos intentan frenéticamente ordenar y estabilizar el mundo, demodo que nunca surjan peligros incontrolables, inesperados o descono­cidos.P Se protegen con toda clase de ceremonias, reglas y fórmulas,para estar preparados contra toda posible contingencia y de modo queno puedan surgir nuevas eventualidades. Se asemejan mucho a los casosde lesión cerebral descritos por Coldstein.w que logran mantener elequilibrio evitando todo lo que les parezca extraño y poco familiar

12 No todas las personas neuróticas se sienten inseguras. La neurosis puede tener, ensu centro, una sofocación de las necesidades de afecto y estima en una persona que estégeneralmente segura.

13 A. H. Maslow y B. Mittelmann, Principies of abnormal psychology, Nueva York,Harper and Row, 1941.

14 Goldstein, op. cit.

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y ordenando su restringido mundo erforma tan limpia, disciplinada yordenada que puedan esperar todo 10 que pueda ocurrir. Tratan dedisponer el mundo de modo que no pueda ocurrir nada inesperado(peligros). Y si acaso, no por culpa suya, llega a suceder algo inesperado,sufren una reacción de pánico, como si el hecho inesperado constituyeraun peligro grave. Lo que podemos ver tan sólo como una preferenciarelativa en la persona saludable, es decir, una preferencia por10familiar,se convierte en necesidad de vida o muerte en los casos anormales.

Necesidad deamor

Si están bastante satisfechas las necesidades fisiológicas y de seguridad,entonces surgirán las necesidades de amor, afecto y pertenencia a ungrupo, y todo el ciclo ya descrito se repetirá con este nuevo centro. Ahorala persona sentirá, como nunca, la ausencia de amigos, de una novia, deuna esposa o de tener hijos. Sentirá hambre de tener relaciones afectuo­sas con personas en general, a saber, de llegar a tener un lugar en sugrupo, y se esforzará intensamente por alcanzar este objetivo. Desearáconseguir ese lugar más que nada en el mundo, y hasta podrá olvidarque en un tiempo, cuando tenía hambre, había desdeñado el amor.

En nuestra sociedad, el descuido de estas necesidades es el núcleo quemás a menudo se encuentra en casos de mala adaptación y de unapsicopatología más grave. Elamor y el afecto, así como su posible expre­sión en la sexualidad, suelen ser considerados con ambivalencia, y sue­len estar protegidos con muchas restricciones e inhibiciones. Práctica­mente todos los teóricos de la psicopatología han considerado que eldescuido de la necesidad de amor es básico en el cuadro de la malaadaptación. Por tanto, se han hecho muchos estudios clínicos de estanecesidad, y tal vez sepamos más acerca de ella que de ninguna otra,salvo de las fisiológicas."

Algo que debe subrayarse alUegar aquí es que amor no es sinónimode sexo. El sexo se puede estudiar como necesidad puramente fisiológi­ca. La conductasexualordinaria está multideterminada, es decir, deter­minada no sólo por las necesidades sexuales sino también por otras,

15 Maslow y Mittelmann, 011. cit.

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entre ellas, sobre todo por las necesidades de amor y de afecto. Tampocodebemos pasar por alto el hecho de que la necesidad de amor incluyedar y recibir amor.16

Lanecesidad deestima

En nuestra sociedad, todos (con unas cuantas excepciones patológicas)sienten la necesidad o el deseo de contar con un concepto de uno mismoestable y firmemente basado, de autorrespeto, autoestima y de la estimade los demás. Con autoestima firmemente basada queremos decir quese fundamenta en una capacidad real; un logro y el respeto de los demás.Estas necesidades se pueden clasificar en dos conjuntos subsidiarios.Son, primero, el deseo de fuerza, de éxito, de adecuación, de confianzafrente al mundo y de independencia y Iibertad.'? En segundo lugar,tenemos lo que podemos llamar el deseo de reputación o prestigio (quedefinimos como respeto o estima de otros), reconocimiento, atención,importancia o apreciación." Estas necesidades han sido relativamentesubrayadas por Alfred Adler y sus seguidores, y relativamente descui­dadas por Freud y los psicoanalistas. Sin embargo, hoy se está manifes­tando una creciente apreciación de su importancia central.

La satisfacción de la necesidad de autoestima produce sentimientosde confianza, dignidad, fuerza, capacidad y adecuación de ser útil ynecesario en este mundo. Pero el descuido de estas necesidades producesentimientos de inferioridad, debilidad e impotencia. A su vez, estos

16 Para más detalles, véase A. H. Maslow, "The dynamics of psychological security­insecurity", en Characier and Pers. 10, 1942, pp. 331-344, YJ. Plant, Personalityand thecultural patiem, Nueva York, Commonwealth Fund, 1937, cap. 5.

17 No sabemos si este deseo particular es universal o no. La pregunta decisiva, deespecial importancia hoy, es: "Los hombres esclavizados y dominados, ¿se sienten ine­vitablemente insatisfechos y rebeldes?" Podemos suponer, sobre la base de datos clíni­cos conocidos por todos, que un hombre que ha conocido la verdadera libertad (que noha recibido una paga por abandonar la seguridad, sino que, en cambio, la edificó sobrela base de una adecuada seguridad), no permitirá fácilmente que se le quite. Pero nosabemos si esto puede decirse de la persona nacida en la esclavitud. Los hechos delpróximo decenio deberán darnos una respuesta Véase un análisis de este problema enE. Frornm, Escnpefromfreedom, Nueva York, Farrar and Rinehart, 1941.

18 Tal vez el deseo de prestigio y respeto de los demás sea subsidiario del deseo deautoestima o confianza en uno mismo. La observación de los niños parece indicar quees así, pero los datos clínicos no apoyan semejante conclusión.

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UNA TEORÍA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA¡ 261

sentimientos hacen surgir un desaliento básico, o bien tendencias com­pensatorias o neuróticas. Si estudiamos neurosis traumáticas graves,lograremos apreciar la necesidad de una confianza propia básica, ycomprender lo impotentes que las personas se sienten sin ella.'?

Lanecesidad deautorrealización

Aun si se satisfacen todas estas necesidades, a menudo (si no siempre)podemos esperar que pronto se desarrolle un nuevo descontento e in­quietud a menos que la persona esté haciendo aquello para lo que mássirve. Un músico debe dedicarse a la música, un pintor debe pintar, unpoeta debe escribir si no quiere acabar siendo infeliz. Lo que un hombrepueda ser, debe serlo. A esta necesidad podemos llamarla de autorreali­zación.

Este término, acuñado por Kurt Goldstein, se emplea en este ensayoen forma mucho más específica y limitada. Se refiere al deseo de com­pletarse, es decir, la tendencia a realizar lo que se era en potencia. Pode­mos describir esta tendencia como el deseo de volverse más y más lo quese es, de volverse todo lo que se es capaz de ser.

Desde luego, la forma específica que tomarán estas necesidades varíamucho de una persona a otra. En una puede adoptar la forma del deseode ser una madre ideal, en otra puede ser la de expresarse en el atletismoyen otra más puede expresarse en pintar cuadros o inventar. No esnecesariamente un impulso creador, aunque en quienes tengan capaci­dad~s de creación adoptará esta forma

La 'clara manifestación de estas necesidades se basa en la anteriorsatisfacción de las necesidades fisiológicas, de seguridad, de amor yestimación. A la gente que ha satisfecho estas necesidades la llamaremosgente básicamente satisfecha, y de ellas esperamos la creatividad másplena (y más sana).2°Dado que en nuestra sociedad las personas básica-

19 A. Kardiner, The Traumatic Neuroses ofOur Time, Nueva York, Hoeber, 1941. Paraun análisis más extenso de la autoestima normal, así como para informes de variosinvestigadores, véase A. H. Maslow, "Dominance, personality and social behavior inwomen", en J. Soc. Psychol. 10, 1939, pp. 3-39.

20 No hay duda de que la conducta creadora, como pintar, tiene como cualquier otraconducta en múltiples determinantes. Se la puede ver en las personas"innatamentecreadoras", esténsatisfechaso no, felices o infelices, hambrientas o insaciadas. También

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262 DEL "NEW DEAL" A MEDIADOS DEL SIGLO

mente satisfechas son la excepción, no sabemos mucho acerca de laautorrealización, ni experimental ni clínicamente. Y quedará allí comointeresante problema por investigar [oo.].

es claro que la actividad creadora puede ser compensadora, de mejoría o simplementeeconómica. Tengo la impresión (aún no confirmada), de que es posible distinguir losproductos artísticos e intelectuales de personas básicamente satisfechas mediante unasimple inspección En todo caso, también aquf debemosdistinguir, de manera dinámica,la.propíajsonducta manifiesta de sus diversas motivaciones o propósitos.