Memoria Sonora

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12/11/2015 Revista Afuera | Estudios de crítica Cultural http://www.revistaafuera.com/print.php?id=327&nro=15 1/11 Escuchar para contar. Una mirada sobre la construcción de los relatos de las experiencias concentracionarias en Argentina a través de la memoria sonora Resumen: El presente trabajo se inserta en la problemática de la memoria, la construcción de su relato y representación social, partiendo de la dimensión sonora, en el marco de las experiencias concentracionarias durante la última dictadura cívico‐militar en Argentina. Partimos de la premisa de que la memoria es una construcción colectiva donde entran en juego los intereses y proyecciones de diferentes actores sociales que pujan por visibilizar su perspectiva de los hechos. Porque de eso se trata: una mirada sobre el pasado, cuyos cimientos están puestos en los sentidos ya que a través de ellos percibimos los acontecimientos. A partir del relato de los sobrevivientes de los Centros Clandestinos de Detención, Tortura y Exterminio, observamos que el oído se constituyó como uno de los sentidos que les permitía mantener una conexión con su entorno. Estos adquirían valores que exceden el hecho físico en sí, configurando nuevas relaciones en el patrón sonido‐contexto‐significado de cada sobreviviente, constituyendo la memoria sonora a partir de la cual construyen su relato actual. In this work we´ll talk about the problem of collective memory, how is building its story and its social representation, based on the sound dimension in the context of the concentration camp experiences during the last civic‐military dictatorship in Argentina. We start from the premise that the memory is a collective construction where the interests and projections of different social actors visible bid for his perspective of the facts involved. Because that is : a

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La escucha atenta configura una nueva manera de reconstruir el pasado que no pasa

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Escuchar para contar. Una mirada sobre la construcción de los relatos de lasexperiencias concentracionarias en Argentina a través de la memoria sonora

 

 

Resumen:

El presente trabajo se inserta en la problemática de lamemoria, la construcción de su relato y representaciónsocial, partiendo de la dimensión sonora, en el marco delas experiencias concentracionarias durante la últimadictadura cívico‐militar en Argentina.

Partimos de la premisa de que la memoria es unaconstrucción colectiva donde entran en juego losintereses y proyecciones de diferentes actores socialesque pujan por visibilizar su perspectiva de los hechos.Porque de eso se trata: una mirada sobre el pasado,cuyos cimientos están puestos en los sentidos ya que através de ellos percibimos los acontecimientos.

A partir del relato de los sobrevivientes de los CentrosClandestinos de Detención, Tortura y Exterminio,observamos que el oído se constituyó como  uno de lossentidos que les permitía mantener una conexión con suentorno. Estos adquirían valores que exceden el hechofísico en sí, configurando nuevas relaciones en el patrónsonido‐contexto‐significado de cada sobreviviente,constituyendo la memoria sonora a partir de la cualconstruyen  su relato actual.

In this work we´ll talk about the problem of  collectivememory, how is building its story and its socialrepresentation, based on the sound dimension in thecontext of the concentration camp experiences duringthe last civic‐military dictatorship in Argentina.

We start from the premise that the memory is acollective construction where the interests andprojections of different social actors visible bid for hisperspective of the facts involved. Because that is : a

 

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look at the past, whose foundations are on the way andthat through them we perceive events.

From the story of survivors of Clandestine Detention,Torture and Extermination Centers, we note that theear was established as one of the ways that allowedthem to maintain a connection with their environment.These acquired values that exceed the physical act itself,forming new relationships in sound ‐ meaning ‐ contextpattern of each survivor, constituting the soundmemory from which to build its current account.

 

Problematizando la memoria

Al hablar de memoria, no podemos dejar de advertir la complejidad que ladefinición misma del término implica. Para empezar, el diccionario de la RealAcademia Española admite catorce definiciones diferentes, aunque llamativamenteninguna de ellas hace mención a la perspectiva sensorial ni a la idea de proceso queconlleva. Hablar de “la memoria” como una entidad es desconocer la multiplicidadde aspectos que la constituyen; su dinamismo e historicidad reclaman un estudiointegral y transdisciplinario.

Así como el recuerdo no es una reproducción, la memoria no puede ser entendidacomo un fenómeno estático y permanente sino como una construcción individual enprimera instancia, y luego social. Ya Maurice Halbwachs (2004) diferencia historiade memoria, siendo la primera el relato que da cuenta de los hechos fácticos quetransforman la sociedad, mientras que la segunda da cuenta de las construccionesidentitarias de las comunidades. Así como la historia es informativa, la memoria escomunicativa. Y como en todo acto comunicativo, hay un recorte definido por losintereses y proyecciones de los diversos actores sociales que pujan por visibilizar  surelato, su perspectiva de los hechos. De este modo, la memoria no puede serseparada del concepto de política, en su más amplio sentido; se manifiesta comouna arena de lucha por consolidar un relato propio, constitutivo de los procesosidentitarios de las sociedades. La memoria es identidad, es reconocimiento, peropor sobre todas las cosas, es relato. Entonces, ¿podemos hablar de “la memoria”? ¿Odeberíamos dar lugar a la pluralidad y diversidad de voces que la narran?

Así, la memoria es una perspectiva, producto de la construcción permanente eininterrumpida sobre el pasado, sin perder de vista el presente (Feierstein, 2012). Lamemoria es una mirada, y como tal, parte de sus cimientos están puestos en lossentidos ya que a través de ellos percibimos los acontecimientos. Es por eso que nopodemos hablar de memoria colectiva sin referirnos a las individualidades ysubjetividades que la constituyen, a partir de cada uno de los sentidos con los cualesinteractuamos con nuestro entorno.

Y es en este sentido en el cual los estudios sobre la/s memoria/s nos plantea/n losmayores desafíos. En primer lugar, porque ninguna construcción de un relato sobrelos hechos del pasado es atemporal; siempre hay un posicionamiento desde elpresente, momento en el cual se realiza efectivamente dicha construcción y queinevitablemente influye en ella con su matriz ideológico‐cultural. A su vez, todo eserelato es inseparable de la biografía personal de cada uno de los individuos, en elmarco social de su formación como parte integral de su comunidad. La memoria esuna práctica social que transita  constantemente entre la dimensión mítica delrelato, el hecho histórico en sí mismo y la representación que cada uno hace en supresente de los hechos del pasado (Vezzetti, 2002)

Por otra parte, cada narración se sostiene en los sistemas de valores y creencias de

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cada individuo; todo relato es un relato moral, y como tal es la construcción de unaclase social y de su época. Así, podemos empezar a observar el complejo entramadoque implica la memoria como objeto de estudio, en tanto que pone de relieve, y enmuchos casos confronta, los intentos de cada actor social por visibilizar su relato. Espor ello que hablar de memoria es hablar también de olvido, así como hablar desonido es hablar de silencio.

En este trabajo nos proponemos abordar la construcción de/los relato/s queconforman la memoria de la historia reciente Argentina, específicamente de lasexperiencias concentracionarias durante la última dictadura cívico‐militar,tomando como fuentes las entrevistas realizadas a ex detenidos‐desaparecidos de losCentros Clandestinos de Detención, Tortura y Exterminio. Y atendiendo a lacomplejidad y diversidad de aspectos que conforman el fenómeno de la memoria,nuestro enfoque se concentra en lo que llamamos memoria sonora, concepto quedesarrollaremos más adelante pero que podríamos sintetizar como lasconfiguraciones del patrón sonido‐contexto‐sentido con el que cada individuointerpreta el entorno sonoro que lo circunda.

Nos resulta importarte destacar que la memoria sonora es sólo un modo de enfocar yabordar la complejidad de la memoria colectiva. Sin embargo, es un aspectoescasamente estudiado y que requiere una perspectiva metodológica yepistemológica reflexiva y múltiple que permitan observar y analizar la pluralidadde este fenómeno (Espina Prieto, 2007).

La escucha como tecnología de control

El caso de los Centros Clandestinos de Detención, Tortura y Exterminio argentinosdurante la última dictadura cívico‐militar es representativo en el estudio de lamemoria sonora en tanto que el tabicamiento durante los períodos de detencióntrajo como consecuencia la necesidad de incrementar la atención del sentidoauditivo para los detenidos‐desaparecidos. Parte de la tortura psicológica y delproceso de deshumanización de los secuestrados, era llevado a cabo mediante elaislamiento y el tabicamiento o imposibilidad de ver a su alrededor (Calveiro,2006). Esto llevó a que la mayoría de  los sobrevivientes, de forma más o menosconsciente o inconsciente, basen sus relatos en el sentido de la audición. Unejemplo de ello es la similitud que halló la CONADEP, Comisión Nacional  sobre laDesaparición de Personas, entre los bosquejos de los lugares de detención realizadospor los sobrevivientes y los espacios relevados durante el funcionamiento de lacomisión. En el informe presentado, el Nunca Más, se adjudica esta similitud alsentido auditivo de los detenidos, que se valían de la escucha para poder ubicar elespacio donde se hallaban secuestrados (CONADEP, 1984).

Es importante destacar que no fue circunstancial ni aleatorio el tabicamiento de lavisión y no de la audición. Claramente, dentro de la lógica que reinaba en lossistemas concentracionarios, la posibilidad de oír formaba parte del mecanismo decontrol represivo. El hecho de tabicar la vista pero dejar liberado el sentido de laaudición se condice con la voluntad de los represores de obligar a los detenidos‐desaparecidos a escuchar su entorno, a no poder escapar tan fácilmente de él ni conla mente. Oír las sesiones de tortura o a los compañeros gimiendo o murmurando,percibir la presencia y el control constante de los represores a través de sus pasos,formaban parte de una manera más de atormentar a los secuestrados.

El oído no tiene párpados dice Pascal Quignard (Quignard, 1999), no descansa, no seapaga bajo ninguna situación y, sobre todo, no lo podemos cerrar para dejar deescuchar aquello que nos angustia o disgusta. Y allí reside la clave de la eficacia delsonido como tecnología de control social, una herramienta poderosa cuyos efectosno pueden ser controlables. Por otra parte, no es menor la característica inclusivadel sonido frente a la exclusión que genera la vista. Podemos ver cientos de fotos delos actos de terrorismo más horrendos de la historia del hombre, pero siempre vamosa estar fuera de la escena. Es algo que le pasa a otro, está fuera de mí…si no megusta puedo cerrar los ojos o darle la espalda. Sin embargo, el sonido esnaturalmente inclusivo, nos rodea y penetra; la única forma de escaparle es

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huyendo, moviéndonos fuera de su alcance. Es por esta misma razón que podemosentender el oído como un órgano cultural y colectivo, el poder del sonido sirvetanto como mecanismo de control como para conformar vínculos y cohesión (GarcíaLópez, 2005). Posteriormente desarrollaremos el concepto del sonido entendidocomo signo, pero a esta altura podemos afirmar que es un medio de expresión designificados que determinan vínculos afectivos con el entorno.

Esta noción de lo sonoro como factor de control social no es algo nuevo. Alrespecto, José Manuel Berenguer hace una interesante comparación entre losmecanismos de control social y violencia acústica de la actualidad, como ser lassirenas, alarmas, teléfonos, bocinas; con los que ocurre en la naturaleza del mundoanimal, donde los rugidos, aullidos o bramidos tienen como objetivo demostrarfortaleza causando intimidación, sometimiento y logrando así la captura de lapresa. (Berenguer, 2006)

Retomando la idea anteriormente planteada, el tabicamiento de la vista implica laagudización de la percepción auditiva para los detenidos‐desaparecidos durante elperíodo de su secuestro; siendo, a la vez, un ejemplo concreto del uso del sonidocomo tecnología de control y mecanismo de instalación de una imagen acústica delterror.

Sin embargo, ni el oído ni la mente humana funcionan de manera plenamenteprevisible, y en muchos casos, esa posibilidad de escuchar el entornopermanentemente, dejó de ser un elemento de tortura para convertirse en unmecanismo de supervivencia. En los relatos relevados en el transcurso de estainvestigación podemos observar cómo los sonidos percibidos son significados por lossobrevivientes, tanto en el momento de la detención como en el presente,valiéndose de ellos para reconocer el entorno, las diferentes guardias, la presencia oausencia de compañeros, la localización de los lugares donde se emplazaban losCentros Clandestinos, y la lista sigue…

Así, es preciso profundizar en la construcción de esos relatos desde la o las miradasde cada uno de los sobrevivientes entrevistados, atendiendo a los elementos sonorosde dichas narraciones. Pero sobre todo, sabiendo que ese ejercicio de la memoria esun puente entre el pasado y el presente, atravesado por todos los sentidos,contradicciones y valores que reflejan las miradas sobre el relato, personales y delinvestigador. El ser humano no es sólo el objetivo de los estímulos que lo circundan,sino fundamentalmente su intérprete (Lutowicz, 2012). Por lo que no podemospensar en un sujeto externo a ese entorno; necesariamente está implicado yrelacionado con el objeto, lo modifica y se modifica a sí mismo en el procesoinvestigativo. Anular esto es distorsionar la realidad  que el investigador buscadescribir y comprender (Espina Prieto, 2007).

 

La memoria de los sentidos

Nadie duda ya de la relevancia de los sentidos en los procesos de la memoria. Enprimer lugar porque representan la puerta de acceso al universo que nos circunda;percibimos el mundo a través del tacto, de los olores, el gusto, los sonidos y lasimágenes. De hecho, existe un vasto corpus que refiere a un tipo particular dememoria denominada memoria sensorial, la cual no retiene las sensacionespercibidas en sí mismas, sino las representaciones que nos hacemos de esasimágenes sensoriales (Kelly, 1956)

Y este es un aspecto que nos interesa destacar: nuestra memoria se construye apartir de la representación de imágenes que percibimos a través de nuestrossentidos, entendiendo el término imagen en su más amplio sentido. En su texto sobrela fragilidad del pasado, Brauer sostiene que cuando nos referimos a la conservaciónde los hechos del pasado no podemos hablar de los hechos en sí mismos, sino de laimagen e impresiones que ellos han dejado en cada uno de nosotros (Brauer, 2002).De esta manera, afirmamos la idea de que la memoria es un sí misma unarepresentación, y no una reproducción; por lo tanto, es fuertemente influenciada

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por los valores, conceptos y preconceptos que nos envuelven en el momento depensarla y relatarla. Nuestra perspectiva del mundo, nuestras definiciones políticase ideológicas, nuestras creencias y experiencias, van a construir distintasrepresentaciones de los hechos pasados; que probablemente también difieran en laslecturas que hagamos en otro contexto y tiempo. No es posible una aproximacióntotalizadora hacia el pasado, la línea narrativa siempre va a encontrar lasdiscontinuidades propias de todo relato (Morales Zamora, 2010)

A su vez, siguiendo el trabajo de David Le Breton quien sintetiza su idea de unaantropología de los sentidos a partir de la frase “Siento, luego soy” (Le Breton,2007), nos interesa retomar algunas definiciones que hace Constance Classen alrespecto. La premisa de la cual partimos es que la percepción sensorial no sólo es unacto físico, sino también cultural, entendiendo los sentidos como una vía detransmisión de valores culturales (Classen, 1997). Del mismo modo en que granparte de nuestras acciones están reguladas por la sociedad, la percepción a travésde los sentidos también es condicionada a partir de los códigos sociales quedeterminan el significado de la experiencia sensorial. De algún modo, percibimos loque culturalmente es posible en el marco de nuestro tiempo y sociedad. Así, si lamemoria se construye a partir de las representaciones de las imágenes sensoriales, yla percepción de los sentidos está íntimamente ligada a los valores culturales decada individuo; podemos afirmar que los relatos de las memorias van a serconstantemente atravesados por las experiencias personales y las definicionessociales, culturales y políticas

Un acercamiento a la memoria sonora

Si bien la percepción del entorno se da a través de todos los sentidos, en estetrabajo focalizaremos en la audición ya que, como se mencionó anteriormente,resulta representativo de las experiencias concentracionarias en Argentina, enfunción de las condiciones de cautiverio que sufrieron los detenidos‐desaparecidos.Para ello, vamos a desarrollar algunas de las características diferenciales de lapercepción auditiva con el objeto de comprender en profundidad la construcción delrelato que cada sobreviviente hace sobre su propia experiencia.

Lo primero que debemos comprender respecto al sentido de la audición es que eloído es un órgano que se educa a lo largo de toda nuestra existencia, desde elvientre materno hasta el último suspiro percibimos los sonidos de nuestro entorno,procesando toda la información que podemos extraer de ellos. La audición es unsentido íntimamente ligado con el descubrimiento del medioambiente.

De acuerdo al investigador canadiense Murray Schafer, dado que todo lo que oímosestá necesariamente atado a una fuente determinada, los sonidos son indicios paraidentificar las cosas de nuestro entorno (Schafer, 2009). A su vez, el reconocimientode un sonido dado está íntimamente ligado a las experiencias cotidianas de cadapersona, es por ello que comúnmente los niños interrogan a sus mayores acerca delorigen de ciertos sonidos que, por más simples y habituales que puedan ser paranosotros, representan una primera escucha para los pequeños que empiezan adescubrir el mundo. Esta instancia básica de escucha se relaciona con lo que BarryTruax denomina procesamiento de la señal (Truax, 2001), la etapa de la audicióndonde nuestra atención se concentra en el reconocimiento de la fuente que produceel sonido en cuestión [1].

Sin embargo, el hecho de oír involucra niveles cognitivos superiores a la extracciónde la información útil; implica distintos estados de consciencia y atención. Lamayor parte del tiempo procesamos la información acústica en un plano de fondo;pero aún en este nivel de percepción menos consciente se relacionan, en un procesocomplejo, el reconocimiento de patrones auditivo, comparando lo que percibimoscon la base de datos registrada como producto de nuestras experiencias sociales eindividuales (Truax 2001). Así, un sonido puede atraer nuestra atención porque nonos resulta familiar ni proveniente de una fuente reconocible, o, por lo contrario, estan familiar que tiene un significado dado. En este sentido, entendemos los sonidosdel entorno como signos en una acepción claramente peirceana donde el signo está

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en lugar de algo bajo algún aspecto o capacidad (Pierce, 1986), ya sea como elobjeto en sí mismo, su indicio o su simbolización. Las secuencias sonoras de nuestrosentornos pueden adquirir significados tan complejos que son factibles de entendersecomo un texto sonoro. Los sonidos que percibimos pueden entenderse como signosen tanto que generan representaciones, no solo de la fuente que los produce, sinoque también nos permiten realizar otras operaciones simbólicas basadas en ciertospatrones que se acumulan en nuestra memoria y que nos permiten vincular ciertossonidos con un contexto dado y con un significado particular. Si pensamos el sonidocomo un signo y la combinación de las unidades semánticas que constituyen esossignos en una línea secuencial, llegamos a la conclusión de que existe un nivelsintagmático de la estructura encadenada de significantes en una serie ordenada detiempo, es decir, un texto sonoro (Lutowicz, 2012). A esta etapa de análisis deíndole cualitativa, Barry Truax la denomina procesamiento de la información(Truax, 2001), y consiste concretamente en la interpretación y resignificación deesa percepción en función de las experiencias personales de cada oyente.

Así, a modo de síntesis, podemos afirmar que ante un estímulo sonoro, la primerareacción será el procesamiento de la señal a través de un análisis comparativo entreel sonido percibido y la galería de muestras sonoras que adquirimos a lo largo denuestra vida, en búsqueda de las coincidencias que nos permitan descubrir el origendel estímulo percibido. Posteriormente, deviene la etapa de procesamiento de lainformación, durante la cual se produce el análisis interpretativo que simboliza ysignifica dicho sonido en función de las experiencias sociales y personales. Por otraparte, los sonidos y sus contextos originales de producción se guardan en nuestrasmemorias como modelos o patrones, los cuales construyen esa “base de datos” pararealizar el análisis comparativo e interpretativo al que nos referimos. Es por ello queel recuerdo de un contexto puede revivir la memoria de un sonido relacionado conese momento, así como la escucha de un sonido reconocible puede traernos a lamemoria el entorno original de producción.

Y en esta instancia, podemos referirnos concretamente al concepto de memoriasonora como un proceso de interpretación de los patrones de reconocimiento de loseventos sonoros, los cuales adquieren distintos valores semánticos en función de lasexperiencias socioculturales de cada individuo, y que derivan del recuerdoemocional asociado a  dichos patrones. Un mismo sonido puede tener distintossignificados según la persona que los perciba, e incluso este significado puedemodificarse con el tiempo en consonancia con el dinamismo propio de la memoria.Por otra parte, como dijimos anteriormente, la memoria es una construcción social,por lo que la memoria sonora también se constituye de acuerdo a los condicionanteso modelos aportados por el grupo o comunidad de pertenencia. Así como es habitualconstruir recuerdos en función de lo que los demás recuerdan, hecho quecomúnmente ocurre con las memorias de nuestra infancia; también significamos lossonidos de nuestro entorno en relación a las valoraciones que la comunidad hace deellos.

En la memoria sonora no almacenamos el sonido en sí mismo, sino surepresentación, el patrón sonido – contexto – sentido. Este patrón sonoro se conectacon distintas capas de asociación que se construyen a lo largo de toda nuestra vida,incluyendo la vida intrauterina. Y generalmente, producen una reacción emocionalen el oyente, la cual determina una conducta específica condicionada por esaemoción, que marca una relación particular entre el oyente y el entorno o contextooriginal de producción, que se prolonga al instante en que es revivido dicho sonido.En palabras del canadiense Barry Truax, el modo en que un sonido determinadofunciona para el oyente depende de su experiencia social y contexto ambiental(Truax, 2001).

 

La construcción de los relatos a partir de la deconstrucción de la memoriasonora

Como hemos dicho al comienzo de este artículo, la memoria es una construcción

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que se basa en el relato de los diversos actores sociales que pujan por visibilizar susproblemáticas y puntos de vista. En función de esto, podemos decir que la memoriaes un relato.

Ahora bien, podemos preguntarnos qué es un relato. La mayoría de las definicionescoinciden en que se trata de un conocimiento que se transmite sobre cierto hecho.  Y creemos que en esa precisa definición podemos sustentar la idea de que todorelato es un relato moral, basado en los valores del/los individuo/s que loconstruyen. En primer lugar, porque como dice Esther Díaz citando a Nietzsche, elconocimiento aloja los restos de la intuición, es un conjunto de metáforasconsensuadas que devienen en conocimiento cuando olvidamos, a fuerza derepetición, que las palabras que conforman ese saber sólo son una copia sonora deuna excitación nerviosa (Díaz, 2010). Por otra parte, también cabe preguntarse quéson los hechos que creemos conocer. Y en este sentido, se puede alegar que no hayhechos sino interpretaciones. Lo cual nos lleva, nuevamente, a la idea de que todorelato es una construcción basada en la interpretación personal, desde una miradaparticular, de un acontecimiento.

Y todos estos derroteros sobre la construcción de los relatos nos permiten entenderque no podemos hablar de experiencias concentracionarias sin comprender que cadarelato es individual y colectivo a la vez, que se construye sobre los valorespersonales enmarcados en el lugar que cada uno siente que debe ocupar en el largoy doloroso proceso de memoria, verdad y justicia.

Nuestras fuentes son entrevistas realizadas a ex detenidos‐desaparecidos y loprimero que debemos advertir es que cada una es un relato construido a partir de sumirada atravesada por todos los sentidos: lo que le llega a sus oídos, a sus ojos, a sucabeza, a su sensibilidad. Y es una mirada desde el presente sobre su pasado, por loque, antes que nada, debemos entender es que no podemos analizar las “metáforasconsensuadas” de su relato, sino su mirada sobre ellas y sobre su experiencia en losCentros Clandestinos de Detención, Tortura y Exterminio. Por lo que tambiéndebemos advertir que cada uno de ellos puede entrañar más de una mirada. A suvez, es necesario señalar que en toda investigación, y más aún en las CienciasSociales y Humanas, el investigador forma parte de la construcción de sus fuentes,por lo que podemos hablar de un “metarelato” sobre la narración de los exdetenidos‐desaparecidos. Y la problematización de todas estas miradas son las quese ponen en juego al momento de analizar y estudiar los procesos de memoria, ymás aún en las experiencias concentracionarias, caracterizadas por el dolor, eltemor y la contradicción.

El caso argentino es muy representativo del estudio de la memoria sonora debido altabicamiento de los detenidos‐desaparecidos durante su secuestro, tal como hemosexpuesto con anterioridad. Pero a su vez, el pedagogo musical y ambientalistacanadiense Murray Schafer enuncia en una de sus tantas publicaciones una frase queresulta disparadora: “…todos los acontecimientos traumáticos conservan el sonidocomo su medio de expresivo…” (Schafer, 2009). Y en el caso de las experienciasconcentracionarias en nuestro país esto se torna relevante cuando uno se detiene aleer las declaraciones de los sobrevivientes, ya sean judiciales, testimoniales,periodísticas, etc. Casi sin advertirlo, la mayoría de los testimonios relatan sushistorias a partir de lo que oían. Sólo a modo de ejemplo, vamos a citar unfragmento del testimonio de Adriana Calvo de Laborde en el Juicio a las Juntas,donde esto se hace explícito

 Dr. Ledesma: ¿Usted todo esto cómo lo apreciaba, usted enese momento tenía los ojos vendados?

Laborde: Sí, pero se oía el ruido de la mirilla cuando laabrían, cuando uno tiene los ojos vendados en esas condicionesel menor de los ruidos es importantísimo. Poco a poco cuandonos fuimos acostumbrando al lugar, creo que las primerasdoce horas no pronuncié palabra en ese calabozo, no meatrevía ni a abrir la boca, me fui acostumbrando a ese lugar y

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fui estudiando la secuencia de que venía el guardia que eramás o menos una secuencia regular y me atreví a preguntarqué era eso [2].

Este testimonio, y muchos otros, dan cuenta de la importancia que los mismosdetenidos‐desaparecidos le han dado a los sonidos que percibían durante susecuestro. Para mucho de ellos, han constituido mecanismos de supervivencia envarios sentidos.

Por un lado, la atención a los sonidos les ha permitido el reconocimiento de lasrutinas propias de la vida concentracionaria. El sonido del carrito que traía lacomida o de los cacharros que utilizaban para ello ha sido es un elemento muchasveces mencionado en las entrevistas como un sonido aliviador. El establecimientode horarios y cierto grado de cotidianeidad, marcada fundamentalmente por lascomidas, es un factor de gran importancia en el relato de los ex detenidos‐desaparecidos entrevistados ya que contribuía a una sensación de ordenamiento enmedio del caos que reinaba en los Centros Clandestinos. Aportaba lógica a lairracionalidad concentracionaria. De hecho, cuando los entrevistados han pasadopor varios campos, es muy contrastante la sensación de angustia que se percibe ensu relato cuando se refieren a los centros donde no había siquiera una rutinaestablecida en función de las comidas diarias, generalmente porque éstas nosucedían con regularidad. En la mayoría de los casos estudiados, los sonidosasociados a las acciones rutinarias suelen estar significados positivamente.

Por otra parte, uno de los ejes de trabajo en relación a este enfoque de la memoriaes la perspectiva del espacio. En la mayor parte de los relatos, el reconocimiento delos lugares de detención estuvo determinado por los sonidos, internos y externos,que percibían los secuestrados. Pero también en este aspecto debemos diferenciaren los relatos distintas miradas en torno al espacio.

En primer lugar, algunos entrevistados narran el esfuerzo constante por percibircada indicio que les permita ubicarse espacialmente. Hay un ejercicio delprocesamiento de la señal, el reconocimiento de los parámetros físicos de lossonidos escuchados, para transformarlos en información concreta que les permitiesereconocer el lugar de detención: los eventos sonoros que provenían del exterior, lasmarchas en el motor del automóvil cuando eran trasladados, la presencia o ausenciade otras personas en el momento de ingreso a los campos de concentración. Enmuchos casos, podemos observar una descripción casi exacta de los espacios dedetención y de los lugares en los cuales estaban emplazados los Centros Clandestinosde Detención, Tortura y Exterminio.

Sin embargo,  en otros casos, la percepción de los espacios basada en el sentidoauditivo es mucho  más subjetiva, y está íntimamente ligada al lugar concreto enque es alojado el detenido‐desaparecido. La cercanía a una sala de tortura o elhecho de estar en una celda de incomunicación, parecen alterar la perspectiva queel sobreviviente tiene, y tuvo en ese momento, del lugar donde se encontrabadetenido. A pesar que las dimensiones de una celda a la otra no variabannotoriamente, incluso entre distintos Centros Clandestinos, la percepción delentrevistado es que, cuando eran lugares de reclusión cercanos a sitios donde setorturaba a otros compañeros, el espacio era pequeño, opresivo. En cambio, enceldas que se encontraban más alejadas, la sensación era de mayor espacialidad. Sibien estas diferencias pueden estar fundamentadas en una diversidad de cuestiones,es importante destacar que también entra en juego el componente emocional delsonido y de la comunicación en sí misma. Es probable que en los relatos con unamirada más subjetiva del espacio, estos componentes emocionales se manifiesten enesa sensación de pequeñez u opresión por parte del espacio.

Por otra parte, pudimos observar que en la mayoría de los relatos la memoria sonoraes mucho más fuerte al comienzo de la detención que hacia el final. El núcleo durode los relatos, la caída y los primeros tiempos de secuestro, está cargado de sonidosy sentidos asociados a ellos. La atención de los detenidos‐desaparecidos seconcentraba en la obtención de la mayor cantidad de información del entorno y en

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las situaciones que se desarrollaban en él, y esto se hacía a través de la escucha einterpretación de los sonidos percibidos. Así, en los casos estudiados y en el materialrelevado, nos encontramos con un importante caudal de sonidos y significadosdurante las primeras semanas de cautiverio. Al respecto, nos interesa abordar desdeenfoques diferentes, pero íntimamente relacionados, esta preponderancia derecuerdos sonoros en el núcleo duro de los relatos. Por un lado, el tiempo que unapersona puede mantenerse en estado de alerta es limitado; la atención constanteimplica un incremento en el estrés del individuo que, si supera un cierto punto,puede provocar rupturas psíquicas en la estructura psicológica de la persona. Por lotanto, un mecanismo de protección inconsciente es la dispersión de la atenciónpasado cierto tiempo. Por otra parte, también hemos podido observar que, una vezque el detenido‐desaparecido logra establecer una cierta relación con loscompañeros más próximos, la atención al entorno también se dispersa levemente.De algún modo, es como si se compartiera con los otros ese estado de alerta,permitiendo esto una cierta distensión. Finalmente, nos interesa hacer referencia ala teoría de la desensibilización propuesta por el sociólogo Daniel Feierstein, a cualplantea que ante la imposibilidad de acción propia de las tecnologías de podergenocida, el sistema nervioso se adapta a la situación apaciguando las transmisionessinápticas y dejando de comunicar el dolor (Feierstein, 2012). Teniendo en cuentaestos tres aspectos, resulta coherente la estructuración de los relatos tan detalladosal comienzo de la experiencia concentracionaria.

Otro elemento que podemos destacar de las entrevistas es que se manifiestaclaramente la polisemia del sonido. Dos personas pueden interpretar significadosdiferentes ante la presencia de un determinado sonido; y es posible también que unmismo individuo adjudique significados distintos a un mismo sonido, de acuerdo alas circunstancias dadas. Y esto hace a la esencia misma del concepto de memoriasonora: el sonido no tiene valores absolutos sino relativos al contexto de escucha yde relato, por lo que su significado comunicacional sólo puede juzgarse a partir deuna perspectiva que involucre el contexto completo, tanto en un sentido medioambiental como social y cultural. Los patrones de reconocimiento basados en lasrelaciones de sonido‐contexto‐sentido, fundados sobre las experiencias personales decada individuo, son determinantes en la instancia de significación de los sonidos. Lamemoria sonora tiene tantas interpretaciones como miradas encontremos en elrelato.

Como podemos observar, cada relato puede tener una diversidad de miradas, tantopor parte del entrevistado como del investigador. Y a su vez, cada uno de estosactores mira desde distintos lugares y niveles. Las lecturas de estos relatos sontantas como posibles construcciones haya; y las claves de abordaje superan losniveles de la ficción, la verdad y lo ficticio que se hace pasar por verdaderoreferidos por Carlo Guinzburg, en función del metarelato que involucra alinvestigador; pero que tal como lo hace este filósofo en su obra, nos permite seguirlas huellas de la construcción de los relatos, basándonos en la semanticidad ytextualidad del sonido.

Consideraciones finales

En Los abusos de la memoria, Tzvetan Todorov plantea que  la selección es un rasgoconstitutivo de la memoria, y por tanto, el trabajo del historiador no está orientadoa la búsqueda de la verdad sino del bien, la contraposición no se da entre ciencia ypolítica, sino entre buena y mala política (Todorov, 2000). Todo estudio sobre lamemoria, desde cualquiera de sus enfoques, no puede dejar de lado que se trata deun espacio de lucha donde se legitima y modela la identidad colectiva. Susacralización sólo es un método más para llevarlas a un terreno estéril que sólo sirvepara reprimir el presente.

En el caso de las experiencias concentracionarias en Argentina durante la últimadictadura cívico‐militar, poner en tensión y problematizar estos procesosconstructivos de la memoria colectiva es un modo de quebrantar la lógica de ladesaparición del Terrorismo de Estado, devolviéndoles su corporeidad y recuperandosus luchas e historias personales.

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La particularidad que aporta el estudio sobre la memoria sonora es,fundamentalmente, una nueva perspectiva acerca de la memoria que no había sidoprofundizada hasta el momento. A su vez, también   se abren nuevas líneas detrabajo inter y transdisciplinarias que se inscriben en un marco general de análisisde nuestra historia reciente que busca romper con los sectarismos disciplinarios.

Entendemos que la comprensión de estos mecanismos es el punto de partida parafortalecer los procesos de construcción  de la memoria colectiva desde la diversidadde aspectos que la componen. La lectura que las futuras generaciones hagan deestos hechos dependerá en gran medida de los cimientos sobre los cuales se asientela memoria. El relato oral nos aporta un gran caudal de información, pero sobretodo de significaciones y valoraciones personales y colectivas que cimientan unarelación diferente con las futuras generaciones, ya no solo basada en el hechoconcreto tal como sucedió, sino también en el vínculo afectivo que podránestablecer con ellos y que serán determinantes, como parte del componenteemotivo del mensaje, en la perdurabilidad de esta memoria que se escribe día a día.

 Notas

[1] La etapa de procesamiento de la señal propuesta por Truax es coincidente con la actitud deescucha causal planteada por Pierre Schaeffer en su Tratado de los Objetos Musicales en el año 1966.

[2] Calvo de Laborde, Adriana. Juicio a las Juntas. 25/04/1985. Fuente: www.desaparecidos.org .Cabe aclarar que sólo se cita un fragmento muy breve, dicha cita continuaba con el detalle de cómoreconocía los métodos de tortura a partir de lo que oía, aspecto en el cual consideramos que no esnecesario ahondar para abordar este estudio.

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Por: Lutowicz, Analía para www.revistaafuera.com | Año X Número 15 | Septiembre 2015