Niveles de Reflexion Etica _ Maliandi

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Ricardo Maliandi

conceptos y problemasTercera edicin, corregida y aumentada

Editorial

III. Niveles de reflexin tica

III.l. Concepto de "reflexin" y sentido de sus "niveles"La reflexin, como vimos, es una intentio obliqua, un acto por el que el sujeto se convierte en objeto de s mismo: como en un espejo, se refleja (y tal es el sentido etimolgico del trmino). Es una autoobservacin de la que tiene que surgir alguna forma de autoconocimiento. Puede entenderse entonces como una operacin que la conciencia humana lleva a cabo en el marco de su propio carcter de "autoconciencia" o "apercepcin". La posibilidad de esa "toma de distancia" con respecto a lo propio constituye de por s un problema. Algunos pensadores han tratado de explicarla desde la antropologa filosfica. Helmuth Plessner, particularmente, la vincula con lo que llama la "posicionalidad excntrica" propia del hombre.1 Sostiene que, a diferencia del animal (que tiene una posicin "frontal" respecto de la esfera en que vive, es decir, de su "mundo circundante": Umwelt, y se constituye en "centro"), el hombre se halla siempre en una posicin "excntrica" con relacin a su esfera, que es la del "mundo" (Welt). Pero, adems, el animal no tiene "vivencia" del centro que constituye, o sea, carece de vivencia de s mismo, mientras que en el hombre el centro se desplaza, toma distancia y provoca una especie de duplicacin subjetiva: por ejemplo, el hombre siente que "es" cuerpo, pero tambin que "tiene" cuerpo. De ese modo puede saber sobre s, contemplarse a s mismo, escindindose en el contemplador y lo contemplado. Tal escisin representa a la vez una "ruptura", una hendidura entre el yo y sus vivencias, en virtud de la cual el hombre queda en dos lados a un mismo tiempo, pero tambin en ningn lado, fuera del tiempo y del espacio. Al encontrarse simultneamente en sus "estados" y "frente a s mismo", como objeto, su accin vuelve tambin constantemente sobre s: el hombre 86 hace a s mismo. Tiene que vivir "conduciendo su vida", ya que, de modo permanente e ineludible, se encuentra con esa vida. Se puede poner en duda, sin embargo, que siempre, absoluta1, Cf. H. Plessner, Die Stafen des Organischen und d,er Mensch, Berln-Nueva York, W. de Gruyter, 3 ed. 1975, pp. 288 ss.[45]

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tica: conceptos y problemas

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mente siempre (o, al menos, en todos sus estados conscientes) el hombre est en actitud "reflexiva". O quiz haya que distinguir tambin aqu un sentido estricto y un sentido lato. Este ltimo abarcara ese permanente "encontrarse" del hombre con su propia vida, as como la conciencia de conducir esa vida. Podra entenderse "reflexin", en sentido lato, no obstante, como toda forma de "meditacin" (aunque el objeto de una meditacn determinada no fuera algo del propio sujeto meditante). En sentido estricto, en cambio, reservaramos la palabra "reflexin" para los casos en que es "clara y distinta" la actitud en que el pensamiento, mediante un giro de ciento ochenta grados, por as decir, se vuelve sobre s mismo. Una cosa es mostrar cmo la reflexin (en sentido estricto) es "posible". Otra, muy distinta, sostener que ella es "inevitable". Creo que hay que admitir tambin la existencia de estados prerreflexivos de la conciencia humana, estados en que la atencin est totalmente volcada hacia "afuera", hacia lo otro de s, y en que, sin que se haya perdido la "posicionalidad excntrica", se adopta una al menos provisoria posicin "frontal". Pero lo que posibilita la reflexin no es slo la "posicionalidad excntrica". Esto constituye sin duda un factor fundamental y necesario, pero no suficiente. No basta comprender que uno no es el "centro" del mundo, sino una "perspectiva" sobre l, junto a otras innumerables perspectivas. Para que la reflexin en sentido estricto y, sobre todo, la reflexin deliberada, se haga posible, tiene que haberse producido la contraposicin con otras perspectivas, el intercambio comunicativo con ellas. Es decir, tiene que haber dilogo, y especialmente tiene que haber dilogo argumentativo, tiene que haber "discurso". La cuestin que nos interesa ahora es la de los "niveles" de reflexin. De nuevo nos valemos de una imagen metafrica, y podemos pensar entonces lo "prerreflexivo" como un plano, o estrato, o nivel, por "encima" del cual se establecen distintos planos, estratos o niveles "reflexivos". El primero de stos corresponde a la reflexin espontnea, natural, cotidiana. De ese nivel resulta fcil distinguir el nivel propio de la reflexin voluntaria e intelectualmente deliberada, sistemtica, ordenada, atenta incluso a pautas metodolgicas. Ah estamos ya en la razn reflexiva o, si se prefiere, en la reflexin raciocinante. En ambos niveles estamos, sin embargo, volviendo la atencin sobre nosotros mismos, sobre algo que nos es propio, sea como individuos o como especie. Y eso lo expresamos lingsticamente. Otro nivel de reflexin posible, entonces, es el de la atencin vuelta precisamente hacia esa expresin lingstica, y que tiene que expresarse en un "metalenguaje". Y aun podemos imaginar un cuarto nivel, en el que la reflexin, paradjicamente, toma ya tanta distancia que parece "endere-

zar" la intentio, o sea, deja de ser, precisamente, una reflexin. Veamos cmo funciona esto en el caso del ethos.

111.2. Ethos prerreflexivo y ethos reflexivoLas diferencias de nivel de reflexin no deben interpretarse como diferencias axiolgicas: no se trata de que unos niveles sean "mejores" que otros. Las diferencias aluden a las maneras de operacin reflexiva, a lo que se busca con ellas y, particularmente ahora en el caso de lo tico, al grado de normatividad presente en la reflexin. Recordemos que el ethos es un conglomerado de creencias, actitudes, costumbres, cdigos de normas, etc. Quiz en un sentido lato todo ello pueda concebirse como "reflexivo", pero en sentido estricto es preferible distinguir lo "reflexivo" como una seccin especial del ethos. Hablaremos, entonces, de ethos "prerreflexivo" y de ethos "reflexivo". En el primero nos encontramos con la normatividad pura, no cuestionada an, la conducta ajustada a determinadas normas, simplemente, y las maneras de juzgar tal conducta, especialmente cuando sta se aparta de aquellas normas. Incluso pueden incluirse aqu ciertos aspectos de la prdica moral. Sin embargo, todo esto, en tal estado de "pureza" (en el sentido de ausencia de toda reflexin), slo puede corresponder a un sector diminuto en el complejo conglomerado del ethos, porque en todos esos elementos siempre pueden surgir dudas o la necesidad de reforzar los propios juicios morales. Particularmente la prdica no puede permanecer siempre sin reflexin. Ocurre as que, casi insensiblemente, se pasa de ese nivel "prerreflexivo" a un primer nivel de reflexin. Se trata aqu de una reflexin elemental, espontnea, que surge a consecuencia de discrepancias morales. Es el tipo de reflexin que va adosado a la toma de conciencia de que el otro no juzga exactamente como yo. En el ethos hay certezas, pero tambin hay dudas. La actitud de "pedir consejo", por ejemplo porque, aunque se conocen las normas, no se sabe cmo aplicarlas a tal situacin concreta o porque no se sabe cul norma habra que aplicar ah, y, sobre todo, la actitud de brindar ese consejo solicitado son actitudes que van acompaadas necesariamente de un tipo de reflexin que podemos llamar "reflexin moral". Un segundo nivel est constituido por las reflexiones que es necesario desarrollar cuando no nos conformamos ya con saber, o con decir, qu se debe hacer, sino que nos planteamos la pregunta "por qu", y tratamos de responderla. Ah se toma conciencia de que la reflexin no slo es ineludible, sino tambin de que hay que desarrollarla racional y sistemticamente. Ese desarrollo equiva-

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