Temas Selectos de La Reflexion Etica 40

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  • 1

    DESCRIPCIN GENERAL DE LOS TEMAS DE ESTUDIO DEL SEMINARIO..

    TEMA 1.

    LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD ANTE LOS OTROS: RETOS Y RIESGOS DE LA HUMANIDAD.

    4

    6

    TEMA 2.

    TICA, CIENCIA Y TECNOLOGA..

    11

    TEMA 3.

    TICA Y PODER POLTICO: LA TICA EN LA CONVIVENCIA Y LA ORGANIZACIN SOCIAL

    14

    MATERIAL DE APOYO

    TEMA 1

    LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD ANTE LOS OTROS: RETOS Y RIESGOS DE LA

    HUMANIDAD

    BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZN.

    19

    EL EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO

    JEAN PAUL SARTRE...

    31

    LOS MEDIOS JUSTIFICAN LOS FINES

    EDUARDO GALEANO.

    54

    ETICA COMUNICATIVA Y EDUCACIN PARA LA DEMOCRACIA

    GUILLERMO HOYOS VSQUEZ.

    59

    CRIMEN Y CASTIGO

    FEDOR DOSTOIEWSKI.

    83

    TEMA 2

    TICA, CIENCIA Y TECNOLOGA..

    106

    TEMA 3.

    TICA Y PODER POLTICO: LA TICA EN LA CONVIVENCIA Y LA ORGANIZACIN SOCIAL

    TICA Y PODER

    DE JORGE SNCHEZ AZCONA

    POR PEDRO G. ZORRILLA MARTNEZ.

    143

    AQUELLAS COSAS POR LAS CUALES LOS HOMBRES Y ESPECIALMENTE LOS

    PRINCIPES, SON ALABADOS O CENSURADOS

    MAQUIAVELO, NICOLS, CAPTULOS XV, XVI, XVII Y XVIII.

    147

    INDICE

  • 2

    TICA NICOMAQUEA

    ARISTTELES.

    153

    POLTICA PARA AMADOR

    FERNANDO SAVATER..

    183

  • 3

    PROGRAMA DE ESTUDIOS, 6 SEMESTRE, LICENCIATURA EN EDUCACIN SECUNDARIA /

    ESPECIALIDAD / FORMACIN CVICA Y TICA /

  • 4

    TEMAS SELECTOS DE LA REFLEXIN TICA II

    DESCRIPCIN GENERAL DE LOS TEMAS DE ESTUDIO DEL SEMINARIO

    Mediante el estudio de los temas seleccionados para este seminario, se pretende que los

    normalistas estudien y discutan, de manera informada, sobre diversos temas que han formado

    parte de las preguntas y problemas que la tica ha abordado y cuya relevancia, en nuestros das,

    adquiere matices particulares dadas las caractersticas de la sociedad contempornea.

    EL PROGRAMA DEL SEMINARIO, CORRESPONDIENTE AL CUARTO SEMESTRE, INCLUYE

    TRES TEMAS DE ESTUDIO.

    El tema I, Libertad y responsabilidad ante los otros: retos y riesgos de la humanidad, contribuye

    al anlisis de las condiciones para la convivencia social, enfatizando aquellas que se relacionan con

    la libertad y la responsabilidad y que constituyen el eje articulador de otros valores indispensables

    para el establecimiento de una convivencia democrtica. Con el estudio de este tema, los alumnos

    normalistas tendrn la oportunidad de reflexionar en torno a la importancia de adoptar una actitud

    crtica y racional ante los conflictos que forman parte de la vida social, de igual manera, podrn

    valorar las aportaciones de la tica comunicativa en el desarrollo de prcticas educativas tendientes

    a promover el respeto a la dignidad de las personas.

    El estudio del tema II, tica, ciencia y tecnologa, se propone un anlisis y una valoracin de la

    capacidad humana para generar conocimientos y formas de proceder ante el mundo natural y

    social. Se analizan algunos rasgos del desarrollo cientfico y tecnolgico relacionado con la dignidad

    humana como criterio bsico para valorar su sentido, lmites y ventajas. Interesa que los

    normalistas aprecien la necesidad de promover en los alumnos de secundaria una mirada abierta

    ante la ciencia y la tecnologa y la posibilidad de que los seres humanos tengan en sus manos el

    curso de su desarrollo con una actitud responsable.

    Con el tema III, tica y poder poltico: la tica en la convivencia y la organizacin social, se

    presentan elementos para el anlisis y la reflexin en torno al ejercicio de la poltica, como un

    mbito de la actividad humana en el que se ven comprometidas todas las personas adems quienes

    desempean funciones polticas. El descrdito que la poltica posee de manera generalizada, al

    asociarse a problemas de corrupcin y de falta de transparencia en las decisiones, se analiza a la

    luz de criterios que tienen en su centro a la democracia y a los derechos humanos como referencias

    fundamentales para un ejercicio poltico responsable, comprometido y sabio, como algunos

    pensadores de la antigedad griega lo haban planteado. Al identificar estas aristas, los normalistas

    podrn enriquecer su perspectiva sobre la importancia de contribuir al desarrollo de una cultura

    poltica en los adolescentes provista de un profundo sentido de justicia y solidaridad.

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    TEMA 1. LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD ANTE LOS OTROS: RETOS Y RIESGOS DE LA

    HUMANIDAD

    La libertad y la responsabilidad como elementos centrales de una perspectiva humanista.

  • 6

    Prcticas humanas que deterioran a los seres humanos: cuando la razn y la responsabilidad son

    delegadas.

    Libertad y responsabilidad como criterios mnimos de vida humana: tolerancia, igualdad,

    solidaridad.

    BIBLIOGRAFA BSICA

    Bobbio, Norberto (2001), Las tentaciones de la razn, Antonella Attili (trad.), en Nexos, ao 23,

    vol. XXVIII, nm. 282, junio, Mxico, Nexos, pp. 34-40.

    Bovero, Michelangelo (2001), Cmo ser laico, en Nexos, ao 23, vol. XXVIII, nm. 282, junio,

    Mxico, Nexos, pp. 42-47.

    Sartre, Jean Paul, El existencialismo es un humanismo, en El existencialismo como humanismo,

    http://www.cibernous.com/autores/existencialismo/textos/humanismo1.html .

    Cohen, Esther (1998), Prlogo, en Umberto Eco y Carlo Maria Martini, En qu creen los que no

    creen?, Esther Cohen (trad.), Mxico, Taurus, pp. 9-21.

    Galeano, Eduardo (1998), Los media justifican los fines, en Antonio Albiala (comp.), Le Monde

    Diplomatique. Edicin espaola. Pensamiento crtico vs. Pensamiento nico, Madrid, Debate, pp.

    242-249.

    Hoyos Vsquez Guillermo et al. (1998), tica comunicativa y educacin para la democracia, en

    Educacin, valores y democracia, Madrid, Organizacin de Estados Iberoamericanos para la

    Educacin, la Ciencia y la Cultura, pp. 9-47.

    Singer, Peter (1995), La igualdad y sus implicaciones, en tica prctica, 2 ed., Nueva York,

    Cambridge University Press, pp. 19-68.

    Dostoyevski, Fiodor (1991), Crimen y castigo, en Obras completas, Mxico, Aguilar, pp. 254-264

    y 392-398.

    BIBLIOGRAFA COMPLEMENTARIA

    Gonzlez de Alba, Luis (1996), Sobre la Tolerancia, el pretendido bien, en La Universidad y la

    tolerancia, Mxico, UNAM, pp. 65-69.

    Bokser, Judit (1996), Los derroteros de la tolerancia en el fin de siglo, en La Universidad y la

    tolerancia, Mxico, UNAM, pp. 71-78.

  • 7

    Cortina, Adela (1995), De una moral adusta a una moral de la frivolidad, en tica sin moral,

    Madrid, Tecnos, pp. 83-100.

    Naval, Concepcin (1996), Educar ciudadanos. Las demandas educativas de la diversidad, en

    Mara Rosa Buxarrais y Miquel Martnez (comps.), Educacin en valores y desarrollo moral,

    Barcelona, ice/oei, pp. 221-231.

    Gellner, Ernest (1998), Las races sociales del igualitarismo, en Cultura, identidad y poltica. El

    nacionalismo y los nuevos cambios sociales, Barcelona, Gedisa, pp. 102-122.

    ACTIVIDADES SUGERIDAS

    1. Encuadre. Presentacin de los materiales, propsitos, contenidos, caractersticas y enfoque del

    programa.

    2. Presentacin emptica. Se solicita a los alumnos que, organizados en parejas, dialoguen durante

    diez minutos acerca de sus datos personales y profesionales, sus expectativas del curso as como el

    concepto que tienen de libertad y responsabilidad ante los otros. Posteriormente, uno de los

    participantes se sienta frente al grupo y su pareja se pone de pie detrs de l colocando sus manos

    sobre los hombros de su compaero, ste se presentar ponindose en su lugar, como si

    efectivamente fuera esa persona, al terminar, se cambian los papeles. Es importante hacer explcito

    que los propsitos de la dinmica son, por un lado, que los participantes traten de ponerse en el

    lugar del otro y que pongan en juego sus habilidades para escuchar y para comunicar sus ideas;

    por otro lado se pretende que el conductor del seminario pueda conocer las nociones previas con

    que cuentan los participantes en torno a libertad y responsabilidad.

    3. Construccin conceptual. Integrados en equipos y a partir de las lecturas de Prlogo al texto En

    qu creen los que no creen?, de Esther Cohen, y tica comunicativa y educacin para la

    democracia, de Guillermo Hoyos, discutir en torno a:

    Las implicaciones de la alteridad como un principio tico.

    La importancia de la argumentacin moral en los procesos de comunicacin.

    La relacin entre sociedad civil y poltica a travs de la tica comunicativa.

    La libertad y la responsabilidad como valores que se ponen en juego en el momento de asumir una

    actitud dialgica.

    Posteriormente a la discusin, cada equipo presenta sus conclusiones al grupo en una plenaria.

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    4. Comprensin crtica. Presentar al grupo el siguiente texto y, en plenaria discutir en torno a su

    relacin con los textos y conclusiones obtenidas con la actividad anterior. La discusin puede

    orientarse con las siguientes cuestiones:

    Por qu afirma el autor que el amor al prjimo es el desamor a vuestra propia persona?

    Por qu aconseja la huida del prjimo y el amor al futuro?

    A qu se refiere el autor con el fantasma que corre delante de ti?

    DEL AMOR AL PRJIMO

    Tenis prisa por acercaros al prjimo y prodigarle hermosas palabras. Yo os digo que vuestro amor

    al prjimo es vuestro desamor a vuestra propia persona. Acuds hacia el prjimo para huir de

    vosotros mismos y de ello desearais hacer una virtud. Pero yo me doy cuenta de vuestro

    desinters. El t es ms antiguo que el yo. El t est santificado; pero todava no el yo. Por eso el

    hombre se apresura acercarse a su prjimo. Quiere decir esto que os aconseje el amor al prjimo?

    Ms bien os aconsejara la huida del prjimo y el amor al futuro! Por encima del amor al prjimo se

    encuentra el amor del futuro, de lo que est por venir. Por encima del amor del hombre yo coloco el

    amor por las cosas y por los fantasmas. Este fantasma que corre por adelante de ti, hermano mo,

    este fantasma es ms hermoso que t. Por qu no le prestas tu rostro y tus huesos? Pero sents

    miedo y huyes hacia tu prjimo. No sabis soportaros a vosotros mismos ni os amis lo suficiente

    As habl Zaratustra

    Nietzsche, F. (2000). As habl Zaratustra. Mxico. EDIVISION/Biblioteca Conmemorativa

    Nietzsche. pp. 57-58.

    5. Se pide que realicen las lecturas Las tentaciones de la razn de Bobbio y Cmo ser laico de

    Bovero. Despus de las lecturas se proyecta la pelcula El nombre de la rosa y con base en la

    lecturas realizadas, se discute en grupo en torno a:

    Lo que es objeto de ocultamiento en la pelcula

    La risa como rasgo humano que simboliza a la razn y a la libertad humana

    La fe y sus implicaciones en la convivencia social

    6. Debate La razn y la fe. A partir de las lecturas de Bobbio y Bovero y del texto Los media

    justifican los fines de Eduardo Galeano, el grupo se divide en dos equipos y se realiza un debate,

    uno de los equipos deber presentar argumentos a favor de la razn y el otro a favor de la fe.

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    Es importante que la discusin gire en torno al ejercicio de la libertad y la responsabilidad que

    implica dicho ejercicio y cmo la razn y la fe ofrecen referentes particulares que requieren

    analizarse; por ejemplo, las implicaciones que tiene delegar la responsabilidad en la fe o en la

    razn; el mal que depende de los seres humanos y el que es independiente de ellos como podran

    ser las catstrofes naturales; las posibilidades de la razn y sus vnculos con el discernimiento y la

    voluntad; el antidogmatismo; la laicidad como el ejercicio de la libertad ante los dogmas, etctera.

    7. Dilogo integrador. En equipos y a partir de la lectura La igualdad y sus implicaciones de Peter

    Singer, los alumnos elaboran un esquema en donde se identifiquen las tensiones entre libertad y

    diversidad humana. En grupo discuten acerca de los recursos racionales o basados en otro tipo de

    explicaciones que los seres humanos han creado para superar dichas tensiones. La discusin en

    grupo deber integrar el contenido del texto con la nocin de libertad y responsabilidad ante los

    otros.

    8. Role-playing. Se proporciona a los alumnos un fragmento de la novela Crimen y castigo y se

    organiza una escenificacin del mismo. Posteriormente se les pide que analicen el texto El

    existencialismo es un humanismo de Sartre y, mediante una mesa redonda, discuten en torno a

    los siguientes tpicos:

    Diferencias entre naturaleza humana y realidad humana

    La libertad y la igualdad ante la diversidad

    El compromiso y las responsabilidades adquiridas con el ejercicio de la libertad

    9. Diagnstico de situaciones. Divididos en equipos, los alumnos realizan un diagnstico de las

    situaciones que se presentan en el texto Los media justifican los fines de Eduardo Galeano. Se

    sugiere que cada equipo realice las siguientes actividades y que el hilo conductor de las discusiones

    sea Prcticas humanas que deterioran a los seres humanos: cuando la razn y la responsabilidad

    son delegadas:

    Identificacin y clarificacin: Los alumnos debern reconocer los valores que estn en juego as

    como los datos y hechos significativos implicados.

    Valoracin: Los equipos debern formular una valoracin argumentada de las situaciones que se

    presentan en el texto.

    Juicio: Los estudiantes podrn emitir un juicio sobre las situaciones. Se sugiere que cada equipo

    pueda asumir una postura consensuada en torno a las repercusiones de las acciones planteadas en

    el texto.

    10. Cierre. En plenaria responder al siguiente planeamiento: Es posible practicar la libertad con

    responsabilidad y respeto a la alteridad mediante el uso de la razn? Con esta actividad se pretende

  • 10

    valorar los avances o transformaciones en las concepciones de los alumnos en torno a la libertad y

    la responsabilidad ante los otros. Elaborar un escrito con las conclusiones personales.

  • 11

    TEMA 2. TICA, CIENCIA Y TECNOLOGA

    Los avances cientficos y su aplicacin racional. El papel de la ciencia en el desenvolvimiento de las

    sociedades y en la transformacin del medio.

    Interdependencia naturalezasociedad: desarrollo, consumo, depredacin y equilibrio. Desarrollo

    sustentable.

    El respeto a la dignidad humana como marco del desarrollo cientfico y tecnolgico. Calidad de vida

    y salud.

    Progreso cientfico y tecnolgico: el compromiso tico de la razn humana. Consumo e impacto

    ambiental: el compromiso con las generaciones venideras.

    BIBLIOGRAFA BSICA

    Bertomeu, Mara Julia (1996), Problemas ticos del medio ambiente, en Osvaldo Guariglia (ed),

    Enciclopedia Iberoamericana de Filosofa. 12. Cuestiones morales, Madrid, Consejo Superior de

    Investigaciones Cientficas/Trotta, pp. 223-240.

    Valds, Margarita M. (1997), Valores y desarrollo sustentable, en Margarita M. Valds et al.,

    Dilemas morales de la sociedad contempornea 2, Mxico, Torres Asociados, pp. 5-31.

    Singer, Peter (1995), El medio ambiente, en tica prctica, 2 ed., Nueva York, Cambridge

    University Press, pp. 329-359.

    American Association for the Advancement of Sience (2001), La naturaleza de la ciencia, La

    naturaleza de la tecnologa y El mundo diseado, en Ciencia: conocimiento para todos, Mxico,

    Oxford University Press/Harla/sep (Biblioteca del normalista), pp. 1-12, 23-37 y 111-131.

    Poincar, Henri (1978), La moral y la ciencia, en Filosofa de la ciencia, Mxico, UNAM (Nuestros

    clsicos, 32), pp. 253-271.

    Hoyos Vsquez, Guillermo (2001), Conocimiento cientfico y formacin tica, en La educacin en

    valores en Iberoamrica. Foro Iberoamericano sobre educacin en valores, Madrid, Organizacin de

    Estados Iberoamericanos, pp. 9-15.

    BIBLIOGRAFA COMPLEMENTARIA

    Gauthier, David (1994), Cooperacin: negociacin y justicia, en La moral por acuerdo, Barcelona,

    Gedisa, pp. 158-212.

  • 12

    Martn Gordillo, Mariano, Carlos Osorio y Jos Antonio Lpez Cerezo (2001), La educacin en

    valores a travs de CTS, en La educacin en valores en Iberoamrica. Foro Iberoamericano sobre

    educacin en valores, Madrid, Organizacin de Estados Iberoamericanos, pp. 119-161.

    Figueroa Perea, Juan Guillermo y Yuriria Alejandra Rodrguez Martnez (2000), El debate actual

    sobre principios ticos y derechos humanos, en Perspectivas bioticas, ao V, nm. 10, Buenos

    Aires, Gedisa, pp. 107-119.

    Habermas, Jrgen (1998), La teora de la racionalizacin de Max Weber, en Teora de la accin

    comunicativa, Madrid, Taurus, vol. I, pp. 197-241.

    Pujol, Rosa Mara (1996), Por qu es necesaria una educacin de los consumidores y las

    consumidoras?, en Educacin y consumo. La formacin del consumidor en la escuela, Barcelona,

    ICE/Horsori, pp. 15-33.

    ACTIVIDADES SUGERIDAS

    1. Se proyecta la cinta Tiempos modernos y se discute en torno a:

    Los avances en la ciencia y la tecnologa: su impacto en las formas de convivencia social

    Las implicaciones ticas del uso de la tecnologa

    Consecuencias y riesgos del uso irracional de la tecnologa

    2. Con base en los textos La naturaleza de la ciencia y La naturaleza de la tecnologa de la

    American Association for the Advancement of Science, los alumnos analizan la dimensin tica de

    las actividades cientficas y tecnolgicas. Se organiza un debate en torno al papel de la ciencia y la

    preservacin de la dignidad humana.

    3. A partir de la lectura El medio ambiente de Peter Singer, mediante una discusin plenaria, los

    alumnos reflexionan en torno a los siguientes ejes:

    Los argumentos que fundamentan el desarrollo econmico basado en el uso irracional de la

    tecnologa.

    Los argumentos que defienden la conservacin del medio ambiente y el bienestar humano

    La correlacin entre los conceptos de calidad de vida, desarrollo econmico, ecologa y veneracin

    por la vida

    Se sugiere que cada alumno desarrolle por escrito sus conclusiones y que las comparta con el grupo

    mediante una exposicin individual.

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    4. En parejas, a partir de la lecturas Valores y desarrollo sustentable de Margarita Valds y El

    medio ambiente de Peter Singer, analizan los elementos que interactan en la formulacin de

    proyectos de desarrollo sustentable:

    Desarrollo econmico.

    Satisfaccin de necesidades humanas.

    La existencia de generaciones futuras.

    Conservacin del medio ambiente.

    5. Posteriormente, buscar notas periodsticas que aludan a problemas ambientales para identificar

    situaciones controvertidas relacionadas con la responsabilidad ante los otros en el uso y desarrollo

    de la ciencia y la tecnologa.

    6. De manera individual y con base en el texto Problemas ticos del medio ambiente de Mara

    Julia Bertomeu, completar el siguiente cuadro y, posteriormente discutir en plenaria:

    BASES ARGUMENTATIVAS DE LA TICA AMBIENTAL

    Aldo Leopold Tom Reagan Peter Singer Herman Daly

    tica de la tierra: Preservar los productos de la historia natural, especialmente las comunidades

    biolgicas.

    7. Foro. Se seleccionan ocho participantes para que a partir del texto El mundo diseado de la

    American Association for the Advancement of Science expongan al grupo las recomendaciones

    sobre los aspectos de la tecnologa que se plantean en el artculo, poniendo nfasis en las

    actividades humanas que han conformado el medio y la vida.

    8. Dilemas morales. En equipos y con base en las lecturas y reflexiones anteriores, los alumnos

    formulan dilemas morales susceptibles de ser aplicados con los estudiantes de secundaria. Lo

    dilemas deben referirse a situaciones reales o imaginarias en donde se pongan en juego valores

    controvertidos con respecto a la tecnologa, la ciencia, el desarrollo econmico, el deterioro

    ambiental, la dignidad y el bienestar humano. Es importante que, adems de formular los dilemas,

    los estudiantes planeen preguntas orientadoras.

    9. Construccin conceptual. Con base en las lecturas La moral y la ciencia de Henri Poincar y

    Conocimiento cientfico y formacin tica de Guillermo Hoyos Vsquez, elaboran de manera

    individual un mapa conceptual.

  • 14

    10. Por equipos, revisan sus mapas conceptuales personales y redactan conclusiones en torno al

    contenido de las lecturas. Para ello puede guiarse en los siguientes ejes:

    Funcin social de la ciencia.

    Relacin entre moral y ciencia.

    Dicotoma entre ciencia y valores ticos.

    La ciencia y la tecnologa al servicio del ser humano.

    Neutralidad de la ciencia.

    Los valores ticos en la investigacin cientfica.

    TEMA 3. TICA Y PODER POLTICO: LA TICA EN LA CONVIVENCIA Y LA ORGANIZACIN

    SOCIAL

    Democracia institucional y participacin: instrumentos y procesos de poder en la vida cotidiana.

    Conflictos y procesos de deterioro social.

    Derechos humanos y la democracia como valor.

    BIBLIOGRAFA BSICA

    Dieterlen, Paulette (1996), tica y poder pblico, en Osvaldo Guariglia (ed), Enciclopedia

    Iberoamericana de Filosofa. 12. Cuestiones morales, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones

    Cientficas/Trotta, pp. 131-144.

    Cohen, Joshua (2001), Democracia y libertad, en Jon Elster (comp.), La democracia deliberativa,

    Jos Mara Lebrn (trad.), Barcelona, Gedisa, pp. 235-287.

    Snchez Azcona, Jorge (1998), Consideraciones acerca del poder, en tica y poder, 2 ed.,

    Mxico, Porra, pp. 29-44.

    Villoro, Luis (1997), Valores en la poltica, en El poder y el valor. Fundamentos de una tica

    poltica, Mxico, FCE/El Colegio Nacional, pp. 71-92.

    Maquiavelo, Nicols, Captulos XV, XVI, XVII y XVIII, en El prncipe, http://elaleph.com.

  • 15

    Aristteles (1994), Poltica. Libro primero. I, en tica nicomaquea. Poltica, 14 ed., Antonio

    Gmez Robledo (trad.), Mxico, Porra (Sepan cuantos...,), pp. 157-159.

    Weber, Max (1984), La poltica como vocacin, en El poltico y el cientfico, 4 ed., Mxico,

    Premi (La red de Jons. Seccin Sociologa y Poltica, 9), pp. 7-60.

    Savater, Fernado, (1997), Libres o Felices, en Poltica para Amador, Mxico, Ariel (nm. 112), pp.

    195-220.

    BIBLIOGRAFA COMPLEMENTARIA

    Arrin, Samuel y Jos Rubn Sanabria (1995), En torno a un debate con Karl Otto Apel, en

    Hermenutica, educacin y tica discursiva, Mxico, Universidad Iberoamericana, pp. 10-26.

    Thompson, Dennis F. (1998), La tica poltica y el ejercicio de cargos pblicos, Barcelona, Gedisa,

    pp. 7-59.

    Bobbio, N., N. Matteuci y G. Pasquino (2000), Diccionario de Poltica, Mxico, Siglo XXI.

    ACTIVIDADES SUGERIDAS

    1. Exploracin de nociones previas. El grupo se organiza en equipos y cada uno elabora un

    esquema en el que se representen las relaciones entre los siguientes conceptos:

    Democracia.

    tica.

    Poltica.

    Poder.

    Posteriormente, cada equipo expone su esquema al grupo y se elabora una conclusin colectiva en

    torno a qu tiene que ver la tica con la poltica.

    2. A partir de la lectura de los textos tica y poder pblico, de Paulette Dieterlene y

    Consideraciones acerca del poder, de Jorge Snchez Azcona, revisar los esquemas elaborados en

    la actividad anterior para corregirlos o complementarlos. Posteriormente se analiza una nota

    periodstica que haga referencia a un tema controvertido en donde se aprecien las tensiones entre

    decisiones polticas y opinin pblica, para identificar las relaciones del poder poltico con los

    valores que se requieren para la convivencia; distinguir los valores morales de los valores polticos

    y elaborar un juicio en el que se argumenten diversas posturas ante la situacin que se presenta en

    la nota. Cada equipo presenta sus conclusiones al resto del grupo.

  • 16

    3. Frases clarificadoras. A partir de las reflexiones realizadas en la actividad anterior, de manera

    individual los alumnos leen las siguientes expresiones y argumentan por escrito si estn o no de

    acuerdo con ellas:

    Los pueblos tienen el gobierno que merecen

    Quien no es capaz de sentir esa atraccin obsesiva, casi fsica por el poder, difcilmente llegar a

    ser un poltico exitoso

    La bsqueda del poder es una tendencia innata que viene de lo ms profundo del ser humano

    4. Entrevista a Maquiavelo y Aristteles. A apartir de la lectura de los textos El Prncipe de

    Maquiavelo y Libro primero I de Aristteles, los alumnos, de manera individual formulan cinco

    preguntas que ellos le haran al autor en una entrevista. Posteriormente dos de los participantes

    son seleccionados para caracterizar a los personajes. El resto del grupo se organiza en dos equipos

    y estructuran el guin para la entrevista. Finalmente los personajes son entrevistados mientras uno

    de los estudiantes previamente elegido ir tomando nota para elaborar una relatora de la actividad.

    5. Lectura de imagen. Se presentan a los estudiantes algunas imgenes de representantes del

    poder poltico y se les pide que las analicen a partir del contenido de la lectura La poltica como

    vocacin de Weber, y de los textos de Maquiavelo y de Aristteles. Los alumnos elaborarn un

    breve ensayo en el que desarrollen un anlisis de los rasgos y virtudes que los autores proponen

    que deben poseer quienes ejercen cargos polticos. Podran sugerirse ttulos para el ensayo como:

    Los valores de los gobernantes, Es posible actuar moralmente en poltica?, Los buenos

    gobernantes.

    6. Preguntas orientadoras. A partir del texto Democracia y libertad de Joshua Cohen, los alumnos

    responden las siguientes preguntas:

    Es posible la toma de decisiones polticas de manera colectiva? Por qu?

    Qu responsabilidades comparten gobierno y gobernados?

    De qu manera cobran vigencia la libertad y la responsabilidad en el ejercicio de la pluralidad

    poltica?

    Qu conflictos se identifican entre las libertades del individuo y los de la colectividad?

    Qu papel juega la deliberacin en el desarrollo de un razonamiento pblico?

    Posteriormente, en plenaria se construye el concepto de Democracia deliberativa

  • 17

    7. Con base en las conclusiones obtenidas en la actividad anterior y en el texto Valores en la

    poltica de Luis Villoro, se organizan equipos y se presentan situaciones reales del contexto

    nacional mediante notas o artculos periodsticos, en los que se ponen en juego diversos valores

    polticos con el propsito de que presenten alternativas de solucin apegadas a las nociones de:

    Democracia institucional, participacin ciudadana, y tica en la convivencia y la organizacin social.

    Posteriormente cada equipo expone su trabajo al grupo y se discute en plenaria en torno de la

    importancia de la democracia como valor y mecanismo para plantear soluciones a los diversos

    conflictos polticos y ticos que se presentan en la sociedad.

    8. Con los elementos proporcionados por Savater en el texto Libres o felices? y en el programa

    de estudios de Formacin Cvica y tica de educacin secundaria, los alumnos elaboran un texto

    personal en el que analicen o describan los valores, las habilidades y los elementos que

    caracterizaran una perspectiva tica en torno a la poltica que sera deseable fomentar en los

    alumnos de secundaria.

  • 18

    MATERIAL

    DE

    APOYO

  • BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________

    19

    TEMA 1

    LIBERTAD Y

    RESPONSABILIDAD

    ANTE LOS OTROS:

    RETOS Y RIESGOS DE

    LA HUMANIDAD

    1. Mi razonamiento se basa en una frase que

    se lee al final de la carta programtica con la

    que se ha convocado la convencin sobre "La

    poltica entre sujetos e instituciones": "En el

    espacio de la poltica parecen anudarse, en

    sustancia, todas las cuestiones planteadas

    (en trminos incluso internacionales). Por ello

    resulta inevitable preguntarse si no estn

    cambiando sus connotaciones, sus leyes de

    movimiento, su forma de producirse". No, no

    estoy de acuerdo. E, incluso, me pregunto si

    en estos das, ante la explosin de la violencia

    terrorista en el interior de nuestro estado y a

    la forma en que responde nuestro gobierno

    limitando las libertades constitucionales, por

    un lado, y frente a la invasin de Afganistn

    por parte de la Unin Sovitica, y al modo en

    que responde la otra gran potencia

    amenazando con sanciones econmicas y

    medidas militares en el escenario

    internacional, por el otro, la poltica no

    muestra, ms que nunca, su real, inmutable y

    profunda naturaleza. A la pregunta de si no

    estn cambiando las y las de la poltica,

    siento la tentacin de responder, aun cuando

    slo sea como una especie de provocacin:

    Nil sub sole novi. Y de repetir con

    Maquievelo: .(1)

    No he citado a Maquiavelo por casualidad.

    Para no engaarnos por las apariencias ni ser

    inducidos a creer que cada diez aos la

    historia empieza de nuevo, es preciso tener

    mucha paciencia y saber escuchar de nuevo

    las lecciones de los clsicos. Una leccin que

    Marx haba aprendido y que los marxistas y

    neomarxistas, que desdean demasiado a

    menudo ir ms all de Marx, han olvidado

    casi siempre. Entre otras cosas creo que

    actualmente el marxismo est atravesando

    una de sus crisis recurrentes y, si no me

    engao, una de las mayores, y que el nico

    modo serio de volver a darle a Marx el sitio

    que le corresponde en la historia del

    pensamiento poltico (no me refiero a la

    historia del pensamiento econmico y a la

    historia de la filosofa que estn fuera de

    nuestro debate pero presumo que el

    argumento no debera ser tan distinto) sea el

    de considerarlo como uno de los clsicos

    cuyas lecciones deben ser continuamente

    escuchadas y profundizadas, aun cuando no

    BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZN

  • BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________

    20

    se est dispuesto a creer que la verdad

    empieza en l y acaba con l.

    Segn la leccin de los clsicos, que se suele

    hacer empezar por comodidad en Maquiavelo

    nicamente porque el pensamiento de

    Maquiavelo acompaa la formacin del estado

    moderno, pero que se podra hacer empezar

    mucho ms atrs, una leccin, tngase en

    cuenta, que es tambin la de Marx, la poltica

    es la esfera donde se desarrollan las

    relaciones de dominio, entendido dicho

    dominio en su expresin ms intensa, como

    el poder que puede recurrir, para alcanzar sus

    propios fines, en ltima instancia, o extrema

    ratio, a la fuerza fsica. Dicho de otra forma,

    el uso de la fuerza fsica, an en ltima

    instancia, an como extrema ratio, es

    carcter especfico del poder poltico. El

    estado puede ser definido como el detentador

    del poder poltico y, por tanto, como medio y

    fin de la accin poltica de los individuos y de

    los grupos en conflicto entre s, en cuanto es

    el conjunto de las instituciones que en un

    determinado territorio disponen, y estn

    capacitadas para valerse de ella en el

    momento oportuno, de la fuerza fsica para

    resolver el conflicto entre los individuos y

    entre los grupos. Y puede disponer, y est

    capacitado para utilizar, de la fuerza fsica por

    cuanto tiene el monopolio de la misma. El abc

    de la teora del estado, prescindiendo del cual

    no se lograr nunca comprender porque

    existe el estado, y al no comprenderlo se

    fantasea acerca de una posible extincin del

    mismo, es la hiptesis hobbesiana, que

    brevemente puede enunciarse as: la

    necesidad del estado nace de la conviccin

    racional de los individuos segn la cual el uso

    indiscriminado de las fuerzas privadas en libre

    competencia entre s genera un estado

    autodestructivo de guerra de todos contra

    todos, y de la consiguiente renuncia por parte

    de cada uno al uso privado de la fuerza en

    favor del soberano que, a partir del momento

    en que se produce dicha renuncia, se

    convierte en el nico titular del derecho a

    disponer de ella. La expresin, que se deriva

    de una evidente y correcta analoga entre la

    eliminacin del libre mercado y la eliminacin

    de la libre guerra, no es de Hobbes, sino de

    Max Weber, quien al adoptarla no se olvid

    que antes que nada era un economista. Pero

    sirve perfectamente para representar la

    hiptesis hob-besiana del estado que nace de

    la necesidad en la que se encuentran los

    individuos racionales de sustituir la pluralidad

    de los poderes de los individuos singulares

    por la unidad del (esta expresin s que es de

    Hobbes).(2)

    No es distinto el concepto que Marx tiene del

    estado, con la diferencia de que l explica de

    una forma mucho ms realista el nacimiento

    del estado no partiendo de una hipottica

    guerra de todos contra todos, que tuvo lugar

    en un estado de naturaleza construido

    racionalmente, sino de una histrica lucha de

    clases derivada, a su vez, de la divisin del

    trabajo, con la consecuencia de que esa que

    es, segn Marx, el estado, es considerada no

    ya como el , sino como el poder de la clase

    dominante y, por tanto, el poder de una parte

    de la sociedad sobre la otra.

    No valdra la pena insistir sobre la validez

    nunca venida a menos de la hiptesis

    hobbesiana si no fuera por la injustificada

    fortuna que ha tenido una interpretacin del

    pensamiento de Hobbes, segn la cual el

    estado de naturaleza, que Hobbes define

    repetidamente como de , ha sido entendido

    no como una representacin llevada hasta sus

    ltimas consecuencias de la guerra civil, o

    tambin del estado de guerra permanente tal

    vez ms frecuentemente en estado latente

    entre los estados soberanos, sino como una

    prefiguracin de la sociedad de mercado.

    (3)De una interpretacin de este tipo se

  • BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________

    21

    puede decir que, en vez de intentar

    comprender el pensamiento poltico de Marx a

    travs del de Hobbes, ha intentado

    comprender el pensamiento poltico de

    Hobbes a travs del de Marx, con el resultado

    de falsear el primero y hacer menos

    comprensible el segundo. Cualquier lector

    atento de las obras de Hobbes sabe cuantos y

    de que peso son los prrafos en los que ste

    identifica al estado de naturaleza con el

    estado de guerra y, en particular, con el

    estado de guerra civil, y por lo tanto con el

    antiestado, y que pocos e insignificantes son

    los prrafos que se pueden aducir estrujando

    y comprimiendo los textos para encontrar en

    la descripcin del estado de naturaleza la

    prefiguracin de la sociedad de mercado. Pero

    prescindiendo incluso del examen de los

    textos, la sociedad de mercado es, en la

    interpretacin histrica corriente,

    exactamente lo opuesto al estado de

    naturaleza hobbesiano: mientras que ste es

    la esfera en la que se desencadenan las

    pasiones humanas, como la avidez por la

    ganancia, la desconfianza recproca y la

    vanagloria, aqulla es concebida desde los

    inicios de la ciencia econmica como el campo

    en el que hacen su aparicin y son puestos a

    prueba los intereses bien calculados y el que

    el hombre ejercita ese clculo de los intereses

    que segn la definicin hobbesiana de la

    razn como clculo, es la ms elemental

    expresin de la racionalidad humana. Y dado

    que es un clculo racional lo que induce al

    hombre a salir del estado de naturaleza y a

    instituir la sociedad civil, sta se contrapone

    cabalmente como estado del hombre de razn

    con el estado de naturaleza entendido como

    estado del hombre de pasin. En otras

    palabras, mientras el estado de naturaleza

    hobbesiano es el estado en que los hombres

    seguiran viviendo si no fueran tambin seres

    racionales, o sea, capaces de hacer el clculo

    de sus propios intereses, la sociedad de

    mercado es una de las ms singulares

    expresiones, como el lenguaje, de la

    racionalidad espontnea, por cuanto consiste

    en una red de relaciones cuya armona no

    depende de una imposicin, como lo es

    precisamente la que es ejercida por el estado

    para dominar las pasiones, sino que se deriva

    de una composicin natural, o sea, inherente

    a la propia naturaleza de los intereses en

    juego (la denominada ). Como tal, el mercado

    no debe evitarse o suprimirse sino que debe

    redescubrirse y liberarse de todos los

    obstculos que le impiden su libre

    movimiento, provenientes precisamente de

    ese poder poltico que, segn Hobbes,

    representa en cambio el triunfo de la razn

    sobre la no razn, de la racionalidad impuesta

    (porque, para Hobbes, la racionalidad slo

    puede ser impuesta como la libertad para

    Rousseau) sobre la espontaneidad que es por

    s misma irracional y acaba por conducir al

    hombre naturaliter pasional a su propia

    perdicin. Que los primeros crticos de la

    economa burguesa, entre los que estaba el

    propio Marx, hayan visto en la sociedad de

    mercado, adems del producto de una

    racionalidad espontnea, la fuente de una

    permanente anarqua, de una hobbesiana

    guerra de todos contra todos, no es una

    buena razn para retrotraer una crtica de

    este tipo a Hobbes, para el cual la disolucin

    del estado que traslada a los hombres al

    estado de naturaleza no depende tanto de

    causas econmicas sino de la difusin a

    travs de los demagogos y los falsos profetas

    de teoras sediciosas. Si es cierto que Marx ha

    puesto al hombre de pie con respecto a

    Hegel, con mayor razn eso es cierto con

    respecto a Hobbes.

    Una vez admitido, por tanto, que existe un

    estado cuando sobre un determinado

    territorio se ha llevado a cabo el proceso de

  • BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________

    22

    monopolizacin de la fuerza fsica, de ello se

    sigue que el estado, o la , como se dice

    ahora, deja de existir cuando, en

    determinadas situaciones de acentuada y e

    irreducible conflictualidad, el monopolio de la

    fuerza fsica va a menos o incluso, como

    sucede en las relaciones internacionales, no

    ha existido nunca. Una prueba de ello es que

    el estado puede consentir a la

    desmonopolizacin del poder econmico,

    como sucedi en el perodo areo de la

    formacin (y an ms de la ideologa) del

    estado burgus, concebido como puro

    instrumento de regulacin de los conflictos

    econmicos que surgen en la sociedad civil,

    del estado no intervencionista, o neutral.

    Puede consentir a la desmonopolizacin del

    poder ideolgico, como sucede siempre en los

    estados no confesionales (en el ms amplio

    sentido de la palabra), en los que no existe

    una religin o, lo que es lo mismo, una

    doctrina o una ideologa oficial, y son

    reconocidos los derechos de libertad religiosa

    y opinin pblica. Pero no puede consentir a

    la desmo-nopolizacin del uso de la fuerza

    fsica sin dejar de ser un estado. Que Hobbes

    considerase necesario, adems del monopolio

    de la fuerza fsica, tambin el monopolio del

    poder ideolgico (pero no del poder

    econmico), no impide que la condicin si no

    qua no de la existencia del estado fuera para

    l no el segundo sino el primero, hasta tal

    extremo que l combate como, que deben

    prohibirse, todas esas teoras que, de una u

    otra forma, discuten la necesidad del estado

    precisamente como nico detentador del

    poder coactivo.

    Que exista un estado cuando en un

    determinado territorio existe un centro de

    poder que detenta el monopolio de la fuerza

    no significa que este inmenso y exclusivo

    poder constituido por la posesin del

    monopolio de la fuerza sea ejercido en todos

    los estados de la misma forma. El estado que

    ejercita el poder coactivo, como habra dicho

    Montesquieu, es el estado desptico, el

    estado en su esencia o si se quiere, el estado

    en el momento de su origen ideal del

    desorden, del caos, de la anarqua del estado

    de naturaleza. Pero el estado desptico no se

    identifica con el estado tout court. En los

    grandes estados de occidente la historia ideal

    del estado puede ser representada como

    recorriendo otras dos etapas: la del estado de

    derecho y la del estado que, adems de ser

    de derecho, es tambin democrtico.

    El estado de derecho, entendido el derecho

    kelsenianamente como el conjunto de las

    normas que reglan el uso de la fuerza, puede

    ser definido como el estado en el que el poder

    coactivo no es ejercido por el soberano a su

    arbitrio sino que existen unas normas

    generales y abstractas, y por tanto no vlidas

    caso por caso, que establecen quin est

    autorizado a ejercer la fuerza, cundo, o sea,

    en qu circunstancias, cmo, o sea, a travs

    de qu procedimientos (lo cual significa que,

    excepto en caso de fuerza mayor el poder

    ejecutivo puede usar la fuerza de que dispone

    slo despus de un proceso regular), y en

    qu medida, lo que tiene como consecuencia

    que deba haber una determinada proporcin,

    establecida de una vez por todas, entre culpa

    y castigo. A diferencia de lo que ocurre en el

    estado desptico, en el estado de derecho es

    posible distinguir no slo la fuerza legtima de

    la ilegtima (considerando legtima cualquier

    accin que provenga del soberano, o sea del

    que posee el poder efectivo), sino tambin la

    fuerza legal de la ilegal, o sea, la fuerza

    basndose en leyes preestablecidas y la

    fuerza utilizada contra las leyes. La lucha por

    la instauracin y el progresivo

    perfeccionamiento del estado de derecho es

    la lucha para el establecimiento y la

    ampliacin de los lmites del uso de la fuerza.

  • BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________

    23

    Considero otras tantas batallas para el estado

    de derecho, entendido rigurosamente como el

    estado en el que el uso de la fuerza es

    paulatinamente regulado y limitado, las

    batallas para la mejora de las condiciones de

    vida en los manicomios y en las crceles. Lo

    que se cuestiona en estas batallas es la

    limitacin del uso de la fuerza tomando como

    base la distincin entre uso lcito y uso ilcito,

    y a travs de las restricciones del uso lcito y

    la ampliacin del ilcito. Una ley que establece

    que los padres no pueden pegar a sus hijos,

    ni los maestros a sus alumnos, entrara

    perfectamente en el esbozo general del

    estado de derecho, o sea, en un tipo de

    estado en el que cada forma de ejercicio de la

    fuerza fsica esta regulada por unas normas

    que permiten distinguir el uso legal del uso

    ilegal.

    Recurrir a la fuerza es el medio tradicional y

    ms eficaz (tradicional precisamente por su

    gran eficacia) de resolver los conflictos

    sociales. Y no basta regularlo para limitarlo y

    aun menos para eliminarlo. Uno de los

    mayores problemas de cualquier convivencia

    civil es de crear instituciones que permitan

    resolver los conflictos, si no todos los

    conflictos que puedan surgir en una sociedad,

    al menos la mayor parte, sin que sea

    necesario recurrir a la fuerza, ms bien a la

    fuerza legtima, porque es la ejercida por el

    soberano, y legal, porque es ejercida en el

    mbito de las leyes que la regulan. El

    conjunto de las instituciones que hacen

    posible la solucin de los conflictos sin

    recurrir a la fuerza constituyen, adems del

    estado de derecho, el estado democrtico, lo

    que equivale a decir el estado en el que est

    vigente la regla fundamental de que en cada

    conflicto el vencedor no es ya quien tiene ms

    fuerza fsica sino ms fuerza persuasiva, o

    sea, aqul que con la fuerza de persuasin (o

    de la hbil propaganda o incluso de la

    fraudulenta manipulacin) ha logrado

    conquistar la mayora de votos. Utilizando un

    lenguaje funcionalstico se puede decir que el

    mtodo democrtico es el sustituto funcional

    del uso de la fuerza para la solucin de los

    conflictos sociales. Un sustituto no exclusivo,

    pero del que no se puede desconocer su

    enorme importancia para reducir el mbito

    del puro dominio: el debate en vez del

    enfrenta-miento fsico, y despus del debate

    el voto en vez de eliminar fsicamente al

    adversario. Mientras la institucin del estado

    de derecho influye sobre el uso de la fuerza

    regulndola, la institucin del estado

    democrtico influye en ella reduciendo su

    espacio de aplicacin.

    La distincin de estos tres momentos en la

    formacin del estado moderno -el estado

    como pura potencia, el estado de derecho y el

    estado democrtico- es un esquema

    conceptual que vale lo que vale. Vale como

    todos los esquemas para poner un poco de

    orden en la discusin. Y, en particular, a m

    me sirve para iniciar un debate sobre la

    actual crisis de las instituciones en nuestro

    pas. Invirtiendo el orden de los tres

    momentos, la gravedad de la crisis

    institucional de nuestro pas consiste en el

    hecho de que, ante todo, est en crisis el

    estado democrtico (sobre el cual deseo

    detenerme de modo particular en la segunda

    parte de mi exposicin); y est en crisis el

    estado de derecho en el sentido de que estn

    yendo a menos algunas garantas acerca del

    uso de la fuerza legtima; est en crisis el

    propio estado como tal, en cuanto pura

    potencia, como se hace cada da ms

    evidente al ver extenderse la violencia

    privada y la increble capacidad que la misma

    tiene para resistir eficazmente a la ofensiva

    de la violencia pblica. Se trata de tres crisis

    distintas, que se sitan a tres distintos niveles

    de la formacin del estado moderno, pero que

  • BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________

    24

    estn estrechamente relacionadas. La

    ineficiencia de nuestra democracia induce a

    grupos revolucionarios y subversivos a

    intentar resolver con la fuerza los problemas

    que el mtodo democrtico mal usado no

    logra resolver, lo cual pone en entredicho al

    propio estado como el nico detentador de la

    fuerza legtima; la tendencia resolver los

    conflictos con la fuerza conduce a la gradual

    suspensin de algunas normas caractersticas

    del estado de derecho; el deterioro del estado

    de derecho agrava la crisis de la democracia

    dando lugar a un autntico y real crculo

    vicioso.

    2. Me detengo de forma particular en la crisis

    de la democracia tanto porque es el objeto

    principal del debate no slo en Italia, como

    tambin, al menos en el caso de nuestro pas,

    es la crisis principal que arrastra detrs de s

    a las otras dos. Contino por tanto completo

    ese prrafo de un escrito anterior en el que

    haba presentado cuatro paradojas de la

    democracia derivadas: a) del contraste entre

    democracia, considerada tradicionalmente

    como el rgimen adecuado para las pequeas

    comunidades, y las grandes organizaciones;

    b) del contraste entre la eficacia del control

    democrtico y el aumento desproporcionado,

    precisamente como consecuencia del

    desarrollo democrtico, del aparato

    burocrtico del estado; c) del contraste entre

    la incompetencia del ciudadano situado frente

    a problemas cada vez ms complejos y la

    exigencia de soluciones tcnicas accesibles

    slo a los especialistas; d) del contraste,

    finalmente, entre el presupuesto tico de la

    democracia, la autonoma del individuo, y la

    sociedad de masas, caracterizada por el

    individuo heterodirigido.(4) Para definir con

    una expresin el nuevo tema se trata no

    tanto de la contradiccin en la que cae todo

    rgimen democrtico sino de sus efectos

    perversos: perversos en el sentido de que en

    el propio seno de las democracias se

    desarrollan situaciones que la contradicen y

    amenazan con derrocarla.

    Tomo en consideracin tres problemas: a) la

    ingobernabilidad; b) la privatizacin de lo

    pblico; c) el poder invisible.

    Sobre el primer problema, el de la

    ingobernabilidad, pasar rpidamente, porque

    ya existe, aunque no en Italia, una amplia

    literatura al respecto. Naturalmente aqu no

    se trata de la ingobernabilidad a la italiana, o

    sea, en el sentido de las crecientes

    dificultades para formar coaliciones estables

    de gobierno, como lo han demostrado los tres

    fines prematuros que ya han tenido lugar y el

    cuarto que va a producirse, (5) de las

    legislaturas. Se trata de la ingobernabilidad

    entendida como consecuencia de la

    desproporcin entre demandas que provienen

    cada vez en mayor nmero de la sociedad

    civil y la capacidad que tiene el sistema

    poltico para responder a las mismas. Nos

    vemos obligados a constatar cada da ms

    que la mquina estatal, incluso la ms

    perfecta, se ha hecho demasiado dbil y

    demasiado lenta para satisfacer todas las

    demandas que los ciudadanos y los grupos le

    formulan. Este inconveniente est

    estrechamente relacionado con la

    democracia, de la que puede considerarse un

    efecto perverso, porque el rgimen

    democrtico es precisamente aqul que ms

    que cualquier otro facilita, y en cierto modo

    requiere, la presentacin de demandas por

    parte de los ciudadanos y los grupos. No se

    puede comparar la cantidad de demandas que

    poda formular al estado un campesino

    analfabeto del siglo pasado, que ni siquiera

    poda votar, cuando an no existan los

    sindicatos y slo haba los partidos de lites,

    con las que puede formular un obrero

    sindicado y polticamente militante en la

    actualidad. Ese campesino emigraba o se

  • BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________

    25

    mora de hambre. El obrero sindicado y

    militante de hoy lucha diariamente para

    mejorar sus propias condiciones de vida, y el

    gobierno, si quiere sobrevivir, no lo puede

    ignorar. Las instituciones que permiten la

    presentacin de las demandas son las

    instituciones tpicas del estado democrtico,

    empezando por el sufragio universal, para

    pasar a travs de la libre formacin de los

    sindicatos y de los partidos, las varias

    libertades entre las que son fundamentales la

    libertad de publicacin, reunin y asociacin.

    No debe maravillarnos que una de las ms

    clamorosas consecuencias de la emancipacin

    poltica haya sido la potencializacin de los

    servicios pblicos y, por tanto, del aparato

    estatal, hasta el lmite de la, de cuya

    constatacin ha surgido en estos aos, y se

    ha extendido rpidamente, el debate sobre la

    ingobernabilidad.

    Planteado el problema de la ingobernabilidad

    como problema de diferencia entre demanda

    y respuesta, se comprende que las soluciones

    extremas posibles son sustancialmente dos: o

    la disminucin forzada de las demandas, que

    es la solucin autoritaria; o bien el

    reforzamiento y la mejora del estado de los

    servicios, que es la solucin social-

    democrtica. Y no es ninguna casualidad que

    all donde la solucin social-democrtica, en

    palabras pobres, el estado asistencial, marca

    el paso, hace su aparicin la solucin

    autoritaria. Respecto al problema de la

    ingobernabilidad, un rgimen autoritario

    puede ser reinterpretado como el rgimen

    que resuelve el problema no aumentando la

    capacidad del estado para proveer a las

    crecientes expectativas, sino comprimiendo la

    capacidad de los ciudadanos y de los grupos

    para proponer nuevas demandas mediante la

    supresin de todas aquellas instituciones,

    desde el sufragio universal a las libertades de

    publicacin o de asociacin, que caracterizan

    la ciudadana activa. De igual forma, un

    estado socialdemo-crtico puede ser

    reinterpretado como el estado que intenta

    resolver el problema de las crecientes

    expectativas no bloqueando las demandas

    sino aceptando el desafo planteado por el

    desarrollo de la democracia a travs de la

    cada vez ms eficiente organizacin del

    estado llamado social o de servicios. Que este

    estado, llamado despreciativamente, y

    errneamente, est en crisis, no quiere decir

    que para resolver el problema de la

    gobernabilidad no haya otra alternativa que la

    de la destruccin de la democracia o el

    retorno al estado mnimo de la tradicin

    liberal, tal como auspician los neoliberales.

    Desde el punto de vista de la el problema de

    la ingobernabilidad presenta alguna

    interesante base de reflexin. Uno de los

    temas recurrentes de la historia poltica ha

    sido siempre el del abuso del poder. La

    distincin capital entre un buen gobierno y un

    mal gobierno se establece tomando como

    base el criterio del buen o mal uso del poder,

    donde por mal uso se entiende un poder

    ejercido ms all de los lmites fijados por las

    leyes, y, por lo tanto exorbitante. El problema

    de la ingobernabilidad plantea el problema

    contrario, no del exceso sino del defecto de

    poder, no del poder exorbitante sino del

    poder deficiente, inepto, incapaz, no tanto del

    mal uso del poder sino del no uso. Uno de los

    escasos autores que ha tratado con su

    habitual agudeza (tambin Hobbes merece el

    ttulo de acutissimus que Spinoza le haba

    atribuido a Maquiavelo) ha sido el autor del

    Leviatn, para el cual es irrelevante el

    problema clsico del exceso de poder que

    permita distinguir al buen soberano del mal

    soberano (cmo podra excederse en el

    ejercicio de su poder el soberano, cuyo poder,

    por definicin, es ilimitado?), mientras que no

    es irrelevante el problema del soberano que

  • BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________

    26

    no logra, bien por debilidad, o bien por otros

    motivos de incapacidad, ejercer el poder que

    el pueblo, al someterse, le ha atribuido. Es

    tan poco irrelevante que la razn principal por

    la que los sbditos pueden considerarse libres

    de la obligada obediencia al soberano es,

    segn Hobbes, su ineptitud para el mando y,

    por con-siguiente, la incapacidad para cumplir

    con el deber fundamental que es el de

    protegerlos de los daos que cualquiera

    puede hacer al otro y de aquellos que puedan

    provenir de otros estados. Hobbes se limita a

    hablar de proteccin porque en su concepcin

    el principal fin del estado es el orden interno

    y externo. Actualmente el ciudadano no le

    pide al estado slo la proteccin sino otras

    cosas. No obstante el problema no cambia. E,

    incluso, se ha agravado. El estado est en

    crisis cuando no tiene el poder suficiente para

    cumplir con sus deberes. El problema de la

    ingobernabilidad es la versin contempornea

    del problema del estado que peca no por

    exceso sino por defecto de poder (se entiende

    del poder dedicado a la solucin de los

    problemas de inters colectivo, a la bsqueda

    del ).

    Si se observa lo que ha ocurrido en Italia en

    el curso de estos treinta aos nos

    encontramos frente a un clamoroso ejemplo

    de diferencia creciente entre la demanda

    social y la respuesta poltica. Pinsese

    nicamente en todas las reformas

    propuestas, continuamente aplazadas o

    abandonadas, en las montaas de palabras

    que provocan hechos tan grandes como un

    ratn, al retraso con que los rganos

    decisorios del estado responden a las

    demandas que en una sociedad compleja y

    articulada tienen prisa por ser satisfechas, y

    al retraso an mayor con el que los rganos

    ejecutivos ponen en prctica las decisiones

    adoptadas con muchas dificultades. Son cosas

    demasiado sabidas como para que sea

    necesario llamar la atencin del pblico sobre

    ellas, pero que representan la prueba

    evidente de una democracia mal gobernada.

    Por entiendo el proceso inverso al que se ha

    denominado y que ha sido hasta ahora

    considerado por los escritores polticos y los

    juristas como el proceso natural del desarrollo

    del estado moderno, que debe reconocerse en

    la gradual absorcin de la sociedad civil en el

    estado. Y lo que est ocurriendo ante

    nuestros ojos puede ser interpretado como la

    derrota de la idea del estado como punto de

    convergencia y de solucin de los conflictos

    sociales, como sntesis, como un punto por

    encima de las partes, en resumen, de la

    concepcin sistemtica del estado, tan

    querida por los politiclogos contemporneos,

    como el sistema de los sistemas. Si se

    identifica en la ley la manifestacin ms alta

    de la voluntad colectiva, y la prueba crucial

    de la existencia de una esfera pblica

    superior a la esfera privada, una serie de

    fenmenos a los que asistimos en la sociedad

    contempornea pueden ser definidos como un

    desquite del contrato, o sea, de la tpica

    manifestacin jurdica de la esfera privada.

    Ms que como una manifestacin de la

    voluntad colectiva el estado contemporneo

    se presenta, para utilizar la feliz expresin de

    Carlo Cattaneo, que no se ha dejado encantar

    por las definiciones metafsicas de este ente

    supremo que se yergue imperioso sobre la

    voluntad de cada uno, como una entre

    diversos intereses. El instrumento tpico de

    esta inmensa transaccin es bastante ms el

    acuerdo informal entre las distintas partes

    que componen la sociedad civil que no la

    institucin formal, y minuciosamente regulada

    por la constitucin, de la ley.

    A fin de cuentas, la funcin principal del

    estado, pero sera mejor decir del gobierno,

    que es el rgano central de direccin y

    solucin de los asuntos pblicos, es la de

  • BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________

    27

    mediador y como mximo de garante de los

    acuerdos que se establecen entre las grandes

    organizaciones (sindicatos, empresas,

    partidos) en conflicto entre s, cuando no es

    l mismo una parte en causa, una

    contraparte. Las grandes organizaciones

    actan como entes casi soberanos, como

    grandes potentados, que tienen entre s unas

    relaciones destinadas a concluir en acuerdos

    mucho ms parecidos a los tratados

    internacionales, sometidos a la clusula rebus

    sic stantibus, que no a una ley, que debe ser

    obedecida sin condiciones (la obligacin de

    obedecer a las leyes es la obligacin primaria

    de todos los ciudadanos, como est prevista,

    por otra parte, en el artculo 54 de la

    Constitucin italiana). La mejor demostracin

    de la existencia de estos potentados

    semisoberanos es la tesis de los grandes

    sindicatos relativa a la autorregulacin del

    derecho de huelga. No es necesario estar

    muy versado en derecho pblico para saber

    que la autorreglamentacin es la prerrogativa

    del ente que se considera soberano,

    entendida la soberana precisamente como el

    poder de autodeterminarse o autolimitarse,

    de determinar sin ser a su vez deter-minados,

    de limitar sin ser a su vez limitados.

    Una de las manifestaciones ms macros-

    cpicas de la privatizacin de lo pblico es la

    relacin de clientela, relacin tpicamente

    privada, que ocupa en muchos casos el lugar

    de la relacin pblica entre representante y

    representado. La relacin poltica es una

    relacin entre el que da proteccin para

    recibir consenso (y a travs del consenso su

    propia legitimacin) y quien ofrece su propio

    consenso a cambio de proteccin (a veces

    tambin de otros bienes o recursos de que

    dispone el poder pblico). Esta relacin se

    puede denominar pblica cuando no tiene

    lugar entre Pedro, hombre pblico, y Pablo,

    ciudadano privado, sino entre la categora de

    los representantes en su conjunto y este o

    aquel grupo de ciudadanos que han

    presentado a los representantes unas

    demandas a travs de esos canales

    constitucionales legitimados para transmitir la

    demanda que son los partidos, en suma,

    cuando no se trata de una relacin directa, de

    persona a persona, sino de una relacin,

    impersonal o indirecta, entre el rgano

    encargado de dar respuestas a las demandas

    de los ciudadanos y este o aquel grupo

    poltico organizado para la transmisin de la

    demanda. Como es sabido (pero

    normalmente los instigadores de la

    democracia directa lo olvidan), la razn de la

    prohibicin del mando imperativo est

    precisamente en la exigencia de transformar

    la relacin poltica privada, entendida como

    relacin de intercambio entre personas,

    caracterstica de la sociedad feudal, en una

    relacin pblica caracterstica del estado legal

    y nacional de acuerdo con la interpretacin

    weberiana. Esta misma relacin poltica se

    transforma en una relacin privada cuando

    sucede, como sucede en la relacin patrono-

    cliente, actualmente estudiada tanto en las

    sociedades antiguas como tambien

    considerada una degeneracin del estado

    representativo en las sociedades

    contemporneas, que el que dispone de

    recursos pblicos, tanto si es un diputado, un

    administrador local o un funcionario estatal,

    los utiliza como recursos privados a favor de

    tal o cual ciudadano, el cual, a su vez, ofrece

    su propio voto o su propia preferencia a

    cambio de cualquier favor, o bien de cualquier

    ventaja econmica o de cualquier otro

    beneficio, que el hombre poltico o el

    administrador o el funcionario sustraen al uso

    pblico.(6)

    Sobre el tercer y ltimo tema del poder

    invisible me limitar a hacer algunas

    observaciones. (7) El punto de partida me lo

  • BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________

    28

    ha proporcionado un prrafo de Kant,

    contenido en el apndice del Tratado para

    una paz perpetua titulado Del acuerdo de la

    poltica con la moral segn el concepto

    trascendental del derecho pblico. Kant

    considera la como condicin necesaria de la

    justicia de una accin, poniendo como

    frmula trascendental del derecho pblico el

    siguiente principio: Que una mxima no sea

    susceptible de hacerse pblica quiere decir

    que, si alguna vez fuera hecha pblica,

    suscitara tal reaccin que sera difcil, sino

    incluso imposible, llevarla a efecto. Kant

    aplica el principio, en el derecho interno, al

    presunto derecho de resistencia o de

    insurreccin al soberano, argumentando que;

    y, en el derecho internacional, al derecho del

    soberano de infringir los pactos establecidos

    con otros soberanos, argumentando que si en

    el propio acto de establecer un pacto con otro

    estado el estado contratante declarase

    pblicamente que no se siente vinculado con

    el pacto establecido, con la consecuencia de

    que. (9)

    Me parece indudable que la publicidad es uno

    de los caracteres relevantes del estado

    democrtico, que es precisamente el estado

    en el cual deberan disponerse todos los

    medios para hacer, efectivamente, que las

    acciones de quien detenta el poder sean

    controladas por el pblico, que sean, en una

    palabra, . El estado democrtico es el estado

    donde la opinin pblica debera tener un

    peso decisivo para la formacin y el control

    de las decisiones polticas, donde est

    establecido por principio que las sesiones del

    parlamento son pblicas, que todo lo que se

    dice durante los debates en asamblea es

    publicado ntegramente de forma que todos

    puedan tener noticia de ello, y no slo los que

    estn presentes en la sesin, y los peridicos

    son libres de manifestarse a favor o en contra

    de las acciones del gobierno. En una palabra,

    una de las muchas posibilidades de

    interpretacin del estado democrtico es la

    que lo representa como una casa de cristal en

    la que ya no hay amnesia y ni siquiera son

    posibles los arcana imperii caractersticos del

    estado autocrtico, de ese estado en el que

    es vlida la mxima . El poltico democrtico

    es uno que habla en pblico y al pblico y,

    por tanto, debe ser visible en cada instante

    (con una visibilidad que, con la difusin de los

    medios de comunicacin de la imagen a

    distancia, ya no es ni siquiera una metfora).

    Por el contrario, el autcrata debe verlo todo

    sin ser visto. Su poder esta hecho a imagen y

    semejanza del de Dios que es omnividente

    invisible, y es tanto ms potente cuanto que

    todos son vistos por l y l no es visto por

    nadie (recuerdo que cuando estaba de moda

    una frase en broma sobre la propaganda

    electoral del partido democristiano: , repliqu

    que en un estado ateo, que ha hecho de la

    inexistencia de Dios un dogma de gobierno, y

    est basado totalmente en una poltica

    capilar-mente persuasiva, segn la imagen de

    Orwell, era vlida la frase opuesta: ).

    Entendmonos, cuando hablo del autcrata

    invisible no me refiero a su aspecto externo.

    El poder cuanto ms autocrtico es ms debe

    aparecer en el exterior con los signos

    inconfundibles de su potencia: la puesta en

    escena en medio de la ciudad, la corona y el

    cetro, la magnificencia de los ropajes, el

    cortejo de los nobles, la difusin de los

    smbolos en su sentido propio de. Pero debe

    hacerse notar de inmediato que esta

    visibilidad puramente exterior no se

    corresponde con una igual visibilidad de la

    sede, el en el que se toman las decisiones

    polticas. A la visibilidad del actor o de los

    actores, necesaria para infundir el

    sentimiento de respeto o de temor reverencial

    para quien es el dueo de la vida y de la

    muerte de sus propios sbditos, se

  • BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________

    29

    contrapone la invisibilidad de las acciones

    necesarias para garantizar, junto con la

    incontrolabilidad, la ms absoluta

    discrecionalidad.

    Considero relevante el problema del poder

    invisible porque uno de los aspectos

    preocupantes de nuestra democracia es que

    la publicidad, la transparencia, la visibilidad

    del poder no han resistido , en estos aos, la

    prueba. Me sorprende muchsimo ver lo poco

    que se ha reflexionado por parte de los

    escritores polticos sobre la importancia que

    ha asumido en nuestra vida cotidiana el poder

    oculto, tanto por parte del estado como por

    parte del Antiestado. Servicios secretos por

    una parte y grupos terroristas por otra han

    sido siempre dos rostros del mismo

    fenmeno, o sea del poder que se oculta para

    ser ms invulnerable. No es necesario

    subrayar cuan grande ha sido la influencia en

    la vida poltica de nuestro pas de la accin

    poltica invisible, de la matanza de la plaza

    Fontana al terrorismo de nuestros das.

    Pero lo que s tengo prisas por subrayar es

    que el tema del poder oculto, olim de los

    arcana imperii, o lo que es lo mismo, de los

    arcana seditionis, ha sido completamente

    eliminado de los tratados de ciencia poltica y

    de derecho pblico como si ya no tuviera

    ningn inters, como si, con la aparicin de

    los estados constitucionales modernos y con

    la formacin de la opinin pblica, el

    fenmeno hubiera desaparecido por

    completo. Pinsese, por contraste, en el

    espacio que ocupa el tema de las conjuras en

    la obra de Maquiavelo, que le dedica uno de

    los captulos ms densos de sus Discursos.

    Ser positivo que, de ahora en adelante, se le

    dedique un espacio igual de amplio en

    nuestros prximos estudios.

    Al tema de la visibilidad e invisibilidad del

    poder se suman otros dos temas: el de la

    ideologa como ocultacin y el de la creciente

    capacidad para conocer los comportamientos

    de los ciudadanos, y por tanto de , a travs

    de la organizacin pblica de centros de

    informacin cada vez ms perfeccionados y

    siempre ms eficaces mediante la utilizacin

    de medios electrnicos.

    Una de las funciones de la ideologa es la de

    ocultar la verdad con objeto de dominio: el

    inters de una clase hecho pasar por el

    inters colectivo, la libertad de unos pocos

    hecho pasar por la libertad sin limitaciones, la

    igualdad puramente formal hecha pasar por la

    igualdad sustancial o de oportunidad, etc. Por

    tanto el poder tiende no slo a esconder, a no

    hacer saber quin es y dnde est, sino

    incluso a esconder sus autnticas intenciones

    en el momento en que sus decisiones se

    hacen pblicas, a hacer aparecer lo que no es

    (o de la simulacin). Quien est un poco

    familiarizado con la literatura de la razn de

    estado sabe cun grande es el lugar que

    ocupa el tema de la simulacin y de la

    disimulacin: este tambin es un buen motivo

    para volver a utilizar los clsicos del

    pensamiento poltico. El nico antdoto ante

    esta tendencia de quien detenta el poder es la

    crtica pblica, la cual debe proponerse la

    tarea del , o, con una palabra de la que se ha

    abusado mucho pero aqu totalmente

    adecuada, de la . Es intil aadir que slo en

    un estado democrtico, en el que una de las

    reglas fundamentales del juego es la licitud

    de la disensin, esta tarea de la libre crtica

    puede encontrar las condiciones

    indispensables para su propio desarrollo.

    Acerca de la real potenciacin de los medios

    que tiene el poder para ver lo que sucede en

    la sociedad sobre la que se expande,

    debemos decir que no es posible comparar su

    intensidad y su extensin, caracterstica de

    un estado moderno que tenga el monopolio

    de los medios de informacin o, por lo menos,

    de un cierto tipo de medios de informacin,

  • BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________

    30

    con la de un estado, aunque sea ms

    absoluto y desptico, de la antigedad. Quien

    lea actualmente las narraciones histricas

    cada vez ms frecuentes y numerosas de las

    rebeliones campesinas que estallaban de

    improviso y no por temporadas durante el

    dominio de las monarquas absolutas, se da

    cuenta de lo poco que lograba el monarca con

    su aparato de funcionarios, que las rebeliones

    se desencadenaban sin que el poder pudiera

    prevenirlas, si bien despus no se mostrara

    muy sutil en el momento de reprimirlas. Se

    trata tambin, en este caso, de un fenmeno

    que va en sentido inverso a la ampliacin y

    reforzamiento de la democracia. A medida

    que aumenta la capacidad del estado para

    controlar a los ciudadanos debera aumentar

    la capacidad de los ciudadanos para controlar

    al estado. Pero este crecimiento paralelo esta

    muy lejos de verificarse. Entre las diversas

    formas de abuso del poder est, actualmente,

    la posibilidad por parte del estado de abusar

    del poder de informacin, distinto al abuso

    del poder clsico que era individualizado

    esencialmente en el abuso de la fuerza. Se

    trata de un abuso de poder tan distinto y

    nuevo que deberan imaginarse y poner en

    prctica nuevas reglas sobre los lmites del

    poder del estado. Y estamos an muy lejos de

    haberlo hecho. Pero baste por ahora haber

    aludido al problema que merecera en un

    futuro mayor consideracin.

    Ingobernabilidad, privatizacin de lo pblico y

    poder invisible, son tres aspectos de la crisis

    de la democracia, que se deja sentir un poco

    por todas partes pero que es particularmente

    grave en Italia. Adems, en nuestro pas la

    crisis de la democracia se ve agravada

    tambin por la crisis del estado de derecho,

    como lo demuestran diariamente los

    escndalos derivados del hecho de que, por

    debajo del gobierno constitucional, trabaja

    activamente otro gobierno (llamado

    acertadamente ) , y de la crisis del estado

    tout court, como lo demuestra el

    desencadenamiento de la fuerza privada, que

    la fuerza pblica no logra dominar. Me he

    detenido particularmente en la situacin de

    peligro hacia la que va el sistema democrtico

    porque considero que el resaneamiento y la

    solucin de esta crisis es la condicin

    necesaria para la solucin de las otras dos.

  • EL EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO______________________________________________

    31

    Quisiera defender aqu el

    existencialismo de una serie de reproches que

    se le han formulado. En primer lugar, se le ha

    reprochado el invitar a las gentes a

    permanecer en un quietismo de

    desesperacin, porque si todas las soluciones

    estn cerradas, habra que considerar que la

    accin en este mundo es totalmente

    imposible y desembocar finalmente en una

    filosofa contemplativa, lo que adems, dado

    que la contemplacin es un lujo, nos conduce

    a una filosofa burguesa, stos son sobre todo

    los reproches de los comunistas. Se nos ha

    reprochado, por otra parte, que subrayamos

    la ignominia humana, que mostramos en

    todas las cosas lo srdido, lo turbio, lo

    viscoso, y que desatendemos cierto nmero

    de bellezas risueas, el lado luminoso de la

    naturaleza humana; por ejemplo, segn Mlle.

    Mercier, crtica catlica, que hemos olvidado

    la sonrisa del nio. Los unos y los otros nos

    reprochaban que hemos faltado a la

    solidaridad humana, que consideramos que el

    hombre est aislado, en gran parte,

    adems, porque partimos dicen los

    comunistas de la subjetividad pura, por lo

    tanto del "yo pienso" cartesiano, y por lo

    tanto del momento en que el hombre se

    capta en su soledad, lo que nos hara

    incapaces, en consecuencia, de volver a la

    solidaridad con los hombres que estn fuera

    del yo, y que no puedo captar en el cogito.

    Y del lado cristiano, se nos reprocha

    que negamos la realidad y la seriedad de las

    empresas humanas, puesto que si

    suprimimos los mandamientos de Dios y los

    valores inscritos en la eternidad, no queda

    ms que la estricta gratuidad, pudiendo cada

    uno hacer lo que quiere y siendo incapaz,

    desde su punto de vista, de condenar los

    puntos de vista y los actos de los dems. A

    estos diferentes reproches trato de responder

    hoy; por eso he titulado esta pequea

    exposicin: El existencialismo es un

    humanismo. Muchos podrn extraarse de

    que se hable aqu de humanismo.

    Trataremos de ver en qu sentido lo

    entendemos. En todo caso, lo que podemos

    decir desde el principio es que entendemos

    por existencialismo una doctrina que hace

    posible la vida humana y que, por otra parte,

    declara que toda verdad y toda accin implica

    un medio y una subjetividad humana. El

    reproche esencial que nos hacen, como se

    sabe, es que ponemos el acento en el lado

    malo de la vida humana. Una seora de la

    que me acaban de hablar, cuando por

    nerviosidad deja escapar una palabra vulgar,

    dice excusndose: creo que me estoy

    poniendo existencialista. En consecuencia, se

    asimila fealdad a existencialismo; por eso se

    declara que somos naturalistas; y si lo

    somos, resulta extrao que asustemos, que

    escandalicemos mucho ms de lo que el

    naturalismo propiamente dicho asusta e

    indigna hoy da. Hay quien se traga

    perfectamente una novela de Zola como La

    tierra, y no puede leer sin asco una novela

    existencialista; hay quien utiliza la sabidura

    de los pueblos que es bien triste y nos

    encuentra ms tristes todava. No obstante,

    hay algo ms desengaado que decir "la

    caridad bien entendida empieza por casa", o

    bien "al villano con la vara del avellano"?

    Conocemos los lugares comunes que se

    pueden utilizar en este punto y que muestran

    siempre la misma cosa: no hay que luchar

    EL EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO.

    JEAN PAUL SARTRE

  • EL EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO______________________________________________

    32

    contra los poderes establecidos, no hay que

    luchar contra la fuerza, no hay que pretender

    salir de la propia condicin, toda accin que

    no se inserta en una tradicin es

    romanticismo, toda tentativa que no se apoya

    en una experiencia probada est condenada

    al fracaso; y la experiencia muestra que los

    hombres van siempre hacia lo bajo, que se

    necesitan cuerpos slidos para mantenerlos:

    si no, tenemos la anarqua. Sin embargo, son

    las gentes que repiten estos tristes

    proverbios, las gentes que dicen: "qu

    humano" cada vez que se les muestra un

    acto ms o menos repugnante, las gentes que

    se alimentan de canciones realistas, son sas

    las gentes que reprochan al existencialismo

    ser demasiado sombro, y a tal punto que me

    pregunto si el cargo que le hacen es, no de

    pesimismo, sino ms bien de optimismo. En

    el fondo, lo que asusta en la doctrina que

    voy a tratar de exponer no es el hecho de

    que deja una posibilidad de eleccin al

    hombre? Para saberlo, es necesario que

    volvamos a examinar la cuestin en un plano

    estrictamente filosfico. A qu se llama

    existencialismo?

    La mayora de los que utilizan esta

    palabra se sentiran muy incmodos para

    justificarla, porque hoy da que se ha vuelto

    una moda, no hay dificultad en declarar que

    un msico o que un pintor es existencialista.

    Un articulista de Clarts firma El

    existencialista; y en el fondo, la palabra ha

    tomado hoy tal amplitud y tal extensin que

    ya no significa absolutamente nada. Parece

    que, a falta de una doctrina de vanguardia

    anloga al superrealismo, la gente vida de

    escndalo y de movimiento se dirige a esta

    filosofa, que, por otra parte, no les puede

    aportar nada en este dominio; en realidad, es

    la doctrina menos escandalosa, la ms

    austera; est destinada estrictamente a los

    tcnicos y filsofos.

    Sin embargo, se puede definir

    fcilmente. Lo que complica las cosas es que

    hay dos especies de existencialistas: los

    primeros, que son cristianos, entre los cuales

    yo colocara a Jaspers y a Gabriel Marcel, de

    confesin catlica; y, por otra parte, los

    existencialistas ateos, entre los cuales hay

    que colocar a Heidegger, y tambin a los

    existencialistas franceses y a m mismo. Lo

    que tienen en comn es simplemente que

    consideran que la existencia precede a la

    esencia, o, si se prefiere, que hay que partir

    de la subjetividad. Qu significa esto a punto

    fijo?

    Consideremos un objeto fabricado, por

    ejemplo un libro o un cortapapel. Este objeto

    ha sido fabricado por un artesano que se ha

    inspirado en un concepto; se ha referido al

    concepto de cortapapel, e igualmente a una

    tcnica de produccin previa que forma parte

    del concepto, y que en el fondo es una

    receta. As, el cortapapel es a la vez un

    objeto que se produce de cierta manera y

    que, por otra parte, tiene una utilidad

    definida, y no se puede suponer un hombre

    que produjera un cortapapel sin saber para

    qu va a servir ese objeto. Diramos entonces

    que en el caso del cortapapel, la esencia es

    decir, el conjunto de recetas y de cualidades

    que permiten producirlo y definirlo

    precede a la existencia; y as est

    determinada la presencia frente a m de tal o

    cual cortapapel, de tal o cual libro. Tenemos

    aqu, pues, una visin tcnica del mundo, en

    la cual se puede decir que la produccin

    precede a la existencia.

    Al concebir un Dios creador, este Dios

    se asimila la mayora de las veces a un

  • EL EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO______________________________________________

    33

    artesano superior; y cualquiera que sea la

    doctrina que consideremos, trtese de una

    doctrina como la de Descartes o como la de

    Leibniz, admitimos siempre que la voluntad

    sigue ms o menos al entendimiento, o por

    lo menos lo acompaa, y que Dios, cuando

    crea, sabe con precisin lo que crea. As el

    concepto de hombre, en el espritu de Dios,

    es asimilable al concepto de cortapapel en el

    espritu del industrial; y Dios produce al

    hombre siguiendo tcnicas y una concepcin,

    exactamente como el artesano fabrica un

    cortapapel siguiendo una definicin y una

    tcnica. As, el hombre individual realiza

    cierto concepto que est en el entendimiento

    divino. En el siglo XVIII, en el atesmo de los

    filsofos, la nocin de Dios es suprimida,

    pero no pasa lo mismo con la idea de que la

    esencia precede a la existencia. Esta idea la

    encontramos un poco en todas partes: la

    encontramos en Diderot, en Voltaire y aun

    en Kant. El hombre es poseedor de una

    naturaleza humana; esta naturaleza humana,

    que es el concepto humano, se encuentra en

    todos los hombres, lo que significa que cada

    hombre es un ejemplo particular de un

    concepto universal, el hombre; en Kant

    resulta de esta universalidad que tanto el

    hombre de los bosques, el hombre de la

    naturaleza, como el burgus, estn sujetos a

    la misma definicin y poseen las mismas

    cualidades bsicas. As pues, aqu tambin la

    esencia del hombre precede a esa existencia

    histrica que encontramos en la naturaleza.

    El existencialismo ateo que yo

    represento es ms coherente. Declara que si

    Dios no existe, hay por lo menos un ser en el

    que la existencia precede a la esencia, un ser

    que existe antes de poder ser definido por

    ningn concepto, y que este ser es el

    hombre, o como dice Heidegger, la realidad

    humana. Qu significa aqu que la existencia

    precede a la esencia? Significa que el hombre

    empieza por existir, se encuentra, surge en

    el mundo, y que despus se define. El

    hombre, tal como lo concibe el

    existencialista, si no es definible, es porque

    empieza por no ser nada. Slo ser despus,

    y ser tal como se haya hecho. As, pues, no

    hay naturaleza humana, porque no hay Dios

    para concebirla.

    El hombre es el nico que no slo es tal

    como l se concibe, sino tal como l se

    quiere, y como se concibe despus de la

    existencia, como se quiere despus de este

    impulso hacia la existencia; el hombre no es

    otra cosa que lo que l se hace. ste es el

    primer principio del existencialismo. Es

    tambin lo que se llama la subjetividad, que

    se nos echa en cara bajo ese nombre. Pero

    qu queremos decir con esto sino que el

    hombre tiene una dignidad mayor que la

    piedra o la mesa? Pues queremos decir que

    el hombre empieza por existir, es decir, que

    empieza por ser algo que se lanza hacia un

    porvenir, y que es consciente de proyectarse

    hacia el porvenir. El hombre es ante todo un

    proyecto que se vive subjetivamente, en

    lugar de ser un musgo, una podredumbre o

    una coliflor; nada existe previamente a este

    proyecto; nada hay en el cielo inteligible, y el

    hombre ser, ante todo, lo que habr

    proyectado ser. No lo que querr ser. Pues lo

    que entendemos ordinariamente por querer

    es una decisin consciente, que para la

    mayora de nosotros es posterior a lo que el

    hombre ha hecho de s mismo. Yo puedo

    querer adherirme a un partido, escribir un

    libro, casarme; todo esto no es ms que la

    manifestacin de una eleccin ms original,

    ms espontnea que lo que se llama

    voluntad. Pero si verdaderamente la

    existencia precede a la esencia, el hombre es

    responsable de lo que es. As, el primer paso

  • EL EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO______________________________________________

    34

    del existencialismo es poner a todo hombre

    en posesin de lo que es, y asentar sobre l

    la responsabilidad total de su existencia. Y

    cuando decimos que el hombre es

    responsable de s mismo, no queremos decir

    que el hombre es responsable de su estricta

    individualidad, sino que es responsable de

    todos los hombres. Hay dos sentidos de la

    palabra subjetivismo, y nuestros adversarios

    juegan con los dos sentidos. Subjetivismo,

    por una parte, quiere decir eleccin del

    sujeto individual por s mismo, y por otra,

    imposibilidad para el hombre de sobrepasar

    la