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Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 L’O S S E RVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt Año XLIX, número 49 (2.544) Ciudad del Vaticano 7 de diciembre de 2017 El Papa lanza un llamamiento para que se cumplan las resoluciones de Naciones Unidas Respetar el status quo de Jerusalén Para rehabilitar la dignidad de la política «Encuentro de laicos católicos que asumen responsabilidades políticas al servicio de los pue- blos de América Latina», es el título del congreso que se cele- bró del 1 al 3 de diciembre en Bogotá, en la sede de la Con- ferencia Episcopal, organizado por la Pontificia Comisión pa- ra América Latina (CAL) y el Consejo Episcopal latinoameri- cano (CELAM). Un evento que el mismo Papa Francisco alen- tó desde su génesis. Por eso, quiso hacerse presente a través de un videomensaje en el que define la política como «servi- cio inestimable de entrega para la consecución del bien común de la sociedad». La política —asegura el Pontífice— es ante todo servicio; no es sierva de ambiciones individuales, pre- potencia de facciones o centros de intereses. Asimismo, señala que el servicio de Jesús, que vino a servir y no a ser servido, es analógicamente «el tipo de servicio que se pide a los polí- ticos». Y la referencia funda- mental de este servicio es «el bien común, sin el cual los de- rechos y las más nobles aspira- ciones de las personas, de las familias y de los grupos inter- medios en general no podrían realizarse cabalmente, porque faltaría el espacio ordenado y civil en los cuales vivir y ope- rar». Lamenta que «falta tam- bién la formación y el recam- bio de nuevas generaciones po- líticas». Por eso —señala el Pa- pa— los pueblos miran de lejos y critican a los políticos y los ven como corporación de pro- fesionales que tienen sus pro- pios intereses o los denuncian airados, a veces sin las necesa- rias distinciones, como teñidos de corrupción. Al respecto, precisa que se necesitan diri- gentes políticos que «vivan con pasión su servicio a los pueblos», «antepongan el bien común a sus intereses priva- dos» y «no se dejen amedren- tar por los grandes poderes fi- nancieros y mediáticos». Tene- mos que encaminarnos —alentó el Papa— hacia democracias maduras, participativas, sin las lacras de la corrupción, o de las colonizaciones ideológicas, o las pretensiones autocráticas y las demagogias baratas. Finalmente recuerda la nece- sidad de que los laicos católi- cos no queden indiferentes a la cosa pública, ni replegados dentro de los templos. PÁGINAS 11-12 E l Papa lanzó «un sentido llamamiento» para que se respete el status quo de Jerusalén, «en conformidad con las pertinentes resoluciones de Naciones Unidas», al finalizar la Audiencia general del miércoles 6 de diciembre. Al salu- dar, como de costumbre, a los grupos de fieles presentes, el Papa expresó su «profunda preocupación» por la ac- tual situación, auspiciando que prevalezcan «sabiduría y prudencia». De este modo, indicó que: «Mi pensamiento va ahora para Jerusalén. Al respecto, no puedo callar mi profunda preocupación por la situación que se ha creado en los úl- timos días» en la ciudad, después del anuncio del presi- dente Trump de transferir la embajada estadounidense en Israel a Jerusalén. El Pontífice también dirigió «un senti- do llamamiento para que sea compromiso de todos respe- tar el status quo de la ciudad, en conformidad con las pertinentes Resoluciones de las Naciones Unidas». Además destacó la importancia de la ciudad: «también Jerusalén es una ciudad única, sagrada para los judíos, los cristianos y los musulmanes, donde se veneran los Luga- res Santos de las respectivas religiones y tiene una voca- ción especial para la paz». Y finalizó su apelación con una oración: «ruego al Señor que esa identidad sea pre- servada y reforzada en beneficio de la Tierra Santa, de Oriente Medio y del mundo entero y que prevalezca la sabiduría y la prudencia, para evitar añadir nuevos ele- mentos de tensión en un panorama mundial ya convulso y marcado por tantos y crueles conflictos». De forma significativa, antes de la Audiencia, Francisco recibió a los participantes de la reunión entre el Pontificio consejo para el diálogo interreligioso y la correspondiente comisión del estado de Palestina, que se encontraron con el objetivo de constituir un grupo de trabajo permanente. «La Tierra Santa es para nosotros cristianos —dijo al salu- darlos— la tierra por excelencia del diálogo entre Dios y la humanidad». Y la condición primaria del diálogo, aña- dió «es el respeto recíproco y, al mismo tiempo apuntar a consolidar este respeto con la finalidad de reconocer a to- das las personas, dondequiera que se encuentren, sus de- rechos». Y añadió al respecto: «del diálogo brota un ma- yor conocimiento recíproco, una mayor estima recíproca y una colaboración para alcanzar el bien común y para una acción sinérgica hacia las personas necesitadas, garanti- zándolas toda la asistencia necesaria».

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L’O S S E RVATOR E ROMANOEDICIÓN SEMANAL

Unicuique suum

EN LENGUA ESPAÑOLANon praevalebunt

Año XLIX, número 49 (2.544) Ciudad del Vaticano 7 de diciembre de 2017

El Papa lanza un llamamiento para que se cumplan las resoluciones de Naciones Unidas

Resp etarel status quo de Jerusalén

Para rehabilitarla dignidad

de la política«Encuentro de laicos católicosque asumen responsabilidadespolíticas al servicio de los pue-blos de América Latina», es eltítulo del congreso que se cele-bró del 1 al 3 de diciembre enBogotá, en la sede de la Con-ferencia Episcopal, organizadopor la Pontificia Comisión pa-ra América Latina (CAL) y elConsejo Episcopal latinoameri-cano (CELAM). Un evento queel mismo Papa Francisco alen-tó desde su génesis. Por eso,quiso hacerse presente a travésde un videomensaje en el quedefine la política como «servi-cio inestimable de entrega parala consecución del bien comúnde la sociedad». La política—asegura el Pontífice— es antetodo servicio; no es sierva deambiciones individuales, pre-potencia de facciones o centrosde intereses. Asimismo, señalaque el servicio de Jesús, quevino a servir y no a ser servido,es analógicamente «el tipo deservicio que se pide a los polí-ticos». Y la referencia funda-mental de este servicio es «elbien común, sin el cual los de-rechos y las más nobles aspira-ciones de las personas, de lasfamilias y de los grupos inter-medios en general no podríanrealizarse cabalmente, porquefaltaría el espacio ordenado ycivil en los cuales vivir y ope-rar». Lamenta que «falta tam-bién la formación y el recam-bio de nuevas generaciones po-líticas». Por eso —señala el Pa-pa— los pueblos miran de lejosy critican a los políticos y losven como corporación de pro-fesionales que tienen sus pro-pios intereses o los denuncianairados, a veces sin las necesa-rias distinciones, como teñidosde corrupción. Al respecto,precisa que se necesitan diri-gentes políticos que «vivancon pasión su servicio a lospueblos», «antepongan el biencomún a sus intereses priva-dos» y «no se dejen amedren-tar por los grandes poderes fi-nancieros y mediáticos». Tene-mos que encaminarnos —alentóel Papa— hacia democraciasmaduras, participativas, sin laslacras de la corrupción, o delas colonizaciones ideológicas,o las pretensiones autocráticasy las demagogias baratas.

Finalmente recuerda la nece-sidad de que los laicos católi-cos no queden indiferentes a lacosa pública, ni replegadosdentro de los templos.

PÁGINAS 11-12

El Papa lanzó «un sentido llamamiento» paraque se respete el status quo de Jerusalén, «enconformidad con las pertinentes resolucionesde Naciones Unidas», al finalizar la Audienciageneral del miércoles 6 de diciembre. Al salu-

dar, como de costumbre, a los grupos de fieles presentes,el Papa expresó su «profunda preocupación» por la ac-tual situación, auspiciando que prevalezcan «sabiduría yp ru d e n c i a » .

De este modo, indicó que: «Mi pensamiento va ahorapara Jerusalén. Al respecto, no puedo callar mi profundapreocupación por la situación que se ha creado en los úl-timos días» en la ciudad, después del anuncio del presi-dente Trump de transferir la embajada estadounidense enIsrael a Jerusalén. El Pontífice también dirigió «un senti-do llamamiento para que sea compromiso de todos respe-tar el status quo de la ciudad, en conformidad con laspertinentes Resoluciones de las Naciones Unidas».

Además destacó la importancia de la ciudad: «tambiénJerusalén es una ciudad única, sagrada para los judíos, loscristianos y los musulmanes, donde se veneran los Luga-res Santos de las respectivas religiones y tiene una voca-ción especial para la paz». Y finalizó su apelación con

una oración: «ruego al Señor que esa identidad sea pre-servada y reforzada en beneficio de la Tierra Santa, deOriente Medio y del mundo entero y que prevalezca lasabiduría y la prudencia, para evitar añadir nuevos ele-mentos de tensión en un panorama mundial ya convulsoy marcado por tantos y crueles conflictos».

De forma significativa, antes de la Audiencia, Franciscorecibió a los participantes de la reunión entre el Pontificioconsejo para el diálogo interreligioso y la correspondientecomisión del estado de Palestina, que se encontraron conel objetivo de constituir un grupo de trabajo permanente.«La Tierra Santa es para nosotros cristianos —dijo al salu-darlos— la tierra por excelencia del diálogo entre Dios yla humanidad». Y la condición primaria del diálogo, aña-dió «es el respeto recíproco y, al mismo tiempo apuntar aconsolidar este respeto con la finalidad de reconocer a to-das las personas, dondequiera que se encuentren, sus de-rechos». Y añadió al respecto: «del diálogo brota un ma-yor conocimiento recíproco, una mayor estima recíproca yuna colaboración para alcanzar el bien común y para unaacción sinérgica hacia las personas necesitadas, garanti-zándolas toda la asistencia necesaria».

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L’OSSERVATORE ROMANOEDICIÓN SEMANAL

Unicuique suum

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GI O VA N N I MARIA VIANd i re c t o r

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página 2 L’OSSERVATORE ROMANO jueves 7 de diciembre de 2017, número 49

En el Ángelus el viaje a Myanmar y Bangladesh

El rostro nobley sonriente de Asia

«Está grabado en mí el recuerdo de tantos rostros sometidos a duras pruebaspor la vida, pero nobles y sonrientes»: así el Papa Francisco recordó el viajerealizado a Myanmar y Bangladesh con los fieles presentes en la plaza de SanPedro. Antes de la oración mariana el Pontífice comentó el Evangelio de Marcos(13, 33-37) del primer domigo de Adviento.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!Hoy comenzamos el camino de Adviento, que culminará en la Navidad.

El Adviento es el tiempo que se nos da para acoger al Señor que viene anuestro encuentro, también para verificar nuestro deseo de Dios, para mi-rar hacia adelante y prepararnos para el regreso de Cristo. Él regresará anosotros en la fiesta de Navidad, cuando haremos memoria de su venidahistórica en la humildad de la condición humana; pero Él viene dentro denosotros cada vez que estamos dispuestos a recibirlo, y vendrá de nuevo alfinal de los tiempos «para juzgar a los vivos y a los muertos». Por eso de-bemos estar siempre alerta y esperar al Señor con la esperanza de encon-trarlo. La liturgia de hoy nos habla precisamente del sugestivo tema de lavigilia y de la espera. En el Evangelio (Ma rc o s 13, 33-37) Jesús nos exhortaa estar atentos y a vigilar para estar listos para recibirlo en el momento delregreso. Nos dice: «Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será elmomento [...] No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos».(vv. 33-36).

La persona que está atenta es la que, en el ruido del mundo, no se dejallevar por la distracción o la superficialidad, sino que vive de modo plenoy consciente, con una preocupación dirigida en primer lugar a los demás.Con esta actitud nos damos cuenta de las lágrimas y las necesidades delprójimo, y podemos percibir también sus capacidades y sus cualidades hu-manas y espirituales. La persona mira después al mundo, tratando de con-trarrestar la indiferencia y la crueldad que hay en él y alegrándose de lostesoros de belleza que también existen y que deben ser custodiados. Se tra-ta de tener una mirada de comprensión para reconocer tanto las miserias ylas pobrezas de los individuos y de la sociedad, como para reconocer la ri-queza escondida en las pequeñas cosas de cada día, precisamente allí don-de el Señor nos ha colocado.

La persona vigilante es la que acoge la invitación a velar, es decir, a nodejarse abrumar por el sueño del desánimo, la falta de esperanza, la desilu-sión; y al mismo tiempo rechaza la llamada de tantas vanidades de las queestá el mundo lleno y detrás de las cuales, a veces, se sacrifican tiempo yserenidad personal y familiar. Es la experiencia dolorosa del pueblo deIsrael, narrada por el profeta Isaías: Dios parecía haber dejado vagar a supueblo, fuera de sus caminos (cf. 63, 17), pero esto era el resultado de lainfidelidad del mismo pueblo (cf. 64, 4b). También nosotros nos encontra-mos a menudo en esta situación de infidelidad a la llamada del Señor: Élnos muestra el camino bueno, el camino de la fe, el camino del amor, peronosotros buscamos la felicidad en otra parte.

Estar atentos y vigilantes son las premisas para no seguir «vagando fuerade los caminos del Señor», perdidos en nuestros pecados y nuestras infide-lidades; estar atentos y alerta, son las condiciones para permitir a Diosirrumpir en nuestras vidas, para restituirle significado y valor con su pre-sencia llena de bondad y de ternura. Que María Santísima, modelo de es-pera de Dios e icono de vigilancia, nos guíe hacia su Hijo Jesús, reavivan-do nuestro amor por él.

Al finalizar el Ángelus el Pontífice recordó el viaje a Asia y saludó a los gruposp re s e n t e s .

Queridos hermanos y hermanas:Esta noche he regresado del viaje apostólico a Myanmar y Bangladesh.

Doy las gracias a todos los que me han acompañado con la oración, y losinvito a unirse a mi acción de gracias al Señor, que me ha concedido en-contrar a esos pueblos, en particular a las comunidades católicas, y a seredificado por su testimonio.

Está grabado en mí el recuerdo de tantos rostros sometidos a duraspruebas por la vida, pero nobles y sonrientes.

Los llevo a todos en mi corazón y en la oración. Muchas gracias al pue-blo de Myanmar y al pueblo de Bangladesh.

En mi oración recuerdo de modo particular al pueblo de Honduras, pa-ra que pueda superar de forma pacífica la difícil situación actual.

Os deseo a todos un buen domingo y un buen camino de Adviento. Porfavor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!

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número 49, jueves 7 de diciembre de 2017 L’OSSERVATORE ROMANO página 3

La sabiduría que libera

rumbo», toda la sabiduría se pierde. Lo únicoque nos orienta y nos hace ir hacia adelante en elsendero justo es la sabiduría, la sabiduría que na-ce de la fe. No es la falsa sabiduría de este mun-do. Es la sabiduría que se vislumbra en los ojosde los padres y de los abuelos que han puesto suconfianza en Dios. Como cristianos, podemos veren sus ojos la luz de la presencia de Dios, la luzque han descubierto en Jesús, que es la misma sa-biduría de Dios (cf. 1 Co 1,24). Para recibir estasabiduría debemos mirar el mundo, nuestra situa-ción, nuestros problemas, todo, con los ojos deDios. Nosotros recibimos esta sabiduría cuandocomenzamos a ver las cosas con los ojos de Dios,a escuchar a los demás con los oídos de Dios, aamar con el corazón de Dios y a valorar las cosascon los valores de Dios.

Esta sabiduría nos ayuda a reconocer y a recha-zar las falsas promesas de felicidad. Y hay tantas.Una cultura que hace falsas promesas no puedeliberar, sólo conduce a un egoísmo que nos llena

otras religiones. Al encontraros juntos hoy aquímostráis vuestra determinación de promover unclima de armonía, donde se tiende la mano a losotros, a pesar de vuestras diferencias religiosas.Esto me recuerda una experiencia que tuve enBuenos Aires, en una parroquia nueva situada enuna zona sumamente pobre. Un grupo de estu-diantes estaba construyendo algunos locales parala parroquia y el sacerdote me había invitado a ira encontrarme con ellos. Entonces fui y cuandollegué a la parroquia el sacerdote me los presentóuno a uno, diciendo: «Este es el arquitecto –es ju-dío–, este es comunista, este es católico practican-te» (Saludo a los jóvenes del Centro cultural p.f. Va -re l a , La Habana, 20 septiembre 2015). Esos estu-diantes eran todos distintos, pero todos estabantrabajando por el bien común. Esto es importan-te. No lo olvidéis: diferentes, pero trabajando porel bien común, en armonía. ¿Lo habéis entendi-do? Esta es la armonía bella que se percibe aquí,en Bangladesh. Estos estudiantes, diferentes entre

ría de Dios refuerza en nosotros la esperanza ynos ayuda a afrontar el futuro con valentía. Noso-tros, cristianos, hallamos esta esperanza en el en-cuentro personal con Jesús en la oración y en lossacramentos, y en el encuentro concreto con él enlos pobres, los enfermos, los que sufren y losabandonados. En Jesús descubrimos la solidari-dad de Dios, que camina constantemente a nues-tro lado.

Queridos jóvenes, queridos amigos, mirandovuestros rostros me lleno de alegría y de esperan-za; alegría y esperanza por vosotros, por vuestropaís, por la Iglesia y por vuestras comunidades.Que la sabiduría de Dios siga inspirando vuestroesfuerzo por crecer en el amor, en la fraternidad yen la bondad. Al dejar hoy vuestro país, os asegu-ro mi oración para que todos podáis continuarcreciendo en el amor a Dios y al prójimo. Y porfavor, no os olvidéis de rezar por mí.

¡Dios bendiga a Bangladesh! [Isshór Banglades-hké ashirbád korún!]

El último encuentro público del Papa en Bangladeshfue con los jóvenes, reunidos la tarde del sábado 2 dediciembre, ante el Notre Dame College de Dhaka. Acontinuación, el discurso pronunciado por el Pontífice.

Queridos jóvenes, queridos amigos, ¡buenas tar-des!

Os doy las gracias por vuestra cálida acogida.Agradezco a Mons. Gervas [Rozario] sus gentilespalabras, así como los testimonios de Upasana yAnthony. Los jóvenes tenéis algo único: vosotrosestáis siempre llenos de entusiasmo, siempre. Yesto es bello. Y yo me siento rejuvenecer cada vezque os encuentro. Upasana, has hablado de estoen tu testimonio, has dicho que eres «muy entu-siasta» y yo puedo verlo y también sentirlo. Esteentusiasmo juvenil está relacionado con el espírituaventurero. Uno de vuestros poetas nacionales,Kazi Nazrul Islam, lo ha expresado definiendo lajuventud del país como «valiente», «acostumbra-da a arrebatar la luz del vientre de la oscuridad».Esto es bonito. Los jóvenes están siempre listospara ir hacia adelante, hacer que todo suceda yarriesgar. Os animo a continuar con ese entusias-mo en las circunstancias buenas y malas. Ir haciaadelante, especialmente en aquellos momentos en

el corazón de oscuridad y amargura. La sabiduríade Dios, en cambio, nos ayuda a saber cómo aco-ger y aceptar a aquellos que actúan y piensan demanera diferente a la nuestra. Es triste cuando co-menzamos a cerrarnos en nuestro pequeño mun-do y nos replegamos sobre nosotros mismos. En-tonces hacemos nuestro el principio de «o comodigo yo o adiós». Este es un mal principio: «sehace como digo yo o adiós». Esto no ayuda. Ycuando usamos este principio quedamos atrapa-dos, encerrados en nosotros mismos. Cuando unpueblo, una religión o una sociedad se conviertenen un «pequeño mundo», pierden lo mejor quetienen y caen en una mentalidad presuntuosa, ladel «yo soy bueno, tú eres malo». Upasana, túhas evidenciado las consecuencias de este modode pensar, cuando has dicho: «Perdemos la direc-ción y nos perdemos a nosotros mismos» y «la vi-da se nos vuelve absurda». Lo has dicho bien. Lasabiduría de Dios nos abre a los demás. Nos ayu-da a mirar más allá de nuestras comodidades per-sonales y de las falsas seguridades que nos con-vierten en ciegos frente a los grandes ideales quehacen la vida más bella y digna de ser vivida.

Me alegra que junto a nosotros los católicos,estén muchos jóvenes amigos musulmanes y de

ellos, estaban abiertos a la amistad social y deter-minados a decir «no» a todo lo que hubiera po-dido desviarlos del propósito de estar juntos y deayudarse los unos a los otros.

La sabiduría de Dios nos ayuda también a mi-rar más allá de nosotros mismos para contemplarla bondad de nuestro patrimonio cultural. Vuestracultura os enseña a respetar a los ancianos. Estoes muy importante. Como he dicho antes, los an-cianos nos ayudan a apreciar la continuidad delas generaciones. Llevan consigo la memoria y lasabiduría experiencial, que nos ayuda a evitar re-petir los errores del pasado. Los ancianos tienen«el carisma de colmar las distancias», en cuantoaseguran que los valores más importantes setransmitan a los hijos y a los nietos. A través desus palabras, su amor, su afecto, su presencia,comprendemos que la historia no ha iniciado connosotros, sino que somos parte de un antiguo«viajar» y que la realidad es más grande que no-sotros mismos. Hablad con vuestros padres yvuestros abuelos, ¡no os paséis todo el día con elteléfono, ignorando el mundo que os rodea! Ha-blad con los abuelos, ellos os darán sabiduría.

Upasana y Anthony, habéis terminado vuestrostestimonios con palabras de esperanza. La sabidu-

los que os sentís oprimidos porlos problemas y la tristeza y, mi-rando alrededor, parece que Diosno aparece en el horizonte.

Pero, avanzando, aseguraos deelegir el sendero justo. ¿Qué sig-nifica esto? Esto significa saber«viajar» en la vida, y no «vagar»sin rumbo. Os hago una pregun-ta: ¿vosotros viajáis o vagáis?¿Qué hacéis: viajáis o vagáis?Nuestra vida tiene una dirección;tiene un fin, un fin que nos hadado Dios. Él nos guía, orientán-donos con su gracia. Es como sihubiese colocado dentro de noso-tros un software, que nos ayuda adiscernir su programa divino y aresponderle con libertad. Pero,como todo software, necesita tam-bién ser actualizado constante-mente. Tened actualizado vuestroprograma, escuchando al Señor yaceptando el desafío de hacer suvoluntad. El programa actualiza-do. Es triste cuando un programano está actualizado; y más aúncuanto está roto y no sirve.

Anthony, te has referido a estedesafío en tu testimonio cuandohas dicho que sois hombres y mu-jeres que estáis «creciendo en unmundo frágil que exige sabidu-ría». Has usado la palabra «sabi-duría» y, haciéndolo, nos has pro-porcionado la clave. Cuando sepasa de «viajar» a «vagar sin

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página 4 L’OSSERVATORE ROMANO jueves 7 de diciembre de 2017, número 49

Morderse la lengua a tiempoA los sacerdotes y a los consagrados el Pontífice pide ser ejemplo de armonía

La jornada del sábado 2 de diciembrese abrió con el encuentro con lossacerdotes, religiosos, seminaristas y lasnovicias en la iglesia del SantoRosario. A continuación, el discursoimprovisado por el Pontífice, dirigido aellos.

Queridos hermanos y hermanas:Gracias al arzobispo Mosés Costa

por su introducción y gracias por lasintervenciones de ustedes. Acá les hepreparado un discurso de ocho pági-nas. ¡Pero nosotros vinimos aquí aescuchar al Papa, no a aburrirnos!Por eso, para no aburrirnos, le voy adar este discurso al señor Cardenal.Él lo va a hacer traducir al bengalí yyo les voy a decir lo que se me ocu-rre ahora.

No sé si será mejor o peor, peroles aseguro que va a ser menos abu-rrido. Cuando iba entrando y salu-dándolos a ustedes, me vino unaimagen del profeta Isaías. Precisa-mente, la primera lectura que leere-mos el próximo martes. En aquellosdías surgirá un pequeño brote de laCasa de Israel. Ese brote crecerá,crecerá, y llenará con el Espíritu deDios: Espíritu de sabiduría, de inte-ligencia, de ciencia, de piedad, detemor de Dios. Isaías, de alguna ma-nera, describe ahí lo pequeño y logrande de la vida de fe. De la vidade servicio a Dios. Y, hablando devida de fe y servicio a Dios, les in-cluye a ustedes porque son hombresy mujeres de fe. Y que sirven aD ios.

Empecemos por el brote. Sí, brotalo que está adentro, lo que está den-tro de la tierra. Y esa es la semilla.La semilla no es ni tuya, ni tuya, nimía. La semilla la siembra Dios y esDios el que da el crecimiento. Yosoy el brote, cada uno de nosotrospuede decir. Sí, pero no por méritotuyo, sino de la semilla que te hacec re c e r.

¿Y yo qué tengo que hacer? Re-garla. Regarla. Para que eso crezca yllegue a esa plenitud del espíritu. Eslo que ustedes tienen que dar comotestimonio. ¿Cómo se puede regaresta semilla? Cuidándola. ¡Cuidandola semilla y cuidando el brote queempieza a crecer! Cuidar la vocaciónque hemos recibido. Como se cuidaa un niño, como se cuida a un enfer-mo, como se cuida a un anciano. Lavocación se cuida con ternura huma-na. Si en nuestras comunidades, sien nuestros presbiterios falta esa di-mensión de ternura humana, el brotequeda chiquito, no crece, y quizá seseque. Cuidar con ternura. Porquecada hermano del presbiterio, cadahermano de la Conferencia Episco-pal, cada hermano o hermana de micomunidad religiosa, cada hermanoseminarista, es una semilla de Dios.Y Dios la mira con ternura de pa-dre. Es verdad que de noche viene elenemigo y tira otras semillas. Y secorre el riesgo de que la buena semi-lla quede ahogada por la mala semi-lla.

Qué fea que es la cizaña en losp re s b i t e r i o s … qué fea es la cizaña enlas conferencias episcopales… quéfea es la cizaña en las comunidadesreligiosas y en los seminarios. Cui-dar el brote, el brote de la buena se-milla, e ir viendo cómo crece. E irviendo cómo se distingue de la mala

Orar es pedirle al Señor que noscuide. Que nos dé la ternura quenosotros tenemos que dar a los de-más. Esta es la primera idea que lesquería dar. La idea de cuidar esa se-milla para que el brote crezca hastala plenitud de la sabiduría de Dios.Cuidarla con la atención, cuidarlacon la oración, cuidarla con el dis-cernimiento. Cuidarla con ternura.Porque así nos cuida Dios: con ter-nura de padre.

La segunda idea que me viene esque en este jardín del Reino de Diosno hay solamente un brote. Hay mi-les y miles de brotes; todos nosotrossomos brotes. Y no es fácil hacer co-munidad. No es fácil. Siempre laspasiones humanas, los defectos, laslimitaciones, amenazan la vida co-munitaria. Amenazan la paz. La co-munidad de la vida consagrada, lacomunidad del seminario, la comu-nidad del presbiterio y la comunidadde la Conferencia Episcopal tienenque saber defenderse de todo tipode división. Nosotros ayer agradeci-mos a Dios por el ejemplo que da

de la armonía en una comunidad re-ligiosa, en un presbiterio, en unepiscopado, en un seminario, es elespíritu del chisme.

Y esto no es novedad mía. Hacedos mil años lo dijo un tal Santiagoen una carta que escribió a la Igle-sia. La lengua, hermanos y herma-nas, la lengua. Lo que destruye unacomunidad es el hablar mal deotros. El subrayar los defectos de losdemás. Pero no decírselo a él, decír-selo a otros, y así crear un ambientede desconfianza, un ambiente de re-celo, un ambiente en el que no haypaz y hay división. Hay una cosaque me gusta decirla como imagende lo que es el espíritu del chisme:es terrorismo. Terrorismo.

Porque el que va a hablar mal deotro no lo dice públicamente. El quees terrorista no dice públicamente«soy terrorista». El que va a hablarmal de otro va a escondidas, hablacon uno, tira la bomba y se va. Y labomba destruye. Él se va lo mástranquilo, lo más tranquila, a tirarotra bomba. Querida hermana, que-

rido hermano, cuando tengas ganasde hablar mal de otro muérdete lalengua. Lo más probable es que sete hinche, pero no harás daño a tuhermano o a tu hermana.

El espíritu de división. Cuántasveces en las cartas de san Pablo lee-mos el dolor que tenía san Pablocuando en la Iglesia entraba ese es-píritu. Claro, ustedes me puedenpreguntar: «Padre, pero si yo veo undefecto en un hermano, en una her-mana, y lo quiero corregir, o quierodecirle, y no puedo tirar la bomba,¿qué hago?». Puedes hacer dos co-sas, no te las olvides nunca: primera,si es posible —porque no siempre esp osible— decírselo a la persona. Ca-ra a cara. Jesús nos da ese consejo.Es verdad que alguno de ustedes mepuede decir: «No, que no se puede,padre, porque es una persona com-plicada». Como vos, complicado.Está bien. Puede ser que no conven-ga por prudencia. Segundo princi-pio: si no puedes decírselo a él, díse-lo a quien pueda poner remedio. Ya ninguno más. O lo decís de frente,o se lo decís a quien puede ponerremedio, ¡pero en privado! Con cari-dad. Cuántas comunidades —no ha-blo de oídas… hablo de lo que vi—,cuántas comunidades he visto des-truirse por el espíritu del chisme.Por favor, muérdanse la lengua atiemp o.

Y lo tercero que quisiera mencio-nar, por lo menos no es tan aburri-do. Después, lo aburrido lo van a te-ner ahí en el texto. Es procurar tener—pedir y tener— espíritu de alegría.Sin alegría no se puede servir aDios. Yo le pregunto a cada uno deustedes, pero se lo contestan aden-tro, no en voz alta: «¿Qué tal tu ale-gría?». Les aseguro que da muchapena cuando uno encuentra sacerdo-tes, consagrados, consagradas, semi-naristas, obispos, amargados. Conuna cara triste, que a uno le da ga-nas de preguntarle: «¿Cómo fue tudesayuno hoy? ¿Qué tomaste, vina-gre?». Cara de vinagre. O esa amar-gura del corazón, cuando viene lasemilla mala y dice: ¡ah, mira! A estelo hicieron superior, a esta la hicie-ron superiora, a este lo hicieronobispo, y a mí me dejan de lado.Ahí no hay alegría. Santa Teresa, lagrande, santa Teresa tiene —es unamaldición— una frase que es unamaldición. Se la dice a sus monjas:ay de la monja que dice hiciéronmesinrazón (injusticia). Usa una pala-bra castellana: sinrazón. O sea, mehicieron algo que no es razonable.Cuando ella, decía, encontraba mon-jas que estaban lamentándose por-que no me dieron lo que me debíandar, o no me ascendieron, o no mehicieron priora… por mal caminova. Alegría. Alegría aún en los mo-mentos difíciles. Esa alegría que sino puede ser risa, porque es muchodolor, es paz. Me viene una escenade la otra Teresa, la chica. Teresa delNiño Jesús. Ella tenía que acompa-ñar todas las noches al refectorio auna monja vieja inaguantable, demal genio, muy enferma, pobrecita,que se quejaba de todo. Y que si latocaba de acá, «no, que me duele»;que si la tocaba de allá, lo mismo…y así la tenía que acompañar al re-fectorio. Una noche, mientras laacompañaba por el claustro, sintióde un palacio vecino la música de

semilla y de la mala yerba. Uno deustedes —creo que fue Marcel— dijo:«Ir discerniendo cada día para vercómo crece mi vocación». Cuidar esdiscernir. Y darse cuenta de que laplanta que crece, si va por este ladoy la veo todos los días, crece bien. Siva por este otro lado y la descuido,crece mal. Y darme cuenta cuándoestá creciendo mal o cuándo haycompañías o amigos o personas o si-tuaciones que amenazan el creci-miento. Discernir… y solamente sediscierne cuando uno tiene un cora-zón orante. Orar. Cuidar es orar. Espedirle a quien plantó la semilla queme enseñe a regarla. Y si yo estoy encrisis, o me quedo dormido, que lariegue un tiempito por mí.

Bangladesh en el diálogo interreli-gioso. Y citamos… uno de los quehabló citó una frase del cardenalTauran, cuando dijo que Bangladeshes el mejor ejemplo de armonía en eldiálogo interreligioso. [A P L AU S O ] Elaplauso es para el cardenal Tauran.Si ayer dijimos esto del diálogo inte-rreligioso, ¿vamos a hacer lo contra-rio en el diálogo dentro de nuestrafe, de nuestra confesión católica, denuestras comunidades? Ahí tambiénBangladesh tiene que ser ejemplo dearmonía.

Hay muchos enemigos de la ar-monía. Hay muchos. A mí me gustamencionar uno, que basta comoejemplo. Quizás alguno me puedecriticar porque soy repetitivo, peropara mí es fundamental: el enemigo

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número 49, jueves 7 de diciembre de 2017 L’OSSERVATORE ROMANO página 5

una fiesta. La música de gente quese divertía bien, gente buena, comoella lo había hecho y lo había vistohacer a sus hermanas, y se imaginó ala gente que bailaba, y ella dijo: «Migran alegría es esta, no la cambiopor otra». Aun en los momentos deproblemas, de dificultad en la comu-nidad, tener que tolerar a veces a unsuperior o una superiora un poquitorara. Aún en esos momentos, decir:«Contento, Señor, contento». Comodecía san Alberto Hurtado.

La alegría del corazón. Les asegu-ro que a mí me da mucha ternura

gratitud al Padre Mintu [Palma] porhaber compuesto la oración que enunos momentos recitaremos a la Vir-gen. Como Sucesor de Pedro es mideber confirmaros en la fe. Pero qui-siera que sepáis que hoy, a través devuestras palabras y vuestra presencia,también vosotros me confirmáis a míen la fe y me dais una gran alegría.

La Comunidad católica en Ban-gladesh es pequeña. Pero sois comoel grano de mostaza que Dios hacegerminar a su tiempo. Me alegro dever cómo este grano está creciendo yde ser testigo directo de la profunda

der a esa llamada es un proceso quedura toda la vida. Cada día estamosllamados a aprender a ser más dis-ponibles al Señor en la oración, me-ditando sus palabras y buscando dis-cernir su voluntad. Sé que el trabajopastoral y el apostolado demandanmucho de vosotros, y que vuestrasjornadas frecuentemente son largas yos dejan cansados. Pero no podemosllevar el nombre de Cristo o partici-par en su misión sin ser sobre todohombres y mujeres enraizados en elamor, encendidos por el amor, a tra-vés del encuentro personal con Jesús

gamos a apreciar el hecho de quenuestras vidas no nos pertenecen.No somos más nosotros que vivi-mos, sino Cristo que vive en noso-tros (cf. Ga 2, 20).

Encarnamos esta compasión cuan-do acompañamos a las personas, es-pecialmente a quienes pasan pormomentos de sufrimiento y de prue-ba, y les ayudamos a encontrar a Je-sús. Padre Franco, gracias por haberpuesto de relieve este aspecto: cadauno de nosotros está llamado a serun misionero, llevando el amor mi-sericordioso de Cristo a todos, demodo especial a cuantos se encuen-tran en las periferias de nuestra so-ciedad. Estoy agradecido particular-mente porque de diversas manerasmuchos de vosotros estáis compro-metidos en distintas áreas de promo-ción social, sanidad y educación, sir-viendo en sus necesidades a vuestrascomunidades locales y a tantos inmi-grantes y refugiados que llegan alpaís. Vuestro servicio a la comuni-dad humana más amplia, en particu-lar hacia quienes se encuentran enmayor necesidad, es muy importantepara edificar una cultura del encuen-tro y la solidaridad.

La alegría de la Iglesia. Por últi-mo, el Rosario nos llena de alegríapor el triunfo de Cristo sobre lamuerte, su ascensión a la derechadel Padre y la efusión del EspírituSanto sobre el mundo. Todo nuestroministerio está dirigido a proclamarla alegría del Evangelio. En la vida yen el apostolado, somos todos bienconscientes de los problemas delmundo y de los sufrimientos de lahumanidad, pero no perdemos nun-ca la confianza en el amor de Cristoque con su fuerza prevalece sobre elmal y sobre el Príncipe de la menti-ra, que busca engañarnos. Nunca osdejéis desanimar por vuestras defi-ciencias o por los desafíos del minis-terio. Si permanecéis disponibles alSeñor en la oración y perseveráisofreciendo la compasión de Cristo avuestros hermanos y hermanas, en-tonces el Señor colmará vuestros co-razones de la reconfortante alegríade su Espíritu Santo.

Hermana Mary Chandra, hascompartido con nosotros el gozoque brota de tu vocación religiosa ydel carisma de tu Congregación.Marcelius, también tú nos has ha-blado del amor que tú y tus compa-ñeros de seminario tenéis por la vo-cación al sacerdocio. Ambos nos ha-béis recordado que todos estamosllamados a renovar y a profundizarcada día nuestra alegría en el Señor,esforzándonos por imitarlo cada vezmás plenamente. Al principio nospuede parecer arduo, sin embargocolma nuestros corazones de alegríaespiritual. Porque cada día se con-vierte en una oportunidad para reco-menzar, para responder nuevamenteal Señor. No os desaniméis nunca,porque la paciencia del Señor es pa-ra nuestra salvación (cf. 2 P 3, 15).¡Alegraos siempre en el Señor!

Queridos hermanos y hermanas,os agradezco vuestra fidelidad en elservicio a Cristo y su Iglesia a travésdel don de vuestra vida. Os aseguroa todos vosotros mi oración y os lapido por mí. Dirijámonos ahora aMaría Santísima, Reina del SantoRosario, pidiéndole que nos alcancela gracia de crecer en santidad y deser siempre testigos alegres de lafuerza del Evangelio, para llevar anuestro mundo sanación, reconcilia-ción y paz.

cuando me encuentro con sacerdo-tes, obispos o monjas ancianos quehan vivido con plenitud la vida. Losojos son indescriptibles. Están llenosde alegría y de paz. Los que no vi-vieron así la vida, Dios es bueno,Dios los cuida, pero les falta ese bri-llo en los ojos que tienen los quefueron alegres en la vida. Traten debuscar —sobre todo se ve más en lasm u j e re s —, traten de buscar en lasmonjas viejas, esas monjitas que to-da su vida estuvieron sirviendo, conmucha alegría y paz, tienen unosojos pícaros, brillantes. Porque tie-nen la sabiduría del Espíritu Santo.El pequeño brote, en esos viejos yesas viejas, se hizo la plenitud de lossiete dones del Espíritu Santo.Acuérdense de esto el martes, cuan-do escuchen la lectura en la Misa. Ypregúntense a sí mismos: ¿Cuido elbrote? ¿Riego el brote? ¿Cuido elbrote en los demás? ¿Tengo miedode ser terrorista y, por lo tanto, nohablo nunca mal de los demás y meabro al don de la alegría? A todosustedes les deseo que, cuando —co-mo el buen vino— la vida los madu-re hacia el final, los ojos brillen depicardía, de alegría y de plenitud delEspíritu Santo. Recen por mí, comoyo rezo por ustedes.

A continuación, el texto del discursoescrito entregado por el Pontífice a losp re s e n t e s .

Queridos hermanos y hermanas:Estoy muy contento de estar con

vosotros. Agradezco al ArzobispoMoses [Costa] el saludo afectuosoque me ha dirigido en nombre detodos. Doy las gracias especialmentea quienes han ofrecido su testimo-nio, compartiendo con nosotros suamor a Dios. Expreso también mi

fe que Dios os ha dado (cf. Mt 13,31-32). Pienso en los misioneros y fielessolícitos que han plantado y cuidadoeste grano de fe durante casi cincosiglos. En breve visitaré el cemente-rio y rezaré por estos hombres y mu-jeres que con tanta generosidad hanservido a esta Iglesia local. Volvien-do la mirada a vosotros, veo misio-neros que continúan esta santa obra.Veo también muchas vocaciones na-cidas en esta tierra; son un signo delas gracias con las que el Señor laestá bendiciendo. Estoy particular-mente contento por la presencia en-tre nosotros de las monjas de clausu-ra, y por sus oraciones.

Es bueno que nuestro encuentrotenga lugar en esta antigua iglesiadel Santo Rosario. El Rosario es unamagnífica meditación sobre los mis-terios de la fe que son la savia vitalde la Iglesia, una oración que forjala vida espiritual y el servicio apos-tólico. Tanto si somos sacerdotes, re-ligiosos, consagrados, seminaristas onovicios, la oración del Rosario nosestimula a dar nuestra vida total-mente a Cristo, en unión con María.Nos invita a participar en la disponi-bilidad de María hacia Dios en elmomento de la anunciación, en lacompasión de Cristo por toda la hu-manidad cuando está clavado en lacruz y en la alegría de la Iglesiacuando recibe del Señor resucitadoel don del Espíritu Santo.

La disponibilidad de María. ¿Haexistido en la historia una personamás disponible que María, como ve-mos en la anunciación? Dios la pre-paró para aquel momento y ella res-pondió con amor y confianza. Asítambién el Señor nos ha preparado acada uno de nosotros y nos ha lla-mado por nuestro nombre. Respon-

en la Eucaristía y en la Sagrada Es-critura. Padre Abel, tú nos has recor-dado esto cuando has hablado de laimportancia de fomentar una rela-ción íntima con Jesús, porque allíexperimentamos su misericordia yobtenemos una energía renovada pa-ra servir a los demás.

La disponibilidad por el Señornos permite ver el mundo a travésde sus ojos y ser así más sensibles alas necesidades de aquellos a los queservimos. Comenzamos a compren-der sus esperanzas y sus alegrías, susmiedos y sus dificultades, vemosmás claramente los muchos talentos,carismas y dones que aportan paraedificar la Iglesia en la fe y en lasantidad. Hermano Lawrence, cuan-do hablabas de tu eremitorio, noshas ayudado a comprender la impor-tancia de preocuparnos de las perso-nas para saciar su sed espiritual.Que todos vosotros podáis ser, conla gran variedad de vuestros aposto-lados, una fuente de descanso espiri-tual y de inspiración para aquellos alos que servís, para que sean capacesde compartir cada vez más sus do-nes, haciendo así posible que avancela misión de la Iglesia.

La compasión de Cristo. El Rosa-rio nos introduce en la meditaciónde la pasión y muerte de Jesús. En-trando más profundamente en estosmisterios de dolor, llegamos a cono-cer su fuerza salvífica y somos con-firmados en la llamada a participaren ellos con nuestras vidas, con lacompasión y el don de sí. El sacer-docio y la vida religiosa no son ca-rreras. No son vehículos para avan-zar. Son un servicio, una participa-ción en el amor de Cristo que se sa-crifica por su grey. Conformándonoscada día con aquel que amamos, lle-

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página 6 L’OSSERVATORE ROMANO jueves 7 de diciembre de 2017, número 49

Amonestación a quien busca fomentar divisiones y violencia en nombre de la religión

Los demás son un camino y no un obstáculo

Distinguidos invitados, queridos amigos:

Este encuentro, que reúne a los representantesde las diversas comunidades religiosas de estepaís, constituye un momento muy significativo demi visita a Bangladesh. Nos hemos reunido paraprofundizar nuestra amistad y para expresar el de-seo unánime del don de una paz genuina y dura-

De este modo, encontraremos la sabiduría y lafuerza necesarias para tender a todos una manoamiga. La apertura del corazón es además un ca-mino que conduce a la búsqueda de la bondad, lajusticia y la solidaridad. Nos impulsa a buscar elbien de nuestros vecinos. En su carta a los cristia-nos de Roma, san Pablo exhorta: «No te dejesvencer por el mal, antes bien vence al mal con el

desh han abrazado este camino mediante el com-promiso por el cuidado de la tierra, nuestra casacomún, y la respuesta a los desastres naturalesque han asolado la nación en los últimos años.Pienso también en la manifestación común de do-lor, oración y solidaridad que ha acompañado eltrágico derrumbe del Rana Plaza, que sigue im-preso en la mente de todos. En estas diversas ex-presiones vemos cómo el camino de la bondadconduce a la cooperación para servir a los de-más.Un espíritu de apertura, aceptación y coope-ración entre los creyentes no contribuye simple-mente a una cultura de armonía y paz, sino que

líderes y de los seguidores de las religiones pre-sentes en este país por vivir juntos con respeto re-cíproco y buena voluntad. Que este compromiso,aquí en Bangladesh, donde el derecho a la liber-tad religiosa es un principio fundamental, sea unallamada de atención respetuosa pero firme haciaquien busque fomentar la división, el odio y laviolencia en nombre de la religión.

Es un signo particularmente reconfortante denuestros tiempos que los creyentes y las personasde buena voluntad se sientan cada vez más llama-dos a cooperar en la formación de una cultura delencuentro, del diálogo y de la colaboración al ser-vicio de la familia humana. Esto requiere más queuna simple tolerancia. Nos estimula a tender lamano al otro en actitud de comprensión y con-fianza recíproca, para construir una unidad queconsidere la diversidad no como amenaza, sinocomo fuente de enriquecimiento y crecimiento.Nos exhorta a tener apertura de corazón, para veren los otros un camino, no un obstáculo.

Permitidme explorar brevemente algunas carac-terísticas esenciales de esta «apertura del cora-zón», que es la condición para una cultura delencuentro. En primer lugar, es una puerta. No esuna teoría abstracta, sino una experiencia vivida.Nos permite entablar un diálogo de vida, no unsimple intercambio de ideas. Requiere buena vo-luntad y capacidad de acogida, pero no debe serconfundida con la indiferencia o la reticencia alexpresar nuestras convicciones más profundas.Implicarse fructuosamente con el otro significacompartir nuestra identidad religiosa y cultural,pero siempre con humildad, honestidad y respeto.

La apertura del corazón es también similar auna escalera que se eleva hacia el Absoluto. Re-cordando esta dimensión trascendente de nuestraactividad, nos damos cuenta de la necesidad depurificar nuestros corazones, para poder ver lascosas en su justa perspectiva. A cada paso nuestravisión se hará más clara y recibiremos la fuerzapara perseverar en el compromiso de comprendery valorizar a los demás, con sus puntos de vista.

bien» (Rm 12, 21). Este es un sentimiento que to-dos nosotros podemos imitar.

La solicitud religiosa por el bien de nuestroprójimo, que emana de un corazón abierto, correcomo un gran río, irrigando las tierras áridas ydesiertas del odio, la corrupción, la pobreza y laviolencia, que dañan las vidas humanas, dividen alas familias y desfiguran el don de la creación.Las diversas comunidades religiosas de Bangla-

en práctica, ayudemos a todos los creyentes a cre-cer en la sabiduría y en la santidad, y a cooperarpara construir un mundo cada vez más humano,unido y pacífico. Abro mi corazón a todos voso-tros y os reitero mi agradecimiento por vuestraacogida.

Recordémonos unos a otros en nuestras oracio-nes.

A un grupo de refugiados rohingya

dera. Mi agradecimientoal Cardenal D’Rozariopor sus gentiles palabrasde bienvenida y a cuantosme han acogido con afec-to en nombre de las co-munidades musulmana,hinduista, budista, cristia-na y también de la socie-dad civil. Agradezco lapresencia del Obispo an-glicano de Dhaka, de lasdiversas comunidadescristianas y de todos losque han contribuido parahacer posible esta reu-nión.

Las palabras que hemosescuchado, y también loscantos y las danzas quehan animado nuestraasamblea, nos han habla-do de modo elocuente deldeseo de armonía, frater-nidad y paz encarnado enlas enseñanzas de las reli-giones del mundo. Quenuestro encuentro de estatarde pueda ser un signoclaro del esfuerzo de los

es su corazón palpitante.¡Cuánto necesita el mun-do de este corazón que la-te con fuerza, para com-batir el virus de la corrup-ción política, las ideolo-gías religiosas destructi-vas, la tentación de cerrarlos ojos a las necesidadesde los pobres, de los refu-giados, de las minoríasperseguidas y de los másvulnerables! ¡Cuánta ca-pacidad de apertura senecesita para acoger a laspersonas de nuestro mun-do, especialmente a losjóvenes, que a veces sesienten solos y desconcer-tados en la búsqueda delsentido de la vida!

Queridos amigos, osagradezco los esfuerzosque realizáis para promo-ver la cultura del encuen-tro, y os ruego que, de-mostrando el compromisocomún de los seguidoresde las religiones por dis-cernir el bien y ponerlo

Los representantes de las comunidades cristianas y de las fes religiosas de Bangladesh se reunieron el viernes 1de diciembre, por la tarde, en el jardín de la residencia del arzobispado de Dhaka para participar en elencuentro por la paz en presencia del Papa. A continuación, el discurso dirigido a ellos por Francisco.

Publicamos a continuación el texto íntegro de las palabrasdirigidas por el Papa al grupo de refugiados rohingya, saludadosal finalizar el encuentro con los líderes religiosos de Bangladesh.

Queridos hermanos y hermanas, todos estamos cerca de vo-sotros. Es poco lo que podemos hacer porque vuestra tragediaes muy grande. Pero hay espacio en nuestro corazón para vo-sotros. En el nombre de todos, de aquellos que os persiguen,aquellos que han hecho el mal, especialmente por la indiferen-cia del mundo, os pido perdón. Perdón. Muchos de vosotrosme habéis hablado del gran corazón de Bangladesh que os haacogido. Ahora hago un apelo a vuestro gran corazón paraque podáis darnos el perdón que pedimos. Queridos herma-nos y hermanas, el relato judeocristiano de la creación diceque el Señor, que es Dios, creó al hombre a su imagen y se-mejanza. Todos nosotros somos esta imagen. También estoshermanos y hermanas. Ellos también son una imagen del Diosviviente. Una tradición de vuestras religiones dice que Dios, alprincipio, tomó un poco de sal y la arrojó al agua, que era elalma de todos los hombres; y cada uno de nosotros trae algode la sal divina. Estos hermanos y hermanas llevan dentro lasal de Dios. Queridos hermanos y hermanas, mostremos a to-dos lo que el egoísmo del mundo hace con la imagen de Dios.Continuemos haciéndoles el bien, para ayudarlos; sigamosavanzando para que sus derechos sean reconocidos. No cerre-mos los corazones, no miremos para otro lado. La presenciade Dios, hoy, también se llama «rohinyá». Que cada uno désu propia respuesta.

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número 49, jueves 7 de diciembre de 2017 L’OSSERVATORE ROMANO página 7

Ministerio de presenciaA los obispos de Bangladesh

En la tarde del viernes 1 de diciembre,antes de reunirse con los líderesreligiosos, el Papa Francisco saludó alos obispos de Bangladesh reunidos enla casa para sacerdotes ancianos queestá en el complejo del arzobispado deDhaka. A continuación, el discursopronunciado por el Pontífice.

Señor Cardenal, queridos hermanosen el episcopado:

¡Qué bueno es para nosotros estarjuntos! Agradezco al cardenal Pa-trick [D'Rozario] sus palabras intro-ductorias, con las que ha presentadolas múltiples actividades espiritualesy pastorales de la Iglesia en Bangla-desh. He apreciado particularmentesu referencia al previsor Plan Pasto-ral de 1985, que pone de manifiestolos principios y las prioridades evan-gélicas que han guiado la vida y lamisión de la comunidad eclesial enesta joven nación. Mi propia expe-riencia en Aparecida, que lanzó lamisión continental en América Lati-na, me ha convencido de la fecundi-dad de tales planes, que implican atodo el Pueblo de Dios en un proce-so continuo de discernimiento y deacción.

También me gusta la duración deeste plan de pastoral, porque una delas enfermedades de los planes pas-torales es que mueren jóvenes. Peroeste está vivo desde 1985. ¡Felicida-des! Se ve que fue bien hecho, querefleja la realidad del país y las nece-sidades pastorales; y refleja tambiénla perseverancia de los obispos.

La realidad de la comunión estabaen el centro del Plan Pastoral, y si-gue inspirando el celo misionero quedistingue a la Iglesia en Bangladesh.Vuestro mismo ministerio episcopalha estado tradicionalmente marcadopor un espíritu de colegialidad yapoyo mutuo. Y esto es grande. Esteespíritu de afecto y colegialidad locomparten también vuestros sacerdo-tes y, a través de ellos, se ha extendi-do a las parroquias, las comunidadesy los múltiples apostolados de vues-tras Iglesias locales. Se manifiesta enla seriedad con la que os dedicáis envuestras diócesis a las visitas pasto-rales y os preocupáis por el bienconcreto de vuestra gente. Os pidoque perseveréis en este ministerio depresencia. Deseo indicar qué es loque significa: no es sólo hacerse ver—uno puede hacerse ver a través dela televisión—; sino que es una pre-sencia como la de Dios en nosotros,que se ha hecho cercanía, que se hahecho proximidad en la Encarnacióndel Verbo, en la condescendencia, lacondescendencia del Padre que haenviado a su Hijo para hacerse unode nosotros. Y me gusta cómo voso-tros habéis acuñado esta palabra:«ministerio de presencia». El Obis-po es uno que está presente, que escercano y es próximo. Siempre. Re-pito: perseverar en este ministerio depresencia, que es fundamental parafortalecer los vínculos de comuniónque os unen a vuestros sacerdotes,que son vuestros hermanos, hijos ycolaboradores en la viña del Señor, ya los religiosos y religiosas que con-tribuyen decisivamente a la vida ca-tólica en este país.

Una palabra quisiera destacar so-bre los religiosos. Estamos acostum-brados a decir: sí, hay dos caminosde santificación en la Iglesia: la víapresbiteral y la vía laical. Pero las

hermanas, ¿qué son? ¿Laicas? No.Por favor, hay que hacer madurar laidea de que hay una tercera vía desantificación: la vía de la vida consa-grada. Que no es un adjetivo: «Estees un laico, esta una laica consagra-da»; es un sustantivo: «Este es unconsagrado, esta es una consagra-da». Como decimos «este es un lai-co o laica» y «este es un sacerdote».Esto es importante.

Al mismo tiempo, os pediría quemostréis una cercanía pastoral cadavez mayor hacia los fieles laicos.Ellos deben crecer. Es necesario pro-mover su participación efectiva en lavida de vuestras Iglesias particulares,a través de las estructuras canónicasque permiten escuchar sus voces yapreciar sus experiencias. Reconocedy valorad los carismas de los laicos ylaicas, y animadlos a poner sus do-nes al servicio de la Iglesia y de lasociedad en su conjunto. Pienso enlos numerosos y entregados catequis-tas de este país —los catequistas sonlos pilares de la evangelización—, cu-yo apostolado es esencial para el cre-cimiento de la fe y para la formacióncristiana de las nuevas generaciones.Son verdaderos misioneros y guíasde oración, especialmente en las zo-nas más remotas. Estad atentos a susnecesidades espirituales y a su cons-tante educación en la fe. Los cate-quistas, pero también los laicos quenos ayudan y están cerca de noso-tros, los consejeros: los consejerospastorales, los consejeros en losasuntos económicos. En una reuniónque tuve hace seis meses, oí decirque quizás un poco más de la mitadde las diócesis —la mitad o un pocomás—, tiene los dos consejos que elDerecho Canónico nos pide tener: elpastoral y el de los asuntos económi-cos. ¿Y la otra mitad? Esto no pue-de ser. No es sólo una ley, no es sólouna ayuda, sino que es un espaciopara los laicos.

En estos meses de preparación pa-ra la próxima asamblea del Sínodode los Obispos, estamos todos invi-tados a pensar cuál es la mejor ma-nera de hacer que nuestros jóvenescompartan la alegría, la verdad y labelleza de nuestra fe. Bangladesh hasido bendecido con vocaciones al sa-cerdocio —hoy lo hemos visto— y ala vida religiosa; es importante ase-gurar que los candidatos estén bienformados para comunicar a los de-más, y en particular a sus propioscontemporáneos, la riqueza de la fe.En un espíritu de comunión que unea las generaciones, ayudadlos a lle-var adelante con alegría y entusias-mo el trabajo que otros han comen-

zado, sabiendo que algún día a ellosmismos les tocará, a su vez, transmi-tirlo. Esa actitud interior de recibirla herencia, hacerla crecer y transmi-tirla: este es el espíritu apostólico deun presbiterio. Que los jóvenes se-pan que el mundo no comienza conellos, que ellos deben buscar las raí-ces, deben buscar las raíces históri-cas, religiosas… Se necesita hacercrecer esas raíces y transmitir los fru-tos. Enseñad a los jóvenes a no serdesarraigados; enseñadles a hablarcon los ancianos. Cuando he entra-do aquí [en el Arzobispado] estabanlos seminaristas menores. Tenía quehaberles hecho dos preguntas, comode pasada, pero les he hecho sólouna, la primera, la más natural:«¿Jugáis al fútbol?». Todos hancontestado: «Sí». La segunda era:«¿Vais a visitar a los abuelos, a lossacerdotes ancianos para escucharlas historias de su vida, de su apos-tolado?». Los formadores del semi-nario deben educar a los jóvenes se-minaristas a escuchar a los sacerdo-tes ancianos: allí están las raíces, allíestá la sabiduría de la Iglesia.

Una valiosa acción social de laIglesia en Bangladesh está dirigida ala asistencia de las familias y, de ma-nera específica, al compromiso porla promoción de la mujer. Las perso-nas de este país se distinguen por suamor a la familia, su sentido de lahospitalidad, el respeto que mues-tran hacia los padres y abuelos, y laatención que le dan a los ancianos,los enfermos y los desamparados.Estos valores son confirmados y ele-vados por el Evangelio de Jesucristo.Una palabra especial de gratitudmerecen todos los que trabajan si-lenciosamente para apoyar a las fa-milias cristianas en su misión de darcada día testimonio del amor recon-ciliador del Señor y de dar a cono-cer su poder redentor. Como señalala Exhortación Post-sinodal Ecclesiain Asia, la familia «no es simplemen-te objeto del cuidado pastoral de laIglesia, sino también uno de losagentes más eficaces de evangeliza-ción» (n. 46).

Un objetivo significativo que elPlan Pastoral ha señalado, y que dehecho ha demostrado ser profético,es la opción por los pobres. La co-munidad católica en Bangladeshpuede estar orgullosa de su historiade servicio a los pobres, especial-mente en las zonas más remotas y enlas comunidades tribales. Lleva ade-lante este servicio cotidianamente através de sus apostolados de educa-ción, de sus hospitales, clínicas ycentros de salud, y de sus múltiples

obras de caridad. Sin embargo, es-pecialmente a la luz de la actual cri-sis de refugiados, vemos lo muchoque queda aún por hacer. La inspi-ración para sus obras de asistencia alos necesitados debe ser siempre esacaridad pastoral que sabe reconoceren seguida las heridas humanas yque responde con generosidad a ca-da uno personalmente. Al trabajarpara crear una «cultura de la miseri-cordia» (cf. Misericordia et Misera,20). En este trabajo, vuestras Iglesiaslocales demuestran su opción porlos pobres, refuerzan la proclama-ción de la infinita misericordia delPadre y contribuyen en gran medidaal desarrollo integral de su patria.

Un momento importante de mivisita pastoral a Bangladesh es el en-cuentro interreligioso y ecuménicoque tendrá lugar inmediatamentedespués de nuestra reunión. Envuestra nación la diversidad étnicase refleja en una variedad de tradi-ciones religiosas. El compromiso dela Iglesia de llevar adelante la com-prensión interreligiosa a través de se-minarios y programas educativos, asícomo por medio de contactos perso-nales e invitaciones, contribuye a ladifusión de la buena voluntad y laarmonía. Trabajad tenazmente enconstruir puentes y en fomentar eldiálogo, ya que estos esfuerzos nosólo facilitan la comunicación entrelos diferentes grupos religiosos, sinoque también despiertan las energíasespirituales necesarias para la cons-trucción de una nación unida, justay en paz. Cuando los líderes religio-sos se pronuncian con una sola vozcontra la violencia, que pretende ha-cerse pasar por religión, y tratan dereemplazar la cultura del conflictocon la cultura del encuentro, acudena las raíces espirituales más profun-das de sus diversas tradiciones. Tam-bién brindan un servicio inestimableal futuro de sus países y de nuestromundo al educar a los jóvenes en elcamino de la justicia: «Es necesarioacompañar y ayudar a madurar a lasnuevas generaciones para que, antela lógica incendiaria del mal, respon-dan con el paciente crecimiento delbien» (Discurso en la Conferencia In-ternacional para la Paz, Al-Azhar, ElCairo, 28 abril 2017).

Queridos hermanos obispos, agra-dezco al Señor estos momentos deconversación y de intercambio frater-no. También me siento contento deque este Viaje Apostólico, que me hatraído a Bangladesh, me haya permi-tido ser testigo de la vitalidad y elfervor misionero de la Iglesia en estanación. Ofrecemos al Señor las ale-grías y las dificultades de vuestrascomunidades locales, y juntos le pe-dimos una nueva efusión del Espíri-tu Santo, que nos dé «la fuerza paraanunciar la novedad del Evangeliocon audacia (parresía), a alta voz yen todo tiempo y lugar, incluso acontracorriente» (Evangelii Gaudium,259). Que los sacerdotes, religiosos,consagrados y consagradas, y los fie-les confiados a vuestro cuidado pas-toral, encuentren siempre una reno-vada energía en sus esfuerzos paraser «evangelizadores que anuncien laBuena Noticia no sólo con palabrassino sobre todo con una vida que seha transfigurado en la presencia deDios» (ibíd.). Os imparto a todos,con gran afecto, mi Bendición, y ospido, por favor, de rezar por mí.

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número 49, jueves 7 de diciembre de 2017 L’OSSERVATORE ROMANO páginas 8/9

El viaje me ha hecho bienDurante el encuentro con los periodistas en el vuelo de regreso de Dhaka

Durante el vuelo de Dhaka a Roma, al finalizar elviaje apostólico en Myanmar y en Bangladés, el PapaFrancsico estuvo con los periodistas a bordo delavión. Publicamos la transcripción de las respuestasdel Pontífice (con la traducción de las respuestas da-das en españos) y una síntesis de las preguntas. Des-pués de la introducción del director de la Oficina deprensa, Greg Burke, el Pontífice se dirigió así a losperiodistas: «Buenas noches, si pensamos aquí, obuenas tardes, si pensamos en Roma. Muchas graciaspor vuestro trabajo. Como dijo Greg, son dos paísesmuy interesantes con culturas muy tradicones, pro-fundas, ricas. Por eso pienso que vuestro trabajo hasido muy intenso. Muchas gracias».

[Sagrario Ruiz de Apodaca, «Radio Nacional de Espa-ña»]:

La crisis de los rohingya ha centrado gran parte de esteviaje a Asia. Ayer les nombró por su nombre finalmente,en Bangladés. ¿Se ha quedado con las ganas de haberhecho lo mismo en Myanmar, de haberles nombrado conesta palabra, rohingya? ¿Y qué sintió ayer cuando les pi-dió perdón?

Ayer no fue la primera vez. Los he nombrado va-rias veces en público en la plaza de San Pedro, du-rante el Ángelus o en las audiencias…

[Sagrario Ruiz de Apodaca]: Pero en este viaje...

Sí, pero quiero subrayar que ya se sabía lo que yopensaba y lo que decía. Pero su pregunta es intere-sante porque me lleva a reflexionar sobre cómo tratode comunicar. Para mí, lo más importante es que elmensaje llegue y, por eso, hay que intentar decir lascosas paso a paso y escuchar las respuestas, de modoque llegue el mensaje. Por ejemplo, un ejemplo de lavida cotidiana: un chico, una chica, en la crisis de laadolescencia puede decir lo que piensa, cerrar lapuerta en la cara del otro y el mensaje no llega, secierra. A mí me interesa que este mensaje llegue. Poreso, he visto que si en el discurso oficial [en Myan-mar] hubiera dicho esa palabra, les hubiera cerrado lapuerta en la cara. Pero he descrito las situaciones, losderechos de ciudadanía, «ninguno excluido», parapermitirme en los coloquios privados ir más allá. Yohe quedado muy, muy satisfecho de los encuentrosque he podido tener, porque ciertamente no he teni-do —digamos así— el placer de dar el portazo en lacara públicamente, una denuncia, no, pero he tenidola satisfacción de dialogar, de dejar hablar al otro, dedar mi opinión y así el mensaje ha llegado. Y ha lle-gado hasta tal punto que ha continuado, y continua-do, y terminó ayer con eso. Y esto es muy importanteen la comunicación: la preocupación de que el men-saje llegue. Muchas veces, las denuncias, también enlos medios —no quiero ofender—, con algunas dosisde agresividad cierran el diálogo, cierran la puerta yel mensaje no llega. Y vosotros, que sois especialistasen hacer llegar mensajes, entendéis bien esto.

Usted me pregunta qué sentí ayer. Esto no estabaprogramado así. Yo sabía que iba a encontrar a losrohingya. No sabía ni dónde ni cómo, pero esta erauna condición del viaje, para mí, y se preparó la ma-nera de hacerlo. Después de tantas gestiones, tambiéncon el gobierno, con Cáritas, el gobierno permitió elviaje de los que vinieron ayer. Porque se efectuó através del gobierno, que los protege y les da hospita-lidad, y esto es una gran cosa: lo que hace Bangladéspor ellos es una cosa muy grande, es un ejemplo deacogida. Un país pequeño, pobre, que ha recibido a700 mil refugiados...

Pienso en países que cierran las puertas... Debemosestar agradecidos por el ejemplo que nos han dado.El gobierno debe moverse, por las relaciones interna-cionales con Myanmar, con permisos, diálogos... Por-que están en campos de refugiados, una situación es-pecial. Pero al final vinieron. Estaban asustados, nosabían... Alguno les había dicho: «Vosotros saludad alPapa, no digáis nada» —alguno que no era del go-bierno de Bangladés— gente que se ocupaba de loscontactos... En un momento dado, después del diálo-go interreligioso, la oración interreligiosa, esto prepa-ró el corazón de todos nosotros, estábamos religiosa-mente muy abiertos. Yo, por lo menos, me sentía así.Y llegó el momento de que ellos vinieran a saludar-

me. En fila india —aquello no me gustó, uno traso t ro —; pero querían echarlos inmediatamente del pal-co. Y yo allí me enfadé y regañé un poco —soy peca-dor— y pronuncié muchas veces la palabra «respeto»,respeto. Paré la cosa y ellos se quedaron allí. Des-pués, tras haberlos escuchado uno a uno con el intér-prete que hablaba su lengua, comencé a sentir algodentro: «Pero yo no puedo dejarles ir sin decir unapalabra» y pedí el micrófono. Y comencé a hablar...No recuerdo qué dije. Sé que en un momento dadopedí perdón. Creo que dos veces, no recuerdo. Perosu pregunta es «qué fue lo que sentí»: en ese momen-to, yo lloraba. Trataba que no se viera. Ellos tambiénlloraban. Y luego, pensé que estábamos en un en-cuentro interreligioso, mientras los líderes de las de-más tradiciones religiosas estaban lejos. [Entoncesdije:] «No, venid también vosotros: estos rohingyanos pertenecen a todos». Y ellos saludaron. No sabíaqué más decir porque los miraba, los saludaba... Ypensé: «Todos nosotros hemos hablado, los líderes re-ligiosos. Pero uno de vosotros, que haga una oración,uno de vuestro grupo...». Y creo que era un imán, un«clérigo» de su religión, que hizo aquella oración ytambién ellos rezaron allí, con nosotros. Y, visto todolo ocurrido, todo el camino, yo sentí que el mensajehabía llegado. No sé si he satisfecho su pregunta.Una parte estaba programada pero la mayor parte sa-lió de forma espontánea. Después, hoy ha habido—me han dicho— un programa hecho por uno de vo-sotros —no sé si está aquí o no está aquí— el TG1 (Te-lediario 1): es un programa largo, largo... ¿Quién loha hecho, usted lo sabe?

[Greg Burke]: Está todavía en Bangladés, el TG1.

Y que después lo repitieron en el TG4 (Telediario4)... yo no lo he visto pero algunos de los que estánaquí lo han visto. Una reflexión: el mensaje no ha lle-gado sólo aquí. Vosotros habéis visto la primera pági-na de los periódicos de hoy: todos han acogido elmensaje. Y yo no he percibido ninguna crítica. Talvez las haya, pero yo no las he oído.

[George Abraham Kallivayalil, «Deepika Daily»]: SantoPadre, espero que su viaje en Asia, que ha tocado dospaíses, haya sido un gran éxito. Nosotros sabemos que enesta misma ocasión usted habría querido ir a India.¿Cuál ha sido exactamente la razón por la que se descar-tó en este viaje la hipótesis de la India? Millones de per-

sonas en India, incluidos nuestros fieles, todavía desean yesperan que el Santo Padre visite la India el próximoaño: ¿podemos esperarle en India en 2018?

Sí, el primer plan era ir a India y a Bangladés; pe-ro después los procedimientos se alargaron, el tiempoapremiaba y elegí estos dos países. Bangladés perma-neció, pero con Myanmar. Fue providencial, porquela visita a India requiere un solo viaje: debes ir al sur,al centro, al este, al oeste, al norte..., por las diversasculturas de la India. Espero poder hacerlo en 2018,¡si vivo! Pero la idea era India y Bangladés. Después

compañero de universidad, a un amigo bueno, peroque es ateo? ¿Qué debo decirle para cambiarlo, paraconvertirlo?». La respuesta fue esta: «Lo último quetú debes hacer es decir algo. Tú vive tu Evangelio y siél te pregunta por qué haces esto, le puedes explicarpor qué lo haces. Y deja que el Espíritu Santo loatraiga». Esta es la fuerza y la mansedumbre del Es-píritu Santo en las conversiones. No es un convencermentalmente con apologética, razones... no. Es el Es-píritu el que realiza la conversión. Nosotros somostestigos del Espíritu, testigos del Evangelio. «Testigo»

es una palabra que en griego se dice «mártir»: elmartirio de todos los días, el martirio también de lasangre, cuando llega... Su pregunta: ¿qué es priorita-rio, la paz o la conversión? Pero, cuando se vive contestimonio y respeto, se construye la paz. La paz co-mienza a romperse en este campo cuando comienzael proselitismo y hay muchos tipos de proselitismo,pero esto no es evangélico. No sé si he respondido.

[Joshua McElwee, National Catholic Reporter]: Muchasgracias Santidad, y un cambio de tema total. Durante laguerra fría, el Papa san Juan Pablo II dijo que la polí-tica mundial de disuasión nuclear no era moralmenteaceptable. El mes pasado, en una conferencia sobre el de-sarme, usted dijo que la simple posesión de armas nu-cleares debe ser condenada. ¿Qué ha cambiado en elmundo para que usted se sienta movido a hacer este cam-bio? ¿Qué papel han tenido en sus decisiones los insultosy las amenazas entre el presidente Trump y Kim Jong-un? Y usted, ¿qué dice a los políticos que no quieren re-nunciar a los arsenales nucleares ni tampoco disminuir-los?

Yo preferiría que se hicieran primero las preguntassobre el viaje, se lo digo a todos. Pero hago una ex-cepción porque usted ha hecho la pregunta.

¿Qué ha cambiado? Ha cambiado la irracionalidad.Me viene a la mente la encíclica «Laudato si'», la tu-tela de la creación. Desde el tiempo en el que el Papasan Juan Pablo II dijo esto hasta hoy han pasadomuchos años... ¿Cuántos? ¿Tú tienes la fecha?

[Joshua McElwee, NCR]: 1982.

34 años. En lo nuclear, en 34 años, se ha ido máslejos, más lejos, más lejos. Hoy estamos al límite. Es-to se puede discutir, es mi opinión, pero mi opiniónconvencida: yo estoy convencido. Estamos al límitede la licitud de tener y usar las armas nucleares. ¿Porqué? Porque hoy, con el arsenal nuclear tan sofistica-do, nos arriesgamos a la destrucción de la humanidado al menos de una gran parte de la humanidad. Poreso enlazo con la «Laudato si’». ¿Qué ha cambiado?Esto. El crecimiento del armamento nuclear. Ha cam-biado también... Son [armamentos] sofisticados ytambién crueles, son capaces también de destruir a laspersonas sin tocar las estructuras... Estamos al límitey puesto que estamos en el límite, yo me hago estapregunta —no como Magisterio pontificio, pero es lapregunta que se hace un Papa—: ¿Es lícito hoy man-tener los arsenales nucleares, así como están, o acasoes hoy necesario volver atrás para salvar la creación,para salvar la humanidad? Vuelvo a una cosa que ha-

en persona. ¿Qué tipo de encuentro ha sido y cómo hizopara hablar con él?

Inteligente la pregunta, hermosa. Yo distinguiríaentre dos tipos de encuentros. Los encuentros en losque he ido a encontrar a la gente y los encuentros enlos que he recibido a gente. En el caso de este gene-ral, ha sido él a pedir hablar: lo he recibido. Yo nocierro nunca la puerta. ¿Tú pides hablar? Ven. Ha-blando no se pierde nada, se gana siempre. Fue unabuena conversación. Yo no puedo decir nada, porquefue privada, pero no he negociado con la verdad, oslo aseguro. Pero lo hice de tal modo que él entendie-ra un poco que un camino, como se hacía en tiempososcuros, renovado hoy, no es transitable. Fue un her-moso encuentro, educado; y también allí el mensajellegó.

Gerry O’Connell, «America Magazine»]: Gracias, Padre.La mía es como un desarrollo de la pregunta de Delia.Usted se ha reunido con Aung San Suu Kyi, el presiden-te, los militares, el monje que crea un poco de dificul-tad...; y después usted fue a Bangladés, se reunió tambiéncon el primer ministro, el presidente...; los líderes islámi-cos allí y los líderes budistas en Myanmar. Mi pregunta:¿qué se lleva usted de todo esto? ¿Cuál es su análisis detodos estos encuentros? ¿Qué perspectivas hay en el futurode un desarrollo mejor para estos dos países, tambiénconsiderando la situación de los rohingya?

No será fácil, para avanzar en un desarrollo cons-tructivo, y no será fácil para alguno que quisiera vol-ver hacia atrás. Estamos en un punto en el que se de-ben estudiar las cosas. Alguno —no sé si es verdad—me ha dicho que el estado del Rakhine es un estadorico en piedras preciosas y que quizá podría haber in-tereses de que fuera una tierra un poco deshabitadapara poder trabajar. Pero no sé si es verdad, estas sonlas hipótesis que se hacen; también sobre África se di-cen muchas... Pero creo que estamos en un puntodonde no será fácil avanzar, en el sentido positivo, yno será fácil regresar hacia atrás, porque la concien-cia, hoy, de la humanidad... el hecho, y volvemos alos rohingya, de que las Naciones Unidas hayan di-cho que los rohingya son hoy la minoría religiosa yétnica más perseguida en el mundo, esto es un puntoque a quien quiere volver hacia atrás le debe pesar.Estamos en un punto en el que, con el diálogo, sepuede comenzar, un paso después del otro, quizá me-dio paso atrás y dos adelante, pero como se hacen lascosas humanas: con bondad, con diálogo, nunca conagresión, nunca con la guerra. No es fácil. Pero es unpunto de cambio decisivo: ¿se da, este giro crucial,por el bien, o se da este giro crucial para volver atrás?¡Ah sí! La esperanza yo no la pierdo, porque, sincera-mente, si el Señor ha permitido esto que hemos vivi-do ayer y que hemos vivido de forma más reservada,además de los dos discursos [oficiales a las autorida-des], el Señor permite algo para prometer otra cosa.Yo tengo la esperanza cristiana: nunca se sabe...

[Valentina Alazraki, «Televisa»]: Sobre el viaje, habíauna pregunta que queríamos hacerle antes y después nosalió. Nosotros quisiéramos saber: un Papa que todos losdías habla de refugiados, desplazados, migrantes...; ¿que-ría ir usted al campo de refugiados de los rohingya? ¿Ypor qué no fue?

Es verdad, me hubiera gustado ir. Pero no ha sidoposible. Se estudiaron las cosas, pero no fue posible.Por varios factores, también el tiempo, también ladistancia, pero también otros factores. Pero el campode refugiados «vino», como representantes. Me hu-biera gustado, esto es verdad, pero no fue posible.

[Enzo Romeo, Rai]: Santidad, gracias. Quería pedirledos cosas, rápidamente. Una sobre la globalización, por-que hemos visto, sobre todo en Bangladés —y es motivo dela pregunta relacionada con el viaje— que es un país queestá tratando de salir de la pobreza, pero con sistemasque parecen para nosotros realmente duros. Fuimos a verel Rana Plaza, este lugar donde cayó el edificio que erautilizado por las industrias textiles: 1.100 personas muer-tas, 5 mil heridos, trabajaban por 60 euros al día. Ennuestro restaurante, para comer un plato y una pizza, sepagaban 50 euros. Esto parece increíble. Según usted,después de lo que ha visto y ha escuchado, ¿es posible sa-lir de este mecanismo? Y la otra cosa es esta, que hemospensado todos: sobre la cuestión de los rohingya, parece

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el tiempo nos forzó a hacer esta elección.Gracias.

[Etienne Loraillère, Kto (televisión católicafrancesa)]: Santidad, hay una pregunta delgrupo de periodistas de Francia. Algunosoponen diálogo interreligioso y evangelización.Durante este viaje, usted ha hablado del diá-logo para construir la paz. Pero, ¿cuál es laprioridad: evangelizar o dialogar para lapaz? Porque evangelizar significa suscitarconversiones que provocan tensiones y a vecesconflictos entre creyentes; por lo tanto, ¿cuáles su prioridad: evangelizar o dialogar?

Gracias. Primera distinción: evangelizarno es hacer proselitismo. La Iglesia creceno por el proselitismo, sino por atracción,es decir por testimonio. Esto lo ha dichoel Papa Benedicto XVI. ¿Cómo es la evan-gelización? Es vivir el Evangelio, es testi-moniar cómo se vive el Evangelio: testi-moniar las Bienaventuranzas, testimoniarMateo 25, testimoniar el Buen Samarita-no, testimoniar el perdón setenta vecessiete. Y en este testimonio, el EspírituSanto trabaja y hay conversaciones. Pero anosotros no nos entusiasma que haya con-versiones inmediatamente. Si acontecen,esperan: se habla..., vuestra tradición..., sehace de modo que una conversión sea larespuesta a algo que el Espíritu Santo hasuscitado en mi corazón frente al testimo-nio del cristiano. En la comida que tuvecon los jóvenes en la Jornada Mundial dela Juventud en Cracovia —unos quince jó-venes de todo el mundo—, uno me hizoesta pregunta: «¿Qué debo decir a un

bía dicho, que no es mía sino de Guardi-ni. Hay dos formas de «incultura»: prime-ro la incultura que Dios nos ha dado parahacer la cultura, con el trabajo, con la in-vestigación [la búsqueda] y adelante, ha-cer cultura. Pensemos en las ciencias mé-dicas, tanto progreso, tanta cultura, en lamecánica, en tantas cosas. Y el hombretiene la misión de hacer cultura a partir dela incultura recibida. Pero llegamos a unpunto en el que el hombre tiene en la ma-no, con esta cultura, la capacidad de hacerotra incultura: pensemos en Hiroshima yNagasaki. Y esto, hace 60, 70 años. Ladestrucción. Y esto sucede también cuan-do no se controla totalmente la energíaatómica: pensad en los incidentes deUcrania. Por eso, volviendo a las armas,que son para ganar destruyendo, yo digoque estamos en el límite de la licitud.

[Greg Burke]: Gracias, Santidad. Me apun-tan que ahora pasan las preguntas del viajea otros temas, por lo tanto si usted quiere de-cir algo sobre el viaje...

Me gustaría alguna más sobre el viaje,porque parecería que no ha sido tan inte-resante, ¿no?

[Delia Gallagher, CNN]: Santidad, no sé loque usted pueda responder, pero tengo muchacuriosidad acerca de su encuentro con el ge-neral Hein, porque yo he aprendido muchosobre esta situación estando aquí y he enten-dido que aparte de Aung San Suu Kyi, estátambién este militar que es muy importanteen la crisis, con el que usted se ha encontrado

Mujeres y niños de la etnia Kachin, con su tradicionalvestimenta, en la catedral de Santa María en Yangon,

Myanmar (30 de noviembre de 2017 Epa/Lynn)

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página 10 L’OSSERVATORE ROMANO jueves 7 de diciembre de 2017, número 49

El viaje me ha hecho bienque existía la voluntad de intervenirtambién por parte de los grupos yiha-distas, al Qaeda, el EI, que —segúnp a re c e — buscaban convertirse en losprotectores de este pueblo, de la libertadde este pueblo. Es interesante que el jefede la cristiandad, de alguna manera,se haya mostrado más amigo de ellosque estos grupos extremistas: ¿es ade-cuada esta impresión?

Empiezo por la segunda. Habíagrupos terroristas que buscabanaprovecharse de la situación de losrohingya, que son gente de paz. Co-mo en todas las etnias y religiones,hay siempre también un grupo fun-damentalista. También nosotros, loscatólicos, los tenemos. Los militaresjustifican su intervención por esosgrupos. Yo no he querido hablarcon esta gente, he decidido hablarcon las víctimas de esta gente. Por-que las víctimas eran el pueblo ro-hingya, que por una parte sufría ladiscriminación y por la otra era de-fendido por los terroristas. Pero,¡pobrecillos! El gobierno de Bangla-dés tiene una campaña muy fuerte—así me lo han dicho los ministros—de tolerancia cero contra el terroris-mo, y no sólo por esta cuestión, sinopara evitar muchas otras cosas. Estosque se han unido al EI, aunque seanrohingya, son un pequeño grupofundamentalista extremista. Pero es-to es lo que hacen los extremistas:justifican la intervención que ha des-truido buenos y malos.

[Greg Burke]: Y la globalización, laprimera pregunta…

[Enzo Romeo, Rai]: …que está bus-cando de la globalización, pero a unprecio altísimo, con esta gente explota-da por poco dinero…

Es uno de los problemas más se-rios. He hablado de esto en los en-cuentros personales. Ellos son cons-cientes de esto, son conscientes tam-bién del hecho de que la libertadhasta un cierto punto está condicio-nada, no sólo por los militares sinopor los grandes monopolios interna-cionales. Y se han centrado en laeducación, y creo que ha sido unaelección sabia. Hay planes educati-vos... Me han hecho ver los porcen-tajes de los últimos años, cómo habajado bastante el analfabetismo.Esta es su elección, y quizá irá bien,porque ellos sostienen que con laeducación el país mejorará.

[Jean-Marie Guénois, «Le Figaro»]:Buenas tardes. Hoy, pues, Birmania, elpaís del que viene... antes de esto, ustedfue a Corea, a Filipinas, a Sri Lan-ka... da la impresión de que está dan-do una vuelta alrededor de China...Por tanto, dos preguntas sobre China.¿Se está preparando un viaje a China?Y segunda pregunta: ¿qué cosas haaprendido en este viaje sobre la menta-lidad asiática y también en vistas deeste proyecto sobre China? ¿Cuál es lalección para usted?

Por favor, repita: ¿Cuántas cosashe aprendido en este viaje sobre...?

[Jean-Marie Guénois]: …para esteproyecto sobre China. ¿Cuáles son lascosas que usted ha aprendido esta vezsobre Asia? Porque da la impresión deque esté haciendo una vuelta alrededorde China, pero China está siempre ce-rrada, por el momento…

… «meter la nariz» en China...Hoy la señora Consejera del Estado

de Myanmar se ha dirigido a Pekín:se ve que hay diálogo... Pekín tieneuna gran influencia en la región, co-mo es natural: no sé cuántos kilóme-tros de frontera tiene Myanmar allí;también en las misas había chinosque vinieron... Creo que en estospaíses que están alrededor de China,también Laos, Camboya, necesitanbuenas relaciones, son vecinos. Y es-to yo lo encuentro sabio, política-mente constructivo si se puede iradelante. Sin embargo, es verdadque hoy China es una potenciamundial: si la vemos desde este la-do, puede cambiar el panorama. Pe-ro serán los politólogos quienes noslo expliquen: yo no puedo, no sé.Pero me parece natural que tenganuna buena relación.

El viaje a China no está en prepa-ración, estad tranquilos, por el mo-mento no está en preparación. Pero

se expresado de forma explícita sobre lacuestión de los rohingya?

He oído todo esto, he oído tam-bién las críticas, he oído las críticaspor no haberse dirigido a la provin-cia de Rakhine. Después ella fue: es-tuvo medio día, más o menos. EnMyanmar es difícil valorar una críti-ca sin preguntarse: ¿ha sido posiblehacer esto? O, ¿cómo será posiblehacer esto? Con esto no quiero decirque no haya sido un error no ir; pe-ro en Myanmar la situación políti-ca... Es una nación en crecimiento,políticamente en crecimiento; es unanación en transición que tiene mu-chos valores culturales en su histo-ria, pero políticamente está en tran-sición. Y por esto, las posibilidadesdeben valorarse también desde estaóptica. En este momento de transi-ción, ¿habría sido posible, o no, ha-

ceden estas cosas, si yo puedo cam-biar una cita, lo hago. Las intencio-nes no las sé. Pero a mí me interesa-ba el diálogo. Un diálogo pedidopor ellos y que ellos vinieran dondeestaba yo: no estaba prevista que yolos visitara. Y creo que era más im-portante el diálogo que la sospechade que fuera precisamente lo que us-ted decía: «Nosotros mandamosaquí, somos los primeros».

[Phil Pullella]: ¿Puedo preguntar—usted ha dicho que no puede decir loque dijo durante los encuentros priva-dos—, pero puedo preguntar al menossi durante ese encuentro ha usado lapalabra «rohingya» con el general?

Yo he usado las palabras para lle-gar al mensaje y cuando he vistoque el mensaje era aceptado, he osa-do decir todo lo que quería decir.Intelligenti pauca.

[Periodista]: Buenas tardes, Santidad.Yo tengo una pregunta: ayer, cuandoestuvimos con los sacerdotes que fueronordenados, pensé si tendrían miedo deser sacerdotes católicos en este momentode la vida católica en este país, y siellos le han pedido a usted, a su San-tidad, qué hacer cuando llega el miedoy no saben qué hacer.

Yo tengo la costumbre, siempre,cinco minutos antes de la ordena-ción, de hablar con ellos en privado.Mi parecieron serenos, tranquilos,conscientes, tenían conciencia de lamisión, pobres, normales. Una pre-gunta que hice fue: «¿Jugáis al fút-bol?» — «¡Sí!», todos. Esto es im-portante. ¡Una pregunta teológica!Pero esto del miedo no lo he perci-bido. Ellos saben que deben ser cer-canos con su pueblo; sienten que de-ben estar unidos al pueblo, y estome ha gustado, esto me ha gustado.Después hablé con los formadores,algún obispo, que me dijo: antes deentrar al seminario, se hace un pre-seminario de forma que aprendanmuchas cosas, costumbres, queaprendan también perfectamente elinglés. Esto, por decir una cosapráctica: si no saben inglés, lo em-piezan en el seminario, al punto deque la ordenación no es a los 23, 24sino a los 28, 29 años, más o menos.Parecen niños porque ellos parecentodos jóvenes, todos, también losmayores. Los he visto seguros. Peroeso sí lo tenían: estar cerca de supueblo. Esto sí. ¡Y es importante pa-ra ellos! Porque cada uno de ellospertenece a una etnia, y esto es im-portante para ellos. Gracias.

Os doy las gracias, porque me di-cen que ha pasado el tiempo. Doylas gracias por las preguntas, doy lasgracias por todo lo que habéis he-cho.

¿Y qué piensa el Papa de su viaje?A mí el viaje me hace bien cuandoconsigo encontrar al pueblo del país,al Pueblo de Dios. Cuando logrohablar o encontrarlos o saludarlos:encuentros con la gente. Hemos ha-blado de los encuentros con los polí-ticos... Sí, es verdad, se debe hacer;con los sacerdotes, con los obispos...pero con la gente, el pueblo. El pue-blo que es precisamente lo profundode un país. El pueblo. Y cuando en-cuentro esto, cuando consigo encon-trarlo, entonces estoy feliz. Os agra-dezco vuestra ayuda: muchas gra-cias.

Y gracias también por las pregun-tas, por las cosas que he aprendidode vuestras preguntas. Gracias. Quetengan una buena cena.

volviendo de Corea, cuando me dije-ron que estábamos sobrevolando te-rritorio chino, y si quería decir algo,[dije] que me hubiera gustado mu-cho visitar China. Me gustaría, no esuna cosa oculta. Las negociacionescon China son de alto nivel cultural:hoy, por ejemplo, en estos días, hayuna exposición de los Museos Vati-canos en China, después habrá otra—o ha habido una, no sé—, de losMuseos chinos en el Vaticano... Lasrelaciones culturales, científicas, losprofesores, sacerdotes que enseñanen la Universidad estatal china, loshay... Esta es una cosa. Luego está eldiálogo político, sobre todo para laIglesia china, con esa historia de laIglesia patriótica y la Iglesia clan-destina, que se debe tratar paso apaso, con delicadeza, como se estáhaciendo. Lentamente. Creo que enestos días, hoy o mañana, empezaráen Pekín una sesión de la Comisiónmixta. Y esto, con paciencia. Perolas puertas del corazón están abier-tas. Y creo que haría bien a todosun viaje a China. Y me gustaría ha-cerlo…

[James Longman, «Abc News»]: Pidoperdón, pero no hablo italiano. Graciaspor la posibilidad de estar en su avión:para mí es la primera vez. Quisierapreguntarle si ha notado cuántas críti-cas han sido dirigidas a Aung SanSuu Kyi. Y ¿qué piensa de las críticasque le han sido dirigidas por no haber-

cer esto o eso otro? Y ver si ha sidoun error o no ha sido posible. Nosólo para la señora Consejera de Es-tado, también para el Presidente, pa-ra los diputados, para el parlamen-to... En Myanmar se debe tenersiempre presente la construcción delpaís. Y allí se hace como he dicho alprincipio: dos pasos adelante, unopara atrás, dos adelante, uno paraatrás... la historia nos enseña esto.No sé responder de otra manera,con el poco conocimiento que tengosobre el lugar. Y yo no quisiera caeren lo que hacía un filósofo argenti-no, que había sido invitado a darconferencias en países de Asia: unasemana, y cuando volvía escribía unlibro sobre la realidad de ese país.Esto es presuntuoso.

[Phil Pullella, Reuters]: Sí, quisieravolver al viaje, si es posible. El encuen-tro con el general estaba originariamen-te previsto, creo, para el jueves por lamañana, y, si no me equivoco, con losgenerales; sin embargo usted deberíahaber visto antes a Aung San SuuKyi. Cuando el general pidió verle an-tes, es decir precisamente el día de lallegada, según usted, ¿ha sido una for-ma de decir: aquí mando yo, usted de-be verme a mí el primero? Y en esemomento allí, ¿usted se ha sentido qui-zá, no sé, que él o ellos quisieran mani-p u l a rl e ?

Entiendo. La petición fue porqueél tenía que ir a China, y cuando su-

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número 49, jueves 7 de diciembre de 2017 L’OSSERVATORE ROMANO página 11

Videomensaje del Papa a los laicos católicos reunidos en Bogotá

Para rehabilitar la dignidad de la política

¡Buenos días!Deseo saludar y agradecer, ante

todo, a los dirigentes políticos quehan aceptado la invitación a partici-par en un evento que yo mismo healentado desde su génesis: «el En-cuentro de laicos católicos que asu-men responsabilidades políticas alservicio de los pueblos de AméricaLatina». Saludo también a los Seño-res Cardenales y Obispos que losacompañan, con quienes tendrán se-guramente un diálogo de muchoprovecho para todos.

Desde el Papa Pío XII hasta aho-ra, los sucesivos pontífices siemprese han referido a la política como«alta forma de la caridad». Podríatraducirse también como servicioinestimable de entrega para la conse-cución del bien común de la socie-dad. La política es ante todo servi-cio; no es sierva de ambiciones indi-viduales, de prepotencia de faccioneso de centros de intereses. Como ser-vicio, no es tampoco patrona, quepretende regir todas las dimensionesde la vida de las personas, inclusorecayendo en formas de autocracia ytotalitarismo. Y cuando hablo de au-tocracia y totalitarismo no estoy ha-blando del siglo pasado, estoy ha-blando de hoy, en el mundo de hoy,y quizás también de algún país deAmérica Latina. Se podría afirmarque el servicio de Jesús —que vino aservir y no a ser servido— y el servi-cio que el Señor exige de sus após-toles y discípulos es analógicamenteel tipo de servicio que se pide a los

políticos. Es un servicio de sacrificioy entrega, al punto tal que a veces sepuede considerar a los políticos co-mo «mártires» de causas para elbien común de sus naciones.

La referencia fundamental de esteservicio, que requiere constancia,empeño e inteligencia, es el bien co-mún, sin el cual los derechos y lasmás nobles aspiraciones de las per-sonas, de las familias y de los gru-pos intermedios en general no po-drían realizarse cabalmente, porquefaltaría el espacio ordenado y civilen los cuales vivir y operar. Es unpoco el bien común concebido comoatmósfera de crecimiento de la per-sona, de la familia, de los grupos in-termedios. El bien común. El Conci-lio Vaticano II definió el bien co-mún, de acuerdo con el patrimoniode la Doctrina Social de la Iglesia,como «el conjunto de aquellas con-diciones de vida social con las cualeslos hombres, las familias y las aso-ciaciones pueden lograr con mayorplenitud y facilidad su propia per-fección» (Gaudium et spes, n. 74). Esclaro que no hay que oponer servicioa poder —¡nadie quiere un poder im-p otente!—, pero el poder tiene queestar ordenado al servicio para nodegenerarse. O sea, todo poder queno esté ordenado al servicio se dege-nera. Por supuesto que me estoy re-firiendo a la «buena política», en sumás noble acepción de significado, yno a las degeneraciones de lo quellamamos «politiquería». «La mejormanera de llegar a una política au-

ténticamente humana —enseña unavez más el Concilio— es fomentar elsentido interior de la justicia, de labenevolencia y del servicio al biencomún y robustecer las conviccionesfundamentales en lo que toca a lanaturaleza verdadera de la comuni-dad política y al fin, recto ejercicio ylímites de los poderes públicos»(ibíd., n. 73). Tengan todos ustedesla seguridad de que la Iglesia católi-ca «alaba y estima la labor de quie-nes, al servicio del hombre, se consa-gran al bien de la cosa pública yaceptan las cargas de este oficio»(ibíd., n. 75).

Al mismo tiempo, también estoyseguro que todos sentimos la necesi-dad de rehabilitar la dignidad de lapolítica. Si me refiero a América La-tina, ¡cómo no observar el descréditopopular que están sufriendo todaslas instancias políticas, la crisis delos partidos políticos, la ausencia dedebates políticos de altura queapunten a proyectos y estrategias na-cionales y latinoamericanas que va-yan más allá de las políticas de ca-botaje! Además, con frecuencia eldiálogo abierto y respetuoso quebusca las convergencias posibles confrecuencia se sustituye por esas ráfa-gas de acusaciones recíprocas y re-caídas demagógicas. Falta tambiénla formación y el recambio de nue-vas generaciones políticas. Por esolos pueblos miran de lejos y criticana los políticos y los ven como corpo-ración de profesionales que tienensus propios intereses o los denuncianairados, a veces sin las necesariasdistinciones, como teñidos de co-rrupción. Esto nada tiene que vercon la necesaria y positiva participa-ción de los pueblos, apasionados porsu propia vida y destino, que tendríaque animar la escena política de lasnaciones. Lo que es claro es que senecesitan dirigentes políticos que vi-van con pasión su servicio a los pue-blos, que vibren con las fibras ínti-mas de su ethos y cultura, solidarios

con sus sufrimientos y esperanzas;políticos que antepongan el bien co-mún a sus intereses privados, que nose dejen amedrentar por los grandespoderes financieros y mediáticos,que sean competentes y pacientesante problemas complejos, que esténabiertos a escuchar y aprender en eldiálogo democrático, que combinenla búsqueda de la justicia con la mi-sericordia y la reconciliación. No noscontentemos con la poquedad de lapolítica: necesitamos dirigentes polí-ticos capaces de movilizar vastos sec-tores populares en pos de grandesobjetivos nacionales y latinoamerica-nos. Conozco personalmente a diri-gentes políticos latinoamericanoscon distinta orientación política, quese acercan a esta figura ideal.

¡Cuánta necesidad estamos tenien-do de una «buena y noble política»y de sus protagonistas hoy en Amé-rica Latina! ¿Acaso no hay que en-frentar problemas y desafíos de granmagnitud? Ante todo, la custodiadel don de la vida en todas sus eta-pas y manifestaciones. América Lati-na tiene también necesidad de uncrecimiento industrial, tecnológico,auto-sostenido y sustentable, juntocon políticas que enfrenten el dramade la pobreza y que apunten a laequidad y a la inclusión, porque noes verdadero desarrollo el que deja amultitudes desamparadas y sigue ali-mentando una escandalosa desigual-dad social. No se puede descuidaruna educación integral, que comien-za en la familia y se desarrolla enuna escolarización para todos y decalidad. Hay que fortalecer el tejidofamiliar y social. Una cultura del en-cuentro —y no de los permanentesantagonismos— tiene que fortalecerlos vínculos fundamentales de hu-manidad y sociabilidad y poner ci-mientos fuertes a una amistad social,que deje atrás las tenazas del indivi-dualismo y la masificación, la polari-zación y la manipulación. Tenemosque encaminarnos hacia democraciasmaduras, participativas, sin las lacrasde la corrupción, o de las coloniza-ciones ideológicas, o las pretensionesautocráticas y las demagogias bara-tas. Cuidemos nuestra casa común ysus habitantes más vulnerables evi-tando todo tipo de indiferencias sui-cidas y de explotaciones salvajes. Le-vantemos nuevamente muy en alto ymuy concretamente la exigencia deuna integración económica, social,cultural y política de pueblos herma-nos para ir construyendo nuestrocontinente, que será todavía másgrande cuando incorpore «todas lassangres», completando su mestizaje,y sea paradigma de respeto de losderechos humanos, de paz, de justi-cia. No podemos resignarnos a la si-tuación deteriorada en que con fre-cuencia hoy nos debatimos.

Quisiera dar un paso más en estareflexión. El papa Benedicto XVI se-ñaló con preocupación en su discur-so de inauguración de la V Confe-rencia General del Episcopado Lati-noamericano en Aparecida «la nota-ble ausencia en el ámbito político[…] de voces e iniciativas de líderescatólicos de fuerte personalidad y devocación abnegada que sean cohe-rentes con sus convicciones éticas y

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Hoy hay necesidad de «rehabilitar la dignidad de la política» a través de unanueva generación de laicos católicos que «no permanezcan indiferentes a la cosapública». Es lo que recomienda el Papa en un videomensaje enviado a losparticipantes del «Encuentro de laicos católicos que asumen responsabilidadespolíticas al servicio de los pueblos de América Latina», organizado por laPontificia comisión para Amércia Latina (CAL) y por el Consejo episcopallatinoamericano (CELAM)y que se desarrolló en Bogotá (Colombia) en la sede dela Conferencia episcopal nacional, del 1 al 3 de diciembre, a 10 años de lapublicación del documento de Aparecida.

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Para rehabilitar la dignidad de la políticaVIENE DE LA PÁGINA 11

religiosas». Y los Obispos de todo el continente quisieron in-corporar esta observación en las conclusiones de Aparecida,hablando de los «discípulos y misioneros en la vida pública»(n. 502). En verdad, en un continente con un gran número debautizados en la Iglesia católica, de sustrato cultural católico,en el que la tradición católica está todavía muy vigente en lospueblos y en el que abundan las grandes manifestaciones dela piedad popular, ¿cómo es posible que los católicos aparez-can más bien irrelevantes en la escena política, incluso asimila-dos a una lógica mundana? Es cierto que hay testimonios decatólicos ejemplares en la escena pública, pero se nota la au-sencia de corrientes fuertes que estén abriendo camino alEvangelio en la vida política de las naciones. Y esto no quieredecir hacer proselitismo a través de la política, nada que ver.Hay muchos que se confiesan católicos —y no nos está permi-tido juzgar sus conciencias, pero sí sus actos—, que muchasveces ponen de manifiesto una escasa coherencia con las con-vicciones éticas y religiosas propias del magisterio católico. Nosabemos lo que pasa en su conciencia, no podemos juzgarla,pero vemos sus actos. Hay otros que viven de modo tan ab-sorbente sus compromisos políticos que su fe va quedando re-legada a un segundo plano, empobreciéndose, sin la capaci-dad de ser criterio rector y de dar su impronta a todas las di-mensiones de vida de la persona, incluso a su praxis política.Y no faltan quienes no se sienten reconocidos, alentados,acompañados y sostenidos en la custodia y crecimiento de su

con ellos, soñando con ellos, reflexionando y especialmenterezando con ellos. Necesitamos reconocer la ciudad —y por lotanto todos los espacios donde se desarrolla la vida de nuestragente— desde una mirada contemplativa, una mirada de feque descubra al Dios que habita en sus hogares, en sus calles,en sus plazas».

Y al contrario, «muchas veces hemos caído en la tentaciónde pensar que el así llamado «laico comprometido» es aquelque trabaja en las obras de la Iglesia y/o en las cosas de la pa-rroquia o de la diócesis y poco hemos reflexionado cómoacompañar a un bautizado en su vida pública y cotidiana; ycómo se compromete como cristiano en la vida pública. Sindarnos cuenta, hemos generado una élite laical creyendo queson «laicos comprometidos» sólo aquellos que trabajan en co-sas «de los curas» y hemos olvidado, descuidado, al creyenteque muchas veces quema su esperanza en la lucha cotidianapor vivir su fe. Estas son las situaciones que el clericalismo nopuede ver, ya que está muy preocupado por dominar espaciosmás que por generar procesos. Por eso, debemos reconocerque el laico por su propia realidad, por su propia identidad,por estar inmerso en el corazón de la vida social, pública ypolítica, por estar en medio de nuevas formas culturales quese gestan continuamente tiene exigencias de nuevas formas deorganización y de celebración de la fe». Es necesario que loslaicos católicos no queden indiferentes a la cosa pública, ni re-plegados dentro de los templos, ni que esperen las directivas yconsignas eclesiásticas para luchar por la justicia, por formasde vida más humana para todos. «No es nunca el pastor el

fe, por parte de los Pastores y de las comunidades cristianas.Al final, la contribución cristiana en el acontecer político apa-rece sólo a través de declaraciones de los Episcopados, sin quese advierta la misión peculiar de los laicos católicos de orde-nar, gestionar y transformar la sociedad según los criteriosevangélicos y el patrimonio de la Doctrina Social de la Igle-sia.

Por todo ello, quise escoger como tema de la anteriorAsamblea Plenaria de la Pontificia Comisión para AméricaLatina el tema: «El indispensable compromiso de los laicoscatólicos en la escena pública de los países latinoamericanos»(1-4 marzo 2016). Y el 19 de marzo envié una carta al Presi-dente de esa Comisión, el Cardenal Marc Ouellet, con la queadvertía una vez más sobre el riesgo del clericalismo y plan-teaba la pregunta: «¿Qué significa para nosotros pastores quelos laicos estén trabajando en la vida pública?». «Significabuscar la manera de poder alentar, acompañar y estimular losintentos, esfuerzos que ya hoy se hacen por mantener viva laesperanza y la fe en un mundo de contradicciones especial-mente para los más pobres. Significa como pastores compro-meternos en medio de nuestro pueblo y con nuestro pueblosostener la fe y su esperanza. Abriendo puertas, trabajando

que le dice al laico lo que tiene que hacer o decir, ellos lo sa-ben mejor que nosotros… No es el pastor el que tiene que de-terminar lo que tienen que decir en los distintos ámbitos losfieles. Como pastores, unidos a nuestro pueblo, nos hace bienpreguntarnos cómo estamos estimulando y promoviendo la ca-ridad y la fraternidad, el deseo del bien, y de la verdad y lajusticia. Cómo hacemos para que la corrupción no anide ennuestros corazones». Incluso en nuestros corazones de pasto-res. Y, a la vez, nos hace bien escuchar con mucha atención laexperiencia, reflexiones e inquietudes que pueden compartircon nosotros los laicos que viven su fe en los diversos ámbitosde la vida social y política.

Vuestro diálogo sincero en este Encuentro es muy impor-tante. Hablen con libertad. Un diálogo que sea entre católi-cos, prelados y políticos, en el que la comunión entre perso-nas de la misma fe resulte más determinante que las legítimasoposiciones de opciones políticas. Por algo y para algo parti-cipamos en la Eucaristía, fuente y culmen de toda comunión.De vuestro diálogo se podrán ir sacando factores iluminantes,factores orientadores para la misión de la Iglesia en la actuali-dad. ¡Gracias de nuevo, y buen trabajo!

Gente reunidaantes de la llegada

del Papapara la Misa

en la Catedralde Santa María

en Yangon, Myanmar(30 de Noviembre

de 2017,R e u t e rs /Max Rossi)

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número 49, jueves 7 de diciembre de 2017 L’OSSERVATORE ROMANO página 13

Ningúnnegacionismo sobrela crisis ambiental

Frente a la crisis ambiental no es lícita«ninguna actitud negacionista». Loafirma el Pontífice en el videomensajeenviado a los participantes en el simposiointernacional sobre «Laudato si’. Elcuidado de la casa común, una conversiónnecesaria a la ecolgoía humana»—promovido por la Universidad Católicade Costa Rica junto a la Fundaciónvaticana Joseph Ratzinger - BenedictoXVI— que tuvo lugar del 29 denoviembre al 1 de diciembre en San José,Costa Rica.

Saludo a todos ustedes que participanen este Simposio organizado por laUniversidad Católica de Costa Ricacon la colaboración de la FundaciónRatzinger. Agradezco al Presidente dela República por el apoyo dado a estainiciativa, que promueve una causa queestá llevo en mi corazón.

Con la Encíclica Laudato si’ he recla-mado la atención de la humanidad y dela Iglesia sobre las preguntas más ur-gentes relacionadas con el cuidado denuestra casa común y con el presente yel futuro de los pueblos que la habitan.Los problemas de la destrucción delambiente natural son cada vez más gra-ves y las consecuencias sobre la vida delas personas resultan dramáticas.

Para afrontarlas se necesita tener unavisión amplia de las causas, de la natu-raleza de la crisis y de sus diversos as-pectos. No nos es lícito delante de estaproblemática mundial ninguna actitudnegacionista.

Es imprescindible la colaboración decientíficos, sociólogos, economistas ypolíticos, como también de educadoresy formadores de las conciencias. Por-que sin una verdadera conversión denuestras actitudes y de nuestros com-portamientos cotidianos, las solucionestécnicas no alcanzarán a salvar nuestracasa común.

Como bien había dicho el Papa Be-nedicto XVI, se necesita una «ecologíahumana», que ponga al centro el desa-rrollo integral de la persona y haga unllamado a su responsabilidad por elbien común, por el respeto y la buenaadministración de las creaturas queDios nos ha confiado.

Deseo de todo corazón que este Sim-posio dé un fuerte impulso para la co-laboración de las Universidades Católi-cas —en particular en América Latina yen el Caribe— para el estudio de losproblemas, del desarrollo de la situa-ción y de las soluciones posibles; ytambién para sugerir propuestas con-cretas, a fin de suscitar una mayor res-ponsabilidad en el cuidado de la casacomún, no solo en las personas indivi-duales sino también en las comunida-des políticas, sociales, eclesiales y final-mente en las familias. Se necesita la so-lidaridad y el compromiso de todos. LaEncíclica Laudato si’ es un llamado atodos y cada uno. Se necesita la cola-boración de todos, a fin de recoger elmensaje de la Laudato si’ y traducirloen la vida concreta, por el bien y el fu-turo de la familia humana.

Gracias por vuestro trabajo.Que Dios los bendiga.

Uno de los eventos eclesiales más importantes de la Iglesia de Sudamérica

Los decretosdel Tercer Concilio Limense

RO CÍO LANCHO GARCÍA

El Tercer Concilio Limense, que se inició en el año 1582, es el argumento dellibro que fue presentado el 4 de diciembre en Roma, en la Universidad Pon-tificia de la Santa Cruz. Luis Martínez Ferrer ha sido el editor de la obra yJosé Luis Gutiérrez su traductor, y ha sido editado por la Facultad de Teo-

logía Pontificia y Civil de Lima, la Universidad Pontificia de la Santa Cruz y Edicio-nes San Pablo.

El volumen presenta una edición bilingüe de los decretos del Tercer Concilio Li-mense, celebrado en 1582-1583. Fue corregido y aprobado por la Santa Sede, a travésde la Sagrada Congregación del Concilio, en 1588. Recibió posteriormente la sanciónde la Monarquía española en 1591, por medio del Consejo de Indias. Tras una prime-ra edición con defectos administrativos, se publicó otra con todas las formalidadesnecesarias en Madrid, en 1591. Es ésta la edición que fue normativa en la provinciaeclesiástica limeña hasta fines del siglo XIX, y que es ahora presentada científicamen-te por primera vez.

Presidió la presentación del libro el cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, arzobisp ode Lima y primado de Perú y comentó el libro don Mariano Sanz González, rectorde la Iglesia Nacional Española de Santiago y Monserrat.

El Tercer Concilio Limense es uno de los eventos eclesiales más importantes de laIglesia de Sudamérica. «Sus catecismos y sus decretos estuvieron vigentes hasta fina-les del siglo XIX, es decir, mucho más tarde de la Independencia de esos países deEspaña. Un gran valor añadido de este concilio fue el haber sido convocado y pre s i -dido por Toribio de Mogrovejo, el santo arzobispo de Lima, ejemplo de pastor celo-

so y legislador, espejo de combinación entre justicia y misericordia en el cuidado dela grey», explica Ferrer. Asimismo precisa que en esta ocasión se trata de la primeraedición científica de la versión oficial de los decretos del Tercer Concilio Limense.Los decretos fueron redactados por los obispos en 1583 y enviados al Papa y al re yde España para su aprobación. El Papa Sixto V aprobó y alabó los decretos en 1588y el rey Felipe II dispuso su aprobación y publicación en 1591.

La presente edición ofrece, en primer lugar, «una introducción histórica y jurídicaque ayuda a poner en contexto el concilio». Sigue después la versión latina del textooficial publicado en 1591, con un aparato crítico en el que «se señalan las cor re c c i o -nes introducidas por la Santa Sede; y, además, la traducción al castellano de los de-cretos oficiales realizada por el profesor José Luis Gutiérrez».

Se espera que la obra —augura el editor— sirva a las nuevas generaciones de estu-diosos y amantes del pasado histórico para que puedan acercarse con confianza auno de los monumentos jurídico-pastorales más influyentes de la Historia de la Igle-sia de América Latina.

Al finalizar la presentación del libro, Luis Martínez Ferrer aseguró a los pre s e n t e sque «el libro que hoy presentamos es fruto de un milagro». En sus trabajos sobre elTercer Concilio Limense creció en él la sensación de que no existía una edición desus decretos en versión latina y castellana que fuera digna de tal asamblea: «una edi-ción científicamente fiable que facilitara a los estudiosos el conocimiento cabal de loque santo Toribio y sus obispos sufragáneos decretaron, y que luego fue aprobadopor la Santa Sede y mandado publicar por el rey Felipe II; una edición que acercaraal estudioso a la fuente normativa tal y como fue ofrecida a los pastores de Latinoa-mérica como ley vinculante y exigible». Contrastando sus perplejidades con algunosacadémicos, tanto en Roma como en Perú, se convenció de que esta edición científi-ca la debía realizar él mismo. Fue en octubre de 2015 cuando conversó en Lima conel cardenal Juan Luis Cipriani y le presentó el objetivo. Finalmente, encontró en elprofesor José Luis Gutiérrez a la persona con suficientes conocimientos canónicos,teológicos y lingüísticos para traducir la edición oficial al castellano.

También quiso recordar que la embajadora del Perú ante la Santa Sede, doña Ma-ría Elvira Velásquez, ha apoyado el proyecto significativamente en sus fases finales.

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página 14 L’OSSERVATORE ROMANO jueves 7 de diciembre de 2017, número 49

Cómo mantener una vocaciónMensaje del Papa

Queridos hermanos y hermanas:Saludo a los participantes en este Congre-

so Internacional promovido por la Congre-gación para los Institutos de Vida Consa-grada y las Sociedades de Vida Apostólicasobre «Pastoral Vocacional y la Vida Consa-grada. Horizontes y esperanzas». Agradezcoa dicha Congregación la iniciativa de esteevento que quiere ser la aportación de dichoDicasterio al próximo Sínodo de los Obis-pos que se ocupará del tema: «Los Jóvenes,la fe y el discernimiento vocacional». Ymientras, a través de este vídeo-mensaje, sa-ludo a todos los que habéis llegado a Romapara participar en este encuentro, os asegurotambién mi oración al Dueño de la mies pa-ra que este Congreso ayude a todos los con-sagrados a dar una respuesta generosa a supropia vocación y, al mismo tiempo, ayudea todos ellos a intensificar la pastoral voca-cional entre las familias y jóvenes para que,quienes son llamados al seguimiento deCristo en la vida consagrada o en otras vo-caciones dentro del Pueblo de Dios, puedanencontrar lo cauces adecuados para acogeresa llamada y responder con generosidad aella.

Ante todo quiero manifestaros algunasconvicciones sobre la pastoral vocacional. Y laprimera es ésta: Hablar de pastoral vocacio-nal es afirmar que toda acción pastoral de laIglesia está orientada, por su propia natura-leza, al discernimiento vocacional, en cuantosu objetivo último es ayudar al creyente adescubrir el camino concreto para realizar elproyecto de vida al que Dios lo llama.

El servicio vocacional ha de ser visto co-mo el alma de toda la evangelización y detoda la pastoral de la Iglesia. Fiel a esteprincipio no dudo en afirmar que la pasto-ral vocacional no se puede reducir a activi-dades cerradas en sí mismas. Esto podríaconvertirse en proselitismo, y podría llevartambién a caer en «la tentación de un fácil

y precipitado reclutamiento» (Juan Pablo II,Exhort. ap. Vita consecrata, 64). La pastoralvocacional, en cambio, ha de colocarse enestrecha relación con la evangelización, laeducación en la fe, de forma que la pastoralvocacional sea un verdadero itinerario de fey lleve al encuentro personal con Cristo, ycon la pastoral ordinaria, en especial con lapastoral de la familia, de tal modo que lospadres asuman, con gozo y responsabilidad,su misión de ser los primeros animadoresvocacionales de sus hijos, liberándose ellosmismos y liberando a sus hijos del bloqueodentro de perspectivas egoístas, de cálculo ode poder, que muchas veces se dan en el se-no de las familias, aun aquellas que sonpracticantes.

Esto comporta cimentar la propuesta vo-cacional, también la propuesta vocacional ala vida consagrada, en una sólida eclesiolo-gía y en una adecuada teología de la vidaconsagrada, que proponga y valorice conve-nientemente todas las vocaciones dentro delPueblo de Dios.

Una segunda convicción es que la pasto-ral vocacional tiene su «humus» más ade-cuado en la pastoral juvenil. Pastoral juvenily pastoral vocacional han de ir de la mano.La pastoral vocacional se apoya, surge y sedesarrolla en la pastoral juvenil. Por su par-te, la pastoral juvenil, para ser dinámica,completa, eficaz y verdaderamente formativaha de estar abierta a la dimensión vocacio-nal. Esto significa que la dimensión vocacio-nal de la pastoral juvenil no es algo que sedebe plantear solamente al final de todo elproceso o a un grupo particularmente sensi-ble a una llamada vocacional específica, si-no que ha de plantearse constantemente a lolargo de todo el proceso de evangelización yde educación en la fe de los adolescentes yde los jóvenes.

Una tercera convicción es que la oraciónha de ocupar un lugar muy importante enla pastoral vocacional. Lo dice claramente el

Señor: «Orad al Dueño de la mies que en-víe obreros a su mies» (Mt 9, 38). La ora-ción constituye el primer e insustituible ser-vicio que podemos ofrecer a la causa de lasvocaciones. Puesto que la vocación es siem-pre un don de Dios, la llamada vocacional yla respuesta a dicha vocación solo puede re-sonar y hacerse sentir en la oración, sin queello sea entendido como un fácil recurso pa-ra desentendernos de trabajar en la evange-lización de los jóvenes para que se abran ala llamada del Señor. Orar por las vocacio-nes supone, en primer lugar, orar y trabajarpor la fidelidad a la propia vocación; crearambientes donde sea posible escuchar la lla-mada del Señor; ponernos en camino paraanunciar el «evangelio de la vocación», pro-moverlas y provocarlas. Quien ora de ver-dad por las vocaciones, trabaja incansable-mente por crear una cultura vocacional.

Estas convicciones me llevan a plantearosahora algunos desafíos que considero im-portantes. Un primer desafío es el de laconfianza. Confianza en los jóvenes y con-fianza en el Señor. Confianza en los jóve-nes, pues hay muchos jóvenes que, aun per-teneciendo a la generación «selfie» o a estacultura que más que «fluida» parece ya «ga-seada», buscan pleno sentido a sus vidas,aun cuando no siempre lo busquen en don-de lo pueden encontrar. Es aquí donde losconsagrados tenemos un papel importante:permanecer despiertos para despertar a losjóvenes, estar centrados en el Señor parapoder ayudar al joven a que se centre en él.Muchas veces los jóvenes esperan de noso-tros un anuncio explícito del «evangelio dela vocación», una propuesta valiente, evan-gélicamente exigente y a la vez profunda-mente humana, sin rebajas y sin rigideces.Por otra parte, confianza en el Señor, segu-ros que él sigue suscitando en el Pueblo deDios diversas vocaciones para el servicio delReino. Hay que vencer la fácil tentaciónque nos lleve a pensar que en algunos am-

¿Qué pastoral vocacional para los jóvenes de hoy? A esta pregunta trata de responder el Papa Francisco en el mensaje enviado a los participantesdel congreso internacional sobre el tema «Pastoral vocacional y vida consagrada. Horizontes y esperanzas», que se desarrolló en Roma, del 1 al 3de diciembre, en el Pontificio ateneo Regina Apostolorum. A continuación, el texto

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número 49, jueves 7 de diciembre de 2017 L’OSSERVATORE ROMANO página 15

poner hoy a un joven el «ven y sígueme» (Jn1, 39) se requiere audacia evangélica; la convic-ción de que el seguimiento de Cristo, tambiénen la vida consagrada, merece la pena, y que laentrega total de uno mismo a la causa delEvangelio es algo hermoso y bello que puededar sentido a toda una vida. Solo así la pasto-ral vocacional será narración de lo que uno vi-ve y de lo que llena de sentido la propia vida.Y solo así la pastoral vocacional será una pro-puesta convincente. El joven, como todosnuestros contemporáneos, ya no cree tanto alos maestros, sino que quiere ver testigos deCristo (cf. Pablo VI, Exhort. ap. Evangelii nun-tiandi, 41).

Si deseamos que una propuesta vocacionalal seguimiento de Cristo toque el corazón delos jóvenes y se sientan atraídos por Cristo ypor la sequela Christi propia de la vida consa-grada, la pastoral vocacional ha de ser:

D i f e re n c i a d a , de tal modo que responda a laspreguntas que cada joven se plantea, y queofrezca a cada uno de ellos lo necesario paracolmar con abundancia sus deseos de búsque-da (cf. Jn 10, 10). No se puede olvidar que elSeñor llama a cada uno por su nombre, con suhistoria y a cada uno le ofrece y le pide un ca-mino personal e intransferible en su respuestavo cacional.

N a r ra t i v a . El joven quiere ver «narrado» enla vida concreta de un consagrado el modelo aseguir: Jesucristo. La pastoral de «contagio»,del «ven y verás» es la única pastoral vocacio-nal verdaderamente evangélica, sin sabor a pro-selitismo. «Los jóvenes sienten la necesidad defiguras de referencia cercanas, creíbles, cohe-rentes y honestas, así como de lugares y oca-siones en los que poner a prueba la capacidadde relación con los demás» (Sínodo de losObispos, XV Asamblea general ordinaria, Losjóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. Docu-mento preparatorio, 2017, 2). Solo una propuestade fe y vocacional encarnadas, tiene posibili-dad de entrar en la vida de un joven que locontrario.

Eclesial. Una propuesta de fe o vocacional alos jóvenes tiene que hacerse dentro del marcoeclesial del Vaticano II. Este es la «brújula parala Iglesia del siglo XXI» (Juan Pablo II, Cartaap. Novo millennio ineunte, 43) y para la vidaconsagrada de nuestros días. Este marco ecle-sial pide a los jóvenes un compromiso y unaparticipación en la vida de la Iglesia, como ac-tores y no como simples espectadores. Tambiéndeben sentirse partícipes de la vida consagra-da: sus actividades, su espiritualidad, su caris-ma su vida fraterna, su forma de vivir el segui-miento de Cristo.

Evangélica y como tal comprometida y respon-sable. La propuesta de fe, como la propuestavocacional a la vida consagrada, han de partirdel centro de toda pastoral: Jesucristo, tal co-mo nos viene presentado en el Evangelio. Novale evadirse, ni valen huidas intimistas o com-promisos meramente sociales. Lejos de la pas-toral vocacional la «pastoral show» o la «pas-toral pasatiempos». Al joven hay que ponerloante las exigencias del Evangelio. «El Evange-lio es exigente y requiere ser vivido con radica-lidad y sinceridad» (Carta a todos los consagra-dos, 21 noviembre 2014, I,2). Al joven hay queponerle en una situación en la que acepte res-ponsablemente las consecuencias de la propiafe y del seguimiento de Cristo. En este tipo depastoral no se trata de reclutar agentes sociales,sino verdaderos discípulos de Jesús con elmandamiento nuevo del Señor como consignay con el código de las bienaventuranzas comoestilo de vida.

Ac o m p a ñ a d a . Una cosa es clara en la pastoraljuvenil: Es necesario acompañar a los jóvenes,caminar con ellos, escucharles, provocarles,moverles para que vayan más allá de las como-didades en las que descansan, despertar el de-seo, interpretarles lo que están viviendo, llevar-les a Jesús y siempre favoreciendo la libertadpara que respondan a la llamada del Señor li-bre y responsablemente (cf. Sínodo de losObispos, XV Asamblea general ordinaria, Losjóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. Docu-mento preparatorio, 2017, III, 1). Es necesariocrear ambiente de confianza, hacer sentir a los

jóvenes que son amados como son y por loque son. El texto de los discípulos de Emaúspuede ser un buen ejemplo de acompañamien-to (cf. Lc 24, 13-35). La relación personal conlos jóvenes de parte de los consagrados es in-sustituible.

P e rs e v e ra n t e . Con los jóvenes hay que serperseverantes, sembrar y esperar pacientementeque la semilla crezca y un día pueda dar sufruto. La misión del agente de pastoral juveniltiene que ser bien consciente que su labor es lade sembrar, otro hará crecer y otros recogeránlos frutos.

Juvenil. No podemos tratar a los jóvenes co-mo si no fueran tales. Nuestra pastoral juvenildebe estar marcada por las siguientes notas: di-námica, participativa, alegre, esperanzada,arriesgada, confiada. Y siempre llena de Dios,que es lo que más necesita un joven para llenarsus justos anhelos de plenitud; llena de Jesúsque es el único camino que ellos han de reco-rrer, la única verdad a la que ellos son llama-dos a adherirse, la única vida por la que mere-ce la pena entregarlo todo (cf. Jn 1, 35 ss).

Queridos participantes en este Congreso:Dos cosas me parecen ciertas en el tema de lapastoral vocacional y vida consagrada. La pri-mera es que no hay respuestas mágicas y la se-gunda es que a la vida consagrada, como delresto a toda la Iglesia, se le está pidiendo unaverdadera «conversión pastoral», no solo delenguaje, sino también de estilo de vida, siquiere conectar con los jóvenes y proponerlesun camino de fe y hacerles una propuesta vo-cacional.

Qué nadie os robe la alegría de seguir a Je-sucristo y la valentía de proponerlo a los de-más como camino, verdad y vida (Jn 14, 6)¡Rompamos nuestros miedos! Es el momentopara que los ancianos sueñen y los jóvenes pro-feticen (cf. Jl 3, 1). ¡Levantémonos ya! «Manosa la obra» (Esd 10, 4). Los jóvenes nos espe-ran. ¡Es hora de caminar!

Vaticano, 25 de noviembre de 2017Fr a n c i s c o

bientes ya no es posible suscitarvocaciones. Para Dios «nada hayimposible» (Lc 1, 37). Cada tramode la historia es tiempo de Dios,también el nuestro, pues su Espíri-tu sopla donde quiere, como quie-re y cuando quiere (cf. Jn 3, 8).Cualquier estación puede ser un«kairós» para recoger la cosecha(cf. Jn 4, 35-38).

Otro desafío importante es lalucidez. Es necesario tener unamirada aguda y, al mismo tiempo,una mirada de fe sobre el mundoy en particular sobre el mundo delos jóvenes. Es esencial conocerbien nuestra sociedad y la actualgeneración de los jóvenes de talmodo que, buscando los mediosoportunos para anunciarles laBuena Nueva, podamos anunciar-les también el «evangelio de la vo-cación». De lo contrario estaría-mos dando respuestas a preguntasque nadie se hace.

Un último desafío que quisieraseñalar es la convicción. Para pro-

El Papa Franciscoen la misa en Yangon

(Afp / Vincenzo Pinto)

Page 15: Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 OL’ S …...tesoros de belleza que también existen y que deben ser custodiados. Se tra-ta de tener una mirada de comprensión

página 16 L’OSSERVATORE ROMANO jueves 7 de diciembre de 2017, número 49

Queridos hermanos y hermanas,¡buenos días!

Hoy quisiera hablar del viajeapostólico que realicé los días pasa-dos a Myanmar y Bangladesh. Fueun gran regalo de Dios y por eso leagradezco a Él por cada cosa, espe-cialmente por los encuentros quepude tener. Renuevo la expresión demi gratitud a las autoridades de losdos países y a los respectivos obis-pos, por todo el trabajo de prepara-ción y por la acogida hacia mí y ha-cia mis colaboradores. Un sentido«gracias» quiero dirigirlo a la gentebirmana y a la bangladesí, que me

del seminario y de la nunciatura:¡diecio cho!

Además de a la comunidad católi-ca, pude encontrar a las autoridadesde Myanmar, alentando los esfuer-zos de pacificación del país y auspi-ciando que todos los diversos com-ponentes de la nación, ninguno ex-cluido, puedan cooperar en ese pro-ceso en el respeto recíproco. En esteespíritu, quise encontrar a los repre-sentantes de las diversas comunida-des religiosas presentes en el país.En particular, al supremo Consejode monjes budistas manifesté la esti-ma de la Iglesia por su antigua tra-

de el inicio la voluntad del pueblobangladesí de constituirse como na-ción independiente, como tambiénla exigencia de que en ella se ha tu-telado siempre la libertad religiosa.En particular, quise expresar solida-ridad con Bangladesh en su compro-miso de socorrer a los refugiados ro-hingya que acuden en masa a su te-rritorio, donde la densidad de po-blación está ya entre las más altasdel mundo.

La misa celebrada en un históricoparque de Dhaka se enriqueció conla ordenación de dieciséis sacerdotesy este fue uno de los eventos mássignificativos y alegres del viaje. Dehecho, tanto en Bangladesh como enMyanmar y en los demás países delsudeste asiático, gracias a Dios nofaltan las vocaciones, señal de comu-nidades vivas, donde resuena la voz

y personas con discapacidad. Allí,según su carisma, las hermanas vivencada día la oración de adoración y elservicio a Cristo pobre y sufriente. Ynunca, nunca falta en sus labios unasonrisa: hermanas que rezan tanto,que sirven a los sufrientes y conti-nuamente con una sonrisa. Es unhermoso testimonio. Agradezco tan-to a estas hermanitas.

El último evento fue con los jóve-nes bangladesíes, rico de testimo-nios, cantos y danzas. ¡Pero québien bailan estos bangladesíes! ¡Sa-ben bailar bien! Una fiesta que ma-nifestó la alegría del Evangelio aco-gido por esa cultura; una alegría en-riquecida por los sacrificios de tan-tos misioneros, de tantos catequistasy padres cristianos. En el encuentroestuvieron presentes también jóvenesmusulmanes y de otras religiones:

He visto el futuro de AsiaEn la Audiencia general el recuerdo del viaje a Myanmar y Bangladesh

En los rostros de los jóvenes de Myanmar y Bangladesh «llenos de alegría, hevisto el futuro de Asia: un futuro que será no de quien construye las armas, sinode quien siembra fraternidad». Lo subrayó el Papa Francisco en la Audienciageneral del miércoles 6 de diciembre, recorriendo con los fieles presentes en la AulaPablo VI el 21º viaje internacional del Pontificado.

dición espiritual y la confianza quecristianos y budistas pueden ayudarjuntos a las personas a amar a Diosy al prójimo, rechazando toda vio-lencia y oponiéndose al mal con elbien.

Después de dejar Myanmar, medirigí a Bangladesh, donde primerorendí homenaje a los mártires de lalucha por la independencia y al «Pa-dre de la Nación». La población deBangladesh es en gran parte de reli-gión musulmana y por tanto, mi vi-sita —sobre las huellas de aquel bea-to Pablo VI y de san Juan Pablo II—marcó otro paso en favor del repetoy del diálogo entre el cristianismo yel islam.

A las autoridades del país recordéque la Santa Sede ha sostenido des-

del Señor que llama a seguirlo.Compartí esta alegría con los obis-pos de Bangladesh y les alenté en sugeneroso trabajo por las familias,por los pobres, por la educación,por el diálogo y la paz social. Ycompartí esta alegría con muchos sa-cerdotes, consagrados del país ytambién con seminaristas, novicias ynovicios, en los que vi el germen dela Iglesia en aquella tierra.

En Dhaka vivimos un momentofuerte de diálogo interreligioso yecuménico, que me dio la oportuni-dad de subrayar la apertura del co-razón como base de la cultura delencuentro, de la armonía y de lapaz. Además visité la «Casa MadreTeresa», donde la santa se alojabacuando se encontraba en esa ciudady que acoge a muchísimos huérfanos

una señal de esperanza para Bangla-desh, para Asia y para el mundo en-tero. Gracias.

Al finalizar la Audiencia, el Pontíficedirigió un saludo a los fieles reunidosen el aula Pablo VI.

Saludo cordialmente a los peregri-nos de lengua española, en particu-lar a los grupos provenientes de Es-paña y Latinoamérica.

En este tiempo de Adviento losanimo a fortalecer su vida cristianacon la oración, la escucha de la Pala-bra de Dios y las obras de caridad,y, siguiendo el ejemplo de la Inma-culada Virgen María, cuya solemni-dad celebraremos pasado mañana,preparen su corazón para recibir alSeñor que ya viene. Muchas gracias.

demostraron tanta fe ytanto afecto: ¡Gracias!

Por primera vez unsucesor de Pedro visi-taba Myanmar, y estosucedió poco despuésde que se establecie-ran relaciones diplo-máticas entre este paísy la Santa Sede.

He querido, tam-bién en este caso, ex-presar la cercanía deCristo y de la Iglesia aun pueblo que ha su-frido a causa de con-flictos y represiones yque ahora está lenta-mente caminando ha-cia una nueva condi-ción de libertad y depaz. Un pueblo dondela religión budista estáfuertemente arraigada,con sus principios es-pirituales y éticos ydonde los cristianosestán presentes comopequeño rebaño y fer-mento del Reino deDios. A esta Iglesia,viva y ferviente, he te-nido la alegría de con-firmar en la fe y en lacomunión, en el en-cuentro con los obis-pos del país y en lasdos celebraciones eu-carísticas. La primerafue en la gran área deportiva en elcentro de Yangon y el Evangelio deaquel día recordó que las persecucio-nes a causa de la fe en Jesús sonnormales para sus discípulos, comoocasión de testimonio, pero que «noperecerá ni un cabello de vuestra ca-beza» (cf. Lucas 21, 12-19). La segun-da misa, último acto de la visita aMyanmar, estuvo dedicado a los jó-venes: un símbolo de esperanza y unregalo especial de la Virgen María,en la catedral que lleva su nombre.En los rostros de aquellos jóvenes,llenos de alegría, he visto el futurode Asia: un futuro que será no dequien construye las armas, sino dequien siembra fraternidad. Y siem-pre en señal de esperanza bendijelas primeras piedras de 16 iglesias,