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OBRA EN BLANCO Notas sobre la Filosofía de Julio Enrique Blanco

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Obra en blancONotas sobre la Filosofía de Julio Enrique Blanco

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Colección de Tésis

Estudio y compilación:

Nicolás Duque BuitragoJhon Isaza Echeverry

Obra en blancONotas sobre la Filosofía de Julio Enrique Blanco

Periodo 1917-1920

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Tésis Laureada por el programa de Filosofía y Letras de la Universidad de Caldas, en el mes año 2009. Acá poner los datos que corresponden a la menciòn y tam-bién una pequeña descripción del reconocimiento: “Este reconocimiento es otorgado a los trabajso que ..... bla, bla, bla.....”

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Amplios son los tesoros del olvido, e innumerables los montones de cosas en un estado próximo a la nulidad; más hechos hay sepultados en el silencio que registrados, y los más copiosos volúmenes son epítomes de lo que ha sucedido. La crónica del tiempo empezó con la noche, y la oscuridad todavía la sirve; algunos hechos nunca salen a la luz; muchos han sido declarados; muchos más fueron devorados por la oscuridad y las cavernas del olvido. Cuánto ha quedado en vacuo, y nunca será revelado, de esos longevos tiempos en que los hombres apenas recordaban su juventud, y más que antiguos parecían antigüedades, cuando perduraban más en sus vidas que ahora en nuestras memorias.

Sir Thomas Browne. Hydrotaphia, Cap, V. Trad. Jorge Luís Borges y Adolfo Bioy Casares

[…] los sujetos eminentemente raros dependen de los tiempos. No todos tuvieron el que merecían, y muchos, aunque lo tuvieron, no acertaron a lograrlo. Fueron dignos algunos de mejor siglo, que no todo lo bueno triunfa siempre: tienen las cosas su vez; hasta las eminencias son al uso, pero tiene una ventaja lo sabio, que es eterno, y si éste no es su siglo, muchos otros lo serán.

Baltasar Gracián. Oráculo manual y arte de prudencia

Ya se apaga el largo día; sube lenta la luna; el hondo margime con mil voces. Venid amigos míos,aún no es tarde para buscar un mundo más nuevo.Desatracad, y sentados en buen orden amansadlas estruendosas olas; pues mantengo el propósitode navegar hasta más allá del ocaso, y de dondese hunden las estrellas de occidente, hasta que muera.Puede que nos traguen los abismos (…)

A. Tennyson. Ulyses

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Primer escrito .................................................................................

Sobre la investigación .......................................................................

Introducción .....................................................................................

I. Sobre el legado nocional ...............................................................

II. La filosofía y el legado nocional ...................................................

III. Kant y el problema de la causalidad biológica ..............................

I. Kant y la noción de causalidad teleológica .........................................

IV. Orígen y desarrollo de las ideas teleológicas en Kant .................

I. Kant contra Kant: la discrepancia de las nociones ...............................

V. Sobre Hipótesis e “hipertesis” ......................................................

I. Hipótesis e hipertesis ........................................................................

II. Noción y movilización de una noción ................................................

III. Los cuernos de Bergson ...............................................................

VI. La angustia de la mortalidad: La metafísica en Julio Enrique Blanco...

Notas finales .....................................................................................

segundo escrito ..............................................................................

De la causalidad biológica ................................................................

Sobre el origen y desarrollo de las ideas teleológicas en Kant ...

cOntenidO

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La contingencia de la vida

¿conduce al vitalismo psíquico de bergson?................................

Camino de perfección ...................................................................

De herbart a hoy

El problema psicológico y metafísico del alma ...........................

Autobiografía de una inteligencia solitaria

Cuaderno 7 de 1913 (fragmentos) ...............................................

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Primera escritO

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Julio E. Blanco a la edad de 18 años, época de la revista voces. Tomado de Fuente Loren Ipsum Tatemporit alitatem fugita inis veneAtisquibus voluptatures experae lit omnit et.

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Julio Enrique Blanco nació en 1890. Su padre, Pedro Blanco Soto, fue un ingeniero civil y líder liberal momposino que alcanzó a ser asesor, concejero y Ministro del tesoro del presidente José Vicente Concha; mientras su madre, Martina de la Rosa Álvarez, era la hija de una importante familia de conservadores; su abuelo había sido asesinado por los liberales, acusado de haber fusilado a líderes de su partido, lo que hizo que ella y su familia tuvieran que salir de Mompox e irse hacia Barranquilla.

Las diferentes tensiones políticas de principios del siglo XX (la guerra de los Mil días y el conflicto entre conservadores y liberales) hicieron que Blanco y su familia se trasladaran a New York. Sus años en la ciudad estadounidense le dejaron no sólo grandes impresiones del avance cultural y material de dicho país, sino que le permitieron estudiar a los clásicos de la filosofía y de la ciencia moderna, especialmente a Comte, Spencer, Darwin y Haeckel. Tiempo después se apasionaría vivamente por la filosofía alemana, especialmente por la filosofía crítica de Kant, y por el llamado positivismo alemán de Ernst Mach y Helmlholtz. La recepción de estos autores y su método de estudio –que incluía no sólo anotaciones, sino traducciones de las obras– quedó consignada en un libro titulado Autobiografía de una inteligencia solitaria (1907-1920); en dicha obra no sólo comenta y compara una buena cantidad de los pensadores modernos, sino que presenta una noticia detallada de los lugares en los que se encuentra mientras escribe, lee y traduce sus obras (Barranquilla, Bogotá, Manizales, Medellín). De todos estos lugares dejó, además, reseñas y críticas sobre sus principales personalidades y escritores.

Respecto a sus traducciones vale destacar, entre las publicadas, La memoria como una función de la materia organizada del fisiólogo Ewald Hering, y entre las que se encuentran inéditas La Disertación latina, Los prolegómenos a toda metafísica futura y La crítica de la razón práctica de Kant, así como poesías de Goethe, Schiller

intrOducción

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y Mathilde von Wesendonck, poetisa que inspiró los cantos del Tristán e Isolda de Richard Wagner. Las traducciones de Kant se hicieron todas antes de 1915 (la primera se hizo en 1908), mientras que las traducciones de Goethe, Schiller y Mathilde von Wesendonck fueron hechas más tarde, y dedicadas, algunas, a su amiga y poeta Meira del Mar.

Al tiempo que escribía sus diarios autobiográficos de estudio e impresiones de viaje, Blanco concibió la idea de realizar una obra sistemática en la que pudiera presentar de forma deductiva el proceder de la historia de la filosofía y del pensamiento occidental. A dicho intento dedicó varias décadas de estudio y de viajes a partir de los años veinte del siglo pasado, no ya en Colombia sino en algunos de los lugares que habían dado origen al pensamiento y la ciencia occidental: Egipto, Palestina, Grecia, Francia, Alemania y España. Sus estudios sobre el origen de la filosofía quedaron consignados en varias obras no editadas aún: Auscultaciones de la selva negra, Indagación de la mentalidad española y Metafísica de la inteligencia. De los escritos parcialmente publicados se cuenta con De París a Egipto y Palestina –un diario de viaje intelectual–, y con algunas lecciones de su Historia comparativa de los principales sistemas de filosofía, las lecciones que corresponden a Husserl (tres lecciones y un apéndice, además de las reseñas y discusiones que se hicieron en The Journal of Phylosophical and Phenomenological Research), las lecciones correspondientes a Newton publicadas con el título de Newton, valor inglés de la cultura universal, y la parte preliminar de sus lecciones sobre Hegel, correspondiente a los conceptos fundamentales de la filosofía de éste y publicadas con el nombre de Lecciones sobre Hegel. Todas las lecciones fueron no sólo escritas y ordenadas desde la antigua Grecia clásica, la filosofía grecorromana, la mística medieval, la filosofía medieval, la filosofía moderna y la filosofía contemporánea; sino dictadas en el Museo del Atlántico y recopiladas cuidadosamente en carpetas que incluyen las respuestas de los estudiantes a las preguntas de Blanco sobre historia de la filosofía. La lección más extensa de todas corresponde a la exposición del sistema de Kant (abarca un tomo completo de la Historia comparativa).

Blanco terminó de impartir y escribir las lecciones a mediados de los años treinta. La única obra de esta dimensión que publicaría en vida –y que está profundamente inspirada en los estudios de la psicología arquetipológica de Jung y del psicoanálisis de Freud– lleva por título Nea-apo-kalipsis y se dedica a explorar los efectos de la anestesia en los niveles de consciencia y de realidad. Esta obra difícil, muchas veces críptica e ininteligible, fue la que quedó en la memoria de buena cantidad de los filósofos que trataron de acercarse a sus escritos a partir de los años 80. Creemos justo anotar que dentro de su producción intelectual (que incluye ensayos sobre filosofía de la ciencia como Kant y la matemática física –dedicado a discutir el estatus de las intuiciones puras

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Primer escrito

a-priori y las categorías luego de la física relativista y en comparación con esta, y publicado por la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales– o ensayos de crítica literaria como los dedicados a Tomás Carrasquilla, Aldous Huxley, Bertrand Russell, Thomas Mann entre otros) el Nea-apo-kalipsis resulta ser un apéndice poco representativo de su producción.

Un aspecto que pudo haber dificultado los estudios anteriores de la obra de Blanco, fue la poca atención que se prestó a la reconstrucción cronológica de su producción: Blanco comenzó a publicar en la Revista Voces hacia 1915 y murió en 1986, dejando gran cantidad de lecciones y ensayos dispersos en múltiples revistas del país y del exterior. Como es evidente su ejercicio intelectual se extendió por algo más de setenta años y su nivel de fragmentación, unido al problema, ya mayor, de haber dejado casi todo inédito, hacen que tenga que adoptarse un criterio cuidado de cronología y de edición para poder emprender un análisis de su producción. Es ésta la razón por la cual el presente estudio versa sobre sus primeros ensayos, la mayoría publicados entre 1915 y 1917, y otros de épocas anteriores.

Aunque estrictamente hablando la filosofía de Blanco no podría ubicarse muy claramente en la historia de la filosofía del siglo XX, parece ser que el telón de fondo que se abría en la historia de la filosofía durante el desarrollo de la primera etapa intelectual de Blanco podría condensarse y relacionarse, por analogía, con la fundación del clásico Círculo de Viena. En 1876, cuenta Gilbert Ryle, se fundó la revista trimestral Mind, poco después se fundó la Aristotelian Society, en la que era común que se leyeran y discutieran los problemas que habían sido presentados por sus integrantes en Mind y en revistas de difusión. Herbert Bradley, George Edward Moore y Bertrand Russell representaban, entre otros, esta “nueva práctica profesional de someter los problemas y las discusiones a la crítica experta de compañeros de profesión”, práctica que obligó a que la atención se centrara en la técnica con que se hacía filosofía y el rigor que la orientaba. La primera mitad del siglo XX fue testigo de un cambio en el proceder de la filosofía, ahora parecía que, a diferencia de las discusiones propias del siglo XIX, quedaba menos lugar para la discusión política de partidos y para la exposición de conceptos trascendentales, y existía la creencia de que el simbolismo lógico, aunque útil, paralizaba el lenguaje filosófico. Esta especie de desvío en la naturaleza de la investigación filosófica explica, parcialmente, el cambio en el estilo y orientación de la filosofía, que entraba en una etapa de separación de la psicología y no era ya la ciencia de las cosas trascendentales. En las dos primeras décadas del siglo XX, afirmó Ryle, la filosofía dejó de ser fértil para la formulación de teoremas matemáticos y la formulación de hipótesis experimentables, por eso no es extraño que las

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propuestas de Moore y del Círculo de Viena fueran tan representativas, como no lo es tampoco que una de la preocupaciones centrales del Tractatus de Wittgenstein fuera analizar la infertilidad de las proposiciones filosóficas, y mostrarnos cómo es que a pesar de su incapacidad para informarnos sobre el mundo puedan servir para aclarar los juicios que informan sobre el mundo. Es así comprensible que el interés de buena parte de la filosofía del siglo XX girara en torno a los criterios de sentido y significación de los enunciados: sobre ellas planteó problemas Moore; los átomos lógicos de Russell eran átomos de las significaciones y sus símbolos incompletos lo eran por carecer de aquellas; las consideraciones lógicas privan a las formas de las palabras de las significaciones, sobre cuyas antinomias habían intentado fundar la aritmética Frege y Russell; las significaciones son punto de entronque de la filosofía del Círculo de Viena y, como vimos, son de lo que carecen las proposiciones filosóficas según Wittgenstein. A. J. Ayer, en una clásica reseña al Círculo de Viena, haciendo referencia a la tarea que emprendieron los positivistas, sostiene que una de las tareas del filósofo consiste en actuar como una especie de policía intelectual, cuidando de que nadie caiga en la metafísica.

Queremos insinuar con eso que existe, por lo menos, un punto en el que convergen la filosofía de Blanco que exponemos y la filosofía que imperó en la primera mitad del siglo XX. Incluso muchos años después Blanco mismo en una carta a la revista Minerva y a Mario Bunge a propósito del Circulo de Viena, aceptaría sus filiaciones juveniles con los positivistas vieneses inspiradores del Círculo: Mach y Helmholtz.

En la etapa de su trabajo filosófico que estudiamos sus reflexiones versan sobre la estructura del lenguaje filosófico, sus partes y cómo éstas, de ser descuidadas, pueden semejarse al caballo de Troya de hombres como Kant o Hume, y por tanto el declive de algunos de los más alzados sistemas filosóficos. Lo único que esto indica es que lejos de lo que suele suceder con los hombres que se han dedicado a la reflexión filosófica y han permanecido no obstante en el anonimato, no fue, en el caso de Blanco, un dejar de discutir con los problemas de su época la causa del poco o nulo impacto que sus ideas tuvieron en el ambiente intelectual colombiano. El lenguaje, y en él las nociones, tuvieron a tal punto un lugar representativo en ésta etapa intelectual que ya desde 1909, en una nota autobiográfica titulada Estupor, Filosofía y Poesía, pone en evidencia que entendía por filosofía un “pensar sobre nociones”, y se había dado a la tarea de encontrar la manera como las nociones iban variando, cambiando y dejando el lugar a otras nociones. De este primer indicio recogimos una idea central: Blanco sostenía que las nociones se esclarecían cada vez que nuevos conocimientos

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Primer escrito

permitían penetrar en sus fundamentos, que las nociones eran el producto del trabajo realizado por pensadores anteriores, y que el trabajo del filósofo consistía en aclarar y precisar cada noción, trabajo que no podía negarse como necesario en la dinámica de los problemas filosóficos.

Cuando Blanco escribió De la causalidad biológica (publicado en la Revista Voces en 1917, ocho años después de Estupor, Filosofía y Poesía), tenía ya una concepción más definida de lo que entendía por un “pensar sobre nociones” y, además, había logrado aplicar esa idea a un problema que le interesaba especialmente: el problema de la validez de la noción de causalidad teleológica. Cuando abordó la cuestión lo hizo siguiendo un método que en un primer momento se ocupaba de la precisión y el esclarecimiento de las nociones, que se enmarcaba en un conjunto —el legado nocional de la filosofía y de la ciencia— casi siempre en confrontación, método que parecía completarse al hacer una reconcepción de las nociones y, finalmente, un informe de los legados nocionales. Hallar la forma como funcionaban los conceptos de precisión, esclarecimiento, reconcepción, legado nocional e informe sobre los legados, utilizados en el método para abordar cada uno de los artículos que constituye la segunda parte de esta investigación fue, finalmente, el elemento que nos permitió confirmar que eran parte del plan general de la visión que Blanco se había forjado del trabajo filosófico. Y como se ha indicado, el propósito de la primera parte de esta investigación es mostrar, precisamente, cuál es la tesis que había en los escritos de Blanco.

Finalmente, esta investigación no pretende ser una guía para comprender el tipo de propuestas filosóficas que Julio Enrique Blanco ofreció a la Colombia de la primera y segunda mitad del siglo XX. Tampoco será útil para hacerse una idea de la importancia que podría o no tener la discusión particular con la filosofía de Kant o la de Bergson, el problema de la causalidad biológica, la psicología de Hering y Herbart, la metafísica de Platón, o las riñas con The journal of Phyloshopical and Phenomenological research. Lo que hemos intentado hacer de poco o nada servirá si lo que el lector busca es tener claridad sobre las contiendas de Blanco con Luis Eduardo Nieto Arteta, Danilo Cruz Vélez, Luís López de Mesa y Patrick Romanell, o sobre la posición frente a las filosofía de Heidegger, Ortega y Gasset o el Círculo de Viena. No es una investigación antológica o una relación histórica detallada, pues a lo sumo cubre unos siete años de producción intelectual. No es una apología o una discusión larga y elaborada de una pretendida genialidad. Todo lo que no es ésta investigación es indicio de que así como la historia de la filosofía en Colombia, la historia de la filosofía del hombre que escribió el impopular Nea-apo-kalipsis, es una obra cuyas hojas se encuentran aún en Blanco

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Obra en Blanco

Es preciso resaltar que este primer escrito está dividido en tres partes: i) la primera consiste en la hipótesis que construimos sobre una de las etapas del desarrollo intelectual de Julio Enrique Blanco (1909-1917). En esta etapa Blanco se interesó por analizar un problema que podríamos relacionar con el problema del que se ocupó buena parte de la filosofía del lenguaje de inicios del siglo XX: el problema del significado; ii) la segunda parte es la compilación de cinco obras que fueron publicadas en vida y de una selección del cuaderno 7 de 1913 de su Autobiografía de una inteligencia solitaria. Algunos lectores de Blanco han afirmado que sus escritos son digresivos y poco precisos. La posición anterior será discutida en la parte i), que a su vez explica por qué decidimos compilar y publicar dichos textos; iii) finalmente la tercera parte, Notas finales, contiene información que no interesa a quienes se acercan a Blanco con el propósito de evaluar sus posiciones filosóficas, pero que se incluyen porque, como gustaba decir Frederick Copleston, comprender los factores extrafilosóficos que rodean a un hombre o a una idea es una vía más llana para comprender por qué ese hombre o esa idea han cargado con un destino injusto.

Manizales, mayo de 2013

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Primer escrito

Nota Preliminar1

[…] No nos corresponde juzgar ni el método ni las conclusiones a las que llega Blanco por nuestra carencia de conocimiento y preparación para hacerlo. Damos gustosos publicidad a este ensayo con el objeto de hacerlo conocer de los hombres de estudio, tanto dentro del país como en el exterior, y para que críticos autorizados en la materia lo discutan y objeten. Dejamos constancia, sí, de que el hecho de que en Colombia alguien se ocupe de cuestiones de tanta trascendencia (siquiera sea un número muy escaso de personas) es ya de muy alta significación para nuestra cultura incipiente.

Revista Voces, 1917

1. Este es un fragmento de la nota escrita en la Revista Voces como preliminar a la primera parte del ensayo De la causalidad biológica, escrito por Julio Enrique Blanco. (Gómez de Castro, J. (1917, Octubre 10). Revista Voces, 1 (7). Los investigadores Eduardo Bermúdez Barrera, René J. Campis y Jorge Sanjuán, nos dieron a conocer que la nota fue escrita por Enrique Restrepo. Este ensayo fue reproducido por José Ingenieros en su Revista de Filosofía.

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[…] en vez de ponerse a dar vueltas, monótona, fastidiosa o tediosamente, como está sucediendo, en círculos que ya van haciéndose viciosos, dentro de dos o más escuelas, por no decir en torno a dos nombres (lo que es peor, por cuanto más onomástico que doctrinal). Causa de ese andar ciego, acrítico, infructuoso, que está produciendo el estilo de la monotonía sólo formuladora y formuladora sin cesar de cuestiones, impotente para afrontar de lleno los problemas y darles solución concreta, incapaz por tanto de enseñar nada nuevo, y sin virtud para asimilar lo extraño íntimamente y convertirlo en propia sustancia nutricia, ha sido para la espiritualidad iberoamericana la literatura pseudofilosófica, de mérito sólo como estilo oracular […]

J. E. B. Carta Abierta al Profesor Patrick Romanell

En 1909, cuando Julio Enrique Blanco tenía diecinueve años, escribió una nota autobiográfica titulada Estupor, Filosofía y Poesía, en la que se propuso encontrar las nociones que le permitirían analizar el modo en que se da el desarrollo de la filosofía. Se enfocó en indagar el origen de las nociones e ideas de unos hombres de los que decía tenían un saber especial y nada semejante al saber del hombre de mentalidad elemental.

Blanco creía que el pensamiento del filósofo no podía emparentarse con el pensamiento de cualquier hombre, pues el pensamiento del filósofoI

difería del pensamiento del hombre común y de mentalidad elemental en su expresiónII y en su constitución, ya que se trataba de una forma de pensar cuya base era el análisis de nociones2. Indagar sobre el origen de las nociones

i. sObre el legadO nOciOnal

2. En la nota autobiográfica de 1909, Blanco se pregunta: “¿Qué puede ser la inteligencia pura en sí misma? Lo anterior me conduce a una nueva cuestión. Y me hace preguntarme si no será en sí ritmo activo de intelecciones de intelecciones, como habría escrito Tomás de Aquino traduciendo