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Oscuro fluir de sombras (Antología) Francisco Serradilla

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Oscuro fluir de sombras (Antología)Francisco Serradilla

ColeCCión Poesía LdN

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dirección de la colecciónMaría José Hernández lloreda

TextoFrancisco Serradilla

ImágenesPhilippe laffont

Maquetaciónóscar Villán

libro de notas, 2008

LicenciaCreative Commons

c(Reconocimiento – no comercial – Sin obras derivadas)

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Grabados de Philippe Laffontw

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Francisco serradilla (Sevilla, 1965). Recoge la herencia del

conocimiento como un universal, donde la mente hace uso

de todas las herramientas de las que dispone, sin diferenciar

muy bien de dónde proceden, si de la ciencia, de la compu-

tación, de la literatura o de la realidad. Un logro al que na-

die debería renunciar. en su poesía no se establece ningún

límite, los métodos y los conceptos de unas y otras se entre-

lazan de forma natural, puesto que son el mismo lenguaje,

el lenguaje del hombre para acercarse al misterio. la uni-

dad es el poema y siempre encierra una idea precisa, como

un pequeño axioma que captura un aspecto pequeño de la

realidad desde la cosmología hasta los sentimientos. Y eso

le permite una forma nueva y única de mirar y hacernos ver

el mundo, cuando la ciencia se ha incorporado a la sensibili-

dad más allá de su aspecto formal. Y ese trasvase se produce

siempre de un campo a otro, moviéndose en los temas más

creativos de la informática y su empeño por que sus alum-

nos no renuncien a la parte humanística de su formación.

Dedicatoria

De cómo en esta hora de regreso a la pluma,al mundo de hojas blancas, a la estrecha

vereda de Aladino, al ancho mar de Ulises,cargo con los baúles de la calma y espero

para ordenar mi casa;

y queriendo decir que cambio de cuadernocomo quien cambia a tiempo de ciudad y de vida,

dejo estas notas nuevas de tinta negra amigapara quien quiera abrir el fondo de la duda.

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El mundo interior

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Paz

Salí del edificio.Olía a vida. Un pájarovolaba.El musgo se agarraba a los tejados.El sol, ya casi muerto–moribundo de fuego–miraba la avenida.Tiritaba de frío, no teníaquien sintiera la tarde, estabasolo con su materia, abandonadoen campos de aprendices...

Ese aire frío que hace sentir la vida a las 8 de la mañana, en verano (aunque este poema esté escrito a las 2 de la madrugada, en invierno).

A lo mejor porque hoyme he dejado soñar en un sueño de otroy he visto que eran buenos los arpegios,los frutos verticales:

bastaba caminar muy lentamente,cada paso ramita con su hojanueva y humedecida,como si en esta calle hubiera otracalle y en la ciudad otra ciudad,como si yo soñase que me sueñancaminar lentamente.

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Allí, en el 20 (otro anillo de Moëbius o botella de Klein)

Una losa de enormes dimensiones se hallaba en equilibrio sobre un alma,y con talento tenue aguardaba la espiga desdentada de un austero erigirse sin silueta.Un amigo imantadopasaba demorándose sobre el fuego apagado del recuerdode un panteón inconexo o una histórica cuña.Y esa voz con paraguas vino a erguirse de súbito,como voz de portero en tascas tan oscuras que el sonidose torna semiopaco, aprisiona la arena de las obras.Reconocí la calle que de niñome llevaba al colegio;una ceniza densa se extendíapor el aire, las puertas, las paredes.Vi el resto de una época, números invertidospara el adiestramiento de carteros.Me recogí la sed: buscaba algo.El coloquio de lunas,una simulación de los abismos,memorias sobre un plano hiperesférico.

Caminé por la calle que de niñome llevaba al colegio.Me detuve en la luz: buscaba algo.

Algo como la puerta que se abríaa un pasillo profundo, y, mucho más allá,un patio de paredes intocables,la losa en equilibrio sobre un alma.

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Universalismo

La carretera se fue volviendo estrecha.Muchos fueron cambiandode destino.La vieja carretera se trastocó en camino,el camino, en sendero,el sendero en un hilo de nostalgia.No quedan compañeroshipotéticos,no hay futuro que aguardeuna mañana clara.Al final, un espejome refleja un ignoto rostro solo.

Vivo que estoy soñando

Basta mirar al interior del mundo:la estructura de alambres que soporta la mente,los senderos de luz que comunican,como seres que sueñan, los planetas.

Basta dejarse ir despacio por el tiempo,mirando todo, abrir la ventanilla,sentir el aire frío entre los dedos,visitar los lugares que nunca nos olvidan.

Con los buenos augurios de trigales remotosbasta mirar al interior del mundo,la estructura de incienso de las calles azules,pasear una ilusión de brote nuevo.

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El exterminador

No puedo evitar la tristeza dura de las cosas abandonadas,el olvido perfecto de un cúmulo de niños solitarios.En las horas más secas de las ciudadesuna mano muerta o un sombrero llaman a un nombre o una estrella,pero ya nadie viene al encuentro de esa vozcasi piedra que rueda por el río.

Otra es la voz que helada toca mi hombroy desgarra los pasos que quedan en las playas cada tardemanifestando la consumación de un bosque ardienteo una caída metálica al fondo de un pasillo.Una voz como muerte de la rayuela/fénix,una especie de arena de reloj que se agotao renace completa cuando la gravedad se vuelve boca abajo,ahogando la voz, destituyendosu alarido de acero visceral en las tumbasdonde se marchitaran unos espantapájaros.

Seco, como un pasado sin tormentas,como esas gotas de lluvia que no saben ser rojas,en esas hojas secas que vuelven a los árbolestras un futuro de misericordiosos barrenderos.

¿Puedo siquiera huir de la mano del tiempo,

de las enigmáticas calles abandonadas a fuerza de cemento,del viento en contra que imponen las guadañas,del azul cuya falta me asfixia como la falta de aire en las noches sin luna?

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Medio hundido en el cauce de este río hipocondriaco,huyendo de las voces megafónicashe llegado a la nada, al silencio en que un perroescarba en la basura.Pacen vacas, soñando, en la otra orilla,y la gente me mira sin sentencia, sin voto.

Creo que voy a estar solo algunos siglos,que nadie va a venir a este apartado estanque–ríos y vacas paciendo–,nadie podrá sacar de entre las piedrassonidos, paz y flores, de cencerros;nadie podrá mirarme desde el puente,hechizados los mundos por graznidosde voladores blancos.

Aquí todo descansa en abandono:los ojos de los niñosvuelven a confundirse entre las piedrasy el verde discontinuo;los árboles dormidoshan dejado caer sus ramas blancaspara que mueran solas, lentamente.

Sólo cambia el rumor de lo aleatorioel tímido crujir de los insectosy algún perro ladrando.El horizonte, es triste, se ha perdidobuscando un resonar de cintas rojas.

El gato albino

Hoy he estado durmiendocon mi gato de espuma.Se ha cerrado el paréntesis que abriera una batallaperdida, se ha cerradoun tiempo de paredes y grietas en paisajes.

Mi gato me ha mirado sin hablarme,desde un mundo tan puro que he tenidoque saltar de mis ruinas a sus tejas,dejar que se me acerque, bautizarloen nombre de las prisas que se fueron, dormir,volver a la cabaña de limpias chimeneasdonde el reloj no existe,de habitaciones llenas de veranodonde los silogismos hayan huido temiendoel ataque feroz de un gato albino.

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Sobre las alternativas desechadas

El miedo es un desfiladero abierto entre las sábanas,una pérdida blanca de lucidez, una concienciarodando calle abajo.

El miedo es una sombra del amor,la distancia infinita, lo imposiblede un hombre polifónico, la elección de una vidaentre todas las muertes, a veces, el fracaso.

Es ángel del temor el que va heridocon vínculos extraños, es su luzla sombra que me cubre, son sus alascomo amapolas rotas en mi nombremientras caigo, confuso, entre sábanas blancas, al vacío.

Cante de ida y vuelta

¿Cuándo el poemadeja de ser un juegoy vuelve a ser la vida?

¡Qué bien se ven las cosasde lejos, afiladaspor la luz de la noche, respirandojunto a la fibra aséptica del campo!

Si me ves serio, ajeno, adormecido,no me voy, reflexiono,no me estoy yendo sino regresando.

Seguir vivo es estarse regresandode la región solar donde las balsas,los insectos temibles, reverberan.

Y yo estoy ya de vuelta,lo noto en mis poemas, en las hebras de lanaque van quedando atrás cuando camino,en los viejos retratos sin autor,al repasar las cuentas polvorientasy descubrir errores que no llegana sumar la unidad, y que por esono pueden detectarse en el caminode ida hacia el valle amargo de silicio,pero que prevalecen esperandola sensibilidad de un sobrenombre.

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Recordar no basta, volver no se puede

Yo no quiero volveral sitio, sino al tiempo.Visitar los recuerdos como quiencree visitar un parque o un palacio.

No quiero reencontrar aquel trozo de vidrio,ya romo por la lluvia y por el viento,de la botella rota en un pinar;quiero herirme tocando la alegría pasada,las calles recorridas en el tiempoen que eran recorridas, el tiempo en que los hombrescreían en una magia todavía intraficable.

Qué desesperaciónhay cuando la intuición no toma forma,y queda como piedra en el fondo de un pozo,o peor, como sonido de esa piedraque acaba de estrellarse contra el fondoy es sonido de agua, ni siquierade piedra.

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Es como si se fuera la vida por los ojos

Ahora que espero solo, alejado del aire,el roce del sonido de las hojas oscuras,dime, ¿qué ha de sacarnosdel cauce de este ríoa las palmeras hondas de las que cuelgan libros;qué puede hablarnosdesde la orilla oscura y su terror amable?

La luna no me sirve,espectro melancólico de las vallas vacías,del pasto en el verano,de las llamitas verdes de los árboles,el papel no me sirve.

Y es usted quien debiera comprenderlas tardes de aislamiento y de tristeza,esa muerte pequeña que se produce dentro de uno mismocomo si se nos fuera la vida por los ojos.

El camino es un plano

Ninguna puerta es fácil para el ojo desnudo.Ninguna puerta es fácil, por lo tanto,¡llevo tantos suspiros entre destinos dobles!Es muy dura la ausencia de cerrojos,picaportes atados al entresijo oculto del azar.No algoritmo, no sombras de indefensos pinarescomo naipe esperando. No victoriapuesto que no batalla.No más un grito agudo en el emporioque oprime a las ciudades como chupón grasiento.Y no puede decirseque yo no tenga fetanto como que nosé donde dirigirla.

(La brutal embestida de la suerte).

Ninguna puerta, entonces, puede ser prioritariamás que para un capricho de los pasos,sedimento finito de la electricidad,o en los griteríos bobos de maestros levitantesque no saben su censo en pergaminode arcanas cicatrices figuradas.

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Soneto introspectivo

Hay espíritus malos que alejan de mis ojos el camino,trasgos mulatos vueltos al abismoque arrojan las palabras dulces lejos,hacia el campo perdido en la memoria.

Hay sangre de Satán en este cuencoque alberga la hidrofobia del olvido,la cobardía sin manos del granizobarriendo en los papeles inexactos.

En soledad somete su alma al airedesvencijado astro, luz potable,rama que en la vanguardia adormeciera

y ya sólo es pasado, mirto triste,un dedal enredado a la sintaxis,una deuda de luz en el espíritu.

Y yo me iré

¿Hasta dónde conduce esta pista maldita,esta simiente errante que al cambiar de contextocambia de geometría?

¿Tienen así los hechos explicación certera,o es el brote causal de la memoriaquien parece tentar lo inabarcable?

Cuando otras mentes crezcany al madurar reduzcantodos nuestros esfuerzos al breve dato histórico,a una posada más, como la suya,en el camino blanco que no tiene final,que no tiene final,que no lo tiene...

Se quedarán los pájaros cantando...

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El mundo cercano

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Algo habrá por salvaren los naufragios leves de las calles.Un ladrillo o un huerto (del monte en la ladera),una sombra o un timbreque avisa de la luz del horizonte,la manecilla blanca de algún reloj de arena.

Algo habrá por salvardel vacío, laberinto de la frente,muerte de la vanguardia autorreconocida,aspirina templada en su latido necio.

Y habrá que levantarsede una vez. Para pisar las hierbasde la mente, camino cuesta abajohacia el pétreo morir de los espejos,las flores perfectísimas de los invernaderos,la luz monocromática,los sordos componentes del granito.

Habrá que levantarsedel sombrero gastado de las islas,del cansancio invocado por la nada,levantarse y correr hacia el teléfonoque suena sigiloso en la penumbra.

En una habitaciónhay una pobre vela,¿no hay electricidad?Una llamita roja, amarilla, violeta,agiganta las sombras.Al fondo suena un timbre como de bicicleta:no abras, nuncaabras.La luz se debilita con la tristeza recta.Al fondo del pasillo parece hablar el aire:no te consumas nunca, nunca duermas.

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Ahora a crecer, como los niños buenos,como tallitos verdes en abril,a crecer para un día que nunca llegue.

Vamos ahora a crecercomo una vela blanca que ardiendo se consume.

Estamos mejorando la infraestructura

Al fin y al cabo, ¿qué es la vida? ¿Un pozosiniestro, una preguntaretórica en un parquede árboles juveniles?

Ya puestos, ¿qué más danlas ruinas, los recuerdos,el sol versificando la agoníadel planeta, el ágil contrapuntodel sueño interminable de un asceta?

Por eso, al fin y al cabo, ¿qué sentidohan de tener los naipes en su ordendependiente del nombre que le demosa los campos, al ocio, al universo,a la versión barata de las vidas?

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Alguien que queda en mí, muy pequeñito

Mírame hermana. Vengodel profundo baúl de los sótanos húmedos,de un mar de hielo verde en que el espantoatraviesa cortando arterias y recuerdos.Vengo casi abatido por un sol de latón,por la falsa sonata del mundo literal,y en él la esclavitud y los tabiques,la ausencia de silencio en todo instante.

No me olvides. Si un díaclaudico en el intento de comprender las cosas,o los juegos de luces que me rodean simulanque yo ya no soy yo, ni mi casa es la tuya,ayúdame a llegar, tantas paredesme habrán desorientado, tanto humohabrá roto la infancia de mis ojos,tanto morir en vida sólo ha sido un descuido.

La arjé es el azar puede ser el título de un libro

Para ti el rayo verde que no espera,el inconsciente sol de un día de reyesun poco diferente, en el recuerdola solitaria luz de un sofá rojoy modestos juguetes para todos.

Estaba bien así.

Pero nada es estable pantha reiasí que aquí te tengo, una mañanade nuevo día de reyes, suspirando y dormido.

Sí, se fueron algunos, pero llegaste túpara restablecer el viejo cautiverio.

Y ahora está bien así.

Llegarán otros tiempos demoliendo este día,madurarán los frutos que transportan al geny cambiarás de casa, de memoria y de aldeay un día recordarás a tus abuelosy serás recordado por tus nietos(y aún estos por los suyos).

Y estará bien así.

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Los raros

Soslayando el argot de los desequilibrios,por las calles hundidas en la brumadel mágico color del pergaminoy por la larga ausencia que atenazasin llegar a ejercer de sentimiento.

Por lo que es y será, las nubes bajas–alevines cruzando la corriente–,mi mente reflejada en un cristal,la noche y el invierno,quiero borrar del alma el sentimientode haber perdido algo: nunca hubo,por tanto en el futuro está el abismode azar y de esperanza.

Alguna vez caerá una lluvia amargay entonces, los de siempre,los raros, los abstractos, los procesos anómalosy los desheredados de esta tierrasembrarán alegrías no inventadas,dibujarán el giro del planeta.

Cuento

A una espiga de luz iba trepandoun gusanito soñador de cima.

(En un principio fueron los motores,la inercia, los motivos del curiosocon su bífida lanza de entusiasmo.

Después fueron las prisas,la duda de los pinos,el ansia de tener y de ser fuerte.

Y al final fue rezar por que fuera más altala espiga y más brillante su destello,que no acabaran nunca las preguntasno fuera a ser que alguien las contestase.)

A una espiga de luz iba trepandoun gusanito gris, pobre bichejo.

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El asceta

Quién fuera, quién pudieraarrodillarse sólo en el silenciode las enormes máquinas,del hombre maquinal que ahora repitelo que ya pensó ayer, o acaso dijomucho antes de pensar o haber nacido.

Quién fuera, quién pudiera,como él hace, dormirseen el paso del agua, recordandootra forma de ser,cavando el tiempo hueco de todos, de nosotros,herramientas flexibles arrojadas al borde de las cosas.

El ángel humano

En la penumbra eterna de un planeta sombrío nació una vez un ángel.No había luz. Era el frío,y el sol una tormenta de cenizas.He venido a hacer algo y no recuerdo,había pensado el ángel. Entre brumasuna mano lloraba el cautiverio eterno de sus huesos.

Ni un sonido. Las rocaserizadas de espanto, como filosde cuchillos oscuros.

Tal soledad no debe ser extraña a un planeta,iba pensando el ángel. Y pasabanesqueletos de peces junto a sus pies livianos.

¡Que oscuridad enorme! ¡Qué tinieblasinvadiendo el desierto!¡Qué maquinaria vieja en su frialdad gigante!

Cerca del horizonteun cometa era oculto por nubes de cenizas.Y el ángel maldecía:he venido a hacer algo y no recuerdo...

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Tres poetas

Amigo, hoy te llevabaen medio de la lluvia–nunca llevo paraguas– bajo el brazo.

Te llevaba ya muerto pero nunca mirándome;me llevaba tu vida hecha palabrasbajo el brazo. La lluviate buscaba en la arruga de la telade mi camisa blanca.

Y yo te protegía,protegía aquellos trazospensados por el hombre y para el hombre,que sin el hombre son como acertijos,como campos sin nombreque ignora –acelerando– el conductor ansioso.

Francisco

Te apagaste una noche como se apaga un sueño.Fue cayendo tu frenteen cúpulas de arcángelesdisuadiendo jinetes de eucaliptos perdidos.

Se detuvo tu boca bajo un fuegode planetas de plomo, y tu acentono volvió a ser oído,no volaron tus cuerdas.

El requiebro del magma de esta tierra funesta,inabarcable hoy por el amor humanoaceleraba incluso un movimiento armónicocuando supo los hechos que nunca nadie supo.

Y en la potencia quedas de físico y de hombre,y en el acto quedaste de suicida y poetaque pintaba los pozos de humillación y hambre.

Es tarde y hace frío, las luces de la calleaúllan como en los días en que no hubo una puertadando violentos golpes en mi pelo mojado.

Es tarde,y hace triste;es un mar de momentosacontecidos fuera del exterior del aire.

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Lo que fuimos

El misterio del mundo es que las cosas cambien:de ahí nacen el dolor y la alegría,la tristeza y la duda.

Sabe que el devenir es la materia última;antes del pensamiento está el instantepensado. Antes del tiempoestá el paso del tiempo.

Esto pensó Caín mientras veía a su hermanodormido y recordabaunos años atrás, cuando pequeño y tímidose asomaba detrás de las cortinascon unos infinitos ojos negros.

Las partes invariantes

Pasan las luces blancas, las calles, los paisajes,pasa el tiempo fugaz con máscara de cera,y hay quien se mira en un espejo, piensaque no todo parece suceder inmutable.

Y sin embargo, fijo al horizonte,un pino no se mueve, de algún sitioparte un sendero ardiente que pasa por su lado,que allí se rectifica, gira un poco, desciende.

Y hay quien piensa que al pinollega un sendero ardiente que parte de algún sitio,con el olor a nudo de las inundaciones,con la pregunta impar de sentirse distintoy uno mismo, sabiendoque las cosas pasadas, los mundos olvidadossiguen ahí, taciturnos, esperandootras vueltas del curso de los ríos prohibidos.

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Puntos de vista

El niño mira al mundo y lo ve llenode pequeñas canciones, de agua sucia,de hombres inconmovibles que, vestidos de negro,celan junto a los bordes del camino,que lo miran pasar en su triciclomientras la realidad se transforma en un puzzleque se va deshaciendo bajo manos sombrías:el ensimismamiento es peligroso tomado en ciertas dosis,por eso el niño crece.

El viejo mira al sol y ve el fuego que quema,mira a la luna blanca y sólo ve sus manchas;el viejo mira al mundo y ve que está vacíoaunque se oigan guitarras a lo lejos,aunque encuentre sonidos reflejadosen cortinas de humo.

Yo te pido que aguantes ese vientoque corroe los pilares de la infancia,que embiste los sonidos metálicos del campo,que quiere envejecernos, cobarde, tras las cosas,con la máscara infame de los aniversarios.

El diario

Nunca tuve un diario pero no me arrepiento:estos poemas que ves son mi diario.Y aunque así sea sin dudaun poco más solemne el cauce de mi historiaal menos no tendrás que soportar la fechaal pie de cada página,ni las trivialidades que recargan la vida.

No obstante, no quisieradejar pasar sin más, simplemente al olvido,tu sonrisa de hoy, el abrazo de inviernoy sobre todo, al irte,tu pequeña figura alejarse de espaldas.

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Elegía triste

Ese ir y venir de tu cuerpo en las noches heladas,ese camino irrevocable que conduce a los niños que juegan en la vía del tren,ese continuo descolgarse al vacío, orlado de mariposas rojas y cables de teléfono,un olor concreto en las camisas abandonadas.Un lamento muy tenue que desde algún punto me llama,igual que aquella tristeza azul que vence a la amargura,desfigurando su silueta de planeta desierto.De un modo parecido a la muerte de un díao a la sombra gris de una nube gigante y suave,con añoranza que evoca a las jóvenes noches de invierno,las mismas que sirven de pasatiempo a los árboles húmedosy a la tierra que arrastra soles multicolores.

Ese ir y venir de tu aliento desde el fondo de un beso,en la dulzura de un paisaje apenas confiado a la tormenta,esa noche tan clara al apretar tus manos delgadísimascon fuerzas nuevas y milagrosas para afrontar al laberinto que nos sume desde algún desconocido punto cardinal

hacia el que no se dirige ningún barcoporque no aparece en las cartografías,hacia el que no se dirige ningún hombreporque nadie lo cita en los medios masivos,porque es como un pedazo de sangre descrita en un libro abandonado y milenario,una noche en la que los pájaros aúllan como lobos mientras me enredo en tu pelo con expresión de carretera humilde donde espera un niño.

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El admirador

Yo, que te he visto arrojar piedrecitas desde el paso elevado,con esas botas rosas y la mirada tenue tendida a lo profundo,que he oído tu voz desbaratando fríosporque detrás estaba la siluetade las adormideras.Yo que te he visto ir descubriendo las calles asimétricas en las que se ausentó mi adolescencia,los ríos donde mis labios bautizaron al mundo,que te he visto soltar tu pelo al mar, conceder atardeceres desde las autopistas junto a la lista violeta que raya la perversión,

te beso en la ceniza de la hierba,te espero en el desván del prado oculto,te siento en un amor como universoque tendiera desnudo sus astros en la noche.

Romeo imagina la muerte de su amada

Esto sí es el dolor, lo otro era arenade sociedad enferma,lo otro era una pancarta de puñales.

Ahora, al verte tendida, sin la vida,sin los trucos de hacer una sonrisa,quiero abrazarme a ti, tocar tus brazoscomo quien toca el agua de una fuente,como quien besa el filo de una espada,el viento de la luz. Resucitarte.

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Sabemos que el río también a veces subeen inesperadas cataratas inversas,o no lo sabemos, pero, a veces, nos sobresalta una visión o un arco volitivo, una suerte de regeneración basada en el olvido.Sabemos (o desconocemos) que el sol Aldebarán penetra en ocasiones investido en hélice hasta lo más incierto de un instante,deteniendo de ese modo los gestos, las preguntas.Luego, como si nada hubiera pasado, naves de plumas rojas se apresuran al patiodel colegio,espirales azules descienden hasta el cielo que, impredeciblemente (quizá con nueva lógica más limpia), nos queda debajo, casi lejos.Aquí nos percatamos (o acaso fingimos) que el ser es una pobre barca que nos lleva, dormidos.

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El mundo exterior

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Interactividad

Aquel sonido resumíala eternidad.la eternidad que, de pronto, se acaba.La luminiscencia vaga de las callesa ciertas horas, en ciertas ocasiones,los espejos que no devuelven la imagen sugerida,las puertas disimuladas.El contrabajo errante ocultado en el ojode una libélula.Y las breves interjecciones del clarinete,de los exiliados tubos del órgano,el alarido salvador de la tecla única, la más particular de un piano si la hubiera, si no hubiera sólo blancas teclas, negras teclas.Aquel sonido resumía la muerte, lo finito.Lo finito que, de pronto,se aca–ba.

Algún día habrá el final. En ese díala rueda que no gira ahuecará la sombra enterrada en la arena,como un negro ojo inmóvil.Descenderá el silencio reclamando su ser,y alguien podrá tener la extraña sensación del trabajo bien hecho,definitivamente concluso,sin esa pequeña oposición al paso de las horas,a la disgregación de las rocas,al solapado arrastre de los ríos,a lo que rompe o lo que muestra o lo que desordena.A los entes que miran fijamente burbujasque caen hacia la asfixiales serán permitidas las playas y las zonas pesqueras.

Será, quizá, la paz, si es que no vienen–ya tranquilas las cosas de los hombres–a discutir los dioses sus problemasde linderos de sueños y de ideas que se esfuman,de tal o cual lugar que se vendió al diablo.Pero, en fin, la colmenahabrá quedado hueca. En sus celdas, las sillas,las alas, las ventanas,parecerán viudas.Quizá la evolución ya no sea más desorden: vibrará una campana,atravesará un ave,se apagarán las lucesy callará este verso.

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La carretera se pierde sobre el frío,la bruma la abalanza ante los ojosde los páramos grises.La última parada. Más allá,el vacío, el futurodesconocido.El viento que me agrieta los oídoscon sirenas anónimas, deformes.La última parada. Más allá,la soledad, sincera, inalienableen las tumbas vacías, la soledad.Más allá, un rugir hermético que invoca la perplejidadde lo anónimo.

Espejo temporal

Y también hay quien se despeña, quien voluntariamentese arroja, elabora con miedosun túnel asfixiante, se desploma.Ese túnel que es como una cárcel olvido del color,ese absoluto precipicio para no tirarse,para una permanencia ralentizada en visión de la muerte que no llega,con un cuerpo de mariposas clavado en el filo mismo del dolor abisal,los años aplastados sobre piedras enormes.

Y también hay quien, débil,sonidos casi exhaustos, regenera la cuerda salvadora,inventa el movimiento para darsela paz –siempre una vozdetrás de las montañas, siempre el vuelode una guitarra abierta en la penumbra–.

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Anillos de Saturno

Que el tiempo no transcurre como giran los astros,suavemente, dejandoun rastro azul de octavas y becuadros,un teorema perfecto en la mano de Newton,sino que, brutalmente,como arpón que quisiera extraerse al recordar,desgarra los violines, triza los monumentos,nos abate.

Recursividad

El vértigo es salirse del planeta,echar una mirada y no ver sinonegro rotar, oscuro fluir de sombras.

No existe el tiempo, sólo el movimiento,el espacio que abisma los relojes.

¿Qué es la ansiedad al ladode ese pozo sin fondo del espaciodonde una gota apenas de concienciase diluye inventando las estrellas?

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Apostilla I a recursividad(de afuera hacia adentro)

Pensad un universo.Dentro del universo en un planetay dentro del planeta en un país.

Elegid del país una ciudad;dentro de la ciudad hay una calley en la calle una casa.

En una habitación de aquella casaun hombre está leyendo este poema:

espejos enfrentados, infinito

Apostilla II a recursividad(de dentro hacia fuera)

Una niña dormida está soñandoque asciende en vertical desde su puebloy ve que el pueblo está dentro del campo,el campo en un país,y ve que aquel país pertenece a un planeta.

Ella sigue alejándose;el planeta se une a otros planetasy todo esto a una estrella,las estrellas se unen en galaxias,las galaxias en cúmulos.

Al fin, en este punto, en un esfuerzo últimoconsigue divisar el universo entero:

se oye un crujido, ve nítidamenteel perfil de un señor que está soñando.

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Poema a la manera de Dios(poema reversible y acrósticosobre los números irracionales)

Silenciosamente levanto la lluvia,elevo el recuerdo de las filmotecas,recibo el sonido, llave de la esencia,en barcos de nieve,sonatas de Bach.Odio sin odiar, como las hermosasincluyen un magma de destilerías,dunas de caféy cartas anónimas,orilla del tiempo, extensión brutalsobre los planetas.Oigo y no razono,y en mis viejos librosanoto en la lengua de las sensaciones

la imagen azul del mundo dormido.

Anoto en el idioma de los irracionales,y con exactitud de ilimitadas cifrasos debo una verdad que es mi memoria:soy la bruma solar incontestable,os debo una mentira: sin azaryo soy Dios y vosotros sois madera de balsa;Dios detrás de la puerta,ionización total de la materia,orden en que las cosas constituyen

secuencias como acrósticos que han de ser descifradosencuentros simultáneos,redes de agua salada, reteniendoel infinito donde se encapsula lo exacto.Soy Dios que no te hablo: Dios detrás de la puerta.

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Isla minimalista

Inspirado en un comentario de José Luis Téllez a la obra Octeto de Steve Reich:

“…es una música constantemente móvil y al mismo tiempo constantemente inmóvil,

quieta y, como las olas del mar,en constante agitación”

En la definitiva isla,bajo una cúpula de extraña geometría,junto al sonido de un sobre que se cierra,en la isla definitiva, en la pazdefinitiva,sobre la luciérnaga –ya olvidada– del vértigo,a salvo no del espanto sinode esa mala tristeza que no es melancolía.

En esa definitiva isla sola, a salvode la mala tristeza,que fuera trazo mismo de la desesperanzaal pasar,una vez visto el hombre y sus constructos,una vez olvidada la utopía.

En una isla, tal vez definitiva,sobre aquella luciérnaga del vértigo–olvidada quizá–,y dentro del sonido de un sobre que se cierra,en la desesperanza de los cielos ya rotos,de la tristeza mala una vez visto el hombre,

en esa isla,una sola memoria,debajo de una cúpula con la geometría extrañade un mundo en el que, nunca,nada de lo que vemos se repite,nadie de los que vemos se repite.

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Terión, hijo de Argantonio,prepara la toma de Sevilla

Un parque de carbón que comienza a estar solo–ya son más de las nueve en mi chaqueta rota–,donde pájaros tristes y vigas sepultadasocultan el solar en que yace mi padre, mis hermanosy los fantasmas todos de Tartessos.

Se está poniendo el sol aunque corramos,las torres de azahar se deterioran,se va la luz, los seres de verdadabrazan amuletos sin materia.

Puro sopor formal, las leyes dicenalgo acerca de un mundo prometido,antorchas falsas encendidas sólo,¿quién prometió y mintió de tal manera?

He enterrado el tesoro en el balcónporque presiento el golpe de una flecha:mi mundo se ha sumido en el pasado,sólo me queda el odio hacia el fenicio.

Leovigildo desvía el curso del Guadalquivircomo medida estratégica

Obro –sabed– movido por razonesque habrán de parecer intranscendentesa otros fugaces hijos de la historia.Sabed que me dictó la inteligenciaun sueño desigual donde veíacrecer una alameda con columnas,dormir un valle halógeno en el aguaque un muro levantado condujeraa un nuevo cauce sobre un mismo río.

Nada comprenderé acerca del efectode estas islas de sal en mi garganta,de la plomada gris que oscila al sol,la planta que no sabe dónde crece.

Y por eso, entre todos los futuros,hoy impido unos pocos, altero sin quererel curso de las cosas, aunque ignorolos múltiples efectos de esta causa.

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Nacimiento de Al–Andalus

Don Rodrigo, en Toledo, abre una puerta,rompe los veinticuatro candados sucesivos,viola un cofre cerradoy ve el tapiz del árabe a caballo.

La cuenta atrás comienza inexorable:palacios y jardines, el flamencomanando de las fuentes, invisiblesriberas tolerantes, matemáticos,astrónomos, poetas, callejuelas.

Don Rodrigo ha pagado en la batallasus faltas capitales, un zapatoel único testigo de su muerte.

Y no habrá reconquista de esta tierrasino invasión un día e intolerancia.

Fábula I

En el desván del mundo caía una moneda.

Fábula II

En los juguetes rotos y en las ventanas chicas,la tristeza del mundo.Y el hombre, árbol talado desde el día en que nació,y ríos de automóviles que empujan sin tocarse.Esto es una ciudad: aquí no hay agua.

Fábula III

Y justo en el subsuelo del hombre de ciudadestán las ratas grises mascando sus tristezas.

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Las dos orillas

En el suelo las hojas del otoñoeran la enredadera de las paredes blancas,mi alma era un charco claro que reflejara el sol.

En la penumbra hueca el silencio rondabapero no se atrevía. Era mucho más fácilllover, las horas muertas, las tardes sobre el río,la punta de la espada de madera.

Allí conozco naves con gramófonos viejos,ordenadores rotos, raíles que no se usan,máquinas oxidadas y otros tantosdespojos de la ciencia, maleficioscomo caminos truncos,llaves de niebla en barcas sin maderadonde Caronte reza un padrenuestro.

La una y veinte en el reloj

Una perfecta luna:acatar la república del aire;resbalar una flor inadvirtiendo.

Viajar las autopistas que transcurren al tacto,detenerse en los árboles,mirar la solidez desde las cordilleras,en el juicio imparcial de los espejos.

Encontrar ese brillo de las cosas,de los objetos y sus relaciones;la armonía intemporal que como rigeel universo y rige lo absolutoha de regir el mundo de los hombres.

Encontrar esa leyy prescindir sin más del contraejemplo.

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Final

Bajó de los desvanes de la historiay murió solo. Quisodevolver contra el mundo las vagas simetríasque le habían inspirado las cúpulas austeras.Pues era así, vagabaen lo negro del mar que por la nocheensalza faros, disuade a los seguros de sus pasos.

Un quinteto que son dos dos bicicletasque esperan en el campo con paciencia,residen en la hierba, permanecenen la boca feroz del laberintoque excavan en la tierra las hormigasy aparta a los seguros de sus pasos.

¿Cuál será el don que tiene el cielo negro,el valle opaco, los árboles de hielo,la brisa que oscurece y las cosas idénticasque apartan al seguro de sus pasos?

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El ascetaTres poetasFranciscoRomeo imagina la muerte de su amadaFábula IFábula IIFábula III

De Tratado Inusual del Universo (Colección Poesía en Madrid, Comunidad de Madrid y Fundación Gerardo Diego, 2000):

DedicatoriaVivo que estoy soñandoCante de ida y vueltaRecordar no basta, volver no se puedeSoneto introspectivoY yo me iréAhora a crecer, como los niños buenosEstamos mejorando la infraestructuraLa arjé es el azar puede ser el título de un libroLos rarosLo que fuimosLas partes invariantesPuntos de vistaEl diarioEl admiradorAnillos de SaturnoRecursividadApostilla I a recursividadApostilla II a recursividadPoema a la manera de DiosIsla minimalistaTerión, hijo de Argantonio, prepara la toma de SevillaLeovigildo desvía el curso del Guadalquivir como medida estratégicaNacimiento de Al–AndalusLas dos orillasLa una y veinte en el relojFinal

Procedencia de los poemas

De El Bosque Insobornable (Colección Adonais, Rialp, 1988, premio Adonais):

Paz Allí, en el 20 (otro anillo de Moëbius o botella de Klein)UniversalismoEl exterminadorSobre las alternativas desechadasEl camino es un planoAlgo habrá por salvarEn una habitaciónEl ángel humanoElegía InteractividadSabemos que el río también a veces subeAlgún día habrá el final. En ese díaLa carretera se pierde sobre el fríoEspejo temporal

De Escrito en una Roca (Instituto de Estudios Zamoranos de la Dip. de Zamora, 1990, premio Florián de Ocampo):

Medio hundido en el cauce de este río hipocondriaco

De Las Abstracciones de un Gato Albino(colección Devenir de Poesía, 1993):

Ese aire frío que hace sentir la vida a las 8 de la mañana, en verano (aunque este poema esté escrito a las 2 de la madrugada, en invierno)El gato albinoQue desesperaciónEs como si se fuera la vida por los ojosAlguien que queda en mí, muy pequeñitoCuento

86 87c Francisco Serradilla y Philippe Laffont

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