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Rc et Ratio 37 El derecho de acceso a la información, como un derecho humano Panel: Ponentes: Víctor Muhlia Melo Guillermo Peña Campuzano

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El derecho de acceso a lainformación, como

un derecho humano

Panel:

Ponentes: Víctor Muhlia MeloGuillermo Peña Campuzano

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El derecho de acceso a la información como un derecho humano

Víctor Muhlia Melo,Primer Visitador de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de MéxicoGuillermo Peña Campuzano,Director General Adjunto de Vinculación con Organismos Públicos de Derechos Humanos de la CNDH

VÍCTOR MUHLIA MELO

Comienzo señalando los documentos internacionales principales que contemplan en beneficio de la persona humana el derecho a investigar, difundir información y demás.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, textualmente dice en su artículo 19: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.

De lo anterior se desprende que el derecho a la información es una facultad esencial de cada persona de atraerse información, es decir, para ser informada y poder informar.

Sin embargo, esas libertades no han de ser ilimitadas y han de ser compatibles con los derechos humanos de los terceros, ya que estos deben tener como fin último proteger y hacer efectiva la dignidad humana.

Por su parte, el artículo 19 del Pacto de Derechos Civiles y Políticos señala también lo siguiente: “Toda persona tiene derecho a la libertad de

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pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística o por cualquier otro procedimiento de su elección”.

El ejercicio del derecho previsto en el párrafo segundo, en el artículo que precede entraña deberes y responsabilidades especiales, por consiguiente puede estar sujeto a ciertas restricciones que deberán estar, sin embargo, expresamente señaladas por la ley y ser necesarias para asegurar el respeto a los derechos, o la reputación de los demás y a la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud pública.

Aquí se recogen los preceptos de la Declaración Universal como son: buscar, decidir y discutir formas, sin embargo, contempla, a diferencia de la declaración aludida, límites específicos a esa libertad, más aún, define dichas restricciones puntualizando el derecho que establece a los estados miembros como obligación para especificar los términos del ejercicio de ese derecho de acceso a la información y que garantice el respeto a los derechos de terceros en el ámbito individual, así como la seguridad nacional y el respeto irrestricto del orden público en lo que se refiere al mantenimiento del estado de derecho.

Por otra parte, la Comisión Americana de los Derechos Humanos conocida también como Pacto de San José de Costa Rica del 22 de noviembre de 1969, contempla en su artículo 13, referente a la libertad de pensamiento y expresión lo siguiente: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y expresión, este derecho comprende la libertad de buscar y recibir”. Ratifica, en términos generales, lo mismo que la Declaración Universal y el Pacto de Derechos Civiles y Políticos con un agregado que me permito señalar: “No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, de enseres y aparatos usados en la difusión, de información o por cualquier otro medio encaminado a impedir la comunicación y la circulación de ideas”.

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Finalmente, la Declaración Sobre los Principios Fundamentales, relativos a la contribución de los medios de comunicación a la que me he referido señala: “El ejercicio de la libertad de opinión, de la libertad de expresión y la libertad de información, reconocida como parte integral de los derechos humanos y las libertades fundamentales, constituye un factor esencial de fortalecimiento de la paz y de la comprensión internacional”.

Este artículo se diferencia de los anteriores en tanto que se enfoca, específicamente, al ejercicio de la comunicación.

En nuestro país, se encuentra consagrado en el artículo 6° de la Carta Magna, que a la letra señala: “La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de terceros, provoque un delito o perturbe el orden público, el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley. El derecho a la información será garantizado por el Estado”. Para el ejercicio del derecho a la información la federación, los estados y el Distrito Federal en el ámbito de sus competencias se regirán por los siguientes principios y bases:

“Toda información en posesión de cualquier autoridad, entidad, órgano y organismo estatal, federal y municipal es pública. Sólo podrá ser reservada temporalmente por razones de interés público, en los términos que fijen las leyes. En la interpretación de este derecho deberá prevalecer el principio de máxima publicidad. La información que se refiere a la vida privada y los datos personales será protegida en los términos y con las excepciones que fijen las leyes”.

“Toda persona sin necesidad de acreditar interés alguno o justificar su utilización tendrá acceso gratuito a la información pública, a sus datos personales o la rectificación de estos. Se establecerán mecanismos de acceso a la información y procedimiento de revisión expeditos”.

“Estos procedimientos se substanciarán en el órgano u organismos especializados e imparciales y con autonomía operativa de gestión y de

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decisión. Los sujetos obligados deberán preservar sus documentos en archivos administrativos, actualizados y publicarán, a través de los medios electrónicos disponibles, la información completa y actualizada sobre sus indicadores de gestión y el ejercicio de los recursos públicos”.

“Las leyes determinarán la manera en que los sujetos obligados deberán hacer pública la información relativa a los recursos públicos que entreguen a personas físicas y morales”.

“De ahí que la inobservancia a las disposiciones en materia de información pública será sancionada en los términos que dispongan las leyes”.

La Constitución Política del Estado Libre y Soberano de México, en su artículo 5°, también dice que en el Estado de México todos los individuos son iguales. Habla sobre la igualdad, sobre los principios que deben prevalecer para evitar o para no privilegiar la discriminación y particularmente sobre el tema que nos ocupa, es decir, el derecho a la información será garantizado por el Estado.

“La ley establecerá las previsiones que permitan asegurar la protección, el respeto y la difusión de este derecho. Los poderes públicos y los órganos autónomos transparentarán sus acciones, garantizarán el acceso a la información pública y protegerán los datos personales en los términos que señala la ley”.

Así también, en el año 2002 se expidió la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental. En el Estado de México, en el año 2004 se expidió la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado de México.

El derecho a la investigación, recepción y difusión de la información como un derecho humano es una demanda necesaria que permite la participación ciudadana y la debida protección de sus derechos dado que, sin información apropiada, objetiva, oportuna y veraz la sociedad no estaría en condiciones acordes para participar en la toma de decisiones

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públicas, por lo que es importante comenzar anexando algunos conceptos que se han emitido a efecto de construir uno propio y poder precisar el contenido y alcance en beneficio del individuo y la sociedad.

Para el doctor Ernesto Villanueva, el derecho a la información es considerado actualmente como una rama del derecho público que estudia las normas jurídicas que regulan las relaciones entre Estado, medios y sociedad, además de los alcances y límites del ejercicio de las libertades de expresión y de información y del derecho a la información a través de cualquier medio.

Para el maestro Rolando Barrera Zapata el derecho de acceso a la información debe ser entendido como una garantía de una persona para saber, informarse de los asuntos gubernamentales de cualquier índole, respetándose las excepciones que demandan el interés general y la privacidad de terceros, lo que se traduce en la posibilidad de solicitar los documentos, registros, expedientes y demás en los que se consigne la actuación, programas, políticas y resultados de la gestión pública gubernamental.

El derecho a la información presupone un entendimiento a la democracia, como un proceso que no se acaba en lo electoral sino que se extiende a la vida pública en la que el ciudadano tiene el derecho, la garantía de estar informado de cómo se manejan los asuntos públicos.

En mi modesto criterio, puedo decir que el derecho a la información es el privilegio de una libertad universal, indivisible e interdependiente que tiene toda persona sin distinción de ninguna naturaleza para investigar, recibir y difundir la información pública proveniente del estado, de sus dependencias, organismos paraestatales y autónomos, así como de todo sujeto que ejerza gasto gubernamental con respeto a las excepciones. Recogemos al respecto la frase célebre de Voltaire: “Discrepo de tus ideas, pero arriesgaría mi vida y libertad por defender el derecho que tienes para expresarlo”.

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Por eso el derecho a la información comprende tres facultades relacionadas entre sí: la libertad de investigar o buscar información, nadie en el estado, ninguno puede coartar esa libertad. La libertad de recibir información porque la información es pública y pertenece a todos, debe ser entregada por los sujetos obligados sin cortapisa alguna. Y tercero, la libertad de difundir informaciones y opiniones por cualquier medio ya sea de manera escrita, oral, de forma impresa, artística, digitalizada o por cualquier otro procedimiento.

En ese sentido tal derecho incluye las libertades tradicionales de expresión, de imprenta, pero es más amplio debido a que se extiende la protección no sólo a la investigación, recepción y difusión de la información sino que implica también la rendición de cuentas del estado hacia sus gobernados. De la aplicación de los recursos públicos y de la transparencia de su actuación.

El derecho a la información se configura bajo una relación jurídica directa de gobernantes y gobernados, como lo afirma el maestro Ignacio Burgoa, en una dimensión de supra a subordinación en la que el titular o sujeto activo del derecho lo es al individuo. Esto es: que a él le corresponde la facultad de ejercer el derecho a la información y por otra parte, el derecho pasivo de la relación lo constituye el Estado y todos los órganos de éste que ejerzan el gasto público, quienes se encuentran obligados a respetar ese derecho a la información pública, no sólo con una actitud pasiva, sino que indica una relación positiva de hacer esto, con objeto de dar acceso y garantizar que cualquier persona pueda investigar, buscar información en archivos, registros o documentos debidamente ordenados, sistematizados y actualizados, dando de oficio la información que transparente su actuación sin necesidad de petición alguna, con la que rinde cuentas de los recursos públicos que ejerce en relación con sus atribuciones de entregar la información solicitada por el titular de la relación jurídica, con la excepción de la información que comprometa la seguridad del propio Estado o que impliquen el respeto de los derechos y dignidad de terceros a efecto de que libremente también la persona pueda difundir la información por cualquier medio.

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En consecuencia, la persona ejerce este derecho frente al Estado, sus dependencias, entidades, organismos, incluso los autónomos, que no le pueden impedir la libertad. En caso de una violación por parte del Estado el individuo tiene la facultad específica de acudir a la protección jurisdiccional. En el caso del derecho mexicano se tramita el juicio de amparo como medio genérico de protección de los derechos humanitarios consagrados en la parte dogmática de nuestra Constitución.

El derecho a la información rompe con la secrecía como esencia del poder. El secreto siempre fue considerado como recurso de poder. A lo largo de la historia llegó a ser la esencia del arte de gobernar.

Uno de los capítulos “De la razón de Estado” versaba sobre las formas y justificaciones del silencio. La expresión “Arkana Imperi”, secretos del poder, que hoy suena siniestra, se remonta a Tácito quien narró al inicio de sus historias una colección abundante de ejemplos de desventura atroz por los conflictos, dramática por las agresiones.

Por su parte Norberto Bobbio sostiene que aquellos que consideran que el secreto es necesario para el ejercicio del poder, son en esencia partidarios de los gobiernos autocráticos. Ejemplo de lo anterior es una de las razones por las que Hobbes abunda que la monarquía es superior a la democracia y que es principalmente la mayor garantía de la seguridad, toda vez que las deliberaciones de las grandes asambleas tienen el inconveniente de que las decisiones del gobierno en la que casi siempre importa muchísimo guardar el secreto, son conocidas por los enemigos antes de haber podido ejecutarse.

Corresponde al mejor cálculo, según lo señala el filósofo Norberto Bobbio, la identificada concepción del individuo en relación a los asuntos públicos. Es decir, rescatar de la minoría de edad en que se ubica al hombre en capacidad, que atribuye a los integrantes del pueblo cuando sentencia a manera de admisión, en detrimento de la participación de los asuntos públicos, ya que el príncipe sólo hacía partícipes a los intelectuales para tratar los asuntos del reino y Kant otorga a los ciudadanos la posibilidad de

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pensar, opinar y decidir, por sí mismos en los asuntos del propio Estado.

De acuerdo con lo anterior, como apunta Kant, las acciones inherentes al derecho de otros hombres cuya máxima no es compatible con la publicidad son injustas. Así las cosas, para el hombre que sale de la menoria de edad, el poder no debe tener secretos para el ciudadano que ha adquirido mayoría de edad, ya que para poder hacer uso de la razón a menester que tenga conocimientos de los asuntos del Estado.

Para que eso sea posible, el poder debe actuar en público, de manera transparente, sin guardar información alguna que, en esencia, pertenece a los gobernados, en quienes se dice, radica la soberanía.

De esta forma cae una de las razones del secreto del Estado: la ignorancia del pueblo y surge el derecho a la información, así como el acceso a la misma, en la que el Estado está obligado a transparentar la utilización de los fondos y justificar su actuación con el ejercicio de aquellos, rindiendo con ello cuentas al pueblo y permitiendo su escrutinio y evaluación con el objeto de que la persona debidamente informada pueda decidir.

Señala el doctor Ernesto Villanueva que hoy en día este derecho se encuentra regulado en 68 países y que varía de latitud a latitud, no obstante, solo en 64 se contempla con rango de ley.

Asevera que los principios democráticos limitadores del derecho de acceso a la información nos permiten evaluar la posibilidad que tiene el gobernado de alcanzar plenamente el derecho de acceso a la información pública. Esto es, en la medida en que las leyes de acceso a la información tengan un mayor número de indicadores o de contenidos normativos, en esa medida el gobernado podrá acceder a la información pública.

Determina como contenidos normativos los siguientes: los sujetos obligados, las definiciones, la interpretación que se debe dar a la Ley, información de oficio, cultura de la transparencia, límites al derecho de acceso a la información, órgano garante, vías de impugnación, ámbito

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temporal, versiones públicas, máxima publicidad, principio de prueba de daño, gratuidad de la información, periodo de reserva, forma de solicitud de acceso a la información, afirmativa ficta y formas de control de la Ley. Los sujetos obligados. En principio todo sujeto que ejerza gasto público tendrá la obligación de rendir cuentas en cuanto al uso que hace de los recursos. Entre más sujetos queden determinados, la Ley será más eficaz. Sobre todo al momento de obligarlo a publicar la información de oficio. Y describe ¿quién es el sujeto activo? Debe entenderse aquella persona que puede hacer uso de este derecho. Existen legislaciones regionalistas y otras en las que permite que cualquier persona sin importar su lugar de residencia pueda ejercer este derecho.

El sujeto pasivo, desde luego, es toda persona que ejerce gasto público sin importar que sea de derecho público o de derecho privado y tendrá obligación de rendir cuentas en cuanto al uso y destino de esos recursos.

En cuanto a la interpretación, es otro de los indicadores en el que se deben manejar tres aspectos importantes para hacerlo efectivo: el uso de los tratados y convenios internacionales como referentes de perfección. Segundo, la facultad del órgano garante de interpretar la ley en el ámbito de su observancia para que tenga plena vigencia en el sistema político. Y tercero: en la interpretación de la ley, favorecer el principio de máxima publicidad ante los sujetos obligados.

La información de oficio. Bajo el principio de máxima publicidad existe información que es de interés general para todas las personas, sin embargo, dicho principio termina, como efecto secundario, en la transparencia y el acceso a la información pública. Así, el legislador debe establecer información cuyo acceso no dependa de una solicitud de información.

Destaco la necesidad de una cultura de la transparencia como elemento de la aceptación por parte del poder del acceso a la información, sobre todo en las legislaciones más recientes, es importante establecer dentro de su contenido un apartado en el que se establezcan instrumentos de

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difusión y generación de una cultura de la transparencia.

Lo mismo ocurre con los límites del derecho a la información. No toda información que esté en posesión de los sujetos obligados es pública, tiene límites, por ello se divide en información confidencial y reservada.

Se privilegia el principio de máxima publicidad, también se establecen los principios de la prueba de daño, gratuidad de la información, periodo de reserva, solicitudes de acceso a la información, tiempo de respuesta, órgano garante, que es muy importante.

Ahora que viene la propuesta de reforma, con autonomía para el ITAIPEM, no sólo de gestión, también presupuestaria, es una buena señal. La afirmativa ficta, que cuando no se da respuesta se tenga por concedido el otorgamiento de la información. Y las formas de control. Si no hay una sanción a quien incumpla con la Ley de Transparencia, que sea sancionada su conducta.

Y podría concluir diciendo, hay grandes retos para lograr una cultura de la aplicación de la Ley que contempla el derecho a la información. Diría que debemos estar convencidos y reconocer que el derecho a la información es un derecho humano con el contenido y las características secundadas en este trabajo, es decir, debe ser universal.

Es indivisible porque no podemos darlo en partes y es interdependiente, es decir, sin éste y otros derechos no puede existir vida plena del ser humano.

Debemos tomar conciencia de que no basta que el derecho a la información se encuentre debidamente consagrado en el orden jurídico mexicano, sino que es necesario que se encuentre, también, en el poder público, como en la sociedad, debidamente instaurado, consolidado y desarrollado con el objetivo de promover, estimular y ejercer el derecho a saber, qué hacen los gobiernos, para qué lo hacen, cómo y con qué lo hacen y cuáles son los resultados.

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Consecuentemente se propone promover una amplia difusión de la cultura de la transparencia y el acceso a la información pública.

Finalmente me atrevo a decir que el derecho a la información es uno de los pilares fundamentales del desarrollo de una sociedad humana.

GUILLERMO PEÑA CAMPUZANO

Quiero hacer patente la preocupación por un tema actual. Este tipo de ejercicios que tienen a bien organizar tanto la Comisión de Derechos Humanos como el Instituto de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado de México, da un realce a la divulgación de los derechos humanos como tales.

El tema del acceso a la información busca consolidar ciertas limitantes de la autoridad. Nosotros como Comisión Nacional de los Derechos Humanos estamos para defender esa parte.

Celebro el desarrollo de esta Tercera Semana de Transparencia y que se haya incluido el tema de este panel “El derecho de acceso a la información como derecho humano”.

Me permití utilizar una frase que me llamó muchísimo la atención: “Conoce la verdad y la verdad os hará libre” palabras del evangelio de San Juan. Independientemente de que es un evangelio y de épocas remotas, ya se mencionaba algo así, están inscritas, grabadas, también en el edificio de la CIA, en Washington. Creo que tenemos que partir desde un punto de vista histórico. Saber la verdad es todo un derecho implícito dentro de la propia persona.

Quisiera hablar un poquito de la evolución de los derechos humanos, entendiendo esto como tres generaciones. La primera generación surge con la Revolución Francesa en contra del absolutismo del monarca y se integra por los derechos civiles y políticos que imponen al Estado los derechos fundamentales: libertad, igualdad y fraternidad.

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La segunda generación son los derechos colectivos, de índole social, económico y cultural. Surgen como resultado de la Revolución Industrial y se consagran por primera vez en el mundo en otra constitución.

Y la tercera generación fue promovida a partir de los años setenta para incentivar el progreso social y elevar la vida de todos los pueblos.

Todos los derechos deben observarse desde la óptica de la universalidad, indivisibilidad e interdependencia en beneficio de la persona.

El reconocimiento de los derechos humanos en la legislación de las naciones no es un otorgamiento, si no una medida para proteger y difundir su ejercicio.

Los derechos son connaturales a la persona, pues amplía la esfera de protección del ciudadano en la relación de subordinación ante el poder público. Como los llamaba atinadamente el doctor, serían limitados estos derechos.

La codificación de los derechos se presenta en la medida que se necesitan mecanismos para enfrentar una problemática social ante su violación.

¿A qué aspiramos en la evolución de los derechos humanos? A entender al Estado como la reunión de una población asentada en un territorio, organizada por un gobierno, el cual es regido por un orden jurídico, en consecución del bien común. A defender y proteger a la persona. A tener una vida digna. A que el Estado genere las condiciones idóneas para el desarrollo y autorrealización de la persona. A frenar las prácticas abusivas de los servidores públicos en el ámbito de sus funciones. A tener una ciudadanía cada vez más fuerte y madura en el ámbito del conocimiento y goce de sus derechos frente a la autoridad.

¿Qué entendemos por derecho a la información? Esta es la rama del derecho público que tiene por objeto el estudio de normas jurídicas que regulan las relaciones entre el gobierno y la sociedad, así como los

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alcances y límites de la libertad de expresión e información, el cual se configura como la extensión de los derechos fundamentales de libertad de expresión, imprenta y petición.

Se considera como un derecho de grupo o género, o sea, de los ciudadanos. La Suprema Corte de Justicia de la Nación lo ha reconocido como un derecho individual del ciudadano frente al gobierno.

Es el fundamento crucial para el desarrollo de una sociedad democrática. Este es el punto toral de este derecho humano a la información. Crea las condiciones de salvaguardar y garantizar el Estado democrático, esto es, que todos conozcamos lo que hace el gobierno en su actuar, tenemos derecho a saber en qué gasta, cómo, cuándo y dónde. Como lo comentaba el licenciado Muhlia, existen entre 65 y 68 países que ya cuentan con mecanismos de transparencia, de estos, 53 se han promulgado en los últimos 10 años.

Dentro de los tratados internacionales, como lo comentó también el licenciado Muhlia, hablábamos de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, del 48, de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, del 66 y de la Convención Interamericana sobre Derechos Humanos, en todos ellos se ve plasmado que toda persona tienen derecho a la libertad de expresión, este derecho comprende la libertad de explicar, recibir y difundir ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística o por cualquier otro procedimiento de elección. Con esto de alguna forma enriquecemos y fortalecemos el acceso a la información que tenemos como derecho humano.

Quiero hacer mucho hincapié en esa parte porque el desconocimiento existe en la población sobre a quién acudir, dónde, cómo. Esa de alguna manera es una labor sustantiva que la Comisión tiene que estar haciendo constantemente y que es una tarea nuestra, de ustedes, conocer y que

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ustedes quieran conocerlo. Abrirnos a ese espectro de lo que tenemos derecho a saber, a lo que tenemos derecho a conocer es algo que tenemos que hacer valer.

Dentro de las mismas convenciones internacionales, ya lo mencionábamos, está la Conferencia Intergubernamental sobre Políticas de Comunicación, de San José de Costa Rica, la Declaración del Principio sobre el Derecho a la Información, de 1982, la Declaración de Nuevo León, México.

Todos los tratados, pactos, convenciones y/o declaraciones que ha firmado y ratificado el Estado mexicano se consideran Ley Suprema de la Unión en observancia de la jerarquía de ley expuesta en el artículo 133 constitucional.

La importancia de la transparencia en México; recae en que el Estado mexicano ha venido transitando en un proceso de reestructuración y de reforma en búsqueda de satisfacer las necesidades que la pluralidad de la sociedad le exige.

El espíritu democratizador de finales de los años 90, dotó al estado de nuevas instituciones, organismos y/o entidades que buscan servir de una mejor manera a la sociedad desde las instituciones, como lo son los Organismos Constitucionales Autónomos (IFE, BANXICO, CNDH).

En una segunda etapa, se llevó a cabo la reforma al Poder Judicial de la Federación.

Y podemos observar la creación del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) como una tercera etapa de esta reestructuración encaminada a elaborar un sistema de pesos y contrapesos a lo que Thomas Hobbes denominó “El Leviatán”, ya que la rendición de cuentas es la capacidad de las instituciones para hacerse responsables de sus actos y decisiones. En cuanto a los antecedentes del acceso a la información en México,

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conocemos la Constitución de 1857, ya preveía la protección a la libertad de expresión. En la Constitución de 1917, al incluir los derechos sociales, mantiene la protección de la libertad de expresión, aunados al de petición e imprenta.

En 1977 se reforma el artículo 6º para incluir que el derecho a la información será garantizado por el Estado. Esto es obviamente, en tanto está limitada por el propio Estado esta garantía.

En 2002, se reforma nuevamente dicho artículo para dotar de un mecanismo para el ejercicio del derecho de acceso a la información. Ese mismo año se publica la Ley Federal de Acceso a la Información Pública Gubernamental (LFAIPG) y se crea el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), en el 2004 fue cuando se crea aquí, en el propio Estado de México.

Es el vehículo jurídico para materializar y hacer exigibles los artículos 6º y 8º de nuestra Carta Magna que consagran como garantías individuales el derecho de información y el de petición.

Todo individuo podrá dirigirse de manera respetuosa a la autoridad, sin que se encuentre limitado en cuanto a la materia de la solicitud o a su nacionalidad.

La autoridad queda obligada, entonces, en todo supuesto a responder al particular, esto hace transparente el principio de legalidad. Es un mecanismo para obtener seguridad y garantía en el respeto a los derechos de los particulares.

Principios que observa la Ley de Transparencia: Sencillez y rapidez en los trámites, transparencia de gestión pública, protección de la información que contenga datos personales, favorecer la rendición de cuentas, mejorar la organización, clasificación y manejo de los documentos, contribuir a la democratización de la sociedad mexicana y la plena vigencia del Estado de Derecho, la generalidad de la observancia para los servidores públicos federales, la preeminencia del principio de publicidad, la preeminencia de

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las garantías individuales sobre el interés público.

La Ley de Transparencia da la seguridad jurídica al ciudadano frente a la actuación del gobierno, ajustando su gestión a la legalidad, fomenta el escrutinio activo y el monitoreo de los ciudadanos para con sus gobernantes, democratiza espacios públicos y gubernamentales al transparentarlos y es necesario para la formación de la opinión y la construcción de un debate informado, fomenta la transparencia en la gestión del Estado, mejorando la calidad de sus instituciones, el acceso a la información fortalece la relación de confianza entre gobierno y gobernados, en beneficio del tejido social, en beneficio de todos nosotros. Pone a disposición del ciudadano información que le sirva para ejercer sus derechos políticos y que mejore su calidad de vida.

¿Qué relación existe entre el bien común y la transparencia gubernamental? Obviamente, como lo hemos comentado, el Estado más transparente será por consecuencia más eficiente; combate la corrupción, la cual distrae recursos públicos de obras que generan bien común; promueve el fortalecimiento del tejido social; orienta las políticas públicas a actividades productivas como la generación de empleos y el ahorro tanto privado como público; involucra al ciudadano en la cosa pública, conociendo las gestiones en el mandato de los servidores públicos; exhibe prácticas de opacidad del gobierno que vulnera al tejido social (este es uno de los puntos importantes de este propio derecho, que de alguna u otra forma rompemos con esa secresía); dota al ciudadano de herramientas para exigir a la administración pública el cumplimiento cabal de sus funciones, etc.

¿Por qué considerarlo como un derecho humano? El derecho a la libertad de expresión, petición y acceso a la información nace de la necesidad de reglamentar y organizar el ejercicio de un derecho intrínseco a la persona.

Este derecho fundamental aminora la desigualdad entre funcionarios y ciudadanos, empodera al ciudadano y limita la discrecionalidad del

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gobierno; la opacidad agrede y violenta la convivencia social, pues se vulnera la igualdad, legalidad y solidaridad del Estado, pero además este derecho es un mecanismo de control y contrapeso a las facultades; más allá de la ley de los funcionarios públicos, lleva ante la opinión pública hechos y distracciones ilegales de la actuación de servidores públicos que antes eran desconocidos y que generaban bienes particulares en lugar del bien común.

Elementos del derecho de acceso a la información como garantía del ciudadano: Fundamental para la salvaguarda de otros derechos, es un derecho de todos, sin distinción de nacionalidad, raza, sexo. El acceso a la información es la regla y el secreto la excepción. Por ser un derecho ciudadano frente a todos los organismos o entidades públicas financiadas con recursos públicos, debe ser simple, gratuito, económico y libre. La denegación de este derecho debe estar fundada y motivada en ley, sin discrecionalidades; en jerarquía de importancia, prevalece el interés público sobre la reserva de la información. La reserva de la información por parte del gobierno debe ser apelable ante autoridad competente.

El proceso cultural y educativo que permite dar a conocer un derecho como el de acceso a la información es el eje toral, por eso el ejercicio que se ha desarrollado a lo largo de esta semana de transparencia fortalece el Estado democrático.

Conocer, saber qué hacen los gobernantes, los que elegimos con nuestro voto, a los que les pagamos con nuestros impuestos, saber qué hacen con nuestro dinero, ese realmente es el derecho que nosotros tenemos.

Por eso es necesario modificar la percepción de ser un simple “habitante” de una sociedad a convertirse en “ciudadano” con derechos y obligaciones que deben ser ejercidas; hacer eficientes los recursos y las políticas públicas para que lleguen a más comunidades y se genere conciencia en la población.

Un derecho de esta naturaleza exhibe las prácticas de simulación, engaño,

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corrupción y demás prácticas que aún se dan en el gobierno en perjuicio de la sociedad, como algo deleznable.

Es un hecho que al tener una mejor sociedad, se logrará tener un mejor gobierno que cumpla con el mandato legal de crear desarrollo y medios idóneos para la autorrealización de los ciudadanos, es decir, cumplir con los postulados de lo que fue el contrato social y la razón que dio origen al Estado nacional.

La exigibilidad del acceso a la información pública gubernamental es una ventana al quehacer de los funcionarios para con la sociedad civil y representa un freno a la arbitrariedad en las acciones dentro de las oficinas del gobierno, forma parte de un sistema de rendición de cuentas, crea confianza entre los ciudadanos y su gobierno.

Nuevamente reiteramos: fortalece al tejido social que reditúa a una mejor convivencia social y pone limite a las acciones discrecionales que atentan contra el sistema republicano de gobierno.

En conclusión, la finalidad del Estado es brindar a los ciudadanos el bien común, para su pleno e integral desarrollo, mientras que el derecho de acceso a la información, entendiéndolo como un derecho humano, hace exigibles las garantías individuales que reconoce nuestra Constitución; es un medio para acceder a la igualdad entre gobernantes y gobernados; eficienta los recursos públicos y evita su distracción y uso para fines de índole personal o partidaria; dota al ciudadano de herramientas para frenar las actuaciones de opacidad y, en su caso, exhibe el mal manejo de recursos públicos; debe defenderse como una conquista social, que frena la arbitrariedad de los funcionarios públicos en aras de consolidar un mejor gobierno que cumpla con su verdadera finalidad.