Pedro Bracamonte y Sosa. La conquista inconc/usa de ...
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Estudios de Cultura Maya. Vol. XXIII, 2003 Instituto de Investigaciones Filológicas/ Centro de Estudios Mayas, UNAM ISSN 0185-2574 http://www.iifilologicas.unam.mx/estculmaya/ Pedro Bracamonte y Sosa. La conquista inconc/usa de Yucatan. Los mayas de La Montana, 156()-1680. Mexico, CIESAS-UQRoo-Miguel Angel Pornia, 200 I (Colecci6n Peninsular). 385 pp.. mapas. La civilizaci6n maya ha ejercido una especie de fascinaci6n, continua y creciente, no s61o entre antrop61ogos, arque61ogos e historiadores. sino en el publico en general, interesado por aproximarse a las proezas de los antiguos ma- yas. Acorde con tal perspectiva, mucha de Ia investigaci6n inicialmente realizada se preocu- paba apenas de determinados aspectos de sus procesos y logros culturales; en particular aque- llos que permitfan alimentar su fama como ar- tistas. astr6nomos. arquitectos. y creadores de una escritura que combinaba ver- satilidad con precision y gracia. Logros en bue- na medida posibles merced al clima de paz e igualitaria democracia que, se nos decfa, carac- teriz6 su devenir hist6rico. Hoy, al mismo tiempo que parte de esa perspectiva idilica se ha modificado, gracias en buena medida al avance en el desciframien- to y a nuevas investigaciones ar- somos testigos de Ia recupera- ci6n de una nueva escritura de Ia historia maya que al mismo tiempo que nos ayuda a explicar los distintos derroteros que sigui6 Ia treintena de naciones mayances que aun exis- ten. posibilita Ia forja de una imagen mucho mas veraz de estos pueblos. Sin duda los mayas han perdido parte de esa aureola de santos sa- bios dem6cratas con que les dot6 una abundan- te literatura de divulgaci6n pseudocientffica y ramplona. pero a cambio de ello se va Consoli- dando una imagen mucho real y pr6xima a nosotros, que cancela esa falsa figura de se- midioses del pante6n indoamericano (cuando no extraterrestres) y hace aparecer a los mayas en toda su compleja, rica y conrradictoria hu- manidad. A Ia par de esa re-escritura de Ia historia antigua, asistimos -aunque en menor medida- a un nuevo impulso de los estudios de corte etnol6gico y de anrropologfa social que, rras- RES EN AS cendiendo Ia perspectiva culturalista de los emprendidos hace ya medio siglo, intenta dar testimonio de y analizar las condiciones actua- tes de los herederos de tan magnifica tradici6n. AI mismo tiempo que los cienrificos sociales se afanan por develar las causas y derrotero del movimiento zapatista o el brutal genocidio contra los mayas de Guatemala, gracias a Ia la- bor de los epigrafistas sabemos un poco mas acerca de quienes senoreaban a los pueblos: sus nombres, fechas de entronizaci6n, hazai\as belicas o afanes constructores, aunque en Ia narrativa heroica de sus gestas -tan tenden- ciosa y parcial como Ia de cualquier otro gru- po dominante- rara vez asoman el maya cam- pesino, artesano. cazador o pescador. En efecto, Ia fascinaci6n que han ejercido sus grandes logros intelectuales y materiales sobre los recreadores de Ia epoca provoc6 el que hasta fechas recientes se sosla- yaran los estudios sobre los aspectos mas sen- cillos de su transcurrir diario, en tanto que -mu- tatis mutandis- quienes dan testimonio de las luchas chiapanecas parecen a menudo mas interesados en comentar las capa- cidades literarias y comunicativas de su lfder que en sacar a Ia luz Ia terrible y centenaria condici6n de miseria que impuls6 a muchos a seguirle. Pero si Ia arqueologfa, Ia epigrafia y Ia an- tropologfa avanzan, inexplicablemente poco se ha hecho por aproximarse al puente hist6rico obligado entre uno y otro momentos; el estu- dio de las etapas coloniales y decimon6nica sigue ocupando el papel de Cenicienta en es- tas nuevas formas academicas de acompai\ar el devenir hist6rico de los pueblos mayas. Sin Iu- gar a dudas las explicaciones a este aparente desden son muchas, cambiantes y complejas, pero no es una de las menores Ia ardua labor que presupone el tener que lidiar con cientos 231
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Estudios de Cultura Maya. Vol. XXIII, 2003 Instituto de Investigaciones Filológicas/ Centro de Estudios Mayas, UNAM ISSN 0185-2574 http://www.iifilologicas.unam.mx/estculmaya/
Pedro Bracamonte y Sosa. La conquista inconc/usa de Yucatan. Los mayas de La Montana, 156()-1680. Mexico, CIESAS-UQRoo-Miguel Angel Pornia, 200 I (Colecci6n Peninsular). 385 pp .. mapas.
La civilizaci6n maya ha ejercido una especie de fascinaci6n, continua y creciente, no s61o entre antrop61ogos, arque61ogos e historiadores. sino en el publico en general, interesado por aproximarse a las proezas de los antiguos mayas. Acorde con tal perspectiva, mucha de Ia investigaci6n inicialmente realizada se preocupaba apenas de determinados aspectos de sus procesos y logros culturales; en particular aquellos que permitfan alimentar su fama como artistas. astr6nomos. arquitectos. matem~ticos y creadores de una escritura que combinaba versatilidad con precision y gracia. Logros en buena medida posibles merced al clima de paz e igualitaria democracia que, se nos decfa, caracteriz6 su devenir hist6rico.
Hoy, al mismo tiempo que parte de esa perspectiva idilica se ha modificado, gracias en buena medida al avance en el desciframiento epigr~fico y a nuevas investigaciones arqueol6gkc~s, somos testigos de Ia recuperaci6n de una nueva escritura de Ia historia maya que al mismo tiempo que nos ayuda a explicar los distintos derroteros que sigui6 Ia treintena de naciones mayances que aun existen. posibilita Ia forja de una imagen mucho mas veraz de estos pueblos. Sin duda los mayas han perdido parte de esa aureola de santos sabios dem6cratas con que les dot6 una abundante literatura de divulgaci6n pseudocientffica y ramplona. pero a cambio de ello se va Consolidando una imagen mucho m~s real y pr6xima a nosotros, que cancela esa falsa figura de semidioses del pante6n indoamericano (cuando no extraterrestres) y hace aparecer a los mayas en toda su compleja, rica y conrradictoria humanidad.
A Ia par de esa re-escritura de Ia historia antigua, asistimos -aunque en menor medidaa un nuevo impulso de los estudios de corte etnol6gico y de anrropologfa social que, rras-
RES EN AS
cendiendo Ia perspectiva culturalista de los emprendidos hace ya medio siglo, intenta dar testimonio de y analizar las condiciones actuates de los herederos de tan magnifica tradici6n. AI mismo tiempo que los cienrificos sociales se afanan por develar las causas y derrotero del movimiento zapatista o el brutal genocidio contra los mayas de Guatemala, gracias a Ia labor de los epigrafistas sabemos un poco mas acerca de quienes senoreaban a los pueblos: sus nombres, fechas de entronizaci6n, hazai\as belicas o afanes constructores, aunque en Ia narrativa heroica de sus gestas -tan tendenciosa y parcial como Ia de cualquier otro grupo dominante- rara vez asoman el maya campesino, artesano. cazador o pescador.
En efecto, Ia fascinaci6n que han ejercido sus grandes logros intelectuales y materiales sobre los recreadores de Ia epoca prehisp~nica provoc6 el que hasta fechas recientes se soslayaran los estudios sobre los aspectos mas sencillos de su transcurrir diario, en tanto que -mutatis mutandis- quienes dan testimonio de las luchas chiapanecas contempor~neas parecen a menudo mas interesados en comentar las capacidades literarias y comunicativas de su lfder que en sacar a Ia luz Ia terrible y centenaria condici6n de miseria que impuls6 a muchos a seguirle.
Pero si Ia arqueologfa, Ia epigrafia y Ia antropologfa avanzan, inexplicablemente poco se ha hecho por aproximarse al puente hist6rico obligado entre uno y otro momentos; el estudio de las etapas coloniales y decimon6nica sigue ocupando el papel de Cenicienta en estas nuevas formas academicas de acompai\ar el devenir hist6rico de los pueblos mayas. Sin Iugar a dudas las explicaciones a este aparente desden son muchas, cambiantes y complejas, pero no es una de las menores Ia ardua labor que presupone el tener que lidiar con cientos
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Estudios de Cultura Maya. Vol. XXIII, 2003 Instituto de Investigaciones Filológicas/ Centro de Estudios Mayas, UNAM ISSN 0185-2574 http://www.iifilologicas.unam.mx/estculmaya/
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