Pensamiento Periférico - Corredor de las ideas · 2013. 7. 9. · La importancia de los...

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    Pensamiento Periférico

    Asia – África – América Latina – Eurasia y algo más. Una tesis interpretativa global.

    Primera edifición: Octubre 2012

    © Eduardo Devés -Valdés, 2012

    Registro de propiedad intelectual

    Nº 221056

    IDEA-USACH

    Román Díaz 89

    Providencia, Santiago de Chile

    Tel. (56-2) 7181360

    www.idea.usach.cl

    Diseño de Portada: Claudio Guerrero Velarde

    Diagramación, composición y edición: José Antonio Palma Ramos

    ISBN:

    DERECHOS RESERVADOS.

    Pensamiento Periférico

    Asia – África – América Latina – Eurasia y algo más. Una tesis interpretativa global.

    Primera edición: octubre 2012

    © Eduardo Devés -Valdés, 2012

    Registro de propiedad intelectual

    Nº 221056.

    1. Pensamiento Periferico. Pensamiento Latinoaméricano. Pensamiento

    asiático. Redes Intelectuales. Circulación de las ideas.

    http://www.idea.usach.cl/

  • Eduardo Devés-Valdés

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    EDUARDO DEVÉS-VALDÉS

    IDEA-USACH

    PENSAMIENTO

    PERIFÉRICO Asia-África-América Latina-

    Eurasia y algo más. Una tesis

    interpretativa global

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    Índice

    Prefacio

    Introducción General 1. Presentación 2. Planteamiento del problema: Hacia una definición de la disyuntiva

    que constituye al pensamiento periférico 3. Cuestiones relativas a los estudios eidéticos (de las ideas) 4. Las propuestas de algunos estudiosos para entender la dinámica de

    las ideas en las regiones periféricas

    5. Condiciones de aparición del pensamiento periférico: Un sentimiento de inferioridad-vulnerabilidad y un tipo de

    pensamiento suficientemente “racionalista”

    6. Desarrollo histórico del pensamiento periférico 7. Los “motivos” del pensamiento periférico 8. Las negaciones y superaciones del pensamiento periférico 9. La importancia de las notas y los anexos 10. Las limitaciones de este trabajo 11. Para terminar la introducción y no cerrar el libro

    Capítulo I: Las proto-formulaciones y la maduración de la

    disyuntiva periférica: 1700-1820 1. Introducción 2. La primera práctica y las formulaciones en Rusia 3. La aparición de la disyuntiva en el Imperio Otomano 4. En el Extremo Oriente 5. El espacio Ibero-Americano 6. En el Subcontinente Indio 7. Conclusiones

    Capítulo II: La maduración de la disyuntiva y la aparición

    de intelectualidades auto-asumidas como periféricas: 1820-

    1870 1. Introducción 2. La “redificación” de la intelectualidad romántica de las periferias

    en las ciudades del centro

    3. Polémicas entre eslavófilos y occidentalistas 4. Pensamiento latinoamericano romántico a mediados del XIX

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    5. El brahmo-samajismo en la India 6. Modelos para el Imperio Otomano y sus naciones desprendidas 7. La aparición y maduración de la disyuntiva periférica en el

    Oriente del Pacífico

    8. La aparición de una intelectualidad moderna en el África Sudsahariana

    9. Conclusiones

    Capítulo III La disyuntiva se universaliza se radicaliza: sea

    como nacionalismo, antimperialismo o “pan-ismo”: 1870-

    1920 1. Las redes intelectuales 2. El Subcontinente Indio: Revivalismo, teosofía, nacionalismo e

    hindunidad

    3. Regiones Islámicas: Jóvenes Otomanos, nacionalismo, revivalismo, salafismo y jadismo

    4. Asia Oriental: Meirokushismo, panasiatismo, anticolonialismo 5. Pensar (en) Eurasia: Asia Central, Rusia y los Balcanes 6. Re-africanizar la región Sudsahariana 7. Positivismo y arielismo en el pensamiento ibero-americano

    Capítulo IV El desarrollo de un pensamiento de los

    movimientos de liberación. Nacionalismos e identitarismos

    radicales: 1920-1950 1. Las redes de la intelectualidad periférica en el período de

    entreguerras 2. El Asia Extremo Oriental: Renovación, revivalismo, panasiatismo 3. El Asia del Índico: Nacionalismo radical 4. Mundo Árabe y Medio Oriente: Nacionalismo igualmente radical 5. El África Sud-Sahariana: Nacionalismo no menos radical 6. El espacio Ibero-Americano: Identitarismo social y económico,

    indigenismo y afroamericanismo

    7. Espacio Eurasiático, Ruso y Balcánico: Antimperialismos, identitarismos y fascismos

    8. Las similitudes entre los pensamientos conservadores

    Capítulo V: Pensamiento periférico y desarrollo de las

    ciencias económico-sociales 1950-1990 1. Introducción

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    2. Las redes intelectuales y la preponderancia de las ciencias económico-sociales

    3. El Asia del Índico: Propuestas para la construcción del estado-nación en un mundo con hegemonía occidental

    4. El pensamiento liberacionista: disciplinas y regiones del mundo 5. El Asia Oriental 6. Eurasia y Europa Oriental: Neo-eurasismo, nacionalismo y

    marxismo

    7. Ciencias económico-sociales en América Latina-Caribe 8. El pensamiento del Medio Oriente y las Regiones Islámicas 9. Pensamiento Sudsahariano: El pan-africanismo y la elaboración

    de discursos alternativos al colonialismo

    10. Neoliberalismo Latinoamericano: Economía y disyuntiva periférica

    11. Conclusión

    Capítulo VI El pensamiento periférico hacia el 2000: temas-

    problemas, principales figuras, conceptos-categorías y

    formulación de la disyuntiva 1. Introducción 2. Pensando sobre el África Sudsahariana 3. Acerca de las ideas en América Latina hacia el 2000 4. En el Subcontinente Indio 5. En las Regiones Islámicas 6. Pensar Eurasia hacia el 2000 7. Polémicas y tendencias en China, Japón y Corea 8. Algunas ideas en el Pacífico 9. Conclusión

    Capítulo VII Conclusiones Generales 1. Pensar la totalidad desde los medioambientes intelectuales de la

    periferia y la búsqueda de puntos de encuentro ¿Cómo y para qué?

    2. Evolución de las redes: Síntesis, crecimientos, evoluciones en su carácter cantidad, relaciones, densidad

    3. Las sensibilidades ¿Cómo se gesta y como se rompe con el pensamiento periférico?

    4. La constitución y evolución de una “conciencia de ser periferia”, teniendo como eje el pensamiento latinoamericano

    5. Evolución o caracterización de la disyuntiva ser-como-el-centro versus ser-nosotros-mismos en épocas y regiones.

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    6. Los principales “motivos” del pensamiento periférico: otro intento de ir hacia los puntos de encuentro

    Epílogo: Propuestas para el pensamiento y la intelectualidad

    de las regiones periféricas 1. Asumir las debilidades y fortalezas del pensamiento de las

    regiones periféricas

    A. Debilidades B. Fortalezas

    2. Las Propuestas para un pensamiento que contribuya a salir de la condición periférica

    Introducción Propuesta 1: Las redes intelectuales: el empoderamiento de las

    profesiones del conocimiento y el protagonismo en el espacio

    mundial

    Propuesta 2: El bien-pensar en-desde las periferias

    Propuesta 3: Pensar el mundo desde las periferias. Una mirada

    planética

    Propuesta 4: El progresismo desde la periferia, para el espacio

    mundial

    Bibliografía

    Índice de notas de erudición Introducción

    1. La disyuntiva periférica se articula con otras 2. Disyuntivas diversas a la periférica 3. Lo que se piensa en la periferia ha sido elaborado en el centro 4. Matices en la disyuntiva

    Capítulo I

    5. Rusia el Imperio Otomano compiten por la imagen 6. Prestar oídos a los discursos de los demás, una fortaleza de las

    intelectualidades periféricas y un peligro

    7. La reacción en el pensamiento usamericano del XVIII 8. Acción concertada por la “imagen-país” 9. No es de erudición

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    10. Ram Mohun Roy y Yamal el din Afgani 11. El medioambiente intelectual de Kolkata: la intelectualidad del centro

    presente en la periferia

    12. Los contactos entre ibero-americanos hacia 1800 13. La figura de Pablo de Olavide y las redes 14. Tempranas redes intelectuales en defensa de los derechos humanos 15. Los idiomas: el saber-poder y la subordinación

    Capítulo II

    16. Constitución de una sociedad civil redificada 17. Ética y estética versus fuerza 18. La amplitud del escenario intelectual ruso 19. Identitarismo y conservadorismo 20. También el terremoto de la Guerra de Crimea 21. Aportes a la humanidad 22. La construcción de una sociedad nacional y de una cultura mundial 23. Salones literarios, librerías, tertulias y asociaciones 24. La Sociedad Unión Americana de Buenos Aires 25. Cambios en la imagen de Francia: el momento del indiferentismo, entre la

    civilización emancipatoria y la invasión colonial

    26. Similitudes entre el proyecto de la Rusia de Pedro y el Egipto de M. Alí 27. Ortodoxia e identidad 28. Regeneracionismo en África, España y América Latina

    Capítulo III

    29. Migrantes en el medioambiente intelectual de Estambul 30. Redes en las periferias de la periferia 31. Importantes personajes que recibieron inspiración fabiana 32. Antecedentes: otomanos y egipcios, panasiatismo y panislamismo 33. Logias filipinas 34. Viajes y contactos de Sun Yat-sen 35. Los viajes de la intelectualidad africana 36. El muy escaso conocimiento recíproco entre las intelectualidades de la

    periferia

    37. La importancia de los intelectuales del centro en la idea de Oriente de los propios orientales hacia 1900

    38. Reformismo religioso, racionalismo, secularización 39. Siri Lanka cambio de nombres y vestuario 40. Proyección temprana del pensamiento de Gandhi en Sudáfrica 41. El “Egipto-centrismo” de los estudios eidéticos sobre el mundo islámico 42. Salafismo y revivalismo 43. La creación del mito de Afgani

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    44. Abdú, Blyden, Douwes-Dekker y Martí 45. Puntos en común de Afgani y Abdú 46. “Renacimientos” diversos a lo ancho del mundo 47. Origen extranjero de numerosas figuras del pensamiento otomano y turco 48. La importancia de Guizot para la obra de Fukuzawa, Sarmiento y Afgani 49. La intelectualidad del centro contribuye a la creación de imágenes

    identitarias

    50. Teorías socialistas y factores autóctonos, en diferentes sentidos 51. Panturanismo y panislamismo 52. La importancia de los intelectuales caribeños para el pensamiento

    africano

    53. El vestuario, las apuestas y el juicio del futuro 54. Religión propia 55. Otros panafricanismos 56. Hacer la historia del pensamiento y la cultura 57. La importancia del ejemplo japonés para numerosos intelectuales del

    mundo periférico

    58. Discusiones sobre el vestuario y la identidad 59. Latinismo y neerlandismo

    Capítulo IV

    60. Algunos miembros de la Asociación de Revolucionarios Asiáticos 61. La Sociedad Gran Asia 62. Organización Demócrata Cristiana de América 63. Kang Yu-wei y Nishida Kitaro 64. El “faraonismo” y la reelaboración del pensamiento identitario en Egipto 65. Negritud y latinoamericanidad 66. Concurso de belleza de la India Bonita 67. Una vez más, acerca de los remezones, terremotos y catástrofes militares

    y los cambios eidéticos

    68. Parentescos y composición geneidética del pensamiento de Marr 69. Los orígenes de la lingüística y la discusión sobre la identidad, en Rusia y

    en la Escuela de Praga

    70. Una vez más la polémica acerca de las especificidades de las escuelas de pensamiento

    71. Trotsky y la integración latinoamericana

    Capítulo V

    72. Bandung y el pan-asiatismo 73. América Latina en la India 74. Antecedentes y redes confluyendo en el FTM

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    75. Sobre la difusión de ideas económico-sociales latinoamericanas en Asia y África

    76. Personas que participaron en la Conferencia Sur-Sur 77. Maestr@s o profesor@s de Jagdish Bhagwati 78. Nyerere y los populistas rusos 79. Nyerere y la educación liberadora de Paulo Freire 80. Panteras Negras de Australia 81. Socialismo y nacionalismo melanesio desde Papúa Nueva Guinea 82. La versión islamizada de la teoría del subdesarrollo periférico 83. Penetración e hibridación de las teorías del desarrollo 84. Ciencias económico-sociales y auto-reflexión 85. Islamismo o identitarismo 86. Marxismo y religión 87. Gilberto Freyre en África

    Capítulo VI

    88. 3 momentos en la inserción de la intelectualidad periférica en las grandes ciudades del centro

    89. ¿Figuras intelectuales con impacto internacional? 90. Amartya Sen y la economía como disciplina de las regiones periféricas 91. El estudio del carácter en cada sociedad periférica 92. Tendencias eidéticas en estado de latencia o hibernación 93. Top 10 Think Tanks en China 94. Algo más todavía sobre la presencias de las intelectualidades periféricas

    en el centro

    95. Deng Xiaoping entre ser como el centro o ser nosotros mismos 96. El carácter doblemente periférico 97. La importancia de los intelectuales del centro en la idea de Oriente de la

    propia intelectualidad oriental hacia el 2000

    Conclusión General

    98. Decadencia y cambio de religión 99. Nociones pre-modernas de la transformación del mundo 100. Descalificaciones recíprocas y heridas 101. Las intelectualidades del centro y su capacidad de mirar la totalidad 102. Redes intelectuales y densidad eidética 103. El grupo impulsor de Bandung 104. La UNCTAD es un foro 105. Militancia Tercermundista de Prebisch 106. Salvador Allende en la UNCTAD 107. Comisión Sur-Sur 108. Robert Mugabe y la necesidad de un Think Tank para el Sur

  • Eduardo Devés-Valdés

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    109. Relativización del “orientalismo” 110. La inversión radical y la disputa por los orígenes de la civilización:

    Occidente debe todo al no-Occidente

    111. Identitarismo y espiritualidad 112. El buen Salvaje tono menor

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    PREFACIO

    Este libro ha tenido la tentación de ser una especie de historia del

    pensamiento de las regiones que se asumen como intelectualmente

    periféricas en los últimos 300 años. Ha tenido la tentación de serlo,

    pero no lo es. Ha debido contentarse, a través de las sucesivas “re-estructuraciones” de que ha sido objeto, con ser la presentación y

    defensa de la hipótesis siguiente: La manera más comprensiva de

    entender el pensamiento emergido en las regiones periféricas,

    durante los últimos siglos - regiones en general sometidas a

    procesos de invasión o colonización- consiste en la disyuntiva ser-

    como-el-centro versus ser-nosotros-mismos. Este problema se lo ha

    planteado la intelectualidad latinoamericana, la africana y la

    asiática, como también la eslava, la balcánica y la ibérica de esta

    época. En consecuencia, ha decidido limitarse a mostrar múltiples

    trazos que contribuyan a probar esta hipótesis, y ya se dirá más sobre el

    alcance pretendido de la hipótesis.

    Este libro pretende, en consecuencia, ser una articulación y superación de mis trabajos anteriores sobre pensamiento

    latinoamericano, africano y asiático y exponer la circulación de las

    ideas tanto como la “aparición espontánea”, en diversas partes del

    mundo, de un mismo tipo de pensamiento, aquel motorizado por la

    “disyuntiva periférica”. Ha debido conformarse con ser la unión de

    trabajos anteriores con amplios agregados acerca de las regiones

    islámicas, del extremo Oriente, el Subcontinente Indio, el mundo euro-

    asiático y eslavo como también remontarse hacia el siglo XIX y e

    incluso, para algunas regiones el siglo XVIII, decidiéndose a ser la

    exposición de la mayor tesis que se haya intentado sobre el

    pensamiento de las regiones periféricas, es decir ha tenido que conformarse con no ser lo que hubiera querido inicialmente ser,

    simplemente una síntesis de trabajos anteriores. Incluso lo poco o

    mucho que se ha aprovechado ha debido recortarse y reformularse, en

    ocasiones, para ajustarse a la arquitectura de este nuevo estudio que ha

    exigido, por variadas razones, entre otras de equilibrio, renunciar a lo

    que habría sido más fácil, sumar mis trabajos sobre el pensamiento

    latinoamericano y sobre el pensamiento sudsahariano y agregar por

    aquí y por allá algunos aditamentos para dar sensación de completud.

    Pero, cómo renunciar a lo mucho que se ha pensado en los últimos

    siglos en el jadismo y más ampliamente en el revivalismo islámico,

    cómo renunciar al panasiatismo y al eurasismo. Y cómo renunciar a

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    vislumbrar siquiera las maneras en que algunas de estas escuelas se van

    asomando al siglo XXI, repitiendo parcialmente las maneras en que la

    intelectualidad periférica ha mirado siempre e intentando, por otra

    parte, emanciparse de una camisa de fuerza que la ha maniatado por

    tanto tiempo.

    Se ha debido aceptar también el comercio con la larga duración, para lo cual se ha dibujado la cancha de juego para el tiro largo y alto,

    donde no haya concesiones al provincianismo ni al epocalismo, sino

    que se trata de superar, desde la partida, las pequeñas manías del

    aldeano vanidoso. Porque si de ser vanidoso se trata pareciera ser mejor

    realizarlo desde una posición que asume las grandes dimensiones del

    mundo y de la historia, puesto que si hay que conformarse con algo es

    mejor conformarse a lo grande que a lo pequeño y a lo generoso que a

    lo mezquino.

    Los objetivos de este libro son dos: el primero consiste en

    caracterizar un tipo de pensamiento que se ha dado en diferentes

    regiones del mundo, especialmente en las colonizadas, a través de la

    modernidad; el segundo, consiste en señalar las limitaciones, posibilidades y caminos de superación para este género de

    pensamiento. Estos dos objetivos se realizan, por otra parte, en un

    tercero que se refiere a la ubicación de puntos de encuentro que

    permitan dialogar y encontrarse a las intelectualidades periféricas

    actuales y, por tanto, que éstas se reconozcan como tales y puedan

    hacer una auto-crítica que las potencie. Estos objetivos se desglosan en

    múltiples objetivos subordinados. Estos tres objetivos se realizan en la

    docencia: ofrecer a estudiantes de las regiones periféricas puntos de

    referencia para ubicarse en un mapa de la cartografía eidética global,

    elaborado precisamente desde las periferias.

    Este es un libro de estudios eidéticos y como tal trata del pensamiento de otras personas y no del propio, sin embargo, y lo digo

    con cierto sentimiento de culpa y pudor, no pude dejar de proponer

    algunas ideas, en la línea de reflexionar sobre las limitaciones y

    posibilidades de pensamiento que me ha ocupado durante tantos años.

    Inspirándome en los trabajos del Leopoldo Zea, en los que trató de

    relacionar las ideas latinoamericanas con las de otras periferias, he

    querido continuar dicha tarea y agregar empiria a lo que el maestro sólo

    alcanzó a insinuar. Esta inspiración maduró al conocer la muy

    sugerente obra del polaco Eugeniusz Górski quien mostró múltiples

    similitudes entre el pensamiento de América Latina y el de Europa del

    Este. Decía Górski: “utilizamos el adjetivo periférico en sentido

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    descriptivo y no valorativo, enfatizando el significado profundo del

    pensamiento filosófico de la periferia y especialmente el esfuerzo por

    pensar precisamente desde el punto de vista de la periferia (1994, 10) y,

    poco más adelante, acotaba “en términos generales, la historia de la

    filosofía hispanoamericana es similar a la de Europa-Oriental” (1984,

    23). Lo demás fue ir universalizando el proyecto, definiendo los marcos teóricos específicos y sobre todo ir avanzando en la empiria inmensa y

    tantas veces desalentadora.

    Se quiere, en primer lugar mostrar que las intelectualidades

    latinoamericanas, asiáticas y africanas, e incluso de regiones semi-

    periféricas, en los últimos siglos, han pensado de manera muy similar y

    que esa distinción entre occidentales y orientales o entre animistas y

    cristianos, para este efecto es casi irrelevante. Se quiere mostrar, más

    allá de eso, que aparece una “sensibilidad periférica” y un

    “pensamiento periférico”, que compromete a estas intelectualidades por

    sobre las diferencias tradicionales que se han establecido.

    Se quiere explicar cómo aparece y cómo se desarrolla esta

    sensibilidad y discutir la primera aproximación superficial que cree que se trata de un fenómeno que tiene que ver con la postmodernidad o, en

    el mejor de los casos, se trata de una consecuencia del colonialismo

    propiamente tal. No es así, aunque éste la facilitó. Dicha sensibilidad

    probablemente surgió en América (Perú o México), Rusia y en España

    y se expresó poco más tarde durante el siglo XVIII, y las dos últimas no

    fueron regiones colonizadas. Por cierto, la expansión europea y luego la

    expansión colonial permitieron que muchos pueblos vieran y sintieran

    la potencia de la Europa Occidental, que sintieran la radical

    relativización de su espontánea noción de ser ombligo del mundo, pero

    ello tampoco bastó. Era necesaria también la madurez de una

    intelectualidad, para que pudiera generarse esta sensibilidad y este pensamiento. África y América Latina y el Caribe conocieron la

    expansión europea ya en el siglo XV y a inicios del XVI, pero

    únicamente a fines del XVIII y sobre todo en el XIX se incorporaron

    masivamente al grupo de quienes poseían la sensibilidad y el

    pensamiento periférico. Fue para ello necesario cierto nivel o cierta

    densidad. Fue necesario que la intelectualidad fuera capaz de ver más

    allá de su región poseer una mentalidad más o menos secularizada (es

    decir, que no explique los acontecimientos por fuerzas sobrenaturales o

    mágicas) y sobre todo abandonar esa idea que la propia cultura era

    completamente sagrada y se hallaba ubicada en el ombligo del mundo.

    Sea como fuere, el problema de la identidad y de la referencia al centro,

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    es clave para las intelectualidades periféricas desde comienzos del siglo

    XVIII y algo antes, no siendo en ningún caso un problema o una moda

    de las últimas décadas como piensa la intelectualidad del centro, porque

    a ella se le ha transformado en un problema, sólo en este momento. A

    las intelectualidades del centro esto se les ha hecho un problema, sobre

    todo al interior de sus propias sociedades, por la inmensa presencia de la inmigración. Para las intelectualidades periféricas fue y es

    principalmente un asunto, si se quiere, de relaciones internacionales o,

    mejor, de ubicación y de sentido en el espacio global.

    Por ejemplo, Burhan Ghaliou (2001) afirma respecto de las

    sociedades musulmanas que, en éstas, hasta inicios del siglo XIX, la

    religión dominaba completamente. Sin hablar de la vida espiritual y

    religiosa en sentido estricto, del Islam dependía la constitución de todos

    los elementos necesarios a la organización social: los cuadros

    institucionales, los conceptos y los valores. A la cabeza de la institución

    religiosa, los ulemas constituían el componente principal de la elite

    política. Y mientras estos se ocupaban de la formalización del cuerpo

    del Estado en los campos que forman la estructura de un Estado -la gestión de lo sagrado, la enseñanza, la educación y la jurisprudencia-,

    los jeques de las órdenes místicas, verdadero Estado dentro del Estado,

    imperaban sobre extensas redes subterráneas, llegando hasta lo más

    profundo del espíritu de estas sociedades. Todo el edificio social, tanto

    en sus fundamentos morales como en sus instituciones, descansaba en

    la religión o se empapaba de su atmósfera. Pero entonces llega la hora

    de la verdad: tomado al asalto por la modernidad, este edificio secular,

    agotado y congelado, ni siquiera tendrá tiempo de renovarse. Desde

    finales del siglo XVIII empezará a crujir bajo el doble choque con la

    expansión económica del capitalismo competitivo y con la expansión

    político-militar de la Europa conquistadora. Abocarse a todo esto remite a otro problema. Mirando y mirando

    comienzan a advertirse los contornos de una intelectualidad periférica,

    que va identificándose a sí misma y generando cierta vaga solidaridad.

    Esta intelectualidad (que carece de esencia, pues no está marcada por

    algún sello de carácter permanente o radicalmente distintivo, que no

    proviene de regiones completamente determinadas, de idiomas ni de

    épocas y que no posee tampoco una misión en el devenir de ningún

    espíritu absoluto) toma alguna conciencia de sí y estudiarla es de la

    máxima relevancia.

    Las redes de las que se ocupa este libro son de personas que se

    preguntan por la realidad de sus pueblos en el mundo y por el destino

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    de estos. Se trata principalmente de personas productoras de ideas

    como interpretaciones y propuestas para sus realidades y no sólo de

    información, como conocimiento empírico acerca de éstas. El

    pensamiento periférico emerge y expresa una preocupación por el

    destino de individuos y sociedades y no se desenvuelve en los ámbitos

    del quehacer científico estricto, sino en aquellos que tratan de conectar el conocimiento con la construcción de proyectos.

    Proponerse estos problemas de investigación, que vengo

    señalando, significa haberse emancipado del paradigma nacional que

    ahoga en muchas oportunidades a la propia intelectualidad de las

    regiones periféricas. La pregunta ha sido ¿cómo funcionan las ideas?

    ¿Cómo funcionan las ideas en sus dinámicas internas, en tanto

    sistemas-de-ideas, cómo se desenvuelven, mutan, se cruzan,

    evolucionan y se multiplican y, en sus dinámicas externas, cómo

    circulan y se disputan los espacios? La pregunta sobre el

    funcionamiento de las ideas adquiere toda su fuerza en la medida que se

    va asumiendo que los seres humanos están, cada vez más, regidos por

    ideas y no por instintos. Esto no lo digo en el sentido idealista, imaginando que los seres humanos seríamos espíritus bien

    intencionados ni mucho menos que nuestros comportamientos estarían

    guiados por fuerzas providenciales que nos conducen hacia algún final

    feliz, sino en otro sentido más prosaico y simple: estamos mediados por

    ideologías, discursos, visiones del mundo, paradigmas, religiones y

    pautas culturales, y si asumimos ese “pan-eidetismo” entenderemos que

    ingenier@s, predicador@s, investigador@s, filosof@s, polític@s y

    otros tantos gremios son productores de ideas. Para decirlo más fuerte:

    los intereses, las acciones, los consensos, los proyecto y las decisiones

    de los seres humanos no pueden entenderse sin las cosmovisiones, las

    ilusiones, las fantasías y placebos que, a su vez, no pueden entenderse, formularse, vehiculizarse y transmitirse sino como ideas. Ello no quiere

    decir que las disputas se limiten a las ideas, también están los puño y

    los cañones, entre otras formas, pero generalmente los intereses no se

    asumen instintivamente sino a través de corpus de ideas. En este

    sentido el estudio de las ideas es la clave para el estudio del

    movimiento global de todo (o casi todo) lo que no es idea: personas,

    mercancías, capitales y otras cosas.

    La arquitectura de este libro debió compatibilizar muchas cosas.

    El libro debía ser suficientemente comprensivo, abarcador, para poder

    probar una tesis y para permitir la comparación entre diversas regiones

    en un período suficientemente extenso, pero a la vez tenía que ser

  • Eduardo Devés-Valdés

    17

    suficientemente breve para no transformarse en una enciclopedia.

    Debía aprovechar ampliamente la información existente en la web, a la

    vez que debía subirse a la web una cantidad de información que

    aligerara el libro, y con este objetivo se diseñó Atlas del Pensamiento

    (www.umbral.uprrp).Debían lograrse niveles de erudición suficientes,

    sin intentar hacerse especialista en lenguas ni caer en la tentación de usar palabras ni menos signos fonéticos u ortográficos que l@s

    lector@s nunca podrían entender. En cierto sentido la arquitectura fue

    una cuestión de equilibrios pero sería simplificador decir que se trata de

    un trabajo equilibrado.

    ¿Cómo leer este libro? La Introducción General presenta una

    visión resumida. El cuerpo del trabajo está constituido 6 capítulos que

    pretenden cubrir 3 siglos de historia, dando cuenta de los

    medioambientes intelectuales de las periferias. Cada capítulo cubre los

    6 o 7 medioambientes geoculturales que se han constituido en

    ecosistemas eidéticos periféricos. Estos ecosistemas son presentados a

    través numerosos acápites, cada uno de los cuales se inicia con unas

    líneas en negrita, donde se enuncia la tesis que se desarrollará. Los capítulos se cierran con una Conclusión General, donde se sintetizan

    los puntos de encuentro que permiten reconocerse y dialogar a las

    intelectualidades de las periferias: redes, sensibilidad, conciencia,

    evolución de la disyuntiva periférica y los motivos más importantes del

    pensamiento de estas regiones. El libro casi se cierra con un Epílogo

    medio filosófico, medio ensayístico y medio historiográfico, que se

    ocupa de evaluar este pensamiento, apuntando al objetivo del bien-

    pensar. Al final se incorpora una Bibliografía de los textos citados y un

    Anexo con algunas cartografías eidéticas. Además, se incorporan a lo

    largo del libro, alrededor de 100 notas de erudición, donde se amplían

    informaciones, se muestran articulaciones entre autor@s y regiones y se sugieren pistas de investigación. Estas notas son relativamente

    extensas y creo que serán de mucho interés y diversión para quienes se

    ocupan profesional y eruditamente en estos asuntos. No tienen, sin

    embargo, mucha relevancia para quienes quieren captar simplemente la

    médula del planteamiento.

    Este trabajo ha sido pensado, en primer lugar, como un texto para

    la docencia. Un texto que permita a l@s estudiantes, particularmente de

    las regiones periféricas, conocer como se ha pensado en otras regiones

    del Sur, cómo han circulado horizontalmente las ideas entre su región y

    las otras, cómo ubicar puntos de encuentro para dialogar con las

    intelectualidades de las otras regiones periféricas y, en este marco,

    http://www.umbral.uprrp/

  • Pensamiento Periférico

    18

    asumir igualmente las relativas especificidades. La superación del

    provincianismo intelectual ha sido un leitmotiv de los más persistentes

    del volumen. Sabemos que las intelectualidades periféricas se

    desconocen recíprocamente y creen que son específicos algunos

    elementos que se expanden por casi todo el globo en la época moderna.

    Superar estos provincianismos posibilita pensar la periferia como totalidad.

    ¿Es necesario leer el libro de manera completa? Si usted ya ha

    leído el Índice y este Prefacio, posee una primera idea del sentido de la

    investigación, aunque poco y nada del contenido. Si lee la

    Introducción General, tendrá una visión muy resumida, aunque

    bastante completa, del conjunto del trabajo, con un mínimo acopio de

    pruebas, pero con la estructura, las hipótesis, los conceptos, y casi todo

    lo necesario para manejar las ideas claves. No es una introducción

    breve, pues intenta presentar sintecatimente gran parte del libro. Si

    usted es o quiere ser un@ especialista en estudios eidéticos no podrá

    conformarse con mucho menos que leer, además de lo señalado, gran

    parte de los capítulos de contenido y la síntesis final. Éstos le aportarán un mapa del pensamiento mundial, mirado desde las regiones

    periféricas, en los últimos 2 y casi 3 siglos. Por decirlo de algún modo,

    será como un mapa del mundo antes y después del viaje de Sebastián El

    Cano. Conocerá casi todo el mundo pero sólo por las costas. Si usted se

    pretende una persona erudita o en vías de serlo, de aquellas que

    manejan sobre 3000 autor@s (es decir, que en su disco duro ha

    almacenado algo de información sobre las biografías y las obras de

    unas 3000 personas que algo pensaron) entonces, las muchas notas y las

    pocas cartografías que se incluyen le serán muy útiles y quizás hasta

    algunas lleguen a deleitarle. Será como adentrarse por los caminos, por

    los ríos y también por los más escabrosos territorios de los continentes del pensamiento. En las notas y cartografías, además encontrará una

    serie de categorías y principios metodológicos que están apenas

    enunciados en la Introducción General y que algo se ponen en juego

    en los capítulos, pero que sobre todo se trabajan y explotan en las notas

    y en algunas de las cartografías anexas. Éstas deben ser observadas con

    paciencia. Algunas son simples, pues se refieren a pequeños territorios,

    indicando apenas unos pocos puntos (entiendo por “punto” una

    persona, una institución o una escuela de pensamiento), otras

    sobrepasan los 50 puntos. Me ha sido muy difícil diseñar las

    cartografías. Hoy los mapas del mundo parecen casi obvios con sus

    puntos cardinales, escalas, paralelos y meridianos, pero a quienes

  • Eduardo Devés-Valdés

    19

    conocen los alrevesados mapas del siglo XV les será claro cuánto costó

    construirlos conceptualmente, fuera de la información necesaria para

    llenarlos. Concebir estas cartografías eidéticas ha sido todo un proceso.

    Particularmente difícil ha sido incorporarles la variable tiempo, que

    aquí es algo clave. Por último, si usted se encuentra en la categoría de

    persona obsesiva podrá profundizar en casi todos los nombres propios, las escuelas de pensamiento, las instituciones y en las relaciones entre

    unas y otras adentrándose en el Atlas del Pensamiento y en los

    innumerables links que irá encontrando, si le queda vida para hacerlo.

    ¿Por qué hacer este libro? Por dos razones: la primera, por

    llegar donde otr@ no ha llegado; la segunda, con el fin de aportar algo

    para que algunas sociedades puedan emanciparse de la condición

    periférica.

    Entiendo que los libros se leen de maneras diferentes, de acuerdo

    a condiciones, intereses o perspectivas de quienes lo hacen. Quisiera

    que al leer éste se tuviera en cuenta también que se ha querido entregar

    elementos para facilitar un diálogo ente las diversas regiones

    periféricas, que haga más factible la creación y potenciación de redes intelectuales, a través de las cuales circulen más fluidamente las ideas y

    que a la vez permitan mejor el empoderamiento de las intelec-

    tualidades, para decir su voz en el espacio global. Se ha tratado de

    sentar algunas condiciones para que las intelectualidades periféricas

    puedas conversar acerca de si mismas y del destino de sus pueblos,

    puedan unas aprovechar también lo que otras han producido y, sobre

    todo, puedan asumirse como partes de un todo.

    Se ha pretendido elaborar un discurso más generoso que permita

    incluir más que descalificar, colaborar más que competir, capitalizar

    más que desperdiciar, construir más que criticar, renovar y favorecer la

    confluencia de líneas de pensamiento que se han ido agotando quizás, pero que representaron momentos históricos importantes y que las

    intelectualidades del mundo periférico pueden recordar y capitalizar

    para pensar mejor.

    Dicho de otra manera, se ha querido elaborar un discurso que

    tenga, en cierto sentido, un carácter de “mínimo común”, que permita

    remitir (no reducir) los discursos de las distintas periferias a un terreno

    común y que, en consecuencia, porque se escucha más a otros, sea un

    aporte que permita expresarse mejor a la intelectualidad de las

    periferias y que permita generar una acción (colaboración) común, para

    superar la condición de periferia, hacia un mundo donde el poder se

    encuentre más diseminado y por tanto se vaya destruyendo a sí mismo.

  • Pensamiento Periférico

    20

    Los agradecimientos de este libro se identifican prácticamente con

    mi vida en las últimas décadas: personas queridas, colegas e

    instituciones de investigación, docencia y financiamiento. No voy a

    mencionar personas sino apenas a las instituciones de investigación y

    docencia que han permitido esta obra. Es mi obligación mencionar en el

    lugar más importante a la Universidad de Santiago de Chile, a FONDEYT-Chile y a la Biblioteca Nacional de Chile. En casi todos los

    lugares que cito a continuación, buenas amistades me han invitado,

    recibido o facilitado el trabajo: Biblioteca Nacional del Perú; Centro de

    Estudios Africanos, Malher, U. Paris I (Francia); Centro de Estudios

    Afro-Asiáticos, U. Cándido Mendes, Río de Janeiro (Brasil); Centro de

    Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, San Juan de Puerto

    Rico; CODESRIA, Dakar (Senegal); IDEP, Dakar (Senegal); El

    Colegio de México; Comisión Económica para América Latina y el

    Caribe CEPAL, Santiago (Chile); Instituto de Altos Estudios de

    América Latina, U. Paris III, (Francia); Instituto Superior de Filosofía,

    U. de Lovaina (Bélgica); Instituto Superior de Ciencias del Trabajo y

    de la Empresa, Sección África, Lisboa (Portugal); Instituto de Cooperación Iberoamericana, Madrid (España); Instituto de Estudios

    Latinoamericanos, Berlín (Alemania); Instituto de Estudios

    Latinoamericanos, Academia de Ciencias de la URSS, Moscú (Rusia);

    Biblioteca del Congreso, Washington D.C. (USA); Museo Jawaharlal

    Nehru, Nueva Delhi, (India); U. Autónoma del Estado de México; U.

    Autónoma de Madrid (España); U. de Buenos Aires (Argentina); U.

    Católica del Paraguay; U. Central de Venezuela; U. de Costa Rica; U.

    Cheikh Anta Diop (Senegal); U. del Estado de Sao Paulo, Franca

    (Brasil); U. Federal Río Grande do Sul, Porto Alegre (Brasil); U.

    Federal Fluminense, Niteroi (Brasil); U. de las Palmas de la Gran

    Canaria (España); U. de Lovaina (Bélgica); U. Mayor de San Andrés, La Paz (Bolivia); U. Nacional Autónoma de México; U. Nacional, en

    Heredia y en Brunca, (Costa Rica); U. Nacional Autónoma de

    Nicaragua, Managua; U. Nacional de Cuyo (Argentina); U. Nacional

    del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Argentina); U. Nacional

    del Mar del Plata (Argentina); U. de Puerto Rico en Río Piedras; U. de

    Puerto Rico en Arecibo; U. Jawaharlal Nehru, Nueva Delhi, (India); U.

    de Santo Domingo (República Dominicana); U. de Sao Paulo (Brasil);

    U. de Talca (Chile); U. de Tel Aviv (Israel); U. UNISINOS, Sao

    Leopoldo (Brasil); U. de Valencia (España); U. West Indies, Puerto

    España (Trinidad-Tobago).

  • Eduardo Devés-Valdés

    21

    INTRODUCCIÓN GENERAL

    1. Presentación

    Los estudios eidéticos se han ido ampliando y renovando por

    todas partes y también en América Latina. Una de las cuestiones más

    importantes ha sido la capacidad para englobar toda la realidad como

    objeto de estudio, yendo mucho más allá de las fronteras de su

    inspiración inicial, que consistía en estudiar las ideas entendidas sólo

    como ideas filosóficas. Esta mirada “pan-eidética”, se aventura a

    construir versiones nacionales, continentales o mundiales teniendo

    como ejes las ideas, sin aspirar por otra parte a una suerte de

    exclusividad o monopolio, que impediría mirar la realidad desde otras dimensiones. Una perspectiva englobante podría tenerse también a

    partir de la realidad económica o de las comunicaciones, entre otras

    posibilidades.

    En cierto sentido, si puede decirse así, este planteamiento hereda

    los aportes de Leopoldo Zea y Raúl Prebisch, en su aspiración explícita

    por entender el funcionamiento del mundo y de la historia,

    comprendiéndolos globalmente desde América Latina Caribe y desde

    las regiones periféricas, en el seno de una red de relaciones

    intelectuales y sociales que quieren avanzar en la constitución de una

    intelectualidad global, que realmente tenga también como agentes a las

    intelectualidades periféricas. Pero ¿cómo pensar con ellos, sin querer

    simultáneamente ir más allá? Heredero del “tercermundismo” este proyecto intelectual se imagina luego del fracaso de dicha fórmula, sin

    pretender desligarse, por otra parte, de sus legados. En otras palabras,

    se trata de pensar planéticamente la totalidad de las periferias, pensar la

    condición periférica para dejar de ser periferia.

    Ya se ha señalado, los objetivos son dos: el primero consiste en

    caracterizar un tipo de pensamiento que se ha dado en regiones auto-

    asumidas como periferias del mundo, a través de la modernidad; el

    segundo, consiste en señalar las limitaciones, posibilidades y caminos

    de superación para este tipo de pensamiento. Estos dos objetivos se

    realizan, por otra parte, en un tercero que se refiere a la ubicación de

    “puntos de encuentro”, que permitan dialogar y encontrarse a las intelectualidades periféricas actuales y, en consecuencia, que éstas se

    reconozcan como tales y puedan hacer una auto-crítica que las

    file:///F:/Corrector.docfile:///F:/Corrector.doc

  • Pensamiento Periférico

    22

    potencie. Estos objetivos se desglosan en múltiples objetivos

    subordinados.

    El primer gran objetivo se desglosa en 3 partes:

    1. Determinar y exponer las principales tendencias en el seno de las cuales emergió y se constituyó este género de pensamiento,

    intentando elaborar una tipología, con sus períodos e hitos clave en lo que se puede llamar un proceso de “maduración”, intentando

    decir algo respecto de las razones que confluyeron en los cambios;

    2. Determinar los “motivos periféricos” más importantes y señalar que autor@s los han puesto en relieve;

    3. Determinar cuáles han sido las instancias en las cuales se han producido los encuentros y contactos entre las intelectualidades

    periféricas y que han servido para la circulación de las ideas.

    El segundo gran objetivo se desglosa en 2 partes:

    1. Determinar las limitaciones o debilidades más importantes que se han manifestado en la historia del pensamiento periférico;

    2. Determinar las fortalezas y posibilidades de superación de dicho pensamiento en la perspectiva de avanzar hacia la superación de la condición periférica.

    El tercero, relativo a los puntos de encuentro, apunta a las redes

    intelectuales, al desarrollo de cierta conciencia común, a los “motivos”

    reiterados en el pensamiento periférico, a hacer la crítica-auto-crítica de

    este pensamiento y a buscar los andares por donde las intelectualidades

    van haciendo sus caminos.

    Ahora bien, la amplitud de los objetivos no debe llevar a imaginar

    este trabajo como una historia universal de las ideas en los últimos

    siglos, sino únicamente como el recorrido a través de suficientes

    momentos, en cada medioambiente intelectual de las regiones

    periféricas, para allegar suficiente información que avale las hipótesis propuestas.

    Las hipótesis más importantes que se presentarán y defenderán a

    lo largo del trabajo son las siguientes:

    1. La manera más comprensiva de entender el pensamiento producido durante los últimos siglos en las regiones periféricas,

    muchas veces (aunque no siempre) sometidas a procesos de

    invasión o colonización, se formula sobre la base de la disyuntiva

    ser-como-el-centro versus ser-nosotros-mismos.

    2. Esta disyuntiva sirve de dadora de sentido a varias otras que se articulan a ésta, de modos diferentes y complejos, y que incluso en

  • Eduardo Devés-Valdés

    23

    ocasiones la opacan o la desplazan1.

    3. Esta disyuntiva aparece, muchas veces, por generación espontánea en el seno de intelectualidades de dichas regiones, luego de haber

    sufrido el impacto del centro.

    2. Planteamiento del problema: Hacia una definición de la disyuntiva que constituye al pensamiento periférico.

    Se trata de elaborar una teoría general del pensamiento de las

    regiones periféricas (de las intelectualidades auto-asumidas como periféricas) en los últimos siglos. Correlativamente una teoría sobre el

    pensamiento periférico remite a una interpretación (y a una teoría)

    sobre las regiones periféricas y sobre la historia global o, al menos,

    echa sobre los hombros la necesidad de entender el desenvolvimiento

    de la historia global de la modernidad, pues la condición periférica es

    una de las caras de la modernidad. En ese sentido, al menos, se trata de

    hacerse cargo de la periferia del mundo, que es gran parte del mundo.

    Se entiende por pensamiento periférico aquel que cumple con las

    siguientes condiciones:

    a. Se articula al interior de una sociedad por relación a –teniendo como punto de referencia- la forma de existencia de otra sociedad, coetánea y no pretérita, intentando imitarla o bien diferenciarse el

    ella;

    b. Se constituye a partir de una tensión básica entre la propuesta imitativa de ser-como-el-centro y la identitaria diferenciadora ser-

    nosotros-mismos. La primera consiste en plantear la necesidad de

    1 La disyuntiva periférica se articula con otras

    La disyuntiva periférica se articula entre otras con las siguientes:

    colonialismo/independencia, imperialismo/independencia, negro/blanco, pobre/rico,

    explotador/explotado, machismo o patriarcalismo /emancipación femenina,

    campo/ciudad, industria/agricultura, desarrollo/subdesarrollo, desarrollo /dependencia,

    dependencia/liberación, civilización/barbarie, progreso/atraso, democracia /dictadura,

    obrero/capitalista. Ello se percibe más claramente en disyuntivas como las siguientes:

    urbano/ campesino, catolicismo /masonería, catolicismo /protestantismo, socialismo

    /liberalismo, proteccionismo/ librecambismo, religión/ libre-pensamiento. Hay otras que

    son casi sinónimas de la disyuntiva periférica: extranjerismo/ nacionalismo, afrancesados/

    nacionales, alienación /autenticidad, occidentalismo/ autoctonismo, moderno/

    tradicional, pero conllevan una mirada despectiva respecto de una de las partes, según

    sean las preferencias de quienes las han propuesto.

  • Pensamiento Periférico

    24

    mejoramiento de la propia sociedad a través de la fórmula de

    alcanzar-imitar y capitalizar los aportes de la sociedad modelo,

    por medio de la ciencia y la tecnología, abriéndose a los avances

    de ésta y tratando de romper con las formas de vida autóctonas; y

    la propuesta diferenciadora, que afirma la necesidad de

    profundizar en la propia identidad y buscar fórmulas que se inspiren en ésta, sea para defenderse de los embates y/o sea para

    superar las limitaciones del centro;

    c. Apunta a la interpretación y transformación “estructural” de una forma de existencia o sociedad;

    d. Aparece en la época moderna, más precisamente durante el siglo XVIII, aunque tenga proto-manifestaciones y por cierto

    antecedentes varios;

    e. Se articula sobre la base de una serie de “motivos”, que se ordenan según los polos: ser como el centro o bien ser nosotros

    mismos.

    Este trabajo es una exposición de la constitución y desarrollo de

    este género de pensamiento, en función de mostrar conexiones y paralelos que permitan, a su vez, mostrar la existencia de redes y

    circulación de las ideas, prioritariamente entre las regiones del Sur. La

    disyuntiva del pensamiento periférico: ser-como-el-centro versus ser-

    nosotros-mismos es la clave para entender dicho pensamiento. Esta

    disyuntiva expresa la polaridad básica en la cual se juega el

    pensamiento de las regiones periféricas a partir del siglo XVIII, aunque

    existan algunos antecedentes. Esta formulación tiene una pretensión

    comprensiva respecto a otras formulaciones que se han empleado para

    entender estos pensamientos. Comprensiva quiere decir tres cosas:

    a. Que es la más frecuente a nivel de las ideas, más frecuente que otras como la oposición entre unitarismo político y federalismo, entre economía más planificada o menos; entre posiciones más

    libertarias o más estatalistas, entre posiciones proteccionistas o

    librecambistas, entre propuestas culturales más laicas o más

    religiosas, etc., disyuntivas que además no tienen una

    especificidad periférica.

    b. Que otorga sentido a otras disyuntivas eidéticas en las cuales subyace sin mostrarse explícitamente;

    c. Que es necesaria, es decir que aparece en todas las regiones periféricas, una vez que aparece una intelectualidad distinta de la

    tradicional, que se entendía como ubicada en el ombligo del

    mundo. Esta “nueva” intelectualidad, capaz de mirar más allá de

  • Eduardo Devés-Valdés

    25

    su propia cultura-sociedad, se despierta con una sorpresa o

    perplejidad respecto de lo que es el centro: el poder, la belleza, la

    diferencia de sus producciones. Esta sorpresa, perplejidad o

    estupefacción, que normalmente cristaliza en algo así como un

    sentimiento (más que complejo) de inferioridad, resulta en dos

    reacciones: fascinación o rechazo, cada una de las cuales se expresa conceptualmente: la fascinación como la apuesta a que es

    posible y deseable ser como el centro; la de rechazo, como que es

    imposible e indeseable ser como el centro.

    La primera: ser-como-el-centro, la propuesta centralitaria, se

    asume como una tarea de imitación, que es casi siempre de

    occidentalización. Pretende adaptarse al espíritu de los tiempos o

    “ponerse al día”; apunta a superar las diferencias que entiende como

    negatividades y por ello se realiza como negación de la cultura

    indígena-campesina-popular; exalta en cambio la ciencia y la

    tecnología; frecuentemente propone abrirse a la cultura y a la gente del

    centro (no necesariamente a sus capitales ni menos a sus invasiones

    armadas) para recibir inspiración desde allí; es casi siempre una propuesta “modernizadora”, que apunta a asumir los adelantos del

    centro, particularmente su capacidad científico-tecnológica, aunque

    existen algunas excepciones en intelectuales que aspiran a ser-como-el-

    centro, pero no en la dimensión tecnológica sino como asimilación o

    imitación espiritual o cultural. Ejemplo de esto último es el yoruba

    Samuel Crowther, a mediados del siglo XIX, quien postulaba la

    necesidad de asumir cultura y religión anglicano-victoriana, sin hacer

    alusiones a la tecnología, al vapor o al ferrocarril, ni tampoco a la

    ciencia o a la democracia. Algo parecido ocurre con los hispanistas o

    iberistas como el José Vasconcelos y el José de la Riva Agüero

    maduros y los no tan viejos Carlos Ibarguren y Plinio Salgado, de los años 1930s y 1940s en América Latina, que reivindicaban la

    recuperación de lo ibérico, lo medieval y lo católico.

    La segunda propuesta: ser-nosotros-mismos, es la “identitaria”.

    Asume la diferencia, queriendo profundizar en los elementos que

    conforman dicha diferencia, potenciando algunas fuerzas allí presentes

    que deberán realizarse en el futuro; exalta la cultura y particularmente

    la cultura de quienes han asimilado menos del centro, que permanecen

    incontaminad@s; propicia, en consecuencia, más bien cerrarse ante

    unas influencias que concibe como sospechosas sino francamente

    peligrosas o perniciosas; no se piensa como adaptación al mundo y si lo

    hace ello deber ser precisamente desde la diferencia y desde la

  • Pensamiento Periférico

    26

    posibilidad de aportar lo que el centro no posee.

    Aquello que las constituye a ambas como propuestas del

    pensamiento “periférico” es que son incomprensibles sin la referencia

    al “centro”. Esta novedad, descoloca, trastorna o deja obsoletas las

    antiguas oposiciones que manejaban las intelligentsias tradicionales:

    creyentes versus cafires, nosotros-ombligo-del-mundo versus los otros, humanos cabales y civilizados versus bárbaros, elegidos-de-los-dioses

    versus no-elegidos. En este sentido, la disyuntiva periférica,

    centralitarismo versus identitarismo, se conecta, pero no se identifica,

    con disyuntivas como aquella entre universalismo y particularismo o

    aquella otra entre racionalismo (ilustración) y romanticismo. La

    disyuntiva periférica representa, de algún modo, esas oposiciones, pero

    no se reduce a ellas, y no se reduce precisamente porque adquiere su

    sentido sólo por su referencia al centro: el “universalismo” periférico

    no está referido a algún modelo abstracto o utópico, sino al (o a los)

    modelo(s) del centro, y el particularismo periférico se define

    normalmente como diferencia respecto del (o de los) patrón(es) del

    centro. Para entender esto, no debe pensarse en una suerte de centro esencial, eterno e inmutable, sino en la imagen de un centro en el

    imaginario de las intelectualidades, que se perciben o asumen a sí

    mismas -por sensibilidad y pensamiento- como periféricas.

    La disyuntiva periférica no es una discusión en la que tercian sólo

    integrantes de las intelectualidades nativas. Frecuentemente, aparecen

    voces e intelectuales procedentes de las potencias centrales que juegan

    un papel en dicha discusión, sea como participantes materiales o como

    referentes. Esto tiene mucho que ver con el discurso del centro sobre la

    periferia.

    Por otra parte, no toda la intelectualidad nativa inmediatamente

    asume la disyuntiva periférica. Se trata de un proceso largo, que demora décadas y hasta siglos. Existe una parte que ha asumido la

    expansión europea, la que está consciente de este fenómeno y actuando

    en consecuencia y en el seno de la cual se genera la disyuntiva ser

    como el centro versus ser nosotros mismos. La otra, la que sigue

    cerrada a la existencia del centro, continúa pensando exclusivamente en

    los términos de su sociedad, sin asumir, ni reaccionar frente a la

    presencia del centro. Probablemente el caso más denunciado por una

    intelectualidad deseosa de renovación, es la universidad Al-Azhar en el

    Cairo, supuesto reducto de quienes no se querían enterar del nuevo

    mundo en que vivían.

    La concepción del mundo como un sistema en que ya no se es el

  • Eduardo Devés-Valdés

    27

    ombligo, sino una de las partes, e incluso una de las pequeñas partes, de

    la periferia, es clave en este cambio de sensibilidad. En ello consiste,

    por así decir, la modernidad de la periferia. Se trata de haber asumido la

    condición periférica, la “periferalidad”, cosa que no tiene que responder

    a una periferalidad económico-política-militar (o “real”), sino que basta

    con la convicción (subjetiva) de la intelectualidad. Ser modernos es haber pasado a ser parte de la periferia, es concebir la modernidad

    como periferalidad. Este cambio de perspectiva ha venido casi siempre

    acompañado de la capacidad de manejar, además de la materna, una

    lengua occidental u otra no occidental, pero que permite un acceso más

    directo a la cultura del centro (el caso del idioma japonés para los

    chinos y el caso del idioma ruso para los tártaros hacia 1900). Cierto es

    que la asunción de esta condición se encuentra asociada, en muchas

    oportunidades, a cierta “laicización” o “adopción de un pensamiento

    racional”, etc., pero ello es parcial, como también lo es en el centro, por

    otra parte. Sin embargo, la adopción del pensamiento racional no tiene

    que manifestarse en todas las dimensiones de la vida o de la sociedad.

    Ya sabemos que basta con ciertos grados de comportamientos “modernos” para manejarse en la modernidad y que es posible

    mantener amplios ámbitos en la vida de las personas insertas en la

    modernidad, en que la mentalidad mágica sigue vigente. La condición

    moderna puede coexistir con la pertenencia a un mundo “mágico”, en el

    sentido que puede concebirse la condición periférica como un castigo

    divino, por faltas cometidas, y por tanto la lucha contra la condición

    periférica será, a la vez, la lucha por reivindicarse frente a esa divinidad

    vengativa.

    Esta interpretación del pensamiento periférico como tensión entre

    centralitarismo versus identitarismo, puede leerse como una herencia

    estructuralista y en verdad la búsqueda de una oposición básica que dé cuenta de una porción tan grande del pensamiento puede apuntar en ese

    sentido. Pero si ha de tomarse así, asúmase sólo de modo light. No se

    trata en ningún caso de un estructuralismo duro, que pretendería dar

    cuenta de la cabalidad del pensamiento generado en las regiones

    periféricas, sino sólo del asunto predominante o más inclusivo. Por otra

    parte, la teoría que intenta explicar el funcionamiento de pensamiento

    periférico tiene algún parecido con la teoría de la gravitación universal.

    Explica la existencia de dos movimientos de signo opuesto que se

    constituyen en tensión y en equilibrio. Es parecida a la teoría que

    explica por qué una manzana cae y un globo se eleva y por qué la luna

    y los antípodas no se “caen”.

  • Pensamiento Periférico

    28

    3. Cuestiones relativas a los estudios eidéticos (de las ideas)

    El desarrollo de los estudios eidéticos exige la formulación de un

    conjunto de conceptos y distinciones para entender adecuadamente la

    tesis que se postula en este trabajo. La definición de “pensamiento

    periférico”, de “centralitarismo” (distinguiéndolo de “centralismo”), de

    “identitarismo” (distinguiéndolo de “tradicionalismo” y particularmente

    de “nacionalismo”, máxime cuando un concepto tan clave como éste, y

    que aparecerá tantas veces a lo largo de estas páginas, ha sido de tal

    manera inflado en las últimas décadas, confundiéndose con múltiples

    expresiones con las cuales se emparienta, pero que no son sinónimas),

    son cuestiones decisivas, pero no sólo ello. Asuntos como las mutaciones en los sistemas eidéticos, sus cruzamientos y sus relaciones

    con los medioambientes intelectuales y con los medioambientes

    sociales con los cuales establecen simbiosis, cuestiones como la

    distinción entre “sistemas eidéticos” y “sensibilidades”, esos caldos

    donde aparecer la vida del pensamiento periférico, adquieren entonces

    gran importancia y el asunto de la circulación de las ideas en el seno de

    las redes intelectuales de la periferia y más allá, son todos temas de

    discusión y de necesarias precisiones.

    La disciplina de los Estudios Eidéticos: Los estudios sobre las

    ideas han crecido de modo importante en las últimas décadas,

    diversificándose las escuelas que intentan abordarlos. Se denomina

    “eidología” o “estudios eidéticos” la disciplina que estudia las ideas, comprendiendo numerosos paradigmas: sociología del conocimiento,

    estudios conceptuales, historia de las ideas, historia de la filosofía,

    visiones del mundo, estudios de pensamiento, historia de la ciencia,

    entre otras opciones.

    Los estudios eidéticos se han ligado, buscando interpretar o

    explicar sus objetos, a la sociológica, la economía, la politología,

    historiografía e incluso la ecología. En su afán por encontrar un

    lenguaje y formulaciones adecuadas, además de las citadas disciplinas

    se han inspirado en la lingüística, en los estudios literarios y filosóficos,

    en los estudios culturales e incluso en la geografía y la biología, sin

    menoscabo de adecuaciones y adaptaciones.Una de las principales potencialidades de la disciplina es su capacidad para hibridar lenguajes

    e incluso para utilizar e hibridar paradigmas provenientes desde

  • Eduardo Devés-Valdés

    29

    orígenes bastante lejanos.

    Los estudios eidéticos desde siempre han trabajado con diversas

    disciplinas, aunque por alguna razón han tendido a denominarse

    “historia de…”, no habiendo hecho verdadera historiografía en

    numerosas oportunidades. La dimensión diacrónica o evolutiva no

    siempre ha estado presente. Muchas veces se han realizado estudios sincrónicos. Pero, más ampliamente, este quehacer ha echado mano a

    diversas disciplinas para entender su objeto: por ejemplo,

    especialmente la escuela marxista, la ha hecho dialogar con la

    economía para explicar el surgimiento de las ideas. Como “sociología

    del conocimiento” ha querido entender los hechos eidéticos con

    relación al contexto y a la infraestructura. En verdad, normalmente se

    ha llamado “historia” más por referirse al pasado que por asumir

    verdaderamente una perspectiva histórica o de métodos

    específicamente historiográficos y cuando, en ocasiones, ha querido

    referirse al presente ha incurrido en llamarse “historia del presente”.

    En este sentido, se ha intentado superar los estudios eidéticos de

    baja altura que, parapetados en los estrechos límites del estado-nación, aportan apenas unos pocos elementos de las influencias europeas a las

    intelectualidades “compradoras” de sus propios pueblos.

    Los estudios eidéticos como parte de las ciencias del

    conocimiento.Particularmente, en regiones donde se ha “pensado

    poco”, donde se han recibido demasiadas “ideas hechas”, donde la

    producción es relativamente pobre de acuerdo a los indicadores

    mundiales, donde no se han alcanzado los objetivos deseados por la

    intelectualidad, se hace relevante estudiar las ideas en vistas a mejorar-

    aumentar su producción e imaginar entonces unos estudios eidéticos

    ocupados de incrementar la producción de ideas. Su leitmotiv sería

    entender y mejorar la producción de conocimientos-ideas. Ahora bien, lo que parece acuciante para las regiones con poca o pobre producción

    eidética, es válido para toda la humanidad, pues siempre es posible

    producir más-mejores ideas.

    La aspiración transformar los estudios eidéticos como un quehacer

    que aporte para un mejor pensar ha estado siempre presente, de algún

    modo. Quienes estudian las ideas más o menos borrosamente aspiran a

    que podamos pensar mejor, en el futuro contando con sus aportes. Sin

    embargo, normalmente no se atreven a tematizar está aspiración, quizás

    para que no les cobre luego por lo que escriben, quizás porque no saben

    cómo conectar sus estudios sobre el pasado con la posibilidad de pensar

    mejor en el futuro.

  • Pensamiento Periférico

    30

    En este sentido, emerge el desafío que consiste en unos estudios

    eidéticos que no se formulen únicamente el objetivo de estudiar lo que

    ha pasado en los territorios eidéticos sino también mejorar la

    producción de ideas-conocimiento, de manera similar a la economía del

    desarrollo, que no sólo estudia cómo funciona la economía sino que

    intenta epistémicamente contribuir a generar desarrollo o, más ampliamente, riqueza. La relación entre historia de las ideas y estudios

    eidéticos es parecida a la relación entre historia económica y economía.

    En este sentido debe entenderse la propuesta de una sub-disciplina

    como la “Eidología del desarrollo” equivalente a los “Estudios del

    Desarrollo” en la economía.

    Los estudios eidéticos pasan entonces a ser concebidos como una

    ciencia del conocimiento, como una disciplina para mejorar la

    producción de conocimiento: el estudio de las ideas como condición

    para la producción de ideas, el trabajo para la producción de más-

    mejores ideas.

    En la convicción que los seres humanos no pueden vivir como

    colectividades sin ideas, o mejor: que viven con y por las ideas, mejor aún: que su convivencia con mejores ideas les hacen vivir mejor, o que:

    las buenas ideas nos hacen mejores seres humanos, entonces la única

    vida posible sin ideas es en estado-vegetal, y ni siquiera de eso estamos

    seguros.

    La “periferización” de las ideas. Frecuentemente se ha aludido a

    que en diversas regiones del mundo se “importaron” ideas desde

    Europa y luego se “adaptaron”. Esta “adaptación” se entiende como la

    selección de algunos aspectos, el recorte de otros, la acentuaron o

    disminución de otros todavía. Ello es correcto, pero pasa por el lado de

    un asunto más significativo. Se trata que esas ideas no fueron sólo

    “adaptadas” a una sociedad en que originalmente se encontraban “fuera de lugar”, sino al cambiar de ecosistema adquirieron nuevas

    significaciones. Para expresar esta idea el concepto “adaptación” queda

    corto, en muchas ocasiones, y a veces largo.

    Las ideas, así traídas y llevadas, terminan por decir cosas que no

    estaban contenidas en sus formulaciones iniciales, no necesariamente

    cosas opuestas sino simplemente diferentes. Al ubicar esas ideas en la

    disyuntiva ser como el centro versus ser nosotros mismos adquieren un

    sentido distinto. Insertas en otra totalidad, el contexto de relaciones les

    cambia el sentido. Algo así es lo que hace por ejemplo Gandhi con las

    ideas de H. D. Thoreau. La resistencia pasiva, asumida como

    satyagraha pasó a ser la expresión de la identidad india. Deja de ser un

  • Eduardo Devés-Valdés

    31

    “método” de lucha para ser el método idóneo pues expresa la identidad

    de un pueblo. Existe entonces una “indianización” de la noción

    thoreausiana, pero no sólo eso, sino también una “periferización” pues

    se trata de una ubicación de esa noción en la disyuntiva periférica y en

    este caso, claramente apunta a ser-nosotros-mismos. Algo parecido

    ocurrió con Aurobindo Gosh, quien realizó una reinterpretación del espiritualismo ancestral de la cultura hindú, asociándolo a la identidad

    india en oposición a Occidente y a una supuesta misión que tendría la

    India de espiritualizar al mundo, reelaborando por segunda vez, por así,

    decir un mensaje que ya Vivekananda había reelaborado unos años

    antes en el mismo sentido (Ver Mukhopadhyay 1979, 201ss).

    Una de las maneras en que las ideas venidas desde fuera se

    incorporan en la disyuntiva periférica es hibridándose con ideas

    ancestrales de la región, como en el caso de Gandhi, pero ello no es

    imprescindible. Esto que ocurre con las ideas venidas de afuera,

    también ocurre con ideas presentes en la propia región desde tiempos

    ancestrales y que no emergieron en la “sensibilidad periférica”. Es el

    caso, por ejemplo, del salafismo o del wahabismo que existiendo desde siglos van a ir reelaborándose (para asumir o transformarse) y formar

    parte de la disyuntiva periférica. Existe una mutación o una

    recuperación o una capitalización. En la disyuntiva periférica, personas

    con formación previa, reelaboran, repiensan sus propias ideas y las

    transforman, llevándolas a formar parte, ahora, de la disyuntiva

    periférica. Eso ocurre parcialmente con el salafismo reelaborado por

    Afgani o con el espiritualismo reelaborado por Rodó. Tales

    reelaboraciones ocurren frecuentemente con la incorporación de

    algunos componentes eidéticos procedentes del centro, a los cuales se

    echa mano para cruzarlos con las ideas presentes en el acervo local.

    Cartografías y otros procedimientos gráficos y nemotécnicos para ubicarse y aprehender grandes procesos: La intención de aportar

    visiones amplias tanto geográfica como temporalmente ha conducido a

    apoyarse en un sistema de recursos gráficos y nemotécnicos que

    permitan aprehender tal cantidad de sociedades, países, ciudades,

    nombres, instituciones, escuelas de pensamiento y fechas clave, entre

    otros datos. Articular esto de modo sintético ha conducido a la idea de

    confeccionar un Atlas Del Pensamiento que sea un compendio de todo

    ello y que simultáneamente pueda capitalizar los aportes de la

    informática para agregarle valor a la información.

    Esta intencionalidad hacia procesos englobantes hace de la mayor

    importancia la elaboración de cartografías, comparaciones, paralelos

  • Pensamiento Periférico

    32

    que muestren la existencia de una intelectualidad y de una producción

    de pensamiento periférico que de algún modo emparienta a las diversas

    sociedades periféricas y a sus diversos momentos.

    Las redes intelectuales: método y proyecto:Dentro de las

    cuestiones eidéticas deben considerarse también asuntos como la

    circulación de las ideas y las redes intelectuales. El trabajo sobre las redes intelectuales se enmarca dentro de los estudios eidéticos pero no

    se limita a éstos, o se encuentra en sus fronteras, tratándose de un

    método como de un proyecto. ¿En qué sentido se dice “método y

    proyecto”?.

    El estudio de las redes intelectuales es un método para detectar los

    contactos de largo aliento entre personas dedicadas a la tarea

    intelectual, aunque no necesariamente sólo a ésta, detectando así la

    existencia de canales de circulación de ideas y de nodos más y menos

    densos, en los cuales se trabaja con las ideas y en los cuales se gestan

    iniciativas diversas. Estudiar las experiencias históricas de algunas de

    las grandes redes intelectuales es entregar insumos acerca de cómo

    crear condiciones de posibilidad para trabajar más productivamente con los sistemas eidéticos.

    Por otra parte, de algún modo, desde el propio estudio se va

    desprendiendo el proyecto de capitalizar las redes existentes: su

    experiencia, su trayectoria, su densidad y su producción, para avanzar

    en el trabajo con-para las ideas.

    El estudio de las redes de la intelectualidad periférica apunta

    igualmente hacia la constitución de una sociedad civil intelectual

    global. En las redes operantes en un campo intelectual se cocina la

    disyuntiva, se generan las posiciones (y oposiciones) en las cuales se

    colocan los diversos sectores. En los 6 capítulos que vienen a

    continuación se aborda el tema de las redes, en algunos casos con bastante profundidad y detalle, cuando se ha encontrado suficiente

    información, en otros apenas someramente. Demás está decir que existe

    un gran cantidad de ámbitos en que no se ha estudiado la relación entre

    las principales figuras de la intelectualidad, la constitución de los

    escenarios con-por las redes que allí se desenvolvieron y la relación de

    estas con las de otras regiones del mundo.

    Por sus medios, por su visión del mundo, por la institucionalidad

    que posee y por otras razones, la intelectualidad de las regiones

    centrales ha tenido mayor incidencia en la constitución de redes

    intelectuales supra-nacionales, incluso trascendiendo con mucho las

    regiones que abarca el propio centro. Por otra parte las intelectualidades

  • Eduardo Devés-Valdés

    33

    periféricas han estado relativamente rezagadas en este plano, aunque

    comprenden la mayor parte del mundo, como geografía y, todavía más,

    como población.

    Avanzar en el estudio de cómo se han creado y mantenido estas

    redes parece ser una cuestión del máximo interés para el estudio de la

    intelectualidad en general, particularmente para el estudio de la constitución de una “sociedad civil intelectual” de carácter global y

    para conocer como han circulado las ideas en la modernidad. Los casos

    que más se desarrollan son: la red de la ilustración ibero-americana,

    hacia 1800; la red de la intelectualidad eslava, en especial la exilada, y

    sus conexiones mucho más allá de los dominios de sus idiomas, hacia

    1850; la red intelectual del revivalismo islámico, hacia 1900; la red del

    panasiatismo e incluso las relaciones entre esta y algunas

    manifestaciones del panislamismo, también hacia 1900; las redes que

    articulan el independentismo y el nacionalismo indio con la teosofía,

    entre 1900 y 1920; las redes indigenistas-apristas-mestizófilas en el

    espacio latinoamericano, hacia 1920-1940; las redes panafricanistas con

    conexiones que van entre el Caribe y USA a África y Europa hacia 1950; y por último, las redes de las ciencias económico-sociales ligadas

    por el tema del desarrollo, entre 1950-1975.

    Definiciones conceptuales:Se ha definido “pensamiento

    periférico” como aquel emergido en el seno de comunidades

    impactadas por la, más o menos cercana, presencia del nuevo centro,

    que trastorna la tradicional comprensión del mundo que poseían. Para

    entender este proceso, debe tenerse en cuenta un conjunto de conceptos,

    tanto como debe echarse mano a nuevas formas de entender los

    fenómenos eidéticos.

    Conceptos:El asunto de los conceptos adecuados es muy

    importante por varias razones: una, porque para entender la realidad es clave utilizar conceptos que dé cuenta de ésta; otra, porque la

    constitución de una disciplina pasa, en buena medida, por la creación

    de una conceptualización específica.

    Para entender adecuadamente los dos polos de la disyuntiva,

    deben distinguirse de posiciones cercanas, de concepto emparentados y

    muchas veces confundidos y particularmente de usos frecuentes por

    parte de personas que mezclan confundiendo conceptos simplemente

    por falta de destreza profesional.

    “Identitarismo” no es tradicionalismo. La reivindicación de la

    identidad tiene que ver con la trayectoria cultural, pero no debe

    entenderse como una vuelta tradicionalista al pasado ni como la

  • Pensamiento Periférico

    34

    permanencia en el pasado. La “identidad” debe entenderse también

    como condición, es tener en cuenta la realidad propia no sólo cultural.

    El identitarismo es la tendencia a profundizar en la propia cultura e

    historia, afirmando la diferencia respecto de otras culturas y

    particularmente la del centro. Existen identitarismos que no son ni

    nacionalistas, como el de Gabriela Mistral, (sino continentalistas), que no son independentistas, como el indigenismo boliviano actual (porque

    se dan en estados ya independientes), ni tradicionalistas (porque no

    pretenden revivir un dorado pasado, sino que apuntan hacia la

    construcción de proyectos progresistas, de mayor libertad y justicia

    social, con abolición de las castas y otras desigualdades).

    “Nacionalismo” es la afirmación de la nación y la búsqueda de su

    independencia hacia la constitución de un estado nación. Existen

    nacionalismos que no son identitarios, porque pretenden vehiculizarse a

    través de imitación del centro, como por ejemplo Sujtan Sjahrir de

    Indonesia o James Africanus Horton de Sierra Leona. Por otra parte, si

    todo nacionalismo es independentista y pretende la independencia y la

    afirmación de un estado nación, no todo independentismo es nacionalista.

    “Independentismo” es la búsqueda de independencia respecto de

    una metrópoli, de un imperio o de un poder cualquiera. Existen

    independentismos que no son ni identitarios, ni nacionalistas, ni

    tradicionalistas, sino sólo de conveniencia o pragmatismo. El caso más

    significativo es el de Gonzalo Pizarro en Perú a mediados del siglo

    XVI, pero algo parecido puede afirmarse de los movimientos

    independentistas de traficantes de esclavos en Mozambique y Angola

    hacia 1820, que buscaban independencia respecto de la metrópoli para

    poder continuar con su comercio, sin conllevar un proyecto de estado-

    nación. “Tradicionalismo”, como sinónimo de conservador, es la defensa

    de costumbres arcaicas o la búsqueda del retorno a un tiempo dorado y

    la afirmación de los valores que imperaron supuestamente en ese

    tiempo. Existen tradicionalismos que no son ni nacionalistas, ni

    independentistas, sino que se realizan sólo en la búsqueda conservadora

    de la época dorada como Opus Dei, hasta 1970, y Fiducia.

    Por cierto, existen escuelas de pensamiento que pueden ser a la

    vez identitarias y nacionalistas e independentistas y tradicionalistas,

    como la del Kuomingtang en los años 1940s en Taiwán.

    “Centralitarismo” es la idea de construir en la periferia una sociedad

    mejor inspirándose en el modelo del centro. Centralitarismo no es

  • Eduardo Devés-Valdés

    35

    “centralismo”, como lucha contra las provincias o regiones o contra el

    federalismo, ni mucho menos es sinónimo de traidor y vende patria,

    como un identitarismo populista lo ha considerado. Puede objetarse que

    el centralitarismo, por imitar al centro, termina por aceptar sus modos

    de ser y por asociarse a dicho centro y por pavimentarle el camino.

    También puede argumentarse, por otra parte, que en numerosas oportunidades los centralitarios han superado a los modelos y han

    puesto en jaque a las potencias que otrora dominaran a sus regiones:

    Japón y Corea del Sur, son algunos de los ejemplos más palmarios.

    4. Las propuestas de algunos estudiosos para entender la dinámica de las ideas en las regiones periféricas.

    Numeros@s autor@s que han estudiado el pensamiento

    latinoamericano, asiático, africano, eslavo, árabe, ibérico o islámico se

    han acercado a la noción de un “pensamiento periférico”, sin alcanzarla

    cabalmente.

    Arjun Appadurai argumenta que el problema central de las

    interacciones globales actuales es la tensión entre homogeneización

    versus heterogeneización (2003, 1).

    Nicolás Berdiaev, refiriéndose a Rusia ha señalado que el pueblo

    ruso respondió a las reformas de Pedro el Grande, dando nacimiento a dos movimientos: el eslavófilo y el occidentalista, de modo que “todo

    el pensamiento ruso imantado por las ideas generales, se ha encarnado

    en una u otra de estas tendencias, ha querido zanjar la pregunta

    siempre abierta bajo cualquier forma que fuese planteada: ¿Rusia debe

    continuar avanzando por el camino abierto por Pedro o, por el

    contrario, debe volver al antiguo estado Moscovita?” (1940, 31-32).

    Refiriéndose a Polonia, Jerzy Jedlicki destaca que “el pensamiento

    polaco, que estuvo permanentemente comprometido en una lucha

    incesante con el dilema de ‘civilización y nacionalidad’, busca o bien la

    frontera que separe los dos reinos, o una fórmula mágica que los

    unifique. No es importante donde corre la línea -quien va en favor de la

    civilización, la imitación de Occidente o el paisaje del futuro y quien opta por la nacionalidad, la cultura auto-sostenida y el paisaje del

    pasado- pero el conflicto fue experimentado por cada mente individual

    que alcanzó a compartir aún orden en el elusivo curso de los sucesos y

    sueños de la época” (1999, 26). La idea de defender la esencia nacional

  • Pensamiento Periférico

    36

    contra la invasión de conceptos extranjeros provocó una fuerte

    respuesta emocional. La tesis general fue rápidamente aplicada a la

    legislación, a la industria, a la filosofía y al arte (1999, 22).

    Sobre los Balcanes, Roumen Daskalov ha sostenido que los

    estratos educados la así llamada "intelligentsia" estuvo dividida entre

    los “occidentalistas” y los “autoctonistas”; que específicamente la intelligentsia literaria-artística estuvo dividida entre los “modernistas

    (europeistas, cosmopolitas), que profesaban la fe en la “modernidad” ,

    (significando en este caso estándares urbanos y europeos) y aspiraban a

    los “valores universales” y quienes afirmaban lo “nativo” (idealizando

    el pasado y la cultura del pueblo); los primeros fueron más

    “individualistas” mientras que los segundos pretendían expresar los

    sentimientos y las preocupaciones del “pueblo” (1997, s/p).

    Refiriéndose al populismo entre eslavos y balcánicos en general,

    Angus Stewart afirma que “las dos facetas de la ‘situación populista’ se

    reflejan en la síntesis ideológica de tradicionalismo y modernismo. Las

    variedades de ideología populista que se encuentran en muchos de los

    nuevos estados africanos y asiáticos hacen hincapié en la modernización, pero en la modernización que tiene lugar sobre la base

    de formas nativas, que evitaran las consecuencias disruptivas de la

    modernización en Occidente” (1970, 236).

    Sobre la España de fines de XVIII y comienzos del XIX, Ignacio

    Fernández Sarasola ha destacado que “la penetración de las luces, sobre

    todo desde Francia, trajo en España una escisión doctrinal que habría de

    extender sus huellas a lo largo del siglo XIX. Por una parte, surgió un

    movimiento de decididos opositores a todo cuanto significase una

    pérdida de los valores y el espíritu nacional: los ‘apologistas’, cuya

    cabeza visible más relevante fue Juan Pablo Forner, destacaron la

    historia española como reacción contra la invasión cultural francesa. Un segundo grupo -a los que podría denominarse como ‘reformistas’-

    siguió las enseñas de la Ilustración más moderada. Sus influencias más

    notables fueron la fisiocracia francesa y el cameralismo alemán, lo que

    les llevaba a buscar reformas administrativas organizadas desde el

    poder, formando así un verdadero "Despotismo Ilustrado" que sólo

    parcialmente se había logrado con Carlos III. Ente los representantes de

    esta postura podría citarse a Francisco Cabarrús. Finalmente, un tercer

    grupo, al que se lo podría llamar de ‘rupturistas’, asumió el ideario más

    revolucionario procedente de Francia. Lejos de contemplar reformas

    tenues, pretendieron alterar las bases del Estado a partir de un

    reconocimiento de los derechos naturales de los individuos y el

  • Eduardo Devés-Valdés

    37

    establecimiento de una división de poderes en la que el Parlamento

    legislativo -expresión de la voluntad nacional- fuese el centro político.

    Esta postura ya se anticipa con León de Arroyal. En este sentido, bien

    puede decirse que Arroyal era la cara opuesta de Forner” (Fernández

    s/f).

    Jacques Berque, refiriéndose a las sociedades musulmanas, sostiene que “se hallan en una crisis permanente, en la cual se oponen

    como los dos polos de su vida, un impulso hacia el modernismo y una

    nostalgia hacia la autenticidad (1981, 87). Por su parte, Mohamed

    Arkoun ocupándose de “las visiones políticas, que comienzan a

    afirmarse frente a las situaciones creadas por la colonización, se

    esfuerzan por tomar en cuenta los temas del atraso, de la decadencia, de

    la debilidad, del subdesarrollo que han develado el progreso, la fuerza,

    el desarrollo del Occidente. Desde el comienzo la respuesta al desafío

    toma dos formas: la tendencia de los intelectuales liberales formados en

    Europa y abiertos a una aculturación progresiva; la tendencia islámica

    que proponía el retorno a las enseñanzas del Islam, a la autoridad de los

    piadosos Antiguos” (1986, 155). Nazih Ayubi señala que los pensadores musulmanes (de la segunda mitad del XX) continúan en su

    búsqueda de una nueva fórmula que pueda combinar “modernidad” con

    “autenticidad” (Ayubi 2000, 94). Burhan Ghalioun subraya, según

    Olivier Carré, en libros de 1985 y 1986, la existencia de dos elites

    intelectuales antagónicas, en el mundo árabe. Una se quiere

    modernizada, en el sentido de occidentalizada e incluso

    voluntariamente desenraizada. La otra elite, tradicional, muy anclada en

    la herencia religiosa, está en simbiosis con aquello que Ghalioun llama

    ‘cultura popular’ o ‘consenso cultural’ (Carre 2004, 195-196).

    Respecto a Egipto, Anouar Abdel-Malek señala que una parte de

    las elites intelectuales se vuelve hacia las grandes revoluciones europeas para encontrar allí la inteligibilidad de la decadencia, las

    fuentes de reflexión, la clave de los modelos del futuro, es decir del

    renacimiento, y estas elites son principalmente aquellas formadas en las

    escuelas modernas en Egipto y en las misiones escolares en Europa;

    Tahtawi es aquí el maestro de manera incontestable. Una segunda parte

    de estas elites se forma en