Pinceladas de inclusión

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Pinceladas de inclusión

Actualmente, y es una suerte, la inclusión es un tema candente en nuestra

sociedad. Sin duda, ello se debe al clamor de asociaciones, familias, docentes y

movimientos sociales que luchan por hacer realidad la creación de espacios accesibles

en los que todos tengamos cabida. Ello supone hacer frente a las barreras que limitan el

derecho a una educación inclusiva.

Antes de adentrarme en el mundo de la inclusión, me gustaría aclarar que este

artículo no pretende teorizar acerca de qué es o qué no es, de quiénes son los sujetos

objeto de la misma o cómo deben actuar los agentes implicados en esta, aunque se

darán algunas pinceladas al respecto. Tampoco soy una especialista en este tema.

Simplemente, ante la insatisfacción en mi trabajo, como maestra de Audición y

Lenguaje, decido plantearme cómo acabar con esa brecha. Es en este momento,

cuando empiezo a tomar conciencia de que existen otras formas de enseñar y también

de aprender.

Así pues, lo que se pretende es describir algunas actuaciones que repercuten

positivamente en la creación de aulas y centros más inclusivos, o al menos, abiertos a

emprender este camino. Por tanto, se tratarán prácticas en un marco real, desde la

perspectiva de una docente inmersa día a día en esta ardua tarea, en la que tanto

medios como administraciones, como el desconocimiento o falta de formación de

algunos profesionales, lleva en bastantes ocasiones a crear barreras difíciles de derribar.

La UNESCO define la inclusión como un movimiento orientado a transformar los

sistemas educativos para responder a la diversidad del alumnado. Es fundamental para

hacer efectivo el derecho a la educación con igualdad de oportunidades, y está

relacionado con el acceso, la permanencia, la participación y los logros de todos

los estudiantes, con especial énfasis en aquellos que por diferentes razones, están

excluidos o en riesgo de ser marginados.

El propósito de la educación inclusiva es permitir que los maestros y estudiantes

se sientan cómodos ante la diversidad y la perciban no como un problema, sino como un

desafío y una oportunidad para enriquecer las formas de enseñar y aprender. (UNESCO,

2005)

Esta definición se circunscribe al ámbito educativo y escolar, en el cual se

desarrollan mis propuestas, enmarcadas en un centro ordinario. Dichas actuaciones

siempre se realizan teniendo en cuenta que de ello dependerá la participación del

alumno en la sociedad.

En este marco, hablar de inclusión es hablar de atención a la diversidad y de sus

implicaciones. Por tanto, debe ser considerada como una búsqueda interminable de

formas más adecuadas de responder a la diversidad (Ainscow, Both y Dyson 2006). A lo

largo de este proceso, es preciso y prioritario, no perder de vista la búsqueda de

respuestas adecuadas y ajustadas a las necesidades reales que presentan los alumnos

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(individual y socialmente considerados). Para ello, recurrimos al uso de los medios que

en ese momento estén a nuestro alcance.

A lo largo de los años, a partir de investigaciones, estudios y reflexiones, van

surgiendo propuestas para abordar la inclusión. La mayoría de ellas, con las que estoy

totalmente de acuerdo, están basadas en el uso de metodologías activas y

participativas. Convencida de que es el camino a seguir, actualmente mi formación,

siempre desde un enfoque práctico, gira en torno a ellas.

Tres aspectos claves en todas mis actuaciones y propuestas son: una actitud

abierta y colaborativa, los principios marcados por el Diseño Universal de Aprendizaje y

el uso de las TIC.

Por otra parte, considero que no existe un único itinerario para todos. El proceso a

seguir difiere de un centro a otro, e incluso en aulas de un mismo centro, ya que está

mediatizado por el contexto inmediato y no solo por el tipo de alumnado. Ello implica

conocer bien la realidad de la que partimos y, al igual que en cualquier actuación o

proceso que iniciamos, es necesario partir de una evaluación (indagación y reflexión) de

esta. Para ello disponemos de algunas herramientas como Análisis DAFO y el Index for

Inclusión, elaborado por Tony Booth y Mel Ainscow (2002). Con respecto a esta última

se puede consultar la 3ª edición traducida y adaptada por Gerardo Echeita, Yolanda

Muñoz y Marta Sandoval “Guía para la Educación Inclusiva”.

Tras realizar alguno de estos análisis, y detectadas las barreras que nos impiden

avanzar hacia la inclusión, sería el momento de iniciar planes de mejora que estén a

nuestro alcance. A veces, puede ser oportuno comenzar con actuaciones puntuales que

sirvan de ejemplo, transmiten nuestro entusiasmo y despiertan motivación.

¿Cuáles son las barreras que con frecuencia encontramos en los centros

escolares?

Se puede decir que son dos los aspectos básicos a los que hacer frente: la actitud y la metodología que se lleva a cabo en el aula ordinaria. Ambas, íntimamente relacionadas. De ellas dependen la mayoría de las que detallo a continuación, y que acompañaré de algunos ejemplos de actuaciones que he llevado a la práctica.

- Confusión entre los términos integración/inclusión. Integrar no es incluir. Tener claras, desde el principio, las diferencias entre dichos términos nos hace ser conscientes hacia dónde nos dirigimos. Igualmente es necesario cambiar el lenguaje que se utiliza al hablar de discapacidad. A través de información, formación y campañas de sensibilización se puede contribuir a ello. Para que esta información llegue a los distintos sectores de la Comunidad Educativa se puede hacer uso de diferentes canales de comunicación: panel informativo en hall o pasillos, pequeños proyectos que a la vez pongan de manifiesto otras formas de trabajar en el aula ordinaria, murales virtuales y folletos informativos, entre otros.

- Actitud no muy favorable del profesorado. Considerando que la actitud es un elemento crucial para llevar a cabo prácticas inclusivas, esta puede actuar como un elemento facilitador o puede constituir una gran barrera. El desconocimiento, la

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falta de formación, el esfuerzo que requiere planificar pensando en todo el alumnado, la percepción que tienen de las personas con discapacidad y en general el miedo hacia lo desconocido, quizás sean la causa de esta actitud. Por estos motivos, es importante intentar solventar las dudas y el desconocimiento con información, formación y apoyo. La puesta en marcha de actuaciones puntuales en el aula a través de pequeños proyectos dirigidos a todo el alumnado puede sentar las bases para iniciar una docencia compartida y el empezar a planificar de forma coordinada y colaborativa. Lo que se pretende es transmitir, a través de estas y otras actuaciones, entusiasmo y motivación. Con ello se propicia una actitud positiva, a la vez que abierta y participativa, hacia la inclusión y hacia cambios que se irán generando.

- Proyecto educativo que no garantiza la aplicación de los principios que rigen la educación inclusiva. Como consecuencia podemos encontrar un Plan de Atención a la Diversidad y programaciones de aula demasiado estandarizadas y con escasas medidas para atender a la diversidad desde una perspectiva inclusiva, aunque sí integradora. A pesar de ser un aspecto complejo, se puede abordar su reformulación a medida que nuestra experiencia diaria nos impone retos para caminar hacia la inclusión. Aunque debería ser un punto previo a tratar, puede convertirse en tarea paralela e ir institucionalizando medidas que en principio han sido puntuales o llevadas a cabo de forma individual. Sin duda que es una forma de avanzar hacia la elaboración de un documento flexible, real y consensuado. Reflejo de una escuela abierta y participativa.

- El Equipo Directivo es, sin lugar a dudas, otro de los motores de la inclusión. Su apoyo es decisivo para llevar a cabo cualquier proyecto o propuesta que, en ocasiones, solo requiere pequeños cambios en las dinámicas y funcionamiento del centro. Una propuesta con gran repercusión en la mejora de la eficacia escolar del centro es replantear el papel actual de los maestros de apoyo (PT y AL). Esto implica el que nuestra labor no esté marcada por el carácter terapéutico que siempre ha caracterizado a este tipo de apoyos, ni circunscrita a un determinado espacio y grupo de alumnos. Es a través de una participación activa y colaborativa a nivel del aula ordinaria y del centro en general, como tanto el alumnado como el resto de la Comunidad Educativa comienzan a considerarnos como un recurso más que contribuye a la formación de todos los alumnos, y deja de asociarnos a un grupo o alumno determinado.

- Recursos materiales y personales escasos o mal gestionados. Sin duda, una mayor dotación puede mejorar la eficacia escolar de un centro y facilitar que todo el alumnado tenga acceso a una educación de calidad. Sin embargo, la experiencia demuestra en muchas ocasiones que un cambio en la gestión de estos es suficiente para mejorar su eficacia. Igualmente, para garantizar su utilidad y funcionamiento, es necesario tener claro por qué, para qué y dónde se utilizaran esos recursos. Por tanto (a veces), no es la cantidad, sino la calidad y el uso que se les da. En cuanto a los recursos personales insisto que deben ser suficientes, pero además se requiere que haya un clima de colaboración, empatía y respeto entre los diferentes miembros que integran la Comunidad Educativa. A este fin contribuye el equipo directivo, su capacidad de liderazgo y el hecho de estar dispuesto a establecer cauces de colaboración.

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- El equipo de atención a la diversidad puede no ser operativo, a pesar de estar constituido. Esto es algo frecuente en los centros, o porque no están establecidas unas líneas claras de actuación o bien porque hay falta de estabilidad en los profesionales de apoyo. Lamentablemente, también podemos encontrar una falta de inquietud, escasa motivación y la consiguiente falta de implicación entre los propios compañeros que desempeñan funciones de apoyo especializado. Llegados a este punto, las actuaciones pueden iniciarse individualmente e ir encaminadas a conseguir su implicación en la lucha diaria por mejorar el tipo de educación que ofrecemos a los alumnos en general; y en particular los que presentan más dificultad para alcanzar logros. Por ello, puede ser conveniente que este equipo esté formado por docentes sensibilizados, motivados y con una actitud favorable, independientemente del perfil que ocupen en el centro. Considero que puede ser un buen comienzo. En cualquier caso, es imprescindible establecer cauces que faciliten la coordinación.

- Como consecuencia de las barreras citadas anteriormente, es una práctica habitual la escasa participación de los alumnos con NEE en las actividades planificadas para el aula ordinaria. Acabar con esta barrera implica la desaparición del currículum paralelo, aunque evidentemente no es una tarea fácil. No obstante, como queda reflejado a lo largo de este artículo, se puede ir adquiriendo experiencia a través de actuaciones puntuales de docencia compartida en las que tenga cabida todo el alumnado. Ofrecer materiales abiertos y con diferentes niveles de profundización, propuestas de actividades en las que quede patente las fortalezas de determinados alumnos, puesta en práctica de actividades lúdicas relacionadas con los contenidos de la programación general acompañadas de instrumentos para evaluarlas y que además impliquen la formación de equipos de trabajo cooperativo, ofrecer información sobre dinámicas para favorecer la cohesión del grupo. son algunas de las prácticas que he llevado a cabo para intentar demostrar que es posible la participación activa de todo el alumnado. Además, con la puesta en práctica de este tipo de actividades se potencia la autonomía del alumno, la mejora de su autoestima y se fomenta la iniciativa para participar en actividades y juegos de grupo. Sin duda, la satisfacción que produce este tipo de actuaciones crea un clima propicio que contribuye a despertar la motivación y un cambio de actitud.

Es obvio que con ello se contribuye a la aceptación de las diferencias y a la valoración de las capacidades de otros compañeros. A favorecer la participación del alumnado en otro tipo de actividades (complementarias, extraescolares y locales) se contribuye mediante intervenciones puntuales y previamente programadas.

Los recreos son momentos muy propicios para ejercitar habilidades y estrategias conversacionales, tendentes a fomentar la interacción y mejorar la relación con el grupo. Planificar sesiones en el aula (ordinaria o de apoyo), antes y después de estos podría ser operativo para su entrenamiento previo y posterior evaluación.

Otro ejemplo de actividades puntuales que pueden planificarse dentro de la clase o

interclase son los talleres. Estos implican un cambio de rol entre docentes y el uso

de estrategias acordes con metodologías activas y partiendo de la programación

del aula.

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Queda patente que la solución pasa por apoyos especializados dentro del aula a través de una docencia compartida en la que dos profesores enseñan al mismo grupo alternando su intervención. Se trata de que ambos den soporte, clarifiquen cuestiones y complementen sus explicaciones para garantizar un mejor aprendizaje.

Este tipo de docencia permite trabajar con distintas estrategias metodológicas dentro del aula y posibilita una mayor atención al alumnado. Es evidente que requiere una planificación previa, basada en la programación general de aula.

Mientras no consigamos alcanzar que esta sea una práctica habitual en el aula, podemos seguir ofreciendo materiales adaptados y abiertos, de tal forma que permitan ser trabajados con diferente nivel de profundización (relacionados con unidades, proyectos del aula o áreas). Junto a ello, algunos recursos complementarios para completar la unidad programada.

- Es obvio que este tipo de actividades requieren abandonar el uso de métodos

tradicionales que conllevan materiales cerrados, rígidos y estandarizados. A

continuación detallo el uso de algunas metodologías alternativas:

Aprendizaje por tareas/proyectos. Llevarlo a cabo supone la colaboración entre

el equipo docente para planificar de forma conjunta tareas o pequeños proyectos.

Tras previa formación y convencidos de que esta metodología ofrece la posibilidad

de planificar actividades para todo el alumnado, la propuesta puede partir de

nosotros, e involucrar al resto de docentes. Se trata de aprovechar aulas,

momentos u ocasiones que nos faciliten dicha práctica: celebración de fechas

especiales como pueden ser el Día del Libro, la Semana Cultural, Día de la Paz,…

Cabe la posibilidad de que estos proyectos no se desarrollen únicamente desde el

aula ordinaria, ya que a veces puede surgir para dar respuesta a una necesidad

planteada en el centro. Este tipo de prácticas, además de ser inclusivas, propicia

que los docentes se vayan concienciando de la necesidad de ese cambio

metodológico.

Flipped Classroom como estrategia metodológica para personalizar el aprendizaje. Permite la realización de determinadas tareas respetando el ritmo individual de cada alumno. Así mismo se pueden marcar diferentes itinerarios e incluso con diferentes materiales (adaptados o no). A través de vídeos u otras aplicaciones multimedia, hacemos llegar al alumno los aprendizajes que pretendemos que adquiera y adaptados a su forma de aprender. Es así como con estas y otras técnicas esta metodología facilita al profesor dar una respuesta más individualizada a las dudas o dificultades que se plantean en el aula. Por otro lado, hace posible la participación de todo el alumnado en las actividades de grupo.

Destacar que en esta, adquiere gran relevancia el no perder de vista los principios del Diseño Universal de Aprendizaje.

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Relacionado con este tipo de metodologías y haciendo uso de las TIC, se pueden diseñar Itinerarios de Aprendizaje que, incluidos o no en proyectos, contribuyan a dar una respuesta ajustada a las necesidades reales de cada uno de los alumnos.

El uso de códigos QR y de la Realidad Aumentada también son facilitadores a la hora de diseñar actividades. De tal forma que se puede proporcionar ayuda a los alumnos que lo necesitan para que consigan sus logros en el mismo momento y contexto que el resto de compañeros. Permite hacer accesible desde un cuento a una ficha de Naturales o cualquier otra actividad propuesta para el aula.

El Aprendizaje Visual como herramienta de aprendizaje facilita la comprensión,

interiorización y representación de conceptos de forma relacionada, sintetizada y

organizada. Admite ser utilizado en todas las áreas y a través de diferentes

agrupamientos y técnicas, tal como se refleja en estos ejemplos.

Todo este tipo de metodologías, técnicas y herramientas facilitan el uso de

estrategias de trabajo cooperativo. Es de considerar que el aprender y trabajar de

forma cooperativa, es algo complejo de llevar a la práctica. Desde mi punto de

vista, se puede proceder de forma progresiva mediante actividades que requieran

ser realizadas en equipo y que en principio pueden tener un carácter

eminentemente lúdico. Estas, además de contribuir al aprendizaje favorecen la

cohesión del grupo. Factor importante para asignar los roles que asumirá cada uno

de los alumnos.

Actualmente (siguiendo las directrices marcadas por la Administración) todas estas medidas se planifican, desarrollan y evalúan desde los Planes de Trabajo Individualizado, por parte del equipo docente que interviene con el alumno.

Para que estas metodologías y propuestas se constituyan en prácticas realmente inclusivas es imprescindible la colaboración familiar. Uno de los primeros pasos para conseguir su participación es aceptar y valorar la diversidad que encontramos ente las familias del centro. Se debe tender a que todas se sientan parte activa de la Comunidad Educativa.

Para ello, es fundamental asegurarnos que la información emitida desde el aula o desde el centro sea accesible a todas las familias a las que va dirigida. Sería preciso llevar a cabo sencillas actuaciones como: cuidar (y en caso necesario adaptar) el contenido de la información que le llega a través de carteles, cartas, circulares, convocatorias, folletos, etc. Igualmente, actuaremos cuando se trate de información oral en entrevistas y reuniones, sean estas de carácter general o sobre el alumno.

La asistencia y participación a las citadas reuniones les hace ser conscientes de las actuaciones que se llevan a cabo con sus hijos, con lo cual, explícita o implícitamente, se transmite el grado de inclusión que existe en el aula y centro.

Sin duda, estamos facilitando el poder ir más allá de la mera transmisión de información hacia una efectiva relación de colaboración entre familia y escuela.

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El carácter, abierto y flexible, de los procedimientos metodológicos tratados amplía e intensifica la implicación en el propio proceso de aprendizaje, que a su vez permite aportar propuestas y tomar decisiones conjuntas.

Así pues, queda patente que la metodología es una pieza clave para lograr la participación activa de todos los alumnos en su proceso de aprendizaje y que en ello la actitud del profesorado juega un papel relevante. En la base está el crear un clima afectivo, de respeto y confianza que propicie el trabajo colaborativo. Este está auspiciado por el equipo directivo y se nutre de la aportación de todos los integrantes que forman parte de la Comunidad Educativa.

Espero que estas pinceladas hayan conseguido transmitir mi inquietud, entusiasmo y convencimiento y que ayuden a dibujar vuestro propio camino hacia la inclusión.

Lucía Fernández Vivancos (@lucilogo)

BIBLIOGRAFÍA

Barreras para el aprendizaje y la participación Booth y Ainscow (Ainscow, 1999; Booth, 2000; Booth y Ainscow, 2002).

Aprendizaje cooperativo y educación inclusiva: una forma práctica para que puedan aprender juntos alumnos diferentes Pere Pujolàs Maset en VI JORNADAS sobre Educación Especial e Inclusión Educativa IEstrategias para el desarrollo de escuelas y aulas inclusivas

Durán. G. Echeita, C. Giné, E. Miquel y M. Sandoval. Guía para la evaluación y mejora de la educación inclusiva. Madrid: Consorcio Universitario para la Educación Inclusiva

Ainscow, M. (2004). Desarrollo de escuelas inclusivas. Ideas, propuestas y experiencias para mejorar las instituciones escolares. Madrid. Narcea.

IDOL, L. (2006).Toward Inclusion of Special Education Students in General Education. A Program Evaluation of Eight Schools. Remedial and Special Education, 27, 77-94.

UNESCO CONFERENCIA INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN "LA EDUCACIÓN INCLUSIVA: EL CAMINO HACIA EL FUTURO" Centro Internacional de Conferencias, Ginebra, 25 a 28 de noviembre de 2008

NATIONAL CENTER ON UNIVERSAL DESIGN for LEARNING

UNESCO “La educación inclusiva: el camino hacia el futuro”. Cuadragésima octava reunión Centro Internacional de Conferencias, Ginebra 25 a 28 de noviembre 2008