Como cada año, cuando llega el 24 de junioMenorca se convierte en un espectáculo con la cele-bración de las Fiestas de San Juan. Ciudadela y loscaballos menorquines se convierte en referente de unatradición que inunda toda la isla de color y calor.

Reportaje: Sheila Martínez

Por San Juan

Menorca es una fiesta

Las fiestas de San Juan en Menorcatienen su origen a principios del sigloXIV, cuando cada 23 de junio se cele-braban romerías a la ermita de SanJuan de Misa. Las distancias entonceshacían necesario el desplazamiento enel medio de transporte de la época, elcaballo. Con el discurrir de los años, ala romería se incorporó la práctica dejuegos ecuestres en los que participa-ban todos los estamentos de la socie-dad de la época. Hoy, se han conser-vado fielmente todas aquellas tradicio-nes para convertir San Juan en elmomento más importante del año en laisla para los menorquines, y tambiénpara los visitantes.

La fiesta se inicia el domingo anterior al día 24de junio, el «Día des Be», cuando un payés ves-tido con pieles de cordero recorre descalzo las

calles antiguas de Ciudadela invitando a todos a lafiesta que se acerca. Luego, el 23 por la tarde, caba-llos y jinetes demuestran sus habilidades y elegan-cia al ritmo del «jaleo», la música típica de la fiesta,y el 24 tiene lugar la parte más espectacular y peli-grosa de la fiesta, con las pruebas de habilidadecuestre. Así pues, como puede comprobarse, lasfiestas giran en torno al caballo de raza menorqui-na, que en perfecta conexión con los "cavallers" ojinetes, desafían la gravedad con los "bots", movi-mientos en los que el caballo camina sobre las dospatas traseras mientras levanta las delanterasdurante unos segundos.

Y es que esta raza de caballos ha tenido históri-camente una estrecha relación con el pueblomenorquín, bien sea como protagonista del siste-ma de defensa de la isla en el S.XIV, o asociado al"Camí de Cavalls" que rodeaba la isla. Se trataba decaballos ágiles y fuertes, capaces de para moversebien por el suelo rocoso de la isla, y además velo-ces. En la actualidad, el caballo menorquín es unaraza autóctona protegida y debe ser totalmentenegro, esbelto, musculoso y potente.

U n a i s l aC O N D O S C A P I T A L E S

Aunque la capital oficial de Menorca es Mahón,Ciudadela comparte ese protagonismo, sobre todopor San Juan. Y es que Ciudadela tiene también suhistoria. A diferencia de Mahón, su atmósfera esmás mediterránea, con numerosos edificios de ori-gen musulmán y medieval.La visita a Ciudadela podría comenzar en el

puerto, enclavado en una ensenada natural.La Contramurada es un amplio paseo que rodea el

casco antiguo, construido donde originariamenteestuvieron las murallas de la ciudad.En el centro delmismo se encuentra la Plaza de Born, en la que estáel Ayuntamiento,y también la Catedral,edificada enel s. XIV sobre una antigua mezquita.En el recorrido por Ciudadela visitaremos el

Museo Nacional, que recoge y conserva importan-tes documentos históricos y colecciones de piezasarqueológicas medievales e islámicas, iglesiascomo las del Roser y la de San Francisco, y lascalles porticadas conocidas como Seis Voltes, quetienen sus muros encalados y alberga casas pala-cio como la Casa Saura, el Palacio del Barón deLluriach, o el Palacio Martorell.

“El caballo menorquín es una razaautóctona protegida y debe ser totalmente

negro, esbelto, musculoso y potente”

Mahón, la capital, conserva el típico sabor inglés.Su rica historia puede percibirse en calles y rincó-nes, y su Puerto, en el que puede visitarse un belloAcuarium, tiene fama de ser, después del de PearlHarbour, el mejor puerto del mundo.Los restos de la presencia inglesa tienen sumáximo

reflejo en el Museo Militar, ubicado en un antiguopolvorín, que guarda la historia de las fortificacionesde LaMola y San Felipe.PeroMahón también cuentacon importantes ejemplos de arquitectura religiosa,como la Iglesia de Santa María y el Convento de SanFrancisco, que tiene una portada neorromántica

UNA COC INAde sabor mediterráneo

La cocina menorquina se caracteriza por ser unacocina de sabor mediterráneo. Entre sus platosdestaca la Caldereta de langosta, que es uno de lossecretos gastronómicos mejor guardados de laisla, pero no el único. La menorquina es tambiénuna cocina donde la expresión de la tradición hasabido adaptarse a las últimas propuestas deautor sin perder ni un ápice de sabor.Cada plato tiene su propia historia, y algunos son

tan autóctonos que han incorporado hasta elnombre. Pero en definitiva, la proyección exteriorde esos platos ha tenido como protagonistas apersonajes extranjeros, algo que no sorprende porel devenir histórico de Menorca.Es el caso de la salsa mahonesa, cuyo origen,

según cuenta la leyenda, se remonta a la época dela dominación francesa en la isla.Y todo porque ungeneral francés que la probó y le gustó,decidió pro-yectar la salsa y sus cualidades por todo el mundo.Inglés es el origen del gin,una ginebra que data del

siglo XVIII,destilada totalmente con bayas de enebroque le otorga un aroma incomparable. Se trata deuna bebida típica de la isla, de la que si queremosconocer los secretos de su destilación,podemos visi-tar sus dependencias en el puerto de Mahón.Aunque hay más productos, vamos a hacer men-

ción a algunos de ellos. Para quienes gustan de pro-bar diferentes quesos, el de Menorca, que tieneDenominación de Origen,es uno de los más aprecia-dos del mundo, mientras que sus embutidos tradi-cionales tienen en la sobrasada el producto estrella.