PR337 - La Hija Del Vampiro - Silver Kane - TERROR

7/24/2019 PR337 - La Hija Del Vampiro - Silver Kane - TERROR

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LA HIJA DEL VAMPIRO

Silver Kane

Punto Rojo 337Portada de Antonio Bernal

Bruguera 1968ISBN-13 978-84-613-5789-5


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CAPTULO PRIMERO

L rayo se abati sobre la carretera, haciendo que Stella frenase bruscamente. El coch

queo Morris 1.100, patin sobre el asfalto mojado. Consigui recuperar su posicin inifil de nuevo la ruta.

Fue entonces cuando cay el segundo rayo.ste se abati a menor distancia del coche que el primero, tronchando uno de los rbole

mitaban la carretera. La lvida luz y el horr sono estampido hicieron que Stella volviese a frerdiese de nuevo la direccin de su coche.

Esta vez hundi dos ruedas en la cuneta, pero consigui salir. Sus manos temblaban solante cuando recuper la ruta.No poda ms. Sus nervios estaban a punto de estallar .En la primera casa que encuentre me quedo pens. Me quedar donde sea.

Nunca haba deseado con tanta desesperacin encontrar un techo bajo el que cobijarse. Neva a permanecer parada en la carretera sintiendo la lluvia repiquetear sobre su techo, cads intensamente, mientras los rayos caan aqu y all.Tom una curva.Y de pronto vio aquella casa.Era un edificio antiguo de dos plantas y estaba al margen de la carretera, a la derecha de

fin de un camino vecinal. La casa estaba semioculta tras una alta hilera de chopos. De no srepentino relmpago no la habra visto.Le produjo una sensacin extraa.Stella detuvo e l coche.Dud unos segundos en detenerse all o no. La verdad era que el aspecto de la casa resultabnos tranquilizador que los rayos que seguan cayendo cerca del vehculo.Bah! pens. No he de inquietarme. En esta parte de Francia hay muchas viejas casas

a.Encendi la luz del espejo retrovisor y consult el mapa de carreteras que siempre ll

nsigo en la guantera del coche. Calculando por aproximacin el punto donde se encontrabe la poblacin ms cercana al punto donde se haba detenido era Saint Gaudens, a unos v

metros.Normalmente esa distancia le hubiese parecido una ridiculez. Pero con la carretera resbal

parabrisas empaado y los rayos que caan cada vez ms cerca, tuvo la sensacin de que udens estaba en el fin del mundo.Definitivamente, buscara refugio en aquella casa.Era increble, pero le pareca haberla visto en sueos.Dobl el volante y se adentr en el camino vecinal.Las ruedas se hundieron en el barro recin formado. Slo la potencia del motor del M

ida al poco peso que transportaba, le ayudaron a salir de all.Conforme ms se acercaba a la casa, ms siniestra le pareca.


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Claro que toda la regin que se extiende entre Foix y Lourdes, es algo siniestra. Su hermulta sombra, un poco misteriosa.Tras cada pedazo de espeso bosque, tras cada lago oculto, parece acechar un enigma.Aquella casa no tena por qu ser una excepcin.Al detenerse frente a la puerta, vio que campeaba un escudo sobre ella. Era un escudo extr

sconocido pese a que Stella entenda bastante de herldica, cuya figura central consisdragn.El edificio era de piedra; seguramente proceda del siglo XVI.

Stella dej el coche en un lugar de terreno slido, donde las ruedas no pudieran hunditando al exterior, corr i hacia la puerta de la casa.Una vez ante ella, llam ansiosamente con los puos.La lluvia era helada. Fuera del coche, Stella senta fro hasta los huesos; no notaba apena

opios puos, a pesar de la fuerza con que aporreaba la puer ta.Al final sta cedi.No se oy ningn chasquido, ningn ruido de la cerradura. Dio la sensacin de que la pue

ra sola.

Stella empuj.La verdad era que no senta miedo en aquel momento. Lo nico que pretenda era guarece

lluvia y de aquella condenada tempestad. No pens ni por un momento en que en la casa puber algo extrao.

Todo estaba a oscuras cuando ella atraves el umbral, manteniendo abierta la puerta.El rayo lo ilumin entonces todo con un resplandor lvido. Stella vio que el interior estab

samueblado; era como una inmensa nave de piedra. Pareca uno de esos viejos templodernamente son restaurados, y que mientras las obras duran, adquieren un inquietante aspec

nteones vacos.

Pero no fue eso slo lo que el rayo mostr a la muchacha.Tambin haba algo ms.Un cadver.

* * *

ella no esper a ver aquello dos veces.Dio media vuelta y corri hacia su coche.No le importaba lo que pudiera haber all. Fuese lo que fuese, ella prefera estar lejos.Abri la portezuela, y en ese momento tuvo una segunda y brutal sorpresa.Dentro del Morris haba alguien.Otro rayo lo ilumin tambin. Era un hombre joven, moreno, enfundado en una gabardina

on las manos enguantadas.Tena los ojos metlicos y fros. Pero no hizo el menor gesto agresivo al ver a la muchachPerdone dijo suavemente. Creo que la he asustado.Stella no comprenda nada de aquello.

Quin es usted?


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Me llamo Bolden.Y qu hace en mi coche?El hombre improvis una mueca. Pese a lo violento de la situacin, haca lo imposiblntenerse agradable.Entre, por favor; se est mojando. Aqu dentro hablaremos mejor de lo que teng

cirme.Stella entr y grit casi:Lo nico que tengo que decir le es que este coche es mo! Y va a salir usted inmediatam

aqu!No se ofenda dijo Bolden. Adnde iba?A Saint Gaudens. Y voy a marcharme cuanto antes!De lo que deduzco que huye de esta casaNaturalmente que huyo!Lo mismo que yo.Stella qued paralizada durante unos momentos. Por su cerebro pas, como una visin fug

dver que haba visto durante unos instantes. El cadver que an yaca ms all de la puerta

Era el asesino el hombre que estaba junto a ella?Y si no, quin poda ser lo?Bruscamente sinti miedo. Mucho ms miedo en el coche que fuera, en el exterior.

nquilizaba el hecho de que ahora Bolden pareca tan asustado como ella. La verdad era qusa de la oscuridad, no poda apenas verle.

Stella hizo un terrible esfuerzo para mantenerse serena y preguntar:Qu tiene usted que ver con esta casa?Pensaba alquilar la para trabajar. Soy pintor paisajista.

Ha llegado a vivir en ella?No. He venido esta misma noche.Sin automvil?El mo ha sufr ido una avera. Apenas he podido llegar hasta aqu. Por eso haba toma

yo para irme.Ha visto el cadver que hay en el vestbulo?Y usted?Stella movi la cabeza afirmativamente.Sus manos se crisparon sobre el tablier. Por encima del parabrisas resbalaban las gruesas

lluvia.No podemos irnos as dijo, a pesar de hallarse persuadida de que ms peligro corra cs tiempo estuviera en aquel lugar y a solas con aquel hombre.En Saint Gaudens podemos avisar a la polica susurr Bolden.Y antes no? No hay telfono?La casa no lo tiene.Stella tom una repentina decisin.Entonces debemos ver lo que ocurre. Me ha parecido que el cadver llevaba poco tiemp

iz el asesino se encuentre todava en la casa.


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Bolden la contempl admirativamente, a la luz de un rayo que se abati a poca distancico tiempo parecan haberse acostumbrado tanto a ellos que ya no les impresionaba.Es usted una mujer valiente reconoci.No tanto. Cuento con su ayuda.Y si el asesino fuera yo mismo? Y si me hubiera sorprendido mientras tr ataba de huir?Creo que en ese caso, no me lo dira susurr la muchacha. Al menos, he de conf

o.Fue ella la primera en descender del coche, aprovechando un instante en que pareca ce

rza de la lluvia.El hombre la sigui.Llegaron en dos saltos a la puerta de la casa y Bolden la empuj. Ahora ningn rayo cruza

lo y por contraste con los momentos anter iores, la oscuridad les pareca siniestra, casi totalBolden susurr:Ahora que necesitbamos los relmpagosDebe haber algn conmutador junto a la puerta. Seguramente a la derecha.Pruebe.

La derecha de Bolden tante la pared.Aqu est. Pero lo hago girar y no funciona.Debe haberse producido una avera en los cables susurr Stella con desesperanza.

a tormenta as era de esperar.Y qu hacemos ahora? Entrar ah sin ninguna clase de luz?No me atrevo confes Stella. No quiero pensar lo que sentira si llegara a tropeza

cadver .Pues no se me ocurre nada. No llevo encima ninguna linterna y, puestos a no llevar na

vo encima ni un simple encendedor.Ya s. Tengo una idea.Cul?Los faros del coche. Lo encarar a la puerta y los encender, poniendo las luces largas.

interior quedar iluminado y veremos perfectamente.Muy bien. Hgalo.Stella retrocedi hasta el coche. Lo puso en marcha y maniobr hasta encararlo a la puer taEncendi los focos.Todo el interior qued perfectamente iluminado, aunque cubierto en parte por la figu

lden.La muchacha abri la por tezuela.Podr ver el interior?S. La luz es muy intensa.Aprtese, Bolden, por favor. As la iluminacin podr llegar hasta el fondo.De acuerdo.Bolden desapareci a un lado de la puerta.La muchacha mir a travs del parabrisas, pero desde su situacin no poda distingu

dver. La luz de los faros chocaba materialmente contra la pared del fondo, en el vestbulo


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a. Esto era todo lo que poda distinguir.Decidi bajar y penetrar en el edificio, dejando las luces encendidas.Se acerc a la puerta.Seor BoldenNadie respondi.Dnde est, seor Bolden?El silencio era absoluto, impenetrable. Era como una lpida que pesara sobre su cabeza.La muchacha sinti que sus nervios estaban a punto de estallar. Grit con todas sus fuerzasBolden!Pero nadie le respondi tampoco.Era inexplicable. Haca slo tres minutos que Bolden estaba all! Ella misma le haba hab

e haba dicho que se apartara para no cortar e l paso de la luz!Pero ahora estaba sola. Este terrible pensamiento penetr como un dardo envenenado ebro de la muchacha.Estaba sola con un muertoFue a gritar, perdido ya el difcil equilibrio de sus nervios, sintiendo que todo daba vuel

no suyo Y fue entonces cuando escuch aquella msica.

* * *

a una msica clida y vibrante. Ella la conoca bien. Aun en medio de su horror, ntificarla. Era una pieza de Paganini.La interpretaba un violn, que sin duda estaba en manos de un verdadero virtuoso.Stella no poda salir de su asombro. Incluso por un momento crey haberse vuelto loca. C

ar soando.De pronto sonaron unos discretos aplausos.Las luces se encendieron.


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Captulo II

AS luces parecieron acercarse, acercarse Luego, cuando estaban junto a sus ojos, estal

uscamente. Stella se senta sacudida por un espasmo de horror cada vez que una de aquellasaproximaba a sus ojos. Con las manos se los apretaba frenticamente, intentando liberar

uellas visiones, hasta que al fin consigui recuperarse.Se dio entonces cuenta de que todo haba sido como una pesadilla.Estaba tendida en tierra y las luces que se acercaban y que de repente parecan estallar nos une linternas que manos desconocidas sostenan a muy poca distancia de su cara.Las voces parecan llegar desde remotsimas distancias.Parece que se recuperaQu lstima! Y ahora la corriente elctr ica ha vuelto a cortarse otra vez! Esta m

menta!

Stella distingui las confusas figuras que parecan gigantes y que la rodeaban por completoLas voces sonaron ms cerca entonces.Por favor, sintese aqu.Beba esto.Stella sinti una cosa ardiente en la garganta. Se puso a toser.Pero la verdad era que empezaba a sentirse mejor, aunque no entendiera nada de todo aqueQu ha ocurrido? balbuce.Estamos rodando una pelcula.

Queee?Permita que me presente. Soy el director, Edmund Sorensen.Una mano fuerte se tendi hacia la suya. Stella la estrech maquinalmente.Y en aquel momento se encendieron las luces. La sala en la que Stella se encontraba

ed iluminada por completo.Era enorme y pareca a primera vista absolutamente desordenada. Aqu y all, al fond

ibles desde la puerta, yacan decorados, cortinas, muebles de todas clases, falsos tabiques, maras Y sillas, muchas sillas. Daba la sensacin de que una verdadera multitud de tcba tenido que estar presente all, dirigiendo todo aquello.

Edmund Sorensen era un hombre joven. Vesta pantaln y jersey ligero. Seal toda aqmoya como si con ello se disculpara.Parece que se asust dijo. Pero ya ve que no hay motivo.Qu ha sucedido?Omos un grito y usted apareci desmayada junto a la puerta. Es todo lo que puedo decirStella trag saliva penosamente.Pero., all haba un muertoUn cadver? dijo Edmund Sorensen. Claro Era ste?

Le seal a un hombre de unos treinta aos, alto delgado, que se estaba sirviendo en


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mento un vaso de licor .Stella parpade.Creo que S, era ste.Le presento a Granger, uno de nuestros artistas jvenes ms prometedores.Pero, qu clase de pelcula estn rodando?Una de terror , naturalmente.Stella iba dndose cuenta de la situacin. Poco a poco se asentaban sus ideas.Todo lo que ella haba credo un misterioso asesinato, era en realidad una simple fiematogrfica. All, por decirlo as sencillamente, no haba ocurrido nada.O s.Haba ocurr ido algo.Dnde est e l hombre? pregunt Stella.Qu hombre?El que estaba conmigo en el coche. No notaron los faros?S. Estuvo a punto de estropearnos el ensayo. Yo elega en aquel momento los fo

usicales y Granger estaba en posicin porque bamos a empezar a rodar de un momento a

Stella apret los labios.Bueno dijo, antes de que llegara yo, por esta puerta entr un hombre.No hemos visto a nadieSorensen volvi la cabeza, interrogando con la mirada a sus ayudantes.Habis visto vosotros a alguien?No. A nadie.Claro que estaba oscuro dijo un tcnico.Cmo era?

Stella vacil. Ahora se daba cuenta de los escasos detalles que haba observado eprovisado compaero. Lo recordaba apenas como una figura alta, borrosa, lejana. De pronreca como si no hubiese existido nunca.

Era alto musit. Vesta normalmente, aunque iba empapado por la lluvia. Faccionesncas y rgidas. Y me asegur que se llamaba Bolden.El director hizo un gesto de impaciencia. Daba la sensacin de que tena cosas ms impor

que pensar.Bueno, habr ido a cualquier sitio. Esto es grande. Ya aparecer. Cmo se siente ahora?Creo que mucho mejor.Qu va a hacer?Pensaba seguir viaje, peroEl director chasc los dedos. Pareci tomar una repentina decisin.Qudese aqu: Cmo va a seguir con esta tormenta? Puede matarse en cualquier curva.Ustedes se quedan?Tenemos varias roulottesdetrs de la casa. Todo esto es alquilado, sabe? No lo he visto

ro creo que hay habitaciones de sobra. De modo que si quiere quedarse en la casa, puede hanquilamente. Por cierto, cmo se llama?

Stella.


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Qu decide?Me quedar.Vaya, lo celebro! Y no ponga esa cara asustada porque no hay para tanto. Continuam

estn rodando por el mundo muchas pelculas de horror. Este es un trabajo como cualquier Stella se llev una mano a los cabellos, tratando de ordenarlos.Claro. Qu tonta he sido!Un trabajo como cualquier otro, el director lo haba dicho.Qu motivo real haba para que ella se hubiese asustado tanto?Cmo se titula la pelcula que estn rodando? pregunt.Tiene un ttulo muy adecuado para esta noche de tormenta y el ambiente de esta casa

a de vampiro.


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Captulo III

TELLA no poda dormir.

Tendida en un antiguo lecho sin ms abrigo que una manta proporcionada por la script,eltas y ms vueltas mientras fuera seguan resonando los truenos. La luz de los relmminaba vvidamente la habitacin con regularidad casi cronomtrica.La muchacha consult su reloj de pulsera: las tres de la madrugada.Comprendi que ser a intil tratar de conciliar el sueo.Pesadamente se puso en pie. Estaba vestida.Los que intervenan en el rodaje de la pelcula se hallaban casi todos descansando e

ulottes situadas en los campos silenciosos que rodeaban la casa. A Stella le haban asignadrmitorio re lativamente decoroso, sobre cuya cama haba cado destrozada, rendida.Pero sus propios nervios la haban traicionado, despertndola.

Descendi a la planta baja, siempre tanteando las paredes y guindose a intervalos por la lrelmpagos. All vio una puerta que crey que daba a una salida lateral.Pens que por all encontrara inmediatamente el campo donde se hallaban las roulottes.Pero en lugar de eso vio ms escaleras hmedas y viscosas, cuyos peldaos descendi en pLuego se detuvo, sintiendo fro en la columna vertebral.Porque aquellas escaleras llevaban a un stano.Y en el centro de ste haba un atad.


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Captulo IV

TELLA qued paralizada a mitad de la escalera. Nunca hubiera podido suponer que aquella p

ndujera a los stanos de la casa. Precisamente haba querido salir y ahora estaba ms encee nunca en las entraas de sta.

El stano estaba iluminado por dos tubos de nen que enviaban sobre el atad una luz roscierto modo alegre, tanto que la impresin de horror que la muchacha haba tenido en el pmento fue desvanecindose poco despus.Dentro del atad se hallaba una mujer .Estaba vestida de negro y tena una edad indefinible. Pareca estar acartonada, flotar ms al

mpo. Poda tener unos cuarenta aos, sesenta y quiz un siglo. Evidentemente, era una mro Stella no inquiet.

Otro truco de esa gente pens. Los trucos de cine son cada vez ms realistas.

Se acerc a la lgubre caja.Le caba la duda de si la mujer era una simple figura de cartn o si era de cera, es

rfectamente hecha. Quiso comprobarlo.Por eso descendi hasta el nivel del stano, llegando a un paso del atad.Y entonces su respiracin qued cortada.Su piel estaba apergaminada. Daba la sensacin de haber sido embalsamada mucho tiempo

s ojos espantosamente quietos brillaban tenuemente entre los prpados a medio cerrar.El fro pareci llenar la columna vertebral de Stella. Por unos instantes fue incapaz de movDe pronto oy arriba aquella voz.Las cmaras! Quin las ha dejado ah? Y los cruzados! Puede haber un cortocircuito!Era la voz de Sorensen, del director.A Stella aquella voz le produjo el efecto de algo que tena que salvarla, fue como una no

manidad en aquel mundo casi irreal en el que de pronto se haba visto introducida.De pronto recuper el movimiento. Corri hacia las escaleras.Abri la puerta violentamente y se encontr con Sorensen. Este examinaba con expr

cunda dos cmaras que, al parecer, no debieran estar all.Se la qued mirando como si Stella fuera una alucinacin.

Qu ocurre? murmur De dnde sale con esa cara?No le produca la menor alegra el ver la. Eso se notaba.Ah., ah abajo.Qu sucede ah abajo?Hay un atad.Sorensen suspir.Claro que hay un atad dijo resignadamente.Usted lo saba?

Por supuesto que s! Forma parte de nuestro material de trabajo! Vaya a dormir de un


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jeme tranquilo! Le he dicho que rodamos una pelcula de vampiros. Y para eso hay que coatad.Stella senta un fro espantoso, un fro que descenda por su columna vertebral, hasta llegpies.Es que balbuce, el atad est ocupado.Qu dice?Hay en l una mujer muerta.Sorensen parpade. Pareca no creer aquello. Se acerc a Stella y la mir fijamente a los

e entonces cuando se dio cuenta de que aquella expresin aterrorizada no poda mentir. Cuns que lo que Stella deca deba ser verdad.

Una muerta? balbuci.Por favor, venga conmigo.l pareci vacilar un momento y al fin susurr:Est bien, vamos.Abri la puerta y descendi los peldaos que poco antes haba subido precipitadamente SteDe pronto, se detuvo.

Por qu trata de rerse de m?Su voz era dura, spera.Stella se detuvo tambin, sintiendo que no poda respirar.Vio el atad abajo, el atad con el que se haba tropezado poco antes.Pero ahora estaba vaco.Creo que necesita descansar dijo Sorensen abruptamente. Quiz descansar por m

mpo Sufre pesadillas.Le juro que

No jure nada. No es necesario.La tom por un brazo y la hizo subir. En sus gestos haba de pronto una extraa suavidad.Stella nunca se haba sentido tan humillada como en aquellos momentos. Le haban suc

sas en la vida, pero jams hubiera credo que llegasen a tomarla por una loca.Le espet a Edmund Sorensen:Sepa que voy a marcharme enseguida! grit. No puede retenerme aqu!Claro que no puedo! Ni quiero! Al contrario, si se marcha nos ahorrar a todos m

eocupaciones!Pues lo har ahora mismo! No me ver ms!Sorensen se limit a desearle buena suerte.En su rostro joven se reflejaba una mueca de cansancio.Stella subi a su habitacin con tanta rapidez como si detrs tuviera un cohete prop

rase que volaba. Entr en el cuarto, cerr la puerta de golpe y dirigi una mirada a su me tena abier ta a un lado de la cama.No le costara ni tres minutos ordenar sus cosas, cerrar el equipaje y alejarse de all

queo Morris.Adems ya no llova.

Apart sus libretas de apunte para dejar espacio a sus ropas. Sus dedos hicieron resbala


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quea libreta de notas que conservaba con cario desde sus das de nia. En ella haba ditas, apuntes, autgrafos, todo un mundo de nostalgia del que Stella no quer a prescindir.La libreta, al caer al suelo, qued abierta por una de las primeras pginas. En ella habujo. Un simple escudo nobiliario que Stella dibuj cuando tena seis aos, quiz cinco.La muchacha entorn los prpados.Estos temblaban.Dnde haba visto antes aquel escudo? Qu le recordaba?De pronto sinti que sus labios se entreabran. Estuvo a punto de lanzar un grito.

Aquel escudo lo haba visto poco antes. Muy poco antes.Porque era e l mismo escudo de piedra que campeaba sobre la puerta de aquella casa!


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Captulo V

A puerta se abri bruscamente a espaldas de Stella, mientras el espacio era rasgado por un

mpago que lo barri todo con luz cadavrica.La muchacha estuvo a punto de lanzar un grito.Se volvi de repente, llevndose las manos a la cabeza.En el umbral estaba Edmund Sorensen. ste la miraba con expresin inquieta. Sin duda so

entrar, pero su sonrisa se haba helado en los labios.Perdona balbuci.Stella recuper difcilmente el habla.Por qu ha entrado?Necesitaba pedir le perdn. Creo que he estado muy duro con usted. Demasiado duro.Stella no contest, pero se le notaba que respiraba agitadamente. Su blusa ligera no oculta

soluto los movimientos alterados de su busto y Sorensen tuvo que fijarse forzosamente en eQu sucede?Quiz est asustada. Comprendo que esta noche no es apta para cardacos.Ya iba a irme.Eso es lo que me ha hecho venir dijo humildemente, el pensamiento de que iba a

carretera de nuevo con una noche as. Hay claros en el cielo, pero por todas partes viendo, aqu mismo ya he visto que empieza de nuevo. Me equivoqu al decirle que se fueraEntonces, qu debo hacer?

Quedarse.Prefiero arrostrar el peligro de un accidente que el peligro de volverme loca. Quipiezo a estarlo. Le juro que no puedo ms.l consigui sonrer ahora. Resultaba asombroso el cambio que se operaba en su rostro c

nsegua que ste fuera animado por una sonrisa.Precisamente por eso le he buscado una compaa dijo.Qu compaa?La seorita Key, una de nuestras mejores guionistas.Abri la puerta un poco ms y compuso una seal para que alguien entrase.Hizo entonces acto de presencia en la habitacin un mujer alta, rubia y aceptablemente jovlidad al fijarse uno bien en ella, se daba cuenta de que pareca ms joven de lo que era.Usaba prendas muy prcticas y cmodas. Pantalones ajustados, botas de media caa, chaque y camisa deportiva de cuello abierto. Pero Stella no se fij en eso.Slo se fij en su cara.Porque aquella mujer era, era la misma que ella haba visto en el atad unos minutos an

* * *


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mund Sorensen fue el primero que not aquella alteracin en su rostro. Hizo un gespresa y en cier to modo de desencanto, porque se dio cuenta de con la presencia de miss K

ba logrado otr a cosa que desorientar an ms, si caba, a la muchacha.Por lo visto, Stella no tena remedio.Qu le sucede? balbuci.Na, nada.Parece como si usted conociese a miss Key. Como si se asombrase de verla.Stella apret los labios.

Nunca haba sentido tan ter rible desesperacin, una angustia tan honda.Quieren volverme loca pens. S, eso es lo que quieren Se trata de un complot qiendo, pero que slo tiene por objeto enviarme al manicomio Lo peor es que v

nseguirlo. Y nadie me ayudar si no me ayudo yo misma.Paradjicamente, el sentirse sola fue lo que le dio nuevas fuerzas. El saber que, si ella se h

hunda para siempre.Qu le pasa? pregunt el director.NadaNada absolutamente. Estoy encantada de conocerla, seor ita

Key.Hizo un esfuerzo terrible para tenderle la mano y mostrarse natural.Cuando miss Key estrech su mano derecha, Stella sinti que el fro penetraba hasta sus hu

ro hizo un esfuerzo supremo para no demostrarlo.Edmund me ha dicho que usted est algo nerviosa susurr miss Key, soltndole la maue sera conveniente que le hiciese compaa.S, es posible que tenga razn.Yo estar encantada. Por cierto, llmeme Mirna. El nombre de Key slo lo uso pa

bajo.De acuerdoPor qu no viene a mi dormitorio?Es necesario?Tengo una habitacin muy confortable en la planta baja y usted no se sentir tan sola.Stella necesit otro esfuerzo terrible de voluntad para balbucir:Muy bien, ir.El director lanz una carcajada.Bueno, creo que la dejo bien acompaada, Stella. Espero que no volver a sentir temor

da la noche.S. Me deja muy bien acompaada.Entonces, adis. Yo tengo mucho trabajo. No encuentro nada bien colocado esta nocana quiero rodar unas escenas exteriores que van a ser difciles.Las dej solas.Mirna Key sonri enigmticamente mientras miraba a Stella. Esta no supo si Mirna se buella o quiz todo era debido a una terrible alucinacin. Ya no estaba segura de nada. Pe

dos modos, oy claramente las palabras de la mujer.

Viene conmigo?


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S, desde luego.El dormitor io de Mirna no tena nada especial. En una vetusta habitacin haba sido instalad

ma plegable y un tocador plegable tambin, con un equipo completo de maquillaje, pese rna no tena por qu usarlo. Haba tambin una mesilla con una mquina de escribir y variasnas de notas.Le cedo la cama dijo simplemente Mirna.Y usted?Trabajar mientras tanto. No me impor ta. No tengo ni pizca de sueo, en cambio se m

umulado muchas cuartillas le molestar el teclear de la mquina?No, en absoluto.Entonces, procure dormir. Yo le har compaa.Stella pens que el teclear de la mquina era, despus de todo, una garanta para ella. Se a

es, de que Mirna Key, o quien fuese, escribiera. Mientras lo haca tendra las manos ocupaa podra saberlo por e l teclear.Cerr los ojos.Pero la cabeza le daba vueltas. Le iba a ser imposible dormir .

Cmo se titula la pelcula? pregunt en voz baja.Mirna dijo, sencillamente:La hija del vampiro.Y sigui tecleando sin mirarla ms.Stella sinti una sacudida. Por qu? Qu extraos recuerdos le trajo aquello? Por qu

mo si aquella situacin, la hubiera vivido otra vez?Se levant.Adnde va? pregunt Mirna con voz impersonal y un refle jo metlico en los ojos.

A buscar mi bolso. Est ah mismo y quiero ver una cosa.Mirna Key no hizo ningn comentario. Slo la mir de un modo algo especial, como si pee estaba tratando con una trastornada. Pero al fin se encogi de hombros y sigui tecleandoquina. Desde la puerta, Stella pregunt con un soplo de voz:Qu hace?Necesitaba or sus propias palabras para animarse. Mirna Key no levant siquiera la cabezaPaso a limpio unos cambios en el guin. Ha habido reajustes de ltima hora. Sabe lo q

o?S, claro que s Me hago cargo.

Y sali.Fue a la habitacin que haba ocupado antes, donde estaba su bolso. De all extrajo la libretapuntes y dibujos de su infancia y se acerc a la ventana para poder ver con cierta claridad

yos eran ahora muy lejanos, pero su lvido resplandor an segu alumbrando. Examin el edadosamente.S. Estaba segura de que se trataba del mismo, pero necesitaba comprobarlo bien.Descendi a la planta baja. Ahora se mova con ms seguridad, puesto que empezaba a cocasa. La puerta estaba abierta y se vea, al fondo, brillar las lucecitas de algunasrou

mbradas por las bateras de los coches. Todo el mundo dorma poco all, al parecer, inquir las incidencias del rodaje. Quiz tenan la casa alquilada por poco tiempo, para ahorrar din


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convena darse prisa. Pero Stella dej de pensar en eso y prest atencin al dibujo, miransmo tiempo el escudo que campeaba sobre la casa. No caba duda, era el mismo. Y no caba

mpoco de que lo haba dibujado ella. Lo haba dibujado cuando era nia, y teniendo el eante. Una cosa as era imposible de inventar.Not que le recorra un estremecimiento.En qu remoto tiempo haba vivido ella all? Cundo estuvo antes en aquella casa?

eos? O tal vez haba que creer en la transfiguracin de las almas y en una vida anterior,e slo recordamos rfagas o de la que nunca recordamos nada?

Pero tambin caba otra explicacin, y esa explicacin era la que Stella estaba dispuearar. Por tanto, y aprovechando que la lluvia casi haba amainado, se dirigi a su pequeo MLas finas gotas de lluvia daban en su rostro. Tuvo la sensacin de que nunca olvidara aq

que, aunque pasaran muchos aos, seguira viendo las luces inciertas de las roulottes, las somlos rboles y el entorno espectral de los montculos que bordeaban la carretera. Pens tam

e quiz el misterioso Bolden la estara esperando, como antes, en el interior de su vehculo.Se estremeci porque ahora crea saber algo. Ahora crea saber que Bolden no e

almente.Pero en el interior del Morris no haba nadie. Se puso ante el volante, dio contacto y el m

anc a la primera y sali de la zona fangosa en que las ruedas se haban parcialmente hun tard en encontrar la carretera, guiada por los relmpagos, pues no haba querido encendes del coche.Pareca como si huyese, y en realidad, algo de eso estaba sucediendo.No se dirigi a Saint Gaudens, sino que tom la direccin contraria. Haba visto poco antcasero, un bar que estaba abierto. Quiz. Con un poco de suerte no lo habran cerrado a

n un poco ms se suer te, habra en l te lfono y todo.Unos quince minutos despus distingui las luces entre las finas capas de lluvia. No, no lo h

rado an. Se ape y entr en el local, que estaba lleno de humo. Unos cuantos campesinogaban a las cartas cachazudamente. Todos miraron al verla entrar, y los ojos fueron de su c

excelentes piernas. Stella se sinti revitalizada al entrar all, como si hubiera dejado atrsadilla y tomado contacto de nuevo con la vida real. Se acerc al patrn que, en mangmisa, la miraba con curiosidad desde la barra.

Se ha perdido? murmur en espaol, creyendo que vena del otro lado de la centera.No, no me he perdido contest ella en francs sonriendo. Pero necesito hace

mada telefnica.

Cmo no! Qu quiere beber?Pues Stella dijo el pr imer nombre que se le ocurri. Un Pernod.Bien.Mientras se lo servan, fue al telfono, que ocupaba un lado discreto del local. Mi

nsultaba la gua, los jugadores la miraban de soslayo, disimuladamente.Retazos de sus conversaciones llegaban hasta ella, pese a que procuraban hablar en voz

a.T crees que habr venido a trabajar aqu, Pierre?

No. Es demasiado joven. Y demasiado bonita.


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Pero a lo mejorNo se perdera por estas aldeas. Es de esas que en Pars, si quieren, se hacen millonarias

o.Stella se sonroj, porque entendi perfectamente de qu hablaban, pero fingi no or les.La poblacin importante ms prxima era Foix, y la gua telefnica corresponda a sta. B nmero de la comisara de polica y lo disc nerviosamente.Una voz cansada le respondi al cabo de unos momentos.S?

Es importante, es impor tante que hable con un inspector. Soy una mujer que esigro.Un peligro?, De qu clase?Por favor, un inspector slo podr entenderme si hablo personalmente con l es tan

e venga?Espero por su bien que no se trate de una broma.No s cmo convencerle. Le juro que no, que no es una broma.Bien, dgame su nombre.

Stella Brassens.Dnde est?La muchacha mir a travs de los cristales el rtulo del establecimiento.En un bar llamado La Chapelle, a unos veinticinco kilmetros de Saint Gaudens.Lo conozco. Pero, oiga. Ah no le puede acechar ningn peligro. Como mximo que

mpesino se le declare.Es distinto . Por favor, ya les explicar.De acuerdo; no se mueva de ah.

Stella colg, tom entre sus dedos la copa de Pernod que ya estaba sobre la barra y la lla de las mesas, cerca de la ventana, ante la cual se sent. Sus facciones estaban muy plidavia volva a arreciar y golpeaba los cristales cada vez con ms fuerza.Notaba las miradas de los hombres clavadas ansiosamente en sus rodillas, en lo que vinarse de sus muslos.El tiempo se le haca interminable. Temi que el inspector tardase mucho en llegar, c

cil que estaba la carretera. Pero se present all unos veinte minutos ms tarde.Era un tipo joven, vestido con gabardina clara y que tena aspecto de estar aburrido al tene

narse 1 a vida en una pequea ciudad de provincias. Se dirigi hacia ella, pues no caba du

e, entre todos los que estaban all, slo la muchacha poda haber llamado.Inspector Nevers dijo sentndose al otro lado de la mesa. Un poco fuerte el Pe

ra usted, no?Tal vez.Por qu nos ha llamado?Necesito que me ayuden.La polica est para eso, para ayudar, si realmente hace falta. Qu le ocurre?Ella explic rpidamente todo lo que le haba sucedido desde que los rayos, cayendo muy

obligaron a pensar en la posibilidad de dejar el coche y guarecerse donde fuera. No omraa aparicin y desaparicin de Bolden, el hecho de que a Mirna Key 1 a haba visto mu


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go viva, y muy en especial la incomprensible coincidencia del escudo con aquel dibujo quo cuando era nia.Nevers la escuchaba con una mezcla de inters y escepticismo. Un par de veces asintitas cabezadas y otro par de veces hizo una expresiva sea, como indicando que no creabra. Al fin chasc los dedos.Bueno dijo, usted misma ha dado la explicacin.Qu explicacin?Estn rodando una pelcula. Todo es obra del ambiente, de los efectos especiales. O

nsaba?Pero Bolden apareci y desapareci.Siempre hay gente que aparece y desaparece. Vaya a Pars e instlese en la boca del MCarrefour l'Odeon. Miles de personas aparecen y desaparecen, se largan, se evaporan

nen. Bolden se fue, y qu? La tal Mirna Key, debidamente maquillada, estaba ensayandcena. Tiene eso algo de malo?

No, pero est lo del escudo.Y eso qu tiene que ver? Una coincidencia.

No es posible.Nevers bebi, sin pedir permiso, un poco del contenido de la copa de la muchacha.No pudo haberlo copiado de un libro? Hay algunos de ellos que estn llenos de es

biliarios.Yo no tuve jams uno de esos libros, estoy segura.Entonces, cul es su idea? Qu ha llegado a pensar?Que aquel escudo es pura tramoya, como tantas y tantas cosas que hay en aquella

guramente es de yeso, pero no he podido comprobarlo, porque estaba muy alto. Alguien esto ah slo para asustarme, para forzarme a cometer algo fuera de la realidad, para volva.Nevers la mir como si pensara: Nena, lo de volverte loca ya lo has conseguido. Y ddo!.Pero se arm de paciencia al preguntar:Entonces, deba ser alguien que conoca su pequeo cuadernillo de dibujos?SQuin?Mis parientes. Yo voy a heredar una fabulosa fortuna dentro de unos das, pero no p

redarla si estoy loca. Entonces sern mis parientes quienes la administrarn.Nevers afirm con una cabezada y sus ojos cambiaron de expresin. De repente, la chica

bi parecerle tan extraa.Bien murmur. Investigar si el escudo es autntico. Es una cosa que cuesta

bajo y que se comprueba de una vez por todas. Tiene ese cuaderno de dibujos?S, claro.Dmelo.Ella se lo entreg con mano insegura. Y entonces Nevers lo alz sobre su cabeza.

Pier re! llam.Uno de los ms fervientes admiradores que tenan las piernas de Stella, se puso en p


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pente.Diga, inspector.Conoces este escudo?Pierre lo mir y remir.S que lo conozco. Como todo el mundo, claro. Menos usted, que es novato. Se tra

cudo de los Verneil. Toda una antigualla.Lo tienen sobre la puerta de su casa?S, aunque los Verneil ya no existen. Con el viejo se acab todo, pero el escudo ha que

ora creo que alquilan la casa para hacer una pelcula. Una de esas pelculas de miedo mo si la comarca no fuera ya lo bastante siniestra. Dicen que un administrador que viontauban la ha hecho pagar a buen precio.

Pero el escudo es autntico?Qu quiere decir?Que si siempre estuvo all, hombre.Claro que estuvo. Yo lo he conocido desde nio, y mi padre lo conoci tambin. M

ntera!

Y se qued mirando las piernas de Stella, como si pensara: Esto, en cambio, no lo es.Nevers musit:Muchas gracias.Cuando se hubo alejado Pier re , mir a la muchacha con expresin vaca, ausente.Ya ve que no es una trampa dijo. El escudo es autntico.S pero, pero no acabo de creerlo.Tendr que hacerlo, seorita Brassens.Por qu no vamos hasta all y lo tocamos? Es lo nico que me podra convencer!

Nevers acarici e l borde de la mesa.De acuerdo, la acompaar aunque slo sea para quitar le esas ideas de la cabeza. Ustedbien que se estaba en la comisara de Foix? Afuera llova y haca fro, mientras que en nbitacin tenamos una chimenea y unos leos, una botella de Martell, tabaco y, sobre todguridad de que en una noche as no pasara nada De repente, plam!, aparece usted cocudos y todo. Pero ya que me ha hecho salir de all, ya que me ha fastidiado la noche, ir a.

Se puso en pie y Stella pag la bebida. Luego subieron al Morris. l haba dejado atrs su yo color oscuro se confunda con la noche.

Es un buen cacharro elogi Nevers. Pero caro no?Bastante.A qu se dedica usted?Soy pintora. He hecho algunas exposiciones.Y ha ganado mucho dinero?No reconoci Stella. Hasta ahora no puede decir se que haya tenido demasiada suer

e quiz sea muy clsico, demasiado de otra poca. Ahora la gente se ha vuelto loca y prefierya, una mano de tinta y zas!, cuadro hecho.

Entonces, de qu vive?


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Ya le he dicho que poseo una gran fortuna, que por el momento de administra mi tutor Poincar. l me pasa una pensin para mis gastos, que no son demasiado elevados;ntro de una semana, al cumplir veintin aos, entrar en completa posesin de la herendr hacer lo que me plazca.Por eso teme que quieran volverla loca?Pues., se me haba llegado a ocurrir .Tal vez el seor Poincar?No s, no quiero acusar a nadie. Es terrible todo lo que sucede, se da cuenta? Pero qui

conjunto de casualidades y maana, al salir el sol, de r a de todo.l murmur:Yo estoy seguro de que ser as. Y ahora, andando. Siempre he tenido curiosidad por sabMorris se sujeta bien en las curvas mojadas.Result que s, que se ajustaba bien, aunque Stella conduca con tanta prudencia que, en reapuso a prueba el coche. Llegaron ante la casa y ella apag los faros.No saben que he salido explic.Ah, ya.

En la oscuridad, seguan titilando las luces de las roulottes. No se adverta ningn movimtorno a la casa. El nico ruido que se captaba era el de la lluvia que cada vez caa con ms fue a intervalos converta el techo del coche en la membrana de un tambor.Dnde est e l escudo?Ah, sobre la puerta.Se acercaron y lo miraron, pero slo se advertan sus relieves confusos. Nevers murmur:Si fuera de yeso, ya estara medio deshecho con la lluvia.Quiero tocarlo yo misma. Me ayuda?Es el favor ms agradable que me han pedido en mi vida dijo l, sin hacrselo repetir .La sujet por las piernas y la iz. Era, en efecto, un favor agradable, por el que Pierre

os hubieran dado a gusto la cosecha de un ao, aunque el lo vendra luego, para justificarlos mujeres. Ella palp con sus dedos los relieves del escudo, sin querer darse cuenta de lvers estara pensando. Comprob que era un escudo slido, aejo, de buena piedra. Un ee haba resistido all el paso de varias generaciones, hasta que el ltimo de los Verneil allar como un globo en aquella misma casa.Se convence?S, es un escudo de verdad.

La baj, aunque hubiera deseado que ella se convenciese ms rato. Una vez la tuvo frentet de dirigirle una sonrisa alentadora.Ya ve que no ocurre nada. Todo esto es, cmo explicarlo?, pura sugestin suya. Usted m

ha dicho. Maana, cuando se disipe la tormenta, lo ver de otro modo.Puede que sea cierto.Y ese escudo, cuya similitud no niego, debi copiar lo de un libro, estoy seguro.Ella no contest, porque en ese punto estaba segura de no equivocarse; no haba tenido nun

ro de aquella clase.

Quiere venir conmigo a Foix? ofreci Nevers. La llevar y de paso me har un rque yo venido en su coche y ahora tendra que volver a pie.


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La muchacha vacil.Por unos momentos se mordi el labio inferior, nerviosamente, casi con angustia.Llvese el Morris dijo al fin. Yo me quedar aqu.Por qu?Ahora siento algo muy femenino: curiosidad, no s si me entender, pero quisiera sab

acaba todo esto. Ver qu aspecto tiene dentro de unas horas cuando amanezca, y hasta rerecuerdos de mi infancia, por si hay algn detalle que me haya pasado inadvertido.Como quiera. Desde luego, no creo que corra el menor peligro.

Le dio la mano y se alej en silencio. Instantes despus se oa el suave runruneo del mopuesto en marcha. La leve silueta del vehculo desapareci entre lluvia.Stella trag saliva penosamente.Ahora, al quedarse sola, estaba segura de haber tomado una decisin equivocada. Pens

nca, nunca, debi haber accedido a quedarse toda la noche all.Pero ya estaba hecho. No poda irse, porque no tena ni automvil.Seguramente, Nevers se lo devolvera a la maana siguiente, por medio de un gendarme

ndarme regresara a Foix en alguno de los autobuses de cercanas que deban cir

gularmente por aquella carretera.Entr en la casa, cuya puerta circular segua abierta como antes, como si no hubiera transcu

tiempo.El silencio volva a ser angustioso, total. En el interior no se oa ni el ruido de la lluvia.El corazn de Stella Brassens volvi a latir descompasadamente.


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Captulo VI

L ruido de la mquina la reanim. Mima Key, al parecer, segua tecleando como si nada hu

urrido. Stella entro en la habitacin y la vio de espaldas ante una pequea pila de cuartilla no pareci orla hasta que estuvo casi a su lado.

Seorita KeySe sobresalt.Ah, es ustedYa he vuelto.Pues ha tardado mucho rato. Cre que se haba ido ya para siempre Dnde ha es

uscando novio?Trataba de arreglar una avera de mi coche.Mirna Key mir instintivamente las manos de Stella que estaban demasiado limpias, y por

mentos pareci sonrer para s. Pero al fin se encogi de hombros, como dicindose que aqle importaba.Qu va a hacer? pregunt luego. Dormir?Y usted no?Ya he terminado mi trabajo dijo Mirna Key, tir ando la ltima cuartilla del carro quina. Quiero que lo vea Sorensen, el director .No estar l durmiendo ahora?No lo creo, pero en todo caso le despertar. Esta pelcula ya deba haber sido term

abe? Por cada da de retraso, hemos de pagar una suma al tirano del productor. Sorensen qe ahora no perdamos un solo minuto.Comprendo.Lleg hasta la puerta y entonces la voz de Stella la detuvo:Seorita KeyQu?Interpreta usted algn papel en la pelcula?No. Por qu lo pregunta?Me haba parecido verla. Bueno, maquillada dentro de un atad.

Mirna Key se ri. Lo hizo speramente, de una forma desagradable.Qu tontera! Yo no soy una artista, y menos una artista de las que dan miedo. Mi car

ramente tcnico sabe? Y ahora procure descansar.Nos estn dando bastante jaleo esta noche, entre usted yQuin?Mirna Key se mordi el labio inferior, nerviosamente.No, nadie.Usted iba a mencionar algn nombre.

Se equivoca, no iba a decir nada, y olvdelo.


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Se alej rpidamente. Stella qued confusa, sin saber qu pensar. Se sent en el borde ma plegable y mir aprensivamente hacia la puerta, que no era ms que una mancha negra.

A quin haba estado a punto de mencionar ella? A Bolden tal vez?Al que desapareca y apareca? Pero Edmund Sorensen haba dicho que no recordaba

mbre. No haba razn para suponer que minti.Se tendi en la cama e intent dormir. S, eso sera lo mejor. Dormir. Olvidarse de una v

do, que aquella extraa pesadilla.Lo consigui, pero slo a medias. Haba momentos en que an crea hallarse en aquel bar

re tera, que por lo visto no se cerraba en toda la noche. O crea or la voz de Nevers, que yaar de regreso en Foix, entrando en reaccin junto a la lumbre. Y haba otros momentos ena el escudo que ella misma dibuj muchos aos antes, aunque no saba cmo.De pronto, despert sobresaltada.Le pareca haber odo un ruido muy cerca, en las escaleras que llevaban al piso superior.Y qu? Nada ms natural, despus de todo.Aquella casa estaba llena de gente que ira arriba abajo toda la noche.Pero algo la hizo ponerse en pie. Aquel ruido no haba sido espontneo, sino furtivo. Le pa

usado por alguien que tuviera inters en ocultarse.Se calz rpidamente, pues los zapatos era lo nico que se haba quitado, y se asom a la pe entonces cuando lo vio otra vez.Bolden estaba all, quieto junto a la pared, en el nacimiento de las escaleras. Llevaba la m

bardina clara y tena los ojos muy fijos y quietos, como antes.Lo vio gracias a la luz de un relmpago, ya que de lo contrario, no hubiera podido disting

ella murmur:BoldenAl extinguirse la luz de las nubes, se extingui tambin la figura del hombre.Stella se acerc. Oa su respiracin quieta y ansiosa al otro lado de las sombras, junto a la

se detuvo a menos de un paso de distancia.Bolden, por qu se fue antes?No me fui. Estaba por la casa.Es que se oculta?No.Habl de usted al director. Dice que no le conoce.Y por qu haba de conocerme?

Es cierto. No hay motivo.He decidido pasar la noche aqu porque no s adnde ir con este tiempo. Pero todo estgente extraa.Estn rodando una pelcula.Ah.Oiga, Bolden.l no contest.Bolden.

Silencio otra vez. La muchacha tendi las manos y palp la pared en el sitio donde


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gundos antes se hallaba el hombre.Pero ahora no vio ni toc nada.Bolden haba desaparecido! Acababa de esfumarse otra vez!Stella sinti una brusca crispacin en su garganta. Estuvo a punto de gritar. La sensaci

sadilla, de la que casi haba conseguido liberarse, volvi bruscamente a ella.Amedrentada, volvi al improvisado dormitorio que comparta con Mirna Key. All, al m

ba luz. All podra sentirse segura si cerraba la puerta.Cada vez estaba ms arrepentida de no haberse hecho acompaar hasta Foix, y hasta

iamente en ir a pie al bar que estaba abierto toda la noche.Un nuevo relmpago ilumin la gran sala. Y entonces vio que, en efecto, Bolden no estab

ro tambin vio algo ms.La puerta que daba al stano, aquella puerta que ella conoca bien, oscilaba levemente.

* * *

a como si alguien acabara de pasar por ella. Como si la hubieran empujado.Y en el fondo, reflejada en las paredes de piedra, pareca verse brillar una lucecita.Stella apret las mandbulas y procur armarse de valor. Saba que no vivira mientra

eriguase qu era aquello. Mientras no supiese el origen de aquel movimiento y de aqraa luz.Atraves aquella puer ta.Fue descendiendo poco a poco, apoyndose en las paredes.La luz se haca ms clara, ms concreta. Proceda sin duda del lugar ms bajo del stano donde antes haba visto el atad que tanto la asust.

En efecto, sus pensamientos se confirmaron.El atad estaba all, como antes. Y, como antes, haba una figura yacente en l.La figura de Mirna Key.Se acerc, esta vez decidida a que no le gastasen ms bromas. Todo aquello era estpidan que se poda jugar con ella, les demostrara que estaban equivocados. Estos era

nsamientos de Stella.Cuanto ms se acercaba a aquella figura yacente, ms se nublaban sus ojos.Pens que no poda ser, que estaba soando otra vez.

Pero para ella no caba la menor duda: Mirna Key estaba muerta.Su palidez era espantosa, y aquello no poda ser debido al maquillaje. Pero antes no ido la misma sensacin? Y no se haba equivocado rotundamente?Entrecerr los ojos.S, tena que ser una broma macabra.Pero no les servira esta vez. Estaba harta de pelculas y de personajes que existan y aban de existir. Desclav la larga aguja, terminada en dos bonitas perlas, que adorna

stido.Imaginando ya el grito que Mirna lanzara, se la clav bruscamente en el dorso de una

nos. Stella saba por experiencia que esa clase de dolor es casi insoportable y que Mirn


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uy bien que fingiera, no lograra disimularlo. Pero la aguja se hundi en los msculos siieran el menor movimiento, sin que tuviesen al menos una crispacin puramente automticEso slo poda significar una cosa.Mirna Key estaba muerta!La haban asesinado!


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Captulo VII

ORRI, corri como una loca, sin darse cuenta de lo que ocurra. Las paredes llenas de som

zagueaban antes sus ojos. Los peldaos parecan haberse hecho altos, casi insalvables. Tros veces con ellos y a la segunda cay de bruces. Not que de sus labios se desprenda un de

illo de sangre. Senta unos angustiosos deseos de gritar, pero hasta eso le faltaban fuerzas.Lleg a la planta super ior.No saba bien ni dnde estaba. Mir como alucinada entorno suyo y dio un par de pasos mDe pronto tropez con alguien.Un pecho amplio se puso al alcance de su cuerpo.Unos brazos fuertes la rodearon.Vacil.Pudo darse cuenta, confusamente, de que se trataba de Sorensen.

Pero es usted otra vez? Qu le pasa?Volva a mirarla como a una loca, y eso Stella no poda resistirlo.All, en el stano.Qu pasa en el stano?Mirna Key.Mirna Key ha estado hablando conmigo hace un momento aclar.Ahora est all.En el stano?

Ssss, s. Por favor, acompeme.Sorensen se encogi de hombros, pero al menos accedi. Stella adivinaba lo que e

nsando: Me ha tocado el primer premio de la lotera. Menuda lata! No me va a dejar vro al menos la acompaaba. Quiz con el deseo de hacerla callar de una vez.Stella estaba temblando. No quera creer que otra vez hubiera sufrido una alucinacin,

contraran el atad vaco.Pero esta vez no ocurri as. Ahora, en cierto modo, las cosas fueron lgicas. El atad esta

mo ella lo haba visto, con la figura de Mirna Key en su interior.Sorensen barbot:Qu clase de comedia es esta?No es una comediaEst segura?Le tendi la aguja.Pnchela.l debi pensar, como haba pensado Stella antes, que puestos a bromear, ms vala hacer

io. De modo que tom la aguja y pinch con ella en una de las manos de Mirna como cho la muchacha. Pero tampoco se produjo ninguna reaccin, tampoco movi ningn mscu

Sorensen palideci mortalmente.


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Con una voz que era apenas un susurro inaudible, balbuce:No puede ser.Usted mismo lo ve. Est muerta.Ha hablado conmigo hace unos minutos. Me traa unas cuartillas con unas reformas elogos de la pelcula.Cierto, yo misma he visto cmo lo haca. Pero ahora no hay duda de que la han asesinadoEdmund Sorensen apret los puos y se oy el crujir de sus nudillos.De pronto, se transform en una especie de cicln, en un torbellino de actividad. Mir d tmulo, cosa que era elemental por si all se haba ocultado alguien. Abri luego otras pu

e daban al stano, ya que era posible que el asesino estuviera tras alguna de ellas. Al fin, contrar nada, se dirigi de nuevo hacia el atad.

Levant con cuidado a la muerta.Mire balbuci.Stella se inclin para ver .La mano de Sorensen se haba manchado de sangre. En la espalda de Mirna Key, a la altu

razn haba una estrecha y profunda cuchillada. La muerte debi haber sido instantnea,

cos conocimientos de anatoma hacan falta para comprender que la hoja habra lleseguida hasta el miocardio.Sorensen la dej caer. El cuerpo produjo un ruido sordo al chocar contra la madera del ataLa vi tambin antes musit Stella. Juro que la vi antes, cuando usted me encontr.Pero entonces no estaba muerta.No, aunque lo pareca.Sorensen hundi la cabeza.Tal vez sea culpa ma dijo. Mirna Key estaba obsesionada con ser algo ms qupleada administrativa, con llegar a ser actriz ella tambin. Por el momento, tengo contrato

mar esta pelcula de terror y dos ms, de modo que necesito actores especializados. Mirnacho algunas pruebas, pero sin xito. Muchas veces, incluso, se caracterizaba.

Y tal vez quiso que usted la viera as murmur Stella. Que se convenciera de qumbin poda conseguir efectos dramticos. Era como una prueba espontnea no? Pero alab con ella. Adems ahora no est caracterizada.

Es cierto, no lo est.Stella hizo una pregunta intil, pero que en aquel momento pareci lgica.Qu hacemos ahora?

Qu podremos hacer? Avisar a la polica.Aqu no hay te lfono.Debe haber uno en las cercanas.S dijo, en un bar llamado La Chapelle, entre este lugar y Foix. Creo que est a

da la noche.De acuerdo. Ir a llamar .Stella le aferr con fuerza el brazo, estremecida por una secreta angustia.Djeme ir con usted musit. No resistira el quedarme sola aqu otra vez.

Entonces, hgame un favor. Quiere usted ir, Stella? Le proporcionar un coche. Yo hrmanecer aqu para explicar a los dems lo que ocurre y para que no se extienda el pnico


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rible si todo esto se descubre y yo no estoy en la casa. Avise a la polica y diga lo qurrido. Vendr enseguida.

De acuerdo, lo har.Venga conmigo.La llev al exterior, donde seguan brillando las luces de las roulottes. La lluvia, que al pay vena, se haba calmado otra vez. La tom de un brazo orientndola a travs de las sombrPor aqu.Se vean varios coches estacionados a una treintena de yardas de la casa. Eran de div

delos, pero en su mayora baqueteados y viejos. El nico nuevo era un DS 21, y fue se el qdic.

Sabr conducir lo?Supongo que s.Es de embrague automtico. Al principio le sorprender, pero se acostumbrar ense

sulta muy seguro, si bien al principio no debe darle demasiado gas. Tiene nervio.Comprendo.Entonces, suer te, Stella.

Se sent ante el volante e hizo girar la llave de contacto. El motor son como el coraznmal joven y ansioso.Sali a la carretera. Acostumbrada a los coches pequeos, el que ahora llevaba le parecstodonte. Pero resultaba suave de conducir y se pegaba a las curvas gracias a su excepcpensin. Le pareci que en un momento llegaba a la cantina donde haba estado antes.

ora no haba luces; el menor resquicio de vida. Estaba cerrada.Se acerc a la puerta y la golpe con el puo. No la oy nadie, o al menos nadie con

tuvo tentada de atronar aquello con el claxon, pero al fin Stella se dijo que estaba a poca disFoix y que ms vala llegar hasta all para contrselo todo a Nevers. Volvi a subir al DS 21

j a buena velocidad.Dirase que ahora la lluvia no iba a volver nunca. El cielo estaba sereno ms all de las coliTambin lleg a Foix en un tiempo que le pareci muy corto. La vieja ciudad tan ligad

toria de Navarra, dorma a la sombra de su castillo. Las calles estrechas y provincianas esenciosas. En las persianas cerradas se concentraban las sombras de la noche.

Pregunt al portero de una fbrica la direccin de la comisara y lleg hasta ella. Nevers hsto de asombro al verla.Qu le pasa ahora, seorita Brassens?

Necesito hablar con usted.Bien, hgalo .Han matado a una mujer.l arque una ceja. Stella no estuvo segura en el primer momento de si la crea o no. Ag

pectante la reaccin de Nevers, que al fin se encogi de hombros.La ha visto usted misma?S.De acuerdo, entonces, iremos. Qu coche ha trado?

El del director.Vaya delante. Yo la seguir en su coche. Se volvi hacia un gendarme que dormitaba.


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Michel.Diga, inspector.Si ocurre algo, estoy en casa de los Verneil.Bien.Salieron, conduciendo cada uno un coche distinto. No haban vuelto a intercambiarse una p

sde que salieron de la comisara, y por supuesto, no volvieron a hablar hasta llegar a la casa.Descendi la muchacha primero. Haba ahora bastante animacin en tono a las roulottes

da se haba conocido la noticia y todo el mundo estaba despierto y ansioso. Stella se asomb

mprobar la gran cantidad de gente que intervena en el rodaje de aquella pelcula.Nevers se ape tambin, dirigindose hacia ella.Con quin la encontr?Con Edmund Sorensen, el director.Bsquele.No hizo falta, porque Sorensen apareci enseguida. Se le notaba preocupado y hasta un

ioso. Hizo al inspector una sea para que le siguiera.Por all.

Descendieron en silencio al stano. Ahora haba vuelto el fluido elctrico y haba bomcendidas por todos los rincones de la casa. Algunos focos, con su tenue luz, contribuan a biente un tono espectral. Figuras que parecan furtivas se movan de un lado para otro.Nevers mir el atad y el cadver que contena. Arrug la nariz y luego hizo

mprobaciones, pero sin tocar el cuerpo. Pregunt si lo haba tocado alguno ellos.Yo reconoci Sorensen.Qu hizo?La levant para verle la herida en la espalda. Quise convencerme de que estaba muerta.

Claro, es lgico cruji los nudillos. Bueno, ahora no lo tocar nadie ms, hastguen los fotgrafos y forenses. Quisiera tambin conocer otros detalles, seor Sorensen.Lo comprendo. Pregunte lo que quiera.Segn parece, fue Stella quien la descubri.En efecto.Nevers mir a la muchacha.Por favor, cuntemelo todo. Sin omitir un detalle eh? Tal como sucedi, paso a paso.Stella lo hizo. Procur no olvidar ninguna circunstancia, por mnima que fuese. Al termin

ato, las facciones de Sorensen haban palidecido, pero ms an las del inspector Nevers.

No lo comprendo balbuci.Hay dinero aqu?Ninguno. La idea de que hayan podido robar es absurda.Secretos industriales? Por ejemplo un nuevo sistema de filmacin? Un mtodo de

e se ensaye ahora por primera vez?S que los secretos industriales se pagan ahora tanto como los militares, inspector

rensen, pero tampoco va por ah. Nuestra pelcula es vulgar. La estamos rodando con el dun productor tacao. Eso quiere decir que no hay ningn procedimiento nuevo, nada que se

lo corriente.


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Nevers asinti.Pareca ms desorientado cada vez y se estaba aferrando a la rutina, que el arma de los po

ando no saben hacia dnde ir. Pero la rutina no era slo una salida momentnea. Tambienos resultados muchas veces y no poda descuidarla.Cuntas personas tiene aqu?Cincuenta. Bueno, cuarenta y nuevo. Contaba tambin a Mirna.El equipo tcnico est completo?Desde luego. Los actores en s son muy pocos.

Procure reunirlos a todos en el interior de la casa. Los cuarenta y nueve entiendecusa. Que se acomoden como quieran, pero sin salir al exterior. Yo he venido solo pompoco acababa de creer esto, pero veo que me he equivocado. Ahora necesitar a alguien quude. Los interrogator ios pueden durar veinticuatro horas.

Sorensen se apret las sienes.Dios mo, y ya vamos atrasados. Esto es una autntica catstrofe.Olvide ahora el trabajo, estamos?Qu remedio!

Sorensen sali. Stella le oy hablar con los empleados y los actores en voz alta. Luego voarecer mientras la casa se llenaba de ruidos en todas las habitaciones.

Nadie saldr de aqu, inspector.Gracias, le hago responsable de ello . Por cierto, supongo que funcionar el telfono.No.En ese caso ir hasta La Chapelle y despertar quien sea. Puedo estar media hora au

pongo.Sorensen se encogi de hombros. Luego e l inspector sali rpidamente, a largas zancadas.

Stella y el hombre permanecieron en silencio largo rato. Tan abstrados en sus pensamiparecan darse cuenta de que estaban junto a la muerta. Al fin Stella balbuci:No puedo ms.Lo comprendo. Vamos.Ascendieron las escaleras. Mientras lo hacan, la muchacha tuvo como una crispacin. Suje

pente una de las mangas del hombre.Edmund.Qu hay, Stella?He recordado algo. Algo terrible.

Entonces, dgamelo.Yo s quin lo ha hecho.Sorensen se detuvo tambin, mientras sus pupilas brillaban. La mir con ansiedad, sujet

r ambos brazos.Quin? balbuci. Quin?Bolden.l hizo un gesto de desaliento, dejando caer los brazos a lo largo del cuerpo.Otra vez ese nombre. No lo ha pronunciado bastantes veces?

S, pero.


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Lo vio?Lo vi! Claro que s! Lo vi con mis propios ojos, se lo juro! Y habl con l! Estaba e

red de las que dan a la escalera, junto a la puer ta del stano!Edmund Sorensen volvi a sujetarla por los brazos. La mir fijamente al fondo de los o

surr:Stella, se da cuenta de una cosa? Se da cuenta de que a Bolden no lo ha visto nadie m

ed?Stella sinti como un mazazo en el crneo. Ech la cabeza atrs violentamente.

Se daba cuenta de lo que aquello significaba. Saba que la estaban llamando visionaria.Lo he visto repiti.Ser mejor que lo olvide, Stella.No podr. Cuando una c osa es cierta, es cierta.l cambi de actitud. Sonri y le dio un suave cachete en la mejilla izquierda.Descanse. Eso es lo que ms le conviene: descansar .No quiero que me trate como a una nia!No la trato como a una nia. Slo intento evitarle una crisis de nervios. Yo mismo es

nto de tenerla, no crea. Aguarde, le destinar una habitacin donde pueda estar acompaada.La llev al piso superior, donde tambin haba gente por todas partes. El ambiente de la

ba cambiado y era, desde luego, mucho menos siniestro. Un par de muchachas sumariamstidas descansaban sobre colchonetas neumticas. Un hombre con mono azul, quieto frebas, pareca esperar a que una importante pieza de ropa, que estaba muy mal abrochada,

yese a una de ellas.Sorensen murmur:Aqu estar bien. Estas seor itas son actr ices. En la pelcula tienen un papel secundario

garn lejos.Una de ellas sonri.No hace falta que nos anime. Lo que queremos es que el productor nos pague lo que nosYo creo que a Mirna la ha matado l murmur la otra.Claro, para que no reclame los atr asos.Rieron de una manera amarga, un poco macabra. Stella se apoy en una pared y re

igosamente. Todo el cuerpo le haca dao. Vio que Sorensen se haba ido y entonces cerros.

Los rumores iban disminuyendo. Pasada la primera oleada de excitacin, la gente haca

mentarios en voz baja. El hombre del mono azul tendi un cigarrillo a Stella.Usted la descubri?S.Entonces fume. Le har bien. Lo que siento es no tener una botella de licor.No lo necesito, gracias.El cigarrillo, en efecto, calm un poco sus nervios. Luego comprendi que, de todos modo

dra estarse quieta all. Sali al pasillo y vio una habitacin iluminada cuya puerta se ceuscamente, como si el que estaba dentro hubiese querido ocultar algo.

Pero puerta, demasiado vieja, rebot en el marco. No qued cerrada del todo; por el contba en ella un resquicio que permita ver el inter ior.


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Stella se acerc. Su voluntad casi no intervena en ello; pareca empujarla una fuerza lejanaMir en silencio.Era la habitacin de Sorensen. Vio que ste guardaba presurosamente algo debajo de una

ovisional, instalada de cualquier manera.Lo que guardaba era una prenda de color claro. Una gabardina que ella conoci perfectameEra una gabardina que e lla haba visto dos veces ya.La misma que poco antes llevaba Bolden.


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Captulo VIII

TELLA qued paralizada.

Mil pensamientos se atropellaron en su crneo, mientras senta que su respiracin se hacaasi angustiosa. Se negaba a creer lo que haba visto con sus propios ojos.No le dijo el propio Sorensen que l no conoca a ningn hombre llamado Bolden?

uello deba ser una alucinacin y que ella haba credo ver a un hombre que no exista?Ahora se dio cuenta de que exista realmente, y de que Sorensen, por alguna razn, e

mplice.Quiso saber lo que l le explicaba. Y llam discretamente con los nudillos, como si acaba

gar.Sorensen invit:Adelante.

Ella entr y le mir fijamente.Hola, Stella. Qu ocurre?Pareca tan tranquilo, como si no hubiera ocurrido nada. Pero ahora Stella saba que

mbre haba estado engaando a todos, que haba algo secreto en su vida, algo que quiz eacionado con el asesinato de Mirna Key.No te sientes ya ms tr anquila? pregunt Edmund, tratndola con entera confianza.No.Por qu?

Ella iba a decir: Quiero que me expliques por qu has ocultado eso bajo la cama. Quiercuentes que Bolden existe y que yo no soy una visionaria. Pero antes de que pronunciara de aquellas palabras, se oy en el exterior una voz:Quiero que venga el jefe de todos ustedes! Eh? Dicen que no hay que molestar le?

no? Caramba, esto est lleno de chicas bonitas!Sorensen sali a la puerta. La tensin entre los dos haba quedado bruscamente cortada.Qu pasa?Stella, que haba salido con l, vio tambin lo que ocurra. El recin llegado hablaba crte acento de la regin y vesta ropas sencillas, propias para andar por el campo. La muc

d en reconocerle, pero al fin se dio cuenta de que ya lo haba visto una vez.Era Pierre, uno de los que estaban en el bar de La Chapelle. Miraba maliciosamente en

yo y, al distinguir a Stella, le clav enseguida los ojos en las rodillas. Porque si Stella no llegvar minifalda, poco le faltaba.Sorensen murmur:Quin es usted?Soy uno de los ciudadanos ms antiguos de la comarca, y miembro del Concejo Mun

vo a unos kilmetros de aqu.

Muy bien, Y qu quiere?Me enva el inspector Nevers. Lo he encontrado cuando sala disparado.


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Le enva? Para qu?Pierr e ri maliciosamente.Slo para que le eche un vistazo a todo esto. Yo conozco a todo el mundo, sabe? Todo

la regin y todos los que han estado alguna vez en ella. Al inspector se le ha metido entre a que todo esto no es una casualidad, que alguien de la comarca anda metido en el mejunje.

o quiere que yo vea las caras, que recuerde cosas, si puede ser.Sorensen inclin la cabeza.Bueno, por m no hay inconveniente.

Procurar no molestar .No se preocupe; mientras no desconecte un cable o rompa una cmara, lo dems

cerlo todo.Incluso pellizcar a las artistas?Si ellas se dejan, por qu no? Pero temo que acabar a perdiendo la cosecha de este ao

e viene, amigo.Y regres a su habitacin.Stella le mir unos momentos, aturdida, sin saber exactamente qu hacer .

Hubiese querido ir tras el director y preguntarle por aquella prenda que ella le haba ultar, pero ahora haba mucha gente ya cerca de ellos.

Los ojos de Pierre, sobre todo, la miraban haciendo guios y no se apartaban de sus roella inspir aire profundamente y se dijo que obrara con ms inteligencia, haciendo otra cos

Le vigilara atentamente; controlara todos sus actos, sabiendo que l no deca la verdad.Mejor era que Sorensen actuara confiadamente, sin saber que le vigilaban, y as comuna imprudencia.Pierre pase su mirada por todos los que estaban en el pasillo, abandonando por unos mom

contemplacin de las bonitas rodillas de Stella. Pero si lo hizo, fue para fijarse en algunassas igualmente agradables, como por ejemplo el escote de una de las extras.

Qu pelcula ruedan aqu? Una revista?No, una pelcula de terror .Ah, vaya. Pero la gente an se asusta en el cine? Y cmo se llama, si puede saberse?La hija del vampiro.Pierre hizo un gesto extrao. Por unos momentos pareci sorprendido.Y al fin murmur, encogindose de hombros:Es extrao.

Extrao por qu?No lo saban?Y qu es lo que hemos de saber?Hace tiempo, aqu, tambin tuvimos un vampiro.Hubo como un estremecimiento en la mayor parte de los que se encontraban al

remecimiento que se hizo ms notable en los hombros de Stella.Pierre continu:Bueno, no lo sabemos si lo era. Pero tena fama. Ya saben lo que son esas cosas.

Uno de los cmaras dio una lenta palmada en la pared.


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No, no lo sabemos.Porque no han vivido nunca en una comarca donde todo el mundo se conoce. Cuand

quiere aqu cierta fama, es muy difcil que se la quite de encima. Pero estbamos segurntar entre nosotros con un vampiro, sa es la verdad. Murieron dos muchachas y la genibuy a un espritu maligno, a algo diablico.Luego los mir a todos uno a uno, como recrendose con su sorpresa. Y dejando caeabras poco a poco, aadi:Pero hay algo ms, no saben? El vampiro sigue aqu.

* * *

reci como si se hubiera abierto una puerta de improviso y el aire glido del exterior llsta all, hasta el pasillo donde se encontraban ahora. Todos los ojos se haban clavado en Pe segua mirndolos socarronamente, divirtindose con su sorpresa y hasta con su incip

mor. Introdujo las manos en los bolsillos de su grueso pantaln y murmur:No me creen, verdad?

A la gente del campo es muy difcil de creer dijo el cmara. Gastan ms bromas e uno piensa. Todos ustedes tienen mucha malicia. Quiz se est riendo de nosotros para cogo en el caf.No, no me ro.Insiste en que el vampiro sigue aqu?Aj.Y cuntos aos har que estuvo en este lugar?Unos diecis is o dieciocho.

A pesar de lo cual, no se ha ido.No.Las respuestas de Pierre eran rpidas y segua dando la impresin de que estaba gastand

oma. Pero de pronto, su rostro se ensombreci, mientras aada:Sigue aqu, aunque no dir que en esta casa. Est por la comarca, saben? Muralmente.Stella dijo con un soplo de voz:Los vampiros no mueren nunca.S, s que mueren. Cuando les clavan una estaca en el corazn, por ejemplo. Entonc

edan tiesos para siempre en sus atades. Yo no s si con el nuestro ocurri esto, pero lo ciee un buen da desapareci. Y la gente dice que se haba quedado por aqu y que segua vindTodos se miraron un poco asustados. En otras circunstancias hubieran tomado aquello a

ro ahora no podan. Despus de que una de sus compaeras hubiera muerto, el tomarse aquacota estaba de ms. Pero la que estaba sufriendo de verdad era Stella. El estremecimientcorr i su cuerpo fue notable para todos los que estaban junto a ella.

Tiene miedo?Slo estoy sorprendida.

Olvdese de todo eso. Quiere un consejo? No haga demasiado caso a los hombres d


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eblos, a pesar de que yo sea uno de ellos. Nos divertimos dando vueltas a las histomprende? Una cosa sencilla la transformamos, al cabo de unos aos, en una cosa complro es lo que digo: hay que distraerse de algn modo. Aqu no tenemos cine ni chicas bonsecuencia: si hace aos vivi aqu un tipo raro, lo transformamos en un vampiro. Y si re muri, nosotros decimos que an vive.

Una de las chicas se ri.No le falta sentido comn, Pierre.No, eso no le falta dijo una voz desde la puerta cercana. Creo que el inspector ha

n en confiar en usted.Sorensen haba salido de su habitacin. La muchacha tuvo un estremecimiento al verle, p

ora, sin saber por qu, la cara de aquel hombre le sugera una idea de peligro.Mi misin, ya se lo he dicho, es muy sencilla explic el campesino. Se tra

mprobar si merodea por aqu alguien que no me guste. Ya saben que conozco a todo el munSorensen se acerc a Stella y la sujet levemente por un brazo. Ella hizo esfuerzos

minar un estremecimiento.Qu tal te sientes ahora?

Pues, muy bien.Voy a dar un paseo dijo Sorensen. No puedo tolerar ms tiempo este encierro.ompaas?

Por qu no?Haba decidido no tener miedo y obrar con naturalidad. Salieron al exterior, mientras P

reca mostrar un gran inters en ayudar a la polica enterndose en primer lugar, de las mebusto que tenan las muchachas.Los alrededores de la casa estaban solitarios. Ya no llova y se perciba en cambio el in

oma de tierra hmeda, de las hojas y las flores abiertas al mximo para recibir la caricia del

ella inspir profundamente, mientras miraba el cielo negro sobre sus cabezas.Cundo amanecer? pregunt.En esta poca del ao, bastante tarde Por qu lo preguntas?Tengo la sensacin de que en cuanto amanezca terminarn todos los peligros.Eres como las nias, tienes miedo a la oscuridad.No. Es que. Bueno, no sabr a explicarlo.Quiz es porque despus del amanecer ya no salen los vampiros.Las manos de Stella temblaron.

No hables de eso.Por qu no? T has dado crdito a la historia de ese hombre?Ya no s qu creer.Es una leyenda estpida. Todas las pequeas comarcas tienen la suya. Aqu necesitab

mpiro para distraerse en las veladas de invierno. Y lo consiguieron, claro.No se trata slo de eso. Es que la comarca tiene algo especial. Me parece siniestra.Por qu? Es hermosa.Desde luego, pero esos prados verdes y silenciosos, esas casas solitarias, donde parece

nunca hubiera vivido nadie. Esos bosques donde, durante horas, una pisa montones de uertas, sin encontrar a ningn ser humano.


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Haban llegado a la parte posterior de la casa, una zona que la muchacha no conoca.Un gran patio se extenda all, y a la luz de las ventanas era fcil distinguir sus contornos. Eio vulgar, abandonado. Pero llamaban la atencin en l las estatuas que lo adornaban.Un par de ellas eran de cuerpo entero, de tamao natural, y representaban a un hombre y

ujer. Estaban separadas, como si no tuvieran nada que ver una con la otra. Tres estatuapresentaban animales y estaban llenas de costurones y enormemente sucias.

Los Verneil debieron tener aficiones artsticas dijo Stella.Segn cmo se mire objet Sorensen. Porque estas estatuas son malas.

A m no me lo parece as. Las proporciones son perfectas, sobre todo las del hombre.Pero se trata de simples vaciados en yeso. No s ni cmo se conservan tan bien. Entien

as cosas porque algunas veces hemos tenido que procurarnos estatuas de yeso para las pelmos por aqu si no te importa.Le sealaba un sendero a la derecha de la casa. Pero Stella permaneci quieta, notizada, como clavada en tier ra.Qu miras?No s Es sorprendente

Sorprendente el qu?El efecto que producen esas estatuas bajo la noche. Parece realmente como sil arque una ceja.Cmo qu?Como si vivieran.Cualquier cosa te impresiona, Stella. Ests alterada. Ms vale que nos vayamos de aqu.S, desde luego. Ser mejor.Llegaron de nuevo a la parte delantera de la casa. Algunos extras y tramoyistas, interrum

es en lo mejor de su sueo, se haban puesto a dormir otra vez. Se vea gente tendida pcones. Aquello no pareca el rodaje de una pelcula, sino una escena de r efugiados de guer rSorensen murmur:Conseguiras dormir si te dejara sola?No lo s.Al menos tienes que intentar lo.Se encontraban de nuevo en la parte posterior de la casa, a la que haban vuelto sin darse c

nan encima el techo de un porche desde el que se vea el patio silencioso y las estatuas. Nbarrones se insinuaban otra vez en el horizonte, amenazando con nuevas descargas de lluvia

Stella haba pensado disimular, pero de repente lo dijo, olvidando todas las precauciones.Edmund.Qu, Stella?Antes he visto quePor qu no continas? Qu has visto?Ella iba a decirlo, cuando de pronto desvi la mirada. Se encontr con aquello.Y entonces lanz aquel alarido, angustioso, aquel lento alarido de horror.


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Captulo IX

A cara estaba all, a menos de media docena de pasos. Y Stella hubiese jurado que no era un

mana.Carcomida, deformada, atrozmente modificada por el fuego, slo los ojos brillantes y

guan siendo lo que en otro tiempo fueron. El resto era como una pesadilla, comocinacin.Sorensen la apart de repente.No deba haber visto aquello an, porque mir desorientado a todas partes. Aquella cabezno tena apariencia humana se esfum en la oscuridad. El director pareca desconcertado, to

e en Stella era temor , en l era asombro.Qu ocurre?Esa cara All

Varios hombres ms haban aparecido de repente. Uno de ellos acudi a ayudar a Stellareca a punto de caer.

Es que ha visto algo?La muchacha apenas fue capaz de decir:Una cara monstruosa.Dnde?Seal la zona de oscuridad en que la haba visto. Sorensen y otros dos hombres corr ieron

.

Stella permaneca apoyada en la pared, respiraba agitadamente, mientras sus faccionesquiriendo un color crdeno.Sorensen y los otros dos volvieron casi enseguida.No hay nadieQu es lo que has visto en realidad?Una cara como si Resulta difcil explicarlo. La cara de un monstruo.De qu clase?Como si se la hubieran abrasado.Las facciones de Sorensen se volvieron lvidas. A pesar de la penumbra, fue posible ap

uello. Inclin la cabeza y susurr:Ests alucinada, Stella.No, no era una alucinacin. Lo he visto claramente, a pocos pasos de distancia. Y tampoc

a alucinacin lo de Bolden, ni por supuesto lo de.Se interrumpi porque no quera acusar a Sorensen delante de todo el mundo.ste la miraba fijamente.Lo de qu? Anda, contina.Nada, no tiene impor tancia.

Lo que necesita esta mujer es descansar dijo de los tr amoyistas. O salir de aqu.


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Salir? Y cmo? Ahora ya es demasiado tarde. La polica no lo permitir hasta queerrogado a todo el mundo.Pues, al menos, que descanse. Y que, no est ni un momento sola.Eso es razonable dijo Sorensen. Yo mismo se lo haba propuesto.Mir al tramoyista.Ya no s en qu habitacin estar bien dijo. La gente se ha distribuido por todas p

ay algn sitio cmodo?S, en el ltimo piso.

Llvela all, por favor. Y que Molly le haga compaa, que no se separe de ella en toche.De acuerdo.Stella se dej llevar.Agradeca aquella oportunidad para alejarse de Sorensen, que no le infunda confian

ems el hecho de que alguien la acompaara hasta que amaneciese.En el ltimo piso haba unas buhardillas con camas de hierro. Sobre una de ellas alguien

esto un colchn hinchable, nuevo y limpio. Otro de igual clase estaba en el suelo.

El tramoyista murmur:Elija.Este mismo. Lo pondr en la segunda cama y creo que podr dormir un rato.Per fecto. Voy a buscar a Molly.No, por favor. No me deje sola.Son slo cinco minutos.Es queVamos, no tenga miedo. Ve fantasmas por partes.

Mientras deca esto, ya se alejaba. Stella no pudo detenerlo.Durante interminables minutos permaneci sola, mirando cmo obsesionada las sommbiantes del pasillo. Le pareca or crujidos, ruidos furtivos. Tena la sensacin de que otrtando en la penumbra iba a ver aquel horrible rostro .Pero nada ocurri. Al cabo de unos diez minutos aproximadamente volvi el tramo

ompaado de Molly, que era una de las dos actrices secundarias.Procuraba ayudarla a subir, pero por lo visto, a ella no le gustaba.Djame, pesado!Molly se tendi en una de las camas y alz audazmente las piernas al aire .Estoy molida. Con los pies en alto se descansa ms, sabes? mir entonces al homb

h, t, lrgate!El otro se larg con el rabo entre las piernas.Molly encendi un cigarrillo, aspirando el humo voluptuosamente.Todos los hombres son iguales declar, sin mirar a Stella. En cuanto te descuidas.

mo si una, por querer abrirse camino en el cine, hubiese de ser una cualquiera. Por Sorensene veintiocho aos y es guapo y fuerte an hara un sacrificio, pero por eso. Bah!Dio otra larga chupada a su cigarrillo. Estaba nerviosa.

No me gusta esto murmur.


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Por qu?Lo de Mirna Key. Qu razn haba para que alguien la matara? Ella era una buena chic

emigos, sin problemas. Hace unos meses se enfad con un to que la persegua, y lo plant cmo de narices, pero sa no es razn para matarla, digo yo.Stella se inclin hacia el borde del lecho, mientras aceptaba el cigarrillo que Molly le ofreQu opinas de Sorensen? pregunt de repente.En qu sentido? En el de las mujeres? Es un muerto acus. No aprovecha nada. Ya

ede poner una a tiro que ni se da cuenta.

No me refiero a eso.Pues a qu, chata? A si tiene dinero? Ni blanca!No gana bastante? Tengo entendido que es un buen director.Gana bastante, desde luego, pero nadie sabe lo que hace con la plata. Si la tira o qu. Ha

r de aos dej de dirigir sin dar explicaciones a nadie, y ahora ha vuelto, pero est sin un fmo quien dice, a la ltima pregunta.Lo que yo trato de preguntar te es s, si l puede haber hecho algo contraMirna.

Molly le mir asombrada.Pero qu dices, chica? Hay pocos hombres guapos en el mundo y encima van a sersinos? Ya basta con que la mitad sean unos tontos y la otra mitad unos cerdos.Sera capaz de ocultar al culpable? insisti Stella.No s a qu viene todo eso, chica. Ests muy rara sabes? Me parece que t ves fant

sta en la sopa.Stella se dej caer en la colchoneta desalentada.No me hagas caso murmur.

La otra la miraba fijamente.Qu te pasa?Por qu?Te has puesto blancaNo me hagas caso.Pero la verdad era que a Stella deba haberle hecho caso alguien. Necesitaba que se lo hicieLe suceda lo que otras veces. Estaba llegando hasta ella una angustia especial, que no

finir. Notaba que las imgenes se nublaban ante sus ojos, que era incapaz de articular unaabra y que sus sienes latan horr iblemente.

Molly insisti:Dices que no te pasa nada, eh? Pero si has cambiado por completo, Si no miras a ni

rte!No, Stella no miraba a ninguna parte. Puede decirse que, en realidad, no vea nada. Pero

la voz alterada de Molly:Qu te pasa? No te acerques a m! No me mires de esa manera!Para brotar al fin aquel grito breve y ronco, casi espasmdico:Me das miedo!


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Captulo IX

UANDO Stella empez a recobrar de nuevo la sensacin de la realidad, estaba tendida

choneta. El silencio en torno suyo era absoluto, total. Slo algo parecido a un leve susumpa, y entonces ella se dio cuenta de que estaba lloviendo otra vez. El agua, al resbalar p

stales, era lo que produca aquel tamborileo .Las sienes ya no le zumbaban tanto.Senta debilidad en las piernas, como si hubiera vuelto a cansarse. Se mir los pies.Los zapatos de alto tacn estaban hmedos, manchados de barro. Deban haber tocado jada minutos antes. Pero cmo? De qu modo se los haba mojado, si ella no recordaba ido de all?Se pas una mano por los ojos.Ya le haba ocurrido aquello otras veces, aquel fenmeno absurdo e incomprensible.

Si haba estado fuera unos minutos antes, no lo recordaba. Pero mir su vestido y comprobmbin estaba algo mojado. Cuando ella entr all, no llova, su vestido estaba seco. Por lo tan

La muchacha no quiso seguir pensando. Si pensaba demasiado, las sienes volvan a doler le.Se puso en pie y mir aturdida en torno suyo. Resultaba que ahora estaba sola en la habitse distingua a Molly, no se la vea por ninguna parte. Se pas la mano por los cabellos y

e estaban algo mojados tambin.Molly susurr. MollyNadie le respondi.La sensacin de soledad en torno suyo era casi angustiosa.Sin duda Sorensen haba dado orden de que nadie las molestase. Por tal razn no suba

sta all, hasta las buhardillas.Nadie?Qu era aquel rumor angustioso que llegaba desde los peldaos? Aquel crujido siniestro,

alguien subiera muy poco a pocoStella contuvo la respiracin.MollyEl rumor se iba acercando. El crujido en la madera de los peldaos era cada vez ms intens

Molly.Tena que ser e lla. No poda ser nadie ms. Era la joven actriz que volva.Stella se peg a la pared.Vea su sombra recortarse a la incierta luz de la nica bombilla. Oa una especia de si

ano y se asombr al comprender que vena de su propia respiracin.Alguien lleg hasta el ltimo peldao.Y entonces lo vio.Vio las facciones devoradas por el fuego, los ojos diablicos. Vio aquellas manos neg

didas hacia ella, aquellas manos en las que palpitaba la muerte.


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* * *

Stella le hubiera gustado tener fuerzas para huir, o al menos para gritar.Necesitaba desesperadamente hacerlo.Pero despus de lo sucedido, despus del rato en que estuvo sin conocimiento, tendida

ho (o quiz no estuvo tendida en el lecho, puesto que se haba mojado?), le faltaban las fura todo, incluso para gritar .

Como si estuviera hipnotizada, contempl el avance del monstruo.Las manos se tendan hacia ella. Aquel rostro horrible estaba a media docena de pasos.Lo vea claramente a la luz incierta de la bombilla.Era el de un hombre que se haba abrasado, un hombre cuyos ojos eran lo nico que tena

a vida satnica.Stella comprenda que iba a morir, que aquellas manos avanzaban hacia ella, pero sin empoda moverse.Ni gritar.Las fuerzas la haban abandonado. Era como si aquello le ocurr iese a otra, no a ella.Oy como un leve gruido.Los ojos del monstruo brillaban de placer al ver que e lla no se defenda. Sus manos se tendpoco ms hacia adelante.Iban a sujetarla.Entonces Stella reaccion, pero fue con un movimiento impulsivo, puramente mecnico,

e apenas intervino su voluntad.Sus piernas brincaron. Resbal sobre la pared, y la mano que iba a cerrarse sobre su cuello

amente los ladrillos y el yeso. El gruido se repiti, pero ahora fue furioso. La muchacha c

cadamente por el largo pasillo que haba a la izquierda.An no poda gritar.Mova las piernas maquinalmente, hua de aquel horror, pero le faltaba el aire en los pulmopoda pronunciar una sola palabra.Oy los pasos tras ella.El monstruo la persegua.La respiracin caliente, ansiosa, casi llegaba hasta su nuca.Los dedos llegaron a rozarla. Todo el cuerpo de Stella se estremeci brutalmente.

Aquella casa era enorme, pareca un laberinto. Haba otro pasillo a la derecha, y hubmarlo porque el que al principio sigui terminaba de repente. Oy como un largo estertooceda de su propia garganta. Las rodillas se le doblaban.

Volvi la cabeza un poco y mir de soslayo hacia atrs. No debi haberlo hecho, porqror aument hasta lmites inconcebibles. El monstruo estaba prcticamente sobre ella. uierda llevaba un objeto brillante, una hoja de acero.En la izquierda?Acaso era zurdo?Pero ese pensamiento pas fugazmente por el cerebro de la muchacha, como pasa

nsamientos que nada nos resuelven. Es que las cosas iban a ser mejores porque la matase c


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uierda? Stella se olvid enseguida de aquello. Y busc alocadamente una salida, algo qrmitiera huir.El pasillo pareca largo, interminable.Las puertas que daban a habitaciones negras se abran a ambos lados. Amarillentas bom

olvan apenas las sombras, que se encadenaban unas a otras. La muchacha oa slo su ppiracin jadeante, el ruido de sus pisadas y los gruidos guturales del monstruo. Compre nadie iba a venir en su ayuda.Y no podra huir!

Aquel pasillo tambin terminaba!Vio un leve recodo y se peg a l.Tuvo la suerte de que aquel recodo cor respondiera a una zona oscura. Su perseguidor la pvista durante unos breves segundos, los suficientes para pasar de largo. Pero unos pasos mdetuvo, desor ientado. Mir en torno suyo con los ojos ms brillantes que nunca, como unae acecha.Ahora iba a ser peor.Stella estaba a punto de desmayarse. Senta que sus sienes zumbaban frenticamente otra v

El monstruo volvera y la encontrara all, quieta y acorralada. Porque el recodo no nguna salida. Era como un nicho en la pared, un nicho en el que l haba cometido el errterse. Estaba perdida.Sus manos se movieron entonces maquinalmente.Haba una larga tira de madera que recorra todo el ngulo de la pared, una tira de maderdedos de Stella palparon ansiosamente, buscando un determinado punto.Lo oprimi.Su cerebro estaba en este momento en blanco. La verdad era que la muchacha no pe

solutamente en nada.

Se oy un crujido.La pared en que estaba apoyada Stella gir sobre un invisible gozne, como una puert

uchacha slo necesit dejarse llevar por su propio peso para encontrarse en un recinto ose ola a cerrado y a hmedo. Luego empuj aquel lienzo de pared que haba actuado exactammo si fuera una puerta.

El recodo qued vaco.Sencillamente, Stella haba desaparecido, pareca haberse esfumado en el aire.El monstruo mir desorientado en torno suyo.

Ahora sus ojillos brillaban con sorpresa, con recelo.Volvi sobre sus pasos y tante las paredes.Sus manos quemadas fueron buscando por todos los rincones.No encontr nada.Le pareca incomprensible, pero la muchacha haba sido tragada por

PR337 - La Hija Del Vampiro - Silver Kane - TERROR

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