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Murcia, 3 de septiembre 2018
PREGÓN MOROS Y CRISTIANOS DE MURCIA 2018
Yayo Delgado
Excelentísimo señor Alcalde de Murcia, don
José Ballesta Germán; Excelentísima consejera de
Turismo y Cultura del Gobierno regional, Miriam
Guardiola, Señores concejales del Ayuntamiento de
Murcia y miembros de la corporación; señor
Presidente de la Federación de Moros y Cristianos,
Javier Arenas; Vicepresidente, Pascual López,
Secretario, Manuel Pérez, Tesorera, Mª Teresa
Cambronero, Infante Alfonso (Rey Cristiano), Rafael
Benedicto Aguilar y su dama, Carmen Martínez.
Aben Hud (Rey Moro), Quintiliano Ruiz Nogueras y
su favorita, Mª Ángeles Luján. Abanderada, Silvia
Martínez. Abanderada Infantil, Ana Luna Puerta.
Festero del Año, Eduardo Gil de Pareja… resto
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autoridades institucionales, regionales y municipales,
compañeros de la prensa y medios de comunicación,
compañeros de Estrella de Levante…
Guille, Miguel, Lucas… familia, amigos todos…
Concordia, identidad, Murcianía… fuegos artificiales
y olor a brasas. Algodón de azúcar, luz naranja y
palmeras. Armaduras, cascos, túnicas y marchas
que levantan el corazón. Zapatos con punta, cuatro
castillos y siete medias lunas. Sonrisas de niños con
juguetes y peluches, sillas de madera y la fachada
de la Catedral.
Escudos, turbantes, petardos, arcabuces y pestañas
pintadas de negro. Manzanas de caramelo, un jersey
fino atado a la cintura y un niño a coscoletas. Luces
en las calles, sonido de agua, arcos de medio punto
y torreones con saeteras, barbacanas, cimitarras y
almenaras... Leche de camella, parrillas y maíz a la
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plancha y paparajotes… y una noria gigante en el
horizonte. Bailes, bailes y más bailes y noches que
empiezan pero nunca sabes cuándo van a terminar
junto al viejo Malecón. Toldos y jaimas, barras de
Estrella y caras conocidas con barbas cuidadas,
miradas, palmas y sonrisas…
Banderas, cruces y lunas, caballos, vainas, alfanjes
y bracamartes, desfiles al detalle bajo luces de
neón… y el castillo de Monteagudo y el Alcázar
Mayor y el barrio de la Arrixaca y la Muralla y sus
interminables torreones, y dos corazones que
reposan en el centro de nuestra identidad, uno,
moro. Y otro, cristiano.
Cañas en el Segura, que refleja el último sol del
verano y una huerta que reverdece en septiembre
como hace once siglos y nos recuerda, desde hace
ya 35 años, que Murcia es mora. Que Murcia es
cristiana, pero todo… Todo es Murcia.
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Buenas noches y bienvenidos al Teatro Romea. Es
un auténtico honor estar aquí hoy. Un honor poder
participar en el comienzo de las fiestas de Moros y
Cristianos en mi ciudad, mi adorada Murcia. Un día
que no olvidaré nunca. Y que, estoy seguro, mis
hijos tampoco.
Mi juventud coincidió con la de los Moros y
Cristianos de Murcia. En los noventa era una fiesta
casi adolescente, que iba echando sus raíces.
Fueron los años bonitos, los de estudiante, en esa
adolescencia que en mi generación se alarga casi
hasta pasados los 40. Fueron los años en los que
volver a Murcia era muy especial, años en los que, al
estar fuera (pasé cuatro años en Pamplona primero
y otro después en Madrid), uno sabe apreciar las
cosas que hay en casa de una forma distinta. Me
pasó con Murcia entera, con sus calles, rincones,
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bares… Días, fiestas y muchas personas. Cosas
que, en el día a día no echas de menos, pero
cuando vuelves aprecias y descubres de otra forma.
Con los Moros y Cristianos me pasó especialmente.
Los días antes de volver a Pamplona tras el verano
eran los días de Moros y Cristianos, cuando el
epicentro de la fiesta coincidía con uno de los
corazones de la ciudad, en el jardín de San Esteban.
Allí, donde creció la ciudad fuera de la Muralla, en un
barrio en el que Moros y Cristianos compartieron
cultura siglos atrás. Un lugar que no sólo era el
epicentro de la fiesta porque la ciudad lo pedía a
gritos, lo era porque ya lo fue en tiempos de Alfonso
X El Sabio, incluso en los del Rey Lobo, un siglo
antes, desde su creación.
Qué nostalgia hoy, cerrar los ojos y pensar en aquel
lugar de encuentro que estamos por recuperar, y que
estaba, indisolublemente ligado a la Fiesta de Moros
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y Cristianos; porque… aunque allí se pusieran
barracas, estuviera el mercadillo hippie o Cortilandia
en Navidad, San Esteban era el Campamento de
Moros y Cristianos por encima de todo. Era su lugar
inalterable… Lo sigue siendo, y lo será siempre,
como lo es ahora el Malecón, porque allí está la
cuna de la concordia en la que Murcia se hizo
identidad, donde nació la gracia de la generosidad
en el culto a la Virgen de la Arrixaca, ya en época
musulmana, y donde diferentes culturas
aprovechaban lo mejor de cada una para darle
sentido a una forma de ser única en el mundo: ser
murciano.
Allí, en aquel campamento noventero, pasé días y
noches inolvidables, en aquellos años buenos,
cuando las tardes de septiembre terminábamos, casi
siempre formando un grupo de amigos de aquí y de
allá, después de los veranos. Eran ratos especiales y
mágicos, en esas noches que quedaron en la retina
como las de un plan que empezaba sin mucha
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ambición y terminaba a las tantas arreglando el
mundo con Moros y Cristianos, entre aquellos
maceteros grises que ahora echamos de menos que
había por el jardín de San Esteban, entre Kábilas y
Mesnadas; y bailando, celebrando Murcia, con una
fiesta que se abría camino entre sardineros,
huertanos, tunos, feria y demás folclore local; con
personalidad propia… y con una historia que
contar, la nuestra, una historia que pocos murcianos
conocen, porque no hay otra fiesta cuyo fin sea en sí
mismo contar lo que nuestros antepasados hicieron
en este rincón del mundo para alargar lo máximo
posible la felicidad de vivir, que es la meta de todo.
… Y es lo que podemos aprender de los escritos de
Don Juan Manuel, o del sabio Ibn Arabí, por ejemplo,
quien escribió en el siglo XIII: “Mi corazón puede
adoptar todas las formas. Es pasto para las gacelas.
Y monasterio para monjes cristianos y templo para
ídolos, y la Kaaba del peregrino, y las tablas de la
Torá, y el libro del Corán. Yo (dijo Ibn Arabí) sigo la
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religión del Amor. Cualquiera que sea el camino que
recorran los camellos, ésa es mi religión y mi fe".
La “Religión del Amor”, bien podría definirse así a los
que, año tras año en estos tiempos de fútbol
moderno, siguen apoyando a su Real Murcia, esté
donde esté, aunque aún siga a la sombra de los
gigantes, tenemos ése amor generoso que sólo aquí
sabemos dar, aunque no terminemos de creérnoslo.
Quien tiene el recuerdo de aquellos años sabe que
aquí hay alma y fuerza, y que aquí al lado, en San
Esteban, maduró la fiesta que hoy sigue creciendo,
que hoy sigue recuperando el alma de la historia de
una ciudad que es ejemplo de concordia y
desarrollo, como lo fue en los siglos XI y XII, con
unos valores únicos en el mundo que nos ha
otorgado la luz del sol, el uso del agua, la música y
el legado de grandes hombres de paz y trabajo,
letras y ciencias, que amaron esta tierra y que nos
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dieron la oportunidad de celebrar, muchos siglos
después, y a la vez, poder recordar y ensalzar su
valor. Un recuerdo que nos permite entender qué
somos. Y que nos debe servir para creer mucho más
en nosotros mismos.
En su honor hoy estamos aquí, defendiendo unos
colores, escudos, historia… con personajes que sólo
son un motivo para celebrar juntos, para formar una
Murcia multicultural que es el reflejo de su propia
imagen histórica. Una fiesta, señores, que merece
con estrépito, un esfuerzo para promocionarla, ya no
tanto fuera, más aquí, en Murcia. Que los murcianos
la sientan suya y sea mucho más que los Moros y
Cristianos de otros muchos lugares cercanos,
porque esta fiesta es única y especial, y muchos, no
lo saben todavía.
Una fiesta que merece un día festivo propio en el
que celebrar nuestros orígenes y en el que todos
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tengamos la posibilidad real de conocer y
disfrutar. Si es fiesta el Bando, lo es el Entierro de
la Sardina y la Romería… ¿por qué no un día en el
que Moros y Cristianos celebran Murcia?
Qué mejor que un pregón de inicio de fiestas para
pedir fiesta… ¿Verdad?
Hablábamos de los personajes por los que
transcurre nuestra historia, y las fiestas de Moros y
Cristianos… Qué mínimo que dedicar una mención a
cada kábila… y a cada mesnada, y de paso,
recordar a quienes hicieron que esta ciudad fuera
muchos años el centro de un pequeño universo
donde sentir lo mismo que sentimos hoy cuando
vemos un atardecer en la huerta, compartimos un
platico de zarangollo o vemos correr el agua del río
por las acequias entre naranjos y limoneros. Todos
ellos comparten Murcia.
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(MÚSICA MOROS)----------------------------------------
20”
1.- ABDERRAMAN II
Fue el refundador de Murcia. El único musulmán
español que tiene estatua en Murcia, pacificador,
historia de esta tierra.
2.- ALMORÁVIDES
Recuperaron Al-Ándalus para el Islam y detuvieron
la reconquista casi dos siglos. El Caballero Árabe del
imaginario español del medievo es su estampa fiera
y noble, sobre caballo blanco, casco envuelto en
turbante y alfanje reluciente en mano.
3.- ABENAMAR
Inteligente personaje de la historia de España,
cambió una lucha en el campo de batalla por un
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tablero de ajedrez, y salvó Sevilla del asedio
cristiano. Al Mutamid de Sevilla, lo nombró
gobernador de Murcia antes de aquello. Estuvo en el
sitio de Aledo, sobre 1080, contra Alfonso VI. Allí
tuvo que ir el Cid, pero se retiró en Molina al ver que
Alfonso VI no lo había esperado. Siempre es noble
recordar gestas que evitan contienda, y más en una
época convulsa.
4.- IBN MARDENIX, REY LOBO
Uno de los dos reyes de Murcia más importantes de
la Historia. Hizo florecer la ciudad hasta el punto de
ponerla en el mapa europeo. Acuñó moneda, y
expandió Murcia, construyendo el nuevo barrio de la
Arrixaca y construyó un precioso palacio, que hoy
mismo seguimos conociendo, en Monteagudo.
Descansa el Rey Lobo en el Alcázar Mayor, muy
cerca de dónde lo hizo muchos siglos el corazón de
Alfonso X El Sabio.
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5.- IBN ARABÍ
El murciano más conocido de la Historia fue un
mursí. Ibn Arabí. Filósofo, Místico y poeta sublime.
Concordia y diálogo, generosidad, bondad y Amor...
Un murciano universal.
6.- ALMOHADES
El Segundo Imperio Magrebí fue el de los
Almohades. Reconstruyó Al Ándalus. Sus tropas
fueron las más disciplinadas de la Edad Media.
7.- ABUL-ABBAS “EL MURCIANO”
También sufí, y mursí como Ibn Arabí. La mezquita
más grande de Alejandría lleva su nombre. Santo y
sabio, hombre de letras y oraciones. Un orgullo
murciano del que presumir siempre, desde cualquier
religión.
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8.- MUDÉJARES
Los musulmanes que vieron respetadas sus
costumbres y creencias en la Castilla del XIV fueron
llamados mudéjares. Cultura del buen gusto y el
saber hacer.
(MÚSICA CRISTIANOS) --------------------------------20”
9.- HUESTES DE FERNANDO III DE CASTILLA
La Reconquista de Murcia fue hecha por la tropa de
Jaime I el Conquistador, rey de Aragón. No obstante,
participaron caballeros y tropas castellanos. De esa
tropa fue adalid, y Adelantado Mayor de Castilla en
Murcia, el Caballero García de Villamayor. La hueste
estuvo en la ciudad hasta 1264.
10.- CABALLEROS Y DAMAS DE DON JAIME I.
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Don Jaime era suegro de Alfonso X, rey de Castilla,
casado con su hija, Doña Violante. Los primeros que
izaron el pendón de las Cuatro barras en el Alcázar
de la ciudad.
11.- CABALLEROS Y DAMAS DEL INFANTE DON
JUAN MANUEL
Don Juan Manuel, fue sobrino de Alfonso X el Sabio.
Fue gran escritor, primera figura en las letras
castellanas y españolas. En la catedral de Murcia se
conserva su retrato, inserto, con el de su hija en el
retablo de Bernabé de Módena.
12.- SAN JUAN DE JERUSALÉN
La Orden vino a Murcia con Jaime I, y en el
campamento del asedio a la ciudad estaban
encargados de la Capilla. La actual iglesia de San
Juan Bautista era la tienda de campaña del recinto
castrense.
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13.- CABALLEROS DEL TEMPLE
Don Jaime I había sido educado en un monasterio
de los Templarios. Al entrar en Murcia, les concedió
dos iglesias, la que hoy llamamos de San Juan de
Dios, edificada sobre la mezquita privativa de Ibn
Mardenix, y la de Santa Catalina, entonces mezquita
musulmana. También se ocuparon de re cristianizar
Caravaca. La famosa Cruz de doble brazo tiene
origen templario.
14.- CABALLEROS Y DAMAS DE SANTA MARÍA
DE LA ARRIXACA
Cuando Jaime I consintió que la Capilla de la
Arrixaca fuera devuelta a los musulmanes, como
compensación por la expropiación de la Aljama
Mayor, ya catedral, muchos caballeros castellanos y
aragoneses se fueron a defenderla de la ocupación.
Los mursíes desistieron al ver la determinación de
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aquellos caballeros hispánicos y renunciaron a
tomarla como mezquita. Esa capilla había servido a
los comerciantes extranjeros, desde Ibn Mardenix,
como lugar de culto cristiano consentido en tiempos
del dominio árabe. Y rendían culto a una imagen de
la Virgen, posible antecesora de la actual Virgen de
la Arrixaca
15.- ORDEN DE SANTIAGO
La Orden de Santiago, la más poderosa en muchos
siglos en la península, ya venía hostigando a los
mursíes, desde sus castillos en la Sierra de Segura,
mucho tiempo. Su Maestre, Don Pelayo Pérez
Correa, fue uno de los más distinguidos caballeros
cristianos en la Reconquista del Sureste. La Cruz de
Santiago aparece en tantos y tantos escudos
nobiliarios del Noroeste murciano, porque fue el
camino que siguieron para confluir con las tropas
aragonesas que bajaban desde el Reino de
Valencia.
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Sólo con este breve repaso a kábilas y mesnadas ya
nos hemos adentrado en la historia de Murcia y en
todos ellos hemos visto una representación de lo que
hoy somos todos. La herencia histórica… Valga
como ejemplo el legado que hoy usamos a diario
casi sin darnos cuenta, en nuestro vocabulario.
Palabras que han mantenido el significado que
tuvieron en origen…
Limón, aceituna, albañil, algoritmo, escabeche,
adoquín, falda, tambor, naranja, almohada,
zanahoria, ajedrez… son palabras de origen árabe,
herencia de nuestra historia mora. Como lo son
Beniaján (hijos de los amasadores de harina),
Alguazas (lugar entre dos ríos), Alquerías (caserío),
Alcantarilla (lugar junto al río), Albudeite (lugar de
escasa agua), Javalí, que nada tiene que ver con el
animal, sino con que en árabe la palabra ‘yabalí’
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hace referencia a un monte… o mi preferido: Beniel
(lugar del pacto)…
Amor, hombre, mujer, casa, calle, carro, mano,
belleza, imagen, torre… Palabras latinas de origen
castellano que se han mantenido en nuestro
lenguaje, como el diminutivo ico, que adoptamos del
uso aragonés, y al que añadimos un toque de cariño,
algún siglo después de que Alfonso X El Sabio
recibiera las llaves de la ciudad de manos de Ibn
Hud. O los topónimos Blanca, que era conocida por
Negra por los cristianos cuando aún era mora, o el
de Mula, que proviene del latín Mul.la, que hacía
referencia al color rojo, por el barranco de este color
junto a los baños…
Falta, quizá, más historia de Murcia en los colegios,
más hazañas hechas cómic, hoy tenemos la ayuda
de un grande de esta ciudad, Salva Espín, que ha
hecho unos dibujos para acompañar este pregón, y
valga este pequeño ejemplo… una divulgación más
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cercana a nuestros niños y jóvenes… cuentos y
libros y novelas y películas de cine, y por qué no,
series y videojuegos… sobre Ibn Hud, El Rey Lobo,
Ibn Arabí, Jaime I, Don Juan Manuel, Alfonso X El
Sabio, Fray Pedro Gallego, Ibn Ahmad il Riquti,
Ramón Martí, Abbul Abás, Maestre Nicolás… Por
pedir… Para que nuestros pequeños recreen toda
esta historia y la sientan, la vivan en su imaginación,
y a su paso por la ciudad, reconozcan los lugares en
los que tanta historia rezuma grandeza murciana.
Hace unas semanas, gracias a mi padre, el escritor
Santiago Delgado, descubrí las ruinas de la tumba
de Ibn Mardenix, Rey Lobo (1124 – 1172), en el
Museo de San Juan de Dios. Mis hijos Guillermo y
Miguel… y yo mismo, viajamos a los siglos XI y XII.
Allí, en el Alcázar Mayor, a la época en la que Murcia
fue una de las ciudades más importantes del mundo.
Cuando supe que Alfonso X El Sabio no destruyó el
Mihrab que había construido el Rey Lobo un siglo
antes de su llegada, cuando supe que Ibn Mardenix
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decidió permanecer allí, en el lugar más
representativo de la ciudad, contraviniendo las
costumbres musulmanas, en el mismo lugar donde
durante siglos reposó el corazón de Alfonso X El
Sabio sólo un siglo después de que allí viviese el
Rey Lobo, sabiendo la importancia que tuvieron
ambos grandes reyes, uno Moro, otro Cristiano, y
conociendo que ambos dejaron un legado inalterable
y claro de necesaria concordia y respeto, aun
defendiendo sus creencias, y por encima de todo, de
amor a Murcia, interpreté un mensaje de nuestra
historia, que se repite una y otra vez, en cientos de
situaciones en esta tierra tan especial en la que, por
suerte, hemos nacido.
Desde aquel día, las noches que puedo, les cuento a
mis hijos una fábula. Un cuento en el que el Rey
Lobo, Ibn Mardenix, y Alfonso X El Sabio coinciden
en un sueño, y se conocen. En el cuento acuerdan
defender con su nobleza y gallardía la cultura que
han conocido en Murcia, la ciudad en la que no
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nacieron, pero en la que ambos decidieron que
descansara su corazón. Un gesto que, en el cuento,
sellan juntando al cielo sus espadas, antes de
regresar cada uno a su lugar en el tiempo. Un cuento
en el que, más de mil años después, creo
firmemente.
Como estoy seguro de que creyeron Ibn Hud, Jaime
I, Ibn Arabí, Don Juan Manuel, Abbul Abbás y otros
muchos que han defendido una Murcia generosa,
con identidad propia, próspera, y en la que sentir con
orgullo que aquí descansará nuestro corazón
eternamente.
Hoy, somos Murcia. Somos el Rey Lobo y Alfonso X
El Sabio. Hoy somos concordia, respeto, tradición,
luz y agua. Hoy somos más murcianos, porque hoy,
empiezan las fiestas de Moros y Cristianos de
Murcia, y para mí es un gran honor gritar con el
corazón:
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