¿Principes de Las de Las Estrellas R-006 Nº075 - Mas Alla de La Ciencia - Vicufo2

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tnqaieta ":'iil:.r:' I'irr' Protegidas dtlrante siglos de las agrysiones. de ! intemperie en olena selva oe'Íucáiáñ, los arqüeólogos han rescatado de il;;i;;ñ¡tl, tierra tres extra{99 tiouras-qy-9,:t"'pan a ffi ;ffiíriJr-"io-nJ*'y ñ;"Fsías oficiales que existen sobre iá1ir¡l¡r"ción mayr'. Úna deéllas, de rostro humano' posee unas manos oe pálmá cilíndrica que parecen obedecer a un modelo inex¡steiü'[fi ;Giro pláneia. Pero, ¿de.qué..'otro ñil;, üiácá¿*T; ¿po§ita estqi. relacionada con la extraor- dinaria visita qr"l'""Jg,, áxpertos como Erich von Dániken' recibieron los máv"" éi r r Agosto del 31 14 a'C'? ESDE que nuestro comPatrio- ta, el lámentable franciscano fraY Diego de Landa, man- dase quemar en Manícuantos docu- mentos de los mayas cayeron en su ooder. las enormes lagunas que áiiitáá sobre la verdadera historia áe éste pueblo han intentado disfra- zarse de suficiencia doctoral, empe- zando Por la del ProPio fr?ile, en su Relación de las cosas del Yucatán' y áóÁánOo por la contenida en la últi- ma tesis de algún becado norteame- iicáno. Lo poóo que se cree saber sobre los mayas no es sólo Poqoi e.s i"*Olen mezá¡uino y tiende a minimi- Áil"tconqui'stas óe una.de las civi- liircion"" ri¡ás cimeras y refinadas oue han existido jamás. ' Por eso resulta tan fascinante un viaie ai Mavab si se realiza con los oios limpioá: al contemplar directa- niente lás desconcertantes ruinas, uná "" da cuenta de la enorme dis- tancia que existe entre nuestros pre- iri"io. éulturales, aprendidos de los iinio", v la grandiosa realidad de áóueltaá figu-raciones de asombro' tair enigmáticas y sugerentes que no pareceñ de este mundo. Antes de mi llegada alYucatán, en ngosiloe 1994, óevoré cuanto caYó en mis manos sobre los maYas, de manera que creí estar preparado pa- ra enfrentarme con sus misteriosos véstigios. Pero nunca pude imaginar Oe oié poco me servirían aquellos ói"tánOi'Oo. conocimientos cuando áeterminadas figuras, una de las "uále" los arqueólogos acababan de rescatar de las entrañas de la tierra' - en Ioa relatos de terror, cuando el oersonaie dobla una esquina o va a ábrir uná puerta, el lector sabe que le espera una sorpresa maYúscula' En ta selva del Yucatán, en cambio, la sorpresa se Produce de otra ma- nera muy diferente. Ante la contem- ofrciOn áe ciertas realidades "maldi- ias" uno siente que le falta la tierra baio los Pies al darse cuenta, des- óohcertado, de que enormes Piezas rnctásiticaoÍes no encajan de ningún modo en el Pequeño Y descolorido iiouzrle" que se'nos ha querido ven- d'er. Entonces los lugares comunes sobre lo que se supone saber de la cultura maya se desvanecen Y, Pese al espantoso calor reinante, a uno se le pone la piel de gallina mientras un iÁásperaoó escalófrío le recorre la esoalda. --Fárecia un milagro no caer desfa- llecido. En las ruinas de la ciudad óéioio" de Kabah, cercana a uxmal, ál calor es tan intenso que el alma i" p"g" a los huesos Para no fundir- se con el tupido y ruidoso claroscu- io o" t, vejetación. Los mosquitos aL setvalucateca, los más insi- diosos del glbbo terráqueo, asaetea- ban mi Piel con la serenidad de un mónatcá al que nada imPortase la muerte, sino cumPlir su venenoso áestino. Muchos de ellos se dejaron morir tranquilamente, aplastados por la oalma db mi mano, Pero la inmen- sa' mayoría tomó cumplida venganz,a hasta en los Pliegues mas reconol- tái áe mi pidl. Estaba recorriendo tas antioua's ciudades de la cultura "Puk", [erteneciente -según la cro- nolooía' académica- al periodo pre- clásióo, cuYa antigüedad se enmar- óa, al pare'cer, en el Primer milenio anterior a Cristo. sfl qÉ,ré ef ertisfa repre§er?fd a aquella efigre de r*§É'fl& §s¿rff/}amc soá? ¿rl?&§ rYlás?ss inhumanas c¿lyá palffia gfl# ¿.§# #*§árar:áe *íá¡r:#r*? Porque s bien reffe¡ti e*sl É*da fa rga§i#ad def ff?Üdelo y séÍs Sc ,fiya'?fei jas ,??a#Gs, §* que p#r*## *#s¿srd#' a &íen üüPíú Ésñ§ &?a'?ܧ páedrade¿¡r¡esre#f#§'#s,?,#qU§r#.s¿J§taríaevfdenfe q¿§#s§sffisdels#üá?##ríÉffes§d6€f,t€sÜér??üs#dü" 80 Una enorme iguana gris se cruzó en mi camino co=n lenta indiferencia,

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TEMARIO

Transcript of ¿Principes de Las de Las Estrellas R-006 Nº075 - Mas Alla de La Ciencia - Vicufo2

tnqaieta

":'iil:.r:' I'irr'

Protegidas dtlrante siglos de las agrysiones. de ! intemperie

en olena selva oe'Íucáiáñ, los arqüeólogos han rescatado de

il;;i;;ñ¡tl, tierra tres extra{99 tiouras-qy-9,:t"'pan a

ffi ;ffiíriJr-"io-nJ*'y ñ;"Fsías oficiales que existen sobre

iá1ir¡l¡r"ción mayr'. Úna deéllas, de rostro humano' posee

unas manos oe pálmá cilíndrica que parecen obedecer a un

modelo inex¡steiü'[fi ;Giro pláneia. Pero, ¿de.qué..'otroñil;, üiácá¿*T; ¿po§ita estqi. relacionada con la extraor-

dinaria visita qr"l'""Jg,, áxpertos como Erich von Dániken'

recibieron los máv"" éi r r oá Agosto del 31 14 a'C'?

ESDE que nuestro comPatrio-ta, el lámentable franciscanofraY Diego de Landa, man-

dase quemar en Manícuantos docu-mentos de los mayas cayeron en su

ooder. las enormes lagunas queáiiitáá sobre la verdadera historiaáe éste pueblo han intentado disfra-zarse de suficiencia doctoral, empe-zando Por la del ProPio fr?ile, en su

Relación de las cosas del Yucatán' y

áóÁánOo por la contenida en la últi-ma tesis de algún becado norteame-iicáno. Lo poóo que se cree sabersobre los mayas no es sólo Poqoi e.s

i"*Olen mezá¡uino y tiende a minimi-Áil"tconqui'stas óe una.de las civi-liircion"" ri¡ás cimeras y refinadasoue han existido jamás.' Por eso resulta tan fascinante un

viaie ai Mavab si se realiza con los

oios limpioá: al contemplar directa-niente lás desconcertantes ruinas,uná

"" da cuenta de la enorme dis-

tancia que existe entre nuestros pre-

iri"io. éulturales, aprendidos de los

iinio", v la grandiosa realidad de

áóueltaá figu-raciones de asombro'tair enigmáticas y sugerentes que no

pareceñ de este mundo.

Antes de mi llegada alYucatán, en

ngosiloe 1994, óevoré cuanto caYó

en mis manos sobre los maYas, demanera que creí estar preparado pa-

ra enfrentarme con sus misteriososvéstigios. Pero nunca pude imaginarOe oié poco me servirían aquellosói"tánOi'Oo. conocimientos cuandoi¡ áeterminadas figuras, una de las

"uále" los arqueólogos acababan de

rescatar de las entrañas de la tierra'-

en Ioa relatos de terror, cuando el

oersonaie dobla una esquina o va aábrir uná puerta, el lector sabe que

le espera una sorpresa maYúscula'En ta selva del Yucatán, en cambio,la sorpresa se Produce de otra ma-nera muy diferente. Ante la contem-ofrciOn áe ciertas realidades "maldi-ias" uno siente que le falta la tierrabaio los Pies al darse cuenta, des-óohcertado, de que enormes PiezasrnctásiticaoÍes no encajan de ningúnmodo en el Pequeño Y descoloridoiiouzrle" que se'nos ha querido ven-

d'er. Entonces los lugares comunessobre lo que se supone saber de lacultura maya se desvanecen Y, Peseal espantoso calor reinante, a uno se

le pone la piel de gallina mientras un

iÁásperaoó escalófrío le recorre la

esoalda.--Fárecia un milagro no caer desfa-

llecido. En las ruinas de la ciudadóéioio" de Kabah, cercana a uxmal,ál calor es tan intenso que el alma

i" p"g" a los huesos Para no fundir-

se con el tupido y ruidoso claroscu-io o" t, vejetación. Los mosquitosaL lá setvalucateca, los más insi-diosos del glbbo terráqueo, asaetea-ban mi Piel con la serenidad de un

mónatcá al que nada imPortase lamuerte, sino cumPlir su venenosoáestino. Muchos de ellos se dejaronmorir tranquilamente, aplastados por

la oalma db mi mano, Pero la inmen-sa' mayoría tomó cumplida venganz,a

hasta en los Pliegues mas reconol-tái áe mi pidl. Estaba recorriendotas antioua's ciudades de la cultura"Puk", [erteneciente -según la cro-nolooía' académica- al periodo pre-

clásióo, cuYa antigüedad se enmar-óa, al pare'cer, en el Primer milenioanterior a Cristo.

sfl qÉ,ré ef ertisfa repre§er?fd a aquella efigre de

r*§É'fl& §s¿rff/}amc soá? ¿rl?&§ rYlás?ss inhumanas c¿lyá palffia

gfl# ¿.§# #*§árar:áe *íá¡r:#r*? Porque s bien reffe¡ti e*sl

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Una enorme iguana gris se cruzóen mi camino co=n lenta indiferencia,

antes de esconderse entre las rui-nas. EI sudor atravesaba una y otravezla frontera de mis cejas para ce-garme, pero puedo asegurar que te-nía los ojos bien abiedos cuando an-te ellos apareció un templo deparedes semiderruidas. Y en una deellas, desafiando desde Dios sabecuándo a las siempre amenazantesnubes del Yucatán, también apare-cieron dos impresionantes guerreroso príncipes de piedra -cuya existen-cia no se menciona en las guías tu-rísticas* que parecían estar esperán-dome desde lo alto para dejarme, amí también, de piedra.

No era para menos. Una de las fi-guras había perdido la cabeza y losextraños dedos de sus no menosextrañas manos, pero la otra, com-pleta, recortaba sobre el cielo losenigmáticos apéndices que el tiem-po no había mutilado aún. Eran tanimpresionanies que su contempla-ción me hizo olvidar de inmediato el

calor y los mosquitos. Debieron ser,sin duda, personajes de alcurnia,dada la elevada posición en que ha-bían sido colocados, el elaboradoturbante redondo que lucía el no de-capitado y sus idénticos collares detres filas.

Pero si el acusado realismo delrostro de la estatua que lo conserva-ba denotaba que se trataba, proba-blemente, no de la representaciónde un dios, sino del retrato de unpersonaje de carne y hueso, ¿porqué el artista lo había representadocon unas manos inhumanas? Supalma era un monstruoso cilindroperfecto del que emergían cinco pe-queños dedos... Se sabe que losmayas -al igual que los egipcios-deformaban los cráneos de algunosniños con fines rituales, pero en nin-guna parte se menciona que hicie-ran lo mismo con las manos. Y mu-cho me permito dudar, además, deque pueda existir procedimiento al-

& la izqu!*rda, ur!* #* l*s c'alecloss*rn¡d*n;¿it§*s de i* *i:,'dad p*rdidad*fabai:, cercáila a Uxmal, dande apxecenad*sados a uro d* ics muros eslát#ascs., las mismas ¡nsólifas manos quepcs** f* r*cién enc*ntraca. §olre eslaslíneas, d*lalle de una Ce las rflaros.

guno para lograr Ia "perfección" deesos cilindros delirantes.

Recientemente se ha encontradobajo tierra una tercera figura, com-pleta e intacta, que ahora permane-ce -un tanto descuidada, y al alcan-ce de las posibles vejaciones decualquier turista desequilibrado* ba-jo un porche cercano al lugar dondese desenterró, y que aporta uñ ñue:vo elemento al enigma. Sus "manos"son idénticas a las de los personajesque aparecían a la intemperie, perolos rasgos de su rostro son diferen-tes a los de la estatua que lo conser-va, en el muro, junto a su compañe-ra decapitada; lo que sugiere que setrata de tres personajes pertenecien-tes a la misma estirpe, pero distin-tos; es decir, serían tres retratos deindividuos reales, no tres represen-taciones.idénticas de un mismodios.

No estamos ante un relato de Ed;gar Allan Poe, sino ante algo tangi-ble que cualquiera puede ver y tocar,por muy inquietantes e indigestasque parezcan las cuestiones que

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Kabalz es unad* las*ás extrañas yssgcrent*s ctxiadesmavas hasta ahora#dc¡-¡i:¡b,{as, si fo r'ei'r

csn§orya tcr'davia -eomo easiiod*sJi:s€fic/sv€s s*lyéiie*s *ecsfe n sisrics* Puebt*'fiiuch*s ieseros ba¡'ctlena" A la:zQaierda,detalle d* una de lasfatlwtlas d*l Pala*i* *no¡s* s* en**nir* taextrafra esÍatas, ü#*fiod*mcsver a{} la'pagina siguieni* a iedereehadel ffiisrrlü.D*baj*, ts¡:a d* la*esfáfuas qüa aü{1p*{#tat}aü*fi adasadasa r;¡,*o dg s*s,'rur+s.

plantea, tanto si las figuras son,.co-mo si no, el último escalón reproduc-tivo de una cadena artística cuyo or¡-oen se oerdiera en la noche de losiíe*posi o bien el arlista reflejó casitpda la realidad del modelo y sólo seinventó las manos, lo que Parece ab-surdo, o bien coPió esas manos depiedra de unas manos reales, con loque resultaría evidente que el modelono habría nacido en este mundo.

Ante enigmas de esta naturaleza,la arqueología académica recurre al

luoar común de identificar estatuasdó personajes desconocidos conChác, el dioi de la lluvia maya (equi-valente al Tlaloc azleca), del mismomodo que un ignorante arqueólogode un liipotético futuro, introducidoen una de nuestras catedrales, con-siderase a todas las estatuas desantos como variaciones de la figurade Jesucristo, Y a todas las de san-tas como versiones distintas de laVirgen María. Cuando ni siquieraesto es posible, sencillamente se re-lega el molesto descubrimiento a un

discreto segundo Plano, a la esPerade que la indiferencia o el olvidoacaben pronto con é1.

Pero lo curioso, lo casi escandalo-so, es que la liieratura especializadano dedique ni una Palabra a estasmás que sorPrendentes Y notablesfiguras de Kabah cuYa contemPla-cón, por otra Parte, está al alcancede todo el que se acerque Por allí'

No son "atlantes", como los gigan-tescos guerreros que coronan la pi-rámide óe Tula, en México (Yucatán,políticamente mexicano, es cultural yemocionalmente un país bien distin-to). La altura de las tres figuras pé-treas es, aproximadamente, la de unhombre común. Pero sus "manos",si es que pueden llamarse asílos ex-trañísimos apéndices que rematanlos brazos, las distinguen sobrada-mente de cualquier otra representa-ción antropomórfica descubiertahasta ahora en Mesoamérica, Y so-bre todo en una zona cultural comola maya donde el realismo es siem-pre la norma artística.'

La cultura maya no es sólo la másextraña del mundo; también es lamás exorcizada por una arqueologíaacademicista y domesticada Por el

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sistema. Las cronologías al uso insis-ten en datar en la Península del Yu-catán unos suPuestos vestigios de"influencia olmeca", hacia el año 500a.C., como los más antiguos restosmanufacturados descubiertos en lazona, y así suele aparecer en loscuadro3 sinópticos de las enciclope-dias y los folletos de las institucionesoficiáles (la madrileña Casa de Amé-rica entre ellas). Simplemente, se ig-nora que un grupo de arqueól,ogosencabezados por Norman Ham-mond, de la Universidad de Cam-bridge, encontró en 1975, a 4 metrosbaio tierra, en la raíz de los cimientosde una pirámide situada en Cuello(Belice), restos de cerámica corres-bondiehtes al periodo formativo ma-ya que resultaron ser de estilo des-

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conocido. De acuerdo con Ham-mond, esa cerámica es anterior a loque se estima como comienzo de lainfluencia olmeca, lo que significaque antes de esa influencia hubo unagenuina cultura maya. Para corrobo-rarlo, restos de madera hallados alnivel de la roca donde se asienta lapirámide dieron -con el procedimien-to del Carbono 14- una lectura Pro-medio de 2.600 años a.C., lo que ha-ce a la cultura maya, cuando menos,contemporánea de la egipcia... Y re-cordemos que en Kabah, según oPi-nión generalizada de los mayistas, nose advierte influencia tolteca alguna,con lo que estas ruinas muy bien Pu-dieran ser bastante más antiguas delo que se supone.

Pero esa fecha es importante,además, porque se acerca mucho ala que los propios mayas dieron co-mo origen de su calendario: la del11 de Agosto del 3114 a.C., fechaconsiderada como "mítica" porquienes sostienen que el Pueblomaya es posterior a ella. Los restosorgánicos hallados en Cuello aPe-nas son 600 años posteriores a esafecha fundacional, con lo que Pare-

ce difuminarse el carácter míticoque se le ha atribuido al 11 deAgosto del 3114 a.C.

¿Deberíamos preguntarnos, comoErich von Dániken, qué sucedió esedía -o qué visita absolutamente ex-traordinaria se recibió- para que losmás expertos astrónomos y mate-máticos de la antigüedad lo señala-ran como inicio de su calendario, cu-yo rigor y perfección nos siguensorprendiendo?

Esa fue la pregunta que yo mismome planteé ante los misteriosos"príncipes" de Kabah un día deAgosto de 1994. Recordé esa inter-pretación que hizo Brasseur deBourbourg de ciertos pasajes delPopol Vuh, libro sagrado de los ma-yas quichés, según la cual los diosesde sus antepasados "baiaron de lasestre//as e hicieron /as veces de ma-estros", dando así origen a la leyen-da de Kukulcán, la Serpiente EmPlu-mada. Y comprendí por qué JoséDíaz Bolio, uno de los mejores co-nocedores de la cultura maya que si-

guen vivos, afirmó que ésta "cayó enla historia universal como un bólido,como un cuerpo extraño disParadode quién sabe qué lugar del espacioy del tiempo, para incrusfarse, súbitay extrañamente, a la Tierca desde elCosmos".

Meras suposiciones, por supues-to. Pero bastante más dignas deconsideración -puesto que las co-rroboran las tradiciones de los pro-pios mayas- que las pretendidas"cronologías" de los arqueólogossubvencionados. Muy pocos de és-tos confesarán que sobre el origende la civilización maya saben tan po-co como cualquiera de nosotros. Ymenos todavía serán los que se atre-van a romper el acuerdo tácito de noprolongar más allá del primer milenioanterior a Cristo ese supuesto ori-gen. Los prejuicios son irracionales,pero reconfortantes. Porque, comotambién señala Díaz Bolio, "la huma-nidad reacciona por instinto y se re'sl'sfe a creer lo que no Puede s@f ne-gado. Hay una sensibilidad estéticaen el fondo de todo hombre, Pordentro de la superticie científica, yesa senslbilidad se detiene ante loque choca o causa horror".

Chocan y causan horror las "ma-nos" de los príncipes'de Kabah de-bido a que pueden romper cómodosesquemas preestablecidos. Pero unverdadero investigador no deberíadetenerse nunca ante esas barreras;y mucho menos en una zona del Pla-neta donde todavía queda tantísimoy tan importante por descubrir comola península del Yucatán.

a§ ,Éma{res" de las príncipes ds Kabah P{;edsfl}roftxpot c<ímodos e§Euema§ preesfa&fec¡dos. Pera unv*tdad&r* §*v**tigad*r no debería defenerse E?u{;fia

ante eses barreras, y ffiuaho f??er?os efi Eán& z,afia dglplan*ta d*nde t*datt{a queda tant{simo- q¿re dsscufurireomo el vuc,atán,

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