Autores: Jaume Soler y Maria Mercè Conangla www.ecologiaemocional.org Fundació AMBIT. Rocafort 242 bis 3ª. 08036 Barcelona

Noviembre, 2012

CÁPSULAS DE ECOLOGIA EMOCIONAL El principio del respeto

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Respeto: conciencia de valor.

Hay un valor urgente: la supervivencia. Es la base de la existencia. Hay un valor superior: la vivencia que hay que cultivar, esculpir y practicar.

El respeto se muestra en conductas de cuidado y de protección pero siempre preservando la autonomía personal y la prevención de dependencias. Para saber si algo o alguien es valioso es necesario observar, contemplar y conocer. Las prisas interfieren en el hábitat del respeto. Ambas son especies antagónicas y no pueden crecer juntas. Donde hay prisas, no habita la ternura, crece la agresividad y falta el respeto. Y es desde el respeto que podemos valorar la riqueza de la diversidad humana y natural, la oportunidad de las diferencias y la enorme suerte de estar vivos. El respeto a la vida permite la compasión y la solidaridad en la finitud. Una compasión unida a la ternura, a la simpatía y a la empatía en lugar de a la lástima. Sólo a partir de este valor tan necesario podremos construir relaciones desde el amor y convivir pacíficamente.

Respetarse a uno mismo para poder respetar a los demás. Respetar lo que merece ser respetado, adoptando las distancias adecuadas, sin invadir territorios ajenos. Respetar la diferencia del otro, sin vivirlo como una amenaza a la propia existencia. Respetar a los que respetan.

CÓDIGO ÉTICO DE LA ECOLOGÍA EMOCIONAL

1. Principio de unicidad 2. Principio de realidad 3. Principio de libertad 4. Principio de responsabilidad 5. Principio de respeto 6. Principio de prevención 7. Principio de sostenibilidad 8. Principio de crecimiento paralelo 9. Principio de coherencia 10. Principio de acción 11. Principio de conservación

Autores: Jaume Soler y Maria Mercè Conangla www.ecologiaemocional.org Fundació AMBIT. Rocafort 242 bis 3ª. 08036 Barcelona

Respetar el derecho de los otros a ser y a desarrollarse de la forma que les sea propia sin imponer nuestra mirada. Respetar el mundo que nos rodea porque es nuestra casa común. Respetar lo humilde, lo sencillo, lo que apenas se ve, lo que pasa desapercibido. Se respeta lo que se valora. Se valora lo que se conoce. El conocimiento de uno mismo, de los demás y del mundo son las premisas para valorar y respetar. A partir del respeto podremos construir el amor.

Jaume Soler y Maria MercèConangla Ecología emocional para el nuevo milenio (Zenith)

UN CUENTO PARA PREGUNTARNOS Había una vez una niña tratando de enhebrar una aguja. No lo conseguía y una y otra vez lo volvía a intentar. Su madre se acercó, tomó la aguja y el hilo y en un instante la enhebró. Después se la dio a la niña diciéndole:

-¡Aquí tienes hija! La niña le contestó:

- Mama, jo no quería una aguja enhebrada. Yo quería enhebrar la aguja..

UN TEXTO PARA REFLEXIONAR Si amo tanto la memoria de mi padre —comienza—, si no puedo separarme nunca de su imagen, si el tiempo no puede cortar el hilo, es porque en la experiencia de un solo día comprendo todo lo que ha hecho por mí. Él fue el primero que reconoció mi sensibilidad. Fue el primero que vio, con sus ojos grises, que la sensibilidad me hacía tocar una pared e imaginar su aspereza como una piel porosa. Esa sensibilidad queme impidió aprender música, poniendo mayor precio a la embriaguez de escuchar que al regocijo de ser hábil, esa sensibilidad que me convertía en una gota atravesada por el sol, atravesada por las formas y colores del mundo, portando en verdad, como la gota de agua, la forma, el color, el sonido, la sensación, físicamente en mi carne... No rompió nada, no arrancó nada en mí, nada sofocó, nada borró con su dedo humedecido. Con sabiduría de insecto dio los remedios a la pequeña larva que era yo: un día esto, al día siguiente aquello; me pesó con las plantas, los árboles, la tierra, los hombres, los cerros, las mujeres, el pesar, la bondad, el orgullo, todos estos remedios, todos estos como provisión, en previsión de lo que podría echarse a perder, pero que, gracias a él, convirtiose en un inmenso sol dentro de mí.

Jean Giono