Prolapso mitral

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Prolapso mitral El prolapso mitral o prolapso de la válvula mitral es una valvulopatía (cardiopatía valvular) caracterizada por el desplazamiento de una o ambas valva de la válvula mitral, por lo general, una protrusión cóncava hacia la cámara del atrio izquierdo durante la sístole, es decir, durante la contracción de los ventrículos del corazón. Está presente en un 5 al 10 % de la población mundial, la gran mayoría de la cual cursa sin síntomas y con bajo riesgo de complicaciones. Etiología Existen evidencias de que hay una relación genética del prolapso mitral con genes en los cromosomas 11 y 16, en especial si hay asociado un componente mixomatoso. Cuando el prolapso mitral se presenta como el único trastorno del paciente, la formación de un tumor mixomatoso en sustitución del tejido conectivo de las valvas es la causa principal de la aparición y desarrollo del prolapso de la válvula. En otros pacientes, puede haber un factor hereditario debilitante, como es el caso del Síndrome X frágil. La aparición de prolapso mitral secundaria a la influencia o secuela de una previa enfermedad de base es multifactorial. En la lista están: la fiebre reumática, la escoliosis, el síndrome de Marfan, insuficiencia del ventrículo izquierdo, endocarditis y degeneración isquémica, entre otras. En ciertas ocasiones en la vejez, especialmente en mujeres, la calcificación del anillo valvular como consecuencia del envejecimiento puede llevar a prolapso mitra Clasificación El prolapso de la válvula mitral puede dividirse en varios subtipos, basándose principalmente en el grosor de las valvas, la concavidad y el tipo de conexión al anillo valvular. Estos subtipos pueden ser descritos como clásico o no clásico, simétrico o asimétrico, y flotante o no flotante.

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Prolapso mitralEl prolapso mitral o prolapso de la válvula mitral es una valvulopatía (cardiopatía valvular) caracterizada por el desplazamiento de una o ambas valva de la válvula mitral, por lo general, una protrusión cóncava hacia la cámara del atrio izquierdo durante la sístole, es decir, durante la contracción de los ventrículos del corazón. Está presente en un 5 al 10 % de la población mundial, la gran mayoría de la cual cursa sin síntomas y con bajo riesgo de complicaciones.

Etiología Existen evidencias de que hay una relación genética del prolapso mitral con genes en los cromosomas 11 y 16, en especial si hay asociado un componente mixomatoso.

Cuando el prolapso mitral se presenta como el único trastorno del paciente, la formación de un tumor mixomatoso en sustitución del tejido conectivo de las valvas es la causa principal de la aparición y desarrollo del prolapso de la válvula. En otros pacientes, puede haber un factor hereditario debilitante, como es el caso del Síndrome X frágil. La aparición de prolapso mitral secundaria a la influencia o secuela de una previa enfermedad de base es multifactorial. En la lista están: la fiebre reumática, la escoliosis, el síndrome de Marfan, insuficiencia del ventrículo izquierdo, endocarditis y degeneración isquémica, entre otras. En ciertas ocasiones en la vejez, especialmente en mujeres, la calcificación del anillo valvular como consecuencia del envejecimiento puede llevar a prolapso mitra

Clasificación El prolapso de la válvula mitral puede dividirse en varios subtipos, basándose principalmente en el grosor de las valvas, la concavidad y el tipo de conexión al anillo valvular. Estos subtipos pueden ser descritos como clásico o no clásico, simétrico o asimétrico, y flotante o no flotante.

Clásico vs. No clásico

El prolapso ocurre cuando las valvas se desplazan más de 2 milímetros por encima de la porción más superior del anillo mitral. Según el grosor de las valvas, se puede dividir en una forma «clásica» o primaria», por encima de 5 milímetros; y otra «no clásica», hasta los 5 milímetros.

Simétrico vs. Asimétrico

El prolapso clásico puede ser subdividido en simétrico y asimétrico, refiriéndose al punto en el que el extremo o punta de las valvas se unen al anillo mitral. En la coartación simétrica, los extremos de ambas valvas se unen en puntos comunes del anillo mitral. En la coartación asimétrica, una de las valvas está más desplazada en dirección al atrio izquierdo que la valva homóloga. Los pacientes con prolapso asimétrico

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tienden a un deterioro severo de la válvula mitral, con riesgo de ruptura de las cuerdas tendinosas y de desarrollo de insuficiencia mitral.

Flotante vs. No flotante

El prolapso asimétrico, a su vez, se subdivide en flotante y no flotante. El prolapso flotante ocurre cuando el extremo de una valva se invierte haciéndose cóncava hacia el atrio izquierdo, causando deterioro de la válvula mitral. La severidad de la insuficiencia valvular varía dependiendo del rango de eversión, pudiendo causar ruptura de los cordones. La disociación de la valva y los cordones tendinosos hace que el rango de motilidad de la válvula se vea severamente restringido (de ahí el término de insuficiencia valvular). Los pacientes que presentan valvas flotantes tienen una mayor prevalencia de regurgitación mitral que aquellos con prolapso no flotantes.

FISIOPATOLOGIA En el PVM existe una proliferación fibromixomatosa de la válvula en la que el tejido esponjoso de la valva (capa interna) es más prominente de lo normal, con mayor concentración de glucosaminoglicanos y agua, y menor cantidad de colágeno. Estos cambios determinan que las valvas mitrales se desplacen hacia la AI, sobrepasando el plano del anillo mitral. En ocasiones se puede producir rotura de las cuerdas tendinosas o dilatación del anillo mitral. En los últimos años se está haciendo especial hincapié en diferenciar la degeneración mixomatoide (enfermedad de Barlow) y el déficit fibroelástico, ya que parecen tener una evolución diferente.

La degeneración mixomatoide o enfermedad de Barlow se caracteriza por un importante engrosamiento de los velos y gran dilatación de anillo, con afectación de las cuerdas tendinosas. Generalmente se produce en pacientes menores de 60 años, con una larga historia clínica de soplo cardíaco.

El déficit fibroeslástico, en cambio, suele producirse en pacientes mayores de 60 años que presentan afectación en un único festón, con mínima repercusión sobre el anillo mitral y sobre el resto de las estructuras cardíacas. Normalmente estos pacientes tienen una historia clínica previa más corta, y suele ir acompañado en su diagnóstico por algún grado de IM.

Manifestaciones clínicas El PVM es un proceso generalmente benigno, en el cual la mayoría de los pacientes permanecen asintomáticos, con un índice de supervivencia similar al de la población general. En aquellos con clínica asociada, los síntomas suelen estar íntimamente relacionados con la severidad de la IM, su repercusión sobre el VI y la función cardíaca, así como con la aparición de complicaciones como, por ejemplo, la fibrilación auricular. Los

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síntomas más frecuentes suelen ser fatiga, palpitaciones, disnea y dolor torácico inespecífico.

Estudios sobre PVM basados en pacientes referidos a hospitales terciarios han encontrado una mayor prevalencia de eventos tromboembólicos, endocarditis infecciosa y muerte súbita, por lo cual resulta imprescindible identificar el subgrupo de pacientes con PVM que tienen mayor incidencia de estos eventos adversos.

Endocarditis. Al igual que en los eventos tromboembólicos, se ha descripto la presencia de vegetaciones en zonas localizadas en las que existe desestructuración del endotelio valvular. Un flujo turbulento secundario al engrosamiento valvular, elongación de las cuerdas tendinosas e IM podrían contribuir a la aparición de vegetaciones

Arritmias y muerte súbita. La relación entre el PVM no está del todo establecida y, una vez más, parece estar en relación con pacientes que presentan dilatación de cavidades e insuficiencia cardíaca secundaria a insuficiencia mitral severa.

Disfunción del sistema autónomo. Podría justificar síntomas como la ansiedad, las crisis de pánico, la depresión, palpitaciones, ortostatismo o intolerancia al ejercicio, aunque se necesitan más estudios para confirmar esta hipótesis.

Diagnostico/examen físico Exploración clínica Aunque el diagnóstico definitivo del PVM se realiza mediante técnicas de imagen, existen datos objetivos en la exploración física que nos pueden ayudar a sospecharlo. Por ejemplo, la presencia de hábito asténico, deformidades torácicas congénitas o hiperlaxitud de extremidades, asociados a un soplo auscultatorio en foco mitral, nos deben hacer pensar en esta patología. El único signo exploratorio indiscutible y que define a esta entidad continúa siendo el clickmesotelesistólico no eyectivo y el soplo sistólico tardío que, juntos o aislados, y bajo distintas formas de combinación, están presentes en el 80% de los casos, en algún momento de la evolución del proceso [9]. La posición de pie y la maniobra de Valsalva son útiles para aumentar la intensidad del soplo y acercar los clicks al primer ruido auscultatorio. En cambio la bradicardia desplaza al click hacia el segundo ruido.

Ecocardiograma bidimensional Como vimos anteriormente, el diagnóstico del PVM se realiza mediante Eco 2D, demostrando el desplazamiento hacia la AI de los velos mitrales durante la sístole. Debe realizarse en el plano paraesternal del eje largo, aconsejando hacer zoom sobre la válvula

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para optimizar su visualización. Al mismo tiempo se debe completar el estudio con eco Doppler para rastrear la presencia asociada de IM. Como veremos a continuación, es aconsejable la realización de ecocardiografía transesofágica si se necesita definir con mayor exactitud la localización del PVM o la severidad de la IM.

Localización del prolapso valvular mitral Existen diferentes clasificaciones que nos permiten hacer un análisis detallado de la anatomía de la VM. La nomenclatura utilizada por la Sociedad Americana de Ecocardiografía y la Sociedad Europea de Ecocardiografía, es la establecida por la clasificación de Carpentier basada únicamente en la morfología y la localización de las valvas mitrales. Divide la valva posterior en tres festones separados por pequeñas hendiduras: P1, que corresponde al festón anterolateral; P2, que corresponde al festón medio; P3, que corresponde al festón posteromedial. La valva anterior tiene una superficie lisa y se divide también en tres festones: A1, A2 y A3, que se corresponden con los festones posteriores. En conjunto, la VM queda dividida en un segmento anterolateral formado por A1 y P1; un segmento medio, formado por A2 y P2; y un segmento posteromedial formado por A3 y P3. Las valvas estarían separadas por las comisuras anterolateral y posteromedial.

Tratamiento Tratamiento no farmacológico En casos de palpitaciones como síntoma principal, se

recomienda el uso de betabloqueadores. El ácido acetilsalicílico (Aspirina), está indicado en pacientes con PVM que hayan

presentado episodios neurológicos focales y cuando sean de 65 años o presenten datos ecocardiográficos de riesgo alto (valva con espesor mayor de 0.5 cm).

La anticoagulación oral con warfarina está indicada en los pacientes con PVM cuando tengan antecedentes de eventos embólicos y ataque cerebral transitorio.

También en pacientes con PVM y se encuentran en ritmo de fibrilación auricular, sean mayores de 65 años de edad, presenten insuficiencia mitral severa o insuficiencia cardíaca.

Cirugía en el prolapso valvular mitral El principal objetivo en este tipo de cirugía es mantener la VM nativa, por lo cual la técnica de elección será, siempre que se pueda, la reparación mitral con resección del festón afectado. La técnica de reparación puede también incluir otras maniobras para dar estabilidad a la reparación, como por ejemplo la colocación de un anillo mitral flexible, que corrija la dilatación anular asociada (anuloplastia mitral) y el implante de cuerdas artificiales para corregir el exceso o restricción de movimientos de los velos.

Profilaxis El consenso es que el prolapso de la válvula mitral es una condición no prevenible, aunque algunas de sus complicaciones pueden serlo. Debido a que pocas veces aparecen

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síntomas, la productividad de la vida del paciente no está afectada. El empeoramiento del trastorno puede ser retrasada al evitar el fumar, el uso de anticonceptivos (por tener ellos el riesgo de ser coagulantes) y regular la cantidad y el tipo de ejercicio y nutrición bajo la supervisión de un profesional de salud. El riesgo de endocarditis infecciosa se considera alto en pacientes con prótesis valvular cardíaca, moderado en aquellos con prolapso mitral concomitante con insuficiencia mitral y bajo en pacientes con prolapso mitral sin otra valvulopatía.

Profilaxis antibiótica

Aquellos con prolapso mitral están expuestos a un mayor riesgo de endocarditis infecciosa, es decir, una infección bacteriana del tejido cardíaco, como resultado de ciertos procedimientos rutinarios no estériles, como el cepillarse los dientes. Sin embargo, en abril de 2007, un estudio por la Asociación Americana del Corazón ha determinado que los riesgos de prescribir antibióticos tienen mayor peso que la profilaxis antibiótica antes de una operación invasiva, como una cirugía dental o una biopsia por colonoscopia o broncoscopia.