¡Que Aproveche!

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¡Que Aproveche!

Alejandra Garcia Pinilla

Proyecto de grado

Diciembre 2011

´´ Todo surge en un momento de incomodidad

Y pena ajena´´.

¡Que Aproveche! 1

Desde hace muchos años me ha gustado observar la comida. Ver cómo es

preparada; servida; consumida. Cada plato, sea sencillo o complejo, tiene un

procedimiento propio en el cual todas las características de los ingredientes

sobresalen de cierta manera, las combinaciones de los ingredientes pueden

ser tan amplias que me resulta fascinante ver la infinita posibilidad de

resultados que se pueden obtener.

Así mismo, siempre he pensado que de la mano de la preparación va la

presentación. De acuerdo a la forma en la que se dispongan los alimentos en

el plato y éstos sobre la mesa, el comensal puede tener experiencias

diferentes en el momento en el que se acerca a la comida.

Hay quienes optan por hacer alarde de un sin número de ademanes de

etiqueta que de acuerdo a la ocasión pueden ser bien vistos o simplemente

pueden terminar siendo un acto más del hecho de comer. Por otro lado hay

quienes simplemente se dejan llevar por su necesidad física y buscan sólo

sentirse saciados. Estos dos prototipos de comensal me resultan normales.

1<Brindis> proviene de la frase alemana (ich) brin (ge) di (r) (e) s, que significa <te lo ofrezco>. Pero los

alemanes, al brindar, lo hacen en latín: Prosit !, o sea < ¡Que aproveche!> SOLER, María del Carmen.

“Banquetes de Amor y Muerte”. Ed

Realmente es el tipo de comensal que describiré a continuación el que me ha

motivado a observar con más precisión todas aquellas situaciones que

pueden relacionarse con la comida.

Todo surge en un momento de incomodidad y vergüenza ajena. Este

comensal al cual no he dado nombre, es aquel al que la comida le parece

deliciosa, nunca puede estar alejado de la satisfacción que le brinda poder

comer. Ya sea un plato preparado en casa; un plato fuerte de un buen

restaurante o un antojo rápido, todas aquellas cosas que puedan comerse

son un deleite para su paladar. A simple vista este comensal parece común y

corriente, pero lo que lo diferencia de los demás tipos de comensal es que

además de su gusto por la comida, hay tres características del acto de comer

que para su descripción son indispensables.

La primera es el mal gusto por querer acabar con cualquier alimento que se

disponga en una mesa independientemente a la situación en la que se

encuentre; entre más haya mejor. La segunda característica que casi

siempre está ligada a la primera es: que la comida que se pretende consumir

sea gratis, no hay nada más asombroso para éste que el poder acceder a

cualquier manjar sin tener que dar dinero a cambio. La suma de estos dos

factores puede dar lugar a la tercera característica implícita en este tipo de

individuo y que incluso ha dado lugar a un afamado dicho:

¨ le puede más el ojo que la barriga.¨

Este tipo de persona que puede verse en cualquier situación donde esté

presente la comida, es quien me ha motivado a desarrollar mi trabajo

plástico.

Para llevar acabo mi proyecto he partido de la observación de cualquier

situación, ya sea bidimensional o tridimensional ( pintura, dibujo, escultura,

instalación , fotografía, cine, literatura ) en la que esté presente cualquier

narrativa ficticia o de la vida real. En algunas oportunidades he dejado de

lado la inquietud por la forma, el contenido, el contexto y el tiempo siempre

presentes en mi oficio y me he convertido en un espectador silencioso de

situaciones; muchas veces incomodas pues a mi juicio irrumpen en la

intimidad de las personas así éstas ni se den cuenta. Es la reflexión durante

el ejercicio de observación la que me lleva a plantearme preguntas sobre la

relación del hombre con la comida y el papel de esta última en la sociedad,

muchas veces éstas se presentan en forma de imagen instantánea la cual

modifico y depuro a medida que pasa el tiempo y sigo observando.

Para éste caso en especial comencé observando objetos, situaciones,

personas y alimentos, luego escribiendo reflexiones y opiniones propias

sobre lo ya observado y por último dibujando lo que sería una serie de

pequeñas esculturas que interactuarán con un espacio, unos elementos y

un público. El dibujo siendo lo fundamental en mi trabajo (debido a su

propiedad depurativa y sintética) fue lo último en parte del proceso ya que la

imagen siempre vívida fue tomando forma durante la observación y la

escritura.

¨He presenciado alrededor de unas ocho inauguraciones de proyectos de grado en la

universidad y en las ocho muestras siempre he visto el mismo comportamiento: la gente se

abalanza desaforadamente sobre la comida como si nunca la hubieran probado y fuera la

única vez que la fuesen a probar. No es sino que el reloj marque las cinco en punto y se dé

la orden de apertura de la carpa para que los visitantes aterricen como aves encima de la

comida y luego de contados minutos las bellas y llamativas tablas de quesos queden

convertidas en moronas y arrumes de palillos.¨

Mesa de ¨pasabocas¨ Proyectos de Grado 2011 -1. Universidad de los Andes.

Observaciones

Hace algunos meses vi una exposición de arte en donde el eje central era la

comida. Artistas como Fernando Pertuz; Fernando Uhía; Alejandro Mancera;

Wilson Díaz y Juan Mejía entre otros, hacían parte de la muestra en donde

se podían ver aproximaciones y representaciones diferentes de la comida.

El ambiente de la galería se podía percibir algo cálido por la presencia de

tantos objetos que, a mi juicio, incitan al espectador a pensar por un

momento en algún plato en especial. Uno de los elementos que explotaba

esa sutil insinuación y que llamó mi atención por completo fue la obra de

Juan Mejía y Wilson Díaz titulada Con la comida no se juega.

La instalación era lo primero que percibían los espectadores al entrar a la

tercera planta de la galería en donde estaba la exposición, ésta constaba de

una mesa donde estaban dispuestos varios pasa bocas que se suelen ver en

las inauguraciones de las exposiciones de arte y jugaban con el espectador

al despertar el interés y la intención por consumir algunas de sus apetitosas

piezas. A mí me despertó cierta sensación de “hambre visual” debido a su

factura. Cuando la vi a distancia pude ver cómo ésta en su totalidad daba la

bienvenida a la exposición, apenas pude acercarme un poco más, tuve la

posibilidad de observar con detenimiento cada pieza y me di cuenta que,

opuesto a lo que llamaba la atención de los espectadores (su increíble

semejanza con la realidad), lo que me atraía a ella eran sus características

plásticas.

Observaciones

´´Con la comida no se juega´´. Juan Mejía y Wilson Díaz. Exposición Hay Hambre, Galería Valenzuela y

Klenner. 2011

Pude notar cómo los artistas dejaron que el material de cada pieza hablara

por sí solo y diera características reales a cada elemento; aunque algunas

piezas estaban pintadas o talladas se podía ver que estaban hechas de

cuero; madera; esponja, etc. Todavía conservaban sus características y no

fueron convertidas en piezas totalmente hiperrealistas. Estas características

formales de la obra me dejaron pensando en las características de la

escultura como práctica artística y también en todos los elementos que giran

en torno a la comida como objeto netamente visual.

Al salir pensé en cómo abordaría la relación entre comida-escultura; dibujo-

escultura; espacio-escultura; tiempo-escultura. Dado que ya tenía una idea

y una imagen mental que estaba depurando seguí buscando un hilo

conductor entre lo anterior que diera forma tangible a esa imagen.

Fue así como todo resultó en una especie de ´´instalación´´ en donde busqué

que el espectador se relacionara con el objeto escultórico; con sus instintos y

sensaciones y el objeto escultórico a la vez estuviera contenido en un

espacio marcado por un estilo estético determinado con elementos

gastronómicos específicos dados por una investigación previa. Para esta

última parte llevé acabo observaciones experimentales en procesos de

descomposición natural de alimentos que sirvieran como ´´depurador´´ en la

instalación, por otro lado realicé investigaciones de carácter histórico-

artístico para situar el proyecto en un espacio-tiempo específico.

El proceso ´´científico´´ que ejecuté para marcar pautas de temperatura,

iluminación, humedad y ventilación del espacio intervinieron directamente

en el proceso ´´pictórico´´ que busqué en la composición y fueron elementos

completamente decisivos para su ejecución.

Observaciones

Proceso de descomposición en cítricos y frutos rojos.

Observaciones

Al tomar la comida como un objeto visual tuve presente la importancia del

bodegón en la forma de ejecutar la composición. No solo por su importancia

en la historia del arte como el medio en el que se involucran elementos como

la comida en la pintura sino como ´´momento´´ detenido en un espacio y

tiempo definido en el cual se retrata una serie de elementos que toman vida

según su interacción con el entorno.

Un momento preciso en el cual gracias a la luz, la humedad del espacio y

hasta la manera en la que se han dispuesto los elementos en el espacio

mismo se perciben características formales del objeto que solo bajo

condiciones especificas se pueden apreciar. Esas condiciones espaciales y

temporales capturadas por medios bidimensionales como la pintura, el

dibujo, el grabado, la fotografía etc. están sujetas al cambio del tiempo.

Los elementos contenidos en el bodegón como espacio bidimensional me

llevaron a cuestionarme ¿Qué sucede cuando el espectador se enfrenta a

una composición construida bajo características pictóricas bidimensionales

pero tiene a su favor la tridimensionalidad del espacio y el correr del tiempo?

¿ Qué sucede cuando esos elementos al ser concebidos como alimento,

despiertan deseo en el espectador y lo llevan a encontrarse en una disputa

personal frente al querer comer y no poder hacerlo?

Clara Peeters, 1613. Clara Peeters

Frans Snyders, 1614 Jocob Jordaens, 1640-1645 ca.

El ser humano como individuo racional y sensorial puede medir y controlar

sus reacciones físicas, mentales y sensoriales al tener la posibilidad de

experimentar el deseo. En este caso ese anhelo por tener cierto placer

sensorial al relacionarse directamente con la comida es lo que ha llamado mi

atención, anhelo que cuando no llega a realizarse con resultados satisfactorios

causa frustración y ansiedad en las personas.

Para mí la comida es una experiencia completamente sensorial donde no

solo las características culinarias deben estar presentes. La forma; la

textura; el color; el tamaño y la manera de presentarla son esenciales y

pueden lograr exponer el aspecto sensual que está escondido en ésta.

Cuando hablo de sensualidad no lo hago refiriéndome al despertar del deseo

sexual, aunque muchas veces el hombre, desde su experiencia con ciertos

alimentos, ha relacionado su consumo con la idea de que estos potencializan

al cuerpo y al alma en aspectos del amor.

Ingredientes como las trufas negras, el caviar, el chocolate y la miel entre

otras han recibido el titulo de joya debido a sus cualidades culinarias; a su

carácter exótico y a la vez se han considerado como grandes afrodisiacos que

estimulan de manera espiritual y física el contacto entre las personas. Sin

embargo la sensualidad que se desprende de la comida no sólo es aquella

relacionada con el sexo en sí, es aquella sensualidad que se produce en el

comensal al despertar hasta el último de sus sentidos cuando se dispone a

comer . Es allí donde el anhelo por satisfacer el deseo es máximo y en

algunos momentos se vuelve casi inexplicable la sensación que se produce.

Cuando nosotros nos vinculamos sensorialmente con la comida, pasamos

de ser individuos cuyo funcionamiento físico y mental necesita como

combustible alimentos de origen vegetal y animal, a ser individuos

totalmente sensibles, quienes buscan complacer su sentido del gusto y el

olfato con raciones de alimento que, aunque siguen cumpliendo su función

alimenticia, pasan a tener un papel protagónico en la complacencia del

deseo por comer.

Estas porciones de comida de acuerdo con el entorno y las convenciones

culturales con las que el individuo se ha vinculado y las consume, pueden

tener ciertas características visuales y olfativas que son particulares y

propias de la comida. De acuerdo con el entorno y con las convenciones

sociales previamente establecidas y mediadas por un ambiente de

constante cambio cultural, el individuo busca satisfacer su deseo, además

del gusto y el olfato; la calidad visual de lo que comerá es importante. La

estética y el buen gusto empiezan a cobrar importancia en las relaciones

del hombre con la comida y según estos gustos y algunas preconcepciones

se generan juicios de valor que influyen directamente en el hombre y el

objeto-comida. El individuo adquiere y transforma, a través del tiempo, el

gusto particular por diferentes tipos de comida, proceso que es distinto en

cada persona.

Es común que las personas piensen que la comida cuando es mostrada debe

ser consumida y no sólo vista. Cuando se es consciente del aspecto visual de

la comida se le puede ver como un objeto que posee características

pictóricas o incluso escultóricas, haciendo referencia a su color y a

diferentes texturas que, como un todo, forman la figura. También sus

características tridimensionales que además de la altura, el espesor y el

volumen, componen las diversas formas que se pueden disponer sobre las

superficies.

Si pensamos en la comida como un objeto y en todo lo que conlleva a la

preparación de ésta podemos ver cómo en la película Vatel, basada en la

vida del cocinero francés François Vatel, la elaboración del banquete (evento

central de la película) tiene todo un procedimiento donde es puesto en

consideración hasta el más mínimo detalle y percibimos claramente el

tratamiento de la comida como algo preciado, complejo y magnífico. Al igual

que la comida, la mesa adquiere importancia. Se percibe la armonía entre la

mesa, la mantelería, la decoración y los alimentos que se están disponiendo

sobre ésta.

Cuando se distribuyen los alimentos sobre la mesa casi siempre se busca

lograr algún nivel de composición que ayude a atraer al comensal para que

capte toda la atención del plato. Es interesante cómo el anfitrión puede crear

composiciones con características pictóricas de manera casi inconsciente

dando a la comida una característica objetual.

Vatel , Roland Joffé, Francia. Drama. 2000

Pensando en esto último es inevitable no traer a colación todo lo que

conlleva el hecho de servir una mesa y sentarse en ella. Desde tomar la

decisión sobre la mantelería y los objetos que acompañarán la comida,

hasta el simple hecho de participar de una situación que, aunque es

cotidiana, es esencial en la comunicación del ser humano. El hecho de

compartir con otra persona algo que se está consumiendo individualmente,

genera no solo una suerte de enlace sino que también, promueve el

perfeccionamiento del sentido del gusto ya que es viable intercambiar

opiniones personales acerca de lo que se está probando.

Durante la mayor parte de la historia, los cocineros de las monarquías e

imperios buscaron darle cierta teatralidad a las cenas que éstos brindaban,

explotando las características plásticas y tridimensionales de los

alimentos. Uno de los cocineros más importantes que exploró las

características tridimensionales de la comida fue el chef francés Marie

Antoine Careme. Careme había sido el cocinero por excelencia de la

nobleza francesa. Durante la revolución francesa se trasladó a Gran

Bretaña y comenzó sus labores como cocinero principal de la corona

inglesa, en especial como cocinero del Príncipe Regente. El famoso cocinero

además de innovar en el ámbito culinario, tenía habilidad para el dibujo. A

la corta edad de 16 años, en 1799, trabajó como aprendiz de Chez Bailly

uno de los pasteleros más importantes de Paris, quien le permitía ver

grabados arquitectónicos franceses en los momentos de poco trabajo.

Gracias a la influencia del dibujo y de la arquitectura de la época, Careme

implantó en su trabajo de repostería y pastelería su nuevo conocimiento.

Fue así como sus platos no sólo se destacaron por su buen sabor y la

combinación de ingredientes extravagantes que utilizaba, sino por sus

características visuales las cuales hacían alusión a la exuberancia que se

vivía por esos días.

Un ejemplo de ostentosidad y derroche respecto al acto de comer, es el

período de Regencia (período en el cual figuró la transición de poder en la

monarquía entre el rey Jorge III y su hijo el Príncipe de Gales Jorge IV o

Príncipe Regente) comprendido entre 1811 y 1820. Esta época se caracterizó

por la extravagancia y opulencia en los bailes y banquetes que se

encargaban a los cocineros por parte del príncipe Regente. Mientras el

pueblo padecía grandes oleadas de hambre que estaba dejando la revolución

industrial de mediados del siglo XVIII, en la nobleza se celebraban grandes

banquetes con características teatrales en donde el lujo era uno de los

elementos que posibilitaba a sus miembros en especial a Jorge IV satisfacer

su deseo por el buen comer. Se elaboraban grandes pasteles rellenos con

frutas y crema que además de ser exquisitos eran hechos con tal

minuciosidad que visualmente deleitaban a los comensales. Platos como la

sopa falsa de tortuga hecha a base de sesos y caldo que aun hoy en día

podrían considerarse como extravagantes, debido a sus extraños pero

refinados ingredientes, estaban a la orden del día y eran elementos que

generaban la sensación de distinción entre aquellos que los consumían.

Diseños para esculturas comestibles, Antoine Careme. 1842

Representación contemporánea de escultura comestible,

diseñada en el siglo XIX por Antoine Careme.

Comida de Regencia. Postres diseñados por

Isabella Beeton. Inglaterra

Es interesante ver cómo a lo largo de los siglos el concepto clásico de

exquisitez en relación con la comida ha ido transformándose de tal manera

que, hoy en día los conceptos visuales y culinarios que aluden a “lo fino”

han adoptado diferentes posturas dando paso a la fusión como nuevo

símbolo de lujo y extravagancia. Podemos ver cómo mezclas de ingredientes

de regiones completamente opuestas como la Cantonesa y la Mediterránea,

para algunos, puede resultar gustosa y posiblemente para otros, como los

grandes representantes de la cocina francesa contemporánea, puede

terminar siendo un completo insulto a la gastronomía.

Es decir, aquello que me interesa del concepto de lo exquisito es que es

completamente subjetivo pero, de todos modos, sobre éste se establecen

cánones.

En películas como María Antonieta de Sofía Coppola podemos ver cómo la

composición que se crea entorno a la comida es tal que los platos fuertes y

postres cobran un papel importante y visualmente se caracterizan por sus

tonalidades que van desde los blancos del huevo hasta los intensos rojos de

las frutas de estación, creando diversas texturas que aunque en algunas

ocasiones pareciesen ser artificiales y den cierta sensación de repulsión, no

dejan de ser llamativas para el ojo del espectador. Estos elementos pasan de

ser un alimento a convertirse en un objeto completamente atrayente por sus

cualidades visuales.

Estas características de la comida que se aprecian en la película han sido

fundamentales en la cimentación de la cocina la cual, tiene como base los

principios de la cocina francesa; rama de la gastronomía que se caracteriza

por su gran variedad y por exaltar los aspectos finos y exquisitos de la

cocina. En la película también podemos apreciar que es posible que, al ver

una gran cantidad de comida, pueda también surgir una sensación de

repulsión o asco. Aunque el hombre intente saciar su deseo de comer y

quede física y mentalmente satisfecho, ha llamado mi atención el hecho de

llevar a un punto máximo la saturación de todos los sentidos y experimentar

la sensación ambigua entre el gusto y la repulsión producida por el mismo

objeto.

La saturación sensorial a la que nos exponemos a diario va en aumento;

estamos inmersos en un constante intercambio cultural al que hemos

podido adaptarnos y conscientemente hemos adaptado nuestras

percepciones y apreciaciones de la comida a estos cambios. Los medios de

comunicación masiva han hecho que rompamos barreras y distancias

geográficas, esto nos ayuda a acercarnos al “otro”, a su cultura, a sus

costumbres las cuales adoptamos por gusto o por moda. Entre esas

costumbres culturales se encuentran las diferentes maneras de percibir la

comida y los modos de comer.

´´ Stills fotográficos´´ María Antonieta. Sofía Coppola, 2006

Continuamente a través de imágenes, comerciales de televisión, revistas,

libros etc. nos aproximamos a la comida sin ni siquiera haber tenido una

experiencia directa con ésta y nos referimos a sus características como si la

consumiésemos con frecuencia. El deseo del ser humano por satisfacer su

gusto por la comida está mediado por su entorno inmediato y por las

costumbres y tradiciones de su cultura, también por aquellos intercambios

culturales personales que influencian y enriquecen la construcción de su

propia identidad.

Un ejemplo del constante intercambio cultural que influencia la comida en

general fue el trabajo sociocultural que logró Julia Child. Una de las

cocineras más importantes de los años 50`s en Estados Unidos, quien

escribe junto a Simone Beck y Louisette Bertholle el libro Mastering the Art

of French Cooking. Tras haber recopilado centenares de recetas de cocina

francesa durante los años de su estadía como diplomática en Paris, las

acopló a las costumbres culinarias de la mujer norteamericana para

facilitarle su elaboración y fomentar el consumo de comida no enlatada, esto

permitió a los norteamericanos acercarse a la comida francesa (unos de los

principios de la gastronomía) y a sus costumbres en torno al hecho de

comer. Después de haber leído algunas anécdotas que con desenvoltura nos

cuenta la diplomática, escritora y cocinera norteamericana sobre su larga

estadía en Paris puedo decir que:

``Se puede aprender sobre una cultura al

relacionarse con su comida tradicional. Esto hace

que el individuo se vincule de una manera directa y

sensorial con las características de una cultura

especifica.´´

2 Tomado como reflexión del libre Mastering

the Art of French Cooking

Julia Child en su cocina en el sur de Francia.

Cuando una cultura tiene características y tradiciones arraigadas, al entrar

en contacto con otras culturas permea sus tradiciones que ya han sido

permeadas por otras culturas durante el transcurso del tiempo; es así como

a través de la comida podemos ver esas influencias y cambios culturales que

afectan directamente el gusto personal de cada individuo.

Podemos tomar al arte como un “lugar” donde se ven los constantes

intercambios entre culturas, éste nos permite acercarnos aun más a la

condición cotidiana y humana que posee la comida, en este espacio tenemos

la posibilidad de dejar a un lado predisposiciones, complejos y estereotipos

para verla como lo que es; un elemento común entre todos que nos muestra

las actitudes más espontáneas y animales del ser humano.

Lo que comenzó como un ejercicio de observación sobre un comportamiento

particular del hombre frente a lo que lo debilita, se ha convertido en todo

una cuestión de infinita exploración y reflexión. Me muestra la infinita

posibilidad de reacciones y acercamientos que tiene el hombre frente a

aquellas cosas que lo dejan desprovisto de ataduras. Aunque observa,

analiza y critica sabe conscientemente y en silencio que su condición de

humano no lo hace perfecto y debe aceptarse y aceptar al otro tal y como es.

Reflexiones - Conclusiones

Tuve la oportunidad de ´´colarme´´ como un espectador más de la

instalación lo cual, me permitió ver de cerca las diferentes reacciones de los

visitantes, su interacción con las piezas y su participación como comensal.

El espectador se relacionó de manera sigilosa con lo que ve tal vez, lo

confunde el no saber a qué se enfrenta y cómo debe comportarse en el

espacio. Seguramente al tratarse de un proyecto artístico sea precavido y

moderado, se tomó su tiempo para acercarse con cuidado y logró interactuar

con las piezas en general. Aunque algunos mantuvieron cierta distancia

debido a la connotación de la muestra muchos otros no tuvieron problema

en acercarse y mirar, oler, preguntar y querer probar por otro lado otros se

acercaron para adivinar cuál era cuál y a qué ´´especie´´ pertenecían las

piezas (la verdadera o la falsa) en muchas ocasiones el olor fuerte (por la

descomposición) que emanaban algunos alimentos fue la pauta que tomó el

espectador para poder diferencia la realidad de la mentira.

Frente a esto último me llamó la atención la delicadeza con la que muchos

se acercaron para poder observar el detalle y poder corroborar sus

especulaciones sin antes, haberse llevado la sorpresa del no poder hurgar

ni comer!! Frente a esto escuché a varios quejumbrosos decir: Lastima

porque se ve muy bueno!! ¡ Que hambre me da ésto! Y aunque la mirada se

perdía en el objeto debido a su atractivo visual, la cabeza estaba en el no

poder consumir ninguno de los elementos que allí se encontraban.

Reflexiones - Conclusiones

El Proceso

1. 2.

3.

1. Boceto para Volován, lápiz de color sobre

papel. 21cm x 28cm.2011

2. Boceto para Pastel, Lápiz de color sobre

papel, 15cm x 12cm. 2011

3. Boceto para trufas, lápiz de color sobre

papel, 21cm x 28cm. 2011

4. Observación: Naranjas con crema y miel en

descomposición. Lápiz de color sobre papel. 17cm x

12cm aprox.2011

5. Observación: Fresas en descomposición. Lápiz de

color sobre papel. 21cm x 28cm. 2011

6. Boceto para Crema Bávara. Lápiz de color sobre papel, 21cm x 28cm. 2011

7. Boceto para Carlota. Lápiz de color sobre

papel, 21cm x 28cm. 2011

8. Boceto para Pastel de Conejo. Lápiz de

color sobre papel, 21cm x 28cm. 2011

9.Boceto para Merengues rellenos de Frambuesa. Lápiz de

color sobre papel, 21cm x 28cm. 2011

10. Observación: Boceto de Pineberry, lápiz de color sobre papel. 21cm x 28cm. 2011

El Resultado Final

Día Uno

Día Uno

Día Uno – Día Dos

Día Dos – Día Tres

Día Dos – Día Tres

Día Tres – Día Cuatro

Día Tres – Día Cuatro

Día Cuatro – Día Cinco

Día Cuatro – Día Cinco

Día Cinco

Bibliografía

Berger John, El sentido de la Vista: Modos de Comer. Ed: Alianza, 2006

De Certau Michael; Luge Giard Pierre Mayou. La Invención de lo

Cotidiano: Habitar, Cocinar. Ed Gllinar, 1994

Everything that Lives, Eats. Ed apertura

Exposición Hay Hambre, Galeria Valenzuela y Klenner. 4 agosto - 3

septiembre de 2011.

Grieco Allen J. The Meal. Scala books

Heston’s Feasts, Heston Blumenthal, 2009.

Juan Cruz Ceruz, Alimentación y Cultura, antropología de la conducta

alimentaria. Ediciones universidad de navarra S.A, Pamplona. 1991

Julie y Julia, Nora Ephron. Columbia Pictures, Estados Unidos. 2009.

123 min

Manu Ruiz de Luzuriaga. Antoine Carême: El cocinero de los Reyes y el

Rey de los Cocineros. Revista Zapardiel, septiembre 2000. No.1

Maria Antonieta, Sofia Coppola , Columbia Pictures, Estados Unidos.

2006. 123min

María del Carmen soler, Banquetes de Amor y Muerte. Tusquets editores,

Barcelona 1981

Melo Alexander, Adivina Quién Viene a Comer. PARKETT

Ratatouille, Brad Bird; Jan Pinkava. Pixar Animation Studios, 2007

Simone Beck, Louisette Bertholle, Julia Child. Mastering the Art of

French Cooking. Knop . Estados Unidos, 1961

Vatel, Roland Joffé, Francia. Drama. 2000