Qué es un ujier

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TALLER DE CAPACITACIÓN PARA UJIERES DE LA IGLESIA ALIANZA CRISTIANA Y MISIONERA DE CARCELÉN Pablo Morales Arias Sumario Primera Parte: ¿Qué es un Ujier? Se realizará un análisis de la función del Ujier a lo largo de la historia y en especial en los textos bíblicos. Segunda Parte: Se analizarán las cuatro áreas de trabajo del ministerio de Ujieres en la labor de la Iglesia: Preparación del templo para los cultos, recepción de los asistentes en el templo, administración del ministerio de misericordia y preparación de la Santa Cena. Tercera Parte: ¿Cuáles son las características de un buen Ujier durante la preparación de cada culto, en el tiempo del culto en la administración de los recursos del ministerio de misericordia y en la preparación de la Santa Cena? Objetivo: Promover la excelencia en nuestra labor como ujieres Capacitar para las labores ministeriales a los miembros del ministerio de ujieres ¿Qué es un Ujier? En esta primera parte analizaremos tanto la historia del término como las palabras bíblicas relacionadas con sus funciones tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Revisaremos, finalmente dos modelos bíblicos de servicio, uno del Antiguo y otro del Nuevo Testamentos Historia del término “Ujier”. Durante la edad media, la palabra Ujier hacía referencia a la persona encargada de guardar las puertas en los palacios. Cuidaban de que solamente pasaran al interior aquellas personas que tuvieran motivos serios para reunirse con el rey . En aquellos tiempos uno de los personajes más importantes del gobierno era justamente la persona encargada de guardar las puertas del palacio. En sus manos se hallaba la llave del mismo. Por ende, debía ser alguien que gozara de toda la confianza del rey . Si el ujier traicionaba al rey, las llaves del palacio y con ellas el rey mismo podían caer en manos enemigas. El ujier era el que concedía o negaba acceso al rey. En la actualidad es usada con poca frecuencia. No obstante, “en algunos tribunales y cuerpos del Estado [el Ujier] tiene a su cargo la práctica de ciertas diligencias en la tramitación de los asuntos, y algunas veces cuida del orden y mantenimiento de los estrados .” Podemos decir en síntesis que la labor del ujier está relacionada con 1) la recepción de las personas a la entrada del edificio ; 2) la custodia de las puertas , así como el cuidado de que las

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El material completo del taller compartido con el ministerio de ujieres de nuestra iglesia. Esperamos que sirva para bendecir a otros ministerios

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TALLER DE CAPACITACIÓN PARA UJIERES DE LA IGLESIA

ALIANZA CRISTIANA Y MISIONERA DE CARCELÉN

Pablo Morales Arias

Sumario

Primera Parte: ¿Qué es un Ujier? Se realizará un análisis de la función del Ujier a lo largo de la

historia y en especial en los textos bíblicos.

Segunda Parte: Se analizarán las cuatro áreas de trabajo del ministerio de Ujieres en la labor de

la Iglesia: Preparación del templo para los cultos, recepción de los asistentes en el templo,

administración del ministerio de misericordia y preparación de la Santa Cena.

Tercera Parte: ¿Cuáles son las características de un buen Ujier durante la preparación de cada

culto, en el tiempo del culto en la administración de los recursos del ministerio de misericordia

y en la preparación de la Santa Cena?

Objetivo:

Promover la excelencia en nuestra labor como ujieres

Capacitar para las labores ministeriales a los miembros del ministerio de ujieres

¿Qué es un Ujier?

En esta primera parte analizaremos tanto la historia del término como las palabras bíblicas

relacionadas con sus funciones tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.

Revisaremos, finalmente dos modelos bíblicos de servicio, uno del Antiguo y otro del Nuevo

Testamentos

Historia del término “Ujier”.

Durante la edad media, la palabra Ujier hacía referencia a la persona encargada de guardar las

puertas en los palacios. Cuidaban de que solamente pasaran al interior aquellas personas que

tuvieran motivos serios para reunirse con el rey.

En aquellos tiempos uno de los personajes más importantes del gobierno era justamente la

persona encargada de guardar las puertas del palacio. En sus manos se hallaba la llave del

mismo. Por ende, debía ser alguien que gozara de toda la confianza del rey. Si el ujier

traicionaba al rey, las llaves del palacio y con ellas el rey mismo podían caer en manos

enemigas. El ujier era el que concedía o negaba acceso al rey.

En la actualidad es usada con poca frecuencia. No obstante, “en algunos tribunales y cuerpos

del Estado [el Ujier] tiene a su cargo la práctica de ciertas diligencias en la tramitación de los

asuntos, y algunas veces cuida del orden y mantenimiento de los estrados.”

Podemos decir en síntesis que la labor del ujier está relacionada con 1) la recepción de las

personas a la entrada del edificio; 2) la custodia de las puertas, así como el cuidado de que las

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diferentes actividades que se realizan al interior sean hechas sin ningún contratiempo;

finalmente, 3) velar por la adecuada presentación de las instalaciones, en la medida de sus

posibilidades.

En la Biblia

Aunque la Palabra “Ujier” no se encuentra en la Biblia, las principales responsabilidades del

mismo pueden ser percibidas a lo largo de sus páginas. Veamos algunos ejemplos.

En el Antiguo Testamento

En la Biblia no se halla la palabra Ujier, pero sí encontramos en el Antiguo Testamento una

muy parecida y de igual importancia: shoér que quiere decir: custodio de la puerta o portero.

En 2da Crónicas 8: 14 se nombran los siguientes cargos como los más importantes de la labor

del templo:

1. Los Sacerdotes: Encargados de los sacrificios y de interceder por el pueblo

2. Los levitas: encargados de cantar y ayudar a los sacerdotes

3. Los porteros: encargados de guardar las puertas del templo

En 1ra Crónicas 23: 5 se hace un censo de los levitas que da los siguientes resultados:

1. 38000 levitas

2. 24000 encargados de organizar las actividades del templo

3. 6000 encargados de las actividades de secretaría y legislación

4. 4000 encargados de custodiar las puertas

5. 4000 encargados de las alabanzas.

Es decir, los ujieres o encargados de las puertas eran también levitas y se hallaban en igual

prominencia que los cantores.

2da Crónicas 23:19 dice que los porteros habían sido colocados para que no entrase

absolutamente nada impuro (Biblia del Peregrino).

Según 2da Crónicas 31:14, el levita Coré, guarda de la puerta oriental, estaba encargado de

1. Recibir las ofrendas voluntarias

2. Administrar las ofrendas voluntarias del Señor

3. Administrar los dones consagrados.

Al finalizar su labor de reconstrucción de la muralla, Nehemías asigno (7:1):

1. Porteros

2. Cantores

3. Levitas

Obed-Edom: Un custodio de las Puertas del Templo que recibió bendición

En quince ocasiones se menciona este nombre en la Biblia. La mayoría de las veces se trata del

mismo personaje o de sus descendientes. Vivía cómodamente lejos de los problemas políticos

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de Jerusalén hasta que un día, por disposición del Rey, su casa fue asignada para hospedar un

cofre de más de un metro de largo y de medio metro de alto. Si tan sólo hubiese sido un cofre

común y corriente, tal vez no habría habido ningún problema. Pero se trataba del arca del

pacto en cuyo interior se hallaban las tablas de la ley que el Señor había entregado a Moisés.

Hasta su oído de seguro llegaron los rumores de las plagas que asolaron a las ciudades de

Asdod, Gat y Ecrón mientras aquel cofre estuvo con ellos. También debió saber acerca de la

mortandad que había asolado a Bet-semes a causa de su curiosidad, pues habían abierto el

cofre para mirar las tablas. Finalmente debió conocer que el rey no quería aquel cofre en

Jerusalén debido a que Uza había muerto por tan sólo tocarlo.

Obed-Edom recibió aquel cofre con temor, sabiendo que era el arca del pacto. La guardó y la

cuidó con mucho esmero. Dice 2da Samuel 6:11 que “el Arca de Jehová [estuvo] en casa de

Obed-Edom, el geteo, tres meses; y bendijo Jehová a Obed-edom y a toda su casa.

Este hombre supo que cuando se sirve a Dios con devoción y temor reverente, Dios nos

bendice. De esta manera, Obed-Edom fue un ejemplo para todo el pueblo de Israel y en

especial para el Rey David. Luego de que este último recibió la noticia de las bendiciones que le

estaban llegando a Obed-Edom y toda su familia, sintió gozo en su corazón y decidió volver a

esforzarse por trasladar el arca hasta Jerusalén. Es así como, por medio de su ejemplo, Obed-

Edom llamó al rey David al arrepentimiento.

De todos modos, ahora que Obed-Edom sabía lo que sucedía cuando se sirve a Dios con

esmero, sintió que en adelante no podría hacer otra cosa sino servirlo a él. En 1ra de Crónicas

15:1-28 se lee la algarabía con la que fue trasladada el arca del pacto. En los versos 17-18

vemos que entre los cantores y músicos levitas que dirigían el traslado se hallaba Obed-Edom.

David mandó a los jefes de los levitas organizar a los cantores [y estos] se lo

encomendaron a Hemán, hijo de Joel; a su pariente Asaf, hijo de Berequías, y a Etán,

hijo de Cusayas… Junto con ellos, en segundo puesto, a sus parientes Zacarías, hijo de

Yaziel, Semiramot, Yejiel, Uní, Eliab, Benayas, Maseyas, Matitías, Eliflehu, Micneyas,

Obededom y Yeguiel, porteros.

Ahora no sólo era un rey el que era guiado por Obed-Edom, sino todo el pueblo de Israel. Dice

en el verso 21 que Obed-Edom y otros cinco levitas fueron comisionados para dirigir con

“arpas afinadas en la octava”. (1Ch 15:21 PER)

Allí no quedan las cosas. Al parecer, Obed-Edom, luego de ver las bendiciones que reciben

quienes sirven a Dios de corazón, hizo suyas las palabras del salmista que dice: “Escogería

antes estar a la puerta de la casa de mi Dios que habitar donde reside la maldad.” (Salmo

84:10b)

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El rey David decidió dejar a Obed-Edom y sus hermanos como guardias de las puertas del

Templo. Dice 1ra Crónicas 16:38. David dejó allí *…+ a Obed-Edom con sus sesenta y ocho

hermanos… como porteros del templo. Y Dios volvió a bendecir a Obed-Edom. Dice 1ra

Crónicas 26:4-5 que tuvo ocho hijos “pues Dios le había bendecido”. Debemos recordar que en

ese entonces tener muchos hijos era una gran bendición, hoy Dios nos puede bendecir de

muchas otras maneras.

En 1ra Crónicas 26:4-7 vemos que la bendición de Dios estuvo con sus hijos aún hasta la

tercera generación pues sus nietos siguieron sirviendo a Dios en el templo de Jerusalén.

Además, Obed-Edom tuvo un puesto privilegiado entre los porteros del templo. En 1ra

Crónicas 26:15 se nos dice que cuando se echó suertes para ver cuál puerta la correspondía a

cada familia, a la suya le toco la del sur, es decir la más importante pues conectaba al templo

con el palacio real.

Sus hijos fueron comisionados para administrar las provisiones del templo (1ra Crónicas

26:15). Finalmente, según 2da Crónicas 25:24, alrededor de 2 siglos más tarde, su familia

seguía estando a cargo de las provisiones del templo. Dice el texto, que nos informa de un

saqueo: Además se apoderó de todo el oro y la plata, y de todos los objetos que había en el

templo de Dios en la casa de Obed-Edom.

1. Sirvió con esmero al Señor

2. Fue ejemplo de reyes así como de todo el pueblo

3. Fue bendecido en su familia: tuvo ocho hijos, lo que para los antiguos era una

bendición.

4. Fue bendecido en su descendencia: aún dos siglos más tarde sus descendientes

seguían al servicio del templo.

5. Fue bendecido en su trabajo: Dios lo puso en las mejores posiciones laborales de su

tiempo y empleo.

En el Nuevo Testamento

En el Nuevo Testamento también hallamos las funciones relativas al ujier. Quizás la más

importante sea la referente a la multiplicación de los panes y los peces en Juan 6:1-15. El relato

nos permite ver claramente que los apóstoles debieron fungir como ujieres en ciertas

ocasiones. Su labor era muy importante para que el ministerio de Jesucristo pudiese seguir

adelante. De no haber tenido a sus discípulos cerca estas hubiesen sido las funciones que Jesús

habría tenido que realizar por su propia cuenta:

1. Buscar entre la multitud a quien tuviese algo de comer. (Captación de recursos)

2. Organizar a las cinco mil personas. (Administración de Recursos Humanos)

3. Sentarlas en la hierba de aquel lugar. (Organización de eventos)

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4. Orar por lo alimentos que Dios estaba proveyendo. (Ministerio Sacerdotal)

5. Repartir entre los cinco mil presentes lo que Dios dio. (Administrador/Contador)

6. Recoger lo restante.

7. Contabilizar, almacenar y transportar el sobrante.

A lo mejor le hubiese tomado todo el día tan sólo realizar todas estas actividades. Sin embargo,

los doce discípulos están allí para hacer muchas de estas labores de modo que se puedan

agilizar los procesos y la gente pueda ser confrontada con el mensaje de Jesucristo sin

interrupciones.

De igual manera vemos que cuando la iglesia empieza a surgir, los apóstoles sienten el mismo

apremio frente a las responsabilidades administrativas. Si bien sabían que la labor de ayuda al

necesitado era importante, esta los estaba absorbiendo de tal manera que no podían

dedicarse a lo que era su verdadera función. Los doce entonces se dirigen a la congregación y

dicen: –No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios para servir a las mesas. La

preocupación de los apóstoles no tiene que ver con la indignidad del servicio sino con la

prioridad de su llamado. Es por esto que, a quienes comisionan para los asuntos

administrativos, son personas seleccionadas en base a ciertos criterios básicos como son:

1. Buen testimonio

2. Llenos del Espíritu Santo

3. Llenos de sabiduría

Si hubiese sido una función sin mayor importancia, los doce no hubiesen planteado

prerrequisitos tan fuertes. Las funciones relacionadas con la administración y el orden de la

casa del Señor son muy importantes.

Ahora bien, lo que hemos venido diciendo se aplica tanto para los diáconos como para los

ujieres. Los primeros serán los encargados de administrar los recursos destinados a los

necesitados y de dar a los que menos tienen en la iglesia. Los segundos se encargan de recibir

a los creyentes y de velar por que el culto se desarrolle sin contratiempos.

Tanto los unos como los otros deben ser de buen testimonio y llenos del Espíritu Santo y de

sabiduría. Tanto los unos como los otros son responsables delante de Dios de su función. Tanto

los unos como los otros sirven a Dios por medio de lo que están haciendo.

Marcos, el don de ayuda y la predicación del evangelio

En Hechos 13:5 vemos que los misioneros Pablo y Bernabé llevaban consigo a Marcos como un

auxiliar o ayudante, encargado de las actividades que requerían cierto tiempo que hubiere sido

valioso para la predicación del evangelio. Dice el texto: “llegados a Salamina, anunciaban la

Palabra de Dios en las sinagogas judías. Llevaban a Juan como asistente”. Las labores que

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realizaba Juan Marcos no eran en lo más mínimo insignificantes. Este los ayudaba,

preocupándose de las actividades más rutinarias y relacionadas con el hospedaje, la

alimentación, los contactos, etc., para permitir que los misioneros se ocupasen de su tarea

fundamental: predicar el evangelio.

Más adelante, en Perge, cuando Juan Marcos los abandone para regresarse a Jerusalén, el

apóstol Pablo resentirá mucho su ausencia. Cuando Bernabé quiso volver a dar una

oportunidad a Marcos, Pablo se opuso de tal manera que los dos misioneros terminaron

distanciándose.

Al final de sus días, vemos que Pablo pudo aprovechar el trabajo que realizaba Marcos como

ayudante. Tal es así que en 2da Timoteo 4:11 le dice a su discípulo: Recoge a Marcos y tráelo

contigo, pues lo encuentro muy útil en el ministerio. Y el mismo apóstol Pedro dice en 1ra

Pedro 5:13 que Marcos ha llegado a ser para él como un hijo por causa de su servicio. Marcos

no despunta mucho en los evangelios ni en el libro de los Hechos. Casi que pasa totalmente

desapercibido pero su labor para el Reino de Dios fue de suma importancia. Posteriormente

escribirá el evangelio que lleva su nombre, en base a las memorias que tiene del trabajo que

realizó con Pablo, Bernabé, Pedro, etc.

No siempre es necesario brillar delante de los hombres para saber que estamos haciendo una

labor importante delante de Dios. Como Marcos, podemos estar tras bastidores, siendo de

apoyo para la predicación y a su tiempo, Dios nos premiará de acuerdo al fervor puesto en

nuestro trabajo por causa del Reino.

Podemos decir a manera de conclusión de esta sección que las labores concernientes al

ministerio de ujieres, según los textos que hemos revisado tienen que ver con los ministerios

de ayuda y servicio. Ser un apoyo tras bastidores para la predicación y servir en las áreas

administrativas u organizativas son dos maneras muy valiosas de ser de bendición para el

pueblo de Dios.

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¿Cuáles son las áreas principales de la labor de los

ujieres?

Hemos ya hablado sobre las funciones de ujier que vemos en la Biblia. Podemos decir a manera

de síntesis que los mismos son vistos como personas privilegiadas por ser aquellos a quienes

dos ha convocado para estar al frente de las puertas del Templo de Dios. Se los considera de

similar importancia que los levitas cantores y que los sacerdotes. Juntos se encargan de guiar al

pueblo en la alabanza a Dios.

Ebed-Edom era un ejemplo de estos ujieres. Su servicio a Dios fue muy bien retribuido por Dios

en su trabajo, en su familia y aún en su descendencia doscientos años después.

En el Nuevo Testamento vimos que los apóstoles realizaron actividades relacionadas con las de

los ujieres para permitir que el mensaje de Jesucristo llegue con más efectividad. Vimos

además que los apóstoles vieron la necesidad de permitir que otras personas que tuviesen

dones relacionados con esta función se hicieran cargo en su

lugar. El objetivo era que ellos mismos pudiesen servir de

mejor manera a Dios con sus dones.

El ejemplo que pudimos encontrar en el Nuevo Testamento

de un servidor o ujier es el de Juan Marcos, quien se hallaba

a cargo de ayudar en todo cuanto fuese necesario para que

los misioneros pudiesen comunicar el mensaje de Jesucristo

con efectividad.

El ejemplo más asombroso de toda la Biblia lo pudimos

descubrir en el mismo Jesucristo quien se presenta a la iglesia de Filadelfia como el que tiene la

llave de David, es decir, el guarda de la puerta del templo de Dios.

Ahora que hemos visto cómo el Señor honra al ministerio de ujieres debemos adentrarnos un

poco más en las labores específicas del mismo.

En esta sección revisaremos las cuatro áreas de acción más importantes del ministerio de

ujieres. Esto no significa que los ujieres sólo deban enfocarse en estas áreas. Todo cuanto

permita que el culto a Dios sea llevado con decoro y orden y todo cuanto sea útil para que el

mensaje de Jesucristo pueda llegar a los corazones de los asistentes es un área en la cual los

ujieres pueden hacer presentes sus dones. Las cuatro áreas en cuestión serían entonces:

a) Preparación del templo para los cultos.

b) Coordinación del buen desarrollo de los cultos.

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c) Administración del ministerio de comunión y misericordia.

d) Preparación de la Santa Cena.

Preparación del templo para los cultos

La adecuación, limpieza y embellecimiento del templo, no son cuestiones de vanidad. Al

contrario, dicen mucho de lo que pensamos respecto de nuestro Dios.

En ocasiones podemos llegar a creer que el aspecto descuidado del templo es sinónimo de

santidad. Que Dios no está preocupado por adornos o detalles ornamentales. Nada más

alejado de la verdad. El descuido del templo no refleja santidad, sino incluso hasta cierta

indiferencia a las cosas del Señor. Es por ello que la primera labor que tenemos entre manos es

la preparación y el embellecimiento del templo.

En el Antiguo Testamento podemos ver cómo Dios exige al pueblo de Israel que los más

destacados orfebres y los más hábiles talladores se hagan cargo de las labores de

embellecimiento del tabernáculo en el desierto (!).

Miremos algunos ejemplos:

“Para el santuario quiero que hagas diez cortinas de doce metros y medio de largo por

dos de ancho, y en ellas bordarás dos querubines. Las cortinas serán de tela de lino

fino, tela morada, tela azul y tela roja, y el bordado debe ser un trabajo bien hecho”

(Éxodo 26:1)

“la tienda de la reunión, el arca del testimonio, el propiciatorio que está sobre ella y

todos los utensilios del tabernáculo: la mesa y sus utensilios, el candelabro de oro puro

y todos sus utensilios, el altar de los perfumes, el altar de los holocaustos y todos sus

utensilios, la pila con su pie, las vestiduras sagradas para Aarón y para sus hijos en

orden a las funciones sacerdotales, el óleo de la unción y el perfume aromático para el

santuario. Todo esto lo han de hacer conforme yo te he mandado". (Éxodo 31:7-11)

Aunque se trataba de una serie de tribus que se hallaban huyendo de la tierra de Egipto y sin

saber todavía exactamente dónde estaría su nuevo hogar, hay una prioridad: un santuario para

adorar al Dios que les había dado la libertad. Este santuario debía ser fruto del esmerado

trabajo de los israelitas. Todo debía ser bien hecho, es decir, un trabajo de excelencia. No

hallamos aquí ni en ninguna parte de la Biblia la frase que tantas veces sirve para socapar la

mediocridad: “Como es para el Señor, no importa hermanos.”

Es evidente, pues, que mantener bien adecuado el templo del Señor es una responsabilidad

que como iglesia debemos cumplir, antes que nada con nuestro Dios. De todos modos, hay otra

razón por la cual es sumamente importante tener una adecuada presentación: los no creyentes

que visitan el templo.

Dice un dicho: La manera cómo te reciben depende de la manera cómo te presentas y la

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manera cómo te despiden depende de la manera cómo te comportas. Esto es muy cierto en el

ámbito personal, pero lo es también, a un nivel más amplio en lo referente a nuestro templo.

Los invitados que lleguen hasta la iglesia estarán más o menos dispuestos a escuchar lo que

nos propongamos plantearles –el evangelio, por ejemplo- en la medida en que seamos capaces

de presentarnos de una manera adecuada.

Un templo sucio y desordenado habla acerca del tipo de creyentes que se congrega allí.

Cuadros polvorientos o anticuados predican más fuerte que el pastor.

Evidentemente, una completa renovación del templo es imposible sin una cierta cantidad de

dinero. De todos modos, sí es posible, en cambio, mantener una buena presencia y realizar

unos ligeros cambios poco a poco con un bajo presupuesto. Podemos proponernos como

ministerio –en la medida de nuestras posibilidades- hacer ciertas adecuaciones que den un

aspecto novedoso al templo y permitan que las personas se sientan más motivadas a

encontrarse con nuestro Dios. Podemos proponer al cuerpo administrativo ciertas reformas

que permitan una mejor presentación de nuestro templo.

De todos modos, debemos recordar que la decoración debe ser (1) para agradar a nuestro Dios

y (2) para que las personas se sientan mucho más motivadas de buscar de Dios. Debemos tener

cuidado con el decorado desvíe la atención de los asistentes de Jesucristo. Los cuadros deben

guiarnos a Cristo, el frente del templo, aquello que será visto constantemente por los

asistentes durante todo el servicio, debe inspirarnos a buscar de Dios. Las flores no deben

distraernos por su suntuosidad sino que deben llevarnos a agradecer por la creación. En el

Antiguo Testamento, cada elemento que se halla en el templo tiene un significado específico.

Cada elemento nos recuerda lo que Dios ha hecho por nosotros. El candelabro nos recuerda

que él en nuestra luz. El altar de los holocaustos

nos llama a la conversión. La cortina que separaba

el lugar santo del lugar santísimo recordaba que

hay un gran abismo entre Dios y los hombres. Es

por ello que se señala en los evangelios que con la

muerte de Cristo aquel velo se rompió. Veamos

ahora algunos de los elementos que podemos

hallar en el templo y el significado que los mismos

conllevan.

El púlpito

Los reformadores consideraban que el púlpito era

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el trono de la Palabra de Dios. Debe ser adecuado para resaltar la majestad de la Palabra -¡no

del predicador!-. No es necesario que sea de oro o de plata. Recordemos una escena de la

película “Indiana Jones y la última cruzada”. Cuando el héroe llega al lugar donde se halla la

copa de la que bebió Cristo en su última cena, debe escoger entre un sinnúmero de cuencos.

Uno que se halla allí con él escoge la de oro con joyas incrustadas pensando que ella sola es

digna del rey de reyes. Muere al beber de ella. Indiana Jones toma una de madera rústica, pero

muy hermosa. Entonces se descubre que aquella era la copa. Asimismo el púlpito debe

ensalzar a la Palabra de Dios sin llegar a ser ostentosa en ningún modo. Solamente debe

señalar a la congregación que desde ese lugar llama Dios a su pueblo.

Si se decora el púlpito, debe hacérselo siendo conscientes del simbolismo que el mismo posee.

Es mejor utilizar decoraciones alrededor del púlpito en lugar de hacerlo directamente sobre el

mismo. De este modo el púlpito permanece como símbolo de la majestad que posee la Palabra

de Dios en la Iglesia.

La Mesa del Señor.

Cada mes se celebra la cena en obediencia a Jesucristo. La mesa del Señor -como la llama el

Apóstol Pablo- debe ser adecuada para tal evento. No es adecuado que cualquier mesa sea

usada para este acto tan solemne. La mesa del Señor debe ser usada únicamente para la cena.

Al igual que el púlpito la mesa debe dirigir nuestra mente y corazón al Señor y su obra por

nosotros. Para esto no necesitamos ostentaciones vanidosas solamente un lugar adecuado

desde el cual las palabras visibles de Dios -la cena del Señor- sean anunciadas a la

congregación. Si se ha de usar mantelería esta debe hablarnos de la cena.

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La cruz

Las primeras iglesias protestantes tenían por norma evitar cualquier imagen al interior del

templo. De todos modos, la cruz fue dejada detrás del altar como simbolismo de la centralidad

de Cristo y su obra por nosotros. Si bien no es una obligación esto, adecuadamente ubicada la

cruz puede hacer que la gente centre su atención en Jesucristo.

Ofrenderos, flores, cortinas, deben ser planeados de tal modo que centren la atención en

Jesucristo.

Los cuadros o imágenes en los muros de la iglesia deben cumplir el mismo objetivo. Una

imagen o serie de imágenes que explique en el evangelio pueden ser muy útiles para quienes

no gustan de leer o quienes no conocen nuestro idioma. Un texto bíblico conciso y que hable

acerca del amor de Dios ubicado en una de las paredes de la iglesia puede llamar la atención

de un visitante que se halla pasando por una situación difícil y alentarlo en esa adversidad.

Debemos prestar atención unos minutos antes de que inicie el culto de que el frente del

templo quede libre de papeles, mochilas, ropa u otro tipo de objetos que causen una mala

impresión sobre los invitados. Si sabemos quiénes son las personas que causan este tipo de

desórdenes, debemos acercarnos y con amor solicitar que no vuelvan a hacerlo.

Las posibilidades son infinitas. Lo importante es que siempre recordemos que el centro del

culto cristiano en Jesucristo y su obra por nosotros en la cruz. Si anhelamos hacer cambios un

tanto costosos, compartamos nuestra visión con el grupo de ujieres y con la junta de la iglesia y

oremos a nuestro Dios para que provea de los recursos necesarios para alcanzar nuestro

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objetivo si está en su voluntad. Finalmente anhelemos que el esfuerzo que pongamos en la

decoración del templo sea un aliciente más para que los creyentes puedan decir: Yo me alegré

cuando me dijeron: Vamos a la casa del SEÑOR.

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Coordinación del buen desarrollo de los cultos

Una vez que hemos analizado lo referente al embellecimiento y limpieza del templo, pasamos

ahora a tratar lo concerniente a la coordinación del culto como tal. Para esto demos

primeramente revisar brevemente la importancia que tiene el culto para la vida de la iglesia.

La importancia del culto para la vida de la Iglesia.

El culto dominical es el elemento más importante de la vida de una iglesia. Es un tiempo de

adoración a Dios y a su Hijo. Nos congregamos cada semana fundamentalmente en gratitud a

Dios y como testimonio de alabanza a Jesucristo. Cada elemento del culto tiene por objetivo

llevar nuestros corazones delante del Padre en actitud de alabanza y agradecimiento por lo que

ha hecho por nosotros.

La razón por la cual Dios exigía tanta diligencia en la preparación de tabernáculo es que a

través de aquel, el pueblo reunido levantaba su alabanza a Dios. Era el lugar de encuentro

entre Dios y los hombres. Asimismo, el templo es, cada domingo el lugar de encuentro entre el

Creador del universo y su pueblo que lo adora. Si la preparación es sumamente importante,

mucho más lo es el buen desarrollo de todo el culto. Lo más importante es que el pueblo de

Dios congregada pueda exaltar al Señor Jesucristo.

De todos modos, como habíamos visto al momento de hablar acerca de la preparación del

templo, hay una segunda razón por la cual es importante una adecuada coordinación: Los no

creyentes. Aquellos que por una u otra razón vienen al templo por primera vez, aunque no

participen del culto, se llevan en sus mentes y corazones las impresiones que recibieron en su

visita al templo durante el servicio dominical. Esta es la segunda razón por la cual el culto debe

ser adecuadamente preparado y correctamente desarrollado. Cada ministerio se hace cargo de

una determinada área del culto: el ministerio de alabanza y cultos de coordinar el desarrollo

del programa, el ministerio infantil de la evangelización y consolidación de los niños, el

ministerio de capacitación cristiana de consolidar a los nuevos creyentes, etc. Ahora, como

ministerio de ujieres, debemos ver cuál es nuestra responsabilidad en el desarrollo del culto.

Responsabilidades de los ujieres durante el culto

Durante los servicios cotidianos, los ujieres tienen tres responsabilidades fundamentales a su

haber1, convirtiéndose en cuatro cuando se celebra la santa cena.

1. Recibir a los asistentes.

1La labor de la canasta de amor debe ser coordinada por un grupo de hermanos específicamente

seleccionados para dicha función.

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2. Ubicarlos de acuerdo a las circunstancias.

3. Recoger las ofrendas.

En las tres –o cuatro- labores que hemos visto, el ujier se halla en el centro de atención de

todos los asistentes por lo cual es necesario hacer algunas recomendaciones respecto de su

presentación.

La presentación de los/as ujieres

La razón por la cual es sumamente importante la

presentación del ujier la expone Lawrence Mick al

decir lo siguiente: “Muchas veces el ujier es la

primera persona que los fieles encuentran cuando

llegan a la iglesia”, e incluso -podríamos acotar

nosotros-, quizás sea la única.

Nuestra vestimenta

El ujier se encuentra como representante de la

congregación. Su apariencia dirá a los invitados cómo

es la congregación. Lola García, asesora de

Comunicación e Imagen Integral para Microsoft dice: “No

hay duda que la forma en la que vestimos dice mucho de

nuestra imagen personal y nos guste o no, también de la

empresa o institución a la que representamos.” Decía la

diseñadora de modas Coco Channel “A una mujer mal

vestida, la gente la recuerda por su ropa. A una mujer bien

vestida, la gente la recuerda sin más.”

Ahora bien, esto último no es pretexto para que volvamos

la entrada de la iglesia una pasarela de modas. Así como

habíamos dicho respecto de la preparación del templo se aplica ahora con nuestra

presentación personal. La buena presentación no tiene que ver con la ostentación. El buen

vestir no se refiere al costo del vestido. Jean Lebon, al hablar de la ropa que debe llevar el

oficiante del culto y las personas que realizan actividades de importancia durante el culto

sintetiza en tres características el tipo de ropa que deben llevar: Limpieza, sencillez y dignidad.

Siempre debemos recordar que cuando las personas van entrando al templo por primera vez,

antes de hablar con nadie, ya se harán un juicio de la iglesia por la presencia que tengamos.

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Aún si nos presentamos de manera ostentosa y con

nuestras mejores galas, sabrán que nuestra iglesia no adora

al Señor sino que por el contrario a la vanidad.

Es triste cuando al ingresar en una iglesia vemos a un ujier

vistiendo trajes muy costosos y al otro con un traje que

evidencia su pobreza. Quizás el primero pueda hacer algo

para moderar su vestido, pero qué si el otro no tiene

recursos para mejorar el suyo. Es por esto que creemos

que lo más adecuado es equilibrar ambos atuendos por

medio de un uniforme para el ministerio de ujieres.

Tiene varias ventajas el uso de un uniforme.

1. Es más adecuado para cuidarnos de la ostentación

2. Nos identifica con nuestra labor.

3. Permite que los que vienen por primera vez sepan a quiénes dirigirse si tienen alguna

pregunta.

Nuestro aseo personal

“Tener una buena imagen, no solamente es cuestión de vestuario. Nuestra imagen exterior

está muy condicionada por nuestra higiene. Debemos tratar de tener un aspecto agradable y

limpio. Esto se consigue con: una buena higiene corporal diaria (ducha o baño, cambio de

muda, desodorante, etc.), cabello cuidado y arreglado (aunque se lleve melena se deberá

llevar cortado y arreglado), uñas, manos, maquillaje moderado, barba, etc.” (Tomado de

http://www.protocolo.org)

No sólo como ujieres sino que en todas las áreas de la vida el aseo personal nos ayuda

abriéndonos puertas y nuevas oportunidades a nuestro paso. Creo que no es necesario

profundizar en esto.

La sonrisa

Si lucimos bien vestidos, y muy bien aseados pero jamas

reímos, nuestra impresión no será mejor que si hubiésemos

estado desaseados y mal vestidos.

Dice un proverbio escoses que “la sonrisa cuesta menos que

la electricidad y da más luz”. Con una sonrisa franca,

hacemos comprender a las personas que son bienvenidas. La

Page 16: Qué es un ujier

sonrisa es la mejor manera de mostrarnos favorables o

halagüeños para nuestros invitados. Lo que quizá no

logremos con un gran discurso sobre nuestra amabilidad,

cordialidad y anhelo de ser fraternos, lo logremos con una

simple sonrisa. Shakespeare dijo que “es más fácil obtener

lo que se desea con una sonrisa que con la punta de la

espada”.

Un recibimiento cordial, una sonrisa cálida y unas sinceras

palabras de bienvenida disponen el corazón para el culto. Puede haber sido preparada con

mucha diligencia la predicación así como la alabanza, pero si la acogida que recibe el creyente

o el visitante no es la adecuada, es decir, es fría o desinteresada, el terreno no estará listo para

recibir la bendición del culto.

De la sonrisa se ha dicho mucho. Aquí unas palabras al respecto:

Una sonrisa no cuesta nada y produce mucho, enriquece a quien la recibe sin empobrecer a quien la da.

No dura más que un instante pero su recuerdo es a veces eterno.

Nadie es demasiado rico para prescindir de ella, nadie es demasiado pobre para no merecerla.

Da felicidad en el hogar, apoyo en el trabajo, es el símbolo de la amistad.

Una sonrisa da reposo al cansado, anima a los demás deprimidos. No puede ni comprarse, ni prestarse,

ni robarse, pues es una cosa que no tiene valor hasta el momento en que se da.

Y si alguna vez te tropiezas con alguien que no sabe dar una sonrisa, sé generoso, dale la tuya, porque

nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como el que no se la puede dar a los demás.

José Luis Perales cantaba:

Con una sonrisa puedo comprar,

todas esas cosas que no se venden

con una sonrisa compro la soledad

del que marcha solo por el camino.

Con una sonrisa puedo comprar

la mirada dura de mi enemigo

con una sonrisa compro el dolor de aquel

que dejo en la tierra su corazón.

Reflejemos en nuestros rostros la alegría de ser salvos, de ser amados por Dios, de tener una

esperanza eterna. Seamos los primeros en creer que Dios va a hacer grandes cosas por

nosotros durante el culto. Regocijémonos en el Señor siempre, les recalco, regocijémonos. (Cf.

Fil 4:4-5)

Page 17: Qué es un ujier

La cordialidad

Siendo la persona que se encarga de dar la bienvenida a los asistentes, la cordialidad es uno de

los elementos más importantes del ujier. Dice el diccionario que cordial es aquello “que tiene

virtud para fortalecer el corazón”. La bienvenida debe ser como

un ungüento que permita que la persona se sienta confortada.

Debe brindar calidez y amabilidad a los creyentes, así como

amistad y confianza a los visitantes.

Howard Foshee dice acerca de esta responsabilidad del Ujier: “Así

como el campesino prepara la tierra para sembrar, el Ujier

prepara el ambiente propicio que motiva una experiencia genuina

de adoración. El Ujier es un obrero de Dios, un colaborador del

pastor y de la congregación”. El ministerio de ujieres prepara el

terreno espiritual para sembrar la palabra de Dios recibiendo a

los asistentes con cordialidad y cortesía.

Lawrence E. Mick nos advierte lo siguiente:

“Muchos acuden a la iglesia después de una semana difícil de trabajo. Otros podrían

estar enfermos. Algunos han sufrido la pérdida de un ser querido. Algunos se sienten

abandonados, sobre todo si viven solos. Padres de niños pequeños tal vez llegan

después de apurarse y asegurarse de que todos estén vestidos y listos para asistir a la

liturgia en la iglesia. Casi todos llegan bajo el peso de aquellas cargas que la vida les ha

traído”.

Frente a toda esta serie de preocupaciones acumuladas en las mentes de los asistentes, es muy

difícil que puedan concentrarse en el culto. De

todos modos, una palabra de bienvenida, unas

frases de aliento, un versículo bíblico oportuno

pueden motivarlos efectivamente.

El escritor francés Jean de la Bruyère define la

cortesía en los siguientes términos: “...es

conducirse de modo que los demás queden

satisfechos de nosotros y de ellos mismos.”

Las palabras que digamos y los gestos que

expresemos pueden lograr que las personas se

sientan bien, no sólo de quienes lo recibieron sino además de sí mismos.

Para poder dar unas adecuadas palabras a los asistentes tres cosas son necesarias:

Page 18: Qué es un ujier

1. Oración y meditación de la Palabra de Dios.

2. Sanidad interior.

3. Adecuado manejo de las palabras y los gestos.

Oración y meditación de la Palabra de Dios.

Los primero es lo más importante pues

hará que nuestras palabras sean

sinceras y guiadas por Dios.

El ministerio del ujier se sustenta sobre

la base del obrar del Espíritu Santo.

Vemos en Juan 4:1ss que Jesús se halla

a lado de un pozo cuando llega una

mujer samaritana. Jesús la acoge con

amor pero, además, con firmeza. Jesús

es consciente de su pecado, pero también lo es de su dolor. A la iglesia pueden llegar muchas

personas abatidas por las situaciones que han pasado en el transcurso de la semana. Otros

pueden estar siendo torturados por Satanás. Algún otro sentirá culpa por alguna transgresión

que ha hecho delante de Dios. Sólo por medio del discernimiento que el Espíritu Santo nos da,

podremos dar palabras de ánimo en cada caso.

La bienvenida que damos cuando se halla cubierta por la oración diaria que realizamos ira

hacia nuestro oyente cargada del poder de Dios para restaurar y fortalecer.

La lectura bíblica nos permite estar preparados para dar razón de nuestra esperanza si fuera

necesario; será útil para aconsejar, si el asistente anhela una dirección en aquel momento;

permitirá, finalmente, que nos fortalezcamos mutuamente como dice la Biblia: “La palabra de

Cristo habite en abundancia en vosotros.

Enseñaos y exhortaos unos a otros con toda

sabiduría” (Colosenses 3:16)

Sanidad interior.

Es un hecho que las personas que se sienten

lastimadas por dentro tienden a buscar -

consciente o inconscientemente- herir a los

demás. Palabras hirientes, tonos ásperos o

incapacidad para reconocer lo bueno en los

Page 19: Qué es un ujier

demás son síntomas de quienes se hallan con una herida en su interior que no ha sido

adecuadamente sanada.

Cuando una persona no ha sanado una herida tiende a sobredimensionarlo todo. Es como si

una astilla se hubiese quedado alojada en nuestro dedo por mucho tiempo y terminase por

infectarlo. Si alguien lo roza nuestro dolor puede ser indescriptible. En las relaciones personales

una herida del pasado puede volver a dolernos cuando alguien involuntariamente “roza” ese

asunto en cuestión.

Las heridas no cerradas no permiten que nos relacionemos con los demás de buena manera.

Nos hacen ser suspicaces2 y desconfiados. El no sanar nuestras heridas nos hace descubrir

ofensas donde no las hay. Francis Bacon decía que “una persona que quiere vengarse guarda

abiertas sus heridas. Si no lo hiciese así, hace mucho tiempo que estas habrían sanado”.

John Maxwell hace la siguiente diferencia entre quienes han sanado sus heridas y quienes no lo

han hecho.

Las personas sanas están...

Más dispuestas a cambiar

Más dispuestas a admitir sus fallas

Más dispuestas a discutir los problemas

Más dispuestas a aprender de otros

Más dispuestas a hacer algo para resolver el

problema

Dispuestas a viajar con poco equipaje

Las personas heridas están...

Menos dispuestas a cambiar

Menos dispuestas a admitir sus fallas

Menos dispuestas a discutir los problemas

Menos dispuestas a aprender de los otros

Menos dispuestas a hacer algo para resolver el

problema

Cargando demasiado equipaje

En vista de esto, es evidente que si no hemos sanado nuestras heridas emocionales no seremos

capaces de tratar con cordialidad a los demás. Es muy posible que nuestra actitud no sea

sincera sino forzada.

Cuando hablamos de cordialidad, amabilidad y hospitalidad no estamos hablando de

convertirnos en aduladores o “falsos”. Necesitamos sanar nuestras heridas de tal manera que

nuestras palabras sean francas, nuestra sonrisa sincera y nuestros gestos verdaderamente

cordiales.

Adecuado manejo de palabras y gestos

La Biblia nos recuerda que “la lengua tiene poder para dar vida y para quitarla” (Proverbios

2Se trata de personas que frecuentemente sospechan o ven malas intenciones en lo que las otras personas

hacen o dicen.

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18:21). Al recibir a los asistentes nuestras palabras pueden brindarles ánimo o pueden darles

una razón para no volver más. Debemos ser sabios acerca de las palabras que decimos. La

misma palabra de Dios nos insta a hablar entre nosotros con salmos cantos e himnos

espirituales (Efesios 5:19), es decir a usar los salmos y otros textos inspirados por Dios para

bendecir a los asistentes.

La iglesia primitiva acostumbraba a leer mucho los textos bíblicos en sus reuniones. Esto se

debía a que creían firmemente que a través de la Palabra de Dios, Jesucristo se hallaba

predicándoles cada semana.

Otra opción es compartir un pequeño versículo bíblico con cada asistente. Aunque tan solo sea

hecho a mano, al considerar que alguien se tomó la molestia de escudriñar las escrituras en

busca de un texto para entregármelo es algo muy motivador. De igual manera, si estoy

haciéndolo, puedo ser un instrumento de Dios para bendecir a los creyentes por medio de su

Palabra.

Si bien lo que decimos es importante, en ocasiones, lo es más cómo lo decimos. En una

investigación que se hizo, se descubrió que nuestros gestos y la forma cómo nos expresamos

comunica más del 90% del mensaje que transmitimos a los demás. El lenguaje no verbal es

muy poderoso. Podemos estar diciendo algo con nuestras palabras y contradiciéndonos

completamente con nuestros gestos o con la manera de hablar que tenemos. Las mismas

palabras dichas de manera distinta, envían un mensaje diferente. Por ejemplo, la ironía es

simplemente decir lo mismo pero con un todo de voz diferente. Es por esto que debemos saber

controlar nuestros gestos. Al mirarnos frente a un espejo podremos ver que gestos estamos

usando a comunicarnos.

El Saludo

Del saludo sabemos muy bien la importancia que tiene por lo que solo citaremos las palabras

de la Lala García: “El Saludo tiene un gran valor simbólico

porque dependiendo de cómo lo expresemos será

entendido como un gesto de cercanía, de proximidad, de

relaciones profesionales o afectivas o un mero gesto de

cortesía y de buenas costumbres. Su ausencia, demuestra

un posible enfado o irritación. De aquí surge la frase de

'retirar el saludo' como claro reflejo de una actitud hostil o

poco amigable”.