QUIRÓS, FRANCISCO BERNARDO DE - Aventuras de don Fruela

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"Aventuras de don Fruela" (1656)

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FRANCISCO BERNARDODE

QUIROS

Aventuras de don Fruela

[Preliminares].........................................................................................................................................3 Capitulo Primero..................................................................................................................................11 Entrems del toreador don Babiles..............................................................................................15 Capitulo Segundo.................................................................................................................................22 Capitulo Tercero..................................................................................................................................27 Entrems del poeta remendn......................................................................................................31 Capitulo Cuarto....................................................................................................................................39 Entremeses de mentiras de cazadores y toreadores.............................................................................................................45 Entremeses de los viudos al uso...................................................................................................53 Capitulo Quinto....................................................................................................................................59 Entrems del marido hasta el infierno..........................................................................................................67 Capitulo Sexto......................................................................................................................................75 Captulo Sptimo..................................................................................................................................85 Entrems de la burla del pozo......................................................................................................85 Entremeses de don Estanislao......................................................................................................96 Entrems de ir por lana y volver trasquilado....................................................................................................................103 Capitulo Octavo.................................................................................................................................109 Entrems de las fiestas del aldea................................................................................................112 Entrems de los sacristanes burlados.........................................................................................117 Capitulo Noveno................................................................................................................................125 Capitulo Dcimo................................................................................................................................136 Comedia famosa del hermano de su hermana........................................................................................................148

[PRELIMINARES]Obras de don Francisco Bernardo de Qviros,Algvazil Propietario de la Casa, y Corte de sv Majestad,

y Aventvras de don Frvela.Debaxo de la proteccion del Excelentissimo seor don Nicolas Maria de Guzman y Garrafa, Principe de Stillana, &c. Con priuilegio. En Madrid: Por Melchor Sanchez. Ao 1656. Acosta de Gabriel de Leon, Mercader de libros. Vendese en su casa, enfrente de la calle de la Paz.

SUMA DEL PRIVILEGIOTiene privilegio don Francisco Bernardo de Quirs, Alguacil de Casa y Corte de su Majestad, para poder imprimir este libro intitulado Obras suyas y Aventuras de don Fruela, por tiempo y espacio de diez aos, que comenzaron a correr desde catorce das del mes de Diciembre de mil y seiscientos y cincuenta y cinco aos, del cual dicho privilegio ha hecho cesin por todo el tiempo susodicho a Mateo de la Bastida, Mercader de libros, como consta de la escritura que se hizo, despachada por Illn Fernndez de Oliveros, en 20 de Diciembre del dicho ao de 1655.

TASATasaron los seores del Consejo Real este libro intitulado Obras de don Francisco de Quirs y Aventuras de don Fruela, a cuatro maraveds cada pliego, el cual tiene treinta y cuatro pliegos, que al dicho respeto monta ciento y treinta y seis maraveds en papel y a este precio mandaron se venda, y no a ms, como ms largamente consta de su original. Dada a 16 de Febrero de 1656 aos.

ERRATASEste libro intitulado, Obras de don Francisco de Quirs, en prosa y verso, con estas erratas corresponde con su original. Madrid y Febrero 8 de 1656. Licenciado don CARLOS MURCIA DE LA LLANA.

APROBACIN REVERENDSIMO PADRE MAESTRO FRAY DIEGO NISENO DE LA RELIGIN DE SAN BASILIO MAGNO.DEL

De orden y comisin del seor Licenciado don Alonso de las Ribas y Valds, Vicario general desta Villa de Madrid, he visto un libro cuyo ttulo es Aventuras de don Fruela, cuyo autor es don Francisco de Quirs, Alguacil de Casa y Corte de su Majestad, y

despus de no haber hallado cosa en l contra la Fe y buenas costumbres, es un escrito de muy ingeniosa traza, de apacible recreacin y honestsimo divertimiento, como hijo legtimo de un ingenio tan aplaudido y celebrado por la incomparable promptitud de sus sales y donaires. Por lo cual juzgo que merece el autor la licencia que pide para estamparse un libro que ha de ser de tan buenos ratos para desahogar el animo y entretener el entendimiento. En el gran Basilio de Madrid, a 10 de Octubre de mil y seiscientos y cincuenta y cinco aos. FRAY DIEGO NISENO

LICENCIANos el Licenciado don Alonso de las Rivas, Vicario desta villa de Madrid y su partido, etc. Por la presente y por la que a Nos toca, damos licencia para que se pueda imprimir o imprima este libro intitulado Aventuras de don Fruela y Obras de don Francisco de Quirs, Alguacil de la Casa y Corte de su Majestad, atento le hemos hecho ver y examinar y no tiene cosa contra nuestra santa Fe y buenas costumbres. Dada en Madrid a 14 de Setiembre de 1655 aos. LICENCIADO RIBAS Por su mandado JUAN MARTNEZ AVILA

APROBACIN DEL MUY REVERENDSIMO PADRE AGUSTN DE CASTRO, PREDICADOR DE SU MAJESTAD Y CALIFICADOR DEL SANTO OFICIO DE LA INQUISICINLas Aventuras de don Fruela y Obras de don Francisco Bernardo de Quirs, he visto por orden de V. A. y acordado de la estimacin que la antigedad haca de los poetas satricos por el bien que hacan a la Repblica, no slo descubriendo los inconvenientes y riesgos della, sino hacindolos aborrecibles; aqueste provecho me mejora, pues de nadie se dice mal sino del vicio, proponiendo sus engaos y descubriendo la maa con que inficionan. Dcese lo que hay, la necedad se recusa, y nadie podr quejarse que la falta de noticia le hace incauto, pues pecar de malicia y no de ignorancia, si se dejan vencer de la licencia de la vida cuya fealdad se descubre. Adese el decirse con donaire, porque los que aborrecen la doctrina seria de los Predicadores hallen el desengao en el entretenimiento que buscan. Muchas verdades dice San Agustn se dijeron en la Escritura Sagrada en verso, para que la dulzura del metro las hiciese perder la acedia y apetecer y saber por lo artificioso y dulce; las pldoras se doran y los desengaos se disfrazan y lo ingenuo que la ociosidad busca hace odiosa la ociosidad. Y as, asentado que nada contiene este tratado contrario a nuestra Santa Fe, juzgo que promueve las buenas costumbres con el aborrecimiento de las malas. En este Colegio Imperial de la Compaa de Jess, a 20 de Octubre de mil y seiscientos y cincuenta y cinco aos. AGUSTN DE CASTRO

A LAS OBRAS EN VERSO Y PROSA DE DON FRANCISCO BERNARDO DE QUIRS,

DE

BARTOLOM DE SALAZAR Y LUNA, ESCRIBANO DE PROVINCIADCIMA

Con tanto primor unido, con tal destreza animado el sainete y lo aliado, el donaire y lo entendido. Tan airosos han corrido las dos palestras por vos, que cada extremo en los dos llegara el otro a exceder, a no ser quien les dio el ser don Francisco de Quirs.

A LAS OBRAS DE DON FRANCISCO BERNARDO DE QUIRS, DE DON FRANCISCO DE AVELLANEDADCIMA

Bien tus floridos arrojos, Quirs, nos dicen que son de las plumas del Pavn, pues que se llevan los ojos deste jardn son despojos. Si tocara tus primores la diosa de los amores; libres sus plantas divinas se vieran, pues sin espinas que ofendan lucen tus flores.

DE DON ANTONIO MARTNEZ, A DON FRANCISCO BERNARDO DE QUIRSDCIMA

Si en la dulce poesa suena el concepto mejor, porque le dan ms primor el nmero y la armona; en prosas y versos fa de vos la naturaleza esta ingeniosa destreza, siendo en todo otro Marcial, sin hacer perjudicial el donaire y la agudeza.

DE DON JUAN FRANCISCO MRTIR RICO, A DON FRANCISCO BERNARDO DE QUIRSDCIMA

Don Francisco, eternamente vuestro nombre se aternice, la fama le solemnice por vuestra pluma eminente. Bien descubrs lo elocuente en las obras que ofrecis, con los lances que ponis tan bien las burlas fings, que cuando vos escribs, enseis y entretenis.

DE DON PEDRO BERNARDO DE QUIRS AL AUTORDCIMA

La maa con que inficiona hoy el vicio, en breve suma, por conductos de tu pluma nos la ministra Elicona. Tu ingenio el Orbe pregona, por lo prompto, singular, nadie te basta a alabar, que t a tus loores sobras; y dar laudes a tus obras, es echar agua en el mar.

DE DON RODRIGO DE HERRERA, A DON FRANCISCO BERNARDO DE QUIRSDCIMAS

Con tus burlas sazonadas, y veras tan bien fingidas, dejas dos cosas unidas, que andaban siempre apartadas. De las plumas ms cortadas no temas los filos, pues si alguno poco corts a tus versos elegantes, no los aplaudiere antes, los ha de envidiar despus. Obras de Quirs, que basta, por antonomasia son, donde hallar la razn

conceptos de linda casta. En vano envidia contrasta verdad que es tan natural, no hay ingenio al tuyo igual, pues toda Musa en su trato, no comer ningn plato si t no le das la sal.

DE MANUEL LPEZ DE QUIRS, A DON FRANCISCO BERNARDO DE QUIRSDCIMA

Si aqu mi pluma alcanzara, como es razn alabaros, aun presumiera agraviaros cuando por dicha acertara; sino es que la vuestra rara, sola, por vuestra pudiera, aunque sola, ella supiera, porque sola a s se excede, en cierto modo no puede por lo que imposible fuera.

DEL LICENCIADO JUAN BAUSTISTA DIAMANTE, A DON FRANCISCO BERNARDO DE QUIRSDCIMA

Con tal arte discurrs, que entretenis y admiris, Quirs, pues sabio enseis, y discreto diverts. Slo vos os compets de la gracia en la milicia, pues quien leeros codicia, si de veros tiene audacia, admirar vuestra gracia con aplausos de justicia.

DE ALVARO CUBILLO DE ARAGN, A DON FRANCISCO BERNARDO DE QUIRSSONETO

Este ya agrado, ya lisonja sea del cortesano ingenio, del buen gusto, jardn a quien el docto, a quien el justo censor admire en cuanto el Sol rodea.

Ocupacin del prfido se vea, desde el nevado clima hasta el adusto; y a pesar del mordaz Zoilo injusto, sacra corona de laurel posea. Y t, Quirs insigne, en quien florece tanto esplendor de espritu gallardo, la fama te corone de favores. Y al paso que tu nombre resplandece, Bernardo de Quirs, Quirs Bernardo, goces el fruto de tan dulces flores.

A DON FRANCISCO BERNARDO DE QUIRS, DE JOS DE HARODCIMA

Tan dulcemente escribs los peligros de la Corte, que siendo su cierto norte, enseis y diverts. Un ramillete vests de diversin tan unida, que en fragancia repetida vuestro sonoroso acento, alumbra al entendimiento en la noche de la vida.

DE DON JERNIMO CNCER Y VELASCO, A DON FRANCISCO BERNARDO DE QUIRS,EN LA IMPRESIN DESTE LIBRODCIMA

Hoy vuestra ingeniosa mano, con vario estilo florido, a reglas ha reducido todo el primor cortesano. Viva vuestro nombre ufano, y eternizarse presuma, pues porque llegue a la suma esfera, que ya os aclama, le habis dado a vuestra fama lo prompto de vuestra pluma.

DE UN INGENIO TAN GRANDE EN ERUDICIN, COMO EN SANGRE ILUSTRE, A QUIRS Y SU LIBRODCIMA

Cuentos de tanta sazn slo vos los escribs, que vos solo los decs con tan prompta erudicin. Mas pues tengo obligacin de daros loores hoy, y ya ejecutado estoy, y corto no satisfago, suspended, Quirs, el pago, pues que la dcima os doy.

PRLOGOCochero mayor del libro o nariz, porque va delante, o prlogo disculpatorio Habindote dicho tanto, tantos, tan doctamente, no s qu te diga con mi pluma, que no sea hablar por boca de ganso, mas pues tengo el can en la mano, fuerza es disparar. (Oh, si acertase al blanco de tu gusto!) No me atrevo a llamarte po, pues podrs decirme que deje lo po a Eneas, o que si lo sabe Marta dar una querella, diciendo que para hurtarle sus pollos estoy piando, ni te llamo letor de po po. Mas, llamndote como t fueres servido, digo que temo que suceda lo que al sastre de la Luna, que yendo a tomar la medida para hacerla un vestido bizarro, cuando fue estaba en creciente, y al venir a probarle el vestido, que con particular estudio le haba hecho, estaba ya en menguante la Luna, de suerte que no le pudo venir bien, culpando al sastre, que admirado la volvi a tomar la medida y ajust el vestido con el mayor primor que pudo, y yendo a probrsele, ya la Luna estaba en creciente y no se le pudo vestir, quejndose del sastre y desacreditndole con los Planetas injustamente. Aqu te presento unas graciosas aventuras de un don Fruela, amante ridculo, y de otros dos amantes no menos jocosos, y diez entremeses mos, que ya celebrastes en el teatro, libres de silbo original, con otros versos y una comedia burlesca. De los entremeses no te digo nada, pues ya los viste representar, ni de lo dems, pues lo has de leer. Si el libro te hallare en creciente de ocupaciones, o en menguante de gusto, y no te agradare, no me culpes, que mi intento ha sido de servirte, no de cansarte. Vale.

DEDICATORIAAl Excelentsimo Seor Don Nicols Mara Felipe Nez de Guzmn y Garraga, Seor de la Real Casa de Guzmn, seor del Castillo de Abiados, Duque de San Lcar, Duque de Medina de las Torres, Duque de Sabloneta, Prncipe de Stillano, Duque de Tracto, Duque de Mondragn, Marqus de Toral, Marqus de Mairena, Marqus de Monasterio, Marqus de Piadena, Conde de Porma, Conde de Colle, Conde de Valdore, Conde de Azorcollar, Conde de Fundi, Conde de Aliano, Conde de Satriano, Conde de Cariola, Seor de la Ciudad de Tiano, Seor de las villas y montaas de Boar, del Valle de Cureo, y de los Concejos de Cilleros, Adelantado Mayor de la muy noble y muy leal Provincia de Guipzcoa, Alcaide de la Ciudad y fuerza de Fuente-Raba, Alcaide de la Real Casa y sitio del Buen Retiro, Alcaide de la Zarzuela, Alcaide de los Reales

Alczares y Castillo de Triana de la Ciudad de Sevilla, Alguacil Mayor de la Inquisicin, Alguacil mayor de la Casa de la Contratacin de Sevilla, Caballero de la Orden del Tusn de Oro, Tesorero General de los Reinos de la Corona de Aragn, gran Chanciller de las Indias, Capitn de la Compaa de los Cien hijosdalgo de la guarda de la Real persona, Capitn de una de las guardas de Castilla, Gran Justicia del Reino de Npoles y Castellano del Castillo de Castilnovo de la Ciudad de Npoles. Atrevimiento fuera, Excelentsimo Seor, poner a los pies de Prncipe tan grande, volumen tan pequeo, a no haber hecho experiencia de los favores que me hace V. Excelencia, desde que mandado del Excelentsimo Seor Duque de Medina de las Torres, padre de V. Exc. mi seor, le vine aposentando cuando vino de Italia; y as mi libro, por hijo de criado, tiene licencia de llegar a sus pies, donde aunque anhele la calumnia, no le alcanzar. Escrible con vanidad de dedicrsele a V. Exc., esto se adquiere el crdito que perdi por mo, pues en la estimacin que le da su excelentsimo nombre, me perdonan haberle escrito. Reciba de mi humilde afecto estos borrones V. Exc., si para sacrificio poca ofrenda, para voluntad mucha. Afiance esto Licurgo, cuando dijo que las oblaciones a los dioses fuesen pequeas; y es muy de deidades recibir con rostro jovial ofrendas humildes, como aquel gran rey Artajerjes que admiti del villano el vaso de agua en feudo, gratificando en l la voluntad. Esta y mi libro pongo debajo de la proteccin de V. Excelencia, imitando al tmido pajarillo, que huyendo el trueno del arcabuz, se ampara de la eminencia mayor, sin que la torre ms vecina al sol le desdee. Guarde Dios a V. Excelencia y a su Excelentsimo padre el Duque mi seor y dems seores en su grandeza, felices, y muchos siglos, como sus criados hemos menester. Criado de V. Excelencia, que su pie besa, DON FRANCISCO BERNARDO DE QUIRS.

CAPITULO PRIMEROEn que se cuenta una burla que a un figura le hicieron y otra que l hizo.En la escuela de Marte, aula mayor de Apolo, metrpoli de un reino que, desde Adn ac, no ha habido reino ms dilatado, el que tan favorecido se vio del cielo en el feliz tiempo del Nacimiento de Cristo seor nuestro que Santo Toms de Aquino, por antonomasia llamada el Anglico, en la tercera parte, cuestin treinta y seis, artculo tercero, dice que en este reino se aparecieron tres soles dorndole con sus rayos, anuncio de que haban de venir tres mayores luminares, tres soles de la Iglesia, a ilustrarle y dejarle ms luciente con la luz de la predicacin, que fueron los sagrados Apstoles San Pedro y San Pablo y nuestro Patrn Santiago, que predicaron en la felice Espaa a este Reino, que por su ameno sitio y abundancia de frutos ha sido tan codiciado de muchos potentados del Orbe que no ha habido seor contento con su monarqua que no haya deseado tomar posesin de Espaa. Dganoslo la ambicin de aquel soberbio babilonio, rey salvaje Nabuco; pues no contento con su Babilonia, no satisfecho con su Jerusaln, ni apagada la llamada de su ambicin con Tiro, no soseg hasta conquistar a Espaa y poner su solio en Madrid, como lo testifican Josefo y otras muchas inscripciones antiguas, lminas de bronce, mrmores y columnas escritas; siendo Madrid tan antigua que se fund ciento y veinte y nueve aos primero que Roma y ochocientos y setenta y nueve aos del oriente feliz del Sol de justicia, Cristo seor nuestro. En esta Madre de Ciencias a quien los rabes llamaron el lugar del sol por influir en l ese luminar mayor con tanto exceso, Madrid, que tan favorecida se vio del Cielo que sus campos han cultivado aquellos puros espritus que siempre asisten a la clara y beatfica visin de Dios, mientras nuestro sagrado agrcola San Isidro oa misa en el templo de Santa Mara la Real del Almudena. Y si os parece gran favor de Dios ste, od otro mayor: que no slo ngeles han arado sus tierras haciendo estrellas sus terrones, sino que la misma Reina de los Angeles, Mara Santsima, Madre de Dios, las hizo cielos pisndolos con sus sagrados pies nueve veces en nueve das, hablando a una inocente pastorcica, sealndole el sitio donde quera que la consagrasen un templo que se edific y hoy se llama Santa Juana de la Cruz, a quien hizo Dios tan gran favor como bajar una cruz del cielo y aparecerse en aquel crculo de rejas, que est en medio de la Capilla Mayor, y cuentas que bajaron del cielo con que tantos milagros se han visto, no slo con las cuentas originales, sino con las tocadas. Este convento es de monjas del hbito de aquel serafn humano, segundo Cristo, que stas las seas son de aquel Sol de Ass. Madrid, madre de tantos santos, donde nacieron San Melquades, Pontfice, y San Dmaso, tambin Pontfice, que dio el capelo al gran Doctor de la Iglesia San Jernimo con ttulo de Cardenal de Beln. Tambin Santo Domingo y San Francisco vinieron a predicar, fundando por sus personas dos conventos que son Santo Domingo el Real, que despus reedific el Rey don Pedro de Castilla a quien llaman el Cruel (yo digo que el Justiciero), donde est enterrado el rey don Pedro en el dicho convento de seoras monjas dominicanas. Y San Francisco fund el convento de religiosos de su nombre. Y los dos santos trabajaron en dichas obras cuya devocin se ha extendido tanto que hay en Madrid de Santo Domingo cuatro conventos de religiosos y dos de religiosas; y de San Francisco, seis conventos de religiosos calzados y descalzos, y de religiosas, cuatro.

Y finalmente, en Madrid, Corte y dosel de nuestro gran Monarca de dos Orbes, don Felipe Cuatro el Grande, que tiene por vasallo al Sol, y le paga en oro, plata y perlas de Oriente, pecho; y desde que nace en la cuna de Oriente hasta que en la tumba de Occidente muere, dando la vuelta al mundo, siempre es por tierra y mar de su Majestad y el Sol, como su arquero, viste su librea pues es colorado y amarillo. Pero, adnde mi discurso se dilata? Salgamos de golfos difciles de sondar pues no es se mi asunto y tomemos puerto en Madrid. A esta augusta metrpoli de Espaa lleg un figurn destos que con su maa y dicha, que siempre en Madrid tiene el forastero, se hacen Caballeros, pues para serlo no es menester ms de decirlo l. Vena el figurn en dos palafrenes fregenales; los calzones vueltos del revs porque no se le manchasen; las medias, que aun no eran enteras, traa en la petrina; la valona, en el sombrero. Vena huyendo de su lugar donde asent plaza de soldado y cobr paga, mas quebr por la soldadura. Emplebase en venir galanteando al arriero de su lugar tan a lo de Palacio que en todas las entradas de los lugares le daba hachas, pues se adelantaba una hora antes que el arriero llegase al lugar y despus de prevenir en el mesn que le sealaba el bastimento, sala a la puerta del lugar con luces que traan l y el mozo del mesn para alumbrarle, fineza que haca porque en el camino le diese ausencias del cebadero. Psose por nombre don Geden; aposentse en un mesn, dejando en su parador al arriero, y en l hall otro de su lugar que pasaba plaza de caballero, con un vestido alquilado. Supo de su amigo dnde se alquilaban y con unos cuartos que haba ganado a segar y otros que se haba hallado en la faltriquera de otro alquil uno de que su amigo le sali por fiador. Aprendi a endulzar la voz y azucarar las palabras; juntse con otros caballeros del milagro. Con el tiempo tuvo banco en la Comedia nueva. Traa broquel visiole, medias de pelo y ferreruelo sin l, viviendo como los que en Madrid viven, como si no hubiese justicia, y mueren como si no hubiese misericordia. Este tom amistad estrecha con un don Julio que viva frontero de su mesn. Furonse los dos amigos un da a la Comedia y mirando las damas guisadas en cazuela, se enamor Geden de una dama. Supo su casa, mas con circunstancia que no poda entrar en ella porque tena un primo que la guardaba, que buscase l donde hablasen; y al salir de la Comedia la llev a su mesn donde apenas la vio el husped cuando dijo que no estaba acostumbrada su casa a sufrir desalumbramientos semejantes, que se sirviese de sacar de all la dama. El replicaba que no era cosa indecente porque era una parienta suya, que la quera dar con un vidro de agua unos dulces. El husped lo hizo empeo diciendo que iba a dar cuenta a un alguacil. Don Geden deca: "Detente, husped" y l, viendo que le hablaba de epitafio fnebre, se acord que era mortal y dijo que no quera tener que confesar pecados ajenos, con que el Geden se fue con la dama no s dnde, mas yo se lo preguntar por cumplir con el Arte y con el Letor. Qued diciendo el husped: "Qu fnebre me hablaba el mequetrefe de epitafio diciendo "detente husped"! Hay cosa ms cansada que si uno va de prisa le han de mandar detener a or unos versos de Parce mihi?" Bien haya el otro que en la muerte de su esposa hizo un epitafio, sin detener a ninguno, que deca desta manera: EPITAFIO CORTS "Por m no te detengas, peregrino, que a ninguno le estorbo su camino. En fin, oh, peregrino! oh, caminante!, si vas de prisa, pica y ve delante, que yo no soy tan zafio que en un campo te pare mi epitafio, que en el campo detienen los ladrones

a quien pasa, o las guardas de millones. Y aunque vueles con alas tan ligero, ni mala nueva llegar primero. Y as el que pasando ves no es Atila, ni Escipin, ni Hctor, ni Telamn, ni Anbal Cartagins, si quieres saber quin es. Una hembra es que murile Atropos y estrangulle su cadver como un ampo, y en la pira deste campo su belleza sepelile." Coma Geden en casa de don Julio y para entre da tena abajo un aposento slo para dormir la siesta y, como tena llave, llev su dama un da a l y al entrar violo la criada de don Julio y se lo dijo a sus amos y bajaron a decir a Geden su sentimiento, y con llave maestra abrieron y hallaron en el aposento sola a la dama porque don Geden haba ido por unos dulces. Don Julio y su mujer dieron una reprehensin a la dama y la echaron con desprecio y, en venganza del atrevimiento de don Geden, trazaron de hacerle una burla y fue que a un negro muy feo y asqueroso, que tena tia, le vistieron de mujer y, tapado de medio ojo, le hicieron sentar donde la dama estaba y le industriaron de lo que haba de hacer. Con esto se fueron, volviendo a cerrar la puerta. Vino don Geden, abri y entr con unos dulces en un pauelo y dijo: "Regalaos, dueo mo, que quisiera ser un gran seor para serviros. Mi bien, quitaos el manto. De qu os recatis? Aqu no hay naide que os vea, sino yo. Corred esa nube al sol de vuestra belleza, que esa nube es poco densa para eclipsar y encubrir tanto cielo." El negro no haca sino comer dulces por debajo del manto y callar. El amante deca: "Seora, mi luz, mi bien, dividid ese rub animado y habladme. Qu novedad es sta? He yo faltado a la veneracin que a tan gran belleza se debe? Dadme, mi bien, una mano." Y sacndosela por fuerza de debajo del manto, vio por mano una tortuga de pez. Asustse y yendo a destaparla vio al negro que puso un gesto horrible. El amante qued tan turbado como si hubiera visto un demonio porque lo que pens cristal hall azabache, pues dejando una dama blanca y rubia, hermosa, y cerrada con llave y hallar un diablo tan asqueroso, visin de rquiem, relleno de mandinga y morcn de monicongo, diera susto al mayor valor. Retirse y, queriendo abrir la puerta para huir, al abrirla, entraron cuatro hombres vestidos de diablos con cartulas y le hicieron por fuerza abrazar al negro y besarle en la tia, dndole muchos golpes, bastantes a quitarle el amor. Dironle lugar que se fuese y se encerr en su posada medio muerto. Don Julio y su mujer, que vieron tan lograda la burla, quedaron muy satisfechos, pues tomaron venganza asiendo a aquellos vecinos que en forma de diablos le moliesen a palos. Don Geden, confuso, estaba pensando si sera el demonio aquella visin negra; otras veces discurra diciendo: "Sin duda don Julio vio entrar aquella mujer y, mientras yo fui por los dulces, con otra llave abri y me castig desta suerte; pues no siento tanto los palos que me han dado como hacerme por fuerza besar al diablo en la tia, cosa que de asco me he de morir ya que no de tantos desaires." Estaba echado en la cama y entr don Julio sin darse por entedido de nada. Supo, de boca de Geden que unos diablos le haban dado muchos palos y, aunque Julio lo extraaba, en el semblante conoci que l era el autor de burla tan pesada. Don Julio le consol y le dijo que pasase a comer que era ya

hora. El se excus diciendo que no poda menearse de donde estaba. Don Julio dijo que le enviara la comida y al mismo negro de la burla mand que se la llevase. Entr el negro con la comida, digo, con la que estaba por comer, que la comida fuera gran porquera envirsela, y as como vio al negro le cobr tanto miedo que se sali dando voces con que alborot todo el mesn. Salieron todos y sabiendo que el negro era de un vecino de don Julio, se lo dijeron con que conoci ser burla de su amigo en castigo de su atrevimiento y, animndose, propuso de vengarse. Mudse del mesn a otro barrio distinto de all por la vergenza que le daba el ver que cualquiera que le mirase de aquel barrio de don Julio pensaba que era uno de los diablos de la paliza. Don Julio le iba a ver y le festejaba con regalos, estando con l muy falso. Un da, por divertirle de su tristeza, le convid a que fuese con l a cenar a casa de unas damas. Don Geden acept y despus de haber cenado le dijo don Julio que haba dicho en su casa que iba fuera, con pretexto de quedarse aquella noche en casa de su dama, y as que se retiraba a desnudarse. Don Geden qued parlando con las otras damas y de all a poco rato le dejaron y se fueron a su aposento. El, pensando en su venganza, entr a despedirse de don Julio, que ya estaba en la cama, y, al salir, hall los vestidos encima de un bufete y cogilos debajo de la capa, porque estaban en parte que don Julio no lo pudo ver, y se fue a disponer su venganza a casa de don Julio. Sera esto a las doce de la noche. Llam diciendo que vena de parte de su marido. La mujer se visti y mand que le abriesen, conocindole. Entr diciendo con gran sentimiento a la mujer de don Julio: "Seora, como otro lo haba de decir, os lo vengo a decir yo. Pluguiera a Dios que yo me hubiera muerto en el camino, antes de traer nueva de tanto pesar! Vuestro esposo y mi amigo... ay Dios, qu pena!, estando esta noche bandose en el ro... ay, qu dolor!, en una presa del molino... qu pesar!, se ahog... Ya lo dije. Salga el veneno todo de una vez. El cuerpo no ha parecido; el vestido es ste. Dios tenga misericordia de su alma y os consuele, seora, que yo, escarmentado del caso, dejando el mundo antes que l me deje, me voy con este desengao a la Cartuja." Con esto, dejando los vestidos, se fue. La mujer y la criada, a dos coros, empezaron un llanto que alborotaron la vecindad y al ruido bajaron todos. Deca la mujer: "Ay, hijo de mi alma!, cmo pareca que te despedas de m para siempre. Qu har yo sola sin tu amparo?" Todos la consolaban, y a las tres de la noche llam a la puerta del cuarto don Julio; abrieron y entr envuelto en una sbana, porque donde estaba llam la justicia y l se huy por un tejado envuelto en aquella sbana. As como le vieron todos, pensando que era su alma que andaba en pena, huyeron: unos se echaban por las ventanas al patio, otros se metieron debajo de la cama, otros huan por la puerta. Don Julio, aturdido de ver tanto alboroto y gente en su cuarto a aquella hora, preguntaba qu poda ser aquello, y todos le dejaron y, mientras, tuvo su mujer lugar de huir dl, que ella pensaba era alma en pena y no se engaaba que harta tena. Volvieron los vecinos con el cura de la Parroquia que le conjur. Dijo don Julio: "Qu es esto? Soy diablo? No soy difunto; vivo estoy, que me ha sucedido una desgracia." El cura repeta muchas veces: "De parte de Dios te conjuro y mando que me digas, espritu afligido, qu quieres y en qu parte ests." El deca: "Vivo estoy, voto a Cristo! Dnde tengo de estar sino en mi casa?". Y despus de mil conjuros conocieron que no era muerto. Llamaron a la mujer, que estaba en casa de unos vecinos. Dijronla que se viniese a su casa, que su marido estaba vivo. Ella echaba verbos por aquella boca y aun conjugaciones; deca que aunque la hiciesen pedazos no habra de volver a su casa, que todos la engaaban y, encerrndose con la mujer de un vecino, pas llorando toda la noche hasta la maana que se fue a un convento donde con el aljfar y perlas de la gargantilla y arracadas tuvo llana la puerta. Pas la noche don Julio contando a los vecinos como, estando con una dama, entr la justicia y huy en camisa, envuelto en una sbana, y que haba temido no le llevase el vestido la Justicia para verificar el delito.

Dijronle que mirase lo que deca porque el vestido le haba trado su amigo don Geden diciendo que, nadando en el ro, se haba ahogado, con que conoci don Julio que Geden le haba hecho aquella pesada burla en venganza de la otra. Divulgse el cuento por Madrid y lleg a noticia de los alguaciles que aquella noche le fueron a prender y fueron a su casa y, sin que le valiesen intercesiones ni ruegos, le llevaron a la crcel y tambin a la dama. Don Geden vino a la crcel a ver a su amigo y despus de haberle dicho que cmo le haban hecho tan mala obra, dijo Geden: "Entre bobos anda el juego, seor mo, donde las dan las toman. Acurdese vuesa merced del aposento bajo de su casa, del negro y de los cuatro diablos y vyase uno por otro, que yo ahora voy a pedir soltura". Rogle don Julio que fuese al convento a desengaar a su mujer y decirla que estaba preso por un testimonio. Y la mujer, viendo que todos lo decan y que l la escriba, conoci estar vivo y que era venganza de don Geden, como ya se lo haba confesado; se fue a su casa donde hall a su marido, que ya estaba suelto l y la dama. No bast esta tan pesada venganza a impedir el amistad de los dos, antes dndose satisfaccin el uno al otro, qued con mayor esfuerzo confirmada y los vecinos y amigos, viendo que ya estaba acabada la tormenta, trataron de alegrarlos trayendo la Compaa de Bartolom Romero, que eran vecinos, para que hiciese dos bailes y un entrems. Hzose este entrems para una fiesta que su Majestad vio en el Buen Retiro una noche de San Juan y, aunque anda con nombre del nunca imitado Luis de Benavente, es quitarle el laurel atribuyndole unos disparates como los del entrems. Salieron los msicos y, en cantando, se empez, que es el que se sigue:

ENTREMS DEL TOREADOR DON BABILESHABLAN EN L: DON BABILS, DOA CLARA, DOA YEMA, UN CAPITN, UN MAYORDOMO, UN TORO, MSICOS, DOS CRIADOS (Salen doa Clara y doa Yema, damas) CLARA. En efeto, seora doa Yema, don Babils me quema; por l muero, mientras le dura un poco de dinero. Hermosa doa Clara, es un cuitado, caballero venial, y es en tal grado, que la caballera se le quita con el agua bendita. Siempre en alegoras habla a todos, preciado que deciende de los godos. Y por decir a un paje, "despabila esa luz", dijo el salvaje "alegrad esa vela", y el paje tom al punto una vigela, y bail la capona al candelero, con que qued corrido el majadero. Pidile su mujer la retratase,

YEMA.

CLARA.

YEMA.

CLARA.

YEMA.

y dijo que al momento que espirase, porque muerta, deca, que era cuando mejor le pareca. En la fiesta del Trapo, me llev a merendar slo un gazapo, sin su pebre, ni aceite; y l, que funda en lo escaso su deleite, dijo: "Usted le mire y le contemple, que no es gazapo al olio, sino al temple". Tan achacoso es de mal de don, que no come jams sino almidn; y slo por el don ha deseado el meterse donado. Nunca enamora sino a las doncellas, que slo por el don, muere por ellas; la limosna la da por donacin, y los vestidos que trae son de algodn. Y si le cantan tono o cancin, su estribillo ha de ser dongolondrn. Y por ser tan figura y enfadoso, por los dones le llaman el donoso; y a todos los criados los ha puesto los dones duplicados; que son tan ordinarios ya los dones, como es el galanteo en los capones. Sangrme el otro da, por pedirle sangra; envindole yo al tal el listn, con la venda y cabezal; y al punto se purg y esto me respondi: "Seora, en m vuestra sangra, lo mismo es que pepinos y agua fra. Si os habis vos sangrado, yo, mi bien, me he purgado, y porque el mal olor aqu me hurga, no os envo la insignia de la purga." Dice que es toreador falso; advierte que entr a torear un da desta suerte: En un pared y medio de caballo, rocn htico y flaco, entr el menguado, de valiente y galn muy confiado. Tena el bruto algunas manchas blancas, de mona eran las ancas; los ojos, por lo obscuro, podan ser tienda de mercader; pescuezo de camello; la cola y clin estaban sin cabello. Delante unos muchachos que taan campanillas, y a gritos repetan:

CLARA. YEMA.

"Den, por Dios, para animar a este hombre que sacan a torear!" El, clavada la vista en un rejn, deca, con muy grande devocin: "A torear mis pecados me han trado, sin haberlo comido ni bebido". Tom el puesto turbado, el que mejor tomara algn terrado. Sali un torazo bravo y los peones le ensearon lo oculto en los calzones. Llegse a l y el toro de un bufido dej al pobre temblando y aturdido, y como el cierzo las hojas por enero as arroj caballo y caballero. Hizo la mortecina, el pueblo a voces le llam gallina; don Babils entonces levantse, y viendo el toro muerto enfurecise. Si te quieres rer, vmosle a ver vestir. Amiga, vamos, que buen rato tendremos si le hallamos. (Vanse, y salen msicos cantando a gritos, y sale don Babils lavndose; tendrle un criado un barreo y darle agua con un jarro de taberna; otro le d una toalla sucia; vstenle ridculamente mayordomo y criados. Don Babils saque una bigotera grande y lvese la cara sin quitarse la bigotera, y sale un capitn. Canten los msicos):

MSICOS. BABILS.

MSICOS. BABILS.

Dongolondrn, con dongolondrera, dongolondrn, con amores de ella Baste ya lo cantado, con el canto me habis descalabrado, barbadas filomenas! Msico, di si cantas o atruenas; tu garganta y tu voz, demonio, aplaca, que si no eres azuda, eres carraca. Traedme, si ms cantan, y no es vicio, estopas con aceite de Aparicio. Yo he cantado a seores y me han dicho... Qu han de deciros? Qu gentil capricho! Tomad, salos de aqu, desvengonzados! (Dalos con la cayadilla de palos.) Esos palos, seor, no estn bien dados, y eso es mucho rigor. Tomad el palo y ddselos mejor! Quin es vuesa merced, seor hidalgo? Un capitn del rey.

MAYORD. BABILS. CAPITN.

BABILS. CAPITN.

BABILS. CAPITN.

BABILS. CAPITN. BABILS. CAPITN. BABILS. CAPITN.

Pues quiere algo? Suplicarle, seor, a vusiira me d un socorro, pues la espada ma es asombro del moro y holands; si me enojo, soy rayo piamonts, y voto a tal! que premio no me han dado, habiendo yo veinte aos militado y arriesgado mi vida, como lo dicen ciento y una herida. Dnde las tiene, que ninguna veo? Es cosa prodigiosa la mayor est en parte escrupulosa, que es una cuchillada en lo alto del muslo, que arrimada junto al cuerpo la tengo en esta parte. Peleando con ciento, como un Marte, dimela un mal holands. Esa herida ms es de mal francs. Dironmela saqueando a San Quintn. No sera sino en Antn Martn; que esas cuchilladas arrogantes, siempre las dan as los platicantes. Dos balazos me han dado en los talones. Otras dos tengo yo de sabaones. Ms honra suele darse a los soldados cuando son como yo; y estos enfados me pagar algn da, pues se burla de m vusira. (Vase el capitn; salen doa Clara y doa Yema.)

BABILS.

CLARA.

BABILS.

A tal prodigio, a tal de luz saeta, no saliera brilloso algn cometa? Vensme a visitar? Hola! Recado aqu de enamorar! Si usa pretende galantearme, sea sin arriesgarme, que soy mujer honrada y no querra que de m mormurasen algn da; y vyase a querer a doa Elvira, que ya la debe de tener sin vira. Decs la roma dama? Moderado triunfo es a mi fama! Un ngel en la boca aqueso toma? Soy yo Borbn, que he de asaltar a Roma? Que si no la doy galas se alborota, y me enva censuras por la Rota. Vuesa merced, seora, no se acuerda de don Babils Mendoza y Cerda? Yo soy el toreador, el asombroso,

con rajones y lanza soy famoso; jams rod, ni recibi cornada caballo que comiese mi cebada, pues si toreo tardes o maanas, recuerdo las memorias cantillanas. YEMA. Vos rodastes dos veces en un da. BABILS. Rodaralas yo por cortesa. Od cmo pas: A torear al Retiro sal yo, mas un fiero torillo de Jarama me mir, pretendiendo ganar fama; mirme con pequea cortesa, pero mi valenta pretendi castigarle, de suerte que pudiera escarmentarle; y por no hacer con l batalla aventajado, de mi overo melado, seora, me ape o me baj, porque el toro a este tiempo estaba a pie; que si yo haba de reir con otro, no haba l de estar a pie y yo en mi potro. CLARA. Dicen que os apeastes sin sombrero por las orejas del caballo overo. BABILS. Qu es lo que el vulgo quiere? Yo me puedo apear como quisiere! Saqu el rayo de Dios, la espada saco, donde anduve valiente como Caco. CLARA. No muri de ninguna cuchillada. BABILS. No deba de ser su hora llegada. CLARA. Antes dicen que el toro os volte. BABILS. Del modo que os lo cuento me pas. Quiso el toro en el aire levantarme... CLARA. Y a qu os levant? BABILS. A vitorearme, pues por mayor fineza todo me puso sobre su cabeza. Vamos a lo amoroso: Yo me muero por ese rostro hermoso. Son vuestros ojos libres de alcohol, bellos ojetes del jubn del sol, pues con vuestra mirada me dejis toda el alma ojeteada. La cabeza es cabeza de ajos slo de la olla de Apolo. La nariz es de amor, con arte y talle, un cuarto con ventanas a la calle. En alabar la boca, me desboco: lo de clavel es epteto loco, lo de coral, rub, cansado me han; boca es de Boquingn. La barba, que a la vista satisface, papel de barba hace.

La garganta, que al sol su luz abolla, no es Garganta la Olla. Las manos por lo blanco, pellas hermosas son de manjar blanco. Los dedos son tambin y no hablo mal, por lo terso, salchichas de cristal. (Sale un criado, dale un papel y le lee.) CRIADO. BABILS. Este papel te enva aquel soldado, que desta sala se sali enojado. "Para que busa sepa lo que debe hacer con hombres como yo, le espero en el Parque maana al amanecer, donde sabr que soy el rayo de Salsas". Decidme: este soldado mi contrario, ha pensado que vendo letuario? pues no madrugo yo a tomar dineros, y quiere que madrugue a or sus fieros? Oh, papel descorts, oye mi queja, seas devanador de toda vieja; y pues tu letra tal rigor me ensea, contigo den humazos a una duea! Con el rayo de Salsas me amenazas? Yo soy rayo de pebres y mostazas! Esto es desafiar muy a lo viejo. En el Parque me espera, soy conejo? Mayordomo, sabedme si es casado aqueste capitn desalumbrado, y decid que al momento de su mujer me enve apartamiento, que despus no he de andar tras los seores echando a la viuda rogadores, que no ver en el Parque mi persona, si primero la parte no perdona; fuera de que a reir no me ha obligado, que no me desafa en papel sellado. (Dentro.) Guarda, guarda! (Brame el toro y hay grita.) CLARA. MAYORD. CLARA. BABILS. Ay, Dios, qu miro! Del circo de las fieras del Retiro un toro se ha soltado, y viene a este jardn determinado. Seor mo, matadle! Quedo, quedo, ninguno del torillo tenga miedo! Subos a ese cuarto, mientras mato este toro menguado o este gato:

no he de perdonar aqueste buey, aunque me diga el "miserere mei". (Vanse las damas y sale el toro bramando, y en viendo a don Babils se detiene y escarba.) Ya en la sala se ha entrado! Huir quiero... pero no, que este toro es muy ligero, que parece, si toma una carrera, en la velocidad con que la pasa, al alquiler del cuarto de mi casa; forzoso es esperar y hacerle cara, que lo ven doa Yema y doa Clara. (Qutase la gorra y hace una reverencia al toro don Babils, temblando, y dice:) Vuesarced, seor toro, no se empee si aqu no est su dama y vyase con Dios a su Jarama, y su sangre cabal lleve en los poros, que soy muy servidor yo de los toros. Pero si busca Tajo, hace muy mal, que el tajo de mi espada es vertical. Zas! Matle de una cuchillada! Enterrad este toro, Luis Quijada! Muerto est, no hay que ver, llveme el diablo si lo quise hacer! Tiemble de m este da, el toro de los Borjas de Ganda; y los toros que llaman de Guisando estn de mi valor siempre temblando; y Toro, por ciudad privilegiada est por mi valor de aquesta espada; y al toro de San Marcos de Venecia vive Dios, que le muela como especia! y a Jpiter, feroz toro de Europa, si baja aqu, le he de comer por sopa; que me llama la fama dotor de la familia de Jarama. Y con esta receta acicalada suelo dejar viuda el algarrada. Volved a bajar, hermosa doa Clara, que a mil toros que hubiera, los matara. Y que pues yo os libr de este embarazo, dadme, seora, un amoroso abrazo. (Bajan las damas, y abrazando a doa Clara, se levanta el toro y le desataca a cornadas.) Confesin, que me ha muerto aqueste bruto! Esto llaman torear? Toree un puto!

(En yndose el toro, salen y le cogen a la silla de la reina, y la camisa por detrs colgando, manchada con tabaco; pasearnle por el tablado, y l va dando gorradas a todos, conque se da fin.) Caus mucha risa el entrems, porque Robledo hizo el toreador con el donaire que Madrid vio, pues dur tantos das en el teatro.

CAPITULO SEGUNDODonde se cuenta de don Geden un galanteo que tuvo en el Prado.Entre otras sabandijas que cursan el Prado de Madrid y all se mezclan con lo ilustre, de un alquilona cuadrpeda fragata sali en corso una dama, llamada doa Tomasa, por el golfo del Prado, hecha un pirata cristalino, con otras damas. La una, hermosa, mas tan flaca que pareca mujer de poeta, y de tan poca carne como un pastel de Madrid. Era con tanto extremo delgada, que retozando un da con sus amigas se le enredaron los dedos y fue forzoso el peinrselos para enderezarlos. Llambanla doa Alcachofa porque toda era enaguas. La otra era doa Crispiniana de Solares Hidalga, de solar tan conocido que su padre era zapatero. A la otra llamaban doa Espinela, porque, como Vicente Espinel de diez versos hizo la dcima, ella de diez partes compuso un virgo y hoy es doncella putativa. Dice que todas venan en corso en una fragata porque todas haban sido fregatrices, y por las fregaciones les vino muy bien, y todas stas son como los judos que vienen a Castilla y toman los apellidos mejores de Espaa. Con ellas vena un manojo de aos, poco dije, un costal de siglos, con su cara de orejn seco y nariz de pico de jarro, que barba y nariz eran la nariz hacia abajo de flectamus genua y la barba de levate porque en forma de cuchar estaba hacia arriba, haciendo una y otra la impresin de un grifo; moo mueble y canas races, siendo la vieja madre de lance. Yendo as todas por el Prado, abord a su fragata un bajel, que entre cuatro que le ocupaban le haban alquilado, que lo ms que cursa el Prado es de alquiler, dejando lo soberano en su lugar, ya se entiende de quien hablo. Destos cuatro, los dos eran don Geden y don Julio. Cpole el lado del estribo donde iba la Tomasa muy bizarra, con ropa de chamelote de aguas y flores de oro sobre azul, con un jubn de lo mismo y abotonadura de diamantes, que la punta del jubn, que as se usaba, sealaba como mano de reloj de donde sala todo aquello. Don Geden, mirando a la dama, enamorado de las joyas y sortijas que llevaba, la dijo con la mayor devocin que pudo: No en vano exhala mbar el cfiro, pues nos da noticia de que el Prado, cultivado con las ruedas dese coche, brota pancayas y ha sido cautela del nieto de la espuma haberme trado adonde al primer zas de esos ojos quedase yo sin pulsos. Abrid, seora, ese clavel; dividid ese rub, no tantos cintarazos de luz; cese, suspndase el cierra Espaa; dems estn los rayos contra un cadver, pues ya lo fui al primer cristalino cintarazo, y pues soy vuestro prisionero, bon cuartel, madama; baste la batera que me abrasa esa plvora nevada. Dijo la Tomasa: Soy yo fuego?

S, mi seora dijo el chamuscado amante, y luciente exhalacin que en la eclptica de ese sol, me abrasan nevados rayos y es tirana a un forastero no darle buen cuartel. Yo soy un caballero que vengo a la Corte a gastar un poco de renta que tengo. Ella, que oy forastero y renta, volvi a mirarle y le pareci ms que bien. Djole: Vuestra merced puede esas finezas lucirlas donde se logren, que soy doncella y as no puedo agradecerle sus lisonjas, que esta salida ha sido un desahogo extraordinario, que mi madre me tiene encerrada. El respondi: No importa, mi seora, que yo s que los candados de Acrisio los abrieron llaves de oro. Sepa yo quin es la causa de mi dulce martirio, porque sea menos con saberlo. Ella que ya estaba ms que inclinada, dijo: Seor, mi nombre es doa Tomasa, Ins, Mara, Juana, Brgida, Rufina. El galn dijo: Orate pro nobis. (Que pens que se haba pasado a la letana). En esto abordaron a la puerta de un chamelote de aguas, que ya los extranjeros nos venden el hacer aguas en nuestra tierra. Dijo en voz papanduja la vieja: Nia, pide limonada de aloja. No lo hubo acabado de or el amante, cuando se ape diciendo: Saquen un diluvio de aguas. La Tomasa dijo: Para qu tantas? Dijo l: Para apagar mis fuegos; que este amante fogoso deba de ser del linaje de cien fuegos. Sacaron limonadas y aguas diferentes y, dando don Geden a la Tomasa un vidro de aloja, dijo: Aljeme, vuestra merced, pues veo mi dicha al ojo. Concepto cclope dijo ella: esta mansin es libre de gsped de aposento, si bien espontneamente puede ser que abra la puerta y admita gsped. Y empez a beber. Dijo l: Ay! si fuera el alojamiento hacia donde va esa aloja. Dnde va? pregunt ella. Y el respondi: Al pecho, porque como amor es nio llora por l. Replic ella: Contntese con el lugar que le dieren. Vuestra merced replic l me eche a aquella, porque ms convenga a su servicio. (Necesario concepto para un da de purga.) Dijo el cochero de las damas: Dnde mandan ustedes que vaya el coche? Dijo Tomasa: A la Puerta del Sol y de all a la de Guadalajara. Dijo entre s Geden: "Vive Dios, que quiere cogerme entre puertas y obligarme a que, echndome por puertas, mendigue de puerta en puerta." Don Julio envidiaba el agosto que haca su camarada, si bien l iba hablando con las otras. Y pasando por la Carrera, dijo la vieja en voz oleada: Seor, pase adelante. Dijo l:

Yo no paso; hgome hombre. Volvi a intimarle que se fuese, diciendo: Estas nias son doncellas y estamos en tal mundo que, aunque esto es permitido en el paseo, hay tan malas lenguas que pondrn manchas en su honor. Tpate bien, muchacha, no pase mi hermano el cannigo y te vea, que no ser ms mi vida. El escariote amante tiraba a rendir la mozuela, por codicia del pillaje, y dijo: Mi seora, cuando las cosas desde su naturaleza se dirigen a buen fin, ms son dignas de alabanza. En esto zascandil emparej el coche con una confitera, y dijo doa Espinela: Qu lindos bocados! En el alma te los den! deca entre s don Geden. La vieja dijo: Tomasica, pues ests en el estribo pide media libra de gevos de faltriquera, que son cordiales. El galn, viendo la sentencia de revista, entr en la confitera a sacar dulces. La confitera, as como le vio, dijo: Vuestra merced viene a desempear aquel broquel... Hacala seas que callase don Geden y sacando un agnus de oro pidi a la confitera que le diese sobre l los dulces que aquellas damas pidiesen. La Tomasa quiso que el agnus dei fuese qui tolis y dijo: Caballero, veamos este agnus dei. El Geden se lo dio. Cosa curiosa dijo Espinela, es bueno este agnus para los truenos de que t eres tan medrosa; qudate con l, que este seor es tan galante que tendr gusto que t le favorezcas en eso. Dijo el amante: Ser para m gran favor. Con que del agnus ella fue tomista. Unas pedan bocados de perada; otras, vidros de jalea; otras, cajas de espejuelo..., cajas de guerra para don Geden! La vieja, a puro comer gevos de fatriquera, se hizo fatriquera de gevos. La Clara dijo a la sacabocados: No le empeemos ms. Geden pidi a Julio que le sacase de aquel empeo y pagase por l los dulces. El lo pag. Prosiguieron los coches por la Puerta del Sol donde la vieja alababa todo cuanto vea, diciendo: Tomasica, danos fruta. Como a ti te lo digo... etc. Y mientras tomaban fruta, la Tomasa pregunt a don Geden cmo se llamaba y quin era. Mi nombre es don Geden Garrafa. La vieja que oy decir garrafa, dijo: En esta vidrera las hay muy buenas en buena freila, que ya que estamos aqu he de tomar media docena de garrafas con sus corchos que las criadas quiebran tantas que estamos sin una. Dijo Tomasa: Calle ust, madre, que pensar este seor que se las pedimos. Y esto era el tiempo que ya estaban las garrafas por el otro estribo en el pesebrn y arquilla del coche acomodadas. Prosiguieron los coches y Geden dijo: Soy un caballero de Italia. Nac en aquella insigne poblacin de Npoles y, siendo Virrey el excelentsimo seor Almirante de Castilla, digo, siendo Virrey de los corazones, que de Npoles y Sicilia ya lo dejaba, porque su Majestad (Dios le guarde) le mand se

viniese a esta Corte con merced de Mayordomo mayor de su Majestad, vneme a Espaa en conserva de su Excelencia... Y qu linda que ser esa conserva dijo la vieja y no stas que hacen en Madrid en buena freila, que le tengo de pedir un barrilico desa para que estas nias hagan colacin. El se la prometi y prosigui: Vengo a gastar con mi gusto un poco de renta, que tengo bastante a sufrir ancas. (Si la renta era de Italia yo lo creo.) Estoy enamorado de Vuestra merced ms ha de seis aos. Dijo ella: Cmo mienten los amantes! Si vuestra merced dice que lleg a esta Corte poco ha y yo nunca fui a Italia, cmo puede ser? Desta suerte dijo l: All en una galera que tengo en medio de un jardn, afrenta de hibleos y pensiles de Chipre, entre otras pinturas de los mejores pinceles de Roma y Venecia y estatuas, hay en medio del jardn una fuente de alabastro, donde Jpiter en forma de toro, la piel nevada llena de estrellas de oro, lleva sobre sus lomos sentada a Europa, tan hermosa que me enamor della, porque es la escultura de aquel grande artfice Lisipo, que parece que a las estatuas que hizo las infundi alma. En fin, de verla tan hermosa qued muerto de amor. Debi de ser que Lisipo mezcl con las facciones algn dulce hechizo y, viendo que no poda vivir sin verla, me estaba contemplando aquella hermosura, rendido a aquel inanimado bulto... Y viendo que deca Geden esto con tanto sentimiento, dijo Tomasa: En fin, Vuestra merced confiesa que tiene mal de piedra; aqu se la sacarn. Dijo el seor: No es mal de piedra amar una estatua pues la cura que este mal tiene es buscar una dama que se parezca a ella y amarla. Esto puse en ejecucin, ms en toda Npoles no la hall: ninguna se pareca a aquella. Quin vio tan loco amor? Mas, cul es cuerdo? Llegu deste frenes a estar en el ltimo esfuerzo de mi vida y, entre los caballeros que me visitaron, uno me alab tanto el Paseo y Prado de Madrid, el diluvio de hermosuras que hay en l y aquel raro milagro de naturaleza donde cada da que uno vaya al Prado hallar caras nuevas donde la belleza lee de ostentacin. Convalec con la esperanza de venir a Espaa y estando en ella con este cuidado, despus de haber visto en distintos das muchas bellezas, hoy, ms desconfiado de hallarla, sal con mis amigos a repetir mi diligencia, y, de repente, veo el divino original, objeto firme de mi amor. Qued de ver su rostro casi muerto, que tal vez mata el gusto como siempre el pesar, y, ciega mariposa, hago tornos a su luciente esplendor. Y esto lo menta con unos suspiros muy largos de falda. Dijo Tomasa: Cmo puede ser esa dama la misma que est en piedra en Npoles, si se habr ese bulto de piedra lumbre hecho dos mil aos antes que naciese la que hoy la parece? Respondi l: O es ella la que all est o no soy hombre racional. A quien replic ella: Quin es esa hermosura lapidaria, que as os ha empedrado el gusto y apedreado los deseos? Quin haba de ser sino esa divina belleza, ya fluctuando la nave de mi dicha, surcando golfos de imposibles deseos, lleg al nunca esperado puerto? Vos sois la Europa que me ha de restituir la vida que su copia me quit. Vuestra merced se sirva de permitir que yo sepa su casa, que quiero poner a sus pies el ms rendido albedro y el ms obediente amor que los poetas celebran.

Ella, ms codiciosa que amante, se la dijo, mas con pretexto que haba de ser, si entraba en su casa, para casarse. Dijo l: No deseo yo otra cosa porque, de no ser as, presto ser inanimado cadver, triunfo de vuestro desdn. Tanto amor en tan breve tiempo? le dijo la vieja. Respondi: Seora, cuando amor tira con flecha inclina mas no siempre mata; mas a m no con flecha me tir sino con arcabuz y haciendo la puntera al corazn, matme; y as pido licencia para entrar en casa, pidiendo casamiento. Dijo Tomasa: Si estis muerto, mejor ser pedir misas. La vieja le concedi la licencia que peda. (Descuidme, culto es, mas vaya.) Don Julio, hablando con la Espinela, pareca amante testamento, que todo era mandas. Con esto llegaron a casa donde le dijeron que, por la vil mormuracin, se fuese. Y la vieja dijo que las pagase el cochero. Obedeci y dijo l aquello de ir y quedarse y con quedar partirse, versos del gran Lope. Ellas se entraron en casa y ellos se fueron, trazando don Geden de quitarle a la Tomasa todo cuanto oro y joyas tena, que el amor dste era codicia del oro y plata ms que de la dama.

CAPITULO TERCERODonde prosiguiendo don Geden con su galanteo, se cuentan cosas de buen gusto.Otro da, la criada de Tomasa se fue a buscar por las seas la posada del amante de su ama y preguntando por don Geden todos la remitan al Testamento Viejo; y, buscando la posada, encontr con un don Fruela de Arismendi, caballero gerundio, que en el pleito de acreedores que de su virginidad haba hecho Tomasa estaba ste graduado en dcimo lugar y por pobre se quera ella casar con l; porque los pobres son como la horca, que cualquier peso falso le clavan en ella. Este era un viejo verde, salvo el guante; tan flaco que pareca espa de la otra vida o mandadero de difuntos. Este era picador de caballos (no digo pastelero); era mona de los seores, remedando sus acciones; traa reloj consigo, colonia y pasador; guantes de entre grasa y mbar; tan calvo que pareca vejiga con ojos o calabaza con bigotes; tan prximo al rquiem que se haca grgaras con el parce mihi. Este, cuando ms estaba para irse de bueno a bueno a su atad, antes que sus achaques le llevasen, se iba a casa de la Tomasa y la daba un real de a cuatro cada da, y a la criada un pan y catorce maraveds. Como el viejo la vio, pregunt por su seora y que adnde iba ella. La criada respondi: Dnde tengo de ir, sino a saber de su salud de vuestra merced, de quien toda la casa est pendiente? Cmo le ha ido en Aranjuez?, (que el picador vena de all), porque ha estado mi seora con gran cuidado. Y el picador le dio la pitanza de aquel da y pregunt si haba salido su ama ayer tarde al Prado. La criada, santigundose, respondi: Jess, mil veces! Pues conociendo vuestra merced el recogimiento y virtud de mi seora dice eso? No sali de casa. Por seas, que estuvo rezando la oracin del Sudario por vuesa merced. Dijo l: Pues ayer, cuando vine de Aranjuez, llam en su cuarto y no estaba naide en l, y me dijeron que haba salido en un coche con otras. Dijo ella: As Dios me acuerde con bien! Ayer dice vuesa merced? Yo pens que deca otro da. Fueron a los Santos Capuchinos a tratar de su alma mi seora, y al fin es cristiana, que hablar a vuesa merced no es por vicio, sino por esta negra comida que tanto cuesta que, a tener con qu pasar, se metiera en el convento ms recoleto. El viejo Nuo Rasura, por la cabeza Lan Calvo, dijo: Si Dios quiere, presto estaremos en servicio de Dios. Di a tu ama que despus ir all, que voy al Retiro a dar licin a unos caballos. El viejo con esto se fue, dando a la criada un cuarto de ayuda de costa. Ella se fue a casa y cont a su ama cmo no haba hallado la posada de don Geden, mas que a ella la haba hallado don Fruela y la haba dado el dinero de aquel da. La Tomasa la mand que sacase de comer. La criada abri un escaparate de caoba y sac una cazuela donde, en caldo de mondongo, tena en infusin unos mendrugos de pan que la criada, con comisin de su ama, compraba a los pobres meridianos y el da que no haba ganga con esto se sustentaban.

Estando comiendo todas llam a la puerta do Geden; sali la criada y tomando el recado fue a decrselo a su ama, y con el cuidado de esconder la cazuela, no la viese, se dej entreabierta la puerta y por lo roto de un cancel vio don Geden que estaban mojando en una cazuela que estaba puesta en un brasero, y como se calent el caldo ola a mondongo toda la casa. Lleg la criada, dijo como estaba all don Geden y escondiendo cazuela y brasero, que era un viejo barreo, y una rodilla en que se limpiaban, que todas estas son tan devotas que comen si tienen qu de rodillas. Sentronse en su estrado pro tribunali y sali la criada con la licencia. Por seas, que le pidi los derechos, que como sus amas son seoras de porte, ste se cobraba a la puerta. Entr don Geden con un esportillero, que traa una olla de conserva que l haba prometido a la vieja y, despus de los cumplimientos, dijo: Aqu traigo la conserva. Es de lo que se hace para sus Majestades; vuesas mercedes la prueben y si les supiere bien, traer ms. Y habindola probado, dijo la Tomasa: Si he de hablar con llaneza, no es buena, que de ms mbar se gasta en casa. Qued don Geden enfadado de ver que quien haca ascos y melindres de aquella conserva, que era la mejor que se haca, entretena su hambre con caldo de mondongo en una cazuela tan sucia como la rodilla en que se limpiaban. Pero stas, si las convidan los galanes, no comen sino perdigones, gazapos a su tiempo o capones cebados y, en su casa, se pasan con un ochavo de caldo de mondongo y mendrugos que compran a los pobres diciendo que son para las gallinas, y todas las de esta profesin lo hacen, que yo como pobre lo s. Y despus de haber dicho aquello de sacrificio, vctima y aras, el socarrn traa una carta en el pecho y, a las correras, por lo desabotonado de la ropilla se le cay, que estaba puesta con traza para eso. El, con disimulo, puso el pie encima de la carta. Dijo la Tomasa: Qu papel es se que me ha dado grande inquietud? Dijo don Geden: Seora, no es cosa que os puede dar cuidado, porque es una carta que me mand leer un amigo, y por olvido no se la he vuelto. Ella, codiciosa de saber si la carta hablaba algo de la renta, apret la dificultad, diciendo: Si es papel de dama, ha sido poca atencin y mucha grosera traerle a mi presencia. El, jurando que no era de ninguna mujer, la ense y ellas se la quitaron por fuerza, que no fue menester mucha para ello. Ley Tomasa el sobrescrito de la carta y deca: "A don Geden Garrafa". Volvi la Tomasa y le dijo: No es vuesa merced ste? Mi nombre es se mas hay otro de este mismo nombre y apellido a quien de Italia escriben esta carta. El, porque me alegrase, como amigo, de su bien, me la dio para que la leyese y se la volviese y yo me olvid. Ley Tomasa la carta y deca as: "Cuidadoso tiene Usa al Duque mi seor por no escribirle y as va con secreto don Celio a llevar esa carta y a saber de su salud, de que ha de traer respuesta de Usa. Por eso va el sobrescrito de su nombre por llevarla persona de casa. Responda, porque el Duque mi seor est tan postrado de los aos, que temo que se nos muera. Usa mire por s; no se d a conocer. En la galera en que fue a Espaa Usa, va don Camilo con veinte mil escudos, que el Duque mi seor le enva. No hay ms de que dar cuenta. Cuya vida guarde Dios como sus vasallos hemos menester." Levantronse todas en pie y haciendo a la par una reverencia, dijo Tomasa:

Seor, pues cmo usa nos encubre su grandeza? Bien puede confiarse de m. Desde hoy es usa protector desta choza, ya Real Alczar por haber entrado tan gran seor en ella. Dijo el muy falso: Seoras, yo no soy se, que es un amigo de mi nombre. Yo me holgara ser dueo de todas las dos Cicilias, para ponerlas a los pies de mi seora doa Tomasa, a quien adoro. Ella con achaques de gran seora se puso con esto ms grave que un Regidor nuevo en da de eleccin de fieles y dijo: Si usa supiese lo mucho que le quiero, no estuviera tan falso conmigo, mas el venir a mi casa ya s que es a hacer hora para mayores gustos, que no se haba de casar conmigo un tan gran seor, heredero de tantos Estados; que, claro est, tendr en Alemania o en Francia grandes casamientos. Replic l: Seora, yo no soy ms de lo que tengo dicho. Si es por no corresponder a mi amor, ya est entendido el juego. Y esto lo deca con tanto sentimiento que la Tomasa dijo: Seor, seis quien fuereis sta es mi mano que os la doy de esposa con mucho gusto. Y volvindose hacia la vieja dijo: Con licencia de ust, madre ma. El tasajo perdurable concebida en estantigua original la respondi airada, hacindose ms cruces que hay en el Monte Santo: Verbos caros fatum es. Qu has hecho? Dime, rapaza, qu exceso es ste? Qu dejas para las libidinosas? T, la mano a un hombre sin el santo yugo del matrimonio? Maana se ir riendo a sus Estados de la facilidad de las espaolas. Don Geden la satisfizo diciendo que su intento era de casarse. En esto entr una beata que viva enfrente; sta era tercera y no de San Francisco. Vena con aquello del Buen Jess y con Rosario con cuentas de no dar ninguna, tan gordas que eran cuentas de cabe, digo, y golpe en bola. Iba aporreando cuentas y oyendo que haba galn, vena a terciar. Esta era sarpullido de lo cocido, usagre de lo asado y, de toda golosina comezn perpetua. Djola Tomasa que haban comido, que en la cocina tena media ave, que entrase a comer. Don Geden disimul la patarata y dijo que las quera dar de merendar en el jardn del seor Almirante. Acetaron, con calidad que no haba de ser prdigo en la merienda. El dijo que sera lo que ellas mandasen. La cecina con rosario dijo: Huid, hermanitos, de la gula que es madre de los vicios. Mirad que dicen que dijo un Santo que quien comiere poco alargar los das de la vida. No haya cosa superflua en la merienda. No ha de haber ms que unos perdigones con sus almillas de tocino gordo de Algarrobillas; unos capones de leche cebados, que Tomasica no come de otros; unos pichones asados con pan rallado; una pepitoria de aves, y una olla de albondiguillas de capones, porque de esotras hacen casta, y abundancia de panecillos; un gigote de aves y otro de ternera, y unos buuelos de manjar blanco; tortas de conserva calientes; principios y postres; vino y limonada y otras aguas; esto no ms que no se ha de satisfacer el vientre, que los excesos de la mesa castiga la botica con carabinas de latn; y, en comiendo, jugaremos que aqu traigo yo unos naipes. Dijo Tomasa: Estoy antojada de un plato de manteca fresca asada en pella entera. Extra Geden el plato y dijo:

Si es posible, naide har ese plato, sino el cocinero del seor Almirante, que es el protococinero. Dijo Tomasa: Queremos que no gaste mucho usa. Replic l Miren, que me estn dando el mayor chasco del mundo, que no soy ms de lo que parezco ni parezco ms de lo que soy. La Tomasa dijo: El sol, por ms que le encubran pardas nubes, nunca dejan de verse algunos celajes claros que dicen: aqu hay sol. El ramillete de aos, dando tableteadas con las encas dijo: Nias, mirad que es hora de rezar el rosario a coros, que a la noche os dorms. Y era porque haba de venir don Fruela y no se encontrasen los amantes. Y as usa nos d licencia por hoy. El se despidi diciendo que la merienda era para el da siguiente. Quedaron ellas diciendo a la beata si quera comer y respondi que ya haba comido en casa de la Duquesa. Preguntronla si se elev y dijo: No, por cierto; porque una vez que me arrob, un paje me meti un alfiler grande por detrs con que ech a perder el arrobo. Miren quien trae engaada la Repblica, no digo yo que todas, mas oliva, olivo y aceituno, todo es uno. Deca la Tomasa: En casndome he de echar carroza y silla de ncar y plata, con vidrietas de cristal, y un tiro de mulas, y cuatro rocines para rodrigones, y un coche en que detrs de m vayan cuatro dueas; tendr doce damas, seis ayudas de cmara y dos mozas de retrete; esto fuera de la casa que tendr puesta mi esposo. Dijeron las viejas: Seora, las criadas sean todas forasteras, que no nos puedan mormurar de lo pasado. Yo las enviar a buscar a las montaas y qu seora no me tendr una, diciendo que es mi sobrina, y as repartidas a poca costa, aprendern a servir; pondrlas a cada una su don y un apellido campanudo. Llam la Tomasa a su criada y dijo: De dnde sois? Yo dijo ella soy de Galicia y me llamo Dominga Paradela. Mal os encaja el don con el Dominga; mudaos el nombre y sino servid en otra parte que yo os dar cartas de favor para que os reciban. La criada, llorando, replic: Seora, si a palos me echasen no me tengo de ir de casa de tan gran duquesa. Yo mudar el nombre. Dijo la Tomasa: Si queris medrar, servid y callad y os casar con un gentilhombre de la cmara de mi esposo, y por ahora seris mi ayuda de cmara. Ella, contenta, respondi: S, seora, que en mi tierra las echaba yo y naide me llevaba ventaja en echar una ayuda a un enfermo. Vis cmo estis bronca? dijo la Tomasa, llamaos doa Rodriga de Mendoza. No vayas ms por agua ni mondongo; buscad un picarillo que lo traiga. Vino don Fruela, diciendo:

Picarilla de buen garbo, dame un abrazo! Era hora de vernos. Cmo no me escribiste a Aranjuez habindote yo enviado cuatro cayadillas, que no las sac del Real Sitio la Reina mejores? Qu suspensin es sta? Qu novedad hay en casa? Dijo la vieja que haba venido un primo suyo de Italia y que era menester entrar con recato de all adelante. Respondi el viejo: Pues vayan desde hoy con recato por el real de a cuatro, pan y catorce maraveds. Tomasa estaba temiendo no la impidiese aquel hombre su dicha y as le dijo: Yo estoy con la pesadumbre que vuesa merced ha visto, porque temo que le he de perder con este embarazo que nos ha venido de Italia. Dijo l: Calla, boba, que para todo hay ingenio. Toma, para tu regalo. Y diole un real de a dos y, despus de mil requiebros rancios, por ser tarde se fue. Todas se recogieron por ser hora de acostarse. La Tomasa, pensando en su grandeza, no durmi en toda la noche. Todas acudieron a la maana a tocarla y vestirla, con pretexto de no comer nada hasta la merienda. Lleg la hora. Envi don Geden coche. Fueron al jardn del seor Almirante donde el cocinero de su Excelencia tena una merienda esplndida y de buen gusto. Don Geden propuso al cocinero el plato de la manteca y l dijo que para todo es el ingenio, que se la trajesen que l la asara. Dijo don Geden: Ya que vuesas mercedes no me han dejado gastar, tengo un festejo que es la Compaa de Osorio, que ha de hacer dos entremeses y bailes en acabando de merendar. Sentronse a merendar todos y todas, galanteando don Julio a doa Espinela. Merendaron regaladamente. No pongo aqu los platos por si lo oye alguna preada; slo alabar el ingenio del cocinero que puso en dos flamenquillas dos mantecas asadas en pella. Todos se admiraron de ver un plato tan raro y tan difcil. La Tomasa deseaba saber cmo se asaban. El cocinero era tierno de ojos, inclinado a las damas, y muy tierno, mirando a doa Tomasa, que ech de ver que la miraba inclinado. Ella con palabras le pregunta, comedidas y corteses, cmo se haban asado las mantecas sin derretirse y a su demanda piadosa satisfizo desta suerte: Para asar una pella de manteca fresca se ha de clavar mondada y limpia de las hojas en un asador de palo; tener un plato grande lleno de azcar molido y pan rallado y poner el asador apartado de la lumbre de modo que la vaya enterneciendo la manteca y, como se va enterneciendo, ir echando puados de azcar y pan rallado, y la manteca se va encorporando en la azcar y pan y as se va dando vueltas al asador y la manteca se va uniendo con el azcar y pan, echndolo aprisa, y se hacen unas cortezas en pella que es el plato ms regalado que invent la golosina. Todas alabaron la curiosidad y la Tomasa deca entre s: Cuando yo posea mis Estados, ste ha de ser mi cocinero mayor. Entr la Compaa y tomando todos sus asientos, salieron los msicos y, despus de haber cantado un tono, hicieron este entrems.

ENTREMS DEL POETA REMENDNHABLAN EN L:

DAMA 1, DAMA 2, UN AUTOR, UN POETA, EL DIOS APOLO, DOS MINISTROS SUYOS, CUATRO ALUMBRANTES, CUATRO DISCIPLINANTES (Salen las damas primera y segunda.) DAMA 1. DAMA 2. DAMA 1. DAMA 2. DAMA 1. DAMA 2. DAMA 1. DAMA 2. DAMA 1. DAMA 2. DAMA 1. DAMA 2. DAMA 1. DAMA 2. DAMA 1. DAMA 2. DAMA 1. DAMA 2. DAMA 1. DAMA 2. DAMA 1. Amiga, con aquesto he concluido: tngome de apartar de mi marido! Para eso, qu faltas le has hallado? Es bermejo o peinado? Peor! Es impotente? Peor! Es necio impertinente? Peor! Es alquimista? Peor! Es arbitrista? Peor! Ya por saberlo muero, mas qu tu esposo es casamentero? Peor y repeor! Es calvo o corcovado? Peor! Est tu esposo endemoniado? Peor! Acaba de decir lo que te inquieta, dime, qu diablos tiene? Es mal poeta. Tan malo es ser poeta? Es tan perverso, que todo cuanto me habla es en mal verso. Si le pido dinero, para pan y el puchero, que tiemblo cuando llego a este lance, me da con cien coplones de un romance. Y todo lo sufriera si comiera; pero es tan gran tronera, que escribiendo furioso una batalla, una cota se puso ayer de malla, y con cota y con yelmo, pens que era el bendito San Guillelmo; y con furia inhumana, no dej taburete ni ventana que no hiciese tajadas a puras cuchilladas; y como es un orate, temo que un da me mate; que esta noche con iras muy crueles, me quit de la cama los cordeles a las dos de la noche, y con las ligas

DAMA 2. DAMA 1.

y cordeles, colg desde las vigas una artesa que yo sola tena, y l a voces: "amaina!", repeta: "vuela de pino ave!" diciendo que el artesa era la nave, y una sbana sola que dej, para velas el loco me rompi; y rasgando el colchn este tronera, de su lana, hizo barba y cabellera. Qu dices? Su locura aqu no cesa: metise en el artesa, y a voces que atronara a Satans, deca: "Yo el profeta soy Jons", y viendo la tinaja de agua llena, dijo que era ballena, y en ella de cabeza se arroj, desde el artesa que sobre l cay; y al ruido de tantos desatinos, subieron los vecinos, y viendo lo que pasa, por justicia nos echan hoy de casa. Mrale remendar, loco y ufano, una comedia, dndole ingredientes, de trazas de poetas diferentes. (El poeta est sentado en un banquillo de zapatero de viejo, en calzones de lienzo sucios y lo ms ridculo que pueda; tendr dos barreos con dos libros, quitar una hoja de cada uno y los coser en la rodilla con la lezna y cabos.)

POETA.

De Lope esta hoja es, de Mescua tambin es sta; (Coser a dos cabos imitando a un zapatero de viejo.) y de Luis Vlez aquesta; vaya de remiendo, pues. Estas comedias parecido me han a los platos de Italia, que a un faisn, que slo le han dejado el caballete, le zurcen de otras aves con sainete. Una pierna le cosen de gorrin, y la otra de gallo y de capn; las pechugas, al cabo, una de ganso es y otra de pavo. Muy bien le has comparado, mrale con la olla retirado, y temo a cada amago que ha de dar a la olla un Santiago,

DAMA 2.

DAMA 1.

DAMA 2. DAMA 1. DAMA 2. DAMA 1. DAMA 2.

y de dos meses pasa, que no se pone otra en esta casa. Parecis las mujeres de poetas a los Emperadores por las dietas. El es loco de atar. Pues yo, amiga, le tengo de curar, que tengo unos amigos prevenidos para eso, que estn aqu escondidos. Su mal no tiene medio. Pues yo le dar medio y aun remedio. (Tendr una mesa con la olla, alnafe y un jarro grande.)

AUTOR. POETA.

Cosime ust aquella pieza? Ni Lope tuvo mi ingenio, no, ni Ludovico Enio, vaya de paso!; as empieza. (Levntese y hable grave de Rey, y luego de rodillas, de criado, diciendo: Rey... Criado.)

REY. CRIADO. REY. CRIADO.

Alzaos, Conde. Estoy muy bien. Alzaos, don Pedro Miago. Yo quiero brindar un trago, a vuestra salud. (Bebe.) (Beber el Rey despus del criado)

REY. CRIADO. REY. CRIADO. AUTOR. POETA AUTOR. POETA. AUTOR. POETA.

AUTOR.

Amn. Yo brindo a vuestra salud. Vuestra Majestad la tiene, djela venir. Ya viene. Brindo a vuestra beatitud. Cmo ha de beber, decid, un Rey. De aquesta manera. (Bebe.) Eso, seor, es quimera. Alborotar a Madrid. Leed las piezas cosidas. Con destreza y a dos cabos, cos aqu dos pasos bravos de comedias aplaudidas; echles tres revirones de Mescua en las tres jornadas, de Lope las capelladas, y de Luis Vlez tacones. Vos remendis muy al trote, y pues sois tan gran maestro, qu ponis que sea vuestro?

POETA.

Seor, yo pongo el cerote. Salen msicos canoros y canten esto a dos coros. (Cante esto ridculo.) El gran Turco estornuda de amor y celos y una monja le dice: "Dominus tecum". Repare. Qu es reparar? Que no hay monjas en Turqua, y eso es impropio, a fe ma! Esto es, seor, remendar, qu importa que no las haya? Aquesta monja he zurcido, y a dos cabos la he cosido para que no se nos vaya. Con su rosario en la mano, salen Anglica y Medoro... Pues Medoro no fue moro? Esto es remendar, cristiano. Ay, Jess! Qu es esto, esposa? Aqu, una tengo rosa. No me lo queris decir? Esposo, quiero parir. Pues parid cualquiera cosa. Miren que brava apariencia no vista de Tile Abatro: aqu pare en el teatro. Parir all, es indecencia. Usted me ha de desvirar con el tranchete este paso. No le pasa? No le paso. Esto es, seor, remendar. Qu hacis con la Mora vos dice Roldn que yo adoro? Respondedme, perro moro! Rabio, bendito sea Dios! Tu muerte, Medoro, soy. Qu me cuentas, don Roldn? Que mis calos muerto te han. Confesin, que muerto soy! (Cae.) Ests, moro, sin duda muerto t? Muerto estoy, as Dios me d sal. Dame de vino un trago. Cmo qu? Cierra, cierra, Santiago!

AUTOR. POETA. AUTOR. POETA.

AUTOR POETA. ANGLICA. MEDORO. ANGLICA. MEDORO. ANGLICA. MEDORO.

AUTOR. POETA. AUTOR. POETA. ROLDN. MEDORO. ROLDN. MEDORO. ROLDN. MEDORO. ROLDN. MEDORO. ROLDN.

(Embiste con el banquillo, dando en la mesa la derribe; aporrea al Autor y las mujeres que saldrn, y vase al Dios Apolo, con cabellera y rayos de oropel en un trono y dos ministros.) MINIST. APOLO. POETA. APOLO. POETA. MINIST. 1. MINIST. 2. APOLO. Tngase al luciente Apolo! Prendedle! A tus pies postrado, te pido, seor, indulto. T, remendn de lo sano? Seor, no remendar. Clemencia, Rey del Parnaso! Clemencia, Rey de la Luz! Pues que vos gustis, dejaldo, mas ha de darme palabra de que ha de haberse emendado, pena de andar limpio un da. Yo la doy, Rey soberano. Celebrad su conversin como lo tengo mandado! (Vase Apolo y salen msicos.) MSICOS. Afuera, que sale un baile de capricho extraordinario, con figuras hasta hoy ignoradas del teatro. (Salen.) Salgan cuatro penitentes, con sus hachas en las manos, embudos de bocac, espantajo de muchachos. (Salen.) Y cuatro disciplinantes, morcillas de sangre y blanco, zarabandas de Cuaresma, chaconas del Jueves Santo. Y dando principio a un baile, a comps disciplinados, con castaeta y abrojos, de aquesta suerte bailaron: (Saldrn los penitentes bailando la Capona, con sus hachas, y los disciplinantes, con sus llagas de bocac colorado, y tquenles la Capona punteada y ellos y los penitentes bailen una mudanza, azotndose a son, con meneos, y dejando las disciplinas en los hombros y las hachas, con castaetas, bailen,

POETA. APOLO.

y, en acabando, se tornen azotar y cante uno que ser el Poeta en medio:) POETA. Por caquicida de versos, y por lo que visto habis, manda Apolo que me azoten, mas en mtrico ha de ser. Esta es la justicia que Apolo manda hacer. (Danle todos a comps y vuelven a puntear y bailar, como he dicho, y cante otro disciplinante:) OTRO. Viendo que por lo que he hurtado, el castigo no me ha hallado, hoy, yo propio me he azotado, por dar al pueblo placer. Esta es la justicia que Apolo manda hacer. (Dense a comps y vuelvan a puntear, ut supra, y cante otro disciplinante:) OTRO. Nueve veces he enviudado y quedando acomodado, dcima vez me he casado con quien no me puede ver. Esta es la justicia que Apolo manda hacer. (Tornen a puntear en dndole y hagan las mudanzas como he dicho; y vanse todos). Con la novedad del entrems y figuras del baile, hasta hoy no vistas en el teatro, estuvieron muy entretenidos. Dieron a la Compaa de cenar bien y las damas dieron gracias a don Geden y a don Julio de tan sazonada fiesta. Salironse al Prado donde oyeron cantar a los msicos del excelentsimo seor Prncipe de Esquilache, poeta insigne y Apolo de la poesa espaola, pues en sus versos no se ha conocido voz extranjera, que los poetas que usan de voces extranjeras son como los soldados que siendo espaoles se visten de franceses, dando estos figurones a entender, con ponerse estos trajes, a los franceses que los lisonjean porque los temen, con su traje de francs, negando y dejando el traje espaol. En habiendo cantado, conocieron las msicas del Prncipe que all estaba Tomasa y la rogaron que cantase y, tomando la vigela, tuvo con su voz suspenso el aire, cantando este romance: Envolved en el silencio, corazn, la voluntad, porque atreveros al sol, locura de amor ser. Ved que toca en imposible el sujeto que alabis, donde caminan los ojos, y donde las ansias van. Penar dentro de vos mismo, es el ms fino penar:

TODOS.

TODOS.

TODOS.

no aventuris la decencia con la noticia del mal. Y pues vuestro amor conoce sin duda aquella deidad, conozca tambin en vos, el decoro del callar. Aires hay para el suspiro, y para el llanto lugar, donde no le sepa el da aun el menor ademn. Sentir y llorar a solas no es pequea vanidad, cuando obligar lo divino solicita lo mortal. Donde es tan alto el intento, bstale al alma el afn, sin que los labios deslustren su fatiga con hablar. Ni aun los ojos den indicio del tormento con mirar, porque la vista no sea aqu mayor ceguedad. Alzad aras al respeto, y en sacrificio mental, al dolo suba el humo oculto desde el altar. Amor que cabe en la voz, se pasa a comodidad; pero el mudo y ciego siempre es del premio ms capaz. Pues es deidad la querida, dejad que lo sepa all, por las seas del deseo, que es lengua ms eficaz. Que en llegando a dar el ruego aun la ms leve seal, se malogra lo que cuesta el premio del adorar. Alabaron la dulzura de la voz y don Geden dijo a la Tomasa: Esa gracia me haba vuesa merced ocultado?; mucho lo extrao. Ella respondi que a saber que su voz fuese parte para darle gusto, que se la hubiera manifestado, pero que ella aprendi a cantar no ms de para el gasto de su casa, que se lo ense el asistencia del almohadilla. Don Geden dijo que la haba de suplicar que todo lo que hablase fuese cantando, porque el premio de tan dulce voz slo era que ella se oyese. Con esto se fueron.

CAPITULO CUARTODonde se cuentan dos casos graciossimos sucedidos a don Julio y a otro caballero llamado don Leonardo.Entre los del Prado que oyeron cantar a Tomasa, un don Leonardo qued loco de orla y aquella noche procur seguirla y saber su casa, que se la dijo la criada. El la prometi lo que los amantes al principio ofrecen de palabra. Preguntla quin era; supo della que era doncella y que aquel caballero era su primo y quera casarse con ella. Pidile que se viesen otro da; seal puesto y hora donde acudi la criada ms cierta que una terciana. Dila don Leonardo un billete para su seora y un real de a ocho para ella, diciendo que si traa auto en favor tendra buenas albricias. El pens que galanteaba una Porcia o Penlope y, dndole esperanzas, la criada fue a llevar el billete a su ama. Djola que era de un caballero galn como el sol. La Tomasa ya le quera sin haberle visto por ser otro. Estando leyendo el papel, entr don Geden y se le cogi. Ella se disculpaba diciendo que era para doa Espinela, que se le haba dado a leer como tan amiga, que se le escribi un caballero, que no le leyese, que lo sentira doa Espinela. El, fingiendo celos, le ley y deca as: "Si alcanzan disculpa los yerros de un amante, vlgame la que yo tengo, pues mientras es vuesa merced ms hermosa estoy ms disculpado, y as la suplico disimule mi atrevimiento; y sino cuando cantare, mrese a un espejo y yase y tendr cierto el perdn. De su canto qued encantado y as suplico a vuesa merced me diga si podr verla, advirtiendo que de su respuesta est pendiente mi vida." Don Geden dijo: Esto es a doa Espinela, claro est, que ella cant anoche. Respondi doa Clara Dueo mo, no me culpe usa, que no he dado ocasin a nadie para que me escriba, que es a doa Espinela, que el que la escribe pens que ella era la que cant anoche y no me d pesadumbre, que mi amor es firme y leal. Y asegurndole todas que deca verdad, don Geden qued satisfecho y se fue. Y al salir de la puerta vio que en el zagun de enfrente estaba la criada de Tomasa hablando con don Leonardo, y, as como la criada vio a don Geden, se vino corriendo a casa, donde a la puerta la dio muchas coces don Geden, a vista de don Leonardo, y se fue. La criada cont a su ama lo sucedido y ella con doa Espinela se fueron a casa de don Geden, donde la Espinela dijo que era su amante y que trataba de casarse con ella, que no tena culpa doa Clara ni la criada, que ella le haba pedido le llevase un recado, pero que si era su galanteo causa de aquellos disgustos daba palabra de dejar al galn, que desde aquel da no le vera ms en la calle. La Tomasa a todo esto estaba llorando. Don Geden las crey, que se hicieron las paces. Don Leonardo, viendo el desaire que le haba hecho don Geden, determin tomar satisfacin. Escribi un papel de desafo a don Geden y otro papel a un amigo Alguacil de Corte, en que le deca saliese a estorbar una desdicha, sealando puesto y hora. Llam al criado y djole:

Vete a casa de don Geden, pues t la sabes, como me has dicho, y dale este papel. Y este otro, con mucho secreto, dars a aquel mi amigo Alguacil de Corte, con quien almorc ayer. Este criado haba servido a un amigo de Geden y la noche de la msica le conoci y se lo dijo a su amo. En fin, el criado, por no tener sobre escrito, troc los papeles, y el que era para don Geden dio al Alguacil, y el que era para el Alguacil dio a don Geden. Abri el Alguacil el papel y deca as: "Tengo que ajustar con vuesa merced un escrpulo de el duelo, y as le aguardo a las dos, detrs de las tapias del Buen Retiro, hacia el camino de Viclvaro, con espada y daga o las armas que vuesa merced eligiere." El Alguacil fue antes de las dos al sitio sealado. Don Geden abri el suyo y deca: "Vuesa merced ha de estar antes de las dos detrs de las tapias del Buen Retiro, hacia el camino de Viclvaro, para excusar una desdicha y no haya falta." Geden discurri as, viendo la firma que deca don Leonardo, acordndose del desaire que l le hizo y dijo: Este don Leonardo quiere tomar satisfacin y as me desafa con arte, por si la justicia por algn acaso viese el papel no le culpe. Voy al sitio que ya es hora. Ya don Leonardo estaba en el campo, cuando lleg el Alguacil de prisa y le dijo muy enfadado: Habisme escrito este papel? Respondi el otro: S. Y no lo acab de decir cuando el Alguacil sac la espada y le tir. Don Leonardo deca: Odme, amigo, que yo no he de reir con vos en el campo. Ya no hay otro remedio, sino reir. Mirad que os matar deca, retirndose, don Leonardo. Odme, por Dios. El otro tiraba y callaba. Don Geden vio la quistin desde lejos y corri y lleg a ocasin que don Leonardo, a grandes voces, deca al Alguacil: Teneos, que el desafiado no sois vos, sino un don Geden. El, que lo oy, dijo: Ya est aqu don Geden! Y cerr con l dndole un tajo en la cabeza con que le alegr otra herida que le haba dado el Alguacil. Deca el herido: Dos contra un caballero. Y el Alguacil dijo: Yo solo soy por este papel desafiado y he de reir solo. Deca don Leonardo: No sois vos, sino don Geden. Don Geden conoci el engao y dijo al Alguacil si haba tenido l papel de desafo. El Alguacil le ense el papel y don Geden sac el suyo y dijo: Yo soy el desafiado y vuesa merced a quien escriba para estorbar el certamen. El criado err los papeles, y si l lo err, yo no, en castigar a un gallina. Dijo el Alguacil: Cualquier duelo destos cesa en habiendo sangre, y de los dos ya tiene carta de pago.

Y tirndole don Geden, deca don Leonardo al Alguacil: Meta vuesa merced paz, que no sabe meter paz. Aprisa el Alguacil dijo a don Geden que se tuviese o le tirara. Decale Geden: Mire, vuesa merced, no le d sin querer una estocada Respondi el Alguacil: No puedo recibirla, que dirn que es cohecho. Y con una conclusin le cogi la espada, y as par la pendencia, que si durara, ya una guarda del milln, que lo vio, los quera hablar en lenguas de fuego, sin ser Espritu Santo, porque ya tena el arcabuz a punto. Dijo el Alguacil a la guarda que se llevase a don Geden, por excusar pendencia, y Leonardo peda en el campo gevos y estopas. Psole a Leonardo al Alguacil un pauelo en la herida y le trajo a la calle de Alcal, a casa de un cirujano, y a la gente que se haba juntado, un seor Alcalde, que acaso iba por all, par el coche y se ape y entr en la barbera, donde vio al herido. Pregunt al Alguacil qu haba sido aquello y l le cont que, yndose a pasear al campo, vio venir aquel amigo suyo herido y le haba metido all a curarle, y no deca ms, de que no saba quin le haba herido, porque estaban riendo dos, y lleg a meter paz, y le dieron, que no los conoce. Entonces el Alcalde, porque dijo que no conoca a quien le hiri, le meti en el coche y le llev a la crcel de Corte. El Alguacil le dijo al salir de la barbera, sin que el Alcalde lo oyera, que maana lo soltaran, dndole su casa por crcel, que se estuviese firme en lo dicho. Dejemos a don Leonardo en la crcel y volvamos a don Fruela, el galn de Tomasa. Este, cuando sali de su casa para ir a ver a doa Tomasa, haba dado de palos a un mono, que tena en su aposento, donde no entraba ni aun la criada, porque ella viva pared y medio con su marido, y all le guisaban de comer. Castig al mono por haberle quebrado un vidro que le haba dado doa Tomasa. Cerr el aposento y fuese a ver su dama, y cuando volvi Fruela a su aposento abri, y al ruido de la llave, con el miedo que el mono le haba cobrado, no supo donde esconderse, sino detrs de la cama en el servicio. El viejo traa prisa y sentse en el lugar donde se meti el mono. Apenas el mono oy tronar la artillera, cuando se agarr de donde hall, dndole al viejo muchos mordiscones. El deca a gritos: "Jess, Mara, ay, que me llevan los diablos! Confesin, que me matan por mala parte!". A los alaridos echaron los vecinos la puerta en el suelo y hallaron a don Fruela cado, hudiendo la casa a voces, y el mono martirizndole. Dieron de estocadas al mono porque si no entran aprisa, tena traza de dar la muerte al desdichado viejo. Ya pueden considerar el mal que le hara. Lleg a estar desahuciado. La Tomasa le enviaba el puchero, mas no iba a verle, por miedo de don Geden, que fuera dar con los gevos en la ceniza, que ya a don Fruela le haba dicho antes, que no iba a su casa, porque viva enfrente un cannigo que era su to, y si la vea, no dudaba que la haba de matar. Fue muy celebrado el suceso del mono en Madrid. Toda la tema del viejo era pedir a los cirujanos que no le dejasen feo. Descanse y convalezca don Fruela, mientras hablamos de don Julio, que en todo este libro ha dicho esta dama es ma. Lleg el da de Santiago el Verde y doa Tomasa dijo a don Geden, por obligarle, que no quera ir al Sotillo, sino estarse en casa con sus amigas, que si quera pasar all la tarde le entretendran cantando y bailando. Don Geden acet y las ofreci merienda. Y don Julio viendo que no iban al Soto, que no haba visto al Sotillo en da de tanto regocijo, que l quera ir all y ver si es l