Radio María TESTIMONIOS - Civi-Go · del fenómeno, lo que da una idea clara del “Proyecto Radio...

Radio MaríaTESTIMONIOS

Los oyentes del mundo entero cuentan su experiencia

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Radio MaríaTESTIMONIOS

Los oyentes del mundo entero cuentan su experiencia

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Introducción

Padre Livio Fanzaga pag. 5

Vittorio Viccardi 7

Excmo. Mons. José Ignacio Munilla 9

Emmo. Card. Christoph Schönborn 11

Radio de vocación 13

Radio de curación 31

Radio de conversión 53

Radio que salva vida 89

Radio de consuelo 101

Radio de compañia 109

Esquela de fe 129

Radio que transmite maravillas 139

Radio que forma discípulos 145

Padre Livio Fanzaga Directors’ Advisor World Family of Radio Maria

Queridos amigos,Radio María es una emisora de oración, de evangelización y de promoción humana en la que la presencia activa de los oyentes juega un papel muy importante, por el interés que suscita y por la repercusión que tiene en las personas que la escuchan. Casi nunca se trata de intervenciones triviales, sino de testi-monios de vida que involucran, que conmueven y que alien-tan. Y es así porque los que escuchan Radio María se sienten parte de una gran familia, con la que están en sintonía y a la que no temen abrir sus corazones. Radio María es un pueblo que escucha la Palabra, que reza con una sola voz y que, de la mano, recorre la etapa diaria del camino de la fe. En esta peregrinación las situaciones espirituales de las personas son de lo más diversas. Hay quien sufre y quien está contento; quien tiene esperanza y quien está desesperado; quien vive con confianza y quien se siente desanimado; quien posee la certeza de la fe y quien atraviesa el tormento de la duda. Las personas se abren y a veces incluso se “confiesan”, en-contrando no sólo en los que conducen los programas en el estudio sino también en los mismos oyentes, las palabras que buscaban, la comprensión que les faltaba, la respuesta que necesitaban. Radio María es un ejemplo de cómo los medios de comunicación pueden tener un doble efecto, el de destruir y el de construir.La Virgen ha querido escoger para sí misma un medio ágil y efi-caz, como la radio, para hablar al corazón de innumerables per-sonas, para hacer sentir su ternura de Madre, para estar cerca de las personas solas, para consolar a los afligidos, para aliviar a los enfermos, para animar a los jóvenes, para llevar la paz a las familias y a las comunidades, para hacernos conocer y amar a su Hijo y para encender en nuestros corazones la esperanza de la eternidad. Esta presencia silenciosa pero intensa de la Virgen en el corazón de los oyentes la advertimos en sus testimonios y aferramos su reverberación también en estas páginas.

Vuestro Padre Livio

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Vittorio Viccardi Presidente World Family of Radio Maria

Desde hace más de 30 años, con su presencia en el éter, Radio María quiere responder a millones de personas sobre las preguntas existenciales de cada ser humano.

La participación activa de los oyentes y los millones de horas en directo demuestran lo fundamental que es esta tarea.

Por eso, cuando hablamos de Radio María, lo hacemos a tra-vés de una presencia y de un servicio a la humanidad con-temporánea.

Las estadísticas indican que este camino es hoy más actual que nunca, y va en aumento. Por lo tanto, no es casualidad que ahora se solicite también como apoyo a la misión de la pastoral de la Iglesia Católica y de la promoción humana en los cinco continentes.

Más allá de las cifras que proporcionan una indicación real del fenómeno, lo que da una idea clara del “Proyecto Radio María” son los pequeños milagros diarios que ocurren al escuchar la radio. Un itinerario silencioso donde a menudo actúa el gran misterio de la gracia de Dios, que puede llegar a lugares a veces inescrutables: el corazón del hombre.

Los testimonios que hemos recogido en esta publicación son prueba de ello.

Doy las gracias a todas las redacciones de Radio María de los distintos continentes que han contribuido a una labor que confirma lo que he constatado personalmente en casi veinte años de viajes y de trabajo con las Asociaciones Radio María de todo el mundo.

Vittorio Viccardi

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Mons. José Ignacio Munilla Obispo de la Diocesi de San Sebastian (España)

milagro que la Iglesia diese a luz un Catecismo tan desarrol-lado y preciso, en un contexto cultural tan marcado por el relativismo! Creo no equivocarme si afirmo que la publica-ción del Catecismo ha sido el mayor de los legados del pon-tificado de San Juan Pablo II. En cuanto a mí se refiere, la encomienda recibida de explicar este Catecismo en Radio María, me permitió poner en práctica las palabras de Benedi-cto XVI: “defender la fe de los sencillos”.

El Magisterio de la Iglesia dio a luz un Catecismo Mayor, con la petición de que los obispos lo adaptasen al pueblo que se les ha encomendado, teniendo en cuenta los distintos nive-les de comprensión, edad, contexto cultural, etc. Por mi experiencia puedo afirmar que en la trasmisión de esa cate-quesis, pueden confluir personas en contextos socio cultura-les y personales muy distintos, pero hermanados en la sen-cillez del corazón. En realidad, la condición para poder recibir el anuncio del Evangelio es la de la humildad, la de la sencillez de corazón.

Doy fe de que cuando el hambre y la sed de Dios anidan en el corazón del hombre, la trasmisión de la fe se convierte en uno de los ministerios más gozosos. Es una alegría inmensa comprobar cómo la Palabra llega a corazones que la espera-ban y preparaban su llegada. Sin olvidar, eso sí, que en el Corazón de Cristo también existe un profundo sufrimiento por el rechazo de su Palabra en no pocos.

Me siento con un deber de gratitud para decir públicamente que lo mejor que ha ocurrido en mi vida ha sido el poder ser testigo de cómo Dios ha movido a las almas de los sencillos a la conversión, sirviéndose para ello de nuestro humilde servicio. De forma semejante a aquel milagro de la multipli-cación de los panes, en la evangelización a través de Radio María se produce también un milagro de la gracia. ¡No se puede hacer más con menos!

+ José Munilla

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Mi colaboración con Radio María comenzó en 2004, unos dos años antes de ser consagrado obispo. A quienes me han pre-guntado, siempre he tenido el gusto de responderles que yo no soy un obispo que colabore con Radio María, sino un co-laborador de Radio María al que nombraron obispo. Aunque en principio parece lo mismo, creo que incluye un matiz muy especial…

Recuerdo que recién nombrado obispo, pero antes de haber sido consagrado, el Papa Benedicto XVI nos visitó en España, para la celebración de la Jornada Mundial de las Familias en Valencia. Los obispos españoles tuvimos la dicha de tener un encuentro con él en la capilla donde se guarda el Santo Grial. Recuerdo como si fuera hoy que, con un tono firme a la vez que entrañable, el Papa nos pidió que defendiésemos la fe de los sencillos. No solo no he olvidado aquellas palabras, sino que las he visto muchas veces realizadas, de una forma especialmente práctica, en el ministerio de Radio María.

No puedo sino dar gracias a Dios porque me permitiese de-sarrollar a lo largo de varios años la explicación del Cateci-smo de la Iglesia Católica en Radio María España. ¡Es un

Card. Christoph SchönbornArzobispo Metropolitano de Viena (Austria)

Viena, septiembre de 2019

Lo que había comenzado en un pueblecito de Italia con una radio parroquial se ha transformado en una historia de éxito verdadera y propia: hoy Radio María es una de las emisoras radiofónicas católicas más importante. En todo el mundo se ha creado una verdadera familia de oyentes a la que yo tam-bién pertenezco. Estoy contento de explicar todos los domin-gos –desde hace 18 años– el Evangelio y de dar catequesis en Radio María Austria. Mi agradecimiento especial va a to-dos los hombres y mujeres, voluntarios o colaboradores a tiempo completo, que contribuyen con tanto amor, sentido del humor y entusiasmo al éxito de estos programas.

Este impresionante libro de testimonios con historias de oyentes de todos los continentes demuestra que Radio María llega de verdad al corazón de las personas. Son historias emocionantes que muestran cómo Dios actúa en las vidas de los oyentes y qué ayuda sienten a través de Radio María y del vínculo con la comunidad de creyentes. Las historias están llenas de esperanza y gozo, llenas de consuelo y con-fianza. Es una alegría leer cómo a través de Radio María los oyentes descubren la belleza de la fe, cómo conocen cuál es su vocación, cómo experimentan fortaleza y consuelo a tra-vés de la oración común en tiempos difíciles y cómo sus vi-das florecen en la confianza en Dios y en la intercesión de María, Madre de Dios.

Me conmuevo siempre cuando veo el amor de tantas perso-nas por María. Esta confianza en la Madre de Jesús sale del corazón, es espontánea, filial, pero no infantil. Ella es la Ma-dre del Señor y de una forma única la Madre de los hombres. Vive y está cerca de los que le piden ayuda. ¡Qué la lectura de estos testimonios de vida y de fe lleve alegría, esperanza y fortaleza a la vida cotidiana!

+ Christoph Kardinal Schönborn

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12RADIO MARÍA: TESTIMONIOS RADIO DE VOCACIÓN

RADIO DE VOCACIÓN “Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y

Andrés, el hermano de Simón, echaban las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres». Al instante, dejando las redes, le siguieron.”

Mc 1, 16-18

Radio María es una radio de vocación. Desde el director editorial hasta el oyente más simple escondido en su "Nazaret" cotidiano: todos responden a esta llamada con la que Nuestra Señora quiere llevarnos a una vida plena. La oración es fundamental en este itinerario y es la actividad más importante de Radio María. Solo a través de ella cada uno puede descubrir las maravillas que el Señor le ha reservado, entre ellas el discernimiento de su vocación terrenal. Sendas diversas que apuntan al objetivo principal para el que fuimos creados: hacernos santos.

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Sor Pauline, Nedumangad, India/Kerala

Soy Sor Pauline, de la ciudad de Nedumangad, en el esta-do de Kerala, en la India. Entre mis hermanos soy la única mujer. Mis padres, con su estricta laboriosidad, nos educa-ron muy bien. Cuando era joven, la parroquia era mi segun-da casa. En casa, en la escuela y en la parroquia todos con-fiaban en mí y me animaban a participar en proyectos como cantar en el coro, preparar discursos, y me gustaba mucho ir al catecismo. Cuando crecí, después de terminar mis estu-dios comencé a enseñar catecismo en nuestra parroquia. Estaba muy contenta de participar activamente en la Asocia-ción de la Liga de la Misión .

En 1990 las Hermanas Palotinas de la Sociedad del A- postolado Católico abrieron una misión en nuestra parro-quia. Viéndolas, me atrajo mucho la idea de hacerme religio-sa consagrada. Las monjas fueron muy amables conmigo. Al final, me convertí en su primera candidata de la parroquia de Manikyapuram.

Durante mi formación inicial las hermanas me pidieron que trabajara en la subestación de Eliapuram, donde enseñé en el jardín de infancia durante un año. Poco después, las hermanas me acompañaron a Edakochi, para la formación encaminada a ser miembro de su orden. Allí encontré un ambiente agradable en una vida de oración, instrucción reli-giosa, prácticas de vida comunitaria y tareas domésticas. Durante este tiempo, tuvimos una rica experiencia de cono-cimiento de Dios y aprendizaje para amar y servir a Dios y a la Iglesia. Después de tres años, me hice monja.

El primer año de vida religiosa fue un año de gracia y en-tusiasmo para mí. Era feliz con las hermanas de mi comuni-dad. Sin embargo, durante ese año me di cuenta de que

tenía una fuerte tendencia a enfadarme por cualquier situa-ción que me irritase. No lo demostraba, al contrario, me guardaba todo dentro. Me trasladaron a Andhra Pradesh, donde tuve dificultades para comunicarme con los niños por-que hablaban telugu.

Era la época de las vacaciones de verano, durante el mes de mayo de 2003. Estaba con la comunidad de Manikapuram para el retiro anual, el 3 de mayo. El día anterior había teni-do un fuerte dolor de cabeza y a la mañana siguiente de repente entré en coma. Cuando volví a abrir los ojos y recu-peré la conciencia, descubrí que había pasado un mes. Esta-ba rodeada de mis padres, hermanos, hermanas de la comu-nidad y superiores de Edakochi.

Supe que estaba en el Policlínico Thiruvananthapuram. Todos dudaban de mi recuperación. Me dieron el mejor tra-tamiento disponible en cuidados intensivos. Todas mis her-manas de la comunidad en la India, en Roma, en Brasil y en los Estados Unidos habían ofrecido oraciones y novenas in-tensas. Los superiores locales habían comenzado a planificar mi funeral porque yo sería el primer miembro de la orden en morir en la India. Tuve una hemorragia cerebral. Pero Dios tenía otro plan para mí. No morí y poco a poco comencé a recuperarme.

Después de mi curación, experimenté algo nuevo. Estaba nerviosa y molesta, no podía aceptar mi situación. Mi inquie-tud mental se debía a que pensaba en lo que podía hacer con mi vida. Estaba muy deprimida. No podía soportar nin-gún ruido. No podía permanecer inactiva y los dolores de cabeza seguían oprimiéndome. Me cansaba mucho y suda-ba. Pero mis padres y hermanas en la comunidad eran muy amorosos y comprensivos conmigo. Posteriormente me trasladaron a la recepción de otro convento. Pero inesperada-

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mente, sin embargo, tuve un ataque de epilepsia y me trasladaron. Luego volví a Edakochi. He sufrido muchos dolores. Tuvieron que operarme de la rodilla, del hombro y la man-díbula que se habían dislocado. Tuve un problema de tiroides y tenía el colesterol alto. Sentía dolor físico y mental.

Luego, en 2013, llegó Radio María a Aroor, en la India. Nuestra comunidad fue invitada a elegir a una hermana para colaborar en la misión santa de difundir la voz de María. Hubo un debate en nuestra comunidad. La Providencia ins-piró a mis superiores para que me preguntaran si podía lle-var a cabo esta misión. Me emocioné mucho. Estoy conven-cida de que se trataba de una “vocación en la vocación”. Aunque era consciente de mis debilidades, estaba encantada con este trabajo. Cuando los miembros del consejo de Radio María se enteraron de mi nombramiento, creo que ellos tam-bién dudaron de mi perseverancia.

Con la bendición y la confianza de mis superiores, me uní al personal. Desde el primer día en Radio María, me conven-cí de que Dios me había llamado para anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios y para dar a conocer y sentir el amor de nuestra madre María.

Mientras servía a Radio María, mis ojos se abrieron. Co-nocí a personas que habían sido víctimas de sufrimientos terribles, peores que los míos. También se habían visto pri-vados de las necesidades básicas, pero estaban alegres y oraban con gran confianza. Reconozco el amor de Dios y el afecto de nuestra Madre María, testimoniando y agradecien-do esta bendición. Comencé a confiar en mí misma y comen-cé a amar mi vida nuevamente, entregándome al servicio de Dios y al amor por María. Reconozco el cambio y la transfor-mación gradual que Dios me está dando. Mis tendencias a irritarme, a inquietarme o enfadarme disminuyen cada vez

más, y se lo agradezco al Señor y a María. Hoy, no descargo mi ira, sino que siento más compasión por los que sufren.

Siento una gran gratitud por el director y todos los miem-bros del personal por haberme rodeado de cordialidad, pa-ciencia y ayuda mutua. Reconozco humildemente que Dios me ha dado talentos para que pueda ponerlos a su servicio. Os puedo asegurar que Dios me está protegiendo. Mi salud mejora. Durante mi servicio en Radio María tuve solo tres crisis epilépticas. Me canso pero, con el cuidado de mi comu-nidad y de Radio María, mis energías se restauran y renue-van. Día tras día me siento inspirada y entusiasta por amar, y sé que puedo hacer mucho más para amar a Dios, a nues-tra madre María y a cada persona que encuentro. Sé que la vida es corta. Cuando Dios ofrece una oportunidad, es útil devolver sus dones, sirviéndole plenamente.

Sor Sylvia Atim, Uganda/Moroto¡Radio Maria me ha hecho monja!

Me llamo Sor Sylvia Atim, de las Hermanas Misioneras de María, Madre de la Iglesia. Desde enero de 2018 trabajo como administradora de la subestación de Radio Maria Ugan-da en Moroto. Cuando era pequeña tenía un fuerte deseo de ser monja. Cuando crecí, sin embargo, por alguna razón, el deseo se debilitó y finalmente desapareció.

Gracias a mi madre, una fiel oyente de Radio María, sentí la curiosidad de escuchar la radio. Todos los días pasaba tiempo buscando la señal de Radio María, porque nuestra casa está en un área donde la recepción no es muy buena. Yo la ayudé a buscar la señal hasta que encontramos un buen sitio, colocando la radio en una rama de árbol al lado

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de nuestra casa. Sin embargo, cuando llovía, sabíamos que nuestro día se vería arruinado por el hecho de que ya no po-díamos escuchar la radio.

Me gustaban muchos programas, especialmente los mo-mentos de oración como la misa en directo, el rosario, la corona de la Divina Misericordia, las lecciones de catecismo y el programa de los mártires de Uganda. Cuando fui a la Universidad de Kampala, a más de trescientos kilómetros de mi casa, tuve mucho tiempo para escuchar la radio sin difi-cultad, dado que la recepción en la ciudad era muy clara. Después de escuchar Radio María por un tiempo, comencé a sentir nuevamente el fuerte deseo de hacerme monja. De hecho, esta vez el sentimiento era tan fuerte que sentí la necesidad de entrar en un convento de inmediato.

Muchas veces, cuando Radio María transmite la misa en directo, me la imagino como una misa celebrada para profe-sar los votos de la vida religiosa. A menudo se me caen las lágrimas. En algunas ocasiones me he tirado al suelo, para que las bendiciones de las manos del sacerdote pudieran al-canzarme y hacer que me convirtiera de inmediato en monja.

Después de la universidad, solicité inmediatamente unirme a la congregación de las Hermanas Misioneras de María, Madre de la Iglesia. Antes de comenzar mi formación, tuve que espe-rar otros dos años, durante los cuales continué escuchando Radio María y todos los días el deseo de hacerme monja seguía ardiendo como un fuego dentro de mí. Al final, volví a solicitar-lo y fui admitida en el Instituto de las Hermanas Misioneras de María, Madre de la Iglesia, en la Diócesis de Lira, en el norte de Uganda. Puedo decir con orgullo que Radio María me ha hecho redescubrir esta vocación. Cuando finalmente profesé mis vo-tos, de las veinticinco hermanas de mi grupo, fui la única elegi-da para trabajar en Radio Maria Uganda en Moroto.

Christian, Diácono, Francia

Ahora entiendo por qué estaba en la radio. Tenía que estar más cerca de la Virgen María. Ese período de siete años en la radio me enriqueció espiritualmente, me hizo progresar en este camino hacia el diaconado en presencia del Señor y la Virgen María. Mis padres son católicos. Éramos practicantes, pero a la edad de 18 años abandoné mi fe y desafortunada-mente me aparté del Señor. Después de la carrera militar, en 1972, me casé, trabajé en un banco, me quedé allí du-rante siete años, durante los cuales sufrí mucho porque no era lo que quería. Había problemas en todos los niveles, los empleados no se llevaban bien, no aguantaba más. Clamé al Señor y él me escuchó. Ahora sé que él estaba presente en mi corazón y yo no lo sabía. Me despedí y luego trabajé en otro banco. A partir de ese momento, algo sucedió: vi al Señor lleno de misericordia y amor, y quise absolutamente seguirlo. Así que lo busqué, leí la Biblia con entusiasmo y encontré a un amigo que estaba allí, en mi camino; era un testigo de Jehová. Pero me di cuenta de que aquel no era mi sitio porque había un sentimiento generalizado de culpa, nada de amor, no se hablaba de Jesús; aquella situación no correspondía a lo que estaba buscando. Salí buscando al Señor a través no solo de su palabra sino también de mi trabajo. Estuve en un despacho al que acudían muchas per-sonas mayores y se creaban nuevas relaciones. También me dediqué a la asistencia humanitaria, di cursos de apoyo en una asociación para niños que tenían problemas con la escuela. Todo esto hizo que, poco a poco, mi vida se ancla-ra en el Señor, pero con algo de sufrimiento, porque en mi trabajo se sentía la presión y sufría por ello. Cuanto más buscaba estabilidad, más sufría, más me preocupaba y más

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me aferraba al Señor. Una noche, cuando salía del trabajo, estaba muy cansado, puse la radio y escuché Radio María. Transmitían unas vísperas y sentí que me traspasaban el co-razón, estallé en lágrimas, era algo que me arrastraba. Lue-go anunciaron una misa para los oyentes y me dije: “¿Por qué no?” Así que fui al monasterio de Cimiez, donde se cele-braba esta Misa para los oyentes que me conmovió mucho. Conocí al equipo y poco a poco entré en Radio María. Todos los lunes por la mañana tenía en el corazón la alegría de poder anunciar al Señor, orar y encontrar a los oyentes por teléfono. Verdaderamente quiero dar las gracias a María por su presencia y agradecer a Radio María que haya dado un vuelco a mi camino

P. Georges Garcia, Niza, Francia

S: El Jueves Santo, celebración de la Eucaristía, es un día dedicado a los sacerdotes. En esta ocasión, queremos darte la palabra para compartir tu testimonio y que nos digas cómo fuiste llamado al sacerdocio.

P: Tengo 56 años y entré al seminario a los 49 años. He tenido una vida antes -especialmente una vida profesional-, pero creo que todas las cosas suceden en el momento opor-tuno; esto es lo que siento. Cuando llegó mi hora, el camino fue largo, especialmente antes de llegar a Niza. Vengo de la Drôme. Fui a Niza y a Mónaco en 2002, sin conocer a nadie. Tuve una vida, sobre todo interior, llena de preguntas: ¿Cuál es el significado de mi vida? ¿Qué estoy haciendo en esta tierra? A partir de ahí me volví más abierto a lo que sentía.

S: ¿En qué trabajabas cuando llegaste a Niza?P: He tenido muchos oficios en mi vida, porque investiga-

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ba, realmente era un investigador. Lo que más me estabilizó fue mi actividad de apoyo. Trabajé en una casa de retiro en Drôme, como jardinero y me ocupaba un poco de todo. Antes trabajé en el comercio, fui dueño de una tienda, mili-tar, bombero, deportista. Fui deportista durante ocho años, y todo eso era muy “exterior” al final. Cuando trabajaba en la casa de retiro, un colega me llamó un día pidiéndome ayuda para una persona que no podía cuidar de sí misma. Se trata-ba de dar de comer a una anciana, discapacitada, así que fui sin preocupaciones para ayudar. Cuando comencé a darle de comer, sus ojos me impresionaron. Me dije a mí mismo: “Me necesita”. Entonces, en sus ojos, vi que yo también la nece-sitaba. Lo que me hizo reír tanto fue cuando unos años más tarde una amiga mío me dijo: «Has pasado de la cuchara a la comunión”.

Fue precisamente esa actividad, ese encuentro, el que me emocionó mucho más que todos los oficio que había ejerci-do hasta entonces.

Aquel encuentro fue revelador para mí y me dije: “Quiero cuidar de los demás”.

Y así empecé la práctica para trabajar en un hospital.Comencé con las cocinas y luego fui a un departamento

de asistencia. Al final, fui a la escuela de enfermeros, y ad-quirí una gran formación para ser instructor en la gestión de pacientes y también animador.

Pasé 25 años en el hospital.S: Entonces, viniste a la zona de Niza para estudiar y

hubo un punto de inflexión en tu vida que te empujó a buscar la espiritualidad. ¿Fue así?

P: Sí, de hecho me encontré solo, frente a mí mismo. Vi-niendo a esta región, dejé a mi familia, a mis amigos, mi tierra, mis viejas costumbres. Vivía en un apartamento de

trabajo en el hospital de Münich. Aunque haya muchas per-sonas en Münich, estaba solo conmigo mismo Y fue entonces cuando comencé a hacerme preguntas existenciales. Desde ese momento muchas cosas se han arreglado. Conocí a gen-te que me dio la bienvenida, los cristianos. Me hice amigo de los cristianos. No es que los demás no me hubieran dado la bienvenida, sino que todo era más superficial. Experimenté el amor, la caridad. Un día, una enfermera me dijo: “¿Cono-ces esta radio, Radio María? Es fantástica, deberías escu-charla”. Así que empecé a escuchar Radio María por uno o dos meses. Radio María estaba buscando voluntarios, así que me presenté. Yo era tímido. Una vez allí, me encontré con el director de aquella época y, más tarde, las personas que trabajaban en la sede, la presencia de los oyentes, mu-chos encuentros que me abrieron las puertas y, sobre todo, pusieron en marcha algo dentro de mí.

S: Empezaste como voluntario y terminaste dirigiendo dos programas: uno llamado “Allô les jeunes”; lo llevaban Gloria y Rebecca. Luego “Une voix dominicaine”, con el fraile Yves-Marie Lecam, de los dominicos de Niza. Y finalmente un programa de vida espiritual.

P: Sí, el de la vida espiritual vino después. Comencé a re-zar en la radio: todos los domingos por la tarde rezaba el rosario y las vísperas, aunque antes nunca había rezado mu-cho. Jean-Claude me pidió que viniera el domingo por la tar-de, porque le faltaba una persona mientras yo estaba espe-rando un trabajo; fue el comienzo. Esperé el domingo con ganas de rezar el rosario y las vísperas en directo. Así tam-bién conocí a otras personas, incluida una que trabajaba en Radio María y me ofreció hacer un retiro para las vocacio-nes. Porque durante todo este tiempo seguía haciéndome muchas preguntas. Así que fui a un retiro espiritual siguien-

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do los ejercicios de San Ignacio, que no conocía. Al principio fue algo difícil debido al silencio al que no estaba acostum-brado. Pero el encuentro con los frailes dominicos de Niza también fue un paso importante. Conocí a los dominicos por-que en Radio María me pidieron ayuda para transmitir una misa en directo desde la iglesia de San Francisco de Paola, donde se encuentran. La predicación del prior fue una reve-lación. Era tan interesante que fui a verlo al final de la misa para preguntarle si podía volver. “Por supuesto”, me dijo, “esta casa está abierta para ti”. Así que volví allí durante más de dos años hasta que me familiaricé con el lugar. Muchos encuentros hermosos, cosas hermosas, gracias a la Virgen María y Radio María.

S: ¿Cómo fue tu llamada? ¿Fue gradual? Hablaste de un retiro vocacional que hiciste. ¿Fue entonces cuando se mani-festó la idea del sacerdocio?

P: No, todavía no. Al final de aquel retiro me sentía listo para vivir una vida consagrada, pero no sabía cómo hacerlo, qué forma podría tomar. No me sentía completamente pre-parado para dar todo. Todavía tenía que caminar, pero ya sabía que había una llamada. Comencé cuatro años de for-mación, en lugar de cinco, para el diaconado permanente. Recordé que había sentido una llamada en la infancia, muy pronto, sin entenderlo y todo se quedó en la superficie. También tuve un guía espiritual, y muy rápidamente las co-sas llegaron al lugar que les correspondía. Entré al seminario en Niza.

No éramos muy numerosos. Era un seminario con guía familiar y duró un año. Luego me mandaron a Aix-en-Pro-vence y éramos cinco, después nos redujeron a tres.

Y finalmente entré en un gran seminario diocesano y todo salió bien.

Pedro Antonio Acosta Isturain, Panama

Actualmente es el director del programa “Evangelio, Con-sumo y Sociedad”.

El 19 de agosto de 2008, en la ciudad de São Paulo (Bra-sil), acusé un episodio de encefalía cránica (aneurisma) y me ingresaron en la Irmandade de Santa Casa de Misericor-dia de Sao Paulo, donde me hicieron una craneotomía. Ya operado, regresé a Panamá el 28 de agosto. Un mes después de haber sido tratado en Panamá, fui ingresado en el hospi-tal de Santo Tomás debido a una infección de Staphyloco- ccus aureus en la herida de la cirugía y estuve en ese centro hasta fines de diciembre. Durante mi estancia en el hospi-tal, sometido a un tratamiento riguroso en neurocirugía y enfermedades infecciosas, tenía siempre a mano el teléfono móvil y escuchaba Radio María a cualquier hora, especial-mente los momentos de oración del santo rosario. Escucha-ba casi todos los programas, porque mi tratamiento con di-ferentes antibióticos era cada tres o cuatro horas, lo que me permitía permanecer conectado a Radio María siempre, ha-sta el día que me dieron de alta. Curiosamente, y siempre lo digo, lo que esperaba siempre era el Salve de la oración del Rosario: era feliz cada vez que rezaba, y así dirigía de nuevo los pasos hacia mi iglesia, pero a través de Radio María, ha-cia la que sentía apego. Cuando regresé a casa y a mis acti-vidades habituales, traté de integrarme en mi parroquia, pero la muerte del párroco me hizo esperar y, una vez más, Radio María estaba en mi camino. Era el Mariatón 2009 y seguía los eventos, escuchaba los anuncios de los donativos. Decidí donar aunque, después del accidente, mis finanzas ya no eran las mismas, pero yo también quería contribuir al Ma-riatón. Había escuchado solamente Radio María, pero no la

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conocía. Llamé a la centralita, en medio del Mariatón para anunciar mi donativo y respondió al teléfono el padre Víctor Atencio. El día que fui a Radio María para entregar mi dona-tivo, pregunté por el padre Victor, me presenté y hablamos solo veinte minutos, pero cuando salí de su oficina, ya me había comprometido a dirigir un programa. Así comenzó el programa “Hablemos de consumo”, el lunes por la tarde, cada quince días. “Hablemos de consumo”, en el nuevo y excelente ambiente que Radio María me ha brindado, ha evolucionado constantemente en términos de contenido y temas, difundiendo el mensaje del Evangelio y de nuestra Iglesia. Hace un par de años el programa cambió de nombre para convertirse en “Evangelio, Consumo y Sociedad”. Algu-nas palabras del Santo Padre Benedicto XVI inspiraron el nuevo nombre de la transmisión: “Es deber de todos los fie-les anunciar el Evangelio donde crecen el secularismo, la in-diferencia y el consumismo”. Mi papel como conductor, vo-luntario de un programa, también me ha llevado a colaborar lo más posible con la radio, con mis propios medios, sin escatimar esfuerzos, ya que me siento totalmente identifica-do con el papel y la función de Radio María, en el país y en el mundo. Doy toda mi experiencia, confiando siempre en las directrices de Radio María

Anónimo, El Salvador - Escuchando RadioMaría, su hijo se hizo franciscano

Quiero dar mi pequeño testimonio para contar cómo Ra-dio María me ayudó en mi casa, especialmente con mis hijos. Una vez encendí la radio y sintonicé Radio Maria. No la escu-chaba hasta que empecé a frecuentar Renovación Ca-

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rismática. En aquella época, mis hijos eran algo reacios a ir a la iglesia, a pesar de que habían ido siempre, porque estu-diaban en un colegio católico salesiano. Yo iba pero ellos ya eran casi adolescentes y no querían saber nada más de la Iglesia.

De improviso, el mayor, que entonces tenía diecinueve años, y luego el de siete, empezaron a ir. Me acompañaban, y el más pequeño me dijo que le gustaba la misa, que le gustaba lo que decían, lo que predicaban y que quería saber más.

A veces se enfadaba conmigo porque quería escuchar su música, y yo no le dejaba, o le reñía diciendo que era mi turno de escuchar la radio. Luego, cuando estaba en la nove-na clase, me dijo: “Mamá, me gustaría ser sacerdote”. En aquellos días las reliquias de Don Bosco habían llegado a su escuela y estaba muy emocionado. Y le contesté sorprendi-da:”...pero, mi amor. Estás terminando el año escolar y esta-mos buscando la escuela secundaria para el próximo año” (él quería estudiar Arquitectura y no se enseñaba en el cole-gio). Entonces, él respondió: “Mamá, quiero ser sacerdote”, y le dije” Vale, tienes todo el año para pensarlo “. Mi hijo respondió:” Mamá, el deseo de ser sacerdote no desapare-cerá”. En el primer año de estudio no dijo nada, pero el se-gundo año me repitió: “Mamá, quiero ser sacerdote”. Luego lo llevé al grupo de Renovación Carismática e hizo su primer retiro. Fue entonces cuando comenzó ese fervor suyo y me sentí bien por lo que estaba viviendo. No dejaba de escuchar Radio María y me decía: “Me gusta escuchar los sermones, también el programa ‘Puerta de la fe a las 10:00”, y me re-pitió: “Me gusta escucharlo; por la noche lo vuelvo a escu-char porque con la radio puedo dormir tranquilamente”. En un momento dado, mi hijo me dijo: “Mamá, quiero ser fran-

ciscano, quiero unirme a la Orden Franciscana, quiero co-menzar el proceso”. Después de preguntarle si realmente estaba seguro, él igualmente convencido, me dijo: “Sí, sí, mamá.” Entonces me sentí bien, pero era algo incrédula porque él era joven y su juventud lo lleva a menudo a cam-biar de idea.

Empezó el proceso y siempre acudía a las reuniones de la Renovación y al final le dijeron: “Has superado todas las pruebas y hoy estás preparado para entrar en la Orden Fran-ciscana”.

Por esto siento que la evangelización de Radio María es muy “poderosa”. Cómo nos gustaría que muchos jóvenes la escucharan y tomasen ejemplo. En la familia es importante que nosotros, como padres, los apoyemos, sembremos la pequeña semilla y nuestro Padre Celestial hará el resto. Esta es una gran bendición y me siento bendecida porque la ra-dio es muy importante, Radio María es muy importante: ha ayudado a mi hijo a dar el paso de convertirse en sacerdote.

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RADIO DE CURACIÓN “Vosotros sabéis lo sucedido en toda Judea,

comenzando por Galilea, después de que Juan predicó el bautismo ;cómo Dios a Jesús de Nazaret le ungió con el Espíritu Santo y con poder, y cómo él pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el Diablo, porque Dios estaba con él.”

Hechos 10,37-38

Jesús vino para liberar y sanar a su pueblo. Hoy también el Señor actúa en su Iglesia y concede gracias de curación a través de su palabra, los sacramentos y la oración de los fieles. Radio María vive todo esto las 24 horas del día, una presencia continua de Jesús resucitado. Innumerables gracias de sanación corporal y espiritual dan testimonio.

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32RADIO DE CURACIÓNRADIO MARÍA: TESTIMONIOS

Valentina Nekhoroshevak, Ucrania

Me llamo Valentine, Me gustaría compartir mi historia de conversión y curación.

En 2010 caí y me hice daño. Más tarde también enfermé de leucemia. Debido a mi caída, me operaron para insertar-me unas placas en la pierna y así me vi obligada a quedarme en la cama. Sufría mucho en esas condiciones psicológicas y físicas tan difíciles. Pesaba solo 39 kilos. Durante ese tiem-po, mi hermana me llamó y me aconsejó que pusiera Radio María. Yo ni siquiera quería escucharla, pero el día que lo hice escuché las intenciones de oración de la radio y tuve la impresión de que alguien estaba rezando por mí. Me emo-cioné y desde aquel momento me convertí en una fiel oyente de Radio María. En poco tiempo, me curé de la enfermedad; fue verdaderamente milagroso.

Lo primero que hice después de curarme fue visitar la sede de Radio María. Ese día, celebraban el segundo aniver-sario de Radio María Ucrania.

Yo era alguien que no iba a la iglesia y estaba alejada de los sacramentos, pero le pedí que me confesara al director, el padre Alexei Samsonov. No me rechazó y me dijo que de-bería estudiar el catecismo con Radio María. Seguí su con-sejo y ahora, después de la confesión, he recibido la Sagrada Comunión y hago una novena mensual. Mi hijo también me ha seguido en la conversión.

Doy gracias de todo corazón a nuestro Dios por Radio María, una herramienta para difundir la Buena Nueva.

Tetiana, Ucrania

Me gustaría dar testimonio de Radio María en mi vida.Durante mi embarazo, empecé a perder sangre de repen-

te. Los doctores dijeron que para salvar mi vida tenía que aceptar la interrupción del embarazo. Estaba deprimida. No quería hacerlo. Llamé a nuestra Radio María, que transmitía en directo la oración de la corona de la Divina Misericordia, y pedí oraciones. No sé quién rezó por mí, pero Dios me escu-chó. Mientras estoy hablando, tengo a mi hija en brazos. Afortunadamente, nació y está sana.

¡Que Dios bendiga a todos los oyentes de Radio María! Gracias por rezar juntos por mí. Dios escucha nuestras ora-ciones.

Dra. Dubravka Šimunovic, Zagreb, Croacia

Soy la doctora Dubravka Šimunović y colaboro con Radio María desde los primeros tiempos. Organizo y presento pro-gramas de salud. Al principio, a menudo me preguntaba si María me había elegido o si era yo la que quería imponer mis deseos a María. A menudo me planteaba esta cuestión hasta que un viernes estaba transmitiendo mi programa. Unos días antes había comido carne contaminada procedente de un centro de suministros y había sufrido un shock anafiláctico. Aunque se habían evitado numerosas complicaciones gracias a una rápida intervención médica, los doctores me explicaron que, si el shock hubiera afectado a mi sistema respiratorio, no habría sobrevivido. Recordé el momento en que estaba acostada en la camilla, tratando de que uno de los enfermeros me tapase con una manta. En aquel momento, mi trabajo,

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mis obligaciones laborales y todas mis otras actividades pla-nificadas no tenían ningún significado. Mi mente estaba com-pletamente ocupada por la idea de calentarme. Mientras una enfermera cubría mi cuerpo cansado con una manta, me di cuenta de lo poco que se necesitaba para alcanzar la tranqui-lidad. Así, a medida que el calor se expandía por mi cuerpo, vi con claridad que todos mis compromisos y planes para esa semana habían desaparecido. Mi sentido común me decía que no habría tiempo suficiente del miércoles al viernes para re-cuperarme y hacer el programa. En algunas situaciones, sin embargo, no sabemos realmente lo que creemos saber. La Virgen hizo un milagro. A través de mi experiencia dolorosa y peligrosa, me llegó un mensaje muy claro. Ese mensaje decía: “No me elegiste, he sido yo la que te ha elegido”.

Hoy recuerdo ese momento que fue una confirmación y una llamada, el motivo por el cual me ofrezco como voluntaria en la radio. Hay momentos en que me vuelvo loca con todos mis compromisos de trabajo y acudir a la radio en esas situa-ciones es una fuente adicional de estrés. Pero cada vez que pienso en dejar de ofrecerme como voluntaria, llega una nueva llamada de María para ayudarme, apoyarme y brindarme una respuesta rápida.

María ha enviado y continúa enviándome personas que están allí cuando necesito un incentivo para no rendirme. To-dos estamos invitados a testimoniar su amor. Me ha dado la in-teresante tarea que desempeño hoy, feliz y afortunadamente. Por cuánto tiempo, no lo sé. Me abandono en sus brazos ma-ternales. Lo único que sé es que me permite caer y luego me saca del barro, me acepta con todas mis virtudes y mis vicios, y me ama como nadie ha sido amado en todo el mundo.

Sofia Harutyunyan, Gyumri, Armenia

Aprecio mucho el trabajo de Radio Mariam. Escucho los programas de diferentes canales de radio, pero la vuestra me atrae mucho y es agradable escucharla. Sufro de proble-mas de salud y, desde que escucho vuestros programas espirituales, me he curado y me siento más fuerte. Vuestra radio me da fuerzas. Escuchando vuestros programas, me he dado cuenta de que había cometido un grave error al no haber bautizado a mi hijo hasta ahora. Ahora pienso bauti-zarlo lo antes posible.

Miroslav Vukmanov Šimokov, Subotica, Serbia

Abro los ojos y lo primero que veo es el calendario: mayo de 2011. Fuera de la ventana abierta cae una lluvia ligera de primavera, la pared es verde y me doy cuenta de que no estoy en casa. Estoy en el hospital. Tengo correas alrededor de las muñecas y estoy “atado” a la cama. Abro la boca, pero no tengo voz, siento que incluso mis piernas están “atrapa-das”. Cierro los ojos.

Abro los ojos y veo a mi padre junto a mis piernas. Veo a mi madre junto mis brazos. ¡Oigo a mis hermanas felices porque he abierto los ojos! ¡Mi padre, mi madre y mis her-manas lloran de alegría! No tengo fuerza ... Los médicos y enfermeras vienen a verme durante el día. Hacen preguntas y me animan. Me río y me siento orgulloso de sus palabras...

El 6 de mayo de hace siete años, tuve un aneurisma, una hemorragia cerebral.

Tuve que hacer un TAC el mismo día en que la ambulancia me transportaba de Subotica a Novi Sad para operarme. A

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mi lado estaban los médicos y, sobre mí, solo Dios.Ese día, miles de personas rezaron por mi vida. En Radio

María rezaron durante días en todos los continentes. Un sa-cerdote vino a visitarme y me dio la unción de los enfermos. Dios tuvo piedad de mí. Me dio una nueva vida y le doy gra-cias cada día. Dios ha hecho maravillas conmigo: no tenía voz y ahora canto; no tenía piernas y ahora corro: no tenía brazos y ahora ayudo. SI, ¡DIOS ES FANTASTICO! ¡ALABA-DO SEA JESÚS!

Radio Maria es mi segunda casa. Voy varias veces por semana como voluntario. Camino y alabo la providencia de Dios. Me siento y siento la presencia de Jesús. Hablo y honro la fe infinita.

Mi nombre es Miroslav Vukmanov-Šimokov, tengo 35 años y sé que mi vida es un regalo precioso y que Dios debería ser alabado. Es una lucha para caminar, pero nuestra alma es un milagro. Incluso cuando caigo, no me siento humillado. ¡Su poder me levanta!

¡Amén, aleluya!

Sra. Evelesi, Malawi

No podía prever que la cuestión del matrimonio interre-ligioso pudiera convertirse en un tema candente en su ma-trimonio, que podría llevarla a ella y a su esposo al divor-cio. Amaba a su marido y era correspondida.

¿Cuál podría ser la raíz de su problema? ¿Podría ser la enfermedad la que la llevó a ser frágil? ¿Podría ser que se casó con un protestante?

Inicialmente pensó que su esposo sería un compañero duradero, pero descubrió que para que su relación se man-

tuviese a flote se necesitaba una ayuda que ninguno de los dos podía dar al otro.

De ahí las continuas peticiones a su marido para que fue-ran juntos a la iglesia. Él constantemente se negaba a acom-pañarla a la iglesia y ella le dijo que se convirtiera al catolicismo. Pensaba que había encontrado en John al marido ju-sto. ¡Nunca había pensado que pediría el divorcio!

Esta es la historia de Evelesi. Una mujer católica de unos treinta años. Sabía que su esposo no era católico, pero él le había prometido que se convertiría al catolicismo una vez que estuvieran casados. Después del matrimonio, fueron bendecidos con cuatro hijos, después de lo cual las cosas empezaron a ir mal. Comenzó a sufrir de una enfermedad desconocida. Estaba enferma y no podía llevar a cabo las tareas del hogar. John ya no quería vivir con una mujer en-ferma. Por eso, algún tiempo después se divorció de Evelesi, pero el divorcio no quebrantó su fe. Ella siguió rezando a Dios por su salud y para recuperarse de la enfermedad.

Angustiada y sola, Evelesi se dirige a Dios a través de la oración del rosario y, en particular, le gusta seguir la oración cuando se transmite en su emisora de radio favorita: Radio Maria Malawi. La radio se convierte en su compañera. Podía seguir las oraciones en Radio María con los diversos volunta-rios al micrófono. A través de la intercesión de su amable amiga y confidente, nuestra santa Madre María, la salud de Evelesi mejoraba.

Ahora está bien. Desde el día en que se curó física y emo-cionalmente, comenzó a participar en las actividades de Ra-dio María como amiga de la radio. Ahora no sufre de dolor físico o emocional, solo tiene alegría y paz gracias a la rela-ción con la Santísima Virgen María. Su vida está cambiando a mejor cada día con Radio Maria Malawi.

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Juls S. Abalosù, FilipinasAmar la vida con Radio María

El 1 de julio tuve un lazo especial con Radio María. Mi ami-ga me llamó para unirme a ella en su programa. Era un pro-grama de tarde y me apresuré para llegar a tiempo, incluso sin saber cuál sería mi papel en el programa. Era una respuesta a mi deseo de ir a Radio María desde hacía tiempo. Era mi regalo de cumpleaños, una forma de ayudar a llevar a Cristo a cada hogar a través de Radio María.

He estado enferma desde la infancia y me dijeron que moriría pronto. Tenía prohibido trabajar, jugar, casarme o tener hijos. De niña no me divertía mucho, pero lo que forta-lecía mi fe era la oración constante y los actos de amor. Estas cosas se intensificaron cuando comencé a escuchar Radio María y participé en “Happy Hour con Kalakbay Flora, Bing, Lina, Babes y Tess”.

Los 15 años pasados con Radio María han estado llenos de milagros. Ser fiel a la llamada de la Madre María produce una vida de esperanza, y Cristo ha tocado y marcado cada parte de mi ser. Me diagnosticaron que no podría caminar debido a mi médula espinal. Necesitaba una prótesis de cadera, pero me dijeron que me vería obligada a quedarme en la cama durante años si me hubieran operado. Así que no me opera-ron debido a mi avanzada edad y a la fuerte anestesia, que podría tener efectos negativos en mi enfermedad cardíaca, diabetes, creatinina y bajo nivel de hemoglobina.

Soporto el sufrimiento en silencio, pero siento gran con-fianza con cada amanecer y atardecer de mi vida. Agradecí mucho el milagro cuando pude participar en un programa para Radio María. No solo escuchando los programas, sino también organizando la Happy Hour con mis Kalakbays. Des-

pués de dos meses ahora puedo caminar. Mi gran deseo de servir a través de Radio María me ha hecho fuerte.

Ahora comparto mi amor por los demás a través de ese programa en Radio María, llevando a Cristo a los hogares de las personas y aprendiendo la espiritualidad más profun-damente con cada programa. Gracias a los dones y bendi-ciones de Dios y de su madre María, con Radio María, el trabajo prolonga mi v ida y me da fuerzas para enfrentar mis pruebas.

Gracias por el aliento y el amor del personal de Radio María y de mis Kalakbays.

“Estoy contenta de servir a Radio María y de llevar a Cristo a vuestras casas”

Juliet (Juls S. Abalosù)“Happy Hour”

Anónimo, Francia

Este es un testimonio de lo que sucedió en la familia de una de mis primas, Judith, después de mi participación, a través de Radio María, en la misa el 19 de enero de 2017, presidida por el P. Jean-Michel Tour, durante la cual hubo oraciones para la curación.

A mediados de enero, me enteré de que un hijo de mi pri-ma Judith, Henri, un joven padre de unos treinta años, había sido operado de una protuberancia en la lengua. La biopsia reveló células cancerosas. Por lo tanto, se programó una se-gunda operación para el 23 de enero.

Inmediatamente, pongo a este joven, Henri, en mi co-razón y encargo misas por él. El jueves 19 de enero, después de una cita que acababa de ser cancelada, elijo ocupar aquel

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momento escuchando Radio María. Se anuncia la misa durante la cual se habría rezado especialmente por los enfermos, con intercesión por su recuperación. Como mi programa acababa de ser cancelado, decidí participar presentando a mi primo Henri, así como a sus padres y abuelos, que no se hablaban desde hacía años.

Después de la comunión, el sacerdote sugirió que los en-fermos que lo querían tocasen con la mano el punto que les hacía sufrir. Entonces me llevé la mano a la boca para tocar-me la lengua. Luego seguí las palabras pronunciadas por el sacerdote y me uní a la oración por las personas a quienes iban dirigidas. De repente escuché: “El Señor va a visitar a alguno por su boca, sus mejillas. No sé si son cosas de poca importancia, o una infección o un cáncer en la boca, el Señor viene a visitarte ahora en estos lugares”. Al igual que en las oraciones anteriores, me uní a esta, cuando me di cuenta de que me estaba tocando la lengua, dentro de mí hubo como un fuerte grito: “¡Es por Henri!” Me sentí entonces atrapada por una enorme alegría y con intenso agradecimiento no dejaba de dar gracias a Dios repitiendo: “Sí, Señor, ¡creo que vienes a sanar a Henri! Lo quiero, quiero que Henri se cure, y también que se cure la falta de comunicación entre mi prima y sus padres. Amén, gracias Señor!”

Cuando terminaba la misa, recibí un mensaje de mi pri-ma: ”Henri acaba de hacerse una radiografía, las células cancerosas no se han extendido, ¡un gran alivio!”. Este men-saje fue para mí una hermosa confirmación de que el Señor había obrado efectivamente en Henri.

El lunes siguiente, 23 de enero, tuvo lugar la segunda operación. Para asombro de los médicos, no había más célu-las cancerosas en las pruebas, ¡no había necesidad ni de radio ni de quimioterapia!

Compartí así con Judith lo que había vivido directamente a través de Radio María, diciéndole que este cáncer de la lengua me había hecho pensar inmediatamente en la rela-ción cerrada entre ella y sus padres, y ella inmediatamente aceptó hacer un camino para un perdón interior.

Un año y medio después de este hecho, cuando llamé a mi prima para tener noticias de Henri, me habló en primer lugar de la relación con sus padres: algunos intentos con ellos para restablecer la comunicación, pero sin éxito. Aunque esta situación sigue siendo dolorosa, ahora está en paz, ha-biendo hecho todo lo que podía hacer.

En cuanto a Henri, deberá pasar un chequeo todos los meses durante algunos años más. Hasta ahora, los resulta-dos son buenos.

Gracias, Señor, por las maravillas que has realizado en esta familia a través de Radio María y de todos los que tra-bajan allí.

¡Gracias por la fuerza de la oración de los oyentes!

Anónimo, Alemania

Una vez al mes, Radio Horeb transmite una misa con ora-ciones para la curación. En una de estas misas, Don Kocher citó el acto de abandono a Dios de Don Dolindo (1882-1970). He aquí un extracto: “Abandonarse a mí no significa atormen-tarse, alterarse y desesperarse, dirigiéndome luego una ora-ción agitada para que yo os siga, y cambiar así la agitación en oración. Abandonarse significa cerrar los ojos del alma pláci- damente, desviar el pensamiento de la tribulación y confiarse a mí para que solamente yo haga que os encontréis como niños dormidos en los brazos maternos, en la otra orilla”.

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Como reacción a esta transmisión, el Padre Kocher recibió la siguiente carta de un médico (profesor y dirigente médico):

“Me gustaría darle las gracias por su trabajo tan impor-tante. Precisamente en estos tiempos de basura audiovisual, hacen falta contenidos cristiano-católicos para proseguir la evangelización. Me gustaría compartir con vosotros el cum-plimiento de una oración. A principios de este año me diagnosticaron un tumor del que me operaron a principios de mayo. En una fase de desesperación, busqué y encontré ayuda en la oración. Junto con su homilía sobre Don Dolindo, también me dieron valor los muchos ejemplos del Nuevo Testamento (Mc 2: 3-4). Mi esposa y yo rezamos para que el diagnóstico fuera positivo. Como médicos, ambos rezamos en concreto por el diagnóstico ‘R0, N0, M0’ (el mejor en esta situación). Y de hecho ayer recibí del informe de la cirugía exactamente este diagnóstico positivo. Me quedé sin pala-bras y lleno de gratitud. Me vienen muchas preguntas: ¿Por qué yo y no otros que están mucho peor? ¿Qué pasaría si se rezase siempre con tanta intensidad? Sin la oración, ¿el diagnóstico habría sido peor? Pero también la insinuación del adversario: Ciertamente ha sido una coincidencia ..., pero para mí fue el cumplimiento de una oración.

Nelson Herrera, Santiago de Chile, Chile

Era el 13 de octubre de 1999. Mi esposa Cristina y yo re-cibimos la terrible noticia de que a nuestra hija de tres años y medio, Savka, le habían diagnosticado leucemia linfoblás-tica aguda al nivel más alto.

En medio de este dolor y esta angustia, yo, Nelson Herre-ra, suboficial de los carabineros de Chile, un día encontré el

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canal de Radio María que transmitía solo desde un par de días de manera experimental aquí en Santiago de Chile. Escuché una música católica que reconocí de inmediato y pregunté desesperadamente dónde estaba la radio. El día después llegaba a la radio con mi motocicleta de servicio, con fe y gran esperanza de encontrar alivio y apoyo frente al dolor que sentía.

Todos se sorprendieron al ver a un policía y pensaron que había ido a investigar, pero les dije: “Soy uno de vosotros y necesito vuestro apoyo y vuestras oraciones para mi hija”. A partir de ese día comenzó un pacto de amor y de fe entre el director de la Radio y todos los voluntarios que estaban pre-sentes en ese momento. Siempre recordaban a mi hija en las oraciones, especialmente durante el Santo Rosario y en los diversos programas de esa época.

Ante la gran acogida y el amor que me dieron, me com-prometí, según mis posibilidades, para ir a rezar el rosario, incluso de uniforme. Esta experiencia de dolor y esperanza duró dos años y medio; rezaba a Dios y a la Santísima Vir-gen en compañía de mis hermanos de la radio para que su-cediera un milagro.

A medida que la enfermedad de mi hija avanzaba, los médicos se sorprendían de su mejoría porque tenía solo un 25% de posibilidades de salvación. También hubo momentos en que pensaron que no pasaría la noche y luego al día si-guiente la veían comer como si tal cosa. Incluso el personal médico creía que había algo más alto que la estaba curando. En uno de esos días sin esperanza, fui al hospital acom-pañado por otro colega y me dijeron que mi hija ya no tenía ninguna posibilidad de vivir. Salí del hospital llorando. Fui a una de las calles de Santiago, llamada Avenida Matta con San Diego, aparqué mi motocicleta y le dije a mi colega que

no quería nada de la vida. Luego metí la manos en los bolsi- llos de la chaqueta, encontré un rosario y en aquel mismo momento,en la calle, empecé a pedirle a la Virgen que cus- todiara a mi hija. De todo corazón y con muchas lágrimas, como un niño, sin saber qué hacer, pero con esperanza en la fe y en la oración. Eran alrededor de las diez de la mañana. Después de dos horas llamé al hospital y mi esposa me dijo que Savka ya no tenía fiebre, que estaba comiendo y que estaba contenta.

En 2002, el último mielograma confirmó que ya no tenía leucemia en la sangre: los médicos no podían explicarse cómo había sucedido, ya que el curso de esa enfermedad había provocado la muerte de muchos otros niños.

Han pasado quince años desde el gran milagro de mi hija, gracias al amor y apoyo que encontré en Radio María. Dicen que podría ser el primer milagro de la Radio, aquí en Chile.

Ahora mi hija Savka tiene veintiún años, goza de muy buen estado de salud y también está en el tercer año de la Escuela de Carabineros como candidata oficial para conver-tirse, si Dios quiere, en una gran carabinera.

Gladys Leticia Granda, Ecuador

Yo, Gladys Leticia Granda Alvear, deseo compartir con vo-sotros un milagro que se ha hecho realidad en mí escuchan-do Radio María y visitando la capilla de la emisora. En mi vida de hoy, resuena siempre esa realidad bíblica: “Pedid y se os dará”. Soy católica.

Por la mañana siempre me confío a Dios y a la Virgen María para que sea ella, con su manto, la que cubra mi casa,

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mis hijos, mi familia, mi país y el mundo y todas las cosas que se hagan durante el día. Que sean de acuerdo con la voluntad de Dios.

Escuchar Radio María me ayudó en mi curación, de la cual doy gracias públicamente a Dios y a la Virgen María. Hace cuatro años, en 2014, tuve un dolor muy fuerte en la espalda que no me dejaba sentarme, agacharme, subir o bajar escaleras, vestirme. Lo hacía, aunque con mucha dificultad. Rara vez escuchaba Radio María. Cada vez que quería visitar la radio, sucedía algo que me impedía hacerlo y conocer ese lugar.

Eran las tres de la tarde de un jueves de junio de 2015, cuando finalmente llegué a la radio. Entré. Una señora muy amable me invitó a ir a la capilla donde encontré un grupo de mujeres que rezaban, me arrodillé con gran dificultad y le dije al Santísimo Sacramento expuesto: “Gracias por traer-me aquí”.

En ese momento, sentí paz, tranquilidad, alegría, emo-ción por estar en ese lugar que había deseado visitar. Por un momento el dolor de la columna vertebral desapareció. Rogué a Dios por esto y para que me concediera salud física, espiritual y mental. Hice la promesa de que a partir de ese momento seguiría escuchando la radio y de que el jueves siempre asistiría a la Hora santa.

Debido a la enfermedad de la columna vertebral, estaba siendo tratada por especialistas y no veía ninguna mejoría; hacía análisis y más análisis, resonancias magnéticas. Cada vez la enfermedad parecía progresar.

Mi médico privado y el médico del Servicio de Salud me dijeron que tendría que someterme a una cirugía mientras tuviera tiempo; de lo contrario la situación habría empeo-rado.

La operación fue inevitable. El diagnóstico era lesión gra-ve de la columna vertebral en la cuarta y quinta vértebra dorsal.

Cada vez que los médicos me hablaban de la operación, rechazaba mentalmente la idea y me decía a mí misma que Dios, con su infinito poder, sabiduría y amor, y la Virgen María, que es la madre de Jesús y nuestra madre, me ha-brían curado sin tener que someterme a una cirugía. Conti-nué las visitas y los chequeos con los médicos durante un año. Regresé a mi casa con los medicamentos y la hoja de terapias que tenía que hacer. Mi problema seguía. Sin em-bargo, las oraciones y la escucha de Radio María me daban esperanza, y una vez a la semana, de acuerdo con mi pro-mesa, iba a la capilla de la Radio.

La situación era complicada porque el dolor era más fuer-te. Sentía que mi salud empeoraba con el tiempo. Para cami-nar, tenía que usar una faja que calmara un poco el dolor en la columna vertebral.

El médico me recomendó que no lo hiciera, porque habría tenido consecuencias para otros órganos y ya había repercu-tido negativamente en mi salud.

Un sábado fui a otro médico especialista en la ciudad de Otavalo, en la provincia de Imbabura, al norte de Ecuador. Me miró y vio mis análisis. No tenía que operarme. Fue un alivio escuchar esas palabras después de mucho tiempo. El tratamiento que seguí con él un poco más tarde mejoró mi salud. El dolor en la columna vertebral ha ido desaparecien-do poco a poco.

El jueves siguiente fui a la capilla de la Radio. Asistí a misa y a la Hora santa. Le di gracias a Dios y a la Virgen porque me sentía mejor y mi dolor casi había desaparecido.

Una semana después volví a la consulta del médico para

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continuar el tratamiento. Sorprendida, me preguntó qué había hecho porque mi columna vertebral estaba en buenas condiciones.

Por un momento me asustó la pregunta. “Si Usted es creyente, esto es un milagro”, me dijo. “Su columna es nor-mal y no tiene nada”. Le respondí que era creyente y que Dios y la Virgen me habían curado. Ahora hago todas las actividades de manera normal, como antes.

Mi esposo y mi familia son testigos de esta historia. Se la he contado a varias personas. Doy gracias a Dios y a Radio María porque escucharla todos los días me ayuda a tener más fe en Dios y en la Virgen María. Puedo decir que los mi-lagros existen y que yo soy la prueba.

Gladys Granda.

Ramón Rodríguez, Luque, Paraguay “Hace dos años que dejé de beber”

Hace diez años dejé de beber con la ayuda de Dios y Radio María. Soy un hombre de poca fe, sin embargo, mi esposa siempre ha rezado.

Bebía mucho, y hace dos años dejé de beber y comencé a escribir canciones para Dios.

Radio María te enseña. Siempre les digo a las personas que la escuchen para que aprendan. A menudo no quería re-zar, no sabía cómo hacerlo. Lo he aprendido de Radio María. He aprendido el valor.

He aprendido a recuperar la fe, a creer todavía. Es como si hubiera renacido, gracias a Dios y gracias a Radio María. Esto es muy importante, soy feliz.

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Sra Rösch, Austria - Los trastornos del sueño desaparecieron gracias a RM

Siempre he tenido graves trastornos del sueño. Desde octubre empecé a dejar Radio María encendida toda la noche a muy bajo volumen.Entra tan profundamente en el sub- consciente que desde entonces duermo muy bien. Me tran-quiliza mucho, y todos los miedos y preocupaciones se de-svanecen, me siento transportado en sueños. Aunque duer-ma siento que hay un buen ambiente a mi alrededor.

Maria, Vienna - liberada del dolor

Hace unos años tuve que someterme a una cirugía mayor en Innsbruck; allí conocí Radio Maria. Después de la opera-ción escuché toda la noche Radio María con el auricular y sus suaves melodías me liberaron de todos los dolores, y por esto me gustaría dar gracias a todos.

Sra. Anna Maria, Austria - RM ha ayudado más que todos los médicos juntos

En Cuaresma, mi marido pasó una semana en el hospital. Allí escuchó por casualidad Radio María, y durante toda la semana la tuvo encendida las 24 horas. Dijo que le ayudó mucho. Se lo dijo también a la psicóloga la semana pasada. Radio María le ha ayudado más que todos los médicos jun-tos. Dice que es muy relajante y da mucha esperanza. Había conferencias de ejercicios que le ayudaron mucho. No quiero seguir viviendo como hemos vivido estos últimos 20 años,

ha sido una convivencia muy superficial, con insultos y blas- sfemias, ha sido muy feo. Desde que estuvo en el hospital tengo mucha esperanza.

Heidi, Austria - Oración de liberación

Estoy cuidando de mi tía que tiene 90 años. La dieron de alta en el hospital y necesita que se ocupen de ella. Ni de día ni de noche encontraba descanso en el hospital. No había casi esperanza de que pudiéramos cuidarla en casa. En los primeros días no lograba descansar. Un día, cuando era hora de irse a dormir, yo estaba escuchando Radio María durante la oración vespertina en la familia de los oyentes; llamé y le pedí al sacerdote que rezara por esta intención. El sacerdote dijo una oración de liberación. Desde esa noche, mi tía se ha visto libre de aquellas vejaciones demoníacas que le causa-ban gran ansiedad y le hacían gritar de noche.

Christa, Austria - Radio María ayuda a salir del burn out.

Desde hace años soy una profesional inválida. Tuve una depresión, un burn out y me sentía acabada. Solo Radio María me ayudó a levantarme.

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RADIO DE CONVERSIÓN

“¡Señor mío y Dios mío!” Jn 20, 28

Radio María a través de su parrilla llama a los hombres a la conversión, para que puedan caminar en la luz de Dios y vivir en paz. La programación de cada Radio María quiere ser una sola invitación para que cada criatura regrese a su Creador. Es la única manera de restablecer una verdadera paz en la tierra y permitir que el reino de Dios se expanda por todo el mundo, "¡porque el reino de Dios está en medio de ustedes!" (Lucas 17, 21)

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54RADIO DE CONVERSIÓNRADIO MARÍA: TESTIMONIOS

Valery Lewandowski, Kiev, Ucrania

Mi nombre es Valery y vivo en Kiev. Me gustaría contaros la historia de mi conversión al Señor.

Mi primer encuentro con Dios fue a través de Radio María, que escuchaba por casualidad. Me invitaron a viajar con ellos en una peregrinación en autobús al Santuario de Nue-stra Señora de Fátima en Dovbysh. Fue un verdadero mila-gro para mí porque mi tía (que siempre iba a la basílica y cuidaba de mi padre cuando estaba enfermo) está enterrada en esa ciudad. Finalmente pude visitar su tumba. Tenía mis dudas y no sabía si me habían llevado en peregrinación, por-que no iba a la iglesia. No solo me llevaron de viaje con ellos, sino que, durante la peregrinación, también experimenté la oración y la comunión cristiana. Fue un viaje extraordinario. En casa, hablé con mi padre enfermo sobre mis sentimientos y lo que sentí durante esa experiencia. Una semana después, mi padre murió en paz.

A partir de ese momento, he escuchado siempre Radio María. Voy regularmente a la iglesia, me he confesado y he recibido la santa comunión.

¡Os amo y vivo con vosotros!

Maurice, 41 años, Bélgica

Querida Radio MaríaQuiero daros las gracias de todo corazón. Para mí, solo

hay un tipo de medio: Radio María. Su mensaje de esperan-za es edificante y no hay publicidad. Desafortunadamente, tengo una enfermedad crónica, pero gracias a vosotros, puedo terminar mis tardes con el programa “Catecismo de la

tarde”, que me ayuda a calmarme y dormir. He crecido sin educación religiosa, pero la sabiduría parece venir con la edad. La primavera pasada me bauticé con mi hijo.

Muchas gracias y ofrezco mis oraciones

Ararat Manukyan, Prisión Ararat, Armenia

Ararat Manukyan - Estoy preso en la penitenciaría de Ara-rat. Escuché vuestra radio por primera vez cuando, como de costumbre, estaba cambiando de canal, y me detuve en el vuestro y hablé con el padre Anton. Hace casi 2 años que os escucho y muchas cosas han cambiado en mí gracias a vuestra radio. Mi fe se había debilitado mucho pero, gracias a vuestra radio, se ha despertado.

Todos los días os escucho y espero vuestras oraciones nocturnas. Ha habido días en que no he dormido porque os escuchaba, rezando con vosotros para renovar mi fe. Hoy nos hemos alejado mucho de Dios y necesitamos programas como el vuestro, que puedan restaurar la fe. Hace ya dos años que vivo según los mandamientos. Esto es gracias a vuestros programas. En diciembre pasado, finalmente, pedí el bautismo y me bauticé en la cárcel.

Vesna Gatara, Wojwodina, Serbia

Durante toda mi vida, no solo fui atea, sino que también atacaba a la Iglesia, afirmando que era el opio del pueblo y un gran fraude. Me sorprendió la cantidad de gente que esta-ba tan decepcionada. Luego, hace unos diez años, conocí a una mujer de la que me hice amiga y emprendí un camino

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para unirme a los testigos de Jehová. Pasé seis años con esa organización y aprendí mucha teoría, pero no había rastros de amor.

A los 56 años, comencé a ir a la catequesis para adultos en la Iglesia Católica y fue allí donde escuché hablar de Ra-dio María por primera vez. Empecé a escuchar algunos pro-gramas por curiosidad, algo que me dio nueva vida. Luego empecé a seguir toda la programación. A través de Radio María conocí una maravillosa música espiritual que tuvo un efecto mágico en mí, acercándome cada vez más a Jesús. Todos los programas eran algo nuevo, iluminaron mi camino y me guiaron más profundamente en la fe. Se despertaron en mí no solo la fe en Dios, sino también un amor enorme y una gran confianza en Él.

Empecé a amar a Jesús cada vez más. Estaba agradecida, confiando en él y poniendo todos mis problemas en sus ma-nos. Para mí había empezado una vida nueva y diferente. Empecé una vida nueva por Jesús. Ahora le doy todo mi tiempo y mis pensamientos.

Comencé a hacer voluntariado en Radio María, y el am-biente que hay allí, las personas que he encontrado, han re-forzado mi amor y mi confianza en Dios. Comencé a partici-par en el compromiso caritativo de Radio María y de la Asociación “Belén”. Participé en la iniciativa “40 días por la vida”. Ahora miro a las personas con ojos diferentes. Todo en mi vida ha cambiado en los últimos cuatro años y me he con-vertido en una persona diferente gracias a Radio María y a su programación. La escucho siempre y experimento formas nuevas y más profundas. Me sigue cambiando, haciendo que mi amor y mi fe sean aún más intensos, y la música perma-nece conmigo incluso cuando no puedo escucharla.

Radio Maria me ha cambiado y ha cambiado mi vida. Es la

única emisora de radio que escucho, la televisión ya no me interesa y no puedo imaginar ya mi vida sin Radio María. ¡Gracias!

Stela Vojkovic, Subotica, SerbiaRadio Maria ha cambiado mi vida

En 2007, después de una infancia turbulenta, mi vecina me dio a conocer Radio María. Desafortunadamente, tenía algunos problemas con la señal. Estaba enferma, con pro-blemas psiquiátricos. Mi madre se estaba muriendo y mi hermana no aceptaba mi enfermedad. Así que tuve que cui-dar de nuestra madre enferma. La situación era más difícil porque no me dejaba llamar un sacerdote para que adminis- trase los sacramentos a nuestra madre. En aquel momento, dejé todo en las manos de Dios a través de la intercesión de la Madre María. Con gran dificultad y ansiedad, cuidé de mi madre, privándome de la comida y del sueño necesarios. Me sentía sola y abandonada.

Después de la muerte de mi madre, dejé la casa familiar por un pequeño apartamento. Compré una radio y encontré Radio María. El primer programa que escuché era sobre las intenciones de oración. Pedí a los radioyentes de Radio María que rezasen por mí. Fue una prueba de esperanza. Escu-chando la radio en aquellos días, en particular al director, el padre Tadej, me di cuenta de que sabía muy poco del cristia-nismo. El programa “La lectura del Evangelio del día” me llevó a conocer, poco a poco, el Evangelio de Cristo y mi fe se volvió más profunda. También la música espiritual que escu-cho día y noche me conmueve, al igual que todos los progra-mas de oración.

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En aquella época estaba soltera y el tiempo pasaba. Me sentía todavía más sola porque apenas hablaba con mi fami-lia y mis parientes.

Entonces, la casa de uno de mis vecinos se incendió y la Providencia de Dios logró sacar de esa tragedia un camino hacia mi futuro esposo, el hijo de mi vecino. A través de Ra-dio María, pude ayudar a esta desafortunada familia y conocí a Andrej, que ahora es mi esposo. No obstante, estaba lejos de ser un marido ideal. No tenía trabajo y era adicto al al-cohol. Sin embargo, a pesar de todo, siempre he mantenido la fe.

Encomendé a mi marido y nuestra situación a las inten-ciones de oración de Radio María todos los días. Pronto en-contró un trabajo estable y nuestra vida comenzó a cambiar. Muchos programas en Radio María, como el de los enfermos, “La visita de los hermanos”, la catequesis diaria y otros, me ayudan a reforzar mi fe y a soportar todas las dificultades de la vida. A través de Radio María, conocí a muchas personas maravillosas que me ayudaron mucho.

Estos son solo algunos breves extractos de la novela de mi vida, titulada: “Cómo llegar a ser y seguir siendo una buena persona y un buen cristiano con Radio María”.

Kasule Maria Justine Nakiganda, Makindye, Uganda

Mi nombre es Kasule Maria Justine Nakiganda, mi historia con Radio Maria es sorprendente y muy interesante. Esta radio es un regalo porque se nos da gratuitamente y sus ser-vicios están realmente destinados a alimentarnos espiritual-mente. Vivo en Makindye, en la parroquia de Santa Inés. Radio María ha sido una verdadera demostración de que está

haciendo un trabajo maravilloso en mi vida.Fue un momento triste cuando mi esposo murió. Muy do-

loroso e imprevisto. Muchas personas me consolaron y Radio María hizo todo. Fue la principal fuente de consuelo para mí. Elogiaba los programas que escuchaba todos los días, que eran muy fáciles de encontrar.

Cuando vivía mi marido, tenía menos tiempo para escu-char la radio, así que no conocía muchos programas. Ahora Radio María se ha convertido en parte de mi vida hasta el extremo de que animo a los amigos, tanto católicos como no católicos, a escucharla.

Convencí a la señora Kakooza, una de mis mejores ami-gas, que pertenecía a una iglesia protestante, a escuchar la radio. Cuando ella también perdió a su marido, Radio María se convirtió en su fuente de consuelo y la escuchábamos juntas todos los días. La Sra. Kakooza se convirtió luego a la Iglesia Católica y ahora está en el apostolado de la Legión de María.

Esta radio devuelve a la vida a los marginados, a los en-fermos y a los deprimidos. Prepara a las personas para todas las situaciones de la vida, incluyendo la familia y el matrimo-nio. Por eso creo que hay que apoyarla en todas sus formas. La oración es clave y también el apoyo financiero es un aspecto que favorece el buen funcionamiento de la radio, ya que no es comercial. Se trata de entender los valores de la radio y nuestra responsabilidad individual. El mantenimiento de Radio María es una responsabilidad colectiva y debería ser voluntaria.

Al igual que yo he recibido ayuda económica de Cáritas para pagar las cuotas escolares, también he querido ayudar a otros, especialmente a Radio María, con lo poco que tenía. Hay momentos en que alguien no tiene dinero, pero eso no

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significa que acusemos a esa persona y tampoco Dios lo hace. Pero cuando Dios nos ayuda debemos agradecerle su providencia y también apoyar su obra.

Josephat Lucas Mwananyamala, Tanzania

En el pasado, nunca escuché Radio María. Un día estaba cambiando de canal; no buscaba una emisora en particular, solo algo para poder escuchar en aquel momento. Cuando llegué a la frecuencia de Radio Maria Tanzania comencé a preguntarme por qué nunca antes había escuchado una emi-sora católica como esa. Así que decidí seguir escuchándola y me quedé realmente impresionado, porque escuché muchas lecciones que apuntaban a cambiar la vida y a ayudar a las personas a alcanzar la santidad y aspirar al paraíso al final de nuestras vidas.

En particular, me gusta un programa llamado “Preguntas relacionadas con la fe”. He aprendido mucho, por ejemplo, cómo responder a las preguntas de las personas sobre las imágenes e historias de culto. Ahora puedo responder a las personas sobre varias cuestiones de fe. Radio Maria Tanza-nia me ha ayudado a aprender mucho.

Stevan Kassim, Machinga, Malawi

De Islam Al Catolicismo Y Luego El Seminario: En El Ca-mino Hacia El Sacerdocio Gracias A Radio Maria Malawi

Era mayo de 1989. Érase un joven que quizás no tuvo la oportunidad de escuchar la homilía del Santo Padre, pero el Espíritu Santo hizo que sucediera a través de las obras de la

Virgen María y de su Radio María. Ese joven era un oyente de Radio Maria Malawi y disfrutó de varios programas y oracio-nes. ¡Así es como recibió el mensaje de conversión!

Os presentamos a Steven, un seminarista que se convirtió del Islam al catolicismo. Ahora es un católico orgulloso y un alegre y humilde servidor de la Virgen María gracias a Radio Maria Malawi. Steven es uno de los seis hijos de la familia musulmana del señor Kassim, de Machinga, una ciudad ubi-cada en la parte sur de Malawi, un área donde Radio María tiene una amplia cobertura. Nació y fue a la escuela primaria en Machinga. Después de completar la escuela secundaria, decidió unirse a la Iglesia Católica, yendo en contra de los deseos de sus padres y familiares.

En julio de 2012, Steven recibió el sacramento de la Con-firmación. Desde entonces ha sido un fiel oyente de Radio María. Decidió involucrarse en sus actividades como volunta-rio. Se unió a Radio Maria Malawi en 2013 y desde entonces se ha ofrecido como voluntario y ha servido a nuestra madre María como locutor y productor.

Mientras trabajaba como voluntario en Radio Maria Ma-lawi, comenzó a sentir la llamada al sacerdocio y participó en una formación espiritual de un año en el centro de Kasi-na en Dedza.

Ese lugar fue instituido por los obispos católicos para ayu-dar a los jóvenes a prepararse para ingresar al Seminario Mayor de San Antonio, conocido popularmente como Kache-bere, en Mchinji.

Ahora, Steven está en el seminario mayor de Kachebere para sus estudios sacerdotales. El sábado 1 de abril de 2017, se puso la sotana por primera vez. Viene de la pequeña co-munidad cristiana de San Martín en la parroquia de Nsana-ma en la diócesis de Mangochi. Todavía disfruta de la rela-

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ción con la Santísima Virgen María como voluntario de Radio Maria Malawi. ¡Que Dios lo ayude a realizar su sueño de con-vertirse en sacerdote!

Lea Tomka, Hungría

Conocí Radio María en 2006, justo cuando la estación co-menzaba a transmitir. Mientras buscaba algo interesante en la radio, encontré Radio María por casualidad. El Padre Jenő Gaál, SVD, un padre verbita, enseñaba en Radio Maria. Mi espíritu se sintió verdaderamente alimentado por su en-señanza.

Antes de esa experiencia yo no era religiosa, estaba buscando mi camino. Después de escucharle, sentí que tenía que escribir inmediatamente al director de Radio María para saber el nombre del sacerdote que estaba hablando. El pre-sidente de Radio María, Tomás Szabó, fue muy amable. Me dio la dirección de correo electrónico del padre Gaál y, de esta manera, comenzamos a escribirnos. Fue el comienzo de mi conversión y de mi relación con Radio María.

Aunque el padre Jenő tenía 85 años, me mandaba cartas con grandes pensamientos y mi vida cambió completamen-te, volviéndose muy diferente a la anterior. Estaba muy con-tenta de recibir sus cartas y le respondía con rapidez. Conti-nuó siguiéndome hasta que me hizo participar en un retiro de Cursillos. No me interesaban los Cursillos ni ningún ejer-cicio espiritual. ¿Qué habría hecho entre tantas personas que no conocía? Pero el padre Jenő no se rindió.

Un año después, en 2007, durante el Adviento, participé en un retiro de Cursillos para mujeres en Tihany. Pasé cuatro días muy buenos y trabé amistad con algunas mujeres de mi

edad. El tiempo pasaba y, cuando nos convertimos en ma-dres, comenzamos a pensar y hablar sobre cuestiones acer-ca de la fe: ¿Cómo podemos hacerla compatible con la vida cotidiana? ¿Y con la maternidad?

El director del programa de Radio María nos ha invitado a crear un programa sobre estos temas. Así es como comenzó nuestro programa, “Mammy’s Club”, hace diez años, en el que participan varias madres, bebés y niños pequeños. De esta manera, Radio María nos ayuda a nosotras y a otras madres a fortalecer mutuamente nuestra fe y enfrentar los problemas de la maternidad.

Zoja Markovich, Skopje, Macedonia

A principios de 2016 escuché Radio María por primera vez. Monseñor Antun Cirimotich, director en ese momento, me la recomendó. Empecé a escucharla y, desde el principio, me gustó la programación. Oía la radio todos los días, siempre buscando tener tiempo para escuchar. También comencé a rezar el rosario con la Virgen desde casa, junto con todas las personas que estaban rezando en la radio. Escuchaba todos los días los programas del archivo y escribía todo lo que escuchaba en un cuaderno. Después de cuatro meses me invitaron a visitar Radio María.

Me presentaron a las personas que preparaban los pro-gramas y a las personas involucradas en varios programas así como a las que oraban regularmente en la radio. Des- pués, me invitaron a participar como voluntaria en uno de los programas. Decidí participar en la oración de la mañana, rezando el rosario con la Virgen. Entonces, el 3 de julio, co-mencé mi compromiso con la radio. Yo estaba muy conten-

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ta; el rosario tenía un significado muy importante para mí.Rezar el rosario me ha dado nueva vida. Por la mañana

me levantaba temprano y esperaba con impaciencia el mo-mento de encender la radio. Después de mi experiencia, re-comendé a mis amigos y a mis familiares que la escuchasen. Algunos de ellos empezaron a escucharla y les gustó mucho. Eran ancianos, para quienes la programación era la Buena Noticia.

Con el tiempo, participé más en el trabajo de la emisora, comenzando con pequeños ciclos del programa “Llamado a la santidad” y otro ciclo, que todavía se transmite una vez por semana, titulado “Meditación”.

Ahora, después de dos años, sigo recomendando Radio Maria a muchas otras personas. Las invito a rezar durante el programa de la mañana en el que aporto mi granito de arena con la participación.

Radio María puede cambiar la vida de cualquiera. Radio María es para todas las personas de todas las edades, nacio-nalidades e incluso de todas las religiones. Nos une, espe-cialmente si estamos listos para dar nuestro tiempo libre para participar, directamente o como oyentes.

¡Qué Dios bendiga a todos aquellos que contribuyen a tra-bajar para el Proyecto Radio María! Nuestra Señora, nuestra Madre, está con nosotros todos los días y, con su amor y dulzura maternos, nos guía, nos renueva y nos da paz. Pue-de hacer maravillas en la vida de cada persona, sin importar que esa persona sea vieja o joven. Hace milagros en la vida de muchas personas enfermas y aisladas. ¡Venid y probad esta bendición, que es un regalo del cielo!

Hagenimana Agathe, Ruanda

Hagenimana Agathe nació discapacitada de todos los miembros inferiores y superiores. A lo largo de sus 30 años de vida nunca pudo sentarse. Ha estado siempre acostada en su cama. Usa solamente la lengua y los dientes para co-mer, beber y hacer llamadas. Milagrosamente, puede leer, escribir y tejer tapetes pequeños. En su vida, nunca olvidará dos eventos: la visita a su familia de Su Excelencia,Mons. Smaragdo Mbonyintege, obispo de Kabgayi y la primera vez que escuchó Radio María Ruanda.

La madre de Hagenimana Agathe, Kubwimana Primitiva, dice que recibió a su hija como un regalo de Dios. Cuando nació, incluso su propia familia le impidió darle el pecho, convenciéndola de que había dado a luz un animal. Pero lo-gró superar el odio y el aislamiento amando profundamente a su hija, que es la mayor de la familia. Su nombre HAGENI-MANA significa: “Es Dios quien lo provee todo”.

Hagenimana Agathe escucha a menudo Radio María Ruan-da sin poder salir de su cama. Reza con ella el rosario y to-das las oraciones; sigue la misa y todos sus programas por-que se queda sola en casa cuando su madre y su hermano trabajan en el campo. Es una oyente fiel. Cuando escucha Radio María Ruanda, ya no se siente aislada, sino que siem-pre se siente en contacto con Dios y bajo la protección ma-terna de la Virgen María. A través de diversos testimonios transmitidos, encontró la fuerza del alma. Además, Radio María Ruanda la hizo famosa. No sabe exactamente cuántos amigos tiene gracias a Radio María. Tiene unos cuantos con los que habla por teléfono, otros la llaman para escuchar su testimonio o para orar con ella, especialmente los enfermos y los que como ella están obligados a estar siempre en la

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cama; mucha gente la visita para satisfacer su curiosidad... Es una misionera desde casa.

En reconocimiento, Agathe sostiene cada mes económi- camente a Radio Maria Ruanda y participa en campañas espe-ciales como el mes de solidaridad y el Mariatón, gracias a los donativos que recibe de personas de buena voluntad durante sus visitas o de quienes simplemente la han escuchado.Radio María es su familia: siempre está con su pequeña radio.

Hagenimana Agathe vive en Jandari Central, parroquia de Kabacuzi, diócesis de Kabgayi. Está agradecida a los sacer-dotes que la acompañan y le dan los sacramentos. Expresa su inmensa gratitud a Radio María Ruanda, que la ha sacado del aislamiento y con quien se regenera espiritualmente.

¡Que Dios la proteja y la bendiga!

Congregación “Amigas de los pobres”, Gitikinyoni, Ruanda

Los ancianos que viven con las Hermanas Inshuti z’Aba-kene (Amigas de los pobres) expresan su estima a Radio María Ruanda. Algunos tienen familias que no pueden cui-darlos y por eso ingresaron en el Centro de las Hermanas “Inshuti z’Abakene” (que indicaremos más adelante como CSIA) ubicado en la ciudad de Gitikinyoni. Otros no tienen familia. Esta categoría incluye a los funcionarios venidos a terminar su vida en CSIA. Junto con el acompañamiento espiritual, el Centro proporciona diferentes terapias y asistencia médica a esta población, que actualmente cuenta con 17 personas, de las cuales 12 mujeres y 5 hombres.

Radio María Ruanda los acompaña en sus pequeñas acti-vidades diarias.

Cuando Radio María visitó esta comunidad, todos mostra-ron la alegría que refleja la estrecha conexión con la Radio. Gracias a sus programas, los que viven en el CSIA retoman el hábito de orar y de rezar el rosario juntos. Se levantan temprano por la mañana para conectarse con la transmisión de la misa. Incluso pueden recibir la comunión gracias a una de las hermanas que les acompaña.

Su nombre es Charles Gaétan; Nació en 1963. Vivía en Uganda como refugiado. Un día, decidió regresar a Ruanda. Seis meses a pie para llegar a Ruanda después de mil dificul-tades en el camino de regreso. Al no tener a nadie que cui-dara de él, vagó por las calles del pueblo durante 3 meses, hasta que la policía empezó a vigilarlo.

Después de su entrada, por casualidad, en CSIA, abrazó la fe católica a pesar de que había sido bautizado como pro-testante en Uganda. Su conversión proviene de la escucha permanente de Radio María Ruanda; su radio, que le ha de-vuelto la alegría de vivir. “Como educación escolar, hice 7 años de escuela primaria en Uganda”, dice. “Con las en-señanzas de Radio María, recuperé la paz del corazón. En asuntos espirituales, el Centro se beneficia de las visitas re-gulares de los sacerdotes que nos dan los sacramentos. En-cuentro gran apoyo en la oración que rezamos en nuestra capilla. Pasé de la muerte a la vida gracias a la compasión del Centro y gracias a Radio María “.

Marguerite Nyirakarasi, Kibuye, Ruanda

Marguerite nació en el Oeste del país (Kibuye). Luego se casó con un hombre de Kingogo (Centro norte). Su esposo murió antes de que la pareja recibiera el bautismo. Cuando se

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quedó sola con sus hijos, que, lamentablemente, murieron más tarde, fue bautizada. Sucesivamente, entró en CSIA gra-cias a la Comunidad de San Vicente de Paúl. Ronda los 65 años.

“En el Centro”, dice, “recibí una radio con la que podía escuchar Radio María. Al principio siempre estaba ansiosa y enfadada. Nadie tenía el valor de acercarse a mí cuando estaba en ese estado. Poco a poco, mi carácter cambió, y actualmente comparto la habitación con otras dos señoras mayores que llegaron después.

“En el Centro aprendí mucho gracias a la escucha e Radio María. A pesar de la enfermedad crónica que sufro, acepto mi situación. “

Marguerite también expresa su recuperación respondien-do a algunas preguntas:

- ¿Cuál es para Usted la señal de que su actitud ha cam-biado?

- Siento alegría dentro de mí y también cuido de otros jubilados, incluso si sufro.

- ¿Conoce a otras personas en este Centro que hayan cambiado interiormente gracias a Radio María

-Sí, con otros jubilados, nos reunimos regularmente para rezar. Cuando me sienta mejor físicamente, rezaré también con los demás en la capilla de Radio María; también pode-mos participar en la misa a distancia...

- ¿En qué está particularmente agradecida a las herma-nas religiosas “Amigas de los pobres” que la cuidan?

- Aquí podemos lavarnos fácilmente por una cuestión de higiene corporal. La vida de oración se alterna con los pe-queños trabajos que cada uno hace según su propio estado.

Hemos preguntado a Sor Christine cómo ve con sus ojos

el trabajo de las hermanas “Amigos de los pobres.”

“Conseguimos ayudar a nuestros jubilados a estar en con-tacto con Dios. Con los transistores que nos dio Radio Maria Rwanda, siguen los programas y les encantan por este moti-vo. Notamos una transformación gradual de su carácter, que les permite vivir en armonía unos con otros. Con los años mejoran visiblemente.

Rezamos el Rosario juntos y seguimos la Misa a distancia o ayudamos cuando viene un sacerdote, sienten la presencia de Dios en medio de ellos y permanecen de buen humor”.

En Gitikinyoni, que significa literalmente “el árbol de las aves”, los ancianos han encontrado realmente un lugar para mantener la esperanza en el futuro. Radio María Ruanda, por su parte, ha puesto de su parte para conservar el contacto con el mundo exterior, cuyos efectos de curación interior se hacen evidentes.

Burimi de Prizrem, Kosovo

Soy Burimi de Prizren (cambio de identidad) (BR). Soy al-banés de tradición musulmana. A través de RMK descubrí un mundo nuevo, la fe de nuestros antepasados, el cristianismo. Ahora ya no me separo, porque me ha llevado a la Luz de Jesu-cristo. ¡Qué Dios ayude y recompense a todos los que trabajan en esta Radio! Allí, resuena la voz de Dios, de la Iglesia católica, la fe de nuestros antepasados desde hace dos mil años. Gra-cias por todo. Dios os ayude y os recompense con todo bien.

¿Desde cuándo escuchas y sigues RMK?No desde hace mucho tiempo. Un amigo mío me sugirió

esta radio. Fue un verdadero regalo para mi vida, para en-contrar mi camino. Espero continuar mi búsqueda sobre nuestra “antigua fe” que es el cristianismo.

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¿Qué significa RMK para ti?Es difícil expresarlo en pocas palabras. RMK significa una

puerta, una ventana, una nueva fuente, una respiración di-ferente. Solo ahora, de alguna manera, entiendo lo que significa ser cristiano, creer, amar, vivir y testimoniar la nueva vida que Dios nos ha dado. Entreveo desde lejos una luz que me envuelve y me guía hacia nuevos caminos...

¿Cuál es tu experiencia con RMK y tu mensaje?Es una experiencia hermosa, que me da esperanza, que

me ayuda a entenderme a mí mismo, a mi vida pasada y a la actual. Les propondría a mis amigos y conocidos que escu-chasen RMK, porque es una Radio diferente de las demás, da un mensaje de luz y esperanza no solo para nosotros, sino también a todo el mundo.

Anónimo, Medio Oriente

Una persona nos contactó desde un país de Oriente Medio a través de Messenger y luego a través de Whatsapp en el número que usamos para los programas en directo. Quería convertirse con toda su familia del Islam al cristianismo. Se-gún su testimonio, al escuchar Radio Mariam, descubrió la belleza de Nuestro Señor Jesucristo y quedó impresionado por la importancia del amor en el cristianismo, especialmen-te hacia nuestros hermanos. Radio Mariam se puso en con-tacto con él y le dimos el contacto de un sacerdote de su país con el que podrá hablar para comenzar su camino en el co-nocimiento de Cristo.

Anónimo, Reggio Emilia, Italia

Testimonio a través de una conversión telefónica de una oyente marroquí islámica.

A: ¿Hola?R: Hola¿ como te llamas? A: Soy F.R: ¿Cómo estás? ¿Desde dónde llamas?R: Estoy contenta, desde Reggio Emilia, estoy muy con-

tenta porque llevaba 5 o 6 años llamando a Radio María y nunca podía hablar con vosotros.

R: Entonces, bienvenido F. ¡Dinos algo de ti!R: Nací en Marruecos, ¡pero me convertí a Jesús! ¡Jesús

es todo! Mira, Roberta, yo adoro a Jesús y a María. Y estoy emocionadísima, casi me vuelvo loca.

R: ¿Pero cómo conociste al Señor Jesús? ¿Qué descubris- te con Jesús y con María?

R: Oh... entró en mi alma porque era un día de fiesta en honor de María, pasaban por la calle y rezaban a María.

R. ¿Te refieres a la procesión con la estatua de la Virgen?A: Sí, sí y desde ese día me entró en el alma Jesús, ¡me

ha entrado en el alma!R: Te lo agradecemos... ni siquiera los católicos usamos

ahora estas frases, decir que Jesús ha entrado en nuestra alma.A: Sí, estar frente a él. Espero que ayude a todo el mundo

y especialmente a aquellos que no entienden sus enseñan- zas. ¡Y Radio María es todo esto! ¡Hace esto en los hogares!

R: Gracias F.A: Gracias a ti, eres increible, ¡que Dios te bendiga!R: Qué te bendiga a ti también diez veces más, ¡que el

Señor ayude siempre a tu familia!A: Sí, Roberta, ¡que Dios ayude al mundo!

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R: Hermoso testimonio. Pensad en esta señora marroquí que se convirtió precisamente en el momento del paso de la estatua de la Virgen en procesión. Hay que redescubrir las procesiones.

Peter Schilling, Monaco, Alemania

El conocido músico y compositor Peter Schilling, a princi-pios de los 80 con su famosa canción “Major Tom”, ocupó durante varias semanas el primer lugar en las listas de éxi- tos en Alemania, Austria, Estados Unidos y Japón; después de un burn-out y varios reveses del destino estaba reorgani-zando su vida. Cuando una noche de 2005 sintonizaba la radio, escuchó de repente música sacra de coro en su apar-tamento. Al principio se sorprendió y se preguntó qué emi-sora podría ser. Cuando el padre Buob dio una charla, se sintió tranquilo y escuchó sus palabras que lo conmovieron profundamente.

Para él fue como si alguien continuara su terapia, a la que se había sometido después del burn-out, y al mismo tiempo lo acompañase a Dios. Esa noche se planteó varias pregun-tas: ¿Dónde ha ido a parar mi fe? ¿Por qué dejé a Dios en el camino de mi vida? A partir de esa noche, Radio Horeb lo ayudó a llevar de nuevo una vida con Dios y con fe. Desde entonces, su vida ha cambiado a mejor, le han sucedido cosas increíbles en las que ha podido experimentar la cercanía de Dios y que le han llenado de una profunda gratitud. Hoy dice que Radio Horeb lo reconfirmó en el espíritu y en la fe y lo llevó adelante como ninguna otra radio hubiera podido hacer. Desde entonces, Radio Horeb se ha convertido en una de sus radios favoritas en absoluto y lo acompaña continuamente.

Josué Romero, Culiacán, Mexico

Josué Romero es un joven arquitecto que hace dos años se unió a Radio Maria en Culiacán, Sinaloa, como voluntario en la recepción, donde atiende llamadas telefónicas y alienta a los necesitados. Lo que hace especial a este joven es que desde que abandonó su carrera arquitectónica toda su vida ha cambiado: “Perdí la vista, pero gané otra vida. He visto durante veintidós años de mi vida... pero ahora estoy ciego, y hace ya casi siete años que vivo esta vida maravillosa. Ha sido por la gracia de Dios, por su misericordia cómo he en-contrado la fuerza que necesitaba para seguir adelante”. Vi-viendo en un ambiente de actividad ilegal y malas compañía, Josué estuvo inmerso en las drogas y el alcohol durante once años, hasta que una sobredosis le llevó a perder la vista. Esta experiencia le hizo dar un enfoque diferente a su vida, puesta al servicio de los demás. Su voluntariado es un gran ejemplo de vida para sus colegas y para los oyentes que vi-sitan los estudios. Tiene también un programa por la sensa-ción positiva de consuelo que ofrece a sus oyentes. Alimen-tar as í su alma le llevó a decidir cursar la carrera de Psicología: “Debo estar más preparado para acompañar a las personas y desarrollarme profesional y espiritualmente en mi vida. Ahora soy más feliz porque me conozco mejor, y todo gracias a Radio María”.

Lesbia Inés Cubas de Castillo, Panamá

Soy la señora Lesbia Inés Cubas de Castillo y tengo se-senta y un años. Conocí a Radio María cuando tenía cuarenta y ocho años y enfermé gravemente. Un día, mientras esta-

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ba sola, encendí la radio y comencé a buscar una emisora. Escuché el Rosario y dejé la radio sintonizada en la misma emisora. Desde ese día Radio María es mi compañera, la escucho todo el día. En mi enfermedad, Radio María ha sido mi guía: conocí a Jesús y a la Virgen María. Mi salud empeo-raba día a día; no podía estar sola, mi marido tenía que ayu-darme porque no podía andar y me tenían que sostener. Fui a diferentes especialistas pero en dos años no hubo mejoría. Sin embargo, siempre escuché Radio María. Cuando tenía crisis de dolor, rezaba el rosario en los diferentes horarios de transmisión y, al hacerlo, sentía mucha paz. Decidí no ir más a los médicos y dejar de tomar medicamentos porque no veía ninguna mejora. Pero sentía que escuchar la cateque-sis, la misa, las horas de oración y la Hora Santa el jueves, me fortalecía cada día. A través de Radio María aprendí a rezar el Rosario, aprendí a orar y a buscar el camino hacia Dios. Como no había recibido todos los sacramentos, sino solo el bautismo, comencé a preocuparme por recibirlos. En los momentos más difíciles, solamente le pedía a Dios que me permitiera recibir los sacramentos. Con el tiempo, poco a poco fui mejorando. Comencé a caminar y mis dolores disminuyeron. Iba a la iglesia siempre que podía, pero me sentía triste porque no podía comulgar.

Visitaba a Jesús en el tabernáculo siempre que podía y un día hablé con mi marido y le pedí que me ayudara a recibir los sacramentos que me faltaban y que nos casáramos por la Iglesia. Nos casamos con la bendición de Dios y hoy so-mos una familia en la que Dios está en el centro. Intentamos guiar a toda la familia. Mi marido también aprendió a rezar el rosario. En mi casa solo escuchamos Radio Maria. Vamos a misa el domingo y gracias a Dios mi enfermedad está de-sapareciendo. Todos los días le pido a Dios que sea su instru-

mento, que haga su voluntad en mí y no solamente en mí. Lo aprendí gracias a todos los programas de Radio María, mi fiel compañera. Cuando mi marido vio que escuchaba Radio María día y noche, me compró una radio de pilas. Un día, la radio se apagó y le dije si podía ver lo que pasaba. Y mi marido dijo: “La radio tiene un año y las pilas han durado un año, ¡solo Dios puede permitirlo!”. Hoy soy catequista y trato de estar al servicio de la casa de Dios, nuestra Iglesia. No tomo medicación, las oraciones y el Rosario son mis medici-nas. Gracias a Radio María, un instrumento de Dios que llega a miles de personas como yo, que nos guía y nos enseña a comunicarnos con Dios y con nuestra Madre celestial.

Anónimo, Spagna - Radio María, la fuerza de una esperanza casi olvidada

No importa dónde nos perdamos o cuántos cantos de si-renas nos distraigan: La Virgen María siempre encuentra el rincón a través del cual dejar pasar la luz en la noche de nuestra soledad llena de aullidos. En uno de mis muchos viajes por caminos solitarios, después de casi treinta años lejos de la Iglesia, después de años de insatisfacción, infeli-cidad, enfermedad y un corazón lleno de ira y tristeza, una voz “se deslizó” en el silencio de mi auto. Era la voz de un sacerdote de Radio María...

Cuando envejecemos, la vida nos pone inexorablemente frente a la realidad de nuestros numerosos errores y decep- ciones. A los cincuenta años me encontré con la realidad de los hijos que no tuve, de un matrimonio fracasado, de una salud que se estaba resquebrajando, de una profesión en la que los principios parecían tener menos importancia que los

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intereses, etc. Sin embargo, a pesar de los momentos de depresión y desánimo, todavía había un profundo deseo de continuar buscando un significado para todo y un “algo” que llenara el profundo vacío que reinaba en mi vida. Por eso, terminé buscando las razones de todo ello en el ambiente de la New Age, un sustituto de la Verdad muy difundido en nuestros días.

Era el mediodía de una luminosa mañana en abril de 2009, mientras conducía por una de las zonas semidesiertas de la España interior, cuando una voz que hablaba de ángeles “se deslizó” en la radio de mi auto; pero esta vez los ángeles no eran amuletos para proteger las puertas o decorar habitacio-nes, sino que su misión, dijo esa voz, era “alabar y dar gloria a Dios”. Esa afirmación fue el rayo que iluminó la oscuridad a través de la cual mi corazón había pasado toda la vida explorando sin dirección y me plantó frente a la verdadera razón de mi existencia. ¿Qué puedo decir sobre lo que viví? Sorpresa, asombro, emoción... Sorpresa por el hecho de que algo tan verdadero me hubiera llegado a través de una emi-sora de radio llamada Radio Maria, de la que tenía pocas noticias y de la que nunca me había interesado, y de que aquello que escuchaba hubiera tocado algo dentro de mí que había buscado toda mi vida.

Desde ese día mi camino estuvo acompañado por la familia de Radio María. A veces, como oyente, a veces como volunta-ria, ahora como “hormiguita”, pero siempre me he sentido como en casa y bien recibida, como un miembro de la familia que hubiera dejado su casa en busca de aventuras en tierras lejanas, al que habían esperado durante mucho tiempo y que al final había regresado... Muchas gracias a RM y a todos los que forman esta gran familia en el mundo por ser la Fuerza de una Esperanza, siempre antigua y siempre nueva.

¡Sea bendecido y alabado el Señor, Dios del universo, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo y que nos ha dado una MA-DRE!

Juana de Vega, Madrid, España

Hace unos años, tuve un gran revés en mi vida. Mi matri-monio, en el que había apostado todo, se rompió. Mi esposo me quería, pero tenía otros planes para su vida. Le pedí algo de tiempo y me esforcé todo lo que pude, esperando que fuera una crisis temporal..., pero nada.

No me sentía lejos de la Iglesia, incluso me ofrecí como catequista para la Primera Comunión, pero no recibía los sa-cramentos desde hacía años. Me sentía hipócrita todos los domingos en la misa: Tenía miedo de la pregunta de mi hijo: “Mamá, ¿por qué nunca vas a comulgar?”

Radio María ya se había metido en mi vida. Llevaba a los niños en el coche y en la radio estaban hablando del arca de Noé. Pensé: “¿Será una transmisión protestante?”

El momento crucial llegó una noche; el niño ya estaba dormido, y finalmente podía descansar. Miré la radio, sonreí con ironía: “Al menos no tengo que escuchar las transmisio-nes deportivas, pondré Radio María”. Y escuché estas pala-bras:

“Él es el que nos busca antes que nosotros... Él sale a tu encuentro en la situación en que te encuentres, en gracia o en pecado... Hoy Jesús sale a tu encuentro y lo hace porque te ama... “.

Seguí escuchando, fue un shock que “me despertó”. Me tranquilicé durante la meditación de los Ejercicios Espiritua-les que Radio María da en Cuaresma.

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Si alguien me hubiera visto en ese momento, le habría parecido una persona silenciosa y tranquila; en cambio, den-tro de mí se había encendido un fuego. No vi al Señor, pero sentí que estaba allí, a mi lado, apoyándome. Que no había dejado de estar allí, aunque yo mirase para otro lado. En mi alma había una enorme gratitud y serenidad, mezclada con una inmensa vergüenza.

No podía esperar, recé y sentí el impulso de reencontrar la gracia. En la pequeña capilla de la confesión, frente a Cristo en la cruz, no dejaba de llorar.

Volví a escuchar esos ejercicios, fue el primer CD que pedí a la Radio. Pasó un mes y medio y yo ya había cambiado. Como si acabara de enamorarme. Con esa sensación de estar en casa, y al mismo tiempo de entrar en un lugar nue-vo e insospechado.

Doy siempre gracias al Señor. En la Eucaristía diaria, me emociono en cada consagración, tengo que frenarme para no gritar: “¡Gracias, Jesús, por estar con nosotros!” En fin, pasé del creer al vivir. Veo la vida como una oportunidad para aprender el camino del Cielo, para prepararnos a estar en Su presencia para siempre.

Dios mío, gracias por elegir Radio María como un medio para hacerme volver a mi vida.

Dios nunca nos abandona.

Mario Arriola, taxista, Ciudad de Guatemala

Me llamo Mario y quisiera que mi testimonio ayudase a otras personas que están experimentando los mismos pro-blemas que yo he vivido

Pertenezco a una familia católica, mi madre es una mujer

muy buena, al igual que mi padre, a pesar de que sufría de alcoholismo y cuando estaba borracho era muy violento. Fui el primer niño y cinco años después nació mi hermana. Hoy tengo cuarenta y cuatro años y he tenido una vida muy difícil debido a las adicciones que me llevaron al alcohol, las dro-gas y la infidelidad.

Comencé a consumir alcohol y drogas en mi juventud. A los veintidós años ya tenía familia y esperábamos la llegada de mi primer hijo. Hice la vida de mi esposa muy difícil por mis infidelidades y le causé mucho dolor.

Volví a vivir con mi madre durante una temporada, luego volví con mi esposa, busqué ayuda en grupos de apoyo como Alcohólicos Anónimos. Por un tiempo funcionó, luego le di la espalda a Dios y volví a llevar la vida de antes hecha de al-cohol, drogas e infidelidad. Mi esposa no pudo soportarlo más y me fui de casa, abandonando otra vez a mi familia.

Viví solo y fui despedido de varios trabajos. Tenía deudas y poco a poco mi cuerpo enfermó. Mi situación se estaba vol-viendo cada vez más desesperada y no podía encontrar una salida. Mi madre siempre me aconsejaba que escuchara Ra-dio María, diciendo que encontraría consuelo y orientación. Algunas veces la sintonizaba, pero sentía que los mensajes no eran para mí y cambiaba de emisora, para seguir escu-chando la música de grupos y bandas que fue lo que más me arrastró al vicio.

El 25 de diciembre sufrí un grave accidente automovilís-tico; estaba muy mal... el vehículo que alquilaba para tra-bajar como taxista sufrió muchos daños y tuve que pagar mil dólares a los propietarios. Mi salud se deterioró aún más y cuando consulté al médico, me dijo que tenía el hígado malo, la presión arterial muy alta, niveles de colesterol y trigli-céridos altos, y que mi cuerpo estaba tan deteriorado que

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parecía el de un anciano. En aquellos días con tantos proble-mas, también me deprimí, perdí a mi familia nuevamente y todo era gris.

Después de tantos problemas recordé el consejo de mi madre, sintonicé Radio María y escuché el programa de un sacerdote que en ese momento estaba dando un mensaje que hablaba de todo lo yo que estaba pasando y sentí espe-ranza, sentí que Dios me estaba hablando directamente. Poco a poco comencé a dejar el alcohol y las drogas y logré derribar la barrera que había creado contra Dios. Recé nue-vamente en la Hora Santa y sentí la presencia de la Virgen de Guadalupe que me acompañaba. Sin que yo lo supiera, Jesús también había trabajado en el corazón y el alma de mi esposa, que frecuentaba un grupo católico y hacía ayunos y sacrificios por mi conversión. Cuando le pedí que lo intentá- semos de nuevo, me dio la oportunidad y su carácter era otra vez el de la chica de la que me había enamorado.

Hace siete meses que he recuperado mi matrimonio y a mis hijos. Ahora, por la tarde, rezamos en familia y tratamos de llevar una vida sacramental, porque sabemos que solo con la mano de Dios y de la Virgen María podemos avanzar en nuestra santificación.

Joel, Paraguay

Mi nombre es Joel. A los quince años comencé a ir a fiestas, a beber alcohol, a fumar cigarrillos y marihuana. A la edad de dieciocho años recordé que mi tío, a quien quería mucho cuando era niño. había abusado de mí. Cuando crecí, llegué a confundir mi orientación sexual y, al mismo tiempo, quería destruirme a mí mismo y a los demás. Cometí críme-

nes y quise matar a mis parientes. He llegado a tener episo-dios muy violentos de agresividad, automutilación y suicidio. Así que fui ingresado en el Hospital Neuropsiquiátrico. Fue horrible. Un día recordé a otro tío que siempre nos decía que escucháramos Radio María.

Cuando salió en los periódicos la noticia de la renuncia del papa Benedicto XVI, sentí curiosidad y busqué la emiso-ra. Reconocí la voz del director, el Padre Vicente, que ese día hablaba de la parábola del hijo pródigo. Dijo que nuestro pasado no debería tomarse en consideración porque nuestro Padre no lo tiene en cuenta, nos está esperando. Me acordé entonces de cuando salí del hospital neuropsi-quiátrico y encontré el abrazo de mis hermanos, mis padres y el regreso a casa.

Así que fui a confesar. Y la gente de la iglesia me pidió que fuera catequista. Radio María me ayudó a dar dinamismo a los niños y aprendí mucho del programa infantil “Lamparillas de fe”. Una vez en “Iglesia hoy” hablaron de los abusos, y allí aprendí a perdonar, a disolver ese rencor. Me avergonzaba hablar de eso con mi novia, pero ella me escuchó. Ahora estamos casados.

Cuando era pequeño, mamá y papá se iban a trabajar y yo me quedaba en manos de otros. Y Radio María nos en-seña a tener cuidado en estos casos. ¡Si mis padres hubieran sido advertidos!

Radio María es mi bastón. No quiero caerme, porque no me costará caerme sino levantarme. Dios puede curar la ho-mosexualidad. Dios creó al hombre y la mujer para ser uno. Dios se valió de mi tío, que era un oyente, y hoy soy yo el que se lo digo siempre a los demás.

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Anónimo, Ateo, Venezuela

La presentadora del programa “Oremos con Jesús y María” nos dice que recibió una llamada de un señor que se identifi-có como agnóstico y dijo que le gustaba mucho el programa. Al escuchar esto, la locutora lo invitó a seguir sintonizado con la programación de la emisora para que pudiera conocer gradualmente a Dios y a su Madre.

Meses más tarde, durante un programa de la Radio en el que invitamos a los oyentes a llamar y contar sus testimo-nios, este señor dijo con gran emoción que para él esa esta-ción era el mayor descubrimiento que había hecho en su vida, que gradualmente había conocido de qué hablaba la Iglesia y su doctrina, y sentía el amor de María. Dice que todavía le resulta un poco difícil rezar el Rosario, que no pue-de orar solo, pero se deja acompañar por Radio María, que lo guía en cómo hacerlo.

José, prisión de San José, Uruguay

Desde su celda en la prisión de San José, José escucha-ba su radio para pasar los días. De repente se encontró en el canal de Radio María. En medio de su soledad y escepti-cismo, encontró una voz amigable en la radio de Nuestra Madre que le llevó a llamar a un programa de la radio en directo.

Hablando con los presentadores del programa, manifestó su deseo de ver a un sacerdote. Al día siguiente, José recibió el sacramento de la reconciliación y la comunión.

Radio María Uruguay había sido el enlace para restablecer la comunión entre José y Dios.

Ocho meses después, José está cumpliendo su sentencia, vuelve a llamar a Radio María por Navidad para contar su historia y dar gracias a la Radio por ayudarlo a superar ese momento complicado y reencontrarse con Dios.

Eduardo Delgado Rodríguez, Costa Rica

Don Eduardo Delgado escucha Radio María Costa Rica desde hace un año cuando, después de asistir a un retiro espiritual, decidió dejar de escuchar una emisora y comenzó a buscar otro canal. Se topó con 100.7 FM y se quedó allí. Ahora es el coordinador del proyecto “La corona de estrellas” y afirma estar convencido de que Radio María ha cambiado su vida para siempre, porque lo acompaña y lo asesora en sus decisiones.

Es padre de ocho hijos, dos de ellos ya se han ido a la Casa del Padre, un dolor que logró soportar gracias a su en-cuentro con Dios. Además, se convirtió gracias a la radio y a su determinación de cambiar muchas cosas en su vida

Mayor Guillermo Solórzano, Cauca, Colombia

El mayor Guillermo Solórzano fue secuestrado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) el 4 de junio de 2007 en Cauca. Era mayor de policía en un mu-nicipio que intentaban transformar en salida al Pacífico para facilitar un acuerdo humanitario y la liberación de rehenes.

Durante los primeros días de cautiverio, el mayor tuvo dificultades para adaptarse y cayó en una grave depresión.

Siete días después del secuestro, una joven guerrillera le

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preguntó si le gustaría escuchar una misa en la radio. Preso de tristeza consintió y esto cambió su vida. La guerrillera, bajo amenaza, le había advertido de que podía escuchar la radio pero no tocarla. Antes de irse, la sintonizó en Radio María. Después de eso ya no pudo dejarla, aprendió a orar, leyó toda la Biblia, cuestionó su vida.

Estuvo secuestrado durante cuatro años y, junto con su compañero, el cabo del ejército Salín Sanmiguel Valderrama, consagró su vida a la oración, recordando la invitación del Evangelio: “Toma tu cruz y sígueme”. El 16 de febrero de 2011 volvieron a la libertad.

Ocho semanas después visitó Radio María.Contó lo que la radio había significado durante su secues-

tro. Su testimonio se ha convertido en una meditación sobre la obra de Dios durante su prisión, una historia maravillosa por el don de la fe que Dios concedió a estos hombres a tra-vés de la radio. De su historia nace el libro “De la cárcel a la libertad”, que ya va por la tercera edición.

Sr. Manfred, Mühlviertel, Austria RM es una Pascua perenne

Soy Manfred. Hace dos semanas descubrí Radio María por casualidad. Para mí fue como una Pascua temprana. A través de Radio María me he encaminado de nuevo y he encontrado otra vez sentido a la vida. ¡Estoy entusiasmado con vosotros y he reencontrado plena fuerza en la fe, y espero que la Pas- cua continúe hasta la bienaventuranza final que llegará un día! ¡Gracias de nuevo!

Richard, Viena - Testimonio de un ex-alcohólico que a través de RM volvió a encontrar la fey se liberó del alcohol.

Siempre he creído en Dios. Pero yo era alcohólico, y de alguna manera Dios había desaparecido para mí. Solo a tra-vés de Radio María, poco a poco, volví a descubrir a Dios y también todas esas cosas que son importantes para un cristiano. Si luego se encuentra el camino adecuado, es una alegría interior. Volví a aprender a rezar; hoy, por primera vez desde hace años, he rezado el rosario. En la vida conocía muchas cosas que había olvidado por culpa del alcohol. Pero es muy hermoso encontrar el camino de regreso, una expe-riencia increíble.

Cristina, 24 años, AustriaTestimonio de la prisión

¡HOLA MAMÁ! Un viernes por la tarde acompañé gracias al mezclador de

estudio una transmisión desde la prisión de Hirtenberg cerca de Viena. Era antes del Día de la Madre y los presos habían organizado el programa con el tema “Hola mamá”. Tras algu-nos cantos y el rezo del rosario los hombres dirigían a sus madres unas palabras a través de la radio que usaban como un medio para darles las gracias de manera simple y cordial, pero también para pedir perdón. Uno de ellos enumeró todas las veces en que había herido a su madre y dijo que lo peor para él era ver sus ojos tristes. Un hijo querido que sabe quién es su madre y quién es él ante sus ojos.

En ese momento algo cambió dentro de mí. Aunque nun-

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ca haya delinquido ni tenido problemas con el alcohol o las drogas, me di cuenta de repente de la dignidad que me había dado mi madre, pero al mismo tiempo de cuánto le había costado hasta ahora.

Las palabras de los hombres me llegaron al corazón y me abrieron los ojos. Cambiaron algo dentro de mí. Para mí fue darme cuenta de que no era suficiente escribir a mi madre el habitual “Gracias por ser mi madre” el día de su fiesta, sino reflexionar también sobre las cualidades que más me gustan de ella y en lo agradecida que estoy de tenerla. Nuestras madres nos han dado la vida a tí y a mí.

Andreas, Austria - Testimonio de la prisión

¡Hola mamá!El que habla es tu hijo Andreas. En primer lugar, ¡te deseo

todo lo mejor en el Día de la Madre! Te quiero mucho y qui-siera darte las gracias de todo corazón. Sé que es muy duro para ti porque desde hace tantos años ya no me tienes cer-ca, pero pronto llegará el momento en que vuelva a estar contigo.

Siempre es una alegría cuando vienes a verme, pero tam-bién me pongo triste cuando te miro a los ojos y siento lo desgraciada que eres. Aunque digas siempre que todo va bien, como hijo tuyo, siento que no es así.

Durante la detención he tenido tiempo suficiente tiempo para reflexionar y te prometo que cuando salga no tendrás que preocuparte más por mí. Quiero hacerte feliz y quiero ver tus ojos brillar de nuevo. Para acabar, te deseo todo lo mejor en el Día de la Madre y doy gracias a Dios porque te protege y te da fuerzas. Te quiero mucho.

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88RADIO QUE SALVA VIDARADIO MARÍA: TESTIMONIOS

RADIO QUE SALVA VIDA “Pues el Hijo del hombre ha venido

a buscar y salvar lo que estaba perdido” Lc 19,10

Por mucho que el hombre de hoy se esfuerce en salir adelante, basándose solo en su propia fuerza, no puede conseguir de ninguna manera salvarse solo. Solamente Dios puede dar la vida y, en consecuencia, la salvación. Radio María anuncia cómo la plenitud de Dios se ha revelado y está presente en Jesucristo, que es el único salvador de la humanidad. Esta Radio tiene el potencial de cambiar radicalmente la existencia de una persona, especialmente en momentos en que la vida se ve sometida a duras pruebas.

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Robin, ingeniero, Filipinas

Una vez un hombre entre los veinte o los treinta años vino a Radio María Filipinas con sus padres para compartir un testimonio muy fuerte. Lo llamaremos simplemente “Robin”.

Robin es licenciado en ingeniería civil y actualmente tra-baja en una empresa de construcción. Todavía está soltero. Sin embargo, hace un año estaba con una chica que amaba desde los tiempos de la escuela secundaria. Su relación era feliz hasta el fatídico día en que ella le dejó. Robin no enten-dió por qué y esto le hizo mucho daño hasta el punto de te-ner una depresión latente que pasó inadvertida para todos, incluso para él.

Su dolor y su depresión afectaron tanto su trabajo y sus relaciones familiares que las cosas empezaron a ir mal, tanto con sus jefes como con sus padres y hermanos, que no le entendían y le llenaban de reproches, lo que amplificaba su sufrimiento. Pasaba los días y las noches emborrachándose como si no hubiera mañana. Nos dijo que durante esos días era presa de la depresión, sobre todo porque no tenía a na-die con quien hablar de su calvario.

De repente, una mañana, se despertó con una sensación de calma, como si todo estuviera resuelto, como la quietud de un día después de la tormenta. Y, sin embargo, en medio de la aparente calma, había un dolor interno que no podía domar. Con esta sensación, decía, tenía muy claro que la única forma de acabar con el sufrimiento era el suicidio. Así que buscó en internet información sobre cómo suicidarse. Estaba seguro de su decisión y parecía que nada podía dete-nerlo.

Cuando no había nadie en casa, Robin preparó todo silen-ciosamente para su suicidio. Había planeado ahorcarse ese

mismo día a medianoche en su habitación. Providencialmen-te, se había llevado la radio a la habitación para encenderla antes de suicidarse y que ninguno de su familia pudiera escuchar ningún sonido sospechoso que le impidiese llevar a cabo su propósito..

Esa noche, después de la cena, fue a su habitación y se encerró. Robin se estaba preparando para la muerte escri-biendo cartas melancólicas a sus padres, a sus hermanos y su ex novia. Cuando todo estaba en su lugar, encendió la radio subiendo el volumen. Tomó una silla y ató cuidadosa-mente la cuerda alrededor de su cuello. Pero mientras lo hacía..., una voz de la radio. No era música, ni conversación, sino una oración. Esa oración le llamó la atención y, mientras terminaba de atar la cuerda, las palabras de Completas del martes (Salmo 143: 1-11):

Señor, escucha mi oración, presta oído a mis súplicas, por tu lealtad respóndeme, por tu justicia. No entres en juicio con tu siervo, pues no es justo ante ti ningún viviente.

Persigue mi alma el enemigo, mi vida estrella contra el suelo; me hace morar en las tinieblas, como los que han muerto para siempre;

Se apaga en mí el aliento, mi corazón dentro de mí enmudece.

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Me acuerdo de los días de antaño, medito en todas tus acciones, pondero las obras de tus manos.

Hacia ti mis manos tiendo, mi alma es como una tierra que tiene sed de ti. ¡Oh, pronto, respóndeme, Yahveh, el aliento me falta;no escondas lejos de mí tu rostro,pues sería yo como los que bajan a la fosa!

Haz que sienta tu amor a la mañana, porque confío en ti; hazme saber el camino a seguir, porque hacia ti levanto mi alma.

Líbrame de mis enemigos, Yahveh, en ti me refugio.

Enséñame a cumplir tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu espíritu que es bueno me guíe por una tierra llana.

Por tu nombre, Yahveh, dame la vida, por tu justicia saca mi alma de la angustia

Por tu amor aniquila a mis enemigos, pierde a todos los que oprimen mi alma, porque yo soy tu servidor.

Escuchando esas palabras en la radio, Robin recuerda a Dios. Pensó en lo buena que era su vida y su familia. Recorda-ba la bondad de Dios que había recibido durante tantos años. Las lágrimas brotaron de sus ojos involuntariamente y en abundancia. Inmediatamente, se quitó la cuerda del cuello y tiró la silla. Comenzó a llorar pidiendo perdón por haber olvi-dado a Dios y su gran amor cuando pensaba en suicidarse.

Robin dijo que era la primera vez que experimentaba la emoción y el sentimiento de ser salvado y amado. “Me sentía como si Dios me hubiese abrazado”. Para él era una sensa-ción de ser tratado como alguien de valor e importante de nuevo. En ese momento vio su vida como algo más que el dolor. Había algo más en su vida. Luego, mientras sollozaba, comenzó a seguir la oración del Santo Rosario en la radio. En ese momento rezó sintiéndose cada vez más en paz a medi-da que el dolor en su corazón se disolvía gradualmente. Re-cordó las oraciones a pesar de que era la primera vez que las repetía después de muchos años.

Cuando terminó la oración, Robin fue a la habitación de sus padres para despertarlos y contarles su historia.

Días después de esa noche, los tres llegaron a la radio para expresar su gratitud y su fuerte experiencia de la mi-sión de Radio María, gracias a la cual Robin se salvó de co-meter un error decisivo, sintonizando simplemente una emi-sora que era totalmente desconocida para el

Ahora, Robin y su familia son oyentes y sostenedores de Radio Maria Filipinas. Están firmemente convencidos de que la gracia que recibieron a través de la radio está a disposi-ción de todos los que sufren algún tipo de dolor como el de Robin.

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Anónimo, Venezuela

El programa “Conversando hasta el amanecer”, que se transmite un sábado al mes en Radio María Venezuela, desde la medianoche hasta las seis de la mañana, estaba hecho para ayudar a las personas que tenían problemas para dor-mir por algún tipo de dificultad, o no podían descansar en las primeras horas de la madrugada.

En uno de los episodios del programa, conducido por la Sra. Marlene Croce, aproximadamente a las dos, llegó la lla-mada de un hombre de treinta y dos años que no quería ser identificado y lo primero que preguntó fue si su llamada sal-dría en directo, porque no quería que nadie más escuchara la conversación. Una vez que le dijeron que no, le dijo al operador que estaba en la terraza de su casa en Estado Var-gas, fumando un cigarrillo, pero que estaba muy preocupado por su situación económica y familiar. Este joven trabajaba para el Ministerio de Educación, pero su salario no era sufi-ciente para cubrir las necesidades de su familia. Vivía con sus padres y se sentía muy deprimido y fracasado porque a su edad no había podido independizarse ni dar a su familia la estabilidad deseada.

Con la voz quebrada y muy triste, le dijo al operador que había subido a la terraza esa noche con la intención de aca-bar con su vida tirándose al vacío, pero cuando pensó en suicidarse, escuchó algo internamente que le decía que en-cendiera la radio. Moviendo el sintonizador, encontró el canal 1450 am de Radio María y comenzó a escuchar lo que decían los locutores; así se dio cuenta de que el programa se tran-smitía en directo y se animó a llamar. El joven solo necesita-ba desahogar su angustia y alejar de sí lo que le atormenta-ba insistentemente porque tenía una niña de dos años. El

operador del mixer tenía su misma edad; animándole le dijo que todos estábamos allí para escucharlo, pero sobre todo para rezar por él y por sus necesidades. El chico nos saludó con gratitud y después de este episodio llamó tres veces más y, aunque nunca quiso salir en onda participando en el programa, dijo que, gracias a Dios, no cometió la locura que tenía en mente ese sábado por la noche de terminar con su vida, y está agradecido por haber encontrado Radio María Venezuela en aquel momento y todo para la gloria de Dios.

Roberto Veloz, Ecuador

Soy hijo único, mi madre me crió sola; de niño perdí parte de los tres dedos de la mano derecha después de un acci-dente. Esto me hacía sentir muy acomplejado pero sobre todo fui víctima de maltrato en la escuela donde estudiaba. En la escuela primaria, por ejemplo, donde un profesor me pegaba delante de todos mis compañeros de clase diciéndo- me que era anormal. Todo esto porque no podía tocar la flauta. El impacto fue tan fuerte que he tenido compañeros que en las fiestas decían que no me dejasen bailar porque, como había dicho el maestro, era anormal. Sin lugar a du-das, esos fueron años de silencio sobre lo que estaba suce-diendo y sobre la violación de mis derechos.

Todo esto causó un período de total libertinaje -lo llamo así- durante unos quince años, toda mi adolescencia y ju-ventud. Busqué venganza, para vengarme de la sociedad que me veía “anormal”, contra la comunidad que se había burlado de mí. Durante todos esos años llevaba la mano en-vuelta en un pañuelo de rocker para cubrirla y ocultarla.

Hice muchas cosas. Causé mucho dolor, me volví violento

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conmigo mismo, no me quería, también quería sentir dolor por el odio que tenía. En pocos años, pasé de ser un buen estudiante a ser un adolescente que salía todo el tiempo. También dejé mis estudios por un tiempo. En aquella época ya estaba estudiando en otra escuela.

Cuando era adolescente, tenía motocicletas, luego un au-tomóvil, que pertenecía a mi madre y como ya sabía condu-cir, podía usarlo. Gracias al trabajo de mi madre, tenía un tren de vida que podía permitirme muchas cosas.

Los que me conocían y notaban los cambios en mi ropa, en mi forma de ser, en mi largo cabello, en beber y fumar, empezaron a verme como un ser humano negativo, incluso como uno que no tenía “buena influencia “en los demás, a negarme, a hacerme invisible, a hablar en contra de mí y a criticarme por detrás. Llegaron a discriminarme y convertir-me en un estereotipo. Fueron años difíciles, de dureza exter-na y llanto interior.

Todo este tiempo, mi familia, además de no entender mi cambio radical, era la más crítica. Era la llamada “oveja ne-gra” de la familia, por mi estética, por lo que hacía o dejaba de hacer, las omisiones, los fracasos, la violencia, etc. Solo una persona nunca me dejó sola: mi madre.

Ella, entre lágrimas y oraciones, nunca dejó de confiar en que su único hijo pudiera convertirse, pudiera cambiar y vol-ver a ser como era.

Mi madre seguía rezando en su espacio, en su oratorio personal en casa, con una fe inquebrantable y única, como solo lo hace una madre, y como solo una madre está segura de que llegará el día de la conversión.

Mi madre, cuando era niña, me había encomendado a la Madre Dolorosa. Su fe estaba dirigida a ella y a Jesús del Gran Poder.

La intensidad de mis acciones había disminuido un poco. Había decidido reanudar mis estudios. Me las arreglé para obtener mi título y comencé la universidad. Además, mi sueño era estudiar en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Lo había logrado. En esos años, alrededor del 2002, conocí a un gran ser humano llamado Galo. Nos convertimos en amigos muy cercanos, comencé a considerarlo el mejor entre mis amigos, por su calidad humana, por su carácter y por su ayuda incondicional.

Galo era unos cinco años más joven que yo. Había sido adoptado, tenía excelentes padres adoptivos, que lo llena-ban de amor, pero también una situación económica absolu-tamente privilegiada y rica. Galo me confesó su vida, su ayuda a los niños y niñas pobres, pero también el chantaje de su madre biológica, cuando supo que tenía dinero. Un día ya no pudo soportar la presión, el chantaje, las palabras des- pectivas como “matón” y, después de un par de tragos, y cómo tenía una pistola, decidió dispararse y se suicidó.

Fue uno de los momentos más terribles, más difíciles, más significativos. Mi mejor amigo estaba muerto y yo no había podido hacer nada. Caí en depresión, comencé a be-ber y lloraba por su ausencia. Un día, cuando salía de la universidad –en aquella época siempre llevaba un walkman para escuchar rock–, pensé en hacer lo mismo, en quitarme la vida.

Fui a casa, me senté en la sala de estar, quería quitarme la vida. Entre llanto y pensamientos negativos, cobardes, el walkman dejó de funcionar, es decir, no cambiaba de emiso-ra. De pronto escuché una canción titulada, como supe lue-go, “Nadie te quiere como yo” del gran Martín Valverde.

A los pocos minutos, sentí a mi lado la presencia de una figura muy blanca, muy luminosa; me abrazaba, como hace

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una madre, sentí protección, sentí que me calmaba y me acompañaba. La canción seguía y no era posible cambiar de emisora. Era Radio María Ecuador, una emisora que nunca había escuchado, ni siquiera sabía que existía.

Era tan impresionante que aquella figura materna me acostó y me dejó descansar. Cuando me desperté al día si-guiente, no había hecho lo que quería hacer y solo recordaba la canción. Fui a ver el walkman y me pareció increíble. Cuando lo encendí, era otra vez Radio María con la hermosa canción de Martín Valverde. Fue la primera vez que escucha-ba hablar de Radio María, oí los números de teléfono, decidí llamar y contar la experiencia vivida.

Fui el mismo día para decirles lo que me había pasado. Fui a la radio, recuerdo que me arrodillé en la capilla y lloré de emoción.

Sé que Nuestra Señora me salvó, me llevó a su Hijo y Jesús me tendió la mano para levantarme.

Después de esa experiencia, yo, el chico acomplejado, arro- gante, con mal carácter, la oveja negra, decidí que debía re-compensar a alguien por esta maravillosa experiencia de vida. Decidí ser voluntario de Radio María Ecuador.

Hoy defiendo los derechos humanos. Mi proyecto de vida me permite acercarme a los ancianos, a las personas con discapacidad. Me levanto todos los días, orgulloso, no im-porta que tenga ya cuarenta y cinco años, no puedo aban-donar mi hogar para servir a los demás sin pedir la bendi-ción de mi madre, como dije, el único capítulo perfecto de mi vida. Es profundamente maravilloso haber vivido aquella experiencia.

Anónimo, España

Hace años se emitía un programa nocturno desde nuestra emisora. Su conductora, Margarita, repetía con frecuencia: “Querido oyente, seas quien seas, no dudes de que Dios te ama. No lo olvides, estés en la situación que estés, Dios te ama”.

Lo que no podía imaginar Margarita es que esa noche un hombre iba conduciendo su coche con la intención de provo-car un accidente que acabara con su vida. Al día siguiente se presentó en la emisora y contó que, sin saber por qué, la frecuencia de RM entró en la radio de su coche, y así escuchó a esa dulce voz repetir: “… No lo olvides, estés en la situa-ción que estés, Dios te ama”. Paró el coche, se echó a llorar, renunció a su intención suicida, y volvió a su casa.

Esa noche, la Radio de la Virgen salvó una vida.

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100RADIO DE CONSUELORADIO MARÍA: TESTIMONIOS

RADIO DE CONSUELO “Nos consuela en toda tribulación nuestra,

para poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios”

2 Cor 1,4

El sufrimiento, la enfermedad y la muerte son algunos de los miedos más profundos del hombre, pero también las simples preocupaciones y disipaciones apesadumbran nuestros corazones. A través de sus programas, Radio María anima y acompaña a cada oyente a llevar su cruz con Jesús, al igual que el Cirineo en la subida que conduce al Gólgota. En la gran y real presencia de la familia de oyentes, ya nadie se siente solo, sino consolado por Jesús que le asegura: "Mi yugo es realmente dulce y mi carga ligera" (Mt 11,30)

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Aldona Bendoriu-te, actriz de teatro y cine,Lituania

Radio María ha superado por completo a todas las demás emisoras de radio y programas de TV de mi vida. Luminosidad, calma, pureza, conocimiento, experiencias, consuelo, oración, comunidad y vitalidad son las palabras que asocio con esta radio. Puedo decir que, sin lugar a dudas, esta es una adicción que no tiene ningún efecto negativo, y definitivamente depen-do de ella. No tiene vanidad, suciedad, ni consumismo.

¡Deseo la fuerza y bendición de Dios para toda Radio María y para sus oyentes!

Božo Barun, Zagreb, Croacia

Puedo tener el honor de decir que formo parte del grupo fundador de Radio Maria en Croacia, he sido y sigo siendo parte de su éxito, que ahora está grabado en mis recuerdos. Son recuerdos muy profundos, por eso es difícil encontrar las palabras adecuadas para explicarlos. Estoy cada vez más con-vencido de que el Proyecto de Radio María en nuestra Croacia es una cooperación entre el cielo y la tierra, guiada por el Espíritu Santo y la Virgen María. Las transmisiones comenza-ron algunos años después de la última guerra en Croacia. El sufrimiento y las heridas de la nación, las almas que sufrían y las heridas del pueblo croata necesitaban consuelo. Necesi-tábamos curar las heridas de nuestro espíritu, del alma y del cuerpo. Todos necesitábamos esperanza y consuelo en nuestros corazones. Necesitábamos algo especial para superar aquellos días de dolor, aquellos días en que los sentimientos de sufrimiento y angustia se mezclaban con la alegría de la

libertad conseguida. Aunque el Proyecto Radio María comenzó en Italia en 1983, parecía que había sido creado para noso-tros y para nuestra situación en aquellos tiempos. Y ahora es más que evidente que el Espíritu Santo nos estaba guiando.

Todavía recuerdo claramente el momento en que nos reu-nimos y rezamos el rosario por la conversión y la paz. A tra-vés de todo el proceso, hemos sido guiados por la mano in-visible, pero poderosa, de Dios. Esta es la única manera de entender todo lo que sucedió en aquellos días. ¿Quién si no el Espíritu Santo podía dirigir todo lo sucedido? Estábamos siguiendo las sabias palabras de San Benito: ¡Trabajar y re-zar! Hemos trabajado de la mejor manera posible.

Fue como un sueño a las 12:00 del 22 de febrero de 1997, cuando nos reunimos en Kajzerica con Franjo Kuharić y co-menzamos nuestra transmisión de radio en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Era una sensación de gran importancia, cada individuo quería ponerse a trabajar para el proyecto de Dios y de María. Lo que importa es que te pongas al servicio del Espíritu Santo y de la Virgen María. ¿Cómo? En el camino de María, en la verdad y en la humil-dad, en la perseverancia y en el amor.

Anónimo, Irlanda - De un oyente que ha sufrido un profundo trauma porque fue víctima de abusos cuando era niño

Hola, Padre Eamonn,He escuchado algunos de tus programas de catequesis

esta mañana y la hermosa discusión sobre la fe. Mientras estabas hablando, pensé en el camino de mi vida.

Siempre supe que encontraría mi fe donde comenzase mi

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camino de sanación y perdón, pero mis dudas siempre me impidieron dar ese paso. Las sencillas palabras de las Escri-turas que has empleado, Padre Eamonn, “Señor, creo, ayuda mi incredulidad” describen con simplicidad cómo Jesús me llevó a su lado cuando fue necesario.

Lo que perdí no se puede entender y no se puede describir con palabras. Hubo tantos días oscuros y difíciles cuando pensé que no tenía nada que perder. La confianza siempre ha sido muy difícil para mí. Lo único que podía hacer era lle-gar a Jesús y decir: “No sé qué hacer”. Su cruz se está con-virtiendo lentamente en mi comprensión. En su sufrimiento en la cruz, Jesús ve y entiende mi sufrimiento como solo Él puede, y como yo no puedo. Con humildad, tuve que aceptar que Jesús me ama y me acepta por lo que soy y ahora se está convirtiendo en una dulce aceptación mutua.

Lo que perdí era precioso, pero ahora estoy empezando a ver que Jesús me está dando algo igualmente precioso. Pequeñas cosas que gradualmente me guían a través de mi camino y que son simplemente la gracia de Jesús.

La respuesta a mi “¿por qué?” se está convirtiendo en una respuesta diferente de la que pensé que sería. Jesús me está guiando lentamente en mi camino con dulzura y me ayuda a entender que lo que pueda darle de mi fractura, por pequeño que sea, siempre será aceptado con amor.

Por lo tanto, quería expresar mi más sincero agradeci-miento por toda vuestra amabilidad, vuestra bondad y la cálida bienvenida que recibí durante mi visita a Radio María Irlanda. Cuando decidí ir a veros, pensé que todo lo que haría sería ver el estudio y entender cómo funcionaba. Nun-ca pensé que hablaría en directo. Radio María es una familia y puede estar muy orgullosa de lo que ha logrado hasta aho-ra. Es tan necesario en nuestras vidas ocupadas de hoy dejar

que las personas hablen sobre su fe. Continuaré rezando por Radio María y pediré a Dios que bendiga a cada uno de voso-tros por el maravilloso trabajo que estáis haciendo.

Angela, Veneto, Italia

Llamada en directoEspero ayudar a algunas personas con mi testimonio. Re-

trocedo un poco en los años: en 2008, estaba en el coche con mi hijo que tenía 17 años; escuchaba música de los 80 porque yo solía ir a la discoteca. Era un poco así..., como todas las personas que no van a la iglesia: no iba a la iglesia, no reza-ba, no hacía nada. ¿Qué pasó? Estábamos en el coche con mi hijo, y escuché música de los años 80. En un momento dado salió Radio María y empezamos a reímos y dijimos: “Uff, Ra-dio María”. Vamos a cambiar porque no es... y a mi hijo le dije: “Cambia, cambia”. Un año después, mi hijo, de 17 años, muere en un accidente y yo... estaba muerta. No sabía dónde agarrarme porque, al no ser..., al no tener fe, al no ir a la igle-sia, no sabía dónde agarrarme. Intenté sintonizar Radio María, no sé por qué. Después de tres meses de la muerte de mi hijo, Radio María me salvó. Me salvó de la desesperación.

Frank Pöpsel, Redactor jefe de la revista Focus Money, Alemania

¿Dónde está Dios cuando lo busco?“O Dios quiere erradicar el mal, y no puede, o puede, e

ingenuamente, no quiere. O no puede y no quiere. Si quiere y no puede, es impotente, lo cual es contrario a su naturale-

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za. Si puede y no quiere, es malo, lo que es igualmente con-trario a su naturaleza. Si no quiere y no puede, es al mismo tiempo malo y débil, por lo cual no es Dios. Pero si quiere, y puede, lo único que le corresponde, ¿de dónde viene el mal, y por qué no acaba con él?

El 29 de julio de 2013 mi hijo Julián que tenía solo diez años murió a causa de un aneurisma. Desde entonces me enfrento a estas preguntas que el Padre de la Iglesia Lactan-cio formuló hace 1700 años. “¿Por qué Dios permite el mal?”. Podría odiar a Dios, pero sé que Julián está con Él. Así que quiero amar a Dios, porque quiero ir donde está Julián.

Radio Horeb es la única voz de la Iglesia que conozco que asume el sufrimiento de los hombres día a día. Radio Horeb consuela, da fuerza y ayuda a dar sentido al sufrimiento. Dios se hizo hombre. Los hombres lo escarnecieron y lo con-denaron. En sus últimas horas estuvo solo, abandonado por casi todos los discípulos, fue atormentado y martirizado. So-portó todo el sufrimiento imaginable.

“Confiar en Dios también significa aprender a vivir con preguntas que no encuentran respuesta en esta tierra”, me dijo un compañero de trabajo cuyo hijo murió a causa del síndrome de muerte súbita infantil. No siempre, pero a me-nudo puedo creer gracia s a Radio Horeb: Dios murió por nosotros para enseñarnos que hay un camino a través del sufrimiento. ¡Yo creo en Dios!

Testimonio un taxista, Viena

Conocí Radio María como taxista en Viena. A menudo cambio de canal y Radio María es con frecuencia algo agra-dable respecto a la monotonía de los otros canales. Tiene un espíritu muy diferente, y este hecho me agrada y me relaja.

Y también lo notan mis clientes a quienes les gusta mucho y se sienten relajados en el taxi.

Sra. Helene, Austria sobre RM Elaboración del duelo

Estoy muy contenta de haber encontrado esta radio a tra-vés de una amiga. Desde que murió mi esposo, me ha conso-lado mucho. También la escucho por la noche, cuando no pue-do dormir, y se la recomendaría a todos los que están de luto.

Elisabeth, Austria hija discapacitada / fuente de fortaleza

Tengo una hija discapacitada, a quien cuido, y mi esposo es también anciano; es una relación difícil, pero hace más de seis meses que descubrí Radio María, y para mí es una fuen-te de fortaleza, sobre todo la comunión con los demás. Cuan-do escucho sus llamadas telefónicas con otras personas, me veo a mí misma. Y esto también es una especie de comunión para mí, y lo siento como consuelo en mi situación.

Martin, camionero, Austria

Me llamo Martin. Quisiera daros las gracias por vuestra transmisión, que me ha l legado al corazón. Estaba atrave-sando una fase en la que me sentía destruido completamen-te. Soy joven y me comprometo a seguir este camino. Me gustaría daros las gracias de todo corazón, me ha ayudado mucho, de verdad.

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RADIO DE COMPAÑIA “... y yo pediré al Padre y él os dará otro

Paráclito para que esté con vosotros para siempre”

Jn 14, 16

Los testimonios y la oración comunitaria son solamente pequeños ejemplos de lo que es la "comunión de los santos". Esto es posible gracias a Radio María: una enorme comunidad religiosa distribuida en los cinco continentes que desde el amanecer hasta el anochecer nunca deja de sostenerse mutuamente con la oración recíproca e incesante. Con Radio María nunca estás solo.

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110RADIO DE COMPAÑIARADIO MARÍA: TESTIMONIOS

Dr. Aurimas M. Juozaitis, Asesor , Experto independiente en educación, Lituania

Si alguien quiere entender en qué Lituania vivimos, ¡solo hace falta que escuche Radio María! No solo es la única radio que presenta todo el espectro de la vida en nuestro país, sino que también es una fuente única de comunicación entre todos los medios. No me refiero a la variedad de temas cu-biertos, sino a la forma en que se presenta todo. En Radio María hay un lugar para todos: desde la abuela campesina, hasta el intelectual de la ciudad, desde la joven estudiante, pasando por la obrera, hasta el artista soñador...

Valdas Adamkus, Ex presidente de la República de Lituania

Radio María tiene la mayor audiencia del país. Es una ra-dio que predica la Buena Nueva. Espero que, en este mundo lleno de eventos y desafíos todos puedan encontrar las ver-daderas virtudes de la esperanza, la paz y el amor que Radio María difunde continuamente en toda Lituania y más allá.

Lylyani Sutrisno, Lange Vonder, Amsterdam

Soy Lilyani Sutrisno y vivo en Lange Vonder, Amsterdam. Escucho Radio Maria Indonesia a través del streaming on line. Lo que más me gusta de Radio María son las oraciones. Los programas me animan a rezar cada vez más. Aprecio mucho la santa misa retransmitida en directo. Es muy im-portante para las personas que no pueden ir a la iglesia sen-

tir la atmósfera de la misa. Los programas de catecismo me ayudan a entender más sobre la fe.

Veerle, Bélgica

Queridos hermanos y hermanas, queridos colaboradores de Radio María:

Habiendo estado en el hospital durante un breve período me he dado cuenta todavía más del valor de la eucaristía con Radio María. Esta mañana, antes de ser operada pude rezar las oraciones matutinas de la Iglesia, luego, escuchar la misa y orar juntos. Es una gracia inmensa para mí. El analgésico todavía está en la mesilla: no lo necesito porque el Señor está muy cerca.

Rezo por vosotros y trataré de hablar con el operador de pastoral de Radio María aquí.

Unidos en la oración

Pieter, hombre de familia, Bélgica

Estimados voluntarios y colaboradores de Radio María,Soy un joven padre de dos niños pequeños de 5 y 7 años.

Crecí en una casa muy religiosa, pero desafortunadamente, casi nunca voy a la iglesia con mi familia y no he transmitido explícitamente la fe a mis hijos. ¡Me siento muy feliz cuando escucho vuestra radio! ¡Me permite mantener la conexión con mi fe!

¡Quiero que sepáis cuánto me gustan vuestros programas y también la música que elegís! Espero que podáis continuar con este trabajo cálido y unificador en un mundo tan frenético.

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Emma Harutyunyan, Gyumri, Armenia

La radio ha fortalecido mi fe en Dios. Explicáis todo tan profundamente que es posible acercarse a Dios y conocerlo. Vuestros programas son tan alentadores. En particular, me gustan los de la atención médica, que me ayudan mucho en la vida cotidiana. Me gustan las canciones y la música elegi-da. Muchas gracias por el programa “Eco Mañana” y por la sabiduría que transmitís.

Gohar Karapetyan, Gyumri, Armenia

Tenéis programas que enriquecen el alma y es agradable escucharlos. Durante las conversaciones espirituales reflexionáis sobre temas de los que no sabíamos nada antes. Gracias a estos programas espirituales me he vuelto más pacífica, silenciosa y tolerante. Estoy agradecida a Radio Ma-riam por este cambio.

Aloyce Mbuya, Tegeta, Dar-Es-Salaam, Tanzania

Nunca había escuchado Radio María, pero tuve un accidente automovilístico y me rompí una pierna. No podía hacer nada, ni siquiera ir a la iglesia. No podía andar correctamente pero, con la ayuda de las muletas, lo lograba. Esta situación me llevó a escuchar todos los días las oraciones matutinas y las santas mi-sas que transmite Radio María. Radio María Tanzania fue muy útil y reconfortante durante el tiempo en que no pude ir a rezar a la iglesia. Tiempo después, me recuperé, pero sigo escuchan-do Radio María Tanzania. Dios bendiga a Radio María Tanzania.

Joseph, Mwanza, Tanzania

Antes de comenzar a escuchar Radio Maria Tanzania, ten-día a no ir a la iglesia el domingo. Después de conocerla y comenzar a escucharla, me ha empujado a comenzar a par-ticipar en las misas y también a dar todo lo que tenía a la radio. También me dio la oportunidad de aprender a rezar con las oraciones diarias que se transmiten por la mañana y por la noche. Antes, no las conocía y ahora puedo rezarlas incluso sin leer el libro. Gracias a las enseñanzas que recibí de Radio Maria Tanzania, toda mi familia también va a la iglesia el domingo. ¡Qué Radio María Tanzania siga difun-diendo la Buena Nueva en las zonas internas de Tanzania!

Ferenc Kiss, Hungría

Escuché Radio María por primera vez mientras conducía el automóvil. Poco a poco, mientras la escuchaba, sentía un ambiente íntimo y familiar a mi alrededor, en mi pequeño automóvil. Me acostumbré a escucharla. Esto sucedió alre-dedor de 2010, cuando perdí mi trabajo. Tenía 35 años y era jefe de una gran empresa en Budapest. Mi padre había tra-bajado allí durante 54 años y yo durante 20 años.

Como yo era uno de los líderes de la compañía, pensé que no sería muy difícil encontrar un nuevo trabajo. “Tengo una buena experiencia profesional, referencias...”, pensé. Pero no fue así. En el verano de 2011, terminé de trabajar con la empresa y me quedé sin empleo. Esa situación duró dos años y medio. Muchas veces también pensé en lo peor. No podía ver ninguna salida de mi profunda desesperación.

Mi fe y Radio María me salvaron de cometer un error muy

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grave ese verano. La radio anunciaba un trabajo como técni- co voluntario. Me puse muy contento e inmediatamente fui a ver de qué se trataba. Sabía muy bien que “voluntario” sig- nificaba sin paga, así que prestaba servicio solo por la mañana temprano y luego iba a buscar trabajo.

Cuando llegué a Radio María, me sorprendió que una co-munidad así pudiera existir en este mundo. Me encontré con una comunidad basada en el amor, donde las personas tra-bajan por un objetivo común y noble. Me ayudaron mucho los técnicos, también voluntarios.

No estaba acostumbrado a este tipo de ayuda profesional y espiritual de parte de los colegas en otros lugares de tra-bajo.

El horario regular de mi servicio (martes, jueves, sábado y domingo) devolvió a mi vida un ritmo normal, el ritmo del trabajo. Este “simple” hecho restableció la confianza en mí mismo, en mi alma, y comencé a creer que encontraría otro trabajo: solo tenía que buscarlo.

Mi esposa y yo rezábamos juntos muchos días y noches. Finalmente, después de dos años y medio, sonó el teléfono. Primero tuve un pequeño trabajo, luego un trabajo más im-portante, y ahora puedo decir con alegría que tengo un tra-bajo muy importante desde 2015. Profesionalmente estoy en el mismo nivel que antes: soy manager de un hospital administrado por la Ig l esia. No está en el sector privado, pero es un lugar de trabajo espiritual.

He encontrado mi lugar en el trabajo y mi relación con mi esposa se ha renovado. Ahora tenemos un niño hermoso y nuestra vida se ha estabilizado. Me gustaría subrayar que, sin el apoyo de Radio María, no hubiera podido sobrevivir.

Andrea Könnyid, Hungría

A decir verdad, me gustaría hablar no solo de mí, sino también de mi familia, de mi marido y de mis hijos, porque la fortaleza moral de Radio María toca a toda mi familia y sentimos que este espíritu forma parte de nuestra vida.

Mi hija tenía solo tres meses cuando empezamos el Mam-my’s Club junto con otras madres voluntarias de Radio María. Luego tuve otras dos h i jas, que también eran voluntarias, porque venían a la transmisión cuando teníamos programas de radio. Los niños se acostumbraron a ese entorno y nos gustaba visitar la emisora con nuestros hijos pequeños.

El espíritu de equipo e s el sentimiento más importante que he recibido de la comunidad de Santa Mónica Baby-Mam-my, más allá de la experiencia familiar de la emisora. No solo para mí sino también para mis hijos. Siento que la fuerza moral de Radio María fluye a través del centro de mi alma. Por ejemplo, en un viaje al extranjero intentamos sintonizar Radio Maria desde Csík s omlyó, Rumania. Tuvimos éxito. ¡Fue increíble! ¡Fue una gran sensación! Esta radio es como una casita en mi corazón. Cuando la escucho, no siento que estoy en Budapest, sino en cualquier parte de nuestro país o en cualquier parte del mundo, y sin embargo, sigo estando en casa. Esta radio es una verdadera maravilla.

Creo que la fuerza moral que recibimos cuando la escu-chamos es grande. Radi o María nos da la oportunidad de hablar y analizar cuestiones de gran importancia humana en el estudio. La historia comienza con los recepcionistas, que siempre son amables y educados. Los técnicos están siem-pre disponibles, haciéndote sentir a gusto. El estudio, sus transmisiones, la prog ramación: solo tienes que escuchar las notas iniciales y ya te sientes como en casa.

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Los oyentes dan su testimonio por teléfono (Rusia)

¡Buenos días! Estoy muy feliz y contenta de escuchar vuestras voces, porque vuestro ministerio me ha ayudado constantemente con mi e nfermedad. Sufro de esclerosis múltiple y poco a poco empiezo a caminar con muletas. ¡Tan-tas cosas han cambiado! ¡Gracias, Señor, por una emisora de radio como esta!

Estoy agradecido a Radio María por su apoyo espiritual y en particular por la santa misa en ruso. Cuando las palabras de nuestro Señor se pronuncian, penetran en el corazón. Además, la exégesis del P. Yuri Dorogin nos ayuda a practi-car estos ideales en nuestra vida real. Cuando la radio está en silencio debido al mantenimiento, mi alma siente la nece-sidad de escucharla. Estoy agradecido a todos aquellos que trabajan en esta emisora de radio por su arduo trabajo en la Viña del Señor. Amo vuestras voces tranquilas y reconfor-tantes.

Queridos amigos, ¡os deseo mucho éxito!

¡Buenos días! Soy Kuzmin Ivan Ivanovich. Estoy jubilado y voy a la iglesia de San Pedro en la archidiócesis metropoli-tana de Moscú. Mi iglesia está formada por: liturgia, comuni-dad, comunión y también Radio María. Es muy educativa y esclarecedora. ¿Cómo me enteré de esta emisora de radio? Tomé un pequeño aparato inalámbrico, comencé a buscar a través de los canales y se sintonizó Radio María, eso es todo. Desde entonces, se ha convertido en parte de mi día, la voz en mi cocina, y siempre está encendida.

A veces la escucho hasta las dos de la madrugada. ¡Estáis

haciendo un óptimo trabajo! Yo diría que es un trabajo espléndido. También es educativo, tanto para los niños como para los adultos. Tengo nietos y, como mi radio está perma-nentemente encendida en la cocina, ellos también escuchan Radio María con mucho gusto.

Anónimo, Sarajevo, Bosnia-Erzegovina

Sería imposible hablar de Radio María, sin mencionar Medjugorje, donde comenzó todo. Todos estos años, los mensajes de la Santísima Virgen han inspirado a millones de visitantes y peregrinos para que vinieran de todos los luga-res del mundo. La escuela espiritual de María se ha converti-do en una guía en la vida de muchas personas. Esa escuela influyó en la fundación de la misión mundial de Radio María. La influencia positiva de la nueva evangelización que se di-funde por la radio y por los nuevos medios de comunicación ayuda a difundir la Palabra de Dios.

En sus ocho años de existencia, Radio María Bosnia y Her-zegovina ha ayudado a sus oyentes a profundizar más en su espiritualidad y a recuperar la esperanza. Mi padre murió en agosto de 2011 y fue una gran pérdida para nuestra familia. En aquel momento, encontré consuelo escuchando la pro-gramación espiritual de Radio María, así como la música espiritual, las oraciones diarias y todo lo que transmitía. Nuestro país tiene una historia única, especialmente después de la terrible guerra que sufrimos a mediados de los años noventa. Muchas personas abandonaron el país en ese mo-mento y solo una minoría regresó a sus hogares.

Vivo en una parte del país donde los católicos son una mi-noría y vivir aquí como católico, en el sentido completo de la

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palabra, requiere mucha fuerza espiritual. Mi fortaleza viene de ir a la misa diaria y escuchar los programas de Radio María. Nuestro estilo de vida también puede ayudar a otros en la búsqueda de sus esperanzas. Con total confianza pue-do decir que he notado muchos cambios positivos en las per-sonas que se han unido a la familia de María. Radio María y sus oraciones diarias, las historias de espiritualidad y de los santos, me ayudan a superar todos esos malos momentos que ocasionalmente encuentro en mi vida diaria y en la vida en general.

He aquí porqué necesitamos aprender, rezar y trabajar durante toda la vida, y Radio María nos da exactamente esto: la guía espiritual de los queridos hijos de la Iglesia, de María nuestra madre y de su hijo Jesucristo, que es el cami-no de la verdadera fe y de la salvación para todos nosotros.

Veronica Farcau, Rumania

Después de haber participado en una peregrinación a Sighetu Marmației (donde está el Memorial de las Víctimas del Comunis- mo y de la Resistencia), conocí esta emisora porque mi marido me compró una radio y desde que emite Radio María, mi radio siempre está encendida. Cuando mi marido regresó al Padre, encontré consuelo con Radio María porque día y noche siempre está conmigo. Rezo siempre por vosotros, por los que trabajan con Radio María, porque me dais tanta alegría; escuchando Ra-dio María, estoy muy contenta. Sobre todo desde que mi mari-do ya no está conmigo, con la voz de Radio María no me siento sola. Desde que tengo Radio María en casa, siento que tengo a Dios en casa conmigo. Y aunque sea viuda, cuando puedo y Dios me ayuda, doy algo para sostener a Radio María. ¡Gracias!

Agimi, Klina, Kosovo

Soy Agimi de Klina (cambio de identidad) (AL). Estaba convencida de que mi vida ya no tenía ningún significado: la enfermedad, la vejez, la soledad.

De repente, descubrí una VOZ, una radio, Radio María en Kosovo, que dio un nuevo significado a la vida, a la enferme-dad, a la vejez, a la soledad.

A estas alturas, todos me han olvidado y abandonado, pero Dios me cuida a través de RMK.

Ya no puedo salir, hacer ningún trabajo o visita fuera de aquí, pero RMK regularmente viene a mí y me da esperanza, la vida me hace compañía.

¡Que Dios os lo pague !¿Desde cuándo escuchas y sigues RMK?Desde hace algún tiempo, sobre todo desde que hay nue-

vas frecuencias.Ahora puedo escuchar y seguir más fácilmente los dife-

rentes programas, que llenan de alegría mi vida y mi co-razón.

Decir GRACIAS es demasiado simple y demasiado poco...¿Qué significa RMK para ti?Significa mucho, todo, porque me hace mucha compañía,

me ofrece la posibilidad de estar unido a muchas personas que escuchan y rezan a Nuestra Señora por nosotros. Se la aconsejo a tantas personas mayores, abandonadas y solas, pero también a los jóvenes, a nuestras familias para que for-men parte de RMK, para que no estén solos, tristes, aislados y olvidados.

¿Tu experiencia con RMK y tu mensaje?He renacido y encontrado un sentido maravilloso a mi

vida, a la enfermedad, la vejez y la soledad.

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Ahora, gracias a Dios y a RMK, todo es diferente, más hermoso. Mi mensaje es este: escuchad RMK, para ser miembros

vivo y activos de esta familia de María.Para mí es una maravilla, ¿por qué no lo intentáis también

vosotros?

Dedë Palokaj, Kosovo

¿Cuánto tiempo hace que escuchas Radio María de Koso-vo (RMK)?

Radio María en Kosovo la escucho desde el principio, cuan-do comenzó a promover el mensaje de paz y amor también entre nosotros en Kosovo. Proponiendo y ampliando el teso-ro de la herencia arqueológica cristiana, la difusión de la Pa-labra de Dios, a través de la evangelización de los jóvenes, de los padres, de las familias, de los enfermos, de las perso-nas espiritualmente heridas y abandonadas, como un laico comprometido en la viña del Señor: “Id también vosotros a mi viña “(Mt 20, 4). Me siento feliz de estar presente a tra-vés de las ondas de RMK entre nuestros oyentes, convir-tiéndome así en una voz cristiana en medio de ellos, además de los diversos compromisos diarios.

¿Qué significa RMK para ti?Para mí, el significado y el mensaje principal es: “Sí-

gueme” (Jn 1, 43). Respondiendo a esta llamada, nada me parece difícil y siempre encuentro tiempo para dar mi contri-bución a la Iglesia, a RMK. Todo en mi vida está vinculado a la llamada primaria. A través de las ondas de RMK he encon-trado muchos amigos y amigas en todo el mundo. Hay algo muy importante: puedo tener pocos o muchos amigos, es lo mismo. Si no vivo una amistad con Dios, conmigo mismo, no

tengo ningún amigo verdadero.¿Tu experiencia con RMK y tu mensaje?Mi vida entera se rige por la regla de oro de San Benito:

Ora et labora. Mi mensaje es este: No digáis nunca adiós a RM; decid, en cambio: Gracias Señor por la gracia que me das a mí, a la familia, a través de la gran familia de RM. Los que quieran ser fuertes y eficaces, deben rezar siempre, ser creyentes, amar sin esperar nada de los demás “Rezad sin interrupción” (1 Tes. 5, 17).

Cuando perdemos la soberbia, no perdemos nada, cuando perdemos la salud, perdemos la mitad, cuando perdemos la voluntad, perdemos todo. Un hombre envejece cuando pier-de las ganas de vivir. “Yo soy la vida” (Jn 14: 5). El éxito comienza con una fuerte voluntad. Vuelve a ti mismo mien-tras todavía tienes tiempo para hacerlo. “Velad, manteneos firmes en la fe, sed hombres, sed fuertes. Haced todo con amor “(1 Corintios 16:13). Si queréis tener éxito en la vida y en RMK, necesitáis tener las herramientas: “La fe, la espe-ranza y la caridad” (1 Cor 13, 13).

Elvira Arana, Caacupé, Paraguay

Me llamo Elvira Arana, soy viuda y vengo de Caacupé. Hace dieciséis años murió mi marido y me sentí muy sola y huérfana. Luego, un sacerdote de la ciudad de Pirayú, que siempre venía a nuestra casa, me habló de Radio María “nigo oĩ” (Hay Radio María). Entonces busqué, encontré y nunca más dejé esta radio. Y cuando se inauguró oficialmente, yo estaba allí en la radio.

Esto me fortaleció, fue mi consuelo. La Virgen me dio un corazón nuevo, me consoló. No entendía lo que me había

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pasado, no entendía la muerte, y después de escuchar, me di cuenta de que todos tenemos que irnos y de que de-beríamos prepararnos para ese viaje.

Y todo lo que oigo en Radio María es maravilloso. Es una gracia para nuestra salvación, porque el mundo ofrece otras soluciones. Por eso, a quienes encuentro, los invito a escuchar Radio María porque es el camino que nos lleva al Padre a tra-vés de Jesús. Y todos los programas son maravillosos. Para mí es un tesoro porque es mi compañera de toda la vida.

Ahora, a aquellas personas que están desilusionadas con la vida, les recomiendo que escuchen Radio María porque abre el camino al Cielo. Le pido al Señor y a María Santísima que todos podamos ser oyentes de la Radio. Al principio con-tribuía, aportaba mi pequeña cuota y era voluntaria. Ahora que no puedo, ofrezco mi oración. Siempre me es útil escu-char, porque nadie puede decir: “lo he aprendido todo”. To-dos los programas te ayudan, cada día escuchas algo nuevo; es muy bonito. Espero que todos participen y los que pue-dan, que trabajen para Radio María porque es necesario.

Hugo, Montevideo, Uruguay

A Hugo le habían diagnosticado problemas respiratorios graves; no era creyente, pero su esposa Marta, sí. Además era voluntaria de Radio María Uruguay. Al ver que la salud de su esposo empeoraba, Marta usó la oración como apoyo para enfrentar la adversidad. El rezo del Santo Rosario, como un pilar, hace que Hugo sienta poco a poco una fuerte paz inte-rior. En aquel tiempo, Marta participaba en un programa de la tarde que siempre terminaba con un canto de gracias al Señor. A medida que la enfermedad avanzaba, Hugo encon-

traba más y más paz escuchando Radio María, hasta el punto de establecer un vínculo de amistad con los presentadores del programa.

El proceso de la enfermedad fue largo. Al final Hugo subió a la casa del Padre con un rosario en sus manos y en paz.

Sor Mariana, hermana carmelita delMonasterio de San José, Córdoba, Argentina

Manos que dan luz.Sor Mariana de Jesús ha hecho, gracias a las intenciones

de oración de los oyentes de Radio María, una estatuilla, co-pia de la Virgen Reina de la Paz.

La hermosa imagen mide casi 60 cm de alto y está hecha enteramente con los papelitos en los que se escribían las intenciones de oración de los oyentes de la Radio. Mariana tardó dos años en terminarla.

El primer año trabajó en su casa, y ni siquiera pensó en hacerse monja. Más tarde encontró a las monjas del Carme-lo y terminó su trabajo en el monasterio de San José.

“Fue la Madre, a través de la Radio, la que movilizó mi corazón y me ayudó a descubrir mi vocación”, dice muy con-vencida.

“El dolor de la gente me capturó”“Por la noche rezaba el rosario con los oyentes y sabía que

ponían todas las peticiones a los pies de la Madre. El dolor y las lágrimas de la gente me capturaron y la imagen de la Virgen comenzó a formarse en mi mente “, explica.

Luego, le pidió permiso al padre Javier para crear la ima-gen y después el personal de la Radio, comenzó a recolectar sobres y sobres de intenciones de oración. Cuando proyecta-

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ba su obra, tenía incluso que cortar los bordes blancos de las hojas de papel para que ninguna intención se excluyera. “Fue una emoción muy grande”, dice.

Como un sueño para el futuro, Mariana afirma: “Desde que comencé a formar la imagen, mi sueño más grande era que estuviera cerca de la gente, donde cada uno pudiera expresar a María sus alegrías y sus sufrimientos”.

La imagen fue entregada al director de la Radio el 15 de octubre de 2001, durante la misa de la fiesta de Santa Teresa.

Con humildad, Sor Mariana revela que la imagen es entera-mente obra de Dios y que es Él quien merece toda la alabanza.

Anónimo, Puno, Perù

Este es el caso de una oyente de la ciudad de Puno, en la Sierra del Sur del Perú, que nos escuchó durante muchos años. Estaba obligada a guardar cama debido a una enfer-medad incurable y dolorosa.

Desde la fragilidad que experimentaba en su delicada situa-ción, trató de comunicarse con Radio María; no lo hizo en direc-to porque solicitó discreción absoluta. Así, supimos que estaba profundamente agradecida a la Radio. Todos los días se forta-lecía con la santa misa y la comunión espiritual, lo que le ayu-daba a mitigar el sufrimiento de la fase terminal de su enferme-dad. También nos enteramos de la muerte de la persona que la cuidaba, un hecho que acentuó su soledad. En este otro dolor, nos dijo, Radio María fue su consuelo y su fuerza de oración.

Conmovidos, todos en nuestra sede rezamos por esta hermana y la pusimos en contacto con el director, que la apoyó espiritualmente en sus últimas semanas hasta el día en que fue a la Casa del Padre.

No obstante, el milagro es que la URGENCIA de buscar un contacto discreto para comunicarse con Radio María no era para hablar de sí misma, era una persona con una fe granítica. La preocupación de esta hermana era la de haber oído que Radio María estaba experimentando serias dificultades técni- cas y que la necesidad económica era grande. Sabiendo que su tiempo era limitado, llamó para acelerar su ayuda y no tuvo paz hasta que logró dar dos importantes donativos, en momentos de profunda necesidad de su Radio María.

Nuestra valiente hermana está ahora en la Casa del Pa-dre, es testigo de la entrega del sufrimiento y de la genero-sidad de nuestros enfermos y de la gracia y el abrazo de Dios a través de Radio María.

Se fue a la casa del Padre en paz por haberse sentido muy acompañado por su QUERIDÍSIMA RADIO

Maria Lidia Hernandez, San Salvador, El Salvador

Me llamo María Lidia Hernández y vengo de la parroquia de San Luis Gonzaga. Para mí, la radio ha significado mucho; diría que ha sido el motor más fuerte para superar la muerte de mi hijo porque, debido a ella, fui a la sede para conocerla por primera vez. Fui con mi madre, que es una fiel oyente y quería saber dónde estaban las instalaciones de Radio María. Yo también la escuchaba a veces, pero no tanto como ella.

Mi hijo murió el 13 de agosto de 2017. Fue entonces cuan-do sentí más la necesidad de buscar a Dios y de buscar a María, nuestra Santísima Madre, la primera entre las que sufren, porque vio a su Hijo sufrir por amor de toda la huma-nidad. Así que dije que yo también tenía que acercarme más a nuestra madre María. Siempre he sido católica y muy sier-

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va de Dios en la parroquia. Necesitaba buscar a Dios y le dije a mi madre que iríamos a las instalaciones de la Radio. No sé cómo se va -le dije-, pero preguntando llegaremos.

Una vez llegadas a la radio, compartí mi dolor con el her-mano Marvin López y la hermana Iris. Compartí lo que me había sucedido: la muerte de mi hijo y cómo estaba luchan-do por superarla, pero que esperaba la voluntad de Dios y que él me ayudase a superar ese dolor y también dije que lo habría conseguido de la mano de Nuestra Santísima Madre María, porque nos lleva a su Hijo con el poder del Espíritu Santo. Lo estoy haciendo, y eso es lo que les digo a muchas personas que están pasando por el mismo momento.

Invito a todas las personas, a todos los hermanos, a las hermanas que escuchan la radio y especialmente a las per-sonas que están pasando por lo que yo atravieso y he atra-vesado, a que tomen verdaderamente la mano de Nuestra Madre María y de esta radio porque para mí ha sido un motor muy especial. Me trajo la Virgen misma. Os invito: hermanos y hermanas que estáis pasando por este momento de luto, poned esta radio, llenaos de Dios, porque sin Él no se logra llenar ese vacío.

Radio María ha sido un consuelo para mí, me ayudó a su-perar mi sufrimiento.

Sr. Engelbert, agricultor, Austria - RM en el establo

Yo también quisiera dar las gracias a Radio María. Soy agricultor y la he instalado incluso en el establo a través de un viejo sistema satelital. Así puedo escuchar Radio María en casa y en el establo. Ya por la mañana temprano rezo con vosotros, ¡qué regalo más grande!

Anónimo, Suiza

Una señora encargó en el servicio a los oyentes una radio para regalársela a un conocido. Era ya la quinta radio que quería regalar.

Durante la llamada telefónica preguntó: “¿Tiene algo de tiempo? Me gustaría contarle cómo conocí Radio María” ¡Por supuesto que tenía tiempo! Y continuó: “Hace poco más de tres años me regalaron una radio DAB. Y así escuché mi pro-grama habitual con la nueva radio. Algún tiempo después vino a verme mi sobrino. Le gustó mi nueva radio y me expli-có que se podían memorizar más canales.

Yo no sabía nada al respecto, porque en aquella época tenía casi 80 años. Así que elegimos los programas, y mi so-brino memorizaba los canales que quería: noticias, música regional, clásica, etc. Luego mi sobrino dijo: “Oye, abuela, todavía queda un sitio libre”. Así que escuchamos aquí y allá algún canal que estaba disponible. ‘¡Para!’ Le dije: ‘¿Escucho bien? ¿Aquí están rezando aquí? “Radio María”, dijo mi sobri-no. ¿Radio María? Nunca había oído hablar de ella. Continua-mos escuchando un rato, y enseguida lo tuve claro: quería que ese canal estuviera en el último lugar disponible en la memoria de la radio. Desde entonces, Radio María se ha convertido en mi canal favorito. Es tan bonito poder rezar juntos; a través de tantas transmisiones mi fe se hace más profunda y puedo aprender cosas nuevas. Me siento siempre conectada con tantas personas. Y sabe, -me dijo la anciana - ¡Dios mismo me hizo el regalo de poder escuchar Radio María! Es maravilloso!”. Sí, respondí,” Dios hace tantos mila-gros”, y me conmovió mucho la alegría que me transmitía aquella oyente: ¡alegría por la obra de Dios y alegría por Radio María!

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128ESQUELA DE FERADIO MARÍA: TESTIMONIOS

ESCUELA DE FE“Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes y se las has revelado a pequeños”

Mt 11, 25

Comparada con los medios de comunicación actuales, la radio es un instrumento simple, que se basa en la palabra. Recordemos siempre las palabras del apóstol Pablo: "La fe viene de escuchar y escuchar se refiere a la Palabra de Dios" (Rom 10, 17). Las enseñanzas de la Iglesia y la fidelidad al magisterio del Papa hacen de cada Radio María un manantial de conocimiento espiritual. Todo ello conduce a un enriquecimiento religioso que hace crecer al oyente y tranquiliza así el alma de cada hombre, que tiene siempre sed de Dios.

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Anónimo, Bélgica

Radio María es mi emisora de radio favorita. Está dedicada a la Madre de Dios, la Virgen María. Todos los días cuando en-ciendes la radio, puedes escucharla. ¡Todos los días, a cual-quier hora! Para mí es una “Iglesia viva”, una prueba de que el Señor puede acercarse a tu corazón, a tu alma y a tu mente, sin importar si estás en casa, en el automóvil o en el trabajo.

Estamos muy agradecidos a Radio María y a todos sus co-laboradores y voluntarios. Hemos recibido innumerables gracias y bendiciones, especialmente durante la transmisión de la Santa Misa, que trato de seguir en unidad con el sacer-dote y en unidad con el Señor, que vive en mi alma.

La Santa Misa es el momento culminante de mi día. Es lo más importante porque, en silencio en mi corazón, puedo adorar a Dios en la Sagrada Eucaristía. Gracias a Radio María son posibles tantas meditaciones y tantas oraciones. Además, los testimonios y otros programas me dan mucha alegría. ¡Todo esto me acerca a Dios y a nuestra querida Ma-dre celestial!

Sufro muy a menudo, pero gracias a la obra divina de Ra-dio María, vivo para ver las gracias especiales del Señor. Nuestra Señora me apoya en la vida y aprendo mucho a tra-vés de los testimonios de los santos. También agradezco a Radio María su hermosa música, ¡a menudo celestial! Me conmuevo, especialmente después de la Santa Misa, cuando me siento unido con el Señor. ¡La gracia de la música sacra es importante para el alma!

Así que es verdad, Radio María funciona. También doy gracias a la radio por haberme ayudado a tener una relación más profunda con el Señor y con la Virgen enraizada en la belleza y la riqueza de nuestra fe. ¡Es una verdadera gracia

del Padre que tantos fieles puedan disfrutar de su amor ver-dadero por cada uno de nosotros a través de Radio María! ¡Una gran gracia

Rita, Gyumri, Armenia

Todos los días, a cualquier hora, escucho vuestros progra-mas. Radio Maria es un libro para mí. Quiero leerlo todo el tiempo. También he dedicado un poema a Radio María:

Llegó el día en que debo alabarte,abro mi corazón y lo pongo ante ti.Me alimentas y me fortalecescon tu esperanza y tu luz.Todo lo que no sé, lo aprenderé de ti,lo aprenderé de ti, tus palabras me satisfarán,no estaré sola en este mundo vacío.Cualquiera que escuche tus programas,seguramente regresará un día a ti.Te has convertido en el agua de mi vida.Eres la calma cuando estoy turbada,eres mi consuelo,¡Ojalá vivas muchísimos años!

Escucho vuestra radio, sea en el trabajo o en casa. Vues- tra radio siempre está conmigo. Por ejemplo, el programa “Eco Mañana” es mi escuela. La paz del alma viene de los programas espirituales. Los programas sobre el Espíritu Santo me han enseñado que, en los momentos más difíciles, cuando estás a punto de caer en un abismo, debes tener fe en él y la vida se convertirá en la eternidad.

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Tengo una compañera que pertenecía a una secta, pero logré convencerla de que escuchara vuestra radio. La Radio me ha enseñado a vivir con más sencillez. Quiero absorber cada palabra como una esponja. Todas las mañanas rezo con vosotros. Cuando escucho vuestra radio, sea cual sea mi preocupación, es como si el programa estuviera dirigido a mí. Estoy segura de que cientos de personas han experi-mentado este sentimiento.

Siempre he glorificado a Dios, incluso cuando estaba a punto de cometer un grave error, cuando quería herir a al-guien con mis palabras, era paciente y no lo hacía. Radio María me ha dado esta paciencia. Esa paciencia, que es la vida, que recibí de Radio María. Lo digo con toda honradez y responsabilidad.

Cuando rezáis para que nuestros líderes políticos sean buenos y para que los corazones de las personas malvadas se conviertan, creo que los cambios positivos que vemos hoy en nuestro país son el resultado de esas oraciones. Han sido nuestras oraciones elevadas a Dios. Estoy agradecida a vuestros programas.

Tumwesigye Proscovia, Kampala, Uganda

La experiencia de Tumwesigye Proscovia con Radio Maria es otra historia que la gente querrá leer. Esta señora, resi-dente de Mutungo en Kampala, es una católica muy activa que ama totalmente su fe. Se escucha Radio María en la tienda de Prossy.

“Me siento muy honrada de que Radio María me visite esta tarde. Cada vez que encuentro e interactúo con los pre-sentadores de Radio María, me siento privilegiada”. Así fue

como expresó su alegría cuando la radio le hizo una visita de cortesía. Proscovia estaba entusiasmada de declarar que Ra-dio María Uganda había cambiado su vida en todos los aspec-tos. Nos dijo que la radio tiene los mejores programas para ayudar a los cristianos en todos los ámbitos de su vida. Ella misma reconoció que, en este momento de su vida, no pue-de prescindir de Radio María en su familia y en su vida y desea que todos escuchen la radio y la sostengan.

Recuerda que un día su padre puso la radio por casuali-dad. Era la primera vez que escuchaba la radio. Estaba con-tenta con el programa que transmitían porque su familia en ese momento estaba pasando por un momento difícil.

Antes de conocer Radio María, ya habían decidido ir a las iglesias pentecostales, pero esto no les ayudó. Luego recor-dó que la primera vez que su padre sintonizó Radio María, había un programa maravilloso que hablaba de la liberación y la curación. Fue un momento especial porque todos en casa escuchaban la radio que enseñaba cómo los buenos católicos deben comportarse espiritualmente en todas las esferas de sus vidas.

Desde ese día, toda la familia comenzó a escuchar la radio todos los días y ahora ella no puede dejar de hacerlo. Gra-cias a Radio María volvió a ser una católica convencida des- pués de un desvío a la Iglesia Pentecostal.

Proscovia, invita a todos a sostener el apostolado de Ra-dio María porque hace que los cristianos tomen conciencia de la fe que nos ha sido conferida por nuestro Señor Jesu- cristo. Todos tendrían que sostener la radio, porque no es comercial. También es necesario rezar por todos los benefi-ciarios de Radio María Uganda y especialmente por los pre-sentadores que siempre están trabajando para ofrecer bue-nos programas diarios.

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Perpetua Bernhard, Mtwara, Tanzania

Doy gracias a Radio Maria Tanzania, le estoy muy agrade-cida. Aprendí muchas cosas a través de esta emisora. La primera vez que la escuché fue cuando fui a la archidiócesis de Songea con WAWATA (nuestra asociación de mujeres ca-tólicas). Me pregunté entonces cómo podría seguir recibien-do estas enseñanzas porque Radio María no llegaba a Mtwa-ra. Algún tiempo después, también se creó una emisora de Radio Maria Tanzania en Mtwara y yo estuve entre las que participaron en la inauguración.

Me sentí muy feliz y desde ese momento nunca dejé de escuchar Radio María Tanzania, en particular el programa de la mañana de “El santo del día” (Mtakatifu wa leo). Ese pro-grama me enseña casi todo lo que necesito saber porque también quiero volverme santa.

Soy enfermera y consolar a las personas es parte de mi trabajo. El programa me ayuda a hacer mi trabajo lo mejor que puedo, porque con su programa, el padre John Maende-leo nos enseña cómo podemos mejorar en nuestro trabajo para alcanzar la santidad. Invito a todas las personas a escu-char Radio María Tanzania y rezo para que se difunda por todo el país y llegue a la mayor cantidad de personas posi-ble.

Dios bendiga a Radio María Tanzania y sus colaboradores.

Sabrina, ciega, aislada y solitaria, Irlanda

Me ha gustado mucho salir en onda esta noche, Padre Ea-monn. Ciertamente ha sido una discusión estimulante y me he sentido interpelada.

Dios, el Espíritu Santo y Nuestra Santísima Señora saben lo que hay en mi corazón. Saben mis necesidades y mis de-seos. Jesús es mi mejor amigo, le he confiado todo a Él y a Nuestra Señora.

También he empezado hace poco con la terapia. En mi primer ciclo, mencioné que Radio María es muy importante para mí.

Mi dificultad es tener miedo de que las personas se alejen de mí cuando vean o descubran que soy ciega. Me imagino que esto es algo en lo que también tendré que trabajar con Dios, especialmente cuando mi fe me enseña que Jesús está en cada persona. Sería como decirme a mí misma que Jesús me rechaza solo porque soy ciega, pero sé que esto no es cierto.

He sentido realmente la alegría de Cristo resucitado esta Pascua, especialmente como cantante en mi iglesia parro-quial. Ahora estoy organizando un pequeño programa para la comunidad de ciegos y Radio María me ha inspirado mu-cho para ello. Disfruto y estoy aprendiendo tanto de Radio María y de sus enseñanzas espirituales y del poder de la oración. También me ha dado valor para volver al coro de la iglesia.

Gracias, Padre Eamonn y que Dios os bendiga

Belén, Argentina

Crear puentes de unión.Belén, una hermana cristiana evangélica, escucha Radio

María Argentina durante su trabajo y nos ha dado su testi-monio.

“Tenemos una radio nuestra, pero en mi trabajo quería

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sintonizarla pero no podía; así es como encontré Radio María. La he escuchado durante un tiempo y me llena de alegría y paz.

Porque yo, que pertenezco a “otra religión” -llamémosla así entre comillas-, a otra fe, no podía hablar de María”.

Belén comenta que considera a María una intercesora, aunque no puede compartir esto con su comunidad.

Fue su esposo el que la encontró gracias a María a través de la radio. “Solo la escucho durante las horas de trabajo porque no puedo escucharla en otros momentos, pero sería bueno hacer puentes entre vosotros y nosotros”, dice Belén.

María abraza a sus hijos de diferentes maneras. Belén comparte con nosotros cómo el amor de María tocó el co-razón de su pastor: “Siempre le pedí que creyera en María, no como una mujer normal. En María intercesora, en María madre, en María auxiliadora. En María la que nos dio a su hijo Jesús por nosotros.

Ahora estoy muy contenta porque mi pastor, debido a un problema de salud, ha conseguido creer en María, y no habla de ella como de cualquier mujer común, y ya no desprecia a la Virgen!

Belén quiere construir puentes entre todos los credos; ama a María y le da gracias por “haberla elegido y por poder sintonizar su radio”.

Sra. Waltraud, AustriaRM ha cambiado la fe, la vida y la familia

“Llegué a Radio María hace unos 5 años a través de un anuncio en el periódico diocesano. Ya no me dejó, así de fas- cinada estaba con Radio María.

He recibido toda mi educación espiritual de Radio María. Mi fe era tibia. De alguna manera pensé que tenía que haber más, que no era todo, que era muy poco. Luego encontré todo en Radio María.

Mi vida ha cambiado Antes éramos una familia algo caótica. La radio ha traído orden a la familia, y también reza-mos juntos “.

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138RADIO QUE TRANSMITE MARAVILLASRADIO MARÍA: TESTIMONIOS

8 RADIO QUE TRANSMITE MARAVILLAS

“Jesús le contestó:” ¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera crees? ¡Has de ver cosas mayores! Y le añadió: “En verdad, en verdad os digo; veréis el cielo abierto y los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.

Jn 1, 50-51

Cada día se encomiendan en todo el mundo a Radio María miles de intenciones de oración. Nuestra tarea no es solo esperar al "después", sino creer que el Señor, por intercesión de Nuestra Señora, hace grandes maravillas en cada uno de nosotros, siempre y en todas partes. Él responde con infinita misericordia a cada oración, a menudo de una manera completamente inesperada. Los oyentes lo atestiguan cada día.

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Wajdi Nassraween, Jordania

El 26 de abril de 2016, ocurrió un caso insólito durante la procesión del Crucifijo del Viernes Santo en el Monasterio de la Virgen María, Fuente de la Vida, en Debeen, Jordania. Era alrededor de las 11:00 de la mañana cuando estaba compro-bando la conexión entre la sala de control del monasterio y el estudio de Radio Mariam en Roma con el técnico Samaan. Habíamos empezado a conectar la línea para transmitir en directo, pero, desafortunadamente, ninguno de los dispositi-vos reconocía la señal de sonido. De repente, sin ninguna conexión entre uno y otro, recibimos la señal de Amán y nos conectamos para comenzar a transmitir la Santa Misa en di-recto desde Roma.

Samaan me confirmó luego que la transmisión había sali-do bien, pero que se trataba de una conexión muy extraña ya que el cable de conexión no estaba conectado en absolu-to, porque el hilo estaba en mi mano en lugar de estar en-chufado. Más tarde, el técnico de Roma me llamó por teléfono para decirme que todos sus dispositivos habían dejado de funcionar excepto la transmisión en directo desde Amán.

La transmisión fue en directo aunque el cable no estaba conectado. La conexión continuó durante cinco horas, y trans- mitimos la Santa Misa y las oraciones del Viernes Santo.

¡Dios os bendiga a todos!

Nicolás y Constanza, Santiago, Cile

En el primer semestre de 2009, después de muchas expectativas y deseos, mi esposa, Constanza, tuvo la mara-villosa noticia de que estaba esperando un niño. Esta noticia,

por supuesto, nos llenó de alegría porque era algo que de-seábamos tanto. Constanza se había sometido antes a una operación para extirpar un fibroma de gran tamaño y luego tuvo un embarazo extrauterino que le hizo perder una trom-pa de Falopio, lo que hacía todavía más difícil que pudiera quedarse embarazada. Así, este embarazo, que aparente-mente se presentaba tranquilo, nos hizo pensar de inmedia-to que todas las dificultades anteriores eran solo un recuerdo amargo. Pero, en la duodécima semana de gestación, duran-te una revisión ecográfica, el médico nos advirtió de que algo no parecía normal: un tipo de malformación que podría haber comprometido la vida del feto y, por lo tanto, hacía probable que el embarazo no llegase al final, o que una vez nacido el bebé, su muerte fuera prematura.

La noticia fue devastadora, pero teníamos que luchar para que nuestro hijo estuviera bien y empezamos a pedirle ayuda a Dios con la oración. Radio María fue fundamental. Fuimos recibidos por el director de la radio, que entonces era el padre Raúl Arcila, y por todos los voluntarios. En el rosario, en la misa y en todos los momentos en que cada día se rezaba co-munitariamente, nuestras intenciones eran compartidas. Des- de ese momento sucedió algo: mi fe se hizo más fuerte que nunca, sentía realmente el poder del Espíritu Santo presente en nuestras vidas. Sucedieron así una serie de acontecimien-tos, signos y experiencias insólitas. De allí a pocas semanas el médico nos habría dado el diagnóstico definitivo.

El día del encuentro con el médico estábamos muy preo-cupados, pero la fe era tan grande que teníamos la convic-ción de que algo sucedería. Fue un momento único, difícil de explicar; estábamos en paz porque sabíamos que no impor-taba lo que pudiera decir. Estábamos convencidos de que Dios ya había actuado de alguna manera. Al final de la visita,

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el ginecólogo nos dijo que no veía nada extraño, que las imágenes ya no mostraban rastros de malformaciones y que el feto era completamente normal.

La alegría de los que habían vivido todo esto de cerca era plena, la certeza de un milagro era total. Sin duda, la Virgen y San José habían intercedido en esta empresa sobrenatural. Nuestro hijo José Santiago nació el 1 de octubre de 2009, com-pletamente sano, y hoy es un niño feliz que nos llena de alegría con sus tres hermanos que forman nuestra familia bendita.

Mayra Ribadeneira, Ecuador

A mi regreso del Congreso Mundial de las Familias en 2015, me sentía mal. Así que fui a mi médico, que me man-dó varios análisis, entre los cuales uno de estómago. Cuando salí de la anestesia, noté que mi oncólogo me miraba con tristeza. Inmediatamente supe que algo iba mal.

Sonreí y dije: “Bueno, dime lo que encontraste”. Él, muy cariñoso, me tomó de la mano y me dijo: “Tienes cáncer; hemos tomado muestras para hacer una biopsia y confirmar lo que tememos”. Entraron otros doctores y les pregunté cuánto tiempo me quedaba de vida. Sacudieron la cabeza, se miraron y dijeron: “Tal como están las cosas, de seis se-manas a seis meses”.

Yo estaba llena de paz. Pensé que tendría tiempo para poner en orden mis cosas. Les pedí que no se afligieran, por-que estaba dispuesta a encontrarme con el Señor.

Tal vez no era la respuesta que esperaban, pero aquellos que proclamamos a Dios en la radio que da esperanza, solo podemos dar gracias a Dios por todo lo que vivimos. Esta-mos invitados a cambiar nuestra perspectiva y a hacerlo a

través de los ojos de nuestro Dios, para ver más allá de la objetividad de los eventos.

La biopsia confirmó lo que habían dicho los médicos. Y como mi médico es mi yerno, se reunieron, hablaron con mis hijas y me pidieron que me hiciera quimioterapia. Me negué, pero ante la insistencia de mis hijas, acepté. Así comencé el proceso y puse mi esperanza en las manos del Señor y en la oración de mi familia.

Fue una gran experiencia de comunión. La oración se ex-tendió a nuestro público, a los conventos y a las comunida-des. Y, en una gran prueba de solidaridad y amor, todos se arrodillaron para pedir la intercesión de nuestras santas, Ma-riana de Jesús Torres y Beriochoa de las Concepcionistas, Santa Narcisa de Jesús y Nuestra Madre del Buen Suceso.

Reflexionaba sobre nuestra misión, que es mantener a los demás en la esperanza, y que en ese momento me sostenía gracias al hilo invisible de la fe y del amor presente en nuestra gran familia.

La tercera sesión de terapia me causó una oclusión intesti-nal; me tendrían que operar otra vez, porque seguramente el tumor se había extendido al intestino. Para mis adentros yo sabía que no era así. Me dijeron que la operación duraría unas cinco horas y que luego me llevarían a cuidados intensivos.

Al final, la operación duró solo una hora y media. Se sor-prendieron: mis órganos estaban completamente limpios, no había rastro de la enfermedad.

Creo que el Señor quería que lo vieran, de modo que dos o tres médicos exclamaron: “Esto es un milagro”.

Ahora, después de tres años, ha llegado el momento de dar testimonio del amor de nuestro Dios, que es la fuente de la que mana toda gracia, y que, como un Padre amoroso, vela por los que le sirven.

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144RADIO QUE FORMA DISCÍPULOSRADIO MARÍA: TESTIMONIOS

RADIO QUE FORMA DISCÍPULOS “Id, pues, y haced discípulos a todas las

gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”

Mt 28, 19

La misión más importante de la Iglesia es ciertamente la de salvar almas. La misión de Radio María es la de despertar y consolidar en cada bautizado el sentido misionero de nuestra adhesión de fe a Cristo, es decir, de vivir el bautismo y "crecer y fortalecerse en el espíritu" (Lc 1,80). Radio María enseña todos los días cómo orar, actuar, responder, testimoniar y vivir una vida de buen cristiano.

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Vikica Gašpar-Radak, Sarajevo, Bosnia-Erzegovina

Me llamo Vikica Gašpar-Radak y soy de Sarajevo, Bos- nia-Herzegovina. Nací en Croacia en 1951. Cuando tenía 20 años, me casé con un hombre un año mayor que yo y vine a vivir a Sarajevo. Tuvimos un hijo. Después de 10 años de matrimonio, un día mi esposo regresó a casa del trabajo y me dijo que se había enamorado de otra mujer y que estaba a punto de irse.

Su idea era llevarse a nuestro hijo y obligarme a abando-nar Sarajevo. Se las arregló para llevarse a nuestro hijo por-que yo no tenía un apartamento ni los medios para pagarlo. Después de esto, encontré un trabajo y alquilé una casa, pero él todavía quería que me fuera de Sarajevo y trató de presionarme de diferentes maneras.

Venía a amenazarme y yo tenía que llamar a la policía casi todos los días. Una noche, cuando vino, y la policía tuvo que intervenir nuevamente, mi casero me dijo que ya no podía tolerar la situación y que tenía que irme del piso. Me dije a mí misma: “Levanta la cabeza hacia arriba, Dios te ayudará. Puedes encontrar un lugar debajo de un puente esta noche y mañana será un nuevo día”.

Mi jefe me escuchó, ya que estaba allí cuando ocurrió el incidente, y me dijo: “No vas a dormir debajo de ningún puente. Puedes dormir en mi casa”. Al día siguiente decidi-mos que yo cuidaría de su hogar y cocinaría, a cambio de vivir allí. Esta era la única forma en que estaría protegida de mi marido.

Han pasado treinta años desde que vivo en esta casa con un hombre que es exactamente lo opuesto a mí. Era comu-nista, 20 años mayor que yo, y vivía su vida siguiendo el

lema: “¡El partido comunista, mis compañeros, y nadie más!”Yo soy creyente practicante y el lema de mi vida es: “De-

bes amar al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y toda tu mente y a tu prójimo como a ti mismo”. Los ciudadanos de Sarajevo aman a este hombre, ya que era un humanista aunque ateo, pero sus padres lo habían bautizado en una iglesia ortodoxa cuando era niño.

A él no le importaba que fuera a la iglesia e incluso que llamase a un sacerdote para que bendijera nuestra casa, pero no quería rezar: era algo imposible.

En 1992, estalló la guerra en Bosnia y Herzegovina y su hijo mayor resultó gravemente herido. Era cuestión de vida o muerte, incluso los médicos le dijeron que había pocas po-sibilidades de que su hijo sobreviviera. Me arrodillé para re-zar y me preguntó: “¿De verdad crees que eso lo puede sal-var?” Le respondí: “Sí, lo creo y tendrías que rezar conmigo y lo verás. Jesús nos dejó a su madre, María, para que fuera nuestra madre y toda madre cuida de sus hijos. Tu hijo tam-bién es suyo y lo cuidará, basta que se lo pidas con todo tu corazón”.

Dios estaba a la obra. El comunista y ateo convencido co-menzó a rezar el rosario tres veces al día conmigo. Después de 10 días, los médicos le dijeron que su hijo se estaba recu-perando y que podría salir pronto del hospital. Cuando lo escuchó, comenzó a llorar de alegría y se preguntó cuántos años había pasado entre conflictos y vanidades. Desde ese momento hasta su muerte, vino conmigo el domingo a la misa en la Iglesia católica.

Me pidió que le prometiera que cuando muriera, le asegu-raría un funeral cristiano y mantendría mi promesa. Decidió casarse c ivilmente conmigo, así podría heredar su aparta-mento. Mi primer marido ya estaba muerto y poco después

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también murió mi segundo marido. Estaba sola, ya que mi hijo se había ido a los Estados Unidos, de modo que me con-vertí en jubilada y viuda.

En 2014, cuando iba a misa, vi un cartel de Radio María en un edificio y así es como descubrí esta radio en Sarajevo. Me convertí en una oyente fiel que llama todos los días du-rante los programas.

También r ecomiendo escuchar los programas de Radio María a otros, especialmente a los ancianos, a los que viven solos y a los que han sido abandonados. Muchos de ellos han seguido m i consejo y se han convertido en oyentes que apoyan el trabajo de Radio María. Algunos de ellos han co-menzado a regresar a la iglesia después de muchos años. Dios tocó sus almas y volvieron a él. No solo soy una fiel oyente y benefactora de Radio María, sino que también soy voluntaria. Durante cuatro años, una vez por semana, arre-glo la capilla y la sede de Radio María.

Estoy alegre y feliz de tener la oportunidad de hacer el bien y, de esta manera, de crear una oportunidad para que quienes e scuchan Radio María vivan su momento de vida feliz.

Luigi, Catanzaro, Italia

En primer lugar un caluroso agradecimiento, por la ina-preciable obra de evangelización que la Radio desde hace décadas lleva a cabo en el mundo.

Gracias por ser guía, apoyo y consuelo para tantas perso-nas enfermas o cuya discapacidad no hace posible una vida normal de inserción en la sociedad y, en consecuencia, de colaboración con las instituciones que cuidan a los pobres,

los marginados, los que están en cualquier otra situación de necesidad. Soy un joven con tetraplejia espástica de naci-miento, obligado a vivir en una silla de ruedas porque no tengo uso de las piernas ni de una mano. Mi deseo más pro-fundo hubiera sido colaborar activamente con Radio María, que escucho desde siempre todos los días y que me da no solamente consuelo sino también mucha luz en el crecimien-to de la fe.

Al no poder hacerlo, debido a mi impedimento físico, re-curro a la oración diaria y a la comunión frecuente. He reza-do y seguiré haciéndolo por una difusión cada vez mayor de Radio María en el mundo, para que su enseñanza bajo la guía maternal de la Virgen María ilumine y acompañe cada vez a más personas en el camino de la conversión. Ya que, por lo menos puedo hacer esto, enviaré una contribución muy modesta para los costos de apertura de una Radio María en el país donde nació y vivió la madre de Nuestro Señor. Radio María es una riqueza para las familias cristianas que, no solo a través de la escucha de las funciones sagradas, sino también a través de tantos programas que dan una vi-sión cristiana del mundo y de sus necesidades, constituye una guía segura.

Personalmente, puedo decir que su escucha diaria me ha dado la fuerza interior para aceptar completamente mi con-dición en obediencia a esos diseños salvíficos divinos que por el momento son inescrutables. A menudo pienso que si con el sacrificio de mi existencia y con mis oraciones se salvase solamente un alma, entonces mi existencia no habrá sido vacía ni vana.

Vuestro hermano en Cristo

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Nicolas Romero, Taxista, México

Desde hace varios años Nicolás Romero es voluntario en la promoción de Radio María y lo hace a bordo de su taxi, un vehículo que se ha convertido en un instrumento de evange-lización. “Siempre he escuchado Radio María desde que co-mencé a trabajar con taxis. Fui a Radio María y junto con otro colega formamos el grupo de taxistas de María. Comen-cé invitando a todas las personas a las que transportaba a escuchar Radio María. Me ha ayudado mucho porque me comprometí con la Santísima Virgen María y sentí su apoyo espiritual y, concretamente, la necesidad de hacer cosas por Dios”.

¿Cómo promocionas a Radio María en tu taxi? “En primer lugar, miro a los clientes y empiezo a charlar

brevemente con ellos. Entonces, si por casualidad mencio-nan algunos de sus problemas, les sugiero que escuchen Ra-dio María. Con muchas personas, sobre todo con las mujeres que tienen problemas, lo que hago es llevarlas al Santísimo Sacramento y lloran ante la presencia de Dios”.

Maria Elena Barrios de Mujica, Caracas, Venezuela

“Cuando estaba en la Iglesia Evangélica, sentía un gran vacío; me faltaba algo, no me sentía completa. Pero frente al vacío y la necesidad de Dios que tiene todo ser humano, al-guien me dijo: ¡Hay una emisora de radio llamada Radio María, escúchala y reza el Rosario! Sintonicé la emisora hace unos seis meses, e inmediatamente me llamó la atención el sacer-dote que dirigía el programa “Por el camino del catecismo”.

Narra su testimonio María Elena Barrios de Mujica, actual presidenta de Radio María Venezuela. Ella, como otros oyen-tes, es el resultado de la primera evangelización de esta emisora católica en Caracas,

Dice que al principio prestaba más atención a las en-señanzas del programa sobre el Catecismo de la Iglesia, pero “cuando empezaba el rezo del Rosario, como un signo de respeto hacia María, bajaba el volumen, “porque era lo que la Iglesia Evangélica –que era contraria al rezo del Rosa-rio– me había enseñado. Esto duró ocho meses, pero” la Virgen hizo su trabajo “, dice con fe.

“En una ocasión dijeron que necesitaban voluntarios y, como había trabajado en la industria de la publicidad y el marketing, pensé: “Bueno, tal vez desde mi campo de tra-bajo pueda ayudar a esta emisora que me ha fascinado y ha transformado mi vida”. Luego conocí más profundamente la emisora, a la Madre de Dios, y comencé a orar y a promover el Santo Rosario.

Poco después, fue invitada a convertirse en miembro aso-ciado para sostener mejor a la radio y, después de tres años como voluntaria y miembro asociado, María Elena Barrios pasó a ser miembro de la junta directiva. Más tarde, fue pro-puesta como presidenta de la emisora, cargo que ocupa desde noviembre de 2011, y desde entonces ha trabajado duro para revitalizarla.

Sin ignorar las características de la emisora ha tratado de “renovarla y abrir las puertas a todos los que quieran venir a la Casa de María”, dice.

Hoy está llena de alegría por servir a Dios a través de la Madre en la emisora que ha ayudado a tantas personas y que es también un medio de compañía para muchos que están solos. Cuenta que ha experimentado el amor de María

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en su vida y en su apostolado y espera que muchas personas conozcan y amen más a la Madre de Jesús.

Marcelo, General Alvear, Mendoza, Argentina

Marcelo y su esposa, Liliana, participaron en el Mariathon orando, dando a conocer la radio en su zona y recogiendo do-nativos para los proyectos de Radio María en todo el mundo.

Marcelo nos dice que durante treinta años perteneció a otra Iglesia, pero después de la muerte de su padre encontró a Radio María y esto lo llevó a la conversión.

“Mi padre era muy devoto y escuchaba Radio María todos los días. Cuando ingresó en el hospital, me habló de los san-tos, de María y de lo que escuchaba en Radio María, del Ro-sario..., pero no le presté atención porque no era creyente. El día después de la muerte de mi padre, mientras estaba limpiando su casa, puse la radio y Radio María estaba allí, empecé a escucharla y poco a poco comencé a rezar con la radio “, dice Marcelo.

En aquel momento comprendió que las oraciones de su madre, de su padre, de su hermana, de su esposa y de la Virgen, lo llevaron a convertirse.

En Marcelo lo que inicialmente no era importante se trans- formó, a través de la radio, en un apostolado diario, que comparte con su esposa.

Ahora, tanto Liliana como Marcelo participan activamente en el Mariathon. “Mi mujer ya era colaboradora de Radio María y cuando recibimos la carta de la Radio que nos invita-ba al Mariathon, aunque no sabíamos mucho al respecto, comenzamos a hablar con familiares y conocidos.

Hicimos fotocopias del material, rezamos y fuimos, Liliana y yo, a visitar a los vecinos, con una imagen de la Virgen que me había regalado mi hermana. También hablamos con el alcalde y los concejales, en la parroquia, con muchas perso-nas, y recogimos donativos para los proyectos de Radio María en el mundo. Salimos casi todos los días para hacer publicidad a la radio y contribuir al Mariathon”.

Le preguntamos qué le diría a alguien para alentarlo a participar: “Rezad, pedid a mamá María y a Jesús, que os empujen Hay muchas personas que sufren en todo el mun-do, hay personas que son perseguidas por ser cristianos y católicos. Tenemos mártires por la fe. Por eso tenemos que salir, con fe, al encuentro de nuestros hermanos”, nos dice, alentando a los oyentes de Radio María en Argentina.

Francisca del Carmen Aburto Largaespada, Managua, Nicaragua

Mi nombre es Francisca del Carmen Aburto Largaespada, vivo en Managua. Puedo decir que soy la fundadora de Radio María porque la escucho desde que comenzó a transmitir.

Me gustan mucho los programas de Radio María, van al fondo de la vida, todos sus consejos ayudan. Me paso las veinticuatro horas escuchando la radio y nunca la apago; escucho todos los programas y me gustan mucho.

También me gustan los hermosos testimonios que la gen-te comparte en la radio; me gusta todo lo que dicen porque evangelizan a través de los programas y gracias a eso, mi vida ha cambiado. Yo era una persona muy orgullosa: cuan-do te encuentras en medio de crisis horribles como las que he atravesado, reaccionas, pero poco a poco he cambiado

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con la ayuda de Radio María.Intento rezar el Rosario todos los días con la radio a las 6

de la mañana, al mediodía y por la tarde; pero desde las cin-co en punto escucho la radio y me alegra escuchar “El café con María”, porque los jóvenes transmiten su alegría y siem-pre nos enseñan cosas nuevas. También escucho todos los programas que emiten durante el día y me siento feliz porque el Padre José Antonio logra contagiarnos con su en-tusiasmo.

Cuando me invitaron a dar mi testimonio, me alegré por-que el Señor nos pide que digamos lo que hace por nosotros y me complace saber que mi Radio María da espacio a los oyentes para compartir con otros las obras de Dios en noso-tros.

También les estoy enseñando a mis nietos a amar a la Vir-gen y a Radio María para que puedan compartir sus testimo-nios y colaborar para que la radio pueda continuar en onda por muchos años.

Recluso, Penitenciario de San Juan de Lurigancho,Lima, Perù

La Madre Rosa Inés (dominica de la Presentación) dirige “Tejiendo el manto de María”, un programa para rezar por las intenciones de los oyentes.

Reproducimos parte de una carta escrita, en agosto de 2016, por uno de sus oyentes:

“Mi nombre es Juan José (seudónimo), llevo en la cárcel desde 2011. Lo que importa es que Dios puede hacer buenas personas a pesar de un pasado turbulento...

Querida Madre Rosa Inés, desde hace año y medio, escu-

cho su hermoso programa: “Tejiendo el manto de María”. Cada vez que lo escuchaba, rezaba dentro de mí por mi mujer, por mi hijo Fabricio, por mi padre y mis hermanos, mis tíos, mis suegros, etc. Pero para mí, al principio, era ex-traño rezar por personas que no conocía hasta que una tar-de, durante el programa, escuché la llamada de una mujer adulta. Pidió oraciones para su nieto de once años, diciendo que el niño había perdido la alegría de vivir, que no quería estudiar ni hacer nada y que tenía miedo. Usted le preguntó: “¿Y dónde está la madre?”. La abuela respondió: “Es ella la que maltrata al niño”.

En ese momento pude identificarme con aquel caso, mi corazón se rompió de dolor y comencé a llorar... Tan pronto como me tranquilicé, me comprometí a rezar siempre por los demás... Se puede causar mucho dolor cuando no conoces a Dios .

Estoy convencido de que la oración es un arma poderosa en las circunstancias de nuestras vidas, cuando todo parece perdido, donde no hay salida, entonces llega la fe para abrir un camino (lo digo por experiencia...). Creo y estoy conven-cido de que Dios es el único que puede sacar ventaja de una situación difícil.

Madre Rosa Inés, he hecho para usted un trabajo en una tela de yute que tiene 7.500 agujeros; mientras lo estaba tejiendo, pensé en las tantas intenciones que recibe su pro-grama y cada vez que tejía, también rezaba por esas perso-nas y por todos vosotros, incluso si no os conozco. Pero quiero que sepáis que estáis en mis oraciones”.

Después de esta carta, la Madre Rosa Inés visitó a Juan José: “Fuimos a verlo, nos abrazamos y ambos lloramos. To-davía está en la cárcel pero se ha convertido en una ‘hormi-guita’ de Radio María y en un apóstol de María en la cárcel.

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Reza el rosario con los que quieren hacerlo. Y le dije: “Nues- tra Señora te trajo aquí para algo y de aquí no te vas hasta que dejes un grupo de oración que siga rezando el rosario”.

Nidia Calvo y Yamileth Espinoza, Costa Rica

Poco después de que Radio María abriera sus puertas en Costa Rica, hace trece años, las señoras Nidia y Yamileth, tratando de consolidar su fe y su esperanza, llamaron a la puerta de nuestra casa y se han unido a nuestra familia de voluntarios.

Desde entonces, han desempeñado diferentes funciones, testimoniando el crecimiento de nuestra radio, experimen-tando cada una de sus fases paso a paso, contándonos su alegría al ver que la emisora pasaba de una frecuencia de AM a una FM, el estímulo generado por las mejoras en la sede o en la capilla que acoge a los que nos visitan.

Ahora son voluntarias, donantes, realizan trabajos de “hormiguitas” y forman parte de las familias misioneras. Ambas subrayan que Radio María Costa Rica ha sido una herramienta que ha consolidado su fe y su esperanza, y las ha acompañado por los varios caminos de la vida, convir-tiéndose en parte de ellas mismas.

Las señoras Nidia y Yamileth, han acompañado el creci-miento de la Radio, así como una vez acompañaron el creci-miento de varias generaciones de niños, porque eran maes- tras. Son madres, esposas y mujeres dedicadas al proyecto de nuestra Madre.

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Redacción editorialBernhard Mitterrutzner ([email protected])Michela Burdino ([email protected]) Daniele Trenca ([email protected])

Han colaborado en esta ediciónPadre Livio Fanzaga (Directors‘ Advisor WFRM)Vittorio Viccardi (Presidente WFRM)Excmo. Mons. José Ignacio Munilla (Obispo de la Diocesi de San Sebastian)Emmo. Card. Christoph Schönborn (Arzobispo Metropolitano de Viena)

...y todos los oyentes de Radio Maria en el mundo!

Proyecto gráfico y compaginadoCreative Hub

Material fotográficoArchives Historiques de l’Association World Family of Radio Maria Onlus

Traducciones Teresa Bustelo (ESP)Ingrid Courbet (FRA)Susan Dawson Vásquez (ENG)Claudia Köck (DEU)

ImpresiónTipografia Ferrari-Auer (BZ)

2019 Todos los derechos reservadosProhibida la reproducción, incluso parcial

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