Reincidente 23

8
Año II, Número 23, 1ra. quincena de octubre de 2011 * Reincidente no incluye sección de Sociales Gloria A. Tirado Villegas* E l historiador Ernesto Lemoine dejó numerosos textos con los que a la vez que podemos acceder a una amplia información sobre el movimiento de independencia, provoca cuestionamientos severos a lo que aprendimos en la escuela: tanto entre los ahora mayores, quizá menos dispersos sobre la historia patria, como se le llamaba hace varios años; como entre los jó- venes y los niños, perdidos entre la nebulosa informa- ción del famoso Grito de la Independencia que la tele- visión anuncia, lo que circula en You Tube y una especie de videoclips que confunden el sentido de esta rebelión, banalizándola totalmente. Deshilvanando algunos elementos del tejido social de esa época podemos anotar que Hidalgo no era el pobre cura que atendía a una feligresía miserable. Hidalgo era ambicioso y complicado. Él estaba varios codos por en- cima del nivel medio de la instrucción sacerdotal de la época. También en la esfera eclesiástica, sentía superar a algunos canónigos, por lo que se movía de un lugar a otro tratando de cambiar su situación: va a Guanajuato, a San Miguel el Grande, a Querétaro, a Valladolid. Dolores es el centro, es su refugio. La oportunidad de destacar se la ofrece un grupo de criollos que se organiza en Querétaro, más cercano a Dolores, bajo la protección solapada del corregidor Miguel Domínguez y, sobre todo, de su esposa doña Josefa Ortiz de Domínguez. En esa conspiración de Querétaro participaban al- gunos civiles de clase media de la opulenta ciudad, y de manera especial un puñado de jóvenes oficiales del ejér- cito: Ignacio Allende, Juan Aldama, Mariano Abasolo, Joaquín Arias, Francisco Lanzagorta, entre otros. Allen- de, el mayor de todos, nacido en San Miguel el Grande, intendencia de Guanajuato, era el promotor de la cons- piración. Con gran empuje y de figura atrayente, Allen- de hubiera dirigido la rebelión, como eran sus deseos, de haberse canalizado ésta en forma de movimiento de la clase media, pero no fue así. Se hizo necesario un guía que fuese escuchado y seguido por mucha gente, con ca- risma y prestigio regional, y ese era el cura Hidalgo. Fue entonces llamado por Allende a Querétaro. El “Grito” de independencia —un suceso que para los mexicanos ha quedado emocionalmente grabado con la misma fuerza que el de la toma de la Bastilla en- tre los franceses, lo pronuncia Hidalgo en la madrugada del domingo 16 de septiembre de 1810, en el atrio de la parroquia de Dolores y ante la concurrencia de un me- dio millar de individuos, hombres y mujeres de humil- dísima condición. El instante ha sido mil veces relatado y sin embargo se pasó para festejarlo el 15 de septiembre a las 11.00 hrs. de la noche. Lo que grita el libertador frente a una muchedum- bre congregada en el atrio de la iglesia de Dolores, fue reconstruido después y nos ha llegado como una hoja- rasca llena de contradicciones y arreglos a posteriori. Lo más cauto es interpretar el acto del 16 a través de los documentos que Hidalgo fue suscribiendo en los días inmediatos a esa fecha memorable. Uno es el que diri- ge desde Celaya el 21 de septiembre, el otro, de media- dos de octubre, es una proclama que puede esclarecer el contenido ideológico del “Grito”, en la que se diri- ge a sus “amados compatriotas hijos de esta América”; esta proclama termina con un marcial exhorto que, jus- tamente, debió ser idéntico al pronunciado el 16 de sep- tiembre. Cita Lemoine: ¡Viva la religión católica! ¡Viva Fernando VII! ¡Viva la Patria y viva y reine por siempre en este Continente Ameri- cano nuestra sagrada patrona, la Santísima Virgen de Gua- dalupe! ¡Muera el mal gobierno! Eso es lo que oirés decir de nuestra boca y lo que vosotros deberéis repetir. Otros autores insisten en que tampoco tomó el es- tandarte de la Virgen de Guadalupe como bandera, aun- que los participantes en el movimiento portaban imáge- nes de alguna virgen y otros, la estampa de Fernando VII pegada en el sombrero. Lemoine afirma que sí y fue de la iglesia de Atotonilco de donde sacó un lienzo con la Virgen de Guadalupe, que enarboló como estandar- te: medida táctica ya que era el símbolo religioso más venerado en el pueblo. Lo cierto es que Hidalgo pasó por Dolores, Atotonilco, San Miguel el Grande, Cha- macuero (hoy Comonfort), Celaya, Salamanca, Irapua- to, Silao y Guanajuato. En menos de dos semanas logró reclutar una hueste turbulenta e indisciplinada de más de veinte mil hombres. La estrategia de Hidalgo fue moverse con mucha rapidez para revolucionar la mayor extensión de la Nueva España. Para el 20 de ese mes, algunos observadores calcularon tenía más de cincuenta mil hombres y se le incorporaron dos valiosos auxiliares: el licenciado Ignacio López Rayón y el cura José María Morelos y Pavón. El movimiento insurgente avanzaba. Otra aseveración es sobre el grupo de Los Guadalu- pes. Según afirma el Dr. Ernesto de la Torre, que la for- mación de este grupo debió partir de la existencia de di- versos grupos comprometidos en el movimiento de 1810. Antes de la muerte de Hidalgo las detenciones fueron crecidas y los procesos que se formaron infinitos, se supo de este grupo por las correspondencias interceptadas por el gobierno y Junta de Seguridad. Muchas de esas cartas dirigidas a Ignacio López Rayón en el año de 1811, otras más fueron enviadas a Morelos en 1812. Cartas firma- das con seudónimos, por medidas de precaución. La de- nominación de Los Guadalupes, no es casual, sino que obedece a una idea, a una consigna, representan un dis- tintivo nacionalista y patriótico, una clave inconfundible de su origen. Los Guadalupes denominación simbólica en torno de la Virgen de Guadalupe, la patrona de las fuerzas insurgentes y madre de los mexicanos. Entre los españoles y criollos no había esta advocación. Mensajeros y correos cuya lealtad era bien patente recorrían el país, disfrazados o no, ocultándose para no caer en manos del enemigo. Pronto engrosaron las filas artesanos, pequeños comerciantes, oficinistas, campesino, arrieros, y quienes deseaban liberarse de sus opresores. El grito de Dolores y el inicio de la rebelión de inde- pendencia encabezada por Hidalgo despertaron no sólo a los patriotas, sino a toda la dormida sociedad novohis- pana. El 11 de enero de 1811 Hidalgo fue derrotado cer- ca de Guadalajara por un contingente de soldados rea- listas. Huyó entonces hacia Aguascalientes y Zacatecas, con la intención de llegar a Estados Unidos para buscar apoyos a su causa, pero fue traicionado por Ignacio Eli- zondo y capturado en las Norias de Acatita de Baján, el 21 de mayo de 1811. Conducido a Chihuahua, Hidalgo fue juzgado en consejo de guerra y condenado a muerte. Lo degradaron como sacerdote y lo fusilaron en la ma- ñana del 30 de julio de 1811. Su cabeza, junto con la de Allende y otros insurgentes, se exhibió como castigo en la alhóndiga de Granaditas de Guanajuato. Su decapitado cadáver fue enterrado en la capilla de San Antonio del templo de San Francisco de Asís en la misma ciudad de Chihuahua. Con ello las fuerzas realistas pretendían un escarmiento a los insurgentes. Toda la lucha se ve menguada y, por ello, don Ignacio López Rayón se traslada a Huichapan en agosto de 1812 y el 16 de septiembre, en la madrugada, se oficia una misa ante todas las tropas reunidas, conmemorando por pri- mera vez el inicio de la lucha y, desde el balcón del Chapi- tel, se lee la Proclama y se da al Primer Grito de Indepen- dencia Nacional, muy necesario para levantar el ánimo de las tropas. Es así como se recobra la fuerza nuevamente. En 1821 fue exhumado el cuerpo de Hidalgo y jun- to con su cabeza se le enterró en el Altar de los Reyes, de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Finalmente, desde 1925 reposa en el Ángel de la Inde- pendencia, en la capital. En 1868 fue erigido en su ho- nor el estado de Hidalgo. En 1863, Juárez a su paso por Dolores, rumbo al norte, decidió que la casa de Hidalgo se convirtiera en museo histórico en el cual aún pueden verse algunos ár- boles plantados por él. Como bien se sabe los años de la guerra de Reforma fueron difíciles y no fue sino con el liberalismo triunfante cuando se celebró con grandes recursos el inicio de la Independencia. En el gobierno de Porfirio Díaz se construyó en la ciudad de México el Monumento a la Independencia, conocido popu- larmente como El Ángel. El Ángel fue inaugurado en 1910 con motivo del centenario de la independencia de México por el entonces presidente Porfirio Díaz Aunque la mayoría de los autores coincide en que el Grito fue en la madrugada del 16 de septiembre, sin poner una hora, Porfirio Díaz para celebrar su cum- pleaños lo adelantó al 15 de septiembre y oficializó una hora, que es la que hasta la fecha se utiliza en el proto- colo: a las 11.00 P.M. El Grito solía darse en Dolores, después ha sido en el Palacio de Gobierno. Se manda- ron a fundir réplicas de la campana de Dolores, que fue- ron colocadas en los palacios de gobierno, desde donde el gobernante da el Grito de Independencia. El festejo ha sido desde siempre aprovechado como la noche libre. También la proclama que grita el Presidente ha va- riado: al Viva Hidalgo, Viva Allende, Viva Aldama y Viva Morelos, se han agregado las heroínas. En 1878 el Congreso de Querétaro declaró a doña Josefa Or- tiz de Domínguez “Benemérita de la Patria” y dispuso que su nombre quedara grabado en letras de oro en el salón de sesiones. Sus restos se trasladaron a Querétaro en 1994 con gran ceremonia. Y hace pocos años que en la ceremonia de “El Grito” del 15 de septiembre fueron incluidas en las tradicionales vivas a los héroes de la In- dependencia: “¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez!, ¡Viva Leona Vicario!”. * La autora es Doctora en Historia por la UNAM y actualmente es investigadora de tiempo completo en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP. El grito del 16 de septiembre El historiador Ernesto Lemoine dejó numerosos textos con los que a la vez que podemos acceder a una amplia información sobre el movimiento de independencia, provoca cuestionamientos severos a lo que aprendimos en la escuela: tanto entre los ahora mayores, quizá menos dispersos sobre la historia patria, como se le llamaba hace varios años; como entre los jóvenes y los niños, perdidos entre la nebulosa información del famoso Grito de la Independencia que la televisión anuncia, lo que circula en You Tube y una especie de videoclips que confunden el sentido de esta rebelión, banalizándola totalmente. LA INDEPENDENCIA Gloria Tirado Villegas Noé Cano Vargas Oscar Chávez Rodríguez LA MUERTE DEL RÍO SAN FRANCISCO Lidia E. Gómez García DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista ENGAÑO Enrique Condés Lara DICCIONARIO (poblano) DEL DIABLO Humberto Sotelo Mendoza FRANTASÍAS José Fragoso Cervón REINCIGRAMA Torcuato Serapio ZOOCIEDAD NUEVO USO PARA REINCIDENTE Año II, Número 22, 2da. quincena de septiembre de 2011 * Reincidente no incluye sección de Sociales Gloria A. Tirado Villegas* E l historiador Ernesto Lemoine dejó numerosos textos con los que a la vez que podemos acceder a una amplia información sobre el movimiento de independencia, provoca cuestionamientos severos a lo que aprendimos en la escuela: tanto entre los ahora mayores, quizá menos dispersos sobre la historia patria, como se le llamaba hace varios años; como entre los jó- venes y los niños, perdidos entre la nebulosa informa- ción del famoso Grito de la Independencia que la tele- visión anuncia, lo que circula en You Tube y una especie de videoclips que confunden el sentido de esta rebelión, banalizándola totalmente. Deshilvanando algunos elementos del tejido social de esa época podemos anotar que Hidalgo no era el pobre cura que atendía a una feligresía miserable. Hidalgo era ambicioso y complicado. Él estaba varios codos por en- cima del nivel medio de la instrucción sacerdotal de la época. También en la esfera eclesiástica, sentía superar a algunos canónigos, por lo que se movía de un lugar a otro tratando de cambiar su situación: va a Guanajuato, a San Miguel el Grande, a Querétaro, a Valladolid. Dolores es el centro, es su refugio. La oportunidad de destacar se la ofrece un grupo de criollos que se organiza en Querétaro, más cercano a Dolores, bajo la protección solapada del corregidor Miguel Domínguez y, sobre todo, de su esposa doña Josefa Ortiz de Domínguez. En esa conspiración de Querétaro participaban al- gunos civiles de clase media de la opulenta ciudad, y de manera especial un puñado de jóvenes oficiales del ejér- cito: Ignacio Allende, Juan Aldama, Mariano Abasolo, Joaquín Arias, Francisco Lanzagorta, entre otros. Allen- de, el mayor de todos, nacido en San Miguel el Grande, intendencia de Guanajuato, era el promotor de la cons- piración. Con gran empuje y de figura atrayente, Allen- de hubiera dirigido la rebelión, como eran sus deseos, de haberse canalizado ésta en forma de movimiento de la clase media, pero no fue así. Se hizo necesario un guía que fuese escuchado y seguido por mucha gente, con ca- risma y prestigio regional, y ese era el cura Hidalgo. Fue entonces llamado por Allende a Querétaro. El “Grito” de independencia —un suceso que para los mexicanos ha quedado emocionalmente grabado con la misma fuerza que el de la toma de la Bastilla en- tre los franceses, lo pronuncia Hidalgo en la madrugada del domingo 16 de septiembre de 1810, en el atrio de la parroquia de Dolores y ante la concurrencia de un me- dio millar de individuos, hombres y mujeres de humil- dísima condición. El instante ha sido mil veces relatado y sin embargo se pasó para festejarlo el 15 de septiembre a las 11.00 hrs. de la noche. Lo que grita el libertador frente a una muchedum- bre congregada en el atrio de la iglesia de Dolores, fue reconstruido después y nos ha llegado como una hoja- rasca llena de contradicciones y arreglos a posteriori. Lo más cauto es interpretar el acto del 16 a través de los documentos que Hidalgo fue suscribiendo en los días inmediatos a esa fecha memorable. Uno es el que diri- ge desde Celaya el 21 de septiembre, el otro, de media- dos de octubre, es una proclama que puede esclarecer el contenido ideológico del “Grito”, en la que se diri- ge a sus “amados compatriotas hijos de esta América”; esta proclama termina con un marcial exhorto que, jus- tamente, debió ser idéntico al pronunciado el 16 de sep- tiembre. Cita Lemoine: ¡Viva la religión católica! ¡Viva Fernando VII! ¡Viva la Patria y viva y reine por siempre en este Continente Americano nuestra sagrada patrona, la Santísima Vir- gen de Guadalupe! ¡Muera el mal gobierno! Eso es lo que oirés decir de nuestra boca y lo que vosotros debe- réis repetir. Otros autores insisten en que tampoco tomó el es- tandarte de la Virgen de Guadalupe como bandera, aun- que los participantes en el movimiento portaban imáge- nes de alguna virgen y otros, la estampa de Fernando VII pegada en el sombrero. Lemoine afirma que sí y fue de la iglesia de Atotonilco de donde sacó un lienzo con la Virgen de Guadalupe, que enarboló como estandar- te: medida táctica ya que era el símbolo religioso más venerado en el pueblo. Lo cierto es que Hidalgo pasó por Dolores, Atotonilco, San Miguel el Grande, Cha- macuero (hoy Comonfort), Celaya, Salamanca, Irapua- to, Silao y Guanajuato. En menos de dos semanas logró reclutar una hueste turbulenta e indisciplinada de más de veinte mil hombres. La estrategia de Hidalgo fue moverse con mucha rapidez para revolucionar la mayor extensión de la Nueva España. Para el 20 de ese mes, algunos observadores calcularon tenía más de cincuenta mil hombres y se le incorporaron dos valiosos auxiliares: el licenciado Ignacio López Rayón y el cura José María Morelos y Pavón. El movimiento insurgente avanzaba. Otra aseveración es sobre el grupo de Los Guadalu- pes. Según afirma el Dr. Ernesto de la Torre, que la for- mación de este grupo debió partir de la existencia de di- versos grupos comprometidos en el movimiento de 1810. Antes de la muerte de Hidalgo las detenciones fueron crecidas y los procesos que se formaron infinitos, se supo de este grupo por las correspondencias interceptadas por el gobierno y Junta de Seguridad. Muchas de esas cartas dirigidas a Ignacio López Rayón en el año de 1811, otras más fueron enviadas a Morelos en 1812. Cartas firma- das con seudónimos, por medidas de precaución. La de- nominación de Los Guadalupes, no es casual, sino que obedece a una idea, a una consigna, representan un dis- tintivo nacionalista y patriótico, una clave inconfundible de su origen. Los Guadalupes denominación simbólica en torno de la Virgen de Guadalupe, la patrona de las fuerzas insurgentes y madre de los mexicanos. Entre los españoles y criollos no había esta advocación. Mensajeros y correos cuya lealtad era bien patente recorrían el país, disfrazados o no, ocultándose para no caer en manos del enemigo. Pronto engrosaron las filas artesanos, pequeños comerciantes, oficinistas, campesino, arrieros, y quienes deseaban liberarse de sus opresores. El grito de Dolores y el inicio de la rebelión de inde- pendencia encabezada por Hidalgo despertaron no sólo a los patriotas, sino a toda la dormida sociedad novohis- pana. El 11 de enero de 1811 Hidalgo fue derrotado cer- ca de Guadalajara por un contingente de soldados rea- listas. Huyó entonces hacia Aguascalientes y Zacatecas, con la intención de llegar a Estados Unidos para buscar apoyos a su causa, pero fue traicionado por Ignacio Eli- zondo y capturado en las Norias de Acatita de Baján, el 21 de mayo de 1811. Conducido a Chihuahua, Hidalgo fue juzgado en consejo de guerra y condenado a muerte. Lo degradaron como sacerdote y lo fusilaron en la ma- ñana del 30 de julio de 1811. Su cabeza, junto con la de Allende y otros insurgentes, se exhibió como castigo en la alhóndiga de Granaditas de Guanajuato. Su decapitado cadáver fue enterrado en la capilla de San Antonio del templo de San Francisco de Asís en la misma ciudad de Chihuahua. Con ello las fuerzas realistas pretendían un escarmiento a los insurgentes. Toda la lucha se ve menguada y, por ello, don Ignacio López Rayón se traslada a Huichapan en agosto de 1812 y el 16 de septiembre, en la madrugada, se oficia una misa ante todas las tropas reunidas, conmemorando por pri- mera vez el inicio de la lucha y, desde el balcón del Chapi- tel, se lee la Proclama y se da al Primer Grito de Indepen- dencia Nacional, muy necesario para levantar el ánimo de las tropas. Es así como se recobra la fuerza nuevamente. En 1821 fue exhumado el cuerpo de Hidalgo y jun- to con su cabeza se le enterró en el Altar de los Reyes, de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Finalmente, desde 1925 reposa en el Ángel de la Inde- pendencia, en la capital. En 1868 fue erigido en su ho- nor el estado de Hidalgo. En 1863, Juárez a su paso por Dolores, rumbo al norte, decidió que la casa de Hidalgo se convirtiera en museo histórico en el cual aún pueden verse algunos ár- boles plantados por él. Como bien se sabe los años de la guerra de Reforma fueron difíciles y no fue sino con el liberalismo triunfante cuando se celebró con grandes recursos el inicio de la Independencia. En el gobierno de Porfirio Díaz se construyó en la ciudad de México el Monumento a la Independencia, conocido popu- larmente como El Ángel. El Ángel fue inaugurado en 1910 con motivo del centenario de la independencia de México por el entonces presidente Porfirio Díaz Aunque la mayoría de los autores coincide en que el Grito fue en la madrugada del 16 de septiembre, sin poner una hora, Porfirio Díaz para celebrar su cum- pleaños lo adelantó al 15 de septiembre y oficializó una hora, que es la que hasta la fecha se utiliza en el proto- colo: a las 11.00 P.M. El Grito solía darse en Dolores, después ha sido en el Palacio de Gobierno. Se manda- ron a fundir réplicas de la campana de Dolores, que fue- ron colocadas en los palacios de gobierno, desde donde el gobernante da el Grito de Independencia. El festejo ha sido desde siempre aprovechado como la noche libre. También la proclama que grita el Presidente ha va- riado: al Viva Hidalgo, Viva Allende, Viva Aldama y Viva Morelos, se han agregado las heroínas. En 1878 el Congreso de Querétaro declaró a doña Josefa Or- tiz de Domínguez “Benemérita de la Patria” y dispuso que su nombre quedara grabado en letras de oro en el salón de sesiones. Sus restos se trasladaron a Querétaro en 1994 con gran ceremonia. Y hace pocos años que en la ceremonia de “El Grito” del 15 de septiembre fueron incluidas en las tradicionales vivas a los héroes de la In- dependencia: “¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez!, ¡Viva Leona Vicario!”. * La autora es Doctora en Historia por la UNAM y actualmente es investigadora de tiempo completo en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP. El grito del 16 de septiembre El historiador Ernesto Lemoine dejó numerosos textos con los que a la vez que podemos acceder a una amplia información sobre el movimiento de independencia, provoca cuestionamientos severos a lo que aprendimos en la escuela: tanto entre los ahora mayores, quizá menos dispersos sobre la historia patria, como se le llamaba hace varios años; como entre los jóvenes y los niños, perdidos entre la nebulosa información del famoso Grito de la Independencia que la televisión anuncia, lo que circula en You Tube y una especie de videoclips que confunden el sentido de esta rebelión, banalizándola totalmente.

description

¿Qué festejamos cada 15 de septiembre? El Grito de Independencia, un suceso que para los mexicanos ha quedado emocionalmente grabado con la fuerza de la insurgencia, la rebeldía y la liberación. Hidalgo, el pobre cura que atendía a una feligresía miserable, lo pronuncia en la madrugada del domingo 16 de septiembre de 1810. Los indígenas, y junto con ellos su origen –la mal llamada “patria prehispánica”– si bien constituyeron en elemento central del discurso emancipador, en la práctica fueron perjudicados y absorbidos por una lógica de dominio que reinventó la esclavitud y que tuvo como elemento dominante a la violencia…

Transcript of Reincidente 23

Page 1: Reincidente 23

Año II, Número 23, 1ra. quincena de octubre de 2011

* Reincidente no incluye sección de Sociales

Gloria A. Tirado Villegas*

El historiador Ernesto Lemoine dejó numerosos textos con los que a la vez que podemos acceder a una amplia información sobre el movimiento

de independencia, provoca cuestionamientos severos a lo que aprendimos en la escuela: tanto entre los ahora mayores, quizá menos dispersos sobre la historia patria, como se le llamaba hace varios años; como entre los jó-venes y los niños, perdidos entre la nebulosa informa-ción del famoso Grito de la Independencia que la tele-visión anuncia, lo que circula en You Tube y una especie de videoclips que confunden el sentido de esta rebelión, banalizándola totalmente.

Deshilvanando algunos elementos del tejido social de esa época podemos anotar que Hidalgo no era el pobre cura que atendía a una feligresía miserable. Hidalgo era ambicioso y complicado. Él estaba varios codos por en-cima del nivel medio de la instrucción sacerdotal de la época. También en la esfera eclesiástica, sentía superar a algunos canónigos, por lo que se movía de un lugar a otro tratando de cambiar su situación: va a Guanajuato, a San Miguel el Grande, a Querétaro, a Valladolid. Dolores es el centro, es su refugio. La oportunidad de destacar se la ofrece un grupo de criollos que se organiza en Querétaro, más cercano a Dolores, bajo la protección solapada del corregidor Miguel Domínguez y, sobre todo, de su esposa doña Josefa Ortiz de Domínguez.

En esa conspiración de Querétaro participaban al-gunos civiles de clase media de la opulenta ciudad, y de manera especial un puñado de jóvenes oficiales del ejér-cito: Ignacio Allende, Juan Aldama, Mariano Abasolo, Joaquín Arias, Francisco Lanzagorta, entre otros. Allen-de, el mayor de todos, nacido en San Miguel el Grande, intendencia de Guanajuato, era el promotor de la cons-piración. Con gran empuje y de figura atrayente, Allen-de hubiera dirigido la rebelión, como eran sus deseos, de haberse canalizado ésta en forma de movimiento de la clase media, pero no fue así. Se hizo necesario un guía que fuese escuchado y seguido por mucha gente, con ca-risma y prestigio regional, y ese era el cura Hidalgo. Fue entonces llamado por Allende a Querétaro.

El “Grito” de independencia —un suceso que para los mexicanos ha quedado emocionalmente grabado con la misma fuerza que el de la toma de la Bastilla en-tre los franceses, lo pronuncia Hidalgo en la madrugada del domingo 16 de septiembre de 1810, en el atrio de la parroquia de Dolores y ante la concurrencia de un me-dio millar de individuos, hombres y mujeres de humil-dísima condición. El instante ha sido mil veces relatado y sin embargo se pasó para festejarlo el 15 de septiembre a las 11.00 hrs. de la noche.

Lo que grita el libertador frente a una muchedum-bre congregada en el atrio de la iglesia de Dolores, fue reconstruido después y nos ha llegado como una hoja-rasca llena de contradicciones y arreglos a posteriori. Lo más cauto es interpretar el acto del 16 a través de los documentos que Hidalgo fue suscribiendo en los días inmediatos a esa fecha memorable. Uno es el que diri-ge desde Celaya el 21 de septiembre, el otro, de media-dos de octubre, es una proclama que puede esclarecer el contenido ideológico del “Grito”, en la que se diri-ge a sus “amados compatriotas hijos de esta América”; esta proclama termina con un marcial exhorto que, jus-

tamente, debió ser idéntico al pronunciado el 16 de sep-tiembre. Cita Lemoine:

¡Viva la religión católica! ¡Viva Fernando VII! ¡Viva la Patria y viva y reine por siempre en este Continente Ameri-cano nuestra sagrada patrona, la Santísima Virgen de Gua-dalupe! ¡Muera el mal gobierno! Eso es lo que oirés decir de nuestra boca y lo que vosotros deberéis repetir.

Otros autores insisten en que tampoco tomó el es-tandarte de la Virgen de Guadalupe como bandera, aun-que los participantes en el movimiento portaban imáge-nes de alguna virgen y otros, la estampa de Fernando VII pegada en el sombrero. Lemoine afirma que sí y fue de la iglesia de Atotonilco de donde sacó un lienzo con la Virgen de Guadalupe, que enarboló como estandar-te: medida táctica ya que era el símbolo religioso más venerado en el pueblo. Lo cierto es que Hidalgo pasó por Dolores, Atotonilco, San Miguel el Grande, Cha-macuero (hoy Comonfort), Celaya, Salamanca, Irapua-to, Silao y Guanajuato. En menos de dos semanas logró reclutar una hueste turbulenta e indisciplinada de más de veinte mil hombres. La estrategia de Hidalgo fue moverse con mucha rapidez para revolucionar la mayor extensión de la Nueva España. Para el 20 de ese mes, algunos observadores calcularon tenía más de cincuenta mil hombres y se le incorporaron dos valiosos auxiliares: el licenciado Ignacio López Rayón y el cura José María Morelos y Pavón. El movimiento insurgente avanzaba.

Otra aseveración es sobre el grupo de Los Guadalu-pes. Según afirma el Dr. Ernesto de la Torre, que la for-mación de este grupo debió partir de la existencia de di-versos grupos comprometidos en el movimiento de 1810. Antes de la muerte de Hidalgo las detenciones fueron crecidas y los procesos que se formaron infinitos, se supo de este grupo por las correspondencias interceptadas por el gobierno y Junta de Seguridad. Muchas de esas cartas dirigidas a Ignacio López Rayón en el año de 1811, otras más fueron enviadas a Morelos en 1812. Cartas firma-das con seudónimos, por medidas de precaución. La de-nominación de Los Guadalupes, no es casual, sino que obedece a una idea, a una consigna, representan un dis-tintivo nacionalista y patriótico, una clave inconfundible de su origen. Los Guadalupes denominación simbólica en torno de la Virgen de Guadalupe, la patrona de las fuerzas insurgentes y madre de los mexicanos. Entre los españoles y criollos no había esta advocación. Mensajeros y correos cuya lealtad era bien patente recorrían el país, disfrazados o no, ocultándose para no caer en manos del enemigo. Pronto engrosaron las filas artesanos, pequeños comerciantes, oficinistas, campesino, arrieros, y quienes deseaban liberarse de sus opresores.

El grito de Dolores y el inicio de la rebelión de inde-pendencia encabezada por Hidalgo despertaron no sólo a los patriotas, sino a toda la dormida sociedad novohis-pana. El 11 de enero de 1811 Hidalgo fue derrotado cer-ca de Guadalajara por un contingente de soldados rea-listas. Huyó entonces hacia Aguascalientes y Zacatecas, con la intención de llegar a Estados Unidos para buscar apoyos a su causa, pero fue traicionado por Ignacio Eli-zondo y capturado en las Norias de Acatita de Baján, el 21 de mayo de 1811. Conducido a Chihuahua, Hidalgo fue juzgado en consejo de guerra y condenado a muerte.

Lo degradaron como sacerdote y lo fusilaron en la ma-ñana del 30 de julio de 1811. Su cabeza, junto con la de Allende y otros insurgentes, se exhibió como castigo en la alhóndiga de Granaditas de Guanajuato. Su decapitado cadáver fue enterrado en la capilla de San Antonio del templo de San Francisco de Asís en la misma ciudad de Chihuahua. Con ello las fuerzas realistas pretendían un escarmiento a los insurgentes.

Toda la lucha se ve menguada y, por ello, don Ignacio López Rayón se traslada a Huichapan en agosto de 1812 y el 16 de septiembre, en la madrugada, se oficia una misa ante todas las tropas reunidas, conmemorando por pri-mera vez el inicio de la lucha y, desde el balcón del Chapi-tel, se lee la Proclama y se da al Primer Grito de Indepen-dencia Nacional, muy necesario para levantar el ánimo de las tropas. Es así como se recobra la fuerza nuevamente.

En 1821 fue exhumado el cuerpo de Hidalgo y jun-to con su cabeza se le enterró en el Altar de los Reyes, de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Finalmente, desde 1925 reposa en el Ángel de la Inde-pendencia, en la capital. En 1868 fue erigido en su ho-nor el estado de Hidalgo.

En 1863, Juárez a su paso por Dolores, rumbo al norte, decidió que la casa de Hidalgo se convirtiera en museo histórico en el cual aún pueden verse algunos ár-boles plantados por él. Como bien se sabe los años de la guerra de Reforma fueron difíciles y no fue sino con el liberalismo triunfante cuando se celebró con grandes recursos el inicio de la Independencia. En el gobierno de Porfirio Díaz se construyó en la ciudad de México el Monumento a la Independencia, conocido popu-larmente como El Ángel. El Ángel fue inaugurado en 1910 con motivo del centenario de la independencia de México por el entonces presidente Porfirio Díaz

Aunque la mayoría de los autores coincide en que el Grito fue en la madrugada del 16 de septiembre, sin poner una hora, Porfirio Díaz para celebrar su cum-pleaños lo adelantó al 15 de septiembre y oficializó una hora, que es la que hasta la fecha se utiliza en el proto-colo: a las 11.00 P.M. El Grito solía darse en Dolores, después ha sido en el Palacio de Gobierno. Se manda-ron a fundir réplicas de la campana de Dolores, que fue-ron colocadas en los palacios de gobierno, desde donde el gobernante da el Grito de Independencia. El festejo ha sido desde siempre aprovechado como la noche libre.

También la proclama que grita el Presidente ha va-riado: al Viva Hidalgo, Viva Allende, Viva Aldama y Viva Morelos, se han agregado las heroínas. En 1878 el Congreso de Querétaro declaró a doña Josefa Or-tiz de Domínguez “Benemérita de la Patria” y dispuso que su nombre quedara grabado en letras de oro en el salón de sesiones. Sus restos se trasladaron a Querétaro en 1994 con gran ceremonia. Y hace pocos años que en la ceremonia de “El Grito” del 15 de septiembre fueron incluidas en las tradicionales vivas a los héroes de la In-dependencia: “¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez!, ¡Viva Leona Vicario!”.

* La autora es Doctora en Historia por la UNAM y actualmente es investigadora de tiempo completo en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP.

El grito del16 de septiembre

El historiador Ernesto Lemoine dejó numerosos textos con los que a la vez que podemos acceder a una amplia información sobre el movimiento de independencia, provoca cuestionamientos severos a lo que aprendimos en la escuela: tanto entre los ahora

mayores, quizá menos dispersos sobre la historia patria, como se le llamaba hace varios años; como entre los jóvenes y los niños, perdidos entre la nebulosa información del famoso Grito de la Independencia que la televisión anuncia, lo que circula en You Tube

y una especie de videoclips que confunden el sentido de esta rebelión, banalizándola totalmente.

LA INDEPENDENCIA Gloria Tirado Villegas

Noé Cano VargasOscar Chávez Rodríguez

LA MUERTE DEL RÍO SAN FRANCISCOLidia E. Gómez García

DESDE LA FACULTADMariano Torres Bautista

ENGAÑOEnrique Condés Lara

DICCIONARIO (poblano)DEL DIABLO

Humberto Sotelo MendozaFRANTASÍAS

José Fragoso CervónREINCIGRAMA

Torcuato SerapioZOOCIEDADNUEVO USO

PARA REINCIDENTE

Año II, Número 22, 2da. quincena de septiembre de 2011

* Reincidente no incluye sección de Sociales

Gloria A. Tirado Villegas*

El historiador Ernesto Lemoine dejó numerosos

textos con los que a la vez que podemos acceder

a una amplia información sobre el movimiento

de independencia, provoca cuestionamientos severos a

lo que aprendimos en la escuela: tanto entre los ahora

mayores, quizá menos dispersos sobre la historia patria,

como se le llamaba hace varios años; como entre los jó-

venes y los niños, perdidos entre la nebulosa informa-

ción del famoso Grito de la Independencia que la tele-

visión anuncia, lo que circula en You Tube y una especie

de videoclips que confunden el sentido de esta rebelión,

banalizándola totalmente.

Deshilvanando algunos elementos del tejido social de

esa época podemos anotar que Hidalgo no era el pobre

cura que atendía a una feligresía miserable. Hidalgo era

ambicioso y complicado. Él estaba varios codos por en-

cima del nivel medio de la instrucción sacerdotal de la

época. También en la esfera eclesiástica, sentía superar a

algunos canónigos, por lo que se movía de un lugar a otro

tratando de cambiar su situación: va a Guanajuato, a San

Miguel el Grande, a Querétaro, a Valladolid. Dolores es

el centro, es su refugio. La oportunidad de destacar se la

ofrece un grupo de criollos que se organiza en Querétaro,

más cercano a Dolores, bajo la protección solapada del

corregidor Miguel Domínguez y, sobre todo, de su esposa

doña Josefa Ortiz de Domínguez.

En esa conspiración de Querétaro participaban al-

gunos civiles de clase media de la opulenta ciudad, y de

manera especial un puñado de jóvenes oficiales del ejér-

cito: Ignacio Allende, Juan Aldama, Mariano Abasolo,

Joaquín Arias, Francisco Lanzagorta, entre otros. Allen-

de, el mayor de todos, nacido en San Miguel el Grande,

intendencia de Guanajuato, era el promotor de la cons-

piración. Con gran empuje y de figura atrayente, Allen-

de hubiera dirigido la rebelión, como eran sus deseos, de

haberse canalizado ésta en forma de movimiento de la

clase media, pero no fue así. Se hizo necesario un guía

que fuese escuchado y seguido por mucha gente, con ca-

risma y prestigio regional, y ese era el cura Hidalgo. Fue

entonces llamado por Allende a Querétaro.

El “Grito” de independencia —un suceso que para

los mexicanos ha quedado emocionalmente grabado

con la misma fuerza que el de la toma de la Bastilla en-

tre los franceses, lo pronuncia Hidalgo en la madrugada

del domingo 16 de septiembre de 1810, en el atrio de la

parroquia de Dolores y ante la concurrencia de un me-

dio millar de individuos, hombres y mujeres de humil-

dísima condición. El instante ha sido mil veces relatado

y sin embargo se pasó para festejarlo el 15 de septiembre

a las 11.00 hrs. de la noche.

Lo que grita el libertador frente a una muchedum-

bre congregada en el atrio de la iglesia de Dolores, fue

reconstruido después y nos ha llegado como una hoja-

rasca llena de contradicciones y arreglos a posteriori. Lo

más cauto es interpretar el acto del 16 a través de los

documentos que Hidalgo fue suscribiendo en los días

inmediatos a esa fecha memorable. Uno es el que diri-

ge desde Celaya el 21 de septiembre, el otro, de media-

dos de octubre, es una proclama que puede esclarecer

el contenido ideológico del “Grito”, en la que se diri-

ge a sus “amados compatriotas hijos de esta América”;

esta proclama termina con un marcial exhorto que, jus-

tamente, debió ser idéntico al pronunciado el 16 de sep-

tiembre. Cita Lemoine:

¡Viva la religión católica! ¡Viva Fernando VII! ¡Viva

la Patria y viva y reine por siempre en este Continente

Americano nuestra sagrada patrona, la Santísima Vir-

gen de Guadalupe! ¡Muera el mal gobierno! Eso es lo

que oirés decir de nuestra boca y lo que vosotros debe-

réis repetir.Otros autores insisten en que tampoco tomó el es-

tandarte de la Virgen de Guadalupe como bandera, aun-

que los participantes en el movimiento portaban imáge-

nes de alguna virgen y otros, la estampa de Fernando

VII pegada en el sombrero. Lemoine afirma que sí y fue

de la iglesia de Atotonilco de donde sacó un lienzo con

la Virgen de Guadalupe, que enarboló como estandar-

te: medida táctica ya que era el símbolo religioso más

venerado en el pueblo. Lo cierto es que Hidalgo pasó

por Dolores, Atotonilco, San Miguel el Grande, Cha-

macuero (hoy Comonfort), Celaya, Salamanca, Irapua-

to, Silao y Guanajuato. En menos de dos semanas logró

reclutar una hueste turbulenta e indisciplinada de más

de veinte mil hombres. La estrategia de Hidalgo fue

moverse con mucha rapidez para revolucionar la mayor

extensión de la Nueva España. Para el 20 de ese mes,

algunos observadores calcularon tenía más de cincuenta

mil hombres y se le incorporaron dos valiosos auxiliares:

el licenciado Ignacio López Rayón y el cura José María

Morelos y Pavón. El movimiento insurgente avanzaba.

Otra aseveración es sobre el grupo de Los Guadalu-

pes. Según afirma el Dr. Ernesto de la Torre, que la for-

mación de este grupo debió partir de la existencia de di-

versos grupos comprometidos en el movimiento de 1810.

Antes de la muerte de Hidalgo las detenciones fueron

crecidas y los procesos que se formaron infinitos, se supo

de este grupo por las correspondencias interceptadas por

el gobierno y Junta de Seguridad. Muchas de esas cartas

dirigidas a Ignacio López Rayón en el año de 1811, otras

más fueron enviadas a Morelos en 1812. Cartas firma-

das con seudónimos, por medidas de precaución. La de-

nominación de Los Guadalupes, no es casual, sino que

obedece a una idea, a una consigna, representan un dis-

tintivo nacionalista y patriótico, una clave inconfundible

de su origen. Los Guadalupes denominación simbólica

en torno de la Virgen de Guadalupe, la patrona de las

fuerzas insurgentes y madre de los mexicanos. Entre los

españoles y criollos no había esta advocación. Mensajeros

y correos cuya lealtad era bien patente recorrían el país,

disfrazados o no, ocultándose para no caer en manos del

enemigo. Pronto engrosaron las filas artesanos, pequeños

comerciantes, oficinistas, campesino, arrieros, y quienes

deseaban liberarse de sus opresores.

El grito de Dolores y el inicio de la rebelión de inde-

pendencia encabezada por Hidalgo despertaron no sólo

a los patriotas, sino a toda la dormida sociedad novohis-

pana. El 11 de enero de 1811 Hidalgo fue derrotado cer-

ca de Guadalajara por un contingente de soldados rea-

listas. Huyó entonces hacia Aguascalientes y Zacatecas,

con la intención de llegar a Estados Unidos para buscar

apoyos a su causa, pero fue traicionado por Ignacio Eli-

zondo y capturado en las Norias de Acatita de Baján, el

21 de mayo de 1811. Conducido a Chihuahua, Hidalgo

fue juzgado en consejo de guerra y condenado a muerte.

Lo degradaron como sacerdote y lo fusilaron en la ma-

ñana del 30 de julio de 1811. Su cabeza, junto con la de

Allende y otros insurgentes, se exhibió como castigo en la

alhóndiga de Granaditas de Guanajuato. Su decapitado

cadáver fue enterrado en la capilla de San Antonio del

templo de San Francisco de Asís en la misma ciudad de

Chihuahua. Con ello las fuerzas realistas pretendían un

escarmiento a los insurgentes.

Toda la lucha se ve menguada y, por ello, don Ignacio

López Rayón se traslada a Huichapan en agosto de 1812

y el 16 de septiembre, en la madrugada, se oficia una misa

ante todas las tropas reunidas, conmemorando por pri-

mera vez el inicio de la lucha y, desde el balcón del Chapi-

tel, se lee la Proclama y se da al Primer Grito de Indepen-

dencia Nacional, muy necesario para levantar el ánimo de

las tropas. Es así como se recobra la fuerza nuevamente.

En 1821 fue exhumado el cuerpo de Hidalgo y jun-

to con su cabeza se le enterró en el Altar de los Reyes,

de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México.

Finalmente, desde 1925 reposa en el Ángel de la Inde-

pendencia, en la capital. En 1868 fue erigido en su ho-

nor el estado de Hidalgo.

En 1863, Juárez a su paso por Dolores, rumbo al

norte, decidió que la casa de Hidalgo se convirtiera en

museo histórico en el cual aún pueden verse algunos ár-

boles plantados por él. Como bien se sabe los años de

la guerra de Reforma fueron difíciles y no fue sino con

el liberalismo triunfante cuando se celebró con grandes

recursos el inicio de la Independencia. En el gobierno

de Porfirio Díaz se construyó en la ciudad de México

el Monumento a la Independencia, conocido popu-

larmente como El Ángel. El Ángel fue inaugurado en

1910 con motivo del centenario de la independencia de

México por el entonces presidente Porfirio Díaz

Aunque la mayoría de los autores coincide en que

el Grito fue en la madrugada del 16 de septiembre, sin

poner una hora, Porfirio Díaz para celebrar su cum-

pleaños lo adelantó al 15 de septiembre y oficializó una

hora, que es la que hasta la fecha se utiliza en el proto-

colo: a las 11.00 P.M. El Grito solía darse en Dolores,

después ha sido en el Palacio de Gobierno. Se manda-

ron a fundir réplicas de la campana de Dolores, que fue-

ron colocadas en los palacios de gobierno, desde donde

el gobernante da el Grito de Independencia. El festejo

ha sido desde siempre aprovechado como la noche libre.

También la proclama que grita el Presidente ha va-

riado: al Viva Hidalgo, Viva Allende, Viva Aldama y

Viva Morelos, se han agregado las heroínas. En 1878

el Congreso de Querétaro declaró a doña Josefa Or-

tiz de Domínguez “Benemérita de la Patria” y dispuso

que su nombre quedara grabado en letras de oro en el

salón de sesiones. Sus restos se trasladaron a Querétaro

en 1994 con gran ceremonia. Y hace pocos años que en

la ceremonia de “El Grito” del 15 de septiembre fueron

incluidas en las tradicionales vivas a los héroes de la In-

dependencia: “¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez!, ¡Viva

Leona Vicario!”.

* La autora es Doctora en Historia por la UNAM y

actualmente es investigadora de tiempo completo en

el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la

BUAP.

El grito del16 de septiembre

El historiador Ernesto Lemoine dejó numerosos textos con los que a la vez que podemos acceder a una amplia información

sobre el movimiento de independencia, provoca cuestionamientos severos a lo que aprendimos en la escuela: tanto entre los ahora

mayores, quizá menos dispersos sobre la historia patria, como se le llamaba hace varios años; como entre los jóvenes y los niños,

perdidos entre la nebulosa información del famoso Grito de la Independencia que la televisión anuncia, lo que circula en You Tube

y una especie de videoclips que confunden el sentido de esta rebelión, banalizándola totalmente.

LA INDEPENDENCIA

Gloria Tirado Villegas

Noé Cano Vargas

Oscar Chávez Rodríguez

LA MUERTE DEL RÍO SAN FRANCISCO

Lidia E. Gómez García

DESDE LA FACULTAD

Mariano Torres Bautista

ENGAÑO

Enrique Condés Lara

DICCIONARIO (poblano)

DEL DIABLO

Humberto Sotelo Mendoza

FRANTASÍAS

José Fragoso Cervón

REINCIGRAMA

Torcuato Serapio

ZOOCIEDAD

NUEVO USO

PARA REINCIDENTE

Año II, Número 22, 2da. quincena de septiembre de 2011

* Reincidente no incluye sección de Sociales

José Luis Moreno Borbolla*

FECHA MÍTICA

José Luis Moreno Borbolla

1956, AÑO NON

César Mauro Enciso

CHIHUAHUA 1965

Florencia Ruiz Mendoza

LA RESISTENCIA EN EL

CASCO DE SANTO TOMÁS

Agustín Evangelista Muñoz

DESDE LA FACULTAD

Mariano Torres Bautista

ENGAÑO

Enrique Condés Lara

DICCIONARIO (poblano)

DEL DIABLO

Humberto Sotelo Mendoza

FRANTASÍAS

José Fragoso Cervón

REINCIGRAMA

Torcuato Serapio

ZOOCIEDAD

PERRONALIDADES II

El primer 23 de septiembre fue en 1956, año que se

caracterizó por el surgimiento de movimientos es-

tudiantiles en varias partes del país, por vez primera

una institución de educación superior, en este caso

el Instituto Politécnico Nacional, fue ocupada por el

ejército. El movimiento del politécnico demandaba a

través del Comité Central de Huelga la aprobación

de la Ley Orgánica, mayor presupuesto para cubrir

diferentes necesidades de las escuelas, la revisión de

los planes de estudio de las distintas carreras que en

ese entonces ofrecía el Poli y la remoción del director

general, doctor Rodolfo Hernández Corzo. Después

de más de dos meses de huelga, el 16 de junio de 1956,

el presidente Adolfo Ruiz Cortines recibió al CCH

y prometió la solución a las demandas estudiantiles,

pero lo único que cumplió en la última semana de ese

agosto fue la sustitución del doctor Hernández Corro

por el ingeniero Alejo Peralta. Y en la madrugada del

23 de septiembre, 1 800 soldados de los Batallones 2º,

8º y 24º de la Brigada de Infantería del Campo Mili-

tar No. 1, bajo el mando de tres generales, ocuparon el

internado, la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas

y otros edificios, desalojando a los estudiantes del in-

ternado, en un exceso de demostración de fuerza por

parte de las autoridades del politécnico y del gobierno

federal. Así se acabó, como diría el nuevo director ge-

neral: “la era de agitación en el Politécnico”, aunque

lo que en realidad terminó fue la oportunidad de que

los hijos de obreros y campesinos de provincia tuvie-

ran acceso en mejores condiciones a la educación que

ofrecía el instituto.

Ese 23 de septiembre fue un exceso no sólo de

fuerza, sino de soberbia. El Estado infringió una dura

derrota y lección no solo al Politécnico, sino al movi-

miento social en su conjunto; que nada, ni nadie —ad-

virtió—, podía salirse de los cauces institucionales. Al

movimiento del 56 se le criminalizó: se montó una

campaña de calumnias por medio de la prensa nacional

para poder reprimirlo y aplicar por segunda vez en la

historia moderna de nuestro país el delito de disolución

social contra los grupos disidentes nacionales.

Otro 23 de septiembre, pero de 1965 y en la sie-

rra de Chihuahua, un grupo de guerrilleros llamado

Grupo Popular Guerrillero, intento tomar el cuartel

militar de Ciudad Madera. Casualidad, tal vez. Ese

día Arturo Gámiz, el doctor Pablo Gómez y demás

participantes del asalto al cuartel, convencidos de que

era posible construir un nuevo país, se decidieron por

las armas después de haber agotado las posibilidades

de la lucha legal. Creyeron en la posibilidad de que el

chispazo producido por ellos cundiría en la pradera

seca de la injusticia que atravesaba a toda la nación.

No fue así, pero su gesta se convirtió en ejemplo para

cientos de jóvenes que, muy pocos años después, deci-

dieron continuar ese tipo de acciones. No lograron el

propósito que anhelaban, pero fueron parte integrante

de las luchas que se han dado, la expresión más radical

del movimiento social. Esa fría mañana en la sierra de

Chihuahua, inició o dio origen al movimiento arma-

do de filiación marxista en nuestro país. Fue la fecha

que señaló el nacimiento en México de otra vía en la

lucha política.

Tres años después, en pleno movimiento estudian-

til, el 23 de septiembre de 1968 amaneció con la noti-

cia de la renuncia del rector Javier Barrios Sierra ante

la Junta de Gobierno de la UNAM, Veamos cuáles

fueron sus razones:

Sin necesidad de profundizar en la ciencia jurídica, es

obvio que la autonomía ha sido violada, por habérsenos

impedido realizar, al menos en parte, las funciones escen-

ciales de la Universidad… Me parece importante añadir

que, de las ocupaciones militares de nuestros edif icios y te-

rrenos, no recibí notif icación alguna, ni antes ni después

de que se efectuaran… Los problemas de los jóvenes sólo

pueden resolverse por la vía de la educación, jamás por la

fuerza de la violencia o la corrupción... Estoy siendo objeto

de toda una campaña de ataques personales, de calumnias,

de injurias y de difamación. Es cierto que hasta hoy proce-

de de gentes menores, sin autoridad moral; pero en México

todos sabemos a qué dictados obedecen.

Las palabras del rector cayeron en el vacío y ho-

ras después, los que no habían solucionado el conflicto

cargaron contra las instalaciones del último reducto fí-

sico del movimiento, el Casco de Santo Tomás.

Aflora entonces, el 68 del que poco se habla, de es-

tricta resistencia política, organizado por nadie y por

todos al mismo tiempo, que descansaba en la expe-

riencia de las brigadas y a contra pelo del CNH. Ese

23 de septiembre, las brigadas en el Casco habían sa-

lido a realizar sus actividades de propaganda. Sin em-

bargo, narran los brigadistas Felipe Galván y María

Luisa Sevilla de la Escuela Nacional de Ciencias Bio-

lógicas:

…aproximadamente a las cuatro de la tarde, una voz

de alerta sorprendió a quienes se encontraban en la planta

baja de Biológicas, alrededor de veinte compañeros salie-

ron a la explanada, donde pudieron ver un helicóptero so-

brevolando en círculos alrededor de una columna de humo.

Alguien dijo: “están en la Normal”. De inmediato los es-

tudiantes salieron hacia allá. No caminaron mucho, sobre

la glorieta de Díaz Mirón, entre la Escuela de Medicina y

el Hospital Rubén Leñero, ardía un enorme camión de re-

dilas con logotipo del Departamento del Distrito Federal.

La resistencia a la ocupación policíaca, se convirtió

en una batalla campal. Se logró cercar a los granaderos

porque cientos de estudiantes y vecinos de la zona hos-

tigaban a los granaderos, mientras los estudiantes atrin-

cherados en las escuelas enfrentaban con bombas mo-

lotov, hondas y piedras, que eran las armas de la resis-

tencia. Durante esa noche y la madrugada posterior, el

casco caería en manos del ejército y el último edificio en

ser ocupado sería la Escuela Nacional de Ciencias Bio-

lógicas. La defensa del casco, en la práctica fue como el

movimiento mismo que rebasó a los dirigentes: nadie lo

planificó y pocos esperaban aquella forma de defender a

la institución por la iniciativa de los brigadistas.

César Tirado Villegas representante al CNH por

la Escuela Superior de Ingeniería Química e Indus-

trias Extractivas del IPN, apuntó:

La resistencia era significativa… La crónica dice que

después de la media noche, el Ejército se presentó, que eran

mil soldados en 13 tanques y 30 transportes, 59 patrullas

de la policía preventiva y 150 agentes de la policía judi-

cial para acordonar las instalaciones, al mando del general

Gustavo Castillo. La defensa del Casco de Santo Tomás

fue un acto heroico, que no tenía la posibilidad de mante-

nerse como un frente permanente, los generales lo sabían,

nosotros también.

Para concluir:

Quien revise la historia puede comprender que, ca-

sualmente, trágicamente, injustamente, la ocupación

de Ciudad Universitaria y la renuncia del rector Javier

Barros Sierra fueron los actos que más conmovieron a

la mayor parte de la opinión pública en todo el país,

y puede probar que tales circunstancias, permitieron

al gobierno y a los militares oscurecer y desdibujar la

cobarde agresión que los “comandantes” prepararon en

contra de los estudiantes del Politécnico.

Por último, otro 23 de septiembre, pero en Guada-

lajara, Jalisco, jóvenes de los barrios proletarios y estu-

diantes provenientes de esos barrios tomaron la Casa

del Estudiante y dieron forma al que posteriormente

se conocería como Frente Estudiantil Revolucionario.

Los residentes de la Casa del Estudiante eran jó-

venes necesitados y en su mayoría eran estudiantes po-

bres del estado de Nayarit, aunque también había de

Sonora y otros lugares. Dicha casa era una donación

del presidente Cárdenas para estudiantes pobres.

La toma de este edificio universitario se llevó a

cabo como una operación con el apoyo de 70 u 80 es-

tudiantes que ahí vivían y fue el primer acto externo

que manifestó la aparición del FER. El objetivo de la

toma fue la expulsión del grupo de gente que no te-

nía nada que ver con la universidad a fin de dar lugar

a estudiantes de bajos recursos que sí requieran de un

alojamiento en la ciudad.

Los 23 de septiembre cierran su ciclo con la con-

formación de la Liga Comunista 23 de Septiembre en

el mes de marzo de 1973, en Guadalajara, Jalisco. Di-

versos grupos guerrilleros de recién formación se uni-

ficaron y decidieron bautizar a la nueva organización

con el nombre de Liga Comunista 23 de Septiembre.

* El autor es investigador del Centro de Investigacio-

nes Históricas de los Movimientos Sociales A. C.

A lo largo de la historia de la última mitad del siglo pasado los días 23 de septiembre han sido

momentos que han marcado a importantes movimientos sociales en nuestro país, ya sea porque ese día

sufrieron la represión gubernamental o porque significaron quiebres en su posterior desenvolvimiento.

reincidentes 22 ok.indd 1

20/09/11 18:32

Page 2: Reincidente 23

2

Este ensayo, decíamos en la entrega anterior, rea-liza una exploración sobre algunas cuestiones actuales que tocan la educación superior, para

atraer un poco de la atención que merecen y abrir nue-vos campos de investigación.

Docentes, calidad de los docentes y capital humano. La cuestión fundamental, al igual que la cuestión de la aplicación de las nuevas tecnologías se centra en una amplia gama de políticas de desarrollo de ca-pital humano1 que logren influir en la composición, distribución y calidad de los profesores en la fuerza laboral. Este cuerpo de trabajo es clave en las políticas e intervenciones destinadas a mejorar las habilidades y la calidad del personal docente de la nación. Hasta la fecha, las líneas de investigación sobre la práctica docente han desarrollado estudios sobre el impacto de las políticas de otorgamiento de estímulos y compen-saciones dentro del mercado de trabajo docente y el colectivo de docentes, los sistemas de capital humano de las escuelas públicas y su impacto en la contrata-ción del sistema escolar y la selección de los profesores. La cuestión es ¿en qué medida el valor de métodos agregado se puede utilizar para medir la eficacia de los maestros? Aspectos cualitativos clave como las ha-bilidades docentes frente a grupo, —el eterno debate acerca de la pedagogía como arte o ciencia— el lide-razgo y capacidad de formación de recursos humanos, de dirigir investigaciones, no son mesurables en nin-guna moneda transferida en forma de “estímulos”.

Se sabe en todas las disciplinas, pero fundamental-mente en ciencia política, administración pública y eco-nomía que en todas partes se dispone para llevar a cabo cualquier proyecto, —y en este caso estamos hablando del mejoramiento efectivo del sistema de educación su-perior— se lleva a cabo partiendo y utilizando lo que se tiene y no lo que no se tiene. La cuestión es entonces

cómo mejorar, alentar al mejoramiento de los docentes y sus prácticas si la pura remuneración económica, de todas maneras limitada no basta ni tiene la posibilidad de resolver todo. El énfasis en la formación de cuadros con calidad y compromiso es determinante.2

Esquemas de intercambio científico, movilidad y equivalenciasLa educación superior requiere urgentemente un es-quema regular para el debate e intercambio de ideas que además sean escuchadas.3 En un país como Mé-xico, la dimensión del sector contrasta con el relativo aislamiento entre instituciones.4 Sorprende constatar como en las mismas áreas y los mismos niveles de es-tudios, la organización de planes y programas sea tan disímil, no se diga ya acerca de los procedimientos ad-ministrativos para otorgar el grado. Recientemente en una Escuela de verano de un proyecto binacional entre la Universidad Libre de Berlín e instituciones de la ciudad de México y dos de provincia, se hizo patente como la mayor diversidad en dinámicas se encontraba entre los posgrados mexicanos que entre los posgrados de universidades alemanas de diferentes estados de la República Federal. Esta no es evidentemente una cuestión menor ni atribuible a lo que muchas veces se argumentó en años anteriores como “nuestra idio-sincrasia”, es nada menos que una de las principales limitaciones, sobre todo si pensamos que los procesos irreversibles de internacionalización, intercambio y movilidad requieren el manejo de sistemas equivalen-tes u homologables entre sí.5 No es una cuestión banal, se trata nada menos que de interactuar en beneficio de la formación docente, de auspiciar medios para enri-quecer el cúmulo de experiencias —base de los pro-cesos educativos— así como para lograr avances en la investigación científica a partir de la interacción de especialistas de las distintas áreas del saber.

Participación desde abajoCon este punto de vista realista y plausiblemente alec-cionador sobre el sistema de educación superior, la pregunta sería: ¿Cómo pueden los mentores realmente ayudar al cambio en la educación? ¿Es que ni siquie-ra tienen el poder para intentar un cambio efectivo? ¿En qué medida los estudiantes pueden ser escucha-dos acerca de sus expectativas de formación superior y proyecto de vida socialmente responsable?

Evidentemente, las cuestiones no son nuevas, lo que si podemos añadir es que está empatada con la necesi-dad de vehículos y órganos eficaces y permanentes de comunicación intra e interinstitucional, tanto para pro-mover el mencionado intercambio académico-científi-co, como para transmitir necesidades y propuestas de solución a la cotidiana dinámica universitaria.

1 Ramírez Ospina D.E.: (2007) Capital humano como factor de crecimiento económico, Edición electrónica gratuita. Texto com-pleto en www.eumed.net/libros/2007b/271/.

2 Silvana Andrea Figueroa Delgado, Germán Sánchez Daza, Ale-jandra Vidales Carmona. (2010) La ciencia y tecnología en el de-sarrollo. Una visión desde América Latina. Universidad Autónoma de Zacatecas, Coordinación de Investigación y Posgrado, Zaca-tecas.

3 Vargas Hernández, José Gpe. LA EDUCACIÓN DEL FUTU-RO, EL FUTURO DE LA EDUCACIÓN EN MÉXICO. En Cuadernos de Educación y Desarrollo. Vol. 1, Nº 2 (abril 2009) Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas U. de G., México.

4 Berumen Barbosa. Miguel E. (2003) Efectos de la Globalización en la Educación Superior en México. Observatorio de la economía latinoamericana. IDEAS-REPEC, www. eumed.net.

5 Varela Salas, Leticia. (2010) COMPARACIÓN DEL SISTE-MA EDUCATIVO DE MÉXICO Y ARGENTINA. en Cua-dernos de Educación y Desarrollo Vol. 2, Nº 13 (marzo 2010).

*El autor es Doctor en Historia por la Universidad París I, Pantheon-Sorbonne; y, actualmente, se desem-peña como investigador en el Programa de Estudios Universitarios Comparados de la BUAP.

Por su naturaleza misma, los servicios de inteligen-cia necesitan mantenerse al margen del escrutinio público y ocultar sus actividades. Con frecuencia

requieren engañar o manipular a la opinión pública, ya sea negando responsabilidades propias y achacándose-las a otros, ya sea inventando historias, ya sea creando estados de ánimo que lleven a la gente común y corrien-te a adoptar los comportamientos que los organismos de espionaje pretenden. La ciudadanía siempre ha sido para ellos cera maleable que a partir de ciertos proce-dimientos y técnicas adopta las formas deseadas; una masa a la que constantemente se le puede y se le debe conducir. (En este punto, hay una completa identidad con los políticos).

Entre los innumerables casos que se pueden men-cionar —y no es exageración—, destaca uno que en su momento traería consigo repercusiones severas en la Europa de la primera posguerra. Se trata del sonado, en su tiempo, caso de la “Carta de Zinoviev”.

En efecto, después de varios meses de tensas nego-ciaciones en Londres, a fines de agosto de 1924 parecía que finalmente se firmaría un acuerdo político-comer-cial entre el Reino Unido y la joven Rusia soviética que enmedio de muchas dificultades se estaba alcanzando.

El partido laborista, por primera vez en el gobierno, estaba interesado en sacar adelante el tratado. En cam-bio, el partido conservador, en la oposición, y los gran-des banqueros e industriales estaban en contra, mientras que los liberales, en coalición con los laboristas en el gobierno encabezado por Ramsay McDonald, se habían mostrado indecisos hasta ese momento. No fue, por ello, completamente sorpresivo que el 1 de octubre votaran en contra en la Cámara de los Comunes, obligando al gobierno a convocar a elecciones para el 29 de ese mis-mo mes.

En ese caldeado y polarizado ambiente, cuatro días antes de las votaciones, se publicó en la prensa la “carta roja” de Zinoviev, quien en ese momento era el presi-dente del Comité Ejecutivo de la Internacional Comu-

nista. Dicho documento, donde supuestamente se ex-hortaba al Partido Comunista de la Gran Bretaña a lle-var a profundidad trabajos subversivos en el ejército y a preparar un levantamiento armado revolucionario, jugó un notable papel en el resultado de los comicios, en el regreso de los conservadores al poder y en la fractura de las frágiles relaciones británico-soviéticas.

En realidad, se trató de un documento apócrifo en cuya confección intervino un grupo de emigrados ru-sos enemigo de los bolcheviques y que el servicio secre-to inglés —MI5— proporcionó al Foreing Office el 10 de octubre de 1924, un día después de la disolución del parlamento. Mac Donald lo conoció en plena campaña electoral y, aún con dudas se inclinó a creer que era verí-dico; más aun, haciendo caso a los consejos del Foreing Office autorizó una protesta oficial por la “interferencia extranjera en los asuntos internos de Gran Bretaña”. El gobierno soviético rechazó de inmediato las acusaciones y exigió una investigación. Pero nadie pudo entonces presentar cuentas claras sobre el comprometedor do-cumento, y aún hoy en día nadie ha logrado mostrar el original de la llevada y traída “carta de Zinoviev” del 15 de septiembre de 1924.

De cualquier forma, ya había producido varios efectos. Resquebrajó las relaciones entre los comunis-tas ingleses y los laboristas; volcó decididamente los re-sultados electorales a favor de los conservadores (el es-cándalo que armaron los diarios modeló como cera el comportamiento de los ciudadanos ingleses frente a las urnas) y el nuevo gobierno de Su majestad canceló los avances alcanzados con la Rusia soviética. Se reesta-bleció así lo que los dirigentes de la Internacional Co-munista y de la URSS llamaron el “cerco imperialista” y, también desde esa óptica, se confirmó la condición “entreguista” y “traidora” de la socialdemocracia. Am-bos elementos, entre otros, abonaron el terreno para que unos años después, la Internacional Comunista al cata-logar a los socialistas como socialfascistas, facilitara el arribo de los nazis al poder en Alemania.

frente a las políticas públicas (ii)

Page 3: Reincidente 23

3

Oscar O. Chávez Rodríguez*

El proceso de independencia ha sido tema recurrente de artículos y libros. Parece que la búsqueda de explicación sobre nuestro origen sigue siendo

elemento clave para la comprensión de nuestra actualidad, aunque sea difícil asumir y superar traumas “históricos”, despertar a la realidad y, con ello, a un

horizonte de comprensión que haga susceptible su transformación.

Se han desarrollado perspectivas tradicionales, vin-culadas con una historiografía patria y naciona-lista, a la par de posturas que buscan establecer

un adjetivo para referirse al proceso de independencia. Encontramos así nociones derivadas de manuales de materialismo histórico y conceptos europeizantes como anticolonial, atlánticas o románticas que han complica-do, en algún grado, la posibilidad de restituir a la inde-pendencia su peculiaridad y singularidad al pretender ubicarla en una especie de linealidad insurgente que la haría partícipe de una ola de insurgencia cuya cuna estaría tanto en los Estados Unidos como en Francia. Sin negar la influencia que pudieran tener la Declarato-ria de Independencia o la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano en el proceso independentista americano, habría que decir que el componente discur-sivo libertario de una y otra no fue mera copia, sino que se metamorfoseó, de una manera por demás original, como producto de las diferentes condiciones existentes entre, utilizando un concepto ya consolidado, centro y periferia.

Sin duda, la independencia puede ser considerada como influida por los procesos mencionados, pero lo que debe evitarse es caer en interpretaciones causalistas que la harían aparecer como efecto de causas externas, pues en tal caso, sería algo dado y no construido; dicho de otro modo, una especie de regalo que de manera accidental generaron procesos emancipatorios externos. Lo que te-nemos aquí es una miopía incapaz de aceptar que la in-dependencia americana pudo seguir senderos semejantes, pero no idénticos, a los de países como Estados Unidos o Francia. Y cabe recordar que los ejercicios interpretativos sobre la independencia las más de las veces han sido va-loraciones de tipo socio–político, dependientes de impli-caciones nacionalistas y del culto a los héroes.

En tal sentido, restituirle a la independencia su sin-gularidad, haciendo a un lado tanto las perspectivas tra-dicionales como las derivadas de imitaciones, más que de interpretaciones, contribuye a establecer un denomina-dor común: la importancia que tuvieron las sociedades implantadas o sociedades criollas en el curso del proceso emancipatorio y la construcción de la (s) identidad (es) americana (s). A la luz de esto es posible ubicar una se-rie de puntos de vista acerca de la independencia: por una parte, considerarla como culminación de la crisis es-tructural del proceso de implantación de sociedades; por otra parte, como el inicio de la sociedad republicana, de la búsqueda de identidad y de la pretensión de escribir nuestra propia historia. Esto último conduce a pregun-tarse, por ejemplo, ¿hasta qué punto existía un embrión republicano en una sociedad monárquica?; ¿realmente se buscó una identidad propia y la inclusión de los distintos –y sumamente diversos– grupos sociales de la época?; o, por el contrario, ¿solamente se imitó el proceso de inde-pendencia de Norteamérica o Francia?

La posibilidad de una comprensión y explicación más propia y, en cierto sentido, verdadera –aunque no necesariamente verídica– radica en distinguir las dife-rencias y reconocer el contexto de opciones limitadas y forzadas decisiones a las que se enfrentaron los parti-cipantes en la gesta independentista. Una historiogra-fía crítica tendría que tener en cuenta que, además de ser capaz de reordenar los factores, habría que revisar y desagregar analíticamente los factores presentes en la continuidad y ruptura de la independencia respecto de la sociedad colonial, pues la sociedad postcolonial no la desplazó plenamente ni, al parecer, lo pretendió en al-gún momento. Basta considerar el restablecimiento de la estructura de poder colonial, ahora con un ropaje re-publicano, y la consolidación del llamado nacionalismo

criollo que se caracterizó por una discursividad que en el largo plazo mostró su rostro excluyente.

Aunado a lo anterior, hay que recordar que los indí-genas, y junto con ellos su origen –la mal llamada “pa-tria prehispánica”– si bien constituyeron en elemento central del discurso emancipador, en la práctica fueron perjudicados y absorbidos por una lógica de dominio que reinventó la esclavitud y que tuvo como elemento dominante a la violencia. A la larga, las mismas prácti-cas abusivas, excluyentes y arbitrarias hacia los grupos subalternos reaparecieron, disfrazadas de “servicio a la república”. En esto, la Hacienda jugó un papel deter-minante al convertirse en el medio de control y base del poder de la nueva clase dominante. Podemos así com-prender el porqué de los deseos, por parte de las grupos subordinados, de mantener e incluso regresar al nexo colonial. Es cierto que se estableció la llamada ley de “vientres libres”, pero en la práctica la prole de madres esclavas fue mantenida bajo esquemas esclavistas con el argumento de la necesidad de “permanecer bajo tu-tela” de sus antiguos amos hasta los 21 años, que luego se incrementaría hasta los 50. Lo mismo sucedió con la supuesta libertad de trabajo, pues en la práctica per-maneció el reclutamiento forzoso, además del manteni-miento del tributo, que para los indios era sinónimo de de trabajo forzado.

Es posible ubicar continuidades y rupturas en la con-dición de las poblaciones originarias tras el proceso de independencia. Respecto de las rupturas, quizás la más relevante sea el deterioro del poder político en el inte-rior de las sociedades originarias, pues siendo la socie-dad colonial de tipo estamental que establecía algunas protecciones de tipo legal para las comunidades, con la independencia y la bandera de “la igualdad” se abando-narían radicalmente. Económicamente, se presentó una superposición entre prácticas de tipo capitalista y esque-mas tradicionales que condujeron al predominio de una economía mercantil americana en la cual los más perju-dicados, nuevamente, serían las clases subordinadas, con-tra las cuales se mantendría una actitud de desprecio y discriminación o, en el mejor de los casos, una actitud paternalista e idealizada que, sin embargo, no dejaba de referirse hacia ellas como “la indiada”.

Estos elementos permiten conjeturar que la inde-pendencia, por lo menos en su fase inicial, fue una re-volución política antes que social; es decir, la clase do-minante local buscaba el control político y no un cam-bio social. Mantener la estructura de poder, económica y social de la época colonia fue en todo momento un objetivo de los criollos. A la larga esto se tradujo en con-frontación y conflictos internos constantes, pues la in-dependencia no recogió las demandas y necesidades de las sociedades originarias, por lo cual el enfrentamiento contra los criollos pronto reaparecerá.

Entonces, ¿cuál fue el papel desempeñado por las clases subordinadas? La respuesta no es muy alentado-ra, pues se constituyeron en instrumentos al servicio del poder y, cuando no fueron arrastradas como meras bes-tias, se mantuvieron como espectadores pasivos ante un espectáculo que, se supone, las tenía como protagonis-tas o ejes articuladores. Las sociedades originarias no de-jaron de preocupar a la clase criolla, menor en número, que buscó mecanismos para controlarlas. La historia nos revela que, en el largo plazo, esta pretensión tuvo éxito. ¿Qué festejamos entonces cada septiembre?

* El autor es licenciado en Economía y en Filosofía y, actualmente, profesor-investigador de la Facultad de Economía de la BUAP y miembro activo de Óclesis, Víctimas del Artificio, A.C.

■Comparada con la situación que tenía el país hace un año, ¿cómo diría usted que es la situación actual del país: mejor o peor?

El 45.1% contestó que peor y 14.8% que mejor.■De las siguientes palabras, ¿con cuál está usted

más de acuerdo para describir la situación política del país? (Prometedora, preocupante, tranquila, peligrosa, con oportunidades, mejor que antes, más o menos, peor que antes, otra, no sé).

El 45.3% contestó que preocupante, 24% que peligrosa y 8.9% que tranquila.

■En general, ¿cree usted que en el próximo año la situación del país va a…?

Empeorar: 39.3%. Mejorar: 26.2%. ■¿Cuál es el medio de comunicación que más

utiliza para informarse de los asuntos públicos? Televisión: 67.6%. Radio: 11.6%. Periódicos:

8.6%. Internet: 4.4%■Tiempo promedio de dedicación a televisión,

radio e Internet: 2.25 horas por día.■Tiempo dedicado a periódicos y revistas: 2.77

veces por semana.■¿Qué tanto se interesa usted en los asuntos

públicos? Mucho: 13.8%. Algo: 36.8%. Poco: 30%. Nada:

18.9%. (Los que dijeron nada son personas de entre 25

y 29 años; de más de 60; de bajos ingresos y sin identificación partidaria).

■¿A usted le interesan o no los asuntos que se discuten en el Congreso (diputados y senadores?

No: 49%. Sí: 31.1%. Depende: 10.6%. Los jóvenes entre 15 y 29 años son los que menos se interesan.

■¿Qué es mejor cuando hay que tomar decisiones en una comunidad?

Que todos voten: 61.5%. Representantes que discutan y decidan: 25.4%. Que se nombre un representante que sepa y decida: 11.6%.

■¿Un líder fuerte puede hacer más por el país que todas las leyes?

Falsa: 57.8%. Verdadera: 33.2%.■¿Si una decisión fue tomada por la mayoría de las

personas? Obedezco aunque no me guste: 61.7%. No la

obedezco si no me gusta: 27.2%.■¿Con cuál se quedaría? Seguridad: 42.5%. Libertad: 35.6%. Ambas:

19.5%.■Es posible luchar contra la delincuencia

organizada sin violar los derechos de la gente: 54.8%.

■No se puede combatir la delincuencia organizada sin violar los derechos de la gente: 30.3%. Quienes esto afirman son preferentemente varones jóvenes de entre 15 y 34 años.

■¿Qué tan de acuerdo está usted con el uso de la tortura para obtener información de un narcotraficante?

En desacuerdo: 44.5%. De acuerdo: 33.2%.■“La única forma de combatir la violencia es

usando medios violentos”: En desacuerdo: 56.3%. De acuerdo: 26.4%.■¿Está usted de acuerdo o en desacuerdo con la

pena de muerte?■En desacuerdo: 40.8%. De acuerdo: 20.9% y una

masa del 34.4% que duda.

Fuente: http://www.juridicas.unam.mx/invest/areas/opinion/doc/EncuestaConstitucion.pdf

A continuación, algunos de los resultados arroja-dos por la Segunda Encuesta Nacional de Cultura Constitucional, llevada a cabo por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y dada a conocer en mayo pasado.

Los mexicanos y sus ideas de lalegalidad y la violencia

Page 4: Reincidente 23

4

Pero, ante la situación de inseguridad y crisis eco-nómica que vive el país cabe preguntar si valió la pena la inversión efectuada.

El festejo logró transmitir al ciudadano el senti-miento de pertenencia necesario para unir esfuerzos como mexicanos hacia un futuro mejor, coadyuvó a irradiar la idea de soberanía nacional según la cual la toma de decisiones y consenso “reside en el pueblo y se ejerce por medio de sus órganos constitucionales representativos”, fue, en síntesis, el gran discurso polí-tico anual. Los resultados, sin embargo, subrayan que el discurso emitido resaltó una imagen a convenien-cia de la Independencia de nuestro país respecto de nuestro actual México. Necesitamos por ello poner las cartas sobre la mesa para vislumbrar si vamos por el camino correcto.

El movimiento iniciado el 15 de septiembre de 1810 no contuvo las características que en la actua-lidad se enmarcan en el discurso político oficial. Por principio de cuentas el cura Miguel Hidalgo y Costi-lla le dio a la palabra independencia un sentido: quitar el mal gobierno que ejercían los españoles peninsula-res en la Nueva España. No se niega que dieran los primeros pasos a una nueva etapa, sin embargo no se advierte en ese momento una separación tajante con España. Esta idea se irá fraguando poco a poco con José María Morelos y el Congreso de Chilpancingo. El resultado fue una guerra interna entre los oposito-res al régimen de los Borbones contra los gachupines que querían conservar sus privilegios económicos y políticos. Y en dicha guerra civil, los criollos utilizaron la conciencia nacional que forjaron con el tiempo para defender sus intereses, en tanto que los indios fueron incorporados como carne de cañón con promesas de libertad y derogación del pago de tributos. La frase célebre dada por Hidalgo fue ¡Viva la virgen de Gua-dalupe! ¡Viva la América por la cual vamos a combatir!

Lo que estaba en juego no era la independencia de los 6.1 millones de personas establecidas en la Nueva España, sino el arribo de un grupo social que había iniciado una lucha para ocupar posiciones estratégicas, que al ser considerado inferior en la estructura eco-nómica y política colonial, más no en el aspecto inte-lectual, se enfrascó en un movimiento para cambiar la situación.

La guerra intestina abarcó el periodo de 1810 a 1820 sin que la balanza se inclinara a favor de insur-gentes o realistas, pero de repente una noticia cam-bió el destino del reino de la Nueva España: España al convertir su gobierno en una Monarquía Consti-tucional después de mes de enero de 1820, retoma la constitución liberal española de 1812 y la aplica en la nueva España a mediados de 1820. En ella, las leyes buscan separar la Iglesia del Estado y abolirlos fueros. Esta expectativa se muestra cuando el Virrey Apoda-ca decidió declarar vigente la constitución de 1812 y los peninsulares, el clero y los conservadores resuel-ven independizarse para conservar sus privilegios. Así, los peninsulares voltean la tortilla: deciden apoyar al grupo que desde diez años antes habían combatido, y convierten la guerra civil en lo que conocemos como revolución de independencia: movimiento armado realizado por los habitantes de la Nueva España, diri-gidos criollos y peninsulares para separarse de España. Este periodo abarca del 10 de febrero de 1821, con el abrazo de Acatempan, al 28 de septiembre de 1821, con la firma del Acta de Independencia. Se obtuvo así la independencia, pero, si el objetivo inicial era aca-bar con el mal gobierno de los españoles establecidos en la Nueva España, ¿cómo es que al final se termi-nó pactando con ellos? Si la finalidad era separarse de España para formar una nación independiente y crear un proyecto propio para cambiar la estructura colonial existente, ¿cómo es que se permitió conservar privile-

gios y fueros a la clase que había sometido a más de 90% de la población por más de 300 años? La respues-ta es obvia: toda revolución sirve a los fines de quienes la dirigen; la legitimidad y soberanía en 1821 sólo resi-día en los criollos y peninsulares que a final de cuentas supeditaron a sus fines a la gran mayoría de la pobla-ción. De 8% de la población que vivía en la ciudad en-tre peninsulares, criollos y mestizos, la mayoría buscó el beneficio de su clase. Así es cuando entró a escena la nueva nación en formación y el nuevo proyecto na-cional conocido con el nombre de México.

¿Actualmente ha cambiado en algo la situación? ¿La soberanía reside en el pueblo o sigue residiendo en un pequeño grupo llámese oligárquico, empresa-rial, partidocracia? Pero ésa es otra historia, lo que aquí compete es saber si vamos por el camino correcto. Un primer paso consiste en develar y aceptar nuestro cru-do pasado; y sobre esa base, tomar decisiones que, más allá de los discursos políticos que todo lo oscurecen, crear un proyecto que involucre a todos y permita im-plantar el sentido de pertenencia e identidad. Al decir de Guillermo Bonfil en su México Profundo:

Saberse y asumirse como integrante de un pue-blo [independiente llamado México], y ser reconocido como tal por propios y extraños, significa formar parte de una sociedad que tiene por patrimonio una cultura propia, exclusiva, de la cual se beneficia y sobre la cual tiene derecho a decidir, según las normas, derechos y privilegios que la propia cultura establece (y que cam-bian con el tiempo), todo aquél que sea reconocido como miembro del grupo, de ese pueblo particular y único, diferente.

* El autor es Maestro en Historia por el ICS y H de la BUAP y, actualmente, es profesor-investigador en la Universidad del Valle de Puebla e integrante del Con-sejo Directivo de Óclesis, Víctimas del Artificio, A.C.

Noé Cano Vargas*

El año pasado se cumplieron doscientos años de la independencia de México. Fue la gran celebración del Bicentenario, la gran fiesta mexicana esperada en la que el gobierno echó la casa por la ventana: el

presupuesto dado a conocer por el IFAI fue de dos mil novecientos setenta y un millones seiscientos mil pesos.

ESCRÍBENOS •Paracualquieraclaración •Paraalgúncomentario •Parahaceralgunacontribución •Paraexternarunacrítica •Paraprotestarporalgo •Paraalgunamentada(peroleve) •Paradiscutirelfuturodelahumanidad •Paradudas(quenoseanexistenciales) •Parapreguntas(nocapciosas)Nuestro correo electrónico es:[email protected]

De una asidua lectora de reincidenteLlegó a la redacción de Reincidente la propuesta de un nuevo uso para nuestra publicación. Creemos, sin embargo, que no debería limitarse a los perros y podría hacerse extensiva a los gatos, canarios y loros caseros, que también tienen derechos (y necesidades). He aquí la gratificante idea recibida:

Page 5: Reincidente 23

5

Abogado.- Según los diccionarios, un abogado es un profesional cuyo objetivo fundamental es colaborar en la defensa del valor de la justicia.

Para amplios sectores del pueblo mexicano, es un profesionista cuyo objetivo fundamental es obtener dinero de sus clientes, estén o no del lado de la justicia.

Aplanadora.- Máquina que permite aplanar super-ficies.

Aplanadora legislativa.- Mayoría legislativa que permite aplanar —o si se quiere, aplastar— a las minorías.

Constitución.- Conjunto de normas fundamen-tales que rigen la vida de las naciones. Vgr. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Formalmente hablando nuestra Constitu-ción tiene 136 Artículos, y 19 transitorios.

Sin embargo, no faltan los jurisconsultos que opinan de manera diferente. Así, de acuer-do a un célebre abogado poblano, la Constitu-ción sólo tiene dos artículos:

Art. 1º. Con dinero baila el perro. Art. 2º. Todos somos perros.Derecho.- Vocablo que proviene del término latino

directum, que significa “lo que está conforme a la regla”.

Según la mayoría de los manuales sobre el tema, el Derecho se inspira en postulados de justicia y constituye el orden normativo e insti-tucional que regula la conducta humana en so-ciedad. La base del Derecho son las relaciones sociales, las cuales determinan su contenido y carácter. Dicho de otra forma, el Derecho es un conjunto de normas que permiten resolver los conflictos en el seno de una sociedad.

Para no pocos sectores del pueblo mexica-no —sobre todos los más pobres—el derecho es algo que se rige por la inefable práctica del “quien no tranza no avanza”.

Justicia.- Esta es una de las palabras más difíciles de definir en nuestra época. Al preguntársele su opinión al respecto, el célebre jurista Hans Kelsen afirmó: “No hubo pregunta alguna que haya sido planteada con más pasión, no hubo otra por la que se haya derramado tanta sangre preciosa ni tantas amargas lágrimas como por ésta; no hubo pregunta alguna acerca de la cual hayan meditado con mayor profundidad los es-píritus más ilustres, desde Platón a Kant. No obstante, ahora como entonces carece de res-puesta”.

Lo cierto es, sin embargo, que durante mu-

cho tiempo la humanidad consideró que la jus-ticia era uno de los principales —si es que no el principal— bienes de este mundo. Así, en la tercera Partida —recopilación de leyes— ela-borada por el rey Alfonso el Sabio (1221-1284) se define a la justicia como “fuente perenal”, y como “una de las cosas porque mejor e más en-derecadamente se mantiene el mundo. Los hom-bres mueren, pero la justicia nunca desfallece, sino que finca siempre en los coracones de los omes biuos que son derechuros e buenos”.

En nuestro tiempo esa visión de la justicia se desvaneció, sobre todo en países como México. Si alguien le pregunta a determinados conciu-dadanos nuestros qué opinan de la misma, sin duda responderán: “es algo a lo que sólo tienen derecho los ricos y los poderosos”.

Partido.-Fraccionado, fragmentado, dividido, roto, truncado, rajado, cortado (Vid. Diccionario de sinónimos y antónimos © 2005 Espasa-Calpe).

Partido político.- Organización que alguna vez contribuyó a la cohesión política de amplios sectores sociales. De acuerdo a Maurice Du-verger, “históricamente, los partidos nacen cuando las masas populares han comenzado a entrar realmente en la vida política: han forma-do el marco necesario que les permite reclutar en sí mismas a sus propias élites” (Vid. Los Par-tidos Políticos, Fondo de Cultura Económica, México, 1984, pág. 452).

En nuestros días la mayoría de los partidos (no sólo en México sino en casi todo el orbe) se han convertido en organizaciones cerradas, alejadas de sus bases. Tal como observa el citado Duverger, su estructura es esencialmente auto-crática y oligárquica: los jefes no son realmen-te designados por los miembros, a pesar de las apariencias, sino cooptados o nombrados por el centro; tienden a formar una clase dirigente, aislada de los militantes, una casta más o menos cerrada sobre sí misma” (Ibid., pàg. 448).

No es casual, por esa razón, que en diversas naciones hayan comenzado a surgir movimien-tos sociales que se esfuerzan por sustituir a los partidos, como es el caso del M-15, en España.

En México, los partidos —sobre todo los de izquierda— se asemejan cada vez más a la de-finición de partido que indicábamos en líneas anteriores: esto es, algo que está fraccionado, dividido, truncado, roto, cortado, etc.

* El autor es investigador del Programa Universita-rio de Estudios Comparados de la BUAP.

■ Mientras la selva tropical cubre solamente alrededor del 6% de la faz de la Tierra, alberga a la mitad de las especies de plantas y animales existentes en el planeta. Frecuente-mente leemos o escuchamos información acerca de gori-las, orangutanes o loros, pero poco sabemos de animales que con seguridad asombrarían nuestra imaginación, que son sorprendentes, muchos de ellos indescriptibles y de los cuales la mayoría de nosotros jamás ha oído ni mencionar. Unos cuantos casos por delante: rana de vidrio, delfín ro-sado del Amazonas, geco satánico de cola de hoja, ave azul del paraíso, okapi, la araña vegetariana Bagheera kiplingi, la hormiga Paraponera clavata también conocida 24 horas por el tiempo que dura el dolor de su picadura y el colugo o le-mur volador, aunque en realidad no es un lemur. Lee más en http://www.care2.com/greenliving/10-rainforest-creatures-that-defy-imagination.html#ixzz1XMU0pSqk

■ Un grupo de científicos marinos de diversas partes del mundo han recomendado seriamente que la pesca en aguas profundas de los océanos se termine, debido a que este ecosistema, el más grande de la Tierra, es incapaz de reproducirse a escala de tiempo humano. La vida en aguas profundas es escasa en proporción al espacio que éstas ocupan, por estar alejadas de la luz solar que favorece la

fotosíntesis. La comida ahí es poca y los procesos de la vida suceden mucho más lentamente que en la superficie. Algunos peces de estas aguas viven más de una centuria y sus procesos de reproducción son muy lentos. Los corales de esas profundidades pueden vivir más de 4000 años, pero las tecnologías modernas de pesca acabarán con todos ellos a la velocidad que van: velocidad humana.Lee más en http://www.physorg.com/news/2011-09-deep-sea-fish-deep.html

■ Los miembros del proyecto Rescaten al Rinoceronte han propuesto una medida radical para salvarlo de la extinción: inyectar los cuernos tan codiciados de los rinocerontes con un veneno sumamente tóxico para los humanos.Este proyecto con base en la Reserva Rinoceronte y León de Kromdraai al noroeste de Johannesburgo, Sudáfrica, busca acabar con la matazón de estos animales que son cazados para quitarles su cuerno, valorado trofeo para al-gunos humanos poco listos. Más de 330 rinocerontes fueron cazados furtivamente en ese país en el 2010 y ya van 280 en lo que va de este año.Por cierto, puedes usar también la palabra abada para refe-rirte a estos cornudos mamíferos.http://www.timeslive.co.za/local/2011/09/08/rhino-poachers-toxic-shock

HORIZONTALES

1. (Monte de las), lugar en donde las tropas de Hidalgo derrota-ron a las de Torcuato Trujillo.

6. La Corregidora de Querétaro.11. (Mariano), hijo de Miguel Hi-

dalgo y de Manuela R. Pichar-do.

12. Parte saliente de la vasija (pl.).13. Símbolos de resistencia eléctri-

ca y tesla.15. República Árabe Unida (inic.).17. Río de Italia.18. (Andrés Quintana), juriscon-

sulto mexicano, participó en la lucha por la Independencia, autor de la oda Al dieciséis de septiembre.

19. Concreción nacarada que se forma en el interior de ciertas conchas, apreciada en joyería.

21. Necesidad de beber.22. Existe.23. (Ana María), madre de Miguel

Hidalgo.25. Voz usada para detener a las

caballerías.26. Bogar.28. Opulentos.30. Medida de longitud antigua.31. Altar.32. Tirad de un cabo, una lona o

un remo.34. (Alain), actor francés, protago-

nista en El gatopardo.37. Primera palabra del himno de

San Juan Bautista.38. Pueblo donde Miguel Hidalgo

ocupo el curato.42. Voz de arrullo.43. En el gnosticismo inteligencia

eterna emanada de la divinidad suprema.

44. (Manuela), una de las dos mu-jeres que tuvo Miguel Hidalgo, la otra fue Josefa Quintana.

45. Arbusto papilionáceo parecido a la acacia.

46. Sociedad Anónima.48. Uno de los hijos de Jacob (Bi-

blia).50. Milicias nacionalsocialistas di-

rigidas por Röhm (sigla).51. (Michael), escritor alemán, au-

tor de La historia interminable.53. Ladrón que robó unos bueyes a

Hércules y éste lo estranguló.

56. Uno de los lugartenientes del cura Hidalgo.

57. En este lugar Hidalgo fue de-rrotado por las fuerzas enca-bezadas

por Félix María Calleja.

VERTICALES

1. Trotar.2. Símbolo del uranio y abrevia-

tura de litro.3. Agencia Central de Inteligen-

cia.4. Preposición que indica en qué

lugar, tiempo o modo se deter-minan las acciones de los ver-bos a que se refiere.

5. (Georges), escritor y político francés, autor de Reflexiones so-bre la violencia.

6. Caja hecha con listones metáli-cos, de madera, etc., para ence-rrar animales.

7. Forma de pronombre.8. Apócope de santo.9. Del verbo ser.10. Polo o electrodo positivo (pl.).14. Carraspea.16. Símbolo del argón y de la se-

gunda órbita de electrones que envuelve el núcleo del átomo.

17. Fuerza de gravitación universal ejercida sobre la materia.

19. Que para o se para.20. Gustes, complazcas.23. Triunfad.24. Vientos.27. Lo contrario al bien.29. Óxido de calcio.32. ( Joaquín), mercedario que acu-

só de hereje a Miguel Hidalgo ante el Santo Oficio.

33. Remolca una embarcación.35. Reces, hagas oración.36. No nacido.39. Pone de lado.40. Dueño de una cosa (inv.).41. Emite ronquidos.47. Artículo indeterminado.49. Municipio de Brasil.51. Símbolos del electrón y deu-

terio.52. Abreviaturas de diámetro y

metro.54. Antes de Cristo (inic.).55. Artículo neutro (inv.).

Page 6: Reincidente 23

6

Esa imagen de ángeles trazando la ciudad, con la ayuda de cordeles, alimenta nuestra ima-ginación desde la escuela primaria, cuando escuchamos por primera vez esos relatos.

Las esculturas modernas del Santo Ángel Custodio, en el boulevard 5 de Mayo a la altura de Analco, o las que nos reciben cerca de Angelópolis y se impo-nen ante nuestra mirada como una señal inequívoca de dónde estamos situados, son una evidencia contun-dente de que para los poblanos actuales el momento fundacional sigue formando parte de su identidad y de su vida diaria.

Ese sitio fundacional, asociado con el barrio del Alto según algunas crónicas, tuvo un agente decisi-vo en la elección del espacio independientemente de dónde ésta haya sido exactamente: el rio de San Fran-cisco. El afluente garantizaba a los colonos angelopo-litanos una fuerza para mover sus molinos, para regar sus huertas, un recurso hídrico para desplazar los re-siduos y poder garantizar así un medio salubre pro-pio para la vida humana. A ello se añadía la abun-dancia de manantiales de agua dulce que brotaban a las faldas del hoy llamado Cerro de Loreto, así como de los escurrimientos subterráneos y superficiales de la Malinche, que también alimentaban el caudal del río. Aunado a ello, en la zona se destacan importantes ma-nantiales de agua sulfurosa con calidad necesaria para el riego. Este paisaje de riqueza natural fue elegido por los fundadores de la ciudad novohispana, precisamen-te porque el sitio garantizaba, con toda su enorme va-riedad de recursos, la vida urbana. Alrededor había un bosque para proveer de la energía en forma de leña y carbón, había abundancia de agua dulce que garanti-zara la supervivencia, un suelo fértil alrededor para el cultivo, y un afluente del río que proveía de fuerza y de vía de desecho.

Desde ese momento fundacional, el río mar-có la vida de los poblanos: la fama de Puebla como productora de textiles desde de la colonia y hasta el siglo XX, actividad asociada a la fuerza del río y su uso como vía de desechos, y la fama de sus molinos y batanes movidos por las aguas de los ríos, sin mencio-nar la actividad de la cría de ganado porcino que usa-ba de los ramales del río para descargar los desechos. De las inundaciones en temporada de lluvias tenemos consecuencias trascendentales para la urbe: la reubi-cación de la ciudad en los primeros meses después de su primera fundación, y luego el continuo problema de inundaciones en zonas aledañas al cauce, que mar-caron el ritmo y forma final del asentamiento urbano hasta bien entrado el siglo XX.

Con la llegada del imperio del automóvil, el cauce hídrico que tanto beneficio trajo a la ciudad, que per-mitió su sustentabilidad y viabilidad como centro ur-bano, se convirtió en un enemigo a vencer. En 1966 se entubó, y luego se rellenó para poder sostener el tráfi-co del boulevard 5 de Mayo. La columna vertebral de la vida angelopolitana quedó así clausurada pero viva.

A través de ese tubo seguía fluyendo el cauce del río, ahora alimentado por los escurrimientos y nacimien-tos de agua aledaños, pero también de los caños de desagüe de la ciudad. El río se reveló a esta esclavitud. Año con año las inundaciones, ahora peores que antes de ser entubado el río, daban cuenta de lo absurdo de esta medida. Las crecidas de las afluentes superficiales y subterráneas daban cuenta de su existencia con una contundente presencia en la vida de la ciudad. Tiempo después se volvió a entubar, con un tubo de dimensio-nes más amplias, pero tampoco fue suficiente, el río se resistía a morir. Fue necesario cortar los afluentes que los alimentaban, como los nacimientos superficiales de agua y los escurrimientos de la Malinche, desviando su caudal hacia otros ramales del río Atoyac.

Año con año, en la temporada de lluvias, el río San Francisco da muestras de vida y la zona vuelve a inun-darse, aunque ya con menor fuerza. La doctora Rosal-va Loreto nos ha mostrado que este río sigue vivo a través de distintos escurrimientos y nacimientos sub-terráneos, que nutren de manera ya menguada el an-tiguo cauce del rio, ahora convertido en un tubo, pero que de manera natural sigue su antiguo cauce incorpo-rando a ella los escurrimientos subterráneos que pro-veen de vitalidad su afluente ya muy menguado. Estas corrientes subterráneas, tanto de agua dulce como sul-furosa, permite la estabilidad de los suelos, les provee de humedad necesaria para que la hermosa ciudad de Puebla se mantenga en un precario, inestable equili-brio.

Este año, con la llegada del gobierno “del cam-bio”, se inició la obra del Viaducto Zaragoza, la obra del sexenio del actual gobernador y con la cual inten-ta mostrarse a nivel nacional, utilizando como recurso la conmemoración de los 150 años de la Batalla del 5 de Mayo. Su obra la constituye un viaducto que pasa por el corazón de la zona fundacional de la ciudad de Puebla. El proyecto nunca ha sido público, ni se ha dado a conocer en su totalidad a los especialistas. No obstante, en su corta pero agresiva puesta en marcha, ha sido modificado varias veces ya que se inició sin los requerimientos de ley, lo cual ha ocasionado la protes-ta de los poblanos comprometidos con la legalidad y el respeto por nuestro patrimonio tanto histórico como ambiental. Gracias a la intervención valiente de los in-vestigadores del INAH-Puebla, la ciudadanía pudo conocer de este atropello que se gestaba sobre la tra-za fundacional. El clamor de los académicos poblanos arropó con su apoyo este acto cuasi heroico para los tiempos actuales, de los investigadores del INAH. El proyecto siguió siendo ilegal, pero fue modificado para que se extendieran las licencias a todas luces irregula-res (luego de estar terminada la obra en más del 38%) el pasado 24 de agosto.

Las modificaciones al proyecto representan lo más retrógrada de nuestra sociedad actual, sumida en el es-pejismo del “urbanismo salvaje” (término usado por Sergio Aguayo para describir esta fiebre por el concre-

to para beneficiar a la cultura de automóvil, cuando en todo el mundo ya están haciendo justo lo contrario). Bajo el disfraz de modernidad y desarrollo, se preten-de ahora fabricar un dique subterráneo para modifi-car el ya de por sí vulnerable equilibrio ecológico de la zona, y hacer pasar por él en lugar de agua de vida, más autos. Esta nueva agresión al cauce del río garan-tiza la muerte de los afluentes subterráneos que aún permean en la zona. Las consecuencias son devasta-doras. El río de San Francisco, sus afluentes subterrá-neas que lograron hacer sustentable la vida de la urbe angelopolitana, la columna vertebral del desarrollo de nuestra ciudad, está hoy condenado a muerte por las ansias de gloria de un gobierno obtuso. Ya está anun-ciada la transformación de otro espacio de vida que le queda a nuestra ciudad, su pequeño pero desfalleciente pulmón, el cerro de Loreto. Recientemente fue anun-ciado en la columna de un periódico digital local, el proyecto de transformar en una versión Disneyland el lugar donde murieron por la defensa de la patria tan-tos mexicanos: estacionamiento, laguito artificial (con lanchas incluidas), una escultura monumental de un águila con biblioteca digital incluida (que previsible-mente no dejará ya ver el fuerte de Loreto desde la ciudad, por su tamaño). Los árboles, en ese proyecto, son el escenario decorativo. Esta agresión tumultuaria a una reserva natural garantiza la desaparición de las filtraciones de lluvia y, con ello, de los escurrimientos que mantenían con una vida frágil al río de San Fran-cisco.

Se escuchan ya los estertores de nuestro antiguo guardián y proveedor de vida, el río de San Francisco.

*La autora es Maestra en Historia por la BUAP y profesora del Colegio de Historia de la BUAP.

La fundación de la ciudad de los Ángeles ocurrió hace casi quinientos años. Las leyendas asociadas a ese momento fundacional han quedado registradas no sólo en algunas crónicas y documentos, sino sobre todo en

la memoria urbana.

Lidia E. Gómez García*

Page 7: Reincidente 23

7

Aparece cada quince díasDirector y editor: Enrique Condés Lara

Consejo Editorial: Mariano E. Torres Bautista, Jaime Cid Monjaraz,Gloria A. Tirado Villegas, José Fragoso Cervón, María de Lourdes Herrera Feria

y Enrique Barradas Guevara.Administración: Norma Navarro

Diseño: Israel Hernández CedeñoCorreo electrónico: [email protected]

*No incluye sección de SocialesSe imprime en los talleres de El Errante, Editor. Priv. Emiliano Zapata 5947,

San Baltasar Campeche, Puebla.Certificado SEGOB: 15198 / Certificado Derechos: 032210460200-101

Solución alreincigrama de eSte número

Solución alreincigrama de eSte número

a través de los documentos de la BiBlioteca Palafoxiana

colección:

Compilación y estudiointroductorio

AliciA TecuAnhuey SAndovAl

en 7 TomoS

l a s i t u a c i ó n i n t e r n a c i o n a l

tomo

ii

Compilación y estudio introductorio

a l i c i a t e c u a n h u e y s a n d o v a l

ColeCCión:

la independenCia de la nueva españa a través de los doCumentos de la BiBlioteCa palafoxiana

d e l o s

tomo

iii

Compilación y estudio introductorioa l i c i a t e c u a n h u e y s a n d o v a l

ColeCCión:la independenCia de la nueva españa a través de los doCumentos de la BiBlioteCa palafoxiana

De venta en Profética3 Sur No. 701, centro

Puebla, Pue. 01 222 246 9101

A mi generación (los 60-70), se nos trató de programar la vida con puras pinches menti-ras. Desde la niñez nos intentaron programar

de tal manera que pudieran disponer de nuestra exis-tencia de acuerdo a “mezquinos intereses”.

En la infancia, como en toda familia cristiana (a 90% de la población del país), se nos engañaba con que los niños al nacer venían de París y los juguetitos los traían los Santos Reyes; nos mandaban a la iglesia obligadamente a misa los domingos para que no nos faltara el pan nuestro de cada día que nos proporciona-ba el Señor. Todo lo pedíamos en las oraciones de la mañana al despertar y en la noche antes de dormir, como pago de la sumisión a los mandamientos de la santísima religión.

¿Para qué estas mentiras? No sería mejor que nuestros padres dijeran que los hijos se conciben del gran cariño entre dos personas y que por medio de una profunda caricia y con mucho amor nacen. Si a mis burros vecinos reprobados en la escuela particu-lar (Jai Scul) les daban mejores regalos que a mí de la oficial (Tepulchcalli city colech), fue porque éramos una familia grande; y los juguetes que me regalaban el día de Reyes, era por el gusto de ser su hijo. Por qué de-cir, para desconcierto de cualquiera, que Dios sabía lo que hacía y que como buen niño tenía que confor-marme. Además, por qué no aceptar que el pan que consumíamos lo ganaban con sudor y nos lo daban con mucho cariño.

De aquí que se hiciera real el siguiente chiste cruel: Era un niño alucinado que le dice a su mamá: si los niños vienen de París, los juguetes los train los Santos Reyes, y el pan nuestro de cada día dánoslo Díos, ¿para que queremos al incróspido de mi padre en casa?

Cuando se deja la niñez, basta un poco de inteli-gencia para darse cuenta de que las pinches mentiras de la infancia son para poder manipularnos de adul-tos y crearnos un mundo lleno de dudas y confusiones (para eso sirve la Iglesia y la televisión). Se enorgulle-cían de nosotros si éramos respetuosos con los padres, los abuelitos, las tías, y por supuesto cariñosos con las primas, etc. Si éramos obedientes, estudiosos, limpios, puros y si veíamos el sexo como algo sucio (“niño no sea cochino, déjese de tocar ahí”), podríamos ser bue-nos creyentes y buenos ciudadanos.

En la adolescencia las mentiras vienen del Estado Democrático de Derecho (no chingen, ¿cual?). ¡DE-MOCRACIA!, ¡cuántas pinches mentiras se dicen

en tu nombre! En la escuela me inculcaban que vivir en democracia era vivir con el mandato del pueblo; sin embargo, las vivencias y las lecturas me dijeron otra cosa. Si en mi infancia la familia podía satisfacer más o menos las necesidades, en la entrada a la juven-tud ya no se podía (mis zapatos borceguí comprados en la gran tienda se cambiaron a zapatos de suela de llanta comprados en el mercado). El salario de mi pa-dre apenas alcanzaba y como era políticamente in-quieto, en 1958 fue electo para participar en el comité de huelga del movimiento ferrocarrilero que encabe-zaba Demetrio Vallejo, buscaban dentro del juego de la democracia aumentar los salarios para sostener en mejores condiciones la vida de su familia. Pero, pides pan y te contestan con golpes, cárcel y bayonetas, y fue despedido de su fuente de trabajo (forma de re-presión del Estado a los trabajadores no claudican-tes). ¿Cuál democracia? Puras pinches mentiras.

Y lo mismo pasó en 1964 con la gran moviliza-ción político-sindical del cuerpo médico. Un grupo de internos y residentes estuvo democráticamente de acuerdo en pelear por mejores condiciones de trabajo y se declaró en huelga. Y, durante ese movimiento, se formó la Alianza de Médicos Mexicanos que agrupó a los residentes, internos, pasantes y a los médicos del sector público. Pero el gobierno se rehusó a negociar y el movimiento médico terminó con una profunda desventaja política para los médicos. En el contexto de un sistema corporativista de Estado, se impidió a los médicos establecer una organización gremial in-dependiente. La ausencia de una asociación unificada capaz de defender los intereses sociales de la profe-sión frente al Estado parece ser uno de los principales factores que explican los pésimos resultados de la po-lítica de recursos humanos médicos en México.

El movimiento magisterial de 1956 y 1958, fue otro ejemplo de las políticas antidemocráticas. A la falta de disposición oficial para escuchar las peticio-nes de los maestros, una serie de huelgas y un mo-vimiento social de apoyo siguieron, a continuación, violentas represiones del gobierno mexicano.

Con el propósito de ignorar este mundo racional de pinches mentiras, en la adolescencia te refugiabas en el mundo relajante y surrealista de la siempre fiel Mari Juana, hierbabuena.

* El autor es Doctor en Sociología Jurídica por la BUAP, y cuatachín.

Hace un año comenzamos con Reincidente. No sin trabajo, pero sí con mucho gusto hemos publicado, con éste, 23 números. A lo largo de este tiempo, hemos gozado de la colaboración

entusiasta y del apoyo de muchos profesores, investiga-dores y estudiantes de la BUAP y de otras instituciones educativas y de investigación; sin ellos, no habríamos salido adelante. Por eso nos sentimos ahora con fuerzas y con ga-nas para sacar muchos más Reincidentes, por muchos días y cada quince.

Nuestras páginas han estado abiertas, y lo seguirán es-tando, para todo aquél que quiera expresar algo útil, serio, novedoso y documentado o, también, curioso, gracioso e ingenioso. Sabemos que hay muchas cosas que decir, gran cantidad de temas sobre los cuales reflexionar, una vastedad de asuntos que necesitamos aprender, innumerables inquie-tudes que transmitir, diversidad de conocimientos que di-vulgar.

Como pocas veces antes, en este sufrido, desconcertan-te y, también, asombroso mundo, hacen falta preparación, conocimientos, información e ideas para entender lo que pasa, para comprender y dialogar, para generar iniciativas, formular proyectos y enfrentar los grandes retos que tiene frente a sí nuestro país y la humanidad toda.

Nuestras tareas y a la vez pasión, como universitarios son enseñar, investigar, crear nuevos conocimientos y des-trezas. Sabemos que así podremos contribuir en algo a la solución de alguno de los enormes y complejos problemas existentes. Es algo que hemos hecho durante mucho tiem-po y como dijimos cuando empezamos este proyecto, lo se-guiremos haciendo porque somos orgullosamente reincidentes.

Page 8: Reincidente 23

8