Reincidente 83

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* Reincidente no incluye sección de Sociales C onocí a Revueltas cuando cursaba la escue- la secundaria. Teníamos un círculo de es- tudios y habíamos descartado que nuestra militancia pudiera inscribirse en el comu- nismo tradicional, pues éramos testigos de la represión a los disidentes en los países del bloque socialista, y conocíamos a varios expulsados del Partido Comunis- ta de México por plantear cualquier cosa distinta de su autoritaria dirección, o de lo que les indicaba el parti- do soviético. Y Revueltas era el referente de la crítica a los países llamados socialistas y del autoritarismo en todas sus manifestaciones. José era un hombre que tenía especial interés por escuchar a los jóvenes y por comprobar la recepción de sus ideas críticas entre los militantes de las nuevas generaciones. Formaba yo parte de un afortunado núcleo de nó- veles reclutas que tenían amistad y recibían la tutela intelectual de algunos de los más brillantes escritores, poetas y artistas de nuestro país. En parte porque los intelectuales, en aquellos años, asumían como una de sus responsabilidades la formación de la juventud, y en parte porque en la escuela que tuve la suerte de cursar, compartía pupitre con muchos de sus hijos. Fui integrante de una generación en la que esta- ban los hijos o hijas de Edmundo Valadés, Juan José Arreola, Renato Leduc, Eli de Gortari, Román Piña Chan y Enrique Semo. Pero donde también compar- timos las aulas, los fines de semana y la vida estudiantil con Arquéles Vela, Carlos Pellicer, Eduardo Lizalde, Enrique González Rojo, Jaime Labastida, Florencio Sánchez Cámara y Luz María Martínez Montiel. No era casual pues que en mi generación se forma- ran discípulos confesos o inconscientes de esa genera- ción de artistas y creadores de cultura. Y en ese contexto, Revueltas era para mí y mi generación el ejemplo más intenso y respetable de todos. Como jóvenes queríamos continuar su tesón y su empeño por darle a México una organización política capaz de conducir los cambios. Y él tomó nuestro interés como un apostolado personal, escuchándonos y aconsejándonos, y nunca condicio- nando su interlocución o su apoyo moral. Revueltas nos conminaba a que todo lo que planeáremos o hiciéramos tuviera presente la libertad del ser humano y el respeto por la integridad de las personas. Y con ese perfil asu- mimos nuestro proyecto de vida. Cuando tuvimos que inscribir nuestras ideas políticas en una estrategia y un conjunto de tareas, José puso énfasis en la necesidad de mantenernos abiertos a todas las ideas bien intencionadas, sin que impor- tara su origen o filiación, de tal manera que nuestro pensamiento político pudiera reflejar la riqueza de la diversidad que tiene el mundo social. Y cuando nos enfrentamos a los dogmas y las corrientes o doctrinas que dividían al mundo de la revolución, Revueltas nos conminó a estudiar a los que pensaban diferente sin excluir nunca a los condenados y estigmatizados. Se habla mucho de su obra, pero se le conoce poco. Es evidente que su ensayo sobre El Proletariado Sin Cabezaes un clásico que todo interesado en la historia del marxismo y las organizaciones de izquierda tiene que leer. Pero no son menos importantes otros escri- tos que hemos reseñado este año de 2014 en nuestro largo ensayo Menos Paz y más Revueltas, al que se pue- de acceder tecleando mi nombre en google y agregan- do academia.edu. Otros trabajos de Revueltas que resultan funda- mentales son desde luego su novela Los Días Terrena- les, donde pinta al militante enajenado, que increíble- mente sigue poblando las organizaciones de izquier- da, aunque hoy sus iconos sean locales. Pero los textos de José cubren prácticamente todos los puntos de la agenda nacional, desde el carácter de la sociedad mexi- cana, como los procesos de autogestión, que hoy están tan actuales y en proceso de generalizarse a partir de las autodefensas y las policías comunitarias. Los jóvenes de hoy que se caracterizan por su es- píritu crítico y su rechazo de los partidos y la política neoliberal encontrarán en Revueltas a un pensador ac- tual, con ideas y propuestas que siguen pendientes de cumplirse. México, Una Democracia Bárbaraparece hoy una anticipación de lo que vive nuestra sociedad. Y sus textos sobre Mayakovski, o las cartas defendiendo al es- critor Heberto Padilla en contra de la dictadura de Fidel Castro, son anticipaciones a los predicamentos que vi- ven todavía los críticos donde no hay democracia. Si hubiéramos tenido que caracterizar a José, lo hubiéramos puesto entre los discípulos de Copérnico por plantear al hombre como centro de toda acción social o política, o como discípulo de Galileo por atre- verse a enfrentar al marxismo esclerotizado. Pero más aún, José iba a las fuentes del pensamiento. No creía en la versión de los manuales o los libros de divulga- ción. Leía a los clásicos. Y no solamente a los clásicos del marxismo, sino también a los griegos, y a los disi- dentes de todas las épocas, poniendo especial atención a los autores que habían luchado dentro de las institu- ciones y los sistemas tratando de componer el camino. Admiraba mucho a Jack London, a los líderes de la insurrección de Hungría de 1956, a los trotsquistas que se enfrentaron a Stalin, a los españoles que com- batieron tanto al stalinismo como a Franco, a los es- partaquistas que defendieron su vocación democrática en la Alemania que antecedió al nazismo, o a los que intentaron encontrar el fundamento filosófico de los extravíos mentales e ideológicos del comunismo. En particular, nos convenció de estudiar a Karel Kosik, el pensador checo que reconstruyó la filosofía como un instrumento de transformación que penetra en la rea- lidad sin detenerse ni en las apariencias ni en los pre- juicios, para develar el curso interno de los procesos. Revueltas desconfió de nuestro radicalismo juve- nil, pues le parecía insuficientemente reflexivo y algo inmaduro, pero no condenó nunca nuestras acciones, y defendió cada determinación que tomamos como un ejercicio de la libertad política. Nos enseñó a no ha- cer pronósticos sobre los escenarios inmediatos, para que nos esforzáramos en ver los procesos históricos y de largo plazo. No confió nunca en el gobierno aun- que tuviera que aceptar trabajos en la administración. Y mantuvo una vida relativamente austera sin apegos materiales ni dispendios. Leía o cotejaba los textos en su lengua original cuando encontraba fallas a las traducciones o no le convenía determinada expresión, y compartía las ta- reas más modestas al lado de quienes estuvieran pe- leando. Fue un amigo incondicional pero también un críti- co inmisericorde. Y sobre todo nos enseñó que la con- secuencia, el pensar y actuar de manera congruente, así como el defender lo que uno creía sin que se detu- viera uno en las consecuencias, era la forma más alta de lealtad. No aceptó nunca que la economía fuera la última explicación de los fenómenos, pues el hombre, su pen- samiento y su extravío cuentan también en los sucesos. No creyó en las verdades finales o terminantes, porque su espíritu fue abierto. No esperó que los hechos es- tuvieran decididos y predestinados, porque la libertad no admite dictados. Y no toleró ningún atropello sobre un desvalido, porque su solidaridad estaba antes que nada para proteger a la víctima del poder o de la pre- potencia. Su obra tiene por ello dos lecturas, la que nos permite encontrar siempre conocimientos frescos que reinterpretan la historia nacional, y la que nos confir- ma la continuidad de una postura inflexible de lealtad, libertad y consecuencia. * El autor estudió Antropología y Economía, y no se graduó de nada. Sin embargo ha sido profesor de An- tropología Social, Economía Campesina, Sociología, Metodología de la Ciencia y Ecología en la Universi- dad Autónoma de Chapingo, en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, en la UAM y en la Uni- versidad Iberoamericana. * Reincidente no incluye sección de Sociales Mario Rechy Montiel* El contexto y el perfil ideológico de un genio mexicano en su centenario Año V, Número 83, 1ra. quincena de agosto de 2014 C onocí a Revueltas cuando cursaba la escue- la secundaria. Teníamos un círculo de es- tudios y habíamos descartado que nuestra militancia pudiera inscribirse en el comu- nismo tradicional, pues éramos testigos de la represión a los disidentes en los países del bloque socialista, y conocíamos a varios expulsados del Partido Comunis- ta de México por plantear cualquier cosa distinta de su autoritaria dirección, o de lo que les indicaba el parti- do soviético. Y Revueltas era el referente de la crítica a los países llamados socialistas y del autoritarismo en todas sus manifestaciones. José era un hombre que tenía especial interés por escuchar a los jóvenes y por comprobar la recepción de sus ideas críticas entre los militantes de las nuevas generaciones. Formaba yo parte de un afortunado núcleo de nó- veles reclutas que tenían amistad y recibían la tutela intelectual de algunos de los más brillantes escritores, poetas y artistas de nuestro país. En parte porque los intelectuales, en aquellos años, asumían como una de sus responsabilidades la formación de la juventud, y en parte porque en la escuela que tuve la suerte de cursar, compartía pupitre con muchos de sus hijos. Fui integrante de una generación en la que esta- ban los hijos o hijas de Edmundo Valadés, Juan José Arreola, Renato Leduc, Eli de Gortari, Román Piña Chan y Enrique Semo. Pero donde también compar- timos las aulas, los fines de semana y la vida estudiantil con Arquéles Vela, Carlos Pellicer, Eduardo Lizalde, Enrique González Rojo, Jaime Labastida, Florencio Sánchez Cámara y Luz María Martínez Montiel. No era casual pues que en mi generación se forma- ran discípulos confesos o inconscientes de esa genera- ción de artistas y creadores de cultura. Y en ese contexto, Revueltas era para mí y mi generación el ejemplo más intenso y respetable de todos. Como jóvenes queríamos continuar su tesón y su empeño por darle a México una organización política capaz de conducir los cambios. Y él tomó nuestro interés como un apostolado personal, escuchándonos y aconsejándonos, y nunca condicio- nando su interlocución o su apoyo moral. Revueltas nos conminaba a que todo lo que planeáremos o hiciéramos tuviera presente la libertad del ser humano y el respeto por la integridad de las personas. Y con ese perfil asu- mimos nuestro proyecto de vida. Cuando tuvimos que inscribir nuestras ideas políticas en una estrategia y un conjunto de tareas, José puso énfasis en la necesidad de mantenernos abiertos a todas las ideas bien intencionadas, sin que impor- tara su origen o filiación, de tal manera que nuestro pensamiento político pudiera reflejar la riqueza de la diversidad que tiene el mundo social. Y cuando nos enfrentamos a los dogmas y las corrientes o doctrinas que dividían al mundo de la revolución, Revueltas nos conminó a estudiar a los que pensaban diferente sin excluir nunca a los condenados y estigmatizados. Se habla mucho de su obra, pero se le conoce poco. Es evidente que su ensayo sobre El Proletariado Sin Cabeza es un clásico que todo interesado en la historia del marxismo y las organizaciones de izquierda tiene que leer. Pero no son menos importantes otros escri- tos que hemos reseñado este año de 2014 en nuestro largo ensayo Menos Paz y más Revueltas, al que se pue- de acceder tecleando mi nombre en google y agregan- do academia.edu. Otros trabajos de Revueltas que resultan funda- mentales son desde luego su novela Los Días Terrena- les, donde pinta al militante enajenado, que increíble- mente sigue poblando las organizaciones de izquier- da, aunque hoy sus iconos sean locales. Pero los textos de José cubren prácticamente todos los puntos de la agenda nacional, desde el carácter de la sociedad mexi- cana, como los procesos de autogestión, que hoy están tan actuales y en proceso de generalizarse a partir de las autodefensas y las policías comunitarias. Los jóvenes de hoy que se caracterizan por su es- píritu crítico y su rechazo de los partidos y la política neoliberal encontrarán en Revueltas a un pensador ac- tual, con ideas y propuestas que siguen pendientes de cumplirse. México, Una Democracia Bárbara parece hoy una anticipación de lo que vive nuestra sociedad. Y sus textos sobre Mayakovski, o las cartas defendiendo al es- critor Heberto Padilla en contra de la dictadura de Fidel Castro, son anticipaciones a los predicamentos que vi- ven todavía los críticos donde no hay democracia. Si hubiéramos tenido que caracterizar a José, lo hubiéramos puesto entre los discípulos de Copérnico por plantear al hombre como centro de toda acción social o política, o como discípulo de Galileo por atre- verse a enfrentar al marxismo esclerotizado. Pero más aún, José iba a las fuentes del pensamiento. No creía en la versión de los manuales o los libros de divulga- ción. Leía a los clásicos. Y no solamente a los clásicos del marxismo, sino también a los griegos, y a los disi- dentes de todas las épocas, poniendo especial atención a los autores que habían luchado dentro de las institu- ciones y los sistemas tratando de componer el camino. Admiraba mucho a Jack London, a los líderes de la insurrección de Hungría de 1956, a los trotsquistas que se enfrentaron a Stalin, a los españoles que com- batieron tanto al stalinismo como a Franco, a los es- partaquistas que defendieron su vocación democrática en la Alemania que antecedió al nazismo, o a los que intentaron encontrar el fundamento filosófico de los extravíos mentales e ideológicos del comunismo. En particular, nos convenció de estudiar a Karel Kosik, el pensador checo que reconstruyó la filosofía como un instrumento de transformación que penetra en la rea- lidad sin detenerse ni en las apariencias ni en los pre- juicios, para develar el curso interno de los procesos. Revueltas desconfió de nuestro radicalismo juve- nil, pues le parecía insuficientemente reflexivo y algo inmaduro, pero no condenó nunca nuestras acciones, y defendió cada determinación que tomamos como un ejercicio de la libertad política. Nos enseñó a no ha- cer pronósticos sobre los escenarios inmediatos, para que nos esforzáramos en ver los procesos históricos y de largo plazo. No confió nunca en el gobierno aun- que tuviera que aceptar trabajos en la administración. Y mantuvo una vida relativamente austera sin apegos materiales ni dispendios. Leía o cotejaba los textos en su lengua original cuando encontraba fallas a las traducciones o no le convenía determinada expresión, y compartía las ta- reas más modestas al lado de quienes estuvieran pe- leando. Fue un amigo incondicional pero también un críti- co inmisericorde. Y sobre todo nos enseñó que la con- secuencia, el pensar y actuar de manera congruente, así como el defender lo que uno creía sin que se detu- viera uno en las consecuencias, era la forma más alta de lealtad. No aceptó nunca que la economía fuera la última explicación de los fenómenos, pues el hombre, su pen- samiento y su extravío cuentan también en los sucesos. No creyó en las verdades finales o terminantes, porque su espíritu fue abierto. No esperó que los hechos es- tuvieran decididos y predestinados, porque la libertad no admite dictados. Y no toleró ningún atropello sobre un desvalido, porque su solidaridad estaba antes que nada para proteger a la víctima del poder o de la pre- potencia. Su obra tiene por ello dos lecturas, la que nos permite encontrar siempre conocimientos frescos que reinterpretan la historia nacional, y la que nos confir- ma la continuidad de una postura inflexible de lealtad, libertad y consecuencia. * El autor estudió Antropología y Economía, y no se graduó de nada. Sin embargo ha sido profesor de An- tropología Social, Economía Campesina, Sociología, Metodología de la Ciencia y Ecología en la Universi- dad Autónoma de Chapingo, en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, en la UAM y en la Uni- versidad Iberoamericana. * Reincidente no incluye sección de Sociales Mario Rechy Montiel* El contexto y el perfil ideológico de un genio mexicano en su centenario Año V, Número 83, 1ra. quincena de agosto de 2014 JOSÉ REVUELTAS Mario Rechy Montiel Rodolfo Echeverría Martínez ARDE GAZA Octavio Spíndola Zago DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista ENGAÑO Enrique Condés Lara DE PLANTAS Y ANIMALES Cecilia Vázquez Ahumada ZOOCIEDAD La Cigarra Ilustrada REINCIGRAMA Fernando Contreras AQUÍ, PUROS CUENTOS Paco Rubín FRANTASÍAS José Fragoso Cervón ARITMOMANÍA Gabriela Breña ¿QUÉ ES LA AUTOGESTIÓN ACADÉMICA?

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Page 1: Reincidente 83

* Reincidente no incluye sección de Sociales

* Reincidente no incluye sección de Sociales

* Reincidente no incluye sección de Sociales

Año V, Número 82, 2da. quincena de julio de 2014

* Reincidente no incluye sección de Sociales

Año V, Número 81, 1ra. quincena de junio de 2014 E

Las cantinas llenan una necesidad primaria, la

de comer y beber, pero son lugares que recla-

man a quienes buscan algo más que satisfa-

cer al estómago; los que buscan acompañar

la ingesta con una bebida alcohólica, pero aún exigen

más, un lugar agradable, un ambiente que los satisfaga.

Con esto se quiere decir que las cantinas no solo ofre-

cen condiciones materiales deseables, sino también

condiciones subjetivas esperadas.

Estos sitios mercantiles se rigen por las leyes im-

puestas por el sistema económico y social vigente, son

estancos privados dedicados a la venta de bebida y co-

mida. Este objetivo utilitario solo se realiza en el mer-

cado si se ofrecen determinadas condiciones socio-

culturales a la clientela objeto y, por ello, el servicio

y la ambientación se vuelven importantes. Al hom-

bre no le basta simplemente con satisfacer una necesi-

dad esencial, busca también su placer, satisfacción que

comprometa la lengua, los ojos, la piel, el olfato y el

oído. Otro elemento comprometido con el placer es la

palabra, el compartir con otro lo que se piensa, lo que

se desea, el plato más suculento es un poco desabrido

si no se habla, si la palabra no se humedece con una

estimulante bebida.Todos estos elementos guardan un equilibrio muy

delicado, sumamente fino, propician la relación, pero

los excesos suelen favorecer lo contrario, es decir, dis-

placer y romper la armonía. Pero sin prejuicios y ob-

sesiones debemos reconocer en el exceso la naturaleza

humana: al hombre no lo niega su vulgaridad, lo ex-

hibe y reafirma.Hay cantinas de lujo, de medio pelo y algunas de

plano piqueras, verdaderos agujeros malolientes. Esta

división es bastante arbitraria, ya que de manera más

estricta deberíamos de clasificar a estos lugares por

los elementos que las definen, es decir, por sus servi-

cios, calidad de los mismos, ubicación, personal que

lo atiende, características de los asistentes, calidad y

variedad de las bebidas y los alimentos. Pero esta divi-

sión en tres grandes grupos también refleja, en parte,

la división de la sociedad en tres estratos, sobre todo

de la llamada clase media, porque la gran burguesía

no asiste a las cantinas ni los más pobres y desposeí-

dos, estos extremos de la estructura social debemos ex-

cluirlos. A las cantinas asisten fundamentalmente los

que trabajan y tienen cierta seguridad en sus ingresos.

El antropólogo Dionisio Garza Maltos dice que “los

casinos son a la burguesía lo que las cantinas al traba-

jador”. Así que nos queda la clase media, trabajadores

que tienen un ingreso seguro. Y en este estrato pode-

mos encontrar tres sectores definidos por sus ingresos,

por su formación educativa y cultural, por su posición

social. Esos sectores son alto, medio y bajo.

Las cantinas también son refugios, resguardos a

donde se dirigen las personas para disipar un poco la

dura marcha de lo cotidiano. Solaz en el rudo comba-

te del trabajo contra el capital, donde se elude la dura

disciplina de la extracción de la plusvalía, aunque se

caiga en la zona aparentemente fantasmal, ineludible,

de la subsunción al sistema capitalista. Es ahí, en es-

tos sitios, en que los sentimientos afloran, se confiesan

las frustraciones, los anhelos truncados, los amores en

conflicto o en plena realización y llenos de expectati-

va. También pueden ser centros de irreverencias fatuas

e insurrecciones inicuas, falansterio furierista de gente

que cree –por unos momentos– que es libre.

El origen de estos lugares probablemente se re-

monta a las primeras sociedades, lo que sí queda muy

claro es que tiene una línea directa con las hosterías y

postas que hacían menos pesado el camino de los via-

jantes. Ya en el siglo XIX, aparecen en las ciudades, en

los pueblos, como lugares de reunión y satisfacción y

divertimiento. Su concepto actual sin duda es del si-

glo pasado.Como centro mercantil, da reunión a múltiples ac-

tividades remuneradas, hablamos de personal adminis-

trativo y operativo, y un sinfín de servicios, desde los

avituallamientos esenciales para la función –vinos, li-

cores, refrescos, verduras, carnes, sopas, vasos, mesas,

servilletas-, hasta servicios eventuales –vendedores de

ropa, de juguetes, billetes de lotería, de flores, cantantes.

Cabe destacar a los meseros y cantineros, perso-

najes que ocupan un lugar importante en estos giros;

su disposición y oficio hacen diferencia de una canti-

na a otra. Un engrane importante más en esta cadena

de servicios son los cocineros, que generalmente son

hombres: con su sazón inician toda una fiesta. Pero no

hay que olvidar al barman o cantinero, atento y dili-

gente preparador de los tragos, sobre todo, que es co-

nocido doctor y psicólogo para los parroquianos ne-

cesitados de “curársela” o urgidos por recibir consejos

para resolver los embrollos de la vida.

La música crea todo un ambiente, lo mismo alegre,

dicharachera o guapachosa, que melancólica, triste o

romántica. Ya que estamos hablando de lugares que en

primer lugar reúnen estados de ánimo, con una gran

disponibilidad para sacar su yo interior, la música tam-

bién facilita esta operación. A través del tiempo, la cantina se ha apropiado

de muchas manifestaciones musicales que se adaptan

perfectamente a su ambiente, desde aquellas compo-

siciones que hablan explícitamente de la cantina, o de

los problemas que ahí se tratan. El cine contribuyó

mucho a la mala fama de las cantinas, centros de bo-

rrachos bravucones, machos frustrados que a la menor

provocación sacaban la pistola. José Alfredo Jiménez

sigue siendo un icono musical cantinero, es impres-

cindible cantar “Estoy en el rincón de una cantina //

oyendo la canción que yo pedí, // me están sirviendo

ahorita mi tequila // y va mi pensamiento rumbo a ti”,

o Julio Jaramillo cantando “La cantina es el oasis // del

que tiene sed de besos, del que tiene sed de abrazos,

del que tiene sed de amor //”.La industria de los destilados, así como la produc-

ción artesanal de los mismos, es de una gran variedad,

además de reunir y conservar muchos años en sus pro-

cesos de elaboración. Hablar de vinos y licores es ha-

blar de historia, es hablar de fórmulas, que algunas se

mantuvieron en secreto mucho tiempo, y es hablar de

producción agrícola de determinada región. Todo ello

en la cantina.

En las cantinas se habla y se ríe mucho, lo que les

atribuye un encanto especial: es estar a gusto con la

gente con la que se quiere estar, lo que también signifi-

ca tener la libertad de conversar sobre lo que se antoje,

sin mayor restricción que un pacto social sobreenten-

dido por los que se reúnen, permeado por una gran

disponibilidad a la tolerancia. Es así que las cantinas se

convierten en plaza pública donde se comparten even-

tos o se abordan temas que atañen a toda la sociedad o

a una buena parte de ella; aspecto que se destaca por-

que son un centro de reunión en donde no se exige a

la concurrencia militancia o afiliación de ningún tipo.

Esa es su particularidad.

*El autor, egresado de la Facultad de Ciencias Políti-

cas y Sociales de la UNAM y maestro de la Escuela

Nacional de Maestros, actualmente es escritor y editor.

* Reincidente no incluye sección de Sociales

CANTINAS Y CERVECERÍAS Carlos Salcedo García Joel Ortega Carmen RíosDESDE LA FACULTAD Mariano Torres BautistaENGAÑO Enrique Condés LaraDE PLANTAS Y ANIMALES Cecilia Vázquez AhumadaZOOCIEDAD La Cigarra IlustradaREINCIGRAMA Fernando ContrerasAQUÍ, PUROS CUENTOS Paco RubínFRANTASÍAS José Fragoso CervónARITMOMANÍA Gabriela BreñaJUSTICIA POPULAR SIN PARQUÍMETROS

ESCRÍBENOS •Paracualquieraclaración •Paraalgúncomentario •Parahaceralgunacontribución •Paraexternarunacrítica •Paraprotestarporalgo •Paraalgunamentada(peroleve)

•Paradiscutirelfuturodelahumanidad

•Paradudas(quenoseanexistenciales)

•Parapreguntas(nocapciosas)Si quieres recibir Reincidente, nuestro correo electrónico es:

[email protected]

Carlos Salcedo García*

Lascantinassonunmodernoperipatos(patio

dondediscutíansusasuntoslos

aristotélicos)endondesereúnenlaspersona

sacharlarydiscutirmuchos

temas,nosololosfilosóficos,queloshay,sin

odemuchísimosotrosasuntos

sinmirasmásaltasdelacotidianidad,enuna

libertadconvenienteypactada,

limitadasoloporlaprudenciadequienhabla

,loqueconviertealascantinas

enunaespeciede plazapúblicaendondeseco

nvocanamigosoconocidos,con

elfindeplaticarsobreasuntoscontingente

sotrascendentes.

Ya es cotidiano que al encender la TV, al escuchar

la radio o al leer un diario, nos encontremos con

noticias como las siguientes: “en Siria se usa gas

en la guerra civil”, “los cohetes en la Franja de Gaza no

cesan”, “en Croacia los tanques de los rebeldes son dete-

nidos”, etc.; o notas sobre nuestro país que, desafortu-

nadamente, ya no son noticias: “se encuentra nueva fosa

en Michoacán con 19 cadáveres”, o “Fueron abatidos 10

presuntos delincuentes y hubo tres policías muertos en

Tamaulipas”, “en una escuela matan a un estudiante sus

compañeros, cuando jugaban”. También podemos escu-

char en un noticiario deportivo: “las Águilas del América

le pegan a las Chivas de Guadalajara”, “La máquina del

Cruz Azul humilló a los Gallos de San Luis” etc.

Podemos encontrar en la página electrónica inmuje-

res.gob.mx del Instituto Nacional de las Mujeres infor-

maciones como las siguientes:

Violencia de pareja. De acuerdo a los resultados de la

ENDIREH 20112, en México 47 por ciento de las mu-

jeres de 15 años y más sufrió algún acto de violencia por

parte de su pareja (esposo o pareja, ex-esposo o ex-pareja,

o novio) durante su última relación.

Por entidad federativa:

• La entidad federativa con mayor prevalencia de

violencia de pareja a lo largo de la relación es el Estado

de México, con 57.6%.

• Le siguen Nayarit (54.5%), Sonora (54.0%), el Dis-

trito Federal (52.3%) y Colima (51.0%).

• La entidad federativa con menor prevalencia de

violencia de pareja es Chiapas, con 31.6%.

Violencia emocional. 4 de cada 10 mujeres en Mé-

xico (43.1% ) han sido humilladas, menospreciadas, en-

cerradas, les han destruido sus cosas o las del hogar, vigi-

ladas, amenazadas con irse la pareja, correrlas de la casa

o quitarle a sus hijos, amenazadas con algún arma o con

matarlas o con matarse la pareja.

Violencia económica. 2 de cada 10 mujeres en Mé-

xico (24.5%) han recibido reclamos por parte de su pareja

por la forma en que gastan el dinero, les han prohibido

trabajar o estudiar, o les han quitado dinero o bienes (te-

rrenos, propiedades, etc.).

Violencia física. A 14 de cada 100 mujeres en México

(14.0%), su pareja la ha golpeado, amarrado, pateado,

tratado de ahorcar, asfixiar o agredido con un arma.

Violencia sexual. A 7 de cada 100 (7.3%) les han exi-

gido o las han obligado a tener relaciones sexuales sus

propias parejas, sin que ellas quieran, o las han obligado

a hacer cosas que no les gustan.

Denuncia de la violencia. Es de observar que sólo

casi dos de cada diez mujeres que vivieron violencia en

su relación se acercaron a una autoridad a pedir ayuda

(13.6%). De ellas, 32.6% lo hizo a un ministerio público

para levantar una denuncia, otra proporción importante

recurrió al DIF (32%), y en menor medida a otras auto-

ridades como son la policía (20%), la presidencia muni-

cipal o delegación (15.4%) y a los institutos (estatales o

municipales) de la mujer (9%).

También podemos encontrar en la página electrónica

de UNICEF-México la siguiente información:

“Datos recientes sobre violencia arrojaban sobre da-

tos tan alarmantes como que siete de cada diez jóvenes

sufre violencia en su relación de noviazgo (un 76% de

violencia psicológica, 16.5% de violencia sexual y 15%

de violencia física). En cuanto a la violencia en la familia,

sólo el 34% de las mayores de 15 años no atestiguaron

violencia física entre sus padres. El 66% restante ha vivi-

do al menos una de las formas de violencia”.

“Por otra parte, la violencia contra niños, niñas y ado-

lescentes en entornos como la familia, la escuela, la co-

munidad, los centros de trabajo o las instituciones, está

legitimada y aceptada socialmente, de forma que se ha-

cen naturales -y por tanto invisible-, lo cual contribuye a

su persistencia y reproducción”.

Como puede advertirse, todas estas noticias e infor-

maciones, tienen que ver con la violencia, con la muerte,

con el desprecio a la vida y, al final, con la falta de reco-

nocimiento y de tolerancia de los otros.

La violencia si vemos es un concepto o término que

implica variantes e interpretaciones. Algunos elementos

centrales que han sido tomados por diferentes autores y

estudiosos sobre el tema los encontramos en el libro de

Gómez, N., Zurita R. y López M: La Violencia Escolar

en México. (Ediciones Cal y Arena. 2013) y nos ayudan a

entender dicho fenómeno. Por ejemplo, las características

que determinan el comportamiento de la acción violenta,

en algunas ocasiones centrando su atención en la relación

entre individuos involucrados desde la caracterización de

víctima y victim

ario (Hirigoyen, 2010); en otras, a través

de las interacciones y problemas que se registran entre pa-

res en la interacción cotidiana y que desencadenan accio-

nes disruptivas (Ortega, 2001); también se han tomado

como eje las condiciones contextuales: la influencia que

juega el origen socio-económico, el familiar y cultural in-

fantil (Willis, 1

988); la posición de los sujetos ante las nor-

mas, las reglas, los ritos y las costumbres de la institución

(Gómez, 2008); las consecuencias y efectos sobre los indi-

viduos, como el aniquilamiento del potencial y la amenaza

a la vida (Foucault, 1988); los costos o impactos que tie-

nen sobre las personas o grupos, ya sea a través de heridas

físicas o psicológicas (Miller, 2001); actitudes específicas

como el miedo (Andreas, 1980); o el terror (Lira,1991);

así como el tipo de acciones planeadas o impulsivas, como

ataques suicidas, agresiones espontáneas, venganzas (Hiri-

goyen, 1999) que derivan en conflictos con desenlaces de

carácter violento.

La violencia escolar es un problema actual y es de

suma importancia atenderlo. Sabemos que es un asunto

complejo en el que intervienen diversas circunstancias y

no solo los actores directos: estudiantes, maestros, padres

de familia, directores, etc. También participan factores

como los mass media y en especial el internet, las redes

sociales y el marco social general. Se trata de un fenóme-

no cuyo estudio reclama una perspectiva interdisciplina-

ria y multi-metodológica.

Su atención no puede limitarse a las aulas o las escue-

las. Es una tarea colectiva, es una tarea de reflexión social

en la que surgen preguntas como las siguientes: ¿qué tipo

de educación queremos para los ciudadanos de hoy y del

mañana? O, más bien, al revés ¿qué tipo de ciudadano

nos imaginamos para construir una educación apropia-

da?; ¿qué sociedad necesitamos que nos permita con-

seguir las metas? Eso implicaría regular las televisoras,

la radio etc. para que contribuyan con una nueva cultu-

ra y una nueva educación. Implicaría también profesores

preparados y actualizados, ciudadanos respetuosos de los

otros, etc. No es fácil, más bien es muy difícil, pero pode-

mos iniciar por lo menos mostrando algunas partes del

problema.

Partimos de la idea de que la violencia es algo apren-

dido socialmente y por tanto es posible evitarla. La vio-

lencia es parte de nuestra cultura y es parte importante de

la cultura de las instituciones y de la escolar. Necesitamos

revisar las normas institucionales, las reglas y reglamentos

que norman las instituciones educativas; es necesario revi-

sar las prácticas educativas, lo que incluye cuestiones tan-

to pedagógicas como de relaciones interpersonales y éticas

por supuesto; es necesario considerar la interacción con los

diferentes actores que constituyen el mundo escolar. Las

bibliotecas, los deportes, laa actividades artísticas son ele-

mentos indisociables con una educación integral.

En las instituciones de educación del país, la violen-

cia no es sólo un fenómeno de actos espectaculares, de

esos que nos muestran los medios; no, la violencia es una

realidad que se manifiesta de múltiples formas: es cam-

biante y silenciosa y se manifiesta y está presente en las

relaciones entre estudiantes y otros estudiantes, entre es-

tudiantes y maestros, entre directivos y trabajadores, en-

tre grupos con otros grupos y también en las relaciones

interpersonales cotidianas.

El estudio de la violencia escolar puede servir, a las

instituciones educativas, sobre todo a las universidades,

para comprender la dinámica, los orígenes y las posibles

soluciones del problema, también y sobre todo puede

servir y eso sería una buena contribución, como un ejem-

plo social al convertirse las universidades en un espacio

en los que se desarrollen nuevas relaciones y estrategias

de atención a la violencia.

Las escuelas mexicanas, como dicen María C. Fie-

rro y P. Carvajal en Mirar la Práctica Docente desde los

Valores, tienen como núcleo atómico de la pedagogía el

respeto por la autoridad; en ellas, lo importante no es

agregar valor a lo que el profesor instruye sino someter

al estudiante, sin derecho de réplica, a las enseñanzas de

la escuela. Las tres frases más utilizadas dentro del cen-

tro escolar son: ¡guarda silencio!, ¡pon atención! y ¡trabaja

sentado en tu lugar!

Este modelo pedagógico no ayuda en la construcción

de mejores subjetividades, de una formación que haga

capaces a los estudiantes de pensar críticamente, de co-

municar con eficacia y de contribuir en la edificación del

conocimiento. No promueve la innovación y reproduce

patrones autoritarios. Debemos de intentar implementar

otros modelos, con otros valores y con una cultura de paz.

* El autor es Doctor en Psicología Social por la Uni-

versidad de París III y actualmente se desempeña como

docente en la Facultad de Psicología de la BUAP.

* Reincidente no incluye sección de Sociales

Eulogio Romero Rodríguez*

La violencia es miedo a las ideas de los demás

y poca fe en las propias

Antonio Fraguas

SOCIEDAD EN MIEDO

Eulogio Romero Rodríguez

MUSICA SACRA

Carlos Salcedo García

RIMAS

Dayan Guerra

DESDE LA FACULTAD

Mariano Torres Bautista

ENGAÑO

Enrique Condés Lara

DE PLANTAS Y ANIMALES

Cecilia Vázquez Ahumada

ZOOCIEDAD

La Cigarra Ilustrada

REINCIGRAMA

Fernando Contreras

AQUÍ, PUROS CUENTOS

Paco Rubín

FRANTASÍAS

José Fragoso Cervón

ARITMOMANÍA

Gabriela Breña

LOS JAPONESES SON

EXTRATERRESTRES

Conocí a Revueltas cuando cursaba la escue-

la secundaria. Teníamos un círculo de es-

tudios y habíamos descartado que nuestra

militancia pudiera inscribirse en el comu-

nismo tradicional, pues éramos testigos de la represión

a los disidentes en los países del bloque socialista, y

conocíamos a varios expulsados del Partido Comunis-

ta de México por plantear cualquier cosa distinta de su

autoritaria dirección, o de lo que les indicaba el parti-

do soviético. Y Revueltas era el referente de la crítica

a los países llamados socialistas y del autoritarismo en

todas sus manifestaciones.

José era un hombre que tenía especial interés por

escuchar a los jóvenes y por comprobar la recepción

de sus ideas críticas entre los militantes de las nuevas

generaciones.

Formaba yo parte de un afortunado núcleo de nó-

veles reclutas que tenían amistad y recibían la tutela

intelectual de algunos de los más brillantes escritores,

poetas y artistas de nuestro país. En parte porque los

intelectuales, en aquellos años, asumían como una de

sus responsabilidades la formación de la juventud, y en

parte porque en la escuela que tuve la suerte de cursar,

compartía pupitre con muchos de sus hijos.

Fui integrante de una generación en la que esta-

ban los hijos o hijas de Edmundo Valadés, Juan José

Arreola, Renato Leduc, Eli de Gortari, Román Piña

Chan y Enrique Semo. Pero donde también compar-

timos las aulas, los fines de semana y la vida estudiantil

con Arquéles Vela, Carlos Pellicer, Eduardo Lizalde,

Enrique González Rojo, Jaime Labastida, Florencio

Sánchez Cámara y Luz María Martínez Montiel.

No era casual pues que en mi generación se forma-

ran discípulos confesos o inconscientes de esa genera-

ción de artistas y creadores de cultura. Y en ese contexto,

Revueltas era para mí y mi generación el ejemplo más

intenso y respetable de todos. Como jóvenes queríamos

continuar su tesón y su empeño por darle a México una

organización política capaz de conducir los cambios. Y

él tomó nuestro interés como un apostolado personal,

escuchándonos y aconsejándonos, y nunca condicio-

nando su interlocución o su apoyo moral. Revueltas nos

conminaba a que todo lo que planeáremos o hiciéramos

tuviera presente la libertad del ser humano y el respeto

por la integridad de las personas. Y con ese perfil asu-

mimos nuestro proyecto de vida.

Cuando tuvimos que inscribir nuestras ideas

políticas en una estrategia y un conjunto de tareas, José

puso énfasis en la necesidad de mantenernos abiertos

a todas las ideas bien intencionadas, sin que impor-

tara su origen o filiación, de tal manera que nuestro

pensamiento político pudiera reflejar la riqueza de la

diversidad que tiene el mundo social. Y cuando nos

enfrentamos a los dogmas y las corrientes o doctrinas

que dividían al mundo de la revolución, Revueltas nos

conminó a estudiar a los que pensaban diferente sin

excluir nunca a los condenados y estigmatizados.

Se habla mucho de su obra, pero se le conoce poco.

Es evidente que su ensayo sobre El Proletariado Sin

Cabeza es un clásico que todo interesado en la historia

del marxismo y las organizaciones de izquierda tiene

que leer. Pero no son menos importantes otros escri-

tos que hemos reseñado este año de 2014 en nuestro

largo ensayo Menos Paz y más Revueltas, al que se pue-

de acceder tecleando mi nombre en google y agregan-

do academia.edu.

Otros trabajos de Revueltas que resultan funda-

mentales son desde luego su novela Los Días Terrena-

les, donde pinta al militante enajenado, que increíble-

mente sigue poblando las organizaciones de izquier-

da, aunque hoy sus iconos sean locales. Pero los textos

de José cubren prácticamente todos los puntos de la

agenda nacional, desde el carácter de la sociedad mexi-

cana, como los procesos de autogestión, que hoy están

tan actuales y en proceso de generalizarse a partir de

las autodefensas y las policías comunitarias.

Los jóvenes de hoy que se caracterizan por su es-

píritu crítico y su rechazo de los partidos y la política

neoliberal encontrarán en Revueltas a un pensador ac-

tual, con ideas y propuestas que siguen pendientes de

cumplirse. México, Una Democracia Bárbara parece hoy

una anticipación de lo que vive nuestra sociedad. Y sus

textos sobre Mayakovski, o las cartas defendiendo al es-

critor Heberto Padilla en contra de la dictadura de Fidel

Castro, son anticipaciones a los predicamentos que vi-

ven todavía los críticos donde no hay democracia.

Si hubiéramos tenido que caracterizar a José, lo

hubiéramos puesto entre los discípulos de Copérnico

por plantear al hombre como centro de toda acción

social o política, o como discípulo de Galileo por atre-

verse a enfrentar al marxismo esclerotizado. Pero más

aún, José iba a las fuentes del pensamiento. No creía

en la versión de los manuales o los libros de divulga-

ción. Leía a los clásicos. Y no solamente a los clásicos

del marxismo, sino también a los griegos, y a los disi-

dentes de todas las épocas, poniendo especial atención

a los autores que habían luchado dentro de las institu-

ciones y los sistemas tratando de componer el camino.

Admiraba mucho a Jack London, a los líderes de

la insurrección de Hungría de 1956, a los trotsquistas

que se enfrentaron a Stalin, a los españoles que com-

batieron tanto al stalinismo como a Franco, a los es-

partaquistas que defendieron su vocación democrática

en la Alemania que antecedió al nazismo, o a los que

intentaron encontrar el fundamento filosófico de los

extravíos mentales e ideológicos del comunismo. En

particular, nos convenció de estudiar a Karel Kosik, el

pensador checo que reconstruyó la filosofía como un

instrumento de transformación que penetra en la rea-

lidad sin detenerse ni en las apariencias ni en los pre-

juicios, para develar el curso interno de los procesos.

Revueltas desconfió de nuestro radicalismo juve-

nil, pues le parecía insuficientemente reflexivo y algo

inmaduro, pero no condenó nunca nuestras acciones, y

defendió cada determinación que tomamos como un

ejercicio de la libertad política. Nos enseñó a no ha-

cer pronósticos sobre los escenarios inmediatos, para

que nos esforzáramos en ver los procesos históricos y

de largo plazo. No confió nunca en el gobierno aun-

que tuviera que aceptar trabajos en la administración.

Y mantuvo una vida relativamente austera sin apegos

materiales ni dispendios.

Leía o cotejaba los textos en su lengua original

cuando encontraba fallas a las traducciones o no le

convenía determinada expresión, y compartía las ta-

reas más modestas al lado de quienes estuvieran pe-

leando. Fue un amigo incondicional pero también un críti-

co inmisericorde. Y sobre todo nos enseñó que la con-

secuencia, el pensar y actuar de manera congruente,

así como el defender lo que uno creía sin que se detu-

viera uno en las consecuencias, era la forma más alta

de lealtad.No aceptó nunca que la economía fuera la última

explicación de los fenómenos, pues el hombre, su pen-

samiento y su extravío cuentan también en los sucesos.

No creyó en las verdades finales o terminantes, porque

su espíritu fue abierto. No esperó que los hechos es-

tuvieran decididos y predestinados, porque la libertad

no admite dictados. Y no toleró ningún atropello sobre

un desvalido, porque su solidaridad estaba antes que

nada para proteger a la víctima del poder o de la pre-

potencia. Su obra tiene por ello dos lecturas, la que nos

permite encontrar siempre conocimientos frescos que

reinterpretan la historia nacional, y la que nos confir-

ma la continuidad de una postura inflexible de lealtad,

libertad y consecuencia.

* El autor estudió Antropología y Economía, y no se

graduó de nada. Sin embargo ha sido profesor de An-

tropología Social, Economía Campesina, Sociología,

Metodología de la Ciencia y Ecología en la Universi-

dad Autónoma de Chapingo, en la Escuela Nacional

de Antropología e Historia, en la UAM y en la Uni-

versidad Iberoamericana.

* Reincidente no incluye sección de Sociales

Mario Rechy Montiel*

El contexto y el perfil ideológico de un genio

mexicano en su centenario

Año V, Número 83, 1ra. quincena de agosto de 2014

JOSÉ REVUELTAS

Mario Rechy Montiel

Rodolfo Echeverría Martínez

ARDE GAZA

Octavio Spíndola Zago

DESDE LA FACULTAD

Mariano Torres Bautista

ENGAÑO

Enrique Condés Lara

DE PLANTAS Y ANIMALES

Cecilia Vázquez Ahumada

ZOOCIEDAD

La Cigarra Ilustrada

REINCIGRAMA

Fernando Contreras

AQUÍ, PUROS CUENTOS

Paco Rubín

FRANTASÍAS

José Fragoso Cervón

ARITMOMANÍA

Gabriela Breña

¿QUÉ ES LA AUTOGESTIÓN

ACADÉMICA?

Conocí a Revueltas cuando cursaba la escue-la secundaria. Teníamos un círculo de es-tudios y habíamos descartado que nuestra militancia pudiera inscribirse en el comu-

nismo tradicional, pues éramos testigos de la represión a los disidentes en los países del bloque socialista, y conocíamos a varios expulsados del Partido Comunis-ta de México por plantear cualquier cosa distinta de su autoritaria dirección, o de lo que les indicaba el parti-do soviético. Y Revueltas era el referente de la crítica a los países llamados socialistas y del autoritarismo en todas sus manifestaciones.

José era un hombre que tenía especial interés por escuchar a los jóvenes y por comprobar la recepción de sus ideas críticas entre los militantes de las nuevas generaciones.

Formaba yo parte de un afortunado núcleo de nó-veles reclutas que tenían amistad y recibían la tutela intelectual de algunos de los más brillantes escritores, poetas y artistas de nuestro país. En parte porque los intelectuales, en aquellos años, asumían como una de sus responsabilidades la formación de la juventud, y en parte porque en la escuela que tuve la suerte de cursar, compartía pupitre con muchos de sus hijos.

Fui integrante de una generación en la que esta-ban los hijos o hijas de Edmundo Valadés, Juan José Arreola, Renato Leduc, Eli de Gortari, Román Piña Chan y Enrique Semo. Pero donde también compar-timos las aulas, los fines de semana y la vida estudiantil con Arquéles Vela, Carlos Pellicer, Eduardo Lizalde, Enrique González Rojo, Jaime Labastida, Florencio Sánchez Cámara y Luz María Martínez Montiel.

No era casual pues que en mi generación se forma-ran discípulos confesos o inconscientes de esa genera-ción de artistas y creadores de cultura. Y en ese contexto, Revueltas era para mí y mi generación el ejemplo más intenso y respetable de todos. Como jóvenes queríamos continuar su tesón y su empeño por darle a México una organización política capaz de conducir los cambios. Y él tomó nuestro interés como un apostolado personal, escuchándonos y aconsejándonos, y nunca condicio-nando su interlocución o su apoyo moral. Revueltas nos conminaba a que todo lo que planeáremos o hiciéramos tuviera presente la libertad del ser humano y el respeto por la integridad de las personas. Y con ese perfil asu-mimos nuestro proyecto de vida.

Cuando tuvimos que inscribir nuestras ideas políticas en una estrategia y un conjunto de tareas, José puso énfasis en la necesidad de mantenernos abiertos a todas las ideas bien intencionadas, sin que impor-tara su origen o filiación, de tal manera que nuestro pensamiento político pudiera reflejar la riqueza de la diversidad que tiene el mundo social. Y cuando nos enfrentamos a los dogmas y las corrientes o doctrinas que dividían al mundo de la revolución, Revueltas nos conminó a estudiar a los que pensaban diferente sin excluir nunca a los condenados y estigmatizados.

Se habla mucho de su obra, pero se le conoce poco.

Es evidente que su ensayo sobre El Proletariado Sin Cabeza es un clásico que todo interesado en la historia del marxismo y las organizaciones de izquierda tiene que leer. Pero no son menos importantes otros escri-tos que hemos reseñado este año de 2014 en nuestro largo ensayo Menos Paz y más Revueltas, al que se pue-de acceder tecleando mi nombre en google y agregan-do academia.edu.

Otros trabajos de Revueltas que resultan funda-mentales son desde luego su novela Los Días Terrena-les, donde pinta al militante enajenado, que increíble-mente sigue poblando las organizaciones de izquier-da, aunque hoy sus iconos sean locales. Pero los textos de José cubren prácticamente todos los puntos de la agenda nacional, desde el carácter de la sociedad mexi-cana, como los procesos de autogestión, que hoy están tan actuales y en proceso de generalizarse a partir de las autodefensas y las policías comunitarias.

Los jóvenes de hoy que se caracterizan por su es-píritu crítico y su rechazo de los partidos y la política neoliberal encontrarán en Revueltas a un pensador ac-tual, con ideas y propuestas que siguen pendientes de cumplirse. México, Una Democracia Bárbara parece hoy una anticipación de lo que vive nuestra sociedad. Y sus textos sobre Mayakovski, o las cartas defendiendo al es-critor Heberto Padilla en contra de la dictadura de Fidel Castro, son anticipaciones a los predicamentos que vi-ven todavía los críticos donde no hay democracia.

Si hubiéramos tenido que caracterizar a José, lo hubiéramos puesto entre los discípulos de Copérnico por plantear al hombre como centro de toda acción social o política, o como discípulo de Galileo por atre-verse a enfrentar al marxismo esclerotizado. Pero más aún, José iba a las fuentes del pensamiento. No creía en la versión de los manuales o los libros de divulga-ción. Leía a los clásicos. Y no solamente a los clásicos del marxismo, sino también a los griegos, y a los disi-dentes de todas las épocas, poniendo especial atención a los autores que habían luchado dentro de las institu-ciones y los sistemas tratando de componer el camino.

Admiraba mucho a Jack London, a los líderes de la insurrección de Hungría de 1956, a los trotsquistas que se enfrentaron a Stalin, a los españoles que com-batieron tanto al stalinismo como a Franco, a los es-partaquistas que defendieron su vocación democrática en la Alemania que antecedió al nazismo, o a los que intentaron encontrar el fundamento filosófico de los extravíos mentales e ideológicos del comunismo. En particular, nos convenció de estudiar a Karel Kosik, el pensador checo que reconstruyó la filosofía como un instrumento de transformación que penetra en la rea-lidad sin detenerse ni en las apariencias ni en los pre-juicios, para develar el curso interno de los procesos.

Revueltas desconfió de nuestro radicalismo juve-nil, pues le parecía insuficientemente reflexivo y algo inmaduro, pero no condenó nunca nuestras acciones, y defendió cada determinación que tomamos como un ejercicio de la libertad política. Nos enseñó a no ha-

cer pronósticos sobre los escenarios inmediatos, para que nos esforzáramos en ver los procesos históricos y de largo plazo. No confió nunca en el gobierno aun-que tuviera que aceptar trabajos en la administración. Y mantuvo una vida relativamente austera sin apegos materiales ni dispendios.

Leía o cotejaba los textos en su lengua original cuando encontraba fallas a las traducciones o no le convenía determinada expresión, y compartía las ta-reas más modestas al lado de quienes estuvieran pe-leando.

Fue un amigo incondicional pero también un críti-co inmisericorde. Y sobre todo nos enseñó que la con-secuencia, el pensar y actuar de manera congruente, así como el defender lo que uno creía sin que se detu-viera uno en las consecuencias, era la forma más alta de lealtad.

No aceptó nunca que la economía fuera la última explicación de los fenómenos, pues el hombre, su pen-samiento y su extravío cuentan también en los sucesos. No creyó en las verdades finales o terminantes, porque su espíritu fue abierto. No esperó que los hechos es-tuvieran decididos y predestinados, porque la libertad no admite dictados. Y no toleró ningún atropello sobre un desvalido, porque su solidaridad estaba antes que nada para proteger a la víctima del poder o de la pre-potencia. Su obra tiene por ello dos lecturas, la que nos permite encontrar siempre conocimientos frescos que reinterpretan la historia nacional, y la que nos confir-ma la continuidad de una postura inflexible de lealtad, libertad y consecuencia.

* El autor estudió Antropología y Economía, y no se graduó de nada. Sin embargo ha sido profesor de An-tropología Social, Economía Campesina, Sociología, Metodología de la Ciencia y Ecología en la Universi-dad Autónoma de Chapingo, en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, en la UAM y en la Uni-versidad Iberoamericana.

* Reincidente no incluye sección de Sociales

Mario Rechy Montiel*

El contexto y el perfil ideológico de un genio mexicano en su centenario

Año V, Número 83, 1ra. quincena de agosto de 2014

JOSÉ REVUELTAS Mario Rechy Montiel

Rodolfo Echeverría MartínezARDE GAZA

Octavio Spíndola Zago DESDE LA FACULTAD

Mariano Torres BautistaENGAÑO

Enrique Condés LaraDE PLANTAS Y ANIMALES

Cecilia Vázquez AhumadaZOOCIEDAD

La Cigarra IlustradaREINCIGRAMA

Fernando ContrerasAQUÍ, PUROS CUENTOS

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Gabriela Breña¿QUÉ ES LA AUTOGESTIÓN

ACADÉMICA?

Page 2: Reincidente 83

222

Thomas Frey*

1) La “Revolución del “bastante bueno”. Aunque la mayoría de las universidades se están esfor-

zando en ser “la mejor rankeada”, la mayoría de los empleadores están optando por una solución que real-mente sea “lo suficientemente buena”.

Hace poco, en una conferencia magistral de edito-res en línea en la Universidad de Nueva York, el pro-fesor de nuevos medios Clay Shirky conmocionó a la audiencia de los productores y editores cuando dijo: “No hay que creer en el mito de la calidad.” Shirky ad-virtió: “Cuando se trata del futuro de los medios en la Web, hay que resistir la inercia de centrarse en “valores de alta calidad”, como si los que hemos tenido hasta ahora hubieran estado en todo bien –entre ellos tene-mos a los rankings, una especie de calificador de posi-ción de las universidades-. Pero cuando los egresados están llegando y cuando estamos llegando a un punto en el que el Internet puede ofrecer contenido de alto nivel, dijo Shirky, “eso simplemente no es cierto.”

Del mismo modo, un área emergente de la indus-tria del software ha dado a luz a “programadores de corta y pega”, programadores capaces de producir pro-gramas nuevos y actualizaciones sin contar con todos los diplomas. Tradicionalmente se presupone que gran educación calidad solo puede ser producida por un ex-perto al frente de un aula. Investigaciones recientes de corte internacional muestran que cada vez son más los estudiantes capaces de aprender más en línea que en la educación en las aulas. El escenario está siendo pre-parado para la próxima generación en courseware “lo suficientemente bueno”.

2) El surgimiento de la Universidad de la Comuni-dad. Las Universidades y colegios comunitarios

de hoy están en auge. 1,200 colegios comunitarios ac-tualmente matriculan casi el 50% de todos los estu-diantes universitarios en los Estados Unidos, con más de 6 millones de estudiantes en este sistema. A pesar de que el costo de asistir a colegios de la comunidad ha estado subiendo, todavía asciende a aproximadamen-te un tercio del costo para las instituciones de cuatro años. Además, un número creciente de Universidades y colegios comunitarios están ofreciendo programas de grado de cuatro años.

La mayor Universidad de la comunidad en los EE.UU. es el Miami Dade College, con más de 170,000 estudiantes. En el otoño de 2009, tuvo una afluencia de 33,000 nuevos estudiantes, una multitud tan grande que severamente impactó en el espacio de las aulas, plazas de aparcamiento y el personal docente para manejar a los recién llegados. Aproximadamente 30,000 no pudieron entrar en las clases que querían ese otoño; cerca de otros 5,000 fueron excluidos por completo.

Miami Dade no es el único caso. Los colegios co-munitarios en los EE.UU. han estado reportando años récord impulsados por los altos niveles de desempleo, préstamos fáciles de obtener, y un sentido de que la educación de la Universidad de la comunidad es “sufi-cientemente buena” para encontrar otro trabajo. Estas Universidades implican compromisos más pequeños en términos de dinero, de requisitos de admisión, de logros académicos, viajes y reubicación. Sin embargo, gran parte del atractivo está en la naturaleza práctica de algunos de los cursos: reparación de automóviles, taller de mecánica, carpintería, dibujo técnico, el cine y la ingeniería de audio, etc., son solo algunos de los cursos que preparan a los estudiantes para puestos de trabajo específicos, a menudo sin el requisito de tomar

cursos con los que tienen que lidiar porque no los ven aplicables en su campo laboral.

3) Profesiones escalables. ¿Quién en su mente es pro-fesor de la Universidad más famosa de la nación?

Si le es difícil responder a esto, usted no está solo. Por el contrario, en su mente ¿quien es el más fa-

moso conductor de televisión?, ¿el más famoso colum-nista de un periódico?, ¿o el más famoso cantante? La mayoría de las personas responden de manera mucho más fácil a estas preguntas. ¿Por qué son los talk shows, los columnistas de periódicos y los cantantes más fa-mosos que los profesores universitarios? La respuesta está en una palabra: “mercadotecnia”. Sus obras han sido publicitadas en todo el país, a veces en todo el mundo, y muchos han creado un esquema de negocios significativo, que se basa en su imagen personal y un aparato acumulativo de trabajo.

Programas de radio a veces son más famosos que las estaciones de radio en las que se escuchan. Mu-chos columnistas de los periódicos son más famo-sos que los periódicos en los que sus artículos apare-cen. Por el contrario, los sistemas educativos actua-les no permiten ese mismo tipo de “escalabilidad”. Los profesores están atados a una única institución y su ámbito de influencia se limita a las paredes de esa organización. Los personajes más famosos en las Universidades tienden a ser sus rectores o sus equi-pos de fútbol.

Sí, siempre hay excepciones, y algunos profesores han ganado premios Nobel o fama nacional a través de un libro de gran venta, o de un escándalo a nivel na-cional. Sin embargo, en casi todos estos casos, su fama ha sido a causa de su trabajo fuera de la Universidad.

Similar a la manera en que sus artículos han re-basado el formato impreso, los profesores y sus cursos pronto podrán conocerse más allá de los muros de una sola Universidad.

4) Cursos escalables. De la misma manera que iTu-nes y YouTube han creado formatos estandari-

zados para la música y vídeos, un nuevo sistema que está surgiendo a través de Internet permitirá la crea-ción y distribución del material didáctico de calidad y de forma sistemática.

La mayoría de las Universidades mira a cursos de nivel básico tales como Econ 101, o Química 101, o Sociología 101, armonizando cursos de “materias bá-sicas” necesarias para preparar a los estudiantes para desempeñarse en los tópicos más especializados que seguirán. Y muy a menudo la enseñanza de estos cur-sos ha sido entregada a auxiliares docentes y estudian-tes de nivel avanzado.

Muchos de estos cursos que son poco más que productos estandarizados, que pueden ser fácilmente re-empacados y distribuidos a través de Internet. En un entorno competitivo a nivel mundial, las mejores presentaciones en los medios, naturalmente, llegarán a la cima.

Todas las empresas, tales como Curriki, Moodle, Connexions, la Wikiversidad, Pizarra y el Open Cour-seware Consortium han reconocido la oportunidad asociada a este tipo de oferta educativa en línea. En la actualidad, el que obtiene la máxima demanda es el Moodle con sede en Australia, que actualmente goza de más de 26 millones de usuarios y más de 2,6 millo-nes de tratamientos.

Pero a pesar de su progreso, Moodle aún carece de la interfaz con formatos para la web necesarios para el crecimiento explosivo. También carece de sistema de

distribución basado en la web que permita a cualquier persona en la calle tomar sus cursos.

5) La información en un solo sentido es obsoleta. Las tecnologías de la comunicación de hoy se

han diseñado en torno al flujo bidireccional de infor-mación. La gente ya no se satisface ni confía de los sistemas de información en un solo sentido. Quieren participar, contribuir y apropiarse de los contenidos.

Debido a la naturaleza restrictiva de los libros im-presos, se empezarán a ver cambios dramáticos en lo que será un libro de próxima generación. El lector de libros en dispositivos como Kindle de Amazon y Sony, están abriendo el camino para lo que viene en un fu-turo próximo.

Donde una vez hubo un cliente que pasivamente leía y, con suerte, absorbía un libro habrá cambios; cada volumen en el futuro será más parecido a un foro en lí-nea, con los autores, expertos y otros lectores dispuestos a discutir y responder a preguntas sobre casi todos los libros importantes que se van a ir escribiendo.

6) “Tu formación se ha completado” ¿A quién se le ocurrió la idea de que la educación de una

persona se termina en un momento dado o al obtener un diploma? Este es el defecto principal aunque no el único en nuestro sistema actual. Uno de los principios centrales de cualquier negocio es nunca romper relaciones con los buenos clientes. ¿Por qué es que Universidades y colegios entregan a sus graduados un diploma disolviendo todas las relaciones formales con ellos? Es evidente que las necesidades educativas no terminan y la lealtad del estudiante con la institución no se agota. Sin embargo, en términos reales, toda retroalimentación está prácticamente cancelada. El mayor problema aquí es que las Universidades privadas cobran injustificadamente altas cuotas de matrícula para la corta duración de la asociación del estudiante con la institución, cuando en realidad los pagos podrían ser fácilmente distribuidos en toda la vida. El hecho es que la mayoría de los estudiantes continúan pagando sus deudas durante toda su vida con solo recuerdos lejanos de lo que han aprendido. Una hipoteca pagada durante toda la vida debería servir activamente mucho más que una educación proporcionada a corto plazo.

7) La falacia del sistema de créditos. Las Universida-des otorgan créditos al final de un curso escolarizado en torno a las llamadas “competencias”. Sin embargo, la mayoría de los egresados valoran mucho la “expe-riencia educativa”, las cosas que suceden fuera del aula que por lo general tienen poco o nada que ver con sus estudios académicos. Actualmente contamos con muy poca comprensión de lo que podemos llamar “econo-mía del conocimiento”, y prácticamente no contamos con nada de comprensión de lo que podemos llamar la “economía de una experiencia”.

La falacia que se ha difundido es que desde las Universidades no se puede ofrecer créditos por las ex-periencias, las experiencias no tienen un valor cuan-tificable, aunque es percibido muy claramente en el campo laboral. Sin embargo, la experiencia es uno de los diferenciadores clave entre una educación recibida en línea frente a aquella basada en el campus de ma-nera tradicional.

* Presidente Ejecutivo de The Da Vinci Institute, Inc. All Rights Reserved. The DaVinci Institute is a 501(C)3 non-profit under the laws of the State of Colorado.Traducción: Mariano Torres Bautista

El tipo de empleados que las empresas quieren contratar, obliga constantemente a las universidades a adaptar sus planes de estudio. Aún tratándose de la Universidad privada, el flujo entre egresados de la Universidad y entrada al mercado laboral es constante aunque pobremente entrelazado. Para complicar aún más el escenario, salen profesionistas “formados pero defectuosos.” Y como cada Universidad sabe, el número de los estudiantes que ingresan al sistema juega un papel crítico ante el volumen de los estudiantes que salen al sistema productivo. Más allá de las estadísticas, hay otra serie de cambios sociales a considerar.

Page 3: Reincidente 83

3

Enrique Condés Lara*

El trabajo de Inteligencia es muy solitario... en definitiva uno está a solas con sus secretos. Vive y trabaja en una afiebrada intensidad de excitación,

siempre dependiente de la ayuda de sus colegas. Pero sigue adelante, a una nueva rama o departamento. A una nueva operación. Y cuando avanza, hereda nuevos secretos que lo separan en forma sutil de aquellos

con quienes ha trabajado antes.

Obediencia: pues así trabajan las abejas, criaturas que por una regla de la naturaleza enseñan el acto del orden a un reino poblado.

William Shakespeare: Enrique V (1599)

Para sorpresa del sentido común, solo el 6% de las 16,000 especies de abejas existentes son sociales. Igual que hormigas y termitas, las abejas domésticas viven en comuni-dad, aunque existen también abejas solitarias.

Las abejas viven en enormes colonias ordenadas. Cada una está formada por numerosos individuos que van de los 40,000 a los 100,000. Siempre divididos en tres castas: una úni-ca reina fértil, obreras y zánganos (machos). Todos avocados al bien de la colonia. Las col-menas han sido a lo largo de la historia ejemplo de orden y concierto del vivir en sociedad. Estos individuos asociados en una jerarquía inamovible nunca llegan a desafiar su papel.

Comenzaremos describiendo su anatomía. La abeja como todo insecto posee cabeza, tórax y abdomen, sus refinamientos anatómicos le dan singularidad. Las abejas obreras po-seen una cesta (corbícula) para el polen, el cual es empujado ahí por sus patas, una vez que lo toman con su cabeza y cuerpo. Ya depositado lo mezclan con néctar para hacer pequeñas esferas que clavan en los pelos de la corbícula. En un segundo estómago, transporta el po-len hasta la colonia. Ahí, las obreras lo utilizan para hacer miel y alimentar a las larvas. Las glándulas abdominales de las obreras, producen la cera, que masticada sirve para fabricar las celdillas, donde pondrán los huevos y donde se almacena miel y polen.

Otra adaptación de la anatomía de las abejas es el aguijón dentado. Arma que al ser usa-da desprende el abdomen del insecto, para que sus músculos inyecten el veneno en el enemi-go. Desgraciadamente esto las mata. Los zánganos, más grandes que el resto de los miem-bros de la colonia, no tienen aguijón de ningún tipo. La reina en cambio tiene un aguijón liso, lo que le permite picar múltiples veces sin arriesgar su vida.

Las abejas tienen como característica principalísima su adaptación social, que las hace agruparse en conjuntos de miles, y actuar como unidad, a través de una división del trabajo y un sofisticado sistema de comunicación entre reina y obreras. Esto se realiza por medio de señales químicas y “danzas”; con ellas indican la localización de las fuentes alimenticias. Las obreras usan sus alas para enfriar la colmena cuando es necesario, y cuando hace frío se unen para mantener una buena temperatura para la reina y las larvas.

Las reinas viven de tres a cuatro años en un panal. Sus servidoras la matan cuando co-mienza su debilitamiento y crían numerosas princesas para sucederla. Las alimentan con la muy nutritiva “jalea real”, lo cual acelera su desarrollo hasta en 15 días y hace que sus órga-nos sexuales alcancen la madurez necesaria para poder aparearse con los zánganos, extraerle el semen, resguardarlo en su interior y así fecundar miles de huevos. La primera reina que eclosiona mata a las no nacidas. Si eclosionan dos reinas al mismo tiempo, luchan hasta la muerte de alguna de ellas. La reina abandona la colmena bajo dos circunstancias: en el vue-lo nupcial, es decir, cuando se aparea con el mayor número posible de zánganos o cuando la colonia es tan grande que se forma un enjambre, marchándose para fundar una nueva colonia, dejando una sucesora que dirija la vieja colmena.

Una nueva colmena se funda en torno a una reina que luego del vuelo nupcial regresa a poner huevos. Estos eclosionan, se vuelven larvas, que se alimentan los primeros tres días de jalea real y luego de miel, polen y néctar, durante siete días. Sus celdas son selladas y después de ocho días, de pupas se transforman en abejas adultas. Ya como obreras comienzan sus laboriosa vida. Primero como nodrizas de las larvas, calentándolas y alimentándolas. Pos-teriormente, son receptoras de polen y néctar de sus hermanas recolectoras: lo almacenan en el panal, construyendo nuevos espacios para huevos y miel. La última parte de su vida la usan para ser vigilantes de la colmena o como recolectoras. La vida de cada obrera oscila entre varias semanas en verano y varios meses en “hibernación”.

Los zánganos viven alrededor de 24 días, desde huevo hasta su plenitud de adultos. Ellos solamente se aparean con la reina; desgraciadamente para ellos, el esfuerzo es tal que mueren después de hacerlo. Aquellos que no tienen la fuerza para lograr aparearse con la reina, son expulsados de la colonia antes del invierno y como son incapaces de alimentarse por sí mismos, mueren de hambre y frío o son devorados por depredadores.

La relación de la humanidad con la miel data de tiempos remotos. Antes de que en Eu-ropa se conociera el azúcar, uno de los pocos edulcorantes usados, era la miel de las abejas. Los cazadores-recolectores asaltaron las colonias de abejas silvestres para degustar la miel. La apicultura se conoció en China, Egipto, Grecia, Creta, Israel y el Imperio Romano. Los documentos de estas civilizaciones nos hablan de que los apicultores eran personajes de im-portancia para la sociedad, lo que se explica por el aprecio de la miel que se usaba en estado natural, igual que hoy día.

De la miel también se puede obtener una bebida alcohólica, “hidromiel”, licor que en los lugares fríos de Europa, sustituyó el vino. La miel es medicinal por sus propiedades an-tisépticas y antibacterianas. La cera también ha sido de gran valor para todas las sociedades amigas de las abejas. Con ella se han producido velas. Los romanos aplicaban una capa de cera en tablillas para reescribir múltiples veces en ellas. Los sellos de cera derretida, aunque menos frecuentes, siguen siendo de utilidad y marca de autenticidad. La metalurgia debe a la cera uno de sus métodos, la fundición “a la cera perdida”. La cera ha servido como im-permeabilizante para barcos, edificios y ropa.

En el México prehispánico la miel y la cera también fueron de gran importancia. Como muchos elementos de la naturaleza las abejas también fueron deificadas por los antiguos pobladores de nuestro país. Los mayas tenían un dios asociado con las abejas, las cuales es-taban en los cuatro rumbos del mundo y poseían diferentes colores y atributos. Los indíge-nas siguen construyendo sus colmenas de acuerdo a enseñanzas ancestrales. La cera negra que producen las abejas americanas sirve de ofrenda entre los mayas contemporáneos, es la famosa cera de Campeche, utilizada para sellar los injertos.

El consumo de la miel sigue siendo muy importante. Sin embargo, la polinización que las abejas realizan es otro de los motivos por los cuales se sigue practicando la apicultura. Los campos de California dependen del millón de panales que se trasladan para la polini-zación de las flores de almendra. Los manzanos dependen de las abejas en Nueva York y los arándanos de Maine, en EU como otros muchos lugares del planeta. Otras plantas que dependen de las diligentes abejas son los pepinos, melones, fresas y calabazas.

*La autora es Licenciada en Antropología Social por la BUAP, adscrita actualmente en el INAH-Puebla.

Los contactos, en particular con el mundo exterior, son super-ficiales, ya que la mayor parte de la persona de uno no puede ser compartida. Por ese motivo, los Servicios de Inteligencia desgastan a mucha gente. Eso es parte integrante de la natu-

raleza misma de la profesión, y todos los que ingresan a ella lo saben...el MI-5 espera que sus funcionarios le sean fieles hasta la tumba, sin ofrecer necesariamente alguna lealtad a cambio. (Peter Wright: Cazador de Espías. Javier Vergara, editor, Buenos Aires, 1988. p. 83).

Tanto los estudiosos del tema como quienes fueron activos partici-pantes de campo en labores de inteligencia y contrainteligencia coin-ciden en que las novelas y películas de espionaje son relatos ficticios en tanto que dejan fuera lo que Graham Greene llamó “el factor humano”; esto es, lo imponderable y sorprendente del actuar del hombre en con-diciones extraordinarias, el error impensado, la falla imposible, la acción inadvertida, etc. Los personajes creados por los autores y guionistas de tales tramas tienen, ya todo fríamente calculado, de antemano,

La realidad no es así. En ella intervienen sinnúmero de elementos, algunos predecibles, otros controlables, unos más creados o manipulados, otros inesperados que aparecen de súbito e imprimen un nuevo giro a todo, y hasta azarosos, que dan cierto sabor al caldo. En ocasiones, im-portantes actividades de inteligencia o de contrainteligencia muy bien planeadas quedan paradas por imposibilidades materiales, falta de recur-sos o, incluso, incomprensiones y hasta prejuicios de parte de quienes de-ben decidir su ejecución. Razonables pueden ser unos de estos imprevis-tos, ininteligibles otros, pero los más aborrecibles y desesperantes, a juicio de Peter Wrigth, destacado agente de contrainteligencia del MI-5 (de-partamento D) que entre 1965 y 1976, fue director de un comité combi-nado de MI-6 (Inteligencia) y MI-5 (Seguridad Interna) para investigar y esclarecer todos los indicios existentes sobre penetraciones soviéticas en los órganos de seguridad británicos, son los impedimentos construi-dos por intrigas, oportunismos, conveniencias personales y rivalidades.

Con igual empeño con que impulsó la modernización científica, or-ganizacional y operativa del MI-5 desde que ingresó a esa dependencia en 1959, se destacó por sus búsquedas de topos e infiltrados. “Hacia fin de la década del 60 –escribió optimista—, la tarea se hallaba virtual-mente terminada, y los involucrados se habían retirado o estaban apun-to de hacerlo. Habíamos identificado a todos los miembros del Grupo de los Cinco, y a muchos otros, así como a sus controles.“ (Cazador de Espías, p. 270). Sin embargo, le impidieron investigar sobre el asunto que consideraba el más importante de todos: si existía o no un topo no descubierto dentro del MI-5.

No se trataba de algo menor. Sus pesquisas le llevaron a lo largo de años de trabajo a la conclusión de que ese topo no podía ser otro más que Sir Roger Hollis quien era, ni más ni menos, el director general del MI-5. Datos circunstanciales, conjeturas e inferencias, sospechas era lo que tenía y una certeza, rayana en la obsesión, insuficientes para abrir un expediente. Además “estaba, dijo, el temor del establishment, que se traducía “una falta de voluntad”. Los políticos sentían terror de que la investigación pusiera al descubierto nuevos escándalos, como los que ocasionaron Philby, Burguess, MacLean en del gobierno y la opinión pública británica. “Un sentimiento de fracaso hizo presa de mí; fracaso y frustración, y un deseo de irme y olvidar”, reconoció.

Le impidieron realizar su labor y hasta le escamotearon par-te de su pensión de retiro, como respuesta a su obcecación. Incluso en 1987 Margaret Thatcher intentó impedir la publicación de sus memo-rias porque, alegó, afectaban “la seguridad del Estado”. Pero sufrió un revés judicial y el libro finalmente vio la luz el año siguiente. Sin em-bargo, terminó sus días completamente amargado. Él mismo lo advirtió muchos años antes: El MI-5 espera de su gente lealtad absoluta que no ofrece a cambio.

* El autor es Doctor en Sociología Política por la Universidad de Gra-nada, España, y director del Museo de la Memoria Histórica Univer-sitaria de la BUAP.

Cecilia Vázquez Ahumada*

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Cuando fui detenido y encarcelado el 3 de enero de 1969, después de varios días de permanecer secuestrado por la Dirección Federal de Seguridad, fuí conducido a la

crujía M. Allí, Martín Dosal Jottar y otros hablaban y alababan a Revueltas e incluso le tenían reservada una celda, para cuando llegara el “maestro” a la crujía M, pues se encontraba en la crujía I, donde tenían re-tenidos a algunos presos “especiales”; nadie de la crujía M podía ocupar esa celda, aunque hicieran falta celdas para los nuevos compañeros detenidos. Así fue como conocí al personaje José Revueltas, aunque no estable-cí ningún tipo de vínculo cotidiano con él.

Pasaron meses hasta el 22 de abril de 1969. Re-cuerdo perfectamente el día, porque era el 99 aniver-sario del nacimiento de V. I. Lenin y a los presos de la crujía M nos tocaba ir al campo deportivo, que estaba en la parte posterior del penal. Allí estábamos la ma-yoría de la M cuando llegó extrañamente Martín Do-sal, quien no acudía al campo deportivo porque prefe-ría quedarse a leer en la crujía, y dijo: “Un rondín se acaba de llevar a Sócrates a la subdirección del penal”. Le contesté: “A mí qué me importa que se lleven a ese cabrón adonde quieran”. Martín Dosal reviró: “Si no hacemos nada ahora, cuando vengan por ti tampoco haremos nada”. Unos a otros nos miramos y compren-dimos el mensaje. De inmediato regresamos todos a la crujía donde nos pusimos de acuerdo y organizamos para ir en grupo a la subdirección del penal a protestar.

Así lo hicimos. Encabezábamos al grupo, que era de tres en fondo, Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca, Martín Dosal y yo. Así, como cuarenta compa-ñeros marchábamos rumbo a la subdirección cuando los vigilantes se dieron cuenta de nuestro movimien-to y de inmediato nos agredieron a macanazos, aun-que logramos llegar a una reja que nos impedía el paso a nuestro ya cercano objetivo. No obstante, bastó un jalón contra el candado de la reja para que cediera y seguimos nuestro camino. Teníamos que pasar por la crujía H, donde estaban encerrados Ramón Danzós Palomino, líder campesino, miembro de la dirección nacional del PCM y Rafael Estrada Villa quien hacía escasamente poco más de un año había roto con la di-rección del Partido Popular Socialista y había formado un pequeño grupo político que fingía un radicalismo extremo verbal que incluso durante la reunión de la OLAS, en diciembre de 1966, en La Habana, Cuba apoyó la lucha armada para la revolución en México, pero que en los hechos en México no pasaba de ser un tibio, un mero reformista. Se encontraban ahí des-de que fueron detenidos, aunque dicha crujía era “de paso”, y una una vez que los consignados eran decla-rados formalmente presos, se los debía mandar a la crujía correspondiente al delito de que se les acusaba. Con el escándalo, Ramón Danzós se asomó a la reja y lo conminé a que saliera y se uniera a nosotros. En

eso arribaron al lugar, reforzándonos, los compañeros de la crujía C, también presos políticos. Fue entonces cuando Unzueta habló con Danzós. Luego de hablar con Unzueta, salió de su crujía y se unió a nosotros. Estrada Villa dudó hacerlo, pero finalmente se inte-gró al grupo y nos trasladamos a la crujía I, que estaba enfrente de la H, donde ya estaba Sócrates y Raúl Ál-varez, de quien desconocíamos su presencia, pues tam-bién lo habían llevado allí unas horas antes desde la crujía C, donde permaneció desde que llegó a Lecum-berri. La pregunta es, ¿por qué trasladaron a Sócrates y a Raúl a esa crujía? No ha habido una respuesta en ninguno de los libros que han escrito y sigue siendo un misterio de los muchos que crearon los campañe-ros de ese grupo.

En esa crujía I estaban encarcelados, desde que los detuvieron, José Revueltas, Arturo Martínez Nateras y Bernard Philips Ames, un soldado americano desertor de la guerra de Vietnam que quedó atrapado por el movimiento estudiantil. Estos dos últimos compañe-ros, de inmediato, se sumaron al grupo de presos es-tudiantiles pero no fue así con José Revueltas. Martín Dosal le dijo entonces: “Maestro, véngase con noso-tros, en la M tenemos una celda especialmente para usted”. Sin embargo, Revueltas se negó: “No puedo irme con ustedes, aquí tengo mis pertenencias y no puedo abandonarlas”. Martín insistió en que saliera y viniera con nosotros, pero como aquel se negó nueva-mente, montando en cólera le gritó, “¡Chingue usted a su madre maestro, quédese con sus cosas!”.

De allí nos fuimos hacia nuestras respectivas cru-jías. Sócrates a la M y Raúl a la C, el gringo Philip Ames se fue con nosotros a la crujía M, y Nateras y Danzós se fueron a la C. Unos dos días más tarde nos enteramos que Revueltas se había declarado en huel-ga de hambre, en razón de que pedía su traslado a la crujía M. Las autoridades del penal de inmediato lo trasladaron a la crujía M y su huelga de hambre, ridí-cula e innecesaria, duró menos de media hora. Quizá haya sido la huelga de hambre más corta de la historia.

En esas circunstancias fue que conocí directamen-te a Revueltas. Políticamente nunca tratamos nada, él tenía sus propias ideas y posiciones y una actitud anti partido comunista. No era de mi mayor y completo agrado pero, eso sí, lo respetaba como se merecía por-que durante el tiempo de la cárcel siempre estuvo apo-yando las acciones de los jóvenes presos. Fue el caso, a diferencia de Heberto Castillo, cuando apoyó la ini-ciativa de la huelga de hambre de 1969-1970.

Pero también tenía una actitud frívola y reticente hacia los comunistas, por ejemplo, en una ocasión en que las autoridades del penal mandaron reparar los te-chos de la crujías para evitar filtraciones de agua du-rante las lluvias, unos trabajadores le hurtaron de su celda unas plumas que había dejado en su mesa de tra-bajo y éste irresponsablemente acusó a los comunistas

del hecho. La razón que adujo fue que los comunistas querían escamotearle su creatividad teórica; una pen-dejada, porque luego se supo que habían sido los tra-bajadores quienes le robaron.

Es de todos conocido que Revueltas estaba enfer-mo, era alcohólico. A todos nos gustaba el alcohol pero su caso llegaba a la situación de que algunos compa-ñeros fermentaban algunas hojas o cáscaras de piña o papa, y con el menjurje que salía, que era horrible, no solo por el sabor sino el olor, Revueltas psicológica-mente se emborrachaba ya que los grados de alcohol eran bajísimos. Sin embargo, entonces su charla se ha-cía muy amena y entretenida, con ocurrencias y anéc-dotas interesantes.

Cuando salió en libertad, yo estaba de paso en la crujía C y no conocí las circunstancias. No volví a ver-lo, sino hasta su velorio en 1974.

* El autor fue miembrio del Comité Central del PCM de 1972 a 1981 y fue preso político en la crujía M de la cárcel de Lecumberri de enero de 1969 a diciembre de 1971".

Conocí a José Revueltas en la cárcel en 1969, cuando fui detenido al acudir al penal de Lecumberri como defensor de Gerardo Unzueta, preso del PCM y uno de sus dirigentes. Evidentemente, ya tenía referencias acerca de Revueltas no solo por sus escritos, sino por haber formado la Liga Leninista Espartaco y haber sido miembro del PCM y haber dado una lucha interna en contra de la dirección nacional del partido y por su “Ensayo sobre un proletariado sin cabeza” que no había leído pero del que escuché en casa de Arnoldo Martínez Verdugo en una de las ocasiones que estuve allí.

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HORIZONTALES

2. (Liga Leninista…), una de las organizaciones en las que mili-tó José Revueltas.

11. Partido Socialista (sigla).13. (El cuadrante de la), una obra de

José Revueltas.14. Quinientos cincuenta en nú-

meros romanos.15. Piadosa, devota (inv.).17. Partido político que dirigió

García Paniagua.18. No Alineados (sigla).19. Partido político fundado por

Gómez Morín.21. Caminos para transitar (inv.).22. Símbolos del deuterio, nitróge-

no y resistencia eléctrica.23. Paredes, tapias.25. Quinientos cincuenta y uno en

números romanos.26. Distraído.28. Organización de Izquierda Re-

volucionaria (sigla).30. Sangre de los dioses en los poe-

mas homéricos.31. El ser superior.33. Auné, confederé.34. Hermana o prima del padre

o de la madre de una persona (inv.).

36. Libro sagrado de los taoístas (inv.).

38. (María Teresa), segunda esposa de José Revueltas.

42. Organización independentista vasca.

44. Del verbo reír.45. Reza.46. Descender, precipitarse al suelo.47. Abreviaturas de metro, diáme-

tro y de norte.50. Raspé una superficie dura con

un instrumento cortante.51. Diosa griega de la luna nueva.52. (México: una democracia…), en-

sayo político de José Revueltas.56. Milicias nacionalsocialistas di-

rigidas por Röhm (sigla).57. Notable compositor, hermano

de José Revueltas.

VERTICALES

1. (El), famosa obra literaria de José Revueltas, llevada al cine.

3. (Brigadas de asalto del partido nazi, dirigidas por Himmler (sigla).

4. Signo de la multiplicación.5. Contracción gramatical.6. Echar la red para pescar.7. Consonantes de atado.8. Alianza Anticomunista Argen-

tina.9. Símbolo del cadmio.10. Hija de José Revueltas, es ja-

zzista.12. Una de las columnas de Jerusa-

lén.14. Tela fuerte de hilo o algodón

crudos.16. (Visión del… y otras crónicas y

reseñas), una obra de José Re-vueltas.

17. Hacerla de padrote.19. Símbolo del plutonio.20. Negación23. Perder la vida.24. Bebida gaseosa (pl.)27. Río de Rusia.29. Tres en números romanos.32. (En tierra), un cuento de José

Revueltas (1961).35. Islas en donde fue confinado

José Revueltas en 1932.37. Poeta de la antigua Grecia.39. Río de Galicia.40. Viga, madero largo y grueso

para techar y sostener los edifi-cios.

41. Interjección de estímulo.43. Cable para suspender el ancla

(pl.).48. Óxido de calcio.49. Prefijo que significa tres (inv.).52. Símbolo del bismuto.53. Símbolos del roentgen y vana-

dio.54. Moneda de cobre usada en la

antigua Roma.55. Terminación verbal.

La defaunación existe. Es un hecho actual y varias veces se ha repetido durante la existencia de la Tierra desde que los ani-males llegamos a su faz. Pero es la pri-

mera vez que una especie, una sola, pone en pe-ligro a todas las demás. Y sí, ustedes los humanos son los responsables. Aquí les he contado de va-rias especies en peligrísimo de extinción, pero por vez primera me ocupo del fenómeno de la defau-nación como algo posible y probable hoy, aunque los humanos no quieran darse cuenta, y de con-secuencias mortales para muchos en el futuro in-mediato.

Es un término de reciente uso entre los hu-manos, aunque somos nosotros, los animales no humanos, los que vamos desapareciendo debido a diversas causas pero, en los días que corren, prin-cipalmente al quehacer humano sobre el planeta que tanto les ha dado a estos primates inconscien-tes, y al que poco o nada valoran.

Se calcula que 322 especies de vertebrados te-rrestres, los que más se notan porque los humanos son poco observadores, y también demasiado am-biciosos y egoístas, han desaparecido en los últi-mos 500 años; además del 25% de los individuos de las especies sobrevivientes.

Entre los desaparecidos están los ualabíes orientales, las panteras nebulosas de Formosa, los visones marinos, los canguros rabipelados occi-

dentales, los cerdos hormigueros malgaches, los ciervos de Schomburgk, los leones marinos del Ja-pón, los lobos de Tasmania, las gacelas saudíes, los tarpanes, los sapos dorados.

Antes ya habían desaparecido animales, mu-chos, por razones varias nunca imputables a los humanos. La más conocida extinción es la que aquejó a los dinosaurios, a los que un meteorito prácticamente achicharró y la labor de la naturale-za convirtió en petróleo.

El doctor Steve Brusatte, de la Universidad de Edimburgo (Escocia), ha dicho recientemen-te que la desaparición de los dinosaurios fue un asunto de "mala suerte colosal". Estas criaturas podrían haber sobrevivido si el asteroide que los extinguió hubiese impactado nuestro planeta con algunos millones de años de diferencia.

Pero lo que está pasando hoy en día, ahora mismo, cada segundo que pasa, no es mala suer-te, es pura y llanamente un asesinato masivo que como boomerang les pasará factura a los huma-nos. No lo duden.

http://www.sciencemag.org/content/345/6195/392El País, 25-07-2014, p. 28http://www.biodiversidad.gob.mx/especies/extincion.htmlhttp://www.eluniverso.com/noticias/2014/07/28/nota/3290991/mala-suerte-causo-extincion-dinosaurios-segun-estudio

PROBLEMAS DE VISTAMartina Urquiza nació con un problema en la vista.No distinguía las formas de los objetos aunque éstos se

encontraran a un palmo de narices.Sus padres lo descubrieron cuando a temprana edad

Martina llamaba a su madre indistintamente papá o mamá.

Con el paso del tiempo fueron acostumbrándose a su deficiente visión, acompañada de movimientos de torpeza como tirar un vaso con agua, romper un florero o intentar entrar a la habitación por la pared y no por el hueco de la puerta.

Martina Urquiza creció y como toda adolescente co-menzó a enamorarse.

No era el rostro del apuesto joven ni sus músculos tra-bajados lo que la enamoraron, dado que ni siquiera sabía cómo era físicamente su amado.

La inteligencia, el sentido del humor y sobre todo la aceptación hacia ella hicieron que Martina Urquiza conociera el amor, ese que por experciencia propia confirmaba la sentencia: “el amor es ciego”.

El tiempo pasó y Martina fue madre de tres hermosos niños a los cuales sólo conoció por sus llantos y por las caricias maternales.

Avanzado el calendario fue abuela y también fue viuda hasta cuando el destino tuvo la ocurrencia de de-jarala sola.

Martina Urquiza para estas alturas aprendió a desarro-llar perfectamente los otros sentidos.

Sus manos le describiían las formas y los olores permi-tían que distinguiera de entre un ramo de orquí-deas y uno de rosas.

Un día inesperado, como por arte de magia Martina Urquiza despertó con una vista privilegiada a pesar de los setenta y cuatro años que cargaba encima.

Colores, tamaños, formas, luces, eran lo que le ofrecía el mundo.

Sin embargo, toda su vida la llevaba en oscuridad, así que prefirió cerrar los ojos el tiempo que le restara de vida.

Cuentan que murmuró:“El sol es grande y redondo y yo siempre lo creí un di-

minuto triángulo situado en el más carmín de los inmensos cielos”.

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De nuevo arde Medio Oriente y otra vez el con-flicto es entre israelitas y palestinos, sumándose a larga la historia de choques en la Tierra Pro-

metida, que es una historia de la guerra y el odio por sí misma y desde su génesis, como lo señala Freud en A Vueltas con la Cuestión Judía. Más allá de lo que es sabido por el torrente de información que circula, es esencial deconstruir la realidad detrás de este conflicto. El estan-darte de las guerras de religión no es el único que on-dea con el salado viento del Mediterráneo, en las fértiles costas de Asia Menor. Por encima de éste se vislumbra el de los intereses neoliberales –Estados Unidos y sus aliados del G8, la Unión Europea y la ONU– sobre los hidrocarburos en el subsuelo y su estratégica posición geopolítica en el tablero de la neo-guerra fría.

El cuadro es tan complejo en su constitución cro-mática que cada uno ve lo que su contexto le permite ver: los ciudadanos norteamericanos-israelitas exigen la rendición incondicional de los palestinos –bajo la excusa del terrorismo y su traumático 11-S–, mientras la comu-nidad internacional apremia para defender los derechos humanos violados sistemáticamente por el ejército al-biazul. Pero ¿cuál es el experimento que Occidente ha puesto en marcha en esta región?

Tras la exitosa implementación del Acuerdo Sykes-Picot (16 de mayo de 1916) Gran Bretaña se hizo con el control de Irak y parte de Irán, Francia administró Si-ria y Líbano, y Palestina quedó bajo un mandato de la Sociedad de las Naciones. El año siguiente los británicos se pronunciaron con la Declaración Balfour en favor de la creación de un hogar nacional judío en Palestina. La Se-gunda Guerra Mundial impuso protectorados sobre todo Oriente Medio y la creación, el 14 de mayo de 1948, del Estado de Israel, primer paso para imponer un orden en las tierras que vieron unirse a las tribus de Judá, morir cru-cificado a Jesucristo y ascender al profeta Mahoma.

El Holocausto, tan abordado por los estudiosos de la Escuela de Frankfurt, permitió el sustento teórico –o en más correctos términos, retórico– perfecto para este pro-yecto: los judíos, víctimas del mayor genocidio de la his-toria de la humanidad, merecen al fin recibir la promesa de Dios y poder descansar en un hogar donde sanar las heridas dejadas por los pogromos y los guetos. Precisa-mente esa es la cuestión, el trauma histórico, explica-do magistralmente por Frank Ankersmit, ha dado un giro radical; la violencia ayer ejecutada sobre las víctimas es hoy ejercida por “las víctimas”, que no son los judíos inocentemente asesinados sino los poderosos líderes empresariales y políticos que han asimilado los estudios sobre la Segunda Guerra Mundial dentro del discurso sionista. Las investigaciones históricas, inauguradas por Ernst Renan con su Historia del Pueblo de Israel, están

abriendo una cada vez mayor brecha entre las construc-ciones visuales y narrativas de Israel como un proyecto judío reconstituyente –promovido por los yankees– y la realidad del sionismo como un proyecto políticamente imperialista, etnocentricamente excluyente y económi-camente belicista (Bollo, 1982 y Garaudy, 1987).

Israel no es más que una invención instrumental capitalista cimentada en los nacionalismos de finales del siglo XIX, cuando los judíos empezaron a pensarse como pueblo a partir del Segundo Templo, justificándo-se con la Biblia, un libro de Teología que los protestantes y los judíos convirtieron en histórico. Para el historiador israelí Shlomo Sand esta nación está construida de mi-tos y mentiras, afirma: ”mi tesis es que el sionismo asu-mió los componentes etno-religiosos de los polacos y et-no-biológicos de los alemanes y creó una especie de na-cionalismo religioso cerrado”. Yakov Rabkin, en su libro Historia de la Oposición Judía al Sionismo, expone que la admiración de las elites internacionales a Israel es resul-tado de su política basada en las necesidades de seguri-dad no de Estado sino étnicas, permitiéndole fortalecer la industria armamentista sin peros internacionales –y es bien sabido que los fines bélicos han representado siem-pre el boom de la ciencia, la tecnología y la ingeniería.

El proyecto llevaba buen rumbo hasta que entre las décadas de los cincuentas y setentas, los movimientos independentistas árabes sacudieron el yugo occidental sobre sus territorios, pero se vino abajo definitivamente con las tensiones post 11 de Septiembre. Entonces em-pezaron los fuegos cruzados y las guerras de despresti-gio. Los israelitas infiltraban pseudoárabes, en hebreo denominados mistarvim, que aparcaban automóviles cargados de explosivos en las avenidas de Israel y cul-paban a Palestina, que a su vez respondía, en tiempos de agresiones o paz, con misiles de corto alcance y movili-zaciones fronterizas.

Los más informados y moderados llaman a un cese al fuego para poder entablar una negociación civiliza-da que permita a dos naciones y grupos étnoreligiosos coexistir armoniosamente en un mismo espacio, pero los radicales llaman a expulsar a Israel de cualquier orga-nismo representativo y hacerle pagar los daños causados por sus agresiones. En el bando israelita se esgrime el ar-gumento defensivo: los misiles se han disparado porque Palestina inició los ataques confiada del apoyo que reci-biría por parte de la Liga Árabe y de Rusia. Los líderes israelitas recuerdan constantemente que los judíos son “el pueblo elegido” destinado a constituir un Gran Israel en la tierra de la leche y la miel. Quizá un colonialismo a destiempo.

En la lógica foucaultiana de los medios de norma-lización que generan subjetividades y constituyen a

los sujetos, Pierre Bourdieu señala la falacia mercado-lógica de “la opinión pública” como resultado de las imposiciones mediáticas llevadas a un mero ejercicio mecánico de asimilación y repetición. Los medios de comunicación nos venden imágenes que consumimos pasivamente. En ese sentido los que vivimos en el Oes-te somos incapaces de dilucidar un panorama que no criminalice a los mahometanos –muestra de ello la es-casa producción bibliográfica acerca del Islam y los asuntos árabes que no estén influidos por la postura norteamericana–, no poseemos los medios para separar epistemológicamente los conceptos árabe-musulmán, el primero linguístico-cultural y el segundo religioso. Por cierto, quizá sea tiempo también de iniciar ruptu-ras ontológicas en el campo semiológico y distinguir el término judío del israelita (véase las manifestaciones de personas que profesan el credo judaico con pancar-tas que leen: “los verdaderos judíos jamás reconocerán Israel” o “soy judío y me avergüenzo de la masacre en Palestina”)

Solo existe una solución a largo plazo en la que to-dos podemos contribuir: combatir verdaderamente la intolerancia y dejar de solapar discursos justificantes. El eterno conflicto en Gaza es resultado de una crisis moral consecuencia de los neonacionalismos del siglo XXI y la falta de conciencia histórica que no necesariamente es sinónimo de falta de conocimiento histórico. Es supo-ner que aún existen culturas puras, a pesar de los trabajos de académicos como Néstor García Canclini, Zygmunt Bauman y Eduardo Puente Hernández. La solidaridad tan necesaria en nuestra actualidad solo puede ser resul-tado de entender la riqueza de la pluralidad y diversidad como resultado de los contactos interculturales en los procesos de formación de identidades.

*El autor es estudiante de la licenciatura de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP.

Las imágenes no son sencillas de digerir: niños muriendo, mujeres manchadas de sangre, ciudades reducidas a escombros, multitudes de desplazados emprendiendo el éxodo con lágrimas en los ojos. Las sociedades se han estremecido ante el terror esparcido viralmente en los mass media y las redes sociales; las voces se encuentran y las opiniones chocan diametralmente buscando responsabilidades y culpas, los gobiernos se señalan mutuamente y los organismos internacionales prometen intervenir en un plazo indefinido.

Octavio Spíndola Zago*

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Corrección: Enrique Condés BreñaDiseño: Israel Hernández Cedeño

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RE~INCIDENTE. Año 5. No. 83. Primera quincena de Agosto de 2014. Es una publicación quincenal editada por el C. Enrique Condés Lara, domicilio Costado del Atrio de San Francisco 22 bis. Cuadrante de san Francisco, Delegación Coyoacán, CP. 04320, tel. (55) 55-17-76-63. Correo electrónico: [email protected]. Editor responsable: Enrique Condés Lara. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo 04-2011-032210460200-101. ISSN: 2007-476X. Otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Certificado de Licitud y Contenido No. 15198 otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas de la Secretaría de Gobernación. Impresa en los talleres de El Errante, Editor. Privada Emiliano Zapata No. 5947, San Baltasar Campeche, Puebla Pue. C.P. 72550. Este número se terminó de imprimir en agosto de 2014 con un tiraje de 5000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de RE-INCIDENTE.

Solución alReincigRama de eSte númeRo

El Rucovich, es un personaje de esos que no hay muchos en estos egoístas tiempos. Nieto de la burguesía agraria, dueños de haciendas pulqueras venidas a menos en la

hermana República de Tlaxcala y, desde hace muchos años, avecindado en camotilandia, aunque él dice que nació sobre la tierra y bajo el cielo y como estos son universales, no tiene nacionalidad y que es un ciuda-dano del mundo.

Siempre te lo encontrabas en la vanguardia de la Universidad trinchera de los años 60s, y 70s., en esta angelical ciudad que desde su juventud lo adoptó y lo educó en su Benemérita Universidad. Su fanatismo socializante lo llevó a tener depresiones muy fuertes cuando la desaparición de la URSS, la caída del muro de Berlín y la desaparición del PCM. Es un cuadra-do marxista en su pensamiento que, sin embargo, ha sido un amigote en todo momento; uno de esos que se quitan la camisa para dársela a un indigente aun-que no esté lloviendo ni haga frío; pacheco, bebedor y bohemio hasta las manitas y un fiel amigo de todas las confianzas.

Me lo encontré donde todos encontramos el en-contrón cuando queremos encontrar a alguien para encontrarnos: sentado en una mesa de los porta-les con una cuba de ron enfrente, curándose la cru-da. “Qué onda pinche Rucovich, que envidiables oji-tos rojos, préstate para ponerme como tú”, lo salude. “Siéntate –me ordenó–, y ya no la hagas de pedo ca-brón que no estoy ahorita para pendejadas”. –Chaaa-le, pus qué onda tan atravesada traes, cuenta para que te deshagas de las malas vibras.

Lo dije, mientras ordenaba al mesero que me sir-viera una igual a la que estaba tomando mi cuatachín. Y de inmediato, sin preguntar nada y con una mirada sin mirar, empezó su reflexión en voz alta:

“Anoche asistí a una fiesta de esas de generación de amigos de secundaria y prepa y la verdad no fue lo agradable que solían ser. Las primeras veces que nos reuníamos, hace muchos años, hablábamos de nues-tras aventuras con esas chicas que desfilaban el 5 de

Mayo, y de que cuando alguien quería talonear tu bi-cicleta, al terminar el desfile, en la entrada de la Feria, parabas al susodicho con tus cuates del salón y se la cantabas derecho”.

– Mira, si no quieres bronca hazte a un lado que ahí estoy yo, ya no la busques, ni la veas ni la sigas que yo le voy a entrar. Deja de hablarle porque no te imagi-nas de lo que soy capaz (Apson Boys). Y de que cuando estabas a punto del trompón, patada y coz, entraban las chicas Ye Ye a aclarar la situación y resultaba que siempre había una confusión, que él solo quería con la amiga de tu amiga. Y así te la pasabas de buen cotorreo con las grandes amistades de tu generación.

“También recordábamos cuando fuimos cham-belanes de los quince años de las compañeras y de cuando terminamos la secundaria y nos metimos a la preparatoria, de la banda que en ese entonces for-maron el grupo los reventados del rock, y de cuando cambiamos música (discos y casetes) y chicas, y de cuando nos separamos para estudiar nuestras respec-tivas carreras profesionales.

“Más tarde –agregó– las charlas en las reuniones rondaban en que “me invitó a su boda”, “yo lo invité a la mía”, “fuimos padrinos respectivamente de primera comunión de nuestros vástagos y de que nuevamente recorrimos los viejos caminos de las escuelas ahora con los hijos, sus graduaciones y sus bodas”. Por algu-nos años, recordábamos nostálgicos a algunos amigos que se perdieron y solo esporádicamente acudían a los reventones de la generación, que siempre orga-nizaban compañeras y compañeros románticos (cada vez menos).

“Pero, a la que asistí ayer, ya no fue tan agradable y por eso me puse muy pedo. Ya solo se habla de enfer-medades y de noticias de amigos de la generación que se mueren. Así es la pinche vida”, terminó.

– No pus ora si que salud, mi Rucovich–, le con-testé, chocando los vasos con los tragos.

* El autor es Doctor en Sociología Jurídica por la BUAP, y cuatachín.

José Fragoso Cervón* La población mundial está envejeciendo y esto que suena tan obvio es un problema que hay que encarar con imaginación y enjundia.

Somos muchos: 7,300 millones en el planeta. La proporción entre viejos y jóvenes se va inclinando lentamente hacia los prime-ros. Eso trae consigo diferencias en la vida cotidiana como la apa-rición y crecimiento de enfermedades propias de la edad adulta, de diferente índole que las de niños y jóvenes: son crónico-degenerati-vas, son incurables en muchos casos y su tratamiento es caro. Por lo general, son de larga duración e incapacitantes. Arrastran a los en-fermos y a los que los rodean, no por breves periodos que requieren amor, paciencia y recursos. Hoy, el 10% de la población del planeta tiene 65 años o más. La esperanza de vida de un niño nacido en el año 2012 era de 70

años. En la actualidad, se estima que hay en el mundo 36 millones

de personas que padecen demencia. Devastador para el enfermo, devastador para sus familias. Según cifras de la Organización Mundial de la Salud serán el doble para el 2030 y más del triple para el 2050.

Para el año 2050, 22% de la población mundial tendrá 60 años y más, y del total 4/5 (cuatro quintas) partes vivirán en África, Asia y América Latina.

La demencia no es ni normal ni obligatoria en la edad adulta. Existen acciones que deberían ser tomadas ¡ya! por todos en el planeta: hacer ejercicio, no fumar, no engordar, alimentarse sana-mente comiendo más frutas y verduras, mantener activo el cere-bro: ejercitarlo.

Cada año se dan 7,7 millones de nuevos casos. Lo que significa un caso nuevo cada 4 segundos.

En el año 2000, la media de edad mundial (es decir la línea divi-soria entre el grupo de mayor y el grupo de menor edad) era de 27 años. Para el año 2050 será de 38.

Estimando que la población del planeta sea de 9 mil millones para el año 2050, más de 1,400 millones serán mayores de 65 años.

Mientras que en los países en desarrollo habrá 23 mayores de 65 por cada 100 habitantes en edad laboral, en los países industria-lizados serán 44.

http://whqlibdoc.who.int/publications/2012/9789241564458_eng.pdfhttp://www.gloobal.net/iepala/gloobal/fichas/ficha.php?entidad=Textos&id=1080http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/112817/1/WHO_HIS_HSI_14.1_spa.pdf?ua=1&ua=1&ua=1

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1 La autogestión académica es, ante todo y esencialmente, una toma de conciencia.

2 Conciencia de lo que es el estudiar y el conocer, no como un ejercicio abstracto y al margen del tiempo y la sociedad que

los rodean, sino como algo que se produce dentro de ellos y como parte de ellos, en relación y con-dicionamiento recíprocos.

3 Esta relación y condicionamiento no obran en virtud de su sola y simple pre-sencia, sujetos a su mero impulso espon-

táneo. Requieren del impulso de la parte que re-presenta el factor consciente de la relación, o sea, del que estudia y conoce, cuyo impulso no puede ser sino revolucionario, cualesquiera que sean las características dominantes de la sociedad y de su tiempo.

4 Una sociedad conservadora y reacciona-ria, tanto como una sociedad avanzada y progresista, deberán condicionar siempre

y en todo caso, el carácter revolucionario de la conciencia universitaria (entendida como de la educación superior en general). Esto es, la con-

ciencia de quienes estudian, aprenden y conocen (en la Universidad y demás centros de educación superior), deberá mantener siempre una relación crítica e inconforme hacia la sociedad, cualquiera que sea la naturaleza de ésta.

5 Si la conciencia universitaria (la concien-cia de universalidad) del estudiantado se conforma acríticamente con la sociedad

en que vive (se trate de una sociedad burguesa o de una sociedad socialista), deja de ser una con-ciencia activa, deja de tener el atributo que de-fine a la conciencia misma como movimiento y transformación revolucionarios, para convertirse en espejo inmóvil de la sociedad, en una negación de toda conciencia, en el apéndice académico de la sociedad.

6 La autogestión transforma a los centros de educación superior en la parte autocrí-tica de la sociedad. Es decir, si la educa-

ción superior anteriormente solo desempeñó un papel crítico, ahora, mediante la autogestión de-berá desempeñar un papel transformador y revo-lucionario. La crítica representa una acción para-lela, dirigida desde afuera, hacia la sociedad, sin compromiso alguno, como una simple definición, como una clasificación inerte, del mismo modo en que se define o clasifica un fenómeno de la naturaleza. La autogestión, en cambio, cuestio-na a la sociedad desde dentro, como parte de ella que es, y que, en tal condición, asume la concien-cia autocrítica de dicha sociedad. Esta concien-cia, como crítica, es la negación de la sociedad que sea (burguesa o socialista), y como autocríti-ca es la negación de la negación: subvierte dicha sociedad, representa lo nuevo e implacable lucha contra lo viejo.

7 Para el concepto de autogestión el cono-cer es transformar. No se trata tan solo de adquirir una concepción determinada

del mundo, sino de que tal concepción, al mismo tiempo, actúe como desplazamiento revoluciona-rio de lo caduco, lo ya no vigente, lo obsoleto que se resiste a desaparecer. La autogestión se plan-tea, así, como un conocimiento militante, en todo caso inconforme con los valores establecidos.

8 La autogestión socializa y politiza al máxi-mo de su capacidad a la educación supe-rior. La socializa en tanto que la compro-

mete con todos los problemas vitales de la socie-dad en que vive y la politiza en tanto que tal com-promiso obliga de inmediato a la acción pública.

9 La autogestión, basada en razones de principio, se pronuncia desde el primer momento en contra del criterio de una

educación superior como productora de valores de cambio. Este criterio pragmático y estrecho se sustenta sobre la prioridad que se concede a la satisfacción de las necesidades tecnológicas de la sociedad industrial (así en el capitalismo como en la sociedad socialista estalinizada), con la consi-guiente desnaturalización y deshumanización del conocimiento. El valor de cambio más cabalmen-te deshumanizado que crea la enseñanza tecnoló-gica es el especialista, destinado única y exclusi-vamente a formar una parte, enajenada en abso-luto en sí misma, dentro del engranaje industrial. La autogestión presupone una enseñanza técnica integral, subordinada a los valores humanos del conocimiento, en oposición a la destreza y efi-cacia que constituyen el fin último y único del aprendizaje y adiestramiento técnicos.

10 La autogestión se propone de inme-diato una revisión profunda de to-dos los planes de enseñanza en el

campo de la educación superior, dentro del con-cepto de una verdadera revolución de los sistemas vigentes.

Ciudad Universitaria, UNAM, 11 de septiembre de 1968.

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