Reincidente 72

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Año V, Número 72, 2da. quincena de febrero de 2014 * Reincidente no incluye sección de Sociales Año V, Número 72, 2da. quincena de febrero de 2014 E n España se está debatiendo un proyecto de ley contra el aborto, suscrito por el Ministerio de Justicia y avalado por todos los Ministerios pero carente de las opiniones y argumentos científicos y de las voces autorizadas profesionales como son las sociedades médicas científicas entre otras, la Comisión Central de Deontología y Derecho Médico de la Orga- nización Médica Colegial (OMC) que censura la sus- pensión del supuesto de aborto por malformación fetal. Los obstáculos burocráticos para impedir el aborto que impone el Ministerio de Justicia, están hechos para que las mujeres se enfrenten a una montaña insalvable, principalmente las que no posean recursos económicos para costear los dos certificados de médicos y un siquia- tra que se exigen, aparte de la intromisión de la Con- ferencia Episcopal que ha advertido a las abortistas y a los equipos médicos que serán excomulgados todos los participantes en una operación de ese tipo. Millones de ciudadanos han manifestado su re- chazo al proyecto de ley. En todo el país decenas de reuniones masivas con la ropa y banderas color mora- do, en las que la frase más repetida ha sido “Las mu- jeres tienen el derecho a decidir”, no han sido escu- chadas y tomadas en cuenta y el gobierno conservador español de manera caprichosa continúa los trámites para aprobar su ley. Pero quienes sufren (sufrimos) las consecuencias de una enfermedad desde el momento de nacer, pero anunciada desde la gestación ¿qué opinamos?, ¿cuál es nuestra experiencia? ¿Cuántos miles de afectados hemos sido consul- tados para iniciar el mencionado proyecto? ¿Cuáles son las ventajas o paliativos que ofrece este gobierno a quienes padecen y padecerán consecuencias físicas o mentales, visibles u ocultas? Mi experiencia personal es la siguiente, enumerada de forma breve: Nací el año 1937, por lo que en ese tiempo no se disponía de ningún indicio medico-técnico científico que advirtiera de la posibilidad de alguna malformación u otra deficiencia; al cumplir cinco años, empezó a ob- servarse que mi tronco no crecía de manera proporcio- nada a las extremidades y manos. Mi columna vertebral no se desarrolló normalmente, tendiendo a formar un bulto en el pecho, y así ha perdurado toda mi vida. Esto se denomina Síndrome de Morquio (Médico colom- biano que lo estudió y lleva su apellido). Las consecuencias han sido innumerables, crueles, bestiales, degradantes, etc. En general se puede decir que he sido un rechazado, excluido incluso por parte de la misma familia, vecinos y condiscípulos. Para mí, salir a la calle es un riesgo, no importa en qué momento o en qué ciudad; no importa en que sea en un ámbito, la- boral, universitario, campesino o urbano. Toda mi vida he sido objeto de burlas, mofas, risas, insultos y ofensas. Lo que la sociedad ignora es que personas como yo, estamos acostumbrados a convivir con nuestra enfer- medad; que todo lo anterior nos afecta pero lo sabemos asumir. Desde esta óptica es triste comprender y pa- decer la miseria humana que nos rodea. Pero también existen aquellos que ven y sienten desde otro ángulo, que sufren al mirarnos e imaginan que no puedo vi- vir y soy huérfano de amor, que ando mendigando una caricia o un beso, y no es así. Lo que es inevitable es el desconsuelo, la permanente amargura en todos los que fuimos afectados por la naturaleza, que no por “el espí- ritu santo”, como están ahora diciendo los jerarcas de la Iglesia, como si estuviéramos en la Edad Media. Ya lo dije, en el año que nací no se contaba con las valiosas herramientas médico-científicas para detectar y prever estas malformaciones u otras enfermedades. Y ahora que se dispone de ellas, pretenden ignorarlas. Entonces, ¿para qué sirve la investigación? En el fon- do, lo que quisieran los promotores del proyecto de ley anti-aborto es volver a vivir en una época pasada, go- bernada por dictadores. El daño causado en mi familia no termina ahí. Soy el séptimo hijo un total de diez hermanas y hermanos; me siguieron dos gemelos, con una diferencia de tres años; es decir, cuando aún no se manifestaba de una manera evidente mi malformación. De ellos, uno mu- rió a causa de una infección estomacal y deshidrata- ción a la edad de cinco meses, sobrevivió otro, que te- nía dos años cuando nació Yolanda, la última de todos. Los tres padecimos el síndrome de Morquio, pero en Yolanda la artrosis reumatoide se manifestó de mane- ra aguda y precoz, con la desventaja de ser mujer, y las consecuencias fueron más crueles. Se movilizó 20 años en silla de ruedas; su defor- mación le causó agudos dolores en varias partes del cuerpo; necesitó de una asistente las 24 horas del día; perdió toda la capacidad de movimiento; todos los servicios que necesitó los pagó con su pensión. Traba- jó como profesora durante 25 años, estudió Farmaco- logía en la Universidad de Guadalajara, de la cual fue una alumna brillante. Ella pedía que se legislara sobre el derecho a ter- minar con una muerte digna –la eutanasia— pero na- die la escuchó. Optó por terminar su agonía y una ma- ñana fue encontrada muerta en su cama en la ciudad de Morelia, Michoacán, en el año 2012. Ricardo, el otro de los tres que padecimos el sín- drome de Morquio, estudió la carrera de Ingeniería Química en la Universidad de Guadalajara, fue un alumno destacado y brillante, y falleció en un acciden- te automovilístico en 1976. El Estado mexicano no nos compensó con ayuda económica alguna, ni cuando vivimos 12 en familia. Las ayudas económicas familiares no existen, ni han sido siquiera incluidas en algún programa electoral de gobierno. Hace años se legisló sobre el aborto y se aprobó; pero ahora la Iglesia pretende asustar nuevamente con el diablo a quienes decidan abortar. El gobierno espa- ñol, por su parte, dice ignorar el daño que puede cau- sar por su capricho de imponer su ley. Pero no tiene argumentos médico-científicos para explicar de ma- nera razonada y convincente; solo desea imponerla. No obstante, todavía se puede evitar ese perjuicio. La sociedad debe redoblar esfuerzos para impedir que se prohíba el aborto porque una familia con un miem- bro enfermo, no cuenta con el apoyo moral ni econó- mico correspondiente, aunado a que ahora se intenta negar la posibilidad de abortar. La sociedad española ha madurado de manera po- sitiva a través de los últimos 30 años, sobre todo en lo relativo a los derechos humanos y sociales. En esta legislatura se han suprimido igual que los empleos de funcionarios públicos, en detrimento del bienestar y la paz social, muchos logros obtenidos. Estamos a tiem- po de evitar otro dislate más de esta fatídica legislatu- ra. ¡Actuemos! *El autor, antiguo miembro de las FRAP mexicanas, vive exiliado en España desde hace 26 años. * Reincidente no incluye sección de Sociales Héctor Guillermo Robles Garnica* El que suscribe, soy ciudadano hispano-mexicano, arraigado en España desde el año 1989, que padece el síndrome de morquio y artrosis reumatoide, y tengo elementos de peso para hablar sobre el tema. E n España se está debatiendo un proyecto de ley contra el aborto, suscrito por el Ministerio de Justicia y avalado por todos los Ministerios pero carente de las opiniones y argumentos científicos y de las voces autorizadas profesionales como son las sociedades médicas científicas entre otras, la Comisión Central de Deontología y Derecho Médico de la Orga- nización Médica Colegial (OMC) que censura la sus- pensión del supuesto de aborto por malformación fetal. Los obstáculos burocráticos para impedir el aborto que impone el Ministerio de Justicia, están hechos para que las mujeres se enfrenten a una montaña insalvable, principalmente las que no posean recursos económicos para costear los dos certificados de médicos y un siquia- tra que se exigen, aparte de la intromisión de la Con- ferencia Episcopal que ha advertido a las abortistas y a los equipos médicos que serán excomulgados todos los participantes en una operación de ese tipo. Millones de ciudadanos han manifestado su re- chazo al proyecto de ley. En todo el país decenas de reuniones masivas con la ropa y banderas color mora- do, en las que la frase más repetida ha sido “Las mu- jeres tienen el derecho a decidir”, no han sido escu- chadas y tomadas en cuenta y el gobierno conservador español de manera caprichosa continúa los trámites para aprobar su ley. Pero quienes sufren (sufrimos) las consecuencias de una enfermedad desde el momento de nacer, pero anunciada desde la gestación ¿qué opinamos?, ¿cuál es nuestra experiencia? ¿Cuántos miles de afectados hemos sido consul- tados para iniciar el mencionado proyecto? ¿Cuáles son las ventajas o paliativos que ofrece este gobierno a quienes padecen y padecerán consecuencias físicas o mentales, visibles u ocultas? Mi experiencia personal es la siguiente, enumerada de forma breve: Nací el año 1937, por lo que en ese tiempo no se disponía de ningún indicio medico-técnico científico que advirtiera de la posibilidad de alguna malformación u otra deficiencia; al cumplir cinco años, empezó a ob- servarse que mi tronco no crecía de manera proporcio- nada a las extremidades y manos. Mi columna vertebral no se desarrolló normalmente, tendiendo a formar un bulto en el pecho, y así ha perdurado toda mi vida. Esto se denomina Síndrome de Morquio (Médico colom- biano que lo estudió y lleva su apellido). Las consecuencias han sido innumerables, crueles, bestiales, degradantes, etc. En general se puede decir que he sido un rechazado, excluido incluso por parte de la misma familia, vecinos y condiscípulos. Para mí, salir a la calle es un riesgo, no importa en qué momento o en qué ciudad; no importa en que sea en un ámbito, la- boral, universitario, campesino o urbano. Toda mi vida he sido objeto de burlas, mofas, risas, insultos y ofensas. Lo que la sociedad ignora es que personas como yo, estamos acostumbrados a convivir con nuestra enfer- medad; que todo lo anterior nos afecta pero lo sabemos asumir. Desde esta óptica es triste comprender y pa- decer la miseria humana que nos rodea. Pero también existen aquellos que ven y sienten desde otro ángulo, que sufren al mirarnos e imaginan que no puedo vi- vir y soy huérfano de amor, que ando mendigando una caricia o un beso, y no es así. Lo que es inevitable es el desconsuelo, la permanente amargura en todos los que fuimos afectados por la naturaleza, que no por “el espí- ritu santo”, como están ahora diciendo los jerarcas de la Iglesia, como si estuviéramos en la Edad Media. Ya lo dije, en el año que nací no se contaba con las valiosas herramientas médico-científicas para detectar y prever estas malformaciones u otras enfermedades. Y ahora que se dispone de ellas, pretenden ignorarlas. Entonces, ¿para qué sirve la investigación? En el fon- do, lo que quisieran los promotores del proyecto de ley anti-aborto es volver a vivir en una época pasada, go- bernada por dictadores. El daño causado en mi familia no termina ahí. Soy el séptimo hijo un total de diez hermanas y hermanos; me siguieron dos gemelos, con una diferencia de tres años; es decir, cuando aún no se manifestaba de una manera evidente mi malformación. De ellos, uno mu- rió a causa de una infección estomacal y deshidrata- ción a la edad de cinco meses, sobrevivió otro, que te- nía dos años cuando nació Yolanda, la última de todos. Los tres padecimos el síndrome de Morquio, pero en Yolanda la artrosis reumatoide se manifestó de mane- ra aguda y precoz, con la desventaja de ser mujer, y las consecuencias fueron más crueles. Se movilizó 20 años en silla de ruedas; su defor- mación le causó agudos dolores en varias partes del cuerpo; necesitó de una asistente las 24 horas del día; perdió toda la capacidad de movimiento; todos los servicios que necesitó los pagó con su pensión. Traba- jó como profesora durante 25 años, estudió Farmaco- logía en la Universidad de Guadalajara, de la cual fue una alumna brillante. Ella pedía que se legislara sobre el derecho a ter- minar con una muerte digna –la eutanasia— pero na- die la escuchó. Optó por terminar su agonía y una ma- ñana fue encontrada muerta en su cama en la ciudad de Morelia, Michoacán, en el año 2012. Ricardo, el otro de los tres que padecimos el sín- drome de Morquio, estudió la carrera de Ingeniería Química en la Universidad de Guadalajara, fue un alumno destacado y brillante, y falleció en un acciden- te automovilístico en 1976. El Estado mexicano no nos compensó con ayuda económica alguna, ni cuando vivimos 12 en familia. Las ayudas económicas familiares no existen, ni han sido siquiera incluidas en algún programa electoral de gobierno. Hace años se legisló sobre el aborto y se aprobó; pero ahora la Iglesia pretende asustar nuevamente con el diablo a quienes decidan abortar. El gobierno espa- ñol, por su parte, dice ignorar el daño que puede cau- sar por su capricho de imponer su ley. Pero no tiene argumentos médico-científicos para explicar de ma- nera razonada y convincente; solo desea imponerla. No obstante, todavía se puede evitar ese perjuicio. La sociedad debe redoblar esfuerzos para impedir que se prohíba el aborto porque una familia con un miem- bro enfermo, no cuenta con el apoyo moral ni econó- mico correspondiente, aunado a que ahora se intenta negar la posibilidad de abortar. La sociedad española ha madurado de manera po- sitiva a través de los últimos 30 años, sobre todo en lo relativo a los derechos humanos y sociales. En esta legislatura se han suprimido igual que los empleos de funcionarios públicos, en detrimento del bienestar y la paz social, muchos logros obtenidos. Estamos a tiem- po de evitar otro dislate más de esta fatídica legislatu- ra. ¡Actuemos! *El autor, antiguo miembro de las FRAP mexicanas, vive exiliado en España desde hace 26 años. * Reincidente no incluye sección de Sociales CONTRA LA LEY ANTIABORTO Héctor Guillermo Robles Garnica PARTICIPACION CIUDADANA Eulogio Romero Rodríguez LO QUE MATAMOS Y LO QUE MOSTRAMOS Jorge Federico Miranda Vélez LA FUNDACIÓN DE LA UNIVERSIDAD Elva Rivera Gómez DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista ENGAÑO Enrique Condés Lara DICCIONARIO (poblano) DEL DIABLO Humberto Sotelo Mendoza REINCIGRAMA Fernando Contreras AQUÍ, PUROS CUENTOS Paco Rubín FRANTASÍAS José Fragoso Cervón ARITMOMANÍA Gabriela Breña BEBIDAS ILUSTRES III Héctor Guillermo Robles Garnica* El que suscribe, soy ciudadano hispano-mexicano, arraigado en España desde el año 1989, que padece el síndrome de morquio y artrosis reumatoide, y tengo elementos de peso para hablar sobre el tema.

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* Reincidente no incluye sección de Sociales

Año V, Número 72, 2da. quincena de febrero de 2014

* Reincidente no incluye sección de Sociales

Año V, Número 72, 2da. quincena de febrero de 2014

* Reincidente no incluye sección de Sociales

Año V, Número 71, 1ra. quincena de febrero de 2014

Mi primer acercamiento a José Emilio

Pacheco lo tuve a mediados de la déca-

da de 1980, en los años de secundaria,

cuando una nueva generación de profe-

sores, específicamente los que impartían la materia de

“Lectura y Redacción”, incluyeron en la práctica de la

asignatura a escritores que llamaban contemporáneos,

y sobre todo “vivos”; destinados a convertirse en clási-

cos, nos decían entusiastamente. Fue tal la influencia

de aquellos profesores que, pasando el tiempo, estos

escritores fueron anidando en nuestro interior como

autores familiares, íntimos, indispensables para apre-

hender y comprender posteriormente nuestras propias

transformaciones en el ámbito personal, nacional y

mundial.

La Generación de los 50, también llamada Genera­

ción de medio siglo, estuvo integrada por un grupo de

escritores que podríamos llamar “de coyuntura”, pues-

to que presenció el paso de un México añejo, que toda-

vía mostraba frescas las cicatrices que la había dejado

la lucha revolucionaria, a una nación industrializada a

marchas forzadas y empujada hacia esa modernidad

“liberal” que se encargaría de dilatar y radicalizar pos-

teriormente las desigualdades sociales, la corrupción y

la oscura interrelación entre política y crimen organi-

zado. Sin embargo, la cara de México ya era otra, la de

una nación en plena emergencia, con cambios e inno-

vaciones que acercaba por primera vez, aunque tími-

damente, a la clase media con la seductora posibilidad

de los nuevos consumos.

En este contexto nacería la excepcional visión de

José Emilio Pacheco, cuyo papel ha sido central en la

escena literaria mexicana de la segunda mitad del siglo

XX. Desde su juventud ya era considerado una figura

central de su generación. En 1973 ganó el Premio Xa-

vier Villaurrutia por la novela El principio del placer. El

17 de junio de 1980 publicó, bajo la forma de “cuento”,

su magistral nouvelle Las batallas en el desierto en el su-

plemento “Sábado” de Unomásuno.

Colaboraría con Gabriel Zaid para editar la poesía

de José Carlos Becerra. Y en una ocasión comentando

sobre Carlos Monsiváis dijo que: “[él] paseó en su de-

rredor lo que en inglés llaman red herring, es decir, una

pista falsa que desorienta a los rastreadores. Se hizo

pasar por desorganizado y caótico y, todo lo contrario,

es de una disciplina brutal y una capacidad de trabajo

sobrehumana. De otra manera no se entiende lo mu-

cho y lo bien que ha escrito”.

El viernes 24 de enero de 2014 había terminado

de escribir su “Inventario” (columna semanal para la

revista Proceso), dedicado a su amigo Juan Gelman,

cuando un tropiezo con una hilera de libros en su es-

tudio le dejó un golpe en la cabeza. Sin embargo ese

accidente doméstico “menor” lo conduciría el sábado

a ser internado en terapia intensiva del Instituto de

Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”.

Desde ese momento, su hija Laura Emilia fue el único

lazo con la prensa para informar paso a paso sobre su

salud. El primer parte médico lo señalaba como “esta-

ble, pero delicado”. Murió el domingo 26 de enero de

un paro cardiorrespiratorio, “tranquilo, en paz y en la

raya, como él hubiera querido”, en palabras de su hija

Laura Emilia.

La vasta obra de José Emilio Pacheco abarca los

géneros más diversos de la actividad literaria: la poe-

sía, el cuento, la novela, el ensayo, la traducción, el pe-

riodismo cultural, la edición y el guionismo cinema-

tográfico.

Pacheco consideraba el castellano como una fuen-

te de riqueza única, esencial, directa, que invirtió del

mejor modo posible en los dieciséis poemarios (en-

tre ellos la antología del 2009 que reúne casi toda su

obra), en sus dos novelas (Morirás lejos y Las batallas

en el desierto) y en los seis volúmenes de esplendidos

relatos, entre los que destacan, El principio del placer.

Ana Clavel nos comenta que para Pacheco escribir

era “el cuento de nunca acabar y la tarea de Sísifo. Paul

Valéry acertó: No hay obras acabadas, sólo obras aban-

donadas”. Su inconfundible letra —simétrica y marcial,

como un caligrama chino—, semeja los viejos tipos de

imprenta. Una caligrafía para desafiar al tiempo, por-

que Pacheco era un obsesionado con el paso del tiempo,

con la falta de memoria, con la devastación que el hom-

bre inflige a la tierra, con la situación del país, la extre-

ma violencia, la indiferencia ante la pobreza nacional y

mundial, la angustia y soledad por la que está pasan-

do la juventud, asuntos que le harían decir, durante su

discurso de aceptación recibido el Premio Cervantes en

2009: “Por momentos me siento afín a Páladas, el poeta

de Alejandría que vio derrumbarse su propio mundo y

contempló el triunfo del cristianismo contra lo que ha-

bía sido por mucho tiempo griego y romano”.

No obstante, esta especie de pesimismo que lo haría

verse, según Carballo, como un hombre “discreto, sabio

y un poco triste”, jamás fue obstáculo para ejercer cons-

tante y sutilmente la ironía, así como la capacidad de in-

terpretar, relacionar y comprender los cambios del país,

tal como lo podemos apreciar de manera fehaciente en

su icónica noveleta Las batallas en el desierto, verdadera

piedra angular de la literatura mexicana.

Las batallas en el desierto es el retrato irónico, afec-

tivo y temerario de una nación y una sociedad en rá-

pida y turbulenta mutación a través del fino filtro que

produce los ojos de un niño de doce años enamorado

de la madre de uno de sus amigos. Un amor imposi-

ble que desata la desazón de los protagonistas al grado

de convertirse en un terror cotidiano que preferirían

creer como una fantasmagoría, un mal sueño. No obs-

tante, la historia también recrea otros aspectos como

la corrupción social y política, el ingreso de México a

la modernidad y la desaparición de ese mundo tradi-

cional y el rescate de la cultura popular manifestada

en las memorias individuales y colectivas de una ciu-

dad, testimoniando así, las transformaciones de nues-

tras vidas y nuestra historia sin nostalgia y como una

implacable denuncia.

Para Ana Clavel, Las batallas en el desierto abre las

puertas “a una literatura deslumbrante y perfecta”, ca-

paz de asombrar por su aparente sencillez y por su es-

tructura compleja, que tiende lazos para una variedad

de lecturas múltiples y diferentes, y para una compli-

cidad que hermana para siempre al lector con el au-

tor. Ha sido reeditada unas 40 veces y ha inspirado la

realización de un filme, Mariana, Mariana, un cómic,

una canción del conjunto de rock alternativo Café Ta-

cuba y una dramatización; ha siso también publicada

en otras partes del mundo hispano y se ha traducido al

inglés, francés, alemán, italiano, ruso, japonés y griego.

Estamos de acuerdo con Sergio Pitol cuando dice

que “la obra de Pacheco se ha convertido en una fuerte

columna de las literaturas de nuestra lengua. Su pres-

tigio es internacional. Sus seguidores y sus estudiosos

componen ejércitos. ¿Quién no se ha enriquecido con

sus traducciones y variaciones de poemas procedentes

de las más inesperadas latitudes?”.

* El autor es Maestro en Ciencias de la Educación por

la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP y, ac-

tualmente, coordina la Dirección General del Óclesis,

Víctimas del Artificio A. C.

* Reincidente no incluye sección de Sociales

JOSÉ EMILIO PACHECO

Francisco Hernández Echeverría

Hugo López Coronel

Isaías Grijalbo M.

Estephani Granda Lamadrid

DESDE LA FACULTAD

Mariano Torres Bautista

ENGAÑO

Enrique Condés Lara

DICCIONARIO (poblano)

DEL DIABLO

Humberto Sotelo Mendoza

REINCIGRAMA

Fernando Contreras

AQUÍ, PUROS CUENTOS

Paco Rubín

FRANTASÍAS

José Fragoso Cervón

ARITMOMANÍA

Gabriela Breña

BEBIDAS ILUSTRES II

Francisco Hernández Echeverría*

Otro grande de las letras se va, dejando un enorme hueco difícil

de llenar por la hondura de su trayectoria y el peso que su humana

presencia ejerció durante su andar terrenal.

En España se está debatiendo un proyecto de

ley contra el aborto, suscrito por el Ministerio

de Justicia y avalado por todos los Ministerios

pero carente de las opiniones y argumentos científicos

y de las voces autorizadas profesionales como son las

sociedades médicas científicas entre otras, la Comisión

Central de Deontología y Derecho Médico de la Orga-

nización Médica Colegial (OMC) que censura la sus-

pensión del supuesto de aborto por malformación fetal.

Los obstáculos burocráticos para impedir el aborto

que impone el Ministerio de Justicia, están hechos para

que las mujeres se enfrenten a una montaña insalvable,

principalmente las que no posean recursos económicos

para costear los dos certificados de médicos y un siquia-

tra que se exigen, aparte de la intromisión de la Con-

ferencia Episcopal que ha advertido a las abortistas y a

los equipos médicos que serán excomulgados todos los

participantes en una operación de ese tipo.

Millones de ciudadanos han manifestado su re-

chazo al proyecto de ley. En todo el país decenas de

reuniones masivas con la ropa y banderas color mora-

do, en las que la frase más repetida ha sido “Las mu-

jeres tienen el derecho a decidir”, no han sido escu-

chadas y tomadas en cuenta y el gobierno conservador

español de manera caprichosa continúa los trámites

para aprobar su ley.

Pero quienes sufren (sufrimos) las consecuencias

de una enfermedad desde el momento de nacer, pero

anunciada desde la gestación ¿qué opinamos?, ¿cuál es

nuestra experiencia?

¿Cuántos miles de afectados hemos sido consul-

tados para iniciar el mencionado proyecto? ¿Cuáles

son las ventajas o paliativos que ofrece este gobierno

a quienes padecen y padecerán consecuencias físicas o

mentales, visibles u ocultas?

Mi experiencia personal es la siguiente, enumerada

de forma breve:

Nací el año 1937, por lo que en ese tiempo no se

disponía de ningún indicio medico-técnico científico

que advirtiera de la posibilidad de alguna malformación

u otra deficiencia; al cumplir cinco años, empezó a ob-

servarse que mi tronco no crecía de manera proporcio-

nada a las extremidades y manos. Mi columna vertebral

no se desarrolló normalmente, tendiendo a formar un

bulto en el pecho, y así ha perdurado toda mi vida. Esto

se denomina Síndrome de Morquio (Médico colom-

biano que lo estudió y lleva su apellido).

Las consecuencias han sido innumerables, crueles,

bestiales, degradantes, etc. En general se puede decir

que he sido un rechazado, excluido incluso por parte de

la misma familia, vecinos y condiscípulos. Para mí, salir

a la calle es un riesgo, no importa en qué momento o

en qué ciudad; no importa en que sea en un ámbito, la-

boral, universitario, campesino o urbano. Toda mi vida

he sido objeto de burlas, mofas, risas, insultos y ofensas.

Lo que la sociedad ignora es que personas como yo,

estamos acostumbrados a convivir con nuestra enfer-

medad; que todo lo anterior nos afecta pero lo sabemos

asumir. Desde esta óptica es triste comprender y pa-

decer la miseria humana que nos rodea. Pero también

existen aquellos que ven y sienten desde otro ángulo,

que sufren al mirarnos e imaginan que no puedo vi-

vir y soy huérfano de amor, que ando mendigando una

caricia o un beso, y no es así. Lo que es inevitable es el

desconsuelo, la permanente amargura en todos los que

fuimos afectados por la naturaleza, que no por “el espí-

ritu santo”, como están ahora diciendo los jerarcas de la

Iglesia, como si estuviéramos en la Edad Media.

Ya lo dije, en el año que nací no se contaba con las

valiosas herramientas médico-científicas para detectar

y prever estas malformaciones u otras enfermedades.

Y ahora que se dispone de ellas, pretenden ignorarlas.

Entonces, ¿para qué sirve la investigación? En el fon-

do, lo que quisieran los promotores del proyecto de ley

anti-aborto es volver a vivir en una época pasada, go-

bernada por dictadores.

El daño causado en mi familia no termina ahí. Soy

el séptimo hijo un total de diez hermanas y hermanos;

me siguieron dos gemelos, con una diferencia de tres

años; es decir, cuando aún no se manifestaba de una

manera evidente mi malformación. De ellos, uno mu-

rió a causa de una infección estomacal y deshidrata-

ción a la edad de cinco meses, sobrevivió otro, que te-

nía dos años cuando nació Yolanda, la última de todos.

Los tres padecimos el síndrome de Morquio, pero en

Yolanda la artrosis reumatoide se manifestó de mane-

ra aguda y precoz, con la desventaja de ser mujer, y las

consecuencias fueron más crueles.

Se movilizó 20 años en silla de ruedas; su defor-

mación le causó agudos dolores en varias partes del

cuerpo; necesitó de una asistente las 24 horas del día;

perdió toda la capacidad de movimiento; todos los

servicios que necesitó los pagó con su pensión. Traba-

jó como profesora durante 25 años, estudió Farmaco-

logía en la Universidad de Guadalajara, de la cual fue

una alumna brillante.

Ella pedía que se legislara sobre el derecho a ter-

minar con una muerte digna –la eutanasia— pero na-

die la escuchó. Optó por terminar su agonía y una ma-

ñana fue encontrada muerta en su cama en la ciudad

de Morelia, Michoacán, en el año 2012.

Ricardo, el otro de los tres que padecimos el sín-

drome de Morquio, estudió la carrera de Ingeniería

Química en la Universidad de Guadalajara, fue un

alumno destacado y brillante, y falleció en un acciden-

te automovilístico en 1976.

El Estado mexicano no nos compensó con ayuda

económica alguna, ni cuando vivimos 12 en familia.

Las ayudas económicas familiares no existen, ni han

sido siquiera incluidas en algún programa electoral de

gobierno. Hace años se legisló sobre el aborto y se aprobó;

pero ahora la Iglesia pretende asustar nuevamente con

el diablo a quienes decidan abortar. El gobierno espa-

ñol, por su parte, dice ignorar el daño que puede cau-

sar por su capricho de imponer su ley. Pero no tiene

argumentos médico-científicos para explicar de ma-

nera razonada y convincente; solo desea imponerla.

No obstante, todavía se puede evitar ese perjuicio.

La sociedad debe redoblar esfuerzos para impedir que

se prohíba el aborto porque una familia con un miem-

bro enfermo, no cuenta con el apoyo moral ni econó-

mico correspondiente, aunado a que ahora se intenta

negar la posibilidad de abortar.

La sociedad española ha madurado de manera po-

sitiva a través de los últimos 30 años, sobre todo en

lo relativo a los derechos humanos y sociales. En esta

legislatura se han suprimido igual que los empleos de

funcionarios públicos, en detrimento del bienestar y la

paz social, muchos logros obtenidos. Estamos a tiem-

po de evitar otro dislate más de esta fatídica legislatu-

ra. ¡Actuemos!

*El autor, antiguo miembro de las FRAP mexicanas,

vive exiliado en España desde hace 26 años.

* Reincidente no incluye sección de Sociales

CONTRA LA LEY ANTIABORTO

Héctor Guillermo Robles Garnica

PARTICIPACION CIUDADANA

Eulogio Romero Rodríguez

LO QUE MATAMOS

Y LO QUE MOSTRAMOS

Jorge Federico Miranda Vélez

LA FUNDACIÓN DE LA UNIVERSIDAD

Elva Rivera Gómez

DESDE LA FACULTAD

Mariano Torres Bautista

ENGAÑO

Enrique Condés Lara

DICCIONARIO (poblano) DEL DIABLO

Humberto Sotelo Mendoza

REINCIGRAMA

Fernando Contreras

AQUÍ, PUROS CUENTOS

Paco Rubín

FRANTASÍAS

José Fragoso Cervón

ARITMOMANÍA

Gabriela Breña

BEBIDAS ILUSTRES III

Héctor Guillermo Robles Garnica*

El que suscribe, soy ciudadano hispano-mexicano, arraigado en España

desde el año 1989, que padece el síndrome de morquio y artrosis

reumatoide, y tengo elementos de peso para hablar sobre el tema.

En España se está debatiendo un proyecto de ley contra el aborto, suscrito por el Ministerio de Justicia y avalado por todos los Ministerios

pero carente de las opiniones y argumentos científicos y de las voces autorizadas profesionales como son las sociedades médicas científicas entre otras, la Comisión Central de Deontología y Derecho Médico de la Orga-nización Médica Colegial (OMC) que censura la sus-pensión del supuesto de aborto por malformación fetal.

Los obstáculos burocráticos para impedir el aborto que impone el Ministerio de Justicia, están hechos para que las mujeres se enfrenten a una montaña insalvable, principalmente las que no posean recursos económicos para costear los dos certificados de médicos y un siquia-tra que se exigen, aparte de la intromisión de la Con-ferencia Episcopal que ha advertido a las abortistas y a los equipos médicos que serán excomulgados todos los participantes en una operación de ese tipo.

Millones de ciudadanos han manifestado su re-chazo al proyecto de ley. En todo el país decenas de reuniones masivas con la ropa y banderas color mora-do, en las que la frase más repetida ha sido “Las mu-jeres tienen el derecho a decidir”, no han sido escu-chadas y tomadas en cuenta y el gobierno conservador español de manera caprichosa continúa los trámites para aprobar su ley.

Pero quienes sufren (sufrimos) las consecuencias de una enfermedad desde el momento de nacer, pero anunciada desde la gestación ¿qué opinamos?, ¿cuál es nuestra experiencia?

¿Cuántos miles de afectados hemos sido consul-tados para iniciar el mencionado proyecto? ¿Cuáles son las ventajas o paliativos que ofrece este gobierno a quienes padecen y padecerán consecuencias físicas o mentales, visibles u ocultas?

Mi experiencia personal es la siguiente, enumerada de forma breve:

Nací el año 1937, por lo que en ese tiempo no se disponía de ningún indicio medico-técnico científico que advirtiera de la posibilidad de alguna malformación u otra deficiencia; al cumplir cinco años, empezó a ob-servarse que mi tronco no crecía de manera proporcio-nada a las extremidades y manos. Mi columna vertebral no se desarrolló normalmente, tendiendo a formar un bulto en el pecho, y así ha perdurado toda mi vida. Esto se denomina Síndrome de Morquio (Médico colom-biano que lo estudió y lleva su apellido).

Las consecuencias han sido innumerables, crueles, bestiales, degradantes, etc. En general se puede decir que he sido un rechazado, excluido incluso por parte de la misma familia, vecinos y condiscípulos. Para mí, salir a la calle es un riesgo, no importa en qué momento o en qué ciudad; no importa en que sea en un ámbito, la-boral, universitario, campesino o urbano. Toda mi vida he sido objeto de burlas, mofas, risas, insultos y ofensas.

Lo que la sociedad ignora es que personas como yo, estamos acostumbrados a convivir con nuestra enfer-medad; que todo lo anterior nos afecta pero lo sabemos

asumir. Desde esta óptica es triste comprender y pa-decer la miseria humana que nos rodea. Pero también existen aquellos que ven y sienten desde otro ángulo, que sufren al mirarnos e imaginan que no puedo vi-vir y soy huérfano de amor, que ando mendigando una caricia o un beso, y no es así. Lo que es inevitable es el desconsuelo, la permanente amargura en todos los que fuimos afectados por la naturaleza, que no por “el espí-ritu santo”, como están ahora diciendo los jerarcas de la Iglesia, como si estuviéramos en la Edad Media.

Ya lo dije, en el año que nací no se contaba con las valiosas herramientas médico-científicas para detectar y prever estas malformaciones u otras enfermedades. Y ahora que se dispone de ellas, pretenden ignorarlas. Entonces, ¿para qué sirve la investigación? En el fon-do, lo que quisieran los promotores del proyecto de ley anti-aborto es volver a vivir en una época pasada, go-bernada por dictadores.

El daño causado en mi familia no termina ahí. Soy el séptimo hijo un total de diez hermanas y hermanos; me siguieron dos gemelos, con una diferencia de tres años; es decir, cuando aún no se manifestaba de una manera evidente mi malformación. De ellos, uno mu-rió a causa de una infección estomacal y deshidrata-ción a la edad de cinco meses, sobrevivió otro, que te-nía dos años cuando nació Yolanda, la última de todos. Los tres padecimos el síndrome de Morquio, pero en Yolanda la artrosis reumatoide se manifestó de mane-ra aguda y precoz, con la desventaja de ser mujer, y las consecuencias fueron más crueles.

Se movilizó 20 años en silla de ruedas; su defor-mación le causó agudos dolores en varias partes del cuerpo; necesitó de una asistente las 24 horas del día; perdió toda la capacidad de movimiento; todos los servicios que necesitó los pagó con su pensión. Traba-jó como profesora durante 25 años, estudió Farmaco-logía en la Universidad de Guadalajara, de la cual fue una alumna brillante.

Ella pedía que se legislara sobre el derecho a ter-minar con una muerte digna –la eutanasia— pero na-die la escuchó. Optó por terminar su agonía y una ma-ñana fue encontrada muerta en su cama en la ciudad de Morelia, Michoacán, en el año 2012.

Ricardo, el otro de los tres que padecimos el sín-drome de Morquio, estudió la carrera de Ingeniería Química en la Universidad de Guadalajara, fue un alumno destacado y brillante, y falleció en un acciden-te automovilístico en 1976.

El Estado mexicano no nos compensó con ayuda económica alguna, ni cuando vivimos 12 en familia. Las ayudas económicas familiares no existen, ni han sido siquiera incluidas en algún programa electoral de gobierno.

Hace años se legisló sobre el aborto y se aprobó; pero ahora la Iglesia pretende asustar nuevamente con el diablo a quienes decidan abortar. El gobierno espa-ñol, por su parte, dice ignorar el daño que puede cau-sar por su capricho de imponer su ley. Pero no tiene argumentos médico-científicos para explicar de ma-nera razonada y convincente; solo desea imponerla.

No obstante, todavía se puede evitar ese perjuicio. La sociedad debe redoblar esfuerzos para impedir que

se prohíba el aborto porque una familia con un miem-bro enfermo, no cuenta con el apoyo moral ni econó-mico correspondiente, aunado a que ahora se intenta negar la posibilidad de abortar.

La sociedad española ha madurado de manera po-sitiva a través de los últimos 30 años, sobre todo en lo relativo a los derechos humanos y sociales. En esta legislatura se han suprimido igual que los empleos de funcionarios públicos, en detrimento del bienestar y la paz social, muchos logros obtenidos. Estamos a tiem-po de evitar otro dislate más de esta fatídica legislatu-ra. ¡Actuemos!

*El autor, antiguo miembro de las FRAP mexicanas, vive exiliado en España desde hace 26 años.

* Reincidente no incluye sección de Sociales

CONTRA LA LEY ANTIABORTO Héctor Guillermo Robles Garnica

PARTICIPACION CIUDADANA Eulogio Romero Rodríguez

LO QUE MATAMOS Y LO QUE MOSTRAMOS Jorge Federico Miranda Vélez

LA FUNDACIÓN DE LA UNIVERSIDAD Elva Rivera Gómez

DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista

ENGAÑO Enrique Condés Lara

DICCIONARIO (poblano) DEL DIABLO Humberto Sotelo Mendoza

REINCIGRAMA Fernando Contreras

AQUÍ, PUROS CUENTOS Paco Rubín

FRANTASÍAS José Fragoso CervónARITMOMANÍA

Gabriela BreñaBEBIDAS ILUSTRES III

Héctor Guillermo Robles Garnica*

El que suscribe, soy ciudadano hispano-mexicano, arraigado en España desde el año 1989, que padece el síndrome de morquio y artrosis

reumatoide, y tengo elementos de peso para hablar sobre el tema.

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La Organización Internacional del Trabajo (OIT) con sede en Ginebra, Suiza, indica que 2013 dejó desempleadas a más de 201 millones de perso-

nas en todo el mundo al tiempo que la casi quimérica recuperación económica es evidentemente desigual en todos los países. Pero como decía una colega que recien-temente dejó la BUAP: “la situación todavía puede ser peor”. ¡Para 2018 los desempleados en el planeta ascen-derán a 215 millones!

Por regiones, el norte de África es la zona con mayor número de desempleados con cifras del 12.2%; Oriente Medio le sigue con 10. Norteamérica y la Unión Euro-pea reportan un 8.6 y 8.2% respectivamente. De África subsahariana se tiene un registro de 7.6% de desem-pleados. América Latina y el Caribe se encuentran en un no tan sano intermedio con un 6.5 %. Para Asia se contabiliza un 4.5 en el área que comprende a los anti-guamente sorprendentes “tigres” asiáticos: China, Co-rea, Taiwán e incluye esta cifra al Japón. En la zona del pacífico del mega continente se cuentan 4.2% y la mis-ma cifra se da para el subcontinente indio. De Moscú hasta Teherán, al igual que la Antártida, es terra incogni-ta, pues no se tiene ninguna información, ni siquiera en estimaciones tan aproximadas como las que se reportan en las regiones del planeta listadas. Europa ve ya perdi-das las generaciones de sus de por si cada vez menos jó-venes. Actualmente más de 74 millones de jóvenes (15 a 24 años) no tienen trabajo.

¿Y México siquiera ve por ellos? ¿Cuál es el futuro de sus chilpayates, coconetes o xocoyotes? La doctrina shock aplicada con la que nos saturan vista y oídos los medios hipócritas beneficiarios del “crony capitalismo” (capitalismo de cuates) es que el esquema del “Estado rector” es incapaz y mal administrador. Sólo la sana y honorable “libre empresa” es capaz de modernizar, con recursos y tecnología para invertir, etc, etc. Es una pero-rata parecida a la que se lee en la prensa porfirista de fi-

nes del siglo XIX. La única diferencia es que el dictador tenía un mayor margen de maniobra, muchas más po-sibilidades de negociación en un mundo multipolar, por lo que el México de sus tiempos no funcionaba como el “protectorado con otro nombre” que es actualmente; en el que su clase política actúa como simple empleada de intereses de corporaciones externas y cuya mayor re-compensa es hacer fortuna para irse a comprar un cas-tillo en España y presumir su buena fortuna a quienes aceptan entrar a sus chalets. Y no estoy pensando solo en un precioso gobernador porque lamentablemente son muchos como ese siniestro Golum los que ha producido y sigue produciendo esta patria “que en el cielo su eter-no destino por el dedo de dios se escribió”.

Pero entonces, ¿qué pasa con el sistema producti-vo y educativo mexicano? ¿Cuándo la cultura técnica existente en este país pasará del pensamiento simple-mente operatorio? ¿Cuándo se contará con un imagina-rio técnico completo, es decir conceptual, instrumental y operatorio por sí mismo, verdaderamente productivo? ¿Hasta cuándo se dejará la tendencia a complicar en vez de simplificar las cosas? Una de las tareas de sus uni-versidades, institutos tecnológicos y centros de inves-tigación, debería ser la reflexión sobre nuestra cuestión social concreta para coadyuvar a la acción creativa ne-cesaria para enfrentar desempleo, salud pública (física y mental), mermas de recursos, deterioro ambiental y mil etcéteras.

Estos centros deben dejar de inventar trucos insa-nos para agotar la capacidad creadora y productiva de su profesorado e investigadores. El llenado de formatos, informes, la multiplicación de trámites, oficios y solici-tudes escritas hasta para entrar a los excusados necesita un punto de inflexión, una verdadera reforma. La cre-ciente espiral burocrática no parece casual, sino parte de esa dictadura informal o guerra de no tan baja intensi-dad. Y para la misma capa administradora la multiplica-

ción de rituales es otro berenjenal: asistir a escuchar in-formes, a tomas de posesión, a inauguraciones, a cortar listones, encender las luces, etc, etc. ¿Qué pasaría si los sacrosantos informes actuales incluyesen la contabilidad en horas-hombre gastado en ese poco artístico entrete-nimiento? ¿Seríamos capaces de mostrar esos resultados a la sociedad que paga por el funcionamiento de sus ins-tituciones públicas? ¿Cómo se visualizaría una gráfica -de esas que los avezados en la estadística son capaces de ilustrar- que comparara el tiempo invertido en lectu-ras, discusión, debates, producción científica e intelec-tual, frente a las horas dedicadas a tareas burocratizan-tes, formatitis y otros menesteres de cuyo nombre no quiero acordarme? Este llamado a la vuelta a la raciona-lidad universitaria no es un simple alzarse de hombros ni un pataleo contra lo que a todos nos es repulsivo. Es algo científicamente analizado por Christopher New-field y publicado desde 2008 a lo que ha llamado: Un-making the Public University, o sea el análisis de cómo corrientes conservadoras han desvirtuado y reestructu-rado las universidades publicas en los Estados Unidos, entrampado lo público para servir a sus propios fines. Naturalmente, la estrategia en México ha sido distinta pero los fines no lo parecen tanto. Este es un llamado a una nueva, contemporánea, y no sólo conmemorativa Reforma Universitaria.

*El autor es Doctor en Historia por la Universidad de París I, Phanteon- Sorbonne. Actualmente es profesor-investigador en la Maestría de Antropología Social de la BUAP.

Mariano E. Torres Bautista*

El próximo 28 de julio se cumplirán 100 años del inicio de la Primera Guerra Mundial con la cual, a decir de acreditados pensadores y estudiosos,

en realidad terminó el siglo XIX y se inició el XX. A lo largo de los siguientes cuatro años, fueron movilizados más de 70 millones de soldados, de los que murieron más de 9 millones. No obstante, a causa del ánimo por hacer una “guerra total”, facilitado por los desarrollos tecnológicos armamentísticos y de los transportes; esto es, para llevar el conflicto hasta las retaguardias con el propósito de afectar a la producción de armamentos, industrial, de alimentos y las comunicaciones del ene-migo, las víctimas entre las poblaciones civiles fueron enormes y la cifra final de muertos en la contienda se elevó a casi 17 millones de personas.

¿Quiénes fueron los responsables de esa terrible carnicería?, se preguntan ahora muchos analistas. Y no pocos de ellos, refuerzan la creencia de que las hostili-dades se desataron por errores apreciación política del momento y un pésimo manejo diplomático de la crisis desatada a raíz del asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria, heredero del trono del Imperio Austro-Húngaro, ocurrido el 28 de junio de 1914 en Sarajevo; que las cuatro semanas que siguieron al mag-nicidio fueron la constatación del fracaso de la diplo-macia en el marco de relaciones entre las grandes po-tencias del continente y sus dinastías reinantes, muchas de ellas incluso emparentadas entre sí, pero cuya polí-tica exterior, marcada por desconfianzas profundas, no disponía ni de la voluntad ni de los instrumentos para generar confianza y alcanzar un equilibrio de intereses pacífico.

Sin embargo, tales apreciaciones son de una validez sumamente limitada. Hábiles o torpes, fríos calculado-res o ingenuos soñadores (si es que los hubiere), los re-presentantes de las elites gobernantes europeas estaban inscritos en un compleja, pero rotunda, situación creada cuatro décadas atrás, a raíz de la guerra franco-prusiana (19 de julio 1870 - 10 de mayo de 1871).

En tal ocasión, los prusianos dirigidos por el maris-cal Helmuth von Moltke infringieron una contundente derrota a los ejércitos franceses bajo el mando de Na-poleón III. Cayó el II Imperio y se instauró la Tercera República Francesa; Guillermo I fue proclamado kái-ser en el Palacio de Versalles, se completó la unificación de los minúsculos estados alemanes bajo la hegemonía prusiana y Alemania se convirtió en una nueva potencia europea; además del pago de enormes sumas por con-cepto de reparaciones de guerra, le fueron arrebatadas a Francia las ricas provincias de Alsacia y Lorena. Las relaciones de poder en el viejo continente sufrieron mo-dificaciones sustanciales.

Pero inmediatamente después de que finalizara esa guerra, ambos contendientes iniciaron preparativos para librar la siguiente. En las escuelas públicas se introduje-ron la instrucción militar y materias patrióticas; se esta-blecieron fiestas nacionales y ceremonias cívicas, como el izamiento de la bandera y cantar el himno nacional, e instauraron el servicio militar obligatorio. Los diarios y revistas desplegaron continuadas campañas naciona-listas y de odio contra “los extranjeros”. Impulsaron las industrias armamentísticas y la creación de nuevos arte-factos de destrucción. Y toda su política exterior se en-caminó a establecer acuerdos con otras potencias para

enfrentar en común a su adversario o, cuando menos, aislarlo internacionalmente.

De esta forma, el 1882 Bismarck creó la Triple Alianza, compuesta por Alemania, Austria-Hungría e Italia. En oposición a este bloque, Francia formó la denominada Alianza Dual con Rusia; y en 1904 Gran Bretaña y Francia crearon la Entente Cordiale que llegó a convertirse en la Triple Entente (Francia, Gran Bre-taña y Rusia). A inicios del siglo, como atinadamente dice Barbara W. Tuchman “Europa era un montón de espadas y resultaba completamente imposible sacar una sin poner en movimiento las demás. De acuerdo con la alianza germano-austriaca, Alemania estaba obligada a ayudar a Austria en el caso de un conflicto con Rusia, y según las cláusulas de la alianza entre Francia y Rusia ambas estaban obligadas a marchar sobre Alemania si una de las dos se veía embarcada en una guerra defensiva contra aquella nación.” (Los Cañones de Agosto. Ed. Pe-nínsula/Atalaya, Barcelona, 2004) Finalmente, Inglate-rra, cuya política continental giraba en torno a la nece-sidad de no permitir la consolidación de potencia con-tinental única, ante las amenazas que el desarrollo del programa naval alemán le provocaban, olvidando viejas rencillas decidió sellar su suerte con Francia.

No fue por error, descuido, precipitación, impacien-cia o malos entendidos que estalló la Gran Guerra en agosto de 1914. Las potencias imperiales de la época la buscaban, la querían y la tuvieron.

*El autor, doctor en Sociología Política por la Univer-sidad de Granada, España, es Director del Museo de la Memoria Histórica Universitaria de la BUAP.

Enrique Condés Lara*

¿Hacia dónde va este planeta azotado por las políticas de shock aplicadas por las élites económicas y dirigentes?

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Queriendo escuchar música, tratando de distraerme del escándalo, me topé con un video en YouTube de una entrevista que le

hizo el noticiero británico Channel 4 News al hombre a cargo del acto por parte del parque, y ahí es donde la sangre se me fue a la cabeza.

El mensaje por parte del reportero Matt Frei era muy claro: es un acto de crueldad matar a una jirafa de dos años sin importar el motivo, es un acto imperdo-nable de salvajismo mostrar el cadáver de dicha jirafa a niños y "desmembrarla", en palabras del reportero, frente a ellos. Punto. Los argumentos, buenos o malos, de Bengt Holst (director científico de Zoo Københa-vn), quedaron de sobra. El hombre es un monstruo que odia a los animales.

Así que, ya de entrada molesto por tanta imagen y tanto titular invadiendo la privacidad de mi surfing en internet, me decidí a ver bien de qué se trataba todo este barullo.

Esto es lo que yo de entrada, y muy en contra de mi voluntad, sabía:

El zoológico de Copenhague decidió matar a una jirafa de dos años llamada Marius por el motivo de que no tenía suficiente espacio para mantenerla. El públi-co se unió y organizó para rogarle al zoológico que le perdonara la vida a la pequeña jirafa; otros zoológi-cos ofrecieron adoptarla para salvarle la vida, pero Zoo København se negó a escuchar y la mató. Encima, la (o "lo", pues Marius suena a nombre de varón) disec-cionaron en público, enfrente de padres y niños, y le dieron la carne a los leones.

También se entera uno hasta sin querer, que el mo-vimiento en contra de la muerte de la jirafita creció después del hecho, y ahora claman por la renuncia del director científico Bengt Holst. El rechazo ha crecido al grado de que el Sr. Holst y otros miembros del per-sonal directivo y operativo del zoológico han recibido amenazas de muerte por teléfono y correo, y el odio hacia el director, el parque y Dinamarca misma se lee y se oye en los comentarios que llenan noticieros y foros electrónicos de expresión.

Esto, me imagino, se asemeja a lo que cual-quier persona común ha oído del tema aún sin ponerse a investigar al respecto.

Luego le busqué tantito, y esto es lo que aprendí:Zoo København es miembro de la asociación Eu-

ropea de Zoológicos y Acuarios (EAZA) y opera bajo estricta regulación respecto al bienestar de los anima-les que habitan en él.

Entre todas las reglas, destacan dos. La primera de ellas consiste en que a los animales se les debe interfe-rir lo menos posible en su desarrollo y comportamien-

to naturales, que es considerado un paso importante para garantizar una buena calidad de vida dentro del parque. Esto incluye la actividad reproductiva; es de-cir, los animales no son castrados ni se les administran medicamentos anticonceptivos, pues esto obstruiría su desarrollo y comportamiento naturales. De la misma forma, cuando dos animales se reproducen en cautive-rio, la cría se deja con los progenitores por la duración del periodo natural en que éstos cuidan de ella.

La otra regla importante es que la población entera de animales de cualquier especie que habita todos los zoológicos regulados por la EAZA debe mantenerse dentro ciertos parámetros de salud y diversidad gené-ticas. Esto se puede entender como un paralelo a la ley que prohíbe el matrimonio entre parientes cercanos; la falta de diversidad genética y la procreación intrafami-liar afectan severamente la salud de la descendencia, y frecuentemente traen consigo insuficiencias inmunes, propensión a enfermedades, deformidades congénitas y problemas de desarrollo.

Considerando tales elementos se puede entender el aprieto en el que se encuentra Zoo København. A dos jirafas se les permitió reproducirse para no inter-ferir con su comportamiento natural, y por la misma razón se permitió vivir a la cría durante los dos años que dura el cuidado por parte de los padres. Cuando este tiempo terminó, se le realizaron pruebas genéti-cas a la jirafita puberta y se encontró que no era viable para procreación, pues sus crías con cualquier otra ji-rafa dentro de un zoológico perteneciente a la EAZA sufrirían de problemas de salud a causa de la baja di-versidad genética en la relativamente pequeña pobla-ción de jirafas que viven en Europa. El zoológico (con su comité ético y el personal científico a bordo) deci-dió que era preferible sacrificar a la jirafita en vez de castrarla o administrarle anticonceptivos, impidiendo su desarrollo natural.

Y ahí es donde se rompió la hilacha. El público se abalanzó a proteger a Marius, la jirafita, y dos zoo-lógicos europeos se ofrecieron a adoptarla. Desafor-tunadamente, ambos zoológicos pertenecen también a la EAZA y se deben regir por las mismas reglas, por lo que la (o él) Marius tendría que ser castrado; o su comportamiento sexual de alguna forma impedido, para no poner en riesgo el programa de conservación de esta especie en cautiverio. Así que Zoo København decidió, a pesar de las protestas, sacrificar a Marius.

Y a diseccionarlo en público. Esta, según Bengt Holst, es una práctica común en el parque, ya que la consideran educativa. Seguido, cuando un animal es sacrificado, la autopsia es llevada a cabo en público, donde los espectadores reciben una explicación sobre la anatomía del animal y tienen un espacio para hacer preguntas y recibir respuestas por parte de científicos y expertos.

Mucha gente, golpeándose en el pecho por su au-toridad moral, se aterra de esto último. En especial porque una parte importante de los espectadores son niños pequeños. Y los periódicos, al igual que los me-dios electrónicos, están a rebosar de personas indigna-das, asqueadas por la crueldad de exhibir un cadáver a niños. Y este es el punto donde más personas coinci-den que el zoológico de Copenhague incurrió en un terrible error.

Y aquí, finalmente, viene mi opinión. Tomen aire.¡Que le den una jirafa y una escopeta a Mariano

Rajoy! A ver si así la comunidad internacional se une de la misma forma para exigir su renuncia.

¿No? Bueno y que tal entonces a las autoridades que permiten la destrucción de santuarios naturales, que venden bosques y selvas a empresas mineras para su destrucción total. O a los que cazan especies en pe-ligro de extinción por pieles o afrodisíacos; o, al me-nos, a los que lo permiten a estas personas.

Démosle una jirafita bebé con problemas gené-ticos a cada dictador, genocida y opresor del planeta para que la maten, a ver si la banda se mueve con tanto valor y determinación como frente al caso de la santi-ficada jirafa Marius que, si no pudimos protegerla, al menos hay que vengarla.

Se me puede acusar de asumir cosas sin saber, pero me imagino que la gran mayoría de los indignados comen carne. Carne que en el mejor de los casos es de crianza orgánica y el animal del que proviene tuvo una existencia sana, pero que en el más común de los casos proviene de un animal que cumplió su ciclo de vida encerrado, enjau-lado y en pésimas condiciones (Se recomienda el libro Eating Animals de Jonathan Safran Foer).

Las vacas, cerdos y aves, se sacrifican al orden de cientos de miles cada día. Se abren, cortan, destazan y empaquetan en bonitas charolas de espuma de polies-tireno y plástico autoadherible completamente fuera de la vista para que usted, querido consumidor, no ten-ga que enterarse de dónde viene su carne. Nos gusta comer animal. Y para comerla hay que matar a los ani-males. Pero no nos gusta verlo.

Ni siquiera cuando hay cosas qué aprender; ni si-quiera cuando es un esfuerzo científico para contener enfermedades en una población.

"Que maten y se maten, nomás no me lo enseñen", eso es lo que yo oigo y leo cuando veo los crueles ata-ques en contra de los trabajadores de Zoo Københa-vn. Porque juntarse en banda y amenazar la carrera y el sustento de alguien que ni conocen por mostrar un aspecto necesario del trabajo de conservación de es-pecies en cautiverio, eso es ser cruel. Ni hablar de las amenazas de muerte.

Y los niños ¡Oh! Los pobres niños traumatiza-dos por el descuartizamiento de Marius. Los mismos niños que estando ahí mostraron curiosidad sobre el cuerpo y la anatomía de la jirafa, que hicieron pregun-tas y recibieron respuestas científicamente fundadas. Los niños que se sientan en la sala y ven muertos y descuartizados en la tele todo el día, no están, sin em-bargo, aptos para que les muestren una jirafita muerta.

Sí, los estoy llamando hipócritas (bueno, a quienes les quede el saco), porque como científico me siento en la obligación histórica de recordarle a la gente que nuestras cómodas vidas, en donde no tenemos que ver sangre, no tenemos que ver suciedad, todo huele rico, todo es nuevo, brilla y te habla con voz suave; la vida moderna en la que vamos en coche al súper y hay car-ne hasta para tirar (y que gran parte se tira), esa vida que se nos hace tan fácil a nosotros, los consumidores, tiene un precio muy, muy alto, del cuál muchos de no-sotros somos aferradamente ignorantes.

A la gente le haría bien, por lo menos, estar cons-ciente de lo que significa matar a un animal para co-mérselo.

Por cierto, ¿sabían que la jirafa tiene el mismo nú-mero de vértebras cervicales que el ser humano, a pe-sar de que su cuello puede medir hasta dos metros?

*El autor es estudiante del Bachillerato Internacional en Ciencias Naturales en la Universidad de Roskilde, Dinamarca.

Jorge Federico Miranda Vélez*

No se puede así. Es senci-llamente im-posible no salir empapado hasta los calcetines en la tormenta mediática relacionada con la muerte de la jirafa Marius y su disección pública a manos del zoológico de Copenhague. Al me-nos cuando uno vive en Copenhague.

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Un acercamiento al estudio del fenómeno desde la teoría de las Representaciones Sociales (S. Moscovici, 1961) y en especial desde el enfo-

que de la Ciudadanía Práctica de Michel-Louis Rou-quette (2005) nos ayudará a entender un poco más este importante e interesante fenómeno social.

Recurrimos a las representaciones sociales por-que desde el comienzo, en los inicios de los años 60s, y en múltiples formas, la teoría ha buscado defender los derechos de las personas ordinarias y el conoci-miento tradicional frente a los embates y engaños a los que han estado subordinados. Como dice Moscovici (2011), este conocimiento cotidiano, que parece abar-car “teorías” de notable efectividad y espectro, consta de una red específica de conceptos, imágenes y creen-cias compartidas que pertenecen a grupos humanos específicos, es decir, las representaciones sociales que todos nosotros producimos y reproducimos y que se presentan al parecer en todas las culturas.

Esta teoría ha hecho esfuerzos por tratar a la per-sona lega y al científico, al aficionado y al experto con el mismo respeto: “hemos rechazado categóricamente hacer al experto el modelo a seguir por el amateur, ele-vando brevemente su forma de conocimiento y pen-samiento a criterios universales que deben ser válidos para todos […] de la misma manera somos de la opi-nión de que es imposible que el pensamiento cientí-fico reemplace al pensamiento cotidiano, y con su ca-racterística indiferencia objetiva logre hacerle frente a las creencias, deseos e ideas que están profundamente ligadas con la vida de una persona o de una comuni-dad. Así, la persona común, el hombre de la calle, con-tinuará existiendo, y será su ciencia popular y no la del experto la que gobierne las interacciones en la vida co-tidiana como hasta ahora” (Moscovici, 2011).

El ciudadano es precisamente el que un sistema social global produce en términos de lugar, status, rol o papel y modalidades de conocimiento. En otros térmi-nos, cada uno de los ciudadanos, cada uno de nosotros, posee una serie de conocimientos e informaciones que se manifiestan de alguna manera en nuestras relacio-nes y comportamientos y que expresan una forma de pertenencia a un grupo o a una comunidad.

Este fenómeno puede ser analizado desde las tres facetas interrelacionadas e interdependientes que pro-pone Rouquette: el ciudadano pensador, el ciudadano pensado y el ciudadano actor. Este enfoque nos ayu-da a entender las maneras de pensar de los grupos y sus probables comportamientos y, algo más, nos ayuda a entender la génesis, los significados y la función de esos pensamientos.

El ciudadano es imaginado y pensado desde el ori-gen, si es que podemos decirlo así, desde lo que lo fun-damenta y lo instituye bajo la dependencia de un po-der. En efecto, no puede existir poder a ninguna escala sin una concepción de los súbditos y sin la aplicación de esta concepción. Por ejemplo, el ciudadano actor no fue prácticamente considerado más allá de esa acción mínima que consiste en votar, ni más allá de algunas tipologías de militantes, las que integran la dimensión representacional. De hecho, se trata de representaciones sociales que parecen tener propiedades particulares.

Primero, son, ante todo, representaciones que se inscriben (o aspiran a inscribirse) en el Derecho y en las instituciones. Es decir, son representaciones objeti-vadas o que tienden a serlo. Las reglas que definen la capacidad electoral, en este caso, ofrecen un ejemplo flagrante. El derecho del voto presupone una actitud del ciudadano a determinarse racionalmente en el sen-tido del interés público. Pero, durante mucho tiem-po ese derecho fue limitado a las personas que dis-ponían de cierto ingreso y que pagaban el impuesto correspondiente. La representación incluía, entonces, la idea, en su núcleo mismo, de que la racionalidad y la responsabilidad eran aseguradas por la posición económica.

Precisamente, se puede ver una característica de la política moderna en el hecho de que ciertas represen-taciones del ciudadano pensante también compartían el mismo destino y acababan tornándose representa-ciones normativas del ciudadano pensado. Reciente-mente los movimientos ecologistas, feministas, homo-sexuales y otros proveerían visibles ejemplos que re-sultarían en la elaboración de nuevas leyes. Aquí existe un vínculo profundo entre la teoría de las represen-taciones sociales y la teoría de las minorías activas de Moscovici (1996). Probablemente se puede distinguir, a este propósito, entre las representaciones minorita-rias “activas” o militantes y las representaciones mino-ritarias “contemplativas”. Las primeras tienden a ase-gurar la transferencia de la representación del ciuda-dano pensante a un status de representación del ciu-dadano pensado, pero viendo el involucramiento del ciudadano actor. Desde este punto de vista, éstas son “totalizantes”, en cuanto que las representaciones con-templativas mantienen una línea divisoria entre el ciu-dadano pensante y el ciudadano pensado, y no utilizan el recurso del ciudadano actor. Por ejemplo, la repre-sentación que se tiene de un gran número de hom-bres políticos, en general, y que acostumbra ser una re-presentación despreciativa, pertenece al tipo contem-plativo. Y se trata perfectamente, sin paradoja, de una representación minoritaria en la medida en que muy raramente ésta tiene acceso a la expresión pública or-ganizada.

Segundo, todas las representaciones sociales tie-nen implicaciones éticas. Éstas expresan o definen las normas del grupo y, en consecuencia, indican qué es y qué no es aceptable, lo que se debe o no se debe hacer, lo que es normal y lo que es anormal, etcéte-ra (Rouquette, y Flament, 2003). Del mismo modo, las representaciones del ciudadano pensado definen siempre los deberes del “buen” ciudadano y trazan, por lo menos indirectamente, el retrato del ciudada-no indigno. Se puede pensar otra vez en el derecho al voto, que en ciertos países o bajo ciertos regímenes se torna una obligación formal cuyo no acatamiento es susceptible de sanciones. Aquí se encuentra, precisa-mente, lo esencial: en cuanto que, para la mayor parte de las representaciones sociales corrientes, el respeto y el no respeto de las normas es materia de apreciación coyuntural e implica consecuencias extremadamente variables solamente en el plano relacional; en el caso de las representaciones sociales del ciudadano pensado

tanto la no conformidad como, por cierto, la confor-midad, son objetos de formas de proceder codifica-das. Es preciso tener los papeles en regla, establecer y firmar testimonio, suministrar certificados o testi-gos, producir justificaciones, etcétera. Tirar un papel en la calle puede ser mal visto, reprobado o disculpa-do, hasta ignorado puesto que un acto en sí no tiene verdaderamente importancia, pero lanzar un papel en el piso cuando la ley ha considerado esto un delito se torna susceptible, en principio, de provocar una san-ción judicial.

Un tercer trazo que caracteriza las representacio-nes sociales del ciudadano pensado resulta inmedia-tamente de él mismo y se traduce en el discurso. De-mocráticos o no, todos los regímenes de masa tienen una pretensión educativa (Rouquette, 1994). Quieren perfeccionar a sus súbditos para conducirlos a un ni-vel superior de realización. De esta ambición percibi-da como necesaria, surgen las incitaciones casi perma-nentes a la adopción de las prácticas valorizadas. Estas incitaciones, bien se sabe, adoptan el modo compulsi-vo de la repetición y la forma selectiva de slogan. Aho-ra, esto no es el caso de las representaciones sociales comunes, y al menos por tres razones: 1) No tienen ambiciones pedagógicas, 2) No disponen de los me-dios técnicos y de organización material para asegu-rar la difusión y la repetición, y 3) Son movilizadas en cada situación, para una finalidad específica, lo que les da un carácter condicional.

Bibliografía:MOSCOVICI, Serge (1976). La psychanalyse, son image et son

public. PUF. Paris.MOSCOVICI Serge (1996). Psicología de las minorías activas.

Ediciones Morata. Madrid, España.MOSCOVICI, Serge. (2011). Prologo. En Wagner, Hayes y

Flores. El Discurso de lo cotidiano y el sentido común. Anthro-pos. Barcelona, España.

ROUQUETTE Michel-Louis et Claude Flament (2003). Anatomie des idées ordinaires. Armand Colin/VUEF. Paris, France.

ROUQUETTE, Michel-Louis (2005). "Sobre una categoría específica de representaciones sociales en psicología políti-ca". Psic. Soc. Revista Internacional de Psicología Social. No. 4. Puebla, México.

* El autor es profesor-investigador de la Facultad de Psicología de la BUAP-

«Sit tibi terra levis»Que la tierra te sea ligera

Al maestro que siempre fueFederico Campbell

(1941-2014)

Lo vamos a extrañarPuebla de Zaragoza, febrero de 2014.

La participación ciudadana es un fenómeno complejo que es necesario analizar por su importancia teórica åtodos nosotros.

Eulogio Romero Rodríguez*

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5

Pendejo.- Individuo que piensa puras pendejadas. En apariencia tal definición –de acuerdo con Aristóte-

les– es un “entinema” (< latín enthymēma < griego ἐνθἐμημα o enthumēma [en + thumos (mente) - 'que ya reside en la mente']), nombre que reci-be un silogismo en el que se ha suprimido alguna de las premisas o la conclusión, por considerarse obvias o implícitas en el enunciado. Al entime-ma se le conoce también como Silogismo Trunca-do. Este es un silogismo basado en semejanzas o señales que indican una propiedad que realiza la función de un término medio silogístico. Así pone el ejemplo: “de una mujer que tiene leche se puede inferir que está embarazada”. En otro momento hace referencia a un silogismo incompleto en el sentido de que no se expresa una premisa, que se da por implícitamente sobreentendida.

Sin embargo, con todo respeto para Aristóte-les, nuestra definición de pendejo es correcta por lo siguiente: no poca gente piensa que los pende-jos no piensan, ¡claro que piensan!, es más, preci-samente por ser pendejos tienen que pensar más. El problema es que piensan puras pendejadas. Esto lo descubrió el celebérrimo Jesús Vargas Sal-daña, priísta de viejo cuño –ya fallecido– que du-rante varios años fungió como delgado del tricolor en Puebla. Y le agradecemos a nuestro amigo Cé-sar Musalem Job habernos informado de tal apor-tación al concepto de pendejo.

Pendejo afortunado.- Pendejo que tiene la suerte de emitir pendejadas en el momento oportuno.

Pendejo alegre.- Pendejo que festeja todas sus pen-dejadas.

Pendejo ambicioso.- Abundan las definiciones. En unos casos se le define como “pendejo que sueña con ser un buen pendejo”

(Webadas chetas. http://www.quecheto.com.ar/webadas.html?id=1).

Aunque al parecer del Diablo, tal pendejo es más bien aquél que sueña con dejar de ser pendejo algún día.

Pendejo amigable.- Pendejo que tiene puros amigos pendejos (Webadas chetas. Ibid.).

Pendejo angelical.- Pendejo cuyas pendejadas son cuasi celestiales, llenas de encanto, a un grado tal que nos embelesan.

Pendejo añejo.- Pendejo que con el paso del tiempo se hace más y más pendejo.

Pendejo aplicado.- Pendejo que se preocupa por aprender pendejadas nuevas (Webadas chetas, Ibid.).

Pendejo autocrítico.- Pendejo que tiene la virtud de recurrir a la autocrítica cada vez que se percata de sus pendejadas.

Pendejo azorado.- Pendejo que no cesa de preguntar-se por qué todo mundo se molesta con sus pen-dejadas.

Pendejo campana.- Pendejo que es tan..tan…tan…tan... pero tan... pendejo ( 101 tipos de pendejos. http://www.juanadiaz.org/luisr/chistes/chistf86.htm).

Pendejo campeón.- Pendejo que sobresale entre todos los pendejos por decir pendejadas que avergüen-zan incluso a sus colegas pendejos.

Pendejo clandestino.- El pendejo que se esconde para hacer sus pendejadas (Vid. Chistoretes. com).

Pendejo deprimido.- El pendejo que no soporta ser pendejo.

( http://puxa.galeon.com/cvitae391829.html). Pendejo desconocido: Aquél cuyo nombre no pue-

de uno recordar: "¿Cómo se llama ese pendejo?" (http://puxa.galeon.com/cvitae391829.html).

Pendejo enciclopédico.- Pendejo que sabe un montón de pendejadas (Webadas chetas. Ibid.).

Pendejo entretenido.- Pendejo que tiene la virtud de solazarnos o entretenernos con sus pendejadas.

Pendejo entretenedor.- Pendejo que le quita tiempo a todo el que puede, ocupándolo en sus pendejadas (es el caso, por ejemplo, del funcionario pendejo que se la lleva inventando pendejadas que entre-tengan a sus subordinados).

Pendejo erudito.- El pendejo que, en cuestión de pen-dejadas, se las sabe de todas todas (101 tipos de pendejos. Ibid.).

Pendejo esférico.- Pendejo al que se le nota lo pen-dejo por todos los puntos (101 tipos de pendejos, Ibid.).

Pendejo estudioso.- Pendejo que estudia las pende-jadas de los demás para superarse (Chistoretes, com).

Pendejo fosforescente.- Pendejo al que hasta en la obscuridad se le nota lo pendejo (Webadas che-tas, Ibid.).

* El autor se desempeña como investigador en el Mu-seo de la Memoria Histórica Universitaria de la BUAP.

HORIZONTALES

1. (Siglo…), obra poética de José Emilio Pacheco publicada en 2012.

6. (…de la memoria), obra de Pa-checo (1990).

11. (El silencio de la…), obra lírica de Pacheco (1996).

13. (El espejo de los…), trabajo poé-tico de Pacheco publicado en 2012.

14. (…la lluvia), obra poética de José Emilio Pacheco (2009).

15. Pacheco, Paz, Aridjis y… son compiladores de la antología Poesía en movimiento.

16. (Guadalupe), poetisa mexica-na, autora de Todos los siglos del mundo.

18. Obedece una orden.20. Presidente de los EUA.21. Símbolo del sodio.22. (La arena…), obra poética de

José Emilio Pacheco (1999).23. Antes meridiano (inic.).26. Lengua sagrada de Ceilán (Sri-

Lanka).27. Garantía.30. Energía cinética (inic.).32. (…Lejos), novela de Pacheco

(1967).35. Alcohólicos Anónimos.36. Cansadas, desfallecidas.38. (Malcolm…), premio obteni-

do por José Emilio Pacheco en 1991, en el género de ensayo.

40. Rezar.41. Premio internacional obtenido

en poesía y ensayo en 2003 por José Emilio Pacheco.

42. Compositor mexicano de mú-sica ligera, autor de María bo-nita.

43. (Antonio Agostinho), político angoleño, presidente de la Re-pública (1975-79).

45. Poeta.46. (Islas a la…), obra poética de

Pacheco (1976).47. (…Desde mi celda), obra litera-

ria de Gustavo Adolfo Bécquer.

VERTICALES

2. Vuelve loco.3. Recopilación de todo lo relati-

vo a una ciencia o saber.4. Haga anotaciones.5. Regala, obsequia.7. Símbolos del yodo y electrón.8. Decreto del zar.9. Amansa a un animal.10. Empieza a mostrarse.12. Era la líder vitalicia de los tra-

bajadores del SNTE.14. Cabello blanco.17. Una de las encarnaciones de

Visnú, en la mitología de la In-dia.

19. Mamífero carnívoro de los mustélidos, muy voraz y agresi-vo. Su piel es muy apreciada en peletería (pl.).

20. Nombre de varios reptiles de los lacértidos (inv.).

24. (Los trabajos del…), obra poé-tica de José Emilio Pacheco publicada en 1984.

25. En esta universidad fue distin-guido como Doctor honoris cau-sa en 1979 (inic.).

28. ( Juan Vicente), al igual que José Emilio Pacheco, Carlos Monsivais, Eduardo Lizalde, Leñero, García Ponce y Sergio Galindo, fue miembro de la “Generación de medio siglo”.

29. Guión largo que se usa para se-parar oraciones incidentales o indicar el diálogo en los escri-tos.

31. Parte muscular del cuerpo de los animales, y especialmente la comestible.

32. Poeta cubano, autor de Versos sencillos.

33. José Emilio Pacheco fue inves-tigador del Centro de Estudios Históricos de éste instituto (inic.).

34. Relativo al sol.35. Estimula a las bestias.37. Presas, culpables de un delito

(inv.).39. ( James), ingeniero británico,

perfeccionó la máquina de va-por de T. Newcomen.

44. Símbolos de oxígeno y vanadio.45. Se dirige a un lugar.

CLIMAEl catrín sintió calor.Se quitó el sombrero.El calor insistía.Deshojó entonces el árbol y volaron los pájaros de su cabeza.

ELECTORALNo alcanzó la pintura.Las palabras del candidato no fueron escritas por completo en las bardas.Ahora sí, por vez primera, cumplirá sus promesas.

SALTO MORTALSaltar del borde de la silla hacia el suelo era tan igual como lanzarse al vacío.La razón, llevaba una soga atada al cuello

GAJES DEL OFICIODesapareció sus tristezas y le escondió la soledad.Era fácil.Al oído le susurraba abra cadabra

IRÓNICOEn el manicomio la soga resulta ser la única cuerda

LIMITACIÓNUna voz desesperada imploraba ayuda.La Venus de Milo no fue capaz de echarle una mano

FRASE CÉLEBRE DE ASTRONAUTAUn pequeño paso para el hombre.Un gran paso para su vanidad.

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Elva Rivera Gómez*

Es necesario destacar que en nuestra institución hubo, y hay, importantes intelectuales que de-dicaron su vida a rescatar e investigar la histo-

ria de la Universidad. Sobresale entre ellos la obra de Antonio Esparza Soriano. A él debemos La fundación del Colegio del Espíritu Santo, que fue publicada por el Archivo Histórico Universitario en 1998.

Esparza Soriano ofrece ahí una exhaustiva inves-tigación que se sustenta en los trabajos de Andrés S. J. Velázquez, Carta a los P. P. de la Compañía de Jesús sobre el H. Juan Gómez, 1749; de S. J. Francisco Javier Alegre, La historia de la provincia de la Compañía de Jesús en Nueva España, 1890; Pérez Rivas, Crónica de la Compañía de Jesús, 1896; así como en las publica-ciones de Diego Antonio Bermudez Castro, Theatro Angelopolitano o Historia de la Ciudad de Puebla, 1908. Así como en el libro de Notarios del siglo XVI del Archivo de Notarías; los libros del Cabildo y los libros del Cabezón (manuscritos) del Archivo Histórico del Ayuntamiento de Puebla; el Sermonario de los siglos XVII y XVIII de la biblioteca José Ma. Lafragua de la BUAP; y de la bibliografía publicada en la primera mitad del siglo XX, como los trabajos de José Carreto, Noticia Histórica del Colegio del Estado de Puebla 1578-1925; Hugo Leicht, Las calles de Puebla, 1934; Enrique Juan Palacios, Puebla su territorio y sus habitantes, 1917; Alberto Pérez Peña, El Colegio del estado de Puebla en el Primer Centenario de su vida civil, 1931, entre otras.

El autor recupera la historia del establecimiento de la Compañía de Jesús en la provincia de la Nueva España, donde destaca que el doctor Pedro Sánchez, ex Rector del Colegio de Salamanca encabezó junto con 12 religiosos, la misión a la Nueva España, un 13 de junio de 1572, arribando a San Juan de Ulúa el 9 de septiembre del mismo año.

En su trayecto rumbo a la capital del Virreinato, se detuvieron en la Puebla de los Ángeles donde fue-ron recibidos por las comisiones de las autoridades del Cabildo Civil y Eclesiástico y del Tribunal de la Santa Inquisición. Una vez que se establecieron en la Nue-va España fundaron su primer colegio en la Ciudad de México, y constituyeron la Provincia Jesuítica de la Nueva España.

Un aporte de Esparza es el análisis de la Cartas Anuas que los Padres Provinciales signaron al General de la Orden en Roma. El autor destaca entre éstas, la fechada el 17 de marzo de 1579, que registró por pri-mera vez la residencia de los jesuitas en Puebla: “en la cuaresma de 1577, el P. Provincial Pedro Sánchez envío a la Residencia de la Puebla de los Ángeles, a un padre y a un hermano por vía de misión; y mo-vidos los cabildos eclesiástico y secular con su buen ejemplo y doctrina, trataron de que los de la Compa-ñía hiciesen allí asiento, tanto que el P. provincial vino a esta ciudad para ese efecto, y se resolvió entre todos que se comprarían unas casas. En que ahora vivimos, y allí se ha hecho una iglesia capaz y cómoda habita-ción para veinte. Han residido siete de los nuestros: tres padres y cuatro hermanos. Se acude a las cárceles, hospitales y conventos”. (Antonio Esparza Soriano: La fundación del Colegio del Espíritu Santo. Gobierno del Estado de Puebla/BUAP. Cuadernos del Archivo Histórico, 1998).

Es necesario recordar que los jesuitas llamaban co-legios a sus conventos, y estaban dirigidos por el rector, además empleaban el título de Padre en lugar de Fray.

Cuando al Colegio le agregaban una denominación, se referían a una institución educativa.

Otro dato relevante que aportan los documentos estudiados por Esparza Soriano data del 14 de abril de 1579, cuando Felipe II dio la resolución al Virrey Enríquez de Almanza para reconocer los grados expe-didos por los Colegios Jesuitas en la Nueva España: “si valgan los grados que da la Compañía a sus estu-dios, con tal de que terminen graduándose en la Uni-versidad”. Este hecho fue muy significativo y marcó un nuevo rumbo educativo en la Puebla novohispana.

La Carta Anua, consultada por Antonio Esparza, del 9 de marzo de 1580, indica que la residencia de la Puebla de los Ángeles ya contaba con 4 padres y 7 hermanos. Además se reconoce el establecimiento del Colegio San Jerónimo, en donde existieron 18 cole-giales de paga, quienes vestían manto morado y beca de grana. En este mismo año, el autor consigna que la Compañía registró por primera vez el Colegio “[...] de la Puebla de los Ángeles, con cinco padres, dos lectores de latinidad y siete hermanos. […] no tener fundador este co-legio no tienen renta para su sustento […]”. Así también en 1583 la Compañía registró la distribución de los integrantes en la Provincia de la Nueva España. Pue-bla en ese año contó 20 de ellos.

Para el año de 1600 se aprecia un notable incre-mento y presencia de la orden, así como el número de alumnos que estudiaban filosofía y humanidades en la institución. “[…] el convento tuvo 13 padres; cinco her-manos estudiantes filósofos; los que estudian humani-dades, diez hermanos; los que las leen, tres hermanos; diez hermanos coadjutores y 15 novicios. En total 56”.

A partir del cotejo de diversas fuentes, Esparza Soriano descubre un dato significativo para la historia de la fundación. Al consultar el Archivo de Notarías, observa que el primer Instituto de Enseñanza de la Compañía de Jesús en la Puebla de los Ángeles fue es-tablecido en 1579, y se llamó San Jerónimo. Y Además, sostiene que en 1580 se erige el Convento (colegio) de los jesuitas en Puebla, -lugar que ocupa actualmente el edificio que conocemos como Carolino-. Y además, que se deja de llamar la casa de la Compañía de Jesús en Puebla como la Residencia y que a partir de enton-ces se le llama Colegio.

Esparza Soriano recupera otra misiva que señala que el 30 de octubre de 1585 el P. Antonio de To-rres, Rector del Colegio de Puebla, insiste ante su pro-vincial que le conceda licencia para levantar la Iglesia. Y después de obtener la autorización de la licencia se elabora el primer plano para iniciar la construcción del edificio “[…] Hicimos una traza que es la misma de la Casa Profesa en Roma, aunque menor…”. La casa se compró en 1584 y en ese año se trasladó el Colegio. En la década de los setenta del siglo XX fue sede de la Escuela de Filosofía y Letras, y en ella actualmente se ubica la Facultad de Psicología.

Sin embargo, no había recursos suficientes para iniciar la edificación de tan añorado proyecto. Por esta razón, el P. Antonio de Mendoza, “debe haber recibido del General de la Orden, P. Claudio Aquaviva, la auto-rización para negociar la fundación propuesta por don Melchor de Covarrubias”. Un aporte de gran valía del destacado especialista en la historia de la universidad, es el hallazgo de la escritura del 15 de abril de 1587, del escribano público Melchor de Molina, con la cual sustenta la fundación del Colegio.

La versión paleográfica de la escritura, -conocida también como Testamento de Covarrubias- es resca-tada por Esparza Soriano. A partir de ella se sabe que Covarrubias dio veintiocho mil pesos de oro común en reales. Al morir Melchor de Covarrubias el 25 de mayo de 1592, en su testamento legó a su fundación del Es-píritu Santo sus bienes, la cantidad de 31 mil pesos destinados a limosnas y obras pías. Al ser rematados los bienes del benefactor por el Rector P. Juan Durán Loaysa -en menos de un año-, al Colegio le tocaron otros 40 mil pesos. Además, Covarrubias testó que la advocación de la Iglesia como la del colegio fuese del Espíritu Santo, y en el día de la gloriosa Santa Magda-lena se celebrara la fiesta tutelar de la Iglesia.

A manera de cierre podemos señalar en la citada obra, Esparza Soriano demuestra lo siguiente:

1. Los jesuitas predicaron por primera vez en la Puebla de los Ángeles en la cuaresma de 1577.

2. En 1578 se estableció la Residencia y que se trans-formó en convento en 1580.

3. En 1579 iniciaron su labor pedagógica, en el Cole-gio de San Jerónimo, que en 1584 se traslada a su nuevo local (hoy 3 oriente 403), se realiza el primer examen el 29 de septiembre, el día de San Miguel, y en 1585 el sacerdote Hernán Hierónimo se consti-tuye Fundador del Colegio de San Jerónimo.

4. En 1585 se ofrece formalmente como Fundador del Colegio del Espíritu Santo el Capitán Melchor de Covarrubias.

5. El 15 de abril de 1587 se funda, según consta en la Escritura Pública, el Colegio del Espíritu Santo, hoy BUAP.

Los aportes de Antonio Esparza Soriano a la his-toria de la Universidad merecen un reconocimiento de parte de la comunidad universitaria. Vaya un merecido homenaje por su obra y legado a la institución.

* La autora es doctora en Historia por la Universidad Veracruzana y actualmente se desempeña como profe-sora-investigadora adscrita al Colegio de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP.

¿Qué significa ser orgullosamente universitario BUAP? Significa conocer la historia de la institución donde se estudia, labora, enseña, desarrolla investigación y además difunde la cultura. La memoria universitaria debe reforzarse a través de la enseñanza y divulgación de la historia universitaria; es vital que se conozca el pasado para entender lo que hoy es la BUAP.

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RE~INCIDENTE. Año 5. No. 72. Segunda quincena de febrero de 2014. Es una publicación quincenal editada por el C. Enrique Condés Lara, domicilio Costado del Atrio de San Francisco 22 bis. Cuadrante de san Francisco, Delegación Coyoacán, CP. 04320, tel. (55) 55-17-76-63. Correo electrónico: [email protected]. Editor responsable: Enrique Condés Lara. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo 04-2011-032210460200-101. ISSN: 2007-476X. Otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Certificado de Licitud y Contenido No. 15198 otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas de la Secretaría de Gobernación. Impresa en los talleres de El Errante, Editor. Privada Emiliano Zapata No. 5947, San Baltasar Campeche, Puebla Pue. C.P. 72550. Este número se terminó de imprimir en febrero de 2014 con un tiraje de 5000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de RE-INCIDENTE.

Solución alReincigRama de eSte númeRo

Estábamos alucinando en la nave espacial de Don Jove (dos que tres motas, dos que tres vinos), esperando al surtidor de la miscelá-

nea y acabando lo poco que quedaba, cuando vimos venir al bato (el apodo es porque nació en el nor-te y a todos les dice bato). El hongo había citado a todo el personal de la banda de los atascados, (anda queriendo abrir otra vez la cortina del changarro). Pero el dueño de la nave manifestó de inmediato su rechazo-molestia: “¿quién invitó a mi cantón a ese pinche vago?”, El hongo, que era el invitador, lo justifico diciendo: “no manches, ¡ni que tú traba-jaras tanto!”. Y ahí empezó la sesuda, profunda y alucinada discusión sobre la vagancia.

El Jove, defendiéndose del señalamiento dijo: —ahora estoy de vago, pero durante años me jodí el lomo en el magisterio, y ahora mi jubilación y la venta de mi plaza de maestro me permiten disfru-tar de un merecidísimo descanso—.

“No manches maextro”, —intervino la chica del bonfis, que en un descuido de la concurrencia se había apoderado del “Arturito” y se estaba atas-cando de lo lindo—, “si los tichers del magisterio ni trabajan; a mi hijo que va en la primaria lo dejan sin clases, bien porque le tocan días de descanso al profe, bien porque hay junta, bien porque es el santo o cumpleaños del direitor o de la encargada de intendencia o por las revolucionarias huelgas de la CNTE; por lo que sea, la pinche realidad es que son bien güevones.”

—Bueno, soy un vago con salario —intervino de nuevo el Jove— , pero no le pido nada a nadie. Bueno, casi nada a nadie, porque ahorita te voy a sacarraquear de la que dices que es de la que dejó sordo a Beethoven (a lo que toda la concurrencia estuvo por aclamación de acuerdo). Lo que me

enoja de ese buey, insistió, es que no hace nada por trabajar; míralo tiene agujeros en los pantalones y en las suelas de los zapatos, y siempre anda por los portales taloneado, se sienta en tu mesa y te pide que le dispares un café, que le regales un cigarro, le des el aventón a su casa y lo pior es que a veces carga con su dama, que no canta tan mal las ran-cheras, porque es igual de vaga y talonera que él. Ya sé que no trabajo pero por lo que trabajé, tengo mi salario— insistió.

“Pues la pura verdad a mi si me gusto la va-gancia”, dijo el José. “De niño siempre envidie al pastor del ganado que pasaba por mi casa arreando las vacas al campo mientras que yo tenía que ir a la escuela; en tiempo de vacaciones hasta lo acompa-ñaba y en el campo hacíamos flautas de carrizo o papalotes que después volábamos o nos la pasába-mos comiendo naranjas, cañas, guayabas o frutas de temporada que bajábamos de los árboles, o tirados en el pasto dejábamos volar la imaginación (aluci-nando) con el sol en la cara. Ya de juvenil, en los tiempos de descaso, con la mochila en el hombro salía a vagar por la República, a veces para Chetu-mal, a veces para Tijuana o donde hubiera un rio, una sierra o mar. Ahora cuando tengo recursos, lle-no el tanque de mi Vocho, subo mi maleta, mi casa de campaña y, si tienen tele, ahí se ven”.

—Sí pinche José, ya sé a dónde vas— dijo el Jove. Ahora empezarás a presumir que con lo que le taloneas a la Universidad has llegado no solo a los Querétaros sino que hasta a las Uropas. ¡Tú también eres un pinche vago cabrón!

*El autor es Doctor en Sociología Jurídica por la BUAP y cuatachín.

José Fragoso Cervón*

Siria es ya, sin lugar a dudas, la mayor crisis humanitaria del si-glo XXI. Por supuesto, hasta que nos superemos como especie y logremos mayores horrores.

4,25 millones de personas en Siria viven ya fuera de sus hogares (desplazados), de donde han salido para salvar la vida. 2,4 millones son refugiados. Y para quien no sepa lo que es un

refugiado, la ONU los define como esas personas que se recono-cen como migrantes forzados, pues en sus países son perseguidos por sus creencias, razas o por conflictos armados o desastres na-turales. De esos refugiados, 1 millón son niños (UNICEF). 9 millones de los habitantes de Siria dependen de la ayuda hu-

manitaria. La población total hoy es cercana a los 22 millones. 100 mil personas han muerto desde el inicio de esta guerra que

ya dura tres años, iniciada en marzo de 2011. De ellos, 7 mil eran niños. El 57% de los hospitales públicos y un número considerable de

los privados están dañados. 37% han sido cerrados (OMS). 160 médicos han sido asesinados durante el conflicto y otros

muchos están en la cárcel. El 40% de las ambulancias están fuera de servicio (OMS). Según cifras del año 2011, el número de personas desplazadas en

todo el mundo ascendía a 42,5 millones. Según cifras de 2012, 12 millones de los desplazados son niños.

Fuentes: ONU, ACNUR, UNICEF, OMS.http://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736%2814%2960134-3/fulltext?elsca1=ETOC-LANCET&elsca2=email&elsca3=E24A35Fhttp://www.worldometers.info/world-population/#countries

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BloodY maRYEs un coctel de fama internacional. Una de las teorías más extendidas dice que su creación se debe a Fernand Petiot, que preparó por primera vez esta

bebida en 1921, en el bar Nueva York de Pa-rís. Su nombre podría hacer referencia a la reina María I de Inglaterra quien ordenó crueles persecuciones contra los protestantes en el siglo XV.

PREPARACIÓN Se mezclan tres medidas de vodka, seis medidas de jugo de tomate y una medida de jugo de limón en un vaso alto con cubos de hielo. Se añaden una pizca de salsa Worcesters-hire, salsa Tabasco, sal y pimienta. Mezclar suavemente.

DESTORNILLADORSe llama así por la herramienta que lleva esa designación. Como los trabajadores petro-leros norteamericanos en el medio oriente, a mediados del siglo XX, carecían de remove-dor para mezclar su bebida, usaban un des-tornillador con ese propósito.

PREPARACIÓN En un vaso repleto de hielos, se mezcla una porción de vodka con dos de jugo de naranja natural Se decora con una rodaja de naranja.

VODKA TONICPREPARACIÓN En un vaso largo con abundantes cubitos de hielo, vertir dos porciones de vodka y dos de agua tónica Agregar un pedazo de cáscara de limón y mezclar suavemente.

RUSO NEGRO PREPARACIÓN En un vaso corto y ancho con muchos cu-bitos de hielo, poner dos porciones de vodka y una de licor de café kalhua. Remover y decorar con una hoja de menta. Se toma con popote.

VODKA Es necesario decir unas cuantas palabras acer-ca del vodka porque sin ella sería imposible elaborar Vodka Tonic, Bloody Mary, Destorni-llador o muchas otras combinaciones espiri-tuosas.

Dadas las bajas temperaturas prevalecien-tes en Europa del Norte, apareció la necesi-dad de producir una bebida con tan elevada concentración de alcohol que fuese imposible su congelación, dado que el alcohol se conge-la a temperaturas más bajas que el agua: fue el origen del vodka. La siguiente característi-ca del vodka (del buen vodka) es la completa ausencia de sabor y de olor. Y aunque en ruso signifique “agüita”, en realidad es una bebi-da de origen polaco resultante de la destila-ción de granos fermentados como el centeno y el trigo y, posteriormente, la papa llegada de América. Pero, según Federico Engels, el vo-dka de centeno produce menor resaca (cruda) que el vodka de papa. Fue Pedro Smirnoff, un personaje de cultura limitada que leía y escri-

bía con dificultad quien en el siglo XIX, entendiendo su estrecha relación con la cultura rusa, hizo con esta bebida un gran imperio comercial que fue arrollado por la revolución rusa. Y fue hasta después de la II Guerra Mun-dial, cuando se convirtió en una bebida mundialmente conocida y consumi-da, al principio como “whisky blanco”, y luego simplemente como vodka.

REINCIDENTE se engalana por tercera ocasión presentando las bebidas y los cocteles más apreciados y populares, aquellos sin los cuales docenas de millones de personas no podrían vivir.