RELEVO DEL ALTO MANDO MILITAR Quito, 22 de … · pequeños en tamaño pero gigantes en coraje, ......

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1 RELEVO DEL ALTO MANDO MILITAR Quito, 22 de abril de 2010 Queridas conciudadanas, queridos conciudadanos civiles y de uniforme: Desde el año anterior, muchos países de América Latina estamos celebrando el bicentenario de nuestros primeros intentos de independencia. Estos intentos empezaron en Sudamérica en el año de 1809 y, pese a haber soportado tres siglos de colonialismo, apenas

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RELEVO DEL ALTO MANDO MILITAR

Quito, 22 de abril de 2010

Queridas conciudadanas, queridos conciudadanos civiles y de uniforme:

Desde el año anterior, muchos países de América Latina estamos celebrando el bicentenario de nuestros primeros intentos de independencia. Estos intentos empezaron en Sudamérica en el año de 1809 y, pese a haber soportado tres siglos de colonialismo, apenas

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tres lustros después, prácticamente toda nuestra América era libre. Cristina Fernández, presidenta de la hermana República Argentina, en su discurso de orden, hace un par de días, en la Asamblea de Venezuela, en la sesión conmemorativa del bicentenario de independencia de ese hermano país, nos decía que no era casualidad que San Martín con sus ejércitos y Bolívar con los suyos, hayan emprendido estas gestas heroicas prácticamente de forma simultánea. No era ninguna tarea de iluminados, sino el despertar de nuestros pueblos lo que permitió esa independencia, y nos hacía notar que hoy nuestra América vive un proceso similar. De qué otra manera se puede explicar que hace apenas quince años toda la región estuviera dominada por el neoliberalismo y el Consenso de Washington, y hoy, gobiernos progresistas en Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, intentan llevar a la región y a sus pueblos a la justicia, a la soberanía, a la dignidad que siempre hemos merecido. Por supuesto, la situación actual dista mucho de ser perfecta; pero, como nos decía Cristina, es mucho más cercana a lo que querían nuestros

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libertadores, que aquella situación que vivíamos hace apenas quince años.

Nuestras repúblicas, por las luchas de poder oligárquicas y las taras heredadas después de tres siglos de salvaje coloniaje, nacieron, como decía hace algunos días, con Estados “aparentes”, como los llamó el pensador boliviano Zabatela Mercado, aquel Estado que no logra condensar a la totalidad de la sociedad y solamente representa un pedazo privilegiado de ésta. Apuñalaron así los sueños e ideales de Bolívar, el más grande latinoamericano de todos los tiempos, que ya avizoraba una nación de naciones y Estados integrales, representando a todos y cada uno de los miembros de la sociedad.

El Bicentenario nos encuentra en un proceso de lucha por nuestra segunda y definitiva independencia. El desafío es lograr un Estado integral, como lo definió Gramsci, un Estado que represente a las grandes mayorías, que busque no el bien de unos cuantos, sino el bien común. Aquí, la lucha básicamente es política: cambiar la relación de fuerzas, para que en el nuevo Estado manden los ciudadanos, las grandes mayorías.

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Algunos confunden esa lucha y ese cambio en la relación de poder como des-institucionalizar al país. Por el contrario, lo estamos institucionalizando; pero, esta vez, en función del bien común, lo cual es inadmisible para nuestras oligarquías. De hecho, por primera vez en este siglo, un Comando Conjunto, incluso un Comando de Fuerza, ha cumplido el período legal de dos años de permanencia en el Alto Mando Militar. Todo esto refleja el fortalecimiento institucional que la revolución ciudadana quiere lograr en las Fuerzas Armadas, y expresa, además, el inmenso respeto y el total apoyo que las Fuerzas Armadas merecen.

Es así, porque entendemos la importancia de la estabilidad institucional, porque entendemos la importancia de la antigüedad en el ámbito militar, porque consideramos esencial para el fortalecimiento de nuestra capacidad defensiva y disuasiva, que se alcance el óptimo profesionalismo en la carrera militar, que exista coherencia en el Mando, que se fortalezca la institucionalidad de nuestras Fuerzas Armadas en cada una de sus ramas: Fuerza Terrestre, Fuerza Naval,

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Fuerza Aérea. Es así, porque aprendemos de la historia, y sabemos cuánto daño ha hecho a nuestro país la manipulación política de nuestras fuerzas armadas.

Muchas lecciones tenemos que aprender de la historia, para aplicarlas al momento que vivimos; y, otra de las más importantes, es reconocer la necesidad de construir, entre todos una cultura de defensa, defensa de nuestra soberanía, de la paz, defensa de nuestras conquistas democráticas, defensa de nuestro futuro.

Las Fuerzas Armadas no podían permanecer al margen de este proceso de institucionalización, de fortalecimiento orgánico, de crecimiento, de profundización, de clarificación de objetivos, de reafirmación profunda del sentido y de la misión de las instituciones del país.

La Constitución vigente, recoge y expresa, define con claridad meridiana la institucionalidad, las competencias, los fines y el carácter de las instituciones fundamentales de las Fuerzas Armadas, a cargo de la defensa de la integridad territorial y del ejercicio de la

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soberanía, la presencia y majestad del Estado ecuatoriano en cada palmo de nuestro territorio.

No hemos hecho más que cumplir con nuestra obligación de contribuir decididamente al fortalecimiento de las Fuerzas Armadas, tan maltratadas, tan abandonadas por la irresponsabilidad de quienes tomaron la vía suicida de confundir “ahorro”, “austeridad fiscal”, supuesta “prudencia”, con el abandono de toda inversión pública, dejarlo todo en manos del mercado. Y no habría faltado quien pensara que incluso la defensa nacional era “privatizable”, “tercerizable”, pues lo cierto es que nuestras Fuerzas Armadas llegaron al colmo del debilitamiento, del deterioro operativo. Cuando ocurrió la agresión de Angostura no contábamos con helicópteros, con radares, con capacidad logística suficiente; ahora que los sectores guerreristas retardatarios dicen “sentirse orgullosos” de ese ataque, de esa cobardía, tenemos que responder con voz de pueblo huracanado que no soportaremos, que no permitiremos la más leve agresión, la más mínima provocación, sin responder con dignidad, con coraje, con

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valentía, sin arredrarnos, sin dar nunca un paso atrás.

Angostura ¡Nunca más! ¡Cuidado si alguien piensa que la Patria de Espejo, que los herederos de los mártires del 2 de Agosto, de Manuela, de Calderón; que la República de Alfaro; que el suelo de los Héroes del Cenepa se quedará inerte bajo los pies de quien se atreva a agredirlo! ¡Cuidado alguien se confunda y piense que los hombres y hasta las mismas piedras de esta Patria no serían capaces de morder a quien tuviera la osadía de irrespetarla! ¡Cuidado, alguien se equivoque y piense que la Patria de Alfaro puede tolerar una nueva agresión a su soberanía, a su dignidad! Estamos preparados, contamos con los recursos disuasivos, pero sobre todo contamos con la voluntad de todo un pueblo, digno, altivo y soberano, que respalda y se siente respaldado por la elevada capacidad profesional de nuestras Fuerzas Armadas.

Denunciamos y rechazamos, una vez más, la criminal doctrina que pretende justificar el atropello al derecho internacional, a la convivencia civilizada y pacífica; el irrespeto al

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hogar de todo un pueblo, que es su territorio intangible, inviolable; denunciamos una vez más la doctrina que sirve para que se manifiesten “orgullosos” de la agresión perpetrada a un país hermano, después de haberle pedido perdón, y que sin pudor alguno, sin respeto, manifiesten su disposición de volver a hacerlo. Están jugando con fuego. Ojalá prime la cordura y el respeto.

Si tuvieran un poco de sensatez y menos arrogancia, se darían cuenta que con esas doctrinas la principal perjudicada sería Colombia; pues, todos los países fronterizos tendríamos vía libre para atacar a los grupos delincuenciales colombianos que después de cometer sus crímenes en nuestros países se refugian en Colombia, ante la ausencia del estado de ese país, en las zonas fronterizas.

Por supuesto, nosotros jamás haremos aquello, pero si nos vuelven a atacar como ocurrió en Angostura, será un casus belli, y responderemos militarmente.

Todo esto nos demuestra que el inmenso sacrificio que el país ha hecho en estos dos

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años para mejorar su defensa, fue correcto. ¡Jamás se repetirá un 1ro de marzo de 2008!

Hace unos meses en Cancún, Oscar Arias, presidente de la hermana república de Costa rica y Premio Nobel de la Paz, nos decía en su discurso de despedida –ya a principios de mayo entrega el mando a Laura Chinchilla-; nos decía, que con qué derecho América Latina se quejaba de su pobreza, si gastaba más de 60.000 millones anuales en armas, y tiene razón. Ecuador quisiera transformar los aviones de combate en escuelas, los radares en caminos, las balas en libros, pero ¿cómo lograr aquello mientras subsistan estas visiones retardatarias en nuestro continente?

Llevaremos este caso a nivel de Unasur. No permitiremos que grupos desquiciados, probablemente aupados por bases extranjeras, quieran convertir a la región en un nuevo Medio Oriente.

Somos de espíritu generoso y fraterno, pequeños en tamaño pero gigantes en coraje, jamás permitiremos el más mínimo ataque en contra de la Patria, porque nos encontrarán más unidos que nunca, luchando y venciendo.

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Hemos potenciado y continuamos fortaleciendo estructuralmente a nuestras FFAA, elevando su efectividad operativa, su capacidad disuasiva y previsiva de potenciales situaciones de conflicto. No podemos descuidar ni un instante el ejercicio, la presencia soberana del Estado en las fronteras, en especial la frontera norte y sus conocidos perfiles de conflictividad, con la presencia de fuerzas irregulares e incluso bandas de delincuentes comunes que amedrentan a nuestros compatriotas, que intentan extorsionarlos, sembrar la zozobra.

Somos un pueblo soberano, que reconoce a la Paz, como el bien supremo de nuestras ciudadanas y de nuestros ciudadanos, de la nación en su conjunto. Entendemos que no puede haber desarrollo sin defensa, pero tampoco defensa sin desarrollo, y me atrevería a decir, que: no hay mejor defensa que el desarrollo.

Somos consecuentes con nuestros principios de cero tolerancia a la intromisión de cualquier fuerza regular o irregular en nuestro territorio, y hemos actuado en ese sentido, destruyendo gran cantidad de campamentos

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de fuerzas irregulares infiltradas a través de una frontera selvática en la que el Estado colombiano tiene poca o ninguna presencia… En fin, siempre buscaremos vivir en paz con nuestros hermanos y vecinos, sin abatir nuestras banderas de dignidad y soberanía, porque el respeto al derecho ajeno es la piedra angular de la paz en materia internacional.

Nuestras Fuerzas Armadas están allí para imponer respeto con el patrullaje constante, en una zona selvática de más de 500 kilómetros, que para nosotros tiene un elevado costo operativo, sin olvidar el costo en vidas de nuestros soldados. Se nos ha querido involucrar en un conflicto ajeno. Lejos de ello, hemos dado muestras incontrastables de prudencia y efectividad en el control fronterizo, gracias a la acertada labor profesional de nuestras Fuerzas Armadas.

La historia ecuatoriana recoge en sus páginas más brillantes el testimonio de lealtad y sacrificio de nuestras Fuerzas Armadas, resurgidas al calor de las luchas libertarias que lideraron nuestros héroes y mártires, desde la Junta Soberana del 10 de Agosto de

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1809; resurgidas, digo y enfatizo, del sustrato heroico de la resistencia que ofrecieron Rumiñahui, Epiclachima, Píntag, Calicuchima y muchos otros jefes indígenas al invasor europeo; histórica perspectiva refrendada con extraordinario heroísmo en Tarqui, en Pichincha, Platanillo, Jambelí, Paquisha, Machinaza, Cóndor Mirador, Tiwintza, en el Alto Cenepa…

En esta nueva época, nuestra guerra, nuestra única guerra, y en la que estamos dispuestos a jugarnos la vida, es contra la pobreza, contra la inequidad, contra la ignorancia, la injusticia, el desempleo, la insalubridad, la corrupción… Porque buscamos una transformación profunda, que comprende una democracia auténtica que destierre esa institucionalidad política caduca y corrupta.

Hemos hablado de que no solo requerimos Estados integrales, sino también eficientes, y esta es otra gran guerra que tenemos que librar: contra el desperdicio de recursos, el burocratismo, la falta de transparencia, la resistencia al cambio. Debemos racionalizar las contribuciones, cesantías, jubilaciones que tiene la fuerza pública. Lamentablemente cada

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vez que se tocan estos temas, la mala fe de siempre genera una serie de rumores y desinformaciones, en el vano intento de hacerle daño al gobierno y paralizando no al gobierno sino al país y a la propia fuerza. Tengan la certeza de que partimos del principio de que no deben disminuirse un centavo los beneficios que reciben nuestros soldados, y creo que hemos dado suficientes muestras de aquello. Pero ya no es posible que el Estado pague cosas que no le corresponden, y no pague las que sí le corresponden, como por ejemplo suficiente vivienda fiscal; mientras que Ustedes Soldados, a su vez, también pagan cosas que no les corresponden, como una contribución a la seguridad social mucho más alta que los ciudadanos civiles, más del doble, 23% de su sueldo, disminuyendo grandemente sus salarios netos y creando distorsiones como por ejemplo que un general en servicio pasivo, que no tiene ese descuento, gane más que un general en servicio activo. Con la nueva ley de servidores públicos que se está discutiendo en la Asamblea, se tendrá una adecuada cesantía por años de servicios por parte del Estado, y haciendo cada uno lo que tiene que hacer, sin

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tanto galimatías, verán que mejorarán y se transparentarán los beneficios. Confíen en el gobierno, y no nos dejemos engañar por los mismos de siempre.

Debemos pensar también el monto en nuestro gasto en defensa. Este alcanza los 1.600 millones de dólares; de ellos, 398 millones de dólares para la adquisición, modernización y mantenimiento de los medios para la defensa nacional; y, el resto, en sueldos y salarios. En total, este gasto en defensa constituye 2.7% de nuestro Producto Interno Bruto y es tan solo inferior al gasto en educación. Como dije anteriormente, el “orgullo” de los insensatos nos demuestra que hicimos lo correcto al destinar recursos para mejorar la operatividad de nuestras Fuerzas Armadas; pero, en el futuro, estas cifras deben disminuir, al menos en términos relativos al producto interno bruto, para dar paso a mayores recursos en ciencia y tecnología, educación, salud, vialidad, vivienda. Para ello, es necesario analizar las unidades que en los potenciales conflictos que enfrenta el país perdieron su razón de ser, optimizar recursos, simplificar y unificar estructuras administrativas y

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operativas, así como buscar reducir el número de efectivos enfatizando medios tecnológicos.

La ceremonia que hoy se cumple no es una práctica más, no es la continuidad de un ejercicio de la gobernabilidad, es, por sobre todo, un llamamiento a la transformación institucional de las Fuerzas Armadas.

Quisiera saludar a todos los oficiales que hoy terminan su vida militar, agradecerles a ellos y sus familias en nombre de la Patria. Al General Rodrigo Bohórquez, a los generales Mesa, Cevallos, Rodríguez. Pocas cosas deben haber más duras en la vida de un alto oficial que depender de decisiones políticas. Para mí también ha sido una decisión tremendamente dura, tener en mis manos la carrera de valiosos oficiales y, más aún, saber que escogiendo a alguno, terminaba con la carrera de otro. No soy experto en cuestiones militares, pero sí tengo algo de sentido común. No entiendo el sistema, y, más aún, pienso que es ineficiente. No entiendo por qué tenemos que perder valiosos oficiales que aún podrían continuar en servicio, trabajando por la Patria. Tal vez deberíamos pensar un poco más todo esto. Me responderán así se hace en

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todo el mundo; qué bueno, no solo vamos a hacer las cosas mejor sino que vamos a ser los primeros, probablemente.

Por la Patria, en nombre del pueblo ecuatoriano, quiero expresar mi reconocimiento y gratitud al General de División Fabián Varela, por su labor en el Alto Mando, y a toda su familia; sabemos que detrás de nuestros soldados existen esposas, padres, hermanos, hijos, tremendamente sacrificados, porque la vida militar, lo sabemos, es extremadamente dura, agradecerles por su conducción acertada, patriótica, digna de un oficial que ha llegado a los más altos niveles de graduación militar, agradecerle por sus méritos, por su brillante hoja de servicio.

Como Comandante en Jefe de las FFAA le doy la bienvenida al General de División Ernesto González, nuevo Comandante del Alto Mando Militar, y le manifiesto mi plena confianza en el éxito de su gestión, pues se trata sin duda de un brillante oficial y de un patriota a cabalidad.

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Estrecho la mano del general Luis Cárdenas Proaño, nuevo Comandante de la Fuerza Terrestre, quien reemplaza en sus altas funciones al general Ernesto González; así como saludo efusivamente al Brigadier General Leonardo Barreiro Muñoz, nuevo Comandante de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, quien releva al Brigadier General Rodrigo Bohórquez; ellos se integran al Alto Mando Militar en mérito de su trayectoria y antigüedad, como hombres de bien y soldados que jamás han descuidado el servicio a la Patria.

Saludo al Comandante Aland Molestina, máximo oficial al mando de la Armada Nacional quien continúa en sus funciones en honor a un brillante desempeño y hasta cumplir los dos años que establece la ley, como término máximo de ejercicio del comando.

Se combinan así, sabiamente, la alternancia y la continuidad al servicio de la Patria, desde unas Fuerzas Armadas que día a día fortalecen su institucionalidad honrando así el legado de los mártires del 2 de Agosto de 1809, de los héroes de nuestra Independencia, del

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Libertador Simón Bolívar, de la Generala Manuela Sáenz, del Mariscal Sucre, del Capitán Calderón, del General Eloy Alfaro Delgado, de todos nuestros próceres, héroes y mártires de la libertad, de quienes murieron por darnos Patria, honor y gloria.

Toda la suerte del mundo a los nuevos comandantes, y por supuesto el total respaldo del compañero Presidente y del gobierno de la revolución ciudadana.

¡Hasta la victoria siempre compatriotas!

Rafael Correa Delgado

PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR