Rendon Huerta Barrera Teresita - Etica Del Juzgador

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TERESITA RENDÓN HUERTA BARRERA Licenciada en Derecho por la Universidad de Guanajuato. Maestra en Derecho por la Universidad Iberoamericana plantel México, D.F. Estudios concluidos de Doctorado en la U.N.A.M. Miembro de Investigaciones Jurídicas de la Facultad de Derecho de la Universidad de Guanajuato. ÉTICA DEL JUZGADOR -Consideraciones Fundamentales- México, 1997 Segunda edici6n, 1997

Transcript of Rendon Huerta Barrera Teresita - Etica Del Juzgador

  • TERESITA RENDN HUERTA BARRERA Licenciada en Derecho por la Universidad de Guanajuato. Maestra en Derecho por la Universidad Iberoamericana plantel Mxico, D.F. Estudios concluidos de Doctorado en la U.N.A.M. Miembro de Investigaciones Jurdicas de la Facultad de Derecho de la Universidad de Guanajuato.

    TICA DEL JUZGADOR -Consideraciones Fundamentales-

    Mxico, 1997

    Segunda edici6n, 1997

  • tica y Juzgador. Dos conceptos de gran peso filosfico, jurdico y social: la tica que nos remite al imperio de la conciencia, a los man- damientos dictados por el conocimiento exacto y reflexivo de las cosas; el juzgador, que carga sobre sus hombros la difcil pero excelsa tarea de decir el derecho, de administrar la justicia, valor fundamental para cuya realizacin lucha permanentemente. Unamos ambos conceptos y el re- sultado queda reflejado en el Juez probo, ntegro, invariablemente determinado por su conciencia de juzgador, que le permite diferenciar entre el bien y el mal, entre lo justo y lo injusto, por encima de intereses personales, de simpatas o antipatas; que lo convierte en instrumento de la ley y del derecho, con el peso de la responsabilidad inmensa que ello significa. Este es el prototipo del juzgador, que indudablemente vemos y deseamos seguir viendo en cada uno de los dignos intrpretes del derecho que integran el Poder Judicial de la Federacin, cuyo mensaje de sapiencia jurdica, principios y valores, queda plasmado al resolver los procesos que son colocados en sus manos. A todos ustedes, honorables y orgullosos miembros de la judicatura, est dedicada esta edicin, con la plena segu- ridad de que ser motivo de confirmacin slida y perenne de valerosas y determinantes posturas personales, lo mismo que de reflexin profunda acerca de la enorme riqueza moral y espiritual que la funcin juris- diccional implica.

    Ministro Jos Vicente Aguinaco Alemn Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nacin

  • A G R A D E C I M I E N T O

    Deseo dejar constancia de mi agradecimiento a la autora, Licen- ciada Teresita Rendn Huerta Barrera, por la autorizacin concedida para esta edicin, as como al Magistrado Miguel ngel Garca Domnguez, presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Guanajuato, por el apoyo otorgado a la autora, el cual nos permite ahora poner su obra al alcance de la judicatura.

    Ministro Jos Vicente Aguinaco Alemn Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nacin

  • Dr. Miguel ngel Garca Domnguez PRESIDENTE DEL SUPREMO TRIBUNAL DE JUSTICIA

    DEL ESTADO DE GUANAJUATO

    Guanajuato, Gto., 11 de marzo de 1997.

    Sr. Lic. Jos Vicente Aguinaco Alemn Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nacin P r e s e n t e

    En mi calidad de Presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Guanajuato, le manifiesto mi beneplcito para que la Suprema Corte de Justicia de la Nacin reedite la obra "tica del Juzgador", de la autora Teresita Rendn Huerta Barrera, que se prepar a peticin del Poder Judicial del Estado de Guanajuato y cuya primera edicin fue patrocinada por la institucin que me honro en representar.

  • Sr. Lic. Jos Vicente Aguinaco Alemn Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nacin P r e s e n t e

    La decisin del Doctor Miguel ngel Garca Domnguez, como Presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Guanajuato, de emprender acciones significativas en el mbito del Poder que repre- senta, lo llev a estructurar un "Plan de Modernizacin", dentro del cual se incorpora en lugar preeminente, la promocin y publicacin de textos sobre imparticin de justicia, pero en particular sobre tica judicial. Esto origin la deferente invitacin a quien esto escribe, para desarrollar el tema de la tica del Juzgador.

    La convergencia entre lo anterior, mi vocacin hacia la investigacin jurdica y el privilegio de ser juzgadora, me condujeron a llevar a cabo tan gratificante quehacer. Mi intencin no era publicar este material, pero gracias al impulso y apoyo que en su calidad de maestro me brind el Doctor Garca Domnguez, fue preciso para m, anteponer la esperanza de una utilidad inmediata, a postergar un resultado, bajo el pretexto de acatar las exigencias del rigor filosfico. Despus de un ao de la publicacin de este opsculo, dejo aqu testimonio de agradecimiento para l , tanto en su carcter institucional, cuanto ms en el de maestro.

    Habiendo recibido ahora la satisfaccin de saber que la Suprema Corte de Justicia de la Nacin est interesada en reeditar dicha obra para divulgarla entre los integrantes de la Suprema Corte y del Poder Judicial Federal, con todo gusto y con el beneplcito del Presidente del Supremo Tribunal de Justicia de Guanajuato, en mi calidad de titular del certifica- do expedido por la Direccin General del Derecho de Autor, de la Secre- tara de Educacin Pblica, autorizo a la Honorable Suprema Corte de Justicia de la Nacin, a publicar el libro de mi autora denominado "tica del Juzgador", de la rama literaria jurdica y con nmero de registro 94170 noventa y cuatro mil ciento setenta.

    Guanajuato, Gto., 11 8 marzo de 1997.

  • Guanajuato, Gto., 11 de marzo de 1997.

    SR. MINISTRO LIC. MARIANO AZUELA GITRN H. SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA N A C I ~ N MXICO, D.F.

    Me permito enviar a usted el documento que estaba pendiente, sobre los antecedentes del libro y la autorizacin de publicaci6n del mismo. Tanto la comunicacin que va dirigida al Seor Presidente de esa H. Suprema Corte, como el que lleva por ttulo "Preliminar", sustituyen la pgina 5 del ejemplar que obra en su poder.

    Reiterando a usted mi agradecimiento, le envo con mi afecto de siempre, un cordial saludo.

  • DIRECCIN GENERAL DEL

    DERECHO DE AUTOR

    Para los efectos de los artculos 70., 1 19 fraccin 1, 122, 132 fraccin 1 y dems relativos de la Ley Federal de Derechos de Autor, se hace constar que la obra cuyas especificaciones aparecen a continuacin, ha quedado inscrita en el Registro Pblico del Derecho de Autor, con los siguientes datos:

    AUTOR( ES): RENDN HUERTA BARRERA TERESITA TTULO: TICA DEL JUZGADOR RAMA: LITERARIA JURDICA TITULAR(ES): RENDN HUERTA BARRERA TERESITA NMERO DE REGISTRO: 94170

    SU EL SUBDIRE

  • P R E L I M I N A R

    Cuando en el mbito profesional de la administracin de justicia, sentimos que se est perdiendo la ruta, a sabiendas de que la forma ms segura de sucumbir, es olvidar los valores y el sentido de la per- feccin, resulta del todo oportuno, recobrar y difundir el pensamiento universal de los grandes filsofos y juristas, que reivindican todo lo que de valioso tiene el oficial judicial.

    Fragmentos de ese legado, se contienen en este trabajo que ahora publica la Honorable Suprema Corte de Justicia de la Nacin. Publi- cacin por la que estoy muy reconocida, no slo por el ms alto Tribunal de nuestro pas, sino porque sus integrantes son distinguidos profesionales del Derecho, de excepcional trayectoria y vala.

    Mi expreso y especial agradecimiento, al seor Ministro Mariano Azuela Gitrn, connotado jurista y juzgador ejemplar, quien propuso esta edicin por parte del Poder Judicial Federal, lo que no s610 me honra, sino me compromete a continuar investigando sobre este tema tan vivo y atrayente, cuyos ngulos de estudio son infinitos.

    La autora

  • Introduccin

    PRIMERA PARTE

    CONSIDERACIONES FUNDAMENTALES SOBRE TICA DEL JUZGADOR

    Valores fundamentales en la Constitucin Poltica, respecto de los servidores pblicos

    Importancia de los derechos humanos, la tica y el civismo en la administracin de justicia

    La sentencia como reflejo de los atributos intelectuales y las vi(des ticas del juzgador 45

    Necesidad de definir el perfil del juzgador 53

    Hacia un cdigo de tica del juzgador 57

    Deberes ticos del juzgador 59

    Condiciones para el logro de una transformacin cualitativa 63

    Los deberes del Ejecutivo con la administracin de justicia 65

    Deberes ticos de los servidores pblicos 69

  • SEGUNDA PARTE

    TEXTOS SOBRE TICA EN EL EJERCICIO DE LA ABOGACA

    Declogo de San Ivo (1253-1303) 77

    Mandamientos de los Jueces de Miguel de Cervantes Saavedra (1547- 16 16)

    Juez. Reflexiones de Fray Benito Jernimo Feijo (1676-1764) 8 3

    Declogo de San Alfonso Mara Ligorio (1 696- 1796) 8 5

    Postulados del Abogado de Angel Ossorio y Gallardo (1 873-1946) 87

    Elogio de los Jueces -fragmentos- de Piero Calamandrei (1 889- 1956) Declogo de Eduardo J. Couture (1904-1962) 9 5

    Advocatorum Decalogum de Reinaldo Temprano Azcona (1911-1954) 97

    Declaraciones extradas de la Carta de Principios Fundamentales de la Profesin Forense (Alemania, 1964) 99

    Cdigo Internacional de Deontologa Forense (Espaa, 1983) 101

    Declogo del Abogado de Ives Granda Da Silva Martn (Brasil, 1987) 105

    Declogo de Moral Profesional del Dr. Jos Mara Martnez Val (Espaa, 1987)

    Heptlogo del Abogado del Dr. Jos Mara Martnez Val (Espaa, 1990)

  • Normas de tica Profesional del Abogado de J. Honorio Silgueira (Tomado del rgano Informativo de la Comisin de Derechos Humanos del Estado de Mxico, Toluca, Mxico, Nmero 14, Julio-Agosto, 1995)

    TERCERA PARTE

    TEXTOS PARA LA REFLEXI~N ACERCA DEL PODER JUDICIAL

    La legitimacin de los Jueces 115

    Proceso de sometimiento de los Jueces 117

    La independencia del Poder Judicial 119

    Independencia de la Judicatura 121

    Anexo: Texto vigente del artculo 17 de Constitucin Poltica de los Estado Unidos Mexicanos 123

    Ttulo Cuarto de la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos, De las responsabilidades de los servidores pblicos 125

  • "La nica grandeza verdadera es la moral. A los hombres grandes los mueve una conviccin profinda, expresada con serenidad y con templanza, son sencillos y los medianos son ampulosos, por la misma razn que los cobardes son bravatos, y los valientes, no ... Cuando los tiros de la stira, dan sobre un semblante sereno, bien pronto se embotan, y el que los dispara, abandona luego su odiosa tarea ..."

    Jaime Luciano Balmes (Filsofo espaol 18 10- 1848)

    En trminos semejantes me expreso aqu de mi padre, LIC. JOS JESS RENDN HUERTA, servidor del Poder Judicial del Estado de Guanajuato y juzgador de toda su vida, hombre sencillo e inconmovible afirmado en sus principios morales.

  • "Vale ms tener leyes malas y jueces bue- nos que leyes buenas y jueces malos"

    Gumersindo de Azcrate. (1840-191 7)

    Zudex, juez quien tiene a su cargo la administracin de justicia. De acuerdo con Carneluttil debe entenderse ms que una persona, una univer- sitas personarum o agregado de personas conjuntamente combinadas para la realizacin del oficio judicial.

    La transformacin tica del oficio judicial no es un acto rpido y espectacular, ni requiere grandes erogaciones; requiere de varias premisas para llevarla a cabo y para que a mediano plazo se obtengan frutos. Tales premisas son:

    l. Tomar la firme decisin de ejecutar las ideas.

    2. Desechar los pretextos que a menudo provienen de prcticas rutinarias y de la falta de tiempo.

    3. Dejar a un lado la creencia de que los deberes de los juzgadores y dems servidores del Poder Judicial, son de inherenciadeducida, para acoger la postura de que ellos deben ser explcitos y contenidos en un cdigo de tica.

    1 I~lituclones del Pmceso Civil. Ed. Buenos Aires, 1959. T.1, 194

  • 4. Tener fe y entusiasmo respecto a los cambios que se han de lograr.

    5. Realizar un esfuerzo sostenido que por ninguna causa se inte rrumpa, para no caer en la simulacin.

    Paralelamente a las actitudes, ser preciso para el propio Poder Judicial:

    1. Adoptar un cdigo de tica.

    2. No caer en la demagogia.

    3. Elevar la calidad de vida de jueces y dems servidores del Poder Judicial.

    4. Establecer criterios y parmetros objetivos para estimular y premiar a quienes se distingan en sus labores, no slo en una fecha, sino permanentemente.

    5. Reconstruir la deteriorada imagen que la sociedad tiene acerca del juzgador.

    6. Fomentar la autoestima, la vocacin y el orgullo de servir a los dems.

    7. Crear el servicio pblico de carrera o carrera judicial. Sin dejar de advertir la notoria importancia que tienen los recursos y

    programas de formacin, capacitacin y superacin sobre imparticin de justicia, debe buscarse una adhesin verdaderamente consciente y sincera a los principios axiolgicos, pues no basta con respetar y asumir en todos los actos el principio de legalidad, puesto que el comportamiento tico no se agota en la fidelidad externa a la ley, siendo incuestionable por tanto, la necesidad de que se establezcan normas mnimas de conducta tica.

    Comparto el criterio del Dr. Sergio Garca Ramrez cuando sostiene: "Es errneo reducir la tica de los servidores pblicos a un declogo para el comportamiento burocrtico. sta es una salida fcil e ilusoria. Primero debe quedar bien establecida la tica -d icho de otra forma, el designio moral- del Estado que designa a esos servidores, dispone sus trabajos y afronta sus consecuencias. Ese designio es el cimiento de cualquier declogo.

  • "El Estado moderno es un protagonista de la libertad, la seguridad, la justicia y el bienestar. Por lo menos, eso es lo que dice su 'escritura consecutiva7. Antes pudo ser otra cosa. Pero en nuestro tiempo tiene a su cargo la realizacin de esos valores y objetivos. Son la entraa del Estado moderno, mucho ms que la organizacin poltica o la distribucin del trabajo. stas son los instrumentos de aquellos propsitos: cuerpo, no espritu; herramienta, no idea. La perfeccin administrativa -si la hubiera- no absuelve de la insatisfaccin t i~a."~

    En efecto, ningn declogo puede resolver por s mismo el problema de la tica, su dimensin y profundidad obligan a enfrentarlo desde sus mltiples aristas. Es claro tambin que deben tomarse medidas concomitantes para lograr cambios perdurables en la conducta del ser- vidor pblico y que esos cambios necesariamente han de provenir del fuero interno de cada ser. No obstante y sin que lo asuma como una reduccin simplista, considero que esos declogos son instrumentos de innegable valor y utilidad sobre todo para quienes por el agobio de los trminos, expedientes, cuadernillos, cdigos, leyes, diligencias, audiencias y tantas ms tareas, cuanto implica el quehacer jurisdiccional, no encuentran un buen rato para tan hondas disquisiciones.

    Este trabajo est integrado por tres partes: en la primera incorporo algunas reflexiones personales, en la segunda, la compilacin de textos de singular relevancia en el terreno de la tica en el ejercicio de la abogaca. En la tercera parte inclu algunos textos para reflexin acerca del Poder Judicial. El apndice contiene el texto vigente del artculo 17 de la Consti- tucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos, as como el Ttulo Cuarto de la propia Constitucin.

    En la primera parte, se aborda el tema de los valores funda- mentales en la Constitucin Poltica, respecto de los servidores pblicos; enseguida se alude a la importancia de los derechos humanos, la tica y el civismo en la administracin de justicia; la sentencia como reflejo de los atributos intelectuales y las virtudes ticas del juzgador; la necesidad de definir el perfil del juzgador; luego se encontrarn algunos elementos para llegar a un cdigo de tica del juzgador; a continuacin se precisan las condiciones previa y posterior, para el logro de una transformacin cualitativa.

    2 G A R C ~ A RAM~REZ. Mornly Goblerno. Un antiguo sueiio. Peridico Excelsior, jueves 27 de abril de 1995, nilmero 28,414 MCxico, 1995.

  • Dado que no es un proceso unilateral que tenga su origen y se agote en el Poder Judicial, menciono los que considero como deberes del Ejecutivo con la administracin de justicia.

    Por otra parte y tomanda en consideracin que no slo juzgadores sirven al Poder Judicial, sino tambin otros empleados, incorpor los deberes ticos de todo servidor pblico, que extraje de un trabajo sobre Deontologa Administrativa, que realic hace tres aos.

    Los textos compilados tienen una excepcional vala, por lo que no deben verse como meros ejercicios retricos, o el conjunto de buenas intenciones, o como vana moralina que se pierde en unas simples hojas de papel. Por el contrario y tomando en cuenta la magnitud de los principios axiolgicos en que se basan esos declogos, cdigos, postulados y mandamientos, es preciso insistir, por obvio que parezca, en que fueron hechos para ser cumplidos.

    Habr casos en que su inobservancia ciertamente no conlleve una sancin prevista en ley, pero a su propia conciencia, a su recta conciencia, nadie puede escapar.

    Es ostensible que no me refiero a las buenas conciencias -con la connotacin de Carlos Fuentes- sino a una adhesin intemporal, frrea y conscientemente practicada, a los principios morales.

    Si bien es cierto que las facultades de todo juzgador son fundamen- talmente: 1) ordenatorias; 2) conminatorias; 3) sancionatoriasy 4) decisorias, igualmente cierto es que no podrn ejercerse cabalmente si no van precedidas de un hondo contenido tico.

    Guanajuato, Gto., Enero de 1996 Teresita Rendn Huerta Barrera.

  • PRIMERA PARTE CONSIDERACIONES FUNDAMENTALES

    SOBRE TICA DEL JUZGADOR

  • VALORES FUNDAMENTALES EN LA CONSTITUCI~N POLTICA, RESPECTO DE LOS SERVIDORES PBLICOS

    Uno de los temas de mayor significado en el mbito deontolgico de la funcin pblica es, sin duda alguna, su procedencia de las normas constitucionales. Aun cuando la Ley Fundamental es parca en la mencin de estos aspectos, es notoria la creciente importancia que tienen para el Constituyente. El Ttulo Cuarto de la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos, as lo acredita.

    Mucho ms all de la dimensin perceptible de los artculos, ha de buscarse y desentraase su alcance axiolgico. Esos valores fundamentales no se encuentran a simple vista, pero como afirma - e n un artculo periods- tico que ms que esto, es un magnfico ensayo de importanciaextraordinaria- el Dr. Sergio Garca Ramrez: "No compete al servidor pblico percibir libremente o sentir - c o m o se dice- el contenido de sus atribuciones, el rumbo de sus tareas y el detalle de sus deberes. Nos hallamos en un Estado de Derecho -no sin melladuras, por cierto-, y en tal virtud hemos de reconocer que es el Derecho, no la percepcin o el sentimiento, quien recoge las normas morales y orienta la conducta de los funcionarios.

    "Los ms importantes valores morales identificados o admitidos por una sociedad, como efecto de un proceso histrico y de una accin poltica, se hallan depositados en el sistema jurdico. Aqu est el mnimo tico exigible, que es el ms importante: el vital o indispensable. As, la moralidad en el servicio puede ser identificada, para estos efectos, con la legalidad de la conducta.

    "En consecuencia de lo dicho, el servidor pblico contrae el doble compromiso que mencion cuando formula el juramento que se hace en algunos sistemas o la protesta -o promesa- de cumplir y hacer cumplir la ley, que

  • se hace en el nuestro. La admisin del nombramiento vincula al empleado o funcionario, y la protesta proclama ese vnculo.

    "... El artculo 113 constitucional -que ho habla literalmente de principios, pero los involucra- se refiere a legalidad, honradez, lealtad, imparcialidad y eficiencia en el desempeo de los servidores pblicos. Los nuevos textos de los artculos 100 y 122, fraccinV1, de la Constitucin de la Repblica, que aluden a la carrera judicial del futuro, dicen que sta se regir por los principiosde excelencia, objetividad, imparcialidad, pmfesionalismo e independencia. Y el reformado artculo 21 de la Ley Suprema, en esta misma lnea de lo que pudiramos llamar un 'gnero de candor barroco', estipula que la actuacin de las instituciones policiales -nada menos- se regir por losprincipiosde legalidad, eficiencia, profesionalismoy honradezM3

    Por su parte el Dr. Miguel Angel Garca Domnguez precisa:

    "Los valores fundamentales de la funcin pblica (artculos 109, fraccin 111, y 1 13 constitucionales) son: legalidad, honradez, lealtad, imparcialidad y eficiencia.

    "a) Legalidad.

    "Independientemente de la garanta individual contenida en los artculos 14 y 16 constitucionales, la legalidad en la actuacin del servidor pblico responde al inters general.

    "Si la actuacin del servidor pblico no se ajusta a la legalidad, con autonoma de la afectacin a la esfera jurdica de un particular, estar lesionando el recto ejercicio de la funcin pblica y puede ser sancionado, al incurrir en responsabilidad.

    "b) Honradez.

    "Este valor, por naturaleza misma del poder pblico, es exigible a quienes lo ejercen, particularmente respecto de quienes son servidores pblicos de la imparticin de justicia. Teniendo relacin indudable con el manejo de los recursos del Estado, su contenido va ms all del aspecto econmico, la honradez se impone como norma general de la conducta del 3

    Mor

  • servidor pblico, e implica ajustar su actuacin a los mejores principios morales que deben ser constantes en todo individuo.

    "c) Lealtad.

    "La calidad del servidor pblico exige la entrega a la institucin, preservando y protegiendo los intereses pblicos, que son los de la Na- cin (pueblo); independientemente de intereses particulares, de partido, o de sectas, se es leal con la institucin pblica, que tiene a su cargo el ejercicio del poder pblico.

    "d) Imparcialidad.

    "El ejercicio de la funcin pblica no puede beneficiar a unos en perjuicio de otros, por lo que toda la actuacin de los servidores pblicos debe ser realizada sin preferencias personales.

    "Adems, se cumple as con un deber que imponen los artculos lo., 12, 13 y 134 en su actuacin.

    "e) Eficiencia.

    "Es la correcta utilizacin de los recursos del Estado, que son del pueblo, evitando el desperdicio por su inadecuada utilizacin, lo que es perjudicial para la poblacin.

    "Por tanto, todo servidor pblico en ejercicio de sus funciones deber utilizar los recursos pblicos, tanto humanos, materiales, tcnicos y financieros, con el mayor cuidado y esmero, dedicndolos exclusi- vamente al fin para el que se le proporcionen pues su desperdicio o desvo redunda en perjuicio de la funcin pbli~a."~

    Garca Ramrez considera que: "... de la ley proviene el guin para el desempeo del servidor pblico. Ella dicta las acciones y las abstenciones. El Estado de Derecho abarca ambas cosas: lo que el Estado debe hacer en bien del individuo y de la sociedad, constituida en comunidad poltica, y por lo que debe omitir con el mismo propsito tutelar oredentor. Slo

    4 Fimcidn Piiblirn. Vulorcs. (sln. sle) Mtxico, 1996.

  • existe un Estado de Derecho cuando ste omite lo que no le est permitido -por ejemplo, oponerse a las libertades o reducirlas- y hace lo que le est atribuido -por ejemplo, crear las condiciones para que haya justicia social, sobre todo si esta forma de la justicia es el meollo de la Consti- tucin Poltica. Ambas tareas -y no una sola- concurren a instalar un verdadero Estado de Derecho ... Si deseamos que los principios del servicio sean algo ms que la letra de unos pregones administrativos, deberemos integrar el servicio pblico con individuos que verdaderamente encarnen los buenos propsitos constitucionales. Empleados y funcionarios que sean, como seres humanos -antes, pues, que servidores pblicos-, efecti- vamente honrados, leales, imparciales y eficientes.

    "sta es la piedra de toque del servicio pblico. Sugiere lo que ya resulta una exigencia a voz en cuello: prescindir del reclutamiento fun- dado en criterios patrimonialistas o clientelistas.7's

    Es fcil advertir la marcada complejidad no ya de los preceptos constitucionales y sus valores nsitos, sino de llevarlos a la prctica, de tenerlos como la ms significativa gua institucional, de convertir esos principios axiolgicos en exigencias a cumplir con singular rigor y conviccin.

  • IMPORTANCIA DE LOS DERECHOS HUMANOS, LA TICA Y EL CIVISMO EN LA ADMINISTRACI~N DE JUSTICIA

    Hoy da estamos en una fase de lucha abierta contra la incivilidad, la arbitrariedad y el autoritarismo. Las exigencias de igualdad, legalidad y libertad, postuladas por las modernas concepciones democrticas, slo podrn lograrse tomando como fundamento el respeto incondicional al status jurdico del gobernado.

    Los Estados-miembros de la Federacin mexicana, debern responder sin tibiezas al nuevo orden de protecciones, en lucha continua contra las soluciones autoritarias.

    Espero que las consideraciones expresadas en este somero anlisis, lleguen a motivar enfoques ms profundos sobre el respeto y proteccin a 10s derechos humanos por parte de los servidores pblicos en la admi- nistracin de justicia.

    El dinamismo y la riqueza de los derechos humanos, en el mbito de la administracin los convierte en prcticamente inagotables.

    Esa posibilidad de ensancharse no lleva nsita la idea de cambio continuo, sino la permanencia de los que son fundamentales, con las variantes que impone el proceso de adaptacin a la realidad social, siempre en movimiento.

    Tal dinamismo nos obliga a revisar algunas ideas que al respecto han dejado los escritores del pasado. As, John Locke (1632-1704) propone como derechos naturales, los derechos de la vida, la libertad y la pr~piedad.~

    6 Thc Second Trcotisc of Civil 0obemmcnl.Cnp.lI. por Melden, A.1. Dereclros p Personas. Los inlores p lfr I i~lsqitrd~~plosIJic~~. Ed. Fondo do Cullurn Econmico. MCxico, 1980, p. 327

    3 3

  • Para l como para su antecesor Tomas Hobbes, el Estado deja de ser un hecho natural y orgnico resultante de la naturaleza social del hom- bre. J.J. Rousseau (1712-1778) bordar sobre esta idea en "El Contrato Social" (publicado en 1762) y por influencia, la declaracin de 1789 y la Constitucin Francesa de 1791, manifestaran que "el principio de toda soberana reside esencialmente en la Nacin." La Constitucin jacobina de 1793, ser todava ms rusoniana, pues afirmaba que: "la soberana reside en el pueblo." As se consagra la visin individualista de la burguesa:

    Son los individuos los que se enfrentan al despotismo y los que en todo momento tienen el derecho de limitar y de transformar la forma del gobierno, al punto que "cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurreccines, para el pueblo y para cada porcin del pueblo, el ms sagrado de los derechos y el ms indispensable de los deberes. Sea cual fuere la forma de gobierno, sta nunca podr violar 'los derechos naturales, inalienables y sagrados del hombre', ms an, el fin del gobierno es precisamente garantizar y conservar esos derechos naturales e impres- criptibles."'

    Los autores de la "Declaracin de los Derechos del Hombre y del Ciudadano", proclamada por la Asamblea Nacional Francesa en 1789, y que fue luego aadida a la Constitucin Francesa en 179 1, enumera como sagrados los siguientes derechos humanos: a la libertad, propiedad, seguridad y resistencia a la opresin.

    Hay variantes en las listas de tales derechos, pero siempre aparecen en ellas, reiteraciones de la compilacin original del Locke.

    En 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas, manifest su disconformidad con los derechos tan slo a la vida, la libertad, la propiedad y la seguridad de las personas, "y con espritu generoso aadi a la lista de derechos humanos, otras cosas, entre ellas, jel derecho al descanso, a tiempo libre y vacaciones peridicas pagadas! Con espritu menos generoso que el de este organismo, tambin se ha dicho que las personas tienen derecho al castigo. Y an tendramos que agregar que otros autores mencionan el derecho que las personas tienen a instituciones justas o a instituciones que protejan sus bienes e interese^."^ 7

    VILLORO TORANZO, MIGUEL. Derecho Pblico y Dereci~o Prlvudo. Ed. Jus. MExico. 1975, pp. 32 y 33. 8

    MELDEN, A.1. (SuprnNotn 1) Op. Ci1.p. 328.

  • La diversidad y multiformidad de la expresin derechos humanos, podra conducirnos al caos de la imprecisin. Por esta razn, es necesario remitirse a su determinacin constitucional, desprendiendo tales derechos de la propia Ley Fundamental.

    Aun cuando a ciertos ideales se les confiera jerarqua jurdica - como, por ejemplo: el derecho a la vivienda, a la alimentacin, a vacacio- nes, al vestido, etc. etc.-, es conveniente sealar que ellos no dejarn de ser meros ejercicios retricos, hasta cuando logren crearse las condiciones que garanticen su disfrute y viavilidad.

    Por tales razones, resulta claro el distingo entre los derechos hu- manos fundamentales, y las prerrogativas (permtaseme denominarlas convencionalmente as, para distinguir estos derechos derivados, de los pro- piamente fundamentales o humanos), que son una subclase de aqullos, o sea, derechos implcitos en uno esencial.

    Por tanto, ser persona no implica ya solamente ser un centro tico autnomo, como sostena Kant, sino ser titular de derechos humanos, de libertades polticas y derechos civiles ; y tambin, desde ahora en adelante, ser titular de las humanas pretensiones de concretar la dignidad del hombre en la esfera econmica de las actividades productiva^.^

    No podemos ya concebir una vida propiamente humana, despojada de derechos fundamentales y protegidos por los ordenamientos, como son: la vida, la libertad, la educacin, la salud, la seguridad jurdica o la participacin poltica. Y nuestro pas en ese sentido, se ha caracterizado por la bsqueda incesante de frmulas tendientes a garantizar la protec- cin de tales derechos.

    Desde los inicios de las luchas independentistas de 1810 a 1821, surge como una constante, el aseguramiento de las libertades pblicas y privadas.

    Ahora se advierte en el contexto nacional mexicano, la tensin dialctica entre lo individual y lo colectivo, el respeto a los derechos individuales y los reclamos de justicia social.

    9 CERRONI, HUMBERTO. Reglurp Vulores de lo Deniocmcilr. Ed. Alinnm, Consejo Nacional parn In Cuiwra y las Anes, Mtxico, 1991. p. 74.

  • Como bien sabemos, la Constitucin de 19 17 fue el resultado de un largo y sangriento movimiento revolucionario iniciado en 19 10, que busc satisfacer exigencias polticas, sociales y econmicas del pueblo mexicano. Esta Constitucin "tiene una caracterstica que la hace nica entre las dems constituciones del mundo occidental. Y es que por primera vez en el constitucionalismo clsico se consignan en ella garantas sociales al lado de las garantas individuales ... La Constitucin mexicana -anterior, en el tiempo, a las constituciones europeas de la primera posguerra (19 19- 1939)- habla ya de derechos en favor de los grandes grupos sociales: campesinos y obreros. Y se elevan al rango de normas constitucionales sus respectivas reivindicaciones."1

    La dignidad de la persona humana no puede consistir solamente en la titularidad de la dignidad moral, de la subjetividad jurdica, de la libertad poltica, sino que debe llegar a la remocin de los impedimentos sociales, a la efectiva formacin de la persona; y en esta remocin debe dedicarse de lleno a una autorreconstruccin de la persona, ya que el desa- rrollo del individuo slo puede ser, despus de todo, obra del individuo mismo. El cambio del medium social debe llevarse a cabo como consabido crecimiento cultural de los individuos que lo componen."

    Concomitante a lo anterior, es necesario abrir un pequeo parn- tesis para reflexionar en un fenmeno caracterstico del hoy que vivimos: la continua insatisfaccin. "Normalmente, el occidental tiene bastante libertad, busca el bienestar y la seguridad y por eso, 'valora' un Estado protector que atienda a sus necesidades. Sin embargo, la espiral de las necesidades no tiene lmites y virtualmente no tiene fin y, a la postre, habra que satisfacer no ya las necesidades, sino los deseos."12

    No puede dejarse al margen una consideracin de tanto peso, en el terreno de los derechos humanos, pues nos hace reconocer de modo directo, que los ideales de la sociedad occidental se han transforma- do sustancialmente.

    Para el anlisis de los derechos humanos, es conveniente recordar a quienes los clasifican en tres y en cinco grupos (J. Maritain y V. Linares Quintana, respectivamente). En el primer caso se alude a derechos:

    10 GONZALEZ URBE. HI?cTOR. Honib-y Esrudo. Estudios Polltlco-Constitucionales. Ed. Pomln. Mdxico, 1988, pp. 163 y 161.

    11 CERRON1. Op. cit. p. 92.

    12 SARTONNI OIOVANNI. Teorla le la Dcmocmcb O), Ed,Aiinnza Universidad, MCxico, 1989, p. 583.

  • 1) De la persona humana. 2) De la persona cvica. 3) De la persona social.

    En el segundo supuesto, se dividen los derechos humanos en los siguientes grupos:

    1) Libertad civil. 2) Libertad patrimonial. 3) Libertad social. 4) Seguridad jurdica. 5 ) Garanta de la libertad.I3

    Ambas clasificaciones tiene propsitos preponderantemente didcticos y resultan de gran utilidad. Bajo una concepcin totalizante o globalizadora, tendramos que llegar necesariamente a concluir que todos los derechos humanos tienen relacin con la Administracin Pblica. No obstante, un afn de deslindamiento y particularizacin nos conduce a segregar los que de manera directa se relacionan con la administracin, lo cual nos da como resultado el distingo entre dos grupos de derechos:

    1) Los que provienen del derecho natural y que son reconocidos expresamente por la Constitucin.

    2) Los que han sido creados o constituidos por el ordenamiento jurdico-positivo y que son derivaciones de los primeros, pudindoseles denominar derechos humanos derivados, sub- clases, prerrogativas administrativas, derechos institucionales, o implcitos, pueden encontrarse aisladamente en la Ley Fundamental, en la legislacin secundaria o en los reglamentos.

    Los primeros, constituyen el basamento en que se fiinda el ordena- miento positivo en general y obran siempre en el Texto Constitucional de la Nacin.

    13 CARPIZO. JORGE. Lo Conslif~1ci6n MET~CUIIU de 1917. Ed. Poma, MCxico, 1983. p. 150.

  • Los segundos son fuente de relevancia singular en el quehacer administrativo. No se encuentran sistemticamente descritos y comprendidos en un cdigo, una ley o un reglamento, por lo que abren enormes perspectivas a la creatividad, para responder a las situaciones que plantea la realidad.

    Ambos grupos de derechos se convierten en verdaderas garantas que el gobernado puede invocar frente al Estado.

    Una gama importantsima de tales derechos cubren, no ya la forma de compensar la desigualdad que trasunta la posicin jurdica del particular en relacin con los entes estatales, sino que son en s coto para impedir la irresponsabilidad y la arbitrariedad del poder pblico.

    Antes de emprender la glosa de ciertos preceptos constitucionales, considero necesario anotar algunas caractersticas de los derechos fundamentales.

    1) Son inalienables.

    2) Son intransferibles.

    3) Favorecen los intereses de la persona. 4) Son esenciales e inmanentes a toda persona humana.

    5) Su violacin siempre causa un perjuicio a la persona que es su titular.

    6) Su violacin entraa no slo el derecho a desaprobar o censurar, sino el derecho a la reparacin ya sea directa o indirecta.

    7) Protegen y conservan la integridad del individuo.

    8) En los vnculos con los dems, imponen respeto irrestricto y correlativo.

    9) No se conciben sin la existencia de la persona humana y sta no se concibe en su integridad, sin la existencia de ellos.

    Con base en las caractersticas sealadas, es posible identificar en el texto constitucional, aquellos derechos que son fundamentales, y

  • algunos que son derivados -aun cuando ya hemos dicho que normal- mente se encuentran en la legislacin secundaria y en los reglamentos-, y otros que aunque tengan la apariencia de derechos, no son ms que ideales o aspiraciones.

    As, frente a la Administracin Pblica, in genere el individuo tiene los derechos de:

    1) Igualdad administrativa, no circunscrita a la igualdad ante la ley, sino proyectada ante la Administracin Pblica, en relacin con los actos jurdico-administrativos, productores de efectos concretos (artculos 4,27 y 134).

    2) Libertad (artculos 2 y 5, prrafo 50.).

    3) Libre expresin de ideas (artculo 6).

    4) Informacin (artculo 6).

    5) Peticin (artculos 8 y 35, fraccin V).

    6) Obtener un acuerdo escrito de la autoridad a quien se haya dirigido una peticin (artculo 8).

    7) Asociacin o reunin pacfica con cualquier objeto lcito. (artculo 9).

    8) Libre trnsito (artculo 1 1).

    9) Audiencia; instrumentacidn del debido proceso; fundamen- tacin y motivacin (artculos 14 y 16).

    10) Administracin de justicia por tribunales que estarrn expedidos para impartirla en los plazos y trminos que fijen las leyes (artculo 17).

    11) Obtener resoluciones de manera pronta, completa e imparcial (artculo 17).

    12) Que se garantice la independencia de los tribunales y la plena ejecucin de sus resoluciones (artculo 17).

  • 13) Que se respeten las garantas en materia penal (artculos 14, 16, 17, 18, 19,20, 21, 22, 23).

    14) Que se apliquen como sanciones (por infracciones de los reglamentos gubernativos y de polica) nicamente la multa o el arresto hasta por 36 horas (artculo 21).

    15) Que se fomenten el crecimiento econmico y el empleo (ar- tculo 25).

    16) Justa disribucin del ingreso y la riqueza que permita el pleno ejercicio de la libertad y la dignidad de los individuos (ar- tculo 25).

    17) Que la ley aliente y proteja la actividad econmica que realicen los particulares (artculo 25).

    18) Participacin y consulta popular en el sistema nacional de planeacin democrtica (artculo 26).

    19) Propiedad (artculo 27).

    20) Que se expropie slo mediante la ley declarativa de utilidad pblica e indemnizacin (artculo 27).

    21) Que se haga una distribucin equitativa de la riqueza pblica, cuidar de su conservacin, lograr el desarrollo equilibrado del pas y el mejoramiento de las condiciones de vida de la poblacin rural y urbana (artculo 27).

    22) Que siendo dueo de un terreno, pueda libremente alumbrar las aguas del subsuelo, mediante obras artificiales (artculo 27).

    23) Nacionalidad (artculo 30).

    24) Recibir instruccin cvica y militar (artculo 31, fraccin 11).

    25) Que sus contribuciones sean de la manera proporcional y equitativa que dispongan las leyes (artculos 3 1, fraccin IV y 73, fraccin VII).

  • 26) Preferencia (a los mexicanos en igualdad de circunstancias con extranjeros) para toda clase de concesiones y para todos los empleos, cargos o comisiones del gobierno (artculo 32).

    27) Ciudadana (artculo 34).

    28) Votar en las elecciones populares (artculo 35, fraccin 1).

    29) Ser votado para todos los cargos de eleccin popular (artculo 35, fraccin 11).

    30) Asociacin libre y pacfica para tomar parte en los asuntos polticos del pas (artculo 35, fraccin 111).

    31) Estar inscrito en el catastro de la municipalidad y en el Registro Nacional de Ciudadanos (artculo 36).

    32) Hacer uso de los medios de impugnacin en materia electoral (artculo 4 1)

    33) Proteccin al ambiente y preservacin y restauracin del equilibrio ecolgico (artculo 73, fraccin XXIX-H).

    34) Que de las quejas en contra de actos u omisiones de naturaleza administrativa (que violen los derechos humanos) prove- nientes de cualquier autoridad o servidor pblico, conozcan los organismos de proteccin de los derechos humanos que otorga el orden jurdico mexicano (artculo 102-B).

    35) Que el Municipio preste los servicios pblicos comunitarios (artculo 1 15, fraccin 111).

    36) Que se diriman las controversias suscitadas entre 1aAdminis- tracin Pblica estatal y los particulares, en los tribunales de lo contencioso administrativo dotados de plena autonoma para dictar sus fallos (artculo 116, fraccin IV).

    37) Que los gobernadores de los Estados publiquen y hagan cumplir las leyes federales (artculo 120).

  • 38) Que los ttulos profesionales expedidos por las autoridades de un Estado, con sujecin a sus leyes, sean respetados en los otros (artculo 121, fraccin V).

    39) Que los actos del estado civil de las personas sean de exclusiva competencia de las autoridades administrativas, en los trminos que establezcan las leyes, teniendo la fuerza y validez que las misma les atribuyan (artculo 130).

    40) Tener como Ley Suprema de toda la Unin, a la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos, las leyes del Congreso de la Unin que emanen de ella y todos los tratados que estn de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por el Presidente de la Repblica, con aprobacin del Senado (artculo 133).

    41) Que los Jueces de cada Estado acaten a la Constitucin General de la Repblica, las leyes y tratados a pesar de las disposi- ciones en contrario que puedan haber en las Constituciones o leyes de los Estados (artculo 133).

    Los derechos humanos en el espacio administrativo surgen con un amplio margen de abstraccin e indeterminacin, por lo que se requiere necesariamente.de ejercicios jurdicos para lograr precisarlos, bien sea a travs de su incorporacin concreta al Derecho positivo, o por medio de la interpretacin, la completud o integracin del orden legal vigente.

    El transcurrir de las tres ltimas dcadas nos ha dejado una gran cantidad de libros jurdicos, artculos, ensayos, tratados, reglamentos, manuales y estudios sobre: planeacin, programacin, presupuestacin, organizacin, direccin, control y temas similares. Es indudable que en su conjunto, propugnan la mejora y perfeccionamiento de la Admi- nistracin Pblica, ya que apuntan a la formacin de instrumentos jurdicos y administrativos, capaces de responder a un nuevo orden de potestades estatales.

    No obstante el encomio que merece tal labor, considero que se ha perdido en la inmensidad de los textos, una parte no complementaria, sino fundamental, como lo es la tica. No vista como una mera disciplina formal, sino como un principio de conducta, como un marco integral de actuacin de todo servidor pblico.

  • En el campo de los derechos humanos y la administracin de justicia no es posible dejar a un lado los principios deontolgicos, puesto que slo a partir del respeto a ellos, se lograr la transformacin del Poder Judicial.

    El renovado enfoque hacia los derechos humanos, tendr que llevarnos necesariamente a:

    1) Desarrollar la cultura y la praxis cvicas.

    2) Subrayar la importancia de las actitudes, prerrogativas y obligaciones del ciudadano para con su entorno y sus seme- jantes.

    3) Transformar los esquemas tradicionales de reaccin, contra la ilegalidad y la arbitrariedad.

    4) Privilegiar el papel de la tica, en la nuevo nocin del servidor pblico.

    Slo as se lograr la triple armona entre: DERECHOS HUMANOS, TICA Y CIVISMO.

  • LA SENTENCIA COMO REFLEJO DE LOS ATRIBUTOS INTELECTUALES Y LAS VIRTUDES TICAS DEL JUZGADOR

    E1 desarrollo de este tema podra crear a simple vista aquella sensacin que surge cuando reabrimos un obsoleto expediente judicial sobre el que recae el peso de la cosa juzgada. No obstante, considero que para quienes vivimos la singular experiencia de dictar sentencias, el asunto adquiere una redoblada atraccin y actualidad.

    A partir de muy diversas perspectivas, puede estudiarse la sentencia. Como acto jurdico, como documento, como la forma normal de extincin de la relacin procesal, como una estructura unitaria e indivisible. Desde el punto de vista formal o material, objetivo o subjetivo; como concrecin del Derecho y tantas ms, cuantas abarque el ingenio en la investigacin jurdica. Lo que hace patente la amplitud y alcance del tema. Sin embargo, por ahora me concretar a tratar de resolver tres interrogantes: 1) La sentencia es en realidad un silogismo? 2) Cules son las formalidades intrnsecas y extrnsecas que invariablemente deben concurrir en la formacin de una sentencia? 3) Cul es la naturaleza esencial del quehacer del juzgador? Algunas de las ideas que aqu se contienen, apenas si se esbozan sin encontrar su ulterior tratamiento; ello obedece a las dimensiones y a la profundidad del tema mismo.

    Concepcin mecnica de la funcin jurisdiccional: La sentencia como silogismo

    Durante el siglo XIX se difundid ampliamente la idea de que la sentencia era un simple silogismo constituido por una premisa mayor - la ley-, una premisa menor -hechos- y una conclusin -fallo-. Aun cuando haya todava algunos que quedndose a la zaga del progreso en la ciencia del Derecho, se manifiesten partidarios de tan simplista

  • concepcin, connotados juristas como los que conforman el movimiento del realismo jurdico, los de la escuela egolgica, quienes integran la escuela alemana de la jurisprudencia de intereses, Gny, Ihering, Kelsen y Stammler, entre otros, la han rechazado categricamente. Al respecto afirma Recasens Siches: "El verdadero meollo de la funcin judicial nunca radicara en el silogismo que pudiese formularse sino que consistira en la eleccin de premisas, por parte del juez. Una vez elegidas las premisas, la mecnica silogstica funcionar con toda facilidad e indiscutible correccin. Pero funcionar con idntica correccin cualesquiera que sean las premisas que el juez haya elegido. La lgica formal de la deduccin trata solamente de la correccin formal de la inferencia, pero no suministra ningn criterio para elegir entre las varias premisas que sean posibles. Ahora bien, es el juez quien tiene que decidir la eleccin de la premisamayor, sobre la cual vaya a fundar su sentencia, si es que presenta el problema de que haya ms de una premisa posible, cada una de ellas vigente en el ordenamiento jurdico positivo. Pero recurdese, adems, que, como hice ya patente, las premisas son elegidas en funcin de lo que se estima como fallo correcto."14

    Los equvocos en que incurri la llamada "concepcin mecnica" de la funcin jurisdiccional y de la sentencia como un silogsmo, surgie- ron de la indebida apreciacin de la tarea del juzgador que se estimaba como quehacer de conocimiento y no de valoracin - c o m o es el caso-. Valoracin que servir de base para la ulterior manifestacin de la voluntad del Estado, a travs de una resolucin, por lo que con propiedad se afirma que: "sentenciar no es conocer sino valorar."

    Quien es juzgador, o ha sido, podr corroborar que el esquema silogstico ya referido no corresponde a la realidad, dado que el proceso racional para llegar al fallo no se cie a una estructura impuesta o predeter- minada que forzosa y necesariamente se siga en todos los casos. La ndole de los casos, sus complicaciones y la diversidad de elementos que con- curren en cada juicio, tornan en especial y particular la operacin mental conducente a la resolucin. Ello implica que ante la gran variedad y comple- jidad de procesos, se d la singularidad lgica respecto de cada uno de ellos. Por tanto, no es posible marcar una va nica, infalible, que sin tropiezos conduzca al resultado que se espera obtener. Al respecto sostiene, Calamadrei: "La operacin, tal como se desarrolla en la mente de cada juez, no se produce nunca a travs de una sucesin de fases netas 14 RECAS~NS SICHES, LUIS. Trufado General de Filosopu del Dcrecho. Ed. MCxico, Porrdn. 1970, p. 318.

  • y separadas, ya que en el pensamiento vivo, que se rebela a toda anatoma, aqullas se alteran y compenetran de un modo inconsciente o irregular.""

    Esa operacin mental, es claro que no se refiere a la forma como se da a conocer a las partes la sentencia -pues en virtud del cumplimiento de la ley; debe constar de las tres partes primordiales- sino a la forma como se origina la misma.

    Formalidades extrnsecas e intrnsecas de la sentencia

    Al precisar las formalidades de la sentencia, cabe advertir que se refieren a la resolucin definitiva -y no as a la interlocutoria-, entendida sta, en su sentido amplio, como el acto conclusivo del proceso que decide el juicio en lo principal.

    a) Formalidades extrnsecas

    FECHA. Debe expresarse con claridad y exactitud el da, mes y ao en que fue dictada, ya que aun cuando pudiera resultar sobreentendida esta formalidad, es necesaria su precisidn, para cualquier anlisis ulterior, para los efectos de la notificacin, para establecer si el juez la pronuncio en da hbil o inhbil, si se est en tiempo de impugnarla y si se acataron o no los trminos que la legislacin marca para ese efecto.

    MEDIO DE EXPRESI~N. Tanto los procesos escritos como los procesos orales exigen el acto de la sentencia, su emisin por escrito, a mquina, de acuerdo con nuestra legislacin tambin en idioma castellano, deber constar en los mismos autos. El expediente deber estar rubricado, foliado, sellado en el centro del cuaderno, de manera que abarque las dos caras. De ese cuaderno formado con motivo del juicio, es posible, en caso necesario extraer testimonio de la sentencia.

    FIRMA. La sentencia debe ser firmada por el juez o magistra- do. Al igual que las dems resoluciones judiciales, debe constar en todo caso la firma del secretario. Cuando falta este requisito, la sentencia carece de la fuerza y carcter de tal. Evidentemente no puede ser suscrita s61o

    15 Cfr. Lo GCnesis Ldgico de /u Senfenclu.Tomo 1, S.P.C., 1930, p. 51.

  • por el secretario, y de ser as no puede tenerse por vlida ni perfectible, ni es posible subsanar dicha omisin a travs de los recursos.

    VALOR PROBATORIO DEL DJCUMENTO. La sentencia, como tal, "no acredita la verdad de los hechos admitidos por el juez o magistrado y de los que ellos no han sido testigos. Pero s prueba los hechos de los que stos toman razn directa para su decisin, el hecho de haberse otorgado, y su fecha."16

    b) Formalidades intrnsecas El contenido de la sentencia responde a formatos o modelos ms

    o menos similares, de acuerdo con las diversas legislaciones o con los cdigos de procedimientos. En sus aspectos coincidentes sealan como formalidades intrnsecas, por su orden, las siguientes:

    E X P O ~ I C I ~ N DE HECHOS. Este prembulo que indefectiblemente debe formar parte de una sentencia, denominado "resultandos", porque en l se establece todo lo que "resulta" de los autos, es el resumen en el que el juez seala los aspectos relativos a la demanda y a la contestacin, as como la narracin de toda la secuencia del juicio y del trmite del expediente, hasta la audiencia -denominada tambin "llamamiento de autosy-, especificando con claridad los siguientes puntos: a) Deter- minacin de las partes; b) Objeto de litigio; c) Versin de los hechos presentados por aqullas; d) Causa de la pretensin; e) Fundamento jurdico de la misma; y f) Relacin de todo el trmite probatorio.

    APLICACI~N DEL DERECHO. A continuacin de la parte descrita, vendrn tambin en forma invariable, los llamados "considerandos". Son la parte medular de la sentencia y expresan la motivacin de la decisin mediante un proceso lgico que comprende las tres siguien- tes etapas: a) Examen de la prueba. En esta parte se detalla en forma separada lo que resulta acreditado respecto de los hechos alegados por las partes," haciendo mrito de cada uno de los puntos pertinentes de derecho fijados en la discusin, pudiendo referirse en cuanto a stos, en algunas legislaciones, a los escritos de las partes; pero en algunas otras no es necesario considerar en la sentencia, todas las pruebas ofrecidas por

    16 COUTURE, EDUARDO J. Fundamcnlos JelDerecho Proceso1 Civll. 3n. Ed., Buenos Aires, Dcpalmn, 1958, p. 277.

    17 ALCINA. HUaO.Tratado Tc6rico Prctico de Derecho Procesnl Civil y Comercial. 2a. M., Buanoi Airar. Edinr, Tomo u, p. 385.

  • las partes, sino tan slo las que sean pertinentes y conduzcan a la resolucin de las cuestiones debatidas. b ) Determinacin de la norma aplicable. Se debe citar expresamente el precepto de la ley, leyes o cdigos correspondientes a las acciones y excepciones deducidas, as como la juris- prudencia pertinente al caso que se resuelve y, a falta de ellas, la invo- cacin sustentada y razonada en los principios jurdicos, en su defecto, o para fortalecer el criterio del juzgador, en los Principios Generales del Derecho, tomando en consideracin las circunstancias particulares del caso, y siempre y cuando no se est en presencia de estricta aplica- cin de la letra de la ley.I8 c ) Examen de las condiciones de la accin. Para acogerla, necesariamente deben concurrir tres elementos: Derecho, norma legal que ampare el caso concretoIg, calidad -legitimacin ad causam-, conformidad entre el actor y el demandado o aquel a quien la norma ampara -legitimacin activa- y conformidad entre el demandado y aquel contra el cual la norma ampara -legitimacin pasiva-; y por ltimo, inters, pues slo existiendo ste, se pone en movimiento la acti- vidad jurisdic~ional.~~

    DECISI~N. La sentencia finaliza con el pronunciamiento expreso y preciso, que no deje lugar a dudas, emitido por el juzgador, con arreglo a las acciones deducidas en el juicio, a travs del cual se declara el derecho de los litigantes, condenando o absolviendo, en todo o en parte.

    Tomando en cuenta que el rgano decisor debe ceirse estricta- mente al contenido del litigio, slo puede y debe referirse a las partes en litigio, como sujetos de la relacin procesal, absolviendo o condenando. Debe tambin recaer exclusivamente, sobre el objeto de la proteccin deducida, no pudiendo existir pronunciamiento vlido que exceda aqulla. Debe comprender entonces, las cuestiones incidentales o principales, cuya decisin haya sido solicitada en forma y tiempo oportuno; debe, adems, emitirse con arreglo a la causa o causas invocadas en los escritos que constituyen el proceso.

    En esta ltima fase a la que suele denominarse "decisin" deben quedar incluidos los siguientes aspectos: a) Separacidn de cuestiones. Tomando en cuenta que la legislacin procesal permite a quien demanda, acumular varias pretensiones y, a su vez, a quien es demandado deducir I R .-

    Vid. SENT~S MELENDO, S. El Juezy elDerecho. Buenos Aires, Ejcnn, 1975. "lum-Novll C u r l ~ r ' : 19

    ALCINA, Supru Ibld 20

    Supra IblJ. 'Sin inters no hay uccin".

  • varias excepciones y defensas, sucede con frecuencia que en una misma resolucin, el Juez o Magistrado debe resolver diversos asuntos en la propia sentencia. En ese caso, cuando sean varios los puntos litigiosos debe hacerse la separacin correspondiente a cada uno de ellos, en este pronunciamiento. d) Costas. Este aspecto reviste un carcter accesorio en la sentencia, y es regulado conforme a diferentes criterios; ya sea objetivos o subjetivos. En la decisin o resolutivos, adems de sealar contundente e imperativamente la conclusin del juzgador, se ordena practicar la notificacin respectiva.

    Despus de tan abreviada exposicin sobre las formalidades elementales de la sentencia, es necesario enfatizar la importancia que tiene la motivacin en los considerandos, que debe ser fiel reflejo del respeto a la garanta seguridad jurdica. Los considerandos son la esencia de la sentencia y a su vez la motivacin es la esencia de todo considerando; a ella se llega por medio de explicaciones, entrelazamiento de circuns- tancias, justificaciones y, en general, de razonamientos lgicos, que expresados en el particular estilo literario judicial, revelan la calidad del fallo y las virtudes del juzgador.

    Naturaleza del quehacer del juzgador

    El juzgador ante la pesada y abrumadora carga de trabajo, pocas ocasiones tendr de meditar sobre la ndole e implicaciones de la tarea a l encomendada. No se trata de un deseo consciente de evitar disqui- siciones tericas o filosficas, es la imposibilidad material de quien se ve diariamente agobiado por acuerdos, diligencias, pruebas, audiencias, trminos y cuanto ms supone la existencia de intereses antagni- cos. De ah que devenga rutinaria -si no es que tediosa-, una de las misiones ms delicadas y nobles: la de impartir justicia,

    Pese a tal situacin, debemos luchar con tesonero afn por dignificar y perfeccionar el quehacer jurisdiccional, "porque ni el par- lamento ms sabio, ni el gobierno ms diligente, ni el mejor intencionado ciudadano, servirn para gran cosa si no apoyan sus respectivas labores en un gran poder judicial que sea para todos garanta y centinela, amparo y castigo, defensor del derecho cohibido y develador de las extrali- mitaciones. El Poder Judicial es la clave de la b~eda."~l 21

    OSSORIO, ANOEL. La Justicia 1. Pr6logo y notas de Snntlago Sents Melendo, 2n. Ed., Buenos Aires, Wiclones Juddicas Europa. AmCrica 1961, p. 25.

  • Si por medio de la sentencia se logra la individualizacin de la norma jurdica, al supuesto concreto, podemos inferir con toda propiedad que el quehacer del juzgador tiene una naturaleza eminentemente creativa y no mecnica.

    El desarrollo de Ia funcin jurisdiccional supone una serie de ac- tividades interrelacionadas y simultneas para constatar el hecho jurdi- camente relevante y para determinar su calificacin conforme a derecho.

    Se aprecia con gran nitidez dicha creatividad, cuando estamos frente a casos complicados y difciles, en relacin con los cuales no puede formularse en forma inmediata la resolucin; bien porque no sea sencilla la identificacin de la norma considerada como aplicable al problema especfico, en razn de que en el mismo nivel de jerarqua formal no hay slo una norma, sino varias, cuya eleccin depende del punto de vista que se adopte; bien porque el sentido y alcance del precepto, que parezca el adecuado, no sea del todo claro, o porque el caso no est previsto expresamente por la ley -una laguna en el orden jurdico positivo-, supuestos en que incuestionablemente la tarea del juzgador se traduce en creacin de normas dotadas de fuerza ejecutiva.

    Desde el momento en que el juzgador decide admitir el escrito que origina el proceso, piensa en la sentencia como meta, cuya con- secucin depender en gran medida de la voluntad de las partes. Sin embargo, el pronunciamiento final, su direccin, contenido y sentido s61o los determina el juez.

    Si bien es cierto que el postulado que deriva del artculo 17 consti- tucional, cobra dimensiones de mandato cuando dice: "... emitiendo sus resoluciones de manera pronta, completa e imparcial", igualmente cierto es, que la prontitud no puede ser una circunstanciaabsoluta e infalible, ms, si consideramos los volmenes de trabajo y su continuo incremento. Por tal motivo, ser preferible contar con resoluciones completas, imparciales, congruentes, exhaustivas, bien fundadas y motivadas, que con aquellas que son rpidas, que observan los plazos para su emisin, pero que descuidan o son carentes de las otras cualidades.

    La responsabilidad y actitud del juez son fundamentales. No basta que sea apto, que tenga un respetable bagaje cultural, para que emita decisiones justas. Es indispensable que como ser humano extraiga sus mejores actitudes y cualidades morales, pues no debe olvidarse que la palabra sentencia proviene de sentire, sentir.

  • En suma, la sentencia es reflejo de la disciplina, preparacin, rectitud, equilibrio, integridad, ponderacin, claridad y en general de los atributos intelectuales y de las virtudes que deben ser propias de quienes juzgan. Slo mediante la prctica de esas virtudes se lograr la credi- bilidad y respetabilidad de los tribunales, para los que es exigencia, con- centrar todos sus esfuerzos para que la justicia prevalezca aun a costa de fatigas y desazones.

    Por eso, una tarea tan ardua debe ser reconocida institucio- nalmente. Debera, en consecuencia, impulsarse lo que en su conjunto se llama: Derecho premial. De otra forma, vendra bien un smil entre el Poder Judicial y Saturno, aquella deidad romana que devoraba a sus propios hijos.

  • NECESIDAD DE DEFINIR EL PERFIL DEL JUZGADOR

    La definicin del perfil del juzgador propone importantes desa- fos. No es la bsqueda de hombres perfectos e infalibles, sino de seres humanos perfectibles, que tiendan a superar sus propias debilidades.

    El concepto de responsabilidad, de viejo cuo, ha probado ser insuficiente para lograr transformaciones de fondo, pues las circuns- tancias cotidianas que se yerguen ante los dems como manifestacin de un poder casi omnmodo del Estado, llegan a producir la idea de que la Administracin es un cosmos de privilegios, ms que de servicios.

    A partir de esa definicin, podrn precisarse las principales ca- ractersticas que la sociedad reclama a quienes le sirven, en la impar- ticin de justicia.

    Debe entenderse como perfil: el conjunto de rasgos definitorios del modo de ser, del actuar y de proyectarse en el entorno oficial y social.

    Tal conjunto de rasgos constituye un modelo que se determina idealmente, como producto de un trabajo de identificaci6n de ese deber ser, en el que subyace un contenido axiolgico a reflejarse en la prctica. Ser inevitable en tal proceso, el uso de tcnicas para captar la opinin pblica; vgr.: la encuesta sobre cmo debe ser y qu espera el gobernado que sea, quien le atiende en sus demandas de justicia.

    Por eso, dicho perfil ha de conjugar con nitidez y equilibrio los elementos: te6rico-administrativos, jurdicos, poltcos y filosficos, que acten como principios rectores en el desempeo operativo.

  • Normalmente, el repetido perfil dista mucho de acercarse a la realidad, pero no la ignora, sino antes bien, la trasciende, cumpliendo entre otras, con las siguientes funciones:

    1. Incorpora los elementos que subjetivamente son relevantes para la sociedad.

    2. Proporciona factores de evaluacin para apreciar la calidad y compatibilidad de quienes aspiren a introducirse como ser- vidores.

    3. Impide la prdida de rumbo en vagas abstracciones y se cons- tituye en una gua sustantiva de las caractersticas que deben reunir quienes desempeen la funcin jurisdiccional.

    4. Determina criterios slidos para la seleccin de personal.

    5. Constituye una aspiracin a alcanzar y no una norma a aplicar.

    6. Permite situarse entre el deber ser y la realidad.

    Esta definicin del perfil, implica el rompimiento de la inercia, ms no la adjudicacin de nuevas tareas. Tal perfil no es un instructivo, sino un ideario, por eso debe hacerse sobre una base firme y serena, como producto constante y espontneo de las propuestas de la sociedad y slo podr lograrse quitando las ataduras a la imaginacin. Inducir un proceso de esa dimensin, es crear las condiciones de compromiso en la bsqueda de mejores juzgadores y empleados.

    La metodologa que conducir al desarrollo de la propuesta que aqu se contiene, debe abarcar criterios filosfico-jurdicos y de ndole social, para insertarlos en el contexto de la Administracin, contribuyendo con eficacia al desarrollo del Estado. Dicha labor impone una obligada recurrencia a las experiencias pretritas y actuales para captar los cono- cimientos, habilidades y valores que implcitamente se han asumido hasta ahora.

    Esta perspectiva trata de concluir la dimensin individual del Juez como persona y la dimensin social que debe tener en beneficio de Guanajuato.

  • Es incuestionable que en un ejercicio de tal magnitud, no puede soslayarse la importancia de los sujetos a quienes se sirve: usuarios, mandantes y contribuyentes, pero ante todo, congneres que merecen absoluto respeto y sensibilidad hacia sus problemas.

    Las herramientas indispensables para la configuracin de ese perfil son:

    1. Claridad de ideales, valores y metas, para lo que se requiere encontrarse asistido de una gran fuerza interior.

    2. Sistemas automatizados de informacin que posibiliten la bsqueda, organizacin, procesamiento, concentracin y anlisis de datos.

    3. Conocimiento y comprensin del entorno y de la persona, para encontrar los elementos que verdaderamente prestigien a los seres humanos en su interactuar responsable en su propio mbito de desempeo.

    4. Conformacin y validacin de los instrumentos que han de utilizarse para captar los centros de atencin y necesidad en el campo de que se trata (pudiendo ser entre otros: la encuesta, entrevista, cuestionarios, con eleccin de muestras estrati- ficadas, por ejemplo).

    El uso de esas herramientas, har posible que se le logre:

    1. Crear el perfil del juzgador que responda ajustadamente a los retos y necesidades del Estado.

    2. Fortalecer los principio e ideales que forman la imagen posi- tiva del servidor y del Poder Judicial.

    3. Encontrar la armona entre lo que espera la sociedad que sea tal trabajador y lo que es ste frente a si mismo.

    4. Localizar mtodos que permitan seguir perfeccionando el modelo en cuestin. Y a partir del modelo transformar la realidad.

  • 5. Determinar la factibilidad de que el modelo se aplique.

    Como ya se ha apuntado, esta propuesta no puede ser desarrollada unilateralmente, ni debe ser producto de la sola especulacin. Despus de discurrir sobre el perfil de mrito, como una sopesada y valiosa orien- tacin, se asumen aqu los rasgos fundamentales -suministrados por la Filosofa de Balmes- que deben acogerse no slo en ste, sino absolu- tamente en todos los perfiles profesiogrficos:

    . Profundo amor a la verdad.

    . Acertada eleccin de carrera.

    . Aficin al trabajo.

    . Atencin firme, sostenida y acomodada a los objetos y circunstancias.

    . Atinado ejercicio de las diversas facultades del alma.

    . Prudencia en el fin y en los medios.

    . Conocimiento de las propias fuerzas, sin presuncin ni pusila- nimidad.

    . Dominio de s mismo, sujetando las pasiones a la voluntad, y la voluntad a la razn y a la moral.

    Es aplicable en este caso, aquella expresin que dice: "Lo impor- tante es estar de acuerdo en lo esencial aunque se discrepe en lo secunda- rio: concordancia de principios y discrepancia en los detalles."22

    22 B A R C E L ~ MATUTANO, GABRIEL. El Dlrigcnfc dcl Futuro. Ed. Limuss. Mbxico. 1974, 3m. Edic. p. 73.

    5 6

  • HACIA UN CDIGO DE TICA DEL JUZGADOR

    No se requiere hacer una transcripcin de la realidad infestada de vicios y rutinas para justificar la necesidad de un cdigo de tica.

    Aun con la grandeza de los ms preciados valores y por muy vasto que sea el entendimiento, el hombre llega a deslumbrarse con los bienes materiales. As como no es deliberada esa actitud ante la vida, as, el, silencio, sin ostentacin, casi imperceptiblemente, ha de introducirse el concepto normativo tico en el servidor del Poder Judicial, pues ser ruinoso el sostenimiento indefinido de actitudes personales que, sumadas, dan una imagen colectiva que debe reconstruirse.

    Un cdigo de tica pertenece a la tica normativa, referida a conductas y valores que deben observarse en el obrar cotidiano.

    Las normas ticas son imperativos absolutos que se refieren a la conducta humana, a un deber hacer, como exigencia.

    Al hombre con sus limitaciones, no le es dado intelegir en su inte- gridad el mundo de los valores, constituido tericamente como un todo, como un sistema cerrado y continuo, en virtud de que siempre habr cierto margen de indeterminacin esencial por lagunas axiolgicas. Por eso, los valores determinantes de la conducta humana son slo aspectos parciales que inducen, a la constitucin bsica de una deontologa en el servicio pblico.

    "La moral del hombre de accin es ciertamente la moral de la re~ponsabilidad."~~ El momento de la verdad, diferido durante tanto 23

    ARON RAYMOND. Max Wcbcr. El Polltico y el Cicnilfico. (Introducci6n) Ed. Allanza Editorial, MCx..Madrid, 1991, segunda reimprcsi6n. pp. 35y 36.

  • tiempo, ha llegado, y la verdad es que no puede existir una sociedad buena sin bien, "es decir, no puede existir all donde la poltica se reduce a economa, los ideales a las ideologas y la tica al clculo. Si la poltica no es tica, la fbrica social necvsita, sin embargo, un hombre

    Dadas las circunstancias, un cdigo de tica debe ser resultado de un proceso terico y prctico, cuya solidez lo colocar como una fuente de suministro insustituible para el perfeccionamiento del queha- cer jurisdiccional.

    A continuacin se presenta una enunciacin de deberes ticos del juzgador, independientemente de que tengan o no una expresin legislativa formal.

    24 SARTORI. OIOVANNI. T'rfa de la Drmocmcfa, T. ii, Ed. Alianza.

  • DEBERES TICOS DEL JUZGADOR

    Como lo he venido sosteniendo, no es posible continuar bajo el signo de la imprecisin, en tratndose de los fundamentos axiolgicos que deben inspirar e informar a quienes imparten justicia. Es necesario por tanto intentar, aun cuando sea un imperfecto ejercicio, la enunciacin de los principios deontolgicos que constituyen el punto de partida y de llegada del quehacer jurisdiccional.

    La lista o declogo que se encuentra en la siguiente pgina trata de compendiar, dentro de lo humanamente posible, lo que constituye el reflejo del perfil del juzgador, y aun cuando es un trabajo inconcluso por las dimensiones mismas del propio objeto de anlisis, prefiero atreverme a plasmar los resultados, que ceder ante una sigilosa cautela de dejar que todo quede en abstracciones, o claudicar ante la grandeza de lo que otros han dicho sobre el particular.

  • DEBERES TICOS DEL JUZGADOR

    1. Buscar siempre e incondicionalmente el logro de la Justicia.

    2. Demostrar vocacin para la judicatura y calidad moral.

    3. Tener la ciencia o preparacin debida para el ejercicio de la funcin jurisdiccional.

    4. Actuar con absoluta imparcialidad, probidad e independencia.

    5 . Obrar siempre con objetividad , lealtad y dignidad. 6. Desempear la funcin con diligencia.

    7. No dar seguridades, anticipando el sentido de sus resoluciones.

    8. Procurar el logro de la tutela judicial efectiva.

    9. Lograr credibilidad, confianza y respeto, hacia su persona y hacia la funcin.

    10. Referir sus acciones u omisiones al contexto de responsa- bilidades en la administracin de justicia.

  • CONDICIN PREVIA . Convencimiento personal, ntimo del deber ser, de lo bueno, lo justo, lo correcto, para lo cual es de gran utilidad, realizar varias sesiones de mo- tivacin, liderazgo. desarrollo personal, etc.

    CONDICIONES POSTERIORES

    . De alguna forma es simultnea y se traduce en el establecimiento, operacin y amplia difusin de un sistema de responsabilidades de Jueces y Magistrados.

    . Seguimiento del proceso y de cada una de las acciones que conlleva.

    Sin el cumplimiento de estas condiciones, nada puede lograrse en este mbito, que sea eficaz y perdurable.

  • LOS DEBERES DEL EJECUTIVO CON LA ADMINISTRACI~N DE JUSTICIA

    Si se ha evolucionado en cuanto a la doctrina clsica de la divisin de poderes, hasta llegar a la de los temperamentos, es preciso entender que en esa dinmica no puede existir una escisin absoluta y categrica entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial, dado que ambos coinciden en ser ejecutores de las normas jurdicas provenientes del Legislativo.

    Bajo tales premisas, es indispensable que de ahora en adelante no slo se establezcan, sino se instituyan ciertos deberes mnimos del Poder Ejecutivo para con la administracin de justicia. As, a continuacin presento un esbozo de los que podran ser tales deberes.

  • LOS DEBERES DEL EJECUTIVO CON LA ADMINISTRACI~N DE JUSTICIA

    . CONOCER y coadyuvar en la solucin de los seculares proble- mas y graves deficiencias humanas, materiales y tcnicas.

    . APOYAR al Poder Judicial en el logro de una administracin racional y cientfica.

    . DEFINIR en forma conjunta con el Poder Judicial y el Legis- lativo, LA POLZTZCA JUDICIAL.

    . DISPONER la autonoma presupuestaria.

    . DESVINCULARSE y respetar absolutamente el desempeo de la funcin jurisdiccional.

    . CONSERVAR intemporalmente la voluntad poltica de man- tener la independencia y propugnar la modernizacin del Poder Judicial.

    . ASUMIR responsablemente, ante la ciudadana, la obligacin constitucional de proveer al cumplimiento de la ley y a la tutela judicial efectiva.

    . DEMOSTRAR con su actos el imperio de la Constitucin y la sujecin a las leyes.

  • . IMPULSAR la cultura de la responsabilidad patrimonial del Estado por el funcionamiento indebido de la Administracin de Justicia y por daos causados por error, dolo o culpa judicial.

    . EXIGIR que haya "Jueces para la Democracia"."

    8

    Sdlo urs apresidn es de Perfcs(o Andrs.

  • DEBERES TICOS DE LOS SERVIDORES PBLICOS

    Un cdigo tico debe ser resultado de un proceso terico y prc- tico, cuya solidez lo colocar como una fuente de suministro insustituible para el perfeccionamiento del quehacer pblico.

    Sergio Garca Ramrez acertadamente sostiene: "La perfeccin administrativa -si la hubiera- no absuelve de la insatisfaccin tica." " ... Si no se establece la tica en el servicio pblico, hasta hacer de ste su recinto natural y necesario, no habr plan, programa, discurso, tratado, reforma constitucional -por diligente que sea, y las hay que van al ga- lope- capaz de redimirlos. As es, por encima de cualquier consideracin ms pretensiosa, ms sustantiva, que acabar desvalida si no halla respuesta adecuada en los servidores pblicos.

    "... Parece fcil examinar y asegurar la tica en el servicio pblico, esto es, en la conducta de los funcionarios y empleados pblicos. Sin embargo, no lo es. Ha surgido una distancia grave entre la tica y la pol- tica. No debiera existir semejante distancia, pero el cinismo, la preva- ricacin, el pragmatismo, la codicia, formaron ese abismo en el que hemos cado mil veces. Ha surgido tambin -tal vez por los mismos motivos de- plorables- un abismo muy hondo entre la tica y el comportamiento de muchos servidores

    En seguida, presento una enunciacin de principios ticos en la actuacin de los servidores pblicos, independientemente de que tenga o no una expresin legislativa formal. No podemos quedarnos con una per- cepcin difusa, indefinible y etrea de lo que se ha propuesto en torno a

    25 OARC~A RAMIREZ. La. Cit.

  • la importancia de conformar y promover una Deontologa Administrativa y a partir de ella, crear un estatuto deontolgico o cdigo tico, cuya firmeza lo convierta en un instrumento irremplazable en la bsqueda y en la prctica de conductas morales, lo que llamaramos en suma, rectitud de conciencia.

  • DEBERES TICOS DE LOS SERVIDORES PBLICOS

    Todo servidor pblico deber:

    1. APRENDER a amarse a s mismo, desarrollando armni- camente sus facultades y potencialidades, ya que no puede darse un impulso hacia la perfeccin sin este elemento, por eso, ms que un deber en estricto sentido, es una necesidad.

    2. QUERER su trabajo y no verlo simplemente como una fuente de ingresos, de poder o de status social.

    3. CONOCER ntegramente sus obligaciones como servidor, antes que indagar sus derechos.

    4. COMPRENDER y conocer el organismo al que sirve, coad- yuvando en el cumplimiento de sus cometidos pblicos.

    5. ESTAR concientizado de la importancia de su trabajo, a partir de su insercin crtica en el proceso administrativo, asumiendo el compromiso histrico de transformacin.

    6. TENER sensibilidad, laboriosidad e iniciativa para mejorar la calidad del trabajo.

    7. IMPEDIR que se forme el cerco de debilidad, propio de los que no saben triunfar.

    8. COLOCAR en un plano de superioridad y preeminencia, los in- terses pblicos, por encima de los individuales o de grupos.

  • 9. MANTENER en alto el buen nimo y la disposicin de servir a los dems.

    10. CUMPLIR con esmero, eficacia, oportunidad y probidad su trabajo concreto, aun cuando los dems no lo hagan, o no estn superiores jerrquicos, controlando, supervisando o exigiendo dicho cumplimiento.

    11. LLEVAR a cabo las tareas adicionales que le sean encomen- dadas por su superiores.

    12. APROVECHAR el tiempo en beneficio de la institucin a la que sirve y no dilapidarlo en trivialidades o en asuntos per- sonales.

    13. EVITAR que una tarea -por pequea que parezca- quede inconclusa.

    14. RECHAZAR los pretextos que impidan o dilaten, el cum- plimiento de sus obligaciones.

    15. RESPONDER coherentemente y a la brevedad, las peticiones verbales o escritas que se le formulen.

    16. UTILIZAR racional, honradamente y slo para los fines del Estado, los bienes o recursos que tenga para su administra- cin o bajo su custodia.

    17. CONCENTRAR sus esfuerzos en cumplir los deberes funda- mentales, evitando la dispersin y diversificacin.

    18. EMITIR con firmeza las ordenes y cerciorarse de que en efecto se cumplan.

    19. RECHAZAR el egosmo, la adulacibn, el rumor, las ddivas y las reacciones viscerales.

    20. EVITAR que se mezclen sus problemas o inclinaciones per- sonales, con las situaciones institucionales.

  • 21. RESPETAR a los superiores, subordinados, compaeros y publico en general.

    22. TENER presente que siempre hay algo nuevo que aprender, por ello, deber prepararse y capacitarse continuamente.

    23. DIGNIFICAR su quehacer, estableciendo una necesaria con- gruencia entre lo que postula y lo que hace.

    24. RELACIONAR sus acciones, decisiones y consecuencias de stas, con la realidad social.

    25. TRAZAR para s y en relacin con las funciones de su rea, objetivos precisos y cumplirlos.

    26. GUARDAR reserva y discrecin, en los asuntos que tenga encomendados.

    27. DECIDIR con ecuanimidad, prudencia, lealtad e impar- cialidad.

    28. EVITAR hacer ostentacin del cargo.

    29. COMPARTIR sus experiencias y conocimientos. No trans- mitir los vicios o rutinas personales.

    30. CONSERVAR y en su oportunidad entregar a los servidores nuevos, 10s archivos, documentos y bienes.

    31. EVITAR en cada uno de sus actos la perniciosa simulacin.

    32. DAR continuidad y cumplimiento a los planes y programas institucionales a pesar de incompatibilidades ideolgicas o personales.

    33. RENUNCIAR al empleo, cargo o comisin, en funcin de la oportunidad y pertinencia respecto al servicio.

  • SEGUNDA PARTE TEXTOS SOBRE TICA EN EL EJERCICIO DE LA ABOGACA

  • DECLOGO DE SAN IVO (1253-1303)

    l. El Abogado debe pedir ayuda a Dios en su trabajo, pues Dios es el primer protector de la justicia.

    2. Ningn Abogado aceptar la defensa de casos injustos, porque son perniciosos a la conciencia y al decoro profesional.

    3. El Abogado no debe cargar al cliente con gastos excesivos.

    4. Ningn Abogado debe utilizar, en el patrocinio de los casos que le sean confiados, medios ilcitos o injustos.

    5. Debe tratar el caso de cada cliente como si fuese el suyo propio.

    6. No debe evitar trabajo ni tiempo para obtener la victoria del caso que tenga encargado.

    7. Ningn Abogado debe aceptar ms causas de las que el tiempo disponible le permite.

    8. El Abogado debe amar la justicia y la honradez tanto como las nias de sus ojos.

    9. La demora y la negligencia de un Abogado causan perjuicio al cliente y cuando eso acontece, debe indemnizarlo.

    10. Para hacer una buena defensa, el Abogado debe ser verdico, sincero y lgico.

  • MANDAMIENTOS DE LOS JUECES DE MIGUEL DE CERVANTES SAAVJZDRA (1547-1616) "DE LOS CONSEJOS QUE DIO DON QUI- JOTE A SANCHO PANZA ANTES QUE FUESE A GOBERNAR LA NSULA, CON OTRAS COSAS BIEN CONSIDERADAS"

    En esto lleg Don Quijote, y sabiendo lo que pasaba y la celeridad con que Sancho se haba de partir a su gobierno, con licencia del duque le tom por la mano y se fue con l a su estancia, con intencin de acon- sejarle cmo se haba de haber en su oficio. Entrados, pues, en su aposen- to, cerr tras s la puerta, e hizo casi por fuerza que Sancho se sentase junto a 61, y con reposada voz le dijo:

    -Infinitas gracias doy al Cielo, Sancho amigo, de que antes y primero que yo haya encontrado con alguna buena dicha, te haya salido a ti a recibir y a encontrar la buena ventura. Yo, que en mi buena suerte te tena librada la paga de tus servicios, me veo en los principios de aven- tajarme, y t, antes de.tiempo, contra la ley del razonable discurso, te ves premiado de tus deseos. Otros cohechan, importunan, solicitan, madrugan, ruegan, porfan, y no alcanzan lo que pretenden; y llega otro y sin saber cmo, ni como no, se haya con el cargo y oficio que otros muchos pretendieron: y aqu entra y encaja el decir que hay buena y mala fortuna en las pretensiones. T, que para m, sin duda alguna, eres un porro, sin madrugar ni trasnochar, y sin hacer diligencia alguna, con slo el aliento que te ha tocado de la andante caballera, sin ms ni ms te ves gobernador de una nsula como quien no dice nada. Todo esto digo, joh Sancho!, para que no atribuyas a tus merecimientos la merced recibida, sino que des gracias al Cielo, que dispone suavemente lag cosas, y despus las dars a la grandeza que en s encierra la profesin de la caballera andante. Dispuesto, pues el corazn a creer lo que te he dicho,

  • est, joh hijo!, atento a este tu Catn, que quiere aconsejarte y ser norte y gua que te encamine y saque a seguro puerto de este mar proceloso donde vas a engolfarte; que los oficios y grandes vargos no son otra cosa sino un golfo profundo de confrsiones.

    Pnmerarnente, joh hijo!, Has de temer a Dios; porque en el temer- le est la sabidura, y siendo sabio no podrs errar en nada.

    Lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el ms difcil conocimiento que puede ima- ginarse. Del conocerte saldr el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey; que si esto haces, vendr a ser feos pies de la rueda de tu locura la consideracin de haber guardado puercos en tu tierra.

    -As es la verdad-respondi Sancho-; pero fue cuando mu- chacho; pero despus, algo hombrecillo, gansos fueron los que guard, que no puercos. Pero esto parceme a m que no hace al caso; que no todos los que gobiernan vienen de casta de reyes.

    -As es verdad-replic Don Quijote-; por lo cual los no de prin- cipios nobles deben acompaar la gravedad del cargo que ejercitan con una blanda suavidad que, guiada por la prudencia, los libres de la mur- muracin maliciosa, de quien no hay estado que se escape.

    Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te precies de decir que vienes de labradores; porque viendo que no te corres, ninguno se pondr a correrte; y prciate ms de ser humilde virtuoso que pecador soberbio. Innumerables son aquellos que de baja estirpe nacidos han su- bido a la suma dignidad pontificia e imperatoria, y de esta verdad te pudiera traer tantos ejemplos, que te cansaran.

    Mira Sancho: si tomas por medio a la virtud, y si te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qu tener envidia a los que nacieron prncipes y seores; porque la sangre se hereda, y la virtud se aquista, y la virtud vale por s sola lo que la sangre no vale.

    Siendo esto as, como lo es, que si acaso viniere a verte cuando ests en tu nsula alguno de tus parientes, no le deseches ni le afrentes; antes le has de acoger, agasajar y regalar; que con esto satisfars al Cielo, que gusta que nadie se desprecie de lo que l hizo, y corresponders a lo que debes a la Naturaleza bien concertada.

  • Si trajeres a tu mujer contigo -porque no es bien que los que asisten a gobiernos de mucho tiempo estn sin las propias-, ensala, doctrnala y desbstala de su natural rudeza; porque todo lo que suele adquirir un gobernador discreto suele perder y derramar una mujer rstica y tonta.

    " Si acaso enviudades - c o s a que puede suceder-, y con el cargo mejorares de consorte, no la tomes tal, que te sirva de anzuelo y de caa de pescar, y del no quiero de tu capilla; porque en verdad te digo que de todo aquello que la mujer del Juez recibiere ha de dar cuenta el marido en la residencia universal, donde pagar con el cuatro tanto en la muerte las partidas de que no se hubiere hecho cargo en la vida.

    " Nunca te gues por la ley del encaje, que suele tener mucha cabida con los ignorantes que presumen de agudos.

    " Hallen en ti ms compasin, las lgrimas del pobre, pero noms justicia, que las informaciones del rico.

    " Procura descubrir la verdad por entre las promesas y ddivas del rico como por entre los sollozos e importunidades del pobre.

    " Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues todo el rigor de la ley al delincuente; que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo.

    " Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el pos de la ddiva, sino con el de la misericordia.

    " Cuando te sucediere juzgar algn pleito de algn tu enemigo, aparta las mientes de su injuria y ponlas en la verdad del caso.

    " No te ciegue la pasin propia en la causa ajena; que los yerros que en ella hicieres, las ms veces sern sin remedio; y si le tuvieren, ser a costa de tu crdito y aun de tu hacienda.

    " Si alguna mujer hermosa viniere a pedirte justicia, quita los ojos de sus lgrimas y tus odos de sus gemidos, y considera despacio la sustancia de lo que pide, si no quieres que se anegue tu razn en su llanto y tu bondad en sus suspiros.

  • " Al que has de castigar con obras no trates mal con palabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio sin Ia aadidu- ra de las malas razones.

    " Al culpado que cayere debajo de tu jurisdiccin considrale hombre miserable, sujeto a las condiciones de la depravada naturaleza nuestra, y en todo cuando fuere de tu parte, sin hacer agravio a la contraria, mustrate piadoso y clemente; porque aunque los atributos de Dios todos son iguales, ms resplandece y campea a nuestro ver el de la misericordia que el de la justicia.

    " Si estos preceptos y estas reglas sigues, Sancho, sern luengos tus das tu fama ser eterna, tus premios colmados, tu felicidad indecible, casars tus hijos como quisieres, ttulos tendrn ellos y tus nietos, vivirs en paz y beneplcito de las gentes, y en los ltimos pasos de la vida te alcanzar el de la muerte, en vejez suave y madura, y cerrarn tus ojos las tiernas y delicadas ma- nos de tus terceros nietezuelos. Esto que hasta aqu te he dicho son documentos que han de adornar tu alma; escucha ahora los que han de servir para adorno del cuerpo."

  • JUEZ (Reflexiones de Fray Benito Jernimo Feijo, erudito y monje benedictino espaol 1676-1764)

    No s, hijo mo, si celebre o llore la noticia que me das de haberte honrado Su Majestad con esa toga. Contmplote en una esclavitud honro- sa; ms, al fin, esclavitud. Ya no eres mo, ni tuyo, sino todo del publico. Las obligaciones del cargo de juez no slo te emancipan de tu padre, tambin deben desprenderte de ti mismo. Ya se acab el mirar por tu comodidad, por tu salud, por tu reposo, para mirar por tu conciencia. Tu bien propio lo has de considerar,como ajeno, y slo el pblico como propio. Ya no hay para ti paisanos, amigos, ni parientes. Ya no has de tener patria, ni carne, ni sangre. Quiero decir que no has de ser hombre. No por cierto, sino que la razn de hombre ha de vivir tan separada de la razn de juez, que no tengan el ms leve comercio las acciones de la Judi- catura con los afectos de la Humanidad.

    Vuelvo a decir que no s si llore o celebre la noticia. Veo puesta tu alma en un continuado riesgo de perderse. Estoy por arrojarme a decirte que el oficio de juez es una ocasin prxima de pecar que dura de por vida.

    El que duda si tiene la ciencia suficiente o la saluda necesaria para cargar con tan grave peso; el que no siente en s un corazn robusto, invencible a las promesas o amenazas de los poderosos; el que se ve muy enamorado de la hermosura del oro; el que se conoce muy sensible a los ruegos de domsticos, amigos o parientes, no puede en mi sentir entrar con buena conciencia en la Magistratura. No comprendo aqu la virtud de la prudencia, aunque indispensablemente necesaria, porque todos juzgan que la tienen, y este error en todos los que carecen de ella juzgo que es invencible.

    Por todas partes debe tener bien fortalecida el alma el que se viste de toga, porque en distintas ocurrencias no hay pasin que no sea

  • enemiga de la Justicia, y los pretendientes examinan solcitos por dnde flaquea la muralla.

    Aun los afectos lcitos la hacen guerra muchas veces Qu cosa ms justa que la ternura con la propia esposa? Pero jcuntas veces la inclinacin a la esposa hizo inclinar la rectitud de la balanza!

    No quiero decir que el juez sea feroz, despiadado y duro, sino cons- tante, animoso, ntegro. Difcil es, pero no imposible, tener alma de cera para la vida privada y espritu de bronce para la administracin pblica. Si padeciere el corazn sus blanduras, est inaccesible a ellas el sagrado alczar de la Justicia. Dcese que las amistades pueden