Rovira Alex - El Laberinto de La Felicidad

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  • 8/12/2019 Rovira Alex - El Laberinto de La Felicidad

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    AnnotationAriadna es una mujer perdida en un laberinto donde, para escapar, debe hallar respuesta a

    cuestiones existenciales. La bsqueda de la felicidad ha sido y es una constante en lahistoria de la Humanidad. Pero qu es exactamente la felicidad !omo si se tratara deuna mariposa dif"cil de atrapar, la ciencia y la filosof"a siempre han intentado saber d#ndese posa. $e la misma manera que en esta f%bula m%&ica Ariadna sale transformada de su'iaje, este libro puede cambiar la existencia de los lectores que se internen en (l laberintode la felicidad.)*ientras hay quienes se dedican a perse&uir la felicidad, otros la creanamando, sir'iendo, desarrollando su conciencia, procurando cuidar lo esencial o brindando pelli+cos de ale&r"a a quienes les rodean. (n el fondo, los pi&meos ten"anra+#n no es tan complicado ser feli+.- lex /o'ira

    ndice

    0 .(l 1osque de los Lamentos.

    2. Los muros del Laberinto

    3. La 1oca de la 4erdad

    5. (l 1anco de Amor 6. La Posada 7in 7ue8os

    9. (l !af del Laberinto

    :. La historia del astronauta

    ;. (l Po+o de la !onfusi#n

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    Pistas para legar

    al centro del Laberinto

    Agradecimiento

    0

    )Al&n d"a en cualquier parte, en cualquier lu&ar, indefectiblemente te encontrar%s a timismo, y sa, s#lo sa, puede ser la m%s feli+ o la m%s amar&a de tus horas-.

    PabloNeruda

    El Bosque de los Lamentos

    sta es la historia de al&uien que lo hab"a perdido todo.

    Bras una lar&a temporada de soledad y triste+a, cierto d"a Ariadna fue despedida de sutrabajo en la f%brica de hilos sintticos. (l jefe de personal le dijo que ltimamente hab"a bajado su rendimiento. La 'e"a distra"da, con la cabe+a en las nubes.

    Por eso hab"a contratado a una persona m%s jo'en que ocupar"a su puesto por menosdinero.

    Ariadna ten"a 33 a8os.

    Al salir de la f%brica con el despido en la mano empe+# a encontrarse mal. $e repentetu'o mucho miedo, porque si tambin le fallaba la salud lo habr"a perdido absolutamentetodo.

    La f%brica de hilos sintticos se hallaba en la periferia de su ciudad, justo donde terminanlos bloques de hormin y empie+a el bosque. Cunca se hab"a atre'ido a internarse en laespesura, porque todo el mundo dec"a que era f%cil perderse all". $e hecho se conoc"a elcaso de muchas personas que se hab"an adentrado y jam%s hab"an 'uelto.

    Lo llamaban el 1osque de los Lamentos.

    !omo Ariadna sent"a que lo hab"a perdido todo, incluso las &anas de 'i'ir, no hi+o casode estas ad'ertencias y tom# un sendero entre los %rboles. 7ecretamente ten"a el deseo dedesaparecer. Duer"a que se la tra&ara el bosque para no molestar a nadie con susdes&racias.

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    (l sendero discurr"a entre hayas muy altas y espesas, donde la lu+ del sol se filtrabahaciendo extra8os jue&os de luces. (lla caminaba y caminaba, embebida en sus pensamientos, sin el prop#sito de lle&ar a nin&n sitio.

    Pero suele suceder que, aunque no lo esperes ni te lo propon&as, los senderos acabanlle'ando a al&una parte. As" que, cuando Ariadna hubo recorrido un buen trecho, seencontr# en un claro del bosque.

    All" se top# con un sin&ular personaje. En anciano diminuto y risue8o que ten"a un puesto lleno de billetes de color esmeralda, cuidadosamente ordenados en montoncitos.

    Por encima del mostrador donde 'end"a sus boletos hab"a un cartel en el que se le"agranlotera de la vida.

    Asombrada con aquel puesto en medio del bosque,Ariadna se lle'# las manos a los

    bolsillos y encontr# su ltima moneda.Aunque esperaba ya bien poco de la 'ida, decidi#hacer su ltima apuesta in'ertir su ltima moneda en al&uien que probablemente lanecesitara m%s que ella.

    F !u%nto cuesta Fle pre&unt#.

    F $epende Frespondi# el ancianoF. !ada boleto tiene un precio distinto que 'ar"a se&n elcomprador.

    F Bodo lo que ten&o es esta moneda.

    F (ntonces este billete es tuyo Frespondi# el anciano, que le entre a cambio uno deaquellos boletos esmeralda.

    Hasta que no se alej# unos pasos, Ariadna no se dio cuenta de que aquel billete de loter"ano ten"a nmeros. Pensando que se deb"a a un fallo de impresi#n, 'ol'i# hacia el anciano para reclamar.

    F G!laro que no tiene nmeros Fdijo el anciano muy sonrienteF. GPorque este billete tocasiempre

    Al o"r esto, Ariadna pens# que era absurdo discutir con aquel hombre Fprobablementeestaba locoF, as" que se &uard# el boleto esmeralda en el bolsillo y prosi&ui# su camino.

    !uando lle'aba ya muchas horas andando bosque adentro, le in'adi# el cansancio y tu'oque detenerse a tomar aliento. 7e tumb# sobre la hierba fresca y cerr# los ojos uninstante.

    7in darse cuenta cay# dormida.

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    Los muros del Laberinto

    !uando Ariadna abri# los ojos. se encontr# rodeada de altos muros cubiertos de hiedra.

    Co pod"a entender lo que hab"a pasado. /ecordaba haberse tumbado a descansar entre los%rboles, pero ahora parec"a hallarse en un lu&ar totalmente diferente.

    )$ebo de haber caminado en sue8os hasta aqu"-, se dijo con'encida de que aquello erafruto del sonambulismo.

    Ariadna recorri# con la palma de la mano una de la paredes, que era demasiado alta parasaltarla y estaba formada por enormes bloques de &ranito. 7#lo la hiedra lo&raba escalarlay pasar al otro lado.

    7in salir toda'"a de su asombro, andu'o por el camino entre muros, que al torcer a lai+quierda se hac"a m%s an&osto. Las altas paredes de piedra contrastaban con un cieloluminosamente a+ul. 7#lo se oscureci# por un momento cuando una &ran bandada dea'es Fcientos, tal 'e+ milesF cru+# las alturas como una nube 'i'a y cambiante quetransportaba el canto de cada una de ellas.

    7e sinti# sbitamente triste.Bal 'e+ Fpens#F porque las a'es 'uelan a donde quieren y ellahab"a pasado su 'ida entre su minsculo apartamento y la asfixiante f%brica de hilosinttico. A pesar de haber entrado en el 1osque de los Lamentos, ahora se encontrabaentre paredes que apenas le dejaban 'er el cielo.

    I lo peor de todo era que no sab"a d#nde se encontraba ni c#mo pod"a salir de all".

    (staba a punto de echarse a llorar cuando 'io acercarse una fi&ura estramb#tica.4en"a delfinal de aquel camino recto y an&osto que parec"a no tener fin. (ra un hombre barri&udode estatura mediana y con una &ran nari+ en la que se apoyaba un mon#culo que leampliaba el ojo derecho. >ba 'estido de blanco con un 'iejo sombrero de explorador. Perolo m%s ins#lito era que, en lu&ar de un rifle, bland"a un lar&o ca+amariposas y no apartabala mirada del cielo.

    )Lo raro es que no tropiece contra los muros-, se dijo Ariadna, que no dud# en pre&untarle

    F $isculpe, es usted de aqu"

    (l explorador apoy# el ca+amariposas en el suelo y pareci# sorprendido de encontrar aAriadna.

    F GPues claro que soy de aqu" Fdijo con acento li&eramente francsF. $e d#nde si no!uando estoy aqu", soy de aqu". !uando estoy all", soy de all". GDu pre&unta m%s tonta

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    F Lo que quiero saberFrepuso Ariadna a'er&on+adaF es si puede decirme d#nde estamos.Por qu hay tantos muros Adonde lle'a este camino $#nde est% la salida GDuierosalir

    F !%lmese, jo'en. 7#lo puedo responder una pre&unta cada 'e+. (sto es el Laberinto de laJelicidad.

    Ariadna se sorprendi# al escuchar esto. Cunca hab"a o"do hablar de aquel lu&ar. Alobser'ar su confusi#n el explorador prosi&ui#

    F Aqu" 'ienen a parar los que han perdido el sentido de la 'ida. I no puedo decirle d#ndeest% la salida, porque la 'erdad es que no lo s. La tendr% que encontrar por s" misma,como yo.

    F I hace falta un ca+amariposas para encontrar la salida Fpre&unt# ella muy curiosa.

    F (so depende Fsonri# el explorador mientras se sujetaba el mon#culo y se secaba elsudor con un pa8ueloF. As" como el sentido de la 'ida es diferente para cada persona, aqu"todos debemos encontrar la salida por nuestros propios medios.Io espero que me muestreel camino una mariposa.

    F Ena mariposa Fpre&unt# Ariadna asombrada.

    F (so mismo. Ena muy especial concretamente la *ariposa de la Lu+. (s blanca y le&usta 'olar por campos abiertos aunque tambin se la puede encontrar en jardines y enlos bordes de los caminos. Antes de ser mariposa, cuando es oru&a, le &usta comer trbol blanco. GAs" se alimenta de buena suerte Adem%s, tiene una sin&ularidad sea de d"a o noche, 'uela con determinaci#n hacia cualquier lu+ en mo'imiento. A diferencia del restode mariposas no se diri&e hacia luces est%ticas, y eso la hace nica.

    F *uy interesante Fdijo Ariadna aturdida por el locua+ exploradorF, pero c#mo esperaque una mariposa le muestre la salida del Laberinto

    F (so es un secreto que tal 'e+ le cuente otro d"a Frespondi# el hombre con las manos enlos costados.

    F Ktro d"a Fse alarm# ellaF. GIo quiero salir de aqu" ahora mismo

    F Paciencia, hija. (l sentido de la 'ida no se pierde en un solo d"a, y tampoco loencontrar% antes de que cai&a la noche.

    Al 'er la expresi#n desolada de Ariadna el ca+ador de mariposas se palp# un &ran bolsillode su chaqueta blanca y extrajo un peque8o cuaderno de tapas color esmeralda con unl%pi+ atado a la espiral.

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    F Puedes qued%rtelo, no hay nada escrito Fdijo lF. Los exploradores debemos tomar notade todo lo importante que 'emos y o"mos. 7#lo as" encontrar%s la salida del Laberinto. *icuaderno est% lleno de datos sobre lo que busco la *ariposa de la Lu+. Presiento que est%muy cerca Gla huelo

    F *uchas &racias Fdijo ella mientras &uardaba el cuaderno en un bolsillo de su chaqueta.F Co hay de qu Frespondi# el explorador con su acento francs mientras se le'antaba elsombrero en se8al de saludo y 'ol'"a a ponerse el mon#culo en el ojo derecho.

    F G(spero que encuentre su mariposa Fexclam# Ariadna.

    Pero el explorador ya se alejaba en direcci#n opuesta, dej%ndola sola en el Laberinto.

    La Boca de la Verdad

    Al final del lar&o pasadi+o amurallado, las paredes se estrecharon an m%s y el caminodio paso a unas escaleras de piedra roji+a por las que Ariadna empe+# a bajar con sumocuidado.

    Bras el encuentro con el buscador de mariposas no se hab"a trope+ado con nadie m%s.7er"an ellos dos los nicos habitantes del Laberinto Cadie m%s hab"a extra'iado elsentido de la 'ida

    Aunque hab"a buscado con la mirada una mariposa blanca, como le hab"a aconsejado elexplorador, no hab"a 'isto nin&una. $e hecho, tampoco otros p%jaros hab"an sobre'oladoel Laberinto. 7#lo los muros y un cielo a+ul que se 'ol'"a pesado e intenso como la tintaa medida que a'an+aba el d"a.

    Por esto mismo aquellas escaleras hab"an dado la esperan+a a Ariadna de que por finestaba lle&ando a al&n sitio. 7in embar&o, tras bajar m%s de cien pelda8os se encontr# enuna pla+a con cuatro posibles caminos que formaban una cru+.

    )I ahora qu -, se pre&unt# mientras paseaba la mirada por las diferentesalternati'as.Bodos los caminos le parec"an i&uales, por lo que dudaba sobre cu%l tomar.(stu'o unos se&undos sin mo'erse, embar&ada por la confusi#n, mientras se enfadabacon el explorador por no haberle dado al&una indicaci#n en este sentido.

    Al retroceder un paso, como si hubiera al&o amena+ador en aquella encrucijada, se diocuenta de que justo debajo de su pie hab"a una inscripci#n en el suelo de piedra.

    Al centro del Laberinto

    Ariadna se sinti# muy ali'iada al 'er aquella indicaci#n y pens# que, como en todos los

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    laberintos, deb"a pasar por su centro para lue&o se&uir y encontrar la salida. *ientras laobedec"a tomando el camino a su i+quierda, pens# que hallar el centro del LaberintoFdonde estaba la salidaF ser"a coser y cantar.

    (n lu&ar de muros ahora a'an+aba entre 'erdes y tupidos cipreses que desprend"an un

    intenso olor campestre. Por unos momentos sinti# el deseo de cantar a todo pulm#n,como cuando era una ni8a y ju&aba a perderse en los parques. Pero, cuando estaba a punto de hacerlo, al&o la detu'o.

    (l camino terminaba en una enorme puerta de madera con una m%scara de bronce en elcentro.

    !ontrariada por este obst%culo, Ariadna empuj# la puerta para 'er si ced"a. Pero estabafirme como los muros entre los que hab"a despertado aquella ma8ana. Al 'ol'er aempujar el port#n, esta 'e+ con rabia, una 'o+ espectral dijo FG(st% cerrada

    Ariadna se &ir# asustada para 'er quin hab"a hablado. Pero se hallaba sola. $e d#ndehab"a salido la 'o+ entonces Bras mirar alrededor una 'e+ m%s, finalmente de'ol'i# lamirada a la puerta y a la m%scara de bronce, un relie'e que representaba un hombre barbudo que ten"a los ojos y la boca huecos.

    La 'o+ hab"a salido de all".

    /ecord# haber le"do que en /oma hab"a una m%scara como aqulla. (ra de m%rmol y sellamaba la 1oca de la 4erdad. 7e&n la tradici#n, quien met"a la mano en la boca y era unmentiroso era mordido por la m%scara.

    Qui n eres!

    Aqulla era la pre&unta que deb"a responder para pasar al otro lado y prose&uir sucamino.Branquili+ada por la sencille+ de la prueba, se limit# a decir bien alto.

    F 7oy Ariadna.

    F GCo Frepuso l&ubremente la m%scaraF. (se es s#lo tu nombre.Io te pre&untoqui neres.

    F 7oy una mujer de 33 a8os que se ha perdido en el Laberinto de la Jelicidad.

    F GCo es suficiente *iles de humanos, entre ellos otras mujeres de tu misma edad, se han perdido aqu" dentro. *uchos ni siquiera han lo&rado salir y han muerto de 'iejos entreestos muros. Duin erest"! Fbram# la 'o+.

    Ariadna se qued# muda. Co esperaba que aquella pre&unta aparentemente sencilla tu'ierauna respuesta tan complicada. Al 'er que no respond"a, la m%scara de la puerta empe+# aincreparla as"

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    F (res una criadora de dudas Be dedicas a ne&ar lo que otros afirman (res a'e demal a& ero (res ilusa, desconfiada, escptica

    Ariadna record# entonces cuando era muy peque8a y se met"an con ella. (n esos casos

    siempre se hab"a rebelado. $#nde hab"a ido a parar toda esa fuer+a interiorF G!%llate Fsalt# ante la palabrer"a de la m%scaraF. G7oy lo que yo decida ser I, al deciresto, las puertas se abrieron.

    El Banco de Amor

    Para asombro de Ariadna,tras la puerta de la 1oca de la 4erdad encontr# una bonita callede estilo italiano, llena de comercios y paseantes.

    )Habr salido del Laberinto -, se pre&unt# entusiasmada. Cunca habr"a ima&inado queen el 1osque de los Lamentos hubiera una ciudad. 7in embar&o, la ausencia de calleslaterales la con'enci# finalmente de que aqulla deb"a de ser una parte especialmenteanimada del Laberinto. (ra su calle comercial, por raro que pareciera.

    Antes de curiosear entre las tiendas, sac# su cuaderno esmeralda para anotar la primeracosa importante que hab"a aprendido aquella ma8ana. (ra una 'erdad m%s que simple, pero la hab"a ol'idado demasiadas 'eces en su 'ida.

    #o$ lo que $o decido ser

    Lue&o &uard# el cuaderno en el bolsillo del abri&o y decidi# entrar en un edificio de dos plantas con paredes blancas encaladas.Ben"a col&ado un letrero que pon"a )Banco deAmor%.

    Ariadna empe+aba a sentir hambre y pens# que en aquel banco, aunque su nombre fueratan extra8o, tal 'e+ podr"a canjear su boleto de la @ran Loter"a de la 4ida.

    (n el interior s#lo hab"a un 'iejo mostrador carcomido, tras el cual una abuelita parec"adormir una siesta. Co obstante, cuando Ariadna puso el billete esmeralda sobre la madera,la anciana abri# los ojos y le pre&unt# con suma dul+ura

    F Du quieres que ha&a con eso, hijita

    F *e &ustar"a cambiarlo por dinero Fexplic# inse&uraF. La persona que me lo 'endi# mease&ur# que esta loter"a toca siempre.

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    F Co te lo puedo cambiar Fse disculp# la ancianaF. Aqu" no creemos en el a+ar. Pero puedes hacer un in&reso en el banco.

    F En in&reso Frepuso AriadnaF. GPero si no ten&o nada

    Al o"r esto la abuelita se puso de pie y abri# los bra+os antes de decir

    F G!#mo que no tienes nadaM GBienes mucho Co has 'isto que ste es un 1anco deAmor G$ame un abra+o ahora mismo

    7orprendida por tan ins#lita in'itaci#n, Ariadna se acerc# a la anciana y, para noofenderla, le dio un fuerte abra+o como si fuera su propia abuela.

    F Lo 'es, hijita Fle recalc# la ancianaF. Acabas de hacer un in&reso de amor.

    F I d#nde puedo reembolsarlo cuando lo necesite Fpre&unt# Ariadna, di'ertida conaquella situaci#n.

    F G(n todas partes Fsonri# la ancianaF. (so es lo bueno del amor da i&ual donde lo des, porque te ser% de'uelto en todas partes.

    F (ntonces, por qu hay en esta calle del Laberinto un 1anco de Amor

    F *uchas personas se han perdido en el Laberinto de la Jelicidad porque han ol'idado elarte de dar y recibir amor. Aqu" les ense8amos a hacer un primer in&reso. (l resto es f%cils#lo hay que practicar. !ada cual es un banco de amor. GCo lo ol'ides

    F Pero c#mo funciona este banco Fpre&unt# Ariadna.

    F @estiona un amor sin intereses, porque se da libremente sin esperar nada a cambio.Puedes in&resar sonrisas, abra+os, caricias, besos, mimosM 7ea lo que sea lo quein'iertas, siempre te saldr% a cuenta y multiplicar%s su 'alor.Bambin puedes reali+arin&resos de mucho 'alor, pero sumamente discretos en este banco se 'alora saber perdonar, callar a tiempo, a&radecer los &estos de otrosM (l amor es una di'isa quenunca pierde 'alor en la bolsa de la 'ida. A qu esperas para ponerlo en acci#n

    La anciana se despidi# entonces dando un c%lido abra+o y dos sua'es besos en lasmejillas de Ariadna, que le hicieron recordar una muy a&radable sensaci#n lar&o tiempool'idada.

    La Posada #in #ue&os

    !uando sali# del 1anco de Amor, ya hab"a ca"do la noche. G(l tiempo parec"a pasar

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    mucho m%s r%pidamente en el Laberinto de la Jelicidad

    Antes de que el sue8o borrara lo que hab"a aprendido Ariadna 'ol'i# a abrir su cuadernoesmeralda y escribi#

    'ada (ersona es un banco de amorLue&o se apresur# por la calle ya 'ac"a, pobremente iluminada por la lu+ anaranjada delas farolas. (mpe+aba a hacer fr"o y Ariadna se pre&untaba d#nde pasar"a la noche. Locierto era que despus de todo el d"a caminando por el Laberinto ahora se sent"a muycansada.

    7e fij# en que un caser#n al final de la calle ten"a un extra8o r#tulo luminoso(osada sinsue&os.

    Ariadna se acerc# inse&ura e introdujo la cabe+a en el umbral, ya que la puerta estaba

    abierta. (n la recepci#n, iluminada por una lamparita de baja intensidad, hab"a unconserje del&ado como una l%mina.Ben"a la cara muy triste y lo m%s raro de todo era queiba 'estido con un pijama y un anticuado &orro de dormir.

    )7er% uno de los huspedes que no puede conciliar el sue8o -, se pre&unt# ella mientrasdudaba entre pasar al interior o se&uir su camino.

    Al 'ol'er la 'ista a la calle, sin embar&o, 'io una lu+ muy intensa. Ena bola de fue&ohab"a sur&ido de la oscuridad y se ele'aba desde la tierra hacia el cielo.

    Ariadna entendi# que era una se8al, pero la noche era demasiado fr"a y hostil para que seatre'iera a internarse en direcci#n al lu&ar de donde hab"a sur&ido la lu+. Jinalmente sedecidi# a entrar en la posada.

    (l conserje con pijama y &orro de dormir la recibi# con una mirada de fastidio.

    F Biene una cama libre para pasar la noche Fpre&unt# ella.

    F $epende Frespondi# hastiado. F$e qu

    F $e si quiere s#lo dormir o tambin so8ar.

    F Pensaba que una cosa lle'aba a la otra Frepuso Ariadna con sorpresa.

    F Aqu" no. (sta es la Posada 7in 7ue8os y s#lo se puede dormir. 7i eso es lo que quiere,encontrar% una cama all" dentro Frefunfu8#.

    $icho esto, se8al# una cortina ra"da de color rojo oscuro y cerr# la con'ersaci#n con unlar&o boste+o.

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    Ariadna pas# al otro lado de la cortina y, por el dbil resplandor que entraba por la'entana, pudo 'er que era una amplia sala rectan&ular con una docena de camasdispuestas en fila. La mayor"a de ellas estaban ocupadas por cuerpos muy r"&idos, comosi fueran cad%'eres.

    (ntre dos de estas fi&uras 'io una cama libre y, aunque estaba asustada, decidi# tenderse para descansar un rato.

    !uando ya se echaba una manta de lana encima, la fi&ura tumbada a su i+quierda dijo con'o+ ronca

    F *alas noches.

    F !#mo dice Fpre&unt# Ariadna extra8ada.

    F Aqu" todas las noches son malas. Por eso le he deseado malas noches. Co puedo hacer

    otra cosa.F I por qu todas las noches son malas

    F Porque en esta posada no hay sue8os.I los que no sue8an est%n muertos en 'ida./ecurdelo, por fa'or.

    Ariadna se qued# muy impresionada con estas palabras, que medit# antes de atre'erse a pre&untar a su 'ecino de cama

    F $esde el portal de la posada he 'isto que se ele'aba hasta el cielo una bola de fue&o.Ested sabe qu es

    F Cada importante Frespondi# la 'o+ roncaF. Las lan+a cada noche un arquero desde elcentro del Laberinto.

    F !#mo puede decir entonces que no es importante Fsusurr# ellaF. Pensaba que todoslos que estamos aqu" buscamos lle&ar al centro del Laberinto para lue&o desde all"encontrar la salidaM

    F GPaparruchas Fexclam# una a&ria 'o+ femenina desde el fondo de la salaF. G(s una prdida de tiempo Cunca nadie ha lle&ado al centro, Gni mucho menos ha encontrado lasalida

    F I t qu sabes Finter'ino una 'o+ de muchacha que an no hab"a habladoF. GDue nohayas lle&ado t no si&nifica que no puedan lle&ar otras personas

    F G*uy bien dicho Fa8adi# otra 'o+ masculina.

    F (n cualquier caso Fdijo una dbil y atemori+ada 'o+ de hombreF, si al&uien lo&rara

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    lle&ar al centro del Laberinto, ser"a su perdici#n. Ena des&racia.

    F Por qu lo dice Fpre&unt# Ariadna, an&ustiada.

    $e repente la sala de los que duermen sin sue8os se hab"a con'ertido en un coloquio

    in'isible en el que todo el mundo cuchicheaba.F Porque el arquero es un minotauro que de'ora a todos los que lle&an al centro delLaberinto Fprosi&ui#, susurrando, la misma 'o+F. Por eso lan+a flechas de fue&o. Duiereatraer '"ctimas de las que alimentarse.

    F GLo que yo dec"a Finsisti# la 'o+ a&ria de mujerF. GCadie puede salir del Laberinto

    $icho esto, un sbito silencio se hi+o en la sala y todos se entre&aron a un pesado dormirsin sue8os.

    (l cansancio acumulado por Ariadna ese d"a hi+o que tambin ella cayera profundamentedormida.

    El 'a) del Laberinto

    !uando el sol entr# en la sala, Ariadna despert# y se sorprendi# al 'er las personas conlas que hab"a compartido el dormitorio.Bodas ellas se&u"an en sus camas mientrascla'aban la mirada inm#'il en el techo. Parec"an cad%'eres.

    (nse&uida record# lo que al lle&ar le hab"a dicho su compa8ero de cama. Lo anot# en sucuaderno esmeralda, porque su si&nificado tambin se aplicaba al mundo de losdespiertos, donde se sue8a con los ojos abiertos.

    Quien no sue&a est* muerto en vida

    Lue&o atra'es# la sala y la cortina hasta lle&ar nue'amente a la recepci#n, donde estabael mismo conserje que hab"a encontrado la noche anterior.

    Ariadna sali# de la posada con la sensaci#n de no haber descansado ni un minuto. 7inembar&o, el sol tibio de la ma8ana y una sua'e brisa ense&uida la reanimaron.Nusto alotro lado de la calle 'io que hab"a un local abierto elca) del Laberinto.

    7ent"a que el est#ma&o ru&"a pidiendo al&o de alimento, as" que decidi# entrar aunque notu'iera dinero. Hab"a empe+ado a sospechar que en el Laberinto de la Jelicidad el dinerono era especialmente til.

    La entrada al caf estaba precedida de tres escalones de m%rmol que en aquel momento

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    una mujer rechoncha frotaba 'i&orosamente con un pa8o para sacarles brillo.

    F 1uenos d"as Fla salud# Ariadna, que no se atre'"a a pisar aquellos escalones tanrelucientes.

    - Es que los hay que no sean buenos Frespondi# sonriente la limpiadoraF. (sto dec"asiempre un profesor que estu'o a8os en el Laberinto.

    F I qu fue de l

    F Co lo s, porque no ha 'uelto a pasar por aqu".Bal 'e+ encontr# el centro del Laberinto.

    F K fue de'orado por el minotauro Fa8adi# Ariadna, entre dudosa y asustada.

    F Cadie lo sabe. Por cierto, mi nombre es Cir'ana. $icen que soy la m%s sabia de estacalle, porque limpio las conciencias.

    Ariadna se sorprendi# al o"r esto, ya que la mujer aparentemente s#lo limpiaba los tresescalones. !omo si le hubiera le"do el pensamiento, Cir'ana le dijo entonces

    F 4es estos tres escalones 7on los mismos que tiene cada persona en su cabe+a y hayque limpiarlos. (l primero es la opini#n que tenemos de los dem%s, que s#lo sir'e paracrear prejuicios. (l se&undo es la opini#n que creemos que los dem%s tienen de nosotros,que &enera miedos, en&a8os y malentendidos. (l tercero es la opini#n que tenemos denosotros mismos, que hace que nos miremos el ombli&o e in'entemos problemas.!on'iene limpiar de 'e+ en cuando las opiniones de estos tres escalones para lo&rar una'ida autntica y feli+ Fafirm# mientras, con excelente %nimo, se afanaba a sacarles brillo.

    Bras esta bre'e con'ersaci#n, Ariadna se atre'i# a subir los escalones y entr# en el caf,que era s#lo una lar&a barra con taburetes. $eb"a de ser temprano por la ma8ana, porquetoda'"a no hab"a nadie.

    7e sent# frente a un plato con un cruas%n mientras el camarero trabajaba en la m%quina decaf.

    Antes de que se diera la 'uelta, Ariadna en&ull# los cuernos del bollo primero, y lue&o elresto. !uando el camarero se &ir#, ella ten"a an la boca llena. 7in embar&o, por la mirada pl%cida de ste entendi# que lo que hab"a hecho no era tan &ra'e.

    (l hombre, que 'est"a un cl%sico uniforme con armilla 'erde, camisa blanca y pantalonesne&ros, le sir'i# un caf con leche. Lue&o coloc# tres ta+as 'ac"as perfectamentealineadas en la barra.

    F Kbser'a bien estas tres ta+as Fle pidi# el camarero.

    F Ia lo ha&o Fdijo AriadnaF. Du tienen de especial

  • 8/12/2019 Rovira Alex - El Laberinto de La Felicidad

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    F Aparentemente nadaFrepuso el camareroF. 4erdad que las 'es G&uales

    F 7".

    F GPues no lo son !uando 'ol'amos a encontrarnos, pre&ntame por las tres ta+as y teexplicar cu%l es el sentido de la 'ida Fle dijo mientras sonre"a y le &ui8aba un ojo.

    F $e 'erdad Fpre&unt# ella emocionada.

    !omo toda respuesta, el camarero re&res# con &esto feli+ y silbando a su m%quina decaf.

    Ariadna se acab# su ta+a humeante y lue&o sali# del caf. Cecesitaba se&uir buscando lasalida del Laberinto.

    La +istoria del astronauta

    Cue'amente en la calle, Ariadna dej# atr%s las ltimas casas, que daban a un lar&o y'etusto muro de ladrillo rojo que deb"a de formar parte del Laberinto.

    (mpe+# a recorrerlo muy pacientemente, esperando encontrar al&una apertura que le permitiera internarse en la direcci#n de la flecha de fue&o que hab"a 'isto la nocheanterior. Pero aquella 'ieja pared de ladrillo parec"a no tener fin.

    !uando se cans# de caminar, se sent# un rato contra el muro y apunt# en su libretaesmeralda lo ltimo que hab"a aprendido en el Laberinto de la Jelicidad.

    ,e ve- en cuando es conveniente

    +acer lim(ie-a de o(iniones

    Al terminar de escribir esto se apoy# contra el muro de ladrillo, que inesperadamentecedi# a su espalda y se rompi# en mil peda+os.

    Ariadna se le'ant# entre los restos de la brecha que hab"a abierto en la pared sin heridasni ma&ulladuras. (staba tan sorprendida de hallarse al otro lado que tard# un rato en darsecuenta de que el explorador con el ca+amariposas estaba a su espalda y la obser'aba conuna sonrisa en los labios.

    F (sa ha sido una buena lecci#n Fdijo.

    F Du lecci#n Fpre&unt# ella irritada.

  • 8/12/2019 Rovira Alex - El Laberinto de La Felicidad

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    F (ste 'iejo muro te ha ense8ado al&o muy importante para lle&ar al centro del Laberinto.La mayor"a de obst%culos que encontramos en nuestro camino a la felicidad sonima&inarios. Los creamos nosotrosO es decir, son nuestros miedos.

    F GPero yo no he creado este muro Fprotest# Ariadna.

    F ste no, pero s" otros Fremarc# el exploradorF. $e otra manera no estar"as aqu". I sabes por qu las personas nos creamos nuestros propios obst%culos Io te lo dir porque nosda miedo lle&ar a los lu&ares que hemos so8ado.

    F $e 'erdad lo cree

    F GCo lo dudes !umplir un sue8o siempre da miedo, porque estamos acostumbrados alidiar con las dificultades, pero no a recibir re&alos de la 'ida. Por eso a menudo nos boicoteamos poniendo muros entre nosotros y lo que queremos conse&uir.

    F Parece ra+onableFdijo Ariadna, pensati'aF. Por cierto, la otra 'e+ me ol'id de pre&unt%rselo Ested por qu est% aqu" (n qu momento extra'i# el sentido de la 'ida

    (l explorador se puso de cuclillas, fij# bien su mon#culo y, apoyado en su ca+amariposas,explic# con 'o+ sua'e

    F Por qu estoy aqu" no tiene importancia lo nico que cuenta es que busco la salida delLaberinto. $i&amos que 'iaj muy lejos para encontrar al&o que en realidad ten"a muycerca. Lo entiendes

    F Co del todo.

    F Be lo explicar con una historia que me cont# un lama que conoc" en un monasterio delB"bet En hombre cumpli# su sue8o de 'iajar a la Luna, pero, durante el aluni+aje, elcohete se a'eri# sin remedio. l siempre hab"a deseado ir hasta all", pero se encontr# conque no pod"a re&resar a laBierra y le quedaba s#lo ox"&eno para tres d"as. (n ese tiempoera imposible que pudieran mandarle otro cohete para reco&erlo o traerle m%s ox"&eno. (lastronauta supo entonces, por primera 'e+ en su 'ida, qu era exactamente lo que quer"a'ol'er a casa y estar en la Bierra para lle'ar all" una 'ida simple y feli+. GBu'o que 'iajarhasta la Luna para 'alorar al&o que ten"a tan cerca

    Ariadna se qued# muy pensati'a al o"r esta historia, que el explorador concluy# as" trasuna pausa

    F Bodos somos como ese astronauta 'emos la felicidad en lo que est% lejos, pero enrealidad la tenemos mucho m%s cerca de lo que ima&inamos.

    $icho esto, el explorador se fue a campo tra's con su ca+amariposas. Antes de queestu'iera tan lejos que no pudieran o"rse, Ariadna le &rit#

  • 8/12/2019 Rovira Alex - El Laberinto de La Felicidad

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    F I qu pasa con los obst%culos que no creamos nosotros, los que son reales

    F GA sos yo no los llamo obst%culos, sino trampolines F&rit# como respuesta, arrastranla erre con su di'ertido acento francsF. G7ir'en para ir a lu&ares a los que nuncahabr"amos lle&ado por nosotros mismos

    Lue&o salud# ele'ando su sombrero de explorador y prosi&ui# su camino.

    El Po-o de la 'on)usi n

    La parte del Laberinto que quedaba tras el dbil muro era un campo de hierbajos lleno decharcos. Ariadna se encontraba totalmente desorientada y se esfor+aba en no mojarse los pies.

    !uando lle'aba un buen rato caminando Fy pre&unt%ndose nue'amente si aquelloformaba parte del LaberintoF,

    di'is# un pinar en medio de la planicie. Apro'ech# para refu&iarse del sol bajo las copas,donde el frescor de la sombra le sir'i# para anotar los ltimos descubrimientos que hab"ahecho

    La ma$ora de obt*culos que encontramos nosotros/ (orque tenemos miedo acum(lir nuestros sue&os

    *ientras &uardaba la libreta esmeralda

    en el bolsillo del abri&o, se dio cuenta de que no era la nica que escrib"a cosas en aquellu&ar, ya que obser'# que en uno de los pinos al&uien hab"a &rabado a cuchillo lasi&uiente inscripci#n

    La )elicidad siem(re est* m*s cerca de lo que imaginamos aunque la busquemosle os

    Lue&o record# la historia del lama el astronauta que tu'o que encontrarse en la Luna sin posibilidad de re&reso para 'alorar lo que ten"a en su casa. Ariadna pens# en lasconclusiones a las que hab"a lle&ado el explorador y apunt#

    (ntusiasmada por aquella pista, tom# obedientemente el camino que se8alaba la flecha yfue a parar a un po+o seco.

    Pensando que tal 'e+ en su interior hubiera un conducto hacia el centro del Laberinto Fporextra8o que pudiera parecerF, se asom# a la oscuridad del po+o por si 'e"a al&una escalerade hierro.

  • 8/12/2019 Rovira Alex - El Laberinto de La Felicidad

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    7in embar&o, no hab"a nada que hiciera pensar que se pod"a bajar hasta el fondo, lo que latranquili+#, ya que no le habr"a hecho nin&una &racia tener que meterse en un lu&ar tanoscuro y profundo.

    !uando se dispon"a a prose&uir su camino, una 'o+ cristalina sur&i# de lo m%s hondo.

    ,e d nde vienes!

    Antes de 'ol'er a meter la cabe+a en el po+o, Ariadna pens# que sin duda all" dentrodeb"a de estar el camino al Laberinto, aunque no 'iera la manera de bajar. I, como lehab"a sucedido con la 1oca de la 4erdad, para poder pasar tendr"a que respondersatisfactoriamente a aquella pre&unta.

    F 4en&o del Jalso *uro. He cru+ado todo este p%ramo para lle&ar hasta aqu" F&rit#asomada a la boca del po+o.

    $icho esto, la 'o+ cristalina que emer&"a de las profundidades empe+# a repetir como uneco

    )G!onfusi#n, confusi#n, confusi#n, confusi#n, confusi#nM -.

    Lue&o repiti# la pre&unta

    ,e d nde vienes!

    Ariadna medit# un buen rato la respuesta.Ben"a miedo de que la 'o+ del po+o callara parasiempre si fallaba por se&unda 'e+.Bras recordar lo que le hab"a dicho el ca+ador demariposas en su primer encuentro, 'ol'i# a &ritar

    F G4en&o de m" misma, de la entrada al Laberinto

    )Ia puedes saltar-, dijo la 'o+.

    !asi arrepentida de haber dado la respuesta correcta, Ariadna subi# a los m%r&enes del po+o y cerr# lo ojos mientras trataba de reunir 'alor para dar el salto definiti'o.

    )GAhora o nunca -, le ad'irti# la 'o+.

    Al escuchar esto Ariadna dio un paso adelante y salt#.

    La 'averna del Pigmeo

    *ientras ca"a y ca"a hacia el fondo del po+o, que era m%s profundo de lo que hab"aima&inado, lle a temer por su 'ida.

  • 8/12/2019 Rovira Alex - El Laberinto de La Felicidad

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    !on los ojos cerrados, resi&nada a aceptar su destino, se precipitaba cada 'e+ m%s r%pido.

    (n lu&ar del &olpe fatal que esperaba que pusiera fin a su a'entura, Ariadna se hundi# de pronto en una materia sua'e y en'ol'ente, donde empe+# a perder 'elocidad hasta

    detenerse.!uando abri# los ojos, 'io que se encontraba entre miles de plumas blancasfosforescentes. )Parecen plumas de %n&eles-, pens#.

    Bras a&radecer haber ca"do en un lu&ar tan blando y sua'e empe+# a abrirse camino entrelas plumas. Hab"a sal'ado la 'ida al caer sobre ellas, pero de nada le ser'ir"a si sequedaba atrapada en el fondo del po+o.

    Ariadna se abr"a paso como pod"a sin saber si a'an+aba en c"rculos o se diri&"a haciaal&n sitio.

    (staba ya a punto de dejarse 'encer por la desesperaci#n y derrumbarse entre las plumascuando finalmente encontr# la entrada a un tnel tenuemente iluminado.

    !on'encida de haber hallado el camino al centro del Laberinto Fnunca habr"a ima&inadoque estu'iera bajo tierraF, entr# emocionada en aquel a&ujero de &usano, esperando salirhacia al&n lu&ar iluminado.

    7in embar&o, el tnel se hac"a cada 'e+ m%s oscuro a medida que se internaba en l./ecorri# el ltimo tramo completamente en tinieblas y con la sensaci#n de estaradentr%ndose en el centro de la Bierra.

    (mpe+aba a sentir p%nico, porque el aire se hac"a escaso. Cot# c#mo un sudorinsoportable le empapaba la frente y el cuello. Afortunadamente justo entonces ad'irti#que una sua'e lu+ dorada iluminaba las paredes de la cue'a.

    Pronto se encontr# en una amplia ca'erna iluminada por antorchas que col&aban de las paredes.

    Ariadna admir# la enorme &aler"a llena de estalactitas y estala&mitas, y se pre&unt# quinhabr"a encendido aquellas teas. Co tardar"a en saberlo.

    Al 'ol'erse se encontr# ante un hombre minsculo de ra+a ne&ra con un escudo de piel yuna lan+a tradicional. La acechaba con la mirada mientras daba 'ueltas a su alrededor.(lla sent"a entre curiosidad y terror, porque no sab"a qu pod"a esperar de aquel personaje.

    (l hombrecillo finalmente se plant# frente a ella,flexion# las rodillas y &rit# con los ojosmuy abiertos

  • 8/12/2019 Rovira Alex - El Laberinto de La Felicidad

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    F GEh

    Ariadna &rit# del susto y, mientras su alarido resonaba en toda la ca'erna, el pi&meoestall# en risas, lo que con'irti# la &aler"a en una percusi#n constante de )GAh -, )GEh -y )GNaj% -.

    Aquello parec"a hacer una &racia terrible al hombrecillo ne&ro, que hab"a dejado caer elescudo y la lan+a, y ahora se re'olcaba por el suelo muerto de la risa. Al 'erlo ella no pudo contener una carcajada, lo que parali+# en seco la ale&r"a del pi&meo.

    F Du pasa Fprotest# AriadnaF. (s que aqu" s#lo puedes re"r t

    F GB no has re"do Fdijo el hombrecillo muy serioF.7i lo hubieras hecho, no me habr"adetenido.

    F !#mo que no he re"do Frepuso ella.

    F Para nosotros, los pi&meos, una persona debe re"r hasta caer al suelo. 7i no cae, no hare"do de 'erdad.

    F *e est%s tomando el pelo

    F (n absoluto. La risa es al&o muy serio, sabes (s el disol'ente uni'ersal de las preocupaciones. !ada 'e+ que r"es desaparece un problema de tu cabe+a.

    F Co sab"a que los pi&meos fuerais tan expertos en este arte Fdijo Ariadna admirada.

    F Biene su l#&ica. 7omos el pueblo m%s maltratado del mundo, tambin por nuestros'ecinos africanos, porque todos se atre'en con al&uien tan peque8o. Por eso siempretenemos problemas y debemos re"r para disol'erlos. Por cierto, qu buscas por aqu"

    F Co lo s Freconoci# AriadnaF, pero ahora mismo me &ustar"a 'er el cielo.

    F (ntonces, si&eme Fdijo el pi&meo.

    Los dos atra'esaron la ca'erna hasta lle&ar a una &ruta m%s baja, donde Ariadna tu'o que&atear por detr%s del hombrecillo. (n el punto m%s bajo de esta cue'a el pi&meo le dijo

    F Ahora tmbate.

    (lla hi+o lo que le ped"a y se tendi# boca arriba junto al pi&meo. $elante de los ojos ten"aun lar&o y recto a&ujero 'ertical que desembocaba directamente en el cielo abierto, queen aquel momento estaba pla&ado de estrellas.

    (l hombrecillo dijo en tono melanc#lico

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    F Por muy peque8a que sea tu 'entana, el cielo si&ue siendo i&ual de &rande.

    Bu'o la sensaci#n de que lo que hab"a dicho el pi&meo era una re'elaci#n justo en elmomento que una flecha de fue&o cru+aba el &ran firmamento por su peque8a 'entana.

    Ariadna se durmi# pl%cidamente sabindose un poco m%s cerca del centro del Laberinto.

    El 1ombre del #urco

    La despert# una intensa lu+ blanca que bajaba por el orificio y lo con'ert"a en un potentefoco. La claridad de la ma8ana tra"a, adem%s, una buena noticia Ariadna descubri# unacuerda con nudos que bajaba desde el exterior hasta la &ruta en la que estaba tendida.

    *ir# a su lado, pero el pi&meo ya no estaba all". (n la piedra plana sobre la que hab"a

    dormido encontr# &rabado con ti+a blanca el si&uiente s"mbolo

    Ariadna de'ol'i# la sonrisa al dibujo y, antes de iniciar la subida, anot# en su cuadernoesmeralda lo aprendido la noche anterior en la ca'erna.

    La risa es el disolvente universal de las (reocu(aciones

    Acto se&uido anot# tambin lo que hab"a dicho el pi&meo mientras miraban las estrellas

    Por mu$ (eque&a que sea tu ventana/ el cielo sigue siendo igual de grande

    $ecidi# que &uardar"a esta frase en el fondo de su cora+#n para los d"as de sombra.Lue&o empe+# a subir por la cuerda con &ran esfuer+o hasta salir de la &ruta. All" 'io undelicioso jard"n colmado de flores de enormes y coloridos ptalos.Bambin hab"a muchos%rboles frutales.de los que Ariadna comi# hasta quedar saciada.

    *ientras exploraba aquel peque8o para"so llena de ale&r"a, se encontr# ante un lar&o y profundo soca'#n. (n su interior un hombre con camisa de franela y lar&as barbascaminaba cabi+bajo de lado a lado.

    Ariadna entendi# que hab"a sido as", yendo y 'iniendo en un corto trayecto, como aquelhombre se hab"a acabado enterrando en el surco.

    F Pero qu hace ah" Fle pre&unt# ella desde el borde de la +anja.

    (l barbudo la mir# muy sorprendido. 7e notaba que lle'aba tiempo sin 'er a nadie, tanabsorto en sus idas y 'enidas. Lue&o dijo

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    F 1usco al&o que he perdido. FI qu es Fse interes# ella, muy curiosa.

    F La 'erdad es que hace tanto tiempo que lo perd" que ya lo he ol'idado Frespondi#resi&nado.

    Bras decir esto el barbudo reanud# su camino, de un lado al otro y 'uelta a empe+ar, yAriadna tu'o la impresi#n de que con cada trayecto se enterraba un poco m%s en el surco.

    I obser'# al&o m%s en aquel hombre tan hura8o sus ojos expresaban una profundatriste+a.

    Predecimos con el (asado

    Ariadna dej# atr%s al Hombre del 7urco y si&ui# explorando el jard"n, que tras los %rbolesfrutales ascend"a por una sua'e cuesta hasta lle&ar a un in'ern%culo de cristal.

    Lo rode#, muy curiosa, por si all" hab"a al&una indicaci#n para lle&ar al centro delLaberinto. Pero lo nico que encontr# fue una eni&m%tica placa situada en la puertatrasera

    Predicimos con el (asado

    (mpuj# la puerta pensando que, sin duda, se trataba de un error de imprenta de quienhab"a &rabado la placa. (staba abierta.

    Ariadna se pase# por el in'ern%culo, donde crec"an todo tipo de enredaderas queescalaban las paredes de cristal hasta casi tapar la lu+ del sol.Brope+# un par de 'eces conra"ces que hab"an roto el suelo de piedra y hac"an despe&ar nue'os reto8os en busca delcielo.

    (n medio del in'ern%culo 'io a un anciano esmeradamente trajeado. (staba sentado en unsill#n blanco con las manos sobre las rodillas. A su lado, sobre una peque8a alfombra deesparto, un perro de color crema mostraba la misma serenidad que su amo.

    Al acercarse al hombre sentado Ariadna ad'irti# un brillo inexpresi'o en su mirada.

    F 7upones bien soy cie&o Fse present#F. He 'i'ido tanto que no necesito 'er m%s.Duieres que predi&a con tu pasado

    F Co me interesa el pasado Fa8adi# Ariadna, que no deseaba 'ol'er a recordar su 'idaanterior al Laberinto.

    F Por qu no (n l est% escrito tu futuro.I no s#lo en lo que hiciste o en lo que te

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    sucedi#.Bambin tus creencias pasadas han creado tu futuro lo que crees es lo que creas.Co conoc"as el dicho FCo.

    F Pues deber"as. $ime c#mo lle&aste al Laberinto y te dir c#mo puedes salir de l.

    F $e 'erdad Fdijo Ariadna esperan+ada.(l ele&ante anciano asinti# risue8o y en silencio como toda respuesta. *uy a su pesar,ella empe+# a explicar

    F Hace tiempo que mis padres murieron. Cunca tu'e ami&os, porque me cuestarelacionarme con las personas. 7iempre pens que lo que yo pudiera decir no interesaba anadie.

    F (so no te corresponde a ti ju+&arlo.

    F Biene ra+#n supon&o que me importaban demasiado las opiniones de los dem%s.F 7i&ue.

    F 7#lo ten"a un peque8o apartamento de alquiler que pa&aba con mi sueldo en una f%bricade hilos sintticos. Al principio todo iba bien. Lle&aba puntual, trabajaba mis horas,re&resaba a casa. !ada d"a lo mismo. Pero un d"a empec a so8ar en una 'ida diferente para empe+ar, ima&in que no 'i'"a en aquella fea ciudad industrial, sino en un bonito jard"n como ste. Ahora que lo pienso, Gson bastante parecidos

    F Lo 'es Fdijo el anciano con placide+F. Al proyectar tus sue8os empe+aste aconstruirlos.

    F GPero yo no ele&" quedar encerrada en el Laberinto

    F (so no lo sabes. Hay muchas cosas que ele&imos inconscientemente porque deseamosque sucedan. !ontina, por fa'or.

    F 1ueno, el caso es que so8aba y so8aba cada 'e+ m%s. Hasta que lle un momento queno prestaba atenci#n a las m%quinas y los hilos sintticos se me enredaban. (so mesucedi# al menos un par de 'eces. A la tercera me despidieron.

    F Co te das cuenta Frespondi# entusiasmado el ancianoF. Ena parte de ti que an noconoces hi+o que te equi'ocaras deliberadamente para que pudieras salir de la f%brica ylle&ar hasta el jard"n que hab"as so8ado. A este jard"n donde yo te estaba esperando.

    F Cunca lo hubiera pensado Fdijo Ariadna, muy sorprendidaF, porque lo primero que hicecuando fui despedida fue entrar en el 1osque de los Lamentos para morir.

    F *orir, sa es la palabra.

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    F Por qu lo dice

    F Para nacer primero hay que morir. Co lo sab"as (ntraste en el bosque para que pudiera morir la Ariadna que hab"a existido hasta entonces. 7#lo entonces pudo nacer la

    Ariadna que ahora busca el sentido de la 'ida en el Laberinto de la Jelicidad.F Du le hace pensar que busco el sentido de la 'ida Fpre&unt# molesta.

    (l anciano ri# sua'emente antes de decir

    F Bodos aqu" lo buscan.

    F Io s#lo quiero salir del LaberintoM

    F M para entrar en la 4ida Fa8adi# el ancianoF. Pero nunca 'i'ir%s 'erdaderamente a no

    ser que encuentres el moti'o por el que est%s aqu", la ra+#n por la que te le'antas cadama8ana. se es el sentido de la existencia y s#lo t puedes encontrarlo. Para qu 'i'es

    F $e momento, para hallar el centro del Laberinto, de donde salen las flechas de fue&o.

    F 1ueno, por al&o se empie+a.

    Ariadna se qued# unos instantes en silencio. Lue&o pre&unt#

    F I no me podr"a indicar el camino hasta el centro del Laberinto GIa hace tres d"as quedoy 'ueltas

    F >nsisto recuerda por d#nde entraste y hallar%s la salida. As" de f%cil. (l Laberinto de laJelicidad es, en realidad, una jaula con la puerta abierta.

    F Bal 'e+ s"Frefunfu8# AriadnaF.pero yo no ten&o ni idea de c#mo salir de aqu".

    Al escuchar esto el anciano sonri# y baj# la mano sua'emente hasta acariciar la cabe+adel perro, que se incorpor# ale&re y meneando el rabo. Lue&o dijo

    F l te &uiar%.Bambin es cie&o, como yo.

    F En perro cie&o Fpre&unt# asombrada Ariadna.

    F Co te preocupes Fconcluy# el ancianoF. 7abe oler los caminos que tienen cora+#n. 7abe'er lo esencial. Precisamente por eso es feli+ y puede &uiar a los dem%s.

    Arenas movedi-as

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    (l perro cie&o lle'# a Ariadna con calmosa se&uridad por sinuosos senderos, pla+asajardinadas e incluso por un paso ele'ado sobre un estanque.

    *ientras se dejaba &uiar, ella re'isaba su cuaderno esmeralda, en el que a8adi# una idea

    de las muchas cosas que le hab"a dicho el cie&o del sill#n blanco.Para nacer (rimero +as de morir

    Al final de un paseo entre dos r"os, Ariadna tu'o que detenerse porque las arenasmo'edi+as le cortaban el paso. !omo si al lle&ar a aquella tierra palpitante hubiera yacumplido su misi#n, el perro cie&o dio media 'uelta y la dej# ante una decisi#n que s#lo aella le correspond"a tomar.

    $espus de apoyar el pie y comprobar que el terreno era pastoso e inestable, ella sequed# pensando si deb"a retroceder y prose&uir la bsqueda por otro lado.

    Antes de decantarse por la se&unda opci#n, sin embar&o, 'io que las burbujas de lasarenas mo'edi+as formaban un mensaje.

    Ad de vas!

    Ariadna pens# que era la tercera &ran pre&unta existencial a la que se enfrentaba como prueba. Puesto que hab"a superado las dos anteriores, ten"a la esperan+a de que conaquella respuesta pudiera pasar al tramo final que lle'aba al centro del Laberinto.

    Pero para ello deb"a responder correctamente a esa pre&unta. Ariadna tom# un palito delcamino y escribi# sobre las arenas mo'edi+as lo si&uiente

    Al centro del Laberinto

    (sta respuesta no pareci# con'encer a las arenas mo'edi+as, pues el mensaje se borr# delfan&o tan pronto como estu'o acabado.I la tierra caliente se&u"a bullendo sin in'itar a pasar.

    Ariadna 'ol'i# a intentarlo y escribi#

    Al +ogar del arquero

    Bampoco esta respuesta surti# efecto.

    Ariadna hi+o memoria entonces de lo que hab"a contestado a las dos primeras pre&untas.

    )Duin eres -, se dijo.

    )7oy lo que yo decida ser-, respondi#.

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    )$e d#nde 'ienes -, se pre&unt#.

    )4en&o de m" misma-, contest#.

    Jaltaba responder a la tercera pre&untaadonde vas!/ pero la respuesta le 'ino sola, pues a esas alturas ya ten"a claro cu%l era su destino. Ariadna se inclin# nue'amente yescribi# con el palito sobre las arenas

    Al centro de m mismo

    Al escribir esto de repente la tierra dej# de her'ir y fue perdiendo humedad hasta secarse.

    (ntonces Ariadna pudo pasar al otro lado.

    El camino de la mari(osa

    Poco despus de cru+ar las arenas mo'edi+as Ariadna se encontr# caminando por puentesde madera que un"an peque8as colinas mientras la tarde empe+aba a te8irlo todo con susalas bronceadas.

    Aquella parte del Laberinto parec"a estar mucho m%s concurrida que el resto, ya que a sulado pasaban constantemente parejas de enamorados, ancianos meditabundos e inclusoal&unos ni8os que hac"an correr los balones sobre el paso de madera.

    )Bantas personas han perdido el sentido de la 'ida -, se pre&untaba ella, sorprendida,mientras contemplaba todas aquellas personas en actitud festi'a.

    $e repente, entre un &rupo de n#rdicos con la piel tostada por el sol, apareci# el ca+adorde mariposas, que se plant# delante de Ariadna y le pre&unt#

    F 7i&ues buscando la felicidad

    Antes de que ella pudiera contestar, l mismo lan+# la respuesta

    F !reme no 'ale la pena que la busques. La felicidad no se busca, se encuentra.

    F I d#nde se encuentra Fa8adi# Ariadna.

    F (n todas partes y en nin&una, porque la felicidad no es una meta, sino s#lo un perfume.

    F En perfume Fpre&unt# ella extra8ada.

    F 7", es el perfume que desprende aquello que est% bien hecho. Ena puesta de sol perfecta,

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    la caricia a un cachorro, la mirada de un ser amado, una canci#n sublimeM,cualquiermomento inol'idable. Por eso no la puedes capturar como si fuera una mariposa.

    F Por cierto Frecord# de repente AriadnaF. Ia ha encontrado la *ariposa de la Lu+

    F Boda'"a no Freconoci# l exhaustoF. Co se ha dejado 'er toda'"a. 7ab"as que mariposaen &rie&o se llama psik, lo cual tambin si&nifica )alma- FCo lo sab"a.

    F GPor eso debe de ser tan dif"cil de capturar !a+ar una mariposa es como ca+ar el alma,y el alma se pone en las cosas pero no est% en las cosas. (s como el perfume de lafelicidad. *e si&ues

    F La 'erdad es que no.

    F $a i&ual.B s#lo est%te atenta y, si 'es la *ariposa de la Lu+, si&ela. (lla te lle'ar%hasta el centro del Laberinto.

    F !#mo est% tan se&uro Fpre&unt# Ariadna.

    (l explorador sonri#, mir# a la muchacha con indul&encia y le respondi#

    F (sa mariposa s#lo tiene 25 horas de 'ida. Por fuer+a debe saber adonde 'a.

    Los n madas de la Luna

    $onde terminaba el Laberinto de puentes hab"a una peque8a ele'aci#n llena decampamentos y cara'anas con fue&os encendidos. Ena 'eintena de n#madas se dispon"ana pasar all" la noche.

    )GDu &rande es el Laberinto de la Jelicidad -, se dijo Ariadna, que no dejaba deasombrarse por encontrar cada d"a nue'os parajes.

    7inti# fr"o y se acerc# a una de las fo&atas, donde una mujer robusta le dio un plato desopa caliente y le ech# una manta de lana por encima de los hombros.

    $espus de cenar, Ariadna apro'ech# para anotar en su cuaderno lo que hab"a aprendidoen su nue'o encuentro con el buscador de mariposas

    La )elicidad no se busca/ se encuentra

    La )elicidad es el (er)ume de las cosas bien +ec+as

    Bras &uardar el cuaderno, Ariadna obser'# que sobre el campamento luc"a la Luna llena.

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    (staba a punto de quedarse dormida delante del fue&o, cuando un coro de aullidos ladespert# de &olpe.I lo m%s extra8o fue que al abrir los ojos 'io que no eran lobos los queaullaban, sino los mismos n#madas que, con la barri&a llena despus de la cena, bailabany diri&"an las cabe+as a la Luna mientras emit"an tristes aullidos.

    F Por qu lo hacen Fpre&unt# Ariadna a un muchacho que coc"a una patata al fue&o.F Aqu", en el Laberinto, hace tiempo que se extin&uieron los lobos Frespondi#F. Por esoaullamos por ellos.

    F I por qu Finsisti# ella.

    F !uando aullamos y nos dejamos lle'ar por el xtasis del canto y del baile, nuestrosmiedos salen 'olando y se esconden en la cara oculta de la Luna.

    Ariadna no se atre'i# a pre&untar nada m%s. Pensaba que la &ente del Laberinto era bien

    curiosa.(n aquel momento la flecha de fue&o sur&i#, como cada noche, del in'isible centro delLaberinto y describi# una sua'e par%bola hasta extin&uirse.

    7e pre&unt# una 'e+ m%s d#nde estaba aquel secreto centro del Laberinto, qu fue&oritual incendiaba aquellas flechas, quin era el arquero y por qu las lan+aba siempre justo en el momento que ella pod"a 'erlas.

    Ena 'e+ m%s cay# dormida sin poder responder a nin&una de estas pre&untas.

    El revisor de vidas

    A la ma8ana si&uiente, Ariadna descubri# que bajo la peque8a ele'aci#n donde losn#madas ya empe+aban a desmontar sus tiendas hab"a una estaci#n de tren.

    Asombrada porque tambin pudiera haber al&o as" en el Laberinto, baj# por la sua'ecolina donde hab"a pasado la noche hasta lle&ar all".

    Al 'er una locomotora de 'apor con tres 'a&ones de madera se pre&unt# si aquel 'iejocon'oy efectuar"a parada en el centro del Laberinto y pondr"a fin a su a'entura.

    Ariadna entr# en el ltimo de los 'a&ones, lleno de pasajeros que charlaban muyanimados. Pero, curiosamente, cuando la locomotora emiti# un ensordecedor pitido y eltren se puso en marcha, muchos de ellos cayeron dormidos al instante.

    (ntre stos distin&ui# al explorador F'estido de blanco impecable como el primer d"aF,que roncaba ruidosamente apoyado en su ca+amariposas. $elante de l estaba sentado el

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    pi&meo, que parec"a a punto de estallar en una formidable carcajada.

    A Ariadna le entusiasmaban los trenes desde muy peque8a, as" que casi derram# l%&rimasde felicidad mientras pe&aba la cara al cristal y reconoc"a lu&ares del Laberinto por losque ya hab"a estado los puentes sobre las colinas, el jard"n del in'ern%culo, el p%ramo de

    los tres pinosMPero la felicidad son momentos, y un &i&ant#n uniformado de rojo se plant# junto a ella para llamar su atenci#n.

    Nusto entonces Ariadna record# sobresaltada que no ten"a billete. Para tratar de salir delapuro sac# de su bolsillo el boleto esmeralda de la @ran Loter"a de la 4ida y se lo mostr#.

    (l &i&ant#n lo tom# entre las manos &orde+uelas y declar#

    F Co sir'e para nada, porque no tiene cifras.

    F !#mo que no sir'e Fse defendi# Ariadna, recordando lo que le hab"a dicho el'endedor de loter"aF. GBoca siempre

    (l hombre del uniforme rojo no pareci# darle importancia a ese comentario y sac# del bolsillo un bloc de facturas y un bol"&rafo.

    F $e d#nde 'iene Fpre&unt#F. Adonde 'a

    Ariadna no estaba dispuesta a contestar de nue'o a las pre&untas que ya hab"arespondido, as" que contraatac#

    F Ested, que le &usta tanto pre&untarM Duin es

    F 7oy el re'isor Fdijo, sacando pecho.

    F Puesto que no ten&o billete, c#mo 'a a re'isar el m"o

    F Co necesito nin&n billete, porque soy un re'isor de 'idas.

    F $e 'idas Frepiti# Ariadna asombradaF. Los re'isores de billetes tienen una peque8a perforadora para marcarlos. !on qu instrumento 'a a re'isar usted mi 'ida

    F !on ste Frespondi# el hombre, entre&%ndole un espejo redondo.

    Ariadna tom# en las manos el espejo. ste le de'ol'i# una ima&en muy diferente de laque hab"a 'isto la ltima 'e+ en los la'abos de la f%brica de hilo, donde se hab"aencerrado a llorar.4io que ten"a mucho mejor color de cara y que los ojos le brillabancomo cuando era ni8a. Le estaban sentando bien aquellas 'acaciones en el Laberinto.

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    F He calculado que el contacto de un camarero con cada cliente que pide un caf nosupera de media un minuto escaso. (s el tiempo que suman el saludo y la pre&unta)Du desea tomar -, lo que te pide el cliente, cuando pones la ta+a sobre la mesa, lahora de pasar la cuenta y la despedida cuando se marcha. 7on muchos momentos

    diferentes, pero el 'erdadero contacto entre el camarero y el cliente no supera en conjuntoel minuto.

    F I qu si&nifica eso

    F G7i&nifica que es una oportunidad >ndependientemente de la calidad del caf, que es lode menos, en ese minuto el camarero tiene ante s" tres opciones o, mejor dicho, tres posibles resultados que dependen de su actitud.

    Bras decir eso el camarero hi+o una bre'e pausa para buscar las palabras m%s adecuadas.Lue&o explic#

    F (n ese minuto puedes conse&uir que la persona se marche peor de lo que ha lle&ado sieres &rosero. K bien puede irse i&ual que ha 'enido si lo tratas con indiferencia. Perotambin tienes la oportunidad de que sal&a del caf mejor de lo que ha entrado si lere&alas un poco de amabilidad.

    F I eso es todo Fdijo Ariadna sin ocultar su decepci#nF. Pero qu tiene que 'er eso conel sentido de la 'ida

    F G steE# justamente el#EN23,4 ,E LA V3,A5/ $ no s#lo para los camareros.

    Bodos tenemos cada d"a decenas de peque8os$ &randes contactos con los dem%s. Cuestroreto es conse&uir el tercer resultado que su 'ida sea un poco mejor despus de estar connosotros. G se es el desaf"o, el premio &ordo de cada encuentro

    Al escuchar esto Ariadna se qued# pensati'a. (l camarero entonces le &ui8# el ojo$ sedespidi# as"

    F I ahora debo irme tenemos muchas 'idas que mejorar.

    El "ltimo vuelo de la 6ari(osa de la Lu-

    Al salir del !af del Laberinto, Ariadna se encontr# con una formidable sorpresa.Nustodelante de la puerta re'oloteaba una mariposa de luminosas alas blancas.

    F GLa *ariposa de la Lu+ Fno pudo e'itar exclamar.

    Ariadna se mantu'o a cierta distancia para no asustarla. A fin de cuentas s#lo ella pod"a

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    mostrarle el camino hasta el centro del Laberinto.

    La mariposa estu'o un buen rato re'oloteando bajo el sol, como si dudara de cu%l era lamejor ruta que hab"a que tomar. Jinalmente se decidi# a 'olar temblorosamente hacia lai+quierda de la calle.

    *ientras Ariadna la se&u"a a cierta distancia, record# lo que le hab"a dicho el exploradoral referirse a aquella mariposa.4uela hacia las luces que se mue'en, y lo m%s importantes#lo tiene 25 horas de 'ida y por fuer+a debe saber adonde 'a.

    7u li&er"sima &u"a se detu'o junto a una casa de aspecto ruinoso, justo enfrente del 1ancode Amor. (so le hi+o recordar que no hab"a dado ni recibido nin&n abra+o desde quehab"a reali+ado su primer in&reso.

    All" sus fuer+as parecieron flaquear. La *ariposa de la Lu+ bat"a las alas de seda e iba perdiendo altura pese a sus esfuer+os.

    F GCo te rindas ahora Fle suplic# al entender que estaba consumiendo sus ltimosinstantes de 'ida.

    Pero la mariposa hab"a dejado de aletear y cay# oscilando en el aire como un ptalo blanco y puro. Antes de que cayera al suelo y fuera pisoteada por al&n transente,Ariadna la reco&i# en la palma de la mano, donde temblaba de manera casi imperceptible.

    F A&uanta un poco m%s Fle implor#F. Duiero lle'arte conmi&o al centro del Laberinto.

    (ntonces sucedi# al&o mara'illoso. $e la nada sur&i# una brisa que en'ol'i# a Ariadna yle arrebat# la mariposa de la palma de la mano para ele'arla en c"rculos por encima deella.

    !on la se&uridad de estar asistiendo a un mila&ro, 'io c#mo el 'iento otor&aba a la*ariposa de la Lu+ las fuer+as que la hab"an abandonado y la ele'aba por encima de lacasa abandonada.

    7us alas blancas y luminosas subieron y subieron como una estrella diurna que, lle'ada por el 'iento, se diri&"a al centro del Laberinto.

    La 'asa de la 7ltima Pregunta

    Ariadna se qued# boquiabierta.Ben"a la impresi#n de haber contemplado el ltimo 'uelode un %n&el. Por esto mismo necesit# un rato para darse cuenta de la inscripci#n quehab"a sobre el portal de la mansi#n abandonada

    'asa de la 8ltima (regunta

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    La puerta estaba abierta.

    Ariadna entr# lenta y si&ilosamente, como si temiera molestar a los habitantes de aqueledificio en ruinas. 7in embar&o, en su interior s#lo encontr# paredes desconchadas y nada

    m%s. Bodas las habitaciones estaban 'ac"as. K al menos todas excepto la que deb"aencontrarse tras una puerta de hierro, que era la nica que estaba cerrada.

    Pens# que deb"a de ser el nico espacio habitado de la casa, ya que hab"a un felpudodelante de la puerta.

    Ariadna tard# un rato en darse cuenta de que el mensaje, la ltima pre&unta que abr"aaquella puerta, estaba inscrito en el felpudo

    Que +aces aqu!

    (stu'o tentada de responder )1usco el centro del Laberinto-, pero sab"a que se no erael tipo de respuesta que abrir"a la puerta.

    7e trataba de al&o mucho m%s simple y profundo al mismo tiempo. Ariadna se limit# aexclamar

    F G4i'ir

    Lo hab"a dicho con la se&uridad de saber que no hab"a nin&una otra respuesta posible.Ila puerta se abri#.

    Pero no lo hi+o sola, como la de la 1oca de la 4erdad, sino que la abri# al&uien queestaba al otro lado el ca+ador de mariposas.

    F GJelicidades Fexclam# mientras la claridad del jard"n trasero deslumbraba a AriadnaF.Has encontrado la puerta que lle'a al centro del Laberinto y a su salida.

    F (res el arquero Fpre&unt# ella con estupefacci#n.

    F (n absoluto. (l arquero te espera al final de este camino Fdijo mientras se8alaba unsendero entre muros cubiertos de hiedraF.Io s#lo soy un modesto buscador de mariposas.*i prop#sito es ponerlas en el camino y ayudar a los buscadores de la felicidad. !#mo piensas si no que esta mariposa ha lle&ado a la puerta del caf

    Ariadna obser'# que la *ariposa de la Lu+ ahora re'oloteaba en el jard"n trasero, comosi tampoco ella pudiera salir de los muros que lo limitaban.

    F G!u%ntos caminos he tenido que tomar para lle&ar hasta aqu" Fdijo ella, d%ndose cuenrepentinamente de todo lo 'i'ido.

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    F La felicidad es ele&ir Fdijo el exploradorF. *ejor dicho es 'i'ir sin miedo a ele&ir. Cos perdemos en el Laberinto cuando permitimos que elijan por nosotros. Porque uno esaquello que eli&e ser, pero tambin aquello que renuncia a ser. Ahora debes ir sola,Ariadna. (l centro del Laberinto te espera s#lo a ti.

    El centro del Laberinto

    A medida que se acercaba al centro del Laberinto, Ariadna empe+# a escuchar el llanto deun ni8o. (l camino entre muros a'an+aba sinuoso como una serpiente y no le dejaba 'erel final. *ientras tanto, el llanto se o"a cada 'e+ m%s fuerte.

    Antes de iniciar el tramo final de su a'entura hab"a anotado en el cuaderno esmeralda elsecreto del camarero, que resumi# a su manera.

    'ada contacto con una (ersona es una o(urtunidad (ara me orar su vidaBambin hab"a tomado buena nota de la ltima ense8an+a que le hab"a dado el exploradory &uardi%n de la puerta de hierro.

    La )elicidad es vivir sin miedo a elegir

    !on la satisfacci#n de tener los deberes hechos, Ariadna encar# el ltimo tramo delcamino y lle a una estrecha pla+a rodeada por un alto muro circular.

    (n su centro una ni8a lloraba desconsoladamente. A su lado ten"a un arco con la cuerdarota y un peque8o fue&o que crepitaba.

    Ariadna comprendi# que se hallaba en el centro del Laberinto y que aquella ni8a era elarquero que le hab"a mandado se8ales de fue&o cada noche.

    7e acerc# si&ilosamente hacia ella, pero no se atre'i# a consolarla por miedo a asustarla.7in embar&o, ten"a la impresi#n de que la conoc"a aunque no lo&raba saber de d#nde.

    Ariadna se limit# a tomar el arco y recomponer la cuerda tren+ando los hilos que laformaban. G$e al&o le hab"a ser'ido trabajar tantos a8os en una f%brica de hilaturas

    Lue&o se arrodill#, entre el arco a la ni8a y, acarici%ndole la mejilla, le dijo

    F B#malo y no llores m%s. (sta noche podr%s 'ol'er a tirar tus flechas de fue&o.

    F Co ser% necesario Fdijo la ni8a con el rostro radianteF. 7abes Hace tiempo que teestaba esperando. Ahora que has lle&ado ya no necesito usar el arco.

    *ientras escuchaba esto, Ariadna mir# el fue&o en el centro del Laberinto. 7obre l, la

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    *ariposa de la Lu+ 'olaba en una dan+a que era la 'i'a expresi#n de la ale&r"a.

    Ariadna sinti# en el pecho el calor de una llama que e'oc# en ella 'iejas sensacionesol'idadas. La peque8a le dijo entonces

    F (ste es el fue&o de la esperan+a, con el que impre&naba las flechas que te han tra"dohasta aqu".

    F Duin eres Fpre&unt# con un hilo de 'o+.

    F 7oy la ni8a que fuiste y hab"as perdido Fsuspir# dando un paso hacia ella.

    !on l%&rimas en los ojos Ariadna sinti# la necesidad de abra+ar a la peque8a arquera, quese con'irti# en pura lu+ entre sus bra+os.

    !uando lo&r# dejar de llorar, 'io que la ni8a hab"a desaparecido.

    Pero no era as" ahora sent"a que la ni8a que fue 'ol'"a a 'i'ir en su interior. *ir#entonces a la *ariposa de la Lu+ y 'io c#mo sta se ele'aba y ele'aba hasta fundirse conel sol.Nusto en ese instante todos los muros a su alrededor se derrumbaron.

    La 9ran Lotera de la Vida

    Ariadna se encontr# sbitamente en medio del bosque, en el mismo punto en el que sehab"a quedado dormida.

    Al le'antarse sinti# palpitar en su interior la ni8a que hab"a perdido y tu'o unas enormes&anas de correr, re"r, ju&ar, amarM (n definiti'a 'i'ir.

    7in embar&o, era tan intenso lo que hab"a 'i'ido en el interior del Laberinto que ahora sesent"a triste y un poco asustada. )(s m%s f%cil caminar entre muros que hallar el propiocamino-, pens#.

    Al recordar todas las personas que la hab"an ayudado en su bsqueda, como elexplorador, la abuela del 1anco de Amor, el camarero o el pi&meo, sinti# que las l%&rimasle resbalaban por las mejillas. 7e aferr# entonces al boleto de la @ran Loter"a de la4ida para que le diera buena suerte en adelante.

    Las l%&rimas empe+aron a deste8ir el billete, dejando al descubierto un mensaje tras latinta esmeralda. Hab"a estado a&uard%ndola all" todo el tiempo, porque hay 'erdades quese comprenden mejor con el filtro sa&rado de las l%&rimas.

    2" eres tu (ro(io camino.

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    #i te eres )iel/ all donde est s te encontrar*s siem(re en el centro del Laberinto.

    ::

    Epilogo

    sta es la historia de al&uien que lo hab"a perdido todo y se encontr# a s" mismo Fsumayor tesoroF en el centro del Laberinto.

    :;

    Este libro tiene dos alas, como la Mariposa de la Luz, no se ha posado en tus manos por

    casualidad. e ti depende !ue siga "olando para mostrar a !uien lo necesita el camino hacia elcentro del Laberinto.

    :