Sacha Inchi

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SACHA INCHI.INVESTIGACIÓN SOBRE LAS CONDICIONES PARA EL RECONOCIMIENTO DE LA INDICACIÓN GEOGRÁFICA EN EL PERÚ - 2013

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Esta publicación no hubiera sido posible sin el apoyo moral ytécnico de Belén Garví Medina, Elisa Dallatana, Mauro Morbello,Alfonso Aire Untiveros, Cecilia Cisneros Orna, Paola Marín Sanz,

Pablo Pampa Huanca, Salvador Peña Guerra yBarbara Lohnmeier.

Centro de Investigación Educación y Desarrollo - CIEDFundación Terre des Hommes Italia

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SACHA INCHI. INVESTIGACIÓN SOBRE LAS CONDICIONESPARA EL RECONOCIMIENTO DE LAINDICACIÓN GEOGRÁFICA EN EL PERÚ

© Federico Antonioli y Filippo Arfini,Università degli Studi di Parma,Centro Universitario per laCooperazione Italiana - CUCI,Terre des Hommes Italia

Correo electrónico:[email protected]@[email protected]@unipr.it

Página web:www.terredeshommes.itwww.unipr.it

Este documento ha sidoImpreso por el proyecto‘Sacha Inchi - Perú’Gracias al financiamiento de:• Cooperazione Italiana allo Sviluppo• Fundación Terre des Hommes Italia• Università degli Studi di ParmaEn colaboración con Centro de InvestigaciónEducación y Desarrollo - CIED

Equipo responsable de la publicación:Federico AntonioliFilippo ArfiniColaboradores:Sergio Rojas MontoyaPedro Zarate LázaroIván Leonardo Vadillo Mercado

Diseño, diagramación y edición fotográfica:Aldo Gonzales AlzamoraCelular: 9558 59104 Email: [email protected]

Prohibida la reproducción total o parcialsin la autorización expresa del editorHecho el Depósito Legal en laBiblioteca Nacional del Perú Nº 2013-15631Registro ISBN Nº 978-612-46554-0-1

Editado por:Centro de InvestigaciónEducación y Desarrollo - CIEDJr. Risso Nº 289 2do. Piso, Dpto. B - Lince, PerúTeléfono: (511) 4710395Email: [email protected]ágina Web: www.ciedperu.org

Impreso por:Graficenter, Jr. Moquegua 318 A Lima 1 - Perú

Primera Edición:1,000 ejemplaresOctubre 2013

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La presente publicación muestra los resultados obtenidos en el proyecto ‘Sacha Inchi Perú’, que ha tenido como principal objetivo de conocer más detenidamente muchos aspectos relevantes para analizar la viabilidad de un reconocimiento del aceite de sacha inchi como producto con Indi-cación Geográfica, además de ofrecer posibles alternativas para solucionar los obstáculos releva-dos y explotar el potencial que el cultivo de sacha inchi puede proporcionar al desarrollo rural en el Perú. El proyecto ha sido el resultado del esfuerzo conjunto entre el Centro Universitario de Coope-ración Internacional (CUCI) de la Università degli Studi di Parma-Italia, a través de Departamento de Economía Agroalimentaria, el Organismo de Cooperación Internacional Terre des Hommes-Italia (Tdh-Italia), el Centro de Investigación, Educación y Desarrollo (CIED) y ha sido ejecutado gracias al cofinanciamiento de la Cooperación Italiana al Desarrollo.

La idea del proyecto nace como consecuencia de los avances originados por el trabajo rea-lizado por la ONG CIED a partir del año 2005, consolidados desde el 2007 por la colaboración con Tdh-Italia con el aporte de la Fundación Cariplo, ejecutando proyectos a favor de cultivos de café orgánico y sacha inchi en la Selva Central del Perú. La finalidad de las intervenciones que se vienen implementando hasta la fecha ha sido de contribuir a la conservación de los recursos naturales y defender la diversidad biológica promoviendo modelos de desarrollo territorial sostenible insertan-do, de manera complementaria al mono cultivo de café, productos no convencionales tales como el sacha inchi. Gracias a las intervenciones de CIED y Tdh-Italia el sacha inchi está siendo cultivado, transformado y comercializado por grupos organizados de mujeres que viven en las comunidades rurales de la micro cuenca de Quimiriki, Distrito de Pichanki en la provincia de Chanchamayo.

Las experiencias que CIED y Tdh-Italia han desarrollados durante estos años con el sacha inchi han confirmado las bondades del producto, que tiene calidades nutricionales indiscutibles en con-sideración de las cuales los proyectos no solo han promovido una producción para la venta afuera de las comunidades rurales, sino también un consumo directo en favor de la población local, de manera particular de parte de los niños. Sin embargo justamente el avance obtenido en el trabajo con el sacha inchi ha evidenciado la necesidad de investigar más sobre sus características no solo físicas, sino también culturales y antropológicas relacionadas con sus usos tradicionales, de los cuales todavía se conoce muy poco. Asimismo surgieron otras inquietudes referidas a la identidad, es decir al origen territorial del producto, debido a su extensión en diferentes áreas geográficas y países de America latina, que nos conlleva a la existencia de diferentes tipos de Sacha(s) Inchi(s). En este sentido nos interesaba confirmar si era posible reconocer una identidad geográfica de origen peruana al sacha inchi y si, en este caso, en el Perú se daban las condiciones necesarias y existían procedimientos adecuados para reconocer esta identificación.

El aclarar todas estas inquietudes fue el motivo principal que nos empujó a contactar la Uni-versidad de Parma, específicamente el Departamento de Economía Agroalimentaria dirigido por el Dr. Filippo Arfini, experto en Indicaciones Geográficas y uno de los autores de la guía Uniendo per-sonas, territorios y productos. Guía para fomentar la calidad vinculada al origen y las indicaciones geográficas sostenibles, editada por la FAO en 2010.

Presentación

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La Universidad de Parma a través de su oficina de cooperación (CUCI), demostró total dis-ponibilidad y gracias al co-financiamiento de la Cooperación al Desarrollo del Gobierno de Italia podemos disponer de los resultados de la investigación que serán presentados a continuación.

El trabajo, realizado por el investigador Federico Antonioli de la Universidad de Parma, en colaboración con el Ingeniero Agrónomo Pedro Zarate Lázaro, el antropólogo Iván Vadillo Mercado bajo la supervisión del profesor Filippo Arfini, aclaran muchos de los aspectos sobre sacha inchi que hasta el momento habían sido poco considerados, entre los cuales que efectivamente existen varias especies en diferentes territorios de Perú y Latinoamérica, la mayoría de las cuales tienen poco y en algunos casos ningún estudio científico sobre su caracterización fitoquímica. Asimismo el estudio ha permitido conocer más detenidamente los actores que participan, de forma directa e indirecta, en la cadena de producción-distribución y la relación que existe entre ellos, evidencian-do algunos cuellos de botella, principalmente relacionados con una fragmentación de la oferta, la instabilidad de los volúmenes de producción y del precio de la semilla. Se ha abarcado también, en este caso prácticamente por primera vez, un análisis antropológico del uso y conocimiento de poblaciones nativas sobre sacha inchi y la revisión histórico-bibliográfica de textos antiguos realiza-da de manera sistemática sobre el tema. Todo este trabajo ha permitido entender mejor el vínculo existente entre el territorio (Perú) y la calidad que presenta el producto.

El estudio nos confirma que el sacha inchi tiene grandes potencialidades evidenciando sin embargo problemas de definición del territorio de origen, que se suman a la ausencia de estudios comparativos entre producciones procedentes de diferentes lugares y especies. Estas condiciones no permiten- a la fecha - definir de manera coherente si existen variabilidades internas y de calidad entre especies, haciendo difícil establecer una indicación geográfica específica.

Agradeciendo de manera muy sincera el esfuerzo realizado por la Universidad de Parma y el apoyo recibido de la Cooperación al Desarrollo del Gobierno de Italia, nuestra esperanza es que este documento pueda transformarse en un insumo útil para permitir la construcción de sinergias entre diferentes actores interesados en establecer y promover condiciones oportunas y coheren-tes para que de manera efectiva el sacha inchi, o algunas de sus especies, puedan ser reconocidas como producto con una identidad especifica de Perú.

Mauro MorbelloRepresentante

Fundación Terre des hommes-Italia

Alfonso AirePresidente Ejecutivo

Centro de Investigación, Educación y Desarrollo

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INTRODUCCIÓN ...................................................................................................................... 09

NOTA TÉCNICA ........................................................................................................................ 13

1. IDENTIFICACIÓN DEL PRODUCTO .............................................................................. 17

1.1 DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA ........................................................................................ 17

1.2 CARACTERÍSTICAS BIOLÓGICAS Y AGRONÓMICAS DEL SACHA INCHI .......................... 19

Condiciones edafoclimáticas ........................................................................................ 20

Ciclo fenológico ............................................................................................................ 21

Manejo agronómico ..................................................................................................... 21

1.3 COMPOSICIÓN QUÍMICA DE LA SEMILLA DE SACHA INCHI .......................................... 24

1.4 EL ACEITE DE SACHA INCHI .......................................................................................... 24

Metodología de extracción del aceite .......................................................................... 30

1.5 DIFERENCIAS ENTRE ESPECIES: EL CASO DE LA PLUKENETIA HUAYLLABAMBANA ........................................................ 31

1.6 LA TORTA PROTEICA DEL SACHA INCHI ........................................................................ 32

1.7 DIVERSIFICACIÓN EN LA TRASFORMACIÓN FINAL DEL SACHA INCHI. PRODUCTOS PRINCIPALES Y PRODUCTOS SECUNDARIOS ............................................ 35

2. LA CADENA PRODUCTIVA DEL SACHA INCHI. LOS ACTORES Y SUS RELACIONES .............................................................................. 39

2.1 LOS ACTORES DE LA CADENA: CARACTERÍSTICAS Y RELACIONES ................................ 40

2.2 LA CADENA DE VALOR DEL ACEITE DE SACHA INCHI .................................................... 49

3. LA HISTORIA DEL SACHA INCHI EN EL TERRITORIO PERUANO ......................... 55

3.1 RESEÑA HISTÓRICA SOBRE LOS USOS DEL SACHA INCHI .............................................. 55

3.2 LA VISIÓN DE LOS ACTORES EN EL RECONOCIMIENTO DEL SACHA INCHI COMO IG ......................................................................................... 62

Índice

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4. REQUISITOS PARA EL RECONOCIMIENTO DEL PRODUCTO COMO IG ............ 69

4.1 LA TIPICIDAD TERRITORIAL ........................................................................................... 69

El territorio .................................................................................................................. 69

El ‘saber-hacer’ local y la colectividad ........................................................................ 72

La calidad específica ..................................................................................................... 73

4.2 LA IMPORTANCIA DEL SACHA INCHI PARA EL DESARROLLO DE LAS ÁREAS RURALES. EL PILAR ECONÓMICO, SOCIAL Y AMBIENTAL ........................... 75

4.3 LA REPUTACIÓN ........................................................................................................... 77

4.4 EL MERCADO ................................................................................................................ 82

4.5 INSTRUMENTOS LEGALES ÚTILES PARA LA PROTECCIÓN DEL PRODUCTO ................... 85

Sistemas sui generis ..................................................................................................... 85

Sistema de marca ......................................................................................................... 88

4.6 LAS POLÍTICAS PÚBLICAS .............................................................................................. 91

4.7 EL SACHA INCHI COMO CONOCIMIENTO TRADICIONAL .............................................. 93

CONCLUSIONES ...................................................................................................................... 103

BIBLIOGRAFÍA ......................................................................................................................... 105

ANEXO........................................................................................................................................ 121

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Introducción

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El objetivo de la siguiente publicación es desarrollar un estudio de factibilidad sobre el reconoci-miento del aceite de sacha inchi como Indicación Geográfica de Perú.

El marco teórico sobre el que se basó esta investigación hace referencia a la Guía FAO y SINER-GI: Uniendo personas, territorios y productos. Guía para fomentar la calidad vinculada al origen y las indica-ciones geográficas sostenibles, editado en 2009.

El reconocimiento del estado de ‘Indicación Geográfica’ significa la presencia de un vínculo entre el producto y el territorio de producción, explicado a través de una relación que defina cómo su calidad es-pecífica se deba a los recursos territoriales, ya sean humanos (saber-hacer locales, normalmente tácitos) o naturales (tipos de suelos, clima, variedades o razas endémicas, etc.).

Las IG son propiedad de la colectividad y no de un solo individuo, debido a que es el territorio en su conjunto el que participa en su producción y determina su calidad.

Este reconocimiento activaría el ‘Círculo Virtuoso de la Calidad’, el cual intervendría a diferentes niveles promoviendo el territorio de producción en su conjunto.

A nivel económico, permitiría alcanzar precios de mercado más altos, gracias a la certificación de un producto único que contaría con una calidad específica y una reputación positiva. Esto comportaría, a su vez, la reducción de la asimetría informativa entre productores y consumidores, ya que estos últimos estarían dispuestos a pagar dicho servicio con un price premium. Para que su producción fuese sostenible a largo plazo, los beneficios generados deberían ser repartidos de forma equitativa entre los diferentes actores.

En segundo lugar, la reputación del producto podría activar otras dinámicas económicas positivas como el desarrollo de actividades vinculadas al producto (turismo, gastronomía, etc.), el aumento de la ocupación en las actividades relacionadas con él y la valorización de otros productos del territorio.

A nivel social, podría desalentar el abandono de territorios rurales y fortalecer el sentido de perte-nencia e identidad de los actores involucrados, los cuales, en la mayoría de los casos, se encuentran en zonas marginales.

Finalmente, a nivel ambiental, podría influir positivamente sobre el mantenimiento del paisaje y, en general, a la protección del ambiente. Para que los beneficios de la IG se reiterasen a largo plazo, sería necesario que los recursos ambientales empleados en su producción fuesen renovables, desalentando el uso de productos y prácticas dañinas para su calidad y su imagen. Además, cuando se trata de recuperar especies vegetales y animales no convencionales, se produce un efecto positivo sobre la biodiversidad.

Asimismo, los productos con IG gozan del amparo legal del nombre geográfico en todos los países adheridos a la Organización Mundial del Comercio (OMC), impidiendo su usurpación a través de imitacio-nes que pueden resultar fraudulentas para los consumidores.

En el siguiente trabajo se analizan las condiciones descritas para el aceite de sacha inchi, intentando de-finir la situación actual y real en la que se encuentra dicho producto, subrayando las potencialidades y oportu-nidades que ofrece, así como los límites y obstáculos que amenazan la factibilidad de su reconocimiento.

En el primer capítulo se describen el producto, sus características y su calidad, diferenciándolo de los demás productos similares.

introducción

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Se detalla la distribución geográfica de la especie P. Volubilis L. (la más común de la que se extrae el aceite), así como de las otras especies pertenecientes a la misma familia, destacando la escasez y, en algunos casos, la total ausencia de estudios científicos sobre su caracterización fitoquímica y su amplia distribución en todo el Sur de América.

También se describen brevemente las condiciones edafoclimáticas del cultivo, el ciclo fenológico y el manejo agronómico, detallando los datos sobre su producción.

Además, se proporciona una descripción de la semilla de Plukenetia volubilis L. y su caracterización química, subrayando la importancia de su contenido en proteínas y aminoácidos esenciales. Igualmente, se comparan los datos recogidos con los requerimientos nutricionales señalados por la FAO y la OMS, lo cual permite tener una primera idea del potencial nutricional de esta planta.

Con respecto al aceite, se detallan sus características químicas, haciendo énfasis en los elevados niveles de ácido linolénico (ω-3) que contiene; un ácido esencial necesario para el organismo pero que no puede ser sintetizado por el mismo y, consecuentemente, debe ser asumido a través de los alimentos. Estos ácidos grasos son importantes para la prevención de algunas enfermedades, por lo que la asunción de ω-3 resulta un gran aliado de la dieta alimenticia.

Seguidamente, se comparan sus propiedades con las de los demás aceites (con una atención es-pecial al aceite de linaza y de pescado, por poseer características similares al aceite de sacha inchi) bajo diferentes aspectos, como: la proporción entre ω-6 : ω-3, importante para la síntesis en EPA y DHA, el contenido en ácidos grasos insaturados y polinsaturados, la presencia de tocoferoles y la oxidación del producto, el sabor y el olor, el peligro de contaminantes, y el impacto ambiental de la producción del acei-te. En este caso también se compara su caracterización nutricional con la recomendada por el Instituto de Medicina (IOM), confirmado la importancia de su asunción para la dieta alimenticia.

Por otra parte, se describe el método de extracción de este aceite a través del prensado en frío y se confronta con la extracción mediante solventes químicos, mostrando el impacto de ambos sobre la calidad del producto final.

Este capítulo concluye afirmando que el aceite de sacha inchi presenta una calidad específica que lo diferencia de otros productos similares como el aceite de linaza o pescado. Se subraya, además, la au-sencia de estudios de caracterización química de las otras especies de Plukenetia halladas, con los que se podrían individuar las diferencias existentes entre las diferentes especies. Esta carencia supone un primer límite para el reconocimiento de esta planta como IG.

En el segundo capítulo, se describen todos los actores que participan de forma directa e indirecta, dentro o fuera del territorio, en la cadena de producción y las relaciones que existen entre ellos.

Se presta una particular atención a los eslabones agrícolas y de trasformación industrial, debido a su importancia en la determinación de la calidad del producto final.

La mayor parte de la producción nacional se concentra en la región de San Martín, donde la cadena se encuentra más formalizada y organizada, y cuenta con una producción agrícola de aproximadamente dos mil hectáreas.

Respecto a los agricultores, estos se caracterizan principalmente por carecer de una visión de mer-cado y por basar su economía en la supervivencia y autosuficiencia, consumiendo aquello que cultivan. La discrepancia existente entre la visión de los agricultores y la de las empresas, las cuales poseen una visión de mercado más globalizada, hace nacer muchas dificultades entre estos dos colectivos. Además, se des-taca la ausencia de una consciencia acerca de las características y potencialidades del producto, así como

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Introducción

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de una verdadera tradición en su uso por parte de estos actores locales. Como consecuencia de esto, el sacha inchi parece ser percibido como un producto estándar, debido a que su cultivo no depende de las tradiciones culturales, sino, más bien, de la mera valuación económica.

También se destaca la falta de organización de los productores agrícolas, la cual provoca una frag-mentación en la oferta de semilla, volviendo inestable el volumen y el precio de la materia prima, que conllevan a altos costos de transacción. Asimismo, la ausencia de organizaciones colectivas hace que este grupo de actores no siempre muestre el nivel de responsabilidad requerido llegando, en algunas ocasio-nes, a no cumplir con los acuerdos contractuales firmados con las empresas. La ausencia de una orga-nización de productores obstaculiza la negociación de las condiciones contractuales (que normalmente son establecidas por las empresas) y su concienciación con respecto al producto, impidiendo la correcta implementación de estrategias colectivas.

Con relación a las empresas, se describen los dos grandes bloques que encontramos en el territorio y las relaciones establecidas entre ellas. El primer grupo está constituido por aquellas que se encuentran en San Martín y que participan conjuntamente en la Mesa Técnica de sacha inchi, cuyo objetivo primordial es fomentar la cooperación impidiendo fenómenos de competición y especulación del precio, además de establecer las directrices comunes de desarrollo del producto; el segundo grupo está representado por el resto de empresas presentes en Perú, ubicadas en su mayoría en Lima.

De la misma manera, se describe el papel de facilitadores que podrían desarrollar las instituciones nacionales e internacionales, públicas o privadas, como ONGs, Universidades, centros de investigación, para intentar solucionar los cuellos de botella y la integración de toda la cadena.

La naturaleza de las IG como ‘bien colectivo’ exige una cierta condición de armonía entre los di-ferentes actores que componen la cadena, pudiendo, de esta forma, compartir los mismos objetivos y administrar de manera más eficaz la IG obtenida.

El tercer capítulo se centra en la historia del sacha inchi, a través de una revisión que abarca desde los relatos elaborados durante las expediciones realizadas por los españoles y franciscanos a diversos lugares de la Amazonía, hasta la literatura más reciente, para llegar a la conclusión de que la información disponible no es suficiente para determinar si esta planta ha sido efectivamente usada y conocida por culturas ancestrales.

También se relatan las entrevistas realizadas a pobladores de comunidades nativas que tienen con-tacto con esta planta (Lamas, Asháninka, Shipibo, entre otras), a través de las cuales se reitera la dificultad de afirmar que se trata de un cultivo tradicional arraigado a las culturas locales. Si bien, en algunos casos las personas entrevistadas alegan conocer la planta desde hace generaciones y usar el aceite y las semillas tanto de forma medicinal como para la alimentación, este hecho no sustentaría la existencia de un vínculo determinante entre el territorio y el producto. Su cultivo y las prácticas de manejo agronómico parecen estar más relacionadas a la promoción que le dieron las empresas privadas a este cultivo, que a una acti-vidad tradicional desarrollada a lo largo del tiempo. Esta ausencia de tradición implica, al mismo tiempo, la falta de un saber-hacer local que podría ser determinante para la calidad del producto, limitando su reconocimiento como IG.

Por último, se destaca el grado de voluntad que presentan los actores de la cadena en el reconoci-miento de este producto como ‘Indicación Geográfica’, destacando la escasa información y conocimiento que poseen acerca de este instrumento, lo que supondría la puesta en marcha de actividades de sensibili-zación y concienciación dirigidas, principalmente, a los actores del eslabón agrícola.

En el cuarto y último capítulo, se presenta un análisis general sobre la condición del aceite de sacha inchi para ser reconocido como IG, en relación con los elementos descritos en los capítulos anteriores y a

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la literatura internacional que aborda este tema.

Respecto a la tipicidad del producto, en primer lugar se hace frente al problema de la definición del territorio de producción. El aceite se extrae de la semilla de sacha inchi mediante el prensado en frío, cuyo método puede ser fácilmente reproducible en otros países productores de esta planta. Este hecho plantea un problema en la definición de su calidad específica y su unicidad. Pero a pesar de la inscripción del sa-cha inchi como Patrimonio Natural Peruano con la Ley 28477 de 2005, en Mayo de 2013 la Resolución N. 1577 de la Comunidad Andina dispuso los “requisitos fitosanitarios en la importación de granos de Sacha Inchi de origen y procedencia de Ecuador”, con lo que se expandió aún más el área de procedencia de la materia prima.

Se destaca la ausencia de estudios comparativos entre aceites procedentes de diferentes lugares y especies, impidiendo definir la existencia de cierta variabilidad interna, es decir, si la calidad espe-cífica realmente cambia en función al territorio de producción y a la especie utilizada. Asimismo, se carece de estudios que definan de qué forma los factores ambientales podrían influir sobre la calidad del producto.

Con referencia al saber-hacer local, es decir, a la incidencia del factor humano sobre la calidad del producto, se acentúa la falta de una tradición en su cultivo y en su trasformación, la cual se reitera en la necesidad de asistencia técnica para el manejo agronómico por parte de los agricultores y en la inexistente producción de aceite de sacha inchi por parte de las comunidades nativas, lo que supone un obstáculo para el estado de IG.

Sobre la reputación del producto, esta ha sido medida mediante las transacciones comerciales, ana-lizando los datos de los últimos cinco años con respecto a la exportación de productos a base de sacha inchi bajo diferentes formatos de presentación, haciendo énfasis en la exportación del aceite. El aumento vertiginoso del volumen de venta y la subida del precio en los mercados internacionales, subraya la exis-tencia de cierta reputación, aunque no se puede definir con certeza el grado en el que su origen como pro-ducto peruano incide sobre la imagen del mismo. Además, se detallan datos estadísticos sobre volumen y valor de exportación, describiendo la situación general del mercado del aceite de sacha inchi y de otros productos, lo que destaca un potencial económico interesante.

En la parte final del capítulo, se detallan los diferentes instrumentos legales útiles para el recono-cimiento de la IG, especificando tanto las ventajas como los inconvenientes de cada uno de ellos. En el caso de su reconocimiento como Denominación de Origen peruana, el débil vínculo del sacha inchi con el territorio peruano, debido principalmente a la escasez de información histórica y de estudios científicos comparativos, hace que, por el momento, sea difícil su reconocimiento. Además de todos los problemas expuestos, también se encuentran diversos límites burocráticos y administrativos, que supondrían largos tiempos de actuación y altos costos económicos. Al mismo tiempo, se subraya el gran potencial que posee Perú para que cumpla con las condiciones requeridas para el reconocimiento del aceite de sacha inchi como IG, sobre todo gracias a los avances científicos, productivos y tecnológicos que este país sigue desa-rrollando con referencia al producto.

Para finalizar, se describen otros instrumentos alternativos tales como las Marcas de Certificación y Colectivas y el ‘Conocimiento Tradicional’, que representan una poderosa herramienta para la valorización y protección de los productos.

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Nota Técnica

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En el presente trabajo se ha utilizado la metodología FAO descrita en el documento Uniendo perso-nas, territorios y productos. Guía para fomentar la calidad vinculada al origen y las indicaciones geográfi-cas sostenibles, FAO 20101.

Dicho documento proporcionó el principal instrumento para la realización del análisis de las condi-ciones requeridas para el reconocimiento del aceite de sacha inchi como Indicación Geográfica, permitien-do destacar los límites así como las potencialidades que la situación actual de dicho producto presenta.

Asimismo, se utilizó la herramienta de identificación en línea de Calidad&Origen2, la cual facilitó la identificación del vínculo entre el producto y el territorio de producción, resaltando las fortalezas y las debilidades para establecer el Círculo Virtuoso de la Calidad3.

nota técnica

1 El documento es descargable al siguiente enlace: http://www.fao.org/docrep/013/i1760s/i1760s00.htm2 Para más información visitar el siguiente enlace: http://www.foodquality-origin.org/3 Véase el anexo para la presentación de los resultados de la herramienta.

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Identificación del Producto

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El sacha inchi (Plukenetia volubilis Linneo) es una planta trepadora y rastreadora, hermafrodita, semi-leño-sa y perenne, perteneciente a la familia Euphorbiaceae, cuyo nombre científico viene dado por su descubridor, el naturalista Linneo, quién la catalogó por primera vez en 1753 en la Amazonía Peruana.

A esta planta se le atribuyen otros nombres: sacha inchic, maní del inca, maní del monte, inca peanut, sacha maní, sacha inche, fragariopsis, N`gart (FAO), supua (Bolivia) 13 amauebe, amui-o (vocablo huitoto), sacha yachi, sacha yuchi, sacha yuchiqui, yuchi (vocablo cashibo), sampannankii, suwaa 5; sacha inchik4.

El sacha inchi no fue conocido con anterioridad en Perú. No fue sino hasta el año 1980 que se dio a conocer de manera científica a través de los estudios realizados por la Universidad de Cornell (USA) sobre el contenido graso y proteico de la semilla de Plukenetia volubilis L. y se desarrolló nuevo interés por el cultivo, debido a su alto contenido en aceite (48%) y en proteínas (29%) (Hamaker et al, 1992).

A partir de ese momento se desarrollaron otros muchos estudios, principalmente relacionados con los pro-ductos derivados de la transformación de las almendras de sacha inchi, generalmente aceite y torta.

Pascual G. y M. Mejía (2000) destacaron en el aceite crudo de sacha inchi el alto contenido en ácido li-nolénico-Omega 3 (43.75%) y el de ácido linoleico-Omega 6 (36.99%). El omega-3 concuerda con el omega-3 (45.2%) reportado por Hamaker et al 1992. La presencia de omega-3 (ácido linolénico) en el aceite de sacha inchi lo convierte en una de las fuentes vegetales más ricas en dicho ácido graso esencial, representando un válido complemento al aceite de pescado que contiene 30% de Omega-3 (EPA/DHA).

Por otro lado, la investigación llevada a cabo por Sathe S.L. 2002, confirma la relevante cantidad y calidad de las proteínas contenidas en la torta de sacha inchi. En general, dichas proteínas contienen todos los aminoácidos esenciales requeridos por el hombre. Además, cuenta con la proteína Albumina, hasta un 96%, que hace que su digestibilidad sea bastante alta.

A la luz de los resultados científicos sobre ácidos grasos esenciales (Omega-3 y Omega-6) y sobre aminoáci-dos esenciales que hacen referencia a las características del sacha inchi, Perú empezó a desarrollar, aproximada-mente en el año 2000, una cultura industrial entorno a esta planta, convirtiéndose en el principal país productor y exportador de derivados de la misma. Asimismo, se cuenta con una bibliografía bastante amplia y variada acerca de los diferentes aspectos de este cultivo.

Este documento centra su atención principalmente sobre el aceite de sacha inchi, debido a que este pro-ducto presenta unas características distintivas y únicas sobre Omega-3 (ω-3) que le otorgan un potencial nutri-cional y comercial significativo.

1.1 DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA

El género Plukenetia comprende 19 especies que pertenecen a la sub-familia Acalyphoideae, de las cuales 12 se encuentran en Latinoamérica (Cuadro 1), 6 en África y Madagascar y 1 en Asia (Gillespie, 1993; Gillespie y Armbruster, 1997; Gillespie 2002; Gillespie, 2007).

En América del Sur, la presencia de Plukenetia volubilis L., ha sido registrado en la Amazonía Peruana, Boli-via y las Indias Occidentales (Macbride, 1951).

En Perú, la especie P. volubilis L. está siendo cultivada a gran escala en la región de San Martín, a lo largo de la cuenca del Huallaga hasta Yurimaguas, en el Alto Mayo, Sub Cuenca de Cumbaza y en áreas del Sector Lamas-

1. identificación del Producto

4 Uso histórico: Sacha Inchi, disponible en el siguiente enlace: http://perubiodiverso.pe/assets/Uso-historico_sacha-inchi.pdf

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Shanusi. Según fuentes no oficiales, han sido sembradas de 1500 a 2000 hectáreas, en las cuales se produce entre el 50% y el 90% de sacha inchi a nivel nacional.

Cultivos de Plukenetia volubilis L. se encuentran en Madre de Dios, Huánuco, Oxapampa, Rodríguez de Men-doza, Cuenca del Ucayali (Pucallpa, Contamaná y Requena), en Putumayo, Iquitos y Caballococha. Además, en Cusco, Junín, Cerro de Pasco, Puno, Piura, etc., también se vienen cultivando pequeñas parcelas de este cultivo.

En los últimos años Colombia5 y Ecuador6 también desarrollaron iniciativas de cultivo de sacha inchi, “pro-bablemente utilizando ecotipos procedentes de San Martín”, como afirman algunos empresarios y técnicos. La especie P. volubilis L. también, se cultiva en Antillas Menores, Surinam, Venezuela y Brasil.

Existe una importante iniciativa de cultivo de la especie P. huayllabambana en la región de Amazonas, donde el FIP (Fondo Italo Peruano), promovió, implementó y fortaleció dos proyectos de cultivo de esta nueva especie, junto a otras entidades públicas y privadas, llegando a sembrar 400 hectáreas7.

Se cuenta con evidencia sobre el cultivo de sacha inchi de la especie P. lorestensis en San Martín y Loreto, P. polyadonia en Amazonas y Loreto, y P. bachybotrya en Loreto, Huánuco y Madre de Dios.

Cuadro 1. Distribución del género Plukenetia en Latinoamérica

Fuente: Gillespie, 1993; *Gillespie y Armbruster, 1997;**Bussman et al, 2009.

En Mayo de 2013, se aprobó la resolución Andina 1577, la cual define los parámetros fitosanitarios que regulan la importación de grano de sacha inchi procedentes de Ecuador8, expandiendo el área de procedencia de la semilla y, en consecuencia, de la materia prima.

GÉNERO PLUKENETIA

Especie Distribución Perú

Brachybotrya Brasil, Ecuador, Bolivia Huánuco, Loreto, Madre de Dios

Huayllabambana** Perú Amazonas

Lehmanniana Colombia, Ecuador -

Lorestensis* Bolivia, Brasil, Venezuela, Guyana, Colombia Loreto, San Mar�n

Mul�glandulosa Venezuela -

Penninervia Belice, Costa Rica, Guatemala, México, Nicaragua, Venezuela -

Polyadenia* Guyana, Venezuela, Ecuador, Brasil, Bolivia Amazonas, Loreto

Serrata Brasil -

S�pellata México, Panamá, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Nicaragua -

Supraglandulosa* Guayana Francesa, Brasil, Surinam -

Verrucosa* Guyana, Brasil, Surinam -

Volubilis* An�llas Menores, Surinam, Venezuela, Colombia, Ecuador, Brasil, Bolivia

Amazonas, Loreto, Cusco, Junín, Madre de Dios, San Mar�n

5 Véase el documental disponible en el siguiente enlace: http://www.caminoalagro.com/programas/aceite-sacha-inchi6 Véase la comunicación oficial del MAGAP de Ecuador: http://www.agricultura.gob.ec/magap-dicto-curso-sobre-cultivo-y-comercializacion-del-sacha-inchi/7 Para mayor información consultar el sitio web: http://www.fondoitaloperuano.org/proyectos-y-estadisticas

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Identificación del Producto

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1.2 CARACTERÍSTICAS BIOLÓGICAS Y AGRONÓMICAS DEL SACHA INCHI

En estos últimos años se ha avanzado mucho en la investigación científica del sacha inchi (principalmente de la especie P. volubilis L.), gracias al interés de Perú y a los esfuerzos de los institutos nacionales de investigación agraria como el INIA (Instituto Nacional de Innovación Agraria) y el IIAP (Instituto de Investigación de la Amazonía Peruana).

En la actualidad, el sacha inchi no cuenta con una variedad de semilla certificada que le otorgue unas ca-racterísticas estables y específicas. Su población se caracteriza por más de 50 ecotipos (Cachique, 2006), esto sig-nifica que una misma especie en ambientes diferentes tiene una expresión fenotípica distinta por la interacción de los genes con el medio ambiente.

Desde 1985, el INIA junto con otras instituciones públicas y privadas, trabaja en la mejora de las técnicas de producción, manejo agronómico y material genético en el territorio de San Martín, y cuenta con un banco de germoplasma único en el mundo, con accesiones recolectadas de todo el territorio peruano, de la Amazonía Brasileña y de diversos territorios colindantes con Perú.

En colaboración con el IIAP se está avanzando en el mejoramiento genético, teniendo como objetivo para el 2015/2016 la presentación de una variedad certificada de Plukenetia volubilis L. “que sea tolerante al nematodo del nudo y al hongo Fusarium; que sea más productiva y que tenga un mayor contenido en aceite”, como explican algunos técnicos de estas instituciones.

Además de la especie P. volubilis L., se han encontrado otras 4 especies de Plukenetia en Perú pertenecien-tes a la misma sub-familia de Acalyphoidae: P. brachybotrya, P. lorestensis, P. polyadenia y P. huayllabambana (Gilliespie, 1993; Bussman et al, 2009).

Estas especies, además de diferenciarse por su morfología, es posible que se diferencien también por su composición química, como se pudo verificar en el caso de la variedad P. huayllabambana. Pero, desgraciada-mente aún no existen estudios de caracterización química de las demás especies halladas en estado silvestre.

Cuadro 2. Taxonomía de la Plukenetia volubilis Linneo

Fuente: INIA, 2006; McBride, 1951; Gillespie 1993 y 2007; elaborado por el autor.

El sacha inchi es una oleaginosa perteneciente a la familia Euphorbiaceae, que en Perú es reconocida por presentar 61 géneros y 323 especies (Brako&Zarucchi; Ulloa Ulloa et al., 2004)9.

Es una planta trepadora, voluble, semileñosa de altura indeterminada, ya que puede llegar a alcanzar la altura de la planta que la soporta.

8 Texto completo de la Resolución: http://intranet.comunidadandina.org/Documentos/Gacetas/Gace2195.pdf9 Ibídem nota 1

Reino PlantaeDivisión Magnoliophyta (Angiospermae)

Clase Magnoliopsida (Dyco�ledonae)Orden MalpighialesFamilia Euphorbiaceae

Subfamilia AcalyphoideaeTribu Plukene�eae

Género Plukene�aEspecie P. volubilis

PLUKENETIA VOLUBILIS LINNEO

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Sus hojas son alternas, de color verde oscuro y de forma oval-elíptica, aseruladas y pinnitinervias, de 9-16 cm de largo y 6-10 cm de ancho. Su ápice es puntiagudo y su base es plana o semi-arriñonada, con peciolos de 2 a 6 cm de largo.

Es una planta hermafrodita, de manera que se pueden apreciar las pequeñas flores masculinas, blanque-cinas y dispuestas en racimos; en cambio, las femeninas se encuentran en la base del racimo y ubicadas lateral-mente de una a dos flores.

Es una especie alógama y por este motivo es muy frecuente la polinización cruzada.

Su propagación normal es por semillas, aunque en la Estación Experimental de Tarapoto lograron realizar la propagación por estacas, asexualmente.

Sus frutos son en forma de cápsulas, que miden de 3 a 5 cm de diámetro y normalmente con 4 lóbulos, aunque pueden presentar también 5 lóbulos, dentro de los cuales se encuentran 4 semillas.

Las cápsulas son de color verde y cuando maduran se vuelven marrón negruzco. Las semillas son de forma ovalada, de color marrón oscuro, con nervaduras notorias de 1,3 a 2,1 cm de diámetro según el ecotipo, de 7 a 8 mm de espesor y de 0,8 a 1,4 g de peso, ligeramente abultadas en el centro y aplastadas hacia los bordes.

En las semillas se encuentran los cotiledones en forma de almendras, cubiertas por una fina película blanca. Las almendras son la materia prima para la producción de aceite (Manco E., 2006).

Condiciones edafoclimáticas

El sacha inchi se desarrolla a una altitud de entre 30 y 2000 m.s.n.m. Es decir, se puede encontrar en forma silvestre o cultivada en zonas de Selva Alta y Selva Baja, aunque en estos últimos años se han iniciado experien-cias de cultivo en la costa.

El clima apto para su crecimiento es tropical o sub-tropical, con temperaturas de 10 a 26°C, que es típico de la Amazonía. Algunas investigaciones señalan que las altas temperaturas aumentan la reproducción de los nema-todos, ocasionando una mayor infestación. A temperaturas bajas, las plantas crecen sin mayores problemas.

A una temperatura media de 26°C y una humedad relativa del 78%, se observan plantas prácticamente libres de enfermedades. Las temperaturas por encima de la máxima de 36°C ocasionan la caída de las flores y los frutos recién formados, se producen frutos pequeños. Cuanto más alta es la temperatura entre siembra y cose-cha, más corto es el ciclo vegetativo de pre-producción.

Respecto a la humedad, esta no debe de ser muy alta, pero sí permanente y distribuida de manera unifor-me durante todo el año. La planta no tolera la sequía, ya que podría producirse la caída de las flores y de los frutos en crecimiento. La presencia de humedad alta y fuertes precipitaciones favorecen el desarrollo de enfermedades fungosas (Fusaryum, Antracnosis, Botritys, entre otros) en tallo, raíces, flores y frutos.

El sacha inchi necesita una elevada cantidad de luz, ya que la sombra hace que disminuya su producción de flores y frutos.

También requiere gran cantidad de agua para evitar un crecimiento lento. Sin embargo, un exceso de la misma en un suelo pesado incrementa el daño por enfermedad fungosa, a pesar de que puede disminuir la po-blación de nematodos por falta de oxígeno. Para un mejor rendimiento de la planta, el agua debería distribuirse de manera uniforme durante todo el año (850-1000 mm).

Los suelos más adecuados para su óptimo desarrollo son los francos de textura media, mientras que no se recomienda suelos arenosos (más del 60% de arena) ni arcillosos (más del 50% de arcilla). Los suelos pesados

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retienen la humedad, y en el caso de que presenten una excesiva humedad, podrían surgir problemas de enfer-medades. Tampoco son favorables suelos muy ácidos, de pH entre 4,5 y 6. La planta crece mejor en suelos francos o aluviales planos, con un pH entre 5,5 y 6,5, ricos en materia orgánica. Prospera en ‘shapumbales’ (Pteridium aquilinum) secos y húmedos y en ‘cashuchales’ (Imperata brasiliensis). Suelos con textura franca son ideales, pero el cultivo también se adapta bien a suelos de textura franco arcilloso, franco arenoso y franco limoso.

Ciclo fenológico

La semilla de sacha inchi germina de 14 a 16 días después de la siembra, en caso de siembra directa, mien-tras que tarda de 11 a 14 días en el caso de siembra indirecta, en almácigo. En este caso las semillas se guardan en vivero donde las plantas completan su desarrollo antes de ir a campo definitivo (un promedio de 28 a 32 días).

El trasplante se realiza de 30-45 días desde el almácigo y antes de la aparición de las guías, las cuales apare-cen normalmente después de 48-50 días de la siembra o de 20-41 días después del trasplante a campo definitivo.

La planta inicia la fase de floración de 88 a 135 días después de la siembra, seguida por la fase de fructificación (de 122 a 168 días después de la siembra) y finalmente tiene lugar la cosecha de 180 hasta 220 días después.

En el caso de trasplante, el ciclo fenológico puede resultar un poco más largo: la planta comienza a florecer de 86 a 139 días después del trasplante, fructifica a los 119-182 días y se puede cosechar a los 202 hasta 249 días una vez finalizado el trasplante (Manco, 2006).

Manejo agronómico

La época óptima de siembra (directa o indirecta), es entre octubre y enero. En terrenos bajo riego se siem-bra en los meses de menor o escasa precipitación (mayo - agosto).

No debe realizarse siembra directa en los meses de enero a marzo, debido a un riesgo de pudrición de las semillas por el exceso de precipitación pluvial, debido a que la planta no puede tolerar más de 72 horas de inun-dación. La cantidad de semillas es alrededor de 1 kg por hectárea, más o menos 850 semillas, colocando de 2 a 3 semillas por ‘golpe’ o pocito de siembra a una profundidad de 2-3 cm.

Las densidades de siembra probadas son: 1,111 plantas/hectárea (3m x 3m), y 1,333 plantas/hectárea (2,5m x 3,0m), observándose un incremento de 15% de rendimiento en la última densidad de siembra en relación a la primera. Llevando un buen manejo del cultivo y utilizando un distanciamientos de 3m x 2m, se lograrían 1666 plantas/hectárea (Manco, 2008).

Las semillas no deben ser almacenadas más de 60 días, ya que pueden perder su viabilidad registrando un menor porcentaje de germinación (60%), debido a los aceites contenidos, los cuales se degradan fácilmente (Manco, 2008).

El sacha inchi se puede cultivar en monocultivo o asociado. En el caso de monocultivo se utilizan tutores muertos (normalmente estacas o postes de madera, preferiblemente los de quinilla por su mayor resistencia) y espalderas de alambre galvanizado (normalmente Nº14), facilitando las fases de poda y cosecha, reduciendo la mano de obra y obteniéndose un mayor rendimiento por hectárea.

Los postes se colocan a una profundidad entre 0,70-0,80 m y a una distancia entre ellos de 3m x 3m, pu-diéndose también colocarse a un distanciamiento de 6m x 3m, dependiendo de la resistencia del alambre utili-zado. Normalmente las hileras de alambre son tres: la primera colocada entre 0,8-0,9 m del suelo, la segunda a 0,40 m de la primera y la tercera a 0,40 m de la segunda, pudiendo ser esta última hilera de alambre galvanizado Nº10. Para sostener el sistema de tutoraje se emplean templadores, es decir, postes que se colocan inclinados y

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sujetos al suelo con piedras y alambre Nº 10, a una profundidad de 0,8-0,9 m (Manco, 2008). En algunos casos, los agricultores emplean hilos de nylon o plástico para ahorrar, con escasos resultados.

En un sistema de tutoraje vivo se pueden utilizar estacas de Erythrina, especie de rápido crecimiento y alimento para animales como cuyes y conejos. Es una leguminosa y, como tal, es capaz de fijar nitrógeno atmos-férico en el suelo. También son adecuados árboles forestales de rápido crecimiento, como las especies Bolaina, Oropel, Ciruelo y el Cedro rosado de la India. La siembra del tutor vivo se realiza a una profundidad de 0,30-0,50 cm, mientras que las semillas de sacha inchi, así como los plantones, deben sembrarse a una distancia entre 0,10-0,15 m del tutor (Manco, 2008).

Los inconvenientes del sistema con tutores vivos son la competencia por los recursos que se establece entre el tutor mismo y la planta de sacha inchi, además de aumentar la cantidad de trabajo para la poda, para impedir que el tutor crezca demasiado (llevando a dificultades en fase de cosecha) y que el follaje ocasione de-masiada sombra a la planta de sacha inchi.

En el caso de cultivo asociado, el sacha inchi se asocia con cultivos de ‘pan llevar’ como el frijol, soya, maíz, yuca, algodón, plátano, papaya y otros frutales y especies forestales, pues esta planta en su hábitat natural está rodeado por otras de tipo perenne (Manco, 2008).

La asociación con más cultivos permite una mayor sostenibilidad económica al agricultor, que puede contar con una oferta de productos más diferenciada. Muchos agricultores nativos utilizan los cultivos asociados como tutores (por ejemplo papaya o plátano), sembrando el sacha inchi cerca de la planta para que pueda trepar. Otros, al contrario, no utilizan ningún tipo de tutor, dejando que el sacha inchi se desarrolle como un arbusto, aunque disminuya notablemente su rendimiento.

También, con un sistema de tutoraje en espalderas típico del monocultivo, entre las hileras se puede aso-ciar con cultivos de porte pequeño y de desarrollo corto como frijoles, maní, etc. (Manco, 2008).

Es importante resaltar que los cultivos de cobertura permiten el incremento de la fertilidad del suelo y la reducción de las malezas y, como consecuencia, disminuyen los costos de deshierbe, la cantidad de agua utiliza-da para dicho cultivo y se reducen, también, las plagas y enfermedades. Estos cultivos pueden ser leguminosas comestibles o fabáceas utilizadas para forraje como Cannavalis, Desmodium y otros (Manco, 2008).

El sacha inchi se puede establecer en terrenos planos, ondulados o en las laderas. A pesar de que esta plan-ta se defina como un cultivo rústico, la preparación del terreno no es tarea fácil.

Tradicionalmente, los agricultores nativos realizan el rozo, la tumba y la quema. Este último resulta ser muy negativo porque destruye la materia orgánica del suelo, los nutrientes y, en consecuencia, afecta a sus propieda-des físicas, químicas y biológicas, facilitando la erosión hídrica.

Asimismo, el cultivo necesita de un deshierbe de 2 a 3 veces por año, realizado de forma manual. Con los cultivos de cobertura se pueden disminuir los problemas de las malezas.

La aplicación del riego normalmente depende de la época de lluvias. Por este motivo es importante un correcto manejo agronómico.

Otra tarea fundamental en el cultivo es la poda. Esta labor es indispensable para “obtener plantas bien con-formadas, fuertes, vigorosas, con ramas armoniosamente distribuidas en el tutor, lo que permite obtener buenas cosechas, mejora la distribución de la luz, facilita la aireación y la distribución de frutos en lugares accesibles” (Manco, 2006). En un sistema de tutores vivos la poda será más frecuente.

La fertilización es preferencialmente de tipo orgánico, debido al hecho que los agricultores de las zonas rurales no cuentan con dinero suficiente para la compra de productos químicos. Además, desde un punto de vista ambiental, la producción orgánica es necesaria para su sostenibilidad a largo plazo.

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El control biológico es otra fase fundamental para que el cultivo sea viable y sostenible en el tiempo. Como todas las plantas, el sacha inchi sufre ataques de diferentes insectos y problemas fitosanitarios, aunque las ame-nazas principales que afectan a esta planta y amenazan su sostenibilidad económica son los nematodos del nudo Meloidogyne y el hongo Fusarium sp. Los nematodos son organismos multicelulares microscópicos que dañan las raíces de la planta, causando heridas y afectando su capacidad de absorción de agua (Manco, 2008). El sacha inchi resulta ser muy susceptible al Meloidogyne incognita, el cual causa nódulos en las raíces.

La acción de los nematodos facilita la entrada del hongo Fusarium sp. a través de las heridas ocasionadas. Este, a su vez, causa marchitez, impidiendo el paso de los nutrientes y del agua, llevando en la casi totalidad de los casos a la muerte de la planta.

Se pueden emplear productos orgánicos bionematicidas y biofungicidas para controlar este complejo ne-matodo-hongo, además de realizar un análisis del suelo antes de la siembra de sacha inchi.

Los terrenos que hospedan cultivos de café están infectados por los nematodos; de hecho, ese cultivo es tolerante al Meloidogyne, el cual no ocasiona la muerte de la planta, sino una reducción de la producción. Debido a que muchos agricultores no practican ningún tipo de control para los nematodos y a la existencia de una super-ficie enorme de cultivos de café, esta amenaza puede resolverse con el mejoramiento genético, que actualmente se está desarrollando por parte de institutos de investigación nacionales.

El sacha inchi, según Manco (2008), puede sufrir ataques de otras plagas como cortadores de tallo, come-dores de hojas, minadores de hojas, comedores de frutos y raspado de tallo, y enfermedades como hipertrofia y otras causadas por alteraciones fisiológicas (temperaturas, luz, humedad, acidez del suelo, nutrientes, etc.) (Manco, 2008).

El sacha inchi está listo para cosechar a los 6-7 meses de la siembra directa. En el caso de siembra indirecta hay que esperar hasta 8-10 meses después del trasplante en campo definitivo. Una vez terminada la primera cosecha hay que recoger las cápsulas cada 20-25 días (CIED, 2008). Es una tarea manual que consiste en reco-lectar los frutos maduros directamente de la planta en canastas, evitando recoger las semillas que ya hayan sido expulsadas de las cápsulas, ya que se trata de frutos dehiscentes y podrían estar contaminados y dañar todo el lote producido. La época de mayor rendimiento es entre noviembre y mayo, mientras que se reduce entre junio y octubre, temporada caracterizada por lluvias escasas.

Después de la cosecha, las cápsulas se secan y trillan de manera natural. La acción del sol hace que los fru-tos se abran solos o en caso de que no se llegue a abrir, este proceso facilita la acción de decapsulado, además de quitar la humedad residual de las semillas. Una vez quitada la primera corteza se procede con el descascarado de las semillas contenidas en las cápsulas, para sacar las almendras. Estas tareas pueden ser manuales o mecánicas, esta última con la ayuda de equipos industriales y semi-industriales que normalmente son fabricados por los ingenieros que trabajan en las mismas empresas o por ingenieros especializados.

El almacenamiento debe de realizarse en sacos de polipropileno de 50 kg, en ambientes secos y no muy luminosos, normalmente sobre parihuelas para evitar el contacto con el suelo. Es preferible que se almacenen las semillas con cáscara para evitar alteraciones de las almendras. El proceso de descascarado será finalizado en la planta procesadora. Al final de las operaciones se obtendrá alrededor de 45-48% de cáscara y 52-55% de semilla seca (Manco E., 2008; CIED, 2008).

En cuanto al rendimiento, este puede variar entre 250 y 1800 kg de semillas por hectárea, dependiendo de la forma de cultivo (monocultivo o asociado), del grado de tecnología aplicado (rústico, con tutores muertos, tutores vivos, con o sin espaldera) y de los ecotipos (Perúbiodiverso, 2009; Manco E., 2008; CIED 2008). Estos da-tos han sido calculados sobre parcelas demostrativas. En las entrevistas realizadas a lo largo del trabajo, algunos emprendedores aseguraron que el cultivo puede alcanzar entre las tres y cuatro toneladas de frutos por hectá-rea. En algunas publicaciones se afirma que el rendimiento de una hectárea de sacha inchi puede llegar hasta tres toneladas10, en contraste a otros datos oficiales que se presentan en la Cuadro 3.

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Generalmente, la planta se caracteriza por un rendimiento bajo el primer año, que se incrementa con el tiempo hasta llegar al cuarto o quinto año de cultivo, después del cual la producción se reduce de forma impor-tante, por lo que se sugiere volver a sembrar.

Cuadro 3. Rendimiento Kg./Ha. de Plukenetia volubilis L.según el tipo de tecnología de manejo agronómico del cultivo

Fuente: Perúbiodiverso, 2009.

1.3 COMPOSICIÓN QUÍMICA DE LA SEMILLA DE SACHA INCHI

Dada la existencia de muchos ecotipos y la inexistencia de variedades certificadas, la composición química de la semilla de sacha inchi puede variar según el territorio de origen y los factores ambientales que la afectan.

Varios trabajos se han reportado a partir de 1980 respecto a Plukenetia volubilis L.

Los primeros estudios de la Universidad de Cornell (USA) en 1980, reflejan que la semilla de sacha inchi contiene una elevada proporción de aceite (49%) y de proteínas (33%) (citado por Hamaker et al, 1992). Hamaker et al, (1992) indican diferentes contenidos para el sacha inchi: 54% de aceite y 27% de proteínas.

Otros trabajos muestran como en algunos ecotipos el contenido de proteínas puede llegar a 42% (Merino-Zagarra et al, 2008).

1.4 EL ACEITE DE SACHA INCHI

De las semillas se obtiene el aceite de sacha inchi rico en ácidos grasos esenciales Omega-3 y Omega-6 (ω-3 y ω-6), que lo convierten en un nuevo producto con mucho potencial en el mercado nacional e internacional respectivamente.

De hecho, el mercado de los productos naturales experimentó en los últimos años un alza extraordinaria, debido, sobre todo, a la disponibilidad de información que permitió a la opinión pública incrementar su conoci-miento sobre las propiedades de los alimentos y sus consecuencias sobre la salud, repercutiendo de este modo en sus dietas alimenticias.

El Cuadro 4 muestra el contenido de ácidos grasos saturados, mono y Poliinsaturados del aceite de sacha inchi versus el aceite de otras oleaginosas.

Año 1250

Año 1400

Año 1500

Año 21.000

Año 21.300

Año 21.500

Año 31.200

Año 31.600

Año 31.800

Año 41.200

Año 41.600

Año 41.800

Año 51.200

Año 51.500

Año 51.800

CULTIVO CON TUTORES VIVOS SIN ESPALDERAS (KG/HA)

CULTIVO CON TUTORES VIVOS CON ESPALDERAS (KG/HA)

CULTIVO CON TUTORES MUERTOS CON ESPALDERAS (KG/HA)

10 Véase Manual de Buenas Prácticas en el Manejo Orgánico de Sacha Inchik. INCAGRO 2009.

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Se señalan las siguientes características:

- El sacha inchi contiene 54% de aceite, valor más alto que en las otras oleaginosas, excepto la linaza que rinde 58% de aceite.

- El aceite de sacha inchi muestra un nivel de ácidos grasos insaturados (no saturados) de 91,6%, el más elevado en relación a los otros aceites, incluyendo el aceite de linaza.

- El aceite de sacha inchi alcanza una concentración de ácidos grasos esenciales: ácido linoleico y ácido alfa linolenico de 82%, la más alta respecto a los otros aceites considerados. Se observa que el aceite de maní y el de girasol no contienen ácido alfa linolénico.

- El contenido de Omega-3 (ácido linolénico) en el aceite de sacha inchi es de 45,2%, mientras que el de Omega-6 (ácido linoleico) alcanza a 36,8%.

Está comprobado que estos ácidos grasos esenciales de las familias ω -3 y ω -6 son importantes para la prevención de enfermedades cardíacas, hipertensión, además de desarrollar una función hipocolesterolémica (Simopoulos 1991, Follegatti-Romero et al, 2009). Otros beneficios que aportan los ácidos grasos Omega-3, son la prevención de problemas de reumatismo, artritis, cáncer e infecciones virales (Fernandes et al, 1993; mencio-nado por Guillén et al, 2003). Asimismo, resulta útil para combatir la arritmia, las inflamaciones, disminuir los tri-glicéridos y la agregación de plaquetas, la viscosidad de la sangre y el fibrinógeno, pues reduce las probabilidades de trombosis (Simopoulos, 1991, Coblijin et al, 2009).

En las fases embrionaria y de lactancia, el rol de los ω-6 y ω-3 es fundamental, ya que forman parte de las membranas celulares, especialmente del sistema nervioso, y su acción es necesaria para el normal desarrollo de las funciones visiva y neurológica; aunque en ello aparentemente es excepcional el DHA (Ácido docosahexaenoi-co), Omega-3 cuya función es indispensable para la formación y el buen desarrollo del cerebro.

Se han encontrado bajos valores de DHA en sujetos que sufren enfermedades neurodegenerativas como el Al-zheimer (Coblijin et al, 2009). Este ácido graso esencial junto con el EPA (Ácido eicosapentaenóico), son el resultado en parte, de la conversión de los PUFAs ω-3 llevada a cabo por las enzimas Δ-5 y Δ-6 desaturasas (Simopoulos, 1991).

Cuadro 4. Contenido de ácidos grasos saturados, mono y poliinsaturados enel sacha inchi y en las principales oleaginosas

Fuente: Citado por Halmaker et al, 1993. Tomado de Bodwell y Hopkins 1985. ¹Tomado por Carter, 1993

Ácidos Grasos ManíSoya

Aceite Total

SachaInchi

54 19 45Saturados

No Saturados

Algodón

16

Linaza¹

,,,

Girasol

48

Palmí�coEsteárico

OléicoLinoléico

LinolénicoMonosaturadosPoliinsaturados

InsaturadosSaturados

4,53,2

10,53,2

122,2

18,72,4

8,63,3

7,55,3

9,636,845,29,682

91,67,7

22,354,58,3

22,362,885,113,7

41,336,8

041,336,878,114,2

18,757,50,5

18,758

76,721,1

15,814,257,515,871,787,511,9

29,357,9

029,357,987,212,8

CONTENIDO DE ÁCIDOS GRASOS EN LAS PRINCIPALES OLEAGINOSAS

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Se recomienda en las dietas de humanos una “proporción ω-6: ω-3 de 5 : 1 a 10 : 1”, aunque una proporción de 1 : 1 a 4 : 1 se considera óptima por la OMS/FAO (2010). Dicha proporción en el aceite de sacha inchi es de 0,75 : 1. Contrariamente, la proporción ω -6 : ω -3 es alta en otros aceites (soya 7:1, oliva 11:1, girasol 6:1), y el aceite de Linaza cuenta con una proporción ω - 6 : ω - 3 baja de 0,3 : 1 (Caballido et al, 2010 citado por M. Do Prado et al, 2011). Esta proporción ω - 6 : ω - 3 es importante debido a que ambos ácidos grasos esenciales compiten por las enzimas Δ-5 y Δ-6 desaturasas (Simopoulos, 1991).

Algunos estudios demuestran que la dieta alimenticia del hombre en el periodo Paleolítico era más equi-librada en el ratio ω-6 : ω-3, y la ingesta de ácidos grasos saturados era mucho menor (Simopoulos, 1991). Alre-dedor del 80% de la dieta de nuestros ancestros se centraba en el consumo de vegetales, muchos de los cuales presentaban altos contenidos en PUFAs (nueces y otros), y solo el 20% constituía el consumo de productos de origen animal. Dada la vida salvaje y costumbres alimenticias de estos animales, su carne resultaba más rica en PUFAs que la carne del ganado que se consume hoy día, debido a que este es alimentado a base de semillas ricas en ω-6 y pobres en ω-3 (Eaton y Conner, 1990; Simopoulos, 1991).

La revolución y evolución de la industria alimentaria y de la agricultura en los últimos 150 años, ha trans-formado de manera consistente el modo de consumo del ser humano, llevándolo a adquirir unas costumbres alimenticias irregulares que son las causas de muchas de las enfermedades que sufren actualmente, como los problemas cardiovasculares, la hipertensión, el cáncer, la diabetes, etc. Asimismo, el ratio entre ω-6 : ω-3 ha cam-biado, enriqueciendo los contenidos del ácido graso esencial ω-6. Los ácidos grasos esenciales ω-3 siempre han formado parte notable de la dieta alimenticia del ser humano y en estos últimos años, se destaca su importancia para el mantenimiento de un buen estado de salud (Simopoulos, 1991).

Los aceites vegetales más consumidos actualmente en Occidente, como el aceite de soya o el de girasol, contienen porcentajes muy altos de ω -6 (respectivamente 54 y 57,9%), lo que ha desequilibrado el ratio entre ω-6 : ω-3 en los seres humanos, pasando de 8 : 1 a 20 : 1 (Coblijin et al, 2009). Por el contrario, los estudios so-bre los comportamientos alimenticios (Kamei, Ki, Kawagoshi y Kawai, 2002; Ambring et al, 2006; mencionados por Rubio-Rodríguez et al, 2010) demuestran que las personas que siguen una dieta alimenticia Mediterránea o Japonesa presentan un óptimo ratio ω-6 : ω-3 de 2 : 1, mientras que en las personas pertenecientes al grupo ‘Fast Food’ ese mismo ratio, completamente desbalanceado, resultó ser 25 : 1. De todos modos, se reconoce la dificultad de cambiar el estilo alimenticio de una población entera, por ello los alimentos enriquecidos con ω-3 podrían resultar una alternativa de ω -6 : ω -3 equilibrada (Rubio-Rodríguez et al, 2010).

Por otro lado, el aceite de pescado contiene ácidos grasos esenciales Omega-3: EPA y DHA. Sin embargo, el aceite de sacha inchi cuenta con un elevado contenido de ácido linolénico ω -3, cuya cadena puede ser alargada y convertida en EPA y DHA (Calder et al, 2005 y 2009 citado por M. Do Prado et al, 2011 y Follegatti-Romero et al, 2009), aunque solo el 8-10% y 1-4% de ácido linolénico ω -3 se convierten en EPA y DHA respectivamente, y cuyo rendimiento viene condicionado por el género y el estado psicológico del sujeto (p.e. en la fase de embarazo las mujeres sintetizan más cantidades de DHA) (Williams y Burdge, 2006).

La OMS/FAO (2010) recomiendan que la dieta incluya la ingesta de EPA y DHA en cantidades, respectivamente de 0,5-1,8 g por día (Kris-Etherona et al, 2009 y Calder et al, 2009; mencionados por Vanegas-Calderón et al, 2010).

El requerimiento óptimo de ácido linolénico (ω -3) es de 2 g por día (Gebauer et al, 2006), lo que reitera la importancia del consumo de aceite de sacha inchi en la dieta alimenticia, sobre todo en aquellos sujetos que consumen pescado, resultando deficientes sus niveles en EPA y DHA (Follegatti-Romero et al, 2009).

Además, el aceite de sacha inchi queda libre de sabores desagradables como los que caracterizan el aceite de pescado (M. Do Prado et al, 2011) y su producción y consumo es potencialmente más sostenible.

En los últimos años, el aceite de pescado ha sido sobre-consumido, disminuyendo los recursos piscícolas aptos para su producción. Por otro lado, el rápido desarrollo de la acuicultura, también ha incrementado la so-breexplotación de los recursos marinos debido a que los peces en las pisifactorías son alimentados con dietas que contienen aceites marinos ricos en PUFAs extraídos de especies marinas como las anguilas, lo que ha causado

Page 27: Sacha Inchi

Identificación del Producto

27

una rápida disminución de estas especies en la red alimenticia y, en consecuencia, compromete peligrosamente la estabilidad de los ecosistemas (Vanegas-Calerón et al, 2009). Asimismo, los altos costos fijos para la extracción y el procesamiento del aceite de pescado son altos, y la acumulación de contaminantes orgánicos como PBCs, dióxina y metales pesados como cobre o mercurio en los peces, pueden causar efectos negativos sobre la salud humana (Rubio-Rodríguez et al, 2010).

En el mundo, la producción de aceite de pescado (fuente de Omega-3, EPA y DHA para humanos) ha llegado a su pico máximo y está estancada hace más de 20 años. Es decir, la pesca extractiva es la misma desde hace más de 20 años.

Casi paralelamente, la acuacultura o piscicultura continental continúa expandiéndose a ritmo exponencial, lo mismo que sus necesidades de aceite marino para elaborar los alimentos balanceados de peces.

En ese escenario, la cadena productiva de aceite de sacha inchi tiene el reto de atender preferencialmente la demanda de aceite de sacha inchi (fuente de ácido linolénico ω-3) de toda la población humana, de más de 7000 millones de habitantes.

Por tal motivo se incluyen los cuadros 5 y 6, que , por un lado, muestran los requerimientos diarios de ácido linolenico ω-3 para humanos y, por otro lado, señalan las cantidades diarias de aceite de sacha inchi para satisfa-cer la demanda del ácido ácido graso esencial ω-3.

Cuadro 5. Requerimientos diarios de ácidos grasos esenciales (g por día)

Fuente: Institute of Medicine, 2005. Elaborado por el autor

Género Edad

H+M

1-3años

7

7

-

-

4-8años

10

10

-

-

9-13años

12

10

-

-

14-18años

16

11

13

13

19-30años

17

12

13

13

31-50años

17

12

13

13

51-70años

14

11

-

-

>70años

14

11

-

-

H

M

M Preñadas

M Lactación

1-3años

0,7

0,7

-

-

4-8años

0,9

0,9

-

-

9-13años

1,2

1

-

-

14-18años

1,6

1,1

1,4

1,3

19-30años

1,6

1,1

1,4

1,3

31-50años

1,6

1,1

1,4

1,3

51-70años

1,6

1,1

-

-

>70años

1,6

1,1

-

-

H

M

M Preñadas

M Lactación

0 - 6 meses 7 - 12 meses

4,4 4,6

Género Edad

H+M0 - 6 meses 7 - 12 meses

0,5 0,5

ω-6 PUFAs

Ácido Linoléico

ω-3 PUFAs

Ácido Alfa-Linolénico

REQUERIMIENTOS DIARIOS DE ÁCIDOS GRASOS ESENCIALES (G POR DÍA)

Page 28: Sacha Inchi

Sacha Inchi. Investigación sobre las condiciones para el reconocimiento de la Indicación Geográfica en el Perú

28

Cuadro 6. Cantidad diarias de aceite de sacha inchi para la satisfacción delos requerimientos de PUFAs (g por día)*

Fuente: Institute of Medicine, 2005; elaborado por el autor *Calculado sobre aceite de Sacha Inchi con un contenido de 48% de alfa-linolénico y 36% de linoléico

Follegatti-Romero et al (2009) destacan (Cuadro 7) que los α-tocoferoles y carotenos no están presentes en el aceite de sacha inchi, mientras que aparecen altos contenidos de γ-tocoferol y δ-tocoferol que dan una mayor resistencia a la oxidación, ya que los antioxidantes más activos en los lipídos son γ > δ > β > α-tocoferoles (Schmidt y Pokorný, 2005; mencionado por Folegatti-Romero et al, 2009). Bondioli et al (2006), determinaron el nivel de tocoferoles en 2,26 g/kg con una partición de 63,3% de α-tocoferol y 36,7% de β+γ-tocoferoles.

Cuadro 7. Cantidad de tocoferoles en el aceite de sacha inchi

Fuente: Follegatti-Romero et al, 2009.

Género Edad

H+M

1-3años

19,44

14,58

-

-

4-8años

27,78

20,83

-

-

9-13años

33,33

20,83

-

-

14-18años

44,44

22,92

36,11

36,11

19-30años

47,22

25,00

36,11

36,11

31-50años

47,22

25,00

36,11

36,11

51-70años

38,89

22,92

-

-

>70años

38,89

22,92

-

-

H

M

M Preñadas

M Lactación

1-3años

1,46

1,46

-

-

4-8años

1,88

1,88

-

-

9-13años

2,50

2,08

-

-

14-18años

3,33

2,29

2,29

2,71

19-30años

3,33

2,29

2,92

2,71

31-50años

3,33

2,29

2,92

2,71

51-70años

3,33

2,29

-

-

>70años

3,33

2,29

-

-

H

M

M Preñadas

M Lactación

0 - 6 meses 7 - 12 meses

9,17 9,58

Género Edad

H+M0 - 6 meses 7 - 12 meses

0,5 0,5

ω-6 PUFAs

Ácido Linoléico

ω-3 PUFAs

Ácido Alfa-Linolénico

CANTIDAD DIARIAS DE ACEITE DE SACHA INCHI PARA LA SATISFACCIÓN DE LOSREQUERIMIENTOS DE PUFAS (G POR DÍA)*

α-tocoferolγ-tocoferolδ-tocoferol

Total

01,141,252,39

TOCOFEROLES (g/kg)

Page 29: Sacha Inchi

Identificación del Producto

29

Para obviar a los problemas causados por la oxidación de los ácidos grasos (malos olores y sabores debido a la rancidez), se pueden encapsular cantidades pequeñas de los aceites que incluyen altos contenidos de PUFAs, como ya se hizo con el sacha inchi y el aceite de pescado; (Matsuno y Adachi, 1993; mencionado por Rubio-Ro-dríguez et al, 2010). El material de revestimiento es normalmente constituido por una membrana derivada de las grasas animales, aunque se están llevando a cabo estudios y experimentaciones para el empleo de grasas vegeta-les. El Cuadro 8 ofrece los datos sobre el valor de peróxidos (PV) del aceite de sacha inchi versus el de linaza.

El valor de peróxido indica la cantidad de oxígeno en 1 Kg. de aceite. Cuanto más alto resulte el contenido de este, más alta será la probabilidad de que ese aceite se oxide y enrancie.

En el estudio de Maurer et al (2012), se expusieron cuatro aceites vegetales a una temperatura de 65°C durante 20 días, para medir su grado de oxidación a través del índice de peróxido. Debido al alto contenido en ácidos grasos poliinsaturados, que son más inestables con respecto a los saturados y monoinsaturados, el aceite de sacha inchi y el de linaza presentaron una inestabilidad a la oxidación más alta. El aceite de girasol resultó ser el más resistente a la oxidación, gracias a su mayor contenido de ácidos grasos saturados y monoinsaturados.

Cuadro 8. Comparación del PV, contenido de ácidos grasos y evolución de PVpor días de almacenamiento en diversos aceites vegetales

Fuente: Maurer et al, 2012.

Merino-Zegarra et al (2008), en un estudio realizado sobre 9 accesiones de sacha inchi, analizaron varios aceites obtenidos de diferentes accesiones y evidenciaron que el índice de peróxido variaba enormemente entre ellos (de 0,29 a 4,70 meq Oxígeno/Kg). También es significativo el límite máximo de peróxido establecido por el Consejo Oleícola International (2003) que es de 15 meq Oxigeno/kg de aceite (mencionado por Merino-Zagarra et al, 2008).

Gutiérrez et al (2011) analizaron la caracterización del aceite de sacha inchi (Cuadro 9), encontrando una densidad relativamente elevada respecto a la de las otras oleaginosas (maíz, algodón, soya, y otros), como con-secuencia del alto grado de insaturación del aceite. El índice de refracción (que se define como la razón de la ve-locidad de la luz en el vacío con respecto a la velocidad de la luz en el aceite evaluado) en el aceite de sacha inchi también resultó ser más alto en comparación a lo medido en otros aceites (girasol, maíz y soya) pues este índice se incrementa al aumentar los dobles enlaces presentes en la composición química de la sustancia.

Los índices de Saponificación y de Lodo miden la no saturación de un aceite, y en el aceite de sacha inchi sus valores resultan ser elevados.

Por el contrario, Folegatti-Romero (2009) presentaron unos índices de Lodo y Saponificación ligeramente más altos, de 198 y 193, respectivamente.

Aceite Monoinsat.%

Saturados%

MaízGirasolLinaza

PV(valor

peróxidomeq/kg)

14

9,06

13,76,59,4

30,577,922,1

Poliinsat.%

54,715,464,8

Almacén (valor PV/días)

5 10 15 204,5

21,242,5

42,341,569,7

SachaInchi 3,4 7,4 10 80,9 64,3 89,7

82,654,978,6

101,4

111,471,781,6

101,4

Page 30: Sacha Inchi

Sacha Inchi. Investigación sobre las condiciones para el reconocimiento de la Indicación Geográfica en el Perú

30

Asimismo, la viscosidad del aceite de sacha inchi resulta ser alta, consecuencia del alto contenido en ácidos grasos insaturados.

Una vez más, es importante señalar la diversidad de valores que puede asumir el sacha inchi dependiendo del ecotipo analizado y de las variables ambientales que incidieron en su desarrollo.

Cuadro 9.Propiedades físico-químicas del aceite de sacha inchi

Fuente: Gutiérrez et al, 2011.

Metodología de extracción del aceite

La metodología de extracción del aceite de sacha inchi más común, es el prensado en frío.

Este sistema consiste en prensar una cantidad de semillas sin producir calor, debido a que las altas tempera-turas llevan a la oxidación de los PUFAs reduciendo su contenido en el producto final. Normalmente, las prensas son diseñadas y fabricadas por las mismas empresas productoras, aunque existen ingenieros mecánicos que se dedican a la fabricación de maquinaria apta para su procesamiento.

En general, para la obtención de un litro de aceite de sacha inchi son necesarios 5 kg de semilla, aunque esta proporción puede variar entre 4:1 y 6:1.

El inconveniente de la extracción mediante prensado en frío es la baja cantidad de aceite que se produce (80%). Al contrario, el uso de solventes como el Héxano, permite extraer casi el 100% de aceite. Sin embargo, este último método de extracción significaría una disminución de la concentración de PUFAs en el producto final por la oxidación de los mismos, como consecuencia de las altas temperaturas generadas en el proceso. Además, llevaría a la contaminación del aceite, debido a que los solventes utilizados en dicho proceso son tóxicos e inflamables y los residuos de estos compuestos no pueden ser separados completamente del producto obtenido (Folegatti-Romero et al, 2009; M. Do Prado et al, 2011).

Actualmente, se está ensayando con técnicas alternativas de extracción que no comprometan la calidad del aceite trasformado. Folegatti-Romero et al, y Do Prado et al 2011, emplearon técnicas de extracción con dióxido de carbono (no es tóxico ni inflamable, es más barato y se puede recuperar fácilmente del aceite obtenido que es aproximadamente del 99%), alcanzando los mismos resultados que en las técnicas de extracción con Héxano, pero evitaron los inconvenientes más destacados de esas técnicas.

Finalmente, se puede afirmar que el aceite de sacha inchi es un producto con una calidad específica que lo diferencia de otros productos similares como el aceite de linaza y de pescado. No presenta problemas relaciona-dos con la sobreexplotación de los recursos utilizados en su trasformación, al contrario, es útil para la mejora de la biodiversidad y la reforestación, y supone una rica fuente de alimentación.

Índice de Lodo (g I2/100g)Índice de Saponificación (mg KOH/g)Índice de Refracción a 25ºCDensidad a 25ºC (g/cm³) Viscosidad a 20ºC

193,1185,21.479

0,918735,4

Componente Valor

ACEITE DE SACHA INCHI

Page 31: Sacha Inchi

Identificación del Producto

31

Gráfico 1. Producción de un litro de aceite de sacha inchi

Fuente: Elaborado por el autor

1.5 DIFERENCIAS ENTRE ESPECIES: EL CASO DE LA PLUKENETIA HUAYLLABAMBANA

En los últimos años se han descubierto otras especies de Plukenetia, no solamente en Perú, sino también en otras partes del mundo. Todavía faltan estudios científicos específicos sobre las propiedades y la caracteriza-ción química de estas otras especies, por lo que aún no se puede establecer si existen diferencias significativas con la especie P. volubilis L.

Se han desarrollado estudios sobre una de estas nuevas especies, la Plukenetia huayllabambana, endémica de la región Amazonas, en Perú. Esta especie parece que solo se desarrolla en el hábitat de esta región amazónica peruana en la cual fue hallada, en las provincia de Rodríguez de Mendoza, Bogará y Chachapoyas (mencionado por Bussmann et al, 2009).

Es una especie que presenta unas cápsulas y unas semillas más grandes de las que caracterizan la especie P. volubilis L. Además de características taxonómicas diferentes, resultan interesantes los contenidos en ácidos grasos Omega-3 determinados por INASA según el método ISO 5509-2000, que pueden llegar a 60%, frente al 48-50% de la especie P. volubilis L. (Alvarado-Perúbiodiverso, 2008).

De hecho, esta diferencia se encuentra también en la Norma Técnica Peruana 151.400, la cual describe los requisitos del aceite de sacha inchi y distingue entre el aceite procedente de la especie P. volubilis L. y el proce-dente de la especie P. huayllabambana, otorgando al segundo unos valores mínimos más altos en contenido de ALA (NTP 151.400, INDECOPI 2009).

Snacks(Tostado, confitado,turrón,

chocolate, etc.)

Torta de Sacha Inchi (3,5 - 4 Kg.)Prensado en frío

Aceite de Sacha Inchi(1 litro)

Materia Prima:Semilla de Sacha Inchi

(5 Kg. de semillas)

Consumoalimen�cio

Industriacosmé�ca

Consumo Alimen�cio(Harinas, galletas,

integradoresalimentarios, carnes

vegetales, etc.)

Consumo Animal(Ganado, Pescado,

Avícola)

Page 32: Sacha Inchi

Sacha Inchi. Investigación sobre las condiciones para el reconocimiento de la Indicación Geográfica en el Perú

32

La P. huayllabambana es una especie endémica, que para su buen desarrollo necesita de factores ambien-tales diferentes a los de la especie P. volubilis L. Esta especie, como se indicó con anterioridad, se encuentra en la región de Amazonas por encima de los 1600 m.s.n.m., y se ha demostrado que su cultivo por debajo de esta altitud y en un ambiente diferente, como puede ser el de San Martín, no dio resultados satisfactorios (escasa producción, frutos pequeños y muerte de la planta).

De todos modos, estas diferencias entre-especies plantean un interrogante importante sobre la calidad y las cualidades de los aceites que se producen a partir de ellas, y sugieren un desarrollo más exhaustivo de pruebas científicas.

El Cuadro 10 es muestra las diferencias entre P. volubilis L. y P. huayllabambana. Resulta interesante destacar que el aceite de P. huayllabambana contiene 58% de ácido linolénico ω-3, superior al de P. volubilis L. de 45,2%.

Cuadro 10. Comparación entre el aceite procedente de la especie Plukenetia volubilis L. yla Plukenetia huayllabambana

Fuente: Hanmaker et al, 1992; *INASA - Perubiodiverso, 2008.

1.6 LA TORTA PROTEICA DE SACHA INCHI

El contenido de proteínas de la semilla de Plukenetia volubilis L. fue de 27 a 33% según lo reportado por Hamaker et al (1992). Dicho contenido de proteínas es similar al de otras semillas oleaginosas y, en algunas oca-siones, puede resultar ligeramente mayor.

Es importante subrayar la presencia en esta semilla (Cuadro 11) de aminoácidos esenciales. Es decir, de aquellos que el cuerpo no sintetiza por sí mismo y necesita que estén presentes en la dieta a través de proteínas de las almendras.

Saturados

Palmí�co

Esteárico

No Saturados

OléicoLinoléico

LinolénicoMonosaturadosPoliinsaturados

Insaturados

Saturados

4,5

3,2

9,636,845,29,682

91,6

7,7

4,7

1,8

827,2588

85,293,2

6,5

Ácidos Grasos P. Volubilis L. P. Huayllabambana*

COMPARACIÓN ENTRE EL ACEITE PROCEDENTE DE LA ESPECIEP. VOLUBILIS L. Y P. HUAYLLABAMBANA

Page 33: Sacha Inchi

Identificación del Producto

33

Los niveles de lisina y leucina en el sacha inchi son menores respecto a la proteína de Soya. Sin embargo, son mayores en relación a las otras oleaginosas. También aporta aminoácidos azufrados como la metionina + cisteína, que generalmente se encuentran en bajas cantidades en las oleaginosas; y, la treonina, triptófano y ti-rosina están presentes en grandes cantidades en comparación con las otras semillas. El contenido de fanilalanina es relativamente bajo (Hamaker et al, 1992).

Comparados con el modelo FAO/ONU/OMS (indicado para todas las franjas de edad, exceptuando a aquella de los bebés) la proteína contenida en las semillas de P. volubilis L., en el caso de ser completamente digerida, solo estaría en déficit de lisina y leucina.

Según Sathe et al (2002) la proteína albumina de sacha inchi contiene todos los aminoácidos esenciales y representa el 31% del total de proteína en la semilla (Cuadro 12).

Comparando los valores de aminoácidos con los sugeridos por la FAO y OMS se puede verificar que solo en el caso de la histidina (aminoácido esencial para los bebés y niños de edad inferior a dos años) la albumina no cumple con los montos requeridos por las dos instituciones internacionales. Sin embargo, se puede afirmar que la albúmina es una proteína completa que cumple con los requerimientos de aminoácidos esenciales en adultos. Además, se trata de una proteína altamente digerible (Sathe et al, 2002)

La proteína, cuando se digiere bien, puede contribuir a la necesidad diaria de proteína en adultos, que es de 0,66 g/kg al día (OMS, 2007).

Cuadro 11. Comparación del contenido de aminoácidos esenciales entre diferentes semillas ycantidades recomendadas por FAO/ONU/OMS

Fuente: Hamaker et al, 1992

AMINOÁCIDOS mg/100g FAO/ONU/OMSSoya

Total Proteínas 28Esenciales

Maní

23

Algodón

33 -

His�dinaIsoleucina

LeucinaLisina

Me�oninaCisteínaMet+Cis

FenilalaninaTirosinaFen+Tir

TreoninaTriptófano

ValinaTotal Aminoácidos esencial

25457864131326493180391348

418

24346435121325503989261042

349

27335944131629522981331346

365

19286658--

25--

63341135-

Girasol

24

33436436191534451964371451

366

SachaInchi

27

26506443122537245579432940

411

Page 34: Sacha Inchi

Sacha Inchi. Investigación sobre las condiciones para el reconocimiento de la Indicación Geográfica en el Perú

34

Cuadro 12. Contenido de aminoácidos esenciales de la albumina ycantidad recomendada por FAO/OMS

Fuente: Sathe et al, 2002; * Aminoácidos Esenciales

Gutiérrez et al (2011) analizaron proteínas, grasas, carbohidratos y minerales en un ecotipo de semilla perteneciente a la especie P. volubilis L. procedente de Florencia (Caquetá, Colombia) como se detalla en el Cuadro 13.

Según este cuadro, el contenido de humedad de 3,3% es aceptable (rango óptimo 0-13%) para el apropiado almacenamiento y procesamiento de la semilla de sacha inchi sin que exista degradación de triglicéridos (James, 1995; citado por Gutiérrez et al, 2011).

El valor de 30% de carbohidratos totales es relativamente bajo, debido a los altos contenidos de aceite crudo (42%) y de proteína (24,7%).

El aporte calórico de la semilla de sacha inchi calculado a través del contenido de grasa, proteína y carbo-hidratos es de 576 Kcal/100 g. En consecuencia, consumiendo 140-200 g de semilla al día se alcanza el valor de energía recomendado por FAO, es decir 800-1200 kcal por día (FAO, 1973).

Además, la semilla de sacha inchi contiene cantidades importantes de algunos minerales esenciales para la dieta humana, como pueden ser el magnesio, el calcio y el zinc (Gutiérrez et al, 2011).

La composición química de la semilla puede variar según el tratamiento que se le dé en pos-cosecha, su almacenamiento, la temporada de recolección, la variedad del ecotipo y según los territorios de crecimiento. Es decir, depende de las condiciones edafoclimáticas (Merino-Zegarra et al, 2008).

Albumina FAO/OMS

mg/100g de proteínasAMINOÁCIDOS

18,55,75,86,21,44,35,75,07,96,70,97,24,4

47,61

1,9-

3,4-

3,5--

2,52,56,66,3

-5,81,1

-

His�dina*Arginina

Treonina*Tirosina*Valina*

Me�onina*Cisteína*

Met+Cis+*Isoleucina*

Leucina*Fen+Tir*

Fenilalalina*Lisina*

Triptófano*Esenciales/Total (%)

Page 35: Sacha Inchi

Identificación del Producto

35

Cuadro 13. Componentes de la semilla de sacha inchi

Fuente: Gutiérrez et al, 2011

1.7 DIVERSIFICACIÓN EN LA TRASFORMACIÓN FINAL DEL SACHA INCHI. PRODUCTOS PRINCIPALES Y PRODUCTOS SECUNDARIOS

El potencial económico de esta planta se ve acentuado tanto por la variedad de sus usos finales como por los valiosos sub-productos derivados del aceite.

El aceite de sacha inchi es vendido como alimento, como medicina natural y como insumo para la produc-ción de cosméticos (cremas para la piel, manos, cara, antiarrugas, champú, jabón, etc.).

El sector alimenticio y sobre todo el cosmético, resultan ser los más interesados en esta planta. El contenido de ω-3 y tocoferoles no solo es importante a nivel alimenticio, sino también para el cuidado personal. El aceite de sacha inchi aplicado a productos cosméticos, proporciona funciones de fotoprotección de la piel a los rayos UV, protección contra eritema y edema, y función humectante y antioxidante (Thiele et al, 2005).

En algunos casos, el sacha inchi es también utilizado como alimento para el ganado, principalmente para pollos, gallinas, cerdos y peces. Este es el caso de la torta o pasta de sacha inchi, subproducto resultante de la extracción del aceite de las almendras o semillas y que incluye un alto contenido en proteínas. Esta torta se vende a otras empresas del rubro alimentario que la utilizan como ingrediente en la elaboración de las racio-nes para animales.

También puede ser utilizada como enriquecedor de Omega-3 de alimentos como la leche o de dietas de gallinas de postura, raciones de pollos, cerdos, para producir huevos y carne con Omega-3.

Otros productos derivados son los snacks, mucho más rentables que el propio aceite, ya que no necesitan una compleja elaboración. Su preparación consiste en el tostado, normalmente con la misma maquinaria con la que se tuesta el café, aunque la velocidad de revolución debe de ser más baja para no romper las semillas; luego el salado o confitado y, finalmente, el envasado.

Está claro que las propiedades químicas de los productos obtenidos son muy diferentes. Por ejemplo, en el caso de los snacks es muy difícil encontrar niveles altos de Omegas, así como de tocoferoles (antioxidantes), puesto que ambos elementos tienden a disminuir cuando son sometidos a altas temperaturas.

Componente Valor %

SEMILLA SACHA INCHI

mg/100g de proteínas

3,3 ± 0.342 ± 1.1

24,7 ± 0.54 ± 0.7

30 ± 0.6

5563,5 ± 6.43210 ± 21.22406 ± 7.1103,5 ± 8.9

49 ± 1.115,4 ± 0.512,9 ± 0.3

HumedadGrasa

ProteínaCeniza

Carbohidratos

KMgCaZ

FeNaCu

Page 36: Sacha Inchi
Page 37: Sacha Inchi
Page 38: Sacha Inchi
Page 39: Sacha Inchi

La cadena productiva del sacha inchi

39

La estructura de la cadena de suministro del aceite de sacha inchi está representada en el Gráfico 2, y hace re-ferencia a la situación actual en San Martín. Actualmente, se trata del área geográfica más representativa de este cul-tivo. En esta región se concentran el mayor número de empresas trasformadoras, productores agrícolas e institutos de investigación agraria. Además, existe un creciente interés de gran parte de la colectividad local hacia este cultivo.

Este sistema local creado en los últimos años, puede ser presentado como un claro ejemplo de best practice para otros territorios potenciales, debido a que están naciendo iniciativas relacionadas con el Sacha Inchi en otras regiones de Perú como Loreto, Junín y Ucayali.

Frente a una demanda internacional que continúa a crecer de forma exponencial, la constitución de nuevas re-des locales soportadas por empresas e instituciones públicas y privadas, llevaría a satisfacer las necesidades de las de-mandas del mercado (tiempo, cantidad y calidad), activando procesos territoriales positivos para la economía rural.

No obstante, la cadena presenta algunas debilidades que necesitarían ser corregidas para que esta pudiese llegar a ser inclusiva y equitativa.

Gráfico 2. Actores que participan en el proceso de creación de valor del sacha inchi

Fuente: Tomado de FAO, 2010; elaborado por el autor.

2. la cadena Productiva del sacha inchi

Universidades yLaboratorios

Internacionales

Territorio

Restauramteslocales

Universidad yLaboratorios

UNSM, UNALM,UPCH, UNMSM

etc.

ONG’sTerre des

Hommes, CIED,SEPAR, DESCO,

OXFAM, etc.Ins�tuciones y Programas

INIA, IIAP, GobiernosRegionales, ICT, Promperú,

MINAG, PDRS,Perubiodiverso, etc.

Ins�tucionesInternacionales

IICA, GTZ, SECO, CAN,FIP, MAE Italia, etc.

Agricultor

Empresa

GDO (Wong,Metro, Plaza Vea,etc.) y Pequeños

Distribuidores

Distribuidores/Empresas

Intenacionales

Acopiador

Consumidorlocal

ConsumidorInternacional

Empresa de Servicios:- Descapsulado

- Prensado- Envasado (botellas

o granel)

CADENADE VALOR

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El Cuadro 14 muestra la tipología de los actores según su posición (interna o externa) respecto a la cadena de valor y al territorio. Los actores internos a la cadena de valor son aquellos que participan en la formación del precio final del producto. Estos pueden ubicarse dentro del territorio de producción o fuera, como en el caso de empresas extranjeras comercializadoras y trasformadoras que adquieren el aceite trasformado y lo venden direc-tamente o lo utilizan como insumo para la producción de otros productos.

Cuadro 14. Características de los actores de la cadena de suministro

Fuente: Elaborado por el autor.

Los actores internos al territorio que no participan en la creación de valor, son aquellos que pueden tener papel de facilitadores, como las ONGs o las instituciones gubernamentales, los centros de investigación como las Universidades y laboratorios, aquellos que fabrican las maquinarias útiles para la producción, los proveedores de insumos agrícolas y los restaurantes.

Los actores externos en ambos parámetros, son normalmente identificados como facilitadores y centros de investigación.

2.1 LOS ACTORES DE LA CADENA: CARACTERÍSTICAS Y RELACIONES

a. ACOPIADORES: Los acopiadores son sujetos que se dedican a agrupar la producción de diversos agricultores de la zona en

la que se encuentran, además de hacer una primera selección y limpieza de las semillas decapsuladas.

Muchas empresas consideran fundamental la labor de esta figura. Efectivamente, debido al mal estado de la mayoría de las carreteras, a la falta de medios de comunicación y a la existencia de una alta fragmen-tación de la producción entre los centenares de pequeños agricultores esparcidos por amplios territorios salvajes, la labor de estos sujetos se revela esencial. Los acopiadores generalmente tienen sus negocios en el centro de los pueblos, tarea que facilita la venta de semillas a los compradores. Normalmente ganan entre 0,3 y 0,4 dólares11 por kg de semilla respecto al precio de compra.

Algunos de los fallos de mercado del sacha inchi que se produjeron, fueron consecuencia del compor-tamiento de estos actores que intentaban aumentar sus propias ganancias utilizando su posición, pues po-seían información de la cual carecían los otros dos eslabones de la cadena (agricultores y empresas).Esta

Exte

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Interno Externo

CADENA DE VALOR

RestaurantesIns�tuciones y Programas

Fabricantes de MaquinariasONGs Peruanas

Universidades y LaboratoriosProveedores de insumos

ONGs InternacionalesIns�tuciones Internacionales

Univerdidades ExtranjerasCentros de Inves�gación Extranjeros

AgricultoresAcopiadores

EmpresasConsumidores

Distribuidores Nacionales

Empresas ExtranjerasDistribuidores InternacionalesConsumidores Internacionales

11 El tipo de tasa de cambio USD/PEN utilizado en el presente documento, hace referencia a la media del mismo a lo largo del año 2012, igual a 2,6. Fuente: www.sbs.gob.pe

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asimetría informativa les permitía aumentar el precio de venta de la unidad de semilla a las empresas y, en otros casos, disminuir el precio de venta a los agricultores, permitiéndoles obtener ganancias más altas.

Asimismo, esta figura incrementa su importancia en la cadena cuando las empresas que requieren de sus servicios se encuentran ubicadas fuera del territorio de producción. Sin embargo, aquellas que se ha-llan dentro de estos territorios, normalmente integran la figura del acopiador dentro de las mismas o, en algunos casos, cuentan con cultivos propios y agricultores asociados.

b. AGRICULTORES: Se trata generalmente de pequeños productores que pueden contar con parcelas muy pequeñas, que van

aproximadamente de un cuarto hasta cuatro hectáreas. La mayoría de ellos son habitantes de las comuni-dades nativas de la selva alta y baja.

Estos agricultores se caracterizan principalmente por carecer de una visión de mercado y por basar su economía en la supervivencia y autosuficiencia, consumiendo aquello que cultivan. La confrontación entre la visión de los agricultores y la de las empresas, las cuales poseen una visión de mercado más globalizada, hace nacer muchas dificultades entre ellos. Dichas dificultades se centran, principalmente, en las relaciones que se establecen entre estos dos colectivos y en la elaboración de los contratos de suministro de semillas, debido a que las empresas deben enfrentarse a un mercado moderno y respetar sus requerimientos, cen-trados especialmente en los tiempos y en las cantidades que demandan esos mercados.

Debido a estas discrepancias surgió un clima de desconfianza entre estos dos grupos, como consecuen-cia de las acciones de los agricultores, los cuales presentaban una continua disposición a no respetar los contratos estipulados con las empresas. Algunas de las acciones llevadas a cabo por los agricultores y por las que no se respetaban dichos contratos fueron, en primer lugar, el abandono del cultivo de sacha inchi por otro más rentable; y en segundo lugar, la venta de partes importantes o la totalidad de la cosecha a otros compradores “por veinte céntimos de Soles más a pesar de los acuerdos establecidos”, como declara-ron la mayoría de los gerentes de las empresas que fueron entrevistadas.

Como señalan algunos emprendedores, la falta de un espíritu asociativo entre los mismos agricultores hace empeorar aún más la situación, obstaculizando la creación de un sentido de responsabilidad. Este colectivo carece de una organización sólida con la cual desarrollar un sentido de pertenencia a una comu-nidad o grupo, que podría liderar el proceso de producción agrícola y poner en pie un sistema de control que sancionase a todos aquellos que no respetasen los términos establecidos en los contratos. Además, la fragmentación y dispersión de la oferta dificulta los procesos de integración y organización vertical de la cadena. Dichos procesos, llevarían a una estabilidad y organización en la oferta de materia prima, con una consecuente disminución de los costos de transacción y un aumento de la rentabilidad en ambas fases, la agrícola y de trasformación.

La desorganización de este eslabón condiciona enormemente los precios de producción del aceite, ya que su precio llegó en 2012 a 5,5 dólares el kg, frente a un precio medio de 2 dólares el kg en el mismo período. El incremento del precio fomentó su cultivo, aumentando el número de agricultores y re-estable-ciendo el precio a los niveles anteriores.

El personal técnico del IIAP afirma que, hasta la fecha, en San Martín puede “haber alrededor de 2000 hec-táreas de sacha inchi”, distribuidas en 1000 pequeños productores que cultivan de 0,5 a 4 hectáreas de esta planta. Asimismo, esta región puede contar aproximadamente con 48 Comités, con un promedio de 20 produc-tores cada uno, los cuales trabajan con las empresas del territorio a través de contratos formales e informales.

En la totalidad de los casos, los agricultores reciben asesoría técnica de las empresas y de instituciones como IIAP, GTZ, INIA, entre otras. Esto se debe, principalmente, a que no se trata de un cultivo generaliza-do entre las comunidades. Además, son las mismas empresas las que les proveen de semillas mejoradas, generalmente procedentes del INIA e IIAP. En algunas ocasiones, también les proporcionan la maquinaria necesaria para el decapsulado de las semillas, y se encargan de los costos de certificación de los cultivos,

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normalmente de la certificación orgánica. La red institucional de San Martín organiza encuentros entre agri-cultores (el último que se celebró fue el III Encuentro Regional de los Productores de Sacha Inchi), escuelas de capacitación, talleres y ferias regionales de alimentación.

En esta región, según los datos de la DRASAM (Dirección Regional Agraria San Martín), en 2011 existían 16 Organizaciones de productores de sacha inchi, con un total de 361 socios activos, es decir, un promedio de 22 productores por comité, donde cada socio activo de media cultivaba 0,5 hectáreas de esta planta. Mientras que la superficie sembrada ascendía a 518 hectáreas, la superficie de producción resultaba ser de 157 hectáreas, es decir, un 30% del total. En ese año se cerraron 40 acuerdos comerciales entre empresas y organizaciones de productores (DRASAM, 2011)12.

La formación, en la mayoría de los casos, fue fomentada por las mismas empresas, con ayuda de fa-cilitadores internacionales como GIZ y SECO, y de instituciones nacionales como GORESAM a través de proyectos y programas como Perúbiodiverso y PDRS.

En el territorio de Lamas (San Martín), se encuentra la sede de la Cooperativa Oro Verde, la cual or-ganiza a los agricultores que se dedican al cultivo de diferentes productos agrícolas (en su mayoría café y cacao, pero también miel, panela y aceite de sacha inchi) y les proporciona asesoramiento técnico. Esta cooperativa posee los equipos necesarios para la fase de transformación, añadiendo valor a los productos, que posteriormente son comercializados tanto a nivel nacional como internacional. Con los años, Oro Ver-de ha conseguido diferenciar sus productos a través de la obtención de varias certificaciones (Orgánica, Fair Trade, Rainforest Alliance, UTZ, entre otras) y recientemente empezó a trabajar con el sacha inchi, diversifi-cando la producción agrícola de algunos productores y comercializando el producto bajo la marca ‘Ecoline’, de la empresa local Shanantina. Hasta el momento “la cooperativa cuenta con 30 hectáreas de Sacha Inchi certificadas como orgánicas”, según una declaración del Gerente D. Sandro Aquino.

La presencia de organizaciones de productores estructuradas permitiría un mayor uso de las tecnolo-gías de manejo agronómico, mejorando la calidad y productividad de los cultivos, a través de una relación estable con empresas y centros de investigación.

Los cultivos de esta planta son, en su mayoría, impulsados desde arriba según el concepto top-down, probablemente debido a una escasa e incipiente identificación de los colectivos territoriales con dicho culti-vo. Además, la evolución de los precios de las commodities agrícolas y de otros productos oriundos13 como el café o el cacao, condicionan su producción, debido a que un mayor rendimiento económico de estas hace que el sacha inchi sea abandonado.

Según Perúbiodiverso (2009) y DRASAM (2011), el costo de producción agrícola de un kilogramo de se-milla varía entre 1 y 1,3 dólares, mientras que su precio de venta a las empresas es de 2,3 dólares el kg, es decir, el precio ‘refugio’ que se estableció en la mayoría de los convenios entre las empresas y los agriculto-res. De todos modos, la falta de una organización horizontal del eslabón agrícola no permite la negociación de las condiciones según los intereses de los actores que la representan. Es necesaria la intermediación de facilitadores independientes que conserven y aseguren los intereses de este eslabón, que debería ser el más interesado en la activación del círculo virtuoso de la calidad.

Esta ausencia se enfatiza, sobre todo, en la toma de decisiones. En ninguna de las tres Normas Técnicas Peruanas (NTP) redactadas, aparece la participación de asociaciones de agricultores. Asimismo, la reciente promulgación de la resolución 1577 de la Comunidad Andina14 representa un desafío para la promoción del cultivo en Perú y para su reconocimiento como IG. Esta resolución tendrá un efecto negativo para los agricultores, disminuyendo el precio de la materia prima a través de una mayor competitividad agrícola. La principal amenaza es la descentralización del cultivo y la pérdida de su incipiente carácter colectivo. La caída del precio podría llevar al abandono de su producción, como sucedió la primera vez que se promo-cionó el cultivo de esta planta, en 2005, donde el precio de venta se encontraba por debajo de su costo de producción (entre 0,30 y 0,60 dólares el kg, según el valor de cambio medio de 2005).

12 Véase el siguiente enlace: http://www.agrodrasam.gob.pe/sites/default/files/Informaci%C3%B3nSachainchik.pdf13 Consultar el artículo en el siguiente enlace: http://www.inforegion.pe/desarrollo/161410/ denuncian-que-coca-ilegal-desplaza-a-los-cultivos-de-sacha-inchi-en-el-vraem-audio/14 Véase el siguiente enlace: http://intranet.comunidadandina.org/Documentos/Gacetas/Gace2195.pdf

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c. EMPRESAS: Según el SIICEX (Sistema Integrado de Información de Comercio Exterior)15, hasta la fecha existen más de

cien empresas que trabajan con sacha inchi, de las cuales el 70% son exportadoras, lo que refleja que el mercado de este producto es principalmente internacional, debido, entre otras cosas, a su alto precio de venta (SIICEX 2013).

Como se muestra en la Cuadro 15, las mayores empresas que trabajan con Sacha Inchi son MYPEs, a excepción de Unique, empresa líder en el mercado de cosméticos.

Cuadro 15. Principales empresas comercializadoras de productos elaborados a base de sacha inchi

Fuente: SUNAT, 2012-2013

Recientemente, las empresas han iniciado a ofrecer contratos a los productores, estableciendo un pre-cio mínimo (o refugio) de compra de la semilla, de aproximadamente 2,3 dólares el kg. Como se señaló con anterioridad, en 2012, el precio de esta llegó a alcanzar los 5,4 dólares el kg, más del doble del precio refugio establecido, debido principalmente a la escasez de materia prima.

El gerente de una de las 6 empresas que conformaban la Mesa Técnica en 2012, explica que este órga-no negocia el precio de compra de la semilla junto al “presidente de los comités de productores de Sacha Inchi”, aunque no se ha encontrado información acerca de esta figura en ningún documento oficial. Cada empresa trabaja con algunos comités, dependiendo de la zona y de las capacidades de producción

Para prevenir los problemas de la fluctuación de precio y cantidad, algunas empresas comenzaron a ins-talar cultivos propios para así asegurarse un abastecimiento continuo de semilla a un precio competitivo y estable. Esta acción, a su vez, les permitiría controlar la producción, el manejo agronómico, la introducción de innovaciones tecnológicas, la experimentación con nuevas accesiones y especies, y la estandarización de la calidad para cumplir con los requerimientos del mercado en materia de calidad, cantidad y tiempo de entrega. Además, los problemas de fluctuación llevaron a este colectivo a deslocalizar la producción de ma-teria prima, importando semillas de los países colindantes como “Colombia, Ecuador y en un futuro Brasil”, como afirma el presidente de una importante empresa.

Empresa Nº de trabajadores

PRINCIPALES EMPRESAS COMERCIALIZADORAS DE SACHA INCHI

2237

224

9010766

1011

2.807

3QPAGROINDUSTRIA OSHO

AGROINDUSTRIAS AMAZÓNICASAMAZON HEALTH PRODUCT

BLAMACECOANDINOEL CACHIQUE

OLIVOS DEL SURPEBANI

RODA SELVASHANANTINA

UNIQUE

15 Véase el siguiente enlace: http://www.siicex.gob.pe

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La mayoría de las empresas no se dedican únicamente a la producción de aceite de sacha inchi y de sus derivados, sino que cuentan con una amplia cartera de productos creados a base de diferentes vegetales locales como harinas, bebidas, cápsulas, aceites vegetales, snacks, cosméticos, etc. Casi todas ellas cuentan con diversas certificaciones como USDA Organic, EU Organic, Fair Trade, Rainforest Alliance, entre otras, añadiendo, de esta forma, valor y calidad a los productos que comercializan.

Respecto a las empresas peruanas que comercializan productos a base de sacha inchi, se puede obser-var una división de las mismas en dos grandes bloques.

En el primer bloque encontramos a las empresas productoras dentro de la región de San Martín, donde se concentra la mayor producción de sacha inchi, que según la Mesa Técnica comprende “el 80% del total de Perú”, con más de 1500 productores, ya sea organizados en Comités y Asociaciones o, por el contrario, no organizados. Asimismo, en esta región se puede encontrar la única cadena de suministro organizada, constituida por pequeñas asociaciones o comités de agricultores que trabajan conjuntamente con las em-presas presentes en la región, y donde estas han zonificado el territorio, es decir, controlan una parte de la zona reduciendo así los conflictos entre empresas debidos al abastecimiento de semillas. En 2011 eran cinco las empresas en esta región que contaban con acuerdos comerciales formales y con comités de pro-ductores (DRASAM, 2013)16.

Estos actores privados junto con otros de carácter público, forman parte de la Mesa Técnica de Sacha In-chi, un importante organismo colegial donde se toman decisiones acerca del cultivo y su desarrollo. La cons-titución de dicha institución ofrece un buen ejemplo de acción colectiva territorial, señal de la existencia de un sistema local de producción agroindustrial que puede contar con una red de relaciones muy estrechas entre los diferentes actores. Como se mencionó precedentemente, la falta de una organización regional de agricultores impide la representación de sus intereses en las decisiones tomadas por dicha mesa.

Entre las empresas Sanmartinenses parece existir un alto nivel de cooperación e intercambio de informa-ción y tecnología. Hay que subrayar la presencia en el territorio de Amazon Health Product y de Agroindustrias Amazónicas, las cuales se repartieron el mercado internacional con más del 50% del total de exportación en el año 201217. Sin embargo, Agroindustrias Amazónicas actualmente no forma parte de esta Mesa Técnica.

Esta empresa es una de la más representativa el cultivo de sacha inchi, ya que ha logrado desarrollar en menos de 15 años un mercado internacional de este aceite. A diferencia del resto, solo se dedica a la trasformación de productos elaborados a base de sacha inchi (aceite, harina proteica, snacks), y está en contacto con unidades agrícolas y trasformadoras en Ecuador y Colombia. También tiene relaciones co-merciales con Estados Unidos, Japón y Europa,y principalmente con Francia. Fue en este país donde ganó en 2004 la Medalla de Oro al Mejor Aceite Extra-Virgen en el Concurso Mundial de Aceites Comestibles de París, reconocimiento que dio al producto más visibilidad y lo lanzó al comercio mundial. Ha sido la primera y, hasta la fecha, la única empresa que logró superar el escollo del mercado europeo representado por el Novel Food, para el producto ‘Aceite de Inca Inchik’ (Diciembre 2012).

Como afirma el mismo gerente, el objetivo de su empresa es “llegar a comercializar el litro de aceite de sacha inchi a 15 dólares”, en confrontación a los 21 dólares por litro que de media reciben las empresas. Esta estrategia competitiva basada en el precio, hace vislumbrar una perspectiva orientada a la estanda-rización de la calidad y a la disminución de costos de producción. Probablemente, esto podría llevarse a cabo a través de la deslocalización de la producción agrícola en aquellos lugares que pudiesen proporcionar más estabilidad y organización de la oferta, así como recurrir a economías de escala, lo cual necesita de un mayor volumen de materia prima y en cantidades estables.

El segundo bloque está formado por aquellas empresas que no se encuentran ubicadas dentro del territorio de San Martín, algunas de las cuales sí que participan en la toma de decisiones más importantes, como la elaboración de Normas Técnicas Peruanas (NTP) a través del Comité Técnico de Sacha Inchi que tiene carácter nacional18, pero no forman parte de la Mesa Técnica. Parece existir una relación tensa y

16 Ibídem nota 817 Véase el siguiente enlace: http://www.siicex.gob.pe/siicex/apb/ReporteProducto.aspx?psector=1025&preporte=prodemprvolu&pvalor=194518 Véase la presentación disponible al siguiente enlace: http://www.siicex.gob.pe/siicex/resources/calidad/ 431471990rad304B4.pdf

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competitiva entre los grupos que conforman estos dos grandes bloques.

Según los testimonios recogidos, el costo de producción de un litro de aceite alcanza de 12 a 15 dólares aproximadamente, “pudiendo llegar a 20 dólares según el precio de la semilla” como afirma un empresario. Para la producción de un litro son necesarios cerca de 5 kg de granos de sacha inchi. El precio de venta al por mayor varía entre 20 y 24 dólares, dependiendo del formato de presentación del producto; en el caso de botellas de 250 ml su precio de venta varía entre 6 y 7 dólares, mientras que 200 litros a granel pueden llegar a costar 21 dólares el litro. Del proceso de extracción queda la torta, constituida por los restos de las semillas una vez que han sido prensadas. Su precio de venta al por mayor es de 2 dólares el kg, y se obtienen entre dos y tres kg de torta por litro de aceite extraído.

Es evidente que las empresas ubicadas en el territorio de San Martín tienen menores costos de bús-queda y recolección de materia prima que aquellas que no se encuentran dentro de esta región. Además, cuentan con más información sobre el volumen de producción agrícola, debido al contacto cotidiano con los agricultores y con las comunidades productoras.

De entre todas las empresas peruanas que comercializan con sacha inchi podemos distinguir dos tipos:

1) Empresas trasformadora y comercializadoras: se trata de todas aquellas empresas que compran semillas a los acopiadores, directamente a los agricultores o que tienen cultivos propios. Igualmente, procesan y venden el aceite con marca propia o a granel, como insumo o producto terminado. Son normalmente pequeñas y medianas empresas que cuentan con su propia planta de extracción y con la maquinaria necesaria para la transformación del producto (desde las descapsuladoras hasta la envasadora); gene-ralmente proporcionan servicios industriales a todas aquellas empresas que tercerizan los procesos de producción. En algunas ocasiones, puede que estas empresas compren directamente un volumen de aceite como insumo para la producción de derivados (cápsulas, cosméticos, integradores, etc.).

2) Empresas comercializadoras: este grupo está representado por empresas que compran el aceite que producen otras unidades empresariales y, posteriormente, lo comercializan bajo su propia marca, como ocurre con la mayoría de las empresas distribuidoras de productos naturales.

Entre estos dos tipos, existen empresas, en su mayoría MYPEs, que se dedican a la compra de semillas para luego tercerizar la extracción del aceite, apoyándose en otras empresas trasformadoras y pagando un tanto por litro de aceite producido o por kg de semillas trabajadas, de media “1,50 dólares por litro de aceite extraído”, como indica el gerente de una empresa comercializadora.

En general, parece que las empresas se decantan más por una diferenciación de sus productos a través de las certificaciones (principalmente por aquellas de comercio justo y producción orgánica) y por la com-petencia en los precios mediante la reducción de los costos de producción.

Imagen 1.Ejemplos de marcasde productos abase desacha inchi

Fuente: Elaborado por el autor

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Aunque en la mayoría de los casos las empresas nacionales presenten el producto como ancestral y nativo de la Amazonía Peruana, por el momento no existen otros países productores que reclamen el ori-gen del sacha inchi como propio, aunque estén aumentando los tentativos de fraude dentro del territorio nacional, debido a la existencia de productos que no respetan las NTP.

La creciente valorización del sacha inchi en su conjunto, no tardará mucho en hacer brotar otras inicia-tivas productivas en diferentes países tropicales, cuya situación podría empujar, en un futuro, a un mayor interés por la implementación de herramientas de protección internacional como el reconocimiento IG.

Por el momento, el establecimiento de las NTP permite la normalización de la calidad del producto, su control y un sistema de sanción, reduciendo los riesgos de fraude dentro de los confines nacionales.

d. DISTRIBUIDORES NACIONALES: La Grande Distribución Organizada (GDO) peruana (Wong, Plaza Vea, Metro, etc.) resulta un actor “im-

prescindible” para la comercialización del aceite de sacha inchi, como afirma el gerente de una importante empresa relacionada con el sacha inchi.

En Lima se concentra la mayoría de la población, con casi 9 millones de personas registradas en 2012, es decir, el 29% del total del país (INEI, 2012); por lo tanto, resulta ser el mercado nacional más importante para los productos elaborados a base de sacha inchi. El volumen de venta de las GDO en Perú sigue cre-ciendo, ganando un poder de contratación similar al europeo. Los dos grandes grupos, Cencosud (Wong y Metro) y Supermercados Peruanos S.A. (Plaza Vea, Vivanda, Mass y Economax) representan los mayores distribuidores de Perú.

Este actor compra a las empresas lotes de botellas de 250 ml de aceite por un precio aproximado de 6-7 dólares el litro. El precio de venta al consumidor se encuentra, normalmente, entre los 9 y 10 dólares, es decir, que su precio aumenta en un 35%.

Generalmente las empresas suelen pagar a las grandes superficies por el derecho a estar en sus estan-tes. El costo comprende el 25% sobre la facturación del lote vendido por dicho establecimiento.

e. RESTAURANTES LOCALES: Algunos restaurantes de la región de San Martín ofrecen platos típicos elaborados con productos a base

de sacha inchi. Se trata de una iniciativa muy interesante e importante para la promoción de este producto bajo un perfil comercial o de consumo, y principalmente va dirigido a la colectividad local. Su inclusión en platos típicos y gourmet por parte de chefs internacionales podría fomentar su identificación con el territo-rio, como sucedió en el caso del azafrán de Taliouine de Marruecos19.

f. CONSUMIDORES: El principal mercado de venta de aceite de sacha inchi, tanto para consumo alimenticio como insumo para

cosméticos, es el internacional, sobre todo Japón, Canadá, Estados Unidos y Europa. El consumo nacional y el conocimiento de los consumidores acerca de este producto están en auge. Actualmente, el sacha inchi se puede encontrar en las estanterías de todos los grandes distribuidores nacionales, no solo como aceite, sino también en forma de snacks, salsas, y mezclado con otros productos como ají, queso, etc.

g. FABRICANTES DE MAQUINARIAS: Existen fabricantes nacionales de maquinaria específica para la trasformación del sacha inchi20, pero tam-

bién existe la posibilidad de adaptar equipos de extracción en frío de otros aceites vegetales como el de oliva, procedentes de países como España e Italia.

19 Véase estudio de caso 1 en: Uniendo Personas, Territorios y Productos. Guía para fomentar la calidad vinculada al origen y las indicaciones geográficas sostenibles. FAO, 2010.

20 Véanse los sitios web: http://www.sachainchimaquinarias.com/ y http://negavimdelperu.com/Negavim/5/Extraccion%20de%20Aceite.htm

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h. ONGs NACIONALES E INTERNACIONALES: El desempeño de estas organizaciones a lo largo de los años en relación al sacha inchi fue importante. A

continuación se presentan claros ejemplos de iniciativas emprendidas por algunas organizaciones no gu-bernamentales, las cuales junto a otras instituciones, asumen un papel de facilitadores en los procesos de sensibilización de los productores agrícolas.

Desde 2007, Terre des Hommes-Italia y CIED-Perú vienen desarrollando proyectos en la Cuenca del Quimiriki, donde producen, trasforman y comercializan este cultivo, a través del proyecto “Producción y comercio justo de café orgánico y sacha inchi de la Cuenca de Quimiriki - Perú” con el apoyo de la fundación CARIPLO y Slow Food, llegando a participar en el Salón Internacional del Sabor y Tierra Madre. Lograron constituir una cooperativa llamada Las Triunfadoras, formada por mujeres, las cuales, gracias al apoyo de estas organizaciones, llevan a cabo todo el proceso de trasformación del sacha inchi.

Oxfam y Separ, en 200921, trabajaron en otro proyecto de valorización de este cultivo como fuente de ingreso para las comunidades peruanas Asháninka. Les proveyeron con equipos de transformación que son utilizados, en la actualidad, por indígenas de la zona para la producción de aceite de sacha inchi y para el tostado de las semillas, aunque se trata de una producción escasa y muy fragmentada.

DESCO, ONG peruana, también desarrolló un proyecto con este cultivo en Oxapampa, el cual no obtuvo los resultados esperados y fue abandonado.

La organización VIS, promueve el cultivo y trasformación de sacha inchi en la región de Loreto22.

i. INSTITUCIONES INTERNACIONALES: La presencia de instituciones internacionales ha sido fundamental para el desarrollo de la cadena de sacha

inchi, sobre todo en San Martín. A través de diversos acuerdos con entidades nacionales, estos facilitadores han promovido, construido y organizado el sistema agroindustrial de dicho cultivo en esta región.

El Proyecto Perúbiodiverso “es una iniciativa apoyada por la Cooperación Suiza - SECO y la Cooperación Alemana al Desarrollo - GIZ, en convenio con MINCETUR, MINAM y Promperú, y se desarrolla en el marco del Programa Nacional de Promoción del Biocomercio del Perú – PNPB. Con el fin de asegurar el futuro de los recursos biológicos nativos y articular a los pequeños productores con el mercado, el proyecto promueve el Biocomercio en el país, fomentando la transformación y comercialización de bienes y servicios derivados de la biodiversidad nativa. Ello, además aplicando criterios de sostenibilidad ambiental, social y económica” (Biocomercio, 2013). Este proyecto se apoya en el desarrollo de estudios científicos, la organización de ta-lleres y escuelas de campo para los productores, la inclusión del producto tanto en ferias nacionales como internacionales y, finalmente, en la estrategia de comercialización y valorización. Además, forma parte de la Mesa Técnica de Sacha Inchi.

Otra iniciativa destacable es el Programa Desarrollo Rural Sostenible (PDRS). Se trata de un programa establecido por la GIZ y por otras instituciones peruanas, y promovido por el Ministerio Federal de Coope-ración Económica y Desarrollo de Alemania (PDRS, 2013). Su objetivo es la mejora de los medios de vida de la población rural de Perú “mediante un manejo sostenible de los recursos naturales”, a través del “fortale-cimiento institucional de los gobiernos regionales y brindando asesoría técnica institucional” (PDRS, 2013). San Martín es una de las zonas de interés del programa y, consecuentemente, también lo es la cadena de valor de sacha inchi.

El FIP, Fondo Italo-Peruano, forma parte de la Cooperación Italiana y desarrolló dos proyectos relacio-nados con el sacha inchi: “Mejora de ingresos de pequeños agricultores - hombres y mujeres - jefes de familia de 11 distritos de Rodríguez de Mendoza con la producción de Sacha Inchi”, finalizado en 2010, y “Mejoramiento de la calidad de vida de la población de 3 distritos ubicados en el ámbito del VRAE a través de la instalación y comercialización de los cultivos de Sacha Inchi y cacao” finalizado en 2011 (FIP, 2013).

21 Véase el artículo disponible en http://www.oxfamamerica.org/articles/looking-to-sacha-inchi-for-their-future22 Véase el sitio web: http://www.volint.it/vis/per%C3%B9-il-vis-promuove-lo-sviluppo-sostenibile-del-popolo-achuar

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Los recursos técnicos y económicos que estas instituciones proporcionan, así como la capacidad de intermediación con otras entidades y de resolución de conflictos internos de la cadena, son instrumentos fundamentales para el desarrollo equilibrado de la misma. En San Martín, su acción resultó fundamental para el desarrollo de una cadena de valor, sobre todo por los esfuerzos implementados para organizar a los productores y para estabilizar aún más la producción agrícola.

Estas entidades pueden supervisar los procesos internos de la cadena como la distribución equitativa del valor, el fortalecimiento de los eslabones más débiles y la organización de la oferta. Resulta muy impor-tante el papel que podrían desarrollar en la implementación y registro de marcas colectivas, así como de Denominaciones de Origen o Indicación Geográfica. En ambos casos, se necesitarían entidades para liderar estos procesos en las primeras fases de su desarrollo.

Durante el año 2012, se realizaron muchas actividades relacionadas con el sacha inchi, entre las cuales se destacan los acuerdos comerciales que se establecieron entre productores y empresas, la innovación técnica, la investigación científica (como la redacción del dossier necesario para el Novel Food Europeo) y la organización de productores a través de talleres, reuniones, etc.23

j. INSTITUCIONES NACIONALES: Junto a las demás instituciones internacionales, aquellas peruanas desarrollan una función esencial en

la organización de la cadena proporcionando asistencia técnica en distintas áreas de trabajo como la in-vestigación científica o la comercialización. Algunas de las instituciones nacionales más destacadas son INDECOPI, que se encarga del registro de marcas y evaluación de solicitudes de DO; el MINAG-Ministerio de Agricultura, a través de AGRORURAL (Programa de Desarrollo Productivo Agrario Rural), AGROIDEAS, “en apoyo a la gestión empresarial, asociacionismo y adopción de tecnología para los negocios sostenibles que involucran a pequeños y medianos productores agrarios con el fin de elevar su competitividad y conso-lidar su participación en el mercado” (AGROIDEAS, 2012), SENASA (Servicio Nacional de Sanidad Agraria) y AGROBANCO “palanca para promover la inclusión de productores agropecuarios al sistema financiero” (AGROBANCO, 2013); SIERRA EXPORTADORA, “Organismo Público Ejecutor de la Presidencia del Consejo de Ministros, que contribuye a mejorar el crecimiento económico de la Sierra con inclusión social y producti-va” (SIERRA EXPORTADORA, 2013); PROMPERÚ (Comisión de Promoción del Perú para la Exportación y el Turismo); los Gobiernos Regionales, como por ejemplo GORESAM en el caso del sistema de producción de San Martín.

En la actualidad, el sacha inchi cuenta con una producción fragmentada en todo el territorio nacional: Madre de Dios, Huánuco, Oxapampa, San Martín, Rodríguez de Mendoza, Cuenca del Ucayali (Pucallpa, Contamana y Requena), Putumayo y los alrededores de Iquitos, y Caballococha, que es reconocida por el Comité Técnico Nacional de Sacha Inchi. Este comité está compuesto por 26 unidades (12 empresas, 8 ins-titutos técnicos entre los cuales GIZ, INIA, IIAP, Universidades, Laboratorios y Certificadoras, y 6 entidades del Sector Consumo como Promperú, DIRCETUR, Gobierno Regional San Martín Desarrollo Económico, SENASA, INS, DRASAM) cuyas tareas se explican en las NTP sobre producción y trasformación de sacha inchi, que tienen como objetivo mejorar y armonizar el nivel de calidad de los productos ofertados en el mercado. A medio y largo plazo, el Comité marcó como objetivo la “integración de la cadena de sacha inchi involucrando a otras zonas productoras como Junín, Cusco, Loreto, Piura, Amazonas, San Martín, Ucayali y Madre de Dios”24.

Sin embargo, la principal fuente de producción, trasformación e investigación de este cultivo se encuen-tra en la región de San Martín, donde cuentan con un sistema productivo local organizado.

Respecto a la situación actual del sacha inchi en el territorio nacional, esta se ve afectada por fenóme-nos de ‘regionalismos’, los cuales tienden a crear cierta competencia entre los diferentes territorios. Esta

23 Véase estudio de caso 1 en: Uniendo Personas, Territorios y Productos. Guía para fomentar la calidad vinculada al origen y las indicaciones geográficas sostenibles. FAO, 2010.

24 Véase el siguiente enlace: http://perubiodiverso.pe/assets/Informe-anual-PBD-2012.pdf

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La cadena productiva del sacha inchi

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competitividad podría suponer, en un futuro, un gran obstáculo para este cultivo y su reconocimiento como IG, debido a que se requiere cierta cooperación a nivel nacional entre todos los eslabones de la cadena.

Hasta la fecha, el Comité Técnico de Sacha elaboró y publicó tres Normas Técnicas Peruanas sobre el sacha inchi: NTP 151.400 “Aceite de Sacha Inchi. Requisitos” en 2009, NTP 151.401 “Aceite de Sacha Inchi. Buenas prácticas de manufactura” en 2012 y NTP 151.402 “Sacha Inchi. Buenas prácticas agrícolas para el cultivo” en 2012.

k. CENTROS DE INVESTIGACIÓN Y UNIVERSIDADES: La diversidad de especies existentes, la necesidad de mejora del manejo del cultivo y la búsqueda de una

estabilidad genética para la definición de una calidad estándar, destacan la importancia de estos actores. Su tarea es fundamental para la definición de una calidad específica del sacha inchi. La Universidad Nacio-nal Agraria La Molina (UNALM), fue la primera universidad peruana en interesarse en esta planta a nivel académico, gracias a los esfuerzos del D. Rojas. INIA, IIAP, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) y la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), son algunos ejemplos de institutos de inves-tigación y universidades activos a lo largo de la cadena.

l. PROOVEDORES: La constante evolución de la cadena del sacha inchi hace nacer nuevas empresas proveedoras de insumos,

desde las materias primas agrícolas hasta los envases. En este último caso, hay que subrayar que hasta hace unos años las botellas de vidrio oscuras necesarias para la conservación del aceite se producían en Chile. Sin embargo, en la actualidad existen algunas empresas peruanas que se dedican a la fabricación de estas botellas.

m. DISTRIBUIDORES Y EMPRESAS INTERNACIONALES: Estos actores externos son los principales destinatarios del aceite de sacha inchi. Se trata de interme-

diarios comerciales y empresas trasformadoras y comercializadoras del sector alimentario, cosmético y farmacéutico. Al igual que ocurre en el caso de las empresas nacionales, estos actores pueden ejercer una función comercializadora o de uso del aceite como insumo para otros productos. En los mercados inter-nacionales el aceite de sacha inchi se puede encontrar por 25-30 dólares en formatos de 250 ml, es decir, entre 100 y 120 dólares el litro.

En el sector cosmético, el aceite de sacha inchi es utilizado para la composición de varios productos, los cuales presentan un precio de mercado mucho mayor respecto a otros productos que usan este aceite con fines alimenticios.

2.2 LA CADENA DE VALOR DEL ACEITE DE SACHA INCHI

En la cadena de valor del aceite de Sacha Inchi se pueden distinguir dos sub-cadenas diferentes: una que hace referencia al mercado nacional y otra al internacional. En los Cuadros 16 y 17, se puede apreciar como el precio por unidad en el extranjero, dobla su valor con respecto al precio del mercado nacional.

En relación al mercado nacional, es importante señalar la forma en la que la Grande Distribución Organi-zada (GDO) genera, respecto a los demás eslabones, una mayor proporción de valor añadido, aunque no aporte ninguna trasformación física al producto.

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Sacha Inchi. Investigación sobre las condiciones para el reconocimiento de la Indicación Geográfica en el Perú

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Sin embargo, el valor final en los mercados internacionales incluye también los gastos soportados para su exportación de Perú, el flete y los costos de importación al país de destino.

Cuadro 16. Cadena de valor nacional por 1 litro de aceite de sacha inchi en dólares

(*)El valor añadido ha sido calculado sobre un precio de compra de 26 dólares el litro.*Se tomó como referencia el precio por kilo de semilla mayormente contratado entre empresas y agricultores (2,3 dólares).**Se tomó como referencia el precio medio de venta al por mayor de 1 litro de aceite a granel de un frasco de 250 ml. multiplicado por cuatro.***El precio por litro ha sido calculado multiplicando el precio medio al por menor de un frasco de 250 ml. por cuatro.

Cuadro 17. Cadena de valor internacional de 1 litro de aceite de sacha inchi en dólares

(*)El valor añadido ha sido calculado sobre un precio de compra de 26 dólares el litro.*Se tomó como referencia el precio por kilo de semilla mayormente contratado entre empresas y agricultores (2,3 dólares). **Se tomó como referencia el precio medio de venta al por mayor de 1 litro de aceite a granel.***El precio por litro ha sido calculado multiplicando el precio medio al por menor de un frasco de 250 ml en tiendas online por cuatro.

Actor Precio de venta

CADENA DE VALOR DE 1 LITRO DE ACEITE (DÓLARES)

11,5

13,5

21-26

40

Valor añadido

11,5

2

7,5 - 12,5

14

Cota de par�cipación en laconstrucción del valor

28,8%

5,0%

18,8% - 31,2%

35,0%

Agricultor(5kg. de semillas)*

Acopiador(5kg. de semillas)*

Empresa**

GDO***(*)

Actor Precio de venta

CADENA DE VALOR DE 1 LITRO DE ACEITE (DÓLARES)

11,5

13,5

21

100

Valor añadido

11,5

2

7,5

79

Cota de par�cipación en laconstrucción del valor

11,5%

2,0%

7,5%

79,0%

Agricultor(5kg. de semillas)*

Acopiador(5kg. de semillas)*

Empresa**

DistribuciónInternacional***(*)

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La historia del sacha inchi en el territorio peruano

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3.1 RESEÑA HISTÓRICA SOBRE LOS USOS DEL SACHA INCHI

La Plukenetia volubilis Linneo (perteneciente a la familia de las Euphorbiaceae) no posee una denominación común o ‘vulgar’ que la identifique de forma simultánea en los países donde se produce (Perú, Ecuador, Colom-bia, Bolivia y Brasil). En el caso de Perú, el término más difundido, y en cierto modo generalizado, es el de ‘Sacha Inchi’, derivado de dos palabras quechuas: ‘sacha’ que significa silvestre, bosque, entre otros vocablos, e ‘inchi’, cuyo término hace referencia al maní.

Las primeras referencias sobre sacha inchi en la época pre-inca se circunscriben a algunas alusiones de probables cultivos de esta semilla en la civilización Caral: “[...] es oriunda de la Amazonía del Perú, donde crece en estado silvestre desde hace más de 3000 años [...]. Además en la actualidad se estudia la presencia en la milenaria cultura Caral” (Antúnez de Mayolo, 1981). De confirmarse, el sacha inchi que por sus características edafoclimá-ticas es oriunda de la Amazonía, podría haber sido posteriormente adaptado al litoral por la civilización Caral25. Antúnez de Mayolo (1981) cita al respecto: “[...] un indicador de la facilidad de su aclimatación, lo da el hecho que haya crecido en nuestro jardín en Lima, así como haber soportado el frío del invierno pasado, sin embargo ha sido atacado por insectos que tiene predilección por sus hojas dulces”, lo que fortalece la sospecha de que esta planta podría, en antaño, hallarse también en territorios de costa.

La frecuente cita de huacos fitomórficos moches y chimú26 que representan al fruto del sacha inchi, lleva a considerar la categorización elaborada por Brack y Bringas (2004) sobre la domesticación prehispánica de vegetales y animales: “Cacicazgos Tempranos (a partir del año 1000 d.C.): se comienza a desarrollar sociedades complejas con agricultura intensiva y se tala el bosque en áreas extensas. Se cultivan la yuca, el maíz, los frejo-les, la guaba (Inga spp.) varias palmeras (Astrocaryum, Euterpe, Acrocomia) y muchas especies productoras de semillas”.

Lo mencionado precedentemente permite plantear la existencia de circuitos comerciales (previos a la expansión incaica, a mediados del siglo XV de nuestra era) entre civilizaciones costeñas o del litoral como los chimú con los chachapoyas, los cuales habitan en la ceja de selva o selva alta. Pero no existe información acerca de los waris, cultura de los Andes sureños, que pudieron haber tenido algún contacto con los antepasados de la actual etnia matsiguenga (actual regiones de Puno y Madre de Dios); o los chupaychos (Huánuco) quienes pudieron haber tenido relaciones económicas y culturales con los shipibo-conibo; así como tampoco de los wankas (Junín) que habitaban muy próximos a los actuales descendientes de los asháninkas. Se plantean estas probabilidades dada la cercanía geográfica entre las civilizaciones mencionadas, lo cual implicaría intercambio de productos, actividad muy difundida en la etapa prehispánica. Todo esto se remite al hecho de que las etnias ubicadas en la Amazonía peruana (chachapoyas, matsiguenga, shipibo-conibo, asháninkas) pudieron conocer y usar el sacha inchi.

Es durante la expansión quechua (inca) en plena formación del Tahuantinsuyu, entre 1425 y 1522 d.C. aproximadamente, que se tienen noticias de incursiones en el Antisuyo, como denominaban a la Amazonía. De acuerdo a esto, algunas publicaciones actuales se refieren al sacha inchi como el ‘maní del Antisuyo’27. En el año 1461, durante el reinado de Pachacutec, el príncipe Túpac Yupanqui conquista a los chachapoyas, hecho que les permitió acceder a muchos productos amazónicos, como cita Rostworowski (2004): “Los recursos humanos

3. la historia del sacha inchi en el territorio Peruano

25 El complejo ceremonial de Caral (2500 a 1600 a.C.), ubicado a orillas del río Supe en la región Lima, revela complejidad en el uso del espa-cio dado que sus usuarios y habitantes desarrollaron un programa permanente de remodelación de edificaciones, se le denomina ‘Ciudad Sagrada’ por el papel protagónico en la vida y actividades económicas y políticas del valle de Supe. Makowski, (2004).

26 Los moche se desarrollaron en la costa norte peruana (actuales regiones de La Libertad y Lambayeque) entre los años 200 y 600 d.C., caracterizado como un estado regional, marcado por cambios tecnológicos y la decoración cerámica que plasma con gran realismo la vida y cosmovisión moche. Se cree que los moches desaparecieron a causa de un Fenómeno del Niño de grandes dimensiones que arrasó la costa norte peruana y sur ecuatoriana. Los chimú se desarrollaron en la misma zona que ocuparon los moches, entre los años de 1350 y 1460(d.C.); se caracterizaron como reino o señorío opulento, combatiente y expansivo (ocuparon zonas de las actuales regiones de Tumbes y Cajamarca). Desarrollaron la orfebrería, siendo de muy alta calidad e influyente; fueron conquistados por el Inca Tupac Yupanqui y anexa-dos al naciente Tahuantinsuyo. (Makowski, 2004; Rostworowski, 2006; Del Busto 2006).

27 Memoria de los IX, X, XI Encuentros Nacionales de Productores Ecológicos del Perú. 2004 - 2005 - 2006, (2007)

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Sacha Inchi. Investigación sobre las condiciones para el reconocimiento de la Indicación Geográfica en el Perú

y naturales de la región debieron resultar muy atractivos para los incas. El territorio chachapoya abarcó zonas con acceso a productos del bosque tropical que eran vitales para los incas, tales como la coca, la miel, diferentes plantas medicinales y alucinógenos, la vainilla silvestre, los tintes vegetales, las pieles de animales, la madera y las apreciadas plumas multicolores de las aves tropicales”. Es de imaginar que esta zona permitió a los quechuas el acceso al sacha inchi.

Es importante citar a los quechua-lamistas, emplazados en la actual región de San Martín, parte considera-da como Antisuyo durante el Tahuantinsuyo y los cuales son los productores y consumidores más conocidos en la actualidad. Esta etnia se supone descendiente de los chancas, cultura surandina que se enfrentó a los quechuas y tuvo que huir a dicha zona debido al avance incaico.

Carhuapoma (2009), plantea una sugerente hipótesis donde explica que la forma de estrella del fruto del sacha inchi podría haber inspirado en el diseño de una de las armas ofensivas incaicas: “se pueden encontrar regis-tros de su origen peruano en las culturas preincas nororientales, mediante representaciones de su fruto en huacos, y en las armas de guerra de la misma cultura Inca, como la ‘macana’ o el ‘mazo’. El Gran Pachacutec, transforma-dor del antiguo mundo andino, está armado de un mazo cuya cabeza tiene la forma del fruto de sacha inchi”.

La llegada de los españoles en el siglo XVI y el período de conquista de Latino América no ofrece ninguna información acerca del sacha inchi. No obstante, la multitud de exploraciones llevadas a cabo en la Amazonía en los siglos XVI y XVII28, permitieron el descubrimiento de muchas plantas y árboles nativos (cacao, tabaco, yuca, achiote, entre otros), el sacha inchi no despertó el interés de los exploradores y misioneros católicos, que fueron los mayores investigadores de la época. De todas maneras, es probable que muestras de esta euforbiácea fueran enviadas a Europa para su estudio y clasificación, obteniendo su nombre científico en el siglo XVIII como Pluke-netia volubilis Linneo.

Dicho nombre le fue otorgado por el sueco Carl von Linné en la segunda edición de su obra Species Plan-tarum en 1763:

“PLUKENETIA. volubili. Plukenetia scandens, hederae foliis ferratis, fructu tetrágono. Plum. gen. 47. ic. 226. Sajor volubilis, fructibus corniculatis. Rumph. amb. I. p. 194. t. 79. / 2. Habitat in Indiis. Caulis volubilis. Folia cordata, ferrata acuta petiolis laxis. Racemi compositi e flosculis Masculis numerosis;

infimis Femineis paucis. Fructus similis Evonymo margaritifera Pluk. phyt. I76 f. 4. (qui mihi numquam excre-vit), sed tetracoccus”.

Traducción:

“PLUKENETIA. volubili.Plukenetia trepadora, yedra de hoja herrada, fruto tetrágono. Plum. gen. 47. ic. 226.Sajor voluble, fruto de puntas anchas. Rumph. amb. I. p. 194. t. 79. / 2.Habita en las Indias.

Cavidades volubles. Folia acorazonada, herrada peciolo afilado y amplio. Ramas compuestas y flores Mas-culinas numerosas; Femeninos mínimos. Fruto parecido al Evónimo como margarita silvestre Pluk. phyt. I76 f. 4. (lo que puede crecer interiormente), más bien tetracoccus”

En el año 1780 se edita nuevamente la obra de Linné, con el nombre de Systema Plantarum (Editio No-vissima), donde en referencia a la descripción de Plukenetia Volubilis L. se adiciona el concepto de “supra albus angulis bierrucosis” (ángulo superior blanco verrugoso).

De acuerdo a Antúnez de Mayolo (1981), MacBride hace alusión a los botánicos españoles Hipólito Ruíz y José Pavón, quienes habrían clasificado al sacha inchi “[...] designándola como P. peruviana”, aunque no le adju-

28 Se revisó: Cobo, B., (1964). Historia de Nuevo Mundo, 1653; Biedma, F. M., (1989). La Conquista Franciscana del Alto Ucayali, 1686; Maroni P., (1988). Noticias auténticas del famoso rio Marañón (1738). Relaciones de los PP. A. de Zárate y J. Magnin (1735 - 1740); Gonzales Agüe-ros, F. P., (1786). De las expediciones practicadas por los religiosos misioneros del Orden de San Francisco del Colegio de Propaganda FIDE de Santa Rosa de Santa María de Ocopa; Sobreviela, F. M.y Unanue, H., (1963). Historia de las misiones de Caxamarquilla y reducción de la Manoa, 1790; Izaguirre, P. Fr. B., (2007). Historia de las Misiones Franciscanas en el Perú, 1922.

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dican tal nombre en ninguno de sus libros Flora Peruviana et Chilensis (1798) y Relación Histórica del Viage a los Reynos del Perú y Chile29. Concretamente, dicha nomenclatura es atribuible al botánico suizo Johannes Müller Ar-goviensis: “[...] así como el recibir también la designación de P. peruviana Muell. Arg.” (Atúnez de Mayolo, 1981).

Otro nombre usado para definir al sacha inchi es ‘Sajor baguala’, tal como describe el naturalista holandés Georg Everhard Rumphius, en su obra póstuma Herbarium Amboinense (1741) que se enfoca en la flora de la isla indonesia de Amboinia, cuyo espacio geográfico tropical se asemeja a la Amazonía.

“In Rumphii Auctuario Utta - Pela seu Sajor Baguala ocurrit. Quae est Sajor volubilis tenuibus flagellis arbores amplectens, quaeque in breves laterales dividitur ramos,

qui iterum in minores quasi pedunculus excrescunt. Folia simplicia longiusculis insident petiolis, Paria-Laut seu Urticae foliis similia, sed auriculata ad inferiorem eorum partem, porro ad oras instar Urticaeferrata, tres pollices longa, duos autem lata, tenuia, fláccida, oblisquisque costis ab inferiore parte donata, gravis odoris fere instar Sambuci, saporis vero dulcis.

Flores ex parvis componuntur racemis, in quibus nil nisi parva viridia apparent capitula, quae sefe aperiunt in quatuor acumina, inque eorum centro alterum parvum conspicitur capitulum, luteis punctis vestitum, atque ex quatour hisce acuminibus fructus videtur excrescere, qui refert stellam quatuor radios emittentem, uti Anifum stellatum Sinensium ex fex compositum eft radiis. Unum quodque vero segmentum magnitu-dinem habet feminis Ricini cum acumine tenuissimo, atque hi fructus maturi cum crepitu instar fructuum Ricini dehiscunt, per certas futuras divisi, feminaque profiliunt ex rotundo plana feu Lentiforma oris acutis, quidam vero fructus in tria tantum dividuntur segmenta.

In Baguale Regione crescit, inique nota est nomine Utta-Pela, Utta-Tela, vel Utta-Tila: A nostratibus in hortis plantatur & Sajor-Maccou vocatur. In silvis reperitur iis in locis, qui depurantur ad hortos construendos; Cir-ca aede auterri, uti dictum est, plantatur, quum ejus folia gratum ac delicatum praebeant olus cum Calappi lympha coctum.”

Traducción:

“In Rumphii Auctuario Utta - Pela seu Sajor Baguala ocurrit. El Sajor volubilis es un árbol de brote delgado rodeado de modo lateral con ramas divididas, cuyos pedún-

culos vuelven a crecer. Hoja simple asentada en el peciolo, hoja parecida a la Ortiga pero de tallo menor, puerro que hace referencia a las hojas de la Ortiga, de tres pulgadas de largo, y dos de ancho, delgado, flácido, costado oblicuo del lado inferior, olor muy fuerte parecido al Sambuci, pero de gusto verdadera-mente dulce.

Pequeñas flores compuestas en las ramas, que con esfuerzo aparecen vigorosamente, se abre en cuatro puntas, poseyendo una semilla dentro, cubierto de una especie de arcilla, y se pueden ver crecer el fruto desde las cuatro puntas, haciendo referencia a una estrella de cuatro rayos, como Anifum estrelladas Si-nensium se acomodan en cada rayo. Cada segmento posee Ricino femenino finísimo, y la fruta se aprove-cha quebrándola madura, se van separando progresivamente, quebrada sutilmente es llana Lentiforma y atractiva a la boca, en realidad el fruto se aprovecha muy bien en cada semilla.

Crece en la Región Baguala30, se le denomina indistintamente Utta-Pela, Utta-Tela, vel Utta-Tilapodemos plan-tarlo en un huerto & llamarlo Sajor-Maccou. Localizado en el bosque, puede ser criado en un huerto; Alrededor del hogar, pude ser plantado, las hojas gratamente y suavemente ofrecidas cocidas con Calappi lympha”.

La descripción del Sajor volubile se ajusta a las características del sacha inchi, que puede significar su pre-sencia en el territorio asiático además de ser consumido por la población local, como demuestran los nombres nativos citados por Rumphius, con el prefijo ‘Utta’.

29 Editado por Jaime Jaramillo-Arango en 1952 con el título: Relación Histórica del Viage que hizo a los Reynos del Perú y Chile el Botánico D. Hipólito Ruíz en el año de 1777 hasta el de 1788, en cuya época regreso a Madrid.

30 Distrito de Amboina (Rees, 1819).

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El mismo nombre Sajor se encuentra también en el Dictionnaire Universel de Matière Médicale et de Thé-rapeutique Générale (Tome Cinquième). (1863):

“PLUKENETIA VOLUBILIS, L. Arbrisseau sarmenteux de l’Inde, où il se nomme Sajor Baguala (Rumphius, Amb., I, t. 69), et qui appartinent aux Euphorbiacées. De Candolle dit qu’il fournit du caoutchouc (Essai, 263). Dans l’Inde on le plante autor des maisons, parce que l’on prépare, avec ses feuilles cuites dans le lait de coco, une sorte de mêts agréable et delicat. Ce génre est dédié à Léonard Plukenet, botaniste anglais, auteur de l´Almagesta, etc.”

Traducción:

“PLUKENETIA VOLUBILIS, L. Arbusto sarmentoso de las Indias, dónde se nombra Sajor Baguala (Rumphius, Amb., I, t. 69), y pertenece a las Euforbiáceas. De Candolle dícese que se abastece del caucho (Essai, 263). En las Indias lo plantan en las casas, porque se prepara, con sus hojas fermentadas en leche de coco, un tipo de plato agradable y delicado.”

De acuerdo a la obra mencionada arriba, el Sajor Baguala es cultivado en el subcontinente indio donde sus hojas son consumidas con leche de coco.

Asimismo, la misma definición se encuentra en la obra Outlines of Botany del botánico y zoólogo británico Burnett (1835) “Plukenetia volubilis, the Sajor baguala of Rheede, is another of the less virulent Euphorbiaceae. In India the plant is cultived as an succulent vegetable, and its leaves, boiled in cocoa-milk, are said to form a delicate and agreeable food. According to De Candolle its sap affords caoutchouc. In Amboyna the leaves of P. corniculata are eaten as otherbs”; cuya traducción: “Plukenetia volubilis, la Sajor baguala de Rheede, es otra Euphorbiaceae menos virulenta. En India la planta es cultivada como un vegetal suculento, y sus hojas son hervidas con leche de cacao, se dice que forma un alimento agradable y delicado. De acuerdo a De Candolle su savia permite hacer caucho. En Amboyna las hojas de P. corniculata son comidas como hierba”.

De acuerdo a esta definición, el mismo Burnett (1835), Rees (1819)31, y la Wernerian Natural History Society (1923)32 afirman que esta planta fue confundida por la especie P. volubilis L., mientras que en la actualidad es reconocida como P. Curniculata.

En 1892, el Dictionnaire de Botanique del botánico francés Henri-Ernest Baillon alude nuevamente al Sajor baguala, citando solamente su sinonimia:

“SAJOR BAGUALA (RUMPH.). Le Plukenetia volubilis L. SAJORE. Nom. Français (LAMK) des Plukenetia L. SAJORIUM (endl., Gen., Suppl., III, 98). Synm de Plukenetia L.”

Atúnez de Mayolo (1981) cita otros nombres: “[...] el género Plukenetia L. [...] antaño recibió las designacio-nes de Accia, Anabena, Botryanthe, Caratococcus, Fragariopsis, Hedrasostylos, Pluknetia, Pterococcus, Sajorium y Vigia”.

En el Perú de los siglos XVIII y XIX, llama la atención que el sacha inchi no haya tenido repercusión alguna en naturalistas y médicos como Antonio Raimondi e Hipólito Unanue, o en exploradores como Balthasar Martínez de Compagnon, quien sondeó el litoral, los andes y la ceja de selva norperuana33.

En el siglo XX, el botánico alemán Augusto Weberbauer también realizó investigaciones en el territorio peruano y publicó en 1911 la obra Die Pflanzenwelt des peruanischen Anden in ihren Grundzügen Dargestellt34, ampliándose y traduciéndose en 1945 como: El Mundo Vegetal de los Andes Peruano, sin hacer ninguna referen-cia al sacha inchi.

31 The Cyclopædia:Or, Universal Dictionary of Arts, Sciences, and Literature, Volume 27.32 Memoirs of the Wernerian Natural History Society, Volume 5, Part 2.33 Se revisó: Sobreviela, F. M. y Unanue H. Historia de las misiones de Caxamarquilla y reducción de la Manoa (1963), 1790. Raimondi A. El Perú, 1965. Raimondi A. 50 Láminas de iconografía vegetal, 1955. Martinez De Compañon B. Trujillo del Perú, 1991.34 En su traducción al castellano: La flora de los Andes peruanos en sus rasgos fundamentales.

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La historia del sacha inchi en el territorio peruano

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Según Antúnez de Mayolo (1981), a principios del siglo XX se hallaron otras especies de Plukenetia volubilis L.:

“Por las referencias de MacBride, su hábitat parecería ser el neotrópico peruano, en los departamentos de San Martín, Loreto y Huánuco, quién además categóricamente asigna a tal especie como la única propia del Perú, empero en los tratados se enuncia la existencia de otras especies tales como P. brachybotrya [...], la P. loretensis [...] y la P. macrostyla [...]. En Bolivia se registra la P. buchtienii [...], así como la P. polyademia [...]. Para Brasil se anotan además la P. sinnata [...] y la P. tomnoides [...], esta última como sinónimo de la P. occidentalis [...]. La P. chaponensis [...] es ubicada en Colombia, así como el Eleuthorestima lehmanianum como sinónimo de Plukenetia. Las Guayanas (sic) son además el hábitat del P. intergrifolia [...], así como se señala a la P. verrucosa [...] que se considera como sinónimo de la P. volubilis. Se encuentra en Venezuela la P. penninervis [...]”.

En 1931, el naturalista peruano Fortunato Herrera publicó su Catálogo alfabético de los nombres vulga-res y científico de las plantas que existen en el Perú, donde cita el primer nombre nativo o vernáculo que se tiene del sacha inchi:

“SACHA YUCHI (Will.).- Plukenetia volubilis L. / N.E. del Perú / Euphorbiaceae SACHA YUCHIQUI (Will.).- Plukenetia volubilis L. / N.E. del Perú / Euphorbiaceae”

Francis MacBride también citó este nombre “[...] sin reportar el uso de la Plukenetia volubilis como alimen-ticia, cita los nombres vulgares de ‘sacha yuchiqui’ y ‘sacha yuchi’ reportados por Wiliams (1936:561)” (Atúnez de Mayolo, 1981). También hace una descripción de la Plukenetia Volubilis L. y, cita los lugares donde esta se cultiva, aportando el nombre de ‘amui-o’, en su Flora of Peru. Vol. XIII:

“Plukenetia volubilis L. Sp. Pl. 1192.1753; 14. P. peruviana M. Arg. Linnaea 34: 157. 1865.

Younger parts puberulent or pubescent, finally glabrate; petioles 2-6 cm. long; leaves ovate, basally broadly cordate, abruptly cuspidate, 7-13 cm. long, 5-10.5 cm. wide, reddish biglandular above at insertion of pe-tiole, not beneath, crenulate or dentate (sometimes very minutely), membranous, puberulent on the nerves; racemes several to 9 cm. long with 1 female flower on pedicel 5 mm. long at base, lower male bracts 6-12-flowered, upper about 5-flowered, the slender pedicels to 3 mm. long; stamens 20-24; female sepals acute, 1.5 mm. long, glabrous as ovary with slender style column 18-25 mm. long; capsules 3.5 cm. wide, 18 mm. high, the 4 cocci dorsally carinate-winged, the lentiform corrugately veined seeds 15 mm. broad.-Illustrated, Pax, 1.c. (flowers in part and capsule). F.M. Neg. 7111 (P. peruviana).

San Martín: San Roque, Williams 7731 (det. Mansfeld). Juanjuí, Klug 3845; 3901 (det. Standley).-Loreto: Mishuyacu, Klug 634; Killip & Smith 29927 (det. Mansfeld). Iquitos, Williams 8123 (det. Mansfeld). Florida Klug 2056 (det. Standley). Near Mazán, Mexia 6470 (det. Standley). Yurimaguas, Poepping 2210. Without locality, Ruiz & Pavón (type, P. peruviana). Bolivia; West Indies. ‘Sacha Yuchiqui’, ‘sacha yuchi’ (both Wi-lliams), ‘amui-o’ (Klug, Huitoto)”. (MacBride, 1951).

Traducción:

“Plukenetia volubilis L. Sp. Pl. 1192.1753; 14. P. peruviana M. Arg. Linnaea 34: 157. 1865.

Partes más jóvenes puberulentes o pubescentes, finalmente glabro; peciolos de 2-6 cm. largo; hojas ovoi-des, ámlia en la cordata, bruscamente en la cúspide, 7-13 cm. largo, 5-10.5 cm. ancho, inserción biglandular rojizo por encima del peciolo, no por debajo, crenulado o dentado (minuciosamente), membranoso, puberu-lento sobre los nervios; varios ramas de 9 cm. largo con 1 flor femenina sobre pedúnculo de 5 mm. de largo en la base, brácteas bajas masculina 6-12 florecidos, superior a 5 florecidas, los pedúnculos delgados a 3 mm. de largo; estambres 20-24; acento agudo de sépalos femenino, 1.5 mm. de largo, glabro como ovario con columna de estilo delgado de 18-25 mm. de largo; capsulas 3.5 cm. ancho, 18 mm. alto, 4 cocci dorsal-mente carinatelados, el semillas venosas lentiformas verrugosas15 mm. amplios.-Ilustrado, Pax, 1.c. (flores en parte y cápsula). F.M. Neg. 7111 (P. peruviana).

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San Martín: San Roque, Williams 7731 (det. Mansfeld). Juanjuí, Klug 3845; 3901 (det. Standley).-Loreto: Mishuyacu, Klug 634; Killip & Smith 29927 (det. Mansfeld). Iquitos, Williams 8123 (det. Mansfeld). Florida Klug 2056 (det. Standley). Cerca a Mazán, Mexia 6470 (det. Standley). Yurimaguas, Poepping 2210. Sin localizar, Ruiz & Pavón (type, P. peruviana). Bolivia; Indias Occidentales. ‘Sacha Yuchiqui’, ‘sacha yuchi’ (ambas Williams), ‘amui-o’ (Klug, Huitoto).”

MacBride no cita a la Plukenetia volubilis L. bajo el término ‘sacha inchi’, lo que podría reafirmar que este es un nombre moderno o adaptado en estos últimos 35 años. La obra de MacBride Flora of Peru, data de 1951, y es el primer documento encontrado en el que se usa dicho término:

“Sacha Inchi: Alimento Desconocido Hace unos años indagábamos entre los nativos de Tarapoto, por plantas silvestres que utilizan en su ali-

mentación, y entre muchas que dimos a conocer en nuestra lista de ‘Plantas alimenticias en el Perú’, encon-tramos el sacha inchic, que los nativos consumían. Por el nombre intuimos tratarse de un producto de gran valor nutricional ya que había merecidos ser calificado por el tenólogo (sic) quechua como ‘maní silvestre’. Buscando información sobre tal planta el Ing. Lescano, Jefe de la Estación Experimental de Tarapoto, nos manifestó que hacía tiempo había enviado al Ministerio de Agricultura semillas para su análisis químico, pero que nunca se le había hecho saber los resultados, reiteradamente solicitados”.35

Es a partir de mediados del siglo XX que se tienen los primeros estudios sobre el uso y las propiedades del sacha inchi. Antúnez de Mayolo es el impulsor, marcando un hito con su obra La Nutrición en el Antiguo Perú (1981). En su trabajo menciona el nombre ‘sacha inchic’, describiendo el lugar y las modalidades de consumo del mismo, incluyendo también la citación del botanista Soukup que en 1970 identificó el uso de la planta: “[...] en un viaje (1976) de recuperación de plantas silvestres endémicas alimenticias (Antúnez 1978b), hallamos en la provincia de San Martín (Perú), unas semillas denominadas ahí ‘sacha inchic’, ‘maní del monte’ y/o ‘maní silvestre’ que eran consumidas tostadas como ‘maní’ (Arachis hipogea L., Leguminosae), o hervidas como si fuera ‘mote’ (Antúnez 1978c) o descascaradas, eran utilizadas cual grasa en la preparación de las viandas. Anteriormente Soukup (1970:286) había identificado al ‘sacha inchic’ y registrado tan solo la ingesta de sus hojas crudas o cocidas. La muestra recogida fue identificada por Soukup (1980: cpi), como Plukenetia volubilis L., Euphorbiaceae [...]”.

Refiriéndose a los nombres nativos, Antúnez de Mayolo (1981) cita a MacBride y a Klug “[...] que halló la designación de ‘amui-o’ entre las tribus huitotos”. El autor reconoce la novedad de estos nombres e indica el tér-mino amui-o como el más adecuado: “[...] de acuerdo a las prácticas de nomenclatura en el mundo científico, a esta planta deberíamos denominar en lo sucesivo como ‘amui-o’, tanto por corresponder a la designación que le otorgaron los descubridores de sus propiedades, como porque la designación de ‘sacha inchic’ o ‘sacha yuchiqui’ son nombres recientes impuestos por los quechuas [...]”, de los cuales, con mucha probabilidad, procede el actual nombre de sacha inchi.

En su artículo Un Nuevo Aporte de la ‘Omagua’ a la Economía Nacional (1978), Antúnez de Mayolo descri-be el descubrimiento del sacha inchi durante su viaje a San Martín, subrayando el conocimiento indígena acerca de esta planta, su uso y sus propiedades: “[...] hace unos años indagábamos entre los nativos de Tarapoto, por plantas silvestres que utilizan en su alimentación, y entre muchas que dimos a conocer en nuestra lista de ‘Plantas alimenticias en el Perú’, encontramos el sacha inchic, que los nativos consumían. Por el nombre intuimos tratar-se de un producto de gran valor nutricional ya que había merecidos ser calificado por el tenólogo (sic) quechua como ‘maní silvestre’. Buscando información sobre tal planta el Ing. Lescano, Jefe de la Estación Experimental de Tarapoto, nos manifestó que hacía tiempo había enviado al Ministerio de Agricultura semillas para su análisis quí-mico, pero que nunca se le había hecho saber los resultados, reiteradamente solicitados. No nos llama la atención tal acaecer, ya que decenas de alimentos silvestres que según los lugareños poseían gran poder nutricional, los entregamos a dos laboratorios oficiales, para que efectuaran sus análisis [...]. Es de felicitar el interés que pusiera el Ing. Lescano, en hacer cultivar el sacha inchic, de cuya última cosecha en noviembre último nos hizo llegar las semilla que analizadas gentilmente por P. Duclos, arrojan resultados sorprendentes, y demuestran una vez más la sabiduría del vilipendiado tecnólogo quechua”.

35 Citado en Un Nuevo Aporte de la ‘Omagua’ a la Economía Nacional. En el diario La Prensa del 26 de Diciembre de 1978, pág. 10

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Asimismo, en dicha obra se reportan los resultados del análisis efectuado a las semillas de Plukenetia Vo-lubilis L., destacando su potencial alimenticio: “[...] la semilla del sacha inchic está compuesta de un 32.5% de cáscara fácilmente separable; lo restante contiene un 5% de humedad y 62.5% de almendra. De la almendra el 47.5 es aceite. El 31.1% del peso total de la semilla es aceite. Es decir, se trata de una semilla oleaginosa de muy alta calidad que se presta para la extracción de aceite y que puede ser procesada en speller sin necesidad de sol-ventes químicos y sin procesos previos. Es decir competir con la palmera aceitera y con el tarwi, maní y soya en la producción de aceite. Empero, el mejor empleo de su pasta residual requiere de un previo descascarado. [...] las características del aceite la tipifican como secante, el podría ser utilizado en la alimentación humana mediante un proceso de hidrogenación que lo hiciera estable. Sin embargo, mayor ventaja se podrá obtener al utilizarla en reemplazo de otros aceites secantes, especialmente del aceite de linaza, cuya cuantiosa importación hace más ricos a los agricultores extranjeros y más pobres a todos los peruanos. Además su pasta constituirá un excelente concentrado proteico, ya que el análisis de su almendra desgrasada arroja un 68.4% de proteínas (base seca). El cultivo de esta planta permitirá hacer un mejor uso de nuestra Omagua y Rupa-Rupa (80-700 msnm) de la Amazonía sembrándolo asociado a otras plantas como lo hace el más ignorante de los selvícolas (sic)”. Con esta citación, se destaca el conocimiento de las comunidades indígenas acerca del sacha inchi. Al mismo tiempo, se señala la dificultad encontrada por los conocimientos indígenas para integrarse en la sociedad peruana, debido principalmente a su idiosincrasia y a los obstáculos impuestos por las propias instituciones nacionales.

Precedentemente, el Centro de Investigaciones para el Desarrollo Rural de la Amazonía Peruana (CIDRAP) explicó cómo el consumo y uso doméstico del sacha inchi entre los nativos amazónicos era relativamente exten-so: “Los ancianos Mayorunas, Chayahuitas, Campas, Huitotas, Shipibos, Yaguas, Boras Ashaninkas, mezclan el aceite de sacha inchi con harina de esta misma almendra y preparan una crema especial para revitalizar la piel cutánea (CIDRAP 1983). Los indígenas Secoyas, Candoshis, Amueshas, Cashibos Dapahuanas y Boras consumen nueces tostadas de sacha inchi para recuperar fuerzas y como reconstituyente para el trabajo y con el aceite frotan sus cuerpos para curar sus dolores musculares y reumáticos (CIDRAP 1985). Las sociedades indígenas: Sharanahua, Amuesha, Amahuaca, Agauruna, Arabela, Chyahuita (sic), Yagua, Shipibo, Huitoto, Murui, Campa del gran pajonal (sic), Machiguenga, Ashaninka campa, Mayoruna, Quechua de San Martín, Quechua de Tigre, etc., extraen artesanalmente aceite de sacha inchi para uso alimentario y para combustible y también elaboran harina de la ‘torta’, mediante el proceso empírico. Los Yaguas, Coca mas (sic), Shipibos, Chayahuitas consumen hojas tiernas de sacha inchi, en forma de ensaladas como parte de su dieta alimenticia (CIDRAP 1976)”36. Esta cita fue utilizada también para desalentar los tentativos de patente de procesos de transformación de sacha inchi por parte de Francia.37, debido a que se demuestra un conocimiento previo de dichos procesos por parte de las comunidades nativas.

Carhuapoma (2009), cita a Brack y Soukup, los cuales aclaran el uso del sacha inchi: “En las zonas rurales de San Martín, los pobladores utilizan desde mucho años atrás las almendras de sacha inchi en su alimentación, ya sea cocida o tostada en la preparación de diversos platos como inchicapi, ají de sacha inchi, cutacho, mantequilla de sacha inchi, inchi cucho, tamal de sacha inchi, turrón de sacha inchi; las hojas también son comestibles con-juntamente con las semillas, las cuales son consideradas muy nutritivas (Brack, 1999; Soukup, 1987)”. Además, Antúnez de Mayolo (1981) cita: “[...] la grasa animal además fue complementada con la obtenida en semillas oleaginosas ricas en lípidos como el sacha-inchi [...]”.

Respecto al uso medicinal, Carhuapoma (2009) afirma que “en diferentes regiones de la selva peruana, las mujeres nativas siguen empleando la mezcla del aceite de sacha inchi con la harina de esta misma almendra, más aceite de ‘ungurahui’ (Oenocarpus bátava Mart, familia Aracaceae) para la preparación de una crema especial que revitaliza y rejuvenece la piel (Agapito et al., 2004)”.

Al respecto, Vega (2011) también describe su uso medicinal en las comunidades: “[...] las semillas macha-cadas del sacha inchi sirven para preparar una crema especial que revitaliza y rejuvenece la piel, aplicándose bajo la forma de cataplasma o mascarillas (Carhuapoma, 2009). Los nativos secoyas, amueshas, cashibos, capanahuas y boras comen los granos tostados de sacha inchi para recuperar la fuerza y lo usan como un tónico para afrontar los trabajos forzados de sus quehaceres cotidianos. También el aceite combinado con otras plantas, con el cual frotan sus cuerpos para aliviar los dolores reumáticos y musculares. (Carhuapoma, 2009)”.

36 Citado en Cultivo del Sacha Inchi en la Diversificación Cultural. Colegio Nacional Pucharini.37 Véase el apartado 4.1 para más detalles.

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Asimismo dicho aceite presenta otros usos, como el doméstico: “[...] en algunos lugares se obtienen aceites en forma artesanal para la alimentación y combustibles de iluminación”.38

De acuerdo al IIAP (2009), que cita a Carhuapoma, según el cual son muchas las etnias que hacen uso co-mún del sacha inchi: “El mapa ecológico del sacha inchi está, constituido por pequeñas parcelas en los territorios de los grupos indígenas mayoruna, campa nomatsiguenga, machiguenga, shaninca campa, amarakaeri, orejón chayahuita, campa del Gran Pajonal, cashinahua, huitote maurui, shipibo, ocaina, urarina, bora, capahuana, cashibo, amuesha, candoshi, secoya, yagua, huambisa, Arabela, achual, arahuaca, sharanahua, aguaruna, que-chua de San Martín, piro, ticuna, quechua de Junín y quechua del Pastaza; que están bajo responsabilidad de la mujer indígena”.

La Comisión Nacional contra la Biopiratería cita a la publicación Especies vegetales promisorias de los países del Convenio Andrés Bello (1992), proporcionando otro testimonio de su uso como medicinal o cosmético: “las ancianas mayurunas, chayuhuitas, campas, huitotas, shipibas, yaguas y boras -pueblos indígenas de la amazonia peruana- mezclan el aceite de Plukenetia volubilis con harina de esta misma almendra y preparan una crema especial para revitalizar y rejuvenecer la piel”.39

En la década de los ochenta, empiezan a surgir un gran interés y estudios científicos acerca del sacha inchi, el más conocido es el desarrollado por la Universidad de Cornell en 1980 (Basurto, 2009). A nivel nacional, la Uni-versidad Nacional Agraria La Molina (UNALM) fue la primera institución en realizalizar estudios científicos acerca de este cultivo, y en la actualidad, siguen investigando de manera activa sobre el tema40.

En la década de los noventa, sin embargo los estudios llevados a cabo fueron más puntuales, lo que proba-blemente impulsó iniciativas de producción industrial.

En el año 1994 aparece un documento con los resultados de una investigación llevada a cabo por diversos especialistas “[...] titulado Avances en la caracterización del aceite y proteínas del cultivo de sacha inchi, como alternativa para alimentación humana y animal (Maldonado, 2010)”, en el que se especifica “[...] el contenido de aceite y grasas presentes en el sacha inchi y factibles de consumo por el organismo humano y para su incorpo-ración en la agroindustria”41. Asimismo dos años más tarde, en 1996, Gloria Arévalo publica El Cultivo de Sacha Inchi (Plukenetia volubilis L.) en la Amazonía, el cual apunta a hacer extensivo y alternativo el consumo de esta euforbiácea: “[...] la almendra del cultivo nativo amazónico ‘sacha inch’ o ‘maní del monte’ (Plukenetia volubilis L.) constituye una valiosa alternativa, para dar solución a la conocida deficiencia de proteínas de la alimentación humana, que afecta principalmente a la niñez [...]. El valor de este cultivo nativo, no solamente radica en sus as-pectos alimenticio, cultural e histórico, sino en su rentabilidad económica [...]”.

3.2 LA VISIÓN DE LOS ACTORES EN EL RECONOCIMIENTO DEL SACHA INCHI COMO IG

Durante el proyecto de investigación precedente a la elaboración de este documento, se realizaron entre-vistas a los actores involucrados en la cadena, lo que permitió conocer la visión de los mismos acerca del cultivo y de sus productos derivados, así como del proceso de reconocimiento como Indicación Geográfica de Perú.

Se visitaron los territorios de San Martín (Tarapoto, Lamas, Aviación y Moyobamba), Ucayali (Pucallpa, provincia de Coronel Portillo, distritos de Callería, Yarinacocha y Campo Verde), Junín (La Merced, Pichanaki, Primavera, Pucharini, Satipo, Río Negro, San Martín de Pangoa), Pasco (Oxapampa y Villa Rica) y Lima. En estos lugares se realizaron entrevistas a empresas trasformadoras y comercializadoras, a agricultores de comunidades nativas y a instituciones públicas y privadas con carácter científico y jurídico.

Las entrevistas realizadas al eslabón agrícola permitieron esclarecer el grado de conocimiento que este gru-po posee acerca del cultivo y su uso. Se reveló un total desconocimiento de algunos de ellos sobre el uso de este

38 Ibidem nota 1.39 Caso Cognis France SAS (http://www.biopirateria.gob.pe/caso9.htm) y Caso ‘Greentech SA’ (http://www.biopirateria.gob.pe/caso8.htm)40 Véase el apartado 4.1 para más detalles41 http://www.sidalc.net/cgibin/wxis.exe/?IsisScript=GREYLIT.xis&method=post&formato=2&cantidad=1& expresión=mfn=006940

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recurso, probablemente debido al mestizaje con otras culturas y a la pérdida de información de las tradiciones nativas. En cambio, otros pobladores de las comunidades afirmaron conocer y usar la planta desde hace tiempo.

El presidente de la Asociación de Productores de Sacha Inchi, Allima Muro, afirma que “no fue sembrado hasta hace 6 o 7 años atrás aproximadamente, antes era exclusivamente silvestre y cada casa poseía de diez a trece plantas para el autoabastecimiento. Era consumido en la alimentación convencional de los lamas en platos como ají de sacha inchi, lechona api y camiche (maíz molido con sacha inchi) y no se producía aceite alguno de la semilla”. También parece poseer conocimientos acerca de las propiedades de esta planta ya que afirma que “in-fluía en la neutralización de la gastritis y el colesterol”, y con respecto a su uso histórico manifiesta que “siempre fue conocido con este nombre y consumido desde mucho antes, tres o cuatro generaciones atrás”.

Igualmente, el presidente de la planta de extracción de aceite de Pucharini (Junín), descendente Asháninka, afirma: “mi abuelo me decía que no debía comerlo sin tostarlo, ya que daba sueño y dolores de cabeza”, lo que señala un uso y conocimiento de las generaciones pasadas42.

Una mujer descendiente de la etnía cocama, de la provincia de Coronel Portillo, Ucayali, narra que sus abuelos “tenían enredaderas de sacha inchi (la denomina ‘soga’), usándolas tostadas y molidas para hacer maza-morras con leche o con plátanos raspados y hervidos”. Lamentablemente no recuerda el nombre que le daban.

Otra mujer de Coronel Portillo, descendiente de pobladores Lamas, cuenta que su madre “poseía entre 20 y 30 troncos con enredaderas de sacha inchi”. Usaban las almendras para “consumirlas en mazamorras o turra-dos” (tostados o asados), y extraían el aceite “moliendo las semillas y preparábamos con él tacaco con plátano” (plátano sancochado y aplastado).

Otro poblador de la Comunidad Nativa San Francisco de Yarinacocha (Ucayali), de etnía cashibo-cacataibo, indicó que antes del interés que las empresas locales mostraron en los últimos años, “el sacha inchi no tenía importancia alguna y era consumido como alimento, aunque algunos ancianos lo señalaban como tratamiento contra el colesterol. Era conocido con el mismo nombre y los ancianos obtenían de él el aceite, mediante la cocción y el molido, para aliviar dolores de espalda”, no aduciendo al consumo alimenticio del mismo.

Es también importante destacar como algunos pobladores de las mismas comunidades nativas y otros po-bladores no pertenecientes a estas, afirman que cuando las empresas empezaron a promover su cultivo entre los agricultores “fue la primera vez que conocimos al sacha inchi”, como explica un poblador de la comunidad Santa Clara, descendente de los cashibo-cacataibo. Asimismo, algunos agricultores de Lamas afirman “cultivarlo para venderlo a las empresas locales” y que prefieren “consumir el maní en vez que el sacha inchi”, debido a que este último es un recurso ‘nuevo’ para ellos.

El presidente de la Asociación Inin Raon Tetai Shipibobo, de la misma comunidad nativa de San Francisco de Yarinacocha, afirma que “los shipibos no usaron el sacha inchi y la iniciativa actual de sembrarla es motivada por la posibilidad de venderla a la industria cosmética”.

En general, entre las comunidades nativas y demás productores, resulta poco extendida y conocida la for-ma de consumir el Sacha Inchi como aceite. Es importante señalar que todas las asociaciones de productores han sido constituidas en los últimos años; además, reciben asesoramiento técnico de las empresas y, en muchos casos, les proveen de semillas mejoradas.

Respecto a la posibilidad de reconocer el sacha inchi como Indicación Geográfica a través de la Deno-minación de Origen peruana, la mayoría de los agricultores afirmaron no conocer este instrumento, aunque valoraban otras certificaciones como la ‘orgánica’ y ‘comercio justo’. La Cooperativa Oro Verde de San Martín, que recientemente empezó a sembrar Sacha Inchi (aproximadamente treinta hectáreas), fue el único actor de este eslabón que conocía el tema de la Denominación de Origen en Perú. De esta forma, se destaca una vez más como la organización de pequeños agricultores puede fortalecer el intercambio de información y la conciencia-ción de los actores.

42 Los síntomas descritos hacen referencia al consumo de la semilla en crudo.

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Con respecto a las empresas, se individuaron dos patrones de respuesta. En primer lugar, aquellas ubica-das en San Martín y que forman parte de la Mesa Técnica, las cuales afirmaron “no tener interés e nel proyec-to”, debido a la “redundancia del estudio” y al no poder proporcionar información “que podría ser mal utilizada o distribuida”.

Al contrario, las empresas ubicadas en Lima parecían poseer más interés en el reconocimiento del aceite de sacha inchi como Indicación Geográfica, aunque mencionaron problemas como “la falta de cohesión entre la totalidad de las empresas” y la falta de confianza entre las mismas empresas y los productores agrícolas.

Al hablar de Indicación Geográfica y Denominación de Origen de Perú y abarcando más de una región productora, surgen dificultades como los ‘regionalismos’, sobre todo por parte de las empresas sanmartinienses. Incluso un funcionario del Gobierno Regional de San Martín afirma que “la región de San Martín es la que más se esforzó para valorizar este cultivo y es el principal productor nacional. Por ende debería ser éste el territorio de la Indicación Geográfica”. Es evidente como este tipo de posiciones excluyen a los demás territorios productores de sacha inchi y a los actores que se ubican en ellos.

Respecto a la Mesa Técnica, diferentes empresas (también las que forman parte de la misma Mesa) alegan que “muchas veces no funciona correctamente, aunque busque que sus asociados no compitan respecto a mer-cados y proveedores, además de impedir la especulación de los precios de la materia prima. Es una propuesta interesante pero aún demuestra pocos avances”, haciendo de este modo vislumbrar algunos recelos entre los actores de este eslabón.

Es interesante y clarificadora la visión de consultoras legales y sujetos involucrados directamente en el reconocimiento de dos DO Peruanas43. En primer lugar, se destaca la crítica hacia la titularidad del estado sobre las DO otorgadas. Esta afirmación se reitera en el caso de la ‘Chirimoya de Cumbe’, donde el pueblo que le da nombre a este producto (actual titular de la marca colectiva que lleva dicho nombre geográfico) rehusó la oferta de reconocer la Chirimoya que producen como DO, debido a que el titular de dicho reconocimiento sería el es-tado y no el pueblo44.

Tanto los actores territoriales como las consultoras legales están de acuerdo en afirmar que “el estado no apoya económicamente en ninguna fase del trámite de reconocimiento, y tampoco en las sucesivas fases como la promoción de las DO. Los estudios que deben ser llevados a cabo deben probar la existencia de un vínculo entre territorio y producto que se quiere adquiera el estado de Denominación de Origen a través de estudios sobre los recursos naturales (análisis químico-físicos del suelo, agua, etc.), humanos (historia del producto, tradiciones, saberes tácitos, etc.) y reputación (estudios de mercado que prueben que el producto ya puede contar con cierta reputación). Esto es muy costoso”. Además, es importante aclarar que el término ‘reputación’ incluido en la defi-nición de DO no se encuentra, generalmente, relacionado con la misma, como se puede deducir en el Arreglo de Lisboa (art.2) y en el reglamento europeo 510/2006 (art. 2.1, apartado a). Más bien, dicho término es aplicable cuando se habla de Indicaciones Geográficas, como se detalla en el art. 22.1 del ADPIC y en el art. 2.1 apartado b del reglamento europeo 510/200645.

Una vez completados y entregados los estudios requeridos, debe de ser constituido el ‘Consejo Regulador’, es decir, una asociación sin fines de lucro que administre la futura DO y autorice el uso del nombre geográfico. Los trámites son largos y complicados, además, se debe “demostrar la sostenibilidad económica de dicho Consejo a través de flujos de cajas futuros difíciles de demostrar”. Otras dificultades residen en la misma conformación de los Consejos, debido a que existen normas no escritas sobre su composición en términos de productores prima-rios, trasformadores y comercializadores.

“La constitución del consejo regulador es de todos modos fundamental para autorizar el uso de la DO”, explica una de las personas que llevó a cabo el reconocimiento de una de las ocho DO de Perú “pero hasta que este no esté conformado, cualquiera puede pedir autorización al uso simplemente presentando ante INDECOPI la solicitud y los documentos que afirmen que el sujeto está produciendo según el reglamento de producción es-

43 Para un análisis técnico de la legislación sobre Denominaciones de Origen en Perú véase el capítulo 4.44 Véase el caso Chirimoya de Cumbe: el valor de un pueblo, disponible al siguiente enlace: http://www.wipo.int/sme/es/case_studies/chirimoya.htm45 Para un análisis más detallado de estos dos instrumentos véase el capítulo 4.

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tablecido, sin que haya algún control formal continuo a lo largo del tiempo”. Esta afirmación se configura como una amenaza a la reputación del producto, debido a que la ausencia de una entidad que controle la calidad de los lotes producidos puede facilitar comportamientos desleales.

El mismo INDECOPI al hablar sobre la posibilidad de reconocer el sacha inchi como una DO inter-regional, afirmó que el proceso podría resultar muy problemático y alargarse demasiado en el tiempo, desalentando la iniciativa.

De igual forma, una consultora legal definió las DO como “demasiado complicadas”, y sugirió en su lugar el registro de una Marca Colectiva o de Certificación, debido a que estos otros instrumentos son también muy útiles para el reconocimiento de una Indicación Geográfica, pero presentan requisitos menos estrictos que aquellos requeridos por la Denominación de Origen.

Las entrevistas llevadas a cabo esbozan la visión general de los actores que están dentro de la cadena hacia el sacha inchi y de sus productos derivados. La colectividad que lo produce no parece tener un vínculo cultural importante con el cultivo y menos aún con el aceite. No obstante los testimonios lleven a la conclusión de que esta planta fue conocida en la antiguedad, dicho conocimiento parece no haber evolucionado, y por lo tanto se trataría de un ‘hecho cultural’. Asimismo, a lo largo del tiempo no ha sido construida una calidad específica del producto, la cual se forma por la interacción de los factores territoriales, entre los que se destaca el saber-hacer de la colectividad46.

Con respecto al reconocimiento como DO, se han encontrado diferentes dificultades de tipo administra-tivo y burocrático relacionadas tanto con el marco jurídico como con la institución encargada de los trámites. Además, este instrumento tiene entre sus múltiples objetivos aquel de diferenciar los productos agrícolas de los estándares, permitiendo a pequeños productores de zonas marginales competir en los mercados. Es definida como una herramienta que puede fomentar el desarrollo rural a través de la valorización no solo de un producto, sino también del territorio en su conjunto. En este sentido, no parece eficiente obstaculizar el proceso con una barrera económica que pueda desalentar y alejar a los sujetos directos e interesados en este instrumento, como los pobladores de las áreas rurales peruanas. Esta debería ser una herramienta promovida y apoyada por el estado, el cual tendría que contribuir de manera más contundente y activa en el proceso de reconocimiento.

46 Véase el Capítulo 4 para mayores detalles respecto a la incidencia del factor humano en la calidad específica de un producto con Indicación Geográfica

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Requisitos para el reconocimiento del producto como Indicación Geográfica

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Para que un producto sea reconocido como Indicación Geográfica (IG), además de presentar una calidad específica debe demostrar un cierto vínculo con el territorio en el que se produce.

La INAO (2009) define el vínculo como “un conjunto coherente de elementos del territorio que son efectiva-mente movilizados en provecho del anclaje” con el territorio.

Como muchos expertos señalan47, para la IG no es necesario demostrar la existencia de un vínculo estrecho y determinante entre el producto y el territorio de producción, como sí ocurre en el caso de una Denominación de Origen (DO). Más bien “un producto bajo IG debe representar una real especificidad y una calidad atribuible a su origen y no determinada por él” (FAO, 2009). Es pues, un vínculo que puede ser “calificado como más débil” (Champredonde et al, 2012) y procedente de diferentes grados de interacción entre el factor humano y los recur-sos naturales locales. Por este motivo, es importante que la colectividad territorial se identifique con el producto, haciendo de él un rasgo característico de su identidad.

En lo relativo al anclaje territorial y a la tipicidad, cuando se habla del primer concepto se hace referencia a la “propiedad de formar parte de la masa de hechos culturales -incluyendo las actividades productivas- de la comunidad local” (Champredonde M., 2011), mientras que en el caso de la tipicidad, esta es el resultado de la “construcción a lo largo del tiempo de una calidad específica a partir de la interacción de los diversos factores territoriales” (Champredonde et al, FAO 2012). Por lo tanto, por lo que respecta a la Identificación Geográfica, no se trata de productos caracterizados por un anclaje territorial sino por su tipicidad.

En cuanto al concepto de calidad específica mencionado anteriormente, este hace referencia a la definición otorgada por la Guía FAO y SINER-GI 2010, que la define como “un conjunto de características asociadas a un bien [...] reconocidas como aspectos distintivos en comparación con productos estándares”, en la cual, “existe una cierta unicidad” (Champredonde et al, 2012). Esta calidad se conforma por una calidad objetivable definida como aquella que es “medible o abordable desde ciencias como la física, la química y la biología” (Muchnik y Champre-donde, 2010), como por ejemplo la cantidad de ácidos grasos esenciales en el aceite; y una calidad subjetiva, que es aquella que “se relaciona con el rol de los valores simbólicos asociados a la producción, elaboración y consumo del producto” (Champredonde et al, 2012).

Estos factores descritos arriba, otorgan al producto una unicidad que lo rinde irreproducible y que viene definida por una calidad específica construida a través de la interacción con la colectividad territorial, que a su vez confiere al producto una cierta tipicidad. Este sistema de construcción de la calidad hace que los productos vinculados a su origen geográfico puedan gozar de un price premium (premio de precio) por parte de los con-sumidores, en respuesta a unos servicios ofrecidos que reducen la asimetría informativa en el momento de su adquisición y encarnan unos valores intangibles valorizados por el consumidor (Arfini et al, 2010).

A continuación se analiza la situación del aceite de sacha inchi y su potencial reconocimiento como produc-to IG, evaluando los factores determinantes que se describen precedentemente.

4.1 LA TIPICIDAD

El territorio

Como se menciona en la primera parte de este documento, existen muchos artículos científicos que a lo largo de los años han descrito como esta planta se encuentra, en estado silvestre, en varios lugares tropicales, sobre todo de América Latina (Ilustración 1), bajo diferentes especies.

47 Véase la Guide Du Demandeur D’une Appellation D’origine (A.O.C./A.O.P.), FAO 2009; y Orientaciones para la evaluación de solicitudes de registro Indicación Geográfica-Denominación de Origen, FAO 2012.

4. requisitos Para el reconocimiento del Producto como indicación GeoGráfica

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Sacha Inchi. Investigación sobre las condiciones para el reconocimiento de la Indicación Geográfica en el Perú

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Ilustración 2. Distribución del sacha inchi en Latinoamérica

Fuente: Elaborado por el autor

IIustración 3. Distribución del sacha inchi en Perú

Fuente: Elaborado por el autor

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Requisitos para el reconocimiento del producto como Indicación Geográfica

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No se trata, pues, de un recurso endémico específico del territorio peruano. Las condiciones edafoclimá-ticas bajo las que se desarrolla el sacha inchi son similares en un territorio mucho más amplio, y su naturaleza silvestre hace pensar que sea una planta ‘común’ en toda la Selva Amazónica. El intento de dos empresas fran-cesas de patentar el aceite y la producción de cosméticos de sacha inchi48, aceleró la inscripción de esta planta al patrimonio natural de Perú bajo la ley N. 28477 de 200549, subrayando un interés y una voluntad política y pública de protegerlo como recurso propio.

En Ecuador, el MAGAP (Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca) “[...] dictó un seminario sobre ‘Cultivo y Comercialización del Sacha Inchi, vegetal oriundo de la Amazonía”, donde, “[...] explicó que el sacha inchi es un producto que en Perú ha tenido éxito, por lo que con seguridad se adaptará sin problemas al medio nacional, por las características climáticas y la composición del suelo”50. Técnicos agrónomos peruanos con conocimientos del cultivo, fueron llamados a este país para proporcionar asesoramiento técnico y para monito-rear el desarrollo de los cultivos instalados.

En Colombia, a través de un programa televisivo conocido como Caminoalagro, se mostraron instala-ciones del cultivo en este país, montadas gracias a la inversión y asesoramiento técnico de Agroindustrias Amazónicas51. Además, existe un estudio de las Universidades Colombianas del Tolima y Lérida (Castaño et al, 2012), en el cual se aprecia la similitud entre los resultados del sacha inchi cultivado en Colombia y el cultivado en Perú.

En Mayo de 2013, la Resolución N. 1577 de la Comunidad Andina “dispone la inscripción de la Resolución 035/11/AG/SENASA/DSV del Perú en el Registro Subregional de Normas Sanitarias y Fitosanitarias”52, “a través de la cual se establecen requisitos fitosanitarios en la importación de granos de Sacha Inchi de origen y procedencia de Ecuador”53. Este es el resultado más elocuente de la exclusión del eslabón agrícola de la cadena de valor y de las toma de decisiones.

Esta resolución amplía la cuenca de procedencia de la materia prima para la producción de aceite y otros derivados de sacha inchi, insertando, de este modo, a un nuevo competidor en la producción agrícola. Esta podría ser una respuesta a la inestabilidad de la oferta en términos de cantidad y precio, la cual amenazaría la producción agrícola peruana, que se enfrentaría, muy probablemente, a una competencia basada en el precio.

Igualmente, esta podría ser la primera pauta hacia el reconocimiento de una Indicación Geográfica tras-nacional. La dificultad de trazar la historia del producto, la falta de una tradición local de manejo y extracción de aceite, y la distribución del sacha inchi por diferentes países del trópico, plantean demasiadas dudas para un reconocimiento de dicho producto como ‘peruano’. La aceptación de materia prima procedente de un tercer país por parte de las mismas autoridades públicas peruanas, hace surgir la idea de que actualmente no existe intención política para valorizar el producto a nivel nacional a través de su reconocimiento como Geographical Indication (Indicación Geográfica), aunque esté protegido como Patrimonio Natural Peruano.

Sin embargo, esto no excluye la posibilidad de reconocer el aceite como una IG que abarque más de un país. Los países involucrados en su producción agrícola y trasformación industrial hacen parte, directa o como observadores, de la Comunidad Andina, situación que resulta favorable en el caso que se propiciasen iniciativas en ese sentido.

Para este fin, es importante determinar si la incipiente producción agrícola de sacha inchi en otros países procede de semillas mejoradas por los actores peruanos.

48 Ibidem nota 39.49 Véase el siguiente enlace: http://www.wipo.int/wipolex/es/text.jsp?file_id= 202262#LinkTarget_5050 Véase el siguiente enlace: http://www.agricultura.gob.ec/magap-dicto-curso-sobre-cultivo-y-comercializacion-del-sacha-inchi/51 Véase el siguiente enlace: http://www.caminoalagro.com/programas/aceite-sacha-inchi/52 Véase el siguiente enlace: http://faolex.fao.org53 Véase el siguiente enlace: http://intranet. comunidadandina.org/Documentos/Gacetas/Gace2195.pdf

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El saber-hacer local y la colectividad

Las tecnologías de cultivo y de extracción del aceite no proceden de un saber-hacer local o artesanal trans-mitido de generación en generación desde épocas antiguas. Se trata de un proceso industrial que se desarrolló a lo largo de los últimos diez años, desde el momento en el que se descubrieron las propiedades del sacha inchi y de su aceite. La falta de un ‘paragón’ o de un ‘binomio’ artesanal-industrial entre manejos agronómicos o en-tre metodologías de trasformación, fortalece la sospecha de que, incluso en épocas antiguas, el interés hacia el cultivo de sacha inchi no era relevante. Esta escasa o inexistente incidencia del factor humano, hace más difícil la determinación de una tipicidad territorial que normalmente se produce, transcurrido un periodo de tiempo, a través del intercambio de saberes y prácticas tácitas que hacen parte de la colectividad territorial en la cual se produce dicho bien (Champredonde et al, 2012).

La información histórica sobre el sacha inchi, y su uso y consumo en épocas antiguas, es muy escasa y confusa. Hasta la fecha, solo se cuenta con testimonios escritos que aseguran su uso en algunas comunidades nativas de la sel-va peruana, pero no existen pruebas concretas sobre ninguna tradición alimenticia o cultural ligada a esta planta54.

De todos modos, el consumo del sacha inchi y de su aceite solamente constituye un factor de anclaje terri-torial/cultural, es decir, “perteneciente a la masa de hechos culturales”, y no un factor de tipicidad, que significa la “incidencia de prácticas y saberes propio a la cultura de pertenencia” (Champredonde, 2011).

Sin un saber-hacer colectivo o una tradición que haya desarrollado saberes tácitos, los métodos de produc-ción y trasformación son ‘recetas’ fácilmente reproducibles por los territorios limítrofes, lo cual limita la especi-ficidad y tipicidad del producto. Al mismo tiempo, la falta de un anclaje con la colectividad territorial perjudica el círculo virtuoso de la calidad que una IG pone en marcha. La identificación de los actores con el producto es la base sobre la cual se rige el entero proceso de calificación, debido a que serán ellos mismos quienes administra-rán el producto y se beneficiarán de él.

Respecto al proceso de valorización e industrialización del sacha inchi, este no fue impulsado desde la base, es decir, no fue promovido por las comunidades productoras, sino que la iniciativa surgió de las instituciones gubernamentales y de las empresas.

Aunque se puedan apreciar acciones colectivas (como la constitución de la Mesa Técnica de Sacha Inchi en San Martín o el Comité Técnico de Sacha Inchi a nivel nacional), estas nunca se se han caracterizado por la activa participación de su primer eslabón, los productores agrícolas, los cuales no cuentan con fuertes organizaciones que los representen en los momentos de la toma de decisiones y contratación del precio del producto.

Sin embargo, a nivel nacional la cadena no está integrada. Muchas veces las unidades agrícolas se encuen-tran lejos de las unidades productivas, obstaculizando, de esta manera, la formación de sistemas productivos lo-calizados e integrados. A pesar de la activación de procesos productivos en diferentes lugares, es la región de San Martín el centro de producción, decisión e innovación del sacha inchi. Aquí, las empresas parecen tener un buen nivel de cooperación entre ellas a través de la Mesa Técnica, donde junto a otras instituciones (centros de inves-tigación agraria, universidades nacionales, instituciones gubernamentales, instituciones internacionales), inter-cambian información y diseñan las futuras líneas de investigación y estrategia para el cultivo y su trasformación.

La relación entre el sistema productivo de algunas empresas de San Martín y las otras empresas naciona-les, no siempre es buena. En algunas ocasiones, entre ellas predominan fenómenos de competencia en lugar de fenómenos de cooperación e integración.

La ausencia de concienciación acerca del producto y de sus características y potencialidades entre los ac-tores del eslabón agrícola, además de su exclusión en las dinámicas de la toma de decisiones, representan un obstáculo importante para la integración de la cadena. El cumplimiento de esta condición es imprescindible para el establecimiento de objetivos comunes y para el desarrollo de un conocimiento técnico y económico general, útil para concretizar la capacidad de gestión de toda la cadena, la cual deberá administrar la futura IG, no solo bajo el perfil de la calidad, sino también en las fases de comercialización y distribuición del valor.

54 Véase el Capítulo 3 para más detalles sobre su uso histórico.

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Estas circunstancias resultan desalentadoras para la integración de la cadena a nivel nacional, disminuyendo en la mayoría de los casos la competitividad, y ralentizando los procesos de innovación y valorización del producto.

La calidad específica

Aunque todo lo mencionado anteriormente hace referencia a la existencia de una debilidad entre el vínculo producto-territorio, es importante destacar los avances científicos y tecnológicos de los últimos años llevados a cabo por las instituciones peruanas y las empresas privadas.

Perú fue el primer país en domesticar e industrializar este cultivo, a través del desarrollo de algunos estu-dios científicos y poniendo en marcha un proceso de comercialización y valorización de carácter internacional. Es, hasta la fecha, el único país que puede contar con un volumen de exportación significativo y con un constante crecimiento, tanto de cantidad como de valor. Esto significa que existe un reconocimiento por parte del mercado (consumidor) sobre su calidad específica, que diferencia el producto frente a otros similares, permitiéndole cons-truir una reputación positiva.

Pero el principal problema reside en que la tecnología utilizada para su cultivo y su transformación es fácil-mente transferible y reproducible, al no tratarse de un producto artesanal que no cuenta con un saber-hacer local arraigado y tácito, sino que se trata más bien de un producto ‘nuevo’.

En este punto, es importante volver a subrayar la existencia de diferentes especies de sacha inchi, cuyas ca-racterísticas son todavía desconocidas; como ocurre en el caso de la P. huayllabambana, la cual podría presentar cualidades iguales o cualitativamente superiores a la especie P. volubilis L. Es por ello que deberían ser estudiadas con más detenimiento, con el fin de determinar las diferencias existentes y su inclusión-exclusión en los procesos de trasformación y en la construcción de la calidad.

No obstante el producto cuente con cierta reputación internacional vinculada a una calidad objetiva y sub-jetiva específica en relación a otros aceites competidores, no están aún definidas las características de los aceites procedentes de los diferentes territorios peruanos. Dada la variabilidad de los factores ambientales y la variedad de ecotipos de sacha inchi existentes, no se puede excluir la posibilidad de que haya diferencias entre ellos.

Los avances científicos en el mejoramiento genético permitirán, entre 2015 y 2016, el uso de una variedad certificada, que será la primera en el mundo. Esto podría facilitar la obtención de una tipicidad territorial, ya que “el grado de especificidad y vinculación de los recursos locales es una medida de la tipicidad” (FAO, 2010). El me-joramiento genético forma parte del patrimonio colectivo, representa un saber-hacer local que interactúa con el medio geográfico, representando la “incidencia del factor humano como origen de la tipicidad” (Champredonde et al, 2012). Este hecho supondría un importante fortalecimiento del vínculo producto-territorio. Como indica la Guía FAO SINER-GI (2010): “[...] los recursos genéticos son otro tipo de recurso local específico. Variedades de plantas o razas de animales locales pueden adaptarse a un determinado entorno a lo largo del tiempo y suelen ser la fuente de las calidades específicas que se encuentran en los productos agrícolas y alimenticios”. El mejora-miento genético conlleva la creación de variedades aptas para desarrollarse en un territorio específico. Compren-de, de este modo, una cierta variabilidad interna, pero definiendo la existencia de “características identificables comunes a la producción de un determinado territorio”.

Dichas características llevan a la identificación de un ‘aire de familia’, otorgándoles a los productos aquella especificidad y unicidad que los rinden típicos (Champredonde et al, 2012).

Asimismo, es importante que la nueva variedad no debilite la variabilidad genética de los ecotipos que se hallan en el territorio, produciendo así una estandarización que podría llevar a la pérdida de la tipicidad buscada. El mejoramiento genético debería implementarse en cada uno de los territorios de producción, para no perder la variabilidad genética y poder producir variedades aptas a cada ambiente, respetando siempre sus características. De esta manera, se conservaría una variabilidad interna y se desarrollaría el ‘aire de familia’ en relación con la calidad mencionado anteriormente.

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En el caso del aceite de sacha inchi procedente de la especie P. volubilis L., se estaría frente a un producto que aún no se caracteriza por tener una tipicidad territorial. Esta es definida por Casabianca y otros (2006) como “la conjugación de múltiples propiedades: la propiedad de pertenecer a un tipo basado sobre saberes y la propie-dad de ser distinguido de productos similares”. Sin embargo, es un producto que cuenta con unas características específicas que lo distinguen de otros aceites competidores, como por ejemplo los aceite de pescado y de linaza. No obstante, son escasas las diferencias que se presentan cuando la materia prima para su elaboración procede de diversos lugares fuera del territorio peruano, como Ecuador o Colombia.

La falta de estudios científicos comparativos entre especies halladas en diferentes lugares tropicales, hace difícil la comparación de las cualidades del producto y de sus diferencias, impidiendo evaluar cuáles son los fac-tores ambientales que inciden sobre la calidad y las cualidades de las semillas de sacha inchi y del aceite que le es extraído, impidiendo la definición de calidad específica intra-territorios y obstaculizando el camino hacia una tipicidad territorial.

Por lo tanto, los interrogantes que se plantean son varios y determinantes. En primer lugar, es necesario aclarar cuáles son las características específicas intra-especie e intra-territorios de producción; además, es funda-mental conocer el vínculo que este recurso tiene con el territorio a través de estudios históricos y antropológicos puntuales y profundizados; finalmente, se debería determinar si la producción incipiente fuera de Perú procede de semillas que han sido mejoradas a lo largo de los años en este mismo territorio.

Estas consideraciones representan un fiel reflejo de la situación del sacha inchi como producto vinculado al origen, es decir, una situación todavía en dilucidación, caracterizada por el fortalecimiento de su vínculo con el territorio peruano y en búsqueda de una definición clara de su calidad específica y de su tipicidad.

El territorio, en su conjunto, está determinado por el ser humano a través de las acciones que este desarro-lla a lo largo del tiempo con el fin de adaptar sus métodos de producción y necesidades a su entorno, basándose siempre en el patrimonio cultural y científico. Por este motivo, los recursos territoriales y el producto pertenecen a la colectividad (Vandecandelare et al, FAO 2010).

Es fundamental el papel que podrían llegar a desempeñar las ONGs y determinadas organizaciones inter-nacionales y nacionales (FAO, IICA, OMS, Perúbiodiverso, etc.) en la labor de sensibilizar a la colectividad sobre la importancia de este producto como un alimento a incluir en las dietas alimenticias locales y como producto identi-tario, construyendo una unión entre las personas y los productos locales. La participación activa de la colectividad es fundamental para su inclusión en los procesos de decisión y para una distribución equitativa del valor creado.

Gráfico 3. Los elementos de la tipicidad

Fuente: Champredonde, 2010. Elaborado por el autor.

Tipicidad:“[...]significa que el producto no solo es específico, sino que también es único gracias a la combinación de

factores humanos y naturales de producción vinculados al territorio, [...]

no pueden producirse en otra parte” (Vandecandelaire et al, FAO 2010).En

construcción.

Calidad Específica:En construcción (mejoramiento

gené�co)

Cultura:Débil. Falta de

tradición produc�va y de un saber-hacer

tácito

Territorio:En construcción. Ala espera de definir una especificidad)

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Requisitos para el reconocimiento del producto como Indicación Geográfica

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Volviendo a la cuestión de las otras especies de sacha inchi encontradas, en el caso de la P. huayllabam-bana su reconocimiento como producto vinculado al origen sería más simple. Se trata de una especie endémica que solo se encontró en una zona específica de Perú, en la región de Amazonas, y que presenta características químicas diferentes a la P. volubilis L., ya que contiene niveles más altos de Omega-3 (NTP 151.400; Tabla 2.b, IN-DECOPI 2009), que le confieren unicidad y tipicidad. En una experiencia llevada a cabo en la región de San Martín, intentaron instalar cultivos de esta especie, pero no dio los resultados esperados debido a que la producción fue muy escasa y la calidad de los frutos muy baja (pequeño tamaño de los de los frutos y bajo contenido en aceite).

La debilidad en el desarrollo del sacha inchi como producto típico vinculado a un origen peruano reside en los métodos de manejo agronómico y de extracción del aceite, los cuales resultan fácilmente transferibles.

Como afirman las mismas instituciones de investigación de la cadena (IIAP), el camino hacia la definición de una calidad específica es todavía largo. Es importante señalar la escasez de información científica acerca de la incidencia de los recursos territoriales en la calidad, tanto de la materia prima como del aceite: “[...] aún existen limitados conocimientos para su aprovechamiento sostenible, no se tienen por ejemplo datos con rigor científico sobre la extracción de nutrientes ni los tipos de suelos óptimos para el cultivo. Esta escasez de información se refleja en el bajo rendimiento del grano, la caída en la rentabilidad y competitividad en el mercado”.55

4.2 LA IMPORTANCIA DEL SACHA INCHI PARA EL DESARROLLO DE LAS ÁREAS RURALES. EL PILAR ECONÓMICO, SOCIAL Y AMBIENTAL

Perú es un país que en estos últimos años está disfrutando de un rápido crecimiento económico. No obs-tante aún perduren fenómenos de pobreza, marginación social, inseguridad e insalubridad alimentaria, y una fuerte desigualdad en la distribución de la riqueza.

Las áreas rurales se caracterizan por: un alto porcentaje de subnutrición, sobre todo de los niños; la falta de servicios esenciales; los fenómenos de marginación social de los nativos, especialmente de las mujeres, que son marginadas también por los propios componentes de la comunidad; y por la inseguridad económica debida a la inestabilidad de los precios de las commodities agrícolas, cuya producción se concentra en estas áreas rurales.

Según el último informe técnico del INEI: Evolución de la Pobreza Monetaria 2007-2012, el gasto promedio per cápita mensual a nivel nacional en 2012, fue de 592,5 soles (227,8 dólares). En las zonas urbanas esta suma resulta ser mayor al promedio nacional, con 686,6 soles (264 dólares), mientras que en las zonas rurales es de 313,7 soles (120,7 dólares).

Según el ámbito geográfico, la sierra y la selva presentan valores muy similares, de 465,4 y 463,4 soles mensuales (178,7 y 178,2 dólares) respectivamente, mientras que en la costa el gasto promedio mensual resulta ser de 700,5 soles (269,4 dólares).

En el año 2012, el 41,1% del gasto per cápita igual a 243,4 soles (93,6 dólares), se destinó, primordialmente, a los alimentos; mientras que al cuidado de la salud se dedicó el 8,7%, es decir, 51,8 Soles (19,9 dólares).

Como define el INEI, el porcentaje de personas que viven en situación de pobreza en Perú pasó de 27,8% en 2011, a 25,8% en 2012, por lo que se considera que 7,8 millones de personas se encuentran aún en esta situación. El valor de la línea de pobreza para el año 2012 es de 284 soles per cápita mensual (109 dólares), y constituye el va-lor mínimo necesario que requiere una persona para satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias.

La pobreza en el área rural bajó 3,1 puntos porcentuales al pasar de 56,1% de 2011 al 53% de 2012, mien-tras que la pobreza en el área urbana pasó de 18% al 16,6%.

La sierra y la selva representan las dos áreas donde la incidencia de pobreza es mayor, aunque existiese una reducción porcentual mayor en el 2011, de respectivamente 3,0% y 2,7%. La incidencia de pobreza en la sierra en 2012 resultó ser del 38%, mientras que en la selva fue del 32,5%.

55 Véase el siguiente enlace: http://diariovoces.com.pe/6539/iiap-realiza-estudios-y-requerimientos-nutricionales-de-sacha-inchi).

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Un pobre extremo es aquel cuyo gasto se encuentra por debajo de 151 soles mensuales (58 dólares), “el valor de los alimentos de una canasta socialmente aceptada necesaria para cubrir un mínimo de requerimientos de energía” (INEI, 2013). El valor de dicha canasta alimentaria en el litoral asciende a 165 soles (63,5 dólares), en la sierra es de 131 soles (50,4 dólares) y en la selva corresponde a 142 soles (54,6 dólares). En cambio, la pobreza extrema en términos porcentuales representa el 6% de la población.

En el año 2012 los mayores niveles de pobreza extrema se presentaron en las áreas rurales con un 19,7%, mientras que en el área urbana solo alcanzó el 1,4%56.

Por todo ello, el sacha inchi y su potencial comercial representaría una posible opción viable para la diversi-ficación de las ganancias de los agricultores, debido a que al trabajar con esta planta podrían contar con un cultivo a los 9 meses, que les proporcionaría cosechas cada 15-20 días, aliviando así la falta de entradas ocasionadas por la estacionalidad de otros cultivos. Además, serían satisfechas sus necesidades básicas de nutrición, pues esta franja de la población no cuenta con los recursos económicos y culturales suficientes para acceder a los alimentos básicos e indispensables para que la familia lleve una dieta sana.

En el período 2011-2012, FAO estimó que el porcentaje de subnutrición en Perú era del 11,2%, a diferencia del 8% de América Latina y Caribe. Igualmente, la malnutrición infantil representa un grave problema en este país. En 2008 se estimó que el 28,2% de los niños de edad inferior a 5 años padecía de raquitismo y el 4,5% estaba por debajo de su peso, según la FAO. Teniendo en cuenta que los datos descritos no distinguen entre áreas rurales marginales y áreas urbanas, existe un margen entre su representación estadística y la realidad en esas zonas sub-desarrolladas. Al respecto, el Ministerio de Agricultura peruano afirma que, en 2009, la desnutrición infantil en el área rural ascendía al 40,3% (MINAG, 2011).

Las estadísticas relativas a la importación y exportación nacionales proporcionadas por Promperú y FAOS-TAT para el periódo 2010/2011, afirman que Perú es importador neto de los aceites de soya, girasol, linaza y oliva, productos similares al aceite de sacha inchi, lo que significa que su cultivo y extracción de aceite podría disminuir la dependencia de las importaciones. Con respecto al aceite de pescado, otro producto similar, Perú es uno de los mayores productores a nivel mundial (Cuadro 18).

Cuadro 18 Balanza comercial de los aceites similares al de Sacha Inchi en 2010

Fuente: SIICEX y FAOSTAT. Elaboración personal del autor*Fuente: WITTS, Elaborado por Promperú.

Además, según la plataforma FAOSTAT, en 2011 Perú importó 79 mil toneladas de soya, destacando su dependencia alimenticia a este cereal y cuyos precios al consumo se encuentran en auge57. Igualmente, es impor-tante recordar que durante el proceso de extracción del aceite de sacha inchi se elabora también la ‘torta’, la cual es una importante fuente de proteínas y puede representar un sustituto de la soya58. Asimismo, la importación de torta de soya en Perú era aproximadamente de 1 milión de toneladas en 2011 (FAOSTAT, 2013). En 2012, en valores absolutos, 3 millones de personas sufrían desnutrición, es decir, más del 10% del total de la población. Además, entre el requerimiento mínimo de calorías diario y su real distribución existía una asimetría de 0,88

56 Informe Técnico: Evolución de la Pobreza 2007-2012, INEI 2013. Disponible al siguiente enlace: http://www.inei.gob.pe/DocumentosPublicos/Pobreza_InformeTecnico2013.pdf57 Véase el artículo de La República en el siguiente enlace: http://www.larepublica.pe/19-08-2012/alza-internacional-del-trigo-maiz-y-soya-impacta-en-peru58 Véase el Capítulo 1 para más detalle.

PRODUCTO

Aceite de Linaza

Aceite de Oliva

Aceite de Soja

Aceite de Pescado*

AÑO

2011

2011

2011

2010

EXP-IMP (TONELADAS)-45

-145

-287.000

252.142

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kilocalorías (FAOSTAT, 2012). En este contexto, este cultivo podría ejercer un papel positivo, gracias a que su con-tenido en ácidos grasos esenciales, vitaminas y proteínas es muy significativo.

Asimismo, la valorización de este producto otorgaría a las comunidades una mayor estabilidad económica en las áreas rurales, por lo que podrían disminuir los fenómenos de migración hacia las ciudades, conservando así la identidad cultural de los territorios y de las mismas comunidades. También, se favorecería la ocupación y el cuidado de los suelos y la protección de la Selva Amazónica, la cual está siendo devastada, cada vez más rápido, por las industrias mineras y madereras.

Como se señaló anteriormente, la condición de la mujer dentro de las comunidades es, por lo general, muy difícil. Con el desarrollo de nuevas actividades económicas se podría rescatar el papel de estas en las comuni-dades, creando nuevas dinámicas de trabajo gracias a las cuales elevar su autoestima. Un claro ejemplo de ello puede encontrarse en la comunidad de Primavera, región de Junín. En esta pequeña aldea de la selva central, per-teneciente a la provincia de Pichanaki (Chanchamayo), se localiza una pequeña cooperativa formada únicamente por mujeres que cultivan y elaboran productos a base de sacha inchi, vendiendo su producción en los mercados y ferias locales, además de ofrecer una rica cocina tradicional local que combinan con este producto.

El círculo virtuoso de la calidad fomenta las visitas a las áreas rurales, marcando las pautas para el desarrollo de otras actividades económicas locales como el turismo y la restauración. De esta manera, se fortalece el espíritu emprendedor de estas zonas y los pobladores de las comunidades incrementan su autoestima. El paisaje y los recursos naturales locales se convierten en ventajas que pueden ser incrementadas y añaden valor al territorio.

Bajo el perfil ambiental, el cultivo de sacha inchi necesita de un manejo con un bajo impacto ambiental. Se utilizan tutores muertos (postes de madera) y, cuando existe la posibilidad, hileras de alambre que pueden ser reutilizadas o, en último término, vendidas. En el caso de cultivo con tutores vivos, normalmente Erythrina, no existe impacto ambiental, debido a que esta planta enriquece el paisaje y los suelos, y combate la deforestación.

No se deben utilizar abonos o tratamientos fitosanitarios químicos. En primer lugar, por las características intrínsecas, ya que se trata de un mercado de productos naturales y saludables donde el consumidor valoriza mu-cho el respeto del medio ambiente y, también, porque deberían ser excluidos en el futuro pliego de condiciones para asegurar la preservación de los paisajes y, en general, de la comarca donde se cultiva el sacha inchi. Otra práctica muy común entre los agricultores de las comunidades, y que supone un gran impacto ambiental, es la quema de cultivos, acción que debería ser controlada por las autoridades pertinentes, ya que a través de ella se empobrecen los suelos, se arruina el paisaje y se modifica el ecosistema de la zona.

Otro beneficio resultante de este cultivo es el valor que añade a la biodiversidad, la cual se está perdiendo a causa de los cultivos intensivos como el café y el cacao, que crecen en el mismo hábitat que el sacha inchi. Ade-más, es una planta que puede desarrollarse en asociación con otras especies vegetales, como árboles forestales útiles para la reforestación, cultivos de ‘panllevar’ como el frijol, y también, frutales como el plátano y la papaya, entre otros.

4.3 LA REPUTACIÓN

Los datos disponibles sobre la exportación de productos derivados de sacha inchi en el período 2008-2012, describen la reputación que el nombre de este producto ha logrado en estos últimos años. Según Sunat y Prom-perú (Cuadro 19 y Cuadro 20), en este período de tiempo el volumen de exportación aumentó, en general, del 293%, que en valores absolutos variaría de las casi 53 toneladas de 2008 a las 207 toneladas en 2012. En estos 4 años el producto logró introducirse en 17 nuevos países con 12 toneladas de producto, que significaría una media de poco más de 1 tonelada por cada nuevo mercado. Países como Bélgica, Australia, Canadá, Estados Unidos, Ja-pón, Nueva Zelanda y España aumentaron su importación, diferenciando el portafolio de clientes de las empresas exportadoras, anteriormente concentradas únicamente en algunos países como Estados Unidos, Francia y Japón, que sumaban más del 60 % de la exportación total.

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Cuadro 19. Volumen de la exportación de producto elaborado a base sacha inchi en el período 2008-2012

Fuente: SUNAT y Promperú; elaborado por el autor.

El valor de exportación en su conjunto, conoció un auge significativo en 2012. Dicho incremento se apre-ció en el aumento del precio medio por kg, que se elevó de los 12 dólares el kg a más de 15, lo que significó un aumento del 29 %.

Los mismos países que mostraron un mayor incremento en el volumen de importación fueron aquellos que registraron un mayor crecimiento del valor de importación, lo que señala un aumento de la reputación del producto y su valoración por parte de los consumidores.

Cuadro 20. Valor de la exportación de producto elaborado a base sacha inchi en el período 2008-2012

Fuente: Sunat y Promperú; elaborado por el autor.

País % su total201220122008 % su total

2008Canadá

Estados UnidosJapón

FranciaEspañaMéxicoBélgica

AustraliaCorea del Sur (República de Corea)

SuizaNueva Zelanda

Hong KongChinaTotal

4,317,09,2

12,41,33,80,40,00,01,10,00,00,0

52,7

76,444,127,813,613,38,76,55,01,91,61,11,00,4

207,3

36,9%21,3%13,4%6,6%6,4%4,2%3,1%2,4%0,9%0,8%0,5%0,5%0,2%

100,0%

8,2%32,3%17,4%23,5%2,5%7,3%0,8%0,0%0,0%2,0%0,0%0,0%0,0%

100,0%

VOLUMEN DE EXPORTACIÓN POR MERCADO (TONELADAS)

País % su total201220122008 % su total

2008CanadáJapón

EspañaEstados Unidos

FranciaMéxicoBélgica

AustraliaSuiza

Corea del Sur (República de Corea)Hong Kong

Nueva ZelandaChinaTotal

37,1105,433,3

194,4149,553,66,3

0,0011,70,000,000,000,00

625.342,35

1.022,3473,6433,7431,8257,0152,5133,159,737,033,127,011,26,1

3.168.285,43

32,3%14,9%13,7%13,6%8,1%4,8%4,2%1,9%1,2%1,0%0,9%0,4%0,2%

100,0%

5,9%16,9%5,3%

31,1%23,9%8.6%1,0%0,0%1,9%0,0%0,0%0,0%0,0%

100,0%

VALOR DE LA EXPORTACIÓN POR MERCADO (1000 DÓLARES)

Page 79: Sacha Inchi

Requisitos para el reconocimiento del producto como Indicación Geográfica

79

Resulta interesante analizar la variación de volumen y valor de los productos exportados en relación con formato que presentan. En general, todos los productos a base de sacha inchi han sido valorados positivamente por los consumidores y, en el Gráfico 4, se puede observar el aumento en porcentajes del precio medio por cada formato de presentación del producto.

Gráfico 4. Variación % del precio por formato de presentación del producto (2008-2012)

Fuente: Sunat y Promperú; elaborado por el autor.

Además, el aceite aumentó en un 45 % su precio medio e incrementó su volumen de exportación, lo que muestra un reconocimiento de la calidad del producto que hace que el consumidor esté dispuesto a pagar más en confrontación con otros aceites competidores.

Respecto al volumen de exportación, en el período considerado anteriormente se incrementó en un 116%, es decir, en 35 toneladas más exportadas en 2012, aunque su peso sobre el total de la exportación hubiese dismi-nuido debido, sobre todo, al aumento exponencial de otros formatos de presentación. El valor de la exportación de aceite también se incrementó, como se deduce del aumento de su precio por kg, que pasa de 12 a 18 dólares, como explica el Gráfico 5.

500.0 %450.0 %400.0 %350.0 %300.0 %250.0 %200.0 %150.0 %100.0 %

50.0 %0.0 %

Aceite

Cápsu

las

Cosmé�co

Otras

Polvo

Semilla

Snacks

Tostado

Total

VARIACIÓN % DEL PRECIO POR FORMATO DE PRESENTACIÓN DEL PRODUCTO(2008-2012)

Page 80: Sacha Inchi

Sacha Inchi. Investigación sobre las condiciones para el reconocimiento de la Indicación Geográfica en el Perú

80

Gráfico 5. Evolución del valor en la exportación del aceite de sacha inchi (2008-2012)

Fuente: Sunat y Promperú, elaborado por el autor.

Gráfico 6. Evolución del volumen en la exportación del aceite de sacha inchi (2008-2012)

Fuente: Sunat y Promperú, elaborado por el autor.

1,400.00

1,200.00

1,000.00

800.00

600.00

400.00

200.00

0.002008 2009 2010 2011 2012

MIL

ES D

E DÓ

LARE

S

80.0

70.0

60.0

50.0

40.0

30.0

20.0

10.0

0.0

TON

ELAD

AS

2008 2009 2010 2011 2012

Page 81: Sacha Inchi

Requisitos para el reconocimiento del producto como Indicación Geográfica

81

Con respecto a los aceites similares, el precio medio por kg de estos productos se encuentra muy por de-bajo del precio que alcanzó en 2012 el aceite de sacha inchi. Es importante subrayar que los productos similares, en la mayoría de los casos, se comportan como commodities, mientras que el sacha inchi se configura más como un producto apto para nichos de mercado.

Cuadro 21. Precio medio por kg de los aceites similares al de sacha inchi

Fuente: SIICEX y FAO.; elaborado por el autor

La definición de ‘reputación’ dada por Bérard l. y Marchenay P. (2007) distinguen entre notoriedad y re-putación. Según ellos, la “notoriedad tiene un carácter de conocido”, mientras que “la reputación se relaciona al contenido que lo hace conocido [...], en qué es conocido, por qué razones”.

La calidad del aceite, tanto en el aspecto objetivo (contenido en AGE y sobre todo en ALA) como en el suje-tivo (la procedencia de áreas rurales amazónicas, su carácter natural y el impacto positivo que puede tener sobre la biodiversidad y el medio-ambiente en general), parecen jugar un papel importante para el establecimiento de una reputación positiva del producto.

Al mismo tiempo, con relación a su origen geográfico, serían necesarios estudios de mercado que midiesen el nivel de conocimiento del consumidor sobre su origen peruano y la importancia que le otorgan. De hecho, no se conoce cuanto incida sobre la reputación el hecho de que se trate de un producto de origen peruano. Puede que el ser oriundo de la ‘Amazonía’, entendida como ambiente natural, y sin especificar el país de procedencia, juegue un papel determinante en la construcción de una reputación positiva. Con referencia a esto, es importante señalar que el aceite de sacha inchi procedente de Perú obtuvo a partir del 2004, varios premios y reconocimien-tos internacionales en diferentes países: Medalla de Oro como “Mejor Aceite del Mundo”, AVPA (Paris, 2007); “Oil of theWorld”, WEO (Paris, 2004-2006); SIAL of France, 2004; ANUGA, (Germany, 2005)59.

El art. 22.1 del ADPIC explica que “indicaciones geográficas son las que identifiquen un producto como ori-ginario del territorio de un Miembro o de una región o localidad de ese territorio, cuando determinada calidad, reputación, u otra característica del producto sea imputable fundamentalmente a su origen geográfico”.

Debe entonces existir un “fuerte reconocimiento por parte del público asociado [...] a una calidad determi-nada atribuible al origen geográfico” (INAO, 2009).

Como indican Champredonde et al (2012), la reputación “puede formar parte de los elementos que justi-fican la solicitud de reconocimiento de una IG” aunque “en sí misma no necesariamente aseguraría el carácter originario del producto que [...] contiene implícita la propiedad de especificidad”.

El reciente lanzamiento al mercado internacional de aceite de sacha inchi procedente de varios países, pone en duda la especificad de la producción peruana, debido a los estudios que comparan las cualidades de estos aceites con diferentes orígenes geográficos, los cuales no demuestran ninguna especificidad entre ellos.

PRECIO MEDIO POR KG DE ACEITES SIMILARES

Aceite de Linaza

Aceite de Oliva

Aceite de Soja

Aceite de Hígado de Pescado

-

1,53

4,49

1,08

PRODUCTO Exportación 2010Precio Medio ($kg)

2,14

0,92

3,41

-

Importación 2010Precio Medio ($kg)

Estado de Perú en elcomercio internacional

Importador

Importador

Importador

Exportador

59 véase el siguiente enlace: http://www.agemanagementsupplements.com/organic_oil_inca_inchi.html

Page 82: Sacha Inchi

Sacha Inchi. Investigación sobre las condiciones para el reconocimiento de la Indicación Geográfica en el Perú

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Por otro lado, es conveniente considerar que la calidad de los ‘nuevos’ aceites no está sometida a los mis-mos parámetros utilizados hasta la fecha por el aceite peruano, amenazando, de esta forma, el nivel de confianza que éste logró establecer con el consumidor. De ser así, este sería un caso de imitación del producto y de fraude al consumidor, situación que podría acelerar el interés hacia el reconocimiento como IG.

4.4 EL MERCADO

El mercado de los productos a base de sacha inchi es dinámico y en expansión. Además, cuenta con la aper-tura de nuevos mercados y el consiguiente acceso a sus respectivos nichos, lo que podría proporcionar premios de precios y rentas muy favorables a los actores de la cadena.

En 2012, el 66% del volumen de exportación de productos a base sacha inchi (Gráfico 7), se asentó sobre tres empresas que contaban con unidades trasformadoras en San Martín. De estas tres, dos de ellas, Amazon Health Products y Agroindustrias Amazónicas, concentraban el 56% del total exportado con un volumen de ex-portación de 116 toneladas. Mientras que Agroindustrias Amazónicas es una empresa especializada, principal-mente, en la producción de aceite de sacha inchi, Amazon Health Products cuenta con una cartera de productos bastante diferenciada. La tercera empresa con relación al volumen de exportación, con un 10% del total (21 toneladas), es Agroindustrias Osho.

Estos datos indican una concentración importante entre las dos empresas líderes citadas anteriormente. Estas tienen un volumen de producción más elevado, es decir, cuentan con una economía de escala que les permite reducir los precios de venta. El poder de mercado que ambas concentran es suficiente para que puedan influir sobre los precios de la materia prima.

Gráfico 7. Volumen de exportación por empresa en 2012

Fuente: Sunat y Promperú; elaborado por el autor.

La reputación positiva del aceite de sacha inchi, que fue el primer producto trasformado y comercializado con éxito, se ha reflejado a lo largo de los años en los demás productos derivados, como demuestran los datos sobre volumen y valor de exportación de cada formato de presentación (Cuadro 22 y 23).

Amazon Health Pr.

Agroind. Amazónicas

Agroind. Osho

Andinoindustrias SAC

Alinap

Natural Perú

Roda Selva

Agroind. Blamac

Fda Sudamérica

Otros

Page 83: Sacha Inchi

Requisitos para el reconocimiento del producto como Indicación Geográfica

83

Cuadro 22. Volumen de exportación por formato de producto (2008-2012)

Fuente: Sunat y Promperú; elaborado por el autor.

De media, los derivados de esta planta aumentaron su volumen de exportación en 293% entre 2008 y 2012, y en particular el polvo, la semilla tostada y las cápsulas de aceite, cuyos formatos de presentación suman alre-dedor del 35% del total exportado en 2012, en oposición al 1% del año 2008. Este aumento hizo que el peso del comercio del aceite se redujese del 60% al 45%. En cambio, el rubro otros formatos representa el 30% del total del volumen exportado.

Cuadro 23. Valor de exportación por formato de producto (2008-2012)

Fuente: Sunat y Promperu, elaborado por el autor.

Respecto al valor de la exportación en su conjunto, el aceite es el formato de presentación que más rele-vancia tiene, con el 40% del valor total. Le sigue con el 33% otros formatos, y con el 12% el polvo de sacha inchi. La semilla tostada y los snacks representan, cada uno, alrededor del 6% del total.

Producto % su total201220122008 % su total

2008AceiteOtros

formatos

PolvoSnacks

TosatadoCápsulasSemilla

Cosmé�coTotal

32,6

19,6

0,50,000,020,010,000,0052,7

70,3

60,7

44,215,314,71,50,5

0,09207,3

33,9%

29,3%

21,3%7,4%7,1%0,7%0,3%0,0%

100,0%

61,8%

37,1%

1,0%0,0%0,0%0,0%0,0%0,0%

100,0%

VOLUMEN DE EXPORTACIÓN POR FORMATO DE PRESENTACIÓN EN TONELADAS

Producto % su total 201220122008 % su total 2008

AceiteOtros formatos

PolvoTosatado

SnacksCápsulas

Cosmé�coSemillaTotal

406,4216,1

2,50,150,000,080,000,00

625,3

1.275,31.057,0371,4206,5200,752,32,92,4

3.168,3

40,3%33,4%11,7%6,5%6,3%1,7%0,1%0,1%

100,0%

65,0%34,6%0,4%0,0%0,0%0,0%0,0%0,0%

100,0%

VALOR DE LA EXPORTACIÓN POR FORMATO DE PRESENTACIÓN (MILES DE $)

Page 84: Sacha Inchi

Sacha Inchi. Investigación sobre las condiciones para el reconocimiento de la Indicación Geográfica en el Perú

84

Gráfico 8. Evolución del volumen de exportación de los productos elaborados a base sacha inchi (2008-2012)

Fuente: Sunat y Promperu, elaborado por el autor.

Gráfico 9. Evolución del valor de exportación de los productos elaborados a base sacha inchi (2008-2012)

Fuente: Sunat y Promperú; elaborado por el autor

250

200

150

100

50

02008 2009 2010 2011 2012

TON

ELAD

AS

3,500

3,000

2,500

2,000

1,500

1,000

500

02008 2009 2010 2011 2012

TON

ELAD

AS

Page 85: Sacha Inchi

Requisitos para el reconocimiento del producto como Indicación Geográfica

85

Las cápsulas de aceite fue el formato que más se valoró en el período de 2008-2012; en cambio, el aceite fue el producto que menos aumentó su precio medio, debido a que en 2008 ya contaba con un precio medio alto en comparación con otros productos similares.

Cuadro 24. Precio medio en dólares por kg según el formato de presentación (2008-2012)

Fuente: Sunat y Promperú; elaborado por el autor.

Hasta la fecha, Perú es el mayor productor y comercializador de sacha inchi y de sus derivados, aunque inci-pientes iniciativas están brotando en los países colindantes como Ecuador, Colombia y Brasil. Aunque el volumen de producción y comercialización de estos países resulta aún bajo, no tardarán en desarrollarse iniciativas pro-ductivas significativas en estos lugares, debido a la creciente demanda internacional y a los altos precios relativos a sus derivados.

4.5 INSTRUMENTOS LEGALES ÚTILES PARA LA PROTECCIÓN DEL PRODUCTO

Sistema sui generis

Perú forma parte de la Comunidad Andina (CAN) que está constituida, además, por Colombia, Bolivia y Ecuador, y se define como “una comunidad de países que nos unimos voluntariamente con el objetivo de alcanzar un desarrollo integral, más equilibrado y autónomo, mediante la integración andina, suramericana y latinoameri-cana”. Funciona “como un estado” a través del Sistema Andino de Integración. Este sistema está compuesto por el Consejo Presidencial Andino, el Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores, la Comisión, el Parla-mento Andino, la Secretaría General, el Tribunal Andino de Justicia, el Fondo Latinoamericano de Reservas y la Corporación Andina del Fomento (Instituciones financieras) (CAN, 2010).

La CAN se ocupa, entre otras acciones, de actividades e instancias relativas a los Derechos de Propiedad Indus-trial, cuya Decisión Andina 486 del 1 Diciembre de 2000 establece el Régimen Común sobre Propiedad Industrial.

El Titulo XII de dicha Decisión trata las “Disposiciones Relativas a las Indicaciones Geográficas”, y en su Ca-pítulo I “De las Denominaciones de Origen”, del artículo 201 al 220, se puede definir un sistema sui generis para la protección y reconocimiento de productos vinculados a su origen geográfico.

En el D.L. 1075 se aprueban las “Disposiciones Complementarias a la Decisión 486” (derogando el prece-dente D.L. 823 de 1996, “Ley de Propiedad Industrial”) (OMPI, 2013 ), no modificando la definición y la metodo-

Producto Precio medio 2008Precio medio 2012 Var % precio

CápsulasCosmé�co

AceiteOtros

TosatadoSnacksPolvo

SemillaTotal

35,4428,5018,1317,4214,0913,088,414,57

15,29

6,460,00

12,4711,058,450,004,680,00

11,86

448,7%-

45,4%57,7%66,7%

-79,6%

-28,9%

PRECIO MEDIO EN DÓLARES POR KG SEGÚN EL FORMATO DE PRESENTACIÓN

Page 86: Sacha Inchi

Sacha Inchi. Investigación sobre las condiciones para el reconocimiento de la Indicación Geográfica en el Perú

86

logía de reconocimiento de una DO descritas por la CAN, sino que más bien especifica la Titularidad del Estado Peruano sobre las DO (art. 88 D.L. 1075), la inclusión en la solicitud de registro de la certificación de cumplimiento con las NTP de referencia (art. 91, apartado ‘g’ D.L. 1075) y el desempeño del Estado en el fomento del reconoci-miento de las DO registradas en países extranjeros (art. 94 D.L. 1075).

En su artículo 201, la Decisión 486 define las Denominaciones de Origen cuando “[...] una indicación geo-gráfica constituida por la denominación de un país, de una región o de un lugar determinado, [...] se refiere a una zona geográfica determinada, utilizada para designar un producto originario de ellos y cuya calidad, reputación u otras características se deban exclusiva o esencialmente al medio geográfico en el cual se produce, incluidos los factores naturales y humanos”.

Se trata de la misma definición otorgada por el art. 2 del Arreglo de Lisboa relativo a la “Protección de las Denominaciones de Origen y su Registro Internacional”, con excepción del término ‘reputación’, el cual no figura en la definición que aparece en dicho arreglo.

El D.L. 1075 de Perú no da definición de la misma, remitiendo a la Decisión Andina 486.

Los documentos a presentarse para su solicitud están descritos en el art. 91 del D.L. 1075. Se destacan los puntos ‘e’ y ‘f’, respectivamente, de dicho artículo: “[…] certificación del lugar o lugares de explotación, produc-ción o elaboración del producto. Se acreditará con el acta de la visita de inspección realizada por un organismo autorizado; […] certificación de las características del producto que se pretende distinguir con la denominación de origen, incluyendo sus componentes, métodos de producción o elaboración y factores de vínculo con el área geográfica protegida; que se acreditará con el acta de la visita de inspección realizada y la certificación extendida por un organismo autorizado”.

Los sujetos que pueden presentar dicha solicitud están representados por aquellos que “[…] directamente se dediquen a la extracción, producción o elaboración de los productos distinguidos por la denominación de ori-gen; […] realicen dicha actividad dentro de la zona geográfica delimitada según la declaración de protección […]”, como aparece definido en el art. 207 de la D.A. 486. Serán estos mismos actores los que deberán cargar con los costos relativos a la comprobación de la existencia de un vínculo entre el producto y su territorio de producción, a través de estudios científicos desarrollados por entidades oficialmente reconocidas. Como se describió en el ca-pítulo anterior, estos costos pueden alcanzar cifras muy elevadas, lo que podría constituir una barrera de acceso a este instrumento por parte de algunos grupos de actores locales.

Además, en su Título X “Disposiciones relativas a Denominaciones de Origen”, el D.L. 1075 especifica en su art. 88 la titularidad del Estado Peruano sobre Denominaciones de Origen y la facultad de este para conceder autorizaciones de uso. Este artículo supone otra barrera para el desarrollo de este instrumento, debido a que los solicitantes de la DO aspiran a ser los titulares y los que otorguen las autorizaciones de uso del nombre geográfico en cuestión. Igualmente, es importante señalar que INDECOPI no participa económicamente en ninguna de las fa-ses de reconocimiento y, en la mayoría de los casos, los solicitantes tienen la necesidad de contratar una asesoría legal para cumplir con los requisitos, lo que supone un costo elevado para contratar este servicio.

Otro paso importante relativo a la DO es la constitución del ‘Consejo Regulador’ (CR). No obstante en el D.L. 1075 no existan referencias legales con relación a esta figura, su formación es fundamental e imprenscindible en dicho proceso. Respecto al art. 208 de la D.A. 486 “[…] la autorización de uso también podrá ser concedida por las entidades públicas o privadas que representen a los beneficiarios de las denominaciones de origen, si así lo establecen las normas nacionales”. En el caso peruano, es la Ley 28331 “Ley Marco de los Consejos Reguladores de Denominaciones de Origen” de 2004 la que establece “[…] las condiciones para la constitución y gestión de los Consejos Reguladores de Denominaciones de Origen, encargados de la administración de las denominaciones de origen cuya protección ha sido declarada” (art.1).

Page 87: Sacha Inchi

Requisitos para el reconocimiento del producto como Indicación Geográfica

87

Como aparece definido en su art. 2, una vez otorgado el reconocimiento como DO, “[…] se podrá autorizar el funcionamiento de su Consejo Regulador”, aunque su formación puede ser elaborada contemporáneamente al trámite de reconocimiento.

Dichos Consejos Reguladores se encuentran definidos en el art. 3 como “[…] aquellas organizaciones cons-tituidas como asociaciones civiles sin fines de lucro […] y no podrán ejercer ninguna actividad […] ajena a su fun-ción como administradora de la Denominación de Origen […]. Estarán conformadas por las personas naturales o jurídicas que directamente se dediquen a la extracción, producción y elaboración del producto o los productos amparados […]. Asimismo, podrán ser miembros las entidades públicas y privadas que tengan relación directa con los productos cuya denominación haya quedado protegida. Los representantes del sector privado deberán ser mayoría en la composición de la referida Asociación. Los productores que no pertenezcan a la Asociación Civil […] podrán utilizar la denominación de origen correspondiente siempre que cumplan con las disposiciones esta-blecidas […]”.

Según el art. 4, los CR deben elaborar un Estatuto y en el art. 11 se describen sus funciones: “[…] formular las propuestas de modificación del Reglamento […], orientar, vigilar y controlar la producción y elaboración de los productos amparados con la denominación de origen, verificando el cumplimiento de la Norma Técnica o regla-mento, según sea el caso, a efectos de garantizar el origen y la calidad de los mismos para su comercialización […]; velar por el prestigio de la denominación de origen en el mercado nacional y en el extranjero […]; actuar con capacidad jurídica en la representación y defensa de los intereses generales de la denominación de origen […]; ejercer las facultades delegadas por la Oficina de Signos Distintivos del INDECOPI […]; llevar el control de la producción anual del producto […]; realizar las acciones necesarias para preservar el prestigio y buen uso de la denominación de origen […]; garantizar el origen y la calidad de un producto, estableciendo para ello un sistema de control de calidad que comprenda los exámenes analíticos (físicos, químicos, bacteriológicos, entre otros) y organolépticos, en lo casos que corresponda […]; establecer y aplicar sanciones a sus asociados por el incumpli-miento del estatuto […]”. Además este mismo artículo alega la facultad del CR de otorgar “la autorización de uso de la denominación de origen que administren, de conformidad con las facultades delegadas por la Oficina de Signos Distintivos del INDECOPI”.

En el art. 20 se puede apreciar una protección fuerte hacia las DO en Perú: “será considerado una infracción a los derechos de propiedad industrial incluyendo los casos en que vengan acompañadas de indicaciones tales como género, tipo, imitación y otras similares que creen confusión en el consumidor”, al igual que se establece en el art. 3 del Arreglo de Lisboa.

Como se mencionó en el capítulo 3, son muchas las críticas recibidas por parte de consultorías legales y de los mismos solicitantes sobre la dificultad de conformación de dichos Consejos Reguladores. Los paráme-tros requeridos no están claramente definidos y los tiempos de autorización para su funcionamiento son largos. Asimismo, todos los costos que deben sostenerse, como por ejemplo la constitución del laboratorio donde se analizarían los lotes de producción, están a cargo de los solicitantes. Sin este consejo, la DO difícilmente puede utilizarse y, además, su ausencia pone en peligro los requisitos fundamentales de dicho instrumento, es decir, la calidad y el origen.

Las solicitudes para el reconocimiento de un producto como DO deben probar el vínculo de este con el territorio de procedencia, el cual determina su tipicidad y unicidad, aunque las razones para probar dicho vínculo no pueden ser solamente atribuibles a su procedencia geográfica, como ocurre en el caso de una IG, sino, que más bien, son determinadas por ella (INAO 2009). El concepto de Indicación Geográfica engloba al de las Denominaciones de Origen, que presentan un vínculo más estrecho con el territorio del cual procede el producto. El sistema de reconocimiento Europeo de productos vinculados a su origen (DOP e IGP), explica de forma muy clara la diferencia entre las IG y las DO60. En el caso de una DOP, todas las fases de producción, des-de la materia prima hasta el envasado, se deben llevar a cabo en el territorio de origen, mientras que para los productos amparados con IGP es suficiente que solo una de las fases de procesamiento tenga lugar en el medio geográfico de origen.

60 Véase Reg. CE 510/2006, art. 2 apartado 1, punto ‘a’. y punto ‘b’.

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Sacha Inchi. Investigación sobre las condiciones para el reconocimiento de la Indicación Geográfica en el Perú

88

El Arreglo de Lisboa (del cual Perú forma parte desde 2005, OMPI 2013) define las DO en el art. 2 como bie-nes “[...] cuya calidad o características se deben exclusiva o esencialmente al medio geográfico, comprendidos los factores naturales y los factores humanos”. La diferencia sustancial reside en dos elementos: la reputación, que en el caso de una DO no es elemento suficiente (ni se encuentra dentro de su definición) para su reconocimiento; y el vínculo producto-territorio, más fuerte en el caso de DO, mientras que en una IG resulta ser más débil, ya que una sola característica puede resultar suficiente para que se le otorgue el estatus de IG.

Actualmente el aceite de sacha inchi no está preparado para ser reconocido como un producto con DO, debido a que su tipicidad y su vínculo con el territorio están en proceso de construcción. Por este motivo los esfuerzos para proteger este producto deberían dirigirse hacia otras herramientas de valorización y protección, como por ejemplo la Marca Colectiva o la Marca de Certificación.

La misma Decisión Andina 486, regula en su Título VIII la Marca Colectiva, definida en el art. 180 como “todo signo que sirva para distinguir el origen o cualquier otra característica común de productos o servicios per-tenecientes a empresas diferentes y que lo utilicen bajo el control de un titular”.

Sistema de marca

Como ocurre en el caso de la DO, el D.L. 1075 aprueba algunas disposiciones complementarias a dicha Decisión, por lo que una Marca Colectiva “Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 180 de la Decisión 486, [...] podrá estar conformada por cualquier elemento que identifique al producto al cual se aplique como originario de un lugar geográfico determinado, cuando determinada calidad, reputación, u otra característica del producto sea atribuible fundamentalmente a su origen geográfico” (Título XI, art. 77), asociando claramente esta herramienta a la valorización de productos vinculados a su origen.

Como declara el art. 181 de la Decisión 486: “Las asociaciones de productores, fabricantes, prestadores de servicios, organizaciones o grupos de personas, legalmente establecidos, podrán solicitar el registro de marca colectiva”, cuya solicitud “deberá ser acompañada del estatuto de la asociación [...], la lista de integrantes y la indicación de las condiciones y la forma cómo la marca colectiva debe utilizarse en los productos o servicios”(art. 182 D.A. 486), definiendo a aquellos individuos que pueden solicitar el registro de dicha marca y los requisitos a presentar.

Con referencia a la Marca de Certificación, el art. 185 de la D.A. 486, Título IX, la define como: “un signo destinado a ser aplicado a productos o servicios cuya calidad u otras características han sido certificadas por el titular de la marca”; definición integrada en el art. 80 Título XIII del D.L. 1075, el cual “Sin perjuicio de lo dispues-to en el artículo 185 de la Decisión 486 [...], podrá estar conformada por cualquier elemento que identifique al producto al cual se aplique como originario de un lugar geográfico determinado, cuando determinada calidad, reputación, u otra característica del producto sea atribuible fundamentalmente a su origen geográfico”, reiteran-do lo dispuesto en la Marca Colectiva.

Las diferencias entre estos dos signos distintivos residen en diferentes aspectos. En primer lugar, los solici-tantes del registro de una Marca Colectiva pueden ser “una empresa o institución, de derecho privado o público o un organismo estatal, regional o internacional” (art. 186, D.A. 486), el cual “podrá autorizar su uso a cualquier persona cuyo producto o servicio cumpla las condiciones establecidas en el reglamento de uso de la marca” pero, con respecto a la marca colectiva, “no podrá usarse en relación con productos o servicios producidos, prestados o comercializados por el propio titular de la marca” (art. 188 D.A. 486). Sin embargo, el uso de la Marca de Certi-ficación, no solo no restringe a los miembros de la asociación que la solicitó, como ocurre en el caso de la Marca Colectiva, sino que también puede hacer uso de ella cualquier sujeto que cumpla con los requisitos establecidos. Además, la imposibilidad del titular de la Marca Colectiva para utilizarla en la promoción de productos propios, determina un carácter más ‘imparcial’ frente a la evaluación de las solicitudes.

61 Véase el siguiente enlace web: http://aplicaciones.indecopi.gob.pe/Multimedias/DSD/fscommand/pdfm1/7_marc.pdf

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Requisitos para el reconocimiento del producto como Indicación Geográfica

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En segundo lugar, la solicitud para obtener una Marca Colectiva deberá presentarse acompañada de: “el reglamento de uso de la marca que indique los productos o servicios [...] objeto de certificación [...] defina las características garantizadas por la presencia de la marca; y describa la manera en que se ejercerá el control de tales características antes y después de autorizarse el uso de la marca” (art. 187 D.A. 486).

La Marca Colectiva “garantiza a los consumidores que los productos o servicios que llevan la marca cumplen determinados estándares de calidad, reúnen ciertas características o tienen un origen determinado” (INDECOPI, 2013)61, lo que permite la consolidación de un cierto nivel de confianza en el consumidor, que depende también de la reputación del titular, el cual certifica que el producto reúne características distintivas.

Mientras que el objetivo de una Marca Colectiva es: “indicar la condición de miembro de una asociación o un grupo que comparte la calidad, características, lugar de origen y/o materias, etc. de un producto”; el de una Marca de Certificación es: “certificar la calidad, las características, el origen geográfico y/o el método de produc-ción, etc.” (Vandecandelaere et al, 2010) según un reglamento de uso que describa las características, origen o calidad específicas y la metodología de control para que este producto sea respetado. Tanto la Marca Colectiva como la de Certificación pueden ser utilizados junto a otras marcas privadas.

Ambos instrumentos resultan útiles para proporcionar un amparo legal al nombre geográfico, como por ejemplo “Aceite de Sacha Inchi - Perú” o similares, ya que una vez registrada en el país de origen, pueden ser registradas en los demás países que se adhieren a la OMC como productos con Indicación Geográfica, según el art. 22 de los ADPIC. Este organismo es el que se encarga de establecer la responsabilidad y obligación de cada Miembro para interponer los medios legales e impedir, tanto que el consumidor sea inducido a error (en cuanto al origen geográfico del producto), como la existencia de comportamientos de competencia desleal62.

En ambos casos, debería implementarse una estrategia inclusiva y transparente donde los productos fuesen trazables por parte del consumidor, estableciendo un Reglamento de Uso compartido no solo por los miembros de la asociación titular, sino también por todos los actores involucrados. Con respecto a la titularidad, la asocia-ción a constituirse debería abarcar el mayor número de actores posibles, representando los intereses de todos ellos. Sería aconsejable la participación de organizaciones internacionales y nacionales para conferir confianza a las marcas y garantizar una cierta imparcialidad, sobre todo en el caso de las Marcas Colectivas.

De todos modos, estos dos instrumentos se encuentran sujetos al régimen de marca, lo que significa que pueden ser vendidos o trasferidos a voluntad de su titular. Por lo tanto, sería importante que el titular fuese un sujeto sin interés por vender la marca creada, como por ejemplo organismos públicos (Ayuntamiento, Municipa-lidad, Ministerios, etc.). Los requisitos de calidad establecidos actúan también como barrera de entrada, según su grado de especificación (procedencia de la materia prima, utilizo de una variedad genética, productores agrícolas reconocidos por la asociación titular etc.).

Actualmente, el aceite de sacha inchi cuenta con tres NTP que regulan la producción de materia prima (NTP 151.402 “Buenas Prácticas para el Cultivo”), los requisitos del producto (NTP 151.400 “Requisitos”) y el proceso de trasformación (NTP 151.401 “Buenas Prácticas de Manufactura”).

La elaboración de las NTP indica un incipiente proceso colectivo de homogenización de la calidad del pro-ducto. A través de dichos documentos es posible empezar a redactar un esquema de Pliego de Condiciones que pueda servir para calificar el producto y reconocerlo como IG, aunque son muchos los parámetros que todavía no están definidos y necesitan de una acción colectiva para su determinación.

A continuación (Cuadro 25), se propone un ejemplo de pliego de condiciones a seguir, a partir de la infor-mación ya elaborada en las tres NTP, las cuales normalizan la producción de aceite de sacha inchi en Perú.

El primer requisito fundamental en su elaboración, es la participación de todos los actores involucrados en la cadena, debido a que es a ellos a quienes pertenece el producto, por ser un patrimonio colectivo territorial.

62 Véase el apartado 2 del art. 22 de los ADPIC de 1995, WTO 2013

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Sacha Inchi. Investigación sobre las condiciones para el reconocimiento de la Indicación Geográfica en el Perú

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Cuadro 25. Esquema de pliego de condiciones

COMENTARIOSPROPUESTA DE PLIEGO DE CONDICIONES

EL VÍNCULO ENTRE EL PRODUCTO Y EL ORIGEN GEOGRÁFICO

Indicar la(s) especie(s) de Plukene�a a la(s) cual(es) se hace referencia y la(s) variedad(es) a usarse

Especificar las condiciones ambientales ú�les para el cul�vo

Describir cuales factores que inciden sobre la calidad de la materia prima

Excluir la posibilidad de uso de productos químicospara garan�zar la preservación del medio-ambientey de los recursos empleados en el proceso

Solo dos especies se u�lizan por el momento y la NTP 151.402 “Buenas prác�cas agrícolas para el Sacha Inchi (P. volubilis L.)” solo hace referencia a una de ellas.

En la NTP 151.402 se encuentran detalladas las condiciones ambientales ú�les para su desarrollo

No se encuentra definido

En la NTP 151.402 se permite el uso de productos químicos, según los límites impuestos por las leyes nacionales

Nombre del producto protegido con Indicación Geográfica

Descripción del producto y sus caracterís�cas específicas (Especie(s) de Plukene�a admi�da(s), sus caracterís�cas �sico-químicas y taxonómicas, la(s) caracterís�ca(s) al consumo y �sico-químicas del aceite)

Área geográfica de procedencia de la materia prima y área geográfica de trasformación

No se encuentra definido

En la NTP 151.400 “Aceite de Sacha Inchi. Requisitos”, se encuentran definidas las caracterís�cas fisico-químicas del aceite procedente de dos especies .Hay que definir las caracterís�cas al consu-mo, las especies u�lizables y las caracterís-�cas de su aceite.

No se encuentra definido

Descripción de la(s) metodología(s) de manejo agronómico tradicional(es) y moderna(s) y cómo inciden sobre la calidad del producto

Descripción de la(s) metodología(s) de extracción del aceite, moderna(s) y tradicional(es), y cómo inciden sobre la calidad del producto

Existen diferentes metodologías de manejo modernas descritas en varios manuales, y en qué manera estas pueden incidir sobre la calidad final del producto. No existen metodologías tradicionales. En la NTP 151.402 “Buenas prác�-cas agrícolas para el Sacha Inchi (P. volubilis L.)” se describen, de forma superficial, algunas ac�vi-dades de manejo.

En la NTP 151.401 “Buenas prác�cas de manu-factura” se describe el proceso de extracción del aceite de forma superficial.Los métodos tradicionales puede que exis�eran en algunas comunidades na�vas, pero no se ha encontrado, hasta la fecha, ninguna metodología de producción de �po artesanal

Los factores naturales: describir cómo los recursos naturales del territorio (especies, suelos, clima, etc.) inciden sobre la calidad del producto

Los factores humanos: describir como los recursos humanos contribuyen y contribuyeron a la definición de una calidad específica del producto

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Requisitos para el reconocimiento del producto como Indicación Geográfica

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Fuente: FAO, 2010; elaborado por el autor

4.6 LAS POLÍTICAS PÚBLICAS

Además de proporcionar un marco jurídico apto para la protección de las IG, las Políticas Públicas pueden representar un instrumento útil para facilitar la “creación de las condiciones favorables para aprovechar el poten-cial de los productos IG”. Por lo tanto, se hace referencia a una política IG cuando abarca todas las fases del pro-ceso de valorización y constitución, contribuyendo a maximizar los beneficios y minimizar los efectos negativos (Vandecandelaere et al, 2010).

Es importante recordar que las Políticas Públicas no deben sustituir la acción de los actores, por lo que, en algunas ocasiones, una acción indirecta puede resultar más eficaz.

A continuación, en el Cuadro 26 se detalla, por fases, cuales son las actividades a desarrollar según el obje-

tivo político y cuales necesitan ser mejoradas o empleadas.

SISTEMA DE CONTROL Y TRAZABILIDAD

Mejoramiento gené�co: describir la(s) caracterís�ca(s) de la(s) variedad(es) gené�ca(s) obtenida(s) y su incidencia sobre la calidad del producto

La reputación del producto(análisis de mercado, estadís�cas, encuestas a consumidores, par�cipa-ción en ferias y referencias directas al producto que expliquen la existencia de cierta reputación)

No se encuentra definido

El producto ganó diferentes premios en ferias internacionales, y el auge de volumen y precio que conoció en los úl�mos años es señal de que existe una reputación. No existen estudios puntuales.

Describir el funcionamiento del sistema de control de los productores para garan�zar la procedencia de la materia prima y el respeto tanto del Pliego de Condiciones como de los parámetros cualita�vos (establecer estrategias de auto-control, a través de organismos externos, establecer un registro de los productores, etc.)

Establecer cómo y quién llevará el control de calidad del producto

No se encuentra definido

No se encuentra definido

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Cuadro 26. Ejemplos de instrumentos de política y posibles medidas

Fuente: Adaptado de FAO, 2010 (tomado por Marescotti e Belletti, 2008).

- Estudiar los obstáculos para la comercialización de la cadena de producción IG

- Respaldar inicia�vas conjuntas

- Favorecer el reconocimiento de los productos IG por los consumidores

- Facilitar la evaluación del impacto de la ges�ón de IG en términos económico, social y ambiental

- Facilitar la u�lización de la IG por, cada vez ,más actores

- Reforzar el valor agregado

- Aumentar la par�cipación de la comunidad local en el producto

- Respaldar la distribución equita�va de beneficios

- Estudios económicos de las principales barreras existentes en los diferentes mercados

- Fomentar acuerdos de cooperación en la cadena

- Establecer programas de financiación para la realización de inversiones estructurales e inmateriales

- Prestar apoyo económico y técnico a las organizaciones IG para su administración

- Favorecer inicia�vas de promoción colec�vas coheren-tes con los valores del producto

- Promover un logo�po o sello nacional para los productos IG

- Facilitar y apoyar estudios de impacto- Definir prác�cas más sostenibles- Facilitar el control de los requisitos

- Elaboración de programas de apoyo financiero para quiénes deseen u�lizar la IG

- Fortalecer los actores más débiles y marginados (información, apoyo técnico y económico)

- Aumentar programas des�nados a la facilitación de inclusión de actores en la cadena

- Promoción del turismo basado en los recursos locales (creación de i�nerarios, ferias, etc.)

- Facilitar la implementación de sinergias entre diferentes actores (turismo, restauración, etc.)

- Organización de ferias y otros eventos relacionados con el producto en el territorio de producción

- Promover el establecimiento de asociaciones y organiza-ciones profesionales para es�mular negociaciones justas y eficaces

- Velar por que se otorgue a los actores más marginados el mismo acceso a la información, asistencia técnica y económica

REPR

ODU

CCIÓ

NCO

MER

CIAL

IZACI

ÓN

OBJETIVO POLITICOFASE MEDIDAS ADOPTADAS MEDIDAS NECESARIAS

- Aumentar la concienciación de los actores

- Aumentar el conocimiento de las funciones de los recursos locales específicos

- Integrar el producto en los sistemas de protección de la biodiversidad y conservación del medio-ambiente

-Aumentar el conocimiento de la sociedad sobre el concepto IG

- Permi�r la par�cipación de todas la categorías de los actores

- Aumentar el conocimiento acerca del sistema IG y los instrumentos jurídicos ú�les para su protección y valoriza-ción

- Prestar apoyo a inicia�vas locales

- Ac�vidades para aumentar el conocimiento de los agricultores acerca del cul�vo

- Apoyo a la organización de las empresas

- Cons�tución de la Mesa Técnica de Sacha Inchi y del Comité Técnico de Sacha Inchi

- Realización de estudios para analizar los recursos locales específicos

- Tener en cuenta el vínculo con el ecosistema como uno de los criterios de especificidad (Perúbiodiverso)

- Promover campañas nacionales de información sobre las IG (INDECOPI)

- Crear foros de debate local - Fomentar la creación de grupos de

actores locales

- Organizar cursos de capacitación (INDECOPI)

- Dar instrucciones sobre el método de solicitar protección para la IG (INDECOPI)

- Apoyo en la organizaciónde espcacios de aprendizaje y discusión

- Apoyo técnico para la iden�ficación cultural del producto (estudios históricos, antropológicos, sociales);

- Ampliar las medidas adoptadas a las otras áreas aptas para su producción;

- Cons�tución de una Mesa Técnica inclusiva y de carácter nacional

- Profundizar los estudios cien�ficos para el análisis de los recursos específicos (especies, variedades, suelos, clima, etc.)

- Aumentar el apoyo económico y técnico a la inves�ga-ción cien�fica

- Fomentar el vínculo con el territorio local para evitar deslocalización de la ac�vidad agrícola

- Considerar criterios ambientales en la definición del Pliego de Condiciones y en las NTP relacionadas

- Aumentar las ac�vidades de promoción de las IG- Aumentar la disponibilidad de información, cuan�ta�va

y cualita�vamente

- Proporcionar información (técnica y económica) a todos los actores de la cadena y aumentar el acceso a la información

- Crear foros de debate a nivel nacional- Disminuir la fragmentación de los actores más débiles y

fomentar la cons�tución de grupos locales fuertes

- Proporcionar información precisa sobre los sistemas de protección de las IG

- Fomentar las inicia�vas locales de reconocimiento de las IG a través de un apoyo económico y técnico

- Simplificar el trámite de solicitud para una IG

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4.7 EL SACHA INCHI COMO CONOCIMIENTO TRADICIONAL

Otra manera de valorizar el sacha inchi y remunerar a los actores de la cadena, es su reconocimiento como recurso biológico vinculado a los conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas.

En Perú, las Comunidades Nativas Amazónicas registradas en el año 2007, alcanzaron los 332975 habitan-tes, cifra que representó el 1,21% de la población censada del país. En total existen 1786 Comunidades Indígenas y 52 pueblos étnicos63.

Según un estudio de CEPAL, la población indígena de Perú, en su conjunto, representa el 25% de la pobla-ción total, con 6,5 millones de personas, resultando ser el tercer país de América Latina en cuanto a población indígena (CEPAL/CELADE, 2010).

El Tratado de Cooperación Amazónica, a través de un documento sobre Biodiversidad y Salud en las Pobla-ciones Indígenas de la Amazonía, describe de la siguiente forma la situación de la población indígena: “[...] cual-quiera que sea el total de la población indígena amazónica, su situación general es crítica, ya que está expuesta a las graves y permanentes presiones ejercidas por la expansión de las sociedades nacionales que, a través de la implantación de unas políticas económicas incompatibles con el desarrollo sostenible de la región, afectan a los aborígenes a través de procesos de aculturización violentos que transforman rápidamente su vida. Aculturización, destribalización y pérdida de identidad étnica; desplazamiento poblacional huída al interior de la selva, son opcio-nes de una población acorralada por la modernidad, la enfermedad y la violencia”64.

Como dispone la Constitución de Perú de 1993 en su artículo 189, “Las Comunidades Campesinas y las Nativas tienen existencia legal y son personas jurídicas. Son autónomas en su organización, en el trabajo comunal y en el uso y la libre disposición de sus tierras, así como en lo económico y administrativo, dentro del marco que la ley establece. La propiedad de sus tierras es imprescriptible, salvo el caso de abandono. El Estado respeta la identidad cultural de las Comunidades Campesinas y Nativas”.

La capacidad de las comunidades, a lo largo del tiempo, de innovar, domesticar, mejorar y usar los recursos naturales para la alimentación y la medicina natural, ha sido ampliamente reconocida como fuente de saber y práctica fundamental para el bienestar y el desarrollo de la sociedad de hoy día (Ruiz, 2006).

En este apartado se hará referencia al término recursos biológicos, según la definición otorgada por el art. 2 del Convenio sobre Biodiversidad, por el cual “se entienden los recursos genéticos, los organismos o partes de ellos, las poblaciones, o cualquier otro tipo del componente biótico de los ecosistemas”, donde los ‘recursos genéticos’ vienen definidos en este mismo art. 2 como “material genético de valor o utilidad real o potencial para la humanidad”65.

Alrededor de los años 80, en los debates para la implementación del ITPGRFA, se inició la discusión sobre el concepto de Derechos del Agricultor que, entre otros temas, hace referencia al aporte intelectual indígena aso-ciado a la conservación, mantenimiento y desarrollo de los recursos fitogenéticos. Con la Resolución FAO 5/89, se establecieron formalmente los Derechos del Agricultor definidos como “derechos derivados del reconocimiento de los esfuerzos realizados por los pequeños agricultores del mundo (especialmente de los centros de origen y diversificación) en el mantenimiento, conservación y desarrollo de recursos fitogenéticos” (Ruiz, 2006).

Actualmente, el International Treaty on Plant Genetic Resource for Food and Alimentation, que entró en vigor en el año 2004 configurándose como un instrumento jurídico internacional vinculante, reconoce los Dere-chos del Agricultor, los cuales: “deben ser implementados a nivel nacional y que sus contenidos están asociados a la protección de los CT, a la participación justa y equitativa en los beneficios derivados de su aprovechamiento y a la participación en los procesos políticos y normativos en los cuales se aborden estos temas” (Ruiz, 2006). El Tra-tado se compone de 116 partes contratantes, constituido por 115 países y la Unión Europea. En su preámbulo el tratado afirma “que la contribución pasada, presente y futura de los agricultores de todas las regiones del mundo, en particular los de los centros de origen y diversidad, a la conservación, mejoramiento y disponibilidad de estos recursos constituye la base de los Derechos del agricultor”. Del mismo modo, en el art. 1.1 define sus objetivos:

63 Características Sociodemográficas de los Grupos Étnicos de la Amazonía Peruana, INEI 2007.64 Tratado de Cooperación Amazónica. Biodiversidad y Salud en las Poblaciones Indígenas de la Amazonía (1995)65 El texto integral del CBD es disponible en el siguiente enlace: http://www.cbd.int/convention/text/

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“la conservación y la utilización sostenible de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura y la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de su utilización en armonía con el Convenio sobre la Diversidad Biológica, para una agricultura sostenible y la seguridad alimentaria”, y afirma en su art. 1.2: “estos objetivos se obtendrán vinculando estrechamente el presente Tratado a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y al Convenio sobre la Diversidad Biológica”.

Asimismo, el art. 9 trata sobre los Derechos del Agricultor, y establece que “Las Partes Contratantes reco-nocen la enorme contribución que han aportado y siguen aportando las comunidades locales e indígenas y los agricultores de todas las regiones del mundo, en particular los de los centros de origen y diversidad de las plantas cultivadas, a la conservación y el desarrollo de los recursos fitogenéticos que constituyen la base de la producción alimentaria y agrícola en el mundo entero”, y por ende “[...] acuerdan que la responsabilidad de hacer realidad los Derechos del agricultor en lo que se refiere a los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura incumbe a los gobiernos nacionales. [...] cada Parte Contratante deberá [...] adoptar las medidas pertinentes para proteger y promover los Derechos del agricultor, en particular [...] la protección de los conocimientos tradiciona-les de interés, [...] el derecho a participar equitativamente en la distribución de los beneficios [...] el derecho a participar en la adopción de decisiones, a nivel nacional, sobre asuntos relativos a la conservación y la utilización sostenible de los recursos fitogenéticos”66.

Sucesivamente, a principios de los noventa, otro instrumento internacional comenzó a pactarse y deba-tirse, el Convenio sobre Diversidad Biológica (CBD). En su preámbulo reconoce “[...] la estrecha y tradicional dependencia de muchas comunidades locales y poblaciones indígenas que tienen sistemas de vida tradiciona-les basados en los recursos biológicos, y la conveniencia de compartir equitativamente los beneficios que se derivan de la utilización de los conocimientos tradicionales, las innovaciones y las prácticas pertinentes para la conservación de la diversidad biológica y la utilización sostenible de sus componentes”, y define sus objeti-vos en el art. 1: “[...] la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos, mediante, entre otras cosas, un acceso adecuado a esos recursos y una transferencia apropiada de las tecno-logías pertinentes, teniendo en cuenta todos los derechos sobre esos recursos y a esas tecnologías, así como mediante una financiación apropiada”67. El Convenio entró en vigor en 1993 y hasta la fecha cuenta con 193 países suscriptores (UICN, 2013).

Como describe Ruiz (2006), el Convenio cambió el paradigma de los recursos biológicos, gracias al cual pasó de ser patrimonio común de la humanidad, a reconocer el derecho de los Estados sobre los recursos naturales que les pertenecen, permitiéndoles regular el acceso a dichos recursos y bajo qué condiciones.

En su art. 8(j), el CBD cita: “Con arreglo a su legislación nacional, respetará, preservará y mantendrá los conocimientos, las innovaciones y las prácticas de las comunidades indígenas y locales que entrañen estilos tradi-cionales de vida pertinentes para la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica y promoverá su aplicación más amplia, con la aprobación y la participación de quienes posean esos conocimientos, innovacio-nes y prácticas, y fomentará que los beneficios derivados de la utilización de esos conocimientos, innovaciones y prácticas se compartan equitativamente”, reconociendo la importancia de los Conocimientos Tradicionales (CT) bajo el perfil social, cultural y ecológico, estableciendo que deben de ser promovidos, mantenidos y desarrollados con la participación directa de las mismas comunidades y su consentimiento fundamentado previo al acceso a los recursos, y su participación equitativa en los beneficios derivados de su uso (Ruiz, 2006).

En el año 1998, durante la Cuarta Conferencia de las Partes del CBD en Bratislava, se formó el Grupo de Trabajo ad hoc de Composición Abierta sobre el Artículo 8(j), en el que participaron activamente representantes de pueblos indígenas de diversos lugares del mundo, destacando la “necesidad de reconocer un vínculo esencial entre los recursos genéticos y los CT y la urgencia de desarrollar un régimen internacional sui generis para la pro-tección jurídica de los CT” (Ruiz, 2006).

Actualmente, otro grupo de trabajo relevante que debate la multiplicidad de temas sobre los CT, es el Comité Intergubernamental de la OMPI sobre Propiedad Intelectual y Recursos Genéticos, Conocimientos Tradi-

66 Tratado internacional sobre los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura. El texto completo está disponible en el siguiente enlace: ftp://ftp.fao.org/docrep/fao/011/i0510s/i0510s.pdf

67 Convenio sobre Diversidad Biológica, ONU (1992). Disponible el texto integral en el siguiente enlace: http://www.cbd.int/doc/legal/cbd-es.pdf

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Requisitos para el reconocimiento del producto como Indicación Geográfica

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cionales y Folklore. Este Comité define los CT como “[...] conocimientos dinámicos y en constante evolución, que se crean en un contexto tradicional, se preservan colectivamente y se transmiten de generación en generación y que incluyen, entre otros, los conocimientos especializados, las capacidades, las innovaciones, las prácticas y el aprendizaje que perviven en los recursos genéticos” (OMPI, 2013).

La misma OMPI, en el documento WIPO/GRTKF/IC/7/9 hace referencia a los CT como “[...] los conocimien-tos que: se generan, conservan y transmiten en un contexto tradicional; se asocian claramente a la cultura o a una comunidad tradicional o indígena que los conserva y los transmite de una generación a otra; están vinculados a una comunidad local o indígena que se considera como custodio o depositaria de esos conocimientos y asume la responsabilidad cultural al respecto, o sea la obligación de preservar esos conocimientos, consciente de que la apropiación indebida o el uso degradante de esos conocimientos sería perjudicial u ofensivo; esta relación puede expresarse de manera formal o informal en el Derecho consuetudinario o en la práctica; tienen su origen en una actividad intelectual en distintos ámbitos: social, cultural, ambiental y tecnológico; y son reconocidos por la co-munidad de origen como conocimientos tradicionales “ (OMPI, 2004).

Es también interesante tomar como referencia “los componentes de los conocimientos tradicionales”68 que proporciona Ruiz M. (2002), tomado de UNEP/CBD/COP3 (1996):

a. Tecnologías y know how vinculado a la identificación, caracterización y supervisión de ecosistemas, especies y recursos genéticos: i. conocimiento tradicional sobre ecosistemas locales ii. conocimiento tradicional sobre la función del ecosistema iii. conocimiento tradicional sobre territorios y hábitats iv. taxonomía tradicional y avanzada v. usos, tradicionales y actuales

vi. conocimiento tradicional de tecnologías para determinar la especie y la categoría del recurso genéticos y su evolución a través del tiempo

vii. técnicas tradicionales para la comunicación y transmisión de información

b. Tecnologías apropiadas para la conservación in situ de: i. conocimiento y tecnologías tradicionales para la conservación in situ

c. Tecnologías para el uso duradero de la biodiversidad y sus componentes: i. usos espirituales y culturales ii. técnicas tradicionales de producción de medicamentos iii. tratamientos de los recursos naturales con el uso de conocimientos y tecnología autóctonos

iv. metodologías para evaluar la diversidad biológica, incluso valores no económicos (de existencia) y valo-res éticos, religiosos, espirituales.

En definitiva, como expresa la OMPI a través del Comité Intergubernamental sobre Propiedad Intelectual y Recursos Genéticos, Conocimientos Tradicionales y Folklore: “[...] en el CBD [...] se establece un marco inter-nacional para el acceso a los recursos genéticos y la participación en los beneficios, mientras que el Tratado In-ternacional, [...] se centra en los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura y el establecimiento de un sistema multilateral de acceso y participación en los beneficios en relación con algunos de esos recursos fitogenéticos” (OMPI, 2004).

Otra organización internacional relevante es la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV), cuya misión es “proporcionar y fomentar un sistema eficaz para la protección de las variedades vegetales con miras al desarrollo de obtenciones vegetales en beneficio de la sociedad”. Dicha organización fue establecida en 1961 por el Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (Convenio de la UPOV), que “constituye el único sistema de protección armonizado internacionalmente”, ofreciendo “protec-ción al obtentor de una nueva variedad vegetal, en forma de ‘derecho de obtentor’, si la variedad cumple las con-diciones establecidas”, es decir, que “la variedad debe ser nueva, distinta, uniforme y estable, y estar designada por una denominación apropiada” (OMPI, 2004).

68 Véase el siguiente enlace: http://www.bvsde.paho.org/bvsacd/cd16/generis.pdf

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Hoy día, dicho convenio está constituido por 71 países miembros y notifica que “los Estados y ciertas or-ganizaciones intergubernamentales que deseen adherirse al Convenio de la UPOV deben poseer una legislación sobre la protección de variedades vegetales conforme al Acta de 1991 del Convenio” (UPOV, 2013).

Se cita a los CT y a los recursos biológicos en los ADPIC, en su art. 27.3 (b) el cual establece la posibilidad de excluir del sistema de patentes “las plantas y los animales excepto los microorganismos, y los procedimientos esencialmente biológicos para la producción de plantas o animales, que no sean procedimientos no biológicos o microbiológicos. Sin embargo, los Miembros otorgarán protección a todas las obtenciones vegetales mediante patentes, mediante un sistema eficaz sui generis o mediante una combinación de aquéllas y éste [...]”. De todos modos, el sistema de patente no parece ser adecuado para la protección de un derecho, que en la mayoría de los casos, resulta tener carácter colectivo y no debería ser alienado. Además, no se hace referencia a los tratados internacionales vigentes en materia de CT y Diversidad Biológica.

A nivel de repartición de los beneficios asociados al uso de los CT, en 2010 entró en vigor el Protocolo de Na-goya sobre el Acceso a los Recursos Genéticos y Participación Justa y Equitativa en los Beneficios que se Deriven de su Utilización al Convenio sobre la Diversidad Biológica, el cual hace referencia a uno de los tres objetivos definidos por el CBD en su art. 1. Este instrumento tiene como objetivo: “[...] establecer un marco internacional jurídicamente vinculante para promover en el futuro una aplicación transparente y efectiva del concepto de ABS69 a nivel regional, nacional y local” (UICN, 2013), y actualmente cuenta con 92 firmas y 19 ratificaciones70. Los beneficios a los cuales se refiere dicho Protocolo son de tipo monetario y no-monetario, y aparecen definidos en el Anexo del mismo.

En este contexto, la CAN promulgó en 1993 la Decisión n. 345 de “Régimen Común de Protección a los De-rechos de los Obtentores de Variedades Vegetales” y en 1996 la Decisión 391 de “Régimen Común sobre Acceso a los Recursos Genéticos”.

La Decisión 345 hace referencia al Convenio UPOV mencionado anteriormente, como se deduce en su art. 1(a) donde describe el objeto de la Decisión: “reconocer y garantizar la protección de los derechos del obtentor de nuevas variedades vegetales mediante el otorgamiento de un Certificado de Obtentor”.

En su art. 4 señala el término crear como “[...] la obtención de una nueva variedad mediante la aplicación de conocimientos científicos al mejoramiento heredable de las plantas”71. El debate que siguió, como muestra Ruiz (2002), se centró en la protección que se otorgaría a dichas variedades, las cuales se verían afectadas por “cierta forma de conocimiento asociada más bien a patrones occidentales y modernos, excluyéndose de esa ma-nera a otras formas cognoscitivas y de innovación, particularmente conocimientos y tecnologías empleadas por comunidades indígenas”. Aunque el art. 4 se mantuvo, los expertos indican que “más allá de la forma o tipo de conocimiento aplicado o utilizado para obtener una nueva variedad vegetal, si la variedad cumple con los requisi-tos de protección exigidos [...] ésta podrá ser protegida. Sin duda, si las técnicas indígenas permiten alcanzar estos requisitos nada impediría que estas variedades sean protegidas”.

La preocupación de la CAN por los CT, dio como resultado la promulgación de la Decisión 391 de 1996. En las consideraciones de esta decisión, se señala que “[...] la diversidad biológica, los recursos genéticos el endemis-mo y rareza así como los conocimientos, innovaciones y prácticas de las comunidades indígenas, afroamericanas y locales asociados a éstos tienen un valor estratégico en el contexto internacional”, y continua “[...] es necesa-rio reconocer la contribución histórica de las comunidades indígenas, afroamericanas y locales a la diversidad biológica, su conservación y desarrollo y a la utilización sostenible de sus componentes así como los beneficios que dicha contribución genera” y “[...]que existe una estrecha interdependencia de las comunidades indígenas, afroamericanas y locales con los recursos biológicos que debe fortalecerse, en función de la conservación de la diversidad biológica y el desarrollo económico y social de las mismas y de los Países Miembros”72, reconociendo, de este modo, la importancia de los CT así como de su desarrollo, protección y remuneración.

69 Acceso y participación en los beneficios en su sigla en inglés.70 Véase el siguiente enlace: http://www.cbd.int/abs/nagoya-protocol/signatories/default.shtml71 El texto integral de la Decisión es disponible al siguiente enlace: http://www.wipo.int/wipolex/es/text.jsp?file_id=22307172 El texto integral de la Decisión mencionada está disponible al siguiente enlace: http://www.wipo.int/wipolex/es/text.jsp?file_id=223520

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Es importante subrayar la definición que la Decisión 391 otorga al componente intangible: “ [...] todo conoci-miento, innovación o práctica individual o colectiva, con valor real o potencial, asociado al recurso genético, o sus pro-ductos derivados o al recurso biológico que los contiene, protegido o no por regímenes de propiedad intelectual”.

Asimismo, precisa la posibilidad de contener, además de un componente tangible o material (el recurso biológico en sí), un componente intangible asociado al mismo recurso. Sin embargo, este componente intangible no solo se refiere a CT, sino también a otros conocimientos como puede ser el científico, mientras que “lo impor-tante hubiera sido incidir en el componente intangible desde el punto de vista de los conocimientos, innovaciones y prácticas indígenas pues son estos los que no están protegidos -y difícilmente podrían estarlo- por el sistema de propiedad intelectual” (Ruiz, 2002).

Dicha Decisión es, de todos modos, una importante iniciativa sobre el tema de los CT y los recursos biológi-cos a ellos vinculados, no solo en el contexto latinoamericano, sino también a nivel mundial.

En su art. 2 se describen los objetivos de la misma: “[...] regular el acceso a los recursos genéticos de los Paí-ses Miembros y sus productos derivados, a fin de [...] prever condiciones para una participación justa y equitativa en los beneficios derivados del acceso [...], sentar las bases para el reconocimiento y valoración de los recursos genéticos y sus productos derivados y de sus componentes intangibles asociados, especialmente cuando se trate de comunidades indígenas, afroamericanas o locales; [...] promover la conservación de la diversidad biológica y la utilización sostenible de los recursos biológicos que contienen recursos genéticos, [...] la consolidación y desa-rrollo de las capacidades científicas, tecnológicas y técnicas a nivel local, nacional y subregional y [...] fortalecer la capacidad negociadora de los Países Miembros”.

El art. 5 hace referencia a uno de los principios fundamentales que inspiraron el CBD, es decir, la soberanía de los Estados acerca de sus recursos y su autoridad para disponer las condiciones de acceso, uso y distribución del los beneficios, estableciendo que: “Los Países Miembros ejercen soberanía sobre sus recursos genéticos y sus productos derivados y en consecuencia determinan las condiciones de su acceso [...]. La conservación y utilización sostenible de los recursos genéticos y sus productos derivados, serán reguladas por cada País Miembro, de acuerdo con los principios y disposiciones contenidos en el Convenio de la Diversidad Biológica y en la presente Decisión”.

El art. 6 establece que: “Los recursos genéticos y sus [...] derivados, de los cuales los Países Miembros son países de origen, son bienes o patrimonio de la Nación o del Estado [...] son inalienables, imprescriptibles e inem-bargables [...]”. En este caso es importante mencionar que el sacha inchi en su especie P. volubilis L. fue recono-cido como Patrimonio Natural del Perú con Ley 28477 de 2005.

Con respecto a los CT, en el art. 7 la Decisión establece que los países miembros “reconocen y valoran los derechos y la facultad para decidir de las comunidades indígenas, afroamericanas y locales, sobre sus conoci-mientos, innovaciones y prácticas tradicionales asociados a los recursos genéticos y sus productos derivados”, reconociendo dichos derechos y la facultad de regular su protección y uso por parte de terceros. Aunque estos mismos derechos no aparecen descritos, es posible que se refieran al derecho de ser protegidos bajo un régimen nacional, el cual debería proporcionar la descripción de los mismos (Ruiz, 2002).

Finalmente, se deben destacar las dificultades a las que los países andinos se enfrentan en el momento de ejecutar un régimen de acceso y repartición de los beneficios, no obstante haya pasado más de una década des-de la entrada en vigor de la Decisión 391. Ruiz (2008) señala que esas dificultades se deben a la complejidad de los procedimientos administrativos, los cuales cuentan con demasiados instrumentos contractuales y con “una incertidumbre en cuanto a su alcance”. A esto se le añade la falta de “capacidad institucional estable y experta”, haciendo de los costos de transacción una barrera difícil de superar. Sin embargo, a pesar de esta situación, que puede parecer desalentadora, la Decisión 391 sigue siendo la clave para “catalizar y orientar una serie de políticas y procesos reguladores en los contextos nacionales, regionales e internacionales”73.

A nivel de CAN, resulta útil mencionar la Decisión 486 sobre la “Propiedad Industrial del 2000”, la cual está dirigida a la incorporación de los ADPIC en el territorio, incorporando también la diversidad biológica y los CT, dos

73 Una lectura crítica de la Decisión 391 de la Comunidad Andina y su puesta en práctica en relación con el Tratado Internacional. Ruiz, 2008. El texto completo está disponible en el siguiente enlace: http://www.planttreaty.org/sites/default/files/rna_136_147.pdf

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temas que en los ADPIC no aparecen desarrollados correctamente, debido a la resistencia que presentan los paí-ses industrializados ante ellos (Ruiz, 2006). Con respecto al artículo 3 de la Decisión 486 (Del Patrimonio Biológico y Genético y de los Conocimientos Tradicionales) este establece que: “[...] los Países Miembros asegurarán que la protección conferida a los elementos de la propiedad industrial se concederá salvaguardando y respetando su patrimonio biológico y genético, así como los conocimientos tradicionales de sus comunidades indígenas, afro-americanas o locales. En tal virtud, la concesión de patentes que versen sobre invenciones desarrolladas a partir de material obtenido de dicho patrimonio o dichos conocimientos estará supeditada a que ese material haya sido adquirido de conformidad con el ordenamiento jurídico internacional, comunitario y nacional”, subrayando como la concesión de derechos de propiedad no debe afectar al patrimonio biológico de la Nación o a los Conocimien-tos Tradicionales. Este mismo art. 3 señala que: “[...] los Países Miembros reconocen el derecho y la facultad para decidir de las comunidades indígenas, afro-americanas o locales, sobre sus conocimientos colectivos”, que como indica Ruiz (2006), “implica un reconocimiento de los Gobiernos del aporte intelectual indígena y para lo cual eventualmente deberán desarrollarse mecanismo de protección”. Finalmente, dicho artículo establece que: “[...] las disposiciones de la presente Decisión se aplicaran e interpretarán de manera que no contravenga a las esta-blecidas por la Decisión 39, [...]”, vinculando directamente el sistema de patentes con el del acceso a los recursos biológicos vinculados a los CT (Ruiz, 2006).

Rescpecto a la situación nacional de Perú, es importante subrayar la promulgación de la Ley 28216, “Ley de Protección al Acceso a la Diversidad Biológica Peruana y los Conocimientos Colectivos de los Pueblos Indíge-nas” de 2004, por la que se establece la constitución de una Comisión Nacional de Prevención de la Biopiratería asociada al uso irregular e ilegal de recursos genéticos y CT, que impidió el registro de dos patentes relacionadas con el sacha inchi74. Esta Ley define biopiratería como “[...] el acceso y uso no autorizado y no compensado de re-cursos biológicos o conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas por parte de terceros, sin la autorización correspondiente y en contravención de los principios establecidos en el Convenio sobre Diversidad Biológica y las normas vigentes sobre la materia. Esta apropiación puede darse a través del control físico, mediante derechos de propiedad sobre productos que incorporan estos elementos obtenidos ilegalmente o en algunos casos mediante la invocación de los mismos”75.

La Ley 27811 “Ley que Establece el Régimen de Protección de los Conocimientos Colectivos de los Pueblos Indí-genas Vinculados a los Recursos Biológicos”, fue promulgada en el año 2002 y, en su art. 3 establece “un régimen es-pecial de protección de los conocimientos colectivos de los pueblos indígenas vinculados a los recursos biológicos”.

Los objetivos de esta Ley se encuentran descritos en su art. 5: “[...] promover el respeto, la protección, la preservación, la aplicación más amplia y el desarrollo de los conocimientos colectivos de los pueblos indígenas, [...] la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de la utilización de estos conocimientos colectivos, [...] garantizar que el uso de los conocimientos colectivos se realice con el consentimiento informado previo de los pueblos indígenas, [...] evitar que se concedan patentes a invenciones obtenidas o desarrolladas a partir de conocimientos colectivos de los pueblos indígenas del Perú, sin que se tomen en cuenta estos conocimientos como antecedentes en el examen de novedad y nivel inventivo de dichas invenciones”.

En su art. 1, dicha ley establece que: “El Estado peruano reconoce el derecho y la facultad de los pueblos y comunidades indígenas de decidir sobre sus conocimientos colectivos”, reconociendo la importancia de los CT y, de forma implícita, los derechos de las comunidades indígenas a las que pertenecen esos CT.

En el art. 2, la Ley proporciona algunas definiciones, dos de las cuales resultan significativas. En el apartado (a) define el término Pueblos Indígenas como “[...] pueblos originarios que tienen derechos anteriores a la for-mación del Estado peruano, mantienen una cultura propia, un espacio territorial y se reconocen como tales. En éstos se incluye a los pueblos en aislamiento voluntario o no contactados, así como a las comunidades campesinas y nativas [...]”; y en el apartado (b) se definen los Conocimientos Colectivos como “conocimiento acumulado y transgeneracional desarrollado por los pueblos y comunidades indígenas respecto a las propiedades, usos y ca-racterísticas de la diversidad biológica”. Aquel ‘componente intangible’ al que se refiere la Decisión Andina 391, abarca esta definición de CT y los describe como conocimientos que “implican un desarrollo colectivo, comunal diferente a desarrollos estrictamente individuales” (Ruiz, 2006).

74 Ibídem nota 3975 El Texto integral de la Ley está disponible en el siguiente enlace: http://www.wipo.int/wipolex/es/text.jsp?file_id=179602

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Los art. 6 y 7 establecen, las condiciones de acceso a los recursos a través del Consentimiento Informado Previo (CIP) y, en el caso de comercialización, la suscripción de un contrato de licencia de uso de los conocimien-tos donde se establezcan las condiciones de utilizo de los CT y los términos de distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de dicho uso. El CIP viene definido por el art. 2 (c) como una “[...] autorización otorgada [...] por la organización representativa de los pueblos indígenas poseedores de un conocimiento colectivo, de con-formidad con las normas por ellos reconocidas [...]”, por lo que serán las organizaciones representativas las que tendrán la facultad de suscribir el CIP, y no las comunidades en sí.

El art. 8 establece que: “Se destinará un porcentaje no menor al 10% del valor de las ventas brutas, antes de impuestos, resultantes de la comercialización de los productos desarrollados a partir de un conocimiento colectivo al Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas [...]. Las partes podrán acordar un porcentaje mayor [...]”, es-tableciendo el valor mínimo a destinarse a las comunidades involucradas en el contrato de licencia estipulado.

El art. 10 describe la naturaleza colectiva de los conocimientos tradicionales, determinando que dichos co-nocimientos pueden pertenecen a más de una comunidad y reconoce, al mismo tiempo, eventuales costumbres que forman parte del derecho consuetudinario de las comunidades involucradas. El artículo mencionado, ade-más, establece que: “[...] los conocimientos colectivos protegidos bajo este régimen son aquellos que pertenecen a un pueblo indígena y no a individuos determinados que formen parte de dicho pueblo. Pueden pertenecer a varios pueblos indígenas. Estos derechos son independientes de aquellos que puedan generarse al interior de los pueblos indígenas y para cuyo efecto de distribución de beneficios podrán apelar a sus sistemas tradicionales”.

El art. 11 señala que los CT “[...] forman parte del patrimonio cultural de los pueblos indígenas”, y el art. 12 constituye que al formar parte de dicho patrimonio “[...] los derechos de los pueblos indígenas sobre sus conoci-mientos colectivos son inalienables e imprescriptibles”.

El art. 13 trata sobre los CT que están en el dominio público, situación que se realiza “cuando haya sido ac-cesible a personas ajenas a los pueblos indígenas, a través de medios de comunicación masiva, tales como publica-ciones, o cuando se refiera a propiedades, usos o características de un recurso biológico que sean conocidos masi-vamente fuera del ámbito de los pueblos y comunidades indígenas. En los casos en que estos conocimientos hayan entrado en el dominio público en los últimos 20 años, se destinará un porcentaje del valor de las ventas brutas, an-tes de impuestos, resultantes de la comercialización de los productos desarrollados a partir de estos conocimientos colectivos, al Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas [...]”. Este artículo concede a los pueblos indígenas la posibilidad de exigir parte de los beneficios derivados del uso de CT, aunque estos sean de dominio público. La temporalidad de 20 años es definida por Ruiz (2006) como “absolutamente discrecional”, y es el límite temporal, hacia atrás, para que las comunidades involucradas puedan exigir una compensación por el uso de su CT.

El Título VI de la presente Ley, determina las modalidades de registro y solicitud así como la inscripción de los CT en los Registros propiamente creados (Registro Nacional Público, Registro Nacional Confidencial y Registros Locales). El Título VII describe, del mismo modo, las modalidades de solicitud y registro de los contratos de licen-cia, mientras que el Título VIII dispone los requisitos para la cancelación de un registro de CT.

Con respecto al Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, según lo señalado por el art. 37 se creó “[...] con el objeto de contribuir al desarrollo integral de los pueblos indígenas a través del financiamiento de pro-yectos y otras actividades. Este Fondo gozará de autonomía técnica, económica, administrativa y financiera”

El art.38, establece las modalidades de acceso a dicho fondo por lo que: “[...] los pueblos indígenas tienen derecho a acceder a los recursos del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas a través de sus organizacio-nes representativas y por medio de proyectos de desarrollo, previa evaluación y aprobación del Comité Administra-dor”. Dicho Comité está conformado, según el art. 39 “[...] por 5 representantes de organizaciones representativas de los pueblos indígenas, y 2 representantes de la Comisión Nacional de los Pueblos Andinos, Amazónicos y Afro-peruanos [...]”, añadiendo que “este Comité deberá utilizar, en la medida de lo posible, los mecanismos tradicional-mente empleados por los pueblos indígenas para compartir y distribuir beneficios generados colectivamente”.

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Con respecto a la protección del CT registrado, el art. 42 dispone que este “[...] estará protegido contra la revelación, adquisición o uso de tal conocimiento colectivo sin su consentimiento y de manera desleal”, tal como se dispone para los secretos industriales, y aplica los mecanismo relativos a la competencia desleal (Ruiz, 2006).

Al mismo tiempo, el art. 44 dispone de la inversión de la carga de prueba, estableciendo que: “[...] la carga de la prueba recaerá en el denunciado”.

Otros instrumentos legales relacionados con los CT en Perú están representados por la Ley N° 29316 de 2009, la cual “modifica, incorpora y regula diversas disposiciones a fin de implementar el Acuerdo de promoción comercial suscrito entre el Perú y los Estados unidos de América”, la Ley N° 26839 de 1997 “sobre la Conservación y Aprovechamiento Sostenible de la Diversidad Biológica”, la Ley 27308 “Ley Forestal y de Fauna Silvestre de 2000, el Decreto Supremo 014-2001-AG, Reglamento de la Ley Forestal y de Fauna Silvestre de 2001, el Decreto Supremo 003-2009-MINAM que establece el reglamento de la Decisión 391 de 2009, y el Decreto Supremo 038-2001-AG, Reglamento de la Ley de Áreas Naturales Protegidas de 2001, el Decreto Legislativo 1075, que aprueba Disposiciones Complementarias a la Decisión 486 (Régimen Común sobre Propiedad Industrial)76.

Finalmente, según lo elaborado en este apartado, el registro del sacha inchi como Conocimiento Tradicio-nal, puede ser considerado como una alternativa válida a las diversas dificultades del reconocimiento del mismo como Indicación Geográfica. Al mismo tiempo, se deberían destacar los diferentes problemas implícitos a esta posibilidad, aunque se debería hacer de forma general y no profundizada, no siendo este el fin de la labor desa-rrollada. En primer lugar, se tendrían que definir los CT relativos al recurso analizado y las comunidades indígenas originarias de dichos CT. Estas deberían ser involucradas activamente en el proceso de definición y registros de los CT, lo que impondría una actividad de sensibilización y concienciación previa para que puediesen participar de manera positiva y real. En segundo lugar, habría que mediar entre las partes para la estipulación de los contra-tos de licencia y el porcentaje a destinarse a las comunidades involucradas. Dado el potencial comercial de este recurso en ambos campos, tanto el alimenticio como el cosmético, el establecimiento de la cota de ventas a des-tinarse a las comunidades, resulta de fundamental importancia. El reconocimiento del sacha inchi como recurso vinculado a unos CT de las comunidades indígenas peruanas permitiría la repartición de los beneficios, incluso los que proceden de iniciativas de otros países. Por este motivo, es importante el apoyo de las organizaciones internacionales indígenas y de foros de debate regionales, nacionales e internacionales.

76 Véase el siguiente enlace: http://www.biopirateria.gob.pe/Manual.pdf

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Conclusión

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conclusiónEl presente trabajo se ha centrado, principalmente, en el estudio de las condiciones existentes para recono-

cer el aceite de sacha inchi como un producto con IG, es decir, un derecho de propiedad intelectual con carácter co-lectivo perteneciente a un determinado territorio y a su colectividad, reconociéndolo como un producto propio.

La función de esta herramienta es proporcionar una tutela legal sobre un derecho de propiedad intelectual, para crear un valor y un mayor beneficio económico en las transacciones comerciales. El círculo virtuoso que se desata como consecuencia del reconocimiento de este instrumento, permite la activación de dinámicas eco-nómicas, sociales y ambientales positivas que interesan a todo el territorio en su conjunto, abarcando también actividades externas a la cadena de la IG.

El Arreglo de Lisboa (1958) fue el primer acuerdo de carácter internacional en otorgar a los productos vin-culados al origen geográfico un reconocimiento y un nivel de tutela aceptables, pero a pesar de la existencia de este arreglo, la IG no empezó a cobrar una mayor importancia hasta la década de los noventa.

En 1992, la Unión Europea (UE) desarrolló una política puntual sobre las IG y dispuso una pauta importante que hizo de esta herramienta un objeto de estudio mundial.

Su importancia creció con el tiempo gracias a organizaciones como la OMPI y la OMC, las cuales iniciaron a favorecer y promover el uso de esta herramienta, fundamentalmente para el desarrollo de los Países en Vía de Desarrollo (PVD). Con el tiempo, surgió una especie de ‘moda’ en el uso de las IG, que multiplicó las iniciativas por parte de diferentes países para el reconocimiento de productos ‘típicos’ territoriales, aunque en muchos casos estos no reunían las condiciones para su implementación.

Recientemente, la FAO, a través de su programa sobre la calidad específica vinculada al origen (Origen&Calidad), ha empezado a considerar los productos tradicionales con calidad específica como elementos activos útiles para la lucha contra la inseguridad alimentaria y que favorecen el desarrollo socio-económico de las áreas marginales. La comunidad científica internacional, al mismo tiempo, considera y debate con un creciente énfasis las posibilidades de desarrollo y las problemáticas que proceden de políticas basadas en las IG.

En el caso del aceite de sacha inchi, se relevó un potencial positivo para su reconocimiento como IG, a pesar de tratarse de un proceso a largo plazo con diversos obstáculos a los cuales hacer frente.

El primer límite encontrado, es la ausencia de una concienciación acerca de las características generales del producto por parte de todos los actores de la cadena, cuya presencia constituye una condición básica e impres-cindible para que dicho producto comience su proceso de reconocimiento. A lo largo de toda la cadena produc-tiva, todos los actores involucrados directamente en su elaboración deben sentirse parte del mismo, para que de esa forma se desarrolle un sentido colectivo que facilite la definición de objetivos comunes y la ‘construcción’ de una calidad que respete los diferentes intereses.

Además, una cadena integrada permitiría el desarrollo de un conocimiento de tipo técnico-económico, con el cual adquirir una capacidad de gestión imprescindible para su administración durante todo el proceso y en las sucesivas fases de comercialización y sostenibilidad. Este primer obstáculo se podría superar con el apoyo de faci-litadores (instituciones públicas y privadas, tanto nacionales como internacionales) mediante actividades dirigidas a una integración total de la misma. La fragmentación de los productores de materia prima se podría resolver mediante la creación de una organización de agricultores de carácter nacional, que cuidase de sus intereses y los

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representase a través de la participación en las toma de decisiones. Dicha organización debería estar constituida por los representantes de las organizaciones territoriales, de esta forma se incluiría a este eslabón en la toma de decisiones y se fortalecería el sentido de identidad con el producto, integrándolos, a su vez, en la cadena.

En segundo lugar, es importante profundizar en el tema de las investigaciones sobre los aspectos culturales y científicos del producto. Son estrictamente necesarios estudios de caracterización fitoquímica de las diversas especies de Plukenetia halladas en diferentes territorios, para que se pudiese definir la calidad específica del pro-ducto dentro de la gran variedad de características, es decir, definir ese ‘aire de familia’ respetando la variabilidad del mismo.

Al mismo tiempo, es indispensable el desarrollo de estudios de comparación entre aceites procedentes de diferentes territorios tanto nacionales como internacionales. De esta manera se podrían definir los factores terri-toriales que inciden sobre la calidad específica del producto y su unicidad respecto a un territorio de producción bien definido. No se descarta la posibilidad de reconocer el aceite de sacha inchi como una IG de carácter trans-nacional, abarcando otros países de la CAN. De ser este el caso, habría que tener en consideración las dificultades logísticas y de representación de los intereses de los actores con diferentes nacionalidades.

Otro instrumento útil para la valorización y tutela del sacha inchi a nivel internacional, sería el reconoci-miento como CT vinculado a las comunidades nativas. Se trata de una herramienta diferente a la IG, pero como sucede en el caso de esta, debería elaborarse un estudio puntual que definiese sus límites y potencialidades. Los CT se tomaron en consideración por su carácter colectivo y porque proporcionan a las comunidades nativas un derecho sobre sus propios conocimientos, a partir de los cuales pueden generar beneficios monetarios y no monetarios útiles para su desarrollo y el de su territorio.

Sería necesaria la constitución de una mesa de trabajo donde se involucrasen todos los actores de la ca-dena, que sirviese de base para la construcción de una visión común hacia y para el producto, y que estuviese mediada por los intereses que cada actor representa, proporcionando a cada uno de ellos un espacio de discu-sión. Dicha mesa podría ir profundizando en los estudios científicos, económicos e históricos que se necesitarían para aclarar las condiciones del sacha inchi y la determinación de su tipicidad. Además, a través de esta dinámi-ca colectiva se facilitaría la definición de los parámetros del pliego de condiciones; se establecería un lugar de discusión, sobre todo, para la repartición de los costos y de los beneficios de forma equitativa; y se permitiría el establecimiento de los objetivos.

Es fundamental la implicación por parte de instituciones públicas, privadas y académicas, con carácter nacional e internacional, que podrían contribuir con recursos técnico-económicos al desarrollo de las actividades mencionadas a través de una acción de mediación y apoyo, debido a que se tratan de dinámicas que impulsan el desarrollo local, configurándose como acciones de valorización y mejora de un bien público.

Solamente una cadena integrada que cuente con una identidad bien definida y compartida por todos los actores, puede desatar aquellas dinámicas colectivas indispensables para la definición de un producto exitoso, capaz de activar acciones territoriales positivas que determinan un desarrollo local eficaz.

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Anexo

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anexoRESULTADOS DE LA WEBTOOL CALIDAD&ORIGEN PARA EL PRODUCTO ACEITE DE SACHA INCHI

resultado Procedente de la Primera encuesta

Análisis

Es un producto relativamente nuevo en la región y su reputación está en proceso de creación. Para demostrar el vínculo con el terruño, habrá que relacionar el producto con otros campos de estudio, en particular el conoci-miento local y los recursos naturales.

El producto formó parte de la cultura local en algún momento, representando un patrimonio cultural al menos para algunos productores. La evolución de las prácticas de producción/elaboración y de consumo puede conducir a una pérdida de la especificidad. Podría ser importante sensibilizar a la población sobre este riesgo e intensificar la promoción de la cultura local en relación al producto.

La especificidad del producto está vinculada a una o más características relacionadas con activos inmateriales que permiten diferenciarlo de otros productos, siempre y cuando el consumidor sea capaz de percibir tal es-pecificidad. El riesgo de pérdida de valor para los productores es alto si alguno de sus competidores comienza a producir productos similares fuera de la región. Emprender acciones para: aumentar la sensibilización de los consumidores sobre el valor inmaterial específico, incrementar la búsqueda para identificar las características medibles y definir las especificaciones para poder proteger el nombre y por tanto, mantener la producción en la región a largo plazo.

Puesto que el producto no está relacionado con un saber local específico, el vínculo con el territorio puede que sea muy débil, a no ser que una investigación más profunda permita identificar las prácticas agrícolas específicas o los métodos de procesamiento relacionados. Por el contrario, puede que sí que exista un vínculo con los ingre-dientes, el material o la reputación específica asociada con el origen.

Es difícil transmitir la influencia que tienen las condiciones naturales en la calidad específica dentro del área geográfica debido a la incoherencia que presentan dichas condiciones. La justificación del vínculo con el origen se basará en otros elementos relativos a las condiciones locales, que desempeñen un rol más intenso (por ejemplo, una raza animal/ una variedad vegetal específica / un conocimiento tradicional local) y la reputación. Considere también la pertinencia de definir el área de producción de tal modo que las condiciones naturales sean consistentes.

No es fácil demostrar el vínculo entre las condiciones naturales y el producto final. Aunque todavía no existe un claro acuerdo sobre el establecimiento de un vínculo entre el producto y su origen geográfico, hay que profundizar y extender el campo de estudio sobre otras dimensiones relacionadas con el área de producción. Puede ser interesante considerar los estudios científicos sobre el tema y llevar a cabo entrevistas con los actores involucrados.

El producto hace uso de una o más variedades que son endémicas y verdaderamente locales, reforzando decisi-vamente su vínculo con el área de producción. Si todos los productores no hacen uso de éstas, habrá que estudiar cuáles son los pros y contras de imponer su uso. Puede dar lugar a conflictos de intereses entre los productores que no las usan habitualmente, y estos deben ser cuidadosamente sopesados. Habrá que tomar precauciones y no disminuir demasiado la diversidad genética en poblaciones en peligro.

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Vínculo con el origen

Se verifica un vínculo entre el producto y su origen.

No obstante, el vínculo con el terruño en su dimensión física (vínculo con los recursos naturales) no es muy fuer-te. Por esta razón, es importante describir bien el vínculo con los recursos naturales y los factores humanos para justificar el vínculo con el terruño. Cualquier mención en el pliego de condiciones va a aumentar las posibilidades de éxito desde el punto de vista del desarrollo sostenible.

resultado Procedente de la seGunda encuesta

Análisis

Algunos actores han realizado reflexiones sobre la posibilidad de promover la creación de valor de un producto de origen para fortalecer el desarrollo local. Pero los actores involucrados no están al corriente de casos exitosos ni saben cómo proceder. Existe la necesidad de informar / concienciar. Esto puede hacerse a través del iniciador, tanto de la región como externo a ella.

La proporción de empleos locales es relativamente importante. El efecto sobre la economía local será tangible; especialmente si el valor agregado es alto. Cuanto más se beneficie la identidad regional del desarrollo del pro-ducto IG -en aspectos como el turismo y un mayor atractivo de la región en sentido amplio-, mayores serán las sinergias y el apoyo de las autoridades locales.

El grupo de agricultores es muy heterogéneo. Su movilización será difícil y crucial, especialmente si las visiones no convergen hacia una visión común del desarrollo del producto. La heterogeneidad del grupo y la segmentación en los niveles de los acuerdos en estrategias futuras pueden representar un gran desafío para la gobernanza de la acción colectiva. Antes de abordar la estrategia del círculo virtuoso para el producto es necesario evaluar si, a largo plazo, los esfuerzos que se realicen para unificar sus puntos de vista serán compensados con beneficios suficientes. La reducción del nivel de heterogeneidad a través de la organización puede ser lograda tanto por la limitación del acceso de productores que divergen fuertemente del grupo central, como por la provisión de incentivos a los miembros para la unificación de sus estrategias.

Los sistemas de producción son homogéneos entre los agricultores. Esto facilitará la definición de las prácticas agrícolas que se establezcan para el producto una vez que este ya haya sido cualificado (por ejemplo, mediante la elaboración del pliego de condiciones) . Este es un factor favorable en la fase de calificación de la estrategia del círculo virtuoso.

Los procesadores son en su mayoría empresas de tamaño medio. Si tienen un fuerte interés y muestran un beneficio potencial, su firme compromiso sería el factor clave de éxito para la dinámica del círculo virtuoso. De hecho, tienen algunas capacidades de inversión que podrían desarrollar el volumen de producción. Por lo tanto, realmente pueden ser ellos los conductores del proceso. Es muy importante que se involucren desde el inicio del proceso de otorgar calidad al producto. De lo contrario, pueden ser muy reacios a hacer esfuerzos y adoptar los requisitos en una etapa posterior.

Los fabricantes / elaboradores están diversificados, y el producto no es el más relevante en sus negocios. La mo-vilización puede ser lenta y esto debe tenerse en consideración en esta etapa. Se requerirán grandes esfuerzos en la facilitación.

En el grupo de los procesadores existen diferencias en su comportamiento estratégico. Con el fin de tener una buena movilización, es necesario contratar a un facilitador para unificar sus puntos de vista en torno a los puntos estratégicos de la convergencia. Este importante paso no debe ser descuidado antes de iniciar otras medidas en la estrategia de un círculo virtuoso.

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Anexo

123

Los actores finales, tales como minoristas y exportadores, tienen un papel destacado en la estrategia de mercado. Considere la posibilidad de hacer alianza con un grupo mayor de interesados con el fin de obtener más apoyo en la realización de la estrategia del círculo virtuoso. Para la sostenibilidad del proceso, es importante contar con to-dos los actores involucrados, en particular los productores o procesadores, así se podrán evitar nuevos conflictos de interés. Si los obstáculos son muchos, considere formas innovadoras para que participen, como realizar pro-yectos conjuntos de promoción. Considere la posibilidad de analizar el reparto del valor a lo largo de la cadena, con el fin de identificar las debilidades y fortalezas.

Los actores públicos locales -como las administraciones locales (municipios) y/o instituciones de investigación- juegan un rol importante en el proceso. Es muy importante que estén involucrados: pueden contribuir al anclaje del producto con la estrategia territorial; o funcionar como facilitadores para la comunicación y como apoyo a las instituciones nacionales. Esto es particularmente relevante en la fase de reproducción y en el reconocimiento de los componentes que constituyen los bienes públicos. Por otra parte, los centros de investigación y los expertos pueden llevar a cabo los estudios necesarios, que son esenciales para las etapas de identificación y calificación, y la redacción del pliego de condiciones.

El nombre del producto se usa para diferentes productos en el área de producción. Un proceso de calificación y protección, así como un proceso de certificación podría beneficiar a todo el grupo de productores y consumi-dores. La armonización de las condiciones de producción y calidad del producto constituyen bases sólidas para construir una imagen de producto, una ‘promesa’ al consumidor.

Las acciones actuales de comunicación y propaganda son significativas. Esto es muy positivo para el éxito de la estrategia del círculo virtuoso. Los impactos serán mayores si el marketing colectivo se coordina con el marketing individual de las empresas. Esta coordinación de acciones y esfuerzos siempre será útil. Si fuera posible, habría que considerar también la posibilidad de desarrollar una estrategia promocional de ‘cesta de bienes’, que combi-ne varios productos y servicios de la región.

La reputación del producto es valiosa para los consumidores; valor que merece ser protegido. Además, le da una garantía de que el nombre del producto no es genérico. Sin embargo, si el nombre no se utiliza exclusivamente para designar un producto originario de la zona geográfica, es necesario realizar una encuesta sobre una muestra representativa de consumidores a efectos de probar que existe tal reputación.

Puede resultar difícil alcanzar un aumento en el volumen de producción debido a la disponibilidad de recursos u otros limitantes (riesgo de sobrexplotación, disminución de la calidad, escasez de mano de obra, etc.). En algunos casos el apoyo público ya es importante y un incremento en los ingresos podría ser impulsado por un aumento de los precios y el crecimiento de un nicho de mercado (en el caso de que no exista). Sin embargo si la producción actual se ve limitada en volumen y no puede ser aumentada, los beneficios de aplicar una estrategia del círculo virtuoso pueden ser limitados a nivel económico y en tal caso, resultará más conveniente enfocar el objetivo en una estrategia social o cultural, como la conservación de recursos naturales y de tradiciones culturales o el impul-so de aquellos productos que tengan un significado simbólico importante para la identidad local o nacional.

Es predecible que el desarrollo del producto más factible sea a través de la reducción de costos. Esto puede estar relacionado con la incorporación de innovación en procesos de elaboración o prácticas de producción. En este contexto, es importante no modificar demasiado las prácticas, de modo que puedan causar un cambio extremo en el producto final. Si fuera posible, considere también una mejora en la calidad a través del proceso y/o un aumento del volumen de producto.

El turismo se encuentra bien desarrollado en la región. Vienen turistas de todo el mundo. Hay oportunidades para impulsar la venta a través de la venta directa a turistas. La articulación entre los eventos turísticos y la cam-paña de promoción del producto es una buena base. Hay buenas perspectivas de desarrollo. Se podrían desple-gar estrategias de exportación enlazadas a la procedencia de los turistas si en paralelo se pudieran desarrollar canales de distribución apropiados.

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El producto accede fácilmente a los canales de distribución. La activación del círculo virtuoso se verá facilitada por la colaboración de los comerciantes. El desarrollo del potencial dependerá de la posibilidad de incorporar nuevos canales de distribución, como las exportaciones.

El mercado de referencia, en el cual el producto está posicionado, está en crecimiento. Los consumidores apre-cian el producto debido a que cumple con las actuales tendencias de sus preferencias. Esto conduce al desarrollo, ya que los esfuerzos en la promoción de ventas serán muy efectivos y no muy costosos. La activación del círculo virtuoso se verá beneficiada por estas condiciones favorables. Hay que tener cuidado en no disminuir la calidad o sobreexplotar los recursos naturales como consecuencia del incremento de los volúmenes de venta. Así mismo, considere la posibilidad de abrir o intensificar otros canales de distribución, como mercados urbanos o de turis-tas, distribución mayorista, etc.

Hay oportunidades favorables en los mercados de exportación. Las acciones de promoción y marketing serán muy efectivas y contribuirán a la difusión del producto en el extranjero. Adicionalmente, considere nuevas opor-tunidades como el desarrollo del comercio justo o de nichos de mercado. Los mercados de nostalgia, dirigidos a comunidades de inmigrantes son también un canal de distribución rentable: el origen geográfico de los productos desempeña un rol importante y simbólico en la preservación de su identidad étnica y en el mantenimiento de un fuerte vínculo con su herencia cultural fuera de casa. En cualquier caso, tenga cuidado con que el aumento de los volúmenes de venta no acarree una disminución en la calidad o una sobreexplotación de los recursos naturales. Considere también el impacto en el precio para la población local y mantenga el equilibrio de los intereses entre el desarrollo del mercado y el acceso al producto a un precio razonable para la población local.

Si el producto goza de una reputación establecida y el vínculo con su origen (factores naturales y/o humanos) está bien justificado, es muy urgente mantener el nombre y desarrollar una promoción dirigida a los consumidores para evitar la pérdida de valor debido a la competencia desleal.

Los recursos naturales son protegidos fuerte y claramente por los sistemas productivos vinculados al producto. Este hecho defiende los impactos medioambientales positivos mediante un esfuerzo colectivo de promoción del producto. Mientras esas prácticas, si contribuyen a la calidad específica, se mencionen en el pliego de condicio-nes, se prevendrán riesgos de desviación cuando la demanda del producto sea mayor.

Supuestamente, los sistemas de producción agrícola protegen los paisajes y/o los bosques nativos. Deberían in-cluirse las buenas prácticas concernidas cuando se relacionan a la calidad especifica dentro del pliego de especifi-caciones para intensificar el impacto del desarrollo del producto dentro de su paisaje, y evitar su deterioro/depre-dación. Esto ayudaría también a realzar el impacto de la estrategia del círculo virtuoso en el cambio climático.

La sensibilidad de los consumidores frente a la conservación del paisaje está en aumento y tal contribución puede aumentar la imagen positiva del producto frente a los consumidores.

El sistema de producción agrícola relacionado con el producto protege algunas especies silvestres / razas. Debe-rían incluirse buenas prácticas relativas a la conservación en el pliego de condiciones con el fin de aumentar sus efectos protectores y evitar desvíos.

La proporción de superficie que se ve afectada por la producción de la materia prima es baja. Por lo tanto, será difícil argumentar y comunicar el efecto sobre la tierra. Sin embargo, si el producto añade valor a las explotacio-nes agrícolas (por ejemplo: azafrán, cultivos especiales, plantas medicinales, etc.), el apoyo a los ingresos de las familias involucradas va a ser muy importante, y esto tendrá un efecto positivo para la agricultura en la región.

Los sistemas de producción relacionados con el producto protegen un ecosistema particular y frágil. Este factor incrementa el impacto ambiental potencial de la activación del círculo virtuoso. El fortalecimiento de esta acción puede suponer la clasificación de los ecosistemas frágiles por las autoridades competentes nacionales o inter-nacionales, entre ellas la UNESCO (Programa MAB), la UICN (Programa de Gestión de los Ecosistemas) y la FAO (Sistemas Importantes del Patrimonio Mundial SIPAM). Hay grandes beneficios en la combinación del círculo vir-

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tuoso de calidad con las acciones de conservación del paisaje, reconociendo y valorizando el rol de las actividades humanas en la conservación de los recursos naturales.

Los sistemas continúan usando prácticas tradicionales sostenibles, lo cual es muy positivo para la conservación de los recursos naturales y para reforzar la calidad específica del producto en términos de activos subjetivos. Estos elementos son importantes para las especificaciones y se deberían comunicar a los consumidores. Puede ser que algunas prácticas agrícolas deban ser modernizadas para mejorar las condiciones de trabajo, de calidad o de eficiencia. En tal caso, es importante asegurar que las innovaciones van a seguir conservando los recursos y manteniendo la calidad específica.

Se usa un lenguaje local específico conocido por todos para designar el producto o sus prácticas vinculadas. Esto representa un activo cultural anclado a un área geográfica, lo cual representa también un indicador socio-ecológico de una fuerte identidad local que puede ser movilizada para apoyar la estrategia del círculo virtuoso. Simultáneamente, la conservación y la promoción del producto se basan en la conservación y valorización del lenguaje local y de su diversidad social asociada.

Hay muchos productos con calidad vinculada al origen y con una estrategia de iniciativa conjunta basada en la imagen que otorga el territorio (cesta de bienes y servicios), la cual beneficiará a todos los actores involucrados desde la producción hasta el sector turístico. Debe definirse una estrategia territorial, lo cual requiere un enfoque participativo y una coordinación de todos los actores locales, tanto del sector público como del privado. Al unirse a recursos financieros de promoción, pueden aparecer nuevos mercados objetivo y el consumo local se puede desarrollar a través del turismo. De esta forma se abren nuevas perspectivas para el desarrollo. Antes de invertir recursos, es necesario evaluar los costes y beneficios esperados de la acción conjunta.

La calidad específica del producto y el conocimiento específico vinculado a la producción corren el riesgo de desaparecer a causa de la falta de mecanismos de transmisión a las nuevas generaciones; tanto formales como informales. Es de suprema importancia identificar y describir estos conocimientos y tradiciones de una manera formal y promocionarlo o difundirlo con el fin de no perderlos. También se aconseja la elaboración de un pliego de condiciones como manera de formalización. Se deben tomar medidas para asegurar la viabilidad económica de los sistemas de producción y la atracción por parte de las generaciones más jóvenes, conciliando así tradición e innovación. La comunidad local puede identificar y pensar una manera participativa mediante la cual se man-tengan las modalidades para conservar su patrimonio, considerándolo como una bandera del mismo.

No se pueden identificar tradiciones culinarias relacionadas con el producto. La producción puede ser reciente o estar enfocada a mercados externos al territorio. En tal caso, este aspecto de cultura local no puede ser acti-vado mediante el círculo virtuoso. Puede que estas tradiciones se hayan perdido a lo largo del tiempo mediante cambios en la dieta local. En tal caso, podría ser interesante pensar en los beneficios de reintegrar el producto en la dieta para destacar la diversidad culinaria y redescubrir el patrimonio local contribuyendo al desarrollo del producto y a su promoción.

La región tiene una actividad económica que no depende del producto. Será difícil aislar el impacto del círculo vir-tuoso en la región del de los otros factores de crecimiento. Sin embargo, los aspectos positivos de esta situación son múltiples, tales como la facilidad de encontrar actores dispuestos a invertir en la fabricación del producto.

El trabajo vinculado a esta cadena de valor cumple alguna de las condiciones de decencia que pueden ser mejo-radas con el fin de alcanzar condiciones sociales sostenibles que pueden suponer un motor importante a largo plazo para la seguridad alimentaria y de nutrición, reduciendo las desigualdades y adoptando un crecimiento sostenible. Mediante la valorización del producto cuya calidad está ligada al origen puede ser la oportunidad ideal para mejorar las condiciones de trabajo y beneficiarse del incremento de la productividad como resultado de unas condiciones decentes de trabajo y una mejor imagen del producto y su territorio. De hecho, los con-sumidores están tomando cada vez más conciencia sobre las condiciones laborales empleadas en el producto consumido. La reputación del producto se puede ver dañada si este se relaciona con trabajo infantil o malas condiciones laborales. Por el contrario, la reputación se puede ver beneficiada gracias a una conducta de buenas condiciones laborales

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La contribución de las mujeres, de los pobres y / o de otros grupos desaventajados no es valorada a pesar de formar parte de los procesos de producción o de la cadena de valor. Los beneficios sociales obtenidos de activar un círculo vicioso de calidad son óptimos, mientras que la sostenibilidad del sistema global no se beneficia de los conocimientos específicos de estos grupos. Se pueden dar efectos negativos sobre la imagen del producto y sobre su reputación, como resultado del boicot realizado por los consumidores concernidos por razones éticas; para el caso de la calidad ligada al origen, la percepción del consumidor es esencial. La exclusión de los procesos de toma de decisiones y de la valorización se pueden enfocar con las siguientes acciones (no exhaustivas): pro-mocionar la capacidad de desarrollo y la acción colectiva de los grupos vulnerables, (de tal forma que ellos tengan voz y representación); involucrar a los representantes de los grupos vulnerables en los programas de desarrollo en relación con la activación del círculo virtuoso; apoyo a las tecnologías que ahorran trabajo y servicios sociales que reducen las limitaciones de tiempo de las mujeres debido a las tareas domésticas y del cuidado, mientras se respetan las prácticas tradicionales y los conocimientos prácticos. Promover los servicios de guardería para facili-tar la participación de las mujeres en reuniones, evitando así el empleo de niñas como trabajadoras del hogar en vez de estar recibiendo una educación.

Existe un logo, una etiqueta, un envase particular o una forma distintiva reconocible por muchos consumidores, tanto locales como de otras zonas. Estos signos distintivos pueden ser protegidos y controlados legalmente con el fin proteger a los productores y a los consumidores de posibles engaños. De esta forma, los consumidores po-drán expresar sus preferencias ante productos con garantía. En cualquier caso, el éxito de la estrategia del círculo virtuoso se verá facilitado mediante una política fuerte de comercialización, incluida la promoción que se debe-ría llevar a cabo con una adecuada identificación visual y una comunicación acerca de las cualidades de dicho producto. La certificación aumentará la confianza de los consumidores y reforzará la fase de la remuneración del círculo virtuoso. Puesto que hacer que el pliego de condiciones sea público y accesible para todos los consumido-res, aumentará la confianza en estos.

Algunas partes interesadas ya llevan a cabo la trazabilidad del producto, pero no todas. Determinar las fases a lo largo de la cadena de valor en las que no se puede rastrear el producto y brindar orientación a las partes inte-resadas relacionadas sobre el mantenimiento de registros (tenga en cuenta que las materias primas agrupadas podrían no ser rastreables completamente más allá de un determinado punto de la cadena de valor). Poder rastrear el producto a lo largo de toda la cadena de valor facilitará la aplicación y el control de conformidad con el pliego de condiciones y aumentará de ese modo la confianza de los consumidores en el producto.

En el diagrama se identifican una serie de potencialidades de desarrollo que se agrupan en cuatro motores (de-sarrollo territorial, crecimiento eco-nómico, patrimonio socio-cultural, preservación de los recursos natura-les) los cuales representan lógicas de desarrollo para el círculo virtuoso de la calidad en el origen.

El producto puede ser descrito en tér-minos de la importancia potencial de cada uno de estas cuatro lógicas, que le otorgan un perfil determinado, re-presentado por el diagrama de radar

Motor y Perfil

Territorial

Ambiente

Socioculturales Crecimiento

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