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Facultad de Psicología - UBA Cátedra: Psicoanálisis Freud II. Profesor Regular Adjunto a cargo: David Laznik. Enigmas Freudianos Admito que en el sadismo y el masoquismo hemos tenido siempre ante nuestros ojos las exteriorizaciones de la pulsión de destrucción, dirigida hacia afuera y hacia adentro, con fuerte liga de erotismo; pero ya no comprendo que podamos pasar por alto la ubicuidad de la agresión y destrucción no eróticas , y dejemos de asignarle la posición que se merece en la interpretación de la vida. “El Malestar en la Cultura” cap. 6. Para arrojar cierta luz en la oscuridad de la frase recurrí a ordenarla en tres ejes y desde ahí se oriento mi lectura. Ubico en los textos que voy a trabajar, un movimiento similar y una misma lógica. Propongo entonces dividir el párrafo de la siguiente manera: “Admito que en el sadismo y el masoquismo hemos tenido siempre ante nuestros ojos las exteriorizaciones de la pulsión de destrucción, dirigida hacia afuera y hacia adentro, con fuerte liga de erotismo”. Primera parte del párrafo que es solidaria al campo que se inaugura a partir de Más allá del principio de placer que reubica el dualismo pulsional, con la introducción de la pulsión de muerte, y se sostiene en la mezcla pulsional . “...pero ya no comprendo que podamos pasar por alto la ubicuidad de la agresión y destrucción no eróticas...” Obstáculo a dicho campo, a la mezcla pulsional, enigma freudiano. “...asignarle la posición que se merece en la interpretación de la vida.” Si es la mezcla pulsional la que le permite a Freud explicar los fenómenos de la vida. ¿Cuáles son entonces los referentes clínicos que Freud utiliza para articular aquello que en la frase se constituye como enigma? El recorrido por los textos siguiendo esta lógica me llevo a la pregunta por la desmezcla pulsional y si se podría 1

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Facultad de Psicología - UBACátedra: Psicoanálisis Freud II.Profesor Regular Adjunto a cargo: David Laznik.

Enigmas Freudianos

Admito que en el sadismo y el masoquismo hemos tenido siempre ante nuestros ojos las exteriorizaciones de la pulsión de destrucción, dirigida hacia afuera y hacia adentro, con fuerte liga de erotismo; pero ya no comprendo que podamos pasar por alto la ubicuidad de la agresión y destrucción no eróticas, y dejemos de asignarle la posición que se merece en la interpretación de la vida. “El Malestar en la Cultura” cap. 6.

Para arrojar cierta luz en la oscuridad de la frase recurrí a ordenarla en tres ejes y desde ahí se oriento mi lectura. Ubico en los textos que voy a trabajar, un movimiento similar y una misma lógica. Propongo entonces dividir el párrafo de la siguiente manera:“Admito que en el sadismo y el masoquismo hemos tenido siempre ante nuestros ojos las exteriorizaciones de la pulsión de destrucción, dirigida hacia afuera y hacia adentro, con fuerte liga de erotismo”. Primera parte del párrafo que es solidaria al campo que se inaugura a partir de Más allá del principio de placer que reubica el dualismo pulsional, con la introducción de la pulsión de muerte, y se sostiene en la mezcla pulsional .“...pero ya no comprendo que podamos pasar por alto la ubicuidad de la agresión y destrucción no eróticas...” Obstáculo a dicho campo, a la mezcla pulsional, enigma freudiano.“...asignarle la posición que se merece en la interpretación de la vida.” Si es la mezcla pulsional la que le permite a Freud explicar los fenómenos de la vida. ¿Cuáles son entonces los referentes clínicos que Freud utiliza para articular aquello que en la frase se constituye como enigma?El recorrido por los textos siguiendo esta lógica me llevo a la pregunta por la desmezcla pulsional y si se podría encontrar en Freud dos diversos estatutos para la misma.En el capitulo 6 de “El malestar en la cultura” Freud se refiere al desarrollo de la doctrina de las pulsiones y por tanto a las formas que fue tomando a lo largo de su obra el dualismo pulsional. Luego de pasar por Introducción del Narcisismo y la complicación que implico libidinizar al yo para el dualismo pulsional arriba a Más allá del principio de placer explicando los fenómenos de la vida por la acción eficaz conjugada y contrapuesta de Eros y la pulsión de muerte. No era fácil pesquisar la actividad de la pulsión de muerte mientras que las exteriorizaciones del Eros eran llamativas y ruidosas, “cabría pensar que la pulsión de muerte trabajaba muda dentro del ser vivo en la obra de su disolución, pero desde luego eso no constituía una prueba”. Más lejos lo llevo a Freud la siguiente idea: “las dos variedades de pulsiones rara vez -quizá nunca- aparecían aisladas entre sí, sino que se ligaban en proporciones muy variables, volviéndose de ese modo irreconocibles para nuestro juicio”. Es allí donde Freud plantea al sadismo y al masoquismo como exteriorizaciones de la pulsión de destrucción con fuerte liga de erotismo.Sin embargo como obstáculo a este planteo y entonces como enigma al campo abierto a partir de Más allá aparece la ubicuidad de la agresión y destrucción no eróticas, ¿de qué se trata?.Después de pasar por la bondad de Dios, el Diablo y Goethe continúa “El nombre de

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libido puede aplicarse a las exteriorizaciones de fuerza del Eros” y en una nota aclara “en cada exteriorización pulsional participa la libido, pero no todo en ella es libido”. Cuando la pulsión de muerte “no se trasluce a través de la liga con Eros, resulta muy difícil de aprehender; se la colige solo como un saldo tras el Eros, por así decir, y se nos escapa”.Me dirigí a “El problema económico del masoquismo” y me encontré con un mismo movimiento y un obstáculo similar. Ubica las dos variedades de pulsiones, las pulsiones de muerte y las pulsiones eróticas (libidinosas) de vida y plantea el masoquismo erógeno como fundamento del masoquismo femenino y del masoquismo moral. Para explicar el masoquismo primario, erógeno recurre a las dos variedades de pulsiones en su relación con el sadismo y el masoquismo. “En el ser vivo, la libido se enfrenta con la pulsión de destrucción o de muerte .... la tarea de la libido es volver inocua esta pulsión destructora; la desempeña desviándola en buena parte hacia afuera, dirigiéndola hacia los objetos del mundo exterior ... un sector de esta pulsión es puesto directamente al servicio de la función sexual ... Es el sadismo propiamente dicho. Otro sector no obedece e este traslado hacia afuera, permanece en el interior del organismo y allí es ligado libidinosamente; en ese sector tenemos que discernir el masoquismo erógeno, originario.” Continua Freud con el siguiente supuesto: “se producen una mezcla y una combinación muy vastas, y de proporciones variables, entre las dos clases de pulsión; así, no debemos contar con una pulsión de muerte y una de vida puras ... Por efecto de ciertos factores, a una mezcla de pulsiones puede corresponderle una desmezcla. No alcanzamos a colegir la proporción de las pulsiones de muerte que se sustraen de ese domeñamiento logrado mediante ligazón a complementos libidinosos” Nuevamente el obstáculo; la inclusión del masoquismo erógeno tal vez sea la clave para el asunto que nos ocupa sobretodo si tomamos en cuenta la modificación que se introduce en el planteo en esta segunda oportunidad: “Si se consiente alguna imprecisión, pude decirse que la pulsión de muerte actuante en el interior del organismo -el sadismo primordial- es idéntica al masoquismo. Después que su parte principal fue trasladada afuera, sobre los objetos, en el interior permanece, como su residuo, el genuino masoquismo erógeno, que por una parte ha devenido un componente de la libido, pero por la otra sigue teniendo como objeto al ser propio. Así, ese masoquismo seria un testigo y un relicto de aquella fase de formación en que aconteció la liga, tan importante para la vida, entre Eros y pulsión de muerte”. Interesante planteo donde de igual modo que en el otro texto algo queda como saldo, relicto, el masoquismo erógeno; pero con una novedad, dicho residuo por una parte ha devenido un componente de la libido acompañándola en todas sus fases del desarrollo y tomando prestados sus cambiantes revestimientos psíquicos pero la otra sigue teniendo como objeto al ser propio, ¿de qué se trata?.Masoquismo primario, erógeno, que acompaña a la libido en todas sus fases libidinales, articuladas desde el estadio fálico de organización, tomando prestados sus cambiantes revestimientos psíquicos, tal como en “El Malestar en la Cultura” en cada exteriorización pulsional participa la libido, pero no todo en ella es libido. Ahora bien, que estatuto darle al masoquismo primario erógeno que tiene como objeto al ser propio, que no acompaña a la libido, por lo tanto no erótico; será otro nombre de la pulsión de destrucción no erótica que a pesar de su ubicuidad se sustrae a la observación, ¿más primario y originario que erógeno, tal vez?El texto “La Negación” me aporto un primer referente clínico “el negativismo de muchos psicóticos, debe comprenderse probablemente como indicio de la desmezcla de pulsiones por débito de los componentes libidinosos”. Nuevamente la pulsión de destrucción sin componente libidinoso; la desmezcla pulsional es introducida por Freud

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como supuesto para explicar un observable clínico: las psicosis, lo que tal vez nos permite pensar como hipótesis que, es la ausencia de fantasma lo que vuelve a esta estructura ilustrativa para el problema que nos ocupa. “El yo y el ello” conserva la misma lógica que “El Malestar en la Cultura” y “El problema económico del masoquismo”. Se introducen diversos referentes clínicos que son explicados como producto de la desmezcla pulsional y que permitirían ubicar dos estatutos diferentes para la misma.En el capitulo 4 leemos “Una vez que hemos adoptado la representación de una mezcla de las dos clases de pulsiones, se nos impone también la posibilidad de una desmezcla -más o menos completa- de ellas. En los componentes sádicos de la pulsión sexual, estaríamos ante un ejemplo clásico de una mezcla pulsional....vislumbramos que el ataque epiléptico es producto e indicio de una desmezcla de pulsiones y vamos aprendiendo a comprender que entre los productos de muchas neurosis graves, entre ellas la neurosis obsesiva, merecen una apreciación particular la desmezcla de pulsiones y el resalto de la pulsión de muerte ... nos gustaría conjeturar que la esencia de una regresión libidinal (p. ej. de la fase genital a la sádico anal) estriba en una desmezcla de pulsiones, así como, a al inversa, el progreso desde las fases anteriores a la fase genital definitiva tiene por condición un suplemento de componentes eróticos”.En el texto Dostoievski y el parricidio Freud refiere respecto de la reacción epiléptica, que se pone a disposición de la neurosis y que su esencia consiste en tramitar por vía somática masas de excitación que ella no puede liquidar psíquicamente. El ataque epiléptico es indicio de una desmezcla pulsional que no tiene por referente ningún revestimiento psíquico y que no está en relación a la regresión libidinal. Creo que la desmezcla que se produce en la neurosis obsesiva no es equiparable a la explicación que da Freud respecto del ataque epiléptico o el planteo para las psicosis, ya que en la neurosis obsesiva la regresión libidinal producto de una desmezcla pulsional es impensable fuera de la articulación del estadio fálico de organización. Por lo tanto es correlato del masoquismo erógeno que acompaña a la libido en todas sus fases del desarrollo, es decir, tiene al fantasma como marco aunque dicha desmezcla implique una vacilación del mismo. En el capitulo 5 de “El yo y el ello” tomando la melancolía como referente clínico dice “el componente destructivo se ha depositado en el superyó y se ha vuelto hacia el yo. Lo que ahora gobierna en el superyó es como un cultivo puro de pulsión de muerte, que a menudo logra efectivamente empujar al yo a la muerte...” Nuevamente las psicosis y la posibilidad del suicidio realmente perpetrado.En el Esquema aparecen para la neurosis dos factores que reclaman la máxima atención como fuentes de la resistencia y que no tienen por punto de partida el yo del paciente. El primero de estos factores es el sentimiento de culpa ligado al superyó que ha devenido duro y cruel y la dirección de la cura consiste en desmontar poco a poco ese superyó hostil. Respecto del otro factor dice Freud nos vemos con una particular deficiencia, “entre los neuróticos hay personas en quienes la pulsión de autoconservación ha experimentado un tras-torno”, pertenecen también a este grupo aquellos que al fin perpetran realmente el suicidio e introduce el siguiente supuesto “han sobrevenido vastas desmezclas de pulsión a consecuencia de las cuales se han liberado cantidades hipertróficas de la pulsión de destrucción”, tales pacientes no pueden tolerar ser restablecidos por el análisis, lo contrarían. Y por último una confesión “este es un caso que todavía no se ha conseguido esclarecer del todo” “Las peligrosas pulsiones de muerte son tratadas de diversa manera en el individuo: en parte se las torna inofensivas por mezcla con componentes eróticos, en parte se desvían hacia afuera como agresión, pero en buena parte prosiguen su trabajo interior sin ser

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obstaculizadas”, siguen teniendo como objeto al ser propio?. Pulsión de destrucción no erótica, masoquismo primario que tiene como objeto al ser propio, cultivo puro de la pulsión de muerte, cantidad hipertrófica de la pulsión de destrucción, distintos nombres del obstáculo a la lógica de la mezcla y la desmezcla pulsional?. Tal vez sea posible pensar que la psicosis, el ataque epiléptico y las neurosis que contrarían el análisis ilustran otro estatuto para la desmezcla pulsional que no sea simétrico a la mezcla, allí donde se juega una cantidad que parece independiente del marco fantasmático, una otra desmezcla que implique la posibilidad de incluir teóricamente aquello que la clínica una vez más le enseña a Freud y que aparece como obstáculo. ¿Seguiría siendo apropiado el término de desmezcla?.Para terminar otra cita de “El yo y el ello”, “También se plantea una pregunta: La regular ambivalencia que tan a menudo hallamos reforzada en la disposición constitucional a la neurosis, no ha de concebirse como resultado de una desmezcla? Pero ella es tan originaria que más bien es preciso considerarla como una mezcla pulsional no consumada.” Dejo lugar, una vez más, para un nuevo enigma freudiano.

Roxana A. Schwartz 5-10-00

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