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SIGNOS DE VIDA “Ayer salí con una alegría inmen- sa por haber resucitado junto con to- dos los cristianos. Con la imagen del cirio pascual, Cristo resucitado, os felicito esta Pascua ¡Qué maravilla! ¡Qué grandeza y plenitud! Volví a casa sola, pero totalmente renovada. Como los discípulos de Emaús des- pués de haber andado con Él el cami- no y haber compartido el pan. Bendita pascua de resurrección.” Nos escribe Bibiana soñando con celebrar un día la Pascua en África, con las pequeñas comunidades y sus nuevos bautizados radiantes de esa luz pascual Eso es lo que han vivido Jesús y Án- gel en Buka, Satur en Kalalé, Guillermo recorriendo los caminos de la sabana de Gumori, Isidro con sus pastores peul, compartiendo con ellos un vaso de leche y requesón, Almudena por tie- rras de Guinea estudiando tradiciones y culturas, Ramón construyendo una nueva iglesia en Abiyán y Marcos con sus minusválidos, locos e inocentes, con un rosario de proyectos. ¡Son tan- tos los signos de vida, de renovación y esperanza que surgen de los pequeños y sencillos! Como son numerosas las personas y comunidades cristianas de España que se interesan por África, por su desarrollo o la vitalidad de su Iglesia. También ellos experimentan esa trans- formación cuando viven esa solidaridad y descubren las maravillas de Dios en estas tierras. El mensaje del resucitado es claro: ”Id a Galilea”. Allí nos cita para volver a emprender juntos la misión que Él había realizado; es la misión que inten- tamos realizar. UNA COMUNIDAD INTERNACIONAL Augusto, italiano, es el responsable de la comunidad, es nuestro padre. El es el encargado de todo y de todos. Estuvo antes en Costa de Marfil, de donde guarda una experiencia terrible de la guerra civil. Severino es un laico italiano que se ocupa de las construcciones; ahora está tras un colegio, ya ha terminado el centro pre-escolar. Hizo también las cocinas de la cárcel y ahora quiere construir unas habi- taciones para las visitas. Patricio es un chico beninés. Se ocupa de la cocina, una cocina italobeninonigeri- na de calidad. Está en discernimiento para entrar en el seminario. Alfonso es un inmigrante de Ghana. Tiene amigos en España y hacia allí se en- Isidro en el mercado MARZO Y ABRIL 2014 Año XXXIII. Nº 238 En la encrucijada (Pasa a la página 2) Isidro Izquierdo está en Gaya (Níger), ciudad fronteriza sobre el río Niger que la separa del Benín, pero que también linda con Nigeria. Está aprendiendo el fulfulde, lengua del pueblo peul, nómadas que acompañan a sus rebaños por las tierras del Sur del Sahara, y su cultura. Empezó en Buka los primeros balbuceos, siguió en Tera, de donde tuvimos que salir, y ahora en Gaya, cerca de un río fósil donde los pastores apacientan sus rebaños. ¿Sabéis lo que es un río fósil?, aquel que discurría en tiempos por la superficie como todos los ríos, pero que hoy lo hace por conductos interiores. No se ve, pero casi siempre el agua está a poca profundidad y hace brotar una hierba casi permanente. Isidro se va haciendo nómada, siguiendo la misión de Jesús. La comunidad cristiana de Gaya le acoge en este tiempo de aprendizaje.

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SignoS de vida “Ayer salí con una alegría inmen-

sa por haber resucitado junto con to-dos los cristianos. Con la imagen del cirio pascual, Cristo resucitado, os felicito esta Pascua ¡Qué maravilla! ¡Qué grandeza y plenitud! Volví a casa sola, pero totalmente renovada. Como los discípulos de Emaús des-pués de haber andado con Él el cami-no y haber compartido el pan. Bendita pascua de resurrección.” Nos escribe Bibiana soñando con celebrar un día la Pascua en África, con las pequeñas comunidades y sus nuevos bautizados radiantes de esa luz pascual

Eso es lo que han vivido Jesús y Án-gel en Buka, Satur en Kalalé, Guillermo recorriendo los caminos de la sabana de Gumori, Isidro con sus pastores peul, compartiendo con ellos un vaso de leche y requesón, Almudena por tie-rras de Guinea estudiando tradiciones y culturas, Ramón construyendo una nueva iglesia en Abiyán y Marcos con sus minusválidos, locos e inocentes, con un rosario de proyectos. ¡Son tan-tos los signos de vida, de renovación y esperanza que surgen de los pequeños y sencillos! Como son numerosas las personas y comunidades cristianas de España que se interesan por África, por su desarrollo o la vitalidad de su Iglesia. También ellos experimentan esa trans-formación cuando viven esa solidaridad y descubren las maravillas de Dios en estas tierras.

El mensaje del resucitado es claro: ”Id a Galilea”. Allí nos cita para volver a emprender juntos la misión que Él había realizado; es la misión que inten-tamos realizar.

Una comUnidad internacional

Augusto, italiano, es el responsable

de la comunidad, es nuestro padre. El es

el encargado de todo y de todos. Estuvo

antes en Costa de Marfil, de donde guarda

una experiencia terrible de la guerra civil.

Severino es un laico italiano que se

ocupa de las construcciones; ahora está

tras un colegio, ya ha terminado el centro

pre-escolar. Hizo también las cocinas de la

cárcel y ahora quiere construir unas habi-

taciones para las visitas.

Patricio es un chico beninés. Se ocupa

de la cocina, una cocina italobeninonigeri-

na de calidad. Está en discernimiento para

entrar en el seminario.

Alfonso es un inmigrante de Ghana.

Tiene amigos en España y hacia allí se en-

Isidro en el mercado

MARZO Y ABRIL 2014Año XXXIII. Nº 238

En la encrucijada

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Isidro Izquierdo está en Gaya (Níger), ciudad fronteriza sobre el río Niger que la separa del Benín, pero que también linda con Nigeria. Está aprendiendo el fulfulde, lengua del pueblo peul, nómadas que acompañan a sus rebaños por las tierras del Sur del Sahara, y su cultura. Empezó en Buka los primeros balbuceos, siguió en Tera, de donde tuvimos que salir, y ahora en Gaya, cerca de un río fósil donde los pastores apacientan sus rebaños.¿Sabéis lo que es un río fósil?, aquel que discurría en tiempos por la superficie como todos los ríos, pero que hoy lo hace por conductos interiores. No se ve, pero casi siempre el agua está a poca profundidad y hace brotar una hierba casi permanente. Isidro se va haciendo nómada, siguiendo la misión de Jesús. La comunidad cristiana de Gaya le acoge en este tiempo de aprendizaje.

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Todo el mundo compra y vende

caminaba. Paró en Gaya por falta de dine-ro y vino a la misión católica para retomar fuerzas en su viaje hacia Argelia. Augusto habló con él y aquí está.

Rabiou es un nigerino que Augusto conoció en la cárcel, lo sacó y le dio tra-bajo. Vive con su mujer, Colette, que es de Burkina Faso, y sus dos niños. Es un hombre de relaciones y sabe de todo. Y yo, de Plasencia.

encrUcijada de pUebloS y cUltUraS

Gaya es una ciudad fronteriza, una en-crucijada entre Benín, Nigeria y Niger, con unos cincuenta mil habitantes y de una diversidad sorprendente: djerma, hausa, ibo, peul, gurmanché, dendi, fon, yoru-ba… una verdadera arca de Noé Casi to-dos son comerciantes.

la comUnidad católica de gaya

Fue para mí una sorpresa encontrar-me unas cien personas en misa. Creía que serían un puñadico de nada. Es un reflejo

de la ciudad. En ella se habla inglés, ibo,

hausa, djerma y francés. Luego, para los

saludos, sirven todas las lenguas.

Formo parte de esta comunidad, pero

he venido aquí para aprender la lengua y

la cultura peul.

Mi maestra es la señora Chatu, una

señora peul que pasa su vida en los mer-

cados. Vive en Gaya y está dispuesta a

ayudarme a aprender peul y todo lo rela-

cionado con su cultura.

Hoy he estado en el pueblo al que voy a

hacer alfabetización. Me lo he pasado muy

bien. Y mañana pues más... Vamos avan-

zando poco a poco. Tiempo al tiempo.

Buen día. A ser felices.

Isidro Izquierdo, SMA

En la encrucijada

Chiquilla peul

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Vuelvo a casaDespués de seis años de animación misionera en España, vuelvo de nuevo a Benín con toda la alegría del alma. Allí me espera Jesús Trocóniz.

(Pasa a la página 4) ➥

el viaje

Como siempre, fue el calor que me re-cibió a la salida del avión, fiel a la cita, y desde entonces no he parado de sudar.

Alguien recogió nuestras maletas y en-seguida aparecieron entre la muchedum-bre Satur y Alejandro. Os podéis imaginar la alegría del encuentro. Después de los saludos acordamos juntarnos en nuestras misiones del Norte unos días después. Satur y yo nos fuimos a celebrar el reen-cuentro con unas cervezas y unas doradas del Atlántico, del que nos llegaba el alien-to. Intercambiamos todas las noticias de España y Benín y nos fuimos a descan-sar, porque a la mañana siguiente, bien temprano, había que emprender el viaje a Buka.

el contacto con el paÍS

Dormí de un tirón con la sonrisa en los labios. Antes de amanecer tomamos el camino del Norte: Satur, Paul, Lucas y

yo, todos misioneros en la región. Durante el camino nos detuvimos a comprar fruta: naranjas, plátanos, papayas, mangos… En Parakú dejamos a Lucas y nosotros se-guimos adelante. Yo iba reconociendo los

pueblecitos, los campos y la vegetación. No habían cambiado y poco a poco me fui sintiendo otra vez en casa, contemplando la naturaleza y los olores a tierra quemada y a chile.

Angel y Jesús en Buka

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En el camino Satur me comentó que estaban poniendo los postes de luz para Buka; me decía que pronto nos llegaría la luz a nuestro pueblo.

la llegada a bUka

Llegamos a Buka a las seis de la tar-de, después de doce horas de viaje. Me llamó la atención el muro de la misión; era nuevo y pude contemplar seis dibu-jos de escenas del Evangelio. Delante de la casa, en el porche, nos esperaba Jesús con los brazos abiertos.

Una buena noticia no se puede ni se debe silenciar. Y si hay buena noticia, esa es la resurrección del Señor, fuente de alegría de todo cristiano. Por eso todos los relatos evangélicos de las apariciones del Resucitado desembocan en “misión” (Mt 28,1-20; Mc 16,9-20; Lc 24,13-35.36-49; Jn 20-21).

Los evangelios presentan como pri-meros testigos de la Resurrección a las mujeres. Y, mientras que en la cultura ju-día sólo los hombres podían ser testigos, como si la “misión” fuera sólo “cosa de hombres”, Dios, que tiene un profundo sentido del humor, nos descoloca total-mente, eligiendo a un grupo de mujeres fieles a Jesús como testigos de la resu-rrección (Mt 28,1-10). ¡Ahí es nada! Evi-dentemente, ellos no las creyeron: ¡cosas de mujeres! (Mc 16,9-11; Lc 24,8-11). Pero, para ser testigo del Resucitado, es necesario un encuentro personal con Él. Encuentro de reconocimiento que causa alegría y hace posible el envío misionero.

Mas, ¿cómo reconocerlo? En Jn 20,11-18, se repite dos veces: “¿Por qué lloras?” (20,13.15). María Magdalena confunde a Jesús con el hortelano, por-que como decía el poeta Rabindranath Tagore: “Si lloras porque se ha ido el sol de tu vida, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas”. Las lágrimas de dolor, de tristeza desesperanzada enturbiaban sus ojos, sobre todo los del corazón, impi-diéndole reconocer a su amado, la alegría de su vida. Pero, cuando sus lágrimas son enjugadas al escuchar su nombre, lo re-conoce, rebosando de alegría su corazón.

Ahora sí. La “misión” ya es posible: “Ve a decir a mis hermanos…” y “fue a anunciar a los discípulos: He visto al Se-ñor…” (Jn 20,17-18).

Enrique Ruiz, SMA

Vuelvo a casa

Dos niños contemplan los dibujos de la misión de Buka

➦ (Viene de la página 3)

Después de tomar “el agua” de la bienvenida, Satur continuó su camino hacia Kalalé y Jesús me fue enseñando la casa, mi habitación y construcciones que no conocía. Me presentó a catequis-tas y colaboradores… algunos ya me conocían de Kalalé. El domingo siguien-te me presentó a toda la comunidad de Buka en la iglesia de la misión.

Ya os iré contando más cosas, pero que sepáis que ya he llegado a casa.

Ángel Espuela, SMA

Alegría pascual y misión

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“Hablando de África” es un espacio de intercambio cultural, religioso y social so-bre este continente que organiza la SMA en su casa de Asura 34. El pasado 14 de marzo intervino Pepe Naranjo, periodista especializado en temas de emigración, ante una apretada asistencia sobre el in-tento de miles de jóvenes subsaharianos de entrar a nuestro país por medio de ca-

yucos de fortuna o saltando las verjas de Ceuta y Melilla arriesgando su vida. Du-rante años, Pepe Naranjo ha viajado por distintos países de África siguiendo en sentido contrario las huellas de estos jó-venes hasta llegar a sus pueblos de origen para poner voz y rostro a todos ellos. Es autor de numerosas publicaciones sobre este tema.

Nos habló de personas, en su mayoría jóvenes, que arriesgan su vida para llegar a un futuro soñado que les fascina y les promete una solución.

Su familia está dispuesta a despren-derse de sus bienes para conseguir que uno de sus miembros salga en busca de ese tesoro que les sacará de la pobreza. Se negarán a aceptar que su hijo, su nieto o su hermano murió en esa travesía hacia la “libertad”. Son muchos los que mueren en el intento, otros que enferman y sufren, pero no vuelven a casa.

Los que alcanzan la frontera se en-cuentras con una alambrada que les dice que no pueden entrar. Cuando pasan, se harán invisibles entre nosotros, la mayoría no conseguirán papeles y están condena-dos a la expulsión o a vivir con los poquísi-mos derechos que le reconocen las leyes.

Sara Cobos

Actividades SMA

Hablando de África con Pepe Naranjo

La presentación de Pepe Naranjo

a los amigos de la Sma les gusta encontrarse entre ellos con los misione-ros. este año vamos a pasar juntos unos días a burgos, allí descubriremos que esta región tiene, desde siempre, mucha relación con la Sma. ya en 1888, el p. arribas, de carcedo, participa en los primeros intentos de la evangelización en abeokuta (nigeria). convivencia y homenaje, acércate

es una actividad tradicional de la Sma en verano. Unos días para ca-minar, vivir en la naturaleza, encontrar a personas de horizontes dife-rentes, rezar en grupo y en soledad y descubrir África y la misión con el testimonio de los misioneros son las aspiraciones de esta actividad de la Sma. ¡anímate!

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La semana de África en Granada

Visita de Isidro a la Línea y Algeciras (21-23 de marzo)

Han sido tres días bonitos, del 20 al 22 de marzo. El jueves degustamos comida africana: salsa de cacahuete, arroz, cuscús, bizcocho de anacardos, buñuelos de plátano... e infusiones: citronela, kenkilibá y zumo del fruto del bao-bab... El viernes bailamos al ritmo de la músi-ca de África occidental. El taller lo dirigió Jean Baptiste, de Senegal. El sábado hicimos más-

caras y jugamos al awelé. Lo mejor ha sido el ambiente y el público de tantos países: Nigeria, Mali, Senegal, España...

Al año que viene tendremos que repetirlo, si Dios quiere.

Gerardo

Nos ha traído aire de África, en donde todo huele a nuevo en materia de fe.

¡Ya nos hacía falta! Cada año renovamos con la SMA nuestra esperanza y confianza en el hombre con la alegría de pertenecer a esta familia de per-sonas enamoradas del anuncio del evangelio en ese gran continente africano. Visitó nuestros colegios, la asociación FEGADI y apoyó a los que promueven acciones solidarias con niños y jóvenes en escuelas y parroquias. Por las tardes dio las charlas cuares-males en la parroquia de San Bernardo,.

Gracias, Isidro por compartir con nosotros tu es-píritu misionero.

Paco Carrillo

Lo celebramos el 29 de marzo en la parroquia Nuestra Señora de Moratalaz (Madrid) que nos hizo sentir en casa.

El lema de este año ha sido “La Misión con sus Pa-labras”. Hemos querido dar protagonismo a los valo-res culturales y al encuentro con personas de culturas diferentes.

Dame, pintor y escultor senegalés, nos habló del arte y Chapa-Choly, grupo musical también senega-lés, nos deleitó con sus tambores y bailes.

Compartimos un rico cocido solidario. Los niños disfrutaron con los talleres de Africalia y Afriteca, preparados por el equipo de catequesis de las fami-lias, y participaron en “La Misión con sus palabras”.

Cristina, Maribel y Paco

VII Festival Misionero SMA

Los niños en el Festival

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en la casa de mi padre hay un lugar para todos (jn 14,2)

rezamos por nuestros difuntos.

mª dolores Utrilla compaired, el 26 de enero de 2014, en madrid; delfina prados gamonal, el 3 de marzo de 2013, en madrid; adolfo Suárez, el 23 de marzo 2014, en madrid; maría gonzález luaces, el 3 de abril de 2014 en a coruña.

los primeros miércoles de mes, en nuestra casa de asura, celebramos la eucaristía por nuestros amigos y colaboradores difuntos.

En el Orantes del número anterior nos

hacíamos eco de la situación que viven los

misioneros en República Centro Africana.

Mons. Nestor Nongo, sma, obispo de Bos-

sangoa nos pedía que rezásemos por el

país, que vive una situación imposible.

El joven obispo, fiel a su misión estaba

haciendo la visita pastoral a los pueblos de

su diócesis para confortar a cristianos y

catecúmenos en estos tiempos de tribula-

ción. En la ciudad de Batanfago una milicia

atacó su coche y lo secuestró. Lo liberaron

el Jueves Santo y Nestor continuó su visita

pastoral y celebró la eucaristía en Batafan-

go donde había sido secuestrado.

Mientras que el Obispo era liberado,

uno de sus sacerdotes, el P. Forman Wi-

libona era asesinado cuando volvía de la

misa crismal.

Mientras tanto, nuestro Supérieur Gé-

néral, Fachtna O’Driscoll, sigue visitando a

nuestros misioneros en Centroáfrica.

Aunque tengamos la impresión de que

la muerte campa por sus fueros y el mie-

do encoja nuestros corazones nuestra fe

nos da la capacidad de reconocer que el

sepulcro está vacío y oímos la voz del Re-

sucitado que nos tranquiliza: “No tengáis

miedo”.

Hay algo de locura en la vocación.

Cuando Nestor terminaba su doctorado y

ejercía un ministerio misionero en Francia,

la Iglesia le pidió que fuese a Centroáfrica

para confirmar la fe de sus hermanos y allí

hace la experiencia de que “el mensaje de

la cruz es locura para los que se pierden,

pero para los que nos salvaremos es fuer-

za de Dios”.

En miles y miles de comunidades cris-

tianas de África los catecúmenos que han

madurado en la fe reciben la noche de Pas-

cua el agua del bautismo. Es la apuesta del

pobre que cree que Jesús lo salva. Esta

salvación consiste “en ser sepultados con

él por el bautismo y en resucitar con él por

la fe en el poder de Dios, que lo resucitó a

él de la muerte.”

Jesús resucitado nos dio cita a los su-

yos en Galilea y Africa es nuestra Galilea

particular. Allí nos precede, allí le hemos

encontrado cambiando enteramente la

vida de millones de personas que viven

y se relacionan de una manera nueva, al

tiempo que abren los ojos anonadados

ante el Resucitado que renovó sus vidas

¡Gracias Señor por habernos llamado!

Orantes para la misión

Un bautizo en Buka

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Contacto: 91 300 00 41 / Mail: [email protected] la web de la SMA: www.misionesafricanas.org

El imperio de Mali se desarrolla con ra-pidez después de Soundiata y cuando llega al poder uno de sus sobrinos-nietos, Kan-go Mussa, en 1.307, su poder llega a su apogeo. El comercio a través del gran río se hace floreciente; las piraguas de todo tipo y volumen llegan y se van cargadas de oro y toda clase de mercancías. Constituye un ejército bien organizado y durante lar-gos años el país vive en paz.

Kango Musa es un hombre piadoso y decide ir a la Meca donde se hace muy fa-moso y regresa a su tierra con un arquitec-to andaluz, Es-Saheli, y diversos proyec-tos: construye una gran mezquita en Gao y en Naani levantará un palacio de audien-cias, como había admirado en Egipto, que se hará famoso en la región.

Siglos más tarde, surgirá el reino bam-bara, fundado por Biton Kulibaly, que esta-blece su capital en Segú en el siglo XVII. No será de muy larga duración, pero dejó

su impronta en esta región subsahariana.

N’dji es nombrado por su padre prín-cipe de Bambougou, lejos del río. El mu-chacho no parece muy contento con sus nuevas atribuciones. Su poder es escaso y el principado está lejos de las corrientes del Níger. Un día que se pasea por la ciu-dad de Segú se encuentra con una joven de una gran belleza de la que se enamora perdidamente; la muchacha le correspon-de y terminan por casarse y establecerse juntos en Bambougou, después de haber celebrado sus bodas con unas ceremo-nias extraordinarias. Los días pasan y las actividades se hacen monótonas, de tal forma que la princesa cae en una tristeza que crece de día en día a pesar del amor que se tienen los dos. El príncipe se da cuenta del cambio que experimenta su esposa y le pregunta la razón de su esta-do. Ella guarda silencio hasta que un día le revela que echa en falta su río querido, que no puede vivir lejos de él y que está

dispuesta a abandonarle para instalarse en sus orillas.

N’Dji no lo duda un instante: hace construir un amplio y larguísimo canal desde el cauce del río hasta Bambougou para volver otra vez al Níger.

La princesa recupera su felicidad y el príncipe también. Ese canal existe hasta el día de hoy, y también permanece vivo el recuerdo de aquel amor.

El río Níger continúa su recorrido por las ciudades de Segú y Gao, la parte su-perior, en su recorrido hacia el interior del desierto y a partir de allí inicia su descen-so hacia el océano, atravesando el imperio songay y el país djerma para entrar en las tierras del Nigeria de hoy, pasando muy cerca de Sokoto, la capital del reino peul o fulani.

Rafael Marco, SMA

En un mercado de Niger

A través de reinos e imperiosLa aventura que inicia el río Níger desde su nacimiento en las montañas de Futa-Djalon, dirigiéndose al corazón del Sahara, parece una empresa imposible. Pero allá va marcándole unos límites insólitos sembrando además pueblos y culturas, reinos e imperios a lo largo de su recorrido que serán un hito en la historia del continente

Edita: SOCIEDAD DE MISIONES AFRICANAS S.M.A. Director: Rafael Marco. Redacción: Pepe Ferrer y Almudena Marí. Administración: Ángel Espuela. Suscripción: 4 e.C/. Asura, 34 - 28043 MADRID · Tel.: 91 300 00 41 • Fax: 91 388 56 58. · E-mail: [email protected] · www.misionesafricanas.org · Dep. Legal. M-38.305-1983